La Celestina - 10 reglas de oro para el exito
La Celestina - 10 reglas de oro para el exito
La Celestina - 10 reglas de oro para el exito
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
alcançar e tenías sofrimiento? Agora que te certifico <strong>el</strong> fin <strong>de</strong> tu penar ¿quieres poner fin a tu vida? Mira, mira que está<br />
<strong>C<strong>el</strong>estina</strong> <strong>de</strong> tu parte e que, avnque todo te faltasse lo que en vn enamorado se requiere, te ven<strong>de</strong>ría por <strong>el</strong> más acabado galán<br />
<strong>de</strong>l mundo, que te haría llanas las peñas <strong>para</strong> andar, que te faría las más crescidas aguas corrientes pasar sin mojarte. Mal<br />
conoces a quien das tu dinero.<br />
CALISTO.- ¡Cata, señora! ¿Qué me dizes? ¿Que verná <strong>de</strong> su grado?<br />
CELESTINA.- E avn <strong>de</strong> rodillas.<br />
SEMPRONIO.- No sea ruydo hechizo, que nos quieran tomar a manos a todos. Cata, madre, que assí se su<strong>el</strong>en dar las<br />
çaraças en pan embu<strong>el</strong>tas, porque no las sienta <strong>el</strong> gusto.<br />
PÁRMENO.- Nunca te oy <strong>de</strong>zir mejor cosa. Mucha sospecha me pone <strong>el</strong> presto conce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> aqu<strong>el</strong>la señora e venir tan ayna<br />
en todo su querer <strong>de</strong> <strong>C<strong>el</strong>estina</strong>, engañando nuestra voluntad [76] con sus palabras dulces e prestas por hurtar por otra parte,<br />
como hazen los <strong>de</strong> Egypto, quando <strong>el</strong> signo nos catan en la mano. Pues alahé, madre, con dulces palabras están muchas<br />
injurias vengadas. El manso boyzu<strong>el</strong>o con su blando cencerrar trae las perdizes a la red; <strong>el</strong> canto <strong>de</strong> la serena engaña los<br />
simples marineros con su dulçor. Assí esta con su mansedumbre e concessión presta querrá tomar vna manada <strong>de</strong> nosotros a<br />
su saluo; purgará su innocencia con la honrra <strong>de</strong> Calisto e con nuestra muerte. Assí como cor<strong>de</strong>rica mansa que mama su<br />
madre la ajena, <strong>el</strong>la con su segurar tomará la vengança <strong>de</strong> Calisto en todos nosotros, <strong>de</strong> manera, que, con la mucha gente que<br />
tiene, podrá caçar a padres e hijos en vna nidada e tú estarte has rascando a tu fuego, diziendo: a saluo está <strong>el</strong> que repica.<br />
CALISTO.- ¡Callad, locos, v<strong>el</strong>lacos, sospechosos! Parece que days a enten<strong>de</strong>r que los áng<strong>el</strong>es sepan hazer mal. Sí, que<br />
M<strong>el</strong>ibea áng<strong>el</strong> dissimulado es, que viue entre nosotros. [77]<br />
SEMPRONIO.- ¿Todauía te bu<strong>el</strong>ues a tus eregías? Escúchale, Pármeno. No te pene nada, que, si fuere trato doble, él lo<br />
pagará, que nosotros buenos pies tenemos.<br />
CELESTINA.- Señor, tú estás en lo cierto; vosotros cargados <strong>de</strong> sospechas vanas. Yo he hecho todo lo que a mí era a cargo.<br />
Alegre te <strong>de</strong>xo. Dios te libre e a<strong>de</strong>rece. Pártome muy contenta. Si fuere menester <strong>para</strong> esto o <strong>para</strong> más, allí estoy muy aparejada<br />
a tu seruicio.<br />
PÁRMENO.- ¡Hi!, ¡hi!, ¡hi!<br />
SEMPRONIO.- ¿De qué te ríes, por tu vida, Pármeno?<br />
PÁRMENO.- De la priessa, que la vieja tiene por yrse. No vee la hora que hauer <strong>de</strong>spegado la ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> casa. No pue<strong>de</strong><br />
creer que la tenga en su po<strong>de</strong>r ni que se la han dado <strong>de</strong> verdad. No se halla digna <strong>de</strong> tal don, tan poco como Calisto <strong>de</strong> M<strong>el</strong>ibea.<br />
SEMPRONIO.- ¿Qué quieres que haga vna puta alcahueta, que sabe e entien<strong>de</strong> lo que nosotros nos callamos e su<strong>el</strong>e hazer<br />
siete virgos por dos monedas, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> verse cargada <strong>de</strong> <strong>oro</strong>, sino ponerse en saluo con la possessión, con temor no se la<br />
tornen a tomar, <strong>de</strong>spués que ha complido [78] <strong>de</strong> su parte aqu<strong>el</strong>lo <strong>para</strong> que era menester? ¡Pues guár<strong>de</strong>se <strong>de</strong>l diablo, que sobre<br />
<strong>el</strong> partir no le saquemos <strong>el</strong> alma!<br />
CALISTO.- Dios vaya contigo, madre. Yo quiero dormir e reposar vn rato <strong>para</strong> satisfazer a las passadas noches e complir con<br />
la por venir.<br />
CELESTINA.- Tha, tha.<br />
ELICIA.- ¿Quién llama?<br />
CELESTINA.- Abre, hija Elicia.<br />
ELICIA.- ¿Cómo vienes tan tar<strong>de</strong>? No lo <strong>de</strong>ues hazer, que eres vieja: tropeçaras don<strong>de</strong> caygas e mueras.<br />
CELESTINA.- No temo esso, que <strong>de</strong> día me auiso por don<strong>de</strong> venga <strong>de</strong> noche. Que jamás me subo por poyo ni calçada; sino<br />
por medio <strong>de</strong> la calle. Porque como dizen: no da passo seguro quien corre por <strong>el</strong> muro e que aqu<strong>el</strong> va más sano que anda por<br />
llano. Más quiero ensuziar mis zapatos con <strong>el</strong> lodo, que ensangrentar las tocas e los cantos. Pero no te du<strong>el</strong>e a ti en esse lugar.<br />
ELICIA.- ¿Pues qué me ha <strong>de</strong> doler? [79]<br />
CELESTINA.- Que se fue la compañía, que te <strong>de</strong>xé, e quedaste sola.<br />
ELICIA.- Son passadas quatro horas <strong>de</strong>spués ¿e hauíaseme <strong>de</strong> acordar <strong>de</strong>sso?<br />
CELESTINA.- Quanto más presto te <strong>de</strong>xaron, más con razón lo sentiste. Pero <strong>de</strong>xemos, su yda e mi tardança. Entendamos en<br />
cenar e dormir.<br />
[81]<br />
El aucto dozeno