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nueva

El motor del crecimiento y del desarrollo en una economía de mercado es el espíritu empresarial. La función del Estado y de las organizaciones sociales es la de suplir deficiencias del propio mercado y propiciar la igualación de oportunidades para todos. Si bien es cierto que estas funciones no son poca cosa, no debe olvidarse que, a la larga, el único camino al progreso individual y social es la innovación y el crecimiento de la productividad y, hasta el día de hoy, la humanidad no ha encontrado un instrumento más adecuado para promoverlos que la empresa.

El motor del crecimiento y del desarrollo en una economía de mercado es el espíritu empresarial. La función del Estado y de las organizaciones sociales es la de suplir deficiencias del propio mercado y propiciar la igualación de oportunidades para todos. Si bien es cierto que estas funciones no son poca cosa, no debe olvidarse que, a la larga, el único camino al progreso individual y social es la innovación y el crecimiento de la productividad y, hasta el día de hoy, la humanidad no ha encontrado un instrumento más adecuado para promoverlos que la empresa.

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editorial<br />

Generar nuevos<br />

emprendedores:<br />

¿qué nos falta hacer?<br />

El motor del crecimiento y del desarrollo en una economía de mercado es el<br />

espíritu empresarial. La función del Estado y de las organizaciones sociales<br />

es la de suplir deficiencias del propio mercado y propiciar la igualación<br />

de oportunidades para todos. Si bien es cierto que estas funciones no son<br />

poca cosa, no debe olvidarse que, a la larga, el único camino al progreso<br />

individual y social es la innovación y el crecimiento de la productividad y, hasta el<br />

día de hoy, la humanidad no ha encontrado un instrumento más adecuado para promoverlos<br />

que la empresa.<br />

A pesar de que México ha contado a lo largo de su historia con extraordinarios<br />

casos de éxito empresarial, lamentablemente no se han creado las condiciones para<br />

que el espíritu y las actitudes empresariales se diseminen ampliamente en la sociedad.<br />

Es más, hace apenas unas cuantas décadas, las empresas y los empresarios eran<br />

satanizados desde el gobierno y vistos con gran suspicacia por amplios sectores de la<br />

población. Escenarios como éste no pueden llevar sino al estancamiento económico,<br />

a la perpetuación de la pobreza y a un peligroso antagonismo social.<br />

Actualmente, en casi todo el mundo, en el contexto de la más severa crisis económica<br />

de la posguerra, la empresariedad es vista con gran esperanza. La crisis fiscal,<br />

omnipresente en el planeta, hará inviable la creación de empleos en el sector público<br />

durante las próximas décadas. Por otro lado, hay millones de jóvenes en condiciones<br />

de desempleo estructural. No queda otro camino para evitar que se pierda una generación<br />

completa que la creación de fuentes de trabajo y riqueza en las empresas. Cobra<br />

especial relevancia el papel de los pequeños y medianos empresarios que han sido<br />

tradicionalmente los mayores empleadores y generadores del ascenso de la clase media.<br />

Generar en México un ambiente y cultura empresariales es una tarea que requiere<br />

de la participación de las grandes empresas, el estado, las instituciones educativas,<br />

las organizaciones sociales, y los trabajadores. Es una tarea que debe emprenderse<br />

con claridad de rumbo, perseverancia y paciencia. En la economía y la sociedad no<br />

hay milagros, hay visión, inteligencia y trabajo.

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