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Discurso de los medios de comunicación.

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Editor: Pedro Santan<strong>de</strong>r Molina<br />

Autores: Rodrigo Araya / Claudio Elórtegui Gómez/<br />

Roberto Herrscher / Daniela Lazcano Peña/<br />

Fernando Rivas Inostroza / Chiara Sáez Baeza /<br />

Pedro Santan<strong>de</strong>r Molina<br />

2009<br />

Inscripción Nº: 184.013<br />

ISBN: 978-956-17-0450-3<br />

Mayor información en www.periodismoucv.cl<br />

Diseño y fotografías,<br />

Ernesto Iturrieta Andra<strong>de</strong>s / SONRIA<br />

www.sonriaimagen.com / (32) 273 57 48<br />

Ediciones Universitarias <strong>de</strong> Valparaíso<br />

Pontificia Universidad Católica <strong>de</strong> Valparaíso<br />

Teléfono (32) 227 30 87 / Fax (32) 227 34 29<br />

euvsa@ucv.cl<br />

www.euv.cl<br />

Impreso por Libra<br />

Hecho en Valparaíso, Chile<br />

2


PRÓLOGO<br />

El origen <strong>de</strong> este libro radica en preguntas. Preguntas que nos hacen <strong>los</strong><br />

estudiantes, que <strong>los</strong> académicos nos hacemos entre nosotros, que nosotros mismos<br />

nos hacemos cuando estamos ante <strong>los</strong> estudiantes o las tesis o cuando observamos<br />

<strong>los</strong> <strong>medios</strong> y discutimos sobre comunicación.<br />

Parte <strong>de</strong> las preguntas que nos dan vueltas son <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n epistémico, por ejemplo,<br />

¿es la comunicación una ciencia, una disciplina, un área <strong>de</strong>l saber, <strong>de</strong> todo un poco?<br />

¿Tenemos método en nuestra área? ¿Hay un objeto <strong>de</strong> estudio?<br />

Otras son <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n analítico ¿cómo abordar analíticamente eventos comunicativos<br />

como las entrevistas? ¿Cómo analizar la televisión? ¿Vale la pena analizar el discurso<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>? Y si vale la pena ¿cómo hacerlo? etc.<br />

La primera parte <strong>de</strong> este libro se preocupa <strong>de</strong> las inquietu<strong>de</strong>s en el ámbito <strong>de</strong> lo<br />

epistémico. ¿Qué estudiamos cuando estudiamos comunicación? Se titula el texto<br />

que inicia este libro y que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una mirada amplia, bucea en nuestro campo.<br />

Seguidamente se discute la vali<strong>de</strong>z y riqueza epistémica que posee el periodismo<br />

narrativo y que lo convierte en un instrumento eficaz para dar cuenta <strong>de</strong> la realidad y<br />

conocerla. Luego <strong>de</strong> lo cual otro artículo examina críticamente cómo <strong>los</strong> historiadores<br />

usan el documento periodístico para dar cuenta <strong>de</strong>l pasado, olvidándose, a menudo,<br />

que el texto <strong>de</strong> prensa no es un documento neutro, sino que lleva en su contenido<br />

las marcas <strong>de</strong>l contexto social en que fue producido.<br />

La segunda parte <strong>de</strong>l libro, aborda cuestiones analíticas en el ámbito <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong><br />

y <strong>de</strong> la comunicación. Destaca el primer artículo que revisa y da cuenta <strong>de</strong> qué y<br />

cómo se ha analizado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Consejo Nacional <strong>de</strong> Televisión <strong>los</strong> <strong>medios</strong> chilenos,<br />

sobre todo, en el ámbito <strong>de</strong> la televisión <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1996 a la fecha. El segundo artículo<br />

es una revisión completa <strong>de</strong> las propuestas metodológicas que hoy se usan para el<br />

estudio <strong>de</strong> campañas electorales, en el marco en el que actualmente se <strong>de</strong>senvuelve<br />

la comunicación política. Lo siguen dos artícu<strong>los</strong> que son propuestas concretas <strong>de</strong><br />

cómo hacer análisis: el primero se plantea por qué, para qué y cómo hacer análisis<br />

<strong>de</strong>l discurso <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> y el otro cómo analizar las entrevistas que realizamos a<br />

<strong>los</strong> sujetos, en el marco <strong>de</strong> las investigaciones <strong>de</strong> carácter cualitativas.<br />

3


ÍNDICE<br />

CAP. UNO<br />

CONSIDERACIONES EPISTÉMICAS EN TORNO A LA COMUNICACIÓN Y LOS MEDIOS<br />

1.- ¿Qué estudiamos cuando estudiamos Comunicación?<br />

algunas reflexiones sobre su estatuto disciplinario.<br />

Daniela Lazcano Peña p. 11<br />

2.- Periodismo narrativo: el arte <strong>de</strong> contar la realidad.<br />

Roberto Herrscher p. 39<br />

3.- La prensa escrita como documento histórico: cuidado,<br />

prevenciones y consi<strong>de</strong>raciones<br />

Fernando Rivas Inostroza p. 51<br />

CAP. DOS<br />

CONSIDERACIONES ANALÍTICAS EN TORNO A LA COMUNICACIÓN Y LOS MEDIOS<br />

4.- Del estudio <strong>de</strong> la emisión al estudio <strong>de</strong>l acceso:<br />

una historia personal <strong>de</strong> investigación en televisión.<br />

Chiara Sáez Baeza p. 69<br />

5.- Alternativas metodológicas para el estudio<br />

<strong>de</strong> las campañas electorales<br />

Claudio Elórtegui Gómez p. 101<br />

6.- Por qué, para qué y cómo hacer Análisis <strong>de</strong> <strong>Discurso</strong><br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación.<br />

Pedro Santan<strong>de</strong>r Molina p. 133<br />

7.- Una propuesta <strong>de</strong> análisis interpretativo <strong>de</strong> entrevistas.<br />

Rodrigo Araya Campos p. 165<br />

5


AUTORES<br />

Rodrigo Araya. Periodista. Magíster en Comunicación Social, y actualmente cursa<br />

estudios <strong>de</strong> doctorado en la Universidad <strong>de</strong> Santiago. En su ejercicio profesional se <strong>de</strong>sempeñó<br />

en radios locales en Punta Arenas, Ancud y San Felipe, en las que llevó a<strong>de</strong>lante proyectos<br />

<strong>de</strong> comunicación, i<strong>de</strong>ntidad y <strong>de</strong>sarrollo local. Des<strong>de</strong> 1996 se <strong>de</strong>sempeña como profesor <strong>de</strong><br />

la Escuela <strong>de</strong> Periodismo <strong>de</strong> la Pontificia Universidad Católica <strong>de</strong> Valparaíso, don<strong>de</strong> dicta<br />

<strong>los</strong> cursos <strong>de</strong> Comunicación y Cultura, Opinión Pública y Periodismo Radial. A<strong>de</strong>más, ha<br />

guiado más <strong>de</strong> 30 tesis <strong>de</strong> pregrado en el ámbito <strong>de</strong> la relación Comunicación y Cultura.<br />

Ha participado en la publicación <strong>de</strong> libros colectivos sobre temas <strong>de</strong> <strong>de</strong>scentralización e<br />

i<strong>de</strong>ntidad cultural.<br />

Claudio Elórtegui Gómez. Periodista, Licenciado en Comunicación Social Pontificia<br />

Universidad Católica <strong>de</strong> Valparaíso. Doctor Ciencias <strong>de</strong> la Comunicación y Periodismo,<br />

Universidad Autónoma <strong>de</strong> Barcelona. Master y DEA Ciencias <strong>de</strong> la Comunicación y Periodismo,<br />

Universidad Autónoma <strong>de</strong> Barcelona. Áreas <strong>de</strong> estudio: Comunicación Política, Marketing<br />

Electoral y Comunicación Estratégica. Profesor Escuela <strong>de</strong> Periodismo Pontificia Universidad<br />

Católica <strong>de</strong> Valparaíso (pregrado y Magíster). Se ha <strong>de</strong>sempeñado como académico en la<br />

Escuela <strong>de</strong> Ingeniería Comercial <strong>de</strong> la PUCV y en el Magíster <strong>de</strong> Gobierno <strong>de</strong> la Universidad<br />

Alberto Hurtado.<br />

Roberto Herrscher. Escritor, Master en Periodismo (Columbia University) y Sociólogo<br />

(Universidad <strong>de</strong> Buenos Aires, UBA). Director Master en Periodismo Universitat <strong>de</strong> Barcelona-<br />

Columbia University.<br />

6


Daniela Lazcano Peña. Periodista y Licenciada en Comunicación Social <strong>de</strong> la Pontificia<br />

Universidad Católica <strong>de</strong> Valparaíso, y Magíster en Comunicación Social <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong><br />

Chile. En la carrera <strong>de</strong> Periodismo <strong>de</strong> la PUCV, es docente <strong>de</strong> las cátedras <strong>de</strong> Periodismo<br />

y Medios <strong>de</strong> Comunicación; Teoría <strong>de</strong> la Comunicación I, y Teorías Contemporáneas <strong>de</strong> la<br />

Comunicación. Sus áreas <strong>de</strong> interés son la historia e investigación <strong>de</strong> la Comunicación.<br />

Fernando Rivas Inostroza. Periodista U. <strong>de</strong> Chile; Magíster en Historia PUCV, Doctor<br />

© en Historia, U. <strong>de</strong> Chile. Profesor <strong>de</strong> la Escuela <strong>de</strong> Periodismo <strong>de</strong> la PUCV. Línea <strong>de</strong><br />

Investigación: Historia Social y <strong>de</strong> la Cultura, específicamente Historia <strong>de</strong> la Prensa y Medios<br />

<strong>de</strong> Comunicación e Internet.<br />

Chiara Sáez Baeza. Socióloga y doctora en comunicación. Especialista en temas <strong>de</strong><br />

televisión, teoría <strong>de</strong> la comunicación <strong>de</strong> masas y metodología <strong>de</strong> la investigación social.<br />

Miembro <strong>de</strong>l equipo coordinador <strong>de</strong>l Observatorio Internacional <strong>de</strong> Televisión (Universitat<br />

Autònoma <strong>de</strong> Barcelona).<br />

Pedro Santan<strong>de</strong>r Molina. Periodista (Universidad <strong>de</strong> Chile) y Dr. en Lingüística (Pontificia<br />

UCV). Sus líneas <strong>de</strong> investigación se centran en el Análisis <strong>de</strong>l <strong>Discurso</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong><br />

comunicación y en la teoría discursiva. Actualmente ejerce como docente en la Escuela<br />

<strong>de</strong> Periodismo <strong>de</strong> la Pontificia Universidad Católica <strong>de</strong> Valparaíso. Dirige el Postgrado en<br />

Comunicación y Periodismo <strong>de</strong> esa carrera.<br />

7


CAPÍTULO UNO<br />

CONSIDERACIONES EPISTÉMICAS<br />

EN TORNO A LA COMUNICACIÓN Y LOS MEDIOS<br />

9


1.- ¿Qué estudiamos cuando estudiamos<br />

Comunicación?<br />

Algunas reflexiones sobre su estatuto disciplinario.<br />

Daniela Lazcano Peña<br />

11


Para comenzar<br />

Cada día, la palabra Comunicación cobra mayor presencia en nuestro entorno<br />

cotidiano. Normalmente escuchamos -o <strong>de</strong>cimos- que Fulano <strong>de</strong> tal tiene problemas<br />

<strong>de</strong> comunicación, o que las Tecnologías <strong>de</strong> la Información y la Comunicación<br />

adquieren mayor relevancia en el mundo <strong>de</strong> hoy.<br />

Pero, ¿qué es comunicación? Esa fue una <strong>de</strong> las primeras preguntas que <strong>de</strong>bí<br />

respon<strong>de</strong>r en mis inicios <strong>de</strong> la carrera <strong>de</strong> Periodismo, y <strong>de</strong> hecho, es uno <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

ejercicios que en más <strong>de</strong> una ocasión he <strong>de</strong>sarrollado con mis alumnos <strong>de</strong> Teoría<br />

<strong>de</strong> la Comunicación I y, últimamente, con <strong>los</strong> pequeños asistentes al curso “Cómo<br />

nos comunicamos” <strong>de</strong>l programa <strong>de</strong> educación para niños con talento <strong>de</strong> mi<br />

Universidad.<br />

¿Qué es comunicación? Al parecer las respuestas pue<strong>de</strong>n ser múltiples, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

tradicional fórmula Emisor-Mensaje-Receptor, hasta otras variadas <strong>de</strong>finiciones y re<strong>de</strong>finiciones<br />

con mayor o menor grado <strong>de</strong> complejidad y aceptación.<br />

Pero el objetivo <strong>de</strong> estas páginas no es aportar al g<strong>los</strong>ario terminológico. Su<br />

intención, más bien, es aproximarse al <strong>de</strong>venir que ha experimentado su campo <strong>de</strong><br />

estudio, en especial su valoración y discusión disciplinaria.<br />

Para comenzar, me permitiré partir por algunas motivaciones.<br />

Hace algunos años ya, mi primer proyecto <strong>de</strong> tesis para obtener el grado <strong>de</strong><br />

Magíster en Comunicación Social en la Universidad <strong>de</strong> Chile, tenía como objetivo<br />

<strong>de</strong>scribir el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios en investigación en comunicación en nuestro<br />

país, consi<strong>de</strong>rando <strong>los</strong> principales temas <strong>de</strong>sarrollados, enfoques epistemológicos<br />

y ejes históricos.<br />

En <strong>de</strong>finitiva, la i<strong>de</strong>a original era una investigación que aportara a la configuración<br />

<strong>de</strong>l campo disciplinario <strong>de</strong> la comunicación en nuestro país consi<strong>de</strong>rando, y en<br />

base a la bibliografía revisada para esos efectos, la poco abundante producción<br />

teórica <strong>de</strong>sarrollada en ese ámbito <strong>de</strong> investigación, a diferencia <strong>de</strong> lo ocurrido en el<br />

escenario mundial y continental, don<strong>de</strong> es posible encontrar una serie <strong>de</strong> interesantes<br />

y no tan interesantes, completos y no tan completos, textos compilatorios sobre la<br />

investigación en comunicación.<br />

Así las cosas, ese amplio tema -que luego encontré abordado, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la mirada <strong>de</strong> la<br />

economía política, en la tesis doctoral <strong>de</strong> Car<strong>los</strong> <strong>de</strong>l Valle (Del Valle, 2004)- comenzó<br />

su evolución llegando a una nueva propuesta: el levantamiento <strong>de</strong> información <strong>de</strong> las<br />

tesis <strong>de</strong> pregrado <strong>de</strong> la Escuela <strong>de</strong> Periodismo <strong>de</strong> la Pontificia Universidad Católica<br />

<strong>de</strong> Valparaíso, lugar don<strong>de</strong> estudié y trabajo. De esta manera, se acotaba el corpus<br />

<strong>de</strong> estudio y, a<strong>de</strong>más, se aportaba con una información no sistematizada y que<br />

autores como el propio Del Valle i<strong>de</strong>ntificaban como carencia en el mapeo general.<br />

Si bien esta propuesta <strong>de</strong> investigación <strong>de</strong>rivó en el artículo “Investigación en<br />

13


Comunicación Social en Chile: configurando el campo nacional” (Lazcano, 2007),<br />

a la hora <strong>de</strong> trabajar en la profundización teórica, siempre llegaba a un cuello <strong>de</strong><br />

botella insospechado en <strong>los</strong> inicios: el concepto <strong>de</strong> comunicación.<br />

Y digo insospechado pues es bastante probable que todos quienes <strong>de</strong> una u otra<br />

manera estamos relacionados con el estudio <strong>de</strong> la Comunicación, asumamos alguna<br />

relativa claridad en cuáles son las principales perspectivas teóricas -e históricasque<br />

constituyen el campo, <strong>de</strong>jando así saldada nuestra aproximación conceptual<br />

<strong>de</strong>l tema.<br />

Sin embargo, al <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> lado la revisión teórica-histórica, y tratar <strong>de</strong> avanzar<br />

hacia el fundamento epistémico <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> la investigación en Comunicación,<br />

la claridad se torna en telaraña, por su complejidad y dificultad <strong>de</strong> aprehensión,<br />

en un escenario en que se entremezclan teoría(s), disciplina(s), mo<strong>de</strong><strong>los</strong>, enfoques,<br />

escuelas, perspectivas, y un largo etcétera.<br />

Así, y si bien pudiéramos asumir una suerte <strong>de</strong> consenso en las principales<br />

ten<strong>de</strong>ncias que han nutrido la investigación y reflexión sobre la Comunicación, hay<br />

acuerdo también en la dificultad <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nar y sistematizar el cuerpo <strong>de</strong> conocimiento<br />

propio <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios <strong>de</strong> la comunicación. Entonces… ¿estamos frente a una<br />

ciencia? ¿Se tratará más bien <strong>de</strong> un campo <strong>de</strong> conocimiento? ¿Cuál es su estatuto<br />

disciplinario?<br />

Y es que una <strong>de</strong> las primeras observaciones que es posible <strong>de</strong>tectar al profundizar<br />

en el estudio <strong>de</strong> la Comunicación, es la falta <strong>de</strong> paridad ante tales interrogantes. De<br />

esta forma, y mientras para algunos la Comunicación <strong>de</strong>be estudiar a <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong><br />

comunicación, para otros, su objeto <strong>de</strong> estudio preferente es, sin duda, la relación<br />

interpersonal.<br />

En cuanto al método, la situación pue<strong>de</strong> ser incluso algo más compleja, pues<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus mismos orígenes <strong>los</strong> estudios sobre comunicación han <strong>de</strong>rivado <strong>de</strong> otras<br />

disciplinas como la psicología y sociología, por ejemplo, influencia disciplinaria ha<br />

llevado a que autores contemporáneos se refieran a la esencia <strong>de</strong> la Comunicación,<br />

como una multidisciplina…o interdisciplina… o transdisciplina.<br />

De esta forma, y ante la constancia <strong>de</strong> la sinuosidad <strong>de</strong>l camino, el presente<br />

artículo nace <strong>de</strong> una obsesión personal: or<strong>de</strong>nar, mapear y estructurar, en este caso,<br />

el estudio <strong>de</strong> la Comunicación.<br />

La Comunicación y su estudio<br />

¿Será posible marcar un inicio <strong>de</strong> la Comunicación en la historia <strong>de</strong> la humanidad?<br />

Probablemente, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva antropológica, el origen <strong>de</strong> la Comunicación,<br />

como fenómeno inherente al ser humano, se vincula con el inicio <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l<br />

hombre en comunidad, es <strong>de</strong>cir, cuando comienza a relacionarse con otro(s), por<br />

lo que proponer iniciar la reflexión sobre la Comunicación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esa perspectiva<br />

14


nos plantea -por lo menos para <strong>los</strong> fines <strong>de</strong> este texto- una tarea prácticamente<br />

inabordable.<br />

Cambiemos la pregunta entonces: ¿será posible marcar un inicio <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios<br />

sobre Comunicación en la historia <strong>de</strong> la humanidad? Y aquí la respuesta resulta<br />

más sencilla <strong>de</strong> aprehen<strong>de</strong>r… o al menos en apariencia, pues si bien la tradición<br />

comunicológica señala las primeras décadas <strong>de</strong>l siglo XX como el punto <strong>de</strong><br />

partida <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios sobre comunicación, muchos <strong>de</strong> <strong>los</strong> fenómenos que hoy<br />

reconocemos como vinculados a este campo ya eran estudiados con anterioridad<br />

por otras disciplinas.<br />

De hecho, y <strong>de</strong> manera retrospectiva uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> primeros mo<strong>de</strong><strong>los</strong> teóricos <strong>de</strong> la<br />

comunicación podría haber sido obra <strong>de</strong>l filósofo griego Aristóteles (López et al.,<br />

1991), quien <strong>de</strong>sarrolló el árbol retórico como una forma <strong>de</strong> llegar a la persuasión<br />

<strong>de</strong>l público por medio <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> la palabra, es <strong>de</strong>cir, buscando el modo en que un<br />

emisor podía transmitir <strong>de</strong> mejor manera su mensaje a un receptor.<br />

Sin embargo, es en <strong>los</strong> inicios <strong>de</strong>l siglo XX cuando se habría comenzado a estudiar<br />

la Comunicación <strong>de</strong> manera formal. Como hitos se pue<strong>de</strong>n i<strong>de</strong>ntificar al menos tres<br />

elementos (Rodrigo, 2001):<br />

- El creciente interés que <strong>de</strong>spiertan <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación y sus efectos en<br />

la sociedad-masa, a partir <strong>de</strong> la Primera y Segunda Guerra Mundial.<br />

- El <strong>de</strong>sarrollo, en 1948, por parte <strong>de</strong> Clau<strong>de</strong> Shannon y Warren Weaver <strong>de</strong>l primer<br />

mo<strong>de</strong>lo teórico <strong>de</strong> comunicación.<br />

El inicio <strong>de</strong> la Mass Comunication Research en Estados Unidos, escuela <strong>de</strong><br />

investigación que, <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> Harold Lasswell, se interesó por el fenómeno <strong>de</strong><br />

la propaganda y extrapoló el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> Shannon y Weaver a la comunicación <strong>de</strong><br />

masas.<br />

¿Qué estudiamos cuando estudiamos Comunicación?<br />

A partir <strong>de</strong> estos hechos fundadores comenzó -por esos años principalmente en<br />

Estados Unidos y Europa- el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> una fructífera investigación y reflexión<br />

teórica centrada en la Comunicación, lo que ha llevado a la constitución <strong>de</strong> una<br />

relativamente consensuada historia <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> <strong>los</strong> últimos 60 años.<br />

Sin embargo, a la hora <strong>de</strong>l análisis más <strong>de</strong>tallado es fácil encontrarse con la<br />

necesidad <strong>de</strong> cuestionar o relativizar ese consenso, ante la evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> un conjunto<br />

<strong>de</strong> conocimientos en que predomina la heterogeneidad, la diversidad, y la falta <strong>de</strong><br />

criterios or<strong>de</strong>nadores o unificadores.<br />

Así, por ejemplo, al revisar parte <strong>de</strong> <strong>los</strong> variados textos compilatorios e<br />

introductorios sobre estudios, teorías e investigaciones <strong>de</strong> la Comunicación, es<br />

posible constatar que el cuerpo <strong>de</strong> conocimientos generados es una verda<strong>de</strong>ra<br />

15


avalancha <strong>de</strong> escuelas teóricas, mo<strong>de</strong><strong>los</strong>, perspectivas, enfoques, hipótesis, e<br />

intentos <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>s<strong>de</strong> variados hi<strong>los</strong> conductores que, siempre, <strong>de</strong>ben <strong>de</strong>jar algo<br />

<strong>de</strong> lado.<br />

Esta situación se reconoce, incluso, en las palabras iniciales <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> estos<br />

libros. Un ejemplo, en la siguiente cita <strong>de</strong> Mauro Wolf:<br />

“la larga tradición <strong>de</strong> análisis (sintéticamente indicada con el término <strong>de</strong><br />

communication research) ha seguido <strong>los</strong> distintos problemas surgidos a<br />

lo largo <strong>de</strong>l tiempo atravesando perspectivas y disciplinas, multiplicando<br />

hipótesis y enfoques. De ello ha resultado un conjunto <strong>de</strong> conocimientos,<br />

métodos y puntos <strong>de</strong> vista tan heterogéneo y disforme, que hace no sólo difícil<br />

sino tal vez insensato cualquier intento <strong>de</strong> ofrecer una síntesis satisfactoria y<br />

exhaustiva” (Wolf, 1987).<br />

Ante lo anterior, una pregunta, ¿cómo se constituye entonces la particularidad <strong>de</strong>l<br />

cuerpo teórico <strong>de</strong> la Comunicación?<br />

En <strong>de</strong>finitiva, si estudiamos Comunicación: ¿qué es lo propio que <strong>de</strong>bemos<br />

estudiar?<br />

Multiplicidad <strong>de</strong> sentidos<br />

Sin duda, en <strong>los</strong> últimos años el concepto <strong>de</strong> Comunicación se ha impregnado<br />

con fuerza en nuestro escenario contemporáneo, logrando una marcada presencia<br />

tanto en el espacio cotidiano, como en el ámbito <strong>de</strong> especialización profesional y<br />

académico. Es tal su relevancia que para autores como Armand y Michèlle Mattelart,<br />

la Comunicación se ha convertido en la figura emblemática <strong>de</strong> la sociedad <strong>de</strong>l Tercer<br />

Milenio.<br />

Pero a pesar <strong>de</strong> su protagónico sitial, abordar la Comunicación y su estudio nos<br />

enfrenta a algunas dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la base como, por ejemplo, su alta carga<br />

polisemántica: pue<strong>de</strong> perfectamente ser utilizada como puente, mensaje, transmisión,<br />

difusión, información, diálogo o interacción.<br />

“Pródigo en significaciones, el término comunicación es un buen ejemplo <strong>de</strong><br />

polisemia” -escribe Luiz Martino-, “en principio, es empleado para <strong>de</strong>signar las<br />

relaciones entre humanos mediadas por la palabra, <strong>los</strong> gestos o las imágenes,<br />

pero el término se aplica también a las relaciones entre animales y hasta entre<br />

máquinas. Se agregan también a esta lista ciertas relaciones <strong>de</strong> la materia<br />

con la materia (transmisión <strong>de</strong> energía, código genético) y la relación <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

hombres con <strong>los</strong> dioses (o con Dios) y con <strong>los</strong> muertos” (Martino, 2001).<br />

A gran<strong>de</strong>s rasgos, y sintetizando a su mínima expresión lo que ha sido la evolución<br />

<strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> la comunicación, se pue<strong>de</strong>n plantear dos gran<strong>de</strong>s formas <strong>de</strong> ver este<br />

fenómeno.<br />

16


Por un lado, están quienes entien<strong>de</strong>n la comunicación como el acto <strong>de</strong> informar, <strong>de</strong><br />

transmitir y emitir mensajes. Esta visión <strong>de</strong> la comunicación surge con fuerza luego<br />

<strong>de</strong> la aparición <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> masivos, <strong>los</strong> que incluso pasaron a llamarse “<strong>medios</strong><br />

<strong>de</strong> comunicación”.<br />

Por otro, la comunicación se liga a la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> intercambio, al compartir interioridad,<br />

al diálogo. Esta concepción <strong>de</strong>riva <strong>de</strong>l latín communis, que significa poner en<br />

común algo con el otro. Esta raíz latina es la misma <strong>de</strong> términos como comunidad o<br />

comunión, lo que nos otorga una comprensión <strong>de</strong> la comunicación como el compartir<br />

algo con otro.<br />

Pero vamos por el principio.<br />

En términos teóricos la primera formulación conceptual <strong>de</strong> Comunicación data <strong>de</strong><br />

1948, con el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> Shannon y Weaver.<br />

Funcionario <strong>de</strong> la Bell Telephone Company, el ingeniero Clau<strong>de</strong> Shannon trabajaba<br />

en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> un mo<strong>de</strong>lo que permitiera optimizar la transmisión <strong>de</strong> mensajes<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto a otro <strong>de</strong> un sistema telefónico. Su texto, y tras la lectura realizada por<br />

el psicólogo Warren Weaver, dio origen a la teoría matemática <strong>de</strong> la comunicación,<br />

también conocida como teoría <strong>de</strong> la información, en un intento <strong>de</strong> extrapolar a la<br />

dimensión interpersonal el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>sarrollado, para teléfonos, por Shannon.<br />

En <strong>de</strong>finitiva, el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> Shannon y Weaver explica la comunicación como la<br />

transmisión <strong>de</strong> un mensaje <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un emisor a un receptor. En esta concepción,<br />

nos enfrentamos a un emisor fuerte y activo, mientras que el rol <strong>de</strong>l receptor queda<br />

minimizado a una función <strong>de</strong> receptáculo pasivo <strong>de</strong>l mensaje enviado. Del mismo<br />

modo, en esta perspectiva, la comunicación finaliza en la recepción, es <strong>de</strong>cir, no se<br />

incorpora la dimensión <strong>de</strong> retroalimentación o bidireccionalidad.<br />

Este mo<strong>de</strong>lo fundacional <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong> la comunicación nos instala en una<br />

comprensión lineal <strong>de</strong> la comunicación, algo que para teóricos como Antonio Paoli<br />

(Paoli, 1990) sería más apropiado <strong>de</strong> bautizar como información, en el entendido<br />

que la comunicación sería el compartir significados comunes, mientras que la<br />

información, el sentido que entrego a mi entorno para po<strong>de</strong>r reducir incertidumbre.<br />

Tomando como base el diagrama <strong>de</strong> Shannon y Weaver han surgido otra serie <strong>de</strong><br />

mo<strong>de</strong><strong>los</strong> o concepciones <strong>de</strong> la comunicación. Uno <strong>de</strong> el<strong>los</strong> es el <strong>de</strong> David Berlo<br />

(Berlo, 1990), que se plantea como un mo<strong>de</strong>lo i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> comunicación, dando una<br />

serie <strong>de</strong> consejos o premisas que todo buen comunicador <strong>de</strong>biera tomar en cuenta<br />

para, y esa es la esencia <strong>de</strong> su mo<strong>de</strong>lo, lograr obtener <strong>los</strong> propósitos <strong>de</strong>seados en<br />

su receptor.<br />

Separados por años <strong>de</strong> reflexión, la mirada berliana <strong>de</strong> la comunicación, se asemeja<br />

en su planteamiento base a la retórica aristotélica, en el sentido que el propósito <strong>de</strong><br />

la comunicación sería conseguir un <strong>de</strong>terminado objetivo (conducta, por ejemplo),<br />

en quien recibe mi mensaje. Des<strong>de</strong> esta perspectiva, la intencionalidad sería un<br />

17


elemento fundamental en el proceso comunicacional.<br />

En este caso, el mo<strong>de</strong>lo continúa dando un protagonismo mayor al emisor,<br />

e incorpora la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> intencionalidad como elemento constitutivo <strong>de</strong> la<br />

comunicación.<br />

¿Será que sólo comunicamos cuando <strong>de</strong>seamos hacerlo?<br />

Des<strong>de</strong> la mirada <strong>de</strong> la Escuela <strong>de</strong> Palo Alto y el interaccionismo simbólico, la<br />

respuesta es claramente no. En la perspectiva <strong>de</strong>sarrollada por este enfoque<br />

pragmático <strong>de</strong> la comunicación, ésta se relaciona con la conducta <strong>de</strong> <strong>los</strong> individuos,<br />

por lo que al no existir la no conducta, siempre estaríamos comunicándonos. De ahí<br />

entonces, que la intencionalidad no siempre sería necesaria en la comunicación y,<br />

por el contrario, cobra relevancia la interpretación que po<strong>de</strong>mos hacer, y hacemos<br />

permanentemente, <strong>de</strong> las conductas <strong>de</strong> otros.<br />

A diferencia <strong>de</strong> las perspectivas anteriores, el receptor toma un rol más activo en la<br />

comunicación. Sin embargo, la relación propuesta no tiene una mirada <strong>de</strong> conciencia<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> participantes <strong>de</strong>l proceso, sino que cada uno pue<strong>de</strong> interpretar lo que <strong>de</strong>see<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> “mensajes” que provienen <strong>de</strong> su “interlocutor”.<br />

De manera alternativa a ambas visiones, otras perspectivas se inclinan por una<br />

concepción <strong>de</strong>l proceso en que tanto emisor como receptor se consi<strong>de</strong>ran <strong>de</strong> manera<br />

simétrica en su grado <strong>de</strong> protagonismo. Así, se entien<strong>de</strong> la comunicación como el<br />

poner el común, para generar una síntesis <strong>de</strong> crecimiento.<br />

Esa es la diferencia con lo que plantea el interaccionismo simbólico, pues aunque<br />

en ésta se reconoce una mayor simetría entre <strong>los</strong> interactuantes, no hay un ejercicio<br />

consciente y voluntario <strong>de</strong> querer compartir con el otro, sino sólo una serie <strong>de</strong><br />

inferencias a partir <strong>de</strong> estímu<strong>los</strong> recibidos. En cambio esta visión <strong>de</strong> la comunicación<br />

tiene una dimensión más humanizadora <strong>de</strong> <strong>los</strong> participantes <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong><br />

comunicación.<br />

En esta dimensión, la comunicación se entien<strong>de</strong> como el proceso <strong>de</strong> interacción<br />

social, basada en el intercambio <strong>de</strong> signos, por el cual <strong>los</strong> seres humanos comparten<br />

voluntariamente experiencias, bajo condiciones libres e igualitarias <strong>de</strong> acceso,<br />

diálogo y participación.<br />

Con este breve y exiguo recorrido –que <strong>de</strong>ja fuera una serie <strong>de</strong> otros mo<strong>de</strong><strong>los</strong><br />

y perspectivas- tenemos un claro ejemplo <strong>de</strong> la gran diversidad con que se ha<br />

conceptualizado la Comunicación. Diversidad que pue<strong>de</strong> continuar y ampliarse si<br />

nos introducimos en otras calificaciones con que se ha bautizado este fenómeno:<br />

comunicación interpersonal, masiva, social, mediada, organizacional… ¿sólo<br />

apellidos? ¿Se tratará <strong>de</strong>l mismo fenómeno?<br />

18


Configurando el campo<br />

Pero <strong>de</strong>jemos las revisiones conceptuales. Como ya se ha dicho, lejana está la<br />

intención <strong>de</strong> estas páginas <strong>de</strong> convertirse en un diccionario <strong>de</strong> acepciones. Lo<br />

anterior, insisto, nos sirve más bien, como evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la gran heterogeneidad -y<br />

quizás ambigüedad- que ro<strong>de</strong>a a la Comunicación y su estudio.<br />

Tras esta presentación <strong>de</strong> pruebas, volvamos a una pregunta ya enunciada: ¿Qué<br />

es lo propio que <strong>de</strong>bemos estudiar cuando estudiamos Comunicación?<br />

Uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> primeros en intentar respon<strong>de</strong>r esta pregunta fue Wilbur Schram, quien el<br />

año 1949 y 1954, publicó dos antologías sobre <strong>los</strong> estudios <strong>de</strong> la Comunicación: Mass<br />

Communication y The Process and effects of mass communication, respectivamente.<br />

Con estos trabajos –que incluían artícu<strong>los</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la comunicación interpersonal a la<br />

masiva- Schram perfiló <strong>los</strong> alcances <strong>de</strong> esta nueva área <strong>de</strong> estudios, dando <strong>los</strong><br />

primeros pasos para su institucionalización.<br />

Lo interesante es que el mismo Schram, que algunos autores reconocen como<br />

uno, o incluso EL padre fundador <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios sobre Comunicación por su rol<br />

institucionalizador, llegó a mostrarse suspicaz ante la eventual autonomía disciplinaria<br />

<strong>de</strong> la Comunicación. Y es que para Schram la comunicación correspon<strong>de</strong>ría más<br />

bien a un área o campo <strong>de</strong> estudio concerniente a todas las disciplinas relacionadas<br />

con la sociedad y la conducta humana.<br />

Y va más allá aún, al indicar que no le sorpren<strong>de</strong>ría que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> uno o dos sig<strong>los</strong>,<br />

<strong>los</strong> <strong>de</strong>partamentos <strong>de</strong> comunicación fueran absorbidos en una ciencia más amplia<br />

<strong>de</strong> la sociedad… situación que también podría afectar a disciplinas totalmente<br />

institucionalizadas como la antropología o la psicología social.<br />

En la otra vereda, encontramos la mirada <strong>de</strong> Denis McQuail, quien muchos años<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>los</strong> trabajos <strong>de</strong> Schram, en 1985, y a propósito <strong>de</strong> la reedición <strong>de</strong> uno <strong>de</strong><br />

sus textos clásicos <strong>de</strong> introducción a la teoría <strong>de</strong> la comunicación <strong>de</strong> masas, plantea<br />

que el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la comunicación ha alcanzado tal amplitud, que justifica y necesita<br />

su propia disciplina. Así, plantea la generación <strong>de</strong> una ciencia <strong>de</strong> la comunicación,<br />

un cuerpo <strong>de</strong> conocimientos específicos, relativos a temas <strong>de</strong> comunicación humana<br />

e información en las socieda<strong>de</strong>s.<br />

Como se ve, el <strong>de</strong>venir <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios e investigación en Comunicación ha pululado<br />

en torno a estas consi<strong>de</strong>raciones y dudas. Escenario <strong>de</strong> incertidumbres que, en<br />

<strong>de</strong>finitiva, da cuenta <strong>de</strong> una certeza: la dificultad <strong>de</strong> la consolidación disciplinaria <strong>de</strong><br />

este campo <strong>de</strong> estudio.<br />

Conocimiento, ciencia y disciplinas<br />

¿Es el estudio <strong>de</strong> la comunicación una ciencia, una disciplina, o se tratará más bien<br />

<strong>de</strong> una acumulación <strong>de</strong> enfoques y reflexiones teóricas?<br />

19


¿Tendrá la comunicación una especificidad y estatuto disciplinario, o será más bien<br />

la here<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> otras miradas?<br />

Antes <strong>de</strong> avanzar, una pregunta previa, y citando a Alan Chalmers: ¿Qué es esa<br />

cosa llamada ciencia? (Chalmers, 1982).<br />

Lo primero que se pue<strong>de</strong> establecer es que la ciencia es una forma <strong>de</strong> conocimiento,<br />

lo que, <strong>de</strong> alguna manera, respon<strong>de</strong> a una necesidad que el hombre -por lo menos<br />

<strong>de</strong> acuerdo a lo que relata la historia ju<strong>de</strong>occi<strong>de</strong>ntal- ha tenido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>los</strong> albores <strong>de</strong><br />

su existencia.<br />

Y es que, en <strong>de</strong>finitiva, parece ser que una <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s que han acompañado<br />

al hombre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus orígenes es el conocer y tratar <strong>de</strong> encontrar explicaciones a lo<br />

que suce<strong>de</strong> a su alre<strong>de</strong>dor.<br />

Así, y mientras para el hombre prehistórico, esta forma <strong>de</strong> conocer encontraba sus<br />

respuestas en la magia y más a<strong>de</strong>lante la mitología, durante el Medioevo fue la Fe<br />

en Dios, y la concepción teocéntrica <strong>de</strong>l mundo, el hilo conductor <strong>de</strong>l sentido <strong>de</strong> vida<br />

<strong>de</strong> la humanidad occi<strong>de</strong>ntal o <strong>de</strong> tradición ju<strong>de</strong>ocristiana.<br />

En ese escenario histórico, marcado por una serie <strong>de</strong> evoluciones y revoluciones<br />

económicas, políticas y, en <strong>de</strong>finitiva, sociales, emerge lo que se ha conocido<br />

como el Siglo <strong>de</strong> las Luces, período <strong>de</strong> la Ilustración que, en <strong>de</strong>finitiva, pue<strong>de</strong> ser<br />

consi<strong>de</strong>rado como uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> hitos <strong>de</strong>l nacimiento <strong>de</strong> la Mo<strong>de</strong>rnidad.<br />

La Mo<strong>de</strong>rnidad, marcada por una concepción positiva, realista, objetivista y<br />

naturalista <strong>de</strong>l mundo, se caracteriza por una noción antropocéntrica, es <strong>de</strong>cir, el<br />

eje <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> estar en la figura <strong>de</strong> la divinidad y la Fe, para trasladarse al hombre<br />

como centro y a la razón como LA vía para conocer el mundo, alcanzar la verdad, la<br />

libertad y, en <strong>de</strong>finitiva, la felicidad.<br />

Así por ejemplo lo señala Immanuel Kant en su breve texto ¿Qué es la Ilustración?<br />

(Kant, 1784), don<strong>de</strong> plantea la figura <strong>de</strong> la salida <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong> su autoculpable<br />

minoría <strong>de</strong> edad, aquella en que no es él quien piensa por sí mismo, sino que sólo se<br />

<strong>de</strong>ja guiar por las palabras <strong>de</strong> quienes ejercen el rol <strong>de</strong> tutores. Esta relación sería<br />

una figura <strong>de</strong> esclavitud para el hombre, quien sólo sería libre al comenzar a hacer<br />

uso <strong>de</strong> su capacidad racional para lograr compren<strong>de</strong>r y conocer el mundo.<br />

En base a esa fe en la razón, la Mo<strong>de</strong>rnidad fue el período <strong>de</strong>l auge <strong>de</strong>l conocimiento<br />

científico para compren<strong>de</strong>r el mundo, conocimiento que se obtenía a través <strong>de</strong> un<br />

método y comprobaciones empíricas. Dada la comprensión positiva y objetiva <strong>de</strong>l<br />

mundo, no cabían dudas que, a través <strong>de</strong>l camino científico, se estaría llegando,<br />

inevitablemente a la Realidad.<br />

“La ciencia, como sistema, es una forma <strong>de</strong> ver el mundo, es una racionalidad<br />

específica, históricamente <strong>de</strong>terminada, caracterizable por supuestos, por sus<br />

criterios <strong>de</strong> validación, por su i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la verdad, <strong>de</strong>l conocimiento posible, <strong>de</strong>l<br />

20


Ser. Un concepto científico <strong>de</strong>l hombre y <strong>de</strong> la sociedad que viene gestándose<br />

en el mundo europeo junto y como expresión <strong>de</strong> la gestación general <strong>de</strong> la<br />

mo<strong>de</strong>rnidad” (Pérez, 1998).<br />

A pesar <strong>de</strong> que <strong>de</strong> manera contemporánea se ha llevado a<strong>de</strong>lante la discusión por<br />

la historicidad <strong>de</strong> la noción <strong>de</strong> la ciencia asumiendo, que, en <strong>de</strong>finitiva, se trata sólo<br />

<strong>de</strong> una forma <strong>de</strong> conocer o enten<strong>de</strong>r el mundo -como muestra, <strong>los</strong> planteamientos <strong>de</strong><br />

epistemólogos radicales como Paul Feyerabend, para quien la ciencia no poseería<br />

rasgos intrínsecamente superiores a otras ramas <strong>de</strong>l conocimiento, tales como <strong>los</strong><br />

antiguos mitos o el vudú” (Chalmers, 1982)-, su predominio es innegable, al menos<br />

en nuestra matriz cultural occi<strong>de</strong>ntal, la que continúa validándola como una <strong>de</strong> las<br />

formas <strong>de</strong> conocimiento prepon<strong>de</strong>rantes.<br />

“En la era mo<strong>de</strong>rna se siente un gran aprecio por la ciencia. Aparentemente<br />

existe la creencia generalizada <strong>de</strong> que hay algo especial en la ciencia y en <strong>los</strong><br />

métodos que utiliza. Cuando a alguna afirmación, razonamiento o investigación<br />

se le <strong>de</strong>nomina “científico”, se preten<strong>de</strong> dar a enten<strong>de</strong>r que tiene algún tipo <strong>de</strong><br />

mérito o una clase especial <strong>de</strong> fiabilidad” (Chalmers, 1982).<br />

Y ejemp<strong>los</strong> sobran, pero nombraré sólo dos, conocidos a la hora <strong>de</strong> presentar<br />

evi<strong>de</strong>ncias en esta materia. Uno: la medicina, al ser científica, no requiere <strong>de</strong> su<br />

apellido “alópata” versus la llamada medicina alternativa, en muchos casos <strong>de</strong><br />

mayor tradición ancestral. Dos: <strong>los</strong> infomerciales –por nombrar la caricatura- que<br />

nos dan cátedra cada mañana <strong>de</strong> domingo con una serie <strong>de</strong> pruebas científicas, y<br />

sus correspondientes científicos con <strong>de</strong>lantal blanco incluido, que comprueban que<br />

tal o cual máquina será la encargada <strong>de</strong> hacernos lucir el añorado traje <strong>de</strong> baño en<br />

el presente verano.<br />

“Los anuncios publicitarios afirman con frecuencia que se han mostrado<br />

científicamente que <strong>de</strong>terminado producto es más blanco, más potente, más<br />

atractivo sexualmente o <strong>de</strong> alguna manera preferible a <strong>los</strong> productos rivales.<br />

Con esto esperan dar a enten<strong>de</strong>r que su afirmación está especialmente<br />

fundamentada e incluso pue<strong>de</strong> que más allá <strong>de</strong> toda discusión” (Chalmers,<br />

1982).<br />

La disciplinarización <strong>de</strong> las ciencias sociales<br />

Hace un tiempo, la Facultad <strong>de</strong> Ciencias Básicas y Matemáticas <strong>de</strong> la universidad<br />

en que trabajo cambió su nombre. El re-bautizo fue por Facultad <strong>de</strong> Ciencias… a<br />

secas.<br />

Sin querer entrar en polémicas… me permito una duda curiosa. ¿Por qué la facultad<br />

que agrupa a disciplinas como biología, física, química y matemáticas podría <strong>de</strong>jar<br />

<strong>de</strong> lado el apellido <strong>de</strong> su cientificidad sin mayores reparos? ¿Pasaría lo mismo si tal<br />

intento hubiera provenido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la psicología, historia o comunicación? ¿Habría sido<br />

21


posible, en este caso <strong>de</strong> ficción, <strong>de</strong>jar el nombre <strong>de</strong> Facultad <strong>de</strong> Ciencias Sociales,<br />

por el <strong>de</strong> Facultad <strong>de</strong> Ciencias… a secas?<br />

Dudo... como en el juego.<br />

Y es que el concepto <strong>de</strong> Ciencia, cuyo <strong>de</strong>venir ya hemos empezado a recorrer,<br />

tiene sus orígenes ligados, en especial a la necesidad <strong>de</strong> comprobación empírica <strong>de</strong>l<br />

mundo natural, a través <strong>de</strong> la química y la física.<br />

Pero en este camino <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong>l conocimiento, algo interesante ocurre en<br />

el paso <strong>de</strong> <strong>los</strong> sig<strong>los</strong> XVIII y XIX: surgen las ciencias sociales y sus respectivas<br />

disciplinas.<br />

De acuerdo a Car<strong>los</strong> Pérez (1998), es la época <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>alismo alemán, extendida<br />

entre 1780 y 1830, uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> puntos don<strong>de</strong> se habría generado la separación entre<br />

la tradición fi<strong>los</strong>ófica y la tradición científica y, por en<strong>de</strong>, este “nacimiento” (recalco el<br />

entre comillas) <strong>de</strong> las ciencias sociales.<br />

“Es <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este <strong>de</strong>sarraigo entre la tradición fi<strong>los</strong>ófica y la vida práctica, la<br />

revolución industrial y la revolución científica, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> surgen, creo, las<br />

Ciencias Sociales como disciplinas. No la reflexión científica sobre el hombre<br />

y la sociedad, porque, como vamos a ver, sostengo que hay reflexión científica<br />

sobre el hombre y la sociedad, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que hay ciencia, es <strong>de</strong>cir, históricamente<br />

por lo menos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Santo Tomás <strong>de</strong> Aquino, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Marsilio <strong>de</strong> Padua, al<br />

menos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Averroes o Pierre <strong>de</strong> Bois, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo XIII. No, lo que surge<br />

no es el estudio científico <strong>de</strong>l hombre y <strong>de</strong> la sociedad, lo que surge son<br />

las disciplinas <strong>de</strong> las Ciencias Sociales, es <strong>de</strong>cir, campos profesionales en<br />

que se encuentran exclusivamente psicólogos, exclusivamente sociólogos,<br />

exclusivamente economistas” (Pérez, 1998).<br />

De ahí entonces que se <strong>de</strong>ba hablar <strong>de</strong> nacimiento entre comillas, pues <strong>los</strong> temas<br />

o focos <strong>de</strong> preocupación que llegaron a asumir las ciencias sociales, como las<br />

reflexiones sobre la naturaleza y sus relaciones, ya formaban parte <strong>de</strong> la tradición <strong>de</strong><br />

textos religiosos y fi<strong>los</strong>óficos.<br />

“No es pues la Ciencia Social lo que se ha fundado en el siglo XIX por Herbart,<br />

Comte, Say o Stuart Mill. Lo que ha ocurrido más bien es que el concepto<br />

científico ha llegado a formalizarse en el<strong>los</strong> en tradiciones académicas<br />

específicas. Ha ocurrido más un hecho institucional que la fundación <strong>de</strong> una<br />

racionalidad nueva. Han surgido las disciplinas, como institución profesional y<br />

escolar. Y, en su afirmación institucional, han reconstruido su propia historia,<br />

tratando <strong>de</strong> romper con su pasado, <strong>de</strong>nunciándolo como metafísico y<br />

especulativo” (Pérez, 1998).<br />

De acuerdo a las revisiones existentes sobre este período, esta institucionalización<br />

<strong>de</strong> las ciencias sociales –<strong>de</strong> la que <strong>de</strong>rivaron la historia, economía, sociología,<br />

ciencia política y antropología- no fue simple ni directo:<br />

22


“Ante todo, al principio, no estaba claro si esa actividad iba a ser una sola<br />

o <strong>de</strong>bería dividirse más bien en varias disciplinas, como ocurrió <strong>de</strong>spués.<br />

Tampoco estaba claro cuál era el mejor camino hacia ese conocimiento, es<br />

<strong>de</strong>cir, qué tipo <strong>de</strong> epistemología sería más fructífera o incluso más legítima. Y<br />

lo menos claro <strong>de</strong> todo era si las ciencias sociales podrían ser consi<strong>de</strong>radas<br />

en algún sentido como una “tercera cultura”, situada “entre la ciencia y la<br />

literatura”” (Wallerstein, 1996).<br />

A pesar <strong>de</strong> estas dificulta<strong>de</strong>s, la disciplinarización <strong>de</strong> las ciencias se produjo<br />

y perdura. De este proceso, y <strong>de</strong> acuerdo a lo planteado, quisiera <strong>de</strong>stacar dos<br />

elementos.<br />

El primero, la distinción gremial, si es que es posible usar el término, la que se<br />

materializó en la aparición <strong>de</strong>l saber como figura <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>de</strong>l privilegio profesional,<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>partamentos, faculta<strong>de</strong>s y presupuestos… y las luchas por éstos (Pérez,<br />

1998).<br />

El segundo, la necesidad <strong>de</strong> legitimación al amparo <strong>de</strong> las concepciones existentes<br />

en la tradición científica (a secas), lo que se manifestó en el impulso <strong>de</strong>l conocimiento<br />

objetivo <strong>de</strong> la realidad. En <strong>de</strong>finitiva, “se intentaba “apren<strong>de</strong>r” la verdad, no inventarla<br />

o intuirla” (Wallerstein, 1996).<br />

Así, este proceso que comenzó a hablar <strong>de</strong> ciencia en ámbitos no tradicionalmente<br />

científicos, llevó a que <strong>los</strong> “nuevos científicos” comenzaran a usar métodos<br />

aparentemente ya validados, en especial <strong>de</strong> la física, como una forma <strong>de</strong> contar con<br />

un procedimiento lógico <strong>de</strong> observación, que asegurara una aproximación empírica<br />

a LA (con mayúsculas) Realidad.<br />

Definición disciplinaria <strong>de</strong> la Comunicación<br />

El año 1995, Armand y Michèlle Mattelart publicaron su texto Historia <strong>de</strong> las<br />

Teorías <strong>de</strong> la Comunicación. En su introducción, <strong>los</strong> autores hacen una interesante<br />

observación, en el marco <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios sobre Comunicación: “este<br />

campo concreto <strong>de</strong> las ciencias sociales se ha visto acosado por la cuestión <strong>de</strong> su<br />

legitimidad científica” (Mattelart y Mattelart, 1995), situación que lo habría llevado a<br />

buscar mo<strong>de</strong><strong>los</strong> <strong>de</strong> cientificidad, adoptando y adaptando esquemas propios <strong>de</strong> las<br />

ciencias <strong>de</strong> la naturaleza.<br />

Así, más <strong>de</strong> un siglo <strong>de</strong>spués, la Comunicación mantenía las mismas situaciones<br />

que, en sus orígenes, <strong>de</strong>bieron enfrentar otras disciplinas <strong>de</strong> las ciencias sociales, lo<br />

que hace patente que a pesar <strong>de</strong> las revisiones y cuestionamientos sobre la vali<strong>de</strong>z<br />

y rigi<strong>de</strong>z <strong>de</strong>l concepto <strong>de</strong> ciencia, éste sigue predominando como nuestra forma <strong>de</strong><br />

compren<strong>de</strong>r el saber.<br />

Por este motivo, no <strong>de</strong>bería extrañar que a lo largo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios e<br />

investigaciones relacionadas con la Comunicación<br />

23


“una <strong>de</strong> las cuestiones centrales ha girado en torno a la condición disciplinaria<br />

<strong>de</strong> la comunicación, la que ha sido objeto especial <strong>de</strong> preocupación a partir <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> noventa. La historia <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> la comunicación ha sido marcada por<br />

la diversidad teórica y por la historicidad <strong>de</strong> su objeto, marcas distintivas <strong>de</strong>l<br />

campo <strong>de</strong> las ciencias sociales y humanas, <strong>de</strong>l cual forma parte” (Vasallo <strong>de</strong><br />

Lopes y Fuentes, 2001).<br />

Como ejemplo, resulta interesante el relato que propone Edison Otero (2006) sobre<br />

una trilogía <strong>de</strong> intentos <strong>de</strong> <strong>de</strong>limitación <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong>l arte <strong>de</strong> la Comunicación,<br />

<strong>de</strong>sarrollados a partir <strong>de</strong> la revista Journal of Communication.<br />

Cuenta el autor que esta publicación estadouni<strong>de</strong>nse convocó, en 1983, a 35<br />

autores <strong>de</strong> 10 países, para que presentaran su visión sobre el estado <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios<br />

<strong>de</strong> comunicación en el mundo, tarea, por cierto, nada <strong>de</strong> menor. El resultado estaba<br />

impregnado <strong>de</strong> optimismo ante la emergencia <strong>de</strong> una nueva disciplina, lo que aparecía<br />

avalado por la irrupción <strong>de</strong> nuevos temas como <strong>los</strong> enfoques retóricos y <strong>los</strong> estudios<br />

culturales, el giro lingüístico y el claro predominio <strong>de</strong> <strong>los</strong> métodos cualitativos.<br />

Diez años <strong>de</strong>spués, la misma revista repitió el ejercicio. Pero esta vez el optimismo<br />

<strong>de</strong>sapareció: “<strong>los</strong> estudios <strong>de</strong> comunicación carecen <strong>de</strong> estatus disciplinario porque<br />

no poseen un núcleo <strong>de</strong> conocimiento y, <strong>de</strong> este modo, su legitimidad institucional<br />

y académica constituye una quimera” (Otero, 2006), concluyeron, con fuertes<br />

<strong>de</strong>claraciones, <strong>los</strong> editores <strong>de</strong>l número especial <strong>de</strong> Journal of Communication<br />

En esta publicación, uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> expertos invitados a participar fue Karl Rosengren,<br />

investigador sueco, para quien el área se caracterizaría más por la fragmentación<br />

que por la fermentación.<br />

“Su hipótesis es que la fragmentación se origina en el hecho <strong>de</strong> que el número<br />

creciente <strong>de</strong> tradiciones <strong>de</strong> investigación carece <strong>de</strong> las precondiciones básicas<br />

que garantizan acumulatividad <strong>de</strong>l conocimiento. Estas precondiciones<br />

básicas son: teorías sustantivas, mo<strong>de</strong><strong>los</strong> formales, y data empírica; y rara<br />

vez se cumplen en la investigación comunicacional contemporánea” (Otero,<br />

2006).<br />

Once años <strong>de</strong>spués, es <strong>de</strong>cir, en el 2004, la revista Journal of Communication<br />

<strong>de</strong>sarrolló el último intento –al menos hasta ahora- <strong>de</strong> establecer el estado <strong>de</strong>l arte <strong>de</strong><br />

la investigación en Comunicación. Esta vez, el tono fue neutral, <strong>de</strong>jando el optimismo<br />

<strong>de</strong> 1983 y la <strong>de</strong>sesperanza <strong>de</strong> 1993. En esta neutralidad, eso sí, se mantiene como<br />

continuidad la fragmentación.<br />

En <strong>de</strong>finitiva, y a pesar <strong>de</strong> que en la década <strong>de</strong> <strong>los</strong> 80 –don<strong>de</strong> también se ubica la<br />

propuesta <strong>de</strong> Denis McQuail <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> una ciencia propia- parecía que,<br />

por fin, se estaba llegando al tan anhelado estatuto <strong>de</strong> autonomía disciplinaria, la<br />

situación sigue en la incertidumbre.<br />

En este contexto, quizás la Comunicación sería más bien una ciencia inmadura,<br />

24


<strong>de</strong> acuerdo a las concepciones <strong>de</strong> Khun, que caracteriza este estado disciplinario a<br />

través <strong>de</strong> la carencia <strong>de</strong> consensos básicos entre <strong>los</strong> practicantes <strong>de</strong> la disciplina;<br />

existencia <strong>de</strong> cierto número <strong>de</strong> escuelas y subescuelas incompatibles que compiten<br />

entre sí; mantención <strong>de</strong> un discurso crítico <strong>de</strong> carácter crónico; ausencia <strong>de</strong> criterios<br />

evaluadores comunes; y carencia <strong>de</strong> autonomía frente a <strong>los</strong> factores externos a la<br />

disciplina misma (Otero, 2006).<br />

Esta inmadurez, pudiera <strong>de</strong>berse –hipotetizando- entre otras razones, a la falta <strong>de</strong><br />

reflexión epistemológica sobre el campo <strong>de</strong> la Comunicación.<br />

Así al menos pue<strong>de</strong> inferirse al leer a Vasallo <strong>de</strong> Lopes, para quien<br />

“en las investigaciones <strong>de</strong> Comunicación la ausencia o precariedad <strong>de</strong><br />

reflexión epistemológica pue<strong>de</strong> ser gran<strong>de</strong>mente reflejada en una falta <strong>de</strong><br />

visión <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> la Comunicación como campo <strong>de</strong> conocimiento que<br />

tiene una historia, o sea, <strong>de</strong> un <strong>de</strong>sconocimiento <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong>l campo. (…)<br />

Nuestro campo ya tiene historia suficiente que prohibe que ella sea reducida<br />

a una secuencia lineal <strong>de</strong> teorías <strong>de</strong>l tipo “funcionalismo – marxismo –<br />

estructuralismo – informacionismo - posmo<strong>de</strong>rnismo”. La impresión que queda<br />

es la <strong>de</strong> un collage, y lo que resulta son sólo informaciones sobre las teorías.<br />

Cuando digo “historia <strong>de</strong>l campo” me refiero a la necesidad <strong>de</strong> abordaje en el<br />

nivel <strong>de</strong> la construcción <strong>de</strong> conocimiento, <strong>de</strong> <strong>los</strong> conceptos creados. Hay falta<br />

<strong>de</strong> investigación sobre las teorías o teóricos <strong>de</strong> la comunicación, al nivel <strong>de</strong><br />

su construcción teórica y metodológica (toda teoría implica una metodología),<br />

a fin <strong>de</strong> elucidar sobre lo que hicimos y lo que estamos haciendo. Me estoy<br />

refiriendo a la necesidad <strong>de</strong> la investigación metateórica o específicamente<br />

epistemológica en el campo <strong>de</strong> la Comunicación” (Vasallo <strong>de</strong> Lopes, 2001).<br />

¿Qué estudiar? ¿Cómo estudiar?<br />

Sigamos avanzando en la <strong>de</strong>finición disciplinaria <strong>de</strong> la Comunicación. Para continuar,<br />

quisiera citar a Mauro Wolf, para quien<br />

“la fragmentación –traducida en ocasiones, a nivel subjetivo, en <strong>de</strong>sinterés<br />

por esta clase <strong>de</strong> estudios- constituía un escollo difícil <strong>de</strong> superar, sobre<br />

todo en dos sentidos. En primer lugar respecto al problema <strong>de</strong> <strong>de</strong>finir cuál<br />

es el área temática <strong>de</strong> principal pertinencia <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios mediológicos;<br />

en segundo lugar, respecto a la elección <strong>de</strong> la base disciplinaria capaz <strong>de</strong><br />

unificar la communication research. Dicho <strong>de</strong> otra forma, qué estudiar y cómo<br />

estudiarlo” (Wolf, 1987).<br />

De esta manera, a la polisemia <strong>de</strong>l término, a la heterogeneidad, fragmentación y<br />

diversidad, sumamos la dificultad para respon<strong>de</strong>r dos preguntas fundamentales a la<br />

hora <strong>de</strong> avanzar en la especificidad <strong>de</strong> algún campo <strong>de</strong> estudio: el qué (objeto) y el<br />

cómo (método). ¿Qué suce<strong>de</strong> con <strong>los</strong> estudios en Comunicación en estos puntos?<br />

25


Veamos, en primer lugar, el qué, el objeto, pues toda disciplina que se precie <strong>de</strong><br />

tal <strong>de</strong>be tener un “algo” que estudiar. ¿Cuál es ese algo particular <strong>de</strong> la ciencia <strong>de</strong> la<br />

Comunicación?<br />

Para Wolf, entre las variables que han limitado la configuración <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios<br />

<strong>de</strong> comunicación en un ámbito disciplinario autónomo o, al menos, como un<br />

área temática específica han sido “su naturaleza ad hoc, es <strong>de</strong>cir, más ligada a<br />

contingencias específicas y a exigencias inmediatas que orgánicamente integrada<br />

en un proyecto a largo plazo” (Wolf, 1987), certera referencia a la <strong>de</strong>nominada<br />

tradición administrativa, don<strong>de</strong> el “qué” habría <strong>de</strong>pendido <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

<strong>de</strong>mandantes-financistas <strong>de</strong> información-conocimiento.<br />

Para el investigador catalán, Miquel Rodrigo Alsina, el qué <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> la<br />

Comunicación ha ido variando <strong>de</strong> acuerdo al espíritu <strong>de</strong> la época, es <strong>de</strong>cir, el<br />

objeto <strong>de</strong> estudio <strong>de</strong> la Comunicación estaría ligado a una perspectiva histórica <strong>de</strong>l<br />

conocimiento. Este autor i<strong>de</strong>ntifica seis momentos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1920 hasta la actualidad<br />

(Rodrigo, 2001).<br />

- Antes <strong>de</strong> 1920: <strong>los</strong> inicios <strong>de</strong> la sociedad <strong>de</strong> masas, don<strong>de</strong> se comienza a tener<br />

conciencia sobre el papel social <strong>de</strong> la prensa y su influencia sobre la opinión<br />

pública.<br />

- 1920-1940: las primeras concepciones sobre <strong>los</strong> <strong>medios</strong>, con la propaganda política<br />

en un lugar central.<br />

- 1940-1960: <strong>los</strong> inicios <strong>de</strong> la disciplina. Período en que <strong>los</strong> estudios se centran tanto<br />

en la propaganda (<strong>de</strong>bido a la Guerra Fría), la televisión, y surgen las primeras teorías<br />

empíricas que minimizan <strong>los</strong> efectos <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación y relevan la<br />

importancia <strong>de</strong> la comunicación interpersonal.<br />

- 1960-1980: auge y cuestionamiento <strong>de</strong> la cultura <strong>de</strong> masas: máximo protagonismo<br />

<strong>de</strong> la televisión; surge el <strong>de</strong>terminismo tecnológico con autores como Marshall<br />

McLuhan que relevan a <strong>los</strong> <strong>medios</strong> como objetos <strong>de</strong> reflexión; auge <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as<br />

<strong>de</strong> la Escuela <strong>de</strong> Frankfurt y su perspectiva crítica; inicio <strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

efectos cognitivos en la tradición investigativa norteamericana.<br />

- 1980-1990: replanteamiento sobre la influencia <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>. Surgen las miradas<br />

escépticas al rol <strong>de</strong> agentes para el <strong>de</strong>sarrollo con que se habían vestido <strong>los</strong> <strong>medios</strong><br />

<strong>de</strong> comunicación. A pesar <strong>de</strong> esto –y <strong>de</strong>l Informe McBri<strong>de</strong> que <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nó la<br />

salida <strong>de</strong> Estados Unidos <strong>de</strong> la Unesco- se mantiene la ten<strong>de</strong>ncia a una creciente<br />

internacionalización <strong>de</strong> la comunicación. Las políticas <strong>de</strong> la comunicación se convierten<br />

en un objeto <strong>de</strong> estudio prioritario. Se sigue concibiendo la audiencia como activa, pero<br />

la ten<strong>de</strong>ncia es contextualizar el uso social <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> en su vida cotidiana. Auge<br />

<strong>de</strong> las aproximaciones microsociológicas y etnográficas, y <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios culturales.<br />

Se inicia la posmo<strong>de</strong>rnidad.<br />

- Sociedad <strong>de</strong> la información: auge <strong>de</strong> la información como fuente principal <strong>de</strong> riqueza<br />

26


y conocimiento y, con ello, <strong>de</strong> las tecnologías como facilitadores <strong>de</strong> relaciones sociales<br />

en lógica <strong>de</strong> red.<br />

Junto con esta perspectiva, el mismo Miquel Rodrigo Alsina propone otra <strong>de</strong>finición<br />

<strong>de</strong>l objeto <strong>de</strong> estudio <strong>de</strong> acuerdo a distintos alcances <strong>de</strong> la comunicación, i<strong>de</strong>ntificando:<br />

comunicación intrapersonal; comunicación interpersonal; comunicación grupal; y<br />

comunicación <strong>de</strong> masas o mediada.<br />

En una línea similar, Raúl Fuentes Navarro propone hablar <strong>de</strong> dos caracteres <strong>de</strong> la<br />

comunicación que forman parte <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> estudio: “el carácter “esencial” <strong>de</strong> la<br />

comunicación, constituyente <strong>de</strong> las relaciones y las organizaciones sociales, y su<br />

carácter “instrumental”, <strong>de</strong>terminado por éstas y orientado a operar mediaciones <strong>de</strong><br />

alcances diversos en las prácticas <strong>de</strong> la sociedad” (Fuentes, 1991).<br />

El problema es que ni el carácter esencial, ni el carácter instrumental <strong>de</strong>finen un<br />

ámbito propio <strong>de</strong> la Comunicación, pues mientras en<br />

“el primero <strong>de</strong> <strong>los</strong> planos señalados el objeto <strong>de</strong> una teoría <strong>de</strong> la comunicación<br />

se confun<strong>de</strong> con el <strong>de</strong> la fi<strong>los</strong>ofía: remite a un cuestionamiento sobre la<br />

humanidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> hombres, en su conformación interna y en su socialización,<br />

tanto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> enfoques materialistas como i<strong>de</strong>alistas”, en el segundo el objeto<br />

se plantea “como acto a través <strong>de</strong>l cual se transmiten informaciones <strong>de</strong> un<br />

sujeto (individual o colectivo) a otro, remite al nivel <strong>de</strong> las operaciones técnicas<br />

y <strong>de</strong> las respectivas tecnologías para imponer la significación elaborada en un<br />

punto sobre aquél hacia don<strong>de</strong> se transmite” (Fuentes, 1991).<br />

…situación que –para complejizar aún más la discusión- nos instala en la discusión<br />

entre Comunicación e Información, lo que mantiene la nebu<strong>los</strong>a en nuestra búsqueda<br />

por el qué <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios en Comunicación.<br />

Ahora bien, una opción para <strong>de</strong>smarañar esta verda<strong>de</strong>ra ma<strong>de</strong>ja <strong>de</strong> nociones<br />

y miradas, es optar por i<strong>de</strong>ntificar el objeto <strong>de</strong> estudio con <strong>los</strong> <strong>medios</strong>, es <strong>de</strong>cir,<br />

inclinarse por el carácter instrumental <strong>de</strong> la Comunicación… mal que mal, la misma<br />

MCR nació preguntándose por el impacto <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> en la sociedad.<br />

¿Será que con <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación masivos po<strong>de</strong>mos llegar al objeto <strong>de</strong><br />

estudio específico <strong>de</strong> la Comunicación?<br />

Según Erick Torrico:<br />

“por lo común, y dado que así comenzaron <strong>los</strong> conceptos especializados,<br />

se pensó reconocer este objeto en <strong>los</strong> <strong>medios</strong> y, otra vez, particularmente<br />

en <strong>los</strong> masivos; <strong>de</strong> ahí se <strong>de</strong>rivó el énfasis en <strong>los</strong> efectos y funciones <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

contenidos y poco más tar<strong>de</strong> en <strong>los</strong> mensajes y <strong>los</strong> significados. Ahora se está<br />

en un momento en el que todavía la recepción y <strong>los</strong> usos y reinterpretaciones<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> contenidos comunicacionales masivos que con ella se vinculan, y por<br />

tanto <strong>los</strong> referentes culturales, aparecen como <strong>los</strong> aspectos privilegiados para<br />

27


el análisis (lo que no quiere <strong>de</strong>cir, empero, que se consi<strong>de</strong>re a alguno <strong>de</strong> esos<br />

elementos como “el” objeto comunicacional).”<br />

“Esa trayectoria predominante hizo que la fragmentación <strong>de</strong>l proceso<br />

comunicacional se convirtiera en una constante <strong>de</strong> las investigaciones y<br />

teorizaciones consecuentes, al igual que condujo a que disciplinas como la<br />

psicología, la sociología, la política, la lingüística, la semiología, la economía<br />

política o, últimamente, la antropología cultural fuesen erigidas como las<br />

más indicadas <strong>de</strong> cada etapa para empren<strong>de</strong>r la comprensión y el estudio<br />

científicos <strong>de</strong> dicho fenómeno” (Torrico, 2004).<br />

Así entonces,<br />

“el objeto comunicacional -cuyas esencia y existencia, no se olvi<strong>de</strong>, son<br />

sociales- no pue<strong>de</strong> ser, entonces, uno u otro componente aislado <strong>de</strong>l proceso<br />

sino el proceso mismo, con todo lo que conlleva <strong>de</strong> intervinientes humanos,<br />

códigos culturales, mediaciones tecnológicas, escenarios espacio-temporales,<br />

representaciones i<strong>de</strong>ológicas y condicionantes físicas, psicológicas,<br />

económicas y políticas”.<br />

“Dicho más precisamente, el objeto <strong>de</strong> estudio <strong>de</strong> la comunicación es el<br />

proceso social <strong>de</strong> producción, circulación mediada, intercambio <strong>de</strong>sigual,<br />

intelección y uso <strong>de</strong> significaciones y sentidos culturalmente situados, que es<br />

algo <strong>de</strong> naturaleza socialmente estructural (constitutivo) e inseparable -para<br />

fines teóricos e investigativos- <strong>de</strong> las otras dimensiones analíticas <strong>de</strong> la vida<br />

social” (Torrico, 2004)…<br />

Y volvemos entonces a la perspectiva multidisciplinaria.<br />

Dejemos <strong>de</strong> lado el objeto, y veamos qué pasa ahora con el cómo, es <strong>de</strong>cir,<br />

centrémonos en el método <strong>de</strong> investigación como constitutivo <strong>de</strong> una especificidad<br />

disciplinaria.<br />

La respuesta, y <strong>de</strong> acuerdo a lo ya revisado, nuevamente nos instala en una<br />

heterogeneidad en <strong>los</strong> estudios sobre Comunicación.<br />

Esto cobra un sentido mayor si recordamos que las primeras investigaciones y<br />

reflexiones <strong>de</strong>sarrolladas explícitamente sobre comunicación se originaron <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

otras disciplinas como la psicología, la sociología, la ingeniería, la antropología,<br />

etcétera, cada una <strong>de</strong> ellas aportando sus propias técnicas y miradas <strong>de</strong> origen a<br />

la ecléctica constitución <strong>de</strong> este campo <strong>de</strong> estudio. Baste recordar, a<strong>de</strong>más, que<br />

muchos <strong>de</strong> <strong>los</strong> padres fundadores no continuaron trabajando en temas vinculados a<br />

la comunicación.<br />

De todas maneras, y si bien es posible i<strong>de</strong>ntificar <strong>los</strong> primeros momentos <strong>de</strong> la<br />

investigación en comunicación con <strong>los</strong> enfoques cuantitativos, últimamente se ha<br />

producido un giro hacia <strong>los</strong> más cualitativo, en especial por <strong>los</strong> aportes provenientes<br />

28


<strong>de</strong> la semiótica y <strong>los</strong> estudios culturales, que utilizan técnicas como la etnografía,<br />

observación participante, historias <strong>de</strong> vida, entre otros.<br />

Claro es que esta ten<strong>de</strong>ncia más contemporánea no goza <strong>de</strong> unanimidad en la<br />

comunidad académica.<br />

¿Un ejemplo?, la siguiente -y larga- cita <strong>de</strong> Melvin De Fleur (1998), recordado autor<br />

<strong>de</strong> uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> textos clásicos sobre teoría <strong>de</strong> la comunicación:<br />

“Hoy en día, muchos estudiosos <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación no están<br />

bien entrenados, ni están comprometidos, e incluso son abiertamente críticos,<br />

en relación a <strong>los</strong> postulados, <strong>los</strong> procedimientos y <strong>los</strong> requerimientos <strong>de</strong> la<br />

ciencia. Tales estudiosos con frecuencia usan una aproximación cualitativa e<br />

intuitiva para <strong>de</strong>scribir la naturaleza <strong>de</strong> <strong>los</strong> diversos rasgos y procesos <strong>de</strong> la<br />

comunicación masiva. Aunque tal abordaje tiene méritos en muchos casos,<br />

no está en condiciones <strong>de</strong> producir hitos significativos en la investigación<br />

capaces <strong>de</strong> proporcionar un fundamento para las rupturas teóricas o<br />

evaluaciones <strong>de</strong>finitivas acerca <strong>de</strong> las formulaciones existentes... Las razones<br />

<strong>de</strong> esta conclusión pesimista no son complejas. Cualesquiera que sean <strong>los</strong><br />

méritos <strong>de</strong> la investigación cualitativa, carece <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> <strong>los</strong> rasgos <strong>de</strong> la<br />

ciencia que por sig<strong>los</strong> la convirtieron en el modo aceptado <strong>de</strong> análisis para<br />

el avance <strong>de</strong>l conocimiento en una multitud <strong>de</strong> disciplinas. Específicamente,<br />

la investigación cualitativa tiene limitaciones en el rigor puesto que no usa<br />

procedimientos <strong>de</strong> control para i<strong>de</strong>ntificar y limitar la influencia <strong>de</strong> variables<br />

extrañas” (en Otero, 2006).<br />

La apertura <strong>de</strong> las ciencias… y <strong>de</strong> la Comunicación<br />

Confusión en el objeto. Confusión en el método. En lo que sí hay consenso entre<br />

la literatura especializada es a consi<strong>de</strong>rar a la Comunicación, en cuanto objeto <strong>de</strong><br />

estudio y método <strong>de</strong> aproximación, una multidisciplina (¿o transdisciplina?) como<br />

rasgo distintivo.<br />

Como indica el catalán Miquel De Moragas:<br />

“ya he comentado que la investigación <strong>de</strong> la comunicación <strong>de</strong> masas ha<br />

puesto un muy escaso interés en <strong>los</strong> problemas <strong>de</strong> carácter epistemológico.<br />

Es frecuente ver que cuando se trata <strong>de</strong> ubicar científicamente una tarea tan<br />

compleja como es la <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> la comunicación <strong>de</strong> masas, se apela a<br />

una salida pluridisciplinar (…) No es frecuente sin embargo, que se abun<strong>de</strong><br />

en las posibilida<strong>de</strong>s y límites que este planteamiento tiene para el <strong>de</strong>sarrollo<br />

<strong>de</strong> nuestra práctica teórica.”<br />

“Para compren<strong>de</strong>r la situación actual <strong>de</strong> la investigación <strong>de</strong> la comunicación<br />

–agrega el autor- pue<strong>de</strong> hablarse propiamente <strong>de</strong> pluridisciplinariedad, sobre<br />

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todo si ésta se diferencia <strong>de</strong> otras nociones como las <strong>de</strong> transdisciplinariedad<br />

o interdisciplinariedad” (De Moragas, 1981).<br />

Asumamos entonces la <strong>de</strong>finición.<br />

Siguiendo sus mismos planteamientos, y sumados a <strong>los</strong> <strong>de</strong> Torrico (2004),<br />

la pluridisciplinariedad (o multidisciplinariedad como la llama este autor), se<br />

caracteriza por un “acercamiento seriado y autónomo <strong>de</strong> varias disciplinas a un<br />

mismo objeto” (Torrico, 2004), es <strong>de</strong>cir, cada uno <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su propia mirada.<br />

La interdisciplinariedad, en tanto, “supone la aproximación coordinada, simultánea<br />

y complementaria a un mismo objeto -a partir <strong>de</strong> su construcción metodológica<strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

distintas miradas disciplinarias” (Torrico, 2004), es <strong>de</strong>cir, se trataría <strong>de</strong> un<br />

trabajo más integrado.<br />

El último estadio sería la transdisciplina, don<strong>de</strong> <strong>los</strong> objetos <strong>de</strong> estudio se asumirían<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> conceptos y metodologías comunes a todas las ciencias sociales. Así, este<br />

enfoque se sitúa más allá <strong>de</strong> las divisiones y límites disciplinarios, pensando la<br />

investigación no como la suma o diálogo <strong>de</strong> miradas conceptuales distintas aunque<br />

quizás complementarias, sino como un enfoque común, complejo e integrador.<br />

¿Dón<strong>de</strong> estaría la Comunicación entonces? Es probable que tampoco contemos<br />

con acuerdo, pero sí con una certeza: ya sea multi, pluri, inter o transdisciplina, la<br />

Comunicación se caracterizaría por el encuentro y convivencia con otras disciplinas<br />

<strong>de</strong> las ciencias sociales.<br />

Esta situación, por un lado, tendría la <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> atentar contra una autonomía<br />

disciplinaria <strong>de</strong>l campo y su legitimidad científica, pero, por otra, sintoniza con las<br />

ten<strong>de</strong>ncias epistémicas e investigativas más contemporáneas.<br />

Y es que ante el afán <strong>de</strong> disciplinar, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> configurar y <strong>de</strong>limitar espacios<br />

específicos <strong>de</strong> conocimiento iniciado en las ciencias sociales a partir <strong>de</strong>l siglo<br />

XVIII, la mirada contemporánea se inclina más bien por cuestionar estos límites<br />

<strong>de</strong>l saber.<br />

Así da cuenta, en el ámbito específico <strong>de</strong> las ciencias sociales, el Informe <strong>de</strong> la<br />

Comisión Gulbenkian para la restructuración <strong>de</strong> las ciencias sociales, presidida por<br />

Immanuel Wallerstein, y titulado Abrir las ciencias sociales (1996), don<strong>de</strong> se llega<br />

a la conclusión <strong>de</strong> que las separaciones disciplinarias respon<strong>de</strong>n más a razones<br />

políticas que a motivos epistemológicos.<br />

De acuerdo al trabajo <strong>de</strong>sarrollado por la Comisión, es posible i<strong>de</strong>ntificar como<br />

hito <strong>de</strong> este cambio en las ciencias sociales el año 1945, fecha en que el mundo<br />

salía <strong>de</strong> la Segunda Guerra Mundial ingresando, al mismo tiempo, a un escenario<br />

<strong>de</strong> transformaciones.<br />

“Después <strong>de</strong> 1945, tres procesos afectaron profundamente la estructura<br />

<strong>de</strong> las ciencias sociales erigida en <strong>los</strong> cien años anteriores. El primero fue<br />

30


el cambio en la estructura política <strong>de</strong>l mundo. Estados Unidos salió <strong>de</strong> la<br />

Segunda Guerra Mundial con una fuerza económica abrumadora, en un mundo<br />

políticamente <strong>de</strong>finido por dos realida<strong>de</strong>s geopolíticas nuevas: la llamada<br />

guerra fría entre Estados Unidos y la URSS y la reafirmación histórica <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

pueb<strong>los</strong> no europeos <strong>de</strong>l mundo. El segundo, se refiere al hecho que en <strong>los</strong><br />

25 años subsiguientes a 1945, el mundo tuvo la mayor expansión económica<br />

<strong>de</strong> su población y su capacidad productiva jamás conocida, que incluyó una<br />

ampliación <strong>de</strong> la escala <strong>de</strong> todas las activida<strong>de</strong>s humanas. El tercero fue la<br />

consiguiente expansión extraordinaria, tanto cuantitativa como geográfica,<br />

<strong>de</strong>l sistema universitario en todo el mundo, lo que condujo a la multiplicación<br />

<strong>de</strong>l número <strong>de</strong> científicos sociales profesionales. Cada una <strong>de</strong> estas tres<br />

realida<strong>de</strong>s sociales nuevas planteaba un problema para las ciencias sociales,<br />

tal como habían sido institucionalizada históricamente” (Wallerstein, 1996).<br />

Entre estos cambios, por ejemplo, y pesar <strong>de</strong> que las estructuras disciplinarias<br />

“han cubierto a sus miembros con una reja protectora, y no han alentado a nadie<br />

a cruzar las líneas” (Wallerstein, 1996), <strong>los</strong> espacios académicos comenzaron a<br />

<strong>de</strong>scomponerse o <strong>de</strong>sarmarse <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> 1945.<br />

De esta forma,<br />

“la serie mundial <strong>de</strong> coloquios y conferencias que han ocupado un lugar tan<br />

central para la comunicación científica en las últimas décadas han tendido a<br />

reclutar sus participantes <strong>de</strong> acuerdo con el objeto <strong>de</strong> estudio concreto, en<br />

general sin prestar mucha atención a la afiliación disciplinaria, y actualmente<br />

existe un número creciente <strong>de</strong> revistas científicas <strong>de</strong> primera magnitud que<br />

<strong>de</strong>liberadamente ignoran las fronteras disciplinarias” (Wallerstein, 1996).<br />

Ante estas evi<strong>de</strong>ncias, y si bien resultaría imposible abolir las disciplinas como<br />

forma <strong>de</strong> organización <strong>de</strong>l saber, emerge como necesidad la transformación <strong>de</strong><br />

sus fronteras.<br />

“Después <strong>de</strong> todo, ser histórico no es propiedad exclusiva <strong>de</strong> las personas<br />

llamadas historiadores, es una obligación <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> científicos sociales.<br />

Ser sociológico no es propiedad exclusiva <strong>de</strong> ciertas personas llamadas<br />

sociólogos sino una obligación <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> científicos sociales. (…) En suma,<br />

no creemos que existan monopolios <strong>de</strong> sabiduría ni zonas <strong>de</strong> conocimiento<br />

reservadas a las personas con <strong>de</strong>terminado título universitario” (Wallerstein,<br />

1996).<br />

En este escenario entonces, don<strong>de</strong> el llamado es a abrir <strong>los</strong> saberes adoptando<br />

miradas más inter o transdisciplinarias para enfrentarse a <strong>los</strong> fenómenos sociales,<br />

aquello que podía parecer un problema para <strong>los</strong> estudiosos <strong>de</strong> la Comunicación, se<br />

instala más bien como una interesante y contemporánea perspectiva <strong>de</strong> comprensión<br />

<strong>de</strong>l saber.<br />

31


“Esa falta <strong>de</strong> enraizamiento y <strong>de</strong>limitación que distingue a la comunicación<br />

-consi<strong>de</strong>rada un déficit por algunos autores- es más bien percibida como una<br />

ventaja en el marco <strong>de</strong>l enfoque <strong>de</strong> la posdisciplinariedad, que apuesta por la<br />

superación <strong>de</strong> las fronteras existentes entre las disciplinas, por la integración<br />

metodológica y, en el caso específico <strong>de</strong> la comunicación, por el abandono <strong>de</strong>l<br />

“afán <strong>de</strong> disciplinarizar su estudio”; esto es, por la negación <strong>de</strong> la posibilidad<br />

<strong>de</strong> una comunicología” (Torrico, 2004).<br />

En esa misma línea se instala Jesús Martín-Barbero, para quien:<br />

“la conciencia creciente <strong>de</strong>l estatuto transdisciplinar <strong>de</strong>l campo no hace sino<br />

dar cuenta <strong>de</strong> la multidimensionalidad que en nuestra sociedad revisten <strong>los</strong><br />

procesos comunicativos y su gravitación creciente sobre <strong>los</strong> movimientos<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>sterritorialización e hibridaciones que en Latinoamérica cataliza y<br />

produce la mo<strong>de</strong>rnidad. Transdisciplinariedad que en modo alguno significa<br />

la disolución <strong>de</strong> <strong>los</strong> problemas-objeto <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> la comunicación en<br />

<strong>los</strong> <strong>de</strong> otras disciplinas sociales, sino la construcción <strong>de</strong> las articulaciones<br />

e intertextualida<strong>de</strong>s que hacen posible pensar <strong>los</strong> <strong>medios</strong> y las <strong>de</strong>más<br />

industrias culturales como matrices <strong>de</strong> <strong>de</strong>sorganización y reorganización <strong>de</strong><br />

la experiencia social y <strong>de</strong> la nueva trama <strong>de</strong> actores y estrategias <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r”<br />

(Martín-Barbero, 1997).<br />

“Uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> investigadores latinoamericanos -agrega Martín-Barbero en referencia a<br />

Raúl Fuentes Navarro- que más ha luchado en y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su país por la consolidación<br />

<strong>de</strong> la comunidad investigativa en comunicación afirma: ´la difícil y nunca consolidada<br />

constitución disciplinaria <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> la comunicación, que tantas <strong>de</strong>sventajas<br />

ha acarreado a sus practicantes, es precisamente la condición <strong>de</strong> posibilidad <strong>de</strong> su<br />

nuevo <strong>de</strong>sarrollo´” (Martín-Barbero, 2002).<br />

¿Qué enseñamos cuando enseñamos Comunicación?<br />

A través <strong>de</strong>l recorrido teórico propuesto en las páginas antece<strong>de</strong>ntes, se ha tenido<br />

un objetivo: dar cuenta <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> la discusión existente sobre el estudio <strong>de</strong> la<br />

Comunicación. De sus incertidumbres, certezas, temas resueltos y por resolver.<br />

Con lo planteado hasta este momento, es posible reconocer la alta heterogeneidad<br />

y diversidad como elementos característicos <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> la Comunicación,<br />

escenario con el que se encuentran -y quizás confun<strong>de</strong>n- quienes <strong>de</strong>sean<br />

aproximarse a esta área <strong>de</strong>l saber.<br />

En este punto, quisiera sumar una nueva estación a este recorrido dando un leve<br />

giro sobre el eje <strong>de</strong>l tema disciplinar. Así, y tomando su origen etimológico, que la<br />

vincula con el concepto <strong>de</strong> discípulo, quisiera centrar el enfoque en el estudiante,<br />

es <strong>de</strong>cir, en quienes estudian el conocimiento relacionado con la Comunicación.<br />

Y es que quizás preguntándonos por lo que se enseña a quienes la estudian,<br />

32


po<strong>de</strong>mos aproximarnos con mayores certezas a i<strong>de</strong>ntificar lo que caracteriza el<br />

campo <strong>de</strong> la Comunicación, en aquel<strong>los</strong> espacios académicos don<strong>de</strong> se forman, o<br />

al menos introducen sus futuros estudiosos e investigadores.<br />

El año 1995, Edison Otero y Lorenzo Vilches, realizaron la investigación “La<br />

Formación en Comunicación en la Educación Superior Chilena”, proyecto financiado<br />

por el Consejo Superior <strong>de</strong> Educación.<br />

El objetivo <strong>de</strong> este estudio era i<strong>de</strong>ntificar la existencia o no existencia <strong>de</strong> contenidos<br />

comunes en las asignaturas <strong>de</strong> comunicación <strong>de</strong> carreras vinculadas con el área<br />

como Periodismo, Relaciones Públicas y Comunicación Audiovisual, entre otras.<br />

Para eso, se trabajó una muestra intencionada <strong>de</strong> 58 asignaturas <strong>de</strong>l área <strong>de</strong><br />

formación teórica en comunicación, <strong>de</strong> 28 carreras, correspondientes a 14<br />

universida<strong>de</strong>s y 9 institutos profesionales.<br />

Parte <strong>de</strong> <strong>los</strong> resultados <strong>de</strong> ese trabajo fueron presentados en la revista Talón <strong>de</strong><br />

Aquiles, en su número correspondiente a la primavera <strong>de</strong> 1996.<br />

Como primer hallazgo, <strong>los</strong> investigadores se encontraron con que no había ningún<br />

contenido teórico, tópico o ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> pensamiento, que apareciera en todos <strong>los</strong><br />

programas. Ni siquiera en el 50% <strong>de</strong> éstos.<br />

Lo anterior se repitió al analizar autores, textos y escuelas teóricas.<br />

¿Conclusiones? “Se trata, evi<strong>de</strong>ntemente, <strong>de</strong>l carácter irresuelto <strong>de</strong> diversos<br />

<strong>de</strong>bates teóricos que han sacudido el área durante cuatro o cinco décadas, <strong>los</strong><br />

que se expresan en la ausencia <strong>de</strong> una consolidación disciplinaria básica” (Otero,<br />

1996). Así, “el estudio <strong>de</strong> la comunicación, sería un área <strong>de</strong> estudio y no todavía<br />

una disciplina científica. Ello explicaría la dispersión temática y la vulnerabilidad <strong>de</strong><br />

la enseñanza <strong>de</strong> la comunicación a las preferencias i<strong>de</strong>ológicas generales” (Otero,<br />

1996).<br />

Durante el año 2007, y como parte <strong>de</strong> mi tesis para la obtención <strong>de</strong>l grado <strong>de</strong><br />

Magíster en Comunicación Social en la Universidad <strong>de</strong> Chile, realicé un ejercicio<br />

similar, motivada, como ya confesé, por mi obsesión or<strong>de</strong>nadora y estructuradora.<br />

En este caso, la pregunta fue por el “canon”, es <strong>de</strong>cir, por el “abc” <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios<br />

sobre Comunicación o, en otras palabras, aquel<strong>los</strong> autores, textos o miradas<br />

tradicionales que cualquier persona que quisiera introducirse en la disciplina <strong>de</strong> la<br />

Comunicación <strong>de</strong>bía conocer.<br />

Para eso, el camino a recorrer consi<strong>de</strong>ró la revisión <strong>de</strong> <strong>los</strong> referentes bibliográficos<br />

presentes en <strong>los</strong> programas <strong>de</strong> las asignaturas <strong>de</strong>l área <strong>de</strong> Comunicación <strong>de</strong> un<br />

grupo <strong>de</strong> Escuelas <strong>de</strong> Periodismo <strong>de</strong>l país.<br />

De las treinta y tres universida<strong>de</strong>s que ofrecen la carrera <strong>de</strong> Periodismo en el<br />

país, se consi<strong>de</strong>raron <strong>los</strong> programas <strong>de</strong> veintiséis asignaturas, <strong>de</strong> ocho escuelas,<br />

seleccionadas <strong>de</strong> acuerdo a <strong>los</strong> criterios <strong>de</strong> antigüedad, asignación <strong>de</strong> proyectos <strong>de</strong>l<br />

33


Fondo Nacional <strong>de</strong> Desarrollo Científico y Tecnológico -FONDECYT-, acreditación,<br />

y puntajes <strong>de</strong> ingreso <strong>de</strong> sus estudiantes.<br />

En forma paralela a la revisión <strong>de</strong> <strong>los</strong> programas <strong>de</strong> estudio <strong>de</strong> las Escuelas <strong>de</strong><br />

Periodismo, realicé entrevistas a expertos <strong>de</strong>l área <strong>de</strong> la Comunicación 1 en nuestro<br />

país, a quienes pregunté <strong>los</strong> referentes bibliográficos fundamentales a la hora <strong>de</strong><br />

comenzar a aproximarse a esta área <strong>de</strong>l conocimiento.<br />

¿Los resultados?<br />

A través <strong>de</strong> la revisión <strong>de</strong> las bibliografías, y en correlación con <strong>los</strong> resultados<br />

obtenidos en las entrevistas a expertos, se obtuvo un total <strong>de</strong> seiscientas veintiséis<br />

(626) referencias bibliográficas. De éstas, ochenta y tres (83) se repetían en más<br />

<strong>de</strong> una fuente (programa y/o entrevista a experto).<br />

En este sentido va la primera <strong>de</strong> las conclusiones: y es que en realidad es difícil<br />

hablar <strong>de</strong> un canon, entendiéndolo como un cierto conocimiento o base teórica<br />

fundamental que se recoja en la lectura <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados textos y autores.<br />

Resultado, por lo <strong>de</strong>más, altamente coherente con <strong>los</strong> obtenidos por Otero y<br />

Vilches en el citado estudio <strong>de</strong> 1995. Es <strong>de</strong>cir, una docena <strong>de</strong> años <strong>de</strong>spués, la<br />

ten<strong>de</strong>ncia a la diversidad y dispersión se mantiene.<br />

Así, nos encontramos no sólo en la teoría, sino también en la práctica <strong>de</strong> su<br />

enseñanza, con un campo marcado por la heterogeneidad y la fragmentación,<br />

lo que entregaría luces sobre la imposibilidad <strong>de</strong> su configuración como una<br />

disciplina autónoma, acotada y limitada, sino más bien como un campo <strong>de</strong> estudio<br />

transdisciplinario.<br />

A propósito <strong>de</strong> esta i<strong>de</strong>a, quisiera retomar algo ya planteado hace algunas páginas,<br />

pues aquella variedad disciplinaria, que tanto pudo pesar en la legitimación <strong>de</strong>l<br />

campo, se alza hoy como una ten<strong>de</strong>ncia contemporánea ofreciendo, en mi opinión,<br />

una interesante posibilidad y <strong>de</strong>safío a quienes nos interesamos por este campo<br />

<strong>de</strong> estudio.<br />

Y lo planteo como <strong>de</strong>safío, pues creo que nos obliga a una apertura personal y<br />

académica a otros campos, a conocer<strong>los</strong>, a validar<strong>los</strong> e integrar. En una mirada ad<br />

hoc, a <strong>los</strong> aires contemporáneos que irradian las ciencias sociales.<br />

¿Será posible vivir sin <strong>los</strong> límites que nos brindan las disciplinas?<br />

No lo sé… pero creo vale la pena consi<strong>de</strong>rarlo.<br />

1 Los expertos entrevistados fueron Claudio Avendaño Ruz, Car<strong>los</strong> <strong>de</strong>l Valle Rojas, Edison Otero y Eduardo Santa Cruz Achurra.<br />

34


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Torrico, E. (2004): Abordajes y Períodos <strong>de</strong> la Teoría <strong>de</strong> la Comunicación, Buenos Aires, Grupo Editorial<br />

Norma.<br />

Vasallo De Lopes, M., y Fuentes, R. (2001): Comunicación: Campo y Objeto <strong>de</strong> Estudio. Perspectivas<br />

Reflexivas Latinoamericanas, México, Instituto Tecnológico y <strong>de</strong> Estudios Superiores <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte<br />

(ITESO).<br />

Wallerstein I. (Coord.) (1996): Abrir las ciencias sociales. Informe Comisión Gulbenkian para la<br />

reestructuración <strong>de</strong> las ciencias sociales. España, Siglo XXI Editores.<br />

Wolf, M. (1987): La investigación <strong>de</strong> la comunicación <strong>de</strong> masas. Crítica y perspectiva. Ediciones Paidós,<br />

España.<br />

36


CAPÍTULOS<br />

Lazcano Peña, D. (2007). Investigación en Comunicación Social en Chile: configurando el campo<br />

nacional, en SANTANDER M., PEDRO (editor). Los <strong>medios</strong> en Chile: voces y contextos, Ediciones<br />

Universitarias <strong>de</strong> Valparaíso, Chile.<br />

Martino, L. (2001). Elementos para una epistemología <strong>de</strong> la comunicación en Vasallo De Lopes, M. ,y<br />

Fuentes, R., Comunicación: Campo y Objeto <strong>de</strong> Estudio. Perspectivas Reflexivas Latinoamericanas,<br />

México, Instituto Tecnológico y <strong>de</strong> Estudios Superiores <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte (ITESO).<br />

ARTÍCULOS<br />

Gómez Macker, L. (1987): Tú y yo. Una aproximación al proceso dialógico, en “Revista Signos”, Nº 25,<br />

Valparaíso, Chile, pp. 129-148.<br />

Kant, I. (1784). ¿Qué es la Ilustración?. Disponible on-line<br />

Martín-Barbero, J. (1997), Comunicación fin <strong>de</strong> siglo: ¿para dón<strong>de</strong> va nuestra investigación?, Revista<br />

TELOS, N°47, Madrid.<br />

Otero, E. (1996): Contenidos temáticos <strong>de</strong> la formación en Comunicación. En revista Talón <strong>de</strong> Aquiles<br />

N° 4, Chile, pp. 38-40.<br />

Otero, E. (2006): El Estado <strong>de</strong>l Arte en Teoría <strong>de</strong> la Comunicación: un ejercicio Kuhniano. Chile,<br />

Revista Ciencias Sociales Online, Vol. III, N°. 1. Universidad <strong>de</strong> Viña <strong>de</strong>l Mar.<br />

Vasallo De Lopes, M.: “La investigación en comunicación: cuestiones epistemológicas, teóricas y<br />

metodológicas”, Diálogos <strong>de</strong> la comunicación, pp.12-27.<br />

37


2.- Periodismo narrativo:<br />

el arte <strong>de</strong> contar la realidad<br />

Roberto Herrscher<br />

39


<strong>Discurso</strong> <strong>de</strong> apertura. Inauguración año académico, Postgrado en<br />

Comunicación, Escuela <strong>de</strong> Periodismo, P. UCV.<br />

Les agra<strong>de</strong>zco mucho esta oportunidad. En la generosa presentación que hicieron<br />

<strong>de</strong> mí mencionaron mis dos mundos, pasiones, vocaciones: la <strong>de</strong> profesor y la <strong>de</strong><br />

periodista. Estudiar y enseñar, y preguntar y escribir. Aunque en el fondo creo que<br />

todo es parte <strong>de</strong> lo mismo.<br />

En este viaje a Chile vuelvo a ponerme el traje <strong>de</strong> profesor, pero vengo saliendo<br />

<strong>de</strong> unos días muy intensos presentando y discutiendo en Buenos Aires mi libro que<br />

es la historia <strong>de</strong> un barco, la goleta Penélope, y es también mi reencuentro con una<br />

historia personal, como ex combatiente <strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong> las Malvinas.<br />

Por eso se me ocurrió juntarlo todo para hablarles brevemente <strong>de</strong> lo que me apasiona<br />

y <strong>de</strong>svela en la enseñanza <strong>de</strong>l periodismo – el periodismo narrativo, lo que tal vez<br />

un poco pomposamente llamamos El arte <strong>de</strong> contar la realidad – mezclado con mi<br />

propio ejercicio <strong>de</strong> contar historias, que son las historias que incluyo en mi libro.<br />

En este recorrido voy a tratar cinco puntos, cinco características <strong>de</strong>l periodismo<br />

narrativo:<br />

1.- ¿Quién cuenta? El punto <strong>de</strong> vista y el personaje <strong>de</strong>l narrador<br />

2.- La historia <strong>de</strong> <strong>los</strong> otros<br />

3.- De las fuentes y sus <strong>de</strong>claraciones a <strong>los</strong> personajes y sus diálogos:<br />

el teatro <strong>de</strong> la realidad<br />

4.- El <strong>de</strong>talle relevante: <strong>los</strong> objetos cobran vida, la <strong>de</strong>scripción como fiesta<br />

<strong>de</strong>l estilo y como forma <strong>de</strong> hacer concreto lo conceptual<br />

5.- Qué historias pi<strong>de</strong>n y merecen ser contadas: el camino <strong>de</strong> <strong>los</strong> hechos<br />

y <strong>los</strong> caminos <strong>de</strong> <strong>los</strong> personajes, <strong>de</strong>l narrador y <strong>de</strong>l lector:<br />

ser otro al terminar <strong>de</strong> leer<br />

1. ¿Quién cuenta? El punto <strong>de</strong> vista y el personaje <strong>de</strong>l narrador<br />

Cada vez que hablo <strong>de</strong> esto tengo la impresión <strong>de</strong> que <strong>de</strong>finir el periodismo narrativo<br />

es como explicar un chiste. En vez <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirles por qué me parece bueno o importante<br />

contar historias reales lo que <strong>de</strong>bería hacer es contarles una.<br />

Podría seguir el manual <strong>de</strong>l conferenciante norteamericano, que dice: “Empezá con<br />

un chiste”. En la mayoría <strong>de</strong> <strong>los</strong> casos el resultado es patético. La mayoría <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

profesores somos muy ma<strong>los</strong> contadores <strong>de</strong> chistes. Pero sea cual sea la forma en<br />

que empiece, uste<strong>de</strong>s estarán tratando <strong>de</strong> adivinar quién es el que les habla, <strong>de</strong> qué<br />

planeta viene, qué quiere ven<strong>de</strong>rles, qué le pasa, por qué gesticula tanto.<br />

Por eso el chiste: para caerles simpático, para controlar la forma en que me escuchan<br />

y me perciben. Yo voy a empezar sin chiste pero con una anécdota <strong>de</strong> hace muchos<br />

41


años. La primera vez que salí <strong>de</strong> Argentina yo era un mochilero <strong>de</strong> pelo largo hasta<br />

el hombro y le acababa <strong>de</strong> regalar a mi novia – otra hippie <strong>de</strong> pollera larga – unas<br />

flores que había recogido en Bariloche.<br />

Salimos en lancha por el lago Nahuel Huapi, pasamos la frontera en autobús y<br />

nos dirigíamos a Puerto Montt, cuando nos para la gendarmería chilena. Muy<br />

serios, <strong>los</strong> uniformados le sacan a mi novia las flores y las tiran a un horno, don<strong>de</strong><br />

se achicharraron dramáticamente. No se podían pasar productos que transmitieran<br />

alguna peste o virus, y el hombre se tomaba con mucho celo su <strong>de</strong>ber.<br />

Ese primer contacto con un chileno pudo haberme predispuesto mal con <strong>los</strong><br />

vecinos, uste<strong>de</strong>s, y tengo la impresión que la mayoría <strong>de</strong> <strong>los</strong> ciudadanos <strong>de</strong>l mundo<br />

ven hoy al vecino así, como un gendarme colectivo que tira flores silvestres en un<br />

horno. Pero yo, creo que no me quedé en esa imagen. Más por curiosidad que por<br />

apertura humanística, quise saber más, y así me pu<strong>de</strong> enriquecer en todos estos<br />

años con amigos chilenos y con tantos libros y tantas cosas fascinantes que me<br />

fueron viniendo <strong>de</strong> este lado <strong>de</strong> la cordillera.<br />

Lo primero que aprendí fue que la palabra que a mí me habían enseñado para<br />

<strong>de</strong>finir<strong>los</strong> a uste<strong>de</strong>s – trasandinos, <strong>los</strong> <strong>de</strong>l otro lado <strong>de</strong> <strong>los</strong> An<strong>de</strong>s, hacia el Pacífico –<br />

era la misma palabra que uste<strong>de</strong>s usaban para referirse a nosotros. Es un maravil<strong>los</strong>o<br />

concepto epistemológico: para mí uste<strong>de</strong>s son trasandinos, y para uste<strong>de</strong>s yo soy<br />

trasandino. Fíjense si <strong>los</strong> israelíes y <strong>los</strong> palestinos, <strong>los</strong> católicos y protestantes <strong>de</strong><br />

Irlanda, <strong>los</strong> blancos y negros <strong>de</strong> Sudáfrica, o <strong>los</strong> Chiíes y Suníes <strong>de</strong> Iraq tuvieran la<br />

misma palabra para referirse al otro.<br />

Yo soy el otro para el otro. Des<strong>de</strong> su lado <strong>de</strong> la cordillera, él me ve como el que<br />

está cruzando las montañas. Tengo la pavorosa impresión <strong>de</strong> que en el mundo<br />

hiper<strong>de</strong>sarrollado <strong>de</strong> hoy, la gran mayoría <strong>de</strong> la gente nace y muere sin tener nunca<br />

esa enriquecedora, liberadora iluminación.<br />

Antes <strong>de</strong> empezar a conocer o contar quiénes son <strong>los</strong> otros tengo que saber quién<br />

soy yo. Obviamente, este aprendizaje, propio <strong>de</strong> la facultad <strong>de</strong> fi<strong>los</strong>ofía y tal vez <strong>de</strong><br />

psicología, difícilmente entra a las salas <strong>de</strong> redacción. Los periodistas no tenemos<br />

ni tiempo, ni ganas, ni la humildad necesaria para preguntarnos quiénes somos y<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> dón<strong>de</strong> contamos el mundo.<br />

Así como el bombero o el policía salen a la calle con sus corazas y trajes protectores,<br />

nosotros salimos disfrazados <strong>de</strong> periodista, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el pe<strong>de</strong>stal <strong>de</strong>l que todo lo sabe,<br />

todo lo entien<strong>de</strong> y es soberbiamente “nadie”.<br />

Las fuentes hacen <strong>de</strong>claraciones al aire, la gente está contenta o enojada en abstracto,<br />

las historias se cuentan y las calles están abarrotadas o vacías in<strong>de</strong>pendientemente<br />

<strong>de</strong> que alguien las mire. En el periodismo informativo clásico, el que a todos nos<br />

enseñan en la facultad y el que se practica en las páginas “calientes” <strong>de</strong> <strong>los</strong> diarios,<br />

<strong>los</strong> noticieros <strong>de</strong> la radio y <strong>los</strong> informativos <strong>de</strong> la televisión, el periodista no existe.<br />

42


El “yo” está prohibido no sólo como mención <strong>de</strong> que yo hice algo, yo pensé o yo<br />

reaccioné <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminada manera. Está prohibido como punto <strong>de</strong> vista, como mirada<br />

particular, como observador personal.<br />

En ese sentido la objetividad periodística se parece a la mirada <strong>de</strong>l científico que hace<br />

un experimento. Cualquier otro científico en cualquier otro momento y lugar podría<br />

repetir el mismo experimento y obtendría <strong>los</strong> mismos resultados. La subjetividad no<br />

tiene cabida en el laboratorio. Si yo voy a la conferencia <strong>de</strong> prensa <strong>de</strong>l ministro o al<br />

acci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> coches <strong>de</strong> la esquina como un periodista objetivo, eso significa que mi<br />

artículo <strong>de</strong>bería ser el mismo que si hubiera ido Enrique.<br />

Pero cuando cuento una historia, ya sea inventada – una novela, un cuento, una<br />

gesta en verso – o real – un relato <strong>de</strong> no ficción – lo primero que aparece, y que es<br />

distinto al periodismo <strong>de</strong> la pirámi<strong>de</strong> invertida y las 5 W’s, es que aparezco yo.<br />

Es a mí y no a otro a quien le ocurrió la historia con el gendarme, la novia y las<br />

flores. Y yo me lo acuerdo, mientras otro se lo hubiera olvidado, y yo lo cuento <strong>de</strong><br />

una <strong>de</strong>terminada manera, mientras que la que era mi novia, o el chico que estaba<br />

con nosotros, o el gendarme, lo contarían <strong>de</strong> otra forma. Porque la forma en que<br />

contamos las historias nos <strong>de</strong>fine. Uste<strong>de</strong>s pue<strong>de</strong>n saber un poquito más <strong>de</strong> mí<br />

por la forma en que les conté esa historia, y por el hecho <strong>de</strong> haberla recordado y<br />

seleccionado para contarla acá.<br />

El invento <strong>de</strong>l personaje <strong>de</strong>l narrador es uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>sarrol<strong>los</strong> más fascinantes <strong>de</strong> la<br />

literatura. Mario Vargas L<strong>los</strong>a lo cuenta muy bien en ‘La tentación <strong>de</strong> lo imposible’, su<br />

análisis <strong>de</strong> Los Miserables, <strong>de</strong> Víctor Hugo. El principal personaje <strong>de</strong> Los Miserables<br />

no es Jean Valjean, el hombre con<strong>de</strong>nado a galeras por robar un mendrugo <strong>de</strong> pan<br />

y que se escapa y convierte en rico y generoso, ni el policía que lo persigue, ni la<br />

niña a la que salva. Es el narrador, que es y no es Víctor Hugo. Es el personaje <strong>de</strong><br />

la voz que narra.<br />

En no ficción, en periodismo, tal vez el escritor que más lejos llegó en el camino<br />

<strong>de</strong> la construcción <strong>de</strong> su propia voz como un personaje memorable sea Ernest<br />

Hemingway. Los reportajes, las crónicas y <strong>los</strong> perfiles <strong>de</strong> Hemingway en la Guerra<br />

Civil Española fascinan aún hoy en gran parte porque están contados por el bravucón<br />

irónico, incansable, admirable que es el personaje <strong>de</strong> Ernest Hemingway creado por<br />

un escritor <strong>de</strong>l mismo nombre.<br />

Vargas L<strong>los</strong>a dice que en literatura, ya no es concebible un escritor que haga una<br />

novela sin estar consciente <strong>de</strong> que lo primero que tiene que crear es el narrador, la<br />

voz, el tono, el punto <strong>de</strong> vista, el personaje que dialoga con el lector. En periodismo,<br />

esa invención <strong>de</strong> la voz, con su ritmo, sus manías, sus verborreas y silencios, sea<br />

el principal aporte <strong>de</strong>l Nuevo Periodismo norteamericano, con Tom Wolfe y Truman<br />

Capote a la cabeza.<br />

Humil<strong>de</strong>mente y sin intentar compararme a todos esos monstruos, en <strong>los</strong> últimos<br />

43


años me acerqué al periodismo narrativo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el vértigo y la libertad <strong>de</strong> crear un<br />

personaje que es el que aparentemente firma mis crónicas, que se llama como yo,<br />

pero que es una construcción literario-periodística.<br />

En Los viajes <strong>de</strong>l Penélope, usé el género y las convenciones <strong>de</strong>l relato <strong>de</strong> viajes y<br />

en él hay un “yo” que viaja y cuenta. Los buenos relatos <strong>de</strong> viajes narran travesías<br />

hacia el conocimiento, el conocimiento <strong>de</strong> un lugar, una cultura, un ‘otro’ extraño o<br />

sorpren<strong>de</strong>nte, y sobre todo travesías hacia uno mismo. El que termina el viaje no es<br />

el mismo que el que lo inició, porque a lo largo <strong>de</strong> <strong>los</strong> viajes que realmente importan,<br />

vamos aprendiendo, vamos conociendo y nos vamos <strong>de</strong>scubriendo.<br />

Yo quería contar mi viaje a la Guerra <strong>de</strong> las Malvinas, a mi recuerdo <strong>de</strong> esa guerra, a<br />

<strong>los</strong> tripulantes <strong>de</strong>l barquito <strong>de</strong> <strong>los</strong> malvinenses don<strong>de</strong> pasé las semanas más intensas<br />

y duras <strong>de</strong> la guerra, y también contar mi viaje <strong>de</strong> vuelta a las Malvinas – don<strong>de</strong> fui<br />

el año pasado – y mi viaje a buscar la historia <strong>de</strong> ese barquito, que resulta que tiene<br />

80 años y mucha historia.<br />

Ese viaje lo hice yo, no lo pudo haber hecho ningún otro. Si lo hiciera otro periodista<br />

tal vez sería peor, tal vez sería mucho mejor, pero sería totalmente distinto. El relato<br />

<strong>de</strong> esta naturaleza es siempre una invitación al lector a embarcarse en un viaje con,<br />

por y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el escritor. Tenemos que ver nosotros primero con ojos especiales. Si<br />

logramos que el lector vea con nuestros ojos, dirá tal vez al final eso tan lindo <strong>de</strong><br />

escuchar, ‘al leerte, sentía que estuve ahí’.<br />

2.- La historia <strong>de</strong> <strong>los</strong> otros<br />

Pero el periodismo narrativo es capaz <strong>de</strong> hacer algo más que transmitir la voz y el<br />

punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>l narrador. Pue<strong>de</strong> llevarnos a las voces, las lógicas, las sensibilida<strong>de</strong>s<br />

y <strong>los</strong> puntos <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> <strong>los</strong> otros.<br />

Las guerras son posibles, entre muchas causas económicas, políticas y sociales,<br />

porque somos incapaces <strong>de</strong> ver al otro como un otro yo. Hace unos años un ministro<br />

israelí <strong>de</strong>claró en televisión que había visto a una anciana palestina, encorvada<br />

y arrugada, recogiendo <strong>los</strong> escombros <strong>de</strong> lo que había sido su casa, y que las<br />

topadoras israelíes acababan <strong>de</strong> <strong>de</strong>moler, y que le había hecho pensar en su propia<br />

abuela en <strong>los</strong> escombros <strong>de</strong>l gueto <strong>de</strong> Varsovia. Los intransigentes y <strong>los</strong> cerrados<br />

se le vinieron encima. Sabían que en el momento en que vemos al otro como un ser<br />

humano, no hay marcha atrás.<br />

El otro no tiene que ser necesariamente el enemigo ancestral <strong>de</strong> otra religión o <strong>de</strong><br />

otra etnia. Pue<strong>de</strong>n ser <strong>los</strong> jóvenes o <strong>los</strong> viejos, la gente <strong>de</strong> otra generación a la que no<br />

enten<strong>de</strong>mos. El papá <strong>de</strong> Mafalda <strong>de</strong>spotricaba en una viñeta <strong>de</strong> esa genial creación<br />

<strong>de</strong> Quino porque su hija escuchaba a esos impresentables melenudos, <strong>los</strong> Beatles.<br />

Y la esposa le recuerda entonces que su propio padre lo criticaba a él por escuchar a<br />

Bing Crosby. Hoy me pasa lo mismo a mí. Trato <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r qué le encuentra mi hijo<br />

44


<strong>de</strong> 13 años al hip hop. Tal vez tengo el mismo cortocircuito generacional que sufrió<br />

mi padre cuando yo empecé a escuchar a Charly García.<br />

El otro incomprensible pue<strong>de</strong> ser el mundo <strong>de</strong> las mujeres para <strong>los</strong> hombres<br />

y viceversa, el abismo <strong>de</strong> las clases sociales, <strong>los</strong> que tienen otra preferencia o<br />

necesidad sexual. Escuchar a alguien distinto a nosotros contar su historia, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

su punto <strong>de</strong> vista, construyendo la narración <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la que ven el mundo y nos ven<br />

a nosotros es una experiencia que siempre nos <strong>de</strong>scoloca, a veces nos confun<strong>de</strong>,<br />

pero a la larga nos enriquece.<br />

Para mí el mejor libro periodístico que cuenta la historia <strong>de</strong> <strong>los</strong> otros sigue siendo<br />

Hiroshima, <strong>de</strong> John Hersey. Es el relato minucioso y sentido <strong>de</strong> seis japoneses que<br />

estaban en la ciudad <strong>de</strong> Hiroshima cuando estalló la primera bomba atómica en<br />

1945. No es un alegato, ni un manifiesto, ni una investigación antropológica. Es la<br />

historia <strong>de</strong> estas personas investigada y narrada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las armas <strong>de</strong>l periodismo.<br />

Pero <strong>los</strong> estadouni<strong>de</strong>nses que lo leyeron cuando salió como único contenido <strong>de</strong> la<br />

revista New Yorker, a finales <strong>de</strong> 1946, no pudieron sacudirse el haber visto venir la<br />

bomba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> <strong>los</strong> japoneses que estaban en el punto <strong>de</strong> mira.<br />

Albert Einstein pidió a sus ayudantes que compraran todos <strong>los</strong> ejemplares <strong>de</strong> la<br />

revista en <strong>los</strong> quioscos <strong>de</strong> Princeton y <strong>los</strong> regaló a sus colegas y alumnos.<br />

Una <strong>de</strong> las cosas que cuento en mi libro es la historia <strong>de</strong> Finlay Ferguson, el viejo<br />

lobo <strong>de</strong> mar malvinense que fue el capitán <strong>de</strong>l Penélope durante 19 años y era su<br />

capitán cuando siete marinos argentinos vinieron a tomar su goleta en 1982. Entre<br />

esos siete marinos había un teniente, un suboficial, cuatro cabos y un conscripto<br />

marinero, que era yo.<br />

Cuando tenía siete años, en una islita perdida en el sur <strong>de</strong>l archipiélago malvinense,<br />

Finlay Ferguson subió a un monte a hacer señales <strong>de</strong> humo para que un barco<br />

viniera a buscar a su hermanita, que se había roto un brazo. A <strong>los</strong> quince estaba<br />

matando focas a palazos para ayudar a sobrevivir a su madre viuda. Yo era el más<br />

joven <strong>de</strong> la tripulación que le sacó el barco a este hombre. Navegamos una semana<br />

con él, y el año pasado, a 24 años <strong>de</strong> la última vez que lo había visto y sin saber si<br />

querría hablar conmigo, lo fui a buscar a Puerto Stanley. Terminamos a la 1 <strong>de</strong> la<br />

mañana tomando whisky en su club.<br />

En Malvinas viven hombres que <strong>de</strong>dicaron toda su vida a construir el único pedazo<br />

<strong>de</strong> tierra que tienen en el mundo. En mi país la gente no <strong>los</strong> conoce, muchos no<br />

quieren conocer<strong>los</strong> y algunos querrían que no existieran. Las herramientas <strong>de</strong>l<br />

periodismo narrativo me permiten que mis lectores argentinos puedan, por unas<br />

pocas páginas, ver el mundo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>los</strong> ojos <strong>de</strong> Finlay Ferguson.<br />

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3.- De las fuentes y sus <strong>de</strong>claraciones a <strong>los</strong> personajes y sus diálogos:<br />

el teatro <strong>de</strong> la realidad<br />

Acabo <strong>de</strong> mencionar a Albert Einstein, el creador <strong>de</strong> las teorías físicas que<br />

posibilitaron la bomba atómica, y a Finlay Ferguson, un encallecido y silencioso<br />

marino <strong>de</strong> las Malvinas. Les conté una o dos cositas <strong>de</strong> cada uno, pero yo al menos,<br />

con un par <strong>de</strong> pinceladas y una historia bien contada me puedo acercar a algo<br />

pequeño pero profundo <strong>de</strong> una persona <strong>de</strong>sconocida.<br />

Me dice mucho <strong>de</strong> Einstein el hecho <strong>de</strong> que se haya afanado porque sus colegas y<br />

alumnos leyeran sobre el efecto <strong>de</strong> la bomba atómica en <strong>los</strong> relatos <strong>de</strong> seis japoneses.<br />

Me emociona y me ayuda a conocer a quien fue mi prisionero en Malvinas el hecho<br />

<strong>de</strong> que se pasara su adolescencia apaleando focas y que quisiera compartir conmigo<br />

sus historias en su refugio <strong>de</strong> calor, amigos y alcohol. Creo que estas historias hacen<br />

que la gente cobre espesor y vida sobre la hoja <strong>de</strong> papel.<br />

Los periodistas solemos tener fuentes, que no son gente, sino expertos, testigos,<br />

po<strong>de</strong>rosos o víctimas <strong>de</strong> estos po<strong>de</strong>rosos. Las fuentes largan parrafadas sin contexto,<br />

muchas veces nos tiran sus conclusiones sin contarnos <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> las sacaron,<br />

lanzan argumentos sin narrar la historia que hay <strong>de</strong>trás, y aparecen y <strong>de</strong>saparecen<br />

<strong>de</strong> nuestros textos sin que podamos ni ver<strong>los</strong>, ni oler<strong>los</strong>, ni enten<strong>de</strong>r<strong>los</strong>. No cuentan<br />

ni recuerdan ni reflexionan. Dan <strong>de</strong>claraciones. No <strong>los</strong> vimos en una noche oscura<br />

ni en un día <strong>de</strong> sol, ni en una oficina <strong>de</strong> rebuscados oropeles ni en un <strong>de</strong>scampado<br />

hostil. Están en el no lugar y el no tiempo <strong>de</strong> las <strong>de</strong>claraciones.<br />

Pasar <strong>de</strong> las fuentes a <strong>los</strong> personajes y <strong>de</strong> las <strong>de</strong>claraciones a las escenas cuasi<br />

teatrales don<strong>de</strong> la gente se cuenta cosas es entrar en el mundo <strong>de</strong>l periodismo<br />

narrativo. No es pasar <strong>de</strong> lo cierto a la ficción. Si transformo a alguien con quien<br />

hablo en personaje no significa que mienta ni que me invente una figura <strong>de</strong> novela.<br />

Yo creo que el personaje periodístico nos acerca y humaniza más a la persona que<br />

metemos en nuestro artículo que si lo <strong>de</strong>járamos en mera fuente enunciadora <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>claraciones.<br />

Claro que es peligroso. Si <strong>de</strong>scribimos a alguien, si lo mostramos actuando y<br />

contamos cómo dijo lo que dijo pue<strong>de</strong> que se enoje, pue<strong>de</strong> que no se vea reflejado.<br />

Pero nos permite también entrar en su mundo interior, en su punto <strong>de</strong> vista, y lograr,<br />

tal vez, que el lector se i<strong>de</strong>ntifique con la persona a la que le pasan las cosas que<br />

cuenta el periodismo.<br />

4.- El <strong>de</strong>talle relevante: <strong>los</strong> objetos cobran vida, la <strong>de</strong>scripción como fiesta <strong>de</strong>l<br />

estilo y como forma <strong>de</strong> hacer concreto lo conceptual<br />

Bueno, llegó el momento <strong>de</strong>l tango. No se iban a pensar uste<strong>de</strong>s que iban a tener a<br />

un argentino hablándoles por media hora y se iban a salvar <strong>de</strong>l momento <strong>de</strong>l tango.<br />

A mí <strong>los</strong> tangos que más me gustan son <strong>los</strong> que cuentan historias, y sobre todo<br />

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<strong>los</strong> que tienen por protagonistas objetos que cobran vida y se pueblan con <strong>los</strong><br />

sentimientos, <strong>los</strong> anhe<strong>los</strong> y las frustraciones <strong>de</strong>l personaje-narrador, o mejor dicho,<br />

el personaje-cantor que <strong>los</strong> invoca.<br />

Tal vez <strong>los</strong> más viejos <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s se acordarán <strong>de</strong> ‘Aquel tapado <strong>de</strong> armiño’, que<br />

cantaba Gar<strong>de</strong>l. El tipo es un pobre laburante que se hace <strong>de</strong> una novia con gustos<br />

estrambóticos. La novia le pi<strong>de</strong> que le regale un carísimo tapado <strong>de</strong> armiño. El tipo<br />

saca un oneroso crédito, y por supuesto, la mina lo <strong>de</strong>ja en la banquina mucho antes<br />

<strong>de</strong> que el tipo termine <strong>de</strong> pagar el bendito tapado. La fulana <strong>de</strong>be haber cambiado<br />

cinco o seis veces <strong>de</strong> incauto, y el hombre sigue abonándole al banco las cuotas.<br />

Con bronca, sobre todo contra sí mismo, le canta al tapado <strong>de</strong> armiño.<br />

Después está el Bandoneón arrabalero, que el cantor encuentra tirado en la puerta<br />

<strong>de</strong> un convento, y lo lleva a su casa y lo arropa como si fuera un niño, o como si fuera<br />

él mismo, tan solo y <strong>de</strong>samparado como él, que cuenta en sus sones lastimeros sus<br />

mismas penas como si hablara con su voz.<br />

Y por último, para no cansar<strong>los</strong>, mi preferido: Antiguo reloj <strong>de</strong> cobre, que cantaba<br />

Miguel Montero con el compás marcado y varonil <strong>de</strong> la orquesta <strong>de</strong> Osvaldo Pugliese.<br />

El hombre recuerda una escena entrañable <strong>de</strong> su niñez: su padre tenía un valioso<br />

reloj <strong>de</strong> cobre que cuidaba con esmero. La madre se lo daba al niño para que jugara<br />

con él y el padre refunfuñaba mientras el niño se dormía abrazado al reloj. “Hoy<br />

han pasado <strong>los</strong> años, se me fue blanqueando el pelo, el rebenque <strong>de</strong> la vida me ha<br />

golpeado sin cesar; y en el banco prestamista he llegao a formar fila esperando que<br />

en la lista me llamaran a cobrar. Cuatro pesos sucios por esta reliquia…” El dinero le<br />

quemaba en las manos al salir <strong>de</strong>l banco, y en el cielo se le dibuja la imagen <strong>de</strong> su<br />

madre, que le dice: “El viejo te perdonó”.<br />

La crisis económica <strong>de</strong> <strong>los</strong> años treinta, las familias pudientes que lo perdieron todo,<br />

el fracaso vital, la <strong>de</strong>rrota… todo está concentrado en ese reloj, que es metáfora <strong>de</strong> la<br />

vida <strong>de</strong>l protagonista, y por extensión, <strong>de</strong> todo un país en <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia. Seguramente<br />

es problema mío, pero puedo leer un sesudo texto <strong>de</strong> sociología e historia sobre la<br />

<strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la clase media argentina y el papel <strong>de</strong> <strong>los</strong> bancos prestamistas, y no<br />

me produce la emoción que me provocan tres minutos <strong>de</strong> tango.<br />

En el primer capítulo <strong>de</strong> Hiroshima, el libro <strong>de</strong> John Hersey sobre <strong>los</strong> seis japoneses,<br />

se cuenta dón<strong>de</strong> estaban y qué hacían <strong>los</strong> personajes en <strong>los</strong> minutos previos a la<br />

exp<strong>los</strong>ión <strong>de</strong> la bomba, y <strong>los</strong> instantes posteriores. La señorita Susuki era bibliotecaria<br />

en una base naval, y con la onda expansiva se le cayeron encima dos estanterías,<br />

que le quebraron horriblemente la pierna. “En el primer minuto <strong>de</strong> la era atómica,<br />

una persona fue sepultada por libros”, dice Hersey. Es una <strong>de</strong>scripción exacta <strong>de</strong> lo<br />

que pasó con la señorita Susuki, y es al mismo tiempo una metáfora visual, concreta<br />

y po<strong>de</strong>rosa <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción provocada por el avance <strong>de</strong> la ciencia. Es periodismo<br />

narrativo – tal vez más poético que narrativo – porque encuentra la escena real que<br />

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<strong>de</strong>ja una onda expansiva <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nuestra comprensión y nuestra sensibilidad.<br />

Eso suce<strong>de</strong> con una buena novela. Es como una piedra que uno tira en un estanque,<br />

y va abriendo surcos que se alejan y se agrandan más y más en el agua. Tal vez la<br />

metáfora <strong>de</strong> <strong>los</strong> círcu<strong>los</strong> concéntricos en el agua es la que quisiera haber pensado<br />

primero. Pero la primera que me vino a la cabeza es la onda expansiva <strong>de</strong> una<br />

bomba. Tal vez tenga que ver con que a <strong>los</strong> 19 años viví una guerra, y en estos días<br />

me estoy acordando mucho <strong>de</strong> esos tiempos.<br />

Los <strong>de</strong>talles reveladores son a veces pequeñas escenas, frases, imágenes, cosas<br />

que escuchamos, vemos, olemos o tocamos y que quedan en nuestra memoria<br />

porque nos hacen percibir con <strong>los</strong> sentidos cosas que pensamos o sentimos y que<br />

nos cuesta expresar.<br />

Como periodistas, cuando encontramos una escena así y la po<strong>de</strong>mos transmitir<br />

para que el lector sienta que la ve con sus propios ojos, estamos entrando en una<br />

dimensión a la que muchas veces sólo acce<strong>de</strong> la ficción, la poesía, la música o el<br />

cine. Pero estamos llegando ahí para contar la realidad, permitirle al lector conocer<br />

algo <strong>de</strong> lo que pasa en el mundo, en el país o en la ciudad.<br />

Un maestro <strong>de</strong>l <strong>de</strong>talle revelador fue el recientemente fallecido Ryszard Kapuscinski,<br />

el gran reportero polaco. Kapuscinski cubrió 27 guerras y revoluciones, sobre todo<br />

en África, y pasaba <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos <strong>de</strong> <strong>los</strong> dictadores y <strong>los</strong> gran<strong>de</strong>s planes <strong>de</strong> ataque<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> generales para contar que un soldadito hondureño, en la Guerra <strong>de</strong>l Fútbol<br />

contra El Salvador, recorría <strong>los</strong> campos <strong>de</strong> batalla sacándole las botas a <strong>los</strong> muertos<br />

para llevarlas a sus hijos, que andaban <strong>de</strong>scalzos.<br />

En Ébano Kapuscinski cuenta que en plena dictadura <strong>de</strong> Idi Amín en Uganda, <strong>los</strong><br />

pescadores <strong>de</strong> un lago cerca <strong>de</strong> la capital empezaron a sacar peces gran<strong>de</strong>s y<br />

grasosos, como no había antes. Con un pez enorme sobre una mesa <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra en<br />

la playa, empezaron a atar cabos y llegaron a la conclusión <strong>de</strong> que el comienzo <strong>de</strong> la<br />

gordura <strong>de</strong> <strong>los</strong> peces coincidió con <strong>los</strong> <strong>de</strong>saparecidos <strong>de</strong> Amín, y que se rumoreaba<br />

que el dictador <strong>los</strong> mandaba matar y tirar sus cadáveres al lago. Entonces llega un<br />

camión militar, <strong>los</strong> soldados abren la cajuela, se llevan el pez, en su lugar <strong>de</strong>jan un<br />

cadáver <strong>de</strong>snudo y se alejan entre risas <strong>de</strong>menciales.<br />

¿Dón<strong>de</strong> está el <strong>de</strong>talle? ¿Cuál pue<strong>de</strong> ser la historia, la frase, la <strong>de</strong>scripción que<br />

que<strong>de</strong> por años en la cabeza <strong>de</strong>l lector, cuando todos <strong>los</strong> ejemplares <strong>de</strong>l diario o<br />

la revista don<strong>de</strong> publicamos nuestra crónica ya fueron al recicla<strong>de</strong>ro o se ajaron<br />

envolviendo pescado? Lo memorable es lo que merece ser recordado, lo que nos<br />

sirve guardar en la memoria porque nos ayuda a seguir pensándonos y entendiendo<br />

el mundo.<br />

Después <strong>de</strong> 25 años, yo todavía me acuerdo <strong>de</strong> una <strong>de</strong> las últimas escenas <strong>de</strong> la<br />

guerra <strong>de</strong> las Malvinas. Yo era un soldado traductor, y cuando las tropas argentinas<br />

se rindieron el 14 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1982, el almirante jefe <strong>de</strong> la Armada en las islas me<br />

48


‘cedió’ al capitán británico jefe <strong>de</strong> prisioneros. Después <strong>de</strong> ver el estado calamitoso,<br />

fantasmal <strong>de</strong> mis compatriotas, este capitán me llevó a abrir un <strong>de</strong>pósito que <strong>los</strong><br />

oficiales argentinos tenían cerrado. En el <strong>de</strong>pósito había latas <strong>de</strong> dulce <strong>de</strong> batata<br />

hasta el techo. Latas y latas, y <strong>los</strong> chicos en las montañas se morían <strong>de</strong> hambre.<br />

¿Para quién guardaban estas latas?, me preguntaba el capitán inglés. ¿Para qué?<br />

Yo puse la historia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>pósito <strong>de</strong> latas <strong>de</strong> dulce <strong>de</strong> batata en mi libro, y tres <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

colegas que me entrevistaron en estos días en programas <strong>de</strong> radio y en diarios me<br />

recitaron ese fragmento. A cada uno le había parecido que la historia <strong>de</strong> ese <strong>de</strong>pósito<br />

era una imagen que les ayudaba dolorosamente a ‘ver’ algo, era una metáfora <strong>de</strong><br />

algo mayor.<br />

Yo también pienso que esa imagen me persigue porque muestra <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo concreto<br />

una i<strong>de</strong>a, una historia mucho mayor. Pero todavía no pu<strong>de</strong> contestarme para quién<br />

guardaban el dulce <strong>de</strong> batata.<br />

5.- Qué historias pi<strong>de</strong>n y merecen ser contadas: el camino <strong>de</strong> <strong>los</strong> hechos y <strong>los</strong><br />

caminos <strong>de</strong> <strong>los</strong> personajes, <strong>de</strong>l narrador y <strong>de</strong>l lector: ser otro al terminar <strong>de</strong> leer<br />

Quiero terminar con un pedido <strong>de</strong> disculpas y una advertencia. Obviamente no<br />

postulo que el periodismo narrativo reemplace a la noticia pura y dura. En todos <strong>los</strong><br />

casos en que acaba <strong>de</strong> pasar algo importante, la pirámi<strong>de</strong> invertida sigue siendo el<br />

camino. Hay que apren<strong>de</strong>r a ser sintéticos, a contar lo más importante e informar<br />

al público <strong>de</strong> lo último y <strong>de</strong> lo importante. Sentarse a leer pacientemente un libro<br />

periodístico o una crónica <strong>de</strong> 10 páginas es un lujo para lectores interesados en un<br />

tema en particular o en una forma <strong>de</strong> contar específica.<br />

A veces nos encontramos con temas que por más vueltas que les <strong>de</strong>mos, no se<br />

prestan para este tratamiento. Yo no soy <strong>de</strong> <strong>los</strong> que creen que todo el mundo merece<br />

la misma atención. Hay gente a la que se le pue<strong>de</strong> hacer un gran perfil literario, y<br />

otros que queman porque son papel mojado. Y también hay historias que por más<br />

arte que les pongamos, son aburridas y punto. Pero el mundo está lleno <strong>de</strong> buenas<br />

historias y gran<strong>de</strong>s personajes esperando a su Hemingway o a su Kapuscinski.<br />

Cuando se juntan la historia con su contador, cuando se pone el enorme trabajo que<br />

lleva investigar y escribir a fondo – horas y horas, días y días, meses y más meses<br />

– pue<strong>de</strong> salir un texto que se escape <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino terrible <strong>de</strong>l periodismo, que es el<br />

olvido. Los gran<strong>de</strong>s textos <strong>de</strong> periodismo narrativo tienen, creo, una enorme ambición<br />

escondida. No buscan sólo informar, entretener o enseñar algo. Buscan el mayor<br />

objetivo al que pue<strong>de</strong> aspirar un escrito: a que el lector cambie, crezca, conozca<br />

no sólo una parcela <strong>de</strong>l mundo que <strong>de</strong>sconocía, sino que termine conociendo una<br />

parcela <strong>de</strong> sí mismo que no había frecuentado.<br />

Yo espero que algunos <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s, que hoy empiezan o siguen en esta tarea noble<br />

y audaz <strong>de</strong> meterse en <strong>los</strong> vericuetos <strong>de</strong>l periodismo, quieran algún día contar algo<br />

49


<strong>de</strong> esta manera. Algo <strong>de</strong> lo que conocen o <strong>de</strong> lo que ignoran, algo <strong>de</strong>sconocido o mal<br />

entendido por la sociedad. Para mí intentarlo es un <strong>de</strong>safío y una pasión cotidiana. Y<br />

sobre todo leer estas crónicas, reportajes y perfiles es una locura <strong>de</strong> la que espero<br />

no curarme nunca.<br />

50


3.- La prensa escrita como documento histórico:<br />

cuidado, prevenciones y consi<strong>de</strong>raciones.<br />

Fernando Rivas Inostroza.<br />

51


Es frecuente que muchos historiadores recurran a la prensa como fuente para sus<br />

investigaciones. A veces la usan como elemento central <strong>de</strong> su trabajo y en otras<br />

les sirve como respaldo para algunos <strong>de</strong> <strong>los</strong> antece<strong>de</strong>ntes o datos específicos<br />

que obtienen <strong>de</strong> otras fuentes. Muchas veces también, la prensa, especialmente<br />

la prensa escrita, es utilizada como fuente para ilustrar y <strong>de</strong>scribir <strong>de</strong>terminadas<br />

circunstancias, hechos o momentos históricos, especialmente en el campo <strong>de</strong> la<br />

historia social y <strong>de</strong> la historia cultural.<br />

El periodista e investigador porteño, Piero Castagneto, es un ejemplo <strong>de</strong> este<br />

aserto. Como autor <strong>de</strong> un “Bosquejo histórico <strong>de</strong> la prensa en Valparaíso”, entre<br />

otros artícu<strong>los</strong> y publicaciones en libros y la prensa local, señaló que “revisar estos<br />

viejos periódicos es encontrarse con la mayoría, por no <strong>de</strong>cir la casi totalidad <strong>de</strong> la<br />

historia <strong>de</strong> Valparaíso, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que mereció el título <strong>de</strong> ciudad. Allí están sus etapas<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo, su evolución urbana, económica, portuaria y humana; a<strong>de</strong>más, las<br />

más importantes iniciativas <strong>de</strong> mejoramiento, como por ejemplo, la campaña que<br />

emprendió “El Mercurio” para la creación <strong>de</strong> un Cuerpo <strong>de</strong> Bomberos, cosa que<br />

se concretó en junio <strong>de</strong> 1851, <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates sobre la recuperación <strong>de</strong> la ciudad tras<br />

el Terremoto <strong>de</strong> 1906; respecto <strong>de</strong> cómo <strong>de</strong>bería ser el nuevo puerto, cuyas obras<br />

fueron comenzadas en 1912 o bien, las largas discusiones extendidas por décadas,<br />

sobre cómo remediar el progresivo <strong>de</strong>clive <strong>de</strong> Valparaíso tras la entrada en servicio<br />

<strong>de</strong>l Canal <strong>de</strong> Panamá, en 1914. Y lo anterior sin olvidar, al menos a título <strong>de</strong> mera<br />

curiosidad, <strong>los</strong> tantos proyectos nunca realizados” 1 .<br />

Es claro, la prensa escrita sirve <strong>de</strong> base y apoyo fundamental para hacer historia.<br />

Sólo así se entien<strong>de</strong> que, por ejemplo, algunos profesores universitarios <strong>de</strong> la carrera<br />

<strong>de</strong> Historia, soliciten a sus alumnos que revisen la prensa para que conozcan la<br />

posición editorial <strong>de</strong> distintos <strong>medios</strong>, como una forma <strong>de</strong> reconocer algunas <strong>de</strong> las<br />

voces que existieron en su tiempo sobre distintos acontecimientos o situaciones<br />

históricas.<br />

El mismo Castagneto lo afirma con niti<strong>de</strong>z al <strong>de</strong>cir que “<strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace ya un tiempo a<br />

esta parte, la historiografía nacional y local ha apreciado a la prensa como una fuente<br />

primordial –previo análisis crítico- para muchas <strong>de</strong> sus vertientes o especialida<strong>de</strong>s,<br />

tanto historia política como económica, social, cultural, etc.” 2 .<br />

Y especifica: “En esto también se incluye la historiografía <strong>de</strong> Valparaíso, y<br />

<strong>de</strong> manera creciente; <strong>de</strong> sus cultores algunos buscarán datos <strong>de</strong> cuándo se<br />

iniciaron o terminaron las obras <strong>de</strong> tal o cual edificio; otros, la cantidad <strong>de</strong> buques<br />

ingresados al Puerto en <strong>de</strong>terminado período; otros <strong>de</strong>tectarán problemas <strong>de</strong><br />

inmigración o <strong>de</strong>lincuencia y, en fin, habrá quienes busquen la opinión editorial<br />

1 Castagneto Garviso, Piero; “Bosquejo histórico <strong>de</strong> la prensa en Valparaíso (1826-1973)” en “Tributo a Valparaíso”, <strong>de</strong> Fernando<br />

Vergara Benítez (editor), Ediciones Universitarias <strong>de</strong> Valparaíso, 2007, Pág. 259<br />

2 Ibid. Op. Cit. Pág. 260<br />

53


<strong>de</strong> un <strong>de</strong>terminado órgano <strong>de</strong> prensa sobre la política cambiaria <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong><br />

turno” 3 .<br />

La información y la historia están contenidas en las páginas <strong>de</strong> <strong>los</strong> diarios y así van<br />

quedando también cada día con la aparición <strong>de</strong> cada nueva edición. Se trata <strong>de</strong> la<br />

existencia <strong>de</strong> una verda<strong>de</strong>ra memoria <strong>de</strong>l tiempo inmediato como <strong>de</strong> períodos más<br />

largos. Se trata, en parte, <strong>de</strong> lo que se ha <strong>de</strong>nominado como la historia <strong>de</strong>l tiempo<br />

presente y también <strong>de</strong> aquella que tiene que ver con cic<strong>los</strong> <strong>de</strong> mayor duración.<br />

Prevenciones con la prensa escrita<br />

Sin embargo, ¿es correcto utilizar la prensa directamente y transcribir sus<br />

informaciones y opiniones, creyendo que sólo por el hecho <strong>de</strong> que están escritas en<br />

letras <strong>de</strong> mol<strong>de</strong> son ciertas?<br />

Castagneto plantea que el uso <strong>de</strong> la prensa <strong>de</strong>be hacerse “previo análisis crítico”,<br />

es <strong>de</strong>cir, hay que saber enfrentar y <strong>de</strong>codificar la información; estar atentos tanto a<br />

la <strong>de</strong>notación <strong>de</strong> la misma como a su connotación, a sus grados <strong>de</strong> certeza y a sus<br />

implicancias.<br />

Al respecto Fernand Brau<strong>de</strong>l plantea que la revisión <strong>de</strong> la prensa es un ejercicio<br />

encantador, casi mágico, en que se pasa revista a un caleidoscopio <strong>de</strong> situaciones y<br />

personajes. El concibe a las informaciones <strong>de</strong> prensa como semejantes a <strong>los</strong> trailers<br />

<strong>de</strong> películas que se exhiben a modo <strong>de</strong> sinopsis en <strong>los</strong> cines. Se trata, dice, <strong>de</strong><br />

“trailers pintorescos, atractivos y en algún caso agobiantes”, que componen, según<br />

dice, “las primeras imágenes coherentes <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> nuestro tiempo (<strong>de</strong> todos<br />

<strong>los</strong> tiempos por lo <strong>de</strong>más)” 4 .<br />

En su opinión se trata <strong>de</strong> “imágenes instantáneas, imperfectas -¿hay que <strong>de</strong>cirlo?-<br />

dibujadas a toda prisa, unas hinchadas, mal engarzadas otras, y todas ellas a<strong>de</strong>más<br />

iluminadas según la fantasía <strong>de</strong> las propagandas o <strong>de</strong> <strong>los</strong> reportajes. Cuando el<br />

mundo es libre (si bien entonces su historia es menos dramática), series opuestas<br />

<strong>de</strong> imágenes se encuentran y se juntan como pue<strong>de</strong>n. Lástima si al espectador le<br />

cuesta enten<strong>de</strong>rlas. El espectador tiene sus imágenes: ¡pues que vuelva las páginas<br />

<strong>de</strong>l álbum o <strong>de</strong> la revista!” 5 .<br />

Tratar con esas imágenes y <strong>de</strong>sentrañar el caudal <strong>de</strong> sus contenidos es una tarea<br />

compleja, que requiere <strong>de</strong> distintos tipos <strong>de</strong> cuidados y prevenciones, con el fin <strong>de</strong><br />

lograr la extracción <strong>de</strong> aquel<strong>los</strong> elementos que, en <strong>de</strong>finitiva, van a dar origen al<br />

conocimiento.<br />

Brau<strong>de</strong>l está claro al respecto y señala que “es cierto que esta primera historia<br />

está plagada <strong>de</strong> errores; es cierto que es falaz; es cierto que se presenta como la<br />

3 Ibid. Op. Cit.<br />

4 Brau<strong>de</strong>l, Fernand; “Las ambiciones <strong>de</strong> la historia”, Ed. Crítica, Barcelona, 2002, Pág. 27<br />

5 Ibid. Op. Cit.<br />

54


superficie, fosforescente, discontinua <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l mundo y solamente como su<br />

superficie; es cierto que mezcla <strong>los</strong> gran<strong>de</strong>s acontecimientos con <strong>los</strong> nimios sucesos<br />

sin distinguir<strong>los</strong> como convendría, pero esta es una primera historia <strong>de</strong> todos modos,<br />

resistente ya, que posee la fuerza y la potencia <strong>de</strong>l primer ocupante” 6 .<br />

No obstante, no hay que bajar la guardia, a pesar <strong>de</strong> la abundancia informativa,<br />

y asegura que ella “es mentira sin duda, pero una mentira cargada <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>s y<br />

sortilegios”, ya que “el hombre -y ese es el encanto <strong>de</strong> esta historia- se encuentra a<br />

gusto al principio y se reconoce en ella, pues esta historia está escrita día a día, tiene<br />

la medida <strong>de</strong> sus pasiones y <strong>de</strong> sus ilusiones y, por ello, está cargada <strong>de</strong> humanidad<br />

y <strong>de</strong> poesía; ¿existe una ilusión más tenaz entre quienes viven una historia que la <strong>de</strong><br />

creerse <strong>los</strong> autores responsables <strong>de</strong> ella y no solamente sus víctimas ?” 7 .<br />

El escritor Mario Vargas L<strong>los</strong>a aborda precisamente en su ensayo “La verdad <strong>de</strong> las<br />

mentiras”, la paradoja que concierne a la novela como referente <strong>de</strong> la cotidianeidad.<br />

Y aunque reconoce que si bien “las novelas mienten –no pue<strong>de</strong>n hacer otra cosa-<br />

“, sin embargo, esa es “sólo una parte <strong>de</strong> la historia”, puesto que aún “mintiendo<br />

expresan una curiosa verdad” 8 . Esa curiosa verdad, a<strong>de</strong>más, es tal que “sólo pue<strong>de</strong><br />

expresarse disimulada y encubierta, disfrazada <strong>de</strong> lo que no es” 9 .<br />

Tal paradoja se explica, según el escritor, por el simple hecho <strong>de</strong> que “toda buena<br />

novela” en cuanto representación <strong>de</strong> la realidad “dice la verdad” y “toda mala novela<br />

miente” 10 . Y explica: “Decir la verdad para una novela significa hacer vivir al lector<br />

una ilusión”, la ilusión <strong>de</strong> que está asistiendo a una representación verosímil, que<br />

captura a<strong>de</strong>cuadamente el sentido <strong>de</strong> <strong>los</strong> hechos y que tiene ribetes <strong>de</strong> credibilidad<br />

respecto <strong>de</strong> lo que se está narrando. Por otra parte, “mentir” en <strong>los</strong> términos <strong>de</strong> Vargas<br />

L<strong>los</strong>a significa “ser incapaz <strong>de</strong> lograr esa superchería” 11 o ilusión, esa sensación <strong>de</strong><br />

verosimilitud o <strong>de</strong> credibilidad.<br />

Algo similar suce<strong>de</strong> con la producción histórica, en cuanto a su calidad, excepto<br />

por el hecho básico <strong>de</strong> que ella forzosamente <strong>de</strong>be estar vinculada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre<br />

y <strong>de</strong> manera certera con <strong>los</strong> hechos, sin dar cabida en ningún momento a la<br />

ficción o a la simple creación o especulación literaria. El texto histórico requiere<br />

dar cuenta <strong>de</strong> la realidad sin más elementos que <strong>los</strong> que tienen <strong>los</strong> propios<br />

hechos, en tanto que las interpretaciones históricas que se hagan <strong>de</strong> <strong>los</strong> mismos<br />

necesitan también ajustarse a esa base real, que les sirve <strong>de</strong> fundamento. Sin<br />

duda que a el<strong>los</strong> también se les exige verosimilitud y credibilidad y éstos son<br />

juicios valorativos que resultan <strong>de</strong>l conjunto o <strong>de</strong> la lectura completa <strong>de</strong>l texto<br />

histórico.<br />

6 Ibid. Op. Cit.<br />

7 Ibid. Op. Cit.Pág 28<br />

8 Vargas L<strong>los</strong>a, Mario; “La verdad <strong>de</strong> las mentiras. Ensayos sobre literatura”, Ed. Seix Barral, Biblioteca Breve, Barcelona, 1990,<br />

Pág. 6<br />

9 Ibid Op. Cit.<br />

10 Ibid Op. Cit Pág. 10<br />

11 Ibid Op. Cit.<br />

55


En el caso <strong>de</strong>l periodismo, las exigencias son similares, excepto por el hecho <strong>de</strong><br />

que el trabajo <strong>de</strong> prensa se hace contra el tiempo y se incurre en falencias que son<br />

propias <strong>de</strong> la premura. Como dice el mismo Vargas L<strong>los</strong>a, “para el periodismo o la<br />

historia, la verdad <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>l cotejo entre lo escrito y la realidad que lo inspira”. Ese<br />

cotejo <strong>de</strong>be ser, necesariamente, lo más cercano posible.<br />

De allí que el trabajo con prensa, como fuente histórica, <strong>de</strong>ba hacerse con cuidado,<br />

“con espíritu crítico”, como dice Castagneto, a fin <strong>de</strong> lograr <strong>los</strong> grados <strong>de</strong> certeza,<br />

verosimilitud y credibilidad que exige la historia. Hay que estar atentos a <strong>los</strong> <strong>de</strong>slices,<br />

a <strong>los</strong> errores que contienen dichos textos, a las jerarquizaciones, valoraciones y<br />

cuadros sinópticos impresionistas o meramente opinantes, en el sentido <strong>de</strong> calibrar<br />

y pon<strong>de</strong>rar a<strong>de</strong>cuadamente la información que se está extrayendo.<br />

Justamente, la recolección o mejor dicho el reconocimiento <strong>de</strong> esta situación<br />

<strong>de</strong>manda capacida<strong>de</strong>s y cualida<strong>de</strong>s profesionales y humanas bien <strong>de</strong>sarrolladas, <strong>de</strong><br />

modo que sean capaces <strong>de</strong> <strong>de</strong>sentrañar, en toda su riqueza, la infinitud <strong>de</strong> historias<br />

que guarda cada hoja. Y esta es una tarea que compete, como ya se expresó, no<br />

sólo al tiempo presente sino que también –y principalmente- al pasado.<br />

El mismo Brau<strong>de</strong>l señala que <strong>los</strong> lectores o el público en general, que disfrutan <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> inci<strong>de</strong>ntes, peripecias y emociones <strong>de</strong> sus “ído<strong>los</strong>” tal y como si se tratara <strong>de</strong><br />

una novela vívida, lo hacen tanto respecto <strong>de</strong>l hoy como <strong>de</strong>l ayer. Al respecto afirma:<br />

“¿Creen que un acontecimiento <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Napoleón, por ejemplo, contado con<br />

suma precisión, no tendrá también mucho más interés humano para un auditorio<br />

común que las consi<strong>de</strong>raciones más refinadas sobre la historia profunda <strong>de</strong>l Primer<br />

Imperio? Fíjense en la moda <strong>de</strong> las vidas noveladas y, para comparar, pensemos en<br />

la tirada y en la audiencia <strong>de</strong> <strong>los</strong> verda<strong>de</strong>ros libros <strong>de</strong> historia” 12 .<br />

Ciertamente, las publicaciones periódicas van dando curso a <strong>de</strong>terminados<br />

acontecimientos en sus páginas, las que sirven al <strong>de</strong>seo ciudadano <strong>de</strong> estar<br />

informados o al tanto <strong>de</strong> lo que pasa y una vez que su corta vigencia expira se<br />

convierten en documentos que reflejan una época y que suelen mantenerse como<br />

<strong>de</strong>pósito <strong>de</strong> un presente que siempre se escapa.<br />

¿Cómo <strong>de</strong>be ser entonces la aproximación <strong>de</strong> un historiador o <strong>de</strong> un investigador<br />

<strong>de</strong> la prensa respecto <strong>de</strong> estos documentos en <strong>los</strong> que late todavía parte <strong>de</strong><br />

la vida que hubo en su momento y que se mantiene en el tiempo tal y cual si<br />

se tratara <strong>de</strong> pozos o trozos <strong>de</strong> realidad que perviven gracias a la magia <strong>de</strong>l lenguaje<br />

y la perdurabilidad <strong>de</strong>l papel?<br />

En primer lugar, dijimos que <strong>de</strong>be ser cuidadosa. Brau<strong>de</strong>l nos advierte que se trata<br />

<strong>de</strong> imágenes y que como tales remiten a múltiples significados, <strong>los</strong> cuales implican<br />

no sólo la argumentación racional, sino que muchas veces y más valiosa aún son las<br />

expresiones emocionales que están allí contenidas.<br />

12 Ibid. Op. Cit.<br />

56


Como imágenes, su campo <strong>de</strong> acción también es el imaginario individual y por<br />

extensión social, el imaginario colectivo. Cuando se revisan las páginas <strong>de</strong> un diario<br />

a lo que se acce<strong>de</strong> es a una representación <strong>de</strong> la realidad hecha por <strong>los</strong> periodistas<br />

o redactores <strong>de</strong>l periódico, quienes la ofrecen a <strong>los</strong> lectores, <strong>los</strong> que a su vez la<br />

asumen o integran a sus propias representaciones, ya sea asumiéndolas en plenitud<br />

o modificándolas según sea el conocimiento, universo conceptual propio o espíritu<br />

crítico.<br />

Hay allí un juego dialéctico, un ir y venir <strong>de</strong> significaciones, que van dando cuenta <strong>de</strong><br />

la formación <strong>de</strong> una opinión pública, que es, en <strong>de</strong>finitiva, lo que muchas veces busca<br />

el historiador o el investigador en su relación con el documento <strong>de</strong> prensa. Su afán<br />

es tratar <strong>de</strong> reconstruir esa relación y tratar <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r o mejor dicho –explicarseuna<br />

<strong>de</strong>terminada época, período o coyuntura histórica, entendiendo o consi<strong>de</strong>rando<br />

lo que fue esa opinión pública en su tiempo.<br />

En segundo lugar, el investigador como tal <strong>de</strong>be tener conciencia <strong>de</strong> sí mismo y<br />

<strong>de</strong> su propia biografía, ya que ésta inci<strong>de</strong> –quiéralo o no- en la interpretación <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> hechos. Su propio imaginario individual dialoga con las representaciones que<br />

subsisten en <strong>los</strong> textos y las reproduce con un sello o i<strong>de</strong>ntidad distintivo, <strong>de</strong> modo<br />

que su trabajo histórico está tamizado por sus percepciones o i<strong>de</strong>aciones respecto<br />

<strong>de</strong> lo que está investigando. Des<strong>de</strong> este punto <strong>de</strong> vista, la labor <strong>de</strong>l historiador es<br />

plenamente subjetiva y al igual que <strong>los</strong> periodistas se relaciona con <strong>los</strong> hechos<br />

<strong>de</strong> una manera tal que selecciona y jerarquiza <strong>de</strong> acuerdo a su propia formación,<br />

intereses y criterios investigativos. El afán <strong>de</strong> objetividad y <strong>de</strong> apego fiel a <strong>los</strong> hechos<br />

o a lo sucedido queda circunscrito al i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> un afán investigativo marcado por el<br />

<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ceñirse al máximo a <strong>los</strong> hechos <strong>de</strong> modo <strong>de</strong> que sus interpretaciones sean<br />

fundamentadas y corroborables.<br />

En tercer lugar, Brau<strong>de</strong>l también advierte respecto <strong>de</strong> la calidad con que <strong>de</strong>ben ser<br />

enfrentadas las informaciones y opiniones contenidas en la prensa escrita, por cuanto<br />

<strong>los</strong> acontecimientos allí registrados, “por cautivadores que sean, no representan la<br />

historia entera <strong>de</strong>l tiempo que pasa sino su superficie nada más. La historia no es<br />

el relato <strong>de</strong> acontecimientos sin más. No es solamente la medida <strong>de</strong>l hombre, <strong>de</strong>l<br />

individuo, sino <strong>de</strong> <strong>los</strong> hombres, <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> hombres y <strong>de</strong> las realida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su vida<br />

colectiva”.<br />

Los diarios son una fuente importante, pues suelen reunir en poco espacio y en<br />

forma casi compendiada mucho <strong>de</strong> lo sucedido a través <strong>de</strong>l tiempo o, mejor dicho,<br />

la forma en que sus redactores vieron pasar la marcha <strong>de</strong> <strong>los</strong> acontecimientos. Sin<br />

embargo, son frágiles y están expuestos no sólo al error, sino que invariablemente al<br />

filtro con que sus redactores no sólo ven o vieron, sino que muchas veces también<br />

<strong>de</strong>sean o <strong>de</strong>searon transformar la realidad.<br />

Se <strong>de</strong>be tener conciencia <strong>de</strong> esto para saber calibrar y ubicar a<strong>de</strong>cuadamente <strong>los</strong><br />

57


testimonios o antece<strong>de</strong>ntes que se extraigan. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la conciencia <strong>de</strong> que sus<br />

informaciones pasan por la calidad o prestigio informativo <strong>de</strong> que goce el medio,<br />

pues hay disparidad <strong>de</strong> niveles y notorias diferencias respecto <strong>de</strong> la relación que<br />

<strong>de</strong>be haber entre el acontecimiento y la representación periodística <strong>de</strong>l mismo. Las<br />

fuentes periodísticas varían no sólo en cantidad, sino que también y en gran medida,<br />

en calidad.<br />

Brau<strong>de</strong>l plantea al respecto que en el tratamiento <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong> fuentes, como<br />

un mecanismo <strong>de</strong> control y <strong>de</strong> certeza histórica, hay que buscar, “junto a <strong>los</strong><br />

acontecimientos, hechos menores que no conciernen a las acciones extraordinarias<br />

o a personajes ilustres, sino a <strong>los</strong> actos <strong>de</strong> la vida diaria. Para ‘ello el precio <strong>de</strong>l hierro<br />

o la tasa <strong>de</strong> la renta, el nivel <strong>de</strong> <strong>los</strong> salarios o el precio <strong>de</strong>l pan nos instruyen mejor<br />

que el relato <strong>de</strong> una batalla o la entrevista <strong>de</strong> dos soberanos’, señalaba Anatole<br />

France, en un capítulo <strong>de</strong> la Vie Litteraire. A través <strong>de</strong> estos hechos nimios se nos<br />

ofrece la posibilidad <strong>de</strong> conocer las realida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la historia colectiva, <strong>de</strong> la historia<br />

profunda” 13 .<br />

Los <strong>de</strong>talles o <strong>los</strong> datos precisos y escuetos muchas veces son reveladores <strong>de</strong><br />

situaciones mayores y dan cuenta <strong>de</strong> la intensidad <strong>de</strong> estas mismas, <strong>de</strong> modo<br />

tal que el investigador <strong>de</strong>be adiestrarse en un método <strong>de</strong> abordaje <strong>de</strong> <strong>los</strong> textos.<br />

Revisar la prensa, tanto aquella que está vigente en el presente como aquella que<br />

permanece caduca en las hemerotecas, implica un acto <strong>de</strong> inmersión, <strong>de</strong> buceo<br />

entre sus páginas y entre sus “petites histoires”, el cual <strong>de</strong>be contemplar no sólo<br />

distintos niveles <strong>de</strong> investigación y <strong>de</strong> análisis sino que también <strong>de</strong> cuantificación y<br />

calificación <strong>de</strong> <strong>los</strong> antece<strong>de</strong>ntes, <strong>de</strong> modo que estos pequeños datos sirvan como<br />

ilustración y fundamentación <strong>de</strong> argumentos mayores.<br />

En cuarto lugar, al enfrentar un periódico o la colección <strong>de</strong>l mismo, también hay<br />

que tener presente que éste ofrece una visión parcial <strong>de</strong> la realidad, generalmente<br />

sesgada por sus propios intereses o compromisos políticos, i<strong>de</strong>ológicos, económicos,<br />

culturales y religiosos, entre otros, <strong>de</strong> manera tal que no sólo muestra <strong>de</strong>terminados<br />

acontecimientos, sino que al mismo tiempo y quizás en mayor medida silencia o<br />

invisibiliza otros, al punto que hay que aten<strong>de</strong>r no sólo a las manifestaciones que la<br />

publicación reproduce sino que también a lo que omite o no reproduce.<br />

Para algunos analistas, muchas veces lo que callan <strong>los</strong> <strong>medios</strong> resulta ser lo más<br />

significativo y valioso, justamente porque se lo está ocultando, es <strong>de</strong>cir, negándole la<br />

posibilidad <strong>de</strong> interacción a nivel social con su presencia en las páginas.<br />

En quinto lugar, aunque quizás <strong>de</strong>biera ser lo primero, cabe preguntarse qué es lo<br />

que quiero saber <strong>de</strong>l diario; qué voy a hacer con él, para qué lo voy a utilizar. Y la<br />

respuesta a esta pregunta también la remito a Brau<strong>de</strong>l, quien señala que hacer historia<br />

no es simplemente la confección <strong>de</strong> un relato o una relación <strong>de</strong> acontecimientos,<br />

13 Ibid. Op. Cit. Pág. 29<br />

58


sino que por sobre todo, la historia es “una explicación”. Según señala, “<strong>los</strong> gran<strong>de</strong>s<br />

acontecimientos (…) hay que explicar<strong>los</strong> por pequeña ciencia coyuntural que sea la<br />

historia. En realidad, fuera <strong>de</strong> su propia historia, señalan realida<strong>de</strong>s, líneas <strong>de</strong> fuerza<br />

a menudo <strong>de</strong>cisivas, y son esas líneas, son esas realida<strong>de</strong>s las que tal vez cuenten<br />

más” 14 . Por eso que un periódico <strong>de</strong>be ser comprendido no sólo en sí mismo, sino<br />

que en gran medida también en su contexto, en el papel que juega o jugó <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />

su sociedad o comunidad; <strong>los</strong> intereses que representó, <strong>los</strong> valores que canalizó, <strong>los</strong><br />

contenidos que privilegió, pero también respecto <strong>de</strong>l rol o posición que ocupó <strong>de</strong>ntro<br />

<strong>de</strong>l sistema informativo y su articulación con otros <strong>medios</strong> y como representantes <strong>de</strong><br />

ciertos grupos o sectores sociales.<br />

Y, en sexto lugar, <strong>de</strong>be consi<strong>de</strong>rarse igualmente la conciencia que el investigador<br />

<strong>de</strong>be tener respecto <strong>de</strong>l documento así como respecto <strong>de</strong> sí mismo, en su calidad <strong>de</strong><br />

observador, éste <strong>de</strong>be ser capaz <strong>de</strong> percibir el conjunto <strong>de</strong> <strong>los</strong> acontecimientos que<br />

está revisando, con el fin <strong>de</strong> establecer el paisaje completo y no caer en una acción<br />

reduccionista que, lejos <strong>de</strong> ofrecer una nueva mirada o un conocimiento renovado, limite<br />

la percepción <strong>de</strong> su trabajo y empobrezca la explicación histórica que preten<strong>de</strong> dar.<br />

En este sentido, la indagación en la prensa <strong>de</strong>be necesariamente ser combinada con<br />

la utilización <strong>de</strong> otras fuentes, <strong>de</strong> modo <strong>de</strong> confrontar la información y <strong>de</strong> reconstruir<br />

el acontecimiento en una perspectiva más amplia, a fin <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rlo y dar cuenta<br />

<strong>de</strong> él en forma amplia y no restrictiva.<br />

El texto y la lectura<br />

Estas prevenciones hay que tenerlas en cuenta al momento <strong>de</strong> tener que<br />

relacionarse con <strong>los</strong> textos <strong>de</strong> la prensa escrita, investigativamente, por ejemplo.<br />

Sin embargo, al momento mismo <strong>de</strong> enfrentar dichos textos hay que tener en cuenta<br />

otras consi<strong>de</strong>raciones que son ineludibles y que dicen relación con el texto, así como<br />

con el acto <strong>de</strong> su lectura.<br />

De partida, como ya se ha esbozado, <strong>los</strong> textos no tienen sentido por sí so<strong>los</strong>;<br />

“existen” y <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> quién <strong>los</strong> lea. La interacción <strong>de</strong>l lector con el texto es lo<br />

que verda<strong>de</strong>ramente tiene sentido. Es ese acto <strong>de</strong> apropiación <strong>de</strong>l contenido y <strong>de</strong><br />

integración/reformulación que hace el sujeto lector el que tiene relevancia histórica y<br />

social. Como dice Michel <strong>de</strong> Certeau, “la lectura no está inscrita en el texto, y el texto<br />

no existe sino porque hay un lector para darle significación” 15 .<br />

El diario, por tanto, tiene significación por la relación que mantiene con su comunidad<br />

<strong>de</strong> lectores y el tipo <strong>de</strong> lectura que hacen éstos. La historia <strong>de</strong> la lectura, una <strong>de</strong><br />

las tantas ramas <strong>de</strong> la historia cultural, nos advierte que el actor y la forma <strong>de</strong> leer<br />

14 Ibid. Op. Cit.<br />

15 Citado en Soffia Serrano, Alvaro; “Lea el mundo cada semana. Prácticas <strong>de</strong> lectura en Chile 1930-1945”, Ed. Universitarias <strong>de</strong><br />

Valparaíso, Valparaíso, 2003, Pág. 94.<br />

59


no han sido iguales ni permanentes a través <strong>de</strong>l tiempo. La acción individual y<br />

silenciosa que actualmente nos caracteriza es relativamente nueva, ya que se ha<br />

dado y extendido preferentemente en <strong>los</strong> dos últimos sig<strong>los</strong>, por cuanto la escasez<br />

<strong>de</strong> textos hacía que ésta fuera antes una actividad social y <strong>de</strong> escucha, mediante la<br />

lectura en ruedo y en voz alta. Se trataba al mismo tiempo <strong>de</strong> un acto <strong>de</strong> lectura y<br />

<strong>de</strong> un acto <strong>de</strong> escucha.<br />

El periodista e historiador norteamericano <strong>de</strong> la cultura, Robert Darnton, previene<br />

a su vez que “<strong>los</strong> documentos sólo muy rara vez revelan al lector en el acto mismo<br />

<strong>de</strong> leer, es <strong>de</strong>cir, en el instante en que atribuye significados con inspiración en <strong>los</strong><br />

textos” 16 , y por tanto la reconstrucción <strong>de</strong> su lectura no es fácil. “Muy pocos <strong>de</strong> esos<br />

documentos son suficientemente ricos como para proporcionarnos al menos acceso<br />

indirecto a <strong>los</strong> elementos cognoscitivos y emocionales <strong>de</strong> la lectura, y unos cuantos<br />

casos excepcionales podrían resultar insuficientes para reconstruir las dimensiones<br />

íntimas <strong>de</strong> esa experiencia” 17 .<br />

De allí que, tratar <strong>de</strong> evocar cómo el público leyó <strong>de</strong>terminado diario, sea una labor<br />

<strong>de</strong> por sí imprecisa y no siempre sujeta a percepciones certeras e inequívocas.<br />

Este acto <strong>de</strong> apropiación y más aún su interpretación o mo<strong>de</strong>lación <strong>de</strong> la opinión<br />

pública cae generalmente en el ámbito <strong>de</strong> las conjeturas y <strong>de</strong> las apreciaciones<br />

subjetivas, siempre <strong>de</strong>seosas <strong>de</strong> la corroboración o la confirmación por parte <strong>de</strong><br />

otros investigadores y sus técnicas. Sin embargo, es esta relación la que realmente<br />

importa, pues se trata <strong>de</strong> la forma en que el texto se hace carne, se vivifica y se<br />

convierte en motivo o acicate <strong>de</strong> la acción o <strong>de</strong> la no-acción.<br />

Por otro lado, como señala Darnton, la lectura históricamente no ha avanzado<br />

en un curso <strong>de</strong> dirección única, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> una forma intensiva a otra extensiva;<br />

<strong>de</strong> momentos históricos en que la lectura se hacía para muchos y en voz alta<br />

-porque existían pocos libros- hacia otros en que se disponía -gracias a la<br />

imprenta- <strong>de</strong> más ejemplares y se favorecía la lectura individual. Ha habido<br />

avances y retrocesos y en algunas épocas se ha vuelto a prácticas antiguas,<br />

<strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> las circunstancias y condicionamientos sociales. Sin embargo, en<br />

la perspectiva <strong>de</strong> la larga duración y como efecto <strong>de</strong> <strong>los</strong> avances <strong>de</strong> impresión,<br />

la lectura se ha extendido en las distintas socieda<strong>de</strong>s y entre sus diferentes<br />

estamentos.<br />

También se lee <strong>de</strong> manera diferente según grupos sociales y épocas. De acuerdo<br />

con Darnton, “hombres y mujeres han leído para salvar su alma, para educar sus<br />

modales y maneras, para reparar máquinas, para cortejar a un ser querido, para<br />

enterarse <strong>de</strong> <strong>los</strong> sucesos <strong>de</strong> actualidad y también por pura diversión” 18 , <strong>de</strong> modo que<br />

la forma <strong>de</strong> enfrentar <strong>los</strong> textos también ha sido disímil y variada.<br />

16 Darnton, Robert; “El lector como misterio” en la revista electrónica Fractal, www.fractal.com.mx/f2darn.html<br />

17 Ibid. Op. Cit.<br />

18 Ibid. Op. Cit.<br />

60


Incluso, el mismo acto <strong>de</strong> leer no es similar en toda la especie humana, ya que<br />

presenta variaciones culturales y hasta cognitivas. “No hemos trazado una estrategia<br />

para compren<strong>de</strong>r mejor <strong>los</strong> procesos internos por medio <strong>de</strong> <strong>los</strong> cuales <strong>los</strong> lectores<br />

atribuían significados a las palabras. Ni siquiera enten<strong>de</strong>mos bien nuestros propios<br />

modos <strong>de</strong> leer, muy a pesar <strong>de</strong> <strong>los</strong> empeños <strong>de</strong> psicólogos y <strong>de</strong> neurólogos para<br />

investigar <strong>los</strong> movimientos <strong>de</strong>l ojo humano y para trazar un mapa <strong>de</strong> <strong>los</strong> hemisferios<br />

<strong>de</strong>l cerebro. ¿Difiere el proceso cognoscitivo <strong>de</strong> <strong>los</strong> chinos, que leen una escritura<br />

i<strong>de</strong>ográfica, <strong>de</strong>l <strong>de</strong> <strong>los</strong> hombres occi<strong>de</strong>ntales, que <strong>de</strong>scifran líneas? ¿Es idéntico<br />

en <strong>los</strong> israelíes, que leen palabras sin vocales <strong>de</strong> <strong>de</strong>recha a izquierda, que en <strong>los</strong><br />

ciegos, que transmiten estímu<strong>los</strong> mediante las yemas <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>dos? ¿Es similar<br />

en <strong>los</strong> naturales <strong>de</strong>l Su<strong>de</strong>ste asiático, cuyas lenguas carecen <strong>de</strong> tiempos <strong>de</strong>l verbo<br />

y or<strong>de</strong>nan la realidad en una dimensión espacial, que en <strong>los</strong> indios <strong>de</strong>l continente<br />

americano, cuyas lenguas han sido convertidas a una forma <strong>de</strong> escritura sólo muy<br />

recientemente y por académicos ajenos a esas comunida<strong>de</strong>s? ¿Es lo mismo para el<br />

hombre religioso, que se siente en presencia <strong>de</strong> la Palabra, que para el especialista<br />

en diseñar etiquetas <strong>de</strong> consumo para un supermercado?” 19 .<br />

La lectura, entonces, es un fenómeno complejo y que se hace aún más <strong>de</strong>nso si<br />

se trata <strong>de</strong> reconstruirlo históricamente. La prensa escrita tiene sentido en tanto la<br />

significación que tuvo para sus lectores y cómo influyó en sus representaciones o<br />

en la percepción <strong>de</strong>l mundo que entonces tenían. Des<strong>de</strong> este punto <strong>de</strong> vista, <strong>los</strong><br />

textos y la lectura no son neutros sino que se inscriben en el nudo <strong>de</strong> relaciones e<br />

interrelaciones en que se encuentran <strong>los</strong> lectores.<br />

Los textos hacen referencia al mundo y hacen planteamientos respecto <strong>de</strong>l mismo o<br />

como dice Miquel Rodrigo Alsina configuran “mundos posibles” 20 , que se ponen -al<br />

menos como propuesta- al alcance <strong>de</strong> <strong>los</strong> lectores. Los periodistas y editores dan pie,<br />

entonces, a discursos relativos a las condiciones o condicionantes <strong>de</strong> la sociedad y<br />

<strong>los</strong> ofrecen en forma masiva y pública. Son tales discursos <strong>los</strong> que interesa conocer<br />

y <strong>de</strong>velar, teniendo en cuenta que no tienen sentido en una supuesta existencia sólo<br />

en el texto, sino que en la interrelación propia <strong>de</strong> la lectura y <strong>los</strong> lectores.<br />

Semejantes discursos adquieren vida entonces en el entramado social e<br />

interactúan según la posición y <strong>los</strong> intereses <strong>de</strong> quienes <strong>los</strong> formulan con un propósito<br />

social específico. Un modo <strong>de</strong> aproximarse a el<strong>los</strong> es mediante el Análisis Crítico <strong>de</strong>l<br />

<strong>Discurso</strong> (ACD) que estudia “el lenguaje como práctica social” 21 , don<strong>de</strong> el contexto<br />

<strong>de</strong> uso <strong>de</strong>l lenguaje es crucial y don<strong>de</strong> se expresa un interés particular por la relación<br />

entre el lenguaje y el po<strong>de</strong>r. Como dice el experto en ACD, Teun Van Dijk, “más<br />

allá <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scripción o <strong>de</strong> la aplicación superficial, la ciencia crítica <strong>de</strong> cada esfera<br />

<strong>de</strong> conocimiento plantea nuevas preguntas, como las <strong>de</strong> la responsabilidad, <strong>los</strong><br />

19 Ibid. Op. Cit.<br />

20 Rodrigo Alsina, Miquel; “La construcción <strong>de</strong> la noticia”, Ed. Paidós Comunicación, 1993, Pág. 185<br />

21 Fairclough, Norman en Wodak, Ruth y Meyer, Michael, “Métodos <strong>de</strong> Análisis Crítico <strong>de</strong>l <strong>Discurso</strong>”, Ed. Gedisa. Barcelona,<br />

2003. Pág. 18.<br />

61


intereses y la i<strong>de</strong>ología. En vez <strong>de</strong> centrarse en problemas puramente académicos o<br />

teóricos, su punto <strong>de</strong> partida se encuentra en <strong>los</strong> problemas sociales predominantes,<br />

y por ello escoge la perspectiva <strong>de</strong> quienes más sufren para analizar <strong>de</strong> forma crítica<br />

a quienes poseen el po<strong>de</strong>r, a <strong>los</strong> responsables, y a <strong>los</strong> que tienen <strong>los</strong> <strong>medios</strong> y la<br />

oportunidad <strong>de</strong> resolver dichos problemas” 22 .<br />

Esta perspectiva resulta esclarecedora, reveladora y pertinente por cuanto <strong>de</strong>vela la<br />

intencionalidad <strong>de</strong> la prensa y en particular <strong>de</strong> la prensa escrita no sólo hoy sino que<br />

también en el pasado, don<strong>de</strong> quizás eran más fácilmente i<strong>de</strong>ntificables <strong>los</strong> discursos,<br />

por cuanto muchos <strong>de</strong> <strong>los</strong> periódicos en <strong>los</strong> sig<strong>los</strong> XVIII y XIX eran principalmente<br />

<strong>de</strong> tipo doctrinario y político, como herencia <strong>de</strong> <strong>los</strong> cambios sociales, políticos y<br />

culturales que impulsó la Revolución Francesa.<br />

En el caso <strong>de</strong> la prensa contemporánea, el asunto no es tan claro y <strong>los</strong> discursos<br />

tien<strong>de</strong>n a enmascararse. Al respecto cabe tener en cuenta la precisión que realiza<br />

Norman Fairclough y que rescata Ruth Wodak en cuanto al campo <strong>de</strong> acción <strong>de</strong>l<br />

ACD y sus revelaciones. En particular –dice- éste “examina con todo <strong>de</strong>talle el<br />

lenguaje <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación <strong>de</strong> masas, <strong>medios</strong> que se consi<strong>de</strong>ran una<br />

<strong>de</strong> las se<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r, <strong>de</strong> la pugna política, y uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> ámbitos en <strong>los</strong> que el<br />

lenguaje es en apariencia transparente. Las instituciones mediáticas preten<strong>de</strong>n a<br />

menudo que son neutrales <strong>de</strong>bido a que constituyen un espacio para el discurso<br />

público, a que reflejan <strong>de</strong>sinteresadamente <strong>los</strong> estados <strong>de</strong> cosas y a que no ocultan<br />

las percepciones ni <strong>los</strong> argumentos <strong>de</strong> quienes son noticia. Fairclough muestra el<br />

carácter falaz <strong>de</strong> estas asunciones e ilustra el papel mediador y constructor <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

<strong>medios</strong> (…)”.<br />

Muchos <strong>de</strong> estos <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación y entre el<strong>los</strong> también muchos <strong>de</strong><br />

prensa escrita, han sido altamente eficientes en la difusión e instalación <strong>de</strong> la noción<br />

<strong>de</strong> “objetividad” como concepto y valor fundamental <strong>de</strong> su quehacer, en el sentido <strong>de</strong><br />

que no son más que el “reflejo <strong>de</strong> <strong>los</strong> hechos” o que no informan más que “la verdad <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> hechos”, sin supuestamente emitir opiniones o juicios <strong>de</strong> valor. Tal planteamiento,<br />

proce<strong>de</strong>nte principalmente <strong>de</strong> la prensa ang<strong>los</strong>ajona, se ha afincado en el público a tal<br />

punto que por ejemplo en nuestro país sólo en 1968 vino a resquebrajarse con la<br />

frase acuñada por <strong>los</strong> estudiantes reformistas y que levantaron en un impactante<br />

letrero, que afirmaba “El Mercurio miente”.<br />

Estar consciente <strong>de</strong> esta estratagema es fundamental para el investigador, <strong>de</strong><br />

manera <strong>de</strong> estar alerta y prevenido ante <strong>los</strong> discursos <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación<br />

y en especial <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong> la prensa escrita que hemos consi<strong>de</strong>rado aquí, para evitar<br />

percepciones y consi<strong>de</strong>raciones que pue<strong>de</strong>n ser calificadas <strong>de</strong> “ingenuas”.<br />

De allí que la revisión <strong>de</strong> prensa escrita como fuente para la investigación histórica<br />

22 Ibid. Op. Cit. Pág. 17<br />

62


<strong>de</strong>be ser una tarea necesariamente contextualizada; con conocimiento acerca <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> sectores o intereses que involucra o <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>; las motivaciones que impulsan a<br />

sus redactores; las propuestas <strong>de</strong> mundos posibles que realizan y el discurso o <strong>los</strong><br />

discursos a través <strong>de</strong> <strong>los</strong> cuales se canalizan esas intenciones. Los textos no son<br />

neutros ni ingenuos y tampoco dan cuenta <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>s absolutas; a lo más entregan<br />

interpretaciones <strong>de</strong> <strong>los</strong> hechos, <strong>los</strong> cuales, a su vez, son tratados y jerarquizados <strong>de</strong><br />

acuerdo a concepciones y motivos muy particulares y subjetivos.<br />

Los periódicos y <strong>los</strong> diarios no son textos inocentes ni tampoco guardianes <strong>de</strong> la<br />

verdad histórica. Por el contrario, a lo más son recipientes <strong>de</strong> visiones y percepciones<br />

sociales que han quedado para la posteridad, pero que reviven ante el ojo o la mirada<br />

<strong>de</strong>l lector en el presente. Una mirada que forzosamente es distinta <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l pasado y<br />

<strong>de</strong> la que tuvieron quienes fueron <strong>los</strong> <strong>de</strong>stinatarios en principio <strong>de</strong>l documento, pero<br />

que se pue<strong>de</strong> revivir o evocar con las limitaciones que impone el paso <strong>de</strong>l tiempo y<br />

el cambio <strong>de</strong> <strong>los</strong> marcos culturales, sociales, políticos e incluso religiosos. El mundo<br />

<strong>de</strong> significaciones es diverso, como diversas son las lecturas y las épocas.<br />

En todo caso, se trata <strong>de</strong> un fenómeno relevante, pues la inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> tales lecturas<br />

no ha sido intrascen<strong>de</strong>nte. Como dice Darnton, “quizá sea útil recordar con cuánta<br />

frecuencia una lectura ha modificado el curso <strong>de</strong> la historia. La lectura <strong>de</strong> Lutero<br />

sobre Paulo, la <strong>de</strong> Marx sobre Hegel o la <strong>de</strong> Mao sobre Marx”.<br />

La lectura <strong>de</strong> la prensa escrita ha incidido en sus contemporáneos y les ha ayudado<br />

nada menos que a compren<strong>de</strong>r o a transformar su mundo y el legado para las<br />

nuevas generaciones, <strong>de</strong> modo que esos textos no son el mudo testimonio <strong>de</strong> una<br />

época, sino que un retazo <strong>de</strong> la misma que nos aporta luces sobre el presente y<br />

sobre nuestras propias lecturas y sobre nuestra propia prensa. Acercarse a ella<br />

requiere, por tanto, <strong>de</strong> una actitud cuidadosa y atenta a una serie <strong>de</strong> prevenciones<br />

y consi<strong>de</strong>raciones.<br />

63


BIBLIOGRAFÍA<br />

Brau<strong>de</strong>l, Fernand; “Las ambiciones <strong>de</strong> la historia”, Ed. Crítica, Barcelona, 2002<br />

Castagneto Garviso, Piero; “Bosquejo histórico <strong>de</strong> la prensa en Valparaíso (1826-1973)” en “Tributo a<br />

Valparaíso”, <strong>de</strong> Fernando Vergara Benítez (editor), Ed. Ediciones Universitarias <strong>de</strong> Valparaíso, 2007<br />

Darnton, Robert; “El lector como misterio” en la revista electrónica Fractal, www.fractal.com.mx/<br />

f2darn.html<br />

Rodrigo Alsina, Miquel; “La construcción <strong>de</strong> la noticia”, Ed. Paidós Comunicación, 1993<br />

Soffia Serrano, Alvaro; “Lea el mundo cada semana. Prácticas <strong>de</strong> lectura en Chile 1930-1945”, Ed.<br />

Universitarias <strong>de</strong> Valparaíso, Valparaíso, 2003<br />

Vargas L<strong>los</strong>a, Mario; “La verdad <strong>de</strong> las mentiras. Ensayos sobre literatura”, Ed. Seix Barral,<br />

Biblioteca Breve, Barcelona, 1990<br />

Wodak, Ruth y Meyer, Michael, “Métodos <strong>de</strong> Análisis Crítico <strong>de</strong>l <strong>Discurso</strong>”, Ed. Gedisa. Barcelona,<br />

2003.<br />

64


CAPÍTULO DOS<br />

CONSIDERACIONES ANALÍTICAS EN TORNO A LA<br />

COMUNICACIÓN Y LOS MEDIOS<br />

67


4.- Del estudio <strong>de</strong> la emisión al estudio <strong>de</strong>l acceso:<br />

una historia personal <strong>de</strong> investigación en televisión.<br />

Chiara Sáez Baeza<br />

69


El presente artículo constituye una historia retrospectiva <strong>de</strong> mi experiencia como<br />

investigadora y activista en el ámbito <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación <strong>de</strong> masas,<br />

que se concentra en el ámbito <strong>de</strong> la televisión aunque con una prehistoria en el<br />

ámbito <strong>de</strong> la prensa escrita y unas perspectivas <strong>de</strong> futuro que superan el ámbito<br />

estrictamente.<br />

Aunque a menudo ha sido <strong>de</strong>nostada como herramienta epistemológica, la<br />

experiencia constituye –o al menos <strong>de</strong>bería constituir- la base <strong>de</strong> toda reflexión<br />

teórica:<br />

El pensar y el ser habitan un solo y mismo espacio, y este espacio somos<br />

nosotros mismos. Así como pensamos, también tenemos hambre y sentimos<br />

odio, enfermamos o amamos y la conciencia está entremezclada con el ser;<br />

así como contemplamos lo “real”, experimentamos nuestra propia palpable<br />

realidad (Thompson, 1981: 37)<br />

La importancia <strong>de</strong> la experiencia como base <strong>de</strong> la reflexión teórica y <strong>de</strong> la investigación<br />

aplicada radica en que nos permite conectar <strong>los</strong> intereses <strong>de</strong> nuestro pensamiento<br />

abstracto y nuestro quehacer profesional, con aquello que nos motiva, nos apasiona<br />

y nos conmueve en términos subjetivos. En este sentido, mi propia historia como<br />

investigadora es tanto una historia “científica” como una historia “sentimental”, don<strong>de</strong><br />

incluso las limitaciones impuestas por la institucionalidad <strong>de</strong> mis espacios <strong>de</strong> trabajo<br />

e estudio las he ido transformando en oportunida<strong>de</strong>s para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> un camino<br />

personal, que es científico, pero también es político y don<strong>de</strong> la pauta que conecta a<br />

ambas dimensiones es la pasión.<br />

Con respecto a este tema, conviene referirse al texto <strong>de</strong> Weber “La política como<br />

vocación y la ciencia como vocación”, también conocido como “El Político y el<br />

Científico” (1972). Aunque la lectura tradicional <strong>de</strong> este texto ha apuntado a resaltar<br />

la distinción <strong>de</strong> Weber entre la vocación política y la vocación científica, en la práctica<br />

el autor hermana a ambas a través <strong>de</strong> la referencia a la pasión, llegando incluso a<br />

hermanar en este sentido al científico con el artista, como señalan las siguientes<br />

citas.<br />

Pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que son tres las cualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>cisivamente importantes para<br />

el político: pasión, sentido <strong>de</strong> la responsabilidad y mesura […] El problema<br />

es, precisamente, el <strong>de</strong> cómo pue<strong>de</strong> conseguirse que vayan juntas en las<br />

mismas almas la pasión ardiente y la mesurada frialdad. La política se hace<br />

con la cabeza y no con otras partes <strong>de</strong>l cuerpo o <strong>de</strong>l alma. Y, sin embargo, la<br />

entrega a la causa sólo pue<strong>de</strong> nacer y alimentarse <strong>de</strong> la pasión, si ha <strong>de</strong> ser<br />

una actitud auténticamente humana y no el frívolo juego intelectual (Weber,<br />

1972: 173).<br />

Para el hombre en cuanto hombre nada tiene valor si no pue<strong>de</strong> lograrlo<br />

con pasión. […] Distinguidos oyentes: en el terreno <strong>de</strong> la ciencia sólo posee<br />

71


personalidad quien se entrega pura y simplemente al servicio <strong>de</strong> una causa.<br />

Y esto no ocurre únicamente en el campo <strong>de</strong> la ciencia, pues no conocemos<br />

ningún artista realmente gran<strong>de</strong> que haya hecho algo que no sea entregarse<br />

única y exclusivamente a su arte y sólo a él (Weber, 1972: 192 y 195).<br />

Lo anterior permite sostener que la pasión constituye un componente clave <strong>de</strong><br />

toda investigación, entendida al menos en dos sentidos: como <strong>de</strong>seo intenso y<br />

como pa<strong>de</strong>cimiento. Sólo en la medida que investigue aquello que me convoca<br />

existencialmente, podré plantearme preguntas <strong>de</strong> investigación profundas y<br />

relevantes para mi vida cotidiana o para mi reflexión intelectual.<br />

Esto significa que antes <strong>de</strong> llegar a plantearse las preguntas <strong>de</strong> investigación el<br />

investigador <strong>de</strong>be tener claro cuestiones <strong>de</strong>l tipo: qué quiero investigar, por qué me<br />

interesa esto y qué espero encontrar. En este sentido, el presente artículo preten<strong>de</strong><br />

entregar herramientas para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> este ejercicio introspectivo.<br />

***<br />

Mi historia con <strong>los</strong> <strong>medios</strong> empieza el año 96. Quizás producto <strong>de</strong> mi afición a la<br />

literatura y a su análisis, mi primer ámbito <strong>de</strong> estudio fue la prensa escrita.<br />

Como parte <strong>de</strong> <strong>los</strong> trabajos <strong>de</strong> fin <strong>de</strong> carrera en la Escuela <strong>de</strong> Sociología <strong>de</strong> la<br />

Universidad Católica <strong>de</strong> Chile junto a un compañero hicimos un estudio sobre la<br />

presencia <strong>de</strong> la reforma educacional en <strong>los</strong> principales diarios <strong>de</strong> alcance nacional.<br />

Aunque en el ámbito académico ya se tenía conocimiento <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> un<br />

proceso <strong>de</strong> reforma educacional en Chile, este tema no comenzó a ser parte <strong>de</strong> la<br />

agenda <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> sino hasta que en su discurso <strong>de</strong>l 21 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1996, el<br />

Presi<strong>de</strong>nte Frei anunció el inicio <strong>de</strong> una gran reforma educacional en Chile.<br />

Nos propusimos un estudio cuali – cuanti; es <strong>de</strong>cir, que se acercara tanto a la<br />

cualificación como a la cuantificación <strong>de</strong>l tema. Esto significó trabajar en base a dos<br />

conceptos clave: tratamiento y cobertura. La cobertura se refería a la cuantificación:<br />

cuánto se cubre la reforma. Y el tratamiento al modo: cómo se cubre. Para la<br />

cuantificación establecimos un instrumento en el cual distinguíamos, entre otras<br />

cosas: nombre <strong>de</strong>l diario, género y tamaño <strong>de</strong>l artículo; temas, subtemas y actores<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>bate. También hicimos un intento por estandarizar el “tono” <strong>de</strong> <strong>los</strong> artícu<strong>los</strong><br />

analizados (a favor, en contra o neutros respecto <strong>de</strong>l anuncio presi<strong>de</strong>ncial y sus<br />

consecuencias). Asimismo, establecimos un período cercano a <strong>los</strong> 6 meses a partir<br />

<strong>de</strong> la fecha <strong>de</strong>l anuncio presi<strong>de</strong>ncial para la revisión <strong>de</strong> la prensa.<br />

La información fue volcada al programa SPSS y a partir <strong>de</strong> ahí obtuvimos el análisis 1 .<br />

1 El SPSS (Statistical Package for the Social Sciences) es un programa estadístico informático <strong>de</strong> amplio uso en la investigación<br />

social, dada su capacidad <strong>de</strong> trabajar con bases <strong>de</strong> datos <strong>de</strong> gran tamaño.<br />

72


Los hallazgos fueron <strong>de</strong> diverso tipo. Uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> más importantes fue reconocer a<br />

<strong>los</strong> propios diarios como actores <strong>de</strong>l <strong>de</strong>bate, interviniendo a través <strong>de</strong> editoriales<br />

y columnas <strong>de</strong> opinión, ya fuera a favor o en contra <strong>de</strong> la reforma y, por tanto, <strong>de</strong>l<br />

gobierno. Otro hallazgo importante y que la realidad ha venido corroborando durante<br />

estos años era la dificultad <strong>de</strong> <strong>los</strong> gobiernos <strong>de</strong> la concertación para comunicar<br />

a<strong>de</strong>cuadamente sus políticas públicas.<br />

El sistema <strong>de</strong> estandarización creado a partir <strong>de</strong> este estudio dio pie entre <strong>los</strong> años<br />

1997 y 2000 al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> un instrumento <strong>de</strong> análisis un tanto más ambicioso, a<br />

saber: una base <strong>de</strong> datos ACCESS para cuantificar todos <strong>los</strong> artícu<strong>los</strong> <strong>de</strong> prensa,<br />

así como sus correspondientes temas, subtemas y actores presentes en todos <strong>los</strong><br />

diarios <strong>de</strong> circulación nacional. Este trabajo ya era <strong>de</strong> tipo profesional y era realizado<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> una consultora privada que traducía el trabajo en informes <strong>de</strong> prensas<br />

semanales y mensuales (primero generales y luego también temáticos, en ciertas<br />

áreas como educación o salud) cuyo cliente era unos <strong>de</strong> <strong>los</strong> ministros <strong>de</strong>l gobierno<br />

<strong>de</strong> ese entonces. Hacia el final <strong>de</strong>l período, el instrumento también tuvo un <strong>de</strong>sarrollo<br />

específico en el ámbito <strong>de</strong> <strong>los</strong> noticieros <strong>de</strong> televisión.<br />

Aunque yo tenía cierta vinculación con este trabajo <strong>de</strong> consultoría, seguí <strong>de</strong>sarrollando<br />

un camino propio <strong>de</strong> investigación. En ese momento, mi interés era profundizar en el<br />

<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l análisis cualitativo <strong>de</strong> la prensa escrita, trabajando sobre todo el tema<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> como actores <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados <strong>de</strong>bates particularmente relevantes<br />

en términos sociales. Paralelamente, yo había comenzado a interesarme por temas<br />

<strong>de</strong> género, moral y sexualidad, así que el año 1998, postulé y me gané un fondo<br />

para <strong>de</strong>sarrollar una investigación sobre la cobertura y tratamiento <strong>de</strong> la familia en<br />

la prensa escrita, para cuyo análisis cuantitativo me valí <strong>de</strong> la base <strong>de</strong> datos que<br />

trabajábamos en la consultora.<br />

Este año había sido particularmente pródigo en <strong>de</strong>bates sobre el tema. Se había<br />

aprobado la <strong>de</strong>nominada “Ley <strong>de</strong> Filiación” (que reconocía, ad portas <strong>de</strong>l siglo XXI y<br />

en un país que en ese momento se hacía llamar el “tigre” <strong>de</strong> Sudamérica, la igualdad<br />

entre hijos nacidos <strong>de</strong>ntro y fuera <strong>de</strong>l matrimonio) con un fuerte <strong>de</strong>bate no sólo<br />

político sino también moral e incluso religioso; asimismo, el tema <strong>de</strong> la seguridad<br />

ciudadana –que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mediados <strong>de</strong> <strong>los</strong> 90s venía copando la agenda pública- en<br />

este año fue particularmente pródigo en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> discursos que vinculaban la<br />

<strong>de</strong>lincuencia a la incompetencia <strong>de</strong> las familias <strong>de</strong> origen <strong>de</strong> <strong>los</strong> infractores <strong>de</strong> la ley,<br />

particularmente adolescentes y jóvenes. En estos <strong>de</strong>bates la prensa escrita jugó un<br />

rol bastante conservador y moralista, que quedó bien expresado en un artículo que<br />

publiqué en su momento (Sáez, 2000).<br />

Utilizando las herramientas metodológicas <strong>de</strong>l Análisis Crítico <strong>de</strong>l <strong>Discurso</strong><br />

<strong>de</strong>sarrollado por Van Dijk (1999), quien sostiene que las estructuras <strong>de</strong>l discurso<br />

pue<strong>de</strong>n exhibir creencias i<strong>de</strong>ológicas o pue<strong>de</strong>n tener efecto “i<strong>de</strong>ológico” sobre sus<br />

receptores, <strong>de</strong>sarrollé un análisis cualitativo <strong>de</strong> algunos artícu<strong>los</strong> <strong>de</strong> prensa que<br />

73


tocaban estos temas señalados más arriba. Algunos <strong>de</strong> <strong>los</strong> hallazgos <strong>de</strong> este trabajo<br />

fueron <strong>los</strong> siguientes:<br />

- Un uso i<strong>de</strong>ológico <strong>de</strong> la familia por parte <strong>de</strong> la prensa escrita, en pos <strong>de</strong> privilegiar<br />

una comprensión <strong>de</strong>l problema <strong>de</strong> la <strong>de</strong>lincuencia que no la hiciera aparecer como<br />

consecuencia <strong>de</strong>l sistema social y económico imperante, sino que como un problema<br />

privado, relacionado con un tipo <strong>de</strong> familia.<br />

- Existencia <strong>de</strong>l supuesto <strong>de</strong> que las familias pobres ya tienen en sí mismas carencias<br />

que las hacen partir en <strong>de</strong>sventaja en la “carrera <strong>de</strong> valores familiares”. Algunas <strong>de</strong><br />

esas carencias se atribuían en el discurso a su bajo nivel <strong>de</strong> escolarización y a su<br />

empleo en trabajos no-calificados o semi-calificados, como si a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> todo esto<br />

fuera <strong>de</strong> su propia responsabilidad.<br />

- El diario es un actor político; vale <strong>de</strong>cir, capaz <strong>de</strong> afectar el proceso <strong>de</strong> toma <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>cisiones en el sistema político, pero no <strong>de</strong> una manera directa -conquistando el<br />

po<strong>de</strong>r o permaneciendo en él-, sino a través <strong>de</strong> la influencia que pueda ejercer al<br />

posicionar ciertos temas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ciertas perspectivas o las opiniones <strong>de</strong> ciertos actores<br />

sociales por sobre otras. Finalmente, en la medida que <strong>los</strong> diarios son propiedad<br />

<strong>de</strong> alguien, ese alguien o a quienes representa están interesados en legitimar un<br />

mo<strong>de</strong>lo social -respecto <strong>de</strong> la familia, por ejemplo- que les sea favorable. La prensa<br />

es, entonces, medio y actor <strong>de</strong> la discusión pública.<br />

Aunque a fines <strong>de</strong> <strong>los</strong> 90s seguía trabajando en el ámbito <strong>de</strong> la prensa escrita,<br />

aumentaba mi interés en la posibilidad <strong>de</strong> analizar la televisión, particularmente<br />

<strong>los</strong> noticieros, con este tipo <strong>de</strong> herramientas metodológicas <strong>de</strong> carácter crítico. En<br />

este punto, las diferencias <strong>de</strong> soporte también marcaban el alcance y potencial <strong>de</strong><br />

ambos tipos <strong>de</strong> <strong>medios</strong> como agentes discursivos: la prensa escrita constituía en<br />

esa época (y sigue constituyendo, al menos en Chile, con un consumo diario que<br />

apenas alcanzaba al 22,6% <strong>de</strong> la población según datos <strong>de</strong> la Encuesta Nacional <strong>de</strong><br />

Televisión <strong>de</strong>l 2005) un medio eminentemente ilustrado don<strong>de</strong> las élites tradicionales<br />

se expresan y dialogan entre sí; mientras que la televisión –con sus niveles <strong>de</strong><br />

consumo y evaluación, así como sus ganancias como industria- hablaban <strong>de</strong> un<br />

fenómeno social <strong>de</strong> alcance mucho más masivo, en el cual me parecía atractivo<br />

indagar.<br />

Pero no existía mucha investigación conocida en este ámbito y que conjugara al<br />

mismo tiempo metodologías cualitativas y cuantitativas. De manera que la televisión<br />

se me presentaba como un <strong>de</strong>safío por abordar, que tuvo su oportunidad al<br />

momento <strong>de</strong> ingresar a trabajar al Departamento <strong>de</strong> Estudios <strong>de</strong>l Consejo Nacional<br />

<strong>de</strong> Televisión (CNTV) en el año 2000. Esta institución es el organismo regulador<br />

<strong>de</strong> la televisión en Chile y constituye el espacio <strong>de</strong> mayor tradición y calidad en la<br />

investigación <strong>de</strong> la televisión en nuestro país.<br />

Como investigadora <strong>de</strong> esta institución hasta el 2005, participé en –siempre como<br />

74


miembro <strong>de</strong> equipos <strong>de</strong> investigación interdisciplinares por lo que el crédito es<br />

colectivo- en distintas investigaciones <strong>de</strong> conocimiento público, entre las cuales<br />

<strong>de</strong>stacaré las siguientes, por su aporte y también por el esfuerzo metodológico que<br />

han implicado.<br />

Encuesta Nacional <strong>de</strong> Televisión (ENTV)<br />

El CNTV realiza <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1993 y cada tres años la ENTV. Este es un instrumento <strong>de</strong><br />

tipo cuantitativo que sirve para conocer las opiniones, percepciones y preferencias<br />

<strong>de</strong> las audiencias chilenas. Se <strong>de</strong>nomina nacional porque se incluyen <strong>los</strong> principales<br />

centros urbanos <strong>de</strong>l país: Gran Santiago, Antofagasta, Coquimbo/La Serenag,<br />

Valparaíso/Viña <strong>de</strong>l Mar, Concepción/Talcahuano y Temuco. Sin embargo, así como<br />

la muestra no incluye a todas las ciuda<strong>de</strong>s, tampoco incluye a la población rural, lo<br />

cual es un sesgo a consi<strong>de</strong>rar.<br />

El cuestionario está constituido por cerca <strong>de</strong> 100 preguntas. La cantidad <strong>de</strong><br />

información que arroja la encuesta es tal que junto a la entrega <strong>de</strong> <strong>los</strong> principales<br />

resultados, permite <strong>de</strong>sarrollar una serie <strong>de</strong> análisis en profundidad en torno a<br />

algunas <strong>de</strong> las variables <strong>de</strong>mográficas (sexo, clase social, edad, zona <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia,<br />

entre otras) y el modo como estas se comportan ante <strong>de</strong>terminadas preguntas.<br />

Así, con <strong>los</strong> datos <strong>de</strong> la encuesta <strong>de</strong> 1999, publicamos en el 2001 un informe<br />

<strong>de</strong>nominado Estudios <strong>de</strong> Audiencia y Consumo Televisivo, compuesto <strong>de</strong> cinco<br />

estudios <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> la encuesta. Televisión y Centros Urbanos, estaba <strong>de</strong>dicado<br />

al estudio <strong>de</strong> <strong>los</strong> niveles <strong>de</strong> equipamiento medial, hábitos <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> <strong>medios</strong>,<br />

así como evaluación <strong>de</strong> la televisión a partir <strong>de</strong> la segmentación <strong>de</strong> la muestra<br />

<strong>de</strong> acuerdo a <strong>los</strong> 5 centros urbanos consi<strong>de</strong>rados en la encuesta. Televisión y<br />

Adolescentes daba cuenta <strong>de</strong> las percepciones y hábitos <strong>de</strong> consumo televisivo <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> encuestados entre 16 y 18 años.<br />

Consumo y Valoraciones <strong>de</strong> Informativos exponía <strong>los</strong> datos sobre consumo y<br />

evaluación <strong>de</strong> este género. Los Chilenos y la Regulación <strong>de</strong> la Televisión entregaba<br />

las opiniones <strong>de</strong> la ciudadanía respecto a la regulación general <strong>de</strong> la televisión abierta<br />

y <strong>de</strong> pago, la regulación <strong>de</strong> ciertos contenidos y <strong>de</strong> <strong>los</strong> horarios <strong>de</strong> consumo infantil,<br />

así como <strong>los</strong> hábitos <strong>de</strong> control parental. Otro estudio encargado a un investigador<br />

externo apuntó a elaborar una tipología <strong>de</strong> <strong>los</strong> chilenos como consumidores<br />

televisivos.<br />

Con <strong>los</strong> datos <strong>de</strong> la encuesta aplicada en el 2002, junto con hacer una comparación<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> datos obtenidos a partir <strong>de</strong> <strong>los</strong> 4 estudios – subproductos <strong>de</strong> la encuesta con<br />

datos <strong>de</strong> 1999, apostamos por seguir trabajando en otras áreas. Así, a partir <strong>de</strong><br />

la ENTV 2002 <strong>de</strong>sarrollamos dos nuevos estudios: uno sobre las diferencias en el<br />

consumo entre hombres y mujeres (2003) y otro sobre percepciones acerca <strong>de</strong> la<br />

diversidad social en la televisión chilena (2004).<br />

75


Para el estudio sobre Televisión y mujeres, comenzamos por realizar un análisis<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> resultados en base a dos categorías: hombres y mujeres. Sin embargo,<br />

notábamos que las diferencias entre ambas categorías eran muy ínfimas. Entonces,<br />

se nos ocurrió establecer dos categorías <strong>de</strong> mujeres: mujeres que trabajan fuera<br />

<strong>de</strong>l hogar y mujeres dueñas <strong>de</strong> casa. Así, uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> principales hallazgos <strong>de</strong> ese<br />

estudio fue que existía una mayor semejanza en las opiniones <strong>de</strong> hombres en general<br />

(la mayoría trabajaba fuera <strong>de</strong>l hogar) y mujeres que trabajan fuera <strong>de</strong>l hogar que<br />

entre estas últimas y mujeres dueñas <strong>de</strong> casa. Estas últimas tendían a dar mayor<br />

relevancia, tenían más expectativas y otorgaban mayor influencia a la televisión que<br />

<strong>los</strong> otros dos grupos.<br />

Para el estudio sobre percepciones <strong>de</strong> diversidad trabajamos básicamente con<br />

dos preguntas <strong>de</strong> la encuesta, cada una con cuatro alternativas posibles, y que se<br />

aplican al listado <strong>de</strong> actores sociales que se expone a continuación:<br />

a. Partidos Políticos h. Mujeres<br />

b. Trabajadores y sectores populares i. Fuerzas Armadas<br />

c. Empresarios y sectores acomodados j. Minorías sexuales<br />

d. Autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Gobierno k. Minorías étnicas (indígenas, inmigrantes)<br />

e. Iglesia Católica l. Personas con discapacidad<br />

f. Otras iglesias m. Personajes <strong>de</strong> la TV y el espectáculo<br />

g. Jóvenes n. Intelectuales y<br />

artistas nacionales (escritores,<br />

músicos, científicos, etc.)<br />

Respecto <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> éstos, en la encuesta se preguntaba:<br />

a) La cantidad <strong>de</strong> tiempo que <strong>los</strong> canales <strong>de</strong> televisión, en general, le <strong>de</strong>dican a las<br />

opiniones <strong>de</strong> [lista <strong>de</strong> actores]: ¿está bien, es <strong>de</strong>masiado o es insuficiente?<br />

b) En relación a <strong>los</strong> mismos grupos, usted cree que la TV <strong>los</strong> muestra: ¿tal como<br />

son, mejor <strong>de</strong> lo que son realmente o peor <strong>de</strong> lo que son realmente?<br />

Como cuarta alternativa <strong>de</strong> ambas preguntas se encontraba la opción “no sabe/ no<br />

contesta”.<br />

Las respuestas a la primera pregunta las concebimos como percepciones acerca<br />

<strong>de</strong> la Presencia discursiva <strong>de</strong> <strong>los</strong> distintos actores sociales en la televisión (tiempo<br />

que se les <strong>de</strong>stina para que puedan hablar y expresar sus opiniones); mientras que<br />

las respuestas a la segunda las <strong>de</strong>finimos como percepciones acerca <strong>de</strong> la Imagen<br />

representada <strong>de</strong> <strong>los</strong> distintos actores sociales en la pantalla.<br />

Entre <strong>los</strong> principales hallazgos <strong>de</strong> este estudio obtuvimos <strong>los</strong> siguientes:<br />

- Los televi<strong>de</strong>ntes opinaban mayoritariamente que la televisión <strong>de</strong>dica Demasiado<br />

Tiempo y presentaba Mejor <strong>de</strong> lo que son a cuatro actores: (a) Personajes <strong>de</strong> la<br />

televisión/ espectáculo; (b) Partidos políticos; (c) Empresarios y sectores acomodados<br />

76


y (d) Autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> gobierno.<br />

- Por otro lado, <strong>los</strong> actores que en mayor medida se consi<strong>de</strong>raban sub-representados<br />

en la pantalla, eran seis: (a) Intelectuales y Artistas nacionales; (b) Discapacitados;<br />

(c) Jóvenes; (d) Trabajadores y sectores populares; (e) Minorías Etnicas y (f) Minorías<br />

Sexuales.<br />

- Las Minorías Etnicas eran el único actor respecto <strong>de</strong>l cual <strong>los</strong> televi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong><br />

distintos sectores concordaban en que su presencia en pantalla Era Insuficiente<br />

(55%) y que a<strong>de</strong>más, su imagen aparecía peor <strong>de</strong> lo que son (49%).<br />

Paralelamente, en el ámbito <strong>de</strong> la representatividad social en la televisión, trabajé<br />

como contraparte <strong>de</strong>l CNTV en un convenio <strong>de</strong> prácticas con estudiantes <strong>de</strong> sociología<br />

<strong>de</strong> 5º año <strong>de</strong> la Universidad Alberto Hurtado, que nos permitió trabajar conjuntamente<br />

en dos estudios que aportaron en este tema. El año 2002 una pareja <strong>de</strong> estudiantes<br />

<strong>de</strong>sarrolló un estudio cuantitativo <strong>de</strong> análisis <strong>de</strong> contenido don<strong>de</strong> analizaron <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

perspectiva <strong>de</strong> pluralismo y discriminación <strong>los</strong> programas matinales <strong>de</strong> <strong>los</strong> principales<br />

canales <strong>de</strong> televisión <strong>de</strong>l país. El año 2003, otra pareja <strong>de</strong>sarrolló un estudio cualitativo<br />

<strong>de</strong> opinión con representantes <strong>de</strong> minorías organizadas en Santiago (homosexuales,<br />

migrantes peruanos e indígenas) para indagar en sus percepciones acerca <strong>de</strong> su<br />

representatividad en la TV chilena. Ambos estudios, con metodologías y objetos <strong>de</strong><br />

análisis distintos, no hicieron más que corroborar <strong>los</strong> datos <strong>de</strong> la Encuesta Nacional<br />

<strong>de</strong> Televisión.<br />

Para la aplicación <strong>de</strong> la encuesta en el 2005, trabajamos durante el 2004 en la<br />

reformulación <strong>de</strong> algunas preguntas, así como agregamos algunas y sacamos<br />

otras.<br />

Entre las preguntas reformuladas, <strong>de</strong>staco dos:<br />

i) Una pregunta sobre evaluación comparativa <strong>de</strong> <strong>medios</strong>, en la cual se pi<strong>de</strong> a la<br />

gente que <strong>de</strong>cida -entre televisión, radio y prensa-, cuál <strong>de</strong> estos <strong>medios</strong> es el más<br />

entretenido, cercano, educativo y otros atributos. Hasta la versión 2002, se utilizaba<br />

la opción “más objetivo” pero para la versión 2005 esta opción se transformó en la<br />

opción “más neutro políticamente” pues nos parecía que esta opción se correspondía<br />

mejor con el sentido original <strong>de</strong> la pregunta y también porque la “objetividad” se ha<br />

convertido en un valor controvertido incluso <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la teoría periodística. Asimismo,<br />

en parte como resultado <strong>de</strong> todo el trabajo que habíamos estado realizando en el<br />

ámbito <strong>de</strong> pluralismo y representatividad, <strong>de</strong>cidimos agregar la opción “más pluralista”<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l listado <strong>de</strong> atributos.<br />

ii) En el caso <strong>de</strong> las dos preguntas sobre percepciones <strong>de</strong> imagen y presencia <strong>de</strong><br />

la diversidad social en la televisión, redujimos las opciones <strong>de</strong> respuesta sólo a las<br />

dos respuestas más extremas: imagen mejorada / imagen empeorada; presencia<br />

excesiva / presencia insuficiente. Asimismo, eliminamos <strong>de</strong> la lista <strong>de</strong> actores la<br />

categoría ¨minorías étnicas” y agregamos las <strong>de</strong> “extranjeros <strong>de</strong> países vecinos” e<br />

77


“indígenas”, pues nos parecían más específicas respecto <strong>de</strong>l espíritu contenido en la<br />

opción original, eran menos discriminatorias en sí mismas y eran más acor<strong>de</strong>s con<br />

<strong>los</strong> procesos sociales en curso. También especificamos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la opción “Otras<br />

iglesias” a la “Iglesia evangélica” como un colectivo diferenciado, dada la relevancia<br />

cultural <strong>de</strong> la cual goza este credo en Chile. Por último, agregamos a la lista las<br />

categorías <strong>de</strong> “Jóvenes y adolescentes” y “Personas <strong>de</strong> la tercera edad”.<br />

Entre las noveda<strong>de</strong>s que agregamos para el cuestionario 2005 estuvo la ampliación<br />

<strong>de</strong> la muestra en términos etáreos hasta <strong>los</strong> 80 años, ya que anteriormente la<br />

muestra estaba limitada hasta <strong>los</strong> 65 años <strong>de</strong> edad, lo cual constituía una omisión<br />

notoriamente grave, consi<strong>de</strong>rando <strong>los</strong> datos sobre el mayor consumo televisivo (y, por<br />

lo tanto, la relevancia <strong>de</strong> sus opiniones) a mayor edad <strong>de</strong> <strong>los</strong> encuestados. Asimismo,<br />

agregamos algunas preguntas específicas <strong>de</strong> evaluación <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>nominados<br />

“Programas nocturnos <strong>de</strong> entretención” y otras preguntas sobre la interrelación entre<br />

el consumo <strong>de</strong> televisión y <strong>de</strong> otros <strong>medios</strong> <strong>de</strong> masas (principalmente prensa), sobre<br />

todo respecto <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>nominados temas <strong>de</strong> “farándula”, haciéndonos parte en este<br />

sentido <strong>de</strong> <strong>los</strong> procesos culturales que venían gestándose en el panorama televisivo<br />

chileno y <strong>de</strong>l modo en que este hecho también estaba llevando a una transformación<br />

<strong>de</strong> la prensa escrita nacional.<br />

Representatividad <strong>de</strong> Tweens y Adolescentes en la TV<br />

Des<strong>de</strong> mediados <strong>de</strong> <strong>los</strong> 90s, el CNTV ha venido <strong>de</strong>sarrollando una importante<br />

línea <strong>de</strong> trabajo en el ámbito <strong>de</strong> la relación entre niños y televisión, que incluye<br />

estudios <strong>de</strong> opinión así como análisis <strong>de</strong> contenido para evaluar la calidad <strong>de</strong> la<br />

programación infantil, entre otros. Durante <strong>los</strong> 2000s, este trabajo se ha seguido<br />

<strong>de</strong>sarrollando y se ha focalizado en grupos específicos, así como ha abordado<br />

nuevas áreas previamente inexploradas, como fueron <strong>los</strong> estudios sobre <strong>los</strong><br />

Tweens o preadolescentes, que mostraron las particularida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> este grupo en<br />

su relación con <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación y las nuevas tecnologías. Uno <strong>de</strong> esos<br />

trabajos fue el publicado durante 2004 con el título Representatividad <strong>de</strong> Tweens<br />

y Adolescentes en la TV, el cual estuvo compuesto <strong>de</strong> 4 estudios <strong>de</strong> opinión con<br />

adolescentes y preadolescentes en base a focus groups. Estos fueron:<br />

a) Los Tweens hablan <strong>de</strong> la Calidad Televisiva<br />

b) Imagen <strong>de</strong> País y Televisión<br />

c) Representatividad <strong>de</strong> Niñas, Niños y Adolescentes en la TV<br />

d) Niñas y Niños Indígenas frente a la Televisión (como un sub estudio <strong>de</strong>l<br />

estudio b)<br />

Los 3 temas <strong>de</strong> estudio planteaban una serie <strong>de</strong> <strong>de</strong>safíos en términos metodológicos,<br />

ya que se trataba <strong>de</strong> temas cuyo nivel <strong>de</strong> abstracción era difícil <strong>de</strong> abordar con niños<br />

y niñas.<br />

78


Para indagar en el tema <strong>de</strong> la calidad televisiva optamos una entrada al tema <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

la calidad en objetos más concretos y cercanos: zapatos, cua<strong>de</strong>rnos, etc. A partir <strong>de</strong><br />

ahí encontramos que en el discurso <strong>de</strong> niños y niñas entre 8 y 13 años era posible<br />

distinguir nociones <strong>de</strong> calidad conceptualmente diferenciadas <strong>de</strong> la entretención y el<br />

gusto e incluso el placer. Así pudimos distinguir claramente en este grupo <strong>de</strong> edad<br />

a lo menos seis criterios <strong>de</strong> calidad propiamente tal: la innovación; la enseñanza; la<br />

consistencia; la complejidad; la eficacia; y la utilidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> contenidos.<br />

Para el tema <strong>de</strong> imagen – país, utilizamos como herramientas <strong>de</strong> apoyo <strong>de</strong>l focus<br />

– groups una práctica proyectiva que facilitara la exploración <strong>de</strong> asociaciones e<br />

imágenes relacionadas con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Chile. Con el fin <strong>de</strong> conocer las imágenes<br />

espontáneas que poseían <strong>los</strong> niños acerca <strong>de</strong> Chile y cuánto <strong>de</strong> estas imágenes era<br />

influenciado por la televisión, las sesiones <strong>de</strong> conversación fueron diseñadas en tres<br />

niveles para ir profundizando en la construcción y expresión <strong>de</strong> sus percepciones:<br />

indagamos en las asociaciones libres acerca <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Chile (nivel 1) y luego les<br />

pedimos que armasen un collage en conjunto que representara a Chile (nivel 2), a<br />

partir <strong>de</strong>l cual introdujimos en la conversación el tema <strong>de</strong> la relación <strong>de</strong> las imágenes<br />

<strong>de</strong> Chile con la televisión (nivel 3). Para la confección <strong>de</strong>l collage les entregamos<br />

imágenes <strong>de</strong> distintos temas. A fin <strong>de</strong> evitar la inducción, establecimos previamente un<br />

listado <strong>de</strong> temas que <strong>de</strong>bían estar entre las opciones <strong>de</strong> imágenes. Como resultado,<br />

observamos una influencia muy marcada <strong>de</strong> la televisión en la i<strong>de</strong>a general que<br />

tienen <strong>los</strong> niños <strong>de</strong> Chile, lo que se pudo constatar por las imágenes y asociaciones<br />

que iban configurando su i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> país. En primer lugar, la Televisión actúa como una<br />

mediación que <strong>los</strong> ayuda a “conocer” a través <strong>de</strong> imágenes aquel<strong>los</strong> lugares <strong>de</strong>l país<br />

don<strong>de</strong> nunca han estado y conocer aspectos <strong>de</strong> la cultura <strong>de</strong>sconocidos para el<strong>los</strong><br />

<strong>de</strong> otra manera. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> facilitar un proceso <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificación con <strong>los</strong> rostros <strong>de</strong><br />

la televisión, que ya sea por atracción o rechazo van aportando a la construcción <strong>de</strong><br />

la propia i<strong>de</strong>ntidad y naturalmente a las i<strong>de</strong>as e imágenes que manejan acerca <strong>de</strong><br />

Chile y sus habitantes.<br />

Por último, para el estudio <strong>de</strong> percepciones <strong>de</strong> representatividad también trabajamos<br />

con prácticas proyectivas; en este caso, la elaboración <strong>de</strong> dibujos. Allí encontramos que<br />

preadolescentes y adolescentes son importantes consumidores <strong>de</strong> TV, que buscan<br />

en ella entretención y compañía. Asimismo, sienten cercanía e i<strong>de</strong>ntificación con<br />

personajes <strong>de</strong> distintos géneros programáticos. Ante la oferta disponible son capaces<br />

<strong>de</strong> evaluar, criticar, <strong>de</strong>mandar y proponer. Sin embargo, cuando son conminados a<br />

mirar la TV <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sí mismos y no sólo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo que ésta les ofrece, adoptan una<br />

posición más crítica, tanto respecto <strong>de</strong> la baja presencia que perciben <strong>de</strong> jóvenes<br />

como el<strong>los</strong> y <strong>de</strong> aquello que <strong>de</strong>nominan “sus intereses”, como <strong>de</strong> la imagen carenciada<br />

que les <strong>de</strong>vuelve <strong>de</strong> las personas <strong>de</strong> su misma edad. Del mismo modo, les resulta<br />

difícil hacer propuestas novedosas y creativas ante esta situación que les disgusta.<br />

79


Barómetro <strong>de</strong> Calidad <strong>de</strong> Noticieros <strong>de</strong> televisión<br />

Otra gran línea <strong>de</strong> investigación en la cual estuve trabajando fue en la <strong>de</strong> calidad<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> noticieros <strong>de</strong> televisión, a través <strong>de</strong> la cual creamos un instrumento propio<br />

<strong>de</strong> análisis <strong>de</strong> contenido para medir la calidad <strong>de</strong> estos programas.<br />

Con el propósito <strong>de</strong> establecer <strong>los</strong> principios, categorías, dimensiones e indicadores<br />

para po<strong>de</strong>r analizar la calidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> noticieros, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el año 2003 hasta el 2005<br />

trabajamos conjuntamente entre profesionales <strong>de</strong>l <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong> estudios y <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>partamento <strong>de</strong> supervisión en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> un instrumento que pudiera dar<br />

cuenta <strong>de</strong> este factor.<br />

Para ello utilizamos distintas fuentes, tanto teóricas como empíricas, <strong>de</strong><br />

carácter nacional e internacional. A lo anterior se sumaron jornadas <strong>de</strong> trabajo<br />

con académicos, profesionales <strong>de</strong> la industria y <strong>de</strong> prensa <strong>de</strong> <strong>los</strong> canales <strong>de</strong><br />

televisión a fin <strong>de</strong> conocer sus apreciaciones sobre cómo evaluar la calidad <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

informativos.<br />

Se analizaron 10 emisiones <strong>de</strong> cada noticiario central correspondientes a <strong>los</strong> 5<br />

canales <strong>de</strong> televisión <strong>de</strong> alcance nacional, equivalentes a 35 horas <strong>de</strong> transmisión<br />

y 926 notas periodísticas. No hubo trascripción <strong>de</strong> las notas analizadas, pero sí<br />

un visionado compartido entre dos personas <strong>de</strong> todas las notas, junto con un<br />

visionado entre 4 personas para <strong>los</strong> casos que nos reportaban dudas.<br />

Con el propósito <strong>de</strong> evitar posibles sesgos en la pauta informativa a partir <strong>de</strong> un<br />

hecho noticioso que marcara la agenda noticiosa durante una semana, se optó<br />

por una muestra compuesta que se estructuró sobre un período <strong>de</strong> 10 semanas,<br />

extendiéndose <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cuarta semana <strong>de</strong> febrero hasta la cuarta <strong>de</strong> abril <strong>de</strong><br />

2005.<br />

El instrumento estaba constituido tanto por variables <strong>de</strong>scriptivas como por otras<br />

que incidían en una nota evaluativa final.<br />

A modo <strong>de</strong> síntesis, las variables consi<strong>de</strong>radas fueron las siguientes:<br />

A. Características Generales Noticiario<br />

- Ámbito <strong>de</strong> las noticias<br />

- Alcance <strong>de</strong> las noticias<br />

- Cobertura <strong>de</strong> Temas<br />

- Cobertura <strong>de</strong> Actores Sociales<br />

- Formato <strong>de</strong> las notas<br />

- Recursos <strong>de</strong> producción<br />

Por medio <strong>de</strong> un análisis estadístico integrado entre ámbito, alcance, temas y actores<br />

-el cual a su vez estaba basado en el coeficiente <strong>de</strong> Gini con el cual se mi<strong>de</strong> a nivel<br />

internacional el nivel <strong>de</strong> <strong>de</strong>sigualdad mundial- creamos un “índice <strong>de</strong> diversidad”<br />

80


para establecer el nivel <strong>de</strong> diversidad social, tanto relativa como absoluta entre <strong>los</strong><br />

distintos canales.<br />

El formato también era una medida <strong>de</strong> diversidad, pero a nivel <strong>de</strong> estructura <strong>de</strong>l<br />

informativo, sin otra valoración. Mientras que recursos <strong>de</strong> producción era un<br />

acercamiento a la calidad técnica invertida en <strong>los</strong> informativos.<br />

Aunque cada variable era medida a nivel <strong>de</strong> noticias, la nota evaluativa final se<br />

asignaba al noticiero.<br />

B. Calidad Periodística<br />

- Golpe periodístico<br />

- Relevancia <strong>de</strong> la noticia<br />

- Uso <strong>de</strong> Fuentes<br />

- Elaboración <strong>de</strong>l relato<br />

- Relación entre el texto y la imagen<br />

- Contraste <strong>de</strong> opiniones e i<strong>de</strong>as<br />

- Uso formal <strong>de</strong>l lenguaje<br />

- Autopromoción<br />

Golpe y autopromoción eran variables extremas: un golpe implicaba<br />

automáticamente la nota máxima para una noticia, incluso aunque fallara en<br />

alguna variable. Lo contrario sucedía con la autopromoción (entendida como notas<br />

relativas a las producciones <strong>de</strong>l canal): siempre obtendría nota 0.<br />

Para medir la relevancia, distinguimos entre relevancia intrínseca y relevancia en<br />

el tratamiento, poniendo el acento en el modo en que el abordaje <strong>de</strong> la información<br />

la volvía <strong>de</strong> notoriedad pública. De esta manera, abandonábamos la nomenclatura<br />

tradicional <strong>de</strong> notas duras y blandas, por consi<strong>de</strong>rarla <strong>de</strong>masiado institucionalista<br />

en su conceptualización <strong>de</strong> la relevancia informativa.<br />

En el caso <strong>de</strong> las fuentes, hicimos una distinción entre número, aporte y consistencia<br />

<strong>de</strong> las mismas, entendiendo como “aporte” el hecho <strong>de</strong> que una fuente fuera<br />

necesaria para tener una visión más completa <strong>de</strong>l hecho y como “consistencia” que<br />

la información que entregaba esta fuera coherente con el argumento presentado<br />

a través <strong>de</strong>l relato.<br />

En el caso <strong>de</strong> la elaboración <strong>de</strong>l relato, valoramos positivamente aquellas notas<br />

que presentaran un nivel <strong>de</strong> elaboración superior a la mera transcripción <strong>de</strong>l<br />

discurso <strong>de</strong> las fuentes, presentando no sólo citas textuales <strong>de</strong> conferencias y<br />

comunicados, sino también antece<strong>de</strong>ntes y explicaciones que <strong>de</strong>n como resultado<br />

una contextualización <strong>de</strong>l hecho informado.<br />

Se valoró positivamente el aporte significativo <strong>de</strong> las imágenes a la información<br />

entregada. En el caso <strong>de</strong> las imágenes <strong>de</strong> archivo, su aporte se consi<strong>de</strong>ró menor.<br />

81


Se consi<strong>de</strong>ró <strong>de</strong> mayor calidad el tratamiento pluralista <strong>de</strong> <strong>los</strong> temas <strong>de</strong> <strong>de</strong>bate<br />

público, lo cual se operacionalizó en la presentación <strong>de</strong> al menos dos puntos <strong>de</strong><br />

vistas <strong>de</strong> notorio contraste en las notas don<strong>de</strong> el tema abordado supusiera una<br />

controversia o tensión que no ha llegado a una resolución.<br />

A través <strong>de</strong> la variable “Uso formal <strong>de</strong>l lenguaje” se evaluó la presencia <strong>de</strong> errores<br />

en el uso <strong>de</strong>l lenguaje por parte <strong>de</strong> conductores, comentaristas y periodistas,<br />

consi<strong>de</strong>rándose al efecto el uso reiterado <strong>de</strong> muletillas, tecnicismos y redundancias<br />

que inci<strong>de</strong>n en una buena entrega informativa.<br />

C. Ética Periodística<br />

- Fuentes no i<strong>de</strong>ntificadas sin explicación<br />

- Trato discriminatorio / <strong>de</strong>scalificaciones<br />

- Apelación a la emocionalidad <strong>de</strong> la audiencia <strong>de</strong> manera efectista y exagerada<br />

- Imágenes <strong>de</strong> archivo distorsionadoras<br />

La presencia <strong>de</strong> cualquiera <strong>de</strong> estos aspectos en alguna nota informativa incidía en<br />

una valoración negativa <strong>de</strong> las mismas.<br />

Entre <strong>los</strong> resultados <strong>de</strong>scriptivos obtenidos a partir <strong>de</strong>l instrumento pue<strong>de</strong>n<br />

<strong>de</strong>stacarse <strong>los</strong> siguientes:<br />

- Se observaron escasas faltas a la ética periodística. Se registró sólo un caso <strong>de</strong><br />

apelación abusiva a la emocionalidad, tres correspondientes a trato discriminatorio/<br />

<strong>de</strong>scalificador y una nota con imágenes <strong>de</strong> archivo distorsionador. Por otra parte, <strong>de</strong><br />

un total <strong>de</strong> 1.962 fuentes estudiadas sólo 19 no fueron i<strong>de</strong>ntificadas, sin explicar las<br />

razones que motivaron la confi<strong>de</strong>ncialidad.<br />

- “Deporte”, “Policía”, “Política” y “Justicia” fueron las temáticas con mayor presencia<br />

en <strong>los</strong> noticiarios centrales <strong>de</strong> cobertura nacional. Se apreció una cobertura<br />

relativamente baja <strong>de</strong> temas que afectan a la ciudadanía tales como “Salud”,<br />

“Educación”, “Problemáticas Sociales” y “Trabajo”.<br />

- Los “Ciudadanos” aparecieron como <strong>los</strong> actores sociales con mayor acceso a vocería<br />

en <strong>los</strong> noticieros, ligados principalmente a temas policiales, en un 40% <strong>de</strong> <strong>los</strong> casos.<br />

En segundo lugar se ubicaron “Deportistas y Dirigentes Deportivos”. Se observó una<br />

escasa presencia <strong>de</strong> “Organizaciones Civiles/Sindicales/Estudiantiles”.<br />

- Sólo un 20% <strong>de</strong> las notas fueron planteadas por <strong>los</strong> canales como notas susceptibles<br />

<strong>de</strong> controversia. De ellas, en más <strong>de</strong> un tercio (34,3%) no se observaron opiniones<br />

contrapuestas en torno a la controversia.<br />

- El 18,6% <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> <strong>los</strong> noticiarios estuvo <strong>de</strong>stinado a la exhibición <strong>de</strong> noticias<br />

internacionales.<br />

- Durante el período <strong>de</strong> análisis muestral (2 meses) no se <strong>de</strong>tectó ningún golpe<br />

periodístico por parte <strong>de</strong> ninguno <strong>de</strong> <strong>los</strong> canales analizados (5).<br />

82


En términos evaluativos, cada variable tenía apuntado el siguiente puntaje:<br />

Relevancia (2 puntos)<br />

Intrínseca<br />

0,5 puntos<br />

Tratamiento<br />

1,5 puntos<br />

Uso <strong>de</strong> Fuentes (2 puntos)<br />

Número <strong>de</strong> Fuentes<br />

0,5 puntos<br />

Aporte Informativo 0,75<br />

Consistencia 0,75<br />

Elaboración <strong>de</strong>l Relato (1,5 puntos)<br />

Procesamiento<br />

1,5 puntos<br />

Transcripción<br />

0 punto<br />

Relación Texto Imagen (1,5 puntos)<br />

Aporte Significativo<br />

1,5 puntos<br />

Apoyo<br />

0,5 puntos<br />

No presenta Imágenes<br />

0 punto<br />

Ina<strong>de</strong>cuada<br />

-1 punto<br />

Uso Formal Lenguaje (0,5)<br />

Sin errores (0,5 ptos) / 1 a 2 Errores (0,25 ptos) / 3 o más errores (0 pto.)<br />

Contraste <strong>de</strong> I<strong>de</strong>as (2puntos)*<br />

Presenta Contraste<br />

2 puntos<br />

No Presenta<br />

0 puntos<br />

• Las notas informativas cuyo tema eran objeto <strong>de</strong> controversia se<br />

evaluaron en una escala <strong>de</strong> 1 a 9,5 puntos. Aquellas que no eran objeto <strong>de</strong><br />

controversia se les aplicó una escala <strong>de</strong> 1 a 7,5 puntos.<br />

• Los puntajes obtenidos por las notas informativas se transformaron a una<br />

escala <strong>de</strong> calificaciones <strong>de</strong> 1 a 7.<br />

• Las notas <strong>de</strong> la autopromoción obtenían automáticamente la nota mínima.<br />

• Las notas <strong>de</strong> golpe periodístico serían premiadas con la nota máxima.<br />

• A las notas informativas que apelaran al impacto emocional en la audiencia,<br />

se les restó el 25% <strong>de</strong>l puntaje obtenido.<br />

• A las notas informativas que presentasen trato discriminatorio o<br />

<strong>de</strong>scalificatorio se les restaba el 50% <strong>de</strong>l puntaje obtenido.<br />

• Aquellas notas que apelaran al impacto emocional en la audiencia y<br />

presentaran trato discriminatorio o <strong>de</strong>scalificatorio serían evaluadas con<br />

la nota mínima.<br />

A pesar <strong>de</strong> que el instrumento fue aplicado en su dimensión evaluativa –incluyendo<br />

un análisis comparado con noticieros extranjeros- el puntaje final para cada canal<br />

nunca se hizo público. Pero no sólo eso, sino que tampoco se hizo público ningún<br />

83


dato específico sobre lo bueno y lo malo <strong>de</strong> cada canal por separado, lo cual diluyó<br />

tanto el potencial crítico <strong>de</strong>l estudio como el aporte metodológico <strong>de</strong>l instrumento,<br />

producto <strong>de</strong> un “blanqueamiento público” <strong>de</strong>l mismo. Esta situación puso en evi<strong>de</strong>ncia<br />

algo <strong>de</strong> lo cual todo investigador <strong>de</strong>be ser conciente: la relación entre conocimiento y<br />

po<strong>de</strong>r. La presentación <strong>de</strong> <strong>los</strong> datos <strong>de</strong>jó satisfechos tanto a <strong>los</strong> canales <strong>de</strong> televisión<br />

como a la directiva <strong>de</strong>l Colegio <strong>de</strong> Periodistas. Sólo Lucas Sierra –crítico reconocido<br />

<strong>de</strong> la labor <strong>de</strong>l CNTV- y el Senador socialista Car<strong>los</strong> Ominami manifestaron su<br />

<strong>de</strong>sacuerdo con esta situación.<br />

Convenio CESC – CNTV: el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> una línea <strong>de</strong> investigación en Medios<br />

<strong>de</strong> Comunicación y Seguridad Ciudadana<br />

Durante el año 2001 se estableció una alianza <strong>de</strong> colaboración entre el recién creado<br />

Centro <strong>de</strong> Estudios en Seguridad Ciudadana <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Chile (CESC) y<br />

el Consejo Nacional <strong>de</strong> Televisión (CNTV) <strong>de</strong> manera <strong>de</strong> diseñar una investigación<br />

sobre <strong>medios</strong>, la que se llamó Análisis <strong>de</strong>l Tratamiento y <strong>Discurso</strong>s presentes en las<br />

noticias <strong>de</strong> violencia y criminalidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> Medios <strong>de</strong> Comunicación <strong>de</strong> cobertura<br />

nacional. En esta alianza me tocó representar al CNTV.<br />

Como parte <strong>de</strong> esta línea <strong>de</strong>sarrollamos un análisis <strong>de</strong> <strong>los</strong> principales <strong>medios</strong><br />

<strong>de</strong> prensa escrita y canales <strong>de</strong> TV abierta <strong>de</strong> cobertura nacional durante el mes<br />

<strong>de</strong> marzo 2002, aplicando un instrumento cualitativo y otro cuantitativo a ambos<br />

soportes, con el propósito <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r complementar y contrastar <strong>los</strong> datos obtenidos.<br />

Al igual que en mis primeros estudios sobre prensa escrita, aquí nos interesaba el<br />

análisis tanto <strong>de</strong> la cobertura como <strong>de</strong>l tratamiento <strong>de</strong> la seguridad ciudadana en<br />

prensa escrita y TV.<br />

Para conformar la muestra se utilizó un concepto amplio y otro restringido <strong>de</strong><br />

Seguridad Ciudadana.<br />

Bajo el concepto <strong>de</strong> Seguridad Ciudadana Tradicional (restringido), se ingresaron:<br />

I. Delitos <strong>de</strong> mayor connotación social, <strong>de</strong> violencia intrafamiliar (VIF) y<br />

drogas;<br />

II. Hechos que –<strong>de</strong>litos o no- tratan sobre situaciones <strong>de</strong> <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n social,<br />

vulnerabilidad e in<strong>de</strong>fensión;<br />

III. Instituciones relacionadas con la seguridad (Policía, Sistema <strong>de</strong> Justicia,<br />

etc.) y políticas públicas en el ámbito <strong>de</strong> la seguridad ciudadana.<br />

Luego, en un segundo grupo (concepto amplio), se ingresaron las noticias <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>litos <strong>de</strong> cuello blanco (frau<strong>de</strong>s, estafas, corrupción e irregularida<strong>de</strong>s), seguridad<br />

<strong>de</strong> tránsito y en otros espacios públicos, comercio ambulante y otros hechos que no<br />

son <strong>de</strong>lito y afectan la seguridad (negligencias médicas).<br />

El uso <strong>de</strong> ambos conceptos <strong>de</strong> Seguridad Ciudadana respondió a dos objetivos.<br />

84


Por un lado, tener un punto <strong>de</strong> comparación en el tratamiento noticioso <strong>de</strong> distintos<br />

tipos <strong>de</strong> <strong>de</strong>litos, y – por otro– colaborar al análisis y al diseño <strong>de</strong> política pública en<br />

Seguridad Ciudadana, al ampliar <strong>los</strong> temas que podían estar afectando la sensación<br />

<strong>de</strong> (in)seguridad. Lo anterior bajo el supuesto que no sólo las noticias referidas a<br />

<strong>de</strong>litos como homicidios, asaltos y robos eran generadores <strong>de</strong> inseguridad, sino que<br />

la percepción <strong>de</strong>l entorno social en su totalidad, en diversas acciones, prácticas<br />

y resultados, pue<strong>de</strong> contribuir en la construcción <strong>de</strong> una sensación <strong>de</strong> protección/<br />

<strong>de</strong>sprotección <strong>de</strong>l ciudadano.<br />

De un modo que originalmente nos interesaba (pero que sólo pudimos trabajar<br />

fragmentadamente) también testeamos la hipótesis <strong>de</strong> una criminalización <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

conflictos sociales en el tratamiento informativo dado por <strong>los</strong> gran<strong>de</strong>s media. Es<br />

<strong>de</strong>cir, una reducción <strong>de</strong> estos a sus componentes <strong>de</strong> violencia y alteración <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n<br />

y por lo tanto, a una resignificación <strong>de</strong> <strong>los</strong> mismos sólo como <strong>de</strong>lito.<br />

Una vez <strong>de</strong>finidas las dimensiones y variables a analizar cuantitativa y cualitativamente<br />

y, diseñada la base <strong>de</strong> datos a utilizar, se procedió <strong>de</strong>l siguiente modo:<br />

• Se ingresaron todas las noticias a una base <strong>de</strong> datos relacional (Access)<br />

• Se hizo una revisión <strong>de</strong> la calidad y homogeneidad <strong>de</strong>l ingreso <strong>de</strong> datos, <strong>de</strong><br />

manera que <strong>los</strong> datos fueran válidos y, por tanto se pudieran sacar conclusiones<br />

en base a el<strong>los</strong>.<br />

• Se sacó una pequeña muestra aleatoria <strong>de</strong> noticias para cada diario y canal, <strong>de</strong><br />

manera <strong>de</strong> realizar un análisis cualitativo más profundo para cada medio.<br />

• Se realizó el análisis cuantitativo y el cualitativo, intercalado con sesiones <strong>de</strong><br />

discusión entre <strong>los</strong> distintos investigadores.<br />

• Se ingresaron a la base <strong>de</strong> datos todas las noticias <strong>de</strong>l noticiero central y <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> diarios, menos las pertenecientes a las secciones <strong>de</strong> Deportes y Cultura y<br />

espectácu<strong>los</strong>. Cuando las notas correspondían al tema Seguridad Ciudadana<br />

(ya fuera en sus subtemas tradicionales o potenciales), fueron parte <strong>de</strong> un<br />

segundo nivel <strong>de</strong> análisis, que incluyó las siguientes variables:<br />

85


Variables Descriptivas<br />

Género<br />

Elementos<br />

adicionales<br />

Establece el género <strong>de</strong> la noticia, que pue<strong>de</strong> ser:<br />

Carta al director: aquella noticia que aparece en la sección editorial,<br />

que es enviada por la ciudadanía al diario. Son muy breves y sobre<br />

temas <strong>de</strong> interés ciudadano. Sólo en prensa escrita.<br />

Columna <strong>de</strong> opinión: Noticia generalmente firmada que trata<br />

un tema a un nivel <strong>de</strong> opinión. Generalmente está en la sección<br />

editorial, pero también pue<strong>de</strong> estar en otras partes. Sólo en prensa<br />

escrita.<br />

Editorial: Noticia que es escrita <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el medio y que da cuenta <strong>de</strong><br />

las opiniones <strong>de</strong> éste sobre un tema específico. Sólo en prensa<br />

escrita.<br />

Información breve: noticia <strong>de</strong> no más <strong>de</strong> 100 palabras, <strong>de</strong> escaso<br />

tamaño que suele dar cuenta sólo <strong>de</strong>l hecho. En Prensa Escrita y<br />

Televisión.<br />

Información con nota: noticia <strong>de</strong> una extensión mayor, que<br />

contiene algún tipo <strong>de</strong> información <strong>de</strong> reporteo. En Prensa Escrita<br />

y Televisión.<br />

Foto - Texto: noticia constituida por una foto y un breve texto que<br />

explica lo ocurrido. Sólo en prensa escrita.<br />

Reportaje: Noticia <strong>de</strong> mayor extensión y profundidad, que da cuenta<br />

<strong>de</strong>l hecho y profundiza en él con mayor información y análisis. En<br />

Prensa Escrita y Televisión.<br />

Entrevista: Noticia construida en base a preguntas hechas a uno o<br />

más actores. Sólo en prensa escrita.<br />

Consiste en todo elemento que acompaña el texto (escrito o<br />

narrado) <strong>de</strong> la noticia. Esto es: gráfico, cuadro, fotografía con<br />

bajada, fotografía sola, primer plano a un documento, gráfico,<br />

recreación, ruido/música, texto sobre imagen, vi<strong>de</strong>o, voz,<br />

infografía.<br />

Adicional a esta información se recogieron datos sobre la fuente<br />

<strong>de</strong> estos elementos adicionales (si es actual o <strong>de</strong> archivo, si<br />

indica fuente o no). Una breve <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l elemento adicional<br />

y si éste correspon<strong>de</strong> a la noticia o no.<br />

Nivel <strong>de</strong><br />

Importancia y<br />

Presencia en<br />

Primera Plana<br />

Tema y Subtema<br />

Son variables ya contabilizadas en el análisis anterior, que son<br />

mencionadas en esta sección para que el lector pueda irse<br />

familiarizando con las categorías que regirán en el texto que más<br />

a<strong>de</strong>lante se <strong>de</strong>sarrolla.<br />

Nivel <strong>de</strong> Importancia: Se <strong>de</strong>fine como Alta, Media o Baja<br />

<strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> la posición que tenga en el diario-noticiero<br />

(sección-bloque, lugar en la sección-bloque, posición en la<br />

página) y su extensión (en espacio-tiempo.<br />

Presencia en Primera Plana: Se contabiliza si la noticia es<br />

anunciada - <strong>de</strong> una u otra forma - en la primera plana (Portada) <strong>de</strong>l<br />

diario o es anunciada en <strong>los</strong> Titulares <strong>de</strong> a<strong>de</strong>lanto <strong>de</strong>l noticiero.<br />

Son 18 temas y 88 subtemas <strong>los</strong> que aparecen en las noticias <strong>de</strong><br />

prensa escrita y noticieros <strong>de</strong> televisión.<br />

Se construyó un listado preliminar <strong>de</strong> temas, que fue ampliándose<br />

a medida que fueron apareciendo noticias que no correspondían<br />

a ninguno <strong>de</strong> <strong>los</strong> temas existentes.<br />

Cabe señalar que: 1) la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong>l tema se hizo en torno a la<br />

<strong>de</strong>finición que el medio hace <strong>de</strong>l tema y no a la <strong>de</strong>finición que<br />

<strong>los</strong> digitadores consi<strong>de</strong>raran que pertenecía la noticia. 2) en<br />

algunos casos las noticias correspondían a más <strong>de</strong> un tema.<br />

86


Variables <strong>de</strong> contenido<br />

Variables <strong>de</strong> Foco<br />

Actores<br />

Momento <strong>de</strong> la<br />

noticia<br />

Lugar <strong>de</strong><br />

Ocurrencia o <strong>de</strong><br />

discusión<br />

Consiste en i<strong>de</strong>ntificar todos <strong>los</strong> actores que son involucrados<br />

en la noticia, tanto en su calidad <strong>de</strong> participantes <strong>de</strong> lo ocurrido,<br />

como en su calidad <strong>de</strong> fuente.<br />

Se analizó también si al actor se le da espacio para “hablar” o sólo<br />

aparece mencionado y si es un actor facilitador <strong>de</strong> seguridad,<br />

generador <strong>de</strong> inseguridad, <strong>de</strong>mandante <strong>de</strong> seguridad, víctima,<br />

sospechoso o testigo (formal o informal).<br />

Consiste en distinguir cuál es el momento <strong>de</strong>l hecho que el medio<br />

elige dar a conocer: la ocurrencia <strong>de</strong>l hecho, su evolución, su<br />

resolución y sus consecuencias o efectos.<br />

Consiste en <strong>de</strong>tectar el lugar don<strong>de</strong> ocurre el hecho que se da a<br />

conocer como noticia (espacio físico-territorial).<br />

Coherencia<br />

interna<br />

Consiste en la relación entre el titular <strong>de</strong> la noticia y el contenido<br />

<strong>de</strong> ésta.<br />

Variables <strong>de</strong> Contenido<br />

Variables Evaluativas<br />

Contenidos<br />

que inducen a<br />

juicios <strong>de</strong> valor o<br />

ten<strong>de</strong>nciosidad<br />

Juicios o<br />

contenidos<br />

discriminatorios<br />

PJusticia<br />

Mediática<br />

Consiste en la presencia <strong>de</strong> juicios parciales o contenidos que<br />

inducen a juicios sobre actores o hechos <strong>de</strong> la noticia.<br />

Consiste en la presencia <strong>de</strong> juicios o comentarios con contenido<br />

discriminatorio hacia actores, lugares o hechos <strong>de</strong> la noticia.<br />

Consiste en el establecimiento – por parte <strong>de</strong>l medio - <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

hechos ocurridos, <strong>los</strong> responsables y <strong>los</strong> castigos que <strong>de</strong>berían<br />

recibir, se refiera a la comisión <strong>de</strong> <strong>de</strong>litos o no. Se refiere,<br />

también a la toma <strong>de</strong> posición -explícita o implícita- por parte <strong>de</strong>l<br />

medio en torno a un hecho noticioso.<br />

Los distintos tipos <strong>de</strong> variables requirieron <strong>de</strong> distintos niveles <strong>de</strong> profundidad en<br />

el análisis <strong>de</strong> las noticias: mientras contextuales y <strong>de</strong>scriptivas eran <strong>de</strong>tectables<br />

a primera vista, las variables <strong>de</strong> contenido requerían primero <strong>de</strong> una revisión más<br />

profunda <strong>de</strong> la nota para luego ser cuantificadas.<br />

El propósito <strong>de</strong> las variables evaluativas fue revelar aspectos menos explícitos o<br />

evi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la noticia, para lo cual se requería una lectura crítica <strong>de</strong> esta. Se optó por<br />

incorporar estas variables al instrumento por la posibilidad que daban <strong>de</strong> tener una<br />

aproximación cualitativa a variables que habían sido trabajadas cuantitativamente.<br />

A una pequeña muestra <strong>de</strong> estas noticias, se hizo un análisis cualitativo, cuyo<br />

objetivo fue profundizar en algunos criterios que superasen la metodología <strong>de</strong> análisis<br />

cuantitativo – extensiva más que intensiva- mediante la cual se habían analizado la<br />

totalidad <strong>de</strong> las noticias <strong>de</strong> seguridad ciudadana <strong>de</strong>l período.<br />

87


La selección consistió en una muestra aleatoria <strong>de</strong> las noticias sobre Seguridad<br />

Ciudadana <strong>de</strong> la base <strong>de</strong> datos. Esta muestra consistió en 50 noticias <strong>de</strong> televisión<br />

y 105 <strong>de</strong> prensa escrita, las cuales representaban un 9% y 8,4% <strong>de</strong> las bases<br />

cuantitativas respectivas.<br />

El <strong>de</strong>sconocimiento <strong>de</strong> metodologías estandarizadas <strong>de</strong> análisis cualitativo <strong>de</strong>l<br />

lenguaje audiovisual o <strong>de</strong> investigaciones que hubiesen avanzado sistemáticamente<br />

en este sentido hizo necesario realizar una síntesis entre distintas estrategias y<br />

metodologías <strong>de</strong> análisis, haciendo las especificaciones que fueran necesarias <strong>de</strong><br />

acuerdo a <strong>los</strong> distintos formatos, como se observa a continuación:<br />

CATEGORÍAS<br />

Y<br />

DIMENSIONES<br />

Aspectos<br />

Formales <strong>de</strong> la<br />

Noticia<br />

PERSPECTIVA GENERAL<br />

• Ubicación<br />

• Tamaño<br />

• Formato (entrevista, reportaje,<br />

ensayo, breve, otra).<br />

• Importancia en sí mismas y en<br />

comparación con otras.<br />

• Visibilidad <strong>de</strong>l autor/a.<br />

• Fuentes: número; presencia o<br />

ausencia.<br />

PRENSA<br />

ESCRITA<br />

Posición en<br />

primeras<br />

planas, páginas<br />

interiores y/o<br />

suplementos .<br />

Líneas o<br />

centímetros<br />

<strong>de</strong>dicados.<br />

Presencia <strong>de</strong><br />

fotografías<br />

Colores<br />

utilizados<br />

NOTICIEROS<br />

EN TELEVISION<br />

Posición en<br />

titulares, bloques<br />

y/o segmentos.<br />

Segundos o<br />

minutos <strong>de</strong>dicados.<br />

Recursos (off,<br />

locutor en estudio,<br />

imágenes,<br />

imágenes<br />

<strong>de</strong> archivo,<br />

fotografías,<br />

gráficos,<br />

infogramas)<br />

Tamaño <strong>de</strong> letra.<br />

Canal.<br />

Participantes<br />

<strong>de</strong> la noticia<br />

• Principales o secundarios<br />

• Activos o pasivos en la noticia<br />

(ejecutantes o receptores <strong>de</strong><br />

acciones/ <strong>de</strong>claraciones)<br />

• Presencia directa o indirecta<br />

• Afiliaciones <strong>de</strong> <strong>los</strong> participantes<br />

• Posición en relación al tema<br />

(víctimas, victimarios, testigos,<br />

otro)<br />

Diario.<br />

Líneas<br />

<strong>de</strong>dicadas a<br />

sus acciones o<br />

<strong>de</strong>claraciones.<br />

Presencia<br />

mediante cita<br />

(indirecta) o<br />

entre comillas<br />

(directa)<br />

Tiempo y/o<br />

imágenes<br />

<strong>de</strong>dicadas a<br />

sus acciones o<br />

<strong>de</strong>claraciones.<br />

Citados o<br />

presenciados.<br />

88


Presentación<br />

<strong>de</strong> la noticia<br />

Contenido <strong>de</strong><br />

la noticia<br />

• Organización <strong>de</strong> la información.<br />

• Estilo (humano, formal, coloquial, otro)<br />

• Grado <strong>de</strong> importancia <strong>de</strong> imágenes y textos o relatos.<br />

• Criterio temporal.<br />

• Temas, subtemas<br />

• Comparación en la cobertura <strong>de</strong>l hecho entre <strong>medios</strong> <strong>de</strong>l mismo formato.<br />

• Información necesaria/innecesaria.<br />

• Coherencia <strong>de</strong> sentido<br />

• Elementos evaluativos respecto<br />

<strong>de</strong> hechos o sujetos presentes<br />

en la construcción <strong>de</strong> la noticia<br />

a través <strong>de</strong> mecanismos<br />

como citas, reconstrucciones,<br />

comentarios, ocultamiento o<br />

conmutación<br />

Léxico, retórica, estilo <strong>de</strong> narración o<br />

escritura.<br />

Juicios, Información no – enfatizada,<br />

Contrastes, Generalizaciones,<br />

Estereotipos, Prejuicios, Reducciones,<br />

Vagueda<strong>de</strong>s.<br />

Sonidos, músicas,<br />

ruidos, silencios<br />

Relación<br />

fotografía -<br />

relato<br />

Planos,<br />

secuencias,<br />

encuadres.<br />

Colores y luces.<br />

Relación imagen –<br />

relato – sonido .<br />

Rol <strong>de</strong> la voz en off<br />

Entre <strong>los</strong> resultados <strong>de</strong> carácter cuantitativo <strong>de</strong> este estudio relacionados con la<br />

televisión pue<strong>de</strong>n mencionarse <strong>los</strong> siguientes:<br />

Se constató que para todos <strong>los</strong> canales el tema con mayor cobertura era el <strong>de</strong><br />

seguridad ciudadana, con un 27%. Este porcentaje estaba constituido por un<br />

19% <strong>de</strong> noticias tradicionales (n = 452) y un 8% <strong>de</strong> noticias potenciales (n = 179),<br />

que en total eran equivalentes a un promedio <strong>de</strong> 20 notas diarias sobre Seguridad<br />

Ciudadana entre <strong>los</strong> 5 canales <strong>de</strong> TV analizados 2 .<br />

En segundo lugar, se constató que la Seguridad Ciudadana era el tema al cual se<br />

le daba mayor relevancia, dado que el 41% <strong>de</strong> estas notas eran <strong>de</strong> importancia alta<br />

y el 34% <strong>de</strong> ellas aparecían en titulares, no siendo superadas por ningún otro tema<br />

en ninguna <strong>de</strong> las dos variables.<br />

Las noticias <strong>de</strong> seguridad ciudadana con mayor presencia eran las que afectaban<br />

2 Este dato es consistente con otros estudios, como el <strong>de</strong> seguimiento <strong>de</strong> la agenda noticiosa <strong>de</strong> la televisión durante el 2003<br />

que hizo el Instituto Libertad y Desarrollo, a través <strong>de</strong>l cual se constató que Seguridad Ciudadana había sido el tema <strong>de</strong> mayor<br />

cobertura <strong>de</strong>l período, ascendiendo a un 28%. Ver: www.lyd.cl<br />

89


a las personas en su integridad o en su propiedad (robos, asaltos, <strong>de</strong>litos sexuales)<br />

y las relativas a conductas que son sancionadas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la lógica <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n público.<br />

Mientras que la cobertura sobre las políticas <strong>de</strong> seguridad no alcanzaba el 20%.<br />

En comparación con las estadísticas <strong>de</strong> <strong>de</strong>nuncias <strong>de</strong> <strong>de</strong>litos, la TV tendía a<br />

incrementar la representatividad <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>litos contra las personas y a aminorar<br />

la representatividad <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>litos contra la propiedad, lo que en términos <strong>de</strong><br />

impacto emocional es mayor, si se consi<strong>de</strong>ran como referencia <strong>los</strong> resultados <strong>de</strong> las<br />

investigaciones nacionales sobre percepciones <strong>de</strong> las audiencias sobre la violencia<br />

factual en TV 3 . Había una mayor correspon<strong>de</strong>ncia entre índices <strong>de</strong> temor según<br />

encuestas <strong>de</strong> opinión pública y jerarquización <strong>de</strong> <strong>los</strong> temas en la TV, que entre la<br />

realidad <strong>de</strong> las <strong>de</strong>nuncias y cualquiera <strong>de</strong> esos otros dos indicadores.<br />

A nivel cualitativo, se obtuvieron <strong>los</strong> siguientes hallazgos:<br />

Predominio <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scripción sobre el análisis. El <strong>de</strong>bate y el contraste <strong>de</strong><br />

i<strong>de</strong>as es excepcional, centrado en temáticas institucionales (inversión en policía,<br />

sistema penal y judicial), así como en la reproducción <strong>de</strong> puntos <strong>de</strong> vista oficiales<br />

(Policía, Gobierno, Parlamentarios, alcal<strong>de</strong>s) y homogéneos. Como si existiese una<br />

manera única y consensual <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r el problema.<br />

Ciudadanía: alta presencia como víctimas o testigos. Baja presencia activa en la<br />

prevención.<br />

Tratamiento diferenciado <strong>de</strong> <strong>de</strong>litos comunes versus corrupción e<br />

irregularida<strong>de</strong>s, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un lenguaje fuertemente criminalizador a otro que raya en el<br />

blanqueamiento <strong>de</strong> imagen.<br />

Imágenes e importancia: hay temas que tienen importancia baja, pero las<br />

imágenes utilizadas pue<strong>de</strong>n tener una alta significancia (p.e.: <strong>de</strong>comiso <strong>de</strong> drogas<br />

o <strong>de</strong> armas). Las imágenes que enfatizan la vulnerabilidad <strong>de</strong> las personas tienen<br />

mayor importancia o relevancia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la narración (p.e.: agresiones físicas o sus<br />

consecuencias).<br />

Prácticas reñidas con la responsabilidad periodística, tales como:<br />

Uso reiterado <strong>de</strong> exageraciones y generalizaciones que incrementan la sensación<br />

<strong>de</strong> inseguridad respecto <strong>de</strong> ciertos hechos o personas: “El hallazgo más importante”;<br />

“Nuevo récord”, “La Villa Nueva Esperanza <strong>de</strong> Maipú <strong>de</strong>be ser uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> lugares<br />

más peligrosos que existe en esa comuna”.<br />

Uso <strong>de</strong> imágenes o recurrencia a generalizaciones en el lenguaje que refuerzan<br />

estereotipos sobre jóvenes, pobres o indígenas: (“[La droga] iba a ser distribuida<br />

entre <strong>los</strong> adictos <strong>de</strong>l sector sur <strong>de</strong> la capital”; apoyar la referencia a la presencia<br />

<strong>de</strong> pandillas violentas en un sector <strong>de</strong> la ciudad utilizando imágenes <strong>de</strong> jóvenes<br />

3 CNTV: ¿Qué piensan <strong>los</strong> chilenos sobre la violencia televisiva? (1996); Cinco estudios sobre violencia y televisión en Chile (1998).<br />

90


caminando por la calle <strong>de</strong> una población).<br />

Referencia imprecisa a datos estadísticos. P. e., hablar <strong>de</strong> déficit <strong>de</strong> policías sin<br />

explicar cuál es el punto <strong>de</strong> comparación ni el porcentaje (i<strong>de</strong>al) <strong>de</strong> policías por<br />

habitante. Sólo hablar en números, que supuestamente es un dato “objetivo”.<br />

Criminalización pre-judicial. Al usar adjetivos como “Antisociales”, “Delincuentes”,<br />

“Pandillas” para referirse a sujetos que han sido <strong>de</strong>tenidos por la policía, pero no han<br />

recibido sanción penal: la <strong>de</strong>tención implica sólo sospecha y no certeza.<br />

Al principio <strong>de</strong> este convenio, <strong>los</strong> miembros <strong>de</strong>l equipo teníamos muchas<br />

esperanzas respecto <strong>de</strong> <strong>los</strong> resultados <strong>de</strong> nuestro trabajo y <strong>de</strong>l impacto que podría<br />

tener. Sin embargo, poco a poco, nos fuimos <strong>de</strong>silusionando y bajando nuestras<br />

expectativas. Hay por lo menos 3 aspectos que ejemplifican lo anterior:<br />

Si bien nunca se había realizado un trabajo sistemático y <strong>de</strong> gran envergadura<br />

al respecto -y que incluyera tanto prensa escrita como televisión-, el equipo no<br />

contó con todo el apoyo necesario en términos <strong>de</strong> recursos. Quienes trabajábamos<br />

lo hacíamos porque teníamos un interés personal en el tema y en que se pudiera<br />

publicar algo al respecto.<br />

Hubo muchos roces con la institucionalidad en términos <strong>de</strong> la construcción <strong>de</strong>l<br />

estudio, <strong>de</strong>l enfoque que queríamos darle y <strong>de</strong> algunos subtemas sobre <strong>los</strong> que<br />

queríamos profundizar y que finalmente fueron eliminados <strong>de</strong>l documento que se<br />

publicó. El año 2002, que fue cuando comenzamos el estudio, se habían intensificado<br />

<strong>los</strong> enfrentamientos entre comunida<strong>de</strong>s mapuches y empresas forestales así como<br />

con la policía, en el sur <strong>de</strong> Chile. Si bien se trataba <strong>de</strong> un problema social profundo,<br />

el enfoque <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> fue sistemáticamente criminalizador. Yo me interesé por<br />

este tema y estuve trabajando por iniciativa personal en él. Emergieron muchos<br />

datos interesantes y que mostraban que <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación no eran meros<br />

“<strong>medios</strong>” <strong>de</strong> transmisión <strong>de</strong> la noticia, sino que actores que tomaban una posición<br />

clara en contra <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s indígenas. Este hecho fue tan notorio que<br />

incluso en una ocasión el entonces ministro <strong>de</strong>l Interior y actual Secretario General<br />

<strong>de</strong> la OEA -José Miguel Insulza- hizo un llamado <strong>de</strong> atención al canal estatal por<br />

informar <strong>de</strong> su viaje a la zona <strong>de</strong> conflicto con imágenes <strong>de</strong> archivo que en vez <strong>de</strong><br />

reflejar el tono pacífico <strong>de</strong>l encuentro, poníán enfasis en <strong>los</strong> reacciones violentas <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> mapuches. Pues bien: todo ese trabajo fue arrancado <strong>de</strong>l informe final (aunque<br />

fueron publicado en un libro <strong>de</strong> CLACSO – Ecuador, 2006).<br />

Hubo tantas dificulta<strong>de</strong>s (lo mismo vale llamarlas científicas que políticas) con<br />

el contenido <strong>de</strong> la investigación que ésta fue publicada recién en el año 2005, tres<br />

años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber comenzado y por lo menos un año y medio <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su<br />

finalización.<br />

La afirmación <strong>de</strong> un camino propio: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el acceso al mensaje al acceso a la<br />

emisión<br />

91


A partir <strong>de</strong> <strong>los</strong> hallazgos sobre el conflicto mapuche y también a partir <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

resultados <strong>de</strong> <strong>los</strong> distintos estudios que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el CNTV entregaban información<br />

sobre diversidad y representatividad social en la televisión chilena, empecé a<br />

interesarme por la cobertura <strong>de</strong> manifestaciones masivas <strong>de</strong> protesta social que<br />

hacía la televisión.<br />

La base <strong>de</strong> mi cambio <strong>de</strong> eje era la percepción <strong>de</strong> que <strong>los</strong> sectores que durante<br />

<strong>los</strong> 90 habían sido estigmatizados por el discurso <strong>de</strong> la seguridad ciudadana o<br />

subrepresentados por las lógicas propias <strong>de</strong>l existismo neoliberal <strong>de</strong>l discurso<br />

oficial <strong>de</strong> esa década, habían comenzado -ya en <strong>los</strong> primeros años <strong>de</strong>l 2000- a<br />

reestructurarse y a hacerse visibles en sus reivindicaciones culturales y/o materiales.<br />

Por lo tanto, mi hipótesis era que su <strong>de</strong>slegitimación requería <strong>de</strong> un cambio en el propio<br />

discurso <strong>de</strong> la seguridad ciudadana. A través <strong>de</strong>l seguimiento <strong>de</strong> hitos emblemáticos<br />

<strong>de</strong> la protesta social <strong>de</strong> la primera mitad <strong>de</strong> <strong>los</strong> 2000s, como fue el paro nacional <strong>de</strong><br />

agosto <strong>de</strong> 2003 o la marcha APEC en noviembre 2004, lo que me encontré fue que<br />

junto con la invisibilización <strong>de</strong> las <strong>de</strong>mandas legítimas <strong>de</strong> estos sectores sociales<br />

-visibilizando en positivo únicamente lo anecdótico, lo emocional y lo individual-, el<br />

único lenguaje que tenía la televisión para nombrar las reivindicaciones <strong>de</strong> estos<br />

grupos era la criminalización.<br />

Fue aquí don<strong>de</strong> comenzó mi cambio <strong>de</strong> eje hacia el tema <strong>de</strong>l acceso a la emisión<br />

televisiva.<br />

Como investigadora <strong>de</strong>l Consejo Nacional <strong>de</strong> Televisión <strong>de</strong> Chile entre <strong>los</strong> años<br />

2000 y 2005 pu<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollar o guiar distintas investigaciones que me permitieron<br />

generar una cantidad importante <strong>de</strong> datos empíricos sobre el funcionamiento <strong>de</strong> la<br />

industria televisiva. Pero esta misma cercanía a su lógica, así como a <strong>los</strong> temas e<br />

intereses que esta privilegia, me llevaron a la conclusión <strong>de</strong> que ya existía suficiente<br />

investigación empírica para trabajar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la industria la ampliación y<br />

diversificación <strong>de</strong> discursos y visiones <strong>de</strong> mundo en la esfera pública nacional -que<br />

incluyeran un tratamiento a<strong>de</strong>cuado <strong>de</strong> problemas tales como la discriminación,<br />

la inseguridad ciudadana o las protestas sociales-, pero que este no era un tema<br />

<strong>de</strong> interés <strong>de</strong>l sector. Por lo mismo, en un <strong>de</strong>terminado momento me pareció que<br />

proponer cambios en este sentido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la industria era un camino más lento y difícil<br />

que generar hallazgos que pudieran ser un aporte a la consolidación y fortalecimiento<br />

<strong>de</strong> las organizaciones que ya estaban trabajando en la producción <strong>de</strong> discursos<br />

audiovisuales alternativos.<br />

Es por eso que cuando en 2005 tuve que <strong>de</strong>finir el tema <strong>de</strong> mi tesis doctoral, opté<br />

por realizar un estudio sobre experiencias internacionales <strong>de</strong> televisión alternativa.<br />

En este punto, la pregunta que surgía era <strong>de</strong>s<strong>de</strong> qué punto <strong>de</strong> vista investigar la<br />

televisión alternativa. Me parecía que tenía que enfocarme en el modo en que<br />

concepciones <strong>de</strong> mundo diferentes (ancladas a condiciones materiales concretas)<br />

podían generar contenidos televisivos diferentes. Pero por otro lado no podía <strong>de</strong>jar<br />

92


<strong>de</strong> lado <strong>los</strong> condicionamientos legales ni económicos, así como el modo en que<br />

estaban conectados (si eres legal, pue<strong>de</strong>s conseguir más financiamiento que si no lo<br />

eres y aumentar tu sustentabilidad en el tiempo, por ejemplo). Tenía la pretensión <strong>de</strong><br />

establecer todos <strong>los</strong> factores que podían incidir en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las televisiones<br />

alternativas. Paralelamente, había estado leyendo mucho sobre <strong>los</strong> precursores <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> estudios culturales británicos, como E.P.Thompson o Stuart Hall y el modo en<br />

que el<strong>los</strong> habían hecho un acercamiento <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un enfoque materialista <strong>de</strong> la cultura<br />

a sus análisis historiográficos o teóricos sobre la cultura popular (Thompson, 1981;<br />

Hall, 1984). A mí me parecía que la televisión, que la cultura <strong>de</strong> masas, tenía que<br />

volver a ser revisada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las herramientas que entregaban estos clásicos <strong>de</strong> la<br />

cultura popular. Y digo “volver” porque en este punto me afirmaba en la crítica que<br />

hacían Mattelart y Neveu al proceso <strong>de</strong> domesticación <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios culturales<br />

durante <strong>los</strong> 90s que había culminado en un análisis <strong>de</strong>spolitizado y restringido a<br />

las opiniones <strong>de</strong> las audiencias (Mattelart y Neveu, 2002). Asimismo, pensaba<br />

que la televisión alternativa no podía analizarse a<strong>de</strong>cuadamente si se lo hacía<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> un enfoque meramente reivindicativo, sino que había que darle sentido a la<br />

reivindicación política <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la relevancia cultural <strong>de</strong> estas experiencias. Pero no<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> cualquier concepción <strong>de</strong> cultura, sino que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una concepción materialista,<br />

que no <strong>de</strong>svinculara las expresiones <strong>de</strong> sentido <strong>de</strong> su contexto material.<br />

Des<strong>de</strong> mis estudios <strong>de</strong> sociología, había entendido lo importante que era utilizar la<br />

historia como una herramienta auxiliar <strong>de</strong> la investigación. Los fenómenos sociales,<br />

pero también la propia reflexión sobre el<strong>los</strong> eran siempre procesos, con avances<br />

y retrocesos, pero por medio <strong>de</strong> <strong>los</strong> cuales era posible compren<strong>de</strong>r el momento<br />

presente <strong>de</strong> ambos. Esta reflexión adquirió más sentido cuando comencé a buscar<br />

bibliografía sobre comunicación alternativa. Me sorprendió que la mayoría <strong>de</strong> la<br />

bibliografía teórica existente –sobre todo en castellano- era anterior a 1990; es<br />

<strong>de</strong>cir, anterior a la caída <strong>de</strong>l Muro <strong>de</strong> Berlín y el triunfo <strong>de</strong> la globalización neoliberal.<br />

La bibliografía reciente, en cambio se vinculaba principalmente a <strong>de</strong>scribir lo que<br />

estaba pasando con internet como “el” espacio don<strong>de</strong> se estaba <strong>de</strong>sarrollando la<br />

lucha social. Me di cuenta que para adquirir herramientas conceptuales con las<br />

cuales analizar la televisión alternativa tenía que revisar esa producción anterior.<br />

Pero también tenía que revisarla para darle una explicación a su falta <strong>de</strong> continuidad<br />

y <strong>de</strong> vinculación con la realidad y la reflexión actual.<br />

Vinculado con lo anterior, fui realizando un trabajo prospectivo ya <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l ámbito<br />

<strong>de</strong> investigación y reflexión sobre la comunicación alternativa con el objetivo final <strong>de</strong><br />

recoger aquel<strong>los</strong> elementos presentes en <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates <strong>de</strong>l campo y que pudieran ser<br />

pertinentes para la construcción <strong>de</strong>l mapa <strong>de</strong> categorías con el cual iba a comparar<br />

<strong>los</strong> casos <strong>de</strong>l estudio en “el” espacio don<strong>de</strong> se estaba <strong>de</strong>sarrollando la lucha social.<br />

Me di cuenta que para adquirir herramientas conceptuales con las cuales analizar la<br />

televisión alternativa tenía que revisar esa producción anterior. Pero también tenía<br />

93


que revisarla para darle una explicación a su falta <strong>de</strong> continuidad y <strong>de</strong> vinculación<br />

con la realidad y la reflexión actual. Por último, a nivel analítico, tenía claro que quería<br />

hacer una investigación aplicada pero con una fundamentación teórica potente. Las<br />

investigaciones sobre televisión alternativa adolecían la mayoría <strong>de</strong> las veces <strong>de</strong><br />

una falta <strong>de</strong> fundamentación teórica (sólo <strong>de</strong>scriptivas) o <strong>de</strong> un exceso <strong>de</strong> estas (sin<br />

empiria). Y aquí radicaba la mayor pretensión y <strong>de</strong>safío <strong>de</strong>l trabajo investigativo: darle<br />

estatus <strong>de</strong> “objeto <strong>de</strong> investigación científica” -esto es, traducir a <strong>los</strong> parámetros <strong>de</strong> la<br />

investigación científica- a un hecho social tan difícil <strong>de</strong> coger en términos analíticos<br />

como era la televisión alternativa, con una base teórica que integrara elementos<br />

<strong>de</strong> historia, sociología, comunicación y fi<strong>los</strong>ofía. Y que se expresara a su vez en<br />

un estudio aplicado <strong>de</strong>bidamente fundamentado en términos metodológicos. Sólo<br />

haciendo esto me parecía estar diciendo algo realmente nuevo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong><br />

las ciencias <strong>de</strong> la comunicación.<br />

El resultado fue un estudio <strong>de</strong> casos comparado entre tres países: España, Estados<br />

Unidos y Venezuela, cuyas primeras fases <strong>de</strong> revisión bibliográfica estuvieron<br />

orientadas a establecer un marco teórico <strong>de</strong> referencia en dos niveles: en un nivel<br />

macroteórico que permitiera posicionar el <strong>de</strong>bate sobre la televisión alternativa<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates teóricos <strong>de</strong> la comunicación y la sociología; en un segundo<br />

nivel y <strong>de</strong> manera paralela a lo anterior, fui realizando un trabajo prospectivo ya<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l ámbito <strong>de</strong> investigación y reflexión sobre la comunicación alternativa con<br />

el objetivo final <strong>de</strong> recoger aquel<strong>los</strong> elementos presentes en <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates <strong>de</strong>l campo<br />

y que pudieran ser pertinentes para la construcción <strong>de</strong>l mapa <strong>de</strong> categorías con el<br />

cual iba a comparar <strong>los</strong> casos.<br />

En este proceso hice movimiento <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el concepto <strong>de</strong> comunicación alternativa<br />

al <strong>de</strong> Tercer Sector <strong>de</strong> la Comunicación (TSC). El paso al concepto <strong>de</strong> tercer<br />

sector tuvo que ver con darme cuenta que cada nueva conceptualización <strong>de</strong> la<br />

comunicación alternativa era siempre un intento <strong>de</strong> separación como <strong>de</strong> superación<br />

<strong>de</strong> la conceptualización previa. Y en este proceso, el concepto <strong>de</strong> tercer sector <strong>de</strong><br />

la comunicación (Mayugo 2004; Clua, 2006) me parecía al mismo tiempo el más<br />

abarcativo en lo respectivo a <strong>los</strong> atributos y adjetivos asociados a la alternatividad<br />

-que podían sintetizarse en la articulación entre un discurso y una praxis cotidiana<br />

transformadora-, así como el más novedoso <strong>de</strong> todos, al poner el acento en el<br />

tema <strong>de</strong> la gestión social <strong>de</strong> <strong>los</strong> proyectos como el elemento más <strong>de</strong>finitorio <strong>de</strong> su<br />

alternatividad.<br />

El instrumento final que posibilitó el estudio comparativo entre <strong>los</strong> casos, se<br />

presenta a continuación:<br />

94


Mapa <strong>de</strong> variables y categorías para el estudio <strong>de</strong> casos<br />

DIMENSIONES CATEGORÍAS DESCRIPCIÓN<br />

Visibilización <strong>de</strong> la experiencia<br />

Soporte televisivo<br />

Presentación<br />

<strong>de</strong>l caso<br />

Conceptualización<br />

Antece<strong>de</strong>ntes<br />

Contexto<br />

sociocultural<br />

Soporte y<br />

alcance<br />

Lenguaje y<br />

contenidos<br />

Emisión -<br />

recepción<br />

Fundamentación y <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l caso y las<br />

experiencias seleccionadas<br />

Hitos relevantes en la historia <strong>de</strong> las experiencias y el<br />

caso seleccionado<br />

Alcance geográfico <strong>de</strong> las experiencias y caso<br />

seleccionado<br />

La <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> sí misma que hace cada experiencia y<br />

las etiquetas reconocibles <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una mirada exterior<br />

Significaciones asociadas a las respectivas<br />

conceptualizaciones<br />

Reflexión teórica vinculada al caso y sus experiencias<br />

Tradiciones <strong>de</strong> resistencia cultural en las cuales se<br />

inscriben tanto las experiencias <strong>de</strong>l caso como la<br />

reflexión teórica<br />

Coor<strong>de</strong>nadas histórico – culturales en las que se<br />

inscribe el caso y las experiencias<br />

Formas <strong>de</strong> articulación social - política con otras<br />

experiencias (mediáticas o no) <strong>de</strong> la esfera pública<br />

alternativa<br />

Relación con sistema tradicional <strong>de</strong> <strong>medios</strong> (presencia/<br />

ausencia; cercanía/distancia)<br />

Fundamentación e implicancias <strong>de</strong> la apuesta por el<br />

soporte televisivo<br />

Uso y relación con otros soportes<br />

Tensión entre alternatividad y alcance masivo<br />

Relevancia <strong>de</strong> la pregunta por un lenguaje propio<br />

Temáticas cubiertas por la experiencia<br />

Formas <strong>de</strong> apropiación <strong>de</strong> la cultura popular y <strong>de</strong> la<br />

cultura masiva por parte <strong>de</strong> la experiencia<br />

Respuestas planteadas ante la problemática<br />

Concepción <strong>de</strong> la audiencia<br />

Caracterización <strong>de</strong> <strong>los</strong> emisores<br />

Circulación <strong>de</strong> roles entre emisión y recepción<br />

95


Sustentabilidad social<br />

Praxis social y<br />

discurso<br />

Organización<br />

interna<br />

Diagnóstico (social, político, cultural, económico) que<br />

guía el accionar <strong>de</strong> la experiencia<br />

El horizonte <strong>de</strong> la acción transformadora<br />

Vinculación con <strong>los</strong> procesos <strong>de</strong> hegemonía y<br />

contrahegemonía<br />

Legitimidad social <strong>de</strong> las experiencias en su contexto<br />

inmediato<br />

Relación <strong>de</strong> las experiencias <strong>de</strong>l caso con <strong>los</strong><br />

movimientos sociales y <strong>los</strong> sectores populares <strong>de</strong> su<br />

entorno<br />

Temas <strong>de</strong> gestión, li<strong>de</strong>razgos individuales y colectivos,<br />

formas <strong>de</strong> trabajo, toma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones. Estrategias<br />

exitosas y no exitosas<br />

Tecnologías y<br />

profesionalización<br />

Presencia <strong>de</strong> expertos y autodidactas, formas <strong>de</strong><br />

articulación<br />

Sustentabilidad<br />

institucional<br />

Sustentabilidad<br />

financiera<br />

Políticas <strong>de</strong><br />

comunicación en<br />

general<br />

Institucionalidad<br />

para <strong>los</strong> <strong>medios</strong><br />

<strong>de</strong>l tercer sector<br />

Digitalización<br />

Estrategias <strong>de</strong><br />

financiamiento y<br />

distribución<br />

Marco relevante <strong>de</strong> discusión y legislación obre el<br />

sistema televisivo<br />

Situación legal <strong>de</strong> las experiencias <strong>de</strong>l caso<br />

Legalidad existente para <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong>l Tercer sector<br />

<strong>de</strong> la comunicación (TSC)<br />

Conocimiento y participación en discusiones y <strong>de</strong>bates<br />

sobre políticas <strong>de</strong> comunicación<br />

Consecuencias <strong>de</strong> las políticas <strong>de</strong> comunicación sobre<br />

digitalización en <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong>l TSC<br />

Formas <strong>de</strong> financiamiento y estrategias <strong>de</strong> uso eficiente<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> recursos<br />

Apoyos <strong>de</strong> la comunidad - Trabajo voluntario y trabajo<br />

remunerado<br />

Canales <strong>de</strong> distribución<br />

Formas <strong>de</strong> articulación monetaria con otras experiencias<br />

(mediáticas o no) <strong>de</strong> la esfera pública alternativa<br />

Recientemente he culminado mi investigación doctoral. Algunos <strong>de</strong> mis hallazgos<br />

fueron <strong>los</strong> siguientes:<br />

- Las experiencias revisadas rompen por la fuerza <strong>de</strong> <strong>los</strong> hechos la imagen i<strong>de</strong>al,<br />

<strong>de</strong>formada y homogénea <strong>de</strong> la esfera pública. Ellas no sólo realizan un ejercicio <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>mocratización <strong>de</strong> la comunicación a través <strong>de</strong>l quehacer cotidiano que convierte<br />

en acción su diagnóstico: con su sola existencia muestran tanto la existencia <strong>de</strong><br />

experiencias que están pujando subterráneamente por cambiar la relación <strong>de</strong> fuerzas<br />

en el sistema comunicativo como <strong>los</strong> límites a su <strong>de</strong>mocratización real impuestos por<br />

<strong>los</strong> <strong>medios</strong> privados comerciales y el sector público gubernamental.<br />

96


- El principal insumo para la conformación <strong>de</strong> la fortaleza interna <strong>de</strong> las experiencias<br />

radica en la coherencia entre diagnóstico y acción cotidiana, incluyendo aquí la<br />

organización interna, la apertura a la comunidad y a <strong>los</strong> movimientos sociales, así<br />

como la coherencia <strong>de</strong> lo anterior con <strong>los</strong> contenidos emitidos.<br />

- La existencia <strong>de</strong> políticas <strong>de</strong> comunicación constituye el factor más importante para<br />

el establecimiento (o no) <strong>de</strong>l TSC como un espacio diferenciado <strong>de</strong> comunicación.<br />

La visibilización <strong>de</strong> las experiencias ante el Estado como un sector diferenciado<br />

con unas necesida<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>mandas específicas ha sido beneficiosa en términos<br />

generales.<br />

- La digitalización muestra cómo las nuevas tecnologías no traen por sí solas la<br />

<strong>de</strong>mocratización <strong>de</strong>l espectro e incluso están contribuyendo a su menoscabo.<br />

- La proximidad es sólo uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> componentes <strong>de</strong> un TSC. Lo comunitario -como<br />

uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> componentes <strong>de</strong>l TSC- no se agota en lo local. Y restringir el alcance <strong>de</strong><br />

las experiencias <strong>de</strong>l TSC a este espacio es restringir su potencial<br />

Perspectivas <strong>de</strong> Futuro<br />

A partir <strong>de</strong>l trabajo sistematizado en la realización <strong>de</strong> la tesis doctoral, así como<br />

con todo el background obtenido a través <strong>de</strong> mi experiencia profesional, <strong>los</strong> dos<br />

proyectos en <strong>los</strong> cuales me interesa trabajar ahora son: un observatorio sobre<br />

televisión y conflictos sociales y un catastro <strong>de</strong> televisión alternativa, ambos <strong>de</strong><br />

carácter internacional.<br />

El Observatorio estaría orientado a reunir investigaciones que se están realizando<br />

a nivel internacional en el ámbito <strong>de</strong> la cobertura y tratamiento <strong>de</strong> <strong>los</strong> conflictos<br />

sociales en la televisión, así como piezas audiovisuales que sean un contrapunto a<br />

las versiones oficiales sobre estos conflictos. Con respecto al catastro, me interesa<br />

utilizar el instrumento que he creado para comparar <strong>los</strong> casos <strong>de</strong> mi investigación<br />

doctoral, para conformar una base <strong>de</strong> datos con experiencias <strong>de</strong> televisión alternativa<br />

actuales, tanto en soporte tradicional como en internet, con el propósito <strong>de</strong> que sea<br />

usada por las mismas experiencias como espacio <strong>de</strong> confluencia y reconocimiento<br />

mutuo, así como un espacio para aunar fuerzas en la búsqueda <strong>de</strong> condiciones<br />

institucionales que contribuyan a su fortalecimiento.<br />

Este trabajo <strong>de</strong> carácter académico – profesional se complementará con mi<br />

quehacer como activista en el ámbito <strong>de</strong> la comunicación alternativa, que se<br />

expresa actualmente en mi colaboración con La Tele <strong>de</strong> <strong>los</strong> movimientos sociales <strong>de</strong><br />

Barcelona, la Red Estatal <strong>de</strong> <strong>medios</strong> comunitarios (España) y el sitio web Alterinfos:<br />

www.alterinfos.org<br />

97


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98


100


5.- Alternativas metodológicas para el estudio <strong>de</strong><br />

las campañas electorales<br />

Claudio Elórtegui Gómez.<br />

101


102


1. Introducción<br />

El siguiente artículo tiene como objetivo presentar algunas metodologías para el<br />

estudio <strong>de</strong> las campañas electorales, pertinentes con <strong>los</strong> actuales escenarios en<br />

<strong>los</strong> que se <strong>de</strong>senvuelve la comunicación política y orientada a contextos como<br />

<strong>los</strong> latinoamericanos. Se propone para ello opciones que sean coherentes con la<br />

importancia y autonomía que han logrado como objeto <strong>de</strong> estudio vinculado a la<br />

comunicación.<br />

No nos interesa en esta ocasión ingresar a las metodologías <strong>de</strong> realización y diseño<br />

<strong>de</strong> una campaña, sino que distinguir la naturaleza <strong>de</strong> análisis hacia un campo <strong>de</strong><br />

observación ya establecido en la realidad. Es <strong>de</strong>cir, ¿cómo acercarse mediante<br />

alternativas metodológicas a una campaña electoral <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la comunicación<br />

política?<br />

Una sugerencia metodológica inicial será internarse <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo macro, con la finalidad<br />

<strong>de</strong> establecer las características y dimensiones más relevantes <strong>de</strong> una campaña.<br />

Este tipo <strong>de</strong> análisis permite indagar en <strong>los</strong> niveles y estrategias que fueron <strong>de</strong>cisivos<br />

en <strong>los</strong> procesos electorales, así como posibilita estudios comparados.<br />

Otra alternativa propuesta estará en la capacidad <strong>de</strong> ingresar en episodios <strong>de</strong> gran<br />

trascen<strong>de</strong>ncia en lo simbólico <strong>de</strong>sarrollados por <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación y,<br />

particularmente, la televisión. En este sentido, se presentarán metodologías para <strong>los</strong><br />

<strong>de</strong>bates políticos en la “pantalla chica” y para las entrevistas políticas televisivas.<br />

Finalmente, se <strong>de</strong>stacará la necesidad <strong>de</strong> asumir que las campañas electorales<br />

se consumen y reelaboran en el marco <strong>de</strong> lo cotidiano y en las interacciones <strong>de</strong><br />

las comunida<strong>de</strong>s, por lo que también este texto se internará en las relaciones<br />

microcomunicativas <strong>de</strong> las personas y sus percepciones hacia la política.<br />

No obstante, sugerimos que la comunicación electoral no queda recluida<br />

exclusivamente a lo micro ni a lo macro, sino que cruza diversas dimensiones<br />

individuales, grupales e institucionales en un proceso ascen<strong>de</strong>nte-<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>nte que<br />

podrá <strong>de</strong>limitarse mediante una metodología cualitativa con una perspectiva más<br />

integral, que incorpora a <strong>los</strong> sujetos, a <strong>los</strong> grupos, a <strong>los</strong> <strong>medios</strong> y a las gran<strong>de</strong>s<br />

organizaciones <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r.<br />

2. Distinguir un recorrido<br />

Durante las últimas décadas, la competitividad <strong>de</strong> <strong>los</strong> procesos políticos<br />

representados en las campañas electorales y las transformaciones en las prácticas<br />

<strong>de</strong>stinadas a alcanzar el po<strong>de</strong>r, producto <strong>de</strong> la irrupción <strong>de</strong> una sociedad mediática<br />

altamente tecnologizada que convive con <strong>los</strong> ritos propios <strong>de</strong> las culturas políticas<br />

en las que están insertas, han terminado por complejizar <strong>los</strong> escenarios don<strong>de</strong> se<br />

103


libra la batalla <strong>de</strong> lo simbólico-popular hasta límites que pocos habían proyectado<br />

en la postguerra.<br />

Las campañas electorales han <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> ser trabajos intuitivos y controlados<br />

por el parecer <strong>de</strong> un partido político <strong>de</strong> turno, para situarse como verda<strong>de</strong>ras<br />

empresas comunicacionales que <strong>de</strong>ben analizar, interpretar y crear toda una<br />

dimensión persuasiva con la finalidad <strong>de</strong> reforzar, captar o movilizar las intenciones<br />

electorales y el sufragio <strong>de</strong> votantes que no sienten mucha simpatía hacia la política<br />

o consi<strong>de</strong>ran, en un número creciente y global, que su participación no es sinónimo<br />

<strong>de</strong> fortalecimiento en el escenario <strong>de</strong>mocrático <strong>de</strong> su nación o comunidad.<br />

Los incipientes mensajes con un sentido <strong>de</strong> persuasión electoral bajo características<br />

<strong>de</strong> merca<strong>de</strong>o político y la forma <strong>de</strong> presentar<strong>los</strong> <strong>de</strong>sarrollados por la campaña<br />

<strong>de</strong> Eisenhower en 1952, fueron el inicio <strong>de</strong> sucesivos esfuerzos originados en <strong>los</strong><br />

Estados Unidos que terminaron por influir en lo que hoy conocemos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las<br />

fronteras <strong>de</strong> la comunicación política.<br />

Aunque el eslogan utilizado por Eisenhower (It’s time for a change) pue<strong>de</strong> ser similar<br />

a muchos <strong>de</strong> <strong>los</strong> que conocemos en la actualidad, incluido el empleado por Barack<br />

Obama en las primarias <strong>de</strong>l Partido Demócrata el 2008 o por Joaquín Lavín, Vicente<br />

Fox o Álvaro Uribe en Latinoamérica, <strong>los</strong> contextos <strong>de</strong> las campañas han variado<br />

y con ello obligan a la búsqueda <strong>de</strong> metodologías que sean apropiadas para cada<br />

situación en las que se <strong>de</strong>senvuelven.<br />

Las investigaciones <strong>de</strong> la comunicación política prosiguen en sus esfuerzos por<br />

<strong>de</strong>terminar el real grado <strong>de</strong> influencia <strong>de</strong> las campañas sobre las socieda<strong>de</strong>s y lo<br />

que significan para éstas al momento <strong>de</strong> ser expuestas ante coyunturas cambiantes<br />

y sensibles. Esto incluye toda la relación e interacción que se expresa en el día a día,<br />

en lo cotidiano, entre <strong>los</strong> actores involucrados en el <strong>de</strong>venir <strong>de</strong>mocrático como son<br />

<strong>los</strong> políticos, <strong>los</strong> <strong>medios</strong> y la opinión pública, entre otros.<br />

La amplitud <strong>de</strong> aspectos comunicativos que se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>n en la actualidad <strong>de</strong> las<br />

campañas electorales hace imposible generar un estándar metodológico preciso y<br />

aplicable a cada contexto y/o realidad nacional. Estas herramientas <strong>de</strong>berán ser<br />

utilizadas por <strong>los</strong> interesados en la medida que sean funcionales, explicativas,<br />

interpretativas o a<strong>de</strong>cuadas a <strong>los</strong> objetivos trazados en sus investigaciones.<br />

Un punto esencial y básico es la correcta problematización <strong>de</strong> un fenómeno<br />

político, lo que permite una mejor i<strong>de</strong>ntificación al interior <strong>de</strong> la <strong>de</strong>nsidad electoral,<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> aspectos relevantes que <strong>los</strong> investigadores han establecido en lo particular.<br />

La dimensión escogida <strong>de</strong> una campaña se convierte, por tanto, en un tópico<br />

fundamental para la respuesta o comprobación <strong>de</strong> las interrogantes y/o hipótesis<br />

sugeridas, permitiendo que previamente se formule una metodología acor<strong>de</strong> a las<br />

expectativas que <strong>los</strong> investigadores han propuesto.<br />

Antes <strong>de</strong> continuar con el aspecto estrictamente relacionado con las herramientas<br />

104


metodológicas que proponemos, es importante aclarar dos aspectos que a<br />

continuación se <strong>de</strong>tallarán en <strong>los</strong> siguientes puntos, que no son menores en la<br />

realidad <strong>de</strong> las campañas contemporáneas.<br />

La primera, distinguir metodologías coherentes con <strong>los</strong> escenarios locales que se<br />

investigan, pese a que la influencia estadouni<strong>de</strong>nse en el estudio <strong>de</strong> campañas es<br />

evi<strong>de</strong>nte. Y la segunda, diferenciar las metodologías que ofrece el marketing político<br />

para la formulación/producción <strong>de</strong> una campaña <strong>de</strong> las que otorgan las ciencias<br />

sociales para la investigación en función <strong>de</strong> las teorías <strong>de</strong> la comunicación política.<br />

3. “Americanización” <strong>de</strong> mo<strong>de</strong><strong>los</strong>, ¿y <strong>de</strong> metodologías?<br />

Un primer aspecto, entonces, que <strong>de</strong>be llamar a la reflexión es que pese<br />

a la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> algunos teóricos que se refieren a un fenómeno <strong>de</strong><br />

“americanización” para puntualizar la expansión <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> campaña electoral<br />

estadouni<strong>de</strong>nse a gran parte <strong>de</strong>l mundo (Swanson y Mancini, 1996), éste no <strong>de</strong>biera<br />

ser un factor <strong>de</strong> explicación que condiciona, limita y traslada íntegramente las<br />

metodologías empleadas en la realidad norteamericana a otras, como por ejemplo,<br />

la latinoamericana.<br />

Aunque existen aspectos que no po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>sconocer son referenciales y algunas<br />

herramientas se mantienen en sus diseños originales, ello no tendría que <strong>de</strong>terminar<br />

las técnicas a utilizar ni menos obviar las particularida<strong>de</strong>s territoriales, humanas,<br />

legales, socioeconómicas y culturales en las cuales se aplican, sean <strong>de</strong> procesos<br />

nacionales o locales, en países industrializados o en vías <strong>de</strong> serlo.<br />

Las campañas electorales pue<strong>de</strong>n reflejar las características o rasgos i<strong>de</strong>ntitarios <strong>de</strong><br />

una cultura política <strong>de</strong>terminada. Por eso la importancia <strong>de</strong> asumir que forman parte<br />

<strong>de</strong> diversas re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> comunicación, interrelacionadas con <strong>los</strong> aspectos cercanos<br />

pero también <strong>de</strong>terminadas por la influencia <strong>de</strong> escenarios internacionales.<br />

Los nuevos esti<strong>los</strong> <strong>de</strong> hacer campaña respon<strong>de</strong>n a ten<strong>de</strong>ncias que se manifiestan<br />

producto <strong>de</strong> la globalización, don<strong>de</strong> las prácticas estadouni<strong>de</strong>nses han tenido mayor<br />

capacidad <strong>de</strong> ser adoptadas a nivel occi<strong>de</strong>ntal (Negrine y Papathanassopou<strong>los</strong>,<br />

1996). No obstante, la “emulación” <strong>de</strong> las experiencias <strong>de</strong> EE.UU. no tiene mucho<br />

sentido cuando factores, por ejemplo, como <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación masivos<br />

y el mayor pragmatismo y/o <strong>de</strong>scontento <strong>de</strong>l electorado obligan a involucrarse en<br />

investigaciones con variables específicas y que pertenecen a contextos puntuales<br />

(Martín Salgado, 2002).<br />

Tampoco pue<strong>de</strong> obviarse el aspecto que nuestros países latinoamericanos<br />

mantienen todavía un fuerte componente <strong>de</strong> política territorial, “cara a cara”, tanto en<br />

lo rural como en lo urbano, <strong>de</strong>bido en parte a las re<strong>de</strong>s clientelares que marcan en<br />

muchos sectores <strong>de</strong> estas socieda<strong>de</strong>s <strong>los</strong> resultados electorales (Auyero, 2001).<br />

Esta situación es incorporada por un número no menor <strong>de</strong> campañas tanto en<br />

105


sus formas como mensajes para lograr el vínculo emocional y material con <strong>los</strong><br />

electores, lo que obliga a pensar en metodologías más orientadas a lo etnográfico,<br />

a la psicología social, a la sociología política <strong>de</strong> re<strong>de</strong>s o a la antropología política al<br />

momento <strong>de</strong> intentar un acercamiento realista y pertinente <strong>de</strong> lo micro.<br />

4. Marketing político y metodologías <strong>de</strong> formulación <strong>de</strong> campañas<br />

Otro aspecto que tien<strong>de</strong> a reducir el <strong>de</strong>sarrollo metodológico <strong>de</strong> la campaña electoral<br />

es observarla <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva dada principalmente por el marketing político<br />

y, a su vez, limitarla a las técnicas <strong>de</strong> investigación comercial para indagar en <strong>los</strong><br />

fenómenos políticos. No hay que <strong>de</strong>sconocer la capacidad que ha presentado lo<br />

electoral para sistematizar las modalida<strong>de</strong>s y estrategias comerciales <strong>de</strong> persuasión,<br />

pero presentan diferencias que pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>snaturalizar <strong>los</strong> fenómenos políticos y<br />

comunicativos que emanan <strong>de</strong> las campañas continuamente.<br />

Si bien no son pocos <strong>los</strong> que consi<strong>de</strong>ran que el marketing político es una simple<br />

aplicación <strong>de</strong> teorías y técnicas ya establecidas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo comercial (Newman y<br />

Sheth, 1985; Salazar, 1988), la planificación, mensajes y evaluaciones obe<strong>de</strong>cen a<br />

áreas muy diferentes, que respon<strong>de</strong>n <strong>de</strong> manera diversa y hasta en algunos puntos<br />

contradictoriamente entre estas manifestaciones.<br />

Los métodos <strong>de</strong> lo comercial y lo electoral pue<strong>de</strong>n ser semejantes, no obstante, las<br />

esferas <strong>de</strong> acción, observación y respuesta <strong>de</strong> <strong>los</strong> protagonistas involucrados en<br />

la dinámica política hacen muy difícil el mito <strong>de</strong> estudiar seriamente una campaña<br />

con las herramientas que posibilitaron una que vendió <strong>de</strong>tergentes o calzados, por<br />

nombrar algunos productos. Aunque suelan ser ejemplificadas como conceptos<br />

semejantes, la naturaleza <strong>de</strong> aplicación es diferente, así como el tipo <strong>de</strong> elección a<br />

<strong>los</strong> que se ven sometidos <strong>los</strong> individuos y <strong>los</strong> elementos que están en disputa.<br />

Comparar en lo metodológico una gaseosa con un candidato o situarlo en un mismo<br />

nivel <strong>de</strong> análisis, minimiza la complejidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> sistemas sociales y culturales<br />

contemporáneos, reduce y confun<strong>de</strong> la capacidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> electores <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar<br />

proyectos i<strong>de</strong>ológicos y proporciona a estas técnicas un po<strong>de</strong>r que no es tal.<br />

In<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> lo anterior, lo que importa <strong>de</strong>stacar para este texto es que el<br />

marketing político pue<strong>de</strong> facilitar una serie <strong>de</strong> metodologías que son funcionales<br />

para el trazado y materialización <strong>de</strong> una campaña, tanto en su formulación como en<br />

el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la misma (producción-difusión), no así para las investigaciones que<br />

ingresan en la complejidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> fenómenos sociopolíticos <strong>de</strong> la comunicación, que<br />

es lo que nos interesa en esta oportunidad.<br />

La dimensión metodológica vinculada con la comunicación política se distingue y<br />

se nutre <strong>de</strong> <strong>los</strong> aportes, fundamentalmente, <strong>de</strong> las ciencias sociales al momento<br />

<strong>de</strong> estudiar las campañas electorales. En tanto, <strong>los</strong> objetivos metodológicos <strong>de</strong>l<br />

marketing electoral son diferentes, pues lo que interesa para estos casos es obtener<br />

106


información estratégica <strong>de</strong> <strong>los</strong> entornos para crear un concepto comunicacional que<br />

seduzca, que logre diferenciación y posicionamiento político.<br />

Las metodologías <strong>de</strong>l marketing se orientan hacia <strong>los</strong> expertos electorales,<br />

“diseñadores” <strong>de</strong> campaña o consultores en comunicación electoral, quienes <strong>de</strong>ben<br />

traducir las inquietu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> una comunidad, la capacidad <strong>de</strong> un candidato y/o la<br />

observación <strong>de</strong> la competencia política en formatos que puedan ser consumidos a<br />

través <strong>de</strong> soportes mediáticos, publicitarios, audiovisuales y simbólicos.<br />

Para esta área <strong>de</strong> investigación, la sociología electoral posibilita una batería <strong>de</strong><br />

herramientas metodológicas, como las encuestas <strong>de</strong> intención <strong>de</strong> voto y <strong>de</strong><br />

opinión, y las entrevistas cualitativas individuales o <strong>de</strong> grupo. En tanto, <strong>los</strong> análisis<br />

estadísticos <strong>de</strong> tipo <strong>de</strong>scriptivo como <strong>los</strong> factoriales y tipológicos, el <strong>de</strong> semejanzas<br />

y preferencias, y también <strong>los</strong> explicativos como la segmentación o las medidas<br />

conjuntas, pue<strong>de</strong>n ser complementadas con mo<strong>de</strong><strong>los</strong> <strong>de</strong> simulación para la toma <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>cisiones estratégicas (Gerstlé, 2005).<br />

Explicados estos dos puntos, la <strong>de</strong>nominada “americanización” y el marketing político<br />

como aspectos que pue<strong>de</strong>n condicionar las discusiones sobre las metodologías,<br />

presentamos a continuación la perspectiva <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cual compren<strong>de</strong>mos la figura <strong>de</strong><br />

la campaña electoral y su relación con la comunicación.<br />

5. Campañas electorales y la variable comunicativa<br />

A partir <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> <strong>los</strong> ochenta la investigación <strong>de</strong> <strong>los</strong> temas electorales<br />

<strong>de</strong>muestra el sentido <strong>de</strong> “autonomización” <strong>de</strong> la campaña como objeto <strong>de</strong> estudio<br />

centrado en la variable <strong>de</strong> la comunicación (Gerstlé, 2005).<br />

Con ello se generan importantes cambios en <strong>los</strong> análisis sobre estos fenómenos,<br />

pues como <strong>de</strong>staca Gerstlé la mirada clásica se centró sobre <strong>los</strong> actores habituales<br />

<strong>de</strong>l juego político: individuos, fuerzas y coaliciones, <strong>de</strong> <strong>los</strong> que emanaban y se<br />

<strong>de</strong>scribían <strong>los</strong> dispositivos, maniobras y tomas <strong>de</strong> posición. En este sentido, se<br />

relegaba hasta entonces el contenido <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> y lo que el<strong>los</strong> significaban para<br />

la comunicación, siendo explicados con un papel limitado a la mera intermediación<br />

entre <strong>los</strong> candidatos y <strong>los</strong> electores (2005: 124), es <strong>de</strong>cir, <strong>los</strong> <strong>medios</strong> con un rol<br />

ornamental o exclusivamente instrumental, algo que hoy es difícil <strong>de</strong> imaginar o<br />

situar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva política comunicacional.<br />

Las investigaciones en la actualidad compren<strong>de</strong>n que <strong>los</strong> nuevos escenarios se<br />

encuentran dados por la interacción <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> actores, incluyendo <strong>los</strong> <strong>medios</strong><br />

(no son <strong>los</strong> únicos y muchas veces tampoco <strong>los</strong> más importantes), protagonistas<br />

todos <strong>de</strong> una dinámica política que “conduce a consi<strong>de</strong>rar las campañas como una<br />

estructura <strong>de</strong> juego caracterizada por el conflicto, la cooperación o las relaciones<br />

mixtas” (Gerstlé, 2005).<br />

Por eso se abren nuevas posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> investigación, que pue<strong>de</strong>n ingresar a una<br />

107


campaña <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus aspectos estructurales o, por el contrario, tomar algún aspecto<br />

específico para respon<strong>de</strong>r a un <strong>de</strong>terminado requerimiento. Por ejemplo, algunas<br />

perspectivas están asumiendo la importancia <strong>de</strong> las personas y sus comunida<strong>de</strong>s,<br />

así como las interacciones que se replican en <strong>los</strong> diferentes espacios simbólicos y<br />

culturales <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s, al momento <strong>de</strong> proponer metodologías.<br />

Las campañas pue<strong>de</strong>n ser el contexto para estudiar un sinnúmero <strong>de</strong> fenómenos<br />

políticos o <strong>de</strong> la comunicación política, pues se asume como un período <strong>de</strong> importancia<br />

en lo simbólico, <strong>de</strong> gran significación para las socieda<strong>de</strong>s, un espacio atractivo para<br />

monitorear percepciones u otras manifestaciones que se ven permeadas por <strong>los</strong><br />

movimientos que van marcando <strong>los</strong> procesos electorales.<br />

A<strong>de</strong>más, la observación e investigación <strong>de</strong> las campañas electorales en <strong>los</strong> <strong>medios</strong><br />

<strong>de</strong> comunicación expresan y materializan el traslado que han tenido éstas a lo<br />

masivo y virtual, con nuevos soportes como Internet y con la televisión como una<br />

gran difusora <strong>de</strong> lo político como espectáculo.<br />

Las investigaciones suelen seleccionar su corpus <strong>de</strong> estudio a partir <strong>de</strong> artícu<strong>los</strong>,<br />

crónicas o aparecimientos mediáticos y periodísticos, más allá <strong>de</strong> si se está indagando<br />

en la cobertura o tratamiento <strong>de</strong> un <strong>de</strong>terminado medio sobre <strong>los</strong> candidatos. Forman<br />

parte <strong>de</strong> un espacio público trascen<strong>de</strong>ntal, un lugar estratégico don<strong>de</strong> se traduce<br />

el <strong>de</strong>nominado “mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> competencia” (Ansolabehere, Iyengar y Behr, 1993), es<br />

<strong>de</strong>cir, la inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia entre quienes disputan la campaña en la manifestación <strong>de</strong><br />

un juego <strong>de</strong> estrategias <strong>de</strong> comunicación, las que van variando según la respuesta<br />

<strong>de</strong>l otro.<br />

6. Posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> abordaje metodológico <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo comunicacional<br />

Teniendo presente que la variable comunicativa será la que guiará nuestros<br />

referentes metodológicos hacia las campañas políticas, <strong>de</strong>sarrollaremos una serie<br />

<strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> acercamiento. La entrada pue<strong>de</strong> ser diversa, tanto como <strong>los</strong><br />

objetivos que formulen <strong>los</strong> interesados en realizar una investigación <strong>de</strong> este tipo. Por<br />

ejemplo, para este artículo se propone una <strong>de</strong> carácter estructural, más orientada<br />

a lo macro; otra <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> (específicamente televisión, a través <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

<strong>de</strong>bates y las entrevistas políticas); una micro (realida<strong>de</strong>s particulares al interior <strong>de</strong><br />

las comunida<strong>de</strong>s); y otra que plantea interacciones en varios niveles, más integral<br />

e incorporando lo micro y lo macro como un proceso dialéctico que perfila una<br />

campaña política <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la comunicación.<br />

6.1. Mirada macro-estructural<br />

Des<strong>de</strong> lo macro, con una orientación hacia lo sistémico y lo <strong>de</strong>scriptivo, existen<br />

posibilida<strong>de</strong>s metodológicas <strong>de</strong> contexto y formato que sirven para realizar análisis<br />

comparativos <strong>de</strong> procesos nacionales o internacionales. Una experiencia empírica<br />

108


es la que efectúan Frank Priess y Fernando Tuesta Sol<strong>de</strong>villa (1999), como editores<br />

<strong>de</strong>l texto “Campañas Electorales y Medios <strong>de</strong> Comunicación en América Latina”. En<br />

el mismo se estudian una serie <strong>de</strong> procesos latinoamericanos <strong>de</strong>sarrollados a fines<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> noventa, y en <strong>los</strong> cuales <strong>de</strong>stacan un número <strong>de</strong> categorías <strong>de</strong> análisis que<br />

permiten una mirada general pero no por ello menos rigurosa, <strong>de</strong> <strong>los</strong> aspectos que<br />

<strong>de</strong>terminaron <strong>los</strong> diferentes procesos.<br />

Para este tipo <strong>de</strong> metodologías es esencial tener una importante capacidad <strong>de</strong><br />

organización, un equipo humano dispuesto al trabajo <strong>de</strong> recopilación y la suficiente<br />

paciencia o programación <strong>de</strong> <strong>los</strong> tiempos para esperar respuestas que provengan<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>los</strong> comandos o <strong>de</strong> <strong>los</strong> candidatos, si se opta por entrevistas. Se requiere una<br />

observación <strong>de</strong>purada y competencias vinculadas a la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> las diferentes<br />

variables en juego.<br />

Las herramientas <strong>de</strong> recolección más usuales para esta metodología están dadas<br />

por:<br />

a) Fuentes informativas para la elaboración <strong>de</strong> archivos documentales (diarios,<br />

periódicos, revistas <strong>de</strong> actualidad y especializadas; noticieros televisivos y radiales;<br />

<strong>de</strong>bates televisivos y radiales; programas televisivos y radiales especializados);<br />

b) Documentación aportada por <strong>los</strong> partidos políticos (base <strong>de</strong> datos; <strong>medios</strong><br />

internos <strong>de</strong> comunicación, etc.);<br />

c) Documentación aportada por <strong>los</strong> comandos políticos <strong>de</strong> las candidaturas;<br />

d) Entrevistas estructuradas o semiestructuradas a candidatos, estrategas,<br />

generalísimos, asesores, expertos electorales, etc.<br />

Con la elección <strong>de</strong> las técnicas a emplear, se sugiere la construcción <strong>de</strong> una matriz<br />

<strong>de</strong> análisis que presente la capacidad para incorporar las variables <strong>de</strong> importancia<br />

que requiera la investigación, integrando al menos <strong>los</strong> siguientes elementos <strong>de</strong><br />

estudio contenidos en la propuesta <strong>de</strong> M. Francisca Ortega (1999) para las elecciones<br />

parlamentarias chilenas <strong>de</strong> 1997:<br />

1. Contexto Político <strong>de</strong> las Elecciones. 1.1 Situación <strong>de</strong>l Gobierno y <strong>de</strong> <strong>los</strong> diversos<br />

partidos políticos participantes <strong>de</strong>l proceso. 1.2 Hechos relevantes que están<br />

presentes en la discusión pública.<br />

2. Marco Legal <strong>de</strong> la campaña electoral. 2.1 Sistema electoral chileno. 2.2 Inscripción<br />

<strong>de</strong> candidatos y partidos políticos. 2.3 Acceso a <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación y<br />

normas <strong>de</strong> campaña.<br />

3. Candidaturas en competencia. 3.1 Candidatos y partidos políticos.<br />

4. Estrategias <strong>de</strong> la campaña. 4.1 Temas clave e i<strong>de</strong>as fuerza. 4.2. Publicidad<br />

política. 4.3 Medios <strong>de</strong> Comunicación.<br />

5. Propaganda electoral. 5.1 Propaganda electoral a través <strong>de</strong>l aparato partidario.<br />

5.2 Propaganda a través <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación masivos. a) Propaganda<br />

109


gratuita en <strong>los</strong> canales <strong>de</strong> televisión <strong>de</strong> libre recepción. b) Propaganda <strong>de</strong> libre<br />

contratación <strong>de</strong> <strong>los</strong> candidatos. 5.3 Lemas y eslóganes.<br />

6. Financiamiento <strong>de</strong> las campañas electorales.<br />

7. Empresas y son<strong>de</strong>os <strong>de</strong> opinión.<br />

8. Resultados electorales y su impacto sobre la representación política.<br />

Una vez dispuesta la información <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> tópicos, tendrá que iniciarse<br />

una i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> <strong>los</strong> aspectos que son <strong>de</strong> relevancia para <strong>los</strong> objetivos <strong>de</strong> la<br />

investigación <strong>de</strong>l estudiante o interesado, con el fin <strong>de</strong> <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nar un proceso<br />

<strong>de</strong>scriptivo que posibilite hallazgos y conclusiones posteriores.<br />

Si se opta por las entrevistas estructuradas o por encuestas abiertas como<br />

instrumentos metodológicos <strong>de</strong> importancia para una propuesta <strong>de</strong> esta naturaleza,<br />

se sugiere integrar una Muestra y Criterios <strong>de</strong> Selección que para el caso <strong>de</strong> Ortega<br />

(1999) estuvieron dados por el sexo y la afiliación política. En este sentido, la<br />

entrevista a <strong>los</strong> candidatos se aplicó mediante un cuestionario que tenía 18 preguntas,<br />

<strong>de</strong>bido a las características <strong>de</strong> la elección parlamentaria como objeto <strong>de</strong> estudio<br />

(véase Anexo). Lógicamente este tipo <strong>de</strong> instrumentos <strong>de</strong>ben ir acomodándose a la<br />

formulación <strong>de</strong> las interrogantes y <strong>los</strong> objetivos metodológicos planteados por cada<br />

investigación.<br />

Otra posibilidad para construir una matriz pue<strong>de</strong> estar en la incorporación <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

siguientes macro-niveles vinculados con la estructura <strong>de</strong> una campaña y sus gran<strong>de</strong>s<br />

estrategias (Elórtegui, 2009). Es una propuesta que también consi<strong>de</strong>ra un intenso<br />

trabajo <strong>de</strong> recolección <strong>de</strong> material y capacidad <strong>de</strong> observación, sistematización y<br />

contraste informativo para internarse en las numerosas categorías que emanan <strong>de</strong><br />

estos procesos:<br />

I. Marco sociopolítico: 1) Plataforma partidaria/i<strong>de</strong>ológica; 2) Contexto <strong>de</strong>mocrático<br />

particular y representaciones macro-simbólicas nacionales/culturales.<br />

II. Escenario Pre Electoral: 3) Adhesiones; 4) Interacción con organizaciones<br />

sociales/asociaciones intermedias; 5) Búsqueda <strong>de</strong>l voto popular; 6) Capitalización<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>scontento político.<br />

III. Diseño <strong>de</strong>l Trabajo Electoral: 7) Aseguramiento <strong>de</strong> <strong>los</strong> copartidarios, unión/<br />

división frente a la competencia; 8) Diseños estratégicos para regiones y zonas<br />

particulares <strong>de</strong>l país; 9) Articulación <strong>de</strong> re<strong>de</strong>s territoriales en gran<strong>de</strong>s urbes.<br />

IV. Estrategias Mediáticas: 10) Publicidad en periódicos y material <strong>de</strong> campaña<br />

escrito; 11) Publicidad en radio; 12) Estrategias televisivas: situación y marco<br />

legislativo <strong>de</strong>l país; 13) Publicidad estática.<br />

V. Contacto Personal y territorial: 14) Despliegue territorial nacional, movilizaciones<br />

<strong>de</strong> campaña; 15) Visitas personales y “puerta a puerta”.<br />

VI. Imagen <strong>de</strong> la candidatura: 16) Rechazo/Aceptación y percepción <strong>de</strong> características<br />

110


personales; 17) Flexibilidad y capacidad <strong>de</strong> ajuste ante la competencia política.<br />

VII. <strong>Discurso</strong>: 18) Carácter <strong>de</strong> las Promesas, Proyecto político y visión <strong>de</strong> sociedad;<br />

19) I<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as-fuerza y eslogan; 20) I<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> <strong>los</strong> mensajes a<br />

<strong>los</strong> diversos sectores <strong>de</strong> la sociedad; 21) Formato <strong>de</strong> <strong>los</strong> mensajes; 22) Estrategia<br />

política discursiva en <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación.<br />

6.2. Dimensión televisiva: Metodologías <strong>de</strong> la apariencia<br />

Las campañas electorales se <strong>de</strong>sarrollan cada vez más en el territorio <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

<strong>medios</strong> masivos <strong>de</strong> comunicación. De hecho, <strong>los</strong> <strong>medios</strong> son una arena don<strong>de</strong> se<br />

libra la batalla simbólica por el po<strong>de</strong>r, aparecer y existir en el<strong>los</strong> es visibilizar temas<br />

programáticos que requieren <strong>de</strong>l conocimiento, interés y comentario <strong>de</strong> <strong>los</strong> electores<br />

para un potencial sufragio. Es una <strong>de</strong> las condiciones para lograr eventualmente un<br />

éxito electoral basado en el posicionamiento y la adhesión <strong>de</strong> aquel<strong>los</strong> a <strong>los</strong> cuales<br />

<strong>de</strong>seo irradiar.<br />

Por supuesto que esto no resta la posibilidad <strong>de</strong> efectuar una labor <strong>de</strong> re<strong>de</strong>s<br />

territoriales en la transmisión <strong>de</strong> la información, pero <strong>los</strong> <strong>medios</strong> permiten una<br />

amplificación que acelera o intensifica <strong>los</strong> tiempos siempre escasos <strong>de</strong> una campaña<br />

y, a<strong>de</strong>más, pue<strong>de</strong>n facilitar la persuasión <strong>de</strong> aquel<strong>los</strong> grupos volátiles, sin ninguna<br />

i<strong>de</strong>ntificación política o interés en la contingencia <strong>de</strong> las elecciones (Grossi, 1995).<br />

Pese a que es sobredimensionado asociar la personalización <strong>de</strong> las elecciones con<br />

el surgimiento <strong>de</strong> la televisión y su relación con la política, no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>sconocerse<br />

que es uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> factores que promueve la individualización <strong>de</strong> estos particulares<br />

momentos (Cayrol, 1985).<br />

La imagen y <strong>los</strong> aspectos que forman parte <strong>de</strong> la comunicación verbal y no verbal<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> candidatos son importantes pues facilitan percepciones que construyen<br />

un <strong>de</strong>terminado perfil <strong>de</strong> li<strong>de</strong>razgo, que nace <strong>de</strong> las expectativas y <strong>de</strong>l consumo<br />

simbólico <strong>de</strong> esos “votantes televisivos”, sumado naturalmente a lo que el político<br />

intenta transmitir en el marco <strong>de</strong> un concepto comunicacional en disputa con otros.<br />

Es, por tanto, un actor que se sumerge en códigos dramáticos y que requiere<br />

manejar<strong>los</strong> con la <strong>de</strong>streza <strong>de</strong> aquel que <strong>de</strong>sea ser creíble.<br />

La dramatización política exige transmitir confianza y un conjunto <strong>de</strong> valores culturales<br />

al momento <strong>de</strong> enfrentar las diversas audiencias. Las cámaras <strong>de</strong> televisión en esos<br />

instantes <strong>de</strong>ben ser un aliado que transporte la figura <strong>de</strong>l que <strong>de</strong>sea ser observado<br />

a <strong>los</strong> espacios cercanos e incluso íntimos <strong>de</strong> <strong>los</strong> electores. Es ahí cuando el sujeto<br />

<strong>de</strong> la narración forma parte <strong>de</strong> un relato mediático y <strong>de</strong> un elenco <strong>de</strong> personajes<br />

que tienen asignados roles para intentar tomar posesión <strong>de</strong> lo que está en disputa<br />

(Borrat, 2000). Las campañas contemporáneas son una parte central <strong>de</strong> lo que hoy<br />

se conoce como la espectacularización política (E<strong>de</strong>lman, 1991).<br />

111


6.3. Debates políticos en televisión<br />

El escenario televisivo <strong>de</strong> las campañas electorales presenta una serie <strong>de</strong> rasgos<br />

dignos <strong>de</strong> ser estudiados por la comunicación política. Debido a la centralidad e<br />

importancia que revisten, <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates políticos no <strong>de</strong>berían quedar al margen <strong>de</strong> un<br />

<strong>de</strong>sarrollo metodológico.<br />

En la concepción <strong>de</strong>l espectáculo político y su dramatización, el <strong>de</strong>bate es el agon,<br />

el más importante punto <strong>de</strong> la lucha, el clímax <strong>de</strong>l conflicto. Por tanto, <strong>los</strong> errores<br />

son muy costosos y la seguridad <strong>de</strong> <strong>los</strong> planteamientos <strong>de</strong>be ir acor<strong>de</strong> con lo que se<br />

proyecta. Es uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> gran<strong>de</strong>s momentos <strong>de</strong> la estrategia comunicativa en política.<br />

Los <strong>de</strong>bates televisivos suelen:<br />

a) Sintetizar y transmitir <strong>los</strong> gran<strong>de</strong>s ejes <strong>de</strong> una campaña,<br />

b) Generar expectación en las audiencias, interesantes cifras <strong>de</strong> sintonías y comentarios<br />

posteriores en <strong>los</strong> diversos soportes mediáticos y sociales (meta-<strong>de</strong>bate),<br />

c) Asegurar el margen <strong>de</strong> votos para el triunfo en procesos muy competitivos.<br />

No es sencillo en lo metodológico analizar <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates televisivos y todos <strong>los</strong><br />

elementos que incorporan. Aunque cada vez están más dispuestos como programas<br />

estelares que buscan captar mayor interés <strong>de</strong> las audiencias y mantenerlo hasta el<br />

final para no <strong>de</strong>sproteger el rating, siguen presentando una serie <strong>de</strong> características<br />

que <strong>los</strong> hacen ser pertinentes y especiales para su estudio.<br />

Como ha sostenido Gauthier (1998), la aparición y extensión <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates por<br />

televisión contribuyeron en gran medida a hacer <strong>de</strong> la práctica política una práctica<br />

comunicacional. Los estudios sobre éstos se han <strong>de</strong>sarrollado por más <strong>de</strong> treinta<br />

años, con resultados dispares <strong>de</strong>bido a lo heterogéneo <strong>de</strong> <strong>los</strong> campos disciplinarios<br />

y a las diferencias entre las investigaciones europeas y norteamericanas. No<br />

obstante, se ha propuesto una clasificación global para el análisis <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates en<br />

cinco categorías: análisis <strong>de</strong> <strong>los</strong> efectos, análisis normativo, análisis político, análisis<br />

formal y análisis <strong>de</strong>l contenido (Gauthier, 1998).<br />

El que nos interesa en esta oportunidad es el último, <strong>de</strong>bido a su capacidad <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>limitar una serie <strong>de</strong> subgéneros que pue<strong>de</strong>n aportar en la perspectiva <strong>de</strong> la<br />

comunicación. En el análisis <strong>de</strong>l contenido encontramos el análisis lingüístico,<br />

el temático, <strong>de</strong> contenido, el retórico y el estratégico. Según Gauthier, <strong>de</strong>biese<br />

también incorporarse un sexto tipo <strong>de</strong> análisis, el argumentativo (1998), el cual será<br />

profundizado en el siguiente punto.<br />

Los diferentes análisis no tienen por qué utilizarse <strong>de</strong> forma compartimentada<br />

o aislada al momento <strong>de</strong> estudiar un <strong>de</strong>bate político televisivo en el contexto <strong>de</strong><br />

una campaña, sino que <strong>los</strong> hallazgos pue<strong>de</strong>n enriquecerse en la medida que se<br />

complementen:<br />

“(…) por ejemplo, realizar un análisis <strong>de</strong>l contenido con el fin <strong>de</strong> exponer las<br />

112


diferentes i<strong>de</strong>as o las diferentes cuestiones discutidas en ocasión <strong>de</strong> un <strong>de</strong>bate<br />

y proce<strong>de</strong>r así a realizar su análisis temático. De manera semejante, uno<br />

pue<strong>de</strong> querer analizar elementos lingüísticos <strong>de</strong> un <strong>de</strong>bate a fin <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar<br />

en él <strong>los</strong> componentes retóricos” (Gauthier: 394).<br />

6.3.1. Tipos <strong>de</strong> Análisis<br />

Revisemos entonces <strong>los</strong> diferentes análisis <strong>de</strong>l contenido para <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates políticos en<br />

televisión <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la propuesta <strong>de</strong> Gauthier (1998), quien tien<strong>de</strong> a explicar el fenómeno<br />

mediante casos europeos y puntualmente en campañas francesas emblemáticas,<br />

como las que enfrentaron en 1974 a Valéry Giscard d’Estaing y Francois Mitterrand,<br />

aunque por su origen no <strong>de</strong>sconoce <strong>los</strong> procesos canadienses (1999: 396-408).<br />

I. Análisis Lingüístico: Los <strong>de</strong>bates son estudiados como intercambios verbales, por<br />

lo que poseen como materia básica el lenguaje. Se <strong>de</strong>be distinguir en esta categoría<br />

el análisis lexicográfico, el análisis enunciativo y el análisis <strong>de</strong>l comportamiento<br />

discursivo.<br />

a) Lexicográfico: Es el estudio <strong>de</strong> las palabras empleadas en el corpus analizado<br />

y consiste en el tratamiento estadístico <strong>de</strong>l vocabulario utilizado por <strong>los</strong> candidatos.<br />

Mediante, por ejemplo, el uso <strong>de</strong> <strong>los</strong> pronombres, <strong>de</strong> <strong>los</strong> verbos modales y <strong>de</strong> las<br />

apelaciones <strong>de</strong> <strong>los</strong> políticos a <strong>los</strong> televi<strong>de</strong>ntes. La palabra es la unidad <strong>de</strong> análisis<br />

para tratar el contenido más abstracto <strong>de</strong> las intervenciones.<br />

b) Enunciativo: Se busca examinar dos series <strong>de</strong> “índices”, <strong>los</strong> pronombres que<br />

<strong>de</strong>terminan <strong>los</strong> actantes <strong>de</strong>l discurso y <strong>los</strong> verbos que estructuran el relato <strong>de</strong> ese<br />

discurso. De este análisis surgen una serie <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>raciones relacionadas con las<br />

estrategias discursivas empleadas por <strong>los</strong> candidatos. Así, por ejemplo, se pue<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>tectar con propiedad mientras uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> políticos intenta el diálogo y produce<br />

el <strong>de</strong>bate con su adversario, mientras el otro evita la confrontación y se dirige a <strong>los</strong><br />

electores.<br />

c) Comportamiento discursivo: A juicio <strong>de</strong> Gauthier, esta tercera forma <strong>de</strong> análisis<br />

lingüístico está basado en la investigación <strong>de</strong> Baldi (1979), más abstracto y amplio que<br />

<strong>los</strong> anteriores porque incorpora, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> lo sintáctico y lo semántico, la dimensión<br />

pragmática <strong>de</strong>l lenguaje, las conductas comunicativas. El objetivo es <strong>de</strong>stacar <strong>de</strong> qué<br />

forma <strong>los</strong> elementos contextuales <strong>de</strong>l <strong>de</strong>bate dan vida a la estructura <strong>de</strong> interacción.<br />

Baldi lo establece mediante tres series <strong>de</strong> normas: situacionales, conversacionales<br />

y discursivas.<br />

II. Análisis Temático: Está compuesto por dos subgéneros, el análisis <strong>de</strong> las<br />

cuestiones en juego y el <strong>de</strong> la agenda.<br />

a) Análisis <strong>de</strong> las cuestiones en juego: Busca intentar individualizar y caracterizar<br />

113


las cuestiones, problemas y puntos (issues) que se discuten durante el <strong>de</strong>bate, no<br />

se requiere necesariamente utilizar una técnica, mo<strong>de</strong>lo o estructura <strong>de</strong> análisis<br />

más que la observación. Se consi<strong>de</strong>ra la <strong>de</strong> más larga data en <strong>los</strong> estudios <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

<strong>de</strong>bates políticos televisados, y toma sentido a través <strong>de</strong> la enumeración exhaustiva<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> principales aspectos. Se pue<strong>de</strong>n distinguir entre las cuestiones generales y<br />

las temáticas, por un lado, y las restringidas y específicas por otro (Bitzer y Rueter,<br />

1980).<br />

b) Análisis <strong>de</strong> la Agenda: Se inicia el marco <strong>de</strong> análisis <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong> la Agenda<br />

Setting (McCombs y Shaw, 1972), por lo que el eje central es la jerarquización <strong>de</strong><br />

las temáticas y cómo llegan a ser prioritarias para el <strong>de</strong>bate televisivo. Se trata <strong>de</strong><br />

i<strong>de</strong>ntificar <strong>los</strong> principales hechos <strong>de</strong> la discusión pública, y estudiar las razones<br />

por las cuales sólo algunas <strong>de</strong> estas noticias alcanzan un sitial <strong>de</strong> privilegio en el<br />

espacio <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> y por tanto generan interés y comentario. Para ello lo que<br />

suele analizarse en el contexto <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates políticos son las agendas <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

periodistas, la agenda <strong>de</strong> <strong>los</strong> candidatos y la agenda <strong>de</strong>l electorado.<br />

Lo que suele provocar mayor interés <strong>de</strong> las investigaciones es la relación, según<br />

expresa Gauthier, entre la agenda <strong>de</strong> <strong>los</strong> periodistas y la <strong>de</strong> <strong>los</strong> candidatos, pues<br />

ingresa al análisis un aspecto nada menor como es el control <strong>de</strong> la agenda electoral<br />

(1998). Por eso algunos autores sostienen que <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates televisivos pue<strong>de</strong>n llegar a<br />

constituirse como una fuente informativa <strong>de</strong> mejor calidad que la publicidad política o<br />

la información periodística, la cual es muy permeable a <strong>los</strong> temas que <strong>los</strong> candidatos<br />

<strong>de</strong>sean establecer (Bechtold, Hilyard y Bylee, 1977).<br />

III. Análisis <strong>de</strong> Contenido: Es un método específico <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong>l contenido,<br />

<strong>de</strong> las diversas formas <strong>de</strong> expresión y comunicación <strong>de</strong> <strong>los</strong> mensajes que circulan<br />

en una campaña política. “Se lo pue<strong>de</strong> caracterizar globalmente como una técnica<br />

objetiva, sistemática y cuantitativa que, con ayuda <strong>de</strong> un sistema categorial, trata <strong>de</strong><br />

producir inferencias entre el texto y su contexto <strong>de</strong> producción” (Gauthier, 1998: 400).<br />

No es homogénea y experimenta variaciones en su <strong>de</strong>finición y en las características<br />

que lo i<strong>de</strong>ntifican. Para Gauthier, el original es un instrumento con el cual se intenta<br />

i<strong>de</strong>ntificar cuestiones en juego, argumentos e influencias.<br />

Tomando a Lanoue y Schrott (1991), sostiene que la ventaja está dada por lo que<br />

pue<strong>de</strong> revelar la información transmitida por <strong>los</strong> políticos, la interpretación que<br />

hacen las audiencias y la personalidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> candidatos. Mediante Jackson-Beeck<br />

y Meadow (1979) se propone un análisis orientado a un esquema <strong>de</strong> cuatro enfoques<br />

que <strong>de</strong>limita:<br />

a) las figuras <strong>de</strong> contenido conscientes, intencionales y literales;<br />

b) <strong>los</strong> aspectos no literales (la metáfora, la analogía y el resto <strong>de</strong> las formas <strong>de</strong>l<br />

sentido figurado);<br />

114


c) <strong>los</strong> problemas y dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> elocución (vacilaciones, vacíos y repeticiones);<br />

d) y <strong>los</strong> diferentes elementos <strong>de</strong>l lenguaje no verbal.<br />

IV. Análisis Retórico: Todo discurso pue<strong>de</strong> ser estudiado en esta dimensión, es<br />

<strong>de</strong>cir, con especial énfasis en su modo <strong>de</strong> presentación y <strong>de</strong> emisión. La finalidad<br />

persuasiva <strong>de</strong> un <strong>de</strong>bate televisivo se basa también en la capacidad <strong>de</strong> actuación<br />

oratoria <strong>de</strong> <strong>los</strong> candidatos en disputa. Tal como lo entien<strong>de</strong> este mo<strong>de</strong>lo que tomamos<br />

<strong>de</strong> Gauthier (1998), este análisis se dirige a <strong>los</strong> procedimientos discursivos a <strong>los</strong> que<br />

recurren <strong>los</strong> oponentes con la finalidad <strong>de</strong> transmitir <strong>de</strong> manera más efectiva sus<br />

mensajes para buscar la mayor adhesión <strong>de</strong> la audiencia.<br />

V. Análisis Estratégico: Se refiere a la capacidad para <strong>de</strong>tectar el conjunto <strong>de</strong><br />

procedimientos discursivos en la transmisión <strong>de</strong> <strong>los</strong> mensajes en función <strong>de</strong> las<br />

ventajas que <strong>de</strong>sean obtener, en ese momento <strong>de</strong> lucha, <strong>los</strong> candidatos contra<br />

<strong>los</strong> adversarios políticos, es la i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> <strong>los</strong> procedimientos discursivos<br />

que <strong>de</strong>terminan la confrontación entre <strong>los</strong> protagonistas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>bate televisivo. La<br />

naturaleza estratégica pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>finir las categorías que propone Martel (1983), es<br />

<strong>de</strong>cir, las “estrategias relacionales” vinculadas con <strong>de</strong>terminadas actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

candidatos (atacar, <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse, ignorar, justificarse, etc.); y las “sustanciales”, como<br />

la valoración <strong>de</strong> la propia personalidad, la habilidad personal, la experiencia y <strong>los</strong><br />

logros <strong>de</strong>l pasado. Todas ellas pue<strong>de</strong>n ir en conjunto <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> tácticas como<br />

“tomar la <strong>de</strong>lantera” (abordar una temática <strong>de</strong> discusión que el adversario iba a utilizar<br />

con la finalidad <strong>de</strong> a<strong>de</strong>lantarse en el efecto), o “el bombar<strong>de</strong>o” (temas múltiples con<br />

poca capacidad <strong>de</strong> respuesta <strong>de</strong>l contrincante).<br />

VI. Análisis Argumentativo: Es la sugerencia <strong>de</strong> Gauthier (1998), ante la<br />

comprensible y pertinente inquietud <strong>de</strong> que tanto la argumentación como la retórica<br />

son partes constitutivas <strong>de</strong> un discurso que preten<strong>de</strong> tener eficacia persuasiva y, por<br />

lo tanto, existe un carácter estratégico en el mismo.<br />

Consi<strong>de</strong>ra necesario distinguir<strong>los</strong> mejor (el análisis retórico y el estratégico) para<br />

llegar a realizar investigaciones más óptimas sobre el contenido <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates,<br />

proponiendo en la categoría argumentativa <strong>los</strong> procedimientos enunciativos, es<br />

<strong>de</strong>cir, no abordar las gran<strong>de</strong>s dimensiones <strong>de</strong>l discurso sino las características <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> enunciados. Este análisis, entonces, es una mirada micro en relación a lo retórico<br />

que estaría situado en una escala macroscópica.<br />

El análisis argumentativo se hace más contingente, sobre todo en formas como las<br />

falacias, seudorrazonamientos consi<strong>de</strong>rados a menudo como argumentos carentes<br />

<strong>de</strong> vali<strong>de</strong>z, <strong>los</strong> que ganan fuerza en <strong>de</strong>bates marcados por <strong>los</strong> seudohechos, las<br />

apelaciones a la emocionalidad y todos aquel<strong>los</strong> que emanen <strong>de</strong>l contexto dramático<br />

115


que entrega el soporte televisivo. Finalmente, Gauthier (1998) puntualiza que este<br />

análisis pue<strong>de</strong> ser un eje que unifique <strong>los</strong> diferentes tipos <strong>de</strong> procedimiento <strong>de</strong>l<br />

contenido en <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates políticos televisados.<br />

6.4. Entrevistas políticas televisivas y la sinceridad <strong>de</strong> <strong>los</strong> candidatos<br />

A partir <strong>de</strong> <strong>los</strong> aportes <strong>de</strong> Teresa Velázquez (1992) sobre la entrevista política<br />

en televisión, se abren también posibilida<strong>de</strong>s metodológicas para integrar estas<br />

importantes estructuras dialógicas al estudio <strong>de</strong> la comunicación política en el marco<br />

electoral.<br />

El aspecto <strong>de</strong> las estrategias comunicativas en televisión es central en las dinámicas<br />

<strong>de</strong> campañas, más aun cuando <strong>los</strong> actores políticos pue<strong>de</strong>n articular una “máscara”<br />

y una “fachada”, aquello que el individuo quiere exhibir <strong>de</strong> sí mismo como sostiene<br />

Goffman (1959), construyendo realidad en la percepción <strong>de</strong> <strong>los</strong> otros y provocando<br />

una <strong>de</strong>tección más difícil en cuanto a la sinceridad <strong>de</strong>l hablante.<br />

Para estas situaciones, Velázquez (1992: 123 - 126) propone integrar las estructuras<br />

retóricas <strong>de</strong> carácter morfo-sintácticas, operaciones básicas relacionadas con<br />

la adición, omisión, inversión, sustitución y repetición, <strong>de</strong>stacando las siguientes<br />

figuras para una metodología más propia <strong>de</strong> un análisis <strong>de</strong>l discurso que se plantee<br />

este tipo <strong>de</strong> fenómenos:<br />

I. Omisión <strong>de</strong> palabras: a) elipsis (se sobreentien<strong>de</strong>n <strong>los</strong> elementos <strong>de</strong> la frase<br />

elididos y la comprensión no se altera); b) zeugma (clase <strong>de</strong> elipsis que respon<strong>de</strong> al<br />

uso <strong>de</strong> un término en un enunciado y se eli<strong>de</strong> en el resto); c) asín<strong>de</strong>ton (se suprimen<br />

conjunciones para dar mayor agilidad y rapi<strong>de</strong>z a la frase).<br />

II. Repetición <strong>de</strong> palabras: a) anáfora (reiteración <strong>de</strong> una o más palabras al comienzo<br />

<strong>de</strong> una frase o al comienzo <strong>de</strong> diversas frases en un período); b) polípote (repetición<br />

<strong>de</strong> un nombre en varios casos o <strong>de</strong> un verbo en diversos tiempos); c) repetición<br />

dispersa (tipo <strong>de</strong> repetición que no se atiene a un or<strong>de</strong>n fijo sino que aparece<br />

dispersa a lo largo <strong>de</strong>l texto); d) epífora (repetición <strong>de</strong> una o varias palabras al final<br />

<strong>de</strong> una o varias frases); e) epímone (repetición <strong>de</strong> la misma palabra con intención<br />

enfática); f) epanadip<strong>los</strong>is (repetición <strong>de</strong>l último miembro <strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong> palabras<br />

al comienzo <strong>de</strong>l siguiente enunciado); h) complexión (combinación <strong>de</strong> anáfora y<br />

epífora); i) reduplicación (repetición <strong>de</strong> una misma palabra o <strong>de</strong> un grupo sintáctico);<br />

j) retruécano (repetición <strong>de</strong> varias palabras o <strong>de</strong> toda una oración invirtiendo el or<strong>de</strong>n<br />

<strong>de</strong> sus elementos; k) polisín<strong>de</strong>ton (se repiten conjunciones que no son necesarias<br />

con la finalidad <strong>de</strong> obtener un tono solemne y lento); l) concatenación (repetición<br />

<strong>de</strong> la última palabra <strong>de</strong> la frase como primera <strong>de</strong> la siguiente. Provoca efecto <strong>de</strong><br />

continuidad en el discurso); m) paralelismo (elementos coordinados que se refieren<br />

unos a otros en grupos y dispuestos en forma paralela); n) <strong>de</strong>rivación (combinación<br />

<strong>de</strong> varias palabras que proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la misma raíz).<br />

116


III. Por adición <strong>de</strong> palabras: a) sinonimia (acumulación <strong>de</strong> sinónimos para reiterar<br />

un concepto); b) pleonasmo (redundancia <strong>de</strong> una o más palabras <strong>de</strong> forma<br />

innecesaria con intención expresiva); c) amplificatio (amplificación <strong>de</strong> la extensión<br />

<strong>de</strong> un pensamiento); d) epíteto (repetición <strong>de</strong> palabras, procedimiento estilístico); e)<br />

expolitio (presentar un mismo pensamiento en diversos aspectos).<br />

IV. Por cambio <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n, analogía, concordancia, acci<strong>de</strong>ntes gramaticales: a)<br />

anacoluto (abandona la construcción sintáctica lógica y emplea otra más expresiva);<br />

b) silepsis (alteraciones en la concordancia); c) enálage (cambio <strong>de</strong> las construcciones<br />

gramaticales normativas por otras más expresivas); d) hipérbaton (inversión <strong>de</strong>l<br />

or<strong>de</strong>n lógico o gramatical <strong>de</strong> las palabras).<br />

Entre las estructuras retóricas <strong>de</strong> carácter semántico que se sugieren integrar al<br />

estudio <strong>de</strong> las entrevistas televisivas políticas, que para nuestro interés pue<strong>de</strong>n ser<br />

dadas en campañas electorales, Velázquez (1992) <strong>de</strong>staca las siguientes:<br />

1. Cambios semánticos o tropos: a) sinécdoque (relaciones <strong>de</strong> proximidad); b)<br />

imagen o metáfora impura (representación <strong>de</strong> un objeto por <strong>medios</strong> sensibles); c)<br />

sinestesia (mezcla confundida <strong>de</strong> sensaciones); d) metonimia (relación <strong>de</strong> causalidad<br />

o sucesión <strong>de</strong> dos términos)<br />

2. Campos semánticos o conceptuales: a) sinonimia (varios significantes con un<br />

mismo significado); b) concesión (reconocimiento no completo <strong>de</strong> que algunos <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

argumentos opuestos es verda<strong>de</strong>ro).<br />

3. Figuras retóricas lógicas: a) dubitación (fingir duda y asombro sobre cómo<br />

comenzar o proseguir); b) símil (comparación <strong>de</strong> un hecho real y uno imaginario que<br />

posee cualida<strong>de</strong>s análogas); c) oxímoron (unión <strong>de</strong> dos conceptos que se excluyen<br />

mutuamente); d) gradación (aparición en escala ascen<strong>de</strong>nte o <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> varias<br />

palabras); e) corrección (rechaza una expresión utilizada y la sustituye por otra más<br />

a<strong>de</strong>cuada); f) sustentación (cerrar un párrafo, una parte <strong>de</strong> una intervención una vez<br />

captado el interés <strong>de</strong>l interlocutor).<br />

4. Figuras retóricas <strong>de</strong>scriptivas: a) enumeración (<strong>de</strong>scripción por medio <strong>de</strong><br />

sustantivos y adjetivos para producir una visión disgregada <strong>de</strong> la realidad).<br />

5. Figuras retóricas patéticas: a) comunicación (se pregunta al interlocutor-público<br />

sobre el tema tratado pero la comunicación es ficticia); b) énfasis (expresar por medio<br />

<strong>de</strong> un contenido significativo inexacto uno <strong>de</strong>signativo más exacto); c) hipérbole<br />

(exageración <strong>de</strong> términos).<br />

6. Figuras retóricas oblicuas: a) conciliato (utilizar un argumento adverso para<br />

<strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l propio); b) perífrasis (utilización <strong>de</strong> varias palabras para expresar lo que<br />

se podría hacer con una o pocas); c) reticencia (suspensión <strong>de</strong> una frase porque<br />

se sobreentien<strong>de</strong> su contenido o i<strong>de</strong>a); d) eufemismo (ro<strong>de</strong>o para no emplear un<br />

término malsonante, grosero o que no se quiere mencionar).<br />

117


Con la finalidad <strong>de</strong> lograr una a<strong>de</strong>cuada investigación en torno a la diversidad <strong>de</strong><br />

figuras retóricas que pue<strong>de</strong>n ser incorporadas a esta metodología <strong>de</strong> estudio <strong>de</strong><br />

las entrevistas políticas televisivas, se sugiere efectuar una completa y original<br />

transcripción <strong>de</strong> las mismas, en textos enumerados en cada una <strong>de</strong> sus líneas para<br />

que en éstas luego se i<strong>de</strong>ntifiquen las categorías <strong>de</strong> análisis antes expuestas.<br />

El reconocimiento, posterior seguimiento e incluso cuantificación, permite distinguir<br />

las estrategias retóricas utilizadas por <strong>los</strong> candidatos, generando hallazgos<br />

pertinentes para la construcción <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos políticos en campaña. De esta<br />

forma, se pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>sarrollar análisis comparativos, <strong>de</strong>scriptivos o estratégicos a<br />

partir <strong>de</strong>l lenguaje político o, más específicamente, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el aporte <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong>l<br />

discurso vinculado al diálogo televisivo en tiempos electorales.<br />

A<strong>de</strong>más, se sugiere adjuntar fichas <strong>de</strong> las entrevistas para mantener un or<strong>de</strong>n y<br />

sistematización <strong>de</strong> la información que contengan lo siguiente (Velázquez, 1992):<br />

a)<br />

b)<br />

c)<br />

d)<br />

e)<br />

f)<br />

g)<br />

h)<br />

i)<br />

j)<br />

k)<br />

l)<br />

m)<br />

Nombre <strong>de</strong>l entrevistado;<br />

Nombre <strong>de</strong>l Medio <strong>de</strong> comunicación;<br />

Programa;<br />

Título o Titulares si es que lo hubiese;<br />

Día <strong>de</strong> emisión;<br />

Hora <strong>de</strong> emisión;<br />

Cargo político <strong>de</strong>l entrevistado;<br />

Entrevistador/Entrevistadores;<br />

Perfil(es) profesional(es) <strong>de</strong>l entrevistador(es);<br />

Localización/Lugar don<strong>de</strong> se efectuó la entrevista;<br />

Tipo <strong>de</strong> entrevista;<br />

Función General Temática (Información; Información-entretenimiento;<br />

Investigación; Interpretativo; etc.);<br />

Estructura Esquemática (Noticieros; Programas Especiales;<br />

Espectácu<strong>los</strong>; etc.)<br />

7. Dimensión micro-comunicativa: Metodologías <strong>de</strong> lo cotidiano<br />

La complejidad en <strong>los</strong> aspectos <strong>de</strong> interacción que emanan <strong>de</strong> las campañas<br />

electorales pue<strong>de</strong> también trasladarnos a dimensiones micro-comunicativas que<br />

siempre han existido en la política, pero que en el último tiempo han adquirido especial<br />

interés gracias a <strong>los</strong> aportes <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios culturales y <strong>de</strong> la microsociología.<br />

De acuerdo a la naturaleza que <strong>de</strong>sarrolle una <strong>de</strong>terminada investigación, es un<br />

118


imperativo internarse en la siempre difícil perspectiva <strong>de</strong> la recepción, y más aquella<br />

que se focaliza en grupos específicos o en perfiles <strong>de</strong> individuos que son importantes<br />

<strong>de</strong> estudiar. Ya sea por su condición <strong>de</strong> ciudadanos activos en la circulación <strong>de</strong> las<br />

expresiones políticas y/o porque éstos pue<strong>de</strong>n transformarse en la clave para explicar<br />

una ten<strong>de</strong>ncia, triunfo u otras señales que suelen no ser percibidas por el entorno o<br />

interpretadas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> visiones sesgadas, prejuiciosas o incluso estigmatizadoras.<br />

Por ejemplo, <strong>los</strong> estudios orientados a compren<strong>de</strong>r la manera cómo las dueñas<br />

<strong>de</strong> casa <strong>de</strong>l mundo popular se apropian <strong>de</strong> <strong>los</strong> significados <strong>de</strong> las elecciones, ha<br />

sido muy revelador en realida<strong>de</strong>s como la mexicana. Situación similar ha servido<br />

para compren<strong>de</strong>r mejor lo que emana <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el clientelismo político y su presencia<br />

imperece<strong>de</strong>ra en <strong>los</strong> procesos electorales latinoamericanos (Auyero, 2001).<br />

Por tanto, estudiar estos fenómenos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> áreas más específicas, cercanas y<br />

humanas, pue<strong>de</strong>n favorecer hallazgos que se requieren con urgencia para explicar<br />

las dinámicas <strong>de</strong>mocráticas que hoy se aprecian con perplejidad y que atraviesan por<br />

una “fatiga <strong>de</strong>l material político” que sigue acrecentando la brecha comunicacional<br />

entre las socieda<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>terminadas instituciones (Berrio, 2000).<br />

En la actualidad es posible <strong>de</strong>terminar adhesiones que cambian o se transforman<br />

en el corto plazo, conviviendo con aquellas que se mantienen férreas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un inicio<br />

o incluso antes <strong>de</strong> un proceso electoral, lo que hace que las campañas en ocasiones<br />

sean poco trascen<strong>de</strong>ntes para la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> las victorias, tal como lo concluyó<br />

Lazarsfeld junto a Berelson y Gau<strong>de</strong>t (1962).<br />

No obstante, en <strong>los</strong> tiempos mediáticos <strong>de</strong> difusión <strong>de</strong>l hiper-entretenimiento<br />

(Postman, 1994), <strong>de</strong> la crisis <strong>de</strong> la credibilidad y <strong>de</strong> la alteridad (Lluch, 1997), así<br />

como la <strong>de</strong>si<strong>de</strong>ologización a la que está sometida buena parte <strong>de</strong> la sociedad<br />

(Minc, 1995) -aunque las i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s siguen muy presentes-, <strong>de</strong>beríamos comenzar<br />

a formular metodologías que sean más acor<strong>de</strong>s con <strong>los</strong> nuevos contextos en <strong>los</strong><br />

cuales habitan <strong>los</strong> electores.<br />

Los intercambios simbólicos al interior <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s y en <strong>de</strong>terminados<br />

grupos culturales que reapropian, resignifican y reinterpretan <strong>los</strong> flujos <strong>de</strong> información<br />

que surgen en <strong>los</strong> períodos electorales, conducen a <strong>de</strong>safíos importantes para la<br />

comunicación política, entre el<strong>los</strong> no <strong>de</strong>scuidar la investigación <strong>de</strong> lo cotidiano.<br />

En este sentido, un aporte a las metodologías <strong>de</strong> investigación cualitativa es el diseño<br />

que efectuaron Durston, Duhart, Miranda y Monzó (2005), pues realizaron un trabajo<br />

<strong>de</strong> campo mediante la observación participante, junto con una serie <strong>de</strong> técnicas<br />

<strong>de</strong> registro etnográfico como la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>nsa, las entrevistas en profundidad<br />

semiestructuradas y focus group, para alcanzar interesantes conclusiones en un<br />

ámbito difícil <strong>de</strong> abordar como es el clientelismo político en zona rurales <strong>de</strong> Chile,<br />

marcadas por características como la pobreza y el indigenismo. Este trabajo se<br />

sustenta con la “Teoría Fundamentada”, metodología <strong>de</strong> carácter inductivo que<br />

119


podría ser un interesante aporte para las situaciones <strong>de</strong> percepción <strong>de</strong> las campañas<br />

electorales:<br />

“al contrario <strong>de</strong>l método experimental o semiexperimental, (la Teoría<br />

Fundamentada) insta al investigador a mantener <strong>los</strong> marcos teóricos<br />

preexistentes lo más lejos posible <strong>de</strong> la investigación en terreno. Se usan<br />

entrevistas abiertas sobre un tema simple <strong>de</strong> estudio, en vez <strong>de</strong> <strong>de</strong>limitar<br />

variables in<strong>de</strong>pendientes y <strong>de</strong>pendientes (y excluir el resto <strong>de</strong> la información<br />

<strong>de</strong>l entorno). Sin embargo, la iteración entre comparación, generación <strong>de</strong><br />

hipótesis y vuelta al terreno implica la formulación <strong>de</strong> cuestionamientos a la<br />

literatura teórica” (Durston, Duhart, Miranda y Monzó, 2005: 271).<br />

“La groun<strong>de</strong>d theory (la Teoría Fundamentada) tiene una estructura<br />

metodológica que parte con la i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> campos conceptuales más<br />

que con hipótesis <strong>de</strong> trabajo a testear; su instrumento principal son <strong>los</strong> relatos<br />

que recogen, en toda su riqueza y complejidad, la interacción <strong>de</strong> variables y<br />

planos <strong>de</strong> la vida real <strong>de</strong> una manera que no es posible en la aplicación <strong>de</strong><br />

instrumentos cuantitativos, más focalizados en unas pocas temáticas por vez.<br />

El posterior análisis <strong>de</strong> <strong>los</strong> relatos involucra ‘vaciar’ <strong>los</strong> relatos temáticamente,<br />

en torno a hipótesis <strong>de</strong> trabajo o a diagnósticos estructurales y <strong>de</strong> las<br />

dinámicas que van emergiendo <strong>de</strong> las experiencias <strong>de</strong> terreno y <strong>de</strong> <strong>los</strong> datos”<br />

(2005: 272-273).<br />

Durston, Duhart, Miranda y Monzó <strong>de</strong>stacan, entonces, varios aspectos específicos<br />

que se toman a continuación <strong>de</strong> manera íntegra <strong>de</strong>bido a la rigurosidad en la<br />

aplicación <strong>de</strong> este enfoque metodológico, tales como:<br />

1) Comparación constante: De casos similares para buscar una diversidad <strong>de</strong> tipos<br />

y variables, es <strong>de</strong>cir, “hay iteración, recopilación <strong>de</strong> información cualitativa que se<br />

analiza en contraste con nuevos datos <strong>de</strong> terreno” (2005: 271). Esto permite generar<br />

nuevas preguntas para una siguiente fase.<br />

2) Colaboración: Trabajo en grupo mediante el <strong>de</strong>bate y el intercambio dialéctico,<br />

incorporando también métodos participativos para <strong>de</strong>scubrir y registrar <strong>los</strong> datos.<br />

3) Muestreo Teórico: Se seleccionan entrevistas en función <strong>de</strong>l tema teórico,<br />

indagando en situaciones más extremas o periféricas hasta el inicio <strong>de</strong> la reiteración<br />

o redundancia <strong>de</strong> material informativo.<br />

4) Codificación: La recopilación <strong>de</strong> información se codifica a nivel <strong>de</strong>scriptivo,<br />

posteriormente a nivel jerárquico y abstracto, y finalmente en una teorización. En<br />

esta metodología, “no se parte con una lista <strong>de</strong> códigos correspondientes a un marco<br />

teórico, sino que <strong>los</strong> códigos emergen <strong>de</strong> la observación misma. Permite clasificar la<br />

información concreta en relación a conceptos abstractos” (2005: 272). Por tanto, la<br />

codificación pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong> tres tipos diferentes:<br />

120


i) Abierta (es la primera codificación <strong>de</strong> <strong>los</strong> textos <strong>de</strong> las entrevistas, <strong>de</strong> carácter<br />

<strong>de</strong>scriptivo y sustantivo, privilegiando el <strong>de</strong>talle <strong>de</strong> <strong>los</strong> mismos códigos o conceptos<br />

utilizados por <strong>los</strong> entrevistados y <strong>los</strong> sugeridos por <strong>los</strong> investigadores);<br />

ii) Axial (orientado a la i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> relaciones entre códigos con la finalidad <strong>de</strong><br />

producir categorías más abstractas);<br />

iii) Selectiva (busca relaciones conceptuales entre las categorías para llegar a otras<br />

centrales en torno a las cuales se configura una red conceptual).<br />

5) Categorización: Procesamiento <strong>de</strong> códigos en crecientes niveles <strong>de</strong> abstracción.<br />

6) Memos conceptuales: El registro <strong>de</strong> <strong>los</strong> datos se mantiene en lo <strong>de</strong>scriptivo o<br />

empírico, mientras que se separan -como memos- las interpretaciones y preguntas<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> investigadores, anotaciones personales, reflexiones, etc., las que se comparten<br />

con el resto <strong>de</strong> <strong>los</strong> miembros <strong>de</strong>l equipo.<br />

7) Emergencia <strong>de</strong> hipótesis y teoría: Surgen <strong>de</strong> la codificación <strong>de</strong>l material<br />

empírico.<br />

Las técnicas en terreno para la recopilación <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong> investigación<br />

metodológica estarán dadas por la etnografía, las entrevistas semiestructuradas,<br />

la construcción <strong>de</strong> relatos <strong>de</strong> memoria social, procesamiento <strong>de</strong>l material <strong>de</strong> las<br />

entrevistas, investigaciones grupales, clasificación y or<strong>de</strong>namiento analítico <strong>de</strong>l<br />

material cualitativo, evaluación conceptual <strong>de</strong> lo analizado y redacción <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

hallazgos.<br />

8. Pertinencia <strong>de</strong> metodologías para la comunicación ascen<strong>de</strong>nte<br />

(micro-macro)<br />

Lo que se busca con la presentación <strong>de</strong> estas alternativas es que el diseño<br />

metodológico favorezca la i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> la comunicación, permitiendo compren<strong>de</strong>r<br />

el fenómeno <strong>de</strong> las campañas electorales como una interacción que se visibiliza<br />

en <strong>los</strong> diferentes estamentos sociales. Ingresa en <strong>los</strong> marcos <strong>de</strong> referencia <strong>de</strong> las<br />

personas (micro), pero también en <strong>los</strong> procesos y escenarios que activan y dan<br />

forma al po<strong>de</strong>r y a la estructura (macro), como lo sugerimos en la primera parte <strong>de</strong><br />

este artículo.<br />

La flexibilidad <strong>de</strong> un marco metodológico integral permite ir trazando un recorrido<br />

a medida que se avanza en la investigación, pues se concibe como una acción<br />

creativa que implica una fase constante <strong>de</strong> construcción, es un proceso dialéctico<br />

entre <strong>los</strong> planos teóricos y empíricos, entre el investigador como sujeto y este objeto<br />

<strong>de</strong> estudio.<br />

Rescato también como propuesta metodológica, el mo<strong>de</strong>lo formulado por McLeod,<br />

Pan y Rucinsky (1995), que presenta tres niveles <strong>de</strong> análisis que se pue<strong>de</strong>n utilizar<br />

en este tipo <strong>de</strong> investigaciones: el individual, el grupal y el institucional, haciendo<br />

121


eferencia cada uno a distintas formas <strong>de</strong> acción social.<br />

Los tres niveles se presentan todo el tiempo relacionándose en la sociedad, y un<br />

individuo pasa constantemente <strong>de</strong> uno a otro, a su vez que participa <strong>de</strong> varios grupos<br />

sociales y está <strong>de</strong>terminado por variadas instituciones.<br />

Asimismo, <strong>los</strong> tres son cruzados por dimensiones que constituyen las particulares<br />

formas en que se <strong>de</strong>sarrollan esas acciones sociales. Generalmente, lo individual<br />

está asociado a lo cognitivo, lo grupal a lo social y lo institucional a lo sistémico.<br />

McLeod et. al. (1995) relacionan la dimensión individual con un nivel <strong>de</strong> análisis<br />

<strong>de</strong>nominado por el<strong>los</strong> “micro-micro”, para luego dar paso a lo grupal (interacción <strong>de</strong><br />

las comunida<strong>de</strong>s) y a lo “macro-macro” (<strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación).<br />

a) Lo “micro-micro”. Se refiere a las opiniones propias e individuales y cómo éstas<br />

pue<strong>de</strong>n llegar a transformarse en acciones colectivas primero, y procesos sociales<br />

estructurales <strong>de</strong>spués, afectando incluso a las instituciones. Aquí se pue<strong>de</strong> hacer<br />

referencia a que la construcción <strong>de</strong>l pensamiento individual se hace en base a lo que<br />

se recibe <strong>de</strong>l entorno (interacciones sociales y comunicación) y <strong>de</strong> las experiencias<br />

cotidianas, enseñanzas y principios propios.<br />

Muchos aspectos <strong>de</strong> la vida privada <strong>de</strong> un individuo están <strong>de</strong>terminados por<br />

situaciones <strong>de</strong> su grupo cercano, pero también <strong>de</strong> lo que la sociedad en su conjunto<br />

le transmite. Los ámbitos <strong>de</strong> lo privado y lo público son constituyentes <strong>de</strong> igual forma<br />

en una persona. Dentro <strong>de</strong>l nivel individual, <strong>los</strong> autores incluyen dos componentes<br />

esenciales: la biografía y la cognición. La biografía se refiere a la historia individual,<br />

aquella que explica al sujeto en su complejidad a partir <strong>de</strong> experiencias significativas<br />

y su itinerario <strong>de</strong> vida.<br />

Otros autores, como Boudon (1981) hacen referencia a la biografía política,<br />

entendida como el reflejo <strong>de</strong> las sucesivas etapas <strong>de</strong> socialización política en la vida<br />

<strong>de</strong> la persona, es <strong>de</strong>cir, aquellas en las que va construyendo su opinión y sus formas<br />

<strong>de</strong> socializar. Estos hechos no se dan en forma lineal, uno tras otro, sino que en<br />

forma circular y combinándose. La cognición, en tanto, está relacionada a las formas<br />

íntimas que tienen <strong>los</strong> individuos para construir su conocimiento, sin <strong>de</strong>sconocer que<br />

éste también se forma <strong>de</strong>s<strong>de</strong> cuestiones sociales. Hay un cruce entre lo psicológico<br />

y lo social, para interpretar la realidad cotidiana.<br />

b) La dimensión grupal apunta directamente a lo comunicativo porque <strong>de</strong>scribe la<br />

interacción <strong>de</strong> individuos que se relacionan entre sí, y tiene como elemento clave<br />

la formación <strong>de</strong> la opinión en grupos a través <strong>de</strong> personas que se comunican.<br />

Des<strong>de</strong> esta perspectiva comunicacional, surgen las interpretaciones <strong>de</strong>l mundo, las<br />

orientaciones <strong>de</strong> las acciones y la construcción <strong>de</strong> sentidos socialmente objetivados,<br />

<strong>los</strong> que obviamente son diferentes para <strong>los</strong> diversos grupos. Esta dimensión es<br />

<strong>de</strong> gran utilidad para esta parte metodológica, pues es en la interacción en las<br />

comunida<strong>de</strong>s don<strong>de</strong> comienza también a generarse el fenómeno <strong>de</strong> las campañas.<br />

122


c) Lo “macro-macro”. Por su parte, la dimensión institucional hace referencia a lo<br />

mediático, a lo público, a lo “macro-macro”, en palabras <strong>de</strong> McLeod et. al. (1995). Este<br />

nivel es el sistémico respecto <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s organizaciones que or<strong>de</strong>nan la vida en<br />

sociedad. De gran importancia en esta dimensión son <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación,<br />

porque <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<strong>los</strong> nace la agenda pública y en el<strong>los</strong> se hace el <strong>de</strong>bate social. Son<br />

un factor <strong>de</strong>terminante en las discusiones que se dan en <strong>los</strong> espacios públicos por <strong>los</strong><br />

miembros <strong>de</strong> una sociedad, por lo tanto, ahí se manejan <strong>los</strong> referentes comunes. En<br />

<strong>los</strong> <strong>medios</strong> se dan <strong>los</strong> discursos <strong>de</strong> <strong>los</strong> principales actores, por lo tanto es necesario<br />

integrar<strong>los</strong> para <strong>de</strong>sentrañar las opiniones y actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> aquel<strong>los</strong> que toman las<br />

<strong>de</strong>cisiones y que tienen el po<strong>de</strong>r en una sociedad.<br />

En investigaciones que toman fenómenos <strong>de</strong> la comunicación política, es importante<br />

referirse a estos niveles <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> la comunicación y la cultura popular,<br />

<strong>de</strong>bido a la mediatización <strong>de</strong> la política y a <strong>los</strong> contextos <strong>de</strong> consumo simbólico y<br />

material en <strong>los</strong> que están inmersos (lo macro). Sin embargo, es igualmente relevante<br />

en este caso, consi<strong>de</strong>rar a<strong>de</strong>más la relación <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> <strong>los</strong> grupos<br />

populares con <strong>los</strong> individuos, tanto con <strong>los</strong> pares como con aquel<strong>los</strong> lí<strong>de</strong>res sociales<br />

que intermedian con las instituciones y con la política formal y/o informal en tiempos<br />

<strong>de</strong> campaña.<br />

9. Reflexión final<br />

Proyectar un mo<strong>de</strong>lo integral para la comunicación política permite incorporar en lo<br />

metodológico las diversas dimensiones que implicaría el movimiento comunicativo<br />

electoral, y que va <strong>de</strong> lo macro a lo micro y <strong>de</strong> lo micro a lo macro, en un proceso <strong>de</strong><br />

interacción y retroalimentación continuo que se experimenta en nuestras socieda<strong>de</strong>s.<br />

Una “comunicación ascen<strong>de</strong>nte” (Bur<strong>de</strong>au, 1977) que luego <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> y reactiva <strong>los</strong><br />

intercambios y las apropiaciones <strong>de</strong> la realidad.<br />

Se hace tremendamente pertinente <strong>de</strong>sarrollar este tipo <strong>de</strong> diseños metodológicos<br />

cuando las evi<strong>de</strong>ncias son cada vez más claras en torno a que incluso <strong>los</strong> tiempos<br />

electorales se han alterado <strong>de</strong> manera radical.<br />

En la actualidad es mejor comenzar a referirse a “campañas permanentes” que no<br />

dan treguas ni <strong>de</strong>scansan, que duran todos <strong>los</strong> días <strong>de</strong>l año, in<strong>de</strong>pendiente si las<br />

fechas <strong>de</strong> una votación ya están establecidas por algún organismo electoral. Consigo,<br />

el votante construye su preferencia y su perspectiva política a cada momento, en<br />

cada mensaje que consume proveniente <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación, en cada<br />

juicio que reinterpreta <strong>de</strong> la discusión con sus pares, en cada interacción con sus<br />

re<strong>de</strong>s comunicativas.<br />

El sentido estratégico antes reseñado, el intercambio e inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

actores en juego y la competitividad que imprimen <strong>los</strong> <strong>medios</strong> como arena simbólica<br />

<strong>de</strong>l conflicto político, transformaron y seguirán modificando las campañas electorales.<br />

123


Con ello <strong>de</strong>berán surgir metodologías que respondan a las necesida<strong>de</strong>s actuales <strong>de</strong><br />

la investigación en comunicación política.<br />

124


Anexo / Entrevista Candidatos<br />

Nombre<br />

Partido<br />

Distrito/Circunscripción<br />

1. ¿Quién diseñó su estrategia <strong>de</strong> campaña? (elegir la más representativa)<br />

a) Su partido<br />

b) Un comité asesor<br />

c) Una agencia <strong>de</strong> publicidad, ¿cuál?<br />

d) Usted mismo<br />

e) Otros, ¿cuál?<br />

2. ¿Cuáles fueron las tres i<strong>de</strong>as fuerza <strong>de</strong> su campaña?<br />

a)<br />

b)<br />

c)<br />

3. Su mensaje durante la campaña se centró principalmente en (elegir la más<br />

representativa):<br />

a) diagnosticar la situación económica y social <strong>de</strong> la región/distrito<br />

b) criticar la conducción política <strong>de</strong>l gobierno<br />

c) criticar la política social y económica <strong>de</strong>l gobierno<br />

d) cuestionar las otras candidaturas<br />

e) señalar propuestas para mejorar la situación económica y social <strong>de</strong> la<br />

región/distrito<br />

f) otros, ¿cuál?<br />

4. ¿Cuál fue el eslogan <strong>de</strong> su partido en la campaña?<br />

5. ¿Cuál fue su eslogan en la campaña?<br />

6. Tomando en consi<strong>de</strong>ración la ley <strong>de</strong> gasto electoral, en términos generales<br />

usted diría que su campaña principalmente se financió con aportes<br />

provenientes <strong>de</strong> (elegir una alternativa):<br />

a) su partido<br />

b) personales<br />

c) aportes <strong>de</strong> terceros<br />

d) otros aportes ¿cuál?<br />

7. ¿Existió una estrategia electoral al interior <strong>de</strong> su partido político?<br />

a) Sí<br />

b) No<br />

c) No sabe<br />

125


8. ¿Cuáles fueron las tres líneas centrales <strong>de</strong> la estrategia electoral <strong>de</strong> su<br />

partido?<br />

a)<br />

b)<br />

c)<br />

9. Evalúe la importancia <strong>de</strong> <strong>los</strong> aportes <strong>de</strong> su partido en <strong>los</strong> siguientes<br />

aspectos:<br />

entrega materiales<br />

(folletos)<br />

infraestructura<br />

franja televisiva<br />

mensajes radiales<br />

trabajo casa a casa<br />

propuestas globales y/o<br />

sectoriales<br />

información sobre el distrito<br />

fundamental<br />

mucha<br />

importancia<br />

poca<br />

importancia<br />

ninguna<br />

importancia<br />

10. ¿Existió una coordinación entre <strong>los</strong> candidatos <strong>de</strong> su partido?<br />

a) Sí<br />

b) No<br />

126


11. Evalúe la importancia que le asignó a la realización <strong>de</strong> las siguientes<br />

activida<strong>de</strong>s durante su campaña:<br />

fundamental<br />

mucha<br />

importancia<br />

poca<br />

importancia<br />

ninguna<br />

importancia<br />

trabajo casa a casa<br />

actos colectivos<br />

trabajo con dirigentes sociales<br />

entrega <strong>de</strong> folletos, afiches<br />

marchas o caravanas<br />

visitas mercados y vecindarios<br />

visita <strong>de</strong> electores a su oficina<br />

presencia en espectácu<strong>los</strong><br />

masivos<br />

obsequio <strong>de</strong> artícu<strong>los</strong> diversos<br />

diálogo personal con<br />

ciudadanos<br />

afiches en la vía pública<br />

Gigantografías<br />

pintura <strong>de</strong> murales<br />

12. ¿Cuál diría que fue el espacio que ha privilegiado para comunicarse con<br />

su electorado? (elegir la más representativa)<br />

a) calles<br />

b) casas<br />

c) plazas<br />

d) locales públicos<br />

e) locales privados<br />

f) locales partidarios<br />

g) otros ¿cuáles?<br />

127


13. Or<strong>de</strong>ne <strong>de</strong> mayor a menor la centralidad que le asignó a <strong>los</strong> siguientes<br />

<strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación durante su campaña. Siendo el 1 el más utilizado y<br />

5 el menos.<br />

Radio<br />

Televisión<br />

Diarios<br />

Revistas<br />

Internet<br />

otros, ¿cuáles?<br />

14. Estos <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación que más utilizó eran principalmente:<br />

a) nacionales<br />

b) regionales<br />

c) ambos<br />

d) otros, especifique<br />

15. Evalúe la importancia que le asignó a la realización <strong>de</strong> las siguientes<br />

activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> prensa durante su campaña:<br />

<strong>de</strong>claraciones <strong>de</strong> prensa<br />

fundamental<br />

mucha<br />

importancia<br />

poca<br />

importancia<br />

ninguna<br />

importancia<br />

artícu<strong>los</strong> <strong>de</strong> prensa<br />

mensajes radiales grabados por usted<br />

franja política<br />

testimonios <strong>de</strong> respaldo<br />

participación en programas<br />

misceláneos<br />

conferencias <strong>de</strong> prensa<br />

inserciones publicitarias<br />

16. ¿En sus afiches y/o trípticos existía una clara i<strong>de</strong>ntificación con su<br />

partido?<br />

a) Sí<br />

b) No<br />

17. ¿Realizó una encuesta o grupo focal para el diseño <strong>de</strong> su campaña<br />

electoral?<br />

a) Sí<br />

b) No<br />

128


18. ¿Los resultados <strong>de</strong> dicha encuesta influyeron en el diseño <strong>de</strong> su<br />

estrategia <strong>de</strong> campaña?<br />

a) Sí<br />

b) No<br />

¿Cómo influyeron?<br />

Fuente: M. Francisca Ortega (1997)<br />

129


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131


132


6.- Por qué, para qué y cómo hacer Análisis <strong>de</strong>l<br />

<strong>Discurso</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación.<br />

Pedro Santan<strong>de</strong>r Molina<br />

133


134


I.- Introducción<br />

Realizar Análisis <strong>de</strong>l <strong>Discurso</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Medios (ADM en a<strong>de</strong>lante) es una clara<br />

ten<strong>de</strong>ncia en diversos ámbitos <strong>de</strong> las Ciencias Sociales y Humanas. La explicación<br />

<strong>de</strong> ello tiene que ver con la importancia teórica que han adquirido <strong>los</strong> estudios <strong>de</strong>l<br />

discurso, por un lado, y la constitución y consolidación <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación<br />

como objeto <strong>de</strong> estudio, por otro.<br />

En ese marco, el Análisis <strong>de</strong>l <strong>Discurso</strong> (AD en a<strong>de</strong>lante) se ha constituido en una<br />

útil y recurrida herramienta <strong>de</strong> análisis. Lo que no <strong>de</strong>be extrañar si consi<strong>de</strong>ramos, por<br />

una parte, el auge <strong>de</strong> trabajos que utilizan una lógica <strong>de</strong> investigación cualitativa, así<br />

como la centralidad y el estatus que ha logrado el lenguaje y, en general, el estudio<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> signos en estos tiempos. En ese sentido, la pregunta <strong>de</strong> ¿cómo se analizan<br />

textos? se ha vuelto una cuestión central para las metodologías <strong>de</strong> las ciencias<br />

sociales, tanto por la importancia teórica que ha logrado la noción <strong>de</strong> discurso, como<br />

por la toma <strong>de</strong> conciencia que se ha adquirido ante el hecho <strong>de</strong> que la mayoría<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> investigadores, tar<strong>de</strong> o temprano, se enfrentan a textos, o a signos <strong>de</strong> otra<br />

naturaleza (no necesariamente lingüísticos), pero que requieren ser leídos para su<br />

correcta interpretación.<br />

Y esto ocurre no sólo en áreas <strong>de</strong>l saber como la lingüística o la semiótica don<strong>de</strong><br />

lo anterior pareciera evi<strong>de</strong>nte y obvio. Las observaciones etnográficas, la revisión<br />

histórica <strong>de</strong> documentos, la investigación sociológica <strong>de</strong> la interacción, la sociología<br />

<strong>de</strong>l conocimiento, la psicología social, etc., se enfrentan a diálogos, a textos escritos,<br />

a entrevistas, etc., es <strong>de</strong>cir, a lenguaje. A<strong>de</strong>más, luego <strong>de</strong> la necesaria etapa <strong>de</strong><br />

recolección y confección <strong>de</strong>l corpus <strong>de</strong> análisis, <strong>los</strong> investigadores producen textos<br />

acerca <strong>de</strong> esos textos en una suerte <strong>de</strong> doble hermenéutica 1<br />

A lo anterior hay que agregar la opacidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos, hoy sabemos que el<br />

lenguaje no es transparente, <strong>los</strong> signos no son inocentes, que la connotación va<br />

con la <strong>de</strong>notación, que el lenguaje muestra, pero también distorsiona y oculta, que<br />

a veces lo expresado refleja directamente lo pensado y a veces sólo es un indicio<br />

ligero, sutil, cínico.<br />

Ante esta tricotomía constituida por la importancia <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos, la doble<br />

hermenéutica y la opacidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> signos, resulta evi<strong>de</strong>nte la necesidad <strong>de</strong> herramientas<br />

<strong>de</strong> análisis que nos ayu<strong>de</strong>n tanto epistémica como metodológicamente.<br />

Por su parte, <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación y su consiguiente estudio también<br />

han adquirido un lugar <strong>de</strong>stacado en la investigación social. Lo que parece una<br />

consecuencia lógica <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stacado rol que <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong>sempeñan hoy en diversas<br />

prácticas sociales como en la comunicación política, en las lógicas <strong>de</strong> consumo y<br />

<strong>de</strong> ocio <strong>de</strong> las personas o en la lucha i<strong>de</strong>ológica. En ese sentido, con <strong>los</strong> años <strong>los</strong><br />

<strong>medios</strong> han transitado en las ciencias sociales y humanas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un dispositivo que<br />

1 Para una aclaradora discusión y revisión <strong>de</strong> este punto recomiendo Sayago (2006, 2007).<br />

135


se miraba con cierto <strong>de</strong>sdén a un objeto <strong>de</strong> estudio digno <strong>de</strong> observar y analizar.<br />

Esta interesante y positiva ten<strong>de</strong>ncia tiene también una contraparte negativa y que se<br />

observa cuando lo mediático se transforma en el centro <strong>de</strong> toda cuestión social, como<br />

si no hubiera nada fuera <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>. Se ha llegado a extremos; por ejemplo, cuando<br />

se buscan explicaciones a fenómenos propios <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s capitalistas (que, por<br />

lo tanto, se inscriben en la lógica <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n existente) exclusivamente en el campo <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> <strong>medios</strong> o cuando hipótesis sociales se ven <strong>de</strong>splazadas por hipótesis semióticas,<br />

o cuando se cree que la principal experiencia <strong>de</strong>l capitalismo en las personas es la<br />

que experimentan a través <strong>de</strong> la televisión. A modo <strong>de</strong> ejemplo, recor<strong>de</strong>mos como<br />

cuando en EE.UU. algún sujeto dispara a mansalva en un lugar público (a menudo<br />

una universidad), <strong>los</strong> análisis rápidamente se enfocan en <strong>de</strong>scribir el consumo <strong>de</strong><br />

películas o juegos <strong>de</strong> vi<strong>de</strong>o <strong>de</strong>l victimario, buscando en dicha exposición a productos<br />

semióticos violentos la explicación <strong>de</strong> la criminal y violenta actitud. Queda así relegado<br />

a un segundo plano el análisis social, <strong>de</strong>splazado por variables semióticas<br />

Como sea, estamos ante <strong>de</strong>safíos y discusiones interesantes, así como<br />

contemporáneas, signadas por el papel que juegan <strong>los</strong> <strong>medios</strong> en nuestras socieda<strong>de</strong>s,<br />

papel, que, sin duda es <strong>de</strong> importancia, más allá <strong>de</strong> la crítica que en el párrafo anterior<br />

realicé a las visiones que, a mi modo <strong>de</strong> ver, exageran dicho rol.<br />

A su vez, la emergencia y creciente importancia <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación<br />

también ha ejercido un efecto sobre ciertas técnicas <strong>de</strong> análisis, como el Análisis <strong>de</strong><br />

Contenido (AC), el Análisis <strong>de</strong>l <strong>Discurso</strong> o a perspectivas analíticas como el Análisis<br />

Crítico <strong>de</strong>l <strong>Discurso</strong> (ACD), pues cuando surge la llamada cultura <strong>de</strong> masas, se ve la<br />

necesidad <strong>de</strong> acudir a herramientas nuevas (como el AD) o <strong>de</strong> afinar otras (como el<br />

AC) para explicar dimensiones <strong>de</strong> este campo 2 . Los practicantes <strong>de</strong> estas técnicas<br />

ocupan el discurso <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> manera preferente en sus análisis. Revistas<br />

anglo-sajonas <strong>de</strong> prestigios como Discourse Studies, Discourse and Society, Critical<br />

Discourse Studies o la hispanoamericana <strong>Discurso</strong> y Sociedad 3 así lo <strong>de</strong>muestran.<br />

Finalmente, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva más bien política, habría que agregar otro<br />

elemento explicativo respecto <strong>de</strong> la importancia que ha adquirido lo discursivo y lo<br />

mediático. Se trata <strong>de</strong>l surgimiento <strong>de</strong> aquello que Fraser (2003) llama “las luchas<br />

a favor <strong>de</strong>l reconocimiento <strong>de</strong> la diferencia” y que tienen relación con las batallas<br />

políticas que se comenzaron a dar a partir <strong>de</strong> <strong>los</strong> ’80 en torno a temas emergentes<br />

como <strong>los</strong> <strong>de</strong> sexualidad, género, etnicidad, etc. Se trata <strong>de</strong> campos en cuyo centro<br />

encontramos las nociones <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad y cultura que comienzan a <strong>de</strong>splazar otras<br />

como las <strong>de</strong> redistribución igualitaria y estructura social o la <strong>de</strong> clase. Evi<strong>de</strong>ntemente<br />

en la problemática cultural e i<strong>de</strong>ntitaria el lenguaje juega un rol central, mucho más<br />

2Esto no ocurre con otras técnicas <strong>de</strong> análisis como la observación etnográfica, la encuesta, <strong>los</strong> grupos <strong>de</strong> discusión, etc. que<br />

son anteriores.<br />

3 Esta última revista circuló <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 2000-2003 editando cuatro ejemplares al año. Del total <strong>de</strong> 64 artícu<strong>los</strong> publicados en esos años<br />

por investigadores <strong>de</strong> América Latina y España, el 38 por ciento contempló el análisis <strong>de</strong> textos <strong>de</strong> prensa. Hoy está disponible<br />

en Internet www.dissoc.org/dissoct<br />

136


prominente que en la problemática <strong>de</strong> clase social. Y en la búsqueda <strong>de</strong> explicaciones<br />

y soluciones, el discurso <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> es señalado, a menudo, como un lugar don<strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> prejuicios, estereotipos, representaciones negativas se re-producen, partiendo<br />

muchas veces <strong>de</strong> la base – a mi enten<strong>de</strong>r equivocada e ingenua- que cambiando<br />

<strong>los</strong> discursos se podrían cambiar problemáticas sociales como el racismo o el<br />

machismo.<br />

Finalmente, junto al tema i<strong>de</strong>ntitario surge también en <strong>los</strong> ’80 una corriente que<br />

se llama a sí misma “postmarxista” que rescatando ciertos elementos <strong>de</strong>l marxismo,<br />

sepultando otros y agregando i<strong>de</strong>as libe rales, pone al lenguaje en el centro <strong>de</strong> sus<br />

argumentaciones teóricas y <strong>de</strong> su armazón conceptual. Es así como se postula que<br />

lo discursivo es una dimensión crucial en el establecimiento <strong>de</strong> <strong>los</strong> víncu<strong>los</strong> y <strong>de</strong> las<br />

relaciones sociales. Exponentes <strong>de</strong> esta corriente son, por ejemplo, Laclau y Mouffe<br />

(2004).<br />

II.- ¿Por qué analizar el discurso <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>?<br />

A mi enten<strong>de</strong>r, esta es la primera y fundamental interrogante que hay que abordar<br />

antes <strong>de</strong> enfrentar analíticamente el discurso medial. Las respuestas a esta pregunta<br />

se encuentran fundamentalmente en la teoría pues en el centro <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates<br />

teóricos está la cuestión <strong>de</strong>l efecto <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> sobre las audiencias. Como bien<br />

lo señala Wolf (1994):<br />

“Des<strong>de</strong> cualquier perspectiva que se observe la historia <strong>de</strong> la investigación sobre<br />

<strong>los</strong> media, resulta evi<strong>de</strong>nte la importancia que en ella ha tenido y tiene el problema <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> efectos que ejercen <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación <strong>de</strong> masas sobre <strong>los</strong> individuos,<br />

sobre <strong>los</strong> grupos, sobre las instituciones, sobre el sistema social” (Wolf, 1994:15).<br />

Esa es claramente la cuestión central y en torno a la cual se plantean diversos<br />

<strong>de</strong>bates, se consolidan escuelas, ten<strong>de</strong>ncias, discusiones y no pocas posturas que<br />

no pasan <strong>de</strong> ser modas. Como sea, quien quiera realizar ADM tiene previamente que<br />

haber realizado una reflexión teórica en torno a esta cuestión que, como veremos,<br />

no concita total unanimidad.<br />

Por un lado, hay quienes como Ang (1991), Hartley (1998) argumentan a favor <strong>de</strong><br />

la irrelevancia <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>, en relación con otros factores sociales mucho más<br />

significativos en cuanto a la influencia que ejercen sobre las personas.<br />

También están aquel<strong>los</strong> que, encabezados por MacLuhan, piensan que lo central<br />

en este campo no son <strong>los</strong> mensajes que <strong>los</strong> <strong>medios</strong> ponen en circulación, sino el<br />

medio mismo. Se trata, <strong>de</strong> algún modo, <strong>de</strong> la tradicional discusión en torno a la<br />

primacía <strong>de</strong> la forma o <strong>de</strong>l contenido llevada a <strong>los</strong> <strong>medios</strong> y que nos remonta a<br />

las discusiones entre Sócrates y <strong>los</strong> sofistas. Mientras el primero es un <strong>de</strong>fensor<br />

a ultranza <strong>de</strong>l contenido y un convencido que uno pue<strong>de</strong> lograr que el interlocutor<br />

llegue a la verdad racionalmente, <strong>los</strong> segundos son unos enamorados <strong>de</strong> la forma<br />

137


<strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos y optaban por presentar la verdad seduciendo al público cuidando<br />

<strong>los</strong> aspectos formales. Volviendo a MacLuhan y <strong>los</strong> <strong>medios</strong>, este intelectual es uno<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> primeros en postular abiertamente su rechazo al Análisis <strong>de</strong> Contenido <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> <strong>medios</strong>. No son <strong>los</strong> mensajes que <strong>los</strong> <strong>medios</strong> hacen circular <strong>los</strong> que provocan<br />

efectos sobre el público, sino la manera en que <strong>los</strong> <strong>medios</strong> han modificado, alterado,<br />

influido en nuestras formas <strong>de</strong> comunicarnos, generando así nuevos patrones <strong>de</strong><br />

interacción social.<br />

Por otro lado, la tradición crítica, tanto en su vertiente <strong>de</strong> la teoría cultural crítica<br />

(Althusser, Gramsci, Hall, Horkheimer y Adorno), como <strong>de</strong> la economía política <strong>de</strong><br />

la comunicación (Mosco, 1983; Murdock y Golding, 1979), ha tomado como premisa<br />

teórica que la clase dominante necesita asegurar el control <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as para<br />

así asegurar la dominación, en ese sentido, la influencia i<strong>de</strong>ológica que se tiene<br />

sobre las personas proviene significativamente <strong>de</strong>l control que se ejerce sobre la<br />

producción <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos, por lo tanto, sobre <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación que<br />

en la actualidad sostienen el monopolio <strong>de</strong> la comunicación social y <strong>de</strong> la puesta en<br />

circulación <strong>de</strong> signos y flujos discursivos.<br />

Es <strong>de</strong>cir, la famosa premisa <strong>de</strong> Marx (1970), proclamada en La I<strong>de</strong>ología Alemana<br />

que “las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> la clase dominante son las i<strong>de</strong>as dominantes en cada época, o dicho<br />

en otros términos, la clase que ejerce el po<strong>de</strong>r material dominante en la sociedad<br />

es, al mismo tiempo, su po<strong>de</strong>r espiritual dominante”, sigue inspirando, en diversos<br />

grados, a muchos trabajos, incluyendo a muchos que estudian <strong>los</strong> <strong>medios</strong>. Para<br />

algunos investigadores, eso se traduce en una atención preferente sobre la base<br />

material <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> (estructura <strong>de</strong> propiedad, avisaje, controles legales, etc.), por<br />

encima <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos, otros, influidos, por ejemplo, por la noción <strong>de</strong> hegemonía<br />

<strong>de</strong> Gramsci o <strong>de</strong> Aparatos I<strong>de</strong>ológicos <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> Althusser (2003) ponen el foco<br />

en la diseminación <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ología dominante entre las clases oprimidas y el rol que<br />

en ello le caben al discurso <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>.<br />

Po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir entonces que, si bien en torno al tema <strong>de</strong>l efecto <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong><br />

sobre la audiencia hay discrepancias, se verifica bastante consenso respecto <strong>de</strong>l<br />

lugar don<strong>de</strong> buscar las hebras o ubicar la ruta <strong>de</strong> <strong>los</strong> efectos: el contenido <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

<strong>medios</strong>. Tanto <strong>de</strong> <strong>de</strong>recha o <strong>de</strong> izquierda, funcionalistas o críticos, en general hay<br />

acuerdo <strong>de</strong> que para indagar y compren<strong>de</strong>r <strong>los</strong> efectos se <strong>de</strong>be prestar atención<br />

a <strong>los</strong> contenidos que transmiten <strong>los</strong> <strong>medios</strong>, sus programaciones, sus mensajes.<br />

Encontramos en esa línea una larga gama <strong>de</strong> investigaciones, tanto <strong>de</strong> corte<br />

funcionalista como crítica con antece<strong>de</strong>ntes históricos <strong>de</strong> larga data. Ya Karl Marx<br />

en 1848 realizaba un análisis <strong>de</strong>l diario francés La Reforme, criticando que este<br />

medio, invocando sentimientos nacionalistas, ocultaba <strong>los</strong> diferentes intereses y las<br />

contradicciones existentes entre la burguesía y el proletariado. Otro tanto ocurre<br />

en la vereda opuesta, el funcionalismo <strong>de</strong>staca por sus aportes a <strong>los</strong> estudios<br />

138


mediológicos usando permanentemente el AC para esos fines, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Berelson<br />

(1952) hasta <strong>los</strong> estudios <strong>de</strong> Agenda Setting<br />

II.1 A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la teoría:<br />

Como vemos, la teoría presenta en torno a una misma cuestión –<strong>los</strong> efectos <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> <strong>medios</strong> – planteamientos diversos con ciertos espacios <strong>de</strong> encuentros – muy<br />

ligados a lo discursivo- y respecto <strong>de</strong> lo cual hay que tener claridad y tomar posturas<br />

conceptuales antes <strong>de</strong> realizar ADM.<br />

A ello agregaría como elemento imprescindible para acercarse al estudio <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> <strong>medios</strong> la observación empírica <strong>de</strong> la práctica. En otras palabras, observar la<br />

actividad humana que está relacionada con <strong>los</strong> <strong>medios</strong> y cómo, producto <strong>de</strong> esa<br />

actividad humana, la actividad medial se ha cristalizado en instituciones objetivas y<br />

en relaciones sociales concretas.<br />

En ese sentido, pienso que hoy cualquier estudio mediológico <strong>de</strong>bería consi<strong>de</strong>rar<br />

como parte <strong>de</strong>l contexto histórico social 4 que ro<strong>de</strong>a al campo mediático dos<br />

elementos:<br />

La retirada mutua.<br />

La concentración <strong>de</strong> la propiedad <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>.<br />

Des<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista sociológico, consi<strong>de</strong>ramos ambos elementos como<br />

circunstancias objetivas, empíricamente probadas, realida<strong>de</strong>s construidas en esta<br />

etapa <strong>de</strong> la historia humana que, como tal, constituyen constricciones objetivas<br />

sobre el campo <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> con las que tienen que lidiar la producción, circulación<br />

y consumo <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos mediales.<br />

II.1.2 La retirada mutua<br />

El concepto <strong>de</strong> retirada mutua acuñado por Mair (2007), dice relación con un<br />

hecho ampliamente <strong>de</strong>batido en la actualidad y que se refiere fundamentalmente<br />

a las relaciones que se establecen entre sociedad política y sociedad civil. Tiene<br />

que ver con que <strong>los</strong> partidos políticos ya no conectan con <strong>los</strong> ciudadanos y éstos,<br />

a su vez, son cada vez más reacios a relacionarse con el<strong>los</strong> (ya sea a través <strong>de</strong> la<br />

militancia, la participación espontánea o incluso en voto). Garretón (2007) <strong>de</strong>scribe<br />

esta situación en nuestro país señalando que se ha producido un distanciamiento<br />

entre “lo político como búsqueda <strong>de</strong> la sociedad buena <strong>de</strong> la política como actividad<br />

profesional restringida a un cierto sector, llamada la clase política”. Mair (2007) por<br />

su parte, habla <strong>de</strong> un fracaso <strong>de</strong> <strong>los</strong> partidos y una <strong>de</strong>sconfianza hacia el<strong>los</strong> que da<br />

como resultado la llamada retirada mutua.<br />

4 El análisis <strong>de</strong> textos –cualquiera sea su naturaleza – contempla necesariamente el con-texto, es <strong>de</strong>cir, aquello que viene con el<br />

texto, que es social e histórico y que, por lo mismo, constituye social e históricamente a <strong>los</strong> textos. Enten<strong>de</strong>mos en ese sentido, <strong>los</strong><br />

elementos señalados en a) y en b) como parte fundamental <strong>de</strong>l contexto que ro<strong>de</strong>a al discurso <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>.<br />

139


Según Garretón (2007), en América Latina esta ten<strong>de</strong>ncia produce una nueva<br />

politización, en tanto irrumpen en el escenario actores sociales <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera <strong>de</strong>l marco<br />

institucional, <strong>de</strong>safiando la representatividad <strong>de</strong> <strong>los</strong> actores políticos tradicionales<br />

e institucionalizados, lo que, por ejemplo, ha quedado claro en el caso <strong>de</strong> Bolivia,<br />

Venezuela, Ecuador, Argentina o México, “es este estallido lo que por primera<br />

vez permite hablar <strong>de</strong> sociedad civil como algo separado y autónomo, siempre<br />

relativamente, <strong>de</strong> la política y <strong>de</strong>l Estado” (Garretón, 2007: 49).<br />

Pero, tal vez lo más interesante <strong>de</strong> este fenómeno es que se trata <strong>de</strong> una ten<strong>de</strong>ncia<br />

transnacional. Todos <strong>los</strong> indicadores <strong>de</strong>muestran que estamos ante una ten<strong>de</strong>ncia<br />

uniforme a lo largo <strong>de</strong> las <strong>de</strong>mocracias occi<strong>de</strong>ntales, lo que llama po<strong>de</strong>rosamente la<br />

atención. Sea en Alemania, Chile, Perú, Filipinas o Inglaterra, la distancia entre <strong>los</strong><br />

partidos y <strong>los</strong> ciudadanos se amplía progresivamente, mientras la distancia entre <strong>los</strong><br />

propios partidos se reduce. En <strong>los</strong> países occi<strong>de</strong>ntales, todas las cifras <strong>de</strong>muestran<br />

una caída sostenida <strong>de</strong> las afiliaciones a <strong>los</strong> partidos, <strong>de</strong> <strong>los</strong> niveles <strong>de</strong> participación<br />

en las elecciones, <strong>de</strong> <strong>los</strong> índices <strong>de</strong> volatibilidad electoral, etc. 5<br />

“Los ciudadanos se retiran hacia su vida privada o hacia formas más especializadas<br />

<strong>de</strong> representación y <strong>los</strong> partidos se retiran hacia las instituciones. El terreno<br />

tradicional <strong>de</strong> la <strong>de</strong>mocracia <strong>de</strong> partidos, consi<strong>de</strong>rado como la zona <strong>de</strong> encuentro<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> ciudadanos con sus dirigentes políticos, está quedando abandonado”, Mair<br />

(2007:29).<br />

Como resultado <strong>de</strong> este movimiento divergente entre sociedad civil y sociedad<br />

política, <strong>de</strong> la retirada mutua, se genera una zona vacía, un espacio, antes habitado<br />

activamente por actores que hoy están ausentes o fueron <strong>de</strong>splazados, y cuyo vacío<br />

resultante, según diversas hipótesis teóricas, es hoy ocupado <strong>de</strong> manera importante<br />

por <strong>los</strong> <strong>medios</strong>.<br />

Es un proceso que se refuerza mutuamente y al que se suman activamente <strong>los</strong><br />

<strong>medios</strong>: mientras <strong>los</strong> ciudadanos pasan <strong>de</strong> ser participantes a espectadores en el<br />

marco <strong>de</strong> una vi<strong>de</strong>opolítica o <strong>de</strong>mocracia <strong>de</strong> audiencias, u optan por otras formas<br />

<strong>de</strong> participación, las elites ganan más espacio y les resulta más fácil lograr <strong>los</strong><br />

intereses que comparten. De este modo, sobre una zona abandonada <strong>los</strong> <strong>medios</strong><br />

han configurado un locus <strong>de</strong> mediación y se han convertido en una importante<br />

instancia mediadora entre la sociedad civil, la política y el Estado<br />

5 En Chile, por ejemplo, mientras en 1988 el 90 por ciento <strong>de</strong> <strong>los</strong> jóvenes estaba inscrito en <strong>los</strong> registros electorales, en 2007 está<br />

cifra es <strong>de</strong>l 30.7 %, según la V Encuesta Nacional <strong>de</strong> Juventud, 2007. Cada vez menos personas votan por <strong>los</strong> candidatos. En la<br />

última elección presi<strong>de</strong>ncial chilena (2005), por ejemplo, 4.3 millones <strong>de</strong> personas mayores <strong>de</strong> 18 años o no concurrieron a votar<br />

o votaron nulo o en blanco. Esto implica que la elección presi<strong>de</strong>ncial fue resuelta con <strong>los</strong> votos <strong>de</strong>l 49% <strong>de</strong> <strong>los</strong> adultos <strong>de</strong>l país.<br />

Por lo tanto, Michelle Bachelet, en términos reales, fue elegida sólo con poco más <strong>de</strong>l 26 % <strong>de</strong> las preferencias <strong>de</strong> <strong>los</strong> mayores<br />

<strong>de</strong> 18 años.<br />

140


II.1.3 La concentración económica<br />

Una segunda ten<strong>de</strong>ncia objetiva, uniforme y transnacional es la concentración<br />

económica <strong>de</strong> la propiedad <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación. Se trata <strong>de</strong> una realidad<br />

también ampliamente comprobada y, al igual que el anterior fenómeno, <strong>de</strong> una<br />

ten<strong>de</strong>ncia transnacional que ocurre en las <strong>de</strong>mocracias occi<strong>de</strong>ntales a lo largo <strong>de</strong>l<br />

planeta.<br />

Es interesante constatar que tanto para <strong>los</strong> países que se liberaron <strong>de</strong> dictaduras<br />

militares en América Latina (en <strong>los</strong> ‘80), como para <strong>los</strong> que en Europa <strong>de</strong>l Este se<br />

liberaron <strong>de</strong> las autocracias socialistas (también en <strong>los</strong> ‘80), la <strong>de</strong>mocracia trajo<br />

consigo –entre otros- la concentración <strong>de</strong> <strong>medios</strong>, fundamentalmente en forma <strong>de</strong><br />

oligopolios.<br />

Igualmente interesante es señalar que se trata <strong>de</strong> una ten<strong>de</strong>ncia muy po<strong>de</strong>rosa y<br />

vertiginosa; avanza rápidamente con masivas fusiones y adquisiciones, ha llevado<br />

a que emergieran en Europa lo que Dragomir (2007:73) llama “un pequeño grupo <strong>de</strong><br />

Goliats <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>”, que, a<strong>de</strong>más, surge y se consolida a pesar <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong><br />

legislaciones antimonopolio en todas las <strong>de</strong>mocracias, las que resultan inoperantes<br />

como contrapeso. Italia es uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> ejemp<strong>los</strong> más sobresalientes, aquí el grupo<br />

Mediaset perteneciente al actual Jefe <strong>de</strong> Estado, Silvio Berlusconi, es propietario <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> tres canales más importantes <strong>de</strong>l país que juntos concentran más <strong>de</strong>l 40% <strong>de</strong> la<br />

audiencia (Dragomir, 2007).<br />

Obviamente Chile no escapa a esa realidad, por el contrario, mucho se habla <strong>de</strong>l<br />

duopolio en la prensa escrita que implica no sólo una concentración <strong>de</strong> <strong>medios</strong>, sino<br />

también <strong>de</strong> la torta publicitaria 6 . Otro tanto ocurre en el ámbito radial; <strong>de</strong> hecho, el<br />

año 2008 el grupo español Prisa adquirió diez radios, lo que significa el 60 por ciento<br />

<strong>de</strong> la audiencia total. 7<br />

Lo anterior tiene, a mi modo <strong>de</strong> ver, dos importante consecuencias (al menos):<br />

junto con las lógicas culturales, comienza a primar en <strong>los</strong> <strong>medios</strong> una racionalidad<br />

económica. De este modo, <strong>los</strong> <strong>medios</strong> se convierten en un importante actor que<br />

apoya <strong>los</strong> procesos <strong>de</strong> acumulación <strong>de</strong> capital (Mastrini y Aguerre, 2007), colonizando<br />

espacios <strong>de</strong> la vida privada a <strong>los</strong> que antes no llegaba el capital –o lo hacía con<br />

dificultad.<br />

Ante este panorama se podría argumentar - siguiendo una tesis <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminismo<br />

económico- que lo importante entonces y por lo mismo, es leer la estructura <strong>de</strong><br />

propiedad <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>, y no sus discursos, e incluso proclamar la irrelevancia <strong>de</strong>l<br />

ADM. Al respecto señalaría breve y resumidamente lo siguiente. En primer lugar, la<br />

6 Es justo señalar que este duopolio no se origina gracias a la conquista <strong>de</strong> posiciones y fi<strong>de</strong>lización <strong>de</strong> público en el marco <strong>de</strong><br />

las reglas <strong>de</strong>l mercado, por el contrario, es producto <strong>de</strong> una intervención estatal directa. Después <strong>de</strong>l golpe <strong>de</strong> Estado <strong>de</strong> 1973,<br />

borrada <strong>de</strong>l mapa toda la prensa no afín a la dictadura, uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> primeros bandos <strong>de</strong> la Junta Militar permite la circulación<br />

exclusiva <strong>de</strong> La Tercera y El Mercurio, y así lo hacen - sin competencia- hasta 1987, cuando surge el Fortín Mapocho.<br />

7 Esta compra fue cuestionada por la Fiscalía Nacional Económica, pero finalmente autorizada por la Corte Suprema en diciembre<br />

<strong>de</strong> 2007.<br />

141


elación entre propiedad <strong>de</strong>l medio y control <strong>de</strong> su discurso es compleja, no lineal<br />

ni automática, sobre todo consi<strong>de</strong>rando las complejas e intrincadas estructuras <strong>de</strong><br />

propiedad actuales. En segundo lugar, es recomendable evitar <strong>los</strong> <strong>de</strong>sequilibrios<br />

entre <strong>los</strong> análisis cultural y económico, negando la importancia <strong>de</strong> uno y resaltando<br />

la primacía <strong>de</strong> otro. Es cierto que, tal como lo señalan Murdock y Golding (1979),<br />

el proceso <strong>de</strong> reproducción i<strong>de</strong>ológica en el que participan <strong>los</strong> <strong>medios</strong> –en sí<br />

fuertemente discursivo- no pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>rse plenamente sin el análisis <strong>de</strong>l<br />

contexto económico en el que tiene lugar, pero ambas dimensiones son necesarias<br />

en el análisis. La economía no es el único <strong>de</strong>terminante <strong>de</strong>l comportamiento <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

<strong>medios</strong> (lo que haría irrelevante lo discursivo), tampoco – en un sentido inverso- sólo<br />

las lógicas culturales (que ponen su foco en la dimensión discursiva), en ese sentido,<br />

estructuras económicas y lógicas culturales van <strong>de</strong> la mano.<br />

En resumen y consi<strong>de</strong>rando lo hasta ahora expuesto, po<strong>de</strong>mos calificar <strong>los</strong><br />

<strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación como un nuevo campo <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r (Garretón, 2007) <strong>de</strong> las<br />

socieda<strong>de</strong>s contemporáneas. En dicho campo se cruzan, establecen y consolidan<br />

lógicas <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>de</strong> carácter económicas y culturales, todo ello en el marco <strong>de</strong> un<br />

locus y una función social mediadora que antes ocupaban y cumplían otros actores y<br />

que hoy, en el contexto <strong>de</strong> la retirada mutua, ocupan significativamente <strong>los</strong> <strong>medios</strong>.<br />

Poseer un medio o acce<strong>de</strong>r a su discurso y lograr visibilidad, comienza a formar<br />

parte <strong>de</strong>l interés económico, político e i<strong>de</strong>ológico <strong>de</strong> agentes y <strong>de</strong> campos sociales<br />

diversos. Las características tanto económicas como culturales <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>los</strong><br />

concierten en recursos <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r tanto material como simbólico, lo que, en términos<br />

<strong>de</strong> Bourdieu (2000a) explica que a través <strong>de</strong> el<strong>los</strong> <strong>los</strong> actores intenten acumular<br />

capital <strong>de</strong> diversa naturaleza (económico, social, cultural, simbólico).<br />

III. ¿Para qué analizar el discurso <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>?<br />

La interrogante anterior, formulada en el punto II, es <strong>de</strong> naturaleza explicativa y,<br />

por lo mismo, su reflexión apuntó y giró en torno a fenómenos y ten<strong>de</strong>ncias históricocontextuales<br />

<strong>de</strong> dimensiones macro. En cambio, esta segunda interrogante respecto<br />

<strong>de</strong>l ADM es <strong>de</strong> naturaleza interpretativa, apunta a la función <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos sociales<br />

y dice relación con la utilidad general <strong>de</strong> analizar discursos y, en ese sentido, tiene<br />

que ver con la cuestión <strong>de</strong> la construcción <strong>de</strong> sentido.<br />

Analizar discursos es una ten<strong>de</strong>ncia que como indicábamos en la introducción ha<br />

logrado amplia aceptación en las Ciencias Humanas y Sociales. En lingüística se<br />

trata <strong>de</strong> un movimiento que en su origen dice relación con la necesidad <strong>de</strong> estudiar el<br />

lenguaje en uso, es <strong>de</strong>cir, emisiones realmente emitidas por <strong>los</strong> hablantes, superando<br />

el principio <strong>de</strong> inmanencia tan propio <strong>de</strong> la lingüística saussuriana, interesada en el<br />

sistema formal <strong>de</strong>l lenguaje (llamado lengua), antes que en su uso real (el habla).<br />

A ello se suma la valoración <strong>de</strong> lo que Verón (1998) y otros autores <strong>de</strong> la llamada<br />

142


segunda semiología <strong>de</strong>nominan la materialidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> signos, o sea, <strong>los</strong> efectos<br />

concretos sobre la realidad social que tienen <strong>los</strong> discursos (constituidos por signos<br />

<strong>de</strong> diferente naturaleza, no sólo lingüísticos). Por su parte, también <strong>de</strong>bido al auge<br />

<strong>de</strong> la concepción activa <strong>de</strong>l lenguaje, en <strong>los</strong> últimos 20 años el AD ha pasado <strong>de</strong> ser<br />

en la psicología social “una aproximación marginal a una perspectiva representada<br />

por un amplio espectro <strong>de</strong> revistas empíricas y teóricas” (Antaki y otros, 2003:2).<br />

En sociología, ya mencionábamos a Fraser (2003) y el <strong>de</strong>splazamiento que ella<br />

advierte <strong>de</strong> categorías sociales mo<strong>de</strong>rnas como las <strong>de</strong> clase o estructura por otras<br />

que podríamos calificar postmo<strong>de</strong>rnas, como las <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad y cultura, las que<br />

tienen mayor cercanía con lo discursivo, lo que, a su vez, influye directamente en<br />

la valorización <strong>de</strong> esta noción (la <strong>de</strong> discurso) como una categoría clave. En todo<br />

caso, esta valoración también es compartida, al menos en parte, por autores como<br />

el ya citado Garretón (2007) - cuyos análisis sociales no pue<strong>de</strong>n ser consi<strong>de</strong>rados<br />

postmo<strong>de</strong>rnos- y quien señala la importancia <strong>de</strong> analizar <strong>los</strong> discursos que circulan<br />

en y son generados por la sociedad civil, calificándo<strong>los</strong> como “una pista importante”<br />

(Garretón, 2007:48) para categorizar sociológicamente las visiones <strong>de</strong> sociedad civil<br />

que están en juego.<br />

Esta convicción <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar útil leer <strong>los</strong> discursos para leer la realidad social,<br />

se relaciona directamente con el llamado giro discursivo que plantea una perspectiva<br />

nueva y alternativa a la <strong>de</strong> la fi<strong>los</strong>ofía <strong>de</strong> la conciencia respecto <strong>de</strong> <strong>los</strong> objetos <strong>de</strong><br />

estudios y la objetivación <strong>de</strong> lo conocido. Podríamos <strong>de</strong>cir que con el giro discursivo<br />

se pasa <strong>de</strong> un paradigma que ponía las i<strong>de</strong>as y la introspección racional en el centro<br />

<strong>de</strong> la observación certera <strong>de</strong>l mundo, a otro que prioriza la observación y el análisis<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos. Esto implica un cambio epistémico radical en la mirada científica.<br />

Como bien lo aclara Ibáñez (2006), la dicotomía mente/mundo es reemplazada por<br />

la dualidad discurso/mundo. En esta visión, el lenguaje no se consi<strong>de</strong>ra un simple<br />

vehículo para expresar y reflejar nuestras i<strong>de</strong>as, sino un factor que participa y tiene<br />

injerencia en la constitución <strong>de</strong> la realidad social. Es lo que se conoce como la<br />

concepción activa <strong>de</strong>l lenguaje que le reconoce la capacidad <strong>de</strong> hacer cosas y<br />

que, por lo mismo, nos permite enten<strong>de</strong>r lo discursivo como un modo <strong>de</strong> acción.<br />

Por consiguiente lo social como objeto <strong>de</strong> observación no pue<strong>de</strong> ser separado<br />

ontológicamente <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos que en la sociedad circulan. Estos discursos,<br />

a<strong>de</strong>más y a diferencia <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as, son observables y, por lo mismo, constituyen<br />

una base empírica más certera que la introspección racional. Todo lo anterior<br />

permite afirmar que el conocimiento <strong>de</strong>l mundo no radica en las i<strong>de</strong>as, sino en <strong>los</strong><br />

enunciados que circulan. Como vemos, este paradigma le reconoce al lenguaje<br />

una función no sólo referencial (informativa) y epistémica (interpretativa), también<br />

realizativa (creativa).<br />

Dicho todo lo anterior, enten<strong>de</strong>remos por qué, bajo esta perspectiva teórica, se<br />

concibe el discurso como una forma <strong>de</strong> acción. Entonces, en ese sentido, analizar<br />

143


el discurso que circula en la sociedad es analizar una forma <strong>de</strong> acción social, por lo<br />

mismo, analizar el discurso <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> es analizar una práctica social mediante<br />

la cual se llevan a cabo acciones. No se trata <strong>de</strong> ver en <strong>los</strong> <strong>medios</strong> dispositivos que<br />

sólo transmiten información, sino, instituciones que con sus acciones tiene inci<strong>de</strong>ncia<br />

sobre la práctica social.<br />

Y volviendo al ADM, es innegable que el aspecto discursivo es un irreductible<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>. Pue<strong>de</strong>n existir discrepancias acerca <strong>de</strong> la primacía <strong>de</strong> <strong>los</strong> aspectos<br />

económicos o culturales, acerca <strong>de</strong> la naturaleza <strong>de</strong> sus efectos, o <strong>de</strong> su lugar en la<br />

lucha i<strong>de</strong>ológica -consi<strong>de</strong>rar<strong>los</strong>, por ejemplo, Aparatos I<strong>de</strong>ológicos <strong>de</strong>l Estado, como<br />

lo hace la tradición althusseriana, o diseminadores <strong>de</strong> consenso, en la vertiente<br />

gramsiciana, o como un subsistema social autónomo <strong>de</strong> acuerdo a la tradición<br />

liberal, pero lo que es innegable es el carácter críticamente discursivo <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>,<br />

lo irreductible <strong>de</strong> la circulación sígnica en la que participan. Si bien es cierto no es su<br />

único aspecto, <strong>de</strong>sprovistos <strong>de</strong> discurso, <strong>los</strong> <strong>medios</strong> se diluyen en el aire.<br />

Si a ello sumamos su relación con macro-realida<strong>de</strong>s como las señaladas en el<br />

punto II, po<strong>de</strong>mos ver que <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación pue<strong>de</strong>n ser un interesante<br />

objeto <strong>de</strong> estudio para leer parte <strong>de</strong> la realidad social y <strong>de</strong> las acciones que se<br />

realizan en ella, sobre todo si consi<strong>de</strong>ramos que se trata <strong>de</strong> un locus en el cual se<br />

entrecruzan dinámicas económicas, culturales, políticas e i<strong>de</strong>ológicas. Por eso vale<br />

la pena realizar ADM.<br />

IV. Pasos metodológicos iniciales para analizar el discurso (<strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>).<br />

Antes, una advertencia, sobre todo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> lo afirmado en torno a la concepción<br />

activa y realizativa <strong>de</strong>l discurso: no olvi<strong>de</strong>mos que también la opacidad es una parte<br />

inherente <strong>de</strong>l lenguaje y <strong>de</strong> la producción sígnica en general. Nos encontramos<br />

entonces con dos importantes consi<strong>de</strong>raciones que justifican y explican el análisis<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos que se producen y circulan en nuestra sociedad: por un lado, son<br />

una práctica social (Fairclough, 1992, 1995), es <strong>de</strong>cir, nos permiten realizar acciones<br />

y producir efectos sociales, <strong>de</strong> ahí la utilidad general <strong>de</strong> analizar discursos y, sobre<br />

su base, tratar <strong>de</strong> leer la realidad social; por otro, dada la opacidad que acompaña<br />

naturalmente dicho proceso, el análisis no sólo es útil, sino que se hace necesario.<br />

Trataremos <strong>de</strong> graficar y compren<strong>de</strong>r mejor eso <strong>de</strong> la opacidad efectuando un<br />

paralelo pedagógico con un <strong>de</strong>scubrimiento genial <strong>de</strong> Marx que si bien proviene<br />

<strong>de</strong> la economía, pue<strong>de</strong> ser aplicado (heurísticamente) a lo discursivo. Cuando este<br />

pensador alemán estudia las prácticas materiales que genera la estructura <strong>de</strong> la<br />

economía capitalista concluye lo siguiente: el carácter real <strong>de</strong> la práctica económica<br />

es ocultado por las apariencias. Esto lleva a Marx a reconocer que la relación<br />

entre i<strong>de</strong>as y realidad está mediada por el nivel <strong>de</strong> las apariencias, el cual forma<br />

parte <strong>de</strong> la esfera <strong>de</strong> las formas fenomenales. De este modo, distingue entre un<br />

144


nivel inmediatamente presente en la superficie <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s capitalistas: el<br />

<strong>de</strong> la circulación (o intercambio) <strong>de</strong> mercancías, y otro que opera bajo o <strong>de</strong>trás <strong>de</strong><br />

la superficie. En parte el verda<strong>de</strong>ro funcionamiento <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> producción se<br />

manifiesta a través <strong>de</strong>l nivel visible <strong>de</strong>l intercambio, pero, en parte muy importante,<br />

también es ocultado por este mismo nivel 8 . Es esta distinción entre dos niveles <strong>de</strong><br />

la realidad el que <strong>de</strong>spués lleva a afirmar a Zizek (2003) -siguiendo a Lacan- que es<br />

Marx quien inventa la noción <strong>de</strong> síntoma. Siendo el síntoma lo visible, y aquello que,<br />

a su vez, escon<strong>de</strong> las dimensiones no visibles que le dan forma y lo sintetizan – y<br />

que interesan al analista.<br />

¿Y eso qué tiene que ver con la opacidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos y con el AD? Es<br />

justamente siguiendo esa distinción entre las formas presentes en la superficie<br />

discursiva y <strong>los</strong> procesos opacos en el lado <strong>de</strong> la producción, entre el síntoma y el<br />

núcleo oculto que le da origen y forma, como <strong>de</strong>bemos analizar <strong>los</strong> discursos, es<br />

<strong>de</strong>cir, enten<strong>de</strong>r<strong>los</strong> como síntomas que nacen <strong>de</strong> la opacidad, no como espejos que<br />

reflejan <strong>de</strong> manera transparente la realidad social, ni <strong>los</strong> pensamientos o intenciones<br />

<strong>de</strong> las personas. Así, lo que ocurre en el nivel <strong>de</strong> la circulación <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos no<br />

es necesariamente un reflejo <strong>de</strong> lo ocurrido en el nivel <strong>de</strong> su producción, lo que<br />

quedan son huellas, pistas, hebras, síntomas que el analista <strong>de</strong>be saber <strong>de</strong>scribir e<br />

interpretar. Porque, claro, si <strong>los</strong> discursos fueran transparentes, ¿qué sentido tendría<br />

hacer análisis? Entonces bien, al enten<strong>de</strong>r la opacidad llegamos a la justificación <strong>de</strong>l<br />

análisis y al compren<strong>de</strong>r que el discurso es una forma <strong>de</strong> acción, encontramos el<br />

sentido y el propósito <strong>de</strong>l análisis.<br />

De acuerdo a lo dicho y por lo mismo, el analista <strong>de</strong>l discurso <strong>de</strong>bería asumir<br />

que el contenido manifiesto <strong>de</strong> un texto pue<strong>de</strong> en ciertas circunstancias ser un<br />

dato engañoso. En ese sentido, antes que reificarlo, a menudo hay que aceptar<br />

la relatividad <strong>de</strong>l dato discursivo (Santan<strong>de</strong>r, 2007). Distingamos, al respecto, tres<br />

situaciones fundamentales que <strong>de</strong>ben formar parte <strong>de</strong> nuestro armazón teórico que<br />

es previo al análisis: el contenido <strong>de</strong> un texto, aquello que está en la superficie <strong>de</strong><br />

la estructura textual, en ocasiones pue<strong>de</strong> resultar confuso, por ejemplo, cuando<br />

se emplean iguales estrategias lingüísticas para propósitos antagónicos (Tannen,<br />

1996); o secundario, por ejemplo, cuando el género prima sobre el contenido,<br />

situación advertida por Horkheimer y Adorno (1969) y que ocurre en el caso <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> reality o <strong>los</strong> talk shows; o distorsionador, o sea, cuando el lenguaje cumple una<br />

función <strong>de</strong> enmascaramiento <strong>de</strong> la realidad (recor<strong>de</strong>mos al respecto el lenguaje <strong>de</strong><br />

la nefasta era Bush para justificar crímenes y terrorismo <strong>de</strong> Estado en nombre <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>mocracia).<br />

Y aquí nos estamos acercando, estamos ya rozando un concepto y una dinámica<br />

que surgen a menudo en <strong>los</strong> marcos teóricos <strong>de</strong> quienes realizan AD y que se<br />

8 Para una brillante discusión y aclaración <strong>de</strong> este punto en Marx, véase Larraín (2007)<br />

145


elaciona con la práctica social y la opacidad mencionadas: la relación entre discurso<br />

e i<strong>de</strong>ología.<br />

IV.1 Un breve <strong>de</strong>svío analítico<br />

Veamos al respecto, y para mayor claridad en torno a la relación entre discurso,<br />

opacidad, i<strong>de</strong>ología y análisis un caso muy propio <strong>de</strong> la realidad nacional: el llamado<br />

“conflicto mapuche”. Este sintagma nominal forma parte <strong>de</strong>l lenguaje rutinario <strong>de</strong> la<br />

prensa chilena y es empleado permanente y sistemáticamente por <strong>los</strong> periodistas<br />

para referirse y representar esta cuestión. Como vemos, esta opción lingüística<br />

reduce a <strong>los</strong> participantes en el conflicto a un solo actor: el mapuche. De este modo<br />

no se menciona, y por lo tanto se invisibiliza, a cualquier otro actor que también<br />

pudiera formar parte <strong>de</strong>l conflicto, por ejemplo, el Estado chileno, las empresas<br />

transnacionales, Carabineros, las forestales, etc. Los mapuche se convierten así en<br />

<strong>los</strong> únicos actores referidos explícitamente. Sin embargo, sabemos objetivamente<br />

que en <strong>los</strong> últimos acontecimientos jóvenes como Matías Catrileo y Ángel Lemún<br />

fueron asesinados por personal <strong>de</strong> Carabineros <strong>de</strong> Chile, es <strong>de</strong>cir, por agentes<br />

chilenos <strong>de</strong>l Estado chileno, ¿cabe ahí hablar <strong>de</strong> conflicto mapuche? ¿O acaso no<br />

constituye el sintagma conflicto chileno-mapuche una más certera representación?<br />

No estamos ante un conflicto en el que <strong>los</strong> únicos actores son <strong>los</strong> mapuche, sin<br />

embargo, cuando sistemáticamente se emplea el sintagma mencionado, lo que se<br />

está haciendo es ocultar las contradicciones generales <strong>de</strong> la situación, cosa que no<br />

ocurriría si se hablara <strong>de</strong>l conflicto chileno-mapuche, sintagma cuyo uso hace<br />

imposible la negación o el ocultamiento discursivo <strong>de</strong> las contradicciones y que,<br />

a<strong>de</strong>más, involucra y visibiliza lingüísticamente a la otra parte <strong>de</strong>l conflicto. Como<br />

vemos, en casos como éste, todo el sentido <strong>de</strong>l análisis radica en las contradicciones<br />

históricas y en <strong>los</strong> actores sociales que el lenguaje permite invisibilizar; el lenguaje<br />

pue<strong>de</strong> ocultar contradicciones y realizar <strong>de</strong> este modo una acción i<strong>de</strong>ológica muy<br />

específica.<br />

Sigamos con el ejemplo y pasemos <strong>de</strong> la circulación (visible, fenoménica) a la<br />

producción (no visible, oculta) <strong>de</strong> esta expresión mediática. Los periodistas que a<br />

diario emplean esta emisión restrictiva e i<strong>de</strong>ológica como la señalada, ¿lo hacen a<br />

propósito? ¿están tomando partido? ¿diseminan i<strong>de</strong>ología concientemente? ¿optan<br />

por un sintagma nominal en <strong>de</strong>trimento <strong>de</strong>l otro a sabiendas? No lo sabemos,<br />

eso ya forma parte <strong>de</strong> las especulaciones y sospechas que po<strong>de</strong>mos tener. Sólo<br />

conocemos la acción que se realiza con el lenguaje, la que po<strong>de</strong>mos examinar y<br />

analizar empíricamente, en cambio, la intención <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l autor queda oculta. Sin<br />

embargo, lo que permite un AD como el que <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>mos, es señalar que lo que<br />

el nivel <strong>de</strong> la circulación <strong>de</strong> estos discursos nos muestra es parcial e insuficiente<br />

para el análisis, que se trata <strong>de</strong> expresiones i<strong>de</strong>ológicamente condicionadas, más<br />

allá <strong>de</strong> que el o <strong>los</strong> periodistas no sean concientes <strong>de</strong> ello. De este modo, damos<br />

146


un paso atrás en el proceso y po<strong>de</strong>mos llegar a firmar que en casos como éste, la<br />

producción <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos está condicionada i<strong>de</strong>ológicamente <strong>de</strong> una manera muy<br />

<strong>de</strong>terminada. Como vemos, este paso atrás nos lleva al proceso <strong>de</strong> producción, pero<br />

no a la intención <strong>de</strong> <strong>los</strong> sujetos.<br />

En ese sentido, es aconsejable distinguir categóricamente entre intención <strong>de</strong>l<br />

hablante y la acción <strong>de</strong> su discurso. Como bien lo ejemplifica Sayago (2007:47)<br />

respecto <strong>de</strong> la relación entre lo expresado y lo pensado, se pue<strong>de</strong>n dar diversas<br />

situaciones que hacen aconsejable centrar el análisis en la acción discursiva y no<br />

especular en torno a las intenciones:<br />

• El hablante expresa directamente sus creencias, es <strong>de</strong>cir, dice lo que piensa<br />

[Transparencia].<br />

• El hablante expresa algo en lo que no cree, es <strong>de</strong>cir, dice lo que no piensa.<br />

[Engaño].<br />

• El hablante no expresa sus creencias, es <strong>de</strong>cir, no dice lo que piensa<br />

[Ocultamiento/represión].<br />

• El hablante expresa creencias <strong>de</strong> cuya vali<strong>de</strong>z no está seguro, es <strong>de</strong>cir, dice lo<br />

que no sabe si piensa [Inseguridad/confusión].<br />

Como vemos, el lenguaje no es transparente, aunque para ser claros, sobre todo<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> lo dicho arriba, lo que uno piensa tampoco es transparente porque<br />

nuestros pensamientos están mediados por el lenguaje. Esa una dialéctica entre<br />

lo exterior que se internaliza y lo interior que se exterioriza y que Vygotsky (1995)<br />

analiza elocuentemente.<br />

Estas breves reflexiones analíticas nos muestran que la opacidad <strong>de</strong>l lenguaje,<br />

su capacidad <strong>de</strong> ocultar, no es un impedimento para el análisis, sino su justificación.<br />

Asimismo, que nuestro foco está puesto en la acción que se realiza discursivamente<br />

y no en la intención que <strong>los</strong> sujetos tienen al respecto<br />

IV.2 Consi<strong>de</strong>raciones metodológicas básicas.<br />

En general, el AD, por lo tanto también el ADM, se inscriben en lo que podríamos<br />

<strong>de</strong>nominar el saber cualitativo, formando parte <strong>de</strong> lo que Valles (2000) llama el<br />

paradigma interpretativo. Pienso que una muy ilustrativa cita <strong>de</strong> Ibáñez (2006: 19),<br />

nos ayuda en este momento:<br />

“Si la ley <strong>de</strong>l conocimiento cuantitativo podía <strong>de</strong>scribirse en la doble medida <strong>de</strong> lo<br />

numerable y lo numeroso, en el caso <strong>de</strong>l conocimiento cualitativo pue<strong>de</strong> encontrarse<br />

en la observación <strong>de</strong> objetos codificados que, por lo mismo, hay que traducir” 9 .<br />

Como vemos, esto tiene directamente que ver con la opacidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> signos que<br />

9 Subrayados en el original.<br />

147


hemos mencionado más arriba, <strong>de</strong> lo sintomático que pue<strong>de</strong> resultar el discurso y <strong>de</strong><br />

la asignación <strong>de</strong> sentido que realiza el analista en el proceso <strong>de</strong> lectura y traducción.<br />

Nos movemos pues en el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> <strong>los</strong> significados y sus reglas <strong>de</strong> significación<br />

(Ibáñez, 2006) y <strong>de</strong> la acción que a través <strong>de</strong> éstos se realiza.<br />

IV.2.1 Definición a<strong>de</strong>cuada <strong>de</strong>l problema y lógica <strong>de</strong> la investigación.<br />

Como en todo proce<strong>de</strong>r investigativo, la correcta y pertinente <strong>de</strong>finición inicial <strong>de</strong>l<br />

problema <strong>de</strong> investigación es clave. Se trata <strong>de</strong> algún modo <strong>de</strong>l rayado <strong>de</strong> cancha<br />

que el propio investigador se fija, por lo tanto, <strong>de</strong> <strong>los</strong> márgenes y límites <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> cuales se va a mover <strong>de</strong> cara a su objeto <strong>de</strong> estudio y al propósito general <strong>de</strong> la<br />

investigación.<br />

En el caso particular <strong>de</strong>l AD es un requisito sine qua non que el problema <strong>de</strong><br />

investigación – y por lo tanto el objeto <strong>de</strong> estudio que <strong>de</strong> éste emanará – sea <strong>de</strong><br />

naturaleza discursiva y tenga una representación sígnica. Esta cuestión pue<strong>de</strong><br />

parecer obvia, pero es crítica: si nuestro problema no tiene representación discursiva,<br />

el AD no sirve, ni es pertinente y hay que buscar apoyo en otros instrumentos<br />

metodológicos. En ese sentido, no nos olvi<strong>de</strong>mos que nos movemos en el ámbito<br />

que Vo<strong>los</strong>hinov (1992: 33) llamaba el mundo <strong>de</strong> <strong>los</strong> signos: “al lado <strong>de</strong> <strong>los</strong> fenómenos<br />

<strong>de</strong> la naturaleza, <strong>de</strong> <strong>los</strong> objetos técnicos y <strong>los</strong> productos <strong>de</strong> consumo, existe un<br />

mundo especial, el mundo <strong>de</strong> <strong>los</strong> signos 10 ”.<br />

En segundo lugar, señalar que, como en toda investigación, siempre es<br />

aconsejable iniciar el problema con una pregunta <strong>de</strong> investigación que apunte a<br />

nuestro objeto <strong>de</strong> estudio el que, como acabamos <strong>de</strong> ver, <strong>de</strong>be ser <strong>de</strong> naturaleza<br />

discursiva.<br />

De la pregunta <strong>de</strong> investigación se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>r ya sea un objetivo general<br />

o una hipótesis. Esta afirmación pue<strong>de</strong> resultar molesta e incluso equivocada<br />

para algunos, ya que muchos investigadores consi<strong>de</strong>ran incompatible el carácter<br />

predominantemente cualitativo <strong>de</strong>l AD con el planteamiento <strong>de</strong> una hipótesis. En mi<br />

opinión y <strong>de</strong> acuerdo a la experiencia, no hay tal contradicción, ni existe impedimento<br />

lógico <strong>de</strong> trabajar con hipótesis, en tanto éstas estén bien planteadas y su vali<strong>de</strong>z<br />

pueda ser probada gracias al AD 11 . Tal como lo ejemplifica Sayago (2007b I Jornadas<br />

<strong>de</strong> Investigación en Ciencias Sociales), una hipótesis <strong>de</strong>scriptiva como la que sigue<br />

es perfectamente válida e incluso requiere para su comprobación <strong>de</strong>l AD:<br />

H1: “En el ámbito <strong>de</strong>l aula, la mayoría <strong>de</strong> <strong>los</strong> actos <strong>de</strong> habla que realiza la maestra<br />

son directivos”.<br />

10 Cabe señalar que esto fue dicho a principios <strong>de</strong>l siglo 20 por Vo<strong>los</strong>hinov, en un momento en que aún no se observaba que <strong>los</strong><br />

signos mismos podrían ser objetos <strong>de</strong> consumos, “bienes simbólicos”, como <strong>los</strong> califica Thompson (1998), diferenciándo<strong>los</strong> <strong>de</strong><br />

las “formas simbólicas”.<br />

11 Por ejemplo, si la variable <strong>de</strong>pendiente es <strong>de</strong> naturaleza semiótica o lingüística, es <strong>de</strong>cir, discursiva.<br />

148


También podríamos plantear una hipótesis relacional que, en este caso, <strong>de</strong>manda<br />

el ADM para su comprobación:<br />

H2: “En un contexto <strong>de</strong> campaña electoral en el cual una candidata mujer li<strong>de</strong>ra<br />

las encuestas, <strong>los</strong> <strong>medios</strong> contrarios a su candidatura emplearán crecientemente un<br />

discurso sexista contra la candidata”.<br />

Se trata <strong>de</strong> hipótesis que van subiendo <strong>de</strong> nivel <strong>de</strong> acuerdo a su ámbito <strong>de</strong><br />

ocurrencia y a su aspiración probatoria; mientras la primera postula algo en un<br />

micronivel <strong>de</strong>l aula y se fija en la interacción comunicativa entre una maestra y sus<br />

alumnos, la segunda es <strong>de</strong> nivel intermedio y trata <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r un postulado que<br />

tiene que ver con el discurso <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> y el uso <strong>de</strong> la estigmatización sexista en<br />

ciertos contextos; ambos requieren AD. 12<br />

Como es lógico, si optamos por trabajar con hipótesis, la comprobación <strong>de</strong> la<br />

misma se convierte en nuestro objetivo general y la lógica <strong>de</strong> investigación será<br />

hipotético-<strong>de</strong>ductiva, pues se parte <strong>de</strong> la teoría para luego verificar el postulado<br />

empíricamente.<br />

Si, en cambio, se opta por una investigación que esté guiada por un objetivo<br />

general y, por lo tanto, no atada a una hipótesis, cambia la lógica <strong>de</strong> la investigación.<br />

Cuando nuestra labor está guiada por un objetivo general, ésta es menos lineal (por<br />

eso se habla <strong>de</strong> una investigación guiada y no atada), pues no queremos comprobar<br />

un postulado; ahora cumplir el objetivo general es nuestra meta. Es ese logro el que<br />

permite dar respuesta a la pregunta <strong>de</strong> investigación y - bajo la condición <strong>de</strong> que el<br />

objetivo esté bien formulado- lo que genera nuevo conocimiento (Hurtado, 2004).<br />

En este marco, el proce<strong>de</strong>r será inductivo, es <strong>de</strong>cir, antes que partir <strong>de</strong> la teoría<br />

mediante una formulación inferencial-hipotética, se proce<strong>de</strong> empíricamente guiado<br />

por una pregunta y un objetivo general y, en tanto que avanzamos, se va logrando<br />

una construcción teórica. En este caso se habla también <strong>de</strong> un proce<strong>de</strong>r emergente,<br />

pues a medida que se avanza en la investigación la teoría va emergiendo, por<br />

ejemplo, en forma <strong>de</strong> categorías <strong>de</strong> análisis nuevas, o nos vemos en la necesidad<br />

<strong>de</strong> acudir a categorías conceptuales no previstas para interpretar el corpus y volver a<br />

éste con mayor seguridad, e incluso, finalizada la labor, se pue<strong>de</strong> concluir el informe<br />

proponiendo una hipótesis en base al conocimiento levantado, y, <strong>de</strong> este modo, abrir<br />

espacio para futuras investigaciones.<br />

IV.2.2 Lógica <strong>de</strong> investigación y categorías previas o emergentes<br />

Estas consi<strong>de</strong>raciones generales planteadas hasta ahora en torno a la formulación<br />

<strong>de</strong>l problema, <strong>de</strong>ben ser tomadas en cuenta en cualquier investigación, pero tienen<br />

12 Eliseo Verón emplea a menudo la noción <strong>de</strong> hipótesis semiótica, <strong>de</strong>scribiendo así hipótesis planteadas con nociones propias<br />

<strong>de</strong> la semiótica, ver, por ejemplo, Verón (1998).<br />

149


consecuencias específicas para el AD y la manera en que llevaremos a cabo el<br />

análisis.<br />

Si optamos por un proce<strong>de</strong>r con base inferencial hipotético-<strong>de</strong>ductiva (ejemp<strong>los</strong><br />

H1 y H2), nuestro planteamiento teórico general <strong>de</strong>mandará que contemos con<br />

categorías previas que apoyen la verificación <strong>de</strong> la hipótesis. Es <strong>de</strong>cir, en este<br />

caso, ya antes <strong>de</strong> enfrentarnos empíricamente a <strong>los</strong> discursos en cuestión (textos<br />

periodísticos, habla en contextos naturales, signos audiovisuales, etc.) hemos<br />

seleccionado, <strong>de</strong> acuerdo a nuestra hipótesis, a nuestro conocimiento previo y a<br />

nuestra teoría, las categorías conceptuales y <strong>de</strong> análisis que estimamos pertinentes<br />

para confrontarlas con nuestro corpus.<br />

Cuando, en cambio, el abordaje <strong>de</strong>l objeto <strong>de</strong> estudio se realiza en un marco<br />

<strong>de</strong> relativa incertidumbre, <strong>de</strong> pregunta y objetivo general en vez <strong>de</strong> hipótesis, lo<br />

conveniente es efectuar una investigación <strong>de</strong> tipo inductivista. En este caso las<br />

categorías <strong>de</strong> análisis no son previas sino emergentes, es <strong>de</strong>cir, a medida que nos<br />

enfrentamos a <strong>los</strong> textos, van emergiendo categorías pertinentes con las cuales<br />

analizamos y conceptualizamos nuestro conocimiento obtenido. Por eso es tan<br />

importante una correcta formulación <strong>de</strong> la pregunta <strong>de</strong> investigación y <strong>de</strong>l objetivo<br />

general, pues en nuestro proce<strong>de</strong>r analítico y empírico pue<strong>de</strong>n llamarnos la atención<br />

muchos datos interesantes, pero sólo aquel<strong>los</strong> que apuntan a respon<strong>de</strong>r nuestra<br />

pregunta y que facilitan el logro <strong>de</strong>l objetivo, son <strong>los</strong> que se incorporan al análisis y<br />

que se consi<strong>de</strong>ran como emergentes.<br />

Resumamos. Llegados a este punto contamos con una correcta formulación<br />

<strong>de</strong>l problema <strong>de</strong> investigación, con una pregunta <strong>de</strong> investigación, con un objeto<br />

<strong>de</strong> estudio cuya representación teórica será <strong>de</strong> naturaleza discursiva, con una<br />

hipótesis o un objetivo general. Si es lo primero, nuestra lógica <strong>de</strong> investigación será<br />

hipotética-<strong>de</strong>ductiva, si no, inductiva. En el primer caso, las categorías <strong>de</strong> análisis<br />

serán previamente formuladas y probadas en el discurso en cuestión, en el segundo<br />

caso, éstas emergerán en la confrontación empírica con <strong>los</strong> textos.<br />

Me parece ahora importante advertir que cuando analizamos textos aparecidos<br />

en <strong>los</strong> <strong>medios</strong> no nos po<strong>de</strong>mos olvidar que nuestra motivación central es analizar<br />

el discurso <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>. Es <strong>de</strong>cir, no po<strong>de</strong>mos aislar <strong>los</strong> textos <strong>de</strong> su contexto <strong>de</strong><br />

producción y circulación, no se trata <strong>de</strong> tomar textos aisladamente y analizar para<br />

ver qué pasa en el<strong>los</strong> olvidando lo que ocurre fuera <strong>de</strong> sus contornos. Una a<strong>de</strong>cuada<br />

problematización evita, a mi modo <strong>de</strong> ver, ese riesgo.<br />

Falta una última consi<strong>de</strong>ración antes <strong>de</strong> llegar al análisis mismo: <strong>los</strong> signos que<br />

analizaremos, ¿serán <strong>de</strong> naturaleza lingüística o semiótica? Como ya a lo largo<br />

<strong>de</strong> este texto se ha dado a enten<strong>de</strong>r, la noción <strong>de</strong> discurso y, por consiguiente, el<br />

AD examinan la generación <strong>de</strong> significado –la semiosis- en términos generales y<br />

consi<strong>de</strong>ran que signos <strong>de</strong> diversa naturaleza (oral, escrita, gestual, audiovisual,<br />

150


espacial, etc.) pue<strong>de</strong>n ser leídos –no sólo <strong>los</strong> lingüísticos. Es <strong>de</strong>cir, el Análisis <strong>de</strong>l<br />

<strong>Discurso</strong> parte <strong>de</strong> la base que la lengua (escrita y oral) no es el medio exclusivo<br />

<strong>de</strong> representación y comunicación, <strong>de</strong> lo contrario, el AD no se distinguiría <strong>de</strong> la<br />

Lingüística Textual. En ese sentido, po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que las teorías discursivas se<br />

nutren tanto <strong>de</strong> la primera semiótica (también llamada semiología) que teoriza acerca<br />

<strong>de</strong>l signo lingüístico sobre la base <strong>de</strong> las propuestas estructuralistas <strong>de</strong> Ferdinand<br />

Sausure (1997) y <strong>de</strong> la segunda semiótica (o semiótica a secas) que amplía su<br />

mirada tanto a signos <strong>de</strong> otra naturaleza como a la relación <strong>de</strong> esos signos con <strong>los</strong><br />

contextos sociales, extralingüísticos.<br />

Si optamos por signos <strong>de</strong> naturaleza lingüística, realizaremos un AD <strong>de</strong> orientación<br />

lingüística; si optamos por otro tipo <strong>de</strong> material, realizaremos Análisis <strong>de</strong>l <strong>Discurso</strong><br />

<strong>de</strong> orientación semiótica; respecto <strong>de</strong> este último caso, autores como Kress y van<br />

Leeuwen (2000), prefieren hablar <strong>de</strong> semiótica discursiva.<br />

En el caso <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación pue<strong>de</strong>n ocurrir ambas situaciones: nos<br />

pue<strong>de</strong> interesar el análisis <strong>de</strong> textos en el sentido tradicional, por ejemplo, editoriales,<br />

columnas <strong>de</strong> opinión, titulares, crónicas informativas, etc. o productos semióticos<br />

como la imagen fotográfica, animación, teleseries (ver, por ejemplo, Williamson,<br />

2002 o Aimone, 2008).<br />

V. ¿Qué hacer frente a <strong>los</strong> textos y cómo comienzo a analizar?<br />

Hemos llegado a la parte más empírica <strong>de</strong>l análisis: nos enfrentamos a <strong>los</strong> textos.<br />

Esto no significa que ahora se renuncie a la teoría, <strong>de</strong> ningún modo. Como <strong>de</strong>cía<br />

Balzac, la teoría es un lente con el cual miramos la realidad, por lo mismo, sin<br />

ese lente, <strong>los</strong> textos nos parecerán <strong>de</strong>senfocados, un mar amorfo <strong>de</strong> letras, y nos<br />

per<strong>de</strong>remos o ahogaremos en él. La teoría –acerca <strong>de</strong> la cual se habló en <strong>los</strong> puntos<br />

II y III- acompaña todo análisis pues inci<strong>de</strong> en nuestro modo <strong>de</strong> enfrentar el objeto<br />

<strong>de</strong> estudio, <strong>de</strong> problematizarlo, en las categorías conceptuales y, evi<strong>de</strong>ntemente, en<br />

cómo mirar <strong>los</strong> textos.<br />

A menudo esta es la parte más difícil para quienes se inician en el análisis. Pue<strong>de</strong><br />

ocurrir que se tenga claridad acerca <strong>de</strong>l problema <strong>de</strong> investigación, <strong>de</strong> la teoría<br />

que nos sustenta, <strong>de</strong> las <strong>de</strong>cisiones muestrales, etc., y que incluso se realice una<br />

correcta recolección <strong>de</strong>l material a analizar y ahí, frente al corpus (diarios, entrevistas<br />

transcritas, archivos, documentos multimodales, etc.), surgen las dudas, ¿qué hago<br />

ahora que estoy ante el material que <strong>de</strong>bo analizar? ¿cómo lo analizo?<br />

Dos consi<strong>de</strong>raciones fundamentales que se <strong>de</strong>ben tomar en cuenta cuando se<br />

comienza a analizar textos:<br />

a) No existe la técnica para hacer el análisis. Esta afirmación pue<strong>de</strong> provocar<br />

cierta confusión o <strong>de</strong>sazón, pero es así. Lo que existe son muchas propuestas <strong>de</strong><br />

análisis <strong>de</strong> diversos autores frente a diferentes problemáticas y motivaciones. Por<br />

151


experiencia he visto que <strong>los</strong> estudiantes suelen tener la esperanza <strong>de</strong> encontrar<br />

en algún libro las indicaciones exactas que le digan cómo analizar su corpus. Sin<br />

embargo, ocurre que, en primer lugar, en <strong>los</strong> discursos –sean <strong>de</strong> naturaleza lingüística<br />

o semiótica- mucho pue<strong>de</strong> variar: lo que en un texto pue<strong>de</strong> ser muy significativo,<br />

en otro pue<strong>de</strong> ser irrelevante. En segundo lugar, el análisis es muy <strong>de</strong>pendiente<br />

<strong>de</strong> nuestro objetivo general o <strong>de</strong> nuestra hipótesis. Al estar orientado a probar la<br />

hipótesis o a cumplir el objetivo general, y cómo estos varían <strong>de</strong> caso en caso, el tipo<br />

<strong>de</strong> análisis también pue<strong>de</strong> sufrir fuertes variaciones <strong>de</strong> caso en caso.<br />

Este problema <strong>de</strong> encontrar la técnica es un constante dolor <strong>de</strong> cabeza<br />

para todas aquellas disciplinas e investigadores que trabajan y se enfrentan<br />

a discursos, incluso más allá <strong>de</strong> lo cualitativo o cuantitativo. La historia <strong>de</strong>l<br />

psicoanálisis, por ejemplo, muestra fascinantes discusiones y reflexiones al<br />

respecto. Para Freud el lenguaje es un modo <strong>de</strong> acce<strong>de</strong>r al inconciente y una<br />

<strong>de</strong> las herramientas que permite volver conciente lo inconciente. Sobre esa<br />

base lingüística se realiza un análisis interpretativo, y por lo tanto, se justifica<br />

el lenguaje como material <strong>de</strong> análisis: <strong>los</strong> juegos <strong>de</strong> palabras, las asociaciones<br />

libres y <strong>los</strong> chistes son material lingüístico con el que se trabaja y que forman<br />

parte <strong>de</strong>l método <strong>de</strong> interpretación freudiano. Método practicado por quienes<br />

ya entonces muestran la luci<strong>de</strong>z suficiente para estar alertas ante la capacidad<br />

distorsionadora <strong>de</strong> lo real que las palabras tienen. Si embargo Reich (1996),<br />

<strong>de</strong>stacado discípulo <strong>de</strong> Freud, comienza su divorcio con el maestro justamente<br />

cuestionándose y cuestionándole la falta <strong>de</strong> una sólida técnica interpretativa en<br />

la terapia que oriente el encuentro paciente-terapeuta, dinámica en cuya base<br />

está justamente el lenguaje. Este divorcio entre ambas miradas llega a tal nivel<br />

que Reich finalmente empren<strong>de</strong> un camino propio, distinto, en el cual el lenguaje<br />

verbal <strong>de</strong>l paciente juega un rol <strong>de</strong> menor importancia en la terapia, siendo<br />

<strong>de</strong>splazado por la primacía <strong>de</strong>l lenguaje corporal, <strong>de</strong> este modo, es ahora el<br />

cuerpo el que se convierte en el material sígnico, en el texto que se vuelve legible<br />

y que se interpreta como materia significante <strong>de</strong>l inconciente: “las palabras<br />

mienten, las expresiones nunca” (Reich, 1996).<br />

b) ¿Qué busco en este texto? A mi modo <strong>de</strong> ver, esta es la pregunta<br />

orientadora fundamental para cualquier analista cuando está ante sus textos.<br />

Como se señaló en el punto anterior, mucho pue<strong>de</strong> variar en el lenguaje y el<br />

análisis está en gran medida orientado por la hipótesis o el objetivo general que<br />

guían la investigación. En <strong>los</strong> textos po<strong>de</strong>mos encontrar mucha información, sin<br />

embargo, para no per<strong>de</strong>rnos, para discriminar entre aquello que interesa y aquello<br />

que no interesa (aunque llame la atención), para dirigir la mirada a<strong>de</strong>cuadamente,<br />

siempre es aconsejable preguntarse una y otra vez, sobre todo cuando surgen<br />

dudas, ¿qué estoy buscando en el texto? y recurrir para la correcta respuesta a la<br />

problematización inicial y a la pregunta <strong>de</strong> investigación que motiva mi interés.<br />

152


Dicho lo anterior, y tal como se señaló en el punto a), existen una serie <strong>de</strong><br />

propuestas e incluso mo<strong>de</strong><strong>los</strong> <strong>de</strong> análisis que es bueno y útil conocer, siempre y<br />

cuando no se olvi<strong>de</strong> que en el análisis <strong>de</strong>l discurso todo es dinámico, que lo que sirve<br />

en una circunstancia, no necesariamente sirve en otra. Sin embargo, puestos como<br />

analistas ante diferentes circunstancias, resulta <strong>de</strong> gran utilidad conocer propuestas<br />

analíticas, alguna <strong>de</strong> las cuales pasamos a mencionar.<br />

La llamada Lingüística Crítica (Fowler et al., 1983; Hodge y Kress, 1993;<br />

Fowler, 1996), por ejemplo, propone un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> análisis llamado transactivotransformacional<br />

que intenta relacionar la organización social <strong>de</strong> la comunidad con<br />

la gramática (en sentido amplio) que ésta emplea y ver cómo las pautas socialmente<br />

<strong>de</strong>terminadas <strong>de</strong>l lenguaje influyen en el comportamiento no lingüístico. Su unidad<br />

<strong>de</strong> análisis es la oración, su concepción <strong>de</strong>l lenguaje es funcionalista y su mirada<br />

social respon<strong>de</strong> al paradigma crítico. De hecho, esta corriente británica analiza<br />

tempranamente el discurso medial y lo vincula con lo i<strong>de</strong>ológico.<br />

A su vez, la Gramática Sistémico Funcional (Halliday, 1994; Halliday y Hasan, 1990),<br />

es una propuesta menos política que la anterior, aunque muy usada, por ejemplo,<br />

por quienes adscriben al ACD. También aquí la unidad <strong>de</strong> análisis es la oración, no<br />

obstante, sobre esa base se elabora una interesante y compleja propuesta llamada<br />

por alguno “contextualismo británico” que propone víncu<strong>los</strong> entre texto y contexto.<br />

Para eso se distinguen tres dimensiones <strong>de</strong> todo contexto situacional (llamadas<br />

campo, modo y tenor) las que se ponen en relación con tres metafunciones <strong>de</strong>l<br />

lenguaje (función i<strong>de</strong>ativa, interpersonal e informativa); cada una <strong>de</strong> estas funciones<br />

se expresan gramaticalmente y, por lo mismo, pue<strong>de</strong>n ser <strong>de</strong>scritas mediante<br />

recursos lingüísticos como la modalización, agencialidad, tópico y comento, etc.<br />

Fairclough (1992), sobre la base <strong>de</strong> la Gramática Sistémico Funcional (GSF) agrega<br />

una dimensión adicional a las metafunciones <strong>de</strong>l lenguaje -la función i<strong>de</strong>acional (es<br />

<strong>de</strong>cir, que el discurso contribuye a la construcción <strong>de</strong> sistemas <strong>de</strong> creencias)- y<br />

propone un mo<strong>de</strong>lo tridimensional que consi<strong>de</strong>ra tres niveles <strong>de</strong> análisis: el análisis<br />

textual, el <strong>de</strong> la práctica discursiva y el <strong>de</strong> la práctica social; siendo el primero <strong>de</strong><br />

carácter <strong>de</strong>scriptivo, el segundo interpretativo y el tercero explicativo. Para ello<br />

propone siete categorías <strong>de</strong> análisis, entre las cuales <strong>de</strong>staca la <strong>de</strong> intertextualidad<br />

que, como el mismo Fairclough señala, es la propiedad <strong>de</strong> <strong>los</strong> textos <strong>de</strong> estar<br />

constituidos con fragmentos <strong>de</strong> otros textos.<br />

Los ya mencionados Hodge y Kress amplían su unidad <strong>de</strong> análisis para incursionar<br />

en la semiótica discursiva, <strong>de</strong> la oración pasan a unida<strong>de</strong>s más amplias, para lo cual<br />

extrapolan las tres metafunciones <strong>de</strong>l lenguaje que propone la GSF a <strong>los</strong> textos<br />

icónicos.<br />

Sayago (2007), a su vez, propone un AD <strong>de</strong> cuatro niveles: textual, discursivo,<br />

acción social y estructura social. Según el nivel, éstas se nutren <strong>de</strong> teorías lingüísticas,<br />

153


teorías <strong>de</strong> medio rango y <strong>de</strong> teoría social.<br />

Y así se podría seguir con más propuestas, pero reiteramos, no existe el mo<strong>de</strong>lo<br />

<strong>de</strong> análisis, éste a veces surge <strong>de</strong>l análisis mismo, otras pue<strong>de</strong> que exista <strong>de</strong><br />

antemano y se ajuste a mis requerimientos y también pue<strong>de</strong> ocurrir que me sirva<br />

sólo parcialmente y ante las limitaciones el tipo <strong>de</strong> análisis se construya a medida<br />

que se avanza empíricamente.<br />

V.1 Coherencia entre categorías teóricas y analíticas<br />

Si bien no existe un mo<strong>de</strong>lo único <strong>de</strong> análisis, sí se pue<strong>de</strong> afirmar que toda<br />

investigación que contemple el análisis discursivo y que quiera enfrentarse<br />

exitosamente a <strong>los</strong> textos, <strong>de</strong>be mostrar siempre una coherencia rigurosa<br />

entre categorías conceptuales, categorías discursivas, categorías lingüísticas/<br />

semióticas y recursos gramaticales <strong>de</strong> base. Bordieu (2000b) hablaba <strong>de</strong> la<br />

“vigilancia epistémica” que <strong>de</strong>be tener todo análisis social; en nuestra propuesta<br />

podríamos hablar <strong>de</strong> una “vigilancia analítica” que exige que <strong>los</strong> conceptos<br />

teóricos y <strong>los</strong> analíticos clave <strong>de</strong> la investigación estén relacionados con el<br />

objeto <strong>de</strong> estudio, entre sí y que se apoyen mutuamente para la ejecución<br />

<strong>de</strong>l análisis 13 . El siguiente cuadro pue<strong>de</strong> ayudar a compren<strong>de</strong>r lo señalado:<br />

Gráfico 1:<br />

13 Para cuidar la coherencia entre la Tª social, la Tª discursivas y la Tª gramatical, hablamos <strong>de</strong> la vigilancia epistémica; para la<br />

coherencia entre categorías conceptuales, discursivas, analíticas (lingüísticas o semióticas) y las gramaticales, hablamos <strong>de</strong> la<br />

vigilancia analítica.<br />

154


Toda investigación trabaja con un número limitado <strong>de</strong> conceptos teóricos clave.<br />

Estos están en directa relación con nuestro problema <strong>de</strong> investigación, se a<strong>de</strong>cuan al<br />

mismo y forman parte <strong>de</strong> nuestro marco teórico, y son, <strong>de</strong> hecho, el sostén teórico <strong>de</strong><br />

nuestra investigación. Cuando <strong>de</strong>cimos que se “a<strong>de</strong>cuan” al problema <strong>de</strong> investigación<br />

queremos <strong>de</strong>cir que nuestra opción por <strong>los</strong> conceptos clave es totalmente racional<br />

y que en el AD <strong>los</strong> usamos como categorías conceptuales ya que i<strong>de</strong>ntificamos en<br />

el<strong>los</strong> una dimensión operativa, que es la que nos sirve para iluminar teóricamente<br />

el objeto <strong>de</strong> estudio, que –reiteramos- <strong>de</strong>be tener una representación discursiva.<br />

Po<strong>de</strong>mos suponer que buscamos algún rasgo <strong>de</strong> su expresión en <strong>los</strong> textos, es<br />

<strong>de</strong>cir, no se pue<strong>de</strong>n concebir como conceptos aislados <strong>de</strong>l análisis, ni <strong>de</strong>l corpus,<br />

sino justamente como categorías que se expresan en <strong>los</strong> textos.<br />

Es altamente probable (a menudo <strong>de</strong>seable) que ya en la formulación <strong>de</strong>l problema<br />

<strong>de</strong> investigación (lo que incluye la pregunta <strong>de</strong> investigación, objetivo o hipótesis)<br />

aparezcan y se expliciten dichos conceptos. En el ámbito <strong>de</strong>l AD, por ejemplo,<br />

nociones como las <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, estructura social, i<strong>de</strong>ología, hegemonía, etc., suelen<br />

ser empleadas con frecuencia. Y es precisamente la curiosidad por explicar el modo<br />

en que la i<strong>de</strong>ología, la estructura social, la hegemonía u otras nociones como esas<br />

se manifiestan en <strong>los</strong> textos, el interés por enten<strong>de</strong>r qué huellas <strong>de</strong>jan elementos <strong>de</strong>l<br />

afuera <strong>de</strong>l texto en la producción sígnica y cómo todo ello se interrelaciona, lo que<br />

motiva muchos análisis.<br />

Para manejar bien estas categorías sociales <strong>de</strong>bemos acudir a la teoría social.<br />

Por ejemplo, la noción <strong>de</strong> hegemonía nos lleva a Gramsci, la <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r nos pue<strong>de</strong><br />

llevar a concepciones difusas como la <strong>de</strong> Foucault o, por el contrario, más centrales<br />

como la visión leninista; en tanto, el concepto <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ología lo po<strong>de</strong>mos enten<strong>de</strong>r<br />

epistémica o funcionalmente, o tener una valoración negativa <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ología, o sólo<br />

<strong>de</strong>scriptiva, etc.<br />

Y como lo que nos interesa es hacer AD, lo que implica un recorrido que nos<br />

llevará a textos, seguiremos ese <strong>de</strong>safío y trabajaremos con conceptos analíticos<br />

que son <strong>de</strong> naturaleza discursiva, por eso hablamos <strong>de</strong> categorías discursivas. En<br />

este nivel también nos po<strong>de</strong>mos servir <strong>de</strong> la teoría social. Como ya dije, el concepto<br />

<strong>de</strong> i<strong>de</strong>ología es usado frecuentemente por <strong>los</strong> practicantes <strong>de</strong>l AD y su manifestación<br />

buscada y <strong>de</strong>scrita en textos. Pero para que ese concepto pueda ser una categoría<br />

operativa <strong>de</strong> cara a esos textos, <strong>de</strong>bemos previamente tener un conocimiento cabal<br />

<strong>de</strong>l mismo y saber qué tiene que ver con lo discursivo. Para Vo<strong>los</strong>hinov (1992) todo<br />

producto i<strong>de</strong>ológico posee una significación, <strong>de</strong> modo tal que llega a afirmar que<br />

“don<strong>de</strong> no hay signo, no hay i<strong>de</strong>ología” (Vo<strong>los</strong>hinov, 1992: 32) y que “la palabra es el<br />

fenómeno i<strong>de</strong>ológico por excelencia” (Vo<strong>los</strong>hinov, 1993: 37). Por su parte, Bourdieu<br />

(2003) consi<strong>de</strong>ra el lenguaje un instrumento <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r y <strong>de</strong> acción, antes que <strong>de</strong><br />

comunicación, y prefiere no usar la noción <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ología (o <strong>de</strong> manera muy cauta)<br />

y la reemplaza por po<strong>de</strong>r simbólico o dominación simbólica. Otros, como Foucault<br />

155


(1983), <strong>de</strong>rechamente reemplazan la noción <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ología por la <strong>de</strong> discurso.<br />

Como vemos, estamos en un nivel don<strong>de</strong> se cruzan teoría social y teoría<br />

discursiva, y esta última nos acomoda aquí para dar con las categorías discursivas<br />

pertinentes a nuestros propósitos analíticos. Para encontrar las a<strong>de</strong>cuadas miramos<br />

preferentemente a autores que han teorizado sobre el discurso, y que al hacerlo,<br />

han aportado también a la teoría social, como Bajtin, Barthes, Foucault, Eco, Pierce,<br />

Ricoeur, Rorty, Vo<strong>los</strong>hinov, etc. Las categorías que el armazón teórico <strong>de</strong> esos autores<br />

nos proporciona sirven para enfrentarnos a <strong>los</strong> textos y buscar su manifestación en<br />

<strong>los</strong> mismos, por ejemplo, nociones como las <strong>de</strong> polifonía, interdiscurso, formación<br />

discursiva, or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l discurso, géneros discursivos, etc. son rastreables.<br />

Estas categorías discursivas <strong>de</strong>ben estar muy relacionadas con lo que llamamos<br />

la necesaria representación discursiva <strong>de</strong> nuestro objeto <strong>de</strong> estudio; podríamos <strong>de</strong>cir<br />

que, por lo mismo, las categorías discursivas están atadas al objeto <strong>de</strong> estudio.<br />

En mi opinión, estos dos niveles son suficientes para producir teoría discursiva.<br />

Hay autores como Foucault, Gadamer, Ricouer o Rorty que no hacen análisis en el<br />

sentido estricto, es <strong>de</strong>cir, no necesariamente bajan a <strong>los</strong> textos para buscar en el<strong>los</strong><br />

el correlato empírico <strong>de</strong> lo que se postula teóricamente, no obstante, es innegable<br />

que sus aportes teóricos son inmensos e indispensables para el AD 14 y para cualquier<br />

labor hermenéutica.<br />

Pero nosotros estamos ante la necesidad <strong>de</strong> hacer análisis y, por lo tanto, <strong>de</strong><br />

llegar al texto. Eso nos lleva obligatoriamente a un nivel categorial lingüístico o<br />

semiótico (según sea la naturaleza <strong>de</strong>l signo que enfrentemos) que se pue<strong>de</strong> apoyar<br />

tanto en teorías discursivas como en gramaticales, o en ambas. Lo importante aquí<br />

es señalar que las categorías lingüísticas o semióticas son propieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las<br />

categorías discursivas, una especie <strong>de</strong> subconjunto que emana <strong>de</strong>l nivel anterior.<br />

Cada uno <strong>de</strong> estos niveles está más cerca <strong>de</strong>l texto mismo y su existencia teórica<br />

se aleja cada vez más <strong>de</strong>l mundo extradiscursivo y respon<strong>de</strong> más al mundo <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

signos (Vo<strong>los</strong>hinov, 1992). Por lo mismo, este nivel en el que nos encontramos ahora<br />

sólo se actualiza en la textualidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> signos. Aquí <strong>los</strong> contornos textuales se<br />

vuelven más <strong>de</strong>nsos y ya operamos sobre textos, sean <strong>de</strong> naturaleza lingüística o<br />

semiótica. Pierce, por ejemplo, propone tres categorías semióticas muy útiles para<br />

analizar textualida<strong>de</strong>s conformadas por signos no lingüísticos: índice, ícono y síntoma.<br />

Respecto <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong> signos <strong>de</strong> naturaleza lingüística, hemos ya mencionado la<br />

Lingüística Crítica o la Gramática Sistémico Funcional. Otras categorías que suelen<br />

emplearse son las <strong>de</strong> tonalización, jerarquización <strong>de</strong> la información, discurso referido,<br />

tematización, modalización, etc.<br />

Respecto <strong>de</strong>l último nivel <strong>de</strong> <strong>los</strong> recursos gramaticales al que ahora pasamos,<br />

14 De hecho, en mi opinión, la mejor y más sólida teoría discursiva ha sido aportada por autores como Foucault, Ricouer, Gadamer,<br />

Deleuze, lo que implica todo un <strong>de</strong>safío a quienes creen en la inevitabilidad e indispensabilidad <strong>de</strong>l análisis empírico. Pero esa<br />

discusión queda para otra ocasión.<br />

156


digamos dos cosas. En primer lugar que <strong>los</strong> recursos gramaticales son propiedad<br />

<strong>de</strong>l nivel anterior y, en segundo, que suelen ser lingüísticos antes que semióticos.<br />

Esto se explica porque la ciencia <strong>de</strong>l lenguaje ha <strong>de</strong>scrito la gramática, es <strong>de</strong>cir, su<br />

sistema <strong>de</strong> signos exhaustiva y formalmente, a diferencia <strong>de</strong> la semiótica que aún se<br />

encuentra en esa empresa. Nos referimos aquí a la caja <strong>de</strong> herramientas <strong>de</strong> la que<br />

hablaba Saussure, que son recursos gramaticales que nos proporciona la lengua y<br />

que están en directa relación con las categorías lingüísticas. Por ejemplo y respecto<br />

<strong>de</strong> las categorías discursivas mencionadas en el párrafo anterior: <strong>los</strong> modos verbales<br />

o el uso <strong>de</strong> formas impersonales <strong>de</strong>l verbo permiten tonalizar; la cohesión secuencial<br />

y la estructuras binarias <strong>de</strong> tema y rema <strong>de</strong> las oraciones facilitan la jerarquización<br />

<strong>de</strong> información; las citas directas e indirectas son expresiones <strong>de</strong>l discurso referido;<br />

<strong>los</strong> verbos auxiliares y <strong>los</strong> adverbios permiten a <strong>los</strong> hablantes modalizar, etc.<br />

Finalmente, cabe señalar que las categorías discursivas, las lingüístico-semióticas<br />

y <strong>los</strong> recursos gramaticales pue<strong>de</strong>n ser emergentes o previos en la investigación.<br />

Tal como distinguimos en el punto IV.2.2, las lógicas <strong>de</strong> investigación pue<strong>de</strong>n ser<br />

<strong>de</strong>ductivas o inductivas. En el AD es poco probable que las categorías conceptuales<br />

no estén <strong>de</strong>finidas <strong>de</strong> antemano, pero sí pue<strong>de</strong> ocurrir que las <strong>de</strong>más categorías<br />

emerjan a medida que vayamos haciendo el análisis o que, por el contrario, estén<br />

previamente <strong>de</strong>finidas y las pongamos a prueba en <strong>los</strong> textos a analizar.<br />

V.2 Ejemp<strong>los</strong>.<br />

Después <strong>de</strong> las <strong>de</strong>finiciones, tratemos <strong>de</strong> mostrar cómo se ha aplicado esa<br />

coherencia analítica en ejemp<strong>los</strong> concretos.<br />

Ejemplo 1:<br />

En mi tesis doctoral me interesé en el problema <strong>de</strong> cómo acce<strong>de</strong>n a <strong>los</strong> noticiarios<br />

<strong>de</strong> la televisión las fuentes periodísticas y las diferentes voces que hablan en las<br />

noticias, y el modo en que éstas son representadas por <strong>los</strong> <strong>medios</strong>. En tal caso,<br />

acceso y representación fueron dos categorías conceptuales con las que trabajé, a<br />

la que se sumó la <strong>de</strong> visibilidad. Respecto <strong>de</strong> representación, po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que<br />

hay toda una teoría <strong>de</strong> la representación que se nutre tanto <strong>de</strong> la psicología social<br />

(las representaciones sociales) como <strong>de</strong> la semiótica (cómo <strong>los</strong> signos sirven para<br />

representar). La noción <strong>de</strong> visibilidad ha sido trabajada en el ámbito <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios <strong>de</strong><br />

opinión pública, <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong> la esfera pública (Thompson, 1996, 1998) y a menudo<br />

vinculada a <strong>los</strong> <strong>medios</strong>. En cuanto al concepto <strong>de</strong> acceso, fue más difícil encontrar<br />

teoría específica, por lo tanto, se recurrió a variadas y diversas fuentes y se armó<br />

una propia visión al respecto. Evi<strong>de</strong>ntemente, las categorías <strong>de</strong> fuentes y voces son<br />

<strong>de</strong> naturaleza discursiva, lo que cumple con el llamado requisito discursivo ya varias<br />

veces señalado en relación con el objeto <strong>de</strong> estudio. En cuanto a las categorías<br />

discursivas, y siguiendo la vigilancia analítica, trabajé con las <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l discurso<br />

(<strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>), po<strong>de</strong>r sobre/<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l discurso (<strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>)<br />

157


- pues aquí interesaba saber el grado <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> las voces que acce<strong>de</strong>n al<br />

discurso medial- y <strong>de</strong> polifonía –ya que se trataba <strong>de</strong> ver el rango, la multiplicidad y<br />

variedad <strong>de</strong> esas voces. La primera noción pertenece a Foucault (1983), la segunda a<br />

Fairclough (1989,1992) y la tercera a Vo<strong>los</strong>hinov (1992) -quien habla específicamente<br />

<strong>de</strong>l discurso ajeno. Las categorías lingüísticas que usé para ver eso en <strong>los</strong> textos<br />

fueron las <strong>de</strong>:<br />

<strong>Discurso</strong> referido (sirve para representación y polifonía)<br />

Jerarquización <strong>de</strong> la información (sirve para po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>ntro y sobre el discurso) 15 .<br />

Y en cuanto a <strong>los</strong> recursos gramaticales, me fijé en las citas (directas, indirectas,<br />

pseudodirectas, semánticas, etc.), en las negaciones (esta fue una categoría<br />

emergente, que no estaba contemplada previamente, pero que el análisis <strong>de</strong>mandó,<br />

pues el uso <strong>de</strong> negaciones se mostró como una forma <strong>de</strong> acceso <strong>de</strong> voces<br />

extratextuales a las noticias) y modos verbales, entre otros.<br />

Gráfico 2: Análisis <strong>de</strong> <strong>Discurso</strong> <strong>de</strong> orientación lingüística<br />

15 Basándome en la propuesta <strong>de</strong> Pardo (1986, 1996).<br />

158


Ejemplo 2:<br />

En una segunda investigación (Santan<strong>de</strong>r y Aimone, 2007) nuestro objeto <strong>de</strong><br />

estudio fue el palacio presi<strong>de</strong>ncial chileno <strong>de</strong> La Moneda, como vemos, un objeto<br />

para nada lingüístico, pero que volvimos legible en el análisis. Acá nos interesaba<br />

saber interpretar y explicar una serie <strong>de</strong> intervenciones que durante el Gobierno<br />

<strong>de</strong> Ricardo Lagos (2000-2006) se hicieron a ese edificio (se pintó <strong>de</strong> blanco, se<br />

abrió al paso peatonal, se incorporaron mujeres a la Guardia Presi<strong>de</strong>ncial, etc.).<br />

Postulábamos, a modo <strong>de</strong> hipótesis, que estábamos ante una semiosis <strong>de</strong> sanación<br />

respecto <strong>de</strong>l trauma que significó el ataque a ese edificio el día <strong>de</strong>l Golpe <strong>de</strong> Estado<br />

(11 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1973). Como vemos, la noción <strong>de</strong> trauma es una primera<br />

categoría conceptual, para trabajarla la <strong>de</strong>finimos <strong>de</strong> acuerdo a como lo hace el<br />

psicoanálisis (como una herida en la memoria). Nuestro propósito analítico era volver<br />

legible el Palacio <strong>de</strong> La Moneda, no trabajamos con un signo lingüístico, sino con<br />

una materia significante <strong>de</strong> otra naturaleza. Para ello y siguiendo a Verón (1984),<br />

conceptualizamos las intervenciones que observamos como operaciones discursivas<br />

<strong>de</strong> investidura <strong>de</strong> sentido, es <strong>de</strong>cir, cada intervención es una operación sobre el<br />

signo La Moneda que tiene y lo dota <strong>de</strong> un sentido específico. Finalmente, para<br />

analizar y compren<strong>de</strong>r dicho sentido, usamos las categorías analíticas <strong>de</strong> índice,<br />

ícono y símbolo.<br />

Gráfico 3: Análisis <strong>de</strong> <strong>Discurso</strong> <strong>de</strong> orientación semiótica<br />

En otras oportunida<strong>de</strong>s el análisis pue<strong>de</strong> seguir una lógica un tanto distinta,<br />

159


mucho más <strong>de</strong> abajo hacia arriba. Es, por ejemplo, lo que ocurrió cuando analizamos<br />

la expresión “conflicto mapuche”. En ese caso, el reiterado uso <strong>de</strong>l sintagma nominal<br />

por parte <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> chilenos llamó nuestra atención, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahí, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

el sintagma mismo fuimos teorizando hacia arriba, hasta llegar a una <strong>de</strong> las funciones<br />

<strong>de</strong>l discurso i<strong>de</strong>ológico, cual es, ocultar contradicciones y falsear la realidad.<br />

Palabras finales<br />

La pretensión <strong>de</strong> este artículo ha sido explicar por qué, para qué y cómo hacer<br />

análisis <strong>de</strong>l discurso, tanto en términos generales, como específicamente aplicado<br />

a <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación. El <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l texto siguió ese propósito, bajo la<br />

convicción <strong>de</strong> que -junto a las ganas, el interés, la experiencia- la teoría es el mejor<br />

apoyo que cualquier analista pue<strong>de</strong> tener para el análisis y para no per<strong>de</strong>rse en <strong>los</strong><br />

textos.<br />

Esto tiene que ver, sobre todo, con dos cuestiones. En primer lugar, porque no existe<br />

un único mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> análisis que se pueda aplicar cada vez, por el contrario, siempre<br />

el análisis <strong>de</strong>l discurso varía según <strong>los</strong> intereses que motiven la investigación. Por lo<br />

mismo, este artículo entregó en el último capítulo una suerte <strong>de</strong> mol<strong>de</strong> analítico que<br />

se pue<strong>de</strong> seguir en términos generales y en el cual la teoría <strong>de</strong>termina la bajada a lo<br />

empírico. En segundo lugar, porque la teoría informa la mirada <strong>de</strong> analista.<br />

Puesto ante un mismo texto, quien cuenta con claridad conceptual verá con mayor<br />

niti<strong>de</strong>z, especulará menos y logrará relacionar <strong>los</strong> discursos con lo social.<br />

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160


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163


164


7.- Una propuesta <strong>de</strong> análisis interpretativo<br />

<strong>de</strong> entrevistas<br />

Rodrigo Araya C.<br />

165


166


A modo <strong>de</strong> introducción<br />

La preocupación por el impacto <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> en la sociedad, se tradujo en una<br />

preocupación en el ámbito <strong>de</strong> las ciencias sociales por generar <strong>los</strong> estudios que<br />

permitieron proporcionar pistas (científicas, claro está) sobre el emergente fenómeno.<br />

Quizá la celeridad, quizá <strong>los</strong> paradigmas vigentes, quizá un excesivo entusiasmo<br />

mo<strong>de</strong>rnista y mo<strong>de</strong>rnizante, llevó a que esta urgencia por contar con un marco teórico<br />

que permitiera pensar las investigaciones, se sintetizara en una mirada sobre <strong>los</strong><br />

<strong>medios</strong> que individualizó el fenómeno <strong>de</strong> la recepción. Hasta el nombre que se le dio<br />

en Estados Unidos (mass communication research) habla <strong>de</strong> una comprensión <strong>de</strong> la<br />

audiencia atomizada y aislada: sin víncu<strong>los</strong> entre sí. Así, lo que solemos llamar <strong>los</strong><br />

padres fundadores, parten por lo tanto, <strong>de</strong>l supuesto <strong>de</strong> una recepción homogénea,<br />

porque su comprensión <strong>de</strong> la audiencia no permite sino ver eso.<br />

Recién con Lazarsfeld (1962) se produce un cambio <strong>de</strong> paradigma, por cuanto en<br />

su conocido estudio (People’s Choice, <strong>de</strong> 1940) logra mostrar que las relaciones entre<br />

las personas (las re<strong>de</strong>s sociales, diríamos hoy), tienen una influencia <strong>de</strong>cisiva en la<br />

significación que se le da a <strong>los</strong> mensajes que se reciben <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> (aunque<br />

no sólo a el<strong>los</strong>).<br />

Así, paulatina, pero sostenidamente, se va a generar una modificación en lo que la<br />

comunidad científica entien<strong>de</strong> como objeto <strong>de</strong> estudio: <strong>de</strong>l polo <strong>de</strong> la emisión al polo<br />

<strong>de</strong> la recepción. Esto es lo que tan claramente sintetizó Martín-Barbero en el título <strong>de</strong><br />

su (a estas alturas) clásica obra: De <strong>los</strong> Medios a las Mediaciones.<br />

El <strong>de</strong>splazamiento metodológico llevó a formularse nuevas preguntas <strong>de</strong><br />

investigación, y, en consecuencia, a requerir otros arsenales metodológicos e<br />

instrumentales, mejor preparados, y más dispuestos, a asumir <strong>los</strong> nuevos <strong>de</strong>safíos. Si<br />

conceptualmente se asume que la significación que las personas dan a <strong>los</strong> mensajes<br />

no es una externalidad al sujeto, metodológicamente no queda más salida que asumir<br />

las perspectivas cualitativas para enfrentar <strong>los</strong> estudios comunicacionales.<br />

Así, una forma <strong>de</strong> explicarse el surgimiento y posterior <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las<br />

investigaciones cualitativas en el ámbito <strong>de</strong> la comunicación 1 , como el alto número<br />

<strong>de</strong> practicantes que actualmente tienen, radica en el <strong>de</strong>seo por conocer la forma en<br />

que el estado subjetivo <strong>de</strong> las personas influye en, dicho genéricamente, el proceso<br />

<strong>de</strong> la comunicación. Esto, a<strong>de</strong>más, es coinci<strong>de</strong>nte con lo que ocurre en las Ciencias<br />

Sociales en general, don<strong>de</strong> se asume que la subjetividad es clave para compren<strong>de</strong>r<br />

<strong>los</strong> procesos y movimientos sociales, en <strong>de</strong>finitiva, la sociedad.<br />

Según Taylor y Bogdan (1986), autores <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> textos más recurridos<br />

por estudiantes universitarios en el país a la hora <strong>de</strong> hacer sus investigaciones <strong>de</strong><br />

pregrado 2 , la década <strong>de</strong> <strong>los</strong> ’70 “fue testigo <strong>de</strong> un creciente interés en el lado subjetivo<br />

1 Pero, reitero, no es sólo en esta especialidad.<br />

2 Esto, claro, en el ámbito <strong>de</strong> las Ciencias Sociales.<br />

167


<strong>de</strong> la vida social, es <strong>de</strong>cir, en el modo en que las personas se ven a sí mismas y a<br />

su mundo” (1986: 11) 3 . Tal es su entusiasmo, que incluso afirman: “La investigación<br />

cualitativa está llegando a la mayoría <strong>de</strong> edad” (1986: 11).<br />

Sin embargo, lo que no explican es a qué se <strong>de</strong>be este foco <strong>de</strong> atención. Y si no<br />

intentamos enten<strong>de</strong>r ese interés, ciertamente, quedamos don<strong>de</strong> mismo.<br />

Tarrés proporciona una pista: “El interés renovado <strong>de</strong> <strong>los</strong> científicos sociales por<br />

lo cualitativo remite en consecuencia a problemas generales, que escapan <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

objetivos <strong>de</strong> este trabajo” (2004: 14). Debe enten<strong>de</strong>rse, entonces, que esos problemas<br />

se ubican más allá <strong>de</strong> la comunidad científica. Hay que buscar<strong>los</strong> en el Mundo (en<br />

buena hora), pues, como la propia mexicana nos recuerda, “Las prácticas científicas<br />

no son ajenas a las condiciones históricas en que se <strong>de</strong>sarrollan. Estas influyen en<br />

<strong>los</strong> procesos <strong>de</strong> investigación y generación <strong>de</strong> conocimiento (…) También su tarea<br />

está influida por <strong>los</strong> conflictos que se juegan en la sociedad y la cultura” (2004: 15).<br />

El diagnóstico que hace el chileno Gabriel Salazar, permite enten<strong>de</strong>r qué hay en el<br />

contexto social que nos motiva a dar tal significado a lo cualitativo: “Estamos en una<br />

sociedad que bajo la influencia <strong>de</strong> este capital financiero, no tiene formas asociativas<br />

que puedan ser promovidas por el mismo sistema. Suce<strong>de</strong> al revés. Las formas<br />

asociativas que hoy día existen son resultado <strong>de</strong> iniciativas absolutamente privadas,<br />

personales, subjetivas o intersubjetivas” (2004: 249).<br />

Dicha afirmación me permite pensar que el interés por lo cualitativo radica en un<br />

sentimiento compartido por sectores <strong>de</strong> la comunidad académica: hay una dificultad<br />

en alcanzar capacidad explicativa sobre la sociedad sin acudir a las versiones <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> sujetos. El propio Salazar lo aclara: “las re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> raperos, las generadas por<br />

la cultura musical, las re<strong>de</strong>s juveniles, no son formas organizativas ni leninistas<br />

ni estructuralistas, ni nada que se le parezca; obe<strong>de</strong>cen a iniciativas y formas<br />

asociativas espontáneas, intersubjetivas” (2004: 249 y 250).<br />

Se requiere entonces un repertorio metodológico que permita hacer investigación<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una visión <strong>de</strong> las personas, en cuanto sujetos, como movidas por su<br />

propio interés y no sólo por fuerzas externas, atribuibles a algún tipo <strong>de</strong> estructuras.<br />

Es volver a Weber, en el entendido que la sociología es “una ciencia que preten<strong>de</strong><br />

enten<strong>de</strong>r, interpretándola, la acción social para <strong>de</strong> esa manera explicarla causalmente<br />

en su <strong>de</strong>sarrollo y efectos. Por “acción” <strong>de</strong>be enten<strong>de</strong>rse una conducta humana<br />

(bien consista en un hacer externo o interno, ya en un omitir o permitir) siempre<br />

que el sujeto o <strong>los</strong> sujetos <strong>de</strong> la acción enlacen a ella un sentido subjetivo. La<br />

“acción social”, por tanto, es una acción en don<strong>de</strong> el sentido mentado por su sujeto o<br />

sujetos está referido a la conducta <strong>de</strong> otros, orientándose por ésta en su <strong>de</strong>sarrollo”<br />

(1996: 5).<br />

3 Tarrés coinci<strong>de</strong> con la data: “la perspectiva cualitativa se pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar como parte <strong>de</strong> la tradición <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s<br />

académicas <strong>de</strong>dicadas a las ciencias sociales cuyo resurgimiento se ubica a finales <strong>de</strong> <strong>los</strong> ochenta” (2004: 6).<br />

168


Se trata, entonces, <strong>de</strong> apreciar que existe una relación entre acción social y<br />

estructura, y no hay, <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> <strong>los</strong> individuos, una pura respuesta mecánica a lo<br />

que la estructura or<strong>de</strong>na.<br />

La propuesta <strong>de</strong> Gid<strong>de</strong>ns referida a Estructuración, aporta en esta misma línea:<br />

“Los procesos <strong>de</strong> estructuración implican una interrelación <strong>de</strong> sentidos, normas<br />

y po<strong>de</strong>r. Estos tres conceptos son analíticamente equivalentes en tanto términos<br />

“primitivos” <strong>de</strong> la ciencia social, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista lógico, están implícitos<br />

tanto en la noción <strong>de</strong> acción intencional como en la <strong>de</strong> estructura: todo or<strong>de</strong>n<br />

cognoscitivo y moral es al mismo tiempo un sistema <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, que incluye un<br />

‘horizonte <strong>de</strong> legitimidad’” (2001: 193).<br />

Esto, me permite relevar una perspectiva que permite establecer una relación<br />

entre el afán por lo cualitativo y una preocupación por lo micro. Es <strong>de</strong>cir, hay un<br />

cierto ambiente <strong>de</strong> época, que nos hace pensar que la pura observación <strong>de</strong> lo macro<br />

social no nos da pistas suficientes para compren<strong>de</strong>r lo que pasa con las personas<br />

en sociedad.<br />

Alexan<strong>de</strong>r nos advierte, <strong>de</strong> todos modos, que esta no es una cuestión nueva.<br />

Expone que el propio Marx, e incluso Weber, Durkheim y Parsons, es <strong>de</strong>cir, teóricos<br />

tradicionalmente enfocados a lo macro, también se preocuparon <strong>de</strong> <strong>los</strong> niveles micros,<br />

“examinando directamente el comportamiento <strong>de</strong> unida<strong>de</strong>s más pequeñas como<br />

la personalidad individual, las experiencias individuales y la interacción individual”<br />

(1994: 353). Así, el mismo Alexan<strong>de</strong>r hipotetiza que la preocupación por lo micro no<br />

es una <strong>de</strong>cisión únicamente empírica, sino fundamentalmente teórica.<br />

Una <strong>de</strong> las formulaciones teóricas que mueve la mirada hacia lo micro, emplaza<br />

la Vida Cotidiana como un espacio don<strong>de</strong> las personas construyen <strong>los</strong> significados<br />

que les permiten dar sentido a su acción. La articulación micro-macro, entonces, no<br />

es susceptible ya <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar bajo una única prece<strong>de</strong>ncia lógica: lo macro primero,<br />

y a continuación lo micro, únicamente para confirmar la teoría.<br />

Más bien lo micro aparece como el espacio privilegiado para apreciar las formas<br />

en que las personas viven, a pesar <strong>de</strong>, y no gracias a, las condiciones objetivas<br />

externas, como la estructura.<br />

Villasante pone énfasis en esto: “Estas construcciones reticulares tienen sus<br />

propias lógicas, no tanto vinculadas a las condiciones <strong>de</strong> hábitat o <strong>de</strong> clase, sino a<br />

la reformación <strong>de</strong> las relaciones mismas <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r y la comunicación en lo cotidiano”<br />

(s/f: 12) 4 .<br />

En este mismo sentido, Coleman (1994: 192 – 194) nos previene <strong>de</strong> que no<br />

4 En su texto, Villasante cita el concepto <strong>de</strong> Holograma <strong>de</strong> Pablo Navarro (Holograma social: una ontología <strong>de</strong> la sociedad<br />

humana, Siglo Veintiuno, Madrid, 1994): “Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista holográfico, las “partes” no mimetizan el todo social, sino que lo<br />

constituyen: <strong>de</strong>l mismo modo que el genotipo <strong>de</strong> un organismo no es una “copia” <strong>de</strong> su fenotipo, sino su “original”, las conciencias<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> sujetos individuales no son imitaciones en miniatura <strong>de</strong> lo que a fin <strong>de</strong> cuentas es su producto emergente -el “or<strong>de</strong>n social”-,<br />

sino causa <strong>de</strong>l mismo. En realidad, y <strong>de</strong>bido a la reflexión característica <strong>de</strong> <strong>los</strong> niveles macro y micro, no hay un todo social, sino<br />

tantas versiones <strong>de</strong>l mismo como sujetos individuales que lo postulan”.<br />

169


asta atribuir a la simple agregación <strong>de</strong> las actitu<strong>de</strong>s u orientaciones individuales la<br />

capacidad <strong>de</strong> explicar lo macro, ya que esto no es suficiente para explicar la forma en<br />

que se combina la actitud <strong>de</strong> <strong>los</strong> individuos para dar origen a una cierta organización<br />

social. Algo así como que el todo es más que la suma <strong>de</strong> las partes.<br />

A mayor abundamiento <strong>de</strong> esta prevención, muestra el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>l mercado perfecto<br />

en la teoría económica clásica, como un resultado óptimo <strong>de</strong> la articulación micromacro.<br />

Sin embargo, repara Coleman, para ello hubo que acudir a un sistema social<br />

i<strong>de</strong>alizado, que ubica a <strong>los</strong> actores como in<strong>de</strong>pendientes, <strong>los</strong> bienes intercambiados<br />

privados, y <strong>los</strong> gustos, fijos (1994: 194). En esta línea no se avanza mucho más allá<br />

<strong>de</strong> sugerir que ante propieda<strong>de</strong>s a<strong>de</strong>cuadas, se obtiene el resultado esperado, lo<br />

cual, obviamente, no pue<strong>de</strong> aplicarse a situaciones particulares.<br />

Digámoslo <strong>de</strong> una vez: para explicarse la acción social <strong>de</strong> las personas, no hay<br />

más remedio que acudir a las propias personas. Pues, si pensamos que <strong>los</strong> puros<br />

conceptos nos permiten explicarnos <strong>los</strong> contextos, nos vamos a llevar más <strong>de</strong><br />

una sorpresa: “Por ejemplo, el conocido dilema entre estructura y agencia, entre<br />

condicionantes objetivables y construcción subjetiva <strong>de</strong> <strong>los</strong> proyectos. Aquí hay una<br />

lectura <strong>de</strong> la reflexividad que suele ser un poco simple, cuando lo que se afirma es<br />

que naturalmente la apuesta por <strong>de</strong>terminados fines y la acción consecuente hacia<br />

una <strong>de</strong>terminada construcción social ya está modificando las condiciones previas,<br />

<strong>de</strong> tal manera que <strong>los</strong> resultados nunca obe<strong>de</strong>cen <strong>de</strong>l todo ni a la lectura <strong>de</strong> la<br />

estructura hecha previamente, ni a <strong>los</strong> fines explícitamente proclamados” (Villasante,<br />

s/f: 13).<br />

La preocupación por lo cotidiano, se <strong>de</strong>be entonces, a que allí está el contexto<br />

a<strong>de</strong>cuado para enten<strong>de</strong>r por qué se da lo social, ya que, como expone Schutz, en<br />

la Vida Cotidiana a la persona se le presenta el marco presupuesto “en el cual se<br />

colocan todos <strong>los</strong> problemas que <strong>de</strong>bo resolver” (1973: 25) y a<strong>de</strong>más se ubica como el<br />

espacio don<strong>de</strong> otras personas existen también, por lo que se crea la intersubjetividad.<br />

Así, emerge un mundo circundante, común y comunicativo.<br />

De modo tal que el espacio <strong>de</strong> la vida cotidiana queda establecido como el lugar<br />

don<strong>de</strong> se da el aprendizaje <strong>de</strong> la vida social. Esto, en dos sentidos. Uno, en cuanto<br />

aprendizaje perceptivo: en ella apren<strong>de</strong>mos a ver y reconocer situaciones típicas, y<br />

dos, allí recibimos el acervo <strong>de</strong> experiencia previa que nos permite <strong>de</strong>sempeñarnos<br />

exitosamente en <strong>los</strong> <strong>de</strong>safíos que nos presenta lo cotidiano: “nuestra actitud natural<br />

<strong>de</strong> la vida cotidiana está <strong>de</strong>terminada totalmente por un motivo pragmático” (Schutz<br />

y Luckmann, 1973: 28).<br />

Y claro, habrá tantas respuestas distintas (aunque no necesariamente opuestas)<br />

como vidas cotidianas existan. Esto, por ejemplo, le permite a Maffesoli sostener<br />

que en la ciudad contemporánea, no sólo se llena <strong>de</strong> diferentes (efervescencia<br />

<strong>de</strong> la diversidad) sino que se produce ten<strong>de</strong>ncialmente la sustitución <strong>de</strong> un social<br />

170


acionalizado por una socialidad <strong>de</strong> predominio empático, <strong>de</strong> modo que “el objeto<br />

ciudad es una sucesión <strong>de</strong> territorios en <strong>los</strong> que la gente, <strong>de</strong> manera más o menos<br />

efímera, se arraiga, se repliega y busca cobijo y seguridad” (1990: 241). Y esto,<br />

obviamente se aleja <strong>de</strong> la concepción <strong>de</strong> la ciudad formada por individuos libres<br />

que tienen relaciones racionales, con lo que las megalópolis contemporáneas<br />

suscitan una multiplicidad <strong>de</strong> pequeños enclaves fundados en la inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y<br />

heteronomía <strong>de</strong>l tribalismo.<br />

El giro propuesto nos lleva a enten<strong>de</strong>r que “cada actor social competente es él<br />

mismo un teórico social, que como cuestión <strong>de</strong> rutina hace interpretaciones <strong>de</strong> su<br />

propia conducta, y <strong>de</strong> las intenciones, razones y motivos <strong>de</strong> otros en tanto integran<br />

la producción <strong>de</strong> la vida social” (Gid<strong>de</strong>ns, 2001:184).<br />

Esto, claro, no es sólo una cuestión teórico o epistemológica. Es también una<br />

cuestión que tiene que ver con la concepción <strong>de</strong> sujeto que está en juego. Por<br />

ejemplo, en una práctica <strong>de</strong> la Ciencia Social que busca <strong>de</strong>velar la Dominación y<br />

servir a la Liberación 5 , esto significa pensar que <strong>los</strong> sujetos que están bajo situación<br />

<strong>de</strong> Dominación no son minusválidos sociales ni <strong>de</strong> conocimiento.<br />

No están en su racionalidad las causas <strong>de</strong> su posición <strong>de</strong> menoscabo en la<br />

sociedad actual. Y por lo tanto, con Maffesoli “conviene insistir una y otra vez en<br />

este término: lo no racional no es lo irracional; es <strong>de</strong>cir, no se sitúa con relación a lo<br />

racional, sino que pone en pie una lógica distinta a la que ha venido prevaleciendo<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo <strong>de</strong> las Luces. Se admite cada vez más en la actualidad que la<br />

racionalidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> sig<strong>los</strong> XVIII y XIX no es más que uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> mo<strong>de</strong><strong>los</strong> posibles <strong>de</strong><br />

la razón operantes en la vida social. Otros parámetros, como lo afectual o simbólico,<br />

pue<strong>de</strong>n tener también su propia racionalidad” (1990: 250).<br />

La articulación cualitativo-micro que acá expongo, asume que el papel <strong>de</strong> quien<br />

investiga está en proporcionar, gracias a <strong>los</strong> métodos <strong>de</strong> <strong>los</strong> que dispone, una<br />

sistematización <strong>de</strong> lo que ocurre en una Vida Cotidiana <strong>de</strong>terminada.<br />

Ello es especialmente importante para el grupo estudiado, ya que la vida cotidiana,<br />

aunque histórica, se nos presenta como ahistórica, es <strong>de</strong>cir, la usamos irreflexivamente<br />

para que el flujo <strong>de</strong> la experiencia circule sin <strong>de</strong>tenerse. Es tan así, que una vez que<br />

se <strong>de</strong>tiene, para reiniciarlo requerimos <strong>de</strong> una nueva hipótesis: “En mi actitud natural,<br />

tomo conciencia <strong>de</strong>l carácter <strong>de</strong>ficiente <strong>de</strong> mi acervo <strong>de</strong> conocimiento únicamente<br />

si una experiencia nueva no se a<strong>de</strong>cua a lo que hasta ahora ha sido consi<strong>de</strong>rado<br />

como el esquema <strong>de</strong> referencia válido presupuesto” (Schutz y Luckmann, 1973: 29).<br />

Entonces, lo cotidiano, o el conocimiento natural, no da pautas para una reflexividad<br />

mayor sobre la propia experiencia.<br />

Pero no es importante únicamente para el<strong>los</strong>. También tiene importancia para<br />

5 No profundizo en estos conceptos. Sólo hago mención que <strong>los</strong> uso como clásicamente se han entendido en América Latina, por<br />

ejemplo, en <strong>los</strong> trabajos <strong>de</strong> Paulo Freire.<br />

171


la aca<strong>de</strong>mia. Estimar que no hay sino estudios <strong>de</strong> caso, como he venido haciendo,<br />

no equivale a renunciar a la aspiración <strong>de</strong> hacer teoría. Sin duda que se pue<strong>de</strong><br />

hacer una abstracción mayor que la escala estudiada: “Al establecer la significación<br />

que <strong>de</strong>terminados contenidos o <strong>de</strong>terminadas prácticas tienen para <strong>los</strong> actores, se<br />

muestra simultáneamente algo sobre la sociedad a la que el<strong>los</strong> pertenecen, y es<br />

posible que eso pueda exten<strong>de</strong>rse a contextos más amplios” (Kornblit, 2004: 10).<br />

Se trata en rigor <strong>de</strong> no olvidar que <strong>los</strong> conceptos están para explicar <strong>los</strong> contextos.<br />

Si lo hiciéramos, equivaldría a poner la carreta <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> <strong>los</strong> bueyes: <strong>los</strong> contextos<br />

para validar <strong>los</strong> conceptos.<br />

Emerge entonces, la importancia <strong>de</strong> las prácticas, concepto que “sirve para<br />

subrayar una dimensión cultural en la vida social -a la vez que una perspectiva<br />

holística sobre la misma-, para admitir a continuación el alcance <strong>de</strong> la intervención<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> agentes sociales y el papel <strong>de</strong>l significado en la orientación <strong>de</strong> la acción”<br />

(Jensen, 1993: 39).<br />

Y con ello evitamos caer en lo que <strong>de</strong>nuncia De Certeau, cuando se refiere a<br />

quienes estudian la vida <strong>de</strong> las personas, incluso <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva crítica, sin<br />

darse siquiera la molestia <strong>de</strong> acudir a aquel<strong>los</strong> lugares don<strong>de</strong> las prácticas tienen<br />

lugar: “Para que la coherencia fuera el postulado <strong>de</strong> un conocimiento, <strong>de</strong>l sitio<br />

que se daba y <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> conocimiento al cual se refería, se <strong>de</strong>bía poner este<br />

conocimiento a distancia <strong>de</strong> la sociedad objetivada, por tanto suponerlo extraño y<br />

superior al conocimiento que tenía <strong>de</strong> si misma. La inconsciencia <strong>de</strong>l grupo estudiado<br />

era el precio que <strong>de</strong>bía pagarse para su coherencia (<strong>de</strong>l estudio)” (1995: 65).<br />

O, dicho <strong>de</strong> otro modo, hacemos caso a lo que nos comparte Geertz: “tampoco<br />

me han impresionado las pretensiones <strong>de</strong> la lingüística estructural, <strong>de</strong> la ingeniería<br />

computacional o <strong>de</strong> alguna otra forma avanzada <strong>de</strong> pensamiento que pretenda<br />

hacernos compren<strong>de</strong>r a <strong>los</strong> hombres sin conocer<strong>los</strong>. Nada podrá <strong>de</strong>sacreditar más<br />

rápidamente un enfoque semiótico <strong>de</strong> la cultura que permitirle que se <strong>de</strong>splace hacia<br />

una combinación <strong>de</strong> intuicionismo y <strong>de</strong> alquimia, por elegantemente que se expresen<br />

las intuiciones o por mo<strong>de</strong>rna que se haga aparecer la alquimia” (1992: 39).<br />

Esta ya extensa exposición introductoria se inscribe en la sentencia contenida en<br />

un bello artículo <strong>de</strong> Jesús Martín-Barbero (1999), que está disponible en Internet:<br />

investigamos lo que nos afecta, ya que afectar viene <strong>de</strong> afecto.<br />

Tener afecto a quienes viven en situación <strong>de</strong> dominación, me parece incompatible<br />

con una visión que sostenga que su conducta se explica, únicamente, como una<br />

respuesta a <strong>los</strong> estímu<strong>los</strong> que emiten quienes ocupan las posiciones sociales <strong>de</strong><br />

privilegio, gracias a que éstos tienen una racionalidad superior.<br />

Por ello, la propuesta que sigue está pensada para aquel<strong>los</strong> estudios que buscan<br />

compren<strong>de</strong>r <strong>los</strong> sentidos que <strong>los</strong> actores ponen en sus acciones, específicamente,<br />

en compren<strong>de</strong>r las prácticas que permiten a <strong>los</strong> sujetos en condición <strong>de</strong> dominio,<br />

172


esistir a la dominación a través <strong>de</strong> darle otros significados al or<strong>de</strong>n social bajo el que<br />

han sido obligados a vivir (ver: De Certeau, La invención <strong>de</strong> lo cotidiano).<br />

La entrevista, en consecuencia, aparece como una técnica a<strong>de</strong>cuada para esta<br />

operación <strong>de</strong> rescatar al sujeto 6 .<br />

Sentido <strong>de</strong> la entrevista<br />

Lo dicho anteriormente, sirve para entrar a la parte propiamente pertinente con el<br />

curso <strong>de</strong> este trabajo: el análisis <strong>de</strong> la entrevista.<br />

Existe un grado <strong>de</strong> acuerdo alto en que la entrevista es una conversación dirigida,<br />

pero conversación al fin. Taylor y Bogdan (1986), por ejemplo, sostienen que las<br />

entrevistas cualitativas (que llaman <strong>de</strong> profundidad) no respon<strong>de</strong>n a la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />

cuestionarios estructurados, y por lo tanto, exponen que “por entrevistas cualitativas<br />

en profundidad enten<strong>de</strong>mos reiterados encuentros cara a cara entre el investigador<br />

y <strong>los</strong> informantes respecto <strong>de</strong> sus vidas, experiencias o situaciones, tal como lo<br />

expresan con sus propias palabras” (1986: 101).<br />

Detrás <strong>de</strong> una entrevista, está la intención <strong>de</strong>l investigador <strong>de</strong> hacer hablar al<br />

entrevistado en una situación <strong>de</strong> encuentro con un entrevistador. Es aquí don<strong>de</strong> la<br />

relación sujeto-sujeto adquiere su máxima expresión.<br />

Sin embargo, Ibáñez ya ha presentado objeciones serias a la entrevista como<br />

método que permite una relación sujeto-sujeto.<br />

En primer lugar, porque <strong>de</strong>ssubjetiva al entrevistado. “No es el entrevistado quien<br />

respon<strong>de</strong>. La respuesta es un producto <strong>de</strong> la interacción entre el entrevistador<br />

(sistema observador) y el entrevistado (sistema observado). Hay acciones<br />

objetivadoras por parte <strong>de</strong>l entrevistador y por parte <strong>de</strong>l entrevistado. Pero la acción<br />

objetivadora <strong>de</strong>l entrevistador está estructurada <strong>de</strong> tal forma que limita al máximo<br />

la acción objetivadora <strong>de</strong>l entrevistado. De modo que el entrevistado es más y más<br />

reducido a su papel <strong>de</strong> objeto” (1991: 149).<br />

Pero también <strong>de</strong>ssubjetiva al entrevistador: “(…) el entrevistador pue<strong>de</strong> preguntar,<br />

el entrevistado <strong>de</strong>be respon<strong>de</strong>r. El po<strong>de</strong>r está <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong>l entrevistador, el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong>l<br />

lado <strong>de</strong>l entrevistado. El po<strong>de</strong>r se reserva el azar y atribuye la norma. El entrevistador<br />

no tiene po<strong>de</strong>r propio: está sujetado por una ca<strong>de</strong>na cuyos principales eslabones<br />

están en otra parte” (1991: 149).<br />

Notificados entonces, sugiero tener presente que la finalidad <strong>de</strong> la entrevista, en<br />

consecuencia, no es obtener las respuestas que el entrevistado da a las interrogantes<br />

planteadas, sino hacer fluir el habla social <strong>de</strong> un cierto grupo sobre un tema<br />

<strong>de</strong>terminado. Y esto, en condiciones registrables <strong>de</strong> dicha habla, es <strong>de</strong>cir, mediante<br />

un lenguaje 7 . Y si no po<strong>de</strong>mos acce<strong>de</strong>r directamente a las condiciones espontáneas<br />

6 Rescate que, como se <strong>de</strong>sarrollará más a<strong>de</strong>lante, toca también al investigador.<br />

7 Hecha esta precisión, <strong>de</strong> acá en a<strong>de</strong>lante, emplearé Habla y Lenguaje indistintamente.<br />

173


en que se produce esa habla, <strong>de</strong>bemos apelar a una situación experimental, <strong>de</strong><br />

laboratorio, que llamaremos entrevista para producirla.<br />

Así, será una relación <strong>de</strong> conversación, y no <strong>de</strong> pregunta-respuesta, el mejor<br />

artificio para esta finalidad.<br />

Ibáñez construye su crítica inspirado en la Teoría <strong>de</strong> la Conversación <strong>de</strong> Gordon<br />

Pask. Para éste, la conversación, en tanto unidad mínima <strong>de</strong> la interacción social,<br />

“es compartir conceptos (…) y tiene lugar (en circunstancias favorables) entre<br />

participantes, digamos A y B, como un intercambio útil <strong>de</strong> conceptos” (1995: 533).<br />

Según Pask, lo propio <strong>de</strong> la conversación está en el carácter <strong>de</strong> <strong>los</strong> participantes:<br />

“es una colección sumamente coherente (o entretejida) <strong>de</strong> conceptos distintos, una<br />

entidad diferente o autodistinguida en sí misma, informacionalmente abierta pero en<br />

evolución” (1995: 533).<br />

Sin embargo, esta mirada no nos permite calibrar con precisión lo que implica<br />

para el investigador asumir que su entrevista es en realidad una conversación.<br />

Para <strong>de</strong>sarrollar esta distinción, tomaré el aporte <strong>de</strong> Panikkar (2002) quien nos<br />

sugiere diferenciar el diálogo dialéctico <strong>de</strong>l diálogo dialogal. El dialéctico busca<br />

convencer al otro, “esto es, vencer dialécticamente al otro; o dicho más suavemente,<br />

buscar juntos una verdad sometida a la dialéctica” (2002: 36).<br />

El dialogal, en cambio, pasa <strong>de</strong> la confianza en un campo lógico impersonal (al que<br />

le atribuye o reconoce vali<strong>de</strong>z) a “una confianza mutua en una aventura común hacia<br />

lo <strong>de</strong>sconocido, ya que no po<strong>de</strong>mos establecer a priori que vayamos a enten<strong>de</strong>rnos<br />

el uno al otro ni suponer que el hombre sea un ser exclusivamente lógico” (2002:<br />

36). Es, en <strong>de</strong>finitiva, pasar <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rlo “como la confrontación <strong>de</strong> dos logoi en un<br />

combate caballeresco, sino más bien como un legein <strong>de</strong> dos “dialogantes” que se<br />

escuchan el uno al otro. Y se escuchan para intentar enten<strong>de</strong>r lo que la otra persona<br />

está diciendo, y, sobre todo, lo que quiere <strong>de</strong>cir” (2002: 28).<br />

Entonces, nos acercamos a una comprensión <strong>de</strong> comunicación que pone su<br />

acento en la posibilidad <strong>de</strong> producir un encuentro entre dos subjetivida<strong>de</strong>s: i<strong>de</strong>ntidad<br />

y alteridad.<br />

El venezolano Antonio Pasquali (1990) ubica esta especificidad en su carácter<br />

“privativo <strong>de</strong> las relaciones dialógicas interhumanas o entre personas éticamente<br />

autónomas, y señala justamente el vínculo ético fundamental con un “otro” con quien<br />

“necesito comunicarme”; el “estado abierto” como apertura a, o <strong>de</strong>scubrimientoaceptación<br />

<strong>de</strong> la alteridad en la interlocución, y, por reflejo, <strong>de</strong> una conciencia <strong>de</strong> mí<br />

mismo” (Pasquali, 1990: 50).<br />

La propuesta <strong>de</strong> Pasquali, publicada originalmente en 1963, entien<strong>de</strong> la<br />

Comunicación o relación comunicacional como “aquella que produce (y supone a la<br />

vez) una interacción biunívoca <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong>l con-saber, lo cual sólo es posible cuando<br />

174


entre <strong>los</strong> dos po<strong>los</strong> <strong>de</strong> la estructura relacional (Transmisor-Receptor) rige una ley <strong>de</strong><br />

bivalencia: todo transmisor pue<strong>de</strong> ser receptor, todo receptor pue<strong>de</strong> ser transmisor”<br />

(1990: 49).<br />

Esto se diferenciaría <strong>de</strong> otras relaciones, como en el ámbito cibernético, en las<br />

cuales “sólo pue<strong>de</strong> haber reprocidad <strong>de</strong> informaciones-estímulo y no “diálogo”<br />

(1990: 53). Y por lo mismo, recomienda diferenciar Información <strong>de</strong> Comunicación,<br />

entendiendo a la primera como el envío <strong>de</strong> mensajes sin posibilidad <strong>de</strong> retorno nomecánico,<br />

y a la segunda, como el intercambio <strong>de</strong> mensajes con posibilidad <strong>de</strong><br />

retorno no-mecánico entre po<strong>los</strong> igualmente dotados <strong>de</strong>l máximo coeficiente <strong>de</strong><br />

comunicabilidad (1990: 53).<br />

Así, un buen comunicador no sería una persona con alta capacidad <strong>de</strong> producción<br />

<strong>de</strong> mensajes, sino quien sabe generar condiciones para producir un encuentro <strong>de</strong><br />

subjetivida<strong>de</strong>s.<br />

Esta conceptualización, nos lleva a pensar que la entrevista, en el momento <strong>de</strong><br />

su realización, es la máxima escenificación <strong>de</strong> las implicancias <strong>de</strong> la relación sujetosujeto<br />

en la investigación. Precisamente, por el alcance que tiene enten<strong>de</strong>r que en<br />

esa conversación, en ese diálogo dialógico, son dos subjetivida<strong>de</strong>s las que se ponen<br />

en contacto.<br />

El investigador tiene vedado su objeto <strong>de</strong> estudio, la subjetividad <strong>de</strong>l sujeto, por<br />

dos situaciones complementarias.<br />

En primer lugar, tiene acceso únicamente a un sucedáneo <strong>de</strong> su objeto <strong>de</strong> estudio:<br />

la revelación que el otro le obsequia <strong>de</strong> su subjetividad o interioridad. Revelación<br />

que es obsequiada gracias a la relación dialógica que se pue<strong>de</strong> producir durante la<br />

entrevista. Sí y sólo sí, claro está, el investigador es capaz <strong>de</strong> crear una situación <strong>de</strong><br />

dialogo dialógico con el entrevistado. Esta revelación adquiere la forma <strong>de</strong> lenguaje.<br />

Pero el lenguaje no es, qué duda cabe, la subjetividad <strong>de</strong>l ser.<br />

Y segundo, aunque nuestro objeto <strong>de</strong> estudio fuera observable, o aunque<br />

dispusiéramos <strong>de</strong> <strong>los</strong> dispositivos observacionales que nos permitieran observarlo,<br />

<strong>de</strong> todos modos, no tendríamos acceso a él directamente. Esto, porque nuestra<br />

observación no es pura referencialidad <strong>de</strong> lo objetivo, comprendido como lo externo<br />

al sujeto. Nuestra observación está mediada, en primer lugar, por <strong>los</strong> sentidos: sólo<br />

captamos lo que el<strong>los</strong> nos permiten captar y <strong>de</strong>l modo en que el<strong>los</strong> pue<strong>de</strong>n captar.<br />

Pero a<strong>de</strong>más, el lenguaje es también mediación, en términos <strong>de</strong> que crea un mundo<br />

conceptual que no nos conduce a lo objetivo, sino a la forma en que una <strong>de</strong>terminada<br />

comunidad <strong>de</strong> sentido capta esa externalidad.<br />

El problema metodológico <strong>de</strong> lo cualitativo, en consecuencia, consiste en asumir<br />

que trabajamos con un sucedáneo <strong>de</strong> nuestro objeto <strong>de</strong> estudio.<br />

175


A falta <strong>de</strong> pan<br />

Recapitulemos: po<strong>de</strong>mos ver la acción pero no el sentido <strong>de</strong> la acción. Para llegar<br />

al sentido <strong>de</strong> la acción <strong>de</strong>bemos entrar al mundo simbólico <strong>de</strong>l otro. Entrar al mundo<br />

simbólico <strong>de</strong>l otro es entrar a su lenguaje.<br />

“Para el investigador social el lenguaje es instrumento y objeto” (1991: 102),<br />

escribió Ibáñez. No po<strong>de</strong>mos llegar más allá <strong>de</strong>l lenguaje, pero tampoco <strong>de</strong>bemos<br />

<strong>de</strong>tenernos antes.<br />

La condición <strong>de</strong> nuestro objeto <strong>de</strong> estudio no <strong>de</strong>be inmovilizarnos: refiere a un<br />

problema metodológico, no <strong>de</strong> otro tipo, ya que tiene que ver con una cuestión<br />

ontológica <strong>de</strong> la especificidad <strong>de</strong> lo que estudiamos. Y como dificultad metodológica,<br />

requiere imaginación.<br />

Por ello, sugiero verlo como un energizante para buscar una solución.<br />

En esta línea, es iluminadora la propuesta <strong>de</strong> Chartier, quien relativiza la capacidad<br />

<strong>de</strong> la Historia <strong>de</strong> construir una referencialidad directa al pasado. “Cuando sucumbe a<br />

”la quimera <strong>de</strong>l origen”, la historia arrastra, no siempre con clara conciencia <strong>de</strong> ello,<br />

varios presupuestos: que cada momento histórico es un todo homogéneo, dotado<br />

<strong>de</strong> una significación i<strong>de</strong>al y única, presente en cada una <strong>de</strong> las realida<strong>de</strong>s que lo<br />

componen y lo expresan; que el <strong>de</strong>venir histórico está organizado como un continuo<br />

necesario; que <strong>los</strong> hechos se enca<strong>de</strong>nan y se generan en un flujo ininterrumpido,<br />

lo que permite <strong>de</strong>cidir que uno <strong>de</strong> el<strong>los</strong> es la “causa” <strong>de</strong>l otro” (1995: 116 y 117). En<br />

virtud <strong>de</strong> lo anterior, una distinción: la Historia, <strong>de</strong>be enten<strong>de</strong>rse como una actividad<br />

que se relaciona unívocamente con el pasado; la historiografía, como el resultado<br />

<strong>de</strong> la acción <strong>de</strong> un sujeto por tratar <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su propia historicidad, la<br />

historicidad <strong>de</strong> otros.<br />

Enten<strong>de</strong>r así la ciencia, nos permite, con Ibáñez, asumir que “lo que se observa<br />

es la observación. Con lo que la observación se hace reflexiva. Si la observación<br />

colapsa la virtualidad ondulatoria <strong>de</strong>l objeto es una corpuscularidad actual, el sujeto<br />

y el objeto ya no son separables” (1991: 111).<br />

Somos sujetos investigando sujetos precisamente porque nuestro objeto <strong>de</strong><br />

estudio nos es vedado, y, a través <strong>de</strong> la entrevista, generamos un, reitero la figura,<br />

sucedáneo <strong>de</strong> ese objeto <strong>de</strong> estudio: un lenguaje, un habla.<br />

La consecuencia metodológica es que estamos imposibilitados <strong>de</strong> conocer, y<br />

sólo po<strong>de</strong>mos interpretar. Siguiendo a Geertz, “Creyendo con Max Weber que el<br />

hombre es un animal inserto en tramas <strong>de</strong> significación que él mismo ha tejido,<br />

consi<strong>de</strong>ro que la cultura es esa urdimbre y que el análisis <strong>de</strong> la cultura ha <strong>de</strong><br />

ser por lo tanto, no una ciencia experimental en busca <strong>de</strong> leyes, sino una ciencia<br />

interpretativa en busca <strong>de</strong> significaciones” (1992: 20).<br />

Digámoslo ahora en términos epistemológicos, al amparo <strong>de</strong> la propuesta<br />

176


hermenéutica <strong>de</strong> Gadamer, quien sitúa el Conocer en el ámbito <strong>de</strong> la Historicidad,<br />

lo cual lo <strong>de</strong>ja liberado “<strong>de</strong> las inhibiciones ontológicas <strong>de</strong>l prejuicio científico <strong>de</strong> la<br />

verdad” (2003: 331).<br />

Así, Conocer queda propuesto como un acto <strong>de</strong> interpretar, en cuanto siempre<br />

hay un sujeto <strong>de</strong> la observación; y quien observa (o lee un texto, en términos <strong>de</strong><br />

Gadamer) lo hace siempre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un lugar y con un arsenal <strong>de</strong> observación dado<br />

por su momento histórico: “El que quiere compren<strong>de</strong>r un texto realiza siempre un<br />

proyectar. (…) La comprensión <strong>de</strong> lo que pone en el texto consiste precisamente<br />

en la elaboración <strong>de</strong> este proyecto previo, que por supuesto tiene que ir siendo<br />

constantemente revisado en base a lo que vaya resultando conforme se avanza en<br />

la penetración <strong>de</strong>l sentido” (2003: 333).<br />

Des<strong>de</strong> la vereda metodológica, una referencia similar entrega Gid<strong>de</strong>ns:<br />

“La generación <strong>de</strong> <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong> actos por <strong>los</strong> actores cotidianos no es<br />

episódica respecto <strong>de</strong> la vida social como praxis en <strong>de</strong>sarrollo, sino que<br />

integra absolutamente su producción y es inseparable <strong>de</strong> esta, puesto que la<br />

caracterización <strong>de</strong> lo que otros hacen, y más restringidamente sus intenciones<br />

y razones para lo que hacen, es lo que posibilita la intersubjetividad por la cual<br />

se realiza la transferencia <strong>de</strong>l intento comunicativo. En estos términos se <strong>de</strong>be<br />

consi<strong>de</strong>rar la Verstehen: no como un método especial <strong>de</strong> entrada en el mundo<br />

social que es peculiar <strong>de</strong> las ciencias sociales, sino como la condición ontológica<br />

<strong>de</strong> la sociedad humana como es producida y reproducida por sus miembros”<br />

(2001: 182).<br />

La pregunta metodológica, en consecuencia, se radica en cómo hacer una mejor<br />

interpretación.<br />

Una pista la encuentro en la propuesta <strong>de</strong> Geertz <strong>de</strong> diferenciar <strong>de</strong>scripciones<br />

<strong>de</strong>nsas <strong>de</strong> superficiales. A éstas, las entien<strong>de</strong> como la pura <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la acción<br />

<strong>de</strong>l otro. A las <strong>de</strong>nsas, en tanto, como “una jerarquía estratificada <strong>de</strong> estructuras<br />

significativas” (1992: 22), que les permiten a <strong>los</strong> actores producir, percibir e interpretar<br />

la acción social en su contexto cultural.<br />

El investigador, en consecuencia, llega a un mundo que le es <strong>de</strong>sconocido. Su<br />

pura observación, como ya he dicho, le sirve únicamente para <strong>de</strong>scribir lo que ve.<br />

Para dar el paso hacia la comprensión o interpretación, <strong>de</strong>be asumir que su propia<br />

carga conceptual pue<strong>de</strong> transformarse en un estorbo, a menos que sea capaz <strong>de</strong><br />

enten<strong>de</strong>rla como aquello que, simultáneamente, le permite mirar, y le <strong>de</strong>forma la<br />

mirada.<br />

De modo tal que <strong>los</strong> conceptos <strong>de</strong> <strong>los</strong> cuales disponen estén preparados para la<br />

operación hermenéutica que propone Gadamer: “El que quiere compren<strong>de</strong>r un texto<br />

tiene que estar en principio dispuesto a <strong>de</strong>jarse <strong>de</strong>cir algo por él. Una conciencia<br />

formada hermenéuticamente tiene que mostrarse receptiva <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio para<br />

177


la alteridad <strong>de</strong>l texto. Pero esta receptividad no presupone ni “neutralidad” frente a<br />

las cosas ni tampoco autocancelación, sino que incluye una matizada incorporación<br />

<strong>de</strong> las propias opiniones previas y prejuicios. Lo que importa es hacerse cargo <strong>de</strong><br />

las propias anticipaciones, con el fin <strong>de</strong> que el texto mismo pueda presentarse en su<br />

alteridad y obtenga así la posibilidad <strong>de</strong> confrontar su verdad objetiva con las propias<br />

opiniones previas” (2003: 336).<br />

De lo contrario, estaríamos en una situación como la que grafica Miquel Rodrigo<br />

al relatar la siguiente historia: “Nain-in, un maestro japonés <strong>de</strong> la era Meiji (1868-<br />

1912) recibió cierto día la visita <strong>de</strong> un erudito, profesor en la Universidad, que venía<br />

a informarse acerca <strong>de</strong>l Zen. Nain-in sirvió el té. Colmó hasta el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la taza<br />

<strong>de</strong> su huésped, y entonces, en vez <strong>de</strong> <strong>de</strong>tenerse, siguió vertiendo té sobre ella con<br />

toda naturalidad. El erudito contemplaba absorto la escena, hasta que al fin no pudo<br />

contenerse más. “Está ya llena hasta <strong>los</strong> topes. No siga, por favor”. “Como esta taza<br />

- dijo entonces Nain - in - estás tú lleno <strong>de</strong> tus propias opiniones y especulaciones.<br />

¿Cómo podría enseñarle lo que es el Zen a menos que vacíes primero tu taza?”<br />

(1999: 10).<br />

Por qué rescatar el habla<br />

La preocupación por el lenguaje no es nueva, pero ha adquirido un vigor especial<br />

en este tiempo. Tiene que ver con la emergencia <strong>de</strong> <strong>los</strong> paradigmas interpretativos,<br />

sin duda, pero tiene que ver también con la propia fi<strong>los</strong>ofía <strong>de</strong>l lenguaje.<br />

Acá sin duda que influye el trabajo <strong>de</strong> Austin y <strong>los</strong> actos <strong>de</strong> habla. En su texto clásico<br />

(Cómo hacer cosas con palabras), repara en el hecho que “durante mucho tiempo <strong>los</strong><br />

filósofos han presupuesto que el papel <strong>de</strong> un “enunciado” sólo pue<strong>de</strong> ser “<strong>de</strong>scribir”<br />

algún estado <strong>de</strong> cosas, o “enunciar algún hecho” con verdad o falsedad” (1996:<br />

41). Sin embargo, asume, que el lenguaje no sólo es usado con fines <strong>de</strong>scriptivos,<br />

sino que también sirve para hacer algo, como ocurre con <strong>los</strong> actos ilocucionarios:<br />

“A menudo, e incluso normalmente, <strong>de</strong>cir algo producirá ciertas consecuencias o<br />

efectos sobre <strong>los</strong> sentimientos, pensamientos o acciones <strong>de</strong>l auditorio o <strong>de</strong> quien<br />

emite la expresión, o <strong>de</strong> otras personas” (Austin, 1996: 145).<br />

Para po<strong>de</strong>r interpretar la Entrevista, <strong>los</strong> actos <strong>de</strong>l habla, o la pragmática <strong>de</strong> la<br />

comunicación, nos servirán únicamente como aporte teórico. Ello, por cuanto nos<br />

permiten enten<strong>de</strong>r que el entrevistado no es un vocero <strong>de</strong> su subjetividad individual,<br />

sino <strong>de</strong> una intersubjetividad, esto es, <strong>de</strong> la subjetividad social o cultural <strong>de</strong> la que<br />

participa. Así, lo trataremos como un vocero social.<br />

Esto, en el entendido que, como ya fue dicho, nuestra cultura nos prepara no sólo<br />

para percibir, también nos prepara para hablar.<br />

Como expone Del Villar, existe un régimen <strong>de</strong> lo nombrable y <strong>de</strong> lo percibible, es<br />

178


<strong>de</strong>cir, “una construcción social <strong>de</strong> taxinomias perceptivas, y taxinomias lingüísticas,<br />

que pue<strong>de</strong>n estar o no en correspon<strong>de</strong>ncia. No es el espectáculo <strong>de</strong> la vida real o<br />

el grado <strong>de</strong> iconicidad <strong>de</strong>l objeto lo que hace posible la comprensión <strong>de</strong> <strong>los</strong> objetos,<br />

es la cultura quien establece la taxinomia, incluso la diferencia entre cualida<strong>de</strong>s<br />

sustantivas (rasgos pertinentes) y cualida<strong>de</strong>s adjetivas (rasgos irrelevantes) no es<br />

absoluta, sino que es propia <strong>de</strong> la cultura blanca” (s/f: versión digital). Así, el lenguaje<br />

lingüístico es entendido como un metacódigo inteligibilizador.<br />

Y este no es producto <strong>de</strong> un puro individuo, sino <strong>de</strong> las culturas, lo cual, permite a<br />

Stanley Fish proponer el concepto <strong>de</strong> Comunida<strong>de</strong>s Interpretativas, que Mirta Varela<br />

presenta como “integradas por aquel<strong>los</strong> que comparten estrategias interpretativas no<br />

para leer sino para escribir textos, para constituir sus propieda<strong>de</strong>s, en otras palabras,<br />

estas estrategias existen previamente al acto <strong>de</strong> leer y en consecuencia <strong>de</strong>terminan<br />

la forma <strong>de</strong> lo que se lee antes que -como se cree- a la inversa” (1999: 97).<br />

De modo tal que la lectura no es acto individual, sino que tanto el texto como<br />

la cultura establecen <strong>los</strong> límites <strong>de</strong> la interpretación. “El concepto <strong>de</strong> comunidad<br />

interpretativa es la respuesta (o la prevención) a <strong>los</strong> ataques <strong>de</strong> subjetivismo y<br />

<strong>de</strong>scontructivismo radical. Frente a aquel<strong>los</strong> que temen <strong>los</strong> efectos <strong>de</strong> una teoría<br />

que piense <strong>los</strong> sujetos interpretando libremente en soledad Fish opone <strong>los</strong> límites<br />

sociales <strong>de</strong> la comunidad interpretativa” (Varela, 1999: 97).<br />

En <strong>de</strong>finitiva, se trata <strong>de</strong> ver que participar en una sociedad implica necesariamente<br />

saber reconocer el or<strong>de</strong>n simbólico que hay en ella y que le permite funcionar. Es por<br />

esto que Geertz sostiene que la cultura es pública: “aunque contiene i<strong>de</strong>as, no existe<br />

en la cabeza <strong>de</strong> alguien; aunque no es física, no es una entidad oculta” (1992: 24).<br />

Des<strong>de</strong> una perspectiva pragmática, entonces, po<strong>de</strong>mos ubicar al lenguaje como<br />

aquel dispositivo que contiene <strong>los</strong> significados que <strong>los</strong> integrantes <strong>de</strong> una cultura<br />

requieren para ser consi<strong>de</strong>rados tales. De allí la importancia <strong>de</strong>l lenguaje: “El or<strong>de</strong>n<br />

social es <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l <strong>de</strong>cir: está hecho <strong>de</strong> dictados (que prescriben caminos) e<br />

interdicciones (que proscriben caminos). (…) Las distintas perspectivas son en<br />

función <strong>de</strong> cómo use el lenguaje como instrumento y cómo lo alcance como objeto”<br />

(Ibáñez, 1991: 101 y 102).<br />

Por esto, a la sicología social construccionista le ha parecido más conveniente<br />

hablar <strong>de</strong> repertorios interpretativos que <strong>de</strong> comunida<strong>de</strong>s interpretativas, ya que<br />

es un concepto que da mejor cuenta <strong>de</strong>l aspecto productivo, y no <strong>de</strong> apropiación,<br />

que implica el lenguaje. “Los repertorios interpretativos se pue<strong>de</strong>n consi<strong>de</strong>rar<br />

como <strong>los</strong> elementos esenciales que <strong>los</strong> hablantes utilizan para construir versiones<br />

<strong>de</strong> las acciones, <strong>los</strong> procesos cognitivos y otros fenómenos. Cualquier repertorio<br />

interpretativo <strong>de</strong>terminado está constituido por una restringida gama <strong>de</strong> términos<br />

usados <strong>de</strong> manera estilística y gramaticalmente específica. Normalmente estos<br />

términos <strong>de</strong>rivan <strong>de</strong> una o más metáforas clave, y la presencia <strong>de</strong> un repertorio a<br />

179


menudo está señalada por ciertos tropos o figuras <strong>de</strong>l discurso” (Wetherell y Potter,<br />

1996: p. 66).<br />

Este constreñimiento cultural respecto al régimen <strong>de</strong> lo nombrable, <strong>de</strong> lo que<br />

po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir, es lo que justifica nuestra ubicación <strong>de</strong>l entrevistado como Vocero<br />

Social.<br />

Ya estamos en condiciones <strong>de</strong> comenzar con la estrategia <strong>de</strong> interpretación <strong>de</strong> la<br />

entrevista.<br />

Transcribo, luego ¿qué?<br />

Terminada la entrevista, y seguramente satisfechos y vueltos a confirmar en<br />

nuestra capacidad <strong>de</strong> generar empatía con nuestros entrevistados, <strong>los</strong> investigadores,<br />

o nuestros ayudantes, nos vemos en la misma tarea: transcribir la entrevista, o<br />

<strong>de</strong>scasetearla.<br />

Una vez <strong>de</strong>scaseteada, lo que tenemos como objeto <strong>de</strong> estudio son papeles<br />

escritos, en <strong>de</strong>finitiva, impresos, son textos, y empieza nuestro drama: qué hago con<br />

ese texto, y cómo me las arreglo para dar vali<strong>de</strong>z a <strong>los</strong> resultados.<br />

Partamos con una observación general. Hacer investigación cualitativa, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

la perspectiva que vengo exponiendo, <strong>de</strong>manda, inexorablemente, hacer análisis<br />

<strong>de</strong> discurso, es <strong>de</strong>cir, analizar el texto escrito en que transformamos la entrevista al<br />

transcribir la conversación. Ello, por lo ya dicho: el lenguaje aparece como nuestro<br />

verda<strong>de</strong>ro objeto <strong>de</strong> estudio.<br />

Analizar interpretativamente el texto, exige tener presente qué es lo que se busca<br />

encontrar en él. Como ya planteé, no entrevistamos para conocer las respuestas <strong>de</strong>l<br />

entrevistado a nuestras preguntas.<br />

No interesan las respuestas como dato, por tres motivos.<br />

Primero, en una relación <strong>de</strong> entrevista, la pregunta sesga. “Aunque la respuesta<br />

particular no esté sugerida, el conjunto <strong>de</strong> respuestas está <strong>de</strong>terminado por la<br />

pregunta. La pregunta es la frontera que transforma una colección <strong>de</strong> respuestas<br />

en conjunto, lo que proscribe todas las respuestas que no se ajusten a la forma <strong>de</strong>l<br />

conjunto” (Ibáñez, 1991: 151).<br />

Segundo, porque el entrevistado estará tentado a contestar lo políticamente<br />

correcto. En este sentido, ayuda la hipótesis <strong>de</strong>l silencio, que <strong>de</strong>sarrolla la alemana<br />

Noelle-Neumann: “La teoría <strong>de</strong> la espiral <strong>de</strong>l silencio se apoya en el supuesto <strong>de</strong> que<br />

la sociedad -y no sólo <strong>los</strong> grupos en que <strong>los</strong> miembros se conocen mutuamenteamenaza<br />

con el aislamiento y la exclusión a <strong>los</strong> individuos que se <strong>de</strong>svían <strong>de</strong>l<br />

consenso. (...) Este miedo al aislamiento hace que la gente intente comprobar<br />

constantemente qué opiniones y modos <strong>de</strong> comportamiento son aprobados o<br />

180


<strong>de</strong>saprobados en su medio, y qué opiniones y formas <strong>de</strong> comportamiento están<br />

ganando o perdiendo fuerza” (1995: 259).<br />

Y tercero, porque andamos buscando otra cosa. Ya se dijo que la entrevista<br />

interesa como artificio para permitir que el investigador pueda registrar el habla<br />

sobre un tema <strong>de</strong>terminado.<br />

Esta habla nos permite realizar sobre ella lo que Verón llama semiosis social, que<br />

metodológicamente se traduce en que “la posibilidad <strong>de</strong> todo análisis <strong>de</strong>l sentido<br />

<strong>de</strong>scansa sobre la hipótesis según la cual el sistema productivo <strong>de</strong>ja huellas en<br />

<strong>los</strong> productos y que el primero pue<strong>de</strong> ser (fragmentariamente) reconstruido a partir<br />

<strong>de</strong> una manipulación <strong>de</strong> <strong>los</strong> segundos. Dicho <strong>de</strong> otro modo, analizando productos,<br />

apuntamos a procesos” (1993: 124). Y aña<strong>de</strong>: “sólo en el nivel <strong>de</strong> la discursividad, el<br />

sentido manifiesta sus <strong>de</strong>terminaciones sociales y <strong>los</strong> fenómenos sociales <strong>de</strong>velan<br />

su dimensión significante. Es por ello que una sociosemiótica sólo pue<strong>de</strong> ser una<br />

teoría <strong>de</strong> la producción <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos sociales” (Verón, 1993: 126).<br />

El discurso que el entrevistado produjo durante la entrevista, entonces, pue<strong>de</strong> ser<br />

entendido como un discurso social, en términos <strong>de</strong> que él nos permite recuperar la<br />

información semántica con que operan <strong>los</strong> hablantes (Murillo, 2004: 370).<br />

Acá po<strong>de</strong>mos aprovechar las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> Eco respecto al Lector Mo<strong>de</strong>lo, es <strong>de</strong>cir, a<br />

la cooperación interpretativa que el autor presupone <strong>de</strong>l lector a la hora <strong>de</strong> producir<br />

su texto 8 . “Para organizar su estrategia textual, un autor <strong>de</strong>be referirse a una serie <strong>de</strong><br />

competencias (expresión más amplia que “conocimiento <strong>de</strong> <strong>los</strong> códigos”) capaces<br />

<strong>de</strong> dar contenido a las expresiones que utiliza. Debe suponer que el conjunto <strong>de</strong><br />

competencias a que se refiere es el mismo al que se refiere su lector” (1993: 80).<br />

En la propuesta interpretativa que formulo, el acento <strong>de</strong>berá estar sobre lo No<br />

Dicho: “significa no manifiesto en la superficie, en el plano <strong>de</strong> la expresión: pero<br />

precisamente son esos elementos no dichos <strong>los</strong> que <strong>de</strong>ben actualizarse en la etapa<br />

<strong>de</strong> la actualización <strong>de</strong> contenido” (Eco, 1993: 74).<br />

En consecuencia, el entrevistado es un Vocero Social en tanto ocupa <strong>los</strong> tácitos<br />

propios <strong>de</strong>l repertorio interpretativo <strong>de</strong>l grupo social al que pertenece. La labor<br />

<strong>de</strong>l analista, entonces, consiste precisamente en ser capaz <strong>de</strong> encontrar dichos<br />

tácitos.<br />

Representaciones y Mentalidad<br />

Hasta aquí he planteado que no se trata <strong>de</strong> buscar significación en la estructura,<br />

sino las huellas <strong>de</strong> subjetividad, en tanto particularida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su grupo social, que el<br />

sujeto puso en su relato.<br />

8 Si bien Eco está pensando en <strong>los</strong> textos escritos, y no en las transcripciones <strong>de</strong> entrevistas, estimo que se pue<strong>de</strong>n aprovechar<br />

sus aportes.<br />

181


Si pensamos en particularida<strong>de</strong>s, pensamos en un tipo <strong>de</strong> conocimiento que es<br />

compartido por un grupo específico. El concepto <strong>de</strong> representación social será útil<br />

en esta etapa.<br />

Jo<strong>de</strong>let (1991) expone que la representación social, en cuanto conocimiento social,<br />

“se constituye a partir <strong>de</strong> nuestras experiencias, pero también <strong>de</strong> las informaciones,<br />

conocimientos y mo<strong>de</strong><strong>los</strong> <strong>de</strong> pensamiento que recibimos y transmitimos a través <strong>de</strong><br />

la tradición, la educación y la comunicación social. De este modo, este conocimiento<br />

es, en muchos aspectos, un conocimiento socialmente elaborado y compartido”<br />

(1991: 473).<br />

Como sostiene Mora, “es una modalidad particular <strong>de</strong>l conocimiento, cuya función<br />

es la elaboración <strong>de</strong> <strong>los</strong> comportamientos y la comunicación entre <strong>los</strong> individuos.<br />

(…) es el conocimiento <strong>de</strong> sentido común que tiene como objetivos comunicar, estar<br />

al día y sentirse <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l ambiente social y que se origina en el intercambio <strong>de</strong><br />

comunicaciones <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l grupo social. Es una forma <strong>de</strong> conocimiento a través <strong>de</strong><br />

la cual quien conoce se coloca <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> lo que conoce” (2002: 7).<br />

Esta dimensión social <strong>de</strong>l conocimiento que nos propone la Representación Social<br />

“se traduce en el significado y la utilidad que les son conferidos a las representaciones.<br />

También incluye la integración cognoscitiva <strong>de</strong>l objeto representado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l<br />

sistema <strong>de</strong> pensamiento preexistente y las transformaciones que experimente”<br />

(Peña y Gonzales, 2004: 329).<br />

Las representaciones sociales, en este sentido, permiten una operación clave<br />

para la investigación social. Esta es, unir al individuo con el conglomerado mayor:<br />

“Se plantea entonces <strong>de</strong> una forma nueva la relación entre la conciencia y el<br />

pensamiento, cercana a la <strong>de</strong> <strong>los</strong> sociólogos <strong>de</strong> tradición durkheimiana, que pone<br />

el acento sobre <strong>los</strong> esquemas o <strong>los</strong> contenidos <strong>de</strong>l pensamiento que, aunque se<br />

enuncien en el modo individual, son en realidad <strong>los</strong> condicionamientos no conocidos<br />

e interiorizados que hacen que un grupo o una sociedad comparta, sin necesidad <strong>de</strong><br />

que sea explícito, un sistema <strong>de</strong> representaciones y un sistema <strong>de</strong> valores” (Chartier,<br />

1992: 151).<br />

Condicionamientos, en términos <strong>de</strong> que, según Chartier, tienen impacto sobre<br />

la acción, ya que, como afirma al estudiar <strong>los</strong> orígenes culturales <strong>de</strong> la revolución<br />

francesa, “no es en modo alguno establecer sus causas, sino más bien situar algunas<br />

<strong>de</strong> las condiciones que la hicieron posible, posible por ser pensable” (1995: 14).<br />

Es <strong>de</strong>cir, existe una cierta relación entre <strong>los</strong> paradigmas en <strong>los</strong> que nos movemos,<br />

y las acciones que efectuamos. Así, <strong>de</strong> las representaciones po<strong>de</strong>mos llegar a<br />

la práctica, y acá el concepto <strong>de</strong> Mentalidad, en Chartier, operará como aquella<br />

unidad mayor que permite englobar las distintas representaciones, y que “regula, sin<br />

explicitarse, las representaciones y <strong>los</strong> juicios <strong>de</strong> sujetos en sociedad” (1992: 23).<br />

Noción <strong>de</strong> Mentalidad, similar a la <strong>de</strong> universo simbólico que sugieren Berger y<br />

182


Luckmann. Estos autores sostienen que se requiere una función <strong>de</strong> legitimación en<br />

el conocimiento cotidiano, que “consiste en lograr que las objetivaciones <strong>de</strong> “primer<br />

or<strong>de</strong>n” ya institucionalizadas lleguen a ser objetivamente disponibles y subjetivamente<br />

plausibles” (1995: 102 y 121). Si no cumplieran la segunda, claro, el conocimiento<br />

cotidiano no nos permitiría funcionar con éxito en la vida cotidiana, es <strong>de</strong>cir, “explica<br />

el or<strong>de</strong>n institucional atribuyendo vali<strong>de</strong>z cognoscitiva a sus significados objetivados.<br />

La legitimación justifica el or<strong>de</strong>n institucional adjudicando dignidad normativa a sus<br />

imperativos prácticos” (Berger y Luckmann, 1995: 122).<br />

Y el Universo Simbólico se ubica en el mayor nivel <strong>de</strong> legitimación, por cuanto “son<br />

cuerpos <strong>de</strong> tradición teórica que integran zonas <strong>de</strong> significado diferentes y abarcan<br />

el or<strong>de</strong>n institucional en una totalidad simbólica” (Berger y Luckmann, 1995: 124).<br />

Partir <strong>de</strong> las Representaciones, para alcanzar luego la Mentalidad, o el Universo<br />

Simbólico, ofrece un itinerario para llegar a compren<strong>de</strong>r el registro que <strong>los</strong> individuos<br />

<strong>de</strong> un mismo grupo social comparten para explicarse el sentido <strong>de</strong> su acción, y por<br />

lo tanto, aquello que les permite hacer posibles ciertas cuestiones, posible porque es<br />

pensable. Y esto es lo que po<strong>de</strong>mos compren<strong>de</strong>r.<br />

Hermenéutica: una propuesta metodológica<br />

¿Cómo encontrar las marcas sociales en el discurso, es <strong>de</strong>cir, en la entrevista<br />

transcrita?<br />

La parte medular <strong>de</strong>l método <strong>de</strong>be hacerse teniendo en cuenta, como dicen<br />

Taylor y Bogdan, que el científico social cualitativo es alentado a crear su propio<br />

método: “Se siguen lineamientos orientadores, pero no reglas. Los métodos sirven<br />

al investigador; nunca es el investigador el esclavo <strong>de</strong> un procedimiento o técnica”<br />

(1986: 23)<br />

Entonces, correspon<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r que en la literatura se encontrarán referentes<br />

teóricos o conceptuales, que aportan más como una estrategia que como un método<br />

propiamente tal.<br />

En este sentido, cabe tener presente que el análisis <strong>de</strong> discurso pue<strong>de</strong> tener tanto<br />

un fin <strong>de</strong>scriptivo como un fin inferencial, y constituye una técnica eminentemente<br />

cualitativa que no está limitada al contenido manifiesto <strong>de</strong> <strong>los</strong> mensajes sino que<br />

pue<strong>de</strong> exten<strong>de</strong>rse a su contenido latente.<br />

Acá, las mayores recomendaciones las recojo <strong>de</strong> la Hermenéutica. En especial,<br />

<strong>de</strong> la insistencia <strong>de</strong> Gadamer en que cuando se analiza, “lo que uno entien<strong>de</strong> es que<br />

está comprendiendo el texto mismo. Pero esto quiere <strong>de</strong>cir que en la resurrección<br />

<strong>de</strong>l sentido <strong>de</strong>l texto se encuentran ya siempre implicadas las i<strong>de</strong>as propias <strong>de</strong>l<br />

intérprete. El horizonte <strong>de</strong> éste resulta <strong>de</strong> este modo siempre <strong>de</strong>terminante, pero<br />

tampoco él pue<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rse a su vez como un punto <strong>de</strong> vista propio que se<br />

mantiene o impone, sino más bien como una opinión o posibilidad que uno pone en<br />

183


juego y que ayudará a apropiarse <strong>de</strong> verdad <strong>de</strong> lo que dice el texto” (2003: 467).<br />

Sin embargo, esto tiene, precisamente por ubicarse únicamente en un nivel <strong>de</strong><br />

recomendación, un problema metodológico, ya que “aunque pue<strong>de</strong> pensarse que<br />

el acto <strong>de</strong> interpretación es una reducción fenomenológica que extrae una esencia<br />

textual, <strong>los</strong> pasos <strong>de</strong> la reducción con frecuencia no están explícitos. Como resultado<br />

<strong>de</strong> ello, no pue<strong>de</strong> normalmente convertirse <strong>de</strong> modo significativo en un objeto <strong>de</strong><br />

(<strong>de</strong>s)acuerdo intersubjetivo en el seno <strong>de</strong> una comunidad científica o en foro público.<br />

Lo que ocurre más bien es que la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> una interpretación <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> una<br />

confianza más universal en la pericia y la sensibilidad <strong>de</strong>l erudito, su legitimidad<br />

y su autoridad, o, quizás, <strong>de</strong> una sensación <strong>de</strong> que la interpretación es original y<br />

estimulante” (Jensen, 1993: 43).<br />

Pero por otro lado se corre el riesgo <strong>de</strong> pensar que existe un modo <strong>de</strong> objetivar la<br />

comprensión, olvidando que la comprensión siempre será comprensión.<br />

En <strong>de</strong>finitiva, la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> la interpretación seguirá radicada en dos cuestiones.<br />

Una, la calidad <strong>de</strong> la teoría que permita sustentar tanto la interpretación como<br />

el método. Esto es, tanto la comprensión <strong>de</strong>l lenguaje como espacio <strong>de</strong> mediación<br />

simbólica, como el ámbito propio <strong>de</strong> la investigación. Esto garantiza, la interpretación<br />

erudita.<br />

Sin el soporte teórico, lo analizado no respon<strong>de</strong> a un marco interpretativo que<br />

permita hacer juicios sobre su vali<strong>de</strong>z. A esto se refiere Geertz cuando expone que<br />

“el vicio dominante <strong>de</strong> <strong>los</strong> enfoques interpretativos <strong>de</strong> cualquier cosa -literatura,<br />

sueños, síntomas, cultura- consiste en que tales enfoques tien<strong>de</strong>n a resistir (o se les<br />

pue<strong>de</strong> resistir) la articulación conceptual y a escapar así a <strong>los</strong> modos sistemáticos <strong>de</strong><br />

evaluación. (…) Aprisionada en lo inmediato <strong>de</strong> <strong>los</strong> propios <strong>de</strong>talles, la interpretación<br />

es presentada como válida en sí misma o, lo que es peor, como validada por la<br />

supuestamente <strong>de</strong>sarrollada sensibilidad <strong>de</strong> la persona que la presente; todo<br />

intento <strong>de</strong> formular la interpretación en términos que no sean <strong>los</strong> suyos propios<br />

es consi<strong>de</strong>rado una parodia o, para <strong>de</strong>cirlo con la expresión más severa que usan<br />

<strong>los</strong> antropólogos para <strong>de</strong>signar el abuso moral, como un intento etnocéntrico”<br />

(1992: 35).<br />

Como se <strong>de</strong>sarrollará más a<strong>de</strong>lante, lo importante <strong>de</strong>l apoyo conceptual es<br />

alcanzar una operacionalización fundada <strong>de</strong> <strong>los</strong> conceptos, para llevar a<strong>de</strong>lante el<br />

análisis interpretativo.<br />

Y dos, la <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong> plausibilidad que podamos ofrecer <strong>de</strong> la inferencia<br />

realizada <strong>de</strong> la entrevista. Inferencia, la entiendo como “el término colectivo para<br />

toda la información implícita que pue<strong>de</strong> aprehen<strong>de</strong>rse a partir <strong>de</strong> un discurso. El<br />

término inferencia (<strong>de</strong>l latín “inferre” que significa “llevar a<strong>de</strong>ntro”) se utiliza para<br />

<strong>de</strong>notar el fenómeno <strong>de</strong> que el discurso apela a conocimientos o datos que pue<strong>de</strong>n<br />

utilizarse para compren<strong>de</strong>r la información” (Renkema, 1999: 201).<br />

184


La particularidad <strong>de</strong> la inferencia en el análisis interpretativo que propongo, está<br />

en que el investigador se ubica fuera <strong>de</strong>l repertorio interpretativo en que se mueve<br />

el entrevistado. Por lo tanto, su labor es hacer latente <strong>los</strong> contenidos implícitos <strong>de</strong>l<br />

discurso. Y así dar con aquello que permite sostener la representación social a la<br />

cual el entrevistado apela.<br />

Pereña, en un texto que sirve <strong>de</strong> homenaje a Jesús Ibáñez 9 , llama a este tránsito<br />

pasar <strong>de</strong> la significación al sentido, que lo ejemplifica sicoanalíticamente diciendo<br />

que equivale a abandonar el síntoma, para dar con el fantasma.<br />

Para graficar su propuesta, Pereña cita una anécdota que le escuchó relatar al<br />

propio Ibáñez:<br />

“He aquí un alemán <strong>de</strong> origen judío que acu<strong>de</strong> a un amigo alemán <strong>de</strong> origen ario<br />

para comunicarle su <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> abandonar Alemania. Ante la sorpresa <strong>de</strong>l amigo,<br />

que le arguye que nadie persigue a <strong>los</strong> judíos y que incluso le tilda <strong>de</strong> paranoico, el<br />

judío en cuestión le cuenta lo siguiente:<br />

- Hice un muestreo en la población y les pregunté si les parecía correcto la<br />

eliminación <strong>de</strong> judíos y farmacéuticos.<br />

En ese momento el amigo le interrumpe:<br />

- ¿Por qué <strong>los</strong> farmacéuticos?<br />

A lo que el judío respon<strong>de</strong>:<br />

- Justamente eso preguntaron <strong>los</strong> encuestados. ¿Ves entonces que <strong>de</strong>bo<br />

irme?” 10<br />

El alemán <strong>de</strong> origen judío <strong>de</strong> la anécdota realiza, sin duda, una inferencia<br />

hermenéutica <strong>de</strong> las respuestas <strong>de</strong> sus encuestados, y gracias a ella es capaz <strong>de</strong><br />

construir el tácito que permite que una cierta representación <strong>de</strong> judío se instale en<br />

esa comunidad <strong>de</strong> sentido: es factible pensar que <strong>los</strong> judíos son eliminables.<br />

Pasar <strong>de</strong>l síntoma al fantasma aporta a reconocer <strong>los</strong> tácitos, en la medida que es<br />

una táctica para i<strong>de</strong>ntificar aquello que permite al sujeto <strong>de</strong>cir lo que dice, es <strong>de</strong>cir, da<br />

cuenta <strong>de</strong> aquella parte naturalizada <strong>de</strong>l conocimiento social <strong>de</strong>l cual el entrevistado<br />

es portador. Esto es, <strong>de</strong> la representación social a la que apela para construir su<br />

discurso, y que entien<strong>de</strong> que el otro podrá llenar sin mayor complicación.<br />

Grafiquemos lo recién afirmado con un segundo ejemplo 11 . En la primera parte <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> ’80, Raquel Correa entrevistó para el cuerpo <strong>de</strong> reportajes <strong>de</strong> El Mercurio a la que<br />

se suponía iba a encabezar el Ministerio <strong>de</strong> la Familia que iba a crear Pinochet. A<br />

ella, Correa le pregunta su posición sobre el aborto, a lo que le manifiesta su rechazo.<br />

Ante una nueva interrogante <strong>de</strong> la periodista, afirma que jamás recomendaría a su<br />

9 Pereña, Francisco; Jesús Ibáñez: <strong>de</strong> la significación al sentido (s/f), en http://www.hartza.com/ibanez.htm<br />

(visitado el 15 <strong>de</strong> Agosto <strong>de</strong> 2003).<br />

10 Se pue<strong>de</strong> encontrar en el mismo sitio.<br />

11 No logré dar con el documento, así que lo reconstruiré <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mi memoria.<br />

185


hija practicar un aborto. ¿Ni aunque fuera fruto <strong>de</strong> una violación?, contrapregunta<br />

Correa. Y contesta: “Ni aunque la violara un negro”.<br />

Acá el tácito es muy evi<strong>de</strong>nte: el racismo es lo que a la entrevistada le permite<br />

<strong>de</strong>cir lo que dice. Con ello, obtenemos un dato adicional: <strong>los</strong> indicadores <strong>de</strong> calidad<br />

a <strong>los</strong> que el sujeto apela en la construcción <strong>de</strong> su discurso, son gran<strong>de</strong>s reveladores<br />

<strong>de</strong> tácitos, en la medida que permiten dar cuenta <strong>de</strong> esa parte naturalizada <strong>de</strong> la<br />

construcción social.<br />

Demos un nuevo paso: Barthes (1980) sugiere tratar al texto no como una sola<br />

unidad, sino por unida<strong>de</strong>s menores (lexias) que <strong>de</strong>n cuenta <strong>de</strong> su pluralidad. “Por<br />

lo tanto, las unida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> sentido (las connotaciones), <strong>de</strong>sgranadas por separado<br />

en cada lexia, no serán reagrupadas, provistas <strong>de</strong> un meta-sentido, tratando <strong>de</strong><br />

darles una construcción final (solamente podrán reagruparse, en anexo, aquellas<br />

secuencias cuya continuación haya podido per<strong>de</strong>rse por el hilo <strong>de</strong>l texto-tutor”<br />

(1980: 10).<br />

Ahora bien, cómo encontrar las lexis en la entrevista transcrita.<br />

Esto nos recuerda que el análisis interpretativo se juega en dos momentos.<br />

Primero, en la elaboración <strong>de</strong> un mapa que nos ayu<strong>de</strong> a sostener la conversación o<br />

a realizar la entrevista. Y segundo, en el tratamiento propiamente tal <strong>de</strong> la entrevista<br />

transcrita.<br />

Vamos a la planeación <strong>de</strong> la entrevista. La investigación posee objetivos generales,<br />

y objetivos específicos, <strong>los</strong> que otorgan claridad sobre <strong>los</strong> motivos para conversar<br />

con la otra persona, o dicho con menos eufemismo, pedirle que produzca, en cuanto<br />

vocero social, un discurso.<br />

Un modo útil <strong>de</strong> operacionalizar esto es levantar Dimensiones y Categorías que<br />

nos permitan diseñar el mapa completo <strong>de</strong> la conversación. Es <strong>de</strong>cir, su justificación<br />

metodológica.<br />

Usaré un juego <strong>de</strong> palabras para exponer la operacionalización. Las dimensiones<br />

son la primera operacionalización <strong>de</strong> la pregunta <strong>de</strong> investigación o, bajo otra<br />

formalización, <strong>de</strong> su objetivo general. Las dimensiones, entonces, correspon<strong>de</strong>n a<br />

<strong>los</strong> objetivos específicos: aquel<strong>los</strong> que contestados en su conjunto me permitirán<br />

abordar el objetivo general.<br />

Así, las dimensiones se pue<strong>de</strong>n operacionalizar mediante la siguiente pregunta:<br />

qué quiero saber.<br />

En el siguiente paso <strong>de</strong> la operacionalización se levantan las categorías mediante<br />

otra pregunta: qué necesito saber para saber lo que quiero saber.<br />

Y finalmente, surge el instrumento propiamente tal, es <strong>de</strong>cir, aquello que servirá<br />

para provocar la producción <strong>de</strong>l discurso por parte <strong>de</strong>l entrevistado. Para esta última<br />

etapa <strong>de</strong> operacionalización, sugiero otra pregunta: qué necesito hacer para saber<br />

186


lo que necesito saber para saber lo que quiero saber.<br />

Este juego <strong>de</strong> palabras (qué quiero saber, qué necesito saber y qué necesito<br />

hacer), nos permite construir una trama don<strong>de</strong> podremos ubicar las representaciones<br />

que sepamos inferir <strong>de</strong>l texto gracias a nuestra interpretación.<br />

Apliquemos lo dicho.<br />

Para esto acudo a una tesina reciente, en la que fui Profesor Guía, realizada en la<br />

Escuela <strong>de</strong> Periodismo <strong>de</strong> la Pontificia Universidad Católica <strong>de</strong> Valparaíso (Contreras y<br />

Rodríguez, 2006), la cual buscó “conocer y compren<strong>de</strong>r las mentalida<strong>de</strong>s que subyacen<br />

en quienes llevan a cabo la comunicación radial comunitaria en la provincia <strong>de</strong> Valparaíso,<br />

y a partir <strong>de</strong> ello, compren<strong>de</strong>r el potencial comunitario <strong>de</strong> su práctica comunicativa”<br />

(2006: 46).<br />

Una <strong>de</strong> las dimensiones propuestas fue Relación Comunicativa. Una <strong>de</strong> las<br />

Categorías para esta dimensión fue Valoración <strong>de</strong> la Comunicación (Contreras y<br />

Rodríguez, 2006: 62).<br />

De las entrevistas realizadas, extrajeron una serie <strong>de</strong> citas (lexis) referidas a dicha<br />

categoría. En un gran número <strong>de</strong> ellas, <strong>los</strong> entrevistados coinci<strong>de</strong>n en la oportunidad<br />

<strong>de</strong> transmisión que la Comunicación ofrece a <strong>los</strong> productores radiofónicos:<br />

“transmitir según lo que nosotros creemos que se va a ir organizando en la parrilla”,<br />

“instalar temas en la agenda”, “entregamos noticias que muchas veces le vienen a<br />

la gente”, “difundir cosas necesarias para la dueña <strong>de</strong> casa” (Contreras y Rodríguez,<br />

2006: 73).<br />

El tácito que las investigadoras encontraron en estas lexis se vincula con una<br />

comprensión lineal <strong>de</strong> la Comunicación, sintetizada en el conocido esquema Emisor-<br />

Mensaje-Receptor. Si <strong>los</strong> entrevistados no comprendieran así la comunicación, no<br />

habrían realizado dichas afirmaciones: es lo que les permite <strong>de</strong>cir lo que dicen.<br />

Las investigadoras contrastaron esta comprensión <strong>de</strong> <strong>los</strong> entrevistados con las<br />

corrientes <strong>de</strong> Comunicación para el Desarrollo latinoamericanas, que entien<strong>de</strong>n<br />

la comunicación como lo que permite construir significados compartidos para una<br />

acción común. Esto lo pudieron hacer gracias a la discusión teórica, que les permitió<br />

justificar la incorporación <strong>de</strong> esta categoría en el estudio.<br />

Así, en términos <strong>de</strong> producción teórica, este análisis interpretativo <strong>de</strong> entrevistas,<br />

busca aprovechar la propuesta <strong>de</strong> doble hermenéutica <strong>de</strong> Gid<strong>de</strong>ns: “Todo esquema<br />

teórico <strong>de</strong> las ciencias naturales o sociales es en cierto sentido una forma <strong>de</strong> vida en<br />

sí mismo, cuyos conceptos tienen que ser dominados como un modo <strong>de</strong> actividad<br />

práctica que genera <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong> tipo específicos. (…) La sociología, no obstante,<br />

se ocupa <strong>de</strong> un universo que ya está constituido <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> marcos <strong>de</strong> sentido por <strong>los</strong><br />

actores sociales mismos, y reinterpreta esos marcos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sus propios esquemas<br />

teóricos, mediante el lenguaje corriente y el técnico. Esta hermenéutica doble es<br />

<strong>de</strong> una consi<strong>de</strong>rable complejidad, porque la conexión no establece una circulación<br />

187


<strong>de</strong> sentido único; hay un continuo “<strong>de</strong>slizamiento” <strong>de</strong> <strong>los</strong> conceptos construidos en<br />

sociología, por el cual se apropian <strong>de</strong> el<strong>los</strong> aquel<strong>los</strong> individuos para el análisis <strong>de</strong><br />

cuya conducta fueron originalmente acuñados, y así tien<strong>de</strong>n a convertirse en rasgos<br />

integrales <strong>de</strong> esa conducta” (2001: 194).<br />

Es <strong>de</strong>cir, i<strong>de</strong>ntificar <strong>los</strong> tácitos a la luz <strong>de</strong> una cierta teoría permite <strong>de</strong>volver <strong>los</strong><br />

resultados a la propia sociedad investigada, <strong>de</strong> modo que puedan aprovechar<strong>los</strong><br />

para fortalecer la acción que llevan a<strong>de</strong>lante en pos <strong>de</strong> conseguir su concepto <strong>de</strong><br />

bienestar. Aplicada la acción, el grupo estará en presencia <strong>de</strong> una nueva posición<br />

que requerirá <strong>de</strong> nuevas categorías conceptuales para abordar metodológicamente<br />

la situación social.<br />

A modo <strong>de</strong> cierre<br />

La interpretación siempre será un acto <strong>de</strong> subjetividad, y por lo tanto, como expone<br />

el mismo Jensen, “aunque las categorías <strong>de</strong> análisis tienen así su razón <strong>de</strong> ser en<br />

teorías <strong>de</strong> la subjetividad y <strong>de</strong>l contexto social, el medio principal <strong>de</strong> la investigación<br />

sigue siendo la interpretación erudita” (1993: 39).<br />

Un modo <strong>de</strong> hacer rendir esta observación es asumiendo que quien interpreta lo<br />

hace siempre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> algún lugar. Así, será más obvio que Investigar es no sólo una<br />

oportunidad <strong>de</strong> introducirme a otros mundos <strong>de</strong> vida, sino también aprovechar la<br />

oportunidad <strong>de</strong> permitir a mi propio mundo <strong>de</strong> vida crecer en riqueza.<br />

Como sostiene Geertz, “la finalidad <strong>de</strong> la antropología consiste en ampliar<br />

el universo <strong>de</strong>l discurso humano. (…) se trata <strong>de</strong> una meta a la que se ajusta<br />

peculiarmente bien el concepto semiótico <strong>de</strong> cultura” (1992: 27).<br />

Para llegar a esto requiero una disposición a abrirme a <strong>los</strong> sentidos que el otro<br />

tiene para su acción, y por lo tanto, asumir que mi objeto <strong>de</strong> estudio, esa subjetividad<br />

otra, está mediada por el lenguaje, y que me permite un Conocer que no es más<br />

que un Interpretar: “operatoriamente, <strong>los</strong> sentidos que encuentro (en el texto) no son<br />

comprobados por “mí” ni por otros, sino por su marca sistemática: no hay más prueba<br />

<strong>de</strong> una lectura que la calidad y resistencia <strong>de</strong> su sistemática; en otras palabras,<br />

que su funcionamiento. En efecto, leer es un trabajo <strong>de</strong> lenguaje. Leer es encontrar<br />

sentidos, y encontrar sentidos es <strong>de</strong>signar<strong>los</strong>” (Barthes, 1980: 7).<br />

Claramente, esto pue<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rse como una limitación metodológica, pues<br />

enmarca seriamente <strong>los</strong> resultados <strong>de</strong> una investigación. Pero por otra, pue<strong>de</strong><br />

enten<strong>de</strong>rse como una subjetivación <strong>de</strong> la Ciencia, en términos <strong>de</strong> que es una actividad<br />

humanizadora por excelencia, ya que reúne, dialógicamente, dos subjetivida<strong>de</strong>s: la<br />

<strong>de</strong>l que investiga, y la <strong>de</strong>l que se obsequia para ser investigado.<br />

Y este encuentro es humanizador porque permite a ambos crecer. Al investigador,<br />

porque le ayuda a ver la utilidad <strong>de</strong> sus conceptos y dispositivos metodológicos, y<br />

188


al investigado, porque <strong>los</strong> resultados <strong>de</strong> la investigación le aportarán a generar una<br />

mayor conciencia sobre su propia situación.<br />

Aunque esto último supera con mucho las pretensiones <strong>de</strong> este trabajo.<br />

189


BIBLIOGRAFÍA<br />

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