13.07.2013 Views

La Celestina - 10 reglas de oro para el exito

La Celestina - 10 reglas de oro para el exito

La Celestina - 10 reglas de oro para el exito

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

en vano. Por <strong>de</strong>más es la cítola en <strong>el</strong> molino. ¿Quién es <strong>el</strong> que me ha <strong>de</strong> quitar mi gloria? ¿Quién apartarme mis plazeres?<br />

Calisto es mi [159] ánima, mi vida, mi señor, en quien yo tengo toda mi sperança. Conozco dél que no biuo engañada. Pues él<br />

me ama, ¿con qué otra cosa le puedo pagar? Todas las <strong>de</strong>bdas <strong>de</strong>l mundo resciben compensación en diuerso género; <strong>el</strong> amor<br />

no admite sino solo amor por paga. En pensar en él me alegro, en verlo me gozo, en oyrlo me glorifico. Haga e or<strong>de</strong>ne <strong>de</strong> mí a<br />

su voluntad. Si passar quisiere la mar, con él yré; si ro<strong>de</strong>ar <strong>el</strong> mundo, lléueme consigo; si ven<strong>de</strong>rme en tierra <strong>de</strong> enemigos, no<br />

rehuyré su querer. Déxenme mis padres gozar d'él, si <strong>el</strong>los quieren gozar <strong>de</strong> mí. No piensen en estas vanida<strong>de</strong>s ni en estos<br />

casamientos: que más vale ser buena amiga que mala casada. Déxenme gozar mi mocedad alegre, si quieren gozar su vejez<br />

cansada; si no, presto podrán aparejar mi perdición e su sepultura. No tengo otra lástima, sino por <strong>el</strong> tiempo que perdí <strong>de</strong> no<br />

gozarlo, <strong>de</strong> no conoscerlo, <strong>de</strong>spués que a mí me sé conoscer. No quiero marido, no quiero ensuziar los ñudos [160] <strong>de</strong>l<br />

matrimonio ni las maritales pisadas <strong>de</strong> ageno hombre repisar, como muchas hallo en los antiguos libros que ley o que hizieron<br />

más discretas que yo, más subidas en estado e linaje. <strong>La</strong>s quales algunas eran <strong>de</strong> la gentilidad tenidas por diosas, assí como<br />

Venus, madre <strong>de</strong> Eneas e <strong>de</strong> Cupido, <strong>el</strong> dios <strong>de</strong>l amor, que siendo casada corrompió la prometida fe marital. E avn otras, <strong>de</strong><br />

mayores fuegos encendidas, cometieron [161] nefarios e incestuosos yerros, como Mirra con su padre, Semíramis con su hijo,<br />

Canasce con su hermano e avn aqu<strong>el</strong>la forjada Thamar, hija <strong>de</strong>l rey Dauid. Otras avn más cru<strong>el</strong>mente traspassaron las leyes<br />

<strong>de</strong> natura, como Pasiphe, muger <strong>de</strong>l rey Minos, con <strong>el</strong> t<strong>oro</strong>. Pues reynas eran e gran<strong>de</strong>s señoras, <strong>de</strong>baxo <strong>de</strong> cuyas culpas la<br />

razonable mía podrá passar sin <strong>de</strong>nuesto. Mi amor fue con justa causa. Requerida e rogada, catiuada <strong>de</strong> su merescimiento,<br />

aquexada por tan astuta maestra como <strong>C<strong>el</strong>estina</strong>, seruida <strong>de</strong> muy p<strong>el</strong>igrosas visitaciones, antes que concediesse por entero en<br />

su amor. Y <strong>de</strong>spués vn mes há, como has visto, que jamás noche ha faltado sin ser nuestro huerto escalado como fortaleza e<br />

muchas auer venido [162] em bal<strong>de</strong> e por esso no me mostrar más pena ni trabajo. Muertos por mí sus seruidores,<br />

perdiéndose su hazienda, fingiendo absencia con todos los <strong>de</strong> la ciudad, todos los días encerrado en casa con esperança <strong>de</strong><br />

verme a la noche. ¡Afuera, afuera la ingratitud, afuera las lisonjas e <strong>el</strong> engaño con tan verda<strong>de</strong>ro amador, que ni quiero<br />

marido ni quiero padre ni parientes! Faltándome Calisto, me falte la vida, la qual, porque él <strong>de</strong> mí goze, me aplaze.<br />

LUCRECIA.- Calla, señora, escucha, que todavía perseueran.<br />

PLEBERIO.- Pues, ¿qué te parece, señora muger? ¿Deuemos hablarlo a nuestra hija, <strong>de</strong>uemos darle parte <strong>de</strong> tantos como<br />

me la pi<strong>de</strong>n, <strong>para</strong> que <strong>de</strong> su voluntad venga, <strong>para</strong> que diga quál le agrada? Pues en esto las leyes dan libertad a los hombres e<br />

mugeres, avnque estén so <strong>el</strong> paterno po<strong>de</strong>r, <strong>para</strong> <strong>el</strong>egir.<br />

ALISA.- ¿Qué dizes? ¿En qué gastas tiempo? ¿Quién ha <strong>de</strong> yrle con tan gran<strong>de</strong> nouedad a nuestra M<strong>el</strong>ibea, que no la<br />

espante? ¡Cómo! [163] ¿E piensas que sabe <strong>el</strong>la qué cosa sean hombres? ¿Si se casan o qué es casar? ¿O que <strong>de</strong>l<br />

ayuntamiento <strong>de</strong> marido e muger se procreen los hijos? ¿Piensas que su virginidad simple le acarrea torpe <strong>de</strong>sseo <strong>de</strong> lo que no<br />

conosce ni ha entendido jamás? ¿Piensas que sabe errar avn con <strong>el</strong> pensamiento? No lo creas, señor Pleberio, que si alto o<br />

baxo <strong>de</strong> sangre o feo o gentil <strong>de</strong> gesto le mandaremos tomar, aqu<strong>el</strong>lo será su plazer, aqu<strong>el</strong>lo aurá por bueno. Que yo sé bien lo<br />

que tengo criado en mi guardada hija.<br />

MELIBEA.- Lucrecia, Lucrecia, corre presto, entra por <strong>el</strong> postigo en la sala y estóruales su hablar, interrúmp<strong>el</strong>es sus<br />

alabanças con algún fingido mensaje, si no quieres que vaya yo dando bozes como loca, según estoy enojada <strong>de</strong>l concepto<br />

engañoso, que tienen <strong>de</strong> mi ignorancia.<br />

LUCRECIA.- Ya voy, señora.<br />

[165]<br />

Aucto décimo séptimo<br />

ARGUMENTO DEL DÉCIMO SÉPTIMO AUCTO<br />

Elicia, caresciendo <strong>de</strong> la castimonia <strong>de</strong> Penélope, <strong>de</strong>termina <strong>de</strong> <strong>de</strong>spedir <strong>el</strong> pesar e luto que por causa <strong>de</strong> los muertos trae,<br />

alabando <strong>el</strong> consejo <strong>de</strong> Areusa en este propósito; la qual va a casa <strong>de</strong> Areusa, adon<strong>de</strong> viene Sosia, al qual Areusa con palabras<br />

fictas saca todo <strong>el</strong> secreto que está entre Calisto e M<strong>el</strong>ibea.<br />

ELICIA, AREUSA, SOSIA.<br />

ELICIA.- Mal me va con este luto. Poco se visita mi casa, poco se passea mi calle. Ya no veo las músicas <strong>de</strong> la aluorada, ya<br />

no las canciones <strong>de</strong> mis amigos, ya no las cuchilladas ni ruydos <strong>de</strong> noche por mi causa e, lo que peor siento, que ni blanca ni<br />

presente veo entrar por mi puerta. [166] De todo esto me tengo yo la culpa, que si tomara <strong>el</strong> consejo <strong>de</strong> aqu<strong>el</strong>la que bien me

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!