El proceso de enseñanza aprendizaje como agente de cambio en la ...

El proceso de enseñanza aprendizaje como agente de cambio en la formación
de la personalidad.
Autor: Lic. Pedro J. Martínez Casal.
Escuela Provincial del Partido
“Capitán Orlando Olo Pantoja”
INTRODUCCION:
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Durante el decursar de su vida, el hombre va desarrollando su personalidad bajo
la égida de la influencia social, dada las relaciones que establece, sociales por su
naturaleza, que se van perfeccionando en la medida que alcanza una mayor
madurez en su preparación cultural.
Uno de los elementos que ejerce influencia en este sentido, es la Escuela, que
como institución educativa, impregna al estudiante una serie de conocimientos
teórico conceptuales, que le permiten una mejor comprensión del mundo que lo
rodea y la posibilidad de transformarlo en su bienestar.
El presente trabajo toma como punto de partida la experiencia docente de su
autor en la capacitación política a los cuadros y reservas del Partido Comunista de
Cuba, fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, a través de su Sistema
de Escuelas.
El Sistema de Escuelas del Partido, concebido para garantizar la capacitación
política ideológica de las masas revolucionarias, contribuye positivamente a ello a
partir de una adecuación de sus contenidos al momento y condiciones históricas
concretas, al acontecer diario de la vida social. Promueve el desarrollo de
habilidades, en los estudiantes futuros cuadros políticos que le permitan el análisis
integral de los hechos y fenómenos que suceden a su alrededor, como premisa para
enfrentar los cambios, a la vez que fomenta la búsqueda de alternativas de solución
a los mismos.
Convencido de que la capacitación política contribuye a la formación y desarrollo
del hombre como ser humano, con sus aciertos y desaciertos, se persigue la
intención de intercambiar sobre la importancia del proceso educativo en la formación
y desarrollo de la personalidad del individuo, toda vez que se considera por el autor,
que todo acto docente es un proceso comunicativo en sí, donde afloran las
particularidades socio sicológicas de la personalidad como ser individual de las
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elaciones sociales y en este sentido es menester contribuir a perfeccionar la
realidad educativa.
DESARROLLO
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A lo largo de su existencia, el hombre adquiere y perfecciona sus conocimientos
mediante su interacción con el medio en que se desenvuelve, lo que nos permite
aseverar que la adquisición de conocimientos transcurre durante toda la vida.
Esta reflexión desde una posición materialista dialéctica, nos ayuda a entender
con claridad meridiana, que el conocimiento nunca es acabado, se adquiere y se va
enriqueciendo en la misma medida que el sujeto va interactuando con el entorno,
descubriendo nuevas propiedades, que le propician la necesidad de otros
conocimientos y que se manifiestan en la actividad transformadora que realiza.
El conocimiento es una forma de actividad y está regulada por el conjunto de
actividades que el hombre realiza, en particular la actividad práctica, por lo que no es
un objeto que se pasa de uno a otro, sino que es algo que se construye por medio
de operaciones y habilidades cognoscitivas que se inducen en la interacción social.
El desarrollo intelectual del individuo no puede entenderse como independiente del
medio social en el que está inmersa la persona.
En la medida que el hombre desarrolla actividad práctica, desarrolla su
pensamiento en una “aproximación eterna, infinita del pensamiento al objeto. El
reflejo de la naturaleza en el pensamiento del hombre debe ser entendido no en
forma inerte, no en forma abstracta, sino en el eterno proceso del movimiento en el
surgimiento de las contradicciones y su solución” (Lenin: 1970)
Desde este punto de vista el conocimiento es un reflejo y la relación entre ambos,
conocimiento y reflejo, nos permite establecer la relación determinante entre el
objeto y el sujeto del conocimiento. Esta relación tiene un carácter dialéctico y está
mediatizada por la actividad práctica donde el sujeto tiene carácter activo,
transformador y su actividad responde a determinados fines vinculándose al objeto.
De acuerdo a la concepción marxista leninista del conocimiento, es el objeto quien
está en la génesis del conocimiento, que tiene cierta independencia como reflejo
subjetivo de esa realidad objetiva y gracias al cual, el sujeto puede realizar una
acción transformadora de la realidad, lo que incrementa la calidad del objeto.
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La Filosofía Marxista plantea que el conocimiento está relacionado con el
condicionamiento histórico social concreto. Esta es la dimensión partidista de la
gnoseología lo que no implica que deje de ser objetivo el conocimiento, aún cuando
sea un reflejo subjetivo de esa realidad objetiva.
Esta práctica social, de marcado carácter humanista, al realizarla el hombre en el
marco de las relaciones sociales, es a la vez consciente, con arreglo a un fin
determinado. Por ello, es el fundamento del conocimiento, su fuerza motriz, que
responde a necesidades y motivos bien definidos en condiciones históricas sociales
determinadas, estableciéndose una relación intensa entre el sujeto y el objeto que
conlleva a un proceso continuo de adquisición del conocimiento.
El materialismo dialéctico no absolutiza ni al sujeto ni al objeto en la obtención del
conocimiento, los considera como dos polos de un mismo fenómeno, que se
presuponen e interactúan mutuamente, siendo el elemento rector de esta relación el
objeto, lo que no implica menospreciar o subestimar al sujeto acorde con la
concepción dialéctico materialista del conocimiento.
En esta relación a que hacemos referencia, la Psicología Soviética colocó un
elemento mediador: la actividad, como condicionante principal de la toma de
conciencia en el sujeto, lo que hace posible explicarse el origen de la conciencia
desde fuera, desde la actividad. La relación sujeto objeto de conocimiento tiene un
carácter dialéctico y está mediatizada por la actividad práctica donde el sujeto tiene
carácter activo, transformador y su actividad responde a determinados fines
vinculándose al objeto.
La conciencia constituye la capacidad más amplia y completa de reflejo que tiene
el hombre, es un producto del desarrollo y su surgimiento depende de la práctica
social, de las relaciones sociales.
El hombre puede llegar a conocer la realidad, sentirla afectivamente y en
consecuencia actuar, gracias al desarrollo de su psiquis, que presenta
características cualitativamente superiores por el hecho de ser el hombre un ser
social. La psiquis se forma, desarrolla y expresa a través de la actividad social.
Se plantea que la psiquis tiene carácter regulador al orientar y controlar el
equilibrio interno y externo de la personalidad. Luego entonces, la personalidad es el
resultado del desarrollo de la psiquis. Cada personalidad es expresión de las
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relaciones sociales en las que se ha formado, tiene carácter único, singular e
irrepetible en cada ser humano. Cada persona asimila e interioriza la experiencia
histórica cultural de manera peculiar, por lo que la integración dinámica de las
cualidades que definen la personalidad se expresan de manera singular en cada
hombre.
Esta forma de concebir la personalidad, tiene en cuenta que las condiciones
externas actúan a través de las condiciones internas y por tanto, en dependencia de
condiciones biológicas, sociales y psicológicas, cada ser humano forma cualidades
que en su conjunto le dan un sello particular. Interpretando a Leontiev, constituye
una especie de unidad irrepetible, una especie de integridad. No se nace
personalidad, se deviene personalidad en el marco de las relaciones sociales en que
entra el individuo en su actividad.
Y es que “… la base real de la personalidad del hombre lo es el conjunto de sus
relaciones con el mundo, sociales por su naturaleza, pero relaciones que se realizan;
y ellas se realizan mediante su actividad, más exactamente, mediante el conjunto de
sus diversas actividades”. (Leontiev: 1979).
Indudablemente, esta posición resulta de gran importancia para el desarrollo de
todo proceso de enseñanza aprendizaje, pues no se puede obviar en él la influencia
que ejerce el medio en la formación y desarrollo de la personalidad del individuo.
El hombre recibe un conjunto de influencias sociales, constitucionales y
situacionales que en el transcurso de su vida contribuyen a la conformación de su
personalidad, haciendo cada vez más evidente que en ciertos aspectos de la misma,
cada hombre es como los demás hombres, como algunos hombres, como ningún
hombre.
Los estudiantes del Sistema de Escuelas del Partido son personas adultas, con
un determinado nivel de conocimientos acumulados y adquiridos en su propia
experiencia práctico social, con su propia concepción del mundo, determinados
criterios, puntos de vista, reflejo en su mente de un mundo material y espiritual que
lo rodea y sobre el cual emiten juicios, valoraciones, criterios coincidentes o no a los
nuestros, expresión de como lo interpretan y reflejan en su mente.
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Se considera la adultez un estadio en que se logra una plenitud del desarrollo de
los procesos cognoscitivos y afectivos, momento de mayor esplendor de la
personalidad del individuo.
El estudio del adulto por diversos investigadores como: A. Toltstij: 1989; N.
Rodríguez: 1999; A. Martin: 1999; Pelegrín: 2001, reconocen la presencia de
diversas manifestaciones actitudinales a considerar en nuestra labor docente, toda
vez que se realiza en los marcos de un aprendizaje de postgrado o cuarto nivel de
enseñanza. Entre ellas, de acuerdo con Pelegrín (2001) destacamos las siguientes:
• Experimentan una profunda necesidad de ser percibidos como alguien
que se dirige a sí mismo y que tiene autonomía.
• Estarán dispuestos a esforzarse por aprender lo que perciben como
necesario y útil.
• Tienen capacidad para aprender, pero son selectivos en dependencia
de motivaciones intrínsecas.
• Generalmente tienen una gran capacidad para hacer comparaciones,
generalizaciones y abstracciones, así como para tomar decisiones propias.
• Suelen ofrecer resistencia al cambio, pues les resulta difícil abandonar
sus costumbres.
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Cada una de estas actitudes se asumen y evidencian en la práctica durante el
proceso de enseñanza aprendizaje de la capacitación política, lo que demuestra la
necesidad de considerar no solo el aspecto cognitivo sino también el afectivo,
desarrollar la motivación por la asimilación de los nuevos contenidos de aprendizaje
y estimular el desarrollo del compromiso con la futura labor a desplegar una vez
egresado, de tal manera que se contribuya también a desarrollar la toma de
conciencia sobre la responsabilidad en su actuar, aspecto de gran envergadura a
considerar en la toma de decisiones, como parte de su formación presente y futura.
Ser autónomo, tener iniciativa creadora, decidir, ser responsable, etc, son rasgos
que caracterizan al adulto en su proceder. Partiendo de este elemento, una
capacitación que propicie la obtención del conocimiento a partir de situaciones que
lo estimulen, desde la identificación y solución de problemas, la búsqueda de
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información, su evaluación constante para la toma de decisiones efectivas,
constituye una verdad a considerar.
No se trata, con la capacitación política, de esquematizarlos con ideas comunes o
razonamientos paradigmáticos estimulando la servidumbre de la opinión, al decir de
nuestro Apóstol, sino de estimular en ellos el razonamiento lógico, flexible,
contextualizado, el análisis crítico de la realidad en que actúa para encontrar las
explicaciones y soluciones más adecuadas a los fenómenos que se presentan. Se
trata de enseñarlos a pensar y a razonar políticamente. Que se conviertan en sujeto
y objeto de los procesos de cambio.
Como se aprecia es imprescindible trabajar por la transformación del proceso
docente, en lo fundamental el papel del estudiante en el aula, que debe convertirse
en sujeto y a la vez objeto del propio proceso de aprendizaje a que se somete,
activo, dinámico, constructor de su propio conocimiento, sea capaz de controlar,
medir su propio desarrollo y en consecuencia corregir el camino trazado. Solo así
capacitamos no para el presente sino para el futuro.
El cuadro político a capacitar debe una vez egresado ser capaz de:
• pensar y actuar por sí solo, acorde al momento histórico concreto,
• deslindar lo superfluo de lo objetivo en los análisis,
• llegar por la vía del análisis integral de los fenómenos de la realidad a
evaluar diferentes alternativas y tomar las decisiones más adecuadas,
• irradiar nuestra ideología, nuestros principios,
• tener afán transformador,
• hacer de la lucha por rescatar y fortalecer valores patrios su razón de
ser y a la vez, además de doctrina política y el contacto con las masas, sepa
de gestión, de dirección económica y en consecuencia a la política trazada
actuar,
• someter a revisión constante los resultados alcanzados bajo la égida
del enfoque crítico y la autocrítica en el trabajo.
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Como se aprecia la enseñanza en las Escuelas del Partido tiene un carácter
eminentemente educativo y formativo, lo que explica y fundamenta a la vez la
necesaria ruptura con la tradicional división entre lo instructivo y lo educativo. Ambos
procesos transcurren al unísono interactuando en el resultado final. De lo que se
trata es, precisamente, de aprovechar al máximo las potencialidades formativas y
educativas del proceso de enseñanza aprendizaje a través de la creación de
situaciones de la realidad que conlleven a su análisis crítico tanto desde lo
cognoscitivo como desde lo afectivo valorativo.
Estos presupuestos no pueden perderse de vista si consideramos que el proceso
de enseñanza aprendizaje transcurre en un marco histórico concreto que sienta
prioridades a tener en cuenta en la capacitación y donde se manifiesta o expresa la
relación entre el sujeto y el objeto del conocimiento, siendo la realidad quien
determina y enriquece al objeto como ya se hizo referencia anteriormente.
A partir de lo expresado hasta aquí, se considera obligada referencia para su
estudio y profundización, a la Psicología Marxista desde el Enfoque Histórico
Cultural de L. S. Vigostky, quien junto a A. N. Leontiev se refirieron a la
humanización del hombre, su carácter histórico cultural y el papel que juega la
actividad material y la comunicación en su formación.
Este enfoque considera al individuo como ser social, cuyo proceso de desarrollo
va a estar sujeto a condicionamientos sociales e históricos que se manifiestan
mediante los procesos educativos en los cuales está inmerso desde su nacimiento.
En la medida que el hombre interactúa con otros hombres, a través de la actividad
transformadora del medio en que vive, va conformando su propia personalidad y
desarrollando valores que tendrán como marco referente las condiciones históricas
concretas en que se desempeña, así mismo va trasmitiendo su propia cultura,
legada por generaciones precedentes.
La anterior reflexión permite aseverar que “En el proceso de producción material
los hombres producen también su lengua, que les sirve no solamente como medio
de comunicación, sino también como portadora de los valores socialmente creados
fijados en ellas.” (Leontiev: 1981.)
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Desde el Enfoque Histórico Cultural, con el que se identifica el autor, la
enseñanza y la educación constituyen formas universales y necesarias del desarrollo
psíquico humano y es a través de ellas que el hombre se apropia de la experiencia
histórica y social de la humanidad. Por tanto, se asume esta concepción,
considerando que la enseñanza y la educación como procesos “… deben conducir al
desarrollo, lo que significa, de acuerdo con las potencialidades de los alumnos en
cada momento, obtener niveles superiores de desarrollo”. (Rico P.: 2003).
De esta forma se enfatiza en el papel del profesor y del estudiante en el proceso
de enseñanza como sujetos activos, en interacción, prestos a la adquisición,
construcción, evaluación y reevaluación de los conocimientos, en el marco de
condiciones histórico concretas, tomando a la actividad práctica como fundamento y
esencia del conocimiento.
Se coincide con las investigaciones realizadas por el CEPES de la Universidad de
la Habana, cuando plantean ver al aprendizaje como una actividad social y a la vez
proceso individual de apropiación, construcción y reconstrucción de la experiencia
social donde participa el sujeto apropiándose de conocimientos, habilidades,
actitudes, valores, afectos y sus formas de expresión en condiciones de interacción
social en un medio histórico concreto.
Esta enseñanza, la enseñanza en las Escuelas del Partido, de hecho enseñanza
de postgrado, tiene un carácter eminentemente educativo y formativo, lo que explica
y fundamenta a la vez la necesaria ruptura con la tradicional división entre lo
instructivo y lo educativo. Ambos procesos transcurren al unísono interactuando en
el resultado final.
De lo que se trata es, precisamente, de aprovechar al máximo las potencialidades
formativas y educativas del Proceso de Enseñanza Aprendizaje a través de la
creación de situaciones de la realidad que conlleven a su análisis crítico tanto desde
lo cognoscitivo como desde lo afectivo valorativo.
Cuando el profesor logra construir actividades significativas, sobre la base de los
contextos en los que se desarrolla el estudiante, está propiciando un trabajo más
certero en la capacitación de los futuros cuadros políticos. Ello le permite adentrar en
el reconocimiento de sus propias debilidades y la necesidad de su superación.
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Estos presupuestos no pueden perderse de vista en el desarrollo de la
capacitación política, al considerar que nuestro proceso de enseñanza aprendizaje
transcurre en un marco histórico concreto que sienta prioridades a tener en cuenta
en la capacitación y donde se manifiesta o expresa la relación entre el sujeto y el
objeto del conocimiento, siendo la realidad quien determina y enriquece al objeto.
Cuando el profesor se transforma en un facilitador de la dinámica docente a
aplicar diseñando situaciones de aprendizaje en interacción social, facilita de por si
la comunicación y ayuda a un mejor desarrollo del proceso docente, facilita la
construcción del conocimiento, sobre todo por ser estudiantes que acuden a este
tipo de capacitación con expectativas que tienen como punto de partida su
experiencia personal y por tanto se necesita de una constante reflexión de la
práctica que permita, a partir de las experiencias y del conocimiento teórico volver a
ella provocando su transformación.
Indudablemente en este proceso se gana también en conocimientos fruto de la
experiencia que ellos traen y con la cual se enriquece la teoría. Por eso se considera
necesario para este trabajo abordar el término Comunicación desde nuestra óptica
como un proceso participativo, problematizador, donde no solo se intercambia
información sino también se trasmiten puntos de vista y opiniones coincidentes o no
entre los participantes, buscando finalmente la comprensión del mensaje. En este
sentido coincidimos con la Dra. Ojalvo cuando la define como: “Proceso complejo de
carácter material y espiritual, social e interpersonal que posibilita el intercambio de
información, la interacción y la influencia mutua en el comportamiento humano a
partir de la capacidad simbólica del hombre.” (Ojalvo: 1999)
A nuestro juicio, solo la interacción e influencia mutua entre el profesor y el
estudiante garantiza una educación efectiva que se traduce en comprensión y
asimilación de los mensajes que se trasmiten desde ambas posiciones o roles.
La concepción sobre el proceso de enseñanza aprendizaje constituye un aspecto
esencial en la labor docente, a través de él se manifiestan los fines, el Plan de
estudio, las concepciones sobre el egresado, los conocimientos, la enseñanza y el
aprendizaje. En cierta medida indica las transformaciones a lograr en el individuo.
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Este proceso se orienta en nuestro caso, de modo consciente e intencional, a la
formación de un egresado que actúe acorde a las exigencias sociales, en aras del
cumplimiento de la política trazada y la ideología del Partido. Por tanto, entre sus
componentes esenciales (objetivos, contenidos, métodos, procedimientos, medios,
evaluación), se exige haya una estrecha relación, de tal manera que contribuya al
logro de los fines previstos. Es esencial verlo como un todo único, donde cada
componente, desde su particularidad, en interconexión con los demás, aporta a la
formación integral del estudiante.
A los efectos de este trabajo, la concepción de Proceso de Enseñanza
Aprendizaje que se identifica coincide con los postulados del Enfoque Histórico
Cultural, entre ellos aquel que parte de reconocer la naturaleza histórica social del
hombre, que considera al ser humano como producto del desarrollo social y que
deviene personalidad en el marco de las relaciones sociales que establece mediante
la actividad transformadora del medio en que vive.
Se entiende como Proceso de Enseñanza Aprendizaje la secuencia sistemática
de acciones docentes, formativas y educativas, que de manera consciente se
coordinan entre el profesor, el estudiante, el grupo y demás factores, para incidir
favorablemente en el desarrollo integral del individuo, priorizando su capacidad de
autorregulación, autodeterminación y de cambio en su modo de actuar, ante
situaciones socialmente determinadas.
A partir de este concepto, se evalúa como necesario el vínculo estrecho de la
actividad con la comunicación, como elemento fundamental para la obtención de
conocimientos y formación de la personalidad del individuo. Con la actividad se
establece una estrecha relación entre el sujeto y la realidad que lo rodea
mediatizando la formación de la personalidad y se asegura el vínculo del sujeto al
objeto, superando la ruptura entre ellos y es que la comunicación se establece en la
propia interacción sujeto – objeto.
Al entrar en interacción con otros sujetos se garantiza de forma más concreta la
construcción del conocimiento y su apropiación individual. A la vez que se van
desarrollando valores, habilidades, actitudes, modos de comportamiento, que
evidencian la unidad indisoluble entre lo afectivo y lo cognitivo. Vínculo presente a lo
largo de todo el proceso de enseñanza aprendizaje.
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El proceso de enseñanza aprendizaje en la capacitación política, tiene
necesariamente que ser un proceso transformador y esto se logra en la medida que
“… instruya, eduque y desarrolle”. (Silvestre M: 2002). Por lo que la unidad entre
instrucción y educación, antes referida, aflora como condición indispensable para el
desarrollo del estudiante teniendo en cuenta las particularidades de su proceso de
formación y la apropiación de la experiencia histórica social. El aprendizaje es pues
un “proceso formativo, de construcción personal de conocimientos, habilidades,
actitudes, valores, modo de comportamiento por el sujeto que aprende” (González
M: 2003).
Lo anteriormente planteado ratifica la necesidad de partir, en la Capacitación
Política, de la práctica del estudiante, tener en cuenta el nivel de desarrollo que ha
alcanzado y sus potencialidades, propiciar su independencia cognitiva, la
apropiación del contenido mediante procesos de socialización y comunicación, a la
vez que favorecer la formación del pensamiento crítico, reflexivo y creativo.
De esta manera se coincide con Leontiev (1975), cuando refiere que la
enseñanza debe ser desarrolladora, ir adelante y conducir al desarrollo, siendo éste
el resultado del proceso de apropiación de la experiencia histórica acumulada por la
humanidad.
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El proceso docente en la capacitación política se estructura de modo que el
estudiante se apropie de procedimientos para “aprender a aprender”, pero con
conocimiento de la esencia de las relaciones que se establecen entre los objetos,
fenómenos y procesos del mundo que lo rodea.
Es bueno precisar que si bien la capacitación política no busca la formación de
académicos, si requiere examinar en el trabajo diario, sus potencialidades como vía
para alcanzar una atención diferenciada a los estudiantes, futuros cuadros de
dirección política, que tienen su propia personalidad, sus propios puntos de vista e
intereses a los cuales se debe dar la atención requerida.
Se trata de asegurar que los estudiantes de nuestros cursos de capacitación no
solo adquieran información actualizada, sino logren un aprendizaje que los ponga en
condiciones de actuar, de manera más activa y transformadora en la dirección de los
procesos sociales como futuros cuadros políticos.
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Es imprescindible acercar la capacitación al contexto de su actuación,
examinando la realidad con una visión integral y totalizadora, a la vez que un mayor
compromiso político. Se trata de lograr la independencia del estudiante fortaleciendo
su capacidad creadora.
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La capacitación política se orienta hacia el más elevado nivel de educación
conceptual como fruto de una imprescindible vinculación con la práctica social, la
utilización de métodos que potencien la actividad independiente del estudiante en la
búsqueda y procesamiento de datos e informaciones, bajo una orientación precisa,
la comprobación efectiva posterior del conocimiento adquirido y el seguimiento de su
desempeño, una vez egresado, desarrollando nuevas acciones de capacitación.
El vínculo teoría – práctica, conlleva a que los estudiantes se apropien de manera
consciente de generalizaciones teóricas que les permita operar con conceptos,
leyes, establecer nexos y relaciones, favoreciendo que el aprendizaje adquiera
significado y sentido, motivando a su profundización teórica.
Propiciar tareas de aprendizaje que estimulen la abstracción, exigen al estudiante
explorar su concreto pensado, reconocer sus posibilidades, sus habilidades y en
consecuencia rectificar procederes. Como sujeto de su actividad el estudiante es un
ser activo que, concientemente dirigido al logro de determinados objetivos de
aprendizaje, auto regula su proceder para el logro de un nivel creciente de
autonomía y determinación.
Considero así necesario la realización por el estudiante de diversas acciones, que
adecuadas al objeto de estudio y en condiciones de orientación, colaboración y
comunicación social, mediatizan su proceso de aprendizaje y en él la relación sujeto
– objeto de conocimiento. A la vez que permite estimular potencialidades propias
como la independencia cognitiva y la capacidad creadora.
En tal sentido el trabajo con la Zona de Desarrollo Próximo en la Capacitación
Política, es un elemento clave para una enseñanza que no solo se proyecta al
presente, sino que se proyecta al futuro.
De acuerdo con Vigostky, todos los procesos de educación y enseñanza
conducen al desarrollo, lo que significa de acuerdo a las potencialidades de los
estudiantes, obtener niveles superiores de desarrollo.
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Partir de un diagnóstico integral de la preparación del estudiante, permite
estructurar el proceso docente a la búsqueda activa del conocimiento, desde un
sistema de actividades que estimule la reflexión, la motivación al objeto de estudio,
la formación de conceptos y el desarrollo de procesos lógicos del pensamiento en la
medida que se produce la apropiación de conocimientos y se eleva la capacidad de
identificar y resolver problemas.
El diagnóstico como punto de partida del Proceso de Enseñanza Aprendizaje,
permite una atención diferenciada al estudiante a partir de identificar lo que logra
hacer por sí solo y lo que no sabe hacer, explorando así la Zona de Desarrollo
Próximo.
Resulta importante que el estudiante durante la capacitación asuma, como ya se
planteó, un papel protagónico en el aula y responsable en su aprendizaje, que sepa
llegar por la búsqueda reflexiva de la información, bajo una orientación que le
permita saber qué necesita, qué le falta y cómo buscarla.
Buscar la información con una adecuada orientación, estimula desde una posición
analítico reflexiva, el pensamiento, el trabajo mental, llegando a formular tesis,
juicios, razonamientos, que primero hace con la ayuda, bajo la mediación social y
luego de un proceso de interiorización, llega a hacerlo solo, alcanzando un nivel de
desarrollo real.
Por tanto la orientación ofrecida permite una participación consciente del
estudiante, facilitándole la adquisición de procedimientos para, desde su
independencia desarrolle auto orientación, auto valoración y el enjuiciamiento crítico
de la realidad y de su propia actuación. Evidentemente se perfila de esta manera el
desarrollo de su personalidad.
Se contribuye a que el estudiante pase de una posición pasiva a una posición
activa de análisis, reflexión, resolución y cambio.
Por su parte el docente al orientar el proceso, propicia la adquisición de
procedimientos para el aprendizaje, y estimula el desarrollo de la independencia
cognitiva realizando acciones o actividades de aprendizaje conjunto profesor
estudiante, estudiante – estudiante.
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La interacción y los niveles de ayuda influyen considerablemente en que el
estudiante encuentre sentido a su aprendizaje, despierte interés y motivación por el
logro de resultados y a la vez puede conocer desde su propio desempeño las
posibilidades y cualidades con que cuenta, determinando procedimientos a emplear
y posibles soluciones para llegar a un estadio superior de desarrollo e
independencia.
Estas acciones asimiladas por el estudiante durante el aprendizaje, pasan a ser
internas convirtiéndose en nuevos logros de su desarrollo psíquico.
El trabajo colectivo funciona como motor impulsor de las actividades docentes,
formativas y educativas. A partir de recibir ciertos niveles de ayuda, se logra un
desarrollo potencial permitiendo desarrollar otras actividades de mayor complejidad
y a la vez manifestar formas de comunicación y socialización más profundas.
Solo en condiciones sociales de interacción se desarrolla el aprendizaje que
favorece el desarrollo de las funciones mentales y la apropiación de la cultura. La
interacción favorece que el estudiante acceda a la vida intelectual de los demás y se
motive a desarrollar la propia.
Si se quiere trabajar un Proceso de Enseñanza Aprendizaje desde la concepción
desarrolladora se “… propiciará esta interacción y estimulará la Zona de Desarrollo
Próximo de los estudiantes… “(Confux V: 2000)
Un proceso docente centrado tanto en la actividad individual como colectiva de los
estudiantes, con métodos, medios de enseñanza y modos de evaluación que
faciliten la apropiación personal del conocimiento, mediante la interacción del
estudiante con el objeto del conocimiento, con niveles de orientación y colaboración,
garantiza la atención a sus particularidades y necesidades de forma flexible y
contextualizada, a la vez que conduce a nuevas autoexigencias desde la propia
autoevaluación que hace el estudiante, lo que influye incuestionablemente, en la
asunción de una actitud de cambio que influye favorablemente en la perfección de
su desempeño y de hecho de su personalidad.
CONCLUSIONES
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• En todo proceso de enseñanza aprendizaje se debe tener presente que
el estudiante está recibiendo constantemente, durante su vida, influencias
sociales, políticas, actitudinales, etc, que guían u orientan su devenir en el
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proceso de formación de su personalidad. Convertir este proceso en bien de
los cambios que asume la propia formación del hombre es un verdadero
desafío docente educativo.
• Atender diferenciadamente a cada cual según sus particularidades
socio psicológicas, constituye autoexigencia natural para todo docente.
• Nuestra enseñanza, la capacitación política del Sistema de Escuelas
del Partido, es ante todo una enseñanza centrada en el hombre, que persigue
su formación integral favoreciendo el análisis crítico de la realidad y su propia
práctica en aras de la misión que le corresponde.
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