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1 Sport 18-3-08 - Consejo Superior de Deportes

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<strong>Consejo</strong> <strong>Superior</strong> <strong>de</strong> <strong>Deportes</strong> Observatorio <strong>de</strong>l racismo, la xenofobia y la violencia en el <strong>de</strong>porte<br />

OFICINA DE PRENSA<br />

Público <strong>18</strong>-3-<strong>08</strong><br />

«Hasta el próximo muerto»<br />

Pese a los 229 fallecidos en estadios <strong>de</strong> fútbol argentinos,<br />

ninguna autoridad ha sido capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>tener el balón<br />

La crónica futbolística argentina se escribe a la par <strong>de</strong> la crónica<br />

policial. El último fin <strong>de</strong> semana, el fútbol sumó dos muertos a su lista<br />

<strong>de</strong> 229 fallecidos por la violencia en los estadios. Esta vez fueron<br />

Sabrina Beltrán, una hincha <strong>de</strong> 17 años <strong>de</strong>l Central Norte <strong>de</strong> la<br />

provincia <strong>de</strong> Salta, y Emanuel Álvarez, <strong>de</strong> 21 años, fanático <strong>de</strong>l Vélez<br />

Sársfield. Sin tiempo para el luto más que un hipócrita minuto <strong>de</strong><br />

silencio, el balón volvió a rodar el domingo. Ni siquiera el<br />

enfrentamiento entre barras bravas <strong>de</strong> Boca en las inmediaciones <strong>de</strong>l<br />

club, que <strong>de</strong>jó un herido <strong>de</strong> puñalada y <strong>18</strong>3 <strong>de</strong>tenidos, motivó la<br />

suspensión <strong>de</strong>l partido <strong>de</strong> los xeneizes contra Gimnasia <strong>de</strong> Jujuy.<br />

Nada <strong>de</strong>tiene el balón. Show must go on.<br />

El trágico realismo mágico futbolero se repite <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace treinta<br />

años. Des<strong>de</strong> 1979, cuando Julio Grondona asumió el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la<br />

Asociación <strong>de</strong>l Fútbol Argentino (AFA), las víctimas suman 117, a<br />

razón <strong>de</strong> cuatro por año. Oportunamente, los diarios titulan “Otro<br />

domingo negro”, los dirigentes se golpean el pecho y claman contra<br />

el “cáncer <strong>de</strong>l fútbol”, los actores <strong>de</strong>l balón hacen mutis por el foro y<br />

la sociedad fanatizada se enfrenta ante un dilema shakesperiano:<br />

parar o no parar el fútbol. “Las muertes <strong>de</strong>l fin <strong>de</strong> semana no fueron<br />

provocadas por los barras. La violencia no es patrimonio <strong>de</strong> las<br />

barras; el negocio, sí. Pero Beltrán y Álvarez murieron en el ámbito<br />

<strong>de</strong>l fútbol. Por eso, cuando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Gobierno o la AFA niegan que<br />

sean muertes <strong>de</strong>l fútbol, el mensaje es: no lo paremos”, dice Pablo<br />

Alabarces, autor <strong>de</strong> varios libros sobre cultura y violencia en el fútbol. Este sociólogo i<strong>de</strong>ntifica el nacimiento <strong>de</strong> la<br />

violencia en este <strong>de</strong>porte con la última dictadura argentina (1976-83). “Una barra funciona como una especie <strong>de</strong> grupo<br />

<strong>de</strong> tareas que ejerce una violencia ilegítima con ciertos mandatarios, y esos mandatarios son los que dirigen el <strong>de</strong>porte<br />

y la política” afirma.<br />

La violencia generalizada.- Pero la violencia en el fútbol no es exclusiva <strong>de</strong> las barras, ni está directamente ligada a la<br />

marginalidad. “Es la cultura <strong>de</strong>l aguante. Cuando hay una crisis i<strong>de</strong>ntitaria como la que vive Argentina, el generoso<br />

fútbol proporciona una sin pedir carnet. Aguantar es mostrar que soy más macho que tú, que la tengo más larga. No<br />

hay i<strong>de</strong>ntidad sin aguante y no hay aguante sin combate, sea entre barras o entre hinchas comunes”, dice Alabarces.<br />

Los barras han sabido explotar su actividad <strong>de</strong> hinchas y volverlo una profesión. En un principio, recibían dinero <strong>de</strong> los<br />

jugadores para ir a los partidos. Más tar<strong>de</strong>, se volvieron útiles para apretar a un jugador según los intereses <strong>de</strong> los<br />

dirigentes. Favor va, favor viene, la pasión se ha vuelto negocio, vivir <strong>de</strong>l fútbol es posible. Según informes que<br />

manejan en Seguridad en Espectáculos Futbolísticos, los barras argentinos exportan sus métodos violentos a<br />

Latinoamérica. Asesoramiento organizativo y musical, recaudación <strong>de</strong> fondos mediante extorsión a los dirigentes y a los<br />

planteles, el manejo <strong>de</strong> la reventa <strong>de</strong> entradas, el control <strong>de</strong> los estacionamientos y un largo etcétera. El curso es caro y<br />

se cobra en dólares. “La 12 [afición <strong>de</strong> Boca], para los barras <strong>de</strong> todo el mundo, es Harvard. Vienen acá a apren<strong>de</strong>r”,<br />

afirmó Rafael di Zeo, ex jefe <strong>de</strong> la barra <strong>de</strong> Boca, actualmente en prisión, al lado <strong>de</strong> un supuesto jefe <strong>de</strong> un grupo<br />

español.<br />

El problema no acaba ahí. Los ultras se han vuelto imprescindibles a la hora <strong>de</strong> ganar unas elecciones. “Si no te dan<br />

una mano estos muchachos <strong>de</strong> las barras, es difícil que puedas ganar una elección”. Quien lo dice –bajo estricta<br />

reserva <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad– no es un dirigente <strong>de</strong> fútbol, es un dirigente político (Pablo Alabarces, Crónicas <strong>de</strong>l aguante.<br />

Fútbol, violencia y política, 2004). El acuerdo ya no es por una bebida y algo para comer. La mano <strong>de</strong> obra violenta se<br />

contrata y el fútbol es la cantera.<br />

Pese a los sucesivos fracasos, Grondona, Don Julio o El Padrino, como le llaman, se mantiene firme en el po po<strong>de</strong>r.<br />

Des<strong>de</strong> la Asociación <strong>de</strong> Familiares <strong>de</strong> Víctimas <strong>de</strong>l Fútbol en Argentina (FAVIFA), han presentado algunas soluciones<br />

para erradicar la violencia: i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> los barras, <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> admisión, unificar la normativa en todas las<br />

jurisdicciones, intervención <strong>de</strong> la AFA y <strong>de</strong> los clubes <strong>de</strong> fútbol, disponer <strong>de</strong> medios <strong>de</strong> transporte para el traslado <strong>de</strong> las<br />

parcialida<strong>de</strong>s, invertir en infraestructura <strong>de</strong> los estadios, realización <strong>de</strong> campañas contra la violencia y sanciones duras<br />

ante los casos <strong>de</strong> agresiones. La respuesta está en los muertos. “No po<strong>de</strong>mos pedir que Aníbal Fernán<strong>de</strong>z [actual<br />

ministro <strong>de</strong> Justicia], que manejó la barra <strong>de</strong> Quilmes cuando era inten<strong>de</strong>nte, o el jefe <strong>de</strong> Gobierno Mauricio Macri, que<br />

manejó la barra <strong>de</strong>l Boca durante 12 años, nos traigan una solución al problema. Son parte <strong>de</strong> él. Al igual que la Policía<br />

y que la AFA.”, dice Alabarces. La única solución, dice, pasa por parar el fútbol seis meses, intervenir la AFA y la mayor<br />

parte <strong>de</strong> los clubes, tomar medidas para la seguridad <strong>de</strong> los estadios y abordar el tema con una solución a diez años.<br />

“Nos vemos cuando muera el próximo”, se <strong>de</strong>spi<strong>de</strong>, pesimista, el sociólogo.<br />

Cuando la violencia no es exclusiva <strong>de</strong> los grupos ultras.- Cuando Carlos Tévez y Javier Mascherano festejan un<br />

gol en sus clubes, lo hacen a dos metros <strong>de</strong> sus hinchas, sin que exista ningún alambrado que los separe <strong>de</strong> la<br />

concurrencia. Después <strong>de</strong> cada muerto en el fútbol argentino, surge el exitoso caso inglés. Durante el Gobierno <strong>de</strong><br />

Margaret Thatcher, la política fue reprimir. Cuando gobernó Tony Blair, se impulsó una política a largo plazo con el<br />

apoyo <strong>de</strong> los clubes y finalmente se <strong>de</strong>rrotó a los ‘hooligans’. La principal diferencia es que en Argentina la violencia<br />

no exclusiva <strong>de</strong> las ‘barras’. La segunda característica es que los ‘barras’ atraviesan la política partidaria y sindical. La<br />

tercera problemática es que los que <strong>de</strong>ben tomar las <strong>de</strong>cisiones son parte <strong>de</strong>l problema.<br />

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