Mujeres Empresarias

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Por lo anterior podemos ver dos efectos: Por
un lado, al enfrentarse a un mayor coste de
oportunidad, habría menos emprendedoras y
por otro lado, si el nivel educativo de la mujer
es alto y encuentra barreras en el mundo
Corporativo, estas optan en mayor medida
por crear su propia empresa.
Y además de todos los potenciales factores
que hacen que la mujer se plantee crear su
propia empresa, están todos los motivos por
los que finalmente la lleva a cabo o no.
Dado que las mujeres emprenden empresas
más pequeñas en promedio y que tienen
menores necesidades de capital, disponer de
un sistema impositivo que les apoye, de un
sistema legal que no permita la posibilidad de
ajustar su carga de trabajo a las necesidades
de su trabajo, o disponer de servicios de
guardería o de ayuda doméstica de manera institucional, aumentan las
probabilidades de que las mujeres emprendan.
Estamos ante un colectivo más adverso al riesgo y con necesidades de financiación
limitadas, por lo que la financiación suele proceder de bancos o de ahorros familiares
y buscan siempre cualquier ayuda para el lanzamiento del negocio.
Por otro lado, si la legislación no permite jornadas parciales, o trabajos discontinuos o
incluso acuerdos de flexibilidad con la empresa, la mujer trabajadora tiende a buscar
su propia solución al problema creando su propia empresa, aunque en muchos casos
haga el mismo trabajo, pero ajustándolo a sus necesidades. Dado que las mujeres
emprendedoras dedican más horas a su negocio que las trabajadoras por cuenta
ajena en la mayoría de los casos, la disponibilidad de guarderías o colegios con
horarios adaptados, son factores que puede que no las haga decidirse, pero que las
ayuda en la toma de la decisión de crear su empresa.
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