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Director General Dr. Eusebio Leal Spengler<br />
Dirección Editorial Roger Arrazcaeta Delgado<br />
Edición Lic. Olga Montalván Lamas<br />
y Lic. María Eugenia Fernández de la Llera<br />
Comité Editorial Antonio Quevedo Herrero,<br />
Carlos A. Hernández Oliva, Ivalú Rodríguez Gil,<br />
Lisette Roura Álvarez, Lic. Carmen Lezcano<br />
Montes, Lic. Rebecca O. Linsuaín, Daniel<br />
Vasconcellos Portuondo y Osvaldo Jiménez<br />
Vázquez.<br />
Consejo Científico Dr. Eusebio Leal Spengler,<br />
MSc. César García del Pino, Lic. Raida Mara<br />
Suárez Portal, Dra. Lourdes Domínguez<br />
González, Dr. Gabino La Rosa Corzo, Dra. Raquel<br />
Carreras Rivery, MSc. Alfredo Rankin Santander<br />
y MSc. Roberto Valcárcel Rojas.<br />
Asesoría Lic. Pedro Juan Rodríguez<br />
y Lic. Juliet Barclay<br />
Traducción Lic. Juliet Barclay<br />
y Lic. Dania Hernández Perdices<br />
Diseño D.I. Themis García Ojeda<br />
Fotografía Francisco F. Navarrete Quiñonez<br />
y Lic. Néstor Martí Delgado<br />
Colaboradora Alina L. Velásquez Margüenda<br />
Los autores de los artículos asumen la<br />
responsabilidad de sus criterios<br />
Correspondencia y canje<br />
Gabinete de Arqueología, Oficina del Historiador<br />
de la Ciudad de La Habana, Tacón no. 12, entre<br />
O´Reilly y Empedrado, La Habana Vieja,<br />
Código Postal 10 100, Ciudad de La Habana,<br />
<strong>Cuba</strong><br />
Telfs. 861-4469 y 860-4298<br />
E-mail gabinete@arqueologia.ohch.cu<br />
Esta es una publicación del Gabinete de<br />
Arqueología de la Oficina del Historiador de la<br />
Ciudad de La Habana<br />
Imagen de la cubierta: Sección hipotética de<br />
una estructura edilicia con sus unidades<br />
estratigráficas. Cortesía del Dr. Edward C. Harris,<br />
tomado de Martin Davies: "The application of the<br />
Harris Matrix to the recording of standing<br />
structures", en Edward C. Harris, Marley R.<br />
Brown III and Gregory J. Brown (Edit.):<br />
Practices of Archaeological Stratigraphy,<br />
Academic Press Limited, London, 1993, p.172.<br />
Además, aparecen imágenes de una piedra<br />
tricúspide con figura de serpiente y de un buzo<br />
empleando un detector de metales en una<br />
prospección en el Noreste de La Habana.<br />
ISSN: 1680-7693<br />
iguiendo la línea directriz de los boletines<br />
anteriores, continuamos desarrollando este<br />
empeño en dos vertientes fundamentales. En<br />
primer lugar profundizar en sus aspectos distintivos y<br />
agregar nuevos campos temáticos acordes con el<br />
alcance pretendido, tal es el caso de la sección<br />
denominada Pensamiento Arqueológico, coordinada<br />
por la doctora Lourdes S. Domínguez, asesora del<br />
Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador.<br />
La misma se propone divulgar artículos de contenido<br />
teórico o metodológico, que expresen algunos desarrollos<br />
de la Arqueología reciente o establezcan<br />
criterios comparativos a nivel disciplinar, o donde se<br />
expliquen las potencialidades y resultados en campos<br />
puramente arqueológicos o asociados a esta ciencia.<br />
Con todo, si bien el título de la sección antes enunciada<br />
no especifica un área geográfica, ella dirigirá su<br />
principal interés a la América Latina, aunque también<br />
se incluirán trabajos significativos de otros países, pues<br />
una buena <strong>parte</strong> de la literatura especializada y de los<br />
distintos progresos en Arqueología provienen de<br />
Europa y Norteamérica. Además se prosigue laborando<br />
en la creación de un diseño cuya factura estética se<br />
adecue al carácter científico de esta publicación.<br />
En el presente número podrán leerse trabajos de<br />
científicos cubanos y extranjeros, muchos de ellos<br />
novedosos y que constituyen relevantes aportes a la<br />
ciencia. Los temas abordan, entre otros, tópicos como<br />
la Arqueología Estratigráfica, excavaciones en sitios<br />
urbanos, mitología taína, Arqueología Subacuática,<br />
indagaciones sobre nuestras culturas aborígenes,<br />
investigación histórica y pintura mural colonial.<br />
El Comité Editorial expresa su agradecimiento al<br />
distinguido arqueólogo Edward C. Harris, director del<br />
Museo Marítimo de Bermudas, por su excelente e<br />
importante escrito sobre la Arqueología Estratigráfica;<br />
asimismo, nuestra gratitud para los científicos Pedro<br />
Pablo Funari, de Brasil, y Sebastián Robiou, de Puerto<br />
Rico, por sus valiosas contribuciones a este número. A<br />
los especialistas cubanos, y particularmente a los<br />
colegas del Gabinete de Arqueología, también va<br />
nuestro sincero agradecimiento.<br />
Director Editorial<br />
Gabinete de Arqueología / 1
Contenido<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
Guanabacoa: "una experiencia india" en nuestra<br />
colonización / Lourdes S. Domínguez González / 4<br />
Prospección arqueológica subacuática en el<br />
Noreste de La Habana / Rubén Berrayarza,<br />
Freddy Navarro, Ted Hill y Craig Willians / 12<br />
Evidencias numismáticas en sitios<br />
arqueológicos de La Habana Vieja / Carlos de<br />
la Rosa Graell y Roger Arrazcaeta Delgado / 19<br />
Rescate arqueológico en Mercaderes no. 15 /<br />
Aneli Prado Flores, Joyce Rossi Álvarez y Roger<br />
Arrazcaeta Delgado / 31<br />
La sustitución de las maderas ibéricas por las<br />
autóctonas cubanas en la construcción naval /<br />
Alessandro López Pérez / 41<br />
La Gran Serpiente en la mitología taína / Sebastián<br />
Robiou Lamarche / 51<br />
Banes precolombino. Seis siglos de ocupación<br />
agricultora / Roberto Valcárcel Rojas / 59<br />
Arqueología precolombina del municipio<br />
Boyeros / Rolando Crespo Díaz y Osvaldo<br />
Jiménez Vázquez / 67<br />
<strong>Cuba</strong>: Estudios de Maestría en Arqueología /<br />
Ramón Dacal Moure / 75<br />
PENSAMIENTO arqueológico<br />
La estratigrafía de las estructuras en pie /<br />
Edward Cecil Harris / 79<br />
2 / Gabinete de Arqueología<br />
La Arqueología Histórica en una perspectiva<br />
mundial / Pedro Paulo A. Funari / 88<br />
Breve arqueología de las principales corrientes<br />
de interpretación mitológica / Iosvany Hernández<br />
Mora y Micelys Torres Sánchez / 92<br />
HISTORIA<br />
La Flota de Tierra Firme del año 1556 / Carlos<br />
Alberto Hernández Oliva / 101<br />
San Pedro 352: Concurrencias arquitectónicas<br />
en un mismo espacio urbano / Rebecca O.<br />
Linsuaín / 109<br />
El memorable combate de Río Hondo / Enrique<br />
M. Alonso Alonso, Carlos Díaz Guanche, Carlos R.<br />
Rosa Saavedra, María R. González Sánchez,<br />
Esperanza Blanco Castillo y Jorge L. Ruiz Licor / 118<br />
Dos Casas en tres siglos / Beatriz Rodríguez<br />
Basulto / 123<br />
El Gran Hotel: historia y vida social / Yutneli<br />
Benítez Márquez / 131<br />
El Alejandría, fiel reflejo de un ingenio<br />
azucarero del siglo XIX/ Adriana Suárez Cairo y<br />
Liz B. Marichal García / 135<br />
Uniones consensuales en la dotación del<br />
ingenio-cafetal Angerona / Melba Pérez González<br />
y Delia Lassales Herrera / 142<br />
PINTURA MURAL<br />
Excepcionales pinturas murales en Tacón<br />
no. 12 / Azul Sánchez Triana, Tania González Yanes<br />
y Acelia Rodríguez Bécquer / 148
CATÁLOGO HABANERO<br />
Tania González Yanes y Sandra Páez Rosabal / 152<br />
PERSONALIDADES<br />
Doctor René Herrera Fritot / Daniel E.<br />
Vasconcellos Portuondo, Lois Ángel Urgellés<br />
Navarro y Heriberto Jiménez Moreno / 154<br />
NUESTRA COLECCIÓN<br />
Modelo Willow / Antonio Quevedo Herrero / 161<br />
BIBLIOTECA<br />
Lourdes M. Campos Gutiérrez / 163<br />
BREVES del boletín<br />
II Encuentro Iberoamericano Museo e Identidad<br />
Cultural / Daniel E. Vasconcellos Portuondo / 164<br />
Obituario / Carlos Alberto Hernández Oliva / 165<br />
Registro de vertebrados autóctonos en la<br />
casa del Marqués de Prado Ameno (siglos<br />
XVIII-XIX) / Osvaldo Jiménez Vázquez y José M.<br />
Torres Pico / 166<br />
Arqueología de la Arquitectura: nuevas<br />
perspectivas para la investigación / Karen Mahé<br />
Lugo Romera y Sonia Menéndez Castro / 168<br />
Reserva de la biosfera Baconao / Iosvany<br />
Hernández Mora / 169<br />
Exposiciones / Antonio Quevedo Herrero / 170<br />
Estudios arqueológicos en Teniente Rey no. 159 /<br />
Alejandro Nolasco Serna / 171<br />
Trabajos arqueológicos en la Catedral de<br />
Vitoria / Lisette Roura Álvarez y Omar Dieppa<br />
Castellanos / 172<br />
Salvaguardando la historia / Annia Martín<br />
Fernández / 173<br />
Excavación en la Casa Aguilera / Aneli Prado<br />
Flores / 174<br />
DE LOS AUTORES / 175<br />
Gabinete de Arqueología / 3
ARQUEOLOGÍA<br />
Guanabacoa:<br />
"una experiencia india" en nuestra colonización<br />
Por: Lourdes S. Domínguez González<br />
Resumen<br />
El pueblo de Guanabacoa, cercano a la villa de La<br />
Habana, resultó en el siglo XVI un lugar a donde<br />
fueron llevados los aborígenes que no tenían<br />
ubicación en la ciudad y en las cercanías.<br />
A este quehacer el coloniaje español le llamó<br />
"experiencia" y en verdad no fue otra cosa que<br />
un "pueblo de indios" o una reconcentración<br />
de indios después de terminadas las<br />
encomiendas. <strong>Arqueológica</strong>mente hablando,<br />
hasta el momento es poca la evidencia material<br />
indígena exhumada en Guanabacoa, pero en<br />
cambio sí se han encontrado innumerables<br />
muestras del periodo de contacto y<br />
transculturación, así como de la etapa colonial.<br />
Con los primeros intentos arqueológicos<br />
realizados hace una década, y los trabajos<br />
más recientes, recogidos en el presente<br />
artículo, se ha logrado un importante<br />
acercamiento a los orígenes del poblamiento<br />
aborigen de este territorio.<br />
Abstract<br />
During the XVI century, Guanabacoa (a village<br />
near Havana) became a ghetto for Indians<br />
unable to find shelter either within the city or<br />
in the surrounding countryside. They were<br />
forced to settle there by the Spanish colonists<br />
to provide a readily accessible workforce and a<br />
captive audience for Christian indoctrination.<br />
As a result of this process, referred to by the<br />
Spaniards as ‘The Experience’, Guanabacoa<br />
functioned for a time as an Indian village.<br />
Little archaeological evidence has been<br />
found of the Indian presence in the area, but<br />
many artefacts have been uncovered which<br />
date from that early period of contact and<br />
transculturation, and from the colonial period.<br />
By combining the results of archaeological<br />
investigations carried out ten years ago with<br />
those of recent research, this article<br />
illustrates the important understanding that<br />
has been gained of the characteristics of the<br />
aboriginal population of the area.<br />
4 / Gabinete de Arqueología<br />
<strong>Cuba</strong> fue la primera de las Islas<br />
de las Antillas Mayores en descubrirse,<br />
pero también la última en<br />
ser colonizada; cuando los españoles<br />
llegaron a nuestras costas habían<br />
experimentado, en gran medida,<br />
diferentes métodos de colonización,<br />
tanto en las tierras reconquistadas<br />
en el sur de España como en las Islas<br />
Canarias. (Colectivo autoral, 1994.)<br />
De la Factoría pensada por Colón<br />
se pasó con rapidez a la Colonia por<br />
poblamiento, organizándose de esta<br />
manera a los grupos autóctonos para<br />
el trabajo en una forma que al inicio<br />
se llamó "encomienda"; este sistema<br />
concebido en la Metrópoli pudo<br />
ser medianamente ideal en un primer<br />
momento, y en apariencias<br />
era humano y necesario, porque<br />
sólo se pedía a los aborígenes que<br />
se catequizaran. En realidad fue<br />
una repartición de hombres para<br />
con ellos establecer una esclavitud<br />
encubierta.<br />
Este método de aplicación dual<br />
se escudó en el mecanismo de la<br />
cristianización, mostrándolo como<br />
objetivo principal, recuérdese que<br />
España en ese momento era la<br />
campeona de la cristiandad, pero<br />
en verdad la única aspiración era<br />
organizar la población indígena<br />
para con ella abordar nuevos modos<br />
de laboreo, dándosele una<br />
apariencia legal a una cruel y<br />
despiadada explotación de su fuerza<br />
de trabajo.<br />
Entre 1524 y 1555 se lleva a cabo<br />
la fase continental de la conquista<br />
y colonización de América, pero<br />
dentro de este período, en 1542, se<br />
dictan las Leyes Nuevas y con ellas<br />
la abolición de las encomiendas,<br />
manifestándose la Corona sobre las<br />
mismas, como obsoletas y contradictorias.<br />
Esto fue el resultado de las<br />
presiones ejercidas en la Corte a tal<br />
efecto, por esta razón España determinó<br />
ensayar otros procedimientos<br />
con resultados similares; surgió así<br />
el Plan de la Experiencia, y se escogió<br />
a <strong>Cuba</strong> para su primera puesta<br />
en escena.<br />
Se adoptaron nuevas fórmulas<br />
para la creación de núcleos indígenas,<br />
ejemplificadas en los casos del<br />
Caney en Santiago de <strong>Cuba</strong> y de<br />
Guanabacoa en La Habana, para<br />
evitar su deambular por estas prominentes<br />
ciudades que a la sazón<br />
se disputaban la primacía de la Isla.<br />
Lo acontecido en este proceso<br />
de conquista y colonización, a partir<br />
de los sistemas experimentados<br />
y aplicados, alteró las normas y el<br />
equilibrio territorial e hizo bastante<br />
difícil el afán de reconcentrar de<br />
manera obligatoria a estos indios<br />
"vacos" o "vacantes" en reductos<br />
muy distintos a sus verdaderos<br />
pueblos (Ramos, 1992).
Para adentrarnos en el estudio<br />
del proceso de colonización en la<br />
<strong>Cuba</strong> del siglo XVI, la vía documental<br />
y bibliográfica deja en verdad<br />
muchas lagunas en la información,<br />
por eso consideramos como uno<br />
de los imperativos de la investigación<br />
arqueológica moderna, crear<br />
la estructura y la estrategia apropiada<br />
para la interpretación de<br />
estos eventos a partir de las evidencias<br />
materiales, logrando así<br />
definir con más claridad lo ocurrido<br />
con estos pueblos en ese momento<br />
histórico concreto.<br />
De esta forma, y a partir de los<br />
conceptos de la Arqueología Histórica,<br />
es que debemos enfrentar<br />
la investigación en la actualidad. El<br />
estudio de este período de contacto<br />
y transculturación indohispánica<br />
a partir de los elementos de ambas<br />
culturas: aborigen y europea,<br />
es la línea conducente, pues los mismos<br />
perviven en dicho proceso a<br />
partir de criterios muy objetivos<br />
(Rives, Domínguez, Pérez, 1991).<br />
Encomiendas y experiencias<br />
El tratamiento hacia los indígenas<br />
de América fue para la política<br />
Real española de ese momento una<br />
actuación indecisa; los escrúpulos<br />
de tipo moral chocaban con los intereses<br />
económicos y se interrelacionaban<br />
con el proceso colonizador,<br />
y al final vencieron los económicos.<br />
A partir de 1503 se autoriza a todos<br />
los hombres que viajan al Nuevo<br />
Mundo, en vías de conquista y<br />
colonización, capturar a los indios<br />
cuando hiciesen resistencia, pero<br />
acto seguido se recuerda su carácter<br />
de "hombres libres por condición".<br />
La ambigüedad nutre la<br />
documentación y la realidad se<br />
manifiesta de una forma distinta.<br />
Son constantes las menciones a la<br />
"guerra justa" o a la "guerra buena"<br />
(Pichardo, 1984), y de hecho no<br />
existe una línea consecuente para<br />
tratar el asunto.<br />
Así es realmente esclavizada la<br />
población autóctona, de una forma<br />
directa al principio y encubierta<br />
después, con la aplicación de sistemas<br />
como la encomienda.<br />
Esta llamada encomienda se<br />
desarrolló en las Indias y fue concebida<br />
como un patronato de favor<br />
Real sobre una <strong>parte</strong> específica<br />
de los naturales de estas tierras,<br />
no era para todos los indios, ni se<br />
aplicaba a todos los concentrados<br />
en establecimientos cercanos a las<br />
posesiones del encomendero o a<br />
los centros urbanos incipientes, las<br />
famosas Villas.<br />
Existía obligatoriedad por <strong>parte</strong><br />
del encomendero español de instruir<br />
a los indios entregados en la<br />
religión cristiana y enseñarles los<br />
rudimentos esenciales de la llamada<br />
vida civilizada, al fiel de los europeos<br />
salidos del medioevo, así<br />
como defenderlos en sus personas<br />
y propiedades; a cambio se demandaba<br />
tributo en forma de trabajo, por<br />
considerarse privilegios las cosas que<br />
se les ofrecían (Franco, 1985).<br />
En la práctica "… los encomendados<br />
eran algo así como siervos<br />
de los encomenderos" (Portuondo,<br />
1953), pero en la realidad las encomiendas<br />
constituían una institución<br />
explotadora hasta límites<br />
insospechados del trabajo indígena,<br />
y estos hombres fueron sometidos<br />
a un proceso de rápida<br />
desculturización. Las Leyes de<br />
Burgos son el principal soporte de<br />
este mecanismo diabólico.<br />
En <strong>Cuba</strong>, en 1513 y mediante<br />
Cédula Real, el conquistador don<br />
Diego Velázquez de Cuéllar inició<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
los repartimientos de indios para<br />
ejecutar las encomiendas. La experiencia<br />
acumulada en La Española,<br />
le permitió propiciar una<br />
política de entrega de indios a partir<br />
de familias, pueblos o comunidades<br />
aborígenes completas, pues<br />
de esta manera no se desarraigaban<br />
y se lograban mayores rendimientos<br />
productivos.<br />
Entre 1516 y 1519, fracasadas las<br />
tentativas hechas con las encomiendas,<br />
se propone por los frailes<br />
Jerónimos y en especial por<br />
Rodrigo de Figueroa en La Española,<br />
efectuar los famosos "experimentos"<br />
que pretendían determinar la<br />
capacidad intelectual y política de los<br />
indios para valorar por sí mismos,<br />
pero siempre a la manera española,<br />
la forma de vida más adecuada.<br />
Este es un antecedente de las llamadas<br />
"experiencias indias" puestas<br />
en práctica en <strong>Cuba</strong> décadas más<br />
tarde y las cuales resultaron una<br />
manera inconsecuente utilizada<br />
por la Monarquía Española para<br />
intentar recuperar la productividad<br />
diezmada de las masas autóctonas.<br />
El historiador L. Hanke (1950)<br />
definió a las "experiencias" como<br />
"… el último acto en el drama de<br />
los experimentos para liberar a los<br />
indios". El período de su implantación<br />
fue del 1525 al 1535, basándose<br />
siempre en la concentración de<br />
los aborígenes sin ubicación ni trabajo,<br />
llamados "vacos" o "vacantes",<br />
en pueblos artificiales donde<br />
siempre hubiere clérigos para "adoctrinarlos"<br />
y guiarlos en sus labores,<br />
de esta forma los tendrían cerca y a<br />
mano para cualquier menester.<br />
Las autoridades de la isla de<br />
<strong>Cuba</strong> se niegan a aceptar este nuevo<br />
procedimiento, prohibiéndoselo<br />
a Pedro Mexía Trille, designado<br />
por el Rey a tal efecto.<br />
Gabinete de Arqueología / 5
ARQUEOLOGÍA<br />
Con posterioridad este hombre<br />
le propuso a la Corona que encargara<br />
al Obispo la conducción de la<br />
"experiencia" y así se fundó el primer<br />
pueblo de indios en Bayamo,<br />
al oriente de <strong>Cuba</strong>. Esta prueba<br />
resultó un fracaso, el Rey ordenó<br />
un segundo intento y para ello designó<br />
al teniente gobernador don<br />
Manuel de Rojas, quien en carta al<br />
Monarca le dice que al tratar de<br />
poner en práctica su orden cree:<br />
"…Ha de hacer poco fruto según la<br />
enemistad que esta gente tiene con<br />
la gente española, por el mal tratamiento<br />
que le tienen hecho, tanto<br />
por sus culpas como por las nuestras".<br />
(Chacón y Calvo, 1934.)<br />
Se trató de hacer otro ensayo<br />
en San Juan de Puerto Rico en 1520<br />
pero se infiere el fracaso al no existir<br />
referencia alguna (Chacón y<br />
Calvo, 1934). El éxito mediatizado<br />
de la proclamación de la libertad<br />
de los naturales a partir de las Leyes<br />
Nuevas en 1542 fue el segundo<br />
revés, porque estas jamás<br />
fueron aplicadas como estaban<br />
escritas y muy en especial por el<br />
rechazo de los colonos. Hasta<br />
1553 no se pueden poner en práctica<br />
algunas soluciones que parafrasean<br />
estas susodichas leyes<br />
(Pichardo, 1984).<br />
Con toda la práctica acumulada<br />
por las tentativas y frustraciones<br />
se piensa como solución al problema<br />
de estos indios sin dueño, trabajo<br />
ni ubicación, merodeadores<br />
por las ciudades y creadores de<br />
grandes disturbios, la idea de<br />
reconcentrarlos tomando algunas<br />
de las estipulaciones promulgadas<br />
por las Leyes Nuevas; fue una salida<br />
y de aquí nace el caso de<br />
Guanabacoa, región que se comienza<br />
a organizar a partir de<br />
1555, emplazándose en la cerca-<br />
6 / Gabinete de Arqueología<br />
nía de La Habana, en esa época<br />
la capital de <strong>Cuba</strong>.<br />
Estrategia arqueológica<br />
La Arqueología Histórica permite<br />
abordar nuevas líneas de trabajo,<br />
así como pensar en nuevas<br />
propuestas fuera de los planteamientos<br />
clásicos para el estudio de<br />
estos sitios de transculturación. La<br />
estructuración de las diferentes<br />
estrategias de clasificación de evidencias<br />
materiales, tiene su referencia<br />
en los objetos exhumados<br />
que presentan simultáneamente<br />
rasgos indígenas e hispanos en su<br />
morfología, ello requiere de trabajos<br />
de campo concebidos dentro de<br />
un enfoque mucho más ágil.<br />
Los escasos documentos de<br />
esta época abogan también por una<br />
labor interdisciplinaria que agrupe<br />
etnólogos, arqueólogos e historiadores,<br />
en la cual, el papel desempeñado<br />
por las evidencias materiales<br />
debe corresponder a la metódica arqueológica<br />
y al papel rector de estas<br />
investigaciones.<br />
Tenemos como ejemplo clásico<br />
el sitio El Yayal como representante<br />
de la etapa de contacto<br />
y transculturación en <strong>Cuba</strong>, cuyo<br />
análisis y enfoque metodológico<br />
permitió considerarlo un interesante<br />
estudio de caso. (Domínguez,<br />
1984.)<br />
Para realizar este trabajo es<br />
imprescindible la definición de estrategias<br />
arqueológicas concretas<br />
a partir de dos versiones del<br />
evento:<br />
a) Que el período de contacto<br />
está relacionado con la conquista<br />
y colonización y se puede considerar<br />
hasta mediados del siglo XVI.<br />
b) Que el período de transculturación<br />
se puede efectuar desde<br />
el inicio del siglo XVI y en épocas<br />
posteriores de acuerdo con el desarrollo<br />
del proceso histórico de<br />
cada pueblo.<br />
Para este primer momento, es<br />
válido utilizar el enfoque siguiente,<br />
sobre todo a la hora de analizar las<br />
evidencias. (Domínguez, 1980.)<br />
a) Materiales en superficie que<br />
no presentan variación intrínseca<br />
ni huellas de uso y reúso.<br />
b) Materiales de niveles estratigráficos<br />
definidos, con cambios intrínsecos<br />
y que tienen evidencias<br />
de uso y reúso.<br />
c) Un producto nuevo, la creación<br />
hecha por estos grupos mediante<br />
la simbiosis cultural.<br />
Puede ocurrir todo lo contrario<br />
en el enfoque del evento. Entendido<br />
a partir de 1550, las evidencias<br />
en este período reflejan, cada vez<br />
menos, los rasgos indohispánicos<br />
hallados y se pueden analizar de<br />
esta forma:<br />
Objetos de procedencia europea.<br />
Objetos de procedencia criolla<br />
bien definidos.<br />
Objetos de procedencia aborigen.<br />
A medida que pasa el tiempo<br />
los objetos indígenas serán cada<br />
vez más vestigiales, tal como ocurre<br />
con el ejemplo de Guanabacoa (Domínguez,<br />
1989).<br />
El paso de la inferencia directa<br />
obtenida a partir de los restos arqueológicos<br />
detectados hace posible<br />
su contrastación con los hechos<br />
históricos, hipotéticos o comprobados<br />
por documentos. Estas son las<br />
características fundamentales de<br />
las evidencias que se consideran<br />
imponderables en esta etapa de<br />
transculturación.<br />
Por ejemplo, la presencia en<br />
los contextos arqueológicos de<br />
cerámica indígena o de mayólica<br />
novohispana, identifica respecti-
vamente a un grupo aborigen<br />
agroalfarero y a un sitio colonial,<br />
quizás del siglo XVII; estas muestras<br />
resultan válidas para la contrastación<br />
del evento histórico específico,<br />
pero es preciso ser cuidadoso,<br />
pues no permiten ir mucho más<br />
allá, a no ser que se examinen los<br />
materiales a partir de asociaciones<br />
significativas, y estas permitan reconstruir<br />
hechos y cronologar con<br />
seguridad.<br />
Grandes grupos de hallazgos de<br />
procedencia europea o de manufactura<br />
aruaca antillana, ya sean<br />
de metal, loza, porcelana, cerámica<br />
o vidrio, presentes en un sitio<br />
arqueológico, pueden constituir de<br />
igual manera las huellas de un<br />
enclave europeo, de aborígenes<br />
españolizados, o de cimarrones, ya<br />
que en estos casos los objetos pudieron<br />
ser adquiridos de diversas<br />
formas, en el mercado, por robo,<br />
por trueque, etc., lo cual sería muy<br />
difícil de comprobar si no es a través<br />
de las relaciones significativas<br />
de las muestras entre sí y con otros<br />
elementos del contexto, o una posible<br />
existencia de documentación<br />
probatoria del evento.<br />
Otros aspectos de la investigación,<br />
como son los rasgos valorativos, la<br />
proporción de los materiales en general<br />
y en específico de la cerámica<br />
y teniendo en cuenta las características<br />
del residuario, permitirán<br />
tener una idea concreta, de si es<br />
un lugar de vivienda, un comercio<br />
urbano o campesino, palenques, cementerios,<br />
u otros. Estos parámetros<br />
deben fijarse con preferencia en el<br />
hallazgo o en el estudio de la muestra<br />
que denote transculturación.<br />
Las características particulares<br />
de las evidencias no deben ser<br />
criterios rectores que rijan la investigación<br />
arqueológica sino el<br />
intercambio con la documentación,<br />
si existe, o cualquier otro análisis<br />
como lo plantea la Arqueología Histórica,<br />
y sobre todo que permita la<br />
reconstrucción del evento, objetivo<br />
en sí de la investigación.<br />
En cuanto a los métodos de excavación<br />
y rescate en estos contextos,<br />
debe realizarse preferentemente por<br />
estratigrafía natural, teniendo especial<br />
cuidado en el espesor de la capa<br />
antropogénica, la cual se infiere debe<br />
ser exigua; por lo general en <strong>Cuba</strong><br />
esta capa fértil no rebasa los 0.25 m,<br />
y matemáticamente nos da unos<br />
5 mm por año suponiendo que el<br />
asentamiento sea de cincuenta<br />
años.<br />
La excavación en estratos naturales<br />
en este tipo de sitios es bien<br />
difícil y exige gran atención y cuidado<br />
en la colecta de superficie, la<br />
que se cumplimentará por medio<br />
del sistema de cuadrículas, y aportará<br />
después mayores posibilidades<br />
para el procesamiento de los<br />
datos, teniendo en cuenta el aumento<br />
de la extensión del área para<br />
poder ver en planta la expansión<br />
del fenómeno y poderlo entender<br />
mucho más integralmente. En estos<br />
casos las excavaciones reducidas<br />
sólo permiten apreciar una<br />
pequeña <strong>parte</strong> de la verdad.<br />
Estudio de caso: Guanabacoa<br />
Las Actas Capitulares del Cabildo<br />
de La Habana acreditan la creación<br />
de un poblado de indios<br />
fomentado el 12 de junio de 1554 en<br />
un paraje llamado Guanabacoa<br />
y dice así: "…que en armonía con<br />
lo tratado con los dichos indios se<br />
le hagan un poblado, por que estando<br />
así juntos se podrá tener en<br />
cuenta y razón de ellos" (Vidal<br />
Cirera, 1887).<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
El afamado historiador Gerardo<br />
Castellanos plantea al respecto:<br />
"…ante la evidente situación decadente,<br />
degenerada más bien, y trashumante<br />
de los indios de esta<br />
región, se propusieron recoger a<br />
los mansos como a los rebeldes o<br />
jíbaros y concentrarlos donde ellos<br />
pudieran fomentar poblados, cultivar<br />
la tierra, establecer industria y<br />
vivir a su manera a condición de<br />
ciertas medidas u enseñanzas cristianas<br />
…", lo que hizo que se convirtieran<br />
al tiempo, estos poblados<br />
en "… zonas de reducciones cual<br />
similares a corrales o presidios<br />
donde no hubo jamás propósito de<br />
enseñanza cristiana y nada más"<br />
(Castellanos, 1948).<br />
Aunque el historiador Pezuela<br />
asegura que este pueblo de indios<br />
de Guanabacoa no lo será como<br />
tal hasta 1576, cuando se establece<br />
por documento y se alza en él una<br />
iglesia servida por la orden de San<br />
Francisco (Pezuela, 1868), hay referencias<br />
de que ya en 1530 los indios<br />
de esta zona son obligados a<br />
hacer "... sus conucos y granjerías"<br />
Archivo Nacional de <strong>Cuba</strong> (ANC):<br />
Fondo Academia de la Historia,<br />
Donativo de Néstor Carbonell<br />
AH-S-715-C-441, y concentrarse<br />
para poder ser ubicados con mayor<br />
premura y certeza (Gómez,<br />
Rodríguez, 1991). Paralelo a esto<br />
va ocurriendo el fenómeno llamado<br />
desculturación (Ortiz, 1965) en<br />
las costumbres y prácticas tradicionales<br />
propias, consecuencia de<br />
la imposición de nuevas formas<br />
de comportamiento.<br />
Es lógico que esto se refleje en<br />
la vida material como se deduce<br />
del siguiente documento donde se<br />
habla de los bastimentos que debe<br />
llevar un grupo "... un par de rallos<br />
de cobre e algún burén de cobre<br />
Gabinete de Arqueología / 7
ARQUEOLOGÍA<br />
pequeños e cebucanes..." (ANC-<br />
AH-S-298-C-31), donde se puede<br />
comprobar un cambio sustancial en<br />
la práctica ancestral de producción<br />
de casabe, con el uso del metal en un<br />
artefacto que siempre fue de barro.<br />
Otra modificación aún más significativa<br />
en la experiencia india de<br />
Bayamo se constata cuando se habla<br />
de los gastos de "... Doze pesos<br />
en oro en azadones y hachas para<br />
su labor" (ANC-AH-S-234-C-29),<br />
esto confirma la utilización de instrumentos<br />
de trabajo de hierro en<br />
la agricultura; válida es la referencia<br />
al hacha petaloide de hierro<br />
forjado aparecida en el sitio El<br />
Yayal, Holguín (Domínguez, 1984).<br />
También podemos ver esta situación<br />
en el uso de armas como "…ballestas,<br />
lanzas y espadas", factibles<br />
de encontrar en los residuarios, al<br />
igual que herraduras, cadenas de<br />
estribo, estribos, cuchillos, y otros.<br />
En lo concerniente al material<br />
cerámico, se confeccionan enseres<br />
utilitarios llamados de forma equívoca<br />
"cerámica negroide" cuando<br />
en realidad es un tipo de cerámica<br />
transicional o transculturada muy<br />
abundante en los sitios coloniales,<br />
hecha de una greda muy parecida<br />
a la utilizada por los aborígenes, algunas<br />
veces levantada a torno,<br />
otras a partir del "coiling" o levantado<br />
a mano y quemada en hornos<br />
cerrados de mayor intensidad, o<br />
simplemente en hornos abiertos.<br />
A estos ceramios se les ha conocido<br />
por diferentes acepciones,<br />
entre ellas Colono Ware (Deagan,<br />
1987), criolla (Rivera, 1992) y de<br />
transculturación (Domínguez, 1980).<br />
Su presencia en los sitios habaneros<br />
es cuantiosa, en casi todas<br />
las excavaciones hechas en<br />
esta región resulta abundante,<br />
como ocurrió en Calvo de la Puer-<br />
8 / Gabinete de Arqueología<br />
ta (Domínguez, 1980); incluso en Nicaragua,<br />
en el sitio León Viejo, hay<br />
una simbiosis que da posibilidad al<br />
surgimiento de una cerámica la cual<br />
puede llamarse de transculturación.<br />
La documentación afirma la<br />
confección de este tipo de cerámica<br />
utilitaria en el sitio de Guanabacoa,<br />
donde hay referencias de<br />
su fábrica entrado el siglo XIX<br />
(Bremer, 1980).<br />
Hay discrepancias entre los historiadores<br />
guanabacoenses acerca<br />
de las fechas de fundación de<br />
este poblado de indios y también<br />
se discute el hecho de que no había<br />
ningún enclave aborigen en el<br />
lugar con anterioridad, estos aspectos<br />
han sido muy debatidos<br />
pero al respecto no se ha dicho la<br />
última palabra (Gómez, Rodríguez,<br />
1991) y se contraponen planteamientos<br />
simples como la información<br />
surgida cuando el ataque de<br />
Jacques de Sores en 1555, en que<br />
los habaneros se refugiaron de las<br />
iras del corsario francés en el poblado<br />
de Guanabacoa (Eguren,<br />
1986; Acosta, 1988).<br />
De acuerdo con lo expuesto de<br />
manera sistemática sobre la inexistencia<br />
de un poblado aborigen en<br />
Guanabacoa, pero con la certeza<br />
de que el lugar fue una "experiencia<br />
india o un pueblo de indios",<br />
decidimos excavar allí, pues esta<br />
localidad fue concebida de todas<br />
formas en el siglo XVI, y de una forma<br />
u otra, siempre para indios y<br />
por indios. La hipótesis de su posible<br />
enclave inicial aborigen fue uno<br />
de nuestros objetivos, y la estrategia<br />
trazada, partiendo de esta hipótesis<br />
anterior, propició y dio base<br />
a este estudio de caso.<br />
Al retomar el análisis historiográfico<br />
de Guanabacoa se<br />
nos ofreció un panorama muy fa-<br />
vorable según los planos realizados<br />
por el historiador Pedro<br />
Herrera (c.p. 1986), construidos con<br />
su vasta información y donde concibe<br />
y plasma la ubicación en todo<br />
este terreno de dos posibles focos<br />
de asentamiento indígena. Estos<br />
lugares son La Loma del Indio —en<br />
la actualidad calle Estrada Palma,<br />
pero que antes tenía el nombre de<br />
Calle de los Indios—, al noreste de<br />
Guanabacoa; al sur, junto al arroyo<br />
del mismo nombre, tenemos el área<br />
de Tarraco, asociada a las calles<br />
Corralfalso y Cruz Verde, conocidas<br />
hasta la actualidad. En ambos lugares<br />
la toponimia nos animaba a<br />
preestablecer la posibilidad de encontrar<br />
lo buscado (Domínguez, 1989).<br />
Cuando la logística estuvo a punto,<br />
nos dimos a la tarea de realizar la<br />
primera fase de la investigación arqueológica:<br />
la prospección de las<br />
áreas de posible productividad.<br />
Como las mismas estaban urbanizadas<br />
y no existía precedente de<br />
trabajo arqueológico sistematizado<br />
en la región, al inicio el rastreo<br />
nos llevó a situaciones muy complicadas,<br />
pues al estar tan utilizado<br />
el terreno la posibilidad de excavaciones<br />
era bien escasa. En el<br />
intento, encontramos en las áreas escogidas<br />
numerosos inmuebles de<br />
bastante antigüedad, con traspatios<br />
o patios aledaños, en los cuales por<br />
tradición oral familiar se decía que<br />
nunca se había construido y se podían<br />
considerar terrenos vírgenes.<br />
Se realizó una nueva consulta<br />
de la documentación con la ayuda<br />
de Herrera y decidimos escoger los<br />
dos primeros sitios, uno en cada<br />
área preestablecida, tratando de<br />
contrastarlos entre sí y siguiendo<br />
los preceptos marcados por<br />
Pichardo Moya, en los asientos<br />
aborígenes de la loma y el río, y al
efecto resultaron Guanabacoa 2<br />
(Loma del Indio) y Guanabacoa 3<br />
(Tarraco - Cruz Verde, que es un<br />
arroyo).<br />
Durante los meses de mayo y<br />
junio de 1987 y de acuerdo a los pronósticos<br />
del tiempo (el suelo guanabacoense<br />
es muy propicio a la<br />
acumulación de agua por su activo<br />
manto freático) se comenzaron los<br />
movimientos de tierra, con el objetivo<br />
primordial de encontrar enclaves<br />
aborígenes y elementos de<br />
posible transculturación. Otro de<br />
los objetivos era calcular, con los<br />
materiales exhumados, el tiempo<br />
de estancia y el probable desarrollo<br />
socioeconómico del grupo o grupos<br />
humanos emplazados allí.<br />
Se excavó sistemáticamente en<br />
ambos lugares y en los dos cortes se<br />
llegó al sustrato estéril, moviendo<br />
unos 20 m 3 de tierra antropogénica.<br />
Las exhumaciones resultaron fértiles<br />
en todas sus capas y fueron controladas<br />
con rigor para su posterior<br />
estudio de laboratorio.<br />
Los cortes se planearon en escaques<br />
de 2.50 m x 2.50 m, divididos en<br />
cuatro secciones cada uno. En<br />
Guanabacoa 2 se planearon cinco<br />
escaques pero sólo se excavaron<br />
tres, y en Guanabacoa 3 se cortaron<br />
los dos previstos. El sistema metodológico<br />
utilizado al inicio y dadas<br />
las circunstancias de revoltura del<br />
terreno fue la estratigrafía artificial,<br />
en capas de 5 cm. A partir de los perfiles<br />
se hizo una prueba de cortes<br />
por capas naturales, las cuales estaban<br />
hasta cierto punto bien definidas;<br />
este sistema lo habíamos puesto en<br />
práctica en Nicaragua, en el sitio León<br />
Viejo en 1982 y nos había dado muy<br />
buen resultado. (Domínguez, 1993.)<br />
El trabajo arqueológico con capas<br />
artificiales primero y naturales<br />
después permitió un estudio de<br />
frecuencia en el propio campo, que<br />
brindó información para tomar decisiones<br />
en la orientación de los<br />
cortes. La profundidad osciló en todos<br />
los casos entre los 0.00 y 1.00<br />
m. Las evidencias se comportaron<br />
con bastante abundancia. Todos los<br />
cortes resultaron ser polivalentes, debido<br />
a la densidad y variedad de evidencias<br />
de la vida material de los<br />
hombres que en el decursar del<br />
tiempo se asentaron en ella y sus<br />
inmediaciones. (Tabla 1. Frecuencia<br />
de materiales.)<br />
Terminado el trabajo de campo<br />
en estas jornadas, se pasó a la investigación<br />
de laboratorio, cuyo resultado<br />
demostró que no habíamos<br />
encontrado los enclaves aborígenes<br />
iniciales, aunque sí pudimos<br />
observar en el sustrato antropogénico<br />
huellas fehacientes de la<br />
presencia indígena de grupos<br />
agroalfareros; ellos debieron asentarse<br />
en estas áreas y por lógica, no<br />
se debía descartar una posibilidad de<br />
estancia prefundación como pueblo<br />
de indios, lo cual puede ser acuñado<br />
por la frecuencia de cerámica abori-<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
Mapa del territorio de Guanabacoa en el siglo XVI<br />
realizado por el historiador Pedro Herrera<br />
gen en sus formas comunes de ollas<br />
y burenes (Domínguez, en Gómez y<br />
Rodríguez, 1991).<br />
Nuestro objetivo, como hemos<br />
dicho, era buscar los primeros<br />
asentamientos aborígenes, pero en<br />
realidad debemos consignar que, sin<br />
querer, encontramos innumerables<br />
elementos de la cultura africana unidos<br />
al sustrato inicial de este pueblo,<br />
con hallazgos como cuentas de collares,<br />
azabaches, etc., relacionados<br />
en su gran mayoría, de alguna manera,<br />
con el desarrollo de sus creencias<br />
religiosas y la parafernalia usada<br />
por los Cabildos y otras instituciones<br />
de los cultos afrocubanos.<br />
Quedó bien esclarecido, a partir<br />
de los artefactos hallados, que estábamos<br />
ante un sitio donde el proceso<br />
de transculturación se había<br />
desarrollado; fueron exhumados<br />
instrumentos líticos realizados en<br />
el reúso de piedras de fusil o pedernal<br />
(Rives, Febles, Domínguez,<br />
1989) y también en una lámina<br />
gruesa de vidrio blanco (fig. 1),<br />
posiblemente de un vaso del siglo<br />
XIX, trabajada con una tipología de<br />
Gabinete de Arqueología / 9
ARQUEOLOGÍA<br />
tallado muy similar a las encontradas<br />
en 1986 en el sitio Laguna de<br />
Algodones, en la ciudad de Trinidad,<br />
al sur de <strong>Cuba</strong> (Febles, Domínguez,<br />
1987). Estos objetos, de tan importante<br />
factura, fueron encontrados<br />
en el sitio G-3 (Calle Cruz Verde)<br />
junto a otros elementos también<br />
valiosos, y ello permitió la planificación<br />
de una cuarta excavación en<br />
las cercanías de esta calle y que será<br />
objeto de estudios posteriores.<br />
La cerámica con su capacidad<br />
diagnóstica, se presentó en ambos<br />
cortes, las muestras se ubicaron<br />
cronológicamente en una amplia<br />
línea de tiempo, por ejemplo encontramos<br />
tiestos de los siglos XVI y XVII<br />
con ceramios torneados como<br />
botijuelas, cazuelas, así como pastas<br />
porosas vidriadas con estaño y<br />
plomo, sin lugar a dudas mayólicas.<br />
Se presenta muy abundante la<br />
Fig. 1. Lámina gruesa de vidrio blanco tallado<br />
10 / Gabinete de Arqueología<br />
cerámica roja burda con o sin barniz<br />
de plomo, siempre en vajillas<br />
utilitarias o de cocina, lo que suele<br />
llamarse Morro Ware (Deagan, 1987).<br />
En cuanto a la gama de porcelanas<br />
y semiporcelanas aparecen<br />
restos en una frecuencia limitada,<br />
muy fragmentados y con poca<br />
posibilidad de reconstruir las formas,<br />
aunque permiten apreciar la<br />
existencia de diferentes tipologías<br />
que van desde la porcelana china<br />
de los siglos XVI y XVII hasta la inglesa<br />
del XIX.<br />
Debemos hacer notar la aparición<br />
de diferentes objetos rehechos<br />
a partir de desperdicios de otros<br />
materiales, un ejemplo son las fichas<br />
para jugar (fig. 2) y sumergidores de<br />
redes hechos de la cerámica mayólica,<br />
realizados en este material por<br />
su docilidad; similares se han encontrado<br />
en algunas excavaciones de<br />
Fig. 2. Fichas de juego rehechas en fragmentos<br />
de porcelana<br />
Tabla 1. Frecuencia de materiales<br />
Fuente: Elaboración autoral<br />
La Habana Vieja, especialmente en<br />
el sitio Calvo de la Puerta (Domínguez,<br />
1984) y en Puerto Rico, en<br />
las excavaciones efectuadas en el<br />
antiguo Cuartel de Ballajá, en el viejo<br />
San Juan (Rivera, 1992).<br />
También el vidrio se consideró<br />
uno de los materiales más abundantes,<br />
sobre todo botellas de vino<br />
u otras bebidas pertenecientes al<br />
siglo XIX, así como vasos y copas.<br />
Además, hay gran cantidad de enseres<br />
de hueso y una buena muestra<br />
de restos de dieta.<br />
Nuestra hipótesis de trabajo señala<br />
la posibilidad de que en este<br />
lugar hubiera existido un asiento<br />
inicial aborigen, es posible de la etnia<br />
aruaca; esto no pudo confirmarse<br />
cabalmente, pero en cambio<br />
muchos de los artefactos encontrados<br />
en ambos cortes indican con<br />
certeza el desarrollo en los mismos<br />
del evento de la transculturación,<br />
permitiendo esclarecer algunas de<br />
las incógnitas manejadas; así mismo<br />
esta investigación posibilitó el<br />
acopio de elementos para el estudio<br />
de la etapa sociológica de la<br />
transculturación en un nuevo lugar<br />
de <strong>Cuba</strong>, y sobre todo esclarecer<br />
puntos sobre los pueblos de indios,<br />
como el que estamos seguros existió<br />
en Guanabacoa.
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AH - S - 298 - C - 31 AH - S - 234 - C - 29.<br />
Gabinete de Arqueología / 11
ARQUEOLOGÍA<br />
Prospección arqueológica subacuática<br />
en el Noreste de La Habana. (I Parte.)<br />
Por: Rubén Berrayarza, Freddy Navarro, Ted Hill y Craig Willians<br />
Resumen<br />
Es la arqueología subacuática una de las<br />
ciencias modernas más fascinantes. Cuando<br />
se concreta un proyecto y se sale tras la huella<br />
de algún naufragio, es una posibilidad entre<br />
muchas que se encuentre el pecio que<br />
buscamos. Identificar cada pieza y cerrar el<br />
círculo entre esta disciplina y la historia es<br />
nuestra meta. Este es un intento más.<br />
Abstract<br />
Underwater archaeology is amongst the<br />
most fascinating of modern sciences. When<br />
the theoretical part of a project is complete<br />
and a team is despatched to search for the<br />
remains of a ship, it is by no means sure that<br />
they will find what they are looking for. The<br />
challenge is to identify the wreck and its<br />
contents and close the circle between<br />
historical theory and archaeological reality.<br />
This article describes one such attempt.<br />
12 / Gabinete de Arqueología<br />
Últimamente, en el Caribe, los<br />
restos de galeones han estado en<br />
la mirilla de los buscadores de tesoros;<br />
las compañías tecnológicas<br />
y los arqueólogos han colocado en<br />
ellos su vista con el afán de obtener<br />
el gran descubrimiento del período<br />
colonial hispanoamericano.<br />
Algunas de estas compañías han<br />
ayudado a la actual sed de conocer<br />
la historia que navegó el mundo<br />
portando riquezas incalculadas<br />
durante siglos; otras, sólo han llevado<br />
a la identificación de una colección<br />
particular. En cualquier<br />
caso, todo <strong>parte</strong> —y está bien demostrado—<br />
de conglomerar ciencia,<br />
tecnología, largas investigaciones en<br />
archivos, oídos y ojos bien abiertos;<br />
sin todo esto, no se podrá emprender<br />
una empresa que no sólo es<br />
costosa en términos económicos;<br />
también deberá consumir gran<br />
<strong>parte</strong> de tiempo, incluso años.<br />
Aquellas historias donde aparece<br />
un punto exacto, un sobreviviente<br />
y todo el cargamento a flor de<br />
agua quedaron muy atrás, por lo<br />
que la nueva ciencia que hoy crece<br />
y se propone rescates que se adelanten<br />
a los piratas modernos, es<br />
la arqueología subacuática.<br />
Para esta disciplina, la tecnología<br />
y los medios necesarios son en<br />
ocasiones una pared infranqueable<br />
que dificulta totalmente y encare-<br />
ce la actividad. La búsqueda de<br />
nuestro patrimonio con un mínimo<br />
de recursos a veces da resultado,<br />
pero no entrega todo el volumen<br />
de información que la vida marítima<br />
colonial tiene de su lado. <strong>Cuba</strong>,<br />
con una privilegiada ubicación geográfica<br />
que le otorgó un importante<br />
papel en el comercio colonial y<br />
sus más de 700 naufragios, se ha<br />
dedicado desde hace varias décadas<br />
a realizar una exhaustiva<br />
investigación de esos restos sumergidos.<br />
Hoy se crean empresas<br />
meticulosamente controladas<br />
por las instituciones responsables<br />
de la conservación de nuestro patrimonio<br />
nacional, y el Estado establece<br />
convenios con entidades de<br />
otras naciones para la investigación<br />
y rescate de pecios en nuestras<br />
aguas.<br />
De gran importancia es contar con<br />
información histórica confiable, una<br />
embarcación equipada con todos<br />
los medios necesarios para la navegación,<br />
poseer equipos de exploración<br />
y buceo acordes con las<br />
exigencias planteadas, y por último<br />
disponer de un grupo de trabajo<br />
especializado, factor principal<br />
que aglutina, engrana y hace que<br />
todo lo anterior funcione.<br />
Este artículo resume la búsqueda<br />
arqueológica realizada por la<br />
asociación cubano-canadiense
GEOMAR CANPAC, acometida en<br />
la costa norte del litoral habanero,<br />
desde septiembre de 1996 hasta<br />
agosto de 1997.<br />
Caracterización físico-geográfica<br />
de la zona de los trabajos<br />
Zona del litoral de Guanabo<br />
La costa se extiende en dirección<br />
general E W y no presenta<br />
accidentes geográficos notables en<br />
el tramo comprendido entre la Bahía<br />
de La Habana y Boca de Jaruco.<br />
En general, la costa es llana con<br />
elevaciones de poca altura y pendientes<br />
suaves con dos áreas predominantes:<br />
las elevaciones de<br />
Loma Bella, de 87 m de altura, en<br />
cuya ladera se encuentra el pueblo<br />
de Guanabo, y del lado E, después<br />
del río del mismo nombre, se<br />
observan las elevaciones de la Sierra<br />
de Sibarimar, con cotas máximas<br />
de 108 m de laderas abruptas.<br />
La línea costera se extiende baja<br />
y rocosa, con segmentos acantilados<br />
y relativamente altos en su<br />
<strong>parte</strong> W, pero a partir del Río Tarará<br />
hasta el Rincón de Guanabo, la costa<br />
es una playa de arena en toda<br />
su extensión. Un bajo costero de<br />
arena y rocoso se ubica a menos<br />
de 10 m de profundidad.<br />
Después del veril acantilado del<br />
litoral, las profundidades aumentan<br />
bruscamente y la navegación con<br />
embarcaciones de poco y medio<br />
calado se puede efectuar sin peligro<br />
alguno.<br />
En sentido general las aguas son<br />
limpias, de gran transparencia al<br />
no existir aportes terrígenos significativos<br />
por la pobreza de las corrientes<br />
fluviales que desembocan<br />
en el área. La comunicación abierta<br />
con las aguas oceánicas y su<br />
cercanía al talud insular que cae<br />
violentamente, a no más de cinco<br />
millas de la costa, junto con la<br />
inexistencia de barreras y cayos<br />
potentes, hace que la región de interés<br />
presente una flora y fauna<br />
variadas durante todo el año. Los<br />
fondos muestran parches de roca<br />
con crecimiento coralino que constituyen<br />
refugio y hábitat de gran<br />
cantidad de peces propios del<br />
arrecife. 1<br />
Características geológicas<br />
En la zona costera, a continuación<br />
de la <strong>parte</strong> baja de la plataforma<br />
y el litoral, donde se realizaron<br />
los estudios, existen diferentes formaciones<br />
geológicas; entre las más<br />
notorias podemos mencionar: Fm.<br />
Cojímar, Fm. Jaimanitas, Fm. Vía<br />
Blanca, Fm. Universidad, Fm. Sta. Fe,<br />
y Fm. Güines. Todas son rocas<br />
sedimentarias con gran predominio<br />
del material terrígeno carbonatado<br />
y están representadas por margas,<br />
areniscas, arcillas y calizas de<br />
diferentes granulometrías, texturas,<br />
coloración y grados de compactación.<br />
En general, estos materiales constituyen<br />
los principales objetos de la<br />
erosión o denudación, el transporte,<br />
trituración, selección y deposición<br />
en los diferentes ambientes<br />
sedimentarios donde, por medio<br />
de variados procesos diagénicos, se<br />
forman nuevas rocas sedimentarias.<br />
La actividad geológica del mar<br />
sigue el mismo patrón que la de los<br />
ríos, los hielos y los vientos. Hay,<br />
sin embargo, factores que la hacen<br />
especialmente importante para la<br />
vida en la tierra. En el caso de las<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
costas escarpadas con aguas algo<br />
profundas, el mar desarrolla una<br />
actividad abrasiva muy fuerte, y la<br />
presión que ejerce el agua impulsada<br />
por el oleaje sobre la franja costera<br />
llega a sobrepasar los 2kg/cm 2 , de<br />
este modo se van formando trincheras<br />
horizontales donde la roca<br />
colgante se disgrega de forma gradual<br />
hasta que finalmente cae por<br />
su propio peso; así van retrocediendo<br />
lentamente las costas, y la plataforma<br />
llana que toma su lugar es<br />
llamada terraza costera.<br />
Al producirse una transgresión,<br />
estas terrazas quedaron sumergidas;<br />
en la zona objeto de estudio<br />
se extienden hasta una profundidad<br />
aproximada de 10 a 12 m y su<br />
ancho varía entre 0.5 y 1.4 km. El<br />
plano de inclinación de estas terrazas<br />
no sobrepasa los 3 grados; en<br />
lugares como estos, las olas transportan<br />
sedimentos que se mueven<br />
en sentido perpendicular o a lo largo<br />
de la línea de costa en dependencia<br />
del ángulo con que incida el<br />
oleaje, y la prevalencia del flujo sobre<br />
el reflujo o, viceversa, hace que<br />
los sedimentos se alejen o acerquen<br />
a la costa en mayor o menor<br />
cuantía.<br />
El arribo de material grueso a<br />
las playas de suave declive conduce<br />
con frecuencia a la formación<br />
de bancos costeros, como los observados<br />
en las playas de Santa<br />
María y Guanabo.<br />
Equipamiento tecnológico<br />
Para garantizar que los trabajos<br />
de prospección arqueológica<br />
subacuática sean eficaces contamos<br />
con una embarcación de aluminio<br />
nombrada Decibar, de 10 m<br />
1 Instituto <strong>Cuba</strong>no de Hidrografía (ICH) (1989): Derrotero de las costas de <strong>Cuba</strong>, Editorial Científico Técnica, La Habana, t. 1, pp. 191-193.<br />
Gabinete de Arqueología / 13
ARQUEOLOGÍA<br />
de eslora y 1.30 m de calado, equipada<br />
con medios y tecnología de<br />
punta que ofrecen una navegación<br />
segura y facilidades para la<br />
ejecución del estudio, entre ellos,<br />
computadoras NEC Pentium y software<br />
idóneo, tarjeta Novatel para<br />
GPS, magnetómetro protónico<br />
Geometrics 876, sonar de barrido<br />
lateral Imagenex-150, detectores<br />
de metales manuales Pulse 8X, bomba<br />
de inyección de agua y deflector<br />
(Propwash); otros como equipo de<br />
buceo de alta tecnología Superlite,<br />
detector de metales remolcable<br />
Pulse 12, vehículo de operación remota<br />
R.O.V, Fanton 300, fueron utilizados<br />
en ocasiones.<br />
La mayoría de los equipos están<br />
conectados a la computadora,<br />
especialmente aquellos que son<br />
utilizados para la navegación y generan<br />
una gran cantidad de datos;<br />
este es el caso del Sistema de Posicionamiento<br />
Global y el Magnetómetro.<br />
Otros, como el sonar<br />
de barrido lateral, están acoplados<br />
a dispositivos especiales de<br />
grabación de datos en cintas<br />
magnéticas.<br />
Metodologías empleadas<br />
Es fundamental contar con el sistema<br />
de posicionamiento preciso<br />
que permite enlazar los datos obtenidos<br />
a un plano, además de ubicarnos<br />
con facilidad y rapidez en<br />
los puntos deseados. Todo esto se<br />
logra con el uso del sistema de posicionamiento<br />
global GPS constituido<br />
por tres segmentos:<br />
El segmento espacial: consta<br />
de veinticuatro satélites, veintiuno<br />
de ellos en servicio activo y<br />
los tres restantes de reserva. Estos<br />
están ubicados en seis planos<br />
orbitales (cuatro en cada uno), se-<br />
14 / Gabinete de Arqueología<br />
parados cincuenta y cinco grados<br />
entre sí y a una altura del nivel<br />
del mar de 10 898 m; los períodos<br />
orbitales de estos satélites son de<br />
aproximadamente doce horas,<br />
observándose de este modo seis<br />
de ellos en cualquier punto del globo<br />
terráqueo.<br />
El segmento de control: está<br />
constituido por una estación master<br />
y cinco esclavas; estas últimas<br />
monitorean las trayectorias de los<br />
satélites, sus efemérides, los seudorrangos,<br />
el tiempo y la fecha, y envían<br />
las señales a la estación master<br />
donde son recalculadas. Las correcciones<br />
de las efemérides y el tiempo<br />
son transmitidas a los satélites<br />
nuevamente a través de las estaciones<br />
esclavas.<br />
El segmento del usuario: consiste<br />
en los medios que se poseen para<br />
monitorear y recibir las señales provenientes<br />
de los satélites, por ejemplo<br />
la tarjeta de DGPS Novatel.<br />
Debido a que durante la propagación<br />
de las señales, las mismas<br />
sufren la influencia de varios fenómenos<br />
que introducen errores a la<br />
hora de la posición, se implementó<br />
la variante de GPS diferencial<br />
(GPSd); esta consistió en dos estaciones<br />
que operaron en pares, una<br />
estación master o de referencia<br />
que se ubicó en Tarará con coordenadas,<br />
23.177095° de latitud N y<br />
82.210043° de longitud W, y la estación<br />
remota o esclava constituida<br />
por los medios instalados a bordo<br />
de la embarcación utilizados para<br />
monitorear y recibir las señales<br />
provenientes de los satélites, así<br />
como las correcciones enviadas por<br />
la estación referencial. Este método<br />
es muy efectivo cuando ambas<br />
estaciones reciben las señales de<br />
satélites comunes, en nuestro caso<br />
las mayores distancias entre esta-<br />
ciones no sobrepasaron los 8 km y<br />
la determinación de la posición no<br />
excedió los 2 m de error.<br />
Prospección geofísica; equipamiento<br />
El levantamiento magnético es<br />
una herramienta fundamental en los<br />
trabajos de prospección arqueológica,<br />
y para tales fines se utilizó el magnetómetro<br />
protónico Geometrics 876.<br />
El principio de funcionamiento<br />
de todos los magnetómetros<br />
protónicos es el mismo y está basado<br />
en la medición de la frecuencia<br />
de precesión de los protones<br />
libres o del núcleo del átomo de<br />
hidrógeno en un fluido. La frecuencia<br />
de precesión depende de<br />
la constante atómica GPSCard<br />
Command Descriptions Manual y<br />
de la intensidad del campo magnético.<br />
La intensidad total del campo<br />
magnético terrestre se mide con<br />
una precisión que oscila entre 1 y<br />
0.1 gamma.<br />
Escala de los trabajos magnéticos<br />
La escala de los trabajos depende<br />
de varios factores, pero principalmente<br />
está condicionada por las<br />
características de los cuerpos que<br />
esperemos detectar; esto está relacionado<br />
directamente con las características<br />
del equipo con que<br />
contamos, es decir, la capacidad de<br />
detección y la precisión del mismo.<br />
Otro factor importante constituye<br />
el sistema de posicionamiento<br />
empleado y la exactitud que garantice<br />
a la hora de determinar la posición.<br />
También influyen el oleaje, los<br />
vientos y las corrientes marinas que<br />
provocan un abatimiento o desviación<br />
de la embarcación del curso planificado.<br />
Teniendo en cuenta lo<br />
anterior, se empleó una distancia
entre perfiles o líneas magnéticas de<br />
20 m con buenos resultados.<br />
Distancia de remolque del sensor con<br />
respecto a la embarcación<br />
La distancia de remolque óptima<br />
estaría dentro del rango de 1,5<br />
a 3 veces la eslora de la embarcación;<br />
en nuestro caso, utilizamos<br />
una mínima de 16 m con respecto a<br />
la popa. Esta distancia estuvo condicionada<br />
en gran medida por las<br />
bajas profundidades.<br />
Profundidad de inmersión del sensor<br />
La profundidad de inmersión del<br />
sensor depende fundamentalmente<br />
de las características de la zona investigada.<br />
La profundidad mínima<br />
fue de 1 m con respecto a la superficie<br />
del mar, y sobre el fondo marino<br />
varió aproximadamente desde 2 m<br />
en las zonas del litoral con acumulaciones<br />
de arena, hasta 4 m en las zonas<br />
rocosas y de arrecifes coralinos.<br />
Velocidad de trabajo<br />
La velocidad de remolque de los<br />
sensores utilizados durante la prospección<br />
osciló entre los 4 y 5 nudos,<br />
para de este modo realizar una<br />
medición cada 4 m aproximadamente,<br />
teniendo en cuenta que el<br />
intervalo de medición del equipo es<br />
de 2 seg., a esta velocidad se logró<br />
una productividad diaria de 1 km 2<br />
para una escala de 1: 2 000.<br />
Procesamiento de los datos magnéticos<br />
Todos los equipos de exploración<br />
y entre ellos el magnetómetro, están<br />
acoplados a una computadora<br />
que permite la grabación y el<br />
monitoreo de la información obtenida;<br />
una vez terminado el levantamiento<br />
magnético, los datos de<br />
la intensidad del campo magnético<br />
total de la tierra, que además están<br />
acompañados en cada punto<br />
por la posición expresada en coordenadas<br />
geográficas, son procesados<br />
de forma simple y rápida con<br />
la ayuda de programas como<br />
Microsoft Work y Surfer; de este<br />
modo son conformados los mapas<br />
que muestran las localidades anómalas<br />
así como la intensidad del<br />
campo total de estas.<br />
Los buzos comprueban las anomalías<br />
puntuales con detectores de metales<br />
Comprobación de las anomalías<br />
magnéticas<br />
Realizados los trabajos magnetométricos,<br />
se procedió a la comprobación<br />
mediante buceo autónomo<br />
de los puntos donde existían<br />
anomalías magnéticas. En dependencia<br />
de la intensidad de las anomalías,<br />
se utilizaron detectores de<br />
metales manuales Pulse 8x, equi-<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
pos que basan su principio de funcionamiento<br />
en las propiedades<br />
electromagnéticas que poseen los<br />
metales y también prestaron gran<br />
ayuda en los casos en que los objetos<br />
causantes de las anomalías<br />
yacían debajo de pequeñas capas<br />
de sedimento.<br />
Levantamiento magnético. Resultados<br />
obtenidos<br />
Con el objetivo de simplificar y<br />
hacer más entendible la información,<br />
se decidió dividir el área estudiada<br />
en sitios (del I al III) basados<br />
fundamentalmente en los residuarios<br />
y las evidencias observadas.<br />
Generalidades<br />
En total se detectaron 306 anomalías;<br />
171 de ellas presentan valores<br />
por debajo de los 10 gamma, y<br />
135 son iguales o mayores a las 10<br />
unidades; estas últimas fueron<br />
consideradas de mayor importancia<br />
y se comprobaron mediante buceo<br />
autónomo.<br />
En el 22.4% de las anomalías<br />
buceadas no se observó nada y<br />
estos puntos coincidieron con fondos<br />
arenosos que en ocasiones<br />
poseían rocas aisladas. El 7.75%<br />
corresponde a localidades donde<br />
el fondo es rocoso y de igual modo<br />
no se observó nada. El 16.3% pertenece<br />
a zonas de fondos rocosos<br />
donde el campo magnético tiene un<br />
comportamiento singular, ya que<br />
se observan anomalías magnéticas<br />
de relativa moderada extensión<br />
de 90 a 120 m como promedio,<br />
e intensidades que superan los 30<br />
gamma; las anomalías tienen forma<br />
de escalón positivo que resalta<br />
sobre las observaciones del cam-<br />
Gabinete de Arqueología / 15
ARQUEOLOGÍA<br />
po general del área, que presenta<br />
un gradiente suave.<br />
En muchos de estos puntos se<br />
realizaron buceos exploratorios utilizando<br />
el detector de metales Pulse<br />
8x, obteniendo lecturas anómalas en<br />
varias localidades; las rocas que conforman<br />
el fondo marino son principalmente<br />
calizas arrecifales o con<br />
oquedades, y también muestran<br />
manchas oscuras constituidas por<br />
material máfico asociado a minerales<br />
de hierro, como es de esperar.<br />
Este comportamiento podría explicarse<br />
a través de los procesos<br />
sedimentarios que tienen lugar en<br />
los climas húmedos y tropicales, en<br />
ambientes de transición litoral o de<br />
aguas someras donde los ríos<br />
transportan al mar gran cantidad<br />
de material clástico; con este material<br />
y por infiltración de las aguas<br />
subterráneas, van al mar iones de<br />
hierro, magnesio y óxidos de aluminio<br />
disueltos, provenientes de la<br />
corteza de intemperismo. Como<br />
estos elementos son poco solubles<br />
se precipitan rápidamente en zonas<br />
de aguas someras, donde a<br />
causa de la elevada temperatura,<br />
la solubilidad del carbonato de calcio<br />
disminuye y pasa a formar <strong>parte</strong><br />
importante de los sedimentos<br />
marinos. 2<br />
Existen, además, alrededor de<br />
cinco puntos donde no se observó<br />
nada y representan el 4.6%; las<br />
causas pueden estar atribuidas a<br />
errores instrumentales cometidos<br />
por el hombre o debido a fenómenos<br />
que afectan el comportamiento<br />
del campo magnético, tanto<br />
naturales como artificiales, enfatizando<br />
en las últimas como pueden<br />
ser los ruidos provocados por<br />
la cercanía de la embarcación.<br />
16 / Gabinete de Arqueología<br />
Sitios<br />
Sólo expondremos algunos de<br />
los sitios que más llamaron la atención<br />
de los especialistas. Se efectuó<br />
un levantamiento magnético<br />
que abarcó un área de 4.246 km 2 ,<br />
se observó el comportamiento de<br />
la intensidad del campo magnético<br />
terrestre de la zona y fueron confeccionados<br />
siete mapas nombrados<br />
María, desde el uno hasta el<br />
siete, que muestran las localidades<br />
anómalas, así como la intensidad<br />
del campo total en esos puntos.<br />
Sitio I<br />
Las investigaciones comenzaron<br />
por un punto ubicado al norte<br />
del hotel Atlántico, en la playa de<br />
Santa María del Mar, pues teníamos<br />
información histórica acerca<br />
del naufragio en 1744 de la fragata<br />
Nuestra Señora del Rosario con pertrechos<br />
de guerra y valores.<br />
Como resultado de la combinación<br />
del levantamiento magnético<br />
y el buceo exploratorio fueron detectados<br />
cuatro anclas y dos cañones.<br />
De estos residuarios, el más importante<br />
fue el ubicado al frente del<br />
hotel Atlántico a escasos 200 m de<br />
la línea de costa con dos piezas de<br />
artillería, al parecer medios cañones<br />
a juzgar por sus dimensiones.<br />
El levantamiento magnético fue<br />
apoyado por buceos exploratorios,<br />
realizando un rastreo detallado por<br />
medio de los detectores de metales<br />
manuales Pulse 8x.<br />
Sitio II<br />
El levantamiento magnético<br />
fue utilizado, al igual que en el<br />
Sitio I, como método de avance<br />
durante la exploración, y en esta<br />
ocasión se cubrió un área de 1 km 2 .<br />
Aquí también se conformó un mapa,<br />
llamado María 8, que muestra las<br />
localidades anómalas, así como la<br />
Muchas veces los detectores de metales localizan conglomerados<br />
asociados a minerales ferrosos y no ferrosos<br />
2 Ernesto Hernández Pérez (Comp.) (1978): Fundamentos de la Estratigrafía, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, pp. 4-6 y 32-33.
intensidad del campo magnético total<br />
en esos puntos.<br />
Durante el buceo se hallaron dos<br />
anclas, una con arganeo y la otra<br />
sin él, ambas de 4.5 m de longitud<br />
aproximadamente, se observó un<br />
cañón de hierro y otra serie de elementos<br />
ubicados alrededor del<br />
punto, con coordenadas 23.17710°<br />
de latitud N y 82.15012° de longitud<br />
W; otros elementos fueron cuatro<br />
cajas de hierro, un ancla moderna,<br />
planchas de hierro y cabillas.<br />
Con posterioridad, se realizaron<br />
levantamientos magnéticos<br />
que cubrieron los flancos Oeste,<br />
Norte y Este del sitio con vistas a<br />
establecer las cotas máximas de la<br />
dispersión y ubicar de esta forma<br />
otros elementos que pudieran estar<br />
relacionados con el yacimiento.<br />
En total se cubrió un área de<br />
3.625 km 2 y se localizaron nuevas<br />
evidencias que a nuestro parecer<br />
no guardan una relación directa<br />
con el sitio, pero no obstante son<br />
de gran importancia, ya que conforman<br />
el contexto arqueológico de<br />
la zona. Más adelante se realizó un<br />
estudio detallado del sitio con resultados<br />
satisfactorios.<br />
Entre estos residuarios se localizó<br />
un pecio de casco de acero de<br />
grandes dimensiones que yace<br />
cercano a la línea de costa, al Este<br />
del puente de madera de Guanabo,<br />
llamándolo Sitio III.<br />
Sitio muy comentado en las playas<br />
del este por su peculiaridad, fue<br />
un enorme barco de hierro movido<br />
por vapor, ahora en pedazos, localizado<br />
en el punto 23.1753° N y<br />
82.1588° W. Su estructura está cubierta<br />
por una espesa capa de coral<br />
y volúmenes de vegetación, a<br />
una profundidad de 3 m aunque<br />
<strong>parte</strong> de la armazón llega hasta<br />
sólo 1 m de la superficie. En el centro,<br />
muy cerca de la quilla, se observan<br />
con facilidad restos de plomo derre-<br />
tido en forma de gotas y algunos fragmentos<br />
de bronce y cobre.<br />
Sitio IV<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
El sitio IV se puede ubicar en las<br />
coordenadas 23.1 88825° de latitud<br />
N y los 82.1 58376° de longitud W;<br />
en esta área se realizó el levantamiento<br />
magnético del mapa María<br />
l0, que muestra las localidades<br />
anómalas, corroboradas por medio<br />
del buceo de reconocimiento y que<br />
coincidieron con tres cañones de hierro,<br />
un ancla y cientos de proyectiles<br />
de artillería de diferentes diámetros;<br />
aquí también se encontraron cajas<br />
con proyectiles de artillería de 20 mm<br />
de diámetro, y tanto los envases<br />
como su contenido yacían muy bien<br />
preservados.<br />
Sitio interesante y maravilloso.<br />
Agrupadas en el fondo, las balas<br />
de cañones de diferentes calibres<br />
están intactas, amontonadas unas<br />
Ancla de 4.5 m de largo hallada a 7 m de profundidad con su arganeo, cubierta de coral<br />
Gabinete de Arqueología / 17
ARQUEOLOGÍA<br />
sobre otras, con lo que forman pequeños<br />
mogotes. Las cajas de balas<br />
de asombrosa conservación se<br />
hallan dispersas, además de tres cañones<br />
con una gran cubierta de coral;<br />
su profundidad es de 5 m y las<br />
aguas sumamente transparentes.<br />
El estudio de prospección realizado<br />
al Este de La Habana, nos sitúo<br />
en un área muy conocida por la<br />
empresa Carisub: El pecio de la<br />
almiranta Nuestra Señora de las Mercedes,<br />
naufragado en 1698. Dicha<br />
empresa acometió trabajos arqueológicos<br />
en este sitio recuperando par-<br />
18 / Gabinete de Arqueología<br />
te de la historia sumergida del período<br />
hispanoamericano. Nuestra asociación<br />
después de analizar el<br />
potencial de las evidencias halladas<br />
creó las condiciones necesarias,<br />
de conjunto con el Consejo<br />
Nacional de Patrimonio y el Gabinete<br />
de Arqueología, para continuar<br />
una investigación que se centrara especialmente<br />
en la colecta minuciosa<br />
de los artefactos que todavía<br />
yacían en el emplazamiento que<br />
habíamos llamado Sitio II (Las<br />
Mercedes).<br />
Cajas de balas encontradas en el Sitio IV<br />
Berrayarza, Rubén (1999): Informe<br />
"Proyecto de excavación en el bajo de<br />
Sibarimar", Inédito (en poder del autor),<br />
GEOMAR – CANPAC, GEOMAR, <strong>Cuba</strong>.<br />
Erreguerra, Pilar Luna (1998): "Galeones<br />
en el Golfo de México ", en revista México<br />
en el Tiempo, no. 25, México D. F.<br />
Hernández Pérez, Ernesto (Comp.) (1978):<br />
Fundamentos de la Estratigrafía, Editorial<br />
Pueblo y Educación, La Habana.<br />
"Húmedos museos" (2002): en revista<br />
<strong>Cuba</strong> Internacional, julio-agosto, La Habana.<br />
Instituto <strong>Cuba</strong>no de Hidrografía (ICH)<br />
(1989): Derrotero de las costas de <strong>Cuba</strong>,<br />
Editorial Científico Técnica, t. 1, La Habana.<br />
Lange, O., M. Ibarra y N. Lebedeva<br />
(1998): Geología General, 1ra. edición en<br />
español, tomada de edición inglesa<br />
publicada en Moscú (1966), Editora<br />
Pedagógica [s.l.].<br />
Ortega, Ovidio (2001): "Historia del<br />
Galeón", Inédito, SERMAR S. A.<br />
Entrevista<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
Ortega, Ovidio (2001), CARISUB.
Evidencias numismáticas<br />
en sitios arqueológicos de La Habana Vieja<br />
Por: Carlos de la Rosa Graell y Roger Arrazcaeta Delgado<br />
Resumen<br />
Esta investigación, acerca de algunas<br />
monedas coloniales halladas en sitios<br />
históricos de La Habana Vieja, aborda su<br />
descripción numismática, filiación cronológica<br />
y distintos aspectos relacionados con su<br />
asociación a contextos estratificados. Por otra<br />
<strong>parte</strong>, analiza los factores que incurren en la<br />
presencia de este circulante. En las<br />
conclusiones se encuentran reflexiones que<br />
explican la variedad en los tipos monetarios y<br />
su poca frecuencia en sitios arqueológicos.<br />
Abstract<br />
A numismatic and chronological examination<br />
of the colonial coinage found at various sites<br />
in Old Havana, including a discussion of<br />
various aspects of the subject within an<br />
archaeological context. The article presents<br />
the results of an examination of the<br />
occurrence of coinage in the sites and<br />
draws conclusions about the variety of<br />
coins found and their general scarcity on<br />
archaeological sites.<br />
El surgimiento de las monedas<br />
constituyó un gran progreso humano<br />
y sirvió como vínculo para el intercambio<br />
cultural entre los pueblos,<br />
al ser portadoras del desarrollo<br />
alcanzado por la región emisora.<br />
Con el paso del tiempo, el arte<br />
numismático reflejó también los<br />
avances artísticos y tecnológicos<br />
que marcan etapas en la evolución<br />
social.<br />
En las excavaciones arqueológicas<br />
urbanas son halladas piezas<br />
numismáticas como <strong>parte</strong> de la<br />
evidencia material producida por<br />
la sociedad habanera, por ello resultan<br />
un complemento importante<br />
para establecer períodos de<br />
ocupación, cuando se supeditan al<br />
análisis estratigráfico.<br />
Durante el dominio español en<br />
la Isla, al comenzar una obra, fuera<br />
una estatua o la construcción de<br />
un edificio significativo, se acostumbraba<br />
colocar en un lugar del<br />
basamento la "Primera Piedra", generalmente<br />
una caja de plomo o<br />
sillar pétreo ahuecado que contenía<br />
documentos, publicaciones,<br />
monedas y medallas del momento<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
o algo anteriores, con interés para<br />
los estudios numismáticos y arqueológicos<br />
del período. 1<br />
La circulación monetaria en época<br />
colonial<br />
En América, durante el descubrimiento<br />
y conquista, era desconocida<br />
la moneda tal y como se<br />
usaba en otras regiones, y las transacciones<br />
comerciales entre culturas<br />
avanzadas se desarrollaban<br />
por medio del trueque o el uso de<br />
la llamada "moneda de la tierra",<br />
es decir, artículos cuya demanda o<br />
escasez le conferían un valor reconocido,<br />
que podían ser cacao, plumas<br />
rellenas con polvo de oro,<br />
porciones textiles y conchas.<br />
El advenimiento hispano a<br />
América introdujo las primeras<br />
monedas europeas. Al extenderse<br />
la conquista se crearon nuevos<br />
asentamientos colonos y<br />
hubo necesidad entonces de contar<br />
con un circulante que facilitara<br />
las operaciones comerciales,<br />
y evitara el fraude generado por<br />
su carencia.<br />
1 Recientemente se descubrió por investigadores del Gabinete de Arqueología, encabezados por<br />
Luis A. Francés y Mónica Pavía, la "Primera Piedra" del Oratorio San Felipe Neri. Esta apareció<br />
próxima a los cimientos donde estaba la cabecera del Oratorio primitivo, correspondiente a fines<br />
del siglo XVII, y consiste en un sillar cuadrado con un orificio central, en cuyo interior se<br />
depositaron treinta y tres monedas, dos escudos de oro y el resto reales en plata. En opinión del<br />
conservador Antonio Quevedo, este número puede relacionarse a la edad que tenía Jesucristo<br />
cuando fue crucificado por los romanos. Uno de los escudos fue identificado, por la especialista<br />
numismática Rebecca O. Linsuaín, como acuñado en 1634 por el Nuevo Reino (Santa Fe de Bogotá).<br />
Gabinete de Arqueología / 19
ARQUEOLOGÍA<br />
En 1505 el rey Fernando el Católico<br />
ordenó a la ceca de Sevilla la<br />
acuñación de circulante en metales<br />
como plata y vellón para su uso<br />
exclusivo en América. Tendrían<br />
igual diseño que en la Metrópoli,<br />
más una letra F coronada en el reverso,<br />
flanqueada por el yugo y las<br />
flechas, emblemas de Fernando e<br />
Isabel. Esta medida resultó insuficiente<br />
para resolver la carestía en<br />
el circulante, pues pasado algún<br />
tiempo se renovaron las peticiones.<br />
En 1535 el rey español Carlos I<br />
firma la Real Cédula donde autoriza<br />
fundar en México, territorio con<br />
abundantes metales preciosos, la<br />
primera Casa de Moneda del Nuevo<br />
Mundo. En 1542 fue establecida<br />
la ceca de Santo Domingo, y las de<br />
Lima y Potosí en 1565 y 1573 respectivamente.<br />
Inicialmente sólo se batieron<br />
monedas en plata, y desde 1620 se<br />
permitió la acuñación de oro en Santa<br />
Fe de Bogotá, donde ese metal era<br />
muy común. La amonedación colonial<br />
hispanoamericana en cuanto al<br />
aspecto tecnológico tuvo dos fases:<br />
la acuñación a martillo y la acuñación<br />
a volante, y aunque hubo distintas<br />
variantes tipológicas en los<br />
diseños, podemos resumirlos como<br />
sigue:<br />
Acuñación a martillo:<br />
a) Circular sin cordoncillo<br />
b) Macuquinas del tipo escudo<br />
coronado<br />
c) Macuquinas del tipo cruz cuartelada<br />
de castillos, leones y columnas<br />
sobre ondas del mar<br />
Acuñación a volante:<br />
a) Tipo mares y mundos<br />
b) Tipo busto<br />
Entre estas acuñaciones hubo sus<br />
particularidades en la ejecución de<br />
los diseños, pues debían atenerse, en<br />
líneas generales, a un patrón.<br />
20 / Gabinete de Arqueología<br />
La riqueza extraída en las colonias<br />
españolas permanecía temporalmente<br />
en el puerto habanero, y<br />
las flotas aguardaban a su abrigo<br />
la llegada de los diversos convoyes<br />
que debían integrarla; la marinería<br />
estante en la ciudad introdujo<br />
circulante relacionado con la procedencia<br />
de las naves.<br />
<strong>Cuba</strong>, por no poseer metales preciosos,<br />
jamás contó con ceca propia,<br />
excepto las obsidionales de Santiago<br />
de <strong>Cuba</strong> en 1741. La circulación monetaria<br />
se mantuvo por las arcas<br />
virreinales mexicanas, que enviaban<br />
a La Habana remesas conocidas<br />
como "situados", para aportar numerario<br />
al comercio insular y a obras<br />
defensivas.<br />
En la etapa colonial, las acuñaciones<br />
del tipo macuquino cubrieron<br />
un período más amplio, con<br />
una duración de dos siglos, pues<br />
aún cuando había cesado su fabricación<br />
hacia 1772 en Potosí, última<br />
ceca que las produjo, permanecieron<br />
en la circulación hasta algún<br />
tiempo después; en los años ochenta<br />
del siglo XVIII se decretó su extinción<br />
y recogida basándose en el<br />
valor facial y no por su contenido<br />
metálico. Estas monedas fueron<br />
sustituidas entonces por otras con<br />
una nueva estampa (busto) acuñadas<br />
a volante, remitidas desde<br />
México. Por esta razón desde finales<br />
del siglo XVIII el mayor volumen<br />
en circulación estaba integrado por<br />
piezas a volante, relativas a los reinados<br />
de Carlos III, Carlos IV y<br />
finalmente Fernando VII.<br />
La legislación monetaria del<br />
momento restringía la circulación<br />
en América a la Moneda Nacional,<br />
nombre que distinguía a las<br />
monedas batidas en nuestro continente,<br />
con mayor valor intrínseco,<br />
prohibiéndose el uso de la llamada<br />
Moneda Provincial, producida en cecas<br />
peninsulares; estas tenían menor<br />
contenido en metal fino y por<br />
tanto diferente cotización respecto<br />
al peso fuerte; baste señalar que<br />
cuatro pesetas del cuño nacional<br />
equivalían al peso, mientras se necesitaban<br />
cinco del tipo provincial<br />
para establecer igual valor.<br />
Junto a estas diferencias, existían<br />
variantes en cuanto a diseño y<br />
leyendas, donde el detalle básico<br />
era las Columnas de Hércules con<br />
el mote Plus Ultra sobre cintas liadas<br />
al fuste, quizás para denotar<br />
que el imperio español se encontraba<br />
"más allá" del mítico símbolo<br />
de los montes Calpe y Abila. En lo<br />
referente a las leyendas, la Moneda<br />
Nacional decía Hispaniarum et<br />
Indiarum Rex, mientras la provincial<br />
sólo presenta la inscripción<br />
Hispaniarum Rex.<br />
Desde la llegada española, <strong>Cuba</strong><br />
adquirió un valor estratégico significativo<br />
por su privilegiada ubicación<br />
geográfica y las singulares<br />
características del puerto habanero.<br />
Esta envidiable posición sería una<br />
de las causas para denominar a La<br />
Habana "Llave del Nuevo Mundo y<br />
Antemural de las Indias".<br />
La importancia alcanzada por<br />
la rada habanera y su villa fue<br />
lográndose poco a poco, y en 1560<br />
se afianzó como punto de reunión<br />
obligado para las flotas que transportaban<br />
las riquezas del Nuevo<br />
Mundo hacia España. A ello se unió<br />
un auge constructivo de defensas<br />
militares en la bahía para proteger<br />
los caudales que cada año llegaban<br />
y a la población contra el ataque<br />
corsario y la piratería, y como<br />
medida preventiva en relación con<br />
otras potencias beligerantes con la<br />
Metrópoli. Una consecuencia que<br />
esto trajo a La Habana fue la pre-
sencia en ella de monedas acuñadas<br />
en América transportadas por<br />
las tripulaciones, es así como toda<br />
la evolución del circulante hispanoamericano,<br />
desde sus albores, tuvo<br />
influencia en el país. A partir de las<br />
primeras piezas del tipo circular sin<br />
cordoncillo, hasta las últimas en<br />
acuñarse bajo el dominio colonial,<br />
la denominada Moneda Nacional<br />
o del tipo busto, quedaron sus muestras<br />
en la estratigrafía arqueológica<br />
de La Habana intramural.<br />
Testimonio recuperado<br />
En las excavaciones arqueológicas<br />
se hallan piezas numismáticas<br />
enmarcadas cronológicamente desde<br />
el siglo XVI hasta el presente. Casi<br />
siempre estas evidencias aparecen<br />
asociadas a unidades estratigráficas<br />
ricas en restos basurales producidos<br />
por la actividad humana en el pasado.<br />
Los depósitos más comunes<br />
donde suelen encontrarse esos<br />
restos son las letrinas y rellenos con<br />
escombros de origen constructivo<br />
o doméstico, estos últimos vertidos<br />
en huecos abiertos para extraer<br />
materiales de construcción, usados<br />
como estratos para nivelación en<br />
nuevos edificios. En otros rasgos<br />
arqueológicos como las estructuras<br />
de albañilería conformadas por<br />
canales hidráulicos, aljibes y pozos,<br />
obstruidos con rellenos y sedimentos,<br />
también se reportan artefactos.<br />
Sin embargo, las monedas en<br />
sitios arqueológicos terrestres cubanos<br />
no son numerosas, más bien<br />
ocasionales pero de frecuencia estable.<br />
Su estudio reviste el mayor interés<br />
dado su valor cronodiagnóstico<br />
preferente en contextos primarios,<br />
máxime cuando esta utilidad es<br />
contrastada con evidencias de<br />
análogo empleo operacional (artefactos<br />
tipos, depósitos e interfaces<br />
estratigráficas en relación). 2 Múltiples<br />
causas pueden explicar la deposición<br />
de monedas en estratos<br />
arqueológicos urbanos, pero a un<br />
nivel interpretativo general puede<br />
afirmarse que su origen más<br />
común es el accidental. Esta causa<br />
explica cómo en las letrinas<br />
o necesarias, presentes casi<br />
sistemáticamente en inmuebles<br />
coloniales, puede encontrarse con<br />
regularidad monedas que probablemente<br />
caían desde los bolsillos cuando<br />
usaban el servicio sanitario, o<br />
llegaban allí como basura doméstica.<br />
Otros aspectos complejos relacionados<br />
con las monedas son los<br />
procesos postdeposicionales, donde<br />
acciones culturales y naturales<br />
—deposición y erosión por la lluvia—,<br />
conllevan movimientos de<br />
pequeños artefactos; así como los<br />
traslados y disturbios provocados<br />
por ratas y ratones al abrir sus madrigueras<br />
en el suelo, trasladando<br />
además cosas que les resultan curiosas;<br />
o los daños físico-químicos<br />
y biológicos ocurridos en el medio<br />
térreo que ocasionan verdaderas<br />
alteraciones en la posición primaria<br />
deposicional de las monedas y<br />
otros artefactos.<br />
La Plaza de Armas<br />
Según cuenta la tradición, bajo<br />
una frondosa ceiba cercana a la<br />
bahía se efectuó la primera misa<br />
fundacional de la villa habanera,<br />
posterior a su traslado definitivo a<br />
la costa norte hacia 1519. En esa zona<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
litoral comenzó el poblamiento primigenio.<br />
Circundante a la Plaza de Armas,<br />
se realizaron excavaciones<br />
arqueológicas en la mansión<br />
construida por los condes de<br />
Santovenia, hoy Hotel Santa Isabel,<br />
así como en el Palacio de los<br />
Capitanes Generales. Del primer<br />
sitio, en Baratillo no. 9, entre<br />
Narciso López y Obispo, proviene<br />
la moneda más antigua encontrada<br />
en el Centro Histórico. Es un<br />
ejemplar de cuatro maravedíes<br />
acuñado en la ceca de Santo Domingo,<br />
corresponde al último diseño<br />
creado para estas piezas, y<br />
pertenece al reinado de Carlos y<br />
Juana en España (fig. 1).<br />
Fig. 1. Cuatro maravedíes, cobre,ceca de<br />
Santo Domingo, reinado de Carlos y Juana<br />
en España, fechada entre 1544 y 1555.<br />
Es la más antigua hallada en la ciudad<br />
La ceca dominicana tuvo corta<br />
duración (1542-1564), hubo un primer<br />
diseño (1542-1543) que reproducía<br />
los mismos tipos castellanos,<br />
con un castillo en el anverso, y en<br />
el reverso una K, cuya <strong>parte</strong> superior<br />
está unida simulando una R, y<br />
timbrada con una corona. El segundo<br />
diseño fue acuñado con algunas<br />
variantes hasta el cierre de<br />
2 Este concepto incluye a los suelos antrópicos y naturales, a las estructuras edificadas y sus hiatos o vacíos, identificados estos últimos por cortes,<br />
vaciados y demoliciones.<br />
Gabinete de Arqueología / 21
ARQUEOLOGÍA<br />
la ceca, y es el que aquí nos interesa.<br />
A este tipo corresponde la mayor<br />
<strong>parte</strong> de las monedas hechas<br />
entre 1542 y 1564. Su uso comenzó<br />
hacia 1544 y terminó posiblemente<br />
alrededor de 1563. La moneda<br />
encontrada en la casa Santovenia<br />
debe de estar fechada entre 1544 y<br />
1555 porque en ella aparecen inscritos<br />
los monarcas Carlos y Juana.<br />
Al morir doña Juana en 1555, su<br />
hijo Carlos I ordenó a la ceca sustituir<br />
la leyenda que contenía ambos<br />
nombres y dejar sólo el suyo.<br />
El lugar donde se exhumó dicha<br />
moneda estaba ubicado en la<br />
primera crujía del inmueble, su hallazgo<br />
también reafirma las noticias<br />
sobre la antigüedad del emplazamiento,<br />
habitado sucesivamente<br />
desde el siglo XVI. Según los documentos<br />
históricos en 1606 existía<br />
en el sitio una casa de buena fábrica,<br />
y el estudio riguroso de los<br />
artefactos cerámicos demuestra<br />
la pertenencia del contexto a un<br />
período no posterior al siglo XVII<br />
temprano.<br />
Las excavaciones en este inmueble,<br />
llevadas a cabo por Ricardo<br />
Roselló, Daniel Vasconcellos y un<br />
equipo de la Empresa de Restauración,<br />
revelaron una secuencia<br />
estratigráfica compleja, constituida<br />
por muros y cimentaciones, huecos<br />
de postes, pavimentos construidos<br />
con ladrillos, canalizaciones, letrinas,<br />
rellenos de tierra y basura doméstica<br />
con distintos materiales<br />
cerámicos, fragmentos óseos pertenecientes<br />
a animales usados en<br />
la alimentación y otros restos, todos<br />
vinculados a diferentes momentos<br />
ocupacionales del solar<br />
urbano entre los siglos XVI y XVIII. En<br />
algunos sectores se registró una<br />
potencia estratigráfica entre seis y<br />
siete metros, lo que revela los abru-<br />
22 / Gabinete de Arqueología<br />
madores cambios en la topografía<br />
original del sitio.<br />
En el lado opuesto a dicha mansión<br />
se alza el edificio más sobresaliente<br />
de la arquitectura civil a finales<br />
del siglo XVIII, el Palacio de los Capitanes<br />
Generales, actualmente Museo<br />
de la Ciudad. Este ocupa los terrenos<br />
donde en el siglo XVI se erigió la<br />
Parroquial Mayor, demolida en 1773<br />
y trasladado el culto al templo confiscado<br />
a los jesuitas, convertida unos<br />
años después, en el propio siglo XVIII,<br />
en Catedral Metropolitana.<br />
La costumbre antigua de sepultar<br />
los cadáveres en las iglesias permitió<br />
que en 1967, al iniciarse una nueva<br />
restauración del Palacio dirigida<br />
por Eusebio Leal Spengler, Historiador<br />
de la Ciudad de La Habana y<br />
director de esa institución, se encontraran<br />
enterramientos humanos<br />
y diversos restos arqueológicos<br />
coloniales. Entre ellos apareció una<br />
moneda mexicana de ¼ real, fechada<br />
en 1774 y perforada para<br />
ser usada como colgante. Esta<br />
pieza que lleva en el anverso el<br />
busto del rey Carlos III (1759-<br />
1789) y fue recobrada de un estrato<br />
superficial, podría estar<br />
relacionada con la época en que<br />
se construyó el Palacio, culminado<br />
en 1792.<br />
Convento San Francisco de Asís<br />
Esta representativa edificación<br />
religiosa, sita en la calle Oficios,<br />
fue estudiada arqueológicamente<br />
en varias campañas desarrolladas<br />
entre los años 1980 y 1990, algunas<br />
de ellas conducidas por<br />
Ricardo Rodríguez, Jorge Brito y<br />
Roger Arrazcaeta, bajo la asesoría<br />
de Leandro Romero. Los trabajos en<br />
el área conventual resultaron muy<br />
sugestivos por los contextos del XVI<br />
y XVII presentes en el sitio. Entre las<br />
muchas piezas halladas se encuentra<br />
una moneda de cobre<br />
muy antigua, cuyo valor nominal<br />
es cuatro maravedíes, del reinado<br />
de Carlos y Juana, acuñada en<br />
Santo Domingo hacia 1544-1555,<br />
un ejemplar similar al recuperado<br />
en la casa condes de Santovenia<br />
(fig.1).<br />
Merece señalarse con respecto<br />
a la letra F, ubicada en el anverso<br />
de esta pieza, que existen<br />
diferentes criterios; algunos autores<br />
la identifican como inicial del<br />
rey don Fernando el Católico, y<br />
otros señalan su correspondencia<br />
al primer ensayador de la ceca dominicana,<br />
llamado Francisco<br />
Rodríguez. La opinión más generalizada<br />
y verosímil adjudica<br />
esta rúbrica a los Reyes Católicos<br />
(YF), estampada aún fallecidos<br />
estos.<br />
Palacio del Marqués de Arcos<br />
Situado en la Plaza de la Catedral,<br />
fue objeto hace algunos años<br />
de excavaciones arqueológicas dirigidas<br />
por Carlos A. Hernández. El<br />
objetivo era estudiar la estratigrafía<br />
precedente en el lugar, definir áreas<br />
fronterizas entre tierra firme y ciénaga,<br />
la evolución histórica del inmueble<br />
y evidencias vinculadas a<br />
actividades humanas en este. Junto<br />
a cimientos, viejos drenajes,<br />
cerámica y vidrio, se encontraron<br />
algunas monedas coloniales asociadas<br />
a contextos primarios.<br />
Específicamente, entre los estratos<br />
antrópicos depositados en<br />
una antigua letrina, se recolectaron<br />
diez monedas con las denominaciones<br />
de medio y un real,<br />
cuyas fechas abarcan desde 1772<br />
hasta 1814. Las monedas, desafor
tunadamente muy desgastadas y<br />
dañadas, reafirman las referencias<br />
de diversas fuentes documentales<br />
sobre la circulación monetaria<br />
en <strong>Cuba</strong> y en particular La Habana.<br />
Las piezas en cuestión fueron<br />
acuñadas en México, Guatemala<br />
y Lima (fig. 2, a, b, c, d, e, f). A la<br />
ceca mexicana corresponden<br />
seis, una a Guatemala y otra a<br />
Lima, el resto no pudo clasificarse<br />
por su mal estado. Este promedio<br />
a favor de la ceca mexicana corrobora<br />
las informaciones sobre el<br />
abastecimiento monetario a la Isla<br />
por el Virreinato de la Nueva España,<br />
y la presencia de otros circulantes<br />
que traían en los galeones<br />
los tripulantes y comerciantes en<br />
su paso por la ciudad hacia la Metrópoli.<br />
Por otra <strong>parte</strong> las fechas<br />
en estas monedas ayudaron a<br />
precisar la época de uso del depósito<br />
letrinoso.<br />
Otro interesante descubrimiento<br />
fue hecho en los estratos basurales<br />
exhumados en un pozo<br />
artesanal al exterior del inmueble,<br />
en un recodo que forma su fachada<br />
hacia el lado izquierdo, frente a<br />
la calle Mercaderes. El pozo estaba<br />
virtualmente rellenado con botellas,<br />
cerámica y tierra, y junto a<br />
estos elementos dos monedas españolas<br />
de oro. El análisis e interpretación<br />
estratigráfica y la posición<br />
de las monedas y otros artefactos<br />
en el contexto arqueológico determinó<br />
el reúso del pozo como basurero<br />
hacia 1880 en adelante, sin<br />
haber llegado al siglo XX.<br />
Ambas monedas tienen una<br />
conservación extra fine y son del<br />
período Alfonso XII, de veinticinco<br />
pesetas cada una, acuñadas en<br />
Madrid. La más antigua está<br />
datada en 1879 y su ensayador la<br />
marcó con sus iniciales EM; la otra<br />
es de 1880 (fig. 2, g, h) y lleva las<br />
iniciales MS.<br />
Casa de la Obrapía<br />
Notable casa colonial, antigua<br />
propiedad del escribano y mercader<br />
Martín Calvo de la Puerta<br />
(Domínguez, 1984:4), estuvo entre<br />
las primeras de la ciudad intramural<br />
en ser intervenida por una restauración<br />
arquitectónica entre los<br />
años 1968-1970. Durante este proceso<br />
se efectuaron excavaciones dirigidas<br />
por los arqueólogos Rodolfo<br />
Payarés y Lourdes S. Domínguez. En<br />
una letrina estudiada por el primero<br />
se recolectó cerámica ordinaria,<br />
loza fina, vidrio y otros restos<br />
coloniales. Junto a ellos apareció<br />
una moneda con significativo valor<br />
entre el circulante español, una<br />
onza de oro (ocho escudos) acuñada<br />
en Madrid durante el reinado de<br />
Carlos III.<br />
Esta tipología monetaria se considera,<br />
entre los numismáticos, la<br />
reina del circulante cubano desde<br />
el último cuarto del siglo XVIII hasta<br />
la primera mitad del XIX. Oficialmente<br />
su valor estaba estipulado<br />
en dieciséis pesos fuertes, pero<br />
la demanda la sobrevaloró con<br />
una prima, que en La Habana era<br />
de diecisiete pesos por onza,<br />
pues los comerciantes dedicados<br />
a la trata negrera y el contrabando<br />
la utilizaban para pagar este<br />
lucrativo negocio, por constituir la<br />
mayor denominación en el menor<br />
volumen.<br />
Hostal El Comendador<br />
Esta casa del siglo XVIII fue posesión<br />
de la ilustre familia de los<br />
Pedroso. Aquí se realizaron diferentes<br />
trabajos arqueológicos diri-<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
gidos por Lisette Roura Álvarez, y<br />
en una estancia interior, contigua al<br />
patio, las excavaciones detectaron<br />
restos constructivos y rellenos con<br />
una cronología entre los siglos XVIII<br />
y XIX. Asimismo ocurrió un inusual<br />
descubrimiento, el hallazgo de entierros<br />
humanos. En los estratos<br />
antrópicos superiores, del siglo XIX,<br />
los arqueólogos encontraron cinco<br />
monedas de diferentes países y<br />
fechas, todas decimonónicas. Al<br />
circulante español pertenecen tres<br />
monedas, una al mexicano y la otra<br />
al estadounidense (fig. 3). Su descripción<br />
es la siguiente:<br />
España:<br />
- cincuenta céntimos, 1892, Madrid,<br />
plata (fig. 3 a).<br />
- cinco céntimos de peseta, 1870,<br />
Barcelona, bronce.<br />
- cinco céntimos de peseta, 1879,<br />
Barcelona, bronce (fig. 3 b).<br />
México:<br />
- ocho reales, 1886, Zacatecas,<br />
plata (fig. 3 c).<br />
Estados Unidos de América:<br />
- one dime, 1854, Filadelfia, plata<br />
(fig. 3 d).<br />
Dentro del grupo llama la atención<br />
la moneda de plata fechada<br />
en 1892, se destaca en ella una<br />
contramarca con la letra D y un<br />
entramado interior parecido a las<br />
celdillas de un panal de abejas (fig.<br />
3 a). Al respecto la literatura especializada<br />
no argumenta absolutamente<br />
nada, y otros especialistas<br />
consultados como Alfredo Díaz<br />
Gámez y Rebecca O. Linsuaín consideran<br />
su probable pertenencia a<br />
una entidad privada o persona.<br />
Otra moneda muy interesante<br />
lleva la fecha 1886, ocho reales,<br />
acuñada en Zacatecas, México. El<br />
análisis hecho por nosotros y expertos<br />
numismáticos como Inés<br />
Morales y los antes citados (comu-<br />
Gabinete de Arqueología / 23
ARQUEOLOGÍA<br />
24 / Gabinete de Arqueología<br />
2 a 2 b<br />
2 c 2 d<br />
2 e 2 f<br />
2 g<br />
Fig.2. Monedas de plata, anverso y reverso, período de Carlos IV y Fernando VII en España. Las dos últimas son de oro<br />
y corresponden al reinado de Alfonso XII. La 2 a, b, d, e, f son de México y la 2 c es de Guatemala<br />
2 h
Fig. 3. Monedas de distintos países indican la crisis del circulante en la<br />
Isla a fines del siglo XIX. Una problemática referenciada por los<br />
documentos históricos y las evidencias arqueológicas<br />
3 a<br />
3 b<br />
3 c<br />
3 d<br />
nicación personal, 2001), nos permite considerarla no<br />
auténtica, un falso de época. Los rasgos evaluados en<br />
la pieza fueron los siguientes: una fineza muy baja,<br />
cuando debería ser 0,903 milésimas de plata, apreciable<br />
en el matiz plateado muy amarillento, resaltando<br />
más cobre en la aleación; las letras de la leyenda en<br />
anverso y reverso son más delgadas y menos tupidas<br />
que en monedas similares; el canto estriado es<br />
irregular y no está bien definido. En lo referente al peso<br />
no cumple con los requerimientos establecidos, pues su<br />
peso real es 24, 00 g, cuando la norma era 27, 07 g,<br />
e incluso podía admitirse hasta 26, 00 g (fig. 3 c).<br />
Las monedas extranjeras, mayoritariamente españolas,<br />
indican la crisis en el circulante a fines del<br />
siglo XIX en <strong>Cuba</strong>, cuando al escasear este se admitían<br />
monedas de metales preciosos correspondientes a<br />
otras naciones, sobre todo norteamericanas, francesas<br />
y británicas, con las que existían grandes vínculos<br />
comerciales.<br />
Castillo de San Salvador de La Punta<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
Esta fortificación es un importante símbolo habanero<br />
e integra el blasón de nuestra capital. Comenzó<br />
a construirse en 1589 y se terminó, después de muchos<br />
percances, en 1609, teniendo en los siglos XVII y<br />
XVIII una importante posición estratégica, junto a la<br />
fortaleza del Morro, para salvaguardar la entrada a la<br />
bahía y porque defendía el camino que iba a la Chorrera<br />
por la ribera del mar.<br />
Durante su reciente restauración arquitectónica, iniciada<br />
en 1998 y finalizada en 2002, se llevaron a cabo<br />
investigaciones históricas y distintas excavaciones por<br />
un grupo de trabajo del Gabinete de Arqueología, encabezado<br />
por Luis A. Francés. Se realizaron descubrimientos<br />
significativos para la historia del fuerte, como una<br />
cantera, pavimentaciones, posibles restos de la<br />
contraescarpa, evidencias parietales relacionadas<br />
con la evolución constructiva del baluarte Quintanilla<br />
desde su origen hasta nuestros días, diversos caños<br />
exteriores e interiores, piezas artilleras y muchos<br />
otros. Junto a estos se recuperaron dos monedas españolas<br />
y una norteamericana.<br />
La moneda española más antigua fue exhumada<br />
en los rellenos del foso, tiene la denominación cuatro<br />
maravedíes de cobre y está acuñada en Segovia hacia<br />
1658 o 1659, reinando Felipe IV, entre 1621 y 1665.<br />
Posee una marca que parecía ser un resello, pero<br />
Gabinete de Arqueología / 25
ARQUEOLOGÍA<br />
recientes estudios no lo consideran<br />
así, por cubrirse en su totalidad el<br />
cospel con el nuevo cuño. Se halla<br />
en buen estado y puede considerarse<br />
como un ejemplar raro entre los<br />
especímenes numismáticos cubanos<br />
(fig. 4). Las otras dos monedas son:<br />
una hispana del reinado de Alfonso<br />
XII, fechada en 1876, y una norteamericana,<br />
one dime de 1857, acuñada<br />
en Filadelfia.<br />
La moneda española tuvo vigencia<br />
en la circulación cubana hasta<br />
1915 cuando fue desmonetizada, no<br />
así la norteamericana, que desde la<br />
etapa colonial se encontraba presente<br />
en el numerario cubano y al<br />
crearse la moneda nacional en 1915<br />
mantuvo su curso legal.<br />
Hotel Saratoga<br />
Fue edificado entre 1879 y 1881<br />
(Carmen Lezcano, 2000: 3 y 4), ocupando<br />
una zona convertida en muladar<br />
extramuros a fines del siglo<br />
XVIII y principios del XIX. Durante la<br />
actual reconstrucción se demolieron<br />
sus paredes interiores y se<br />
abrió una enorme excavación para<br />
nuevas cimentaciones, esto permitió<br />
realizar labores de rescate arqueológico.<br />
En las paredes verticales<br />
de este corte se aprecian diferentes<br />
unidades estratigráficas, las superiores<br />
con restos del XIX y XX, y aquí se<br />
colectaron dos monedas españolas.<br />
El contexto más rico en evidencias<br />
fue una gruesa capa oscura conformada<br />
por basuras coloniales<br />
que constituye la posición estratigráfica<br />
más temprana del depósito,<br />
hacia fines del XVIII; con enorme<br />
cantidad y amplia gama de restos<br />
domésticos, cerámica común, loza<br />
fina, porcelana, huesos de res, cerdo,<br />
pescado y aves, vidrio, madera y<br />
semillas. Allí se encontró una mone-<br />
26 / Gabinete de Arqueología<br />
da francesa fechada en 1722, hecha<br />
en cobre y muy deteriorada (fig. 5),<br />
posiblemente por su enterramiento<br />
en un ambiente húmedo inestable, y<br />
con presencia de distintas sustancias<br />
químicas.<br />
Por otra <strong>parte</strong>, las dos monedas<br />
hispanas mencionadas son piezas de<br />
cinco céntimos, bronce, acuñadas en<br />
Barcelona en 1870. Tenían escaso<br />
poder adquisitivo y fueron muy abundantes<br />
en el circulante cubano en la<br />
segunda mitad del siglo XIX.<br />
Casa del Marqués de Prado Ameno<br />
(O’Reilly 253)<br />
También investigada por su relevancia<br />
histórico-arqueológica. Aquí,<br />
bajo la dirección de Roger Arrazcaeta<br />
y Rolando Crespo, se abrieron distintos<br />
cortes estratigráficos y el de<br />
mayor interés para este estudio fue<br />
la excavación de una letrina que aportó<br />
abundante material con restos<br />
culinarios: loza fina (creamware y<br />
pearlware), vidrio, mayólica mexicana<br />
y española y cerámica ordinaria.<br />
Condiciones anaerobias del depósito<br />
sanitario en sus capas más pro-<br />
Fig. 4. Cuatro maravedíes, cobre, ceca de<br />
Segovia, datación 1658 - 1659.<br />
Exhumada en los rellenos del foso,<br />
Castillo de La Punta<br />
fundas conservaron evidencias orgánicas<br />
como semillas, madera y cuero.<br />
La cronología en este rasgo<br />
arqueológico puede estimarse hacia<br />
fines del XVIII y principios del XIX.<br />
Una moneda de plata en mal estado<br />
fue recobrada del estrato<br />
letrinoso más prolífero en restos<br />
arqueológicos, la u. e. 48, a 1,50 m<br />
del nivel 00. Es una pieza de medio<br />
real, año ilegible, ceca México,<br />
ensayadores Francisco Arance<br />
Cobos y Mariano Rodríguez (FM).<br />
Estas dos personas trabajaron en<br />
los períodos de Carlos III y Carlos<br />
IV, especialmente entre los años<br />
1783-1807 (fig. 6).<br />
En otro corte, el no. 5, ubicado en<br />
una estancia contigua al traspatio, al<br />
excavarse un grueso relleno en un<br />
aljibe, se encontraron dos piezas españolas;<br />
la primera corresponde a<br />
cinco céntimos, cobre, año 1877,<br />
ceca Barcelona, reinado de Alfonso<br />
XII; la segunda es también del<br />
mismo período, denominación<br />
dos pesetas, acuñada en plata,<br />
año 1883, fabricada en Madrid,<br />
ensayador MS. La estratigrafía y<br />
las evidencias arqueológicas vin-<br />
Fig. 5. Moneda de Francia,<br />
acuñada para sus colonias en 1722.<br />
Pieza atípica en el circulante cubano
culadas a estos dos artefactos, revelaron<br />
un contexto formado por<br />
rellenos basurales, datados en la<br />
segunda mitad del siglo XIX.<br />
Muralla no. 103-105<br />
Los trabajos en este sitio se efectuaron<br />
por Anicia Rodríguez, Sonia<br />
Menéndez, Karen Mahé Lugo y<br />
Lisette Roura. Entre los rellenos,<br />
estratos primarios y restos arqueológicos<br />
encontrados en una letrina<br />
de esta morada habanera, la mayor<br />
<strong>parte</strong> fechados en la segunda<br />
mitad del siglo XIX, se recuperaron<br />
siete piezas numismáticas: una<br />
moneda acuñada en plata está muy<br />
deteriorada y no conserva ninguna<br />
inscripción, su tamaño es 2,3 cm,<br />
y podría ser una peseta del período<br />
Alfonso XIII. La única excepción<br />
a esta unidad cronológica es un medio<br />
real de plata, acuñado en Guatemala,<br />
inscripción NG, Nueva<br />
Guatemala, la cual aparece a partir<br />
de 1780. El nombre del ensayador<br />
es casi ilegible, pero pudiera ser M<br />
o P; el primero corresponde a Manuel<br />
Eusebio Sánchez, quien figura<br />
Fig. 6. Medio real, ceca de México,<br />
fecha ilegible, acuñada posiblemente entre<br />
1783 y 1807. En esta ceca se fabricaron<br />
las monedas autorizadas oficialmente<br />
a circular en la Isla durante el período colonial<br />
como ensayador supernumerario<br />
en esta ceca hacia 1793, 1795, 1796 y<br />
1799. La P es la inicial de Pedro<br />
Sánchez Guzmán, ensayador mayor<br />
en 1767. Este continúa con el<br />
mismo cargo por 1793, 1795 y 1796.<br />
Aunque el año en esta pieza no se<br />
aprecia, puede asignarse a los reinados<br />
de Carlos III y Carlos IV.<br />
Las restantes monedas encontradas<br />
en esta letrina son las siguientes:<br />
- cinco céntimos, "perra gorda",<br />
cobre.<br />
Año: 1870.<br />
Ceca: Barcelona.<br />
Ensayador: OM (Oeschger Mesdach<br />
y Cia.)<br />
Gobierno Provisional: (1868-1871).<br />
Estado de conservación: Mutilada.<br />
Ubicación estratigráfica: N-7.<br />
- veinticinco pesetas, oro (fig. 7 a).<br />
Año: 1877.<br />
Ceca: Madrid.<br />
Ensayador: DEM (Eduardo Díaz<br />
Pimienta, Julio de la Escosura Tablares<br />
y Ángel Mendoza Ordóñez).<br />
Reinado: Alfonso XII (1874-1885).<br />
Estado de conservación: xf (extra<br />
fine).<br />
Ubicación estratigráfica: N-18.<br />
- diez céntimos, bronce.<br />
Año: Ilegible, entre 1877 y 1879.<br />
Ceca: Barcelona.<br />
Ensayador: OM (Oeschger Mesdach<br />
y Cia.).<br />
Reinado: Alfonso XII (1874-1885).<br />
Estado de conservación: Mutilada.<br />
Ubicación estratigráfica: N-18.<br />
- cincuenta céntimos, plata<br />
(fig. 7 b).<br />
Año: 1885.<br />
Ceca: Madrid.<br />
Ensayador: MS-M. (Mauricio<br />
Morejón Bueno, Pablo de Sala<br />
Gabarre II y Ángel Mendoza<br />
Ordóñez).<br />
Reinado: Alfonso XII (1874-1885).<br />
Estado de conservación: vf<br />
(very fine).<br />
Ubicación estratigráfica: N-16.<br />
- una peseta, plata (fig. 7 c).<br />
Año: 1893.<br />
Ceca: Madrid.<br />
Ensayador: PG-L. (Félix Miguel<br />
Peiró y Rodrigo, Antonio García<br />
González y Domingo Lizaranzu<br />
Astarlos).<br />
Reinado: Alfonso XIII (1886-1931).<br />
Estado de conservación: xf (extra<br />
fine).<br />
Ubicación estratigráfica: N-2.<br />
Habana 958<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
Esta interesante casa, prototipo<br />
de vivienda modesta, pequeña<br />
joya arquitectónica hoy casi totalmente<br />
destruida, fue construida<br />
posiblemente en el primer cuarto<br />
del siglo XVIII. Las excavaciones al<br />
fondo del inmueble localizaron una<br />
antigua letrina, pudiéndose identificar<br />
cuatro capas arqueológicas. El<br />
equipo de arqueólogos, dirigidos por<br />
Sonia Menéndez, pudo establecer el<br />
uso sanitario para esta estructura<br />
entre finales del siglo XVIII y el siglo XIX.<br />
En la unidad estratigráfica no. 4,<br />
compuesta por artefactos y detritus<br />
vertidos por las familias que<br />
habitaron el inmueble, se halló una<br />
moneda española de cinco céntimos.<br />
En el anverso tiene la leyenda<br />
ALFONSO XII POR LA GRACIA DE DIOS y el<br />
rostro del monarca en perfil; en el<br />
reverso aparece el escudo español<br />
y la leyenda REY CONSTITUCIONAL DE<br />
ESPAÑA. Fue fabricada por la ceca de<br />
Barcelona en 1879 (ídem. a fig. 3 b),<br />
ensayador OM (Oeschger Mesdach<br />
y Cia.); su ubicación en el contacto<br />
Gabinete de Arqueología / 27
ARQUEOLOGÍA<br />
28 / Gabinete de Arqueología<br />
7 c<br />
Fig. 7. Las monedas recuperadas en la letrina de Muralla 103 -105 ofrecieron<br />
una cronología confiable para datar el contexto estratigráfico<br />
y artefactual en las últimas décadas del siglo XIX<br />
entre los estratos nos. 3 y 4, particularmente<br />
en el área desde donde<br />
se hizo una remoción, u. e. 4, y el<br />
hecho de pertenecer a la segunda<br />
mitad del siglo XIX, hacen pensar en<br />
una pieza abandonada en este estrato<br />
en una época posterior a la<br />
deposición del mismo, cuando se<br />
movió este nivel y se adicionó el<br />
relleno que conforma la capa no. 3.<br />
Iglesia San Francisco de Paula<br />
En este templo religioso, convertido<br />
en sala para conciertos corales<br />
7 a<br />
7 b<br />
gracias a su restauración, se realizaron<br />
excavaciones arqueológicas bajo<br />
la dirección de Karen Mahé Lugo en<br />
1996 y 1997 para investigar sobre<br />
costumbres funerarias, patrones<br />
de enterramientos, antropología<br />
física, enfermedades y otros. Los<br />
trabajos tuvieron lugar mayormente<br />
bajo el coro, hallándose en el<br />
cementerio distintas sepulturas<br />
cavadas en piedra caliza con entierros<br />
y restos humanos desplazados<br />
de lugar, con probable datación,<br />
difícil para precisar, entre los siglos<br />
XVII, XVIII y primeros años del XIX.<br />
Los arqueólogos pudieron determinar<br />
cierta saturación del área<br />
sepulcral y la remoción de unos<br />
entierros por otros, lo que implicó<br />
la destrucción de sepulturas y la dispersión<br />
de muchos restos óseos que<br />
originalmente estaban en posición<br />
anatómica. Los investigadores comprobaron<br />
que en ese templo no se<br />
siguieron las disposiciones dictadas<br />
por el obispo Diego Evelino de<br />
Compostela en 1695 para la iglesia<br />
de Santiago de las Vegas, donde<br />
establecía diez tramos sepulcrales<br />
diferenciados por precios, distinción<br />
racial y social. Junto a muchos<br />
restos humanos y distintos estratos<br />
térreos se encontraron algunos<br />
objetos personales religiosos y una<br />
moneda hispanoamericana.<br />
La pieza está acuñada en México<br />
y es de un cuarto de real, año 1784;<br />
apareció en los rellenos que cubrían<br />
un área sepulcral, pero no estaba<br />
asociada a ningún enterramiento. En<br />
su anverso puede verse con dificultad<br />
el busto del Rey Carlos III y en<br />
el reverso el escudo español. El<br />
nombre del ensayador no pudo identificarse<br />
porque el ejemplar está muy<br />
desgastado; sin embargo, en esa fecha<br />
operaban dos ensayadores en<br />
la ceca mexicana, Francisco Antonio<br />
de la Peña y Francisco Arance y<br />
Cobos.<br />
Inmueble del Marqués de Casa Calderón<br />
Está ubicado en la esquina interceptada<br />
por las calles Oficios y Santa<br />
Clara; fue edificado antes de 1772,<br />
pues en esta fecha residían allí Juan<br />
Bautista Lonz y su esposa, propietarios<br />
y constructores de la fábrica. Recibió<br />
transformaciones durante el<br />
siglo XIX, cuando pasó por diferentes<br />
dueños. Entre otros, radicó en este,
desde 1834 hasta su muerte en 1884,<br />
Francisco Álvarez Calderón y Kessel,<br />
marqués Casa Calderón.<br />
El estudio arqueológico, con prospecciones<br />
microgravimétricas encargadas<br />
al ingeniero doctor Ramón<br />
Caraballo y su equipo de geofísicos,<br />
permitió ubicar dos pozos, caños, un<br />
aljibe y una letrina. En un corte<br />
estratigráfico ubicado en la última<br />
habitación al fondo del inmueble, con<br />
frente a la calle Santa Clara, se encontraron<br />
cerámicas y vidrios del siglo<br />
XIX (Brito Niz, comunicación<br />
personal: 2001). Entre ellas estaba<br />
una moneda de cuatro reales datada<br />
en 1811. El ejemplar es de la época en<br />
que ocurrió la invasión napoleónica<br />
a España (1808-1813), cuando José I<br />
Bona<strong>parte</strong>, hermano mayor de<br />
Napoleón, ocupaba el trono impuesto<br />
a esa nación.<br />
La moneda había sido acuñada en<br />
Madrid y lleva la firma de los<br />
ensayadores Antonio Rafael Narváez<br />
e Isidoro Ramos Manzano, el<br />
escusón del escudo ostenta el águila<br />
del imperio napoleónico. Monedas de<br />
este período entraron profusamente<br />
en <strong>Cuba</strong> posterior a 1821, durante la<br />
independencia mexicana, acuñadas<br />
en la Península y después legalizadas<br />
para su circulación con<br />
la contramarca de la rejilla.<br />
Con la abdicación de José I en<br />
1813, las monedas con su efigie continuaron<br />
circulando, parejamente a<br />
otras españolas, durante todo el siglo<br />
XIX debido a su valor metálico.<br />
Conclusiones<br />
La escasa frecuencia de monedas<br />
en los sitios arqueológicos coloniales<br />
demuestra su presencia<br />
casual o accidental en los contextos<br />
estratigráficos, y sólo excepcionalmente<br />
aparecen enterradas con un<br />
objetivo concreto. Además, desmiente<br />
la extendida creencia de que muchas<br />
personas escondían el dinero<br />
bajo tierra en su propiedad, sobre<br />
todo en momentos de crisis económicas<br />
o guerras. No obstante, en los<br />
sitios rurales o haciendas, el patrón<br />
hallado en los yacimientos urbanos<br />
no parece comportarse igual.<br />
Durante la etapa colonial, <strong>Cuba</strong><br />
padeció la falta de moneda fraccionaria<br />
por no poseer metales preciosos<br />
y no poder establecer su propia<br />
ceca. Por ello estuvo sujeta a los<br />
"situados" procedentes de México,<br />
que nunca fueron suficientes para<br />
una población en continuo crecimiento.<br />
Esta condición permitió la preponderancia<br />
del circulante mexicano en<br />
la Isla hasta fines del siglo XVIII.<br />
El lugar privilegiado del puerto<br />
habanero como punto de concentración<br />
para las flotas que regresaban<br />
a la Metrópoli cargando los<br />
tesoros y mercancías sustraídas a<br />
las colonias americanas, contribuyó<br />
significativamente al movimiento de<br />
las monedas hispanoamericanas<br />
autorizadas a circular en la Isla, en<br />
buena medida por la presencia de<br />
una población flotante numerosa<br />
durante varios meses del año.<br />
A comienzos del siglo XIX, con las<br />
guerras independentistas de las<br />
colonias españolas contra su Metrópoli,<br />
se desestabilizó la acuñación<br />
monetaria, España pierde sus<br />
posesiones en el continente americano<br />
y con ello la producción del<br />
circulante; en consecuencia se acrecienta<br />
la crisis del circulante en las<br />
pocas colonias existentes aún.<br />
Con la independencia hispanoamericana<br />
comenzó el retorno de<br />
muchas personas adineradas hacia<br />
la antigua Metrópoli, llevando<br />
consigo todo cuanto podían salvar,<br />
incluido el oro amonedado que en<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
su paso por <strong>Cuba</strong> era cambiado por<br />
plata, pues una sobrevaloración lo<br />
favorecía: la onza de oro se cambiaba<br />
por diecisiete monedas de plata,<br />
aumentando así sus caudales y al<br />
mismo tiempo dejando sin plata al<br />
país. Esta situación particular trajo<br />
como resultado, posterior a los cuatro<br />
primeros lustros del siglo XIX, una<br />
considerable escasez en monedas<br />
hispanoamericanas, facilitando la<br />
entrada clandestina de las pesetas<br />
provinciales, denominadas corrientemente<br />
"pesetas sevillanas".<br />
En la segunda mitad del siglo<br />
XIX se aprecia en <strong>Cuba</strong> una mayor<br />
incorporación de circulante<br />
extranjero junto al español, sobre<br />
todo monedas norteamericanas,<br />
una circunstancia evidentemente<br />
relacionada con los cambios políticos<br />
internacionales, que se tradujo<br />
en una mayor expansión económica<br />
y militar de EE.UU. hacia América<br />
—especialmente la penetración del<br />
capital norteamericano en <strong>Cuba</strong>—,<br />
la guerra hispano-cubano-norteamericana,<br />
la deprimente economía española,<br />
y finalmente la tradicional<br />
escasez de circulante en la Isla.<br />
Agradecimientos<br />
Los autores desean expresar su<br />
gratitud al especialista Antonio<br />
Quevedo Herrero por la excelente<br />
conservación y restauración realizada<br />
a distintas piezas numismáticas,<br />
y por el apoyo a este estudio. También<br />
a Rebecca O. Linsuaín, quien<br />
revisó la clasificación de algunas<br />
monedas presentadas en esta investigación,<br />
e hizo importantes comentarios<br />
y sugerencias a los autores.<br />
Asimismo, agradecemos el aporte de<br />
los peritos numismáticos Alfredo<br />
Díaz Gámez e Inés Morales; ellos brindaron<br />
su asesoría para identificar y<br />
Gabinete de Arqueología / 29
ARQUEOLOGÍA<br />
documentar algunas monedas problemáticas.<br />
Especial reconocimiento<br />
al fotógrafo Fidel Navarrete<br />
Quiñonez por sus diapositivas y fotografías<br />
digitales, empleadas para<br />
ilustrar este artículo. Igualmente<br />
extendemos nuestra gratitud al<br />
informático Omar Dieppa Castella-<br />
Calicó, F., X. Calicó, y J. Trigo (1998):<br />
Numismática española. Catálogo de todas las<br />
monedas emitidas desde los Reyes Católicos a<br />
Juan Carlos I, 1474 a 1998, 9ª Edición,<br />
Editado por Xavier Calicó Estivill, Plaza del<br />
Ángel, Barcelona.<br />
Carandini, Andrea (1997): Historias en la<br />
tierra. Manual de excavación arqueológica,<br />
traducción de Xavier Dupré Raventos, Editorial<br />
Crítica, Barcelona.<br />
Cayón, Juan R. y Carlos Castán (1983): Las<br />
monedas españolas desde los reyes visigodos,<br />
año 406 a Juan Carlos I, Editado por Carlos<br />
Castán y Juan R. Cayón, Impreso por Artegraf<br />
S.A., Madrid.<br />
Díaz Gámez, Alfredo (1987): El resello de las<br />
pesetas sevillanas, Museo Numismático, Banco<br />
Nacional de <strong>Cuba</strong>, La Habana.<br />
Domínguez González, Lourdes S. (1984):<br />
Arqueología colonial cubana: dos estudios,<br />
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.<br />
Estrella Gómez, Miguel (1979): Monedas<br />
dominicanas 1492-1979, 1ª Edición, Editora<br />
Amigos del Hogar, República Dominicana.<br />
Gaceta Numismática (1988): Asociación<br />
Numismática Española, no. 89, II-88, 3ª época,<br />
junio, Barcelona.<br />
———————— (1988): Asociación<br />
Numismática Española, no. 91, III-88, 3ª época,<br />
septiembre, Barcelona.<br />
———————— (1995): Asociación<br />
Numismática Española, no. 116, I-95,<br />
4ª época, marzo, Barcelona.<br />
González Echegaray, Joaquín (Coord.) y<br />
otros (2000): El colegio de la compañía de<br />
Jesús en Salamanca. Arqueología e historia,<br />
30 / Gabinete de Arqueología<br />
nos, quien nos ayudó en la composición<br />
fotográfica computarizada.<br />
A los investigadores del Gabinete<br />
de Arqueología, que con su trabajo<br />
acucioso en las diferentes<br />
excavaciones, contribuyeron a<br />
este reporte: Carlos A. Hernández,<br />
Aneli Prado, Lisette Roura, Luis A.<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
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Salamanca.<br />
Harris, Edward C. (1991): Principios de<br />
Estratigrafía <strong>Arqueológica</strong>, traducción de Isabel<br />
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3ª Edición, Madrid.<br />
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Banco Nacional de <strong>Cuba</strong>, La Habana.<br />
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<strong>Cuba</strong>, La Habana.<br />
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2 a edición corregida y aumentada, Museo<br />
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antigua. Apuntes históricos, Seoane, Fernández<br />
y Ca. Impresores, t. I, Habana.<br />
Francés, Sonia Menéndez, Karen M.<br />
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Hernández, Elizabeth Romillo,<br />
Yamilé Luguera, Escael Marrero,<br />
Alán Luis Gómez, Anicia Rodríguez<br />
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Adrián Labrada y Alejandro Nolasco.<br />
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Roig de Leuchsenring, Emilio (1963): La<br />
Habana. Apuntes históricos, Editora del Consejo<br />
Nacional de Cultura, 2ª edición notablemente<br />
aumentada, ts. I, II y III, La Habana.<br />
Weiss, Joaquín E. (1985): La arquitectura<br />
colonial cubana, Editorial Pueblo y Educación,<br />
t. II, La Habana.
Rescate arqueológico en Mercaderes no. 15<br />
Por: Aneli Prado Flores, Joyce Rossi Álvarez y Roger Arrazcaeta Delgado<br />
Resumen<br />
Durante las obras de construcción para la<br />
ampliación del Gabinete de Arqueología, sito en<br />
Mercaderes no. 15, fue hallado un pozo artesanal.<br />
Se encontraba debajo de varios niveles de piso y<br />
de relleno. La excavación se apoyó en la<br />
metodología de registros estratigráficos por<br />
contextos simples. Este sistema facilita la<br />
interpretación de cada unidad estratigráfica y las<br />
relaciones entre ellas. A partir de la misma se<br />
realizó el diagrama conocido como Matrix Harris,<br />
que refleja la secuencia estratigráfica y la<br />
periodización del sitio; también se efectuó el<br />
estudio cronotipológico de las piezas encontradas,<br />
obteniéndose así una precisa datación del sitio.<br />
Posteriormente se definieron las diferentes etapas<br />
del pozo artesanal, que van desde la construcción<br />
a finales del siglo XVIII y primera mitad del XIX hasta<br />
su cierre y ulterior pavimentación entre los últimos<br />
años del siglo XIX y primeros del XX.<br />
Abstract<br />
During the construction of an extension to the<br />
Museum of Archaeology at No.15 Mercaderes<br />
Street the remains of a well were discovered<br />
below various layers of flooring and infill. The<br />
excavation of the site was undertaken using the<br />
method of ‘stratigraphic registration within simple<br />
contexts’, which facilitates the interpretation of<br />
each layer and the relationships between them.<br />
Through the application of the Harris Matrix, a<br />
system of definition of the stratigraphic sequence<br />
and chronology of archaeological sites, a<br />
chronotypological study was made of the<br />
artefacts that were discovered, which allowed the<br />
identification of a precise date for the site. Later<br />
the different periods of the well were defined,<br />
beginning with its construction at the end of the<br />
eighteenth century until it was closed and covered<br />
around the end of the nineteenth century.<br />
En Mercaderes número 15 entre<br />
O´Reilly y Empedrado, se encuentra<br />
ubicada la ampliación del Gabinete<br />
de Arqueología; durante la<br />
construcción de este nuevo edificio<br />
los trabajadores hicieron una zanja<br />
para la instalación del desagüe sanitario<br />
y detectaron la huella de un pozo<br />
artesanal.<br />
A partir de la localización del pozo<br />
se decidió comenzar su estudio arqueológico<br />
y nos planteamos como<br />
objetivos la excavación del pozo<br />
artesanal, el cual se encontraba rellenado<br />
por diferentes niveles de tierra<br />
basural, la aplicación de la Matrix<br />
Harris para el análisis e interpretación<br />
estratigráfica y la realización de una<br />
periodización del sitio excavado, así<br />
como el estudio cronotipológico de<br />
los materiales extraídos para contribuir<br />
a la datación e identificación de<br />
todas las etapas del mismo.<br />
Durante las labores en el pozo, se<br />
pudo determinar que los primeros<br />
75 cm de estratigrafia arqueológica<br />
precedentes fueron cortados. Esto se<br />
debió a la apertura de una zanja reciente<br />
para instalaciones sanitarias<br />
(u. e. 18). La sección destruida estaba<br />
constituida por varios niveles de<br />
pisos y rellenos (u. e. 3, 4, 5, 6, 7),<br />
constatado en los perfiles del corte<br />
(ver tabla 1 y fig. 1).<br />
Más tarde, durante la excavación<br />
de otra zanja en la <strong>parte</strong> de-<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
lantera de este espacio urbano se<br />
rescataron varios fragmentos de<br />
cerámica del siglo XVI, cerámica<br />
stoneware del XIX, materiales de construcción,<br />
metales y restos dietarios.<br />
Fueron significativas entre las evidencias<br />
fragmentos de burén, artefacto<br />
aborigen usado para cocer pan<br />
de casabe en la villa habanera durante<br />
el siglo XVI. Con respecto a<br />
los antecedentes arqueológicos del<br />
sitio, existe una breve reseña en el<br />
libro La Habana arqueológica y otros<br />
ensayos escrito por Leandro Romero<br />
Estévanez (1995:128); este menciona<br />
la realización de excavaciones<br />
de salvamento en dicho lugar y la<br />
recolección de abundantes piezas<br />
cerámicas de transculturación aborigen.<br />
En la referencia no se menciona<br />
dónde fueron realizados los<br />
hallazgos, pero los datos aportados<br />
coinciden con los objetos encontrados<br />
en la zanja ubicada en la <strong>parte</strong><br />
delantera del solar. Aún nuestros<br />
especialistas realizan investigaciones<br />
históricas sobre este sitio en el<br />
Archivo Nacional de <strong>Cuba</strong>, Registro<br />
de la Propiedad y en varias bibliotecas<br />
del país.<br />
Breve explicación metodológica<br />
La metodología seguida en la<br />
excavación se basó en el registro<br />
estratigráfico por contextos sim-<br />
Gabinete de Arqueología / 31
ARQUEOLOGÍA<br />
32 / Gabinete de Arqueología<br />
Tabla No. 1. Relación de las unidades estratigráficas
ARQUEOLOGÍA<br />
Continuación Tabla No. 1. Relación de las unidades estratigráficas<br />
Fuente: Elaboración autoral<br />
Gabinete de Arqueología / 33
ARQUEOLOGÍA<br />
ples, es decir, reconocer cada unidad<br />
estratigráfica minuciosamente.<br />
Este método <strong>parte</strong> de la identificación<br />
e interpretación de los elementos y<br />
niveles deposicionales, producto de<br />
una estratificación arqueológica<br />
dada por una actividad constructiva,<br />
destructiva y modificadora operada<br />
por el hombre, acorde con los planteamientos<br />
metodológicos expuestos<br />
por Edward C. Harris en Principios de<br />
estratigrafía arqueológica.<br />
La principal tarea es la identificación,<br />
registro escrito, planimétrico y<br />
fotográfico de los estratos, elementos<br />
constructivos y las interfaces o<br />
soluciones de continuidad, considerando<br />
cada uno como unidades<br />
estratigráficas individuales (u. e.) y<br />
asignándoles un número distinto a<br />
cada una. Una vez numeradas se<br />
define el conjunto propio de relaciones<br />
estratigráficas entre sí, expresando<br />
vínculos espacio-temporales, tales<br />
como:<br />
- De contemporaneidad: cuando<br />
dos u. e. sean coetáneas o sincrónicas;<br />
o sea que se unan o adosen. En<br />
la ficha se define como unir, adosar.<br />
- De antero-posterioridad: cuando<br />
las u. e. presentan una relación<br />
diacrónica. En la ficha se define<br />
como cubrir, rellenar, adosar, apoyar,<br />
cortar. Esta acción puede actuar<br />
positiva o negativamente sobre una<br />
u otra u. e. respectivamente, y una<br />
variante de tal diacronía es la relación<br />
de vacío, interfaz o solución de<br />
continuidad, y se da solamente por<br />
la acción negativa sobre una u. e.<br />
ya establecida; esta acción trata de<br />
cortes debido a demoliciones<br />
antrópicas o ruinas naturales. En<br />
la ficha se define como cortar.<br />
(Sánchez Zufiaurre, Martínez Torrecilla<br />
y Arrazcaeta Delgado, 2000: 7.)<br />
Las relaciones pueden presentarse<br />
como directas o indirectas:<br />
34 / Gabinete de Arqueología<br />
- Directas: Cuando dos o más u. e.<br />
tienen contacto entre sí, la línea<br />
que las une en el diagrama será<br />
continua.<br />
- Indirectas: Cuando la relación<br />
entre dos o más u. e. no se muestra<br />
por un contacto físico, entonces la línea<br />
que las une será discontinua.<br />
(Ob. cit.)<br />
La caracterización de cada una<br />
de las u. e. es descrita y registrada<br />
en una ficha de excavación con los<br />
siguientes aspectos:<br />
1.- Identificación: Se le da nombre<br />
y número a la u. e. así como su<br />
ubicación y fecha en que comenzó<br />
la excavación.<br />
2.- Descripción: Cada una de las<br />
u. e. son diferenciadas y cada caso<br />
es descrito lo más detalladamente<br />
posible:<br />
-Contexto: Compactación, color,<br />
composición, intrusiones, dimensiones<br />
y observaciones.<br />
-Elementos constructivos: Materiales,<br />
tratamientos, técnicas constructivas,<br />
tipos de morteros, juntas,<br />
elementos, formas, dirección de las<br />
caras, deformaciones, dimensiones,<br />
revestimientos y observaciones.<br />
-Interfaces: Formas, dimensiones,<br />
orientaciones, inclinaciones y<br />
observaciones.<br />
3.- Relaciones estratigráficas: Se<br />
analiza la relación de cada u. e. con<br />
las que la rodean, haciéndose un<br />
diagrama o Matrix Harris de dicha<br />
relación.<br />
4.- Dibujo: Consiste en la confección<br />
de un dibujo de planta para<br />
señalar la ubicación de la unidad<br />
estratigráfica dentro del contexto<br />
y las diferentes cotas de niveles.<br />
5.- Interpretación y datación: Se<br />
realiza analizándose las relaciones<br />
estratigráficas en conjunto con el<br />
estudio de los artefactos encontrados<br />
en cada u. e.<br />
6.- Referencias: Referencias<br />
cruzadas con otros instrumentos.<br />
Responsables. Fecha de redacción.<br />
Datos de archivo<br />
A medida que avanza la excavación,<br />
o sea, cada vez que una nueva<br />
unidad es definida, se va realizando<br />
una lista de las u. e. acopiando así<br />
sus datos más imprescindibles, facilitando<br />
la enumeración y evitando<br />
posibles repeticiones en los números<br />
asignados a cada u. e. Esta lista o<br />
relación también ayuda a una dinámica<br />
y control ágil en la excavación<br />
arqueológica.<br />
Una vez definidas las relaciones<br />
de cada u. e. se hace un diagrama<br />
esquemático mediante el método<br />
de Matrix Harris, el cual nos proporciona<br />
todos los detalles para una<br />
secuencia estratigráfica organizada<br />
en fases y períodos.<br />
En la Tabla no. 1 se muestra la relación<br />
de cada u. e., definiéndose si<br />
es contexto o interfaz, según corresponda.<br />
A las u. e. que rellenaban el<br />
pozo se les tomó una muestra para<br />
su descripción y su definición de color,<br />
basados en los códigos de la<br />
tabla Munsell.<br />
Periodización del sitio<br />
- 1ra. etapa. Construcción del<br />
pozo posiblemente a finales del siglo<br />
XVIII. Uso del mismo como pozo<br />
de agua en la primera mitad del XIX.<br />
Consta del corte o apertura del<br />
pozo en el terreno de roca sedimentaria<br />
y la construcción de sus<br />
paredes de sillares en caliza, los<br />
cuales tienen una medida promedio<br />
entre 0.20 m de ancho, altura<br />
0.10 m y espesor 0.06 m. Dicha<br />
construcción llama la atención, al<br />
constatarse que entre el corte y las
paredes del pozo había una oquedad<br />
rellenada con una arena gris muy<br />
poco compacta.<br />
- 2da etapa. Uso del pozo como<br />
basurero. Segunda mitad del siglo XIX<br />
Es el período en que el pozo entra<br />
en desuso y se decide emplearlo<br />
como basurero doméstico. Su<br />
relleno consta de siete capas de basura<br />
con carbón vegetal, cerámica,<br />
vidrio y restos óseos de dieta.<br />
Se presupone el abasto de agua a<br />
la morada por tuberías del acueducto<br />
de Fernando VII o el posterior<br />
de Albear.<br />
- 3ra. etapa. Sellaje o desuso<br />
del pozo como basurero y pavimentación<br />
del terreno. Finales<br />
del siglo XIX.<br />
En este tiempo se cierra el depósito<br />
de basuras y se destruye<br />
la <strong>parte</strong> superior del brocal. Al parecer<br />
ocurre una remodelación<br />
en el edificio incluyendo nivelaciones<br />
y colocación de un pavimento<br />
hecho con baldosas de<br />
Fig.1<br />
cerámica roja con un relleno de<br />
asiento (u. e. 6 y 7).<br />
- 4ta. etapa. Nuevo pavimento<br />
de hormigón de cemento Portland<br />
(u. e. 3).<br />
Representa un momento de<br />
transformación en el inmueble, en<br />
pleno siglo XX, implicando la probable<br />
destrucción parcial de las u. e. 6<br />
y 7, tal y como se observa en la<br />
figura 1.<br />
- 5ta. etapa. Construcción de talleres<br />
para el Gabinete de Arqueología,<br />
años 2000 al 2002.<br />
Es una nueva fase en ese espacio<br />
urbano y refleja la construcción<br />
de un nuevo edificio. El corte<br />
o zanja, representado por la u. e.<br />
18 fue abierto para la instalación<br />
de las tuberías sanitarias de los<br />
baños.<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
Diagrama harrisiano donde se muestra la<br />
secuencia temporal y las relaciones físicas<br />
Diagrama de Harris. Se muestra la secuencia<br />
temporal y se eliminan las redundancias<br />
1ra etapa: Construcción del pozo y uso del mismo. Finales del siglo XVIII a primera mitad del XIX.<br />
2da etapa: Relleno del pozo. 2da mitad del siglo XIX.<br />
3ra etapa: Sello del pozo y pavimentación sobre el mismo. Finales del XIX y principios del XX.<br />
4ta etapa: Nuevo pavimento de cemento Portland. Siglo XX.<br />
5ta etapa: Construcción de los talleres para el Gabinete de Arqueología. Años 2000-2002 .<br />
Gabinete de Arqueología / 35
ARQUEOLOGÍA<br />
Algunos restos arqueológicos<br />
En los materiales encontrados<br />
en el pozo hay un conjunto de porcelanas<br />
europeas, entre ellas sobresalen<br />
dos pequeñas tacitas de<br />
juguete casi completas, una taza de<br />
té con huellas de decoración sobre<br />
el vidriado, fragmentos de una<br />
fuente y una cazoleta de pipa para<br />
fumar decorada, también botellas<br />
de vidrio para vinos y conservas y<br />
fragmentos cerámicos de una cazuela<br />
tipo El Morro y otras. En correspondencia<br />
a la estratigrafía<br />
descrita con anterioridad y a las<br />
tipologías presentes en estas piezas<br />
pueden considerarse como de<br />
la segunda mitad del siglo XIX, muchas<br />
de estas provenientes de la<br />
importación de artículos europeos<br />
y norteamericanos; es posible que<br />
un ejemplar como la cazuela de cerámica<br />
El Morro pudiera ser manufacturada<br />
localmente, aunque<br />
este tipo cerámico se hizo en otros<br />
países como México y España.<br />
Taza de té<br />
Pieza de porcelana europea de<br />
pasta dura, con 9.2 cm de diámetro<br />
en el borde superior y una altura<br />
Taza de porcelana dura europea<br />
con decoración sobre el vidriado,<br />
segunda mitad del siglo XIX<br />
36 / Gabinete de Arqueología<br />
total de 6.3 cm. Presenta un anillo<br />
como pie de base con 4.4 cm de diámetro.<br />
Se encontró fragmentada<br />
en nueve pedazos. Luego de ser limpiada<br />
y reconstruida se pudo apreciar<br />
en la <strong>parte</strong> externa improntas de<br />
unos dibujos; por estar hechos sobre<br />
el vidriado los colores se perdieron<br />
y hoy sólo se pueden ver a<br />
contraluz; representan dos insectos,<br />
y según los especialistas en<br />
zooarqueología del Gabinete pueden<br />
ser mariposas.<br />
Fragmentos de dos tacitas de juguete<br />
Dos fragmentos de pequeñas<br />
tacitas de juguete hechas en porcelana<br />
de pasta dura sin decoración.<br />
Una de ellas presenta un asa<br />
y tiene un diámetro en su borde superior<br />
de 3.3 cm y como base 1.4 cm,<br />
con una altura de 2.5 cm. La superficie<br />
externa de la pieza es biselada.<br />
El otro fragmento mide 3 cm de<br />
diámetro en su borde superior y<br />
1.4 cm en la base, con 2.4 cm de<br />
altura. La superficie externa de la<br />
pieza es biselada.<br />
Hornillo de pipa para fumar de porcelana<br />
dura decorada<br />
El hornillo está incompleto. El<br />
diámetro de su borde superior es<br />
de 2.3 cm, y la altura, de 4.4 cm. El<br />
espesor de la pasta va de 0.2 cm en<br />
la <strong>parte</strong> superior de la pieza hasta<br />
0.4 cm en el fondo. Como decoración<br />
tiene una franja de color café<br />
rojizo en la <strong>parte</strong> media a inferior<br />
del cuerpo, que se degrada hasta<br />
un café más claro en la <strong>parte</strong> alta<br />
de la decoración, tiene 2.4 cm de ancho<br />
midiendo desde la base de la<br />
pieza.<br />
Las pipas de porcelana comenzaron<br />
a fabricarse en la mitad del siglo<br />
XVIII en Meissen y en Nymphenburg<br />
por Franz Vilarius (Armero, 1989:<br />
100), a partir de entonces se popularizaron<br />
en Europa. Durante el siglo<br />
XIX una variedad de pipas de porcelana<br />
con decoración policromada<br />
se comercializaron en Alemania y<br />
Pequeñas tazas de juguete hechas en porcelana dura europea sin decoración,<br />
segunda mitad del siglo XIX
Francia. El ejemplar encontrado en<br />
este sitio pudo ser hecho en Alemania<br />
en el siglo XIX.<br />
Las piezas referenciadas anteriormente<br />
son de la llamada porcelana<br />
europea de pasta dura,<br />
comenzada a fabricarse en 1710 en<br />
la ciudad de Meissen. Esta pasta<br />
se caracteriza por ser compacta y<br />
sumamente vitrificada; es de color<br />
blanco brillante vista en corte y no<br />
puede rayarse con el acero, tiene<br />
fractura concoidal, sonido metálico<br />
y si las paredes no son muy gruesas<br />
es traslúcida; se hacía con<br />
caolín, feldespato y cuarzo molido.<br />
Cazuela de cerámica tipo El Morro<br />
Es una cazuela de cerámica<br />
hecha en torno de alfarero. Con<br />
vidriado en la <strong>parte</strong> interna, deteriorado<br />
por las condiciones ambientales<br />
en que se encontraba; la<br />
<strong>parte</strong> externa presenta algunas<br />
vetas chorreadas del barniz vítreo.<br />
La pasta es de color rojo, y probablemente<br />
el desgrasante utiliza-<br />
do fue la arena, al ver los puntos<br />
blancos existentes en toda la pasta.<br />
Presenta un espesor en la <strong>parte</strong><br />
superior de 0.5 cm y en la base de<br />
0.8 cm. El diámetro del borde superior<br />
de la vasija es de 18.5 cm y la<br />
altura de 12 cm.<br />
El fondo por la <strong>parte</strong> externa presenta<br />
restos de cenizas y concreciones<br />
negras del hollín, evidenciando<br />
la exposición al fuego.<br />
Las vasijas utilitarias hechas con<br />
este tipo cerámico se distinguen por<br />
tener una superficie granulosa y un<br />
mínimo de lisura en ellas; la pasta por<br />
lo común es atemperada con arena<br />
de cuarzo y en ocasiones con inclusiones<br />
de arcilla roja y su color oscila<br />
del café al carmelita rojizo; el vidriado<br />
plúmbeo de estas piezas es irregular,<br />
transparente y delgado, y por<br />
lo general es aplicado en la superficie<br />
interior. (Deagan, 1987:50 y 51.)<br />
Pipas catalanas de cerámica<br />
Pipas catalanas para fumar de<br />
cerámica. Son tres pipas hechas en<br />
Pipas de cerámica para fumar tabaco, hechas en Palamos, Gerona, Cataluña, siglo XIX<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
moldes de dos piezas, con decoración<br />
en alto relieve en su cuerpo con<br />
motivos florales a la manera de guirnaldas.<br />
La <strong>parte</strong> inferior es delgada<br />
y cilíndrica. El hornillo está<br />
provisto de un pequeño tubo para<br />
la caña. Sobre el borde superior se<br />
puede leer el nombre del fabricante<br />
y lugar de procedencia: PALAMOS EN<br />
CATALUÑA FCA. DE ESTEVAN GORGOLL. Dos de<br />
ellas presentan un diseño similar.<br />
Las pipas de fabricación catalana<br />
siguen una tipología desarrollada<br />
en Francia a fines del siglo<br />
XVIII, caracterizada por el uso de<br />
diseños en alto relieve. Estas pipas<br />
se encuentran con cierta frecuencia<br />
en sitios coloniales cubanos correspondientes<br />
a mediados y<br />
segunda mitad del siglo XIX y existen<br />
reportes de ellas a lo largo de<br />
todo el país, en sitios urbanos, rurales<br />
y en plantaciones azucareras y<br />
cafetaleras. En la región de Gerona,<br />
en Cataluña, existieron diversas fábricas<br />
durante el siglo XIX, entre<br />
ellas podemos mencionar a las de<br />
José Espinet, Estevan Gorgoll y<br />
Juan Castella, de las cuales se han<br />
encontrado ejemplares en sitios arqueológicos<br />
cubanos en la segunda<br />
mitad del sigo XIX. (Arrazcaeta,<br />
1987:19 y 20.)<br />
Cazuela de cerámica tipo El Morro, siglo XIX<br />
Gabinete de Arqueología / 37
ARQUEOLOGÍA<br />
Botella de vino espumoso<br />
Entre las piezas completas halladas<br />
en el pozo, se encuentra una<br />
botella de vino espumoso. De vidrio<br />
verde, soplada en molde de<br />
madera, se pueden apreciar las<br />
burbujas de aire y las huellas de<br />
unión del molde dejadas en la<br />
pasta. Presenta un anillo plano de<br />
vidrio aplicado en el cuello, que<br />
servía para sujetar el corcho con<br />
un alambre. Con una altura total<br />
de 25.9 cm, la boca tiene un diámetro<br />
de 2.6 cm, los hombros 7 cm de<br />
diámetro y 7.4 cm en la base.<br />
En las botellas uno de los elementos<br />
más distintivos es el cuello,<br />
puesto que es uno de los que<br />
mayor información cronotipológica<br />
nos brinda; y una de las <strong>parte</strong>s de la<br />
Botella de vino espumoso,<br />
procedencia francesa o española,<br />
segunda mitad del siglo XIX<br />
38 / Gabinete de Arqueología<br />
pieza que mejor se conserva en las<br />
excavaciones arqueológicas en<br />
contextos urbanos. En los inicios del<br />
siglo XIX la <strong>parte</strong> superior del pico<br />
terminaba en forma oblicua, con<br />
el extremo más ancho que la unión<br />
de la tira, y ya hacia 1850 se impone<br />
el doble bisel hacia abajo.<br />
(Schávelson, 1991: 108.)<br />
Botella de conserva<br />
Otra de las piezas completas<br />
del pozo fue un frasco de conserva.<br />
De vidrio incoloro y hecho por<br />
soplado libre, se pueden apreciar<br />
en la pasta las burbujas de aire.<br />
Se caracteriza por un delgado<br />
anillo aplicado en la boca con labio<br />
evertido, y una forma irregular<br />
con hombros deformes; presenta<br />
una altura de 27.5 cm; diámetro en<br />
la boca de 6.7 cm, en el cuello se<br />
estrecha hasta los 5.6 cm, ensanchándose<br />
en los hombros a un diámetro<br />
igual a 9.0 cm y estrechándose<br />
Botella para contener conservas,<br />
posiblemente francesa o norteamericana,<br />
siglo XIX<br />
nuevamente en la base a un diámetro<br />
de 6.9 cm.<br />
Estos frascos de conserva se<br />
difundieron a partir de 1800,<br />
eran de boca ancha y se tapaban<br />
con un corcho atado con un<br />
alambre y cubierto por cera;<br />
fueron usados para dulces, mermeladas,<br />
y otras conservas. Por<br />
lo general los frascos eran transparentes<br />
para así poder apreciar<br />
el contenido de los mismos. En<br />
1850 llegaron a existir en Inglaterra<br />
cerca de 1 000 marcas, muchos<br />
con decoraciones neogóticas.<br />
Las marcas eran hechas de un vidrio<br />
fino, y en ocasiones pueden<br />
hallarse huellas de pontil dejadas<br />
en la base como en este caso; se<br />
trata de un pontil pleno de vidrio.<br />
(Ob. cit.:109.)<br />
Tapa de cierre para frasco de conserva<br />
Pieza de vidrio incoloro soplada<br />
en moldes de dos piezas, se pueden<br />
apreciar las burbujas de aire y<br />
las marcas del molde. Se trata de<br />
una tapa con rosca, cuya <strong>parte</strong> superior<br />
culmina con un reborde so-<br />
Tapa de cierre para frasco de conserva,<br />
Francia, segunda mitad del siglo XIX
esaliente que al momento de cerrar<br />
el frasco cubría totalmente el<br />
labio del mismo. La tapa externa<br />
superior presenta tres anillos, entre<br />
los cuales se aprecia una inscripción<br />
en francés, que dice: T. YSSARTIER<br />
BRI_ _ _TE S.G.D.G. BORDEAUX FABRICANTS<br />
MO_CAMP & C° _ _ _ _. (Las líneas<br />
discontinuas significan que no se<br />
pueden leer las letras.)<br />
Copa<br />
Copa de vidrio incoloro hecha<br />
en molde de contacto, con un fuste<br />
corto y grueso, la superficie externa<br />
de la copa está decorada con<br />
once paneles ovalados consecutivos,<br />
biselados a la rueda sobre el<br />
vidrio. Tiene unos 6.4 cm de diámetro<br />
en su borde superior y una altura<br />
total de 9.9 cm. En ella se aprecian<br />
algunas burbujas de aire ubicadas en<br />
el pie o base, y debajo de este se<br />
observa un rebajamiento ovoidal<br />
indicativo de una marca de pontil<br />
bruñida. Por sus características<br />
tipológicas esta pieza pudo ser<br />
fabricada en Inglaterra o Estados<br />
Unidos en el siglo XIX.<br />
Copa de vidrio incoloro hecha en molde de<br />
contacto, siglo XIX<br />
Las copas fueron menos comunes<br />
que los vasos de vidrio, usados<br />
para beber todo tipo de líquidos en la<br />
mesa de las familias en la colonia. Su<br />
presencia en los sitios arqueológicos<br />
cubanos es más frecuente en contextos<br />
del XVIII y mucho más en el siglo<br />
XIX. Por lo general, las copas fueron<br />
artículos costosos en relación con<br />
otros recipientes de vidrio cuya elaboración<br />
era más simple.<br />
Cuchillo de plata<br />
Es una de las piezas mejor conservadas,<br />
aunque se encontraba<br />
con algunas concreciones. Luego<br />
de ser limpiada, con métodos mecánicos<br />
y químicos, supimos que se trataba<br />
de un cuchillo mantequillero<br />
de plata forjada, es decir, hecho<br />
artesanalmente, pudiéndose apreciar<br />
en su hoja una marca de platero<br />
aún sin identificar.<br />
Detalle de la marca del fabricante del cuchillo<br />
La hoja tiene un largo de 10.4 cm<br />
y un ancho de 1.6 cm; el cabo mide<br />
8.4 cm de largo y el ancho oscila<br />
entre 0.9 cm y 1.3 cm. En total mide<br />
la pieza 18.8 cm. El cabo es de sección<br />
octogonal, hueco interiormente.<br />
Conclusiones<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
Tomando como base el estudio<br />
arqueológico realizado, y teniendo<br />
en cuenta el inconveniente de no<br />
contarse todavía con una investigación<br />
histórica del inmueble que<br />
permita contrastar los datos arqueológicos<br />
para establecer su<br />
relación con un momento de ocupación<br />
familiar específico se concluye<br />
lo siguiente:<br />
De acuerdo con el estudio de los<br />
rasgos estratigráficos de las u. e. 1,<br />
12, 13, 14, 15, 16 y 17 y restos arqueológicos<br />
asociados definimos<br />
estos rellenos como primarios, originados<br />
por basura doméstica procedente<br />
fundamentalmente de la<br />
cocina de la casa, ya que entre los<br />
restos se recuperaron gran cantidad<br />
de artefactos de cocina y del<br />
servicio de mesa, variedad de huesos<br />
de dieta animal y abundante<br />
presencia de nódulos de carbón<br />
vegetal.<br />
Cronológicamente todos los estratos<br />
antrópicos que rellenan el<br />
Cuchillo mantequillero de plata forjada, siglo XIX<br />
Gabinete de Arqueología / 39
ARQUEOLOGÍA<br />
pozo (u. e. 8) corresponden a la segunda<br />
mitad del siglo XIX. Afianzan<br />
este criterio las características estratigráficas<br />
de los mismos, sus relaciones,<br />
y los artefactos asociados.<br />
Hipotéticamente se plantea que<br />
el pozo entró en desuso por varias<br />
razones; estas pudieran ser:<br />
a) por agua contaminada.<br />
b) porque bajó el nivel del manto<br />
freático y el pozo se secó.<br />
c) debido al dictado de normas<br />
sanitarias.<br />
d) por transformaciones o cambios<br />
espaciales en el inmueble.<br />
A partir del desuso de esta estructura<br />
como pozo de agua, comenzó a<br />
fungir como basurero, esto fue en la<br />
segunda mitad del siglo XIX.<br />
Es probable que el basurero se<br />
clausurara a finales del siglo XIX con<br />
las medidas sanitarias tomadas por<br />
el gobierno interventor norteamericano<br />
en 1898. Sobre su relleno<br />
más tardío (u. e. 1) se colocó un<br />
Armero, Carlos (1989): Pipas antiguas,<br />
Tabacalera, S.A., España.<br />
Arrazcaeta Delgado, Roger (1987): "Las<br />
pipas: Un antiguo útil de fumar", Inédito,<br />
depositado en la Biblioteca del Gabinete de<br />
Arqueología de la Oficina del Historiador de la<br />
Ciudad de La Habana (OHCH), La Habana.<br />
Carandini, Andrea (1997): Historias en la<br />
tierra, Editorial Crítica, España.<br />
Deagan, Kathleen (1987): Artefacts of the<br />
spanish colonies of Florida and the Caribbean<br />
1500 – 1800, Smithsonian Institution,<br />
Washington D.C.<br />
Fournier García, Patricia (1990): Evidencias<br />
arqueológicas del exconvento de San<br />
Jerónimo, INAH, México D.F.<br />
Harris, Edward C. (1988): Principios de<br />
Estratigrafía <strong>Arqueológica</strong>, Editorial Crítica,<br />
Barcelona.<br />
40 / Gabinete de Arqueología<br />
pavimento de baldosas de cerámica<br />
roja (u. e. 6 y 7).<br />
Agradecimientos<br />
A todas aquellas personas que<br />
nos ayudaron con sus conocimientos,<br />
esfuerzos y vasta paciencia en<br />
la culminación de este trabajo.<br />
Rolando Crespo Díaz, por su<br />
activa participación en el equipo<br />
de trabajo de campo y en la identificación<br />
de los restos zooarqueológicos.<br />
Arqueóloga Lisette Roura Álvarez<br />
por su colaboración técnica.<br />
Antonio Quevedo Herrero y<br />
Eduardo Muñiz Márquez por la conservación<br />
y restauración de los<br />
materiales hallados en el sitio y la<br />
ayuda prestada en la identificación<br />
de algunos artefactos.<br />
Alina Velásquez Margüenda y<br />
Omar Bernardo Dieppa Castellanos,<br />
por su contribución en la informática.<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
Hernández Oliva, Carlos A. y Lisette Roura<br />
Álvarez (1997): "Apuntes en torno a la naturaleza<br />
de los contextos arqueológicos en la Habana<br />
Intramuros", en revista El Caribe Arqueológico no.2,<br />
Anuario publicado por la Casa del Caribe como<br />
extensión de la revista Del Caribe, Casa del Caribe,<br />
Taraxacum S.A., Santiago de <strong>Cuba</strong>.<br />
Hume, Ivor Nöel (1970): A Guide to Artifacts of<br />
Colonial America, Alfred A. Knopf, Inc.,<br />
Published in the United States, New York.<br />
Jones, Olive R. y Catherine Sullivan (1985):<br />
Glossaire du verre de parcs Canada, Direction<br />
des lieux et des parcs historiques nationaux,<br />
Parcs Canada, Canadá.<br />
Romero Estévanez, Leandro (1995): La<br />
Habana arqueológica y otros ensayos, Editorial<br />
Letras <strong>Cuba</strong>nas, La Habana.<br />
Fidel Francisco Navarrete Quiñonez,<br />
por las fotografías tomadas<br />
para este artículo.<br />
Licenciada Inés Morales, por su<br />
catalogación numismática.<br />
Muy especialmente al doctor<br />
Edward Cecil Harris por su asesoría.<br />
Al doctor Agustín Azkárate y a<br />
todo su equipo de trabajo por su<br />
colaboración en la aplicación de<br />
esta nueva metodología.<br />
Sánchez Zufiaurre, Leandro, José Manuel<br />
Martínez Torrecilla y Roger Arrazcaeta<br />
Delgado (2000): "Análisis estratigráfico del<br />
tramo de muralla ubicado en la calle San<br />
Lucas no. 5, de Orduña", Informe archivado en<br />
el Equipo de Documentación Arquitectónica<br />
de la Cátedra de Arqueología Medieval,<br />
Universidad del País Vasco (UPV), Vitoria,<br />
España, y depositado en el Gabinete de<br />
Arqueología de la OHCH, La Habana.<br />
Schavelzon, Daniel (1991): Arqueología<br />
Histórica de Buenos Aires, Ediciones<br />
Corregidor, Argentina.<br />
Woodhead, Eileen (1991): Trademarks on<br />
Base-metal Tableware, Studies in Archaeology,<br />
Architecture and History, National Historic Sites,<br />
Park Service, Environment Canada, Minister of<br />
Supply and Services Canada, Canadá.
La sustitución de las maderas ibéricas<br />
por las autóctonas cubanas<br />
en la construcción naval<br />
Por: Alessandro López Pérez<br />
Resumen<br />
Entre los años 1994 y 1995 se realiza un<br />
estudio de las tradiciones que conservan, en la<br />
región occidental de <strong>Cuba</strong>, los carpinteros de<br />
ribera en cuanto a las técnicas utilizadas en la<br />
construcción naval, en particular en los<br />
poblados de Puerto Esperanza (Pinar del Río)<br />
y Jacksonville (Isla de la Juventud). Se <strong>parte</strong><br />
de estudios preliminares de restos de<br />
estructuras navales excavadas por la entidad<br />
Carisub y de investigaciones bibliográficas y<br />
documentales. La elaboración de algunas<br />
consideraciones al respecto constituye un<br />
aporte de carácter etnográfico y de interés<br />
para la historia de la tecnología.<br />
Abstract<br />
From 1994-95 an investigation was<br />
undertaken into traditional shipbuilding<br />
techniques still employed by shipwrights in<br />
Western <strong>Cuba</strong>, particularly in Puerto<br />
Esperanza (Pinar del Río) and Jacksonville<br />
(Isle of Youth). This article combines textual<br />
research with the results of preliminary<br />
studies of ship remains excavated by Carisub<br />
and includes reflections on ethnographical<br />
aspects of the subject and upon the history of<br />
technology.<br />
Durante la etapa colonial se<br />
desarrolló una importante industria<br />
naval vinculada al tráfico comercial<br />
derivado de la Carrera de<br />
Indias y de la propia insularidad<br />
de <strong>Cuba</strong>. La Habana contó con<br />
numerosos astilleros y careneros<br />
hasta que se establecieran las<br />
Reales Fábricas de Navíos y por<br />
último el Real Arsenal, que compitió,<br />
en número de construcciones,<br />
con los principales arsenales<br />
españoles de Guarnizo, Cartagena<br />
y El Ferrol.<br />
Paralela a esta arquitectura oficial,<br />
impuesta por las necesidades<br />
de la Corona, y durante algunos<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
años de la Real Compañía de Comercio<br />
de La Habana, se mantuvo<br />
otra construcción que no partía de<br />
atarazanas, ni planos-libretas o de<br />
la elaboración científica de planos<br />
ajustados a curvas de circunferencias.<br />
Fueron los carpinteros de ribera<br />
los portadores de las tradiciones<br />
más arcaizantes, herencia de familias<br />
durante generaciones replegadas<br />
a los pequeños puertos, y<br />
destinada a la fabricación de reducidas<br />
embarcaciones para la pesca<br />
y el cabotaje.<br />
Esta tradición <strong>parte</strong> en lo general<br />
de los modos que se empleaban<br />
en los siglos XVI y XVII, cuando<br />
Orcas, sección de las amuras. Construidas con maderas autóctonas de <strong>Cuba</strong><br />
Gabinete de Arqueología / 41
ARQUEOLOGÍA<br />
los barcos se hacían de acuerdo<br />
con la habilidad práctica de sus<br />
constructores. Las dimensiones no<br />
se podían determinar de antemano<br />
y resultaban enteramente fortuitas<br />
una vez que se colocaba la<br />
quilla y las cuadernas maestras<br />
que establecían las proporciones<br />
de la curvatura y el tamaño real.<br />
Al margen de los conocimientos<br />
prácticos de los constructores, ocurre<br />
un fenómeno de transculturación<br />
técnica cuando comienzan a ser<br />
sustituidas las maderas procedentes<br />
de los bosques de la Península<br />
Ibérica por las pertenecientes a especies<br />
autóctonas del archipiélago<br />
cubano por sus características particulares.<br />
En el siglo XVIII el portugués<br />
Antonio Parra, avecindado en<br />
La Habana, escribe y publica su relación<br />
de árboles de <strong>Cuba</strong> y sus posibles<br />
usos, incluidos los referidos<br />
a la construcción naval y las numerosas<br />
expediciones de los oficiales<br />
de marina e ingenieros del arsenal<br />
habanero en busca de especies y<br />
troncos aptos para los diferentes<br />
fines y formas (Ortega, 1998).<br />
La arqueología en el contexto<br />
subacuático ha permitido realizar<br />
el estudio de estructuras navales<br />
pertenecientes a esta etapa y la<br />
aparición, en ellas, de maderas de<br />
la península y de las Antillas simultáneamente.<br />
Estudio etnoarqueológico sobre la<br />
sustitución de las maderas ibéricas<br />
por las autóctonas cubanas<br />
Existen cédulas y documentación<br />
sobre la utilización de las<br />
maderas autóctonas en la construcción<br />
naval en <strong>Cuba</strong> en la etapa<br />
colonial. Aunque debe tenerse<br />
en cuenta que esta breve información<br />
ha llegado a nosotros en<br />
42 / Gabinete de Arqueología<br />
los escasos documentos y protocolos<br />
habaneros de la época, por ello<br />
nos decidimos a realizar estos estudios<br />
etnoarqueológicos. Pero la realidad<br />
exacta de cómo se construía un<br />
vaso y sobre todo en épocas tan re-<br />
motas como los siglos XVI y XVII, nos<br />
la ha dado el trabajo arqueológico<br />
en sitios donde han sobrevivido<br />
algunas de las estructuras que<br />
conformaban el bajel y las investigaciones<br />
que desarrollamos en<br />
Bosque tropical húmedo, donde se observan las maderas utilizadas en la construcción naval<br />
Orcas 17 y 22 en el pecio de Fuxa vistas de popa a proa, nao de finales del siglo XVI. La madera<br />
utilizada es el Roble Europeo (Quercus pubenceus), localizado en el norte español
las provincias occidentales, donde<br />
dedicamos nuestro esfuerzo a<br />
aprender in situ cómo se mantenían<br />
las tradiciones constructivas de la<br />
etapa colonial hasta nuestros días.<br />
Laboramos en los astilleros, en los<br />
cortes y manufacturas de las maderas,<br />
en las carenas de reparaciones<br />
y construcciones de barcos<br />
de madera que todavía se utilizan<br />
en la pesca de plataforma y el<br />
cabotaje. 1<br />
Esta gran sabiduría que nos<br />
trasmitieran los maestros de ribera<br />
heredada por la tradición nos<br />
ha ayudado a interpretar mejor<br />
las incógnitas de la construcción<br />
naval antigua.<br />
La importancia que tuvo para<br />
la construcción de embarcaciones<br />
el aporte de maderas americanas<br />
y principalmente las cubanas, a<br />
partir y durante el largo periodo<br />
de la dominación española en<br />
nuestro continente, es reflejada<br />
en las innumerables cédulas, me-<br />
Sustitución de tracas por el sistema de frasquia, técnica de gran antigüedad. La traca fue<br />
confeccionada con un tablón de pino del país<br />
moriales y contratos que sobre<br />
esta temática se conservan.<br />
Ejemplo de lo antes dicho fue lo<br />
expresado por el contador Pedro<br />
de Arana en su Memorial a S. M. al<br />
reiterar que "...en esta ysla ay grandes<br />
comodidades de maderas para<br />
introducir en ella su Mag. una gruesa<br />
u hordinaria fabrica de galeones<br />
y fragatas pues no la escusa por la<br />
grande necesidad de ellos tiene<br />
y por la bondad y ventajas de las<br />
maderas que son la mexores del<br />
mundo...". 2<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
Sin embargo, si nos remitimos a<br />
acontecimientos anteriores, es importante<br />
reflejar las cédulas reales<br />
expedidas a los jerónimos el 29<br />
de diciembre de 1516 "...e bien de<br />
los dichos vecinos pudiesen armar<br />
algunos navios e carabelas o bergantines<br />
para ir a descubrir..." y "...que la<br />
dicha ysla e vecinos e tratantes en<br />
ella tiene mucha necesidad de tener<br />
e hazer navios para contratar...".<br />
3 Estas licencias inician las<br />
construcciones de barcos en el Cauto<br />
y Santiago para comerciar con La<br />
Española, Jamaica y Puerto Rico, y<br />
emprender expediciones por cuenta<br />
de los colonos. (Ortega, 1986.)<br />
Algunas de estas primeras embarcaciones<br />
no lograron alcanzar<br />
un aforo superior a las 100 toneladas,<br />
pues existían cédulas que interferían<br />
su ejecución, como la del 12<br />
de diciembre de 1518 "...por ende yo<br />
vos mando que dexeys e consyntays<br />
a las personas que paresciere que<br />
en esa ysla son abonadas y de quie<br />
tengays buena seguridad que son<br />
tales personas hazer hasta en cantidad<br />
de dies navios y con tanto<br />
que no suban ni sean de 100 toneladas<br />
de porte arriba cada uno...", 4<br />
se apreciaba el interés de los habitantes<br />
y gobernadores de la Isla<br />
por impulsar la construcción de<br />
bajeles para llevar a efecto sus propósitos<br />
mercantilistas y expansionistas<br />
por las recién descubiertas e<br />
inexploradas tierras del Nuevo Mundo,<br />
aprovechando al mismo tiempo<br />
las bondades y ventajas de las<br />
maderas que propiciaban una mayor<br />
fortaleza y durabilidad a todas<br />
1 Bilongo, 72 años: Trabajador del varadero e hijo de un carpintero de ribera de Puerto Esperanza, Pinar del Río, recuerda que cuando niño se<br />
escoraban los barcos hasta que saliera la quilla con la “marea llena”, para dar mantenimiento y después, por la otra banda, se ponía un aparejo en<br />
la cruceta del palo y se hacía firme en tierra con el ancla del barco (en la mayoría de los casos) o se clavaban estacones.<br />
2 Archivo Nacional de <strong>Cuba</strong> (A.N.C.): Fondo Academia de la Historia: Memorial del contador Pedro de Arana a S. M. pidiendo que se construyan<br />
navíos en <strong>Cuba</strong>, Leg. 85, no. 215.<br />
3 A.N.C.: Fondo Academia de la Historia: Real Cédula a los Jerónimos sobre las licencias que pedían los vecinos para hacer navíos, Leg. 29, no. 215.<br />
4 A.N.C.: Fondo Academia de la Historia: Real Cédula concediendo licencia a los vecinos de <strong>Cuba</strong> para hacer navíos, Leg. 30, no. 247.<br />
Gabinete de Arqueología / 43
ARQUEOLOGÍA<br />
las embarcaciones que se construían<br />
en ella. Esta Real Cédula de<br />
confirmación permitía a los vecinos<br />
y moradores de <strong>Cuba</strong> construir<br />
hasta diez navíos que no excediesen<br />
de 100 toneles de porte, pero lo<br />
más posible es que dichas limitaciones<br />
fuesen poco o nada respetadas,<br />
como solía ocurrir con la<br />
mayoría de las regias disposiciones<br />
en <strong>Cuba</strong>; mas lo cierto es que<br />
estas dos pragmáticas fueron la<br />
génesis de la más tarde pujante<br />
industria naval cubana, a cuya<br />
sombra se desarrollaron manufacturas<br />
tales como la confección de<br />
cables de majagua, 5 y la elaboración<br />
de alquitrán y brea obtenida de la<br />
resina de los pinos que poblaban el<br />
occidente y la Isla de Pinos (esto lo<br />
pudimos comprobar en el trabajo<br />
de campo realizado donde dichas<br />
técnicas se mantienen hoy en<br />
día). 6<br />
A lo anterior contribuiría otro<br />
factor natural, las características de<br />
las maderas cubanas, que imprimían<br />
a estos buques una calidad<br />
muy superior a los de otra fabricación.<br />
De estas maderas se aseguraría<br />
"son las mexores del mundo"<br />
por ser más resistentes a la broma<br />
(teredo navalis), además de otras cualidades<br />
que harían decir a Ustáriz, 7<br />
dos siglos después, acerca de estas<br />
naves:<br />
"...Si las fabricadas en Europa<br />
duran de dos quince años se conserva<br />
mas de treinta las que se<br />
5 Cabos de majagua; se golpea el palo por la punta y se desprende la cáscara por la exposición al sol. La fibra que está dentro de la corteza es la que<br />
se utiliza en la elaboración del cabo. Entrevista a Juan González, Monguito, 71 años, Pinar del Río.<br />
6 Los maderos se deben cortar en los menguantes a partir del quinto día, hasta que desaparezca la luna, son los días mejores, no son atacados por<br />
los insectos después de cortados y utilizados. En las lunas crecientes el palo contiene mucha agua. Esto se comprobó en un encino cortado en la<br />
Sierra de los Órganos y se pudo probar el agua fresca y abundante que manaba de su tronco. Entrevista a Eduardo Torres, El Prieto, 64 años,<br />
carpintero, Puerto Esperanza, Pinar del Río.<br />
7 Jerónimo de Ustáriz (1670-1732), economista y político español nacido en Navarra y fallecido en Madrid. Fue miembro del Consejo de Su Majestad, de la Real<br />
Junta de Comercio y Moneda, y del Consejo de Indias. Su pensamiento ejerció fuerte influencia sobre la política económica durante el reinado de Felipe V.<br />
Preocupado por la decadencia que sufrió el reino a lo largo del siglo XVII y por las consecuencias de la Guerra de Sucesión española, retomó las inquietudes<br />
económicas de los arbitristas del siglo anterior. Su principal obra, Teórica y práctica de comercio y marina (1724), pese a que se basa en conceptos del<br />
mercantilismo, importó ideas procedentes de otros países (establecimiento de manufacturas reales, promoción de la marina).<br />
44 / Gabinete de Arqueología<br />
hacen allá con el cedro, roble mas<br />
duro y otras maderas de superior<br />
firmeza y resistencia, lo que es<br />
causa también de que necesiten de<br />
menos carenas y otros reparos;<br />
fuera de que en un combate tienen<br />
también el cedro la ventaja de que<br />
embebe en sí las balas sin que experimenten<br />
los efectos de los<br />
astillazos, que los navíos fabricados<br />
en Europa, y que suelen maltratar,<br />
y aun matar mucha gente."<br />
La certeza de tales aseveraciones<br />
lo demostraría un moderno autor<br />
anglosajón, quien afirmó que los<br />
barcos de construcción cubana hechos<br />
de "madera de cedro y caoba<br />
probaron ser más fuertes y duraderos".<br />
Partiendo de estos criterios, y<br />
otros elementos como la posición,<br />
condiciones naturales y existencia<br />
de una rica zona en sus alrededores<br />
que lo abastecían de las necesarias<br />
maderas, es que se comienzan a producir<br />
en el puerto de La Habana, a<br />
mediados del siglo XVI, diferentes clases<br />
de embarcaciones típicas de la<br />
época como fragatas, galeonzotes,<br />
etc. El San Andrés, buque de 350 toneladas,<br />
es el primero que aparece<br />
en el libro de registro de la Casa<br />
de Contratación de Sevilla. Fue botado<br />
en 1551 y a su propietario se le<br />
conoce con el nombre de Juan<br />
Burgos. (Ortega, 1986.)<br />
Hacia finales de la próxima década<br />
se produciría uno de los acon-<br />
El carpintero de ribera José Antonio Hernández señala una futura varenga
tecimientos más importantes en el<br />
desarrollo naval del puerto habanero:<br />
se trata del aporte de Menéndez<br />
de Avilés, uno de los marinos que le<br />
imprimió gran actividad al astillero,<br />
quien tras concebir la idea de<br />
modificar las proporciones de las<br />
embarcaciones (relación esloramanga),<br />
dio vida a once galeonzotes<br />
agalerados, que como dice Veitía<br />
Linaje "...es aquella armada de veinte<br />
galeones agalerados con remos,<br />
con que, desde el año 1568 dio principio<br />
a navegar el general Pedro<br />
Menéndez de Avilés, de que fabrico<br />
los ocho de Vizcaya y los doce en<br />
<strong>Cuba</strong> de la Florida...". (Veitía Linaje,<br />
1672.)<br />
La innovación le permitió a estas<br />
naves adquirir velocidad y ser<br />
de más fácil manejo, siendo precursoras<br />
de las fragatas de la segunda<br />
mitad del siglo XVIII y clíper norteamericanos<br />
del siglo XIX. (Pérez de<br />
la Riva, 1974)<br />
El siglo XVII se presenta como un<br />
periodo de relativa prosperidad si<br />
bien hacia sus finales se observa<br />
una disminución en la botadura de<br />
cascos. Uno de los artífices que<br />
más se destacó fue Francisco Díaz<br />
Pimienta, además de hacerse sentir<br />
la presencia de los hermanos<br />
Veas y Alonso Ferrera. 8<br />
El primero se inicia en 1614. El volumen<br />
de las operaciones debió de<br />
ser considerable porque la familia<br />
de Díaz poseía un astillero e importantes<br />
propiedades en la Isla. Fabricó<br />
para la Corona dos galeones<br />
durante el bienio 1627-1628 que oscilaban<br />
entre las 500-600 toneladas<br />
y alrededor de una docena de<br />
galeones aptos para escolta y plata,<br />
que fueron de los mejores que<br />
se emplearon en estos menesteres.<br />
(Serrano Mangas, 1989.)<br />
Las naves construidas en La<br />
Habana por los hermanos Veas<br />
añadieron un nuevo éxito a sus astilleros,<br />
y fueron los primeros en<br />
imprimirle uniformidad a las construcciones<br />
navales fabricadas en<br />
serie. Se debió a ellos también la<br />
introducción de astilla muerta, facilitando,<br />
a la vez, la similitud de las<br />
varengas y cuadernas de los navíos,<br />
medidas universalmente empleadas<br />
con posterioridad. (Pérez<br />
de la Riva, 1974.)<br />
El reconocimiento de las maderas<br />
cubanas para darles forma a<br />
los vasos que con el transcurso del<br />
tiempo se iban materializando en<br />
los astilleros, y a partir del siglo XVIII<br />
en el Arsenal de La Habana, partía<br />
del criterio de que estas reunían<br />
condiciones excepcionales que las<br />
hacían más resistentes a factores<br />
externos si se les comparaba con<br />
las utilizadas en la Península. Un<br />
factor muy importante que se tenía<br />
en consideración, dado su alto<br />
grado de peligrosidad, era la acción<br />
de la broma sobre la obra viva del<br />
buque, que con su constante y debilitador<br />
trabajo podía llevar al fondo<br />
a cualquiera de sus víctimas.<br />
Maderas como el roble, jobo,<br />
ocuje, caoba, cedro, pino y otras,<br />
sustituían a las empleadas por los<br />
artífices hispanos en las distintas<br />
secciones del buque. El roble, jobo,<br />
sabicú, ocuje, etc., formaban las<br />
secciones más importantes que incluían<br />
la quilla, varengas, ligazones<br />
y macizos de proa y popa. Las maderas<br />
ligeras: cedro, pino, y en algunos<br />
casos caoba, se usarían en la<br />
obra muerta como tablazón para cu-<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
biertas, costados y otros elementos<br />
afines con la arboladura. Como dijera<br />
Arana en su Memorial:<br />
"...que la tablazón toda an de llevar<br />
desde la quilla hasta prim a .<br />
Çinta de roble y donde hubiere cabina<br />
o capa esta bien buena y las<br />
de popa lo mesmo, y desde la prima<br />
Çinta para arriba de Çedro<br />
toda la neçess a . Por ser madera liviana<br />
y la mejor de todas para los<br />
altos, y losa piques planes, y ligaçon<br />
a de ser toda de madera de roble,<br />
caoba y ocux, pues su grande fortaleza<br />
y bondad y ser para esto la<br />
mejory mas a propósito de todo...". 9<br />
Pérez de la Riva señalaba que,<br />
aunque los árboles de <strong>Cuba</strong> no resultaban<br />
idóneos para arboladura,<br />
por ser demasiado pesados y poco<br />
flexibles, no sucedió lo mismo con la<br />
madera empleada para tablazones,<br />
cascos, cubiertas, cuadernas y<br />
ligazones, que sí dieron los resultados<br />
esperados. Algunos por su dureza<br />
ofrecían buena resistencia al<br />
impacto del tiempo, el agua y las<br />
batallas, astillando poco. (Pérez de<br />
la Riva, 1974.) El roble, el cedro y la<br />
caoba eran muy superiores a muchas<br />
maderas europeas, y sobre<br />
las bondades de la última escribía<br />
Valdés "...es buena no solo por su<br />
duración, sino por las ventajas que<br />
resulta; en los combates navales,<br />
de verse libre de los astillazos que<br />
dañan a la tripulación, aun mas que<br />
la misma balas que los ocasiona...".<br />
(Valdés, 1866.)<br />
Sobre el empleo de otras especies<br />
de la Isla, no comunes, pero<br />
que iban a integrarse al conjunto,<br />
principalmente en lo que respecta<br />
a la ornamentación, tenemos el<br />
granadillo (Brya ebenus). Sus carac-<br />
8 Alonso Ferrera fabricó el Nuestra Señora de Atocha utilizando como maderas roble, caoba, cedro, pino y otros. (Eugene Lyon, Comunicación<br />
personal, enero de 1990, San Agustín, Florida, EUA.)<br />
9 Memorial del contador Pedro de Arana: Loc. cit. (2).<br />
Gabinete de Arqueología / 45
ARQUEOLOGÍA<br />
terísticas de ser dura, poseer un<br />
grano fino, poros muy pequeños y<br />
permitir alto pulimento, lo hacían<br />
ideal para piezas destinadas a este<br />
uso. Ejemplo de ello lo podemos<br />
apreciar en los balaustres extraídos<br />
del pecio de Fuxa, Pinar del Río.<br />
La foto muestra características anatómicas<br />
que fue necesario estudiar para identificar las<br />
especies (ver tabla Maderas autóctonas<br />
cubanas utilizadas en construcción naval<br />
como sustitutas de las ibéricas)<br />
El dagame y el arabo formaban<br />
<strong>parte</strong> de esta amplia gama de maderas<br />
con destino a la construcción<br />
naval y en alguna medida como<br />
sustitutas de las utilizadas en Europa<br />
con el fin que se les proponía. La<br />
primera, en la artillería, y la segunda,<br />
en algunos elementos que pudieran<br />
estar vinculados con la<br />
arboladura del buque. (Pecio de<br />
Fuxa, costa norte de Pinar del Río.)<br />
Al respecto Veitia decía que en<br />
la Junta de Guerra de Indias celebrada<br />
el 24 de septiembre de 1613<br />
se planteaba:<br />
"...después de las maderas de<br />
la Habana era la mas a propósito<br />
46 / Gabinete de Arqueología<br />
para los encavalmentos o cureñas<br />
de la artillería el freno y el álamo<br />
negro o blanco; porque el roble sobre<br />
ser muy pesado le pudren fácilmente<br />
el agua y el sol, y que los<br />
ejes eran los mejores los que se<br />
traen de canarias y después de<br />
estos los de la Habana...". (Veitía<br />
Linaje, 1672.)<br />
La procedencia de los troncos<br />
que abastecían la marina era diversa,<br />
abarcaba un área extensa que<br />
se extendía a La Habana, Isla de<br />
Pinos y hasta aquellas que aportaban<br />
materia prima a los astilleros<br />
del extremo oriental ubicados en<br />
Santiago de <strong>Cuba</strong> y Bayamo.<br />
En La Habana, las zonas más explotadas<br />
fueron, entre otras, las de<br />
Aguacate, Alquízar, Bacunayagua,<br />
Batabanó, Canasí, Ceiba del Agua,<br />
Melena y Puerto Escondido. De<br />
ellas se extrajeron, por ejemplo, caoba,<br />
cedro, roble.<br />
El pino, destinado a la arboladura,<br />
procedía de la Isla de Pinos 10 y la<br />
región occidental de <strong>Cuba</strong>. Sobre<br />
los que eran naturales de la primera<br />
zona se hace referencia en carta<br />
del Gobernador de La Habana<br />
Gabriel de Montalvo a S. M.<br />
"... en 8 de junio escrivi a V. M.<br />
duplicado de otra que yo en la flota<br />
de don diego maldonado escrivi y<br />
con ella una información sobre lo<br />
que toca a lo que V. M. me mandava<br />
se hiziese por una real cedula sobre<br />
el cortarse de la ysla de pinos<br />
para arboles de navios...". 11<br />
La capacidad de esta especie<br />
para el uso que se le pretendía dar<br />
parece que arrojó resultados inesperados.<br />
Aunque los expertos dieron<br />
los mástiles de Isla de Pinos<br />
como "de asegurada esplendidez",<br />
en la práctica no cumplían con los<br />
requisitos que se exigía de ellos. Se<br />
optó entonces por probar otros cortes<br />
en <strong>Cuba</strong>, abriéndose uno en<br />
Santa Isabel, Pinar del Río, cuyos<br />
palos demostraron su poca duración<br />
como mástiles y masteleros<br />
al emplearse en los primeros navíos<br />
botados por la Real Compañía.<br />
Algunos de ellos tuvieron que<br />
arbolarse nuevamente una vez que<br />
arribaron a España. (Pérez de la<br />
Riva, 1974.) La crisis que para la terminación<br />
y calidad de los bajeles<br />
implicaba la inaptitud de los pinos<br />
cubanos obliga a las autoridades<br />
de la Isla a utilizar los de México y<br />
la Luisiana.<br />
Es importante, además, señalar<br />
que desde los primeros momentos<br />
de la presencia española en<br />
<strong>Cuba</strong>, y debido a las grandes extensiones<br />
de los bosques, y por la<br />
calidad y variedad de las maderas<br />
cubanas, estas enriquecieron los<br />
suntuosos edificios y propiedades<br />
particulares de las clases más acomodadas<br />
del imperio español. Palacios<br />
como El Escorial, muebles de<br />
uso personal y todo aquello que<br />
reclamara o necesitara de ellas,<br />
recurrían a las remesas que se exportaban<br />
de la Isla y que abarcaron<br />
prácticamente todo el periodo<br />
colonial.<br />
El proceso de deforestación que<br />
se venia realizando y que influyó negativamente<br />
en la industria naval<br />
cubana hacia el siglo XIX, conjuntamente<br />
con otros factores, conllevó al<br />
empleo de otras maderas alternativas<br />
que supliesen la escasez de las<br />
tradicionales que, por sus caracterís-<br />
10 La familia Jackson, emigrantes caimaneros de mediados del siglo XIX hacia el sur de Isla de Pinos —Isla de la Juventud—, reparaba sus<br />
embarcaciones con maderas autóctonas, como son: el pino en el forro y los palos, la yaba y el sabicú en la quilla y la caoba, cedro y el roble en las<br />
cuadernas. (Henry Jackson, 65 años, descendiente de Wiliam Jackson, fundador de Jacksonville, Isla de la Juventud.)<br />
11 A.N.C : Fondo Academia de la Historia: Carta al gobernador de La Habana D. Gabriel de Montalvo a S. M. sobre maderas de la Isla de Pinos, Leg. 81, no. 54.
ticas (resistencia, dureza, etc.) se comenzaron<br />
a utilizar para sustituir<br />
aquellas en piezas que requirieran<br />
de estas propiedades.<br />
Entre las maderas cubanas que<br />
resisten bien bajo el agua sin pudrirse<br />
ni ser atacadas por la broma<br />
están: el ácana, carbonero, cerillo,<br />
guamá de costa, guayraje, yaquilla,<br />
júcaro negro o bravo, maboa blanca,<br />
majagua, mamey, manajú, mangle<br />
negro o prieto, marianita, pejojó lechoso,<br />
quiebra hacha, o caguairan,<br />
rana macho, sabina, yana y yayatí.<br />
Otras maderas endémicas utilizadas<br />
en industrias relacionadas<br />
con la construcción naval fueron: el<br />
cuero duro para ruedas hidráulicas,<br />
chicharrón en molinos y engranajes,<br />
dagame en ejes y prensa, también el<br />
espine blanco se utilizó para ejes, el<br />
guayacán o palo santo en dientes<br />
de ruedas, ejes, tornillos, poleas y<br />
Utilización de las formas naturales del árbol para las diferentes piezas constructivas<br />
(tomado de la Enciclopedia de Diderot y D’Alembert)<br />
clavijas de unión. Para ejes de máquina<br />
y carros, lengua de vaca y la<br />
levisa, y para la construcción de<br />
carros y ruedas hidráulicas, el mamey,<br />
abundante en <strong>Cuba</strong>.<br />
Los carpinteros de ribera, por su<br />
<strong>parte</strong>, se interesaron de manera especial<br />
en las maderas aptas para<br />
construir los cascos de los navíos y<br />
arbolar los palos y mástiles. La baría<br />
blanca, la caoba, la capa rota, el<br />
dagame, el laurel prieto y la yana son<br />
algunas de ellas. Para la quilla de los<br />
barcos se empleaba la madera de<br />
yana pero no para el resto del navío,<br />
ya que la ataca el comején.<br />
Los mástiles que no eran demasiado<br />
largos se hacían con maderas<br />
de jaquillas, reservándose para las<br />
grandes embarcaciones y las plumas<br />
12 José Antonio Hernández, carpintero de ribera, Puerto Esperanza, Pinar del Río.<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
de las grúas para arbolar los navíos,<br />
un árbol de la familia de las gutíferas<br />
(árbol de <strong>Cuba</strong>, el ocuje).<br />
La elección de la madera no sólo<br />
se realizaba de acuerdo con sus<br />
propiedades mecánicas y su resistencia<br />
al medio marino, sino que<br />
se aprovechaba la forma natural<br />
del árbol para construir las distintas<br />
piezas que conformaban el<br />
vaso.<br />
Los maderos como la majagua<br />
y el cedro poseen mejores cualidades<br />
cuando se encuentran en la sierra,<br />
alejados del mar; la madera es<br />
más dura y posee como una arenisca<br />
que la hace más resistente<br />
porque nace en la piedra. A la hora<br />
de cortarlos es más difícil pasarlos<br />
por el cerrote. 12<br />
Gabinete de Arqueología / 47
ARQUEOLOGÍA<br />
Es de esta forma que la carpintería de ribera, que<br />
nació, se desarrolló y perduró hasta nuestros días,<br />
está representada en los fieles herederos de los maestros<br />
que en un pasado les dieron forma y vida a muchos<br />
de los bajeles que surcaron los mares del mundo;<br />
son en estos momentos, artífices de un arte que permanece<br />
mediante el uso de métodos similares a aquellos<br />
y que debemos preservar para generaciones<br />
venideras, pues al igual que otros acontecimientos,<br />
forjaron y enriquecieron la historia de nuestra nación.<br />
Agradecimientos<br />
48 / Gabinete de Arqueología<br />
Maderas autóctonas cubanas utilizadas en la construcción naval,<br />
como sustitutas de las ibéricas, y que han sido halladas<br />
en naufragios ocurridos en nuestras costas<br />
Doctora Raquel Carrera, Gabinete de Arqueología;<br />
doctor Ovidio Ortega y colegas del Departamento de<br />
Arqueología de Carisub; arqueóloga Mónica Pavía Pérez,<br />
Gabinete de Arqueología; Roger Arrazcaeta, director del<br />
Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador;<br />
Personal de Mar de Carisub, Tropas Guardafronteras y<br />
Combinado Pesquero de Puerto Esperanza; Empresa<br />
Gaviota, Isla de la Juventud, y pueblos de Puerto Esperanza<br />
(Pinar del Río) y Jacksonville (Isla de la Juventud). Fuente: Elaboración autoral
ARQUEOLOGÍA<br />
Especies de árboles maderables utilizados en la construcción naval por carpinteros de ribera de Pinar del Río, <strong>Cuba</strong><br />
Fuente: Elaboración autoral<br />
Gabinete de Arqueología / 49
ARQUEOLOGÍA<br />
García del Pino, César: "La construcción<br />
naval en <strong>Cuba</strong> en el siglo XVI", Informe<br />
depositado en el Departamento de<br />
Arqueología de Carisub, La Habana.<br />
Ortega Pereira, Ovidio (1986): "La<br />
construcción naval de La Habana bajo la<br />
dominación colonial española", en<br />
Conferencias y estudios de historia y<br />
organización de la ciencia, Academia de<br />
Ciencias, La Habana.<br />
——————— (1998): El Real Arsenal de La<br />
Habana, Editorial Letras <strong>Cuba</strong>nas, La Habana.<br />
50 / Gabinete de Arqueología<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
Pérez de la Riva, Francisco (1974): "La<br />
construcción naval en <strong>Cuba</strong>, el extraordinario<br />
aporte habanero en el siglo XVII", en Revista<br />
Mar y Pesca, La Habana [s.o.d.].<br />
Serrano Mangas, Fernando (1989): Armadas<br />
y Flotas de la Plata 1620-1648, Bancos de<br />
España, Serie del 5to. Centenario del<br />
Descubrimiento de América, Imprenta Banco<br />
de España, Madrid.<br />
Valdés, Nicolás (1866): Tratado sobre maderas<br />
Antillanas [s.n.], Madrid. [En esta obra se describen<br />
225 maderas, de ellas 123 son de <strong>Cuba</strong>.]<br />
Maderas utilizadas por los carpinteros de ribera entrevistados<br />
Fuente: Elaboración autoral<br />
Veitia Linaje, Joseph de (1672): Norte de<br />
contratación de las Indias Occidentales [s. n.],<br />
Sevilla.<br />
Fuentes primarias<br />
Archivo Nacional de <strong>Cuba</strong>: Fondo Academia<br />
de la Historia.<br />
Archivo Fotográfico de Carisub y del autor.
La Gran Serpiente en la mitología taína<br />
Por: Sebastián Robiou Lamarche<br />
Resumen<br />
En este trabajo se presentan reflexiones<br />
fundamentalmente desde la etnohistoria, en<br />
torno a la presencia del ofidio como motivo<br />
recurrente de la cosmovisión americana, en<br />
las culturas aborígenes antillanas. Se ofrece, a<br />
partir del registro arqueológico, un paralelismo<br />
entre algunos conceptos simbólicos taínos y<br />
caribes que evidencia las posibles conexiones<br />
mitológicas entre estas culturas en cuanto a<br />
los procesos de significación y construcción de<br />
sentidos alrededor del mitema de la gran<br />
serpiente.<br />
Abstract<br />
Reflections from an ethnohistorical<br />
perspective on the occurrence of the<br />
ophidian as a leitmotiv running through the<br />
aboriginal Antillean interpretation of the<br />
universe. Archaeological evidence is<br />
presented in an examination of the parallels<br />
between Taino and Carib symbolism.<br />
Conclusions are drawn about the probability<br />
of links between those cultures within the<br />
context of the significance and symbolism of<br />
the mythology of the Great Serpent.<br />
La serpiente es uno de los motivos<br />
más recurrentes en la mitología<br />
mundial y, por consiguiente,<br />
aparece con un amplio simbolismo<br />
en las manifestaciones artísticas de<br />
muchas culturas; por ejemplo en<br />
Howey (1955) y Mundkur (1983), se<br />
analiza el motivo de la serpiente<br />
en la mitología y el arte de las culturas<br />
precolombinas de las Antillas.<br />
Fernando Ortiz (1881-1969) en El<br />
Huracán: su mitología y sus símbolos<br />
(1947), evaluó la importancia del motivo<br />
ofidioforme en la cosmovisión del<br />
continente americano y resaltó su<br />
posición en las culturas indígenas<br />
antillanas.<br />
En síntesis, Ortiz opinó que la<br />
serpiente era una representación<br />
del llamado dios unípede (postulado<br />
originalmente por Lehmann-<br />
Nitsche en 1924), entidad de una sola<br />
pierna o pie que constituye un difundido<br />
mitema en América y que,<br />
con variables formas sigmoides,<br />
está relacionado con la energía del<br />
universo manifestada en la dinámica<br />
rotatoria de varios fenómenos naturales,<br />
entre ellos el huracán. Este<br />
fenómeno meteorológico, según<br />
Ortiz, constituyó una deidad para los<br />
taínos; el Dios Huracán es equivalente<br />
al Hurakán de los maya-quichés<br />
y a la Maboya de los caribes-insulares.<br />
En el plano astronómico pensó,<br />
muy acertadamente, que la deidad<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
unípede se visualizaba en la Osa<br />
Mayor, constelación que semeja a<br />
un ser de una pierna. (Robiou, 1990,<br />
1997.)<br />
La Gran Serpiente en la mitología<br />
taína<br />
En términos generales, los taínos<br />
fueron el resultado del desarrollo en<br />
las islas caribeñas de migraciones<br />
de arahuacos provenientes del<br />
área de las Guyanas (Suramérica),<br />
quienes al momento del descubrimiento<br />
por los europeos ocupaban<br />
las Antillas Mayores: <strong>Cuba</strong>, La Española,<br />
Jamaica y Puerto Rico.<br />
En 1493, como consecuencia del<br />
segundo viaje de Cristóbal Colón,<br />
llegó a La Española fray Ramón<br />
Pané, ermitaño de la orden de San<br />
Jerónimo. Allí comenzó a recopilar<br />
las creencias de los taínos por encargo<br />
del propio Almirante; sin quererlo<br />
ni saberlo, al terminar hacia 1498<br />
su manuscrito "Relación Acerca de<br />
las Antigüedades de los Indios", fray<br />
Ramón se había convertido en el primer<br />
europeo en aprender una lengua<br />
americana, el primero en escribir<br />
un libro en el Nuevo Mundo y en el<br />
primer etnólogo de América.<br />
El tema de la serpiente es mencionado<br />
en el capítulo XI de la "Relación...",<br />
cuando se narra el origen<br />
del Sol y la Luna:<br />
Gabinete de Arqueología / 51
ARQUEOLOGÍA<br />
"Y también dicen que el Sol y la<br />
Luna salieron de una cueva, que<br />
está en el país de un cacique llamado<br />
Mautiatihuel, la cual cueva se llama<br />
Iguanaboína, y ellos la tienen en<br />
mucha estimación, y la tienen toda<br />
pintada a su modo, sin figura alguna,<br />
con muchos follajes y otras cosas<br />
semejantes. Y en dicha cueva<br />
había dos cemíes, hechos de piedra,<br />
pequeños, del tamaño de medio brazo,<br />
con las manos atadas, y parecía<br />
que sudaban. Los cuales cemíes estimaban<br />
mucho; y cuando no llovía,<br />
dicen que entraban allí a<br />
visitarlos y en seguida llovía. Y de<br />
dichos cemíes, al uno le llamaban<br />
Boínayel y al otro Márohu". (Arrom,<br />
1974:31.)<br />
Según José Juan Arrom, el nombre<br />
Iguanaboína está compuesto<br />
de "iguana", reptil de igual nombre,<br />
y de "boína", que significa serpiente<br />
parda (1974:70). Por tanto, el<br />
nombre de la cueva oriental, origen<br />
del Sol y la Luna, equivalía al<br />
de una "iguana-serpiente oscura"<br />
o, mejor quizás, al nombre de un<br />
complejo ser mítico con las características<br />
que, según veremos, definen<br />
la llamada Gran Serpiente.<br />
En cuanto a los dos cemíes de<br />
piedra, las figuras que representaban<br />
deidades taínas y que eran veneradas<br />
en dicha cueva, parece<br />
tratarse de una versión de los gemelos<br />
divinos que originalmente<br />
reportó en la mitología continental<br />
Daniel Brinton (1868). Estos gemelos<br />
son considerados en gran <strong>parte</strong><br />
de Suramérica como el Sol y la<br />
Luna o como hijos del Sol. De hecho,<br />
la relación de la serpiente con<br />
los gemelos míticos es una característica<br />
bastante extendida. (Roth,<br />
1915.)<br />
En el caso de los taínos, uno de<br />
estos cemíes, Boínayel, significa<br />
52 / Gabinete de Arqueología<br />
"Hijo de la Serpiente Parda", el otro,<br />
Márohu, quiere decir "Sin Nubes"<br />
o "Tiempo Despejado", siguiendo<br />
a Arrom. Creemos que es muy<br />
probable, pues, que ambos —no<br />
sólo Boínayel como su nombre directamente<br />
lo indica— fueran hijos<br />
de la Gran Serpiente taína y<br />
que esta, al igual que la cueva que<br />
habitaba, llevara el nombre de<br />
Iguanaboína. Más que el Sol y la<br />
Luna, estos cemíes gemelos quizás<br />
representaban el principio<br />
asociado a dichos astros, es decir, lo<br />
lunar-húmedo y lo solar-seco, por<br />
lo cual estarían relacionados al origen<br />
de las estaciones y a la climatología.<br />
Como los cemíes estaban<br />
amarrados, desatarían ceremonialmente<br />
a uno o a otro de acuerdo con<br />
la necesidad de lluvia o de sequía.<br />
Uno compensaba y equilibraba al<br />
otro, pues en la unión armoniosa de<br />
ambos estaría el balance de la naturaleza.<br />
(Robiou, 1997.)<br />
Es por ello que una serie de ídolos<br />
taínos que representan dos<br />
figuras antropomorfas gemelas<br />
unidas por un costado, han sido<br />
interpretados como la imagen de<br />
estas divinidades (Arrom, 1975).<br />
Asimismo, una figura que recurrentemente<br />
aparece con surcos<br />
que descienden de los ojos semejando<br />
huellas de lágrimas, se considera<br />
una representación del<br />
pluvioso Boínayel. (Ortiz, 1947:<br />
198, 271; Arrom, 1975.)<br />
Ahora bien, los taínos creían que<br />
los huracanes eran producidos por<br />
el cemí femenino Guabancex auxiliado<br />
por otros dos: Guataúba y<br />
Coatrisquie (Arrom, 1974: 45), es<br />
decir, debido a la intervención de<br />
esta trilogía los vientos y las aguas<br />
se tornaban destructivos; quizás<br />
Guabancex fuera, entonces, una<br />
versión "enfurecida" de la máxima<br />
deidad femenina taína, uno de cuyos<br />
nombres, Atabey, significa<br />
"Madre de las Aguas".<br />
Este principio supremo femenino<br />
parece manifestarse en diversos planos.<br />
Fray Ramón anota que Atabey<br />
poseía otras cuatro denominaciones:<br />
Apito, Guacar, Yermano y Zuimaco,<br />
todos de aparente asociación acuática.<br />
En una sociedad matrilineal como<br />
la taína, esta pluralidad de nombres<br />
sería muestra de su alta jerarquía y<br />
de sus variados atributos míticos<br />
(Sued Badillo, 1979). En efecto, el<br />
propio Pané nos refiere que los<br />
taínos creían que Atabey era la<br />
madre de Yúcahu, el ser supremo<br />
masculino que habitaba en el cielo.<br />
Cabe señalar que en las Guyanas<br />
el "Espíritu de las Aguas" está relacionado<br />
con una gran serpiente fluvial,<br />
la anaconda, motivo de un<br />
conjunto de mitos muy significativos<br />
en la cosmovisión amazónica (Roth,<br />
1915; Roe, 1982). Es verosímil, entonces,<br />
que Atabey, la "Madre de las<br />
Aguas" taína, tuviera una estrecha<br />
identificación con la Gran Serpiente.<br />
Por otra <strong>parte</strong>, la difundida vinculación<br />
entre la serpiente y el<br />
chamán estudiada por Mircea<br />
Eliade (1960), también se encuentra<br />
en la mitología taína. La visión<br />
de serpientes es asimismo un motivo<br />
común en las ceremonias<br />
chamánicas con uso de sustancias<br />
alucinógenas (Furst, 1972; Harner,<br />
1973; Narby, 1998). De hecho, en el<br />
capítulo XVIII, Pané refiere que<br />
cuando los parientes de un paciente<br />
muerto decidían vengarse del<br />
behique o chamán taíno, le daban<br />
tantos palos que lo dejaban por<br />
muerto:<br />
"Y por la noche dicen que vienen<br />
muchas culebras de diversas<br />
clases, blancas, negras y verdes, y<br />
de otros muchos colores, las cua
les lamen la cara y todo el cuerpo<br />
de dicho médico que dejaron por<br />
muerto, como hemos dicho. El cual<br />
está así dos o tres días, y mientras<br />
está así, dicen que los huesos de<br />
las piernas y de los brazos vuelven<br />
a unirse y se sueldan, y que se levanta,<br />
y camina poco y se vuelve a<br />
su casa. Y los que lo ven le preguntan<br />
diciendo: ‘¿Tú no estabas muerto?’<br />
Pero él responde que los cemíes<br />
fueron en su ayuda en forma de culebras."<br />
(Arrom, 1974:39-40.)<br />
Son, pues, las serpientes de diversos<br />
colores las que reviven al<br />
chamán. Es curioso subrayar que<br />
el tiempo que le toma recuperarse<br />
al chamán taíno —"dos o tres<br />
días"— es igual al tiempo que el astro<br />
lunar, por su cercanía con el Sol,<br />
desaparece antes de reaparecer<br />
como Luna Nueva. Al igual que la<br />
cíclica Luna, la serpiente viene a<br />
ser un símbolo de renovación por<br />
su cambio de piel; por lo que el<br />
behique, asociado con la serpiente<br />
y la Luna, estaría del lado de lo lunar-acuático,<br />
es decir, de la "Madre<br />
de las Aguas".<br />
Aunque carecemos de más detalles<br />
etnohistóricos, no hay dudas<br />
de que estos mitos reflejan el importante<br />
sitial que ocupaba la Gran<br />
Serpiente en la cosmovisión taína.<br />
La Gran Serpiente en el arte taino<br />
En la plástica taína se conocen<br />
dos tipos de obras que responden<br />
al motivo ofidioforme. Unas son la<br />
representación realista de la serpiente<br />
en petroglifos o tallas; otras<br />
—según estudiaremos a continuación—<br />
parecen conjugar los complejos<br />
y variados simbolismos de<br />
la Gran Serpiente.<br />
Según cronistas españoles, los<br />
taínos tenían tres tipos de "piedras"<br />
veneradas: una para ayudar a parir<br />
a las mujeres, otra para la producción<br />
agrícola y la tercera "para el agua<br />
y el sol cuando hacen falta". Se ha<br />
especulado que los enigmáticos aros<br />
monolíticos o "collares" de piedra<br />
ayudaban en el parto, aunque más<br />
bien estos parecen tener una estrecha<br />
vinculación con el batey o juego<br />
de pelota taíno (Alegría, 1983). Algunos<br />
de estos aros de piedra parecen<br />
reproducir el motivo de la serpiente,<br />
tal como si esta —al igual que un<br />
uróboro— se mordiera la cola.<br />
La segunda "piedra", relacionada<br />
con los cultivos, quizás corresponda<br />
a una amplia serie de ídolos<br />
trigonolitos cuya principal característica<br />
es un vértice superior en forma<br />
de reto-lío. Este tipo de cemí<br />
fue interpretado por Hostos (1941)<br />
como una posible representación<br />
de la fertilidad, mientras Arrom<br />
(1975) lo identifica propiamente con<br />
Yúcahu, el Ser o Dios de la Yuca.<br />
La tercera "piedra", utilizada<br />
para obtener "el agua y el sol cuan-<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
Tipología de cemí trigonolito, posible representación de Yúcahu, Dios de la Yuca,<br />
según J.J. Arrom (1975). Puerto Rico, piedra. Museo de la Universidad de Puerto Rico<br />
do hacen falta", acaso estaba identificada<br />
con los pequeños ídolos gemelos<br />
que, según vimos, Arrom<br />
(1975) asocia con Boínayel y Márohu.<br />
Sin embargo, cabe también sugerir<br />
que para obtener el agua o el sol deseado<br />
el taíno más bien apelara al<br />
cemí que representaba la Gran Serpiente,<br />
la madre de los gemelos<br />
regidores de la climatología según<br />
hemos escrito.<br />
Ahora bien, entre los cemíes de<br />
piedra o trigonolitos existe una<br />
tipología cuya iconografía creemos<br />
que responde a la cosmovisión antillana<br />
de la Gran Serpiente y que estarían<br />
asociados al agua productiva.<br />
De este grupo de trigonolitos, analicemos<br />
dos magníficos ejemplos: uno<br />
de Puerto Rico en posesión del Musée<br />
de L’Homme de París y otro de República<br />
Dominicana, del Museo Altos<br />
de Chavón en La Romana.<br />
Para su estudio, estos trigonolitos<br />
pueden dividirse en tres <strong>parte</strong>s: una<br />
central y dos extremas. En su <strong>parte</strong><br />
central ambos tienen una definida<br />
Gabinete de Arqueología / 53
ARQUEOLOGÍA<br />
representación del cuerpo o piel de<br />
una serpiente. En el ídolo puertorriqueño,<br />
el cuerpo del ofidio va de un<br />
extremo a otro del cemí, pasando por<br />
el vértice. En el caso dominicano, la<br />
serpiente, más elaborada, parece<br />
originarse en un extremo del cemí<br />
y, desplazándose en ambos lados<br />
de la <strong>parte</strong> central, culmina enroscada<br />
en el vértice.<br />
La <strong>parte</strong> central de estos trigonolitos<br />
bien podría ser, por su forma<br />
triangular, una representación de la<br />
montaña donde se ubicaba la cueva<br />
de la Gran Serpiente, quizás la montaña<br />
mágica que contenía las aguas<br />
primordiales. Por su forma globular,<br />
otros piensan que puede representar<br />
un seno como símbolo de fertilidad.<br />
Montaña o seno, uno y otro<br />
iconos tendrían relación con la "Madre<br />
de las Aguas", con el mito de origen<br />
y la fertilidad, de los cuales la<br />
Gran Serpiente es <strong>parte</strong>.<br />
En el cemí puertorriqueño y en<br />
otros similares pero sin cuerpo de<br />
54 / Gabinete de Arqueología<br />
Trigonolíto bicéfalo con serpiente tallada, tal vez idealización de Iguanaboína, la Gran Serpiente,<br />
y sus hijos gemelos Boínayel y Márohu. Puerto Rico, piedra. Musée de l’Homme, Paris<br />
serpiente, ambos extremos muestran<br />
cabezas con rasgos humanos,<br />
lo que nos permite sugerir una<br />
representación bicéfala de los hijos<br />
gemelos de la Gran Serpiente.<br />
De por sí estos trigonolitos son simétricos<br />
en su eje perpendicular y<br />
longitudinal, por lo que tal vez señalen<br />
el balance entre el poder climatológico<br />
de ambos gemelos.<br />
Esto no ocurre en el ídolo dominicano,<br />
el cual es sólo simétrico en<br />
su eje longitudinal. En un extremo<br />
—que parece ser el principal— se<br />
reproduce una gran cabeza unida<br />
al cuerpo de la serpiente. Esta cabeza<br />
representa un ser mítico con<br />
complejas características que simulan<br />
tanto una serpiente, una<br />
iguana o un caimán, quizás un<br />
sincretismo insular de las entidades<br />
monstruosas que constituían<br />
los mitos de origen suramericano.<br />
De todos modos, acaso el detalle<br />
más importante de esta impresionante<br />
cabeza aparece en su<br />
<strong>parte</strong> superior. Allí, en medio de la<br />
frente, el artista taíno talló una cavidad,<br />
que como la interpretara<br />
Louis Allaire (1981), podría ser el<br />
ojo pineal típico de ciertos reptiles,<br />
considerado un "tercer ojo" de carácter<br />
sagrado. Ya veremos que<br />
Obubera, la Gran Serpiente de los<br />
caribes-insulares, tenía en su frente<br />
una joya roja brillante, joya que<br />
también pudo haber tenido la Gran<br />
Serpiente taína. Por tanto, es probable<br />
que esta concavidad representara<br />
el lugar donde se ubicaba<br />
la joya de la mítica serpiente y que,<br />
incluso, el trigonolito estudiado<br />
haya tenido originalmente adherida<br />
una piedra rojiza.<br />
Por tanto, es verosímil que esta<br />
cabeza fuera la conceptualización
artística de la Gran Serpiente, la<br />
Iguanaboína taína, la mítica entidad<br />
que daba nombre a la cueva<br />
que habitaba y de donde habían<br />
salido la Luna y el Sol, los astros<br />
que regían el tiempo cíclico.<br />
El otro extremo del trigonolito<br />
dominicano presenta quizás un diseño<br />
más ambiguo, el cual puede ser<br />
motivo de diferentes conjeturas.<br />
Ocurre aquí lo que Peter Roe (1997)<br />
ha llamado la "visión doble" de ciertas<br />
piezas del arte taíno. Aunque<br />
podría visualizarse otra cabeza<br />
zoomorfa por las dos concavidades<br />
que semejan ojos, este extremo<br />
también parece reproducir un<br />
motivo repetitivo en la plástica<br />
taína: el de dos piernas flexionadas<br />
o acuclilladas. Estas han sido llamadas<br />
"ancas de rana" por los<br />
arqueólogos (Alegría, 1997). Si nos<br />
fijamos bien, este símbolo también<br />
se encuentra sobre ambas cabezas<br />
Posible representación de Iguanaboína,<br />
la Gran Serpiente Taína. República<br />
Dominicana, piedra. Museo Arqueológico<br />
Altos de Chavón, República Dominicana<br />
antropomorfas del cemí puertorriqueño<br />
analizado o en los extremos<br />
de otros cemíes de la misma tipología<br />
de la Gran Serpiente, pero en los cuales<br />
no aparece tallado el cuerpo de la<br />
misma.<br />
Las piernas flexionadas son una<br />
constante en la mencionada tipología<br />
de trigonolitos adjudicados a Yúcahu,<br />
el Dios de la Yuca. Este repetitivo símbolo<br />
pudo estar relacionado con el<br />
mitema continental de la Mujer-Rana<br />
(Rouse, 1982), del cual se deriva el<br />
mito taíno de los niños hambrientos<br />
llorones convertidos en ranas,<br />
asociado a las Pléyades y a la época<br />
de lluvia (Robiou, 1997). Así pues,<br />
estas piernas flexionadas o "ancas<br />
de rana", estudiadas originalmente<br />
por Hostos (1941), creemos que<br />
posiblemente representen una metáfora<br />
del agua de lluvia.<br />
En suma, sostenemos que es verosímil<br />
que la tipología de trigonolitos<br />
analizados representen a la Gran Serpiente<br />
cósmica, la madre de los ge-<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
melos, relacionada con la "Madre de<br />
las Aguas", asociada con el chamán,<br />
la montaña origen de los astros, la<br />
fertilidad y con la rana, símbolo de<br />
la lluvia bienhechora.<br />
La Gran Serpiente entre los caribesinsulares<br />
Los llamados caribes-insulares,<br />
constituidos por guerreros caribes<br />
continentales de reciente arribo que<br />
tomaron para sí mujeres arahuacas<br />
insulares, ocupaban las Antillas Menores<br />
colonizadas por los franceses<br />
a partir del siglo XVII.<br />
El padre dominico Raymond<br />
Breton (1609-1679) llegó a la isla de<br />
Guadalupe en 1635; de 1641 hasta<br />
1653 vivió en la Dominica. Durante<br />
su estancia en las islas, aprendió el<br />
idioma aborigen como ningún otro<br />
misionero, publicando cuatro importantes<br />
obras: un catecismo (1664), dos<br />
diccionarios (1665, 1666) y una gramática<br />
caribe (1667). 1<br />
Bákamo, la Gran Serpiente celeste de los caribes-insulares, según Robiou (1997)<br />
1 Estableciendo que el lenguaje predominante de los caribes-insulares no era el caribe de los hombres sino más bien el arahuaco-insular de las<br />
mujeres, el filólogo Manuel Álvarez Nazario ha utilizado la Grainmaire Caraibe de Breton (1667) para tratar de reconstruir el arahuaco taíno. Véase su<br />
Arqueología Lingüística, 1996, Editorial de la Universidad de Puerto Rico, San Juan.<br />
Gabinete de Arqueología / 55
ARQUEOLOGÍA<br />
Tanto Breton (1665) como otros<br />
cronistas franceses (Cárdenas<br />
Ruiz, 1981: 116, 170, 193) refieren que<br />
en la Dominica los aborígenes creían<br />
en la existencia de una Gran Serpiente<br />
que habitaba en la cueva de una<br />
montaña gemela. Breton (1665: 406)<br />
la llama Ouanáche y la cree el origen<br />
mítico de la constelación<br />
Baccámon. Otros cronistas señalan<br />
que el nombre de esta entidad era<br />
Olubera. Todos, no obstante, están<br />
de acuerdo en que la Gran Serpiente<br />
era temida y venerada, y que tenía<br />
en su frente un gran carbunclo o joya<br />
roja brillante, que se quitaba cuando<br />
tomaba agua iluminando toda<br />
el área. 2<br />
En el pasado siglo, Douglas Taylor<br />
(1938:152) reporta en la Dominica la<br />
leyenda de los hermanos Máruka y<br />
Cimanári (quizás gemelos), los cuales<br />
habían llegado hasta la cueva de<br />
la Gran Serpiente. Con polvo de tabaco<br />
lograron que esta vomitara la<br />
roja planta "envers caraibe" o "túlula"<br />
(Maranta indica, también llamada Yuquilla,<br />
Arrowroot), la planta mágica<br />
por excelencia para los caribes-insulares.<br />
De las raíces de esta planta, los<br />
legendarios hermanos aprendieron<br />
a sacar un antídoto contra las flechas<br />
venenosas y un talismán contra el<br />
molesto espíritu Maboya. De allí que<br />
el chamán caribe-insular o boyéz<br />
venerara e invocara el espíritu de<br />
la Gran Serpiente con hojas de tabaco<br />
secadas al fuego y luego pulverizadas.<br />
(Taylor, 1946:218.)<br />
56 / Gabinete de Arqueología<br />
El propio Taylor (1946: 218) también<br />
recopiló en la Dominica otra antigua<br />
creencia según la cual una<br />
serpiente —tal vez la propia Obubera—<br />
había engendrado un hijo con<br />
una joven. Como consecuencia, este<br />
personaje tenía cabeza humana y<br />
cuerpo de serpiente. Al perseguir<br />
insistentemente a su madre, esta<br />
logra engañarlo haciendo que introduzca<br />
la cabeza en un caracol<br />
burgao (Cittarium pica) para al final<br />
ser arrastrado por un río (la Vía Láctea),<br />
convirtiéndose así en la gran<br />
constelación Bakámo (Escorpión, Sagitario<br />
y Capricornio). En el siglo XVII,<br />
el cronista La Borde había escrito que<br />
el personaje humano-serpiente se<br />
llamaba Racumon, uno de los primeros<br />
caribes, el cual, antes de convertirse<br />
en constelación, vivía en el alto<br />
árbol de balata o ausubo (Manilkara<br />
bidentata), de cuyo fruto se alimentaba<br />
(Cárdenas Ruiz, 1981: 505). Esta<br />
constelación parece estar asociada<br />
con la época de sequía, cuando se<br />
iniciaba la siembra de la mandioca o<br />
yuca en las Antillas. (Robiou, 1997.)<br />
Las creencias insulares citadas<br />
provienen de la mitología caribe<br />
continental, allí un ser humano-serpiente<br />
es el ancestro de los caribes;<br />
de igual manera, Camudi, la<br />
Gran Serpiente suramericana, era<br />
visualizada regularmente en la constelación<br />
de Escorpión. (Roth, 1915.)<br />
Sin dudas, la posición mítica de<br />
la anaconda suramericana la ocupaba,<br />
entre los caribes-insulares,<br />
Obubera, inspirada en la boa terrestre<br />
nocturna antillana (Epicrates sp.),<br />
de unos siete pies de largo, llamada<br />
culebrón en Puerto Rico, culebra<br />
jabada en Santo Domingo, majá en<br />
<strong>Cuba</strong> y tete-chien en las Antillas<br />
francesas. Esta sustitución mítica<br />
ocurre porque en el ecosistema antillano<br />
no existe la gigantesca serpiente<br />
acuática suramericana (Robiou,<br />
1997). También conviene subrayar<br />
que este mitema continental<br />
se proyecta muchas veces en otro<br />
ser monstruoso acuático nocturno,<br />
el Gran Caimán estudiado por<br />
Peter Roe (1982). Aunque en las<br />
Antillas Menores no existía el caimán,<br />
encontramos vestigios de<br />
estas creencias en Acáyouman, el<br />
ancestro de los caribes-insulares<br />
transformado en el caimán celeste<br />
contemplado en <strong>parte</strong> de la Vía<br />
Láctea. (Robiou, 1997, 1999.)<br />
Probablemente debido a esta simbiosis<br />
de los mitos suramericanos<br />
ocurrida en las Antillas es que el<br />
motivo de la Gran Serpiente insular<br />
se plasmaba tanto con rasgos de<br />
ofidio como de saurio, según vimos<br />
en los trigonolitos taínos analizados.<br />
Cabe añadir que los caribes-insulares<br />
llamaban Juluca al arco iris,<br />
el cual creían que era una serpiente<br />
diurna cubierta de bellas plumas<br />
(principalmente en su cabeza) que<br />
se alimentaba de colibríes y peces.<br />
Si se veía sobre el mar, era presagio<br />
de buena suerte; sobre tierra,<br />
podía ser signo de muerte.<br />
2 Es altamente llamativo el paralelismo entre la creencia caribe-insular y las leyendas europeas y asiáticas de una serpiente con un carbunclo o joya<br />
de gran valor en la cabeza, así como la relación de este reptil con un amuleto protector. Estas leyendas parecen poseer un remoto e indeterminado<br />
origen. En Francia, en específico, se llamaba vouivre a la serpiente que se creía que poseía un solo ojo, el cual brillaba como una joya y era de<br />
inestimable valor (Howey, 1955:358).<br />
Aunque es indudable el origen suramericano del mito de la Gran Serpiente en las Antillas, en la Dominica el referido detalle de la piedra preciosa en<br />
la cabeza quizás fuera resultado de influencia francesa a partir del siglo XVII, asunto que requiere más investigación. Sin embargo, resulta curioso que<br />
el cemí taíno Iguanaboína, al igual que otros ídolos, poseyera en su frente el llamado "tercer ojo" de carácter mágico (Allaire, 1981), concavidad<br />
donde posiblemente estuvo una incrustación de valor como era usual en los cemíes (Alegría, 1981).<br />
También hay que señalar brevemente que la ofidolatría de los caribes parece haber facilitado la integración de los negros esclavos a las creencias<br />
insulares convirtiéndose en los llamados negros-caribes, pues es conocido que en cultos africanos como el voudou (Métraux, 1959) la serpiente era<br />
también un motivo central de veneración.
La Gran Serpiente, por lo visto,<br />
parece haber sido para los caribes<br />
antillanos más bien una entidad<br />
protectora y venerada. Así pues,<br />
debe descartarse la pretendida<br />
identidad entre la Gran Serpiente<br />
y Maboya sugerida por Fernando<br />
Ortiz (1947). De hecho, los cronistas<br />
franceses claramente establecen<br />
que Maboya era un espíritu de<br />
origen humano que producía los<br />
eclipses, no el huracán como consigna<br />
dicho autor. De manera similar,<br />
parece erróneo el paralelismo<br />
establecido entre la Maboya caribe-insular<br />
y el supuesto Dios Huracán<br />
taíno, concepto este último<br />
que proviene de Colí y Toste (1907),<br />
quien vio en estas entidades la representación<br />
del espíritu maligno<br />
de ambas culturas.<br />
Según las crónicas francesas refieren<br />
y la arqueología demuestra,<br />
las manifestaciones plásticas de los<br />
caribes-insulares no lograron un<br />
amplio desarrollo. De allí que, contrario<br />
a los taínos, no parecen existir<br />
representaciones en sí de la Gran<br />
Serpiente aunque su proyección<br />
simbólica se encuentre en el matapy,<br />
el largo cilindro tejido donde se exprimía<br />
el casabe, en los alargados ro-<br />
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llos de arcilla con los cuales se confeccionaba<br />
la cerámica y en los motivos<br />
zigzagueantes utilizados en el<br />
diseño artesanal. (Robiou, 1997.)<br />
Conclusiones<br />
La Gran Serpiente, un motivo de<br />
origen suramericano adaptado a la<br />
ecomitología antillana, indudablemente<br />
ocupó una relevante posición<br />
entre los aborígenes de las<br />
Antillas.<br />
A pesar de las diferencias cosmológicas<br />
entre la sociedad cacical<br />
taína y la tribal caribe-insular<br />
(Robiou, 1998), la Gran Serpiente<br />
es <strong>parte</strong> del substrato mítico común<br />
a ambas culturas antillanas.<br />
De allí que podamos establecer<br />
un paralelismo entre la cueva de<br />
Iguanaboína en La Española y la<br />
cueva gemela donde habitaba<br />
Obubera en la Dominica. Además es<br />
razonable establecer una correspondencia<br />
entre Boínayel, hijo de la Gran<br />
Serpiente taína, y Racumon, hijo<br />
de la serpiente caribe-insular convertido<br />
en la constelación Bakámo.<br />
Como este último, es probable que<br />
el gemelo taíno también tuviera<br />
cuerpo de serpiente y cabeza hu-<br />
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algunos cemíes aquí<br />
analizados.<br />
En el arte taíno, creemos que la<br />
tipología de trigonolitos estudiados<br />
representan conceptualizaciones<br />
de Iguanaboína, la Gran Serpiente<br />
taína, de cuya cueva de igual nombre<br />
habían surgido el Sol y la Luna,<br />
es decir, el origen del tiempo cíclico.<br />
Es verosímil, pues, que Iguanaboína<br />
fuera el cemí que operaba, junto con<br />
sus hijos gemelos, el agua y el sol<br />
benéfico para una sociedad fundamentalmente<br />
agrícola.<br />
Estos tres cemíes regidores del<br />
balance climatológico estarían en<br />
posición simbólicamente opuesta a<br />
los referidos tres cemíes que producían<br />
los destructores huracanes.<br />
De este modo, resultaría que tanto<br />
las entidades controladoras del agua<br />
productiva (Iguanaboína, Boínayel,<br />
Márohu) como las generadoras del<br />
agua destructiva (Guabancex,<br />
Coatrisquie, Guataúba) podían haber<br />
sido una expresión de Atabey, la "Madre<br />
de las Aguas", una probable<br />
manifestación de la Gran Serpiente<br />
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Seis siglos de ocupación agricultora<br />
Por: Roberto Valcárcel Rojas<br />
Resumen<br />
Se presentan los elementos que permiten<br />
considerar la existencia de un área<br />
arqueológica particular en el territorio de los<br />
actuales municipios de Banes y Antilla, en la<br />
provincia de Holguín, <strong>Cuba</strong>. Esta área se<br />
vincula básicamente a la presencia de<br />
aborígenes agricultores (aruacos) establecidos<br />
desde el siglo X de nuestra era hasta fines del<br />
siglo XVI. La ocupación agricultora en este<br />
espacio se distingue por la integración de los<br />
asentamientos en un proceso de desarrollo<br />
cultural común, signado por la larga habitación<br />
de muchos sitios, su interrelación, unidad y<br />
continuidad cultural y el desarrollo,<br />
principalmente en los momentos tardíos, de<br />
una creciente complejidad social definida por<br />
la probable existencia de procesos de<br />
centralización y por la consolidación de grupos<br />
jerárquicos.<br />
Abstract<br />
A presentation of the case for the delineation<br />
of a specifically defined archaeological area<br />
around the towns of Banes and Antilla in the<br />
province of Holguin. Evidence from the site<br />
points to Arawak agricultural use dating from<br />
the tenth to the sixteenth centuries and to a<br />
common process of cultural development as<br />
evinced by prolonged occupation of<br />
numerous sites. Further evidence shows<br />
growing cohesion and cultural continuity<br />
occurring between the sites, and a degree of<br />
social complexity defined by the probable<br />
presence of a centralisation process and by<br />
the emergence of hierarchical groups.<br />
Las comunidades aborígenes<br />
de agricultores aruacos, establecidas<br />
en <strong>Cuba</strong> desde el siglo IX de nuestra<br />
era, constituían unidades tribales<br />
estructuradas según diversos niveles<br />
de igualitariedad, en un sistema<br />
de linajes vinculados por lazos de<br />
parentesco y por el reconocimiento<br />
de determinada jefatura. Se trataba<br />
de grupos sedentarios con una economía<br />
basada en la agricultura y en<br />
su combinación o complementación<br />
con actividades apropiadoras.<br />
Estos caracteres generales, así<br />
como la unidad en la raíz lingüística<br />
(aruaca) y en la base racial, definían<br />
un conjunto de rasgos comunes<br />
que, sin embargo, se matizaban en<br />
lo que a la visualización arqueológica<br />
de su expresión material se refiere,<br />
para generar diferencias en<br />
los estilos cerámicos (meillacoide<br />
y chicoide), en la magnitud de los<br />
contextos de carácter ceremonial<br />
y en la abundancia y la calidad<br />
de las evidencias de tipo superestructural.<br />
El reconocimiento o no de la validez<br />
de estas distinciones como<br />
argumento para establecer diversidad<br />
cultural ha determinado el<br />
desarrollo de posturas arqueológicas<br />
que priorizan el manejo de la<br />
investigación de estas comunidades<br />
desde enfoques unificadores o<br />
diferenciadores.<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
Hasta los años treinta del siglo<br />
XX primaba una idea de uniformidad,<br />
englobada, primero, en el término<br />
Ciboney, y después en el de<br />
Taíno (Harrington, 1935). Con los trabajos<br />
del investigador norteamericano<br />
Irving Rouse, efectuados en la<br />
década del cuarenta y recogidos en<br />
la obra Archeology of the Maniabón<br />
Hills, <strong>Cuba</strong> (1942), esta unidad se<br />
fragmentó proponiéndose las denominaciones<br />
de Taíno y Subtaíno,<br />
este segundo término tomado de<br />
Harrington (1935), con sus respectivas<br />
expresiones en <strong>Cuba</strong>: la cultura<br />
Pueblo Viejo y la cultura Baní.<br />
El Subtaíno en su formulación de<br />
cultura Baní sería el habitante agricultor<br />
más temprano y extendido<br />
en la Isla, poseedor de una cerámica<br />
similar a la de la cultura<br />
Meillac de Haití y sin las obras<br />
térreas que tipificarían al Taíno. Este<br />
último en su formulación de cultura<br />
Pueblo Viejo y concentrado básicamente<br />
en el territorio de la actual<br />
provincia de Guantánamo, tendría<br />
una presencia relativamente reciente,<br />
obras térreas, petroglifos y<br />
una cerámica compleja asimilable<br />
a la de la cultura Carrier de Haití.<br />
En trabajos posteriores Rouse generaliza<br />
estas diferencias a escala<br />
del Caribe y las culturas se asumen<br />
en las llamadas series cerámicas:<br />
meillacoide para Baní y<br />
Gabinete de Arqueología / 59
ARQUEOLOGÍA<br />
Meillac, y chicoide para Pueblo<br />
Viejo y Carrier.<br />
Para algunos investigadores de<br />
esa época como Felipe Pichardo<br />
Moya (1990: 79), los elementos<br />
diferenciadores considerados por<br />
Rouse sustentaban posiciones de<br />
temporalidad y circunstancias de<br />
ubicación pero no distinciones culturales.<br />
Aunque muchos especialistas<br />
desestimaron estas objeciones y<br />
el esquema de Rouse sobrevivió,<br />
incluso en un texto de la importancia<br />
de Prehistoria de <strong>Cuba</strong> (1985),<br />
de Ernesto Tabío y Estrella Rey, a<br />
la larga se impuso la idea de la<br />
uniformidad cultural.<br />
Este enfoque se manejó por<br />
Tabío (1991) a fines de los años setenta<br />
desde los supuestos de la<br />
base económica. En estos términos,<br />
la agricultura y la presencia de una<br />
fuerte industria alfarera servían para<br />
considerar una etapa de desarrollo<br />
económico (etapa agroalfarera) con<br />
fases establecidas según la cronología<br />
y la complejidad dentro de la<br />
etapa.<br />
Criterios semejantes, al menos<br />
en lo referido a los agricultores,<br />
ajustaron este esquema a principios<br />
de los años noventa. La proposición<br />
de J. M. Guarch (1990) en<br />
Estructura para las comunidades aborígenes<br />
de <strong>Cuba</strong>, sostuvo la importancia<br />
del aspecto económico como<br />
elemento de integración y relacionó<br />
los rasgos diferenciales con situaciones<br />
de desarrollo cultural<br />
regional. Aunque este enfoque no<br />
dio solución definitiva al viejo<br />
cuestionamiento, sí abrió un camino<br />
en la comprensión del valor de<br />
los procesos de desarrollo local o<br />
regional como fenómenos generadores<br />
de circunstancias culturales<br />
específicas y de esquemas arqueológicos<br />
particulares.<br />
60 / Gabinete de Arqueología<br />
La profundización de los estudios<br />
comparativos y la búsqueda de<br />
nexos culturales en espacios definidos<br />
por determinados caracteres<br />
geográficos o concentraciones de<br />
sitios, han hecho perceptibles situaciones<br />
de este tipo en el centro-sur<br />
(Domínguez, 1991) y en el suroriente<br />
(Trincado y Ulloa, 1996) de <strong>Cuba</strong>.<br />
Banes, en el extremo nororiental (figura<br />
1), con elevados reportes de<br />
presencia y concentración de residuarios<br />
así como con rasgos arqueológicos<br />
muy específicos, es<br />
también expresión de una problemática<br />
similar.<br />
Banes como área arqueológica<br />
Las referencias históricas sobre<br />
los aborígenes asentados en el espacio<br />
de los actuales municipios de<br />
Banes y Antilla, en la provincia de<br />
Holguín, son muy escasas. Se asume<br />
el posible vínculo de este territorio<br />
con el de una "provincia india"<br />
llamada Baní, visitada por Diego<br />
Velázquez en 1513 (Pichardo, 1971:70),<br />
durante su trayecto hacia Bayamo, a<br />
partir de considerar la semejanza<br />
entre ambas denominaciones zonales<br />
y la similitud en el orden de su<br />
ubicación respecto a la costa nor-<br />
Fig. 1. Sitios agricultores de la provincia de Holguín. Área arqueológica de Banes
te: Baní es la primera de las provincias<br />
mencionadas por Velázquez al<br />
comenzar a moverse hacia el interior,<br />
situación que coincide con la<br />
ubicación de extremos norteños<br />
que poseen Banes y Antilla. Se conoce<br />
también, según un fragmento<br />
del juicio de residencia tomado<br />
a Gonzalo de Guzmán en 1530, de<br />
traspasos y repartos de indios de<br />
Baní y de la existencia de una encomienda<br />
(Mira Caballos, 1997: 425).<br />
Afortunadamente el área conserva<br />
un amplio y valioso patrimonio<br />
arqueológico precolombino<br />
marcado, sobre todo, por la elevada<br />
presencia de yacimientos pertenecientes<br />
a agricultores cuyo<br />
estudio ha sido vital para el conocimiento<br />
de estas comunidades en<br />
<strong>Cuba</strong>. Pese a los hallazgos que<br />
movían su presencia cada vez más<br />
hacia occidente y definían las concentraciones<br />
de sitios en la costa<br />
suroriental, en el norte de Camagüey<br />
y en otros puntos del país,<br />
hasta fines de los años sesenta<br />
del siglo XX la imagen arqueológica<br />
más generalizada de estos aborígenes<br />
tuvo mucho que ver con<br />
Banes, denominación común a la<br />
hora de referenciar indistintamente<br />
el territorio del propio municipio<br />
o el de este y Antilla.<br />
Un estudioso holguinero, José A.<br />
García Castañeda (1941), fue el primero<br />
en señalar el sentido diferenciado<br />
de aquel espacio, cuyos<br />
límites distinguió (desde la Bahía de<br />
Naranjo hasta la de Nipe; Banes-<br />
Antilla), proponiéndolo como unidad<br />
socio-política: el "cacicato de<br />
Baní". Castañeda destacó el alto número<br />
de sitios agricultores, su tendencia<br />
a agruparse y la coherencia<br />
que adquiría esta situación en un<br />
área aislada y de abundantes recursos<br />
(figura 1). Señaló además, a<br />
partir de una comparación con zonas<br />
vecinas (cercanías de la ciudad<br />
de Holguín y área de Barajagua), las<br />
evidencias de un mayor nivel cultural:<br />
superior tamaño y riqueza de los<br />
asentamientos, mejor calidad en la<br />
cerámica y en adornos corporales.<br />
Otras consideraciones arqueológicas,<br />
como las de Rouse (1942) y<br />
Ernesto Tabío y Estrella Rey (1985),<br />
ampliaron las opiniones de Castañeda<br />
haciéndose tradicional distinguir<br />
tales territorios en el conjunto<br />
del registro arqueológico agricultor<br />
de <strong>Cuba</strong>, como un ejemplo de alto<br />
desarrollo socioeconómico. La idea<br />
de variabilidad a partir de cierta comunidad<br />
de rasgos integrados en un<br />
espacio diferencial no fue retomada,<br />
sin embargo, hasta que J. M. Guarch<br />
comenzó a considerar a Banes y Antilla<br />
como un área arqueológica particular,<br />
según la estrategia de<br />
investigación usada en los trabajos<br />
de medición de las potencialidades<br />
arqueológicas del noroeste<br />
de la provincia de Holguín (Guarch<br />
et. al., 1980). La opinión de Guarch,<br />
basada en argumentos similares a<br />
los de Castañeda y enriquecida por<br />
el conocimiento del marco temporal<br />
asumido por la ocupación agricultora<br />
en el lugar (siglo X al XVI), puede<br />
resumirse en los siguientes puntos:<br />
- La proximidad geográfica y<br />
cultural de Banes y Antilla, así como<br />
su relativo aislamiento respecto al<br />
resto de los sitios agricultores, sugiere<br />
la existencia de un área con<br />
caracteres arqueológicos comunes.<br />
- El espacio que conforman los<br />
territorios de Banes y Antilla muestra<br />
rasgos culturales, referidos a las<br />
peculiaridades de su cerámica y a<br />
una mayor presencia de objetos de<br />
adorno corporal y uso ceremonial,<br />
que permiten distinguirlo de las<br />
áreas vecinas.<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
- En este espacio el nivel de concentración<br />
de residuarios es alto y<br />
muy superior al de áreas vecinas.<br />
- La presencia allí de los grupos<br />
agricultores es temporalmente extensa.<br />
- Las peculiaridades de aislamiento<br />
geográfico que muestra<br />
este espacio y las condiciones de<br />
un entorno muy rico pudieron influir<br />
en todas las situaciones antes<br />
señaladas.<br />
Perspectiva cronológica<br />
Se entiende como ocupación<br />
agricultora del área arqueológica<br />
de Banes, a la permanencia y acción<br />
cultural de tales comunidades<br />
aborígenes en ese territorio, durante<br />
el período de tiempo que media<br />
entre el establecimiento de sus<br />
grupos más tempranos y el contacto<br />
estable con los españoles. Su<br />
inicio lo fija, hasta el momento, el<br />
residuario arqueológico de Aguas<br />
Gordas, ubicado al norte del territorio,<br />
a 4,7 km al oeste de la Bahía<br />
de Río Seco, para mediados del siglo<br />
X de nuestra era (figura 2). La<br />
selección de alturas en terrenos fértiles,<br />
suficientemente próximos al<br />
mar como para conjugar la efectividad<br />
de la explotación agrícola con el<br />
uso de recursos terrestres y marinos,<br />
la rápida estabilización económica,<br />
el reajuste artefactual y de<br />
las materias primas unido al perfilamiento<br />
de determinados códigos<br />
estilísticos (cerámicos), nos<br />
hablan del desarrollo de una sociedad<br />
dinámica, capaz de lograr —en<br />
poco tiempo, teniendo en consideración<br />
el largo periodo de ocupación<br />
del sitio— los ajustes necesarios<br />
para un mejor establecimiento y formular<br />
elementos particulares de identidad.<br />
Gabinete de Arqueología / 61
ARQUEOLOGÍA<br />
62 / Gabinete de Arqueología<br />
Montículo no.1 del sitio Aguas Gordas<br />
Fig. 2. Sitios agricultores del área arqueológica de Banes<br />
En este residuario aparecen<br />
también, sobre todo desde la perspectiva<br />
asentacional y de aprovechamiento<br />
del medio, caracteres<br />
diferentes a los definidos dentro de<br />
los principales patrones vigentes<br />
para la época en otros puntos del<br />
oriente de la Isla. El hecho de que<br />
el yacimiento agricultor más temprano<br />
del nororiente cubano rompa<br />
con el esquema de sitios costeros<br />
altamente dependientes de la explotación<br />
marina, imperante en el litoral<br />
sur desde el 820 de nuestra era (sitio<br />
El Paraíso), toma mayor relevancia<br />
al convertirse esta diferencia, como<br />
veremos más adelante, en un rasgo<br />
típico del área. Tal tipicidad da una<br />
idea del sentido no circunstancial<br />
de la situación e indica, más allá de<br />
cualquier condicionamiento medioambiental,<br />
la posible existencia<br />
de estos caracteres en la matriz<br />
cultural donde se genera Aguas<br />
Gordas y por tanto la posibilidad<br />
de un proceso migratorio distinto<br />
al que articula las ocupaciones<br />
sureñas. Esta situación no niega,<br />
como señalan las similitudes cerámicas<br />
entre este espacio y el sur,<br />
la pertenencia de ambas zonas a<br />
la cultura meillacoide.<br />
El esquema desplegado en<br />
Aguas Gordas y sobre todo su éxito,<br />
resulta más notable cuando se<br />
mira en la perspectiva del área de<br />
Banes. Aunque la información disponible<br />
entre el siglo X y el XIV de<br />
nuestra era es algo escasa, se puede<br />
seguir una tendencia desde la<br />
primera de estas fechas hasta el<br />
siglo XV, que convierte en patrones<br />
generales muchos rasgos tempranos<br />
de este sitio. Su estrategia<br />
asentacional y determinadas características<br />
culturales y económicas<br />
aparecen y se continúan en Potrero<br />
de El Mango y en Chorro de Maíta
en el siglo XI, en Potrero de El Mango<br />
en el siglo XII, en Aguas Gordas,<br />
Chorro de Maíta, El Júcaro y El Boniato<br />
en el siglo XIII, en Aguas Gordas,<br />
Loma de La Campana, Potrero<br />
de El Mango y probablemente en<br />
Varela III, en el XIV, y en un amplio<br />
número de otros asentamientos en<br />
torno al siglo XV. Independientemente<br />
de la influencia atribuible al<br />
medio ambiente, esta reiteración<br />
expresa una indudable actitud cultural<br />
estructurada como proceso<br />
de desarrollo, y referida a líneas<br />
básicas que se fortalecieron y proyectaron<br />
en el tiempo para dar un<br />
perfil propio al área.<br />
Seis siglos es un período amplio<br />
y faltan datos para seguir en detalle<br />
las diversas posturas adoptadas<br />
dentro de este proceso e incluso<br />
para identificar situaciones que le<br />
fueran ajenas. Es visible, sin embargo,<br />
un cambio en el ritmo de<br />
desarrollo y en el nivel de ocupación<br />
del territorio a partir del siglo<br />
XV. Parece ser este el momento de<br />
mayor esplendor económico y social<br />
de los grupos de Banes. Para<br />
esa fecha se había consolidado la<br />
total ocupación del área y tenían<br />
lugar procesos indicadores de una<br />
creciente complejización de la estructura<br />
social de las comunidades.<br />
Este siglo se distingue por el reporte<br />
de un amplio número de<br />
asentamientos. La ocupación se<br />
extiende hacia el sur, con el reporte<br />
de un asentamiento en<br />
Esterito, reforzándose, además,<br />
la presencia en zonas de larga habitación:<br />
en los alrededores de<br />
Potrero de El Mango apareció el<br />
asentamiento de Cuadro de los Indios;<br />
muy cerca de Loma de La<br />
Campana se desarrolló Loma de<br />
Baní, y próximo a Chorro de Maíta,<br />
El Porvenir (figura 2). En algunos<br />
casos se trata de residuarios ocupados<br />
mucho antes de esa fecha,<br />
en otros, es probable un establecimiento<br />
relativamente reciente.<br />
Aguas Gordas y Loma de La<br />
Campana se ajustan al primero de<br />
los criterios mencionados; algunos<br />
de sus montículos ofrecen columnas<br />
de fechas consecutivas<br />
indicadoras de un importante nivel<br />
de reocupación o de continuidad<br />
en el uso del lugar, y de su<br />
vigencia para esa época. En Chorro<br />
de Maíta una datación de 1590 ±<br />
80 de nuestra era, obtenida en el<br />
esqueleto número 39, y el reporte<br />
de objetos de adorno de latón en<br />
otros dos entierros (69 y 84), indican<br />
que el cementerio —con una<br />
fecha inicial de 1080 de nuestra era<br />
(esqueleto 25)— se mantuvo en uso<br />
hasta bien entrado el siglo XVI, situación<br />
apoyada por el hallazgo de<br />
abundantes evidencias europeas<br />
y por el empleo aborigen de algunos<br />
materiales con esta proveniencia.<br />
Por las dimensiones del<br />
cementerio y la riqueza de los con-<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
textos domésticos —uno de los<br />
cuales posee una fecha de 1220 de<br />
nuestra era— es muy posible una<br />
habitación con fuertes niveles de<br />
continuidad, como la estimada en<br />
los dos yacimientos antes considerados.<br />
En Potrero de El Mango pudo<br />
darse una situación semejante<br />
pues sus deposiciones alcanzan<br />
hasta 2 m de espesor y resultan<br />
extremadamente fértiles. Rouse<br />
(1942:152) propuso además diferencias<br />
cronológicas entre sus<br />
montículos que apoyan la idea de<br />
cierta continuidad; por otro lado,<br />
en el sitio se obtuvo una fecha de<br />
1330 de nuestra era en los inicios<br />
de la ocupación del montículo 1, que<br />
precisamente mostrara más tarde<br />
objetos europeos. Aun así, el dato<br />
realmente seguro es su vigencia<br />
durante el siglo XV, definida a partir<br />
del reporte del material europeo<br />
quizás llegado al sitio hacia sus últimas<br />
décadas, aunque es más confiable<br />
suponer su entrada para los<br />
inicios del XVI. Los restos europeos y<br />
Cementerio aborigen en el sitio Chorro de Maíta<br />
Gabinete de Arqueología / 63
ARQUEOLOGÍA<br />
aborígenes se mezclan desde los<br />
estratos medios del montículo, cuyo<br />
ritmo de crecimiento de materiales<br />
indica una evidente relación de continuidad<br />
entre todos sus niveles.<br />
Esta proposición cronológica a<br />
partir de la presencia de material<br />
europeo funciona de manera similar<br />
para los residuarios Loma de Baní,<br />
Cuadro de los Indios, Varela III y El<br />
Porvenir; todas estas comunidades<br />
estaban radicadas antes del arribo<br />
hispano. En el caso de El Porvenir la<br />
presencia aborigen aparentemente<br />
tiende a concentrarse en torno al<br />
siglo XV. Tal suposición se basa<br />
en el reporte de una estructura<br />
deposicional donde las capas con<br />
mezcla de material hispano y aborigen<br />
poseen casi la misma magnitud,<br />
y en ocasiones hasta mayor<br />
magnitud que la alcanzada por los<br />
estratos iniciales con restos sólo<br />
aborígenes y en la existencia de un<br />
64 / Gabinete de Arqueología<br />
fechado radiocarbónico de 1450 ±<br />
50 años de nuestra era en niveles<br />
tempranos.<br />
Una circunstancia de habitación<br />
algo tardía es admisible también en<br />
Esterito, residuario cuyos niveles<br />
iniciales e intermedios ostentan<br />
fechas del siglo XV. En los casos de<br />
Varela III, Cuadro de los Indios y<br />
Loma de Baní sería muy difícil<br />
adelantar una opinión realmente<br />
fundamentada en torno a los inicios<br />
de su establecimiento. Aunque<br />
sólo para Varela III, a partir de las<br />
opiniones de Rouse (1942) sobre el<br />
cambio cerámico en montículos y<br />
sitios, se puede considerar con cierta<br />
seguridad una habitación anterior<br />
al siglo XV; en los yacimientos<br />
restantes esa posibilidad debe ser<br />
valorada.<br />
En la cima de esta elevación se ubica el sitio Potrero de El Mango<br />
Características básicas de la ocupación<br />
La ocupación agricultora de<br />
Banes está signada por la notable<br />
integración de muchos de los sitios<br />
del área en un proceso de desarrollo<br />
sociocultural común. Este se evidencia<br />
en las peculiaridades de<br />
unidad cultural de Banes y en un<br />
movimiento temporal de sus distintos<br />
elementos, que siempre guarda<br />
relación con formas anteriores,<br />
y se nuclea en torno a ciertos<br />
aspectos generales. Desde esta óptica<br />
los rasgos principales de la ocupación<br />
pueden definirse a través<br />
de los siguientes puntos:<br />
- Temprano inicio, respecto a otras<br />
zonas de la Isla, y elevada extensión temporal<br />
asociada a la presencia de sitios
habitados durante gran <strong>parte</strong> de todo el<br />
proceso, que se convierten en centros culturales<br />
de alto desarrollo y en probables<br />
matrices de la ocupación del área.<br />
El Paraíso y Damajayabo (820 y<br />
830 de nuestra era respectivamente),<br />
en la costa sur de Oriente, son los<br />
sitios agricultores más tempranos de<br />
<strong>Cuba</strong>. Hacia el 950 de nuestra era,<br />
menos de un siglo después, ya se<br />
definen elementos en Aguas Gordas,<br />
referidos a la selección de los<br />
espacios —alturas en suelos fértiles<br />
cercanos al mar y a fuentes de<br />
agua potable—, que serán asumidos<br />
por otros sitios y se mantendrán<br />
durante toda la ocupación. Aquí<br />
están también rasgos cerámicos de<br />
rápida generalización, que adquieren<br />
un carácter básico, y estrategias<br />
de aprovechamiento económico de<br />
medios diversos, cuyo uso se hace<br />
común en el área. El proceso<br />
se proyecta desde el siglo X hasta<br />
el establecimiento hispano, muy<br />
asociado a residuarios (Chorro de<br />
Maíta, Potrero de El Mango y el<br />
mismo Aguas Gordas) habitados<br />
durante extensos periodos. Estos<br />
se desarrollaron hasta convertirse<br />
en asentamientos de gran fuerza<br />
por su extensión, nivel poblacional,<br />
control de elementos ideológicos y<br />
base de posiciones de jefatura. Tales<br />
rasgos, la temprana temporalidad<br />
de estas comunidades, y las<br />
evidencias de especialización en la<br />
producción de objetos de adorno<br />
corporal y uso ceremonial en ciertos<br />
materiales, notada en las agrupaciones<br />
de sitios donde ellas se<br />
ubican (figura 2), sugieren su posible<br />
carácter matriz respecto a otros<br />
asentamientos próximos y a esas<br />
agrupaciones.<br />
-Notable unidad y continuidad en la<br />
expresión cultural, inferible en el mantenimiento<br />
y comunidad de rasgos<br />
cerámicos, de las características de la<br />
artefactería ceremonial, de los elementos<br />
de adorno corporal y en la similitud de soluciones<br />
en la relación con el ambiente.<br />
La cerámica del área muestra<br />
en sus distintos momentos una<br />
sensible unidad, mucho más evidente<br />
si se le compara con la de regiones<br />
vecinas. Se trata de una<br />
cerámica esencialmente meillacoide<br />
que a partir de ciertos rasgos<br />
conforma, poco a poco, una<br />
expresión particular y de creciente<br />
complejización. En este proceso<br />
es limitada la incorporación de<br />
nuevos elementos —se distinguen<br />
los chicoides— y el cambio<br />
principal se da por modificaciones<br />
de aspectos ya presentes y en<br />
menor medida por la integración<br />
de otros.<br />
Esta unidad se repite en los rasgos<br />
de los adornos corporales y en<br />
la artefactería ceremonial. Toda el<br />
área sigue de manera general los<br />
mismos cánones representativos,<br />
sólo cambia la magnitud cuantitativa<br />
de la presencia de los objetos en sitios<br />
y el énfasis en la producción de<br />
ciertos elementos en materiales específicos,<br />
en algunas agrupaciones.<br />
Sin negar la influencia de los<br />
condicionamientos ambientales,<br />
hay una unidad general en la<br />
forma de escoger y usar los espacios.<br />
La ubicación en alturas, la disposición<br />
de las viviendas para<br />
captar las brisas, la cercanía de los<br />
sitios de habitación y las cuevas ceremoniales<br />
y funerarias, el aprovechamiento<br />
subsistencial del mar<br />
y los espacios interiores —en una<br />
perspectiva especializada o de equilibrio—,<br />
son proyecciones globales<br />
ajustadas según las condiciones de<br />
cada lugar. Estos elementos de unidad,<br />
al moverse en el tiempo, conservan<br />
una importante coherencia.<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
-Fuerte tendencia evolutiva, que<br />
marca el perfil principal del proceso e integra,<br />
en distinto momento y magnitud,<br />
influencias culturales diversas.<br />
La entrada de influencias parece<br />
ser temprana y reiterativa y se<br />
refleja en el empleo de artefactos<br />
de pescadores-recolectores, cerámica<br />
chicoide y de determinados objetos<br />
de adorno corporal y uso<br />
ceremonial; sin embargo, por el nivel<br />
de estabilidad de los rasgos<br />
cerámicos y los patrones asentacionales,<br />
es posible suponer una inserción<br />
poco traumática, subordinada<br />
a la conservación de los aspectos<br />
típicos del área.<br />
Banes está alejado de las concentraciones<br />
de sitios agricultores<br />
del nororiente de <strong>Cuba</strong> (figura 1),<br />
de las que se separa por un amplio<br />
espacio sin reportes arqueológicos<br />
de importancia. Tal aislamiento<br />
geográfico probablemente influyó<br />
en esta situación.<br />
-Tendencia al crecimiento de las capacidades<br />
productivas y logro de un alto<br />
desarrollo socioeconómico.<br />
La riqueza del medio se explota<br />
en todos sus órdenes. Según las<br />
peculiaridades de la zona y aspectos<br />
específicos del desarrollo de las<br />
agrupaciones de asentamientos, se<br />
adoptan estrategias de especialización<br />
o aprovechamiento equilibrado.<br />
Al parecer se integran técnicas<br />
de intensificación de la explotación<br />
asociadas, entre otras alternativas,<br />
a la domesticación de roedores y al<br />
uso de la monticulación agrícola.<br />
Independientemente de las soluciones,<br />
el resultado final de tal<br />
gestión resulta una economía en<br />
creciente fortalecimiento. Esto se<br />
pone de manifiesto en el aumento<br />
del tamaño de los sitios y en el probable<br />
proceso de salida, desde algunas<br />
comunidades muy fuertes,<br />
Gabinete de Arqueología / 65
ARQUEOLOGÍA<br />
de grupos que expanden la ocupación.<br />
En el siglo XV parece darse un<br />
clímax en el desarrollo económico<br />
del área. Este venía planteándose<br />
desde momentos anteriores; sin<br />
embargo, para estas fechas asume<br />
un crecimiento muy potente,<br />
quizás asociado a la inserción o pleno<br />
auge de técnicas muy efectivas<br />
como la monticulación.<br />
-Desarrollo, principalmente en su<br />
momento tardío, de una creciente<br />
complejización social definida por la probable<br />
existencia de procesos de centralización<br />
en las agrupaciones y por la<br />
aparición, en los establecimientos más<br />
potentes, de grupos jerárquicos.<br />
Hacia el siglo XV se hacen más<br />
numerosas las comunidades poseedoras<br />
de un alto nivel de desarrollo<br />
socioeconómico, donde se<br />
concentran los objetos de uso ceremonial<br />
y adorno corporal. En algunos<br />
casos estos sitios muestran<br />
indicios de definición de personas<br />
vinculadas a grupos jerárquicos; en<br />
Chorro de Maíta el reporte diferencial<br />
de objetos de gran valor simbólico<br />
asociados a entierros, sugiere la<br />
existencia de un estamento elitario<br />
que está vigente aún en el siglo XVI,<br />
quizás en una relación de contacto<br />
con los europeos. Por su posición<br />
relevante dentro de las agrupaciones,<br />
en tanto su mayor nivel de<br />
desarrollo, desde algunos de estos<br />
asentamientos pudo proyectarse<br />
una acción de coordinación del uso<br />
de los espacios productivos y de<br />
dirección ideológica que probablemente<br />
se asocia a situaciones de<br />
centralización propias de formas<br />
cacicales incipientes.<br />
66 / Gabinete de Arqueología<br />
Consideraciones finales<br />
El reconocimiento de este proceso<br />
de desarrollo entre los grupos<br />
agricultores de Banes, refuerza la<br />
idea de la existencia de un área arqueológica<br />
particular e indica también<br />
la importancia de las situaciones<br />
regionales o locales en la ocupación<br />
agricultora de la Isla. Permite definir,<br />
además, líneas de unidad que<br />
Domínguez, Lourdes S. (1991):<br />
Arqueología del centro-sur de <strong>Cuba</strong>,<br />
Editorial Academia, La Habana.<br />
García Castañeda, J. A. (1941):<br />
"Asientos taínos localizados en el cacicato<br />
de Baní", en Revista de Arqueología, no. 5,<br />
año III, La Habana.<br />
Guarch Delmonte, J. M. (1990):<br />
Estructura para las comunidades<br />
aborígenes de <strong>Cuba</strong>, Ediciones Holguín,<br />
Holguín.<br />
Guarch Delmonte, J. M., P. Pérez y J.<br />
Guarch Rodríguez (1980): "Investigación<br />
de las potencialidades arqueológicas del<br />
área 01 de la Provincia Holguín", Inédito,<br />
Informe del Tema 000144300,<br />
Departamento Centro-Oriental de<br />
Arqueología, Holguín.<br />
Harrington, M. R. (1935): <strong>Cuba</strong> antes de<br />
Colón, traducción de A. del Valle y F. Ortiz,<br />
Colección de Libros <strong>Cuba</strong>nos, Sociedad<br />
Cultural, S. A., vol. XXXII, t. I, La Habana.<br />
Mira Caballos, Esteban (1997): El Indio<br />
Antillano: repartimiento, encomienda y<br />
esclavitud (1492-1542), Muñoz Moya<br />
editor, Sevilla.<br />
Pichardo, Hortensia (1971): Documentos<br />
para la Historia de <strong>Cuba</strong>, Editorial de<br />
Ciencias Sociales, t. I, La Habana.<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
estructuran una realidad precolombina<br />
coherente y establecen las<br />
bases del panorama sociocultural<br />
encontrado por los europeos al arribar<br />
a este territorio. En ese panorama<br />
hay elementos que influyeron<br />
en la formulación particular que adquiere<br />
en Banes el proceso de contacto<br />
indohispánico y el posterior<br />
desarrollo de su mundo colonial<br />
temprano.<br />
Pichardo Moya, Felipe (1990): Caverna,<br />
Costa y Meseta. Interpretación de<br />
arqueología Indocubana (reedición),<br />
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.<br />
Rouse, Irving (1942): Archeology of the<br />
Maniabón Hills, <strong>Cuba</strong>, Yale University Press,<br />
New Haven.<br />
Tabío, Ernesto (1991): "Proyecto para una<br />
nueva periodización cultural de la<br />
prehistoria de <strong>Cuba</strong>", en Arqueología de<br />
<strong>Cuba</strong> y de otras áreas antillanas, Editorial<br />
Academia, La Habana.<br />
Tabío, Ernesto y E. Rey (1985):<br />
Prehistoria de <strong>Cuba</strong>, Editorial de Ciencias<br />
Sociales, La Habana.<br />
Trincado, M.N. y J. Ulloa Hung (1996):<br />
"Las comunidades meillacoides del litoral<br />
sur-oriental de <strong>Cuba</strong>", en El Caribe<br />
Arqueológico, no. 1, Santiago de <strong>Cuba</strong>.
Arqueología precolombina<br />
del municipio Boyeros<br />
Por: Rolando Crespo Díaz y Osvaldo Jiménez Vázquez<br />
Resumen<br />
El presente trabajo sintetiza los resultados de<br />
investigaciones arqueológicas en cinco sitios<br />
del municipio Boyeros en Ciudad de La<br />
Habana. Tres de ellos aparecieron en cuevas y<br />
dos a cielo abierto; así como numerosas<br />
piezas aisladas. Tanto los hallazgos como los<br />
accidentes geográficos que por su importancia<br />
el hombre primitivo debió de utilizar, se<br />
ubicaron en un mapa de la localidad. Los<br />
grupos culturales se definieron como<br />
preagroalfareros —dedicados a la caza, la<br />
pesca y la recolección—, caracterizados por el<br />
uso de la piedra tallada microlítica, el canto<br />
rodado y la roca en volumen. Entre las<br />
evidencias se destacan restos biológicos<br />
(mamíferos, aves, reptiles, anfibios, peces,<br />
crustáceos, moluscos y semillas de frutos<br />
comestibles) que formaron <strong>parte</strong> de su dieta.<br />
Dos de los sitios contenían enterramientos<br />
humanos secundarios y de uno se obtuvo un<br />
fechado de C14.<br />
Abstract<br />
A presentation of the results obtained from<br />
the archaeological investigation of five sites<br />
(three of which were inside caves and two of<br />
which were on open land) in the Boyeros<br />
district of Havana; further isolated artefacts<br />
were also found in the area. Both these finds<br />
and significant topographical features were<br />
plotted on a map. The inhabitants of the sites<br />
were classified as ‘pre-agriculture and<br />
pottery’. They survived by hunting, fishing<br />
and scavenging, and were characterised by<br />
their use of stones of various sizes. Amongst<br />
the finds on the site were numerous food<br />
remains including those of mammals, birds,<br />
reptiles, amphibians, fish, crustaceans,<br />
molluscs and the seeds of edible fruit. Two of<br />
the sites contained secondary human burials,<br />
one of which provided a C14 dating.<br />
A mediados de la década de los<br />
años setenta uno de los autores de<br />
este artículo, Rolando Crespo, integró<br />
un grupo de aficionados a la<br />
Arqueología, auspiciado por el Museo<br />
Municipal de Santiago de las<br />
Vegas, que realizó numerosas exploraciones<br />
en el municipio Boyeros;<br />
a partir de 1979 se integra al<br />
Grupo Pedro Borrás de la Sociedad<br />
Espeleológica de <strong>Cuba</strong> y continúa<br />
las exploraciones iniciadas con anterioridad<br />
y realiza pesquisas espeleológicas<br />
y paleontológicas que<br />
aportan los primeros indicios relacionados<br />
con las culturas precolombinas,<br />
y conducen al posterior<br />
descubrimiento (mediados de los<br />
años ochenta y principio de los noventa)<br />
de los cinco sitios que se describen<br />
en el presente trabajo. En este<br />
periodo comienzan a desarrollarse<br />
las investigaciones conjuntas de ambos<br />
autores: Sitio Solapa El Sílex, Sitio<br />
Solapa La Antena, Sitio Quibú, Sitio<br />
Tres Palmas y Sitio Jíbaro, y tienen<br />
lugar hallazgos aislados de numerosas<br />
piezas precolombinas fuera de<br />
los sitios mencionados, todo lo cual<br />
constituye el registro arqueológico de<br />
la localidad.<br />
Sitio Solapa El Sílex<br />
Se localiza en las elevaciones del<br />
Cacahual, finca Buena Vista, Carre-<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
tera 7 de Diciembre, y la casa más<br />
próxima al sitio la ocupa el señor<br />
Miguel Ruiz. La solapa se descubre<br />
y cartografía por las investigaciones<br />
espeleológicas iniciadas en<br />
el año 1990 en coordinación con el<br />
Ministerio de las Fuerzas Armadas<br />
Revolucionarias (MINFAR) para la<br />
ejecución del catastro militar espeleológico<br />
municipal (foto Solapa<br />
El Sílex).<br />
Las excavaciones se realizaron<br />
en dos etapas: la primera en un<br />
área de 80 cm por 80 cm de superficie<br />
y hasta 1 m de profundidad,<br />
levantándose capas de 10 cm de<br />
espesor todas correspondientes al<br />
mismo nivel natural de un sedimento<br />
color pardo oscuro. El estrato que<br />
contenía las evidencias arqueológicas<br />
alcanzó hasta los 36 cm de<br />
profundidad; a partir de esta cota<br />
apareció un cambio en la textura y<br />
coloración de los sedimentos, mostrándose<br />
más compactos y de color<br />
rojo. Sin dudas este estrato<br />
correspondía a una época anterior<br />
a la presencia humana, como lo corrobora<br />
el hallazgo en él de restos<br />
de edentados extintos (Parocnus<br />
browni y Neocnus sp.), así como<br />
Capromys pilorides y Crocodylus sp.<br />
Los sedimentos se tamizaron<br />
utilizando una malla metálica<br />
milimétrica y se trabajó con instrumental<br />
estomatológico, cucha-<br />
Gabinete de Arqueología / 67
ARQUEOLOGÍA<br />
Plano arqueológico del municipio Boyeros (antiguo Santiago<br />
de las Vegas). Sitios y localidades<br />
68 / Gabinete de Arqueología<br />
Plano de la Solapa El Sílex<br />
ras, cucharines, picoletas, brochas y espátulas de albañilería.<br />
Se ejecutó el levantamiento topográfico para uso<br />
del Proyecto Cacahual Arqueología, el plano lo confeccionó<br />
la Empresa Occidental de Geodesia y Cartografía<br />
mediante el método directo Sistema de Coordenadas<br />
Arbitrarias, Sistema de alturas Siboney, y fue dibujado<br />
por Carmen Sierra Luis. Se reflejan en él seis accidentes<br />
cársicos, incluyendo la Solapa El Sílex, cercas, contornos<br />
de vegetación, árboles aislados, herbazales y<br />
carreteras.<br />
Las evidencias de los restos de dieta correspondientes<br />
a diferentes animales, los restos humanos,<br />
los elementos superestructurales y los diversos<br />
componentes de la piedra tallada, se estudiaron utilizando<br />
las colecciones comparativas del Grupo Pedro<br />
Borrás, la Colección de la Facultad de Biología de La<br />
Universidad de La Habana y la colaboración del<br />
arqueólogo Jorge Febles Dueñas.<br />
Con la intención de definir la asociación hombre y<br />
medio ambiente en épocas precolombinas se realizó<br />
un perfil de suelo a unos 8 m al NE de la solapa en el<br />
mes de marzo de 1991, en coordinación con el Instituto<br />
de Suelo. Se excavó 1 m 2 de superficie, se hizo contacto<br />
con fragmentos de la roca madre a los 80 cm de<br />
profundidad, y diversas muestras de las capas seleccionadas<br />
fueron recogidas para su posterior estudio<br />
de laboratorio.<br />
En el análisis químico practicado se arribó a los<br />
siguientes resultados:<br />
Presencia de una rendzina roja o pardo rojiza propia<br />
del agrupamiento de suelos húmico-calsimórficos,<br />
en este caso profundos, sobre materiales calcáreos de<br />
gran tamaño, obteniéndose además concreciones de<br />
óxido de hierro, mineral presente también entre los elementos<br />
antrópicos del residuario, lo que hace pensar en<br />
su uso por el hombre como elemento tintóreo que pudo<br />
obtenerse en áreas próximas al sitio.<br />
Composición de los restos de fauna asociados a la dieta<br />
humana<br />
De las 974 evidencias sólo 133 (13,65%) pudieron<br />
identificarse. El primer y segundo nivel (0,0 cm-10 cm<br />
y 10 cm-20 cm) fueron los que mayor número de restos<br />
aportaron (44 y 43, respectivamente).<br />
Los mamíferos contaron con la mayor representatividad<br />
(46,54%), lo que pudiera responder
tanto a una dieta selectiva por <strong>parte</strong><br />
del grupo cultural, o a una mejor conservación<br />
de estos restos en el sitio.<br />
Se identificaron cinco especies<br />
de jutías y dos de ratas espinosas:<br />
Capromys pilorides (jutía conga),<br />
Mysateles prehensilis, Mesocapromys<br />
minimus, Geocapromys columbianus, G.<br />
pleistocenicus, Boromys offella y B. torrei,<br />
dentro de las que se destacan la<br />
primera, única especie viviente, y<br />
la Boromys offella entre las extintas;<br />
ambas, al estar presentes en todos<br />
los niveles, revelan su abundancia<br />
en épocas prehistóricas.<br />
En segundo y tercer lugar se presentaron<br />
los moluscos (23,66%) y<br />
los crustáceos (22,90%). Estos últimos<br />
en todos los niveles, aunque en<br />
sentido general tuvieron una alta<br />
frecuencia en los dos primeros. Los<br />
restos de reptiles, peces, aves y anfibios<br />
resultaron muy escasos (3,80%,<br />
1,52%, 0,76%, y 0,76%, respectivamente),<br />
y entre los de aves se encontró<br />
la diáfisis de un fémur de<br />
la gallinuela extinta Nesotrochis<br />
picapicensis.<br />
En las excavaciones también se<br />
encontró un fragmento de incisivo<br />
inferior derecho de Megalocnus rodens<br />
en el nivel 3 (20 cm-30 cm), siendo<br />
raro encontrar restos de la osamenta<br />
de este animal en sitios<br />
arqueológicos del país. A pesar de<br />
que esta pieza se observó asociada<br />
a los restos de la dieta, se<br />
considera que no formaba <strong>parte</strong><br />
de ella, por presentarse como un<br />
elemento aislado dentro del contexto,<br />
pudiendo ser que en el momento<br />
en que el hombre primitivo<br />
se asentó en la cueva, este tipo<br />
de resto fósil presente en el lugar,<br />
se mezclara con los restos<br />
alimentarios.<br />
En excavaciones anteriores en<br />
el lugar aparecieron algunos restos<br />
de Solenodon cubanus (almiquí);<br />
las evidencias óseas de esta especie<br />
en sitios arqueológicos son poco frecuentes.<br />
(Córdova, et. al., 1997.)<br />
El uso de la piedra<br />
Fueron muy escasos los elementos<br />
de piedra tallada en este sitio.<br />
Los existentes midieron entre 1 y<br />
3 cm, variando en cuanto a su coloración<br />
(gris, blanco hueso, verde y<br />
rojo); generalmente no presentan<br />
un acabado que los defina como herramientas,<br />
más bien parecen corresponder<br />
a restos de taller. Los<br />
minerales en su composición no<br />
fueron identificados.<br />
La distribución de los mencionados<br />
elementos se presentó de la<br />
siguiente forma: nivel 1, tres piezas;<br />
nivel 2, seis piezas; nivel 3, una<br />
pieza, y no se encontró ninguna en<br />
el nivel 4, lo que al parecer responde<br />
a una utilización corta de la solapa<br />
como refugio natural, en correspondencia<br />
con nuestra opinión de que es<br />
un sitio de ocupación temporal.<br />
Restos óseos humanos<br />
El hallazgo de este tipo de restos<br />
en el sitio resulta de gran importancia,<br />
pues a pesar de formar<br />
<strong>parte</strong> de enterramientos secundarios,<br />
en los mismos aparecieron<br />
cuarenta y nueve piezas<br />
dentarias (quince molares, ocho<br />
premolares, diez caninos, doce incisivos<br />
y cuatro fragmentos), que<br />
junto a las treinta piezas de la excavación<br />
anterior realizada (Córdova,<br />
et. al., 1997), suman un total<br />
de setenta y nueve. A partir de su<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
estudio se pudo definir el número<br />
mínimo de individuos presentes en<br />
el sitio (veintidós), con edades comprendidas<br />
entre los seis meses y más<br />
de treinta años.<br />
En el análisis traceológico de las<br />
piezas dentarias se pudo inferir que<br />
la alimentación de este grupo humano<br />
incluía carnes poco cocidas y que<br />
extraían el tuétano de los huesos de<br />
los animales de que se alimentaban,<br />
masticándolos, por lo que se notó un<br />
significativo desgaste de las cúspides<br />
de los molares debido a la fricción.<br />
Durante el presente trabajo<br />
también fueron encontrados restos<br />
postcraneales fragmentados y<br />
dispersos, sin poderse definir posición<br />
anatómica alguna. Estos en su<br />
mayoría corresponden a falanges<br />
y un fragmento de fémur que sirvió<br />
para datar la etapa en que el hombre<br />
precolombino ocupó este lugar.<br />
La datación se realizó en el laboratorio<br />
Heidelberger Akademie der<br />
Wissenschaften, Radiometrische<br />
Altersbestimmung von Wasser und<br />
Sedimenten, c/o: Instiiut für Umweltphysik<br />
der Universität, Dr. Bernd<br />
Kromer. 1 El fechado arrojó una antigüedad<br />
para este hombre de 2987 ±<br />
37 años calibrado, y constituye el primero<br />
para sitios arqueológicos de la<br />
provincia Ciudad de La Habana. Pino<br />
ofrece la actualización de fechados<br />
radiocarbónicos de sitios de <strong>Cuba</strong><br />
hasta diciembre de 1993. (Pino, 1995.)<br />
Elementos superestructurales<br />
En los niveles 2 y 3 se hallaron<br />
dos cuentas de collar elaboradas<br />
en conchas de moluscos marinos<br />
con diseños circulares y planos, con<br />
una perforación bicónica en su centro<br />
y diámetros de 10 y 12 mm.<br />
1 Lab. Code Hd-21185, Sample name <strong>Cuba</strong> 6, conv. 14 C age BP 2987± 37, 13 C-19.9, cal. age 1 (Intersections, method A) cal BC 1295-1135,<br />
calibr. age 2 cal BC 1375-1055, calibrated using INTCAL98 and CALIB4 (Stuiver, Reimer & Braziunas, Radiocarbon 40, 1127-1151, 1998).<br />
Gabinete de Arqueología / 69
ARQUEOLOGÍA<br />
Unas de las pocas evidencias de<br />
elementos ornamentales utilizados<br />
por el aborigen cubano conservadas<br />
en el sitio.<br />
Con anterioridad (Córdova, et. al.,<br />
1997) se hallaron en los niveles 3 y 4<br />
del propio sitio El Sílex, dos pendientes<br />
de 22 mm por 7 mm, elaborados<br />
en huesos de aves (radio y tibiotarso)<br />
con perforaciones en ambas caras<br />
de 1 mm de diámetro.<br />
En el nivel 4 se colectó un colgante<br />
de 15 mm x 5 mm confeccionado<br />
en un premolar humano<br />
propio de un adulto mayor de veinticinco<br />
años con un orificio bicónico<br />
en la raíz. No existen referencias<br />
bibliográficas sobre este tipo de<br />
elemento en <strong>Cuba</strong> y Las Antillas.<br />
Sitio Solapa La Antena<br />
Su nombre se deriva de una<br />
gran antena de comunicación que<br />
se encuentra próxima al sitio, localizado<br />
en las alturas del Cacahual,<br />
barrio homónimo a unos 200 m del<br />
mausoleo que guarda los restos del<br />
general Antonio Maceo y su ayudante<br />
Panchito Gómez Toro, al fondo<br />
de una bodega ubicada en la<br />
carretera 7 de Diciembre.<br />
La solapa es pequeña, ocupa un<br />
espacio de entre 3 m y 5 m con unos<br />
2 m de altura. En su interior existen<br />
numerosas rocas calizas de diferentes<br />
tamaños. El piso está compuesto<br />
por un sedimento blando de<br />
color pardo oscuro (humus) muy profundo,<br />
que debió de penetrar por<br />
arrastre de las aguas pluviales.<br />
Las excavaciones arqueológicas<br />
fueron realizadas en dos etapas, la<br />
primera con el Grupo Pedro Borrás y<br />
la segunda con la participación del<br />
Centro de Antropología del Ministerio<br />
de Ciencia, Tecnología y Medio<br />
Ambiente (CITMA).<br />
70 / Gabinete de Arqueología<br />
Se abrió una cala de prueba de<br />
1 m por 1 m, en cada una de las etapas.<br />
En ambas se excavó empleando<br />
el método de estratigrafía<br />
arbitraria por capas de 10 cm, pero<br />
se señala que siempre se trabajó<br />
sobre una única capa que mantuvo<br />
las mismas características (color<br />
y textura), sin llegar a los niveles<br />
no antrópicos.<br />
La existencia en los primeros<br />
50 cm excavados de un total de 820<br />
rocas calizas, en las que predominaron<br />
los tamaños pequeños (3 cm-<br />
6 cm), condujo a la determinación<br />
de que los sedimentos allí existentes<br />
habían sido arrastrados por las<br />
aguas hacia el interior de la solapa,<br />
dando origen a un proceso —que<br />
continúa hasta nuestros días— en la<br />
formación del suelo, sobre el cual<br />
posteriormente el hombre precolombino<br />
estuvo presente.<br />
En la excavación los sedimentos<br />
se tamizaron utilizando una malla<br />
metálica milimétrica. Se empleó instrumental<br />
estomatológico, cucharas,<br />
cucharines, picoletas, brochas y<br />
espátulas de albañilería.<br />
Composición de los restos de fauna<br />
asociados a la dieta humana<br />
Los remanentes de la fauna de<br />
este sitio fueron escasos, pero no<br />
se descarta que en otros sectores sin<br />
excavar existan nuevas evidencias.<br />
Aparecieron restos óseos craneales<br />
y postcraneales de jutía conga<br />
(Capromys pilorides), jutía carabalí<br />
(Mysateles prehensilis) y de las jutías<br />
extintas M. barbouri, M. minimus,<br />
Geocapromys pleistocenicus, así como<br />
de las ratas espinosas Boromys<br />
offella y B. torrei; vértebras y costillas<br />
de majá de santamaría (Epicrates<br />
angulifer); fragmentos del peto de<br />
jicotea (Trachemys decussata); hue-<br />
sos de las extremidades del ave<br />
extinta Nesotrochis picapicensis (dos<br />
fragmentos de tibiotarso y falanges),<br />
fragmentos de conchas de un<br />
molusco marino indeterminado y<br />
dáctilos de crustáceos fluviales.<br />
Muchos de los restos de aves y<br />
mamíferos están cremados y fragmentados,<br />
lo que supone hayan<br />
sido procesados por el hombre primitivo<br />
para su consumo, pudiendo<br />
así acceder a la médula ósea y despiezar<br />
los animales.<br />
El uso de la piedra<br />
También fueron escasos los<br />
hallazgos de elementos de piedra<br />
tallada, sólo dos restos de taller<br />
cuyas dimensiones variaron entre<br />
1,5 cm-2 cm, correspondientes<br />
tipológicamente a una industria<br />
microlítica. (J. F. Dueñas, 1994, comunicación<br />
personal.)<br />
Restos óseos humanos<br />
Se colectó una pieza dentaria correspondiente<br />
a un premolar primario<br />
con desgaste de la superficie<br />
oclusal donde se perdieron las cúspides,<br />
quedando expuesta la pulpa;<br />
esta afectación, como se conoce, es<br />
producto del consumo de una dieta<br />
poco cocida y contentiva de micropartículas<br />
duras provenientes de los<br />
instrumentos de conchas de moluscos<br />
marinos y rocas utilizados<br />
para elaborarla.<br />
A partir de las características de<br />
la fauna asociada, los restos de piedra<br />
tallada, el escaso número de<br />
elementos antrópicos, así como la<br />
presencia de un premolar humano,<br />
correspondiente a un individuo<br />
joven en el Sitio La Antena, se definió<br />
el mismo como de uso temporal,<br />
ocupado por un grupo humano
preagroalfarero dedicado a la caza,<br />
la pesca y la recolección.<br />
Sitio Quibú<br />
Se localiza a 1.5 km al S del central<br />
azucarero Manuel Martínez<br />
Prieto, entre los ríos Almendares y<br />
Quibú, a unos 20 m de una corriente<br />
tributaria del segundo de estos<br />
ríos, en terrenos de la cooperativa<br />
agrícola Playa Girón.<br />
En uno de los viajes efectuados<br />
por miembros del Grupo Pedro<br />
Borrás a la zona, en el año 1986, se<br />
colectaron numerosas conchas de<br />
moluscos en la superficie de un terreno<br />
arado; posteriormente y hasta<br />
1989, se incrementaron los viajes<br />
y fue localizada un área con abundantes<br />
moluscos marinos (más de<br />
100 restos malacológicos) y un material<br />
lítico conformado a partir de<br />
cantos rodados.<br />
Composición de los restos de fauna<br />
asociados a la dieta humana<br />
La presencia de moluscos marinos<br />
en el sitio resulta realmente importante,<br />
pues contribuye a definir<br />
las características de los hábitos<br />
alimentarios del grupo cultural que<br />
vivió en el lugar y su relación directa<br />
con la costa. Es evidente la preferencia<br />
de Crassostrea virginica (218 valvas),<br />
especie sobre la cual aún existe<br />
una controversia en relación con<br />
C. rhizophorae en cuanto al estatus<br />
taxonómico de esta última; algunos<br />
autores han opinado que se trata de<br />
una subespecie de C. virginica<br />
(Merlano et. al., 1994), distribuida<br />
desde el Golfo de San Lorenzo, en<br />
Canadá, hasta Brasil, y que ocupa ensenadas,<br />
lagunas, esteros, etc. a lo<br />
largo de toda la extensa costa occidental<br />
del Atlántico.<br />
Pico de mano elaborado en concha de Strombus gigas. Sitio arqueológico Quibú<br />
(número 3 en el plano)<br />
En <strong>Cuba</strong> se registra C. virginica<br />
por primera vez para un sitio arqueológico<br />
precolombino del propio<br />
municipio Boyeros (Crespo et.<br />
al., 1994), especie conocida para<br />
el país sólo en estado fósil (Aguayo<br />
y Jaume, 1939) en el Bosque de La<br />
Habana, mientras que no fue hasta<br />
el año 1975 cuando se colectaron<br />
varios individuos en la Bahía de<br />
Cienfuegos, Laguna de Guanaroca<br />
(Nikolic y Bosch, 1976), única ocasión<br />
en que se ha encontrado viva.<br />
La estructura externa de las conchas<br />
del mencionado molusco, colectadas<br />
en el sitio Quibú, no<br />
presentó la típica huella de la raíz<br />
de mangle rojo que suele quedar<br />
en ellas tras haber permanecido<br />
adherida a la misma durante su desarrollo,<br />
ello condujo al criterio de que<br />
el hombre primitivo, cuando aún vivía<br />
en las costas de La Habana, usó<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
y debió de colectar este molusco<br />
que se encontraba asociado a las<br />
rocas y fondos arenosos.<br />
Además se hallaron valvas de<br />
Spondylus americanus, Turbinella<br />
angulata, Strombus gigas y Busycon<br />
perversum. De esta última especie se<br />
obtuvo sólo una espira y <strong>parte</strong> de una<br />
columela; es considerada otra rareza<br />
asociada al sitio, en torno a los<br />
moluscos, por no estar presente en<br />
el registro malacológico de <strong>Cuba</strong> (viviente<br />
ni fósil) para zonas arqueológicas<br />
precolombinas, aunque sí en<br />
sitios históricos de La Habana Vieja<br />
(Romero, 1995).<br />
El género Busycon aparece ampliamente<br />
distribuido en sitios precolombinos<br />
de la Florida (Marguardt, 1992),<br />
teniendo las diferentes especies que<br />
lo integran un conocido uso dentro<br />
de la dieta humana y también como<br />
herramientas.<br />
Gabinete de Arqueología / 71
ARQUEOLOGÍA<br />
El uso de la piedra<br />
Se encontraron veintiséis elementos<br />
(diecisiete cantos rodados,<br />
seis de los cuales eran de cuarzo;<br />
ocho rocas sin determinación<br />
mineralógica y un fragmento de<br />
cuarzo). El análisis traceológico<br />
conllevó al criterio de que la utilidad<br />
dada por el hombre a los cantos<br />
rodados fue la maceración y la<br />
percusión, con el predominio de<br />
esta última; las medidas variaron<br />
entre 2,8 cm por 1,8 cm por 1,3 cm<br />
y 14,5 cm por 13,2 cm por 6,0 cm.<br />
Sitio Tres Palmas<br />
Es un sitio arqueológico a cielo<br />
abierto localizado aproximadamente<br />
a unos 1 000 m al oeste del<br />
Reparto La Catalina, Santiago de<br />
Las Vegas, sobre un terreno llano<br />
de suelo ferralítico rojo, algo ondulado<br />
(entre 80-100 m sobre el nivel<br />
del mar), sembrado de cultivos<br />
menores, incluyendo café, aguacate,<br />
mango y otros, donde la vegetación<br />
natural fue destruida. Se<br />
extiende hacia los poblados El Rincón,<br />
Murgas y Wajay; carta ICGC<br />
1: 25 000, hoja no. 3784 - IV, coordenadas<br />
x: 349, y: 356.<br />
Se presentan en la zona varios<br />
sumideros y lagunas, la más próxima<br />
al sitio (400-500 m) se nombra<br />
Pancho Real, ubicada cerca al caserío<br />
El Rancho Grande.<br />
El uso de la piedra<br />
Se descubrieron nueve elementos<br />
de piedra: percutores, restos de<br />
taller, artefactos superestructurales<br />
y otros de uso desconocido, compuestos<br />
curiosamente por sílex,<br />
bauxita litificada, peridotita, así<br />
como rocas de origen marino, mi-<br />
72 / Gabinete de Arqueología<br />
nerales no existentes en el municipio,<br />
donde por lo regular predomina<br />
la roca caliza.<br />
Percutores<br />
a) Pieza elaborada en bauxita<br />
litificada (70 mm por 77 mm por<br />
39 mm), con base aplanada cuyos<br />
bordes en su <strong>parte</strong> superior lo conforman<br />
dos semicírculos opuestos y<br />
limitados en sus extremos por dos<br />
bordes lineales. Presenta al centro un<br />
hoyuelo u orificio, con una inclinación<br />
a ambos lados.<br />
b) Canto rodado de forma<br />
semiovalada (118 mm por 80 mm por<br />
63 mm), con ambas caras ligeramente<br />
pulidas y evidentes huellas de percusión,<br />
aunque pudiera ser una roca<br />
de origen volcánico.<br />
c) Canto rodado de peridotita de<br />
color verdoso, base ligeramente<br />
aplanada y pulida (87,5 mm por<br />
75,8 mm por 50 mm).<br />
Elemento superestructural<br />
1) Pieza de forma triangular,<br />
aplanada, elaborada en peridotita<br />
muy pulida (54 mm por 50,8 mm por<br />
31 mm), sin huellas de haber sido<br />
utilizada en labores domésticas o<br />
como instrumento de trabajo, es<br />
probable que haya tenido un uso<br />
decorativo o ritual.<br />
Composición de los restos de fauna<br />
asociados a la dieta humana<br />
Resulta difícil abordar el tema de<br />
la dieta en este sitio, pues los elementos<br />
faunísticos, en particular de<br />
mamíferos, aves y peces, por estar<br />
expuestos a la intemperie debieron<br />
desaparecer, y a ello se<br />
suma el uso continuo del terreno<br />
en labores agrícolas.<br />
Predominaron los moluscos<br />
(treinta y nueve ejemplares correspondientes<br />
a siete especies); la<br />
conservación de sus conchas debe<br />
de responder a la resistencia conferida<br />
por el carbonato de calcio<br />
que las compone.<br />
Fueron más abundantes las especies<br />
Crassostrea rhizophorae (treinta<br />
valvas) y Strombus gigas (cuatro ejemplares);<br />
los restantes especímenes<br />
estuvieron compuestos por un solo<br />
ejemplar (Tellina radiata, Ceritium<br />
literatum, Cassis flammea, Chama sp. y<br />
Cymatium muricinum), todos moluscos<br />
marinos, cuya presencia en un lugar<br />
como este, tan alejado de las costas<br />
Norte y Sur (28-30 km), hace pensar<br />
que el grupo cultural allí ubicado realizaba<br />
movimientos cíclicos, los cuales<br />
motivaron su arribo a esta zona,<br />
trayendo consigo los mencionados<br />
moluscos, o que estos últimos fueran<br />
traídos al área una vez ocurrido<br />
el asentamiento humano.<br />
También se encontró una vértebra<br />
de pez óseo, que probablemente<br />
corresponda a un individuo capturado<br />
en cuerpos de agua cercanos,<br />
como arroyos y lagunas, algunas de<br />
las cuales aún existen (Zaldívar,<br />
Coca, Castellanos y Ahoga Mulas),<br />
y donde abundaban las jicoteas y<br />
las biajacas (Pezuela, 1866), indicio<br />
de que entre otras actividades<br />
subsistenciales, practicaron la pesca.<br />
Las características de los restos<br />
de piedra presentes en este<br />
sitio, el uso de la misma en volumen<br />
convertida en percutores,<br />
los restos de taller, los elementos<br />
superestructurales, los componentes<br />
de la dieta y la ausencia de<br />
cerámica, permiten asegurar la<br />
ubicación en el sitio de un grupo<br />
cultural preagroalfarero, que se<br />
dedicaba a la caza, la pesca y la<br />
recolección.
Sitio Jíbaro<br />
Localizado en la Cueva del Indio,<br />
carta 1: 50 000 del ICGC, hoja 37 853,<br />
coordenadas x 360 500, y 353 750, Reparto<br />
América, Calabazar, al final<br />
de la calle 108, a unos 50 m de altitud<br />
sobre el nivel del mar. Consiste<br />
en una solapa con una entrada que<br />
se abre sobre las márgenes del<br />
arroyo Jíbaro, de 2 m de altura por<br />
2 m de ancho, con un desarrollo lineal<br />
de 6,40 m a los 120 o rumbo E-<br />
SE; la altura máxima de la galería<br />
es 2,30 m.<br />
Conocimos por los vecinos de la<br />
zona que en la cueva estuvo viviendo<br />
una familia durante varios años;<br />
estas personas pudieron introducir<br />
aportes antrópicos causantes de nuevas<br />
alteraciones en el sitio.<br />
Las investigaciones arqueológicas<br />
se realizaron conjuntamente<br />
con el grupo Pedro Borrás y el grupo<br />
de formación especial de las<br />
Milicias de Tropas Territoriales<br />
(MTT) en el año 1994.<br />
Se efectuaron tres excavaciones<br />
por niveles arbitrarios de 0,10 m.<br />
La primera situada a 100 o E-SE<br />
Botuto elaborado en concha de Strombus gigas.<br />
Márgenes del arroyo Jíbaro (número 7 en el plano)<br />
(3,30 m de la entrada de la cueva),<br />
midió 1 m por 1 m por 0,40 m; la<br />
segunda midió 0,80 m por 0,60 m<br />
por 0,40 m, y la tercera mediría<br />
0,50 m por 0,50 m por 0,30 m. Las<br />
dos últimas estaban ubicadas a 20 o<br />
E-NE (1,90 m de la entrada de la<br />
cueva).<br />
Composición de los restos de fauna<br />
asociados a la dieta humana<br />
En las excavaciones predominaron<br />
los restos de mamíferos (jutías<br />
vivientes y extintas y ratas espinosas<br />
desaparecidas): Capromyidae<br />
(341), Capromys pilorides (50), Boromys<br />
offella (12), B. torrei (7), Boromys sp. (5),<br />
Mysateles prehensilis (15), Mesocapromys<br />
sp. (34), Geocapromys pleistocenicus (10)<br />
y Geocapromys sp. (4). También se encontraron<br />
restos de aves (15 serían<br />
de especies indeterminadas y 1 de<br />
Nesotrochis picapicensis), reptiles<br />
(6 de Epicrates angulifer), crustáceos<br />
(17 de Pseudothelphusidae), moluscos<br />
terrestres (3 Zachrysia sp., 2 de Liguus<br />
sp., 1 de Farcimen tortum, 2 de<br />
Farcimen sp., 1 de Chondropoma sp.,<br />
1 indeterminado), moluscos marinos<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
(1 Tectarium muricatus) y vertebrados<br />
de especies indeterminadas (23).<br />
Más tarde se revisó una gatera<br />
(zona de arrastre) ubicada al lado<br />
derecho de la entrada de la cueva,<br />
rumbo NE, con aproximadamente<br />
3 m de largo, lugar estrecho y angosto<br />
del que se extrajeron siete<br />
cubos de sedimento con gran contenido<br />
de restos faunísticos y otros<br />
elementos, depositados por arrastres<br />
de las aguas de lluvia que penetraron<br />
en esta pequeña gruta, o<br />
tal vez en algún momento las crecidas<br />
del arroyo hayan llegado hasta<br />
el lugar llevando consigo los<br />
materiales allí contenidos, hacia los<br />
niveles inferiores de la gatera.<br />
Durante la extracción del sedimento<br />
y por lo difícil que resultaba<br />
trabajar no se pudo establecer<br />
un control de la estratigrafía; el<br />
material fue colectado de forma<br />
arbitraria y tamizado en las afueras<br />
de la cueva.<br />
Se obtuvieron restos de diferentes<br />
taxones faunísticos: mamíferos<br />
(293 correspondientes a jutías vivientes<br />
y extintas), aves (uno), reptiles<br />
(cuatro), crustáceos (diez) y<br />
Restos de la industria de piedra tallada microlítica<br />
hallados en sitios arqueológicos de Boyeros<br />
Gabinete de Arqueología / 73
ARQUEOLOGÍA<br />
moluscos terrestres (cinco), de<br />
hematita y limonita, así como dos<br />
restos de taller de sílex y restos<br />
craneales humanos.<br />
Las culturas que se establecieron<br />
en esta área debieron de tener<br />
en cuenta el aspecto de la<br />
vegetación, así como la fauna terrestre<br />
y acuática presente en el<br />
río Almendares y los afluentes<br />
que a este tributaban, basando su<br />
dieta en una flora y fauna actualmente<br />
extintas y en otras especies<br />
que ya no viven en el lugar.<br />
Agradecimientos<br />
Los trabajos de laboratorio y de<br />
campo recibieron siempre el oportuno<br />
asesoramiento y colaboración<br />
de los siguientes especialistas e instituciones<br />
a quienes expresamos nuestra<br />
gratitud:<br />
Doctor Manuel Rivero de La Calle<br />
(†), antropólogo y arqueólogo; MSc.<br />
74 / Gabinete de Arqueología<br />
Vista de la entrada de la Solapa El Sílex<br />
Física Nuclear Ariadna Mendoza<br />
Cuevas, jefa del Laboratorio de<br />
Arqueometría, Oficina del Historiador<br />
de la Ciudad de La Habana<br />
(OHCH); Facultad de Biología, Universidad<br />
de La Habana; Luis R.<br />
Toribio Suárez, por la identificación<br />
y análisis cuantitativo y traceológico<br />
de las piezas dentarias; Roger<br />
Arrazcaeta, arqueólogo, director del<br />
Gabinete de Arqueología (OHCH);<br />
Efrén Jaimez Salgado, Instituto de<br />
Geofísica y Astronomía, CITMA;<br />
José Fernández Milera, malacólogo<br />
del Instituto de Ecología y Sistemática,<br />
CITMA; Oscar Arredondo de La<br />
Mata (†), paleontólogo; Jorge Febles<br />
Dueñas, arqueólogo; miembros del<br />
grupo espeleológico Ernesto Che<br />
Guevara; Comité Militar del municipio<br />
Boyeros, y todos los que de una<br />
forma u otra contribuyeron a la realización<br />
del presente trabajo.<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
Aguayo, C. G. y L. M. Jaume (1939):<br />
"Moluscos semifósiles del Bosque de La<br />
Habana", en Memorias de la Sociedad<br />
<strong>Cuba</strong>na de Historia Natural, Universidad de<br />
La Habana, La Habana.<br />
Córdova, Medina A., R. Crespo Díaz y<br />
O. Jiménez Vázquez (1997):<br />
"Importancia arqueológica y zoológica del<br />
sitio Solapa El Sílex", en revista El Caribe<br />
Arqueológico, Santiago de <strong>Cuba</strong>.<br />
Crespo, Díaz R., M. Rivero de La Calle<br />
y J. Fernández Milera (1997): "Primer<br />
reporte para <strong>Cuba</strong> del molusco Crassotrea<br />
virginica en un sitio arqueológico del<br />
occidente de <strong>Cuba</strong>", en Boletín Casimba,<br />
publicación del grupo Pedro Borrás de la<br />
Sociedad Espeleológica de <strong>Cuba</strong>, Ciudad<br />
de La Habana.<br />
Marguardt, W. H. (1992): "Shell artifacts<br />
from the caloosahatchee area monograph",<br />
en Culture and Enviroment in the Domain of<br />
the Calusa, Editado por William H.<br />
Marguardt, Universidad de La Florida, EUA.<br />
Merlano, J. M. D. y P. M. Hegedos<br />
(1994): Moluscos del Caribe colombiano.<br />
Un catálogo ilustrado, Colciencias,<br />
Fundación Natura, Invemar, Colombia.<br />
Nikolic, M. y A. Bosch (1976): "Presencia<br />
del ostión de Virginia (Crassostrea virginica,<br />
Gmenlin) en aguas costeras de <strong>Cuba</strong>", en<br />
Miscelánea Zoológica, Instituto de Zoología,<br />
Academia de Ciencias de <strong>Cuba</strong>, La Habana.<br />
Pezuela, J. de la (1866): Diccionario<br />
geográfico estadístico, histórico de la isla de<br />
<strong>Cuba</strong>, Academia de Historia, Imprenta del<br />
Establecimiento de Mellado, Madrid.<br />
Pino, M. (1995): Actualización de fechados<br />
radiocarbónicos de sitios arqueológicos de<br />
<strong>Cuba</strong> hasta diciembre de 1993, Editorial<br />
Academia, La Habana.<br />
Romero Estébanez, L. S. (1995): La<br />
Habana arqueológica y otros ensayos,<br />
Editorial Letras <strong>Cuba</strong>nas, La Habana.<br />
Comunicación personal de Jorge Febles
<strong>Cuba</strong>: Estudios de Maestría en Arqueología<br />
Por: Ramón Dacal Moure<br />
La Arqueología en <strong>Cuba</strong> viene<br />
siendo, a lo largo de los años, una<br />
disciplina practicada por personas<br />
de las más diversas profesiones.<br />
Pudiéramos decir que salvo los doctores<br />
Luis Montané Dardé y Carlos<br />
García Robiou, el primero<br />
antropólogo, alumno de Broca y el<br />
otro becario de la John Simon<br />
Guggenheim Foundation de New<br />
York, donde se especializó en Arqueología<br />
y Museografía, y ambos<br />
ocupantes de la Cátedra de Antropología<br />
y la dirección del Museo<br />
Antropológico Montané por muchos<br />
años; todos los demás hemos entrado<br />
en este oficio de forma espontánea<br />
o en el mejor de los casos a<br />
partir de tomar asignaturas sobre<br />
el tema en las universidades, o en<br />
general, como <strong>parte</strong> de entrenamientos<br />
establecidos para cubrir<br />
necesidades institucionales.<br />
A partir del 20 de febrero de 1962,<br />
en que se crea la Comisión Nacional<br />
de la Academia de Ciencias<br />
de <strong>Cuba</strong> y surge el Departamento<br />
de Antropología con su sección<br />
de Arqueología, aparecen nuevas<br />
posibilidades para la disciplina.<br />
Existe un grupo de investigadores<br />
que desempeña sus funciones<br />
con una labor mantenida por<br />
más de cuarenta años y en la que<br />
han aplicado diversas soluciones.<br />
Debe recordarse el esfuerzo de más<br />
de seis años en que el Departamento<br />
de Antropología diseñó un programa<br />
de formación de arqueólogos<br />
con tres niveles de estudio: Básico,<br />
Medio y Superior; varios de sus trabajadores<br />
los cursaron y cuatro de<br />
ellos, después de la defensa de sus<br />
Tesis ante el tribunal formado por<br />
los doctores Manuel Rivero de la<br />
Calle, Ernesto E. Tabío y Calixta<br />
Guiteras Holmes, recibieron en<br />
septiembre de 1970 el título de<br />
arqueólogos, otorgado por la Academia<br />
de Ciencias de <strong>Cuba</strong>. En febrero<br />
de 1972, la propia Academia les<br />
otorgó otro refrendado por el Ministro<br />
de Educación. Otras soluciones<br />
fueron las Candidaturas a Doctor<br />
defendidas en la URSS.<br />
El envío de estudiantes a cursar<br />
la carrera de Arqueología fuera de<br />
<strong>Cuba</strong> fue una modalidad empleada<br />
por el Departamento de Antropología.<br />
La formación de sus trabajado-<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
res en las carreras de Historia o Historia<br />
del Arte, en su mayoría, fue<br />
otro camino empleado.<br />
La creación de los museos municipales<br />
y las divisiones locales en<br />
el trabajo arqueológico, establecidas<br />
en importantes ciudades del<br />
país, han incrementado el personal<br />
y su formación en dependencia<br />
de los medios indirectos ya mencionados.<br />
El esfuerzo institucional y el de<br />
los compañeros que se dedican a<br />
la Arqueología nos posibilita, en la<br />
actualidad, contar con profesores<br />
e investigadores titulares, con más<br />
de veinticinco Master en Ciencias,<br />
aproximadamente quince Doctores<br />
en Ciencias y licenciados en diversas<br />
carreras, lo cual permite que la<br />
especialidad continúe su avance,<br />
pero no contribuye a la formación<br />
de una disciplina estable en cuanto<br />
a currículo armónico de acuerdo<br />
Gabinete de Arqueología / 75
ARQUEOLOGÍA<br />
con el desarrollo de las diversas<br />
asignaturas que lo conforman, a<br />
tono con el progreso de las mismas<br />
en el conjunto interno de los<br />
avances de la Ciencia.<br />
Ya en 1987 era bien conocida<br />
la necesidad de establecer una<br />
formación académica para los<br />
arqueólogos, la cual debería cubrir<br />
dos postulados, planteados<br />
en 1982 por Bruce G. Trigger: "Suponemos,<br />
como la mayoría de los<br />
arqueólogos, que la meta principal<br />
de la disciplina es la comprensión<br />
del pasado humano" y, "La<br />
mayoría de los arqueólogos también<br />
estaría de acuerdo en que la<br />
Arqueología como disciplina, se<br />
ocupa de la teoría y técnicas requeridas<br />
para inferir la conducta<br />
humana del pasado a partir de<br />
restos materiales".<br />
Estos criterios que supongo continúan<br />
vigentes, llevaron a un grupo<br />
de compañeros a preparar un<br />
proyecto de Maestría en Ciencias<br />
<strong>Arqueológica</strong>s aprobado por la<br />
Universidad de La Habana y provisto<br />
del necesario conjunto de<br />
asignaturas y un sistema de operación<br />
docente en cuanto a requisitos<br />
para el ingreso, créditos, horas<br />
lectivas, trabajos prácticos y tesis,<br />
en que el alumno debería probar<br />
su capacidad. Una necesidad para<br />
la organización consistió en otorgar<br />
una serie de Maestrías a los<br />
profesores que laborarían en este<br />
proyecto docente.<br />
El esfuerzo realizado y el apoyo<br />
de la Universidad de La Habana no<br />
dieron los resultados esperados.<br />
Personalmente estimo que fue debido<br />
a que no se estableció una responsabilidad<br />
institucional definida<br />
para esta tarea, y que la posibilidad<br />
de acceder al grado de Doctor<br />
en Ciencias, en especial en<br />
76 / Gabinete de Arqueología<br />
Ciencias Históricas, fue un camino<br />
tomado por varios de nuestros<br />
colegas.<br />
No quiero perder la oportunidad<br />
de mencionar los compañeros que<br />
presentaron el proyecto y firmaron<br />
en el presente orden: Antonio<br />
Martínez Fuentes, Lourdes S.<br />
Domínguez González, Eusebio Leal<br />
Spengler, Leandro S. Romero Estébanez,<br />
Sergio Valdés Bernal, Ramón<br />
Dacal Moure, Gabino La Rosa<br />
Corzo, Manuel Rivero de la Calle<br />
(1926-2001), Lidia M. Sarmiento San<br />
Miguel y Oscar Zanetti Lecuona.<br />
Por varios años, ante las dificultades<br />
para establecer la Arqueología<br />
como carrera universitaria, se<br />
realizaron varios intentos —sin resultados<br />
prácticos—, encaminados<br />
a iniciar una Maestría, pero recientemente<br />
el Ministerio de Educación<br />
Superior aprobó ese proyecto con<br />
el Centro de Antropología del Ministerio<br />
de Ciencia, Tecnología y<br />
Medio Ambiente (CITMA) como<br />
institución auspiciadora.<br />
Mis relaciones por muchos años<br />
con los colegas de Antropología y<br />
su petición para colaborar en una<br />
asignatura, me han puesto en conocimiento<br />
del proyecto que ya se<br />
viene ejecutando, y he solicitado<br />
autorización para divulgar detalles<br />
que resultan interesantes a los<br />
lectores de esta publicación, en especial<br />
de aquellos dedicados a la Arqueología<br />
en sus diversas vertientes<br />
en los comienzos de este siglo XXI.<br />
La información acerca de la fundamentación<br />
de dicho plan, y de su<br />
conjunto de asignaturas, permitirá<br />
formarse una idea de lo que este<br />
esfuerzo representa para una disciplina<br />
que comienza su camino en<br />
el campo de la docencia, donde la<br />
comprensión por <strong>parte</strong> del claustro<br />
de una acción coordinada entre<br />
los profesores es necesaria para<br />
lograr un pensamiento teórico en<br />
el campo interno de la profesión, y<br />
en sus relaciones con muchas ciencias<br />
que hoy permiten a la Arqueología<br />
aportar versiones cada vez<br />
más amplias del pasado.<br />
Aunque la fundamentación contiene<br />
temas dedicados a convencer<br />
a las autoridades de la capacidad que<br />
se posee para ejecutar la Maestría,<br />
solamente presentaremos aquellos<br />
que son de interés general.<br />
Se dice que en la actualidad es<br />
preciso elevar la capacidad profesional<br />
de los arqueólogos cubanos,<br />
encargados de enfrentar urgentes<br />
problemas científicos, sobre la<br />
base de nuevas propuestas teóricas<br />
y metodológicas en conformidad<br />
con el avance de la ciencia a<br />
escala internacional.<br />
También constituye un reto la<br />
consolidación de una estrategia<br />
conservacionista de nuestro patrimonio<br />
arqueológico, bastante afectado<br />
por diversas causas, aspecto<br />
no sólo concerniente a las leyes y<br />
reglamentos, sino que <strong>parte</strong> en principio<br />
de la investigación concreta,<br />
y del uso de métodos y técnicas<br />
novedosas en los trabajos de campo<br />
y laboratorio. Queremos decir<br />
que el mejor aprovechamiento de<br />
las fuentes patrimoniales de estudio<br />
—no renovables—, depende<br />
directamente de la adecuada formación<br />
profesional y del compromiso<br />
ético de la futura generación<br />
de arqueólogos.<br />
De ahí la necesaria educación<br />
postgraduada en un programa integral<br />
que por primera vez en <strong>Cuba</strong><br />
ofrece la presente Maestría en Arqueología.<br />
Los arqueólogos graduados<br />
deberán atender necesidades<br />
referidas tanto al ámbito de la investigación<br />
científica y de la protección
del patrimonio, como también desarrollar<br />
una actividad profesional<br />
propia de científicos sociales que<br />
contribuya a divulgar el conocimiento<br />
sobre el proceso de formación<br />
de la nación cubana.<br />
La Arqueología elabora y confecciona<br />
los fundamentos metodológicos<br />
y conceptuales para<br />
desarrollar el trabajo de campo y<br />
de laboratorio. Pero no limita su actividad<br />
a la descripción y clasificación<br />
de los materiales recuperados<br />
en las excavaciones. Se define<br />
como una ciencia social porque<br />
su objetivo final es la reconstrucción<br />
histórica de formaciones<br />
socioeconómicas del pasado y se<br />
distingue de otras ciencias porque<br />
estudia las sociedades y su<br />
desarrollo a través de los restos<br />
materiales. Puede incluso añadirse<br />
que contribuye al estudio de procesos<br />
históricos más recientes<br />
complementando la ausencia o escasez<br />
de fuentes documentales.<br />
Las actividades se desarrollarán<br />
de la forma siguiente:<br />
Lectivas: treinta y cinco Créditos<br />
– 525 horas.<br />
No lectivas: siete Créditos – 105<br />
horas.<br />
Investigación: tres Créditos – 45<br />
horas.<br />
Tesis: veinticinco Créditos – 375<br />
horas.<br />
La evaluación fundamental será<br />
la Tesis de Maestría desarrollada a<br />
partir del trabajo de campo, su correspondiente<br />
ejercicio de laboratorio<br />
y el análisis e interpretación<br />
de las fuentes recuperadas. También<br />
se tendrán en cuenta los resultados<br />
científicos obtenidos en<br />
el curso que puedan expresarse<br />
en publicaciones, eventos, u otras<br />
formas de introducción en la práctica<br />
social.<br />
El claustro tiene un Comité Académico<br />
presidido por el doctor Pedro<br />
P. Godo Torres y lo componen<br />
por siete doctores en Ciencias Históricas,<br />
un doctor en Ciencias Agroquímicas,<br />
un doctor en Ciencias<br />
Filológicas, un doctor en Medicina<br />
Veterinaria, un maestro en Física y<br />
Matemáticas, tres maestros en<br />
Ciencias <strong>Arqueológica</strong>s, un licenciado<br />
en Historia y un licenciado en<br />
Historia del Arte.<br />
Las asignaturas que ya se im<strong>parte</strong>n<br />
a los aspirantes son:<br />
Historia de la Arqueología. Ofrece<br />
a los investigadores en el campo<br />
de la Arqueología conocimientos<br />
acerca del desarrollo de esta ciencia,<br />
conceptual y metodológicamente, y<br />
su aporte a los conocimientos históricos<br />
y antropológicos. Se determinan,<br />
además, las relaciones, contactos,<br />
así como las diferencias con<br />
otras disciplinas entre las ciencias<br />
sociales y humanísticas.<br />
La Arqueología como ciencia. Introducirá<br />
a los alumnos en la utilización<br />
de los conceptos y categorías<br />
científicas principales de la Arqueología<br />
y los prepara para desarrollar<br />
una actitud crítica ante los enfoques<br />
burgueses que se aplican en este<br />
campo. El alumno conocerá las principales<br />
corrientes filosóficas que han<br />
servido de fundamento a la ciencia<br />
arqueológica y será capaz de enjuiciar<br />
críticamente la proyección científica<br />
en este terreno.<br />
Comunidad Primitiva universal.<br />
La evolución del hombre y la sociedad.<br />
La historia concebida como totalidad<br />
debe iniciarse por el estudio<br />
de la prehistoria, que abarca los contenidos<br />
biológicos, socioeconómicos<br />
e ideológicos. Para el estudio se entrelazan<br />
los conocimientos arqueológicos,<br />
antropológicos e históricos.<br />
Los adelantos en las tres disciplinas<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
han modificado y continúan modificando<br />
los criterios originarios sobre<br />
esta etapa del devenir histórico. La<br />
asignatura propone la interpretación,<br />
el análisis y la valoración de<br />
temas fundamentales, tanto para el<br />
debate como para la profundización<br />
y actualización de conocimientos<br />
que harán posible una adecuada<br />
comprensión del hombre y la sociedad,<br />
en épocas pretéritas de los<br />
grupos humanos que actualmente<br />
se encuentran en similar nivel de<br />
desarrollo, así como para efectuar<br />
enfoques más científicos de los ulteriores<br />
procesos históricos.<br />
Culturas arqueológicas. De inicio<br />
se plantea la discusión del término<br />
y concepto "cultura arqueológica",<br />
a través de los criterios de diferentes<br />
escuelas antropológicas. Se<br />
analizan las clasificaciones culturales<br />
de <strong>Cuba</strong> en el contexto del desarrollo<br />
científico en que fueron<br />
formuladas. De acuerdo con la actualidad<br />
del problema, se discuten<br />
las últimas propuestas y los fundamentos<br />
que las sustentan, para una<br />
mejor interpretación del registro<br />
arqueológico. Se presenta una síntesis<br />
de la historia de los aborígenes<br />
de <strong>Cuba</strong> a partir de los datos<br />
arqueológicos y de las fuentes documentales<br />
de la época de la conquista<br />
europea.<br />
La Arqueología de <strong>Cuba</strong> en el contexto<br />
caribeño. Muestra una panorámica<br />
de las culturas arqueológicas<br />
en el ámbito caribeño, con énfasis en<br />
las migraciones, distribución espacial,<br />
complejos artefactuales (lítica y<br />
concha), estilos cerámicos y otros<br />
indicadores de sus desarrollos locales<br />
y de orígenes continentales.<br />
Problemas de la superestructura<br />
de las comunidades aborígenes. Revela<br />
los conocimientos sobre los niveles<br />
de complejidad social de las<br />
Gabinete de Arqueología / 77
ARQUEOLOGÍA<br />
comunidades aborígenes. De una<br />
<strong>parte</strong> centra su atención en los<br />
indicadores mortuorios de los arcaicos<br />
como un reflejo de la sociedad<br />
estructurada en posiciones de<br />
rango y en los dibujos rupestres<br />
como una de las principales manifestaciones<br />
superestructurales. Por<br />
otra <strong>parte</strong>, resume la información<br />
referente a las comunidades agroalfareras<br />
más desarrolladas, su religión,<br />
formas artísticas y aspectos en<br />
las relaciones sociales y organización<br />
política, estas últimas sustentadas en<br />
el parentesco y los cacicazgos.<br />
Métodos del trabajo de campo,<br />
exploración y excavación arqueológica.<br />
Permitirá penetrar en la metódica,<br />
tal vez lo de mayor complejidad<br />
dentro de la Arqueología. Los métodos<br />
aplicados en el trabajo de<br />
campo. La materia en cuestión es<br />
decisiva, pues de su conocimiento<br />
y aplicación correcta depende la<br />
obtención de la información y su<br />
interpretación adecuada. La asignatura<br />
propone brindar una actualización<br />
de la materia hasta nuestros<br />
días y conocer los nuevos enfoques<br />
y sus adelantos.<br />
Las industrias aborígenes. Métodos<br />
del estudio tecnotipológico de los<br />
artefactos. Las industrias de la piedra<br />
tallada y las industrias de la piedra en<br />
volumen. La asignatura ofrece a los<br />
participantes una herramienta<br />
idónea para acometer el estudio<br />
tecnotipológico de los medios de trabajo,<br />
y del uso supraestructural de<br />
las industrias líticas, de la concha y<br />
de la cerámica de las comunidades<br />
aborígenes de <strong>Cuba</strong> en el contexto<br />
del área circuncaribe y americana.<br />
Con ello contribuye a esclarecer el<br />
papel fundamental de los medios de<br />
trabajo en el desarrollo de las fuerzas<br />
productivas de la sociedad, elaborar<br />
hipótesis y realizar inferencias<br />
78 / Gabinete de Arqueología<br />
que le permitan hacer reconstrucciones<br />
etnohistóricas más objetivas,<br />
para establecer los orígenes de dichas<br />
industrias.<br />
La Arqueología Histórica. Brinda<br />
a los investigadores, en el campo<br />
de la Arqueología y la Historia,<br />
los métodos y procedimientos<br />
más actualizados para acometer<br />
el estudio de acontecimientos, fenómenos<br />
históricos y realizar reconstrucciones<br />
de hechos sobre<br />
los cuales la documentación escrita<br />
resulta nula, escasa o parcial.<br />
Acontecimientos tales como<br />
la vida en los primeros siglos de la<br />
sociedad colonial, comercio temprano,<br />
proceso de transculturación<br />
indohispánico, resistencia esclava,<br />
hechos de la guerra de liberación<br />
nacional. También las construcciones<br />
navales, civiles, militares, religiosas<br />
y unidades económicas del<br />
sistema esclavista en plantaciones,<br />
los que vistos desde los recursos de<br />
la Arqueología, ofrecen nuevas perspectivas<br />
críticas a los investigadores.<br />
Arquitectura y Arqueología de la<br />
etapa colonial. Los especialistas reciben<br />
un catálogo pormenorizado<br />
de los elementos arquitectónicos,<br />
que distinguen la Arquitectura de<br />
la etapa colonial en <strong>Cuba</strong> y un análisis<br />
de las estructuras en edificaciones<br />
religiosas, civiles y militares, así<br />
como el estudio de la Arquitectura<br />
Naval. Luego de caracterizar el trabajo<br />
arqueológico en edificaciones<br />
terrestres, establece el estudio de<br />
la Arqueología Subacuática como<br />
rama independiente, sus principios y<br />
métodos.<br />
Antropología Física. Antropología<br />
Física aplicada a la Arqueología.<br />
Se da a conocer cómo obtener<br />
la mayor información posible de<br />
los enterramientos humanos exhumados<br />
en las excavaciones ar-<br />
queológicas, mediante el desarrollo<br />
de conocimientos y habilidades<br />
en técnicas de recuperación y conservación<br />
de los restos, así como<br />
enseñar a relacionar los aspectos<br />
esenciales para los análisis preliminares.<br />
Arqueozoología. Metodología<br />
para el estudio de los restos dietarios<br />
de las comunidades aborígenes de<br />
<strong>Cuba</strong>. Los investigadores profundizan<br />
en la compleja temática de la<br />
dieta de origen animal y las actividades<br />
económicas derivadas de<br />
ella, en las diferentes comunidades<br />
aborígenes que vivieron en el archipiélago<br />
cubano a partir del 6000<br />
AP (antes del presente) y los primeros<br />
decenios del siglo XVI, donde<br />
se han podido verificar determinados<br />
cambios en la dieta de los pobladores<br />
autóctonos con la introducción<br />
por los conquistadores, de fauna<br />
de origen europeo.<br />
Métodos de investigación y ciencias<br />
auxiliares de la Arqueología.<br />
Esta materia proporciona a los<br />
arqueólogos, educados en carreras<br />
universitarias humanísticas o<br />
sociales, una visión de las bases<br />
metodológicas de las ciencias naturales<br />
y exactas necesarias para<br />
una mejor interpretación de los<br />
hechos arqueológicos.<br />
Cuando los alumnos terminen<br />
sus tesis y las defiendan, culminará<br />
esta primera experiencia. Como<br />
es natural no podemos esperar que<br />
impartir la Maestría resulte fácil, la<br />
docencia nunca lo es, pero si el claustro<br />
de profesores trabaja coordinadamente<br />
con los aspectos teóricos<br />
necesarios en la formación de un<br />
arqueólogo y logra transmitirlos a<br />
sus alumnos, podremos decir que<br />
el esfuerzo de nuestros colegas ha<br />
tenido éxito.
Estratigrafía de estructuras en pie<br />
Por: Edward Cecil Harris<br />
Traducción: Dania Hernández Perdices, Revisión técnica: Roger Arrazcaeta Delgado<br />
Resumen<br />
El examen arqueológico de las estructuras en<br />
pie, ya estén bajo el suelo o expuestas a la<br />
intemperie, se apoya en los principios de la<br />
Arqueología Estratigráfica. Como muchas<br />
estructuras en pie no pueden ser desenterradas<br />
y destruidas en el proceso excavatorio, su<br />
interpretación debe estar centrada en el<br />
estudio de la evidencia estratigráfica en su<br />
superficie. Este artículo constituye una<br />
argumentación ampliada de los métodos<br />
estratigráficos para registrar las superficies, o<br />
interfaces, por la relación de tales métodos con<br />
la estratificación horizontal y vertical. Aunque<br />
las interfaces regularmente representan más<br />
del cincuenta por ciento de la evidencia en la<br />
mayoría de los sitios antrópicos, estos<br />
elementos han sido ampliamente ignorados en<br />
la teoría estratigráfica; en las estructuras en pie,<br />
ellos representarán normalmente mucho más<br />
del cincuenta por ciento; y por tanto, la<br />
evidencia de las interfaces en esos contextos es<br />
de primera importancia.<br />
Abstract<br />
The archaeological study of standing<br />
structures, whether buried or exposed to the air,<br />
relies upon the principles of archaeological<br />
stratigraphy. Since many standing structures<br />
cannot be removed and would be destroyed by<br />
the process of excavation, the interpretation of<br />
such monuments relies upon the study of<br />
stratigraphic evidence on their surfaces. This<br />
paper discusses stratigraphic methods of<br />
recording surfaces, or interfaces, as related to<br />
horizontal and vertical stratification. Whilst<br />
interfaces normally represent over 50% of the<br />
evidence on those sites where human<br />
intervention is evident, such features have been<br />
largely ignored by stratigraphic theory.<br />
Amongst standing structures, they normally<br />
represent well over 50%; thus the evidence of<br />
interfaces is of first importance in those<br />
contexts.<br />
La investigación arqueológica se<br />
basa en la ciencia de la Estratigrafía,<br />
por la cual las complejas relaciones<br />
entre los depósitos y las interfaces<br />
de estratificación son examinadas<br />
y comprendidas. Tomados fielmente<br />
de la Geología en los inicios del<br />
siglo XIX, los principios estratigráficos<br />
fueron sólo aplicables de una manera<br />
más general en la arqueología a<br />
mediados del siglo XX. El desarrollo<br />
de la excavación y el registro<br />
estratigráfico en el segundo cuarto<br />
de ese siglo llevó a la invención<br />
de la Matrix Harris y sus métodos<br />
asociados en 1973. Estos conceptos<br />
revolucionaron el pensamiento<br />
arqueológico y el desarrollo de<br />
la Estratigrafía <strong>Arqueológica</strong>, por<br />
lo que como una ciencia en sí misma,<br />
comenzó a partir de ese momento.<br />
Parte de esa revolución<br />
incluyó un nuevo examen de los<br />
métodos para el análisis de las estructuras<br />
en pie. (Harris, 1999.)<br />
La Estratigrafía <strong>Arqueológica</strong> ha<br />
evolucionado a través de diversas<br />
etapas, aunque algunos arqueólogos<br />
permanecen aferrados a los métodos<br />
más tempranos y menos estratigráficos.<br />
En los siglos XVIII y XIX,<br />
los arqueólogos se entregaron por<br />
completo a la adquisición y estudio<br />
de los artefactos portátiles. Los<br />
depósitos estratigráficos más las<br />
interfaces, y las secuencias que<br />
PENSAMIENTO arqueológico<br />
conformaron los patrones de cata<br />
de los sitios arqueológicos fueron<br />
considerablemente destruidos sin<br />
un registro adecuado. Con el<br />
decursar del siglo XIX, el interés se<br />
concentró en la información arquitectónica<br />
en el suelo, pero la estratificación<br />
circundante fue destruida<br />
en tanto se delinearon los muros y<br />
otros elementos estructurales. Alrededor<br />
de la década de 1960, se<br />
orientó la atención hacia las unidades<br />
comunes de la estratificación,<br />
los estratos o depósitos. A esto siguió<br />
el examen de las superficies y<br />
las interfaces dispuestas de manera<br />
horizontal, y sólo a finales del<br />
siglo XX la investigación acometida<br />
sobre la estratificación en pie pasó<br />
a un primer plano.<br />
Cerca de la década de 1930 surgió<br />
un interés por la estratificación<br />
de los edificios en las excavaciones<br />
y en fábricas en pie sobre la superficie,<br />
pues hasta entonces sólo se<br />
tenía en cuenta una <strong>parte</strong> de la secuencia<br />
estratigráfica de un sitio o<br />
lugar. El descubrimiento de "las trincheras<br />
de robo" por Mortimer<br />
Wheeler, en la década de 1930, fue<br />
una apreciación de la forma significativa<br />
en que las edificaciones<br />
podían alterar la estratificación.<br />
Esto constituyó un reconocimiento<br />
muy temprano de la importancia<br />
de "la interfaz" en los estudios es-<br />
Gabinete de Arqueología / 79
PENSAMIENTO arqueológico<br />
tratigráficos. Durante varias décadas,<br />
el dibujo de sección de la trinchera<br />
de robo fue uno de los<br />
diagramas más reproducidos, utilizado<br />
para ilustrar los principios<br />
estratigráficos en la Arqueología;<br />
aún así, el valor de la interfaz demostrado<br />
en este no fue acatado<br />
teóricamente hasta la década de<br />
1970. (Harris, 1989.)<br />
Los edificios fueron entonces<br />
identificados como una de las grandes<br />
problemáticas en la Arqueología<br />
Estratigráfica por varias razones. La<br />
secuencia estratigráfica se hizo más<br />
compleja, en primer lugar, porque las<br />
trincheras de cimentación destruían<br />
con frecuencia una gran <strong>parte</strong> de<br />
la estratificación preexistente; en<br />
segundo lugar, dificultándola aún<br />
más, los muros de las edificaciones<br />
separaron la estratificación dispuesta<br />
horizontalmente en áreas<br />
discretas. En tercer lugar, los muros<br />
presentaban una dimensión vertical<br />
en la estratificación, lo cual<br />
trastocaba las nociones prevalecientes<br />
y simplistas de la superposición,<br />
en la que los depósitos se<br />
suponía descansaban uno directamente<br />
encima del otro como un<br />
grupo de naipes, con los inferiores<br />
siempre como los más antiguos.<br />
Los problemas estratigráficos<br />
de las edificaciones son inseparables<br />
del concepto de la interfaz descubierto<br />
en la geología en 1795 por<br />
James Hutton, y en la arqueología<br />
en el segundo cuarto del siglo XX<br />
por Wheeler, Kathleen Kenyon y<br />
otros. Como cuestión estratigráfica,<br />
la interfaz no se aceptó hasta que<br />
fue enérgicamente presentada en<br />
Beginning in Archaeology de Kenyon,<br />
en 1952. Para todas las publicaciones<br />
de la Nueva Arqueología de la década<br />
de 1970 y 1980, la contribución<br />
al avance del desarrollo de una<br />
80 / Gabinete de Arqueología<br />
ciencia de la estratigrafía arqueológica<br />
fue menor, los modelos se<br />
convirtieron en montañas magníficas<br />
de jerga arqueológica que descansaban<br />
sobre un atolladero de<br />
evidencias mal colectadas. Esta tradición<br />
de la teoría sobre los restos<br />
sólidos parece continuar en el nuevo<br />
milenio, pues algunos arqueólogos<br />
exigen todavía la adopción de enfoques<br />
teóricos de alto nivel sin tener<br />
muy en cuenta los fundamentos<br />
estratigráficos. Estas nuevas direcciones<br />
serían plausibles si se sustentaran<br />
en las exigencias de la<br />
evidencia estratigráfica contundente<br />
que proviene de las excavaciones.<br />
En estas circunstancias, tales bloques<br />
de ideas permanecerán como<br />
montañas invertidas de teoría en<br />
precario balanceo sobre amasijos<br />
de información inadecuada, a menos<br />
que todos los arqueólogos<br />
adopten métodos estratigráficos<br />
rígidos de excavación y registro.<br />
Cuando se estudian las estructuras<br />
sobre la superficie, es necesario<br />
retornar a los fundamentos<br />
de la estratigrafía arqueológica, ya<br />
que la estratificación en pie es uno<br />
de los dilemas principales que se<br />
confrontan. En las últimas décadas,<br />
la Arqueología ha llegado a reunir<br />
tanto los atributos bajo suelo como<br />
las estructuras sobre este que no<br />
pueden excavarse a no ser sobre<br />
el papel. Existen muchos ejemplos<br />
donde sólo las <strong>parte</strong>s expuestas y<br />
en pie de los edificios quedan disponibles<br />
para el estudio y no tendrá<br />
lugar excavación alguna, pese<br />
a la abundancia de información<br />
estratigráfica asequible para el registro<br />
y análisis. El estudio de la<br />
evidencia en la estratificación en<br />
pie ha sido asistido durante los últimos<br />
años por los métodos de la<br />
Matrix Harris. Este concepto se dis-<br />
cute ahora al igual que las leyes de<br />
la estratigrafía arqueológica. Por<br />
sobre todas las cosas, el análisis<br />
de la estratificación en pie gira en<br />
torno al concepto de la interfaz, la<br />
cual se enuncia a través de esta<br />
discusión como un tema primordial.<br />
La Matrix Harris y la estratificación<br />
de estructuras en pie<br />
La Matrix Harris fue inventada en<br />
1973 y en el curso de cinco años<br />
sus más importantes principios fueron<br />
perfeccionados y evaluados, el<br />
último de ellos fundamentalmente<br />
en excavaciones en Londres. El primer<br />
libro de texto dedicado a la<br />
ciencia de la estratigrafía arqueológica<br />
fue publicado en 1979, con<br />
una edición hispana en 1991. De<br />
aplicación universal, la Matrix y sus<br />
métodos son todavía ignorados por<br />
muchos arqueólogos, con la resultante<br />
destrucción de los datos<br />
estratigráficos sin un registro apropiado.<br />
Esto se cumple de manera<br />
particular en sitios estadounidenses<br />
y otros donde los arqueólogos, en año<br />
tan reciente como 1999, excavaban<br />
los depósitos estratificados por niveles<br />
arbitrarios, destruyendo de esta<br />
manera los elementos de la interfaz,<br />
esenciales para la comprensión<br />
estratigráfica. Algunos arqueólogos,<br />
autotitulados campeones, quienes<br />
regresarían la Arqueología a los métodos<br />
de la estratigrafía geológica,<br />
han acusado a la Matrix de conducir<br />
a la Arqueología por caminos errados.<br />
Sin embargo, la Matrix evoluciona<br />
en presencia de la ineficacia de<br />
los conceptos geológicos para contextos<br />
arqueológicos.<br />
La Matrix, además, le proporcionó<br />
a la Arqueología una herramienta<br />
vital que no se encontró en la<br />
Geología porque permitió a los ar-
queólogos "ver" por vez primera<br />
las secuencias estratigráficas de sitios<br />
complejos, con muchas unidades<br />
estratigráficas discernibles. La<br />
Matrix cambió el paradigma de la<br />
Arqueología, de un concepto unidimensional<br />
comprendido en el dibujo<br />
wheeleriano de la sección A, a<br />
un modelo cuatridimensional que<br />
combina las tres dimensiones físicas<br />
con la del tiempo: la cuarta dimensión.<br />
En este sentido, es como<br />
"la cara de un reloj" de doce horas<br />
y el almanaque gregoriano de doce<br />
meses al año, que constituyen formas<br />
diagramáticas en las que el<br />
tiempo, que no existe en ninguna<br />
forma material, puede ser "visto".<br />
Más que ninguna otra ciencia, la<br />
Arqueología es una disciplina cronológica<br />
y la Matrix Harris le ha otorgado<br />
a ese carácter una fuerza revolucionaria<br />
en su habilidad para<br />
traducir la evidencia física de la estratificación<br />
en calendarios de tiempo<br />
relativo, únicos para cada sitio,<br />
pero comparables universalmente<br />
mediante los diagramas de la Matrix.<br />
Un rasgo fundamental del sistema<br />
de la Matrix lo representa el otro<br />
gran aspecto inadvertido de la estratificación<br />
arqueológica, la interfaz<br />
entre las unidades estratigráficas físicas.<br />
El concepto de la interfaz rondó<br />
el desarrollo de la Geología hasta<br />
que Hutton lo descubrió para finales<br />
del siglo XVIII. A pesar de haber<br />
sido identificado en la Arqueología<br />
en el siglo XX, la ausencia de apreciación<br />
de su significado entorpeció<br />
la evolución de la Estratigrafía<br />
<strong>Arqueológica</strong> en la década de 1970.<br />
No hay otro concepto tan necesario<br />
para el análisis estratigráfico,<br />
en especial para las estructuras en<br />
pie; no obstante, ninguno ha sido<br />
tan poco examinado por los filósofos<br />
de la ciencia. Esto puede atribuirse<br />
en <strong>parte</strong> al hecho de que las<br />
interfaces, o superficies, como el<br />
tiempo, no existen en forma material<br />
alguna, y pueden "observarse"<br />
únicamente cuando se registran en<br />
un diagrama, sobre todo, un dibujo<br />
de planta. Entonces las interfaces<br />
y las secuencias estratigráficas,<br />
como se ilustran en los mapas con<br />
las líneas de contorno y los diagramas<br />
de la Matrix Harris, com<strong>parte</strong>n el mismo<br />
rasgo común de ser imperceptibles<br />
hasta que son iluminadas por<br />
los métodos arqueológicos.<br />
Puesto que las interfaces carecen<br />
de una presencia física y no<br />
pueden ser excavadas, han sido ignoradas<br />
quizás a causa de la preferencia<br />
histórica de los arqueólogos<br />
por los objetos materiales. La obsesión<br />
por los artefactos portátiles y<br />
luego por las estructuras arquitectónicas<br />
significó que los arqueólogos<br />
se concentraran en la mitad menor<br />
de la información estratigráfica. Al<br />
restar importancia a los aspectos<br />
de la interfaz, más de la mitad de la<br />
evidencia estratigráfica ha sido relegada<br />
al olvido puesto que existen<br />
más unidades interfaciales en<br />
un sitio que materiales. Esto es notable<br />
en la periodización de los sitios,<br />
en publicaciones donde los<br />
períodos identificados son usualmente<br />
los que se relacionan con los<br />
depósitos (desuso) antes que con<br />
los períodos de la interfaz (uso), o<br />
constituyen una combinación de<br />
ambos tipos diferentes de períodos<br />
estratigráficos.<br />
Si las interfaces no son registradas<br />
en diagramas como los dibujos<br />
de sección, no existen del todo<br />
y con su pérdida, la posibilidad de<br />
PENSAMIENTO arqueológico<br />
El registro esencial de una interfaz<br />
es la planta topográfica, en la cual<br />
esta es mostrada por curvas de nivel.<br />
Con el paradigma sostenido en<br />
la década de 1970 en la sección arqueológica,<br />
se otorgó poco énfasis<br />
a esta área, o vista en planta de la<br />
interfaz y, por consiguiente, muchos<br />
de los datos estratigráficos en varios<br />
sitios del mundo se perdieron.<br />
Ahora se comprende que algunas<br />
unidades estratigráficas sólo<br />
existen como interfaces y no poseen<br />
depósitos físicos, de los cuales<br />
ellas constituyen la superficie.<br />
Tales atributos se definen como<br />
únicos porque en su creación destruyeron<br />
la estratificación preexistente.<br />
Antes que adicionársele, su<br />
"superposición" es abstracta y agregan<br />
un evento puramente temporal<br />
a la secuencia estratigráfica, en contraposición<br />
con la masa física que<br />
añade el depósito del estrato o el<br />
muro. Las líneas en los dibujos de<br />
sección o las curvas de nivel en las<br />
plantas son la vía única para definir<br />
las interfaces del elemento, 1 descifrar la secuencia estratigráfica<br />
de un sitio desaparece. Esta era la<br />
verdadera esencia de la controversia<br />
que siguió a la publicación de<br />
Archaeology from the Earth de Wheeler<br />
en 1954, en la que el autor defendía la<br />
ejecución de unos dibujos de sección<br />
con todas las interfaces representadas.<br />
En contraposición a este se encontraban<br />
aquellos arqueólogos que<br />
no interpretaban la interfaz registrándola<br />
con líneas gruesas. Sus<br />
ilustraciones impresionistas de la<br />
estratificación imposibilitaron, luego<br />
del hecho, añadir las interfaces<br />
y por tanto compilar la secuencia<br />
estratigráfica.<br />
tales<br />
como ocurre en los fosos o las trin-<br />
1 Elemento interfacial: Unidad de estratificación resultante de la destrucción de la estratificación preexistente y no de la deposición de material. Hay<br />
dos tipos de elementos interfaciales, los verticales, definidos normalmente como una unidad estratigráfica por derecho propio, que señalan accio-<br />
Gabinete de Arqueología / 81
PENSAMIENTO arqueológico<br />
cheras de cimentación de una tapia.<br />
Sin estos registros las interfaces no<br />
existen luego del acto de excavar.<br />
Los depósitos se han percibido<br />
de una manera combinada en el<br />
registro estratigráfico, donde a la<br />
unidad de masa y su superficie les<br />
fue otorgado el mismo número<br />
para la unidad y fueron tratados<br />
como uno y el mismo. Esta práctica<br />
es contraria a los principios<br />
estratigráficos pues asocia las unidades<br />
de desuso de la Estratigrafía<br />
con las de uso. Las de masa son<br />
unidades de desuso, mientras que<br />
las interfaces son unidades de uso.<br />
El agrupamiento de la unidad de<br />
masa y la unidad de la interfaz se<br />
ha venido realizando dentro de la<br />
periodización, donde las fases y<br />
períodos de deposición física son<br />
combinados con los períodos interfaciales<br />
del uso de un sitio. La mayor<br />
<strong>parte</strong> de los informes reflejan el fracaso<br />
de los arqueólogos en distinguir<br />
y separar estratigráficamente los<br />
dos tipos de períodos o fases encontradas<br />
en cada sitio arqueológico individual.<br />
Pudiera argüirse que ciertos tipos<br />
de depósitos son unidades de uso,<br />
como por ejemplo una zona de arado<br />
en un terreno, o el estrato de estiércol<br />
de un terreno de labranza.<br />
Aunque es cierto que un suelo como<br />
ese puede estar en uso durante un<br />
período anterior a su formación (es<br />
decir, a su forma estratigráfica preservada)<br />
esa actividad tiene que<br />
cesar para que este se convierta<br />
en un depósito estratigráfico. Un<br />
depósito es algo creado por el desuso<br />
de material sobre el cual se<br />
forma entonces una superficie. Sin<br />
una superficie, el depósito no tiene<br />
nes particulares como la excavación de una fosa, y conllevan la destrucción de <strong>parte</strong> de la estratificación preexistente. Los horizontales, asociados a<br />
estratos verticales, indican el nivel en que estos muestran signos de destrucción. Edward C. Harris (1991): Principios de Estratigrafía <strong>Arqueológica</strong>,<br />
Editorial Crítica, S. A., Barcelona, pp. 92 y 209.<br />
82 / Gabinete de Arqueología<br />
definición y no se encuentra estratificado<br />
y por esto carece de valor<br />
en los estudios estratigráficos. La<br />
esencia de la estratificación es que<br />
un depósito se ha estratificado dentro<br />
del desuso y una superficie que<br />
lo "cubre" (y lo define estratigráficamente)<br />
es por tanto conformada.<br />
Ese evento deposicional y su<br />
superficie de uso se encuentran<br />
estratificados de forma absoluta<br />
cuando un nuevo "depósito" en la<br />
evolución de un sitio descansa sobre<br />
estos. Sólo cuando los materiales<br />
dejan de ser utilizados y se<br />
incorporan a la masa estratificada,<br />
se convierten en unidades de depósito<br />
en términos estratigráficos.<br />
El uso activo de un estrato puede<br />
inferirse de la evidencia material,<br />
pero el uso de la mayor <strong>parte</strong> de<br />
los depósitos es proporcionar, al<br />
estar bajo el suelo, los cimientos<br />
para una superficie que será utilizada<br />
por las personas en actividades<br />
cotidianas. Esto es una realidad<br />
de los "depósitos" para estructuras<br />
en pie que brindan el material para la<br />
superficie, el cual puede resistir durante<br />
cientos e incluso miles de años.<br />
La interfaz, considerada como<br />
la superficie de un depósito de<br />
masa, debe separarse del depósito<br />
en los métodos de registro. Esto<br />
pudiera ser clasificado como un<br />
subconjunto del depósito, de tal forma<br />
que el aspecto de la superficie<br />
del depósito "Unidad 1" se convierta<br />
en la interfaz "Unidad 1.1". Como<br />
una unidad de interfaz suele representar<br />
un período mucho más extenso<br />
que el tiempo que tomó hacer<br />
del depósito la superficie del cual este<br />
define, la unidad interfacial puede<br />
reutilizarse en períodos más tardíos.<br />
Por lo tanto, en la medida en que el<br />
depósito es cubierto sucesivamente<br />
por otros posteriores, las áreas restantes<br />
de la superficie deben ser enumeradas<br />
como subconjuntos de la<br />
unidad original de la superficie.<br />
Si la unidad de la superficie/interfaz<br />
1.1. fue en <strong>parte</strong> cubierta por<br />
tres unidades de depósito tardías, su<br />
área en lo sucesivo más pequeña<br />
puede recibir números como "Unidad<br />
1.1.1", "Unidad 1.1.2", "Unidad<br />
1.1.3", y así en lo adelante. La Unidad<br />
1.1 pudo haber estado en uso<br />
durante cientos de años, y su área<br />
sobrante, la Unidad 1.1.3, durante<br />
otros más, ya que es reutilizada como<br />
superficie en periodos tardíos. En<br />
otras palabras, una <strong>parte</strong> de la superficie<br />
original, la interfaz Unidad<br />
1.1, estuvo en uso durante seis períodos<br />
más tardíos en el sitio (tres<br />
períodos de depósito y tres períodos<br />
interfaciales).<br />
En situaciones excavatorias, por<br />
supuesto, esta numeración se invertiría,<br />
de tal forma que el primer<br />
aspecto de una superficie sería 1.1,<br />
su extensión, 1.2 y el área total 1.3.<br />
El depósito sería la Unidad 1. Por<br />
consiguiente, cualquier número<br />
que apareciera en los registros<br />
como subconjuntos; o sea, 1.3 sería<br />
comprendido de manera automática<br />
como unidad de superficie/<br />
interfaz. Cualquier número completo,<br />
la Unidad 5, por ejemplo, sería<br />
de inmediato entendido como<br />
una unidad de depósito.<br />
Esta numeración se correspondería<br />
más con la realidad de la estratificación.<br />
Ello sucede particularmente<br />
con las estructuras en pie, puesto<br />
que sus superficies o unidades<br />
interfaciales no sólo presentan una
expansión horizontal en área, sino<br />
también una extensión vertical importante.<br />
Alzándonos a través de<br />
la estratificación que se acumula<br />
alrededor de estas, las superficies<br />
de las paredes son compartidas por<br />
muchos períodos sucesivos en un<br />
sitio. Tan es así que aquellas <strong>parte</strong>s<br />
de una superficie original que sobreviven<br />
hasta épocas más tardías,<br />
no estarán en superposición con los<br />
depósitos que definen esas <strong>parte</strong>s<br />
disminuidas de dicha superficie,<br />
sino que los limitarán. Estos deben,<br />
por tanto, ser numerados como<br />
subconjuntos de ella, con las que se<br />
encuentran en superposición abstracta.<br />
Como formas tardías de la<br />
superficie original, estas interfaces<br />
deben ser colocadas en columnas<br />
estratigráficas de una Matrix Harris,<br />
o una secuencia estratigráfica:<br />
diagrama, como es propio del método<br />
usual.<br />
Un sistema como este para numerar<br />
y registrar depósitos se<br />
aplicaría, por igual, a todas las interfaces,<br />
incluyendo aquellas del<br />
elemento, como fosos que no tengan<br />
un depósito originario. La estratificación<br />
en pie contiene muchas<br />
interfaces, tanto de depósitos como<br />
de tales elementos. Otros "depósitos",<br />
como capas de pintura, son<br />
de tan poco grosor que califican<br />
como interfaces más que los depósitos<br />
de algún espesor.<br />
La separación de las interfaces<br />
de algunos depósitos que estos<br />
definen como superficies no es una<br />
propuesta tan radical como pudiera<br />
interpretarse. Desde que comenzó<br />
la excavación estratigráfica<br />
y fueron identificados y catalogados<br />
los depósitos individuales con<br />
números únicos, los arqueólogos<br />
han separado superficies de depósitos<br />
de la manera en que respecti-<br />
vamente se encuentran registrados<br />
y almacenados como información. El<br />
acto de registro es cuestión de traducir<br />
los datos de forma que un archivo<br />
del sitio pueda ser compilado y se<br />
preserve la evidencia que destruye<br />
la excavación.<br />
Cuando la traducción de las interfaces<br />
es adecuada, son registradas<br />
parcialmente en los dibujos de<br />
sección que documentan su disposición,<br />
pero sólo en una longitudinal<br />
que atraviesa un sitio. Estas son<br />
registradas por completo al definir<br />
su área de superficie y tomar las elevaciones<br />
del sitio dentro de este, reflejadas<br />
por último en una planta de<br />
nivel. Las interfaces de estructuras<br />
en pie pueden con frecuencia estar<br />
registradas únicamente en plantas,<br />
como que las "secciones" a través<br />
del espesor de los muros pudieran<br />
no encontrarse disponibles. Las<br />
interfaces como la pintura, pueden<br />
ser tan delgadas que una sección<br />
transversal no es posible observarla<br />
a simple vista. En una situación<br />
como esta, la estratificación puede<br />
definirse bajo el microscopio y por<br />
supuesto cada unidad debe entonces<br />
ser registrada como una entidad<br />
estratigráfica.<br />
Los depósitos, por el contrario,<br />
pueden ser alguna vez registrados<br />
en <strong>parte</strong> y esto se logra mejor en<br />
los dibujos de sección, los que a diferencia<br />
de las plantas, muestran<br />
la profundidad o el grosor del depósito.<br />
Dada su naturaleza como<br />
unidades de masa, ya sean consolidadas<br />
como las tapias, o suelos<br />
compactos que pueden excavarse,<br />
los depósitos no logran nunca ser<br />
registrados en su totalidad, o encontrarse<br />
preservados por estar<br />
compuestos de cientos o miles de<br />
objetos como sucede con los componentes<br />
del suelo.<br />
PENSAMIENTO arqueológico<br />
A diferencia de las interfaces,<br />
sólo los depósitos pueden ser examinados.<br />
Algunos objetos contenidos<br />
en la masa física son recuperados en<br />
su totalidad, entre estos están los<br />
tiestos de cerámica o los huesos de<br />
restos alimenticios. Del suelo pueden<br />
tomarse muestras, y una o dos<br />
bolsas guardarse para un análisis<br />
posterior. Por lo general el depósito<br />
no se pesa y por esta razón no<br />
se obtiene una medida de su masa.<br />
En consecuencia, por su naturaleza,<br />
una gran <strong>parte</strong> del depósito no<br />
se registra o traduce en datos almacenados<br />
para su posterior uso<br />
en la reconstrucción de un sitio<br />
pues esto sería, en la práctica, una<br />
tarea imposible.<br />
En el registro, el depósito se reduce<br />
a un archivo que tiene poca<br />
relación con el aspecto original del<br />
contexto excavado. Las muestras<br />
de material, ya sean del suelo o de<br />
artefactos individuales, son colocadas<br />
en recipientes como bolsas o<br />
cajas, que no pretenden de ninguna<br />
manera reflejar la forma, masa<br />
o superficie original del depósito del<br />
cual fueron recuperadas. Tal es<br />
como los arqueólogos han separado<br />
siempre los depósitos de las<br />
interfaces en la excavación y el<br />
proceso de almacenaje de datos,<br />
aún cuando desechen la evidencia<br />
de la interfaz en ausencia de un<br />
registro adecuado.<br />
El depósito en almacenaje simbólicamente<br />
se convierte en un<br />
contenedor que constituyó su realidad<br />
en su existencia estratigráfica.<br />
La interfaz es separada del contenedor<br />
y registrada de forma individual<br />
como una superficie, siendo<br />
esta su realidad estratigráfica. La<br />
importancia estratigráfica de esta<br />
transferencia de la información arqueológica,<br />
desde que fue inven-<br />
Gabinete de Arqueología / 83
PENSAMIENTO arqueológico<br />
tada la excavación estratigráfica ha<br />
sido desatendida. En lo que concierne<br />
a la estratigrafía en pie, los depósitos<br />
en general permanecen en<br />
almacén tal y como fueron construidos<br />
haciendo de esta estratificación,<br />
una vez más, una categoría<br />
a<strong>parte</strong> de los estratos de suelo no<br />
consolidado.<br />
Al dibujar las plantas de las interfaces<br />
y colocar las muestras de<br />
los depósitos dentro de los contenedores,<br />
los arqueólogos siempre<br />
han reconocido tácitamente que las<br />
interfaces eran entidades separadas<br />
de los depósitos. Los depósitos<br />
son las latas de desperdicios de<br />
la estratigrafía y todo lo que estas<br />
contenían ha sido desechado o ubicado<br />
en una condición de desuso.<br />
Las superficies en las cuales los<br />
restos que contenían el depósito<br />
estuvieron una vez en uso se encontrarán<br />
fuera de este espacio y<br />
son por definición más tempranas<br />
que la fecha del depósito en sí. La<br />
interfaz o la superficie constituida<br />
por el nuevo depósito toma vida<br />
propia y se distingue de inmediato<br />
del mismo como una entidad<br />
cronológica. Las interfaces pueden<br />
ser registradas e interpretadas como<br />
un todo en las plantas atendiendo a<br />
su límite en el área y sus contornos<br />
en cuanto a elevación. Los depósitos<br />
son destruidos y sólo registrados<br />
parcialmente en los dibujos de<br />
sección, ninguna traducción puede<br />
reflejar en su totalidad su masa<br />
física original.<br />
Los depósitos definen las interfaces<br />
de un sitio, pero luego de<br />
la labor de excavación, son los<br />
datos de la interfaz los que definen<br />
el volumen y forma de los depósitos.<br />
Esto es así, al asumirse que<br />
las interfaces fueron registradas<br />
apropiadamente en plantas de es-<br />
84 / Gabinete de Arqueología<br />
trato simple y su posición en la secuencia<br />
estratigráfica estar definida<br />
en un diagrama de la Matrix<br />
harrisiana. Sin estos registros de las<br />
interfaces, la secuencia estratigráfica<br />
de un sitio no puede ser compilada<br />
como han descubierto los arqueólogos<br />
que intentan reproducir los archivos<br />
de antiguas excavaciones.<br />
Algunos arqueólogos pueden<br />
confundir una carencia de estratificación<br />
discernible con una convicción<br />
de que el método estratigráfico<br />
no es práctico ni efectivo en un sitio<br />
particular. Esto quiere decir trastocar<br />
métodos de excavación con<br />
métodos de registro y la naturaleza<br />
de la estratificación misma. Los<br />
depósitos de algún grosor que no<br />
exhiben ninguna estratificación<br />
distinguible, o sea, una uniformidad<br />
de la superficie, se cree refuten los<br />
métodos estratigráficos y son excavados<br />
en unidades arbitrarias. Por<br />
otros métodos diversos, como la<br />
localización gráfica de la disposición<br />
de artefactos identificables, los<br />
arqueólogos procuran identificar<br />
las superficies en estos depósitos<br />
amorfos. Esto es casi una tarea irrealizable,<br />
puesto que es improbable que<br />
se encuentre alguna vez la suficiente<br />
evidencia de esta superficie como<br />
para discutir la subdivisión del depósito<br />
amorfo en unidades estratigráficas<br />
separadas.<br />
La identificación de las unidades<br />
estratigráficas depende de la inspección<br />
visual y el aislamiento geográfico<br />
de los depósitos y las interfaces.<br />
Cuando menos, un sitio tendrá dos<br />
unidades, un depósito y una interfaz.<br />
Habiéndose identificado y registrado<br />
la superficie de un gran depósito<br />
amorfo, puede importar poco si<br />
se excava por bloques arbitrarios<br />
de un grosor dado o por un trabajo<br />
continuo con la cuchareta, quizás<br />
en sí misma una excavación arbitraria.<br />
Es probable que dentro de<br />
un depósito se excave sólo por algún<br />
método arbitrario u otro, dependiendo<br />
de las dimensiones de<br />
la hoja de la cuchareta o de algunos<br />
otros factores.<br />
La esencia de la excavación estratigráfica<br />
consiste en que cualquier<br />
remoción de un depósito se detiene<br />
cuando los cambios de suelo<br />
discernibles indican una nueva superficie.<br />
Si el lecho rocoso prueba<br />
ser esa diferencia, entonces el sitio<br />
puede demostrar que posee no<br />
más que tres fases: la superficie del<br />
suelo estéril, el propio depósito arqueológico<br />
y la superficie de ese<br />
depósito. Ningún volumen de estudio<br />
del interior de un depósito cambiará<br />
la secuencia estratigráfica,<br />
aunque pueda sugerirse sobre una<br />
base artefactual que el depósito se<br />
acumuló por espacio de muchos<br />
años. La estratificación se tiene en<br />
cuenta durante una excavación, no<br />
como pudiera sugerirse que sucede,<br />
luego de la labor excavatoria;<br />
efectuar esto último significa inventar<br />
una secuencia estratigráfica<br />
que asimile la evidencia que no<br />
aparece en el terreno. Hacerlo implica<br />
destruir el patrón íntegro de<br />
comprobación constituido por la<br />
secuencia estratigráfica del sitio,<br />
como se muestra en el diagrama<br />
de la Matrix Harris.<br />
Esto se debe al hecho fundamental<br />
de que la secuencia estratigráfica<br />
de un sitio no refleja los cambios<br />
dentro de un depósito, sino más<br />
bien el registro de las superficies<br />
de la estratificación que pudiera<br />
estar de manera visual determinado<br />
en el momento de la excavación.<br />
La compilación de la secuencia se<br />
basa en la identificación de las interfaces,<br />
al haber muchas de ellas
que representen unidades independientes<br />
de algún depósito. Fundamentado<br />
en el análisis parcializado<br />
de ciertas tipologías artefactuales,<br />
el arqueólogo puede sólo sugerir<br />
que un depósito amorfo pudo haberse<br />
erigido durante un período<br />
de tiempo y que poseía superficies<br />
que eran observables en el suelo.<br />
Sin embargo, no es posible obtener<br />
suficiente información para crear<br />
argumentos convincentes para estas<br />
superficies porque al concluir el<br />
día, estas no fueron observadas y<br />
registradas como interfaces en el<br />
terreno, por no existir depósitos<br />
distinguibles. Aun cuando hubieran<br />
sido identificadas más tarde, el único<br />
resultado sería la producción de<br />
superficies con las mismas características<br />
de área (o menos) que el<br />
depósito identificado dentro del<br />
cual fueron "halladas" en análisis<br />
postexcavatorios. El valor de la secuencia<br />
estratigráfica estriba en que<br />
constituye un registro imparcial del<br />
pasado: nadie se dispuso a crear la<br />
estratificación. La reorganización<br />
de superficies que encierran un<br />
sentido basado en la disposición de<br />
los artefactos es una operación artificial<br />
y parcial de poco valor para<br />
los estudios estratigráficos.<br />
Tales superficies reconstituidas, si<br />
logran ser identificadas, no pueden<br />
alterar la secuencia estratigráfica<br />
determinada durante la excavación,<br />
porque esta práctica socavaría los<br />
cimientos estratigráficos del método<br />
arqueológico. La estratificación es,<br />
en primer lugar y ante todo, un estudio<br />
de las interfaces definidas por<br />
depósitos diferenciables y debe interpretarse<br />
sin una referencia a los<br />
artefactos en un principio. Las interfaces,<br />
no los artefactos, son los<br />
determinantes de las secuencias<br />
estratigráficas. Que esto se cum-<br />
ple muy bien para las estructuras<br />
en pie debe ser evidente, pues se<br />
encuentran pocos artefactos en la<br />
estratificación en pie, en cambio sí<br />
aparece una gran cantidad de superficies.<br />
La estratificación en pie constituye<br />
un problema analítico de primer<br />
orden a propósito de las interfaces,<br />
que es el motivo por el cual estos<br />
elementos han sido tan abordados.<br />
Sin la aplicación de los métodos<br />
interfaciales establecidos de la<br />
Matrix Harris y el uso del registro<br />
de la planta de estrato simple, la<br />
estratificación en pie sería difícil de<br />
interpretar. Como esta estratificación<br />
es tanto horizontal como vertical<br />
en extensión, no se ajusta bien a<br />
las aplicaciones estándares de las<br />
leyes de la estratigrafía arqueológica<br />
de la década de 1960 y se requirieron<br />
axiomas adicionales.<br />
Las leyes estratigráficas y la estratificación<br />
Los arqueólogos fundamentaron<br />
su trabajo estratigráfico iniciado<br />
en la Ley de Superposición, un<br />
teorema que se tomó de la Geología<br />
sin revisión. La esencia de esta<br />
ley es la presunción de que si un<br />
depósito descansa por debajo de<br />
otro, el depósito inferior es más<br />
temprano. Con el interés primero<br />
en los aspectos materiales de la estratificación<br />
tanto en la Geología<br />
como en la Arqueología, esta ley<br />
esencial se refirió casi siempre sólo<br />
a los depósitos. La misma supone<br />
que las interfaces eran <strong>parte</strong> y porción<br />
de los depósitos bajo ellas. Así<br />
que las características del depósito<br />
las conservaban las interfaces<br />
de la superficie. La ley parece cumplirse<br />
en situaciones donde la deposición<br />
tiene lugar directamente<br />
PENSAMIENTO arqueológico<br />
desde arriba. No es acertada en el<br />
caso de los depósitos intrusivos o<br />
interfaces que pueden encontrarse<br />
posicionadas bajo estratos que<br />
son más antiguos o más recientes.<br />
Esto es frecuente que ocurra con<br />
la estratificación en pie.<br />
La Ley de Superposición se refiere<br />
a la disposición de la masa física<br />
de los depósitos. Por lo general<br />
sólo se aplica en circunstancias en<br />
que los mismos se apoyan uno encima<br />
del otro, sin alteración posterior<br />
alguna. Se silencia en el tema de<br />
la interfaz, en el caso de las interfaces<br />
que no tienen ningún depósito asociado,<br />
y pueden ser más tardías (no<br />
más tempranas) que los sedimentos<br />
que se encuentran por encima<br />
de estas. En esencia, la Ley de Superposición<br />
no es absoluta en sí<br />
misma pues la disposición en capas<br />
físicas superpuestas de la estratificación<br />
no es necesariamente<br />
la propia secuencia estratigráfica,<br />
sobre todo cuando aparecen las<br />
interfaces del elemento. Es por eso<br />
que las secciones que reflejan una<br />
secuencia física no constituyen siempre<br />
reflejos directos de una secuencia<br />
estratigráfica.<br />
En la estratificación de estructuras<br />
en pie esta situación es a menudo<br />
aplicable, pues los "depósitos" más<br />
tardíos, tales como el cierre de un<br />
vano de puerta, son encontrados<br />
bajo "depósitos" más tempranos de<br />
un muro, creando confusión con el<br />
axioma sobre superposición. Debido<br />
a la necesidad de ampliar la Ley<br />
de Superposición, de manera que<br />
la secuencia estratigráfica pudiera<br />
determinarse, la Ley de la Sucesión<br />
Estratigráfica sería propuesta en<br />
1979. (Harris, 1979.) La Ley de la<br />
Consolidación Original propuesta<br />
por Harvey sucedió a esta en 1997<br />
y específicamente trata los proble-<br />
Gabinete de Arqueología / 85
PENSAMIENTO arqueológico<br />
mas interpretativos de la estratificación<br />
en pie. (Harvey, 1997: 11.) Su<br />
propuesta expresa que "los elementos<br />
arquitectónicos se forman<br />
con un aspecto o forma deliberada<br />
sin prestar atención a una cuenca<br />
de deposición preexistente". Según<br />
la observación de Harvey, esta ley<br />
asume que "no son los contornos de<br />
los estratos circundantes los que conforman<br />
la estructura [estratigráfica]<br />
arquitectónica, como es el caso de<br />
la estratigrafía del suelo, sino más<br />
bien las intenciones de la persona<br />
o las personas responsables de la<br />
creación de la estructura". (Harvey,<br />
1997: 11.)<br />
Esta ley propuesta se relaciona<br />
con la "cuenca de deposición" preexistente<br />
que un muro y otras unidades<br />
en pie adoptan estructural<br />
y geográficamente. Es en la estratigrafía<br />
antrópica en pie, el corolario<br />
de la geológica Ley de Continuidad<br />
Original, donde se hace<br />
referencia a los depósitos rocosos<br />
desprendidos que reposan en el<br />
suelo por la acción de las fuerzas<br />
de la naturaleza, especialmente la<br />
gravedad. La estratificación en pie<br />
en contextos arqueológicos, como<br />
las tapias, desafía la gravedad por<br />
la solidificación (y formación) de las<br />
unidades estratigráficas durante la<br />
construcción.<br />
La estratificación en pie, más<br />
que cualquier otro tipo de estratificación<br />
arqueológica, demanda que<br />
las interpretaciones se apoyen en<br />
el análisis de la interfaz. La Ley de<br />
la Sucesión Estratigráfica, a diferencia<br />
de la Ley de Superposición,<br />
se establece en la observación de<br />
elementos interfaciales en la estratificación.<br />
Esta enuncia que "una<br />
unidad de estratificación arqueológica<br />
ocupa su lugar exacto en la secuencia<br />
estratigráfica de un sitio<br />
86 / Gabinete de Arqueología<br />
desde su posición entre la más profunda<br />
(o más temprana) de las<br />
unidades que la cubren y la más<br />
alta (o más tardía) de todas las unidades<br />
que yacen por debajo de esta,<br />
teniendo contacto físico con ambas,<br />
y siendo redundante cualquier otra<br />
relación de superposición".<br />
La posición en la secuencia estratigráfica<br />
es determinada entonces<br />
con la indagación de la extensión total<br />
de la interfaz, asociada con un<br />
depósito o de un depósito menos la<br />
interfaz del elemento. Este método<br />
se fundamenta en el estudio de<br />
las interfaces, que reciben un peso<br />
total como unidades estratigráficas,<br />
y si pese a esto ellas tuvieran una<br />
masa de estrechez infinitesimal. Utilizada<br />
con la Ley de Superposición y<br />
la Ley de Consolidación Original, la<br />
Ley de Sucesión Estratigráfica permite<br />
construir una Matrix Harris para<br />
cualquier situación estratigráfica, especialmente<br />
aquellas que se relacionan<br />
con las estructuras en pie.<br />
Estructuras en pie y su estratificación<br />
Una unidad estratigráfica en pie,<br />
como lo es un muro, tiene una superficie<br />
diferente de la del depósito<br />
normal del suelo. Su interfaz es<br />
más complicada y debe ser estudiada<br />
con mayor atención que la<br />
conferida a las superficies de depósitos<br />
ordinarios. Este último sólo<br />
tiene una superficie la cual define<br />
sus límites superiores. Un muro,<br />
por el contrario, puede tener una<br />
superficie que es multifacetada, con<br />
una interfaz conectada que se encuentra<br />
tanto en el interior como<br />
en el exterior de la pared y puede<br />
además atravesar el grosor de la<br />
misma en los vanos de ventanas y<br />
puertas. Una interfaz como esta<br />
puede correr en sus inicios a todo<br />
lo largo de la casa si fue construida<br />
al mismo tiempo.<br />
La atención a conceder a las<br />
superficies de los muros desde una<br />
perspectiva estratigráfica, más que<br />
arquitectónica, ha estado ausente<br />
durante los últimos tiempos. En<br />
muchas excavaciones los interiores<br />
de la construcción de una tapia,<br />
vistos desde arriba y expuestos<br />
a la destrucción de la <strong>parte</strong> superior<br />
de la pared, fueron registrados<br />
usualmente como la propia pared.<br />
Sin embargo, una planta como<br />
esta debe registrar sólo la unidad<br />
interfacial de destrucción, en la<br />
cual los componentes constructivos<br />
del muro son por completo<br />
irrelevantes. Las interfaces verdaderas<br />
de la pared con frecuencia quedaron<br />
sin registrar, o en el caso de<br />
que hayan sido dibujadas, la ejecución<br />
fue realizada con un énfasis<br />
arquitectónico más que estratigráfico.<br />
En dibujos arquitectónicos las<br />
interfaces y unidades estratigráficas<br />
no se identifican con regularidad.<br />
Por lo general la interfaz original<br />
de una pared se tornará algo complicada<br />
mientras más sobreviva como<br />
un elemento en pie. A esta la cubrirán<br />
quizás muchos estratos de pintura<br />
que pueden estar sólo en<br />
superposición con una <strong>parte</strong> de la<br />
superficie original, y puede alterarse<br />
irrevocablemente con el curso del<br />
tiempo. Nuevos vanos de puertas,<br />
ventanas y fogonaduras, entre otros,<br />
son adicionados como unidades<br />
estratigráficas por la destrucción de<br />
una <strong>parte</strong> de su superficie original.<br />
Esta actividad puede continuar durante<br />
cientos de años, aunque con<br />
frecuencia es ignorada como <strong>parte</strong><br />
de la secuencia estratigráfica.<br />
Luego del advenimiento de la<br />
Matrix Harris, algunos arqueólogos<br />
comenzaron a observar y registrar
las estructuras en pie como fenómenos<br />
estratigráficos. Martin Davies<br />
propuso varios métodos de análisis<br />
para estas estructuras y Simmons publicó<br />
un artículo sobre el desmembramiento<br />
estratigráfico de una casa<br />
completa, su remoción y la excavación<br />
del subsuelo, lo cual produjo en<br />
consecuencia una "matrix total del<br />
sitio". (Harris, Brown y Brown, 1993.)<br />
Un análisis estratigráfico bien<br />
detallado de una edificación en pie<br />
fue acometido en 1995-1997 por<br />
Heather Harvey (1997). En este importante<br />
trabajo, Harvey "excavó"<br />
la estratificación en pie de King´s<br />
Castle (Castillo del Rey) en Bermuda.<br />
Todas las elevaciones de la estructura<br />
edificada fueron representadas<br />
como plantas compuestas (o<br />
sea, interfaces del periodo más tardío<br />
del sitio, como aparece en 1995),<br />
que fueron divididas luego en el artículo<br />
en depósitos e interfaces. Estas<br />
unidades estratigráficas fueron<br />
numeradas y luego del análisis se les<br />
colocó en un diagrama de secuencia<br />
estratigráfica. Acerca del anterior debate,<br />
las superficies de los muros fueron<br />
consideradas como una y la<br />
misma, así que la tapia y su superficie<br />
tienen el mismo número.<br />
Remontándonos en el tiempo,<br />
tal práctica combina las unidades<br />
estratigráficas de uso y desuso, que<br />
ahora recibirían numeración individual.<br />
Los muros tienen también superficies<br />
adicionales tardías, como la<br />
pintura, las que deben también numerarse<br />
por separado. Por ende, las<br />
secuencias de Harvey serían más<br />
complejas y elaboradas, pero en esa<br />
circunstancia es muy improbable<br />
que la secuencia estratigráfica principal<br />
se modifique, sino que más bien<br />
se incrementará con unidades adicionales<br />
por encima de las unidades<br />
primarias de la superficie.<br />
Conclusión<br />
El valor del estudio de Harvey<br />
es que este fue abordado desde el<br />
enfoque de la interfaz, el cual da<br />
importancia plena a las interfaces<br />
del elemento donde el muro fue<br />
cercenado parcialmente antes de<br />
ser reconstruido, o cuando se adicionan<br />
puertas y ventanas. Por último,<br />
la "secuencia de la edificación"<br />
estará vinculada al "terreno" o la "secuencia<br />
excavada", dada una secuencia<br />
estratigráfica completa para<br />
el sitio en su totalidad.<br />
El análisis de la estratificación en<br />
pie en el contexto arqueológico es<br />
Harris, Edward C. (1979): "The Laws of<br />
Archaeological Stratigraphy", en World<br />
Archaeology (11) [s. n.], Inglaterra.<br />
——————— (1989): Principles of<br />
Archaeological Stratigraphy, Academic<br />
Press, Londres.<br />
——————— (1991): Principios de<br />
Estratigrafía <strong>Arqueológica</strong>, Editorial Crítica<br />
S. A., Barcelona, pp. 92 y 209.<br />
——————— (1999): "Stratygrafia<br />
struktur stojacych", en Zbigniewa<br />
Kobylinskiego, edit. por Metodyka badan<br />
archeologiczno - architektonicznych,<br />
Varsovia.<br />
PENSAMIENTO arqueológico<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
diferente a cualquier tipo de estratificación<br />
producida por factores<br />
naturales. Es sólo por esa razón,<br />
independientemente de la extraordinaria<br />
complejidad que tiene<br />
lugar en la estratificación en<br />
pie, que los arqueólogos tienen<br />
que formular nuevos procedimientos<br />
y métodos para registrar e<br />
interpretar estos fenómenos arqueológicos.<br />
El trabajo de Davies,<br />
Simmons, Harvey y otros, que han<br />
surgido de la metodología de la<br />
Matrix Harris, indican el sendero futuro<br />
en los estudios estratigráficos<br />
de las estructuras en pie en contextos<br />
arqueológicos.<br />
———————, M. Brown y G. Brown<br />
(1993): Practices of Archaeological<br />
Stratigraphy, Academic Press, Londres.<br />
Harvey, Heather. (1997): "Structures as<br />
Stratified Remains. An ‘Excavation’ of the<br />
Structures of the King’s Castle, Bermuda",<br />
en Bermuda Journal of Archaeology and<br />
Maritime History (9) [s. n.], Bermudas.<br />
Wheeler, R. E. M. (1954): Archaeology<br />
from the Earth, Oxford University Press,<br />
Oxford.<br />
Gabinete de Arqueología / 87
PENSAMIENTO arqueológico<br />
La Arqueología Histórica<br />
en una perspectiva mundial<br />
Por: Pedro Paulo A. Funari<br />
Traducción: Lourdes S. Domínguez González<br />
Resumen<br />
El artículo trata sobre la Arqueología Histórica<br />
como disciplina de carácter mundial. Después<br />
de estudiar la definición del término son<br />
abordados sus principales valores, en<br />
particular aquellos que han suscitado<br />
discusiones en los últimos años. El autor<br />
resalta asimismoel carácter político<br />
y académico de la Arqueología Histórica.<br />
Abstract<br />
An examination of historical archaeology as<br />
an international discipline. After a detailed<br />
definition of the term, the study concentrates<br />
upon its central issues, particularly those<br />
which have arisen during recent years, and<br />
the political and historical functions of<br />
historical archaeology.<br />
88 / Gabinete de Arqueología<br />
Con gran satisfacción participé<br />
en el seminario sobre la Arqueología<br />
de sitios históricos, "Reflexiones<br />
teóricas y prácticas arqueológicas en<br />
sitios históricos: tópicos para una<br />
relectura", dentro del contexto de<br />
una reunión de la Sociedad <strong>Arqueológica</strong><br />
Brasileña (SAB), y con mayor<br />
alegría me dirijo al público<br />
cubano que lee el presente texto<br />
en español. En esta ocasión, nuestra<br />
relectura partirá de reflexiones<br />
expresadas hace algún tiempo en<br />
forums, tanto en Brasil como en el<br />
exterior, y aparecieron en el volumen<br />
coeditado por Martín Hall y<br />
Sian Jones, Historical Archaeology,<br />
Back from the Edge. En <strong>parte</strong>, nuestras<br />
consideraciones retoman cuestiones<br />
discutidas en el capítulo<br />
"Introducción: Arqueología dentro<br />
de la historia", escrito hace seis<br />
años por Jones y Hall, pero también<br />
incorpora aspectos que he<br />
tratado en otras publicaciones, reseñadas<br />
al final de este trabajo. Este<br />
reencuentro con <strong>parte</strong> de mi obra<br />
es portador de la experiencia compartida,<br />
no sólo con colegas, sino<br />
además de una gran cantidad de estudiosos<br />
que se hacen preguntas<br />
acerca de la Arqueología Histórica.<br />
La arqueología de las sociedades<br />
con escritura tiene una gran<br />
tradición como disciplina, en particular<br />
en el estudio de las grandes<br />
civilizaciones fundadas en el así llamado<br />
Occidente y que se conocen<br />
como Arqueología Clásica, Bíblica,<br />
Egipcia y Medio Oriental. Con todo,<br />
el término Arqueología Histórica de<br />
igual manera ha sido usado, en particular<br />
en América del Norte, para referirse<br />
al estudio del período histórico<br />
específico, o moderno en general en<br />
las Américas (en el sentido anglosajón,<br />
del siglo XV en adelante). Este<br />
concepto, como tal en su definición,<br />
no es usado en Europa ni en Asia,<br />
ya que se entienden por históricas<br />
diversas denominaciones arqueológicas<br />
como la Clásica y la Egipcia,<br />
para mencionar apenas dos de ellas.<br />
La Arqueología Histórica, como<br />
un estudio de sociedades con escritura<br />
incorpora, asimismo, tanto<br />
la disciplina homónima norteamericana,<br />
como otras que tratan de<br />
las sociedades con documentos<br />
escritos. Se ha querido demostrar<br />
con esta expresión que la Arqueología<br />
es una simple servidora o<br />
auxiliar de la documentación escrita<br />
o de la Ciencia Histórica, pues la<br />
cultura material no podría complementar<br />
los informes textuales,<br />
como formadora de información o<br />
de otra forma menos disponible, y<br />
así mismo se confronta con distintas<br />
fuentes escritas. En las últimas décadas,<br />
preocupados con el análisis de<br />
las sociedades, los arqueólogos his-
tóricos tienen cada vez más focalizada<br />
su atención en los mecanismos<br />
de dominación y resistencia, en<br />
particular, en las características del<br />
capitalismo.<br />
La Arqueología Histórica se liga<br />
de forma umbilical con las nociones<br />
de identidad, tratándose de sociedades,<br />
de una manera u otra, relacionadas<br />
con el arqueólogo. En Europa,<br />
la Arqueología está enfocada como<br />
un estudio de nuestra<br />
propia civilización, entendiéndose<br />
las grandes<br />
civilizaciones que<br />
formarían el legado occidental,<br />
que van desde<br />
las anteriores a la escritura,<br />
pero asumidas estas<br />
como históricas por<br />
ser portadoras de una<br />
narrativa de fuentes escritas,<br />
como es el caso,<br />
por ejemplo, de la Arqueología<br />
de los Celtas<br />
(Hallstadt o La Tene).<br />
En Estados Unidos, la<br />
disyuntiva de la prehistoria<br />
es una manera<br />
de estar ligada la Arqueología<br />
a la Historia como sociedad<br />
americana a expensas de los<br />
indígenas, tomados como "lo otro<br />
o el salvaje" contrapuesto a "la civilización",<br />
como resaltaba Thomas<br />
Patterson.<br />
La disyuntiva entre los términos<br />
letrado e iletrado, mito e historia,<br />
primitivo y civilizado, han sido criticados<br />
de forma creciente por separar<br />
elementos discursivos interligados,<br />
como forma de evitar, por<br />
ejemplo, que sitios indígenas no<br />
sean objeto de la Arqueología Histórica<br />
aunque sean contemporáneos<br />
a aquellos europeos. Otra<br />
dicotomía criticada ha sido la que<br />
divide el mundo moderno, domina-<br />
do por el capitalismo, de los períodos<br />
anteriores. En primer lugar porque<br />
gran <strong>parte</strong> de las estructuras<br />
mentales y materiales modernas se<br />
derivan o se mantienen, aunque de<br />
forma alterada, con caracteres de<br />
otras épocas o civilizaciones. El capitalismo<br />
moderno se fundamenta en<br />
el feudalismo, asimismo es el término<br />
contrastante de las estructuras<br />
sociales modernas que se constru-<br />
yen a partir de contextos medievales<br />
o antiguos, tanto derivados del<br />
llamado Occidente como del Oriente.<br />
En segundo lugar, hay ligamentos<br />
genéticos entre realidades<br />
modernas y otras, sobre todo en<br />
comparaciones entre situaciones<br />
donde pueden formarse elementos<br />
ulteriores para el conocimiento, tanto<br />
de la cultura material antigua,<br />
como moderna, en Oriente o en Occidente,<br />
de cualquier manera creaciones<br />
discursivas, no realidades<br />
efectivamente opuestas, como alertó<br />
Said.<br />
En este contexto, se propugna<br />
que la Arqueología Histórica abarca<br />
el estudio del mundo moderno<br />
PENSAMIENTO arqueológico<br />
Excavaciones arqueológicas en la Iglesia de San Francisco de Paula,<br />
La Habana Vieja, <strong>Cuba</strong><br />
dentro de todas las sociedades con<br />
escritura; sería el caso de mantenerla<br />
como una rama definida, identificando<br />
sus particularidades ante<br />
la Arqueología prehistórica y separada<br />
de esta. Aunque la Arqueología<br />
como disciplina sea la misma<br />
para períodos con o sin escritura,<br />
hay algunas especificidades de la<br />
Arqueología Histórica, en la medida<br />
que trata de sociedades que<br />
producen documentos<br />
escritos, donde su presencia<br />
determina, en<br />
muchos aspectos, las<br />
características propias<br />
de las sociedades y la<br />
Arqueología Histórica<br />
refleja estas peculiaridades.<br />
En términos del<br />
estudio de la cultura<br />
material y su contexto,<br />
en sus aspectos más<br />
amplios se deben reconocer<br />
las diferencias<br />
metodológicas del análisis<br />
de las sociedades<br />
con escritura y con documentos,<br />
examinando<br />
los papeles históricos y<br />
singulares que los escritos aportan<br />
a la comunicación, representando<br />
así la propia construcción discursiva<br />
de la disciplina arqueológica. La presencia<br />
de documentos caracteriza y<br />
define las sociedades en las que se<br />
utilizan diferentes sistemas de escritura.<br />
Ahora y tal vez como lo más<br />
importante, tenemos que la Historia<br />
como narrativa escrita sobre el<br />
pasado, la Historie de los alemanes,<br />
o género literario histórico, así<br />
como las corrientes historiográficas,<br />
forman cuadros discursivos sobre<br />
el pasado y conforman de una u<br />
otra manera la propia definición del<br />
contexto histórico usado por el ar-<br />
Gabinete de Arqueología / 89
PENSAMIENTO arqueológico<br />
queólogo en el estudio de las sociedades.<br />
Con elementos como la<br />
Arqueología romana o colonial se<br />
asumen periodizaciones y definiciones<br />
derivadas de la tradición<br />
historiográfica y sólo en ese contexto<br />
adquieren sentido. Mas la<br />
Arqueología puede<br />
trascender los cuadros<br />
estrictos de la<br />
historiografía asentada<br />
en las fuentes<br />
escritas, cuya perspectiva<br />
de clase constituye<br />
su particular<br />
esencia, y la cultura<br />
material puede tratar<br />
de temas simplemente<br />
ausentes o<br />
ignorados por la documentación,<br />
como<br />
en el caso de las grandes<br />
mayorías, en la<br />
vida rural y en lo cotidiano.<br />
El discurso verbal y<br />
el artefactual se entrecruzan de diferentes<br />
modos, en las sociedades históricas<br />
y por el desenvolvimiento<br />
de técnicas para tratar de tener<br />
interrelaciones permanentes, lo<br />
que es una cuestión fundamental<br />
de la disciplina arqueológica.<br />
Entre las cuestiones contemporáneas<br />
más recurrentes en esta disciplina<br />
deben mencionarse los estudios<br />
sobre relaciones de poder, expresiones<br />
de la comunicación y la<br />
resistencia; y sobre las desigualdades<br />
de los colonizadores y colonizados,<br />
temas todos abordados en<br />
la última década. El estudio de la<br />
cultura material histórica permite,<br />
de igual modo, conocer las tensiones<br />
y las variadas situaciones sociales<br />
vi- venciadas. De forma creciente,<br />
se constata una insatisfacción en<br />
los modelos normativos de cultu-<br />
90 / Gabinete de Arqueología<br />
ra, cuyos presupuestos de homogeneidad<br />
social no parecen encontrar<br />
respaldo en los mismos estudios<br />
de cultura material ni en la teoría social<br />
contemporánea. Este contexto<br />
del capitalismo no consigue uniformar<br />
la cultura material y las men-<br />
de "aculturación", pues no hay modos<br />
de vida superiores a otros, los<br />
romanos dominaban el mundo, pero<br />
no por eso los pueblos adoptaban<br />
pasivamente la cultura material romana<br />
(como tampoco todos adoptamos<br />
la cultura material de EUA).<br />
De forma cada vez<br />
más acentuada, por<br />
tanto, ese término estudia<br />
lo propio del alegato<br />
de la disciplina<br />
y de la formación de<br />
conceptos modernos<br />
que se moldean de<br />
manera invisible, de<br />
las reflexiones posibles<br />
se multiplican<br />
los estudios sobre la<br />
invención de cuadros<br />
interpretativos con<br />
énfasis en la historia<br />
de la Arqueología,<br />
Ciudad colonial de Ouro Preto, Brasil<br />
como procedimiento<br />
heurístico indispensable<br />
para la crítica<br />
tes, más ciertos derivados de la no- de las prácticas discursivas dentro<br />
ción de "aculturación" que han sido del interior de la disciplina. Un ejem-<br />
puestos en duda por la homogeneiplo merecería ser citado, por padad<br />
que esto implica. La europeiradigmático: la Arqueología de<br />
zación primero y más tarde la Mesopotamia, también conocida<br />
americanización del mundo, for- como Asirología, o el Oriente surmas<br />
también de globalización, exgido como invención contrapuesta<br />
ponen un concierto normativo y del Occidente, funda una Arqueolo-<br />
homogenizador y por eso pasarán gía en busca de una "civilización" pa-<br />
a ser vistas únicamente como un sada como una cosa para griegos,<br />
lado de la medalla, pues la diversi- romanos o al final, para modernos<br />
dad social no se conforma con sus imperialistas. El carácter imperia-<br />
dictámenes. Por fortuna pasan a lista, militar, de esa Arqueología<br />
ser cuestionadas como conceptos le imprime fisuras que para ser res-<br />
modernos, derivados del imperiatauradas exigen una exégesis de<br />
lismo, aplicados a las sociedades del la propia ciencia. De esa forma y<br />
pasado asimiladas discursivamente por idénticos motivos las arqueolo-<br />
del Occidente, como es el caso de la gías históricas sólo adquieren pleno<br />
"romanización"o de la "heleniza- sentido a partir de esa línea histórica<br />
zación". La crítica del concepto como método.<br />
"globalización" permite increpar los Al inicio de esta presentación,<br />
conceptos arqueológicos análogos resaltaba que se trataba de colo-
car a la Arqueología Histórica en<br />
un contexto mundial y este es el<br />
último y esencial aspecto a descubrir.<br />
Por mucho tiempo, las tradiciones<br />
disciplinarias llevan al<br />
aumento de las arqueologías históricas<br />
y ese ensimismamiento en<br />
mucho contribuyó a las dificultades<br />
enfrentadas por los estudiosos, en<br />
particular en los contextos periféricos<br />
como en América Latina, pero ahora<br />
no es así. La Arqueología Bíblica, por<br />
ejemplo, un proyecto tan claramente<br />
ideológico, tan comprometido<br />
con el ideario conservador religioso,<br />
se mantiene como un campo<br />
científico, en gran <strong>parte</strong>, debido a<br />
su aislamiento del resto de la Ar-<br />
Funari, Pedro Paulo (1993): "Memoria<br />
Histórica e Cultura material", en<br />
Revista Brasileira de Historia, nos. 13, 25, 26,<br />
sep. 92 / ago. 93, Brasil.<br />
———— (1994): "La cultura material y la<br />
Arqueología en el estudio de la cultura africana<br />
en las Américas", en revista América Negra,<br />
no. 8, Bogotá.<br />
———— (1994): "South American Historical<br />
Archaeology", en revista Historical Archaeology<br />
in Latin America, no. 3, South Carolina, EUA.<br />
queología. En los últimos años, casi<br />
todos los contactos entre los estudiosos<br />
de diferentes países y horizontes<br />
culturales mostraron la<br />
importancia del diálogo como una<br />
ciencia mundial, con otros puntos<br />
de vista y diversidades. Una Arqueología<br />
mundial significa una<br />
variedad de especificidades sujetas<br />
a confrontación. La introducción<br />
de agentes sociales, como las mujeres<br />
o los grupos étnicos y sociales<br />
de diferentes ideologías, lleva a<br />
la heterogeneidad que está bien<br />
presente y conduce a buscar a esa<br />
misma diversidad del pasado. En<br />
última instancia, el mayor y mejor<br />
mensaje de las investigaciones en<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
———— (1996): "A cultura material de<br />
Palmares: o estudo das relaçoes sociais de un<br />
quilombo pela Arqueología", en revista Ideas,<br />
no. 27, Fundação para o Desenvolvimento da<br />
Educação (FDE), São Paulo, Brasil.<br />
———— (1996): "Historical Archaeology in<br />
Brazil, Uruguay and Argentina", en World<br />
Archaeological Bulletin, no. 7, Londres.<br />
———— (1997): "El mito bandeirante: élite<br />
brasileña, cultura material e identidad", en<br />
Boletín de Antropología Americana, no. 24,<br />
México.<br />
PENSAMIENTO arqueológico<br />
término mundial, sea tal vez que la<br />
Arqueología Histórica es pues pluralidad<br />
y consecuente convivencia<br />
de variedades, por eso la diversidad<br />
constituirá un aspecto central de la<br />
disciplina, en un mundo también caracterizado<br />
por las diferencias.<br />
Agradecimientos<br />
A Lourdes Domínguez por la<br />
traducción del texto y por la cooperación<br />
científica durante su estancia<br />
en Brasil, como investigadora<br />
invitada por la Fundación de Amparo<br />
a Pesquisas del Estado de São<br />
Paulo (FAPESP), en los meses de<br />
agosto y septiembre de 2002.<br />
———— (1998): Cultura Material e<br />
Arqueología Histórica, Instituto de Filosofía e<br />
Ciencias Humanas, Coleçao Ideias, no.1,<br />
Campinas, Brasil.<br />
———— (1999): Historical Archaeology, Back<br />
from the Edge, Martin Hall y Sian Jones<br />
editores, Routledge, Londres.<br />
———— (2000): "Archaeology, Education and<br />
Brazilian identity", en revista Antiquity, no. 74,<br />
Londres.<br />
Gabinete de Arqueología / 91
PENSAMIENTO arqueológico<br />
Breve arqueología de las principales<br />
corrientes de interpretación mitológica<br />
Por: Iosvany Hernández Mora y Micelys Torres Sánchez<br />
Resumen<br />
Para el manejo intelectual de perspectivas<br />
teórico-metodológicas en el estudio del mito,<br />
se realiza este trabajo. Es por ello que el<br />
propósito didáctico <strong>parte</strong> de un recorrido por<br />
las más influyentes corrientes de<br />
interpretación mitológica, donde se intenta la<br />
búsqueda para cualquier posicionamiento<br />
metodológico.<br />
Abstract<br />
An academic discussion of theoretical and<br />
methodological perspectives related to the<br />
study of myth, demonstrating the importance<br />
of an examination of the more influential<br />
interpretational trends prior to the adoption of<br />
any one methodological position.<br />
92 / Gabinete de Arqueología<br />
No se pretende desarrollar el<br />
método arqueológico (Álvarez y<br />
Foucault 1985: 82-103) en virtud de<br />
explorar en profundidad la posibilidad<br />
teórica contenida en estas corrientes.<br />
En cualquier sentido, la<br />
voz que tomen, está unida al empeño<br />
de realizar un resumen parcial<br />
y crítico acerca de las principales<br />
tendencias presentes en el análisis<br />
del mito. *1<br />
Los efectos acumulativos de la<br />
cultura en la historia humana desde<br />
las primeras formas de vida<br />
hasta el presente, dependen directamente<br />
del origen y evolución del<br />
lenguaje (Hoijer, 1997); en consecuencia,<br />
el mito vinculado a este<br />
muestra una antigüedad que se<br />
pierde en sus orígenes. Su surgimiento<br />
y desarrollo se vincula con<br />
la transformación cada vez más<br />
compleja de la estructura social,<br />
donde se valoriza su razón de ser,<br />
al adquirir diversas funciones como<br />
relato histórico, lo que permite un<br />
acercamiento al conocimiento de<br />
la filosofía y la cosmogonía de un<br />
pueblo. En este sentido el mito constituye<br />
un elemento apreciablemente<br />
revelador de la cultura.<br />
En la actualidad, persiste todavía<br />
la preocupación por el discernimiento<br />
objetivo de la esencia<br />
mítica en y para las culturas originarias,<br />
de las cuales apenas se conserva<br />
su mitología trasconcebida<br />
en el movimiento dinámicamente<br />
constante de la cultura. A pesar de<br />
los explicativos avances producidos<br />
en el estudio del mito, no se ha<br />
logrado aún que este deje de serlo<br />
desde el punto de vista cognitivo para<br />
la Arqueología que estudia sociedades<br />
ágrafas desaparecidas (Binford,<br />
1988), (Renfrew, Bahn, 1993). El<br />
vínculo con otras disciplinas pudiera<br />
ofrecer resultados más completos<br />
con el uso de los principios de la<br />
Antropología Sociocultural; por lo<br />
que primeramente el conocimiento<br />
y análisis interno de las corrientes<br />
de interpretación mitológica<br />
serán imprescindibles para el<br />
posicionamiento ontológico y epistemológico<br />
con respecto al mito.<br />
Esto es debido a que no se encuentran<br />
teorías incuestionables que permitan<br />
un enfoque proposicional al<br />
respecto, sino más bien un conjunto<br />
de tales teorías, con valores y desaciertos,<br />
al tener en cuenta una<br />
de sus características fundamentales,<br />
según plantea Levi Strauss<br />
(2002), de ser "unidad móvil" que<br />
sólo se cierra por la extinción física<br />
y moral de la población que lo<br />
conformó.<br />
*En este artículo, por su extensión, las notas aparecen al final del texto. (N. del E.)
Desarrollo<br />
Kurt Hübner en La verdad del mito<br />
(1996), hace un profundo análisis<br />
con respecto a la visión mítica del<br />
mundo. Parte de establecer una rigurosa<br />
comparación con la búsqueda<br />
científica y para ello, comienza<br />
exponiendo las diferentes corrientes<br />
que considera han existido en<br />
la comprensión del mito a lo largo<br />
de la historia; ellas nos van a servir<br />
para organizar y examinar las diferentes<br />
posiciones relacionadas con<br />
él. Al abordar la problemática, encontramos<br />
tendencias interpretativas<br />
que no trataremos aquí, como son: la<br />
alegórica-evemerista con sus orígenes<br />
en la antigüedad 2 la simbólica<br />
y romántica en los inicios del siglo<br />
XX, 3 la numinosa con su perspectiva<br />
idealista 4 y la interpretación<br />
del mito como poesía en el siglo XX. 5<br />
En la segunda mitad del siglo XIX<br />
el mito adquiere valor como "forma<br />
de existencia", que incluye la<br />
totalidad de la práctica de la vida y<br />
condiciona los pilares de las comunidades<br />
humanas; donde la realidad<br />
está determinada por un contexto de<br />
reglas de comportamiento, de la naturaleza<br />
y del comercio. El ritual es<br />
concebido como prototipo de esas reglas,<br />
en un mundo determinado por<br />
mitos; estas son las bases de la interpretación<br />
ritualista sociológica, cuyos<br />
representantes son: W. R. Smith, J. G.<br />
Frazer, E. Harrison, G. Murray, B.<br />
Malinowski, E. Durkheim y M. Mauss.<br />
De acuerdo con esta posición, el<br />
mito se desarrolla a partir de ritos<br />
mágicos para luego fundirse mito<br />
y rito en una sola cosa. Estos ritos<br />
tenían significación totémica, basada<br />
en el hecho de que todo está animado<br />
y que entre ciertos animales y<br />
tribus se establecen lazos de sangre.<br />
Tal corriente plantea, que los<br />
ritos antiguos se mantuvieron aunque<br />
sufrieron una transformación<br />
de su sentido y que desde el<br />
animismo mágico surge el mito, de<br />
modo que las prácticas sagradas<br />
permanecen inalterables y sólo<br />
cambian sus significaciones. En el<br />
caso de Smith, existe una dependencia<br />
del mito en relación con el<br />
rito; otros representantes como<br />
Murria ven esta relación más recíproca<br />
o hasta de identidad. Para<br />
Frazer, con el paso del tiempo la<br />
magia va perdiendo sentido hasta<br />
quedar desplazada lentamente por<br />
la religión y puntualiza que el mago<br />
renuncia a intentar influir directamente<br />
sobre la naturaleza en bien<br />
del hombre, para tratar de obtener<br />
el mismo fin indirectamente, por<br />
la apelación a los dioses. (Frazer,<br />
1972.)<br />
El etnógrafo B. Malinowski, admirador<br />
y seguidor de las teorías<br />
de Frazer, en su ensayo El mito en<br />
la psicología primitiva (1982), realiza<br />
un profundo análisis del papel del<br />
mito en la vida, sobre la experiencia<br />
de un estudio antropológico en el<br />
noroeste de Melanesia. Se basa en<br />
las tradiciones y conducta de los nativos<br />
para así mostrar el papel del<br />
mito en el control de la conducta<br />
moral y social de estos pueblos.<br />
Malinowski <strong>parte</strong> de que este es una<br />
fuerza cultural de gran importancia<br />
para esas comunidades y no<br />
una fantasía; que constituye una<br />
realidad primordial que se narra para<br />
satisfacer necesidades religiosas, con<br />
la función de salvaguardar y reforzar<br />
la moralidad en la cultura primitiva,<br />
cargado de reglas para la vida<br />
del hombre. Por lo que refiere que su<br />
función es "fortalecer la tradición y<br />
dotarle de un valor y prestigio aun<br />
mayor..."puesto que "no es únicamente<br />
una narración que se cuen-<br />
PENSAMIENTO arqueológico<br />
Comienzos, de Jehan Salem Vidondo.<br />
Arte digital, 2003<br />
te, sino una realidad que se vive".<br />
De ahí que le confiera la capacidad<br />
constante de regeneración, y afirme<br />
que un cambio histórico es capaz<br />
de generar su propia mitología;<br />
que no estará necesariamente relacionada<br />
con el hecho inicial.<br />
(Malinowski, 1982.)<br />
E. Durkheim se coloca dentro de<br />
la perspectiva general sociológica<br />
para el estudio del mito (Fitzpatrick,<br />
1998), que intenta ofrecer explicaciones<br />
objetivas. Desde su posición<br />
se podría decir que el mismo expresa<br />
y mantiene la solidaridad social,<br />
pues sus seguidores viven en<br />
un mundo limitado que la objetividad<br />
abarca y comprende de manera<br />
integral. El mito sólo puede ser<br />
plenamente conocido desde el exterior;<br />
tiene sus racionalidades limitadas,<br />
y únicamente será descifrado en<br />
su totalidad por medio del razonamiento<br />
científico. Sobre esta posición<br />
influyó el pensamiento evolucionista<br />
de Darwin quien veía a la humanidad<br />
en un estadio primitivo, que fue<br />
avanzando hacia un mito refinado y<br />
luego hacia la religión y la ciencia.<br />
Gabinete de Arqueología / 93
PENSAMIENTO arqueológico<br />
La teoría ritualista lo ve vinculado<br />
a la vida práctica del hombre<br />
primitivo en su aspecto social, de<br />
modo que influye en ella y la regula,<br />
donde el mito regenera y reproduce<br />
el sistema social; la vinculación mitorito<br />
cumple una función subsistencial<br />
que garantiza la adaptabilidad de la<br />
comunidad en todos los órdenes.<br />
Es importante señalar que esta concepción<br />
atribuye a cada momento<br />
histórico la capacidad de generar<br />
nuevos mitos, sin que necesariamente<br />
estén vinculados al hecho<br />
en sí; esto implica que no sea considerado<br />
como inalterable y se le<br />
confiera tonicidad y dinamismo. El<br />
creer que el mito evoluciona en<br />
religión, punto en común con la hipótesis<br />
trascendente de Cassirer,<br />
restringe el ritualismo como teoría<br />
al presuponer, entonces, la desaparición<br />
del mito que se transforma<br />
en nuevas prácticas creenciales.<br />
Con el desarrollo instrumental<br />
y material de la psicología en el siglo<br />
XIX aparece la interpretación<br />
psicológica del mito; donde este es<br />
analizado desde la perspectiva de<br />
la historia de la cultura y como exégesis<br />
de ella, además del descubrimiento<br />
de la subjetividad, que sacó a<br />
la superficie todo un mundo de la interioridad,<br />
como resultado de la relación<br />
sujeto-objeto. En Nietzsche<br />
aparecen las primeras ideas míticas<br />
relacionadas con la psicología, al<br />
proclamar que el fundamento de<br />
todo ser, no es más que la voluntad<br />
metafísica originaria donde el<br />
mundo de las apariencias la cubre.<br />
El mito homérico del Olimpo es<br />
para él la sublimación de una necesidad<br />
anímica que carece de realidad;<br />
en una etapa tardía de su<br />
obra, le sustrae al mito dionisiaco<br />
su esencia objetiva y apela a la ciencia<br />
para ello, con lo que pone en<br />
94 / Gabinete de Arqueología<br />
relieve que toda divinidad y con ella<br />
el mito, únicamente es ilusión. Desde<br />
una posición psicológica-científica<br />
Wundt comunica la existencia<br />
de una fantasía mitológica, que<br />
conduce a que "el conjunto de la<br />
personalidad en su estado momentáneo<br />
de conciencia, junto con todos<br />
los efectos de vivencias tempranas<br />
[...] se transfiere al objeto"; porque<br />
los sentimientos que provoca el objeto<br />
se convierten en sus propiedades.<br />
Habla de la existencia de una<br />
percepción mitológica en los hombres,<br />
que desencadena la construcción<br />
mítica del objeto, por lo<br />
que su efecto se experimenta como<br />
realidad. Como forma de percepción<br />
inevitable se hace general y es vivida<br />
de la misma manera por todos,<br />
de ahí que considere al mito como<br />
"una creación de la fantasía popular",<br />
que sólo es posible contener con<br />
el desarrollo intelectual ascendente,<br />
al dejar de ser el producto de una<br />
percepción originaria primitiva.<br />
Con el surgimiento del psicoanálisis,<br />
se produce un intento de<br />
unificar la visión de Nietzsche, de que<br />
el mito había sido una forma de<br />
desahogo del alma, con la ciencia<br />
psicológica y con un fuerte estímulo<br />
de la escuela ritualista-sociológica,<br />
particularmente de Frazer. Freud, su<br />
principal exponente, basó su comprensión<br />
psicoanalítica en los estudios<br />
del mito de Edipo y acerca<br />
del tótem y el tabú. En la leyenda<br />
de Edipo, Freud ve una sublimación<br />
del impulso sexual, reflejado en los<br />
deseos inconscientes del hijo de<br />
matar al padre del que tiene celos<br />
y poder así dormir con la madre. Al<br />
igual que los ritualistas, considera<br />
al tótem y el tabú como expresión<br />
originaria de una culpa inconsciente,<br />
causalmente promovida por el deseo<br />
de dar muerte al jefe de la tribu,<br />
el que se identifica con el animal<br />
totémico, pero Freud va más allá,<br />
plantea que las causas del tótem<br />
son debidas al hecho de no poder<br />
tolerar que sólo el jefe pueda dormir<br />
con todas las mujeres de la tribu<br />
y observa el tabú como un<br />
aligeramiento de la culpa, que se<br />
logra mediante la abstinencia por<br />
exogamia. En Tótem y tabú (1923)<br />
argumenta que el mito reposa sobre<br />
elementos animistas, e iguala<br />
la mitología al animismo como sistema<br />
de concepción del universo.<br />
En su libro, Freud expone su teoría<br />
de que el sistema animista tiene<br />
como punto de partida, principalmente,<br />
el problema de la muerte; o<br />
sea la persistencia de la vida, puesto<br />
que la inmortalidad era para el<br />
primitivo lo natural y lógico. 6 El psicoanalista<br />
Jung sostiene que el mito<br />
revela ciertos prototipos de la vida<br />
humana que se expresan mediante<br />
figuras y arquetipos; estos aparecen<br />
en todas las culturas y épocas con<br />
variadas formas y en la actualidad<br />
han caído en el inconsciente, pero<br />
aparecen en los sueños. Por lo que<br />
plantea la existencia del inconsciente<br />
colectivo junto al individual, que<br />
se hace cada vez más perceptible<br />
cuanto más reprimido haya sido de<br />
la vida conciente. Los análisis psicológicos<br />
del mito le confieren un<br />
carácter científico, al pretender determinarles<br />
sus leyes específicas. Sus<br />
postulados novedosos y originales<br />
van a encontrar la explicación de los<br />
fenómenos mitológicos, asociados al<br />
funcionamiento del inconsciente y<br />
como <strong>parte</strong> de la behaviorística humana<br />
en estatus sociales específicos.<br />
Una consideración que se remite<br />
a la lingüística es la interpretación<br />
del mito como enfermedad del<br />
lenguaje, en la que Max Muller defiende<br />
la concepción de que origi-
nalmente todo objeto era<br />
descrito por varios atributos<br />
(polionimia), de esos, posteriormente<br />
se destacó un nombre<br />
(sinonimia); los atributos<br />
restantes se aplicaron a diversos<br />
objetos hasta cobrar una<br />
independencia abstracta (homonimia).<br />
Según él, algunos<br />
atributos perdieron todo significado<br />
y siguieron existiendo<br />
como giros idiomáticos, y<br />
esto conduce a que se entiendan<br />
como nombres de personas<br />
mitificadas. De ahí que<br />
considere al mito como una<br />
enfermedad del lenguaje, y los<br />
dioses la creación lingüística<br />
de los hombres. Una concepción<br />
similar aparece con posterioridad<br />
en Usener, quien<br />
ve a los dioses míticos como<br />
procedentes de generalizaciones<br />
lingüísticas y falseamientos<br />
verbales. Para Ernest Cassirer la Mitología<br />
Comparada que intentaron<br />
fundamentar los defensores de esta<br />
posición, en la segunda mitad del siglo<br />
XIX, llega a afirmar la primacía de<br />
la concepción lingüística sobre la<br />
mítica, así la mitología aparecía como<br />
resultado del lenguaje.<br />
Este último es el único representante<br />
de la interpretación trascendente<br />
del mito; concepción que tiene<br />
antecesores en Hegel y Schelling, y<br />
aun hoy es influyente en su estudio.<br />
7 El fundamento de Cassirer<br />
para comprender el mito queda<br />
ubicado en la filosofía trascendentalista<br />
de E. Kant. 8<br />
Cassirer (1971), quien reconoció<br />
el origen social del lenguaje basándose<br />
en la experiencia general<br />
y primitiva de la humanidad, estaba<br />
convencido de que no se podía "comprender<br />
la forma de pensamiento<br />
mítico primitivo sin tomar en consi-<br />
Evolución, de Jehan Salem Vidondo.<br />
Arte digital, 2003<br />
deración las formas de la sociedad<br />
primitiva", o sea, su desenvolvimiento<br />
histórico. 9 En el estudio para arribar<br />
a este tipo de pensamiento, desde<br />
el lenguaje y el mito, <strong>parte</strong> del sentido<br />
o el símbolo que une estos dos<br />
constituyentes de la obra del hombre.<br />
Para él, la cuestión del origen<br />
del lenguaje tiene un vínculo indisoluble<br />
al origen del mito, ya que "el<br />
modo de denotar, que es el sostén<br />
de toda formación verbal y lingüística,<br />
acuña siempre un típico carácter<br />
espiritual, una manera especial de<br />
concebir y aprehender", resultado<br />
de una determinada concepción<br />
del mundo. 10 Así, el mito depende<br />
de un modo definido de percepción<br />
cultural para poder comprender,<br />
juzgar e interpretar el mundo<br />
de manera específica, condición<br />
que permite una aproximación al<br />
pensamiento primitivo.<br />
Cassirer se apoya en el intento<br />
de responder a las preguntas de<br />
PENSAMIENTO arqueológico<br />
los kantianos, ante el rico material<br />
etnográfico de la época, de<br />
cómo se unifican las representaciones<br />
míticas de la realidad,<br />
con el supuesto de que<br />
las formas del conocimiento<br />
deben ser las mismas para<br />
cada conciencia. Ante esto,<br />
sostiene que el mundo mítico,<br />
es sólo un universo de nuevas<br />
representaciones, al igual<br />
que el mundo del conocimiento<br />
en cuanto a su contenido y<br />
su materia. Estas representaciones<br />
adquieren carácter objetivo<br />
cuando son despojadas<br />
de su contingencia, e intuye en<br />
ellas una ley universal objetivamente<br />
necesaria. Muestra al<br />
mito, guiado por determinada<br />
forma de la intuición y por conceptos,<br />
de modo que la experiencia<br />
se puede clasificar y<br />
sirve como base a una cultura mítica,<br />
de manera semejante a la moldeada<br />
por la ilustración científica. Al<br />
seguir el hilo de la teoría kantiana,<br />
encuentra que las estructuras del<br />
conocimiento mítico se comportan<br />
en relación con la ciencia, como los<br />
eslabones más bajos de la objetividad;<br />
de ahí, que en los primeros<br />
momentos de la concepción científica<br />
el mundo del mito parece desaparecer.<br />
En su libro Filosofía de las<br />
formas simbólicas (1971), <strong>parte</strong> de la<br />
teoría de Leibniz donde la lógica de<br />
las cosas, conceptos y relaciones<br />
materiales fundamentales sobre las<br />
que descansa la estructura de la<br />
ciencia, no se puede desvincular de<br />
la estructura de los signos. Debido<br />
a que el signo es un órgano esencial<br />
del pensamiento que constituye<br />
el instrumento, mediante el cual<br />
el contenido se define y no sólo es<br />
su medio para la comunicación. En<br />
relación con esto expresa: "el len-<br />
Gabinete de Arqueología / 95
PENSAMIENTO arqueológico<br />
guaje parece definirse y pensarse<br />
como un sistema de signos fonéticos,<br />
el mundo del arte y del mito<br />
parece agotarse en el mundo de<br />
las formas particulares sensiblemente<br />
perceptibles que ambos colocan<br />
frente a nosotros". A su vez<br />
establece un estrecho vínculo entre<br />
el mundo de los signos lingüísticos y<br />
conceptuales y el mundo de formas<br />
creadas por el mito y el arte, al compartir<br />
ambos un origen espiritual,<br />
y encuentra la fantasía mítica por<br />
encima de la mera pasividad de lo<br />
sensible. Ve en el mito la existencia<br />
de leyes propias de creación, que<br />
funcionan a partir de sus manifestaciones<br />
y sin la posibilidad de ser<br />
medido a través de la experiencia<br />
sensible, pues de este modo las<br />
creaciones míticas serían consideradas<br />
irreales. Para este filósofo,<br />
el lenguaje constituye el medio mediante<br />
el cual el caos de las impresiones<br />
se organizan, al quedar<br />
convertidas en signos lingüísticos,<br />
por lo que define al lenguaje como<br />
el "instrumento espiritual" que nos<br />
permite pasar del mundo de las<br />
sensaciones al mundo de la representación<br />
y la intuición, siendo su<br />
mayor expresión consciente el<br />
análisis y síntesis del pensamiento<br />
científico. Es el signo quien le brinda<br />
cohesión al flujo de los contenidos<br />
y al asociarse a estos les confiere<br />
una nueva permanencia y duración.<br />
Debido al importante papel que<br />
Cassirer le atribuye al signo en relación<br />
con el lenguaje, y por ende,<br />
con el mito y el arte, afirma: "En la<br />
función simbólica de la conciencia<br />
tal como opera en el lenguaje, en el<br />
arte, en el mito; surgen primero de<br />
la corriente de la conciencia determinadas<br />
formas fundamentales invariables<br />
en <strong>parte</strong> de naturaleza<br />
conceptual, en <strong>parte</strong> de naturaleza<br />
96 / Gabinete de Arqueología<br />
puramente intuitiva" (Cassirer, 1971).<br />
Por un lado, el lenguaje es el instrumento<br />
para cualquier perspectiva espiritual<br />
del mundo, el medio a través<br />
del cual debe pasar el pensamiento<br />
antes de hallarse a sí mismo y poder<br />
conferirse una determinada forma<br />
teórica (el concepto); por otro, esta<br />
clase especial de perspectiva del<br />
mundo, debe ser supuesta e inferida<br />
para poder explicar el carácter<br />
peculiar de ver y denotar, que es la<br />
particularidad de cualquier lenguaje.<br />
Cassirer ubica el concepto lingüístico<br />
y mítico en una sola categoría<br />
y los enfrenta a la forma del<br />
pensamiento lógico, por revelar<br />
ambos una misma clase de aprehensión<br />
intelectual, contrapuesta a<br />
los procesos del pensamiento teórico.<br />
Según él, este tiende a liberar<br />
los contenidos de la experiencia<br />
sensible e intuitiva del aislamiento<br />
en que originariamente suelen darse,<br />
sacándolos de sus estrechos<br />
límites, asociándolos con otros<br />
contenidos y comparándolos entre<br />
sí, para concatenarlos en un<br />
orden definido y en un contexto<br />
englobador. El pensamiento mítico,<br />
al contrario, es ajeno al carácter<br />
de la unidad intelectual en las<br />
formas más primigenias, pues el<br />
pensamiento primitivo no dispone<br />
libremente de los datos intuitivos<br />
para relacionarlos y compararlos<br />
entre sí, mediante la reflexión conciente,<br />
sino que es subyugado por<br />
las impresiones e intuiciones del<br />
momento. De esta manera, llega a<br />
descansar sobre la experiencia inmediata<br />
que llena completamente la<br />
conciencia, con el motivo de "que<br />
para una persona que se haya bajo<br />
el hechizo de la intuición míticoreligiosa<br />
en la sociedad, el mundo<br />
queda como anulado, ya que el contenido<br />
de este interés religioso lle-<br />
na la conciencia". Señala Cassirer<br />
que "el hombre sólo logra la percepción<br />
de la realidad objetiva a<br />
través de su propia actividad y por<br />
la progresiva diferenciación de dicha<br />
actividad, antes de pensar en<br />
conceptos aparentemente lógicos,<br />
el hombre retiene sus experiencias<br />
a priori por medio de imágenes<br />
míticas claras y bien definidas". Debido<br />
a lo cual las formas de la invención<br />
mítica, reflejan no tanto las<br />
características objetivas de las cosas<br />
como, sobre todo, las formas<br />
del obrar humano (Cassirer, 1998).<br />
Es por ello que el Dios de los primitivos,<br />
como sus acciones, se limita a<br />
campos de acción restringidos; no<br />
sólo cada actividad tiene su Dios particular,<br />
sino que cada momento especial<br />
de determinada acción se<br />
convierte en dominio de un Dios.<br />
La denominación no reside, por lo<br />
tanto, en la similitud externa de las<br />
cosas o de los acontecimientos,<br />
sino en que varios aspectos son<br />
designados de la misma manera y<br />
subsumidos bajo el mismo concepto,<br />
siempre y cuando estén provistos<br />
de la misma significación funcional, o<br />
sea, ocupen idéntica función en el<br />
cuadro de las acciones humanas.<br />
Para este autor, tanto el lenguaje<br />
como el mito, por encima de la intuición<br />
momentánea sujeta a lo sensible<br />
y concreto, permanecen por<br />
mucho tiempo indisolublemente unidos.<br />
Así la palabra adquiere poderes<br />
mágicos, una especie de potencia<br />
primigenia, de donde procede todo<br />
ser y todo acontecer; esta posición<br />
"mágica" de la palabra, que se puede<br />
hallar en cualquier cosmogonía<br />
mítica, se explica en algunos autores<br />
teniendo en cuenta la conexión que<br />
se manifiesta al enlazar los elementos<br />
del lenguaje y las diferentes<br />
formas de concepción mítico-reli-
giosa; se <strong>parte</strong> de la fuerza sugestiva<br />
de la palabra, a la que parece estar<br />
sujeto el hombre primitivo, y el<br />
poder mágico y demoníaco que<br />
para el pensamiento mítico posee<br />
toda expresión verbal. Según<br />
Cassirer, no se puede fundar la<br />
concepción lingüística y mítica en sus<br />
fenómenos esenciales y auténticos,<br />
sobre una base empírica-traumática<br />
tan estrecha de la experiencia individual<br />
o social, y manifiesta que "...esta<br />
relación de contenido entre lenguaje<br />
y mito quizás se pueda explicar<br />
mejor reconociendo que es común<br />
para ambas la forma de evolución<br />
en que rigen tanto la expresión verbal<br />
como la formación mítica desde<br />
sus comienzos más remotos e inconscientes".<br />
Basándose en que para<br />
el reino del pensamiento mítico,<br />
sólo tiene significado de existencia<br />
aquello que se presenta en su "realidad<br />
tangible e inmediata", no interesa<br />
(al primitivo) el simple referir<br />
o significar; sino que todo contenido<br />
de la conciencia es transformado<br />
inmediatamente (mediante la<br />
palabra), en una forma de presencia<br />
real y efectiva. (Cassirer, 1959.)<br />
En su concepción incluye una<br />
transición del mito en religión, donde<br />
esta se sirve de las imágenes<br />
y signos alegóricos, reconociéndolos<br />
como medio de expresión<br />
insuficientes para revelar un significado<br />
determinado, que no permite<br />
llegar a captar ni a agotar<br />
completamente la cuestión. Esta<br />
evolución la denomina "génesis<br />
lógica", y <strong>parte</strong> de que el mito no<br />
porta superstición, error o fantasía,<br />
sino que en él están incluidos todos<br />
los aspectos necesarios de la<br />
experiencia real, de acuerdo con el<br />
trascendentalismo kantiano, como<br />
imágenes de los sentidos, tras las<br />
que se esconde el concepto que se<br />
manifiesta, cada vez más por el<br />
pensamiento lógico, y alcanza la<br />
máxima claridad, unido a la ciencia<br />
y la filosofía trascendental. Por lo<br />
que el mito portará verdad en tanto<br />
contenga las condiciones trascendentales<br />
para el conocimiento<br />
de la realidad. A través de la filosofía<br />
kantiana, encontró que la base<br />
del mito es un sistema cerrado de<br />
intuiciones y conceptos dentro de los<br />
que clasifica la experiencia mítica.<br />
De modo que tanto él, como la<br />
ciencia, remiten a una estructura<br />
ontológica determinada, o sea, que<br />
el mito se fundamenta en un modelo<br />
de lo que puede parecer como reali-<br />
PENSAMIENTO arqueológico<br />
Pensadores, de Jehan Salem Vidondo. Arte digital, 2003<br />
Una corriente interpretativa del<br />
mito de profunda tendencia racionalista,<br />
es el modelo estructuralista<br />
de Levi Strauss, quien dedicó gran<br />
<strong>parte</strong> de la vida a su estudio. Con<br />
ese fin definió el mitema11 dad y ser considerado como verdad.<br />
(Cassirer, 1998.)<br />
, como<br />
su unidad básica, que constituye la<br />
piedra angular e incluye todas aquellas<br />
oraciones breves de contenido<br />
similar que forman el mito. Strauss<br />
establece que el mito es un código<br />
por descifrar, lo que se hace posible<br />
al descubrir modelos lógicos<br />
que se repiten en sus diferentes<br />
variantes. Mediante estos métodos<br />
Gabinete de Arqueología / 97
PENSAMIENTO arqueológico<br />
se establecen esquemas que contribuyen<br />
al ordenamiento, división<br />
y diferenciación de lo variado; los<br />
esquemas sustituyen al concepto<br />
y permiten una interpretación dialéctica<br />
de la realidad.<br />
Para Strauss la ciencia y la mítica<br />
tienen actividades intelectuales y<br />
métodos de observación comparables.<br />
En ambos casos el universo<br />
es objeto de estudio, por lo menos<br />
como medio de satisfacer necesidades.<br />
A estas formas paralelas de<br />
conocimiento, separadas únicamente<br />
por las condiciones objetivas en<br />
que aparecieron y se desarrollaron,<br />
y por consiguiente desiguales en<br />
cuanto a los resultados teóricos y<br />
prácticos, les son común fundamentos<br />
intelectuales como la atención<br />
sobre las propiedades de lo real, el<br />
interés sobre las distinciones, la<br />
exigencia de orden, y la observación<br />
total e inventario sistemático<br />
de las relaciones y los vínculos<br />
causales. Pero al conocimiento primitivo<br />
no sólo le movía la función<br />
de satisfacer necesidades orgánicas<br />
y económicas, el saber sistemático<br />
de la fauna y la flora no<br />
debió ser una exigencia de la utilidad<br />
práctica, sino un requisito de<br />
toda actividad de conocimiento, una<br />
necesidad intelectual, puesto que los<br />
elementos del entorno son considerados<br />
útiles e interesantes una vez<br />
que se les conoce. De esta manera<br />
Strauss (2001) plantea que el hombre<br />
de la revolución neolítica es<br />
heredero de una tradición científica,<br />
de largos y tortuosos procesos<br />
de búsqueda del conocimiento. Por<br />
lo tanto los mitos no son la tendencia<br />
fabuladora que le vuelve la espalda<br />
a la realidad, sino un contenedor de<br />
modos de observación y reflexión<br />
que estuvieron adaptados y lo están<br />
a un cierto tipo de descubri-<br />
98 / Gabinete de Arqueología<br />
miento del mundo sensible. El pensamiento<br />
mítico elabora estructuras<br />
ideológicas, donde la reflexión<br />
se sitúa entre los preceptos y los<br />
conceptos, mediante el signo que se<br />
comporta respectivamente como<br />
significado y significante a través de<br />
la imagen. Para analizar y descubrir<br />
la estructura lógica del mito,<br />
Levi Strauss se basa en la lingüística<br />
estructuralista que se desprende de<br />
la obra de Saussure; el método consiste<br />
en la organización, de modo<br />
que lo importante de forma inmediata<br />
para conocer las narraciones<br />
míticas, es el contraste y no el contenido.<br />
El investigador se debe preguntar<br />
el papel que desempeña<br />
determinada especie (animal, acontecimiento,<br />
fenómeno o persona)<br />
en un mito o serie de mitos relacionados,<br />
mediante el estudio minucioso<br />
del patrón que relaciona los<br />
lugares que ocupa la especie en<br />
todos los mitos en que aparece, y<br />
así es posible determinar su valor<br />
semántico. Esto permite descubrir la<br />
lógica que subyace en el pensamiento<br />
mítico y nos conduce a entender<br />
cómo este pensamiento enfoca<br />
los problemas perennes de lo humano.<br />
(Hughes y Sharrock, 1999;<br />
Strauss, 2002.)<br />
La escuela estructuralista hace<br />
énfasis en el andamiaje lógico concreto<br />
del pensamiento primitivo<br />
como medio para dominar la realidad,<br />
y que proyectan las instituciones,<br />
las operaciones del intelecto<br />
que le sirven de base y ordenan<br />
las múltiples experiencias. En esta<br />
perspectiva el mito no es un estadio<br />
primitivo e ilógico, como plantean<br />
los ritualistas-sicológicos, sino<br />
que posee su propia y precisa racionalidad.<br />
Esto se comprueba al<br />
examinar cómo se desenvuelven<br />
las historias míticas. El hombre pri-<br />
mitivo posee un profundo conocimiento<br />
empírico de su hábitat, y<br />
mediante los relatos míticos muestra<br />
fenómenos de ese mundo, de<br />
modo que logra ejercer sus poderes<br />
lógicos mediante un razonamiento<br />
concreto y no abstracto. Sin hacer<br />
uso de recursos como la Matemática<br />
o la Física (ciencias abstractas<br />
que han condicionado la lógica moderna),<br />
el primitivo funciona con<br />
materiales concretos que refleja en<br />
sus mitos, de manera que el estructuralismo<br />
se interesa en ellos<br />
como construcciones lógicas y no<br />
como cuentos (Strauss, 1970). No obstante,<br />
esto no quiere decir que el<br />
pensamiento abstracto sea privativo<br />
del hombre moderno. Más bien,<br />
el hecho de que no hay idiomas<br />
exclusivos para palabras abstractas,<br />
desde los llamados primitivos<br />
hasta civilizados, señala que la aptitud<br />
para este proceso mental es tan<br />
antigua como el lenguaje.<br />
Al contrastar la interpretación<br />
trascendentalita y estructuralista<br />
del mito se puede afirmar que ambas<br />
posiciones intentan buscar la<br />
ontología que le subyace al mito.<br />
De manera que se complementan<br />
al ocuparse de distintos aspectos:<br />
el transcendentalismo abarca la<br />
constitución de los objetos lógicos<br />
y el estructuralismo, de los nexos<br />
lógicos de los objetos entre sí.<br />
Según Hübner (1996), el transcendentalismo<br />
profundiza más en<br />
este punto, y explica: "Cassirer toca<br />
estratos más profundos al ser su objetivo,<br />
no tanto descubrir los métodos<br />
míticos para la superación de<br />
las dificultades lógicas, sino más<br />
bien dejar al descubierto las bases<br />
para los contenidos míticos, en los<br />
cuales se presentan dichas dificultades".<br />
Entre estas dos concepciones<br />
encontramos diferencias claves,
para la teoría del padre de la semiótica<br />
moderna, lo que precede al<br />
mito es trascendental en la medida<br />
en que exprese, sin tener en<br />
cuenta formas lógicas, las condiciones<br />
de la experiencia posible en su<br />
esencia; mientras el estructuralismo<br />
encuentra en el a priori mítico, una<br />
Notas<br />
forma históricamente determinada<br />
de organizar la experiencia y que<br />
en ningún sentido, puede ser la<br />
única verdadera. Es por ello que<br />
para Strauss el conocimiento científico<br />
no constituye un estadio superior<br />
en relación con el mito, sino<br />
que ambos poseen la misma legiti-<br />
PENSAMIENTO arqueológico<br />
midad; son sólo maneras diferentes<br />
de abordar y dominar la realidad física<br />
y mental; no así para Cassirer que<br />
atribuye al pensamiento mítico una<br />
manera específica de captar la realidad<br />
y reflejarla, diferente e inferior<br />
al pensamiento científico.<br />
1Sólo se pretende seguir estas corrientes en sus cambios, aunque sean sutiles determinan cortes en la relación sujeto-objeto para la mitología<br />
(Corcueva de Manceva, 2000: 211).<br />
2 En la visión alegórica, las narraciones míticas son comprendidas como metáforas y personificaciones de fuerzas naturales, todo esto como<br />
consecuencia de la ignorancia y la tendencia primitiva de aclarar lo incomprensible. La concepción evemerista ve el mito como una transfiguración<br />
y endiosamiento de reyes, héroes y sabios. Esta manera de interpretación fue retomada por la ilustración racionalista del siglo XVIII. Las<br />
interpretaciones alegóricas y evemeristas persisten en los siglos XIX y XX. Tal es el caso de E. Taylor y H. Spencer, quienes alegan que la mentalidad<br />
primitiva animista se expresa a través del mito de forma alegórica. Otros representantes son Preyer, Frobenius y Ehrenreich. (Ferdinandy, 1961;<br />
Tokarev,1989.)<br />
3 Esta interpretación invoca la permanente actualidad del mito en los símbolos visibles, como aspectos y figuras de la creación divina. Encuentra en<br />
las culturas pasadas elementos de igual o más valor que en las actuales. La creencia de que el mito tenía como base una sabiduría prehistórica<br />
hindú poseía partidarios como Kanne, Hermann y Creuzer. (Hübner, 1996.)<br />
4 Los numinosos com<strong>parte</strong>n con los románticos el criterio de que el mito es expresión de una realidad divina; se diferencia en que recurre al método<br />
fenomenológico, que determina lo numinoso. Esta teoría incluye investigadores como W. F. Otto, V. Gronbech, J. Evola y K. Kerényi. Estos estudios<br />
intentan comprender la esencia del mito, lo ven como algo con una trascendencia directa, sin tener presente conceptos modernos o juzgarlo<br />
basándose en ellos. (Gambra, 1983.)<br />
5 Esta corriente se asocia con los nombres de Winckelmann y Goethe, y en el siglo XX representada por Moritz, Böttiger y los primeros románticos<br />
como F. Schlegel. (Hübner, 1996.)<br />
6 Según Freud los pueblos primitivos pueblan el mundo de un infinito número de seres espirituales, benéficos o maléficos, a los cuales le atribuyen la<br />
causa de todos los fenómenos naturales, y creen animados el reino vegetal, animal y mineral. Creen en una igual animación de los seres humanos,<br />
suponiendo que las personas contienen almas que pueden abandonar los cuerpos y trasmigrar a otros. Estas representaciones constituyen el<br />
nódulo primitivo del sistema animista. (Ver: Freud, 1923: 113-147.)<br />
7 Hegel consideraba el mito como un paso necesario en el autodesarrollo del espíritu y a la vez resultado de un proceso necesario a priori, del<br />
pensamiento que se piensa a sí mismo. De modo que encierra una <strong>parte</strong> de verdad, que radica en su tendencia a considerarlo todo como algo<br />
viviente y divino, y que sólo en la filosofía reside "la verdad del mito". Determinado por el hecho de que reconoce el poder del espíritu como absoluto.<br />
Para Scheling se da en la mitología la representación de las ideas más reales y la filosofía como ciencia más encumbrada, abarca la misma verdad<br />
que el mito. En ambos se acentúa el lado subjetivo de la indiferencia absoluta (identidad entre sujeto y objeto) y poseen en el fondo la misma validez.<br />
Considera que en el mito siempre está latente el monoteísmo, porque un Dios es el que se afirma y esto acontece por completo en el cristianismo,<br />
con la revelación en las escrituras del Dios único. Por lo que según él, no se excluyen mito y cristianismo. Cassirer enlaza el trascendentalismo con<br />
las ideas de Hegel y Schelling, en su concepción del desarrollo cognitivamente necesario. Por un lado se encuentran los supuestos a priori, que<br />
emplea el sujeto al elaborar la experiencia (Kant) y por otro; estos supuestos están sujetos a un desarrollo histórico (Hegel y Schelling), que luego<br />
con el devenir de la ciencia, dejan de ser usados de manera inconsciente y pasan a ser concebidos mediante la expresión lógica. De manera que<br />
logra eludir las concepciones teológico-metafísicas de estos últimos. (Hübner, 1996: 56-60.)<br />
8 Según la filosofía kantiana todo conocimiento descansa en las formas intuitivas del espacio y el tiempo, en categorías como causalidad, sustancia,<br />
interdependencia. Con lo que se entiende que en un objeto existe espacio-temporalmente, al suponer su totalidad en el conjunto de sus nexos<br />
causales y su identidad con el cambio de apariencia. Es por ello que las categorías y las formas de la intuición, definen lo que significa la objetividad<br />
de un objeto, y son anteriores a la experiencia; pues para llegar a la percepción de los objetos de la realidad es necesario saber en qué consisten. Por<br />
lo que Kant menciona las formas intuitivas y categorías como "condiciones de la experiencia posible" y las considera necesarias a priori. (Cassirer,<br />
1997: 115-142; Navarro y Calvo, 1978: 301-310; García Galló, 1979: 383-393.)<br />
9 Para Cassirer es urgente el uso de los métodos históricos al pretender arribar a la comprensión de la forma de pensamiento primitivo. La cuestión<br />
acerca de qué son el lenguaje, el mito y la religión no puede ser resuelta sin un estudio penetrante de su desenvolvimiento histórico, pero aunque<br />
Gabinete de Arqueología / 99
PENSAMIENTO arqueológico<br />
todas las obras humanas surgen en particulares condiciones históricas y sociales, no se comprenderían si no fuéramos capaces de captar los<br />
principios estructurales generales que se hallan en las bases de esas obras. (Cassirer, 1997: 31.)<br />
10 La cultura entendida como elemento supraorgánico y extrasomático, determina a través de los procesos de construcción de sentidos y significados<br />
en la sociedad, la concepción del mundo y por consiguiente el modo de percepción para la producción intelectual, para la producción mítica.<br />
11Según Strauss el mito como toda entidad lingüística está formado por unidades constitutivas, que implican la presencia de aquellas que<br />
normalmente intervienen en la estructura de la lengua: los fonemas, morfemas y semantemas. Pero ellas tienen con estas últimas la relación que los<br />
semantemas guardan con los morfemas y que estos guardan a su vez con los fonemas, de manera que cada forma deviene de la precedente.<br />
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100 / Gabinete de Arqueología<br />
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La Flota de Tierra Firme del año 1556<br />
Por: Carlos Alberto Hernández Oliva<br />
Resumen<br />
Resultaba difícil localizar los pecios de las naos<br />
"perdidas" en las inmediaciones de Cayo<br />
Jutías y que formaban <strong>parte</strong> de la Flota de<br />
Tierra Firme que en el año 1556 hacía el<br />
tornaviaje a España. Un elemental rastreo en<br />
los fondos documentales del Archivo General<br />
de Indias (AGI) nos puso a tono con una<br />
sorpresiva realidad: las dos naves jamás se<br />
hundieron, pese a lo afirmado y ampliamente<br />
divulgado por algunos autores. Con este<br />
trabajo se demuestra de forma documental<br />
que, para certificar la ocurrencia de un<br />
abordaje, es preciso algo más que una noticia<br />
suelta, aunque parta de fuentes primarias.<br />
Abstract<br />
The location of the wrecks of two vessels from<br />
the Tierra Firme fleet returning to Spain in<br />
1556, which were supposed to have sunk in<br />
the area of Jutías Cay, was proving a difficult<br />
task. A careful examination of documents in<br />
the Archives of the Indies produced an<br />
unexpected result: despite the assertions of<br />
various authors, the ships did not sink. This<br />
article demonstrates the risks of relying on<br />
individual accounts of events, even when<br />
these are drawn from primary sources.<br />
Para muchos investigadores,<br />
entre los cuales me incluyo, los<br />
barcos que aquí estudiaremos, llamados<br />
Magdalena y Concepción, 1<br />
<strong>parte</strong> de la Flota de Tierra Firme<br />
del año 1556, naufragaron, e incluso,<br />
se ha efectuado más de una<br />
prospección para intentar localizarlos<br />
y proceder al rescate. De<br />
hecho, cuando investigué estos<br />
pecios se estaba preparando una<br />
gran expedición para salir en busca<br />
de esos dos bajeles.<br />
Esto sucede con relativa frecuencia.<br />
Una <strong>parte</strong> importante de las<br />
publicaciones especializadas en<br />
temas de naufragios recogen referencias<br />
de carácter muy general, a<br />
menudo de gran difusión y discutible<br />
seriedad. No hay nadie exento<br />
de errores, pero ha ocurrido que<br />
priorizando intereses comerciales<br />
se publica que tal o cual barco se<br />
hundió, casi siempre cargado de<br />
fabulosos tesoros y eso tiene una<br />
resonancia internacional espectacular,<br />
en detrimento del necesario<br />
rigor a la hora de comprobar el dato<br />
histórico.<br />
Como hemos dicho, en <strong>Cuba</strong> la<br />
divulgación del tema naufragio es<br />
bastante escasa, así como las po-<br />
sibilidades de que investigadores<br />
cubanos puedan realizar sus pesquisas<br />
en los centros de documentación,<br />
contentivos de la mayoría<br />
de las fuentes relativas a hundimientos<br />
de la Carrera de Indias.<br />
Con esto quiero decir que cuando<br />
llega a nuestras manos un libro<br />
sobre naufragios, no tenemos los<br />
argumentos necesarios para dudar<br />
de la autenticidad de la referencia,<br />
aunque no estemos de acuerdo con<br />
la metodología empleada, y aún con<br />
mucha reserva admitimos datos<br />
ante la ausencia de alternativas.<br />
Publicando este trabajo, pretendo<br />
dejar aclarada la suerte de las naos<br />
aquí estudiadas, a la vez que saldo<br />
una deuda espiritual y gnoseológica<br />
con los apasionados de este tema.<br />
Tratamiento documental<br />
HISTORIA<br />
Entre los centros especializados<br />
en el tema hispanoamericano, el<br />
Archivo General de Indias, ubicado<br />
en la andaluza ciudad de Sevilla<br />
es, a nuestro juicio, el más importante<br />
contentivo de material documental<br />
sobre naufragios. Para la<br />
fecha que nos ocupa, el Archivo<br />
Nacional de <strong>Cuba</strong> no cuenta con<br />
1 Igualmente se da por naufragada a la nao Santa María de Villacelán, la cual también llegó a<br />
término de su viaje, y <strong>parte</strong> de la documentación que a continuación mostraremos así lo<br />
demuestra, aunque su estudio pormenorizado forma <strong>parte</strong> de otro trabajo. Considérese esto una<br />
nota a modo de información.<br />
Gabinete de Arqueología / 101
HISTORIA<br />
fondos, reduciendo por lo tanto a<br />
las Actas Capitulares del Ayuntamiento<br />
de La Habana, como la única<br />
fuente con posibilidades de<br />
alguna noticia a localizar. Por ser la<br />
capital de la Isla y residencia del<br />
Gobernador, muchas cosas se ventilaban<br />
a esas instancias; aunque<br />
está demostrado que para el tema<br />
naufragio no constituye una fuente<br />
importante.<br />
No obstante fueron revisadas<br />
las reuniones capitulares de los<br />
años 1555, 1556 y 1557 sin encontrar<br />
alguna reseña relativa a la flota<br />
de nuestro interés. Esto nos deja<br />
como opción principal, el referido archivo<br />
sevillano, en lo adelante AGI.<br />
Las noticias sobre naufragios<br />
casi siempre son referenciales y<br />
secundarias. Prestigiosos autores<br />
han efectuado meritorios trabajos<br />
compilativos, muchas veces sin<br />
agotar un tema o hundimiento, debido<br />
a la gran cantidad de información<br />
existente, y a partir de este<br />
punto las exégesis y tratamientos<br />
tautológicos de la información se<br />
han sucedido en el tiempo.<br />
Por otra <strong>parte</strong>, la información de<br />
mayor circulación, la más popular<br />
sin que implique por ello la más<br />
confiable, puede tener graves problemas<br />
metodológicos, como la no<br />
mención de las fuentes e incluso el<br />
manejo inadecuado del idioma. Así,<br />
autores anglosajones, que apenas<br />
pueden sostener una conversación<br />
simple en el idioma de Cervantes,<br />
pretenden entender y leer castellano<br />
de hace cuatrocientos o quinientos<br />
años, y donde se lee "ondeo<br />
la carga", escriben e interpretan,<br />
"undio la carga" 2 , con las consiguientes<br />
confusiones que esto entraña,<br />
por sólo citar un ejemplo.<br />
2 Ondear la carga significa pasarla de un lado a otro, por ejemplo, en medio de una tormenta, desde un barco con peligro de hundimiento a otro que<br />
ofrezca mejores garantías. "Undio la carga" quiere decir hundimiento o naufragio.<br />
102 / Gabinete de Arqueología<br />
Mapa publicado entre 1511 y 1530 por Pedro Mártir de Anglería en la primera edición<br />
de Décadas del Nuevo Mundo. Incluye una de las más tempranas descripciones del Caribe<br />
y el entorno de las costas mesoamericanas<br />
Sucede a menudo que se da una<br />
información parcial sobre la pérdida<br />
de una embarcación o flota de<br />
forma ambigua para nuestra comprensión,<br />
de este modo la noticia<br />
de una nave echada al través, o con<br />
avería gruesa, es interpretada literalmente<br />
como un naufragio, siendo<br />
esta una de las causas de la<br />
existencia de cientos de desastres que<br />
en la realidad jamás ocurrieron.<br />
La limitación de la fuente es otro<br />
de los problemas que ha suscitado<br />
más de un equívoco. Una nave<br />
puede ser azotada por un huracán<br />
y quedar muy mal, perderse del<br />
convoy, arribar maltrecha a puerto<br />
o costa sin que ello implique naufragio,<br />
ser reparada y continuar<br />
viaje hasta ponerse a salvo la carga.<br />
Si nos encontramos sólo la referencia<br />
a la pérdida y el mal tiempo, y<br />
no seguimos buscando en el tiempo,<br />
podremos crear zozobras artificiales.<br />
Tómese en cuenta que la información<br />
de la época no contaba con<br />
fax, teléfonos u otras vías de co-<br />
municación rápidas, con lo cual,<br />
completar la documentación sobre<br />
la historia de un naufragio, puede<br />
implicar la búsqueda varios años<br />
después de haber tenido la primera<br />
noticia.<br />
Este exordio es necesario en virtud<br />
de asimilar lo que a continuación<br />
detallamos.<br />
La documentación bibliográfica o secundaria<br />
Pese a que siempre debe ser<br />
tomada con cautela la difusión de<br />
la ocurrencia de siniestros en las<br />
costas americanas, estos se han<br />
divulgado a partir de un mínimo de<br />
textos, que, de forma escueta y<br />
referencial, brindan información<br />
sobre los desastres.<br />
Sin dudas, el publicado por Robert<br />
Marx ha contado con una amplísima<br />
difusión. De él citamos: "12. Year 1556.<br />
Four ships of the Tierra Firme Armada,<br />
Captain General Alvaro<br />
Sánchez de Aviles, were wrecked
on the coast between Cape San<br />
Anton and Havana on May 24 during<br />
a storm: nao La Magdalena, of 220<br />
tons, Captain Cristobal García, and<br />
the nao La Concepción, 220 tons,<br />
Captain Juan Díaz Bozino both<br />
carrying treasure; and two unidentified<br />
caravels of 80 tons each". 3<br />
Desdichadamente Marx no nos<br />
permite el acceso a las fuentes de<br />
donde extrajo esta información, dificultando<br />
con ello el trabajo rutinario<br />
de reinterpretación directa<br />
del suceso. En otra publicación similar<br />
a la anterior pero con la coautoría<br />
de Jenifer Marx, se repite de forma<br />
general la nota, y una vez más se<br />
obvian las fuentes. 4<br />
Lo mismo sucede con Potter,<br />
quien asume el naufragio e igualmente<br />
omite la necesaria cita. En<br />
el rastreo obligatorio que hicimos<br />
de la literatura, podemos inferir dos<br />
puntos nodales a partir de los cuales<br />
se inician las noticias sobre el<br />
hundimiento:<br />
1º El impresionante trabajo de<br />
Chaunu.<br />
2º Los libros de registros contenidos<br />
en la signatura Contratación<br />
(2898, 2899, 2900 etc.) asentados en<br />
el AGI, y que como sabemos, se<br />
hicieron con posterioridad a los sucesos<br />
y son muy útiles como punto<br />
de partida a la hora de realizar una<br />
concienzuda investigación.<br />
A raíz de estos dos posibles puntos<br />
de partida, todos hemos repetido<br />
una aseveración que, tomando<br />
como base la autoridad de los investigadores,<br />
ha sido dada como<br />
cierta en su totalidad. Sin embargo,<br />
la formación mínima en el campo del<br />
manejo de documentos históricos<br />
nos obliga a desarrollar una pesquisa<br />
personalizada de cada naufragio,<br />
3 Marx, 1993: 346.<br />
4 Robert y Jenifer Marx, 1994: 343.<br />
tomando como base los datos anteriores,<br />
pero impelidos por la necesidad<br />
de conformarnos nuestros<br />
propios juicios sobre el tema.<br />
Los hechos vistos a través de los documentos.<br />
La carta del general<br />
Álvaro Sánchez<br />
Analizaremos aquí algunas de<br />
las referencias localizadas sobre la<br />
flota estudiada, apoyándonos en<br />
los papeles del AGI.<br />
Entre los registros recuperados<br />
tenemos una carta firmada por el<br />
general Álvaro Sánchez, dirigida al<br />
Rey, y fechada en la Barra de Sanlúcar<br />
de Barrameda, España, hacia el 3 de<br />
septiembre de 1556, donde le hace<br />
al monarca una especie de resumen<br />
de su viaje. Por su importancia<br />
hemos considerado seguir la<br />
lógica y dinámica expositiva del experimentado<br />
General y sólo apunta-<br />
HISTORIA<br />
remos unos comentarios cuando<br />
sea menester.<br />
En nuestra opinión es este uno<br />
de los documentos más importantes<br />
para esclarecer la suerte de<br />
esta flota, toda vez que se hizo al<br />
terminarse el viaje y por lo tanto<br />
no da lugar a parcializaciones<br />
cronológicas o situacionales.<br />
Todo parece indicar que la Flota<br />
de Tierra Firme estaba en América<br />
para los primeros meses del año<br />
1556 y no descartamos que haya<br />
arribado a puertos a finales de 1555.<br />
Los preparativos y demoras que<br />
tenían que sufrir los buques estaban<br />
directamente relacionados<br />
con el estado de las mercancías<br />
que se iban a embarcar, algunas<br />
de las cuales se transportaban a<br />
los puntos costeros desde tierra<br />
adentro; y por otra <strong>parte</strong> era necesario<br />
aguardar por la información<br />
relativa a las fuerzas enemigas que<br />
El Caribe, por William Dampier. Nótese que la provincia de La Habana comprendía<br />
las actuales más occidentales, desde Pinar del Río hasta Matanzas<br />
Gabinete de Arqueología / 103
HISTORIA<br />
infestaban el Caribe. Tómese en<br />
cuenta que las principales ciudades,<br />
como Cartagena y La Habana<br />
ya habían sido saqueadas para la<br />
fecha por los enemigos de la Corona,<br />
por lo cual, las medidas preventivas<br />
nunca estaban de más.<br />
Lo cierto es que en la carta enviada<br />
por el general Álvaro Sánchez al<br />
Rey este le informa: "Yo partí de la<br />
ciudad del Nombre de Dios a veynte<br />
y seis de abril con doze naos y una<br />
caravela todos muy bien armados<br />
[...] y entré en la ciudad de Cartagena<br />
a primero de mayo...". 5<br />
En este puerto el General tomó<br />
bastimentos y agua para seguir<br />
camino y sumó más naves a su<br />
convoy hasta reunir quince embarcaciones<br />
de tipologías y portes diferentes.<br />
Si bien para la fecha no era<br />
una flota exageradamente grande,<br />
si consideramos que maniobrar con<br />
todos esos buques podría tornarse<br />
realmente complejo.<br />
Hizo la trayectoria entre estas<br />
dos ciudades costeras en un tiempo<br />
mínimo, apenas cinco días, indicando<br />
ello la ausencia de problemas<br />
de índole meteorológico o político.<br />
Desde Cartagena no parece que<br />
toque otro puerto, disponiéndose<br />
a hacer la próxima escala en La<br />
5 AGI, Indiferente General, 737.<br />
6 AGI, Indiferente General, 737.<br />
7 AGI, Indiferente General, 737.<br />
104 / Gabinete de Arqueología<br />
Habana, bordeando por el sur la compleja<br />
geografía del archipiélago cubano.<br />
Para este momento histórico,<br />
todavía no estaba listo el utilísimo<br />
derrotero de Urdaneta u otro que<br />
pudiera facilitar la navegación, y<br />
cada piloto se auxiliaba de su propia<br />
experiencia e informaciones al<br />
respecto.<br />
A continuación informa sobre su<br />
arribo a La Habana y agrega la noticia<br />
sobre un incidente que, a nuestro<br />
juicio, es el que ha servido para sustentar<br />
el supuesto naufragio de algunos<br />
buques que traía en su conserva.<br />
"Yo entre en la Habana a los ocho<br />
de junio con toda mi flota si no fuera<br />
dos naos que a vista de ese dicho<br />
puerto se apartaron de mi compañya<br />
una noche con viento contrario que<br />
nunca mas pude saber nuevas dellas<br />
y [ilegible] mejores y mas bien armadas<br />
de toda la flota y la una dellas<br />
venia por Almiranta...". 6<br />
Hemos preferido incluir el texto<br />
en castellano antiguo dentro del<br />
discurso expositivo y su correspondiente<br />
trasuntación a fin de facilitar<br />
otras posibles interpretaciones.<br />
De este segmento de la carta es<br />
bueno señalar varios puntos:<br />
1º El viaje desde Cartagena hasta<br />
La Habana duró más de un mes.<br />
2º Menciona que por razones<br />
meteorológicas pierde dos naves<br />
de vista.<br />
3º Una de ellas era la Almiranta.<br />
4º En momento alguno menciona<br />
los nombres de los buques.<br />
El General, una vez llegado a San<br />
Cristóbal, estaba obligado a informar<br />
a las autoridades sobre la supuesta<br />
pérdida de sus bajeles, con lo cual,<br />
de forma directa, de su puño y letra,<br />
o bien por informe del gobernador<br />
de La Habana, Mazariegos, se generó<br />
una correspondencia que incluía<br />
la noticia sobre la dicha pérdida y que<br />
ha dado lugar a tantos equívocos.<br />
En La Habana, por otra <strong>parte</strong>, recibe<br />
varias cargas de bastimentos<br />
destinadas a soportar el viaje trasatlántico<br />
además de información sobre<br />
el estado general de la situación<br />
y se decide a esperar al capitán general<br />
de la flota, Pedro Menéndez<br />
de Avilés, quien debía arribar con<br />
la Flota de Nueva España. Sin embargo<br />
hubo retrasos y: "... partí del<br />
dicho puerto de La Habana con todas<br />
las naos que allí estaban a treze<br />
de julio sin aguardar por el dicho General<br />
de la Nueva España...". 7<br />
En este punto es oportuno aclarar<br />
que Pedro Menéndez era el<br />
Capitán General de toda la Arma-
tocarían en América. Al respecto,<br />
relata el General Sánchez:<br />
"Llegamos a la ysla de las azores<br />
en veynte de agosto y toque<br />
dicha ysla de la tercera y halle [ilegible]<br />
de las dos naos que se me<br />
abyan apartado de my compañía<br />
sobre la Abana con todo el oro y la<br />
plata y perlas que abian traido de<br />
Su Catolica Magestad y de particulares<br />
y el mismo dia que alli llegue<br />
lo meti todo en tres naos que traje<br />
y me hize luego a la vela". 8<br />
da, a quien se debía subordinar<br />
Álvaro Sánchez.<br />
Continuando con el relato del<br />
viaje, las naves pusieron proa al<br />
este y a la altura del Pan de Matanzas<br />
enfilaron al Canal Viejo de<br />
Bahamas, haciendo una nueva escala<br />
en las Azores, último punto que<br />
En este pasaje se recoge uno<br />
de los elementos más importantes<br />
sobre el cual sustentar la afirmación<br />
de que las naos Magdalena y<br />
Concepción no se hundieron, claro,<br />
aceptando la identidad entre estos<br />
barcos y los recuperados. El<br />
8 AGI, Indiferente General, 737.<br />
9 Ídem.<br />
General apunta que las dos embarcaciones<br />
perdidas pasaron directamente<br />
a las Azores y allí<br />
aguardaron, bien por estar averiadas<br />
u otras razones, el paso del convoy.<br />
Esta era una práctica que, si bien<br />
no podemos catalogar de usual, está<br />
registrada en la documentación de<br />
la época, no estando en presencia,<br />
por lo tanto, de un caso exclusivo.<br />
Lo que si no era normal es que<br />
dos naves solas se lanzaran a la<br />
aventura de cruzar el Atlántico sin<br />
tener garantizados los bastimentos<br />
para soportar dicho viaje, o que las<br />
embarcaciones adolecieran de las<br />
condiciones marineras indispensables.<br />
Un temor muy difundido entre<br />
la marinería era el de "desembocar"<br />
sin agua y comida, so pena de morir<br />
en el camino.<br />
Una vez incorporados estos recursos<br />
a su flota, <strong>parte</strong> nuevamente<br />
el General Álvaro Sánchez para<br />
arribar a la Barra de San Lúcar de<br />
Barrameda, antes o el propio 3 de<br />
septiembre de 1556, fecha con la<br />
cual cierra su carta.<br />
Otras Fuentes<br />
HISTORIA<br />
En virtud de aumentar el caudal<br />
informativo sobre esta flota, veamos<br />
el texto parcial de una nota<br />
emitida por los Oficiales de la Casa<br />
de la Contratación de Sevilla:<br />
"A la ora que esta se escrive ha<br />
venido correo de Sevilla que despacharon<br />
los oficiales de la casa de<br />
la contratación con nueva de que<br />
la flota que se esperava de la provincia<br />
de tierra firme en que fue<br />
el virrey del Peru llego en Sant<br />
Lucar a principio de este mes con<br />
quince navios que vienen de aquella<br />
provincia y de la de Honduras y<br />
de Santo Domingo, Emos dado gracias<br />
a nuestro señor por averla<br />
traido en salvamento. Lo que en<br />
ella parece que viene asi de Vuestra<br />
Catolica Magestad como de<br />
particulares vera Vuestra Catolica<br />
Magestad por la relacion que con<br />
esta enbiamos que nos enbiaron los<br />
dichos oficiales de Sevilla". 9<br />
Este documento está firmado el<br />
9 de septiembre de 1556, seis días<br />
Gabinete de Arqueología / 105
HISTORIA<br />
posterior al informe del general<br />
Álvaro Sánchez. Categóricamente<br />
y de forma precisa se dice que no<br />
hubo bajas que lamentar de la Flota<br />
de Tierra Firme, pues de haber<br />
ocurrido un naufragio se produciría<br />
una copiosa documentación<br />
contentiva de las reclamaciones hechas<br />
por los comerciantes sobre los<br />
bienes que en esos barcos transportaban<br />
y que eran de su propiedad.<br />
Exactamente lo mismo sucedería<br />
con la carga perteneciente del<br />
Rey, siendo muy cuestionable la<br />
idea de que se hable de la flota<br />
como que llegó en salvamento si<br />
se hubieran perdido dos de las naves<br />
más importantes.<br />
Otro punto igualmente trascendente<br />
es que se menciona una relación<br />
general de las cargas a bordo<br />
de las naves, razón de peso para intentar<br />
localizar los documentos demostrativos<br />
de esta cuestión.<br />
Si los barcos naufragaron, es vital<br />
conocer la carga para poder establecer<br />
o tener una idea del valor de la<br />
misma, así como los productos embarcados.<br />
Sin embargo, no siempre<br />
resulta posible localizar este tipo de<br />
documentos, pero en esta oportunidad<br />
tuvimos suerte.<br />
10 AGI, Indiferente General, 737.<br />
106 / Gabinete de Arqueología<br />
Para finalizar veamos el testimonio<br />
del maestre Cristóbal García,<br />
quien en la isla de Fayal, Azores, el<br />
10 de julio de 1556, 10 tiene un momento<br />
de respiro y plasma su particular<br />
versión de lo acontecido.<br />
El maestre dice que salió con su<br />
barco del puerto de Nombre de<br />
Dios el 25 de abril de 1556. Formaba<br />
<strong>parte</strong> de la armada bajo el mando<br />
del general Álvaro Sánchez de<br />
Avilés que levaba trece barcos. Navegaron<br />
bien hasta cerca del puerto<br />
de La Habana cuando "…Dios nos<br />
envió una tormenta del sur como<br />
nunca habían visto antes los nativos<br />
del área...".<br />
La flota fue desorganizada, cada<br />
barco tomó su propio rumbo hasta<br />
que amainó al cabo de ocho días.<br />
Dice que la peor <strong>parte</strong> fue después<br />
del octavo día, cuando se dieron<br />
cuenta de que estaban separados<br />
y perdidos de la vista de la nave<br />
capitana una noche.<br />
El barco de García, La Magdalena<br />
se mantuvo navegando sin velamen<br />
y el palo mayor dañado y era<br />
imposible entrar a ningún puerto.<br />
Entonces soportaron un número de<br />
días a que la tormenta amainara.<br />
Fueron empujados a la entrada del<br />
Canal de Bahamas y como no había<br />
peligro de perder vidas o carga,<br />
continuaron viaje. Arribaron<br />
a Fayal, una isla que ninguno de<br />
los tripulantes había visto. Al momento<br />
de redactar esa carta,<br />
García aspiraba a llegar a Tercera<br />
donde había más posibilidades<br />
de reparar el barco y poder llevar<br />
la preciosa carga, pero de momento<br />
los vientos eran adversos<br />
y permanecen en esta isla hasta<br />
que pueden seguir navegando sin<br />
peligro.<br />
Luego, llega el resto del convoy<br />
y se efectúa el viaje trasatlántico y<br />
la conocida llegada a España sin<br />
más novedad.<br />
Reflexiones generales<br />
Si aceptamos que en Historia la<br />
documentación constituye una herramienta<br />
insustituible, hemos de<br />
aceptar entonces, a menos que encontremos<br />
otras fuentes que desmientan<br />
las aquí reseñadas, que los<br />
buques La Concepción, maestre Juan<br />
Díaz Bocino y La Magdalena, maestre<br />
Cristóbal García; ambos pertenecientes<br />
a la Flota de Tierra Firme<br />
del año 1556, al mando de la cual
venía el general Álvaro Sánchez de<br />
Avilés, no naufragaron a la altura<br />
de cayo Jutías, norte de la provincia<br />
de Pinar del Río.<br />
Resumiendo las ideas antes expresadas,<br />
veamos los elementos<br />
más importantes que sustentan<br />
esta afirmación:<br />
1º El General de la Armada da<br />
cuenta, en un primer momento, de<br />
haber perdido de vista dos naos,<br />
jamás dice que se hundieron, sólo<br />
que las dejó de ver y no hace mención<br />
alguna a naufragios sobre Pinar<br />
del Río o la costa noroccidental<br />
de <strong>Cuba</strong>.<br />
2º En la misma carta reconoce<br />
que esas dos naves que dejó de<br />
ver, en camino del puerto de La<br />
Habana, aguardaban por él en las<br />
Azores con toda la carga intacta.<br />
3º Si estas dos naos hubieran naufragado<br />
realmente, en el informe al<br />
Rey no hubiera podido ser omitido,tal<br />
desastre, bajo ningún concepto.<br />
4º El documento emitido por las<br />
autoridades de la Casa de Contratación,<br />
además de no hacer mención<br />
alguna a naufragio con las<br />
consiguientes pérdidas en el orden<br />
económico, afirma que la flota llegó<br />
íntegra, "en salvamento".<br />
5º En la relación de naves y cargas<br />
se incluyen las naos de La Habana,<br />
sintomático esto de que se<br />
trata de una lista hecha en España<br />
y no en América, y en esta aparecen<br />
La Concepción y La Magdalena.<br />
Si hubiesen sido listas o cargos<br />
emitidos en los puertos de Tierra Firme,<br />
jamás se hubiera podido conocer<br />
la cuantía de lo transportado en<br />
las naos de La Habana, por la simple<br />
razón de que la navegación se hacía<br />
desde los primeros a la segunda.<br />
HISTORIA<br />
6º Ampliando el punto anterior,<br />
sabemos que las dos naves apartadas<br />
se unieron después de La Habana,<br />
con lo cual queda descartado<br />
que la relación de carga que adjuntamos<br />
haya sido hecha en otro lugar<br />
que no haya sido en España.<br />
A nuestro entender estamos en<br />
posesión de los elementos de juicio<br />
suficientes como para considerar,<br />
siendo conservadores, que a juzgar<br />
por los documentos históricos, estos<br />
buques jamás naufragaron.<br />
Vista de Sevilla. Óleo atribuido a Alonso Sánchez Coello, siglo XVI, Museo de América, Sevilla<br />
Gabinete de Arqueología / 107
HISTORIA<br />
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108 / Gabinete de Arqueología<br />
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San Pedro 352:<br />
Concurrencias arquitectónicas<br />
en un mismo espacio urbano<br />
Por: Rebecca O. Linsuaín<br />
Resumen<br />
San Pedro 352 es un ejemplo de los cambios<br />
acaecidos en la ciudad intramuros, a partir del<br />
año 1750 hasta nuestros días. Lo sucedido en<br />
este espacio urbano no es una excepción en la<br />
historia de la ciudad, sino una constante que<br />
los investigadores históricos hallan a su paso.<br />
A través del estudio de este edificio se<br />
comprobará cómo un mismo espacio<br />
arquitectónico pudo ser ocupado por<br />
diferentes inmuebles que allí fueron<br />
construidos y demolidos, volviéndose a fabricar<br />
otros en el transcurso de tres siglos, la<br />
diversidad de sus dueños y las ambiciones e<br />
intenciones de estos en el destino de las casas.<br />
Abstract<br />
The building at no. 352 San Pedro Street<br />
illustrates the changes that have taken place<br />
within the area of the walled city from 1750 to<br />
the present day. The site does not provide<br />
unusual evidence; on the contrary, it is the<br />
frequency with which such results arise that<br />
is of interest to historians. Detailed study of<br />
the site shows how one architectural space<br />
can be occupied by different buildings that<br />
were successively constructed and<br />
demolished throughout three centuries by<br />
very different owners, whose ambitions and<br />
intentions are demonstrated by the use they<br />
made of the terrain.<br />
El presente artículo constituye<br />
una síntesis de la investigación<br />
documental sobre la finca urbana<br />
de San Pedro 352, esquina a Santa<br />
Clara; y recoge la historia de todas<br />
las construcciones que ocuparon<br />
ese espacio desde 1755 hasta la<br />
actualidad. También intenta acercarse<br />
a una tentativa fecha del establecimiento<br />
en ese lugar del bar<br />
Los Marinos; el cual ha llegado a<br />
nuestros días.<br />
La casa de altos y bajos que hoy<br />
existe, fue edificada siguiendo los<br />
cánones del estilo ecléctico, muy<br />
usado en las primeras cuatro décadas<br />
del siglo XX cubano, y ostenta<br />
en su frontón el año 1909<br />
como fecha constructiva, realizada<br />
bajo el auspicio de su tenedora,<br />
la señora doña Teresa Hernández<br />
HISTORIA<br />
y Castells, quien pide en 1908 autorización<br />
al Ayuntamiento de la<br />
ciudad para demoler las tres casas<br />
allí existentes, dos por la calle<br />
San Pedro con los números 16 y<br />
18, antes 6 y 7, y la número 1 por<br />
Santa Clara, todas colindantes<br />
entre sí. En los bajos de la casa de<br />
San Pedro 16, la única de las tres<br />
con techumbre de tejas y situada<br />
en la esquina, fue donde se estableció<br />
el café cantina Los Marinos,<br />
1 hacia la década de los setenta<br />
del siglo XIX.<br />
En el Registro de la Propiedad<br />
de la Habana Vieja aparecen las<br />
descripciones de las casas 2 y referencias<br />
a sus diferentes dueños;<br />
entre los propietarios de estas viviendas<br />
contiguas se menciona a<br />
los Ponce de León 3 durante la pri-<br />
1 En búsquedas realizadas en los directorios mercantiles de la Biblioteca Nacional José Martí; en<br />
el correspondiente a 1874; se menciona la existencia de un café a nombre de José Rivero en San<br />
Pedro 16, pero no se le da nombre, al parecer todavía no lo tenía. Véase Directorio de la Isla de<br />
<strong>Cuba</strong> (DIC), 1874, p. 122.<br />
2 Finca 1678: Urbana casa de mampostería y tejas con altos al frente, señalada con el número<br />
16, antes 6 de la calle San Pedro. Linda por la derecha con la casa número 18 y por la izquierda<br />
con la casa número 1 de la calle Santa Clara.<br />
Finca 1679: Urbana casa de mampostería y azotea con altos al frente; señalada con el número<br />
18 y antes 7 de la calle San Pedro, manzana formada por dicha calle y la de los Oficios, Luz y<br />
Santa Clara. Linda por la izquierda con la número 16.<br />
Finca 1680: Urbana casa de mampostería y azotea con altos señalada con la número 1 de la calle<br />
Santa Clara, manzana formada por la de San Pedro, Oficios y Luz en esta ciudad. Linda por la<br />
derecha con la número 16. Registro Cinco del Ayuntamiento, Registro de la Propiedad (RP),<br />
t. 241, folio 18.<br />
3 El fundador de esta familia en <strong>Cuba</strong> fue el licenciado Antonio Ponce de León y Ortiz, natural de<br />
Madrid, Teniente Coronel de los Reales Ejércitos y Escribano de Guerra y Marina de la plaza de La<br />
Habana, establecido en esta ciudad en la primera mitad del siglo XVIII. En F. X. Santa Cruz Mallén,<br />
Conde de Jaruco (1940): Historia de las familias cubanas, Editorial Hércules, La Habana, t. 1,<br />
p. 266.<br />
Gabinete de Arqueología / 109
HISTORIA<br />
mera mitad del siglo XIX, ilustre familia<br />
de la sociedad habanera de<br />
la época que ostentarían entre otros<br />
títulos el de marqueses de Aguas<br />
Claras y condes de Villanueva.<br />
Uno de los propietarios de las<br />
citadas tres casas fue el capitán de<br />
navío de la Real Armada don Francisco<br />
Ponce de León y Morejón. Al<br />
morir el 14 de septiembre de 1855 en<br />
la ciudad de Cádiz, España, deja en<br />
testamento su última voluntad sobre<br />
sus propiedades en La Habana: ". . . y<br />
declaro q e el caudal y bienes que<br />
poseo consiste enla casas que tengo<br />
radicadas en la Ciudad de Sn<br />
Cristobal de la Habana en la Ysla<br />
de <strong>Cuba</strong> las cuales heredé de mis<br />
muy venerados Padres el Sr Dn<br />
Ignacio Ponce de León, Oidor Fiscal<br />
q e fue de la Real Audiencia de<br />
Guadalajara en el Reino de Mejico<br />
y mi madre Sra Dª Josefa Lucia de<br />
Morejón, cuyos bienes administra<br />
actualmente mi hermano Don Santiago<br />
Ponce de León, Conde de<br />
Casa Ponce de León y Maroto, domiciliado<br />
en dha Ciudad de La<br />
Habana quien dará razon así del<br />
estado de cobranza de sus rentas<br />
como de su situación y parajes<br />
donde existen los títulos de<br />
propiedad". 4<br />
La muerte del Capitán de Navío<br />
y las cláusulas testamentales acerca<br />
de la comprobación de legitimidad<br />
de sangre para beneficiar a sus<br />
familiares ricos y pobres trajo consigo<br />
muchos pleitos y juicios. Las casas<br />
objeto de la investigación no<br />
quedaron fuera del litigio promovido<br />
4 Archivo Nacional de <strong>Cuba</strong> (ANC): Fondo Protocolos, Autos testamentarios del señor don Francisco Ponce de León y Morejón, Capitán de Navío de<br />
la Real Armada. Escribanía de Rodríguez Pérez, años 1856-1878, leg. 321, primera pieza, folio 3.<br />
5 Abogado y Fiscal de la Real Casa y Patrimonio de su Majestad y Caballero de la Orden Carlos III. Véase F. X. Santa Cruz Mallén (1940): Ob. cit., p. 277.<br />
6 ANC: Fondo Protocolos, Autos testamentarios del señor don Francisco Ponce de León, Capitán de Navío de la Real Armada. Escribanía de<br />
Rodríguez Pérez, años 1856-1878, leg. 321, primera pieza, folios 101 y 101vt.<br />
7 Se buscó en la obra de Santa Cruz Mallén, Historia de las familias cubanas, si este señor tenía algún parentesco con el capitán general Francisco<br />
Riaño y Gamboa, que gobernó entre los años de 1634 a 1639 y no aparece ninguna mención.<br />
110 / Gabinete de Arqueología<br />
por dos de los miembros más ricos e<br />
ilustres dentro de la familia, doña<br />
Leonarda Ponce de León y don Ignacio<br />
Crespo Ponce de León, 5 ambos<br />
sobrinos del finado inician el pleito<br />
que culminará en 1857.<br />
Representado don Crespo Ponce<br />
de León por su apoderado y abogado<br />
don Miguel Vargas y Machuca,<br />
Calle San Pedro. Fachada de la casa no.352,<br />
antes 16 y 18. Debajo el comercio café - bar<br />
Los Marinos, en la planta alta oficinas.<br />
Fotografía tomada en la década de 1920 (ANC)<br />
y doña Leonarda por el señor don<br />
Francisco Javier López, se inicia<br />
una larga y compleja investigación<br />
para determinar el lapso de años<br />
en que las propiedades de la calle<br />
San Pedro y Santa Clara habían<br />
permanecido bajo el dominio de los<br />
Ponce de León y es doña Leonarda<br />
quien refiere. "... hicimos los mayores<br />
esfuerzos para buscar los títulos<br />
de dominio del primero de<br />
nuestros antepasados que los adquirió<br />
por título de compra; pero fue<br />
completamente inútil; porque su<br />
posesión hereditaria cuenta una<br />
fecha antiquísima y no tenemos<br />
memoria ni dato alguno de aquella<br />
primera adquisición". 6<br />
Sin embargo, a pesar de esta<br />
afirmación muy cierta de la sobrina<br />
del finado, las pesquisas han<br />
arrojado luz sobre dueños anteriores<br />
a dicha familia. La primera referencia<br />
escrita acerca de las casas<br />
de San Pedro y Santa Clara data<br />
de 1755 cuando don Marcos Xavier<br />
Gamboa y Riaño, 7 por herencia<br />
testada a la muerte de su madre<br />
doña Bernardina Suárez, adquiere<br />
dos casitas aledañas —San Pedro<br />
nos. 16 y 18— propiedad de dicha<br />
señora. Ya este dato indica una pertenencia<br />
anterior por esta familia<br />
a la fecha de 1755, además, el término<br />
"casitas" indica que eran viviendas<br />
de una sola planta. La<br />
planta alta a que hace alusión el<br />
Registro de la Propiedad, bien pudo<br />
haber sido fabricada encima de dichos<br />
inmuebles o sobre otros construidos<br />
más tarde en el mismo<br />
espacio, en época de los Ponce de<br />
León. En el documento hallado de<br />
Gamboa y Riaño de imposición de<br />
heredad, encontramos por vez primera<br />
el gravamen de 1 529 pesos a<br />
la Capellanía de Juana Pérez que<br />
pesará sobre todos los inmuebles
que allí se construyan hasta 1962,<br />
en que queda derogado. La cita<br />
dice: "... y se me adjudicaron por el<br />
provehido en vein=te y uno de Octubre<br />
del citado año de cinquenta y<br />
cinco, para que con dhos réditos se<br />
ejecute lo prevenido en la clausula<br />
y les impongo y situó y cargo sobre<br />
todos mis bienes ... y se=ñaladamente<br />
sobre dos casitas de azotea<br />
de que soy dueño contiguas y<br />
estan en la calle de la puer=ta ... de<br />
la Yglesia de Sra StaClara, que vá<br />
á la Marina y bahia de este puerto<br />
lindando una con otra ... sobre las<br />
cuales estan impuestas y cargadas<br />
á censo un mil quinientos veinte<br />
y nueve pesos a favor de la Capellania<br />
de Juana Pérez ... En cuyo<br />
testimonio es fecha de carta en esta<br />
dicha Ciudad de la Habana á diez y<br />
ocho de Abril de mil setecientos cincuenta<br />
y ocho años". 8<br />
El 29 de noviembre de 1760 ambas<br />
casas son vendidas por su dueño,<br />
Gamboa y Riaño, junto con sus<br />
gravámenes, a don José Vioto en<br />
precio de 3 650 pesos y seis reales,<br />
según documento que cito: "Sepase<br />
q e yò Dr Dn Marco Xavier de Gamboa<br />
y Riaño vecino de esta Ciudad<br />
otorgo q e vendo realmente a Dn Jph<br />
Vioto vecino asimismo Dos Casas<br />
Contiguas de Rafas tapias y asotea<br />
de que soy Dueño q e estan en la<br />
Calle q e de la Puerta atrabiesa de<br />
la Iglesia del Monasterio de Srª Stª<br />
Clara ba alá real Muralla y Bahia<br />
de este Puerto...haciendo esquina<br />
a ella...las mismas qe con los demas<br />
vienes qe quedaron por muerta de<br />
Da Juana Bernardina Suares mi<br />
Madre se me adjudicaron Constan<br />
de los autos de Imbentarios que se<br />
hicieron por su fallecimien to ...sobre<br />
los quales estan Impuestos y<br />
Cargados a Censo principal un mil<br />
Quinientos veinte y nuebe p s dela<br />
Capellania de Juana Peres...Sin embargo<br />
deque à el Comprador leha<br />
de satisfacer a Da Isavel de Arrate<br />
tambien en Cada año el redito de<br />
ciento sesenta y tres ps de principal<br />
que tiene Impuestos en una<br />
Casita de que es Dueña Contigua,<br />
y pertenecen a los dchos un mil Quinientos<br />
veinte y nuebe p s ... y velas<br />
Vendo Con sus Entradas y Salidas<br />
uso y Costumbres y Servidumbres<br />
en precio de tres mil seiscientos<br />
cincuenta p s y seis rr s ". 9 En 1778 las<br />
dos casas de rafas, tapias y azotea,<br />
pertenecían aún a don José<br />
Vioto por documento de Reconocimiento<br />
de impuesto de los 1 529<br />
pesos de la Capellanía de Juana<br />
Pérez que realiza en agosto de ese<br />
año, y declara además la compra<br />
por remate de una tercera casita<br />
de rafas, tapia y azotea —Santa<br />
Clara no. 1— seis años antes, hacia<br />
1772, a doña Juana Arrate 10 y<br />
colindante con las dos primeras.<br />
Después de Vioto, los próximos<br />
dueños conocidos son los Ponce de<br />
León, aunque se desconoce si entre<br />
ambos existió algún otro propietario.<br />
De acuerdo con la información<br />
recopilada y tomando en cuenta<br />
que don Ignacio Ponce de León y<br />
Maroto le otorga a su hijo, el capitán<br />
de navío de la Real Armada don<br />
Francisco Ponce de León y Morejón,<br />
la propiedad de las tres casas en 1834<br />
que eran suyas y adquiridas a su<br />
vez de su padre, es muy probable<br />
HISTORIA<br />
que estas hayan pasado a las manos<br />
de los Ponce de León a través<br />
de José Vioto. Esta hipótesis no ha<br />
podido ser respaldada por documentos<br />
que la sustenten, pero el margen<br />
de posibilidad es amplio sobre todo<br />
si se toma en cuenta la siguiente declaración<br />
de doña Leonarda hallada<br />
en la búsqueda de anteriores<br />
dueños: "Quiere este ministro que<br />
le facilitemos una noticia esacta de la<br />
ultima venta que se hiciera de las<br />
casas pertenecientes al S. D. Francº.<br />
Ponce, de cuyo remate tratamos al<br />
presente, para con vista de aquellas<br />
noticias poder entender la<br />
certificacion de sus gravamenes;<br />
pero exige un imposible de nuestra<br />
<strong>parte</strong>; por que dichas casas que<br />
ha poseido muchos años nuestro<br />
instituente, las heredó de su padre,<br />
este del suyo, y de esta manera resulta<br />
una posesion hereditaria de<br />
mas de cien años, que ha borrado<br />
de la memoria la adquisicion del<br />
primer poseedor de la familia". 11<br />
Considerando que los Ponce de León<br />
se asentaron en La Habana desde la<br />
primera mitad del siglo XVIII, y que<br />
algunos miembros de la familia pertenecieron<br />
a la Armada Real de Marina,<br />
la posesión de viviendas con<br />
cercanía al mar era de gran provecho.<br />
Por otra <strong>parte</strong> doña Leonarda<br />
es imprecisa al decir que el dominio<br />
de las tres casas pertenece a su familia<br />
desde hace más de cien años,<br />
afirmación hecha por ella en 1856,<br />
cien años antes a partir de esta fecha<br />
las casas estaban en manos de<br />
Gamboa y Riaño. No obstante, es casi<br />
seguro que sí estuviesen desde largo<br />
tiempo en poder de su familia.<br />
8 ANC: Fondo Protocolos, Mayor del Apostadero, años 1859-1877, tercera pieza, no. 1, folio 554.<br />
9 ANC: Fondo Protocolos, Escribanía de Junco, notario Cristóbal Vianés de Salas, 1760, folio 1423.<br />
10 No se ha podido comprobar si Juana Arrate y la anterior dueña de la casita, Isabel Arrate, fuesen familia del primer historiador cubano don José<br />
Martín Félix de Arrate.<br />
11 ANC: Fondo Protocolos, Autos testamentarios del señor don Francisco Ponce de León y Morejón, Capitán de Navío de la Real Armada, Escribanía<br />
de Rodríguez Pérez, años 1856-1878, leg. 321, primera pieza, folios 101 y 101vt.<br />
Gabinete de Arqueología / 111
HISTORIA<br />
Detalle de la forma de cuña que presentaba la manzana de San Pedro, Santa Clara,<br />
Luz y Oficios, según el plano de La Habana intramural de 1745-1776 (Biblioteca Británica).<br />
Tomado de la obra Detén el paso caminante, de Eusebio Leal Spengler<br />
Una vez verificados sus gravámenes<br />
—sólo contaba el de la<br />
Capellanía de Juana Pérez— y libre<br />
además de créditos hipotecarios,<br />
se decide por acuerdo familiar<br />
que las tres casas sean vendidas<br />
en pública subasta al mejor postor<br />
y queden ya fuera de los predios<br />
familiares, y es cuando se realizan<br />
las tasaciones de las casas con fecha<br />
de 1856, las cuales aportan importantes<br />
datos sobre distribución<br />
espacial, albañilería, carpintería,<br />
imprescindibles para la comprensión<br />
arqueológica de cualquier inmueble.<br />
Para esta fecha las casas<br />
habían sido modificadas o reconstruidas<br />
y su descripción en el Registro<br />
de la Propiedad las describe como<br />
tres casas de mampostería y altos,<br />
dos de ellas de azotea y una tercera<br />
12 Idem, folios 86 al 91vt.<br />
13 Idem, folios 143 y 143 vt. y 144.<br />
14 Crespo Ponce de León, además de ser un hombre muy rico, gozaba de un gran respeto y poder; lo que le valió para disponer de las casas luego<br />
de realizada la subasta. Es notorio que en la Guía de Forasteros (GF) del año 1841, él ocupaba el sitio número diez en la lista de personalidades de un<br />
total de cuarenta y ocho clasificadas como Caballeros Supernumerarios. Esta Guía resulta más interesante a un investigador histórico por su<br />
profundidad de conocimientos que para un turista. (G F) (1841): Libro del Gobierno, Habana, p.48.<br />
112 / Gabinete de Arqueología<br />
de tejas, con la utilización del pino de<br />
tea 12 y son las mismas que llegan<br />
hasta los primeros años del siglo XX.<br />
En 1857 la venta se anuncia en la<br />
Gaceta de La Habana y en el Diario<br />
de La Marina en los días 25, 27 y 28<br />
de enero y por tres pregones ante<br />
la casa del Magistrado Auditor del<br />
Apostadero; el primero el 19 de febrero,<br />
el segundo el 2 de marzo y<br />
el tercero el 12 del propio mes. El<br />
acto de subasta se realizó el 21 de<br />
marzo de ese año, presentándose<br />
tres postores, los señores don Francisco<br />
Caro, don Máximo Du` Bouchet<br />
y don Pedro Gutiérrez. Este último<br />
fue el ganador ofreciendo la cantidad<br />
de 13 631 pesos por las tres<br />
casas que se vendieron como un<br />
cuerpo único. Sin embargo, el 24 de<br />
marzo, dos días después de la ven-<br />
ta en la subasta, don Ignacio Crespo<br />
Ponce de León por medio de su<br />
abogado don Miguel de Vargas y<br />
Machuca retrae las susodichas casas<br />
hacia sí, arguyendo que como<br />
consanguíneo del testador se reserva<br />
el derecho de los tres inmuebles...<br />
"Como consanguíneo que soy del<br />
Sor.. testador, tengo derechos ciertos<br />
y positivos para tantear ó retraer<br />
esas fincas, por el precio y<br />
condiciones estipuladas por el<br />
rematador: por lo tanto usando ese<br />
beneficio, desde luego intento el<br />
retracto de las referidas casas,<br />
dentro del plano legal de los nueve<br />
días... y que no hago el retracto por<br />
dolo, ni con fraude, según lo exige<br />
la Ley... Pido justicia con costas, juro<br />
que no procedo de malicia y en lo<br />
demás necesario", 13 y ofreció la<br />
misma cantidad de dinero que alcanzaron<br />
en la subasta.<br />
Crespo Ponce de León 14 vende<br />
las tres casas, en igual precio al de<br />
la subasta y en el propio año 1857 a<br />
don Francisco Anselmo Puente y<br />
Fernández, pero la muerte repentina<br />
del primero no permite la realización<br />
completa de la transacción,<br />
llevándola a su término Francisco<br />
Puente con la viuda de este, la señora<br />
doña Concepción Cárdenas y<br />
Rodríguez de Ponce de León y declara<br />
la venta real: "En la siempre<br />
fidelísima Ciudad de la Habana a<br />
veinte y tres de noviembre de mil<br />
ochocientos cincuenta y siete...<br />
compareció la Escma. Sra. Da. Concepción<br />
de Cárdenas natural y vecina<br />
de esta sobre dha ciudad,<br />
mayor de edad, como viuda del
Escmo. Sr. Dn Ignacio Crespo y Ponce<br />
de León... Que a consecuencia<br />
de los autos promovidos por Dn.<br />
Francisco Anselmo Puentes, para<br />
acreditar que las casas números 6<br />
y 7 de la calle San Pedro y primero<br />
de la cerrada de Santa Clara le pertenecen...<br />
resultando que Puente<br />
entregó al Escmo. Sr. Dn. Ignacio<br />
Crespo y Ponce de León el valor de<br />
las casas... conviniendo en formalizar<br />
después la correspondiente<br />
escritura de venta de dhas casas,<br />
procédase a su realización por la<br />
Escma. Sra. Da. Concepción de<br />
Cárdenas". 15<br />
Don Francisco Puente y su familia,<br />
vecinos de la villa de Guanabacoa,<br />
comienzan a hipotecar sucesivamente<br />
las casas de San Pedro y<br />
Santa Clara. A la muerte del señor<br />
Puente, acaecida en 1866, son traspasadas<br />
las propiedades en virtud<br />
de herencia testada a su viuda la<br />
señora doña Bienvenida Aliaga y<br />
Hernández, quien al morir en 1882,<br />
se adjudica la propiedad de las casas<br />
en común y por iguales <strong>parte</strong>s<br />
a sus tres hijos, don Francisco, don<br />
Guillermo y doña Carmen Puente<br />
y Aliaga. La hipoteca a destacar;<br />
durante todo el tiempo que las casas<br />
estuvieron en manos de esta<br />
familia; fue la realizada al artista<br />
plástico español don Víctor Patricio<br />
Landaluze y Uriarte, 16 correspondiente<br />
a las terceras <strong>parte</strong>s de<br />
las tres casas el 22 de mayo de 1880<br />
propiedad de don Guillermo Puente<br />
y Aliaga por un crédito de un valor<br />
de 2 603 pesos 40 centavos, ante el<br />
notario de la villa de Guanabacoa don<br />
Francisco W. Armengol.<br />
Para 1886 las casas son vendidas<br />
por los Puentes y Aliaga, con<br />
carácter de retro, en doce mil pesos<br />
oro español, al licenciado don<br />
Miguel de Céspedes y Barrero 17 y<br />
a su hija doña Elvira de Céspedes<br />
y Coffigny quienes hacen firme su<br />
título de propiedad en 1889. Don<br />
Miguel de Céspedes las libera de<br />
las hipotecas que gravan a las tres<br />
fincas y deja para entonces como<br />
única propietaria a la Céspedes y<br />
Coffigny representada por su hermano<br />
de los mismos apellidos.<br />
Las casas son vendidas nuevamente,<br />
ahora a doña Teresa Hernández<br />
y Castells, residente en El<br />
Vedado. La transacción de venta<br />
entre esta señora y los Céspedes<br />
y Coffigny es de un monto de diez<br />
mil pesos por las tres casas, que se<br />
hace firme el 3 de diciembre de 1898<br />
ante el notario don Pedro Galindo<br />
y don Mariano Casquero y Vieta,<br />
su esposo, como apoderado. Es<br />
bajo la tutela de su nueva dueña<br />
que las tres casas son demolidas<br />
hacia finales de 1908 y reedificada<br />
en su lugar una monumental casona<br />
de altos y bajos, portales y<br />
balconadura corrida en el año 1909.<br />
No todo el espacio que ocupaban<br />
las antecesoras tres viviendas fue<br />
cubierto por esta; en aquel momento<br />
el Ayuntamiento estaba enfrascado<br />
en alinear la calle de San Pedro<br />
y exigía la obligatoriedad de fabricar<br />
portal público a las edificaciones.<br />
18 Esto hace que se tome <strong>parte</strong><br />
HISTORIA<br />
del terreno de dichos inmuebles,<br />
y de una medida total de 293 metros<br />
con 46 centímetros que ocupaban,<br />
el espacio constructivo quedó<br />
reducido a 184 metros con 46 centímetros,<br />
que es el que abarca la<br />
actual edificación que toma <strong>parte</strong><br />
de las calles San Pedro y Santa Clara<br />
como lateral y fondo. La numeración<br />
de la nueva vivienda será<br />
San Pedro 16 hasta que en la década<br />
del treinta del siglo XX se haga<br />
una nueva reestructuración de los<br />
números y tome el actual de San<br />
Pedro 352.<br />
A la muerte de Teresa Hernández<br />
y Castells; en 1935, deja como único<br />
heredero de todo su patrimonio a<br />
su esposo y apoderado don Mariano<br />
Casquero y Vieta, quien al fallecer<br />
en 1939 sin descendencia directa,<br />
hace dejación de todos sus bienes<br />
a favor de su chofer el señor Jaime<br />
Oliver Adrover, quien inscribe la<br />
propiedad del inmueble a su nombre.<br />
Para este entonces la casa de<br />
San Pedro 352, antes 16, había poseído<br />
múltiples inquilinos, y en el<br />
momento en que se encontraba<br />
como dueño Oliver Adrover estaba<br />
en arrendamiento en los bajos,<br />
el café, y la planta alta como vivienda,<br />
al señor Julián Fernández y del<br />
Casero.<br />
Abrumado el señor Oliver Adrover<br />
por la hipoteca que pesaba<br />
sobre esta de un monto de veintidós<br />
mil pesos a favor del acaudalado<br />
señor don Carlos María<br />
Desvernine y Galdós y la amenaza<br />
de embargo, decide venderla a<br />
15 ANC: Fondo Protocolos, Escribanía de Marina, notario Plácido Manuel Borrego, año 1857, libro 86, folio 551.<br />
16 Víctor Patricio Landaluze, pintor español de origen vasco, que supo captar como nadie hasta ese momento las costumbres habaneras<br />
añadiéndole un matiz pintoresco, cotidiano y jocoso.<br />
17 La relación cronológica familiar que realiza el Conde de Jaruco en su obra, permite observar el vínculo de parentesco entre don Miguel de Céspedes y<br />
Barrero y el prócer de las gestas de independencia de 1868. Don Miguel de Céspedes y Barrero fue bautizado en la parroquia de San Salvador de Bayamo el 17<br />
de febrero de 1812; fue abogado y promotor fiscal. En F. X. Santa Cruz Mallén (1942): Historia de las familias cubanas, Ob. cit., t. 3, pp. 108-122.<br />
18 La solución de portales para uso público en las casas privadas no es un hecho que surja en el siglo XX, ya desde el siglo XVIII los ayuntamientos<br />
tomaron esta medida como se observa en las casas de la Plaza Vieja y en la Plaza de la Catedral.<br />
Gabinete de Arqueología / 113
HISTORIA<br />
su arrendatario, el señor Fernández<br />
y del Casero en el precio de treinta<br />
mil cuatrocientos pesos moneda oficial.<br />
El nuevo poseedor inscribe su<br />
título de propiedad en febrero de<br />
1947, comienza a habitarla y liquida<br />
además el crédito hipotecario<br />
que afectaba a la casa.<br />
Es sugestivo observar que después<br />
de casi un siglo sin habitarse<br />
la casa por su propietario, vuelva a<br />
darse la coincidencia de propiedad<br />
y ocupación a partir de 1947, y a<br />
su vez es interesante que los anteriores<br />
dueños nunca vivieran las<br />
casas. Sobre la fecha exacta en que<br />
la familia Gamboa y Riaño habitó<br />
las antiguas casas de San Pedro 16<br />
y 18 no se tienen pruebas documentales,<br />
aunque debió ser anterior<br />
a 1755 pues en ese año la señora<br />
Juana Bernardina Suárez —pri-<br />
114 / Gabinete de Arqueología<br />
mer ocupante conocido y madre de<br />
don Marcos Xavier Gamboa y Riaño—,<br />
muere siendo la propietaria.<br />
De los residentes en Santa Clara<br />
no. 1 no se tienen datos concretos,<br />
y en cuanto a la familia Ponce de<br />
León se desconoce la fecha exacta<br />
de la apropiación. Tampoco hay referencias<br />
sobre cuáles fueron los<br />
miembros de la familia que la ocuparon<br />
y en qué momento pudo haber<br />
sido. El hecho es que en el<br />
período en que Francisco Ponce de<br />
León era el dueño, tenía fijada su<br />
residencia en Cádiz, pudiendo, en<br />
todo caso, utilizar su casa de La<br />
Habana de modo temporal.<br />
Los Puentes y Aliaga nunca la<br />
habitaron y así lo atestiguan los<br />
documentos. Ellos continuarían residiendo<br />
en la cercana villa de Guanabacoa,<br />
los Céspedes y Coffigny<br />
tampoco, doña Elvira vivía en Matanzas<br />
y su hermano en la calle Prado.<br />
Los Hernández y Castells, y<br />
Casquero y Vieta, como el propio<br />
Adrover, eran moradores del aristocrático<br />
barrio de El Vedado.<br />
El señor Fernández y del Casero<br />
compra el derecho de arrendamiento<br />
de la casa de San Pedro 352<br />
el 15 de octubre de 1924, comenzando<br />
a habitarla alrededor de esa<br />
fecha en la forma de plazos de<br />
arrendamientos prorrogables, según<br />
imponía su dueña hasta que la<br />
adquiere definitivamente mediante<br />
compra en 1947, al señor Adrover.<br />
En el Registro de la Propiedad<br />
no aparece otro titular después de<br />
Casero, y cierra la información con<br />
la expropiación, por <strong>parte</strong> del Estado<br />
cubano, de bienes malversados,<br />
con fecha 10 de marzo de 1960.<br />
Casa de San Pedro no. 16 antes de su demolición en 1908. Se observa el cartel del bar-cantina<br />
Los Marinos que probablemente existiera en dicha casa desde la segunda mitad del siglo XIX
Café Los Marinos<br />
fundó un establecimiento, si tuvo<br />
varios emplazamientos y sus diversos<br />
dueños y por ende sus transformaciones<br />
aparenciales.<br />
La información sobre este comercio<br />
aparece muy dispersa en<br />
la documentación escrita. En los<br />
directorios mercantiles del siglo XIX<br />
puede aparecer indistintamente<br />
como fonda, en otros como tren de<br />
cantinas o simplemente café. Al<br />
inicio de este trabajo se indicaba<br />
en la temprana fecha de 1874 19 la<br />
existencia de un establecimiento de<br />
café en la casa de San Pedro 16 a<br />
nombre de José Rivero. Los propietarios<br />
en esta época eran los<br />
Puente y Aliaga que pudieron haberle<br />
arrendado a Rivero la planta<br />
baja de la casa de San Pedro 16 para<br />
uso de comercio. Sin embargo, en<br />
el Anuario y Directorio de La Habana<br />
de 1859 está anunciado un comercio<br />
en Santa Clara no. 1 a nombre<br />
de Francisco Puente. Este es el dato<br />
más antiguo que tenemos acerca<br />
de un comercio en ese sitio; todo<br />
parece indicar que cuando Francisco<br />
Puente le compra las tres casas 20 Ante la imposibilidad de acceso<br />
directo a los asientos de comercios<br />
y comerciantes en los Libros de<br />
Registros Mercantiles del Archivo<br />
Nacional de <strong>Cuba</strong>; se hace más difícil<br />
y deficiente el rastreo de la información<br />
de cómo y cuándo se<br />
a<br />
Ignacio Crespo Ponce de León en<br />
1857, dos años después incursiona<br />
personalmente en el mundo del<br />
comercio y lo establece en la casa<br />
de su propiedad situada por la calle<br />
Santa Clara. No es posible determinar<br />
si esta fue la primera<br />
fecha en que se funda el café, ni<br />
precisar cuándo se establece en<br />
San Pedro 16, 21 donde actualmente<br />
permanece.<br />
Ya una vez establecido en esta<br />
casa poseerá varios propietarios<br />
según la fuente de referencia. En<br />
el año 1875, el Directorio Hispano-<br />
Americano de <strong>Cuba</strong>, Puerto Rico y<br />
Saint Thomas recoge el anuncio del<br />
negocio de fonda; ubicado en esa<br />
dirección a nombre de José Rivero:<br />
"En esta casa se despachan cantinas<br />
a Precios módicos". En el Directorio<br />
General para la Isla de <strong>Cuba</strong> de<br />
1883, aparece registrado por la nomenclatura<br />
de Café a nombre de<br />
José García Rodríguez y en el Directorio<br />
Mercantil de la Isla de <strong>Cuba</strong><br />
de los años 1889 a 1890, Joaquín<br />
Bouza inscribe su café en la casa<br />
de San Pedro 16, en esa fecha esta<br />
casa y las dos restantes habían<br />
pasado a ser propiedad de los Céspedes.<br />
En la edición del Directorio<br />
Mercantil de la Isla de <strong>Cuba</strong>, de 1895<br />
a 1896, ese mismo establecimiento<br />
aparecerá a nombre de Pablo<br />
Martínez.<br />
A lo largo del siglo XIX, desde<br />
la fundación del comercio, con una<br />
vida ininterrumpida, no hay una sola<br />
referencia al nombre Los Marinos o<br />
HISTORIA<br />
algún otro; la entidad siempre será<br />
anunciada en los directorios mercantiles<br />
a través de la dirección donde<br />
se haya, a diferencia de otros establecimientos<br />
que sí lo hacen por<br />
sus denominaciones. La primera<br />
mención a un nombre es en El Fígaro<br />
en 1909, en el espacio "Progresos<br />
Urbanos", donde se elogia la<br />
nueva edificación realizada bajo los<br />
auspicios de sus recientes dueños,<br />
doña Teresa Hernández y Castells y<br />
su esposo el señor Vieta, y se le anuncia<br />
como Club Marino. 22 Sin embargo,<br />
en la fotografía de inicios del<br />
siglo XX cuando aún no habían sido<br />
demolidas las tres casas, aparece<br />
en San Pedro 16 el anuncio del comercio<br />
bajo el nombre de Los Marinos.<br />
¿Cómo era el Café en su interior?<br />
¿Cómo estaba distribuido el<br />
negocio espacialmente? Sólo dos<br />
referencias: la primera, antes de ser<br />
demolida la casa, y otra la que nos<br />
ofrece El Fígaro en 1909, brindan<br />
una sucinta idea del lugar y la época.<br />
En el documento de compraventa<br />
que se realiza entre don<br />
Domingo del Portillo y Santayana<br />
a don Francisco García Naveiro en<br />
1902 se expresa: "Que el referido<br />
Café y Cantina está compuesto, ó<br />
lo constituye su mostrador, armatostes,<br />
mesas, sillas, espejos, muebles,<br />
útiles, enseres, botellería y<br />
demás existencias y mercancías<br />
que lo forman, así como vidriera<br />
para tabacos y cigarros y sus exis-<br />
19 El DIC de 1874 registra en ese sitio este comercio. Los directorios se realizaban de un año para otro y es muy probable que el café estuviese<br />
fundado desde tiempo antes.<br />
20 En posesión de los Ponce de León no existió comercio establecido en las casas. Al morir el capitán de navío Francisco Ponce de León, dueño de<br />
dichos inmuebles; los declara, en su testamento, libres de todo gravamen. En el curso de los juicios aclaratorios del derecho de las casas por los<br />
Ponce de León se continúa testificando que están libres de impuestos; excepto el que corresponde a la Capellanía de Juana Pérez.<br />
21 Una vez que apareció el comercio de café en San Pedro 16 no fue cambiado para las dos restantes casas. La posición geográfica de esta casa<br />
que ocupaba las esquinas por San Pedro y Santa Clara, con entradas por ambas calles resultó ideal para este tipo de negocio.<br />
22 La definición que poseemos de un club no es el que tuvo en 1909. A comienzos del siglo XX; y a todo lo largo de él; fue siempre un café con<br />
cantina a la manera de los cafés nocturnos bohemios parisinos que tanto se imitaron en La Habana. Los Marinos no escapó de esto y era visitado por<br />
pintores y poetas.<br />
Gabinete de Arqueología / 115
HISTORIA<br />
tencias...". 23 La nueva imagen que<br />
ofrece El Fígaro es la siguiente, ya<br />
con la nueva edificación: "Instalado<br />
el espléndido café Club Marino<br />
en los bajos de un magnífico edificio,<br />
propiedad del Sr. Casquero, sus<br />
amplios y lujosos salones, brillantemente<br />
decorados y amueblados<br />
con profusión de elegantes mostradores,<br />
espejos, mármoles y sillería,<br />
se ven constantemente visitados<br />
por una clientela selecta y numerosa...<br />
que se hace lenguas celebrando<br />
lo exquisito de los dulces,<br />
refrescos y licores que allí se consumen.<br />
El inmejorable salón de<br />
lunch es innegablemente un orgullo<br />
para el comercio de la Habana...<br />
En el magnífico departamento de<br />
tabaco, cigarros y cambios de monedas,<br />
se ha instalado la reventa de<br />
billetes de la Colecturía no. 17, antigua<br />
de Pellón, lo que, como es natu-<br />
116 / Gabinete de Arqueología<br />
Casa de San Pedro 16. Detalle del letrero Café Los Marinos,<br />
tomado de la fotografía anterior<br />
ral dá al establecimiento mayor<br />
realce". 24<br />
En cuanto a la planta alta, ya sea<br />
de los tres inmuebles del siglo XIX<br />
como el realizado en 1909, se utilizó<br />
para espacio de vivienda de los<br />
inquilinos que arrendaban la planta<br />
baja del negocio o como escritorio,<br />
25 según señala el Registro de<br />
la Propiedad en uno de los tantos<br />
arrendamientos realizados por su<br />
dueña en el XX.<br />
El proyecto inicial del hotel Armadores<br />
de Santander, sito en la convergencia<br />
de las calles Luz y San Pedro;<br />
e inaugurado en diciembre de<br />
2001, contemplaba la inclusión de la<br />
casa de San Pedro 352 como <strong>parte</strong> de<br />
sus instalaciones, pero factores financieros<br />
lo impidieron. Esta circunstancia<br />
animó a realizar algunas<br />
recomendaciones acerca del posible<br />
uso futuro del inmueble que actual-<br />
mente está en desuso y pendiente<br />
de restauración.<br />
Se propone instalar en la planta<br />
baja de San Pedro 352 un café con el<br />
nombre Los Marinos que continúe la<br />
tradición de aquel que se mantuvo<br />
desde su apertura en ese lugar y<br />
cuya historia no debe desaparecer.<br />
Es lamentable, como se señaló, no<br />
haber podido acceder a los fondos<br />
que guardan los libros de Registros<br />
Mercantiles y determinar el año de<br />
su fundación, pudiendo así colocarlo<br />
en la fachada para su mayor prestancia.<br />
En los altos se colocaría un restaurante<br />
que lleve el nombre del<br />
conocido pintor Landaluze, quien<br />
hizo hipoteca en este sitio en el siglo<br />
XIX, cuya posición frente a los<br />
problemas independentistas de<br />
<strong>Cuba</strong> siempre fue de agresividad<br />
y despotismo, pero él, como tantos<br />
otros, no pudo saltar la barrera de<br />
su tiempo y tomar una posición progresista<br />
acerca del derecho de<br />
emancipación de los cubanos, que<br />
desde hacía mucho no se sentían<br />
<strong>parte</strong> de la Corona española.<br />
Nacido en España 26 , llega a <strong>Cuba</strong><br />
en edad adulta. Quizás a causa<br />
del rechazo y persecución a que<br />
fue sometido durante su estancia<br />
en México por las autoridades de<br />
ese país acciones llevadas a cabo<br />
contra todo lo relacionado con España,<br />
no se inclinó a la causa separatista<br />
de <strong>Cuba</strong> que por demás<br />
perjudicaban las ventajas que<br />
ofrecía esta colonia a su país de<br />
origen. Sin embargo, este hombre<br />
fue el primero de su tiempo<br />
en plasmar sobre lienzos y en<br />
23 ANC: Fondo Protocolos, Escribanía de Pedro Galindo y Piñero, año 1902, t. 25, folio 1480-1490.<br />
24 El Fígaro, La Habana, agosto 29 de 1909, año XXV, no. 35, p. 435.<br />
25 Lo que conocemos hoy por una oficina.<br />
26 Víctor Patricio Landaluze y Uriarte nace en una villa cerca de Bilbao, el 6 de marzo de 1828. Algunos autores señalan su llegada a <strong>Cuba</strong> en 1850 y<br />
otros en el año 1863.
papel periódico los tipos populares<br />
de la sociedad cubana, aquella<br />
esfera común y concebida como fea<br />
para ser llevada a la pintura. La profesora<br />
de la Universidad de La Habana,<br />
Lázara Castellanos; nos dice<br />
acerca de Landaluze: "Pocos creadores<br />
son sometidos a la prueba del<br />
tiempo y el espacio como Landaluze.<br />
Para unos, un mito; para otros un extranjero<br />
indeseable. Pero, pensemos<br />
por un instante, cómo sería la<br />
pintura y el humor gráficos cubanos<br />
sin la presencia del vasco". 27<br />
Si llegase a ejecutarse tal propuesta,<br />
el restaurante pudiera ser<br />
decorado con grabados de este<br />
pintor que le darían más realce al<br />
lugar y un motivo de profusa concurrencia.<br />
27 Lázara Castellanos (1991): Víctor Patricio<br />
Landaluze, Editorial Letras <strong>Cuba</strong>nas, La<br />
Habana, p. 82.<br />
Anuario y Directorio de La Habana<br />
(1859): Librería de A. Graupera, Obispo<br />
113, Habana.<br />
Boletín comercial: Anuncios,<br />
operaciones diarias de muelle, aduana,<br />
almacenes y Plaza (1867, 1868, 1870):<br />
Director Santiago S. Spencer, Habana.<br />
Castellanos, L. (1991): Víctor Patricio<br />
Landaluze, Editorial Letras <strong>Cuba</strong>nas, La<br />
Habana.<br />
Directorio de Artes, Comercio e<br />
Industrias de La Habana (1859): Librería<br />
de A. Graupera, Habana.<br />
Directorio de Artes, Comercio e<br />
Industrias de La Habana (1860): Tiburcio<br />
V. Cuesta, Habana.<br />
Directorio de la Isla de <strong>Cuba</strong> (1874):<br />
Director Joaquín Jovellar y Soler, Habana.<br />
Directorio General de la Isla de <strong>Cuba</strong><br />
(1884-1885): Director Santiago S.<br />
Spencer, Empedrado no. 10, Habana.<br />
Directorio Hispano - Americano de<br />
<strong>Cuba</strong>, Puerto Rico y Saint Thomas<br />
(1875): Editor Propietario Caine, F. y Ca.,<br />
Habana.<br />
Directorio Mercantil de La Habana<br />
(1900): Directores y Propietarios Zayas y<br />
Quintero, año VIII, Habana.<br />
Directorio Mercantil de la Isla de <strong>Cuba</strong><br />
para el año 1895 á 96 (1895): Directores<br />
y Propietarios Zayas y Quintero, año V,<br />
Habana.<br />
El Fígaro, Revista Universal Ilustrada<br />
(1909): "Progresos Urbanos: El Club<br />
Marino", año XXV, no. 35, agosto 29, La<br />
Habana.<br />
Guía de Forasteros en la siempre fiel<br />
Isla de <strong>Cuba</strong> para el año 1841 (1841):<br />
Imprenta del Gobierno y Capitanía<br />
General y de la Real Sociedad Patriótica<br />
por S. M, Libro del Gobierno, Habana.<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
Nomenclator Comercial, Agrícola,<br />
Industrial, Artes y Oficios y Directorio<br />
General para 1883-1884 de la Isla de<br />
<strong>Cuba</strong> (1883): Centro Editorial de Obras<br />
Ilustradas de Molinas y Juli, 1rª serie,<br />
Habana.<br />
Santa Cruz Mallén, F. X. (1940): Historia<br />
de las familias cubanas, Editorial Hércules,<br />
t. 1, Habana.<br />
_______________________ (1942):<br />
Historia de las familias cubanas, Editorial<br />
Hércules, t. 3, Habana.<br />
Fuentes Primarias*<br />
HISTORIA<br />
Archivo Nacional de <strong>Cuba</strong>: Fondo Antigua<br />
Anotaduría de Hipotecas, libro 3, folio 278<br />
vt. / Fondo Protocolos, Notarial de Marina,<br />
1745-1858 y Mayor del Apostadero, 1859-<br />
1877 / Escribanías, Pedro Galindo Piñero,<br />
año 1902, t. 25, folios 1480, 1490 y 1490<br />
vt.; De Junco, notario Cristóbal Vianés de<br />
Salas, año 1760, folio 1423; De Marina,<br />
notario Plácido Manuel Borrego, año<br />
1857, libro 86; De Rodríguez Pérez, años<br />
1856-1878, leg. 321, primera pieza; De<br />
Salinas, año 1818, leg. 407, no. 4731; De<br />
Varios Judiciales [s. a.], leg. 414, no. 5832.<br />
Registro de la Propiedad<br />
Registro Número Cinco del Ayuntamiento.<br />
ts. / 241, folios 18, 68 / 242, folio 178 / 244,<br />
folio 118 / 271 sec. 1ª., folio 66 / 314 sec.<br />
1ª., folio 231 / 330, folio 146 / 367 sec. 1ª.,<br />
folio 114 / 387, folio 172 / 393, folio 180 /<br />
415, folio 75 / 474, folio 214 / 506, folio 35 /<br />
508, folio 111 / 584, folio 206 / 668,<br />
folio 141.<br />
* Cuando sólo se señala Escribanía y año<br />
es porque la información completa<br />
aparece a pie de página.<br />
Gabinete de Arqueología / 117
HISTORIA<br />
El memorable combate de Río Hondo<br />
Por: Enrique M. Alonso Alonso, Carlos Díaz Guanche, Carlos R. Rosa Saavedra, María R. González<br />
Sánchez, Esperanza Blanco Castillo y Jorge L. Ruiz Licor<br />
Resumen<br />
Se demuestra la significación histórica en esta<br />
acción de guerra del mayor general Antonio<br />
Maceo en Pinar del Río y se presenta la<br />
investigación realizada para descubrir el sitio<br />
exacto donde ocurrió y los pormenores<br />
operativos del combate, lo que permitió<br />
disponer de una reconstrucción de los hechos<br />
válida para promover la declaratoria del sitio<br />
como Monumento Nacional. Este resultado de<br />
investigación da respuesta a ese problema<br />
concreto de las Ciencias Históricas aplicadas<br />
al trabajo patriótico militar y a la protección<br />
del Patrimonio Nacional.<br />
Abstract<br />
A description of the historical significance of a<br />
battle led by Major General Antonio Maceo in<br />
Pinar del Río. Detailed research has revealed<br />
the exact location of the battle and the<br />
military strategy employed, enabling a<br />
reconstruction of the historical facts which<br />
has in turn caused the site to be declared a<br />
site of national importance. A satisfying<br />
example of the alliance of historical science<br />
with patriotic military sentiment and the<br />
protection of national heritage.<br />
118 / Gabinete de Arqueología<br />
En su histórica defensa durante el<br />
juicio por los sucesos del Moncada, y<br />
argumentando las posibilidades de<br />
triunfo del movimiento revolucionario,<br />
Fidel Castro expresó:<br />
"Hay un pasaje inolvidable de<br />
nuestra guerra de independencia<br />
narrado por el general Miró Argenter,<br />
Jefe del Estado Mayor de Antonio<br />
Maceo, que pude traer copiado en<br />
esta notica para no abusar de la memoria:<br />
‘La gente bisoña que mandaba<br />
Pedro Delgado, en su mayor <strong>parte</strong><br />
provista solamente de machete, fue<br />
diezmada al echarse encima de los<br />
soldados españoles, de tal manera,<br />
que no es exagerado afirmar que<br />
de 50 hombres, cayeron la mitad.<br />
Atacaron a los españoles con los<br />
puños ¡sin pistolas, sin machetes y<br />
sin cuchillos! Escudriñando las malezas<br />
de Río Hondo, se encontraron<br />
quince muertos más del partido<br />
cubano, sin que de momento pudiera<br />
señalarse a qué cuerpo pertenecían.<br />
No presentaban ningún<br />
vestigio de haber empuñado arma;<br />
el vestuario estaba completo y pendiente<br />
de la cintura no tenían más<br />
que el vaso de lata; a dos pasos de<br />
allí el caballo exánime con el equipo<br />
intacto. Se reconstruyó el pasaje<br />
culminante de la tragedia: estos<br />
hombres, siguiendo a su esforzado<br />
jefe, el teniente coronel Pedro<br />
Delgado, habían obtenido la palma<br />
del heroísmo; se arrojaron sobre<br />
las bayonetas con las manos solas;<br />
el ruido del metal, que sonaba<br />
en torno a ellos, era el golpe del<br />
vaso de beber al dar contra el muñón<br />
de la montura. Maceo se sintió<br />
conmovido, él, tan acostumbrado a<br />
ver la muerte en todas sus posiciones<br />
y aspectos, murmuró este panegírico:<br />
¡Yo nunca había visto eso,<br />
la gente novicia que ataca inerme<br />
a los españoles, con el vaso de beber<br />
agua por todo utensilio. Y yo le<br />
daba el nombre de impedimenta!’...<br />
¡Así luchan los pueblos cuando quieren<br />
conquistar su libertad, les tiran<br />
piedras a los aviones y viran los tanques<br />
boca arriba!" (Castro, 1961:44).<br />
Por su <strong>parte</strong> el cronista, general<br />
Miró, incluía en su propio relato<br />
el siguiente comentario:<br />
"¡Si el gran caudillo [Maceo] hubiera<br />
sobrevivido a la tremenda<br />
batalla por la libertad del país, esta<br />
misma oración, grabada sobre una<br />
losa humilde, recordaría hoy al mundo<br />
de los buenos el triste y conmovedor<br />
episodio!" (Miró, 1970, t. 2:69).<br />
Una semana después de Río<br />
Hondo, al abandonar provisionalmente<br />
la provincia, Maceo escribió<br />
a su esposa:<br />
"En fin, ya estoy fuera, dejando<br />
en la provincia de Pinar del Río cuatro<br />
mil hombres sobre las armas;<br />
producto de la invasión y el patrio-
tismo de aquella gente, que a decir<br />
de otros es la que mejor ha correspondido,<br />
se parece a Oriente en entusiasmo<br />
y hechos" (Franco, 1973,<br />
t 3:76).<br />
Con estos antecedentes, no es<br />
preciso emplear más palabras para<br />
enfatizar la significación histórica<br />
de este hecho de armas. El estudio<br />
pormenorizado y la necesaria reconstrucción<br />
sobre el terreno del<br />
combate de Río Hondo los iniciamos<br />
a mediados de la década del<br />
setenta, deseosos de hallar y rescatar<br />
del olvido el pedazo de tierra<br />
donde ocurrió la memorable carga,<br />
persuadidos de que se debía<br />
valorar como un sitio histórico del<br />
más alto rango en el ámbito de las<br />
tradiciones combativas del pueblo<br />
cubano.<br />
Para conseguir estos fines, se aplicaron<br />
las técnicas y sistema que al<br />
efecto veníamos elaborando (Alonso,<br />
1993). Adelantemos que los primeros<br />
reconocimientos del terreno<br />
revelaron que un tramo de 500 metros<br />
de la antigua calzada de La<br />
Habana, que vino a resultar centro<br />
de la acción, permanecía milagro-<br />
samente intacto, a pesar de que esta<br />
vía quedó destruida casi totalmente<br />
en la década de 1920 por la construcción<br />
de la carretera central.<br />
Trabajo realizado<br />
La bibliografía disponible sobre<br />
el hecho consistía sólo en el citado<br />
capítulo de las Crónicas de Miró y<br />
lo que presenta José Luciano Franco<br />
(1973) es tomado de esta misma<br />
fuente. Tratando de discriminar lo<br />
seguro de lo probable, se elaboró una<br />
versión despojada de subjetivismo<br />
que serviría de guía o hipótesis<br />
para ser contrastada con posibles<br />
fuentes orales, con el reconocimiento<br />
del terreno y con argumentos de<br />
la esfera del arte militar de la época.<br />
También fueron revisados textos<br />
militares de la época, siendo los<br />
más utilizados Barbasán (1899) y<br />
Estévanez (1897).<br />
Finalmente se exploró el terreno<br />
y se pudo constatar que sobre<br />
los hechos se conservaba alguna información<br />
entre los pobladores de<br />
la zona. Una vez efectuados los<br />
análisis, cotejos y comparaciones<br />
HISTORIA<br />
pertinentes, quedó elaborada la buscada<br />
interpretación reconstructiva. Si<br />
el lector puede repasar las Crónicas<br />
de Miró paralelamente con el presente<br />
trabajo, podrá constatar la<br />
utilidad de esta interpretación.<br />
Resultados parciales del trabajo<br />
El relato de Miró, abundante en<br />
menciones a hechos y lugares, permitió<br />
ubicar a grandes rasgos el<br />
teatro de las operaciones alrededor<br />
de la antigua calzada real, entre<br />
los cauces de Río Hondo y Arroyo<br />
Yaguazas, entre cuatro y seis kilómetros<br />
al este del pueblo de San<br />
Cristóbal, provincia de Pinar del Río.<br />
Por la misma fuente se supo que<br />
el combate consistió en el enfrentamiento<br />
de fuerzas cubanas de<br />
caballería, de número indeterminado,<br />
contra una columna española<br />
de 600 hombres de infantería bajo<br />
el mando del coronel Enrique Segura,<br />
con un epílogo en el que se<br />
hostilizó una fuerte columna española<br />
auxiliadora de la primera<br />
y de 1 000 hombres de las tres armas<br />
(infantería, caballería y artille-<br />
Gabinete de Arqueología / 119
HISTORIA<br />
ría). Por supuesto, también se obtuvo<br />
una descripción de los hechos.<br />
El reconocimiento del hipotético<br />
escenario del combate permitió<br />
precisarlo en mayor grado, las personas<br />
que viven en las inmediaciones<br />
conocen que allí combatió Maceo<br />
a los españoles, y señalan las ruinas<br />
de la casa de obras públicas que se<br />
menciona en las Crónicas. Aledaño<br />
a esta, se observa un tramo de<br />
500 metros de la antigua calzada<br />
que se extiende de la casa al Río<br />
Hondo, hacia el oeste. La casa, a<br />
su vez, dista del puente de Yaguazas<br />
1 500 metros por la carretera central,<br />
que sigue allí igual trazado que la vieja<br />
calzada, a la que se superpuso<br />
en ese tramo. Hay un viaducto o<br />
puente intermedio en el trayecto<br />
de la casa a Río Hondo, ubicado a<br />
225 metros de aquella y a 275<br />
metros del río. La familia Baceiro,<br />
vecina del lugar, refiere que a la<br />
llegada de sus ascendientes a<br />
principios del siglo XX, toda el área<br />
al sur de la mencionada casa estaba<br />
cubierta de bosque.<br />
Por su <strong>parte</strong>, la bibliografía militar<br />
citada, precisa que los 600<br />
hombres de Segura podían corresponder<br />
a cinco o seis compañías,<br />
de cuatro pelotones con veinticinco<br />
a treinta y un hombres cada uno,<br />
a la usanza y según los reglamentos<br />
de la época. Cada uno de estos<br />
pelotones, desplegado en<br />
línea de combate de dos escalones,<br />
con intervalos entre fusileros<br />
de 1,50 metros, cubre un frente de<br />
18 a 20 metros. El reglamento en uso<br />
estipulaba intervalos entre pelotones<br />
iguales a su frente. De tal manera,<br />
200 hombres así desplegados podían<br />
cubrir un frente de 270 metros, y 400<br />
hombres 560 metros, con independencia<br />
del variable tamaño de las<br />
compañías que integraran.<br />
120 / Gabinete de Arqueología<br />
Las tropas españolas que combatieron<br />
en Río Hondo estaban dotadas<br />
del fusil Maüser modelo 1893,<br />
calibre 7 mm, capaz de disparar en<br />
condiciones de polígono, no de combate,<br />
veinticinco disparos por minuto,<br />
apuntando. En el combate esa<br />
cadencia se podía reducir hasta la<br />
mitad, pero aún así un pelotón podía<br />
batir su frente de veinte metros<br />
con 400 disparos por minuto, y<br />
200 tiradores con 3 000. Agréguese<br />
a esto la bayoneta de que estaban<br />
provistos para el combate cercano.<br />
Igualmente se establecieron algunos<br />
principios tácticos de la época<br />
que sin duda eran de amplio dominio<br />
por <strong>parte</strong> de jefes y oficiales de academia,<br />
más aún cuando tenían, como<br />
Segura, experiencia combativa:<br />
- El fuego es la principal defensa<br />
de la infantería contra la caballería.<br />
- Para conseguir dirigir eficientemente<br />
el fuego de ese tipo de combate,<br />
es preciso utilizar las formaciones<br />
cerradas, tales como la línea,<br />
la columna o el cuadro.<br />
- De estas, la línea es la formación<br />
más eficaz, porque permite<br />
concentrar el fuego en un solo frente,<br />
con el defecto de que sus flancos<br />
son muy vulnerables; cuando<br />
estos no están cubiertos por obstáculos<br />
del terreno, es preciso defenderlos<br />
con tropas escalonadas.<br />
-En el combate defensivo es aconsejable<br />
mantener de un cuarto a un<br />
tercio de la fuerza como reserva.<br />
Interpretación<br />
Reuniendo el resultado del análisis,<br />
con las Crónicas a la vista, se<br />
arriba a la siguiente interpretación<br />
reconstructiva:<br />
El combate fue previamente planeado<br />
por Maceo, quien escogió el<br />
terreno en que se libraría, ya que<br />
pudo inferir que vendrían tropas enemigas<br />
de Candelaria y se dispuso<br />
para combatirlas con ventaja.<br />
El terreno escogido fue el espacio<br />
llano, aunque entonces algo<br />
montuoso por el sur, comprendido<br />
entre el Río Hondo y el Arroyo<br />
Yaguazas, en sectores aledaños a<br />
la calzada de La Habana, que unía<br />
allí a Candelaria y a San Cristóbal,<br />
con un trazado muy cercano al de<br />
la actual carretera central; aunque<br />
no se menciona en las Crónicas, por<br />
allí pasaba también la vía férrea del<br />
Ferrocarril del Oeste, cortando la<br />
calzada cerca de la casa. Maceo situó<br />
el núcleo de sus fuerzas en la planicie<br />
al norte de la calzada, a la vista<br />
del puente de Yaguazas, y retenes<br />
avanzados sobre esta en dirección a<br />
Candelaria, y allí aguardó.<br />
El jefe de la columna española<br />
que combatió en Río Hondo era un<br />
militar capaz y experimentado que<br />
ya se había enfrentado a Maceo.<br />
En consecuencia, sus fuerzas actuaron<br />
con eficacia y precisión<br />
desde los primeros momentos.<br />
Formadas en columna abrieron fuego<br />
sobre la marcha desde que fueron<br />
tiroteadas por las avanzadas<br />
insurrectas y destacaron elementos<br />
para tratar de envolver por su<br />
flanco derecho (el sur) a aquellos<br />
retenes.<br />
Una vez ubicado el enemigo y vista<br />
su primera reacción, Maceo en<br />
persona se lanzó, seguido de un corto<br />
número de jinetes, a tratar a su<br />
vez de flanquear el ala izquierda enemiga,<br />
con el evidente propósito de<br />
no permitir que la columna se desplegara,<br />
sino que se mantuviera unida<br />
sobre la calzada para poder<br />
cargarla con la caballería. En ese<br />
empeño, accidentalmente se extravió<br />
en una ceja de monte, con lo<br />
que se perdieron minutos decisivos.
La columna española, lógicamente,<br />
apretó el paso y, disparando sobre<br />
la marcha en todas direcciones,<br />
consiguió llegar a las ruinas de la<br />
casa de obras públicas sin haber<br />
sufrido ninguna carga de la caballería<br />
mambisa. Los muros de esa<br />
casa, en unión del bosque que comenzaba<br />
allí mismo extendiéndose<br />
hacia el sur, constituían un<br />
excelente punto de apoyo para el<br />
flanco derecho de una línea de tiradores<br />
que se desplegaría entonces<br />
a lo largo de 500 metros de la<br />
calzada en dirección al río, con su<br />
frente al norte. Segura debió apreciar<br />
inmediatamente las ventajas<br />
de la posición y ordenó que 400<br />
hombres ejecutaran la maniobra rápidamente.<br />
A las mencionadas ventajas<br />
se agrega que la calzada en ese<br />
tramo presenta un terraplén de altura<br />
creciente (por descenso del<br />
terreno circundante hacia el río)<br />
que llega a los dos metros, con un<br />
talud lo suficientemente pendiente<br />
para impedir que la caballería chocara<br />
con los infantes a la velocidad<br />
de la carga. Los 400 hombres señalados<br />
podrían cubrir los 500 metros<br />
de frente, de modo que se podía<br />
mantener la tercera <strong>parte</strong> de las<br />
fuerzas en reserva y defendiendo<br />
la casa.<br />
En esos momentos Maceo se<br />
reincorporó a sus fuerzas y comprendiendo<br />
el plan enemigo ordenó<br />
una carga fulminante. Obsérvese<br />
que las fuerzas insurrectas estaban<br />
situadas al norte y algo al este de la<br />
casa y tramo de calzada que la une<br />
al río. La carga se produjo, al parecer,<br />
mientras las compañías enemigas<br />
ejecutaban su movimiento, de<br />
modo tal que sólo algunos pelotones<br />
habían ocupado ya sus posiciones.<br />
Es muy importante que se haya<br />
tomado la decisión de cargarlos sin<br />
esperar a que se desplegaran cómodamente<br />
con posibilidad de<br />
desatar todo su volumen de fuego.<br />
Por otra <strong>parte</strong>, era suicida intentar<br />
desfilar frente a los primeros pelotones<br />
ya desplegados y disparando,<br />
para tratar de ganarle el flanco<br />
izquierdo a la formación antes de<br />
que esta llegara al río.<br />
El objetivo de la carga, pues, fue<br />
hacerle bajas al enemigo y romper<br />
la línea, colocando combatientes al<br />
otro lado de la calzada, es decir, a<br />
retaguardia de la formación española,<br />
circunstancia en la cual esta<br />
dejaba de ser efectiva por tener<br />
que dispersar sus fuegos en dos<br />
direcciones. Ese objetivo se cumplió,<br />
con grandes pérdidas de ambos<br />
contendientes. Parte de los<br />
pelotones que corrían a ocupar sus<br />
posiciones hacia el río, se vieron<br />
obligados a volver sobre sus pasos<br />
para instalar una nueva línea a<br />
espaldas de la primera, con frente<br />
al sur. Es posible que en esta maniobra<br />
actuaran también algunos<br />
pelotones de la reserva. Con estos<br />
obligados cambios, se frustraba el<br />
plan inicial de Segura.<br />
Maceo ordenó una segunda carga,<br />
con el fin de colocar más combatientes<br />
al otro lado de la calzada.<br />
Esto se logró de manera menos<br />
sangrienta, pues las fuerzas consiguieron<br />
pasar al otro lado por el<br />
sector desguarnecido más próximo<br />
al río. Ya en esas circunstancias, no<br />
quedó al jefe español otra alternativa<br />
que defenderse circularmente<br />
en la casa, para lo cual los soldados<br />
improvisaron parapetos con<br />
barriles, maderas y escombros, sin<br />
más posibilidades objetivas que la<br />
rendición o la muerte.<br />
Las acciones habían comenzado<br />
al mediodía, y ya caía la tarde<br />
cuando se anunció que acudía des-<br />
de Candelaria otra columna, con<br />
1 000 hombres de las tres armas y<br />
el propósito evidente de auxiliar a<br />
la primera. Maceo ordenó combatirla;<br />
unos dos kilómetros al este<br />
de Río Hondo se iniciaron las hostilidades.<br />
Finalmente no se pudo<br />
impedir que esta fuerza, durante<br />
la noche, consiguiera contactar con<br />
los restos de la columna sitiada. Al<br />
amanecer emprendieron la retirada<br />
hacia Candelaria, hostilizados constantemente<br />
por los insurrectos.<br />
"La gente bisoña que mandaba<br />
Pedro Delgado" (Miró, 1970, t 2:69)<br />
eran reclutas que se habían incorporado<br />
tres días antes al Cuartel<br />
General en Candelaria; eran jóvenes,<br />
campesinos y pinareños, procedentes<br />
de las zonas de Cabañas<br />
y El Rubí.<br />
El centro del sector donde se produjo<br />
la primera carga al machete<br />
–en la que ocurrieron los episodios<br />
que dan trascendental importancia<br />
al combate– puede situarse entre 150<br />
y 200 metros de la casa de obras<br />
públicas, hacia el río, y sobre el<br />
talud norte de la calzada. El área<br />
del teatro de las acciones de Río<br />
Hondo que debe ser preservada se<br />
delimita por el río y la casa, y cincuenta<br />
metros a ambos lados de la<br />
calzada que los une y forma un rectángulo<br />
de 500 x 100 metros, o sea,<br />
cinco hectáreas. Es conveniente<br />
conservar también los sectores<br />
aledaños a ambos extremos, con<br />
lo que el sitio histórico alcanzaría,<br />
como máximo, las seis hectáreas<br />
de superficie.<br />
Conclusiones<br />
HISTORIA<br />
Todas las personas que han leído<br />
La historia me absolverá conocen<br />
el episodio citado al principio de<br />
este trabajo; también lo conocen<br />
Gabinete de Arqueología / 121
HISTORIA<br />
quienes leyeron las Crónicas... de<br />
Miró. Sin embargo, antes de concluir<br />
la investigación que se esboza<br />
en el presente trabajo, nadie<br />
sabía con exactitud dónde, y en<br />
detalle cómo y por qué ocurrieron<br />
los hechos.<br />
Obsérvese que es el estudio del<br />
terreno, a la luz de los principios<br />
tácticos y reglamentos de la época,<br />
lo que permite comprender la<br />
lógica de las acciones y movimientos,<br />
complementando y profundizando<br />
lo que las Crónicas... informan; no<br />
hay otra manera de conseguir ese<br />
resultado. La excepcional supervivencia<br />
de dos construcciones de<br />
gran significación en el combate<br />
(casa y calzada) permitió ubicar<br />
detalles que, de otro modo, hubiera<br />
sido preciso buscar mediante el<br />
hallazgo de las vainas de los cartuchos<br />
disparados por los fusiles españoles,<br />
algo casi imposible para<br />
un lugar tan transitado como aquel.<br />
No es extraño que se haya hecho<br />
mención en este estudio a número<br />
de combatientes españoles<br />
y no a compañías, aunque sí a pelotones;<br />
esto obedece a que la cantidad<br />
de integrantes de aquellas no<br />
era tan constante y uniforme como<br />
la de los pelotones, que han servido<br />
para calcular los sectores de<br />
fuego a cubrir por los tiradores que<br />
los componían.<br />
Como sólo un preámbulo, a manera<br />
de solución, de las técnicas y<br />
sistema para la reconstrucción arqueológica<br />
de acciones militares de<br />
la Guerra de Independencia, elaborados<br />
por uno de los autores, es<br />
que puede valorarse el resultado<br />
científico de esta investigación del<br />
combate de Río Hondo, su generalización<br />
se conseguirá mediante la<br />
declaración del sitio como Monumento<br />
Nacional y la divulgación del<br />
122 / Gabinete de Arqueología<br />
nuevo conocimiento histórico alcanzado.<br />
Es un suceso de interés<br />
social, concretamente en la esfera<br />
ideológica, como son todas las conclusiones<br />
de las investigaciones históricas,<br />
pues su difusión contribuye a<br />
reforzar la conciencia patriótica y revolucionaria<br />
de nuestro pueblo, propiciando<br />
nuevas formas de rendir<br />
tributo a una generación de héroes<br />
Alonso, E. (1993): "Técnicas y sistema<br />
para la reconstrucción arqueológica<br />
de combates de la Guerra de<br />
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argentino 1891 (1895): Imprenta de la<br />
Maestranza de Artillería, La Habana.<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
de la que todos nos honramos en considerarnos<br />
hijos. Esperemos que este<br />
modesto trabajo contribuya a ese<br />
propósito.<br />
Hemos propuesto a la Comisión<br />
Nacional de Monumentos, en 1990,<br />
la declaración de este sitio histórico<br />
como Monumento Nacional lo que<br />
se espera que ocurra en breve.<br />
Estévanez, N. (1897): Diccionario militar,<br />
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Franco, J. L. (1973): Antonio Maceo.<br />
Apuntes para una historia de su vida,<br />
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(Escala 1:50 000), 2da ed., La Habana.<br />
Miró Argenter, J. (1970): <strong>Cuba</strong>. Crónicas<br />
de la guerra, Ediciones Huracán, La<br />
Habana.<br />
Ramos, A. (1984): Las armas del Ejército<br />
Mambí, Editora Política, La Habana.<br />
Reglamento para la instrucción de tiro<br />
con fusil y carabina Maüser<br />
reglamentarios (1907): Talleres del<br />
Depósito de la Guerra, Madrid.
Dos Casas en tres siglos<br />
Por: Beatriz Rodríguez Basulto<br />
Resumen<br />
La casa ubicada en Mercaderes 27, esquina a<br />
Amargura, resalta por su fortaleza y<br />
majestuosidad y data de 1728, fecha en que<br />
fue totalmente remodelada por su segundo<br />
dueño, el capitán Francisco Bassabe. En ella<br />
probablemente vivió el célebre poeta José<br />
Fornaris y radicó la primera casa comercial<br />
que existió en dicho lugar, fundada en 1874.<br />
Esta edificación ha llegado hasta nuestros días<br />
conservando su arquitectura original gracias a<br />
la restauración realizada por su último<br />
propietario, Julián Aguilera y Raymond. Los<br />
actuales trabajos de investigación históricoarqueológicos<br />
demuestran cómo a pesar de<br />
las transformaciones de su aspecto exterior,<br />
la casa se mantuvo como la concibió su<br />
segundo dueño.<br />
Abstract<br />
The imposing house which stands at No 27<br />
Mercaderes Street at the junction with<br />
Amargura Street dates from 1728, the year in<br />
which the building was completely<br />
reconstructed by its second owner, Captain<br />
Francisco Bassabe. It is thought that the<br />
celebrated poet José Fornaris lived there, and<br />
that in 1874 the first commercial use was<br />
made of the building when a trading<br />
company opened its office there. Recent<br />
archaeological and historical research shows<br />
that despite alterations to its façade, the<br />
restoration carried out by its last owner,<br />
Julián Aguilera y Raymond, resulted in the<br />
building’s internal structure being conserved<br />
according to the design of Captain Bassabe<br />
Tanto la Historia como la Arqueología<br />
están comprendidas en<br />
las ciencias sociales, independientes<br />
pero relacionadas en cuanto las<br />
dos estudian al hombre y los procesos<br />
sociales. Una sin la otra no<br />
podría desarrollarse.<br />
¿Qué hace el arqueólogo sino<br />
hacer historia? Lo que diferencia<br />
al historiador y al arqueólogo es su<br />
objeto de estudio, bien definido actualmente<br />
para las dos ciencias: el<br />
primero desarrolla su tesis a partir<br />
de las fuentes escritas y orales, investigando<br />
en los documentos<br />
originales que aparecen en los archivos;<br />
mientras que el segundo interpreta<br />
complejos sistemas de<br />
signos que guardan disímiles lecturas<br />
estratificadas en los yacimientos.<br />
La Arqueología es, ante todo, una<br />
ciencia de carácter humano e histórico,<br />
pero no forma <strong>parte</strong> de la Historia<br />
ni de la Antropología; ha ganado<br />
su autonomía dedicándose al estudio<br />
de las evidencias materiales que<br />
el hombre ha dejado a su paso por la<br />
vida y que el tiempo ha estratificado<br />
y guardado celosamente.<br />
En el campo de las ciencias, las<br />
hipótesis se corroboran y refutan<br />
todos los días. A diario es rebatido<br />
algún planteamiento realizado por<br />
un historiador debido a un descubrimiento<br />
importante hecho por un<br />
arqueólogo, y viceversa.<br />
HISTORIA<br />
No se puede negar la necesidad<br />
que tiene para el trabajo arqueológico<br />
la unidad entre las distintas<br />
materias que lo apoyan, no tendría,<br />
pues, hipótesis que apoyar o refutar.<br />
El científico de la Arqueología<br />
necesita de la Historia, la Geología,<br />
la Topografía, la Biología, la Computación,<br />
etc., para sacar el máximo de<br />
información a un sitio; de igual manera,<br />
otras disciplinas enriquecen<br />
sus investigaciones con los datos<br />
obtenidos por los arqueólogos. Sin la<br />
interacción de todas estas ramas, la<br />
interpretación que se puede hacer<br />
resultaría incompleta.<br />
Este artículo es una muestra de<br />
cómo las investigaciones arqueológicas<br />
suministran informaciones<br />
que ayudan al historiador a desarrollar<br />
sus hipótesis.<br />
Descripción arquitectónica<br />
Llamada casa de los Bassabe y<br />
luego conocida como el inmueble de<br />
la Compañía Julián Aguilera, situada<br />
en Mercaderes esquina a Amargura,<br />
primero no. 15, después no. 27,<br />
y actualmente no. 213, tiene tres largos<br />
siglos de historia y atrae la atención<br />
del más avisado conocedor por<br />
su sólida construcción de cantería y<br />
por lo peculiar de su balconaje corrido,<br />
de anchos balaústres de madera<br />
que le confieren distinción.<br />
Gabinete de Arqueología / 123
HISTORIA<br />
En cuanto a su planta, responde<br />
al diseño característico de la vivienda<br />
colonial habanera en la que<br />
alrededor del patio central se desarrollaba<br />
el espacio habitacional.<br />
Estos inmuebles servían también<br />
como lugar de almacén respondiendo<br />
así a las necesidades que tenían<br />
sus encumbrados dueños de acumular<br />
productos al dedicarse a<br />
actividades de índole comercial.<br />
Posee grandes dimensiones,<br />
construcción de cantería, mampostería<br />
y tejas, de puntal alto, con gran<br />
portón para la entrada al estilo de<br />
la casa fortificada que se desarrolló<br />
en estos siglos en la ciudad. En<br />
su fachada exhibe anchas pilastras<br />
adosadas a los muros, con frisos de<br />
líneas rectas. Los guardacantones<br />
que resguardan el portón y la esquina<br />
son de hierro fundido y se encuentran<br />
en muy buen estado de<br />
conservación. Sobre cada pilastra<br />
se muestran, a manera de recordatorio,<br />
los dos números antiguos<br />
124 / Gabinete de Arqueología<br />
Ángulo de la fachada actual de la casa Aguilera<br />
de la casa, así como dos tarjas conmemorativas<br />
que aluden a la fecha<br />
de fundación de la casa Aguilera, una<br />
por la fachada de Mercaderes y la<br />
otra por Amargura.<br />
Su interior está actualmente dividido<br />
de la siguiente forma: en la<br />
planta baja el portón da acceso al<br />
zaguán, en cuyos laterales se abren<br />
las dos primeras habitaciones con<br />
arcos de medio punto, en estas se<br />
observan varios momentos de intervención<br />
arquitectónica donde<br />
se modificaron sus dimensiones.<br />
Ambos espacios fueron dedicados al<br />
comercio, como era costumbre en<br />
esos momentos. Inmediatamente el<br />
zaguán da acceso a las galerías a<br />
través de un vano. Dichas galerías,<br />
que rodean el patio, están compuestas<br />
por una sucesión de columnas y<br />
arcos de medio punto dispuestos en<br />
simetría. Dentro de ellas se abren<br />
cuatro puertas y dos ventanas que<br />
comunican con amplias habitaciones<br />
que fueron destinadas a almacenes.<br />
El patio típico colonial tiene la<br />
función de proporcionar el frescor<br />
y el verdor que caracterizan el clima<br />
tropical cubano. Cuenta con un<br />
aljibe y una cisterna usada para<br />
abastecer actualmente de agua a<br />
toda la casa. Al final de cada galería<br />
se abren dos vanos que conducen<br />
al traspatio, uno de ellos con<br />
un arco de medio punto. Cierra el<br />
patio un muro que es testigo de los<br />
diferentes momentos constructivos<br />
que sufrió el inmueble.<br />
El estudio arquelógico demostró<br />
que el actual traspatio fue el área<br />
de letrina en los siglos anteriores.<br />
Al lado del traspatio están las instalaciones<br />
sanitarias modernas y<br />
un montacargas, ambos de 1935.<br />
La escalera de losas isleñas emplazada<br />
al inicio de la galería en su<br />
ala izquierda, conduce primeramente<br />
al entresuelo que conserva<br />
hermosos techos de tirantes pareados.<br />
Siguiendo por la escalera, llegamos<br />
a la planta superior, donde se<br />
encuentra el salón que servía como<br />
comedor y constituía el principal lugar<br />
de reunión para la familia. En<br />
este espacio y en la habitación contigua<br />
se conservan los únicos vestigios<br />
de pinturas murales del edificio,<br />
con ellas se acostumbraba a adornar<br />
los inmuebles habaneros.<br />
Las galerías de esta planta, a<br />
diferencia de la planta baja, son de<br />
balaústres de madera, en sustitución<br />
de la persianería francesa que<br />
tenía en el siglo XIX, y fueron ampliadas<br />
en 1935 con las maderas extraídas<br />
de esta modificación. En las<br />
habitaciones colindantes, se desarrollaba<br />
la vida familiar.<br />
Al fondo, donde estuvo la azotea<br />
que cubre el área del traspatio de la<br />
planta inferior, pueden observarse<br />
aún las huellas de las fogonaduras<br />
donde se sostenían las vigas.
Los techos son de vigas de madera,<br />
tablazón y tejas criollas. En ellos<br />
se observan también los distintos<br />
momentos de transformación durante<br />
sus ya tres siglos de existencia.<br />
Historia<br />
Su antigüedad se remonta al primer<br />
tercio del siglo XVIII, no obstante<br />
las investigaciones que se realizaron<br />
demostraron la posibilidad de un<br />
asentamiento evidenciado en las dos<br />
huellas de postes que aparecieron en<br />
las excavaciones que se realizaron<br />
en el área del traspatio. El primer inmueble,<br />
del cual encontramos referencias<br />
históricas, fue propiedad de<br />
doña María de Guión, quien en 1728<br />
lo vende al capitán Francisco Antonio<br />
Bassabe y Urbieta.<br />
El nuevo —y segundo— propietario<br />
le dio a la casa la imagen pública<br />
que hoy conocemos. Bassabe<br />
y Urbieta fue bautizado en la pa-<br />
rroquia de Oyarzun, en la provincia<br />
de Guipúzcoa, en el País Vasco<br />
el 9 de octubre de 1672. A fines del<br />
siglo XVII se traslada a la Habana donde<br />
se casa con doña Felicia Espellosa<br />
y Bucareli, hija del alférez Jerónimo<br />
de Espellosa y de doña Justa Bucareli.<br />
Tuvieron por hijos a María Josefa,<br />
Tomasa, Carlos Francisco, Francisco<br />
Antonio y Luis Francisco Bassabe y<br />
Espellosa.<br />
En la Habana, Francisco Bassabe<br />
fue procurador de pobres, según<br />
consta en Acta Capitular del 1 ro de<br />
enero del año referido, y en 1731<br />
fue elegido Alcalde Ordinario de la<br />
Habana y receptor del Santo Oficio.<br />
Además de adquirir la finca que<br />
ocupaba la casa de Mercaderes 27,<br />
Francisco Bassabe compra a doña<br />
María de Guión la propiedad de otra<br />
finca que aparece adjunta a esta en<br />
el título de propiedad, con entrada<br />
principal por la calle de la Amargura<br />
(actualmente esta casa no existe).<br />
Aspecto de la galería en la planta superior de acuerdo con el actual proceso de restauración<br />
HISTORIA<br />
Ambas están numeradas en el Registro<br />
de la Propiedad como Fincas<br />
62 y 63 respectivamente. Las casas<br />
que se edificaron en estos dos tempranos<br />
solares vieron pasar juntas<br />
dos largos siglos.<br />
La mencionada casa de los Bassabe<br />
se encuentra registrada en su<br />
primera inscripción en el Registro<br />
de la Propiedad como una casa de<br />
alto y bajo, cantería, mampostería<br />
y tejas con sus accesorias, señalada<br />
con el número 27 de la calle de<br />
los Mercaderes, acera del este y<br />
haciendo esquina con la calle de la<br />
Amargura. En el título no aparecen<br />
las medidas; linda por el costado<br />
derecho y entra en ella con la de<br />
los herederos de don Marcos Quintana<br />
y por el fondo se une a la casa<br />
de Amargura no. 2. Esta es también<br />
una casa de altos y bajos, cantería,<br />
mampostería y tejas con sus<br />
accesorias, sin expresarse su medida<br />
en el título. Linda por el lado<br />
derecho con la casa de los herederos<br />
de doña María Dolores Iginia<br />
Valdés y su valor monetario no se<br />
consigna tampoco en el título.<br />
La más antigua noticia que se<br />
tiene de Mercaderes 27 viene de<br />
una escritura otorgada en 1726<br />
para rectificar un censo de 1 000<br />
pesos a favor de la imagen de<br />
Nuestra Señora de los Reyes, sita<br />
entonces en la Parroquial Mayor.<br />
La inscripción se impone en el Registro<br />
de la Propiedad a solicitud<br />
del presbítero Santiago Saíz de la<br />
Mora. Esta capellanía 1 se dejó impuesta<br />
sobre el precio de las dos<br />
fincas al venderse estas al capitán<br />
Francisco A. Bassabe, cumpliendo<br />
así la voluntad del tío de la heredera,<br />
el presbítero Pablo de Olivera,<br />
1 Capellanía: Impuesto que se solía poner en estos siglos sobre los bienes inmuebles por su dueño a favor de la Iglesia, la cual tenía un cobrador de<br />
capellanías. Estos impuestos eran heredados o vendidos junto con el inmueble por lo que era posible que pasaran incluso siglos sin que fueran<br />
redimidos.<br />
Gabinete de Arqueología / 125
HISTORIA<br />
obligándose al comprador a no redimirla.<br />
Ya en propiedad de los Bassabe<br />
la casa sufre una remodelación total<br />
y adquiere su configuración actual<br />
de dos pisos. Esta reedificación<br />
debe haber ocurrido aproximadamente<br />
en 1730 (Weiss, 1979).<br />
Don Francisco Bassabe fallece<br />
siendo propietario de los dos inmuebles,<br />
el 1 ro de marzo de 1738, y su<br />
defunción se encuentra registrada<br />
en la Catedral de La Habana. A la<br />
muerte de su esposo, doña Felicia<br />
Espellosa, viuda del fallecido Capitán,<br />
manda a fundar una Capellanía por<br />
el alma de su marido y la suya propia,<br />
impuestas ante don Bartolomé<br />
Núñez, escribano público, e inscritas<br />
en el Registro de la Propiedad el 27<br />
de octubre de 1761.<br />
A la muerte de doña Felicia<br />
Espellosa, reportada en 1761, las<br />
casas quedan en propiedad de sus<br />
hijos, específicamente de don Luis<br />
Bassabe. Sobre esta década aparecen<br />
cuatro escrituras en el fondo<br />
Anotaduría de Hipotecas del Archivo<br />
Nacional de <strong>Cuba</strong> (ANC),<br />
donde se justifican una serie de<br />
gravámenes 2 a los que está sujeto<br />
el inmueble de Amargura 2. La<br />
primera de estas escrituras, fechada<br />
en agosto de 1767, señala que<br />
doña Rosalía y doña Ángela Barba<br />
hipotecan esta casa, la cual habitan,<br />
a don Juan de Ribas en mil<br />
pesos. Más tarde, el 6 de noviembre<br />
de 1777, estas dos señoras<br />
pagan una cantidad de dos mil<br />
pesos por un gravamen que tiene<br />
la casa a favor del Marqués de Villa<br />
Alta, de los cuales este cede<br />
quinientos a la iglesia de Santa<br />
María del Rosario como muestra<br />
la escritura del 10 de mayo de 1776.<br />
2 Gravámenes: Impuestos a los que estaba sujeto un inmueble tanto de índole civil como religioso.<br />
126 / Gabinete de Arqueología<br />
Sin embargo, el 13 de diciembre de<br />
1799, don Francisco José Bassabe,<br />
uno de los herederos del capitán<br />
Bassabe, hipoteca la misma casa que<br />
le pertenece para cubrir una deuda<br />
de pago a doña Josefa Marrero, en<br />
3 629 pesos y medio real, según<br />
escritura de la Anotaduría de Hipotecas.<br />
Se desconoce por qué el inmueble<br />
Amargura 2, a partir de 1767<br />
hasta 1799, deja de ser, al parecer,<br />
propiedad de los herederos de<br />
Bassabe, mientras que Mercaderes<br />
27 sí continuaba en manos de ellos.<br />
El 30 de junio de 1803 aparecerá<br />
una escritura en la que don Antonio<br />
Hernández Braza y don Antonio Hernández<br />
Penique compran con pacto<br />
de retro a don Francisco José Bassabe<br />
y Cárdenas una accesoria de la calle<br />
de la Amargura por la cantidad<br />
de dos mil pesos. Posteriormente,<br />
en 1806, ante el notario público don<br />
Gabriel Ramírez, comparecieron don<br />
Luis y don Nicolás Bassabe, herederos<br />
del fallecido capitán Bassabe<br />
para vender las fincas al también<br />
capitán don Ignacio Herrera y<br />
Pedroso, primer Marqués de<br />
Almendares, el cual compra las dos<br />
casas; en esta venta el derecho a<br />
retrocomprar la accesoria de Amargura<br />
2 pasa ahora al nuevo dueño.<br />
El precio de venta de los inmuebles<br />
en esos momentos asciende a 30 000<br />
pesos distribuidos entre el valor real<br />
de las casas y las capellanías o los<br />
gravámenes a los cuales se encuentran<br />
sujetos.<br />
Don Ignacio Herrera y Pedroso<br />
fallece en su casa de Mercaderes<br />
27, el 19 de abril de 1849, dejando a<br />
su hijo, el señor don Ignacio Herrera<br />
y O´Farrill, por adjudicación testamentaria,<br />
las dos casas y su título<br />
nobiliario aprobado por el Consejo<br />
de Ultramar y por la presidencia del<br />
Consejo de Ministros que otorgan<br />
Real Carta de Sucesión en el título de<br />
Marqués de Almendares con fecha<br />
24 de noviembre de 1852.<br />
Don Ignacio Herrera y O´Farrill,<br />
hijo del primer Marqués de Almendares,<br />
era consejero de Administración,<br />
Senador del Reino, Gentilhombre<br />
de la Cámara de su Majestad, y<br />
ostentaba la Gran Cruz de la Orden<br />
de Isabel la Católica. Contrajo nupcias<br />
en tres ocasiones, según consta<br />
en el Fondo Gobierno Superior<br />
Civil del ANC. La celebración de su<br />
primera boda ocurrió en la Catedral<br />
de la Habana el 19 de marzo<br />
de 1832 con doña Serafina de Cárdenas<br />
y Beitía, hija de don Antonio<br />
María de Cárdenas, Mayor de la<br />
Villa de San Antonio de los Baños.<br />
La segunda vez, también en la Catedral,<br />
se casó con doña María de<br />
Cárdenas y Beitía, hermana de su<br />
primera mujer, el 24 de mayo de<br />
1857 y la tercera ocasión en la Parroquia<br />
del Espíritu Santo, el 25 de<br />
noviembre de 1880, con doña María<br />
Loreto Bertemati y Aparicio, hija<br />
de Francisco y de Francisca. Don<br />
Ignacio y su tercera esposa tuvieron<br />
descendencia en doña María Herrera<br />
y Bertemati.<br />
En propiedad de los marqueses<br />
de Almendares la casa sufre su segunda<br />
remodelación en la que al<br />
parecer se introducen los herrajes<br />
que hoy exhibe por la calle de la<br />
Amargura.<br />
Consta en la primera inscripción<br />
del Registro que sobre el año 1874 el<br />
segundo Marqués de Almendares<br />
vende la casa de Amargura 2 a la<br />
Sociedad de Castillo y Ca., correspondiente<br />
al gremio de ferretería,<br />
conservando para sí el derecho a
volverla a comprar. La casa fue<br />
vendida en 15 000 pesos en oro pero<br />
su vendedor la adquiriría nuevamente<br />
en 30 000 pesos. Si la transacción<br />
se realizaba en billetes del<br />
Banco Español, según consta en escritura,<br />
de no efectuarse el proceso<br />
de retrocompra en el plazo de<br />
dos años, la mencionada Sociedad<br />
se adjudicaría la propiedad del inmueble<br />
sin necesidad de una nueva<br />
escritura. Sucede entonces que<br />
el Marqués vende en 1874 la casa<br />
mortuoria de su padre, Mercaderes<br />
27, a la señora Carmen Alfonso<br />
de las Casas, conservando también<br />
en este caso el derecho a retrocomprar.<br />
La compradora con esta<br />
venta adquiere el derecho de<br />
retrocomprar para después volver<br />
a vender al señor Herrera y O´Farrill<br />
la casa que ocupaba entonces la<br />
Sociedad Castillo y Ca. La transacción<br />
se efectúa por la cantidad<br />
de 56 293 pesos y 55 centavos, incluyendo<br />
los gravámenes y los<br />
15 000 pesos en oro, para la retrocompra<br />
de Amargura 2; a esta<br />
suma tendría que agregar el señor<br />
Herrera una cantidad mayor si la<br />
señora compradora hubiera invertido<br />
en ellas.<br />
En abril de 1880, el apoderado de<br />
doña Carmen, el señor don Juan<br />
de las Casas Iturbe, presenta las<br />
escrituras al Registro de la Propiedad<br />
con el fin de asentar las fincas<br />
a favor de su representada. Esta<br />
inscripción se realiza el 22 de mayo<br />
de 1880, a partir de aquí se entienden<br />
vendidas definitivamente las<br />
dos casas. En ella también consta<br />
que la accesoria correspondiente<br />
a la casa de la Amargura que había<br />
sido vendida en pacto de retro<br />
a don Antonio Hernández B. y don<br />
Agustín Hernández P., en un precio<br />
de 2 000 pesos, fue retrocomprada<br />
por el capitán Ignacio Herrera y<br />
O´Farrill según la escritura impuesta<br />
el 8 de abril de 1834 ante don<br />
Pedro Vidal Rodríguez.<br />
Al quedar las dos casas unidas<br />
nuevamente en propiedad de doña<br />
Carmen, esta pasa a residir en Inglaterra<br />
desde donde al parecer<br />
mantiene arrendado el inmueble de<br />
Mercaderes 27, pues consta en el<br />
Directorio Comercial y General de<br />
la Habana y la Isla de <strong>Cuba</strong> de 1874<br />
que allí radicaba una ferretería<br />
cuyo dueño se nombraba Máximo<br />
Monte Hermoso. Sin embargo, y sorprendentemente,<br />
en el Directorio<br />
Hispanoamericano de <strong>Cuba</strong>, Puerto<br />
Rico y Santo Tomás del año 1875,<br />
aparece que en el lugar existía una<br />
ferretería importadora de nombre<br />
Aguilera García y Ca. Estas dos<br />
noticias, ambas extraídas de los<br />
fondos de la Biblioteca Nacional,<br />
corroboran la información que nos<br />
dan las dos tarjas conmemorativas<br />
que el inmueble exhibe en las fachadas<br />
tanto de Mercaderes como<br />
de Amargura. Es necesario aclarar<br />
que no hay ninguna escritura que<br />
apoye esta información, y al parecer,<br />
este Aguilera es un antecesor<br />
de Julián Aguilera y Raymond,<br />
quien le da celebridad a la casa comercial<br />
ya en el siglo XX.<br />
En una inscripción impuesta en<br />
el Registro de la Propiedad el 18 de<br />
marzo de 1913 consta que doña<br />
Carmen Alfonso de las Casas vende<br />
la propiedad de Mercaderes 27,<br />
en un precio de 30 000 pesos en oro<br />
del cuño español, a la Sociedad<br />
Julián Aguilera y Ca. a través del<br />
notario doctor William Thomas<br />
Snow. A partir de ese momento las<br />
dos casas se separan definitivamente,<br />
conservando doña Carmen la<br />
propiedad del inmueble de Amargura<br />
hasta su muerte, ocurrida en<br />
HISTORIA<br />
Londres, el 9 de febrero de 1922. Ya<br />
el 20 de febrero de 1919 había testado<br />
a favor de sus hijos, don Albert<br />
y don John Clement de las Casas<br />
que quedan como albaceas de sus<br />
bienes muebles e inmuebles situados<br />
en <strong>Cuba</strong> y Estados Unidos.<br />
La Sociedad Julián Aguilera y<br />
Ca. se constituye por escritura el 6<br />
de septiembre de 1909 ante el notario<br />
público señor don José de los<br />
Ángeles Perera y León, representada<br />
entonces por los señores Julián y<br />
Lutgardo Aguilera y Raymond, Julio<br />
Quiñones Tarrafa y José Martínez<br />
Álvarez, posteriormente, Julio y José<br />
venden su participación en la compañía<br />
a los dos hermanos Aguilera,<br />
quienes quedan como propietarios<br />
únicos.<br />
El 12 de febrero de 1935 los señores<br />
Aguilera y Raymond escriben<br />
una carta al señor Arzobispo de La<br />
Habana, Su Excelencia don Manuel<br />
Ruiz, con la intención de redimir los<br />
censos que durante dos siglos habían<br />
pesado sobre la casa, pagando<br />
una suma de 530 000 pesos en<br />
billetes americanos, lo cual acepta el<br />
señor Obispo, haciéndoselos saber<br />
en una carta que les subscribe el 15<br />
de febrero del mismo año.<br />
El 18 de julio, también de 1935,<br />
ambos señores solicitan al Alcalde<br />
Municipal de la Habana licencia<br />
para ejecutar obras de reparación<br />
y reforma en el inmueble. Para ello<br />
realizaron en coordinación con el arquitecto<br />
señor Gregorio Pérez de<br />
Gabancho un proyecto que incluía un<br />
plano con todos los detalles de las<br />
transformaciones deseadas.<br />
El proyecto comprendía la restauración<br />
general del edificio afectado<br />
por el paso de dos siglos, resanando<br />
de manera general todas<br />
las paredes y techos que tuvieran<br />
desconchados, manteniendo siem-<br />
Gabinete de Arqueología / 127
HISTORIA<br />
pre el aspecto colonial de la casa,<br />
sobre todo en el exterior. Se destaca<br />
que en la fachada principal sólo se<br />
reconstruiría el alero, restituyendo el<br />
destruido. Anteriormente la casa había<br />
sufrido dos remodelaciones que<br />
se conozcan, una de ellas en el siglo<br />
XIX. Las huellas de estos momentos<br />
de intervención arquitectónica pueden<br />
observarse aún en sus paredes<br />
y techos, constituyendo fuente valiosa<br />
para futuras investigaciones.<br />
Se planeaba construir nuevos pisos<br />
de losas hidráulicas, sobre todo<br />
en las habitaciones que ocupan el<br />
ala derecha de la planta alta. El<br />
montacargas que antes ocupaba la<br />
<strong>parte</strong> delantera de la casa, exactamente<br />
en la galería frente a la escalera<br />
principal, se trasladaría al<br />
traspatio. En este proyecto se plantea<br />
también suprimir la persianería<br />
existente en el piso superior, al parecer<br />
introducida en el siglo XIX,<br />
aprovechándolas en los servicios<br />
de la nueva construcción; principalmente<br />
para formar con ellas una<br />
nueva galería frente al último cuarto<br />
de la planta alta que se destina-<br />
128 / Gabinete de Arqueología<br />
ría a oficina. Se destaca también la<br />
colocación de nuevas puertas en toda<br />
la planta baja, todas al parecer respetando<br />
el diseño típico de la arquitectura<br />
colonial pues no se observa<br />
ninguna ruptura significativa del mismo.<br />
Se señala la necesidad de nuevos<br />
locales de servicio proyectados<br />
en la planta alta, justo en la azotea<br />
que existía al fondo, y otros al lado<br />
del traspatio de la planta baja.<br />
El documento describe los materiales<br />
a utilizar en las obras de<br />
reformas, aspecto importante a la<br />
hora de corroborar los datos contenidos<br />
en los documentos históricos<br />
con las conclusiones extraídas<br />
de la interpretación del trabajo arqueológico.<br />
Se explica incluso el<br />
mortero con que se repararían los<br />
desconchados en toda la planta<br />
alta, el cual se realizaría con cal y<br />
arena, además de un 10% de cemento,<br />
el piso de las galerías de esta planta<br />
sería de hormigón.<br />
Las características de los locales<br />
de servicio también se visualizan en<br />
el plano, el lugar donde irían las duchas,<br />
el lavabo y los tres inodoros<br />
del piso superior, aclarándose que<br />
la instalación se haría de acuerdo<br />
con el reglamento que en ese sentido<br />
exigía la alcaldía.<br />
Se especifica que las paredes de<br />
las áreas de servicio serán de ladrillos<br />
de 0.10 m de espesor asentados<br />
con mortero, una <strong>parte</strong> de cemento<br />
por tres <strong>parte</strong>s de arena, así como<br />
que la cubierta sería de madera y<br />
tejas criollas, respetando nuevamente<br />
con esta decisión el estilo<br />
arquitectónico original. Las puertas<br />
de los servicios serían de cedro y<br />
los marcos de pino de tea. Se colocaría<br />
una puerta y una ventana en el<br />
penúltimo cuarto por Amargura.<br />
El proyecto incluía un lucernario<br />
de acero y cristal en la planta alta,<br />
colocándose una losa de 1" de espesor<br />
para su realización, también<br />
se colocaría otro cubriendo todo el<br />
patio. En 1981, cuando se realizaron<br />
los trabajos de reformas por la<br />
Oficina del Historiador, se retiraron<br />
para su restauración, pero al<br />
parecer por razones de proyecto<br />
nunca más se colocaron. Los pisos<br />
serían del mosaico El País, de 35.00<br />
Plano realizado en 1935. Proyecto de reformas de la casa cuando era propiedad<br />
de los señores Julián y Lutgardo Aguilera
Sección y detalle del alero que se reconstruyó<br />
sobre el balcón en planta alta en 1935<br />
dólares el millar, para después ser<br />
recubiertos con el mencionado<br />
lucernario.<br />
Se plantea también la reconstrucción<br />
del piso de cemento de las<br />
galerías de esta planta, de hormigón<br />
1-3-5" de espesor y capa fina<br />
de cemento y arena de 3,4" y la proporción<br />
1 y 2. Se colocarían nuevas<br />
puertas en la fachada de la planta<br />
baja incluyendo los marcos, todas<br />
a semejanza de las originales. Al<br />
final se destaca que la pintura sería<br />
al temple a dos manos, y en la<br />
carpintería, al óleo.<br />
Los costos de las obras de albañilería<br />
y carpintería ascenderían a<br />
un total de 2 980. 53 pesos y los dos<br />
lucernarios a 1 340.00 pesos.<br />
Las obras finalmente se realizan<br />
bajo la autorización de la alcaldía y el<br />
beneplácito del arquitecto inspector<br />
Luis Bonich, respetándose las normas<br />
de sanidad impuestas por la Secre-<br />
3 Daniel Vasconcellos: Comunicación personal.<br />
taría de Sanidad y Beneficencia de la<br />
República de <strong>Cuba</strong>.<br />
El inmueble continúa en propiedad<br />
de la Compañía, al parecer hasta<br />
1959. En la década del ochenta se<br />
restaura por la empresa de Edificaciones<br />
3 (antecesora de lo que es hoy<br />
la Empresa Monumentos), perteneciente<br />
a la Oficina del Historiador<br />
de la Ciudad de La Habana, como<br />
<strong>parte</strong> de los trabajos de restauración<br />
y salvataje que esta desempeña<br />
para preservar el patrimonio<br />
construido. En esos años radica en<br />
ella la sede de la Casa del Estudiante<br />
y más tarde se ubicó allí el Centro<br />
José de la Luz y Caballero dedicado<br />
a la atención de niños y jóvenes.<br />
Se ha dicho en múltiples ocasiones<br />
que este inmueble fue durante<br />
largos años el hogar de la familia<br />
Fornaris, donde se supone vivió el<br />
célebre poeta cubano José Fornaris.<br />
El destacado intelectual era casado<br />
con doña Maria de los Dolores<br />
Trueba, con la cual tuvo una hija<br />
doña Gertrudis Fornaris Trueba,<br />
esta última residía en 1874, con su<br />
tía y tutora doña María Josefa<br />
Fernández, en Lamparilla no. 66. La<br />
joven había quedado bajo la tutela<br />
de su tía a la muerte de su madre y<br />
debido a la desaparición de su padre<br />
que se ausenta de la Isla durante<br />
cuatro años sin que nadie<br />
conociera su paradero. Por esos años<br />
Gertrudis contrae matrimonio con<br />
don Miguel Ángel García, señor<br />
muy comprometido con la corona<br />
española. Con el tiempo, Fornaris<br />
regresa a la Isla donde termina sus<br />
últimos días, según se conoce, seriamente<br />
trastornado su sistema<br />
nervioso.<br />
Según una carta fechada el 28<br />
de septiembre de 1968, escrita por<br />
Ofelia Barvo Díaz, tataranieta del<br />
HISTORIA<br />
poeta, este es enterrado en el panteón<br />
de la familia Fornaris en el<br />
Cementerio de Colón donde descansan<br />
sus restos, y continúa la<br />
carta señalando que en sus últimos<br />
días fue trasladado a la Quinta del<br />
Rey donde el doctor Jover, médico<br />
particular de la familia, lo atendió<br />
hasta su muerte.<br />
No existe ningún documento de<br />
archivo que haga referencia a que<br />
los Fornaris fueran dueños alguna<br />
vez de Mercaderes no. 27. Lo que<br />
sí es posible es que a la muerte de<br />
don Ignacio Herrera y Pedroso,<br />
primer Marqués de Almendares,<br />
cuando la casa pasa a formar <strong>parte</strong><br />
del patrimonio de su hijo don<br />
Ignacio Herrera y O’Farrill en 1851,<br />
este no la habitara y en cambio la<br />
arrendará, por lo que pudiera ser<br />
que la familia Fornaris la viviera en<br />
calidad de inquilinos. Esta condición<br />
de la casa se mantuvo hasta 1913,<br />
año en que la Compañía Aguilera<br />
la adquiere para sus actividades<br />
mercantiles.<br />
Buscar, interpretar, analizar,<br />
concluir, son principios básicos de<br />
toda investigación, pero si esta tarea<br />
se realiza con la unión de todas<br />
las <strong>parte</strong>s implicadas, los resultados<br />
indudablemente serán más<br />
objetivos.<br />
Encontrar los datos exactos de<br />
cómo se desarrollaron las obras de<br />
reformas, en Mercaderes 27, en el<br />
año 1935, posibilitará a los arqueólogos<br />
una mejor interpretación<br />
de un sitio estratigráficamente<br />
complejo como este. Los distintos<br />
momentos en que la casa fue intervenida<br />
para realizar modificaciones<br />
han dejado notables huellas<br />
en sus paredes y techos. Esto, unido<br />
a que se retiró el repello de algunos<br />
de los muros, hizo crecer la<br />
Gabinete de Arqueología / 129
HISTORIA<br />
idea de aplicar métodos modernos<br />
de interpretación y análisis estratigráficos<br />
que se aplican ya desde<br />
hace varios años en varios países de<br />
Europa, entre los que se hallan Italia<br />
Aguirre, Yolanda (1974): Influencias<br />
económicas en la arquitectura colonial<br />
cubana, Editorial Pueblo y Educación, La<br />
Habana.<br />
Directorio general y comercial de la Habana<br />
e Isla de <strong>Cuba</strong> (1874): Impr. Militar, Depósito<br />
General, La Habana.<br />
Directorio Hispano Americano de <strong>Cuba</strong>,<br />
Puerto Rico y Santo Tomás (1875):<br />
Propietario Federico Klein, La Habana.<br />
Guía de arquitectura de la Habana colonial<br />
(1993): Selección y Catálogo de Elena Marten<br />
Zequeira y Luis Rodríguez Fernández, Editorial<br />
Junta de Andalucía, España.<br />
Pérez Beato, Manuel (1943): La Habana<br />
antigua, Ediciones del Archivo Histórico, La<br />
Habana.<br />
Santa Cruz y Mallén, F. X. (1942): Historia<br />
de las familias cubanas, Editorial Hércules, t.<br />
3, La Habana.<br />
Weiss y Sánchez, Joaquín (1979):<br />
Arquitectura colonial cubana, Editorial Letras<br />
<strong>Cuba</strong>nas, La Habana.<br />
130 / Gabinete de Arqueología<br />
y España, los cuales tienen que ver<br />
directamente con la llamada Arqueología<br />
de la Arquitectura. Nuestros<br />
arqueólogos se encuentran hoy dando<br />
los primeros pasos en la aplica-<br />
Fuentes Primarias<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
Inmueble Mercaderes 27, esquina<br />
a Amargura<br />
Archivo Nacional de <strong>Cuba</strong> (ANC): Fondos:<br />
Anotaduría de Hipotecas, t. 5to, folio 348, ante<br />
don Manuel Aguilar y t. 14, folio 79, ante don<br />
Juan Salinas / Reales Órdenes y Cédulas, leg.<br />
166, no. 48, Carta de Sucesión del año 1852 /<br />
Protocolos Notariales, Escritura, 8 de marzo de<br />
1806, ante don Gabriel Ramírez; 7 de<br />
diciembre de 1851, ante don Pedro Vidal<br />
Rodríguez y Escritura, 1ro. de abril de 1880,<br />
ante don Carlos Amores y Sanz / Urbanismo,<br />
leg. 116m, exp. 4008 / Gobierno Superior Civil,<br />
Permisos de Matrimonios de don Ignacio<br />
Herrera y O´Farrill.<br />
Inmueble Amargura 2<br />
ANC: Fondos: Anotaduría de Hipotecas, t. 28,<br />
folio 379, Escritura, ante don José Ma.<br />
Rodríguez; t. 14, folio 38, Escritura, ante don<br />
Pablo Collazo Abreu; t.14, folio 23, ante don<br />
Ignacio Rodríguez / Protocolos Notariales,<br />
Escritura, del 8 de abril de 1834, ante don<br />
Pedro Vidal Rodríguez; Escritura, del 14 de<br />
febrero de 1815, ante don Gabriel Ramírez y<br />
Escritura, del 10 de febrero ante don Gabriel<br />
Ramírez.<br />
ción de estas técnicas que sin duda<br />
mejorarán la calidad de las investigaciones.<br />
Inmueble Mercaderes 27<br />
Archivo del Museo de los Capitanes Generales:<br />
Fondo: Actas Capitulares, 22 de mayo de 1716<br />
/ 1ro. de enero de 1724, folios 44-48 / 6 de junio<br />
de 1727 / 1ro. de enero de 1729, folios 1-3v. /<br />
1ro. de enero de 1730 / 16 de febrero de 1730,<br />
folios 108-110v. / 1ro. de enero de 1731,<br />
folio 240.<br />
Archivo del Arzobispado de La Habana:<br />
leg. no. 9, exp. no. 163.<br />
Registro de la Propiedad<br />
Inmueble Mercaderes 27, finca no. 62<br />
T. 249, folio 186, registro 5 / t. 253, folio 231,<br />
registro 5 / t. 477, folio 124, registro 5.<br />
Inmueble Amargura 2, finca no. 63<br />
T. 119, folio 177, registro 1 / t. 184, folio 79,<br />
registro 1 / t. 260, folio 174, registro 1 / t. 276,<br />
registro 1 / t. 421, folio 147, registro 1.
El Gran Hotel: historia y vida social<br />
Por: Yutneli Benítez Márquez<br />
Resumen<br />
El Gran Hotel, antes Roma, integró el grupo de<br />
los hoteles habaneros de la etapa<br />
republicana. Tuvo una activa vida social<br />
gracias a su vecindad con el Teatro Martí. Esta<br />
investigación devela algunos aspectos de su<br />
historia y trata de acercar la luz a un sitio casi<br />
olvidado que espera paciente su renacer.<br />
Abstract<br />
The Grand Hotel (previously known as the<br />
Hotel Roma) functioned in Havana prior to<br />
the Republican period. It was a popular<br />
meeting place due to its proximity to the<br />
Martí Theatre. This paper discusses aspects<br />
of its history and sheds light on a virtuallyforgotten<br />
site patiently awaiting its<br />
renaissance.<br />
Características del inmueble<br />
La ciudad cambia de color con<br />
el resucitar de los grandes hoteles<br />
de La Habana republicana. Hoy es<br />
un hecho la idea de rescatar aquellas<br />
edificaciones que engalanaban<br />
nuestras calles y gustosas abrían sus<br />
puertas a huéspedes cubanos y extranjeros.<br />
Espléndidos alojamientos<br />
como El Gran Hotel, El Hotel Packard,<br />
El Saratoga y El Isla de <strong>Cuba</strong> están<br />
siendo sujetos a una pronta restauración<br />
ya perceptible por los que<br />
pasean sus contornos.<br />
Una de estas instalaciones, laceradas<br />
por la irreverente acción<br />
del tiempo, es el Gran Hotel, conocido<br />
en sus años de esplendor por<br />
HISTORIA<br />
ser el más limpio y barato de la ciudad,<br />
como lo anuncian los diarios y<br />
revistas de la época.<br />
Este edificio está formado por<br />
dos bloques constructivos diferentes<br />
que ocupan <strong>parte</strong> de la manzana<br />
limitada por las calles Teniente Rey,<br />
Zulueta, Dragones y Monserrate. El<br />
primero desarrolla su fachada principal<br />
por la calle Teniente Rey, tomando<br />
las dos esquinas de Monserrate y<br />
Zulueta, y abarca los números del 551<br />
al 557. El segundo crecía parejo a la<br />
calle Teniente Rey, ocupando las<br />
tres últimas crujías, al fondo del primero<br />
y con fachada solamente con<br />
las calles Monserrate y Zulueta. Su<br />
ubicación puede considerarse privilegiada<br />
por su fácil acceso al Ca-<br />
Vista del Gran Hotel antes de su demolición<br />
Gabinete de Arqueología / 131
HISTORIA<br />
pitolio, La Plaza del Cristo y su inclusión<br />
en el Centro Histórico.<br />
El conjunto se componía de cuatro<br />
plantas y una construcción en<br />
la azotea que formaba un quinto<br />
piso, donde existió por varios años<br />
un restaurante y cabaret. En los bajos<br />
del primer edificio, sito en Teniente<br />
Rey, se encontraban todas<br />
las dependencias de servicio a los<br />
huéspedes (lobby, bar, cafetería, farmacia<br />
y carpeta). Los locales destinados<br />
a cocina, almacén, baños y<br />
taquillas de empleados y sus accesos<br />
daban a las calles Monserrate y<br />
Zulueta. La segunda y tercera plantas<br />
se destinaban a las habitaciones.<br />
Resumen histórico y vida social<br />
Monumento de la Muralla de La Habana<br />
demolida en 1863<br />
En 1863 se inicia la demolición<br />
de la Muralla de La Habana, proceso<br />
que propicia la urbanización de<br />
las zonas donde ella se encontraba.<br />
Los solares fueron puestos en<br />
venta mediante subastas a precios<br />
bastantes altos y las obras de derribo<br />
corrían a cargo de los nuevos<br />
dueños del terreno que debían pagar,<br />
dentro del importe de este, el<br />
valor de la piedra aprovechable<br />
en la construcción. Esta naciente<br />
<strong>parte</strong> de la ciudad quedó reservada<br />
a las familias aristocráticas<br />
que podían pagar tan costosos<br />
espacios.<br />
132 / Gabinete de Arqueología<br />
La finca donde están hoy los restos<br />
del Gran Hotel fue adquirida el<br />
28 de abril 1876 por don Manuel<br />
Almagro y su madre doña María<br />
de las Nieves de la Vega, viuda de<br />
Almagro. Formaba <strong>parte</strong> del solar<br />
1 de la manzana 19 de los terrenos<br />
de la Muralla, compuesto por<br />
867 m y 21 cm, lindaba por el este<br />
con la calle Monserrate, por el norte<br />
con Teniente Rey y por el sur con<br />
el solar 2 de dicha manzana. De<br />
acuerdo con los datos encontrados<br />
en el Registro de la Propiedad, la<br />
señora doña María de las Nieves fallece<br />
en Niza el 5 de enero de 1880<br />
y en su testamento, redactado en<br />
París el 20 de noviembre de 1878, le<br />
cede a sus hijos la mencionada finca,<br />
declarada en subasta en tres<br />
ocasiones, la última de ellas celebrada<br />
el 30 de agosto de 1902. El<br />
ejecutante, don Manuel Saavedra y<br />
Campos ofreció por ella cincuenta<br />
y un mil pesos oro español. Los herederos<br />
de la viuda de Almagro,<br />
propietarios y vecinos de esta casa,<br />
constituyen una primera hipoteca<br />
voluntaria sobre la totalidad de la<br />
finca, quedando sus alquileres, rentas<br />
y productos a favor del señor<br />
Manuel Saavedra y Campos. Uno<br />
de los hijos de esta señora, don Ignacio<br />
de Almagro, heredero de la<br />
tercera <strong>parte</strong> de la finca, había cerrado<br />
con los señores Mc Lean y Glow,<br />
representados por Janes B. Glow y<br />
Lons, un contrato de arrendamiento<br />
de la planta baja por un término de<br />
cinco años de alquiler mensual, a<br />
partir del 1 de marzo de 1904.<br />
La finca fue vendida posteriormente<br />
al señor Leopoldo de Sola y<br />
Tredi, natural de Cienfuegos, por<br />
el precio de sesenta y tres mil quinientos<br />
pesos. Este señor debía<br />
respetar los contratos de arrendamiento<br />
de la planta baja y de los<br />
pisos altos vendidos por estas escrituras<br />
de acuerdo a los propios<br />
contratos. El señor Leopoldo de<br />
Sola y Tredi vende la casa al señor<br />
Francisco Hernández Sol, natural<br />
de Matanzas, a un precio de cien<br />
mil pesos. Lo anterior consta en<br />
escritura del 24 de febrero de 1907.<br />
Los pisos principal y segundo se<br />
hallaban arrendados a don Matías<br />
Ramis desde 1905.<br />
Por estos años el Hotel Roma,<br />
situado en esta edificación, contaba<br />
con tres plantas y se había ampliado<br />
tomando el edificio de su<br />
izquierda que correspondía al solar<br />
2 de esta misma manzana con<br />
una superficie de 856 m 27 cm.<br />
El inmueble que se conoce hoy<br />
se construyó en el año 1889 y como<br />
se sabe, sus propietarios fueron los<br />
descendientes de la viuda de don<br />
Manuel Almagro, doña María de las<br />
Nieves de la Vega, dueña de una de<br />
las más ricas fortunas matanceras.<br />
En sus inicios se le llamó Casa de<br />
Huéspedes Roma hasta 1925 cuando<br />
se transforma y cambia el nombre<br />
por el de Gran Hotel. El edificio<br />
que ocupó contaba, en la década<br />
de 1920, con tres pisos y era parcialmente<br />
arrendado a una sociedad<br />
mercantil en comandita bajo la<br />
razón de su gerente, Cándido Solís.<br />
El arrendamiento por seis años, de<br />
1925 hasta 1931, incluía los dos pisos<br />
altos de esta finca y de otra aledaña,<br />
comunicados interiormente<br />
y con entrada común por la Avenida<br />
Brasil, más dos locales del piso<br />
bajo, uno de ellos a la entrada del<br />
Hotel por la propia Avenida Brasil<br />
que se extiende hasta el acceso a<br />
las áreas de servicios por la Avenida<br />
de Bélgica.<br />
Posteriormente, la sociedad de<br />
carácter civil denominada Inmuebles<br />
e Inversiones Los Jurales SA, inscri-
e a su favor el crédito hipotecario<br />
que grava esta finca por la suma de<br />
sesenta y un mil pesos de principal,<br />
y la adquiere por título en enero<br />
de 1942.<br />
Por resolución número 25 del 15<br />
de diciembre de 1995, del Registro<br />
de la Propiedad, quedó disuelta la<br />
mencionada sociedad en virtud de<br />
haber concluido dicha persona jurídica<br />
y el objeto de su capital hacía<br />
más de treinta y cinco años. Se dispuso<br />
así la cancelación del crédito<br />
hipotecario a favor de la desaparecida<br />
entidad y, en consecuencia,<br />
el importe de dicho gravamen y el<br />
numerario para gastos y costos<br />
correspondería al Estado cubano a<br />
quien se adjudicó la finca de este<br />
número, e inscribe a su favor el<br />
dominio el 18 de diciembre de 1995.<br />
Por último, se otorga el derecho<br />
de usufructo de la finca por el término<br />
de veinticinco años a la compañía<br />
turística Habaguanex SA, cuyo objeto<br />
es la adaptación, reconstrucción,<br />
rehabilitación, restauración y posterior<br />
explotación del inmueble.<br />
El Gran Hotel fue el conocido<br />
por el de las cien habitaciones que<br />
hospedaba un día gratis a los pasajeros<br />
que venían en los expresos<br />
del Diario de la Marina: "Viaja<br />
rápido y seguro Habana-Santa Clara<br />
por los expresos del Diario de la<br />
Marina. Salida del Diario de la Marina<br />
por Prado, 2 de la madrugada y 8<br />
de la mañana. Salida de Santa Clara,<br />
café El Artesano 8 y 9 de la mañana<br />
y 6 de la tarde. Gran Hotel<br />
Teniente Rey entre Monserrate y<br />
Zulueta. Queriendo los dueños de<br />
la casa que los pasajeros del interior<br />
que vengan en los expresos del<br />
Diario de la Marina puedan conocer el<br />
Gran Hotel han convenido dar un día<br />
gratis siempre que sean más de dos<br />
días, sin alterar los precios que se<br />
indican". De este modo se anunciaban<br />
sus servicios el día 18 de junio de<br />
1931 en el citado periódico.<br />
A pesar de sus comodidades y<br />
lo asequible de sus precios no llegó<br />
a integrar el grupo de los más<br />
importantes de la capital, no obstante<br />
tuvo la dicha de albergar a<br />
muchos de los personajes más encumbrados<br />
del mundo de la farándula.<br />
Su cercanía al famoso Teatro<br />
Martí fue la causa de que el Hotel<br />
Roma y luego el Gran Hotel tuviera<br />
una singular y notable vida social.<br />
El Teatro Martí fue inaugurado<br />
el 8 de junio de 1884 por el vasco<br />
Ricardo Irijoa, quien siguió el ejemplo<br />
de sus compatriotas Pancho<br />
Marty, José Albisu y Joaquín Payret,<br />
que años atrás habían construido<br />
amplios teatros en los lugares más<br />
céntricos de la capital. Las primeras<br />
décadas del siglo XX se conocen<br />
como su Edad de Oro. Son los años<br />
en que se ponen de moda las zarzuelas<br />
y revistas españolas. Alrededor<br />
del año 1915 visita La Habana<br />
la Compañía Santa Cruz y Velasco<br />
HISTORIA<br />
representada por el Gordo Ordas<br />
y sus integrantes se hospedaron en<br />
el hotel Roma, entre ellos Rosita<br />
Llaverías, esposa de Blanco Herrera,<br />
dueño de la cervecería La Tropical,<br />
Consuelo Hidalgo, Enriqueta Serrano<br />
y los cantantes Antonio Palacios y<br />
José Muñiz.<br />
Otros artistas españoles figuraron<br />
entre los huéspedes ilustres de<br />
esta edificación: los famosos actores<br />
Enrique Borras y Ernesto Vitches. La<br />
actriz y cantante española Pepita<br />
Embil y su esposo Domingo Plácido,<br />
acompañados de su hijo de seis años<br />
Plácido Domingo, también fueron alojados<br />
en el entonces Gran Hotel, formando<br />
<strong>parte</strong> de la compañía Agilá<br />
que actuó en el Teatro Martí.<br />
El tenor mexicano José Lemón, el<br />
trovador yucateco Pepe Domínguez<br />
y los excéntricos artistas del Bataclán,<br />
entre ellos la famosa Rachel, también<br />
visitaron el hotel, y al ponerse de<br />
moda las charangas, en la edificación<br />
actuó la de Sergio Pita. Con todo<br />
esto su Roff Garden le hizo competencia<br />
al del Hotel Plaza, e inaugu-<br />
Integrantes de la Compañía Santa Cruz y Velasco se alojaron en el hotel hacia el año 1915<br />
Gabinete de Arqueología / 133
HISTORIA<br />
Ernesto Vitches, importante actor español,<br />
visitante del hotel<br />
Enrique Borras, actor español,<br />
huésped del hotel<br />
ró los bailes con la popular orquesta<br />
de Enrique Peña.<br />
El famoso actor Paco Lara, segundo<br />
esposo de Rita Montaner,<br />
vivió allí por varios años y Amado<br />
134 / Gabinete de Arqueología<br />
Integrantes de la orquesta de Enrique Peña que actuaron en el Roff Garden del Gran Hotel<br />
Trinidad Velasco, presidente de la<br />
emisora RHC Cadena Azul, albergó<br />
en él al cantante puertorriqueño<br />
Daniel Santos cuando este aún<br />
no era conocido por el público cubano.<br />
En la década de 1930, María<br />
Cervantes tocaba el piano y cantaba<br />
a dúo en su lobby con el tenor<br />
cubano Sansirena.<br />
En los años de apertura el Gran<br />
Hotel fue refugio de algunos empleados<br />
municipales amantes de la vida<br />
bohemia, acompañados en ocasiones<br />
por artistas de la Grabadora Columbia,<br />
al igual que del dúo cubano<br />
formado por Juan de la Cruz y Bienvenido<br />
León, conocido como Cruz<br />
León.<br />
Esperamos que este artículo provoque<br />
en los lectores una mirada familiar<br />
a la reconstrucción de este<br />
edificio que de seguro será bello, no<br />
sólo por su majestuosidad arquitectónica<br />
sino también por su historia.<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
Navarro Vaqueiro, Mercedes (1994):<br />
"Estudio patológico de las estructuras de<br />
los hoteles Packard y Gran Hotel", Tesis<br />
de Maestría de rehabilitación de edificios,<br />
depositado en la Biblioteca del<br />
CENCREM, La Habana.<br />
Venegas Fornias, Carlos (1990): La<br />
urbanización de las Murallas:<br />
dependencia y modernidad, Editorial<br />
Letras <strong>Cuba</strong>nas, La Habana.<br />
Publicaciones periódicas<br />
Diario de la Marina, La Habana,18 de<br />
junio de 1931.<br />
Revista Bohemia, La Habana,<br />
números correspondientes al mes de<br />
mayo de 1965 .<br />
Fuentes primarias<br />
Fondos del Registro de la Propiedad de<br />
la Habana Vieja:<br />
t. 97, folio 66; t. 149, folio 97; t. 211, folio<br />
47; t. 249, folio 42; t. 296, folio 97.<br />
Entrevista al investigador Jesús Blanco<br />
Aguilar y fotos de su archivo personal.
El Alejandría, fiel reflejo<br />
de un ingenio azucarero del siglo XIX<br />
Por: Adriana Suárez Cairo y Liz B. Marichal García<br />
Resumen<br />
Los cafetales e ingenios constituyeron en el<br />
siglo XIX la base de la plantación esclavista. El<br />
ingenio Alejandría, objeto de este estudio, fue<br />
uno de los más importantes de la región de<br />
Güines. Un análisis exhaustivo en el Archivo<br />
Nacional de <strong>Cuba</strong> y en el Archivo Parroquial de<br />
la iglesia de San Julián de Güines nos permitió<br />
realizar una investigación en cuanto a<br />
diferentes parámetros que miden el nivel y la<br />
calidad de vida de su dotación, los cuales<br />
reflejaron la crudeza del sistema esclavista en<br />
la <strong>Cuba</strong> colonial.<br />
Abstract<br />
During the nineteenth century, coffee and<br />
sugar plantations were the principle users of<br />
slaves and thus the mainstays of slavery in<br />
<strong>Cuba</strong>. The Alexandria sugar mill, the object of<br />
this study, was one of the most important<br />
mills in the area of Güines. Exhaustive<br />
research in the <strong>Cuba</strong>n National Archive and<br />
the archive of the parish church of San Julián<br />
de Güines allowed a study to be made of the<br />
slaves’ quality of life and confirmed the<br />
brutality of the <strong>Cuba</strong>n colonial slave system.<br />
La historia de <strong>Cuba</strong> está estrechamente<br />
vinculada al cultivo de<br />
la caña de azúcar, y a este producto<br />
se debe el esplendor y "desarrollo"<br />
económico-social alcanzado en<br />
el siglo XIX. Hasta alrededor de 1820<br />
puede decirse que la Isla vivió el<br />
llamado boom azucarero, caracterizado<br />
por una violenta expansión<br />
productiva, que según Moreno<br />
Fraginals: "... se abandonó hasta límites<br />
increíbles todas las actividades<br />
que no tuviesen un fin<br />
azucarero directo o indirecto" (Moreno,<br />
1978, t. 1:96).<br />
El uso de la máquina de vapor<br />
como fuerza motriz en los ingenios,<br />
y una relativa estabilidad en la producción,<br />
junto a una coyuntura internacional<br />
favorable, propiciaron<br />
que en las décadas de 1820 y 1830<br />
<strong>Cuba</strong> se convirtiera en primera productora<br />
y suministradora mundial<br />
de azúcar. Es importante señalar<br />
como una característica única, que<br />
siendo España una metrópoli que no<br />
poseía refinerías, obligó a los azucareros<br />
cubanos a elaborar un producto<br />
final refinado capaz de competir<br />
en precios y calidad en el mercado<br />
internacional; esto a su vez fue un<br />
arma de doble filo, que a la larga le<br />
trajo trágicas consecuencias a la<br />
oligarquía nacional.<br />
La introducción del ferrocarril en<br />
1837 facilitó la expansión ilimitada<br />
HISTORIA<br />
del cultivo, pero a la vez sirvió para<br />
acelerar el desmoronamiento cafetalero,<br />
lo que permitió a los ingenios<br />
asumir gran <strong>parte</strong> de las tierras<br />
y brazos dejados por aquellos.<br />
La década de 1840 marcó un paso<br />
importante en la industria azucarera<br />
cubana; son introducidos los<br />
evaporadores al vacío y más tarde<br />
las centrífugas, entre otros adelantos.<br />
Se produjo así lo que algunos<br />
autores han dado en llamar la revolución<br />
industrial cubana, que lejos<br />
de beneficiar a los productores,<br />
marcó la crisis de la plantación<br />
esclavista sustentada en la utilización<br />
de fuerza de trabajo esclava,<br />
que frenaba el posible desarrollo y<br />
los obligaba, por el contrario, a simplificar<br />
las más elementales tareas.<br />
Se recurrió entonces a la utilización<br />
de trabajadores asalariados sin<br />
obtenerse los resultados esperados,<br />
pero esta variante fracasó por<br />
las condiciones semiesclavas a que<br />
eran sometidos y el intenso trabajo<br />
al cual no estaban acostumbrados<br />
y tampoco físicamente aptos.<br />
Los años siguientes reflejan la<br />
crisis definitiva e inevitable que vive<br />
la burguesía azucarera criolla, desde<br />
el punto de vista social y como<br />
clase, a causa de diversos factores.<br />
En primer lugar, por su carácter<br />
esclavista, no pudo desarrollarse al<br />
ritmo que lo hicieron lo países capi-<br />
Gabinete de Arqueología / 135
HISTORIA<br />
Restos del canal hidráulico que conducía las aguas para mover el trapiche del Ingenio Alejandría.<br />
Foto, cortesía de Raúl Rivera López<br />
talistas europeos y Estados Unidos,<br />
los cambios tecnológicos abarcaron<br />
un largo período y su introducción<br />
sólo se manifestó en un reducido<br />
número de ingenios. Hasta 1860 la<br />
fabricación de azúcar no había sobrepasado<br />
la fase de la producción<br />
manual (Iglesias,1999:2), y esto trajo<br />
consigo un proceso involutivo<br />
desde el punto de vista manufacturero,<br />
en el que se vieron obligados<br />
a obtener un producto de muy<br />
baja calidad para que fuera procesado<br />
en las refinerías estadounidenses.<br />
Por consiguiente abandonaron<br />
el azúcar refino que hasta ese momento<br />
hacían, por la imposibilidad<br />
de poderla colocar en el mercado.<br />
Los países industrializados europeos<br />
aplicaron una política proteccionista<br />
a su producción remolachera<br />
que terminó con la pérdida, por <strong>parte</strong><br />
de <strong>Cuba</strong>, de los más importantes<br />
mercados en el viejo continente. No<br />
fue una situación de depresión lo que<br />
los llevó a esta crisis "... sino la pre-<br />
136 / Gabinete de Arqueología<br />
sión de una coyuntura de expansión<br />
del mercado y desarrollo industrial<br />
en los grandes centros hegemónicos<br />
del comercio internacional" (Moreno,<br />
1978, t.2: 198).<br />
El Alejandría<br />
La Villa de San Julián de Güines<br />
desempeñó un papel fundamental<br />
en todo este proceso. La oligarquía<br />
habanera estimulada por el ensanche<br />
azucarero, desplazó a los vegueros<br />
y se apoderó de sus fértiles<br />
tierras e inmensos bosques; a finales<br />
del siglo XVIII proliferan las construcciones<br />
de ingenios, con lo que<br />
se convierte en el más importante<br />
centro de producción agrícola habanero.<br />
Uno de estos centros, fundado<br />
en 1797 fue el ingenio Alejandría,<br />
cuyo propietario era don Luis de<br />
las Casas, quien había sido gobernador<br />
y capitán general de la Isla<br />
(1790-1796), quien utiliza como in-<br />
1 Archivo Nacional de <strong>Cuba</strong> (ANC): Fondo Protocolos, Escribanía de Guerra, leg. 965, no. 14407.<br />
2 ANC: Fondo Secretaría de Hacienda, leg. 355, no.15.<br />
3 ANC: Fondo Protocolos, Escribanía de Nuño, t.3, folios 1085-1092.<br />
termediario en la adquisición de<br />
esta propiedad a su sobrino el Conde<br />
de O’Reilly. 1 La misma perteneció<br />
a la familia hasta 1845, en que<br />
fue comprada por el teniente de<br />
fragata don José de Bulnes fallecido<br />
en 1850, y otorgó testamento a<br />
favor de sus hijos y hermanas.<br />
Hasta 1852 el mismo poseía veintiuna<br />
caballerías de tierra, al año<br />
siguiente llegaron a sesenta y siete<br />
debido a la compra por don Manuel<br />
de Bulnes de las cuarenta y<br />
seis pertenecientes al demolido ingenio<br />
Nueva Holanda. 2 En 1863 el<br />
propio don Manuel, como apoderado<br />
de sus hermanos, lo vendió a<br />
don José María Mora y a doña Merced<br />
Rivero, y veintiséis años después<br />
aparece en la documentación<br />
como demolido.<br />
Desde su fundación este ingenio<br />
es movido por fuerza hidráulica; aunque<br />
Pezuela registra la máquina de<br />
vapor como fuerza motriz en 1860<br />
(1863: 532), existen diversos documentos<br />
que lo contradicen, como<br />
la visita del cónsul inglés Richard<br />
Madden en 1838 y el inventario realizado<br />
al Alejandría en 1863 que incluye<br />
entre los equipos la máquina<br />
hidráulica para moler caña. 3<br />
Por otro lado también Álvaro<br />
Reynoso en 1885 afirma en sus "Viajes<br />
por diversos ingenios y otras<br />
fincas de la Isla de <strong>Cuba</strong>" que esta<br />
fábrica poseía el agua como fuerza<br />
motriz aunque sin conexión para el<br />
riego "... de suerte que después de<br />
haberla usado el dueño la ve correr<br />
por su finca sin poder regar sus<br />
campos" (Reynoso, 1863-1885, manuscrito).<br />
Una investigación acerca de esta<br />
plantación permitirá poner al des-
cubierto la forma en que se comportó<br />
ese proceso general de la industria<br />
y conocer las particularidades<br />
del sistema pero no visto como casi<br />
siempre se ha hecho, desde arriba,<br />
sino desde abajo, analizando las consecuencias<br />
del sistema en la fuerza<br />
de trabajo, o lo que es lo mismo en<br />
los esclavos. Como un primer acercamiento<br />
se revisó el Archivo<br />
Parroquial de la iglesia de San Julián<br />
de Güines, y se procesó toda la información<br />
existente (1800-1880) referida<br />
a los bautizos, defunciones y<br />
matrimonios de la dotación, así como<br />
los documentos que relacionados<br />
con este ingenio atesora el Archivo<br />
Nacional de <strong>Cuba</strong> (ANC).<br />
La interpretación de estas fuentes<br />
primarias permite penetrar en<br />
la esencia de índices que ayudan a<br />
evaluar la calidad y modo de vida<br />
de los esclavos en las plantaciones<br />
azucareras.<br />
La información concerniente a<br />
este estudio abarca el período entre<br />
1832 y 1879 donde los datos de<br />
nacimientos y defunciones coinciden,<br />
los libros de bautizos de años<br />
anteriores se encuentran en mal<br />
estado. De 1832 a 1863 el análisis se<br />
hará de manera general para no<br />
perder información valiosa y se trabajará<br />
con media anual de nacimientos<br />
y media anual de defunciones,<br />
pues no es hasta la tasación hecha<br />
en 1863 que contamos con una cifra<br />
exacta de la cantidad de esclavos,<br />
divididos por géneros y etnias, que<br />
componen esta propiedad, con esta<br />
información se pudo estimar la población<br />
esclava anual hasta 1879 y<br />
definir las cifras absolutas de mortalidad<br />
y natalidad.<br />
Son diversas las estadísticas realizadas<br />
con respecto a la mortalidad<br />
en las dotaciones esclavas cubanas.<br />
La mano de obra fue una preocupación<br />
permanente de los<br />
hacendados, por eso su interés en<br />
estas cifras, el desarrollo constante<br />
de la industria azucarera demandó<br />
gran cantidad de brazos para el<br />
duro trabajo en las plantaciones.<br />
Desde finales del siglo XVIII hasta<br />
1820 la inmigración africana, favorecida<br />
por la trata legal, tuvo un carácter<br />
masivo, y en lo adelante, a pesar<br />
de estar "prohibida" y perseguida, las<br />
introducciones se duplicaron. El régimen<br />
de explotación intensivo de la<br />
fuerza de trabajo no favorecía la reproducción<br />
vegetativa y la alta mortalidad<br />
obligaba a la constante<br />
sustitución mediante la compra de<br />
nuevas "piezas". Al hacerlo, los propietarios<br />
con mayores posibilidades<br />
económicas preferían adquirir esclavos<br />
criollos o africanos con varios<br />
años de estancia en <strong>Cuba</strong>, ya que<br />
aunque más caros en un principio, a<br />
largo plazo resultaban más económicos<br />
por estar más adaptados a<br />
este régimen de vida.<br />
La ofensiva abolicionista, desarrollada<br />
por Gran Bretaña en la<br />
década de 1850, planteó la necesidad<br />
de la explotación del esclavo<br />
bajo formas más modernas y<br />
sutiles, lo que en la literatura cubana<br />
se ha dado en llamar "la<br />
política del buen tratamiento", consistente<br />
en mejorar las condiciones<br />
de vida a los esclavos en las<br />
plantaciones; a todas luces, estas<br />
medidas no se aplicaron por igual<br />
en las distintas zonas azucareras<br />
y el resultado no fue el esperado;<br />
la mortalidad en la mayoría de los<br />
ingenios continuó por encima de la<br />
reproducción vegetativa durante el<br />
tiempo que duró la esclavitud.<br />
4 Archivo Parroquial de la iglesia de San Julián de Güines, libros de Defunciones de Pardos y Morenos, nos. 11-14.<br />
HISTORIA<br />
Claro está, en esta alza de las<br />
defunciones incidieron otros factores<br />
que de manera directa afectaron<br />
a la dotación: en abril de 1833 la<br />
epidemia de cólera morbo que azotó<br />
a La Habana; en octubre de 1846<br />
dos huracanes de gran magnitud<br />
causaron considerables bajas; en<br />
octubre de 1855 sufren una nueva<br />
epidemia de cólera morbo, la cual<br />
se repite en julio y agosto de 1868. 4<br />
Las cifras que ofrece la gráfica<br />
no. 1 del ingenio Alejandría ejemplifican<br />
lo expuesto en cuanto a los<br />
nacimientos y las defunciones durante<br />
el período de 1832-1879.<br />
Si analizamos la gráfica no. 2 de<br />
nacimientos y defunciones para<br />
este mismo período percibimos que<br />
se confirma lo antes expresado, las<br />
cifras de mayores bajas por defunción<br />
se reflejan claramente en los<br />
meses de abril, julio y octubre, no<br />
obstante las muertes mantienen<br />
siempre cifras superiores a los nacimientos.<br />
La molienda en el Alejandría<br />
duraba alrededor de cuatro meses,<br />
del 10 de enero al 10 de mayo<br />
(Madden,1964:176), y en este período<br />
de zafra, por demás agotador,<br />
aumentaban los decesos. Durante<br />
el llamado tiempo muerto este incremento<br />
se acentuaba, debido a<br />
que los esclavos terminaban extenuados<br />
y coincidía con los meses<br />
de lluvia e intenso calor que favorecían<br />
el agravamiento de enfermedades<br />
infecto contagiosas como<br />
la disentería, cólera y otras.<br />
En los años comprendidos entre<br />
1832 y 1863 ocurren menos nacimientos<br />
que defunciones, lo que<br />
pudo estar relacionado, entre otros<br />
factores, con un bajo nivel de reproducción,<br />
más una elevada cifra<br />
Gabinete de Arqueología / 137
HISTORIA<br />
de mortalidad infantil, esto lo demuestra<br />
la media anual de natalidad<br />
de 0.64%, ampliamente superada por<br />
la media anual de mortalidad de<br />
9.22%, relativamente alta si la<br />
comparamos con las estadísticas<br />
que para la época se ofrecen, y oscilan<br />
entre 6% y 8% para los ingenios<br />
(Pérez de la Riva,1979:36).<br />
Según los datos procedentes del<br />
inventario realizado el 21 de agosto<br />
de 1863, el ingenio contaba con<br />
una dotación de 166 esclavos; a<br />
partir de esa fecha se reconstruyeron<br />
las poblaciones correspondientes<br />
a los años siguientes hasta<br />
1879 (ver anexo 1).<br />
Con este procedimiento se pudo<br />
trabajar con números bastante<br />
aproximados en cuanto a los parámetros<br />
de mortalidad y natalidad,<br />
permitiendo calcular las cifras de<br />
ambos y hacer un análisis más cercano<br />
a la realidad vivida en esta plantación.<br />
Observando la tabla no. 1 podemos<br />
apreciar que el 60.84% de la<br />
Fuente: Archivo Parroquial de la iglesia de San Julián de Güines,<br />
libros de Nacimientos y Defunciones de Pardos y Morenos<br />
138 / Gabinete de Arqueología<br />
fuerza de trabajo esclava era criolla,<br />
le seguían la lucumí con 12.04%<br />
y la carabalí con 10.84%; la preferencia<br />
pudiera estar dada por las características<br />
propias de estas etnias.<br />
A los criollos se les consideraba<br />
con cierta ventaja sobre los bozales<br />
por haber nacido en la Isla, estar<br />
aclimatados y no conocer otra forma<br />
de vida que no fuera la esclavitud.<br />
Los lucumíes según Henri<br />
Dumont "... son los mejores y más<br />
buscados por los hacendados a<br />
pesar de sus tendencias al suicidio,<br />
conservan en los ingenios sus varoniles<br />
y bellas apariencias que les<br />
caracterizan en su país natal y el<br />
trabajo violento en vez de relajar<br />
sus formas las hace más fuertes,<br />
aceradas y musculosas" (1922:24).<br />
En cuanto a los carabalíes este<br />
autor les atribuye un carácter bueno,<br />
amantes del trabajo y cumplidores<br />
de sus obligaciones, fieles y<br />
económicos.<br />
Tal vez la mayoría de criollos en<br />
la dotación, justifique la inexisten-<br />
cia del barracón, hecho al que alude<br />
el cónsul inglés Richard Madden<br />
en 1838 cuando apunta, "... aquí también<br />
los negros habitaban en chozas,<br />
no es un patio cerrado" (1964: 177).<br />
Es bueno destacar, que en lo relativo<br />
a las defunciones por etnias<br />
para este período, la mayor incidencia<br />
se da en el siguiente orden:<br />
criollos setenta y uno; lucumies dieciséis;<br />
gangá once; congos trece (ver<br />
anexo 2), mostrando cierta estabilidad<br />
y relación con la población esclava<br />
existente en 1863, en la que<br />
prevalecían estas etnias.<br />
En los datos ofrecidos en este<br />
inventario, se observa el alquiler de<br />
fuerza de trabajo extra: en 1838 la<br />
dotación la componían 102 esclavos<br />
y treinta alquilados (Madden,1964:<br />
176). Cuando se hizo la tasación en<br />
1863 existían cuarenta y dos colonos<br />
asiáticos que sumados a los 166 de<br />
la dotación eran en total 208 "trabajadores",<br />
que si bien no resolvían<br />
completamente la carencia de mano<br />
de obra, les permitía hacer una za-<br />
Fuente: Archivo Parroquial de la iglesia de San Julián de Güines,<br />
libros de Nacimientos y Defunciones de Pardos y Morenos
fra que se acercara a los requerimientos<br />
de la época, lo que para los hacendados<br />
menos solventes, y este<br />
parece ser el caso de los dueños<br />
del Alejandría, el alquiler de esclavos<br />
era la única vía para poder completar<br />
sus dotaciones, nada más<br />
ilustrativo que las cifras de compras<br />
que se muestran en el anexo 1, donde<br />
en diecisiete años sólo ocurren<br />
cuatro entradas de culíes chinos,<br />
aunque no se descarta la idea de la<br />
adquisición de esclavos criollos o africanos<br />
asentados en la Isla y bautizados<br />
por sus antiguos propietarios.<br />
La política de la burguesía esclavista<br />
criolla en cuanto a la disponibilidad<br />
de mano de obra no estuvo<br />
encaminada a propiciar el crecimiento<br />
vegetativo en las dotaciones. Se<br />
abastecían con la continua migración<br />
forzada de esclavos, aunque en la<br />
década de 1840 se hicieron algunos<br />
esfuerzos por cambiar tal situación.<br />
Ya se hablaba entre los hacenda-<br />
Tabla no. 1.<br />
Resultados de la tabulación de la relación<br />
de esclavos de 1863<br />
*Además, 42 colonos asiáticos<br />
Fuente: ANC: Fondo Protocolos, Escribanía de<br />
Nuño, t.3, folios 1085-1095.<br />
dos de seguir una línea de reproducción<br />
natural para garantizar el<br />
número de brazos necesarios en las<br />
plantaciones, considerando los resultados<br />
obtenidos en otros países relacionados<br />
con este aspecto.<br />
La tabla no.2 muestra las cifras<br />
de nacimientos y defunciones por<br />
períodos de tres años divididos por<br />
sexos, donde se resalta la elevada<br />
mortalidad (130) sobre la baja o casi<br />
nula natalidad (cuarenta y seis),<br />
exceptuando los años de 1863 a<br />
1865, cuando los nacimientos superan<br />
las defunciones; ello no significa<br />
que exista un crecimiento natural<br />
de la dotación en esa etapa pues la<br />
mortalidad infantil es alta. Es evidente<br />
que Alejandría refleja la situación<br />
existente en los ingenios<br />
para esta época.<br />
Es importante destacar que en<br />
el período de 1866 a 1868 las defunciones<br />
aumentan vertiginosamente.<br />
Este fenómeno está relacionado<br />
en gran <strong>parte</strong> por la epidemia de<br />
cólera morbo desatada en julio y<br />
agosto de 1868 que azotó a la dotación<br />
en este ingenio. 5 No obstante,<br />
de las cuarenta y ocho bajas reportadas<br />
para estos años sólo veinti-<br />
Tabla no. 2.<br />
Nacimientos y defunciones en el ingenio<br />
Alejandría 1863-1879<br />
Fuente: Archivo Parroquial de la iglesia de<br />
San Julián de Güines<br />
5 Archivo Parroquial de la iglesia de San Julián de Güines, libro de Defunciones de Pardos y Morenos, no. 14.<br />
HISTORIA<br />
cuatro habrían muerto por esta enfermedad,<br />
la otra mitad se debió a<br />
diversas causas, reportando una<br />
cifra elevada.<br />
Un dato interesante que nos revela<br />
el Archivo Parroquial es que<br />
en época de catástrofes naturales<br />
o epidemias en los terrenos del<br />
Alejandría se enterraban a las víctimas.<br />
La primera referencia localizada<br />
corresponde a las muertes<br />
por cólera en abril de 1833, pero<br />
hasta la fecha no se han localizado<br />
restos de cementerio en las ruinas<br />
del ingenio.<br />
En el estudio de la mortalidad<br />
resulta fundamental el análisis por<br />
categorías de edades, ya que permite<br />
mostrar cuáles inciden con<br />
mayor fuerza en el decrecimiento<br />
vegetativo de las dotaciones.<br />
En el caso particular del ingenio<br />
Alejandría tenemos que los mayores<br />
porcentajes se alcanzan en las<br />
edades: 0-12 meses con 14.72%, 1-5<br />
años con 17.05%, 36-45 años con<br />
18.60% y 46-60 años con 15.50%, no<br />
siendo esto un fenómeno aislado,<br />
si se tiene en cuenta que, en primer<br />
lugar, la mortalidad infantil es<br />
uno de los elementos que más golpean,<br />
y que según Moreno Fraginals<br />
constituye el tercer factor en la disminución<br />
de las poblaciones esclavas<br />
(1978, t. 2:53). Tabla no. 3.<br />
Así mismo, en las otras dos categorías<br />
las cifras son explícitas en<br />
cuanto a la mortandad entre los esclavos<br />
dedicados a la producción,<br />
de ellos, los que llegaban a edades<br />
avanzadas eran pocos.<br />
Los matrimonios son escasos y<br />
poco representativos los datos que<br />
se poseen. Todo parece indicar que a<br />
los diferentes dueños que tuvo este<br />
ingenio no les interesó fomentar las<br />
Gabinete de Arqueología / 139
HISTORIA<br />
Tabla no. 3.<br />
Defunciones por categorías de edades en el<br />
período 1863-1879<br />
Fuente: Archivo Parroquial de la iglesia<br />
de San Julián de Güines<br />
uniones legales, pudiendo ser esta<br />
una de las causas indirectas de la<br />
baja reproducción natural en la<br />
dotación, a pesar de que para este<br />
período la diferencia entre sexos<br />
no es abismal, presentando un índice<br />
de masculinidad de 1.02%.<br />
En cuanto a las uniones consensuales,<br />
en los años comprendidos<br />
entre 1863 a 1879, se produjeron sesenta<br />
y siete nacimientos para igual<br />
número de uniones, en este caso la<br />
información es escasa y se dificulta<br />
definir alguna tendencia en cuanto al<br />
intercambio interétnico que se establece<br />
en las dotaciones a través de<br />
las relaciones sociales que surgen<br />
durante el proceso de producción.<br />
Sí se pudo constatar una inclinación<br />
al no reconocimiento de la paternidad,<br />
en la referida muestra,<br />
62 casos pertenecen a hijos de<br />
padres no conocidos (NC) (ver<br />
anexo 3) lo que refleja el proceso<br />
de desintegración de la esclavitud<br />
que venia gestándose en la sociedad<br />
durante estos años.<br />
140 / Gabinete de Arqueología<br />
Conclusiones<br />
El siglo XIX cubano puede ser catalogado<br />
de convulso y en él estuvieron<br />
presentes importantes<br />
acontecimientos que marcaron la<br />
vida económica, social y política de<br />
la Isla en épocas posteriores.<br />
El desarrollo alcanzado por <strong>Cuba</strong><br />
en la agroindustria azucarera, la colocó<br />
como primera productora y<br />
suministradora para el mercado<br />
mundial, desde finales de la década<br />
de 1820 hasta la de 1870.<br />
Esto trajo consigo la intensificación<br />
en la trata de esclavos y en la<br />
esclavitud, en busca de los brazos<br />
necesarios relacionados de forma<br />
directa con la producción. Las cifras<br />
oficiales ofrecidas a lo largo de<br />
este período sobre la inmigración<br />
duplican con creces el número de<br />
africanos introducidos en las épocas<br />
precedentes.<br />
Como consecuencia de lo anterior,<br />
las defunciones en las dotaciones<br />
aumentarían considerablemente,<br />
agudizadas por períodos de epidemias<br />
y catástrofes naturales, la población<br />
estimada va decreciendo de<br />
manera gradual hasta hacerse necesario<br />
el alquiler de esclavos y colonos<br />
asiáticos para la producción<br />
azucarera.<br />
El ingenio Alejandría es un fiel<br />
reflejo de la situación económica y<br />
social que vivía la Isla, donde la<br />
natalidad entre los esclavos es escasa,<br />
la mortalidad elevada y el<br />
crecimiento natural de la dotación<br />
es posible sólo gracias a las sucesi-<br />
Anexo 1<br />
Relación de nacimientos, compras,<br />
defunciones y población total estimada<br />
para la dotación del ingenio Alejandría.<br />
Años 1863-1879<br />
*Para 1863 se incluye un nacimiento ocurrido<br />
el 22 de agosto, un día después de realizado<br />
el inventario.<br />
Fuentes: Archivo Parroquial de la iglesia de San<br />
Julián de Güines, Libros de Bautizos<br />
y Defunciones de Pardos y Morenos y ANC:<br />
Fondo Protocolos, Escribanía de Nuño,<br />
t 3, folios 1085-1095.
Anexo 2<br />
Defunciones por etnias y por género.<br />
Años 1863-1879<br />
Fuente: Archivo Parroquial de la iglesia de<br />
San Julián de Güines, libros de Defunciones<br />
de Pardos y Morenos, nos. 13-15.<br />
Anexo 3<br />
Uniones consensuales en la dotación.<br />
Años 1863-1879<br />
* No conocido.<br />
Fuente: Fuente: Archivo Parroquial de la<br />
iglesia de San Julián de Güines<br />
Dumont, H. (1922): Antropología y<br />
patología comparada de los negros<br />
esclavos, Colección <strong>Cuba</strong>na de libros y<br />
documentos inéditos o raros, dirigido por<br />
Fernando Ortiz, vol. 2 [s. n.], La Habana.<br />
Iglesias García, F. (1999): Del ingenio al<br />
central, Editorial de Ciencias Sociales, La<br />
Habana.<br />
Madden, R. (1964): La isla de <strong>Cuba</strong>. Sus<br />
recuerdos, progresos y perspectivas,<br />
Editorial Consejo Nacional de Cultura, La<br />
Habana.<br />
Moreno Fraginals, M. (1978): El ingenio.<br />
Complejo económico social cubano del<br />
azúcar, Editorial de Ciencias Sociales, La<br />
Habana.<br />
Pérez de la Riva, J. (1979): El monto de<br />
la inmigración forzada en el siglo XIX,<br />
Editorial de Ciencias Sociales, La<br />
Habana.<br />
Pezuela, J. de la ( 1863): Diccionario<br />
geográfico, estadístico, histórico de la isla de<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
<strong>Cuba</strong>, Imprenta del establecimiento de<br />
Mellado, Madrid.<br />
Reynoso Reynoso, A. (1863-1885):<br />
"Viajes por diversos ingenios y otras fincas de la<br />
Isla de <strong>Cuba</strong>" (manuscrito), depositado en la<br />
biblioteca del Instituto de Literatura y<br />
Lingüística, La Habana.<br />
Fuentes primarias<br />
HISTORIA<br />
ANC: Fondo Protocolos, Escribanía de<br />
Guerra, leg. 965, no.14407 / Escribanía de<br />
Hacienda, leg. 355, no.15 / Escribanía de<br />
Nuño, t.3, folios 1085-1095.<br />
Archivo Parroquial de la iglesia de San<br />
Julián de Güines: libros de Defunciones de<br />
Pardos y Morenos, nos. 13-15 / libros de<br />
Bautizos de Pardos y Morenos / libro de<br />
Matrimonios de Pardos y Morenos, no. 7.<br />
Gabinete de Arqueología / 141
HISTORIA<br />
Uniones consensuales<br />
en la dotación del ingenio-cafetal Angerona<br />
Por: Melba Pérez González y Delia Lassales Herrera<br />
Resumen<br />
El artículo aborda el comportamiento<br />
demográfico del cafetal Angerona, ubicado en<br />
Artemisa, uno de los más importantes de <strong>Cuba</strong><br />
en el siglo XIX por su producción y dotación de<br />
esclavos. Dentro de este contexto el análisis se<br />
centra en los bautizos y matrimonios porque<br />
su estudio nos permite observar la política de<br />
crecimiento del cafetal. La investigación<br />
basada en fuentes parroquiales demuestra que<br />
Angerona implementó condiciones de vida<br />
para los esclavos muy diferentes a otros<br />
cafetales. Este rasgo le concede una<br />
singularidad que posibilita enriquecer el<br />
conocimiento integral del problema histórico:<br />
demografía y cafetal.<br />
Abstract<br />
This paper examines the demographics of<br />
‘Angerona’ in Artemisa, one of <strong>Cuba</strong>’s most<br />
important nineteenth century coffee<br />
plantations, where both the production of<br />
coffee and the population of slaves was<br />
extremely high. The research undertaken<br />
focussed on the policy of development at the<br />
plantation as revealed by baptismal and<br />
matrimonial records, and revealed that the<br />
slaves’ standard of living at Angerona was<br />
markedly different to that at other<br />
plantations, information which considerably<br />
enriches existing knowledge of the<br />
demographics of coffee plantations.<br />
142 / Gabinete de Arqueología<br />
Los estudios relacionados con el<br />
cultivo del café en <strong>Cuba</strong> desde finales<br />
del siglo XVIII, coinciden en<br />
apreciar que el mismo proporcionó<br />
grandes beneficios para algunas<br />
regiones de la Isla en el orden<br />
económico, social y cultural. Dentro<br />
de este contexto, el pueblo de<br />
Artemisa, al suroeste de La Habana,<br />
emerge como uno de los más<br />
beneficiados, pues gran <strong>parte</strong> de<br />
su florecimiento dependió de la<br />
expansión de este cultivo durante<br />
la primera mitad del siglo XIX. En el<br />
año de 1822 se efectuó un padrón<br />
de las fincas rurales en el pueblo<br />
de Cayajabo, territorio al que pertenecía<br />
Artemisa. En el mismo se<br />
registraron un total de setenta y<br />
un cafetales en el Archivo Nacional<br />
de <strong>Cuba</strong> (ANC): Fondo Gobierno<br />
Superior Civil (GSC), leg. 871,<br />
no. 29551, encontrándose entre los<br />
más importantes: Buen Retiro, de<br />
Fedrerico Euded Esscher; La Unión,<br />
de Calisto (sic) Clarensión; El Neptuno,<br />
propiedad de Joaquín Toscano,<br />
y el Angerona, del franco-alemán<br />
Cornelio Souchay, este último en el<br />
territorio de Artemisa (ANC: GSC,<br />
leg. 871, no. 29551).<br />
Fundado en 1813, pronto la relevancia<br />
de Angerona quedó demostrada<br />
mediante los testimonios del<br />
norteamericano Abiel Abbot, después<br />
de su visita en l828 y del escri-<br />
tor costumbrista Cirilo Villaverde,<br />
quien lo conociera en 1839. Apoyada<br />
en las impresiones de aquellos<br />
contemporáneos, la historiografía<br />
más reciente asegura: "era ya a fines<br />
del primer cuarto del siglo la más<br />
importante plantación de la Vuelta de<br />
Abajo y la segunda de la Isla. Su suntuosidad<br />
de instalación y su original<br />
régimen interior la singularizaba<br />
tanto entre las de su índole que varios<br />
extranjeros visitantes de <strong>Cuba</strong><br />
cuando se hallaba el cafetal en su<br />
apogeo, fueron a verlo, y en libros<br />
utilísimos para el estudio de la época<br />
consignaron sus impresiones"<br />
(Méndez, 1952: 60).<br />
En este sentido debemos añadir<br />
que Angerona desempeñó un papel<br />
influyente en la producción<br />
cafetalera cubana de la primera mitad<br />
del siglo XIX. Para apreciar el significado<br />
de este cafetal en el ámbito<br />
económico y cafetalero del período<br />
colonial, debemos recordar que<br />
en 1837 tenía una extensión de cuarenta<br />
caballerías de tierra y una<br />
dotación de 428 esclavos y 621 729<br />
cafetos útiles (Du' Bouchet, 1989: 90).<br />
Además, cada esclavo debía atender<br />
y cuidar 1 452 cafetos útiles.<br />
En los años de auge cafetalero<br />
cubano Angerona producía 11 600<br />
quintales, el 2.2% de la producción<br />
de toda la Isla; como podrá apreciarse,<br />
esta cifra resulta significativa.
Es interesante subrayar la calidad<br />
de vida de la dotación del cafetal.<br />
Para evaluar esta cuestión<br />
debemos remitirnos a las versiones<br />
que nos dejaron algunos de sus<br />
visitantes. Todos quedaron sorprendidos<br />
por el trato humano hacia<br />
sus esclavos; Abbot se refirió a<br />
su buen aspecto físico, e indagó al<br />
respecto con el propietario, quien<br />
le respondió que no los obligaba a<br />
trabajar excesivamente para evitar<br />
enfermedades (Abbot, 1965:213).<br />
Además consideraba que los esclavos<br />
debían ser bien tratados y atendidas<br />
sus necesidades materiales<br />
y espirituales.<br />
Cornelio Souchay pensaba, incluso,<br />
que los esclavos debían ser<br />
remunerados por su trabajo, por<br />
eso mandó a construir una tienda<br />
en el interior de su cafetal para que<br />
pudieran comprar los artículos que<br />
les gustaban.<br />
De ser cierto lo anterior, las condiciones<br />
de vida de la dotación debieron<br />
de diferir de las restantes<br />
de la época, y por su importancia,<br />
un juicio histórico razonado acerca<br />
de ello debe fundamentarse en<br />
fuentes objetivas que puedan medir<br />
las posibles diferencias. Por<br />
esto, se consideró necesario recurrir<br />
a los registros parroquiales<br />
para definir mediante el estudio<br />
comparativo con otra plantación<br />
de similar procedencia y condiciones,<br />
aspectos que hablan de la<br />
calidad de vida del grupo humano<br />
en cuestión. Además, a mediados<br />
de la década de 1840 este<br />
cafetal se transformó en ingenio,<br />
por lo que la comparación de los<br />
períodos posteriores con otra unidad<br />
que continuara siendo cafetal<br />
devenía una necesidad.<br />
Para alcanzar este objetivo se<br />
consultaron los libros de bautizos,<br />
matrimonios y defunciones de la<br />
parroquia de Artemisa, como una<br />
fuente primaria de incalculable valor,<br />
por ser los registros oficiales<br />
durante el período colonial hasta<br />
1885, cuando se crearon los registros<br />
civiles; además, tanto la legislación<br />
colonial como la eclesiástica<br />
obligaban a los hacendados a cumplir<br />
con las obligaciones referentes<br />
al nacimiento, matrimonio y defunciones<br />
de sus siervos. En estos libros<br />
los asientos se encuentran<br />
clasificados atendiendo a la pertenencia<br />
racial, pues existían libros<br />
para blancos o españoles, para<br />
pardos y morenos.<br />
Es importante destacar que estas<br />
fuentes resultan altamente<br />
confiables debido al bando de gobierno<br />
emitido en 1790, en el cual<br />
se planteaba la obligatoriedad de<br />
bautizar a todos los esclavos. Hacia<br />
1842 se promulga el Reglamento<br />
de Esclavos elaborado bajo el<br />
gobierno de Gerónimo Valdés<br />
Noriega y Sierra que comenzó a<br />
regir el 1ro. de enero de 1843, en el<br />
cual se exigía que los esclavos debían<br />
iniciarse en los oficios religiosos;<br />
por otra <strong>parte</strong>, el interés del<br />
párroco en la realización de estos<br />
bautizos era no sólo religioso: tanto<br />
él como la Iglesia recibía un pago<br />
por estos servicios.<br />
En la investigación se trabajaron<br />
los libros desde 1845 hasta<br />
1879; los anteriores correspondientes<br />
a la parroquia de Cayajabos<br />
parecen haberse destruido durante<br />
la Guerra del 95. La información<br />
se organizó en los períodos<br />
siguientes: 1845-1850, 1860-1869 y<br />
el último de 1870-1879. La selección<br />
se fundamenta en que cada<br />
período cuantificable tiene una<br />
caracterización en la historia de<br />
la esclavitud en <strong>Cuba</strong>, y se justifi-<br />
HISTORIA<br />
ca teniendo presente que a cada<br />
uno lo tipifican elementos concretos;<br />
por ejemplo, el primero está<br />
marcado por la crisis de la plantación<br />
esclavista, el segundo por el<br />
auge del movimiento abolicionista,<br />
y el tercero por las consecuencias<br />
de la guerra por la independencia<br />
e incremento del trabajo libre en<br />
las plantaciones.<br />
En el presente trabajo se exponen<br />
los resultados del estudio de<br />
los libros de bautizos, no para indagar<br />
acerca de los nacimientos, sino<br />
de las uniones consensuales, toda<br />
vez que en los libros de matrimonios<br />
de pardos y morenos no se<br />
localizó ningún caso correspondiente<br />
al cafetal-ingenio Angerona,<br />
y sin embargo, en los de bautizos<br />
se registraron los nombres y denominaciones<br />
étnicas de los padres<br />
de los niños bautizados, por lo<br />
que partimos del hecho de que en<br />
esta plantación no se celebraron<br />
matrimonios oficialmente ni se registraron<br />
por la iglesia católica,<br />
como sí ocurre en muchas otras plantaciones<br />
según iguales fuentes.<br />
En cambio, tuvo lugar un largo<br />
proceso de uniones consensuales<br />
facilitadas por la política de los propietarios,<br />
lo que redundó en un índice<br />
anual de aumento de la dotación<br />
de 1.65 a lo largo de estos años.<br />
En todos los casos registrados,<br />
los bautizos correspondieron a criollos<br />
nacidos en la plantación. No se<br />
registró ningún caso durante esos<br />
años de adulto africano o criollo<br />
bautizado.<br />
Para dar mayor confiabilidad al<br />
análisis se seleccionaron datos similares<br />
de otro cafetal, en este caso<br />
el Neptuno, localizado en las elevaciones<br />
de la Sierra del Rosario,<br />
al norte de la zona donde estaba el<br />
Angerona.<br />
Gabinete de Arqueología / 143
HISTORIA<br />
La tabla no. 1 muestra los nacimientos<br />
en el cafetal Angerona. Indica<br />
que del total de los ocurridos<br />
entre 1845-1873, los porcentajes<br />
mayores se encuentran en los primeros<br />
períodos. La tabla no. 2 refleja<br />
el crecimiento natural de la<br />
población del cafetal Neptuno; en<br />
ella es evidente que el crecimiento<br />
vegetativo de su población es igualmente<br />
alto y más estable que el de<br />
Angerona.<br />
Resulta curioso constatar que en<br />
ambos cafetales en el último período,<br />
es decir, de 1870 a 1873, hay<br />
una disminución considerable de los<br />
nacimientos (sólo se analizan cuatro<br />
años debido a que la información<br />
del Neptuno llega hasta 1873); pensamos<br />
que esa baja natalidad bien<br />
pudo estar asociada a diversas razones<br />
de orden económico, político<br />
y social originadas por la Guerra<br />
de los Diez Años y a factores sanitarios,<br />
como la epidemia de cólera<br />
y fiebre amarilla ocurrida en 1871,<br />
entre otras. Ya para esa fecha el<br />
sistema esclavista ha entrado en<br />
una crisis definitiva que concluirá<br />
con su extinción en 1886.<br />
Sin embargo, nos inclinamos a<br />
pensar que en esta disminución de<br />
los nacimientos registrados pudo<br />
haber influido la aplicación de la Ley<br />
de Vientres Libres dictada en 1870,<br />
por medio de la cual todos los nacidos<br />
de vientre esclavo desde 1868<br />
fueron declarados libres. Es necesario<br />
reconocer entonces que la<br />
responsabilidad del bautizo (tanto<br />
la acción como el costo) recayeron<br />
sobre los hombros de los padres<br />
esclavos, mientras que el propietario<br />
era liberado de tal obligación.<br />
Los bautizos que se localizan de<br />
estas fechas recogen casi siempre<br />
la condición de libres de los bautizados.<br />
144 / Gabinete de Arqueología<br />
Uniones consensuales<br />
El matrimonio para los esclavos<br />
también implicaba un proceso de<br />
transculturación. Estas uniones conyugales<br />
eran más comunes en la ciudad,<br />
donde los oficios religiosos eran<br />
más sistemáticos y existían mejores<br />
condiciones para una mayor asimilación<br />
cultural de los africanos; además<br />
tenían un contacto más cercano<br />
con la vida doméstica de sus dueños<br />
y costumbres religiosas.<br />
Pero también se efectuaban en las<br />
zonas rurales, en las plantaciones<br />
cafetaleras y azucareras, principalmente<br />
estas últimas, y proporcionaron<br />
un amplio encuentro interétnico,<br />
motivado por las relaciones sociales<br />
y personales que se establecen en<br />
el propio proceso de producción y<br />
en el resto de las actividades cotidianas<br />
que realizaban los esclavos,<br />
a pesar de las barreras culturales y<br />
lingüísticas.<br />
En las muestras que presentamos<br />
pertenecientes a los cafetales<br />
Angerona y Neptuno, se observa<br />
la diversidad étnica en la formación<br />
de uniones, aunque está presente<br />
el predominio de ciertos grupos. A<br />
esta realidad contribuyó la cuantía<br />
masculina y femenina de los esclavos<br />
que fueron extraídos de forma<br />
forzosa de diversos lugares de África.<br />
En el cafetal-ingenio Angerona el<br />
índice de masculinidad fue en 1845<br />
de 1.26 y en 1873 de 1.13.<br />
Las gráficas muestran las tendencias<br />
en las uniones matrimoniales de<br />
los esclavos criollos y de nación; el<br />
análisis se realizó por sexo para definir<br />
cuál es el más activo en las diversas<br />
interrelaciones étnicas, y además<br />
se observa la vinculación del criollo<br />
con los diferentes grupos étnicos.<br />
Los datos relativos a Angerona<br />
fueron tomados de los libros de<br />
bautizos de pardos y morenos del<br />
Archivo Parroquial de la iglesia de<br />
Artemisa, provincia La Habana, correspondiente<br />
al período de 1845 a<br />
1873. El procesamiento de la información<br />
reveló un total de 243 uniones<br />
cuyos descendientes fueron<br />
bautizados, de ellas 58 intraétnicas,<br />
57 interétnicas, y de 120 se desconoce<br />
la procedencia étnica del padre,<br />
pues en los libros parroquiales sólo<br />
aparecen registrados los datos de la<br />
madre. Del análisis de los datos se<br />
elaboraron varias gráficas.<br />
La gráfica no. 1 representa las<br />
uniones de las mujeres de nación.<br />
El 98.37% de ellas lo hacen con hombres<br />
de igual procedencia y el 1.63<br />
con criollos. La mujer de nación<br />
tiende a preservar su grupo étnico<br />
y este estudio nos permite inferir<br />
que hay en ellas una tendencia a la<br />
endogamia.<br />
En la gráfica no. 2 se observa que<br />
76.47% de los hombres de nación<br />
se unen con mujeres africanas y<br />
solamente el 23.52% logra establecer<br />
relaciones con las criollas, si se<br />
Gráfica 1. Cafetal Angerona<br />
compara este índice con el de las<br />
mujeres en la gráfica anterior, se<br />
observa que el hombre desempeñó<br />
un papel más dinámico y tendía<br />
a relacionarse más con las mujeres<br />
criollas; que las de nación con<br />
los criollos.
En la gráfica no.3 se muestra cómo<br />
el 94% de los hombres criollos prefirieron<br />
establecer relaciones con mujeres<br />
criollas; sin embargo, el 4%<br />
escogió su pareja entre las carabalíes<br />
y el 2% entre las mandingas.<br />
Por otro lado, el 61.84% de las<br />
mujeres criollas que establecieron<br />
relaciones, lo hicieron con hombres<br />
criollos, el 25% con gangás y<br />
el 10.52% con lucumíes (gráfica<br />
no. 4). Esta preferencia entre los<br />
hombres de nación, o sea, en primer<br />
lugar por los gangá y en segundo<br />
por los lucumí, debió de<br />
relacionarse con las características<br />
particulares de estos grupos étnicos. 1<br />
La información del Neptuno fue<br />
también tomada de la iglesia citada<br />
anteriormente. Se procesó el<br />
mismo período que para Angerona.<br />
La muestra analizada arrojó un total<br />
de 278 uniones, de las cuales 120<br />
son interétnicas, 132 intraétnicas y<br />
en veintiseis de ellas se desconoce<br />
la filiación étnica del padre. La gráfica<br />
no. 5 muestra que en las uniones<br />
de las mujeres de nación, el 98.60%<br />
prefieren los hombres de nación y el<br />
1.40% a los criollos, índice muy parecido<br />
al de Angerona.<br />
Para ilustrar los resultados de los<br />
datos de las uniones consensuales<br />
de los hombres de nación se elaboró<br />
la gráfica no. 6, en la que se<br />
muestra que el 70.86% se relacionó<br />
con mujeres criollas, el 18. 80% lo<br />
efectuó con lucumíes, el 3.90% con<br />
gangás, el 2.50% con popos y el<br />
0.78% con carabalíes.<br />
Las criollas del cafetal Neptuno<br />
parecen haber tenido muy amplia<br />
demanda, pues también fueron<br />
preferidas por los esclavos criollos.<br />
Estas uniones representaron el<br />
98.24%, mientras sólo el 0.87% seleccionó<br />
a las carabalíes y a las<br />
gangás (gráfica no. 7).<br />
Cuando se analizan los datos de<br />
las criollas en el cafetal Neptuno,<br />
se observa que el 55% de estas prefirieron<br />
a los lucumíes, el 23% a los<br />
gangás, el 14% a los carabalíes, el<br />
6% a los congos y el 2% a los minas.<br />
En ellos podemos apreciar una<br />
marcada preferencia de la mujer<br />
criolla por el hombre de nación<br />
lucumí y ganga (gráfica no. 8).<br />
El análisis de estos gráficos ha<br />
permitido establecer algunas tendencias<br />
en la selección de las parejas<br />
entre los esclavos criollos y<br />
los esclavos de nación, y definir que<br />
en esta selección fue más dinámica<br />
la relación interétnica.<br />
También pudimos abordar el fenómeno<br />
de la endogamia, aspecto<br />
de extraordinaria importancia para<br />
la continuidad cultural. La endogamia<br />
étnica se manifiesta a través de las<br />
uniones intraétnicas, y es importante<br />
señalar que en "… circunstancias<br />
normales, la endogamia garantiza la<br />
reproducción natural de las entidades<br />
étnicas…" (López, 1988:150); sin<br />
embargo, lejos de su medio original,<br />
es decir, en las circunstancias<br />
de la esclavitud, la endogamia étnica<br />
permitió el fomento de la continuidad<br />
cultural, sobre todo en las generaciones<br />
de criollos.<br />
Si analizamos ambas plantaciones<br />
podemos concluir que existían determinadas<br />
tendencias por <strong>parte</strong> de<br />
los criollos y los de nación en cuanto<br />
a la selección de su pareja.<br />
1 "Con relación a los gangá, algunos estudiosos refieren que fue una denominación común para<br />
identificar a diferentes tribus de la cultura mandinga. Para Ortiz está relacionada con la zona de<br />
Loango. Dumont los consideró inferiores desde el punto de vista antropológico. Sobre ellos no<br />
hemos encontrado ninguna referencia acerca de su carácter belicoso." (La Rosa, 1988:131).<br />
"lucumí: Se han reunido una serie de apreciaciones que los ven como los más inteligentes y<br />
desarrollados pero a su vez activos y difíciles de atropellar". (Ídem:132).<br />
HISTORIA<br />
Gráfica 2. Cafetal Angerona<br />
Gráfica 3. Cafetal Angerona<br />
Gráfica 4. Cafetal Angerona<br />
Gráfica 5. Cafetal Neptuno<br />
Gabinete de Arqueología / 145
HISTORIA<br />
Resulta interesante observar<br />
cómo las mujeres prefirieron unirse<br />
a los de nación con tendencia a<br />
preservar más su etnia, pues entre<br />
ellos hay una mayor presencia<br />
de la endogamia mientras que los<br />
hombres desempeñaron un papel<br />
más abierto en la relación.<br />
Cuando analizamos este fenómeno<br />
desde el ángulo de los criollos la<br />
realidad se torna bien diferente. Aquí<br />
podemos observar algunas particularidades.<br />
El hombre criollo tiene una<br />
marcada preferencia por la mujer<br />
criolla; ahora bien, cuando esta selecciona<br />
a hombres de nación lo hace<br />
con cierta distinción, tiene cierta preferencia<br />
por determinados grupos<br />
étnicos. En nuestro análisis pudimos<br />
constatar que las criollas dentro de<br />
los africanos prefirieron en primer lugar<br />
a los gangás, en segundo a los<br />
lucumíes y en un plano menor a los<br />
congos y los carabalíes.<br />
Esta preferencia por los lucumíes<br />
y los gangás pudo estar asociada a<br />
características particulares de estos<br />
grupos; los primeros, según el médico<br />
francés Henri Dumont, quien<br />
tuvo la oportunidad de relacionarse<br />
con ellos, eran personas inteligentes<br />
y civilizadas, muy activas y<br />
difíciles de subyugar y atropellar,<br />
excelentes trabajadores, insuperables<br />
en sus conucos y se "rescataban"<br />
a sí mismos con facilidad<br />
(Dumont, 1922:21).<br />
Dentro del estudio de las uniones<br />
consensuales, un aspecto de mucha<br />
importancia son los hijos, por cuanto<br />
ellos en cierta medida sellan o garantizan<br />
el registro de las uniones.<br />
Ya se había apuntado que el reconocimiento<br />
de la paternidad fue<br />
disminuyendo a lo largo de estos<br />
años. La gráfica no. 10 muestra el<br />
progresivo avance del no reconocimiento<br />
de los nacidos de estas<br />
146 / Gabinete de Arqueología<br />
uniones consensuales por <strong>parte</strong> de<br />
los padres en Angerona. En los<br />
quinquenios 1845-1849 y 1850-1854,<br />
la aceptación paterna fue alta, pero<br />
desde el lustro 1860-1864 no existió<br />
reconocimiento alguno. Similar<br />
cuestión se presentó en el cafetal<br />
Neptuno, aunque de forma más<br />
atenuada, como puede verse en<br />
la gráfica no. 9.<br />
Es evidente que en ambos cafetales<br />
hay un incremento del proceso<br />
de no reconocimiento del padre;<br />
ello pudo estar asociado a causas<br />
económicas, políticas y sociales<br />
que se originaron en la Isla a partir<br />
de la segunda mitad del siglo XIX,<br />
como fueron el comienzo del proceso<br />
de descomposición de la plantación<br />
esclavista, la entrada en vigor<br />
de la ya mencionada Ley de Vientres<br />
Libres y el inicio de los preparativos<br />
para el estallido de la Guerra<br />
de los Diez Años, entre otras posibles<br />
causas.<br />
El tema está muy distante de haberse<br />
agotado, quedan muchas<br />
interrogantes por resolver aún,<br />
pero los resultados obtenidos en el<br />
presente trabajo estimulará sin<br />
duda el interés de los estudiosos.<br />
Se impone un análisis similar<br />
del registro de otras plantaciones,<br />
pero en este caso azucareras, lo<br />
que permitirá poner al descubierto<br />
otros matices de la cuestión y definir<br />
en qué medida algunos de los<br />
aspectos develados obedecen al carácter<br />
de la plantación cafetalera,<br />
toda vez que por lo hasta aquí visto<br />
se observan particularidades que<br />
deben ser comprobadas.<br />
Gráfica 6. Cafetal Neptuno<br />
Gráfica 7. Cafetal Neptuno<br />
Gráfica 8. Cafetal Neptuno<br />
Gráfica 9. Cafetal Neptuno
Tabla 3<br />
Nacimientos y reconocimiento<br />
de paternidad. Cafetal Angerona<br />
Abbot, A. (1965): Cartas escritas en el<br />
interior de <strong>Cuba</strong>, entre las montañas de<br />
Arcana, en el Este y las del Cusco, al oeste,<br />
en los meses de febrero, marzo, abril y mayo<br />
de 1828, Consejo Nacional de Cultura, La<br />
Habana.<br />
Du' Bouchet, J. (1989): "Colección de<br />
documentos de la historia del cafetal<br />
Angerona: La fortuna de Don Cornelio<br />
Souchay", en Boletín del Archivo Nacional,<br />
no 3, La Habana.<br />
Gráfica 10. Cafetal Angerona<br />
Tabla 1<br />
Nacimientos. Cafetal<br />
Angerona<br />
Tabla 4<br />
Nacimientos y reconocimiento<br />
de paternidad. Cafetal Neptuno<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
Dumont, H. (1922): Antropología y patología<br />
comparada de los negros esclavos, Colección<br />
<strong>Cuba</strong>na de libros y documentos inéditos o<br />
raros, dirigida por Fernando Ortiz, vol. 3, [s. n.],<br />
La Habana.<br />
La Rosa, G. (1988): Los cimarrones de <strong>Cuba</strong>,<br />
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.<br />
López, R. (1988): "Una muestra en la<br />
composición étnica y el matrimonio de<br />
africanos en La Habana entre 1694-1714", en<br />
Revista <strong>Cuba</strong>na de Ciencias Sociales, Editorial<br />
Academia, no. 17, La Habana.<br />
Méndez, I. (1952): "Biografía del cafetal<br />
Angerona", en Revista de la Biblioteca<br />
Nacional, no. 3, La Habana.<br />
Fuentes Primarias<br />
HISTORIA<br />
Tabla 2<br />
Nacimientos. Cafetal<br />
Neptuno<br />
ANC: Fondo Gobierno Superior Civil, leg.<br />
871, no. 29551.<br />
Archivo Parroquial de Artemisa, libros de<br />
Bautismo de Pardos y Morenos, nos 4 - 7,<br />
años 1841-1887.<br />
Gabinete de Arqueología / 147
PINTURA MURAL<br />
Excepcionales pinturas murales<br />
en Tacón no. 12<br />
Por: Azul Sánchez Triana, Tania González Yanes y Acelia Rodríguez Bécquer<br />
Resumen<br />
Las pinturas murales de la casa sita en la calle<br />
Tacón no. 12 son abordadas en este artículo,<br />
así como una reseña histórica del inmueble,<br />
las intervenciones realizadas a las<br />
mencionadas decoraciones hasta el presente<br />
y su análisis artístico. Gracias a la ayuda de la<br />
Fundación Hamlyn, su restauración podrá ser<br />
llevada a cabo.<br />
Abstract<br />
An examination of the murals at No.12 Tacon<br />
Street, together with an historical description<br />
of the building, details of the changes to<br />
which the murals have been subjected, and<br />
an aesthetic evaluation of the paintings as<br />
they stand today. Thanks to the generous<br />
support of the Hamlyn Foundation, their<br />
restoration is about to begin.<br />
148 / Gabinete de Arqueología<br />
Desde 1985 y hasta 1987 en el<br />
inmueble sito en Tacón no. 12 entre<br />
Empedrado y O‘Reilly, La Habana<br />
Vieja, se realizaron varias excavaciones<br />
arqueológicas, prospecciones,<br />
restauración y resane de las pinturas<br />
murales; al mismo tiempo se<br />
rehabilitaba el local, con un proyecto<br />
original: servir como casa de descanso<br />
de la Unión de Escritores y<br />
Artistas de <strong>Cuba</strong> (UNEAC).<br />
En gran medida el hallazgo de<br />
las decoraciones murales en una<br />
de las habitaciones del inmueble<br />
contiguo (Tacón no. 8) y su valoración<br />
de excepcionales para el entorno<br />
habanero y cubano, cambió<br />
la idea inicial de su adjudicación.<br />
Es preciso señalar que ambas casas<br />
estuvieron unidas por primera<br />
vez durante la segunda mitad del<br />
siglo XVIII, cuando en 1751 el dueño<br />
de Tacón no. 12, don Pedro José<br />
Calvo de la Puerta, Conde de<br />
Buenavista, le compró a su vecino<br />
el señor Lucas Gómez su propiedad<br />
de una planta, construyendo<br />
la misma de dos niveles y anexándolas<br />
por sus plantas altas.<br />
Con el transcurso de los años, estas<br />
moradas volvieron a separarse y<br />
también sus destinos funcionales,<br />
puesto que Tacón no. 12 antes de permanecer<br />
deshabitada durante los<br />
primeros años de la década de los<br />
ochenta del siglo XX, se había con-<br />
vertido en casa de vecindad, mientras<br />
Tacón no. 8 se mantuvo ocupada<br />
hasta prácticamente el momento<br />
de su restauración; ello contribuyó en<br />
gran medida para salvaguarda de<br />
estos notorios paisajes.<br />
Concluida la reparación de ambas<br />
residencias se restableció su<br />
antigua unión, se destinaron a sede<br />
del Gabinete de Arqueología de la<br />
Oficina del Historiador de la Ciudad<br />
de La Habana (GAOHCH) y este<br />
singular cuarto pasó a formar <strong>parte</strong><br />
integrante de las salas expositoras<br />
del Museo Arqueológico.<br />
La posición geográfica de esta<br />
casa realza su belleza y confort al<br />
estar ubicada frente a la Torre del<br />
Homenaje del Castillo de la Real<br />
Fuerza, que presenta en lo más alto<br />
la escultura en bronce de La<br />
Giraldilla (símbolo de la Ciudad), y<br />
como si esto fuera poco, este ejemplo<br />
de arquitectura mudéjar se halla<br />
a pocos metros de la Plaza de Armas<br />
y de la Plaza de La Catedral.<br />
Sus decoraciones son muy diferentes<br />
a las restantes halladas en<br />
el Centro Histórico de la ciudad,<br />
pues no se corresponden, desde el<br />
punto de vista de su ubicación espacial,<br />
con las tradicionales cenefas<br />
o frisos encontrados en otros<br />
sitios; pero no sólo son importantes<br />
por su magnitud sino sobre todo<br />
por los temas que tratan, interesan-
Recuadro no. 1. Aparece como elemento predominante una<br />
construcción de tres plantas de color grisáceo que sobresale por su<br />
tamaño y las grandes arcadas de columnas de la galería hacia la <strong>parte</strong><br />
izquierda del recuadro. Se ven hombres y mujeres vestidos a la usanza<br />
de la época, unos en actitud galante junto a arbustos floridos y otros<br />
conversando placenteramente sentados en sillas. Hay abundante<br />
vegetación. Los colores predominantes son el verde, rojo y azul.<br />
tes por su concepción técnico-artística, y además por<br />
ofrecer un panorama socio-histórico de la época; por<br />
lo tanto, consideramos que, dada su importancia, no<br />
se ha profundizado lo suficiente en su estudio, y un<br />
paréntesis queda abierto para nuevas indagaciones.<br />
El descubrimiento de este tipo de pinturas murales<br />
revela un arte no sólo decorativo, sino que ahora se<br />
nos impone de una forma figurativa en grandes dimensiones,<br />
el cual tuvo auge y florecimiento entre los<br />
moradores de nuestra ciudad colonial. Por lo antes<br />
expuesto estimamos que el tema merece tratarse con<br />
PINTURA MURAL<br />
Recuadro no.2. La presencia del mar predomina. Se observa una<br />
entrada de agua o bahía muy cerrada alrededor de la cual se organiza la<br />
escena. Hay pequeñas embarcaciones y abundante vegetación<br />
tropical. En el centro hay un pequeño islote con una casa. Entre las<br />
embarcaciones sobresale un navío de velas que entra en la bahía<br />
seguido por otro del cual sólo es visible el mástil principal, el resto de la<br />
información sobre este segundo barco se perdió a causa de una<br />
gigantesca laguna de faltante pictórico que mutila casi toda la <strong>parte</strong><br />
inferior del recuadro. Uno de los personajes mira desde la orilla el navío<br />
con un catalejo y los demás pescan. Los colores predominantes son el<br />
verde y el azul marino.<br />
toda seriedad, ya que el trabajo de rescate patrimonial<br />
por instituciones especializadas revelará un número mayor<br />
de tales manifestaciones, que podrán ocupar el lugar<br />
que ameritan en la historia de nuestro devenir artístico.<br />
Hasta el momento el lugar cimero lo ha ocupado la<br />
pintura de caballete, por conceptuarse a la pintura mural<br />
como un arte menor. Sin embargo, quedó demostrado a<br />
partir de estos hallazgos que esta última da una visión<br />
ampliada y creíble de la cotidianidad en épocas pasadas,<br />
mediante la escenificación de costumbres, naturaleza,<br />
arquitectura y personajes del siglo XVIII. La indudable relación<br />
de estas decoraciones con el ambiente social y<br />
arquitectónico de La Habana colonial amplía nuestros<br />
conocimientos sobre la misma, por lo tanto su significado<br />
va más allá del mero hecho artístico o pictórico (o ambos),<br />
y toma dimensión de documento histórico.<br />
Gabinete de Arqueología / 149
PINTURA MURAL<br />
Recuadro no. 3. Aparecen edificaciones con dos o tres pisos.<br />
Numerosos personajes avanzan por un camino siguiendo a una<br />
procesión religiosa. La peregrinación va hacia la iglesia, la cual no se<br />
observa completamente a causa de un gran faltante. Los más<br />
adelantados portan grandes estandartes cuyas siluetas no han podido<br />
definirse con claridad por un desgaste que abarca toda esa zona. Hay<br />
abundante vegetación y los colores predominantes son las tonalidades<br />
de verdes, grises y azules.<br />
Las pinturas aquí abordadas cubren totalmente los<br />
muros de una habitación ubicada en la planta alta de la<br />
casa, de 6.40 m de longitud por 4.15 m de ancho, con una<br />
altura de 4.60 m. Hasta el momento representa el área<br />
más extensa en metros cuadrados de decoración en La<br />
Habana Vieja. Las pinturas están compuestas por doce<br />
recuadros de 2 m de altura por 1 m de ancho cada uno, y<br />
se plasmaron a una distancia de un metro y algunos<br />
centímetros del piso. La <strong>parte</strong> baja asemeja unas<br />
columnatas marmóreas, como si a través de una sala<br />
hipóstila se contemplaran los paisajes que tienen una<br />
visión ligeramente posterior al decorado inferior y se<br />
percibe una intención de perspectiva y profundidad.<br />
Esta habitación de pinturas tan singulares con su<br />
amplia ventana abalaustrada da hacia a un patio interior<br />
de Tacón 8, y debió de tener una función muy<br />
particular dentro del inmueble, algo aún desconocido<br />
para nosotros. Puede apreciarse en los temas de<br />
150 / Gabinete de Arqueología<br />
Recuadro no. 4. Escena campestre de inspiración bucólica, con varios<br />
personajes femeninos sentados en la hierba, uno de los cuales toca un<br />
instrumento musical de viento y un caballero parado junto a ellas toca<br />
un violín. Dos caballeros aparecen montados en finos y briosos corceles<br />
en marcha forzada. Todas las figuras humanas llevan vestimenta propia<br />
de la clase social elevada. El centro del recuadro lo atraviesa un río por<br />
donde navega una pequeña embarcación tripulada por un personaje que<br />
no se define claramente; un puente une las dos orillas. Hay abundante<br />
vegetación tropical con árboles de gran tamaño y al fondo predomina la<br />
silueta de una gran ciudad con torres altas de formas cónicas.<br />
los recuadros pictóricos un ambiente tranquilo, despojado<br />
de todo dramatismo, y se evidencia la intención<br />
de jerarquizar las condiciones de vida de ciertas clases<br />
de la población. La posición que ocupan los recuadros en<br />
estos muros recuerda las pinturas de las grandes mansiones<br />
europeas, por ello opinamos que debió de ser una<br />
de las habitaciones mejor consideradas.<br />
Cuando se observan las reproducciones de las pinturas<br />
murales se nota que existen en ellas algunos<br />
de los indicadores más significativos de la pintura<br />
colonial: la presencia de elementos provenientes<br />
de modelos europeos del género, vinculados indudablemente<br />
a una visión galante y a veces hasta<br />
bucólica de la relación entre la vida humana y la<br />
naturaleza circundante, resultado de la mezcla de<br />
una percepción exótica con la crónica de lo inme-
diato y los recursos técnicos y formales<br />
que dan la impresión de una<br />
academia no cristalizada; es decir,<br />
de un modo de hacer cercano a lo<br />
que en el siglo XX se ha denominado<br />
seudo naif. Las palmas, los<br />
ríos, el ordenamiento geométrico<br />
de la vegetación y los espacios<br />
como <strong>parte</strong> de la vida social, e<br />
igualmente, la tendencia a introducir<br />
sensaciones ambientales<br />
del trópico (luz, color, flora por doquier)<br />
nos entregan una imagen<br />
sincrética en tanto fusiona y confunde<br />
la visión de una isla enclavada<br />
en el medio antillano y tropical<br />
con aquella otra realidad que constituye<br />
la base del sistema de valores<br />
expresados en el modo cortesano de<br />
mostrar los personajes incorporados<br />
a dichas pinturas.<br />
A juzgar por la composición,<br />
existe una marcada tendencia hacia<br />
el uso canónico de la perspectiva,<br />
los ritmos serpentinescos, el<br />
recurso elíptico y la inclusión de<br />
formas axiales en un plano que a<br />
veces usa el efecto de la distancia<br />
de modo ascendente, con la<br />
cercanía abajo y lo alejado arriba.<br />
Se trata en este caso, no sólo<br />
de la pintura mural capaz de mostrarnos<br />
la práctica decorativa de<br />
interiores en el hábitat colonial<br />
cubano, sino que también es un<br />
documento que revela procesos<br />
de inserción de la percepción visual<br />
europea en el contexto exuberante<br />
insular, y que nos pone<br />
en contacto con el asentamiento<br />
urbano en el medio natural, o sea,<br />
una crónica de nuestra ciudad colonial.<br />
Si se observan detalladamente<br />
cada una de estas escenas que<br />
son como mosaicos unitarios<br />
cuya función secuencial nos remite<br />
a las leyes de la narración y<br />
la descripción, advertiremos en<br />
ellas referencias a episodios comunes:<br />
las entradas de bajeles en<br />
espacios acuosos vistas por ciudadanos,<br />
el galanteo (que conservaba<br />
el manierismo europeo y no<br />
se había transformado aún en el<br />
estilo criollo), la mezcla de construcciones<br />
civiles y religiosas, los<br />
paseos a caballo con vestimentas<br />
inapropiadas para un clima tórrido,<br />
el mundo extraño de jardines<br />
versallescos introducidos en una<br />
vegetación virgen, los negros<br />
vendedores, procesiones, en fin,<br />
la vida de una ciudad con las modas<br />
y modos europeos dentro de<br />
un paisaje rico, de ahí el extrañamiento<br />
del espectador contemporáneo,<br />
que funciona como una de<br />
las claves para su interpretación,<br />
al poder considerarse como visiones<br />
idílicas para aquella época y<br />
sociedad, pero en su apreciación<br />
es imposible obviar la ideología del<br />
poseedor, su necesidad de identificarse,<br />
tal vez ilusoriamente, con la<br />
cultura dominante llegada de ultramar<br />
y sentirse él y su familia como<br />
extensiones de un medio cortesano<br />
en un entorno donde económicamente<br />
formaban <strong>parte</strong> del sector que<br />
ostentaba el poder, y estas pinturas<br />
constituyen uno de sus símbolos.<br />
En la actualidad el Grupo de Pintura<br />
Mural del Gabinete de Arqueología<br />
acomete la consolidación y<br />
rescate de esas pinturas, sometidas<br />
a un proceso constante de deterioro<br />
desde su primera intervención<br />
restauradora entre 1986-1990. Hasta<br />
el momento hemos eliminado las<br />
fuentes de humedad que afectaban<br />
los muros, y se procede a la consolidación,<br />
pues el resane utilizado se<br />
desmorona y cae sobre algunas <strong>parte</strong>s<br />
de las pinturas, afectándolas.<br />
Otros factores que las dañan son<br />
PINTURA MURAL<br />
las vibraciones, por los desprendimientos<br />
del interestrato, a lo<br />
cual debemos añadir la cercanía<br />
del mar, el polvo, el calor desprendido<br />
por la cocina del restaurante<br />
vecino y otros factores climáticos<br />
y ambientales. Por todo el valor patrimonial<br />
de estas pinturas murales<br />
y su carácter excepcional dentro<br />
del contexto colonial habanero, sirva<br />
este artículo no sólo para informar<br />
sobre su importancia y la<br />
actividad que el Gabinete de Arqueología<br />
de la Oficina del Historiador<br />
de la Ciudad realiza en aras de<br />
su conservación y restauración, sino<br />
además para hacer un llamado de<br />
ayuda internacional que contribuya<br />
a su recuperación total y efectiva. La<br />
Habana Vieja como Patrimonio de la<br />
Humanidad, es responsabilidad de<br />
todas las naciones del orbe, y por<br />
tanto, junto al Estado cubano, también<br />
compete a ellas su protección<br />
y rescate.<br />
Agradecimientos<br />
A Roger Arrazcaeta Delgado, director<br />
del GAOHCH, a Arelys<br />
Hernández Plasencia, licenciada<br />
en Historia del Arte, y a Daniel<br />
Vasconcellos Portuondo, investigador<br />
histórico.<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
Hernández Oliva, Carlos A. e Irma<br />
Pardo OlivaIn (1992): "Investigación<br />
histórica y arqueológica de la casa de<br />
Tacón no. 12", Inédito, depositado en<br />
GAOHCH, La Habana.<br />
Sánchez Triana, Azul, Tania González<br />
Yánez y Acelia G. Rodríguez Bécquer<br />
(1999): "Intervención en las pinturas<br />
murales del cuartico", Inédito, depositado<br />
en GAOHCH, La Habana.<br />
Gabinete de Arqueología / 151
152 / Gabinete de Arqueología<br />
CATÁLOGO HABANERO<br />
Mural perteneciente a la<br />
casa Prat Puig, sita en<br />
Teniente Rey no. 159,<br />
esquina a Aguiar.<br />
La decoración, datada<br />
posiblemente a fines del<br />
siglo XVIII o XIX, se<br />
encuentra ubicada en la<br />
planta baja. En la imagen<br />
inferior puede observarse<br />
un detalle de la misma.
CATÁLOGO HABANERO<br />
Pinturas murales en la casa de Tacón<br />
no.12, actual Gabinete de Arqueología.<br />
Estos frescos de color ocre y rojo, ya<br />
restaurados, fueron plasmados<br />
probablemente en 1725, según se infiere<br />
en una inscripción incisa que se observa<br />
con esa fecha en el enlucido de la pintura<br />
ubicada en la enjuta central de los arcos<br />
de la planta alta.<br />
La decoración en la foto superior<br />
corresponde al entresuelo y la imagen en<br />
la foto inferior, también ocre, a una de las<br />
enjutas de los arcos en la planta noble.<br />
Gabinete de Arqueología / 153
PERSONALIDADES<br />
Doctor René Herrera Fritot<br />
Por: Daniel E. Vasconcellos Portuondo, Lois Ángel Urgellés Navarro y Heriberto Jiménez Moreno<br />
Resumen<br />
Homenaje a la vida y la obra del eximio<br />
antropólogo, etnólogo y arqueólogo cubano<br />
doctor René Herrera Fritot.<br />
Abstract<br />
This article renders tribute to the life and<br />
work of late antropologist, ethnologist and<br />
archaeologist, Dr. René Herrera Fritot.<br />
154 / Gabinete de Arqueología<br />
René Victoriano Herrera Fritot<br />
nació en La Habana, calle Manrique<br />
no. 1 (actual 61), a las ocho y treinta<br />
de la noche, del día 15 de abril de<br />
1895, según consta en el Registro<br />
Civil del Norte de esta ciudad, inscripción<br />
no. 266, folio 272, tomo 12.<br />
Sus abuelos paternos fueron José<br />
Joaquín y Josefa, naturales de Caracas<br />
y Camagüey, y los maternos<br />
Carlos y Rafaela, naturales de<br />
Matanzas y Banes; era hijo del<br />
camagüeyano José Anníbal Herrera<br />
y Cisneros y la guanabacoense<br />
María de los Desamparados Fritot<br />
y Sandrino. Acerca de su linaje el<br />
científico expresó en carta a su amigo<br />
Pedro García Valdés, "yo desciendo<br />
por línea materna de una india<br />
taina pura", 1 refiriéndose a su abuela<br />
Rafaela Sandrino. René se casó<br />
el 14 de diciembre de 1916 con<br />
Sarah García Gálvez, natural de<br />
Paso Real de San Diego, Pinar del<br />
Río, de cuyo matrimonio nacieron<br />
René José (1919), María Luisa<br />
(1927) y Miriam Gabriela Herrera<br />
García (1938).<br />
El alcance que para el hombre<br />
del siglo xx y los venideros tiene la<br />
comprensión de las culturas autóctonas<br />
americanas, en especial las<br />
que se desarrollaron en el área del<br />
Doctor René Herrera Fritot en la Biblioteca<br />
del Departamento de Antropología de la ACC,<br />
sita en Prado y Trocadero, 1964<br />
Caribe, así como los análisis y la<br />
difusión de sus experiencias teórico-prácticas,<br />
colocan en un sitio de<br />
privilegio a este erudito cubano, quien<br />
luego de cursar sus estudios primarios<br />
en los colegios de Melitón y<br />
de Mimó, este último a una cuadra<br />
del Callejón del Conde Cañongo a un<br />
costado de la iglesia de Monserrate<br />
en esta capital, se trasladó a Matanzas,<br />
donde cursó el bachillerato en<br />
ciencias y letras, titulándose a la<br />
edad de diecisiete años. De inme-<br />
1 José A García (1987): "Aniversario 92 del nacimiento del doctor René Herrera Fritot", en<br />
Memorias del Quinto Simposio de la Cultura, Editorial Imprenta Provincial de Cultura, La<br />
Habana, p. 104.
diato ingresó en la Universidad de<br />
La Habana para estudiar las ingenierías<br />
civil y eléctrica, las que tuvo<br />
que abandonar seis años después<br />
por problemas económicos y personales.<br />
Durante ese tiempo fue<br />
ayudante honorario de la Cátedra<br />
de Geología y Mineralogía en la Facultad<br />
de Ciencias y se ocupó extraoficialmente<br />
del Museo Montané, del<br />
cual sería más adelante director, cargo<br />
que con posterioridad estuviera<br />
consagrado a su alumno y amigo entrañable,<br />
el doctor Manuel Rivero de<br />
la Calle, fallecido el 23 de septiembre<br />
de 2001.<br />
Durante los años de 1918 a 1924,<br />
entre otras actividades Herrera<br />
Fritot fue delineante de planos geográficos,<br />
realizó dibujos mecánicos,<br />
proyectó ingenios y viviendas de<br />
diversos barrios habaneros, además<br />
diseñó instalaciones hidráulicas<br />
y de combustibles.<br />
Un año después de haber sido<br />
nombrado ayudante facultativo de<br />
la Cátedra de Antropología, en 1924,<br />
fue enviado por espacio de tres<br />
años a los museos de Historia Natural<br />
y del Indio Americano en<br />
New York. Allí completó su ya<br />
amplio bagaje científico, principalmente<br />
en las técnicas para montaje<br />
de exposiciones, restauración<br />
y reproducción de ejemplares. A<br />
su regreso a <strong>Cuba</strong>, de 1927 a 1928,<br />
continuó su labor en el Museo<br />
Montané a la vez que ejerció como<br />
delineante proyectista en la Marina<br />
de Guerra Nacional y en la<br />
Sinclair <strong>Cuba</strong>n Oil Co., donde concibió<br />
tres inventos mecánicos que<br />
no pudo patentar a su nombre, algo<br />
que sí hizo la compañía.<br />
Trabajó como ingeniero auxiliar<br />
en la Secretaría de Obras Públicas<br />
en el período de 1928 a 1930 y tuvo<br />
a su cargo <strong>parte</strong> de las obras de la<br />
Carretera Central en la antigua<br />
provincia de Las Villas, destacándose<br />
su participación en el Paso Superior<br />
de Placetas y el puente<br />
oblicuo sobre el río Zaza.<br />
Se graduó de Doctor en Ciencias<br />
Naturales en la Universidad de<br />
La Habana en 1934, y es nombrado<br />
ayudante graduado de esa facultad,<br />
dos años después es ascendido<br />
a profesor agregado de la Cátedra<br />
de Antropología; hasta 1942 ocupó<br />
también el cargo de conservador<br />
oficial del Museo Antropológico<br />
PERSONALIDADES<br />
René Herrera Fritot y Emile de Boyre Moya con el sello del Grupo Guamá, 1946<br />
Montané. El 29 de mayo de ese año<br />
realizó la inscripción del Grupo<br />
Guamá, 2 en el registro oficial de<br />
asociaciones. Este centro científico<br />
de investigación y difusión cultural<br />
fue creado el 1 ro. de febrero<br />
del año anterior junto a los doctores<br />
Oswaldo Morales Patiño y Fernando<br />
Royo Guardia; su banderola<br />
mostraba un sol y dentro de él la<br />
figura de un ídolo aborigen conocido<br />
hasta entonces solamente en<br />
<strong>Cuba</strong>. El diseño del gallardete estaba<br />
inspirado en el que identificó<br />
durante el siglo XIX a la llamada<br />
Conspiración de los Soles y Rayos<br />
2 "En honor del valiente indio cubano de ese nombre que al frente de un pequeño grupo de aborígenes mantuvo en jaque a los españoles por diez<br />
años", como dijera el propio Fritot.<br />
Gabinete de Arqueología / 155
PERSONALIDADES<br />
de Bolívar, con lo que se representaban<br />
los ideales de rebeldía patriótica<br />
reinantes entre los componentes del<br />
Grupo Guamá.<br />
Herrera envió varias monografías<br />
para la Biblioteca Colón de la Unión<br />
Panamericana de Washington y<br />
para la biblioteca de antropología<br />
del Museo de La Plata en Argentina,<br />
en abril de 1939.<br />
En 1946, siendo profesor de Antropología<br />
Jurídica de la Universidad<br />
de La Habana, algunos de los<br />
estudiantes de Derecho tomaban<br />
clases con él, entre ellos el futuro<br />
líder de la Revolución <strong>Cuba</strong>na, Fidel<br />
Castro Ruz, quien además contribuyó<br />
económicamente a mantener<br />
el Museo Guamá ubicado en la vivienda<br />
de Herrera, sita en la calle<br />
San Lázaro no. 820 (antes 90), entre<br />
Vista Alegre y Carmen, en<br />
Lawton, edificada en 1912 en <strong>parte</strong><br />
de los solares correspondientes a<br />
la finca rústica no. 10761, manzana<br />
21, del Reparto Salazar, adquirida<br />
3 Loc. cit. (1), p. 114.<br />
156 / Gabinete de Arqueología<br />
Piezas de la colección Herrera Fritot en su Casa - Museo de Lawton<br />
por Herrera cuatro años después en<br />
acto de compraventa al señor Marco<br />
Aurelio Cervantes y Gómez de<br />
Molina; allí vivió por más de tres décadas<br />
hasta su muerte, el 14 de enero<br />
de 1968, y en ese lugar aguardaba<br />
gustosamente por cualquier visitante<br />
cubano o foráneo interesado en<br />
conocer nuestro pasado indígena,<br />
mostrándoles su amplia y valiosa<br />
colección de objetos aborígenes antillanos<br />
y de la América continental,<br />
así como piezas sobre el ritual de<br />
santería cubana, expuestas didácticamente.<br />
En la actualidad la casa<br />
está ocupada por oficinas de una<br />
empresa de servicios técnicos, electrónicos<br />
y electrodomésticos del municipio<br />
10 de Octubre.<br />
Viajó a la República Dominicana<br />
en 1947, y allí dictó un curso completo<br />
de Antropología General en<br />
la Universidad de Santo Domingo<br />
para los licenciados en Filosofía, y<br />
fundó con el ingeniero y arqueólogo<br />
dominicano Emile de Boyre Moya<br />
(1903-1967), el Instituto de Investigaciones<br />
Antropológicas de ese centro<br />
docente; también ordenó y clasificó<br />
las colecciones arqueológicas del<br />
Museo Nacional de Santo Domingo.<br />
Los estudiosos de República<br />
Dominicana le guardan todavía el<br />
profundo respeto y cariño que<br />
supo ganarse, y lo consideran pionero<br />
de la Arqueología de esa isla<br />
caribeña.<br />
En 1957 el Museo Guamá pasó<br />
al Palacio de Bellas Artes siendo<br />
muy elogiadas las piezas de arte<br />
neotaíno, como las clasificara<br />
Herrera, quien cuidó de ellas de<br />
forma directa; lamentablemente en<br />
sucesivos montajes dejaron de<br />
mostrarse al público.<br />
Al crearse la Academia de Ciencias<br />
de <strong>Cuba</strong> (ACC) en 1960 y a instancias<br />
del capitán Antonio Núñez<br />
Jiménez, el doctor Herrera se<br />
responsabilizó con la sección de<br />
Antropología Física, y en ese año<br />
donó a dicha institución su biblioteca<br />
personal de Antropología y Arqueología.<br />
En 1966, aunque jubilado desde<br />
hacía seis años y "según consta en<br />
su expediente, Herrera se encontraba<br />
en la Academia de Ciencias<br />
ocupado en el estudio de un cráneo<br />
Indocubano con el fin de publicar<br />
posteriormente una monografía sobre<br />
dicho tema". 3<br />
La colección completa de piezas<br />
arqueológicas del que fuera Museo<br />
Etnológico del Grupo Guamá y los<br />
equipos de su taller de reproducciones<br />
arqueológicas con sus moldes<br />
fueron donados en 1967 a la ACC.<br />
El Museo del Gabinete de Arqueología<br />
de la Oficina del Historiador<br />
de la Ciudad de La Habana,<br />
expone en una de las vitrinas de la
Anillo de concha utilizado como pendiente. Expuesto en la sala aborigen del Museo Arqueológico<br />
de la Oficina del Historiador<br />
Sala Aborigen, piezas de la Colección<br />
Herrera Fritot, entre ellas un<br />
anillo de concha utilizado como<br />
pendiente con representación zoomorfa<br />
y geométrica trabajado a partir<br />
de incisiones.<br />
La pieza corresponde a la etapa<br />
de producción agroalfarera, cuya<br />
antigüedad data de 1 190 años antes<br />
del presente. Posee una altura<br />
de 5.3 cm, 0.7 cm de largo y 5.7 de<br />
ancho. Fue hallada en el sitio Río<br />
Seco 14, provincia Holguín, <strong>Cuba</strong>.<br />
Según expresa el doctor Fernando<br />
Royo Guardia en el prólogo del<br />
libro La Caleta, joya arqueológica antillana,<br />
Herrera Fritot ha publicado<br />
numerosos trabajos relacionados<br />
con la Antropología y la Geología,<br />
exploró la Isla de un extremo a otro<br />
con importantes descubrimientos en<br />
Arqueología, Geología y Mineralogía,<br />
entre ellos los "tres tipos de instrumentos<br />
de conchas en la cultura<br />
inferior o Guanajatabey, 4 que son<br />
el ‘plato’, la ‘cuchara’ y el ‘pico de<br />
mano’, que no eran conocidos hasta<br />
su magistral estudio sobre la<br />
Cueva y pictografías de Punta del<br />
Este en Isla de Pinos; el tipo de instrumento<br />
Ciboney que llamamos<br />
‘gubia de dedo’; estableció la relación<br />
entre los gladiolitos o dagas líticas y<br />
las esferolitias o bolas líticas en <strong>Cuba</strong>,<br />
como tipismo de una cultura intermedia,<br />
la Ciboney" (R. Herrera y Ch.<br />
Leroy, 1946); descubre y reporta el<br />
primer volcán cubano que se conoce;<br />
presenta por primera vez el estudio<br />
completo de la evolución de los<br />
minerales cupríferos en el terreno,<br />
trabajo traducido al inglés y usado<br />
PERSONALIDADES<br />
como texto en una importante escuela<br />
de minas de Estados Unidos; y con<br />
los mineralogistas Ricardo de la Torre<br />
y Jorge Morlón descubre la presencia<br />
de la Ilmenita en <strong>Cuba</strong>.<br />
El científico alemán Alejandro de<br />
Humboldt (1769-1859), quien manifestó<br />
un gran respeto por las culturas<br />
aborígenes, se interesó por sus<br />
testimonios arqueológicos, en especial<br />
por las hachas petaloides,<br />
estudiadas detalladamente durante<br />
el siglo XX por los antropólogos<br />
doctores Herrera Fritot y Fernando<br />
Ortiz. "Las tantas interpretaciones<br />
del instrumento con funciones<br />
mágico-religiosas son en la actualidad<br />
respetadas y han formado<br />
<strong>parte</strong> del proceso de transculturación<br />
y sincretización". 5<br />
A pesar de la ardua y fructífera<br />
labor de Herrera Fritot en diversos<br />
campos del saber humano, específicamente<br />
en la Arqueología, le<br />
quedó pendiente realizar las excavaciones<br />
en el sitio holguinero Chorro<br />
de Maíta, lo cual se materializó<br />
en 1986 bajo la dirección del eminente<br />
arqueólogo José Manuel Guarch<br />
Delmonte, fallecido el 26 de septiembre<br />
de 2001. El cementerio que allí<br />
encontraron es el más amplio y conservado<br />
en <strong>Cuba</strong> de aborígenes<br />
agricultores. Este descubrimiento<br />
trajo entre otros resultados la creación<br />
de un museo de sitio en cuya<br />
concepción participó directamente<br />
el doctor Guarch. "Este museo resume<br />
sus aspiraciones museográficas<br />
y de preservación testimonial insertándose<br />
en lo que en ese momento<br />
era aún una incipiente perspectiva:<br />
la vinculación de la arqueología<br />
aborigen dentro de la imagen<br />
4 En la nomenclatura actual la cultura inferior o Guanahatabey y la intermedia Ciboney son conocidas como etapa preagroalfarera.<br />
5 Armando Rangel (1997): "Humboldt y las culturas prehispánicas en el mediterráneo americano", en Alejandro de Humboldt en <strong>Cuba</strong>, Catálogo para<br />
la exposición en la Casa Humboldt, octubre de 1997, editorial Wissner, Bonn, Alemania, p. 87.<br />
Gabinete de Arqueología / 157
PERSONALIDADES<br />
Participantes en la tercera conversación de la Sociedad <strong>Cuba</strong>na de Estudios Históricos e<br />
Internacionales celebrada en el Museo del Grupo Etnológico Guamá, 1943. Aparecen entre otros<br />
Felipe Pichardo Moya, Fernando Ortiz y Emilio Roig de Leuchsenring<br />
cultural de Holguín con el desarrollo<br />
turístico y la búsqueda desde<br />
esta perspectiva de elementos de<br />
apoyo al estudio arqueológico". 6<br />
La influencia de Herrera Fritot en<br />
el campo artístico se pudo constatar<br />
cuando participó junto al escultor<br />
yugoslavo Iván Gudrum Ferich en el<br />
proyecto del centro turístico de<br />
Guamá en la Ciénaga de Zapata.<br />
Este excepcional hombre que<br />
dejó a la posteridad una obra científica<br />
notable, manifestó además<br />
interés por la literatura, sobre todo<br />
la dedicada a los niños, para quienes<br />
escribió cuentos.<br />
Entre sus trabajos literarios están<br />
las prosas: "Vida y ocaso", "Sonata<br />
en claro de luna", "A tu retorno del<br />
mar", "A Guillermina", "En el palacio<br />
encantado", "Del viaje Holguín-Habana",<br />
"El grillo en la ventana", "La flor<br />
solitaria", "Atracción", "Reflorecimiento",<br />
"Montaña y colina". De sus<br />
158 / Gabinete de Arqueología<br />
pensamientos quedan los titulados<br />
"Parábola" y "El fondo de la bahía".<br />
Figuras notables de las letras<br />
asistían a sus tertulias hogareñas,<br />
donde eran recitadas composiciones<br />
suyas y de otros bardos; el poema<br />
"De aquella noche" lo dedicó a Nicolás<br />
Guillén, a Antonio Aguilar y al<br />
trovador Guyún; en 1942 le mostró su<br />
"Romance de mis ejercicios espirituales"<br />
a Rubén Darío, quien en gesto<br />
de aprobación se lo firmaría. Entre<br />
otras poesías herrerianas están: "De<br />
nuevo al mar", "Sancto Santorum",<br />
"Tempestad", "Ocaso", "Golondrinas",<br />
"Taller", y "Quintilla".<br />
Quintilla<br />
Despertaste mis antojos<br />
con tres cosas bien sencillas:<br />
con el brillo de tus ojos,<br />
tus fragantes labios rojos<br />
y el rubor de tus mejillas.<br />
De sus publicaciones y conferencias<br />
- 1924. "Excursiones geológicas, en las<br />
provincias de La Habana y Pinar del Río", en<br />
Memorias de la Sociedad <strong>Cuba</strong>na de Historia<br />
Natural Felipe Poey (MSCHNFP), vol. 6,<br />
nos. 1- 4, La Habana.<br />
- 1932. "El manjuarí, pez cubano con<br />
respiración pulmonar, representante de una<br />
fauna antiquísima", en Revista Orbe, año II,<br />
no. 68, La Habana.<br />
- 1936. "Culturas aborígenes de las Antillas",<br />
en Revista Lyceum, vol. I, no. 3, La Habana.<br />
Reimpreso como contribución del Museo<br />
Antropológico Montané, Universidad de la<br />
Habana.<br />
- —. "Nota preliminar sobre un pequeño volcán<br />
extinguido en la provincia de Santa Clara", en<br />
MSCHNFP, vol X, no. 3, La Habana.<br />
- —. "El Javanthropus soloensis. Hombre fósil<br />
de Java", en MSCHNFP, vol. X, no. 5, La<br />
Habana.<br />
- —. "Una especie mineralógica encontrada en<br />
Santa Clara por primera vez", en MSCHNFP,<br />
vol X, no. 2, La Habana.<br />
- 1937. "Notas sobre exploración de un mound<br />
ciboney en proximidad del río Ariguanabo,<br />
provincia de La Habana, <strong>Cuba</strong>", en Boletín<br />
Bibliográfico de Antropología Americana, vol. I,<br />
no. 4, México.<br />
- 1938. "Revisión de las hachas de ceremonia<br />
de la Cultura Taina", en MSCHNFP, vol. XII,<br />
no. 1, La Habana.<br />
—. "Informe sobre una exploración<br />
arqueológica a Punta del Este, Isla de Pinos",<br />
en Revista Universidad de la Habana, año III,<br />
nos. 20-21, La Habana.<br />
- —. "Comunicación sobre la Cueva de Punta del<br />
Este, Isla de Pinos, sus pictografías y los hallazgos<br />
de un ajuar ciboney", en Boletín Bibliográfico de<br />
Antropología Americana, vol. II, no. 4, México.<br />
- 1939. "Discusión sobre el posible origen de<br />
las pictografías de Punta del Este, Isla de<br />
Pinos", en MSCHNFP, vol. XIII, no. 5, La<br />
Habana.<br />
- —. "El Castillo de Jagua, Cienfuegos", en<br />
Revista Arquitectura, año VII, no. 76, La<br />
Habana.<br />
- 1940. "Un nuevo dujo taino en las colecciones<br />
del Museo Antropológico Montané, de la<br />
Universidad de la Habana", en Revista de<br />
Arqueología, no. 4, La Habana.<br />
- 1942. "Las Esferas Líticas como base de una<br />
nueva cultura aborigen cubana", en<br />
6 Roberto Valcárcel (2002): "José Manuel Guarch Delmonte. El arqueólogo", en El Caribe Arqueológico, no. 6, anuario publicado por la Casa del<br />
Caribe como extensión de la Revista del Caribe, Santiago de <strong>Cuba</strong>, p. 116.
Proceedings of the Eight American Scientific<br />
Congress, vol. II, Washington D.C.<br />
- —. "Falsificaciones de objetos aborígenes<br />
cubanos", en MSCHNFP, vol. XVI, no. 1, La<br />
Habana.<br />
- —. "Los moluscos en la Etnología Aborigen<br />
<strong>Cuba</strong>na", presentado ante la Sociedad <strong>Cuba</strong>na<br />
de Historia Natural Felipe Poey, sesión del 15<br />
de abril de 1942, La Habana.<br />
- —. "Informe a la Junta Nacional de<br />
Arqueología y Etnología sobre una exploración<br />
arqueológica a la Isla de Pinos, por el grupo<br />
Guamá", en Revista de Arqueología, no. 6,<br />
enero-marzo, La Habana.<br />
- —. Con el Grupo Guamá participó en el<br />
Primer Congreso Nacional de Historia,<br />
auspiciado por la Sociedad <strong>Cuba</strong>na de<br />
Estudios Históricos e Internacionales, que<br />
encabezaba Emilio Roig de Leuchsenring,<br />
La Habana.<br />
- —. Con el Grupo Guamá participó en el<br />
Primer Congreso de Historia Iberoamericano.<br />
- 1943. "Tipos de la cultura material indígena<br />
en los yacimientos cubanos sin cerámica",<br />
ponencia aprobada en el II Congreso Nacional<br />
de Historia, La Habana. Allí se presentaron los<br />
siguientes trabajos: "Algunos puntos<br />
fundamentales de la prehistoria de <strong>Cuba</strong>" de<br />
José Antonio Coscuyuela, "La religión de los<br />
indígenas antillanos" de Morales Patiño,<br />
"Ensayo sobre cráneo cubano precolombino"<br />
de Fernando Royo y "Las bolas y las dagas<br />
líticas, nuevo aporte cultural aborigen en<br />
<strong>Cuba</strong>" de Herrera Fritot.<br />
- 1945. "El yacimiento arqueológico de Soroa,<br />
Pinar del Río", presentado ante la Sociedad<br />
<strong>Cuba</strong>na de Historia Natural Felipe Poey, sesión<br />
de enero de 1945, La Habana.<br />
-1946. "Tres notas para la Arqueología<br />
Indocubana: Asas-sonajeros; Tres épocas en<br />
un litoglifo; Notable similitud entre dos<br />
pendientes", en Revista de Arqueología,<br />
segunda época, no. 1, La Habana.<br />
- —. La Caleta. Joya arqueológica antillana, en<br />
colaboración con Charles Leroy Youmans,<br />
Editorial Siglo XX, La Habana.<br />
- 1947. "Tres tipos de objetos<br />
indoarqueológicos de Santo Domingo: guayos<br />
monolíticos; macana de madera y hacha<br />
petaloide de ceremonia", en Revista de<br />
Arqueología, segunda época, año II, nos. 4-5,<br />
enero-diciembre, La Habana.<br />
- —. Conferencia en el Lyceum and Lawn<br />
Tennis Club, con Pichardo Moya.<br />
- 1949-1952. Herrera publicó para el periódico<br />
habanero Información un total de 169 artículos<br />
que constituyen un verdadero modelo<br />
periodístico de divulgación cultural variada<br />
para público general.<br />
- 1950. "Arqueotipos zoomorfos en las Antillas<br />
Mayores", en Boletín de Historia Natural,<br />
Sociedad <strong>Cuba</strong>na de Historia Natural Felipe<br />
Poey, vol. I, no. 3, La Habana, reeditado en el<br />
Boletín del Museo del Hombre Dominicano,<br />
no. 16, Sección Pioneros, 1981, Santo<br />
Domingo.<br />
- —. Una delegación del Grupo Guamá asistió<br />
a la Convención de Arqueólogos de la Florida,<br />
Estados Unidos.<br />
- —. Se efectuó en La Habana la Mesa<br />
Redonda de arqueólogos del Caribe con la<br />
participación del Grupo Guamá.<br />
1951. Conferencia sobre temas arqueológicos<br />
titulada "Los tres complejos indocubanos",<br />
presentada en el Palacio Brunet, Trinidad.<br />
- —. Participa en el programa de CMQ Radio<br />
Universidad del Aire, primera intervención<br />
sobre el tema de los incas.<br />
- 1952. "Vasos - efigies de la República<br />
Dominicana", en Memoria del V Congreso<br />
Histórico Municipal Interamericano, t. I, Santo<br />
Domingo.<br />
- —. "La Cueva Funeraria de Carboneras", en<br />
colaboración con el doctor Manuel Rivero de la<br />
Calle. Presentado ante el X Congreso Nacional<br />
de Historia, publicado por la Sociedad<br />
Espeleológica de <strong>Cuba</strong>, La Habana.<br />
- 1953. Herrera Fritot publicó una serie de<br />
artículos en El Nacional de Caracas,<br />
Venezuela.<br />
- 1954. Sus trabajos sobre el Grupo Guamá<br />
aparecen en la revista venezolana El Farol.<br />
- 1956. "Los Complejos Culturales Indocubanos<br />
basados en la Arqueología: Las culturas<br />
prealfareras. Los alfareros tainos", en Revista<br />
del Instituto Nacional de Cultura, Ministerio de<br />
Educación, vol. I, año I, no. 2, La Habana.<br />
- 1962. Nociones prácticas de Osteología<br />
Humana, Instituto de Biología, Sección de<br />
Antropología, Comisión Nacional de la<br />
Academia de Ciencias de <strong>Cuba</strong> (ACC), La<br />
Habana.<br />
- 1964. Estudio de las Hachas Antillanas,<br />
Departamento de Antropología, ACC, La<br />
Habana.<br />
- —. Craneotrigonometría, Departamento de<br />
Antropología, ACC, La Habana.<br />
- —. Nueva técnica para calcular la capacidad<br />
craneana, Departamento de Antropología,<br />
ACC, La Habana.<br />
- 1965. Impartió un seminario sobre arte<br />
precolombino en el Museo de Bellas Artes de<br />
<strong>Cuba</strong>.<br />
PERSONALIDADES<br />
- 1970. Exploración arqueológica inicial en<br />
Cayo Jorajuría, Matanzas. Serie Antropológica,<br />
no. 6, Academia de Ciencias de <strong>Cuba</strong>, La<br />
Habana.<br />
De su expediente científico:<br />
- Asesor Científico de la Orden La Rosa Blanca,<br />
<strong>Cuba</strong>, a partir de 1947<br />
- Asesor Técnico del Instituto Antropológico<br />
Dominicano<br />
- Caballero de la Orden Nacional de Mérito<br />
Carlos Manuel de Céspedes<br />
- Delegado cubano al VIII Congreso Científico<br />
Americano, Washington,1940<br />
- Delegado por <strong>Cuba</strong> y Secretario Adjunto de<br />
la Primera Conferencia Internacional de<br />
Arqueólogos del Caribe, Honduras, 1946<br />
- Director de los proyectos y obras de<br />
reconstrucción de las ruinas de La Isabela (Isla<br />
de La Española), primera ciudad fundada por<br />
Colón en América<br />
- Fundador del Grupo Guamá y Director del<br />
Museo Etnológico (perteneciente al grupo)<br />
- Miembro Colaborador y Titular de la<br />
Sociedad Colombolista Panamericana<br />
- Miembro Correspondiente de la Sociedad<br />
Argentina de Americanistas, 1950<br />
- Miembro de Honor de la Sociedad<br />
Espeleológica de <strong>Cuba</strong>, 1952<br />
- Miembro de la Florida Anthropological Society<br />
- Miembro de la Junta Nacional de Arqueología<br />
y Etnología<br />
- Miembro de la National Geographic Society<br />
- Miembro de la Sociedad <strong>Cuba</strong>na de Botánica<br />
- Miembro de la Sociedad de Arqueólogos de<br />
Bolivia<br />
- Miembro de la Sociedad de Antropólogos del<br />
Caribe<br />
- Miembro de la Sociedad Malacológica Carlos<br />
de la Torre<br />
- Miembro de la Junta de Asesores del Instituto<br />
Nacional de Cultura, 1955<br />
- Miembro Fundador del Patronato Pro-Museo<br />
Nacional, 1947<br />
- Miembro Honorario del Patronato y Museo<br />
Municipal Oscar María Rojas de Cárdenas,<br />
Matanzas, a partir de 1950<br />
- Socio Correspondiente de la Sociedad<br />
Antropológica de Santo Domingo<br />
- Socio Correspondiente del Museo José María<br />
Espinosa, Remedios, Las Villas, 1957<br />
- Socio Titular de la Sociedad <strong>Cuba</strong>na de<br />
Historia Natural Felipe Poey<br />
"Entre los honores recibidos por<br />
su labor científica y docente se<br />
Gabinete de Arqueología / 159
PERSONALIDADES<br />
encuentran, de carácter nacional,<br />
la Medalla Conmemorativa del Primer<br />
Centenario de la Bandera de<br />
<strong>Cuba</strong>, la Orden Nacional de Mérito<br />
Carlos Manuel de Céspedes, y de<br />
carácter extranjero, la condición de<br />
Huésped de Honor de la República<br />
de Honduras, Huésped de Honor<br />
de la Ciudad de Santo Domingo,<br />
más la Orden Heráldica de Cristóbal<br />
Colón por sus trabajos excepcionales<br />
para la restauración de La<br />
Isabela 7 y otros". 8<br />
La Comisión Interamericana Organizadora<br />
del Primer Centenario de<br />
la Bandera de <strong>Cuba</strong> y de las Expediciones<br />
Libertadoras de Narciso<br />
López, decidió conceder la Medalla<br />
Oficial Conmemorativa del Primer<br />
Centenario de la Bandera de <strong>Cuba</strong>,<br />
Álvarez, J. (1956): Arqueología Indocubana,<br />
Editorial Úcar García S.A., La Habana.<br />
Dacal, R. y M. Rivero (1986): Arqueología<br />
aborigen de <strong>Cuba</strong>, Editorial Gente Nueva, La<br />
Habana.<br />
Departamento de creación editorial (1990):<br />
Crónica de América, quinto centenario, Plaza y<br />
Janés, Editores S.A., España.<br />
García, J. A. (1986): "Grupo Guamá,<br />
institución científica y cultural en el municipio<br />
de 10 de Octubre", Memorias del IV Simposio,<br />
Imprenta Provincial de Cultura, vol. 2, La<br />
Habana.<br />
—————— (1987): "En el aniversario 92 del<br />
nacimiento del Doctor René Herrera Fritot",<br />
Memorias del V Simposio, Imprenta Provincial<br />
de Cultura, La Habana.<br />
Herrera, R. (1964): Estudios de las Hachas<br />
Antillanas, Departamento de Antropología,<br />
Comisión Nacional de la Academia de<br />
Ciencias de <strong>Cuba</strong>, La Habana.<br />
160 / Gabinete de Arqueología<br />
al doctor René Victoriano Herrera<br />
Fritot, profesor de Antropología<br />
en la Facultad de Ciencias de la<br />
Universidad de La Habana:<br />
Medalla individual-bronce // Nacional<br />
// Cédula de otorgamiento //<br />
Inscripto en el Libro de Registro//<br />
Tomo II. Folio 453 // Serie AT. Número<br />
80 // La Habana, diciembre<br />
15 de 1950. // "Año de la Bandera de<br />
<strong>Cuba</strong>"<br />
Agradecimientos<br />
Lourdes Domínguez González,<br />
Doctora en Ciencias Históricas,<br />
MSc. en Arqueología, investigadora<br />
y profesora. César García del<br />
Pino, historiador, MSc. en Arqueo-<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
—————— (1965): Nueva técnica para<br />
calcular la capacidad craneana, Academia de<br />
Ciencias, La Habana.<br />
—————— y Ch. Leroy (1946): La Caleta.<br />
Joya arqueológica antillana, Editorial Siglo XX,<br />
La Habana.<br />
Rangel, Armando (1997): "Humboldt y las<br />
culturas prehispánicas en el mediterráneo<br />
americano", en Alejandro de Humboldt en<br />
<strong>Cuba</strong>, Catálogo para la exposición en la Casa<br />
Humbolt, octubre de 1977, Editorial Wissner,<br />
Bonn, Alemania.<br />
Tabío, E. (1970): Exploración arqueológica<br />
inicial en Cayo Jurajuría, Matanzas,<br />
Departamento de Antropología de la<br />
Academia de Ciencias, La Habana.<br />
Valcárcel, Roberto (2002): "José Manuel<br />
Guarch Delmonte. El arqueólogo", en El Caribe<br />
Arqueológico, no. 6, anuario publicado por la<br />
Casa del Caribe como extensión de la Revista<br />
del Caribe, Santiago de <strong>Cuba</strong>.<br />
logía, especialista en la temática<br />
naval. Roger Arrazcaeta Delgado,<br />
Director del Gabinete de Arqueología,<br />
especialista en Arqueología<br />
Histórica. María del Carmen Rodríguez<br />
Fernández, Directora del<br />
Museo Municipal de 10 de Octubre.<br />
Aida G. Martínez Gabino, investigadora<br />
y arqueóloga. Miriam<br />
González de Cárdenas, museóloga<br />
del Museo Municipal de 10 de<br />
Octubre. Antonio Quevedo Herrero,<br />
director del Museo de Arqueología,<br />
conservador. Rolando Crespo<br />
Díaz, zooarqueólogo del Gabinete<br />
de Arqueología. Francisco Fidel<br />
Navarrete Quiñonez, fotógrafo del<br />
Gabinete de Arqueología.<br />
Boletín del Museo del Hombre Dominicano,<br />
Museo del Hombre Dominicano, Santo<br />
Domingo [años 1972 - 2000].<br />
Fuentes primarias<br />
Archivo Nacional de <strong>Cuba</strong>: Fondos: Antigua<br />
Anotaduría de Hipotecas, Libro 101,<br />
folios 384 vt.-385 / Donativos y Remisiones,<br />
legajo 755, nos. 1-34, años 1919-1968 /<br />
Protocolo notarial del escribano Juan Andreu,<br />
t. 1, no. 172, folios 512-514 vt.<br />
Museo del Gabinete de Arqueología de la Oficina<br />
del Historiador de la Ciudad de La Habana:<br />
Expedientes de archivo y trabajos de sala.<br />
Museo del municipio 10 de Octubre:<br />
Documentos de archivo y fotos.<br />
Registro Norte de la Propiedad de La Habana:<br />
Fincas 5870 y 358 de los registros 3 y 4<br />
respectivamente.<br />
Registro Sur de la Propiedad de La Habana:<br />
Finca 10 761 del registro 8.<br />
7 Primera ciudad del Nuevo Mundo fundada por Cristóbal Colón, situada en la margen oriental del río Bajabonico, para unos el 7 de diciembre de<br />
1493 y para otros el 2 de enero de 1494. Llamada así en honor a la reina Isabel la Católica.<br />
8 José A. García: Ob. cit., p. 111.
Modelo Willow<br />
Por: Antonio Quevedo Herrero<br />
Resumen<br />
Presencia en nuestra colección arqueológica<br />
colonial de un plato manufacturado en<br />
Inglaterra con el conocido modelo decorativo<br />
de Sauce (Willow pattern).<br />
Abstract<br />
The presence in the Archaeological Office’s<br />
Colonial Collection of an English willowpattern<br />
plate.<br />
Cuando los propietarios de la<br />
casa ubicada en Virtudes no. 407<br />
entre Manrique y Campanario, se<br />
personaron en la Oficina del Historiador<br />
para comunicar que habían<br />
hallado una construcción subterránea<br />
ubicada en lo que hoy es la sala<br />
de su vivienda, no imaginaban que<br />
la fortuita y extraña cavidad colonial<br />
era una letrina (longitud 4.05 m<br />
y ancho 2.40 m) rellena con basura<br />
doméstica correspondiente a mediados<br />
del siglo XIX. Inmediatamente<br />
nuestros arqueólogos visitaron<br />
el lugar e iniciaron una excavación<br />
arqueológica para rescatar y devolver<br />
a la luz innumerables tiestos<br />
de loza inglesa, porcelana<br />
europea, cerámica ordinaria, botijas,<br />
lebrillos, botellas para vino,<br />
pomos para medicinas y copas, entre<br />
otros.<br />
Después de la limpieza y catalogación<br />
de los materiales se determinó<br />
que algunos restos correspondían<br />
a cuatro platos confeccionados en<br />
Loza Fina Blanca inglesa que presentaban<br />
el conocido modelo de<br />
Sauce, Willow pattern; de ellos sólo<br />
uno pudo reconstruirse casi en su totalidad.<br />
En diferentes excavaciones<br />
realizadas en La Habana Vieja se<br />
había reportado con bastante regularidad<br />
esta variante decorativa,<br />
pero hasta hora no habíamos encontrado<br />
un ejemplar completo.<br />
NUESTRA COLECCIÓN<br />
La pieza en cuestión estaba<br />
fragmentada y con un pequeño<br />
faltante. La época en que se rompió<br />
y desechó pudo precisarse entre<br />
1854 y 1872, debido a su contexto<br />
arqueológico y artefactos asociados.<br />
Fue muy interesante descubrir,<br />
al restaurarla, la presencia<br />
de una marca incisa en su fondo,<br />
que demostraba su fabricación por<br />
el ceramista inglés Anthony Scott,<br />
de Sunderland, Durham, miembro<br />
de una familia alfarera que trabajó<br />
durante el período comprendido<br />
entre 1800 y 1897. Los demás fragmentos<br />
no conservan la <strong>parte</strong> del<br />
fondo con la marca del fabricante,<br />
excepto uno que posee un monograma<br />
desconocido por nosotros.<br />
La decoración azul sobre fondo<br />
blanco, impresa bajo el vidriado<br />
por el método de trasferencia, recrea<br />
motivos chinescos muy usados<br />
en la cerámica europea hacia<br />
el siglo XVIII para combatir la preferencia<br />
que existía en este mercado<br />
por los artículos confeccionados en<br />
porcelana. En cuanto al significado<br />
del diseño, el arqueólogo mexicano<br />
Francisco Rafael Burgos plantea<br />
lo siguiente:<br />
"Es interesante notar que este<br />
diseño popular consiste en la representación<br />
de una leyenda china<br />
en la cual Koong-See, hija de un<br />
mandarín, estaba enamorada de<br />
Gabinete de Arqueología / 161
NUESTRA COLECCIÓN<br />
Chang, el secretario de su padre, y<br />
siempre se veían bajo el sauce que<br />
estaba al fondo del jardín. Pero el<br />
mandarín quería casar a su hija con<br />
un hombre rico y viejo cuando el<br />
árbol de durazno floreciera nuevamente.<br />
Pero un día Koong-See vio<br />
un bote que se acercaba a ella y en<br />
el cual había una nota de Chang en<br />
la que le proponía huir con él. Y<br />
antes que ella se casara se escapó<br />
con Chang a una isla. Sin embargo,<br />
cuando el prometido lo supo se dispuso<br />
a quemar la casa de los enamorados<br />
y con antorchas cruzó el<br />
puente para lograr su objetivo. No<br />
obstante, un fiel sirviente quiso<br />
poner sobre aviso a los enamorados,<br />
pero cuando él llegó, aquellos<br />
habían sido transformados en palomas".<br />
(Burgos,1995:188.) Con respecto<br />
a esta leyenda es bueno<br />
acotar que existen otras interpretaciones<br />
que han quedado registradas<br />
por la tradición británica del<br />
siglo XVIII (Roger Arrazcaeta, comunicación<br />
personal: 2002).<br />
162 / Gabinete de Arqueología<br />
Este modelo decorativo fue creado<br />
por Thomas Turner en Caughley,<br />
Shrophire, lugar desde el cual sería<br />
exportado a China, para llegar hacia<br />
1792 de vuelta a Inglaterra<br />
aplicado a la porcelana. Posteriormente<br />
se plasmó en la Loza Perla<br />
y hacia 1820 se usó en la Loza Blanca.<br />
Hoy en día el modelo Willow<br />
sigue teniendo gran demanda en<br />
el mercado de las vajillas.<br />
Junto a estas piezas aparecieron<br />
otras fabricadas por los ceramistas<br />
de Staffordshire Enoch<br />
Wood & Sons y William Adams &<br />
Sons; de este último son los modelos<br />
decorativos Havana, Columbus,<br />
Palestina y Octágono, todos contemporáneos<br />
de la pieza vista.<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
Burgos Villanueva, Francisco R.<br />
(1995): El Olimpo. Un predio colonial en<br />
el lado poniente de la Plaza Mayor de<br />
Mérida, Yucatán, y análisis cerámico<br />
comparativo, Instituto Nacional de<br />
Antropología e Historia, México.<br />
Fournier García, Patricia (1990):<br />
Evidencias arqueológicas de la<br />
importación de cerámica en México, con<br />
base en los materiales del ex convento de<br />
San Jerónimo, Instituto Nacional de<br />
Antropología e Historia, México.<br />
Schavelzon, Daniel (1991): Arqueología<br />
Histórica de Buenos Aires. La cultura<br />
material porteña de los siglos XVIII y XIX,<br />
Ediciones Corregidor, Argentina.
BIBLIOTECA<br />
Por: Lourdes M. Campos Gutiérrez<br />
Alcina, José: El arte precolombino, Ediciones AKAL, España, 1990, 595 p.<br />
El poder y la grandeza del arte de las civilizaciones americanas, su<br />
excepcional belleza y la relación existente entre arte y cultura, pueden ser<br />
admirados en este volumen, en el que las fotos, planos y mapas son<br />
complementados con una precisa información sobre los precolombinos<br />
habitantes de nuestra región: sus orígenes y evolución cultural, el período<br />
lítico o paleolítico, el arte neolítico o formativo, y el tránsito hasta el postclásico<br />
son abordados muy acertadamente deslumbrándonos con un caudal<br />
inmenso de saber.<br />
No. de clasificación: 000761<br />
García Santana, Alicia: Contrapunteo cubano del arco y el horcón, Instituto<br />
<strong>Cuba</strong>no del Libro, <strong>Cuba</strong>, 1999, 130 p.<br />
El auge y transformación de nuestro patrimonio inmueble es expuesto<br />
amenamente por la profesora Alicia García Santana en este volumen que<br />
consta de tres capítulos y 130 fotografías. La autora rinde culto a nuestra<br />
identidad cultural traducida en un análisis de la arquitectura y su evolución,<br />
transitando por las tipologías religiosa, doméstica y militar, en el período<br />
enmarcado entre los siglos XVI al XIX.<br />
No. de clasificación: 000640<br />
Museo Pushkin: El tesoro de Troya. Excavaciones de Heinrich Schliemann,<br />
Museo Pushkin, Moscú, 1996, 239 p.<br />
Preparado por expertos de museos de Rusia y en especial del Museo Pushkin<br />
de Artes Figurativas se confecciona este catálogo suscitado por la colección<br />
arqueológica de Heinrich Schliemann y su exposición.<br />
Retomamos las palabras de Irina Antonova: "Se tiene la impresión de estar<br />
presente en el arcano misterio del nacimiento del arte", así se resume la<br />
recomendación sobre este título, en el que también se podrán conocer los<br />
datos biográficos de Schliemann, además de una minuciosa información<br />
sobre cada pieza clasificada por Hubert Schmidt en 1902, a la vez que se<br />
citan análisis petrográficos, pesos y medidas entre otros datos de la legendaria<br />
muestra.<br />
No. de clasificación: 001466<br />
Gabinete de Arqueología / 163
BREVES del boletín<br />
II Encuentro Iberoamericano Museo e Identidad Cultural<br />
Por: Daniel E. Vasconcellos Portuondo<br />
El rescate y la preservación de<br />
la identidad cultural dirigidos a<br />
zonas rurales y urbanas de <strong>Cuba</strong>,<br />
más las tentativas foráneas, expuestas<br />
en el evento Museo e<br />
Identidad Cultural, Ciudad de La<br />
Habana, 2003, sesionado en el<br />
Convento de San Francisco de<br />
Asís, Habana Vieja, se expresó a<br />
través de ponencias agrupadas en<br />
cuatro comisiones, propiciando el<br />
necesario intercambio de experiencias<br />
entre capitalinos, representantes<br />
de las más diversas<br />
regiones del país e invitados desde<br />
lejanas tierras latinas.<br />
Por Brasil se presentó el trabajo<br />
"Fortaleza de Santo Amaro de la<br />
Barra Grande", del profesor Encio<br />
Rogerio Secomandi, el cual suscitó<br />
especial expectativa pues esta construcción<br />
fue proyectada hacia 1583<br />
por el ingeniero militar italiano Juan<br />
Bautista Antonelli, su hermano, Bautista<br />
Antonelli ideó el sistema defensivo<br />
habanero que incluye Los tres<br />
Reyes Magos del Morro y San Salvador<br />
de la Punta, así como el primer<br />
acueducto habanero, la Zanja Real.<br />
A las palabras de apertura pronunciadas<br />
por la presidenta del Comité<br />
Organizador, licenciada María Margarita<br />
Suárez García, siguieron el arte<br />
danzario de la Compañía Retazos y la<br />
conferencia magistral "Cultura, Identidad<br />
y Patrimonio" del arquitecto<br />
cubano José Linares, secretario del<br />
International Comitee of Museum<br />
(ICOM). Ese día la Basílica Menor de<br />
San Francisco de Asís fue escenario<br />
de un recital interpretado por la<br />
clarinetista Sandra Lazo Collazo y las<br />
164 / Gabinete de Arqueología<br />
pianistas Roxana Rodríguez y Olga<br />
Valiente. Dos días después se presentó<br />
el concierto barroco americano, del<br />
Conjunto de Música Antigua Ars Longa<br />
dirigido por Teresita Paz.<br />
Durante las jornadas de trabajo<br />
se debatieron más de setenta ponencias,<br />
siete de estas presentadas<br />
por integrantes del Gabinete<br />
de Arqueología de la Oficina del<br />
Historiador de Ciudad de La Habana<br />
(OHCH) que fueron: "Acercamiento<br />
a la historia de la farmacia<br />
habanera" de Anicia Rodríguez,<br />
"Arqueología e identidad, el museo<br />
de Songo La Maya" de Iosvany<br />
Hernández, "Dos casas en tres siglos"<br />
y "La estratigrafía. Su medio,<br />
su fin en la interpretación del registro<br />
arqueológico" de Beatriz<br />
Rodríguez, "Excavaciones arqueológicas<br />
en el cafetal El Padre" de<br />
Lisette Roura, Sonia Menéndez y<br />
Karen Mahé Lugo, "Packard, hotel<br />
de singular historia" de Daniel E.<br />
Vasconcellos y "Stacco y restauración<br />
de un mural en la casa Prat Puig"<br />
de Sandra Páez, Tania González,<br />
Yadir Fidalgo y Juan Méndez.<br />
De manera simultánea y opcional<br />
se recorrieron lugares de interés en<br />
plazas, calles y museos, incluido el<br />
Arqueológico, con la inauguración<br />
de la muestra "Acercamiento a la<br />
historia de la farmacia habanera", ocasión<br />
aprovechada por los asistentes<br />
para adquirir el segundo número del<br />
Boletín Gabinete de Arqueología.<br />
Periodistas de radioemisoras<br />
fueron portavoces del acontecimiento<br />
y formularon entrevistas a participantes<br />
y promotores del evento, los<br />
Inauguración del Evento en el patio del<br />
convento de San Francisco de Asís, a cargo<br />
de Margarita Suárez García, subdirectora de<br />
Patrimonio de la OHCH<br />
que opinaron sobre meditaciones<br />
teóricas, conceptos y actitudes prácticas<br />
para el rescate de la identidad en<br />
los centros históricos.<br />
Se entregaron los certificados<br />
acreditativos y un CD-Room con los<br />
trabajos expuestos por museólogos,<br />
historiadores, arquitectos, ingenieros,<br />
educadores, analistas sociales<br />
y otros especialistas.<br />
Las palabras de despedida en el<br />
Palacio de los Capitanes Generales<br />
estuvieron a cargo de la directora<br />
de Patrimonio Cultural de la OHCH,<br />
licenciada Raida Mara Suárez Portal,<br />
quien extendió su invitación para la<br />
próxima cita en el año 2005. El punto<br />
final fue reservado a la Banda<br />
Nacional de Conciertos y su habitual<br />
retreta de los viernes vespertinos<br />
en la calle de madera de la<br />
Plaza de Armas.
Obituario<br />
Por: Carlos Alberto Hernández<br />
Oliva<br />
Ha muerto Ramón Dacal Moure<br />
(C. de La Habana, 1928-2003),<br />
una de las autoridades de la Arqueología<br />
cubana. No haré una<br />
lista de sus méritos como investigador,<br />
algo que todos conocemos,<br />
sino que quiero compartir colegas<br />
mis propios sentimientos.<br />
Algunos necesitamos más de<br />
un preceptor, Dacal y Guarch son<br />
los míos, aunque ellos nunca lo<br />
supieran. Cuando muchos de los<br />
jóvenes arqueólogos cubanos dudaban<br />
de la existencia de una Escuela<br />
de Arqueología en <strong>Cuba</strong>,<br />
hombres como estos fundaron y<br />
mantuvieron en medio de las más<br />
grandes adversidades la tradición<br />
de esta disciplina. Dolía que lo ignoraran<br />
y daba pena la ceguera<br />
ante lo que para mí constituía una<br />
oportunidad de primer orden. Me<br />
dolía que aquellos jóvenes no se<br />
sintieran "alumnos" de Montané,<br />
Rivero, García Robiou, Tabío, Pichardo<br />
Moya, Núñez, Guarch y Dacal, por<br />
sólo mencionar a algunos de los<br />
que nos han dejado una estela de<br />
trabajo y amor por la Arqueología,<br />
además de un pensamiento y un<br />
ejemplo.<br />
Era yo un jovenzuelo cuando<br />
vagaba, en busca del romanticismo<br />
que dimana del pasado, por<br />
las cercanías del río Jaruco, camino<br />
a Cinco Cuevas, esa aula activa<br />
de los espeleólogos habaneros.<br />
Pasé por la Cueva de Don Martín y<br />
estaban excavando allí. Al frente<br />
de los trabajos Manuel Rivero de<br />
la Calle, maestro entrañable, y<br />
Ramón Dacal Moure.<br />
Quedé muy impresionado por<br />
el rigor que pude apreciar. Dacal<br />
escudriñaba entre la tierra de un<br />
cernidor, abstraído de forma tal<br />
que ni advirtió nuestra presencia.<br />
En ese sitio tomé la decisión de que<br />
haría de la Arqueología mi vida.<br />
Luego tuve la oportunidad de<br />
estar un tiempo cerca de Dacal, con<br />
el alumbramiento del Gabinete de<br />
Arqueología y aquella Maestría honorífica<br />
otorgada a la avanzada del<br />
pensamiento arqueológico de<br />
<strong>Cuba</strong>. En esa época logré aprehender<br />
lo que sin dudas fueron las<br />
bases de mi formación y compromiso<br />
profesional.<br />
Era un hombre muy serio, inspiraba<br />
respeto, casi temible. Si<br />
algo le molestaba, lo discutía sin<br />
alzar la voz, se ponía muy colorado,<br />
pero impasible.<br />
Había que pensar mucho lo<br />
que le ibas a consultar, porque te<br />
fulminaba con la mirada o una<br />
semisonrisa hermética, que te dejaba<br />
desarmado. Luego, cuando<br />
revolvía tierra en busca de preguntas<br />
sobre el pasado, me leí el<br />
manual de campo de Mortimer<br />
Wheleer y durante mucho tiempo,<br />
hasta que vi una foto del profesor<br />
inglés, la figura que se identifica-<br />
BREVES del boletín<br />
ba en mi mente era la de Dacal.<br />
Rigor, austeridad, planificación,<br />
objetivos claros y concretos, seriedad,<br />
autoridad...<br />
Recuerdo sorprenderme muchas<br />
veces mirando una foto suya<br />
en el libro Arqueología aborigen de<br />
<strong>Cuba</strong>. Al cabo de los años, me he<br />
dado cuenta que estaba buscándome<br />
a mí mismo. Una vez fui a su<br />
despacho luego de armarme de<br />
valor, a criticarle el que nos había<br />
dejado de la mano, a partir de la<br />
fundación del Gabinete y la Maestría.<br />
Me recibió muy serio, pero yo<br />
iba dispuesto y le solté todo mi encono<br />
de carretilla.<br />
Aguantó mi parrafada de diez<br />
minutos y luego me dijo algo así<br />
como que ya yo era mayor, ellos<br />
me habían proporcionado el camino,<br />
se había creado una Institución<br />
de la cual yo era fundador, que si<br />
mi extravío no me dejaba ver el<br />
futuro que me habían abierto...,<br />
además, ya me había dado bastante,<br />
que lo que faltaba, lo buscara<br />
por mi propia cuenta, que leyera<br />
y estudiara, él había hecho lo mismo.<br />
Antes de irme me recordó que<br />
la Arqueología era seriedad, perseverancia,<br />
estudio y compromiso.<br />
Con su partida no se me derrumbó<br />
ningún pilar, ni la propia muerte<br />
puede arrebatar lo que gané de su<br />
presencia y ejemplo, forma <strong>parte</strong> de<br />
mi personalidad como arqueólogo.<br />
Pero duele mucho, como duele tener<br />
que aceptar que Rivero ya no está y<br />
que Guarch también se ha ido...<br />
¿cómo es posible?. Estamos presenciando<br />
el ocaso de una época<br />
y con ella la muerte de <strong>parte</strong> de lo<br />
mejor que ha dado la Arqueología<br />
del siglo XX en <strong>Cuba</strong>, y eso es básicamente<br />
lo que quiero compartir,<br />
mi tremendo dolor porque los viejos<br />
se nos están yendo.<br />
Gabinete de Arqueología / 165
BREVES del boletín<br />
Registro de vertebrados autóctonos en la casa<br />
del Marqués de Prado Ameno (siglos XVIII – XIX)<br />
Por: Osvaldo Jiménez Vázquez y José M. Torres Pico<br />
Se comenta por los especialistas<br />
el singular hallazgo de restos<br />
óseos de vertebrados autóctonos<br />
en un depósito arqueológico fechado<br />
a fines del siglo XVIII e inicios<br />
del XIX, constituido por materiales<br />
procedentes de una letrina que<br />
conservaba, subyaciendo los estratos<br />
de rellenos secundarios, el<br />
característico sedimento orgánico<br />
oscuro procedente de desechos<br />
fecales y domésticos.<br />
Los restos óseos que tratamos<br />
corresponden al nivel 38 y las especies<br />
determinadas son: mamíferos,<br />
Capromys pilorides (Jutía<br />
Conga); aves, Columba leucocephala<br />
(Torcaza cabeciblanca), Columba sp<br />
(Paloma), Zenaida aurita (Paloma<br />
Sanjuanera), Zenaida macroura (Paloma<br />
Rabiche), Columbidae indeterminados<br />
(Palomas), Tachybaptus<br />
dominicus (Zaramagullón chico),<br />
Amazona leucocephala (Cotorra),<br />
Anas sp (Pato), Colinus virginianus<br />
cubanensis (Codorniz), Passeriforme<br />
indeterminado, aves zancudas indeterminadas<br />
y aves indeterminadas.<br />
El estudio de los restos de esta<br />
fauna resulta interesante, debido<br />
a que la dieta consumida por los<br />
habitantes de La Habana colonial,<br />
identificada hasta el momento en<br />
sus contextos arqueológicos, estaba<br />
compuesta en su inmensa<br />
mayoría por animales introducidos.<br />
Los taxones autóctonos colectados<br />
en la letrina de la casa del<br />
Marqués de Prado Ameno permiten<br />
aproximarse a los ambientes<br />
que rodeaban a la ciudad a finales<br />
del siglo XVIII e inicios del XIX.<br />
166 / Gabinete de Arqueología<br />
El análisis ecológico que se<br />
desprende de la presencia de estas<br />
especies hace lícito plantear la<br />
existencia en la fecha citada en las<br />
cercanías de la urbe de paisajes<br />
con vegetación herbácea o de sabanas,<br />
arbórea y de manglares, lo<br />
cual ha quedado reflejado en los<br />
nombres de algunas calles y localidades<br />
geográficas vecinas de la<br />
Habana Vieja actual (calles Manglar<br />
y Monte y la zona nombrada<br />
Ciénaga). En estos lugares se obtenían<br />
animales para las ventas en<br />
los comercios de La Habana.<br />
La presencia de restos óseos de<br />
la codorniz en este sitio (1 fragmento<br />
proximal de húmero, 1 fragmento<br />
proximal de tarsometatarso) es<br />
muy interesante, pues consiste en<br />
el primer registro de esta especie<br />
en contextos arqueológicos de<br />
cualquier edad en <strong>Cuba</strong> y posiblemente<br />
en el área antillana. Este<br />
taxón tampoco se había registrado<br />
hasta el presente en depósitos<br />
fosilíferos cársicos del Cuaternario,<br />
ni en desechos de dieta de los aborígenes<br />
precolombinos. Por tales<br />
razones su origen en el archipiélago<br />
cubano ha sido ampliamente discutido.<br />
La Sagra en Historia física,<br />
política y natural de la Isla de <strong>Cuba</strong><br />
(1845) describe, "es común con<br />
particularidad en la Isla de <strong>Cuba</strong>"<br />
y Pichardo en su Diccionario provincial<br />
cazirazonado de vozes cubanas<br />
(1862) dice lo siguiente: "Así<br />
se ha propagado tanto en el departamento<br />
occidental esta ave<br />
que vino del Norte, y que seguramente<br />
no se había connaturaliza-<br />
do en esta isla en el siglo próximo<br />
pasado, hasta la época del Marqués<br />
de La Torre [Felipe de Fondesviela<br />
y Ondeano, gobernador y capitán<br />
general, 1771-1777], aunque el Sr.<br />
Noda la cree indígena por la cita de<br />
Oviedo [Historia general y natural de<br />
las Indias,1851], quien no observó<br />
codornices en <strong>Cuba</strong> y se refirió erróneamente<br />
a las perdices, pues por<br />
la descripción que aporta estimamos<br />
que se refiere a la paloma terrestre<br />
Starnoenas cyanocephala,<br />
conocida actualmente como Paloma<br />
perdiz. Sin embargo en Venezuela<br />
[1852] observó auténticas<br />
codornices (Colinus cristatus)".<br />
Por su <strong>parte</strong> Gundlach en Contribución<br />
a la ornitología cubana<br />
(1876) expone: "Sobre esta especie<br />
no estaban conforme las opiniones<br />
de los naturalistas y de los<br />
habitantes de esta isla, pues existe<br />
la tradición de que habrá 100<br />
años más o menos, el coronel Don<br />
José Cramen [realmente Agustín<br />
Cramen, estuvo en <strong>Cuba</strong> entre<br />
1763-1779], Comandante de Ingenieros<br />
de La Habana, hizo traer de<br />
fuera a su costo codornices de ambos<br />
sexos y las soltó en las inmediaciones<br />
de La Habana, cerca del<br />
barrio de Guadalupe, entonces<br />
yermo, [extramuros, próximo a la<br />
Plaza del Vapor] en donde criaron<br />
y se extendieron primero hasta la<br />
Vuelta-abajo, dando la vuelta por<br />
el Sur y después hasta la Vueltaarriba,<br />
pero no llegaron al extremo<br />
oriental sino después que el<br />
Sr. Deán de la Catedral de Santiago<br />
de <strong>Cuba</strong> las pidió a La Habana
y soltó en aquellas inmediaciones,<br />
habrá de esto unos 70 años. Esta<br />
noticia me dio mi amigo Don José<br />
de la Luz Caballero". Así mismo<br />
agrega: "Tengo una opinión, pero<br />
sin pruebas, sobre la existencia de<br />
la especie cubana que es: La Codorniz<br />
no entra en los bosques y<br />
gusta las sabanas además del<br />
campo labrado, y como en la <strong>parte</strong><br />
occidental de la isla hay grandes y<br />
en el siglo pasado aún había bosques<br />
en terrenos que hoy son campos,<br />
etc., podría ser que la Codorniz<br />
fuera indígena y existiese antes en<br />
aquellas sabanas, de donde el<br />
Comandante Cramen pudo haber<br />
recibido algunos pares que soltaría<br />
después en terrenos antes<br />
montuosos y entonces desmontados<br />
y que según iba adelantando<br />
el desmonte, adelantaba también<br />
la propagación de la especie. Después<br />
de éste pudo el Deán ya buscar<br />
pares en la vecindad de La<br />
Habana. Repito que es solamente<br />
una suposición mía sin prueba. No<br />
esta conocido de donde procedían<br />
los de Cramen".<br />
Bond (Birds of the West Indies,<br />
1986) opina que "la codorniz parece<br />
haber sido originalmente introducida<br />
en <strong>Cuba</strong>, aunque la raza<br />
cubanensis está justamente caracterizada.<br />
La subespecie cubana se<br />
ha establecido en la Republica<br />
Dominicana, y las formas continentales<br />
donde quiera en las restantes<br />
islas antillanas". García (Las<br />
aves de <strong>Cuba</strong>, 1987) plantea que<br />
"posiblemente fue introducida por<br />
los aborígenes cubanos, si es que<br />
realmente no es un animal endémico<br />
de <strong>Cuba</strong>", agrega además<br />
que en otras islas antillanas fue introducida<br />
recientemente (Andros,<br />
Nueva Providencia, Eleuthera, La<br />
Española, Puerto Rico, St. Croix y,<br />
aparentemente de manera infructuosa,<br />
en otras islas del área).<br />
Los ornitólogos que han estudiado<br />
Colinus virginianus cubanensis<br />
están de acuerdo en que esta representa<br />
una subespecie cubana de<br />
la codorniz norteamericana (Colinus<br />
virginianus virginianus), mas opinan<br />
que la especie del continente varía<br />
y que la de Florida tiene diferencia<br />
de las que se encuentran en los estados<br />
más septentrionales (García,<br />
1987, ob. cit.). El paleornitólogo norteamericano<br />
Storrs L. Olson nos ha<br />
comunicado recientemente (octubre,<br />
2002) su criterio: Es seguro que<br />
Colinus no arribó a <strong>Cuba</strong> por ninguna<br />
de las vías naturales. "La raza<br />
cubanensis es usualmente considerada<br />
como muy similar a ciertas<br />
poblaciones del Sur de México y<br />
creo que fue introducida desde<br />
aquí por los españoles en la época<br />
colonial. Posteriormente se<br />
BREVES del boletín<br />
Restos óseos de codorniz (Colinus virginianus cubanensis). Al centro fragmentos de húmero y<br />
tarsometatarso arquelógicos; a los lados material comparativo actual<br />
mezcló con otras razas igualmente<br />
introducidas desde Florida y<br />
Texas, como planteó Barbour".<br />
En resumen, creemos que todas<br />
las evidencias señalan que es una<br />
especie introducida en tiempos<br />
históricos desde Norteamérica y<br />
que la posición sistemática de<br />
nuestra subespecie endémica<br />
debe ser revisada.<br />
Gabinete de Arqueología / 167
BREVES del boletín<br />
Arqueología de la Arquitectura:<br />
nuevas perspectivas para la investigación<br />
Por: Karen Mahé Lugo Romera y Sonia Menéndez Castro<br />
El Gabinete de Arqueología<br />
tuvo el privilegio de contar con la<br />
presencia del doctor Roberto<br />
Parenti, respondiendo a una invitación<br />
que le hiciera la dirección<br />
de este centro a través del Programa<br />
de Desarrollo Humano Local<br />
(PDHL), perteneciente a la Organización<br />
de Naciones Unidas.<br />
El profesor Parenti, destacado arquitecto<br />
y arqueólogo, im<strong>parte</strong> clases<br />
en la Facultad de Letras y<br />
Filosofía de la Universidad de Siena<br />
y ha desarrollado una encomiable<br />
labor en el campo de la Arqueología<br />
de la Arquitectura, especialidad<br />
en la cual es considerado uno de<br />
sus pioneros.<br />
Esta disciplina, surgida en Italia<br />
durante los años setenta, cuenta<br />
ya con más de dos décadas de<br />
aplicación en ese país y aporta un<br />
herramental analítico imprescindible<br />
para el registro arquitectónico<br />
en función de la investigación arqueológica.<br />
Sus enunciados se<br />
apoyan, básicamente, en la lectura<br />
de las fases históricas que conforman<br />
determinado patrimonio<br />
edilizio. Estas transformaciones se<br />
manifiestan de acuerdo con los<br />
principios de la Estratigrafía y por<br />
tanto son sensibles de ser tratadas<br />
por un método arqueológico.<br />
Su aplicación, sin lugar a dudas,<br />
enriquece el conocimiento que se<br />
pueda obtener sobre los contextos<br />
intervenidos, pues además de<br />
analizarse la Estratigrafía horizontal,<br />
se registra —con metodología<br />
análoga— la Estratigrafía vertical,<br />
o sea, la identificación y estudio<br />
168 / Gabinete de Arqueología<br />
de las unidades estratigráficas que<br />
conforman las distintas acciones<br />
humanas en el edificio histórico.<br />
Teniendo como propósito relacionar<br />
esta disciplina con otros presupuestos<br />
metodológicos adoptados<br />
en investigaciones arqueológicas<br />
realizadas en la ciudad, el profesor<br />
Parenti ofreció un curso de<br />
entrenamiento donde se abordaron<br />
temas y criterios esenciales<br />
para la restauración. Consistió<br />
este, además, en la práctica de lecturas<br />
estratigráficas en paramentos<br />
que forman <strong>parte</strong> del Centro<br />
Histórico como el Castillo de San<br />
Salvador de la Punta, la Catedral<br />
de La Habana, y otros de carácter<br />
doméstico.<br />
El doctor Roberto Parenti ha<br />
creado las bases teóricas y metodológicas<br />
para el estudio de esta<br />
materia y es autor de una extensa<br />
obra científica —se destacan sus<br />
artículos en la revista Archeologia<br />
dell´ Architettura, primera publicación<br />
seriada que ha tratado el tema<br />
desde 1996 de modo sistemático—<br />
por lo que su consulta se vuelve<br />
obligada en tanto ha permitido vincular<br />
estrecha y coherentemente<br />
la labor de dos profesiones: Arqueología<br />
y Arquitectura. Del mismo<br />
modo ha sabido mostrar que<br />
sólo la necesaria e indispensable<br />
integración de ambas ciencias<br />
conseguirá que las paredes nos<br />
cuenten sus historias.
Reserva de la biosfera Baconao<br />
Por: Iosvany Hernández Mora<br />
El Centro Oriental de Ecosistemas<br />
y Biodiversidad de Santiago de <strong>Cuba</strong>,<br />
desarrolla un proyecto para lograr<br />
una protección más efectiva del<br />
patrimonio cultural asociado a la<br />
biodiversidad en las áreas protegidas<br />
de la Reserva de la Biosfera<br />
Baconao, bajo la dirección del<br />
arqueólogo José Jiménez Santander.<br />
Entre las tareas de mayor urgencia<br />
se encuentran la identificación,<br />
localización exacta y<br />
mapificación de cada uno de<br />
sus bienes patrimoniales, precisar<br />
los procesos antrópicos o<br />
naturales que puedan provocar un<br />
impacto negativo para la preservación<br />
del sitio y su entorno, así<br />
como incluir en los planes de educación<br />
ambiental la importancia de<br />
la conservación de estos espacios-<br />
Para ello, al concluir el proyecto,<br />
se harán propuestas de planes de<br />
manejo que tengan en cuenta los<br />
elementos históricos en conjunción<br />
con las riquezas naturales.<br />
Mediante búsquedas bibliográficas,<br />
estudios de documentos y<br />
revisión de archivos se pretende<br />
compilar toda la información histórica,<br />
arqueológica y de contenido<br />
social vinculada al territorio y<br />
determinar los hechos que se desarrollaron<br />
en la región, o los que<br />
ejercieron cierta influencia sobre<br />
el entorno. Con todo ello se conformará<br />
la historia de la Reserva,<br />
desde la entrada de los primeros<br />
grupos aborígenes, las inmigraciones<br />
de colonos afrohaitianos y las<br />
guerras de independencia, hasta<br />
la época revolucionaria, vinculada<br />
a la trayectoria económica de<br />
la zona, las inversiones de capital<br />
extranjero, fundamentalmente en<br />
la minería, los ferrocarriles y la industria<br />
del café; la caracterización<br />
y estudio de los valores de la Reserva<br />
Ecológica Siboney Justicí,<br />
de la Reserva Natural El Retiro y<br />
del Paisaje Natural Gran Piedra.<br />
En cada una de las unidades<br />
se realizará un análisis pormenorizado<br />
para cada valor presente<br />
que incluirá, para los sitios de la<br />
etapa aborigen, estudios anteriores,<br />
rutas migratorias y arribo a<br />
estas zonas; determinación de la<br />
magnitud del sitio, colecta de material,<br />
filiación cultural, mitología,<br />
sistema de asentamiento y explotación<br />
del medio. Para los sitios<br />
coloniales como ruinas de haciendas<br />
cafetaleras, ingenios,<br />
minas, ferrocarriles, batallas y<br />
BREVES del boletín<br />
Ruina de hacienda cafetalera en la Reserva<br />
desembarcos, se trabajará en la<br />
determinación del estado actual,<br />
historia, magnitud y valores históricos<br />
que existen.<br />
Las propuestas para el uso<br />
acertado, conservación y conducción<br />
sostenible de cada uno de los<br />
sitios históricos de la Reserva, se<br />
harán a partir de su detallada caracterización.<br />
Gabinete de Arqueología / 169
BREVES del boletín<br />
Exposiciones<br />
Por: Antonio Quevedo Herrero<br />
Como <strong>parte</strong> del proyecto para<br />
divulgar los trabajos arqueológicos<br />
efectuados por los museos<br />
municipales en la provincia La<br />
Habana, en colaboración con grupos<br />
de aficionados a las ciencias<br />
y miembros de la Sociedad Espeleológica,<br />
el Gabinete de Arqueología,<br />
la Dirección de Patrimonio<br />
Cultural en la provincia La<br />
Habana y el Museo de San José<br />
de las Lajas, realizaron la muestra<br />
transitoria "Fragmentos de un pasado<br />
mestizo. Arqueología Lajera",<br />
que estaría dedicada al grupo<br />
espeleoarqueológico Combate de<br />
Moralitos, que cuenta con treinta<br />
años de continua actividad científica<br />
en ese territorio y ha creando<br />
la colección expuesta, que lleva su<br />
nombre.<br />
Entre las piezas sobresalen<br />
dos cuentas de collar en madera<br />
Sabicú (Lysiloma latisiqua), exhumadas<br />
en el sitio Managuaco I (Solapa<br />
del Hueso), únicas en su<br />
género y relativas a la etapa<br />
preagroalfarera cubana. También<br />
aparecen pendientes y cuentas de<br />
concha, un colgante elaborado en<br />
diente de tiburón y un caracol<br />
Strombus gigas convertido en<br />
guamo o fotuto, todos recuperados<br />
durante campañas arqueológicas<br />
entre 1995 y 1997 en Bacuranao I<br />
(Cueva del Infierno), importante sitio<br />
funerario preagroalfarero, localizado<br />
en las cercanías de la<br />
comunidad Pedro Pí.<br />
Además se exhibieron elementos<br />
correspondientes a la fundación<br />
del pueblo lajero hacia finales<br />
del siglo XVIII, e instrumentos agrí-<br />
170 / Gabinete de Arqueología<br />
colas y domésticos hallados en sitios<br />
con presencia de negros cimarrones,<br />
así como cadenas y grilletes<br />
vinculados a ingenios y cafetales<br />
coloniales. Dibujos de la Región<br />
Pictográfica Guara, con importantes<br />
pinturas rupestres postcolombinas<br />
que muestran la cacería de<br />
bóvidos; fotografías decimonónicas<br />
(copias) donde se observan edificios<br />
y espacios públicos, y planos<br />
de las excavaciones arqueológicas<br />
complementaron la exposición.<br />
La inauguración de la muestra<br />
estuvo a cargo de Roger Arrazcaeta<br />
Cuentas de collar en<br />
madera Sabicú<br />
Delgado, director del Gabinete de Arqueología,<br />
con la presencia de María<br />
M. García Santana, directora de Patrimonio<br />
Cultural en provincia La Habana,<br />
el arqueólogo doctor Gabino<br />
La Rosa Corzo, Jorge Garcel, ex director<br />
del Museo Municipal de San<br />
José de las Lajas, otros funcionarios<br />
provinciales, y un público interesados<br />
en la temática.<br />
La curaduría y montaje fueron<br />
realizados por los especialistas del<br />
Gabinete de Arqueología y del Museo<br />
de San José de Las Lajas.
Estudios arqueológicos en Teniente Rey no. 159<br />
Por: Alejandro Nolasco Serna<br />
Al Gabinete de Arqueología se<br />
le asignó la tarea de realizar el<br />
estudio histórico arqueológico de<br />
la casa sita en Teniente Rey, esquina<br />
Aguiar, también conocida<br />
como casa Prat Puig, nombre que<br />
recibe por ser mencionada por<br />
este reconocido investigador en su<br />
libro El Pre barroco en <strong>Cuba</strong> como<br />
el modelo arquitectónico de dicho<br />
estilo en la Isla.<br />
Se contaba de antemano con la<br />
investigación realizada por la licenciada<br />
Rosalía Oliva, donde se pudo<br />
constatar que la información más<br />
antigua existente es del año 1704,<br />
pero del documento se infiere que<br />
la casa se había hecho antes de esta<br />
fecha. No obstante dicha construcción<br />
presenta las características típicas<br />
del siglo XVIII, es decir, planta<br />
baja de forma rectangular y un cuarto<br />
esquinero en la planta alta. Teniendo<br />
ya la pesquisa histórica no<br />
nos quedaba más que comenzar la<br />
labor arqueológica.<br />
Esta práctica en general se<br />
divide en dos momentos o etapas;<br />
la lectura estratigráfica del inmueble<br />
y las excavaciones propiamente<br />
dichas, pero al encontrarse<br />
la casa habitada en el momento<br />
de nuestro estudio se decidió comenzar<br />
por las intervenciones en<br />
el pequeño patio trasero.<br />
La metodología utilizada en estas<br />
excavaciones fue la establecida<br />
por el Gabinete de Arqueología,<br />
que se basa en el registro de unidades<br />
estratigráficas simples y la<br />
interpretación e identificación de<br />
los niveles de deposición provo-<br />
cados por las actividades tanto<br />
antrópicas como naturales.<br />
Se identificaron varios niveles<br />
de pavimento, canales de desagüe,<br />
tres letrinas con profusión de restos<br />
de vajillas y alimentos de los siglos<br />
XVIII y XIX y un pozo gemelo, llamado<br />
así porque daba servicio a dos casas,<br />
y del cual sabemos se dejó de<br />
utilizar en algún momento del siglo<br />
XIX porque el relleno de tierra y todas<br />
las evidencias halladas se fechan<br />
en la segunda mitad del mismo.<br />
BREVES del boletín<br />
Las labores realizadas fueron<br />
apoyadas por un grupo de arqueólogos<br />
de la Empresa de Restauración<br />
de Monumentos, los que<br />
dirigidos por el Gabinete de Arqueología,<br />
comenzaron a trabajar<br />
en la zona del traspatio poniendo al<br />
descubierto antiguas estructuras<br />
que enriquecen el conocimiento<br />
histórico sobre la evolución de<br />
esta casa, contribuyendo así con<br />
el proceso de restauración.<br />
Gabinete de Arqueología / 171
BREVES del boletín<br />
Trabajos arqueológicos en la Catedral de Vitoria<br />
Por: Lisette Roura Álvarez y Omar Dieppa Castellanos<br />
En las excavaciones arqueológicas<br />
que se realizan en la Catedral<br />
de Santa María de Vitoria,<br />
ubicada en esa ciudad del País<br />
Vasco, España, participaron los<br />
autores de esta información.<br />
Nuestra intervención tuvo un<br />
carácter de entrenamiento en la<br />
metodología que hemos estado<br />
implementando en el Gabinete de<br />
Arqueología, basada en los principios<br />
de la Matrix Harris, aplicable<br />
tanto a las excavaciones como a<br />
la Arquitectura. Este intercambio<br />
de conocimientos tuvo lugar gracias<br />
al apoyo del doctor Agustín<br />
Azcarate, catedrático de la Universidad<br />
del País Vasco y a su equipo<br />
de trabajo.<br />
La Catedral de Santa María,<br />
construida en el siglo VIII, fue erigida<br />
sobre un promontorio en el que<br />
se encontraba la antigua aldea de<br />
Gastéis. Nuestra labor principal<br />
consistió en la realización de excavaciones<br />
de los enterramientos<br />
practicados desde entonces hasta<br />
el siglo XIX, en las naves central<br />
y laterales del templo. Una vía sacra<br />
de piedra, construida a principios<br />
del siglo XX, se presentó<br />
cortando el encajonado y los<br />
enterramientos del siglo XVIII, estos<br />
a su vez, a los del siglo XVII y así<br />
sucesivamente. Los restos se hallaban<br />
dispuestos con los pies<br />
hacia el ábside, acompañados por<br />
cuentas de rosarios, monedas, zapatos<br />
y restos de tejidos, datados<br />
en el siglo XVIII; poseían encima o debajo<br />
fragmentos de platos de cerámica.<br />
Los sacerdotes aparecían<br />
siempre con los pies hacia la en-<br />
172 / Gabinete de Arqueología<br />
trada principal, o sea, en posición<br />
inversa con respecto a los demás<br />
individuos. Usualmente se conservaban<br />
sus ropas y en dos casos<br />
tenían un cáliz de madera entre<br />
sus manos sobre el pecho.<br />
Los restos más antiguos, probablemente<br />
de los siglos XIII al XV se<br />
hallaban al noroeste, sin una disposición<br />
aparente y dentro de los<br />
hallazgos más importantes sobre-<br />
salen las huellas de dos iglesias<br />
anteriores, ubicadas casi en el mismo<br />
lugar pero con una orientación<br />
diferente.<br />
Esperamos que este intercambio<br />
científico continúe, pues resulta<br />
una provechosa manera de<br />
enriquecer nuestros conocimientos<br />
y tener la oportunidad de intervenir<br />
en sitios mucho más antiguos<br />
que los existentes en nuestro país.
Salvaguardando la historia<br />
Por: Annia Martín Fernández<br />
La casa de la calle Teniente Rey<br />
no. 159, esquina Aguiar, escogida<br />
por el doctor F. Prat Puig para su<br />
estudio y descripción en el libro El<br />
Pre Barroco en <strong>Cuba</strong>, no quedó<br />
exenta de la costumbre de decorar<br />
los muros durante los siglos XVIII<br />
y XIX. En varios de sus locales se<br />
advierte la presencia de la pintura<br />
mural, como es el caso del cuarto<br />
mirador (esquinero de la planta<br />
alta), donde las pinturas aplicadas<br />
en épocas recientes se desprendieron<br />
dejando entrever las cenefas<br />
multicolores que adornaron hace<br />
muchos años la estancia.<br />
Pero es en la galería que se<br />
encuentra al fondo del patio donde<br />
se trabajó de manera sistemática.<br />
Allí descubrimos un mural<br />
cubierto casi en su totalidad por<br />
disímiles capas pictóricas, seriamente<br />
afectadas por la humedad<br />
a falta de una techumbre que lo<br />
protegiera, lo cual había acelerado<br />
su deterioro.<br />
Ubicado a todo lo largo del paramento,<br />
por encima de las tres<br />
puertas de acceso a la habitación<br />
que conduce al traspatio, este conjunto<br />
presenta, en ambos extremos,<br />
sencillos motivos florales,<br />
mientras que el centro lo ocupa un<br />
hermoso paisaje, que por su buena<br />
factura y ser el más afectado,<br />
fue el primero en recibir un tratamiento<br />
conservativo.<br />
La separación de un monumento<br />
o <strong>parte</strong> de este del medio en que<br />
está situado, sólo se concibe cuando<br />
la salvaguarda del mismo lo<br />
exige, y en este caso el riesgo de<br />
perder la pintura, por el deterioro<br />
de sus morteros, las grietas y la<br />
gran separación entre revoque y<br />
enlucido, precisa su traslado hacia<br />
un nuevo soporte empleando la<br />
técnica del estaco, consistente en<br />
desprender la pintura con su enlucido<br />
del sustrato, con la ventaja de<br />
que conserva sus cualidades intrínsecas<br />
luego de la separación.<br />
Después de seguir las normas<br />
y pasos previos, se realizó el<br />
estaco, con la dirección y asesoría<br />
del especialista en restauración,<br />
profesor Ángel Bello, del Gabine-<br />
BREVES del boletín<br />
te de Restauración y Conservación<br />
de la Oficina del Historiador de la<br />
Ciudad y la colaboración del Centro<br />
de Conservación y Restauración<br />
de Monumentos (CENCREM).<br />
Este mural se exhibe temporalmente<br />
en las salas del Museo del<br />
Gabinete de Arqueología hasta su<br />
retorno a su ubicación original, una<br />
vez concluida la restauración de dicho<br />
inmueble. Imágenes de esta<br />
pintura pueden apreciarse en la sección<br />
Catálogo Habanero en este<br />
número.<br />
Gabinete de Arqueología / 173
BREVES del boletín<br />
Excavación en la Casa Aguilera<br />
Por: Aneli Prado Flores<br />
Un equipo del Gabinete de Arqueología<br />
estuvo enfrascado en<br />
las labores de excavación en la<br />
casa de Mercaderes no. 27, esquina<br />
a Amargura. La Casa Aguilera,<br />
como se le conoce, perteneció a<br />
varias familias notables de la ciudad<br />
y tomó el nombre que la identifica<br />
del apellido de sus últimos<br />
habitantes, quienes fundan en 1874<br />
la Compañía Mercantil Aguilera,<br />
cuya tarja de bronce todavía la anuncia<br />
en la fachada del domicilio.<br />
El principal objetivo era determinar<br />
qué función pudo tener el<br />
área actualmente ocupada por el<br />
traspatio, que cubre unos 9.30 m<br />
por 5.70 m. Se decidió hacer una<br />
excavación extensiva, usando el<br />
método estratigráfico y el registro<br />
y excavación por contexto simple.<br />
Aplicando la misma técnica se realizó<br />
la lectura de paramentos en<br />
varias estancias del inmueble.<br />
Lo primero que se encontró fueron<br />
unos sillares que conforman uno<br />
de los muros de una letrina muy alargada<br />
cuyas características rompen<br />
los cánones de todas las excavadas<br />
en el Centro Histórico. Las piezas extraídas<br />
datan de los siglos XVIII y XIX.<br />
Otros rasgos arqueológicos<br />
Las estructuras halladas fueron un<br />
pozo para desechos y un muro de piedra,<br />
ambos muy cercanos a la letrina.<br />
Las piezas rescatadas de este pozo<br />
datan del siglo XVIII.<br />
Tres huellas de poste y un relleno<br />
de tierra con materiales antrópicos del<br />
siglo XVI fueron los hallazgos más antiguos<br />
en el área de excavación.<br />
174 / Gabinete de Arqueología<br />
Durante el levantamiento estrátigráfico<br />
de las paredes, se pudo definir<br />
claramente tres momentos de<br />
reconstrucción y transformación del<br />
edificio, sobresaliendo tres fases de entresuelo<br />
en la galería derecha de la<br />
casa.<br />
En la actualidad se lleva a cabo la<br />
limpieza, restauración y estudio de<br />
los materiales para su exposición in<br />
situ, así como el análisis estratigráfico<br />
de la excavación y la lectura de las<br />
paredes. Finalmente se prepara un informe<br />
científico de todo el trabajo, y<br />
quedarán expuestas las principales evidencias<br />
encontradas, acompañadas de<br />
una presentación museográfica.<br />
Vista general de la excavación<br />
Ejemplo de los<br />
cambios estructurales<br />
que sufrió la casa
Acelia Rodríguez Bécquer: Especialista en<br />
Pintura Mural (GA OHCH)<br />
Adriana Suárez Cairo: Investigadora<br />
agregada. Centro de Antropología, CITMA<br />
Alejandro Nolasco Serna: Especialista en<br />
Arqueología Histórica. Empresa de<br />
Restauración de Monumentos (OHCH)<br />
Alessandro López Pérez: Especialista en<br />
Arqueología Subacuática (GA OHCH)<br />
Aneli Prado Flores: Especialista en<br />
Arqueología Histórica (GA OHCH)<br />
Ania Martín Fernández: Especialista en<br />
Pintura Mural (GA OHCH)<br />
Antonio Quevedo Herrero: Director del<br />
Museo de Arqueología. Conservador de<br />
piezas arqueológicas (GA OHCH)<br />
Azul Sánchez Triana: Especialista en<br />
Pintura Mural (GA OHCH)<br />
Beatriz Rodríguez Basulto: Licenciada en<br />
Historia (GA OHCH)<br />
Carlos Alberto Hernández Oliva:<br />
Especialista en Arqueología Histórica.<br />
Empresa privada de restauración de<br />
monumentos históricos, Burgos, España<br />
Carlos de la Rosa Graell: Perito<br />
Numismático (1951-2001)<br />
Carlos Díaz Guanche: Aspirante a<br />
investigador. Centro de Investigaciones y<br />
Servicios Ambientales, ECOVIDA, CITMA<br />
Carlos Rafael Rosa Saavedra: Investigador<br />
agregado. Centro de Investigaciones y<br />
Servicios Ambientales, ECOVIDA, CITMA<br />
Craig Willians: Ingeniero civil. Buzo.<br />
Vancouver, Canadá<br />
Daniel E. Vasconcellos Portuondo:<br />
Investigador histórico (GA OHCH)<br />
Delia Lassales Herrera: Aspirante a<br />
Investigadora. Centro de Antropología,<br />
CITMA<br />
Edward Cecil Harris: Doctor en<br />
Arqueología. Director del Museo Marítimo<br />
de Bermudas. Bermudas.<br />
DE LOS AUTORES<br />
Enrique Manuel Alonso Alonso: Doctor en<br />
Ciencias Históricas. Centro de Investigaciones<br />
y Servicios Ambientales, ECOVIDA, CITMA<br />
Esperanza Blanco Castillo: Técnica auxiliar.<br />
Centro de Investigaciones y Servicios<br />
Ambientales, ECOVIDA, CITMA<br />
Freddy Navarro: Ingeniero Geofísico.<br />
SERMAR, MINFAR<br />
Heriberto Jiménez Moreno: Licenciado en<br />
Microbiología (GA OHCH)<br />
Iosvany Hernández Mora: Licenciado en<br />
Ciencias Sociales (GA OHCH)<br />
Jorge Luis Ruiz Licor: Técnico auxiliar.<br />
Centro de Investigaciones y Servicios<br />
Ambientales, ECOVIDA, CITMA<br />
José M. Torres Pico: Licenciado en<br />
Microbiología, zooarqueólogo (GA OHCH)<br />
Joyce Rossi Álvarez: Especialista en<br />
Arqueología Histórica (GA OHCH)<br />
Karen Mahé Lugo Romera: Especialista en<br />
Arqueología Histórica (GA OHCH)<br />
Lisette Roura Álvarez: Especialista en<br />
Arqueología Histórica (GA OHCH)<br />
Liz B. Marichal García: Investigadora<br />
agregada. Centro de Antropología, CITMA<br />
Lois Ángel Urgellés Navarro: Licenciado<br />
en Microbiología (GA OHCH)<br />
Lourdes Campos Gutiérrez: Técnica en<br />
Bibliotecología y Museología (GA OHCH)<br />
Lourdes S. Domínguez González: Doctora<br />
en Ciencias Históricas, MSc. en Arqueología<br />
de la Universidad de La Habana. Asesora (GA<br />
OHCH)<br />
María Rosa González Sánchez:<br />
Especialista en Arqueología. Centro de<br />
Investigaciones y Servicios Ambientales,<br />
ECOVIDA, CITMA<br />
Melba Pérez González: Investigadora<br />
agregada. Centro de Antropología, CITMA<br />
Micelys Torres Sánchez: Licenciada en<br />
Bioquímica. Ministerio de Cultura<br />
Omar B. Dieppa Castellanos: Especialista<br />
en Arqueología Histórica (GA OHCH)<br />
Osvaldo Jiménez Vázquez: Paleontólogo.<br />
Instituto de Ecología y Sistemática, CITMA<br />
Pedro Paulo A. Funari: Doctor en<br />
Arqueología. Profesor de la<br />
Universidad de Campinas, Estado de Sao ~<br />
Paulo, Brasil<br />
Ramón Dacal Moure: MSc. en Arqueología<br />
(1928-2003)<br />
Rebecca O. Linsuaín: Licenciada en Historia<br />
(GA OHCH)<br />
Roberto Valcárcel Rojas: MSc., Investigador del<br />
Departamento Centro-Oriental de Arqueología,<br />
CITMA<br />
Roger Arrazcaeta Delgado: Director del<br />
Gabinete de Arqueología. Especialista en<br />
Arqueología Histórica (GA OHCH)<br />
Rolando Crespo Díaz: Zooarqueólogo (GA<br />
OHCH)<br />
Rubén Berrayarza: Especialista en<br />
Arqueología Subacuática. Empresa CARISUB<br />
Sandra Páez Rosabal: Especialista en<br />
Pintura Mural (GA OHCH)<br />
Sebastián Robiou Lamarche: Ingeniero y<br />
Arqueólogo. Puerto Rico<br />
Sonia Menéndez Castro: Especialista en<br />
Arqueología Histórica (GA OHCH)<br />
Tania González Yanes: Especialista en<br />
Pintura Mural (GA OHCH)<br />
Ted Hill: Arqueólogo subacuático.<br />
Vancouver, Canadá<br />
Yutneli Benítez Márquez: Licenciada en<br />
Historia (GA OHCH)<br />
Gabinete de Arqueología / 175
GABINETE Y MUSEO DE ARQUEOLOGÍA<br />
El Gabinete y Museo de Arqueología de la Oficina del Historiador de La Ciudad de La Habana exhiben<br />
importantes piezas recuperadas en las excavaciones del Centro Histórico de la capital; cuentan también<br />
con salas dedicadas a las culturas precolombinas de <strong>Cuba</strong>, Perú, Ecuador y Centroamérica. Se pueden<br />
solicitar visitas dirigidas y recorridos por sitios donde es posible intercambiar con los arqueólogos y<br />
restauradores de pintura mural inmersos en sus faenas.<br />
La institución ofrece además conferencias, sesiones de videos, cursos y entrenamientos especializados<br />
en Arqueología Histórica, y servicio de biblioteca en temas como Arqueología cubana e internacional,<br />
Historia, Conservación y Restauración de bienes culturales y Pintura Mural, entre otros afines a su<br />
actividad.<br />
Horario de Biblioteca: lunes a viernes de 8:30 a.m. a 5:00 p.m.<br />
Horario de visitas libres al Museo: martes a sábado de 9:00 a.m. a 5:00 p.m. y domingos de 9:00 a.m. a 1:00 p.m.<br />
Calle Tacón no. 12 e/ O´Reilly y Empedrado. La Habana Vieja.<br />
Ciudad de La Habana, <strong>Cuba</strong>, C. P. 10100.<br />
Telf.: 861-4469. E-mail: gabinete@arqueología.ohch.cu<br />
176 / Gabinete de Arqueología