I.Relatos.Aupazaragoza

motivación extra de un rival que ya tenía sus deberes hechos, condujeron la
conversación hasta el comienzo de la segunda parte, momento en que el
entrenador que llevaban dentro les hizo debatir sobre las soluciones a aplicar
en los cuarenta y cinco minutos restantes.
Un aviso -por el conducto reglamentario- informó al más conciliador de
nuestros protagonistas de sus nuevas labores a realizar. Aunque sencillas, le
tendrían ocupado el resto de la tarde. Previsor -y conocedor de que necesitaría
saber cómo acababa el encuentro-, envió un mensaje al móvil de un amigo
rogando le tuviera informado con cierta frecuencia de los sucesos más
relevantes.
Es curioso, porque pudo enviar el mensaje a muchos de sus amigos,
incluso a algún presente en el estadio, pero un particular sentido de la empatía
le hizo pensar en alguien que -aunque seguro pendiente- se encontraba en una
situación similar a la suya.
Por similar a la suya, evidentemente nos referimos a trabajando.
Transportista de una distribuidora de medicamentos, tampoco estaba
recibiendo las noticias deseadas de sus locutores favoritos. No declinó la
solicitud de su amigo y de semáforo en semáforo le hacía llegar cómo se iba
consumiendo el encuentro sin que el gol deseado llegará a materializarse.
Alcanzó la farmacia que tenía por destino para cuando el partido empezaba a
alcanzar su fase decisiva, los últimos veinte minutos. Fue un servicio rápido,
dejó la mercancía casi en la entrada, firmaron los documentos de entrega y se
despidieron con educación. Llevaba prisa por volver al camión con el deseo de
que los últimos cambios realizados por Víctor Muñoz hubieran dado ya sus
frutos. Lo que nunca llegó a saber, ya que apenas cruzaron palabras -más allá
de un respetuoso saludo y una cordial despedida-, es que idéntica prisa y por el
mismo motivo llevaba la receptora de la mercancía.
Ella, empleada en aquella botica desde hace cuatro años, se encontraba
de guardia aquel 9 de mayo de 2004. Abonada desde antes de que tuviera
conciencia, nunca se perdía un partido; de hecho, se desplazaba con
frecuencia a ver al equipo por toda España y -cuando podía- por Europa.
Aunque de guardia, de tiempo para escuchar el partido disponía. Conocía de
otros turnos que no tendría más de un par de clientes en una tarde como esa;
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