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1 parte - Cuba Arqueológica

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Director General Dr. Eusebio Leal Spengler<br />

Dirección Editorial Roger Arrazcaeta Delgado<br />

Edición Lic. Olga Montalván Lamas<br />

y Lic. María Eugenia Fernández de la Llera<br />

Comité Editorial Antonio Quevedo Herrero,<br />

Carlos A. Hernández Oliva, Ivalú Rodríguez Gil,<br />

Lisette Roura Álvarez, Lic. Carmen Lezcano<br />

Montes, Lic. Rebecca O. Linsuaín, Daniel<br />

Vasconcellos Portuondo y Osvaldo Jiménez<br />

Vázquez.<br />

Consejo Científico Dr. Eusebio Leal Spengler,<br />

MSc. César García del Pino, Lic. Raida Mara<br />

Suárez Portal, Dra. Lourdes Domínguez<br />

González, Dr. Gabino La Rosa Corzo, Dra. Raquel<br />

Carreras Rivery, MSc. Alfredo Rankin Santander<br />

y MSc. Roberto Valcárcel Rojas.<br />

Asesoría Lic. Pedro Juan Rodríguez<br />

y Lic. Juliet Barclay<br />

Traducción Lic. Juliet Barclay<br />

y Lic. Dania Hernández Perdices<br />

Diseño D.I. Themis García Ojeda<br />

Fotografía Francisco F. Navarrete Quiñonez<br />

y Lic. Néstor Martí Delgado<br />

Colaboradora Alina L. Velásquez Margüenda<br />

Los autores de los artículos asumen la<br />

responsabilidad de sus criterios<br />

Correspondencia y canje<br />

Gabinete de Arqueología, Oficina del Historiador<br />

de la Ciudad de La Habana, Tacón no. 12, entre<br />

O´Reilly y Empedrado, La Habana Vieja,<br />

Código Postal 10 100, Ciudad de La Habana,<br />

<strong>Cuba</strong><br />

Telfs. 861-4469 y 860-4298<br />

E-mail gabinete@arqueologia.ohch.cu<br />

Esta es una publicación del Gabinete de<br />

Arqueología de la Oficina del Historiador de la<br />

Ciudad de La Habana<br />

Imagen de la cubierta: Sección hipotética de<br />

una estructura edilicia con sus unidades<br />

estratigráficas. Cortesía del Dr. Edward C. Harris,<br />

tomado de Martin Davies: "The application of the<br />

Harris Matrix to the recording of standing<br />

structures", en Edward C. Harris, Marley R.<br />

Brown III and Gregory J. Brown (Edit.):<br />

Practices of Archaeological Stratigraphy,<br />

Academic Press Limited, London, 1993, p.172.<br />

Además, aparecen imágenes de una piedra<br />

tricúspide con figura de serpiente y de un buzo<br />

empleando un detector de metales en una<br />

prospección en el Noreste de La Habana.<br />

ISSN: 1680-7693<br />

iguiendo la línea directriz de los boletines<br />

anteriores, continuamos desarrollando este<br />

empeño en dos vertientes fundamentales. En<br />

primer lugar profundizar en sus aspectos distintivos y<br />

agregar nuevos campos temáticos acordes con el<br />

alcance pretendido, tal es el caso de la sección<br />

denominada Pensamiento Arqueológico, coordinada<br />

por la doctora Lourdes S. Domínguez, asesora del<br />

Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador.<br />

La misma se propone divulgar artículos de contenido<br />

teórico o metodológico, que expresen algunos desarrollos<br />

de la Arqueología reciente o establezcan<br />

criterios comparativos a nivel disciplinar, o donde se<br />

expliquen las potencialidades y resultados en campos<br />

puramente arqueológicos o asociados a esta ciencia.<br />

Con todo, si bien el título de la sección antes enunciada<br />

no especifica un área geográfica, ella dirigirá su<br />

principal interés a la América Latina, aunque también<br />

se incluirán trabajos significativos de otros países, pues<br />

una buena <strong>parte</strong> de la literatura especializada y de los<br />

distintos progresos en Arqueología provienen de<br />

Europa y Norteamérica. Además se prosigue laborando<br />

en la creación de un diseño cuya factura estética se<br />

adecue al carácter científico de esta publicación.<br />

En el presente número podrán leerse trabajos de<br />

científicos cubanos y extranjeros, muchos de ellos<br />

novedosos y que constituyen relevantes aportes a la<br />

ciencia. Los temas abordan, entre otros, tópicos como<br />

la Arqueología Estratigráfica, excavaciones en sitios<br />

urbanos, mitología taína, Arqueología Subacuática,<br />

indagaciones sobre nuestras culturas aborígenes,<br />

investigación histórica y pintura mural colonial.<br />

El Comité Editorial expresa su agradecimiento al<br />

distinguido arqueólogo Edward C. Harris, director del<br />

Museo Marítimo de Bermudas, por su excelente e<br />

importante escrito sobre la Arqueología Estratigráfica;<br />

asimismo, nuestra gratitud para los científicos Pedro<br />

Pablo Funari, de Brasil, y Sebastián Robiou, de Puerto<br />

Rico, por sus valiosas contribuciones a este número. A<br />

los especialistas cubanos, y particularmente a los<br />

colegas del Gabinete de Arqueología, también va<br />

nuestro sincero agradecimiento.<br />

Director Editorial<br />

Gabinete de Arqueología / 1


Contenido<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

Guanabacoa: "una experiencia india" en nuestra<br />

colonización / Lourdes S. Domínguez González / 4<br />

Prospección arqueológica subacuática en el<br />

Noreste de La Habana / Rubén Berrayarza,<br />

Freddy Navarro, Ted Hill y Craig Willians / 12<br />

Evidencias numismáticas en sitios<br />

arqueológicos de La Habana Vieja / Carlos de<br />

la Rosa Graell y Roger Arrazcaeta Delgado / 19<br />

Rescate arqueológico en Mercaderes no. 15 /<br />

Aneli Prado Flores, Joyce Rossi Álvarez y Roger<br />

Arrazcaeta Delgado / 31<br />

La sustitución de las maderas ibéricas por las<br />

autóctonas cubanas en la construcción naval /<br />

Alessandro López Pérez / 41<br />

La Gran Serpiente en la mitología taína / Sebastián<br />

Robiou Lamarche / 51<br />

Banes precolombino. Seis siglos de ocupación<br />

agricultora / Roberto Valcárcel Rojas / 59<br />

Arqueología precolombina del municipio<br />

Boyeros / Rolando Crespo Díaz y Osvaldo<br />

Jiménez Vázquez / 67<br />

<strong>Cuba</strong>: Estudios de Maestría en Arqueología /<br />

Ramón Dacal Moure / 75<br />

PENSAMIENTO arqueológico<br />

La estratigrafía de las estructuras en pie /<br />

Edward Cecil Harris / 79<br />

2 / Gabinete de Arqueología<br />

La Arqueología Histórica en una perspectiva<br />

mundial / Pedro Paulo A. Funari / 88<br />

Breve arqueología de las principales corrientes<br />

de interpretación mitológica / Iosvany Hernández<br />

Mora y Micelys Torres Sánchez / 92<br />

HISTORIA<br />

La Flota de Tierra Firme del año 1556 / Carlos<br />

Alberto Hernández Oliva / 101<br />

San Pedro 352: Concurrencias arquitectónicas<br />

en un mismo espacio urbano / Rebecca O.<br />

Linsuaín / 109<br />

El memorable combate de Río Hondo / Enrique<br />

M. Alonso Alonso, Carlos Díaz Guanche, Carlos R.<br />

Rosa Saavedra, María R. González Sánchez,<br />

Esperanza Blanco Castillo y Jorge L. Ruiz Licor / 118<br />

Dos Casas en tres siglos / Beatriz Rodríguez<br />

Basulto / 123<br />

El Gran Hotel: historia y vida social / Yutneli<br />

Benítez Márquez / 131<br />

El Alejandría, fiel reflejo de un ingenio<br />

azucarero del siglo XIX/ Adriana Suárez Cairo y<br />

Liz B. Marichal García / 135<br />

Uniones consensuales en la dotación del<br />

ingenio-cafetal Angerona / Melba Pérez González<br />

y Delia Lassales Herrera / 142<br />

PINTURA MURAL<br />

Excepcionales pinturas murales en Tacón<br />

no. 12 / Azul Sánchez Triana, Tania González Yanes<br />

y Acelia Rodríguez Bécquer / 148


CATÁLOGO HABANERO<br />

Tania González Yanes y Sandra Páez Rosabal / 152<br />

PERSONALIDADES<br />

Doctor René Herrera Fritot / Daniel E.<br />

Vasconcellos Portuondo, Lois Ángel Urgellés<br />

Navarro y Heriberto Jiménez Moreno / 154<br />

NUESTRA COLECCIÓN<br />

Modelo Willow / Antonio Quevedo Herrero / 161<br />

BIBLIOTECA<br />

Lourdes M. Campos Gutiérrez / 163<br />

BREVES del boletín<br />

II Encuentro Iberoamericano Museo e Identidad<br />

Cultural / Daniel E. Vasconcellos Portuondo / 164<br />

Obituario / Carlos Alberto Hernández Oliva / 165<br />

Registro de vertebrados autóctonos en la<br />

casa del Marqués de Prado Ameno (siglos<br />

XVIII-XIX) / Osvaldo Jiménez Vázquez y José M.<br />

Torres Pico / 166<br />

Arqueología de la Arquitectura: nuevas<br />

perspectivas para la investigación / Karen Mahé<br />

Lugo Romera y Sonia Menéndez Castro / 168<br />

Reserva de la biosfera Baconao / Iosvany<br />

Hernández Mora / 169<br />

Exposiciones / Antonio Quevedo Herrero / 170<br />

Estudios arqueológicos en Teniente Rey no. 159 /<br />

Alejandro Nolasco Serna / 171<br />

Trabajos arqueológicos en la Catedral de<br />

Vitoria / Lisette Roura Álvarez y Omar Dieppa<br />

Castellanos / 172<br />

Salvaguardando la historia / Annia Martín<br />

Fernández / 173<br />

Excavación en la Casa Aguilera / Aneli Prado<br />

Flores / 174<br />

DE LOS AUTORES / 175<br />

Gabinete de Arqueología / 3


ARQUEOLOGÍA<br />

Guanabacoa:<br />

"una experiencia india" en nuestra colonización<br />

Por: Lourdes S. Domínguez González<br />

Resumen<br />

El pueblo de Guanabacoa, cercano a la villa de La<br />

Habana, resultó en el siglo XVI un lugar a donde<br />

fueron llevados los aborígenes que no tenían<br />

ubicación en la ciudad y en las cercanías.<br />

A este quehacer el coloniaje español le llamó<br />

"experiencia" y en verdad no fue otra cosa que<br />

un "pueblo de indios" o una reconcentración<br />

de indios después de terminadas las<br />

encomiendas. <strong>Arqueológica</strong>mente hablando,<br />

hasta el momento es poca la evidencia material<br />

indígena exhumada en Guanabacoa, pero en<br />

cambio sí se han encontrado innumerables<br />

muestras del periodo de contacto y<br />

transculturación, así como de la etapa colonial.<br />

Con los primeros intentos arqueológicos<br />

realizados hace una década, y los trabajos<br />

más recientes, recogidos en el presente<br />

artículo, se ha logrado un importante<br />

acercamiento a los orígenes del poblamiento<br />

aborigen de este territorio.<br />

Abstract<br />

During the XVI century, Guanabacoa (a village<br />

near Havana) became a ghetto for Indians<br />

unable to find shelter either within the city or<br />

in the surrounding countryside. They were<br />

forced to settle there by the Spanish colonists<br />

to provide a readily accessible workforce and a<br />

captive audience for Christian indoctrination.<br />

As a result of this process, referred to by the<br />

Spaniards as ‘The Experience’, Guanabacoa<br />

functioned for a time as an Indian village.<br />

Little archaeological evidence has been<br />

found of the Indian presence in the area, but<br />

many artefacts have been uncovered which<br />

date from that early period of contact and<br />

transculturation, and from the colonial period.<br />

By combining the results of archaeological<br />

investigations carried out ten years ago with<br />

those of recent research, this article<br />

illustrates the important understanding that<br />

has been gained of the characteristics of the<br />

aboriginal population of the area.<br />

4 / Gabinete de Arqueología<br />

<strong>Cuba</strong> fue la primera de las Islas<br />

de las Antillas Mayores en descubrirse,<br />

pero también la última en<br />

ser colonizada; cuando los españoles<br />

llegaron a nuestras costas habían<br />

experimentado, en gran medida,<br />

diferentes métodos de colonización,<br />

tanto en las tierras reconquistadas<br />

en el sur de España como en las Islas<br />

Canarias. (Colectivo autoral, 1994.)<br />

De la Factoría pensada por Colón<br />

se pasó con rapidez a la Colonia por<br />

poblamiento, organizándose de esta<br />

manera a los grupos autóctonos para<br />

el trabajo en una forma que al inicio<br />

se llamó "encomienda"; este sistema<br />

concebido en la Metrópoli pudo<br />

ser medianamente ideal en un primer<br />

momento, y en apariencias<br />

era humano y necesario, porque<br />

sólo se pedía a los aborígenes que<br />

se catequizaran. En realidad fue<br />

una repartición de hombres para<br />

con ellos establecer una esclavitud<br />

encubierta.<br />

Este método de aplicación dual<br />

se escudó en el mecanismo de la<br />

cristianización, mostrándolo como<br />

objetivo principal, recuérdese que<br />

España en ese momento era la<br />

campeona de la cristiandad, pero<br />

en verdad la única aspiración era<br />

organizar la población indígena<br />

para con ella abordar nuevos modos<br />

de laboreo, dándosele una<br />

apariencia legal a una cruel y<br />

despiadada explotación de su fuerza<br />

de trabajo.<br />

Entre 1524 y 1555 se lleva a cabo<br />

la fase continental de la conquista<br />

y colonización de América, pero<br />

dentro de este período, en 1542, se<br />

dictan las Leyes Nuevas y con ellas<br />

la abolición de las encomiendas,<br />

manifestándose la Corona sobre las<br />

mismas, como obsoletas y contradictorias.<br />

Esto fue el resultado de las<br />

presiones ejercidas en la Corte a tal<br />

efecto, por esta razón España determinó<br />

ensayar otros procedimientos<br />

con resultados similares; surgió así<br />

el Plan de la Experiencia, y se escogió<br />

a <strong>Cuba</strong> para su primera puesta<br />

en escena.<br />

Se adoptaron nuevas fórmulas<br />

para la creación de núcleos indígenas,<br />

ejemplificadas en los casos del<br />

Caney en Santiago de <strong>Cuba</strong> y de<br />

Guanabacoa en La Habana, para<br />

evitar su deambular por estas prominentes<br />

ciudades que a la sazón<br />

se disputaban la primacía de la Isla.<br />

Lo acontecido en este proceso<br />

de conquista y colonización, a partir<br />

de los sistemas experimentados<br />

y aplicados, alteró las normas y el<br />

equilibrio territorial e hizo bastante<br />

difícil el afán de reconcentrar de<br />

manera obligatoria a estos indios<br />

"vacos" o "vacantes" en reductos<br />

muy distintos a sus verdaderos<br />

pueblos (Ramos, 1992).


Para adentrarnos en el estudio<br />

del proceso de colonización en la<br />

<strong>Cuba</strong> del siglo XVI, la vía documental<br />

y bibliográfica deja en verdad<br />

muchas lagunas en la información,<br />

por eso consideramos como uno<br />

de los imperativos de la investigación<br />

arqueológica moderna, crear<br />

la estructura y la estrategia apropiada<br />

para la interpretación de<br />

estos eventos a partir de las evidencias<br />

materiales, logrando así<br />

definir con más claridad lo ocurrido<br />

con estos pueblos en ese momento<br />

histórico concreto.<br />

De esta forma, y a partir de los<br />

conceptos de la Arqueología Histórica,<br />

es que debemos enfrentar<br />

la investigación en la actualidad. El<br />

estudio de este período de contacto<br />

y transculturación indohispánica<br />

a partir de los elementos de ambas<br />

culturas: aborigen y europea,<br />

es la línea conducente, pues los mismos<br />

perviven en dicho proceso a<br />

partir de criterios muy objetivos<br />

(Rives, Domínguez, Pérez, 1991).<br />

Encomiendas y experiencias<br />

El tratamiento hacia los indígenas<br />

de América fue para la política<br />

Real española de ese momento una<br />

actuación indecisa; los escrúpulos<br />

de tipo moral chocaban con los intereses<br />

económicos y se interrelacionaban<br />

con el proceso colonizador,<br />

y al final vencieron los económicos.<br />

A partir de 1503 se autoriza a todos<br />

los hombres que viajan al Nuevo<br />

Mundo, en vías de conquista y<br />

colonización, capturar a los indios<br />

cuando hiciesen resistencia, pero<br />

acto seguido se recuerda su carácter<br />

de "hombres libres por condición".<br />

La ambigüedad nutre la<br />

documentación y la realidad se<br />

manifiesta de una forma distinta.<br />

Son constantes las menciones a la<br />

"guerra justa" o a la "guerra buena"<br />

(Pichardo, 1984), y de hecho no<br />

existe una línea consecuente para<br />

tratar el asunto.<br />

Así es realmente esclavizada la<br />

población autóctona, de una forma<br />

directa al principio y encubierta<br />

después, con la aplicación de sistemas<br />

como la encomienda.<br />

Esta llamada encomienda se<br />

desarrolló en las Indias y fue concebida<br />

como un patronato de favor<br />

Real sobre una <strong>parte</strong> específica<br />

de los naturales de estas tierras,<br />

no era para todos los indios, ni se<br />

aplicaba a todos los concentrados<br />

en establecimientos cercanos a las<br />

posesiones del encomendero o a<br />

los centros urbanos incipientes, las<br />

famosas Villas.<br />

Existía obligatoriedad por <strong>parte</strong><br />

del encomendero español de instruir<br />

a los indios entregados en la<br />

religión cristiana y enseñarles los<br />

rudimentos esenciales de la llamada<br />

vida civilizada, al fiel de los europeos<br />

salidos del medioevo, así<br />

como defenderlos en sus personas<br />

y propiedades; a cambio se demandaba<br />

tributo en forma de trabajo, por<br />

considerarse privilegios las cosas que<br />

se les ofrecían (Franco, 1985).<br />

En la práctica "… los encomendados<br />

eran algo así como siervos<br />

de los encomenderos" (Portuondo,<br />

1953), pero en la realidad las encomiendas<br />

constituían una institución<br />

explotadora hasta límites<br />

insospechados del trabajo indígena,<br />

y estos hombres fueron sometidos<br />

a un proceso de rápida<br />

desculturización. Las Leyes de<br />

Burgos son el principal soporte de<br />

este mecanismo diabólico.<br />

En <strong>Cuba</strong>, en 1513 y mediante<br />

Cédula Real, el conquistador don<br />

Diego Velázquez de Cuéllar inició<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

los repartimientos de indios para<br />

ejecutar las encomiendas. La experiencia<br />

acumulada en La Española,<br />

le permitió propiciar una<br />

política de entrega de indios a partir<br />

de familias, pueblos o comunidades<br />

aborígenes completas, pues<br />

de esta manera no se desarraigaban<br />

y se lograban mayores rendimientos<br />

productivos.<br />

Entre 1516 y 1519, fracasadas las<br />

tentativas hechas con las encomiendas,<br />

se propone por los frailes<br />

Jerónimos y en especial por<br />

Rodrigo de Figueroa en La Española,<br />

efectuar los famosos "experimentos"<br />

que pretendían determinar la<br />

capacidad intelectual y política de los<br />

indios para valorar por sí mismos,<br />

pero siempre a la manera española,<br />

la forma de vida más adecuada.<br />

Este es un antecedente de las llamadas<br />

"experiencias indias" puestas<br />

en práctica en <strong>Cuba</strong> décadas más<br />

tarde y las cuales resultaron una<br />

manera inconsecuente utilizada<br />

por la Monarquía Española para<br />

intentar recuperar la productividad<br />

diezmada de las masas autóctonas.<br />

El historiador L. Hanke (1950)<br />

definió a las "experiencias" como<br />

"… el último acto en el drama de<br />

los experimentos para liberar a los<br />

indios". El período de su implantación<br />

fue del 1525 al 1535, basándose<br />

siempre en la concentración de<br />

los aborígenes sin ubicación ni trabajo,<br />

llamados "vacos" o "vacantes",<br />

en pueblos artificiales donde<br />

siempre hubiere clérigos para "adoctrinarlos"<br />

y guiarlos en sus labores,<br />

de esta forma los tendrían cerca y a<br />

mano para cualquier menester.<br />

Las autoridades de la isla de<br />

<strong>Cuba</strong> se niegan a aceptar este nuevo<br />

procedimiento, prohibiéndoselo<br />

a Pedro Mexía Trille, designado<br />

por el Rey a tal efecto.<br />

Gabinete de Arqueología / 5


ARQUEOLOGÍA<br />

Con posterioridad este hombre<br />

le propuso a la Corona que encargara<br />

al Obispo la conducción de la<br />

"experiencia" y así se fundó el primer<br />

pueblo de indios en Bayamo,<br />

al oriente de <strong>Cuba</strong>. Esta prueba<br />

resultó un fracaso, el Rey ordenó<br />

un segundo intento y para ello designó<br />

al teniente gobernador don<br />

Manuel de Rojas, quien en carta al<br />

Monarca le dice que al tratar de<br />

poner en práctica su orden cree:<br />

"…Ha de hacer poco fruto según la<br />

enemistad que esta gente tiene con<br />

la gente española, por el mal tratamiento<br />

que le tienen hecho, tanto<br />

por sus culpas como por las nuestras".<br />

(Chacón y Calvo, 1934.)<br />

Se trató de hacer otro ensayo<br />

en San Juan de Puerto Rico en 1520<br />

pero se infiere el fracaso al no existir<br />

referencia alguna (Chacón y<br />

Calvo, 1934). El éxito mediatizado<br />

de la proclamación de la libertad<br />

de los naturales a partir de las Leyes<br />

Nuevas en 1542 fue el segundo<br />

revés, porque estas jamás<br />

fueron aplicadas como estaban<br />

escritas y muy en especial por el<br />

rechazo de los colonos. Hasta<br />

1553 no se pueden poner en práctica<br />

algunas soluciones que parafrasean<br />

estas susodichas leyes<br />

(Pichardo, 1984).<br />

Con toda la práctica acumulada<br />

por las tentativas y frustraciones<br />

se piensa como solución al problema<br />

de estos indios sin dueño, trabajo<br />

ni ubicación, merodeadores<br />

por las ciudades y creadores de<br />

grandes disturbios, la idea de<br />

reconcentrarlos tomando algunas<br />

de las estipulaciones promulgadas<br />

por las Leyes Nuevas; fue una salida<br />

y de aquí nace el caso de<br />

Guanabacoa, región que se comienza<br />

a organizar a partir de<br />

1555, emplazándose en la cerca-<br />

6 / Gabinete de Arqueología<br />

nía de La Habana, en esa época<br />

la capital de <strong>Cuba</strong>.<br />

Estrategia arqueológica<br />

La Arqueología Histórica permite<br />

abordar nuevas líneas de trabajo,<br />

así como pensar en nuevas<br />

propuestas fuera de los planteamientos<br />

clásicos para el estudio de<br />

estos sitios de transculturación. La<br />

estructuración de las diferentes<br />

estrategias de clasificación de evidencias<br />

materiales, tiene su referencia<br />

en los objetos exhumados<br />

que presentan simultáneamente<br />

rasgos indígenas e hispanos en su<br />

morfología, ello requiere de trabajos<br />

de campo concebidos dentro de<br />

un enfoque mucho más ágil.<br />

Los escasos documentos de<br />

esta época abogan también por una<br />

labor interdisciplinaria que agrupe<br />

etnólogos, arqueólogos e historiadores,<br />

en la cual, el papel desempeñado<br />

por las evidencias materiales<br />

debe corresponder a la metódica arqueológica<br />

y al papel rector de estas<br />

investigaciones.<br />

Tenemos como ejemplo clásico<br />

el sitio El Yayal como representante<br />

de la etapa de contacto<br />

y transculturación en <strong>Cuba</strong>, cuyo<br />

análisis y enfoque metodológico<br />

permitió considerarlo un interesante<br />

estudio de caso. (Domínguez,<br />

1984.)<br />

Para realizar este trabajo es<br />

imprescindible la definición de estrategias<br />

arqueológicas concretas<br />

a partir de dos versiones del<br />

evento:<br />

a) Que el período de contacto<br />

está relacionado con la conquista<br />

y colonización y se puede considerar<br />

hasta mediados del siglo XVI.<br />

b) Que el período de transculturación<br />

se puede efectuar desde<br />

el inicio del siglo XVI y en épocas<br />

posteriores de acuerdo con el desarrollo<br />

del proceso histórico de<br />

cada pueblo.<br />

Para este primer momento, es<br />

válido utilizar el enfoque siguiente,<br />

sobre todo a la hora de analizar las<br />

evidencias. (Domínguez, 1980.)<br />

a) Materiales en superficie que<br />

no presentan variación intrínseca<br />

ni huellas de uso y reúso.<br />

b) Materiales de niveles estratigráficos<br />

definidos, con cambios intrínsecos<br />

y que tienen evidencias<br />

de uso y reúso.<br />

c) Un producto nuevo, la creación<br />

hecha por estos grupos mediante<br />

la simbiosis cultural.<br />

Puede ocurrir todo lo contrario<br />

en el enfoque del evento. Entendido<br />

a partir de 1550, las evidencias<br />

en este período reflejan, cada vez<br />

menos, los rasgos indohispánicos<br />

hallados y se pueden analizar de<br />

esta forma:<br />

Objetos de procedencia europea.<br />

Objetos de procedencia criolla<br />

bien definidos.<br />

Objetos de procedencia aborigen.<br />

A medida que pasa el tiempo<br />

los objetos indígenas serán cada<br />

vez más vestigiales, tal como ocurre<br />

con el ejemplo de Guanabacoa (Domínguez,<br />

1989).<br />

El paso de la inferencia directa<br />

obtenida a partir de los restos arqueológicos<br />

detectados hace posible<br />

su contrastación con los hechos<br />

históricos, hipotéticos o comprobados<br />

por documentos. Estas son las<br />

características fundamentales de<br />

las evidencias que se consideran<br />

imponderables en esta etapa de<br />

transculturación.<br />

Por ejemplo, la presencia en<br />

los contextos arqueológicos de<br />

cerámica indígena o de mayólica<br />

novohispana, identifica respecti-


vamente a un grupo aborigen<br />

agroalfarero y a un sitio colonial,<br />

quizás del siglo XVII; estas muestras<br />

resultan válidas para la contrastación<br />

del evento histórico específico,<br />

pero es preciso ser cuidadoso,<br />

pues no permiten ir mucho más<br />

allá, a no ser que se examinen los<br />

materiales a partir de asociaciones<br />

significativas, y estas permitan reconstruir<br />

hechos y cronologar con<br />

seguridad.<br />

Grandes grupos de hallazgos de<br />

procedencia europea o de manufactura<br />

aruaca antillana, ya sean<br />

de metal, loza, porcelana, cerámica<br />

o vidrio, presentes en un sitio<br />

arqueológico, pueden constituir de<br />

igual manera las huellas de un<br />

enclave europeo, de aborígenes<br />

españolizados, o de cimarrones, ya<br />

que en estos casos los objetos pudieron<br />

ser adquiridos de diversas<br />

formas, en el mercado, por robo,<br />

por trueque, etc., lo cual sería muy<br />

difícil de comprobar si no es a través<br />

de las relaciones significativas<br />

de las muestras entre sí y con otros<br />

elementos del contexto, o una posible<br />

existencia de documentación<br />

probatoria del evento.<br />

Otros aspectos de la investigación,<br />

como son los rasgos valorativos, la<br />

proporción de los materiales en general<br />

y en específico de la cerámica<br />

y teniendo en cuenta las características<br />

del residuario, permitirán<br />

tener una idea concreta, de si es<br />

un lugar de vivienda, un comercio<br />

urbano o campesino, palenques, cementerios,<br />

u otros. Estos parámetros<br />

deben fijarse con preferencia en el<br />

hallazgo o en el estudio de la muestra<br />

que denote transculturación.<br />

Las características particulares<br />

de las evidencias no deben ser<br />

criterios rectores que rijan la investigación<br />

arqueológica sino el<br />

intercambio con la documentación,<br />

si existe, o cualquier otro análisis<br />

como lo plantea la Arqueología Histórica,<br />

y sobre todo que permita la<br />

reconstrucción del evento, objetivo<br />

en sí de la investigación.<br />

En cuanto a los métodos de excavación<br />

y rescate en estos contextos,<br />

debe realizarse preferentemente por<br />

estratigrafía natural, teniendo especial<br />

cuidado en el espesor de la capa<br />

antropogénica, la cual se infiere debe<br />

ser exigua; por lo general en <strong>Cuba</strong><br />

esta capa fértil no rebasa los 0.25 m,<br />

y matemáticamente nos da unos<br />

5 mm por año suponiendo que el<br />

asentamiento sea de cincuenta<br />

años.<br />

La excavación en estratos naturales<br />

en este tipo de sitios es bien<br />

difícil y exige gran atención y cuidado<br />

en la colecta de superficie, la<br />

que se cumplimentará por medio<br />

del sistema de cuadrículas, y aportará<br />

después mayores posibilidades<br />

para el procesamiento de los<br />

datos, teniendo en cuenta el aumento<br />

de la extensión del área para<br />

poder ver en planta la expansión<br />

del fenómeno y poderlo entender<br />

mucho más integralmente. En estos<br />

casos las excavaciones reducidas<br />

sólo permiten apreciar una<br />

pequeña <strong>parte</strong> de la verdad.<br />

Estudio de caso: Guanabacoa<br />

Las Actas Capitulares del Cabildo<br />

de La Habana acreditan la creación<br />

de un poblado de indios<br />

fomentado el 12 de junio de 1554 en<br />

un paraje llamado Guanabacoa<br />

y dice así: "…que en armonía con<br />

lo tratado con los dichos indios se<br />

le hagan un poblado, por que estando<br />

así juntos se podrá tener en<br />

cuenta y razón de ellos" (Vidal<br />

Cirera, 1887).<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

El afamado historiador Gerardo<br />

Castellanos plantea al respecto:<br />

"…ante la evidente situación decadente,<br />

degenerada más bien, y trashumante<br />

de los indios de esta<br />

región, se propusieron recoger a<br />

los mansos como a los rebeldes o<br />

jíbaros y concentrarlos donde ellos<br />

pudieran fomentar poblados, cultivar<br />

la tierra, establecer industria y<br />

vivir a su manera a condición de<br />

ciertas medidas u enseñanzas cristianas<br />

…", lo que hizo que se convirtieran<br />

al tiempo, estos poblados<br />

en "… zonas de reducciones cual<br />

similares a corrales o presidios<br />

donde no hubo jamás propósito de<br />

enseñanza cristiana y nada más"<br />

(Castellanos, 1948).<br />

Aunque el historiador Pezuela<br />

asegura que este pueblo de indios<br />

de Guanabacoa no lo será como<br />

tal hasta 1576, cuando se establece<br />

por documento y se alza en él una<br />

iglesia servida por la orden de San<br />

Francisco (Pezuela, 1868), hay referencias<br />

de que ya en 1530 los indios<br />

de esta zona son obligados a<br />

hacer "... sus conucos y granjerías"<br />

Archivo Nacional de <strong>Cuba</strong> (ANC):<br />

Fondo Academia de la Historia,<br />

Donativo de Néstor Carbonell<br />

AH-S-715-C-441, y concentrarse<br />

para poder ser ubicados con mayor<br />

premura y certeza (Gómez,<br />

Rodríguez, 1991). Paralelo a esto<br />

va ocurriendo el fenómeno llamado<br />

desculturación (Ortiz, 1965) en<br />

las costumbres y prácticas tradicionales<br />

propias, consecuencia de<br />

la imposición de nuevas formas<br />

de comportamiento.<br />

Es lógico que esto se refleje en<br />

la vida material como se deduce<br />

del siguiente documento donde se<br />

habla de los bastimentos que debe<br />

llevar un grupo "... un par de rallos<br />

de cobre e algún burén de cobre<br />

Gabinete de Arqueología / 7


ARQUEOLOGÍA<br />

pequeños e cebucanes..." (ANC-<br />

AH-S-298-C-31), donde se puede<br />

comprobar un cambio sustancial en<br />

la práctica ancestral de producción<br />

de casabe, con el uso del metal en un<br />

artefacto que siempre fue de barro.<br />

Otra modificación aún más significativa<br />

en la experiencia india de<br />

Bayamo se constata cuando se habla<br />

de los gastos de "... Doze pesos<br />

en oro en azadones y hachas para<br />

su labor" (ANC-AH-S-234-C-29),<br />

esto confirma la utilización de instrumentos<br />

de trabajo de hierro en<br />

la agricultura; válida es la referencia<br />

al hacha petaloide de hierro<br />

forjado aparecida en el sitio El<br />

Yayal, Holguín (Domínguez, 1984).<br />

También podemos ver esta situación<br />

en el uso de armas como "…ballestas,<br />

lanzas y espadas", factibles<br />

de encontrar en los residuarios, al<br />

igual que herraduras, cadenas de<br />

estribo, estribos, cuchillos, y otros.<br />

En lo concerniente al material<br />

cerámico, se confeccionan enseres<br />

utilitarios llamados de forma equívoca<br />

"cerámica negroide" cuando<br />

en realidad es un tipo de cerámica<br />

transicional o transculturada muy<br />

abundante en los sitios coloniales,<br />

hecha de una greda muy parecida<br />

a la utilizada por los aborígenes, algunas<br />

veces levantada a torno,<br />

otras a partir del "coiling" o levantado<br />

a mano y quemada en hornos<br />

cerrados de mayor intensidad, o<br />

simplemente en hornos abiertos.<br />

A estos ceramios se les ha conocido<br />

por diferentes acepciones,<br />

entre ellas Colono Ware (Deagan,<br />

1987), criolla (Rivera, 1992) y de<br />

transculturación (Domínguez, 1980).<br />

Su presencia en los sitios habaneros<br />

es cuantiosa, en casi todas<br />

las excavaciones hechas en<br />

esta región resulta abundante,<br />

como ocurrió en Calvo de la Puer-<br />

8 / Gabinete de Arqueología<br />

ta (Domínguez, 1980); incluso en Nicaragua,<br />

en el sitio León Viejo, hay<br />

una simbiosis que da posibilidad al<br />

surgimiento de una cerámica la cual<br />

puede llamarse de transculturación.<br />

La documentación afirma la<br />

confección de este tipo de cerámica<br />

utilitaria en el sitio de Guanabacoa,<br />

donde hay referencias de<br />

su fábrica entrado el siglo XIX<br />

(Bremer, 1980).<br />

Hay discrepancias entre los historiadores<br />

guanabacoenses acerca<br />

de las fechas de fundación de<br />

este poblado de indios y también<br />

se discute el hecho de que no había<br />

ningún enclave aborigen en el<br />

lugar con anterioridad, estos aspectos<br />

han sido muy debatidos<br />

pero al respecto no se ha dicho la<br />

última palabra (Gómez, Rodríguez,<br />

1991) y se contraponen planteamientos<br />

simples como la información<br />

surgida cuando el ataque de<br />

Jacques de Sores en 1555, en que<br />

los habaneros se refugiaron de las<br />

iras del corsario francés en el poblado<br />

de Guanabacoa (Eguren,<br />

1986; Acosta, 1988).<br />

De acuerdo con lo expuesto de<br />

manera sistemática sobre la inexistencia<br />

de un poblado aborigen en<br />

Guanabacoa, pero con la certeza<br />

de que el lugar fue una "experiencia<br />

india o un pueblo de indios",<br />

decidimos excavar allí, pues esta<br />

localidad fue concebida de todas<br />

formas en el siglo XVI, y de una forma<br />

u otra, siempre para indios y<br />

por indios. La hipótesis de su posible<br />

enclave inicial aborigen fue uno<br />

de nuestros objetivos, y la estrategia<br />

trazada, partiendo de esta hipótesis<br />

anterior, propició y dio base<br />

a este estudio de caso.<br />

Al retomar el análisis historiográfico<br />

de Guanabacoa se<br />

nos ofreció un panorama muy fa-<br />

vorable según los planos realizados<br />

por el historiador Pedro<br />

Herrera (c.p. 1986), construidos con<br />

su vasta información y donde concibe<br />

y plasma la ubicación en todo<br />

este terreno de dos posibles focos<br />

de asentamiento indígena. Estos<br />

lugares son La Loma del Indio —en<br />

la actualidad calle Estrada Palma,<br />

pero que antes tenía el nombre de<br />

Calle de los Indios—, al noreste de<br />

Guanabacoa; al sur, junto al arroyo<br />

del mismo nombre, tenemos el área<br />

de Tarraco, asociada a las calles<br />

Corralfalso y Cruz Verde, conocidas<br />

hasta la actualidad. En ambos lugares<br />

la toponimia nos animaba a<br />

preestablecer la posibilidad de encontrar<br />

lo buscado (Domínguez, 1989).<br />

Cuando la logística estuvo a punto,<br />

nos dimos a la tarea de realizar la<br />

primera fase de la investigación arqueológica:<br />

la prospección de las<br />

áreas de posible productividad.<br />

Como las mismas estaban urbanizadas<br />

y no existía precedente de<br />

trabajo arqueológico sistematizado<br />

en la región, al inicio el rastreo<br />

nos llevó a situaciones muy complicadas,<br />

pues al estar tan utilizado<br />

el terreno la posibilidad de excavaciones<br />

era bien escasa. En el<br />

intento, encontramos en las áreas escogidas<br />

numerosos inmuebles de<br />

bastante antigüedad, con traspatios<br />

o patios aledaños, en los cuales por<br />

tradición oral familiar se decía que<br />

nunca se había construido y se podían<br />

considerar terrenos vírgenes.<br />

Se realizó una nueva consulta<br />

de la documentación con la ayuda<br />

de Herrera y decidimos escoger los<br />

dos primeros sitios, uno en cada<br />

área preestablecida, tratando de<br />

contrastarlos entre sí y siguiendo<br />

los preceptos marcados por<br />

Pichardo Moya, en los asientos<br />

aborígenes de la loma y el río, y al


efecto resultaron Guanabacoa 2<br />

(Loma del Indio) y Guanabacoa 3<br />

(Tarraco - Cruz Verde, que es un<br />

arroyo).<br />

Durante los meses de mayo y<br />

junio de 1987 y de acuerdo a los pronósticos<br />

del tiempo (el suelo guanabacoense<br />

es muy propicio a la<br />

acumulación de agua por su activo<br />

manto freático) se comenzaron los<br />

movimientos de tierra, con el objetivo<br />

primordial de encontrar enclaves<br />

aborígenes y elementos de<br />

posible transculturación. Otro de<br />

los objetivos era calcular, con los<br />

materiales exhumados, el tiempo<br />

de estancia y el probable desarrollo<br />

socioeconómico del grupo o grupos<br />

humanos emplazados allí.<br />

Se excavó sistemáticamente en<br />

ambos lugares y en los dos cortes se<br />

llegó al sustrato estéril, moviendo<br />

unos 20 m 3 de tierra antropogénica.<br />

Las exhumaciones resultaron fértiles<br />

en todas sus capas y fueron controladas<br />

con rigor para su posterior<br />

estudio de laboratorio.<br />

Los cortes se planearon en escaques<br />

de 2.50 m x 2.50 m, divididos en<br />

cuatro secciones cada uno. En<br />

Guanabacoa 2 se planearon cinco<br />

escaques pero sólo se excavaron<br />

tres, y en Guanabacoa 3 se cortaron<br />

los dos previstos. El sistema metodológico<br />

utilizado al inicio y dadas<br />

las circunstancias de revoltura del<br />

terreno fue la estratigrafía artificial,<br />

en capas de 5 cm. A partir de los perfiles<br />

se hizo una prueba de cortes<br />

por capas naturales, las cuales estaban<br />

hasta cierto punto bien definidas;<br />

este sistema lo habíamos puesto en<br />

práctica en Nicaragua, en el sitio León<br />

Viejo en 1982 y nos había dado muy<br />

buen resultado. (Domínguez, 1993.)<br />

El trabajo arqueológico con capas<br />

artificiales primero y naturales<br />

después permitió un estudio de<br />

frecuencia en el propio campo, que<br />

brindó información para tomar decisiones<br />

en la orientación de los<br />

cortes. La profundidad osciló en todos<br />

los casos entre los 0.00 y 1.00<br />

m. Las evidencias se comportaron<br />

con bastante abundancia. Todos los<br />

cortes resultaron ser polivalentes, debido<br />

a la densidad y variedad de evidencias<br />

de la vida material de los<br />

hombres que en el decursar del<br />

tiempo se asentaron en ella y sus<br />

inmediaciones. (Tabla 1. Frecuencia<br />

de materiales.)<br />

Terminado el trabajo de campo<br />

en estas jornadas, se pasó a la investigación<br />

de laboratorio, cuyo resultado<br />

demostró que no habíamos<br />

encontrado los enclaves aborígenes<br />

iniciales, aunque sí pudimos<br />

observar en el sustrato antropogénico<br />

huellas fehacientes de la<br />

presencia indígena de grupos<br />

agroalfareros; ellos debieron asentarse<br />

en estas áreas y por lógica, no<br />

se debía descartar una posibilidad de<br />

estancia prefundación como pueblo<br />

de indios, lo cual puede ser acuñado<br />

por la frecuencia de cerámica abori-<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

Mapa del territorio de Guanabacoa en el siglo XVI<br />

realizado por el historiador Pedro Herrera<br />

gen en sus formas comunes de ollas<br />

y burenes (Domínguez, en Gómez y<br />

Rodríguez, 1991).<br />

Nuestro objetivo, como hemos<br />

dicho, era buscar los primeros<br />

asentamientos aborígenes, pero en<br />

realidad debemos consignar que, sin<br />

querer, encontramos innumerables<br />

elementos de la cultura africana unidos<br />

al sustrato inicial de este pueblo,<br />

con hallazgos como cuentas de collares,<br />

azabaches, etc., relacionados<br />

en su gran mayoría, de alguna manera,<br />

con el desarrollo de sus creencias<br />

religiosas y la parafernalia usada<br />

por los Cabildos y otras instituciones<br />

de los cultos afrocubanos.<br />

Quedó bien esclarecido, a partir<br />

de los artefactos hallados, que estábamos<br />

ante un sitio donde el proceso<br />

de transculturación se había<br />

desarrollado; fueron exhumados<br />

instrumentos líticos realizados en<br />

el reúso de piedras de fusil o pedernal<br />

(Rives, Febles, Domínguez,<br />

1989) y también en una lámina<br />

gruesa de vidrio blanco (fig. 1),<br />

posiblemente de un vaso del siglo<br />

XIX, trabajada con una tipología de<br />

Gabinete de Arqueología / 9


ARQUEOLOGÍA<br />

tallado muy similar a las encontradas<br />

en 1986 en el sitio Laguna de<br />

Algodones, en la ciudad de Trinidad,<br />

al sur de <strong>Cuba</strong> (Febles, Domínguez,<br />

1987). Estos objetos, de tan importante<br />

factura, fueron encontrados<br />

en el sitio G-3 (Calle Cruz Verde)<br />

junto a otros elementos también<br />

valiosos, y ello permitió la planificación<br />

de una cuarta excavación en<br />

las cercanías de esta calle y que será<br />

objeto de estudios posteriores.<br />

La cerámica con su capacidad<br />

diagnóstica, se presentó en ambos<br />

cortes, las muestras se ubicaron<br />

cronológicamente en una amplia<br />

línea de tiempo, por ejemplo encontramos<br />

tiestos de los siglos XVI y XVII<br />

con ceramios torneados como<br />

botijuelas, cazuelas, así como pastas<br />

porosas vidriadas con estaño y<br />

plomo, sin lugar a dudas mayólicas.<br />

Se presenta muy abundante la<br />

Fig. 1. Lámina gruesa de vidrio blanco tallado<br />

10 / Gabinete de Arqueología<br />

cerámica roja burda con o sin barniz<br />

de plomo, siempre en vajillas<br />

utilitarias o de cocina, lo que suele<br />

llamarse Morro Ware (Deagan, 1987).<br />

En cuanto a la gama de porcelanas<br />

y semiporcelanas aparecen<br />

restos en una frecuencia limitada,<br />

muy fragmentados y con poca<br />

posibilidad de reconstruir las formas,<br />

aunque permiten apreciar la<br />

existencia de diferentes tipologías<br />

que van desde la porcelana china<br />

de los siglos XVI y XVII hasta la inglesa<br />

del XIX.<br />

Debemos hacer notar la aparición<br />

de diferentes objetos rehechos<br />

a partir de desperdicios de otros<br />

materiales, un ejemplo son las fichas<br />

para jugar (fig. 2) y sumergidores de<br />

redes hechos de la cerámica mayólica,<br />

realizados en este material por<br />

su docilidad; similares se han encontrado<br />

en algunas excavaciones de<br />

Fig. 2. Fichas de juego rehechas en fragmentos<br />

de porcelana<br />

Tabla 1. Frecuencia de materiales<br />

Fuente: Elaboración autoral<br />

La Habana Vieja, especialmente en<br />

el sitio Calvo de la Puerta (Domínguez,<br />

1984) y en Puerto Rico, en<br />

las excavaciones efectuadas en el<br />

antiguo Cuartel de Ballajá, en el viejo<br />

San Juan (Rivera, 1992).<br />

También el vidrio se consideró<br />

uno de los materiales más abundantes,<br />

sobre todo botellas de vino<br />

u otras bebidas pertenecientes al<br />

siglo XIX, así como vasos y copas.<br />

Además, hay gran cantidad de enseres<br />

de hueso y una buena muestra<br />

de restos de dieta.<br />

Nuestra hipótesis de trabajo señala<br />

la posibilidad de que en este<br />

lugar hubiera existido un asiento<br />

inicial aborigen, es posible de la etnia<br />

aruaca; esto no pudo confirmarse<br />

cabalmente, pero en cambio<br />

muchos de los artefactos encontrados<br />

en ambos cortes indican con<br />

certeza el desarrollo en los mismos<br />

del evento de la transculturación,<br />

permitiendo esclarecer algunas de<br />

las incógnitas manejadas; así mismo<br />

esta investigación posibilitó el<br />

acopio de elementos para el estudio<br />

de la etapa sociológica de la<br />

transculturación en un nuevo lugar<br />

de <strong>Cuba</strong>, y sobre todo esclarecer<br />

puntos sobre los pueblos de indios,<br />

como el que estamos seguros existió<br />

en Guanabacoa.


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Gabinete de Arqueología / 11


ARQUEOLOGÍA<br />

Prospección arqueológica subacuática<br />

en el Noreste de La Habana. (I Parte.)<br />

Por: Rubén Berrayarza, Freddy Navarro, Ted Hill y Craig Willians<br />

Resumen<br />

Es la arqueología subacuática una de las<br />

ciencias modernas más fascinantes. Cuando<br />

se concreta un proyecto y se sale tras la huella<br />

de algún naufragio, es una posibilidad entre<br />

muchas que se encuentre el pecio que<br />

buscamos. Identificar cada pieza y cerrar el<br />

círculo entre esta disciplina y la historia es<br />

nuestra meta. Este es un intento más.<br />

Abstract<br />

Underwater archaeology is amongst the<br />

most fascinating of modern sciences. When<br />

the theoretical part of a project is complete<br />

and a team is despatched to search for the<br />

remains of a ship, it is by no means sure that<br />

they will find what they are looking for. The<br />

challenge is to identify the wreck and its<br />

contents and close the circle between<br />

historical theory and archaeological reality.<br />

This article describes one such attempt.<br />

12 / Gabinete de Arqueología<br />

Últimamente, en el Caribe, los<br />

restos de galeones han estado en<br />

la mirilla de los buscadores de tesoros;<br />

las compañías tecnológicas<br />

y los arqueólogos han colocado en<br />

ellos su vista con el afán de obtener<br />

el gran descubrimiento del período<br />

colonial hispanoamericano.<br />

Algunas de estas compañías han<br />

ayudado a la actual sed de conocer<br />

la historia que navegó el mundo<br />

portando riquezas incalculadas<br />

durante siglos; otras, sólo han llevado<br />

a la identificación de una colección<br />

particular. En cualquier<br />

caso, todo <strong>parte</strong> —y está bien demostrado—<br />

de conglomerar ciencia,<br />

tecnología, largas investigaciones en<br />

archivos, oídos y ojos bien abiertos;<br />

sin todo esto, no se podrá emprender<br />

una empresa que no sólo es<br />

costosa en términos económicos;<br />

también deberá consumir gran<br />

<strong>parte</strong> de tiempo, incluso años.<br />

Aquellas historias donde aparece<br />

un punto exacto, un sobreviviente<br />

y todo el cargamento a flor de<br />

agua quedaron muy atrás, por lo<br />

que la nueva ciencia que hoy crece<br />

y se propone rescates que se adelanten<br />

a los piratas modernos, es<br />

la arqueología subacuática.<br />

Para esta disciplina, la tecnología<br />

y los medios necesarios son en<br />

ocasiones una pared infranqueable<br />

que dificulta totalmente y encare-<br />

ce la actividad. La búsqueda de<br />

nuestro patrimonio con un mínimo<br />

de recursos a veces da resultado,<br />

pero no entrega todo el volumen<br />

de información que la vida marítima<br />

colonial tiene de su lado. <strong>Cuba</strong>,<br />

con una privilegiada ubicación geográfica<br />

que le otorgó un importante<br />

papel en el comercio colonial y<br />

sus más de 700 naufragios, se ha<br />

dedicado desde hace varias décadas<br />

a realizar una exhaustiva<br />

investigación de esos restos sumergidos.<br />

Hoy se crean empresas<br />

meticulosamente controladas<br />

por las instituciones responsables<br />

de la conservación de nuestro patrimonio<br />

nacional, y el Estado establece<br />

convenios con entidades de<br />

otras naciones para la investigación<br />

y rescate de pecios en nuestras<br />

aguas.<br />

De gran importancia es contar con<br />

información histórica confiable, una<br />

embarcación equipada con todos<br />

los medios necesarios para la navegación,<br />

poseer equipos de exploración<br />

y buceo acordes con las<br />

exigencias planteadas, y por último<br />

disponer de un grupo de trabajo<br />

especializado, factor principal<br />

que aglutina, engrana y hace que<br />

todo lo anterior funcione.<br />

Este artículo resume la búsqueda<br />

arqueológica realizada por la<br />

asociación cubano-canadiense


GEOMAR CANPAC, acometida en<br />

la costa norte del litoral habanero,<br />

desde septiembre de 1996 hasta<br />

agosto de 1997.<br />

Caracterización físico-geográfica<br />

de la zona de los trabajos<br />

Zona del litoral de Guanabo<br />

La costa se extiende en dirección<br />

general E W y no presenta<br />

accidentes geográficos notables en<br />

el tramo comprendido entre la Bahía<br />

de La Habana y Boca de Jaruco.<br />

En general, la costa es llana con<br />

elevaciones de poca altura y pendientes<br />

suaves con dos áreas predominantes:<br />

las elevaciones de<br />

Loma Bella, de 87 m de altura, en<br />

cuya ladera se encuentra el pueblo<br />

de Guanabo, y del lado E, después<br />

del río del mismo nombre, se<br />

observan las elevaciones de la Sierra<br />

de Sibarimar, con cotas máximas<br />

de 108 m de laderas abruptas.<br />

La línea costera se extiende baja<br />

y rocosa, con segmentos acantilados<br />

y relativamente altos en su<br />

<strong>parte</strong> W, pero a partir del Río Tarará<br />

hasta el Rincón de Guanabo, la costa<br />

es una playa de arena en toda<br />

su extensión. Un bajo costero de<br />

arena y rocoso se ubica a menos<br />

de 10 m de profundidad.<br />

Después del veril acantilado del<br />

litoral, las profundidades aumentan<br />

bruscamente y la navegación con<br />

embarcaciones de poco y medio<br />

calado se puede efectuar sin peligro<br />

alguno.<br />

En sentido general las aguas son<br />

limpias, de gran transparencia al<br />

no existir aportes terrígenos significativos<br />

por la pobreza de las corrientes<br />

fluviales que desembocan<br />

en el área. La comunicación abierta<br />

con las aguas oceánicas y su<br />

cercanía al talud insular que cae<br />

violentamente, a no más de cinco<br />

millas de la costa, junto con la<br />

inexistencia de barreras y cayos<br />

potentes, hace que la región de interés<br />

presente una flora y fauna<br />

variadas durante todo el año. Los<br />

fondos muestran parches de roca<br />

con crecimiento coralino que constituyen<br />

refugio y hábitat de gran<br />

cantidad de peces propios del<br />

arrecife. 1<br />

Características geológicas<br />

En la zona costera, a continuación<br />

de la <strong>parte</strong> baja de la plataforma<br />

y el litoral, donde se realizaron<br />

los estudios, existen diferentes formaciones<br />

geológicas; entre las más<br />

notorias podemos mencionar: Fm.<br />

Cojímar, Fm. Jaimanitas, Fm. Vía<br />

Blanca, Fm. Universidad, Fm. Sta. Fe,<br />

y Fm. Güines. Todas son rocas<br />

sedimentarias con gran predominio<br />

del material terrígeno carbonatado<br />

y están representadas por margas,<br />

areniscas, arcillas y calizas de<br />

diferentes granulometrías, texturas,<br />

coloración y grados de compactación.<br />

En general, estos materiales constituyen<br />

los principales objetos de la<br />

erosión o denudación, el transporte,<br />

trituración, selección y deposición<br />

en los diferentes ambientes<br />

sedimentarios donde, por medio<br />

de variados procesos diagénicos, se<br />

forman nuevas rocas sedimentarias.<br />

La actividad geológica del mar<br />

sigue el mismo patrón que la de los<br />

ríos, los hielos y los vientos. Hay,<br />

sin embargo, factores que la hacen<br />

especialmente importante para la<br />

vida en la tierra. En el caso de las<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

costas escarpadas con aguas algo<br />

profundas, el mar desarrolla una<br />

actividad abrasiva muy fuerte, y la<br />

presión que ejerce el agua impulsada<br />

por el oleaje sobre la franja costera<br />

llega a sobrepasar los 2kg/cm 2 , de<br />

este modo se van formando trincheras<br />

horizontales donde la roca<br />

colgante se disgrega de forma gradual<br />

hasta que finalmente cae por<br />

su propio peso; así van retrocediendo<br />

lentamente las costas, y la plataforma<br />

llana que toma su lugar es<br />

llamada terraza costera.<br />

Al producirse una transgresión,<br />

estas terrazas quedaron sumergidas;<br />

en la zona objeto de estudio<br />

se extienden hasta una profundidad<br />

aproximada de 10 a 12 m y su<br />

ancho varía entre 0.5 y 1.4 km. El<br />

plano de inclinación de estas terrazas<br />

no sobrepasa los 3 grados; en<br />

lugares como estos, las olas transportan<br />

sedimentos que se mueven<br />

en sentido perpendicular o a lo largo<br />

de la línea de costa en dependencia<br />

del ángulo con que incida el<br />

oleaje, y la prevalencia del flujo sobre<br />

el reflujo o, viceversa, hace que<br />

los sedimentos se alejen o acerquen<br />

a la costa en mayor o menor<br />

cuantía.<br />

El arribo de material grueso a<br />

las playas de suave declive conduce<br />

con frecuencia a la formación<br />

de bancos costeros, como los observados<br />

en las playas de Santa<br />

María y Guanabo.<br />

Equipamiento tecnológico<br />

Para garantizar que los trabajos<br />

de prospección arqueológica<br />

subacuática sean eficaces contamos<br />

con una embarcación de aluminio<br />

nombrada Decibar, de 10 m<br />

1 Instituto <strong>Cuba</strong>no de Hidrografía (ICH) (1989): Derrotero de las costas de <strong>Cuba</strong>, Editorial Científico Técnica, La Habana, t. 1, pp. 191-193.<br />

Gabinete de Arqueología / 13


ARQUEOLOGÍA<br />

de eslora y 1.30 m de calado, equipada<br />

con medios y tecnología de<br />

punta que ofrecen una navegación<br />

segura y facilidades para la<br />

ejecución del estudio, entre ellos,<br />

computadoras NEC Pentium y software<br />

idóneo, tarjeta Novatel para<br />

GPS, magnetómetro protónico<br />

Geometrics 876, sonar de barrido<br />

lateral Imagenex-150, detectores<br />

de metales manuales Pulse 8X, bomba<br />

de inyección de agua y deflector<br />

(Propwash); otros como equipo de<br />

buceo de alta tecnología Superlite,<br />

detector de metales remolcable<br />

Pulse 12, vehículo de operación remota<br />

R.O.V, Fanton 300, fueron utilizados<br />

en ocasiones.<br />

La mayoría de los equipos están<br />

conectados a la computadora,<br />

especialmente aquellos que son<br />

utilizados para la navegación y generan<br />

una gran cantidad de datos;<br />

este es el caso del Sistema de Posicionamiento<br />

Global y el Magnetómetro.<br />

Otros, como el sonar<br />

de barrido lateral, están acoplados<br />

a dispositivos especiales de<br />

grabación de datos en cintas<br />

magnéticas.<br />

Metodologías empleadas<br />

Es fundamental contar con el sistema<br />

de posicionamiento preciso<br />

que permite enlazar los datos obtenidos<br />

a un plano, además de ubicarnos<br />

con facilidad y rapidez en<br />

los puntos deseados. Todo esto se<br />

logra con el uso del sistema de posicionamiento<br />

global GPS constituido<br />

por tres segmentos:<br />

El segmento espacial: consta<br />

de veinticuatro satélites, veintiuno<br />

de ellos en servicio activo y<br />

los tres restantes de reserva. Estos<br />

están ubicados en seis planos<br />

orbitales (cuatro en cada uno), se-<br />

14 / Gabinete de Arqueología<br />

parados cincuenta y cinco grados<br />

entre sí y a una altura del nivel<br />

del mar de 10 898 m; los períodos<br />

orbitales de estos satélites son de<br />

aproximadamente doce horas,<br />

observándose de este modo seis<br />

de ellos en cualquier punto del globo<br />

terráqueo.<br />

El segmento de control: está<br />

constituido por una estación master<br />

y cinco esclavas; estas últimas<br />

monitorean las trayectorias de los<br />

satélites, sus efemérides, los seudorrangos,<br />

el tiempo y la fecha, y envían<br />

las señales a la estación master<br />

donde son recalculadas. Las correcciones<br />

de las efemérides y el tiempo<br />

son transmitidas a los satélites<br />

nuevamente a través de las estaciones<br />

esclavas.<br />

El segmento del usuario: consiste<br />

en los medios que se poseen para<br />

monitorear y recibir las señales provenientes<br />

de los satélites, por ejemplo<br />

la tarjeta de DGPS Novatel.<br />

Debido a que durante la propagación<br />

de las señales, las mismas<br />

sufren la influencia de varios fenómenos<br />

que introducen errores a la<br />

hora de la posición, se implementó<br />

la variante de GPS diferencial<br />

(GPSd); esta consistió en dos estaciones<br />

que operaron en pares, una<br />

estación master o de referencia<br />

que se ubicó en Tarará con coordenadas,<br />

23.177095° de latitud N y<br />

82.210043° de longitud W, y la estación<br />

remota o esclava constituida<br />

por los medios instalados a bordo<br />

de la embarcación utilizados para<br />

monitorear y recibir las señales<br />

provenientes de los satélites, así<br />

como las correcciones enviadas por<br />

la estación referencial. Este método<br />

es muy efectivo cuando ambas<br />

estaciones reciben las señales de<br />

satélites comunes, en nuestro caso<br />

las mayores distancias entre esta-<br />

ciones no sobrepasaron los 8 km y<br />

la determinación de la posición no<br />

excedió los 2 m de error.<br />

Prospección geofísica; equipamiento<br />

El levantamiento magnético es<br />

una herramienta fundamental en los<br />

trabajos de prospección arqueológica,<br />

y para tales fines se utilizó el magnetómetro<br />

protónico Geometrics 876.<br />

El principio de funcionamiento<br />

de todos los magnetómetros<br />

protónicos es el mismo y está basado<br />

en la medición de la frecuencia<br />

de precesión de los protones<br />

libres o del núcleo del átomo de<br />

hidrógeno en un fluido. La frecuencia<br />

de precesión depende de<br />

la constante atómica GPSCard<br />

Command Descriptions Manual y<br />

de la intensidad del campo magnético.<br />

La intensidad total del campo<br />

magnético terrestre se mide con<br />

una precisión que oscila entre 1 y<br />

0.1 gamma.<br />

Escala de los trabajos magnéticos<br />

La escala de los trabajos depende<br />

de varios factores, pero principalmente<br />

está condicionada por las<br />

características de los cuerpos que<br />

esperemos detectar; esto está relacionado<br />

directamente con las características<br />

del equipo con que<br />

contamos, es decir, la capacidad de<br />

detección y la precisión del mismo.<br />

Otro factor importante constituye<br />

el sistema de posicionamiento<br />

empleado y la exactitud que garantice<br />

a la hora de determinar la posición.<br />

También influyen el oleaje, los<br />

vientos y las corrientes marinas que<br />

provocan un abatimiento o desviación<br />

de la embarcación del curso planificado.<br />

Teniendo en cuenta lo<br />

anterior, se empleó una distancia


entre perfiles o líneas magnéticas de<br />

20 m con buenos resultados.<br />

Distancia de remolque del sensor con<br />

respecto a la embarcación<br />

La distancia de remolque óptima<br />

estaría dentro del rango de 1,5<br />

a 3 veces la eslora de la embarcación;<br />

en nuestro caso, utilizamos<br />

una mínima de 16 m con respecto a<br />

la popa. Esta distancia estuvo condicionada<br />

en gran medida por las<br />

bajas profundidades.<br />

Profundidad de inmersión del sensor<br />

La profundidad de inmersión del<br />

sensor depende fundamentalmente<br />

de las características de la zona investigada.<br />

La profundidad mínima<br />

fue de 1 m con respecto a la superficie<br />

del mar, y sobre el fondo marino<br />

varió aproximadamente desde 2 m<br />

en las zonas del litoral con acumulaciones<br />

de arena, hasta 4 m en las zonas<br />

rocosas y de arrecifes coralinos.<br />

Velocidad de trabajo<br />

La velocidad de remolque de los<br />

sensores utilizados durante la prospección<br />

osciló entre los 4 y 5 nudos,<br />

para de este modo realizar una<br />

medición cada 4 m aproximadamente,<br />

teniendo en cuenta que el<br />

intervalo de medición del equipo es<br />

de 2 seg., a esta velocidad se logró<br />

una productividad diaria de 1 km 2<br />

para una escala de 1: 2 000.<br />

Procesamiento de los datos magnéticos<br />

Todos los equipos de exploración<br />

y entre ellos el magnetómetro, están<br />

acoplados a una computadora<br />

que permite la grabación y el<br />

monitoreo de la información obtenida;<br />

una vez terminado el levantamiento<br />

magnético, los datos de<br />

la intensidad del campo magnético<br />

total de la tierra, que además están<br />

acompañados en cada punto<br />

por la posición expresada en coordenadas<br />

geográficas, son procesados<br />

de forma simple y rápida con<br />

la ayuda de programas como<br />

Microsoft Work y Surfer; de este<br />

modo son conformados los mapas<br />

que muestran las localidades anómalas<br />

así como la intensidad del<br />

campo total de estas.<br />

Los buzos comprueban las anomalías<br />

puntuales con detectores de metales<br />

Comprobación de las anomalías<br />

magnéticas<br />

Realizados los trabajos magnetométricos,<br />

se procedió a la comprobación<br />

mediante buceo autónomo<br />

de los puntos donde existían<br />

anomalías magnéticas. En dependencia<br />

de la intensidad de las anomalías,<br />

se utilizaron detectores de<br />

metales manuales Pulse 8x, equi-<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

pos que basan su principio de funcionamiento<br />

en las propiedades<br />

electromagnéticas que poseen los<br />

metales y también prestaron gran<br />

ayuda en los casos en que los objetos<br />

causantes de las anomalías<br />

yacían debajo de pequeñas capas<br />

de sedimento.<br />

Levantamiento magnético. Resultados<br />

obtenidos<br />

Con el objetivo de simplificar y<br />

hacer más entendible la información,<br />

se decidió dividir el área estudiada<br />

en sitios (del I al III) basados<br />

fundamentalmente en los residuarios<br />

y las evidencias observadas.<br />

Generalidades<br />

En total se detectaron 306 anomalías;<br />

171 de ellas presentan valores<br />

por debajo de los 10 gamma, y<br />

135 son iguales o mayores a las 10<br />

unidades; estas últimas fueron<br />

consideradas de mayor importancia<br />

y se comprobaron mediante buceo<br />

autónomo.<br />

En el 22.4% de las anomalías<br />

buceadas no se observó nada y<br />

estos puntos coincidieron con fondos<br />

arenosos que en ocasiones<br />

poseían rocas aisladas. El 7.75%<br />

corresponde a localidades donde<br />

el fondo es rocoso y de igual modo<br />

no se observó nada. El 16.3% pertenece<br />

a zonas de fondos rocosos<br />

donde el campo magnético tiene un<br />

comportamiento singular, ya que<br />

se observan anomalías magnéticas<br />

de relativa moderada extensión<br />

de 90 a 120 m como promedio,<br />

e intensidades que superan los 30<br />

gamma; las anomalías tienen forma<br />

de escalón positivo que resalta<br />

sobre las observaciones del cam-<br />

Gabinete de Arqueología / 15


ARQUEOLOGÍA<br />

po general del área, que presenta<br />

un gradiente suave.<br />

En muchos de estos puntos se<br />

realizaron buceos exploratorios utilizando<br />

el detector de metales Pulse<br />

8x, obteniendo lecturas anómalas en<br />

varias localidades; las rocas que conforman<br />

el fondo marino son principalmente<br />

calizas arrecifales o con<br />

oquedades, y también muestran<br />

manchas oscuras constituidas por<br />

material máfico asociado a minerales<br />

de hierro, como es de esperar.<br />

Este comportamiento podría explicarse<br />

a través de los procesos<br />

sedimentarios que tienen lugar en<br />

los climas húmedos y tropicales, en<br />

ambientes de transición litoral o de<br />

aguas someras donde los ríos<br />

transportan al mar gran cantidad<br />

de material clástico; con este material<br />

y por infiltración de las aguas<br />

subterráneas, van al mar iones de<br />

hierro, magnesio y óxidos de aluminio<br />

disueltos, provenientes de la<br />

corteza de intemperismo. Como<br />

estos elementos son poco solubles<br />

se precipitan rápidamente en zonas<br />

de aguas someras, donde a<br />

causa de la elevada temperatura,<br />

la solubilidad del carbonato de calcio<br />

disminuye y pasa a formar <strong>parte</strong><br />

importante de los sedimentos<br />

marinos. 2<br />

Existen, además, alrededor de<br />

cinco puntos donde no se observó<br />

nada y representan el 4.6%; las<br />

causas pueden estar atribuidas a<br />

errores instrumentales cometidos<br />

por el hombre o debido a fenómenos<br />

que afectan el comportamiento<br />

del campo magnético, tanto<br />

naturales como artificiales, enfatizando<br />

en las últimas como pueden<br />

ser los ruidos provocados por<br />

la cercanía de la embarcación.<br />

16 / Gabinete de Arqueología<br />

Sitios<br />

Sólo expondremos algunos de<br />

los sitios que más llamaron la atención<br />

de los especialistas. Se efectuó<br />

un levantamiento magnético<br />

que abarcó un área de 4.246 km 2 ,<br />

se observó el comportamiento de<br />

la intensidad del campo magnético<br />

terrestre de la zona y fueron confeccionados<br />

siete mapas nombrados<br />

María, desde el uno hasta el<br />

siete, que muestran las localidades<br />

anómalas, así como la intensidad<br />

del campo total en esos puntos.<br />

Sitio I<br />

Las investigaciones comenzaron<br />

por un punto ubicado al norte<br />

del hotel Atlántico, en la playa de<br />

Santa María del Mar, pues teníamos<br />

información histórica acerca<br />

del naufragio en 1744 de la fragata<br />

Nuestra Señora del Rosario con pertrechos<br />

de guerra y valores.<br />

Como resultado de la combinación<br />

del levantamiento magnético<br />

y el buceo exploratorio fueron detectados<br />

cuatro anclas y dos cañones.<br />

De estos residuarios, el más importante<br />

fue el ubicado al frente del<br />

hotel Atlántico a escasos 200 m de<br />

la línea de costa con dos piezas de<br />

artillería, al parecer medios cañones<br />

a juzgar por sus dimensiones.<br />

El levantamiento magnético fue<br />

apoyado por buceos exploratorios,<br />

realizando un rastreo detallado por<br />

medio de los detectores de metales<br />

manuales Pulse 8x.<br />

Sitio II<br />

El levantamiento magnético<br />

fue utilizado, al igual que en el<br />

Sitio I, como método de avance<br />

durante la exploración, y en esta<br />

ocasión se cubrió un área de 1 km 2 .<br />

Aquí también se conformó un mapa,<br />

llamado María 8, que muestra las<br />

localidades anómalas, así como la<br />

Muchas veces los detectores de metales localizan conglomerados<br />

asociados a minerales ferrosos y no ferrosos<br />

2 Ernesto Hernández Pérez (Comp.) (1978): Fundamentos de la Estratigrafía, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, pp. 4-6 y 32-33.


intensidad del campo magnético total<br />

en esos puntos.<br />

Durante el buceo se hallaron dos<br />

anclas, una con arganeo y la otra<br />

sin él, ambas de 4.5 m de longitud<br />

aproximadamente, se observó un<br />

cañón de hierro y otra serie de elementos<br />

ubicados alrededor del<br />

punto, con coordenadas 23.17710°<br />

de latitud N y 82.15012° de longitud<br />

W; otros elementos fueron cuatro<br />

cajas de hierro, un ancla moderna,<br />

planchas de hierro y cabillas.<br />

Con posterioridad, se realizaron<br />

levantamientos magnéticos<br />

que cubrieron los flancos Oeste,<br />

Norte y Este del sitio con vistas a<br />

establecer las cotas máximas de la<br />

dispersión y ubicar de esta forma<br />

otros elementos que pudieran estar<br />

relacionados con el yacimiento.<br />

En total se cubrió un área de<br />

3.625 km 2 y se localizaron nuevas<br />

evidencias que a nuestro parecer<br />

no guardan una relación directa<br />

con el sitio, pero no obstante son<br />

de gran importancia, ya que conforman<br />

el contexto arqueológico de<br />

la zona. Más adelante se realizó un<br />

estudio detallado del sitio con resultados<br />

satisfactorios.<br />

Entre estos residuarios se localizó<br />

un pecio de casco de acero de<br />

grandes dimensiones que yace<br />

cercano a la línea de costa, al Este<br />

del puente de madera de Guanabo,<br />

llamándolo Sitio III.<br />

Sitio muy comentado en las playas<br />

del este por su peculiaridad, fue<br />

un enorme barco de hierro movido<br />

por vapor, ahora en pedazos, localizado<br />

en el punto 23.1753° N y<br />

82.1588° W. Su estructura está cubierta<br />

por una espesa capa de coral<br />

y volúmenes de vegetación, a<br />

una profundidad de 3 m aunque<br />

<strong>parte</strong> de la armazón llega hasta<br />

sólo 1 m de la superficie. En el centro,<br />

muy cerca de la quilla, se observan<br />

con facilidad restos de plomo derre-<br />

tido en forma de gotas y algunos fragmentos<br />

de bronce y cobre.<br />

Sitio IV<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

El sitio IV se puede ubicar en las<br />

coordenadas 23.1 88825° de latitud<br />

N y los 82.1 58376° de longitud W;<br />

en esta área se realizó el levantamiento<br />

magnético del mapa María<br />

l0, que muestra las localidades<br />

anómalas, corroboradas por medio<br />

del buceo de reconocimiento y que<br />

coincidieron con tres cañones de hierro,<br />

un ancla y cientos de proyectiles<br />

de artillería de diferentes diámetros;<br />

aquí también se encontraron cajas<br />

con proyectiles de artillería de 20 mm<br />

de diámetro, y tanto los envases<br />

como su contenido yacían muy bien<br />

preservados.<br />

Sitio interesante y maravilloso.<br />

Agrupadas en el fondo, las balas<br />

de cañones de diferentes calibres<br />

están intactas, amontonadas unas<br />

Ancla de 4.5 m de largo hallada a 7 m de profundidad con su arganeo, cubierta de coral<br />

Gabinete de Arqueología / 17


ARQUEOLOGÍA<br />

sobre otras, con lo que forman pequeños<br />

mogotes. Las cajas de balas<br />

de asombrosa conservación se<br />

hallan dispersas, además de tres cañones<br />

con una gran cubierta de coral;<br />

su profundidad es de 5 m y las<br />

aguas sumamente transparentes.<br />

El estudio de prospección realizado<br />

al Este de La Habana, nos sitúo<br />

en un área muy conocida por la<br />

empresa Carisub: El pecio de la<br />

almiranta Nuestra Señora de las Mercedes,<br />

naufragado en 1698. Dicha<br />

empresa acometió trabajos arqueológicos<br />

en este sitio recuperando par-<br />

18 / Gabinete de Arqueología<br />

te de la historia sumergida del período<br />

hispanoamericano. Nuestra asociación<br />

después de analizar el<br />

potencial de las evidencias halladas<br />

creó las condiciones necesarias,<br />

de conjunto con el Consejo<br />

Nacional de Patrimonio y el Gabinete<br />

de Arqueología, para continuar<br />

una investigación que se centrara especialmente<br />

en la colecta minuciosa<br />

de los artefactos que todavía<br />

yacían en el emplazamiento que<br />

habíamos llamado Sitio II (Las<br />

Mercedes).<br />

Cajas de balas encontradas en el Sitio IV<br />

Berrayarza, Rubén (1999): Informe<br />

"Proyecto de excavación en el bajo de<br />

Sibarimar", Inédito (en poder del autor),<br />

GEOMAR – CANPAC, GEOMAR, <strong>Cuba</strong>.<br />

Erreguerra, Pilar Luna (1998): "Galeones<br />

en el Golfo de México ", en revista México<br />

en el Tiempo, no. 25, México D. F.<br />

Hernández Pérez, Ernesto (Comp.) (1978):<br />

Fundamentos de la Estratigrafía, Editorial<br />

Pueblo y Educación, La Habana.<br />

"Húmedos museos" (2002): en revista<br />

<strong>Cuba</strong> Internacional, julio-agosto, La Habana.<br />

Instituto <strong>Cuba</strong>no de Hidrografía (ICH)<br />

(1989): Derrotero de las costas de <strong>Cuba</strong>,<br />

Editorial Científico Técnica, t. 1, La Habana.<br />

Lange, O., M. Ibarra y N. Lebedeva<br />

(1998): Geología General, 1ra. edición en<br />

español, tomada de edición inglesa<br />

publicada en Moscú (1966), Editora<br />

Pedagógica [s.l.].<br />

Ortega, Ovidio (2001): "Historia del<br />

Galeón", Inédito, SERMAR S. A.<br />

Entrevista<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

Ortega, Ovidio (2001), CARISUB.


Evidencias numismáticas<br />

en sitios arqueológicos de La Habana Vieja<br />

Por: Carlos de la Rosa Graell y Roger Arrazcaeta Delgado<br />

Resumen<br />

Esta investigación, acerca de algunas<br />

monedas coloniales halladas en sitios<br />

históricos de La Habana Vieja, aborda su<br />

descripción numismática, filiación cronológica<br />

y distintos aspectos relacionados con su<br />

asociación a contextos estratificados. Por otra<br />

<strong>parte</strong>, analiza los factores que incurren en la<br />

presencia de este circulante. En las<br />

conclusiones se encuentran reflexiones que<br />

explican la variedad en los tipos monetarios y<br />

su poca frecuencia en sitios arqueológicos.<br />

Abstract<br />

A numismatic and chronological examination<br />

of the colonial coinage found at various sites<br />

in Old Havana, including a discussion of<br />

various aspects of the subject within an<br />

archaeological context. The article presents<br />

the results of an examination of the<br />

occurrence of coinage in the sites and<br />

draws conclusions about the variety of<br />

coins found and their general scarcity on<br />

archaeological sites.<br />

El surgimiento de las monedas<br />

constituyó un gran progreso humano<br />

y sirvió como vínculo para el intercambio<br />

cultural entre los pueblos,<br />

al ser portadoras del desarrollo<br />

alcanzado por la región emisora.<br />

Con el paso del tiempo, el arte<br />

numismático reflejó también los<br />

avances artísticos y tecnológicos<br />

que marcan etapas en la evolución<br />

social.<br />

En las excavaciones arqueológicas<br />

urbanas son halladas piezas<br />

numismáticas como <strong>parte</strong> de la<br />

evidencia material producida por<br />

la sociedad habanera, por ello resultan<br />

un complemento importante<br />

para establecer períodos de<br />

ocupación, cuando se supeditan al<br />

análisis estratigráfico.<br />

Durante el dominio español en<br />

la Isla, al comenzar una obra, fuera<br />

una estatua o la construcción de<br />

un edificio significativo, se acostumbraba<br />

colocar en un lugar del<br />

basamento la "Primera Piedra", generalmente<br />

una caja de plomo o<br />

sillar pétreo ahuecado que contenía<br />

documentos, publicaciones,<br />

monedas y medallas del momento<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

o algo anteriores, con interés para<br />

los estudios numismáticos y arqueológicos<br />

del período. 1<br />

La circulación monetaria en época<br />

colonial<br />

En América, durante el descubrimiento<br />

y conquista, era desconocida<br />

la moneda tal y como se<br />

usaba en otras regiones, y las transacciones<br />

comerciales entre culturas<br />

avanzadas se desarrollaban<br />

por medio del trueque o el uso de<br />

la llamada "moneda de la tierra",<br />

es decir, artículos cuya demanda o<br />

escasez le conferían un valor reconocido,<br />

que podían ser cacao, plumas<br />

rellenas con polvo de oro,<br />

porciones textiles y conchas.<br />

El advenimiento hispano a<br />

América introdujo las primeras<br />

monedas europeas. Al extenderse<br />

la conquista se crearon nuevos<br />

asentamientos colonos y<br />

hubo necesidad entonces de contar<br />

con un circulante que facilitara<br />

las operaciones comerciales,<br />

y evitara el fraude generado por<br />

su carencia.<br />

1 Recientemente se descubrió por investigadores del Gabinete de Arqueología, encabezados por<br />

Luis A. Francés y Mónica Pavía, la "Primera Piedra" del Oratorio San Felipe Neri. Esta apareció<br />

próxima a los cimientos donde estaba la cabecera del Oratorio primitivo, correspondiente a fines<br />

del siglo XVII, y consiste en un sillar cuadrado con un orificio central, en cuyo interior se<br />

depositaron treinta y tres monedas, dos escudos de oro y el resto reales en plata. En opinión del<br />

conservador Antonio Quevedo, este número puede relacionarse a la edad que tenía Jesucristo<br />

cuando fue crucificado por los romanos. Uno de los escudos fue identificado, por la especialista<br />

numismática Rebecca O. Linsuaín, como acuñado en 1634 por el Nuevo Reino (Santa Fe de Bogotá).<br />

Gabinete de Arqueología / 19


ARQUEOLOGÍA<br />

En 1505 el rey Fernando el Católico<br />

ordenó a la ceca de Sevilla la<br />

acuñación de circulante en metales<br />

como plata y vellón para su uso<br />

exclusivo en América. Tendrían<br />

igual diseño que en la Metrópoli,<br />

más una letra F coronada en el reverso,<br />

flanqueada por el yugo y las<br />

flechas, emblemas de Fernando e<br />

Isabel. Esta medida resultó insuficiente<br />

para resolver la carestía en<br />

el circulante, pues pasado algún<br />

tiempo se renovaron las peticiones.<br />

En 1535 el rey español Carlos I<br />

firma la Real Cédula donde autoriza<br />

fundar en México, territorio con<br />

abundantes metales preciosos, la<br />

primera Casa de Moneda del Nuevo<br />

Mundo. En 1542 fue establecida<br />

la ceca de Santo Domingo, y las de<br />

Lima y Potosí en 1565 y 1573 respectivamente.<br />

Inicialmente sólo se batieron<br />

monedas en plata, y desde 1620 se<br />

permitió la acuñación de oro en Santa<br />

Fe de Bogotá, donde ese metal era<br />

muy común. La amonedación colonial<br />

hispanoamericana en cuanto al<br />

aspecto tecnológico tuvo dos fases:<br />

la acuñación a martillo y la acuñación<br />

a volante, y aunque hubo distintas<br />

variantes tipológicas en los<br />

diseños, podemos resumirlos como<br />

sigue:<br />

Acuñación a martillo:<br />

a) Circular sin cordoncillo<br />

b) Macuquinas del tipo escudo<br />

coronado<br />

c) Macuquinas del tipo cruz cuartelada<br />

de castillos, leones y columnas<br />

sobre ondas del mar<br />

Acuñación a volante:<br />

a) Tipo mares y mundos<br />

b) Tipo busto<br />

Entre estas acuñaciones hubo sus<br />

particularidades en la ejecución de<br />

los diseños, pues debían atenerse, en<br />

líneas generales, a un patrón.<br />

20 / Gabinete de Arqueología<br />

La riqueza extraída en las colonias<br />

españolas permanecía temporalmente<br />

en el puerto habanero, y<br />

las flotas aguardaban a su abrigo<br />

la llegada de los diversos convoyes<br />

que debían integrarla; la marinería<br />

estante en la ciudad introdujo<br />

circulante relacionado con la procedencia<br />

de las naves.<br />

<strong>Cuba</strong>, por no poseer metales preciosos,<br />

jamás contó con ceca propia,<br />

excepto las obsidionales de Santiago<br />

de <strong>Cuba</strong> en 1741. La circulación monetaria<br />

se mantuvo por las arcas<br />

virreinales mexicanas, que enviaban<br />

a La Habana remesas conocidas<br />

como "situados", para aportar numerario<br />

al comercio insular y a obras<br />

defensivas.<br />

En la etapa colonial, las acuñaciones<br />

del tipo macuquino cubrieron<br />

un período más amplio, con<br />

una duración de dos siglos, pues<br />

aún cuando había cesado su fabricación<br />

hacia 1772 en Potosí, última<br />

ceca que las produjo, permanecieron<br />

en la circulación hasta algún<br />

tiempo después; en los años ochenta<br />

del siglo XVIII se decretó su extinción<br />

y recogida basándose en el<br />

valor facial y no por su contenido<br />

metálico. Estas monedas fueron<br />

sustituidas entonces por otras con<br />

una nueva estampa (busto) acuñadas<br />

a volante, remitidas desde<br />

México. Por esta razón desde finales<br />

del siglo XVIII el mayor volumen<br />

en circulación estaba integrado por<br />

piezas a volante, relativas a los reinados<br />

de Carlos III, Carlos IV y<br />

finalmente Fernando VII.<br />

La legislación monetaria del<br />

momento restringía la circulación<br />

en América a la Moneda Nacional,<br />

nombre que distinguía a las<br />

monedas batidas en nuestro continente,<br />

con mayor valor intrínseco,<br />

prohibiéndose el uso de la llamada<br />

Moneda Provincial, producida en cecas<br />

peninsulares; estas tenían menor<br />

contenido en metal fino y por<br />

tanto diferente cotización respecto<br />

al peso fuerte; baste señalar que<br />

cuatro pesetas del cuño nacional<br />

equivalían al peso, mientras se necesitaban<br />

cinco del tipo provincial<br />

para establecer igual valor.<br />

Junto a estas diferencias, existían<br />

variantes en cuanto a diseño y<br />

leyendas, donde el detalle básico<br />

era las Columnas de Hércules con<br />

el mote Plus Ultra sobre cintas liadas<br />

al fuste, quizás para denotar<br />

que el imperio español se encontraba<br />

"más allá" del mítico símbolo<br />

de los montes Calpe y Abila. En lo<br />

referente a las leyendas, la Moneda<br />

Nacional decía Hispaniarum et<br />

Indiarum Rex, mientras la provincial<br />

sólo presenta la inscripción<br />

Hispaniarum Rex.<br />

Desde la llegada española, <strong>Cuba</strong><br />

adquirió un valor estratégico significativo<br />

por su privilegiada ubicación<br />

geográfica y las singulares<br />

características del puerto habanero.<br />

Esta envidiable posición sería una<br />

de las causas para denominar a La<br />

Habana "Llave del Nuevo Mundo y<br />

Antemural de las Indias".<br />

La importancia alcanzada por<br />

la rada habanera y su villa fue<br />

lográndose poco a poco, y en 1560<br />

se afianzó como punto de reunión<br />

obligado para las flotas que transportaban<br />

las riquezas del Nuevo<br />

Mundo hacia España. A ello se unió<br />

un auge constructivo de defensas<br />

militares en la bahía para proteger<br />

los caudales que cada año llegaban<br />

y a la población contra el ataque<br />

corsario y la piratería, y como<br />

medida preventiva en relación con<br />

otras potencias beligerantes con la<br />

Metrópoli. Una consecuencia que<br />

esto trajo a La Habana fue la pre-


sencia en ella de monedas acuñadas<br />

en América transportadas por<br />

las tripulaciones, es así como toda<br />

la evolución del circulante hispanoamericano,<br />

desde sus albores, tuvo<br />

influencia en el país. A partir de las<br />

primeras piezas del tipo circular sin<br />

cordoncillo, hasta las últimas en<br />

acuñarse bajo el dominio colonial,<br />

la denominada Moneda Nacional<br />

o del tipo busto, quedaron sus muestras<br />

en la estratigrafía arqueológica<br />

de La Habana intramural.<br />

Testimonio recuperado<br />

En las excavaciones arqueológicas<br />

se hallan piezas numismáticas<br />

enmarcadas cronológicamente desde<br />

el siglo XVI hasta el presente. Casi<br />

siempre estas evidencias aparecen<br />

asociadas a unidades estratigráficas<br />

ricas en restos basurales producidos<br />

por la actividad humana en el pasado.<br />

Los depósitos más comunes<br />

donde suelen encontrarse esos<br />

restos son las letrinas y rellenos con<br />

escombros de origen constructivo<br />

o doméstico, estos últimos vertidos<br />

en huecos abiertos para extraer<br />

materiales de construcción, usados<br />

como estratos para nivelación en<br />

nuevos edificios. En otros rasgos<br />

arqueológicos como las estructuras<br />

de albañilería conformadas por<br />

canales hidráulicos, aljibes y pozos,<br />

obstruidos con rellenos y sedimentos,<br />

también se reportan artefactos.<br />

Sin embargo, las monedas en<br />

sitios arqueológicos terrestres cubanos<br />

no son numerosas, más bien<br />

ocasionales pero de frecuencia estable.<br />

Su estudio reviste el mayor interés<br />

dado su valor cronodiagnóstico<br />

preferente en contextos primarios,<br />

máxime cuando esta utilidad es<br />

contrastada con evidencias de<br />

análogo empleo operacional (artefactos<br />

tipos, depósitos e interfaces<br />

estratigráficas en relación). 2 Múltiples<br />

causas pueden explicar la deposición<br />

de monedas en estratos<br />

arqueológicos urbanos, pero a un<br />

nivel interpretativo general puede<br />

afirmarse que su origen más<br />

común es el accidental. Esta causa<br />

explica cómo en las letrinas<br />

o necesarias, presentes casi<br />

sistemáticamente en inmuebles<br />

coloniales, puede encontrarse con<br />

regularidad monedas que probablemente<br />

caían desde los bolsillos cuando<br />

usaban el servicio sanitario, o<br />

llegaban allí como basura doméstica.<br />

Otros aspectos complejos relacionados<br />

con las monedas son los<br />

procesos postdeposicionales, donde<br />

acciones culturales y naturales<br />

—deposición y erosión por la lluvia—,<br />

conllevan movimientos de<br />

pequeños artefactos; así como los<br />

traslados y disturbios provocados<br />

por ratas y ratones al abrir sus madrigueras<br />

en el suelo, trasladando<br />

además cosas que les resultan curiosas;<br />

o los daños físico-químicos<br />

y biológicos ocurridos en el medio<br />

térreo que ocasionan verdaderas<br />

alteraciones en la posición primaria<br />

deposicional de las monedas y<br />

otros artefactos.<br />

La Plaza de Armas<br />

Según cuenta la tradición, bajo<br />

una frondosa ceiba cercana a la<br />

bahía se efectuó la primera misa<br />

fundacional de la villa habanera,<br />

posterior a su traslado definitivo a<br />

la costa norte hacia 1519. En esa zona<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

litoral comenzó el poblamiento primigenio.<br />

Circundante a la Plaza de Armas,<br />

se realizaron excavaciones<br />

arqueológicas en la mansión<br />

construida por los condes de<br />

Santovenia, hoy Hotel Santa Isabel,<br />

así como en el Palacio de los<br />

Capitanes Generales. Del primer<br />

sitio, en Baratillo no. 9, entre<br />

Narciso López y Obispo, proviene<br />

la moneda más antigua encontrada<br />

en el Centro Histórico. Es un<br />

ejemplar de cuatro maravedíes<br />

acuñado en la ceca de Santo Domingo,<br />

corresponde al último diseño<br />

creado para estas piezas, y<br />

pertenece al reinado de Carlos y<br />

Juana en España (fig. 1).<br />

Fig. 1. Cuatro maravedíes, cobre,ceca de<br />

Santo Domingo, reinado de Carlos y Juana<br />

en España, fechada entre 1544 y 1555.<br />

Es la más antigua hallada en la ciudad<br />

La ceca dominicana tuvo corta<br />

duración (1542-1564), hubo un primer<br />

diseño (1542-1543) que reproducía<br />

los mismos tipos castellanos,<br />

con un castillo en el anverso, y en<br />

el reverso una K, cuya <strong>parte</strong> superior<br />

está unida simulando una R, y<br />

timbrada con una corona. El segundo<br />

diseño fue acuñado con algunas<br />

variantes hasta el cierre de<br />

2 Este concepto incluye a los suelos antrópicos y naturales, a las estructuras edificadas y sus hiatos o vacíos, identificados estos últimos por cortes,<br />

vaciados y demoliciones.<br />

Gabinete de Arqueología / 21


ARQUEOLOGÍA<br />

la ceca, y es el que aquí nos interesa.<br />

A este tipo corresponde la mayor<br />

<strong>parte</strong> de las monedas hechas<br />

entre 1542 y 1564. Su uso comenzó<br />

hacia 1544 y terminó posiblemente<br />

alrededor de 1563. La moneda<br />

encontrada en la casa Santovenia<br />

debe de estar fechada entre 1544 y<br />

1555 porque en ella aparecen inscritos<br />

los monarcas Carlos y Juana.<br />

Al morir doña Juana en 1555, su<br />

hijo Carlos I ordenó a la ceca sustituir<br />

la leyenda que contenía ambos<br />

nombres y dejar sólo el suyo.<br />

El lugar donde se exhumó dicha<br />

moneda estaba ubicado en la<br />

primera crujía del inmueble, su hallazgo<br />

también reafirma las noticias<br />

sobre la antigüedad del emplazamiento,<br />

habitado sucesivamente<br />

desde el siglo XVI. Según los documentos<br />

históricos en 1606 existía<br />

en el sitio una casa de buena fábrica,<br />

y el estudio riguroso de los<br />

artefactos cerámicos demuestra<br />

la pertenencia del contexto a un<br />

período no posterior al siglo XVII<br />

temprano.<br />

Las excavaciones en este inmueble,<br />

llevadas a cabo por Ricardo<br />

Roselló, Daniel Vasconcellos y un<br />

equipo de la Empresa de Restauración,<br />

revelaron una secuencia<br />

estratigráfica compleja, constituida<br />

por muros y cimentaciones, huecos<br />

de postes, pavimentos construidos<br />

con ladrillos, canalizaciones, letrinas,<br />

rellenos de tierra y basura doméstica<br />

con distintos materiales<br />

cerámicos, fragmentos óseos pertenecientes<br />

a animales usados en<br />

la alimentación y otros restos, todos<br />

vinculados a diferentes momentos<br />

ocupacionales del solar<br />

urbano entre los siglos XVI y XVIII. En<br />

algunos sectores se registró una<br />

potencia estratigráfica entre seis y<br />

siete metros, lo que revela los abru-<br />

22 / Gabinete de Arqueología<br />

madores cambios en la topografía<br />

original del sitio.<br />

En el lado opuesto a dicha mansión<br />

se alza el edificio más sobresaliente<br />

de la arquitectura civil a finales<br />

del siglo XVIII, el Palacio de los Capitanes<br />

Generales, actualmente Museo<br />

de la Ciudad. Este ocupa los terrenos<br />

donde en el siglo XVI se erigió la<br />

Parroquial Mayor, demolida en 1773<br />

y trasladado el culto al templo confiscado<br />

a los jesuitas, convertida unos<br />

años después, en el propio siglo XVIII,<br />

en Catedral Metropolitana.<br />

La costumbre antigua de sepultar<br />

los cadáveres en las iglesias permitió<br />

que en 1967, al iniciarse una nueva<br />

restauración del Palacio dirigida<br />

por Eusebio Leal Spengler, Historiador<br />

de la Ciudad de La Habana y<br />

director de esa institución, se encontraran<br />

enterramientos humanos<br />

y diversos restos arqueológicos<br />

coloniales. Entre ellos apareció una<br />

moneda mexicana de ¼ real, fechada<br />

en 1774 y perforada para<br />

ser usada como colgante. Esta<br />

pieza que lleva en el anverso el<br />

busto del rey Carlos III (1759-<br />

1789) y fue recobrada de un estrato<br />

superficial, podría estar<br />

relacionada con la época en que<br />

se construyó el Palacio, culminado<br />

en 1792.<br />

Convento San Francisco de Asís<br />

Esta representativa edificación<br />

religiosa, sita en la calle Oficios,<br />

fue estudiada arqueológicamente<br />

en varias campañas desarrolladas<br />

entre los años 1980 y 1990, algunas<br />

de ellas conducidas por<br />

Ricardo Rodríguez, Jorge Brito y<br />

Roger Arrazcaeta, bajo la asesoría<br />

de Leandro Romero. Los trabajos en<br />

el área conventual resultaron muy<br />

sugestivos por los contextos del XVI<br />

y XVII presentes en el sitio. Entre las<br />

muchas piezas halladas se encuentra<br />

una moneda de cobre<br />

muy antigua, cuyo valor nominal<br />

es cuatro maravedíes, del reinado<br />

de Carlos y Juana, acuñada en<br />

Santo Domingo hacia 1544-1555,<br />

un ejemplar similar al recuperado<br />

en la casa condes de Santovenia<br />

(fig.1).<br />

Merece señalarse con respecto<br />

a la letra F, ubicada en el anverso<br />

de esta pieza, que existen<br />

diferentes criterios; algunos autores<br />

la identifican como inicial del<br />

rey don Fernando el Católico, y<br />

otros señalan su correspondencia<br />

al primer ensayador de la ceca dominicana,<br />

llamado Francisco<br />

Rodríguez. La opinión más generalizada<br />

y verosímil adjudica<br />

esta rúbrica a los Reyes Católicos<br />

(YF), estampada aún fallecidos<br />

estos.<br />

Palacio del Marqués de Arcos<br />

Situado en la Plaza de la Catedral,<br />

fue objeto hace algunos años<br />

de excavaciones arqueológicas dirigidas<br />

por Carlos A. Hernández. El<br />

objetivo era estudiar la estratigrafía<br />

precedente en el lugar, definir áreas<br />

fronterizas entre tierra firme y ciénaga,<br />

la evolución histórica del inmueble<br />

y evidencias vinculadas a<br />

actividades humanas en este. Junto<br />

a cimientos, viejos drenajes,<br />

cerámica y vidrio, se encontraron<br />

algunas monedas coloniales asociadas<br />

a contextos primarios.<br />

Específicamente, entre los estratos<br />

antrópicos depositados en<br />

una antigua letrina, se recolectaron<br />

diez monedas con las denominaciones<br />

de medio y un real,<br />

cuyas fechas abarcan desde 1772<br />

hasta 1814. Las monedas, desafor


tunadamente muy desgastadas y<br />

dañadas, reafirman las referencias<br />

de diversas fuentes documentales<br />

sobre la circulación monetaria<br />

en <strong>Cuba</strong> y en particular La Habana.<br />

Las piezas en cuestión fueron<br />

acuñadas en México, Guatemala<br />

y Lima (fig. 2, a, b, c, d, e, f). A la<br />

ceca mexicana corresponden<br />

seis, una a Guatemala y otra a<br />

Lima, el resto no pudo clasificarse<br />

por su mal estado. Este promedio<br />

a favor de la ceca mexicana corrobora<br />

las informaciones sobre el<br />

abastecimiento monetario a la Isla<br />

por el Virreinato de la Nueva España,<br />

y la presencia de otros circulantes<br />

que traían en los galeones<br />

los tripulantes y comerciantes en<br />

su paso por la ciudad hacia la Metrópoli.<br />

Por otra <strong>parte</strong> las fechas<br />

en estas monedas ayudaron a<br />

precisar la época de uso del depósito<br />

letrinoso.<br />

Otro interesante descubrimiento<br />

fue hecho en los estratos basurales<br />

exhumados en un pozo<br />

artesanal al exterior del inmueble,<br />

en un recodo que forma su fachada<br />

hacia el lado izquierdo, frente a<br />

la calle Mercaderes. El pozo estaba<br />

virtualmente rellenado con botellas,<br />

cerámica y tierra, y junto a<br />

estos elementos dos monedas españolas<br />

de oro. El análisis e interpretación<br />

estratigráfica y la posición<br />

de las monedas y otros artefactos<br />

en el contexto arqueológico determinó<br />

el reúso del pozo como basurero<br />

hacia 1880 en adelante, sin<br />

haber llegado al siglo XX.<br />

Ambas monedas tienen una<br />

conservación extra fine y son del<br />

período Alfonso XII, de veinticinco<br />

pesetas cada una, acuñadas en<br />

Madrid. La más antigua está<br />

datada en 1879 y su ensayador la<br />

marcó con sus iniciales EM; la otra<br />

es de 1880 (fig. 2, g, h) y lleva las<br />

iniciales MS.<br />

Casa de la Obrapía<br />

Notable casa colonial, antigua<br />

propiedad del escribano y mercader<br />

Martín Calvo de la Puerta<br />

(Domínguez, 1984:4), estuvo entre<br />

las primeras de la ciudad intramural<br />

en ser intervenida por una restauración<br />

arquitectónica entre los<br />

años 1968-1970. Durante este proceso<br />

se efectuaron excavaciones dirigidas<br />

por los arqueólogos Rodolfo<br />

Payarés y Lourdes S. Domínguez. En<br />

una letrina estudiada por el primero<br />

se recolectó cerámica ordinaria,<br />

loza fina, vidrio y otros restos<br />

coloniales. Junto a ellos apareció<br />

una moneda con significativo valor<br />

entre el circulante español, una<br />

onza de oro (ocho escudos) acuñada<br />

en Madrid durante el reinado de<br />

Carlos III.<br />

Esta tipología monetaria se considera,<br />

entre los numismáticos, la<br />

reina del circulante cubano desde<br />

el último cuarto del siglo XVIII hasta<br />

la primera mitad del XIX. Oficialmente<br />

su valor estaba estipulado<br />

en dieciséis pesos fuertes, pero<br />

la demanda la sobrevaloró con<br />

una prima, que en La Habana era<br />

de diecisiete pesos por onza,<br />

pues los comerciantes dedicados<br />

a la trata negrera y el contrabando<br />

la utilizaban para pagar este<br />

lucrativo negocio, por constituir la<br />

mayor denominación en el menor<br />

volumen.<br />

Hostal El Comendador<br />

Esta casa del siglo XVIII fue posesión<br />

de la ilustre familia de los<br />

Pedroso. Aquí se realizaron diferentes<br />

trabajos arqueológicos diri-<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

gidos por Lisette Roura Álvarez, y<br />

en una estancia interior, contigua al<br />

patio, las excavaciones detectaron<br />

restos constructivos y rellenos con<br />

una cronología entre los siglos XVIII<br />

y XIX. Asimismo ocurrió un inusual<br />

descubrimiento, el hallazgo de entierros<br />

humanos. En los estratos<br />

antrópicos superiores, del siglo XIX,<br />

los arqueólogos encontraron cinco<br />

monedas de diferentes países y<br />

fechas, todas decimonónicas. Al<br />

circulante español pertenecen tres<br />

monedas, una al mexicano y la otra<br />

al estadounidense (fig. 3). Su descripción<br />

es la siguiente:<br />

España:<br />

- cincuenta céntimos, 1892, Madrid,<br />

plata (fig. 3 a).<br />

- cinco céntimos de peseta, 1870,<br />

Barcelona, bronce.<br />

- cinco céntimos de peseta, 1879,<br />

Barcelona, bronce (fig. 3 b).<br />

México:<br />

- ocho reales, 1886, Zacatecas,<br />

plata (fig. 3 c).<br />

Estados Unidos de América:<br />

- one dime, 1854, Filadelfia, plata<br />

(fig. 3 d).<br />

Dentro del grupo llama la atención<br />

la moneda de plata fechada<br />

en 1892, se destaca en ella una<br />

contramarca con la letra D y un<br />

entramado interior parecido a las<br />

celdillas de un panal de abejas (fig.<br />

3 a). Al respecto la literatura especializada<br />

no argumenta absolutamente<br />

nada, y otros especialistas<br />

consultados como Alfredo Díaz<br />

Gámez y Rebecca O. Linsuaín consideran<br />

su probable pertenencia a<br />

una entidad privada o persona.<br />

Otra moneda muy interesante<br />

lleva la fecha 1886, ocho reales,<br />

acuñada en Zacatecas, México. El<br />

análisis hecho por nosotros y expertos<br />

numismáticos como Inés<br />

Morales y los antes citados (comu-<br />

Gabinete de Arqueología / 23


ARQUEOLOGÍA<br />

24 / Gabinete de Arqueología<br />

2 a 2 b<br />

2 c 2 d<br />

2 e 2 f<br />

2 g<br />

Fig.2. Monedas de plata, anverso y reverso, período de Carlos IV y Fernando VII en España. Las dos últimas son de oro<br />

y corresponden al reinado de Alfonso XII. La 2 a, b, d, e, f son de México y la 2 c es de Guatemala<br />

2 h


Fig. 3. Monedas de distintos países indican la crisis del circulante en la<br />

Isla a fines del siglo XIX. Una problemática referenciada por los<br />

documentos históricos y las evidencias arqueológicas<br />

3 a<br />

3 b<br />

3 c<br />

3 d<br />

nicación personal, 2001), nos permite considerarla no<br />

auténtica, un falso de época. Los rasgos evaluados en<br />

la pieza fueron los siguientes: una fineza muy baja,<br />

cuando debería ser 0,903 milésimas de plata, apreciable<br />

en el matiz plateado muy amarillento, resaltando<br />

más cobre en la aleación; las letras de la leyenda en<br />

anverso y reverso son más delgadas y menos tupidas<br />

que en monedas similares; el canto estriado es<br />

irregular y no está bien definido. En lo referente al peso<br />

no cumple con los requerimientos establecidos, pues su<br />

peso real es 24, 00 g, cuando la norma era 27, 07 g,<br />

e incluso podía admitirse hasta 26, 00 g (fig. 3 c).<br />

Las monedas extranjeras, mayoritariamente españolas,<br />

indican la crisis en el circulante a fines del<br />

siglo XIX en <strong>Cuba</strong>, cuando al escasear este se admitían<br />

monedas de metales preciosos correspondientes a<br />

otras naciones, sobre todo norteamericanas, francesas<br />

y británicas, con las que existían grandes vínculos<br />

comerciales.<br />

Castillo de San Salvador de La Punta<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

Esta fortificación es un importante símbolo habanero<br />

e integra el blasón de nuestra capital. Comenzó<br />

a construirse en 1589 y se terminó, después de muchos<br />

percances, en 1609, teniendo en los siglos XVII y<br />

XVIII una importante posición estratégica, junto a la<br />

fortaleza del Morro, para salvaguardar la entrada a la<br />

bahía y porque defendía el camino que iba a la Chorrera<br />

por la ribera del mar.<br />

Durante su reciente restauración arquitectónica, iniciada<br />

en 1998 y finalizada en 2002, se llevaron a cabo<br />

investigaciones históricas y distintas excavaciones por<br />

un grupo de trabajo del Gabinete de Arqueología, encabezado<br />

por Luis A. Francés. Se realizaron descubrimientos<br />

significativos para la historia del fuerte, como una<br />

cantera, pavimentaciones, posibles restos de la<br />

contraescarpa, evidencias parietales relacionadas<br />

con la evolución constructiva del baluarte Quintanilla<br />

desde su origen hasta nuestros días, diversos caños<br />

exteriores e interiores, piezas artilleras y muchos<br />

otros. Junto a estos se recuperaron dos monedas españolas<br />

y una norteamericana.<br />

La moneda española más antigua fue exhumada<br />

en los rellenos del foso, tiene la denominación cuatro<br />

maravedíes de cobre y está acuñada en Segovia hacia<br />

1658 o 1659, reinando Felipe IV, entre 1621 y 1665.<br />

Posee una marca que parecía ser un resello, pero<br />

Gabinete de Arqueología / 25


ARQUEOLOGÍA<br />

recientes estudios no lo consideran<br />

así, por cubrirse en su totalidad el<br />

cospel con el nuevo cuño. Se halla<br />

en buen estado y puede considerarse<br />

como un ejemplar raro entre los<br />

especímenes numismáticos cubanos<br />

(fig. 4). Las otras dos monedas son:<br />

una hispana del reinado de Alfonso<br />

XII, fechada en 1876, y una norteamericana,<br />

one dime de 1857, acuñada<br />

en Filadelfia.<br />

La moneda española tuvo vigencia<br />

en la circulación cubana hasta<br />

1915 cuando fue desmonetizada, no<br />

así la norteamericana, que desde la<br />

etapa colonial se encontraba presente<br />

en el numerario cubano y al<br />

crearse la moneda nacional en 1915<br />

mantuvo su curso legal.<br />

Hotel Saratoga<br />

Fue edificado entre 1879 y 1881<br />

(Carmen Lezcano, 2000: 3 y 4), ocupando<br />

una zona convertida en muladar<br />

extramuros a fines del siglo<br />

XVIII y principios del XIX. Durante la<br />

actual reconstrucción se demolieron<br />

sus paredes interiores y se<br />

abrió una enorme excavación para<br />

nuevas cimentaciones, esto permitió<br />

realizar labores de rescate arqueológico.<br />

En las paredes verticales<br />

de este corte se aprecian diferentes<br />

unidades estratigráficas, las superiores<br />

con restos del XIX y XX, y aquí se<br />

colectaron dos monedas españolas.<br />

El contexto más rico en evidencias<br />

fue una gruesa capa oscura conformada<br />

por basuras coloniales<br />

que constituye la posición estratigráfica<br />

más temprana del depósito,<br />

hacia fines del XVIII; con enorme<br />

cantidad y amplia gama de restos<br />

domésticos, cerámica común, loza<br />

fina, porcelana, huesos de res, cerdo,<br />

pescado y aves, vidrio, madera y<br />

semillas. Allí se encontró una mone-<br />

26 / Gabinete de Arqueología<br />

da francesa fechada en 1722, hecha<br />

en cobre y muy deteriorada (fig. 5),<br />

posiblemente por su enterramiento<br />

en un ambiente húmedo inestable, y<br />

con presencia de distintas sustancias<br />

químicas.<br />

Por otra <strong>parte</strong>, las dos monedas<br />

hispanas mencionadas son piezas de<br />

cinco céntimos, bronce, acuñadas en<br />

Barcelona en 1870. Tenían escaso<br />

poder adquisitivo y fueron muy abundantes<br />

en el circulante cubano en la<br />

segunda mitad del siglo XIX.<br />

Casa del Marqués de Prado Ameno<br />

(O’Reilly 253)<br />

También investigada por su relevancia<br />

histórico-arqueológica. Aquí,<br />

bajo la dirección de Roger Arrazcaeta<br />

y Rolando Crespo, se abrieron distintos<br />

cortes estratigráficos y el de<br />

mayor interés para este estudio fue<br />

la excavación de una letrina que aportó<br />

abundante material con restos<br />

culinarios: loza fina (creamware y<br />

pearlware), vidrio, mayólica mexicana<br />

y española y cerámica ordinaria.<br />

Condiciones anaerobias del depósito<br />

sanitario en sus capas más pro-<br />

Fig. 4. Cuatro maravedíes, cobre, ceca de<br />

Segovia, datación 1658 - 1659.<br />

Exhumada en los rellenos del foso,<br />

Castillo de La Punta<br />

fundas conservaron evidencias orgánicas<br />

como semillas, madera y cuero.<br />

La cronología en este rasgo<br />

arqueológico puede estimarse hacia<br />

fines del XVIII y principios del XIX.<br />

Una moneda de plata en mal estado<br />

fue recobrada del estrato<br />

letrinoso más prolífero en restos<br />

arqueológicos, la u. e. 48, a 1,50 m<br />

del nivel 00. Es una pieza de medio<br />

real, año ilegible, ceca México,<br />

ensayadores Francisco Arance<br />

Cobos y Mariano Rodríguez (FM).<br />

Estas dos personas trabajaron en<br />

los períodos de Carlos III y Carlos<br />

IV, especialmente entre los años<br />

1783-1807 (fig. 6).<br />

En otro corte, el no. 5, ubicado en<br />

una estancia contigua al traspatio, al<br />

excavarse un grueso relleno en un<br />

aljibe, se encontraron dos piezas españolas;<br />

la primera corresponde a<br />

cinco céntimos, cobre, año 1877,<br />

ceca Barcelona, reinado de Alfonso<br />

XII; la segunda es también del<br />

mismo período, denominación<br />

dos pesetas, acuñada en plata,<br />

año 1883, fabricada en Madrid,<br />

ensayador MS. La estratigrafía y<br />

las evidencias arqueológicas vin-<br />

Fig. 5. Moneda de Francia,<br />

acuñada para sus colonias en 1722.<br />

Pieza atípica en el circulante cubano


culadas a estos dos artefactos, revelaron<br />

un contexto formado por<br />

rellenos basurales, datados en la<br />

segunda mitad del siglo XIX.<br />

Muralla no. 103-105<br />

Los trabajos en este sitio se efectuaron<br />

por Anicia Rodríguez, Sonia<br />

Menéndez, Karen Mahé Lugo y<br />

Lisette Roura. Entre los rellenos,<br />

estratos primarios y restos arqueológicos<br />

encontrados en una letrina<br />

de esta morada habanera, la mayor<br />

<strong>parte</strong> fechados en la segunda<br />

mitad del siglo XIX, se recuperaron<br />

siete piezas numismáticas: una<br />

moneda acuñada en plata está muy<br />

deteriorada y no conserva ninguna<br />

inscripción, su tamaño es 2,3 cm,<br />

y podría ser una peseta del período<br />

Alfonso XIII. La única excepción<br />

a esta unidad cronológica es un medio<br />

real de plata, acuñado en Guatemala,<br />

inscripción NG, Nueva<br />

Guatemala, la cual aparece a partir<br />

de 1780. El nombre del ensayador<br />

es casi ilegible, pero pudiera ser M<br />

o P; el primero corresponde a Manuel<br />

Eusebio Sánchez, quien figura<br />

Fig. 6. Medio real, ceca de México,<br />

fecha ilegible, acuñada posiblemente entre<br />

1783 y 1807. En esta ceca se fabricaron<br />

las monedas autorizadas oficialmente<br />

a circular en la Isla durante el período colonial<br />

como ensayador supernumerario<br />

en esta ceca hacia 1793, 1795, 1796 y<br />

1799. La P es la inicial de Pedro<br />

Sánchez Guzmán, ensayador mayor<br />

en 1767. Este continúa con el<br />

mismo cargo por 1793, 1795 y 1796.<br />

Aunque el año en esta pieza no se<br />

aprecia, puede asignarse a los reinados<br />

de Carlos III y Carlos IV.<br />

Las restantes monedas encontradas<br />

en esta letrina son las siguientes:<br />

- cinco céntimos, "perra gorda",<br />

cobre.<br />

Año: 1870.<br />

Ceca: Barcelona.<br />

Ensayador: OM (Oeschger Mesdach<br />

y Cia.)<br />

Gobierno Provisional: (1868-1871).<br />

Estado de conservación: Mutilada.<br />

Ubicación estratigráfica: N-7.<br />

- veinticinco pesetas, oro (fig. 7 a).<br />

Año: 1877.<br />

Ceca: Madrid.<br />

Ensayador: DEM (Eduardo Díaz<br />

Pimienta, Julio de la Escosura Tablares<br />

y Ángel Mendoza Ordóñez).<br />

Reinado: Alfonso XII (1874-1885).<br />

Estado de conservación: xf (extra<br />

fine).<br />

Ubicación estratigráfica: N-18.<br />

- diez céntimos, bronce.<br />

Año: Ilegible, entre 1877 y 1879.<br />

Ceca: Barcelona.<br />

Ensayador: OM (Oeschger Mesdach<br />

y Cia.).<br />

Reinado: Alfonso XII (1874-1885).<br />

Estado de conservación: Mutilada.<br />

Ubicación estratigráfica: N-18.<br />

- cincuenta céntimos, plata<br />

(fig. 7 b).<br />

Año: 1885.<br />

Ceca: Madrid.<br />

Ensayador: MS-M. (Mauricio<br />

Morejón Bueno, Pablo de Sala<br />

Gabarre II y Ángel Mendoza<br />

Ordóñez).<br />

Reinado: Alfonso XII (1874-1885).<br />

Estado de conservación: vf<br />

(very fine).<br />

Ubicación estratigráfica: N-16.<br />

- una peseta, plata (fig. 7 c).<br />

Año: 1893.<br />

Ceca: Madrid.<br />

Ensayador: PG-L. (Félix Miguel<br />

Peiró y Rodrigo, Antonio García<br />

González y Domingo Lizaranzu<br />

Astarlos).<br />

Reinado: Alfonso XIII (1886-1931).<br />

Estado de conservación: xf (extra<br />

fine).<br />

Ubicación estratigráfica: N-2.<br />

Habana 958<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

Esta interesante casa, prototipo<br />

de vivienda modesta, pequeña<br />

joya arquitectónica hoy casi totalmente<br />

destruida, fue construida<br />

posiblemente en el primer cuarto<br />

del siglo XVIII. Las excavaciones al<br />

fondo del inmueble localizaron una<br />

antigua letrina, pudiéndose identificar<br />

cuatro capas arqueológicas. El<br />

equipo de arqueólogos, dirigidos por<br />

Sonia Menéndez, pudo establecer el<br />

uso sanitario para esta estructura<br />

entre finales del siglo XVIII y el siglo XIX.<br />

En la unidad estratigráfica no. 4,<br />

compuesta por artefactos y detritus<br />

vertidos por las familias que<br />

habitaron el inmueble, se halló una<br />

moneda española de cinco céntimos.<br />

En el anverso tiene la leyenda<br />

ALFONSO XII POR LA GRACIA DE DIOS y el<br />

rostro del monarca en perfil; en el<br />

reverso aparece el escudo español<br />

y la leyenda REY CONSTITUCIONAL DE<br />

ESPAÑA. Fue fabricada por la ceca de<br />

Barcelona en 1879 (ídem. a fig. 3 b),<br />

ensayador OM (Oeschger Mesdach<br />

y Cia.); su ubicación en el contacto<br />

Gabinete de Arqueología / 27


ARQUEOLOGÍA<br />

28 / Gabinete de Arqueología<br />

7 c<br />

Fig. 7. Las monedas recuperadas en la letrina de Muralla 103 -105 ofrecieron<br />

una cronología confiable para datar el contexto estratigráfico<br />

y artefactual en las últimas décadas del siglo XIX<br />

entre los estratos nos. 3 y 4, particularmente<br />

en el área desde donde<br />

se hizo una remoción, u. e. 4, y el<br />

hecho de pertenecer a la segunda<br />

mitad del siglo XIX, hacen pensar en<br />

una pieza abandonada en este estrato<br />

en una época posterior a la<br />

deposición del mismo, cuando se<br />

movió este nivel y se adicionó el<br />

relleno que conforma la capa no. 3.<br />

Iglesia San Francisco de Paula<br />

En este templo religioso, convertido<br />

en sala para conciertos corales<br />

7 a<br />

7 b<br />

gracias a su restauración, se realizaron<br />

excavaciones arqueológicas bajo<br />

la dirección de Karen Mahé Lugo en<br />

1996 y 1997 para investigar sobre<br />

costumbres funerarias, patrones<br />

de enterramientos, antropología<br />

física, enfermedades y otros. Los<br />

trabajos tuvieron lugar mayormente<br />

bajo el coro, hallándose en el<br />

cementerio distintas sepulturas<br />

cavadas en piedra caliza con entierros<br />

y restos humanos desplazados<br />

de lugar, con probable datación,<br />

difícil para precisar, entre los siglos<br />

XVII, XVIII y primeros años del XIX.<br />

Los arqueólogos pudieron determinar<br />

cierta saturación del área<br />

sepulcral y la remoción de unos<br />

entierros por otros, lo que implicó<br />

la destrucción de sepulturas y la dispersión<br />

de muchos restos óseos que<br />

originalmente estaban en posición<br />

anatómica. Los investigadores comprobaron<br />

que en ese templo no se<br />

siguieron las disposiciones dictadas<br />

por el obispo Diego Evelino de<br />

Compostela en 1695 para la iglesia<br />

de Santiago de las Vegas, donde<br />

establecía diez tramos sepulcrales<br />

diferenciados por precios, distinción<br />

racial y social. Junto a muchos<br />

restos humanos y distintos estratos<br />

térreos se encontraron algunos<br />

objetos personales religiosos y una<br />

moneda hispanoamericana.<br />

La pieza está acuñada en México<br />

y es de un cuarto de real, año 1784;<br />

apareció en los rellenos que cubrían<br />

un área sepulcral, pero no estaba<br />

asociada a ningún enterramiento. En<br />

su anverso puede verse con dificultad<br />

el busto del Rey Carlos III y en<br />

el reverso el escudo español. El<br />

nombre del ensayador no pudo identificarse<br />

porque el ejemplar está muy<br />

desgastado; sin embargo, en esa fecha<br />

operaban dos ensayadores en<br />

la ceca mexicana, Francisco Antonio<br />

de la Peña y Francisco Arance y<br />

Cobos.<br />

Inmueble del Marqués de Casa Calderón<br />

Está ubicado en la esquina interceptada<br />

por las calles Oficios y Santa<br />

Clara; fue edificado antes de 1772,<br />

pues en esta fecha residían allí Juan<br />

Bautista Lonz y su esposa, propietarios<br />

y constructores de la fábrica. Recibió<br />

transformaciones durante el<br />

siglo XIX, cuando pasó por diferentes<br />

dueños. Entre otros, radicó en este,


desde 1834 hasta su muerte en 1884,<br />

Francisco Álvarez Calderón y Kessel,<br />

marqués Casa Calderón.<br />

El estudio arqueológico, con prospecciones<br />

microgravimétricas encargadas<br />

al ingeniero doctor Ramón<br />

Caraballo y su equipo de geofísicos,<br />

permitió ubicar dos pozos, caños, un<br />

aljibe y una letrina. En un corte<br />

estratigráfico ubicado en la última<br />

habitación al fondo del inmueble, con<br />

frente a la calle Santa Clara, se encontraron<br />

cerámicas y vidrios del siglo<br />

XIX (Brito Niz, comunicación<br />

personal: 2001). Entre ellas estaba<br />

una moneda de cuatro reales datada<br />

en 1811. El ejemplar es de la época en<br />

que ocurrió la invasión napoleónica<br />

a España (1808-1813), cuando José I<br />

Bona<strong>parte</strong>, hermano mayor de<br />

Napoleón, ocupaba el trono impuesto<br />

a esa nación.<br />

La moneda había sido acuñada en<br />

Madrid y lleva la firma de los<br />

ensayadores Antonio Rafael Narváez<br />

e Isidoro Ramos Manzano, el<br />

escusón del escudo ostenta el águila<br />

del imperio napoleónico. Monedas de<br />

este período entraron profusamente<br />

en <strong>Cuba</strong> posterior a 1821, durante la<br />

independencia mexicana, acuñadas<br />

en la Península y después legalizadas<br />

para su circulación con<br />

la contramarca de la rejilla.<br />

Con la abdicación de José I en<br />

1813, las monedas con su efigie continuaron<br />

circulando, parejamente a<br />

otras españolas, durante todo el siglo<br />

XIX debido a su valor metálico.<br />

Conclusiones<br />

La escasa frecuencia de monedas<br />

en los sitios arqueológicos coloniales<br />

demuestra su presencia<br />

casual o accidental en los contextos<br />

estratigráficos, y sólo excepcionalmente<br />

aparecen enterradas con un<br />

objetivo concreto. Además, desmiente<br />

la extendida creencia de que muchas<br />

personas escondían el dinero<br />

bajo tierra en su propiedad, sobre<br />

todo en momentos de crisis económicas<br />

o guerras. No obstante, en los<br />

sitios rurales o haciendas, el patrón<br />

hallado en los yacimientos urbanos<br />

no parece comportarse igual.<br />

Durante la etapa colonial, <strong>Cuba</strong><br />

padeció la falta de moneda fraccionaria<br />

por no poseer metales preciosos<br />

y no poder establecer su propia<br />

ceca. Por ello estuvo sujeta a los<br />

"situados" procedentes de México,<br />

que nunca fueron suficientes para<br />

una población en continuo crecimiento.<br />

Esta condición permitió la preponderancia<br />

del circulante mexicano en<br />

la Isla hasta fines del siglo XVIII.<br />

El lugar privilegiado del puerto<br />

habanero como punto de concentración<br />

para las flotas que regresaban<br />

a la Metrópoli cargando los<br />

tesoros y mercancías sustraídas a<br />

las colonias americanas, contribuyó<br />

significativamente al movimiento de<br />

las monedas hispanoamericanas<br />

autorizadas a circular en la Isla, en<br />

buena medida por la presencia de<br />

una población flotante numerosa<br />

durante varios meses del año.<br />

A comienzos del siglo XIX, con las<br />

guerras independentistas de las<br />

colonias españolas contra su Metrópoli,<br />

se desestabilizó la acuñación<br />

monetaria, España pierde sus<br />

posesiones en el continente americano<br />

y con ello la producción del<br />

circulante; en consecuencia se acrecienta<br />

la crisis del circulante en las<br />

pocas colonias existentes aún.<br />

Con la independencia hispanoamericana<br />

comenzó el retorno de<br />

muchas personas adineradas hacia<br />

la antigua Metrópoli, llevando<br />

consigo todo cuanto podían salvar,<br />

incluido el oro amonedado que en<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

su paso por <strong>Cuba</strong> era cambiado por<br />

plata, pues una sobrevaloración lo<br />

favorecía: la onza de oro se cambiaba<br />

por diecisiete monedas de plata,<br />

aumentando así sus caudales y al<br />

mismo tiempo dejando sin plata al<br />

país. Esta situación particular trajo<br />

como resultado, posterior a los cuatro<br />

primeros lustros del siglo XIX, una<br />

considerable escasez en monedas<br />

hispanoamericanas, facilitando la<br />

entrada clandestina de las pesetas<br />

provinciales, denominadas corrientemente<br />

"pesetas sevillanas".<br />

En la segunda mitad del siglo<br />

XIX se aprecia en <strong>Cuba</strong> una mayor<br />

incorporación de circulante<br />

extranjero junto al español, sobre<br />

todo monedas norteamericanas,<br />

una circunstancia evidentemente<br />

relacionada con los cambios políticos<br />

internacionales, que se tradujo<br />

en una mayor expansión económica<br />

y militar de EE.UU. hacia América<br />

—especialmente la penetración del<br />

capital norteamericano en <strong>Cuba</strong>—,<br />

la guerra hispano-cubano-norteamericana,<br />

la deprimente economía española,<br />

y finalmente la tradicional<br />

escasez de circulante en la Isla.<br />

Agradecimientos<br />

Los autores desean expresar su<br />

gratitud al especialista Antonio<br />

Quevedo Herrero por la excelente<br />

conservación y restauración realizada<br />

a distintas piezas numismáticas,<br />

y por el apoyo a este estudio. También<br />

a Rebecca O. Linsuaín, quien<br />

revisó la clasificación de algunas<br />

monedas presentadas en esta investigación,<br />

e hizo importantes comentarios<br />

y sugerencias a los autores.<br />

Asimismo, agradecemos el aporte de<br />

los peritos numismáticos Alfredo<br />

Díaz Gámez e Inés Morales; ellos brindaron<br />

su asesoría para identificar y<br />

Gabinete de Arqueología / 29


ARQUEOLOGÍA<br />

documentar algunas monedas problemáticas.<br />

Especial reconocimiento<br />

al fotógrafo Fidel Navarrete<br />

Quiñonez por sus diapositivas y fotografías<br />

digitales, empleadas para<br />

ilustrar este artículo. Igualmente<br />

extendemos nuestra gratitud al<br />

informático Omar Dieppa Castella-<br />

Calicó, F., X. Calicó, y J. Trigo (1998):<br />

Numismática española. Catálogo de todas las<br />

monedas emitidas desde los Reyes Católicos a<br />

Juan Carlos I, 1474 a 1998, 9ª Edición,<br />

Editado por Xavier Calicó Estivill, Plaza del<br />

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traducción de Xavier Dupré Raventos, Editorial<br />

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junio, Barcelona.<br />

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Numismática Española, no. 91, III-88, 3ª época,<br />

septiembre, Barcelona.<br />

———————— (1995): Asociación<br />

Numismática Española, no. 116, I-95,<br />

4ª época, marzo, Barcelona.<br />

González Echegaray, Joaquín (Coord.) y<br />

otros (2000): El colegio de la compañía de<br />

Jesús en Salamanca. Arqueología e historia,<br />

30 / Gabinete de Arqueología<br />

nos, quien nos ayudó en la composición<br />

fotográfica computarizada.<br />

A los investigadores del Gabinete<br />

de Arqueología, que con su trabajo<br />

acucioso en las diferentes<br />

excavaciones, contribuyeron a<br />

este reporte: Carlos A. Hernández,<br />

Aneli Prado, Lisette Roura, Luis A.<br />

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t. II, La Habana.


Rescate arqueológico en Mercaderes no. 15<br />

Por: Aneli Prado Flores, Joyce Rossi Álvarez y Roger Arrazcaeta Delgado<br />

Resumen<br />

Durante las obras de construcción para la<br />

ampliación del Gabinete de Arqueología, sito en<br />

Mercaderes no. 15, fue hallado un pozo artesanal.<br />

Se encontraba debajo de varios niveles de piso y<br />

de relleno. La excavación se apoyó en la<br />

metodología de registros estratigráficos por<br />

contextos simples. Este sistema facilita la<br />

interpretación de cada unidad estratigráfica y las<br />

relaciones entre ellas. A partir de la misma se<br />

realizó el diagrama conocido como Matrix Harris,<br />

que refleja la secuencia estratigráfica y la<br />

periodización del sitio; también se efectuó el<br />

estudio cronotipológico de las piezas encontradas,<br />

obteniéndose así una precisa datación del sitio.<br />

Posteriormente se definieron las diferentes etapas<br />

del pozo artesanal, que van desde la construcción<br />

a finales del siglo XVIII y primera mitad del XIX hasta<br />

su cierre y ulterior pavimentación entre los últimos<br />

años del siglo XIX y primeros del XX.<br />

Abstract<br />

During the construction of an extension to the<br />

Museum of Archaeology at No.15 Mercaderes<br />

Street the remains of a well were discovered<br />

below various layers of flooring and infill. The<br />

excavation of the site was undertaken using the<br />

method of ‘stratigraphic registration within simple<br />

contexts’, which facilitates the interpretation of<br />

each layer and the relationships between them.<br />

Through the application of the Harris Matrix, a<br />

system of definition of the stratigraphic sequence<br />

and chronology of archaeological sites, a<br />

chronotypological study was made of the<br />

artefacts that were discovered, which allowed the<br />

identification of a precise date for the site. Later<br />

the different periods of the well were defined,<br />

beginning with its construction at the end of the<br />

eighteenth century until it was closed and covered<br />

around the end of the nineteenth century.<br />

En Mercaderes número 15 entre<br />

O´Reilly y Empedrado, se encuentra<br />

ubicada la ampliación del Gabinete<br />

de Arqueología; durante la<br />

construcción de este nuevo edificio<br />

los trabajadores hicieron una zanja<br />

para la instalación del desagüe sanitario<br />

y detectaron la huella de un pozo<br />

artesanal.<br />

A partir de la localización del pozo<br />

se decidió comenzar su estudio arqueológico<br />

y nos planteamos como<br />

objetivos la excavación del pozo<br />

artesanal, el cual se encontraba rellenado<br />

por diferentes niveles de tierra<br />

basural, la aplicación de la Matrix<br />

Harris para el análisis e interpretación<br />

estratigráfica y la realización de una<br />

periodización del sitio excavado, así<br />

como el estudio cronotipológico de<br />

los materiales extraídos para contribuir<br />

a la datación e identificación de<br />

todas las etapas del mismo.<br />

Durante las labores en el pozo, se<br />

pudo determinar que los primeros<br />

75 cm de estratigrafia arqueológica<br />

precedentes fueron cortados. Esto se<br />

debió a la apertura de una zanja reciente<br />

para instalaciones sanitarias<br />

(u. e. 18). La sección destruida estaba<br />

constituida por varios niveles de<br />

pisos y rellenos (u. e. 3, 4, 5, 6, 7),<br />

constatado en los perfiles del corte<br />

(ver tabla 1 y fig. 1).<br />

Más tarde, durante la excavación<br />

de otra zanja en la <strong>parte</strong> de-<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

lantera de este espacio urbano se<br />

rescataron varios fragmentos de<br />

cerámica del siglo XVI, cerámica<br />

stoneware del XIX, materiales de construcción,<br />

metales y restos dietarios.<br />

Fueron significativas entre las evidencias<br />

fragmentos de burén, artefacto<br />

aborigen usado para cocer pan<br />

de casabe en la villa habanera durante<br />

el siglo XVI. Con respecto a<br />

los antecedentes arqueológicos del<br />

sitio, existe una breve reseña en el<br />

libro La Habana arqueológica y otros<br />

ensayos escrito por Leandro Romero<br />

Estévanez (1995:128); este menciona<br />

la realización de excavaciones<br />

de salvamento en dicho lugar y la<br />

recolección de abundantes piezas<br />

cerámicas de transculturación aborigen.<br />

En la referencia no se menciona<br />

dónde fueron realizados los<br />

hallazgos, pero los datos aportados<br />

coinciden con los objetos encontrados<br />

en la zanja ubicada en la <strong>parte</strong><br />

delantera del solar. Aún nuestros<br />

especialistas realizan investigaciones<br />

históricas sobre este sitio en el<br />

Archivo Nacional de <strong>Cuba</strong>, Registro<br />

de la Propiedad y en varias bibliotecas<br />

del país.<br />

Breve explicación metodológica<br />

La metodología seguida en la<br />

excavación se basó en el registro<br />

estratigráfico por contextos sim-<br />

Gabinete de Arqueología / 31


ARQUEOLOGÍA<br />

32 / Gabinete de Arqueología<br />

Tabla No. 1. Relación de las unidades estratigráficas


ARQUEOLOGÍA<br />

Continuación Tabla No. 1. Relación de las unidades estratigráficas<br />

Fuente: Elaboración autoral<br />

Gabinete de Arqueología / 33


ARQUEOLOGÍA<br />

ples, es decir, reconocer cada unidad<br />

estratigráfica minuciosamente.<br />

Este método <strong>parte</strong> de la identificación<br />

e interpretación de los elementos y<br />

niveles deposicionales, producto de<br />

una estratificación arqueológica<br />

dada por una actividad constructiva,<br />

destructiva y modificadora operada<br />

por el hombre, acorde con los planteamientos<br />

metodológicos expuestos<br />

por Edward C. Harris en Principios de<br />

estratigrafía arqueológica.<br />

La principal tarea es la identificación,<br />

registro escrito, planimétrico y<br />

fotográfico de los estratos, elementos<br />

constructivos y las interfaces o<br />

soluciones de continuidad, considerando<br />

cada uno como unidades<br />

estratigráficas individuales (u. e.) y<br />

asignándoles un número distinto a<br />

cada una. Una vez numeradas se<br />

define el conjunto propio de relaciones<br />

estratigráficas entre sí, expresando<br />

vínculos espacio-temporales, tales<br />

como:<br />

- De contemporaneidad: cuando<br />

dos u. e. sean coetáneas o sincrónicas;<br />

o sea que se unan o adosen. En<br />

la ficha se define como unir, adosar.<br />

- De antero-posterioridad: cuando<br />

las u. e. presentan una relación<br />

diacrónica. En la ficha se define<br />

como cubrir, rellenar, adosar, apoyar,<br />

cortar. Esta acción puede actuar<br />

positiva o negativamente sobre una<br />

u otra u. e. respectivamente, y una<br />

variante de tal diacronía es la relación<br />

de vacío, interfaz o solución de<br />

continuidad, y se da solamente por<br />

la acción negativa sobre una u. e.<br />

ya establecida; esta acción trata de<br />

cortes debido a demoliciones<br />

antrópicas o ruinas naturales. En<br />

la ficha se define como cortar.<br />

(Sánchez Zufiaurre, Martínez Torrecilla<br />

y Arrazcaeta Delgado, 2000: 7.)<br />

Las relaciones pueden presentarse<br />

como directas o indirectas:<br />

34 / Gabinete de Arqueología<br />

- Directas: Cuando dos o más u. e.<br />

tienen contacto entre sí, la línea<br />

que las une en el diagrama será<br />

continua.<br />

- Indirectas: Cuando la relación<br />

entre dos o más u. e. no se muestra<br />

por un contacto físico, entonces la línea<br />

que las une será discontinua.<br />

(Ob. cit.)<br />

La caracterización de cada una<br />

de las u. e. es descrita y registrada<br />

en una ficha de excavación con los<br />

siguientes aspectos:<br />

1.- Identificación: Se le da nombre<br />

y número a la u. e. así como su<br />

ubicación y fecha en que comenzó<br />

la excavación.<br />

2.- Descripción: Cada una de las<br />

u. e. son diferenciadas y cada caso<br />

es descrito lo más detalladamente<br />

posible:<br />

-Contexto: Compactación, color,<br />

composición, intrusiones, dimensiones<br />

y observaciones.<br />

-Elementos constructivos: Materiales,<br />

tratamientos, técnicas constructivas,<br />

tipos de morteros, juntas,<br />

elementos, formas, dirección de las<br />

caras, deformaciones, dimensiones,<br />

revestimientos y observaciones.<br />

-Interfaces: Formas, dimensiones,<br />

orientaciones, inclinaciones y<br />

observaciones.<br />

3.- Relaciones estratigráficas: Se<br />

analiza la relación de cada u. e. con<br />

las que la rodean, haciéndose un<br />

diagrama o Matrix Harris de dicha<br />

relación.<br />

4.- Dibujo: Consiste en la confección<br />

de un dibujo de planta para<br />

señalar la ubicación de la unidad<br />

estratigráfica dentro del contexto<br />

y las diferentes cotas de niveles.<br />

5.- Interpretación y datación: Se<br />

realiza analizándose las relaciones<br />

estratigráficas en conjunto con el<br />

estudio de los artefactos encontrados<br />

en cada u. e.<br />

6.- Referencias: Referencias<br />

cruzadas con otros instrumentos.<br />

Responsables. Fecha de redacción.<br />

Datos de archivo<br />

A medida que avanza la excavación,<br />

o sea, cada vez que una nueva<br />

unidad es definida, se va realizando<br />

una lista de las u. e. acopiando así<br />

sus datos más imprescindibles, facilitando<br />

la enumeración y evitando<br />

posibles repeticiones en los números<br />

asignados a cada u. e. Esta lista o<br />

relación también ayuda a una dinámica<br />

y control ágil en la excavación<br />

arqueológica.<br />

Una vez definidas las relaciones<br />

de cada u. e. se hace un diagrama<br />

esquemático mediante el método<br />

de Matrix Harris, el cual nos proporciona<br />

todos los detalles para una<br />

secuencia estratigráfica organizada<br />

en fases y períodos.<br />

En la Tabla no. 1 se muestra la relación<br />

de cada u. e., definiéndose si<br />

es contexto o interfaz, según corresponda.<br />

A las u. e. que rellenaban el<br />

pozo se les tomó una muestra para<br />

su descripción y su definición de color,<br />

basados en los códigos de la<br />

tabla Munsell.<br />

Periodización del sitio<br />

- 1ra. etapa. Construcción del<br />

pozo posiblemente a finales del siglo<br />

XVIII. Uso del mismo como pozo<br />

de agua en la primera mitad del XIX.<br />

Consta del corte o apertura del<br />

pozo en el terreno de roca sedimentaria<br />

y la construcción de sus<br />

paredes de sillares en caliza, los<br />

cuales tienen una medida promedio<br />

entre 0.20 m de ancho, altura<br />

0.10 m y espesor 0.06 m. Dicha<br />

construcción llama la atención, al<br />

constatarse que entre el corte y las


paredes del pozo había una oquedad<br />

rellenada con una arena gris muy<br />

poco compacta.<br />

- 2da etapa. Uso del pozo como<br />

basurero. Segunda mitad del siglo XIX<br />

Es el período en que el pozo entra<br />

en desuso y se decide emplearlo<br />

como basurero doméstico. Su<br />

relleno consta de siete capas de basura<br />

con carbón vegetal, cerámica,<br />

vidrio y restos óseos de dieta.<br />

Se presupone el abasto de agua a<br />

la morada por tuberías del acueducto<br />

de Fernando VII o el posterior<br />

de Albear.<br />

- 3ra. etapa. Sellaje o desuso<br />

del pozo como basurero y pavimentación<br />

del terreno. Finales<br />

del siglo XIX.<br />

En este tiempo se cierra el depósito<br />

de basuras y se destruye<br />

la <strong>parte</strong> superior del brocal. Al parecer<br />

ocurre una remodelación<br />

en el edificio incluyendo nivelaciones<br />

y colocación de un pavimento<br />

hecho con baldosas de<br />

Fig.1<br />

cerámica roja con un relleno de<br />

asiento (u. e. 6 y 7).<br />

- 4ta. etapa. Nuevo pavimento<br />

de hormigón de cemento Portland<br />

(u. e. 3).<br />

Representa un momento de<br />

transformación en el inmueble, en<br />

pleno siglo XX, implicando la probable<br />

destrucción parcial de las u. e. 6<br />

y 7, tal y como se observa en la<br />

figura 1.<br />

- 5ta. etapa. Construcción de talleres<br />

para el Gabinete de Arqueología,<br />

años 2000 al 2002.<br />

Es una nueva fase en ese espacio<br />

urbano y refleja la construcción<br />

de un nuevo edificio. El corte<br />

o zanja, representado por la u. e.<br />

18 fue abierto para la instalación<br />

de las tuberías sanitarias de los<br />

baños.<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

Diagrama harrisiano donde se muestra la<br />

secuencia temporal y las relaciones físicas<br />

Diagrama de Harris. Se muestra la secuencia<br />

temporal y se eliminan las redundancias<br />

1ra etapa: Construcción del pozo y uso del mismo. Finales del siglo XVIII a primera mitad del XIX.<br />

2da etapa: Relleno del pozo. 2da mitad del siglo XIX.<br />

3ra etapa: Sello del pozo y pavimentación sobre el mismo. Finales del XIX y principios del XX.<br />

4ta etapa: Nuevo pavimento de cemento Portland. Siglo XX.<br />

5ta etapa: Construcción de los talleres para el Gabinete de Arqueología. Años 2000-2002 .<br />

Gabinete de Arqueología / 35


ARQUEOLOGÍA<br />

Algunos restos arqueológicos<br />

En los materiales encontrados<br />

en el pozo hay un conjunto de porcelanas<br />

europeas, entre ellas sobresalen<br />

dos pequeñas tacitas de<br />

juguete casi completas, una taza de<br />

té con huellas de decoración sobre<br />

el vidriado, fragmentos de una<br />

fuente y una cazoleta de pipa para<br />

fumar decorada, también botellas<br />

de vidrio para vinos y conservas y<br />

fragmentos cerámicos de una cazuela<br />

tipo El Morro y otras. En correspondencia<br />

a la estratigrafía<br />

descrita con anterioridad y a las<br />

tipologías presentes en estas piezas<br />

pueden considerarse como de<br />

la segunda mitad del siglo XIX, muchas<br />

de estas provenientes de la<br />

importación de artículos europeos<br />

y norteamericanos; es posible que<br />

un ejemplar como la cazuela de cerámica<br />

El Morro pudiera ser manufacturada<br />

localmente, aunque<br />

este tipo cerámico se hizo en otros<br />

países como México y España.<br />

Taza de té<br />

Pieza de porcelana europea de<br />

pasta dura, con 9.2 cm de diámetro<br />

en el borde superior y una altura<br />

Taza de porcelana dura europea<br />

con decoración sobre el vidriado,<br />

segunda mitad del siglo XIX<br />

36 / Gabinete de Arqueología<br />

total de 6.3 cm. Presenta un anillo<br />

como pie de base con 4.4 cm de diámetro.<br />

Se encontró fragmentada<br />

en nueve pedazos. Luego de ser limpiada<br />

y reconstruida se pudo apreciar<br />

en la <strong>parte</strong> externa improntas de<br />

unos dibujos; por estar hechos sobre<br />

el vidriado los colores se perdieron<br />

y hoy sólo se pueden ver a<br />

contraluz; representan dos insectos,<br />

y según los especialistas en<br />

zooarqueología del Gabinete pueden<br />

ser mariposas.<br />

Fragmentos de dos tacitas de juguete<br />

Dos fragmentos de pequeñas<br />

tacitas de juguete hechas en porcelana<br />

de pasta dura sin decoración.<br />

Una de ellas presenta un asa<br />

y tiene un diámetro en su borde superior<br />

de 3.3 cm y como base 1.4 cm,<br />

con una altura de 2.5 cm. La superficie<br />

externa de la pieza es biselada.<br />

El otro fragmento mide 3 cm de<br />

diámetro en su borde superior y<br />

1.4 cm en la base, con 2.4 cm de<br />

altura. La superficie externa de la<br />

pieza es biselada.<br />

Hornillo de pipa para fumar de porcelana<br />

dura decorada<br />

El hornillo está incompleto. El<br />

diámetro de su borde superior es<br />

de 2.3 cm, y la altura, de 4.4 cm. El<br />

espesor de la pasta va de 0.2 cm en<br />

la <strong>parte</strong> superior de la pieza hasta<br />

0.4 cm en el fondo. Como decoración<br />

tiene una franja de color café<br />

rojizo en la <strong>parte</strong> media a inferior<br />

del cuerpo, que se degrada hasta<br />

un café más claro en la <strong>parte</strong> alta<br />

de la decoración, tiene 2.4 cm de ancho<br />

midiendo desde la base de la<br />

pieza.<br />

Las pipas de porcelana comenzaron<br />

a fabricarse en la mitad del siglo<br />

XVIII en Meissen y en Nymphenburg<br />

por Franz Vilarius (Armero, 1989:<br />

100), a partir de entonces se popularizaron<br />

en Europa. Durante el siglo<br />

XIX una variedad de pipas de porcelana<br />

con decoración policromada<br />

se comercializaron en Alemania y<br />

Pequeñas tazas de juguete hechas en porcelana dura europea sin decoración,<br />

segunda mitad del siglo XIX


Francia. El ejemplar encontrado en<br />

este sitio pudo ser hecho en Alemania<br />

en el siglo XIX.<br />

Las piezas referenciadas anteriormente<br />

son de la llamada porcelana<br />

europea de pasta dura,<br />

comenzada a fabricarse en 1710 en<br />

la ciudad de Meissen. Esta pasta<br />

se caracteriza por ser compacta y<br />

sumamente vitrificada; es de color<br />

blanco brillante vista en corte y no<br />

puede rayarse con el acero, tiene<br />

fractura concoidal, sonido metálico<br />

y si las paredes no son muy gruesas<br />

es traslúcida; se hacía con<br />

caolín, feldespato y cuarzo molido.<br />

Cazuela de cerámica tipo El Morro<br />

Es una cazuela de cerámica<br />

hecha en torno de alfarero. Con<br />

vidriado en la <strong>parte</strong> interna, deteriorado<br />

por las condiciones ambientales<br />

en que se encontraba; la<br />

<strong>parte</strong> externa presenta algunas<br />

vetas chorreadas del barniz vítreo.<br />

La pasta es de color rojo, y probablemente<br />

el desgrasante utiliza-<br />

do fue la arena, al ver los puntos<br />

blancos existentes en toda la pasta.<br />

Presenta un espesor en la <strong>parte</strong><br />

superior de 0.5 cm y en la base de<br />

0.8 cm. El diámetro del borde superior<br />

de la vasija es de 18.5 cm y la<br />

altura de 12 cm.<br />

El fondo por la <strong>parte</strong> externa presenta<br />

restos de cenizas y concreciones<br />

negras del hollín, evidenciando<br />

la exposición al fuego.<br />

Las vasijas utilitarias hechas con<br />

este tipo cerámico se distinguen por<br />

tener una superficie granulosa y un<br />

mínimo de lisura en ellas; la pasta por<br />

lo común es atemperada con arena<br />

de cuarzo y en ocasiones con inclusiones<br />

de arcilla roja y su color oscila<br />

del café al carmelita rojizo; el vidriado<br />

plúmbeo de estas piezas es irregular,<br />

transparente y delgado, y por<br />

lo general es aplicado en la superficie<br />

interior. (Deagan, 1987:50 y 51.)<br />

Pipas catalanas de cerámica<br />

Pipas catalanas para fumar de<br />

cerámica. Son tres pipas hechas en<br />

Pipas de cerámica para fumar tabaco, hechas en Palamos, Gerona, Cataluña, siglo XIX<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

moldes de dos piezas, con decoración<br />

en alto relieve en su cuerpo con<br />

motivos florales a la manera de guirnaldas.<br />

La <strong>parte</strong> inferior es delgada<br />

y cilíndrica. El hornillo está<br />

provisto de un pequeño tubo para<br />

la caña. Sobre el borde superior se<br />

puede leer el nombre del fabricante<br />

y lugar de procedencia: PALAMOS EN<br />

CATALUÑA FCA. DE ESTEVAN GORGOLL. Dos de<br />

ellas presentan un diseño similar.<br />

Las pipas de fabricación catalana<br />

siguen una tipología desarrollada<br />

en Francia a fines del siglo<br />

XVIII, caracterizada por el uso de<br />

diseños en alto relieve. Estas pipas<br />

se encuentran con cierta frecuencia<br />

en sitios coloniales cubanos correspondientes<br />

a mediados y<br />

segunda mitad del siglo XIX y existen<br />

reportes de ellas a lo largo de<br />

todo el país, en sitios urbanos, rurales<br />

y en plantaciones azucareras y<br />

cafetaleras. En la región de Gerona,<br />

en Cataluña, existieron diversas fábricas<br />

durante el siglo XIX, entre<br />

ellas podemos mencionar a las de<br />

José Espinet, Estevan Gorgoll y<br />

Juan Castella, de las cuales se han<br />

encontrado ejemplares en sitios arqueológicos<br />

cubanos en la segunda<br />

mitad del sigo XIX. (Arrazcaeta,<br />

1987:19 y 20.)<br />

Cazuela de cerámica tipo El Morro, siglo XIX<br />

Gabinete de Arqueología / 37


ARQUEOLOGÍA<br />

Botella de vino espumoso<br />

Entre las piezas completas halladas<br />

en el pozo, se encuentra una<br />

botella de vino espumoso. De vidrio<br />

verde, soplada en molde de<br />

madera, se pueden apreciar las<br />

burbujas de aire y las huellas de<br />

unión del molde dejadas en la<br />

pasta. Presenta un anillo plano de<br />

vidrio aplicado en el cuello, que<br />

servía para sujetar el corcho con<br />

un alambre. Con una altura total<br />

de 25.9 cm, la boca tiene un diámetro<br />

de 2.6 cm, los hombros 7 cm de<br />

diámetro y 7.4 cm en la base.<br />

En las botellas uno de los elementos<br />

más distintivos es el cuello,<br />

puesto que es uno de los que<br />

mayor información cronotipológica<br />

nos brinda; y una de las <strong>parte</strong>s de la<br />

Botella de vino espumoso,<br />

procedencia francesa o española,<br />

segunda mitad del siglo XIX<br />

38 / Gabinete de Arqueología<br />

pieza que mejor se conserva en las<br />

excavaciones arqueológicas en<br />

contextos urbanos. En los inicios del<br />

siglo XIX la <strong>parte</strong> superior del pico<br />

terminaba en forma oblicua, con<br />

el extremo más ancho que la unión<br />

de la tira, y ya hacia 1850 se impone<br />

el doble bisel hacia abajo.<br />

(Schávelson, 1991: 108.)<br />

Botella de conserva<br />

Otra de las piezas completas<br />

del pozo fue un frasco de conserva.<br />

De vidrio incoloro y hecho por<br />

soplado libre, se pueden apreciar<br />

en la pasta las burbujas de aire.<br />

Se caracteriza por un delgado<br />

anillo aplicado en la boca con labio<br />

evertido, y una forma irregular<br />

con hombros deformes; presenta<br />

una altura de 27.5 cm; diámetro en<br />

la boca de 6.7 cm, en el cuello se<br />

estrecha hasta los 5.6 cm, ensanchándose<br />

en los hombros a un diámetro<br />

igual a 9.0 cm y estrechándose<br />

Botella para contener conservas,<br />

posiblemente francesa o norteamericana,<br />

siglo XIX<br />

nuevamente en la base a un diámetro<br />

de 6.9 cm.<br />

Estos frascos de conserva se<br />

difundieron a partir de 1800,<br />

eran de boca ancha y se tapaban<br />

con un corcho atado con un<br />

alambre y cubierto por cera;<br />

fueron usados para dulces, mermeladas,<br />

y otras conservas. Por<br />

lo general los frascos eran transparentes<br />

para así poder apreciar<br />

el contenido de los mismos. En<br />

1850 llegaron a existir en Inglaterra<br />

cerca de 1 000 marcas, muchos<br />

con decoraciones neogóticas.<br />

Las marcas eran hechas de un vidrio<br />

fino, y en ocasiones pueden<br />

hallarse huellas de pontil dejadas<br />

en la base como en este caso; se<br />

trata de un pontil pleno de vidrio.<br />

(Ob. cit.:109.)<br />

Tapa de cierre para frasco de conserva<br />

Pieza de vidrio incoloro soplada<br />

en moldes de dos piezas, se pueden<br />

apreciar las burbujas de aire y<br />

las marcas del molde. Se trata de<br />

una tapa con rosca, cuya <strong>parte</strong> superior<br />

culmina con un reborde so-<br />

Tapa de cierre para frasco de conserva,<br />

Francia, segunda mitad del siglo XIX


esaliente que al momento de cerrar<br />

el frasco cubría totalmente el<br />

labio del mismo. La tapa externa<br />

superior presenta tres anillos, entre<br />

los cuales se aprecia una inscripción<br />

en francés, que dice: T. YSSARTIER<br />

BRI_ _ _TE S.G.D.G. BORDEAUX FABRICANTS<br />

MO_CAMP & C° _ _ _ _. (Las líneas<br />

discontinuas significan que no se<br />

pueden leer las letras.)<br />

Copa<br />

Copa de vidrio incoloro hecha<br />

en molde de contacto, con un fuste<br />

corto y grueso, la superficie externa<br />

de la copa está decorada con<br />

once paneles ovalados consecutivos,<br />

biselados a la rueda sobre el<br />

vidrio. Tiene unos 6.4 cm de diámetro<br />

en su borde superior y una altura<br />

total de 9.9 cm. En ella se aprecian<br />

algunas burbujas de aire ubicadas en<br />

el pie o base, y debajo de este se<br />

observa un rebajamiento ovoidal<br />

indicativo de una marca de pontil<br />

bruñida. Por sus características<br />

tipológicas esta pieza pudo ser<br />

fabricada en Inglaterra o Estados<br />

Unidos en el siglo XIX.<br />

Copa de vidrio incoloro hecha en molde de<br />

contacto, siglo XIX<br />

Las copas fueron menos comunes<br />

que los vasos de vidrio, usados<br />

para beber todo tipo de líquidos en la<br />

mesa de las familias en la colonia. Su<br />

presencia en los sitios arqueológicos<br />

cubanos es más frecuente en contextos<br />

del XVIII y mucho más en el siglo<br />

XIX. Por lo general, las copas fueron<br />

artículos costosos en relación con<br />

otros recipientes de vidrio cuya elaboración<br />

era más simple.<br />

Cuchillo de plata<br />

Es una de las piezas mejor conservadas,<br />

aunque se encontraba<br />

con algunas concreciones. Luego<br />

de ser limpiada, con métodos mecánicos<br />

y químicos, supimos que se trataba<br />

de un cuchillo mantequillero<br />

de plata forjada, es decir, hecho<br />

artesanalmente, pudiéndose apreciar<br />

en su hoja una marca de platero<br />

aún sin identificar.<br />

Detalle de la marca del fabricante del cuchillo<br />

La hoja tiene un largo de 10.4 cm<br />

y un ancho de 1.6 cm; el cabo mide<br />

8.4 cm de largo y el ancho oscila<br />

entre 0.9 cm y 1.3 cm. En total mide<br />

la pieza 18.8 cm. El cabo es de sección<br />

octogonal, hueco interiormente.<br />

Conclusiones<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

Tomando como base el estudio<br />

arqueológico realizado, y teniendo<br />

en cuenta el inconveniente de no<br />

contarse todavía con una investigación<br />

histórica del inmueble que<br />

permita contrastar los datos arqueológicos<br />

para establecer su<br />

relación con un momento de ocupación<br />

familiar específico se concluye<br />

lo siguiente:<br />

De acuerdo con el estudio de los<br />

rasgos estratigráficos de las u. e. 1,<br />

12, 13, 14, 15, 16 y 17 y restos arqueológicos<br />

asociados definimos<br />

estos rellenos como primarios, originados<br />

por basura doméstica procedente<br />

fundamentalmente de la<br />

cocina de la casa, ya que entre los<br />

restos se recuperaron gran cantidad<br />

de artefactos de cocina y del<br />

servicio de mesa, variedad de huesos<br />

de dieta animal y abundante<br />

presencia de nódulos de carbón<br />

vegetal.<br />

Cronológicamente todos los estratos<br />

antrópicos que rellenan el<br />

Cuchillo mantequillero de plata forjada, siglo XIX<br />

Gabinete de Arqueología / 39


ARQUEOLOGÍA<br />

pozo (u. e. 8) corresponden a la segunda<br />

mitad del siglo XIX. Afianzan<br />

este criterio las características estratigráficas<br />

de los mismos, sus relaciones,<br />

y los artefactos asociados.<br />

Hipotéticamente se plantea que<br />

el pozo entró en desuso por varias<br />

razones; estas pudieran ser:<br />

a) por agua contaminada.<br />

b) porque bajó el nivel del manto<br />

freático y el pozo se secó.<br />

c) debido al dictado de normas<br />

sanitarias.<br />

d) por transformaciones o cambios<br />

espaciales en el inmueble.<br />

A partir del desuso de esta estructura<br />

como pozo de agua, comenzó a<br />

fungir como basurero, esto fue en la<br />

segunda mitad del siglo XIX.<br />

Es probable que el basurero se<br />

clausurara a finales del siglo XIX con<br />

las medidas sanitarias tomadas por<br />

el gobierno interventor norteamericano<br />

en 1898. Sobre su relleno<br />

más tardío (u. e. 1) se colocó un<br />

Armero, Carlos (1989): Pipas antiguas,<br />

Tabacalera, S.A., España.<br />

Arrazcaeta Delgado, Roger (1987): "Las<br />

pipas: Un antiguo útil de fumar", Inédito,<br />

depositado en la Biblioteca del Gabinete de<br />

Arqueología de la Oficina del Historiador de la<br />

Ciudad de La Habana (OHCH), La Habana.<br />

Carandini, Andrea (1997): Historias en la<br />

tierra, Editorial Crítica, España.<br />

Deagan, Kathleen (1987): Artefacts of the<br />

spanish colonies of Florida and the Caribbean<br />

1500 – 1800, Smithsonian Institution,<br />

Washington D.C.<br />

Fournier García, Patricia (1990): Evidencias<br />

arqueológicas del exconvento de San<br />

Jerónimo, INAH, México D.F.<br />

Harris, Edward C. (1988): Principios de<br />

Estratigrafía <strong>Arqueológica</strong>, Editorial Crítica,<br />

Barcelona.<br />

40 / Gabinete de Arqueología<br />

pavimento de baldosas de cerámica<br />

roja (u. e. 6 y 7).<br />

Agradecimientos<br />

A todas aquellas personas que<br />

nos ayudaron con sus conocimientos,<br />

esfuerzos y vasta paciencia en<br />

la culminación de este trabajo.<br />

Rolando Crespo Díaz, por su<br />

activa participación en el equipo<br />

de trabajo de campo y en la identificación<br />

de los restos zooarqueológicos.<br />

Arqueóloga Lisette Roura Álvarez<br />

por su colaboración técnica.<br />

Antonio Quevedo Herrero y<br />

Eduardo Muñiz Márquez por la conservación<br />

y restauración de los<br />

materiales hallados en el sitio y la<br />

ayuda prestada en la identificación<br />

de algunos artefactos.<br />

Alina Velásquez Margüenda y<br />

Omar Bernardo Dieppa Castellanos,<br />

por su contribución en la informática.<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

Hernández Oliva, Carlos A. y Lisette Roura<br />

Álvarez (1997): "Apuntes en torno a la naturaleza<br />

de los contextos arqueológicos en la Habana<br />

Intramuros", en revista El Caribe Arqueológico no.2,<br />

Anuario publicado por la Casa del Caribe como<br />

extensión de la revista Del Caribe, Casa del Caribe,<br />

Taraxacum S.A., Santiago de <strong>Cuba</strong>.<br />

Hume, Ivor Nöel (1970): A Guide to Artifacts of<br />

Colonial America, Alfred A. Knopf, Inc.,<br />

Published in the United States, New York.<br />

Jones, Olive R. y Catherine Sullivan (1985):<br />

Glossaire du verre de parcs Canada, Direction<br />

des lieux et des parcs historiques nationaux,<br />

Parcs Canada, Canadá.<br />

Romero Estévanez, Leandro (1995): La<br />

Habana arqueológica y otros ensayos, Editorial<br />

Letras <strong>Cuba</strong>nas, La Habana.<br />

Fidel Francisco Navarrete Quiñonez,<br />

por las fotografías tomadas<br />

para este artículo.<br />

Licenciada Inés Morales, por su<br />

catalogación numismática.<br />

Muy especialmente al doctor<br />

Edward Cecil Harris por su asesoría.<br />

Al doctor Agustín Azkárate y a<br />

todo su equipo de trabajo por su<br />

colaboración en la aplicación de<br />

esta nueva metodología.<br />

Sánchez Zufiaurre, Leandro, José Manuel<br />

Martínez Torrecilla y Roger Arrazcaeta<br />

Delgado (2000): "Análisis estratigráfico del<br />

tramo de muralla ubicado en la calle San<br />

Lucas no. 5, de Orduña", Informe archivado en<br />

el Equipo de Documentación Arquitectónica<br />

de la Cátedra de Arqueología Medieval,<br />

Universidad del País Vasco (UPV), Vitoria,<br />

España, y depositado en el Gabinete de<br />

Arqueología de la OHCH, La Habana.<br />

Schavelzon, Daniel (1991): Arqueología<br />

Histórica de Buenos Aires, Ediciones<br />

Corregidor, Argentina.<br />

Woodhead, Eileen (1991): Trademarks on<br />

Base-metal Tableware, Studies in Archaeology,<br />

Architecture and History, National Historic Sites,<br />

Park Service, Environment Canada, Minister of<br />

Supply and Services Canada, Canadá.


La sustitución de las maderas ibéricas<br />

por las autóctonas cubanas<br />

en la construcción naval<br />

Por: Alessandro López Pérez<br />

Resumen<br />

Entre los años 1994 y 1995 se realiza un<br />

estudio de las tradiciones que conservan, en la<br />

región occidental de <strong>Cuba</strong>, los carpinteros de<br />

ribera en cuanto a las técnicas utilizadas en la<br />

construcción naval, en particular en los<br />

poblados de Puerto Esperanza (Pinar del Río)<br />

y Jacksonville (Isla de la Juventud). Se <strong>parte</strong><br />

de estudios preliminares de restos de<br />

estructuras navales excavadas por la entidad<br />

Carisub y de investigaciones bibliográficas y<br />

documentales. La elaboración de algunas<br />

consideraciones al respecto constituye un<br />

aporte de carácter etnográfico y de interés<br />

para la historia de la tecnología.<br />

Abstract<br />

From 1994-95 an investigation was<br />

undertaken into traditional shipbuilding<br />

techniques still employed by shipwrights in<br />

Western <strong>Cuba</strong>, particularly in Puerto<br />

Esperanza (Pinar del Río) and Jacksonville<br />

(Isle of Youth). This article combines textual<br />

research with the results of preliminary<br />

studies of ship remains excavated by Carisub<br />

and includes reflections on ethnographical<br />

aspects of the subject and upon the history of<br />

technology.<br />

Durante la etapa colonial se<br />

desarrolló una importante industria<br />

naval vinculada al tráfico comercial<br />

derivado de la Carrera de<br />

Indias y de la propia insularidad<br />

de <strong>Cuba</strong>. La Habana contó con<br />

numerosos astilleros y careneros<br />

hasta que se establecieran las<br />

Reales Fábricas de Navíos y por<br />

último el Real Arsenal, que compitió,<br />

en número de construcciones,<br />

con los principales arsenales<br />

españoles de Guarnizo, Cartagena<br />

y El Ferrol.<br />

Paralela a esta arquitectura oficial,<br />

impuesta por las necesidades<br />

de la Corona, y durante algunos<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

años de la Real Compañía de Comercio<br />

de La Habana, se mantuvo<br />

otra construcción que no partía de<br />

atarazanas, ni planos-libretas o de<br />

la elaboración científica de planos<br />

ajustados a curvas de circunferencias.<br />

Fueron los carpinteros de ribera<br />

los portadores de las tradiciones<br />

más arcaizantes, herencia de familias<br />

durante generaciones replegadas<br />

a los pequeños puertos, y<br />

destinada a la fabricación de reducidas<br />

embarcaciones para la pesca<br />

y el cabotaje.<br />

Esta tradición <strong>parte</strong> en lo general<br />

de los modos que se empleaban<br />

en los siglos XVI y XVII, cuando<br />

Orcas, sección de las amuras. Construidas con maderas autóctonas de <strong>Cuba</strong><br />

Gabinete de Arqueología / 41


ARQUEOLOGÍA<br />

los barcos se hacían de acuerdo<br />

con la habilidad práctica de sus<br />

constructores. Las dimensiones no<br />

se podían determinar de antemano<br />

y resultaban enteramente fortuitas<br />

una vez que se colocaba la<br />

quilla y las cuadernas maestras<br />

que establecían las proporciones<br />

de la curvatura y el tamaño real.<br />

Al margen de los conocimientos<br />

prácticos de los constructores, ocurre<br />

un fenómeno de transculturación<br />

técnica cuando comienzan a ser<br />

sustituidas las maderas procedentes<br />

de los bosques de la Península<br />

Ibérica por las pertenecientes a especies<br />

autóctonas del archipiélago<br />

cubano por sus características particulares.<br />

En el siglo XVIII el portugués<br />

Antonio Parra, avecindado en<br />

La Habana, escribe y publica su relación<br />

de árboles de <strong>Cuba</strong> y sus posibles<br />

usos, incluidos los referidos<br />

a la construcción naval y las numerosas<br />

expediciones de los oficiales<br />

de marina e ingenieros del arsenal<br />

habanero en busca de especies y<br />

troncos aptos para los diferentes<br />

fines y formas (Ortega, 1998).<br />

La arqueología en el contexto<br />

subacuático ha permitido realizar<br />

el estudio de estructuras navales<br />

pertenecientes a esta etapa y la<br />

aparición, en ellas, de maderas de<br />

la península y de las Antillas simultáneamente.<br />

Estudio etnoarqueológico sobre la<br />

sustitución de las maderas ibéricas<br />

por las autóctonas cubanas<br />

Existen cédulas y documentación<br />

sobre la utilización de las<br />

maderas autóctonas en la construcción<br />

naval en <strong>Cuba</strong> en la etapa<br />

colonial. Aunque debe tenerse<br />

en cuenta que esta breve información<br />

ha llegado a nosotros en<br />

42 / Gabinete de Arqueología<br />

los escasos documentos y protocolos<br />

habaneros de la época, por ello<br />

nos decidimos a realizar estos estudios<br />

etnoarqueológicos. Pero la realidad<br />

exacta de cómo se construía un<br />

vaso y sobre todo en épocas tan re-<br />

motas como los siglos XVI y XVII, nos<br />

la ha dado el trabajo arqueológico<br />

en sitios donde han sobrevivido<br />

algunas de las estructuras que<br />

conformaban el bajel y las investigaciones<br />

que desarrollamos en<br />

Bosque tropical húmedo, donde se observan las maderas utilizadas en la construcción naval<br />

Orcas 17 y 22 en el pecio de Fuxa vistas de popa a proa, nao de finales del siglo XVI. La madera<br />

utilizada es el Roble Europeo (Quercus pubenceus), localizado en el norte español


las provincias occidentales, donde<br />

dedicamos nuestro esfuerzo a<br />

aprender in situ cómo se mantenían<br />

las tradiciones constructivas de la<br />

etapa colonial hasta nuestros días.<br />

Laboramos en los astilleros, en los<br />

cortes y manufacturas de las maderas,<br />

en las carenas de reparaciones<br />

y construcciones de barcos<br />

de madera que todavía se utilizan<br />

en la pesca de plataforma y el<br />

cabotaje. 1<br />

Esta gran sabiduría que nos<br />

trasmitieran los maestros de ribera<br />

heredada por la tradición nos<br />

ha ayudado a interpretar mejor<br />

las incógnitas de la construcción<br />

naval antigua.<br />

La importancia que tuvo para<br />

la construcción de embarcaciones<br />

el aporte de maderas americanas<br />

y principalmente las cubanas, a<br />

partir y durante el largo periodo<br />

de la dominación española en<br />

nuestro continente, es reflejada<br />

en las innumerables cédulas, me-<br />

Sustitución de tracas por el sistema de frasquia, técnica de gran antigüedad. La traca fue<br />

confeccionada con un tablón de pino del país<br />

moriales y contratos que sobre<br />

esta temática se conservan.<br />

Ejemplo de lo antes dicho fue lo<br />

expresado por el contador Pedro<br />

de Arana en su Memorial a S. M. al<br />

reiterar que "...en esta ysla ay grandes<br />

comodidades de maderas para<br />

introducir en ella su Mag. una gruesa<br />

u hordinaria fabrica de galeones<br />

y fragatas pues no la escusa por la<br />

grande necesidad de ellos tiene<br />

y por la bondad y ventajas de las<br />

maderas que son la mexores del<br />

mundo...". 2<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

Sin embargo, si nos remitimos a<br />

acontecimientos anteriores, es importante<br />

reflejar las cédulas reales<br />

expedidas a los jerónimos el 29<br />

de diciembre de 1516 "...e bien de<br />

los dichos vecinos pudiesen armar<br />

algunos navios e carabelas o bergantines<br />

para ir a descubrir..." y "...que la<br />

dicha ysla e vecinos e tratantes en<br />

ella tiene mucha necesidad de tener<br />

e hazer navios para contratar...".<br />

3 Estas licencias inician las<br />

construcciones de barcos en el Cauto<br />

y Santiago para comerciar con La<br />

Española, Jamaica y Puerto Rico, y<br />

emprender expediciones por cuenta<br />

de los colonos. (Ortega, 1986.)<br />

Algunas de estas primeras embarcaciones<br />

no lograron alcanzar<br />

un aforo superior a las 100 toneladas,<br />

pues existían cédulas que interferían<br />

su ejecución, como la del 12<br />

de diciembre de 1518 "...por ende yo<br />

vos mando que dexeys e consyntays<br />

a las personas que paresciere que<br />

en esa ysla son abonadas y de quie<br />

tengays buena seguridad que son<br />

tales personas hazer hasta en cantidad<br />

de dies navios y con tanto<br />

que no suban ni sean de 100 toneladas<br />

de porte arriba cada uno...", 4<br />

se apreciaba el interés de los habitantes<br />

y gobernadores de la Isla<br />

por impulsar la construcción de<br />

bajeles para llevar a efecto sus propósitos<br />

mercantilistas y expansionistas<br />

por las recién descubiertas e<br />

inexploradas tierras del Nuevo Mundo,<br />

aprovechando al mismo tiempo<br />

las bondades y ventajas de las<br />

maderas que propiciaban una mayor<br />

fortaleza y durabilidad a todas<br />

1 Bilongo, 72 años: Trabajador del varadero e hijo de un carpintero de ribera de Puerto Esperanza, Pinar del Río, recuerda que cuando niño se<br />

escoraban los barcos hasta que saliera la quilla con la “marea llena”, para dar mantenimiento y después, por la otra banda, se ponía un aparejo en<br />

la cruceta del palo y se hacía firme en tierra con el ancla del barco (en la mayoría de los casos) o se clavaban estacones.<br />

2 Archivo Nacional de <strong>Cuba</strong> (A.N.C.): Fondo Academia de la Historia: Memorial del contador Pedro de Arana a S. M. pidiendo que se construyan<br />

navíos en <strong>Cuba</strong>, Leg. 85, no. 215.<br />

3 A.N.C.: Fondo Academia de la Historia: Real Cédula a los Jerónimos sobre las licencias que pedían los vecinos para hacer navíos, Leg. 29, no. 215.<br />

4 A.N.C.: Fondo Academia de la Historia: Real Cédula concediendo licencia a los vecinos de <strong>Cuba</strong> para hacer navíos, Leg. 30, no. 247.<br />

Gabinete de Arqueología / 43


ARQUEOLOGÍA<br />

las embarcaciones que se construían<br />

en ella. Esta Real Cédula de<br />

confirmación permitía a los vecinos<br />

y moradores de <strong>Cuba</strong> construir<br />

hasta diez navíos que no excediesen<br />

de 100 toneles de porte, pero lo<br />

más posible es que dichas limitaciones<br />

fuesen poco o nada respetadas,<br />

como solía ocurrir con la<br />

mayoría de las regias disposiciones<br />

en <strong>Cuba</strong>; mas lo cierto es que<br />

estas dos pragmáticas fueron la<br />

génesis de la más tarde pujante<br />

industria naval cubana, a cuya<br />

sombra se desarrollaron manufacturas<br />

tales como la confección de<br />

cables de majagua, 5 y la elaboración<br />

de alquitrán y brea obtenida de la<br />

resina de los pinos que poblaban el<br />

occidente y la Isla de Pinos (esto lo<br />

pudimos comprobar en el trabajo<br />

de campo realizado donde dichas<br />

técnicas se mantienen hoy en<br />

día). 6<br />

A lo anterior contribuiría otro<br />

factor natural, las características de<br />

las maderas cubanas, que imprimían<br />

a estos buques una calidad<br />

muy superior a los de otra fabricación.<br />

De estas maderas se aseguraría<br />

"son las mexores del mundo"<br />

por ser más resistentes a la broma<br />

(teredo navalis), además de otras cualidades<br />

que harían decir a Ustáriz, 7<br />

dos siglos después, acerca de estas<br />

naves:<br />

"...Si las fabricadas en Europa<br />

duran de dos quince años se conserva<br />

mas de treinta las que se<br />

5 Cabos de majagua; se golpea el palo por la punta y se desprende la cáscara por la exposición al sol. La fibra que está dentro de la corteza es la que<br />

se utiliza en la elaboración del cabo. Entrevista a Juan González, Monguito, 71 años, Pinar del Río.<br />

6 Los maderos se deben cortar en los menguantes a partir del quinto día, hasta que desaparezca la luna, son los días mejores, no son atacados por<br />

los insectos después de cortados y utilizados. En las lunas crecientes el palo contiene mucha agua. Esto se comprobó en un encino cortado en la<br />

Sierra de los Órganos y se pudo probar el agua fresca y abundante que manaba de su tronco. Entrevista a Eduardo Torres, El Prieto, 64 años,<br />

carpintero, Puerto Esperanza, Pinar del Río.<br />

7 Jerónimo de Ustáriz (1670-1732), economista y político español nacido en Navarra y fallecido en Madrid. Fue miembro del Consejo de Su Majestad, de la Real<br />

Junta de Comercio y Moneda, y del Consejo de Indias. Su pensamiento ejerció fuerte influencia sobre la política económica durante el reinado de Felipe V.<br />

Preocupado por la decadencia que sufrió el reino a lo largo del siglo XVII y por las consecuencias de la Guerra de Sucesión española, retomó las inquietudes<br />

económicas de los arbitristas del siglo anterior. Su principal obra, Teórica y práctica de comercio y marina (1724), pese a que se basa en conceptos del<br />

mercantilismo, importó ideas procedentes de otros países (establecimiento de manufacturas reales, promoción de la marina).<br />

44 / Gabinete de Arqueología<br />

hacen allá con el cedro, roble mas<br />

duro y otras maderas de superior<br />

firmeza y resistencia, lo que es<br />

causa también de que necesiten de<br />

menos carenas y otros reparos;<br />

fuera de que en un combate tienen<br />

también el cedro la ventaja de que<br />

embebe en sí las balas sin que experimenten<br />

los efectos de los<br />

astillazos, que los navíos fabricados<br />

en Europa, y que suelen maltratar,<br />

y aun matar mucha gente."<br />

La certeza de tales aseveraciones<br />

lo demostraría un moderno autor<br />

anglosajón, quien afirmó que los<br />

barcos de construcción cubana hechos<br />

de "madera de cedro y caoba<br />

probaron ser más fuertes y duraderos".<br />

Partiendo de estos criterios, y<br />

otros elementos como la posición,<br />

condiciones naturales y existencia<br />

de una rica zona en sus alrededores<br />

que lo abastecían de las necesarias<br />

maderas, es que se comienzan a producir<br />

en el puerto de La Habana, a<br />

mediados del siglo XVI, diferentes clases<br />

de embarcaciones típicas de la<br />

época como fragatas, galeonzotes,<br />

etc. El San Andrés, buque de 350 toneladas,<br />

es el primero que aparece<br />

en el libro de registro de la Casa<br />

de Contratación de Sevilla. Fue botado<br />

en 1551 y a su propietario se le<br />

conoce con el nombre de Juan<br />

Burgos. (Ortega, 1986.)<br />

Hacia finales de la próxima década<br />

se produciría uno de los acon-<br />

El carpintero de ribera José Antonio Hernández señala una futura varenga


tecimientos más importantes en el<br />

desarrollo naval del puerto habanero:<br />

se trata del aporte de Menéndez<br />

de Avilés, uno de los marinos que le<br />

imprimió gran actividad al astillero,<br />

quien tras concebir la idea de<br />

modificar las proporciones de las<br />

embarcaciones (relación esloramanga),<br />

dio vida a once galeonzotes<br />

agalerados, que como dice Veitía<br />

Linaje "...es aquella armada de veinte<br />

galeones agalerados con remos,<br />

con que, desde el año 1568 dio principio<br />

a navegar el general Pedro<br />

Menéndez de Avilés, de que fabrico<br />

los ocho de Vizcaya y los doce en<br />

<strong>Cuba</strong> de la Florida...". (Veitía Linaje,<br />

1672.)<br />

La innovación le permitió a estas<br />

naves adquirir velocidad y ser<br />

de más fácil manejo, siendo precursoras<br />

de las fragatas de la segunda<br />

mitad del siglo XVIII y clíper norteamericanos<br />

del siglo XIX. (Pérez de<br />

la Riva, 1974)<br />

El siglo XVII se presenta como un<br />

periodo de relativa prosperidad si<br />

bien hacia sus finales se observa<br />

una disminución en la botadura de<br />

cascos. Uno de los artífices que<br />

más se destacó fue Francisco Díaz<br />

Pimienta, además de hacerse sentir<br />

la presencia de los hermanos<br />

Veas y Alonso Ferrera. 8<br />

El primero se inicia en 1614. El volumen<br />

de las operaciones debió de<br />

ser considerable porque la familia<br />

de Díaz poseía un astillero e importantes<br />

propiedades en la Isla. Fabricó<br />

para la Corona dos galeones<br />

durante el bienio 1627-1628 que oscilaban<br />

entre las 500-600 toneladas<br />

y alrededor de una docena de<br />

galeones aptos para escolta y plata,<br />

que fueron de los mejores que<br />

se emplearon en estos menesteres.<br />

(Serrano Mangas, 1989.)<br />

Las naves construidas en La<br />

Habana por los hermanos Veas<br />

añadieron un nuevo éxito a sus astilleros,<br />

y fueron los primeros en<br />

imprimirle uniformidad a las construcciones<br />

navales fabricadas en<br />

serie. Se debió a ellos también la<br />

introducción de astilla muerta, facilitando,<br />

a la vez, la similitud de las<br />

varengas y cuadernas de los navíos,<br />

medidas universalmente empleadas<br />

con posterioridad. (Pérez<br />

de la Riva, 1974.)<br />

El reconocimiento de las maderas<br />

cubanas para darles forma a<br />

los vasos que con el transcurso del<br />

tiempo se iban materializando en<br />

los astilleros, y a partir del siglo XVIII<br />

en el Arsenal de La Habana, partía<br />

del criterio de que estas reunían<br />

condiciones excepcionales que las<br />

hacían más resistentes a factores<br />

externos si se les comparaba con<br />

las utilizadas en la Península. Un<br />

factor muy importante que se tenía<br />

en consideración, dado su alto<br />

grado de peligrosidad, era la acción<br />

de la broma sobre la obra viva del<br />

buque, que con su constante y debilitador<br />

trabajo podía llevar al fondo<br />

a cualquiera de sus víctimas.<br />

Maderas como el roble, jobo,<br />

ocuje, caoba, cedro, pino y otras,<br />

sustituían a las empleadas por los<br />

artífices hispanos en las distintas<br />

secciones del buque. El roble, jobo,<br />

sabicú, ocuje, etc., formaban las<br />

secciones más importantes que incluían<br />

la quilla, varengas, ligazones<br />

y macizos de proa y popa. Las maderas<br />

ligeras: cedro, pino, y en algunos<br />

casos caoba, se usarían en la<br />

obra muerta como tablazón para cu-<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

biertas, costados y otros elementos<br />

afines con la arboladura. Como dijera<br />

Arana en su Memorial:<br />

"...que la tablazón toda an de llevar<br />

desde la quilla hasta prim a .<br />

Çinta de roble y donde hubiere cabina<br />

o capa esta bien buena y las<br />

de popa lo mesmo, y desde la prima<br />

Çinta para arriba de Çedro<br />

toda la neçess a . Por ser madera liviana<br />

y la mejor de todas para los<br />

altos, y losa piques planes, y ligaçon<br />

a de ser toda de madera de roble,<br />

caoba y ocux, pues su grande fortaleza<br />

y bondad y ser para esto la<br />

mejory mas a propósito de todo...". 9<br />

Pérez de la Riva señalaba que,<br />

aunque los árboles de <strong>Cuba</strong> no resultaban<br />

idóneos para arboladura,<br />

por ser demasiado pesados y poco<br />

flexibles, no sucedió lo mismo con la<br />

madera empleada para tablazones,<br />

cascos, cubiertas, cuadernas y<br />

ligazones, que sí dieron los resultados<br />

esperados. Algunos por su dureza<br />

ofrecían buena resistencia al<br />

impacto del tiempo, el agua y las<br />

batallas, astillando poco. (Pérez de<br />

la Riva, 1974.) El roble, el cedro y la<br />

caoba eran muy superiores a muchas<br />

maderas europeas, y sobre<br />

las bondades de la última escribía<br />

Valdés "...es buena no solo por su<br />

duración, sino por las ventajas que<br />

resulta; en los combates navales,<br />

de verse libre de los astillazos que<br />

dañan a la tripulación, aun mas que<br />

la misma balas que los ocasiona...".<br />

(Valdés, 1866.)<br />

Sobre el empleo de otras especies<br />

de la Isla, no comunes, pero<br />

que iban a integrarse al conjunto,<br />

principalmente en lo que respecta<br />

a la ornamentación, tenemos el<br />

granadillo (Brya ebenus). Sus carac-<br />

8 Alonso Ferrera fabricó el Nuestra Señora de Atocha utilizando como maderas roble, caoba, cedro, pino y otros. (Eugene Lyon, Comunicación<br />

personal, enero de 1990, San Agustín, Florida, EUA.)<br />

9 Memorial del contador Pedro de Arana: Loc. cit. (2).<br />

Gabinete de Arqueología / 45


ARQUEOLOGÍA<br />

terísticas de ser dura, poseer un<br />

grano fino, poros muy pequeños y<br />

permitir alto pulimento, lo hacían<br />

ideal para piezas destinadas a este<br />

uso. Ejemplo de ello lo podemos<br />

apreciar en los balaustres extraídos<br />

del pecio de Fuxa, Pinar del Río.<br />

La foto muestra características anatómicas<br />

que fue necesario estudiar para identificar las<br />

especies (ver tabla Maderas autóctonas<br />

cubanas utilizadas en construcción naval<br />

como sustitutas de las ibéricas)<br />

El dagame y el arabo formaban<br />

<strong>parte</strong> de esta amplia gama de maderas<br />

con destino a la construcción<br />

naval y en alguna medida como<br />

sustitutas de las utilizadas en Europa<br />

con el fin que se les proponía. La<br />

primera, en la artillería, y la segunda,<br />

en algunos elementos que pudieran<br />

estar vinculados con la<br />

arboladura del buque. (Pecio de<br />

Fuxa, costa norte de Pinar del Río.)<br />

Al respecto Veitia decía que en<br />

la Junta de Guerra de Indias celebrada<br />

el 24 de septiembre de 1613<br />

se planteaba:<br />

"...después de las maderas de<br />

la Habana era la mas a propósito<br />

46 / Gabinete de Arqueología<br />

para los encavalmentos o cureñas<br />

de la artillería el freno y el álamo<br />

negro o blanco; porque el roble sobre<br />

ser muy pesado le pudren fácilmente<br />

el agua y el sol, y que los<br />

ejes eran los mejores los que se<br />

traen de canarias y después de<br />

estos los de la Habana...". (Veitía<br />

Linaje, 1672.)<br />

La procedencia de los troncos<br />

que abastecían la marina era diversa,<br />

abarcaba un área extensa que<br />

se extendía a La Habana, Isla de<br />

Pinos y hasta aquellas que aportaban<br />

materia prima a los astilleros<br />

del extremo oriental ubicados en<br />

Santiago de <strong>Cuba</strong> y Bayamo.<br />

En La Habana, las zonas más explotadas<br />

fueron, entre otras, las de<br />

Aguacate, Alquízar, Bacunayagua,<br />

Batabanó, Canasí, Ceiba del Agua,<br />

Melena y Puerto Escondido. De<br />

ellas se extrajeron, por ejemplo, caoba,<br />

cedro, roble.<br />

El pino, destinado a la arboladura,<br />

procedía de la Isla de Pinos 10 y la<br />

región occidental de <strong>Cuba</strong>. Sobre<br />

los que eran naturales de la primera<br />

zona se hace referencia en carta<br />

del Gobernador de La Habana<br />

Gabriel de Montalvo a S. M.<br />

"... en 8 de junio escrivi a V. M.<br />

duplicado de otra que yo en la flota<br />

de don diego maldonado escrivi y<br />

con ella una información sobre lo<br />

que toca a lo que V. M. me mandava<br />

se hiziese por una real cedula sobre<br />

el cortarse de la ysla de pinos<br />

para arboles de navios...". 11<br />

La capacidad de esta especie<br />

para el uso que se le pretendía dar<br />

parece que arrojó resultados inesperados.<br />

Aunque los expertos dieron<br />

los mástiles de Isla de Pinos<br />

como "de asegurada esplendidez",<br />

en la práctica no cumplían con los<br />

requisitos que se exigía de ellos. Se<br />

optó entonces por probar otros cortes<br />

en <strong>Cuba</strong>, abriéndose uno en<br />

Santa Isabel, Pinar del Río, cuyos<br />

palos demostraron su poca duración<br />

como mástiles y masteleros<br />

al emplearse en los primeros navíos<br />

botados por la Real Compañía.<br />

Algunos de ellos tuvieron que<br />

arbolarse nuevamente una vez que<br />

arribaron a España. (Pérez de la<br />

Riva, 1974.) La crisis que para la terminación<br />

y calidad de los bajeles<br />

implicaba la inaptitud de los pinos<br />

cubanos obliga a las autoridades<br />

de la Isla a utilizar los de México y<br />

la Luisiana.<br />

Es importante, además, señalar<br />

que desde los primeros momentos<br />

de la presencia española en<br />

<strong>Cuba</strong>, y debido a las grandes extensiones<br />

de los bosques, y por la<br />

calidad y variedad de las maderas<br />

cubanas, estas enriquecieron los<br />

suntuosos edificios y propiedades<br />

particulares de las clases más acomodadas<br />

del imperio español. Palacios<br />

como El Escorial, muebles de<br />

uso personal y todo aquello que<br />

reclamara o necesitara de ellas,<br />

recurrían a las remesas que se exportaban<br />

de la Isla y que abarcaron<br />

prácticamente todo el periodo<br />

colonial.<br />

El proceso de deforestación que<br />

se venia realizando y que influyó negativamente<br />

en la industria naval<br />

cubana hacia el siglo XIX, conjuntamente<br />

con otros factores, conllevó al<br />

empleo de otras maderas alternativas<br />

que supliesen la escasez de las<br />

tradicionales que, por sus caracterís-<br />

10 La familia Jackson, emigrantes caimaneros de mediados del siglo XIX hacia el sur de Isla de Pinos —Isla de la Juventud—, reparaba sus<br />

embarcaciones con maderas autóctonas, como son: el pino en el forro y los palos, la yaba y el sabicú en la quilla y la caoba, cedro y el roble en las<br />

cuadernas. (Henry Jackson, 65 años, descendiente de Wiliam Jackson, fundador de Jacksonville, Isla de la Juventud.)<br />

11 A.N.C : Fondo Academia de la Historia: Carta al gobernador de La Habana D. Gabriel de Montalvo a S. M. sobre maderas de la Isla de Pinos, Leg. 81, no. 54.


ticas (resistencia, dureza, etc.) se comenzaron<br />

a utilizar para sustituir<br />

aquellas en piezas que requirieran<br />

de estas propiedades.<br />

Entre las maderas cubanas que<br />

resisten bien bajo el agua sin pudrirse<br />

ni ser atacadas por la broma<br />

están: el ácana, carbonero, cerillo,<br />

guamá de costa, guayraje, yaquilla,<br />

júcaro negro o bravo, maboa blanca,<br />

majagua, mamey, manajú, mangle<br />

negro o prieto, marianita, pejojó lechoso,<br />

quiebra hacha, o caguairan,<br />

rana macho, sabina, yana y yayatí.<br />

Otras maderas endémicas utilizadas<br />

en industrias relacionadas<br />

con la construcción naval fueron: el<br />

cuero duro para ruedas hidráulicas,<br />

chicharrón en molinos y engranajes,<br />

dagame en ejes y prensa, también el<br />

espine blanco se utilizó para ejes, el<br />

guayacán o palo santo en dientes<br />

de ruedas, ejes, tornillos, poleas y<br />

Utilización de las formas naturales del árbol para las diferentes piezas constructivas<br />

(tomado de la Enciclopedia de Diderot y D’Alembert)<br />

clavijas de unión. Para ejes de máquina<br />

y carros, lengua de vaca y la<br />

levisa, y para la construcción de<br />

carros y ruedas hidráulicas, el mamey,<br />

abundante en <strong>Cuba</strong>.<br />

Los carpinteros de ribera, por su<br />

<strong>parte</strong>, se interesaron de manera especial<br />

en las maderas aptas para<br />

construir los cascos de los navíos y<br />

arbolar los palos y mástiles. La baría<br />

blanca, la caoba, la capa rota, el<br />

dagame, el laurel prieto y la yana son<br />

algunas de ellas. Para la quilla de los<br />

barcos se empleaba la madera de<br />

yana pero no para el resto del navío,<br />

ya que la ataca el comején.<br />

Los mástiles que no eran demasiado<br />

largos se hacían con maderas<br />

de jaquillas, reservándose para las<br />

grandes embarcaciones y las plumas<br />

12 José Antonio Hernández, carpintero de ribera, Puerto Esperanza, Pinar del Río.<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

de las grúas para arbolar los navíos,<br />

un árbol de la familia de las gutíferas<br />

(árbol de <strong>Cuba</strong>, el ocuje).<br />

La elección de la madera no sólo<br />

se realizaba de acuerdo con sus<br />

propiedades mecánicas y su resistencia<br />

al medio marino, sino que<br />

se aprovechaba la forma natural<br />

del árbol para construir las distintas<br />

piezas que conformaban el<br />

vaso.<br />

Los maderos como la majagua<br />

y el cedro poseen mejores cualidades<br />

cuando se encuentran en la sierra,<br />

alejados del mar; la madera es<br />

más dura y posee como una arenisca<br />

que la hace más resistente<br />

porque nace en la piedra. A la hora<br />

de cortarlos es más difícil pasarlos<br />

por el cerrote. 12<br />

Gabinete de Arqueología / 47


ARQUEOLOGÍA<br />

Es de esta forma que la carpintería de ribera, que<br />

nació, se desarrolló y perduró hasta nuestros días,<br />

está representada en los fieles herederos de los maestros<br />

que en un pasado les dieron forma y vida a muchos<br />

de los bajeles que surcaron los mares del mundo;<br />

son en estos momentos, artífices de un arte que permanece<br />

mediante el uso de métodos similares a aquellos<br />

y que debemos preservar para generaciones<br />

venideras, pues al igual que otros acontecimientos,<br />

forjaron y enriquecieron la historia de nuestra nación.<br />

Agradecimientos<br />

48 / Gabinete de Arqueología<br />

Maderas autóctonas cubanas utilizadas en la construcción naval,<br />

como sustitutas de las ibéricas, y que han sido halladas<br />

en naufragios ocurridos en nuestras costas<br />

Doctora Raquel Carrera, Gabinete de Arqueología;<br />

doctor Ovidio Ortega y colegas del Departamento de<br />

Arqueología de Carisub; arqueóloga Mónica Pavía Pérez,<br />

Gabinete de Arqueología; Roger Arrazcaeta, director del<br />

Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador;<br />

Personal de Mar de Carisub, Tropas Guardafronteras y<br />

Combinado Pesquero de Puerto Esperanza; Empresa<br />

Gaviota, Isla de la Juventud, y pueblos de Puerto Esperanza<br />

(Pinar del Río) y Jacksonville (Isla de la Juventud). Fuente: Elaboración autoral


ARQUEOLOGÍA<br />

Especies de árboles maderables utilizados en la construcción naval por carpinteros de ribera de Pinar del Río, <strong>Cuba</strong><br />

Fuente: Elaboración autoral<br />

Gabinete de Arqueología / 49


ARQUEOLOGÍA<br />

García del Pino, César: "La construcción<br />

naval en <strong>Cuba</strong> en el siglo XVI", Informe<br />

depositado en el Departamento de<br />

Arqueología de Carisub, La Habana.<br />

Ortega Pereira, Ovidio (1986): "La<br />

construcción naval de La Habana bajo la<br />

dominación colonial española", en<br />

Conferencias y estudios de historia y<br />

organización de la ciencia, Academia de<br />

Ciencias, La Habana.<br />

——————— (1998): El Real Arsenal de La<br />

Habana, Editorial Letras <strong>Cuba</strong>nas, La Habana.<br />

50 / Gabinete de Arqueología<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

Pérez de la Riva, Francisco (1974): "La<br />

construcción naval en <strong>Cuba</strong>, el extraordinario<br />

aporte habanero en el siglo XVII", en Revista<br />

Mar y Pesca, La Habana [s.o.d.].<br />

Serrano Mangas, Fernando (1989): Armadas<br />

y Flotas de la Plata 1620-1648, Bancos de<br />

España, Serie del 5to. Centenario del<br />

Descubrimiento de América, Imprenta Banco<br />

de España, Madrid.<br />

Valdés, Nicolás (1866): Tratado sobre maderas<br />

Antillanas [s.n.], Madrid. [En esta obra se describen<br />

225 maderas, de ellas 123 son de <strong>Cuba</strong>.]<br />

Maderas utilizadas por los carpinteros de ribera entrevistados<br />

Fuente: Elaboración autoral<br />

Veitia Linaje, Joseph de (1672): Norte de<br />

contratación de las Indias Occidentales [s. n.],<br />

Sevilla.<br />

Fuentes primarias<br />

Archivo Nacional de <strong>Cuba</strong>: Fondo Academia<br />

de la Historia.<br />

Archivo Fotográfico de Carisub y del autor.


La Gran Serpiente en la mitología taína<br />

Por: Sebastián Robiou Lamarche<br />

Resumen<br />

En este trabajo se presentan reflexiones<br />

fundamentalmente desde la etnohistoria, en<br />

torno a la presencia del ofidio como motivo<br />

recurrente de la cosmovisión americana, en<br />

las culturas aborígenes antillanas. Se ofrece, a<br />

partir del registro arqueológico, un paralelismo<br />

entre algunos conceptos simbólicos taínos y<br />

caribes que evidencia las posibles conexiones<br />

mitológicas entre estas culturas en cuanto a<br />

los procesos de significación y construcción de<br />

sentidos alrededor del mitema de la gran<br />

serpiente.<br />

Abstract<br />

Reflections from an ethnohistorical<br />

perspective on the occurrence of the<br />

ophidian as a leitmotiv running through the<br />

aboriginal Antillean interpretation of the<br />

universe. Archaeological evidence is<br />

presented in an examination of the parallels<br />

between Taino and Carib symbolism.<br />

Conclusions are drawn about the probability<br />

of links between those cultures within the<br />

context of the significance and symbolism of<br />

the mythology of the Great Serpent.<br />

La serpiente es uno de los motivos<br />

más recurrentes en la mitología<br />

mundial y, por consiguiente,<br />

aparece con un amplio simbolismo<br />

en las manifestaciones artísticas de<br />

muchas culturas; por ejemplo en<br />

Howey (1955) y Mundkur (1983), se<br />

analiza el motivo de la serpiente<br />

en la mitología y el arte de las culturas<br />

precolombinas de las Antillas.<br />

Fernando Ortiz (1881-1969) en El<br />

Huracán: su mitología y sus símbolos<br />

(1947), evaluó la importancia del motivo<br />

ofidioforme en la cosmovisión del<br />

continente americano y resaltó su<br />

posición en las culturas indígenas<br />

antillanas.<br />

En síntesis, Ortiz opinó que la<br />

serpiente era una representación<br />

del llamado dios unípede (postulado<br />

originalmente por Lehmann-<br />

Nitsche en 1924), entidad de una sola<br />

pierna o pie que constituye un difundido<br />

mitema en América y que,<br />

con variables formas sigmoides,<br />

está relacionado con la energía del<br />

universo manifestada en la dinámica<br />

rotatoria de varios fenómenos naturales,<br />

entre ellos el huracán. Este<br />

fenómeno meteorológico, según<br />

Ortiz, constituyó una deidad para los<br />

taínos; el Dios Huracán es equivalente<br />

al Hurakán de los maya-quichés<br />

y a la Maboya de los caribes-insulares.<br />

En el plano astronómico pensó,<br />

muy acertadamente, que la deidad<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

unípede se visualizaba en la Osa<br />

Mayor, constelación que semeja a<br />

un ser de una pierna. (Robiou, 1990,<br />

1997.)<br />

La Gran Serpiente en la mitología<br />

taína<br />

En términos generales, los taínos<br />

fueron el resultado del desarrollo en<br />

las islas caribeñas de migraciones<br />

de arahuacos provenientes del<br />

área de las Guyanas (Suramérica),<br />

quienes al momento del descubrimiento<br />

por los europeos ocupaban<br />

las Antillas Mayores: <strong>Cuba</strong>, La Española,<br />

Jamaica y Puerto Rico.<br />

En 1493, como consecuencia del<br />

segundo viaje de Cristóbal Colón,<br />

llegó a La Española fray Ramón<br />

Pané, ermitaño de la orden de San<br />

Jerónimo. Allí comenzó a recopilar<br />

las creencias de los taínos por encargo<br />

del propio Almirante; sin quererlo<br />

ni saberlo, al terminar hacia 1498<br />

su manuscrito "Relación Acerca de<br />

las Antigüedades de los Indios", fray<br />

Ramón se había convertido en el primer<br />

europeo en aprender una lengua<br />

americana, el primero en escribir<br />

un libro en el Nuevo Mundo y en el<br />

primer etnólogo de América.<br />

El tema de la serpiente es mencionado<br />

en el capítulo XI de la "Relación...",<br />

cuando se narra el origen<br />

del Sol y la Luna:<br />

Gabinete de Arqueología / 51


ARQUEOLOGÍA<br />

"Y también dicen que el Sol y la<br />

Luna salieron de una cueva, que<br />

está en el país de un cacique llamado<br />

Mautiatihuel, la cual cueva se llama<br />

Iguanaboína, y ellos la tienen en<br />

mucha estimación, y la tienen toda<br />

pintada a su modo, sin figura alguna,<br />

con muchos follajes y otras cosas<br />

semejantes. Y en dicha cueva<br />

había dos cemíes, hechos de piedra,<br />

pequeños, del tamaño de medio brazo,<br />

con las manos atadas, y parecía<br />

que sudaban. Los cuales cemíes estimaban<br />

mucho; y cuando no llovía,<br />

dicen que entraban allí a<br />

visitarlos y en seguida llovía. Y de<br />

dichos cemíes, al uno le llamaban<br />

Boínayel y al otro Márohu". (Arrom,<br />

1974:31.)<br />

Según José Juan Arrom, el nombre<br />

Iguanaboína está compuesto<br />

de "iguana", reptil de igual nombre,<br />

y de "boína", que significa serpiente<br />

parda (1974:70). Por tanto, el<br />

nombre de la cueva oriental, origen<br />

del Sol y la Luna, equivalía al<br />

de una "iguana-serpiente oscura"<br />

o, mejor quizás, al nombre de un<br />

complejo ser mítico con las características<br />

que, según veremos, definen<br />

la llamada Gran Serpiente.<br />

En cuanto a los dos cemíes de<br />

piedra, las figuras que representaban<br />

deidades taínas y que eran veneradas<br />

en dicha cueva, parece<br />

tratarse de una versión de los gemelos<br />

divinos que originalmente<br />

reportó en la mitología continental<br />

Daniel Brinton (1868). Estos gemelos<br />

son considerados en gran <strong>parte</strong><br />

de Suramérica como el Sol y la<br />

Luna o como hijos del Sol. De hecho,<br />

la relación de la serpiente con<br />

los gemelos míticos es una característica<br />

bastante extendida. (Roth,<br />

1915.)<br />

En el caso de los taínos, uno de<br />

estos cemíes, Boínayel, significa<br />

52 / Gabinete de Arqueología<br />

"Hijo de la Serpiente Parda", el otro,<br />

Márohu, quiere decir "Sin Nubes"<br />

o "Tiempo Despejado", siguiendo<br />

a Arrom. Creemos que es muy<br />

probable, pues, que ambos —no<br />

sólo Boínayel como su nombre directamente<br />

lo indica— fueran hijos<br />

de la Gran Serpiente taína y<br />

que esta, al igual que la cueva que<br />

habitaba, llevara el nombre de<br />

Iguanaboína. Más que el Sol y la<br />

Luna, estos cemíes gemelos quizás<br />

representaban el principio<br />

asociado a dichos astros, es decir, lo<br />

lunar-húmedo y lo solar-seco, por<br />

lo cual estarían relacionados al origen<br />

de las estaciones y a la climatología.<br />

Como los cemíes estaban<br />

amarrados, desatarían ceremonialmente<br />

a uno o a otro de acuerdo con<br />

la necesidad de lluvia o de sequía.<br />

Uno compensaba y equilibraba al<br />

otro, pues en la unión armoniosa de<br />

ambos estaría el balance de la naturaleza.<br />

(Robiou, 1997.)<br />

Es por ello que una serie de ídolos<br />

taínos que representan dos<br />

figuras antropomorfas gemelas<br />

unidas por un costado, han sido<br />

interpretados como la imagen de<br />

estas divinidades (Arrom, 1975).<br />

Asimismo, una figura que recurrentemente<br />

aparece con surcos<br />

que descienden de los ojos semejando<br />

huellas de lágrimas, se considera<br />

una representación del<br />

pluvioso Boínayel. (Ortiz, 1947:<br />

198, 271; Arrom, 1975.)<br />

Ahora bien, los taínos creían que<br />

los huracanes eran producidos por<br />

el cemí femenino Guabancex auxiliado<br />

por otros dos: Guataúba y<br />

Coatrisquie (Arrom, 1974: 45), es<br />

decir, debido a la intervención de<br />

esta trilogía los vientos y las aguas<br />

se tornaban destructivos; quizás<br />

Guabancex fuera, entonces, una<br />

versión "enfurecida" de la máxima<br />

deidad femenina taína, uno de cuyos<br />

nombres, Atabey, significa<br />

"Madre de las Aguas".<br />

Este principio supremo femenino<br />

parece manifestarse en diversos planos.<br />

Fray Ramón anota que Atabey<br />

poseía otras cuatro denominaciones:<br />

Apito, Guacar, Yermano y Zuimaco,<br />

todos de aparente asociación acuática.<br />

En una sociedad matrilineal como<br />

la taína, esta pluralidad de nombres<br />

sería muestra de su alta jerarquía y<br />

de sus variados atributos míticos<br />

(Sued Badillo, 1979). En efecto, el<br />

propio Pané nos refiere que los<br />

taínos creían que Atabey era la<br />

madre de Yúcahu, el ser supremo<br />

masculino que habitaba en el cielo.<br />

Cabe señalar que en las Guyanas<br />

el "Espíritu de las Aguas" está relacionado<br />

con una gran serpiente fluvial,<br />

la anaconda, motivo de un<br />

conjunto de mitos muy significativos<br />

en la cosmovisión amazónica (Roth,<br />

1915; Roe, 1982). Es verosímil, entonces,<br />

que Atabey, la "Madre de las<br />

Aguas" taína, tuviera una estrecha<br />

identificación con la Gran Serpiente.<br />

Por otra <strong>parte</strong>, la difundida vinculación<br />

entre la serpiente y el<br />

chamán estudiada por Mircea<br />

Eliade (1960), también se encuentra<br />

en la mitología taína. La visión<br />

de serpientes es asimismo un motivo<br />

común en las ceremonias<br />

chamánicas con uso de sustancias<br />

alucinógenas (Furst, 1972; Harner,<br />

1973; Narby, 1998). De hecho, en el<br />

capítulo XVIII, Pané refiere que<br />

cuando los parientes de un paciente<br />

muerto decidían vengarse del<br />

behique o chamán taíno, le daban<br />

tantos palos que lo dejaban por<br />

muerto:<br />

"Y por la noche dicen que vienen<br />

muchas culebras de diversas<br />

clases, blancas, negras y verdes, y<br />

de otros muchos colores, las cua


les lamen la cara y todo el cuerpo<br />

de dicho médico que dejaron por<br />

muerto, como hemos dicho. El cual<br />

está así dos o tres días, y mientras<br />

está así, dicen que los huesos de<br />

las piernas y de los brazos vuelven<br />

a unirse y se sueldan, y que se levanta,<br />

y camina poco y se vuelve a<br />

su casa. Y los que lo ven le preguntan<br />

diciendo: ‘¿Tú no estabas muerto?’<br />

Pero él responde que los cemíes<br />

fueron en su ayuda en forma de culebras."<br />

(Arrom, 1974:39-40.)<br />

Son, pues, las serpientes de diversos<br />

colores las que reviven al<br />

chamán. Es curioso subrayar que<br />

el tiempo que le toma recuperarse<br />

al chamán taíno —"dos o tres<br />

días"— es igual al tiempo que el astro<br />

lunar, por su cercanía con el Sol,<br />

desaparece antes de reaparecer<br />

como Luna Nueva. Al igual que la<br />

cíclica Luna, la serpiente viene a<br />

ser un símbolo de renovación por<br />

su cambio de piel; por lo que el<br />

behique, asociado con la serpiente<br />

y la Luna, estaría del lado de lo lunar-acuático,<br />

es decir, de la "Madre<br />

de las Aguas".<br />

Aunque carecemos de más detalles<br />

etnohistóricos, no hay dudas<br />

de que estos mitos reflejan el importante<br />

sitial que ocupaba la Gran<br />

Serpiente en la cosmovisión taína.<br />

La Gran Serpiente en el arte taino<br />

En la plástica taína se conocen<br />

dos tipos de obras que responden<br />

al motivo ofidioforme. Unas son la<br />

representación realista de la serpiente<br />

en petroglifos o tallas; otras<br />

—según estudiaremos a continuación—<br />

parecen conjugar los complejos<br />

y variados simbolismos de<br />

la Gran Serpiente.<br />

Según cronistas españoles, los<br />

taínos tenían tres tipos de "piedras"<br />

veneradas: una para ayudar a parir<br />

a las mujeres, otra para la producción<br />

agrícola y la tercera "para el agua<br />

y el sol cuando hacen falta". Se ha<br />

especulado que los enigmáticos aros<br />

monolíticos o "collares" de piedra<br />

ayudaban en el parto, aunque más<br />

bien estos parecen tener una estrecha<br />

vinculación con el batey o juego<br />

de pelota taíno (Alegría, 1983). Algunos<br />

de estos aros de piedra parecen<br />

reproducir el motivo de la serpiente,<br />

tal como si esta —al igual que un<br />

uróboro— se mordiera la cola.<br />

La segunda "piedra", relacionada<br />

con los cultivos, quizás corresponda<br />

a una amplia serie de ídolos<br />

trigonolitos cuya principal característica<br />

es un vértice superior en forma<br />

de reto-lío. Este tipo de cemí<br />

fue interpretado por Hostos (1941)<br />

como una posible representación<br />

de la fertilidad, mientras Arrom<br />

(1975) lo identifica propiamente con<br />

Yúcahu, el Ser o Dios de la Yuca.<br />

La tercera "piedra", utilizada<br />

para obtener "el agua y el sol cuan-<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

Tipología de cemí trigonolito, posible representación de Yúcahu, Dios de la Yuca,<br />

según J.J. Arrom (1975). Puerto Rico, piedra. Museo de la Universidad de Puerto Rico<br />

do hacen falta", acaso estaba identificada<br />

con los pequeños ídolos gemelos<br />

que, según vimos, Arrom<br />

(1975) asocia con Boínayel y Márohu.<br />

Sin embargo, cabe también sugerir<br />

que para obtener el agua o el sol deseado<br />

el taíno más bien apelara al<br />

cemí que representaba la Gran Serpiente,<br />

la madre de los gemelos<br />

regidores de la climatología según<br />

hemos escrito.<br />

Ahora bien, entre los cemíes de<br />

piedra o trigonolitos existe una<br />

tipología cuya iconografía creemos<br />

que responde a la cosmovisión antillana<br />

de la Gran Serpiente y que estarían<br />

asociados al agua productiva.<br />

De este grupo de trigonolitos, analicemos<br />

dos magníficos ejemplos: uno<br />

de Puerto Rico en posesión del Musée<br />

de L’Homme de París y otro de República<br />

Dominicana, del Museo Altos<br />

de Chavón en La Romana.<br />

Para su estudio, estos trigonolitos<br />

pueden dividirse en tres <strong>parte</strong>s: una<br />

central y dos extremas. En su <strong>parte</strong><br />

central ambos tienen una definida<br />

Gabinete de Arqueología / 53


ARQUEOLOGÍA<br />

representación del cuerpo o piel de<br />

una serpiente. En el ídolo puertorriqueño,<br />

el cuerpo del ofidio va de un<br />

extremo a otro del cemí, pasando por<br />

el vértice. En el caso dominicano, la<br />

serpiente, más elaborada, parece<br />

originarse en un extremo del cemí<br />

y, desplazándose en ambos lados<br />

de la <strong>parte</strong> central, culmina enroscada<br />

en el vértice.<br />

La <strong>parte</strong> central de estos trigonolitos<br />

bien podría ser, por su forma<br />

triangular, una representación de la<br />

montaña donde se ubicaba la cueva<br />

de la Gran Serpiente, quizás la montaña<br />

mágica que contenía las aguas<br />

primordiales. Por su forma globular,<br />

otros piensan que puede representar<br />

un seno como símbolo de fertilidad.<br />

Montaña o seno, uno y otro<br />

iconos tendrían relación con la "Madre<br />

de las Aguas", con el mito de origen<br />

y la fertilidad, de los cuales la<br />

Gran Serpiente es <strong>parte</strong>.<br />

En el cemí puertorriqueño y en<br />

otros similares pero sin cuerpo de<br />

54 / Gabinete de Arqueología<br />

Trigonolíto bicéfalo con serpiente tallada, tal vez idealización de Iguanaboína, la Gran Serpiente,<br />

y sus hijos gemelos Boínayel y Márohu. Puerto Rico, piedra. Musée de l’Homme, Paris<br />

serpiente, ambos extremos muestran<br />

cabezas con rasgos humanos,<br />

lo que nos permite sugerir una<br />

representación bicéfala de los hijos<br />

gemelos de la Gran Serpiente.<br />

De por sí estos trigonolitos son simétricos<br />

en su eje perpendicular y<br />

longitudinal, por lo que tal vez señalen<br />

el balance entre el poder climatológico<br />

de ambos gemelos.<br />

Esto no ocurre en el ídolo dominicano,<br />

el cual es sólo simétrico en<br />

su eje longitudinal. En un extremo<br />

—que parece ser el principal— se<br />

reproduce una gran cabeza unida<br />

al cuerpo de la serpiente. Esta cabeza<br />

representa un ser mítico con<br />

complejas características que simulan<br />

tanto una serpiente, una<br />

iguana o un caimán, quizás un<br />

sincretismo insular de las entidades<br />

monstruosas que constituían<br />

los mitos de origen suramericano.<br />

De todos modos, acaso el detalle<br />

más importante de esta impresionante<br />

cabeza aparece en su<br />

<strong>parte</strong> superior. Allí, en medio de la<br />

frente, el artista taíno talló una cavidad,<br />

que como la interpretara<br />

Louis Allaire (1981), podría ser el<br />

ojo pineal típico de ciertos reptiles,<br />

considerado un "tercer ojo" de carácter<br />

sagrado. Ya veremos que<br />

Obubera, la Gran Serpiente de los<br />

caribes-insulares, tenía en su frente<br />

una joya roja brillante, joya que<br />

también pudo haber tenido la Gran<br />

Serpiente taína. Por tanto, es probable<br />

que esta concavidad representara<br />

el lugar donde se ubicaba<br />

la joya de la mítica serpiente y que,<br />

incluso, el trigonolito estudiado<br />

haya tenido originalmente adherida<br />

una piedra rojiza.<br />

Por tanto, es verosímil que esta<br />

cabeza fuera la conceptualización


artística de la Gran Serpiente, la<br />

Iguanaboína taína, la mítica entidad<br />

que daba nombre a la cueva<br />

que habitaba y de donde habían<br />

salido la Luna y el Sol, los astros<br />

que regían el tiempo cíclico.<br />

El otro extremo del trigonolito<br />

dominicano presenta quizás un diseño<br />

más ambiguo, el cual puede ser<br />

motivo de diferentes conjeturas.<br />

Ocurre aquí lo que Peter Roe (1997)<br />

ha llamado la "visión doble" de ciertas<br />

piezas del arte taíno. Aunque<br />

podría visualizarse otra cabeza<br />

zoomorfa por las dos concavidades<br />

que semejan ojos, este extremo<br />

también parece reproducir un<br />

motivo repetitivo en la plástica<br />

taína: el de dos piernas flexionadas<br />

o acuclilladas. Estas han sido llamadas<br />

"ancas de rana" por los<br />

arqueólogos (Alegría, 1997). Si nos<br />

fijamos bien, este símbolo también<br />

se encuentra sobre ambas cabezas<br />

Posible representación de Iguanaboína,<br />

la Gran Serpiente Taína. República<br />

Dominicana, piedra. Museo Arqueológico<br />

Altos de Chavón, República Dominicana<br />

antropomorfas del cemí puertorriqueño<br />

analizado o en los extremos<br />

de otros cemíes de la misma tipología<br />

de la Gran Serpiente, pero en los cuales<br />

no aparece tallado el cuerpo de la<br />

misma.<br />

Las piernas flexionadas son una<br />

constante en la mencionada tipología<br />

de trigonolitos adjudicados a Yúcahu,<br />

el Dios de la Yuca. Este repetitivo símbolo<br />

pudo estar relacionado con el<br />

mitema continental de la Mujer-Rana<br />

(Rouse, 1982), del cual se deriva el<br />

mito taíno de los niños hambrientos<br />

llorones convertidos en ranas,<br />

asociado a las Pléyades y a la época<br />

de lluvia (Robiou, 1997). Así pues,<br />

estas piernas flexionadas o "ancas<br />

de rana", estudiadas originalmente<br />

por Hostos (1941), creemos que<br />

posiblemente representen una metáfora<br />

del agua de lluvia.<br />

En suma, sostenemos que es verosímil<br />

que la tipología de trigonolitos<br />

analizados representen a la Gran Serpiente<br />

cósmica, la madre de los ge-<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

melos, relacionada con la "Madre de<br />

las Aguas", asociada con el chamán,<br />

la montaña origen de los astros, la<br />

fertilidad y con la rana, símbolo de<br />

la lluvia bienhechora.<br />

La Gran Serpiente entre los caribesinsulares<br />

Los llamados caribes-insulares,<br />

constituidos por guerreros caribes<br />

continentales de reciente arribo que<br />

tomaron para sí mujeres arahuacas<br />

insulares, ocupaban las Antillas Menores<br />

colonizadas por los franceses<br />

a partir del siglo XVII.<br />

El padre dominico Raymond<br />

Breton (1609-1679) llegó a la isla de<br />

Guadalupe en 1635; de 1641 hasta<br />

1653 vivió en la Dominica. Durante<br />

su estancia en las islas, aprendió el<br />

idioma aborigen como ningún otro<br />

misionero, publicando cuatro importantes<br />

obras: un catecismo (1664), dos<br />

diccionarios (1665, 1666) y una gramática<br />

caribe (1667). 1<br />

Bákamo, la Gran Serpiente celeste de los caribes-insulares, según Robiou (1997)<br />

1 Estableciendo que el lenguaje predominante de los caribes-insulares no era el caribe de los hombres sino más bien el arahuaco-insular de las<br />

mujeres, el filólogo Manuel Álvarez Nazario ha utilizado la Grainmaire Caraibe de Breton (1667) para tratar de reconstruir el arahuaco taíno. Véase su<br />

Arqueología Lingüística, 1996, Editorial de la Universidad de Puerto Rico, San Juan.<br />

Gabinete de Arqueología / 55


ARQUEOLOGÍA<br />

Tanto Breton (1665) como otros<br />

cronistas franceses (Cárdenas<br />

Ruiz, 1981: 116, 170, 193) refieren que<br />

en la Dominica los aborígenes creían<br />

en la existencia de una Gran Serpiente<br />

que habitaba en la cueva de una<br />

montaña gemela. Breton (1665: 406)<br />

la llama Ouanáche y la cree el origen<br />

mítico de la constelación<br />

Baccámon. Otros cronistas señalan<br />

que el nombre de esta entidad era<br />

Olubera. Todos, no obstante, están<br />

de acuerdo en que la Gran Serpiente<br />

era temida y venerada, y que tenía<br />

en su frente un gran carbunclo o joya<br />

roja brillante, que se quitaba cuando<br />

tomaba agua iluminando toda<br />

el área. 2<br />

En el pasado siglo, Douglas Taylor<br />

(1938:152) reporta en la Dominica la<br />

leyenda de los hermanos Máruka y<br />

Cimanári (quizás gemelos), los cuales<br />

habían llegado hasta la cueva de<br />

la Gran Serpiente. Con polvo de tabaco<br />

lograron que esta vomitara la<br />

roja planta "envers caraibe" o "túlula"<br />

(Maranta indica, también llamada Yuquilla,<br />

Arrowroot), la planta mágica<br />

por excelencia para los caribes-insulares.<br />

De las raíces de esta planta, los<br />

legendarios hermanos aprendieron<br />

a sacar un antídoto contra las flechas<br />

venenosas y un talismán contra el<br />

molesto espíritu Maboya. De allí que<br />

el chamán caribe-insular o boyéz<br />

venerara e invocara el espíritu de<br />

la Gran Serpiente con hojas de tabaco<br />

secadas al fuego y luego pulverizadas.<br />

(Taylor, 1946:218.)<br />

56 / Gabinete de Arqueología<br />

El propio Taylor (1946: 218) también<br />

recopiló en la Dominica otra antigua<br />

creencia según la cual una<br />

serpiente —tal vez la propia Obubera—<br />

había engendrado un hijo con<br />

una joven. Como consecuencia, este<br />

personaje tenía cabeza humana y<br />

cuerpo de serpiente. Al perseguir<br />

insistentemente a su madre, esta<br />

logra engañarlo haciendo que introduzca<br />

la cabeza en un caracol<br />

burgao (Cittarium pica) para al final<br />

ser arrastrado por un río (la Vía Láctea),<br />

convirtiéndose así en la gran<br />

constelación Bakámo (Escorpión, Sagitario<br />

y Capricornio). En el siglo XVII,<br />

el cronista La Borde había escrito que<br />

el personaje humano-serpiente se<br />

llamaba Racumon, uno de los primeros<br />

caribes, el cual, antes de convertirse<br />

en constelación, vivía en el alto<br />

árbol de balata o ausubo (Manilkara<br />

bidentata), de cuyo fruto se alimentaba<br />

(Cárdenas Ruiz, 1981: 505). Esta<br />

constelación parece estar asociada<br />

con la época de sequía, cuando se<br />

iniciaba la siembra de la mandioca o<br />

yuca en las Antillas. (Robiou, 1997.)<br />

Las creencias insulares citadas<br />

provienen de la mitología caribe<br />

continental, allí un ser humano-serpiente<br />

es el ancestro de los caribes;<br />

de igual manera, Camudi, la<br />

Gran Serpiente suramericana, era<br />

visualizada regularmente en la constelación<br />

de Escorpión. (Roth, 1915.)<br />

Sin dudas, la posición mítica de<br />

la anaconda suramericana la ocupaba,<br />

entre los caribes-insulares,<br />

Obubera, inspirada en la boa terrestre<br />

nocturna antillana (Epicrates sp.),<br />

de unos siete pies de largo, llamada<br />

culebrón en Puerto Rico, culebra<br />

jabada en Santo Domingo, majá en<br />

<strong>Cuba</strong> y tete-chien en las Antillas<br />

francesas. Esta sustitución mítica<br />

ocurre porque en el ecosistema antillano<br />

no existe la gigantesca serpiente<br />

acuática suramericana (Robiou,<br />

1997). También conviene subrayar<br />

que este mitema continental<br />

se proyecta muchas veces en otro<br />

ser monstruoso acuático nocturno,<br />

el Gran Caimán estudiado por<br />

Peter Roe (1982). Aunque en las<br />

Antillas Menores no existía el caimán,<br />

encontramos vestigios de<br />

estas creencias en Acáyouman, el<br />

ancestro de los caribes-insulares<br />

transformado en el caimán celeste<br />

contemplado en <strong>parte</strong> de la Vía<br />

Láctea. (Robiou, 1997, 1999.)<br />

Probablemente debido a esta simbiosis<br />

de los mitos suramericanos<br />

ocurrida en las Antillas es que el<br />

motivo de la Gran Serpiente insular<br />

se plasmaba tanto con rasgos de<br />

ofidio como de saurio, según vimos<br />

en los trigonolitos taínos analizados.<br />

Cabe añadir que los caribes-insulares<br />

llamaban Juluca al arco iris,<br />

el cual creían que era una serpiente<br />

diurna cubierta de bellas plumas<br />

(principalmente en su cabeza) que<br />

se alimentaba de colibríes y peces.<br />

Si se veía sobre el mar, era presagio<br />

de buena suerte; sobre tierra,<br />

podía ser signo de muerte.<br />

2 Es altamente llamativo el paralelismo entre la creencia caribe-insular y las leyendas europeas y asiáticas de una serpiente con un carbunclo o joya<br />

de gran valor en la cabeza, así como la relación de este reptil con un amuleto protector. Estas leyendas parecen poseer un remoto e indeterminado<br />

origen. En Francia, en específico, se llamaba vouivre a la serpiente que se creía que poseía un solo ojo, el cual brillaba como una joya y era de<br />

inestimable valor (Howey, 1955:358).<br />

Aunque es indudable el origen suramericano del mito de la Gran Serpiente en las Antillas, en la Dominica el referido detalle de la piedra preciosa en<br />

la cabeza quizás fuera resultado de influencia francesa a partir del siglo XVII, asunto que requiere más investigación. Sin embargo, resulta curioso que<br />

el cemí taíno Iguanaboína, al igual que otros ídolos, poseyera en su frente el llamado "tercer ojo" de carácter mágico (Allaire, 1981), concavidad<br />

donde posiblemente estuvo una incrustación de valor como era usual en los cemíes (Alegría, 1981).<br />

También hay que señalar brevemente que la ofidolatría de los caribes parece haber facilitado la integración de los negros esclavos a las creencias<br />

insulares convirtiéndose en los llamados negros-caribes, pues es conocido que en cultos africanos como el voudou (Métraux, 1959) la serpiente era<br />

también un motivo central de veneración.


La Gran Serpiente, por lo visto,<br />

parece haber sido para los caribes<br />

antillanos más bien una entidad<br />

protectora y venerada. Así pues,<br />

debe descartarse la pretendida<br />

identidad entre la Gran Serpiente<br />

y Maboya sugerida por Fernando<br />

Ortiz (1947). De hecho, los cronistas<br />

franceses claramente establecen<br />

que Maboya era un espíritu de<br />

origen humano que producía los<br />

eclipses, no el huracán como consigna<br />

dicho autor. De manera similar,<br />

parece erróneo el paralelismo<br />

establecido entre la Maboya caribe-insular<br />

y el supuesto Dios Huracán<br />

taíno, concepto este último<br />

que proviene de Colí y Toste (1907),<br />

quien vio en estas entidades la representación<br />

del espíritu maligno<br />

de ambas culturas.<br />

Según las crónicas francesas refieren<br />

y la arqueología demuestra,<br />

las manifestaciones plásticas de los<br />

caribes-insulares no lograron un<br />

amplio desarrollo. De allí que, contrario<br />

a los taínos, no parecen existir<br />

representaciones en sí de la Gran<br />

Serpiente aunque su proyección<br />

simbólica se encuentre en el matapy,<br />

el largo cilindro tejido donde se exprimía<br />

el casabe, en los alargados ro-<br />

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llos de arcilla con los cuales se confeccionaba<br />

la cerámica y en los motivos<br />

zigzagueantes utilizados en el<br />

diseño artesanal. (Robiou, 1997.)<br />

Conclusiones<br />

La Gran Serpiente, un motivo de<br />

origen suramericano adaptado a la<br />

ecomitología antillana, indudablemente<br />

ocupó una relevante posición<br />

entre los aborígenes de las<br />

Antillas.<br />

A pesar de las diferencias cosmológicas<br />

entre la sociedad cacical<br />

taína y la tribal caribe-insular<br />

(Robiou, 1998), la Gran Serpiente<br />

es <strong>parte</strong> del substrato mítico común<br />

a ambas culturas antillanas.<br />

De allí que podamos establecer<br />

un paralelismo entre la cueva de<br />

Iguanaboína en La Española y la<br />

cueva gemela donde habitaba<br />

Obubera en la Dominica. Además es<br />

razonable establecer una correspondencia<br />

entre Boínayel, hijo de la Gran<br />

Serpiente taína, y Racumon, hijo<br />

de la serpiente caribe-insular convertido<br />

en la constelación Bakámo.<br />

Como este último, es probable que<br />

el gemelo taíno también tuviera<br />

cuerpo de serpiente y cabeza hu-<br />

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ARQUEOLOGÍA<br />

mana, tal como parecen representarse<br />

algunos cemíes aquí<br />

analizados.<br />

En el arte taíno, creemos que la<br />

tipología de trigonolitos estudiados<br />

representan conceptualizaciones<br />

de Iguanaboína, la Gran Serpiente<br />

taína, de cuya cueva de igual nombre<br />

habían surgido el Sol y la Luna,<br />

es decir, el origen del tiempo cíclico.<br />

Es verosímil, pues, que Iguanaboína<br />

fuera el cemí que operaba, junto con<br />

sus hijos gemelos, el agua y el sol<br />

benéfico para una sociedad fundamentalmente<br />

agrícola.<br />

Estos tres cemíes regidores del<br />

balance climatológico estarían en<br />

posición simbólicamente opuesta a<br />

los referidos tres cemíes que producían<br />

los destructores huracanes.<br />

De este modo, resultaría que tanto<br />

las entidades controladoras del agua<br />

productiva (Iguanaboína, Boínayel,<br />

Márohu) como las generadoras del<br />

agua destructiva (Guabancex,<br />

Coatrisquie, Guataúba) podían haber<br />

sido una expresión de Atabey, la "Madre<br />

de las Aguas", una probable<br />

manifestación de la Gran Serpiente<br />

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Gabinete de Arqueología / 57


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Banes precolombino.<br />

Seis siglos de ocupación agricultora<br />

Por: Roberto Valcárcel Rojas<br />

Resumen<br />

Se presentan los elementos que permiten<br />

considerar la existencia de un área<br />

arqueológica particular en el territorio de los<br />

actuales municipios de Banes y Antilla, en la<br />

provincia de Holguín, <strong>Cuba</strong>. Esta área se<br />

vincula básicamente a la presencia de<br />

aborígenes agricultores (aruacos) establecidos<br />

desde el siglo X de nuestra era hasta fines del<br />

siglo XVI. La ocupación agricultora en este<br />

espacio se distingue por la integración de los<br />

asentamientos en un proceso de desarrollo<br />

cultural común, signado por la larga habitación<br />

de muchos sitios, su interrelación, unidad y<br />

continuidad cultural y el desarrollo,<br />

principalmente en los momentos tardíos, de<br />

una creciente complejidad social definida por<br />

la probable existencia de procesos de<br />

centralización y por la consolidación de grupos<br />

jerárquicos.<br />

Abstract<br />

A presentation of the case for the delineation<br />

of a specifically defined archaeological area<br />

around the towns of Banes and Antilla in the<br />

province of Holguin. Evidence from the site<br />

points to Arawak agricultural use dating from<br />

the tenth to the sixteenth centuries and to a<br />

common process of cultural development as<br />

evinced by prolonged occupation of<br />

numerous sites. Further evidence shows<br />

growing cohesion and cultural continuity<br />

occurring between the sites, and a degree of<br />

social complexity defined by the probable<br />

presence of a centralisation process and by<br />

the emergence of hierarchical groups.<br />

Las comunidades aborígenes<br />

de agricultores aruacos, establecidas<br />

en <strong>Cuba</strong> desde el siglo IX de nuestra<br />

era, constituían unidades tribales<br />

estructuradas según diversos niveles<br />

de igualitariedad, en un sistema<br />

de linajes vinculados por lazos de<br />

parentesco y por el reconocimiento<br />

de determinada jefatura. Se trataba<br />

de grupos sedentarios con una economía<br />

basada en la agricultura y en<br />

su combinación o complementación<br />

con actividades apropiadoras.<br />

Estos caracteres generales, así<br />

como la unidad en la raíz lingüística<br />

(aruaca) y en la base racial, definían<br />

un conjunto de rasgos comunes<br />

que, sin embargo, se matizaban en<br />

lo que a la visualización arqueológica<br />

de su expresión material se refiere,<br />

para generar diferencias en<br />

los estilos cerámicos (meillacoide<br />

y chicoide), en la magnitud de los<br />

contextos de carácter ceremonial<br />

y en la abundancia y la calidad<br />

de las evidencias de tipo superestructural.<br />

El reconocimiento o no de la validez<br />

de estas distinciones como<br />

argumento para establecer diversidad<br />

cultural ha determinado el<br />

desarrollo de posturas arqueológicas<br />

que priorizan el manejo de la<br />

investigación de estas comunidades<br />

desde enfoques unificadores o<br />

diferenciadores.<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

Hasta los años treinta del siglo<br />

XX primaba una idea de uniformidad,<br />

englobada, primero, en el término<br />

Ciboney, y después en el de<br />

Taíno (Harrington, 1935). Con los trabajos<br />

del investigador norteamericano<br />

Irving Rouse, efectuados en la<br />

década del cuarenta y recogidos en<br />

la obra Archeology of the Maniabón<br />

Hills, <strong>Cuba</strong> (1942), esta unidad se<br />

fragmentó proponiéndose las denominaciones<br />

de Taíno y Subtaíno,<br />

este segundo término tomado de<br />

Harrington (1935), con sus respectivas<br />

expresiones en <strong>Cuba</strong>: la cultura<br />

Pueblo Viejo y la cultura Baní.<br />

El Subtaíno en su formulación de<br />

cultura Baní sería el habitante agricultor<br />

más temprano y extendido<br />

en la Isla, poseedor de una cerámica<br />

similar a la de la cultura<br />

Meillac de Haití y sin las obras<br />

térreas que tipificarían al Taíno. Este<br />

último en su formulación de cultura<br />

Pueblo Viejo y concentrado básicamente<br />

en el territorio de la actual<br />

provincia de Guantánamo, tendría<br />

una presencia relativamente reciente,<br />

obras térreas, petroglifos y<br />

una cerámica compleja asimilable<br />

a la de la cultura Carrier de Haití.<br />

En trabajos posteriores Rouse generaliza<br />

estas diferencias a escala<br />

del Caribe y las culturas se asumen<br />

en las llamadas series cerámicas:<br />

meillacoide para Baní y<br />

Gabinete de Arqueología / 59


ARQUEOLOGÍA<br />

Meillac, y chicoide para Pueblo<br />

Viejo y Carrier.<br />

Para algunos investigadores de<br />

esa época como Felipe Pichardo<br />

Moya (1990: 79), los elementos<br />

diferenciadores considerados por<br />

Rouse sustentaban posiciones de<br />

temporalidad y circunstancias de<br />

ubicación pero no distinciones culturales.<br />

Aunque muchos especialistas<br />

desestimaron estas objeciones y<br />

el esquema de Rouse sobrevivió,<br />

incluso en un texto de la importancia<br />

de Prehistoria de <strong>Cuba</strong> (1985),<br />

de Ernesto Tabío y Estrella Rey, a<br />

la larga se impuso la idea de la<br />

uniformidad cultural.<br />

Este enfoque se manejó por<br />

Tabío (1991) a fines de los años setenta<br />

desde los supuestos de la<br />

base económica. En estos términos,<br />

la agricultura y la presencia de una<br />

fuerte industria alfarera servían para<br />

considerar una etapa de desarrollo<br />

económico (etapa agroalfarera) con<br />

fases establecidas según la cronología<br />

y la complejidad dentro de la<br />

etapa.<br />

Criterios semejantes, al menos<br />

en lo referido a los agricultores,<br />

ajustaron este esquema a principios<br />

de los años noventa. La proposición<br />

de J. M. Guarch (1990) en<br />

Estructura para las comunidades aborígenes<br />

de <strong>Cuba</strong>, sostuvo la importancia<br />

del aspecto económico como<br />

elemento de integración y relacionó<br />

los rasgos diferenciales con situaciones<br />

de desarrollo cultural<br />

regional. Aunque este enfoque no<br />

dio solución definitiva al viejo<br />

cuestionamiento, sí abrió un camino<br />

en la comprensión del valor de<br />

los procesos de desarrollo local o<br />

regional como fenómenos generadores<br />

de circunstancias culturales<br />

específicas y de esquemas arqueológicos<br />

particulares.<br />

60 / Gabinete de Arqueología<br />

La profundización de los estudios<br />

comparativos y la búsqueda de<br />

nexos culturales en espacios definidos<br />

por determinados caracteres<br />

geográficos o concentraciones de<br />

sitios, han hecho perceptibles situaciones<br />

de este tipo en el centro-sur<br />

(Domínguez, 1991) y en el suroriente<br />

(Trincado y Ulloa, 1996) de <strong>Cuba</strong>.<br />

Banes, en el extremo nororiental (figura<br />

1), con elevados reportes de<br />

presencia y concentración de residuarios<br />

así como con rasgos arqueológicos<br />

muy específicos, es<br />

también expresión de una problemática<br />

similar.<br />

Banes como área arqueológica<br />

Las referencias históricas sobre<br />

los aborígenes asentados en el espacio<br />

de los actuales municipios de<br />

Banes y Antilla, en la provincia de<br />

Holguín, son muy escasas. Se asume<br />

el posible vínculo de este territorio<br />

con el de una "provincia india"<br />

llamada Baní, visitada por Diego<br />

Velázquez en 1513 (Pichardo, 1971:70),<br />

durante su trayecto hacia Bayamo, a<br />

partir de considerar la semejanza<br />

entre ambas denominaciones zonales<br />

y la similitud en el orden de su<br />

ubicación respecto a la costa nor-<br />

Fig. 1. Sitios agricultores de la provincia de Holguín. Área arqueológica de Banes


te: Baní es la primera de las provincias<br />

mencionadas por Velázquez al<br />

comenzar a moverse hacia el interior,<br />

situación que coincide con la<br />

ubicación de extremos norteños<br />

que poseen Banes y Antilla. Se conoce<br />

también, según un fragmento<br />

del juicio de residencia tomado<br />

a Gonzalo de Guzmán en 1530, de<br />

traspasos y repartos de indios de<br />

Baní y de la existencia de una encomienda<br />

(Mira Caballos, 1997: 425).<br />

Afortunadamente el área conserva<br />

un amplio y valioso patrimonio<br />

arqueológico precolombino<br />

marcado, sobre todo, por la elevada<br />

presencia de yacimientos pertenecientes<br />

a agricultores cuyo<br />

estudio ha sido vital para el conocimiento<br />

de estas comunidades en<br />

<strong>Cuba</strong>. Pese a los hallazgos que<br />

movían su presencia cada vez más<br />

hacia occidente y definían las concentraciones<br />

de sitios en la costa<br />

suroriental, en el norte de Camagüey<br />

y en otros puntos del país,<br />

hasta fines de los años sesenta<br />

del siglo XX la imagen arqueológica<br />

más generalizada de estos aborígenes<br />

tuvo mucho que ver con<br />

Banes, denominación común a la<br />

hora de referenciar indistintamente<br />

el territorio del propio municipio<br />

o el de este y Antilla.<br />

Un estudioso holguinero, José A.<br />

García Castañeda (1941), fue el primero<br />

en señalar el sentido diferenciado<br />

de aquel espacio, cuyos<br />

límites distinguió (desde la Bahía de<br />

Naranjo hasta la de Nipe; Banes-<br />

Antilla), proponiéndolo como unidad<br />

socio-política: el "cacicato de<br />

Baní". Castañeda destacó el alto número<br />

de sitios agricultores, su tendencia<br />

a agruparse y la coherencia<br />

que adquiría esta situación en un<br />

área aislada y de abundantes recursos<br />

(figura 1). Señaló además, a<br />

partir de una comparación con zonas<br />

vecinas (cercanías de la ciudad<br />

de Holguín y área de Barajagua), las<br />

evidencias de un mayor nivel cultural:<br />

superior tamaño y riqueza de los<br />

asentamientos, mejor calidad en la<br />

cerámica y en adornos corporales.<br />

Otras consideraciones arqueológicas,<br />

como las de Rouse (1942) y<br />

Ernesto Tabío y Estrella Rey (1985),<br />

ampliaron las opiniones de Castañeda<br />

haciéndose tradicional distinguir<br />

tales territorios en el conjunto<br />

del registro arqueológico agricultor<br />

de <strong>Cuba</strong>, como un ejemplo de alto<br />

desarrollo socioeconómico. La idea<br />

de variabilidad a partir de cierta comunidad<br />

de rasgos integrados en un<br />

espacio diferencial no fue retomada,<br />

sin embargo, hasta que J. M. Guarch<br />

comenzó a considerar a Banes y Antilla<br />

como un área arqueológica particular,<br />

según la estrategia de<br />

investigación usada en los trabajos<br />

de medición de las potencialidades<br />

arqueológicas del noroeste<br />

de la provincia de Holguín (Guarch<br />

et. al., 1980). La opinión de Guarch,<br />

basada en argumentos similares a<br />

los de Castañeda y enriquecida por<br />

el conocimiento del marco temporal<br />

asumido por la ocupación agricultora<br />

en el lugar (siglo X al XVI), puede<br />

resumirse en los siguientes puntos:<br />

- La proximidad geográfica y<br />

cultural de Banes y Antilla, así como<br />

su relativo aislamiento respecto al<br />

resto de los sitios agricultores, sugiere<br />

la existencia de un área con<br />

caracteres arqueológicos comunes.<br />

- El espacio que conforman los<br />

territorios de Banes y Antilla muestra<br />

rasgos culturales, referidos a las<br />

peculiaridades de su cerámica y a<br />

una mayor presencia de objetos de<br />

adorno corporal y uso ceremonial,<br />

que permiten distinguirlo de las<br />

áreas vecinas.<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

- En este espacio el nivel de concentración<br />

de residuarios es alto y<br />

muy superior al de áreas vecinas.<br />

- La presencia allí de los grupos<br />

agricultores es temporalmente extensa.<br />

- Las peculiaridades de aislamiento<br />

geográfico que muestra<br />

este espacio y las condiciones de<br />

un entorno muy rico pudieron influir<br />

en todas las situaciones antes<br />

señaladas.<br />

Perspectiva cronológica<br />

Se entiende como ocupación<br />

agricultora del área arqueológica<br />

de Banes, a la permanencia y acción<br />

cultural de tales comunidades<br />

aborígenes en ese territorio, durante<br />

el período de tiempo que media<br />

entre el establecimiento de sus<br />

grupos más tempranos y el contacto<br />

estable con los españoles. Su<br />

inicio lo fija, hasta el momento, el<br />

residuario arqueológico de Aguas<br />

Gordas, ubicado al norte del territorio,<br />

a 4,7 km al oeste de la Bahía<br />

de Río Seco, para mediados del siglo<br />

X de nuestra era (figura 2). La<br />

selección de alturas en terrenos fértiles,<br />

suficientemente próximos al<br />

mar como para conjugar la efectividad<br />

de la explotación agrícola con el<br />

uso de recursos terrestres y marinos,<br />

la rápida estabilización económica,<br />

el reajuste artefactual y de<br />

las materias primas unido al perfilamiento<br />

de determinados códigos<br />

estilísticos (cerámicos), nos<br />

hablan del desarrollo de una sociedad<br />

dinámica, capaz de lograr —en<br />

poco tiempo, teniendo en consideración<br />

el largo periodo de ocupación<br />

del sitio— los ajustes necesarios<br />

para un mejor establecimiento y formular<br />

elementos particulares de identidad.<br />

Gabinete de Arqueología / 61


ARQUEOLOGÍA<br />

62 / Gabinete de Arqueología<br />

Montículo no.1 del sitio Aguas Gordas<br />

Fig. 2. Sitios agricultores del área arqueológica de Banes<br />

En este residuario aparecen<br />

también, sobre todo desde la perspectiva<br />

asentacional y de aprovechamiento<br />

del medio, caracteres<br />

diferentes a los definidos dentro de<br />

los principales patrones vigentes<br />

para la época en otros puntos del<br />

oriente de la Isla. El hecho de que<br />

el yacimiento agricultor más temprano<br />

del nororiente cubano rompa<br />

con el esquema de sitios costeros<br />

altamente dependientes de la explotación<br />

marina, imperante en el litoral<br />

sur desde el 820 de nuestra era (sitio<br />

El Paraíso), toma mayor relevancia<br />

al convertirse esta diferencia, como<br />

veremos más adelante, en un rasgo<br />

típico del área. Tal tipicidad da una<br />

idea del sentido no circunstancial<br />

de la situación e indica, más allá de<br />

cualquier condicionamiento medioambiental,<br />

la posible existencia<br />

de estos caracteres en la matriz<br />

cultural donde se genera Aguas<br />

Gordas y por tanto la posibilidad<br />

de un proceso migratorio distinto<br />

al que articula las ocupaciones<br />

sureñas. Esta situación no niega,<br />

como señalan las similitudes cerámicas<br />

entre este espacio y el sur,<br />

la pertenencia de ambas zonas a<br />

la cultura meillacoide.<br />

El esquema desplegado en<br />

Aguas Gordas y sobre todo su éxito,<br />

resulta más notable cuando se<br />

mira en la perspectiva del área de<br />

Banes. Aunque la información disponible<br />

entre el siglo X y el XIV de<br />

nuestra era es algo escasa, se puede<br />

seguir una tendencia desde la<br />

primera de estas fechas hasta el<br />

siglo XV, que convierte en patrones<br />

generales muchos rasgos tempranos<br />

de este sitio. Su estrategia<br />

asentacional y determinadas características<br />

culturales y económicas<br />

aparecen y se continúan en Potrero<br />

de El Mango y en Chorro de Maíta


en el siglo XI, en Potrero de El Mango<br />

en el siglo XII, en Aguas Gordas,<br />

Chorro de Maíta, El Júcaro y El Boniato<br />

en el siglo XIII, en Aguas Gordas,<br />

Loma de La Campana, Potrero<br />

de El Mango y probablemente en<br />

Varela III, en el XIV, y en un amplio<br />

número de otros asentamientos en<br />

torno al siglo XV. Independientemente<br />

de la influencia atribuible al<br />

medio ambiente, esta reiteración<br />

expresa una indudable actitud cultural<br />

estructurada como proceso<br />

de desarrollo, y referida a líneas<br />

básicas que se fortalecieron y proyectaron<br />

en el tiempo para dar un<br />

perfil propio al área.<br />

Seis siglos es un período amplio<br />

y faltan datos para seguir en detalle<br />

las diversas posturas adoptadas<br />

dentro de este proceso e incluso<br />

para identificar situaciones que le<br />

fueran ajenas. Es visible, sin embargo,<br />

un cambio en el ritmo de<br />

desarrollo y en el nivel de ocupación<br />

del territorio a partir del siglo<br />

XV. Parece ser este el momento de<br />

mayor esplendor económico y social<br />

de los grupos de Banes. Para<br />

esa fecha se había consolidado la<br />

total ocupación del área y tenían<br />

lugar procesos indicadores de una<br />

creciente complejización de la estructura<br />

social de las comunidades.<br />

Este siglo se distingue por el reporte<br />

de un amplio número de<br />

asentamientos. La ocupación se<br />

extiende hacia el sur, con el reporte<br />

de un asentamiento en<br />

Esterito, reforzándose, además,<br />

la presencia en zonas de larga habitación:<br />

en los alrededores de<br />

Potrero de El Mango apareció el<br />

asentamiento de Cuadro de los Indios;<br />

muy cerca de Loma de La<br />

Campana se desarrolló Loma de<br />

Baní, y próximo a Chorro de Maíta,<br />

El Porvenir (figura 2). En algunos<br />

casos se trata de residuarios ocupados<br />

mucho antes de esa fecha,<br />

en otros, es probable un establecimiento<br />

relativamente reciente.<br />

Aguas Gordas y Loma de La<br />

Campana se ajustan al primero de<br />

los criterios mencionados; algunos<br />

de sus montículos ofrecen columnas<br />

de fechas consecutivas<br />

indicadoras de un importante nivel<br />

de reocupación o de continuidad<br />

en el uso del lugar, y de su<br />

vigencia para esa época. En Chorro<br />

de Maíta una datación de 1590 ±<br />

80 de nuestra era, obtenida en el<br />

esqueleto número 39, y el reporte<br />

de objetos de adorno de latón en<br />

otros dos entierros (69 y 84), indican<br />

que el cementerio —con una<br />

fecha inicial de 1080 de nuestra era<br />

(esqueleto 25)— se mantuvo en uso<br />

hasta bien entrado el siglo XVI, situación<br />

apoyada por el hallazgo de<br />

abundantes evidencias europeas<br />

y por el empleo aborigen de algunos<br />

materiales con esta proveniencia.<br />

Por las dimensiones del<br />

cementerio y la riqueza de los con-<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

textos domésticos —uno de los<br />

cuales posee una fecha de 1220 de<br />

nuestra era— es muy posible una<br />

habitación con fuertes niveles de<br />

continuidad, como la estimada en<br />

los dos yacimientos antes considerados.<br />

En Potrero de El Mango pudo<br />

darse una situación semejante<br />

pues sus deposiciones alcanzan<br />

hasta 2 m de espesor y resultan<br />

extremadamente fértiles. Rouse<br />

(1942:152) propuso además diferencias<br />

cronológicas entre sus<br />

montículos que apoyan la idea de<br />

cierta continuidad; por otro lado,<br />

en el sitio se obtuvo una fecha de<br />

1330 de nuestra era en los inicios<br />

de la ocupación del montículo 1, que<br />

precisamente mostrara más tarde<br />

objetos europeos. Aun así, el dato<br />

realmente seguro es su vigencia<br />

durante el siglo XV, definida a partir<br />

del reporte del material europeo<br />

quizás llegado al sitio hacia sus últimas<br />

décadas, aunque es más confiable<br />

suponer su entrada para los<br />

inicios del XVI. Los restos europeos y<br />

Cementerio aborigen en el sitio Chorro de Maíta<br />

Gabinete de Arqueología / 63


ARQUEOLOGÍA<br />

aborígenes se mezclan desde los<br />

estratos medios del montículo, cuyo<br />

ritmo de crecimiento de materiales<br />

indica una evidente relación de continuidad<br />

entre todos sus niveles.<br />

Esta proposición cronológica a<br />

partir de la presencia de material<br />

europeo funciona de manera similar<br />

para los residuarios Loma de Baní,<br />

Cuadro de los Indios, Varela III y El<br />

Porvenir; todas estas comunidades<br />

estaban radicadas antes del arribo<br />

hispano. En el caso de El Porvenir la<br />

presencia aborigen aparentemente<br />

tiende a concentrarse en torno al<br />

siglo XV. Tal suposición se basa<br />

en el reporte de una estructura<br />

deposicional donde las capas con<br />

mezcla de material hispano y aborigen<br />

poseen casi la misma magnitud,<br />

y en ocasiones hasta mayor<br />

magnitud que la alcanzada por los<br />

estratos iniciales con restos sólo<br />

aborígenes y en la existencia de un<br />

64 / Gabinete de Arqueología<br />

fechado radiocarbónico de 1450 ±<br />

50 años de nuestra era en niveles<br />

tempranos.<br />

Una circunstancia de habitación<br />

algo tardía es admisible también en<br />

Esterito, residuario cuyos niveles<br />

iniciales e intermedios ostentan<br />

fechas del siglo XV. En los casos de<br />

Varela III, Cuadro de los Indios y<br />

Loma de Baní sería muy difícil<br />

adelantar una opinión realmente<br />

fundamentada en torno a los inicios<br />

de su establecimiento. Aunque<br />

sólo para Varela III, a partir de las<br />

opiniones de Rouse (1942) sobre el<br />

cambio cerámico en montículos y<br />

sitios, se puede considerar con cierta<br />

seguridad una habitación anterior<br />

al siglo XV; en los yacimientos<br />

restantes esa posibilidad debe ser<br />

valorada.<br />

En la cima de esta elevación se ubica el sitio Potrero de El Mango<br />

Características básicas de la ocupación<br />

La ocupación agricultora de<br />

Banes está signada por la notable<br />

integración de muchos de los sitios<br />

del área en un proceso de desarrollo<br />

sociocultural común. Este se evidencia<br />

en las peculiaridades de<br />

unidad cultural de Banes y en un<br />

movimiento temporal de sus distintos<br />

elementos, que siempre guarda<br />

relación con formas anteriores,<br />

y se nuclea en torno a ciertos<br />

aspectos generales. Desde esta óptica<br />

los rasgos principales de la ocupación<br />

pueden definirse a través<br />

de los siguientes puntos:<br />

- Temprano inicio, respecto a otras<br />

zonas de la Isla, y elevada extensión temporal<br />

asociada a la presencia de sitios


habitados durante gran <strong>parte</strong> de todo el<br />

proceso, que se convierten en centros culturales<br />

de alto desarrollo y en probables<br />

matrices de la ocupación del área.<br />

El Paraíso y Damajayabo (820 y<br />

830 de nuestra era respectivamente),<br />

en la costa sur de Oriente, son los<br />

sitios agricultores más tempranos de<br />

<strong>Cuba</strong>. Hacia el 950 de nuestra era,<br />

menos de un siglo después, ya se<br />

definen elementos en Aguas Gordas,<br />

referidos a la selección de los<br />

espacios —alturas en suelos fértiles<br />

cercanos al mar y a fuentes de<br />

agua potable—, que serán asumidos<br />

por otros sitios y se mantendrán<br />

durante toda la ocupación. Aquí<br />

están también rasgos cerámicos de<br />

rápida generalización, que adquieren<br />

un carácter básico, y estrategias<br />

de aprovechamiento económico de<br />

medios diversos, cuyo uso se hace<br />

común en el área. El proceso<br />

se proyecta desde el siglo X hasta<br />

el establecimiento hispano, muy<br />

asociado a residuarios (Chorro de<br />

Maíta, Potrero de El Mango y el<br />

mismo Aguas Gordas) habitados<br />

durante extensos periodos. Estos<br />

se desarrollaron hasta convertirse<br />

en asentamientos de gran fuerza<br />

por su extensión, nivel poblacional,<br />

control de elementos ideológicos y<br />

base de posiciones de jefatura. Tales<br />

rasgos, la temprana temporalidad<br />

de estas comunidades, y las<br />

evidencias de especialización en la<br />

producción de objetos de adorno<br />

corporal y uso ceremonial en ciertos<br />

materiales, notada en las agrupaciones<br />

de sitios donde ellas se<br />

ubican (figura 2), sugieren su posible<br />

carácter matriz respecto a otros<br />

asentamientos próximos y a esas<br />

agrupaciones.<br />

-Notable unidad y continuidad en la<br />

expresión cultural, inferible en el mantenimiento<br />

y comunidad de rasgos<br />

cerámicos, de las características de la<br />

artefactería ceremonial, de los elementos<br />

de adorno corporal y en la similitud de soluciones<br />

en la relación con el ambiente.<br />

La cerámica del área muestra<br />

en sus distintos momentos una<br />

sensible unidad, mucho más evidente<br />

si se le compara con la de regiones<br />

vecinas. Se trata de una<br />

cerámica esencialmente meillacoide<br />

que a partir de ciertos rasgos<br />

conforma, poco a poco, una<br />

expresión particular y de creciente<br />

complejización. En este proceso<br />

es limitada la incorporación de<br />

nuevos elementos —se distinguen<br />

los chicoides— y el cambio<br />

principal se da por modificaciones<br />

de aspectos ya presentes y en<br />

menor medida por la integración<br />

de otros.<br />

Esta unidad se repite en los rasgos<br />

de los adornos corporales y en<br />

la artefactería ceremonial. Toda el<br />

área sigue de manera general los<br />

mismos cánones representativos,<br />

sólo cambia la magnitud cuantitativa<br />

de la presencia de los objetos en sitios<br />

y el énfasis en la producción de<br />

ciertos elementos en materiales específicos,<br />

en algunas agrupaciones.<br />

Sin negar la influencia de los<br />

condicionamientos ambientales,<br />

hay una unidad general en la<br />

forma de escoger y usar los espacios.<br />

La ubicación en alturas, la disposición<br />

de las viviendas para<br />

captar las brisas, la cercanía de los<br />

sitios de habitación y las cuevas ceremoniales<br />

y funerarias, el aprovechamiento<br />

subsistencial del mar<br />

y los espacios interiores —en una<br />

perspectiva especializada o de equilibrio—,<br />

son proyecciones globales<br />

ajustadas según las condiciones de<br />

cada lugar. Estos elementos de unidad,<br />

al moverse en el tiempo, conservan<br />

una importante coherencia.<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

-Fuerte tendencia evolutiva, que<br />

marca el perfil principal del proceso e integra,<br />

en distinto momento y magnitud,<br />

influencias culturales diversas.<br />

La entrada de influencias parece<br />

ser temprana y reiterativa y se<br />

refleja en el empleo de artefactos<br />

de pescadores-recolectores, cerámica<br />

chicoide y de determinados objetos<br />

de adorno corporal y uso<br />

ceremonial; sin embargo, por el nivel<br />

de estabilidad de los rasgos<br />

cerámicos y los patrones asentacionales,<br />

es posible suponer una inserción<br />

poco traumática, subordinada<br />

a la conservación de los aspectos<br />

típicos del área.<br />

Banes está alejado de las concentraciones<br />

de sitios agricultores<br />

del nororiente de <strong>Cuba</strong> (figura 1),<br />

de las que se separa por un amplio<br />

espacio sin reportes arqueológicos<br />

de importancia. Tal aislamiento<br />

geográfico probablemente influyó<br />

en esta situación.<br />

-Tendencia al crecimiento de las capacidades<br />

productivas y logro de un alto<br />

desarrollo socioeconómico.<br />

La riqueza del medio se explota<br />

en todos sus órdenes. Según las<br />

peculiaridades de la zona y aspectos<br />

específicos del desarrollo de las<br />

agrupaciones de asentamientos, se<br />

adoptan estrategias de especialización<br />

o aprovechamiento equilibrado.<br />

Al parecer se integran técnicas<br />

de intensificación de la explotación<br />

asociadas, entre otras alternativas,<br />

a la domesticación de roedores y al<br />

uso de la monticulación agrícola.<br />

Independientemente de las soluciones,<br />

el resultado final de tal<br />

gestión resulta una economía en<br />

creciente fortalecimiento. Esto se<br />

pone de manifiesto en el aumento<br />

del tamaño de los sitios y en el probable<br />

proceso de salida, desde algunas<br />

comunidades muy fuertes,<br />

Gabinete de Arqueología / 65


ARQUEOLOGÍA<br />

de grupos que expanden la ocupación.<br />

En el siglo XV parece darse un<br />

clímax en el desarrollo económico<br />

del área. Este venía planteándose<br />

desde momentos anteriores; sin<br />

embargo, para estas fechas asume<br />

un crecimiento muy potente,<br />

quizás asociado a la inserción o pleno<br />

auge de técnicas muy efectivas<br />

como la monticulación.<br />

-Desarrollo, principalmente en su<br />

momento tardío, de una creciente<br />

complejización social definida por la probable<br />

existencia de procesos de centralización<br />

en las agrupaciones y por la<br />

aparición, en los establecimientos más<br />

potentes, de grupos jerárquicos.<br />

Hacia el siglo XV se hacen más<br />

numerosas las comunidades poseedoras<br />

de un alto nivel de desarrollo<br />

socioeconómico, donde se<br />

concentran los objetos de uso ceremonial<br />

y adorno corporal. En algunos<br />

casos estos sitios muestran<br />

indicios de definición de personas<br />

vinculadas a grupos jerárquicos; en<br />

Chorro de Maíta el reporte diferencial<br />

de objetos de gran valor simbólico<br />

asociados a entierros, sugiere la<br />

existencia de un estamento elitario<br />

que está vigente aún en el siglo XVI,<br />

quizás en una relación de contacto<br />

con los europeos. Por su posición<br />

relevante dentro de las agrupaciones,<br />

en tanto su mayor nivel de<br />

desarrollo, desde algunos de estos<br />

asentamientos pudo proyectarse<br />

una acción de coordinación del uso<br />

de los espacios productivos y de<br />

dirección ideológica que probablemente<br />

se asocia a situaciones de<br />

centralización propias de formas<br />

cacicales incipientes.<br />

66 / Gabinete de Arqueología<br />

Consideraciones finales<br />

El reconocimiento de este proceso<br />

de desarrollo entre los grupos<br />

agricultores de Banes, refuerza la<br />

idea de la existencia de un área arqueológica<br />

particular e indica también<br />

la importancia de las situaciones<br />

regionales o locales en la ocupación<br />

agricultora de la Isla. Permite definir,<br />

además, líneas de unidad que<br />

Domínguez, Lourdes S. (1991):<br />

Arqueología del centro-sur de <strong>Cuba</strong>,<br />

Editorial Academia, La Habana.<br />

García Castañeda, J. A. (1941):<br />

"Asientos taínos localizados en el cacicato<br />

de Baní", en Revista de Arqueología, no. 5,<br />

año III, La Habana.<br />

Guarch Delmonte, J. M. (1990):<br />

Estructura para las comunidades<br />

aborígenes de <strong>Cuba</strong>, Ediciones Holguín,<br />

Holguín.<br />

Guarch Delmonte, J. M., P. Pérez y J.<br />

Guarch Rodríguez (1980): "Investigación<br />

de las potencialidades arqueológicas del<br />

área 01 de la Provincia Holguín", Inédito,<br />

Informe del Tema 000144300,<br />

Departamento Centro-Oriental de<br />

Arqueología, Holguín.<br />

Harrington, M. R. (1935): <strong>Cuba</strong> antes de<br />

Colón, traducción de A. del Valle y F. Ortiz,<br />

Colección de Libros <strong>Cuba</strong>nos, Sociedad<br />

Cultural, S. A., vol. XXXII, t. I, La Habana.<br />

Mira Caballos, Esteban (1997): El Indio<br />

Antillano: repartimiento, encomienda y<br />

esclavitud (1492-1542), Muñoz Moya<br />

editor, Sevilla.<br />

Pichardo, Hortensia (1971): Documentos<br />

para la Historia de <strong>Cuba</strong>, Editorial de<br />

Ciencias Sociales, t. I, La Habana.<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

estructuran una realidad precolombina<br />

coherente y establecen las<br />

bases del panorama sociocultural<br />

encontrado por los europeos al arribar<br />

a este territorio. En ese panorama<br />

hay elementos que influyeron<br />

en la formulación particular que adquiere<br />

en Banes el proceso de contacto<br />

indohispánico y el posterior<br />

desarrollo de su mundo colonial<br />

temprano.<br />

Pichardo Moya, Felipe (1990): Caverna,<br />

Costa y Meseta. Interpretación de<br />

arqueología Indocubana (reedición),<br />

Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.<br />

Rouse, Irving (1942): Archeology of the<br />

Maniabón Hills, <strong>Cuba</strong>, Yale University Press,<br />

New Haven.<br />

Tabío, Ernesto (1991): "Proyecto para una<br />

nueva periodización cultural de la<br />

prehistoria de <strong>Cuba</strong>", en Arqueología de<br />

<strong>Cuba</strong> y de otras áreas antillanas, Editorial<br />

Academia, La Habana.<br />

Tabío, Ernesto y E. Rey (1985):<br />

Prehistoria de <strong>Cuba</strong>, Editorial de Ciencias<br />

Sociales, La Habana.<br />

Trincado, M.N. y J. Ulloa Hung (1996):<br />

"Las comunidades meillacoides del litoral<br />

sur-oriental de <strong>Cuba</strong>", en El Caribe<br />

Arqueológico, no. 1, Santiago de <strong>Cuba</strong>.


Arqueología precolombina<br />

del municipio Boyeros<br />

Por: Rolando Crespo Díaz y Osvaldo Jiménez Vázquez<br />

Resumen<br />

El presente trabajo sintetiza los resultados de<br />

investigaciones arqueológicas en cinco sitios<br />

del municipio Boyeros en Ciudad de La<br />

Habana. Tres de ellos aparecieron en cuevas y<br />

dos a cielo abierto; así como numerosas<br />

piezas aisladas. Tanto los hallazgos como los<br />

accidentes geográficos que por su importancia<br />

el hombre primitivo debió de utilizar, se<br />

ubicaron en un mapa de la localidad. Los<br />

grupos culturales se definieron como<br />

preagroalfareros —dedicados a la caza, la<br />

pesca y la recolección—, caracterizados por el<br />

uso de la piedra tallada microlítica, el canto<br />

rodado y la roca en volumen. Entre las<br />

evidencias se destacan restos biológicos<br />

(mamíferos, aves, reptiles, anfibios, peces,<br />

crustáceos, moluscos y semillas de frutos<br />

comestibles) que formaron <strong>parte</strong> de su dieta.<br />

Dos de los sitios contenían enterramientos<br />

humanos secundarios y de uno se obtuvo un<br />

fechado de C14.<br />

Abstract<br />

A presentation of the results obtained from<br />

the archaeological investigation of five sites<br />

(three of which were inside caves and two of<br />

which were on open land) in the Boyeros<br />

district of Havana; further isolated artefacts<br />

were also found in the area. Both these finds<br />

and significant topographical features were<br />

plotted on a map. The inhabitants of the sites<br />

were classified as ‘pre-agriculture and<br />

pottery’. They survived by hunting, fishing<br />

and scavenging, and were characterised by<br />

their use of stones of various sizes. Amongst<br />

the finds on the site were numerous food<br />

remains including those of mammals, birds,<br />

reptiles, amphibians, fish, crustaceans,<br />

molluscs and the seeds of edible fruit. Two of<br />

the sites contained secondary human burials,<br />

one of which provided a C14 dating.<br />

A mediados de la década de los<br />

años setenta uno de los autores de<br />

este artículo, Rolando Crespo, integró<br />

un grupo de aficionados a la<br />

Arqueología, auspiciado por el Museo<br />

Municipal de Santiago de las<br />

Vegas, que realizó numerosas exploraciones<br />

en el municipio Boyeros;<br />

a partir de 1979 se integra al<br />

Grupo Pedro Borrás de la Sociedad<br />

Espeleológica de <strong>Cuba</strong> y continúa<br />

las exploraciones iniciadas con anterioridad<br />

y realiza pesquisas espeleológicas<br />

y paleontológicas que<br />

aportan los primeros indicios relacionados<br />

con las culturas precolombinas,<br />

y conducen al posterior<br />

descubrimiento (mediados de los<br />

años ochenta y principio de los noventa)<br />

de los cinco sitios que se describen<br />

en el presente trabajo. En este<br />

periodo comienzan a desarrollarse<br />

las investigaciones conjuntas de ambos<br />

autores: Sitio Solapa El Sílex, Sitio<br />

Solapa La Antena, Sitio Quibú, Sitio<br />

Tres Palmas y Sitio Jíbaro, y tienen<br />

lugar hallazgos aislados de numerosas<br />

piezas precolombinas fuera de<br />

los sitios mencionados, todo lo cual<br />

constituye el registro arqueológico de<br />

la localidad.<br />

Sitio Solapa El Sílex<br />

Se localiza en las elevaciones del<br />

Cacahual, finca Buena Vista, Carre-<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

tera 7 de Diciembre, y la casa más<br />

próxima al sitio la ocupa el señor<br />

Miguel Ruiz. La solapa se descubre<br />

y cartografía por las investigaciones<br />

espeleológicas iniciadas en<br />

el año 1990 en coordinación con el<br />

Ministerio de las Fuerzas Armadas<br />

Revolucionarias (MINFAR) para la<br />

ejecución del catastro militar espeleológico<br />

municipal (foto Solapa<br />

El Sílex).<br />

Las excavaciones se realizaron<br />

en dos etapas: la primera en un<br />

área de 80 cm por 80 cm de superficie<br />

y hasta 1 m de profundidad,<br />

levantándose capas de 10 cm de<br />

espesor todas correspondientes al<br />

mismo nivel natural de un sedimento<br />

color pardo oscuro. El estrato que<br />

contenía las evidencias arqueológicas<br />

alcanzó hasta los 36 cm de<br />

profundidad; a partir de esta cota<br />

apareció un cambio en la textura y<br />

coloración de los sedimentos, mostrándose<br />

más compactos y de color<br />

rojo. Sin dudas este estrato<br />

correspondía a una época anterior<br />

a la presencia humana, como lo corrobora<br />

el hallazgo en él de restos<br />

de edentados extintos (Parocnus<br />

browni y Neocnus sp.), así como<br />

Capromys pilorides y Crocodylus sp.<br />

Los sedimentos se tamizaron<br />

utilizando una malla metálica<br />

milimétrica y se trabajó con instrumental<br />

estomatológico, cucha-<br />

Gabinete de Arqueología / 67


ARQUEOLOGÍA<br />

Plano arqueológico del municipio Boyeros (antiguo Santiago<br />

de las Vegas). Sitios y localidades<br />

68 / Gabinete de Arqueología<br />

Plano de la Solapa El Sílex<br />

ras, cucharines, picoletas, brochas y espátulas de albañilería.<br />

Se ejecutó el levantamiento topográfico para uso<br />

del Proyecto Cacahual Arqueología, el plano lo confeccionó<br />

la Empresa Occidental de Geodesia y Cartografía<br />

mediante el método directo Sistema de Coordenadas<br />

Arbitrarias, Sistema de alturas Siboney, y fue dibujado<br />

por Carmen Sierra Luis. Se reflejan en él seis accidentes<br />

cársicos, incluyendo la Solapa El Sílex, cercas, contornos<br />

de vegetación, árboles aislados, herbazales y<br />

carreteras.<br />

Las evidencias de los restos de dieta correspondientes<br />

a diferentes animales, los restos humanos,<br />

los elementos superestructurales y los diversos<br />

componentes de la piedra tallada, se estudiaron utilizando<br />

las colecciones comparativas del Grupo Pedro<br />

Borrás, la Colección de la Facultad de Biología de La<br />

Universidad de La Habana y la colaboración del<br />

arqueólogo Jorge Febles Dueñas.<br />

Con la intención de definir la asociación hombre y<br />

medio ambiente en épocas precolombinas se realizó<br />

un perfil de suelo a unos 8 m al NE de la solapa en el<br />

mes de marzo de 1991, en coordinación con el Instituto<br />

de Suelo. Se excavó 1 m 2 de superficie, se hizo contacto<br />

con fragmentos de la roca madre a los 80 cm de<br />

profundidad, y diversas muestras de las capas seleccionadas<br />

fueron recogidas para su posterior estudio<br />

de laboratorio.<br />

En el análisis químico practicado se arribó a los<br />

siguientes resultados:<br />

Presencia de una rendzina roja o pardo rojiza propia<br />

del agrupamiento de suelos húmico-calsimórficos,<br />

en este caso profundos, sobre materiales calcáreos de<br />

gran tamaño, obteniéndose además concreciones de<br />

óxido de hierro, mineral presente también entre los elementos<br />

antrópicos del residuario, lo que hace pensar en<br />

su uso por el hombre como elemento tintóreo que pudo<br />

obtenerse en áreas próximas al sitio.<br />

Composición de los restos de fauna asociados a la dieta<br />

humana<br />

De las 974 evidencias sólo 133 (13,65%) pudieron<br />

identificarse. El primer y segundo nivel (0,0 cm-10 cm<br />

y 10 cm-20 cm) fueron los que mayor número de restos<br />

aportaron (44 y 43, respectivamente).<br />

Los mamíferos contaron con la mayor representatividad<br />

(46,54%), lo que pudiera responder


tanto a una dieta selectiva por <strong>parte</strong><br />

del grupo cultural, o a una mejor conservación<br />

de estos restos en el sitio.<br />

Se identificaron cinco especies<br />

de jutías y dos de ratas espinosas:<br />

Capromys pilorides (jutía conga),<br />

Mysateles prehensilis, Mesocapromys<br />

minimus, Geocapromys columbianus, G.<br />

pleistocenicus, Boromys offella y B. torrei,<br />

dentro de las que se destacan la<br />

primera, única especie viviente, y<br />

la Boromys offella entre las extintas;<br />

ambas, al estar presentes en todos<br />

los niveles, revelan su abundancia<br />

en épocas prehistóricas.<br />

En segundo y tercer lugar se presentaron<br />

los moluscos (23,66%) y<br />

los crustáceos (22,90%). Estos últimos<br />

en todos los niveles, aunque en<br />

sentido general tuvieron una alta<br />

frecuencia en los dos primeros. Los<br />

restos de reptiles, peces, aves y anfibios<br />

resultaron muy escasos (3,80%,<br />

1,52%, 0,76%, y 0,76%, respectivamente),<br />

y entre los de aves se encontró<br />

la diáfisis de un fémur de<br />

la gallinuela extinta Nesotrochis<br />

picapicensis.<br />

En las excavaciones también se<br />

encontró un fragmento de incisivo<br />

inferior derecho de Megalocnus rodens<br />

en el nivel 3 (20 cm-30 cm), siendo<br />

raro encontrar restos de la osamenta<br />

de este animal en sitios<br />

arqueológicos del país. A pesar de<br />

que esta pieza se observó asociada<br />

a los restos de la dieta, se<br />

considera que no formaba <strong>parte</strong><br />

de ella, por presentarse como un<br />

elemento aislado dentro del contexto,<br />

pudiendo ser que en el momento<br />

en que el hombre primitivo<br />

se asentó en la cueva, este tipo<br />

de resto fósil presente en el lugar,<br />

se mezclara con los restos<br />

alimentarios.<br />

En excavaciones anteriores en<br />

el lugar aparecieron algunos restos<br />

de Solenodon cubanus (almiquí);<br />

las evidencias óseas de esta especie<br />

en sitios arqueológicos son poco frecuentes.<br />

(Córdova, et. al., 1997.)<br />

El uso de la piedra<br />

Fueron muy escasos los elementos<br />

de piedra tallada en este sitio.<br />

Los existentes midieron entre 1 y<br />

3 cm, variando en cuanto a su coloración<br />

(gris, blanco hueso, verde y<br />

rojo); generalmente no presentan<br />

un acabado que los defina como herramientas,<br />

más bien parecen corresponder<br />

a restos de taller. Los<br />

minerales en su composición no<br />

fueron identificados.<br />

La distribución de los mencionados<br />

elementos se presentó de la<br />

siguiente forma: nivel 1, tres piezas;<br />

nivel 2, seis piezas; nivel 3, una<br />

pieza, y no se encontró ninguna en<br />

el nivel 4, lo que al parecer responde<br />

a una utilización corta de la solapa<br />

como refugio natural, en correspondencia<br />

con nuestra opinión de que es<br />

un sitio de ocupación temporal.<br />

Restos óseos humanos<br />

El hallazgo de este tipo de restos<br />

en el sitio resulta de gran importancia,<br />

pues a pesar de formar<br />

<strong>parte</strong> de enterramientos secundarios,<br />

en los mismos aparecieron<br />

cuarenta y nueve piezas<br />

dentarias (quince molares, ocho<br />

premolares, diez caninos, doce incisivos<br />

y cuatro fragmentos), que<br />

junto a las treinta piezas de la excavación<br />

anterior realizada (Córdova,<br />

et. al., 1997), suman un total<br />

de setenta y nueve. A partir de su<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

estudio se pudo definir el número<br />

mínimo de individuos presentes en<br />

el sitio (veintidós), con edades comprendidas<br />

entre los seis meses y más<br />

de treinta años.<br />

En el análisis traceológico de las<br />

piezas dentarias se pudo inferir que<br />

la alimentación de este grupo humano<br />

incluía carnes poco cocidas y que<br />

extraían el tuétano de los huesos de<br />

los animales de que se alimentaban,<br />

masticándolos, por lo que se notó un<br />

significativo desgaste de las cúspides<br />

de los molares debido a la fricción.<br />

Durante el presente trabajo<br />

también fueron encontrados restos<br />

postcraneales fragmentados y<br />

dispersos, sin poderse definir posición<br />

anatómica alguna. Estos en su<br />

mayoría corresponden a falanges<br />

y un fragmento de fémur que sirvió<br />

para datar la etapa en que el hombre<br />

precolombino ocupó este lugar.<br />

La datación se realizó en el laboratorio<br />

Heidelberger Akademie der<br />

Wissenschaften, Radiometrische<br />

Altersbestimmung von Wasser und<br />

Sedimenten, c/o: Instiiut für Umweltphysik<br />

der Universität, Dr. Bernd<br />

Kromer. 1 El fechado arrojó una antigüedad<br />

para este hombre de 2987 ±<br />

37 años calibrado, y constituye el primero<br />

para sitios arqueológicos de la<br />

provincia Ciudad de La Habana. Pino<br />

ofrece la actualización de fechados<br />

radiocarbónicos de sitios de <strong>Cuba</strong><br />

hasta diciembre de 1993. (Pino, 1995.)<br />

Elementos superestructurales<br />

En los niveles 2 y 3 se hallaron<br />

dos cuentas de collar elaboradas<br />

en conchas de moluscos marinos<br />

con diseños circulares y planos, con<br />

una perforación bicónica en su centro<br />

y diámetros de 10 y 12 mm.<br />

1 Lab. Code Hd-21185, Sample name <strong>Cuba</strong> 6, conv. 14 C age BP 2987± 37, 13 C-19.9, cal. age 1 (Intersections, method A) cal BC 1295-1135,<br />

calibr. age 2 cal BC 1375-1055, calibrated using INTCAL98 and CALIB4 (Stuiver, Reimer & Braziunas, Radiocarbon 40, 1127-1151, 1998).<br />

Gabinete de Arqueología / 69


ARQUEOLOGÍA<br />

Unas de las pocas evidencias de<br />

elementos ornamentales utilizados<br />

por el aborigen cubano conservadas<br />

en el sitio.<br />

Con anterioridad (Córdova, et. al.,<br />

1997) se hallaron en los niveles 3 y 4<br />

del propio sitio El Sílex, dos pendientes<br />

de 22 mm por 7 mm, elaborados<br />

en huesos de aves (radio y tibiotarso)<br />

con perforaciones en ambas caras<br />

de 1 mm de diámetro.<br />

En el nivel 4 se colectó un colgante<br />

de 15 mm x 5 mm confeccionado<br />

en un premolar humano<br />

propio de un adulto mayor de veinticinco<br />

años con un orificio bicónico<br />

en la raíz. No existen referencias<br />

bibliográficas sobre este tipo de<br />

elemento en <strong>Cuba</strong> y Las Antillas.<br />

Sitio Solapa La Antena<br />

Su nombre se deriva de una<br />

gran antena de comunicación que<br />

se encuentra próxima al sitio, localizado<br />

en las alturas del Cacahual,<br />

barrio homónimo a unos 200 m del<br />

mausoleo que guarda los restos del<br />

general Antonio Maceo y su ayudante<br />

Panchito Gómez Toro, al fondo<br />

de una bodega ubicada en la<br />

carretera 7 de Diciembre.<br />

La solapa es pequeña, ocupa un<br />

espacio de entre 3 m y 5 m con unos<br />

2 m de altura. En su interior existen<br />

numerosas rocas calizas de diferentes<br />

tamaños. El piso está compuesto<br />

por un sedimento blando de<br />

color pardo oscuro (humus) muy profundo,<br />

que debió de penetrar por<br />

arrastre de las aguas pluviales.<br />

Las excavaciones arqueológicas<br />

fueron realizadas en dos etapas, la<br />

primera con el Grupo Pedro Borrás y<br />

la segunda con la participación del<br />

Centro de Antropología del Ministerio<br />

de Ciencia, Tecnología y Medio<br />

Ambiente (CITMA).<br />

70 / Gabinete de Arqueología<br />

Se abrió una cala de prueba de<br />

1 m por 1 m, en cada una de las etapas.<br />

En ambas se excavó empleando<br />

el método de estratigrafía<br />

arbitraria por capas de 10 cm, pero<br />

se señala que siempre se trabajó<br />

sobre una única capa que mantuvo<br />

las mismas características (color<br />

y textura), sin llegar a los niveles<br />

no antrópicos.<br />

La existencia en los primeros<br />

50 cm excavados de un total de 820<br />

rocas calizas, en las que predominaron<br />

los tamaños pequeños (3 cm-<br />

6 cm), condujo a la determinación<br />

de que los sedimentos allí existentes<br />

habían sido arrastrados por las<br />

aguas hacia el interior de la solapa,<br />

dando origen a un proceso —que<br />

continúa hasta nuestros días— en la<br />

formación del suelo, sobre el cual<br />

posteriormente el hombre precolombino<br />

estuvo presente.<br />

En la excavación los sedimentos<br />

se tamizaron utilizando una malla<br />

metálica milimétrica. Se empleó instrumental<br />

estomatológico, cucharas,<br />

cucharines, picoletas, brochas y<br />

espátulas de albañilería.<br />

Composición de los restos de fauna<br />

asociados a la dieta humana<br />

Los remanentes de la fauna de<br />

este sitio fueron escasos, pero no<br />

se descarta que en otros sectores sin<br />

excavar existan nuevas evidencias.<br />

Aparecieron restos óseos craneales<br />

y postcraneales de jutía conga<br />

(Capromys pilorides), jutía carabalí<br />

(Mysateles prehensilis) y de las jutías<br />

extintas M. barbouri, M. minimus,<br />

Geocapromys pleistocenicus, así como<br />

de las ratas espinosas Boromys<br />

offella y B. torrei; vértebras y costillas<br />

de majá de santamaría (Epicrates<br />

angulifer); fragmentos del peto de<br />

jicotea (Trachemys decussata); hue-<br />

sos de las extremidades del ave<br />

extinta Nesotrochis picapicensis (dos<br />

fragmentos de tibiotarso y falanges),<br />

fragmentos de conchas de un<br />

molusco marino indeterminado y<br />

dáctilos de crustáceos fluviales.<br />

Muchos de los restos de aves y<br />

mamíferos están cremados y fragmentados,<br />

lo que supone hayan<br />

sido procesados por el hombre primitivo<br />

para su consumo, pudiendo<br />

así acceder a la médula ósea y despiezar<br />

los animales.<br />

El uso de la piedra<br />

También fueron escasos los<br />

hallazgos de elementos de piedra<br />

tallada, sólo dos restos de taller<br />

cuyas dimensiones variaron entre<br />

1,5 cm-2 cm, correspondientes<br />

tipológicamente a una industria<br />

microlítica. (J. F. Dueñas, 1994, comunicación<br />

personal.)<br />

Restos óseos humanos<br />

Se colectó una pieza dentaria correspondiente<br />

a un premolar primario<br />

con desgaste de la superficie<br />

oclusal donde se perdieron las cúspides,<br />

quedando expuesta la pulpa;<br />

esta afectación, como se conoce, es<br />

producto del consumo de una dieta<br />

poco cocida y contentiva de micropartículas<br />

duras provenientes de los<br />

instrumentos de conchas de moluscos<br />

marinos y rocas utilizados<br />

para elaborarla.<br />

A partir de las características de<br />

la fauna asociada, los restos de piedra<br />

tallada, el escaso número de<br />

elementos antrópicos, así como la<br />

presencia de un premolar humano,<br />

correspondiente a un individuo<br />

joven en el Sitio La Antena, se definió<br />

el mismo como de uso temporal,<br />

ocupado por un grupo humano


preagroalfarero dedicado a la caza,<br />

la pesca y la recolección.<br />

Sitio Quibú<br />

Se localiza a 1.5 km al S del central<br />

azucarero Manuel Martínez<br />

Prieto, entre los ríos Almendares y<br />

Quibú, a unos 20 m de una corriente<br />

tributaria del segundo de estos<br />

ríos, en terrenos de la cooperativa<br />

agrícola Playa Girón.<br />

En uno de los viajes efectuados<br />

por miembros del Grupo Pedro<br />

Borrás a la zona, en el año 1986, se<br />

colectaron numerosas conchas de<br />

moluscos en la superficie de un terreno<br />

arado; posteriormente y hasta<br />

1989, se incrementaron los viajes<br />

y fue localizada un área con abundantes<br />

moluscos marinos (más de<br />

100 restos malacológicos) y un material<br />

lítico conformado a partir de<br />

cantos rodados.<br />

Composición de los restos de fauna<br />

asociados a la dieta humana<br />

La presencia de moluscos marinos<br />

en el sitio resulta realmente importante,<br />

pues contribuye a definir<br />

las características de los hábitos<br />

alimentarios del grupo cultural que<br />

vivió en el lugar y su relación directa<br />

con la costa. Es evidente la preferencia<br />

de Crassostrea virginica (218 valvas),<br />

especie sobre la cual aún existe<br />

una controversia en relación con<br />

C. rhizophorae en cuanto al estatus<br />

taxonómico de esta última; algunos<br />

autores han opinado que se trata de<br />

una subespecie de C. virginica<br />

(Merlano et. al., 1994), distribuida<br />

desde el Golfo de San Lorenzo, en<br />

Canadá, hasta Brasil, y que ocupa ensenadas,<br />

lagunas, esteros, etc. a lo<br />

largo de toda la extensa costa occidental<br />

del Atlántico.<br />

Pico de mano elaborado en concha de Strombus gigas. Sitio arqueológico Quibú<br />

(número 3 en el plano)<br />

En <strong>Cuba</strong> se registra C. virginica<br />

por primera vez para un sitio arqueológico<br />

precolombino del propio<br />

municipio Boyeros (Crespo et.<br />

al., 1994), especie conocida para<br />

el país sólo en estado fósil (Aguayo<br />

y Jaume, 1939) en el Bosque de La<br />

Habana, mientras que no fue hasta<br />

el año 1975 cuando se colectaron<br />

varios individuos en la Bahía de<br />

Cienfuegos, Laguna de Guanaroca<br />

(Nikolic y Bosch, 1976), única ocasión<br />

en que se ha encontrado viva.<br />

La estructura externa de las conchas<br />

del mencionado molusco, colectadas<br />

en el sitio Quibú, no<br />

presentó la típica huella de la raíz<br />

de mangle rojo que suele quedar<br />

en ellas tras haber permanecido<br />

adherida a la misma durante su desarrollo,<br />

ello condujo al criterio de que<br />

el hombre primitivo, cuando aún vivía<br />

en las costas de La Habana, usó<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

y debió de colectar este molusco<br />

que se encontraba asociado a las<br />

rocas y fondos arenosos.<br />

Además se hallaron valvas de<br />

Spondylus americanus, Turbinella<br />

angulata, Strombus gigas y Busycon<br />

perversum. De esta última especie se<br />

obtuvo sólo una espira y <strong>parte</strong> de una<br />

columela; es considerada otra rareza<br />

asociada al sitio, en torno a los<br />

moluscos, por no estar presente en<br />

el registro malacológico de <strong>Cuba</strong> (viviente<br />

ni fósil) para zonas arqueológicas<br />

precolombinas, aunque sí en<br />

sitios históricos de La Habana Vieja<br />

(Romero, 1995).<br />

El género Busycon aparece ampliamente<br />

distribuido en sitios precolombinos<br />

de la Florida (Marguardt, 1992),<br />

teniendo las diferentes especies que<br />

lo integran un conocido uso dentro<br />

de la dieta humana y también como<br />

herramientas.<br />

Gabinete de Arqueología / 71


ARQUEOLOGÍA<br />

El uso de la piedra<br />

Se encontraron veintiséis elementos<br />

(diecisiete cantos rodados,<br />

seis de los cuales eran de cuarzo;<br />

ocho rocas sin determinación<br />

mineralógica y un fragmento de<br />

cuarzo). El análisis traceológico<br />

conllevó al criterio de que la utilidad<br />

dada por el hombre a los cantos<br />

rodados fue la maceración y la<br />

percusión, con el predominio de<br />

esta última; las medidas variaron<br />

entre 2,8 cm por 1,8 cm por 1,3 cm<br />

y 14,5 cm por 13,2 cm por 6,0 cm.<br />

Sitio Tres Palmas<br />

Es un sitio arqueológico a cielo<br />

abierto localizado aproximadamente<br />

a unos 1 000 m al oeste del<br />

Reparto La Catalina, Santiago de<br />

Las Vegas, sobre un terreno llano<br />

de suelo ferralítico rojo, algo ondulado<br />

(entre 80-100 m sobre el nivel<br />

del mar), sembrado de cultivos<br />

menores, incluyendo café, aguacate,<br />

mango y otros, donde la vegetación<br />

natural fue destruida. Se<br />

extiende hacia los poblados El Rincón,<br />

Murgas y Wajay; carta ICGC<br />

1: 25 000, hoja no. 3784 - IV, coordenadas<br />

x: 349, y: 356.<br />

Se presentan en la zona varios<br />

sumideros y lagunas, la más próxima<br />

al sitio (400-500 m) se nombra<br />

Pancho Real, ubicada cerca al caserío<br />

El Rancho Grande.<br />

El uso de la piedra<br />

Se descubrieron nueve elementos<br />

de piedra: percutores, restos de<br />

taller, artefactos superestructurales<br />

y otros de uso desconocido, compuestos<br />

curiosamente por sílex,<br />

bauxita litificada, peridotita, así<br />

como rocas de origen marino, mi-<br />

72 / Gabinete de Arqueología<br />

nerales no existentes en el municipio,<br />

donde por lo regular predomina<br />

la roca caliza.<br />

Percutores<br />

a) Pieza elaborada en bauxita<br />

litificada (70 mm por 77 mm por<br />

39 mm), con base aplanada cuyos<br />

bordes en su <strong>parte</strong> superior lo conforman<br />

dos semicírculos opuestos y<br />

limitados en sus extremos por dos<br />

bordes lineales. Presenta al centro un<br />

hoyuelo u orificio, con una inclinación<br />

a ambos lados.<br />

b) Canto rodado de forma<br />

semiovalada (118 mm por 80 mm por<br />

63 mm), con ambas caras ligeramente<br />

pulidas y evidentes huellas de percusión,<br />

aunque pudiera ser una roca<br />

de origen volcánico.<br />

c) Canto rodado de peridotita de<br />

color verdoso, base ligeramente<br />

aplanada y pulida (87,5 mm por<br />

75,8 mm por 50 mm).<br />

Elemento superestructural<br />

1) Pieza de forma triangular,<br />

aplanada, elaborada en peridotita<br />

muy pulida (54 mm por 50,8 mm por<br />

31 mm), sin huellas de haber sido<br />

utilizada en labores domésticas o<br />

como instrumento de trabajo, es<br />

probable que haya tenido un uso<br />

decorativo o ritual.<br />

Composición de los restos de fauna<br />

asociados a la dieta humana<br />

Resulta difícil abordar el tema de<br />

la dieta en este sitio, pues los elementos<br />

faunísticos, en particular de<br />

mamíferos, aves y peces, por estar<br />

expuestos a la intemperie debieron<br />

desaparecer, y a ello se<br />

suma el uso continuo del terreno<br />

en labores agrícolas.<br />

Predominaron los moluscos<br />

(treinta y nueve ejemplares correspondientes<br />

a siete especies); la<br />

conservación de sus conchas debe<br />

de responder a la resistencia conferida<br />

por el carbonato de calcio<br />

que las compone.<br />

Fueron más abundantes las especies<br />

Crassostrea rhizophorae (treinta<br />

valvas) y Strombus gigas (cuatro ejemplares);<br />

los restantes especímenes<br />

estuvieron compuestos por un solo<br />

ejemplar (Tellina radiata, Ceritium<br />

literatum, Cassis flammea, Chama sp. y<br />

Cymatium muricinum), todos moluscos<br />

marinos, cuya presencia en un lugar<br />

como este, tan alejado de las costas<br />

Norte y Sur (28-30 km), hace pensar<br />

que el grupo cultural allí ubicado realizaba<br />

movimientos cíclicos, los cuales<br />

motivaron su arribo a esta zona,<br />

trayendo consigo los mencionados<br />

moluscos, o que estos últimos fueran<br />

traídos al área una vez ocurrido<br />

el asentamiento humano.<br />

También se encontró una vértebra<br />

de pez óseo, que probablemente<br />

corresponda a un individuo capturado<br />

en cuerpos de agua cercanos,<br />

como arroyos y lagunas, algunas de<br />

las cuales aún existen (Zaldívar,<br />

Coca, Castellanos y Ahoga Mulas),<br />

y donde abundaban las jicoteas y<br />

las biajacas (Pezuela, 1866), indicio<br />

de que entre otras actividades<br />

subsistenciales, practicaron la pesca.<br />

Las características de los restos<br />

de piedra presentes en este<br />

sitio, el uso de la misma en volumen<br />

convertida en percutores,<br />

los restos de taller, los elementos<br />

superestructurales, los componentes<br />

de la dieta y la ausencia de<br />

cerámica, permiten asegurar la<br />

ubicación en el sitio de un grupo<br />

cultural preagroalfarero, que se<br />

dedicaba a la caza, la pesca y la<br />

recolección.


Sitio Jíbaro<br />

Localizado en la Cueva del Indio,<br />

carta 1: 50 000 del ICGC, hoja 37 853,<br />

coordenadas x 360 500, y 353 750, Reparto<br />

América, Calabazar, al final<br />

de la calle 108, a unos 50 m de altitud<br />

sobre el nivel del mar. Consiste<br />

en una solapa con una entrada que<br />

se abre sobre las márgenes del<br />

arroyo Jíbaro, de 2 m de altura por<br />

2 m de ancho, con un desarrollo lineal<br />

de 6,40 m a los 120 o rumbo E-<br />

SE; la altura máxima de la galería<br />

es 2,30 m.<br />

Conocimos por los vecinos de la<br />

zona que en la cueva estuvo viviendo<br />

una familia durante varios años;<br />

estas personas pudieron introducir<br />

aportes antrópicos causantes de nuevas<br />

alteraciones en el sitio.<br />

Las investigaciones arqueológicas<br />

se realizaron conjuntamente<br />

con el grupo Pedro Borrás y el grupo<br />

de formación especial de las<br />

Milicias de Tropas Territoriales<br />

(MTT) en el año 1994.<br />

Se efectuaron tres excavaciones<br />

por niveles arbitrarios de 0,10 m.<br />

La primera situada a 100 o E-SE<br />

Botuto elaborado en concha de Strombus gigas.<br />

Márgenes del arroyo Jíbaro (número 7 en el plano)<br />

(3,30 m de la entrada de la cueva),<br />

midió 1 m por 1 m por 0,40 m; la<br />

segunda midió 0,80 m por 0,60 m<br />

por 0,40 m, y la tercera mediría<br />

0,50 m por 0,50 m por 0,30 m. Las<br />

dos últimas estaban ubicadas a 20 o<br />

E-NE (1,90 m de la entrada de la<br />

cueva).<br />

Composición de los restos de fauna<br />

asociados a la dieta humana<br />

En las excavaciones predominaron<br />

los restos de mamíferos (jutías<br />

vivientes y extintas y ratas espinosas<br />

desaparecidas): Capromyidae<br />

(341), Capromys pilorides (50), Boromys<br />

offella (12), B. torrei (7), Boromys sp. (5),<br />

Mysateles prehensilis (15), Mesocapromys<br />

sp. (34), Geocapromys pleistocenicus (10)<br />

y Geocapromys sp. (4). También se encontraron<br />

restos de aves (15 serían<br />

de especies indeterminadas y 1 de<br />

Nesotrochis picapicensis), reptiles<br />

(6 de Epicrates angulifer), crustáceos<br />

(17 de Pseudothelphusidae), moluscos<br />

terrestres (3 Zachrysia sp., 2 de Liguus<br />

sp., 1 de Farcimen tortum, 2 de<br />

Farcimen sp., 1 de Chondropoma sp.,<br />

1 indeterminado), moluscos marinos<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

(1 Tectarium muricatus) y vertebrados<br />

de especies indeterminadas (23).<br />

Más tarde se revisó una gatera<br />

(zona de arrastre) ubicada al lado<br />

derecho de la entrada de la cueva,<br />

rumbo NE, con aproximadamente<br />

3 m de largo, lugar estrecho y angosto<br />

del que se extrajeron siete<br />

cubos de sedimento con gran contenido<br />

de restos faunísticos y otros<br />

elementos, depositados por arrastres<br />

de las aguas de lluvia que penetraron<br />

en esta pequeña gruta, o<br />

tal vez en algún momento las crecidas<br />

del arroyo hayan llegado hasta<br />

el lugar llevando consigo los<br />

materiales allí contenidos, hacia los<br />

niveles inferiores de la gatera.<br />

Durante la extracción del sedimento<br />

y por lo difícil que resultaba<br />

trabajar no se pudo establecer<br />

un control de la estratigrafía; el<br />

material fue colectado de forma<br />

arbitraria y tamizado en las afueras<br />

de la cueva.<br />

Se obtuvieron restos de diferentes<br />

taxones faunísticos: mamíferos<br />

(293 correspondientes a jutías vivientes<br />

y extintas), aves (uno), reptiles<br />

(cuatro), crustáceos (diez) y<br />

Restos de la industria de piedra tallada microlítica<br />

hallados en sitios arqueológicos de Boyeros<br />

Gabinete de Arqueología / 73


ARQUEOLOGÍA<br />

moluscos terrestres (cinco), de<br />

hematita y limonita, así como dos<br />

restos de taller de sílex y restos<br />

craneales humanos.<br />

Las culturas que se establecieron<br />

en esta área debieron de tener<br />

en cuenta el aspecto de la<br />

vegetación, así como la fauna terrestre<br />

y acuática presente en el<br />

río Almendares y los afluentes<br />

que a este tributaban, basando su<br />

dieta en una flora y fauna actualmente<br />

extintas y en otras especies<br />

que ya no viven en el lugar.<br />

Agradecimientos<br />

Los trabajos de laboratorio y de<br />

campo recibieron siempre el oportuno<br />

asesoramiento y colaboración<br />

de los siguientes especialistas e instituciones<br />

a quienes expresamos nuestra<br />

gratitud:<br />

Doctor Manuel Rivero de La Calle<br />

(†), antropólogo y arqueólogo; MSc.<br />

74 / Gabinete de Arqueología<br />

Vista de la entrada de la Solapa El Sílex<br />

Física Nuclear Ariadna Mendoza<br />

Cuevas, jefa del Laboratorio de<br />

Arqueometría, Oficina del Historiador<br />

de la Ciudad de La Habana<br />

(OHCH); Facultad de Biología, Universidad<br />

de La Habana; Luis R.<br />

Toribio Suárez, por la identificación<br />

y análisis cuantitativo y traceológico<br />

de las piezas dentarias; Roger<br />

Arrazcaeta, arqueólogo, director del<br />

Gabinete de Arqueología (OHCH);<br />

Efrén Jaimez Salgado, Instituto de<br />

Geofísica y Astronomía, CITMA;<br />

José Fernández Milera, malacólogo<br />

del Instituto de Ecología y Sistemática,<br />

CITMA; Oscar Arredondo de La<br />

Mata (†), paleontólogo; Jorge Febles<br />

Dueñas, arqueólogo; miembros del<br />

grupo espeleológico Ernesto Che<br />

Guevara; Comité Militar del municipio<br />

Boyeros, y todos los que de una<br />

forma u otra contribuyeron a la realización<br />

del presente trabajo.<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

Aguayo, C. G. y L. M. Jaume (1939):<br />

"Moluscos semifósiles del Bosque de La<br />

Habana", en Memorias de la Sociedad<br />

<strong>Cuba</strong>na de Historia Natural, Universidad de<br />

La Habana, La Habana.<br />

Córdova, Medina A., R. Crespo Díaz y<br />

O. Jiménez Vázquez (1997):<br />

"Importancia arqueológica y zoológica del<br />

sitio Solapa El Sílex", en revista El Caribe<br />

Arqueológico, Santiago de <strong>Cuba</strong>.<br />

Crespo, Díaz R., M. Rivero de La Calle<br />

y J. Fernández Milera (1997): "Primer<br />

reporte para <strong>Cuba</strong> del molusco Crassotrea<br />

virginica en un sitio arqueológico del<br />

occidente de <strong>Cuba</strong>", en Boletín Casimba,<br />

publicación del grupo Pedro Borrás de la<br />

Sociedad Espeleológica de <strong>Cuba</strong>, Ciudad<br />

de La Habana.<br />

Marguardt, W. H. (1992): "Shell artifacts<br />

from the caloosahatchee area monograph",<br />

en Culture and Enviroment in the Domain of<br />

the Calusa, Editado por William H.<br />

Marguardt, Universidad de La Florida, EUA.<br />

Merlano, J. M. D. y P. M. Hegedos<br />

(1994): Moluscos del Caribe colombiano.<br />

Un catálogo ilustrado, Colciencias,<br />

Fundación Natura, Invemar, Colombia.<br />

Nikolic, M. y A. Bosch (1976): "Presencia<br />

del ostión de Virginia (Crassostrea virginica,<br />

Gmenlin) en aguas costeras de <strong>Cuba</strong>", en<br />

Miscelánea Zoológica, Instituto de Zoología,<br />

Academia de Ciencias de <strong>Cuba</strong>, La Habana.<br />

Pezuela, J. de la (1866): Diccionario<br />

geográfico estadístico, histórico de la isla de<br />

<strong>Cuba</strong>, Academia de Historia, Imprenta del<br />

Establecimiento de Mellado, Madrid.<br />

Pino, M. (1995): Actualización de fechados<br />

radiocarbónicos de sitios arqueológicos de<br />

<strong>Cuba</strong> hasta diciembre de 1993, Editorial<br />

Academia, La Habana.<br />

Romero Estébanez, L. S. (1995): La<br />

Habana arqueológica y otros ensayos,<br />

Editorial Letras <strong>Cuba</strong>nas, La Habana.<br />

Comunicación personal de Jorge Febles


<strong>Cuba</strong>: Estudios de Maestría en Arqueología<br />

Por: Ramón Dacal Moure<br />

La Arqueología en <strong>Cuba</strong> viene<br />

siendo, a lo largo de los años, una<br />

disciplina practicada por personas<br />

de las más diversas profesiones.<br />

Pudiéramos decir que salvo los doctores<br />

Luis Montané Dardé y Carlos<br />

García Robiou, el primero<br />

antropólogo, alumno de Broca y el<br />

otro becario de la John Simon<br />

Guggenheim Foundation de New<br />

York, donde se especializó en Arqueología<br />

y Museografía, y ambos<br />

ocupantes de la Cátedra de Antropología<br />

y la dirección del Museo<br />

Antropológico Montané por muchos<br />

años; todos los demás hemos entrado<br />

en este oficio de forma espontánea<br />

o en el mejor de los casos a<br />

partir de tomar asignaturas sobre<br />

el tema en las universidades, o en<br />

general, como <strong>parte</strong> de entrenamientos<br />

establecidos para cubrir<br />

necesidades institucionales.<br />

A partir del 20 de febrero de 1962,<br />

en que se crea la Comisión Nacional<br />

de la Academia de Ciencias<br />

de <strong>Cuba</strong> y surge el Departamento<br />

de Antropología con su sección<br />

de Arqueología, aparecen nuevas<br />

posibilidades para la disciplina.<br />

Existe un grupo de investigadores<br />

que desempeña sus funciones<br />

con una labor mantenida por<br />

más de cuarenta años y en la que<br />

han aplicado diversas soluciones.<br />

Debe recordarse el esfuerzo de más<br />

de seis años en que el Departamento<br />

de Antropología diseñó un programa<br />

de formación de arqueólogos<br />

con tres niveles de estudio: Básico,<br />

Medio y Superior; varios de sus trabajadores<br />

los cursaron y cuatro de<br />

ellos, después de la defensa de sus<br />

Tesis ante el tribunal formado por<br />

los doctores Manuel Rivero de la<br />

Calle, Ernesto E. Tabío y Calixta<br />

Guiteras Holmes, recibieron en<br />

septiembre de 1970 el título de<br />

arqueólogos, otorgado por la Academia<br />

de Ciencias de <strong>Cuba</strong>. En febrero<br />

de 1972, la propia Academia les<br />

otorgó otro refrendado por el Ministro<br />

de Educación. Otras soluciones<br />

fueron las Candidaturas a Doctor<br />

defendidas en la URSS.<br />

El envío de estudiantes a cursar<br />

la carrera de Arqueología fuera de<br />

<strong>Cuba</strong> fue una modalidad empleada<br />

por el Departamento de Antropología.<br />

La formación de sus trabajado-<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

res en las carreras de Historia o Historia<br />

del Arte, en su mayoría, fue<br />

otro camino empleado.<br />

La creación de los museos municipales<br />

y las divisiones locales en<br />

el trabajo arqueológico, establecidas<br />

en importantes ciudades del<br />

país, han incrementado el personal<br />

y su formación en dependencia<br />

de los medios indirectos ya mencionados.<br />

El esfuerzo institucional y el de<br />

los compañeros que se dedican a<br />

la Arqueología nos posibilita, en la<br />

actualidad, contar con profesores<br />

e investigadores titulares, con más<br />

de veinticinco Master en Ciencias,<br />

aproximadamente quince Doctores<br />

en Ciencias y licenciados en diversas<br />

carreras, lo cual permite que la<br />

especialidad continúe su avance,<br />

pero no contribuye a la formación<br />

de una disciplina estable en cuanto<br />

a currículo armónico de acuerdo<br />

Gabinete de Arqueología / 75


ARQUEOLOGÍA<br />

con el desarrollo de las diversas<br />

asignaturas que lo conforman, a<br />

tono con el progreso de las mismas<br />

en el conjunto interno de los<br />

avances de la Ciencia.<br />

Ya en 1987 era bien conocida<br />

la necesidad de establecer una<br />

formación académica para los<br />

arqueólogos, la cual debería cubrir<br />

dos postulados, planteados<br />

en 1982 por Bruce G. Trigger: "Suponemos,<br />

como la mayoría de los<br />

arqueólogos, que la meta principal<br />

de la disciplina es la comprensión<br />

del pasado humano" y, "La<br />

mayoría de los arqueólogos también<br />

estaría de acuerdo en que la<br />

Arqueología como disciplina, se<br />

ocupa de la teoría y técnicas requeridas<br />

para inferir la conducta<br />

humana del pasado a partir de<br />

restos materiales".<br />

Estos criterios que supongo continúan<br />

vigentes, llevaron a un grupo<br />

de compañeros a preparar un<br />

proyecto de Maestría en Ciencias<br />

<strong>Arqueológica</strong>s aprobado por la<br />

Universidad de La Habana y provisto<br />

del necesario conjunto de<br />

asignaturas y un sistema de operación<br />

docente en cuanto a requisitos<br />

para el ingreso, créditos, horas<br />

lectivas, trabajos prácticos y tesis,<br />

en que el alumno debería probar<br />

su capacidad. Una necesidad para<br />

la organización consistió en otorgar<br />

una serie de Maestrías a los<br />

profesores que laborarían en este<br />

proyecto docente.<br />

El esfuerzo realizado y el apoyo<br />

de la Universidad de La Habana no<br />

dieron los resultados esperados.<br />

Personalmente estimo que fue debido<br />

a que no se estableció una responsabilidad<br />

institucional definida<br />

para esta tarea, y que la posibilidad<br />

de acceder al grado de Doctor<br />

en Ciencias, en especial en<br />

76 / Gabinete de Arqueología<br />

Ciencias Históricas, fue un camino<br />

tomado por varios de nuestros<br />

colegas.<br />

No quiero perder la oportunidad<br />

de mencionar los compañeros que<br />

presentaron el proyecto y firmaron<br />

en el presente orden: Antonio<br />

Martínez Fuentes, Lourdes S.<br />

Domínguez González, Eusebio Leal<br />

Spengler, Leandro S. Romero Estébanez,<br />

Sergio Valdés Bernal, Ramón<br />

Dacal Moure, Gabino La Rosa<br />

Corzo, Manuel Rivero de la Calle<br />

(1926-2001), Lidia M. Sarmiento San<br />

Miguel y Oscar Zanetti Lecuona.<br />

Por varios años, ante las dificultades<br />

para establecer la Arqueología<br />

como carrera universitaria, se<br />

realizaron varios intentos —sin resultados<br />

prácticos—, encaminados<br />

a iniciar una Maestría, pero recientemente<br />

el Ministerio de Educación<br />

Superior aprobó ese proyecto con<br />

el Centro de Antropología del Ministerio<br />

de Ciencia, Tecnología y<br />

Medio Ambiente (CITMA) como<br />

institución auspiciadora.<br />

Mis relaciones por muchos años<br />

con los colegas de Antropología y<br />

su petición para colaborar en una<br />

asignatura, me han puesto en conocimiento<br />

del proyecto que ya se<br />

viene ejecutando, y he solicitado<br />

autorización para divulgar detalles<br />

que resultan interesantes a los<br />

lectores de esta publicación, en especial<br />

de aquellos dedicados a la Arqueología<br />

en sus diversas vertientes<br />

en los comienzos de este siglo XXI.<br />

La información acerca de la fundamentación<br />

de dicho plan, y de su<br />

conjunto de asignaturas, permitirá<br />

formarse una idea de lo que este<br />

esfuerzo representa para una disciplina<br />

que comienza su camino en<br />

el campo de la docencia, donde la<br />

comprensión por <strong>parte</strong> del claustro<br />

de una acción coordinada entre<br />

los profesores es necesaria para<br />

lograr un pensamiento teórico en<br />

el campo interno de la profesión, y<br />

en sus relaciones con muchas ciencias<br />

que hoy permiten a la Arqueología<br />

aportar versiones cada vez<br />

más amplias del pasado.<br />

Aunque la fundamentación contiene<br />

temas dedicados a convencer<br />

a las autoridades de la capacidad que<br />

se posee para ejecutar la Maestría,<br />

solamente presentaremos aquellos<br />

que son de interés general.<br />

Se dice que en la actualidad es<br />

preciso elevar la capacidad profesional<br />

de los arqueólogos cubanos,<br />

encargados de enfrentar urgentes<br />

problemas científicos, sobre la<br />

base de nuevas propuestas teóricas<br />

y metodológicas en conformidad<br />

con el avance de la ciencia a<br />

escala internacional.<br />

También constituye un reto la<br />

consolidación de una estrategia<br />

conservacionista de nuestro patrimonio<br />

arqueológico, bastante afectado<br />

por diversas causas, aspecto<br />

no sólo concerniente a las leyes y<br />

reglamentos, sino que <strong>parte</strong> en principio<br />

de la investigación concreta,<br />

y del uso de métodos y técnicas<br />

novedosas en los trabajos de campo<br />

y laboratorio. Queremos decir<br />

que el mejor aprovechamiento de<br />

las fuentes patrimoniales de estudio<br />

—no renovables—, depende<br />

directamente de la adecuada formación<br />

profesional y del compromiso<br />

ético de la futura generación<br />

de arqueólogos.<br />

De ahí la necesaria educación<br />

postgraduada en un programa integral<br />

que por primera vez en <strong>Cuba</strong><br />

ofrece la presente Maestría en Arqueología.<br />

Los arqueólogos graduados<br />

deberán atender necesidades<br />

referidas tanto al ámbito de la investigación<br />

científica y de la protección


del patrimonio, como también desarrollar<br />

una actividad profesional<br />

propia de científicos sociales que<br />

contribuya a divulgar el conocimiento<br />

sobre el proceso de formación<br />

de la nación cubana.<br />

La Arqueología elabora y confecciona<br />

los fundamentos metodológicos<br />

y conceptuales para<br />

desarrollar el trabajo de campo y<br />

de laboratorio. Pero no limita su actividad<br />

a la descripción y clasificación<br />

de los materiales recuperados<br />

en las excavaciones. Se define<br />

como una ciencia social porque<br />

su objetivo final es la reconstrucción<br />

histórica de formaciones<br />

socioeconómicas del pasado y se<br />

distingue de otras ciencias porque<br />

estudia las sociedades y su<br />

desarrollo a través de los restos<br />

materiales. Puede incluso añadirse<br />

que contribuye al estudio de procesos<br />

históricos más recientes<br />

complementando la ausencia o escasez<br />

de fuentes documentales.<br />

Las actividades se desarrollarán<br />

de la forma siguiente:<br />

Lectivas: treinta y cinco Créditos<br />

– 525 horas.<br />

No lectivas: siete Créditos – 105<br />

horas.<br />

Investigación: tres Créditos – 45<br />

horas.<br />

Tesis: veinticinco Créditos – 375<br />

horas.<br />

La evaluación fundamental será<br />

la Tesis de Maestría desarrollada a<br />

partir del trabajo de campo, su correspondiente<br />

ejercicio de laboratorio<br />

y el análisis e interpretación<br />

de las fuentes recuperadas. También<br />

se tendrán en cuenta los resultados<br />

científicos obtenidos en<br />

el curso que puedan expresarse<br />

en publicaciones, eventos, u otras<br />

formas de introducción en la práctica<br />

social.<br />

El claustro tiene un Comité Académico<br />

presidido por el doctor Pedro<br />

P. Godo Torres y lo componen<br />

por siete doctores en Ciencias Históricas,<br />

un doctor en Ciencias Agroquímicas,<br />

un doctor en Ciencias<br />

Filológicas, un doctor en Medicina<br />

Veterinaria, un maestro en Física y<br />

Matemáticas, tres maestros en<br />

Ciencias <strong>Arqueológica</strong>s, un licenciado<br />

en Historia y un licenciado en<br />

Historia del Arte.<br />

Las asignaturas que ya se im<strong>parte</strong>n<br />

a los aspirantes son:<br />

Historia de la Arqueología. Ofrece<br />

a los investigadores en el campo<br />

de la Arqueología conocimientos<br />

acerca del desarrollo de esta ciencia,<br />

conceptual y metodológicamente, y<br />

su aporte a los conocimientos históricos<br />

y antropológicos. Se determinan,<br />

además, las relaciones, contactos,<br />

así como las diferencias con<br />

otras disciplinas entre las ciencias<br />

sociales y humanísticas.<br />

La Arqueología como ciencia. Introducirá<br />

a los alumnos en la utilización<br />

de los conceptos y categorías<br />

científicas principales de la Arqueología<br />

y los prepara para desarrollar<br />

una actitud crítica ante los enfoques<br />

burgueses que se aplican en este<br />

campo. El alumno conocerá las principales<br />

corrientes filosóficas que han<br />

servido de fundamento a la ciencia<br />

arqueológica y será capaz de enjuiciar<br />

críticamente la proyección científica<br />

en este terreno.<br />

Comunidad Primitiva universal.<br />

La evolución del hombre y la sociedad.<br />

La historia concebida como totalidad<br />

debe iniciarse por el estudio<br />

de la prehistoria, que abarca los contenidos<br />

biológicos, socioeconómicos<br />

e ideológicos. Para el estudio se entrelazan<br />

los conocimientos arqueológicos,<br />

antropológicos e históricos.<br />

Los adelantos en las tres disciplinas<br />

ARQUEOLOGÍA<br />

han modificado y continúan modificando<br />

los criterios originarios sobre<br />

esta etapa del devenir histórico. La<br />

asignatura propone la interpretación,<br />

el análisis y la valoración de<br />

temas fundamentales, tanto para el<br />

debate como para la profundización<br />

y actualización de conocimientos<br />

que harán posible una adecuada<br />

comprensión del hombre y la sociedad,<br />

en épocas pretéritas de los<br />

grupos humanos que actualmente<br />

se encuentran en similar nivel de<br />

desarrollo, así como para efectuar<br />

enfoques más científicos de los ulteriores<br />

procesos históricos.<br />

Culturas arqueológicas. De inicio<br />

se plantea la discusión del término<br />

y concepto "cultura arqueológica",<br />

a través de los criterios de diferentes<br />

escuelas antropológicas. Se<br />

analizan las clasificaciones culturales<br />

de <strong>Cuba</strong> en el contexto del desarrollo<br />

científico en que fueron<br />

formuladas. De acuerdo con la actualidad<br />

del problema, se discuten<br />

las últimas propuestas y los fundamentos<br />

que las sustentan, para una<br />

mejor interpretación del registro<br />

arqueológico. Se presenta una síntesis<br />

de la historia de los aborígenes<br />

de <strong>Cuba</strong> a partir de los datos<br />

arqueológicos y de las fuentes documentales<br />

de la época de la conquista<br />

europea.<br />

La Arqueología de <strong>Cuba</strong> en el contexto<br />

caribeño. Muestra una panorámica<br />

de las culturas arqueológicas<br />

en el ámbito caribeño, con énfasis en<br />

las migraciones, distribución espacial,<br />

complejos artefactuales (lítica y<br />

concha), estilos cerámicos y otros<br />

indicadores de sus desarrollos locales<br />

y de orígenes continentales.<br />

Problemas de la superestructura<br />

de las comunidades aborígenes. Revela<br />

los conocimientos sobre los niveles<br />

de complejidad social de las<br />

Gabinete de Arqueología / 77


ARQUEOLOGÍA<br />

comunidades aborígenes. De una<br />

<strong>parte</strong> centra su atención en los<br />

indicadores mortuorios de los arcaicos<br />

como un reflejo de la sociedad<br />

estructurada en posiciones de<br />

rango y en los dibujos rupestres<br />

como una de las principales manifestaciones<br />

superestructurales. Por<br />

otra <strong>parte</strong>, resume la información<br />

referente a las comunidades agroalfareras<br />

más desarrolladas, su religión,<br />

formas artísticas y aspectos en<br />

las relaciones sociales y organización<br />

política, estas últimas sustentadas en<br />

el parentesco y los cacicazgos.<br />

Métodos del trabajo de campo,<br />

exploración y excavación arqueológica.<br />

Permitirá penetrar en la metódica,<br />

tal vez lo de mayor complejidad<br />

dentro de la Arqueología. Los métodos<br />

aplicados en el trabajo de<br />

campo. La materia en cuestión es<br />

decisiva, pues de su conocimiento<br />

y aplicación correcta depende la<br />

obtención de la información y su<br />

interpretación adecuada. La asignatura<br />

propone brindar una actualización<br />

de la materia hasta nuestros<br />

días y conocer los nuevos enfoques<br />

y sus adelantos.<br />

Las industrias aborígenes. Métodos<br />

del estudio tecnotipológico de los<br />

artefactos. Las industrias de la piedra<br />

tallada y las industrias de la piedra en<br />

volumen. La asignatura ofrece a los<br />

participantes una herramienta<br />

idónea para acometer el estudio<br />

tecnotipológico de los medios de trabajo,<br />

y del uso supraestructural de<br />

las industrias líticas, de la concha y<br />

de la cerámica de las comunidades<br />

aborígenes de <strong>Cuba</strong> en el contexto<br />

del área circuncaribe y americana.<br />

Con ello contribuye a esclarecer el<br />

papel fundamental de los medios de<br />

trabajo en el desarrollo de las fuerzas<br />

productivas de la sociedad, elaborar<br />

hipótesis y realizar inferencias<br />

78 / Gabinete de Arqueología<br />

que le permitan hacer reconstrucciones<br />

etnohistóricas más objetivas,<br />

para establecer los orígenes de dichas<br />

industrias.<br />

La Arqueología Histórica. Brinda<br />

a los investigadores, en el campo<br />

de la Arqueología y la Historia,<br />

los métodos y procedimientos<br />

más actualizados para acometer<br />

el estudio de acontecimientos, fenómenos<br />

históricos y realizar reconstrucciones<br />

de hechos sobre<br />

los cuales la documentación escrita<br />

resulta nula, escasa o parcial.<br />

Acontecimientos tales como<br />

la vida en los primeros siglos de la<br />

sociedad colonial, comercio temprano,<br />

proceso de transculturación<br />

indohispánico, resistencia esclava,<br />

hechos de la guerra de liberación<br />

nacional. También las construcciones<br />

navales, civiles, militares, religiosas<br />

y unidades económicas del<br />

sistema esclavista en plantaciones,<br />

los que vistos desde los recursos de<br />

la Arqueología, ofrecen nuevas perspectivas<br />

críticas a los investigadores.<br />

Arquitectura y Arqueología de la<br />

etapa colonial. Los especialistas reciben<br />

un catálogo pormenorizado<br />

de los elementos arquitectónicos,<br />

que distinguen la Arquitectura de<br />

la etapa colonial en <strong>Cuba</strong> y un análisis<br />

de las estructuras en edificaciones<br />

religiosas, civiles y militares, así<br />

como el estudio de la Arquitectura<br />

Naval. Luego de caracterizar el trabajo<br />

arqueológico en edificaciones<br />

terrestres, establece el estudio de<br />

la Arqueología Subacuática como<br />

rama independiente, sus principios y<br />

métodos.<br />

Antropología Física. Antropología<br />

Física aplicada a la Arqueología.<br />

Se da a conocer cómo obtener<br />

la mayor información posible de<br />

los enterramientos humanos exhumados<br />

en las excavaciones ar-<br />

queológicas, mediante el desarrollo<br />

de conocimientos y habilidades<br />

en técnicas de recuperación y conservación<br />

de los restos, así como<br />

enseñar a relacionar los aspectos<br />

esenciales para los análisis preliminares.<br />

Arqueozoología. Metodología<br />

para el estudio de los restos dietarios<br />

de las comunidades aborígenes de<br />

<strong>Cuba</strong>. Los investigadores profundizan<br />

en la compleja temática de la<br />

dieta de origen animal y las actividades<br />

económicas derivadas de<br />

ella, en las diferentes comunidades<br />

aborígenes que vivieron en el archipiélago<br />

cubano a partir del 6000<br />

AP (antes del presente) y los primeros<br />

decenios del siglo XVI, donde<br />

se han podido verificar determinados<br />

cambios en la dieta de los pobladores<br />

autóctonos con la introducción<br />

por los conquistadores, de fauna<br />

de origen europeo.<br />

Métodos de investigación y ciencias<br />

auxiliares de la Arqueología.<br />

Esta materia proporciona a los<br />

arqueólogos, educados en carreras<br />

universitarias humanísticas o<br />

sociales, una visión de las bases<br />

metodológicas de las ciencias naturales<br />

y exactas necesarias para<br />

una mejor interpretación de los<br />

hechos arqueológicos.<br />

Cuando los alumnos terminen<br />

sus tesis y las defiendan, culminará<br />

esta primera experiencia. Como<br />

es natural no podemos esperar que<br />

impartir la Maestría resulte fácil, la<br />

docencia nunca lo es, pero si el claustro<br />

de profesores trabaja coordinadamente<br />

con los aspectos teóricos<br />

necesarios en la formación de un<br />

arqueólogo y logra transmitirlos a<br />

sus alumnos, podremos decir que<br />

el esfuerzo de nuestros colegas ha<br />

tenido éxito.


Estratigrafía de estructuras en pie<br />

Por: Edward Cecil Harris<br />

Traducción: Dania Hernández Perdices, Revisión técnica: Roger Arrazcaeta Delgado<br />

Resumen<br />

El examen arqueológico de las estructuras en<br />

pie, ya estén bajo el suelo o expuestas a la<br />

intemperie, se apoya en los principios de la<br />

Arqueología Estratigráfica. Como muchas<br />

estructuras en pie no pueden ser desenterradas<br />

y destruidas en el proceso excavatorio, su<br />

interpretación debe estar centrada en el<br />

estudio de la evidencia estratigráfica en su<br />

superficie. Este artículo constituye una<br />

argumentación ampliada de los métodos<br />

estratigráficos para registrar las superficies, o<br />

interfaces, por la relación de tales métodos con<br />

la estratificación horizontal y vertical. Aunque<br />

las interfaces regularmente representan más<br />

del cincuenta por ciento de la evidencia en la<br />

mayoría de los sitios antrópicos, estos<br />

elementos han sido ampliamente ignorados en<br />

la teoría estratigráfica; en las estructuras en pie,<br />

ellos representarán normalmente mucho más<br />

del cincuenta por ciento; y por tanto, la<br />

evidencia de las interfaces en esos contextos es<br />

de primera importancia.<br />

Abstract<br />

The archaeological study of standing<br />

structures, whether buried or exposed to the air,<br />

relies upon the principles of archaeological<br />

stratigraphy. Since many standing structures<br />

cannot be removed and would be destroyed by<br />

the process of excavation, the interpretation of<br />

such monuments relies upon the study of<br />

stratigraphic evidence on their surfaces. This<br />

paper discusses stratigraphic methods of<br />

recording surfaces, or interfaces, as related to<br />

horizontal and vertical stratification. Whilst<br />

interfaces normally represent over 50% of the<br />

evidence on those sites where human<br />

intervention is evident, such features have been<br />

largely ignored by stratigraphic theory.<br />

Amongst standing structures, they normally<br />

represent well over 50%; thus the evidence of<br />

interfaces is of first importance in those<br />

contexts.<br />

La investigación arqueológica se<br />

basa en la ciencia de la Estratigrafía,<br />

por la cual las complejas relaciones<br />

entre los depósitos y las interfaces<br />

de estratificación son examinadas<br />

y comprendidas. Tomados fielmente<br />

de la Geología en los inicios del<br />

siglo XIX, los principios estratigráficos<br />

fueron sólo aplicables de una manera<br />

más general en la arqueología a<br />

mediados del siglo XX. El desarrollo<br />

de la excavación y el registro<br />

estratigráfico en el segundo cuarto<br />

de ese siglo llevó a la invención<br />

de la Matrix Harris y sus métodos<br />

asociados en 1973. Estos conceptos<br />

revolucionaron el pensamiento<br />

arqueológico y el desarrollo de<br />

la Estratigrafía <strong>Arqueológica</strong>, por<br />

lo que como una ciencia en sí misma,<br />

comenzó a partir de ese momento.<br />

Parte de esa revolución<br />

incluyó un nuevo examen de los<br />

métodos para el análisis de las estructuras<br />

en pie. (Harris, 1999.)<br />

La Estratigrafía <strong>Arqueológica</strong> ha<br />

evolucionado a través de diversas<br />

etapas, aunque algunos arqueólogos<br />

permanecen aferrados a los métodos<br />

más tempranos y menos estratigráficos.<br />

En los siglos XVIII y XIX,<br />

los arqueólogos se entregaron por<br />

completo a la adquisición y estudio<br />

de los artefactos portátiles. Los<br />

depósitos estratigráficos más las<br />

interfaces, y las secuencias que<br />

PENSAMIENTO arqueológico<br />

conformaron los patrones de cata<br />

de los sitios arqueológicos fueron<br />

considerablemente destruidos sin<br />

un registro adecuado. Con el<br />

decursar del siglo XIX, el interés se<br />

concentró en la información arquitectónica<br />

en el suelo, pero la estratificación<br />

circundante fue destruida<br />

en tanto se delinearon los muros y<br />

otros elementos estructurales. Alrededor<br />

de la década de 1960, se<br />

orientó la atención hacia las unidades<br />

comunes de la estratificación,<br />

los estratos o depósitos. A esto siguió<br />

el examen de las superficies y<br />

las interfaces dispuestas de manera<br />

horizontal, y sólo a finales del<br />

siglo XX la investigación acometida<br />

sobre la estratificación en pie pasó<br />

a un primer plano.<br />

Cerca de la década de 1930 surgió<br />

un interés por la estratificación<br />

de los edificios en las excavaciones<br />

y en fábricas en pie sobre la superficie,<br />

pues hasta entonces sólo se<br />

tenía en cuenta una <strong>parte</strong> de la secuencia<br />

estratigráfica de un sitio o<br />

lugar. El descubrimiento de "las trincheras<br />

de robo" por Mortimer<br />

Wheeler, en la década de 1930, fue<br />

una apreciación de la forma significativa<br />

en que las edificaciones<br />

podían alterar la estratificación.<br />

Esto constituyó un reconocimiento<br />

muy temprano de la importancia<br />

de "la interfaz" en los estudios es-<br />

Gabinete de Arqueología / 79


PENSAMIENTO arqueológico<br />

tratigráficos. Durante varias décadas,<br />

el dibujo de sección de la trinchera<br />

de robo fue uno de los<br />

diagramas más reproducidos, utilizado<br />

para ilustrar los principios<br />

estratigráficos en la Arqueología;<br />

aún así, el valor de la interfaz demostrado<br />

en este no fue acatado<br />

teóricamente hasta la década de<br />

1970. (Harris, 1989.)<br />

Los edificios fueron entonces<br />

identificados como una de las grandes<br />

problemáticas en la Arqueología<br />

Estratigráfica por varias razones. La<br />

secuencia estratigráfica se hizo más<br />

compleja, en primer lugar, porque las<br />

trincheras de cimentación destruían<br />

con frecuencia una gran <strong>parte</strong> de<br />

la estratificación preexistente; en<br />

segundo lugar, dificultándola aún<br />

más, los muros de las edificaciones<br />

separaron la estratificación dispuesta<br />

horizontalmente en áreas<br />

discretas. En tercer lugar, los muros<br />

presentaban una dimensión vertical<br />

en la estratificación, lo cual<br />

trastocaba las nociones prevalecientes<br />

y simplistas de la superposición,<br />

en la que los depósitos se<br />

suponía descansaban uno directamente<br />

encima del otro como un<br />

grupo de naipes, con los inferiores<br />

siempre como los más antiguos.<br />

Los problemas estratigráficos<br />

de las edificaciones son inseparables<br />

del concepto de la interfaz descubierto<br />

en la geología en 1795 por<br />

James Hutton, y en la arqueología<br />

en el segundo cuarto del siglo XX<br />

por Wheeler, Kathleen Kenyon y<br />

otros. Como cuestión estratigráfica,<br />

la interfaz no se aceptó hasta que<br />

fue enérgicamente presentada en<br />

Beginning in Archaeology de Kenyon,<br />

en 1952. Para todas las publicaciones<br />

de la Nueva Arqueología de la década<br />

de 1970 y 1980, la contribución<br />

al avance del desarrollo de una<br />

80 / Gabinete de Arqueología<br />

ciencia de la estratigrafía arqueológica<br />

fue menor, los modelos se<br />

convirtieron en montañas magníficas<br />

de jerga arqueológica que descansaban<br />

sobre un atolladero de<br />

evidencias mal colectadas. Esta tradición<br />

de la teoría sobre los restos<br />

sólidos parece continuar en el nuevo<br />

milenio, pues algunos arqueólogos<br />

exigen todavía la adopción de enfoques<br />

teóricos de alto nivel sin tener<br />

muy en cuenta los fundamentos<br />

estratigráficos. Estas nuevas direcciones<br />

serían plausibles si se sustentaran<br />

en las exigencias de la<br />

evidencia estratigráfica contundente<br />

que proviene de las excavaciones.<br />

En estas circunstancias, tales bloques<br />

de ideas permanecerán como<br />

montañas invertidas de teoría en<br />

precario balanceo sobre amasijos<br />

de información inadecuada, a menos<br />

que todos los arqueólogos<br />

adopten métodos estratigráficos<br />

rígidos de excavación y registro.<br />

Cuando se estudian las estructuras<br />

sobre la superficie, es necesario<br />

retornar a los fundamentos<br />

de la estratigrafía arqueológica, ya<br />

que la estratificación en pie es uno<br />

de los dilemas principales que se<br />

confrontan. En las últimas décadas,<br />

la Arqueología ha llegado a reunir<br />

tanto los atributos bajo suelo como<br />

las estructuras sobre este que no<br />

pueden excavarse a no ser sobre<br />

el papel. Existen muchos ejemplos<br />

donde sólo las <strong>parte</strong>s expuestas y<br />

en pie de los edificios quedan disponibles<br />

para el estudio y no tendrá<br />

lugar excavación alguna, pese<br />

a la abundancia de información<br />

estratigráfica asequible para el registro<br />

y análisis. El estudio de la<br />

evidencia en la estratificación en<br />

pie ha sido asistido durante los últimos<br />

años por los métodos de la<br />

Matrix Harris. Este concepto se dis-<br />

cute ahora al igual que las leyes de<br />

la estratigrafía arqueológica. Por<br />

sobre todas las cosas, el análisis<br />

de la estratificación en pie gira en<br />

torno al concepto de la interfaz, la<br />

cual se enuncia a través de esta<br />

discusión como un tema primordial.<br />

La Matrix Harris y la estratificación<br />

de estructuras en pie<br />

La Matrix Harris fue inventada en<br />

1973 y en el curso de cinco años<br />

sus más importantes principios fueron<br />

perfeccionados y evaluados, el<br />

último de ellos fundamentalmente<br />

en excavaciones en Londres. El primer<br />

libro de texto dedicado a la<br />

ciencia de la estratigrafía arqueológica<br />

fue publicado en 1979, con<br />

una edición hispana en 1991. De<br />

aplicación universal, la Matrix y sus<br />

métodos son todavía ignorados por<br />

muchos arqueólogos, con la resultante<br />

destrucción de los datos<br />

estratigráficos sin un registro apropiado.<br />

Esto se cumple de manera<br />

particular en sitios estadounidenses<br />

y otros donde los arqueólogos, en año<br />

tan reciente como 1999, excavaban<br />

los depósitos estratificados por niveles<br />

arbitrarios, destruyendo de esta<br />

manera los elementos de la interfaz,<br />

esenciales para la comprensión<br />

estratigráfica. Algunos arqueólogos,<br />

autotitulados campeones, quienes<br />

regresarían la Arqueología a los métodos<br />

de la estratigrafía geológica,<br />

han acusado a la Matrix de conducir<br />

a la Arqueología por caminos errados.<br />

Sin embargo, la Matrix evoluciona<br />

en presencia de la ineficacia de<br />

los conceptos geológicos para contextos<br />

arqueológicos.<br />

La Matrix, además, le proporcionó<br />

a la Arqueología una herramienta<br />

vital que no se encontró en la<br />

Geología porque permitió a los ar-


queólogos "ver" por vez primera<br />

las secuencias estratigráficas de sitios<br />

complejos, con muchas unidades<br />

estratigráficas discernibles. La<br />

Matrix cambió el paradigma de la<br />

Arqueología, de un concepto unidimensional<br />

comprendido en el dibujo<br />

wheeleriano de la sección A, a<br />

un modelo cuatridimensional que<br />

combina las tres dimensiones físicas<br />

con la del tiempo: la cuarta dimensión.<br />

En este sentido, es como<br />

"la cara de un reloj" de doce horas<br />

y el almanaque gregoriano de doce<br />

meses al año, que constituyen formas<br />

diagramáticas en las que el<br />

tiempo, que no existe en ninguna<br />

forma material, puede ser "visto".<br />

Más que ninguna otra ciencia, la<br />

Arqueología es una disciplina cronológica<br />

y la Matrix Harris le ha otorgado<br />

a ese carácter una fuerza revolucionaria<br />

en su habilidad para<br />

traducir la evidencia física de la estratificación<br />

en calendarios de tiempo<br />

relativo, únicos para cada sitio,<br />

pero comparables universalmente<br />

mediante los diagramas de la Matrix.<br />

Un rasgo fundamental del sistema<br />

de la Matrix lo representa el otro<br />

gran aspecto inadvertido de la estratificación<br />

arqueológica, la interfaz<br />

entre las unidades estratigráficas físicas.<br />

El concepto de la interfaz rondó<br />

el desarrollo de la Geología hasta<br />

que Hutton lo descubrió para finales<br />

del siglo XVIII. A pesar de haber<br />

sido identificado en la Arqueología<br />

en el siglo XX, la ausencia de apreciación<br />

de su significado entorpeció<br />

la evolución de la Estratigrafía<br />

<strong>Arqueológica</strong> en la década de 1970.<br />

No hay otro concepto tan necesario<br />

para el análisis estratigráfico,<br />

en especial para las estructuras en<br />

pie; no obstante, ninguno ha sido<br />

tan poco examinado por los filósofos<br />

de la ciencia. Esto puede atribuirse<br />

en <strong>parte</strong> al hecho de que las<br />

interfaces, o superficies, como el<br />

tiempo, no existen en forma material<br />

alguna, y pueden "observarse"<br />

únicamente cuando se registran en<br />

un diagrama, sobre todo, un dibujo<br />

de planta. Entonces las interfaces<br />

y las secuencias estratigráficas,<br />

como se ilustran en los mapas con<br />

las líneas de contorno y los diagramas<br />

de la Matrix Harris, com<strong>parte</strong>n el mismo<br />

rasgo común de ser imperceptibles<br />

hasta que son iluminadas por<br />

los métodos arqueológicos.<br />

Puesto que las interfaces carecen<br />

de una presencia física y no<br />

pueden ser excavadas, han sido ignoradas<br />

quizás a causa de la preferencia<br />

histórica de los arqueólogos<br />

por los objetos materiales. La obsesión<br />

por los artefactos portátiles y<br />

luego por las estructuras arquitectónicas<br />

significó que los arqueólogos<br />

se concentraran en la mitad menor<br />

de la información estratigráfica. Al<br />

restar importancia a los aspectos<br />

de la interfaz, más de la mitad de la<br />

evidencia estratigráfica ha sido relegada<br />

al olvido puesto que existen<br />

más unidades interfaciales en<br />

un sitio que materiales. Esto es notable<br />

en la periodización de los sitios,<br />

en publicaciones donde los<br />

períodos identificados son usualmente<br />

los que se relacionan con los<br />

depósitos (desuso) antes que con<br />

los períodos de la interfaz (uso), o<br />

constituyen una combinación de<br />

ambos tipos diferentes de períodos<br />

estratigráficos.<br />

Si las interfaces no son registradas<br />

en diagramas como los dibujos<br />

de sección, no existen del todo<br />

y con su pérdida, la posibilidad de<br />

PENSAMIENTO arqueológico<br />

El registro esencial de una interfaz<br />

es la planta topográfica, en la cual<br />

esta es mostrada por curvas de nivel.<br />

Con el paradigma sostenido en<br />

la década de 1970 en la sección arqueológica,<br />

se otorgó poco énfasis<br />

a esta área, o vista en planta de la<br />

interfaz y, por consiguiente, muchos<br />

de los datos estratigráficos en varios<br />

sitios del mundo se perdieron.<br />

Ahora se comprende que algunas<br />

unidades estratigráficas sólo<br />

existen como interfaces y no poseen<br />

depósitos físicos, de los cuales<br />

ellas constituyen la superficie.<br />

Tales atributos se definen como<br />

únicos porque en su creación destruyeron<br />

la estratificación preexistente.<br />

Antes que adicionársele, su<br />

"superposición" es abstracta y agregan<br />

un evento puramente temporal<br />

a la secuencia estratigráfica, en contraposición<br />

con la masa física que<br />

añade el depósito del estrato o el<br />

muro. Las líneas en los dibujos de<br />

sección o las curvas de nivel en las<br />

plantas son la vía única para definir<br />

las interfaces del elemento, 1 descifrar la secuencia estratigráfica<br />

de un sitio desaparece. Esta era la<br />

verdadera esencia de la controversia<br />

que siguió a la publicación de<br />

Archaeology from the Earth de Wheeler<br />

en 1954, en la que el autor defendía la<br />

ejecución de unos dibujos de sección<br />

con todas las interfaces representadas.<br />

En contraposición a este se encontraban<br />

aquellos arqueólogos que<br />

no interpretaban la interfaz registrándola<br />

con líneas gruesas. Sus<br />

ilustraciones impresionistas de la<br />

estratificación imposibilitaron, luego<br />

del hecho, añadir las interfaces<br />

y por tanto compilar la secuencia<br />

estratigráfica.<br />

tales<br />

como ocurre en los fosos o las trin-<br />

1 Elemento interfacial: Unidad de estratificación resultante de la destrucción de la estratificación preexistente y no de la deposición de material. Hay<br />

dos tipos de elementos interfaciales, los verticales, definidos normalmente como una unidad estratigráfica por derecho propio, que señalan accio-<br />

Gabinete de Arqueología / 81


PENSAMIENTO arqueológico<br />

cheras de cimentación de una tapia.<br />

Sin estos registros las interfaces no<br />

existen luego del acto de excavar.<br />

Los depósitos se han percibido<br />

de una manera combinada en el<br />

registro estratigráfico, donde a la<br />

unidad de masa y su superficie les<br />

fue otorgado el mismo número<br />

para la unidad y fueron tratados<br />

como uno y el mismo. Esta práctica<br />

es contraria a los principios<br />

estratigráficos pues asocia las unidades<br />

de desuso de la Estratigrafía<br />

con las de uso. Las de masa son<br />

unidades de desuso, mientras que<br />

las interfaces son unidades de uso.<br />

El agrupamiento de la unidad de<br />

masa y la unidad de la interfaz se<br />

ha venido realizando dentro de la<br />

periodización, donde las fases y<br />

períodos de deposición física son<br />

combinados con los períodos interfaciales<br />

del uso de un sitio. La mayor<br />

<strong>parte</strong> de los informes reflejan el fracaso<br />

de los arqueólogos en distinguir<br />

y separar estratigráficamente los<br />

dos tipos de períodos o fases encontradas<br />

en cada sitio arqueológico individual.<br />

Pudiera argüirse que ciertos tipos<br />

de depósitos son unidades de uso,<br />

como por ejemplo una zona de arado<br />

en un terreno, o el estrato de estiércol<br />

de un terreno de labranza.<br />

Aunque es cierto que un suelo como<br />

ese puede estar en uso durante un<br />

período anterior a su formación (es<br />

decir, a su forma estratigráfica preservada)<br />

esa actividad tiene que<br />

cesar para que este se convierta<br />

en un depósito estratigráfico. Un<br />

depósito es algo creado por el desuso<br />

de material sobre el cual se<br />

forma entonces una superficie. Sin<br />

una superficie, el depósito no tiene<br />

nes particulares como la excavación de una fosa, y conllevan la destrucción de <strong>parte</strong> de la estratificación preexistente. Los horizontales, asociados a<br />

estratos verticales, indican el nivel en que estos muestran signos de destrucción. Edward C. Harris (1991): Principios de Estratigrafía <strong>Arqueológica</strong>,<br />

Editorial Crítica, S. A., Barcelona, pp. 92 y 209.<br />

82 / Gabinete de Arqueología<br />

definición y no se encuentra estratificado<br />

y por esto carece de valor<br />

en los estudios estratigráficos. La<br />

esencia de la estratificación es que<br />

un depósito se ha estratificado dentro<br />

del desuso y una superficie que<br />

lo "cubre" (y lo define estratigráficamente)<br />

es por tanto conformada.<br />

Ese evento deposicional y su<br />

superficie de uso se encuentran<br />

estratificados de forma absoluta<br />

cuando un nuevo "depósito" en la<br />

evolución de un sitio descansa sobre<br />

estos. Sólo cuando los materiales<br />

dejan de ser utilizados y se<br />

incorporan a la masa estratificada,<br />

se convierten en unidades de depósito<br />

en términos estratigráficos.<br />

El uso activo de un estrato puede<br />

inferirse de la evidencia material,<br />

pero el uso de la mayor <strong>parte</strong> de<br />

los depósitos es proporcionar, al<br />

estar bajo el suelo, los cimientos<br />

para una superficie que será utilizada<br />

por las personas en actividades<br />

cotidianas. Esto es una realidad<br />

de los "depósitos" para estructuras<br />

en pie que brindan el material para la<br />

superficie, el cual puede resistir durante<br />

cientos e incluso miles de años.<br />

La interfaz, considerada como<br />

la superficie de un depósito de<br />

masa, debe separarse del depósito<br />

en los métodos de registro. Esto<br />

pudiera ser clasificado como un<br />

subconjunto del depósito, de tal forma<br />

que el aspecto de la superficie<br />

del depósito "Unidad 1" se convierta<br />

en la interfaz "Unidad 1.1". Como<br />

una unidad de interfaz suele representar<br />

un período mucho más extenso<br />

que el tiempo que tomó hacer<br />

del depósito la superficie del cual este<br />

define, la unidad interfacial puede<br />

reutilizarse en períodos más tardíos.<br />

Por lo tanto, en la medida en que el<br />

depósito es cubierto sucesivamente<br />

por otros posteriores, las áreas restantes<br />

de la superficie deben ser enumeradas<br />

como subconjuntos de la<br />

unidad original de la superficie.<br />

Si la unidad de la superficie/interfaz<br />

1.1. fue en <strong>parte</strong> cubierta por<br />

tres unidades de depósito tardías, su<br />

área en lo sucesivo más pequeña<br />

puede recibir números como "Unidad<br />

1.1.1", "Unidad 1.1.2", "Unidad<br />

1.1.3", y así en lo adelante. La Unidad<br />

1.1 pudo haber estado en uso<br />

durante cientos de años, y su área<br />

sobrante, la Unidad 1.1.3, durante<br />

otros más, ya que es reutilizada como<br />

superficie en periodos tardíos. En<br />

otras palabras, una <strong>parte</strong> de la superficie<br />

original, la interfaz Unidad<br />

1.1, estuvo en uso durante seis períodos<br />

más tardíos en el sitio (tres<br />

períodos de depósito y tres períodos<br />

interfaciales).<br />

En situaciones excavatorias, por<br />

supuesto, esta numeración se invertiría,<br />

de tal forma que el primer<br />

aspecto de una superficie sería 1.1,<br />

su extensión, 1.2 y el área total 1.3.<br />

El depósito sería la Unidad 1. Por<br />

consiguiente, cualquier número<br />

que apareciera en los registros<br />

como subconjuntos; o sea, 1.3 sería<br />

comprendido de manera automática<br />

como unidad de superficie/<br />

interfaz. Cualquier número completo,<br />

la Unidad 5, por ejemplo, sería<br />

de inmediato entendido como<br />

una unidad de depósito.<br />

Esta numeración se correspondería<br />

más con la realidad de la estratificación.<br />

Ello sucede particularmente<br />

con las estructuras en pie, puesto<br />

que sus superficies o unidades<br />

interfaciales no sólo presentan una


expansión horizontal en área, sino<br />

también una extensión vertical importante.<br />

Alzándonos a través de<br />

la estratificación que se acumula<br />

alrededor de estas, las superficies<br />

de las paredes son compartidas por<br />

muchos períodos sucesivos en un<br />

sitio. Tan es así que aquellas <strong>parte</strong>s<br />

de una superficie original que sobreviven<br />

hasta épocas más tardías,<br />

no estarán en superposición con los<br />

depósitos que definen esas <strong>parte</strong>s<br />

disminuidas de dicha superficie,<br />

sino que los limitarán. Estos deben,<br />

por tanto, ser numerados como<br />

subconjuntos de ella, con las que se<br />

encuentran en superposición abstracta.<br />

Como formas tardías de la<br />

superficie original, estas interfaces<br />

deben ser colocadas en columnas<br />

estratigráficas de una Matrix Harris,<br />

o una secuencia estratigráfica:<br />

diagrama, como es propio del método<br />

usual.<br />

Un sistema como este para numerar<br />

y registrar depósitos se<br />

aplicaría, por igual, a todas las interfaces,<br />

incluyendo aquellas del<br />

elemento, como fosos que no tengan<br />

un depósito originario. La estratificación<br />

en pie contiene muchas<br />

interfaces, tanto de depósitos como<br />

de tales elementos. Otros "depósitos",<br />

como capas de pintura, son<br />

de tan poco grosor que califican<br />

como interfaces más que los depósitos<br />

de algún espesor.<br />

La separación de las interfaces<br />

de algunos depósitos que estos<br />

definen como superficies no es una<br />

propuesta tan radical como pudiera<br />

interpretarse. Desde que comenzó<br />

la excavación estratigráfica<br />

y fueron identificados y catalogados<br />

los depósitos individuales con<br />

números únicos, los arqueólogos<br />

han separado superficies de depósitos<br />

de la manera en que respecti-<br />

vamente se encuentran registrados<br />

y almacenados como información. El<br />

acto de registro es cuestión de traducir<br />

los datos de forma que un archivo<br />

del sitio pueda ser compilado y se<br />

preserve la evidencia que destruye<br />

la excavación.<br />

Cuando la traducción de las interfaces<br />

es adecuada, son registradas<br />

parcialmente en los dibujos de<br />

sección que documentan su disposición,<br />

pero sólo en una longitudinal<br />

que atraviesa un sitio. Estas son<br />

registradas por completo al definir<br />

su área de superficie y tomar las elevaciones<br />

del sitio dentro de este, reflejadas<br />

por último en una planta de<br />

nivel. Las interfaces de estructuras<br />

en pie pueden con frecuencia estar<br />

registradas únicamente en plantas,<br />

como que las "secciones" a través<br />

del espesor de los muros pudieran<br />

no encontrarse disponibles. Las<br />

interfaces como la pintura, pueden<br />

ser tan delgadas que una sección<br />

transversal no es posible observarla<br />

a simple vista. En una situación<br />

como esta, la estratificación puede<br />

definirse bajo el microscopio y por<br />

supuesto cada unidad debe entonces<br />

ser registrada como una entidad<br />

estratigráfica.<br />

Los depósitos, por el contrario,<br />

pueden ser alguna vez registrados<br />

en <strong>parte</strong> y esto se logra mejor en<br />

los dibujos de sección, los que a diferencia<br />

de las plantas, muestran<br />

la profundidad o el grosor del depósito.<br />

Dada su naturaleza como<br />

unidades de masa, ya sean consolidadas<br />

como las tapias, o suelos<br />

compactos que pueden excavarse,<br />

los depósitos no logran nunca ser<br />

registrados en su totalidad, o encontrarse<br />

preservados por estar<br />

compuestos de cientos o miles de<br />

objetos como sucede con los componentes<br />

del suelo.<br />

PENSAMIENTO arqueológico<br />

A diferencia de las interfaces,<br />

sólo los depósitos pueden ser examinados.<br />

Algunos objetos contenidos<br />

en la masa física son recuperados en<br />

su totalidad, entre estos están los<br />

tiestos de cerámica o los huesos de<br />

restos alimenticios. Del suelo pueden<br />

tomarse muestras, y una o dos<br />

bolsas guardarse para un análisis<br />

posterior. Por lo general el depósito<br />

no se pesa y por esta razón no<br />

se obtiene una medida de su masa.<br />

En consecuencia, por su naturaleza,<br />

una gran <strong>parte</strong> del depósito no<br />

se registra o traduce en datos almacenados<br />

para su posterior uso<br />

en la reconstrucción de un sitio<br />

pues esto sería, en la práctica, una<br />

tarea imposible.<br />

En el registro, el depósito se reduce<br />

a un archivo que tiene poca<br />

relación con el aspecto original del<br />

contexto excavado. Las muestras<br />

de material, ya sean del suelo o de<br />

artefactos individuales, son colocadas<br />

en recipientes como bolsas o<br />

cajas, que no pretenden de ninguna<br />

manera reflejar la forma, masa<br />

o superficie original del depósito del<br />

cual fueron recuperadas. Tal es<br />

como los arqueólogos han separado<br />

siempre los depósitos de las<br />

interfaces en la excavación y el<br />

proceso de almacenaje de datos,<br />

aún cuando desechen la evidencia<br />

de la interfaz en ausencia de un<br />

registro adecuado.<br />

El depósito en almacenaje simbólicamente<br />

se convierte en un<br />

contenedor que constituyó su realidad<br />

en su existencia estratigráfica.<br />

La interfaz es separada del contenedor<br />

y registrada de forma individual<br />

como una superficie, siendo<br />

esta su realidad estratigráfica. La<br />

importancia estratigráfica de esta<br />

transferencia de la información arqueológica,<br />

desde que fue inven-<br />

Gabinete de Arqueología / 83


PENSAMIENTO arqueológico<br />

tada la excavación estratigráfica ha<br />

sido desatendida. En lo que concierne<br />

a la estratigrafía en pie, los depósitos<br />

en general permanecen en<br />

almacén tal y como fueron construidos<br />

haciendo de esta estratificación,<br />

una vez más, una categoría<br />

a<strong>parte</strong> de los estratos de suelo no<br />

consolidado.<br />

Al dibujar las plantas de las interfaces<br />

y colocar las muestras de<br />

los depósitos dentro de los contenedores,<br />

los arqueólogos siempre<br />

han reconocido tácitamente que las<br />

interfaces eran entidades separadas<br />

de los depósitos. Los depósitos<br />

son las latas de desperdicios de<br />

la estratigrafía y todo lo que estas<br />

contenían ha sido desechado o ubicado<br />

en una condición de desuso.<br />

Las superficies en las cuales los<br />

restos que contenían el depósito<br />

estuvieron una vez en uso se encontrarán<br />

fuera de este espacio y<br />

son por definición más tempranas<br />

que la fecha del depósito en sí. La<br />

interfaz o la superficie constituida<br />

por el nuevo depósito toma vida<br />

propia y se distingue de inmediato<br />

del mismo como una entidad<br />

cronológica. Las interfaces pueden<br />

ser registradas e interpretadas como<br />

un todo en las plantas atendiendo a<br />

su límite en el área y sus contornos<br />

en cuanto a elevación. Los depósitos<br />

son destruidos y sólo registrados<br />

parcialmente en los dibujos de<br />

sección, ninguna traducción puede<br />

reflejar en su totalidad su masa<br />

física original.<br />

Los depósitos definen las interfaces<br />

de un sitio, pero luego de<br />

la labor de excavación, son los<br />

datos de la interfaz los que definen<br />

el volumen y forma de los depósitos.<br />

Esto es así, al asumirse que<br />

las interfaces fueron registradas<br />

apropiadamente en plantas de es-<br />

84 / Gabinete de Arqueología<br />

trato simple y su posición en la secuencia<br />

estratigráfica estar definida<br />

en un diagrama de la Matrix<br />

harrisiana. Sin estos registros de las<br />

interfaces, la secuencia estratigráfica<br />

de un sitio no puede ser compilada<br />

como han descubierto los arqueólogos<br />

que intentan reproducir los archivos<br />

de antiguas excavaciones.<br />

Algunos arqueólogos pueden<br />

confundir una carencia de estratificación<br />

discernible con una convicción<br />

de que el método estratigráfico<br />

no es práctico ni efectivo en un sitio<br />

particular. Esto quiere decir trastocar<br />

métodos de excavación con<br />

métodos de registro y la naturaleza<br />

de la estratificación misma. Los<br />

depósitos de algún grosor que no<br />

exhiben ninguna estratificación<br />

distinguible, o sea, una uniformidad<br />

de la superficie, se cree refuten los<br />

métodos estratigráficos y son excavados<br />

en unidades arbitrarias. Por<br />

otros métodos diversos, como la<br />

localización gráfica de la disposición<br />

de artefactos identificables, los<br />

arqueólogos procuran identificar<br />

las superficies en estos depósitos<br />

amorfos. Esto es casi una tarea irrealizable,<br />

puesto que es improbable que<br />

se encuentre alguna vez la suficiente<br />

evidencia de esta superficie como<br />

para discutir la subdivisión del depósito<br />

amorfo en unidades estratigráficas<br />

separadas.<br />

La identificación de las unidades<br />

estratigráficas depende de la inspección<br />

visual y el aislamiento geográfico<br />

de los depósitos y las interfaces.<br />

Cuando menos, un sitio tendrá dos<br />

unidades, un depósito y una interfaz.<br />

Habiéndose identificado y registrado<br />

la superficie de un gran depósito<br />

amorfo, puede importar poco si<br />

se excava por bloques arbitrarios<br />

de un grosor dado o por un trabajo<br />

continuo con la cuchareta, quizás<br />

en sí misma una excavación arbitraria.<br />

Es probable que dentro de<br />

un depósito se excave sólo por algún<br />

método arbitrario u otro, dependiendo<br />

de las dimensiones de<br />

la hoja de la cuchareta o de algunos<br />

otros factores.<br />

La esencia de la excavación estratigráfica<br />

consiste en que cualquier<br />

remoción de un depósito se detiene<br />

cuando los cambios de suelo<br />

discernibles indican una nueva superficie.<br />

Si el lecho rocoso prueba<br />

ser esa diferencia, entonces el sitio<br />

puede demostrar que posee no<br />

más que tres fases: la superficie del<br />

suelo estéril, el propio depósito arqueológico<br />

y la superficie de ese<br />

depósito. Ningún volumen de estudio<br />

del interior de un depósito cambiará<br />

la secuencia estratigráfica,<br />

aunque pueda sugerirse sobre una<br />

base artefactual que el depósito se<br />

acumuló por espacio de muchos<br />

años. La estratificación se tiene en<br />

cuenta durante una excavación, no<br />

como pudiera sugerirse que sucede,<br />

luego de la labor excavatoria;<br />

efectuar esto último significa inventar<br />

una secuencia estratigráfica<br />

que asimile la evidencia que no<br />

aparece en el terreno. Hacerlo implica<br />

destruir el patrón íntegro de<br />

comprobación constituido por la<br />

secuencia estratigráfica del sitio,<br />

como se muestra en el diagrama<br />

de la Matrix Harris.<br />

Esto se debe al hecho fundamental<br />

de que la secuencia estratigráfica<br />

de un sitio no refleja los cambios<br />

dentro de un depósito, sino más<br />

bien el registro de las superficies<br />

de la estratificación que pudiera<br />

estar de manera visual determinado<br />

en el momento de la excavación.<br />

La compilación de la secuencia se<br />

basa en la identificación de las interfaces,<br />

al haber muchas de ellas


que representen unidades independientes<br />

de algún depósito. Fundamentado<br />

en el análisis parcializado<br />

de ciertas tipologías artefactuales,<br />

el arqueólogo puede sólo sugerir<br />

que un depósito amorfo pudo haberse<br />

erigido durante un período<br />

de tiempo y que poseía superficies<br />

que eran observables en el suelo.<br />

Sin embargo, no es posible obtener<br />

suficiente información para crear<br />

argumentos convincentes para estas<br />

superficies porque al concluir el<br />

día, estas no fueron observadas y<br />

registradas como interfaces en el<br />

terreno, por no existir depósitos<br />

distinguibles. Aun cuando hubieran<br />

sido identificadas más tarde, el único<br />

resultado sería la producción de<br />

superficies con las mismas características<br />

de área (o menos) que el<br />

depósito identificado dentro del<br />

cual fueron "halladas" en análisis<br />

postexcavatorios. El valor de la secuencia<br />

estratigráfica estriba en que<br />

constituye un registro imparcial del<br />

pasado: nadie se dispuso a crear la<br />

estratificación. La reorganización<br />

de superficies que encierran un<br />

sentido basado en la disposición de<br />

los artefactos es una operación artificial<br />

y parcial de poco valor para<br />

los estudios estratigráficos.<br />

Tales superficies reconstituidas, si<br />

logran ser identificadas, no pueden<br />

alterar la secuencia estratigráfica<br />

determinada durante la excavación,<br />

porque esta práctica socavaría los<br />

cimientos estratigráficos del método<br />

arqueológico. La estratificación es,<br />

en primer lugar y ante todo, un estudio<br />

de las interfaces definidas por<br />

depósitos diferenciables y debe interpretarse<br />

sin una referencia a los<br />

artefactos en un principio. Las interfaces,<br />

no los artefactos, son los<br />

determinantes de las secuencias<br />

estratigráficas. Que esto se cum-<br />

ple muy bien para las estructuras<br />

en pie debe ser evidente, pues se<br />

encuentran pocos artefactos en la<br />

estratificación en pie, en cambio sí<br />

aparece una gran cantidad de superficies.<br />

La estratificación en pie constituye<br />

un problema analítico de primer<br />

orden a propósito de las interfaces,<br />

que es el motivo por el cual estos<br />

elementos han sido tan abordados.<br />

Sin la aplicación de los métodos<br />

interfaciales establecidos de la<br />

Matrix Harris y el uso del registro<br />

de la planta de estrato simple, la<br />

estratificación en pie sería difícil de<br />

interpretar. Como esta estratificación<br />

es tanto horizontal como vertical<br />

en extensión, no se ajusta bien a<br />

las aplicaciones estándares de las<br />

leyes de la estratigrafía arqueológica<br />

de la década de 1960 y se requirieron<br />

axiomas adicionales.<br />

Las leyes estratigráficas y la estratificación<br />

Los arqueólogos fundamentaron<br />

su trabajo estratigráfico iniciado<br />

en la Ley de Superposición, un<br />

teorema que se tomó de la Geología<br />

sin revisión. La esencia de esta<br />

ley es la presunción de que si un<br />

depósito descansa por debajo de<br />

otro, el depósito inferior es más<br />

temprano. Con el interés primero<br />

en los aspectos materiales de la estratificación<br />

tanto en la Geología<br />

como en la Arqueología, esta ley<br />

esencial se refirió casi siempre sólo<br />

a los depósitos. La misma supone<br />

que las interfaces eran <strong>parte</strong> y porción<br />

de los depósitos bajo ellas. Así<br />

que las características del depósito<br />

las conservaban las interfaces<br />

de la superficie. La ley parece cumplirse<br />

en situaciones donde la deposición<br />

tiene lugar directamente<br />

PENSAMIENTO arqueológico<br />

desde arriba. No es acertada en el<br />

caso de los depósitos intrusivos o<br />

interfaces que pueden encontrarse<br />

posicionadas bajo estratos que<br />

son más antiguos o más recientes.<br />

Esto es frecuente que ocurra con<br />

la estratificación en pie.<br />

La Ley de Superposición se refiere<br />

a la disposición de la masa física<br />

de los depósitos. Por lo general<br />

sólo se aplica en circunstancias en<br />

que los mismos se apoyan uno encima<br />

del otro, sin alteración posterior<br />

alguna. Se silencia en el tema de<br />

la interfaz, en el caso de las interfaces<br />

que no tienen ningún depósito asociado,<br />

y pueden ser más tardías (no<br />

más tempranas) que los sedimentos<br />

que se encuentran por encima<br />

de estas. En esencia, la Ley de Superposición<br />

no es absoluta en sí<br />

misma pues la disposición en capas<br />

físicas superpuestas de la estratificación<br />

no es necesariamente<br />

la propia secuencia estratigráfica,<br />

sobre todo cuando aparecen las<br />

interfaces del elemento. Es por eso<br />

que las secciones que reflejan una<br />

secuencia física no constituyen siempre<br />

reflejos directos de una secuencia<br />

estratigráfica.<br />

En la estratificación de estructuras<br />

en pie esta situación es a menudo<br />

aplicable, pues los "depósitos" más<br />

tardíos, tales como el cierre de un<br />

vano de puerta, son encontrados<br />

bajo "depósitos" más tempranos de<br />

un muro, creando confusión con el<br />

axioma sobre superposición. Debido<br />

a la necesidad de ampliar la Ley<br />

de Superposición, de manera que<br />

la secuencia estratigráfica pudiera<br />

determinarse, la Ley de la Sucesión<br />

Estratigráfica sería propuesta en<br />

1979. (Harris, 1979.) La Ley de la<br />

Consolidación Original propuesta<br />

por Harvey sucedió a esta en 1997<br />

y específicamente trata los proble-<br />

Gabinete de Arqueología / 85


PENSAMIENTO arqueológico<br />

mas interpretativos de la estratificación<br />

en pie. (Harvey, 1997: 11.) Su<br />

propuesta expresa que "los elementos<br />

arquitectónicos se forman<br />

con un aspecto o forma deliberada<br />

sin prestar atención a una cuenca<br />

de deposición preexistente". Según<br />

la observación de Harvey, esta ley<br />

asume que "no son los contornos de<br />

los estratos circundantes los que conforman<br />

la estructura [estratigráfica]<br />

arquitectónica, como es el caso de<br />

la estratigrafía del suelo, sino más<br />

bien las intenciones de la persona<br />

o las personas responsables de la<br />

creación de la estructura". (Harvey,<br />

1997: 11.)<br />

Esta ley propuesta se relaciona<br />

con la "cuenca de deposición" preexistente<br />

que un muro y otras unidades<br />

en pie adoptan estructural<br />

y geográficamente. Es en la estratigrafía<br />

antrópica en pie, el corolario<br />

de la geológica Ley de Continuidad<br />

Original, donde se hace<br />

referencia a los depósitos rocosos<br />

desprendidos que reposan en el<br />

suelo por la acción de las fuerzas<br />

de la naturaleza, especialmente la<br />

gravedad. La estratificación en pie<br />

en contextos arqueológicos, como<br />

las tapias, desafía la gravedad por<br />

la solidificación (y formación) de las<br />

unidades estratigráficas durante la<br />

construcción.<br />

La estratificación en pie, más<br />

que cualquier otro tipo de estratificación<br />

arqueológica, demanda que<br />

las interpretaciones se apoyen en<br />

el análisis de la interfaz. La Ley de<br />

la Sucesión Estratigráfica, a diferencia<br />

de la Ley de Superposición,<br />

se establece en la observación de<br />

elementos interfaciales en la estratificación.<br />

Esta enuncia que "una<br />

unidad de estratificación arqueológica<br />

ocupa su lugar exacto en la secuencia<br />

estratigráfica de un sitio<br />

86 / Gabinete de Arqueología<br />

desde su posición entre la más profunda<br />

(o más temprana) de las<br />

unidades que la cubren y la más<br />

alta (o más tardía) de todas las unidades<br />

que yacen por debajo de esta,<br />

teniendo contacto físico con ambas,<br />

y siendo redundante cualquier otra<br />

relación de superposición".<br />

La posición en la secuencia estratigráfica<br />

es determinada entonces<br />

con la indagación de la extensión total<br />

de la interfaz, asociada con un<br />

depósito o de un depósito menos la<br />

interfaz del elemento. Este método<br />

se fundamenta en el estudio de<br />

las interfaces, que reciben un peso<br />

total como unidades estratigráficas,<br />

y si pese a esto ellas tuvieran una<br />

masa de estrechez infinitesimal. Utilizada<br />

con la Ley de Superposición y<br />

la Ley de Consolidación Original, la<br />

Ley de Sucesión Estratigráfica permite<br />

construir una Matrix Harris para<br />

cualquier situación estratigráfica, especialmente<br />

aquellas que se relacionan<br />

con las estructuras en pie.<br />

Estructuras en pie y su estratificación<br />

Una unidad estratigráfica en pie,<br />

como lo es un muro, tiene una superficie<br />

diferente de la del depósito<br />

normal del suelo. Su interfaz es<br />

más complicada y debe ser estudiada<br />

con mayor atención que la<br />

conferida a las superficies de depósitos<br />

ordinarios. Este último sólo<br />

tiene una superficie la cual define<br />

sus límites superiores. Un muro,<br />

por el contrario, puede tener una<br />

superficie que es multifacetada, con<br />

una interfaz conectada que se encuentra<br />

tanto en el interior como<br />

en el exterior de la pared y puede<br />

además atravesar el grosor de la<br />

misma en los vanos de ventanas y<br />

puertas. Una interfaz como esta<br />

puede correr en sus inicios a todo<br />

lo largo de la casa si fue construida<br />

al mismo tiempo.<br />

La atención a conceder a las<br />

superficies de los muros desde una<br />

perspectiva estratigráfica, más que<br />

arquitectónica, ha estado ausente<br />

durante los últimos tiempos. En<br />

muchas excavaciones los interiores<br />

de la construcción de una tapia,<br />

vistos desde arriba y expuestos<br />

a la destrucción de la <strong>parte</strong> superior<br />

de la pared, fueron registrados<br />

usualmente como la propia pared.<br />

Sin embargo, una planta como<br />

esta debe registrar sólo la unidad<br />

interfacial de destrucción, en la<br />

cual los componentes constructivos<br />

del muro son por completo<br />

irrelevantes. Las interfaces verdaderas<br />

de la pared con frecuencia quedaron<br />

sin registrar, o en el caso de<br />

que hayan sido dibujadas, la ejecución<br />

fue realizada con un énfasis<br />

arquitectónico más que estratigráfico.<br />

En dibujos arquitectónicos las<br />

interfaces y unidades estratigráficas<br />

no se identifican con regularidad.<br />

Por lo general la interfaz original<br />

de una pared se tornará algo complicada<br />

mientras más sobreviva como<br />

un elemento en pie. A esta la cubrirán<br />

quizás muchos estratos de pintura<br />

que pueden estar sólo en<br />

superposición con una <strong>parte</strong> de la<br />

superficie original, y puede alterarse<br />

irrevocablemente con el curso del<br />

tiempo. Nuevos vanos de puertas,<br />

ventanas y fogonaduras, entre otros,<br />

son adicionados como unidades<br />

estratigráficas por la destrucción de<br />

una <strong>parte</strong> de su superficie original.<br />

Esta actividad puede continuar durante<br />

cientos de años, aunque con<br />

frecuencia es ignorada como <strong>parte</strong><br />

de la secuencia estratigráfica.<br />

Luego del advenimiento de la<br />

Matrix Harris, algunos arqueólogos<br />

comenzaron a observar y registrar


las estructuras en pie como fenómenos<br />

estratigráficos. Martin Davies<br />

propuso varios métodos de análisis<br />

para estas estructuras y Simmons publicó<br />

un artículo sobre el desmembramiento<br />

estratigráfico de una casa<br />

completa, su remoción y la excavación<br />

del subsuelo, lo cual produjo en<br />

consecuencia una "matrix total del<br />

sitio". (Harris, Brown y Brown, 1993.)<br />

Un análisis estratigráfico bien<br />

detallado de una edificación en pie<br />

fue acometido en 1995-1997 por<br />

Heather Harvey (1997). En este importante<br />

trabajo, Harvey "excavó"<br />

la estratificación en pie de King´s<br />

Castle (Castillo del Rey) en Bermuda.<br />

Todas las elevaciones de la estructura<br />

edificada fueron representadas<br />

como plantas compuestas (o<br />

sea, interfaces del periodo más tardío<br />

del sitio, como aparece en 1995),<br />

que fueron divididas luego en el artículo<br />

en depósitos e interfaces. Estas<br />

unidades estratigráficas fueron<br />

numeradas y luego del análisis se les<br />

colocó en un diagrama de secuencia<br />

estratigráfica. Acerca del anterior debate,<br />

las superficies de los muros fueron<br />

consideradas como una y la<br />

misma, así que la tapia y su superficie<br />

tienen el mismo número.<br />

Remontándonos en el tiempo,<br />

tal práctica combina las unidades<br />

estratigráficas de uso y desuso, que<br />

ahora recibirían numeración individual.<br />

Los muros tienen también superficies<br />

adicionales tardías, como la<br />

pintura, las que deben también numerarse<br />

por separado. Por ende, las<br />

secuencias de Harvey serían más<br />

complejas y elaboradas, pero en esa<br />

circunstancia es muy improbable<br />

que la secuencia estratigráfica principal<br />

se modifique, sino que más bien<br />

se incrementará con unidades adicionales<br />

por encima de las unidades<br />

primarias de la superficie.<br />

Conclusión<br />

El valor del estudio de Harvey<br />

es que este fue abordado desde el<br />

enfoque de la interfaz, el cual da<br />

importancia plena a las interfaces<br />

del elemento donde el muro fue<br />

cercenado parcialmente antes de<br />

ser reconstruido, o cuando se adicionan<br />

puertas y ventanas. Por último,<br />

la "secuencia de la edificación"<br />

estará vinculada al "terreno" o la "secuencia<br />

excavada", dada una secuencia<br />

estratigráfica completa para<br />

el sitio en su totalidad.<br />

El análisis de la estratificación en<br />

pie en el contexto arqueológico es<br />

Harris, Edward C. (1979): "The Laws of<br />

Archaeological Stratigraphy", en World<br />

Archaeology (11) [s. n.], Inglaterra.<br />

——————— (1989): Principles of<br />

Archaeological Stratigraphy, Academic<br />

Press, Londres.<br />

——————— (1991): Principios de<br />

Estratigrafía <strong>Arqueológica</strong>, Editorial Crítica<br />

S. A., Barcelona, pp. 92 y 209.<br />

——————— (1999): "Stratygrafia<br />

struktur stojacych", en Zbigniewa<br />

Kobylinskiego, edit. por Metodyka badan<br />

archeologiczno - architektonicznych,<br />

Varsovia.<br />

PENSAMIENTO arqueológico<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

diferente a cualquier tipo de estratificación<br />

producida por factores<br />

naturales. Es sólo por esa razón,<br />

independientemente de la extraordinaria<br />

complejidad que tiene<br />

lugar en la estratificación en<br />

pie, que los arqueólogos tienen<br />

que formular nuevos procedimientos<br />

y métodos para registrar e<br />

interpretar estos fenómenos arqueológicos.<br />

El trabajo de Davies,<br />

Simmons, Harvey y otros, que han<br />

surgido de la metodología de la<br />

Matrix Harris, indican el sendero futuro<br />

en los estudios estratigráficos<br />

de las estructuras en pie en contextos<br />

arqueológicos.<br />

———————, M. Brown y G. Brown<br />

(1993): Practices of Archaeological<br />

Stratigraphy, Academic Press, Londres.<br />

Harvey, Heather. (1997): "Structures as<br />

Stratified Remains. An ‘Excavation’ of the<br />

Structures of the King’s Castle, Bermuda",<br />

en Bermuda Journal of Archaeology and<br />

Maritime History (9) [s. n.], Bermudas.<br />

Wheeler, R. E. M. (1954): Archaeology<br />

from the Earth, Oxford University Press,<br />

Oxford.<br />

Gabinete de Arqueología / 87


PENSAMIENTO arqueológico<br />

La Arqueología Histórica<br />

en una perspectiva mundial<br />

Por: Pedro Paulo A. Funari<br />

Traducción: Lourdes S. Domínguez González<br />

Resumen<br />

El artículo trata sobre la Arqueología Histórica<br />

como disciplina de carácter mundial. Después<br />

de estudiar la definición del término son<br />

abordados sus principales valores, en<br />

particular aquellos que han suscitado<br />

discusiones en los últimos años. El autor<br />

resalta asimismoel carácter político<br />

y académico de la Arqueología Histórica.<br />

Abstract<br />

An examination of historical archaeology as<br />

an international discipline. After a detailed<br />

definition of the term, the study concentrates<br />

upon its central issues, particularly those<br />

which have arisen during recent years, and<br />

the political and historical functions of<br />

historical archaeology.<br />

88 / Gabinete de Arqueología<br />

Con gran satisfacción participé<br />

en el seminario sobre la Arqueología<br />

de sitios históricos, "Reflexiones<br />

teóricas y prácticas arqueológicas en<br />

sitios históricos: tópicos para una<br />

relectura", dentro del contexto de<br />

una reunión de la Sociedad <strong>Arqueológica</strong><br />

Brasileña (SAB), y con mayor<br />

alegría me dirijo al público<br />

cubano que lee el presente texto<br />

en español. En esta ocasión, nuestra<br />

relectura partirá de reflexiones<br />

expresadas hace algún tiempo en<br />

forums, tanto en Brasil como en el<br />

exterior, y aparecieron en el volumen<br />

coeditado por Martín Hall y<br />

Sian Jones, Historical Archaeology,<br />

Back from the Edge. En <strong>parte</strong>, nuestras<br />

consideraciones retoman cuestiones<br />

discutidas en el capítulo<br />

"Introducción: Arqueología dentro<br />

de la historia", escrito hace seis<br />

años por Jones y Hall, pero también<br />

incorpora aspectos que he<br />

tratado en otras publicaciones, reseñadas<br />

al final de este trabajo. Este<br />

reencuentro con <strong>parte</strong> de mi obra<br />

es portador de la experiencia compartida,<br />

no sólo con colegas, sino<br />

además de una gran cantidad de estudiosos<br />

que se hacen preguntas<br />

acerca de la Arqueología Histórica.<br />

La arqueología de las sociedades<br />

con escritura tiene una gran<br />

tradición como disciplina, en particular<br />

en el estudio de las grandes<br />

civilizaciones fundadas en el así llamado<br />

Occidente y que se conocen<br />

como Arqueología Clásica, Bíblica,<br />

Egipcia y Medio Oriental. Con todo,<br />

el término Arqueología Histórica de<br />

igual manera ha sido usado, en particular<br />

en América del Norte, para referirse<br />

al estudio del período histórico<br />

específico, o moderno en general en<br />

las Américas (en el sentido anglosajón,<br />

del siglo XV en adelante). Este<br />

concepto, como tal en su definición,<br />

no es usado en Europa ni en Asia,<br />

ya que se entienden por históricas<br />

diversas denominaciones arqueológicas<br />

como la Clásica y la Egipcia,<br />

para mencionar apenas dos de ellas.<br />

La Arqueología Histórica, como<br />

un estudio de sociedades con escritura<br />

incorpora, asimismo, tanto<br />

la disciplina homónima norteamericana,<br />

como otras que tratan de<br />

las sociedades con documentos<br />

escritos. Se ha querido demostrar<br />

con esta expresión que la Arqueología<br />

es una simple servidora o<br />

auxiliar de la documentación escrita<br />

o de la Ciencia Histórica, pues la<br />

cultura material no podría complementar<br />

los informes textuales,<br />

como formadora de información o<br />

de otra forma menos disponible, y<br />

así mismo se confronta con distintas<br />

fuentes escritas. En las últimas décadas,<br />

preocupados con el análisis de<br />

las sociedades, los arqueólogos his-


tóricos tienen cada vez más focalizada<br />

su atención en los mecanismos<br />

de dominación y resistencia, en<br />

particular, en las características del<br />

capitalismo.<br />

La Arqueología Histórica se liga<br />

de forma umbilical con las nociones<br />

de identidad, tratándose de sociedades,<br />

de una manera u otra, relacionadas<br />

con el arqueólogo. En Europa,<br />

la Arqueología está enfocada como<br />

un estudio de nuestra<br />

propia civilización, entendiéndose<br />

las grandes<br />

civilizaciones que<br />

formarían el legado occidental,<br />

que van desde<br />

las anteriores a la escritura,<br />

pero asumidas estas<br />

como históricas por<br />

ser portadoras de una<br />

narrativa de fuentes escritas,<br />

como es el caso,<br />

por ejemplo, de la Arqueología<br />

de los Celtas<br />

(Hallstadt o La Tene).<br />

En Estados Unidos, la<br />

disyuntiva de la prehistoria<br />

es una manera<br />

de estar ligada la Arqueología<br />

a la Historia como sociedad<br />

americana a expensas de los<br />

indígenas, tomados como "lo otro<br />

o el salvaje" contrapuesto a "la civilización",<br />

como resaltaba Thomas<br />

Patterson.<br />

La disyuntiva entre los términos<br />

letrado e iletrado, mito e historia,<br />

primitivo y civilizado, han sido criticados<br />

de forma creciente por separar<br />

elementos discursivos interligados,<br />

como forma de evitar, por<br />

ejemplo, que sitios indígenas no<br />

sean objeto de la Arqueología Histórica<br />

aunque sean contemporáneos<br />

a aquellos europeos. Otra<br />

dicotomía criticada ha sido la que<br />

divide el mundo moderno, domina-<br />

do por el capitalismo, de los períodos<br />

anteriores. En primer lugar porque<br />

gran <strong>parte</strong> de las estructuras<br />

mentales y materiales modernas se<br />

derivan o se mantienen, aunque de<br />

forma alterada, con caracteres de<br />

otras épocas o civilizaciones. El capitalismo<br />

moderno se fundamenta en<br />

el feudalismo, asimismo es el término<br />

contrastante de las estructuras<br />

sociales modernas que se constru-<br />

yen a partir de contextos medievales<br />

o antiguos, tanto derivados del<br />

llamado Occidente como del Oriente.<br />

En segundo lugar, hay ligamentos<br />

genéticos entre realidades<br />

modernas y otras, sobre todo en<br />

comparaciones entre situaciones<br />

donde pueden formarse elementos<br />

ulteriores para el conocimiento, tanto<br />

de la cultura material antigua,<br />

como moderna, en Oriente o en Occidente,<br />

de cualquier manera creaciones<br />

discursivas, no realidades<br />

efectivamente opuestas, como alertó<br />

Said.<br />

En este contexto, se propugna<br />

que la Arqueología Histórica abarca<br />

el estudio del mundo moderno<br />

PENSAMIENTO arqueológico<br />

Excavaciones arqueológicas en la Iglesia de San Francisco de Paula,<br />

La Habana Vieja, <strong>Cuba</strong><br />

dentro de todas las sociedades con<br />

escritura; sería el caso de mantenerla<br />

como una rama definida, identificando<br />

sus particularidades ante<br />

la Arqueología prehistórica y separada<br />

de esta. Aunque la Arqueología<br />

como disciplina sea la misma<br />

para períodos con o sin escritura,<br />

hay algunas especificidades de la<br />

Arqueología Histórica, en la medida<br />

que trata de sociedades que<br />

producen documentos<br />

escritos, donde su presencia<br />

determina, en<br />

muchos aspectos, las<br />

características propias<br />

de las sociedades y la<br />

Arqueología Histórica<br />

refleja estas peculiaridades.<br />

En términos del<br />

estudio de la cultura<br />

material y su contexto,<br />

en sus aspectos más<br />

amplios se deben reconocer<br />

las diferencias<br />

metodológicas del análisis<br />

de las sociedades<br />

con escritura y con documentos,<br />

examinando<br />

los papeles históricos y<br />

singulares que los escritos aportan<br />

a la comunicación, representando<br />

así la propia construcción discursiva<br />

de la disciplina arqueológica. La presencia<br />

de documentos caracteriza y<br />

define las sociedades en las que se<br />

utilizan diferentes sistemas de escritura.<br />

Ahora y tal vez como lo más<br />

importante, tenemos que la Historia<br />

como narrativa escrita sobre el<br />

pasado, la Historie de los alemanes,<br />

o género literario histórico, así<br />

como las corrientes historiográficas,<br />

forman cuadros discursivos sobre<br />

el pasado y conforman de una u<br />

otra manera la propia definición del<br />

contexto histórico usado por el ar-<br />

Gabinete de Arqueología / 89


PENSAMIENTO arqueológico<br />

queólogo en el estudio de las sociedades.<br />

Con elementos como la<br />

Arqueología romana o colonial se<br />

asumen periodizaciones y definiciones<br />

derivadas de la tradición<br />

historiográfica y sólo en ese contexto<br />

adquieren sentido. Mas la<br />

Arqueología puede<br />

trascender los cuadros<br />

estrictos de la<br />

historiografía asentada<br />

en las fuentes<br />

escritas, cuya perspectiva<br />

de clase constituye<br />

su particular<br />

esencia, y la cultura<br />

material puede tratar<br />

de temas simplemente<br />

ausentes o<br />

ignorados por la documentación,<br />

como<br />

en el caso de las grandes<br />

mayorías, en la<br />

vida rural y en lo cotidiano.<br />

El discurso verbal y<br />

el artefactual se entrecruzan de diferentes<br />

modos, en las sociedades históricas<br />

y por el desenvolvimiento<br />

de técnicas para tratar de tener<br />

interrelaciones permanentes, lo<br />

que es una cuestión fundamental<br />

de la disciplina arqueológica.<br />

Entre las cuestiones contemporáneas<br />

más recurrentes en esta disciplina<br />

deben mencionarse los estudios<br />

sobre relaciones de poder, expresiones<br />

de la comunicación y la<br />

resistencia; y sobre las desigualdades<br />

de los colonizadores y colonizados,<br />

temas todos abordados en<br />

la última década. El estudio de la<br />

cultura material histórica permite,<br />

de igual modo, conocer las tensiones<br />

y las variadas situaciones sociales<br />

vi- venciadas. De forma creciente,<br />

se constata una insatisfacción en<br />

los modelos normativos de cultu-<br />

90 / Gabinete de Arqueología<br />

ra, cuyos presupuestos de homogeneidad<br />

social no parecen encontrar<br />

respaldo en los mismos estudios<br />

de cultura material ni en la teoría social<br />

contemporánea. Este contexto<br />

del capitalismo no consigue uniformar<br />

la cultura material y las men-<br />

de "aculturación", pues no hay modos<br />

de vida superiores a otros, los<br />

romanos dominaban el mundo, pero<br />

no por eso los pueblos adoptaban<br />

pasivamente la cultura material romana<br />

(como tampoco todos adoptamos<br />

la cultura material de EUA).<br />

De forma cada vez<br />

más acentuada, por<br />

tanto, ese término estudia<br />

lo propio del alegato<br />

de la disciplina<br />

y de la formación de<br />

conceptos modernos<br />

que se moldean de<br />

manera invisible, de<br />

las reflexiones posibles<br />

se multiplican<br />

los estudios sobre la<br />

invención de cuadros<br />

interpretativos con<br />

énfasis en la historia<br />

de la Arqueología,<br />

Ciudad colonial de Ouro Preto, Brasil<br />

como procedimiento<br />

heurístico indispensable<br />

para la crítica<br />

tes, más ciertos derivados de la no- de las prácticas discursivas dentro<br />

ción de "aculturación" que han sido del interior de la disciplina. Un ejem-<br />

puestos en duda por la homogeneiplo merecería ser citado, por padad<br />

que esto implica. La europeiradigmático: la Arqueología de<br />

zación primero y más tarde la Mesopotamia, también conocida<br />

americanización del mundo, for- como Asirología, o el Oriente surmas<br />

también de globalización, exgido como invención contrapuesta<br />

ponen un concierto normativo y del Occidente, funda una Arqueolo-<br />

homogenizador y por eso pasarán gía en busca de una "civilización" pa-<br />

a ser vistas únicamente como un sada como una cosa para griegos,<br />

lado de la medalla, pues la diversi- romanos o al final, para modernos<br />

dad social no se conforma con sus imperialistas. El carácter imperia-<br />

dictámenes. Por fortuna pasan a lista, militar, de esa Arqueología<br />

ser cuestionadas como conceptos le imprime fisuras que para ser res-<br />

modernos, derivados del imperiatauradas exigen una exégesis de<br />

lismo, aplicados a las sociedades del la propia ciencia. De esa forma y<br />

pasado asimiladas discursivamente por idénticos motivos las arqueolo-<br />

del Occidente, como es el caso de la gías históricas sólo adquieren pleno<br />

"romanización"o de la "heleniza- sentido a partir de esa línea histórica<br />

zación". La crítica del concepto como método.<br />

"globalización" permite increpar los Al inicio de esta presentación,<br />

conceptos arqueológicos análogos resaltaba que se trataba de colo-


car a la Arqueología Histórica en<br />

un contexto mundial y este es el<br />

último y esencial aspecto a descubrir.<br />

Por mucho tiempo, las tradiciones<br />

disciplinarias llevan al<br />

aumento de las arqueologías históricas<br />

y ese ensimismamiento en<br />

mucho contribuyó a las dificultades<br />

enfrentadas por los estudiosos, en<br />

particular en los contextos periféricos<br />

como en América Latina, pero ahora<br />

no es así. La Arqueología Bíblica, por<br />

ejemplo, un proyecto tan claramente<br />

ideológico, tan comprometido<br />

con el ideario conservador religioso,<br />

se mantiene como un campo<br />

científico, en gran <strong>parte</strong>, debido a<br />

su aislamiento del resto de la Ar-<br />

Funari, Pedro Paulo (1993): "Memoria<br />

Histórica e Cultura material", en<br />

Revista Brasileira de Historia, nos. 13, 25, 26,<br />

sep. 92 / ago. 93, Brasil.<br />

———— (1994): "La cultura material y la<br />

Arqueología en el estudio de la cultura africana<br />

en las Américas", en revista América Negra,<br />

no. 8, Bogotá.<br />

———— (1994): "South American Historical<br />

Archaeology", en revista Historical Archaeology<br />

in Latin America, no. 3, South Carolina, EUA.<br />

queología. En los últimos años, casi<br />

todos los contactos entre los estudiosos<br />

de diferentes países y horizontes<br />

culturales mostraron la<br />

importancia del diálogo como una<br />

ciencia mundial, con otros puntos<br />

de vista y diversidades. Una Arqueología<br />

mundial significa una<br />

variedad de especificidades sujetas<br />

a confrontación. La introducción<br />

de agentes sociales, como las mujeres<br />

o los grupos étnicos y sociales<br />

de diferentes ideologías, lleva a<br />

la heterogeneidad que está bien<br />

presente y conduce a buscar a esa<br />

misma diversidad del pasado. En<br />

última instancia, el mayor y mejor<br />

mensaje de las investigaciones en<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

———— (1996): "A cultura material de<br />

Palmares: o estudo das relaçoes sociais de un<br />

quilombo pela Arqueología", en revista Ideas,<br />

no. 27, Fundação para o Desenvolvimento da<br />

Educação (FDE), São Paulo, Brasil.<br />

———— (1996): "Historical Archaeology in<br />

Brazil, Uruguay and Argentina", en World<br />

Archaeological Bulletin, no. 7, Londres.<br />

———— (1997): "El mito bandeirante: élite<br />

brasileña, cultura material e identidad", en<br />

Boletín de Antropología Americana, no. 24,<br />

México.<br />

PENSAMIENTO arqueológico<br />

término mundial, sea tal vez que la<br />

Arqueología Histórica es pues pluralidad<br />

y consecuente convivencia<br />

de variedades, por eso la diversidad<br />

constituirá un aspecto central de la<br />

disciplina, en un mundo también caracterizado<br />

por las diferencias.<br />

Agradecimientos<br />

A Lourdes Domínguez por la<br />

traducción del texto y por la cooperación<br />

científica durante su estancia<br />

en Brasil, como investigadora<br />

invitada por la Fundación de Amparo<br />

a Pesquisas del Estado de São<br />

Paulo (FAPESP), en los meses de<br />

agosto y septiembre de 2002.<br />

———— (1998): Cultura Material e<br />

Arqueología Histórica, Instituto de Filosofía e<br />

Ciencias Humanas, Coleçao Ideias, no.1,<br />

Campinas, Brasil.<br />

———— (1999): Historical Archaeology, Back<br />

from the Edge, Martin Hall y Sian Jones<br />

editores, Routledge, Londres.<br />

———— (2000): "Archaeology, Education and<br />

Brazilian identity", en revista Antiquity, no. 74,<br />

Londres.<br />

Gabinete de Arqueología / 91


PENSAMIENTO arqueológico<br />

Breve arqueología de las principales<br />

corrientes de interpretación mitológica<br />

Por: Iosvany Hernández Mora y Micelys Torres Sánchez<br />

Resumen<br />

Para el manejo intelectual de perspectivas<br />

teórico-metodológicas en el estudio del mito,<br />

se realiza este trabajo. Es por ello que el<br />

propósito didáctico <strong>parte</strong> de un recorrido por<br />

las más influyentes corrientes de<br />

interpretación mitológica, donde se intenta la<br />

búsqueda para cualquier posicionamiento<br />

metodológico.<br />

Abstract<br />

An academic discussion of theoretical and<br />

methodological perspectives related to the<br />

study of myth, demonstrating the importance<br />

of an examination of the more influential<br />

interpretational trends prior to the adoption of<br />

any one methodological position.<br />

92 / Gabinete de Arqueología<br />

No se pretende desarrollar el<br />

método arqueológico (Álvarez y<br />

Foucault 1985: 82-103) en virtud de<br />

explorar en profundidad la posibilidad<br />

teórica contenida en estas corrientes.<br />

En cualquier sentido, la<br />

voz que tomen, está unida al empeño<br />

de realizar un resumen parcial<br />

y crítico acerca de las principales<br />

tendencias presentes en el análisis<br />

del mito. *1<br />

Los efectos acumulativos de la<br />

cultura en la historia humana desde<br />

las primeras formas de vida<br />

hasta el presente, dependen directamente<br />

del origen y evolución del<br />

lenguaje (Hoijer, 1997); en consecuencia,<br />

el mito vinculado a este<br />

muestra una antigüedad que se<br />

pierde en sus orígenes. Su surgimiento<br />

y desarrollo se vincula con<br />

la transformación cada vez más<br />

compleja de la estructura social,<br />

donde se valoriza su razón de ser,<br />

al adquirir diversas funciones como<br />

relato histórico, lo que permite un<br />

acercamiento al conocimiento de<br />

la filosofía y la cosmogonía de un<br />

pueblo. En este sentido el mito constituye<br />

un elemento apreciablemente<br />

revelador de la cultura.<br />

En la actualidad, persiste todavía<br />

la preocupación por el discernimiento<br />

objetivo de la esencia<br />

mítica en y para las culturas originarias,<br />

de las cuales apenas se conserva<br />

su mitología trasconcebida<br />

en el movimiento dinámicamente<br />

constante de la cultura. A pesar de<br />

los explicativos avances producidos<br />

en el estudio del mito, no se ha<br />

logrado aún que este deje de serlo<br />

desde el punto de vista cognitivo para<br />

la Arqueología que estudia sociedades<br />

ágrafas desaparecidas (Binford,<br />

1988), (Renfrew, Bahn, 1993). El<br />

vínculo con otras disciplinas pudiera<br />

ofrecer resultados más completos<br />

con el uso de los principios de la<br />

Antropología Sociocultural; por lo<br />

que primeramente el conocimiento<br />

y análisis interno de las corrientes<br />

de interpretación mitológica<br />

serán imprescindibles para el<br />

posicionamiento ontológico y epistemológico<br />

con respecto al mito.<br />

Esto es debido a que no se encuentran<br />

teorías incuestionables que permitan<br />

un enfoque proposicional al<br />

respecto, sino más bien un conjunto<br />

de tales teorías, con valores y desaciertos,<br />

al tener en cuenta una<br />

de sus características fundamentales,<br />

según plantea Levi Strauss<br />

(2002), de ser "unidad móvil" que<br />

sólo se cierra por la extinción física<br />

y moral de la población que lo<br />

conformó.<br />

*En este artículo, por su extensión, las notas aparecen al final del texto. (N. del E.)


Desarrollo<br />

Kurt Hübner en La verdad del mito<br />

(1996), hace un profundo análisis<br />

con respecto a la visión mítica del<br />

mundo. Parte de establecer una rigurosa<br />

comparación con la búsqueda<br />

científica y para ello, comienza<br />

exponiendo las diferentes corrientes<br />

que considera han existido en<br />

la comprensión del mito a lo largo<br />

de la historia; ellas nos van a servir<br />

para organizar y examinar las diferentes<br />

posiciones relacionadas con<br />

él. Al abordar la problemática, encontramos<br />

tendencias interpretativas<br />

que no trataremos aquí, como son: la<br />

alegórica-evemerista con sus orígenes<br />

en la antigüedad 2 la simbólica<br />

y romántica en los inicios del siglo<br />

XX, 3 la numinosa con su perspectiva<br />

idealista 4 y la interpretación<br />

del mito como poesía en el siglo XX. 5<br />

En la segunda mitad del siglo XIX<br />

el mito adquiere valor como "forma<br />

de existencia", que incluye la<br />

totalidad de la práctica de la vida y<br />

condiciona los pilares de las comunidades<br />

humanas; donde la realidad<br />

está determinada por un contexto de<br />

reglas de comportamiento, de la naturaleza<br />

y del comercio. El ritual es<br />

concebido como prototipo de esas reglas,<br />

en un mundo determinado por<br />

mitos; estas son las bases de la interpretación<br />

ritualista sociológica, cuyos<br />

representantes son: W. R. Smith, J. G.<br />

Frazer, E. Harrison, G. Murray, B.<br />

Malinowski, E. Durkheim y M. Mauss.<br />

De acuerdo con esta posición, el<br />

mito se desarrolla a partir de ritos<br />

mágicos para luego fundirse mito<br />

y rito en una sola cosa. Estos ritos<br />

tenían significación totémica, basada<br />

en el hecho de que todo está animado<br />

y que entre ciertos animales y<br />

tribus se establecen lazos de sangre.<br />

Tal corriente plantea, que los<br />

ritos antiguos se mantuvieron aunque<br />

sufrieron una transformación<br />

de su sentido y que desde el<br />

animismo mágico surge el mito, de<br />

modo que las prácticas sagradas<br />

permanecen inalterables y sólo<br />

cambian sus significaciones. En el<br />

caso de Smith, existe una dependencia<br />

del mito en relación con el<br />

rito; otros representantes como<br />

Murria ven esta relación más recíproca<br />

o hasta de identidad. Para<br />

Frazer, con el paso del tiempo la<br />

magia va perdiendo sentido hasta<br />

quedar desplazada lentamente por<br />

la religión y puntualiza que el mago<br />

renuncia a intentar influir directamente<br />

sobre la naturaleza en bien<br />

del hombre, para tratar de obtener<br />

el mismo fin indirectamente, por<br />

la apelación a los dioses. (Frazer,<br />

1972.)<br />

El etnógrafo B. Malinowski, admirador<br />

y seguidor de las teorías<br />

de Frazer, en su ensayo El mito en<br />

la psicología primitiva (1982), realiza<br />

un profundo análisis del papel del<br />

mito en la vida, sobre la experiencia<br />

de un estudio antropológico en el<br />

noroeste de Melanesia. Se basa en<br />

las tradiciones y conducta de los nativos<br />

para así mostrar el papel del<br />

mito en el control de la conducta<br />

moral y social de estos pueblos.<br />

Malinowski <strong>parte</strong> de que este es una<br />

fuerza cultural de gran importancia<br />

para esas comunidades y no<br />

una fantasía; que constituye una<br />

realidad primordial que se narra para<br />

satisfacer necesidades religiosas, con<br />

la función de salvaguardar y reforzar<br />

la moralidad en la cultura primitiva,<br />

cargado de reglas para la vida<br />

del hombre. Por lo que refiere que su<br />

función es "fortalecer la tradición y<br />

dotarle de un valor y prestigio aun<br />

mayor..."puesto que "no es únicamente<br />

una narración que se cuen-<br />

PENSAMIENTO arqueológico<br />

Comienzos, de Jehan Salem Vidondo.<br />

Arte digital, 2003<br />

te, sino una realidad que se vive".<br />

De ahí que le confiera la capacidad<br />

constante de regeneración, y afirme<br />

que un cambio histórico es capaz<br />

de generar su propia mitología;<br />

que no estará necesariamente relacionada<br />

con el hecho inicial.<br />

(Malinowski, 1982.)<br />

E. Durkheim se coloca dentro de<br />

la perspectiva general sociológica<br />

para el estudio del mito (Fitzpatrick,<br />

1998), que intenta ofrecer explicaciones<br />

objetivas. Desde su posición<br />

se podría decir que el mismo expresa<br />

y mantiene la solidaridad social,<br />

pues sus seguidores viven en<br />

un mundo limitado que la objetividad<br />

abarca y comprende de manera<br />

integral. El mito sólo puede ser<br />

plenamente conocido desde el exterior;<br />

tiene sus racionalidades limitadas,<br />

y únicamente será descifrado en<br />

su totalidad por medio del razonamiento<br />

científico. Sobre esta posición<br />

influyó el pensamiento evolucionista<br />

de Darwin quien veía a la humanidad<br />

en un estadio primitivo, que fue<br />

avanzando hacia un mito refinado y<br />

luego hacia la religión y la ciencia.<br />

Gabinete de Arqueología / 93


PENSAMIENTO arqueológico<br />

La teoría ritualista lo ve vinculado<br />

a la vida práctica del hombre<br />

primitivo en su aspecto social, de<br />

modo que influye en ella y la regula,<br />

donde el mito regenera y reproduce<br />

el sistema social; la vinculación mitorito<br />

cumple una función subsistencial<br />

que garantiza la adaptabilidad de la<br />

comunidad en todos los órdenes.<br />

Es importante señalar que esta concepción<br />

atribuye a cada momento<br />

histórico la capacidad de generar<br />

nuevos mitos, sin que necesariamente<br />

estén vinculados al hecho<br />

en sí; esto implica que no sea considerado<br />

como inalterable y se le<br />

confiera tonicidad y dinamismo. El<br />

creer que el mito evoluciona en<br />

religión, punto en común con la hipótesis<br />

trascendente de Cassirer,<br />

restringe el ritualismo como teoría<br />

al presuponer, entonces, la desaparición<br />

del mito que se transforma<br />

en nuevas prácticas creenciales.<br />

Con el desarrollo instrumental<br />

y material de la psicología en el siglo<br />

XIX aparece la interpretación<br />

psicológica del mito; donde este es<br />

analizado desde la perspectiva de<br />

la historia de la cultura y como exégesis<br />

de ella, además del descubrimiento<br />

de la subjetividad, que sacó a<br />

la superficie todo un mundo de la interioridad,<br />

como resultado de la relación<br />

sujeto-objeto. En Nietzsche<br />

aparecen las primeras ideas míticas<br />

relacionadas con la psicología, al<br />

proclamar que el fundamento de<br />

todo ser, no es más que la voluntad<br />

metafísica originaria donde el<br />

mundo de las apariencias la cubre.<br />

El mito homérico del Olimpo es<br />

para él la sublimación de una necesidad<br />

anímica que carece de realidad;<br />

en una etapa tardía de su<br />

obra, le sustrae al mito dionisiaco<br />

su esencia objetiva y apela a la ciencia<br />

para ello, con lo que pone en<br />

94 / Gabinete de Arqueología<br />

relieve que toda divinidad y con ella<br />

el mito, únicamente es ilusión. Desde<br />

una posición psicológica-científica<br />

Wundt comunica la existencia<br />

de una fantasía mitológica, que<br />

conduce a que "el conjunto de la<br />

personalidad en su estado momentáneo<br />

de conciencia, junto con todos<br />

los efectos de vivencias tempranas<br />

[...] se transfiere al objeto"; porque<br />

los sentimientos que provoca el objeto<br />

se convierten en sus propiedades.<br />

Habla de la existencia de una<br />

percepción mitológica en los hombres,<br />

que desencadena la construcción<br />

mítica del objeto, por lo<br />

que su efecto se experimenta como<br />

realidad. Como forma de percepción<br />

inevitable se hace general y es vivida<br />

de la misma manera por todos,<br />

de ahí que considere al mito como<br />

"una creación de la fantasía popular",<br />

que sólo es posible contener con<br />

el desarrollo intelectual ascendente,<br />

al dejar de ser el producto de una<br />

percepción originaria primitiva.<br />

Con el surgimiento del psicoanálisis,<br />

se produce un intento de<br />

unificar la visión de Nietzsche, de que<br />

el mito había sido una forma de<br />

desahogo del alma, con la ciencia<br />

psicológica y con un fuerte estímulo<br />

de la escuela ritualista-sociológica,<br />

particularmente de Frazer. Freud, su<br />

principal exponente, basó su comprensión<br />

psicoanalítica en los estudios<br />

del mito de Edipo y acerca<br />

del tótem y el tabú. En la leyenda<br />

de Edipo, Freud ve una sublimación<br />

del impulso sexual, reflejado en los<br />

deseos inconscientes del hijo de<br />

matar al padre del que tiene celos<br />

y poder así dormir con la madre. Al<br />

igual que los ritualistas, considera<br />

al tótem y el tabú como expresión<br />

originaria de una culpa inconsciente,<br />

causalmente promovida por el deseo<br />

de dar muerte al jefe de la tribu,<br />

el que se identifica con el animal<br />

totémico, pero Freud va más allá,<br />

plantea que las causas del tótem<br />

son debidas al hecho de no poder<br />

tolerar que sólo el jefe pueda dormir<br />

con todas las mujeres de la tribu<br />

y observa el tabú como un<br />

aligeramiento de la culpa, que se<br />

logra mediante la abstinencia por<br />

exogamia. En Tótem y tabú (1923)<br />

argumenta que el mito reposa sobre<br />

elementos animistas, e iguala<br />

la mitología al animismo como sistema<br />

de concepción del universo.<br />

En su libro, Freud expone su teoría<br />

de que el sistema animista tiene<br />

como punto de partida, principalmente,<br />

el problema de la muerte; o<br />

sea la persistencia de la vida, puesto<br />

que la inmortalidad era para el<br />

primitivo lo natural y lógico. 6 El psicoanalista<br />

Jung sostiene que el mito<br />

revela ciertos prototipos de la vida<br />

humana que se expresan mediante<br />

figuras y arquetipos; estos aparecen<br />

en todas las culturas y épocas con<br />

variadas formas y en la actualidad<br />

han caído en el inconsciente, pero<br />

aparecen en los sueños. Por lo que<br />

plantea la existencia del inconsciente<br />

colectivo junto al individual, que<br />

se hace cada vez más perceptible<br />

cuanto más reprimido haya sido de<br />

la vida conciente. Los análisis psicológicos<br />

del mito le confieren un<br />

carácter científico, al pretender determinarles<br />

sus leyes específicas. Sus<br />

postulados novedosos y originales<br />

van a encontrar la explicación de los<br />

fenómenos mitológicos, asociados al<br />

funcionamiento del inconsciente y<br />

como <strong>parte</strong> de la behaviorística humana<br />

en estatus sociales específicos.<br />

Una consideración que se remite<br />

a la lingüística es la interpretación<br />

del mito como enfermedad del<br />

lenguaje, en la que Max Muller defiende<br />

la concepción de que origi-


nalmente todo objeto era<br />

descrito por varios atributos<br />

(polionimia), de esos, posteriormente<br />

se destacó un nombre<br />

(sinonimia); los atributos<br />

restantes se aplicaron a diversos<br />

objetos hasta cobrar una<br />

independencia abstracta (homonimia).<br />

Según él, algunos<br />

atributos perdieron todo significado<br />

y siguieron existiendo<br />

como giros idiomáticos, y<br />

esto conduce a que se entiendan<br />

como nombres de personas<br />

mitificadas. De ahí que<br />

considere al mito como una<br />

enfermedad del lenguaje, y los<br />

dioses la creación lingüística<br />

de los hombres. Una concepción<br />

similar aparece con posterioridad<br />

en Usener, quien<br />

ve a los dioses míticos como<br />

procedentes de generalizaciones<br />

lingüísticas y falseamientos<br />

verbales. Para Ernest Cassirer la Mitología<br />

Comparada que intentaron<br />

fundamentar los defensores de esta<br />

posición, en la segunda mitad del siglo<br />

XIX, llega a afirmar la primacía de<br />

la concepción lingüística sobre la<br />

mítica, así la mitología aparecía como<br />

resultado del lenguaje.<br />

Este último es el único representante<br />

de la interpretación trascendente<br />

del mito; concepción que tiene<br />

antecesores en Hegel y Schelling, y<br />

aun hoy es influyente en su estudio.<br />

7 El fundamento de Cassirer<br />

para comprender el mito queda<br />

ubicado en la filosofía trascendentalista<br />

de E. Kant. 8<br />

Cassirer (1971), quien reconoció<br />

el origen social del lenguaje basándose<br />

en la experiencia general<br />

y primitiva de la humanidad, estaba<br />

convencido de que no se podía "comprender<br />

la forma de pensamiento<br />

mítico primitivo sin tomar en consi-<br />

Evolución, de Jehan Salem Vidondo.<br />

Arte digital, 2003<br />

deración las formas de la sociedad<br />

primitiva", o sea, su desenvolvimiento<br />

histórico. 9 En el estudio para arribar<br />

a este tipo de pensamiento, desde<br />

el lenguaje y el mito, <strong>parte</strong> del sentido<br />

o el símbolo que une estos dos<br />

constituyentes de la obra del hombre.<br />

Para él, la cuestión del origen<br />

del lenguaje tiene un vínculo indisoluble<br />

al origen del mito, ya que "el<br />

modo de denotar, que es el sostén<br />

de toda formación verbal y lingüística,<br />

acuña siempre un típico carácter<br />

espiritual, una manera especial de<br />

concebir y aprehender", resultado<br />

de una determinada concepción<br />

del mundo. 10 Así, el mito depende<br />

de un modo definido de percepción<br />

cultural para poder comprender,<br />

juzgar e interpretar el mundo<br />

de manera específica, condición<br />

que permite una aproximación al<br />

pensamiento primitivo.<br />

Cassirer se apoya en el intento<br />

de responder a las preguntas de<br />

PENSAMIENTO arqueológico<br />

los kantianos, ante el rico material<br />

etnográfico de la época, de<br />

cómo se unifican las representaciones<br />

míticas de la realidad,<br />

con el supuesto de que<br />

las formas del conocimiento<br />

deben ser las mismas para<br />

cada conciencia. Ante esto,<br />

sostiene que el mundo mítico,<br />

es sólo un universo de nuevas<br />

representaciones, al igual<br />

que el mundo del conocimiento<br />

en cuanto a su contenido y<br />

su materia. Estas representaciones<br />

adquieren carácter objetivo<br />

cuando son despojadas<br />

de su contingencia, e intuye en<br />

ellas una ley universal objetivamente<br />

necesaria. Muestra al<br />

mito, guiado por determinada<br />

forma de la intuición y por conceptos,<br />

de modo que la experiencia<br />

se puede clasificar y<br />

sirve como base a una cultura mítica,<br />

de manera semejante a la moldeada<br />

por la ilustración científica. Al<br />

seguir el hilo de la teoría kantiana,<br />

encuentra que las estructuras del<br />

conocimiento mítico se comportan<br />

en relación con la ciencia, como los<br />

eslabones más bajos de la objetividad;<br />

de ahí, que en los primeros<br />

momentos de la concepción científica<br />

el mundo del mito parece desaparecer.<br />

En su libro Filosofía de las<br />

formas simbólicas (1971), <strong>parte</strong> de la<br />

teoría de Leibniz donde la lógica de<br />

las cosas, conceptos y relaciones<br />

materiales fundamentales sobre las<br />

que descansa la estructura de la<br />

ciencia, no se puede desvincular de<br />

la estructura de los signos. Debido<br />

a que el signo es un órgano esencial<br />

del pensamiento que constituye<br />

el instrumento, mediante el cual<br />

el contenido se define y no sólo es<br />

su medio para la comunicación. En<br />

relación con esto expresa: "el len-<br />

Gabinete de Arqueología / 95


PENSAMIENTO arqueológico<br />

guaje parece definirse y pensarse<br />

como un sistema de signos fonéticos,<br />

el mundo del arte y del mito<br />

parece agotarse en el mundo de<br />

las formas particulares sensiblemente<br />

perceptibles que ambos colocan<br />

frente a nosotros". A su vez<br />

establece un estrecho vínculo entre<br />

el mundo de los signos lingüísticos y<br />

conceptuales y el mundo de formas<br />

creadas por el mito y el arte, al compartir<br />

ambos un origen espiritual,<br />

y encuentra la fantasía mítica por<br />

encima de la mera pasividad de lo<br />

sensible. Ve en el mito la existencia<br />

de leyes propias de creación, que<br />

funcionan a partir de sus manifestaciones<br />

y sin la posibilidad de ser<br />

medido a través de la experiencia<br />

sensible, pues de este modo las<br />

creaciones míticas serían consideradas<br />

irreales. Para este filósofo,<br />

el lenguaje constituye el medio mediante<br />

el cual el caos de las impresiones<br />

se organizan, al quedar<br />

convertidas en signos lingüísticos,<br />

por lo que define al lenguaje como<br />

el "instrumento espiritual" que nos<br />

permite pasar del mundo de las<br />

sensaciones al mundo de la representación<br />

y la intuición, siendo su<br />

mayor expresión consciente el<br />

análisis y síntesis del pensamiento<br />

científico. Es el signo quien le brinda<br />

cohesión al flujo de los contenidos<br />

y al asociarse a estos les confiere<br />

una nueva permanencia y duración.<br />

Debido al importante papel que<br />

Cassirer le atribuye al signo en relación<br />

con el lenguaje, y por ende,<br />

con el mito y el arte, afirma: "En la<br />

función simbólica de la conciencia<br />

tal como opera en el lenguaje, en el<br />

arte, en el mito; surgen primero de<br />

la corriente de la conciencia determinadas<br />

formas fundamentales invariables<br />

en <strong>parte</strong> de naturaleza<br />

conceptual, en <strong>parte</strong> de naturaleza<br />

96 / Gabinete de Arqueología<br />

puramente intuitiva" (Cassirer, 1971).<br />

Por un lado, el lenguaje es el instrumento<br />

para cualquier perspectiva espiritual<br />

del mundo, el medio a través<br />

del cual debe pasar el pensamiento<br />

antes de hallarse a sí mismo y poder<br />

conferirse una determinada forma<br />

teórica (el concepto); por otro, esta<br />

clase especial de perspectiva del<br />

mundo, debe ser supuesta e inferida<br />

para poder explicar el carácter<br />

peculiar de ver y denotar, que es la<br />

particularidad de cualquier lenguaje.<br />

Cassirer ubica el concepto lingüístico<br />

y mítico en una sola categoría<br />

y los enfrenta a la forma del<br />

pensamiento lógico, por revelar<br />

ambos una misma clase de aprehensión<br />

intelectual, contrapuesta a<br />

los procesos del pensamiento teórico.<br />

Según él, este tiende a liberar<br />

los contenidos de la experiencia<br />

sensible e intuitiva del aislamiento<br />

en que originariamente suelen darse,<br />

sacándolos de sus estrechos<br />

límites, asociándolos con otros<br />

contenidos y comparándolos entre<br />

sí, para concatenarlos en un<br />

orden definido y en un contexto<br />

englobador. El pensamiento mítico,<br />

al contrario, es ajeno al carácter<br />

de la unidad intelectual en las<br />

formas más primigenias, pues el<br />

pensamiento primitivo no dispone<br />

libremente de los datos intuitivos<br />

para relacionarlos y compararlos<br />

entre sí, mediante la reflexión conciente,<br />

sino que es subyugado por<br />

las impresiones e intuiciones del<br />

momento. De esta manera, llega a<br />

descansar sobre la experiencia inmediata<br />

que llena completamente la<br />

conciencia, con el motivo de "que<br />

para una persona que se haya bajo<br />

el hechizo de la intuición míticoreligiosa<br />

en la sociedad, el mundo<br />

queda como anulado, ya que el contenido<br />

de este interés religioso lle-<br />

na la conciencia". Señala Cassirer<br />

que "el hombre sólo logra la percepción<br />

de la realidad objetiva a<br />

través de su propia actividad y por<br />

la progresiva diferenciación de dicha<br />

actividad, antes de pensar en<br />

conceptos aparentemente lógicos,<br />

el hombre retiene sus experiencias<br />

a priori por medio de imágenes<br />

míticas claras y bien definidas". Debido<br />

a lo cual las formas de la invención<br />

mítica, reflejan no tanto las<br />

características objetivas de las cosas<br />

como, sobre todo, las formas<br />

del obrar humano (Cassirer, 1998).<br />

Es por ello que el Dios de los primitivos,<br />

como sus acciones, se limita a<br />

campos de acción restringidos; no<br />

sólo cada actividad tiene su Dios particular,<br />

sino que cada momento especial<br />

de determinada acción se<br />

convierte en dominio de un Dios.<br />

La denominación no reside, por lo<br />

tanto, en la similitud externa de las<br />

cosas o de los acontecimientos,<br />

sino en que varios aspectos son<br />

designados de la misma manera y<br />

subsumidos bajo el mismo concepto,<br />

siempre y cuando estén provistos<br />

de la misma significación funcional, o<br />

sea, ocupen idéntica función en el<br />

cuadro de las acciones humanas.<br />

Para este autor, tanto el lenguaje<br />

como el mito, por encima de la intuición<br />

momentánea sujeta a lo sensible<br />

y concreto, permanecen por<br />

mucho tiempo indisolublemente unidos.<br />

Así la palabra adquiere poderes<br />

mágicos, una especie de potencia<br />

primigenia, de donde procede todo<br />

ser y todo acontecer; esta posición<br />

"mágica" de la palabra, que se puede<br />

hallar en cualquier cosmogonía<br />

mítica, se explica en algunos autores<br />

teniendo en cuenta la conexión que<br />

se manifiesta al enlazar los elementos<br />

del lenguaje y las diferentes<br />

formas de concepción mítico-reli-


giosa; se <strong>parte</strong> de la fuerza sugestiva<br />

de la palabra, a la que parece estar<br />

sujeto el hombre primitivo, y el<br />

poder mágico y demoníaco que<br />

para el pensamiento mítico posee<br />

toda expresión verbal. Según<br />

Cassirer, no se puede fundar la<br />

concepción lingüística y mítica en sus<br />

fenómenos esenciales y auténticos,<br />

sobre una base empírica-traumática<br />

tan estrecha de la experiencia individual<br />

o social, y manifiesta que "...esta<br />

relación de contenido entre lenguaje<br />

y mito quizás se pueda explicar<br />

mejor reconociendo que es común<br />

para ambas la forma de evolución<br />

en que rigen tanto la expresión verbal<br />

como la formación mítica desde<br />

sus comienzos más remotos e inconscientes".<br />

Basándose en que para<br />

el reino del pensamiento mítico,<br />

sólo tiene significado de existencia<br />

aquello que se presenta en su "realidad<br />

tangible e inmediata", no interesa<br />

(al primitivo) el simple referir<br />

o significar; sino que todo contenido<br />

de la conciencia es transformado<br />

inmediatamente (mediante la<br />

palabra), en una forma de presencia<br />

real y efectiva. (Cassirer, 1959.)<br />

En su concepción incluye una<br />

transición del mito en religión, donde<br />

esta se sirve de las imágenes<br />

y signos alegóricos, reconociéndolos<br />

como medio de expresión<br />

insuficientes para revelar un significado<br />

determinado, que no permite<br />

llegar a captar ni a agotar<br />

completamente la cuestión. Esta<br />

evolución la denomina "génesis<br />

lógica", y <strong>parte</strong> de que el mito no<br />

porta superstición, error o fantasía,<br />

sino que en él están incluidos todos<br />

los aspectos necesarios de la<br />

experiencia real, de acuerdo con el<br />

trascendentalismo kantiano, como<br />

imágenes de los sentidos, tras las<br />

que se esconde el concepto que se<br />

manifiesta, cada vez más por el<br />

pensamiento lógico, y alcanza la<br />

máxima claridad, unido a la ciencia<br />

y la filosofía trascendental. Por lo<br />

que el mito portará verdad en tanto<br />

contenga las condiciones trascendentales<br />

para el conocimiento<br />

de la realidad. A través de la filosofía<br />

kantiana, encontró que la base<br />

del mito es un sistema cerrado de<br />

intuiciones y conceptos dentro de los<br />

que clasifica la experiencia mítica.<br />

De modo que tanto él, como la<br />

ciencia, remiten a una estructura<br />

ontológica determinada, o sea, que<br />

el mito se fundamenta en un modelo<br />

de lo que puede parecer como reali-<br />

PENSAMIENTO arqueológico<br />

Pensadores, de Jehan Salem Vidondo. Arte digital, 2003<br />

Una corriente interpretativa del<br />

mito de profunda tendencia racionalista,<br />

es el modelo estructuralista<br />

de Levi Strauss, quien dedicó gran<br />

<strong>parte</strong> de la vida a su estudio. Con<br />

ese fin definió el mitema11 dad y ser considerado como verdad.<br />

(Cassirer, 1998.)<br />

, como<br />

su unidad básica, que constituye la<br />

piedra angular e incluye todas aquellas<br />

oraciones breves de contenido<br />

similar que forman el mito. Strauss<br />

establece que el mito es un código<br />

por descifrar, lo que se hace posible<br />

al descubrir modelos lógicos<br />

que se repiten en sus diferentes<br />

variantes. Mediante estos métodos<br />

Gabinete de Arqueología / 97


PENSAMIENTO arqueológico<br />

se establecen esquemas que contribuyen<br />

al ordenamiento, división<br />

y diferenciación de lo variado; los<br />

esquemas sustituyen al concepto<br />

y permiten una interpretación dialéctica<br />

de la realidad.<br />

Para Strauss la ciencia y la mítica<br />

tienen actividades intelectuales y<br />

métodos de observación comparables.<br />

En ambos casos el universo<br />

es objeto de estudio, por lo menos<br />

como medio de satisfacer necesidades.<br />

A estas formas paralelas de<br />

conocimiento, separadas únicamente<br />

por las condiciones objetivas en<br />

que aparecieron y se desarrollaron,<br />

y por consiguiente desiguales en<br />

cuanto a los resultados teóricos y<br />

prácticos, les son común fundamentos<br />

intelectuales como la atención<br />

sobre las propiedades de lo real, el<br />

interés sobre las distinciones, la<br />

exigencia de orden, y la observación<br />

total e inventario sistemático<br />

de las relaciones y los vínculos<br />

causales. Pero al conocimiento primitivo<br />

no sólo le movía la función<br />

de satisfacer necesidades orgánicas<br />

y económicas, el saber sistemático<br />

de la fauna y la flora no<br />

debió ser una exigencia de la utilidad<br />

práctica, sino un requisito de<br />

toda actividad de conocimiento, una<br />

necesidad intelectual, puesto que los<br />

elementos del entorno son considerados<br />

útiles e interesantes una vez<br />

que se les conoce. De esta manera<br />

Strauss (2001) plantea que el hombre<br />

de la revolución neolítica es<br />

heredero de una tradición científica,<br />

de largos y tortuosos procesos<br />

de búsqueda del conocimiento. Por<br />

lo tanto los mitos no son la tendencia<br />

fabuladora que le vuelve la espalda<br />

a la realidad, sino un contenedor de<br />

modos de observación y reflexión<br />

que estuvieron adaptados y lo están<br />

a un cierto tipo de descubri-<br />

98 / Gabinete de Arqueología<br />

miento del mundo sensible. El pensamiento<br />

mítico elabora estructuras<br />

ideológicas, donde la reflexión<br />

se sitúa entre los preceptos y los<br />

conceptos, mediante el signo que se<br />

comporta respectivamente como<br />

significado y significante a través de<br />

la imagen. Para analizar y descubrir<br />

la estructura lógica del mito,<br />

Levi Strauss se basa en la lingüística<br />

estructuralista que se desprende de<br />

la obra de Saussure; el método consiste<br />

en la organización, de modo<br />

que lo importante de forma inmediata<br />

para conocer las narraciones<br />

míticas, es el contraste y no el contenido.<br />

El investigador se debe preguntar<br />

el papel que desempeña<br />

determinada especie (animal, acontecimiento,<br />

fenómeno o persona)<br />

en un mito o serie de mitos relacionados,<br />

mediante el estudio minucioso<br />

del patrón que relaciona los<br />

lugares que ocupa la especie en<br />

todos los mitos en que aparece, y<br />

así es posible determinar su valor<br />

semántico. Esto permite descubrir la<br />

lógica que subyace en el pensamiento<br />

mítico y nos conduce a entender<br />

cómo este pensamiento enfoca<br />

los problemas perennes de lo humano.<br />

(Hughes y Sharrock, 1999;<br />

Strauss, 2002.)<br />

La escuela estructuralista hace<br />

énfasis en el andamiaje lógico concreto<br />

del pensamiento primitivo<br />

como medio para dominar la realidad,<br />

y que proyectan las instituciones,<br />

las operaciones del intelecto<br />

que le sirven de base y ordenan<br />

las múltiples experiencias. En esta<br />

perspectiva el mito no es un estadio<br />

primitivo e ilógico, como plantean<br />

los ritualistas-sicológicos, sino<br />

que posee su propia y precisa racionalidad.<br />

Esto se comprueba al<br />

examinar cómo se desenvuelven<br />

las historias míticas. El hombre pri-<br />

mitivo posee un profundo conocimiento<br />

empírico de su hábitat, y<br />

mediante los relatos míticos muestra<br />

fenómenos de ese mundo, de<br />

modo que logra ejercer sus poderes<br />

lógicos mediante un razonamiento<br />

concreto y no abstracto. Sin hacer<br />

uso de recursos como la Matemática<br />

o la Física (ciencias abstractas<br />

que han condicionado la lógica moderna),<br />

el primitivo funciona con<br />

materiales concretos que refleja en<br />

sus mitos, de manera que el estructuralismo<br />

se interesa en ellos<br />

como construcciones lógicas y no<br />

como cuentos (Strauss, 1970). No obstante,<br />

esto no quiere decir que el<br />

pensamiento abstracto sea privativo<br />

del hombre moderno. Más bien,<br />

el hecho de que no hay idiomas<br />

exclusivos para palabras abstractas,<br />

desde los llamados primitivos<br />

hasta civilizados, señala que la aptitud<br />

para este proceso mental es tan<br />

antigua como el lenguaje.<br />

Al contrastar la interpretación<br />

trascendentalita y estructuralista<br />

del mito se puede afirmar que ambas<br />

posiciones intentan buscar la<br />

ontología que le subyace al mito.<br />

De manera que se complementan<br />

al ocuparse de distintos aspectos:<br />

el transcendentalismo abarca la<br />

constitución de los objetos lógicos<br />

y el estructuralismo, de los nexos<br />

lógicos de los objetos entre sí.<br />

Según Hübner (1996), el transcendentalismo<br />

profundiza más en<br />

este punto, y explica: "Cassirer toca<br />

estratos más profundos al ser su objetivo,<br />

no tanto descubrir los métodos<br />

míticos para la superación de<br />

las dificultades lógicas, sino más<br />

bien dejar al descubierto las bases<br />

para los contenidos míticos, en los<br />

cuales se presentan dichas dificultades".<br />

Entre estas dos concepciones<br />

encontramos diferencias claves,


para la teoría del padre de la semiótica<br />

moderna, lo que precede al<br />

mito es trascendental en la medida<br />

en que exprese, sin tener en<br />

cuenta formas lógicas, las condiciones<br />

de la experiencia posible en su<br />

esencia; mientras el estructuralismo<br />

encuentra en el a priori mítico, una<br />

Notas<br />

forma históricamente determinada<br />

de organizar la experiencia y que<br />

en ningún sentido, puede ser la<br />

única verdadera. Es por ello que<br />

para Strauss el conocimiento científico<br />

no constituye un estadio superior<br />

en relación con el mito, sino<br />

que ambos poseen la misma legiti-<br />

PENSAMIENTO arqueológico<br />

midad; son sólo maneras diferentes<br />

de abordar y dominar la realidad física<br />

y mental; no así para Cassirer que<br />

atribuye al pensamiento mítico una<br />

manera específica de captar la realidad<br />

y reflejarla, diferente e inferior<br />

al pensamiento científico.<br />

1Sólo se pretende seguir estas corrientes en sus cambios, aunque sean sutiles determinan cortes en la relación sujeto-objeto para la mitología<br />

(Corcueva de Manceva, 2000: 211).<br />

2 En la visión alegórica, las narraciones míticas son comprendidas como metáforas y personificaciones de fuerzas naturales, todo esto como<br />

consecuencia de la ignorancia y la tendencia primitiva de aclarar lo incomprensible. La concepción evemerista ve el mito como una transfiguración<br />

y endiosamiento de reyes, héroes y sabios. Esta manera de interpretación fue retomada por la ilustración racionalista del siglo XVIII. Las<br />

interpretaciones alegóricas y evemeristas persisten en los siglos XIX y XX. Tal es el caso de E. Taylor y H. Spencer, quienes alegan que la mentalidad<br />

primitiva animista se expresa a través del mito de forma alegórica. Otros representantes son Preyer, Frobenius y Ehrenreich. (Ferdinandy, 1961;<br />

Tokarev,1989.)<br />

3 Esta interpretación invoca la permanente actualidad del mito en los símbolos visibles, como aspectos y figuras de la creación divina. Encuentra en<br />

las culturas pasadas elementos de igual o más valor que en las actuales. La creencia de que el mito tenía como base una sabiduría prehistórica<br />

hindú poseía partidarios como Kanne, Hermann y Creuzer. (Hübner, 1996.)<br />

4 Los numinosos com<strong>parte</strong>n con los románticos el criterio de que el mito es expresión de una realidad divina; se diferencia en que recurre al método<br />

fenomenológico, que determina lo numinoso. Esta teoría incluye investigadores como W. F. Otto, V. Gronbech, J. Evola y K. Kerényi. Estos estudios<br />

intentan comprender la esencia del mito, lo ven como algo con una trascendencia directa, sin tener presente conceptos modernos o juzgarlo<br />

basándose en ellos. (Gambra, 1983.)<br />

5 Esta corriente se asocia con los nombres de Winckelmann y Goethe, y en el siglo XX representada por Moritz, Böttiger y los primeros románticos<br />

como F. Schlegel. (Hübner, 1996.)<br />

6 Según Freud los pueblos primitivos pueblan el mundo de un infinito número de seres espirituales, benéficos o maléficos, a los cuales le atribuyen la<br />

causa de todos los fenómenos naturales, y creen animados el reino vegetal, animal y mineral. Creen en una igual animación de los seres humanos,<br />

suponiendo que las personas contienen almas que pueden abandonar los cuerpos y trasmigrar a otros. Estas representaciones constituyen el<br />

nódulo primitivo del sistema animista. (Ver: Freud, 1923: 113-147.)<br />

7 Hegel consideraba el mito como un paso necesario en el autodesarrollo del espíritu y a la vez resultado de un proceso necesario a priori, del<br />

pensamiento que se piensa a sí mismo. De modo que encierra una <strong>parte</strong> de verdad, que radica en su tendencia a considerarlo todo como algo<br />

viviente y divino, y que sólo en la filosofía reside "la verdad del mito". Determinado por el hecho de que reconoce el poder del espíritu como absoluto.<br />

Para Scheling se da en la mitología la representación de las ideas más reales y la filosofía como ciencia más encumbrada, abarca la misma verdad<br />

que el mito. En ambos se acentúa el lado subjetivo de la indiferencia absoluta (identidad entre sujeto y objeto) y poseen en el fondo la misma validez.<br />

Considera que en el mito siempre está latente el monoteísmo, porque un Dios es el que se afirma y esto acontece por completo en el cristianismo,<br />

con la revelación en las escrituras del Dios único. Por lo que según él, no se excluyen mito y cristianismo. Cassirer enlaza el trascendentalismo con<br />

las ideas de Hegel y Schelling, en su concepción del desarrollo cognitivamente necesario. Por un lado se encuentran los supuestos a priori, que<br />

emplea el sujeto al elaborar la experiencia (Kant) y por otro; estos supuestos están sujetos a un desarrollo histórico (Hegel y Schelling), que luego<br />

con el devenir de la ciencia, dejan de ser usados de manera inconsciente y pasan a ser concebidos mediante la expresión lógica. De manera que<br />

logra eludir las concepciones teológico-metafísicas de estos últimos. (Hübner, 1996: 56-60.)<br />

8 Según la filosofía kantiana todo conocimiento descansa en las formas intuitivas del espacio y el tiempo, en categorías como causalidad, sustancia,<br />

interdependencia. Con lo que se entiende que en un objeto existe espacio-temporalmente, al suponer su totalidad en el conjunto de sus nexos<br />

causales y su identidad con el cambio de apariencia. Es por ello que las categorías y las formas de la intuición, definen lo que significa la objetividad<br />

de un objeto, y son anteriores a la experiencia; pues para llegar a la percepción de los objetos de la realidad es necesario saber en qué consisten. Por<br />

lo que Kant menciona las formas intuitivas y categorías como "condiciones de la experiencia posible" y las considera necesarias a priori. (Cassirer,<br />

1997: 115-142; Navarro y Calvo, 1978: 301-310; García Galló, 1979: 383-393.)<br />

9 Para Cassirer es urgente el uso de los métodos históricos al pretender arribar a la comprensión de la forma de pensamiento primitivo. La cuestión<br />

acerca de qué son el lenguaje, el mito y la religión no puede ser resuelta sin un estudio penetrante de su desenvolvimiento histórico, pero aunque<br />

Gabinete de Arqueología / 99


PENSAMIENTO arqueológico<br />

todas las obras humanas surgen en particulares condiciones históricas y sociales, no se comprenderían si no fuéramos capaces de captar los<br />

principios estructurales generales que se hallan en las bases de esas obras. (Cassirer, 1997: 31.)<br />

10 La cultura entendida como elemento supraorgánico y extrasomático, determina a través de los procesos de construcción de sentidos y significados<br />

en la sociedad, la concepción del mundo y por consiguiente el modo de percepción para la producción intelectual, para la producción mítica.<br />

11Según Strauss el mito como toda entidad lingüística está formado por unidades constitutivas, que implican la presencia de aquellas que<br />

normalmente intervienen en la estructura de la lengua: los fonemas, morfemas y semantemas. Pero ellas tienen con estas últimas la relación que los<br />

semantemas guardan con los morfemas y que estos guardan a su vez con los fonemas, de manera que cada forma deviene de la precedente.<br />

Álvarez, Y. J. y Michel Foucault (1985):<br />

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100 / Gabinete de Arqueología<br />

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Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.


La Flota de Tierra Firme del año 1556<br />

Por: Carlos Alberto Hernández Oliva<br />

Resumen<br />

Resultaba difícil localizar los pecios de las naos<br />

"perdidas" en las inmediaciones de Cayo<br />

Jutías y que formaban <strong>parte</strong> de la Flota de<br />

Tierra Firme que en el año 1556 hacía el<br />

tornaviaje a España. Un elemental rastreo en<br />

los fondos documentales del Archivo General<br />

de Indias (AGI) nos puso a tono con una<br />

sorpresiva realidad: las dos naves jamás se<br />

hundieron, pese a lo afirmado y ampliamente<br />

divulgado por algunos autores. Con este<br />

trabajo se demuestra de forma documental<br />

que, para certificar la ocurrencia de un<br />

abordaje, es preciso algo más que una noticia<br />

suelta, aunque parta de fuentes primarias.<br />

Abstract<br />

The location of the wrecks of two vessels from<br />

the Tierra Firme fleet returning to Spain in<br />

1556, which were supposed to have sunk in<br />

the area of Jutías Cay, was proving a difficult<br />

task. A careful examination of documents in<br />

the Archives of the Indies produced an<br />

unexpected result: despite the assertions of<br />

various authors, the ships did not sink. This<br />

article demonstrates the risks of relying on<br />

individual accounts of events, even when<br />

these are drawn from primary sources.<br />

Para muchos investigadores,<br />

entre los cuales me incluyo, los<br />

barcos que aquí estudiaremos, llamados<br />

Magdalena y Concepción, 1<br />

<strong>parte</strong> de la Flota de Tierra Firme<br />

del año 1556, naufragaron, e incluso,<br />

se ha efectuado más de una<br />

prospección para intentar localizarlos<br />

y proceder al rescate. De<br />

hecho, cuando investigué estos<br />

pecios se estaba preparando una<br />

gran expedición para salir en busca<br />

de esos dos bajeles.<br />

Esto sucede con relativa frecuencia.<br />

Una <strong>parte</strong> importante de las<br />

publicaciones especializadas en<br />

temas de naufragios recogen referencias<br />

de carácter muy general, a<br />

menudo de gran difusión y discutible<br />

seriedad. No hay nadie exento<br />

de errores, pero ha ocurrido que<br />

priorizando intereses comerciales<br />

se publica que tal o cual barco se<br />

hundió, casi siempre cargado de<br />

fabulosos tesoros y eso tiene una<br />

resonancia internacional espectacular,<br />

en detrimento del necesario<br />

rigor a la hora de comprobar el dato<br />

histórico.<br />

Como hemos dicho, en <strong>Cuba</strong> la<br />

divulgación del tema naufragio es<br />

bastante escasa, así como las po-<br />

sibilidades de que investigadores<br />

cubanos puedan realizar sus pesquisas<br />

en los centros de documentación,<br />

contentivos de la mayoría<br />

de las fuentes relativas a hundimientos<br />

de la Carrera de Indias.<br />

Con esto quiero decir que cuando<br />

llega a nuestras manos un libro<br />

sobre naufragios, no tenemos los<br />

argumentos necesarios para dudar<br />

de la autenticidad de la referencia,<br />

aunque no estemos de acuerdo con<br />

la metodología empleada, y aún con<br />

mucha reserva admitimos datos<br />

ante la ausencia de alternativas.<br />

Publicando este trabajo, pretendo<br />

dejar aclarada la suerte de las naos<br />

aquí estudiadas, a la vez que saldo<br />

una deuda espiritual y gnoseológica<br />

con los apasionados de este tema.<br />

Tratamiento documental<br />

HISTORIA<br />

Entre los centros especializados<br />

en el tema hispanoamericano, el<br />

Archivo General de Indias, ubicado<br />

en la andaluza ciudad de Sevilla<br />

es, a nuestro juicio, el más importante<br />

contentivo de material documental<br />

sobre naufragios. Para la<br />

fecha que nos ocupa, el Archivo<br />

Nacional de <strong>Cuba</strong> no cuenta con<br />

1 Igualmente se da por naufragada a la nao Santa María de Villacelán, la cual también llegó a<br />

término de su viaje, y <strong>parte</strong> de la documentación que a continuación mostraremos así lo<br />

demuestra, aunque su estudio pormenorizado forma <strong>parte</strong> de otro trabajo. Considérese esto una<br />

nota a modo de información.<br />

Gabinete de Arqueología / 101


HISTORIA<br />

fondos, reduciendo por lo tanto a<br />

las Actas Capitulares del Ayuntamiento<br />

de La Habana, como la única<br />

fuente con posibilidades de<br />

alguna noticia a localizar. Por ser la<br />

capital de la Isla y residencia del<br />

Gobernador, muchas cosas se ventilaban<br />

a esas instancias; aunque<br />

está demostrado que para el tema<br />

naufragio no constituye una fuente<br />

importante.<br />

No obstante fueron revisadas<br />

las reuniones capitulares de los<br />

años 1555, 1556 y 1557 sin encontrar<br />

alguna reseña relativa a la flota<br />

de nuestro interés. Esto nos deja<br />

como opción principal, el referido archivo<br />

sevillano, en lo adelante AGI.<br />

Las noticias sobre naufragios<br />

casi siempre son referenciales y<br />

secundarias. Prestigiosos autores<br />

han efectuado meritorios trabajos<br />

compilativos, muchas veces sin<br />

agotar un tema o hundimiento, debido<br />

a la gran cantidad de información<br />

existente, y a partir de este<br />

punto las exégesis y tratamientos<br />

tautológicos de la información se<br />

han sucedido en el tiempo.<br />

Por otra <strong>parte</strong>, la información de<br />

mayor circulación, la más popular<br />

sin que implique por ello la más<br />

confiable, puede tener graves problemas<br />

metodológicos, como la no<br />

mención de las fuentes e incluso el<br />

manejo inadecuado del idioma. Así,<br />

autores anglosajones, que apenas<br />

pueden sostener una conversación<br />

simple en el idioma de Cervantes,<br />

pretenden entender y leer castellano<br />

de hace cuatrocientos o quinientos<br />

años, y donde se lee "ondeo<br />

la carga", escriben e interpretan,<br />

"undio la carga" 2 , con las consiguientes<br />

confusiones que esto entraña,<br />

por sólo citar un ejemplo.<br />

2 Ondear la carga significa pasarla de un lado a otro, por ejemplo, en medio de una tormenta, desde un barco con peligro de hundimiento a otro que<br />

ofrezca mejores garantías. "Undio la carga" quiere decir hundimiento o naufragio.<br />

102 / Gabinete de Arqueología<br />

Mapa publicado entre 1511 y 1530 por Pedro Mártir de Anglería en la primera edición<br />

de Décadas del Nuevo Mundo. Incluye una de las más tempranas descripciones del Caribe<br />

y el entorno de las costas mesoamericanas<br />

Sucede a menudo que se da una<br />

información parcial sobre la pérdida<br />

de una embarcación o flota de<br />

forma ambigua para nuestra comprensión,<br />

de este modo la noticia<br />

de una nave echada al través, o con<br />

avería gruesa, es interpretada literalmente<br />

como un naufragio, siendo<br />

esta una de las causas de la<br />

existencia de cientos de desastres que<br />

en la realidad jamás ocurrieron.<br />

La limitación de la fuente es otro<br />

de los problemas que ha suscitado<br />

más de un equívoco. Una nave<br />

puede ser azotada por un huracán<br />

y quedar muy mal, perderse del<br />

convoy, arribar maltrecha a puerto<br />

o costa sin que ello implique naufragio,<br />

ser reparada y continuar<br />

viaje hasta ponerse a salvo la carga.<br />

Si nos encontramos sólo la referencia<br />

a la pérdida y el mal tiempo, y<br />

no seguimos buscando en el tiempo,<br />

podremos crear zozobras artificiales.<br />

Tómese en cuenta que la información<br />

de la época no contaba con<br />

fax, teléfonos u otras vías de co-<br />

municación rápidas, con lo cual,<br />

completar la documentación sobre<br />

la historia de un naufragio, puede<br />

implicar la búsqueda varios años<br />

después de haber tenido la primera<br />

noticia.<br />

Este exordio es necesario en virtud<br />

de asimilar lo que a continuación<br />

detallamos.<br />

La documentación bibliográfica o secundaria<br />

Pese a que siempre debe ser<br />

tomada con cautela la difusión de<br />

la ocurrencia de siniestros en las<br />

costas americanas, estos se han<br />

divulgado a partir de un mínimo de<br />

textos, que, de forma escueta y<br />

referencial, brindan información<br />

sobre los desastres.<br />

Sin dudas, el publicado por Robert<br />

Marx ha contado con una amplísima<br />

difusión. De él citamos: "12. Year 1556.<br />

Four ships of the Tierra Firme Armada,<br />

Captain General Alvaro<br />

Sánchez de Aviles, were wrecked


on the coast between Cape San<br />

Anton and Havana on May 24 during<br />

a storm: nao La Magdalena, of 220<br />

tons, Captain Cristobal García, and<br />

the nao La Concepción, 220 tons,<br />

Captain Juan Díaz Bozino both<br />

carrying treasure; and two unidentified<br />

caravels of 80 tons each". 3<br />

Desdichadamente Marx no nos<br />

permite el acceso a las fuentes de<br />

donde extrajo esta información, dificultando<br />

con ello el trabajo rutinario<br />

de reinterpretación directa<br />

del suceso. En otra publicación similar<br />

a la anterior pero con la coautoría<br />

de Jenifer Marx, se repite de forma<br />

general la nota, y una vez más se<br />

obvian las fuentes. 4<br />

Lo mismo sucede con Potter,<br />

quien asume el naufragio e igualmente<br />

omite la necesaria cita. En<br />

el rastreo obligatorio que hicimos<br />

de la literatura, podemos inferir dos<br />

puntos nodales a partir de los cuales<br />

se inician las noticias sobre el<br />

hundimiento:<br />

1º El impresionante trabajo de<br />

Chaunu.<br />

2º Los libros de registros contenidos<br />

en la signatura Contratación<br />

(2898, 2899, 2900 etc.) asentados en<br />

el AGI, y que como sabemos, se<br />

hicieron con posterioridad a los sucesos<br />

y son muy útiles como punto<br />

de partida a la hora de realizar una<br />

concienzuda investigación.<br />

A raíz de estos dos posibles puntos<br />

de partida, todos hemos repetido<br />

una aseveración que, tomando<br />

como base la autoridad de los investigadores,<br />

ha sido dada como<br />

cierta en su totalidad. Sin embargo,<br />

la formación mínima en el campo del<br />

manejo de documentos históricos<br />

nos obliga a desarrollar una pesquisa<br />

personalizada de cada naufragio,<br />

3 Marx, 1993: 346.<br />

4 Robert y Jenifer Marx, 1994: 343.<br />

tomando como base los datos anteriores,<br />

pero impelidos por la necesidad<br />

de conformarnos nuestros<br />

propios juicios sobre el tema.<br />

Los hechos vistos a través de los documentos.<br />

La carta del general<br />

Álvaro Sánchez<br />

Analizaremos aquí algunas de<br />

las referencias localizadas sobre la<br />

flota estudiada, apoyándonos en<br />

los papeles del AGI.<br />

Entre los registros recuperados<br />

tenemos una carta firmada por el<br />

general Álvaro Sánchez, dirigida al<br />

Rey, y fechada en la Barra de Sanlúcar<br />

de Barrameda, España, hacia el 3 de<br />

septiembre de 1556, donde le hace<br />

al monarca una especie de resumen<br />

de su viaje. Por su importancia<br />

hemos considerado seguir la<br />

lógica y dinámica expositiva del experimentado<br />

General y sólo apunta-<br />

HISTORIA<br />

remos unos comentarios cuando<br />

sea menester.<br />

En nuestra opinión es este uno<br />

de los documentos más importantes<br />

para esclarecer la suerte de<br />

esta flota, toda vez que se hizo al<br />

terminarse el viaje y por lo tanto<br />

no da lugar a parcializaciones<br />

cronológicas o situacionales.<br />

Todo parece indicar que la Flota<br />

de Tierra Firme estaba en América<br />

para los primeros meses del año<br />

1556 y no descartamos que haya<br />

arribado a puertos a finales de 1555.<br />

Los preparativos y demoras que<br />

tenían que sufrir los buques estaban<br />

directamente relacionados<br />

con el estado de las mercancías<br />

que se iban a embarcar, algunas<br />

de las cuales se transportaban a<br />

los puntos costeros desde tierra<br />

adentro; y por otra <strong>parte</strong> era necesario<br />

aguardar por la información<br />

relativa a las fuerzas enemigas que<br />

El Caribe, por William Dampier. Nótese que la provincia de La Habana comprendía<br />

las actuales más occidentales, desde Pinar del Río hasta Matanzas<br />

Gabinete de Arqueología / 103


HISTORIA<br />

infestaban el Caribe. Tómese en<br />

cuenta que las principales ciudades,<br />

como Cartagena y La Habana<br />

ya habían sido saqueadas para la<br />

fecha por los enemigos de la Corona,<br />

por lo cual, las medidas preventivas<br />

nunca estaban de más.<br />

Lo cierto es que en la carta enviada<br />

por el general Álvaro Sánchez al<br />

Rey este le informa: "Yo partí de la<br />

ciudad del Nombre de Dios a veynte<br />

y seis de abril con doze naos y una<br />

caravela todos muy bien armados<br />

[...] y entré en la ciudad de Cartagena<br />

a primero de mayo...". 5<br />

En este puerto el General tomó<br />

bastimentos y agua para seguir<br />

camino y sumó más naves a su<br />

convoy hasta reunir quince embarcaciones<br />

de tipologías y portes diferentes.<br />

Si bien para la fecha no era<br />

una flota exageradamente grande,<br />

si consideramos que maniobrar con<br />

todos esos buques podría tornarse<br />

realmente complejo.<br />

Hizo la trayectoria entre estas<br />

dos ciudades costeras en un tiempo<br />

mínimo, apenas cinco días, indicando<br />

ello la ausencia de problemas<br />

de índole meteorológico o político.<br />

Desde Cartagena no parece que<br />

toque otro puerto, disponiéndose<br />

a hacer la próxima escala en La<br />

5 AGI, Indiferente General, 737.<br />

6 AGI, Indiferente General, 737.<br />

7 AGI, Indiferente General, 737.<br />

104 / Gabinete de Arqueología<br />

Habana, bordeando por el sur la compleja<br />

geografía del archipiélago cubano.<br />

Para este momento histórico,<br />

todavía no estaba listo el utilísimo<br />

derrotero de Urdaneta u otro que<br />

pudiera facilitar la navegación, y<br />

cada piloto se auxiliaba de su propia<br />

experiencia e informaciones al<br />

respecto.<br />

A continuación informa sobre su<br />

arribo a La Habana y agrega la noticia<br />

sobre un incidente que, a nuestro<br />

juicio, es el que ha servido para sustentar<br />

el supuesto naufragio de algunos<br />

buques que traía en su conserva.<br />

"Yo entre en la Habana a los ocho<br />

de junio con toda mi flota si no fuera<br />

dos naos que a vista de ese dicho<br />

puerto se apartaron de mi compañya<br />

una noche con viento contrario que<br />

nunca mas pude saber nuevas dellas<br />

y [ilegible] mejores y mas bien armadas<br />

de toda la flota y la una dellas<br />

venia por Almiranta...". 6<br />

Hemos preferido incluir el texto<br />

en castellano antiguo dentro del<br />

discurso expositivo y su correspondiente<br />

trasuntación a fin de facilitar<br />

otras posibles interpretaciones.<br />

De este segmento de la carta es<br />

bueno señalar varios puntos:<br />

1º El viaje desde Cartagena hasta<br />

La Habana duró más de un mes.<br />

2º Menciona que por razones<br />

meteorológicas pierde dos naves<br />

de vista.<br />

3º Una de ellas era la Almiranta.<br />

4º En momento alguno menciona<br />

los nombres de los buques.<br />

El General, una vez llegado a San<br />

Cristóbal, estaba obligado a informar<br />

a las autoridades sobre la supuesta<br />

pérdida de sus bajeles, con lo cual,<br />

de forma directa, de su puño y letra,<br />

o bien por informe del gobernador<br />

de La Habana, Mazariegos, se generó<br />

una correspondencia que incluía<br />

la noticia sobre la dicha pérdida y que<br />

ha dado lugar a tantos equívocos.<br />

En La Habana, por otra <strong>parte</strong>, recibe<br />

varias cargas de bastimentos<br />

destinadas a soportar el viaje trasatlántico<br />

además de información sobre<br />

el estado general de la situación<br />

y se decide a esperar al capitán general<br />

de la flota, Pedro Menéndez<br />

de Avilés, quien debía arribar con<br />

la Flota de Nueva España. Sin embargo<br />

hubo retrasos y: "... partí del<br />

dicho puerto de La Habana con todas<br />

las naos que allí estaban a treze<br />

de julio sin aguardar por el dicho General<br />

de la Nueva España...". 7<br />

En este punto es oportuno aclarar<br />

que Pedro Menéndez era el<br />

Capitán General de toda la Arma-


tocarían en América. Al respecto,<br />

relata el General Sánchez:<br />

"Llegamos a la ysla de las azores<br />

en veynte de agosto y toque<br />

dicha ysla de la tercera y halle [ilegible]<br />

de las dos naos que se me<br />

abyan apartado de my compañía<br />

sobre la Abana con todo el oro y la<br />

plata y perlas que abian traido de<br />

Su Catolica Magestad y de particulares<br />

y el mismo dia que alli llegue<br />

lo meti todo en tres naos que traje<br />

y me hize luego a la vela". 8<br />

da, a quien se debía subordinar<br />

Álvaro Sánchez.<br />

Continuando con el relato del<br />

viaje, las naves pusieron proa al<br />

este y a la altura del Pan de Matanzas<br />

enfilaron al Canal Viejo de<br />

Bahamas, haciendo una nueva escala<br />

en las Azores, último punto que<br />

En este pasaje se recoge uno<br />

de los elementos más importantes<br />

sobre el cual sustentar la afirmación<br />

de que las naos Magdalena y<br />

Concepción no se hundieron, claro,<br />

aceptando la identidad entre estos<br />

barcos y los recuperados. El<br />

8 AGI, Indiferente General, 737.<br />

9 Ídem.<br />

General apunta que las dos embarcaciones<br />

perdidas pasaron directamente<br />

a las Azores y allí<br />

aguardaron, bien por estar averiadas<br />

u otras razones, el paso del convoy.<br />

Esta era una práctica que, si bien<br />

no podemos catalogar de usual, está<br />

registrada en la documentación de<br />

la época, no estando en presencia,<br />

por lo tanto, de un caso exclusivo.<br />

Lo que si no era normal es que<br />

dos naves solas se lanzaran a la<br />

aventura de cruzar el Atlántico sin<br />

tener garantizados los bastimentos<br />

para soportar dicho viaje, o que las<br />

embarcaciones adolecieran de las<br />

condiciones marineras indispensables.<br />

Un temor muy difundido entre<br />

la marinería era el de "desembocar"<br />

sin agua y comida, so pena de morir<br />

en el camino.<br />

Una vez incorporados estos recursos<br />

a su flota, <strong>parte</strong> nuevamente<br />

el General Álvaro Sánchez para<br />

arribar a la Barra de San Lúcar de<br />

Barrameda, antes o el propio 3 de<br />

septiembre de 1556, fecha con la<br />

cual cierra su carta.<br />

Otras Fuentes<br />

HISTORIA<br />

En virtud de aumentar el caudal<br />

informativo sobre esta flota, veamos<br />

el texto parcial de una nota<br />

emitida por los Oficiales de la Casa<br />

de la Contratación de Sevilla:<br />

"A la ora que esta se escrive ha<br />

venido correo de Sevilla que despacharon<br />

los oficiales de la casa de<br />

la contratación con nueva de que<br />

la flota que se esperava de la provincia<br />

de tierra firme en que fue<br />

el virrey del Peru llego en Sant<br />

Lucar a principio de este mes con<br />

quince navios que vienen de aquella<br />

provincia y de la de Honduras y<br />

de Santo Domingo, Emos dado gracias<br />

a nuestro señor por averla<br />

traido en salvamento. Lo que en<br />

ella parece que viene asi de Vuestra<br />

Catolica Magestad como de<br />

particulares vera Vuestra Catolica<br />

Magestad por la relacion que con<br />

esta enbiamos que nos enbiaron los<br />

dichos oficiales de Sevilla". 9<br />

Este documento está firmado el<br />

9 de septiembre de 1556, seis días<br />

Gabinete de Arqueología / 105


HISTORIA<br />

posterior al informe del general<br />

Álvaro Sánchez. Categóricamente<br />

y de forma precisa se dice que no<br />

hubo bajas que lamentar de la Flota<br />

de Tierra Firme, pues de haber<br />

ocurrido un naufragio se produciría<br />

una copiosa documentación<br />

contentiva de las reclamaciones hechas<br />

por los comerciantes sobre los<br />

bienes que en esos barcos transportaban<br />

y que eran de su propiedad.<br />

Exactamente lo mismo sucedería<br />

con la carga perteneciente del<br />

Rey, siendo muy cuestionable la<br />

idea de que se hable de la flota<br />

como que llegó en salvamento si<br />

se hubieran perdido dos de las naves<br />

más importantes.<br />

Otro punto igualmente trascendente<br />

es que se menciona una relación<br />

general de las cargas a bordo<br />

de las naves, razón de peso para intentar<br />

localizar los documentos demostrativos<br />

de esta cuestión.<br />

Si los barcos naufragaron, es vital<br />

conocer la carga para poder establecer<br />

o tener una idea del valor de la<br />

misma, así como los productos embarcados.<br />

Sin embargo, no siempre<br />

resulta posible localizar este tipo de<br />

documentos, pero en esta oportunidad<br />

tuvimos suerte.<br />

10 AGI, Indiferente General, 737.<br />

106 / Gabinete de Arqueología<br />

Para finalizar veamos el testimonio<br />

del maestre Cristóbal García,<br />

quien en la isla de Fayal, Azores, el<br />

10 de julio de 1556, 10 tiene un momento<br />

de respiro y plasma su particular<br />

versión de lo acontecido.<br />

El maestre dice que salió con su<br />

barco del puerto de Nombre de<br />

Dios el 25 de abril de 1556. Formaba<br />

<strong>parte</strong> de la armada bajo el mando<br />

del general Álvaro Sánchez de<br />

Avilés que levaba trece barcos. Navegaron<br />

bien hasta cerca del puerto<br />

de La Habana cuando "…Dios nos<br />

envió una tormenta del sur como<br />

nunca habían visto antes los nativos<br />

del área...".<br />

La flota fue desorganizada, cada<br />

barco tomó su propio rumbo hasta<br />

que amainó al cabo de ocho días.<br />

Dice que la peor <strong>parte</strong> fue después<br />

del octavo día, cuando se dieron<br />

cuenta de que estaban separados<br />

y perdidos de la vista de la nave<br />

capitana una noche.<br />

El barco de García, La Magdalena<br />

se mantuvo navegando sin velamen<br />

y el palo mayor dañado y era<br />

imposible entrar a ningún puerto.<br />

Entonces soportaron un número de<br />

días a que la tormenta amainara.<br />

Fueron empujados a la entrada del<br />

Canal de Bahamas y como no había<br />

peligro de perder vidas o carga,<br />

continuaron viaje. Arribaron<br />

a Fayal, una isla que ninguno de<br />

los tripulantes había visto. Al momento<br />

de redactar esa carta,<br />

García aspiraba a llegar a Tercera<br />

donde había más posibilidades<br />

de reparar el barco y poder llevar<br />

la preciosa carga, pero de momento<br />

los vientos eran adversos<br />

y permanecen en esta isla hasta<br />

que pueden seguir navegando sin<br />

peligro.<br />

Luego, llega el resto del convoy<br />

y se efectúa el viaje trasatlántico y<br />

la conocida llegada a España sin<br />

más novedad.<br />

Reflexiones generales<br />

Si aceptamos que en Historia la<br />

documentación constituye una herramienta<br />

insustituible, hemos de<br />

aceptar entonces, a menos que encontremos<br />

otras fuentes que desmientan<br />

las aquí reseñadas, que los<br />

buques La Concepción, maestre Juan<br />

Díaz Bocino y La Magdalena, maestre<br />

Cristóbal García; ambos pertenecientes<br />

a la Flota de Tierra Firme<br />

del año 1556, al mando de la cual


venía el general Álvaro Sánchez de<br />

Avilés, no naufragaron a la altura<br />

de cayo Jutías, norte de la provincia<br />

de Pinar del Río.<br />

Resumiendo las ideas antes expresadas,<br />

veamos los elementos<br />

más importantes que sustentan<br />

esta afirmación:<br />

1º El General de la Armada da<br />

cuenta, en un primer momento, de<br />

haber perdido de vista dos naos,<br />

jamás dice que se hundieron, sólo<br />

que las dejó de ver y no hace mención<br />

alguna a naufragios sobre Pinar<br />

del Río o la costa noroccidental<br />

de <strong>Cuba</strong>.<br />

2º En la misma carta reconoce<br />

que esas dos naves que dejó de<br />

ver, en camino del puerto de La<br />

Habana, aguardaban por él en las<br />

Azores con toda la carga intacta.<br />

3º Si estas dos naos hubieran naufragado<br />

realmente, en el informe al<br />

Rey no hubiera podido ser omitido,tal<br />

desastre, bajo ningún concepto.<br />

4º El documento emitido por las<br />

autoridades de la Casa de Contratación,<br />

además de no hacer mención<br />

alguna a naufragio con las<br />

consiguientes pérdidas en el orden<br />

económico, afirma que la flota llegó<br />

íntegra, "en salvamento".<br />

5º En la relación de naves y cargas<br />

se incluyen las naos de La Habana,<br />

sintomático esto de que se<br />

trata de una lista hecha en España<br />

y no en América, y en esta aparecen<br />

La Concepción y La Magdalena.<br />

Si hubiesen sido listas o cargos<br />

emitidos en los puertos de Tierra Firme,<br />

jamás se hubiera podido conocer<br />

la cuantía de lo transportado en<br />

las naos de La Habana, por la simple<br />

razón de que la navegación se hacía<br />

desde los primeros a la segunda.<br />

HISTORIA<br />

6º Ampliando el punto anterior,<br />

sabemos que las dos naves apartadas<br />

se unieron después de La Habana,<br />

con lo cual queda descartado<br />

que la relación de carga que adjuntamos<br />

haya sido hecha en otro lugar<br />

que no haya sido en España.<br />

A nuestro entender estamos en<br />

posesión de los elementos de juicio<br />

suficientes como para considerar,<br />

siendo conservadores, que a juzgar<br />

por los documentos históricos, estos<br />

buques jamás naufragaron.<br />

Vista de Sevilla. Óleo atribuido a Alonso Sánchez Coello, siglo XVI, Museo de América, Sevilla<br />

Gabinete de Arqueología / 107


HISTORIA<br />

Apestegui, Cruz (2000): Piratas en el Caribe.<br />

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108 / Gabinete de Arqueología<br />

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San Pedro 352:<br />

Concurrencias arquitectónicas<br />

en un mismo espacio urbano<br />

Por: Rebecca O. Linsuaín<br />

Resumen<br />

San Pedro 352 es un ejemplo de los cambios<br />

acaecidos en la ciudad intramuros, a partir del<br />

año 1750 hasta nuestros días. Lo sucedido en<br />

este espacio urbano no es una excepción en la<br />

historia de la ciudad, sino una constante que<br />

los investigadores históricos hallan a su paso.<br />

A través del estudio de este edificio se<br />

comprobará cómo un mismo espacio<br />

arquitectónico pudo ser ocupado por<br />

diferentes inmuebles que allí fueron<br />

construidos y demolidos, volviéndose a fabricar<br />

otros en el transcurso de tres siglos, la<br />

diversidad de sus dueños y las ambiciones e<br />

intenciones de estos en el destino de las casas.<br />

Abstract<br />

The building at no. 352 San Pedro Street<br />

illustrates the changes that have taken place<br />

within the area of the walled city from 1750 to<br />

the present day. The site does not provide<br />

unusual evidence; on the contrary, it is the<br />

frequency with which such results arise that<br />

is of interest to historians. Detailed study of<br />

the site shows how one architectural space<br />

can be occupied by different buildings that<br />

were successively constructed and<br />

demolished throughout three centuries by<br />

very different owners, whose ambitions and<br />

intentions are demonstrated by the use they<br />

made of the terrain.<br />

El presente artículo constituye<br />

una síntesis de la investigación<br />

documental sobre la finca urbana<br />

de San Pedro 352, esquina a Santa<br />

Clara; y recoge la historia de todas<br />

las construcciones que ocuparon<br />

ese espacio desde 1755 hasta la<br />

actualidad. También intenta acercarse<br />

a una tentativa fecha del establecimiento<br />

en ese lugar del bar<br />

Los Marinos; el cual ha llegado a<br />

nuestros días.<br />

La casa de altos y bajos que hoy<br />

existe, fue edificada siguiendo los<br />

cánones del estilo ecléctico, muy<br />

usado en las primeras cuatro décadas<br />

del siglo XX cubano, y ostenta<br />

en su frontón el año 1909<br />

como fecha constructiva, realizada<br />

bajo el auspicio de su tenedora,<br />

la señora doña Teresa Hernández<br />

HISTORIA<br />

y Castells, quien pide en 1908 autorización<br />

al Ayuntamiento de la<br />

ciudad para demoler las tres casas<br />

allí existentes, dos por la calle<br />

San Pedro con los números 16 y<br />

18, antes 6 y 7, y la número 1 por<br />

Santa Clara, todas colindantes<br />

entre sí. En los bajos de la casa de<br />

San Pedro 16, la única de las tres<br />

con techumbre de tejas y situada<br />

en la esquina, fue donde se estableció<br />

el café cantina Los Marinos,<br />

1 hacia la década de los setenta<br />

del siglo XIX.<br />

En el Registro de la Propiedad<br />

de la Habana Vieja aparecen las<br />

descripciones de las casas 2 y referencias<br />

a sus diferentes dueños;<br />

entre los propietarios de estas viviendas<br />

contiguas se menciona a<br />

los Ponce de León 3 durante la pri-<br />

1 En búsquedas realizadas en los directorios mercantiles de la Biblioteca Nacional José Martí; en<br />

el correspondiente a 1874; se menciona la existencia de un café a nombre de José Rivero en San<br />

Pedro 16, pero no se le da nombre, al parecer todavía no lo tenía. Véase Directorio de la Isla de<br />

<strong>Cuba</strong> (DIC), 1874, p. 122.<br />

2 Finca 1678: Urbana casa de mampostería y tejas con altos al frente, señalada con el número<br />

16, antes 6 de la calle San Pedro. Linda por la derecha con la casa número 18 y por la izquierda<br />

con la casa número 1 de la calle Santa Clara.<br />

Finca 1679: Urbana casa de mampostería y azotea con altos al frente; señalada con el número<br />

18 y antes 7 de la calle San Pedro, manzana formada por dicha calle y la de los Oficios, Luz y<br />

Santa Clara. Linda por la izquierda con la número 16.<br />

Finca 1680: Urbana casa de mampostería y azotea con altos señalada con la número 1 de la calle<br />

Santa Clara, manzana formada por la de San Pedro, Oficios y Luz en esta ciudad. Linda por la<br />

derecha con la número 16. Registro Cinco del Ayuntamiento, Registro de la Propiedad (RP),<br />

t. 241, folio 18.<br />

3 El fundador de esta familia en <strong>Cuba</strong> fue el licenciado Antonio Ponce de León y Ortiz, natural de<br />

Madrid, Teniente Coronel de los Reales Ejércitos y Escribano de Guerra y Marina de la plaza de La<br />

Habana, establecido en esta ciudad en la primera mitad del siglo XVIII. En F. X. Santa Cruz Mallén,<br />

Conde de Jaruco (1940): Historia de las familias cubanas, Editorial Hércules, La Habana, t. 1,<br />

p. 266.<br />

Gabinete de Arqueología / 109


HISTORIA<br />

mera mitad del siglo XIX, ilustre familia<br />

de la sociedad habanera de<br />

la época que ostentarían entre otros<br />

títulos el de marqueses de Aguas<br />

Claras y condes de Villanueva.<br />

Uno de los propietarios de las<br />

citadas tres casas fue el capitán de<br />

navío de la Real Armada don Francisco<br />

Ponce de León y Morejón. Al<br />

morir el 14 de septiembre de 1855 en<br />

la ciudad de Cádiz, España, deja en<br />

testamento su última voluntad sobre<br />

sus propiedades en La Habana: ". . . y<br />

declaro q e el caudal y bienes que<br />

poseo consiste enla casas que tengo<br />

radicadas en la Ciudad de Sn<br />

Cristobal de la Habana en la Ysla<br />

de <strong>Cuba</strong> las cuales heredé de mis<br />

muy venerados Padres el Sr Dn<br />

Ignacio Ponce de León, Oidor Fiscal<br />

q e fue de la Real Audiencia de<br />

Guadalajara en el Reino de Mejico<br />

y mi madre Sra Dª Josefa Lucia de<br />

Morejón, cuyos bienes administra<br />

actualmente mi hermano Don Santiago<br />

Ponce de León, Conde de<br />

Casa Ponce de León y Maroto, domiciliado<br />

en dha Ciudad de La<br />

Habana quien dará razon así del<br />

estado de cobranza de sus rentas<br />

como de su situación y parajes<br />

donde existen los títulos de<br />

propiedad". 4<br />

La muerte del Capitán de Navío<br />

y las cláusulas testamentales acerca<br />

de la comprobación de legitimidad<br />

de sangre para beneficiar a sus<br />

familiares ricos y pobres trajo consigo<br />

muchos pleitos y juicios. Las casas<br />

objeto de la investigación no<br />

quedaron fuera del litigio promovido<br />

4 Archivo Nacional de <strong>Cuba</strong> (ANC): Fondo Protocolos, Autos testamentarios del señor don Francisco Ponce de León y Morejón, Capitán de Navío de<br />

la Real Armada. Escribanía de Rodríguez Pérez, años 1856-1878, leg. 321, primera pieza, folio 3.<br />

5 Abogado y Fiscal de la Real Casa y Patrimonio de su Majestad y Caballero de la Orden Carlos III. Véase F. X. Santa Cruz Mallén (1940): Ob. cit., p. 277.<br />

6 ANC: Fondo Protocolos, Autos testamentarios del señor don Francisco Ponce de León, Capitán de Navío de la Real Armada. Escribanía de<br />

Rodríguez Pérez, años 1856-1878, leg. 321, primera pieza, folios 101 y 101vt.<br />

7 Se buscó en la obra de Santa Cruz Mallén, Historia de las familias cubanas, si este señor tenía algún parentesco con el capitán general Francisco<br />

Riaño y Gamboa, que gobernó entre los años de 1634 a 1639 y no aparece ninguna mención.<br />

110 / Gabinete de Arqueología<br />

por dos de los miembros más ricos e<br />

ilustres dentro de la familia, doña<br />

Leonarda Ponce de León y don Ignacio<br />

Crespo Ponce de León, 5 ambos<br />

sobrinos del finado inician el pleito<br />

que culminará en 1857.<br />

Representado don Crespo Ponce<br />

de León por su apoderado y abogado<br />

don Miguel Vargas y Machuca,<br />

Calle San Pedro. Fachada de la casa no.352,<br />

antes 16 y 18. Debajo el comercio café - bar<br />

Los Marinos, en la planta alta oficinas.<br />

Fotografía tomada en la década de 1920 (ANC)<br />

y doña Leonarda por el señor don<br />

Francisco Javier López, se inicia<br />

una larga y compleja investigación<br />

para determinar el lapso de años<br />

en que las propiedades de la calle<br />

San Pedro y Santa Clara habían<br />

permanecido bajo el dominio de los<br />

Ponce de León y es doña Leonarda<br />

quien refiere. "... hicimos los mayores<br />

esfuerzos para buscar los títulos<br />

de dominio del primero de<br />

nuestros antepasados que los adquirió<br />

por título de compra; pero fue<br />

completamente inútil; porque su<br />

posesión hereditaria cuenta una<br />

fecha antiquísima y no tenemos<br />

memoria ni dato alguno de aquella<br />

primera adquisición". 6<br />

Sin embargo, a pesar de esta<br />

afirmación muy cierta de la sobrina<br />

del finado, las pesquisas han<br />

arrojado luz sobre dueños anteriores<br />

a dicha familia. La primera referencia<br />

escrita acerca de las casas<br />

de San Pedro y Santa Clara data<br />

de 1755 cuando don Marcos Xavier<br />

Gamboa y Riaño, 7 por herencia<br />

testada a la muerte de su madre<br />

doña Bernardina Suárez, adquiere<br />

dos casitas aledañas —San Pedro<br />

nos. 16 y 18— propiedad de dicha<br />

señora. Ya este dato indica una pertenencia<br />

anterior por esta familia<br />

a la fecha de 1755, además, el término<br />

"casitas" indica que eran viviendas<br />

de una sola planta. La<br />

planta alta a que hace alusión el<br />

Registro de la Propiedad, bien pudo<br />

haber sido fabricada encima de dichos<br />

inmuebles o sobre otros construidos<br />

más tarde en el mismo<br />

espacio, en época de los Ponce de<br />

León. En el documento hallado de<br />

Gamboa y Riaño de imposición de<br />

heredad, encontramos por vez primera<br />

el gravamen de 1 529 pesos a<br />

la Capellanía de Juana Pérez que<br />

pesará sobre todos los inmuebles


que allí se construyan hasta 1962,<br />

en que queda derogado. La cita<br />

dice: "... y se me adjudicaron por el<br />

provehido en vein=te y uno de Octubre<br />

del citado año de cinquenta y<br />

cinco, para que con dhos réditos se<br />

ejecute lo prevenido en la clausula<br />

y les impongo y situó y cargo sobre<br />

todos mis bienes ... y se=ñaladamente<br />

sobre dos casitas de azotea<br />

de que soy dueño contiguas y<br />

estan en la calle de la puer=ta ... de<br />

la Yglesia de Sra StaClara, que vá<br />

á la Marina y bahia de este puerto<br />

lindando una con otra ... sobre las<br />

cuales estan impuestas y cargadas<br />

á censo un mil quinientos veinte<br />

y nueve pesos a favor de la Capellania<br />

de Juana Pérez ... En cuyo<br />

testimonio es fecha de carta en esta<br />

dicha Ciudad de la Habana á diez y<br />

ocho de Abril de mil setecientos cincuenta<br />

y ocho años". 8<br />

El 29 de noviembre de 1760 ambas<br />

casas son vendidas por su dueño,<br />

Gamboa y Riaño, junto con sus<br />

gravámenes, a don José Vioto en<br />

precio de 3 650 pesos y seis reales,<br />

según documento que cito: "Sepase<br />

q e yò Dr Dn Marco Xavier de Gamboa<br />

y Riaño vecino de esta Ciudad<br />

otorgo q e vendo realmente a Dn Jph<br />

Vioto vecino asimismo Dos Casas<br />

Contiguas de Rafas tapias y asotea<br />

de que soy Dueño q e estan en la<br />

Calle q e de la Puerta atrabiesa de<br />

la Iglesia del Monasterio de Srª Stª<br />

Clara ba alá real Muralla y Bahia<br />

de este Puerto...haciendo esquina<br />

a ella...las mismas qe con los demas<br />

vienes qe quedaron por muerta de<br />

Da Juana Bernardina Suares mi<br />

Madre se me adjudicaron Constan<br />

de los autos de Imbentarios que se<br />

hicieron por su fallecimien to ...sobre<br />

los quales estan Impuestos y<br />

Cargados a Censo principal un mil<br />

Quinientos veinte y nuebe p s dela<br />

Capellania de Juana Peres...Sin embargo<br />

deque à el Comprador leha<br />

de satisfacer a Da Isavel de Arrate<br />

tambien en Cada año el redito de<br />

ciento sesenta y tres ps de principal<br />

que tiene Impuestos en una<br />

Casita de que es Dueña Contigua,<br />

y pertenecen a los dchos un mil Quinientos<br />

veinte y nuebe p s ... y velas<br />

Vendo Con sus Entradas y Salidas<br />

uso y Costumbres y Servidumbres<br />

en precio de tres mil seiscientos<br />

cincuenta p s y seis rr s ". 9 En 1778 las<br />

dos casas de rafas, tapias y azotea,<br />

pertenecían aún a don José<br />

Vioto por documento de Reconocimiento<br />

de impuesto de los 1 529<br />

pesos de la Capellanía de Juana<br />

Pérez que realiza en agosto de ese<br />

año, y declara además la compra<br />

por remate de una tercera casita<br />

de rafas, tapia y azotea —Santa<br />

Clara no. 1— seis años antes, hacia<br />

1772, a doña Juana Arrate 10 y<br />

colindante con las dos primeras.<br />

Después de Vioto, los próximos<br />

dueños conocidos son los Ponce de<br />

León, aunque se desconoce si entre<br />

ambos existió algún otro propietario.<br />

De acuerdo con la información<br />

recopilada y tomando en cuenta<br />

que don Ignacio Ponce de León y<br />

Maroto le otorga a su hijo, el capitán<br />

de navío de la Real Armada don<br />

Francisco Ponce de León y Morejón,<br />

la propiedad de las tres casas en 1834<br />

que eran suyas y adquiridas a su<br />

vez de su padre, es muy probable<br />

HISTORIA<br />

que estas hayan pasado a las manos<br />

de los Ponce de León a través<br />

de José Vioto. Esta hipótesis no ha<br />

podido ser respaldada por documentos<br />

que la sustenten, pero el margen<br />

de posibilidad es amplio sobre todo<br />

si se toma en cuenta la siguiente declaración<br />

de doña Leonarda hallada<br />

en la búsqueda de anteriores<br />

dueños: "Quiere este ministro que<br />

le facilitemos una noticia esacta de la<br />

ultima venta que se hiciera de las<br />

casas pertenecientes al S. D. Francº.<br />

Ponce, de cuyo remate tratamos al<br />

presente, para con vista de aquellas<br />

noticias poder entender la<br />

certificacion de sus gravamenes;<br />

pero exige un imposible de nuestra<br />

<strong>parte</strong>; por que dichas casas que<br />

ha poseido muchos años nuestro<br />

instituente, las heredó de su padre,<br />

este del suyo, y de esta manera resulta<br />

una posesion hereditaria de<br />

mas de cien años, que ha borrado<br />

de la memoria la adquisicion del<br />

primer poseedor de la familia". 11<br />

Considerando que los Ponce de León<br />

se asentaron en La Habana desde la<br />

primera mitad del siglo XVIII, y que<br />

algunos miembros de la familia pertenecieron<br />

a la Armada Real de Marina,<br />

la posesión de viviendas con<br />

cercanía al mar era de gran provecho.<br />

Por otra <strong>parte</strong> doña Leonarda<br />

es imprecisa al decir que el dominio<br />

de las tres casas pertenece a su familia<br />

desde hace más de cien años,<br />

afirmación hecha por ella en 1856,<br />

cien años antes a partir de esta fecha<br />

las casas estaban en manos de<br />

Gamboa y Riaño. No obstante, es casi<br />

seguro que sí estuviesen desde largo<br />

tiempo en poder de su familia.<br />

8 ANC: Fondo Protocolos, Mayor del Apostadero, años 1859-1877, tercera pieza, no. 1, folio 554.<br />

9 ANC: Fondo Protocolos, Escribanía de Junco, notario Cristóbal Vianés de Salas, 1760, folio 1423.<br />

10 No se ha podido comprobar si Juana Arrate y la anterior dueña de la casita, Isabel Arrate, fuesen familia del primer historiador cubano don José<br />

Martín Félix de Arrate.<br />

11 ANC: Fondo Protocolos, Autos testamentarios del señor don Francisco Ponce de León y Morejón, Capitán de Navío de la Real Armada, Escribanía<br />

de Rodríguez Pérez, años 1856-1878, leg. 321, primera pieza, folios 101 y 101vt.<br />

Gabinete de Arqueología / 111


HISTORIA<br />

Detalle de la forma de cuña que presentaba la manzana de San Pedro, Santa Clara,<br />

Luz y Oficios, según el plano de La Habana intramural de 1745-1776 (Biblioteca Británica).<br />

Tomado de la obra Detén el paso caminante, de Eusebio Leal Spengler<br />

Una vez verificados sus gravámenes<br />

—sólo contaba el de la<br />

Capellanía de Juana Pérez— y libre<br />

además de créditos hipotecarios,<br />

se decide por acuerdo familiar<br />

que las tres casas sean vendidas<br />

en pública subasta al mejor postor<br />

y queden ya fuera de los predios<br />

familiares, y es cuando se realizan<br />

las tasaciones de las casas con fecha<br />

de 1856, las cuales aportan importantes<br />

datos sobre distribución<br />

espacial, albañilería, carpintería,<br />

imprescindibles para la comprensión<br />

arqueológica de cualquier inmueble.<br />

Para esta fecha las casas<br />

habían sido modificadas o reconstruidas<br />

y su descripción en el Registro<br />

de la Propiedad las describe como<br />

tres casas de mampostería y altos,<br />

dos de ellas de azotea y una tercera<br />

12 Idem, folios 86 al 91vt.<br />

13 Idem, folios 143 y 143 vt. y 144.<br />

14 Crespo Ponce de León, además de ser un hombre muy rico, gozaba de un gran respeto y poder; lo que le valió para disponer de las casas luego<br />

de realizada la subasta. Es notorio que en la Guía de Forasteros (GF) del año 1841, él ocupaba el sitio número diez en la lista de personalidades de un<br />

total de cuarenta y ocho clasificadas como Caballeros Supernumerarios. Esta Guía resulta más interesante a un investigador histórico por su<br />

profundidad de conocimientos que para un turista. (G F) (1841): Libro del Gobierno, Habana, p.48.<br />

112 / Gabinete de Arqueología<br />

de tejas, con la utilización del pino de<br />

tea 12 y son las mismas que llegan<br />

hasta los primeros años del siglo XX.<br />

En 1857 la venta se anuncia en la<br />

Gaceta de La Habana y en el Diario<br />

de La Marina en los días 25, 27 y 28<br />

de enero y por tres pregones ante<br />

la casa del Magistrado Auditor del<br />

Apostadero; el primero el 19 de febrero,<br />

el segundo el 2 de marzo y<br />

el tercero el 12 del propio mes. El<br />

acto de subasta se realizó el 21 de<br />

marzo de ese año, presentándose<br />

tres postores, los señores don Francisco<br />

Caro, don Máximo Du` Bouchet<br />

y don Pedro Gutiérrez. Este último<br />

fue el ganador ofreciendo la cantidad<br />

de 13 631 pesos por las tres<br />

casas que se vendieron como un<br />

cuerpo único. Sin embargo, el 24 de<br />

marzo, dos días después de la ven-<br />

ta en la subasta, don Ignacio Crespo<br />

Ponce de León por medio de su<br />

abogado don Miguel de Vargas y<br />

Machuca retrae las susodichas casas<br />

hacia sí, arguyendo que como<br />

consanguíneo del testador se reserva<br />

el derecho de los tres inmuebles...<br />

"Como consanguíneo que soy del<br />

Sor.. testador, tengo derechos ciertos<br />

y positivos para tantear ó retraer<br />

esas fincas, por el precio y<br />

condiciones estipuladas por el<br />

rematador: por lo tanto usando ese<br />

beneficio, desde luego intento el<br />

retracto de las referidas casas,<br />

dentro del plano legal de los nueve<br />

días... y que no hago el retracto por<br />

dolo, ni con fraude, según lo exige<br />

la Ley... Pido justicia con costas, juro<br />

que no procedo de malicia y en lo<br />

demás necesario", 13 y ofreció la<br />

misma cantidad de dinero que alcanzaron<br />

en la subasta.<br />

Crespo Ponce de León 14 vende<br />

las tres casas, en igual precio al de<br />

la subasta y en el propio año 1857 a<br />

don Francisco Anselmo Puente y<br />

Fernández, pero la muerte repentina<br />

del primero no permite la realización<br />

completa de la transacción,<br />

llevándola a su término Francisco<br />

Puente con la viuda de este, la señora<br />

doña Concepción Cárdenas y<br />

Rodríguez de Ponce de León y declara<br />

la venta real: "En la siempre<br />

fidelísima Ciudad de la Habana a<br />

veinte y tres de noviembre de mil<br />

ochocientos cincuenta y siete...<br />

compareció la Escma. Sra. Da. Concepción<br />

de Cárdenas natural y vecina<br />

de esta sobre dha ciudad,<br />

mayor de edad, como viuda del


Escmo. Sr. Dn Ignacio Crespo y Ponce<br />

de León... Que a consecuencia<br />

de los autos promovidos por Dn.<br />

Francisco Anselmo Puentes, para<br />

acreditar que las casas números 6<br />

y 7 de la calle San Pedro y primero<br />

de la cerrada de Santa Clara le pertenecen...<br />

resultando que Puente<br />

entregó al Escmo. Sr. Dn. Ignacio<br />

Crespo y Ponce de León el valor de<br />

las casas... conviniendo en formalizar<br />

después la correspondiente<br />

escritura de venta de dhas casas,<br />

procédase a su realización por la<br />

Escma. Sra. Da. Concepción de<br />

Cárdenas". 15<br />

Don Francisco Puente y su familia,<br />

vecinos de la villa de Guanabacoa,<br />

comienzan a hipotecar sucesivamente<br />

las casas de San Pedro y<br />

Santa Clara. A la muerte del señor<br />

Puente, acaecida en 1866, son traspasadas<br />

las propiedades en virtud<br />

de herencia testada a su viuda la<br />

señora doña Bienvenida Aliaga y<br />

Hernández, quien al morir en 1882,<br />

se adjudica la propiedad de las casas<br />

en común y por iguales <strong>parte</strong>s<br />

a sus tres hijos, don Francisco, don<br />

Guillermo y doña Carmen Puente<br />

y Aliaga. La hipoteca a destacar;<br />

durante todo el tiempo que las casas<br />

estuvieron en manos de esta<br />

familia; fue la realizada al artista<br />

plástico español don Víctor Patricio<br />

Landaluze y Uriarte, 16 correspondiente<br />

a las terceras <strong>parte</strong>s de<br />

las tres casas el 22 de mayo de 1880<br />

propiedad de don Guillermo Puente<br />

y Aliaga por un crédito de un valor<br />

de 2 603 pesos 40 centavos, ante el<br />

notario de la villa de Guanabacoa don<br />

Francisco W. Armengol.<br />

Para 1886 las casas son vendidas<br />

por los Puentes y Aliaga, con<br />

carácter de retro, en doce mil pesos<br />

oro español, al licenciado don<br />

Miguel de Céspedes y Barrero 17 y<br />

a su hija doña Elvira de Céspedes<br />

y Coffigny quienes hacen firme su<br />

título de propiedad en 1889. Don<br />

Miguel de Céspedes las libera de<br />

las hipotecas que gravan a las tres<br />

fincas y deja para entonces como<br />

única propietaria a la Céspedes y<br />

Coffigny representada por su hermano<br />

de los mismos apellidos.<br />

Las casas son vendidas nuevamente,<br />

ahora a doña Teresa Hernández<br />

y Castells, residente en El<br />

Vedado. La transacción de venta<br />

entre esta señora y los Céspedes<br />

y Coffigny es de un monto de diez<br />

mil pesos por las tres casas, que se<br />

hace firme el 3 de diciembre de 1898<br />

ante el notario don Pedro Galindo<br />

y don Mariano Casquero y Vieta,<br />

su esposo, como apoderado. Es<br />

bajo la tutela de su nueva dueña<br />

que las tres casas son demolidas<br />

hacia finales de 1908 y reedificada<br />

en su lugar una monumental casona<br />

de altos y bajos, portales y<br />

balconadura corrida en el año 1909.<br />

No todo el espacio que ocupaban<br />

las antecesoras tres viviendas fue<br />

cubierto por esta; en aquel momento<br />

el Ayuntamiento estaba enfrascado<br />

en alinear la calle de San Pedro<br />

y exigía la obligatoriedad de fabricar<br />

portal público a las edificaciones.<br />

18 Esto hace que se tome <strong>parte</strong><br />

HISTORIA<br />

del terreno de dichos inmuebles,<br />

y de una medida total de 293 metros<br />

con 46 centímetros que ocupaban,<br />

el espacio constructivo quedó<br />

reducido a 184 metros con 46 centímetros,<br />

que es el que abarca la<br />

actual edificación que toma <strong>parte</strong><br />

de las calles San Pedro y Santa Clara<br />

como lateral y fondo. La numeración<br />

de la nueva vivienda será<br />

San Pedro 16 hasta que en la década<br />

del treinta del siglo XX se haga<br />

una nueva reestructuración de los<br />

números y tome el actual de San<br />

Pedro 352.<br />

A la muerte de Teresa Hernández<br />

y Castells; en 1935, deja como único<br />

heredero de todo su patrimonio a<br />

su esposo y apoderado don Mariano<br />

Casquero y Vieta, quien al fallecer<br />

en 1939 sin descendencia directa,<br />

hace dejación de todos sus bienes<br />

a favor de su chofer el señor Jaime<br />

Oliver Adrover, quien inscribe la<br />

propiedad del inmueble a su nombre.<br />

Para este entonces la casa de<br />

San Pedro 352, antes 16, había poseído<br />

múltiples inquilinos, y en el<br />

momento en que se encontraba<br />

como dueño Oliver Adrover estaba<br />

en arrendamiento en los bajos,<br />

el café, y la planta alta como vivienda,<br />

al señor Julián Fernández y del<br />

Casero.<br />

Abrumado el señor Oliver Adrover<br />

por la hipoteca que pesaba<br />

sobre esta de un monto de veintidós<br />

mil pesos a favor del acaudalado<br />

señor don Carlos María<br />

Desvernine y Galdós y la amenaza<br />

de embargo, decide venderla a<br />

15 ANC: Fondo Protocolos, Escribanía de Marina, notario Plácido Manuel Borrego, año 1857, libro 86, folio 551.<br />

16 Víctor Patricio Landaluze, pintor español de origen vasco, que supo captar como nadie hasta ese momento las costumbres habaneras<br />

añadiéndole un matiz pintoresco, cotidiano y jocoso.<br />

17 La relación cronológica familiar que realiza el Conde de Jaruco en su obra, permite observar el vínculo de parentesco entre don Miguel de Céspedes y<br />

Barrero y el prócer de las gestas de independencia de 1868. Don Miguel de Céspedes y Barrero fue bautizado en la parroquia de San Salvador de Bayamo el 17<br />

de febrero de 1812; fue abogado y promotor fiscal. En F. X. Santa Cruz Mallén (1942): Historia de las familias cubanas, Ob. cit., t. 3, pp. 108-122.<br />

18 La solución de portales para uso público en las casas privadas no es un hecho que surja en el siglo XX, ya desde el siglo XVIII los ayuntamientos<br />

tomaron esta medida como se observa en las casas de la Plaza Vieja y en la Plaza de la Catedral.<br />

Gabinete de Arqueología / 113


HISTORIA<br />

su arrendatario, el señor Fernández<br />

y del Casero en el precio de treinta<br />

mil cuatrocientos pesos moneda oficial.<br />

El nuevo poseedor inscribe su<br />

título de propiedad en febrero de<br />

1947, comienza a habitarla y liquida<br />

además el crédito hipotecario<br />

que afectaba a la casa.<br />

Es sugestivo observar que después<br />

de casi un siglo sin habitarse<br />

la casa por su propietario, vuelva a<br />

darse la coincidencia de propiedad<br />

y ocupación a partir de 1947, y a<br />

su vez es interesante que los anteriores<br />

dueños nunca vivieran las<br />

casas. Sobre la fecha exacta en que<br />

la familia Gamboa y Riaño habitó<br />

las antiguas casas de San Pedro 16<br />

y 18 no se tienen pruebas documentales,<br />

aunque debió ser anterior<br />

a 1755 pues en ese año la señora<br />

Juana Bernardina Suárez —pri-<br />

114 / Gabinete de Arqueología<br />

mer ocupante conocido y madre de<br />

don Marcos Xavier Gamboa y Riaño—,<br />

muere siendo la propietaria.<br />

De los residentes en Santa Clara<br />

no. 1 no se tienen datos concretos,<br />

y en cuanto a la familia Ponce de<br />

León se desconoce la fecha exacta<br />

de la apropiación. Tampoco hay referencias<br />

sobre cuáles fueron los<br />

miembros de la familia que la ocuparon<br />

y en qué momento pudo haber<br />

sido. El hecho es que en el<br />

período en que Francisco Ponce de<br />

León era el dueño, tenía fijada su<br />

residencia en Cádiz, pudiendo, en<br />

todo caso, utilizar su casa de La<br />

Habana de modo temporal.<br />

Los Puentes y Aliaga nunca la<br />

habitaron y así lo atestiguan los<br />

documentos. Ellos continuarían residiendo<br />

en la cercana villa de Guanabacoa,<br />

los Céspedes y Coffigny<br />

tampoco, doña Elvira vivía en Matanzas<br />

y su hermano en la calle Prado.<br />

Los Hernández y Castells, y<br />

Casquero y Vieta, como el propio<br />

Adrover, eran moradores del aristocrático<br />

barrio de El Vedado.<br />

El señor Fernández y del Casero<br />

compra el derecho de arrendamiento<br />

de la casa de San Pedro 352<br />

el 15 de octubre de 1924, comenzando<br />

a habitarla alrededor de esa<br />

fecha en la forma de plazos de<br />

arrendamientos prorrogables, según<br />

imponía su dueña hasta que la<br />

adquiere definitivamente mediante<br />

compra en 1947, al señor Adrover.<br />

En el Registro de la Propiedad<br />

no aparece otro titular después de<br />

Casero, y cierra la información con<br />

la expropiación, por <strong>parte</strong> del Estado<br />

cubano, de bienes malversados,<br />

con fecha 10 de marzo de 1960.<br />

Casa de San Pedro no. 16 antes de su demolición en 1908. Se observa el cartel del bar-cantina<br />

Los Marinos que probablemente existiera en dicha casa desde la segunda mitad del siglo XIX


Café Los Marinos<br />

fundó un establecimiento, si tuvo<br />

varios emplazamientos y sus diversos<br />

dueños y por ende sus transformaciones<br />

aparenciales.<br />

La información sobre este comercio<br />

aparece muy dispersa en<br />

la documentación escrita. En los<br />

directorios mercantiles del siglo XIX<br />

puede aparecer indistintamente<br />

como fonda, en otros como tren de<br />

cantinas o simplemente café. Al<br />

inicio de este trabajo se indicaba<br />

en la temprana fecha de 1874 19 la<br />

existencia de un establecimiento de<br />

café en la casa de San Pedro 16 a<br />

nombre de José Rivero. Los propietarios<br />

en esta época eran los<br />

Puente y Aliaga que pudieron haberle<br />

arrendado a Rivero la planta<br />

baja de la casa de San Pedro 16 para<br />

uso de comercio. Sin embargo, en<br />

el Anuario y Directorio de La Habana<br />

de 1859 está anunciado un comercio<br />

en Santa Clara no. 1 a nombre<br />

de Francisco Puente. Este es el dato<br />

más antiguo que tenemos acerca<br />

de un comercio en ese sitio; todo<br />

parece indicar que cuando Francisco<br />

Puente le compra las tres casas 20 Ante la imposibilidad de acceso<br />

directo a los asientos de comercios<br />

y comerciantes en los Libros de<br />

Registros Mercantiles del Archivo<br />

Nacional de <strong>Cuba</strong>; se hace más difícil<br />

y deficiente el rastreo de la información<br />

de cómo y cuándo se<br />

a<br />

Ignacio Crespo Ponce de León en<br />

1857, dos años después incursiona<br />

personalmente en el mundo del<br />

comercio y lo establece en la casa<br />

de su propiedad situada por la calle<br />

Santa Clara. No es posible determinar<br />

si esta fue la primera<br />

fecha en que se funda el café, ni<br />

precisar cuándo se establece en<br />

San Pedro 16, 21 donde actualmente<br />

permanece.<br />

Ya una vez establecido en esta<br />

casa poseerá varios propietarios<br />

según la fuente de referencia. En<br />

el año 1875, el Directorio Hispano-<br />

Americano de <strong>Cuba</strong>, Puerto Rico y<br />

Saint Thomas recoge el anuncio del<br />

negocio de fonda; ubicado en esa<br />

dirección a nombre de José Rivero:<br />

"En esta casa se despachan cantinas<br />

a Precios módicos". En el Directorio<br />

General para la Isla de <strong>Cuba</strong> de<br />

1883, aparece registrado por la nomenclatura<br />

de Café a nombre de<br />

José García Rodríguez y en el Directorio<br />

Mercantil de la Isla de <strong>Cuba</strong><br />

de los años 1889 a 1890, Joaquín<br />

Bouza inscribe su café en la casa<br />

de San Pedro 16, en esa fecha esta<br />

casa y las dos restantes habían<br />

pasado a ser propiedad de los Céspedes.<br />

En la edición del Directorio<br />

Mercantil de la Isla de <strong>Cuba</strong>, de 1895<br />

a 1896, ese mismo establecimiento<br />

aparecerá a nombre de Pablo<br />

Martínez.<br />

A lo largo del siglo XIX, desde<br />

la fundación del comercio, con una<br />

vida ininterrumpida, no hay una sola<br />

referencia al nombre Los Marinos o<br />

HISTORIA<br />

algún otro; la entidad siempre será<br />

anunciada en los directorios mercantiles<br />

a través de la dirección donde<br />

se haya, a diferencia de otros establecimientos<br />

que sí lo hacen por<br />

sus denominaciones. La primera<br />

mención a un nombre es en El Fígaro<br />

en 1909, en el espacio "Progresos<br />

Urbanos", donde se elogia la<br />

nueva edificación realizada bajo los<br />

auspicios de sus recientes dueños,<br />

doña Teresa Hernández y Castells y<br />

su esposo el señor Vieta, y se le anuncia<br />

como Club Marino. 22 Sin embargo,<br />

en la fotografía de inicios del<br />

siglo XX cuando aún no habían sido<br />

demolidas las tres casas, aparece<br />

en San Pedro 16 el anuncio del comercio<br />

bajo el nombre de Los Marinos.<br />

¿Cómo era el Café en su interior?<br />

¿Cómo estaba distribuido el<br />

negocio espacialmente? Sólo dos<br />

referencias: la primera, antes de ser<br />

demolida la casa, y otra la que nos<br />

ofrece El Fígaro en 1909, brindan<br />

una sucinta idea del lugar y la época.<br />

En el documento de compraventa<br />

que se realiza entre don<br />

Domingo del Portillo y Santayana<br />

a don Francisco García Naveiro en<br />

1902 se expresa: "Que el referido<br />

Café y Cantina está compuesto, ó<br />

lo constituye su mostrador, armatostes,<br />

mesas, sillas, espejos, muebles,<br />

útiles, enseres, botellería y<br />

demás existencias y mercancías<br />

que lo forman, así como vidriera<br />

para tabacos y cigarros y sus exis-<br />

19 El DIC de 1874 registra en ese sitio este comercio. Los directorios se realizaban de un año para otro y es muy probable que el café estuviese<br />

fundado desde tiempo antes.<br />

20 En posesión de los Ponce de León no existió comercio establecido en las casas. Al morir el capitán de navío Francisco Ponce de León, dueño de<br />

dichos inmuebles; los declara, en su testamento, libres de todo gravamen. En el curso de los juicios aclaratorios del derecho de las casas por los<br />

Ponce de León se continúa testificando que están libres de impuestos; excepto el que corresponde a la Capellanía de Juana Pérez.<br />

21 Una vez que apareció el comercio de café en San Pedro 16 no fue cambiado para las dos restantes casas. La posición geográfica de esta casa<br />

que ocupaba las esquinas por San Pedro y Santa Clara, con entradas por ambas calles resultó ideal para este tipo de negocio.<br />

22 La definición que poseemos de un club no es el que tuvo en 1909. A comienzos del siglo XX; y a todo lo largo de él; fue siempre un café con<br />

cantina a la manera de los cafés nocturnos bohemios parisinos que tanto se imitaron en La Habana. Los Marinos no escapó de esto y era visitado por<br />

pintores y poetas.<br />

Gabinete de Arqueología / 115


HISTORIA<br />

tencias...". 23 La nueva imagen que<br />

ofrece El Fígaro es la siguiente, ya<br />

con la nueva edificación: "Instalado<br />

el espléndido café Club Marino<br />

en los bajos de un magnífico edificio,<br />

propiedad del Sr. Casquero, sus<br />

amplios y lujosos salones, brillantemente<br />

decorados y amueblados<br />

con profusión de elegantes mostradores,<br />

espejos, mármoles y sillería,<br />

se ven constantemente visitados<br />

por una clientela selecta y numerosa...<br />

que se hace lenguas celebrando<br />

lo exquisito de los dulces,<br />

refrescos y licores que allí se consumen.<br />

El inmejorable salón de<br />

lunch es innegablemente un orgullo<br />

para el comercio de la Habana...<br />

En el magnífico departamento de<br />

tabaco, cigarros y cambios de monedas,<br />

se ha instalado la reventa de<br />

billetes de la Colecturía no. 17, antigua<br />

de Pellón, lo que, como es natu-<br />

116 / Gabinete de Arqueología<br />

Casa de San Pedro 16. Detalle del letrero Café Los Marinos,<br />

tomado de la fotografía anterior<br />

ral dá al establecimiento mayor<br />

realce". 24<br />

En cuanto a la planta alta, ya sea<br />

de los tres inmuebles del siglo XIX<br />

como el realizado en 1909, se utilizó<br />

para espacio de vivienda de los<br />

inquilinos que arrendaban la planta<br />

baja del negocio o como escritorio,<br />

25 según señala el Registro de<br />

la Propiedad en uno de los tantos<br />

arrendamientos realizados por su<br />

dueña en el XX.<br />

El proyecto inicial del hotel Armadores<br />

de Santander, sito en la convergencia<br />

de las calles Luz y San Pedro;<br />

e inaugurado en diciembre de<br />

2001, contemplaba la inclusión de la<br />

casa de San Pedro 352 como <strong>parte</strong> de<br />

sus instalaciones, pero factores financieros<br />

lo impidieron. Esta circunstancia<br />

animó a realizar algunas<br />

recomendaciones acerca del posible<br />

uso futuro del inmueble que actual-<br />

mente está en desuso y pendiente<br />

de restauración.<br />

Se propone instalar en la planta<br />

baja de San Pedro 352 un café con el<br />

nombre Los Marinos que continúe la<br />

tradición de aquel que se mantuvo<br />

desde su apertura en ese lugar y<br />

cuya historia no debe desaparecer.<br />

Es lamentable, como se señaló, no<br />

haber podido acceder a los fondos<br />

que guardan los libros de Registros<br />

Mercantiles y determinar el año de<br />

su fundación, pudiendo así colocarlo<br />

en la fachada para su mayor prestancia.<br />

En los altos se colocaría un restaurante<br />

que lleve el nombre del<br />

conocido pintor Landaluze, quien<br />

hizo hipoteca en este sitio en el siglo<br />

XIX, cuya posición frente a los<br />

problemas independentistas de<br />

<strong>Cuba</strong> siempre fue de agresividad<br />

y despotismo, pero él, como tantos<br />

otros, no pudo saltar la barrera de<br />

su tiempo y tomar una posición progresista<br />

acerca del derecho de<br />

emancipación de los cubanos, que<br />

desde hacía mucho no se sentían<br />

<strong>parte</strong> de la Corona española.<br />

Nacido en España 26 , llega a <strong>Cuba</strong><br />

en edad adulta. Quizás a causa<br />

del rechazo y persecución a que<br />

fue sometido durante su estancia<br />

en México por las autoridades de<br />

ese país acciones llevadas a cabo<br />

contra todo lo relacionado con España,<br />

no se inclinó a la causa separatista<br />

de <strong>Cuba</strong> que por demás<br />

perjudicaban las ventajas que<br />

ofrecía esta colonia a su país de<br />

origen. Sin embargo, este hombre<br />

fue el primero de su tiempo<br />

en plasmar sobre lienzos y en<br />

23 ANC: Fondo Protocolos, Escribanía de Pedro Galindo y Piñero, año 1902, t. 25, folio 1480-1490.<br />

24 El Fígaro, La Habana, agosto 29 de 1909, año XXV, no. 35, p. 435.<br />

25 Lo que conocemos hoy por una oficina.<br />

26 Víctor Patricio Landaluze y Uriarte nace en una villa cerca de Bilbao, el 6 de marzo de 1828. Algunos autores señalan su llegada a <strong>Cuba</strong> en 1850 y<br />

otros en el año 1863.


papel periódico los tipos populares<br />

de la sociedad cubana, aquella<br />

esfera común y concebida como fea<br />

para ser llevada a la pintura. La profesora<br />

de la Universidad de La Habana,<br />

Lázara Castellanos; nos dice<br />

acerca de Landaluze: "Pocos creadores<br />

son sometidos a la prueba del<br />

tiempo y el espacio como Landaluze.<br />

Para unos, un mito; para otros un extranjero<br />

indeseable. Pero, pensemos<br />

por un instante, cómo sería la<br />

pintura y el humor gráficos cubanos<br />

sin la presencia del vasco". 27<br />

Si llegase a ejecutarse tal propuesta,<br />

el restaurante pudiera ser<br />

decorado con grabados de este<br />

pintor que le darían más realce al<br />

lugar y un motivo de profusa concurrencia.<br />

27 Lázara Castellanos (1991): Víctor Patricio<br />

Landaluze, Editorial Letras <strong>Cuba</strong>nas, La<br />

Habana, p. 82.<br />

Anuario y Directorio de La Habana<br />

(1859): Librería de A. Graupera, Obispo<br />

113, Habana.<br />

Boletín comercial: Anuncios,<br />

operaciones diarias de muelle, aduana,<br />

almacenes y Plaza (1867, 1868, 1870):<br />

Director Santiago S. Spencer, Habana.<br />

Castellanos, L. (1991): Víctor Patricio<br />

Landaluze, Editorial Letras <strong>Cuba</strong>nas, La<br />

Habana.<br />

Directorio de Artes, Comercio e<br />

Industrias de La Habana (1859): Librería<br />

de A. Graupera, Habana.<br />

Directorio de Artes, Comercio e<br />

Industrias de La Habana (1860): Tiburcio<br />

V. Cuesta, Habana.<br />

Directorio de la Isla de <strong>Cuba</strong> (1874):<br />

Director Joaquín Jovellar y Soler, Habana.<br />

Directorio General de la Isla de <strong>Cuba</strong><br />

(1884-1885): Director Santiago S.<br />

Spencer, Empedrado no. 10, Habana.<br />

Directorio Hispano - Americano de<br />

<strong>Cuba</strong>, Puerto Rico y Saint Thomas<br />

(1875): Editor Propietario Caine, F. y Ca.,<br />

Habana.<br />

Directorio Mercantil de La Habana<br />

(1900): Directores y Propietarios Zayas y<br />

Quintero, año VIII, Habana.<br />

Directorio Mercantil de la Isla de <strong>Cuba</strong><br />

para el año 1895 á 96 (1895): Directores<br />

y Propietarios Zayas y Quintero, año V,<br />

Habana.<br />

El Fígaro, Revista Universal Ilustrada<br />

(1909): "Progresos Urbanos: El Club<br />

Marino", año XXV, no. 35, agosto 29, La<br />

Habana.<br />

Guía de Forasteros en la siempre fiel<br />

Isla de <strong>Cuba</strong> para el año 1841 (1841):<br />

Imprenta del Gobierno y Capitanía<br />

General y de la Real Sociedad Patriótica<br />

por S. M, Libro del Gobierno, Habana.<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

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Industrial, Artes y Oficios y Directorio<br />

General para 1883-1884 de la Isla de<br />

<strong>Cuba</strong> (1883): Centro Editorial de Obras<br />

Ilustradas de Molinas y Juli, 1rª serie,<br />

Habana.<br />

Santa Cruz Mallén, F. X. (1940): Historia<br />

de las familias cubanas, Editorial Hércules,<br />

t. 1, Habana.<br />

_______________________ (1942):<br />

Historia de las familias cubanas, Editorial<br />

Hércules, t. 3, Habana.<br />

Fuentes Primarias*<br />

HISTORIA<br />

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Anotaduría de Hipotecas, libro 3, folio 278<br />

vt. / Fondo Protocolos, Notarial de Marina,<br />

1745-1858 y Mayor del Apostadero, 1859-<br />

1877 / Escribanías, Pedro Galindo Piñero,<br />

año 1902, t. 25, folios 1480, 1490 y 1490<br />

vt.; De Junco, notario Cristóbal Vianés de<br />

Salas, año 1760, folio 1423; De Marina,<br />

notario Plácido Manuel Borrego, año<br />

1857, libro 86; De Rodríguez Pérez, años<br />

1856-1878, leg. 321, primera pieza; De<br />

Salinas, año 1818, leg. 407, no. 4731; De<br />

Varios Judiciales [s. a.], leg. 414, no. 5832.<br />

Registro de la Propiedad<br />

Registro Número Cinco del Ayuntamiento.<br />

ts. / 241, folios 18, 68 / 242, folio 178 / 244,<br />

folio 118 / 271 sec. 1ª., folio 66 / 314 sec.<br />

1ª., folio 231 / 330, folio 146 / 367 sec. 1ª.,<br />

folio 114 / 387, folio 172 / 393, folio 180 /<br />

415, folio 75 / 474, folio 214 / 506, folio 35 /<br />

508, folio 111 / 584, folio 206 / 668,<br />

folio 141.<br />

* Cuando sólo se señala Escribanía y año<br />

es porque la información completa<br />

aparece a pie de página.<br />

Gabinete de Arqueología / 117


HISTORIA<br />

El memorable combate de Río Hondo<br />

Por: Enrique M. Alonso Alonso, Carlos Díaz Guanche, Carlos R. Rosa Saavedra, María R. González<br />

Sánchez, Esperanza Blanco Castillo y Jorge L. Ruiz Licor<br />

Resumen<br />

Se demuestra la significación histórica en esta<br />

acción de guerra del mayor general Antonio<br />

Maceo en Pinar del Río y se presenta la<br />

investigación realizada para descubrir el sitio<br />

exacto donde ocurrió y los pormenores<br />

operativos del combate, lo que permitió<br />

disponer de una reconstrucción de los hechos<br />

válida para promover la declaratoria del sitio<br />

como Monumento Nacional. Este resultado de<br />

investigación da respuesta a ese problema<br />

concreto de las Ciencias Históricas aplicadas<br />

al trabajo patriótico militar y a la protección<br />

del Patrimonio Nacional.<br />

Abstract<br />

A description of the historical significance of a<br />

battle led by Major General Antonio Maceo in<br />

Pinar del Río. Detailed research has revealed<br />

the exact location of the battle and the<br />

military strategy employed, enabling a<br />

reconstruction of the historical facts which<br />

has in turn caused the site to be declared a<br />

site of national importance. A satisfying<br />

example of the alliance of historical science<br />

with patriotic military sentiment and the<br />

protection of national heritage.<br />

118 / Gabinete de Arqueología<br />

En su histórica defensa durante el<br />

juicio por los sucesos del Moncada, y<br />

argumentando las posibilidades de<br />

triunfo del movimiento revolucionario,<br />

Fidel Castro expresó:<br />

"Hay un pasaje inolvidable de<br />

nuestra guerra de independencia<br />

narrado por el general Miró Argenter,<br />

Jefe del Estado Mayor de Antonio<br />

Maceo, que pude traer copiado en<br />

esta notica para no abusar de la memoria:<br />

‘La gente bisoña que mandaba<br />

Pedro Delgado, en su mayor <strong>parte</strong><br />

provista solamente de machete, fue<br />

diezmada al echarse encima de los<br />

soldados españoles, de tal manera,<br />

que no es exagerado afirmar que<br />

de 50 hombres, cayeron la mitad.<br />

Atacaron a los españoles con los<br />

puños ¡sin pistolas, sin machetes y<br />

sin cuchillos! Escudriñando las malezas<br />

de Río Hondo, se encontraron<br />

quince muertos más del partido<br />

cubano, sin que de momento pudiera<br />

señalarse a qué cuerpo pertenecían.<br />

No presentaban ningún<br />

vestigio de haber empuñado arma;<br />

el vestuario estaba completo y pendiente<br />

de la cintura no tenían más<br />

que el vaso de lata; a dos pasos de<br />

allí el caballo exánime con el equipo<br />

intacto. Se reconstruyó el pasaje<br />

culminante de la tragedia: estos<br />

hombres, siguiendo a su esforzado<br />

jefe, el teniente coronel Pedro<br />

Delgado, habían obtenido la palma<br />

del heroísmo; se arrojaron sobre<br />

las bayonetas con las manos solas;<br />

el ruido del metal, que sonaba<br />

en torno a ellos, era el golpe del<br />

vaso de beber al dar contra el muñón<br />

de la montura. Maceo se sintió<br />

conmovido, él, tan acostumbrado a<br />

ver la muerte en todas sus posiciones<br />

y aspectos, murmuró este panegírico:<br />

¡Yo nunca había visto eso,<br />

la gente novicia que ataca inerme<br />

a los españoles, con el vaso de beber<br />

agua por todo utensilio. Y yo le<br />

daba el nombre de impedimenta!’...<br />

¡Así luchan los pueblos cuando quieren<br />

conquistar su libertad, les tiran<br />

piedras a los aviones y viran los tanques<br />

boca arriba!" (Castro, 1961:44).<br />

Por su <strong>parte</strong> el cronista, general<br />

Miró, incluía en su propio relato<br />

el siguiente comentario:<br />

"¡Si el gran caudillo [Maceo] hubiera<br />

sobrevivido a la tremenda<br />

batalla por la libertad del país, esta<br />

misma oración, grabada sobre una<br />

losa humilde, recordaría hoy al mundo<br />

de los buenos el triste y conmovedor<br />

episodio!" (Miró, 1970, t. 2:69).<br />

Una semana después de Río<br />

Hondo, al abandonar provisionalmente<br />

la provincia, Maceo escribió<br />

a su esposa:<br />

"En fin, ya estoy fuera, dejando<br />

en la provincia de Pinar del Río cuatro<br />

mil hombres sobre las armas;<br />

producto de la invasión y el patrio-


tismo de aquella gente, que a decir<br />

de otros es la que mejor ha correspondido,<br />

se parece a Oriente en entusiasmo<br />

y hechos" (Franco, 1973,<br />

t 3:76).<br />

Con estos antecedentes, no es<br />

preciso emplear más palabras para<br />

enfatizar la significación histórica<br />

de este hecho de armas. El estudio<br />

pormenorizado y la necesaria reconstrucción<br />

sobre el terreno del<br />

combate de Río Hondo los iniciamos<br />

a mediados de la década del<br />

setenta, deseosos de hallar y rescatar<br />

del olvido el pedazo de tierra<br />

donde ocurrió la memorable carga,<br />

persuadidos de que se debía<br />

valorar como un sitio histórico del<br />

más alto rango en el ámbito de las<br />

tradiciones combativas del pueblo<br />

cubano.<br />

Para conseguir estos fines, se aplicaron<br />

las técnicas y sistema que al<br />

efecto veníamos elaborando (Alonso,<br />

1993). Adelantemos que los primeros<br />

reconocimientos del terreno<br />

revelaron que un tramo de 500 metros<br />

de la antigua calzada de La<br />

Habana, que vino a resultar centro<br />

de la acción, permanecía milagro-<br />

samente intacto, a pesar de que esta<br />

vía quedó destruida casi totalmente<br />

en la década de 1920 por la construcción<br />

de la carretera central.<br />

Trabajo realizado<br />

La bibliografía disponible sobre<br />

el hecho consistía sólo en el citado<br />

capítulo de las Crónicas de Miró y<br />

lo que presenta José Luciano Franco<br />

(1973) es tomado de esta misma<br />

fuente. Tratando de discriminar lo<br />

seguro de lo probable, se elaboró una<br />

versión despojada de subjetivismo<br />

que serviría de guía o hipótesis<br />

para ser contrastada con posibles<br />

fuentes orales, con el reconocimiento<br />

del terreno y con argumentos de<br />

la esfera del arte militar de la época.<br />

También fueron revisados textos<br />

militares de la época, siendo los<br />

más utilizados Barbasán (1899) y<br />

Estévanez (1897).<br />

Finalmente se exploró el terreno<br />

y se pudo constatar que sobre<br />

los hechos se conservaba alguna información<br />

entre los pobladores de<br />

la zona. Una vez efectuados los<br />

análisis, cotejos y comparaciones<br />

HISTORIA<br />

pertinentes, quedó elaborada la buscada<br />

interpretación reconstructiva. Si<br />

el lector puede repasar las Crónicas<br />

de Miró paralelamente con el presente<br />

trabajo, podrá constatar la<br />

utilidad de esta interpretación.<br />

Resultados parciales del trabajo<br />

El relato de Miró, abundante en<br />

menciones a hechos y lugares, permitió<br />

ubicar a grandes rasgos el<br />

teatro de las operaciones alrededor<br />

de la antigua calzada real, entre<br />

los cauces de Río Hondo y Arroyo<br />

Yaguazas, entre cuatro y seis kilómetros<br />

al este del pueblo de San<br />

Cristóbal, provincia de Pinar del Río.<br />

Por la misma fuente se supo que<br />

el combate consistió en el enfrentamiento<br />

de fuerzas cubanas de<br />

caballería, de número indeterminado,<br />

contra una columna española<br />

de 600 hombres de infantería bajo<br />

el mando del coronel Enrique Segura,<br />

con un epílogo en el que se<br />

hostilizó una fuerte columna española<br />

auxiliadora de la primera<br />

y de 1 000 hombres de las tres armas<br />

(infantería, caballería y artille-<br />

Gabinete de Arqueología / 119


HISTORIA<br />

ría). Por supuesto, también se obtuvo<br />

una descripción de los hechos.<br />

El reconocimiento del hipotético<br />

escenario del combate permitió<br />

precisarlo en mayor grado, las personas<br />

que viven en las inmediaciones<br />

conocen que allí combatió Maceo<br />

a los españoles, y señalan las ruinas<br />

de la casa de obras públicas que se<br />

menciona en las Crónicas. Aledaño<br />

a esta, se observa un tramo de<br />

500 metros de la antigua calzada<br />

que se extiende de la casa al Río<br />

Hondo, hacia el oeste. La casa, a<br />

su vez, dista del puente de Yaguazas<br />

1 500 metros por la carretera central,<br />

que sigue allí igual trazado que la vieja<br />

calzada, a la que se superpuso<br />

en ese tramo. Hay un viaducto o<br />

puente intermedio en el trayecto<br />

de la casa a Río Hondo, ubicado a<br />

225 metros de aquella y a 275<br />

metros del río. La familia Baceiro,<br />

vecina del lugar, refiere que a la<br />

llegada de sus ascendientes a<br />

principios del siglo XX, toda el área<br />

al sur de la mencionada casa estaba<br />

cubierta de bosque.<br />

Por su <strong>parte</strong>, la bibliografía militar<br />

citada, precisa que los 600<br />

hombres de Segura podían corresponder<br />

a cinco o seis compañías,<br />

de cuatro pelotones con veinticinco<br />

a treinta y un hombres cada uno,<br />

a la usanza y según los reglamentos<br />

de la época. Cada uno de estos<br />

pelotones, desplegado en<br />

línea de combate de dos escalones,<br />

con intervalos entre fusileros<br />

de 1,50 metros, cubre un frente de<br />

18 a 20 metros. El reglamento en uso<br />

estipulaba intervalos entre pelotones<br />

iguales a su frente. De tal manera,<br />

200 hombres así desplegados podían<br />

cubrir un frente de 270 metros, y 400<br />

hombres 560 metros, con independencia<br />

del variable tamaño de las<br />

compañías que integraran.<br />

120 / Gabinete de Arqueología<br />

Las tropas españolas que combatieron<br />

en Río Hondo estaban dotadas<br />

del fusil Maüser modelo 1893,<br />

calibre 7 mm, capaz de disparar en<br />

condiciones de polígono, no de combate,<br />

veinticinco disparos por minuto,<br />

apuntando. En el combate esa<br />

cadencia se podía reducir hasta la<br />

mitad, pero aún así un pelotón podía<br />

batir su frente de veinte metros<br />

con 400 disparos por minuto, y<br />

200 tiradores con 3 000. Agréguese<br />

a esto la bayoneta de que estaban<br />

provistos para el combate cercano.<br />

Igualmente se establecieron algunos<br />

principios tácticos de la época<br />

que sin duda eran de amplio dominio<br />

por <strong>parte</strong> de jefes y oficiales de academia,<br />

más aún cuando tenían, como<br />

Segura, experiencia combativa:<br />

- El fuego es la principal defensa<br />

de la infantería contra la caballería.<br />

- Para conseguir dirigir eficientemente<br />

el fuego de ese tipo de combate,<br />

es preciso utilizar las formaciones<br />

cerradas, tales como la línea,<br />

la columna o el cuadro.<br />

- De estas, la línea es la formación<br />

más eficaz, porque permite<br />

concentrar el fuego en un solo frente,<br />

con el defecto de que sus flancos<br />

son muy vulnerables; cuando<br />

estos no están cubiertos por obstáculos<br />

del terreno, es preciso defenderlos<br />

con tropas escalonadas.<br />

-En el combate defensivo es aconsejable<br />

mantener de un cuarto a un<br />

tercio de la fuerza como reserva.<br />

Interpretación<br />

Reuniendo el resultado del análisis,<br />

con las Crónicas a la vista, se<br />

arriba a la siguiente interpretación<br />

reconstructiva:<br />

El combate fue previamente planeado<br />

por Maceo, quien escogió el<br />

terreno en que se libraría, ya que<br />

pudo inferir que vendrían tropas enemigas<br />

de Candelaria y se dispuso<br />

para combatirlas con ventaja.<br />

El terreno escogido fue el espacio<br />

llano, aunque entonces algo<br />

montuoso por el sur, comprendido<br />

entre el Río Hondo y el Arroyo<br />

Yaguazas, en sectores aledaños a<br />

la calzada de La Habana, que unía<br />

allí a Candelaria y a San Cristóbal,<br />

con un trazado muy cercano al de<br />

la actual carretera central; aunque<br />

no se menciona en las Crónicas, por<br />

allí pasaba también la vía férrea del<br />

Ferrocarril del Oeste, cortando la<br />

calzada cerca de la casa. Maceo situó<br />

el núcleo de sus fuerzas en la planicie<br />

al norte de la calzada, a la vista<br />

del puente de Yaguazas, y retenes<br />

avanzados sobre esta en dirección a<br />

Candelaria, y allí aguardó.<br />

El jefe de la columna española<br />

que combatió en Río Hondo era un<br />

militar capaz y experimentado que<br />

ya se había enfrentado a Maceo.<br />

En consecuencia, sus fuerzas actuaron<br />

con eficacia y precisión<br />

desde los primeros momentos.<br />

Formadas en columna abrieron fuego<br />

sobre la marcha desde que fueron<br />

tiroteadas por las avanzadas<br />

insurrectas y destacaron elementos<br />

para tratar de envolver por su<br />

flanco derecho (el sur) a aquellos<br />

retenes.<br />

Una vez ubicado el enemigo y vista<br />

su primera reacción, Maceo en<br />

persona se lanzó, seguido de un corto<br />

número de jinetes, a tratar a su<br />

vez de flanquear el ala izquierda enemiga,<br />

con el evidente propósito de<br />

no permitir que la columna se desplegara,<br />

sino que se mantuviera unida<br />

sobre la calzada para poder<br />

cargarla con la caballería. En ese<br />

empeño, accidentalmente se extravió<br />

en una ceja de monte, con lo<br />

que se perdieron minutos decisivos.


La columna española, lógicamente,<br />

apretó el paso y, disparando sobre<br />

la marcha en todas direcciones,<br />

consiguió llegar a las ruinas de la<br />

casa de obras públicas sin haber<br />

sufrido ninguna carga de la caballería<br />

mambisa. Los muros de esa<br />

casa, en unión del bosque que comenzaba<br />

allí mismo extendiéndose<br />

hacia el sur, constituían un<br />

excelente punto de apoyo para el<br />

flanco derecho de una línea de tiradores<br />

que se desplegaría entonces<br />

a lo largo de 500 metros de la<br />

calzada en dirección al río, con su<br />

frente al norte. Segura debió apreciar<br />

inmediatamente las ventajas<br />

de la posición y ordenó que 400<br />

hombres ejecutaran la maniobra rápidamente.<br />

A las mencionadas ventajas<br />

se agrega que la calzada en ese<br />

tramo presenta un terraplén de altura<br />

creciente (por descenso del<br />

terreno circundante hacia el río)<br />

que llega a los dos metros, con un<br />

talud lo suficientemente pendiente<br />

para impedir que la caballería chocara<br />

con los infantes a la velocidad<br />

de la carga. Los 400 hombres señalados<br />

podrían cubrir los 500 metros<br />

de frente, de modo que se podía<br />

mantener la tercera <strong>parte</strong> de las<br />

fuerzas en reserva y defendiendo<br />

la casa.<br />

En esos momentos Maceo se<br />

reincorporó a sus fuerzas y comprendiendo<br />

el plan enemigo ordenó<br />

una carga fulminante. Obsérvese<br />

que las fuerzas insurrectas estaban<br />

situadas al norte y algo al este de la<br />

casa y tramo de calzada que la une<br />

al río. La carga se produjo, al parecer,<br />

mientras las compañías enemigas<br />

ejecutaban su movimiento, de<br />

modo tal que sólo algunos pelotones<br />

habían ocupado ya sus posiciones.<br />

Es muy importante que se haya<br />

tomado la decisión de cargarlos sin<br />

esperar a que se desplegaran cómodamente<br />

con posibilidad de<br />

desatar todo su volumen de fuego.<br />

Por otra <strong>parte</strong>, era suicida intentar<br />

desfilar frente a los primeros pelotones<br />

ya desplegados y disparando,<br />

para tratar de ganarle el flanco<br />

izquierdo a la formación antes de<br />

que esta llegara al río.<br />

El objetivo de la carga, pues, fue<br />

hacerle bajas al enemigo y romper<br />

la línea, colocando combatientes al<br />

otro lado de la calzada, es decir, a<br />

retaguardia de la formación española,<br />

circunstancia en la cual esta<br />

dejaba de ser efectiva por tener<br />

que dispersar sus fuegos en dos<br />

direcciones. Ese objetivo se cumplió,<br />

con grandes pérdidas de ambos<br />

contendientes. Parte de los<br />

pelotones que corrían a ocupar sus<br />

posiciones hacia el río, se vieron<br />

obligados a volver sobre sus pasos<br />

para instalar una nueva línea a<br />

espaldas de la primera, con frente<br />

al sur. Es posible que en esta maniobra<br />

actuaran también algunos<br />

pelotones de la reserva. Con estos<br />

obligados cambios, se frustraba el<br />

plan inicial de Segura.<br />

Maceo ordenó una segunda carga,<br />

con el fin de colocar más combatientes<br />

al otro lado de la calzada.<br />

Esto se logró de manera menos<br />

sangrienta, pues las fuerzas consiguieron<br />

pasar al otro lado por el<br />

sector desguarnecido más próximo<br />

al río. Ya en esas circunstancias, no<br />

quedó al jefe español otra alternativa<br />

que defenderse circularmente<br />

en la casa, para lo cual los soldados<br />

improvisaron parapetos con<br />

barriles, maderas y escombros, sin<br />

más posibilidades objetivas que la<br />

rendición o la muerte.<br />

Las acciones habían comenzado<br />

al mediodía, y ya caía la tarde<br />

cuando se anunció que acudía des-<br />

de Candelaria otra columna, con<br />

1 000 hombres de las tres armas y<br />

el propósito evidente de auxiliar a<br />

la primera. Maceo ordenó combatirla;<br />

unos dos kilómetros al este<br />

de Río Hondo se iniciaron las hostilidades.<br />

Finalmente no se pudo<br />

impedir que esta fuerza, durante<br />

la noche, consiguiera contactar con<br />

los restos de la columna sitiada. Al<br />

amanecer emprendieron la retirada<br />

hacia Candelaria, hostilizados constantemente<br />

por los insurrectos.<br />

"La gente bisoña que mandaba<br />

Pedro Delgado" (Miró, 1970, t 2:69)<br />

eran reclutas que se habían incorporado<br />

tres días antes al Cuartel<br />

General en Candelaria; eran jóvenes,<br />

campesinos y pinareños, procedentes<br />

de las zonas de Cabañas<br />

y El Rubí.<br />

El centro del sector donde se produjo<br />

la primera carga al machete<br />

–en la que ocurrieron los episodios<br />

que dan trascendental importancia<br />

al combate– puede situarse entre 150<br />

y 200 metros de la casa de obras<br />

públicas, hacia el río, y sobre el<br />

talud norte de la calzada. El área<br />

del teatro de las acciones de Río<br />

Hondo que debe ser preservada se<br />

delimita por el río y la casa, y cincuenta<br />

metros a ambos lados de la<br />

calzada que los une y forma un rectángulo<br />

de 500 x 100 metros, o sea,<br />

cinco hectáreas. Es conveniente<br />

conservar también los sectores<br />

aledaños a ambos extremos, con<br />

lo que el sitio histórico alcanzaría,<br />

como máximo, las seis hectáreas<br />

de superficie.<br />

Conclusiones<br />

HISTORIA<br />

Todas las personas que han leído<br />

La historia me absolverá conocen<br />

el episodio citado al principio de<br />

este trabajo; también lo conocen<br />

Gabinete de Arqueología / 121


HISTORIA<br />

quienes leyeron las Crónicas... de<br />

Miró. Sin embargo, antes de concluir<br />

la investigación que se esboza<br />

en el presente trabajo, nadie<br />

sabía con exactitud dónde, y en<br />

detalle cómo y por qué ocurrieron<br />

los hechos.<br />

Obsérvese que es el estudio del<br />

terreno, a la luz de los principios<br />

tácticos y reglamentos de la época,<br />

lo que permite comprender la<br />

lógica de las acciones y movimientos,<br />

complementando y profundizando<br />

lo que las Crónicas... informan; no<br />

hay otra manera de conseguir ese<br />

resultado. La excepcional supervivencia<br />

de dos construcciones de<br />

gran significación en el combate<br />

(casa y calzada) permitió ubicar<br />

detalles que, de otro modo, hubiera<br />

sido preciso buscar mediante el<br />

hallazgo de las vainas de los cartuchos<br />

disparados por los fusiles españoles,<br />

algo casi imposible para<br />

un lugar tan transitado como aquel.<br />

No es extraño que se haya hecho<br />

mención en este estudio a número<br />

de combatientes españoles<br />

y no a compañías, aunque sí a pelotones;<br />

esto obedece a que la cantidad<br />

de integrantes de aquellas no<br />

era tan constante y uniforme como<br />

la de los pelotones, que han servido<br />

para calcular los sectores de<br />

fuego a cubrir por los tiradores que<br />

los componían.<br />

Como sólo un preámbulo, a manera<br />

de solución, de las técnicas y<br />

sistema para la reconstrucción arqueológica<br />

de acciones militares de<br />

la Guerra de Independencia, elaborados<br />

por uno de los autores, es<br />

que puede valorarse el resultado<br />

científico de esta investigación del<br />

combate de Río Hondo, su generalización<br />

se conseguirá mediante la<br />

declaración del sitio como Monumento<br />

Nacional y la divulgación del<br />

122 / Gabinete de Arqueología<br />

nuevo conocimiento histórico alcanzado.<br />

Es un suceso de interés<br />

social, concretamente en la esfera<br />

ideológica, como son todas las conclusiones<br />

de las investigaciones históricas,<br />

pues su difusión contribuye a<br />

reforzar la conciencia patriótica y revolucionaria<br />

de nuestro pueblo, propiciando<br />

nuevas formas de rendir<br />

tributo a una generación de héroes<br />

Alonso, E. (1993): "Técnicas y sistema<br />

para la reconstrucción arqueológica<br />

de combates de la Guerra de<br />

Independencia", Inédito, depositado en<br />

los Archivos de Arqueología, ECOVIDA,<br />

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Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente<br />

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táctica, 3ra ed., Imprenta del Cuerpo de<br />

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absolverá, Imprenta Nacional de <strong>Cuba</strong>,<br />

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(1990): "Expediente del sitio histórico Río<br />

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Maestranza de Artillería, La Habana.<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

de la que todos nos honramos en considerarnos<br />

hijos. Esperemos que este<br />

modesto trabajo contribuya a ese<br />

propósito.<br />

Hemos propuesto a la Comisión<br />

Nacional de Monumentos, en 1990,<br />

la declaración de este sitio histórico<br />

como Monumento Nacional lo que<br />

se espera que ocurra en breve.<br />

Estévanez, N. (1897): Diccionario militar,<br />

Librería Garnier Hnos, París.<br />

Franco, J. L. (1973): Antonio Maceo.<br />

Apuntes para una historia de su vida,<br />

Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.<br />

Instituto <strong>Cuba</strong>no de Cartografía y<br />

Catastro (1967): Mapa Topográfico<br />

(Escala 1:50 000), 2da ed., La Habana.<br />

Miró Argenter, J. (1970): <strong>Cuba</strong>. Crónicas<br />

de la guerra, Ediciones Huracán, La<br />

Habana.<br />

Ramos, A. (1984): Las armas del Ejército<br />

Mambí, Editora Política, La Habana.<br />

Reglamento para la instrucción de tiro<br />

con fusil y carabina Maüser<br />

reglamentarios (1907): Talleres del<br />

Depósito de la Guerra, Madrid.


Dos Casas en tres siglos<br />

Por: Beatriz Rodríguez Basulto<br />

Resumen<br />

La casa ubicada en Mercaderes 27, esquina a<br />

Amargura, resalta por su fortaleza y<br />

majestuosidad y data de 1728, fecha en que<br />

fue totalmente remodelada por su segundo<br />

dueño, el capitán Francisco Bassabe. En ella<br />

probablemente vivió el célebre poeta José<br />

Fornaris y radicó la primera casa comercial<br />

que existió en dicho lugar, fundada en 1874.<br />

Esta edificación ha llegado hasta nuestros días<br />

conservando su arquitectura original gracias a<br />

la restauración realizada por su último<br />

propietario, Julián Aguilera y Raymond. Los<br />

actuales trabajos de investigación históricoarqueológicos<br />

demuestran cómo a pesar de<br />

las transformaciones de su aspecto exterior,<br />

la casa se mantuvo como la concibió su<br />

segundo dueño.<br />

Abstract<br />

The imposing house which stands at No 27<br />

Mercaderes Street at the junction with<br />

Amargura Street dates from 1728, the year in<br />

which the building was completely<br />

reconstructed by its second owner, Captain<br />

Francisco Bassabe. It is thought that the<br />

celebrated poet José Fornaris lived there, and<br />

that in 1874 the first commercial use was<br />

made of the building when a trading<br />

company opened its office there. Recent<br />

archaeological and historical research shows<br />

that despite alterations to its façade, the<br />

restoration carried out by its last owner,<br />

Julián Aguilera y Raymond, resulted in the<br />

building’s internal structure being conserved<br />

according to the design of Captain Bassabe<br />

Tanto la Historia como la Arqueología<br />

están comprendidas en<br />

las ciencias sociales, independientes<br />

pero relacionadas en cuanto las<br />

dos estudian al hombre y los procesos<br />

sociales. Una sin la otra no<br />

podría desarrollarse.<br />

¿Qué hace el arqueólogo sino<br />

hacer historia? Lo que diferencia<br />

al historiador y al arqueólogo es su<br />

objeto de estudio, bien definido actualmente<br />

para las dos ciencias: el<br />

primero desarrolla su tesis a partir<br />

de las fuentes escritas y orales, investigando<br />

en los documentos<br />

originales que aparecen en los archivos;<br />

mientras que el segundo interpreta<br />

complejos sistemas de<br />

signos que guardan disímiles lecturas<br />

estratificadas en los yacimientos.<br />

La Arqueología es, ante todo, una<br />

ciencia de carácter humano e histórico,<br />

pero no forma <strong>parte</strong> de la Historia<br />

ni de la Antropología; ha ganado<br />

su autonomía dedicándose al estudio<br />

de las evidencias materiales que<br />

el hombre ha dejado a su paso por la<br />

vida y que el tiempo ha estratificado<br />

y guardado celosamente.<br />

En el campo de las ciencias, las<br />

hipótesis se corroboran y refutan<br />

todos los días. A diario es rebatido<br />

algún planteamiento realizado por<br />

un historiador debido a un descubrimiento<br />

importante hecho por un<br />

arqueólogo, y viceversa.<br />

HISTORIA<br />

No se puede negar la necesidad<br />

que tiene para el trabajo arqueológico<br />

la unidad entre las distintas<br />

materias que lo apoyan, no tendría,<br />

pues, hipótesis que apoyar o refutar.<br />

El científico de la Arqueología<br />

necesita de la Historia, la Geología,<br />

la Topografía, la Biología, la Computación,<br />

etc., para sacar el máximo de<br />

información a un sitio; de igual manera,<br />

otras disciplinas enriquecen<br />

sus investigaciones con los datos<br />

obtenidos por los arqueólogos. Sin la<br />

interacción de todas estas ramas, la<br />

interpretación que se puede hacer<br />

resultaría incompleta.<br />

Este artículo es una muestra de<br />

cómo las investigaciones arqueológicas<br />

suministran informaciones<br />

que ayudan al historiador a desarrollar<br />

sus hipótesis.<br />

Descripción arquitectónica<br />

Llamada casa de los Bassabe y<br />

luego conocida como el inmueble de<br />

la Compañía Julián Aguilera, situada<br />

en Mercaderes esquina a Amargura,<br />

primero no. 15, después no. 27,<br />

y actualmente no. 213, tiene tres largos<br />

siglos de historia y atrae la atención<br />

del más avisado conocedor por<br />

su sólida construcción de cantería y<br />

por lo peculiar de su balconaje corrido,<br />

de anchos balaústres de madera<br />

que le confieren distinción.<br />

Gabinete de Arqueología / 123


HISTORIA<br />

En cuanto a su planta, responde<br />

al diseño característico de la vivienda<br />

colonial habanera en la que<br />

alrededor del patio central se desarrollaba<br />

el espacio habitacional.<br />

Estos inmuebles servían también<br />

como lugar de almacén respondiendo<br />

así a las necesidades que tenían<br />

sus encumbrados dueños de acumular<br />

productos al dedicarse a<br />

actividades de índole comercial.<br />

Posee grandes dimensiones,<br />

construcción de cantería, mampostería<br />

y tejas, de puntal alto, con gran<br />

portón para la entrada al estilo de<br />

la casa fortificada que se desarrolló<br />

en estos siglos en la ciudad. En<br />

su fachada exhibe anchas pilastras<br />

adosadas a los muros, con frisos de<br />

líneas rectas. Los guardacantones<br />

que resguardan el portón y la esquina<br />

son de hierro fundido y se encuentran<br />

en muy buen estado de<br />

conservación. Sobre cada pilastra<br />

se muestran, a manera de recordatorio,<br />

los dos números antiguos<br />

124 / Gabinete de Arqueología<br />

Ángulo de la fachada actual de la casa Aguilera<br />

de la casa, así como dos tarjas conmemorativas<br />

que aluden a la fecha<br />

de fundación de la casa Aguilera, una<br />

por la fachada de Mercaderes y la<br />

otra por Amargura.<br />

Su interior está actualmente dividido<br />

de la siguiente forma: en la<br />

planta baja el portón da acceso al<br />

zaguán, en cuyos laterales se abren<br />

las dos primeras habitaciones con<br />

arcos de medio punto, en estas se<br />

observan varios momentos de intervención<br />

arquitectónica donde<br />

se modificaron sus dimensiones.<br />

Ambos espacios fueron dedicados al<br />

comercio, como era costumbre en<br />

esos momentos. Inmediatamente el<br />

zaguán da acceso a las galerías a<br />

través de un vano. Dichas galerías,<br />

que rodean el patio, están compuestas<br />

por una sucesión de columnas y<br />

arcos de medio punto dispuestos en<br />

simetría. Dentro de ellas se abren<br />

cuatro puertas y dos ventanas que<br />

comunican con amplias habitaciones<br />

que fueron destinadas a almacenes.<br />

El patio típico colonial tiene la<br />

función de proporcionar el frescor<br />

y el verdor que caracterizan el clima<br />

tropical cubano. Cuenta con un<br />

aljibe y una cisterna usada para<br />

abastecer actualmente de agua a<br />

toda la casa. Al final de cada galería<br />

se abren dos vanos que conducen<br />

al traspatio, uno de ellos con<br />

un arco de medio punto. Cierra el<br />

patio un muro que es testigo de los<br />

diferentes momentos constructivos<br />

que sufrió el inmueble.<br />

El estudio arquelógico demostró<br />

que el actual traspatio fue el área<br />

de letrina en los siglos anteriores.<br />

Al lado del traspatio están las instalaciones<br />

sanitarias modernas y<br />

un montacargas, ambos de 1935.<br />

La escalera de losas isleñas emplazada<br />

al inicio de la galería en su<br />

ala izquierda, conduce primeramente<br />

al entresuelo que conserva<br />

hermosos techos de tirantes pareados.<br />

Siguiendo por la escalera, llegamos<br />

a la planta superior, donde se<br />

encuentra el salón que servía como<br />

comedor y constituía el principal lugar<br />

de reunión para la familia. En<br />

este espacio y en la habitación contigua<br />

se conservan los únicos vestigios<br />

de pinturas murales del edificio,<br />

con ellas se acostumbraba a adornar<br />

los inmuebles habaneros.<br />

Las galerías de esta planta, a<br />

diferencia de la planta baja, son de<br />

balaústres de madera, en sustitución<br />

de la persianería francesa que<br />

tenía en el siglo XIX, y fueron ampliadas<br />

en 1935 con las maderas extraídas<br />

de esta modificación. En las<br />

habitaciones colindantes, se desarrollaba<br />

la vida familiar.<br />

Al fondo, donde estuvo la azotea<br />

que cubre el área del traspatio de la<br />

planta inferior, pueden observarse<br />

aún las huellas de las fogonaduras<br />

donde se sostenían las vigas.


Los techos son de vigas de madera,<br />

tablazón y tejas criollas. En ellos<br />

se observan también los distintos<br />

momentos de transformación durante<br />

sus ya tres siglos de existencia.<br />

Historia<br />

Su antigüedad se remonta al primer<br />

tercio del siglo XVIII, no obstante<br />

las investigaciones que se realizaron<br />

demostraron la posibilidad de un<br />

asentamiento evidenciado en las dos<br />

huellas de postes que aparecieron en<br />

las excavaciones que se realizaron<br />

en el área del traspatio. El primer inmueble,<br />

del cual encontramos referencias<br />

históricas, fue propiedad de<br />

doña María de Guión, quien en 1728<br />

lo vende al capitán Francisco Antonio<br />

Bassabe y Urbieta.<br />

El nuevo —y segundo— propietario<br />

le dio a la casa la imagen pública<br />

que hoy conocemos. Bassabe<br />

y Urbieta fue bautizado en la pa-<br />

rroquia de Oyarzun, en la provincia<br />

de Guipúzcoa, en el País Vasco<br />

el 9 de octubre de 1672. A fines del<br />

siglo XVII se traslada a la Habana donde<br />

se casa con doña Felicia Espellosa<br />

y Bucareli, hija del alférez Jerónimo<br />

de Espellosa y de doña Justa Bucareli.<br />

Tuvieron por hijos a María Josefa,<br />

Tomasa, Carlos Francisco, Francisco<br />

Antonio y Luis Francisco Bassabe y<br />

Espellosa.<br />

En la Habana, Francisco Bassabe<br />

fue procurador de pobres, según<br />

consta en Acta Capitular del 1 ro de<br />

enero del año referido, y en 1731<br />

fue elegido Alcalde Ordinario de la<br />

Habana y receptor del Santo Oficio.<br />

Además de adquirir la finca que<br />

ocupaba la casa de Mercaderes 27,<br />

Francisco Bassabe compra a doña<br />

María de Guión la propiedad de otra<br />

finca que aparece adjunta a esta en<br />

el título de propiedad, con entrada<br />

principal por la calle de la Amargura<br />

(actualmente esta casa no existe).<br />

Aspecto de la galería en la planta superior de acuerdo con el actual proceso de restauración<br />

HISTORIA<br />

Ambas están numeradas en el Registro<br />

de la Propiedad como Fincas<br />

62 y 63 respectivamente. Las casas<br />

que se edificaron en estos dos tempranos<br />

solares vieron pasar juntas<br />

dos largos siglos.<br />

La mencionada casa de los Bassabe<br />

se encuentra registrada en su<br />

primera inscripción en el Registro<br />

de la Propiedad como una casa de<br />

alto y bajo, cantería, mampostería<br />

y tejas con sus accesorias, señalada<br />

con el número 27 de la calle de<br />

los Mercaderes, acera del este y<br />

haciendo esquina con la calle de la<br />

Amargura. En el título no aparecen<br />

las medidas; linda por el costado<br />

derecho y entra en ella con la de<br />

los herederos de don Marcos Quintana<br />

y por el fondo se une a la casa<br />

de Amargura no. 2. Esta es también<br />

una casa de altos y bajos, cantería,<br />

mampostería y tejas con sus<br />

accesorias, sin expresarse su medida<br />

en el título. Linda por el lado<br />

derecho con la casa de los herederos<br />

de doña María Dolores Iginia<br />

Valdés y su valor monetario no se<br />

consigna tampoco en el título.<br />

La más antigua noticia que se<br />

tiene de Mercaderes 27 viene de<br />

una escritura otorgada en 1726<br />

para rectificar un censo de 1 000<br />

pesos a favor de la imagen de<br />

Nuestra Señora de los Reyes, sita<br />

entonces en la Parroquial Mayor.<br />

La inscripción se impone en el Registro<br />

de la Propiedad a solicitud<br />

del presbítero Santiago Saíz de la<br />

Mora. Esta capellanía 1 se dejó impuesta<br />

sobre el precio de las dos<br />

fincas al venderse estas al capitán<br />

Francisco A. Bassabe, cumpliendo<br />

así la voluntad del tío de la heredera,<br />

el presbítero Pablo de Olivera,<br />

1 Capellanía: Impuesto que se solía poner en estos siglos sobre los bienes inmuebles por su dueño a favor de la Iglesia, la cual tenía un cobrador de<br />

capellanías. Estos impuestos eran heredados o vendidos junto con el inmueble por lo que era posible que pasaran incluso siglos sin que fueran<br />

redimidos.<br />

Gabinete de Arqueología / 125


HISTORIA<br />

obligándose al comprador a no redimirla.<br />

Ya en propiedad de los Bassabe<br />

la casa sufre una remodelación total<br />

y adquiere su configuración actual<br />

de dos pisos. Esta reedificación<br />

debe haber ocurrido aproximadamente<br />

en 1730 (Weiss, 1979).<br />

Don Francisco Bassabe fallece<br />

siendo propietario de los dos inmuebles,<br />

el 1 ro de marzo de 1738, y su<br />

defunción se encuentra registrada<br />

en la Catedral de La Habana. A la<br />

muerte de su esposo, doña Felicia<br />

Espellosa, viuda del fallecido Capitán,<br />

manda a fundar una Capellanía por<br />

el alma de su marido y la suya propia,<br />

impuestas ante don Bartolomé<br />

Núñez, escribano público, e inscritas<br />

en el Registro de la Propiedad el 27<br />

de octubre de 1761.<br />

A la muerte de doña Felicia<br />

Espellosa, reportada en 1761, las<br />

casas quedan en propiedad de sus<br />

hijos, específicamente de don Luis<br />

Bassabe. Sobre esta década aparecen<br />

cuatro escrituras en el fondo<br />

Anotaduría de Hipotecas del Archivo<br />

Nacional de <strong>Cuba</strong> (ANC),<br />

donde se justifican una serie de<br />

gravámenes 2 a los que está sujeto<br />

el inmueble de Amargura 2. La<br />

primera de estas escrituras, fechada<br />

en agosto de 1767, señala que<br />

doña Rosalía y doña Ángela Barba<br />

hipotecan esta casa, la cual habitan,<br />

a don Juan de Ribas en mil<br />

pesos. Más tarde, el 6 de noviembre<br />

de 1777, estas dos señoras<br />

pagan una cantidad de dos mil<br />

pesos por un gravamen que tiene<br />

la casa a favor del Marqués de Villa<br />

Alta, de los cuales este cede<br />

quinientos a la iglesia de Santa<br />

María del Rosario como muestra<br />

la escritura del 10 de mayo de 1776.<br />

2 Gravámenes: Impuestos a los que estaba sujeto un inmueble tanto de índole civil como religioso.<br />

126 / Gabinete de Arqueología<br />

Sin embargo, el 13 de diciembre de<br />

1799, don Francisco José Bassabe,<br />

uno de los herederos del capitán<br />

Bassabe, hipoteca la misma casa que<br />

le pertenece para cubrir una deuda<br />

de pago a doña Josefa Marrero, en<br />

3 629 pesos y medio real, según<br />

escritura de la Anotaduría de Hipotecas.<br />

Se desconoce por qué el inmueble<br />

Amargura 2, a partir de 1767<br />

hasta 1799, deja de ser, al parecer,<br />

propiedad de los herederos de<br />

Bassabe, mientras que Mercaderes<br />

27 sí continuaba en manos de ellos.<br />

El 30 de junio de 1803 aparecerá<br />

una escritura en la que don Antonio<br />

Hernández Braza y don Antonio Hernández<br />

Penique compran con pacto<br />

de retro a don Francisco José Bassabe<br />

y Cárdenas una accesoria de la calle<br />

de la Amargura por la cantidad<br />

de dos mil pesos. Posteriormente,<br />

en 1806, ante el notario público don<br />

Gabriel Ramírez, comparecieron don<br />

Luis y don Nicolás Bassabe, herederos<br />

del fallecido capitán Bassabe<br />

para vender las fincas al también<br />

capitán don Ignacio Herrera y<br />

Pedroso, primer Marqués de<br />

Almendares, el cual compra las dos<br />

casas; en esta venta el derecho a<br />

retrocomprar la accesoria de Amargura<br />

2 pasa ahora al nuevo dueño.<br />

El precio de venta de los inmuebles<br />

en esos momentos asciende a 30 000<br />

pesos distribuidos entre el valor real<br />

de las casas y las capellanías o los<br />

gravámenes a los cuales se encuentran<br />

sujetos.<br />

Don Ignacio Herrera y Pedroso<br />

fallece en su casa de Mercaderes<br />

27, el 19 de abril de 1849, dejando a<br />

su hijo, el señor don Ignacio Herrera<br />

y O´Farrill, por adjudicación testamentaria,<br />

las dos casas y su título<br />

nobiliario aprobado por el Consejo<br />

de Ultramar y por la presidencia del<br />

Consejo de Ministros que otorgan<br />

Real Carta de Sucesión en el título de<br />

Marqués de Almendares con fecha<br />

24 de noviembre de 1852.<br />

Don Ignacio Herrera y O´Farrill,<br />

hijo del primer Marqués de Almendares,<br />

era consejero de Administración,<br />

Senador del Reino, Gentilhombre<br />

de la Cámara de su Majestad, y<br />

ostentaba la Gran Cruz de la Orden<br />

de Isabel la Católica. Contrajo nupcias<br />

en tres ocasiones, según consta<br />

en el Fondo Gobierno Superior<br />

Civil del ANC. La celebración de su<br />

primera boda ocurrió en la Catedral<br />

de la Habana el 19 de marzo<br />

de 1832 con doña Serafina de Cárdenas<br />

y Beitía, hija de don Antonio<br />

María de Cárdenas, Mayor de la<br />

Villa de San Antonio de los Baños.<br />

La segunda vez, también en la Catedral,<br />

se casó con doña María de<br />

Cárdenas y Beitía, hermana de su<br />

primera mujer, el 24 de mayo de<br />

1857 y la tercera ocasión en la Parroquia<br />

del Espíritu Santo, el 25 de<br />

noviembre de 1880, con doña María<br />

Loreto Bertemati y Aparicio, hija<br />

de Francisco y de Francisca. Don<br />

Ignacio y su tercera esposa tuvieron<br />

descendencia en doña María Herrera<br />

y Bertemati.<br />

En propiedad de los marqueses<br />

de Almendares la casa sufre su segunda<br />

remodelación en la que al<br />

parecer se introducen los herrajes<br />

que hoy exhibe por la calle de la<br />

Amargura.<br />

Consta en la primera inscripción<br />

del Registro que sobre el año 1874 el<br />

segundo Marqués de Almendares<br />

vende la casa de Amargura 2 a la<br />

Sociedad de Castillo y Ca., correspondiente<br />

al gremio de ferretería,<br />

conservando para sí el derecho a


volverla a comprar. La casa fue<br />

vendida en 15 000 pesos en oro pero<br />

su vendedor la adquiriría nuevamente<br />

en 30 000 pesos. Si la transacción<br />

se realizaba en billetes del<br />

Banco Español, según consta en escritura,<br />

de no efectuarse el proceso<br />

de retrocompra en el plazo de<br />

dos años, la mencionada Sociedad<br />

se adjudicaría la propiedad del inmueble<br />

sin necesidad de una nueva<br />

escritura. Sucede entonces que<br />

el Marqués vende en 1874 la casa<br />

mortuoria de su padre, Mercaderes<br />

27, a la señora Carmen Alfonso<br />

de las Casas, conservando también<br />

en este caso el derecho a retrocomprar.<br />

La compradora con esta<br />

venta adquiere el derecho de<br />

retrocomprar para después volver<br />

a vender al señor Herrera y O´Farrill<br />

la casa que ocupaba entonces la<br />

Sociedad Castillo y Ca. La transacción<br />

se efectúa por la cantidad<br />

de 56 293 pesos y 55 centavos, incluyendo<br />

los gravámenes y los<br />

15 000 pesos en oro, para la retrocompra<br />

de Amargura 2; a esta<br />

suma tendría que agregar el señor<br />

Herrera una cantidad mayor si la<br />

señora compradora hubiera invertido<br />

en ellas.<br />

En abril de 1880, el apoderado de<br />

doña Carmen, el señor don Juan<br />

de las Casas Iturbe, presenta las<br />

escrituras al Registro de la Propiedad<br />

con el fin de asentar las fincas<br />

a favor de su representada. Esta<br />

inscripción se realiza el 22 de mayo<br />

de 1880, a partir de aquí se entienden<br />

vendidas definitivamente las<br />

dos casas. En ella también consta<br />

que la accesoria correspondiente<br />

a la casa de la Amargura que había<br />

sido vendida en pacto de retro<br />

a don Antonio Hernández B. y don<br />

Agustín Hernández P., en un precio<br />

de 2 000 pesos, fue retrocomprada<br />

por el capitán Ignacio Herrera y<br />

O´Farrill según la escritura impuesta<br />

el 8 de abril de 1834 ante don<br />

Pedro Vidal Rodríguez.<br />

Al quedar las dos casas unidas<br />

nuevamente en propiedad de doña<br />

Carmen, esta pasa a residir en Inglaterra<br />

desde donde al parecer<br />

mantiene arrendado el inmueble de<br />

Mercaderes 27, pues consta en el<br />

Directorio Comercial y General de<br />

la Habana y la Isla de <strong>Cuba</strong> de 1874<br />

que allí radicaba una ferretería<br />

cuyo dueño se nombraba Máximo<br />

Monte Hermoso. Sin embargo, y sorprendentemente,<br />

en el Directorio<br />

Hispanoamericano de <strong>Cuba</strong>, Puerto<br />

Rico y Santo Tomás del año 1875,<br />

aparece que en el lugar existía una<br />

ferretería importadora de nombre<br />

Aguilera García y Ca. Estas dos<br />

noticias, ambas extraídas de los<br />

fondos de la Biblioteca Nacional,<br />

corroboran la información que nos<br />

dan las dos tarjas conmemorativas<br />

que el inmueble exhibe en las fachadas<br />

tanto de Mercaderes como<br />

de Amargura. Es necesario aclarar<br />

que no hay ninguna escritura que<br />

apoye esta información, y al parecer,<br />

este Aguilera es un antecesor<br />

de Julián Aguilera y Raymond,<br />

quien le da celebridad a la casa comercial<br />

ya en el siglo XX.<br />

En una inscripción impuesta en<br />

el Registro de la Propiedad el 18 de<br />

marzo de 1913 consta que doña<br />

Carmen Alfonso de las Casas vende<br />

la propiedad de Mercaderes 27,<br />

en un precio de 30 000 pesos en oro<br />

del cuño español, a la Sociedad<br />

Julián Aguilera y Ca. a través del<br />

notario doctor William Thomas<br />

Snow. A partir de ese momento las<br />

dos casas se separan definitivamente,<br />

conservando doña Carmen la<br />

propiedad del inmueble de Amargura<br />

hasta su muerte, ocurrida en<br />

HISTORIA<br />

Londres, el 9 de febrero de 1922. Ya<br />

el 20 de febrero de 1919 había testado<br />

a favor de sus hijos, don Albert<br />

y don John Clement de las Casas<br />

que quedan como albaceas de sus<br />

bienes muebles e inmuebles situados<br />

en <strong>Cuba</strong> y Estados Unidos.<br />

La Sociedad Julián Aguilera y<br />

Ca. se constituye por escritura el 6<br />

de septiembre de 1909 ante el notario<br />

público señor don José de los<br />

Ángeles Perera y León, representada<br />

entonces por los señores Julián y<br />

Lutgardo Aguilera y Raymond, Julio<br />

Quiñones Tarrafa y José Martínez<br />

Álvarez, posteriormente, Julio y José<br />

venden su participación en la compañía<br />

a los dos hermanos Aguilera,<br />

quienes quedan como propietarios<br />

únicos.<br />

El 12 de febrero de 1935 los señores<br />

Aguilera y Raymond escriben<br />

una carta al señor Arzobispo de La<br />

Habana, Su Excelencia don Manuel<br />

Ruiz, con la intención de redimir los<br />

censos que durante dos siglos habían<br />

pesado sobre la casa, pagando<br />

una suma de 530 000 pesos en<br />

billetes americanos, lo cual acepta el<br />

señor Obispo, haciéndoselos saber<br />

en una carta que les subscribe el 15<br />

de febrero del mismo año.<br />

El 18 de julio, también de 1935,<br />

ambos señores solicitan al Alcalde<br />

Municipal de la Habana licencia<br />

para ejecutar obras de reparación<br />

y reforma en el inmueble. Para ello<br />

realizaron en coordinación con el arquitecto<br />

señor Gregorio Pérez de<br />

Gabancho un proyecto que incluía un<br />

plano con todos los detalles de las<br />

transformaciones deseadas.<br />

El proyecto comprendía la restauración<br />

general del edificio afectado<br />

por el paso de dos siglos, resanando<br />

de manera general todas<br />

las paredes y techos que tuvieran<br />

desconchados, manteniendo siem-<br />

Gabinete de Arqueología / 127


HISTORIA<br />

pre el aspecto colonial de la casa,<br />

sobre todo en el exterior. Se destaca<br />

que en la fachada principal sólo se<br />

reconstruiría el alero, restituyendo el<br />

destruido. Anteriormente la casa había<br />

sufrido dos remodelaciones que<br />

se conozcan, una de ellas en el siglo<br />

XIX. Las huellas de estos momentos<br />

de intervención arquitectónica pueden<br />

observarse aún en sus paredes<br />

y techos, constituyendo fuente valiosa<br />

para futuras investigaciones.<br />

Se planeaba construir nuevos pisos<br />

de losas hidráulicas, sobre todo<br />

en las habitaciones que ocupan el<br />

ala derecha de la planta alta. El<br />

montacargas que antes ocupaba la<br />

<strong>parte</strong> delantera de la casa, exactamente<br />

en la galería frente a la escalera<br />

principal, se trasladaría al<br />

traspatio. En este proyecto se plantea<br />

también suprimir la persianería<br />

existente en el piso superior, al parecer<br />

introducida en el siglo XIX,<br />

aprovechándolas en los servicios<br />

de la nueva construcción; principalmente<br />

para formar con ellas una<br />

nueva galería frente al último cuarto<br />

de la planta alta que se destina-<br />

128 / Gabinete de Arqueología<br />

ría a oficina. Se destaca también la<br />

colocación de nuevas puertas en toda<br />

la planta baja, todas al parecer respetando<br />

el diseño típico de la arquitectura<br />

colonial pues no se observa<br />

ninguna ruptura significativa del mismo.<br />

Se señala la necesidad de nuevos<br />

locales de servicio proyectados<br />

en la planta alta, justo en la azotea<br />

que existía al fondo, y otros al lado<br />

del traspatio de la planta baja.<br />

El documento describe los materiales<br />

a utilizar en las obras de<br />

reformas, aspecto importante a la<br />

hora de corroborar los datos contenidos<br />

en los documentos históricos<br />

con las conclusiones extraídas<br />

de la interpretación del trabajo arqueológico.<br />

Se explica incluso el<br />

mortero con que se repararían los<br />

desconchados en toda la planta<br />

alta, el cual se realizaría con cal y<br />

arena, además de un 10% de cemento,<br />

el piso de las galerías de esta planta<br />

sería de hormigón.<br />

Las características de los locales<br />

de servicio también se visualizan en<br />

el plano, el lugar donde irían las duchas,<br />

el lavabo y los tres inodoros<br />

del piso superior, aclarándose que<br />

la instalación se haría de acuerdo<br />

con el reglamento que en ese sentido<br />

exigía la alcaldía.<br />

Se especifica que las paredes de<br />

las áreas de servicio serán de ladrillos<br />

de 0.10 m de espesor asentados<br />

con mortero, una <strong>parte</strong> de cemento<br />

por tres <strong>parte</strong>s de arena, así como<br />

que la cubierta sería de madera y<br />

tejas criollas, respetando nuevamente<br />

con esta decisión el estilo<br />

arquitectónico original. Las puertas<br />

de los servicios serían de cedro y<br />

los marcos de pino de tea. Se colocaría<br />

una puerta y una ventana en el<br />

penúltimo cuarto por Amargura.<br />

El proyecto incluía un lucernario<br />

de acero y cristal en la planta alta,<br />

colocándose una losa de 1" de espesor<br />

para su realización, también<br />

se colocaría otro cubriendo todo el<br />

patio. En 1981, cuando se realizaron<br />

los trabajos de reformas por la<br />

Oficina del Historiador, se retiraron<br />

para su restauración, pero al<br />

parecer por razones de proyecto<br />

nunca más se colocaron. Los pisos<br />

serían del mosaico El País, de 35.00<br />

Plano realizado en 1935. Proyecto de reformas de la casa cuando era propiedad<br />

de los señores Julián y Lutgardo Aguilera


Sección y detalle del alero que se reconstruyó<br />

sobre el balcón en planta alta en 1935<br />

dólares el millar, para después ser<br />

recubiertos con el mencionado<br />

lucernario.<br />

Se plantea también la reconstrucción<br />

del piso de cemento de las<br />

galerías de esta planta, de hormigón<br />

1-3-5" de espesor y capa fina<br />

de cemento y arena de 3,4" y la proporción<br />

1 y 2. Se colocarían nuevas<br />

puertas en la fachada de la planta<br />

baja incluyendo los marcos, todas<br />

a semejanza de las originales. Al<br />

final se destaca que la pintura sería<br />

al temple a dos manos, y en la<br />

carpintería, al óleo.<br />

Los costos de las obras de albañilería<br />

y carpintería ascenderían a<br />

un total de 2 980. 53 pesos y los dos<br />

lucernarios a 1 340.00 pesos.<br />

Las obras finalmente se realizan<br />

bajo la autorización de la alcaldía y el<br />

beneplácito del arquitecto inspector<br />

Luis Bonich, respetándose las normas<br />

de sanidad impuestas por la Secre-<br />

3 Daniel Vasconcellos: Comunicación personal.<br />

taría de Sanidad y Beneficencia de la<br />

República de <strong>Cuba</strong>.<br />

El inmueble continúa en propiedad<br />

de la Compañía, al parecer hasta<br />

1959. En la década del ochenta se<br />

restaura por la empresa de Edificaciones<br />

3 (antecesora de lo que es hoy<br />

la Empresa Monumentos), perteneciente<br />

a la Oficina del Historiador<br />

de la Ciudad de La Habana, como<br />

<strong>parte</strong> de los trabajos de restauración<br />

y salvataje que esta desempeña<br />

para preservar el patrimonio<br />

construido. En esos años radica en<br />

ella la sede de la Casa del Estudiante<br />

y más tarde se ubicó allí el Centro<br />

José de la Luz y Caballero dedicado<br />

a la atención de niños y jóvenes.<br />

Se ha dicho en múltiples ocasiones<br />

que este inmueble fue durante<br />

largos años el hogar de la familia<br />

Fornaris, donde se supone vivió el<br />

célebre poeta cubano José Fornaris.<br />

El destacado intelectual era casado<br />

con doña Maria de los Dolores<br />

Trueba, con la cual tuvo una hija<br />

doña Gertrudis Fornaris Trueba,<br />

esta última residía en 1874, con su<br />

tía y tutora doña María Josefa<br />

Fernández, en Lamparilla no. 66. La<br />

joven había quedado bajo la tutela<br />

de su tía a la muerte de su madre y<br />

debido a la desaparición de su padre<br />

que se ausenta de la Isla durante<br />

cuatro años sin que nadie<br />

conociera su paradero. Por esos años<br />

Gertrudis contrae matrimonio con<br />

don Miguel Ángel García, señor<br />

muy comprometido con la corona<br />

española. Con el tiempo, Fornaris<br />

regresa a la Isla donde termina sus<br />

últimos días, según se conoce, seriamente<br />

trastornado su sistema<br />

nervioso.<br />

Según una carta fechada el 28<br />

de septiembre de 1968, escrita por<br />

Ofelia Barvo Díaz, tataranieta del<br />

HISTORIA<br />

poeta, este es enterrado en el panteón<br />

de la familia Fornaris en el<br />

Cementerio de Colón donde descansan<br />

sus restos, y continúa la<br />

carta señalando que en sus últimos<br />

días fue trasladado a la Quinta del<br />

Rey donde el doctor Jover, médico<br />

particular de la familia, lo atendió<br />

hasta su muerte.<br />

No existe ningún documento de<br />

archivo que haga referencia a que<br />

los Fornaris fueran dueños alguna<br />

vez de Mercaderes no. 27. Lo que<br />

sí es posible es que a la muerte de<br />

don Ignacio Herrera y Pedroso,<br />

primer Marqués de Almendares,<br />

cuando la casa pasa a formar <strong>parte</strong><br />

del patrimonio de su hijo don<br />

Ignacio Herrera y O’Farrill en 1851,<br />

este no la habitara y en cambio la<br />

arrendará, por lo que pudiera ser<br />

que la familia Fornaris la viviera en<br />

calidad de inquilinos. Esta condición<br />

de la casa se mantuvo hasta 1913,<br />

año en que la Compañía Aguilera<br />

la adquiere para sus actividades<br />

mercantiles.<br />

Buscar, interpretar, analizar,<br />

concluir, son principios básicos de<br />

toda investigación, pero si esta tarea<br />

se realiza con la unión de todas<br />

las <strong>parte</strong>s implicadas, los resultados<br />

indudablemente serán más<br />

objetivos.<br />

Encontrar los datos exactos de<br />

cómo se desarrollaron las obras de<br />

reformas, en Mercaderes 27, en el<br />

año 1935, posibilitará a los arqueólogos<br />

una mejor interpretación<br />

de un sitio estratigráficamente<br />

complejo como este. Los distintos<br />

momentos en que la casa fue intervenida<br />

para realizar modificaciones<br />

han dejado notables huellas<br />

en sus paredes y techos. Esto, unido<br />

a que se retiró el repello de algunos<br />

de los muros, hizo crecer la<br />

Gabinete de Arqueología / 129


HISTORIA<br />

idea de aplicar métodos modernos<br />

de interpretación y análisis estratigráficos<br />

que se aplican ya desde<br />

hace varios años en varios países de<br />

Europa, entre los que se hallan Italia<br />

Aguirre, Yolanda (1974): Influencias<br />

económicas en la arquitectura colonial<br />

cubana, Editorial Pueblo y Educación, La<br />

Habana.<br />

Directorio general y comercial de la Habana<br />

e Isla de <strong>Cuba</strong> (1874): Impr. Militar, Depósito<br />

General, La Habana.<br />

Directorio Hispano Americano de <strong>Cuba</strong>,<br />

Puerto Rico y Santo Tomás (1875):<br />

Propietario Federico Klein, La Habana.<br />

Guía de arquitectura de la Habana colonial<br />

(1993): Selección y Catálogo de Elena Marten<br />

Zequeira y Luis Rodríguez Fernández, Editorial<br />

Junta de Andalucía, España.<br />

Pérez Beato, Manuel (1943): La Habana<br />

antigua, Ediciones del Archivo Histórico, La<br />

Habana.<br />

Santa Cruz y Mallén, F. X. (1942): Historia<br />

de las familias cubanas, Editorial Hércules, t.<br />

3, La Habana.<br />

Weiss y Sánchez, Joaquín (1979):<br />

Arquitectura colonial cubana, Editorial Letras<br />

<strong>Cuba</strong>nas, La Habana.<br />

130 / Gabinete de Arqueología<br />

y España, los cuales tienen que ver<br />

directamente con la llamada Arqueología<br />

de la Arquitectura. Nuestros<br />

arqueólogos se encuentran hoy dando<br />

los primeros pasos en la aplica-<br />

Fuentes Primarias<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

Inmueble Mercaderes 27, esquina<br />

a Amargura<br />

Archivo Nacional de <strong>Cuba</strong> (ANC): Fondos:<br />

Anotaduría de Hipotecas, t. 5to, folio 348, ante<br />

don Manuel Aguilar y t. 14, folio 79, ante don<br />

Juan Salinas / Reales Órdenes y Cédulas, leg.<br />

166, no. 48, Carta de Sucesión del año 1852 /<br />

Protocolos Notariales, Escritura, 8 de marzo de<br />

1806, ante don Gabriel Ramírez; 7 de<br />

diciembre de 1851, ante don Pedro Vidal<br />

Rodríguez y Escritura, 1ro. de abril de 1880,<br />

ante don Carlos Amores y Sanz / Urbanismo,<br />

leg. 116m, exp. 4008 / Gobierno Superior Civil,<br />

Permisos de Matrimonios de don Ignacio<br />

Herrera y O´Farrill.<br />

Inmueble Amargura 2<br />

ANC: Fondos: Anotaduría de Hipotecas, t. 28,<br />

folio 379, Escritura, ante don José Ma.<br />

Rodríguez; t. 14, folio 38, Escritura, ante don<br />

Pablo Collazo Abreu; t.14, folio 23, ante don<br />

Ignacio Rodríguez / Protocolos Notariales,<br />

Escritura, del 8 de abril de 1834, ante don<br />

Pedro Vidal Rodríguez; Escritura, del 14 de<br />

febrero de 1815, ante don Gabriel Ramírez y<br />

Escritura, del 10 de febrero ante don Gabriel<br />

Ramírez.<br />

ción de estas técnicas que sin duda<br />

mejorarán la calidad de las investigaciones.<br />

Inmueble Mercaderes 27<br />

Archivo del Museo de los Capitanes Generales:<br />

Fondo: Actas Capitulares, 22 de mayo de 1716<br />

/ 1ro. de enero de 1724, folios 44-48 / 6 de junio<br />

de 1727 / 1ro. de enero de 1729, folios 1-3v. /<br />

1ro. de enero de 1730 / 16 de febrero de 1730,<br />

folios 108-110v. / 1ro. de enero de 1731,<br />

folio 240.<br />

Archivo del Arzobispado de La Habana:<br />

leg. no. 9, exp. no. 163.<br />

Registro de la Propiedad<br />

Inmueble Mercaderes 27, finca no. 62<br />

T. 249, folio 186, registro 5 / t. 253, folio 231,<br />

registro 5 / t. 477, folio 124, registro 5.<br />

Inmueble Amargura 2, finca no. 63<br />

T. 119, folio 177, registro 1 / t. 184, folio 79,<br />

registro 1 / t. 260, folio 174, registro 1 / t. 276,<br />

registro 1 / t. 421, folio 147, registro 1.


El Gran Hotel: historia y vida social<br />

Por: Yutneli Benítez Márquez<br />

Resumen<br />

El Gran Hotel, antes Roma, integró el grupo de<br />

los hoteles habaneros de la etapa<br />

republicana. Tuvo una activa vida social<br />

gracias a su vecindad con el Teatro Martí. Esta<br />

investigación devela algunos aspectos de su<br />

historia y trata de acercar la luz a un sitio casi<br />

olvidado que espera paciente su renacer.<br />

Abstract<br />

The Grand Hotel (previously known as the<br />

Hotel Roma) functioned in Havana prior to<br />

the Republican period. It was a popular<br />

meeting place due to its proximity to the<br />

Martí Theatre. This paper discusses aspects<br />

of its history and sheds light on a virtuallyforgotten<br />

site patiently awaiting its<br />

renaissance.<br />

Características del inmueble<br />

La ciudad cambia de color con<br />

el resucitar de los grandes hoteles<br />

de La Habana republicana. Hoy es<br />

un hecho la idea de rescatar aquellas<br />

edificaciones que engalanaban<br />

nuestras calles y gustosas abrían sus<br />

puertas a huéspedes cubanos y extranjeros.<br />

Espléndidos alojamientos<br />

como El Gran Hotel, El Hotel Packard,<br />

El Saratoga y El Isla de <strong>Cuba</strong> están<br />

siendo sujetos a una pronta restauración<br />

ya perceptible por los que<br />

pasean sus contornos.<br />

Una de estas instalaciones, laceradas<br />

por la irreverente acción<br />

del tiempo, es el Gran Hotel, conocido<br />

en sus años de esplendor por<br />

HISTORIA<br />

ser el más limpio y barato de la ciudad,<br />

como lo anuncian los diarios y<br />

revistas de la época.<br />

Este edificio está formado por<br />

dos bloques constructivos diferentes<br />

que ocupan <strong>parte</strong> de la manzana<br />

limitada por las calles Teniente Rey,<br />

Zulueta, Dragones y Monserrate. El<br />

primero desarrolla su fachada principal<br />

por la calle Teniente Rey, tomando<br />

las dos esquinas de Monserrate y<br />

Zulueta, y abarca los números del 551<br />

al 557. El segundo crecía parejo a la<br />

calle Teniente Rey, ocupando las<br />

tres últimas crujías, al fondo del primero<br />

y con fachada solamente con<br />

las calles Monserrate y Zulueta. Su<br />

ubicación puede considerarse privilegiada<br />

por su fácil acceso al Ca-<br />

Vista del Gran Hotel antes de su demolición<br />

Gabinete de Arqueología / 131


HISTORIA<br />

pitolio, La Plaza del Cristo y su inclusión<br />

en el Centro Histórico.<br />

El conjunto se componía de cuatro<br />

plantas y una construcción en<br />

la azotea que formaba un quinto<br />

piso, donde existió por varios años<br />

un restaurante y cabaret. En los bajos<br />

del primer edificio, sito en Teniente<br />

Rey, se encontraban todas<br />

las dependencias de servicio a los<br />

huéspedes (lobby, bar, cafetería, farmacia<br />

y carpeta). Los locales destinados<br />

a cocina, almacén, baños y<br />

taquillas de empleados y sus accesos<br />

daban a las calles Monserrate y<br />

Zulueta. La segunda y tercera plantas<br />

se destinaban a las habitaciones.<br />

Resumen histórico y vida social<br />

Monumento de la Muralla de La Habana<br />

demolida en 1863<br />

En 1863 se inicia la demolición<br />

de la Muralla de La Habana, proceso<br />

que propicia la urbanización de<br />

las zonas donde ella se encontraba.<br />

Los solares fueron puestos en<br />

venta mediante subastas a precios<br />

bastantes altos y las obras de derribo<br />

corrían a cargo de los nuevos<br />

dueños del terreno que debían pagar,<br />

dentro del importe de este, el<br />

valor de la piedra aprovechable<br />

en la construcción. Esta naciente<br />

<strong>parte</strong> de la ciudad quedó reservada<br />

a las familias aristocráticas<br />

que podían pagar tan costosos<br />

espacios.<br />

132 / Gabinete de Arqueología<br />

La finca donde están hoy los restos<br />

del Gran Hotel fue adquirida el<br />

28 de abril 1876 por don Manuel<br />

Almagro y su madre doña María<br />

de las Nieves de la Vega, viuda de<br />

Almagro. Formaba <strong>parte</strong> del solar<br />

1 de la manzana 19 de los terrenos<br />

de la Muralla, compuesto por<br />

867 m y 21 cm, lindaba por el este<br />

con la calle Monserrate, por el norte<br />

con Teniente Rey y por el sur con<br />

el solar 2 de dicha manzana. De<br />

acuerdo con los datos encontrados<br />

en el Registro de la Propiedad, la<br />

señora doña María de las Nieves fallece<br />

en Niza el 5 de enero de 1880<br />

y en su testamento, redactado en<br />

París el 20 de noviembre de 1878, le<br />

cede a sus hijos la mencionada finca,<br />

declarada en subasta en tres<br />

ocasiones, la última de ellas celebrada<br />

el 30 de agosto de 1902. El<br />

ejecutante, don Manuel Saavedra y<br />

Campos ofreció por ella cincuenta<br />

y un mil pesos oro español. Los herederos<br />

de la viuda de Almagro,<br />

propietarios y vecinos de esta casa,<br />

constituyen una primera hipoteca<br />

voluntaria sobre la totalidad de la<br />

finca, quedando sus alquileres, rentas<br />

y productos a favor del señor<br />

Manuel Saavedra y Campos. Uno<br />

de los hijos de esta señora, don Ignacio<br />

de Almagro, heredero de la<br />

tercera <strong>parte</strong> de la finca, había cerrado<br />

con los señores Mc Lean y Glow,<br />

representados por Janes B. Glow y<br />

Lons, un contrato de arrendamiento<br />

de la planta baja por un término de<br />

cinco años de alquiler mensual, a<br />

partir del 1 de marzo de 1904.<br />

La finca fue vendida posteriormente<br />

al señor Leopoldo de Sola y<br />

Tredi, natural de Cienfuegos, por<br />

el precio de sesenta y tres mil quinientos<br />

pesos. Este señor debía<br />

respetar los contratos de arrendamiento<br />

de la planta baja y de los<br />

pisos altos vendidos por estas escrituras<br />

de acuerdo a los propios<br />

contratos. El señor Leopoldo de<br />

Sola y Tredi vende la casa al señor<br />

Francisco Hernández Sol, natural<br />

de Matanzas, a un precio de cien<br />

mil pesos. Lo anterior consta en<br />

escritura del 24 de febrero de 1907.<br />

Los pisos principal y segundo se<br />

hallaban arrendados a don Matías<br />

Ramis desde 1905.<br />

Por estos años el Hotel Roma,<br />

situado en esta edificación, contaba<br />

con tres plantas y se había ampliado<br />

tomando el edificio de su<br />

izquierda que correspondía al solar<br />

2 de esta misma manzana con<br />

una superficie de 856 m 27 cm.<br />

El inmueble que se conoce hoy<br />

se construyó en el año 1889 y como<br />

se sabe, sus propietarios fueron los<br />

descendientes de la viuda de don<br />

Manuel Almagro, doña María de las<br />

Nieves de la Vega, dueña de una de<br />

las más ricas fortunas matanceras.<br />

En sus inicios se le llamó Casa de<br />

Huéspedes Roma hasta 1925 cuando<br />

se transforma y cambia el nombre<br />

por el de Gran Hotel. El edificio<br />

que ocupó contaba, en la década<br />

de 1920, con tres pisos y era parcialmente<br />

arrendado a una sociedad<br />

mercantil en comandita bajo la<br />

razón de su gerente, Cándido Solís.<br />

El arrendamiento por seis años, de<br />

1925 hasta 1931, incluía los dos pisos<br />

altos de esta finca y de otra aledaña,<br />

comunicados interiormente<br />

y con entrada común por la Avenida<br />

Brasil, más dos locales del piso<br />

bajo, uno de ellos a la entrada del<br />

Hotel por la propia Avenida Brasil<br />

que se extiende hasta el acceso a<br />

las áreas de servicios por la Avenida<br />

de Bélgica.<br />

Posteriormente, la sociedad de<br />

carácter civil denominada Inmuebles<br />

e Inversiones Los Jurales SA, inscri-


e a su favor el crédito hipotecario<br />

que grava esta finca por la suma de<br />

sesenta y un mil pesos de principal,<br />

y la adquiere por título en enero<br />

de 1942.<br />

Por resolución número 25 del 15<br />

de diciembre de 1995, del Registro<br />

de la Propiedad, quedó disuelta la<br />

mencionada sociedad en virtud de<br />

haber concluido dicha persona jurídica<br />

y el objeto de su capital hacía<br />

más de treinta y cinco años. Se dispuso<br />

así la cancelación del crédito<br />

hipotecario a favor de la desaparecida<br />

entidad y, en consecuencia,<br />

el importe de dicho gravamen y el<br />

numerario para gastos y costos<br />

correspondería al Estado cubano a<br />

quien se adjudicó la finca de este<br />

número, e inscribe a su favor el<br />

dominio el 18 de diciembre de 1995.<br />

Por último, se otorga el derecho<br />

de usufructo de la finca por el término<br />

de veinticinco años a la compañía<br />

turística Habaguanex SA, cuyo objeto<br />

es la adaptación, reconstrucción,<br />

rehabilitación, restauración y posterior<br />

explotación del inmueble.<br />

El Gran Hotel fue el conocido<br />

por el de las cien habitaciones que<br />

hospedaba un día gratis a los pasajeros<br />

que venían en los expresos<br />

del Diario de la Marina: "Viaja<br />

rápido y seguro Habana-Santa Clara<br />

por los expresos del Diario de la<br />

Marina. Salida del Diario de la Marina<br />

por Prado, 2 de la madrugada y 8<br />

de la mañana. Salida de Santa Clara,<br />

café El Artesano 8 y 9 de la mañana<br />

y 6 de la tarde. Gran Hotel<br />

Teniente Rey entre Monserrate y<br />

Zulueta. Queriendo los dueños de<br />

la casa que los pasajeros del interior<br />

que vengan en los expresos del<br />

Diario de la Marina puedan conocer el<br />

Gran Hotel han convenido dar un día<br />

gratis siempre que sean más de dos<br />

días, sin alterar los precios que se<br />

indican". De este modo se anunciaban<br />

sus servicios el día 18 de junio de<br />

1931 en el citado periódico.<br />

A pesar de sus comodidades y<br />

lo asequible de sus precios no llegó<br />

a integrar el grupo de los más<br />

importantes de la capital, no obstante<br />

tuvo la dicha de albergar a<br />

muchos de los personajes más encumbrados<br />

del mundo de la farándula.<br />

Su cercanía al famoso Teatro<br />

Martí fue la causa de que el Hotel<br />

Roma y luego el Gran Hotel tuviera<br />

una singular y notable vida social.<br />

El Teatro Martí fue inaugurado<br />

el 8 de junio de 1884 por el vasco<br />

Ricardo Irijoa, quien siguió el ejemplo<br />

de sus compatriotas Pancho<br />

Marty, José Albisu y Joaquín Payret,<br />

que años atrás habían construido<br />

amplios teatros en los lugares más<br />

céntricos de la capital. Las primeras<br />

décadas del siglo XX se conocen<br />

como su Edad de Oro. Son los años<br />

en que se ponen de moda las zarzuelas<br />

y revistas españolas. Alrededor<br />

del año 1915 visita La Habana<br />

la Compañía Santa Cruz y Velasco<br />

HISTORIA<br />

representada por el Gordo Ordas<br />

y sus integrantes se hospedaron en<br />

el hotel Roma, entre ellos Rosita<br />

Llaverías, esposa de Blanco Herrera,<br />

dueño de la cervecería La Tropical,<br />

Consuelo Hidalgo, Enriqueta Serrano<br />

y los cantantes Antonio Palacios y<br />

José Muñiz.<br />

Otros artistas españoles figuraron<br />

entre los huéspedes ilustres de<br />

esta edificación: los famosos actores<br />

Enrique Borras y Ernesto Vitches. La<br />

actriz y cantante española Pepita<br />

Embil y su esposo Domingo Plácido,<br />

acompañados de su hijo de seis años<br />

Plácido Domingo, también fueron alojados<br />

en el entonces Gran Hotel, formando<br />

<strong>parte</strong> de la compañía Agilá<br />

que actuó en el Teatro Martí.<br />

El tenor mexicano José Lemón, el<br />

trovador yucateco Pepe Domínguez<br />

y los excéntricos artistas del Bataclán,<br />

entre ellos la famosa Rachel, también<br />

visitaron el hotel, y al ponerse de<br />

moda las charangas, en la edificación<br />

actuó la de Sergio Pita. Con todo<br />

esto su Roff Garden le hizo competencia<br />

al del Hotel Plaza, e inaugu-<br />

Integrantes de la Compañía Santa Cruz y Velasco se alojaron en el hotel hacia el año 1915<br />

Gabinete de Arqueología / 133


HISTORIA<br />

Ernesto Vitches, importante actor español,<br />

visitante del hotel<br />

Enrique Borras, actor español,<br />

huésped del hotel<br />

ró los bailes con la popular orquesta<br />

de Enrique Peña.<br />

El famoso actor Paco Lara, segundo<br />

esposo de Rita Montaner,<br />

vivió allí por varios años y Amado<br />

134 / Gabinete de Arqueología<br />

Integrantes de la orquesta de Enrique Peña que actuaron en el Roff Garden del Gran Hotel<br />

Trinidad Velasco, presidente de la<br />

emisora RHC Cadena Azul, albergó<br />

en él al cantante puertorriqueño<br />

Daniel Santos cuando este aún<br />

no era conocido por el público cubano.<br />

En la década de 1930, María<br />

Cervantes tocaba el piano y cantaba<br />

a dúo en su lobby con el tenor<br />

cubano Sansirena.<br />

En los años de apertura el Gran<br />

Hotel fue refugio de algunos empleados<br />

municipales amantes de la vida<br />

bohemia, acompañados en ocasiones<br />

por artistas de la Grabadora Columbia,<br />

al igual que del dúo cubano<br />

formado por Juan de la Cruz y Bienvenido<br />

León, conocido como Cruz<br />

León.<br />

Esperamos que este artículo provoque<br />

en los lectores una mirada familiar<br />

a la reconstrucción de este<br />

edificio que de seguro será bello, no<br />

sólo por su majestuosidad arquitectónica<br />

sino también por su historia.<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

Navarro Vaqueiro, Mercedes (1994):<br />

"Estudio patológico de las estructuras de<br />

los hoteles Packard y Gran Hotel", Tesis<br />

de Maestría de rehabilitación de edificios,<br />

depositado en la Biblioteca del<br />

CENCREM, La Habana.<br />

Venegas Fornias, Carlos (1990): La<br />

urbanización de las Murallas:<br />

dependencia y modernidad, Editorial<br />

Letras <strong>Cuba</strong>nas, La Habana.<br />

Publicaciones periódicas<br />

Diario de la Marina, La Habana,18 de<br />

junio de 1931.<br />

Revista Bohemia, La Habana,<br />

números correspondientes al mes de<br />

mayo de 1965 .<br />

Fuentes primarias<br />

Fondos del Registro de la Propiedad de<br />

la Habana Vieja:<br />

t. 97, folio 66; t. 149, folio 97; t. 211, folio<br />

47; t. 249, folio 42; t. 296, folio 97.<br />

Entrevista al investigador Jesús Blanco<br />

Aguilar y fotos de su archivo personal.


El Alejandría, fiel reflejo<br />

de un ingenio azucarero del siglo XIX<br />

Por: Adriana Suárez Cairo y Liz B. Marichal García<br />

Resumen<br />

Los cafetales e ingenios constituyeron en el<br />

siglo XIX la base de la plantación esclavista. El<br />

ingenio Alejandría, objeto de este estudio, fue<br />

uno de los más importantes de la región de<br />

Güines. Un análisis exhaustivo en el Archivo<br />

Nacional de <strong>Cuba</strong> y en el Archivo Parroquial de<br />

la iglesia de San Julián de Güines nos permitió<br />

realizar una investigación en cuanto a<br />

diferentes parámetros que miden el nivel y la<br />

calidad de vida de su dotación, los cuales<br />

reflejaron la crudeza del sistema esclavista en<br />

la <strong>Cuba</strong> colonial.<br />

Abstract<br />

During the nineteenth century, coffee and<br />

sugar plantations were the principle users of<br />

slaves and thus the mainstays of slavery in<br />

<strong>Cuba</strong>. The Alexandria sugar mill, the object of<br />

this study, was one of the most important<br />

mills in the area of Güines. Exhaustive<br />

research in the <strong>Cuba</strong>n National Archive and<br />

the archive of the parish church of San Julián<br />

de Güines allowed a study to be made of the<br />

slaves’ quality of life and confirmed the<br />

brutality of the <strong>Cuba</strong>n colonial slave system.<br />

La historia de <strong>Cuba</strong> está estrechamente<br />

vinculada al cultivo de<br />

la caña de azúcar, y a este producto<br />

se debe el esplendor y "desarrollo"<br />

económico-social alcanzado en<br />

el siglo XIX. Hasta alrededor de 1820<br />

puede decirse que la Isla vivió el<br />

llamado boom azucarero, caracterizado<br />

por una violenta expansión<br />

productiva, que según Moreno<br />

Fraginals: "... se abandonó hasta límites<br />

increíbles todas las actividades<br />

que no tuviesen un fin<br />

azucarero directo o indirecto" (Moreno,<br />

1978, t. 1:96).<br />

El uso de la máquina de vapor<br />

como fuerza motriz en los ingenios,<br />

y una relativa estabilidad en la producción,<br />

junto a una coyuntura internacional<br />

favorable, propiciaron<br />

que en las décadas de 1820 y 1830<br />

<strong>Cuba</strong> se convirtiera en primera productora<br />

y suministradora mundial<br />

de azúcar. Es importante señalar<br />

como una característica única, que<br />

siendo España una metrópoli que no<br />

poseía refinerías, obligó a los azucareros<br />

cubanos a elaborar un producto<br />

final refinado capaz de competir<br />

en precios y calidad en el mercado<br />

internacional; esto a su vez fue un<br />

arma de doble filo, que a la larga le<br />

trajo trágicas consecuencias a la<br />

oligarquía nacional.<br />

La introducción del ferrocarril en<br />

1837 facilitó la expansión ilimitada<br />

HISTORIA<br />

del cultivo, pero a la vez sirvió para<br />

acelerar el desmoronamiento cafetalero,<br />

lo que permitió a los ingenios<br />

asumir gran <strong>parte</strong> de las tierras<br />

y brazos dejados por aquellos.<br />

La década de 1840 marcó un paso<br />

importante en la industria azucarera<br />

cubana; son introducidos los<br />

evaporadores al vacío y más tarde<br />

las centrífugas, entre otros adelantos.<br />

Se produjo así lo que algunos<br />

autores han dado en llamar la revolución<br />

industrial cubana, que lejos<br />

de beneficiar a los productores,<br />

marcó la crisis de la plantación<br />

esclavista sustentada en la utilización<br />

de fuerza de trabajo esclava,<br />

que frenaba el posible desarrollo y<br />

los obligaba, por el contrario, a simplificar<br />

las más elementales tareas.<br />

Se recurrió entonces a la utilización<br />

de trabajadores asalariados sin<br />

obtenerse los resultados esperados,<br />

pero esta variante fracasó por<br />

las condiciones semiesclavas a que<br />

eran sometidos y el intenso trabajo<br />

al cual no estaban acostumbrados<br />

y tampoco físicamente aptos.<br />

Los años siguientes reflejan la<br />

crisis definitiva e inevitable que vive<br />

la burguesía azucarera criolla, desde<br />

el punto de vista social y como<br />

clase, a causa de diversos factores.<br />

En primer lugar, por su carácter<br />

esclavista, no pudo desarrollarse al<br />

ritmo que lo hicieron lo países capi-<br />

Gabinete de Arqueología / 135


HISTORIA<br />

Restos del canal hidráulico que conducía las aguas para mover el trapiche del Ingenio Alejandría.<br />

Foto, cortesía de Raúl Rivera López<br />

talistas europeos y Estados Unidos,<br />

los cambios tecnológicos abarcaron<br />

un largo período y su introducción<br />

sólo se manifestó en un reducido<br />

número de ingenios. Hasta 1860 la<br />

fabricación de azúcar no había sobrepasado<br />

la fase de la producción<br />

manual (Iglesias,1999:2), y esto trajo<br />

consigo un proceso involutivo<br />

desde el punto de vista manufacturero,<br />

en el que se vieron obligados<br />

a obtener un producto de muy<br />

baja calidad para que fuera procesado<br />

en las refinerías estadounidenses.<br />

Por consiguiente abandonaron<br />

el azúcar refino que hasta ese momento<br />

hacían, por la imposibilidad<br />

de poderla colocar en el mercado.<br />

Los países industrializados europeos<br />

aplicaron una política proteccionista<br />

a su producción remolachera<br />

que terminó con la pérdida, por <strong>parte</strong><br />

de <strong>Cuba</strong>, de los más importantes<br />

mercados en el viejo continente. No<br />

fue una situación de depresión lo que<br />

los llevó a esta crisis "... sino la pre-<br />

136 / Gabinete de Arqueología<br />

sión de una coyuntura de expansión<br />

del mercado y desarrollo industrial<br />

en los grandes centros hegemónicos<br />

del comercio internacional" (Moreno,<br />

1978, t.2: 198).<br />

El Alejandría<br />

La Villa de San Julián de Güines<br />

desempeñó un papel fundamental<br />

en todo este proceso. La oligarquía<br />

habanera estimulada por el ensanche<br />

azucarero, desplazó a los vegueros<br />

y se apoderó de sus fértiles<br />

tierras e inmensos bosques; a finales<br />

del siglo XVIII proliferan las construcciones<br />

de ingenios, con lo que<br />

se convierte en el más importante<br />

centro de producción agrícola habanero.<br />

Uno de estos centros, fundado<br />

en 1797 fue el ingenio Alejandría,<br />

cuyo propietario era don Luis de<br />

las Casas, quien había sido gobernador<br />

y capitán general de la Isla<br />

(1790-1796), quien utiliza como in-<br />

1 Archivo Nacional de <strong>Cuba</strong> (ANC): Fondo Protocolos, Escribanía de Guerra, leg. 965, no. 14407.<br />

2 ANC: Fondo Secretaría de Hacienda, leg. 355, no.15.<br />

3 ANC: Fondo Protocolos, Escribanía de Nuño, t.3, folios 1085-1092.<br />

termediario en la adquisición de<br />

esta propiedad a su sobrino el Conde<br />

de O’Reilly. 1 La misma perteneció<br />

a la familia hasta 1845, en que<br />

fue comprada por el teniente de<br />

fragata don José de Bulnes fallecido<br />

en 1850, y otorgó testamento a<br />

favor de sus hijos y hermanas.<br />

Hasta 1852 el mismo poseía veintiuna<br />

caballerías de tierra, al año<br />

siguiente llegaron a sesenta y siete<br />

debido a la compra por don Manuel<br />

de Bulnes de las cuarenta y<br />

seis pertenecientes al demolido ingenio<br />

Nueva Holanda. 2 En 1863 el<br />

propio don Manuel, como apoderado<br />

de sus hermanos, lo vendió a<br />

don José María Mora y a doña Merced<br />

Rivero, y veintiséis años después<br />

aparece en la documentación<br />

como demolido.<br />

Desde su fundación este ingenio<br />

es movido por fuerza hidráulica; aunque<br />

Pezuela registra la máquina de<br />

vapor como fuerza motriz en 1860<br />

(1863: 532), existen diversos documentos<br />

que lo contradicen, como<br />

la visita del cónsul inglés Richard<br />

Madden en 1838 y el inventario realizado<br />

al Alejandría en 1863 que incluye<br />

entre los equipos la máquina<br />

hidráulica para moler caña. 3<br />

Por otro lado también Álvaro<br />

Reynoso en 1885 afirma en sus "Viajes<br />

por diversos ingenios y otras<br />

fincas de la Isla de <strong>Cuba</strong>" que esta<br />

fábrica poseía el agua como fuerza<br />

motriz aunque sin conexión para el<br />

riego "... de suerte que después de<br />

haberla usado el dueño la ve correr<br />

por su finca sin poder regar sus<br />

campos" (Reynoso, 1863-1885, manuscrito).<br />

Una investigación acerca de esta<br />

plantación permitirá poner al des-


cubierto la forma en que se comportó<br />

ese proceso general de la industria<br />

y conocer las particularidades<br />

del sistema pero no visto como casi<br />

siempre se ha hecho, desde arriba,<br />

sino desde abajo, analizando las consecuencias<br />

del sistema en la fuerza<br />

de trabajo, o lo que es lo mismo en<br />

los esclavos. Como un primer acercamiento<br />

se revisó el Archivo<br />

Parroquial de la iglesia de San Julián<br />

de Güines, y se procesó toda la información<br />

existente (1800-1880) referida<br />

a los bautizos, defunciones y<br />

matrimonios de la dotación, así como<br />

los documentos que relacionados<br />

con este ingenio atesora el Archivo<br />

Nacional de <strong>Cuba</strong> (ANC).<br />

La interpretación de estas fuentes<br />

primarias permite penetrar en<br />

la esencia de índices que ayudan a<br />

evaluar la calidad y modo de vida<br />

de los esclavos en las plantaciones<br />

azucareras.<br />

La información concerniente a<br />

este estudio abarca el período entre<br />

1832 y 1879 donde los datos de<br />

nacimientos y defunciones coinciden,<br />

los libros de bautizos de años<br />

anteriores se encuentran en mal<br />

estado. De 1832 a 1863 el análisis se<br />

hará de manera general para no<br />

perder información valiosa y se trabajará<br />

con media anual de nacimientos<br />

y media anual de defunciones,<br />

pues no es hasta la tasación hecha<br />

en 1863 que contamos con una cifra<br />

exacta de la cantidad de esclavos,<br />

divididos por géneros y etnias, que<br />

componen esta propiedad, con esta<br />

información se pudo estimar la población<br />

esclava anual hasta 1879 y<br />

definir las cifras absolutas de mortalidad<br />

y natalidad.<br />

Son diversas las estadísticas realizadas<br />

con respecto a la mortalidad<br />

en las dotaciones esclavas cubanas.<br />

La mano de obra fue una preocupación<br />

permanente de los<br />

hacendados, por eso su interés en<br />

estas cifras, el desarrollo constante<br />

de la industria azucarera demandó<br />

gran cantidad de brazos para el<br />

duro trabajo en las plantaciones.<br />

Desde finales del siglo XVIII hasta<br />

1820 la inmigración africana, favorecida<br />

por la trata legal, tuvo un carácter<br />

masivo, y en lo adelante, a pesar<br />

de estar "prohibida" y perseguida, las<br />

introducciones se duplicaron. El régimen<br />

de explotación intensivo de la<br />

fuerza de trabajo no favorecía la reproducción<br />

vegetativa y la alta mortalidad<br />

obligaba a la constante<br />

sustitución mediante la compra de<br />

nuevas "piezas". Al hacerlo, los propietarios<br />

con mayores posibilidades<br />

económicas preferían adquirir esclavos<br />

criollos o africanos con varios<br />

años de estancia en <strong>Cuba</strong>, ya que<br />

aunque más caros en un principio, a<br />

largo plazo resultaban más económicos<br />

por estar más adaptados a<br />

este régimen de vida.<br />

La ofensiva abolicionista, desarrollada<br />

por Gran Bretaña en la<br />

década de 1850, planteó la necesidad<br />

de la explotación del esclavo<br />

bajo formas más modernas y<br />

sutiles, lo que en la literatura cubana<br />

se ha dado en llamar "la<br />

política del buen tratamiento", consistente<br />

en mejorar las condiciones<br />

de vida a los esclavos en las<br />

plantaciones; a todas luces, estas<br />

medidas no se aplicaron por igual<br />

en las distintas zonas azucareras<br />

y el resultado no fue el esperado;<br />

la mortalidad en la mayoría de los<br />

ingenios continuó por encima de la<br />

reproducción vegetativa durante el<br />

tiempo que duró la esclavitud.<br />

4 Archivo Parroquial de la iglesia de San Julián de Güines, libros de Defunciones de Pardos y Morenos, nos. 11-14.<br />

HISTORIA<br />

Claro está, en esta alza de las<br />

defunciones incidieron otros factores<br />

que de manera directa afectaron<br />

a la dotación: en abril de 1833 la<br />

epidemia de cólera morbo que azotó<br />

a La Habana; en octubre de 1846<br />

dos huracanes de gran magnitud<br />

causaron considerables bajas; en<br />

octubre de 1855 sufren una nueva<br />

epidemia de cólera morbo, la cual<br />

se repite en julio y agosto de 1868. 4<br />

Las cifras que ofrece la gráfica<br />

no. 1 del ingenio Alejandría ejemplifican<br />

lo expuesto en cuanto a los<br />

nacimientos y las defunciones durante<br />

el período de 1832-1879.<br />

Si analizamos la gráfica no. 2 de<br />

nacimientos y defunciones para<br />

este mismo período percibimos que<br />

se confirma lo antes expresado, las<br />

cifras de mayores bajas por defunción<br />

se reflejan claramente en los<br />

meses de abril, julio y octubre, no<br />

obstante las muertes mantienen<br />

siempre cifras superiores a los nacimientos.<br />

La molienda en el Alejandría<br />

duraba alrededor de cuatro meses,<br />

del 10 de enero al 10 de mayo<br />

(Madden,1964:176), y en este período<br />

de zafra, por demás agotador,<br />

aumentaban los decesos. Durante<br />

el llamado tiempo muerto este incremento<br />

se acentuaba, debido a<br />

que los esclavos terminaban extenuados<br />

y coincidía con los meses<br />

de lluvia e intenso calor que favorecían<br />

el agravamiento de enfermedades<br />

infecto contagiosas como<br />

la disentería, cólera y otras.<br />

En los años comprendidos entre<br />

1832 y 1863 ocurren menos nacimientos<br />

que defunciones, lo que<br />

pudo estar relacionado, entre otros<br />

factores, con un bajo nivel de reproducción,<br />

más una elevada cifra<br />

Gabinete de Arqueología / 137


HISTORIA<br />

de mortalidad infantil, esto lo demuestra<br />

la media anual de natalidad<br />

de 0.64%, ampliamente superada por<br />

la media anual de mortalidad de<br />

9.22%, relativamente alta si la<br />

comparamos con las estadísticas<br />

que para la época se ofrecen, y oscilan<br />

entre 6% y 8% para los ingenios<br />

(Pérez de la Riva,1979:36).<br />

Según los datos procedentes del<br />

inventario realizado el 21 de agosto<br />

de 1863, el ingenio contaba con<br />

una dotación de 166 esclavos; a<br />

partir de esa fecha se reconstruyeron<br />

las poblaciones correspondientes<br />

a los años siguientes hasta<br />

1879 (ver anexo 1).<br />

Con este procedimiento se pudo<br />

trabajar con números bastante<br />

aproximados en cuanto a los parámetros<br />

de mortalidad y natalidad,<br />

permitiendo calcular las cifras de<br />

ambos y hacer un análisis más cercano<br />

a la realidad vivida en esta plantación.<br />

Observando la tabla no. 1 podemos<br />

apreciar que el 60.84% de la<br />

Fuente: Archivo Parroquial de la iglesia de San Julián de Güines,<br />

libros de Nacimientos y Defunciones de Pardos y Morenos<br />

138 / Gabinete de Arqueología<br />

fuerza de trabajo esclava era criolla,<br />

le seguían la lucumí con 12.04%<br />

y la carabalí con 10.84%; la preferencia<br />

pudiera estar dada por las características<br />

propias de estas etnias.<br />

A los criollos se les consideraba<br />

con cierta ventaja sobre los bozales<br />

por haber nacido en la Isla, estar<br />

aclimatados y no conocer otra forma<br />

de vida que no fuera la esclavitud.<br />

Los lucumíes según Henri<br />

Dumont "... son los mejores y más<br />

buscados por los hacendados a<br />

pesar de sus tendencias al suicidio,<br />

conservan en los ingenios sus varoniles<br />

y bellas apariencias que les<br />

caracterizan en su país natal y el<br />

trabajo violento en vez de relajar<br />

sus formas las hace más fuertes,<br />

aceradas y musculosas" (1922:24).<br />

En cuanto a los carabalíes este<br />

autor les atribuye un carácter bueno,<br />

amantes del trabajo y cumplidores<br />

de sus obligaciones, fieles y<br />

económicos.<br />

Tal vez la mayoría de criollos en<br />

la dotación, justifique la inexisten-<br />

cia del barracón, hecho al que alude<br />

el cónsul inglés Richard Madden<br />

en 1838 cuando apunta, "... aquí también<br />

los negros habitaban en chozas,<br />

no es un patio cerrado" (1964: 177).<br />

Es bueno destacar, que en lo relativo<br />

a las defunciones por etnias<br />

para este período, la mayor incidencia<br />

se da en el siguiente orden:<br />

criollos setenta y uno; lucumies dieciséis;<br />

gangá once; congos trece (ver<br />

anexo 2), mostrando cierta estabilidad<br />

y relación con la población esclava<br />

existente en 1863, en la que<br />

prevalecían estas etnias.<br />

En los datos ofrecidos en este<br />

inventario, se observa el alquiler de<br />

fuerza de trabajo extra: en 1838 la<br />

dotación la componían 102 esclavos<br />

y treinta alquilados (Madden,1964:<br />

176). Cuando se hizo la tasación en<br />

1863 existían cuarenta y dos colonos<br />

asiáticos que sumados a los 166 de<br />

la dotación eran en total 208 "trabajadores",<br />

que si bien no resolvían<br />

completamente la carencia de mano<br />

de obra, les permitía hacer una za-<br />

Fuente: Archivo Parroquial de la iglesia de San Julián de Güines,<br />

libros de Nacimientos y Defunciones de Pardos y Morenos


fra que se acercara a los requerimientos<br />

de la época, lo que para los hacendados<br />

menos solventes, y este<br />

parece ser el caso de los dueños<br />

del Alejandría, el alquiler de esclavos<br />

era la única vía para poder completar<br />

sus dotaciones, nada más<br />

ilustrativo que las cifras de compras<br />

que se muestran en el anexo 1, donde<br />

en diecisiete años sólo ocurren<br />

cuatro entradas de culíes chinos,<br />

aunque no se descarta la idea de la<br />

adquisición de esclavos criollos o africanos<br />

asentados en la Isla y bautizados<br />

por sus antiguos propietarios.<br />

La política de la burguesía esclavista<br />

criolla en cuanto a la disponibilidad<br />

de mano de obra no estuvo<br />

encaminada a propiciar el crecimiento<br />

vegetativo en las dotaciones. Se<br />

abastecían con la continua migración<br />

forzada de esclavos, aunque en la<br />

década de 1840 se hicieron algunos<br />

esfuerzos por cambiar tal situación.<br />

Ya se hablaba entre los hacenda-<br />

Tabla no. 1.<br />

Resultados de la tabulación de la relación<br />

de esclavos de 1863<br />

*Además, 42 colonos asiáticos<br />

Fuente: ANC: Fondo Protocolos, Escribanía de<br />

Nuño, t.3, folios 1085-1095.<br />

dos de seguir una línea de reproducción<br />

natural para garantizar el<br />

número de brazos necesarios en las<br />

plantaciones, considerando los resultados<br />

obtenidos en otros países relacionados<br />

con este aspecto.<br />

La tabla no.2 muestra las cifras<br />

de nacimientos y defunciones por<br />

períodos de tres años divididos por<br />

sexos, donde se resalta la elevada<br />

mortalidad (130) sobre la baja o casi<br />

nula natalidad (cuarenta y seis),<br />

exceptuando los años de 1863 a<br />

1865, cuando los nacimientos superan<br />

las defunciones; ello no significa<br />

que exista un crecimiento natural<br />

de la dotación en esa etapa pues la<br />

mortalidad infantil es alta. Es evidente<br />

que Alejandría refleja la situación<br />

existente en los ingenios<br />

para esta época.<br />

Es importante destacar que en<br />

el período de 1866 a 1868 las defunciones<br />

aumentan vertiginosamente.<br />

Este fenómeno está relacionado<br />

en gran <strong>parte</strong> por la epidemia de<br />

cólera morbo desatada en julio y<br />

agosto de 1868 que azotó a la dotación<br />

en este ingenio. 5 No obstante,<br />

de las cuarenta y ocho bajas reportadas<br />

para estos años sólo veinti-<br />

Tabla no. 2.<br />

Nacimientos y defunciones en el ingenio<br />

Alejandría 1863-1879<br />

Fuente: Archivo Parroquial de la iglesia de<br />

San Julián de Güines<br />

5 Archivo Parroquial de la iglesia de San Julián de Güines, libro de Defunciones de Pardos y Morenos, no. 14.<br />

HISTORIA<br />

cuatro habrían muerto por esta enfermedad,<br />

la otra mitad se debió a<br />

diversas causas, reportando una<br />

cifra elevada.<br />

Un dato interesante que nos revela<br />

el Archivo Parroquial es que<br />

en época de catástrofes naturales<br />

o epidemias en los terrenos del<br />

Alejandría se enterraban a las víctimas.<br />

La primera referencia localizada<br />

corresponde a las muertes<br />

por cólera en abril de 1833, pero<br />

hasta la fecha no se han localizado<br />

restos de cementerio en las ruinas<br />

del ingenio.<br />

En el estudio de la mortalidad<br />

resulta fundamental el análisis por<br />

categorías de edades, ya que permite<br />

mostrar cuáles inciden con<br />

mayor fuerza en el decrecimiento<br />

vegetativo de las dotaciones.<br />

En el caso particular del ingenio<br />

Alejandría tenemos que los mayores<br />

porcentajes se alcanzan en las<br />

edades: 0-12 meses con 14.72%, 1-5<br />

años con 17.05%, 36-45 años con<br />

18.60% y 46-60 años con 15.50%, no<br />

siendo esto un fenómeno aislado,<br />

si se tiene en cuenta que, en primer<br />

lugar, la mortalidad infantil es<br />

uno de los elementos que más golpean,<br />

y que según Moreno Fraginals<br />

constituye el tercer factor en la disminución<br />

de las poblaciones esclavas<br />

(1978, t. 2:53). Tabla no. 3.<br />

Así mismo, en las otras dos categorías<br />

las cifras son explícitas en<br />

cuanto a la mortandad entre los esclavos<br />

dedicados a la producción,<br />

de ellos, los que llegaban a edades<br />

avanzadas eran pocos.<br />

Los matrimonios son escasos y<br />

poco representativos los datos que<br />

se poseen. Todo parece indicar que a<br />

los diferentes dueños que tuvo este<br />

ingenio no les interesó fomentar las<br />

Gabinete de Arqueología / 139


HISTORIA<br />

Tabla no. 3.<br />

Defunciones por categorías de edades en el<br />

período 1863-1879<br />

Fuente: Archivo Parroquial de la iglesia<br />

de San Julián de Güines<br />

uniones legales, pudiendo ser esta<br />

una de las causas indirectas de la<br />

baja reproducción natural en la<br />

dotación, a pesar de que para este<br />

período la diferencia entre sexos<br />

no es abismal, presentando un índice<br />

de masculinidad de 1.02%.<br />

En cuanto a las uniones consensuales,<br />

en los años comprendidos<br />

entre 1863 a 1879, se produjeron sesenta<br />

y siete nacimientos para igual<br />

número de uniones, en este caso la<br />

información es escasa y se dificulta<br />

definir alguna tendencia en cuanto al<br />

intercambio interétnico que se establece<br />

en las dotaciones a través de<br />

las relaciones sociales que surgen<br />

durante el proceso de producción.<br />

Sí se pudo constatar una inclinación<br />

al no reconocimiento de la paternidad,<br />

en la referida muestra,<br />

62 casos pertenecen a hijos de<br />

padres no conocidos (NC) (ver<br />

anexo 3) lo que refleja el proceso<br />

de desintegración de la esclavitud<br />

que venia gestándose en la sociedad<br />

durante estos años.<br />

140 / Gabinete de Arqueología<br />

Conclusiones<br />

El siglo XIX cubano puede ser catalogado<br />

de convulso y en él estuvieron<br />

presentes importantes<br />

acontecimientos que marcaron la<br />

vida económica, social y política de<br />

la Isla en épocas posteriores.<br />

El desarrollo alcanzado por <strong>Cuba</strong><br />

en la agroindustria azucarera, la colocó<br />

como primera productora y<br />

suministradora para el mercado<br />

mundial, desde finales de la década<br />

de 1820 hasta la de 1870.<br />

Esto trajo consigo la intensificación<br />

en la trata de esclavos y en la<br />

esclavitud, en busca de los brazos<br />

necesarios relacionados de forma<br />

directa con la producción. Las cifras<br />

oficiales ofrecidas a lo largo de<br />

este período sobre la inmigración<br />

duplican con creces el número de<br />

africanos introducidos en las épocas<br />

precedentes.<br />

Como consecuencia de lo anterior,<br />

las defunciones en las dotaciones<br />

aumentarían considerablemente,<br />

agudizadas por períodos de epidemias<br />

y catástrofes naturales, la población<br />

estimada va decreciendo de<br />

manera gradual hasta hacerse necesario<br />

el alquiler de esclavos y colonos<br />

asiáticos para la producción<br />

azucarera.<br />

El ingenio Alejandría es un fiel<br />

reflejo de la situación económica y<br />

social que vivía la Isla, donde la<br />

natalidad entre los esclavos es escasa,<br />

la mortalidad elevada y el<br />

crecimiento natural de la dotación<br />

es posible sólo gracias a las sucesi-<br />

Anexo 1<br />

Relación de nacimientos, compras,<br />

defunciones y población total estimada<br />

para la dotación del ingenio Alejandría.<br />

Años 1863-1879<br />

*Para 1863 se incluye un nacimiento ocurrido<br />

el 22 de agosto, un día después de realizado<br />

el inventario.<br />

Fuentes: Archivo Parroquial de la iglesia de San<br />

Julián de Güines, Libros de Bautizos<br />

y Defunciones de Pardos y Morenos y ANC:<br />

Fondo Protocolos, Escribanía de Nuño,<br />

t 3, folios 1085-1095.


Anexo 2<br />

Defunciones por etnias y por género.<br />

Años 1863-1879<br />

Fuente: Archivo Parroquial de la iglesia de<br />

San Julián de Güines, libros de Defunciones<br />

de Pardos y Morenos, nos. 13-15.<br />

Anexo 3<br />

Uniones consensuales en la dotación.<br />

Años 1863-1879<br />

* No conocido.<br />

Fuente: Fuente: Archivo Parroquial de la<br />

iglesia de San Julián de Güines<br />

Dumont, H. (1922): Antropología y<br />

patología comparada de los negros<br />

esclavos, Colección <strong>Cuba</strong>na de libros y<br />

documentos inéditos o raros, dirigido por<br />

Fernando Ortiz, vol. 2 [s. n.], La Habana.<br />

Iglesias García, F. (1999): Del ingenio al<br />

central, Editorial de Ciencias Sociales, La<br />

Habana.<br />

Madden, R. (1964): La isla de <strong>Cuba</strong>. Sus<br />

recuerdos, progresos y perspectivas,<br />

Editorial Consejo Nacional de Cultura, La<br />

Habana.<br />

Moreno Fraginals, M. (1978): El ingenio.<br />

Complejo económico social cubano del<br />

azúcar, Editorial de Ciencias Sociales, La<br />

Habana.<br />

Pérez de la Riva, J. (1979): El monto de<br />

la inmigración forzada en el siglo XIX,<br />

Editorial de Ciencias Sociales, La<br />

Habana.<br />

Pezuela, J. de la ( 1863): Diccionario<br />

geográfico, estadístico, histórico de la isla de<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

<strong>Cuba</strong>, Imprenta del establecimiento de<br />

Mellado, Madrid.<br />

Reynoso Reynoso, A. (1863-1885):<br />

"Viajes por diversos ingenios y otras fincas de la<br />

Isla de <strong>Cuba</strong>" (manuscrito), depositado en la<br />

biblioteca del Instituto de Literatura y<br />

Lingüística, La Habana.<br />

Fuentes primarias<br />

HISTORIA<br />

ANC: Fondo Protocolos, Escribanía de<br />

Guerra, leg. 965, no.14407 / Escribanía de<br />

Hacienda, leg. 355, no.15 / Escribanía de<br />

Nuño, t.3, folios 1085-1095.<br />

Archivo Parroquial de la iglesia de San<br />

Julián de Güines: libros de Defunciones de<br />

Pardos y Morenos, nos. 13-15 / libros de<br />

Bautizos de Pardos y Morenos / libro de<br />

Matrimonios de Pardos y Morenos, no. 7.<br />

Gabinete de Arqueología / 141


HISTORIA<br />

Uniones consensuales<br />

en la dotación del ingenio-cafetal Angerona<br />

Por: Melba Pérez González y Delia Lassales Herrera<br />

Resumen<br />

El artículo aborda el comportamiento<br />

demográfico del cafetal Angerona, ubicado en<br />

Artemisa, uno de los más importantes de <strong>Cuba</strong><br />

en el siglo XIX por su producción y dotación de<br />

esclavos. Dentro de este contexto el análisis se<br />

centra en los bautizos y matrimonios porque<br />

su estudio nos permite observar la política de<br />

crecimiento del cafetal. La investigación<br />

basada en fuentes parroquiales demuestra que<br />

Angerona implementó condiciones de vida<br />

para los esclavos muy diferentes a otros<br />

cafetales. Este rasgo le concede una<br />

singularidad que posibilita enriquecer el<br />

conocimiento integral del problema histórico:<br />

demografía y cafetal.<br />

Abstract<br />

This paper examines the demographics of<br />

‘Angerona’ in Artemisa, one of <strong>Cuba</strong>’s most<br />

important nineteenth century coffee<br />

plantations, where both the production of<br />

coffee and the population of slaves was<br />

extremely high. The research undertaken<br />

focussed on the policy of development at the<br />

plantation as revealed by baptismal and<br />

matrimonial records, and revealed that the<br />

slaves’ standard of living at Angerona was<br />

markedly different to that at other<br />

plantations, information which considerably<br />

enriches existing knowledge of the<br />

demographics of coffee plantations.<br />

142 / Gabinete de Arqueología<br />

Los estudios relacionados con el<br />

cultivo del café en <strong>Cuba</strong> desde finales<br />

del siglo XVIII, coinciden en<br />

apreciar que el mismo proporcionó<br />

grandes beneficios para algunas<br />

regiones de la Isla en el orden<br />

económico, social y cultural. Dentro<br />

de este contexto, el pueblo de<br />

Artemisa, al suroeste de La Habana,<br />

emerge como uno de los más<br />

beneficiados, pues gran <strong>parte</strong> de<br />

su florecimiento dependió de la<br />

expansión de este cultivo durante<br />

la primera mitad del siglo XIX. En el<br />

año de 1822 se efectuó un padrón<br />

de las fincas rurales en el pueblo<br />

de Cayajabo, territorio al que pertenecía<br />

Artemisa. En el mismo se<br />

registraron un total de setenta y<br />

un cafetales en el Archivo Nacional<br />

de <strong>Cuba</strong> (ANC): Fondo Gobierno<br />

Superior Civil (GSC), leg. 871,<br />

no. 29551, encontrándose entre los<br />

más importantes: Buen Retiro, de<br />

Fedrerico Euded Esscher; La Unión,<br />

de Calisto (sic) Clarensión; El Neptuno,<br />

propiedad de Joaquín Toscano,<br />

y el Angerona, del franco-alemán<br />

Cornelio Souchay, este último en el<br />

territorio de Artemisa (ANC: GSC,<br />

leg. 871, no. 29551).<br />

Fundado en 1813, pronto la relevancia<br />

de Angerona quedó demostrada<br />

mediante los testimonios del<br />

norteamericano Abiel Abbot, después<br />

de su visita en l828 y del escri-<br />

tor costumbrista Cirilo Villaverde,<br />

quien lo conociera en 1839. Apoyada<br />

en las impresiones de aquellos<br />

contemporáneos, la historiografía<br />

más reciente asegura: "era ya a fines<br />

del primer cuarto del siglo la más<br />

importante plantación de la Vuelta de<br />

Abajo y la segunda de la Isla. Su suntuosidad<br />

de instalación y su original<br />

régimen interior la singularizaba<br />

tanto entre las de su índole que varios<br />

extranjeros visitantes de <strong>Cuba</strong><br />

cuando se hallaba el cafetal en su<br />

apogeo, fueron a verlo, y en libros<br />

utilísimos para el estudio de la época<br />

consignaron sus impresiones"<br />

(Méndez, 1952: 60).<br />

En este sentido debemos añadir<br />

que Angerona desempeñó un papel<br />

influyente en la producción<br />

cafetalera cubana de la primera mitad<br />

del siglo XIX. Para apreciar el significado<br />

de este cafetal en el ámbito<br />

económico y cafetalero del período<br />

colonial, debemos recordar que<br />

en 1837 tenía una extensión de cuarenta<br />

caballerías de tierra y una<br />

dotación de 428 esclavos y 621 729<br />

cafetos útiles (Du' Bouchet, 1989: 90).<br />

Además, cada esclavo debía atender<br />

y cuidar 1 452 cafetos útiles.<br />

En los años de auge cafetalero<br />

cubano Angerona producía 11 600<br />

quintales, el 2.2% de la producción<br />

de toda la Isla; como podrá apreciarse,<br />

esta cifra resulta significativa.


Es interesante subrayar la calidad<br />

de vida de la dotación del cafetal.<br />

Para evaluar esta cuestión<br />

debemos remitirnos a las versiones<br />

que nos dejaron algunos de sus<br />

visitantes. Todos quedaron sorprendidos<br />

por el trato humano hacia<br />

sus esclavos; Abbot se refirió a<br />

su buen aspecto físico, e indagó al<br />

respecto con el propietario, quien<br />

le respondió que no los obligaba a<br />

trabajar excesivamente para evitar<br />

enfermedades (Abbot, 1965:213).<br />

Además consideraba que los esclavos<br />

debían ser bien tratados y atendidas<br />

sus necesidades materiales<br />

y espirituales.<br />

Cornelio Souchay pensaba, incluso,<br />

que los esclavos debían ser<br />

remunerados por su trabajo, por<br />

eso mandó a construir una tienda<br />

en el interior de su cafetal para que<br />

pudieran comprar los artículos que<br />

les gustaban.<br />

De ser cierto lo anterior, las condiciones<br />

de vida de la dotación debieron<br />

de diferir de las restantes<br />

de la época, y por su importancia,<br />

un juicio histórico razonado acerca<br />

de ello debe fundamentarse en<br />

fuentes objetivas que puedan medir<br />

las posibles diferencias. Por<br />

esto, se consideró necesario recurrir<br />

a los registros parroquiales<br />

para definir mediante el estudio<br />

comparativo con otra plantación<br />

de similar procedencia y condiciones,<br />

aspectos que hablan de la<br />

calidad de vida del grupo humano<br />

en cuestión. Además, a mediados<br />

de la década de 1840 este<br />

cafetal se transformó en ingenio,<br />

por lo que la comparación de los<br />

períodos posteriores con otra unidad<br />

que continuara siendo cafetal<br />

devenía una necesidad.<br />

Para alcanzar este objetivo se<br />

consultaron los libros de bautizos,<br />

matrimonios y defunciones de la<br />

parroquia de Artemisa, como una<br />

fuente primaria de incalculable valor,<br />

por ser los registros oficiales<br />

durante el período colonial hasta<br />

1885, cuando se crearon los registros<br />

civiles; además, tanto la legislación<br />

colonial como la eclesiástica<br />

obligaban a los hacendados a cumplir<br />

con las obligaciones referentes<br />

al nacimiento, matrimonio y defunciones<br />

de sus siervos. En estos libros<br />

los asientos se encuentran<br />

clasificados atendiendo a la pertenencia<br />

racial, pues existían libros<br />

para blancos o españoles, para<br />

pardos y morenos.<br />

Es importante destacar que estas<br />

fuentes resultan altamente<br />

confiables debido al bando de gobierno<br />

emitido en 1790, en el cual<br />

se planteaba la obligatoriedad de<br />

bautizar a todos los esclavos. Hacia<br />

1842 se promulga el Reglamento<br />

de Esclavos elaborado bajo el<br />

gobierno de Gerónimo Valdés<br />

Noriega y Sierra que comenzó a<br />

regir el 1ro. de enero de 1843, en el<br />

cual se exigía que los esclavos debían<br />

iniciarse en los oficios religiosos;<br />

por otra <strong>parte</strong>, el interés del<br />

párroco en la realización de estos<br />

bautizos era no sólo religioso: tanto<br />

él como la Iglesia recibía un pago<br />

por estos servicios.<br />

En la investigación se trabajaron<br />

los libros desde 1845 hasta<br />

1879; los anteriores correspondientes<br />

a la parroquia de Cayajabos<br />

parecen haberse destruido durante<br />

la Guerra del 95. La información<br />

se organizó en los períodos<br />

siguientes: 1845-1850, 1860-1869 y<br />

el último de 1870-1879. La selección<br />

se fundamenta en que cada<br />

período cuantificable tiene una<br />

caracterización en la historia de<br />

la esclavitud en <strong>Cuba</strong>, y se justifi-<br />

HISTORIA<br />

ca teniendo presente que a cada<br />

uno lo tipifican elementos concretos;<br />

por ejemplo, el primero está<br />

marcado por la crisis de la plantación<br />

esclavista, el segundo por el<br />

auge del movimiento abolicionista,<br />

y el tercero por las consecuencias<br />

de la guerra por la independencia<br />

e incremento del trabajo libre en<br />

las plantaciones.<br />

En el presente trabajo se exponen<br />

los resultados del estudio de<br />

los libros de bautizos, no para indagar<br />

acerca de los nacimientos, sino<br />

de las uniones consensuales, toda<br />

vez que en los libros de matrimonios<br />

de pardos y morenos no se<br />

localizó ningún caso correspondiente<br />

al cafetal-ingenio Angerona,<br />

y sin embargo, en los de bautizos<br />

se registraron los nombres y denominaciones<br />

étnicas de los padres<br />

de los niños bautizados, por lo<br />

que partimos del hecho de que en<br />

esta plantación no se celebraron<br />

matrimonios oficialmente ni se registraron<br />

por la iglesia católica,<br />

como sí ocurre en muchas otras plantaciones<br />

según iguales fuentes.<br />

En cambio, tuvo lugar un largo<br />

proceso de uniones consensuales<br />

facilitadas por la política de los propietarios,<br />

lo que redundó en un índice<br />

anual de aumento de la dotación<br />

de 1.65 a lo largo de estos años.<br />

En todos los casos registrados,<br />

los bautizos correspondieron a criollos<br />

nacidos en la plantación. No se<br />

registró ningún caso durante esos<br />

años de adulto africano o criollo<br />

bautizado.<br />

Para dar mayor confiabilidad al<br />

análisis se seleccionaron datos similares<br />

de otro cafetal, en este caso<br />

el Neptuno, localizado en las elevaciones<br />

de la Sierra del Rosario,<br />

al norte de la zona donde estaba el<br />

Angerona.<br />

Gabinete de Arqueología / 143


HISTORIA<br />

La tabla no. 1 muestra los nacimientos<br />

en el cafetal Angerona. Indica<br />

que del total de los ocurridos<br />

entre 1845-1873, los porcentajes<br />

mayores se encuentran en los primeros<br />

períodos. La tabla no. 2 refleja<br />

el crecimiento natural de la<br />

población del cafetal Neptuno; en<br />

ella es evidente que el crecimiento<br />

vegetativo de su población es igualmente<br />

alto y más estable que el de<br />

Angerona.<br />

Resulta curioso constatar que en<br />

ambos cafetales en el último período,<br />

es decir, de 1870 a 1873, hay<br />

una disminución considerable de los<br />

nacimientos (sólo se analizan cuatro<br />

años debido a que la información<br />

del Neptuno llega hasta 1873); pensamos<br />

que esa baja natalidad bien<br />

pudo estar asociada a diversas razones<br />

de orden económico, político<br />

y social originadas por la Guerra<br />

de los Diez Años y a factores sanitarios,<br />

como la epidemia de cólera<br />

y fiebre amarilla ocurrida en 1871,<br />

entre otras. Ya para esa fecha el<br />

sistema esclavista ha entrado en<br />

una crisis definitiva que concluirá<br />

con su extinción en 1886.<br />

Sin embargo, nos inclinamos a<br />

pensar que en esta disminución de<br />

los nacimientos registrados pudo<br />

haber influido la aplicación de la Ley<br />

de Vientres Libres dictada en 1870,<br />

por medio de la cual todos los nacidos<br />

de vientre esclavo desde 1868<br />

fueron declarados libres. Es necesario<br />

reconocer entonces que la<br />

responsabilidad del bautizo (tanto<br />

la acción como el costo) recayeron<br />

sobre los hombros de los padres<br />

esclavos, mientras que el propietario<br />

era liberado de tal obligación.<br />

Los bautizos que se localizan de<br />

estas fechas recogen casi siempre<br />

la condición de libres de los bautizados.<br />

144 / Gabinete de Arqueología<br />

Uniones consensuales<br />

El matrimonio para los esclavos<br />

también implicaba un proceso de<br />

transculturación. Estas uniones conyugales<br />

eran más comunes en la ciudad,<br />

donde los oficios religiosos eran<br />

más sistemáticos y existían mejores<br />

condiciones para una mayor asimilación<br />

cultural de los africanos; además<br />

tenían un contacto más cercano<br />

con la vida doméstica de sus dueños<br />

y costumbres religiosas.<br />

Pero también se efectuaban en las<br />

zonas rurales, en las plantaciones<br />

cafetaleras y azucareras, principalmente<br />

estas últimas, y proporcionaron<br />

un amplio encuentro interétnico,<br />

motivado por las relaciones sociales<br />

y personales que se establecen en<br />

el propio proceso de producción y<br />

en el resto de las actividades cotidianas<br />

que realizaban los esclavos,<br />

a pesar de las barreras culturales y<br />

lingüísticas.<br />

En las muestras que presentamos<br />

pertenecientes a los cafetales<br />

Angerona y Neptuno, se observa<br />

la diversidad étnica en la formación<br />

de uniones, aunque está presente<br />

el predominio de ciertos grupos. A<br />

esta realidad contribuyó la cuantía<br />

masculina y femenina de los esclavos<br />

que fueron extraídos de forma<br />

forzosa de diversos lugares de África.<br />

En el cafetal-ingenio Angerona el<br />

índice de masculinidad fue en 1845<br />

de 1.26 y en 1873 de 1.13.<br />

Las gráficas muestran las tendencias<br />

en las uniones matrimoniales de<br />

los esclavos criollos y de nación; el<br />

análisis se realizó por sexo para definir<br />

cuál es el más activo en las diversas<br />

interrelaciones étnicas, y además<br />

se observa la vinculación del criollo<br />

con los diferentes grupos étnicos.<br />

Los datos relativos a Angerona<br />

fueron tomados de los libros de<br />

bautizos de pardos y morenos del<br />

Archivo Parroquial de la iglesia de<br />

Artemisa, provincia La Habana, correspondiente<br />

al período de 1845 a<br />

1873. El procesamiento de la información<br />

reveló un total de 243 uniones<br />

cuyos descendientes fueron<br />

bautizados, de ellas 58 intraétnicas,<br />

57 interétnicas, y de 120 se desconoce<br />

la procedencia étnica del padre,<br />

pues en los libros parroquiales sólo<br />

aparecen registrados los datos de la<br />

madre. Del análisis de los datos se<br />

elaboraron varias gráficas.<br />

La gráfica no. 1 representa las<br />

uniones de las mujeres de nación.<br />

El 98.37% de ellas lo hacen con hombres<br />

de igual procedencia y el 1.63<br />

con criollos. La mujer de nación<br />

tiende a preservar su grupo étnico<br />

y este estudio nos permite inferir<br />

que hay en ellas una tendencia a la<br />

endogamia.<br />

En la gráfica no. 2 se observa que<br />

76.47% de los hombres de nación<br />

se unen con mujeres africanas y<br />

solamente el 23.52% logra establecer<br />

relaciones con las criollas, si se<br />

Gráfica 1. Cafetal Angerona<br />

compara este índice con el de las<br />

mujeres en la gráfica anterior, se<br />

observa que el hombre desempeñó<br />

un papel más dinámico y tendía<br />

a relacionarse más con las mujeres<br />

criollas; que las de nación con<br />

los criollos.


En la gráfica no.3 se muestra cómo<br />

el 94% de los hombres criollos prefirieron<br />

establecer relaciones con mujeres<br />

criollas; sin embargo, el 4%<br />

escogió su pareja entre las carabalíes<br />

y el 2% entre las mandingas.<br />

Por otro lado, el 61.84% de las<br />

mujeres criollas que establecieron<br />

relaciones, lo hicieron con hombres<br />

criollos, el 25% con gangás y<br />

el 10.52% con lucumíes (gráfica<br />

no. 4). Esta preferencia entre los<br />

hombres de nación, o sea, en primer<br />

lugar por los gangá y en segundo<br />

por los lucumí, debió de<br />

relacionarse con las características<br />

particulares de estos grupos étnicos. 1<br />

La información del Neptuno fue<br />

también tomada de la iglesia citada<br />

anteriormente. Se procesó el<br />

mismo período que para Angerona.<br />

La muestra analizada arrojó un total<br />

de 278 uniones, de las cuales 120<br />

son interétnicas, 132 intraétnicas y<br />

en veintiseis de ellas se desconoce<br />

la filiación étnica del padre. La gráfica<br />

no. 5 muestra que en las uniones<br />

de las mujeres de nación, el 98.60%<br />

prefieren los hombres de nación y el<br />

1.40% a los criollos, índice muy parecido<br />

al de Angerona.<br />

Para ilustrar los resultados de los<br />

datos de las uniones consensuales<br />

de los hombres de nación se elaboró<br />

la gráfica no. 6, en la que se<br />

muestra que el 70.86% se relacionó<br />

con mujeres criollas, el 18. 80% lo<br />

efectuó con lucumíes, el 3.90% con<br />

gangás, el 2.50% con popos y el<br />

0.78% con carabalíes.<br />

Las criollas del cafetal Neptuno<br />

parecen haber tenido muy amplia<br />

demanda, pues también fueron<br />

preferidas por los esclavos criollos.<br />

Estas uniones representaron el<br />

98.24%, mientras sólo el 0.87% seleccionó<br />

a las carabalíes y a las<br />

gangás (gráfica no. 7).<br />

Cuando se analizan los datos de<br />

las criollas en el cafetal Neptuno,<br />

se observa que el 55% de estas prefirieron<br />

a los lucumíes, el 23% a los<br />

gangás, el 14% a los carabalíes, el<br />

6% a los congos y el 2% a los minas.<br />

En ellos podemos apreciar una<br />

marcada preferencia de la mujer<br />

criolla por el hombre de nación<br />

lucumí y ganga (gráfica no. 8).<br />

El análisis de estos gráficos ha<br />

permitido establecer algunas tendencias<br />

en la selección de las parejas<br />

entre los esclavos criollos y<br />

los esclavos de nación, y definir que<br />

en esta selección fue más dinámica<br />

la relación interétnica.<br />

También pudimos abordar el fenómeno<br />

de la endogamia, aspecto<br />

de extraordinaria importancia para<br />

la continuidad cultural. La endogamia<br />

étnica se manifiesta a través de las<br />

uniones intraétnicas, y es importante<br />

señalar que en "… circunstancias<br />

normales, la endogamia garantiza la<br />

reproducción natural de las entidades<br />

étnicas…" (López, 1988:150); sin<br />

embargo, lejos de su medio original,<br />

es decir, en las circunstancias<br />

de la esclavitud, la endogamia étnica<br />

permitió el fomento de la continuidad<br />

cultural, sobre todo en las generaciones<br />

de criollos.<br />

Si analizamos ambas plantaciones<br />

podemos concluir que existían determinadas<br />

tendencias por <strong>parte</strong> de<br />

los criollos y los de nación en cuanto<br />

a la selección de su pareja.<br />

1 "Con relación a los gangá, algunos estudiosos refieren que fue una denominación común para<br />

identificar a diferentes tribus de la cultura mandinga. Para Ortiz está relacionada con la zona de<br />

Loango. Dumont los consideró inferiores desde el punto de vista antropológico. Sobre ellos no<br />

hemos encontrado ninguna referencia acerca de su carácter belicoso." (La Rosa, 1988:131).<br />

"lucumí: Se han reunido una serie de apreciaciones que los ven como los más inteligentes y<br />

desarrollados pero a su vez activos y difíciles de atropellar". (Ídem:132).<br />

HISTORIA<br />

Gráfica 2. Cafetal Angerona<br />

Gráfica 3. Cafetal Angerona<br />

Gráfica 4. Cafetal Angerona<br />

Gráfica 5. Cafetal Neptuno<br />

Gabinete de Arqueología / 145


HISTORIA<br />

Resulta interesante observar<br />

cómo las mujeres prefirieron unirse<br />

a los de nación con tendencia a<br />

preservar más su etnia, pues entre<br />

ellos hay una mayor presencia<br />

de la endogamia mientras que los<br />

hombres desempeñaron un papel<br />

más abierto en la relación.<br />

Cuando analizamos este fenómeno<br />

desde el ángulo de los criollos la<br />

realidad se torna bien diferente. Aquí<br />

podemos observar algunas particularidades.<br />

El hombre criollo tiene una<br />

marcada preferencia por la mujer<br />

criolla; ahora bien, cuando esta selecciona<br />

a hombres de nación lo hace<br />

con cierta distinción, tiene cierta preferencia<br />

por determinados grupos<br />

étnicos. En nuestro análisis pudimos<br />

constatar que las criollas dentro de<br />

los africanos prefirieron en primer lugar<br />

a los gangás, en segundo a los<br />

lucumíes y en un plano menor a los<br />

congos y los carabalíes.<br />

Esta preferencia por los lucumíes<br />

y los gangás pudo estar asociada a<br />

características particulares de estos<br />

grupos; los primeros, según el médico<br />

francés Henri Dumont, quien<br />

tuvo la oportunidad de relacionarse<br />

con ellos, eran personas inteligentes<br />

y civilizadas, muy activas y<br />

difíciles de subyugar y atropellar,<br />

excelentes trabajadores, insuperables<br />

en sus conucos y se "rescataban"<br />

a sí mismos con facilidad<br />

(Dumont, 1922:21).<br />

Dentro del estudio de las uniones<br />

consensuales, un aspecto de mucha<br />

importancia son los hijos, por cuanto<br />

ellos en cierta medida sellan o garantizan<br />

el registro de las uniones.<br />

Ya se había apuntado que el reconocimiento<br />

de la paternidad fue<br />

disminuyendo a lo largo de estos<br />

años. La gráfica no. 10 muestra el<br />

progresivo avance del no reconocimiento<br />

de los nacidos de estas<br />

146 / Gabinete de Arqueología<br />

uniones consensuales por <strong>parte</strong> de<br />

los padres en Angerona. En los<br />

quinquenios 1845-1849 y 1850-1854,<br />

la aceptación paterna fue alta, pero<br />

desde el lustro 1860-1864 no existió<br />

reconocimiento alguno. Similar<br />

cuestión se presentó en el cafetal<br />

Neptuno, aunque de forma más<br />

atenuada, como puede verse en<br />

la gráfica no. 9.<br />

Es evidente que en ambos cafetales<br />

hay un incremento del proceso<br />

de no reconocimiento del padre;<br />

ello pudo estar asociado a causas<br />

económicas, políticas y sociales<br />

que se originaron en la Isla a partir<br />

de la segunda mitad del siglo XIX,<br />

como fueron el comienzo del proceso<br />

de descomposición de la plantación<br />

esclavista, la entrada en vigor<br />

de la ya mencionada Ley de Vientres<br />

Libres y el inicio de los preparativos<br />

para el estallido de la Guerra<br />

de los Diez Años, entre otras posibles<br />

causas.<br />

El tema está muy distante de haberse<br />

agotado, quedan muchas<br />

interrogantes por resolver aún,<br />

pero los resultados obtenidos en el<br />

presente trabajo estimulará sin<br />

duda el interés de los estudiosos.<br />

Se impone un análisis similar<br />

del registro de otras plantaciones,<br />

pero en este caso azucareras, lo<br />

que permitirá poner al descubierto<br />

otros matices de la cuestión y definir<br />

en qué medida algunos de los<br />

aspectos develados obedecen al carácter<br />

de la plantación cafetalera,<br />

toda vez que por lo hasta aquí visto<br />

se observan particularidades que<br />

deben ser comprobadas.<br />

Gráfica 6. Cafetal Neptuno<br />

Gráfica 7. Cafetal Neptuno<br />

Gráfica 8. Cafetal Neptuno<br />

Gráfica 9. Cafetal Neptuno


Tabla 3<br />

Nacimientos y reconocimiento<br />

de paternidad. Cafetal Angerona<br />

Abbot, A. (1965): Cartas escritas en el<br />

interior de <strong>Cuba</strong>, entre las montañas de<br />

Arcana, en el Este y las del Cusco, al oeste,<br />

en los meses de febrero, marzo, abril y mayo<br />

de 1828, Consejo Nacional de Cultura, La<br />

Habana.<br />

Du' Bouchet, J. (1989): "Colección de<br />

documentos de la historia del cafetal<br />

Angerona: La fortuna de Don Cornelio<br />

Souchay", en Boletín del Archivo Nacional,<br />

no 3, La Habana.<br />

Gráfica 10. Cafetal Angerona<br />

Tabla 1<br />

Nacimientos. Cafetal<br />

Angerona<br />

Tabla 4<br />

Nacimientos y reconocimiento<br />

de paternidad. Cafetal Neptuno<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

Dumont, H. (1922): Antropología y patología<br />

comparada de los negros esclavos, Colección<br />

<strong>Cuba</strong>na de libros y documentos inéditos o<br />

raros, dirigida por Fernando Ortiz, vol. 3, [s. n.],<br />

La Habana.<br />

La Rosa, G. (1988): Los cimarrones de <strong>Cuba</strong>,<br />

Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.<br />

López, R. (1988): "Una muestra en la<br />

composición étnica y el matrimonio de<br />

africanos en La Habana entre 1694-1714", en<br />

Revista <strong>Cuba</strong>na de Ciencias Sociales, Editorial<br />

Academia, no. 17, La Habana.<br />

Méndez, I. (1952): "Biografía del cafetal<br />

Angerona", en Revista de la Biblioteca<br />

Nacional, no. 3, La Habana.<br />

Fuentes Primarias<br />

HISTORIA<br />

Tabla 2<br />

Nacimientos. Cafetal<br />

Neptuno<br />

ANC: Fondo Gobierno Superior Civil, leg.<br />

871, no. 29551.<br />

Archivo Parroquial de Artemisa, libros de<br />

Bautismo de Pardos y Morenos, nos 4 - 7,<br />

años 1841-1887.<br />

Gabinete de Arqueología / 147


PINTURA MURAL<br />

Excepcionales pinturas murales<br />

en Tacón no. 12<br />

Por: Azul Sánchez Triana, Tania González Yanes y Acelia Rodríguez Bécquer<br />

Resumen<br />

Las pinturas murales de la casa sita en la calle<br />

Tacón no. 12 son abordadas en este artículo,<br />

así como una reseña histórica del inmueble,<br />

las intervenciones realizadas a las<br />

mencionadas decoraciones hasta el presente<br />

y su análisis artístico. Gracias a la ayuda de la<br />

Fundación Hamlyn, su restauración podrá ser<br />

llevada a cabo.<br />

Abstract<br />

An examination of the murals at No.12 Tacon<br />

Street, together with an historical description<br />

of the building, details of the changes to<br />

which the murals have been subjected, and<br />

an aesthetic evaluation of the paintings as<br />

they stand today. Thanks to the generous<br />

support of the Hamlyn Foundation, their<br />

restoration is about to begin.<br />

148 / Gabinete de Arqueología<br />

Desde 1985 y hasta 1987 en el<br />

inmueble sito en Tacón no. 12 entre<br />

Empedrado y O‘Reilly, La Habana<br />

Vieja, se realizaron varias excavaciones<br />

arqueológicas, prospecciones,<br />

restauración y resane de las pinturas<br />

murales; al mismo tiempo se<br />

rehabilitaba el local, con un proyecto<br />

original: servir como casa de descanso<br />

de la Unión de Escritores y<br />

Artistas de <strong>Cuba</strong> (UNEAC).<br />

En gran medida el hallazgo de<br />

las decoraciones murales en una<br />

de las habitaciones del inmueble<br />

contiguo (Tacón no. 8) y su valoración<br />

de excepcionales para el entorno<br />

habanero y cubano, cambió<br />

la idea inicial de su adjudicación.<br />

Es preciso señalar que ambas casas<br />

estuvieron unidas por primera<br />

vez durante la segunda mitad del<br />

siglo XVIII, cuando en 1751 el dueño<br />

de Tacón no. 12, don Pedro José<br />

Calvo de la Puerta, Conde de<br />

Buenavista, le compró a su vecino<br />

el señor Lucas Gómez su propiedad<br />

de una planta, construyendo<br />

la misma de dos niveles y anexándolas<br />

por sus plantas altas.<br />

Con el transcurso de los años, estas<br />

moradas volvieron a separarse y<br />

también sus destinos funcionales,<br />

puesto que Tacón no. 12 antes de permanecer<br />

deshabitada durante los<br />

primeros años de la década de los<br />

ochenta del siglo XX, se había con-<br />

vertido en casa de vecindad, mientras<br />

Tacón no. 8 se mantuvo ocupada<br />

hasta prácticamente el momento<br />

de su restauración; ello contribuyó en<br />

gran medida para salvaguarda de<br />

estos notorios paisajes.<br />

Concluida la reparación de ambas<br />

residencias se restableció su<br />

antigua unión, se destinaron a sede<br />

del Gabinete de Arqueología de la<br />

Oficina del Historiador de la Ciudad<br />

de La Habana (GAOHCH) y este<br />

singular cuarto pasó a formar <strong>parte</strong><br />

integrante de las salas expositoras<br />

del Museo Arqueológico.<br />

La posición geográfica de esta<br />

casa realza su belleza y confort al<br />

estar ubicada frente a la Torre del<br />

Homenaje del Castillo de la Real<br />

Fuerza, que presenta en lo más alto<br />

la escultura en bronce de La<br />

Giraldilla (símbolo de la Ciudad), y<br />

como si esto fuera poco, este ejemplo<br />

de arquitectura mudéjar se halla<br />

a pocos metros de la Plaza de Armas<br />

y de la Plaza de La Catedral.<br />

Sus decoraciones son muy diferentes<br />

a las restantes halladas en<br />

el Centro Histórico de la ciudad,<br />

pues no se corresponden, desde el<br />

punto de vista de su ubicación espacial,<br />

con las tradicionales cenefas<br />

o frisos encontrados en otros<br />

sitios; pero no sólo son importantes<br />

por su magnitud sino sobre todo<br />

por los temas que tratan, interesan-


Recuadro no. 1. Aparece como elemento predominante una<br />

construcción de tres plantas de color grisáceo que sobresale por su<br />

tamaño y las grandes arcadas de columnas de la galería hacia la <strong>parte</strong><br />

izquierda del recuadro. Se ven hombres y mujeres vestidos a la usanza<br />

de la época, unos en actitud galante junto a arbustos floridos y otros<br />

conversando placenteramente sentados en sillas. Hay abundante<br />

vegetación. Los colores predominantes son el verde, rojo y azul.<br />

tes por su concepción técnico-artística, y además por<br />

ofrecer un panorama socio-histórico de la época; por<br />

lo tanto, consideramos que, dada su importancia, no<br />

se ha profundizado lo suficiente en su estudio, y un<br />

paréntesis queda abierto para nuevas indagaciones.<br />

El descubrimiento de este tipo de pinturas murales<br />

revela un arte no sólo decorativo, sino que ahora se<br />

nos impone de una forma figurativa en grandes dimensiones,<br />

el cual tuvo auge y florecimiento entre los<br />

moradores de nuestra ciudad colonial. Por lo antes<br />

expuesto estimamos que el tema merece tratarse con<br />

PINTURA MURAL<br />

Recuadro no.2. La presencia del mar predomina. Se observa una<br />

entrada de agua o bahía muy cerrada alrededor de la cual se organiza la<br />

escena. Hay pequeñas embarcaciones y abundante vegetación<br />

tropical. En el centro hay un pequeño islote con una casa. Entre las<br />

embarcaciones sobresale un navío de velas que entra en la bahía<br />

seguido por otro del cual sólo es visible el mástil principal, el resto de la<br />

información sobre este segundo barco se perdió a causa de una<br />

gigantesca laguna de faltante pictórico que mutila casi toda la <strong>parte</strong><br />

inferior del recuadro. Uno de los personajes mira desde la orilla el navío<br />

con un catalejo y los demás pescan. Los colores predominantes son el<br />

verde y el azul marino.<br />

toda seriedad, ya que el trabajo de rescate patrimonial<br />

por instituciones especializadas revelará un número mayor<br />

de tales manifestaciones, que podrán ocupar el lugar<br />

que ameritan en la historia de nuestro devenir artístico.<br />

Hasta el momento el lugar cimero lo ha ocupado la<br />

pintura de caballete, por conceptuarse a la pintura mural<br />

como un arte menor. Sin embargo, quedó demostrado a<br />

partir de estos hallazgos que esta última da una visión<br />

ampliada y creíble de la cotidianidad en épocas pasadas,<br />

mediante la escenificación de costumbres, naturaleza,<br />

arquitectura y personajes del siglo XVIII. La indudable relación<br />

de estas decoraciones con el ambiente social y<br />

arquitectónico de La Habana colonial amplía nuestros<br />

conocimientos sobre la misma, por lo tanto su significado<br />

va más allá del mero hecho artístico o pictórico (o ambos),<br />

y toma dimensión de documento histórico.<br />

Gabinete de Arqueología / 149


PINTURA MURAL<br />

Recuadro no. 3. Aparecen edificaciones con dos o tres pisos.<br />

Numerosos personajes avanzan por un camino siguiendo a una<br />

procesión religiosa. La peregrinación va hacia la iglesia, la cual no se<br />

observa completamente a causa de un gran faltante. Los más<br />

adelantados portan grandes estandartes cuyas siluetas no han podido<br />

definirse con claridad por un desgaste que abarca toda esa zona. Hay<br />

abundante vegetación y los colores predominantes son las tonalidades<br />

de verdes, grises y azules.<br />

Las pinturas aquí abordadas cubren totalmente los<br />

muros de una habitación ubicada en la planta alta de la<br />

casa, de 6.40 m de longitud por 4.15 m de ancho, con una<br />

altura de 4.60 m. Hasta el momento representa el área<br />

más extensa en metros cuadrados de decoración en La<br />

Habana Vieja. Las pinturas están compuestas por doce<br />

recuadros de 2 m de altura por 1 m de ancho cada uno, y<br />

se plasmaron a una distancia de un metro y algunos<br />

centímetros del piso. La <strong>parte</strong> baja asemeja unas<br />

columnatas marmóreas, como si a través de una sala<br />

hipóstila se contemplaran los paisajes que tienen una<br />

visión ligeramente posterior al decorado inferior y se<br />

percibe una intención de perspectiva y profundidad.<br />

Esta habitación de pinturas tan singulares con su<br />

amplia ventana abalaustrada da hacia a un patio interior<br />

de Tacón 8, y debió de tener una función muy<br />

particular dentro del inmueble, algo aún desconocido<br />

para nosotros. Puede apreciarse en los temas de<br />

150 / Gabinete de Arqueología<br />

Recuadro no. 4. Escena campestre de inspiración bucólica, con varios<br />

personajes femeninos sentados en la hierba, uno de los cuales toca un<br />

instrumento musical de viento y un caballero parado junto a ellas toca<br />

un violín. Dos caballeros aparecen montados en finos y briosos corceles<br />

en marcha forzada. Todas las figuras humanas llevan vestimenta propia<br />

de la clase social elevada. El centro del recuadro lo atraviesa un río por<br />

donde navega una pequeña embarcación tripulada por un personaje que<br />

no se define claramente; un puente une las dos orillas. Hay abundante<br />

vegetación tropical con árboles de gran tamaño y al fondo predomina la<br />

silueta de una gran ciudad con torres altas de formas cónicas.<br />

los recuadros pictóricos un ambiente tranquilo, despojado<br />

de todo dramatismo, y se evidencia la intención<br />

de jerarquizar las condiciones de vida de ciertas clases<br />

de la población. La posición que ocupan los recuadros en<br />

estos muros recuerda las pinturas de las grandes mansiones<br />

europeas, por ello opinamos que debió de ser una<br />

de las habitaciones mejor consideradas.<br />

Cuando se observan las reproducciones de las pinturas<br />

murales se nota que existen en ellas algunos<br />

de los indicadores más significativos de la pintura<br />

colonial: la presencia de elementos provenientes<br />

de modelos europeos del género, vinculados indudablemente<br />

a una visión galante y a veces hasta<br />

bucólica de la relación entre la vida humana y la<br />

naturaleza circundante, resultado de la mezcla de<br />

una percepción exótica con la crónica de lo inme-


diato y los recursos técnicos y formales<br />

que dan la impresión de una<br />

academia no cristalizada; es decir,<br />

de un modo de hacer cercano a lo<br />

que en el siglo XX se ha denominado<br />

seudo naif. Las palmas, los<br />

ríos, el ordenamiento geométrico<br />

de la vegetación y los espacios<br />

como <strong>parte</strong> de la vida social, e<br />

igualmente, la tendencia a introducir<br />

sensaciones ambientales<br />

del trópico (luz, color, flora por doquier)<br />

nos entregan una imagen<br />

sincrética en tanto fusiona y confunde<br />

la visión de una isla enclavada<br />

en el medio antillano y tropical<br />

con aquella otra realidad que constituye<br />

la base del sistema de valores<br />

expresados en el modo cortesano de<br />

mostrar los personajes incorporados<br />

a dichas pinturas.<br />

A juzgar por la composición,<br />

existe una marcada tendencia hacia<br />

el uso canónico de la perspectiva,<br />

los ritmos serpentinescos, el<br />

recurso elíptico y la inclusión de<br />

formas axiales en un plano que a<br />

veces usa el efecto de la distancia<br />

de modo ascendente, con la<br />

cercanía abajo y lo alejado arriba.<br />

Se trata en este caso, no sólo<br />

de la pintura mural capaz de mostrarnos<br />

la práctica decorativa de<br />

interiores en el hábitat colonial<br />

cubano, sino que también es un<br />

documento que revela procesos<br />

de inserción de la percepción visual<br />

europea en el contexto exuberante<br />

insular, y que nos pone<br />

en contacto con el asentamiento<br />

urbano en el medio natural, o sea,<br />

una crónica de nuestra ciudad colonial.<br />

Si se observan detalladamente<br />

cada una de estas escenas que<br />

son como mosaicos unitarios<br />

cuya función secuencial nos remite<br />

a las leyes de la narración y<br />

la descripción, advertiremos en<br />

ellas referencias a episodios comunes:<br />

las entradas de bajeles en<br />

espacios acuosos vistas por ciudadanos,<br />

el galanteo (que conservaba<br />

el manierismo europeo y no<br />

se había transformado aún en el<br />

estilo criollo), la mezcla de construcciones<br />

civiles y religiosas, los<br />

paseos a caballo con vestimentas<br />

inapropiadas para un clima tórrido,<br />

el mundo extraño de jardines<br />

versallescos introducidos en una<br />

vegetación virgen, los negros<br />

vendedores, procesiones, en fin,<br />

la vida de una ciudad con las modas<br />

y modos europeos dentro de<br />

un paisaje rico, de ahí el extrañamiento<br />

del espectador contemporáneo,<br />

que funciona como una de<br />

las claves para su interpretación,<br />

al poder considerarse como visiones<br />

idílicas para aquella época y<br />

sociedad, pero en su apreciación<br />

es imposible obviar la ideología del<br />

poseedor, su necesidad de identificarse,<br />

tal vez ilusoriamente, con la<br />

cultura dominante llegada de ultramar<br />

y sentirse él y su familia como<br />

extensiones de un medio cortesano<br />

en un entorno donde económicamente<br />

formaban <strong>parte</strong> del sector que<br />

ostentaba el poder, y estas pinturas<br />

constituyen uno de sus símbolos.<br />

En la actualidad el Grupo de Pintura<br />

Mural del Gabinete de Arqueología<br />

acomete la consolidación y<br />

rescate de esas pinturas, sometidas<br />

a un proceso constante de deterioro<br />

desde su primera intervención<br />

restauradora entre 1986-1990. Hasta<br />

el momento hemos eliminado las<br />

fuentes de humedad que afectaban<br />

los muros, y se procede a la consolidación,<br />

pues el resane utilizado se<br />

desmorona y cae sobre algunas <strong>parte</strong>s<br />

de las pinturas, afectándolas.<br />

Otros factores que las dañan son<br />

PINTURA MURAL<br />

las vibraciones, por los desprendimientos<br />

del interestrato, a lo<br />

cual debemos añadir la cercanía<br />

del mar, el polvo, el calor desprendido<br />

por la cocina del restaurante<br />

vecino y otros factores climáticos<br />

y ambientales. Por todo el valor patrimonial<br />

de estas pinturas murales<br />

y su carácter excepcional dentro<br />

del contexto colonial habanero, sirva<br />

este artículo no sólo para informar<br />

sobre su importancia y la<br />

actividad que el Gabinete de Arqueología<br />

de la Oficina del Historiador<br />

de la Ciudad realiza en aras de<br />

su conservación y restauración, sino<br />

además para hacer un llamado de<br />

ayuda internacional que contribuya<br />

a su recuperación total y efectiva. La<br />

Habana Vieja como Patrimonio de la<br />

Humanidad, es responsabilidad de<br />

todas las naciones del orbe, y por<br />

tanto, junto al Estado cubano, también<br />

compete a ellas su protección<br />

y rescate.<br />

Agradecimientos<br />

A Roger Arrazcaeta Delgado, director<br />

del GAOHCH, a Arelys<br />

Hernández Plasencia, licenciada<br />

en Historia del Arte, y a Daniel<br />

Vasconcellos Portuondo, investigador<br />

histórico.<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

Hernández Oliva, Carlos A. e Irma<br />

Pardo OlivaIn (1992): "Investigación<br />

histórica y arqueológica de la casa de<br />

Tacón no. 12", Inédito, depositado en<br />

GAOHCH, La Habana.<br />

Sánchez Triana, Azul, Tania González<br />

Yánez y Acelia G. Rodríguez Bécquer<br />

(1999): "Intervención en las pinturas<br />

murales del cuartico", Inédito, depositado<br />

en GAOHCH, La Habana.<br />

Gabinete de Arqueología / 151


152 / Gabinete de Arqueología<br />

CATÁLOGO HABANERO<br />

Mural perteneciente a la<br />

casa Prat Puig, sita en<br />

Teniente Rey no. 159,<br />

esquina a Aguiar.<br />

La decoración, datada<br />

posiblemente a fines del<br />

siglo XVIII o XIX, se<br />

encuentra ubicada en la<br />

planta baja. En la imagen<br />

inferior puede observarse<br />

un detalle de la misma.


CATÁLOGO HABANERO<br />

Pinturas murales en la casa de Tacón<br />

no.12, actual Gabinete de Arqueología.<br />

Estos frescos de color ocre y rojo, ya<br />

restaurados, fueron plasmados<br />

probablemente en 1725, según se infiere<br />

en una inscripción incisa que se observa<br />

con esa fecha en el enlucido de la pintura<br />

ubicada en la enjuta central de los arcos<br />

de la planta alta.<br />

La decoración en la foto superior<br />

corresponde al entresuelo y la imagen en<br />

la foto inferior, también ocre, a una de las<br />

enjutas de los arcos en la planta noble.<br />

Gabinete de Arqueología / 153


PERSONALIDADES<br />

Doctor René Herrera Fritot<br />

Por: Daniel E. Vasconcellos Portuondo, Lois Ángel Urgellés Navarro y Heriberto Jiménez Moreno<br />

Resumen<br />

Homenaje a la vida y la obra del eximio<br />

antropólogo, etnólogo y arqueólogo cubano<br />

doctor René Herrera Fritot.<br />

Abstract<br />

This article renders tribute to the life and<br />

work of late antropologist, ethnologist and<br />

archaeologist, Dr. René Herrera Fritot.<br />

154 / Gabinete de Arqueología<br />

René Victoriano Herrera Fritot<br />

nació en La Habana, calle Manrique<br />

no. 1 (actual 61), a las ocho y treinta<br />

de la noche, del día 15 de abril de<br />

1895, según consta en el Registro<br />

Civil del Norte de esta ciudad, inscripción<br />

no. 266, folio 272, tomo 12.<br />

Sus abuelos paternos fueron José<br />

Joaquín y Josefa, naturales de Caracas<br />

y Camagüey, y los maternos<br />

Carlos y Rafaela, naturales de<br />

Matanzas y Banes; era hijo del<br />

camagüeyano José Anníbal Herrera<br />

y Cisneros y la guanabacoense<br />

María de los Desamparados Fritot<br />

y Sandrino. Acerca de su linaje el<br />

científico expresó en carta a su amigo<br />

Pedro García Valdés, "yo desciendo<br />

por línea materna de una india<br />

taina pura", 1 refiriéndose a su abuela<br />

Rafaela Sandrino. René se casó<br />

el 14 de diciembre de 1916 con<br />

Sarah García Gálvez, natural de<br />

Paso Real de San Diego, Pinar del<br />

Río, de cuyo matrimonio nacieron<br />

René José (1919), María Luisa<br />

(1927) y Miriam Gabriela Herrera<br />

García (1938).<br />

El alcance que para el hombre<br />

del siglo xx y los venideros tiene la<br />

comprensión de las culturas autóctonas<br />

americanas, en especial las<br />

que se desarrollaron en el área del<br />

Doctor René Herrera Fritot en la Biblioteca<br />

del Departamento de Antropología de la ACC,<br />

sita en Prado y Trocadero, 1964<br />

Caribe, así como los análisis y la<br />

difusión de sus experiencias teórico-prácticas,<br />

colocan en un sitio de<br />

privilegio a este erudito cubano, quien<br />

luego de cursar sus estudios primarios<br />

en los colegios de Melitón y<br />

de Mimó, este último a una cuadra<br />

del Callejón del Conde Cañongo a un<br />

costado de la iglesia de Monserrate<br />

en esta capital, se trasladó a Matanzas,<br />

donde cursó el bachillerato en<br />

ciencias y letras, titulándose a la<br />

edad de diecisiete años. De inme-<br />

1 José A García (1987): "Aniversario 92 del nacimiento del doctor René Herrera Fritot", en<br />

Memorias del Quinto Simposio de la Cultura, Editorial Imprenta Provincial de Cultura, La<br />

Habana, p. 104.


diato ingresó en la Universidad de<br />

La Habana para estudiar las ingenierías<br />

civil y eléctrica, las que tuvo<br />

que abandonar seis años después<br />

por problemas económicos y personales.<br />

Durante ese tiempo fue<br />

ayudante honorario de la Cátedra<br />

de Geología y Mineralogía en la Facultad<br />

de Ciencias y se ocupó extraoficialmente<br />

del Museo Montané, del<br />

cual sería más adelante director, cargo<br />

que con posterioridad estuviera<br />

consagrado a su alumno y amigo entrañable,<br />

el doctor Manuel Rivero de<br />

la Calle, fallecido el 23 de septiembre<br />

de 2001.<br />

Durante los años de 1918 a 1924,<br />

entre otras actividades Herrera<br />

Fritot fue delineante de planos geográficos,<br />

realizó dibujos mecánicos,<br />

proyectó ingenios y viviendas de<br />

diversos barrios habaneros, además<br />

diseñó instalaciones hidráulicas<br />

y de combustibles.<br />

Un año después de haber sido<br />

nombrado ayudante facultativo de<br />

la Cátedra de Antropología, en 1924,<br />

fue enviado por espacio de tres<br />

años a los museos de Historia Natural<br />

y del Indio Americano en<br />

New York. Allí completó su ya<br />

amplio bagaje científico, principalmente<br />

en las técnicas para montaje<br />

de exposiciones, restauración<br />

y reproducción de ejemplares. A<br />

su regreso a <strong>Cuba</strong>, de 1927 a 1928,<br />

continuó su labor en el Museo<br />

Montané a la vez que ejerció como<br />

delineante proyectista en la Marina<br />

de Guerra Nacional y en la<br />

Sinclair <strong>Cuba</strong>n Oil Co., donde concibió<br />

tres inventos mecánicos que<br />

no pudo patentar a su nombre, algo<br />

que sí hizo la compañía.<br />

Trabajó como ingeniero auxiliar<br />

en la Secretaría de Obras Públicas<br />

en el período de 1928 a 1930 y tuvo<br />

a su cargo <strong>parte</strong> de las obras de la<br />

Carretera Central en la antigua<br />

provincia de Las Villas, destacándose<br />

su participación en el Paso Superior<br />

de Placetas y el puente<br />

oblicuo sobre el río Zaza.<br />

Se graduó de Doctor en Ciencias<br />

Naturales en la Universidad de<br />

La Habana en 1934, y es nombrado<br />

ayudante graduado de esa facultad,<br />

dos años después es ascendido<br />

a profesor agregado de la Cátedra<br />

de Antropología; hasta 1942 ocupó<br />

también el cargo de conservador<br />

oficial del Museo Antropológico<br />

PERSONALIDADES<br />

René Herrera Fritot y Emile de Boyre Moya con el sello del Grupo Guamá, 1946<br />

Montané. El 29 de mayo de ese año<br />

realizó la inscripción del Grupo<br />

Guamá, 2 en el registro oficial de<br />

asociaciones. Este centro científico<br />

de investigación y difusión cultural<br />

fue creado el 1 ro. de febrero<br />

del año anterior junto a los doctores<br />

Oswaldo Morales Patiño y Fernando<br />

Royo Guardia; su banderola<br />

mostraba un sol y dentro de él la<br />

figura de un ídolo aborigen conocido<br />

hasta entonces solamente en<br />

<strong>Cuba</strong>. El diseño del gallardete estaba<br />

inspirado en el que identificó<br />

durante el siglo XIX a la llamada<br />

Conspiración de los Soles y Rayos<br />

2 "En honor del valiente indio cubano de ese nombre que al frente de un pequeño grupo de aborígenes mantuvo en jaque a los españoles por diez<br />

años", como dijera el propio Fritot.<br />

Gabinete de Arqueología / 155


PERSONALIDADES<br />

de Bolívar, con lo que se representaban<br />

los ideales de rebeldía patriótica<br />

reinantes entre los componentes del<br />

Grupo Guamá.<br />

Herrera envió varias monografías<br />

para la Biblioteca Colón de la Unión<br />

Panamericana de Washington y<br />

para la biblioteca de antropología<br />

del Museo de La Plata en Argentina,<br />

en abril de 1939.<br />

En 1946, siendo profesor de Antropología<br />

Jurídica de la Universidad<br />

de La Habana, algunos de los<br />

estudiantes de Derecho tomaban<br />

clases con él, entre ellos el futuro<br />

líder de la Revolución <strong>Cuba</strong>na, Fidel<br />

Castro Ruz, quien además contribuyó<br />

económicamente a mantener<br />

el Museo Guamá ubicado en la vivienda<br />

de Herrera, sita en la calle<br />

San Lázaro no. 820 (antes 90), entre<br />

Vista Alegre y Carmen, en<br />

Lawton, edificada en 1912 en <strong>parte</strong><br />

de los solares correspondientes a<br />

la finca rústica no. 10761, manzana<br />

21, del Reparto Salazar, adquirida<br />

3 Loc. cit. (1), p. 114.<br />

156 / Gabinete de Arqueología<br />

Piezas de la colección Herrera Fritot en su Casa - Museo de Lawton<br />

por Herrera cuatro años después en<br />

acto de compraventa al señor Marco<br />

Aurelio Cervantes y Gómez de<br />

Molina; allí vivió por más de tres décadas<br />

hasta su muerte, el 14 de enero<br />

de 1968, y en ese lugar aguardaba<br />

gustosamente por cualquier visitante<br />

cubano o foráneo interesado en<br />

conocer nuestro pasado indígena,<br />

mostrándoles su amplia y valiosa<br />

colección de objetos aborígenes antillanos<br />

y de la América continental,<br />

así como piezas sobre el ritual de<br />

santería cubana, expuestas didácticamente.<br />

En la actualidad la casa<br />

está ocupada por oficinas de una<br />

empresa de servicios técnicos, electrónicos<br />

y electrodomésticos del municipio<br />

10 de Octubre.<br />

Viajó a la República Dominicana<br />

en 1947, y allí dictó un curso completo<br />

de Antropología General en<br />

la Universidad de Santo Domingo<br />

para los licenciados en Filosofía, y<br />

fundó con el ingeniero y arqueólogo<br />

dominicano Emile de Boyre Moya<br />

(1903-1967), el Instituto de Investigaciones<br />

Antropológicas de ese centro<br />

docente; también ordenó y clasificó<br />

las colecciones arqueológicas del<br />

Museo Nacional de Santo Domingo.<br />

Los estudiosos de República<br />

Dominicana le guardan todavía el<br />

profundo respeto y cariño que<br />

supo ganarse, y lo consideran pionero<br />

de la Arqueología de esa isla<br />

caribeña.<br />

En 1957 el Museo Guamá pasó<br />

al Palacio de Bellas Artes siendo<br />

muy elogiadas las piezas de arte<br />

neotaíno, como las clasificara<br />

Herrera, quien cuidó de ellas de<br />

forma directa; lamentablemente en<br />

sucesivos montajes dejaron de<br />

mostrarse al público.<br />

Al crearse la Academia de Ciencias<br />

de <strong>Cuba</strong> (ACC) en 1960 y a instancias<br />

del capitán Antonio Núñez<br />

Jiménez, el doctor Herrera se<br />

responsabilizó con la sección de<br />

Antropología Física, y en ese año<br />

donó a dicha institución su biblioteca<br />

personal de Antropología y Arqueología.<br />

En 1966, aunque jubilado desde<br />

hacía seis años y "según consta en<br />

su expediente, Herrera se encontraba<br />

en la Academia de Ciencias<br />

ocupado en el estudio de un cráneo<br />

Indocubano con el fin de publicar<br />

posteriormente una monografía sobre<br />

dicho tema". 3<br />

La colección completa de piezas<br />

arqueológicas del que fuera Museo<br />

Etnológico del Grupo Guamá y los<br />

equipos de su taller de reproducciones<br />

arqueológicas con sus moldes<br />

fueron donados en 1967 a la ACC.<br />

El Museo del Gabinete de Arqueología<br />

de la Oficina del Historiador<br />

de la Ciudad de La Habana,<br />

expone en una de las vitrinas de la


Anillo de concha utilizado como pendiente. Expuesto en la sala aborigen del Museo Arqueológico<br />

de la Oficina del Historiador<br />

Sala Aborigen, piezas de la Colección<br />

Herrera Fritot, entre ellas un<br />

anillo de concha utilizado como<br />

pendiente con representación zoomorfa<br />

y geométrica trabajado a partir<br />

de incisiones.<br />

La pieza corresponde a la etapa<br />

de producción agroalfarera, cuya<br />

antigüedad data de 1 190 años antes<br />

del presente. Posee una altura<br />

de 5.3 cm, 0.7 cm de largo y 5.7 de<br />

ancho. Fue hallada en el sitio Río<br />

Seco 14, provincia Holguín, <strong>Cuba</strong>.<br />

Según expresa el doctor Fernando<br />

Royo Guardia en el prólogo del<br />

libro La Caleta, joya arqueológica antillana,<br />

Herrera Fritot ha publicado<br />

numerosos trabajos relacionados<br />

con la Antropología y la Geología,<br />

exploró la Isla de un extremo a otro<br />

con importantes descubrimientos en<br />

Arqueología, Geología y Mineralogía,<br />

entre ellos los "tres tipos de instrumentos<br />

de conchas en la cultura<br />

inferior o Guanajatabey, 4 que son<br />

el ‘plato’, la ‘cuchara’ y el ‘pico de<br />

mano’, que no eran conocidos hasta<br />

su magistral estudio sobre la<br />

Cueva y pictografías de Punta del<br />

Este en Isla de Pinos; el tipo de instrumento<br />

Ciboney que llamamos<br />

‘gubia de dedo’; estableció la relación<br />

entre los gladiolitos o dagas líticas y<br />

las esferolitias o bolas líticas en <strong>Cuba</strong>,<br />

como tipismo de una cultura intermedia,<br />

la Ciboney" (R. Herrera y Ch.<br />

Leroy, 1946); descubre y reporta el<br />

primer volcán cubano que se conoce;<br />

presenta por primera vez el estudio<br />

completo de la evolución de los<br />

minerales cupríferos en el terreno,<br />

trabajo traducido al inglés y usado<br />

PERSONALIDADES<br />

como texto en una importante escuela<br />

de minas de Estados Unidos; y con<br />

los mineralogistas Ricardo de la Torre<br />

y Jorge Morlón descubre la presencia<br />

de la Ilmenita en <strong>Cuba</strong>.<br />

El científico alemán Alejandro de<br />

Humboldt (1769-1859), quien manifestó<br />

un gran respeto por las culturas<br />

aborígenes, se interesó por sus<br />

testimonios arqueológicos, en especial<br />

por las hachas petaloides,<br />

estudiadas detalladamente durante<br />

el siglo XX por los antropólogos<br />

doctores Herrera Fritot y Fernando<br />

Ortiz. "Las tantas interpretaciones<br />

del instrumento con funciones<br />

mágico-religiosas son en la actualidad<br />

respetadas y han formado<br />

<strong>parte</strong> del proceso de transculturación<br />

y sincretización". 5<br />

A pesar de la ardua y fructífera<br />

labor de Herrera Fritot en diversos<br />

campos del saber humano, específicamente<br />

en la Arqueología, le<br />

quedó pendiente realizar las excavaciones<br />

en el sitio holguinero Chorro<br />

de Maíta, lo cual se materializó<br />

en 1986 bajo la dirección del eminente<br />

arqueólogo José Manuel Guarch<br />

Delmonte, fallecido el 26 de septiembre<br />

de 2001. El cementerio que allí<br />

encontraron es el más amplio y conservado<br />

en <strong>Cuba</strong> de aborígenes<br />

agricultores. Este descubrimiento<br />

trajo entre otros resultados la creación<br />

de un museo de sitio en cuya<br />

concepción participó directamente<br />

el doctor Guarch. "Este museo resume<br />

sus aspiraciones museográficas<br />

y de preservación testimonial insertándose<br />

en lo que en ese momento<br />

era aún una incipiente perspectiva:<br />

la vinculación de la arqueología<br />

aborigen dentro de la imagen<br />

4 En la nomenclatura actual la cultura inferior o Guanahatabey y la intermedia Ciboney son conocidas como etapa preagroalfarera.<br />

5 Armando Rangel (1997): "Humboldt y las culturas prehispánicas en el mediterráneo americano", en Alejandro de Humboldt en <strong>Cuba</strong>, Catálogo para<br />

la exposición en la Casa Humboldt, octubre de 1997, editorial Wissner, Bonn, Alemania, p. 87.<br />

Gabinete de Arqueología / 157


PERSONALIDADES<br />

Participantes en la tercera conversación de la Sociedad <strong>Cuba</strong>na de Estudios Históricos e<br />

Internacionales celebrada en el Museo del Grupo Etnológico Guamá, 1943. Aparecen entre otros<br />

Felipe Pichardo Moya, Fernando Ortiz y Emilio Roig de Leuchsenring<br />

cultural de Holguín con el desarrollo<br />

turístico y la búsqueda desde<br />

esta perspectiva de elementos de<br />

apoyo al estudio arqueológico". 6<br />

La influencia de Herrera Fritot en<br />

el campo artístico se pudo constatar<br />

cuando participó junto al escultor<br />

yugoslavo Iván Gudrum Ferich en el<br />

proyecto del centro turístico de<br />

Guamá en la Ciénaga de Zapata.<br />

Este excepcional hombre que<br />

dejó a la posteridad una obra científica<br />

notable, manifestó además<br />

interés por la literatura, sobre todo<br />

la dedicada a los niños, para quienes<br />

escribió cuentos.<br />

Entre sus trabajos literarios están<br />

las prosas: "Vida y ocaso", "Sonata<br />

en claro de luna", "A tu retorno del<br />

mar", "A Guillermina", "En el palacio<br />

encantado", "Del viaje Holguín-Habana",<br />

"El grillo en la ventana", "La flor<br />

solitaria", "Atracción", "Reflorecimiento",<br />

"Montaña y colina". De sus<br />

158 / Gabinete de Arqueología<br />

pensamientos quedan los titulados<br />

"Parábola" y "El fondo de la bahía".<br />

Figuras notables de las letras<br />

asistían a sus tertulias hogareñas,<br />

donde eran recitadas composiciones<br />

suyas y de otros bardos; el poema<br />

"De aquella noche" lo dedicó a Nicolás<br />

Guillén, a Antonio Aguilar y al<br />

trovador Guyún; en 1942 le mostró su<br />

"Romance de mis ejercicios espirituales"<br />

a Rubén Darío, quien en gesto<br />

de aprobación se lo firmaría. Entre<br />

otras poesías herrerianas están: "De<br />

nuevo al mar", "Sancto Santorum",<br />

"Tempestad", "Ocaso", "Golondrinas",<br />

"Taller", y "Quintilla".<br />

Quintilla<br />

Despertaste mis antojos<br />

con tres cosas bien sencillas:<br />

con el brillo de tus ojos,<br />

tus fragantes labios rojos<br />

y el rubor de tus mejillas.<br />

De sus publicaciones y conferencias<br />

- 1924. "Excursiones geológicas, en las<br />

provincias de La Habana y Pinar del Río", en<br />

Memorias de la Sociedad <strong>Cuba</strong>na de Historia<br />

Natural Felipe Poey (MSCHNFP), vol. 6,<br />

nos. 1- 4, La Habana.<br />

- 1932. "El manjuarí, pez cubano con<br />

respiración pulmonar, representante de una<br />

fauna antiquísima", en Revista Orbe, año II,<br />

no. 68, La Habana.<br />

- 1936. "Culturas aborígenes de las Antillas",<br />

en Revista Lyceum, vol. I, no. 3, La Habana.<br />

Reimpreso como contribución del Museo<br />

Antropológico Montané, Universidad de la<br />

Habana.<br />

- —. "Nota preliminar sobre un pequeño volcán<br />

extinguido en la provincia de Santa Clara", en<br />

MSCHNFP, vol X, no. 3, La Habana.<br />

- —. "El Javanthropus soloensis. Hombre fósil<br />

de Java", en MSCHNFP, vol. X, no. 5, La<br />

Habana.<br />

- —. "Una especie mineralógica encontrada en<br />

Santa Clara por primera vez", en MSCHNFP,<br />

vol X, no. 2, La Habana.<br />

- 1937. "Notas sobre exploración de un mound<br />

ciboney en proximidad del río Ariguanabo,<br />

provincia de La Habana, <strong>Cuba</strong>", en Boletín<br />

Bibliográfico de Antropología Americana, vol. I,<br />

no. 4, México.<br />

- 1938. "Revisión de las hachas de ceremonia<br />

de la Cultura Taina", en MSCHNFP, vol. XII,<br />

no. 1, La Habana.<br />

—. "Informe sobre una exploración<br />

arqueológica a Punta del Este, Isla de Pinos",<br />

en Revista Universidad de la Habana, año III,<br />

nos. 20-21, La Habana.<br />

- —. "Comunicación sobre la Cueva de Punta del<br />

Este, Isla de Pinos, sus pictografías y los hallazgos<br />

de un ajuar ciboney", en Boletín Bibliográfico de<br />

Antropología Americana, vol. II, no. 4, México.<br />

- 1939. "Discusión sobre el posible origen de<br />

las pictografías de Punta del Este, Isla de<br />

Pinos", en MSCHNFP, vol. XIII, no. 5, La<br />

Habana.<br />

- —. "El Castillo de Jagua, Cienfuegos", en<br />

Revista Arquitectura, año VII, no. 76, La<br />

Habana.<br />

- 1940. "Un nuevo dujo taino en las colecciones<br />

del Museo Antropológico Montané, de la<br />

Universidad de la Habana", en Revista de<br />

Arqueología, no. 4, La Habana.<br />

- 1942. "Las Esferas Líticas como base de una<br />

nueva cultura aborigen cubana", en<br />

6 Roberto Valcárcel (2002): "José Manuel Guarch Delmonte. El arqueólogo", en El Caribe Arqueológico, no. 6, anuario publicado por la Casa del<br />

Caribe como extensión de la Revista del Caribe, Santiago de <strong>Cuba</strong>, p. 116.


Proceedings of the Eight American Scientific<br />

Congress, vol. II, Washington D.C.<br />

- —. "Falsificaciones de objetos aborígenes<br />

cubanos", en MSCHNFP, vol. XVI, no. 1, La<br />

Habana.<br />

- —. "Los moluscos en la Etnología Aborigen<br />

<strong>Cuba</strong>na", presentado ante la Sociedad <strong>Cuba</strong>na<br />

de Historia Natural Felipe Poey, sesión del 15<br />

de abril de 1942, La Habana.<br />

- —. "Informe a la Junta Nacional de<br />

Arqueología y Etnología sobre una exploración<br />

arqueológica a la Isla de Pinos, por el grupo<br />

Guamá", en Revista de Arqueología, no. 6,<br />

enero-marzo, La Habana.<br />

- —. Con el Grupo Guamá participó en el<br />

Primer Congreso Nacional de Historia,<br />

auspiciado por la Sociedad <strong>Cuba</strong>na de<br />

Estudios Históricos e Internacionales, que<br />

encabezaba Emilio Roig de Leuchsenring,<br />

La Habana.<br />

- —. Con el Grupo Guamá participó en el<br />

Primer Congreso de Historia Iberoamericano.<br />

- 1943. "Tipos de la cultura material indígena<br />

en los yacimientos cubanos sin cerámica",<br />

ponencia aprobada en el II Congreso Nacional<br />

de Historia, La Habana. Allí se presentaron los<br />

siguientes trabajos: "Algunos puntos<br />

fundamentales de la prehistoria de <strong>Cuba</strong>" de<br />

José Antonio Coscuyuela, "La religión de los<br />

indígenas antillanos" de Morales Patiño,<br />

"Ensayo sobre cráneo cubano precolombino"<br />

de Fernando Royo y "Las bolas y las dagas<br />

líticas, nuevo aporte cultural aborigen en<br />

<strong>Cuba</strong>" de Herrera Fritot.<br />

- 1945. "El yacimiento arqueológico de Soroa,<br />

Pinar del Río", presentado ante la Sociedad<br />

<strong>Cuba</strong>na de Historia Natural Felipe Poey, sesión<br />

de enero de 1945, La Habana.<br />

-1946. "Tres notas para la Arqueología<br />

Indocubana: Asas-sonajeros; Tres épocas en<br />

un litoglifo; Notable similitud entre dos<br />

pendientes", en Revista de Arqueología,<br />

segunda época, no. 1, La Habana.<br />

- —. La Caleta. Joya arqueológica antillana, en<br />

colaboración con Charles Leroy Youmans,<br />

Editorial Siglo XX, La Habana.<br />

- 1947. "Tres tipos de objetos<br />

indoarqueológicos de Santo Domingo: guayos<br />

monolíticos; macana de madera y hacha<br />

petaloide de ceremonia", en Revista de<br />

Arqueología, segunda época, año II, nos. 4-5,<br />

enero-diciembre, La Habana.<br />

- —. Conferencia en el Lyceum and Lawn<br />

Tennis Club, con Pichardo Moya.<br />

- 1949-1952. Herrera publicó para el periódico<br />

habanero Información un total de 169 artículos<br />

que constituyen un verdadero modelo<br />

periodístico de divulgación cultural variada<br />

para público general.<br />

- 1950. "Arqueotipos zoomorfos en las Antillas<br />

Mayores", en Boletín de Historia Natural,<br />

Sociedad <strong>Cuba</strong>na de Historia Natural Felipe<br />

Poey, vol. I, no. 3, La Habana, reeditado en el<br />

Boletín del Museo del Hombre Dominicano,<br />

no. 16, Sección Pioneros, 1981, Santo<br />

Domingo.<br />

- —. Una delegación del Grupo Guamá asistió<br />

a la Convención de Arqueólogos de la Florida,<br />

Estados Unidos.<br />

- —. Se efectuó en La Habana la Mesa<br />

Redonda de arqueólogos del Caribe con la<br />

participación del Grupo Guamá.<br />

1951. Conferencia sobre temas arqueológicos<br />

titulada "Los tres complejos indocubanos",<br />

presentada en el Palacio Brunet, Trinidad.<br />

- —. Participa en el programa de CMQ Radio<br />

Universidad del Aire, primera intervención<br />

sobre el tema de los incas.<br />

- 1952. "Vasos - efigies de la República<br />

Dominicana", en Memoria del V Congreso<br />

Histórico Municipal Interamericano, t. I, Santo<br />

Domingo.<br />

- —. "La Cueva Funeraria de Carboneras", en<br />

colaboración con el doctor Manuel Rivero de la<br />

Calle. Presentado ante el X Congreso Nacional<br />

de Historia, publicado por la Sociedad<br />

Espeleológica de <strong>Cuba</strong>, La Habana.<br />

- 1953. Herrera Fritot publicó una serie de<br />

artículos en El Nacional de Caracas,<br />

Venezuela.<br />

- 1954. Sus trabajos sobre el Grupo Guamá<br />

aparecen en la revista venezolana El Farol.<br />

- 1956. "Los Complejos Culturales Indocubanos<br />

basados en la Arqueología: Las culturas<br />

prealfareras. Los alfareros tainos", en Revista<br />

del Instituto Nacional de Cultura, Ministerio de<br />

Educación, vol. I, año I, no. 2, La Habana.<br />

- 1962. Nociones prácticas de Osteología<br />

Humana, Instituto de Biología, Sección de<br />

Antropología, Comisión Nacional de la<br />

Academia de Ciencias de <strong>Cuba</strong> (ACC), La<br />

Habana.<br />

- 1964. Estudio de las Hachas Antillanas,<br />

Departamento de Antropología, ACC, La<br />

Habana.<br />

- —. Craneotrigonometría, Departamento de<br />

Antropología, ACC, La Habana.<br />

- —. Nueva técnica para calcular la capacidad<br />

craneana, Departamento de Antropología,<br />

ACC, La Habana.<br />

- 1965. Impartió un seminario sobre arte<br />

precolombino en el Museo de Bellas Artes de<br />

<strong>Cuba</strong>.<br />

PERSONALIDADES<br />

- 1970. Exploración arqueológica inicial en<br />

Cayo Jorajuría, Matanzas. Serie Antropológica,<br />

no. 6, Academia de Ciencias de <strong>Cuba</strong>, La<br />

Habana.<br />

De su expediente científico:<br />

- Asesor Científico de la Orden La Rosa Blanca,<br />

<strong>Cuba</strong>, a partir de 1947<br />

- Asesor Técnico del Instituto Antropológico<br />

Dominicano<br />

- Caballero de la Orden Nacional de Mérito<br />

Carlos Manuel de Céspedes<br />

- Delegado cubano al VIII Congreso Científico<br />

Americano, Washington,1940<br />

- Delegado por <strong>Cuba</strong> y Secretario Adjunto de<br />

la Primera Conferencia Internacional de<br />

Arqueólogos del Caribe, Honduras, 1946<br />

- Director de los proyectos y obras de<br />

reconstrucción de las ruinas de La Isabela (Isla<br />

de La Española), primera ciudad fundada por<br />

Colón en América<br />

- Fundador del Grupo Guamá y Director del<br />

Museo Etnológico (perteneciente al grupo)<br />

- Miembro Colaborador y Titular de la<br />

Sociedad Colombolista Panamericana<br />

- Miembro Correspondiente de la Sociedad<br />

Argentina de Americanistas, 1950<br />

- Miembro de Honor de la Sociedad<br />

Espeleológica de <strong>Cuba</strong>, 1952<br />

- Miembro de la Florida Anthropological Society<br />

- Miembro de la Junta Nacional de Arqueología<br />

y Etnología<br />

- Miembro de la National Geographic Society<br />

- Miembro de la Sociedad <strong>Cuba</strong>na de Botánica<br />

- Miembro de la Sociedad de Arqueólogos de<br />

Bolivia<br />

- Miembro de la Sociedad de Antropólogos del<br />

Caribe<br />

- Miembro de la Sociedad Malacológica Carlos<br />

de la Torre<br />

- Miembro de la Junta de Asesores del Instituto<br />

Nacional de Cultura, 1955<br />

- Miembro Fundador del Patronato Pro-Museo<br />

Nacional, 1947<br />

- Miembro Honorario del Patronato y Museo<br />

Municipal Oscar María Rojas de Cárdenas,<br />

Matanzas, a partir de 1950<br />

- Socio Correspondiente de la Sociedad<br />

Antropológica de Santo Domingo<br />

- Socio Correspondiente del Museo José María<br />

Espinosa, Remedios, Las Villas, 1957<br />

- Socio Titular de la Sociedad <strong>Cuba</strong>na de<br />

Historia Natural Felipe Poey<br />

"Entre los honores recibidos por<br />

su labor científica y docente se<br />

Gabinete de Arqueología / 159


PERSONALIDADES<br />

encuentran, de carácter nacional,<br />

la Medalla Conmemorativa del Primer<br />

Centenario de la Bandera de<br />

<strong>Cuba</strong>, la Orden Nacional de Mérito<br />

Carlos Manuel de Céspedes, y de<br />

carácter extranjero, la condición de<br />

Huésped de Honor de la República<br />

de Honduras, Huésped de Honor<br />

de la Ciudad de Santo Domingo,<br />

más la Orden Heráldica de Cristóbal<br />

Colón por sus trabajos excepcionales<br />

para la restauración de La<br />

Isabela 7 y otros". 8<br />

La Comisión Interamericana Organizadora<br />

del Primer Centenario de<br />

la Bandera de <strong>Cuba</strong> y de las Expediciones<br />

Libertadoras de Narciso<br />

López, decidió conceder la Medalla<br />

Oficial Conmemorativa del Primer<br />

Centenario de la Bandera de <strong>Cuba</strong>,<br />

Álvarez, J. (1956): Arqueología Indocubana,<br />

Editorial Úcar García S.A., La Habana.<br />

Dacal, R. y M. Rivero (1986): Arqueología<br />

aborigen de <strong>Cuba</strong>, Editorial Gente Nueva, La<br />

Habana.<br />

Departamento de creación editorial (1990):<br />

Crónica de América, quinto centenario, Plaza y<br />

Janés, Editores S.A., España.<br />

García, J. A. (1986): "Grupo Guamá,<br />

institución científica y cultural en el municipio<br />

de 10 de Octubre", Memorias del IV Simposio,<br />

Imprenta Provincial de Cultura, vol. 2, La<br />

Habana.<br />

—————— (1987): "En el aniversario 92 del<br />

nacimiento del Doctor René Herrera Fritot",<br />

Memorias del V Simposio, Imprenta Provincial<br />

de Cultura, La Habana.<br />

Herrera, R. (1964): Estudios de las Hachas<br />

Antillanas, Departamento de Antropología,<br />

Comisión Nacional de la Academia de<br />

Ciencias de <strong>Cuba</strong>, La Habana.<br />

160 / Gabinete de Arqueología<br />

al doctor René Victoriano Herrera<br />

Fritot, profesor de Antropología<br />

en la Facultad de Ciencias de la<br />

Universidad de La Habana:<br />

Medalla individual-bronce // Nacional<br />

// Cédula de otorgamiento //<br />

Inscripto en el Libro de Registro//<br />

Tomo II. Folio 453 // Serie AT. Número<br />

80 // La Habana, diciembre<br />

15 de 1950. // "Año de la Bandera de<br />

<strong>Cuba</strong>"<br />

Agradecimientos<br />

Lourdes Domínguez González,<br />

Doctora en Ciencias Históricas,<br />

MSc. en Arqueología, investigadora<br />

y profesora. César García del<br />

Pino, historiador, MSc. en Arqueo-<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

—————— (1965): Nueva técnica para<br />

calcular la capacidad craneana, Academia de<br />

Ciencias, La Habana.<br />

—————— y Ch. Leroy (1946): La Caleta.<br />

Joya arqueológica antillana, Editorial Siglo XX,<br />

La Habana.<br />

Rangel, Armando (1997): "Humboldt y las<br />

culturas prehispánicas en el mediterráneo<br />

americano", en Alejandro de Humboldt en<br />

<strong>Cuba</strong>, Catálogo para la exposición en la Casa<br />

Humbolt, octubre de 1977, Editorial Wissner,<br />

Bonn, Alemania.<br />

Tabío, E. (1970): Exploración arqueológica<br />

inicial en Cayo Jurajuría, Matanzas,<br />

Departamento de Antropología de la<br />

Academia de Ciencias, La Habana.<br />

Valcárcel, Roberto (2002): "José Manuel<br />

Guarch Delmonte. El arqueólogo", en El Caribe<br />

Arqueológico, no. 6, anuario publicado por la<br />

Casa del Caribe como extensión de la Revista<br />

del Caribe, Santiago de <strong>Cuba</strong>.<br />

logía, especialista en la temática<br />

naval. Roger Arrazcaeta Delgado,<br />

Director del Gabinete de Arqueología,<br />

especialista en Arqueología<br />

Histórica. María del Carmen Rodríguez<br />

Fernández, Directora del<br />

Museo Municipal de 10 de Octubre.<br />

Aida G. Martínez Gabino, investigadora<br />

y arqueóloga. Miriam<br />

González de Cárdenas, museóloga<br />

del Museo Municipal de 10 de<br />

Octubre. Antonio Quevedo Herrero,<br />

director del Museo de Arqueología,<br />

conservador. Rolando Crespo<br />

Díaz, zooarqueólogo del Gabinete<br />

de Arqueología. Francisco Fidel<br />

Navarrete Quiñonez, fotógrafo del<br />

Gabinete de Arqueología.<br />

Boletín del Museo del Hombre Dominicano,<br />

Museo del Hombre Dominicano, Santo<br />

Domingo [años 1972 - 2000].<br />

Fuentes primarias<br />

Archivo Nacional de <strong>Cuba</strong>: Fondos: Antigua<br />

Anotaduría de Hipotecas, Libro 101,<br />

folios 384 vt.-385 / Donativos y Remisiones,<br />

legajo 755, nos. 1-34, años 1919-1968 /<br />

Protocolo notarial del escribano Juan Andreu,<br />

t. 1, no. 172, folios 512-514 vt.<br />

Museo del Gabinete de Arqueología de la Oficina<br />

del Historiador de la Ciudad de La Habana:<br />

Expedientes de archivo y trabajos de sala.<br />

Museo del municipio 10 de Octubre:<br />

Documentos de archivo y fotos.<br />

Registro Norte de la Propiedad de La Habana:<br />

Fincas 5870 y 358 de los registros 3 y 4<br />

respectivamente.<br />

Registro Sur de la Propiedad de La Habana:<br />

Finca 10 761 del registro 8.<br />

7 Primera ciudad del Nuevo Mundo fundada por Cristóbal Colón, situada en la margen oriental del río Bajabonico, para unos el 7 de diciembre de<br />

1493 y para otros el 2 de enero de 1494. Llamada así en honor a la reina Isabel la Católica.<br />

8 José A. García: Ob. cit., p. 111.


Modelo Willow<br />

Por: Antonio Quevedo Herrero<br />

Resumen<br />

Presencia en nuestra colección arqueológica<br />

colonial de un plato manufacturado en<br />

Inglaterra con el conocido modelo decorativo<br />

de Sauce (Willow pattern).<br />

Abstract<br />

The presence in the Archaeological Office’s<br />

Colonial Collection of an English willowpattern<br />

plate.<br />

Cuando los propietarios de la<br />

casa ubicada en Virtudes no. 407<br />

entre Manrique y Campanario, se<br />

personaron en la Oficina del Historiador<br />

para comunicar que habían<br />

hallado una construcción subterránea<br />

ubicada en lo que hoy es la sala<br />

de su vivienda, no imaginaban que<br />

la fortuita y extraña cavidad colonial<br />

era una letrina (longitud 4.05 m<br />

y ancho 2.40 m) rellena con basura<br />

doméstica correspondiente a mediados<br />

del siglo XIX. Inmediatamente<br />

nuestros arqueólogos visitaron<br />

el lugar e iniciaron una excavación<br />

arqueológica para rescatar y devolver<br />

a la luz innumerables tiestos<br />

de loza inglesa, porcelana<br />

europea, cerámica ordinaria, botijas,<br />

lebrillos, botellas para vino,<br />

pomos para medicinas y copas, entre<br />

otros.<br />

Después de la limpieza y catalogación<br />

de los materiales se determinó<br />

que algunos restos correspondían<br />

a cuatro platos confeccionados en<br />

Loza Fina Blanca inglesa que presentaban<br />

el conocido modelo de<br />

Sauce, Willow pattern; de ellos sólo<br />

uno pudo reconstruirse casi en su totalidad.<br />

En diferentes excavaciones<br />

realizadas en La Habana Vieja se<br />

había reportado con bastante regularidad<br />

esta variante decorativa,<br />

pero hasta hora no habíamos encontrado<br />

un ejemplar completo.<br />

NUESTRA COLECCIÓN<br />

La pieza en cuestión estaba<br />

fragmentada y con un pequeño<br />

faltante. La época en que se rompió<br />

y desechó pudo precisarse entre<br />

1854 y 1872, debido a su contexto<br />

arqueológico y artefactos asociados.<br />

Fue muy interesante descubrir,<br />

al restaurarla, la presencia<br />

de una marca incisa en su fondo,<br />

que demostraba su fabricación por<br />

el ceramista inglés Anthony Scott,<br />

de Sunderland, Durham, miembro<br />

de una familia alfarera que trabajó<br />

durante el período comprendido<br />

entre 1800 y 1897. Los demás fragmentos<br />

no conservan la <strong>parte</strong> del<br />

fondo con la marca del fabricante,<br />

excepto uno que posee un monograma<br />

desconocido por nosotros.<br />

La decoración azul sobre fondo<br />

blanco, impresa bajo el vidriado<br />

por el método de trasferencia, recrea<br />

motivos chinescos muy usados<br />

en la cerámica europea hacia<br />

el siglo XVIII para combatir la preferencia<br />

que existía en este mercado<br />

por los artículos confeccionados en<br />

porcelana. En cuanto al significado<br />

del diseño, el arqueólogo mexicano<br />

Francisco Rafael Burgos plantea<br />

lo siguiente:<br />

"Es interesante notar que este<br />

diseño popular consiste en la representación<br />

de una leyenda china<br />

en la cual Koong-See, hija de un<br />

mandarín, estaba enamorada de<br />

Gabinete de Arqueología / 161


NUESTRA COLECCIÓN<br />

Chang, el secretario de su padre, y<br />

siempre se veían bajo el sauce que<br />

estaba al fondo del jardín. Pero el<br />

mandarín quería casar a su hija con<br />

un hombre rico y viejo cuando el<br />

árbol de durazno floreciera nuevamente.<br />

Pero un día Koong-See vio<br />

un bote que se acercaba a ella y en<br />

el cual había una nota de Chang en<br />

la que le proponía huir con él. Y<br />

antes que ella se casara se escapó<br />

con Chang a una isla. Sin embargo,<br />

cuando el prometido lo supo se dispuso<br />

a quemar la casa de los enamorados<br />

y con antorchas cruzó el<br />

puente para lograr su objetivo. No<br />

obstante, un fiel sirviente quiso<br />

poner sobre aviso a los enamorados,<br />

pero cuando él llegó, aquellos<br />

habían sido transformados en palomas".<br />

(Burgos,1995:188.) Con respecto<br />

a esta leyenda es bueno<br />

acotar que existen otras interpretaciones<br />

que han quedado registradas<br />

por la tradición británica del<br />

siglo XVIII (Roger Arrazcaeta, comunicación<br />

personal: 2002).<br />

162 / Gabinete de Arqueología<br />

Este modelo decorativo fue creado<br />

por Thomas Turner en Caughley,<br />

Shrophire, lugar desde el cual sería<br />

exportado a China, para llegar hacia<br />

1792 de vuelta a Inglaterra<br />

aplicado a la porcelana. Posteriormente<br />

se plasmó en la Loza Perla<br />

y hacia 1820 se usó en la Loza Blanca.<br />

Hoy en día el modelo Willow<br />

sigue teniendo gran demanda en<br />

el mercado de las vajillas.<br />

Junto a estas piezas aparecieron<br />

otras fabricadas por los ceramistas<br />

de Staffordshire Enoch<br />

Wood & Sons y William Adams &<br />

Sons; de este último son los modelos<br />

decorativos Havana, Columbus,<br />

Palestina y Octágono, todos contemporáneos<br />

de la pieza vista.<br />

BIBLIOGRAFÍA<br />

Burgos Villanueva, Francisco R.<br />

(1995): El Olimpo. Un predio colonial en<br />

el lado poniente de la Plaza Mayor de<br />

Mérida, Yucatán, y análisis cerámico<br />

comparativo, Instituto Nacional de<br />

Antropología e Historia, México.<br />

Fournier García, Patricia (1990):<br />

Evidencias arqueológicas de la<br />

importación de cerámica en México, con<br />

base en los materiales del ex convento de<br />

San Jerónimo, Instituto Nacional de<br />

Antropología e Historia, México.<br />

Schavelzon, Daniel (1991): Arqueología<br />

Histórica de Buenos Aires. La cultura<br />

material porteña de los siglos XVIII y XIX,<br />

Ediciones Corregidor, Argentina.


BIBLIOTECA<br />

Por: Lourdes M. Campos Gutiérrez<br />

Alcina, José: El arte precolombino, Ediciones AKAL, España, 1990, 595 p.<br />

El poder y la grandeza del arte de las civilizaciones americanas, su<br />

excepcional belleza y la relación existente entre arte y cultura, pueden ser<br />

admirados en este volumen, en el que las fotos, planos y mapas son<br />

complementados con una precisa información sobre los precolombinos<br />

habitantes de nuestra región: sus orígenes y evolución cultural, el período<br />

lítico o paleolítico, el arte neolítico o formativo, y el tránsito hasta el postclásico<br />

son abordados muy acertadamente deslumbrándonos con un caudal<br />

inmenso de saber.<br />

No. de clasificación: 000761<br />

García Santana, Alicia: Contrapunteo cubano del arco y el horcón, Instituto<br />

<strong>Cuba</strong>no del Libro, <strong>Cuba</strong>, 1999, 130 p.<br />

El auge y transformación de nuestro patrimonio inmueble es expuesto<br />

amenamente por la profesora Alicia García Santana en este volumen que<br />

consta de tres capítulos y 130 fotografías. La autora rinde culto a nuestra<br />

identidad cultural traducida en un análisis de la arquitectura y su evolución,<br />

transitando por las tipologías religiosa, doméstica y militar, en el período<br />

enmarcado entre los siglos XVI al XIX.<br />

No. de clasificación: 000640<br />

Museo Pushkin: El tesoro de Troya. Excavaciones de Heinrich Schliemann,<br />

Museo Pushkin, Moscú, 1996, 239 p.<br />

Preparado por expertos de museos de Rusia y en especial del Museo Pushkin<br />

de Artes Figurativas se confecciona este catálogo suscitado por la colección<br />

arqueológica de Heinrich Schliemann y su exposición.<br />

Retomamos las palabras de Irina Antonova: "Se tiene la impresión de estar<br />

presente en el arcano misterio del nacimiento del arte", así se resume la<br />

recomendación sobre este título, en el que también se podrán conocer los<br />

datos biográficos de Schliemann, además de una minuciosa información<br />

sobre cada pieza clasificada por Hubert Schmidt en 1902, a la vez que se<br />

citan análisis petrográficos, pesos y medidas entre otros datos de la legendaria<br />

muestra.<br />

No. de clasificación: 001466<br />

Gabinete de Arqueología / 163


BREVES del boletín<br />

II Encuentro Iberoamericano Museo e Identidad Cultural<br />

Por: Daniel E. Vasconcellos Portuondo<br />

El rescate y la preservación de<br />

la identidad cultural dirigidos a<br />

zonas rurales y urbanas de <strong>Cuba</strong>,<br />

más las tentativas foráneas, expuestas<br />

en el evento Museo e<br />

Identidad Cultural, Ciudad de La<br />

Habana, 2003, sesionado en el<br />

Convento de San Francisco de<br />

Asís, Habana Vieja, se expresó a<br />

través de ponencias agrupadas en<br />

cuatro comisiones, propiciando el<br />

necesario intercambio de experiencias<br />

entre capitalinos, representantes<br />

de las más diversas<br />

regiones del país e invitados desde<br />

lejanas tierras latinas.<br />

Por Brasil se presentó el trabajo<br />

"Fortaleza de Santo Amaro de la<br />

Barra Grande", del profesor Encio<br />

Rogerio Secomandi, el cual suscitó<br />

especial expectativa pues esta construcción<br />

fue proyectada hacia 1583<br />

por el ingeniero militar italiano Juan<br />

Bautista Antonelli, su hermano, Bautista<br />

Antonelli ideó el sistema defensivo<br />

habanero que incluye Los tres<br />

Reyes Magos del Morro y San Salvador<br />

de la Punta, así como el primer<br />

acueducto habanero, la Zanja Real.<br />

A las palabras de apertura pronunciadas<br />

por la presidenta del Comité<br />

Organizador, licenciada María Margarita<br />

Suárez García, siguieron el arte<br />

danzario de la Compañía Retazos y la<br />

conferencia magistral "Cultura, Identidad<br />

y Patrimonio" del arquitecto<br />

cubano José Linares, secretario del<br />

International Comitee of Museum<br />

(ICOM). Ese día la Basílica Menor de<br />

San Francisco de Asís fue escenario<br />

de un recital interpretado por la<br />

clarinetista Sandra Lazo Collazo y las<br />

164 / Gabinete de Arqueología<br />

pianistas Roxana Rodríguez y Olga<br />

Valiente. Dos días después se presentó<br />

el concierto barroco americano, del<br />

Conjunto de Música Antigua Ars Longa<br />

dirigido por Teresita Paz.<br />

Durante las jornadas de trabajo<br />

se debatieron más de setenta ponencias,<br />

siete de estas presentadas<br />

por integrantes del Gabinete<br />

de Arqueología de la Oficina del<br />

Historiador de Ciudad de La Habana<br />

(OHCH) que fueron: "Acercamiento<br />

a la historia de la farmacia<br />

habanera" de Anicia Rodríguez,<br />

"Arqueología e identidad, el museo<br />

de Songo La Maya" de Iosvany<br />

Hernández, "Dos casas en tres siglos"<br />

y "La estratigrafía. Su medio,<br />

su fin en la interpretación del registro<br />

arqueológico" de Beatriz<br />

Rodríguez, "Excavaciones arqueológicas<br />

en el cafetal El Padre" de<br />

Lisette Roura, Sonia Menéndez y<br />

Karen Mahé Lugo, "Packard, hotel<br />

de singular historia" de Daniel E.<br />

Vasconcellos y "Stacco y restauración<br />

de un mural en la casa Prat Puig"<br />

de Sandra Páez, Tania González,<br />

Yadir Fidalgo y Juan Méndez.<br />

De manera simultánea y opcional<br />

se recorrieron lugares de interés en<br />

plazas, calles y museos, incluido el<br />

Arqueológico, con la inauguración<br />

de la muestra "Acercamiento a la<br />

historia de la farmacia habanera", ocasión<br />

aprovechada por los asistentes<br />

para adquirir el segundo número del<br />

Boletín Gabinete de Arqueología.<br />

Periodistas de radioemisoras<br />

fueron portavoces del acontecimiento<br />

y formularon entrevistas a participantes<br />

y promotores del evento, los<br />

Inauguración del Evento en el patio del<br />

convento de San Francisco de Asís, a cargo<br />

de Margarita Suárez García, subdirectora de<br />

Patrimonio de la OHCH<br />

que opinaron sobre meditaciones<br />

teóricas, conceptos y actitudes prácticas<br />

para el rescate de la identidad en<br />

los centros históricos.<br />

Se entregaron los certificados<br />

acreditativos y un CD-Room con los<br />

trabajos expuestos por museólogos,<br />

historiadores, arquitectos, ingenieros,<br />

educadores, analistas sociales<br />

y otros especialistas.<br />

Las palabras de despedida en el<br />

Palacio de los Capitanes Generales<br />

estuvieron a cargo de la directora<br />

de Patrimonio Cultural de la OHCH,<br />

licenciada Raida Mara Suárez Portal,<br />

quien extendió su invitación para la<br />

próxima cita en el año 2005. El punto<br />

final fue reservado a la Banda<br />

Nacional de Conciertos y su habitual<br />

retreta de los viernes vespertinos<br />

en la calle de madera de la<br />

Plaza de Armas.


Obituario<br />

Por: Carlos Alberto Hernández<br />

Oliva<br />

Ha muerto Ramón Dacal Moure<br />

(C. de La Habana, 1928-2003),<br />

una de las autoridades de la Arqueología<br />

cubana. No haré una<br />

lista de sus méritos como investigador,<br />

algo que todos conocemos,<br />

sino que quiero compartir colegas<br />

mis propios sentimientos.<br />

Algunos necesitamos más de<br />

un preceptor, Dacal y Guarch son<br />

los míos, aunque ellos nunca lo<br />

supieran. Cuando muchos de los<br />

jóvenes arqueólogos cubanos dudaban<br />

de la existencia de una Escuela<br />

de Arqueología en <strong>Cuba</strong>,<br />

hombres como estos fundaron y<br />

mantuvieron en medio de las más<br />

grandes adversidades la tradición<br />

de esta disciplina. Dolía que lo ignoraran<br />

y daba pena la ceguera<br />

ante lo que para mí constituía una<br />

oportunidad de primer orden. Me<br />

dolía que aquellos jóvenes no se<br />

sintieran "alumnos" de Montané,<br />

Rivero, García Robiou, Tabío, Pichardo<br />

Moya, Núñez, Guarch y Dacal, por<br />

sólo mencionar a algunos de los<br />

que nos han dejado una estela de<br />

trabajo y amor por la Arqueología,<br />

además de un pensamiento y un<br />

ejemplo.<br />

Era yo un jovenzuelo cuando<br />

vagaba, en busca del romanticismo<br />

que dimana del pasado, por<br />

las cercanías del río Jaruco, camino<br />

a Cinco Cuevas, esa aula activa<br />

de los espeleólogos habaneros.<br />

Pasé por la Cueva de Don Martín y<br />

estaban excavando allí. Al frente<br />

de los trabajos Manuel Rivero de<br />

la Calle, maestro entrañable, y<br />

Ramón Dacal Moure.<br />

Quedé muy impresionado por<br />

el rigor que pude apreciar. Dacal<br />

escudriñaba entre la tierra de un<br />

cernidor, abstraído de forma tal<br />

que ni advirtió nuestra presencia.<br />

En ese sitio tomé la decisión de que<br />

haría de la Arqueología mi vida.<br />

Luego tuve la oportunidad de<br />

estar un tiempo cerca de Dacal, con<br />

el alumbramiento del Gabinete de<br />

Arqueología y aquella Maestría honorífica<br />

otorgada a la avanzada del<br />

pensamiento arqueológico de<br />

<strong>Cuba</strong>. En esa época logré aprehender<br />

lo que sin dudas fueron las<br />

bases de mi formación y compromiso<br />

profesional.<br />

Era un hombre muy serio, inspiraba<br />

respeto, casi temible. Si<br />

algo le molestaba, lo discutía sin<br />

alzar la voz, se ponía muy colorado,<br />

pero impasible.<br />

Había que pensar mucho lo<br />

que le ibas a consultar, porque te<br />

fulminaba con la mirada o una<br />

semisonrisa hermética, que te dejaba<br />

desarmado. Luego, cuando<br />

revolvía tierra en busca de preguntas<br />

sobre el pasado, me leí el<br />

manual de campo de Mortimer<br />

Wheleer y durante mucho tiempo,<br />

hasta que vi una foto del profesor<br />

inglés, la figura que se identifica-<br />

BREVES del boletín<br />

ba en mi mente era la de Dacal.<br />

Rigor, austeridad, planificación,<br />

objetivos claros y concretos, seriedad,<br />

autoridad...<br />

Recuerdo sorprenderme muchas<br />

veces mirando una foto suya<br />

en el libro Arqueología aborigen de<br />

<strong>Cuba</strong>. Al cabo de los años, me he<br />

dado cuenta que estaba buscándome<br />

a mí mismo. Una vez fui a su<br />

despacho luego de armarme de<br />

valor, a criticarle el que nos había<br />

dejado de la mano, a partir de la<br />

fundación del Gabinete y la Maestría.<br />

Me recibió muy serio, pero yo<br />

iba dispuesto y le solté todo mi encono<br />

de carretilla.<br />

Aguantó mi parrafada de diez<br />

minutos y luego me dijo algo así<br />

como que ya yo era mayor, ellos<br />

me habían proporcionado el camino,<br />

se había creado una Institución<br />

de la cual yo era fundador, que si<br />

mi extravío no me dejaba ver el<br />

futuro que me habían abierto...,<br />

además, ya me había dado bastante,<br />

que lo que faltaba, lo buscara<br />

por mi propia cuenta, que leyera<br />

y estudiara, él había hecho lo mismo.<br />

Antes de irme me recordó que<br />

la Arqueología era seriedad, perseverancia,<br />

estudio y compromiso.<br />

Con su partida no se me derrumbó<br />

ningún pilar, ni la propia muerte<br />

puede arrebatar lo que gané de su<br />

presencia y ejemplo, forma <strong>parte</strong> de<br />

mi personalidad como arqueólogo.<br />

Pero duele mucho, como duele tener<br />

que aceptar que Rivero ya no está y<br />

que Guarch también se ha ido...<br />

¿cómo es posible?. Estamos presenciando<br />

el ocaso de una época<br />

y con ella la muerte de <strong>parte</strong> de lo<br />

mejor que ha dado la Arqueología<br />

del siglo XX en <strong>Cuba</strong>, y eso es básicamente<br />

lo que quiero compartir,<br />

mi tremendo dolor porque los viejos<br />

se nos están yendo.<br />

Gabinete de Arqueología / 165


BREVES del boletín<br />

Registro de vertebrados autóctonos en la casa<br />

del Marqués de Prado Ameno (siglos XVIII – XIX)<br />

Por: Osvaldo Jiménez Vázquez y José M. Torres Pico<br />

Se comenta por los especialistas<br />

el singular hallazgo de restos<br />

óseos de vertebrados autóctonos<br />

en un depósito arqueológico fechado<br />

a fines del siglo XVIII e inicios<br />

del XIX, constituido por materiales<br />

procedentes de una letrina que<br />

conservaba, subyaciendo los estratos<br />

de rellenos secundarios, el<br />

característico sedimento orgánico<br />

oscuro procedente de desechos<br />

fecales y domésticos.<br />

Los restos óseos que tratamos<br />

corresponden al nivel 38 y las especies<br />

determinadas son: mamíferos,<br />

Capromys pilorides (Jutía<br />

Conga); aves, Columba leucocephala<br />

(Torcaza cabeciblanca), Columba sp<br />

(Paloma), Zenaida aurita (Paloma<br />

Sanjuanera), Zenaida macroura (Paloma<br />

Rabiche), Columbidae indeterminados<br />

(Palomas), Tachybaptus<br />

dominicus (Zaramagullón chico),<br />

Amazona leucocephala (Cotorra),<br />

Anas sp (Pato), Colinus virginianus<br />

cubanensis (Codorniz), Passeriforme<br />

indeterminado, aves zancudas indeterminadas<br />

y aves indeterminadas.<br />

El estudio de los restos de esta<br />

fauna resulta interesante, debido<br />

a que la dieta consumida por los<br />

habitantes de La Habana colonial,<br />

identificada hasta el momento en<br />

sus contextos arqueológicos, estaba<br />

compuesta en su inmensa<br />

mayoría por animales introducidos.<br />

Los taxones autóctonos colectados<br />

en la letrina de la casa del<br />

Marqués de Prado Ameno permiten<br />

aproximarse a los ambientes<br />

que rodeaban a la ciudad a finales<br />

del siglo XVIII e inicios del XIX.<br />

166 / Gabinete de Arqueología<br />

El análisis ecológico que se<br />

desprende de la presencia de estas<br />

especies hace lícito plantear la<br />

existencia en la fecha citada en las<br />

cercanías de la urbe de paisajes<br />

con vegetación herbácea o de sabanas,<br />

arbórea y de manglares, lo<br />

cual ha quedado reflejado en los<br />

nombres de algunas calles y localidades<br />

geográficas vecinas de la<br />

Habana Vieja actual (calles Manglar<br />

y Monte y la zona nombrada<br />

Ciénaga). En estos lugares se obtenían<br />

animales para las ventas en<br />

los comercios de La Habana.<br />

La presencia de restos óseos de<br />

la codorniz en este sitio (1 fragmento<br />

proximal de húmero, 1 fragmento<br />

proximal de tarsometatarso) es<br />

muy interesante, pues consiste en<br />

el primer registro de esta especie<br />

en contextos arqueológicos de<br />

cualquier edad en <strong>Cuba</strong> y posiblemente<br />

en el área antillana. Este<br />

taxón tampoco se había registrado<br />

hasta el presente en depósitos<br />

fosilíferos cársicos del Cuaternario,<br />

ni en desechos de dieta de los aborígenes<br />

precolombinos. Por tales<br />

razones su origen en el archipiélago<br />

cubano ha sido ampliamente discutido.<br />

La Sagra en Historia física,<br />

política y natural de la Isla de <strong>Cuba</strong><br />

(1845) describe, "es común con<br />

particularidad en la Isla de <strong>Cuba</strong>"<br />

y Pichardo en su Diccionario provincial<br />

cazirazonado de vozes cubanas<br />

(1862) dice lo siguiente: "Así<br />

se ha propagado tanto en el departamento<br />

occidental esta ave<br />

que vino del Norte, y que seguramente<br />

no se había connaturaliza-<br />

do en esta isla en el siglo próximo<br />

pasado, hasta la época del Marqués<br />

de La Torre [Felipe de Fondesviela<br />

y Ondeano, gobernador y capitán<br />

general, 1771-1777], aunque el Sr.<br />

Noda la cree indígena por la cita de<br />

Oviedo [Historia general y natural de<br />

las Indias,1851], quien no observó<br />

codornices en <strong>Cuba</strong> y se refirió erróneamente<br />

a las perdices, pues por<br />

la descripción que aporta estimamos<br />

que se refiere a la paloma terrestre<br />

Starnoenas cyanocephala,<br />

conocida actualmente como Paloma<br />

perdiz. Sin embargo en Venezuela<br />

[1852] observó auténticas<br />

codornices (Colinus cristatus)".<br />

Por su <strong>parte</strong> Gundlach en Contribución<br />

a la ornitología cubana<br />

(1876) expone: "Sobre esta especie<br />

no estaban conforme las opiniones<br />

de los naturalistas y de los<br />

habitantes de esta isla, pues existe<br />

la tradición de que habrá 100<br />

años más o menos, el coronel Don<br />

José Cramen [realmente Agustín<br />

Cramen, estuvo en <strong>Cuba</strong> entre<br />

1763-1779], Comandante de Ingenieros<br />

de La Habana, hizo traer de<br />

fuera a su costo codornices de ambos<br />

sexos y las soltó en las inmediaciones<br />

de La Habana, cerca del<br />

barrio de Guadalupe, entonces<br />

yermo, [extramuros, próximo a la<br />

Plaza del Vapor] en donde criaron<br />

y se extendieron primero hasta la<br />

Vuelta-abajo, dando la vuelta por<br />

el Sur y después hasta la Vueltaarriba,<br />

pero no llegaron al extremo<br />

oriental sino después que el<br />

Sr. Deán de la Catedral de Santiago<br />

de <strong>Cuba</strong> las pidió a La Habana


y soltó en aquellas inmediaciones,<br />

habrá de esto unos 70 años. Esta<br />

noticia me dio mi amigo Don José<br />

de la Luz Caballero". Así mismo<br />

agrega: "Tengo una opinión, pero<br />

sin pruebas, sobre la existencia de<br />

la especie cubana que es: La Codorniz<br />

no entra en los bosques y<br />

gusta las sabanas además del<br />

campo labrado, y como en la <strong>parte</strong><br />

occidental de la isla hay grandes y<br />

en el siglo pasado aún había bosques<br />

en terrenos que hoy son campos,<br />

etc., podría ser que la Codorniz<br />

fuera indígena y existiese antes en<br />

aquellas sabanas, de donde el<br />

Comandante Cramen pudo haber<br />

recibido algunos pares que soltaría<br />

después en terrenos antes<br />

montuosos y entonces desmontados<br />

y que según iba adelantando<br />

el desmonte, adelantaba también<br />

la propagación de la especie. Después<br />

de éste pudo el Deán ya buscar<br />

pares en la vecindad de La<br />

Habana. Repito que es solamente<br />

una suposición mía sin prueba. No<br />

esta conocido de donde procedían<br />

los de Cramen".<br />

Bond (Birds of the West Indies,<br />

1986) opina que "la codorniz parece<br />

haber sido originalmente introducida<br />

en <strong>Cuba</strong>, aunque la raza<br />

cubanensis está justamente caracterizada.<br />

La subespecie cubana se<br />

ha establecido en la Republica<br />

Dominicana, y las formas continentales<br />

donde quiera en las restantes<br />

islas antillanas". García (Las<br />

aves de <strong>Cuba</strong>, 1987) plantea que<br />

"posiblemente fue introducida por<br />

los aborígenes cubanos, si es que<br />

realmente no es un animal endémico<br />

de <strong>Cuba</strong>", agrega además<br />

que en otras islas antillanas fue introducida<br />

recientemente (Andros,<br />

Nueva Providencia, Eleuthera, La<br />

Española, Puerto Rico, St. Croix y,<br />

aparentemente de manera infructuosa,<br />

en otras islas del área).<br />

Los ornitólogos que han estudiado<br />

Colinus virginianus cubanensis<br />

están de acuerdo en que esta representa<br />

una subespecie cubana de<br />

la codorniz norteamericana (Colinus<br />

virginianus virginianus), mas opinan<br />

que la especie del continente varía<br />

y que la de Florida tiene diferencia<br />

de las que se encuentran en los estados<br />

más septentrionales (García,<br />

1987, ob. cit.). El paleornitólogo norteamericano<br />

Storrs L. Olson nos ha<br />

comunicado recientemente (octubre,<br />

2002) su criterio: Es seguro que<br />

Colinus no arribó a <strong>Cuba</strong> por ninguna<br />

de las vías naturales. "La raza<br />

cubanensis es usualmente considerada<br />

como muy similar a ciertas<br />

poblaciones del Sur de México y<br />

creo que fue introducida desde<br />

aquí por los españoles en la época<br />

colonial. Posteriormente se<br />

BREVES del boletín<br />

Restos óseos de codorniz (Colinus virginianus cubanensis). Al centro fragmentos de húmero y<br />

tarsometatarso arquelógicos; a los lados material comparativo actual<br />

mezcló con otras razas igualmente<br />

introducidas desde Florida y<br />

Texas, como planteó Barbour".<br />

En resumen, creemos que todas<br />

las evidencias señalan que es una<br />

especie introducida en tiempos<br />

históricos desde Norteamérica y<br />

que la posición sistemática de<br />

nuestra subespecie endémica<br />

debe ser revisada.<br />

Gabinete de Arqueología / 167


BREVES del boletín<br />

Arqueología de la Arquitectura:<br />

nuevas perspectivas para la investigación<br />

Por: Karen Mahé Lugo Romera y Sonia Menéndez Castro<br />

El Gabinete de Arqueología<br />

tuvo el privilegio de contar con la<br />

presencia del doctor Roberto<br />

Parenti, respondiendo a una invitación<br />

que le hiciera la dirección<br />

de este centro a través del Programa<br />

de Desarrollo Humano Local<br />

(PDHL), perteneciente a la Organización<br />

de Naciones Unidas.<br />

El profesor Parenti, destacado arquitecto<br />

y arqueólogo, im<strong>parte</strong> clases<br />

en la Facultad de Letras y<br />

Filosofía de la Universidad de Siena<br />

y ha desarrollado una encomiable<br />

labor en el campo de la Arqueología<br />

de la Arquitectura, especialidad<br />

en la cual es considerado uno de<br />

sus pioneros.<br />

Esta disciplina, surgida en Italia<br />

durante los años setenta, cuenta<br />

ya con más de dos décadas de<br />

aplicación en ese país y aporta un<br />

herramental analítico imprescindible<br />

para el registro arquitectónico<br />

en función de la investigación arqueológica.<br />

Sus enunciados se<br />

apoyan, básicamente, en la lectura<br />

de las fases históricas que conforman<br />

determinado patrimonio<br />

edilizio. Estas transformaciones se<br />

manifiestan de acuerdo con los<br />

principios de la Estratigrafía y por<br />

tanto son sensibles de ser tratadas<br />

por un método arqueológico.<br />

Su aplicación, sin lugar a dudas,<br />

enriquece el conocimiento que se<br />

pueda obtener sobre los contextos<br />

intervenidos, pues además de<br />

analizarse la Estratigrafía horizontal,<br />

se registra —con metodología<br />

análoga— la Estratigrafía vertical,<br />

o sea, la identificación y estudio<br />

168 / Gabinete de Arqueología<br />

de las unidades estratigráficas que<br />

conforman las distintas acciones<br />

humanas en el edificio histórico.<br />

Teniendo como propósito relacionar<br />

esta disciplina con otros presupuestos<br />

metodológicos adoptados<br />

en investigaciones arqueológicas<br />

realizadas en la ciudad, el profesor<br />

Parenti ofreció un curso de<br />

entrenamiento donde se abordaron<br />

temas y criterios esenciales<br />

para la restauración. Consistió<br />

este, además, en la práctica de lecturas<br />

estratigráficas en paramentos<br />

que forman <strong>parte</strong> del Centro<br />

Histórico como el Castillo de San<br />

Salvador de la Punta, la Catedral<br />

de La Habana, y otros de carácter<br />

doméstico.<br />

El doctor Roberto Parenti ha<br />

creado las bases teóricas y metodológicas<br />

para el estudio de esta<br />

materia y es autor de una extensa<br />

obra científica —se destacan sus<br />

artículos en la revista Archeologia<br />

dell´ Architettura, primera publicación<br />

seriada que ha tratado el tema<br />

desde 1996 de modo sistemático—<br />

por lo que su consulta se vuelve<br />

obligada en tanto ha permitido vincular<br />

estrecha y coherentemente<br />

la labor de dos profesiones: Arqueología<br />

y Arquitectura. Del mismo<br />

modo ha sabido mostrar que<br />

sólo la necesaria e indispensable<br />

integración de ambas ciencias<br />

conseguirá que las paredes nos<br />

cuenten sus historias.


Reserva de la biosfera Baconao<br />

Por: Iosvany Hernández Mora<br />

El Centro Oriental de Ecosistemas<br />

y Biodiversidad de Santiago de <strong>Cuba</strong>,<br />

desarrolla un proyecto para lograr<br />

una protección más efectiva del<br />

patrimonio cultural asociado a la<br />

biodiversidad en las áreas protegidas<br />

de la Reserva de la Biosfera<br />

Baconao, bajo la dirección del<br />

arqueólogo José Jiménez Santander.<br />

Entre las tareas de mayor urgencia<br />

se encuentran la identificación,<br />

localización exacta y<br />

mapificación de cada uno de<br />

sus bienes patrimoniales, precisar<br />

los procesos antrópicos o<br />

naturales que puedan provocar un<br />

impacto negativo para la preservación<br />

del sitio y su entorno, así<br />

como incluir en los planes de educación<br />

ambiental la importancia de<br />

la conservación de estos espacios-<br />

Para ello, al concluir el proyecto,<br />

se harán propuestas de planes de<br />

manejo que tengan en cuenta los<br />

elementos históricos en conjunción<br />

con las riquezas naturales.<br />

Mediante búsquedas bibliográficas,<br />

estudios de documentos y<br />

revisión de archivos se pretende<br />

compilar toda la información histórica,<br />

arqueológica y de contenido<br />

social vinculada al territorio y<br />

determinar los hechos que se desarrollaron<br />

en la región, o los que<br />

ejercieron cierta influencia sobre<br />

el entorno. Con todo ello se conformará<br />

la historia de la Reserva,<br />

desde la entrada de los primeros<br />

grupos aborígenes, las inmigraciones<br />

de colonos afrohaitianos y las<br />

guerras de independencia, hasta<br />

la época revolucionaria, vinculada<br />

a la trayectoria económica de<br />

la zona, las inversiones de capital<br />

extranjero, fundamentalmente en<br />

la minería, los ferrocarriles y la industria<br />

del café; la caracterización<br />

y estudio de los valores de la Reserva<br />

Ecológica Siboney Justicí,<br />

de la Reserva Natural El Retiro y<br />

del Paisaje Natural Gran Piedra.<br />

En cada una de las unidades<br />

se realizará un análisis pormenorizado<br />

para cada valor presente<br />

que incluirá, para los sitios de la<br />

etapa aborigen, estudios anteriores,<br />

rutas migratorias y arribo a<br />

estas zonas; determinación de la<br />

magnitud del sitio, colecta de material,<br />

filiación cultural, mitología,<br />

sistema de asentamiento y explotación<br />

del medio. Para los sitios<br />

coloniales como ruinas de haciendas<br />

cafetaleras, ingenios,<br />

minas, ferrocarriles, batallas y<br />

BREVES del boletín<br />

Ruina de hacienda cafetalera en la Reserva<br />

desembarcos, se trabajará en la<br />

determinación del estado actual,<br />

historia, magnitud y valores históricos<br />

que existen.<br />

Las propuestas para el uso<br />

acertado, conservación y conducción<br />

sostenible de cada uno de los<br />

sitios históricos de la Reserva, se<br />

harán a partir de su detallada caracterización.<br />

Gabinete de Arqueología / 169


BREVES del boletín<br />

Exposiciones<br />

Por: Antonio Quevedo Herrero<br />

Como <strong>parte</strong> del proyecto para<br />

divulgar los trabajos arqueológicos<br />

efectuados por los museos<br />

municipales en la provincia La<br />

Habana, en colaboración con grupos<br />

de aficionados a las ciencias<br />

y miembros de la Sociedad Espeleológica,<br />

el Gabinete de Arqueología,<br />

la Dirección de Patrimonio<br />

Cultural en la provincia La<br />

Habana y el Museo de San José<br />

de las Lajas, realizaron la muestra<br />

transitoria "Fragmentos de un pasado<br />

mestizo. Arqueología Lajera",<br />

que estaría dedicada al grupo<br />

espeleoarqueológico Combate de<br />

Moralitos, que cuenta con treinta<br />

años de continua actividad científica<br />

en ese territorio y ha creando<br />

la colección expuesta, que lleva su<br />

nombre.<br />

Entre las piezas sobresalen<br />

dos cuentas de collar en madera<br />

Sabicú (Lysiloma latisiqua), exhumadas<br />

en el sitio Managuaco I (Solapa<br />

del Hueso), únicas en su<br />

género y relativas a la etapa<br />

preagroalfarera cubana. También<br />

aparecen pendientes y cuentas de<br />

concha, un colgante elaborado en<br />

diente de tiburón y un caracol<br />

Strombus gigas convertido en<br />

guamo o fotuto, todos recuperados<br />

durante campañas arqueológicas<br />

entre 1995 y 1997 en Bacuranao I<br />

(Cueva del Infierno), importante sitio<br />

funerario preagroalfarero, localizado<br />

en las cercanías de la<br />

comunidad Pedro Pí.<br />

Además se exhibieron elementos<br />

correspondientes a la fundación<br />

del pueblo lajero hacia finales<br />

del siglo XVIII, e instrumentos agrí-<br />

170 / Gabinete de Arqueología<br />

colas y domésticos hallados en sitios<br />

con presencia de negros cimarrones,<br />

así como cadenas y grilletes<br />

vinculados a ingenios y cafetales<br />

coloniales. Dibujos de la Región<br />

Pictográfica Guara, con importantes<br />

pinturas rupestres postcolombinas<br />

que muestran la cacería de<br />

bóvidos; fotografías decimonónicas<br />

(copias) donde se observan edificios<br />

y espacios públicos, y planos<br />

de las excavaciones arqueológicas<br />

complementaron la exposición.<br />

La inauguración de la muestra<br />

estuvo a cargo de Roger Arrazcaeta<br />

Cuentas de collar en<br />

madera Sabicú<br />

Delgado, director del Gabinete de Arqueología,<br />

con la presencia de María<br />

M. García Santana, directora de Patrimonio<br />

Cultural en provincia La Habana,<br />

el arqueólogo doctor Gabino<br />

La Rosa Corzo, Jorge Garcel, ex director<br />

del Museo Municipal de San<br />

José de las Lajas, otros funcionarios<br />

provinciales, y un público interesados<br />

en la temática.<br />

La curaduría y montaje fueron<br />

realizados por los especialistas del<br />

Gabinete de Arqueología y del Museo<br />

de San José de Las Lajas.


Estudios arqueológicos en Teniente Rey no. 159<br />

Por: Alejandro Nolasco Serna<br />

Al Gabinete de Arqueología se<br />

le asignó la tarea de realizar el<br />

estudio histórico arqueológico de<br />

la casa sita en Teniente Rey, esquina<br />

Aguiar, también conocida<br />

como casa Prat Puig, nombre que<br />

recibe por ser mencionada por<br />

este reconocido investigador en su<br />

libro El Pre barroco en <strong>Cuba</strong> como<br />

el modelo arquitectónico de dicho<br />

estilo en la Isla.<br />

Se contaba de antemano con la<br />

investigación realizada por la licenciada<br />

Rosalía Oliva, donde se pudo<br />

constatar que la información más<br />

antigua existente es del año 1704,<br />

pero del documento se infiere que<br />

la casa se había hecho antes de esta<br />

fecha. No obstante dicha construcción<br />

presenta las características típicas<br />

del siglo XVIII, es decir, planta<br />

baja de forma rectangular y un cuarto<br />

esquinero en la planta alta. Teniendo<br />

ya la pesquisa histórica no<br />

nos quedaba más que comenzar la<br />

labor arqueológica.<br />

Esta práctica en general se<br />

divide en dos momentos o etapas;<br />

la lectura estratigráfica del inmueble<br />

y las excavaciones propiamente<br />

dichas, pero al encontrarse<br />

la casa habitada en el momento<br />

de nuestro estudio se decidió comenzar<br />

por las intervenciones en<br />

el pequeño patio trasero.<br />

La metodología utilizada en estas<br />

excavaciones fue la establecida<br />

por el Gabinete de Arqueología,<br />

que se basa en el registro de unidades<br />

estratigráficas simples y la<br />

interpretación e identificación de<br />

los niveles de deposición provo-<br />

cados por las actividades tanto<br />

antrópicas como naturales.<br />

Se identificaron varios niveles<br />

de pavimento, canales de desagüe,<br />

tres letrinas con profusión de restos<br />

de vajillas y alimentos de los siglos<br />

XVIII y XIX y un pozo gemelo, llamado<br />

así porque daba servicio a dos casas,<br />

y del cual sabemos se dejó de<br />

utilizar en algún momento del siglo<br />

XIX porque el relleno de tierra y todas<br />

las evidencias halladas se fechan<br />

en la segunda mitad del mismo.<br />

BREVES del boletín<br />

Las labores realizadas fueron<br />

apoyadas por un grupo de arqueólogos<br />

de la Empresa de Restauración<br />

de Monumentos, los que<br />

dirigidos por el Gabinete de Arqueología,<br />

comenzaron a trabajar<br />

en la zona del traspatio poniendo al<br />

descubierto antiguas estructuras<br />

que enriquecen el conocimiento<br />

histórico sobre la evolución de<br />

esta casa, contribuyendo así con<br />

el proceso de restauración.<br />

Gabinete de Arqueología / 171


BREVES del boletín<br />

Trabajos arqueológicos en la Catedral de Vitoria<br />

Por: Lisette Roura Álvarez y Omar Dieppa Castellanos<br />

En las excavaciones arqueológicas<br />

que se realizan en la Catedral<br />

de Santa María de Vitoria,<br />

ubicada en esa ciudad del País<br />

Vasco, España, participaron los<br />

autores de esta información.<br />

Nuestra intervención tuvo un<br />

carácter de entrenamiento en la<br />

metodología que hemos estado<br />

implementando en el Gabinete de<br />

Arqueología, basada en los principios<br />

de la Matrix Harris, aplicable<br />

tanto a las excavaciones como a<br />

la Arquitectura. Este intercambio<br />

de conocimientos tuvo lugar gracias<br />

al apoyo del doctor Agustín<br />

Azcarate, catedrático de la Universidad<br />

del País Vasco y a su equipo<br />

de trabajo.<br />

La Catedral de Santa María,<br />

construida en el siglo VIII, fue erigida<br />

sobre un promontorio en el que<br />

se encontraba la antigua aldea de<br />

Gastéis. Nuestra labor principal<br />

consistió en la realización de excavaciones<br />

de los enterramientos<br />

practicados desde entonces hasta<br />

el siglo XIX, en las naves central<br />

y laterales del templo. Una vía sacra<br />

de piedra, construida a principios<br />

del siglo XX, se presentó<br />

cortando el encajonado y los<br />

enterramientos del siglo XVIII, estos<br />

a su vez, a los del siglo XVII y así<br />

sucesivamente. Los restos se hallaban<br />

dispuestos con los pies<br />

hacia el ábside, acompañados por<br />

cuentas de rosarios, monedas, zapatos<br />

y restos de tejidos, datados<br />

en el siglo XVIII; poseían encima o debajo<br />

fragmentos de platos de cerámica.<br />

Los sacerdotes aparecían<br />

siempre con los pies hacia la en-<br />

172 / Gabinete de Arqueología<br />

trada principal, o sea, en posición<br />

inversa con respecto a los demás<br />

individuos. Usualmente se conservaban<br />

sus ropas y en dos casos<br />

tenían un cáliz de madera entre<br />

sus manos sobre el pecho.<br />

Los restos más antiguos, probablemente<br />

de los siglos XIII al XV se<br />

hallaban al noroeste, sin una disposición<br />

aparente y dentro de los<br />

hallazgos más importantes sobre-<br />

salen las huellas de dos iglesias<br />

anteriores, ubicadas casi en el mismo<br />

lugar pero con una orientación<br />

diferente.<br />

Esperamos que este intercambio<br />

científico continúe, pues resulta<br />

una provechosa manera de<br />

enriquecer nuestros conocimientos<br />

y tener la oportunidad de intervenir<br />

en sitios mucho más antiguos<br />

que los existentes en nuestro país.


Salvaguardando la historia<br />

Por: Annia Martín Fernández<br />

La casa de la calle Teniente Rey<br />

no. 159, esquina Aguiar, escogida<br />

por el doctor F. Prat Puig para su<br />

estudio y descripción en el libro El<br />

Pre Barroco en <strong>Cuba</strong>, no quedó<br />

exenta de la costumbre de decorar<br />

los muros durante los siglos XVIII<br />

y XIX. En varios de sus locales se<br />

advierte la presencia de la pintura<br />

mural, como es el caso del cuarto<br />

mirador (esquinero de la planta<br />

alta), donde las pinturas aplicadas<br />

en épocas recientes se desprendieron<br />

dejando entrever las cenefas<br />

multicolores que adornaron hace<br />

muchos años la estancia.<br />

Pero es en la galería que se<br />

encuentra al fondo del patio donde<br />

se trabajó de manera sistemática.<br />

Allí descubrimos un mural<br />

cubierto casi en su totalidad por<br />

disímiles capas pictóricas, seriamente<br />

afectadas por la humedad<br />

a falta de una techumbre que lo<br />

protegiera, lo cual había acelerado<br />

su deterioro.<br />

Ubicado a todo lo largo del paramento,<br />

por encima de las tres<br />

puertas de acceso a la habitación<br />

que conduce al traspatio, este conjunto<br />

presenta, en ambos extremos,<br />

sencillos motivos florales,<br />

mientras que el centro lo ocupa un<br />

hermoso paisaje, que por su buena<br />

factura y ser el más afectado,<br />

fue el primero en recibir un tratamiento<br />

conservativo.<br />

La separación de un monumento<br />

o <strong>parte</strong> de este del medio en que<br />

está situado, sólo se concibe cuando<br />

la salvaguarda del mismo lo<br />

exige, y en este caso el riesgo de<br />

perder la pintura, por el deterioro<br />

de sus morteros, las grietas y la<br />

gran separación entre revoque y<br />

enlucido, precisa su traslado hacia<br />

un nuevo soporte empleando la<br />

técnica del estaco, consistente en<br />

desprender la pintura con su enlucido<br />

del sustrato, con la ventaja de<br />

que conserva sus cualidades intrínsecas<br />

luego de la separación.<br />

Después de seguir las normas<br />

y pasos previos, se realizó el<br />

estaco, con la dirección y asesoría<br />

del especialista en restauración,<br />

profesor Ángel Bello, del Gabine-<br />

BREVES del boletín<br />

te de Restauración y Conservación<br />

de la Oficina del Historiador de la<br />

Ciudad y la colaboración del Centro<br />

de Conservación y Restauración<br />

de Monumentos (CENCREM).<br />

Este mural se exhibe temporalmente<br />

en las salas del Museo del<br />

Gabinete de Arqueología hasta su<br />

retorno a su ubicación original, una<br />

vez concluida la restauración de dicho<br />

inmueble. Imágenes de esta<br />

pintura pueden apreciarse en la sección<br />

Catálogo Habanero en este<br />

número.<br />

Gabinete de Arqueología / 173


BREVES del boletín<br />

Excavación en la Casa Aguilera<br />

Por: Aneli Prado Flores<br />

Un equipo del Gabinete de Arqueología<br />

estuvo enfrascado en<br />

las labores de excavación en la<br />

casa de Mercaderes no. 27, esquina<br />

a Amargura. La Casa Aguilera,<br />

como se le conoce, perteneció a<br />

varias familias notables de la ciudad<br />

y tomó el nombre que la identifica<br />

del apellido de sus últimos<br />

habitantes, quienes fundan en 1874<br />

la Compañía Mercantil Aguilera,<br />

cuya tarja de bronce todavía la anuncia<br />

en la fachada del domicilio.<br />

El principal objetivo era determinar<br />

qué función pudo tener el<br />

área actualmente ocupada por el<br />

traspatio, que cubre unos 9.30 m<br />

por 5.70 m. Se decidió hacer una<br />

excavación extensiva, usando el<br />

método estratigráfico y el registro<br />

y excavación por contexto simple.<br />

Aplicando la misma técnica se realizó<br />

la lectura de paramentos en<br />

varias estancias del inmueble.<br />

Lo primero que se encontró fueron<br />

unos sillares que conforman uno<br />

de los muros de una letrina muy alargada<br />

cuyas características rompen<br />

los cánones de todas las excavadas<br />

en el Centro Histórico. Las piezas extraídas<br />

datan de los siglos XVIII y XIX.<br />

Otros rasgos arqueológicos<br />

Las estructuras halladas fueron un<br />

pozo para desechos y un muro de piedra,<br />

ambos muy cercanos a la letrina.<br />

Las piezas rescatadas de este pozo<br />

datan del siglo XVIII.<br />

Tres huellas de poste y un relleno<br />

de tierra con materiales antrópicos del<br />

siglo XVI fueron los hallazgos más antiguos<br />

en el área de excavación.<br />

174 / Gabinete de Arqueología<br />

Durante el levantamiento estrátigráfico<br />

de las paredes, se pudo definir<br />

claramente tres momentos de<br />

reconstrucción y transformación del<br />

edificio, sobresaliendo tres fases de entresuelo<br />

en la galería derecha de la<br />

casa.<br />

En la actualidad se lleva a cabo la<br />

limpieza, restauración y estudio de<br />

los materiales para su exposición in<br />

situ, así como el análisis estratigráfico<br />

de la excavación y la lectura de las<br />

paredes. Finalmente se prepara un informe<br />

científico de todo el trabajo, y<br />

quedarán expuestas las principales evidencias<br />

encontradas, acompañadas de<br />

una presentación museográfica.<br />

Vista general de la excavación<br />

Ejemplo de los<br />

cambios estructurales<br />

que sufrió la casa


Acelia Rodríguez Bécquer: Especialista en<br />

Pintura Mural (GA OHCH)<br />

Adriana Suárez Cairo: Investigadora<br />

agregada. Centro de Antropología, CITMA<br />

Alejandro Nolasco Serna: Especialista en<br />

Arqueología Histórica. Empresa de<br />

Restauración de Monumentos (OHCH)<br />

Alessandro López Pérez: Especialista en<br />

Arqueología Subacuática (GA OHCH)<br />

Aneli Prado Flores: Especialista en<br />

Arqueología Histórica (GA OHCH)<br />

Ania Martín Fernández: Especialista en<br />

Pintura Mural (GA OHCH)<br />

Antonio Quevedo Herrero: Director del<br />

Museo de Arqueología. Conservador de<br />

piezas arqueológicas (GA OHCH)<br />

Azul Sánchez Triana: Especialista en<br />

Pintura Mural (GA OHCH)<br />

Beatriz Rodríguez Basulto: Licenciada en<br />

Historia (GA OHCH)<br />

Carlos Alberto Hernández Oliva:<br />

Especialista en Arqueología Histórica.<br />

Empresa privada de restauración de<br />

monumentos históricos, Burgos, España<br />

Carlos de la Rosa Graell: Perito<br />

Numismático (1951-2001)<br />

Carlos Díaz Guanche: Aspirante a<br />

investigador. Centro de Investigaciones y<br />

Servicios Ambientales, ECOVIDA, CITMA<br />

Carlos Rafael Rosa Saavedra: Investigador<br />

agregado. Centro de Investigaciones y<br />

Servicios Ambientales, ECOVIDA, CITMA<br />

Craig Willians: Ingeniero civil. Buzo.<br />

Vancouver, Canadá<br />

Daniel E. Vasconcellos Portuondo:<br />

Investigador histórico (GA OHCH)<br />

Delia Lassales Herrera: Aspirante a<br />

Investigadora. Centro de Antropología,<br />

CITMA<br />

Edward Cecil Harris: Doctor en<br />

Arqueología. Director del Museo Marítimo<br />

de Bermudas. Bermudas.<br />

DE LOS AUTORES<br />

Enrique Manuel Alonso Alonso: Doctor en<br />

Ciencias Históricas. Centro de Investigaciones<br />

y Servicios Ambientales, ECOVIDA, CITMA<br />

Esperanza Blanco Castillo: Técnica auxiliar.<br />

Centro de Investigaciones y Servicios<br />

Ambientales, ECOVIDA, CITMA<br />

Freddy Navarro: Ingeniero Geofísico.<br />

SERMAR, MINFAR<br />

Heriberto Jiménez Moreno: Licenciado en<br />

Microbiología (GA OHCH)<br />

Iosvany Hernández Mora: Licenciado en<br />

Ciencias Sociales (GA OHCH)<br />

Jorge Luis Ruiz Licor: Técnico auxiliar.<br />

Centro de Investigaciones y Servicios<br />

Ambientales, ECOVIDA, CITMA<br />

José M. Torres Pico: Licenciado en<br />

Microbiología, zooarqueólogo (GA OHCH)<br />

Joyce Rossi Álvarez: Especialista en<br />

Arqueología Histórica (GA OHCH)<br />

Karen Mahé Lugo Romera: Especialista en<br />

Arqueología Histórica (GA OHCH)<br />

Lisette Roura Álvarez: Especialista en<br />

Arqueología Histórica (GA OHCH)<br />

Liz B. Marichal García: Investigadora<br />

agregada. Centro de Antropología, CITMA<br />

Lois Ángel Urgellés Navarro: Licenciado<br />

en Microbiología (GA OHCH)<br />

Lourdes Campos Gutiérrez: Técnica en<br />

Bibliotecología y Museología (GA OHCH)<br />

Lourdes S. Domínguez González: Doctora<br />

en Ciencias Históricas, MSc. en Arqueología<br />

de la Universidad de La Habana. Asesora (GA<br />

OHCH)<br />

María Rosa González Sánchez:<br />

Especialista en Arqueología. Centro de<br />

Investigaciones y Servicios Ambientales,<br />

ECOVIDA, CITMA<br />

Melba Pérez González: Investigadora<br />

agregada. Centro de Antropología, CITMA<br />

Micelys Torres Sánchez: Licenciada en<br />

Bioquímica. Ministerio de Cultura<br />

Omar B. Dieppa Castellanos: Especialista<br />

en Arqueología Histórica (GA OHCH)<br />

Osvaldo Jiménez Vázquez: Paleontólogo.<br />

Instituto de Ecología y Sistemática, CITMA<br />

Pedro Paulo A. Funari: Doctor en<br />

Arqueología. Profesor de la<br />

Universidad de Campinas, Estado de Sao ~<br />

Paulo, Brasil<br />

Ramón Dacal Moure: MSc. en Arqueología<br />

(1928-2003)<br />

Rebecca O. Linsuaín: Licenciada en Historia<br />

(GA OHCH)<br />

Roberto Valcárcel Rojas: MSc., Investigador del<br />

Departamento Centro-Oriental de Arqueología,<br />

CITMA<br />

Roger Arrazcaeta Delgado: Director del<br />

Gabinete de Arqueología. Especialista en<br />

Arqueología Histórica (GA OHCH)<br />

Rolando Crespo Díaz: Zooarqueólogo (GA<br />

OHCH)<br />

Rubén Berrayarza: Especialista en<br />

Arqueología Subacuática. Empresa CARISUB<br />

Sandra Páez Rosabal: Especialista en<br />

Pintura Mural (GA OHCH)<br />

Sebastián Robiou Lamarche: Ingeniero y<br />

Arqueólogo. Puerto Rico<br />

Sonia Menéndez Castro: Especialista en<br />

Arqueología Histórica (GA OHCH)<br />

Tania González Yanes: Especialista en<br />

Pintura Mural (GA OHCH)<br />

Ted Hill: Arqueólogo subacuático.<br />

Vancouver, Canadá<br />

Yutneli Benítez Márquez: Licenciada en<br />

Historia (GA OHCH)<br />

Gabinete de Arqueología / 175


GABINETE Y MUSEO DE ARQUEOLOGÍA<br />

El Gabinete y Museo de Arqueología de la Oficina del Historiador de La Ciudad de La Habana exhiben<br />

importantes piezas recuperadas en las excavaciones del Centro Histórico de la capital; cuentan también<br />

con salas dedicadas a las culturas precolombinas de <strong>Cuba</strong>, Perú, Ecuador y Centroamérica. Se pueden<br />

solicitar visitas dirigidas y recorridos por sitios donde es posible intercambiar con los arqueólogos y<br />

restauradores de pintura mural inmersos en sus faenas.<br />

La institución ofrece además conferencias, sesiones de videos, cursos y entrenamientos especializados<br />

en Arqueología Histórica, y servicio de biblioteca en temas como Arqueología cubana e internacional,<br />

Historia, Conservación y Restauración de bienes culturales y Pintura Mural, entre otros afines a su<br />

actividad.<br />

Horario de Biblioteca: lunes a viernes de 8:30 a.m. a 5:00 p.m.<br />

Horario de visitas libres al Museo: martes a sábado de 9:00 a.m. a 5:00 p.m. y domingos de 9:00 a.m. a 1:00 p.m.<br />

Calle Tacón no. 12 e/ O´Reilly y Empedrado. La Habana Vieja.<br />

Ciudad de La Habana, <strong>Cuba</strong>, C. P. 10100.<br />

Telf.: 861-4469. E-mail: gabinete@arqueología.ohch.cu<br />

176 / Gabinete de Arqueología

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