A la edad de cuarenta y siete años, técnicamente ... - sgfm.elcorteing...
A la edad de cuarenta y siete años, técnicamente ... - sgfm.elcorteing...
A la edad de cuarenta y siete años, técnicamente ... - sgfm.elcorteing...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
e<strong>la</strong>ción a <strong>la</strong>rgo p<strong>la</strong>zo? Esa es <strong>la</strong> pregunta <strong>de</strong>l millón <strong>de</strong> dó<strong>la</strong>res. Por<br />
muy compatibles que seamos, no estoy segura <strong>de</strong> que queramos y<br />
necesitemos <strong>la</strong>s mismas cosas para ser felices durante los próximos<br />
veinte <strong>años</strong> y <strong>de</strong> ahí en a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte.<br />
Dejé ese dilema y <strong>la</strong> crema en espera, lo suficiente para gritarle al<br />
televisor:<br />
—Vamos, A<strong>la</strong>n, ¡arráncale el corazón con una cuchara!<br />
El teléfono sonó justo cuando estaba a punto <strong>de</strong> meterme otro montón<br />
<strong>de</strong> dulce en <strong>la</strong> boca. Solté el envase y fui a coger el inalámbrico <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong> cocina.<br />
—¿Diga? —respondí con poco entusiasmo.<br />
—¿Qué coño te pasa? —gritó <strong>la</strong> voz al otro <strong>la</strong>do.<br />
—Ho<strong>la</strong>, Seth, y buenos días a ti también —respondí con calma.<br />
Seth es como un hermano mayor para mí, <strong>de</strong>l mismo modo que su<br />
mujer es como mi hermana, y, al igual que <strong>la</strong> mayoría <strong>de</strong> los hermanos<br />
mayores, se toma <strong>la</strong> libertad <strong>de</strong> darme consejos y hacerme comentarios<br />
que yo no le he pedido. También es abogado y está acostumbrado a<br />
pensar que su opinión siempre es <strong>la</strong> acertada.<br />
—¿Tienes i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> lo buen hombre que es Greg Stevens? —Había<br />
bajado un poco <strong>la</strong> voz, pero el tono seguía sonando autoritario.<br />
—Oye, Seth, pero ¿qué te crees? —le respondí bruscamente—. Solo<br />
llevo quince meses saliendo y acostándome con él.<br />
Suspiré intuyendo que Zee le había contado a su marido lo <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
proposición y mi renuncia a aceptar<strong>la</strong>.<br />
—Entonces, ¿por qué no te casas con él? Está loco por ti, O<strong>de</strong>lia. Cásate<br />
con él antes <strong>de</strong> que <strong>de</strong>scubra que está completamente loco.<br />
Debería haberme imaginado <strong>la</strong> reacción <strong>de</strong> Seth; me quería y apreciaba<br />
mucho a Greg, y solo <strong>de</strong>seaba lo mejor para los dos. Pero ¿por qué no<br />
se metía en sus asuntos?<br />
—Nunca he dicho que no vaya a casarme con él —le respondí con<br />
voz tensa—. Solo quiero pensarlo. Ya sabes, para asegurarme <strong>de</strong> que<br />
es <strong>la</strong> <strong>de</strong>cisión correcta.<br />
—Seth, <strong>de</strong>ja tranqui<strong>la</strong> a <strong>la</strong> pobre O<strong>de</strong>lia —dijo otra voz. Era Zee, obviamente,<br />
por otro terminal—. Es <strong>de</strong>cisión suya. O<strong>de</strong>lia, cielo, estamos<br />
contigo al cien por cien, <strong>de</strong>cidas lo que <strong>de</strong>cidas.<br />
—Gracias, Zee —le dije al teléfono.<br />
—¡Santo Cristo!<br />
16