LUZ INTERIOR A menudo pasan por nuestra vida personas singulares y mágicas. Aparecen en un momento dado, pero su imagen en nuestra retina y en nuestro corazón perdura para siempre. Son personas que marcan un antes y un después en nuestra vida! Y no es algo premeditado, sino surge espontáneamente en el momento preciso, cuando estamos realmente preparados para acogerlos! De entre todas las gentes que comparten nuestro hábitat más inmediato, solo algunas irradian esa luz propia que las hace distintas a primera vista! Y esa luz propia e interna se refleja en su mirada, en sus gestos, en su actitud o en su silencio. En mi casi medio siglo de existencia, por mi vida han pasado cientos, miles de personas, no lo sé, ni me importa. Siempre he tenido facilidad de rodearme de amigos, tratarme con mis compañeros de fatigas y conocer personas nuevas cada día. Unos resultaban esenciales en mi vida en ciertos momentos; otros, rellenaban mi círculo de indiferencia social y, puedo afirmar con firmeza, que ninguno de ellos llegó a ser mi enemigo, a pesar de que, como en todas las relaciones humanas, siempre hubo algún motivo para ello. Qué le voy a hacer, no me gustan los enemigos! Pero siempre supe descubrir personas que andaran conmigo ese a veces difícil camino hacia mí mismo, aportándome su relevante presencia, su paciencia a ratos y su simpatía. Algunos de ellos aún figuran en mi cotidianidad, otros hace ya tiempo que desaparecieron de mi horizonte... Pero en este último tiempo, mi vida ha cambiado! Hoy intento rodearme solo de personas que enriquezcan e iluminen mi vida. No busco -como muchos hacenmaestros ni discípulos, santos ni videntes, sino personas que sean maestros de su propio destino y protagonistas de su vida, que lamentablemente no son todos! Pretendo saber ver esas personas humanas que, como tales, aciertan y se equivocan, rién y lloran, enseñan y aprenden cada día de su vida y de todo lo que en ella ocurre! Personas que, como yo mismo, tienen días buenos y malos, pensamientos convenientes e inconvenientes, sentimientos positivos y negativos, actitudes correctas e incorrectas... pero que se crean y ejerciten su derecho a elegir a favor de ellos y no en contra suya, como antes seguramente hicieron! Esas son las personas que tienen luz propia, las que luchan desesperadamente por su vida cada día, aceptando que para aprender deberán equivocarse una y mil veces más! Particularmente no creo en los maestros infalibles ni ajenos! En esos seres, especiales si quieres, que, con sus palabras y textos encandilan y cuentan su verdad, como si fuera la verdad de todo el mundo y la única posible. Me entristece ver cuántas personas se entregan a esa iluminación algo divina y siempre ajena en busca de una luz que cada uno de nosotros tenemos ya dentro, aunque no siempre sepamos o queramos verla! Pueden haber, eso sí, personas que nos quieran bien y nos abran nuestros ojos cuando no lo recordemos, incluso -y me incluyo, lo siento- que con su actitud, su silencio y su presencia logren recuperar nuestra fe en nosotros mismos... porque esos sí son maestros de su propio destino!
Tus invitados jamás lo olvidarán