Capítulo XVIII - Bicentenario

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de Zapadorcs que éi mismo organizara y estaba reputado como un
entencli(lo militar.
Las obras del campo de balalia, por la premura del caso, fueron
ru(iimerltarjas y ejecutadas pot los soldados con pico y pala distando
mucho de set venladeras obras de fortificacion, pues solo consistieron
en reformat ci trazado de unas trincheras que estaban cavadas
desde la época en que el General de la Garza tuvo a su cargo la
defensa de El Ebano, con ci objeto de evitar que fueran tomadas
de enfilada, para lo cual lc.s dieron un trazo irregular, en Utica piebrada,
y con frecuentes interrupciones y con redientes que se entrebatian.
Además, se eonslruyeron carninos cubicrios para asegurar ci
aprovisionamiento de municiones de guerra y boca, asi como ci relevo
(IC tropas.
El Mayor Vázquez, como buen artillero, hizo un reconocimiento
del campo que ocuparia ci enemigo para prever en lo posible los
emplazamientos de su artilicria, fijando con banderolas aquelios
puntos quc considero favorabies y tomO distancias y referencias, ohscrvflndoios
desde ]as posiciones quc Sc darian a las piezas de Ia
artiiieria constitucionalista.
Villa, indignado pot los fracasos de sus tropas para veneer la
tenaz resistencia (IC El Ebano, hizo una (Temostracion de fuerza hasta
reunir, frente al campo atrincherado, un cuerpo (IC ejército de doce
rnil hombres dotado con dieciocho cañoncs y numerosas ametralladoras,
figurando entre los nuevos jefes de unidad, los Gencraics Almeida
y Uric! Loya. Baste decir CjUC hasta los gendarmes de la
capital potosina, cogidos de leva, fucron enviados a la liornaza de
F:l Elbano en cloncle casi toclos encontraron la muerte. Villa confio
ci mando de las operaciones militares al feroz Tomas Ilrbina, quien
reievO al General Manuel Chao quc habla tenido ci mando hasta
entonces. Urbina recibiO la consigna de su jefe de tomar El Ebano
"costara lo que costara", como en oeasiOn memorable dijera Victoriano
Huerta.
La ofensiva mâs terrible comenzO ci 21 dc marzo, a las seis de In
mañana. Los villistas iniciaron el ataquc con un nutrido bombardee
sobre la estaciOn donde estaban varios trenes, muriendo el Doctor
Aguirre Benavides, el maquinista Berrie] y algunas de las soldade.