13.07.2013 Views

La Celestina - 10 reglas de oro para el exito

La Celestina - 10 reglas de oro para el exito

La Celestina - 10 reglas de oro para el exito

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Areusa dize palabras injuriosas a vn rufián, llamado Centurio, <strong>el</strong> qual se <strong>de</strong>spi<strong>de</strong> <strong>de</strong>lla por la venida <strong>de</strong> Elicia, la qual cuenta a<br />

Areusa las muertes que sobre los amores <strong>de</strong> Calisto e M<strong>el</strong>ibea se auían or<strong>de</strong>nado, e conciertan Areusa y Elicia que Centurio aya<br />

<strong>de</strong> vengar las muertes <strong>de</strong> los tres en los dos enamorados. En fin, <strong>de</strong>spí<strong>de</strong>se Elicia <strong>de</strong> Areusa, no consintiendo en lo que le ruega,<br />

por no per<strong>de</strong>r <strong>el</strong> buen tiempo que se daua, estando en su asueta casa.<br />

AREUSA, CENTURIO, ELICIA.<br />

ELICIA.- ¿Qué bozear es este <strong>de</strong> mi prima? Si ha sabido las tristes nueuas que yo le traygo, no auré yo las albricias <strong>de</strong><br />

dolor, que por tal mensaje se ganan. Llore, llore, vierta lágrimas, pues no se hallan tales hombres a cada rincón. Plázeme que<br />

assí lo siente. Messe aqu<strong>el</strong>los cab<strong>el</strong>los como yo triste he fecho, sepa que es per<strong>de</strong>r buena vida más trabajo que la misma<br />

muerte. ¡O [142] quanto más la quiero que hasta aquí, por <strong>el</strong> gran sentimiento que muestra!<br />

AREUSA.- Vete <strong>de</strong> mi casa, rufián, v<strong>el</strong>laco, mentiroso, burlador, que me traes engañada, boua, con tus offertas vanas. Con<br />

tus ronces e halagos hasme robado quanto tengo. Yo te di, v<strong>el</strong>laco, sayo e capa, espada e broqu<strong>el</strong>, camisas <strong>de</strong> dos en dos a las<br />

mill marauillas labradas, yo te di armas e cauallo, púsete con señor que no le merescías <strong>de</strong>scalçar; agora vna cosa que te pido<br />

que por mí fagas pónesme mill achaques.<br />

CENTURIO.- Hermana mía, mándame tú matar [143] con diez hombres por tu seruicio e no que an<strong>de</strong> vna legua <strong>de</strong> camino<br />

a pie.<br />

AREUSA.- ¿Por qué jugaste tú <strong>el</strong> cauallo, tahúr v<strong>el</strong>laco? Que si por mí no ouiesse sido, estarías tú ya ahorcado. Tres vezes<br />

te he librado <strong>de</strong> la justicia, quatro vezes <strong>de</strong>sempeñado en los tableros. ¿Por qué lo hago? ¿Por qué soy loca? ¿Por qué tengo<br />

fe con este couar<strong>de</strong>? ¿Por qué creo sus mentiras? ¿Por qué le consiento entrar por mis puertas? ¿Qué tiene bueno? Los<br />

cab<strong>el</strong>los crespos, la cara acuchillada, dos vezes açotado, [144] manco <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong>l espada, treynta mugeres en la putería.<br />

Salte luego <strong>de</strong> ay. No te vea yo más, no me hables ni digas que me conoces; si no, por los huesos <strong>de</strong>l padre que me hizo e <strong>de</strong> la<br />

madre que me parió, yo te haga dar mill palos en essas espaldas <strong>de</strong> molinero. Que ya sabes que tengo quien lo sepa hazer y,<br />

hecho, salirse con <strong>el</strong>lo.<br />

CENTURIO.- ¡Loquear, bouilla! Pues si yo me ensaño, alguna llorará. Mas quiero yrme e çofrirte, que no sé quien entra,<br />

no nos oyan.<br />

ELICIA.- Quiero entrar, que no es son <strong>de</strong> buen llanto don<strong>de</strong> ay amenazas e <strong>de</strong>nuestos.<br />

AREUSA.- ¡Ay triste yo! ¿Eres tú, mi Elicia? ¡Jesú, Jesú!, no lo puedo creer. ¿Qué es esto? ¿Quién te me cubrió <strong>de</strong> dolor?<br />

¿Qué manto <strong>de</strong> tristeza es este? Cata, que me espantas, hermana mía. Dime presto qué cosa es, que estoy sin tiento, ninguna<br />

gota <strong>de</strong> sangre has <strong>de</strong>xado en mi cuerpo.<br />

ELICIA.- ¡Gran dolor, gran pérdida! Poco es lo que muestro con lo que siento y encubro; más [145] negro traygo <strong>el</strong><br />

coraçón que <strong>el</strong> manto, las entrañas, que las tocas. ¡Ay hermana, hermana, que no puedo fablar! No puedo <strong>de</strong> ronca sacar la<br />

boz <strong>de</strong>l pecho.<br />

AREUSA.- ¡Ay triste! ¿Qué me tienes suspensa? Dím<strong>el</strong>o, no te messes, no te rascuñes ni maltrates. ¿Es común <strong>de</strong><br />

entrambas este mal? ¿Tócame a mí?<br />

ELICIA.- ¡Ay prima mía e mi amor! Sempronio e Pármeno ya no biuen, ya no son en <strong>el</strong> mundo. Sus ánimas ya están<br />

purgando su yerro. Ya son libres <strong>de</strong>sta triste vida.<br />

AREUSA.- ¿Qué me cuentas? No me lo digas. Calla por Dios, que me caeré muerta.<br />

ELICIA.- Pues más mal ay que suena. Oye a la triste, que te contará más quexas. <strong>C<strong>el</strong>estina</strong>, aqu<strong>el</strong>la que tú bien conosciste,<br />

aqu<strong>el</strong>la que yo tenía por madre, aqu<strong>el</strong>la que me regalaua, aqu<strong>el</strong>la que me encubría, aqu<strong>el</strong>la con quien yo me honrraua entre<br />

mis yguales, aqu<strong>el</strong>la por quien yo era conoscida en toda la ciudad e arrabales, ya está dando cuenta <strong>de</strong> sus obras. Mill<br />

cuchilladas [146] le vi dar a mis ojos: en mi regaço me la mataron.<br />

AREUSA.- ¡O fuerte tribulación! ¡O dol<strong>oro</strong>sas nueuas, dignas <strong>de</strong> mortal ll<strong>oro</strong>! ¡O ac<strong>el</strong>erados <strong>de</strong>sastres! ¡O pérdida<br />

incurable! ¿Cómo ha ro<strong>de</strong>ado atan presto la fortuna su rueda? ¿Quién los mató? ¿Cómo murieron? Que estoy enu<strong>el</strong>esada, sin<br />

tiento, como quien cosa impossible oye. No ha ocho días que los vi<strong>de</strong> biuos e ya po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>zir: perdón<strong>el</strong>os Dios. Cuéntame,<br />

amiga mía, cómo es acaescido tan cru<strong>el</strong> e <strong>de</strong>sastrado caso.<br />

ELICIA.- Tú lo sabrás. Ya oyste <strong>de</strong>zir, hermana, los amores <strong>de</strong> Calisto e la loca <strong>de</strong> M<strong>el</strong>ibea. Bien verías cómo <strong>C<strong>el</strong>estina</strong><br />

auía tomado <strong>el</strong> cargo, por intercessión <strong>de</strong> Sempronio, <strong>de</strong> ser medianera, pagándole su trabajo. <strong>La</strong> qual puso tanta diligencia e<br />

solicitud, que a la segunda açadonada sacó agua. Pues, como Calisto tan presto vido buen concierto en cosa que jamás lo<br />

esperaua, a bu<strong>el</strong>tas <strong>de</strong> otras cosas dio a la <strong>de</strong>sdichada <strong>de</strong> mi tía vna ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> <strong>oro</strong>. E como sea <strong>de</strong> tal calidad aqu<strong>el</strong> metal, que<br />

mientra más beuemos <strong>de</strong>llo más sed nos pone, con sacrílega [147] hambre, quando se vido tan rica, alçose con su ganancia e

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!