Mujeres Empresarias

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La primera sesión con mi mentor fue particular, nos acabábamos de conocer y yo tenía
muchas expectativas con respecto al programa, rápidamente empatizamos y se generó una
atmósfera de confianza que nos permitió compartir nuestros objetivos del proceso. Fue una
sorpresa descubrir en esa primera toma de contacto que, además, teníamos muchas cosas
en común, lo cual hizo que nos sintiéramos cómodas para hablar de cualquier tema que nos
inquietara.
Mi caso era bastante claro, yo quería un cambio radical de sector profesional. Mi formación y
experiencia laboral hasta ese momento se centraban en la Gestión de Calidad y Medio
Ambiente y aunque no sabía muy bien hacia dónde enfocar mis pasos, sí tenía decidido que
no quería seguir donde estaba… ¡era un comienzo!
Para intentar centrar los esfuerzos en una tarea concreta, nuestro primer objetivo consistió en
encontrar qué era aquello en lo que yo me veía trabajando después del MBA. Como estaba
un poco perdida en ese aspecto, mi mentora me animó a buscar los sectores que no me
llamaban la atención, a evaluar aquello que yo sabía hacer bien y a identificar los aspectos
que me hacían feliz en el entorno laboral.
Logramos encontrar dos sectores en los que yo me visualizaba desarrollando mi futuro
profesional y en los que además, podría llegar a tener un desempeño exitoso!.
Durante los nueve meses que duró el proceso de mentoring aprendí muchas cosas del día a
día del desarrollo de una persona que no se enseñan en las escuelas y que tampoco se
encuentran en los libros. También gané una mayor confianza en mí misma y adquirí
numerosas habilidades. Aprendí a tener en cuenta diferentes puntos de vista y a extraer de
mi entorno todo aquello que podía hacerme crecer como persona.
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