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Vol. 2, Page 99 - Colegio de Capellanes de Venezuela

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que se convertían. La nueva fe era símbolo <strong>de</strong> la opresión y explotación <strong>de</strong>l pueblo. Pero<br />

a pesar <strong>de</strong> ello, poco a poco, mal que bien, todos los indios fueron aceptando la fe <strong>de</strong> los<br />

vencedores. Misioneros y “doctrineros” (curas pagados por los encomen<strong>de</strong>ros para que<br />

adoctrinaran a sus indios) se ocuparon <strong>de</strong> que fueran entendiendo esa fe. Y muchos se<br />

ocuparon también <strong>de</strong> que la entendieran <strong>de</strong> tal modo que se volvieran más dóciles ante<br />

sus amos y patronos.<br />

En 1581 llegó a Lima, para hacerse cargo <strong>de</strong> esa archidiócesis, Toribio Alfonso <strong>de</strong><br />

Mogrovejo. En esa época la archidiócesis era enorme, pues comprendía bajo su<br />

jurisdicción metropolitana lo que hoy es Nicaragua, Panamá, parte <strong>de</strong> Colombia, todo el<br />

Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay, Chile y parte <strong>de</strong> Argentina. Venía imbuido <strong>de</strong> los<br />

dictámenes reformadores <strong>de</strong>l Concilio <strong>de</strong> Trento, <strong>de</strong> cuyas sesiones tratamos en la Sexta<br />

Sección. Que su actuación sería difícil, pue<strong>de</strong> verse en el hecho <strong>de</strong> que, al convocar a un<br />

concilio provincial en Lima para juzgar la actuación <strong>de</strong>l obispo <strong>de</strong> Cuzco, <strong>de</strong> quien<br />

llegaban pésimos informes, el obispo <strong>de</strong> Tucumán le arrebató los documentos <strong>de</strong>l proceso<br />

y los quemó en el horno <strong>de</strong> una pana<strong>de</strong>ría. Entre tales gentes, el nuevo arzobispo trató <strong>de</strong><br />

imponer la disciplina tri<strong>de</strong>ntina, y lo logró al menos en cierta medida. Gracias a él, aquel<br />

concilio prohibió la “mercadura <strong>de</strong>l clero”, y <strong>de</strong>spués se les prohibió también a los<br />

sacerdotes que cobrasen por la administración <strong>de</strong> los sacramentos. Toribio hizo componer<br />

también un catecismo que se publicó primero en español, quichua y aymara, y <strong>de</strong>spués en<br />

muchos otros idiomas indios.<br />

Este “Catecismo <strong>de</strong> San Toribio” se utilizó en buena parte <strong>de</strong> Sudamérica por más <strong>de</strong><br />

tres siglos. A<strong>de</strong>más, dictaminó don Toribio, los sacerdotes <strong>de</strong>bían permanecer en cada<br />

parroquia por lo menos seis años, y tenían que apren<strong>de</strong>r las lenguas <strong>de</strong> sus feligreses. Y<br />

los encomen<strong>de</strong>ros <strong>de</strong>bían respetar las doce festivida<strong>de</strong>s católicas que los indios<br />

celebrarían, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los domingos (los españoles tenían más <strong>de</strong> treinta fiestas <strong>de</strong> esa<br />

índole, pero se oponían a que los indios las celebraran por no per<strong>de</strong>r su trabajo).<br />

Los planes reformadores <strong>de</strong> don Toribio chocaron con los <strong>de</strong>l Virrey, que insistía en<br />

los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> Patronato Real que, como representante <strong>de</strong>l Rey, le correspondían. Con<br />

firmeza y humildad, el Arzobispo continuó su obra reformadora. En 1726, ciento veinte<br />

años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su muerte, fue <strong>de</strong>clarado santo <strong>de</strong> la iglesia católica.<br />

La vida y obra <strong>de</strong> Santo Toribio <strong>de</strong> Mogrovejo muestran el carácter <strong>de</strong> la iglesia que<br />

comenzaba a tomar forma en la región. En lucha constante con los elementos [<strong>Vol</strong>. 2,<br />

<strong>Page</strong> 216] más licenciosos, <strong>de</strong>fendiendo a los indios y los pobres sin llegar a oponerse a<br />

la injusticia fundamental <strong>de</strong>l régimen, tratando <strong>de</strong> profundizar la fe <strong>de</strong> los naturales <strong>de</strong>l<br />

país sin contar con los recursos humanos a<strong>de</strong>cuados, el catolicismo latinoamericano se<br />

iba formando.<br />

Los otros tres gran<strong>de</strong>s santos <strong>de</strong> la iglesia limeña muestran el tono <strong>de</strong> ese catolicismo.<br />

Santa Rosa <strong>de</strong> Lima (1586–1617) fue miembro <strong>de</strong> la Tercera Or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Santo Domingo,<br />

es <strong>de</strong>cir, que permaneció en su casa y allí llevó una vida ascética. Su ascetismo la llevó al<br />

más alto grado <strong>de</strong> mortificación <strong>de</strong> la carne, hasta el punto <strong>de</strong> llevar escondida bajo los<br />

cabellos una corona <strong>de</strong> clavos <strong>de</strong> plata que le laceraban la sien. Al igual que Santa Teresa,<br />

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