Discurso de los medios de comunicación.
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Editor: Pedro Santan<strong>de</strong>r Molina<br />
Autores: Rodrigo Araya / Claudio Elórtegui Gómez/<br />
Roberto Herrscher / Daniela Lazcano Peña/<br />
Fernando Rivas Inostroza / Chiara Sáez Baeza /<br />
Pedro Santan<strong>de</strong>r Molina<br />
2009<br />
Inscripción Nº: 184.013<br />
ISBN: 978-956-17-0450-3<br />
Mayor información en www.periodismoucv.cl<br />
Diseño y fotografías,<br />
Ernesto Iturrieta Andra<strong>de</strong>s / SONRIA<br />
www.sonriaimagen.com / (32) 273 57 48<br />
Ediciones Universitarias <strong>de</strong> Valparaíso<br />
Pontificia Universidad Católica <strong>de</strong> Valparaíso<br />
Teléfono (32) 227 30 87 / Fax (32) 227 34 29<br />
euvsa@ucv.cl<br />
www.euv.cl<br />
Impreso por Libra<br />
Hecho en Valparaíso, Chile<br />
2
PRÓLOGO<br />
El origen <strong>de</strong> este libro radica en preguntas. Preguntas que nos hacen <strong>los</strong><br />
estudiantes, que <strong>los</strong> académicos nos hacemos entre nosotros, que nosotros mismos<br />
nos hacemos cuando estamos ante <strong>los</strong> estudiantes o las tesis o cuando observamos<br />
<strong>los</strong> <strong>medios</strong> y discutimos sobre comunicación.<br />
Parte <strong>de</strong> las preguntas que nos dan vueltas son <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n epistémico, por ejemplo,<br />
¿es la comunicación una ciencia, una disciplina, un área <strong>de</strong>l saber, <strong>de</strong> todo un poco?<br />
¿Tenemos método en nuestra área? ¿Hay un objeto <strong>de</strong> estudio?<br />
Otras son <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n analítico ¿cómo abordar analíticamente eventos comunicativos<br />
como las entrevistas? ¿Cómo analizar la televisión? ¿Vale la pena analizar el discurso<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>? Y si vale la pena ¿cómo hacerlo? etc.<br />
La primera parte <strong>de</strong> este libro se preocupa <strong>de</strong> las inquietu<strong>de</strong>s en el ámbito <strong>de</strong> lo<br />
epistémico. ¿Qué estudiamos cuando estudiamos comunicación? Se titula el texto<br />
que inicia este libro y que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una mirada amplia, bucea en nuestro campo.<br />
Seguidamente se discute la vali<strong>de</strong>z y riqueza epistémica que posee el periodismo<br />
narrativo y que lo convierte en un instrumento eficaz para dar cuenta <strong>de</strong> la realidad y<br />
conocerla. Luego <strong>de</strong> lo cual otro artículo examina críticamente cómo <strong>los</strong> historiadores<br />
usan el documento periodístico para dar cuenta <strong>de</strong>l pasado, olvidándose, a menudo,<br />
que el texto <strong>de</strong> prensa no es un documento neutro, sino que lleva en su contenido<br />
las marcas <strong>de</strong>l contexto social en que fue producido.<br />
La segunda parte <strong>de</strong>l libro, aborda cuestiones analíticas en el ámbito <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong><br />
y <strong>de</strong> la comunicación. Destaca el primer artículo que revisa y da cuenta <strong>de</strong> qué y<br />
cómo se ha analizado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Consejo Nacional <strong>de</strong> Televisión <strong>los</strong> <strong>medios</strong> chilenos,<br />
sobre todo, en el ámbito <strong>de</strong> la televisión <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1996 a la fecha. El segundo artículo<br />
es una revisión completa <strong>de</strong> las propuestas metodológicas que hoy se usan para el<br />
estudio <strong>de</strong> campañas electorales, en el marco en el que actualmente se <strong>de</strong>senvuelve<br />
la comunicación política. Lo siguen dos artícu<strong>los</strong> que son propuestas concretas <strong>de</strong><br />
cómo hacer análisis: el primero se plantea por qué, para qué y cómo hacer análisis<br />
<strong>de</strong>l discurso <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> y el otro cómo analizar las entrevistas que realizamos a<br />
<strong>los</strong> sujetos, en el marco <strong>de</strong> las investigaciones <strong>de</strong> carácter cualitativas.<br />
3
ÍNDICE<br />
CAP. UNO<br />
CONSIDERACIONES EPISTÉMICAS EN TORNO A LA COMUNICACIÓN Y LOS MEDIOS<br />
1.- ¿Qué estudiamos cuando estudiamos Comunicación?<br />
algunas reflexiones sobre su estatuto disciplinario.<br />
Daniela Lazcano Peña p. 11<br />
2.- Periodismo narrativo: el arte <strong>de</strong> contar la realidad.<br />
Roberto Herrscher p. 39<br />
3.- La prensa escrita como documento histórico: cuidado,<br />
prevenciones y consi<strong>de</strong>raciones<br />
Fernando Rivas Inostroza p. 51<br />
CAP. DOS<br />
CONSIDERACIONES ANALÍTICAS EN TORNO A LA COMUNICACIÓN Y LOS MEDIOS<br />
4.- Del estudio <strong>de</strong> la emisión al estudio <strong>de</strong>l acceso:<br />
una historia personal <strong>de</strong> investigación en televisión.<br />
Chiara Sáez Baeza p. 69<br />
5.- Alternativas metodológicas para el estudio<br />
<strong>de</strong> las campañas electorales<br />
Claudio Elórtegui Gómez p. 101<br />
6.- Por qué, para qué y cómo hacer Análisis <strong>de</strong> <strong>Discurso</strong><br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación.<br />
Pedro Santan<strong>de</strong>r Molina p. 133<br />
7.- Una propuesta <strong>de</strong> análisis interpretativo <strong>de</strong> entrevistas.<br />
Rodrigo Araya Campos p. 165<br />
5
AUTORES<br />
Rodrigo Araya. Periodista. Magíster en Comunicación Social, y actualmente cursa<br />
estudios <strong>de</strong> doctorado en la Universidad <strong>de</strong> Santiago. En su ejercicio profesional se <strong>de</strong>sempeñó<br />
en radios locales en Punta Arenas, Ancud y San Felipe, en las que llevó a<strong>de</strong>lante proyectos<br />
<strong>de</strong> comunicación, i<strong>de</strong>ntidad y <strong>de</strong>sarrollo local. Des<strong>de</strong> 1996 se <strong>de</strong>sempeña como profesor <strong>de</strong><br />
la Escuela <strong>de</strong> Periodismo <strong>de</strong> la Pontificia Universidad Católica <strong>de</strong> Valparaíso, don<strong>de</strong> dicta<br />
<strong>los</strong> cursos <strong>de</strong> Comunicación y Cultura, Opinión Pública y Periodismo Radial. A<strong>de</strong>más, ha<br />
guiado más <strong>de</strong> 30 tesis <strong>de</strong> pregrado en el ámbito <strong>de</strong> la relación Comunicación y Cultura.<br />
Ha participado en la publicación <strong>de</strong> libros colectivos sobre temas <strong>de</strong> <strong>de</strong>scentralización e<br />
i<strong>de</strong>ntidad cultural.<br />
Claudio Elórtegui Gómez. Periodista, Licenciado en Comunicación Social Pontificia<br />
Universidad Católica <strong>de</strong> Valparaíso. Doctor Ciencias <strong>de</strong> la Comunicación y Periodismo,<br />
Universidad Autónoma <strong>de</strong> Barcelona. Master y DEA Ciencias <strong>de</strong> la Comunicación y Periodismo,<br />
Universidad Autónoma <strong>de</strong> Barcelona. Áreas <strong>de</strong> estudio: Comunicación Política, Marketing<br />
Electoral y Comunicación Estratégica. Profesor Escuela <strong>de</strong> Periodismo Pontificia Universidad<br />
Católica <strong>de</strong> Valparaíso (pregrado y Magíster). Se ha <strong>de</strong>sempeñado como académico en la<br />
Escuela <strong>de</strong> Ingeniería Comercial <strong>de</strong> la PUCV y en el Magíster <strong>de</strong> Gobierno <strong>de</strong> la Universidad<br />
Alberto Hurtado.<br />
Roberto Herrscher. Escritor, Master en Periodismo (Columbia University) y Sociólogo<br />
(Universidad <strong>de</strong> Buenos Aires, UBA). Director Master en Periodismo Universitat <strong>de</strong> Barcelona-<br />
Columbia University.<br />
6
Daniela Lazcano Peña. Periodista y Licenciada en Comunicación Social <strong>de</strong> la Pontificia<br />
Universidad Católica <strong>de</strong> Valparaíso, y Magíster en Comunicación Social <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong><br />
Chile. En la carrera <strong>de</strong> Periodismo <strong>de</strong> la PUCV, es docente <strong>de</strong> las cátedras <strong>de</strong> Periodismo<br />
y Medios <strong>de</strong> Comunicación; Teoría <strong>de</strong> la Comunicación I, y Teorías Contemporáneas <strong>de</strong> la<br />
Comunicación. Sus áreas <strong>de</strong> interés son la historia e investigación <strong>de</strong> la Comunicación.<br />
Fernando Rivas Inostroza. Periodista U. <strong>de</strong> Chile; Magíster en Historia PUCV, Doctor<br />
© en Historia, U. <strong>de</strong> Chile. Profesor <strong>de</strong> la Escuela <strong>de</strong> Periodismo <strong>de</strong> la PUCV. Línea <strong>de</strong><br />
Investigación: Historia Social y <strong>de</strong> la Cultura, específicamente Historia <strong>de</strong> la Prensa y Medios<br />
<strong>de</strong> Comunicación e Internet.<br />
Chiara Sáez Baeza. Socióloga y doctora en comunicación. Especialista en temas <strong>de</strong><br />
televisión, teoría <strong>de</strong> la comunicación <strong>de</strong> masas y metodología <strong>de</strong> la investigación social.<br />
Miembro <strong>de</strong>l equipo coordinador <strong>de</strong>l Observatorio Internacional <strong>de</strong> Televisión (Universitat<br />
Autònoma <strong>de</strong> Barcelona).<br />
Pedro Santan<strong>de</strong>r Molina. Periodista (Universidad <strong>de</strong> Chile) y Dr. en Lingüística (Pontificia<br />
UCV). Sus líneas <strong>de</strong> investigación se centran en el Análisis <strong>de</strong>l <strong>Discurso</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong><br />
comunicación y en la teoría discursiva. Actualmente ejerce como docente en la Escuela<br />
<strong>de</strong> Periodismo <strong>de</strong> la Pontificia Universidad Católica <strong>de</strong> Valparaíso. Dirige el Postgrado en<br />
Comunicación y Periodismo <strong>de</strong> esa carrera.<br />
7
CAPÍTULO UNO<br />
CONSIDERACIONES EPISTÉMICAS<br />
EN TORNO A LA COMUNICACIÓN Y LOS MEDIOS<br />
9
1.- ¿Qué estudiamos cuando estudiamos<br />
Comunicación?<br />
Algunas reflexiones sobre su estatuto disciplinario.<br />
Daniela Lazcano Peña<br />
11
Para comenzar<br />
Cada día, la palabra Comunicación cobra mayor presencia en nuestro entorno<br />
cotidiano. Normalmente escuchamos -o <strong>de</strong>cimos- que Fulano <strong>de</strong> tal tiene problemas<br />
<strong>de</strong> comunicación, o que las Tecnologías <strong>de</strong> la Información y la Comunicación<br />
adquieren mayor relevancia en el mundo <strong>de</strong> hoy.<br />
Pero, ¿qué es comunicación? Esa fue una <strong>de</strong> las primeras preguntas que <strong>de</strong>bí<br />
respon<strong>de</strong>r en mis inicios <strong>de</strong> la carrera <strong>de</strong> Periodismo, y <strong>de</strong> hecho, es uno <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
ejercicios que en más <strong>de</strong> una ocasión he <strong>de</strong>sarrollado con mis alumnos <strong>de</strong> Teoría<br />
<strong>de</strong> la Comunicación I y, últimamente, con <strong>los</strong> pequeños asistentes al curso “Cómo<br />
nos comunicamos” <strong>de</strong>l programa <strong>de</strong> educación para niños con talento <strong>de</strong> mi<br />
Universidad.<br />
¿Qué es comunicación? Al parecer las respuestas pue<strong>de</strong>n ser múltiples, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
tradicional fórmula Emisor-Mensaje-Receptor, hasta otras variadas <strong>de</strong>finiciones y re<strong>de</strong>finiciones<br />
con mayor o menor grado <strong>de</strong> complejidad y aceptación.<br />
Pero el objetivo <strong>de</strong> estas páginas no es aportar al g<strong>los</strong>ario terminológico. Su<br />
intención, más bien, es aproximarse al <strong>de</strong>venir que ha experimentado su campo <strong>de</strong><br />
estudio, en especial su valoración y discusión disciplinaria.<br />
Para comenzar, me permitiré partir por algunas motivaciones.<br />
Hace algunos años ya, mi primer proyecto <strong>de</strong> tesis para obtener el grado <strong>de</strong><br />
Magíster en Comunicación Social en la Universidad <strong>de</strong> Chile, tenía como objetivo<br />
<strong>de</strong>scribir el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios en investigación en comunicación en nuestro<br />
país, consi<strong>de</strong>rando <strong>los</strong> principales temas <strong>de</strong>sarrollados, enfoques epistemológicos<br />
y ejes históricos.<br />
En <strong>de</strong>finitiva, la i<strong>de</strong>a original era una investigación que aportara a la configuración<br />
<strong>de</strong>l campo disciplinario <strong>de</strong> la comunicación en nuestro país consi<strong>de</strong>rando, y en<br />
base a la bibliografía revisada para esos efectos, la poco abundante producción<br />
teórica <strong>de</strong>sarrollada en ese ámbito <strong>de</strong> investigación, a diferencia <strong>de</strong> lo ocurrido en el<br />
escenario mundial y continental, don<strong>de</strong> es posible encontrar una serie <strong>de</strong> interesantes<br />
y no tan interesantes, completos y no tan completos, textos compilatorios sobre la<br />
investigación en comunicación.<br />
Así las cosas, ese amplio tema -que luego encontré abordado, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la mirada <strong>de</strong> la<br />
economía política, en la tesis doctoral <strong>de</strong> Car<strong>los</strong> <strong>de</strong>l Valle (Del Valle, 2004)- comenzó<br />
su evolución llegando a una nueva propuesta: el levantamiento <strong>de</strong> información <strong>de</strong> las<br />
tesis <strong>de</strong> pregrado <strong>de</strong> la Escuela <strong>de</strong> Periodismo <strong>de</strong> la Pontificia Universidad Católica<br />
<strong>de</strong> Valparaíso, lugar don<strong>de</strong> estudié y trabajo. De esta manera, se acotaba el corpus<br />
<strong>de</strong> estudio y, a<strong>de</strong>más, se aportaba con una información no sistematizada y que<br />
autores como el propio Del Valle i<strong>de</strong>ntificaban como carencia en el mapeo general.<br />
Si bien esta propuesta <strong>de</strong> investigación <strong>de</strong>rivó en el artículo “Investigación en<br />
13
Comunicación Social en Chile: configurando el campo nacional” (Lazcano, 2007),<br />
a la hora <strong>de</strong> trabajar en la profundización teórica, siempre llegaba a un cuello <strong>de</strong><br />
botella insospechado en <strong>los</strong> inicios: el concepto <strong>de</strong> comunicación.<br />
Y digo insospechado pues es bastante probable que todos quienes <strong>de</strong> una u otra<br />
manera estamos relacionados con el estudio <strong>de</strong> la Comunicación, asumamos alguna<br />
relativa claridad en cuáles son las principales perspectivas teóricas -e históricasque<br />
constituyen el campo, <strong>de</strong>jando así saldada nuestra aproximación conceptual<br />
<strong>de</strong>l tema.<br />
Sin embargo, al <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> lado la revisión teórica-histórica, y tratar <strong>de</strong> avanzar<br />
hacia el fundamento epistémico <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> la investigación en Comunicación,<br />
la claridad se torna en telaraña, por su complejidad y dificultad <strong>de</strong> aprehensión,<br />
en un escenario en que se entremezclan teoría(s), disciplina(s), mo<strong>de</strong><strong>los</strong>, enfoques,<br />
escuelas, perspectivas, y un largo etcétera.<br />
Así, y si bien pudiéramos asumir una suerte <strong>de</strong> consenso en las principales<br />
ten<strong>de</strong>ncias que han nutrido la investigación y reflexión sobre la Comunicación, hay<br />
acuerdo también en la dificultad <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nar y sistematizar el cuerpo <strong>de</strong> conocimiento<br />
propio <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios <strong>de</strong> la comunicación. Entonces… ¿estamos frente a una<br />
ciencia? ¿Se tratará más bien <strong>de</strong> un campo <strong>de</strong> conocimiento? ¿Cuál es su estatuto<br />
disciplinario?<br />
Y es que una <strong>de</strong> las primeras observaciones que es posible <strong>de</strong>tectar al profundizar<br />
en el estudio <strong>de</strong> la Comunicación, es la falta <strong>de</strong> paridad ante tales interrogantes. De<br />
esta forma, y mientras para algunos la Comunicación <strong>de</strong>be estudiar a <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong><br />
comunicación, para otros, su objeto <strong>de</strong> estudio preferente es, sin duda, la relación<br />
interpersonal.<br />
En cuanto al método, la situación pue<strong>de</strong> ser incluso algo más compleja, pues<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus mismos orígenes <strong>los</strong> estudios sobre comunicación han <strong>de</strong>rivado <strong>de</strong> otras<br />
disciplinas como la psicología y sociología, por ejemplo, influencia disciplinaria ha<br />
llevado a que autores contemporáneos se refieran a la esencia <strong>de</strong> la Comunicación,<br />
como una multidisciplina…o interdisciplina… o transdisciplina.<br />
De esta forma, y ante la constancia <strong>de</strong> la sinuosidad <strong>de</strong>l camino, el presente<br />
artículo nace <strong>de</strong> una obsesión personal: or<strong>de</strong>nar, mapear y estructurar, en este caso,<br />
el estudio <strong>de</strong> la Comunicación.<br />
La Comunicación y su estudio<br />
¿Será posible marcar un inicio <strong>de</strong> la Comunicación en la historia <strong>de</strong> la humanidad?<br />
Probablemente, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva antropológica, el origen <strong>de</strong> la Comunicación,<br />
como fenómeno inherente al ser humano, se vincula con el inicio <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l<br />
hombre en comunidad, es <strong>de</strong>cir, cuando comienza a relacionarse con otro(s), por<br />
lo que proponer iniciar la reflexión sobre la Comunicación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esa perspectiva<br />
14
nos plantea -por lo menos para <strong>los</strong> fines <strong>de</strong> este texto- una tarea prácticamente<br />
inabordable.<br />
Cambiemos la pregunta entonces: ¿será posible marcar un inicio <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios<br />
sobre Comunicación en la historia <strong>de</strong> la humanidad? Y aquí la respuesta resulta<br />
más sencilla <strong>de</strong> aprehen<strong>de</strong>r… o al menos en apariencia, pues si bien la tradición<br />
comunicológica señala las primeras décadas <strong>de</strong>l siglo XX como el punto <strong>de</strong><br />
partida <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios sobre comunicación, muchos <strong>de</strong> <strong>los</strong> fenómenos que hoy<br />
reconocemos como vinculados a este campo ya eran estudiados con anterioridad<br />
por otras disciplinas.<br />
De hecho, y <strong>de</strong> manera retrospectiva uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> primeros mo<strong>de</strong><strong>los</strong> teóricos <strong>de</strong> la<br />
comunicación podría haber sido obra <strong>de</strong>l filósofo griego Aristóteles (López et al.,<br />
1991), quien <strong>de</strong>sarrolló el árbol retórico como una forma <strong>de</strong> llegar a la persuasión<br />
<strong>de</strong>l público por medio <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> la palabra, es <strong>de</strong>cir, buscando el modo en que un<br />
emisor podía transmitir <strong>de</strong> mejor manera su mensaje a un receptor.<br />
Sin embargo, es en <strong>los</strong> inicios <strong>de</strong>l siglo XX cuando se habría comenzado a estudiar<br />
la Comunicación <strong>de</strong> manera formal. Como hitos se pue<strong>de</strong>n i<strong>de</strong>ntificar al menos tres<br />
elementos (Rodrigo, 2001):<br />
- El creciente interés que <strong>de</strong>spiertan <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación y sus efectos en<br />
la sociedad-masa, a partir <strong>de</strong> la Primera y Segunda Guerra Mundial.<br />
- El <strong>de</strong>sarrollo, en 1948, por parte <strong>de</strong> Clau<strong>de</strong> Shannon y Warren Weaver <strong>de</strong>l primer<br />
mo<strong>de</strong>lo teórico <strong>de</strong> comunicación.<br />
El inicio <strong>de</strong> la Mass Comunication Research en Estados Unidos, escuela <strong>de</strong><br />
investigación que, <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> Harold Lasswell, se interesó por el fenómeno <strong>de</strong><br />
la propaganda y extrapoló el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> Shannon y Weaver a la comunicación <strong>de</strong><br />
masas.<br />
¿Qué estudiamos cuando estudiamos Comunicación?<br />
A partir <strong>de</strong> estos hechos fundadores comenzó -por esos años principalmente en<br />
Estados Unidos y Europa- el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> una fructífera investigación y reflexión<br />
teórica centrada en la Comunicación, lo que ha llevado a la constitución <strong>de</strong> una<br />
relativamente consensuada historia <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> <strong>los</strong> últimos 60 años.<br />
Sin embargo, a la hora <strong>de</strong>l análisis más <strong>de</strong>tallado es fácil encontrarse con la<br />
necesidad <strong>de</strong> cuestionar o relativizar ese consenso, ante la evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> un conjunto<br />
<strong>de</strong> conocimientos en que predomina la heterogeneidad, la diversidad, y la falta <strong>de</strong><br />
criterios or<strong>de</strong>nadores o unificadores.<br />
Así, por ejemplo, al revisar parte <strong>de</strong> <strong>los</strong> variados textos compilatorios e<br />
introductorios sobre estudios, teorías e investigaciones <strong>de</strong> la Comunicación, es<br />
posible constatar que el cuerpo <strong>de</strong> conocimientos generados es una verda<strong>de</strong>ra<br />
15
avalancha <strong>de</strong> escuelas teóricas, mo<strong>de</strong><strong>los</strong>, perspectivas, enfoques, hipótesis, e<br />
intentos <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>s<strong>de</strong> variados hi<strong>los</strong> conductores que, siempre, <strong>de</strong>ben <strong>de</strong>jar algo<br />
<strong>de</strong> lado.<br />
Esta situación se reconoce, incluso, en las palabras iniciales <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> estos<br />
libros. Un ejemplo, en la siguiente cita <strong>de</strong> Mauro Wolf:<br />
“la larga tradición <strong>de</strong> análisis (sintéticamente indicada con el término <strong>de</strong><br />
communication research) ha seguido <strong>los</strong> distintos problemas surgidos a<br />
lo largo <strong>de</strong>l tiempo atravesando perspectivas y disciplinas, multiplicando<br />
hipótesis y enfoques. De ello ha resultado un conjunto <strong>de</strong> conocimientos,<br />
métodos y puntos <strong>de</strong> vista tan heterogéneo y disforme, que hace no sólo difícil<br />
sino tal vez insensato cualquier intento <strong>de</strong> ofrecer una síntesis satisfactoria y<br />
exhaustiva” (Wolf, 1987).<br />
Ante lo anterior, una pregunta, ¿cómo se constituye entonces la particularidad <strong>de</strong>l<br />
cuerpo teórico <strong>de</strong> la Comunicación?<br />
En <strong>de</strong>finitiva, si estudiamos Comunicación: ¿qué es lo propio que <strong>de</strong>bemos<br />
estudiar?<br />
Multiplicidad <strong>de</strong> sentidos<br />
Sin duda, en <strong>los</strong> últimos años el concepto <strong>de</strong> Comunicación se ha impregnado<br />
con fuerza en nuestro escenario contemporáneo, logrando una marcada presencia<br />
tanto en el espacio cotidiano, como en el ámbito <strong>de</strong> especialización profesional y<br />
académico. Es tal su relevancia que para autores como Armand y Michèlle Mattelart,<br />
la Comunicación se ha convertido en la figura emblemática <strong>de</strong> la sociedad <strong>de</strong>l Tercer<br />
Milenio.<br />
Pero a pesar <strong>de</strong> su protagónico sitial, abordar la Comunicación y su estudio nos<br />
enfrenta a algunas dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la base como, por ejemplo, su alta carga<br />
polisemántica: pue<strong>de</strong> perfectamente ser utilizada como puente, mensaje, transmisión,<br />
difusión, información, diálogo o interacción.<br />
“Pródigo en significaciones, el término comunicación es un buen ejemplo <strong>de</strong><br />
polisemia” -escribe Luiz Martino-, “en principio, es empleado para <strong>de</strong>signar las<br />
relaciones entre humanos mediadas por la palabra, <strong>los</strong> gestos o las imágenes,<br />
pero el término se aplica también a las relaciones entre animales y hasta entre<br />
máquinas. Se agregan también a esta lista ciertas relaciones <strong>de</strong> la materia<br />
con la materia (transmisión <strong>de</strong> energía, código genético) y la relación <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
hombres con <strong>los</strong> dioses (o con Dios) y con <strong>los</strong> muertos” (Martino, 2001).<br />
A gran<strong>de</strong>s rasgos, y sintetizando a su mínima expresión lo que ha sido la evolución<br />
<strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> la comunicación, se pue<strong>de</strong>n plantear dos gran<strong>de</strong>s formas <strong>de</strong> ver este<br />
fenómeno.<br />
16
Por un lado, están quienes entien<strong>de</strong>n la comunicación como el acto <strong>de</strong> informar, <strong>de</strong><br />
transmitir y emitir mensajes. Esta visión <strong>de</strong> la comunicación surge con fuerza luego<br />
<strong>de</strong> la aparición <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> masivos, <strong>los</strong> que incluso pasaron a llamarse “<strong>medios</strong><br />
<strong>de</strong> comunicación”.<br />
Por otro, la comunicación se liga a la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> intercambio, al compartir interioridad,<br />
al diálogo. Esta concepción <strong>de</strong>riva <strong>de</strong>l latín communis, que significa poner en<br />
común algo con el otro. Esta raíz latina es la misma <strong>de</strong> términos como comunidad o<br />
comunión, lo que nos otorga una comprensión <strong>de</strong> la comunicación como el compartir<br />
algo con otro.<br />
Pero vamos por el principio.<br />
En términos teóricos la primera formulación conceptual <strong>de</strong> Comunicación data <strong>de</strong><br />
1948, con el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> Shannon y Weaver.<br />
Funcionario <strong>de</strong> la Bell Telephone Company, el ingeniero Clau<strong>de</strong> Shannon trabajaba<br />
en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> un mo<strong>de</strong>lo que permitiera optimizar la transmisión <strong>de</strong> mensajes<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto a otro <strong>de</strong> un sistema telefónico. Su texto, y tras la lectura realizada por<br />
el psicólogo Warren Weaver, dio origen a la teoría matemática <strong>de</strong> la comunicación,<br />
también conocida como teoría <strong>de</strong> la información, en un intento <strong>de</strong> extrapolar a la<br />
dimensión interpersonal el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>sarrollado, para teléfonos, por Shannon.<br />
En <strong>de</strong>finitiva, el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> Shannon y Weaver explica la comunicación como la<br />
transmisión <strong>de</strong> un mensaje <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un emisor a un receptor. En esta concepción,<br />
nos enfrentamos a un emisor fuerte y activo, mientras que el rol <strong>de</strong>l receptor queda<br />
minimizado a una función <strong>de</strong> receptáculo pasivo <strong>de</strong>l mensaje enviado. Del mismo<br />
modo, en esta perspectiva, la comunicación finaliza en la recepción, es <strong>de</strong>cir, no se<br />
incorpora la dimensión <strong>de</strong> retroalimentación o bidireccionalidad.<br />
Este mo<strong>de</strong>lo fundacional <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong> la comunicación nos instala en una<br />
comprensión lineal <strong>de</strong> la comunicación, algo que para teóricos como Antonio Paoli<br />
(Paoli, 1990) sería más apropiado <strong>de</strong> bautizar como información, en el entendido<br />
que la comunicación sería el compartir significados comunes, mientras que la<br />
información, el sentido que entrego a mi entorno para po<strong>de</strong>r reducir incertidumbre.<br />
Tomando como base el diagrama <strong>de</strong> Shannon y Weaver han surgido otra serie <strong>de</strong><br />
mo<strong>de</strong><strong>los</strong> o concepciones <strong>de</strong> la comunicación. Uno <strong>de</strong> el<strong>los</strong> es el <strong>de</strong> David Berlo<br />
(Berlo, 1990), que se plantea como un mo<strong>de</strong>lo i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> comunicación, dando una<br />
serie <strong>de</strong> consejos o premisas que todo buen comunicador <strong>de</strong>biera tomar en cuenta<br />
para, y esa es la esencia <strong>de</strong> su mo<strong>de</strong>lo, lograr obtener <strong>los</strong> propósitos <strong>de</strong>seados en<br />
su receptor.<br />
Separados por años <strong>de</strong> reflexión, la mirada berliana <strong>de</strong> la comunicación, se asemeja<br />
en su planteamiento base a la retórica aristotélica, en el sentido que el propósito <strong>de</strong><br />
la comunicación sería conseguir un <strong>de</strong>terminado objetivo (conducta, por ejemplo),<br />
en quien recibe mi mensaje. Des<strong>de</strong> esta perspectiva, la intencionalidad sería un<br />
17
elemento fundamental en el proceso comunicacional.<br />
En este caso, el mo<strong>de</strong>lo continúa dando un protagonismo mayor al emisor,<br />
e incorpora la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> intencionalidad como elemento constitutivo <strong>de</strong> la<br />
comunicación.<br />
¿Será que sólo comunicamos cuando <strong>de</strong>seamos hacerlo?<br />
Des<strong>de</strong> la mirada <strong>de</strong> la Escuela <strong>de</strong> Palo Alto y el interaccionismo simbólico, la<br />
respuesta es claramente no. En la perspectiva <strong>de</strong>sarrollada por este enfoque<br />
pragmático <strong>de</strong> la comunicación, ésta se relaciona con la conducta <strong>de</strong> <strong>los</strong> individuos,<br />
por lo que al no existir la no conducta, siempre estaríamos comunicándonos. De ahí<br />
entonces, que la intencionalidad no siempre sería necesaria en la comunicación y,<br />
por el contrario, cobra relevancia la interpretación que po<strong>de</strong>mos hacer, y hacemos<br />
permanentemente, <strong>de</strong> las conductas <strong>de</strong> otros.<br />
A diferencia <strong>de</strong> las perspectivas anteriores, el receptor toma un rol más activo en la<br />
comunicación. Sin embargo, la relación propuesta no tiene una mirada <strong>de</strong> conciencia<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> participantes <strong>de</strong>l proceso, sino que cada uno pue<strong>de</strong> interpretar lo que <strong>de</strong>see<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> “mensajes” que provienen <strong>de</strong> su “interlocutor”.<br />
De manera alternativa a ambas visiones, otras perspectivas se inclinan por una<br />
concepción <strong>de</strong>l proceso en que tanto emisor como receptor se consi<strong>de</strong>ran <strong>de</strong> manera<br />
simétrica en su grado <strong>de</strong> protagonismo. Así, se entien<strong>de</strong> la comunicación como el<br />
poner el común, para generar una síntesis <strong>de</strong> crecimiento.<br />
Esa es la diferencia con lo que plantea el interaccionismo simbólico, pues aunque<br />
en ésta se reconoce una mayor simetría entre <strong>los</strong> interactuantes, no hay un ejercicio<br />
consciente y voluntario <strong>de</strong> querer compartir con el otro, sino sólo una serie <strong>de</strong><br />
inferencias a partir <strong>de</strong> estímu<strong>los</strong> recibidos. En cambio esta visión <strong>de</strong> la comunicación<br />
tiene una dimensión más humanizadora <strong>de</strong> <strong>los</strong> participantes <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong><br />
comunicación.<br />
En esta dimensión, la comunicación se entien<strong>de</strong> como el proceso <strong>de</strong> interacción<br />
social, basada en el intercambio <strong>de</strong> signos, por el cual <strong>los</strong> seres humanos comparten<br />
voluntariamente experiencias, bajo condiciones libres e igualitarias <strong>de</strong> acceso,<br />
diálogo y participación.<br />
Con este breve y exiguo recorrido –que <strong>de</strong>ja fuera una serie <strong>de</strong> otros mo<strong>de</strong><strong>los</strong><br />
y perspectivas- tenemos un claro ejemplo <strong>de</strong> la gran diversidad con que se ha<br />
conceptualizado la Comunicación. Diversidad que pue<strong>de</strong> continuar y ampliarse si<br />
nos introducimos en otras calificaciones con que se ha bautizado este fenómeno:<br />
comunicación interpersonal, masiva, social, mediada, organizacional… ¿sólo<br />
apellidos? ¿Se tratará <strong>de</strong>l mismo fenómeno?<br />
18
Configurando el campo<br />
Pero <strong>de</strong>jemos las revisiones conceptuales. Como ya se ha dicho, lejana está la<br />
intención <strong>de</strong> estas páginas <strong>de</strong> convertirse en un diccionario <strong>de</strong> acepciones. Lo<br />
anterior, insisto, nos sirve más bien, como evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la gran heterogeneidad -y<br />
quizás ambigüedad- que ro<strong>de</strong>a a la Comunicación y su estudio.<br />
Tras esta presentación <strong>de</strong> pruebas, volvamos a una pregunta ya enunciada: ¿Qué<br />
es lo propio que <strong>de</strong>bemos estudiar cuando estudiamos Comunicación?<br />
Uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> primeros en intentar respon<strong>de</strong>r esta pregunta fue Wilbur Schram, quien el<br />
año 1949 y 1954, publicó dos antologías sobre <strong>los</strong> estudios <strong>de</strong> la Comunicación: Mass<br />
Communication y The Process and effects of mass communication, respectivamente.<br />
Con estos trabajos –que incluían artícu<strong>los</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la comunicación interpersonal a la<br />
masiva- Schram perfiló <strong>los</strong> alcances <strong>de</strong> esta nueva área <strong>de</strong> estudios, dando <strong>los</strong><br />
primeros pasos para su institucionalización.<br />
Lo interesante es que el mismo Schram, que algunos autores reconocen como<br />
uno, o incluso EL padre fundador <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios sobre Comunicación por su rol<br />
institucionalizador, llegó a mostrarse suspicaz ante la eventual autonomía disciplinaria<br />
<strong>de</strong> la Comunicación. Y es que para Schram la comunicación correspon<strong>de</strong>ría más<br />
bien a un área o campo <strong>de</strong> estudio concerniente a todas las disciplinas relacionadas<br />
con la sociedad y la conducta humana.<br />
Y va más allá aún, al indicar que no le sorpren<strong>de</strong>ría que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> uno o dos sig<strong>los</strong>,<br />
<strong>los</strong> <strong>de</strong>partamentos <strong>de</strong> comunicación fueran absorbidos en una ciencia más amplia<br />
<strong>de</strong> la sociedad… situación que también podría afectar a disciplinas totalmente<br />
institucionalizadas como la antropología o la psicología social.<br />
En la otra vereda, encontramos la mirada <strong>de</strong> Denis McQuail, quien muchos años<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>los</strong> trabajos <strong>de</strong> Schram, en 1985, y a propósito <strong>de</strong> la reedición <strong>de</strong> uno <strong>de</strong><br />
sus textos clásicos <strong>de</strong> introducción a la teoría <strong>de</strong> la comunicación <strong>de</strong> masas, plantea<br />
que el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la comunicación ha alcanzado tal amplitud, que justifica y necesita<br />
su propia disciplina. Así, plantea la generación <strong>de</strong> una ciencia <strong>de</strong> la comunicación,<br />
un cuerpo <strong>de</strong> conocimientos específicos, relativos a temas <strong>de</strong> comunicación humana<br />
e información en las socieda<strong>de</strong>s.<br />
Como se ve, el <strong>de</strong>venir <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios e investigación en Comunicación ha pululado<br />
en torno a estas consi<strong>de</strong>raciones y dudas. Escenario <strong>de</strong> incertidumbres que, en<br />
<strong>de</strong>finitiva, da cuenta <strong>de</strong> una certeza: la dificultad <strong>de</strong> la consolidación disciplinaria <strong>de</strong><br />
este campo <strong>de</strong> estudio.<br />
Conocimiento, ciencia y disciplinas<br />
¿Es el estudio <strong>de</strong> la comunicación una ciencia, una disciplina, o se tratará más bien<br />
<strong>de</strong> una acumulación <strong>de</strong> enfoques y reflexiones teóricas?<br />
19
¿Tendrá la comunicación una especificidad y estatuto disciplinario, o será más bien<br />
la here<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> otras miradas?<br />
Antes <strong>de</strong> avanzar, una pregunta previa, y citando a Alan Chalmers: ¿Qué es esa<br />
cosa llamada ciencia? (Chalmers, 1982).<br />
Lo primero que se pue<strong>de</strong> establecer es que la ciencia es una forma <strong>de</strong> conocimiento,<br />
lo que, <strong>de</strong> alguna manera, respon<strong>de</strong> a una necesidad que el hombre -por lo menos<br />
<strong>de</strong> acuerdo a lo que relata la historia ju<strong>de</strong>occi<strong>de</strong>ntal- ha tenido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>los</strong> albores <strong>de</strong><br />
su existencia.<br />
Y es que, en <strong>de</strong>finitiva, parece ser que una <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s que han acompañado<br />
al hombre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus orígenes es el conocer y tratar <strong>de</strong> encontrar explicaciones a lo<br />
que suce<strong>de</strong> a su alre<strong>de</strong>dor.<br />
Así, y mientras para el hombre prehistórico, esta forma <strong>de</strong> conocer encontraba sus<br />
respuestas en la magia y más a<strong>de</strong>lante la mitología, durante el Medioevo fue la Fe<br />
en Dios, y la concepción teocéntrica <strong>de</strong>l mundo, el hilo conductor <strong>de</strong>l sentido <strong>de</strong> vida<br />
<strong>de</strong> la humanidad occi<strong>de</strong>ntal o <strong>de</strong> tradición ju<strong>de</strong>ocristiana.<br />
En ese escenario histórico, marcado por una serie <strong>de</strong> evoluciones y revoluciones<br />
económicas, políticas y, en <strong>de</strong>finitiva, sociales, emerge lo que se ha conocido<br />
como el Siglo <strong>de</strong> las Luces, período <strong>de</strong> la Ilustración que, en <strong>de</strong>finitiva, pue<strong>de</strong> ser<br />
consi<strong>de</strong>rado como uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> hitos <strong>de</strong>l nacimiento <strong>de</strong> la Mo<strong>de</strong>rnidad.<br />
La Mo<strong>de</strong>rnidad, marcada por una concepción positiva, realista, objetivista y<br />
naturalista <strong>de</strong>l mundo, se caracteriza por una noción antropocéntrica, es <strong>de</strong>cir, el<br />
eje <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> estar en la figura <strong>de</strong> la divinidad y la Fe, para trasladarse al hombre<br />
como centro y a la razón como LA vía para conocer el mundo, alcanzar la verdad, la<br />
libertad y, en <strong>de</strong>finitiva, la felicidad.<br />
Así por ejemplo lo señala Immanuel Kant en su breve texto ¿Qué es la Ilustración?<br />
(Kant, 1784), don<strong>de</strong> plantea la figura <strong>de</strong> la salida <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong> su autoculpable<br />
minoría <strong>de</strong> edad, aquella en que no es él quien piensa por sí mismo, sino que sólo se<br />
<strong>de</strong>ja guiar por las palabras <strong>de</strong> quienes ejercen el rol <strong>de</strong> tutores. Esta relación sería<br />
una figura <strong>de</strong> esclavitud para el hombre, quien sólo sería libre al comenzar a hacer<br />
uso <strong>de</strong> su capacidad racional para lograr compren<strong>de</strong>r y conocer el mundo.<br />
En base a esa fe en la razón, la Mo<strong>de</strong>rnidad fue el período <strong>de</strong>l auge <strong>de</strong>l conocimiento<br />
científico para compren<strong>de</strong>r el mundo, conocimiento que se obtenía a través <strong>de</strong> un<br />
método y comprobaciones empíricas. Dada la comprensión positiva y objetiva <strong>de</strong>l<br />
mundo, no cabían dudas que, a través <strong>de</strong>l camino científico, se estaría llegando,<br />
inevitablemente a la Realidad.<br />
“La ciencia, como sistema, es una forma <strong>de</strong> ver el mundo, es una racionalidad<br />
específica, históricamente <strong>de</strong>terminada, caracterizable por supuestos, por sus<br />
criterios <strong>de</strong> validación, por su i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la verdad, <strong>de</strong>l conocimiento posible, <strong>de</strong>l<br />
20
Ser. Un concepto científico <strong>de</strong>l hombre y <strong>de</strong> la sociedad que viene gestándose<br />
en el mundo europeo junto y como expresión <strong>de</strong> la gestación general <strong>de</strong> la<br />
mo<strong>de</strong>rnidad” (Pérez, 1998).<br />
A pesar <strong>de</strong> que <strong>de</strong> manera contemporánea se ha llevado a<strong>de</strong>lante la discusión por<br />
la historicidad <strong>de</strong> la noción <strong>de</strong> la ciencia asumiendo, que, en <strong>de</strong>finitiva, se trata sólo<br />
<strong>de</strong> una forma <strong>de</strong> conocer o enten<strong>de</strong>r el mundo -como muestra, <strong>los</strong> planteamientos <strong>de</strong><br />
epistemólogos radicales como Paul Feyerabend, para quien la ciencia no poseería<br />
rasgos intrínsecamente superiores a otras ramas <strong>de</strong>l conocimiento, tales como <strong>los</strong><br />
antiguos mitos o el vudú” (Chalmers, 1982)-, su predominio es innegable, al menos<br />
en nuestra matriz cultural occi<strong>de</strong>ntal, la que continúa validándola como una <strong>de</strong> las<br />
formas <strong>de</strong> conocimiento prepon<strong>de</strong>rantes.<br />
“En la era mo<strong>de</strong>rna se siente un gran aprecio por la ciencia. Aparentemente<br />
existe la creencia generalizada <strong>de</strong> que hay algo especial en la ciencia y en <strong>los</strong><br />
métodos que utiliza. Cuando a alguna afirmación, razonamiento o investigación<br />
se le <strong>de</strong>nomina “científico”, se preten<strong>de</strong> dar a enten<strong>de</strong>r que tiene algún tipo <strong>de</strong><br />
mérito o una clase especial <strong>de</strong> fiabilidad” (Chalmers, 1982).<br />
Y ejemp<strong>los</strong> sobran, pero nombraré sólo dos, conocidos a la hora <strong>de</strong> presentar<br />
evi<strong>de</strong>ncias en esta materia. Uno: la medicina, al ser científica, no requiere <strong>de</strong> su<br />
apellido “alópata” versus la llamada medicina alternativa, en muchos casos <strong>de</strong><br />
mayor tradición ancestral. Dos: <strong>los</strong> infomerciales –por nombrar la caricatura- que<br />
nos dan cátedra cada mañana <strong>de</strong> domingo con una serie <strong>de</strong> pruebas científicas, y<br />
sus correspondientes científicos con <strong>de</strong>lantal blanco incluido, que comprueban que<br />
tal o cual máquina será la encargada <strong>de</strong> hacernos lucir el añorado traje <strong>de</strong> baño en<br />
el presente verano.<br />
“Los anuncios publicitarios afirman con frecuencia que se han mostrado<br />
científicamente que <strong>de</strong>terminado producto es más blanco, más potente, más<br />
atractivo sexualmente o <strong>de</strong> alguna manera preferible a <strong>los</strong> productos rivales.<br />
Con esto esperan dar a enten<strong>de</strong>r que su afirmación está especialmente<br />
fundamentada e incluso pue<strong>de</strong> que más allá <strong>de</strong> toda discusión” (Chalmers,<br />
1982).<br />
La disciplinarización <strong>de</strong> las ciencias sociales<br />
Hace un tiempo, la Facultad <strong>de</strong> Ciencias Básicas y Matemáticas <strong>de</strong> la universidad<br />
en que trabajo cambió su nombre. El re-bautizo fue por Facultad <strong>de</strong> Ciencias… a<br />
secas.<br />
Sin querer entrar en polémicas… me permito una duda curiosa. ¿Por qué la facultad<br />
que agrupa a disciplinas como biología, física, química y matemáticas podría <strong>de</strong>jar<br />
<strong>de</strong> lado el apellido <strong>de</strong> su cientificidad sin mayores reparos? ¿Pasaría lo mismo si tal<br />
intento hubiera provenido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la psicología, historia o comunicación? ¿Habría sido<br />
21
posible, en este caso <strong>de</strong> ficción, <strong>de</strong>jar el nombre <strong>de</strong> Facultad <strong>de</strong> Ciencias Sociales,<br />
por el <strong>de</strong> Facultad <strong>de</strong> Ciencias… a secas?<br />
Dudo... como en el juego.<br />
Y es que el concepto <strong>de</strong> Ciencia, cuyo <strong>de</strong>venir ya hemos empezado a recorrer,<br />
tiene sus orígenes ligados, en especial a la necesidad <strong>de</strong> comprobación empírica <strong>de</strong>l<br />
mundo natural, a través <strong>de</strong> la química y la física.<br />
Pero en este camino <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong>l conocimiento, algo interesante ocurre en<br />
el paso <strong>de</strong> <strong>los</strong> sig<strong>los</strong> XVIII y XIX: surgen las ciencias sociales y sus respectivas<br />
disciplinas.<br />
De acuerdo a Car<strong>los</strong> Pérez (1998), es la época <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>alismo alemán, extendida<br />
entre 1780 y 1830, uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> puntos don<strong>de</strong> se habría generado la separación entre<br />
la tradición fi<strong>los</strong>ófica y la tradición científica y, por en<strong>de</strong>, este “nacimiento” (recalco el<br />
entre comillas) <strong>de</strong> las ciencias sociales.<br />
“Es <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este <strong>de</strong>sarraigo entre la tradición fi<strong>los</strong>ófica y la vida práctica, la<br />
revolución industrial y la revolución científica, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> surgen, creo, las<br />
Ciencias Sociales como disciplinas. No la reflexión científica sobre el hombre<br />
y la sociedad, porque, como vamos a ver, sostengo que hay reflexión científica<br />
sobre el hombre y la sociedad, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que hay ciencia, es <strong>de</strong>cir, históricamente<br />
por lo menos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Santo Tomás <strong>de</strong> Aquino, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Marsilio <strong>de</strong> Padua, al<br />
menos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Averroes o Pierre <strong>de</strong> Bois, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo XIII. No, lo que surge<br />
no es el estudio científico <strong>de</strong>l hombre y <strong>de</strong> la sociedad, lo que surge son<br />
las disciplinas <strong>de</strong> las Ciencias Sociales, es <strong>de</strong>cir, campos profesionales en<br />
que se encuentran exclusivamente psicólogos, exclusivamente sociólogos,<br />
exclusivamente economistas” (Pérez, 1998).<br />
De ahí entonces que se <strong>de</strong>ba hablar <strong>de</strong> nacimiento entre comillas, pues <strong>los</strong> temas<br />
o focos <strong>de</strong> preocupación que llegaron a asumir las ciencias sociales, como las<br />
reflexiones sobre la naturaleza y sus relaciones, ya formaban parte <strong>de</strong> la tradición <strong>de</strong><br />
textos religiosos y fi<strong>los</strong>óficos.<br />
“No es pues la Ciencia Social lo que se ha fundado en el siglo XIX por Herbart,<br />
Comte, Say o Stuart Mill. Lo que ha ocurrido más bien es que el concepto<br />
científico ha llegado a formalizarse en el<strong>los</strong> en tradiciones académicas<br />
específicas. Ha ocurrido más un hecho institucional que la fundación <strong>de</strong> una<br />
racionalidad nueva. Han surgido las disciplinas, como institución profesional y<br />
escolar. Y, en su afirmación institucional, han reconstruido su propia historia,<br />
tratando <strong>de</strong> romper con su pasado, <strong>de</strong>nunciándolo como metafísico y<br />
especulativo” (Pérez, 1998).<br />
De acuerdo a las revisiones existentes sobre este período, esta institucionalización<br />
<strong>de</strong> las ciencias sociales –<strong>de</strong> la que <strong>de</strong>rivaron la historia, economía, sociología,<br />
ciencia política y antropología- no fue simple ni directo:<br />
22
“Ante todo, al principio, no estaba claro si esa actividad iba a ser una sola<br />
o <strong>de</strong>bería dividirse más bien en varias disciplinas, como ocurrió <strong>de</strong>spués.<br />
Tampoco estaba claro cuál era el mejor camino hacia ese conocimiento, es<br />
<strong>de</strong>cir, qué tipo <strong>de</strong> epistemología sería más fructífera o incluso más legítima. Y<br />
lo menos claro <strong>de</strong> todo era si las ciencias sociales podrían ser consi<strong>de</strong>radas<br />
en algún sentido como una “tercera cultura”, situada “entre la ciencia y la<br />
literatura”” (Wallerstein, 1996).<br />
A pesar <strong>de</strong> estas dificulta<strong>de</strong>s, la disciplinarización <strong>de</strong> las ciencias se produjo<br />
y perdura. De este proceso, y <strong>de</strong> acuerdo a lo planteado, quisiera <strong>de</strong>stacar dos<br />
elementos.<br />
El primero, la distinción gremial, si es que es posible usar el término, la que se<br />
materializó en la aparición <strong>de</strong>l saber como figura <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>de</strong>l privilegio profesional,<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>partamentos, faculta<strong>de</strong>s y presupuestos… y las luchas por éstos (Pérez,<br />
1998).<br />
El segundo, la necesidad <strong>de</strong> legitimación al amparo <strong>de</strong> las concepciones existentes<br />
en la tradición científica (a secas), lo que se manifestó en el impulso <strong>de</strong>l conocimiento<br />
objetivo <strong>de</strong> la realidad. En <strong>de</strong>finitiva, “se intentaba “apren<strong>de</strong>r” la verdad, no inventarla<br />
o intuirla” (Wallerstein, 1996).<br />
Así, este proceso que comenzó a hablar <strong>de</strong> ciencia en ámbitos no tradicionalmente<br />
científicos, llevó a que <strong>los</strong> “nuevos científicos” comenzaran a usar métodos<br />
aparentemente ya validados, en especial <strong>de</strong> la física, como una forma <strong>de</strong> contar con<br />
un procedimiento lógico <strong>de</strong> observación, que asegurara una aproximación empírica<br />
a LA (con mayúsculas) Realidad.<br />
Definición disciplinaria <strong>de</strong> la Comunicación<br />
El año 1995, Armand y Michèlle Mattelart publicaron su texto Historia <strong>de</strong> las<br />
Teorías <strong>de</strong> la Comunicación. En su introducción, <strong>los</strong> autores hacen una interesante<br />
observación, en el marco <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios sobre Comunicación: “este<br />
campo concreto <strong>de</strong> las ciencias sociales se ha visto acosado por la cuestión <strong>de</strong> su<br />
legitimidad científica” (Mattelart y Mattelart, 1995), situación que lo habría llevado a<br />
buscar mo<strong>de</strong><strong>los</strong> <strong>de</strong> cientificidad, adoptando y adaptando esquemas propios <strong>de</strong> las<br />
ciencias <strong>de</strong> la naturaleza.<br />
Así, más <strong>de</strong> un siglo <strong>de</strong>spués, la Comunicación mantenía las mismas situaciones<br />
que, en sus orígenes, <strong>de</strong>bieron enfrentar otras disciplinas <strong>de</strong> las ciencias sociales, lo<br />
que hace patente que a pesar <strong>de</strong> las revisiones y cuestionamientos sobre la vali<strong>de</strong>z<br />
y rigi<strong>de</strong>z <strong>de</strong>l concepto <strong>de</strong> ciencia, éste sigue predominando como nuestra forma <strong>de</strong><br />
compren<strong>de</strong>r el saber.<br />
Por este motivo, no <strong>de</strong>bería extrañar que a lo largo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios e<br />
investigaciones relacionadas con la Comunicación<br />
23
“una <strong>de</strong> las cuestiones centrales ha girado en torno a la condición disciplinaria<br />
<strong>de</strong> la comunicación, la que ha sido objeto especial <strong>de</strong> preocupación a partir <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> noventa. La historia <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> la comunicación ha sido marcada por<br />
la diversidad teórica y por la historicidad <strong>de</strong> su objeto, marcas distintivas <strong>de</strong>l<br />
campo <strong>de</strong> las ciencias sociales y humanas, <strong>de</strong>l cual forma parte” (Vasallo <strong>de</strong><br />
Lopes y Fuentes, 2001).<br />
Como ejemplo, resulta interesante el relato que propone Edison Otero (2006) sobre<br />
una trilogía <strong>de</strong> intentos <strong>de</strong> <strong>de</strong>limitación <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong>l arte <strong>de</strong> la Comunicación,<br />
<strong>de</strong>sarrollados a partir <strong>de</strong> la revista Journal of Communication.<br />
Cuenta el autor que esta publicación estadouni<strong>de</strong>nse convocó, en 1983, a 35<br />
autores <strong>de</strong> 10 países, para que presentaran su visión sobre el estado <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios<br />
<strong>de</strong> comunicación en el mundo, tarea, por cierto, nada <strong>de</strong> menor. El resultado estaba<br />
impregnado <strong>de</strong> optimismo ante la emergencia <strong>de</strong> una nueva disciplina, lo que aparecía<br />
avalado por la irrupción <strong>de</strong> nuevos temas como <strong>los</strong> enfoques retóricos y <strong>los</strong> estudios<br />
culturales, el giro lingüístico y el claro predominio <strong>de</strong> <strong>los</strong> métodos cualitativos.<br />
Diez años <strong>de</strong>spués, la misma revista repitió el ejercicio. Pero esta vez el optimismo<br />
<strong>de</strong>sapareció: “<strong>los</strong> estudios <strong>de</strong> comunicación carecen <strong>de</strong> estatus disciplinario porque<br />
no poseen un núcleo <strong>de</strong> conocimiento y, <strong>de</strong> este modo, su legitimidad institucional<br />
y académica constituye una quimera” (Otero, 2006), concluyeron, con fuertes<br />
<strong>de</strong>claraciones, <strong>los</strong> editores <strong>de</strong>l número especial <strong>de</strong> Journal of Communication<br />
En esta publicación, uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> expertos invitados a participar fue Karl Rosengren,<br />
investigador sueco, para quien el área se caracterizaría más por la fragmentación<br />
que por la fermentación.<br />
“Su hipótesis es que la fragmentación se origina en el hecho <strong>de</strong> que el número<br />
creciente <strong>de</strong> tradiciones <strong>de</strong> investigación carece <strong>de</strong> las precondiciones básicas<br />
que garantizan acumulatividad <strong>de</strong>l conocimiento. Estas precondiciones<br />
básicas son: teorías sustantivas, mo<strong>de</strong><strong>los</strong> formales, y data empírica; y rara<br />
vez se cumplen en la investigación comunicacional contemporánea” (Otero,<br />
2006).<br />
Once años <strong>de</strong>spués, es <strong>de</strong>cir, en el 2004, la revista Journal of Communication<br />
<strong>de</strong>sarrolló el último intento –al menos hasta ahora- <strong>de</strong> establecer el estado <strong>de</strong>l arte <strong>de</strong><br />
la investigación en Comunicación. Esta vez, el tono fue neutral, <strong>de</strong>jando el optimismo<br />
<strong>de</strong> 1983 y la <strong>de</strong>sesperanza <strong>de</strong> 1993. En esta neutralidad, eso sí, se mantiene como<br />
continuidad la fragmentación.<br />
En <strong>de</strong>finitiva, y a pesar <strong>de</strong> que en la década <strong>de</strong> <strong>los</strong> 80 –don<strong>de</strong> también se ubica la<br />
propuesta <strong>de</strong> Denis McQuail <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> una ciencia propia- parecía que,<br />
por fin, se estaba llegando al tan anhelado estatuto <strong>de</strong> autonomía disciplinaria, la<br />
situación sigue en la incertidumbre.<br />
En este contexto, quizás la Comunicación sería más bien una ciencia inmadura,<br />
24
<strong>de</strong> acuerdo a las concepciones <strong>de</strong> Khun, que caracteriza este estado disciplinario a<br />
través <strong>de</strong> la carencia <strong>de</strong> consensos básicos entre <strong>los</strong> practicantes <strong>de</strong> la disciplina;<br />
existencia <strong>de</strong> cierto número <strong>de</strong> escuelas y subescuelas incompatibles que compiten<br />
entre sí; mantención <strong>de</strong> un discurso crítico <strong>de</strong> carácter crónico; ausencia <strong>de</strong> criterios<br />
evaluadores comunes; y carencia <strong>de</strong> autonomía frente a <strong>los</strong> factores externos a la<br />
disciplina misma (Otero, 2006).<br />
Esta inmadurez, pudiera <strong>de</strong>berse –hipotetizando- entre otras razones, a la falta <strong>de</strong><br />
reflexión epistemológica sobre el campo <strong>de</strong> la Comunicación.<br />
Así al menos pue<strong>de</strong> inferirse al leer a Vasallo <strong>de</strong> Lopes, para quien<br />
“en las investigaciones <strong>de</strong> Comunicación la ausencia o precariedad <strong>de</strong><br />
reflexión epistemológica pue<strong>de</strong> ser gran<strong>de</strong>mente reflejada en una falta <strong>de</strong><br />
visión <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> la Comunicación como campo <strong>de</strong> conocimiento que<br />
tiene una historia, o sea, <strong>de</strong> un <strong>de</strong>sconocimiento <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong>l campo. (…)<br />
Nuestro campo ya tiene historia suficiente que prohibe que ella sea reducida<br />
a una secuencia lineal <strong>de</strong> teorías <strong>de</strong>l tipo “funcionalismo – marxismo –<br />
estructuralismo – informacionismo - posmo<strong>de</strong>rnismo”. La impresión que queda<br />
es la <strong>de</strong> un collage, y lo que resulta son sólo informaciones sobre las teorías.<br />
Cuando digo “historia <strong>de</strong>l campo” me refiero a la necesidad <strong>de</strong> abordaje en el<br />
nivel <strong>de</strong> la construcción <strong>de</strong> conocimiento, <strong>de</strong> <strong>los</strong> conceptos creados. Hay falta<br />
<strong>de</strong> investigación sobre las teorías o teóricos <strong>de</strong> la comunicación, al nivel <strong>de</strong><br />
su construcción teórica y metodológica (toda teoría implica una metodología),<br />
a fin <strong>de</strong> elucidar sobre lo que hicimos y lo que estamos haciendo. Me estoy<br />
refiriendo a la necesidad <strong>de</strong> la investigación metateórica o específicamente<br />
epistemológica en el campo <strong>de</strong> la Comunicación” (Vasallo <strong>de</strong> Lopes, 2001).<br />
¿Qué estudiar? ¿Cómo estudiar?<br />
Sigamos avanzando en la <strong>de</strong>finición disciplinaria <strong>de</strong> la Comunicación. Para continuar,<br />
quisiera citar a Mauro Wolf, para quien<br />
“la fragmentación –traducida en ocasiones, a nivel subjetivo, en <strong>de</strong>sinterés<br />
por esta clase <strong>de</strong> estudios- constituía un escollo difícil <strong>de</strong> superar, sobre<br />
todo en dos sentidos. En primer lugar respecto al problema <strong>de</strong> <strong>de</strong>finir cuál<br />
es el área temática <strong>de</strong> principal pertinencia <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios mediológicos;<br />
en segundo lugar, respecto a la elección <strong>de</strong> la base disciplinaria capaz <strong>de</strong><br />
unificar la communication research. Dicho <strong>de</strong> otra forma, qué estudiar y cómo<br />
estudiarlo” (Wolf, 1987).<br />
De esta manera, a la polisemia <strong>de</strong>l término, a la heterogeneidad, fragmentación y<br />
diversidad, sumamos la dificultad para respon<strong>de</strong>r dos preguntas fundamentales a la<br />
hora <strong>de</strong> avanzar en la especificidad <strong>de</strong> algún campo <strong>de</strong> estudio: el qué (objeto) y el<br />
cómo (método). ¿Qué suce<strong>de</strong> con <strong>los</strong> estudios en Comunicación en estos puntos?<br />
25
Veamos, en primer lugar, el qué, el objeto, pues toda disciplina que se precie <strong>de</strong><br />
tal <strong>de</strong>be tener un “algo” que estudiar. ¿Cuál es ese algo particular <strong>de</strong> la ciencia <strong>de</strong> la<br />
Comunicación?<br />
Para Wolf, entre las variables que han limitado la configuración <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios<br />
<strong>de</strong> comunicación en un ámbito disciplinario autónomo o, al menos, como un<br />
área temática específica han sido “su naturaleza ad hoc, es <strong>de</strong>cir, más ligada a<br />
contingencias específicas y a exigencias inmediatas que orgánicamente integrada<br />
en un proyecto a largo plazo” (Wolf, 1987), certera referencia a la <strong>de</strong>nominada<br />
tradición administrativa, don<strong>de</strong> el “qué” habría <strong>de</strong>pendido <strong>de</strong> las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
<strong>de</strong>mandantes-financistas <strong>de</strong> información-conocimiento.<br />
Para el investigador catalán, Miquel Rodrigo Alsina, el qué <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> la<br />
Comunicación ha ido variando <strong>de</strong> acuerdo al espíritu <strong>de</strong> la época, es <strong>de</strong>cir, el<br />
objeto <strong>de</strong> estudio <strong>de</strong> la Comunicación estaría ligado a una perspectiva histórica <strong>de</strong>l<br />
conocimiento. Este autor i<strong>de</strong>ntifica seis momentos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1920 hasta la actualidad<br />
(Rodrigo, 2001).<br />
- Antes <strong>de</strong> 1920: <strong>los</strong> inicios <strong>de</strong> la sociedad <strong>de</strong> masas, don<strong>de</strong> se comienza a tener<br />
conciencia sobre el papel social <strong>de</strong> la prensa y su influencia sobre la opinión<br />
pública.<br />
- 1920-1940: las primeras concepciones sobre <strong>los</strong> <strong>medios</strong>, con la propaganda política<br />
en un lugar central.<br />
- 1940-1960: <strong>los</strong> inicios <strong>de</strong> la disciplina. Período en que <strong>los</strong> estudios se centran tanto<br />
en la propaganda (<strong>de</strong>bido a la Guerra Fría), la televisión, y surgen las primeras teorías<br />
empíricas que minimizan <strong>los</strong> efectos <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación y relevan la<br />
importancia <strong>de</strong> la comunicación interpersonal.<br />
- 1960-1980: auge y cuestionamiento <strong>de</strong> la cultura <strong>de</strong> masas: máximo protagonismo<br />
<strong>de</strong> la televisión; surge el <strong>de</strong>terminismo tecnológico con autores como Marshall<br />
McLuhan que relevan a <strong>los</strong> <strong>medios</strong> como objetos <strong>de</strong> reflexión; auge <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as<br />
<strong>de</strong> la Escuela <strong>de</strong> Frankfurt y su perspectiva crítica; inicio <strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
efectos cognitivos en la tradición investigativa norteamericana.<br />
- 1980-1990: replanteamiento sobre la influencia <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>. Surgen las miradas<br />
escépticas al rol <strong>de</strong> agentes para el <strong>de</strong>sarrollo con que se habían vestido <strong>los</strong> <strong>medios</strong><br />
<strong>de</strong> comunicación. A pesar <strong>de</strong> esto –y <strong>de</strong>l Informe McBri<strong>de</strong> que <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nó la<br />
salida <strong>de</strong> Estados Unidos <strong>de</strong> la Unesco- se mantiene la ten<strong>de</strong>ncia a una creciente<br />
internacionalización <strong>de</strong> la comunicación. Las políticas <strong>de</strong> la comunicación se convierten<br />
en un objeto <strong>de</strong> estudio prioritario. Se sigue concibiendo la audiencia como activa, pero<br />
la ten<strong>de</strong>ncia es contextualizar el uso social <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> en su vida cotidiana. Auge<br />
<strong>de</strong> las aproximaciones microsociológicas y etnográficas, y <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios culturales.<br />
Se inicia la posmo<strong>de</strong>rnidad.<br />
- Sociedad <strong>de</strong> la información: auge <strong>de</strong> la información como fuente principal <strong>de</strong> riqueza<br />
26
y conocimiento y, con ello, <strong>de</strong> las tecnologías como facilitadores <strong>de</strong> relaciones sociales<br />
en lógica <strong>de</strong> red.<br />
Junto con esta perspectiva, el mismo Miquel Rodrigo Alsina propone otra <strong>de</strong>finición<br />
<strong>de</strong>l objeto <strong>de</strong> estudio <strong>de</strong> acuerdo a distintos alcances <strong>de</strong> la comunicación, i<strong>de</strong>ntificando:<br />
comunicación intrapersonal; comunicación interpersonal; comunicación grupal; y<br />
comunicación <strong>de</strong> masas o mediada.<br />
En una línea similar, Raúl Fuentes Navarro propone hablar <strong>de</strong> dos caracteres <strong>de</strong> la<br />
comunicación que forman parte <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> estudio: “el carácter “esencial” <strong>de</strong> la<br />
comunicación, constituyente <strong>de</strong> las relaciones y las organizaciones sociales, y su<br />
carácter “instrumental”, <strong>de</strong>terminado por éstas y orientado a operar mediaciones <strong>de</strong><br />
alcances diversos en las prácticas <strong>de</strong> la sociedad” (Fuentes, 1991).<br />
El problema es que ni el carácter esencial, ni el carácter instrumental <strong>de</strong>finen un<br />
ámbito propio <strong>de</strong> la Comunicación, pues mientras en<br />
“el primero <strong>de</strong> <strong>los</strong> planos señalados el objeto <strong>de</strong> una teoría <strong>de</strong> la comunicación<br />
se confun<strong>de</strong> con el <strong>de</strong> la fi<strong>los</strong>ofía: remite a un cuestionamiento sobre la<br />
humanidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> hombres, en su conformación interna y en su socialización,<br />
tanto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> enfoques materialistas como i<strong>de</strong>alistas”, en el segundo el objeto<br />
se plantea “como acto a través <strong>de</strong>l cual se transmiten informaciones <strong>de</strong> un<br />
sujeto (individual o colectivo) a otro, remite al nivel <strong>de</strong> las operaciones técnicas<br />
y <strong>de</strong> las respectivas tecnologías para imponer la significación elaborada en un<br />
punto sobre aquél hacia don<strong>de</strong> se transmite” (Fuentes, 1991).<br />
…situación que –para complejizar aún más la discusión- nos instala en la discusión<br />
entre Comunicación e Información, lo que mantiene la nebu<strong>los</strong>a en nuestra búsqueda<br />
por el qué <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios en Comunicación.<br />
Ahora bien, una opción para <strong>de</strong>smarañar esta verda<strong>de</strong>ra ma<strong>de</strong>ja <strong>de</strong> nociones<br />
y miradas, es optar por i<strong>de</strong>ntificar el objeto <strong>de</strong> estudio con <strong>los</strong> <strong>medios</strong>, es <strong>de</strong>cir,<br />
inclinarse por el carácter instrumental <strong>de</strong> la Comunicación… mal que mal, la misma<br />
MCR nació preguntándose por el impacto <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> en la sociedad.<br />
¿Será que con <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación masivos po<strong>de</strong>mos llegar al objeto <strong>de</strong><br />
estudio específico <strong>de</strong> la Comunicación?<br />
Según Erick Torrico:<br />
“por lo común, y dado que así comenzaron <strong>los</strong> conceptos especializados,<br />
se pensó reconocer este objeto en <strong>los</strong> <strong>medios</strong> y, otra vez, particularmente<br />
en <strong>los</strong> masivos; <strong>de</strong> ahí se <strong>de</strong>rivó el énfasis en <strong>los</strong> efectos y funciones <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
contenidos y poco más tar<strong>de</strong> en <strong>los</strong> mensajes y <strong>los</strong> significados. Ahora se está<br />
en un momento en el que todavía la recepción y <strong>los</strong> usos y reinterpretaciones<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> contenidos comunicacionales masivos que con ella se vinculan, y por<br />
tanto <strong>los</strong> referentes culturales, aparecen como <strong>los</strong> aspectos privilegiados para<br />
27
el análisis (lo que no quiere <strong>de</strong>cir, empero, que se consi<strong>de</strong>re a alguno <strong>de</strong> esos<br />
elementos como “el” objeto comunicacional).”<br />
“Esa trayectoria predominante hizo que la fragmentación <strong>de</strong>l proceso<br />
comunicacional se convirtiera en una constante <strong>de</strong> las investigaciones y<br />
teorizaciones consecuentes, al igual que condujo a que disciplinas como la<br />
psicología, la sociología, la política, la lingüística, la semiología, la economía<br />
política o, últimamente, la antropología cultural fuesen erigidas como las<br />
más indicadas <strong>de</strong> cada etapa para empren<strong>de</strong>r la comprensión y el estudio<br />
científicos <strong>de</strong> dicho fenómeno” (Torrico, 2004).<br />
Así entonces,<br />
“el objeto comunicacional -cuyas esencia y existencia, no se olvi<strong>de</strong>, son<br />
sociales- no pue<strong>de</strong> ser, entonces, uno u otro componente aislado <strong>de</strong>l proceso<br />
sino el proceso mismo, con todo lo que conlleva <strong>de</strong> intervinientes humanos,<br />
códigos culturales, mediaciones tecnológicas, escenarios espacio-temporales,<br />
representaciones i<strong>de</strong>ológicas y condicionantes físicas, psicológicas,<br />
económicas y políticas”.<br />
“Dicho más precisamente, el objeto <strong>de</strong> estudio <strong>de</strong> la comunicación es el<br />
proceso social <strong>de</strong> producción, circulación mediada, intercambio <strong>de</strong>sigual,<br />
intelección y uso <strong>de</strong> significaciones y sentidos culturalmente situados, que es<br />
algo <strong>de</strong> naturaleza socialmente estructural (constitutivo) e inseparable -para<br />
fines teóricos e investigativos- <strong>de</strong> las otras dimensiones analíticas <strong>de</strong> la vida<br />
social” (Torrico, 2004)…<br />
Y volvemos entonces a la perspectiva multidisciplinaria.<br />
Dejemos <strong>de</strong> lado el objeto, y veamos qué pasa ahora con el cómo, es <strong>de</strong>cir,<br />
centrémonos en el método <strong>de</strong> investigación como constitutivo <strong>de</strong> una especificidad<br />
disciplinaria.<br />
La respuesta, y <strong>de</strong> acuerdo a lo ya revisado, nuevamente nos instala en una<br />
heterogeneidad en <strong>los</strong> estudios sobre Comunicación.<br />
Esto cobra un sentido mayor si recordamos que las primeras investigaciones y<br />
reflexiones <strong>de</strong>sarrolladas explícitamente sobre comunicación se originaron <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
otras disciplinas como la psicología, la sociología, la ingeniería, la antropología,<br />
etcétera, cada una <strong>de</strong> ellas aportando sus propias técnicas y miradas <strong>de</strong> origen a<br />
la ecléctica constitución <strong>de</strong> este campo <strong>de</strong> estudio. Baste recordar, a<strong>de</strong>más, que<br />
muchos <strong>de</strong> <strong>los</strong> padres fundadores no continuaron trabajando en temas vinculados a<br />
la comunicación.<br />
De todas maneras, y si bien es posible i<strong>de</strong>ntificar <strong>los</strong> primeros momentos <strong>de</strong> la<br />
investigación en comunicación con <strong>los</strong> enfoques cuantitativos, últimamente se ha<br />
producido un giro hacia <strong>los</strong> más cualitativo, en especial por <strong>los</strong> aportes provenientes<br />
28
<strong>de</strong> la semiótica y <strong>los</strong> estudios culturales, que utilizan técnicas como la etnografía,<br />
observación participante, historias <strong>de</strong> vida, entre otros.<br />
Claro es que esta ten<strong>de</strong>ncia más contemporánea no goza <strong>de</strong> unanimidad en la<br />
comunidad académica.<br />
¿Un ejemplo?, la siguiente -y larga- cita <strong>de</strong> Melvin De Fleur (1998), recordado autor<br />
<strong>de</strong> uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> textos clásicos sobre teoría <strong>de</strong> la comunicación:<br />
“Hoy en día, muchos estudiosos <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación no están<br />
bien entrenados, ni están comprometidos, e incluso son abiertamente críticos,<br />
en relación a <strong>los</strong> postulados, <strong>los</strong> procedimientos y <strong>los</strong> requerimientos <strong>de</strong> la<br />
ciencia. Tales estudiosos con frecuencia usan una aproximación cualitativa e<br />
intuitiva para <strong>de</strong>scribir la naturaleza <strong>de</strong> <strong>los</strong> diversos rasgos y procesos <strong>de</strong> la<br />
comunicación masiva. Aunque tal abordaje tiene méritos en muchos casos,<br />
no está en condiciones <strong>de</strong> producir hitos significativos en la investigación<br />
capaces <strong>de</strong> proporcionar un fundamento para las rupturas teóricas o<br />
evaluaciones <strong>de</strong>finitivas acerca <strong>de</strong> las formulaciones existentes... Las razones<br />
<strong>de</strong> esta conclusión pesimista no son complejas. Cualesquiera que sean <strong>los</strong><br />
méritos <strong>de</strong> la investigación cualitativa, carece <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> <strong>los</strong> rasgos <strong>de</strong> la<br />
ciencia que por sig<strong>los</strong> la convirtieron en el modo aceptado <strong>de</strong> análisis para<br />
el avance <strong>de</strong>l conocimiento en una multitud <strong>de</strong> disciplinas. Específicamente,<br />
la investigación cualitativa tiene limitaciones en el rigor puesto que no usa<br />
procedimientos <strong>de</strong> control para i<strong>de</strong>ntificar y limitar la influencia <strong>de</strong> variables<br />
extrañas” (en Otero, 2006).<br />
La apertura <strong>de</strong> las ciencias… y <strong>de</strong> la Comunicación<br />
Confusión en el objeto. Confusión en el método. En lo que sí hay consenso entre<br />
la literatura especializada es a consi<strong>de</strong>rar a la Comunicación, en cuanto objeto <strong>de</strong><br />
estudio y método <strong>de</strong> aproximación, una multidisciplina (¿o transdisciplina?) como<br />
rasgo distintivo.<br />
Como indica el catalán Miquel De Moragas:<br />
“ya he comentado que la investigación <strong>de</strong> la comunicación <strong>de</strong> masas ha<br />
puesto un muy escaso interés en <strong>los</strong> problemas <strong>de</strong> carácter epistemológico.<br />
Es frecuente ver que cuando se trata <strong>de</strong> ubicar científicamente una tarea tan<br />
compleja como es la <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> la comunicación <strong>de</strong> masas, se apela a<br />
una salida pluridisciplinar (…) No es frecuente sin embargo, que se abun<strong>de</strong><br />
en las posibilida<strong>de</strong>s y límites que este planteamiento tiene para el <strong>de</strong>sarrollo<br />
<strong>de</strong> nuestra práctica teórica.”<br />
“Para compren<strong>de</strong>r la situación actual <strong>de</strong> la investigación <strong>de</strong> la comunicación<br />
–agrega el autor- pue<strong>de</strong> hablarse propiamente <strong>de</strong> pluridisciplinariedad, sobre<br />
29
todo si ésta se diferencia <strong>de</strong> otras nociones como las <strong>de</strong> transdisciplinariedad<br />
o interdisciplinariedad” (De Moragas, 1981).<br />
Asumamos entonces la <strong>de</strong>finición.<br />
Siguiendo sus mismos planteamientos, y sumados a <strong>los</strong> <strong>de</strong> Torrico (2004),<br />
la pluridisciplinariedad (o multidisciplinariedad como la llama este autor), se<br />
caracteriza por un “acercamiento seriado y autónomo <strong>de</strong> varias disciplinas a un<br />
mismo objeto” (Torrico, 2004), es <strong>de</strong>cir, cada uno <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su propia mirada.<br />
La interdisciplinariedad, en tanto, “supone la aproximación coordinada, simultánea<br />
y complementaria a un mismo objeto -a partir <strong>de</strong> su construcción metodológica<strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
distintas miradas disciplinarias” (Torrico, 2004), es <strong>de</strong>cir, se trataría <strong>de</strong> un<br />
trabajo más integrado.<br />
El último estadio sería la transdisciplina, don<strong>de</strong> <strong>los</strong> objetos <strong>de</strong> estudio se asumirían<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> conceptos y metodologías comunes a todas las ciencias sociales. Así, este<br />
enfoque se sitúa más allá <strong>de</strong> las divisiones y límites disciplinarios, pensando la<br />
investigación no como la suma o diálogo <strong>de</strong> miradas conceptuales distintas aunque<br />
quizás complementarias, sino como un enfoque común, complejo e integrador.<br />
¿Dón<strong>de</strong> estaría la Comunicación entonces? Es probable que tampoco contemos<br />
con acuerdo, pero sí con una certeza: ya sea multi, pluri, inter o transdisciplina, la<br />
Comunicación se caracterizaría por el encuentro y convivencia con otras disciplinas<br />
<strong>de</strong> las ciencias sociales.<br />
Esta situación, por un lado, tendría la <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> atentar contra una autonomía<br />
disciplinaria <strong>de</strong>l campo y su legitimidad científica, pero, por otra, sintoniza con las<br />
ten<strong>de</strong>ncias epistémicas e investigativas más contemporáneas.<br />
Y es que ante el afán <strong>de</strong> disciplinar, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> configurar y <strong>de</strong>limitar espacios<br />
específicos <strong>de</strong> conocimiento iniciado en las ciencias sociales a partir <strong>de</strong>l siglo<br />
XVIII, la mirada contemporánea se inclina más bien por cuestionar estos límites<br />
<strong>de</strong>l saber.<br />
Así da cuenta, en el ámbito específico <strong>de</strong> las ciencias sociales, el Informe <strong>de</strong> la<br />
Comisión Gulbenkian para la restructuración <strong>de</strong> las ciencias sociales, presidida por<br />
Immanuel Wallerstein, y titulado Abrir las ciencias sociales (1996), don<strong>de</strong> se llega<br />
a la conclusión <strong>de</strong> que las separaciones disciplinarias respon<strong>de</strong>n más a razones<br />
políticas que a motivos epistemológicos.<br />
De acuerdo al trabajo <strong>de</strong>sarrollado por la Comisión, es posible i<strong>de</strong>ntificar como<br />
hito <strong>de</strong> este cambio en las ciencias sociales el año 1945, fecha en que el mundo<br />
salía <strong>de</strong> la Segunda Guerra Mundial ingresando, al mismo tiempo, a un escenario<br />
<strong>de</strong> transformaciones.<br />
“Después <strong>de</strong> 1945, tres procesos afectaron profundamente la estructura<br />
<strong>de</strong> las ciencias sociales erigida en <strong>los</strong> cien años anteriores. El primero fue<br />
30
el cambio en la estructura política <strong>de</strong>l mundo. Estados Unidos salió <strong>de</strong> la<br />
Segunda Guerra Mundial con una fuerza económica abrumadora, en un mundo<br />
políticamente <strong>de</strong>finido por dos realida<strong>de</strong>s geopolíticas nuevas: la llamada<br />
guerra fría entre Estados Unidos y la URSS y la reafirmación histórica <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
pueb<strong>los</strong> no europeos <strong>de</strong>l mundo. El segundo, se refiere al hecho que en <strong>los</strong><br />
25 años subsiguientes a 1945, el mundo tuvo la mayor expansión económica<br />
<strong>de</strong> su población y su capacidad productiva jamás conocida, que incluyó una<br />
ampliación <strong>de</strong> la escala <strong>de</strong> todas las activida<strong>de</strong>s humanas. El tercero fue la<br />
consiguiente expansión extraordinaria, tanto cuantitativa como geográfica,<br />
<strong>de</strong>l sistema universitario en todo el mundo, lo que condujo a la multiplicación<br />
<strong>de</strong>l número <strong>de</strong> científicos sociales profesionales. Cada una <strong>de</strong> estas tres<br />
realida<strong>de</strong>s sociales nuevas planteaba un problema para las ciencias sociales,<br />
tal como habían sido institucionalizada históricamente” (Wallerstein, 1996).<br />
Entre estos cambios, por ejemplo, y pesar <strong>de</strong> que las estructuras disciplinarias<br />
“han cubierto a sus miembros con una reja protectora, y no han alentado a nadie<br />
a cruzar las líneas” (Wallerstein, 1996), <strong>los</strong> espacios académicos comenzaron a<br />
<strong>de</strong>scomponerse o <strong>de</strong>sarmarse <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> 1945.<br />
De esta forma,<br />
“la serie mundial <strong>de</strong> coloquios y conferencias que han ocupado un lugar tan<br />
central para la comunicación científica en las últimas décadas han tendido a<br />
reclutar sus participantes <strong>de</strong> acuerdo con el objeto <strong>de</strong> estudio concreto, en<br />
general sin prestar mucha atención a la afiliación disciplinaria, y actualmente<br />
existe un número creciente <strong>de</strong> revistas científicas <strong>de</strong> primera magnitud que<br />
<strong>de</strong>liberadamente ignoran las fronteras disciplinarias” (Wallerstein, 1996).<br />
Ante estas evi<strong>de</strong>ncias, y si bien resultaría imposible abolir las disciplinas como<br />
forma <strong>de</strong> organización <strong>de</strong>l saber, emerge como necesidad la transformación <strong>de</strong><br />
sus fronteras.<br />
“Después <strong>de</strong> todo, ser histórico no es propiedad exclusiva <strong>de</strong> las personas<br />
llamadas historiadores, es una obligación <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> científicos sociales.<br />
Ser sociológico no es propiedad exclusiva <strong>de</strong> ciertas personas llamadas<br />
sociólogos sino una obligación <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> científicos sociales. (…) En suma,<br />
no creemos que existan monopolios <strong>de</strong> sabiduría ni zonas <strong>de</strong> conocimiento<br />
reservadas a las personas con <strong>de</strong>terminado título universitario” (Wallerstein,<br />
1996).<br />
En este escenario entonces, don<strong>de</strong> el llamado es a abrir <strong>los</strong> saberes adoptando<br />
miradas más inter o transdisciplinarias para enfrentarse a <strong>los</strong> fenómenos sociales,<br />
aquello que podía parecer un problema para <strong>los</strong> estudiosos <strong>de</strong> la Comunicación, se<br />
instala más bien como una interesante y contemporánea perspectiva <strong>de</strong> comprensión<br />
<strong>de</strong>l saber.<br />
31
“Esa falta <strong>de</strong> enraizamiento y <strong>de</strong>limitación que distingue a la comunicación<br />
-consi<strong>de</strong>rada un déficit por algunos autores- es más bien percibida como una<br />
ventaja en el marco <strong>de</strong>l enfoque <strong>de</strong> la posdisciplinariedad, que apuesta por la<br />
superación <strong>de</strong> las fronteras existentes entre las disciplinas, por la integración<br />
metodológica y, en el caso específico <strong>de</strong> la comunicación, por el abandono <strong>de</strong>l<br />
“afán <strong>de</strong> disciplinarizar su estudio”; esto es, por la negación <strong>de</strong> la posibilidad<br />
<strong>de</strong> una comunicología” (Torrico, 2004).<br />
En esa misma línea se instala Jesús Martín-Barbero, para quien:<br />
“la conciencia creciente <strong>de</strong>l estatuto transdisciplinar <strong>de</strong>l campo no hace sino<br />
dar cuenta <strong>de</strong> la multidimensionalidad que en nuestra sociedad revisten <strong>los</strong><br />
procesos comunicativos y su gravitación creciente sobre <strong>los</strong> movimientos<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>sterritorialización e hibridaciones que en Latinoamérica cataliza y<br />
produce la mo<strong>de</strong>rnidad. Transdisciplinariedad que en modo alguno significa<br />
la disolución <strong>de</strong> <strong>los</strong> problemas-objeto <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> la comunicación en<br />
<strong>los</strong> <strong>de</strong> otras disciplinas sociales, sino la construcción <strong>de</strong> las articulaciones<br />
e intertextualida<strong>de</strong>s que hacen posible pensar <strong>los</strong> <strong>medios</strong> y las <strong>de</strong>más<br />
industrias culturales como matrices <strong>de</strong> <strong>de</strong>sorganización y reorganización <strong>de</strong><br />
la experiencia social y <strong>de</strong> la nueva trama <strong>de</strong> actores y estrategias <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r”<br />
(Martín-Barbero, 1997).<br />
“Uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> investigadores latinoamericanos -agrega Martín-Barbero en referencia a<br />
Raúl Fuentes Navarro- que más ha luchado en y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su país por la consolidación<br />
<strong>de</strong> la comunidad investigativa en comunicación afirma: ´la difícil y nunca consolidada<br />
constitución disciplinaria <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> la comunicación, que tantas <strong>de</strong>sventajas<br />
ha acarreado a sus practicantes, es precisamente la condición <strong>de</strong> posibilidad <strong>de</strong> su<br />
nuevo <strong>de</strong>sarrollo´” (Martín-Barbero, 2002).<br />
¿Qué enseñamos cuando enseñamos Comunicación?<br />
A través <strong>de</strong>l recorrido teórico propuesto en las páginas antece<strong>de</strong>ntes, se ha tenido<br />
un objetivo: dar cuenta <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> la discusión existente sobre el estudio <strong>de</strong> la<br />
Comunicación. De sus incertidumbres, certezas, temas resueltos y por resolver.<br />
Con lo planteado hasta este momento, es posible reconocer la alta heterogeneidad<br />
y diversidad como elementos característicos <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> la Comunicación,<br />
escenario con el que se encuentran -y quizás confun<strong>de</strong>n- quienes <strong>de</strong>sean<br />
aproximarse a esta área <strong>de</strong>l saber.<br />
En este punto, quisiera sumar una nueva estación a este recorrido dando un leve<br />
giro sobre el eje <strong>de</strong>l tema disciplinar. Así, y tomando su origen etimológico, que la<br />
vincula con el concepto <strong>de</strong> discípulo, quisiera centrar el enfoque en el estudiante,<br />
es <strong>de</strong>cir, en quienes estudian el conocimiento relacionado con la Comunicación.<br />
Y es que quizás preguntándonos por lo que se enseña a quienes la estudian,<br />
32
po<strong>de</strong>mos aproximarnos con mayores certezas a i<strong>de</strong>ntificar lo que caracteriza el<br />
campo <strong>de</strong> la Comunicación, en aquel<strong>los</strong> espacios académicos don<strong>de</strong> se forman, o<br />
al menos introducen sus futuros estudiosos e investigadores.<br />
El año 1995, Edison Otero y Lorenzo Vilches, realizaron la investigación “La<br />
Formación en Comunicación en la Educación Superior Chilena”, proyecto financiado<br />
por el Consejo Superior <strong>de</strong> Educación.<br />
El objetivo <strong>de</strong> este estudio era i<strong>de</strong>ntificar la existencia o no existencia <strong>de</strong> contenidos<br />
comunes en las asignaturas <strong>de</strong> comunicación <strong>de</strong> carreras vinculadas con el área<br />
como Periodismo, Relaciones Públicas y Comunicación Audiovisual, entre otras.<br />
Para eso, se trabajó una muestra intencionada <strong>de</strong> 58 asignaturas <strong>de</strong>l área <strong>de</strong><br />
formación teórica en comunicación, <strong>de</strong> 28 carreras, correspondientes a 14<br />
universida<strong>de</strong>s y 9 institutos profesionales.<br />
Parte <strong>de</strong> <strong>los</strong> resultados <strong>de</strong> ese trabajo fueron presentados en la revista Talón <strong>de</strong><br />
Aquiles, en su número correspondiente a la primavera <strong>de</strong> 1996.<br />
Como primer hallazgo, <strong>los</strong> investigadores se encontraron con que no había ningún<br />
contenido teórico, tópico o ten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> pensamiento, que apareciera en todos <strong>los</strong><br />
programas. Ni siquiera en el 50% <strong>de</strong> éstos.<br />
Lo anterior se repitió al analizar autores, textos y escuelas teóricas.<br />
¿Conclusiones? “Se trata, evi<strong>de</strong>ntemente, <strong>de</strong>l carácter irresuelto <strong>de</strong> diversos<br />
<strong>de</strong>bates teóricos que han sacudido el área durante cuatro o cinco décadas, <strong>los</strong><br />
que se expresan en la ausencia <strong>de</strong> una consolidación disciplinaria básica” (Otero,<br />
1996). Así, “el estudio <strong>de</strong> la comunicación, sería un área <strong>de</strong> estudio y no todavía<br />
una disciplina científica. Ello explicaría la dispersión temática y la vulnerabilidad <strong>de</strong><br />
la enseñanza <strong>de</strong> la comunicación a las preferencias i<strong>de</strong>ológicas generales” (Otero,<br />
1996).<br />
Durante el año 2007, y como parte <strong>de</strong> mi tesis para la obtención <strong>de</strong>l grado <strong>de</strong><br />
Magíster en Comunicación Social en la Universidad <strong>de</strong> Chile, realicé un ejercicio<br />
similar, motivada, como ya confesé, por mi obsesión or<strong>de</strong>nadora y estructuradora.<br />
En este caso, la pregunta fue por el “canon”, es <strong>de</strong>cir, por el “abc” <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios<br />
sobre Comunicación o, en otras palabras, aquel<strong>los</strong> autores, textos o miradas<br />
tradicionales que cualquier persona que quisiera introducirse en la disciplina <strong>de</strong> la<br />
Comunicación <strong>de</strong>bía conocer.<br />
Para eso, el camino a recorrer consi<strong>de</strong>ró la revisión <strong>de</strong> <strong>los</strong> referentes bibliográficos<br />
presentes en <strong>los</strong> programas <strong>de</strong> las asignaturas <strong>de</strong>l área <strong>de</strong> Comunicación <strong>de</strong> un<br />
grupo <strong>de</strong> Escuelas <strong>de</strong> Periodismo <strong>de</strong>l país.<br />
De las treinta y tres universida<strong>de</strong>s que ofrecen la carrera <strong>de</strong> Periodismo en el<br />
país, se consi<strong>de</strong>raron <strong>los</strong> programas <strong>de</strong> veintiséis asignaturas, <strong>de</strong> ocho escuelas,<br />
seleccionadas <strong>de</strong> acuerdo a <strong>los</strong> criterios <strong>de</strong> antigüedad, asignación <strong>de</strong> proyectos <strong>de</strong>l<br />
33
Fondo Nacional <strong>de</strong> Desarrollo Científico y Tecnológico -FONDECYT-, acreditación,<br />
y puntajes <strong>de</strong> ingreso <strong>de</strong> sus estudiantes.<br />
En forma paralela a la revisión <strong>de</strong> <strong>los</strong> programas <strong>de</strong> estudio <strong>de</strong> las Escuelas <strong>de</strong><br />
Periodismo, realicé entrevistas a expertos <strong>de</strong>l área <strong>de</strong> la Comunicación 1 en nuestro<br />
país, a quienes pregunté <strong>los</strong> referentes bibliográficos fundamentales a la hora <strong>de</strong><br />
comenzar a aproximarse a esta área <strong>de</strong>l conocimiento.<br />
¿Los resultados?<br />
A través <strong>de</strong> la revisión <strong>de</strong> las bibliografías, y en correlación con <strong>los</strong> resultados<br />
obtenidos en las entrevistas a expertos, se obtuvo un total <strong>de</strong> seiscientas veintiséis<br />
(626) referencias bibliográficas. De éstas, ochenta y tres (83) se repetían en más<br />
<strong>de</strong> una fuente (programa y/o entrevista a experto).<br />
En este sentido va la primera <strong>de</strong> las conclusiones: y es que en realidad es difícil<br />
hablar <strong>de</strong> un canon, entendiéndolo como un cierto conocimiento o base teórica<br />
fundamental que se recoja en la lectura <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados textos y autores.<br />
Resultado, por lo <strong>de</strong>más, altamente coherente con <strong>los</strong> obtenidos por Otero y<br />
Vilches en el citado estudio <strong>de</strong> 1995. Es <strong>de</strong>cir, una docena <strong>de</strong> años <strong>de</strong>spués, la<br />
ten<strong>de</strong>ncia a la diversidad y dispersión se mantiene.<br />
Así, nos encontramos no sólo en la teoría, sino también en la práctica <strong>de</strong> su<br />
enseñanza, con un campo marcado por la heterogeneidad y la fragmentación,<br />
lo que entregaría luces sobre la imposibilidad <strong>de</strong> su configuración como una<br />
disciplina autónoma, acotada y limitada, sino más bien como un campo <strong>de</strong> estudio<br />
transdisciplinario.<br />
A propósito <strong>de</strong> esta i<strong>de</strong>a, quisiera retomar algo ya planteado hace algunas páginas,<br />
pues aquella variedad disciplinaria, que tanto pudo pesar en la legitimación <strong>de</strong>l<br />
campo, se alza hoy como una ten<strong>de</strong>ncia contemporánea ofreciendo, en mi opinión,<br />
una interesante posibilidad y <strong>de</strong>safío a quienes nos interesamos por este campo<br />
<strong>de</strong> estudio.<br />
Y lo planteo como <strong>de</strong>safío, pues creo que nos obliga a una apertura personal y<br />
académica a otros campos, a conocer<strong>los</strong>, a validar<strong>los</strong> e integrar. En una mirada ad<br />
hoc, a <strong>los</strong> aires contemporáneos que irradian las ciencias sociales.<br />
¿Será posible vivir sin <strong>los</strong> límites que nos brindan las disciplinas?<br />
No lo sé… pero creo vale la pena consi<strong>de</strong>rarlo.<br />
1 Los expertos entrevistados fueron Claudio Avendaño Ruz, Car<strong>los</strong> <strong>de</strong>l Valle Rojas, Edison Otero y Eduardo Santa Cruz Achurra.<br />
34
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Norma.<br />
Vasallo De Lopes, M., y Fuentes, R. (2001): Comunicación: Campo y Objeto <strong>de</strong> Estudio. Perspectivas<br />
Reflexivas Latinoamericanas, México, Instituto Tecnológico y <strong>de</strong> Estudios Superiores <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte<br />
(ITESO).<br />
Wallerstein I. (Coord.) (1996): Abrir las ciencias sociales. Informe Comisión Gulbenkian para la<br />
reestructuración <strong>de</strong> las ciencias sociales. España, Siglo XXI Editores.<br />
Wolf, M. (1987): La investigación <strong>de</strong> la comunicación <strong>de</strong> masas. Crítica y perspectiva. Ediciones Paidós,<br />
España.<br />
36
CAPÍTULOS<br />
Lazcano Peña, D. (2007). Investigación en Comunicación Social en Chile: configurando el campo<br />
nacional, en SANTANDER M., PEDRO (editor). Los <strong>medios</strong> en Chile: voces y contextos, Ediciones<br />
Universitarias <strong>de</strong> Valparaíso, Chile.<br />
Martino, L. (2001). Elementos para una epistemología <strong>de</strong> la comunicación en Vasallo De Lopes, M. ,y<br />
Fuentes, R., Comunicación: Campo y Objeto <strong>de</strong> Estudio. Perspectivas Reflexivas Latinoamericanas,<br />
México, Instituto Tecnológico y <strong>de</strong> Estudios Superiores <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte (ITESO).<br />
ARTÍCULOS<br />
Gómez Macker, L. (1987): Tú y yo. Una aproximación al proceso dialógico, en “Revista Signos”, Nº 25,<br />
Valparaíso, Chile, pp. 129-148.<br />
Kant, I. (1784). ¿Qué es la Ilustración?. Disponible on-line<br />
Martín-Barbero, J. (1997), Comunicación fin <strong>de</strong> siglo: ¿para dón<strong>de</strong> va nuestra investigación?, Revista<br />
TELOS, N°47, Madrid.<br />
Otero, E. (1996): Contenidos temáticos <strong>de</strong> la formación en Comunicación. En revista Talón <strong>de</strong> Aquiles<br />
N° 4, Chile, pp. 38-40.<br />
Otero, E. (2006): El Estado <strong>de</strong>l Arte en Teoría <strong>de</strong> la Comunicación: un ejercicio Kuhniano. Chile,<br />
Revista Ciencias Sociales Online, Vol. III, N°. 1. Universidad <strong>de</strong> Viña <strong>de</strong>l Mar.<br />
Vasallo De Lopes, M.: “La investigación en comunicación: cuestiones epistemológicas, teóricas y<br />
metodológicas”, Diálogos <strong>de</strong> la comunicación, pp.12-27.<br />
37
2.- Periodismo narrativo:<br />
el arte <strong>de</strong> contar la realidad<br />
Roberto Herrscher<br />
39
<strong>Discurso</strong> <strong>de</strong> apertura. Inauguración año académico, Postgrado en<br />
Comunicación, Escuela <strong>de</strong> Periodismo, P. UCV.<br />
Les agra<strong>de</strong>zco mucho esta oportunidad. En la generosa presentación que hicieron<br />
<strong>de</strong> mí mencionaron mis dos mundos, pasiones, vocaciones: la <strong>de</strong> profesor y la <strong>de</strong><br />
periodista. Estudiar y enseñar, y preguntar y escribir. Aunque en el fondo creo que<br />
todo es parte <strong>de</strong> lo mismo.<br />
En este viaje a Chile vuelvo a ponerme el traje <strong>de</strong> profesor, pero vengo saliendo<br />
<strong>de</strong> unos días muy intensos presentando y discutiendo en Buenos Aires mi libro que<br />
es la historia <strong>de</strong> un barco, la goleta Penélope, y es también mi reencuentro con una<br />
historia personal, como ex combatiente <strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong> las Malvinas.<br />
Por eso se me ocurrió juntarlo todo para hablarles brevemente <strong>de</strong> lo que me apasiona<br />
y <strong>de</strong>svela en la enseñanza <strong>de</strong>l periodismo – el periodismo narrativo, lo que tal vez<br />
un poco pomposamente llamamos El arte <strong>de</strong> contar la realidad – mezclado con mi<br />
propio ejercicio <strong>de</strong> contar historias, que son las historias que incluyo en mi libro.<br />
En este recorrido voy a tratar cinco puntos, cinco características <strong>de</strong>l periodismo<br />
narrativo:<br />
1.- ¿Quién cuenta? El punto <strong>de</strong> vista y el personaje <strong>de</strong>l narrador<br />
2.- La historia <strong>de</strong> <strong>los</strong> otros<br />
3.- De las fuentes y sus <strong>de</strong>claraciones a <strong>los</strong> personajes y sus diálogos:<br />
el teatro <strong>de</strong> la realidad<br />
4.- El <strong>de</strong>talle relevante: <strong>los</strong> objetos cobran vida, la <strong>de</strong>scripción como fiesta<br />
<strong>de</strong>l estilo y como forma <strong>de</strong> hacer concreto lo conceptual<br />
5.- Qué historias pi<strong>de</strong>n y merecen ser contadas: el camino <strong>de</strong> <strong>los</strong> hechos<br />
y <strong>los</strong> caminos <strong>de</strong> <strong>los</strong> personajes, <strong>de</strong>l narrador y <strong>de</strong>l lector:<br />
ser otro al terminar <strong>de</strong> leer<br />
1. ¿Quién cuenta? El punto <strong>de</strong> vista y el personaje <strong>de</strong>l narrador<br />
Cada vez que hablo <strong>de</strong> esto tengo la impresión <strong>de</strong> que <strong>de</strong>finir el periodismo narrativo<br />
es como explicar un chiste. En vez <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirles por qué me parece bueno o importante<br />
contar historias reales lo que <strong>de</strong>bería hacer es contarles una.<br />
Podría seguir el manual <strong>de</strong>l conferenciante norteamericano, que dice: “Empezá con<br />
un chiste”. En la mayoría <strong>de</strong> <strong>los</strong> casos el resultado es patético. La mayoría <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
profesores somos muy ma<strong>los</strong> contadores <strong>de</strong> chistes. Pero sea cual sea la forma en<br />
que empiece, uste<strong>de</strong>s estarán tratando <strong>de</strong> adivinar quién es el que les habla, <strong>de</strong> qué<br />
planeta viene, qué quiere ven<strong>de</strong>rles, qué le pasa, por qué gesticula tanto.<br />
Por eso el chiste: para caerles simpático, para controlar la forma en que me escuchan<br />
y me perciben. Yo voy a empezar sin chiste pero con una anécdota <strong>de</strong> hace muchos<br />
41
años. La primera vez que salí <strong>de</strong> Argentina yo era un mochilero <strong>de</strong> pelo largo hasta<br />
el hombro y le acababa <strong>de</strong> regalar a mi novia – otra hippie <strong>de</strong> pollera larga – unas<br />
flores que había recogido en Bariloche.<br />
Salimos en lancha por el lago Nahuel Huapi, pasamos la frontera en autobús y<br />
nos dirigíamos a Puerto Montt, cuando nos para la gendarmería chilena. Muy<br />
serios, <strong>los</strong> uniformados le sacan a mi novia las flores y las tiran a un horno, don<strong>de</strong><br />
se achicharraron dramáticamente. No se podían pasar productos que transmitieran<br />
alguna peste o virus, y el hombre se tomaba con mucho celo su <strong>de</strong>ber.<br />
Ese primer contacto con un chileno pudo haberme predispuesto mal con <strong>los</strong><br />
vecinos, uste<strong>de</strong>s, y tengo la impresión que la mayoría <strong>de</strong> <strong>los</strong> ciudadanos <strong>de</strong>l mundo<br />
ven hoy al vecino así, como un gendarme colectivo que tira flores silvestres en un<br />
horno. Pero yo, creo que no me quedé en esa imagen. Más por curiosidad que por<br />
apertura humanística, quise saber más, y así me pu<strong>de</strong> enriquecer en todos estos<br />
años con amigos chilenos y con tantos libros y tantas cosas fascinantes que me<br />
fueron viniendo <strong>de</strong> este lado <strong>de</strong> la cordillera.<br />
Lo primero que aprendí fue que la palabra que a mí me habían enseñado para<br />
<strong>de</strong>finir<strong>los</strong> a uste<strong>de</strong>s – trasandinos, <strong>los</strong> <strong>de</strong>l otro lado <strong>de</strong> <strong>los</strong> An<strong>de</strong>s, hacia el Pacífico –<br />
era la misma palabra que uste<strong>de</strong>s usaban para referirse a nosotros. Es un maravil<strong>los</strong>o<br />
concepto epistemológico: para mí uste<strong>de</strong>s son trasandinos, y para uste<strong>de</strong>s yo soy<br />
trasandino. Fíjense si <strong>los</strong> israelíes y <strong>los</strong> palestinos, <strong>los</strong> católicos y protestantes <strong>de</strong><br />
Irlanda, <strong>los</strong> blancos y negros <strong>de</strong> Sudáfrica, o <strong>los</strong> Chiíes y Suníes <strong>de</strong> Iraq tuvieran la<br />
misma palabra para referirse al otro.<br />
Yo soy el otro para el otro. Des<strong>de</strong> su lado <strong>de</strong> la cordillera, él me ve como el que<br />
está cruzando las montañas. Tengo la pavorosa impresión <strong>de</strong> que en el mundo<br />
hiper<strong>de</strong>sarrollado <strong>de</strong> hoy, la gran mayoría <strong>de</strong> la gente nace y muere sin tener nunca<br />
esa enriquecedora, liberadora iluminación.<br />
Antes <strong>de</strong> empezar a conocer o contar quiénes son <strong>los</strong> otros tengo que saber quién<br />
soy yo. Obviamente, este aprendizaje, propio <strong>de</strong> la facultad <strong>de</strong> fi<strong>los</strong>ofía y tal vez <strong>de</strong><br />
psicología, difícilmente entra a las salas <strong>de</strong> redacción. Los periodistas no tenemos<br />
ni tiempo, ni ganas, ni la humildad necesaria para preguntarnos quiénes somos y<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> dón<strong>de</strong> contamos el mundo.<br />
Así como el bombero o el policía salen a la calle con sus corazas y trajes protectores,<br />
nosotros salimos disfrazados <strong>de</strong> periodista, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el pe<strong>de</strong>stal <strong>de</strong>l que todo lo sabe,<br />
todo lo entien<strong>de</strong> y es soberbiamente “nadie”.<br />
Las fuentes hacen <strong>de</strong>claraciones al aire, la gente está contenta o enojada en abstracto,<br />
las historias se cuentan y las calles están abarrotadas o vacías in<strong>de</strong>pendientemente<br />
<strong>de</strong> que alguien las mire. En el periodismo informativo clásico, el que a todos nos<br />
enseñan en la facultad y el que se practica en las páginas “calientes” <strong>de</strong> <strong>los</strong> diarios,<br />
<strong>los</strong> noticieros <strong>de</strong> la radio y <strong>los</strong> informativos <strong>de</strong> la televisión, el periodista no existe.<br />
42
El “yo” está prohibido no sólo como mención <strong>de</strong> que yo hice algo, yo pensé o yo<br />
reaccioné <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminada manera. Está prohibido como punto <strong>de</strong> vista, como mirada<br />
particular, como observador personal.<br />
En ese sentido la objetividad periodística se parece a la mirada <strong>de</strong>l científico que hace<br />
un experimento. Cualquier otro científico en cualquier otro momento y lugar podría<br />
repetir el mismo experimento y obtendría <strong>los</strong> mismos resultados. La subjetividad no<br />
tiene cabida en el laboratorio. Si yo voy a la conferencia <strong>de</strong> prensa <strong>de</strong>l ministro o al<br />
acci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> coches <strong>de</strong> la esquina como un periodista objetivo, eso significa que mi<br />
artículo <strong>de</strong>bería ser el mismo que si hubiera ido Enrique.<br />
Pero cuando cuento una historia, ya sea inventada – una novela, un cuento, una<br />
gesta en verso – o real – un relato <strong>de</strong> no ficción – lo primero que aparece, y que es<br />
distinto al periodismo <strong>de</strong> la pirámi<strong>de</strong> invertida y las 5 W’s, es que aparezco yo.<br />
Es a mí y no a otro a quien le ocurrió la historia con el gendarme, la novia y las<br />
flores. Y yo me lo acuerdo, mientras otro se lo hubiera olvidado, y yo lo cuento <strong>de</strong><br />
una <strong>de</strong>terminada manera, mientras que la que era mi novia, o el chico que estaba<br />
con nosotros, o el gendarme, lo contarían <strong>de</strong> otra forma. Porque la forma en que<br />
contamos las historias nos <strong>de</strong>fine. Uste<strong>de</strong>s pue<strong>de</strong>n saber un poquito más <strong>de</strong> mí<br />
por la forma en que les conté esa historia, y por el hecho <strong>de</strong> haberla recordado y<br />
seleccionado para contarla acá.<br />
El invento <strong>de</strong>l personaje <strong>de</strong>l narrador es uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>sarrol<strong>los</strong> más fascinantes <strong>de</strong> la<br />
literatura. Mario Vargas L<strong>los</strong>a lo cuenta muy bien en ‘La tentación <strong>de</strong> lo imposible’, su<br />
análisis <strong>de</strong> Los Miserables, <strong>de</strong> Víctor Hugo. El principal personaje <strong>de</strong> Los Miserables<br />
no es Jean Valjean, el hombre con<strong>de</strong>nado a galeras por robar un mendrugo <strong>de</strong> pan<br />
y que se escapa y convierte en rico y generoso, ni el policía que lo persigue, ni la<br />
niña a la que salva. Es el narrador, que es y no es Víctor Hugo. Es el personaje <strong>de</strong><br />
la voz que narra.<br />
En no ficción, en periodismo, tal vez el escritor que más lejos llegó en el camino<br />
<strong>de</strong> la construcción <strong>de</strong> su propia voz como un personaje memorable sea Ernest<br />
Hemingway. Los reportajes, las crónicas y <strong>los</strong> perfiles <strong>de</strong> Hemingway en la Guerra<br />
Civil Española fascinan aún hoy en gran parte porque están contados por el bravucón<br />
irónico, incansable, admirable que es el personaje <strong>de</strong> Ernest Hemingway creado por<br />
un escritor <strong>de</strong>l mismo nombre.<br />
Vargas L<strong>los</strong>a dice que en literatura, ya no es concebible un escritor que haga una<br />
novela sin estar consciente <strong>de</strong> que lo primero que tiene que crear es el narrador, la<br />
voz, el tono, el punto <strong>de</strong> vista, el personaje que dialoga con el lector. En periodismo,<br />
esa invención <strong>de</strong> la voz, con su ritmo, sus manías, sus verborreas y silencios, sea<br />
el principal aporte <strong>de</strong>l Nuevo Periodismo norteamericano, con Tom Wolfe y Truman<br />
Capote a la cabeza.<br />
Humil<strong>de</strong>mente y sin intentar compararme a todos esos monstruos, en <strong>los</strong> últimos<br />
43
años me acerqué al periodismo narrativo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el vértigo y la libertad <strong>de</strong> crear un<br />
personaje que es el que aparentemente firma mis crónicas, que se llama como yo,<br />
pero que es una construcción literario-periodística.<br />
En Los viajes <strong>de</strong>l Penélope, usé el género y las convenciones <strong>de</strong>l relato <strong>de</strong> viajes y<br />
en él hay un “yo” que viaja y cuenta. Los buenos relatos <strong>de</strong> viajes narran travesías<br />
hacia el conocimiento, el conocimiento <strong>de</strong> un lugar, una cultura, un ‘otro’ extraño o<br />
sorpren<strong>de</strong>nte, y sobre todo travesías hacia uno mismo. El que termina el viaje no es<br />
el mismo que el que lo inició, porque a lo largo <strong>de</strong> <strong>los</strong> viajes que realmente importan,<br />
vamos aprendiendo, vamos conociendo y nos vamos <strong>de</strong>scubriendo.<br />
Yo quería contar mi viaje a la Guerra <strong>de</strong> las Malvinas, a mi recuerdo <strong>de</strong> esa guerra, a<br />
<strong>los</strong> tripulantes <strong>de</strong>l barquito <strong>de</strong> <strong>los</strong> malvinenses don<strong>de</strong> pasé las semanas más intensas<br />
y duras <strong>de</strong> la guerra, y también contar mi viaje <strong>de</strong> vuelta a las Malvinas – don<strong>de</strong> fui<br />
el año pasado – y mi viaje a buscar la historia <strong>de</strong> ese barquito, que resulta que tiene<br />
80 años y mucha historia.<br />
Ese viaje lo hice yo, no lo pudo haber hecho ningún otro. Si lo hiciera otro periodista<br />
tal vez sería peor, tal vez sería mucho mejor, pero sería totalmente distinto. El relato<br />
<strong>de</strong> esta naturaleza es siempre una invitación al lector a embarcarse en un viaje con,<br />
por y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el escritor. Tenemos que ver nosotros primero con ojos especiales. Si<br />
logramos que el lector vea con nuestros ojos, dirá tal vez al final eso tan lindo <strong>de</strong><br />
escuchar, ‘al leerte, sentía que estuve ahí’.<br />
2.- La historia <strong>de</strong> <strong>los</strong> otros<br />
Pero el periodismo narrativo es capaz <strong>de</strong> hacer algo más que transmitir la voz y el<br />
punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong>l narrador. Pue<strong>de</strong> llevarnos a las voces, las lógicas, las sensibilida<strong>de</strong>s<br />
y <strong>los</strong> puntos <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> <strong>los</strong> otros.<br />
Las guerras son posibles, entre muchas causas económicas, políticas y sociales,<br />
porque somos incapaces <strong>de</strong> ver al otro como un otro yo. Hace unos años un ministro<br />
israelí <strong>de</strong>claró en televisión que había visto a una anciana palestina, encorvada<br />
y arrugada, recogiendo <strong>los</strong> escombros <strong>de</strong> lo que había sido su casa, y que las<br />
topadoras israelíes acababan <strong>de</strong> <strong>de</strong>moler, y que le había hecho pensar en su propia<br />
abuela en <strong>los</strong> escombros <strong>de</strong>l gueto <strong>de</strong> Varsovia. Los intransigentes y <strong>los</strong> cerrados<br />
se le vinieron encima. Sabían que en el momento en que vemos al otro como un ser<br />
humano, no hay marcha atrás.<br />
El otro no tiene que ser necesariamente el enemigo ancestral <strong>de</strong> otra religión o <strong>de</strong><br />
otra etnia. Pue<strong>de</strong>n ser <strong>los</strong> jóvenes o <strong>los</strong> viejos, la gente <strong>de</strong> otra generación a la que no<br />
enten<strong>de</strong>mos. El papá <strong>de</strong> Mafalda <strong>de</strong>spotricaba en una viñeta <strong>de</strong> esa genial creación<br />
<strong>de</strong> Quino porque su hija escuchaba a esos impresentables melenudos, <strong>los</strong> Beatles.<br />
Y la esposa le recuerda entonces que su propio padre lo criticaba a él por escuchar a<br />
Bing Crosby. Hoy me pasa lo mismo a mí. Trato <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r qué le encuentra mi hijo<br />
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<strong>de</strong> 13 años al hip hop. Tal vez tengo el mismo cortocircuito generacional que sufrió<br />
mi padre cuando yo empecé a escuchar a Charly García.<br />
El otro incomprensible pue<strong>de</strong> ser el mundo <strong>de</strong> las mujeres para <strong>los</strong> hombres<br />
y viceversa, el abismo <strong>de</strong> las clases sociales, <strong>los</strong> que tienen otra preferencia o<br />
necesidad sexual. Escuchar a alguien distinto a nosotros contar su historia, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
su punto <strong>de</strong> vista, construyendo la narración <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la que ven el mundo y nos ven<br />
a nosotros es una experiencia que siempre nos <strong>de</strong>scoloca, a veces nos confun<strong>de</strong>,<br />
pero a la larga nos enriquece.<br />
Para mí el mejor libro periodístico que cuenta la historia <strong>de</strong> <strong>los</strong> otros sigue siendo<br />
Hiroshima, <strong>de</strong> John Hersey. Es el relato minucioso y sentido <strong>de</strong> seis japoneses que<br />
estaban en la ciudad <strong>de</strong> Hiroshima cuando estalló la primera bomba atómica en<br />
1945. No es un alegato, ni un manifiesto, ni una investigación antropológica. Es la<br />
historia <strong>de</strong> estas personas investigada y narrada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las armas <strong>de</strong>l periodismo.<br />
Pero <strong>los</strong> estadouni<strong>de</strong>nses que lo leyeron cuando salió como único contenido <strong>de</strong> la<br />
revista New Yorker, a finales <strong>de</strong> 1946, no pudieron sacudirse el haber visto venir la<br />
bomba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> <strong>los</strong> japoneses que estaban en el punto <strong>de</strong> mira.<br />
Albert Einstein pidió a sus ayudantes que compraran todos <strong>los</strong> ejemplares <strong>de</strong> la<br />
revista en <strong>los</strong> quioscos <strong>de</strong> Princeton y <strong>los</strong> regaló a sus colegas y alumnos.<br />
Una <strong>de</strong> las cosas que cuento en mi libro es la historia <strong>de</strong> Finlay Ferguson, el viejo<br />
lobo <strong>de</strong> mar malvinense que fue el capitán <strong>de</strong>l Penélope durante 19 años y era su<br />
capitán cuando siete marinos argentinos vinieron a tomar su goleta en 1982. Entre<br />
esos siete marinos había un teniente, un suboficial, cuatro cabos y un conscripto<br />
marinero, que era yo.<br />
Cuando tenía siete años, en una islita perdida en el sur <strong>de</strong>l archipiélago malvinense,<br />
Finlay Ferguson subió a un monte a hacer señales <strong>de</strong> humo para que un barco<br />
viniera a buscar a su hermanita, que se había roto un brazo. A <strong>los</strong> quince estaba<br />
matando focas a palazos para ayudar a sobrevivir a su madre viuda. Yo era el más<br />
joven <strong>de</strong> la tripulación que le sacó el barco a este hombre. Navegamos una semana<br />
con él, y el año pasado, a 24 años <strong>de</strong> la última vez que lo había visto y sin saber si<br />
querría hablar conmigo, lo fui a buscar a Puerto Stanley. Terminamos a la 1 <strong>de</strong> la<br />
mañana tomando whisky en su club.<br />
En Malvinas viven hombres que <strong>de</strong>dicaron toda su vida a construir el único pedazo<br />
<strong>de</strong> tierra que tienen en el mundo. En mi país la gente no <strong>los</strong> conoce, muchos no<br />
quieren conocer<strong>los</strong> y algunos querrían que no existieran. Las herramientas <strong>de</strong>l<br />
periodismo narrativo me permiten que mis lectores argentinos puedan, por unas<br />
pocas páginas, ver el mundo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>los</strong> ojos <strong>de</strong> Finlay Ferguson.<br />
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3.- De las fuentes y sus <strong>de</strong>claraciones a <strong>los</strong> personajes y sus diálogos:<br />
el teatro <strong>de</strong> la realidad<br />
Acabo <strong>de</strong> mencionar a Albert Einstein, el creador <strong>de</strong> las teorías físicas que<br />
posibilitaron la bomba atómica, y a Finlay Ferguson, un encallecido y silencioso<br />
marino <strong>de</strong> las Malvinas. Les conté una o dos cositas <strong>de</strong> cada uno, pero yo al menos,<br />
con un par <strong>de</strong> pinceladas y una historia bien contada me puedo acercar a algo<br />
pequeño pero profundo <strong>de</strong> una persona <strong>de</strong>sconocida.<br />
Me dice mucho <strong>de</strong> Einstein el hecho <strong>de</strong> que se haya afanado porque sus colegas y<br />
alumnos leyeran sobre el efecto <strong>de</strong> la bomba atómica en <strong>los</strong> relatos <strong>de</strong> seis japoneses.<br />
Me emociona y me ayuda a conocer a quien fue mi prisionero en Malvinas el hecho<br />
<strong>de</strong> que se pasara su adolescencia apaleando focas y que quisiera compartir conmigo<br />
sus historias en su refugio <strong>de</strong> calor, amigos y alcohol. Creo que estas historias hacen<br />
que la gente cobre espesor y vida sobre la hoja <strong>de</strong> papel.<br />
Los periodistas solemos tener fuentes, que no son gente, sino expertos, testigos,<br />
po<strong>de</strong>rosos o víctimas <strong>de</strong> estos po<strong>de</strong>rosos. Las fuentes largan parrafadas sin contexto,<br />
muchas veces nos tiran sus conclusiones sin contarnos <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> las sacaron,<br />
lanzan argumentos sin narrar la historia que hay <strong>de</strong>trás, y aparecen y <strong>de</strong>saparecen<br />
<strong>de</strong> nuestros textos sin que podamos ni ver<strong>los</strong>, ni oler<strong>los</strong>, ni enten<strong>de</strong>r<strong>los</strong>. No cuentan<br />
ni recuerdan ni reflexionan. Dan <strong>de</strong>claraciones. No <strong>los</strong> vimos en una noche oscura<br />
ni en un día <strong>de</strong> sol, ni en una oficina <strong>de</strong> rebuscados oropeles ni en un <strong>de</strong>scampado<br />
hostil. Están en el no lugar y el no tiempo <strong>de</strong> las <strong>de</strong>claraciones.<br />
Pasar <strong>de</strong> las fuentes a <strong>los</strong> personajes y <strong>de</strong> las <strong>de</strong>claraciones a las escenas cuasi<br />
teatrales don<strong>de</strong> la gente se cuenta cosas es entrar en el mundo <strong>de</strong>l periodismo<br />
narrativo. No es pasar <strong>de</strong> lo cierto a la ficción. Si transformo a alguien con quien<br />
hablo en personaje no significa que mienta ni que me invente una figura <strong>de</strong> novela.<br />
Yo creo que el personaje periodístico nos acerca y humaniza más a la persona que<br />
metemos en nuestro artículo que si lo <strong>de</strong>járamos en mera fuente enunciadora <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>claraciones.<br />
Claro que es peligroso. Si <strong>de</strong>scribimos a alguien, si lo mostramos actuando y<br />
contamos cómo dijo lo que dijo pue<strong>de</strong> que se enoje, pue<strong>de</strong> que no se vea reflejado.<br />
Pero nos permite también entrar en su mundo interior, en su punto <strong>de</strong> vista, y lograr,<br />
tal vez, que el lector se i<strong>de</strong>ntifique con la persona a la que le pasan las cosas que<br />
cuenta el periodismo.<br />
4.- El <strong>de</strong>talle relevante: <strong>los</strong> objetos cobran vida, la <strong>de</strong>scripción como fiesta <strong>de</strong>l<br />
estilo y como forma <strong>de</strong> hacer concreto lo conceptual<br />
Bueno, llegó el momento <strong>de</strong>l tango. No se iban a pensar uste<strong>de</strong>s que iban a tener a<br />
un argentino hablándoles por media hora y se iban a salvar <strong>de</strong>l momento <strong>de</strong>l tango.<br />
A mí <strong>los</strong> tangos que más me gustan son <strong>los</strong> que cuentan historias, y sobre todo<br />
46
<strong>los</strong> que tienen por protagonistas objetos que cobran vida y se pueblan con <strong>los</strong><br />
sentimientos, <strong>los</strong> anhe<strong>los</strong> y las frustraciones <strong>de</strong>l personaje-narrador, o mejor dicho,<br />
el personaje-cantor que <strong>los</strong> invoca.<br />
Tal vez <strong>los</strong> más viejos <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s se acordarán <strong>de</strong> ‘Aquel tapado <strong>de</strong> armiño’, que<br />
cantaba Gar<strong>de</strong>l. El tipo es un pobre laburante que se hace <strong>de</strong> una novia con gustos<br />
estrambóticos. La novia le pi<strong>de</strong> que le regale un carísimo tapado <strong>de</strong> armiño. El tipo<br />
saca un oneroso crédito, y por supuesto, la mina lo <strong>de</strong>ja en la banquina mucho antes<br />
<strong>de</strong> que el tipo termine <strong>de</strong> pagar el bendito tapado. La fulana <strong>de</strong>be haber cambiado<br />
cinco o seis veces <strong>de</strong> incauto, y el hombre sigue abonándole al banco las cuotas.<br />
Con bronca, sobre todo contra sí mismo, le canta al tapado <strong>de</strong> armiño.<br />
Después está el Bandoneón arrabalero, que el cantor encuentra tirado en la puerta<br />
<strong>de</strong> un convento, y lo lleva a su casa y lo arropa como si fuera un niño, o como si fuera<br />
él mismo, tan solo y <strong>de</strong>samparado como él, que cuenta en sus sones lastimeros sus<br />
mismas penas como si hablara con su voz.<br />
Y por último, para no cansar<strong>los</strong>, mi preferido: Antiguo reloj <strong>de</strong> cobre, que cantaba<br />
Miguel Montero con el compás marcado y varonil <strong>de</strong> la orquesta <strong>de</strong> Osvaldo Pugliese.<br />
El hombre recuerda una escena entrañable <strong>de</strong> su niñez: su padre tenía un valioso<br />
reloj <strong>de</strong> cobre que cuidaba con esmero. La madre se lo daba al niño para que jugara<br />
con él y el padre refunfuñaba mientras el niño se dormía abrazado al reloj. “Hoy<br />
han pasado <strong>los</strong> años, se me fue blanqueando el pelo, el rebenque <strong>de</strong> la vida me ha<br />
golpeado sin cesar; y en el banco prestamista he llegao a formar fila esperando que<br />
en la lista me llamaran a cobrar. Cuatro pesos sucios por esta reliquia…” El dinero le<br />
quemaba en las manos al salir <strong>de</strong>l banco, y en el cielo se le dibuja la imagen <strong>de</strong> su<br />
madre, que le dice: “El viejo te perdonó”.<br />
La crisis económica <strong>de</strong> <strong>los</strong> años treinta, las familias pudientes que lo perdieron todo,<br />
el fracaso vital, la <strong>de</strong>rrota… todo está concentrado en ese reloj, que es metáfora <strong>de</strong> la<br />
vida <strong>de</strong>l protagonista, y por extensión, <strong>de</strong> todo un país en <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia. Seguramente<br />
es problema mío, pero puedo leer un sesudo texto <strong>de</strong> sociología e historia sobre la<br />
<strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la clase media argentina y el papel <strong>de</strong> <strong>los</strong> bancos prestamistas, y no<br />
me produce la emoción que me provocan tres minutos <strong>de</strong> tango.<br />
En el primer capítulo <strong>de</strong> Hiroshima, el libro <strong>de</strong> John Hersey sobre <strong>los</strong> seis japoneses,<br />
se cuenta dón<strong>de</strong> estaban y qué hacían <strong>los</strong> personajes en <strong>los</strong> minutos previos a la<br />
exp<strong>los</strong>ión <strong>de</strong> la bomba, y <strong>los</strong> instantes posteriores. La señorita Susuki era bibliotecaria<br />
en una base naval, y con la onda expansiva se le cayeron encima dos estanterías,<br />
que le quebraron horriblemente la pierna. “En el primer minuto <strong>de</strong> la era atómica,<br />
una persona fue sepultada por libros”, dice Hersey. Es una <strong>de</strong>scripción exacta <strong>de</strong> lo<br />
que pasó con la señorita Susuki, y es al mismo tiempo una metáfora visual, concreta<br />
y po<strong>de</strong>rosa <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción provocada por el avance <strong>de</strong> la ciencia. Es periodismo<br />
narrativo – tal vez más poético que narrativo – porque encuentra la escena real que<br />
47
<strong>de</strong>ja una onda expansiva <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nuestra comprensión y nuestra sensibilidad.<br />
Eso suce<strong>de</strong> con una buena novela. Es como una piedra que uno tira en un estanque,<br />
y va abriendo surcos que se alejan y se agrandan más y más en el agua. Tal vez la<br />
metáfora <strong>de</strong> <strong>los</strong> círcu<strong>los</strong> concéntricos en el agua es la que quisiera haber pensado<br />
primero. Pero la primera que me vino a la cabeza es la onda expansiva <strong>de</strong> una<br />
bomba. Tal vez tenga que ver con que a <strong>los</strong> 19 años viví una guerra, y en estos días<br />
me estoy acordando mucho <strong>de</strong> esos tiempos.<br />
Los <strong>de</strong>talles reveladores son a veces pequeñas escenas, frases, imágenes, cosas<br />
que escuchamos, vemos, olemos o tocamos y que quedan en nuestra memoria<br />
porque nos hacen percibir con <strong>los</strong> sentidos cosas que pensamos o sentimos y que<br />
nos cuesta expresar.<br />
Como periodistas, cuando encontramos una escena así y la po<strong>de</strong>mos transmitir<br />
para que el lector sienta que la ve con sus propios ojos, estamos entrando en una<br />
dimensión a la que muchas veces sólo acce<strong>de</strong> la ficción, la poesía, la música o el<br />
cine. Pero estamos llegando ahí para contar la realidad, permitirle al lector conocer<br />
algo <strong>de</strong> lo que pasa en el mundo, en el país o en la ciudad.<br />
Un maestro <strong>de</strong>l <strong>de</strong>talle revelador fue el recientemente fallecido Ryszard Kapuscinski,<br />
el gran reportero polaco. Kapuscinski cubrió 27 guerras y revoluciones, sobre todo<br />
en África, y pasaba <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos <strong>de</strong> <strong>los</strong> dictadores y <strong>los</strong> gran<strong>de</strong>s planes <strong>de</strong> ataque<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> generales para contar que un soldadito hondureño, en la Guerra <strong>de</strong>l Fútbol<br />
contra El Salvador, recorría <strong>los</strong> campos <strong>de</strong> batalla sacándole las botas a <strong>los</strong> muertos<br />
para llevarlas a sus hijos, que andaban <strong>de</strong>scalzos.<br />
En Ébano Kapuscinski cuenta que en plena dictadura <strong>de</strong> Idi Amín en Uganda, <strong>los</strong><br />
pescadores <strong>de</strong> un lago cerca <strong>de</strong> la capital empezaron a sacar peces gran<strong>de</strong>s y<br />
grasosos, como no había antes. Con un pez enorme sobre una mesa <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra en<br />
la playa, empezaron a atar cabos y llegaron a la conclusión <strong>de</strong> que el comienzo <strong>de</strong> la<br />
gordura <strong>de</strong> <strong>los</strong> peces coincidió con <strong>los</strong> <strong>de</strong>saparecidos <strong>de</strong> Amín, y que se rumoreaba<br />
que el dictador <strong>los</strong> mandaba matar y tirar sus cadáveres al lago. Entonces llega un<br />
camión militar, <strong>los</strong> soldados abren la cajuela, se llevan el pez, en su lugar <strong>de</strong>jan un<br />
cadáver <strong>de</strong>snudo y se alejan entre risas <strong>de</strong>menciales.<br />
¿Dón<strong>de</strong> está el <strong>de</strong>talle? ¿Cuál pue<strong>de</strong> ser la historia, la frase, la <strong>de</strong>scripción que<br />
que<strong>de</strong> por años en la cabeza <strong>de</strong>l lector, cuando todos <strong>los</strong> ejemplares <strong>de</strong>l diario o<br />
la revista don<strong>de</strong> publicamos nuestra crónica ya fueron al recicla<strong>de</strong>ro o se ajaron<br />
envolviendo pescado? Lo memorable es lo que merece ser recordado, lo que nos<br />
sirve guardar en la memoria porque nos ayuda a seguir pensándonos y entendiendo<br />
el mundo.<br />
Después <strong>de</strong> 25 años, yo todavía me acuerdo <strong>de</strong> una <strong>de</strong> las últimas escenas <strong>de</strong> la<br />
guerra <strong>de</strong> las Malvinas. Yo era un soldado traductor, y cuando las tropas argentinas<br />
se rindieron el 14 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1982, el almirante jefe <strong>de</strong> la Armada en las islas me<br />
48
‘cedió’ al capitán británico jefe <strong>de</strong> prisioneros. Después <strong>de</strong> ver el estado calamitoso,<br />
fantasmal <strong>de</strong> mis compatriotas, este capitán me llevó a abrir un <strong>de</strong>pósito que <strong>los</strong><br />
oficiales argentinos tenían cerrado. En el <strong>de</strong>pósito había latas <strong>de</strong> dulce <strong>de</strong> batata<br />
hasta el techo. Latas y latas, y <strong>los</strong> chicos en las montañas se morían <strong>de</strong> hambre.<br />
¿Para quién guardaban estas latas?, me preguntaba el capitán inglés. ¿Para qué?<br />
Yo puse la historia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>pósito <strong>de</strong> latas <strong>de</strong> dulce <strong>de</strong> batata en mi libro, y tres <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
colegas que me entrevistaron en estos días en programas <strong>de</strong> radio y en diarios me<br />
recitaron ese fragmento. A cada uno le había parecido que la historia <strong>de</strong> ese <strong>de</strong>pósito<br />
era una imagen que les ayudaba dolorosamente a ‘ver’ algo, era una metáfora <strong>de</strong><br />
algo mayor.<br />
Yo también pienso que esa imagen me persigue porque muestra <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo concreto<br />
una i<strong>de</strong>a, una historia mucho mayor. Pero todavía no pu<strong>de</strong> contestarme para quién<br />
guardaban el dulce <strong>de</strong> batata.<br />
5.- Qué historias pi<strong>de</strong>n y merecen ser contadas: el camino <strong>de</strong> <strong>los</strong> hechos y <strong>los</strong><br />
caminos <strong>de</strong> <strong>los</strong> personajes, <strong>de</strong>l narrador y <strong>de</strong>l lector: ser otro al terminar <strong>de</strong> leer<br />
Quiero terminar con un pedido <strong>de</strong> disculpas y una advertencia. Obviamente no<br />
postulo que el periodismo narrativo reemplace a la noticia pura y dura. En todos <strong>los</strong><br />
casos en que acaba <strong>de</strong> pasar algo importante, la pirámi<strong>de</strong> invertida sigue siendo el<br />
camino. Hay que apren<strong>de</strong>r a ser sintéticos, a contar lo más importante e informar<br />
al público <strong>de</strong> lo último y <strong>de</strong> lo importante. Sentarse a leer pacientemente un libro<br />
periodístico o una crónica <strong>de</strong> 10 páginas es un lujo para lectores interesados en un<br />
tema en particular o en una forma <strong>de</strong> contar específica.<br />
A veces nos encontramos con temas que por más vueltas que les <strong>de</strong>mos, no se<br />
prestan para este tratamiento. Yo no soy <strong>de</strong> <strong>los</strong> que creen que todo el mundo merece<br />
la misma atención. Hay gente a la que se le pue<strong>de</strong> hacer un gran perfil literario, y<br />
otros que queman porque son papel mojado. Y también hay historias que por más<br />
arte que les pongamos, son aburridas y punto. Pero el mundo está lleno <strong>de</strong> buenas<br />
historias y gran<strong>de</strong>s personajes esperando a su Hemingway o a su Kapuscinski.<br />
Cuando se juntan la historia con su contador, cuando se pone el enorme trabajo que<br />
lleva investigar y escribir a fondo – horas y horas, días y días, meses y más meses<br />
– pue<strong>de</strong> salir un texto que se escape <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino terrible <strong>de</strong>l periodismo, que es el<br />
olvido. Los gran<strong>de</strong>s textos <strong>de</strong> periodismo narrativo tienen, creo, una enorme ambición<br />
escondida. No buscan sólo informar, entretener o enseñar algo. Buscan el mayor<br />
objetivo al que pue<strong>de</strong> aspirar un escrito: a que el lector cambie, crezca, conozca<br />
no sólo una parcela <strong>de</strong>l mundo que <strong>de</strong>sconocía, sino que termine conociendo una<br />
parcela <strong>de</strong> sí mismo que no había frecuentado.<br />
Yo espero que algunos <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s, que hoy empiezan o siguen en esta tarea noble<br />
y audaz <strong>de</strong> meterse en <strong>los</strong> vericuetos <strong>de</strong>l periodismo, quieran algún día contar algo<br />
49
<strong>de</strong> esta manera. Algo <strong>de</strong> lo que conocen o <strong>de</strong> lo que ignoran, algo <strong>de</strong>sconocido o mal<br />
entendido por la sociedad. Para mí intentarlo es un <strong>de</strong>safío y una pasión cotidiana. Y<br />
sobre todo leer estas crónicas, reportajes y perfiles es una locura <strong>de</strong> la que espero<br />
no curarme nunca.<br />
50
3.- La prensa escrita como documento histórico:<br />
cuidado, prevenciones y consi<strong>de</strong>raciones.<br />
Fernando Rivas Inostroza.<br />
51
Es frecuente que muchos historiadores recurran a la prensa como fuente para sus<br />
investigaciones. A veces la usan como elemento central <strong>de</strong> su trabajo y en otras<br />
les sirve como respaldo para algunos <strong>de</strong> <strong>los</strong> antece<strong>de</strong>ntes o datos específicos<br />
que obtienen <strong>de</strong> otras fuentes. Muchas veces también, la prensa, especialmente<br />
la prensa escrita, es utilizada como fuente para ilustrar y <strong>de</strong>scribir <strong>de</strong>terminadas<br />
circunstancias, hechos o momentos históricos, especialmente en el campo <strong>de</strong> la<br />
historia social y <strong>de</strong> la historia cultural.<br />
El periodista e investigador porteño, Piero Castagneto, es un ejemplo <strong>de</strong> este<br />
aserto. Como autor <strong>de</strong> un “Bosquejo histórico <strong>de</strong> la prensa en Valparaíso”, entre<br />
otros artícu<strong>los</strong> y publicaciones en libros y la prensa local, señaló que “revisar estos<br />
viejos periódicos es encontrarse con la mayoría, por no <strong>de</strong>cir la casi totalidad <strong>de</strong> la<br />
historia <strong>de</strong> Valparaíso, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que mereció el título <strong>de</strong> ciudad. Allí están sus etapas<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo, su evolución urbana, económica, portuaria y humana; a<strong>de</strong>más, las<br />
más importantes iniciativas <strong>de</strong> mejoramiento, como por ejemplo, la campaña que<br />
emprendió “El Mercurio” para la creación <strong>de</strong> un Cuerpo <strong>de</strong> Bomberos, cosa que<br />
se concretó en junio <strong>de</strong> 1851, <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates sobre la recuperación <strong>de</strong> la ciudad tras<br />
el Terremoto <strong>de</strong> 1906; respecto <strong>de</strong> cómo <strong>de</strong>bería ser el nuevo puerto, cuyas obras<br />
fueron comenzadas en 1912 o bien, las largas discusiones extendidas por décadas,<br />
sobre cómo remediar el progresivo <strong>de</strong>clive <strong>de</strong> Valparaíso tras la entrada en servicio<br />
<strong>de</strong>l Canal <strong>de</strong> Panamá, en 1914. Y lo anterior sin olvidar, al menos a título <strong>de</strong> mera<br />
curiosidad, <strong>los</strong> tantos proyectos nunca realizados” 1 .<br />
Es claro, la prensa escrita sirve <strong>de</strong> base y apoyo fundamental para hacer historia.<br />
Sólo así se entien<strong>de</strong> que, por ejemplo, algunos profesores universitarios <strong>de</strong> la carrera<br />
<strong>de</strong> Historia, soliciten a sus alumnos que revisen la prensa para que conozcan la<br />
posición editorial <strong>de</strong> distintos <strong>medios</strong>, como una forma <strong>de</strong> reconocer algunas <strong>de</strong> las<br />
voces que existieron en su tiempo sobre distintos acontecimientos o situaciones<br />
históricas.<br />
El mismo Castagneto lo afirma con niti<strong>de</strong>z al <strong>de</strong>cir que “<strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace ya un tiempo a<br />
esta parte, la historiografía nacional y local ha apreciado a la prensa como una fuente<br />
primordial –previo análisis crítico- para muchas <strong>de</strong> sus vertientes o especialida<strong>de</strong>s,<br />
tanto historia política como económica, social, cultural, etc.” 2 .<br />
Y especifica: “En esto también se incluye la historiografía <strong>de</strong> Valparaíso, y<br />
<strong>de</strong> manera creciente; <strong>de</strong> sus cultores algunos buscarán datos <strong>de</strong> cuándo se<br />
iniciaron o terminaron las obras <strong>de</strong> tal o cual edificio; otros, la cantidad <strong>de</strong> buques<br />
ingresados al Puerto en <strong>de</strong>terminado período; otros <strong>de</strong>tectarán problemas <strong>de</strong><br />
inmigración o <strong>de</strong>lincuencia y, en fin, habrá quienes busquen la opinión editorial<br />
1 Castagneto Garviso, Piero; “Bosquejo histórico <strong>de</strong> la prensa en Valparaíso (1826-1973)” en “Tributo a Valparaíso”, <strong>de</strong> Fernando<br />
Vergara Benítez (editor), Ediciones Universitarias <strong>de</strong> Valparaíso, 2007, Pág. 259<br />
2 Ibid. Op. Cit. Pág. 260<br />
53
<strong>de</strong> un <strong>de</strong>terminado órgano <strong>de</strong> prensa sobre la política cambiaria <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong><br />
turno” 3 .<br />
La información y la historia están contenidas en las páginas <strong>de</strong> <strong>los</strong> diarios y así van<br />
quedando también cada día con la aparición <strong>de</strong> cada nueva edición. Se trata <strong>de</strong> la<br />
existencia <strong>de</strong> una verda<strong>de</strong>ra memoria <strong>de</strong>l tiempo inmediato como <strong>de</strong> períodos más<br />
largos. Se trata, en parte, <strong>de</strong> lo que se ha <strong>de</strong>nominado como la historia <strong>de</strong>l tiempo<br />
presente y también <strong>de</strong> aquella que tiene que ver con cic<strong>los</strong> <strong>de</strong> mayor duración.<br />
Prevenciones con la prensa escrita<br />
Sin embargo, ¿es correcto utilizar la prensa directamente y transcribir sus<br />
informaciones y opiniones, creyendo que sólo por el hecho <strong>de</strong> que están escritas en<br />
letras <strong>de</strong> mol<strong>de</strong> son ciertas?<br />
Castagneto plantea que el uso <strong>de</strong> la prensa <strong>de</strong>be hacerse “previo análisis crítico”,<br />
es <strong>de</strong>cir, hay que saber enfrentar y <strong>de</strong>codificar la información; estar atentos tanto a<br />
la <strong>de</strong>notación <strong>de</strong> la misma como a su connotación, a sus grados <strong>de</strong> certeza y a sus<br />
implicancias.<br />
Al respecto Fernand Brau<strong>de</strong>l plantea que la revisión <strong>de</strong> la prensa es un ejercicio<br />
encantador, casi mágico, en que se pasa revista a un caleidoscopio <strong>de</strong> situaciones y<br />
personajes. El concibe a las informaciones <strong>de</strong> prensa como semejantes a <strong>los</strong> trailers<br />
<strong>de</strong> películas que se exhiben a modo <strong>de</strong> sinopsis en <strong>los</strong> cines. Se trata, dice, <strong>de</strong><br />
“trailers pintorescos, atractivos y en algún caso agobiantes”, que componen, según<br />
dice, “las primeras imágenes coherentes <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> nuestro tiempo (<strong>de</strong> todos<br />
<strong>los</strong> tiempos por lo <strong>de</strong>más)” 4 .<br />
En su opinión se trata <strong>de</strong> “imágenes instantáneas, imperfectas -¿hay que <strong>de</strong>cirlo?-<br />
dibujadas a toda prisa, unas hinchadas, mal engarzadas otras, y todas ellas a<strong>de</strong>más<br />
iluminadas según la fantasía <strong>de</strong> las propagandas o <strong>de</strong> <strong>los</strong> reportajes. Cuando el<br />
mundo es libre (si bien entonces su historia es menos dramática), series opuestas<br />
<strong>de</strong> imágenes se encuentran y se juntan como pue<strong>de</strong>n. Lástima si al espectador le<br />
cuesta enten<strong>de</strong>rlas. El espectador tiene sus imágenes: ¡pues que vuelva las páginas<br />
<strong>de</strong>l álbum o <strong>de</strong> la revista!” 5 .<br />
Tratar con esas imágenes y <strong>de</strong>sentrañar el caudal <strong>de</strong> sus contenidos es una tarea<br />
compleja, que requiere <strong>de</strong> distintos tipos <strong>de</strong> cuidados y prevenciones, con el fin <strong>de</strong><br />
lograr la extracción <strong>de</strong> aquel<strong>los</strong> elementos que, en <strong>de</strong>finitiva, van a dar origen al<br />
conocimiento.<br />
Brau<strong>de</strong>l está claro al respecto y señala que “es cierto que esta primera historia<br />
está plagada <strong>de</strong> errores; es cierto que es falaz; es cierto que se presenta como la<br />
3 Ibid. Op. Cit.<br />
4 Brau<strong>de</strong>l, Fernand; “Las ambiciones <strong>de</strong> la historia”, Ed. Crítica, Barcelona, 2002, Pág. 27<br />
5 Ibid. Op. Cit.<br />
54
superficie, fosforescente, discontinua <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l mundo y solamente como su<br />
superficie; es cierto que mezcla <strong>los</strong> gran<strong>de</strong>s acontecimientos con <strong>los</strong> nimios sucesos<br />
sin distinguir<strong>los</strong> como convendría, pero esta es una primera historia <strong>de</strong> todos modos,<br />
resistente ya, que posee la fuerza y la potencia <strong>de</strong>l primer ocupante” 6 .<br />
No obstante, no hay que bajar la guardia, a pesar <strong>de</strong> la abundancia informativa,<br />
y asegura que ella “es mentira sin duda, pero una mentira cargada <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>s y<br />
sortilegios”, ya que “el hombre -y ese es el encanto <strong>de</strong> esta historia- se encuentra a<br />
gusto al principio y se reconoce en ella, pues esta historia está escrita día a día, tiene<br />
la medida <strong>de</strong> sus pasiones y <strong>de</strong> sus ilusiones y, por ello, está cargada <strong>de</strong> humanidad<br />
y <strong>de</strong> poesía; ¿existe una ilusión más tenaz entre quienes viven una historia que la <strong>de</strong><br />
creerse <strong>los</strong> autores responsables <strong>de</strong> ella y no solamente sus víctimas ?” 7 .<br />
El escritor Mario Vargas L<strong>los</strong>a aborda precisamente en su ensayo “La verdad <strong>de</strong> las<br />
mentiras”, la paradoja que concierne a la novela como referente <strong>de</strong> la cotidianeidad.<br />
Y aunque reconoce que si bien “las novelas mienten –no pue<strong>de</strong>n hacer otra cosa-<br />
“, sin embargo, esa es “sólo una parte <strong>de</strong> la historia”, puesto que aún “mintiendo<br />
expresan una curiosa verdad” 8 . Esa curiosa verdad, a<strong>de</strong>más, es tal que “sólo pue<strong>de</strong><br />
expresarse disimulada y encubierta, disfrazada <strong>de</strong> lo que no es” 9 .<br />
Tal paradoja se explica, según el escritor, por el simple hecho <strong>de</strong> que “toda buena<br />
novela” en cuanto representación <strong>de</strong> la realidad “dice la verdad” y “toda mala novela<br />
miente” 10 . Y explica: “Decir la verdad para una novela significa hacer vivir al lector<br />
una ilusión”, la ilusión <strong>de</strong> que está asistiendo a una representación verosímil, que<br />
captura a<strong>de</strong>cuadamente el sentido <strong>de</strong> <strong>los</strong> hechos y que tiene ribetes <strong>de</strong> credibilidad<br />
respecto <strong>de</strong> lo que se está narrando. Por otra parte, “mentir” en <strong>los</strong> términos <strong>de</strong> Vargas<br />
L<strong>los</strong>a significa “ser incapaz <strong>de</strong> lograr esa superchería” 11 o ilusión, esa sensación <strong>de</strong><br />
verosimilitud o <strong>de</strong> credibilidad.<br />
Algo similar suce<strong>de</strong> con la producción histórica, en cuanto a su calidad, excepto<br />
por el hecho básico <strong>de</strong> que ella forzosamente <strong>de</strong>be estar vinculada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre<br />
y <strong>de</strong> manera certera con <strong>los</strong> hechos, sin dar cabida en ningún momento a la<br />
ficción o a la simple creación o especulación literaria. El texto histórico requiere<br />
dar cuenta <strong>de</strong> la realidad sin más elementos que <strong>los</strong> que tienen <strong>los</strong> propios<br />
hechos, en tanto que las interpretaciones históricas que se hagan <strong>de</strong> <strong>los</strong> mismos<br />
necesitan también ajustarse a esa base real, que les sirve <strong>de</strong> fundamento. Sin<br />
duda que a el<strong>los</strong> también se les exige verosimilitud y credibilidad y éstos son<br />
juicios valorativos que resultan <strong>de</strong>l conjunto o <strong>de</strong> la lectura completa <strong>de</strong>l texto<br />
histórico.<br />
6 Ibid. Op. Cit.<br />
7 Ibid. Op. Cit.Pág 28<br />
8 Vargas L<strong>los</strong>a, Mario; “La verdad <strong>de</strong> las mentiras. Ensayos sobre literatura”, Ed. Seix Barral, Biblioteca Breve, Barcelona, 1990,<br />
Pág. 6<br />
9 Ibid Op. Cit.<br />
10 Ibid Op. Cit Pág. 10<br />
11 Ibid Op. Cit.<br />
55
En el caso <strong>de</strong>l periodismo, las exigencias son similares, excepto por el hecho <strong>de</strong><br />
que el trabajo <strong>de</strong> prensa se hace contra el tiempo y se incurre en falencias que son<br />
propias <strong>de</strong> la premura. Como dice el mismo Vargas L<strong>los</strong>a, “para el periodismo o la<br />
historia, la verdad <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>l cotejo entre lo escrito y la realidad que lo inspira”. Ese<br />
cotejo <strong>de</strong>be ser, necesariamente, lo más cercano posible.<br />
De allí que el trabajo con prensa, como fuente histórica, <strong>de</strong>ba hacerse con cuidado,<br />
“con espíritu crítico”, como dice Castagneto, a fin <strong>de</strong> lograr <strong>los</strong> grados <strong>de</strong> certeza,<br />
verosimilitud y credibilidad que exige la historia. Hay que estar atentos a <strong>los</strong> <strong>de</strong>slices,<br />
a <strong>los</strong> errores que contienen dichos textos, a las jerarquizaciones, valoraciones y<br />
cuadros sinópticos impresionistas o meramente opinantes, en el sentido <strong>de</strong> calibrar<br />
y pon<strong>de</strong>rar a<strong>de</strong>cuadamente la información que se está extrayendo.<br />
Justamente, la recolección o mejor dicho el reconocimiento <strong>de</strong> esta situación<br />
<strong>de</strong>manda capacida<strong>de</strong>s y cualida<strong>de</strong>s profesionales y humanas bien <strong>de</strong>sarrolladas, <strong>de</strong><br />
modo que sean capaces <strong>de</strong> <strong>de</strong>sentrañar, en toda su riqueza, la infinitud <strong>de</strong> historias<br />
que guarda cada hoja. Y esta es una tarea que compete, como ya se expresó, no<br />
sólo al tiempo presente sino que también –y principalmente- al pasado.<br />
El mismo Brau<strong>de</strong>l señala que <strong>los</strong> lectores o el público en general, que disfrutan <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> inci<strong>de</strong>ntes, peripecias y emociones <strong>de</strong> sus “ído<strong>los</strong>” tal y como si se tratara <strong>de</strong><br />
una novela vívida, lo hacen tanto respecto <strong>de</strong>l hoy como <strong>de</strong>l ayer. Al respecto afirma:<br />
“¿Creen que un acontecimiento <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> Napoleón, por ejemplo, contado con<br />
suma precisión, no tendrá también mucho más interés humano para un auditorio<br />
común que las consi<strong>de</strong>raciones más refinadas sobre la historia profunda <strong>de</strong>l Primer<br />
Imperio? Fíjense en la moda <strong>de</strong> las vidas noveladas y, para comparar, pensemos en<br />
la tirada y en la audiencia <strong>de</strong> <strong>los</strong> verda<strong>de</strong>ros libros <strong>de</strong> historia” 12 .<br />
Ciertamente, las publicaciones periódicas van dando curso a <strong>de</strong>terminados<br />
acontecimientos en sus páginas, las que sirven al <strong>de</strong>seo ciudadano <strong>de</strong> estar<br />
informados o al tanto <strong>de</strong> lo que pasa y una vez que su corta vigencia expira se<br />
convierten en documentos que reflejan una época y que suelen mantenerse como<br />
<strong>de</strong>pósito <strong>de</strong> un presente que siempre se escapa.<br />
¿Cómo <strong>de</strong>be ser entonces la aproximación <strong>de</strong> un historiador o <strong>de</strong> un investigador<br />
<strong>de</strong> la prensa respecto <strong>de</strong> estos documentos en <strong>los</strong> que late todavía parte <strong>de</strong><br />
la vida que hubo en su momento y que se mantiene en el tiempo tal y cual si<br />
se tratara <strong>de</strong> pozos o trozos <strong>de</strong> realidad que perviven gracias a la magia <strong>de</strong>l lenguaje<br />
y la perdurabilidad <strong>de</strong>l papel?<br />
En primer lugar, dijimos que <strong>de</strong>be ser cuidadosa. Brau<strong>de</strong>l nos advierte que se trata<br />
<strong>de</strong> imágenes y que como tales remiten a múltiples significados, <strong>los</strong> cuales implican<br />
no sólo la argumentación racional, sino que muchas veces y más valiosa aún son las<br />
expresiones emocionales que están allí contenidas.<br />
12 Ibid. Op. Cit.<br />
56
Como imágenes, su campo <strong>de</strong> acción también es el imaginario individual y por<br />
extensión social, el imaginario colectivo. Cuando se revisan las páginas <strong>de</strong> un diario<br />
a lo que se acce<strong>de</strong> es a una representación <strong>de</strong> la realidad hecha por <strong>los</strong> periodistas<br />
o redactores <strong>de</strong>l periódico, quienes la ofrecen a <strong>los</strong> lectores, <strong>los</strong> que a su vez la<br />
asumen o integran a sus propias representaciones, ya sea asumiéndolas en plenitud<br />
o modificándolas según sea el conocimiento, universo conceptual propio o espíritu<br />
crítico.<br />
Hay allí un juego dialéctico, un ir y venir <strong>de</strong> significaciones, que van dando cuenta <strong>de</strong><br />
la formación <strong>de</strong> una opinión pública, que es, en <strong>de</strong>finitiva, lo que muchas veces busca<br />
el historiador o el investigador en su relación con el documento <strong>de</strong> prensa. Su afán<br />
es tratar <strong>de</strong> reconstruir esa relación y tratar <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r o mejor dicho –explicarseuna<br />
<strong>de</strong>terminada época, período o coyuntura histórica, entendiendo o consi<strong>de</strong>rando<br />
lo que fue esa opinión pública en su tiempo.<br />
En segundo lugar, el investigador como tal <strong>de</strong>be tener conciencia <strong>de</strong> sí mismo y<br />
<strong>de</strong> su propia biografía, ya que ésta inci<strong>de</strong> –quiéralo o no- en la interpretación <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> hechos. Su propio imaginario individual dialoga con las representaciones que<br />
subsisten en <strong>los</strong> textos y las reproduce con un sello o i<strong>de</strong>ntidad distintivo, <strong>de</strong> modo<br />
que su trabajo histórico está tamizado por sus percepciones o i<strong>de</strong>aciones respecto<br />
<strong>de</strong> lo que está investigando. Des<strong>de</strong> este punto <strong>de</strong> vista, la labor <strong>de</strong>l historiador es<br />
plenamente subjetiva y al igual que <strong>los</strong> periodistas se relaciona con <strong>los</strong> hechos<br />
<strong>de</strong> una manera tal que selecciona y jerarquiza <strong>de</strong> acuerdo a su propia formación,<br />
intereses y criterios investigativos. El afán <strong>de</strong> objetividad y <strong>de</strong> apego fiel a <strong>los</strong> hechos<br />
o a lo sucedido queda circunscrito al i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> un afán investigativo marcado por el<br />
<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ceñirse al máximo a <strong>los</strong> hechos <strong>de</strong> modo <strong>de</strong> que sus interpretaciones sean<br />
fundamentadas y corroborables.<br />
En tercer lugar, Brau<strong>de</strong>l también advierte respecto <strong>de</strong> la calidad con que <strong>de</strong>ben ser<br />
enfrentadas las informaciones y opiniones contenidas en la prensa escrita, por cuanto<br />
<strong>los</strong> acontecimientos allí registrados, “por cautivadores que sean, no representan la<br />
historia entera <strong>de</strong>l tiempo que pasa sino su superficie nada más. La historia no es<br />
el relato <strong>de</strong> acontecimientos sin más. No es solamente la medida <strong>de</strong>l hombre, <strong>de</strong>l<br />
individuo, sino <strong>de</strong> <strong>los</strong> hombres, <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> hombres y <strong>de</strong> las realida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su vida<br />
colectiva”.<br />
Los diarios son una fuente importante, pues suelen reunir en poco espacio y en<br />
forma casi compendiada mucho <strong>de</strong> lo sucedido a través <strong>de</strong>l tiempo o, mejor dicho,<br />
la forma en que sus redactores vieron pasar la marcha <strong>de</strong> <strong>los</strong> acontecimientos. Sin<br />
embargo, son frágiles y están expuestos no sólo al error, sino que invariablemente al<br />
filtro con que sus redactores no sólo ven o vieron, sino que muchas veces también<br />
<strong>de</strong>sean o <strong>de</strong>searon transformar la realidad.<br />
Se <strong>de</strong>be tener conciencia <strong>de</strong> esto para saber calibrar y ubicar a<strong>de</strong>cuadamente <strong>los</strong><br />
57
testimonios o antece<strong>de</strong>ntes que se extraigan. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la conciencia <strong>de</strong> que sus<br />
informaciones pasan por la calidad o prestigio informativo <strong>de</strong> que goce el medio,<br />
pues hay disparidad <strong>de</strong> niveles y notorias diferencias respecto <strong>de</strong> la relación que<br />
<strong>de</strong>be haber entre el acontecimiento y la representación periodística <strong>de</strong>l mismo. Las<br />
fuentes periodísticas varían no sólo en cantidad, sino que también y en gran medida,<br />
en calidad.<br />
Brau<strong>de</strong>l plantea al respecto que en el tratamiento <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong> fuentes, como<br />
un mecanismo <strong>de</strong> control y <strong>de</strong> certeza histórica, hay que buscar, “junto a <strong>los</strong><br />
acontecimientos, hechos menores que no conciernen a las acciones extraordinarias<br />
o a personajes ilustres, sino a <strong>los</strong> actos <strong>de</strong> la vida diaria. Para ‘ello el precio <strong>de</strong>l hierro<br />
o la tasa <strong>de</strong> la renta, el nivel <strong>de</strong> <strong>los</strong> salarios o el precio <strong>de</strong>l pan nos instruyen mejor<br />
que el relato <strong>de</strong> una batalla o la entrevista <strong>de</strong> dos soberanos’, señalaba Anatole<br />
France, en un capítulo <strong>de</strong> la Vie Litteraire. A través <strong>de</strong> estos hechos nimios se nos<br />
ofrece la posibilidad <strong>de</strong> conocer las realida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la historia colectiva, <strong>de</strong> la historia<br />
profunda” 13 .<br />
Los <strong>de</strong>talles o <strong>los</strong> datos precisos y escuetos muchas veces son reveladores <strong>de</strong><br />
situaciones mayores y dan cuenta <strong>de</strong> la intensidad <strong>de</strong> estas mismas, <strong>de</strong> modo<br />
tal que el investigador <strong>de</strong>be adiestrarse en un método <strong>de</strong> abordaje <strong>de</strong> <strong>los</strong> textos.<br />
Revisar la prensa, tanto aquella que está vigente en el presente como aquella que<br />
permanece caduca en las hemerotecas, implica un acto <strong>de</strong> inmersión, <strong>de</strong> buceo<br />
entre sus páginas y entre sus “petites histoires”, el cual <strong>de</strong>be contemplar no sólo<br />
distintos niveles <strong>de</strong> investigación y <strong>de</strong> análisis sino que también <strong>de</strong> cuantificación y<br />
calificación <strong>de</strong> <strong>los</strong> antece<strong>de</strong>ntes, <strong>de</strong> modo que estos pequeños datos sirvan como<br />
ilustración y fundamentación <strong>de</strong> argumentos mayores.<br />
En cuarto lugar, al enfrentar un periódico o la colección <strong>de</strong>l mismo, también hay<br />
que tener presente que éste ofrece una visión parcial <strong>de</strong> la realidad, generalmente<br />
sesgada por sus propios intereses o compromisos políticos, i<strong>de</strong>ológicos, económicos,<br />
culturales y religiosos, entre otros, <strong>de</strong> manera tal que no sólo muestra <strong>de</strong>terminados<br />
acontecimientos, sino que al mismo tiempo y quizás en mayor medida silencia o<br />
invisibiliza otros, al punto que hay que aten<strong>de</strong>r no sólo a las manifestaciones que la<br />
publicación reproduce sino que también a lo que omite o no reproduce.<br />
Para algunos analistas, muchas veces lo que callan <strong>los</strong> <strong>medios</strong> resulta ser lo más<br />
significativo y valioso, justamente porque se lo está ocultando, es <strong>de</strong>cir, negándole la<br />
posibilidad <strong>de</strong> interacción a nivel social con su presencia en las páginas.<br />
En quinto lugar, aunque quizás <strong>de</strong>biera ser lo primero, cabe preguntarse qué es lo<br />
que quiero saber <strong>de</strong>l diario; qué voy a hacer con él, para qué lo voy a utilizar. Y la<br />
respuesta a esta pregunta también la remito a Brau<strong>de</strong>l, quien señala que hacer historia<br />
no es simplemente la confección <strong>de</strong> un relato o una relación <strong>de</strong> acontecimientos,<br />
13 Ibid. Op. Cit. Pág. 29<br />
58
sino que por sobre todo, la historia es “una explicación”. Según señala, “<strong>los</strong> gran<strong>de</strong>s<br />
acontecimientos (…) hay que explicar<strong>los</strong> por pequeña ciencia coyuntural que sea la<br />
historia. En realidad, fuera <strong>de</strong> su propia historia, señalan realida<strong>de</strong>s, líneas <strong>de</strong> fuerza<br />
a menudo <strong>de</strong>cisivas, y son esas líneas, son esas realida<strong>de</strong>s las que tal vez cuenten<br />
más” 14 . Por eso que un periódico <strong>de</strong>be ser comprendido no sólo en sí mismo, sino<br />
que en gran medida también en su contexto, en el papel que juega o jugó <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />
su sociedad o comunidad; <strong>los</strong> intereses que representó, <strong>los</strong> valores que canalizó, <strong>los</strong><br />
contenidos que privilegió, pero también respecto <strong>de</strong>l rol o posición que ocupó <strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong>l sistema informativo y su articulación con otros <strong>medios</strong> y como representantes <strong>de</strong><br />
ciertos grupos o sectores sociales.<br />
Y, en sexto lugar, <strong>de</strong>be consi<strong>de</strong>rarse igualmente la conciencia que el investigador<br />
<strong>de</strong>be tener respecto <strong>de</strong>l documento así como respecto <strong>de</strong> sí mismo, en su calidad <strong>de</strong><br />
observador, éste <strong>de</strong>be ser capaz <strong>de</strong> percibir el conjunto <strong>de</strong> <strong>los</strong> acontecimientos que<br />
está revisando, con el fin <strong>de</strong> establecer el paisaje completo y no caer en una acción<br />
reduccionista que, lejos <strong>de</strong> ofrecer una nueva mirada o un conocimiento renovado, limite<br />
la percepción <strong>de</strong> su trabajo y empobrezca la explicación histórica que preten<strong>de</strong> dar.<br />
En este sentido, la indagación en la prensa <strong>de</strong>be necesariamente ser combinada con<br />
la utilización <strong>de</strong> otras fuentes, <strong>de</strong> modo <strong>de</strong> confrontar la información y <strong>de</strong> reconstruir<br />
el acontecimiento en una perspectiva más amplia, a fin <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rlo y dar cuenta<br />
<strong>de</strong> él en forma amplia y no restrictiva.<br />
El texto y la lectura<br />
Estas prevenciones hay que tenerlas en cuenta al momento <strong>de</strong> tener que<br />
relacionarse con <strong>los</strong> textos <strong>de</strong> la prensa escrita, investigativamente, por ejemplo.<br />
Sin embargo, al momento mismo <strong>de</strong> enfrentar dichos textos hay que tener en cuenta<br />
otras consi<strong>de</strong>raciones que son ineludibles y que dicen relación con el texto, así como<br />
con el acto <strong>de</strong> su lectura.<br />
De partida, como ya se ha esbozado, <strong>los</strong> textos no tienen sentido por sí so<strong>los</strong>;<br />
“existen” y <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> quién <strong>los</strong> lea. La interacción <strong>de</strong>l lector con el texto es lo<br />
que verda<strong>de</strong>ramente tiene sentido. Es ese acto <strong>de</strong> apropiación <strong>de</strong>l contenido y <strong>de</strong><br />
integración/reformulación que hace el sujeto lector el que tiene relevancia histórica y<br />
social. Como dice Michel <strong>de</strong> Certeau, “la lectura no está inscrita en el texto, y el texto<br />
no existe sino porque hay un lector para darle significación” 15 .<br />
El diario, por tanto, tiene significación por la relación que mantiene con su comunidad<br />
<strong>de</strong> lectores y el tipo <strong>de</strong> lectura que hacen éstos. La historia <strong>de</strong> la lectura, una <strong>de</strong><br />
las tantas ramas <strong>de</strong> la historia cultural, nos advierte que el actor y la forma <strong>de</strong> leer<br />
14 Ibid. Op. Cit.<br />
15 Citado en Soffia Serrano, Alvaro; “Lea el mundo cada semana. Prácticas <strong>de</strong> lectura en Chile 1930-1945”, Ed. Universitarias <strong>de</strong><br />
Valparaíso, Valparaíso, 2003, Pág. 94.<br />
59
no han sido iguales ni permanentes a través <strong>de</strong>l tiempo. La acción individual y<br />
silenciosa que actualmente nos caracteriza es relativamente nueva, ya que se ha<br />
dado y extendido preferentemente en <strong>los</strong> dos últimos sig<strong>los</strong>, por cuanto la escasez<br />
<strong>de</strong> textos hacía que ésta fuera antes una actividad social y <strong>de</strong> escucha, mediante la<br />
lectura en ruedo y en voz alta. Se trataba al mismo tiempo <strong>de</strong> un acto <strong>de</strong> lectura y<br />
<strong>de</strong> un acto <strong>de</strong> escucha.<br />
El periodista e historiador norteamericano <strong>de</strong> la cultura, Robert Darnton, previene<br />
a su vez que “<strong>los</strong> documentos sólo muy rara vez revelan al lector en el acto mismo<br />
<strong>de</strong> leer, es <strong>de</strong>cir, en el instante en que atribuye significados con inspiración en <strong>los</strong><br />
textos” 16 , y por tanto la reconstrucción <strong>de</strong> su lectura no es fácil. “Muy pocos <strong>de</strong> esos<br />
documentos son suficientemente ricos como para proporcionarnos al menos acceso<br />
indirecto a <strong>los</strong> elementos cognoscitivos y emocionales <strong>de</strong> la lectura, y unos cuantos<br />
casos excepcionales podrían resultar insuficientes para reconstruir las dimensiones<br />
íntimas <strong>de</strong> esa experiencia” 17 .<br />
De allí que, tratar <strong>de</strong> evocar cómo el público leyó <strong>de</strong>terminado diario, sea una labor<br />
<strong>de</strong> por sí imprecisa y no siempre sujeta a percepciones certeras e inequívocas.<br />
Este acto <strong>de</strong> apropiación y más aún su interpretación o mo<strong>de</strong>lación <strong>de</strong> la opinión<br />
pública cae generalmente en el ámbito <strong>de</strong> las conjeturas y <strong>de</strong> las apreciaciones<br />
subjetivas, siempre <strong>de</strong>seosas <strong>de</strong> la corroboración o la confirmación por parte <strong>de</strong><br />
otros investigadores y sus técnicas. Sin embargo, es esta relación la que realmente<br />
importa, pues se trata <strong>de</strong> la forma en que el texto se hace carne, se vivifica y se<br />
convierte en motivo o acicate <strong>de</strong> la acción o <strong>de</strong> la no-acción.<br />
Por otro lado, como señala Darnton, la lectura históricamente no ha avanzado<br />
en un curso <strong>de</strong> dirección única, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> una forma intensiva a otra extensiva;<br />
<strong>de</strong> momentos históricos en que la lectura se hacía para muchos y en voz alta<br />
-porque existían pocos libros- hacia otros en que se disponía -gracias a la<br />
imprenta- <strong>de</strong> más ejemplares y se favorecía la lectura individual. Ha habido<br />
avances y retrocesos y en algunas épocas se ha vuelto a prácticas antiguas,<br />
<strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> las circunstancias y condicionamientos sociales. Sin embargo, en<br />
la perspectiva <strong>de</strong> la larga duración y como efecto <strong>de</strong> <strong>los</strong> avances <strong>de</strong> impresión,<br />
la lectura se ha extendido en las distintas socieda<strong>de</strong>s y entre sus diferentes<br />
estamentos.<br />
También se lee <strong>de</strong> manera diferente según grupos sociales y épocas. De acuerdo<br />
con Darnton, “hombres y mujeres han leído para salvar su alma, para educar sus<br />
modales y maneras, para reparar máquinas, para cortejar a un ser querido, para<br />
enterarse <strong>de</strong> <strong>los</strong> sucesos <strong>de</strong> actualidad y también por pura diversión” 18 , <strong>de</strong> modo que<br />
la forma <strong>de</strong> enfrentar <strong>los</strong> textos también ha sido disímil y variada.<br />
16 Darnton, Robert; “El lector como misterio” en la revista electrónica Fractal, www.fractal.com.mx/f2darn.html<br />
17 Ibid. Op. Cit.<br />
18 Ibid. Op. Cit.<br />
60
Incluso, el mismo acto <strong>de</strong> leer no es similar en toda la especie humana, ya que<br />
presenta variaciones culturales y hasta cognitivas. “No hemos trazado una estrategia<br />
para compren<strong>de</strong>r mejor <strong>los</strong> procesos internos por medio <strong>de</strong> <strong>los</strong> cuales <strong>los</strong> lectores<br />
atribuían significados a las palabras. Ni siquiera enten<strong>de</strong>mos bien nuestros propios<br />
modos <strong>de</strong> leer, muy a pesar <strong>de</strong> <strong>los</strong> empeños <strong>de</strong> psicólogos y <strong>de</strong> neurólogos para<br />
investigar <strong>los</strong> movimientos <strong>de</strong>l ojo humano y para trazar un mapa <strong>de</strong> <strong>los</strong> hemisferios<br />
<strong>de</strong>l cerebro. ¿Difiere el proceso cognoscitivo <strong>de</strong> <strong>los</strong> chinos, que leen una escritura<br />
i<strong>de</strong>ográfica, <strong>de</strong>l <strong>de</strong> <strong>los</strong> hombres occi<strong>de</strong>ntales, que <strong>de</strong>scifran líneas? ¿Es idéntico<br />
en <strong>los</strong> israelíes, que leen palabras sin vocales <strong>de</strong> <strong>de</strong>recha a izquierda, que en <strong>los</strong><br />
ciegos, que transmiten estímu<strong>los</strong> mediante las yemas <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>dos? ¿Es similar<br />
en <strong>los</strong> naturales <strong>de</strong>l Su<strong>de</strong>ste asiático, cuyas lenguas carecen <strong>de</strong> tiempos <strong>de</strong>l verbo<br />
y or<strong>de</strong>nan la realidad en una dimensión espacial, que en <strong>los</strong> indios <strong>de</strong>l continente<br />
americano, cuyas lenguas han sido convertidas a una forma <strong>de</strong> escritura sólo muy<br />
recientemente y por académicos ajenos a esas comunida<strong>de</strong>s? ¿Es lo mismo para el<br />
hombre religioso, que se siente en presencia <strong>de</strong> la Palabra, que para el especialista<br />
en diseñar etiquetas <strong>de</strong> consumo para un supermercado?” 19 .<br />
La lectura, entonces, es un fenómeno complejo y que se hace aún más <strong>de</strong>nso si<br />
se trata <strong>de</strong> reconstruirlo históricamente. La prensa escrita tiene sentido en tanto la<br />
significación que tuvo para sus lectores y cómo influyó en sus representaciones o<br />
en la percepción <strong>de</strong>l mundo que entonces tenían. Des<strong>de</strong> este punto <strong>de</strong> vista, <strong>los</strong><br />
textos y la lectura no son neutros sino que se inscriben en el nudo <strong>de</strong> relaciones e<br />
interrelaciones en que se encuentran <strong>los</strong> lectores.<br />
Los textos hacen referencia al mundo y hacen planteamientos respecto <strong>de</strong>l mismo o<br />
como dice Miquel Rodrigo Alsina configuran “mundos posibles” 20 , que se ponen -al<br />
menos como propuesta- al alcance <strong>de</strong> <strong>los</strong> lectores. Los periodistas y editores dan pie,<br />
entonces, a discursos relativos a las condiciones o condicionantes <strong>de</strong> la sociedad y<br />
<strong>los</strong> ofrecen en forma masiva y pública. Son tales discursos <strong>los</strong> que interesa conocer<br />
y <strong>de</strong>velar, teniendo en cuenta que no tienen sentido en una supuesta existencia sólo<br />
en el texto, sino que en la interrelación propia <strong>de</strong> la lectura y <strong>los</strong> lectores.<br />
Semejantes discursos adquieren vida entonces en el entramado social e<br />
interactúan según la posición y <strong>los</strong> intereses <strong>de</strong> quienes <strong>los</strong> formulan con un propósito<br />
social específico. Un modo <strong>de</strong> aproximarse a el<strong>los</strong> es mediante el Análisis Crítico <strong>de</strong>l<br />
<strong>Discurso</strong> (ACD) que estudia “el lenguaje como práctica social” 21 , don<strong>de</strong> el contexto<br />
<strong>de</strong> uso <strong>de</strong>l lenguaje es crucial y don<strong>de</strong> se expresa un interés particular por la relación<br />
entre el lenguaje y el po<strong>de</strong>r. Como dice el experto en ACD, Teun Van Dijk, “más<br />
allá <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scripción o <strong>de</strong> la aplicación superficial, la ciencia crítica <strong>de</strong> cada esfera<br />
<strong>de</strong> conocimiento plantea nuevas preguntas, como las <strong>de</strong> la responsabilidad, <strong>los</strong><br />
19 Ibid. Op. Cit.<br />
20 Rodrigo Alsina, Miquel; “La construcción <strong>de</strong> la noticia”, Ed. Paidós Comunicación, 1993, Pág. 185<br />
21 Fairclough, Norman en Wodak, Ruth y Meyer, Michael, “Métodos <strong>de</strong> Análisis Crítico <strong>de</strong>l <strong>Discurso</strong>”, Ed. Gedisa. Barcelona,<br />
2003. Pág. 18.<br />
61
intereses y la i<strong>de</strong>ología. En vez <strong>de</strong> centrarse en problemas puramente académicos o<br />
teóricos, su punto <strong>de</strong> partida se encuentra en <strong>los</strong> problemas sociales predominantes,<br />
y por ello escoge la perspectiva <strong>de</strong> quienes más sufren para analizar <strong>de</strong> forma crítica<br />
a quienes poseen el po<strong>de</strong>r, a <strong>los</strong> responsables, y a <strong>los</strong> que tienen <strong>los</strong> <strong>medios</strong> y la<br />
oportunidad <strong>de</strong> resolver dichos problemas” 22 .<br />
Esta perspectiva resulta esclarecedora, reveladora y pertinente por cuanto <strong>de</strong>vela la<br />
intencionalidad <strong>de</strong> la prensa y en particular <strong>de</strong> la prensa escrita no sólo hoy sino que<br />
también en el pasado, don<strong>de</strong> quizás eran más fácilmente i<strong>de</strong>ntificables <strong>los</strong> discursos,<br />
por cuanto muchos <strong>de</strong> <strong>los</strong> periódicos en <strong>los</strong> sig<strong>los</strong> XVIII y XIX eran principalmente<br />
<strong>de</strong> tipo doctrinario y político, como herencia <strong>de</strong> <strong>los</strong> cambios sociales, políticos y<br />
culturales que impulsó la Revolución Francesa.<br />
En el caso <strong>de</strong> la prensa contemporánea, el asunto no es tan claro y <strong>los</strong> discursos<br />
tien<strong>de</strong>n a enmascararse. Al respecto cabe tener en cuenta la precisión que realiza<br />
Norman Fairclough y que rescata Ruth Wodak en cuanto al campo <strong>de</strong> acción <strong>de</strong>l<br />
ACD y sus revelaciones. En particular –dice- éste “examina con todo <strong>de</strong>talle el<br />
lenguaje <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación <strong>de</strong> masas, <strong>medios</strong> que se consi<strong>de</strong>ran una<br />
<strong>de</strong> las se<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r, <strong>de</strong> la pugna política, y uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> ámbitos en <strong>los</strong> que el<br />
lenguaje es en apariencia transparente. Las instituciones mediáticas preten<strong>de</strong>n a<br />
menudo que son neutrales <strong>de</strong>bido a que constituyen un espacio para el discurso<br />
público, a que reflejan <strong>de</strong>sinteresadamente <strong>los</strong> estados <strong>de</strong> cosas y a que no ocultan<br />
las percepciones ni <strong>los</strong> argumentos <strong>de</strong> quienes son noticia. Fairclough muestra el<br />
carácter falaz <strong>de</strong> estas asunciones e ilustra el papel mediador y constructor <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
<strong>medios</strong> (…)”.<br />
Muchos <strong>de</strong> estos <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación y entre el<strong>los</strong> también muchos <strong>de</strong><br />
prensa escrita, han sido altamente eficientes en la difusión e instalación <strong>de</strong> la noción<br />
<strong>de</strong> “objetividad” como concepto y valor fundamental <strong>de</strong> su quehacer, en el sentido <strong>de</strong><br />
que no son más que el “reflejo <strong>de</strong> <strong>los</strong> hechos” o que no informan más que “la verdad <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> hechos”, sin supuestamente emitir opiniones o juicios <strong>de</strong> valor. Tal planteamiento,<br />
proce<strong>de</strong>nte principalmente <strong>de</strong> la prensa ang<strong>los</strong>ajona, se ha afincado en el público a tal<br />
punto que por ejemplo en nuestro país sólo en 1968 vino a resquebrajarse con la<br />
frase acuñada por <strong>los</strong> estudiantes reformistas y que levantaron en un impactante<br />
letrero, que afirmaba “El Mercurio miente”.<br />
Estar consciente <strong>de</strong> esta estratagema es fundamental para el investigador, <strong>de</strong><br />
manera <strong>de</strong> estar alerta y prevenido ante <strong>los</strong> discursos <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación<br />
y en especial <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong> la prensa escrita que hemos consi<strong>de</strong>rado aquí, para evitar<br />
percepciones y consi<strong>de</strong>raciones que pue<strong>de</strong>n ser calificadas <strong>de</strong> “ingenuas”.<br />
De allí que la revisión <strong>de</strong> prensa escrita como fuente para la investigación histórica<br />
22 Ibid. Op. Cit. Pág. 17<br />
62
<strong>de</strong>be ser una tarea necesariamente contextualizada; con conocimiento acerca <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> sectores o intereses que involucra o <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>; las motivaciones que impulsan a<br />
sus redactores; las propuestas <strong>de</strong> mundos posibles que realizan y el discurso o <strong>los</strong><br />
discursos a través <strong>de</strong> <strong>los</strong> cuales se canalizan esas intenciones. Los textos no son<br />
neutros ni ingenuos y tampoco dan cuenta <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>s absolutas; a lo más entregan<br />
interpretaciones <strong>de</strong> <strong>los</strong> hechos, <strong>los</strong> cuales, a su vez, son tratados y jerarquizados <strong>de</strong><br />
acuerdo a concepciones y motivos muy particulares y subjetivos.<br />
Los periódicos y <strong>los</strong> diarios no son textos inocentes ni tampoco guardianes <strong>de</strong> la<br />
verdad histórica. Por el contrario, a lo más son recipientes <strong>de</strong> visiones y percepciones<br />
sociales que han quedado para la posteridad, pero que reviven ante el ojo o la mirada<br />
<strong>de</strong>l lector en el presente. Una mirada que forzosamente es distinta <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l pasado y<br />
<strong>de</strong> la que tuvieron quienes fueron <strong>los</strong> <strong>de</strong>stinatarios en principio <strong>de</strong>l documento, pero<br />
que se pue<strong>de</strong> revivir o evocar con las limitaciones que impone el paso <strong>de</strong>l tiempo y<br />
el cambio <strong>de</strong> <strong>los</strong> marcos culturales, sociales, políticos e incluso religiosos. El mundo<br />
<strong>de</strong> significaciones es diverso, como diversas son las lecturas y las épocas.<br />
En todo caso, se trata <strong>de</strong> un fenómeno relevante, pues la inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> tales lecturas<br />
no ha sido intrascen<strong>de</strong>nte. Como dice Darnton, “quizá sea útil recordar con cuánta<br />
frecuencia una lectura ha modificado el curso <strong>de</strong> la historia. La lectura <strong>de</strong> Lutero<br />
sobre Paulo, la <strong>de</strong> Marx sobre Hegel o la <strong>de</strong> Mao sobre Marx”.<br />
La lectura <strong>de</strong> la prensa escrita ha incidido en sus contemporáneos y les ha ayudado<br />
nada menos que a compren<strong>de</strong>r o a transformar su mundo y el legado para las<br />
nuevas generaciones, <strong>de</strong> modo que esos textos no son el mudo testimonio <strong>de</strong> una<br />
época, sino que un retazo <strong>de</strong> la misma que nos aporta luces sobre el presente y<br />
sobre nuestras propias lecturas y sobre nuestra propia prensa. Acercarse a ella<br />
requiere, por tanto, <strong>de</strong> una actitud cuidadosa y atenta a una serie <strong>de</strong> prevenciones<br />
y consi<strong>de</strong>raciones.<br />
63
BIBLIOGRAFÍA<br />
Brau<strong>de</strong>l, Fernand; “Las ambiciones <strong>de</strong> la historia”, Ed. Crítica, Barcelona, 2002<br />
Castagneto Garviso, Piero; “Bosquejo histórico <strong>de</strong> la prensa en Valparaíso (1826-1973)” en “Tributo a<br />
Valparaíso”, <strong>de</strong> Fernando Vergara Benítez (editor), Ed. Ediciones Universitarias <strong>de</strong> Valparaíso, 2007<br />
Darnton, Robert; “El lector como misterio” en la revista electrónica Fractal, www.fractal.com.mx/<br />
f2darn.html<br />
Rodrigo Alsina, Miquel; “La construcción <strong>de</strong> la noticia”, Ed. Paidós Comunicación, 1993<br />
Soffia Serrano, Alvaro; “Lea el mundo cada semana. Prácticas <strong>de</strong> lectura en Chile 1930-1945”, Ed.<br />
Universitarias <strong>de</strong> Valparaíso, Valparaíso, 2003<br />
Vargas L<strong>los</strong>a, Mario; “La verdad <strong>de</strong> las mentiras. Ensayos sobre literatura”, Ed. Seix Barral,<br />
Biblioteca Breve, Barcelona, 1990<br />
Wodak, Ruth y Meyer, Michael, “Métodos <strong>de</strong> Análisis Crítico <strong>de</strong>l <strong>Discurso</strong>”, Ed. Gedisa. Barcelona,<br />
2003.<br />
64
CAPÍTULO DOS<br />
CONSIDERACIONES ANALÍTICAS EN TORNO A LA<br />
COMUNICACIÓN Y LOS MEDIOS<br />
67
4.- Del estudio <strong>de</strong> la emisión al estudio <strong>de</strong>l acceso:<br />
una historia personal <strong>de</strong> investigación en televisión.<br />
Chiara Sáez Baeza<br />
69
El presente artículo constituye una historia retrospectiva <strong>de</strong> mi experiencia como<br />
investigadora y activista en el ámbito <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación <strong>de</strong> masas,<br />
que se concentra en el ámbito <strong>de</strong> la televisión aunque con una prehistoria en el<br />
ámbito <strong>de</strong> la prensa escrita y unas perspectivas <strong>de</strong> futuro que superan el ámbito<br />
estrictamente.<br />
Aunque a menudo ha sido <strong>de</strong>nostada como herramienta epistemológica, la<br />
experiencia constituye –o al menos <strong>de</strong>bería constituir- la base <strong>de</strong> toda reflexión<br />
teórica:<br />
El pensar y el ser habitan un solo y mismo espacio, y este espacio somos<br />
nosotros mismos. Así como pensamos, también tenemos hambre y sentimos<br />
odio, enfermamos o amamos y la conciencia está entremezclada con el ser;<br />
así como contemplamos lo “real”, experimentamos nuestra propia palpable<br />
realidad (Thompson, 1981: 37)<br />
La importancia <strong>de</strong> la experiencia como base <strong>de</strong> la reflexión teórica y <strong>de</strong> la investigación<br />
aplicada radica en que nos permite conectar <strong>los</strong> intereses <strong>de</strong> nuestro pensamiento<br />
abstracto y nuestro quehacer profesional, con aquello que nos motiva, nos apasiona<br />
y nos conmueve en términos subjetivos. En este sentido, mi propia historia como<br />
investigadora es tanto una historia “científica” como una historia “sentimental”, don<strong>de</strong><br />
incluso las limitaciones impuestas por la institucionalidad <strong>de</strong> mis espacios <strong>de</strong> trabajo<br />
e estudio las he ido transformando en oportunida<strong>de</strong>s para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> un camino<br />
personal, que es científico, pero también es político y don<strong>de</strong> la pauta que conecta a<br />
ambas dimensiones es la pasión.<br />
Con respecto a este tema, conviene referirse al texto <strong>de</strong> Weber “La política como<br />
vocación y la ciencia como vocación”, también conocido como “El Político y el<br />
Científico” (1972). Aunque la lectura tradicional <strong>de</strong> este texto ha apuntado a resaltar<br />
la distinción <strong>de</strong> Weber entre la vocación política y la vocación científica, en la práctica<br />
el autor hermana a ambas a través <strong>de</strong> la referencia a la pasión, llegando incluso a<br />
hermanar en este sentido al científico con el artista, como señalan las siguientes<br />
citas.<br />
Pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse que son tres las cualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>cisivamente importantes para<br />
el político: pasión, sentido <strong>de</strong> la responsabilidad y mesura […] El problema<br />
es, precisamente, el <strong>de</strong> cómo pue<strong>de</strong> conseguirse que vayan juntas en las<br />
mismas almas la pasión ardiente y la mesurada frialdad. La política se hace<br />
con la cabeza y no con otras partes <strong>de</strong>l cuerpo o <strong>de</strong>l alma. Y, sin embargo, la<br />
entrega a la causa sólo pue<strong>de</strong> nacer y alimentarse <strong>de</strong> la pasión, si ha <strong>de</strong> ser<br />
una actitud auténticamente humana y no el frívolo juego intelectual (Weber,<br />
1972: 173).<br />
Para el hombre en cuanto hombre nada tiene valor si no pue<strong>de</strong> lograrlo<br />
con pasión. […] Distinguidos oyentes: en el terreno <strong>de</strong> la ciencia sólo posee<br />
71
personalidad quien se entrega pura y simplemente al servicio <strong>de</strong> una causa.<br />
Y esto no ocurre únicamente en el campo <strong>de</strong> la ciencia, pues no conocemos<br />
ningún artista realmente gran<strong>de</strong> que haya hecho algo que no sea entregarse<br />
única y exclusivamente a su arte y sólo a él (Weber, 1972: 192 y 195).<br />
Lo anterior permite sostener que la pasión constituye un componente clave <strong>de</strong><br />
toda investigación, entendida al menos en dos sentidos: como <strong>de</strong>seo intenso y<br />
como pa<strong>de</strong>cimiento. Sólo en la medida que investigue aquello que me convoca<br />
existencialmente, podré plantearme preguntas <strong>de</strong> investigación profundas y<br />
relevantes para mi vida cotidiana o para mi reflexión intelectual.<br />
Esto significa que antes <strong>de</strong> llegar a plantearse las preguntas <strong>de</strong> investigación el<br />
investigador <strong>de</strong>be tener claro cuestiones <strong>de</strong>l tipo: qué quiero investigar, por qué me<br />
interesa esto y qué espero encontrar. En este sentido, el presente artículo preten<strong>de</strong><br />
entregar herramientas para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> este ejercicio introspectivo.<br />
***<br />
Mi historia con <strong>los</strong> <strong>medios</strong> empieza el año 96. Quizás producto <strong>de</strong> mi afición a la<br />
literatura y a su análisis, mi primer ámbito <strong>de</strong> estudio fue la prensa escrita.<br />
Como parte <strong>de</strong> <strong>los</strong> trabajos <strong>de</strong> fin <strong>de</strong> carrera en la Escuela <strong>de</strong> Sociología <strong>de</strong> la<br />
Universidad Católica <strong>de</strong> Chile junto a un compañero hicimos un estudio sobre la<br />
presencia <strong>de</strong> la reforma educacional en <strong>los</strong> principales diarios <strong>de</strong> alcance nacional.<br />
Aunque en el ámbito académico ya se tenía conocimiento <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> un<br />
proceso <strong>de</strong> reforma educacional en Chile, este tema no comenzó a ser parte <strong>de</strong> la<br />
agenda <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> sino hasta que en su discurso <strong>de</strong>l 21 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1996, el<br />
Presi<strong>de</strong>nte Frei anunció el inicio <strong>de</strong> una gran reforma educacional en Chile.<br />
Nos propusimos un estudio cuali – cuanti; es <strong>de</strong>cir, que se acercara tanto a la<br />
cualificación como a la cuantificación <strong>de</strong>l tema. Esto significó trabajar en base a dos<br />
conceptos clave: tratamiento y cobertura. La cobertura se refería a la cuantificación:<br />
cuánto se cubre la reforma. Y el tratamiento al modo: cómo se cubre. Para la<br />
cuantificación establecimos un instrumento en el cual distinguíamos, entre otras<br />
cosas: nombre <strong>de</strong>l diario, género y tamaño <strong>de</strong>l artículo; temas, subtemas y actores<br />
<strong>de</strong>l <strong>de</strong>bate. También hicimos un intento por estandarizar el “tono” <strong>de</strong> <strong>los</strong> artícu<strong>los</strong><br />
analizados (a favor, en contra o neutros respecto <strong>de</strong>l anuncio presi<strong>de</strong>ncial y sus<br />
consecuencias). Asimismo, establecimos un período cercano a <strong>los</strong> 6 meses a partir<br />
<strong>de</strong> la fecha <strong>de</strong>l anuncio presi<strong>de</strong>ncial para la revisión <strong>de</strong> la prensa.<br />
La información fue volcada al programa SPSS y a partir <strong>de</strong> ahí obtuvimos el análisis 1 .<br />
1 El SPSS (Statistical Package for the Social Sciences) es un programa estadístico informático <strong>de</strong> amplio uso en la investigación<br />
social, dada su capacidad <strong>de</strong> trabajar con bases <strong>de</strong> datos <strong>de</strong> gran tamaño.<br />
72
Los hallazgos fueron <strong>de</strong> diverso tipo. Uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> más importantes fue reconocer a<br />
<strong>los</strong> propios diarios como actores <strong>de</strong>l <strong>de</strong>bate, interviniendo a través <strong>de</strong> editoriales<br />
y columnas <strong>de</strong> opinión, ya fuera a favor o en contra <strong>de</strong> la reforma y, por tanto, <strong>de</strong>l<br />
gobierno. Otro hallazgo importante y que la realidad ha venido corroborando durante<br />
estos años era la dificultad <strong>de</strong> <strong>los</strong> gobiernos <strong>de</strong> la concertación para comunicar<br />
a<strong>de</strong>cuadamente sus políticas públicas.<br />
El sistema <strong>de</strong> estandarización creado a partir <strong>de</strong> este estudio dio pie entre <strong>los</strong> años<br />
1997 y 2000 al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> un instrumento <strong>de</strong> análisis un tanto más ambicioso, a<br />
saber: una base <strong>de</strong> datos ACCESS para cuantificar todos <strong>los</strong> artícu<strong>los</strong> <strong>de</strong> prensa,<br />
así como sus correspondientes temas, subtemas y actores presentes en todos <strong>los</strong><br />
diarios <strong>de</strong> circulación nacional. Este trabajo ya era <strong>de</strong> tipo profesional y era realizado<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> una consultora privada que traducía el trabajo en informes <strong>de</strong> prensas<br />
semanales y mensuales (primero generales y luego también temáticos, en ciertas<br />
áreas como educación o salud) cuyo cliente era unos <strong>de</strong> <strong>los</strong> ministros <strong>de</strong>l gobierno<br />
<strong>de</strong> ese entonces. Hacia el final <strong>de</strong>l período, el instrumento también tuvo un <strong>de</strong>sarrollo<br />
específico en el ámbito <strong>de</strong> <strong>los</strong> noticieros <strong>de</strong> televisión.<br />
Aunque yo tenía cierta vinculación con este trabajo <strong>de</strong> consultoría, seguí <strong>de</strong>sarrollando<br />
un camino propio <strong>de</strong> investigación. En ese momento, mi interés era profundizar en el<br />
<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l análisis cualitativo <strong>de</strong> la prensa escrita, trabajando sobre todo el tema<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> como actores <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados <strong>de</strong>bates particularmente relevantes<br />
en términos sociales. Paralelamente, yo había comenzado a interesarme por temas<br />
<strong>de</strong> género, moral y sexualidad, así que el año 1998, postulé y me gané un fondo<br />
para <strong>de</strong>sarrollar una investigación sobre la cobertura y tratamiento <strong>de</strong> la familia en<br />
la prensa escrita, para cuyo análisis cuantitativo me valí <strong>de</strong> la base <strong>de</strong> datos que<br />
trabajábamos en la consultora.<br />
Este año había sido particularmente pródigo en <strong>de</strong>bates sobre el tema. Se había<br />
aprobado la <strong>de</strong>nominada “Ley <strong>de</strong> Filiación” (que reconocía, ad portas <strong>de</strong>l siglo XXI y<br />
en un país que en ese momento se hacía llamar el “tigre” <strong>de</strong> Sudamérica, la igualdad<br />
entre hijos nacidos <strong>de</strong>ntro y fuera <strong>de</strong>l matrimonio) con un fuerte <strong>de</strong>bate no sólo<br />
político sino también moral e incluso religioso; asimismo, el tema <strong>de</strong> la seguridad<br />
ciudadana –que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mediados <strong>de</strong> <strong>los</strong> 90s venía copando la agenda pública- en<br />
este año fue particularmente pródigo en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> discursos que vinculaban la<br />
<strong>de</strong>lincuencia a la incompetencia <strong>de</strong> las familias <strong>de</strong> origen <strong>de</strong> <strong>los</strong> infractores <strong>de</strong> la ley,<br />
particularmente adolescentes y jóvenes. En estos <strong>de</strong>bates la prensa escrita jugó un<br />
rol bastante conservador y moralista, que quedó bien expresado en un artículo que<br />
publiqué en su momento (Sáez, 2000).<br />
Utilizando las herramientas metodológicas <strong>de</strong>l Análisis Crítico <strong>de</strong>l <strong>Discurso</strong><br />
<strong>de</strong>sarrollado por Van Dijk (1999), quien sostiene que las estructuras <strong>de</strong>l discurso<br />
pue<strong>de</strong>n exhibir creencias i<strong>de</strong>ológicas o pue<strong>de</strong>n tener efecto “i<strong>de</strong>ológico” sobre sus<br />
receptores, <strong>de</strong>sarrollé un análisis cualitativo <strong>de</strong> algunos artícu<strong>los</strong> <strong>de</strong> prensa que<br />
73
tocaban estos temas señalados más arriba. Algunos <strong>de</strong> <strong>los</strong> hallazgos <strong>de</strong> este trabajo<br />
fueron <strong>los</strong> siguientes:<br />
- Un uso i<strong>de</strong>ológico <strong>de</strong> la familia por parte <strong>de</strong> la prensa escrita, en pos <strong>de</strong> privilegiar<br />
una comprensión <strong>de</strong>l problema <strong>de</strong> la <strong>de</strong>lincuencia que no la hiciera aparecer como<br />
consecuencia <strong>de</strong>l sistema social y económico imperante, sino que como un problema<br />
privado, relacionado con un tipo <strong>de</strong> familia.<br />
- Existencia <strong>de</strong>l supuesto <strong>de</strong> que las familias pobres ya tienen en sí mismas carencias<br />
que las hacen partir en <strong>de</strong>sventaja en la “carrera <strong>de</strong> valores familiares”. Algunas <strong>de</strong><br />
esas carencias se atribuían en el discurso a su bajo nivel <strong>de</strong> escolarización y a su<br />
empleo en trabajos no-calificados o semi-calificados, como si a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> todo esto<br />
fuera <strong>de</strong> su propia responsabilidad.<br />
- El diario es un actor político; vale <strong>de</strong>cir, capaz <strong>de</strong> afectar el proceso <strong>de</strong> toma <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>cisiones en el sistema político, pero no <strong>de</strong> una manera directa -conquistando el<br />
po<strong>de</strong>r o permaneciendo en él-, sino a través <strong>de</strong> la influencia que pueda ejercer al<br />
posicionar ciertos temas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ciertas perspectivas o las opiniones <strong>de</strong> ciertos actores<br />
sociales por sobre otras. Finalmente, en la medida que <strong>los</strong> diarios son propiedad<br />
<strong>de</strong> alguien, ese alguien o a quienes representa están interesados en legitimar un<br />
mo<strong>de</strong>lo social -respecto <strong>de</strong> la familia, por ejemplo- que les sea favorable. La prensa<br />
es, entonces, medio y actor <strong>de</strong> la discusión pública.<br />
Aunque a fines <strong>de</strong> <strong>los</strong> 90s seguía trabajando en el ámbito <strong>de</strong> la prensa escrita,<br />
aumentaba mi interés en la posibilidad <strong>de</strong> analizar la televisión, particularmente<br />
<strong>los</strong> noticieros, con este tipo <strong>de</strong> herramientas metodológicas <strong>de</strong> carácter crítico. En<br />
este punto, las diferencias <strong>de</strong> soporte también marcaban el alcance y potencial <strong>de</strong><br />
ambos tipos <strong>de</strong> <strong>medios</strong> como agentes discursivos: la prensa escrita constituía en<br />
esa época (y sigue constituyendo, al menos en Chile, con un consumo diario que<br />
apenas alcanzaba al 22,6% <strong>de</strong> la población según datos <strong>de</strong> la Encuesta Nacional <strong>de</strong><br />
Televisión <strong>de</strong>l 2005) un medio eminentemente ilustrado don<strong>de</strong> las élites tradicionales<br />
se expresan y dialogan entre sí; mientras que la televisión –con sus niveles <strong>de</strong><br />
consumo y evaluación, así como sus ganancias como industria- hablaban <strong>de</strong> un<br />
fenómeno social <strong>de</strong> alcance mucho más masivo, en el cual me parecía atractivo<br />
indagar.<br />
Pero no existía mucha investigación conocida en este ámbito y que conjugara al<br />
mismo tiempo metodologías cualitativas y cuantitativas. De manera que la televisión<br />
se me presentaba como un <strong>de</strong>safío por abordar, que tuvo su oportunidad al<br />
momento <strong>de</strong> ingresar a trabajar al Departamento <strong>de</strong> Estudios <strong>de</strong>l Consejo Nacional<br />
<strong>de</strong> Televisión (CNTV) en el año 2000. Esta institución es el organismo regulador<br />
<strong>de</strong> la televisión en Chile y constituye el espacio <strong>de</strong> mayor tradición y calidad en la<br />
investigación <strong>de</strong> la televisión en nuestro país.<br />
Como investigadora <strong>de</strong> esta institución hasta el 2005, participé en –siempre como<br />
74
miembro <strong>de</strong> equipos <strong>de</strong> investigación interdisciplinares por lo que el crédito es<br />
colectivo- en distintas investigaciones <strong>de</strong> conocimiento público, entre las cuales<br />
<strong>de</strong>stacaré las siguientes, por su aporte y también por el esfuerzo metodológico que<br />
han implicado.<br />
Encuesta Nacional <strong>de</strong> Televisión (ENTV)<br />
El CNTV realiza <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1993 y cada tres años la ENTV. Este es un instrumento <strong>de</strong><br />
tipo cuantitativo que sirve para conocer las opiniones, percepciones y preferencias<br />
<strong>de</strong> las audiencias chilenas. Se <strong>de</strong>nomina nacional porque se incluyen <strong>los</strong> principales<br />
centros urbanos <strong>de</strong>l país: Gran Santiago, Antofagasta, Coquimbo/La Serenag,<br />
Valparaíso/Viña <strong>de</strong>l Mar, Concepción/Talcahuano y Temuco. Sin embargo, así como<br />
la muestra no incluye a todas las ciuda<strong>de</strong>s, tampoco incluye a la población rural, lo<br />
cual es un sesgo a consi<strong>de</strong>rar.<br />
El cuestionario está constituido por cerca <strong>de</strong> 100 preguntas. La cantidad <strong>de</strong><br />
información que arroja la encuesta es tal que junto a la entrega <strong>de</strong> <strong>los</strong> principales<br />
resultados, permite <strong>de</strong>sarrollar una serie <strong>de</strong> análisis en profundidad en torno a<br />
algunas <strong>de</strong> las variables <strong>de</strong>mográficas (sexo, clase social, edad, zona <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia,<br />
entre otras) y el modo como estas se comportan ante <strong>de</strong>terminadas preguntas.<br />
Así, con <strong>los</strong> datos <strong>de</strong> la encuesta <strong>de</strong> 1999, publicamos en el 2001 un informe<br />
<strong>de</strong>nominado Estudios <strong>de</strong> Audiencia y Consumo Televisivo, compuesto <strong>de</strong> cinco<br />
estudios <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> la encuesta. Televisión y Centros Urbanos, estaba <strong>de</strong>dicado<br />
al estudio <strong>de</strong> <strong>los</strong> niveles <strong>de</strong> equipamiento medial, hábitos <strong>de</strong> consumo <strong>de</strong> <strong>medios</strong>,<br />
así como evaluación <strong>de</strong> la televisión a partir <strong>de</strong> la segmentación <strong>de</strong> la muestra<br />
<strong>de</strong> acuerdo a <strong>los</strong> 5 centros urbanos consi<strong>de</strong>rados en la encuesta. Televisión y<br />
Adolescentes daba cuenta <strong>de</strong> las percepciones y hábitos <strong>de</strong> consumo televisivo <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> encuestados entre 16 y 18 años.<br />
Consumo y Valoraciones <strong>de</strong> Informativos exponía <strong>los</strong> datos sobre consumo y<br />
evaluación <strong>de</strong> este género. Los Chilenos y la Regulación <strong>de</strong> la Televisión entregaba<br />
las opiniones <strong>de</strong> la ciudadanía respecto a la regulación general <strong>de</strong> la televisión abierta<br />
y <strong>de</strong> pago, la regulación <strong>de</strong> ciertos contenidos y <strong>de</strong> <strong>los</strong> horarios <strong>de</strong> consumo infantil,<br />
así como <strong>los</strong> hábitos <strong>de</strong> control parental. Otro estudio encargado a un investigador<br />
externo apuntó a elaborar una tipología <strong>de</strong> <strong>los</strong> chilenos como consumidores<br />
televisivos.<br />
Con <strong>los</strong> datos <strong>de</strong> la encuesta aplicada en el 2002, junto con hacer una comparación<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> datos obtenidos a partir <strong>de</strong> <strong>los</strong> 4 estudios – subproductos <strong>de</strong> la encuesta con<br />
datos <strong>de</strong> 1999, apostamos por seguir trabajando en otras áreas. Así, a partir <strong>de</strong><br />
la ENTV 2002 <strong>de</strong>sarrollamos dos nuevos estudios: uno sobre las diferencias en el<br />
consumo entre hombres y mujeres (2003) y otro sobre percepciones acerca <strong>de</strong> la<br />
diversidad social en la televisión chilena (2004).<br />
75
Para el estudio sobre Televisión y mujeres, comenzamos por realizar un análisis<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> resultados en base a dos categorías: hombres y mujeres. Sin embargo,<br />
notábamos que las diferencias entre ambas categorías eran muy ínfimas. Entonces,<br />
se nos ocurrió establecer dos categorías <strong>de</strong> mujeres: mujeres que trabajan fuera<br />
<strong>de</strong>l hogar y mujeres dueñas <strong>de</strong> casa. Así, uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> principales hallazgos <strong>de</strong> ese<br />
estudio fue que existía una mayor semejanza en las opiniones <strong>de</strong> hombres en general<br />
(la mayoría trabajaba fuera <strong>de</strong>l hogar) y mujeres que trabajan fuera <strong>de</strong>l hogar que<br />
entre estas últimas y mujeres dueñas <strong>de</strong> casa. Estas últimas tendían a dar mayor<br />
relevancia, tenían más expectativas y otorgaban mayor influencia a la televisión que<br />
<strong>los</strong> otros dos grupos.<br />
Para el estudio sobre percepciones <strong>de</strong> diversidad trabajamos básicamente con<br />
dos preguntas <strong>de</strong> la encuesta, cada una con cuatro alternativas posibles, y que se<br />
aplican al listado <strong>de</strong> actores sociales que se expone a continuación:<br />
a. Partidos Políticos h. Mujeres<br />
b. Trabajadores y sectores populares i. Fuerzas Armadas<br />
c. Empresarios y sectores acomodados j. Minorías sexuales<br />
d. Autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Gobierno k. Minorías étnicas (indígenas, inmigrantes)<br />
e. Iglesia Católica l. Personas con discapacidad<br />
f. Otras iglesias m. Personajes <strong>de</strong> la TV y el espectáculo<br />
g. Jóvenes n. Intelectuales y<br />
artistas nacionales (escritores,<br />
músicos, científicos, etc.)<br />
Respecto <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> éstos, en la encuesta se preguntaba:<br />
a) La cantidad <strong>de</strong> tiempo que <strong>los</strong> canales <strong>de</strong> televisión, en general, le <strong>de</strong>dican a las<br />
opiniones <strong>de</strong> [lista <strong>de</strong> actores]: ¿está bien, es <strong>de</strong>masiado o es insuficiente?<br />
b) En relación a <strong>los</strong> mismos grupos, usted cree que la TV <strong>los</strong> muestra: ¿tal como<br />
son, mejor <strong>de</strong> lo que son realmente o peor <strong>de</strong> lo que son realmente?<br />
Como cuarta alternativa <strong>de</strong> ambas preguntas se encontraba la opción “no sabe/ no<br />
contesta”.<br />
Las respuestas a la primera pregunta las concebimos como percepciones acerca<br />
<strong>de</strong> la Presencia discursiva <strong>de</strong> <strong>los</strong> distintos actores sociales en la televisión (tiempo<br />
que se les <strong>de</strong>stina para que puedan hablar y expresar sus opiniones); mientras que<br />
las respuestas a la segunda las <strong>de</strong>finimos como percepciones acerca <strong>de</strong> la Imagen<br />
representada <strong>de</strong> <strong>los</strong> distintos actores sociales en la pantalla.<br />
Entre <strong>los</strong> principales hallazgos <strong>de</strong> este estudio obtuvimos <strong>los</strong> siguientes:<br />
- Los televi<strong>de</strong>ntes opinaban mayoritariamente que la televisión <strong>de</strong>dica Demasiado<br />
Tiempo y presentaba Mejor <strong>de</strong> lo que son a cuatro actores: (a) Personajes <strong>de</strong> la<br />
televisión/ espectáculo; (b) Partidos políticos; (c) Empresarios y sectores acomodados<br />
76
y (d) Autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> gobierno.<br />
- Por otro lado, <strong>los</strong> actores que en mayor medida se consi<strong>de</strong>raban sub-representados<br />
en la pantalla, eran seis: (a) Intelectuales y Artistas nacionales; (b) Discapacitados;<br />
(c) Jóvenes; (d) Trabajadores y sectores populares; (e) Minorías Etnicas y (f) Minorías<br />
Sexuales.<br />
- Las Minorías Etnicas eran el único actor respecto <strong>de</strong>l cual <strong>los</strong> televi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong><br />
distintos sectores concordaban en que su presencia en pantalla Era Insuficiente<br />
(55%) y que a<strong>de</strong>más, su imagen aparecía peor <strong>de</strong> lo que son (49%).<br />
Paralelamente, en el ámbito <strong>de</strong> la representatividad social en la televisión, trabajé<br />
como contraparte <strong>de</strong>l CNTV en un convenio <strong>de</strong> prácticas con estudiantes <strong>de</strong> sociología<br />
<strong>de</strong> 5º año <strong>de</strong> la Universidad Alberto Hurtado, que nos permitió trabajar conjuntamente<br />
en dos estudios que aportaron en este tema. El año 2002 una pareja <strong>de</strong> estudiantes<br />
<strong>de</strong>sarrolló un estudio cuantitativo <strong>de</strong> análisis <strong>de</strong> contenido don<strong>de</strong> analizaron <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
perspectiva <strong>de</strong> pluralismo y discriminación <strong>los</strong> programas matinales <strong>de</strong> <strong>los</strong> principales<br />
canales <strong>de</strong> televisión <strong>de</strong>l país. El año 2003, otra pareja <strong>de</strong>sarrolló un estudio cualitativo<br />
<strong>de</strong> opinión con representantes <strong>de</strong> minorías organizadas en Santiago (homosexuales,<br />
migrantes peruanos e indígenas) para indagar en sus percepciones acerca <strong>de</strong> su<br />
representatividad en la TV chilena. Ambos estudios, con metodologías y objetos <strong>de</strong><br />
análisis distintos, no hicieron más que corroborar <strong>los</strong> datos <strong>de</strong> la Encuesta Nacional<br />
<strong>de</strong> Televisión.<br />
Para la aplicación <strong>de</strong> la encuesta en el 2005, trabajamos durante el 2004 en la<br />
reformulación <strong>de</strong> algunas preguntas, así como agregamos algunas y sacamos<br />
otras.<br />
Entre las preguntas reformuladas, <strong>de</strong>staco dos:<br />
i) Una pregunta sobre evaluación comparativa <strong>de</strong> <strong>medios</strong>, en la cual se pi<strong>de</strong> a la<br />
gente que <strong>de</strong>cida -entre televisión, radio y prensa-, cuál <strong>de</strong> estos <strong>medios</strong> es el más<br />
entretenido, cercano, educativo y otros atributos. Hasta la versión 2002, se utilizaba<br />
la opción “más objetivo” pero para la versión 2005 esta opción se transformó en la<br />
opción “más neutro políticamente” pues nos parecía que esta opción se correspondía<br />
mejor con el sentido original <strong>de</strong> la pregunta y también porque la “objetividad” se ha<br />
convertido en un valor controvertido incluso <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la teoría periodística. Asimismo,<br />
en parte como resultado <strong>de</strong> todo el trabajo que habíamos estado realizando en el<br />
ámbito <strong>de</strong> pluralismo y representatividad, <strong>de</strong>cidimos agregar la opción “más pluralista”<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l listado <strong>de</strong> atributos.<br />
ii) En el caso <strong>de</strong> las dos preguntas sobre percepciones <strong>de</strong> imagen y presencia <strong>de</strong><br />
la diversidad social en la televisión, redujimos las opciones <strong>de</strong> respuesta sólo a las<br />
dos respuestas más extremas: imagen mejorada / imagen empeorada; presencia<br />
excesiva / presencia insuficiente. Asimismo, eliminamos <strong>de</strong> la lista <strong>de</strong> actores la<br />
categoría ¨minorías étnicas” y agregamos las <strong>de</strong> “extranjeros <strong>de</strong> países vecinos” e<br />
77
“indígenas”, pues nos parecían más específicas respecto <strong>de</strong>l espíritu contenido en la<br />
opción original, eran menos discriminatorias en sí mismas y eran más acor<strong>de</strong>s con<br />
<strong>los</strong> procesos sociales en curso. También especificamos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la opción “Otras<br />
iglesias” a la “Iglesia evangélica” como un colectivo diferenciado, dada la relevancia<br />
cultural <strong>de</strong> la cual goza este credo en Chile. Por último, agregamos a la lista las<br />
categorías <strong>de</strong> “Jóvenes y adolescentes” y “Personas <strong>de</strong> la tercera edad”.<br />
Entre las noveda<strong>de</strong>s que agregamos para el cuestionario 2005 estuvo la ampliación<br />
<strong>de</strong> la muestra en términos etáreos hasta <strong>los</strong> 80 años, ya que anteriormente la<br />
muestra estaba limitada hasta <strong>los</strong> 65 años <strong>de</strong> edad, lo cual constituía una omisión<br />
notoriamente grave, consi<strong>de</strong>rando <strong>los</strong> datos sobre el mayor consumo televisivo (y, por<br />
lo tanto, la relevancia <strong>de</strong> sus opiniones) a mayor edad <strong>de</strong> <strong>los</strong> encuestados. Asimismo,<br />
agregamos algunas preguntas específicas <strong>de</strong> evaluación <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>nominados<br />
“Programas nocturnos <strong>de</strong> entretención” y otras preguntas sobre la interrelación entre<br />
el consumo <strong>de</strong> televisión y <strong>de</strong> otros <strong>medios</strong> <strong>de</strong> masas (principalmente prensa), sobre<br />
todo respecto <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>nominados temas <strong>de</strong> “farándula”, haciéndonos parte en este<br />
sentido <strong>de</strong> <strong>los</strong> procesos culturales que venían gestándose en el panorama televisivo<br />
chileno y <strong>de</strong>l modo en que este hecho también estaba llevando a una transformación<br />
<strong>de</strong> la prensa escrita nacional.<br />
Representatividad <strong>de</strong> Tweens y Adolescentes en la TV<br />
Des<strong>de</strong> mediados <strong>de</strong> <strong>los</strong> 90s, el CNTV ha venido <strong>de</strong>sarrollando una importante<br />
línea <strong>de</strong> trabajo en el ámbito <strong>de</strong> la relación entre niños y televisión, que incluye<br />
estudios <strong>de</strong> opinión así como análisis <strong>de</strong> contenido para evaluar la calidad <strong>de</strong> la<br />
programación infantil, entre otros. Durante <strong>los</strong> 2000s, este trabajo se ha seguido<br />
<strong>de</strong>sarrollando y se ha focalizado en grupos específicos, así como ha abordado<br />
nuevas áreas previamente inexploradas, como fueron <strong>los</strong> estudios sobre <strong>los</strong><br />
Tweens o preadolescentes, que mostraron las particularida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> este grupo en<br />
su relación con <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación y las nuevas tecnologías. Uno <strong>de</strong> esos<br />
trabajos fue el publicado durante 2004 con el título Representatividad <strong>de</strong> Tweens<br />
y Adolescentes en la TV, el cual estuvo compuesto <strong>de</strong> 4 estudios <strong>de</strong> opinión con<br />
adolescentes y preadolescentes en base a focus groups. Estos fueron:<br />
a) Los Tweens hablan <strong>de</strong> la Calidad Televisiva<br />
b) Imagen <strong>de</strong> País y Televisión<br />
c) Representatividad <strong>de</strong> Niñas, Niños y Adolescentes en la TV<br />
d) Niñas y Niños Indígenas frente a la Televisión (como un sub estudio <strong>de</strong>l<br />
estudio b)<br />
Los 3 temas <strong>de</strong> estudio planteaban una serie <strong>de</strong> <strong>de</strong>safíos en términos metodológicos,<br />
ya que se trataba <strong>de</strong> temas cuyo nivel <strong>de</strong> abstracción era difícil <strong>de</strong> abordar con niños<br />
y niñas.<br />
78
Para indagar en el tema <strong>de</strong> la calidad televisiva optamos una entrada al tema <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
la calidad en objetos más concretos y cercanos: zapatos, cua<strong>de</strong>rnos, etc. A partir <strong>de</strong><br />
ahí encontramos que en el discurso <strong>de</strong> niños y niñas entre 8 y 13 años era posible<br />
distinguir nociones <strong>de</strong> calidad conceptualmente diferenciadas <strong>de</strong> la entretención y el<br />
gusto e incluso el placer. Así pudimos distinguir claramente en este grupo <strong>de</strong> edad<br />
a lo menos seis criterios <strong>de</strong> calidad propiamente tal: la innovación; la enseñanza; la<br />
consistencia; la complejidad; la eficacia; y la utilidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> contenidos.<br />
Para el tema <strong>de</strong> imagen – país, utilizamos como herramientas <strong>de</strong> apoyo <strong>de</strong>l focus<br />
– groups una práctica proyectiva que facilitara la exploración <strong>de</strong> asociaciones e<br />
imágenes relacionadas con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Chile. Con el fin <strong>de</strong> conocer las imágenes<br />
espontáneas que poseían <strong>los</strong> niños acerca <strong>de</strong> Chile y cuánto <strong>de</strong> estas imágenes era<br />
influenciado por la televisión, las sesiones <strong>de</strong> conversación fueron diseñadas en tres<br />
niveles para ir profundizando en la construcción y expresión <strong>de</strong> sus percepciones:<br />
indagamos en las asociaciones libres acerca <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Chile (nivel 1) y luego les<br />
pedimos que armasen un collage en conjunto que representara a Chile (nivel 2), a<br />
partir <strong>de</strong>l cual introdujimos en la conversación el tema <strong>de</strong> la relación <strong>de</strong> las imágenes<br />
<strong>de</strong> Chile con la televisión (nivel 3). Para la confección <strong>de</strong>l collage les entregamos<br />
imágenes <strong>de</strong> distintos temas. A fin <strong>de</strong> evitar la inducción, establecimos previamente un<br />
listado <strong>de</strong> temas que <strong>de</strong>bían estar entre las opciones <strong>de</strong> imágenes. Como resultado,<br />
observamos una influencia muy marcada <strong>de</strong> la televisión en la i<strong>de</strong>a general que<br />
tienen <strong>los</strong> niños <strong>de</strong> Chile, lo que se pudo constatar por las imágenes y asociaciones<br />
que iban configurando su i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> país. En primer lugar, la Televisión actúa como una<br />
mediación que <strong>los</strong> ayuda a “conocer” a través <strong>de</strong> imágenes aquel<strong>los</strong> lugares <strong>de</strong>l país<br />
don<strong>de</strong> nunca han estado y conocer aspectos <strong>de</strong> la cultura <strong>de</strong>sconocidos para el<strong>los</strong><br />
<strong>de</strong> otra manera. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> facilitar un proceso <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificación con <strong>los</strong> rostros <strong>de</strong><br />
la televisión, que ya sea por atracción o rechazo van aportando a la construcción <strong>de</strong><br />
la propia i<strong>de</strong>ntidad y naturalmente a las i<strong>de</strong>as e imágenes que manejan acerca <strong>de</strong><br />
Chile y sus habitantes.<br />
Por último, para el estudio <strong>de</strong> percepciones <strong>de</strong> representatividad también trabajamos<br />
con prácticas proyectivas; en este caso, la elaboración <strong>de</strong> dibujos. Allí encontramos que<br />
preadolescentes y adolescentes son importantes consumidores <strong>de</strong> TV, que buscan<br />
en ella entretención y compañía. Asimismo, sienten cercanía e i<strong>de</strong>ntificación con<br />
personajes <strong>de</strong> distintos géneros programáticos. Ante la oferta disponible son capaces<br />
<strong>de</strong> evaluar, criticar, <strong>de</strong>mandar y proponer. Sin embargo, cuando son conminados a<br />
mirar la TV <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sí mismos y no sólo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo que ésta les ofrece, adoptan una<br />
posición más crítica, tanto respecto <strong>de</strong> la baja presencia que perciben <strong>de</strong> jóvenes<br />
como el<strong>los</strong> y <strong>de</strong> aquello que <strong>de</strong>nominan “sus intereses”, como <strong>de</strong> la imagen carenciada<br />
que les <strong>de</strong>vuelve <strong>de</strong> las personas <strong>de</strong> su misma edad. Del mismo modo, les resulta<br />
difícil hacer propuestas novedosas y creativas ante esta situación que les disgusta.<br />
79
Barómetro <strong>de</strong> Calidad <strong>de</strong> Noticieros <strong>de</strong> televisión<br />
Otra gran línea <strong>de</strong> investigación en la cual estuve trabajando fue en la <strong>de</strong> calidad<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> noticieros <strong>de</strong> televisión, a través <strong>de</strong> la cual creamos un instrumento propio<br />
<strong>de</strong> análisis <strong>de</strong> contenido para medir la calidad <strong>de</strong> estos programas.<br />
Con el propósito <strong>de</strong> establecer <strong>los</strong> principios, categorías, dimensiones e indicadores<br />
para po<strong>de</strong>r analizar la calidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> noticieros, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el año 2003 hasta el 2005<br />
trabajamos conjuntamente entre profesionales <strong>de</strong>l <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong> estudios y <strong>de</strong>l<br />
<strong>de</strong>partamento <strong>de</strong> supervisión en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> un instrumento que pudiera dar<br />
cuenta <strong>de</strong> este factor.<br />
Para ello utilizamos distintas fuentes, tanto teóricas como empíricas, <strong>de</strong><br />
carácter nacional e internacional. A lo anterior se sumaron jornadas <strong>de</strong> trabajo<br />
con académicos, profesionales <strong>de</strong> la industria y <strong>de</strong> prensa <strong>de</strong> <strong>los</strong> canales <strong>de</strong><br />
televisión a fin <strong>de</strong> conocer sus apreciaciones sobre cómo evaluar la calidad <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
informativos.<br />
Se analizaron 10 emisiones <strong>de</strong> cada noticiario central correspondientes a <strong>los</strong> 5<br />
canales <strong>de</strong> televisión <strong>de</strong> alcance nacional, equivalentes a 35 horas <strong>de</strong> transmisión<br />
y 926 notas periodísticas. No hubo trascripción <strong>de</strong> las notas analizadas, pero sí<br />
un visionado compartido entre dos personas <strong>de</strong> todas las notas, junto con un<br />
visionado entre 4 personas para <strong>los</strong> casos que nos reportaban dudas.<br />
Con el propósito <strong>de</strong> evitar posibles sesgos en la pauta informativa a partir <strong>de</strong> un<br />
hecho noticioso que marcara la agenda noticiosa durante una semana, se optó<br />
por una muestra compuesta que se estructuró sobre un período <strong>de</strong> 10 semanas,<br />
extendiéndose <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cuarta semana <strong>de</strong> febrero hasta la cuarta <strong>de</strong> abril <strong>de</strong><br />
2005.<br />
El instrumento estaba constituido tanto por variables <strong>de</strong>scriptivas como por otras<br />
que incidían en una nota evaluativa final.<br />
A modo <strong>de</strong> síntesis, las variables consi<strong>de</strong>radas fueron las siguientes:<br />
A. Características Generales Noticiario<br />
- Ámbito <strong>de</strong> las noticias<br />
- Alcance <strong>de</strong> las noticias<br />
- Cobertura <strong>de</strong> Temas<br />
- Cobertura <strong>de</strong> Actores Sociales<br />
- Formato <strong>de</strong> las notas<br />
- Recursos <strong>de</strong> producción<br />
Por medio <strong>de</strong> un análisis estadístico integrado entre ámbito, alcance, temas y actores<br />
-el cual a su vez estaba basado en el coeficiente <strong>de</strong> Gini con el cual se mi<strong>de</strong> a nivel<br />
internacional el nivel <strong>de</strong> <strong>de</strong>sigualdad mundial- creamos un “índice <strong>de</strong> diversidad”<br />
80
para establecer el nivel <strong>de</strong> diversidad social, tanto relativa como absoluta entre <strong>los</strong><br />
distintos canales.<br />
El formato también era una medida <strong>de</strong> diversidad, pero a nivel <strong>de</strong> estructura <strong>de</strong>l<br />
informativo, sin otra valoración. Mientras que recursos <strong>de</strong> producción era un<br />
acercamiento a la calidad técnica invertida en <strong>los</strong> informativos.<br />
Aunque cada variable era medida a nivel <strong>de</strong> noticias, la nota evaluativa final se<br />
asignaba al noticiero.<br />
B. Calidad Periodística<br />
- Golpe periodístico<br />
- Relevancia <strong>de</strong> la noticia<br />
- Uso <strong>de</strong> Fuentes<br />
- Elaboración <strong>de</strong>l relato<br />
- Relación entre el texto y la imagen<br />
- Contraste <strong>de</strong> opiniones e i<strong>de</strong>as<br />
- Uso formal <strong>de</strong>l lenguaje<br />
- Autopromoción<br />
Golpe y autopromoción eran variables extremas: un golpe implicaba<br />
automáticamente la nota máxima para una noticia, incluso aunque fallara en<br />
alguna variable. Lo contrario sucedía con la autopromoción (entendida como notas<br />
relativas a las producciones <strong>de</strong>l canal): siempre obtendría nota 0.<br />
Para medir la relevancia, distinguimos entre relevancia intrínseca y relevancia en<br />
el tratamiento, poniendo el acento en el modo en que el abordaje <strong>de</strong> la información<br />
la volvía <strong>de</strong> notoriedad pública. De esta manera, abandonábamos la nomenclatura<br />
tradicional <strong>de</strong> notas duras y blandas, por consi<strong>de</strong>rarla <strong>de</strong>masiado institucionalista<br />
en su conceptualización <strong>de</strong> la relevancia informativa.<br />
En el caso <strong>de</strong> las fuentes, hicimos una distinción entre número, aporte y consistencia<br />
<strong>de</strong> las mismas, entendiendo como “aporte” el hecho <strong>de</strong> que una fuente fuera<br />
necesaria para tener una visión más completa <strong>de</strong>l hecho y como “consistencia” que<br />
la información que entregaba esta fuera coherente con el argumento presentado<br />
a través <strong>de</strong>l relato.<br />
En el caso <strong>de</strong> la elaboración <strong>de</strong>l relato, valoramos positivamente aquellas notas<br />
que presentaran un nivel <strong>de</strong> elaboración superior a la mera transcripción <strong>de</strong>l<br />
discurso <strong>de</strong> las fuentes, presentando no sólo citas textuales <strong>de</strong> conferencias y<br />
comunicados, sino también antece<strong>de</strong>ntes y explicaciones que <strong>de</strong>n como resultado<br />
una contextualización <strong>de</strong>l hecho informado.<br />
Se valoró positivamente el aporte significativo <strong>de</strong> las imágenes a la información<br />
entregada. En el caso <strong>de</strong> las imágenes <strong>de</strong> archivo, su aporte se consi<strong>de</strong>ró menor.<br />
81
Se consi<strong>de</strong>ró <strong>de</strong> mayor calidad el tratamiento pluralista <strong>de</strong> <strong>los</strong> temas <strong>de</strong> <strong>de</strong>bate<br />
público, lo cual se operacionalizó en la presentación <strong>de</strong> al menos dos puntos <strong>de</strong><br />
vistas <strong>de</strong> notorio contraste en las notas don<strong>de</strong> el tema abordado supusiera una<br />
controversia o tensión que no ha llegado a una resolución.<br />
A través <strong>de</strong> la variable “Uso formal <strong>de</strong>l lenguaje” se evaluó la presencia <strong>de</strong> errores<br />
en el uso <strong>de</strong>l lenguaje por parte <strong>de</strong> conductores, comentaristas y periodistas,<br />
consi<strong>de</strong>rándose al efecto el uso reiterado <strong>de</strong> muletillas, tecnicismos y redundancias<br />
que inci<strong>de</strong>n en una buena entrega informativa.<br />
C. Ética Periodística<br />
- Fuentes no i<strong>de</strong>ntificadas sin explicación<br />
- Trato discriminatorio / <strong>de</strong>scalificaciones<br />
- Apelación a la emocionalidad <strong>de</strong> la audiencia <strong>de</strong> manera efectista y exagerada<br />
- Imágenes <strong>de</strong> archivo distorsionadoras<br />
La presencia <strong>de</strong> cualquiera <strong>de</strong> estos aspectos en alguna nota informativa incidía en<br />
una valoración negativa <strong>de</strong> las mismas.<br />
Entre <strong>los</strong> resultados <strong>de</strong>scriptivos obtenidos a partir <strong>de</strong>l instrumento pue<strong>de</strong>n<br />
<strong>de</strong>stacarse <strong>los</strong> siguientes:<br />
- Se observaron escasas faltas a la ética periodística. Se registró sólo un caso <strong>de</strong><br />
apelación abusiva a la emocionalidad, tres correspondientes a trato discriminatorio/<br />
<strong>de</strong>scalificador y una nota con imágenes <strong>de</strong> archivo distorsionador. Por otra parte, <strong>de</strong><br />
un total <strong>de</strong> 1.962 fuentes estudiadas sólo 19 no fueron i<strong>de</strong>ntificadas, sin explicar las<br />
razones que motivaron la confi<strong>de</strong>ncialidad.<br />
- “Deporte”, “Policía”, “Política” y “Justicia” fueron las temáticas con mayor presencia<br />
en <strong>los</strong> noticiarios centrales <strong>de</strong> cobertura nacional. Se apreció una cobertura<br />
relativamente baja <strong>de</strong> temas que afectan a la ciudadanía tales como “Salud”,<br />
“Educación”, “Problemáticas Sociales” y “Trabajo”.<br />
- Los “Ciudadanos” aparecieron como <strong>los</strong> actores sociales con mayor acceso a vocería<br />
en <strong>los</strong> noticieros, ligados principalmente a temas policiales, en un 40% <strong>de</strong> <strong>los</strong> casos.<br />
En segundo lugar se ubicaron “Deportistas y Dirigentes Deportivos”. Se observó una<br />
escasa presencia <strong>de</strong> “Organizaciones Civiles/Sindicales/Estudiantiles”.<br />
- Sólo un 20% <strong>de</strong> las notas fueron planteadas por <strong>los</strong> canales como notas susceptibles<br />
<strong>de</strong> controversia. De ellas, en más <strong>de</strong> un tercio (34,3%) no se observaron opiniones<br />
contrapuestas en torno a la controversia.<br />
- El 18,6% <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> <strong>los</strong> noticiarios estuvo <strong>de</strong>stinado a la exhibición <strong>de</strong> noticias<br />
internacionales.<br />
- Durante el período <strong>de</strong> análisis muestral (2 meses) no se <strong>de</strong>tectó ningún golpe<br />
periodístico por parte <strong>de</strong> ninguno <strong>de</strong> <strong>los</strong> canales analizados (5).<br />
82
En términos evaluativos, cada variable tenía apuntado el siguiente puntaje:<br />
Relevancia (2 puntos)<br />
Intrínseca<br />
0,5 puntos<br />
Tratamiento<br />
1,5 puntos<br />
Uso <strong>de</strong> Fuentes (2 puntos)<br />
Número <strong>de</strong> Fuentes<br />
0,5 puntos<br />
Aporte Informativo 0,75<br />
Consistencia 0,75<br />
Elaboración <strong>de</strong>l Relato (1,5 puntos)<br />
Procesamiento<br />
1,5 puntos<br />
Transcripción<br />
0 punto<br />
Relación Texto Imagen (1,5 puntos)<br />
Aporte Significativo<br />
1,5 puntos<br />
Apoyo<br />
0,5 puntos<br />
No presenta Imágenes<br />
0 punto<br />
Ina<strong>de</strong>cuada<br />
-1 punto<br />
Uso Formal Lenguaje (0,5)<br />
Sin errores (0,5 ptos) / 1 a 2 Errores (0,25 ptos) / 3 o más errores (0 pto.)<br />
Contraste <strong>de</strong> I<strong>de</strong>as (2puntos)*<br />
Presenta Contraste<br />
2 puntos<br />
No Presenta<br />
0 puntos<br />
• Las notas informativas cuyo tema eran objeto <strong>de</strong> controversia se<br />
evaluaron en una escala <strong>de</strong> 1 a 9,5 puntos. Aquellas que no eran objeto <strong>de</strong><br />
controversia se les aplicó una escala <strong>de</strong> 1 a 7,5 puntos.<br />
• Los puntajes obtenidos por las notas informativas se transformaron a una<br />
escala <strong>de</strong> calificaciones <strong>de</strong> 1 a 7.<br />
• Las notas <strong>de</strong> la autopromoción obtenían automáticamente la nota mínima.<br />
• Las notas <strong>de</strong> golpe periodístico serían premiadas con la nota máxima.<br />
• A las notas informativas que apelaran al impacto emocional en la audiencia,<br />
se les restó el 25% <strong>de</strong>l puntaje obtenido.<br />
• A las notas informativas que presentasen trato discriminatorio o<br />
<strong>de</strong>scalificatorio se les restaba el 50% <strong>de</strong>l puntaje obtenido.<br />
• Aquellas notas que apelaran al impacto emocional en la audiencia y<br />
presentaran trato discriminatorio o <strong>de</strong>scalificatorio serían evaluadas con<br />
la nota mínima.<br />
A pesar <strong>de</strong> que el instrumento fue aplicado en su dimensión evaluativa –incluyendo<br />
un análisis comparado con noticieros extranjeros- el puntaje final para cada canal<br />
nunca se hizo público. Pero no sólo eso, sino que tampoco se hizo público ningún<br />
83
dato específico sobre lo bueno y lo malo <strong>de</strong> cada canal por separado, lo cual diluyó<br />
tanto el potencial crítico <strong>de</strong>l estudio como el aporte metodológico <strong>de</strong>l instrumento,<br />
producto <strong>de</strong> un “blanqueamiento público” <strong>de</strong>l mismo. Esta situación puso en evi<strong>de</strong>ncia<br />
algo <strong>de</strong> lo cual todo investigador <strong>de</strong>be ser conciente: la relación entre conocimiento y<br />
po<strong>de</strong>r. La presentación <strong>de</strong> <strong>los</strong> datos <strong>de</strong>jó satisfechos tanto a <strong>los</strong> canales <strong>de</strong> televisión<br />
como a la directiva <strong>de</strong>l Colegio <strong>de</strong> Periodistas. Sólo Lucas Sierra –crítico reconocido<br />
<strong>de</strong> la labor <strong>de</strong>l CNTV- y el Senador socialista Car<strong>los</strong> Ominami manifestaron su<br />
<strong>de</strong>sacuerdo con esta situación.<br />
Convenio CESC – CNTV: el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> una línea <strong>de</strong> investigación en Medios<br />
<strong>de</strong> Comunicación y Seguridad Ciudadana<br />
Durante el año 2001 se estableció una alianza <strong>de</strong> colaboración entre el recién creado<br />
Centro <strong>de</strong> Estudios en Seguridad Ciudadana <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Chile (CESC) y<br />
el Consejo Nacional <strong>de</strong> Televisión (CNTV) <strong>de</strong> manera <strong>de</strong> diseñar una investigación<br />
sobre <strong>medios</strong>, la que se llamó Análisis <strong>de</strong>l Tratamiento y <strong>Discurso</strong>s presentes en las<br />
noticias <strong>de</strong> violencia y criminalidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> Medios <strong>de</strong> Comunicación <strong>de</strong> cobertura<br />
nacional. En esta alianza me tocó representar al CNTV.<br />
Como parte <strong>de</strong> esta línea <strong>de</strong>sarrollamos un análisis <strong>de</strong> <strong>los</strong> principales <strong>medios</strong><br />
<strong>de</strong> prensa escrita y canales <strong>de</strong> TV abierta <strong>de</strong> cobertura nacional durante el mes<br />
<strong>de</strong> marzo 2002, aplicando un instrumento cualitativo y otro cuantitativo a ambos<br />
soportes, con el propósito <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r complementar y contrastar <strong>los</strong> datos obtenidos.<br />
Al igual que en mis primeros estudios sobre prensa escrita, aquí nos interesaba el<br />
análisis tanto <strong>de</strong> la cobertura como <strong>de</strong>l tratamiento <strong>de</strong> la seguridad ciudadana en<br />
prensa escrita y TV.<br />
Para conformar la muestra se utilizó un concepto amplio y otro restringido <strong>de</strong><br />
Seguridad Ciudadana.<br />
Bajo el concepto <strong>de</strong> Seguridad Ciudadana Tradicional (restringido), se ingresaron:<br />
I. Delitos <strong>de</strong> mayor connotación social, <strong>de</strong> violencia intrafamiliar (VIF) y<br />
drogas;<br />
II. Hechos que –<strong>de</strong>litos o no- tratan sobre situaciones <strong>de</strong> <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n social,<br />
vulnerabilidad e in<strong>de</strong>fensión;<br />
III. Instituciones relacionadas con la seguridad (Policía, Sistema <strong>de</strong> Justicia,<br />
etc.) y políticas públicas en el ámbito <strong>de</strong> la seguridad ciudadana.<br />
Luego, en un segundo grupo (concepto amplio), se ingresaron las noticias <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>litos <strong>de</strong> cuello blanco (frau<strong>de</strong>s, estafas, corrupción e irregularida<strong>de</strong>s), seguridad<br />
<strong>de</strong> tránsito y en otros espacios públicos, comercio ambulante y otros hechos que no<br />
son <strong>de</strong>lito y afectan la seguridad (negligencias médicas).<br />
El uso <strong>de</strong> ambos conceptos <strong>de</strong> Seguridad Ciudadana respondió a dos objetivos.<br />
84
Por un lado, tener un punto <strong>de</strong> comparación en el tratamiento noticioso <strong>de</strong> distintos<br />
tipos <strong>de</strong> <strong>de</strong>litos, y – por otro– colaborar al análisis y al diseño <strong>de</strong> política pública en<br />
Seguridad Ciudadana, al ampliar <strong>los</strong> temas que podían estar afectando la sensación<br />
<strong>de</strong> (in)seguridad. Lo anterior bajo el supuesto que no sólo las noticias referidas a<br />
<strong>de</strong>litos como homicidios, asaltos y robos eran generadores <strong>de</strong> inseguridad, sino que<br />
la percepción <strong>de</strong>l entorno social en su totalidad, en diversas acciones, prácticas<br />
y resultados, pue<strong>de</strong> contribuir en la construcción <strong>de</strong> una sensación <strong>de</strong> protección/<br />
<strong>de</strong>sprotección <strong>de</strong>l ciudadano.<br />
De un modo que originalmente nos interesaba (pero que sólo pudimos trabajar<br />
fragmentadamente) también testeamos la hipótesis <strong>de</strong> una criminalización <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
conflictos sociales en el tratamiento informativo dado por <strong>los</strong> gran<strong>de</strong>s media. Es<br />
<strong>de</strong>cir, una reducción <strong>de</strong> estos a sus componentes <strong>de</strong> violencia y alteración <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n<br />
y por lo tanto, a una resignificación <strong>de</strong> <strong>los</strong> mismos sólo como <strong>de</strong>lito.<br />
Una vez <strong>de</strong>finidas las dimensiones y variables a analizar cuantitativa y cualitativamente<br />
y, diseñada la base <strong>de</strong> datos a utilizar, se procedió <strong>de</strong>l siguiente modo:<br />
• Se ingresaron todas las noticias a una base <strong>de</strong> datos relacional (Access)<br />
• Se hizo una revisión <strong>de</strong> la calidad y homogeneidad <strong>de</strong>l ingreso <strong>de</strong> datos, <strong>de</strong><br />
manera que <strong>los</strong> datos fueran válidos y, por tanto se pudieran sacar conclusiones<br />
en base a el<strong>los</strong>.<br />
• Se sacó una pequeña muestra aleatoria <strong>de</strong> noticias para cada diario y canal, <strong>de</strong><br />
manera <strong>de</strong> realizar un análisis cualitativo más profundo para cada medio.<br />
• Se realizó el análisis cuantitativo y el cualitativo, intercalado con sesiones <strong>de</strong><br />
discusión entre <strong>los</strong> distintos investigadores.<br />
• Se ingresaron a la base <strong>de</strong> datos todas las noticias <strong>de</strong>l noticiero central y <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> diarios, menos las pertenecientes a las secciones <strong>de</strong> Deportes y Cultura y<br />
espectácu<strong>los</strong>. Cuando las notas correspondían al tema Seguridad Ciudadana<br />
(ya fuera en sus subtemas tradicionales o potenciales), fueron parte <strong>de</strong> un<br />
segundo nivel <strong>de</strong> análisis, que incluyó las siguientes variables:<br />
85
Variables Descriptivas<br />
Género<br />
Elementos<br />
adicionales<br />
Establece el género <strong>de</strong> la noticia, que pue<strong>de</strong> ser:<br />
Carta al director: aquella noticia que aparece en la sección editorial,<br />
que es enviada por la ciudadanía al diario. Son muy breves y sobre<br />
temas <strong>de</strong> interés ciudadano. Sólo en prensa escrita.<br />
Columna <strong>de</strong> opinión: Noticia generalmente firmada que trata<br />
un tema a un nivel <strong>de</strong> opinión. Generalmente está en la sección<br />
editorial, pero también pue<strong>de</strong> estar en otras partes. Sólo en prensa<br />
escrita.<br />
Editorial: Noticia que es escrita <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el medio y que da cuenta <strong>de</strong><br />
las opiniones <strong>de</strong> éste sobre un tema específico. Sólo en prensa<br />
escrita.<br />
Información breve: noticia <strong>de</strong> no más <strong>de</strong> 100 palabras, <strong>de</strong> escaso<br />
tamaño que suele dar cuenta sólo <strong>de</strong>l hecho. En Prensa Escrita y<br />
Televisión.<br />
Información con nota: noticia <strong>de</strong> una extensión mayor, que<br />
contiene algún tipo <strong>de</strong> información <strong>de</strong> reporteo. En Prensa Escrita<br />
y Televisión.<br />
Foto - Texto: noticia constituida por una foto y un breve texto que<br />
explica lo ocurrido. Sólo en prensa escrita.<br />
Reportaje: Noticia <strong>de</strong> mayor extensión y profundidad, que da cuenta<br />
<strong>de</strong>l hecho y profundiza en él con mayor información y análisis. En<br />
Prensa Escrita y Televisión.<br />
Entrevista: Noticia construida en base a preguntas hechas a uno o<br />
más actores. Sólo en prensa escrita.<br />
Consiste en todo elemento que acompaña el texto (escrito o<br />
narrado) <strong>de</strong> la noticia. Esto es: gráfico, cuadro, fotografía con<br />
bajada, fotografía sola, primer plano a un documento, gráfico,<br />
recreación, ruido/música, texto sobre imagen, vi<strong>de</strong>o, voz,<br />
infografía.<br />
Adicional a esta información se recogieron datos sobre la fuente<br />
<strong>de</strong> estos elementos adicionales (si es actual o <strong>de</strong> archivo, si<br />
indica fuente o no). Una breve <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l elemento adicional<br />
y si éste correspon<strong>de</strong> a la noticia o no.<br />
Nivel <strong>de</strong><br />
Importancia y<br />
Presencia en<br />
Primera Plana<br />
Tema y Subtema<br />
Son variables ya contabilizadas en el análisis anterior, que son<br />
mencionadas en esta sección para que el lector pueda irse<br />
familiarizando con las categorías que regirán en el texto que más<br />
a<strong>de</strong>lante se <strong>de</strong>sarrolla.<br />
Nivel <strong>de</strong> Importancia: Se <strong>de</strong>fine como Alta, Media o Baja<br />
<strong>de</strong>pendiendo <strong>de</strong> la posición que tenga en el diario-noticiero<br />
(sección-bloque, lugar en la sección-bloque, posición en la<br />
página) y su extensión (en espacio-tiempo.<br />
Presencia en Primera Plana: Se contabiliza si la noticia es<br />
anunciada - <strong>de</strong> una u otra forma - en la primera plana (Portada) <strong>de</strong>l<br />
diario o es anunciada en <strong>los</strong> Titulares <strong>de</strong> a<strong>de</strong>lanto <strong>de</strong>l noticiero.<br />
Son 18 temas y 88 subtemas <strong>los</strong> que aparecen en las noticias <strong>de</strong><br />
prensa escrita y noticieros <strong>de</strong> televisión.<br />
Se construyó un listado preliminar <strong>de</strong> temas, que fue ampliándose<br />
a medida que fueron apareciendo noticias que no correspondían<br />
a ninguno <strong>de</strong> <strong>los</strong> temas existentes.<br />
Cabe señalar que: 1) la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong>l tema se hizo en torno a la<br />
<strong>de</strong>finición que el medio hace <strong>de</strong>l tema y no a la <strong>de</strong>finición que<br />
<strong>los</strong> digitadores consi<strong>de</strong>raran que pertenecía la noticia. 2) en<br />
algunos casos las noticias correspondían a más <strong>de</strong> un tema.<br />
86
Variables <strong>de</strong> contenido<br />
Variables <strong>de</strong> Foco<br />
Actores<br />
Momento <strong>de</strong> la<br />
noticia<br />
Lugar <strong>de</strong><br />
Ocurrencia o <strong>de</strong><br />
discusión<br />
Consiste en i<strong>de</strong>ntificar todos <strong>los</strong> actores que son involucrados<br />
en la noticia, tanto en su calidad <strong>de</strong> participantes <strong>de</strong> lo ocurrido,<br />
como en su calidad <strong>de</strong> fuente.<br />
Se analizó también si al actor se le da espacio para “hablar” o sólo<br />
aparece mencionado y si es un actor facilitador <strong>de</strong> seguridad,<br />
generador <strong>de</strong> inseguridad, <strong>de</strong>mandante <strong>de</strong> seguridad, víctima,<br />
sospechoso o testigo (formal o informal).<br />
Consiste en distinguir cuál es el momento <strong>de</strong>l hecho que el medio<br />
elige dar a conocer: la ocurrencia <strong>de</strong>l hecho, su evolución, su<br />
resolución y sus consecuencias o efectos.<br />
Consiste en <strong>de</strong>tectar el lugar don<strong>de</strong> ocurre el hecho que se da a<br />
conocer como noticia (espacio físico-territorial).<br />
Coherencia<br />
interna<br />
Consiste en la relación entre el titular <strong>de</strong> la noticia y el contenido<br />
<strong>de</strong> ésta.<br />
Variables <strong>de</strong> Contenido<br />
Variables Evaluativas<br />
Contenidos<br />
que inducen a<br />
juicios <strong>de</strong> valor o<br />
ten<strong>de</strong>nciosidad<br />
Juicios o<br />
contenidos<br />
discriminatorios<br />
PJusticia<br />
Mediática<br />
Consiste en la presencia <strong>de</strong> juicios parciales o contenidos que<br />
inducen a juicios sobre actores o hechos <strong>de</strong> la noticia.<br />
Consiste en la presencia <strong>de</strong> juicios o comentarios con contenido<br />
discriminatorio hacia actores, lugares o hechos <strong>de</strong> la noticia.<br />
Consiste en el establecimiento – por parte <strong>de</strong>l medio - <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
hechos ocurridos, <strong>los</strong> responsables y <strong>los</strong> castigos que <strong>de</strong>berían<br />
recibir, se refiera a la comisión <strong>de</strong> <strong>de</strong>litos o no. Se refiere,<br />
también a la toma <strong>de</strong> posición -explícita o implícita- por parte <strong>de</strong>l<br />
medio en torno a un hecho noticioso.<br />
Los distintos tipos <strong>de</strong> variables requirieron <strong>de</strong> distintos niveles <strong>de</strong> profundidad en<br />
el análisis <strong>de</strong> las noticias: mientras contextuales y <strong>de</strong>scriptivas eran <strong>de</strong>tectables<br />
a primera vista, las variables <strong>de</strong> contenido requerían primero <strong>de</strong> una revisión más<br />
profunda <strong>de</strong> la nota para luego ser cuantificadas.<br />
El propósito <strong>de</strong> las variables evaluativas fue revelar aspectos menos explícitos o<br />
evi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la noticia, para lo cual se requería una lectura crítica <strong>de</strong> esta. Se optó por<br />
incorporar estas variables al instrumento por la posibilidad que daban <strong>de</strong> tener una<br />
aproximación cualitativa a variables que habían sido trabajadas cuantitativamente.<br />
A una pequeña muestra <strong>de</strong> estas noticias, se hizo un análisis cualitativo, cuyo<br />
objetivo fue profundizar en algunos criterios que superasen la metodología <strong>de</strong> análisis<br />
cuantitativo – extensiva más que intensiva- mediante la cual se habían analizado la<br />
totalidad <strong>de</strong> las noticias <strong>de</strong> seguridad ciudadana <strong>de</strong>l período.<br />
87
La selección consistió en una muestra aleatoria <strong>de</strong> las noticias sobre Seguridad<br />
Ciudadana <strong>de</strong> la base <strong>de</strong> datos. Esta muestra consistió en 50 noticias <strong>de</strong> televisión<br />
y 105 <strong>de</strong> prensa escrita, las cuales representaban un 9% y 8,4% <strong>de</strong> las bases<br />
cuantitativas respectivas.<br />
El <strong>de</strong>sconocimiento <strong>de</strong> metodologías estandarizadas <strong>de</strong> análisis cualitativo <strong>de</strong>l<br />
lenguaje audiovisual o <strong>de</strong> investigaciones que hubiesen avanzado sistemáticamente<br />
en este sentido hizo necesario realizar una síntesis entre distintas estrategias y<br />
metodologías <strong>de</strong> análisis, haciendo las especificaciones que fueran necesarias <strong>de</strong><br />
acuerdo a <strong>los</strong> distintos formatos, como se observa a continuación:<br />
CATEGORÍAS<br />
Y<br />
DIMENSIONES<br />
Aspectos<br />
Formales <strong>de</strong> la<br />
Noticia<br />
PERSPECTIVA GENERAL<br />
• Ubicación<br />
• Tamaño<br />
• Formato (entrevista, reportaje,<br />
ensayo, breve, otra).<br />
• Importancia en sí mismas y en<br />
comparación con otras.<br />
• Visibilidad <strong>de</strong>l autor/a.<br />
• Fuentes: número; presencia o<br />
ausencia.<br />
PRENSA<br />
ESCRITA<br />
Posición en<br />
primeras<br />
planas, páginas<br />
interiores y/o<br />
suplementos .<br />
Líneas o<br />
centímetros<br />
<strong>de</strong>dicados.<br />
Presencia <strong>de</strong><br />
fotografías<br />
Colores<br />
utilizados<br />
NOTICIEROS<br />
EN TELEVISION<br />
Posición en<br />
titulares, bloques<br />
y/o segmentos.<br />
Segundos o<br />
minutos <strong>de</strong>dicados.<br />
Recursos (off,<br />
locutor en estudio,<br />
imágenes,<br />
imágenes<br />
<strong>de</strong> archivo,<br />
fotografías,<br />
gráficos,<br />
infogramas)<br />
Tamaño <strong>de</strong> letra.<br />
Canal.<br />
Participantes<br />
<strong>de</strong> la noticia<br />
• Principales o secundarios<br />
• Activos o pasivos en la noticia<br />
(ejecutantes o receptores <strong>de</strong><br />
acciones/ <strong>de</strong>claraciones)<br />
• Presencia directa o indirecta<br />
• Afiliaciones <strong>de</strong> <strong>los</strong> participantes<br />
• Posición en relación al tema<br />
(víctimas, victimarios, testigos,<br />
otro)<br />
Diario.<br />
Líneas<br />
<strong>de</strong>dicadas a<br />
sus acciones o<br />
<strong>de</strong>claraciones.<br />
Presencia<br />
mediante cita<br />
(indirecta) o<br />
entre comillas<br />
(directa)<br />
Tiempo y/o<br />
imágenes<br />
<strong>de</strong>dicadas a<br />
sus acciones o<br />
<strong>de</strong>claraciones.<br />
Citados o<br />
presenciados.<br />
88
Presentación<br />
<strong>de</strong> la noticia<br />
Contenido <strong>de</strong><br />
la noticia<br />
• Organización <strong>de</strong> la información.<br />
• Estilo (humano, formal, coloquial, otro)<br />
• Grado <strong>de</strong> importancia <strong>de</strong> imágenes y textos o relatos.<br />
• Criterio temporal.<br />
• Temas, subtemas<br />
• Comparación en la cobertura <strong>de</strong>l hecho entre <strong>medios</strong> <strong>de</strong>l mismo formato.<br />
• Información necesaria/innecesaria.<br />
• Coherencia <strong>de</strong> sentido<br />
• Elementos evaluativos respecto<br />
<strong>de</strong> hechos o sujetos presentes<br />
en la construcción <strong>de</strong> la noticia<br />
a través <strong>de</strong> mecanismos<br />
como citas, reconstrucciones,<br />
comentarios, ocultamiento o<br />
conmutación<br />
Léxico, retórica, estilo <strong>de</strong> narración o<br />
escritura.<br />
Juicios, Información no – enfatizada,<br />
Contrastes, Generalizaciones,<br />
Estereotipos, Prejuicios, Reducciones,<br />
Vagueda<strong>de</strong>s.<br />
Sonidos, músicas,<br />
ruidos, silencios<br />
Relación<br />
fotografía -<br />
relato<br />
Planos,<br />
secuencias,<br />
encuadres.<br />
Colores y luces.<br />
Relación imagen –<br />
relato – sonido .<br />
Rol <strong>de</strong> la voz en off<br />
Entre <strong>los</strong> resultados <strong>de</strong> carácter cuantitativo <strong>de</strong> este estudio relacionados con la<br />
televisión pue<strong>de</strong>n mencionarse <strong>los</strong> siguientes:<br />
Se constató que para todos <strong>los</strong> canales el tema con mayor cobertura era el <strong>de</strong><br />
seguridad ciudadana, con un 27%. Este porcentaje estaba constituido por un<br />
19% <strong>de</strong> noticias tradicionales (n = 452) y un 8% <strong>de</strong> noticias potenciales (n = 179),<br />
que en total eran equivalentes a un promedio <strong>de</strong> 20 notas diarias sobre Seguridad<br />
Ciudadana entre <strong>los</strong> 5 canales <strong>de</strong> TV analizados 2 .<br />
En segundo lugar, se constató que la Seguridad Ciudadana era el tema al cual se<br />
le daba mayor relevancia, dado que el 41% <strong>de</strong> estas notas eran <strong>de</strong> importancia alta<br />
y el 34% <strong>de</strong> ellas aparecían en titulares, no siendo superadas por ningún otro tema<br />
en ninguna <strong>de</strong> las dos variables.<br />
Las noticias <strong>de</strong> seguridad ciudadana con mayor presencia eran las que afectaban<br />
2 Este dato es consistente con otros estudios, como el <strong>de</strong> seguimiento <strong>de</strong> la agenda noticiosa <strong>de</strong> la televisión durante el 2003<br />
que hizo el Instituto Libertad y Desarrollo, a través <strong>de</strong>l cual se constató que Seguridad Ciudadana había sido el tema <strong>de</strong> mayor<br />
cobertura <strong>de</strong>l período, ascendiendo a un 28%. Ver: www.lyd.cl<br />
89
a las personas en su integridad o en su propiedad (robos, asaltos, <strong>de</strong>litos sexuales)<br />
y las relativas a conductas que son sancionadas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la lógica <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n público.<br />
Mientras que la cobertura sobre las políticas <strong>de</strong> seguridad no alcanzaba el 20%.<br />
En comparación con las estadísticas <strong>de</strong> <strong>de</strong>nuncias <strong>de</strong> <strong>de</strong>litos, la TV tendía a<br />
incrementar la representatividad <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>litos contra las personas y a aminorar<br />
la representatividad <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>litos contra la propiedad, lo que en términos <strong>de</strong><br />
impacto emocional es mayor, si se consi<strong>de</strong>ran como referencia <strong>los</strong> resultados <strong>de</strong> las<br />
investigaciones nacionales sobre percepciones <strong>de</strong> las audiencias sobre la violencia<br />
factual en TV 3 . Había una mayor correspon<strong>de</strong>ncia entre índices <strong>de</strong> temor según<br />
encuestas <strong>de</strong> opinión pública y jerarquización <strong>de</strong> <strong>los</strong> temas en la TV, que entre la<br />
realidad <strong>de</strong> las <strong>de</strong>nuncias y cualquiera <strong>de</strong> esos otros dos indicadores.<br />
A nivel cualitativo, se obtuvieron <strong>los</strong> siguientes hallazgos:<br />
Predominio <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scripción sobre el análisis. El <strong>de</strong>bate y el contraste <strong>de</strong><br />
i<strong>de</strong>as es excepcional, centrado en temáticas institucionales (inversión en policía,<br />
sistema penal y judicial), así como en la reproducción <strong>de</strong> puntos <strong>de</strong> vista oficiales<br />
(Policía, Gobierno, Parlamentarios, alcal<strong>de</strong>s) y homogéneos. Como si existiese una<br />
manera única y consensual <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r el problema.<br />
Ciudadanía: alta presencia como víctimas o testigos. Baja presencia activa en la<br />
prevención.<br />
Tratamiento diferenciado <strong>de</strong> <strong>de</strong>litos comunes versus corrupción e<br />
irregularida<strong>de</strong>s, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un lenguaje fuertemente criminalizador a otro que raya en el<br />
blanqueamiento <strong>de</strong> imagen.<br />
Imágenes e importancia: hay temas que tienen importancia baja, pero las<br />
imágenes utilizadas pue<strong>de</strong>n tener una alta significancia (p.e.: <strong>de</strong>comiso <strong>de</strong> drogas<br />
o <strong>de</strong> armas). Las imágenes que enfatizan la vulnerabilidad <strong>de</strong> las personas tienen<br />
mayor importancia o relevancia <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la narración (p.e.: agresiones físicas o sus<br />
consecuencias).<br />
Prácticas reñidas con la responsabilidad periodística, tales como:<br />
Uso reiterado <strong>de</strong> exageraciones y generalizaciones que incrementan la sensación<br />
<strong>de</strong> inseguridad respecto <strong>de</strong> ciertos hechos o personas: “El hallazgo más importante”;<br />
“Nuevo récord”, “La Villa Nueva Esperanza <strong>de</strong> Maipú <strong>de</strong>be ser uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> lugares<br />
más peligrosos que existe en esa comuna”.<br />
Uso <strong>de</strong> imágenes o recurrencia a generalizaciones en el lenguaje que refuerzan<br />
estereotipos sobre jóvenes, pobres o indígenas: (“[La droga] iba a ser distribuida<br />
entre <strong>los</strong> adictos <strong>de</strong>l sector sur <strong>de</strong> la capital”; apoyar la referencia a la presencia<br />
<strong>de</strong> pandillas violentas en un sector <strong>de</strong> la ciudad utilizando imágenes <strong>de</strong> jóvenes<br />
3 CNTV: ¿Qué piensan <strong>los</strong> chilenos sobre la violencia televisiva? (1996); Cinco estudios sobre violencia y televisión en Chile (1998).<br />
90
caminando por la calle <strong>de</strong> una población).<br />
Referencia imprecisa a datos estadísticos. P. e., hablar <strong>de</strong> déficit <strong>de</strong> policías sin<br />
explicar cuál es el punto <strong>de</strong> comparación ni el porcentaje (i<strong>de</strong>al) <strong>de</strong> policías por<br />
habitante. Sólo hablar en números, que supuestamente es un dato “objetivo”.<br />
Criminalización pre-judicial. Al usar adjetivos como “Antisociales”, “Delincuentes”,<br />
“Pandillas” para referirse a sujetos que han sido <strong>de</strong>tenidos por la policía, pero no han<br />
recibido sanción penal: la <strong>de</strong>tención implica sólo sospecha y no certeza.<br />
Al principio <strong>de</strong> este convenio, <strong>los</strong> miembros <strong>de</strong>l equipo teníamos muchas<br />
esperanzas respecto <strong>de</strong> <strong>los</strong> resultados <strong>de</strong> nuestro trabajo y <strong>de</strong>l impacto que podría<br />
tener. Sin embargo, poco a poco, nos fuimos <strong>de</strong>silusionando y bajando nuestras<br />
expectativas. Hay por lo menos 3 aspectos que ejemplifican lo anterior:<br />
Si bien nunca se había realizado un trabajo sistemático y <strong>de</strong> gran envergadura<br />
al respecto -y que incluyera tanto prensa escrita como televisión-, el equipo no<br />
contó con todo el apoyo necesario en términos <strong>de</strong> recursos. Quienes trabajábamos<br />
lo hacíamos porque teníamos un interés personal en el tema y en que se pudiera<br />
publicar algo al respecto.<br />
Hubo muchos roces con la institucionalidad en términos <strong>de</strong> la construcción <strong>de</strong>l<br />
estudio, <strong>de</strong>l enfoque que queríamos darle y <strong>de</strong> algunos subtemas sobre <strong>los</strong> que<br />
queríamos profundizar y que finalmente fueron eliminados <strong>de</strong>l documento que se<br />
publicó. El año 2002, que fue cuando comenzamos el estudio, se habían intensificado<br />
<strong>los</strong> enfrentamientos entre comunida<strong>de</strong>s mapuches y empresas forestales así como<br />
con la policía, en el sur <strong>de</strong> Chile. Si bien se trataba <strong>de</strong> un problema social profundo,<br />
el enfoque <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> fue sistemáticamente criminalizador. Yo me interesé por<br />
este tema y estuve trabajando por iniciativa personal en él. Emergieron muchos<br />
datos interesantes y que mostraban que <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación no eran meros<br />
“<strong>medios</strong>” <strong>de</strong> transmisión <strong>de</strong> la noticia, sino que actores que tomaban una posición<br />
clara en contra <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s indígenas. Este hecho fue tan notorio que<br />
incluso en una ocasión el entonces ministro <strong>de</strong>l Interior y actual Secretario General<br />
<strong>de</strong> la OEA -José Miguel Insulza- hizo un llamado <strong>de</strong> atención al canal estatal por<br />
informar <strong>de</strong> su viaje a la zona <strong>de</strong> conflicto con imágenes <strong>de</strong> archivo que en vez <strong>de</strong><br />
reflejar el tono pacífico <strong>de</strong>l encuentro, poníán enfasis en <strong>los</strong> reacciones violentas <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> mapuches. Pues bien: todo ese trabajo fue arrancado <strong>de</strong>l informe final (aunque<br />
fueron publicado en un libro <strong>de</strong> CLACSO – Ecuador, 2006).<br />
Hubo tantas dificulta<strong>de</strong>s (lo mismo vale llamarlas científicas que políticas) con<br />
el contenido <strong>de</strong> la investigación que ésta fue publicada recién en el año 2005, tres<br />
años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber comenzado y por lo menos un año y medio <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su<br />
finalización.<br />
La afirmación <strong>de</strong> un camino propio: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el acceso al mensaje al acceso a la<br />
emisión<br />
91
A partir <strong>de</strong> <strong>los</strong> hallazgos sobre el conflicto mapuche y también a partir <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
resultados <strong>de</strong> <strong>los</strong> distintos estudios que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el CNTV entregaban información<br />
sobre diversidad y representatividad social en la televisión chilena, empecé a<br />
interesarme por la cobertura <strong>de</strong> manifestaciones masivas <strong>de</strong> protesta social que<br />
hacía la televisión.<br />
La base <strong>de</strong> mi cambio <strong>de</strong> eje era la percepción <strong>de</strong> que <strong>los</strong> sectores que durante<br />
<strong>los</strong> 90 habían sido estigmatizados por el discurso <strong>de</strong> la seguridad ciudadana o<br />
subrepresentados por las lógicas propias <strong>de</strong>l existismo neoliberal <strong>de</strong>l discurso<br />
oficial <strong>de</strong> esa década, habían comenzado -ya en <strong>los</strong> primeros años <strong>de</strong>l 2000- a<br />
reestructurarse y a hacerse visibles en sus reivindicaciones culturales y/o materiales.<br />
Por lo tanto, mi hipótesis era que su <strong>de</strong>slegitimación requería <strong>de</strong> un cambio en el propio<br />
discurso <strong>de</strong> la seguridad ciudadana. A través <strong>de</strong>l seguimiento <strong>de</strong> hitos emblemáticos<br />
<strong>de</strong> la protesta social <strong>de</strong> la primera mitad <strong>de</strong> <strong>los</strong> 2000s, como fue el paro nacional <strong>de</strong><br />
agosto <strong>de</strong> 2003 o la marcha APEC en noviembre 2004, lo que me encontré fue que<br />
junto con la invisibilización <strong>de</strong> las <strong>de</strong>mandas legítimas <strong>de</strong> estos sectores sociales<br />
-visibilizando en positivo únicamente lo anecdótico, lo emocional y lo individual-, el<br />
único lenguaje que tenía la televisión para nombrar las reivindicaciones <strong>de</strong> estos<br />
grupos era la criminalización.<br />
Fue aquí don<strong>de</strong> comenzó mi cambio <strong>de</strong> eje hacia el tema <strong>de</strong>l acceso a la emisión<br />
televisiva.<br />
Como investigadora <strong>de</strong>l Consejo Nacional <strong>de</strong> Televisión <strong>de</strong> Chile entre <strong>los</strong> años<br />
2000 y 2005 pu<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollar o guiar distintas investigaciones que me permitieron<br />
generar una cantidad importante <strong>de</strong> datos empíricos sobre el funcionamiento <strong>de</strong> la<br />
industria televisiva. Pero esta misma cercanía a su lógica, así como a <strong>los</strong> temas e<br />
intereses que esta privilegia, me llevaron a la conclusión <strong>de</strong> que ya existía suficiente<br />
investigación empírica para trabajar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la industria la ampliación y<br />
diversificación <strong>de</strong> discursos y visiones <strong>de</strong> mundo en la esfera pública nacional -que<br />
incluyeran un tratamiento a<strong>de</strong>cuado <strong>de</strong> problemas tales como la discriminación,<br />
la inseguridad ciudadana o las protestas sociales-, pero que este no era un tema<br />
<strong>de</strong> interés <strong>de</strong>l sector. Por lo mismo, en un <strong>de</strong>terminado momento me pareció que<br />
proponer cambios en este sentido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la industria era un camino más lento y difícil<br />
que generar hallazgos que pudieran ser un aporte a la consolidación y fortalecimiento<br />
<strong>de</strong> las organizaciones que ya estaban trabajando en la producción <strong>de</strong> discursos<br />
audiovisuales alternativos.<br />
Es por eso que cuando en 2005 tuve que <strong>de</strong>finir el tema <strong>de</strong> mi tesis doctoral, opté<br />
por realizar un estudio sobre experiencias internacionales <strong>de</strong> televisión alternativa.<br />
En este punto, la pregunta que surgía era <strong>de</strong>s<strong>de</strong> qué punto <strong>de</strong> vista investigar la<br />
televisión alternativa. Me parecía que tenía que enfocarme en el modo en que<br />
concepciones <strong>de</strong> mundo diferentes (ancladas a condiciones materiales concretas)<br />
podían generar contenidos televisivos diferentes. Pero por otro lado no podía <strong>de</strong>jar<br />
92
<strong>de</strong> lado <strong>los</strong> condicionamientos legales ni económicos, así como el modo en que<br />
estaban conectados (si eres legal, pue<strong>de</strong>s conseguir más financiamiento que si no lo<br />
eres y aumentar tu sustentabilidad en el tiempo, por ejemplo). Tenía la pretensión <strong>de</strong><br />
establecer todos <strong>los</strong> factores que podían incidir en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las televisiones<br />
alternativas. Paralelamente, había estado leyendo mucho sobre <strong>los</strong> precursores <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> estudios culturales británicos, como E.P.Thompson o Stuart Hall y el modo en<br />
que el<strong>los</strong> habían hecho un acercamiento <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un enfoque materialista <strong>de</strong> la cultura<br />
a sus análisis historiográficos o teóricos sobre la cultura popular (Thompson, 1981;<br />
Hall, 1984). A mí me parecía que la televisión, que la cultura <strong>de</strong> masas, tenía que<br />
volver a ser revisada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las herramientas que entregaban estos clásicos <strong>de</strong> la<br />
cultura popular. Y digo “volver” porque en este punto me afirmaba en la crítica que<br />
hacían Mattelart y Neveu al proceso <strong>de</strong> domesticación <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios culturales<br />
durante <strong>los</strong> 90s que había culminado en un análisis <strong>de</strong>spolitizado y restringido a<br />
las opiniones <strong>de</strong> las audiencias (Mattelart y Neveu, 2002). Asimismo, pensaba<br />
que la televisión alternativa no podía analizarse a<strong>de</strong>cuadamente si se lo hacía<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> un enfoque meramente reivindicativo, sino que había que darle sentido a la<br />
reivindicación política <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la relevancia cultural <strong>de</strong> estas experiencias. Pero no<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> cualquier concepción <strong>de</strong> cultura, sino que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una concepción materialista,<br />
que no <strong>de</strong>svinculara las expresiones <strong>de</strong> sentido <strong>de</strong> su contexto material.<br />
Des<strong>de</strong> mis estudios <strong>de</strong> sociología, había entendido lo importante que era utilizar la<br />
historia como una herramienta auxiliar <strong>de</strong> la investigación. Los fenómenos sociales,<br />
pero también la propia reflexión sobre el<strong>los</strong> eran siempre procesos, con avances<br />
y retrocesos, pero por medio <strong>de</strong> <strong>los</strong> cuales era posible compren<strong>de</strong>r el momento<br />
presente <strong>de</strong> ambos. Esta reflexión adquirió más sentido cuando comencé a buscar<br />
bibliografía sobre comunicación alternativa. Me sorprendió que la mayoría <strong>de</strong> la<br />
bibliografía teórica existente –sobre todo en castellano- era anterior a 1990; es<br />
<strong>de</strong>cir, anterior a la caída <strong>de</strong>l Muro <strong>de</strong> Berlín y el triunfo <strong>de</strong> la globalización neoliberal.<br />
La bibliografía reciente, en cambio se vinculaba principalmente a <strong>de</strong>scribir lo que<br />
estaba pasando con internet como “el” espacio don<strong>de</strong> se estaba <strong>de</strong>sarrollando la<br />
lucha social. Me di cuenta que para adquirir herramientas conceptuales con las<br />
cuales analizar la televisión alternativa tenía que revisar esa producción anterior.<br />
Pero también tenía que revisarla para darle una explicación a su falta <strong>de</strong> continuidad<br />
y <strong>de</strong> vinculación con la realidad y la reflexión actual.<br />
Vinculado con lo anterior, fui realizando un trabajo prospectivo ya <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l ámbito<br />
<strong>de</strong> investigación y reflexión sobre la comunicación alternativa con el objetivo final <strong>de</strong><br />
recoger aquel<strong>los</strong> elementos presentes en <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates <strong>de</strong>l campo y que pudieran ser<br />
pertinentes para la construcción <strong>de</strong>l mapa <strong>de</strong> categorías con el cual iba a comparar<br />
<strong>los</strong> casos <strong>de</strong>l estudio en “el” espacio don<strong>de</strong> se estaba <strong>de</strong>sarrollando la lucha social.<br />
Me di cuenta que para adquirir herramientas conceptuales con las cuales analizar la<br />
televisión alternativa tenía que revisar esa producción anterior. Pero también tenía<br />
93
que revisarla para darle una explicación a su falta <strong>de</strong> continuidad y <strong>de</strong> vinculación<br />
con la realidad y la reflexión actual. Por último, a nivel analítico, tenía claro que quería<br />
hacer una investigación aplicada pero con una fundamentación teórica potente. Las<br />
investigaciones sobre televisión alternativa adolecían la mayoría <strong>de</strong> las veces <strong>de</strong><br />
una falta <strong>de</strong> fundamentación teórica (sólo <strong>de</strong>scriptivas) o <strong>de</strong> un exceso <strong>de</strong> estas (sin<br />
empiria). Y aquí radicaba la mayor pretensión y <strong>de</strong>safío <strong>de</strong>l trabajo investigativo: darle<br />
estatus <strong>de</strong> “objeto <strong>de</strong> investigación científica” -esto es, traducir a <strong>los</strong> parámetros <strong>de</strong> la<br />
investigación científica- a un hecho social tan difícil <strong>de</strong> coger en términos analíticos<br />
como era la televisión alternativa, con una base teórica que integrara elementos<br />
<strong>de</strong> historia, sociología, comunicación y fi<strong>los</strong>ofía. Y que se expresara a su vez en<br />
un estudio aplicado <strong>de</strong>bidamente fundamentado en términos metodológicos. Sólo<br />
haciendo esto me parecía estar diciendo algo realmente nuevo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong><br />
las ciencias <strong>de</strong> la comunicación.<br />
El resultado fue un estudio <strong>de</strong> casos comparado entre tres países: España, Estados<br />
Unidos y Venezuela, cuyas primeras fases <strong>de</strong> revisión bibliográfica estuvieron<br />
orientadas a establecer un marco teórico <strong>de</strong> referencia en dos niveles: en un nivel<br />
macroteórico que permitiera posicionar el <strong>de</strong>bate sobre la televisión alternativa<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates teóricos <strong>de</strong> la comunicación y la sociología; en un segundo<br />
nivel y <strong>de</strong> manera paralela a lo anterior, fui realizando un trabajo prospectivo ya<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l ámbito <strong>de</strong> investigación y reflexión sobre la comunicación alternativa con<br />
el objetivo final <strong>de</strong> recoger aquel<strong>los</strong> elementos presentes en <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates <strong>de</strong>l campo<br />
y que pudieran ser pertinentes para la construcción <strong>de</strong>l mapa <strong>de</strong> categorías con el<br />
cual iba a comparar <strong>los</strong> casos.<br />
En este proceso hice movimiento <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el concepto <strong>de</strong> comunicación alternativa<br />
al <strong>de</strong> Tercer Sector <strong>de</strong> la Comunicación (TSC). El paso al concepto <strong>de</strong> tercer<br />
sector tuvo que ver con darme cuenta que cada nueva conceptualización <strong>de</strong> la<br />
comunicación alternativa era siempre un intento <strong>de</strong> separación como <strong>de</strong> superación<br />
<strong>de</strong> la conceptualización previa. Y en este proceso, el concepto <strong>de</strong> tercer sector <strong>de</strong><br />
la comunicación (Mayugo 2004; Clua, 2006) me parecía al mismo tiempo el más<br />
abarcativo en lo respectivo a <strong>los</strong> atributos y adjetivos asociados a la alternatividad<br />
-que podían sintetizarse en la articulación entre un discurso y una praxis cotidiana<br />
transformadora-, así como el más novedoso <strong>de</strong> todos, al poner el acento en el<br />
tema <strong>de</strong> la gestión social <strong>de</strong> <strong>los</strong> proyectos como el elemento más <strong>de</strong>finitorio <strong>de</strong> su<br />
alternatividad.<br />
El instrumento final que posibilitó el estudio comparativo entre <strong>los</strong> casos, se<br />
presenta a continuación:<br />
94
Mapa <strong>de</strong> variables y categorías para el estudio <strong>de</strong> casos<br />
DIMENSIONES CATEGORÍAS DESCRIPCIÓN<br />
Visibilización <strong>de</strong> la experiencia<br />
Soporte televisivo<br />
Presentación<br />
<strong>de</strong>l caso<br />
Conceptualización<br />
Antece<strong>de</strong>ntes<br />
Contexto<br />
sociocultural<br />
Soporte y<br />
alcance<br />
Lenguaje y<br />
contenidos<br />
Emisión -<br />
recepción<br />
Fundamentación y <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l caso y las<br />
experiencias seleccionadas<br />
Hitos relevantes en la historia <strong>de</strong> las experiencias y el<br />
caso seleccionado<br />
Alcance geográfico <strong>de</strong> las experiencias y caso<br />
seleccionado<br />
La <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> sí misma que hace cada experiencia y<br />
las etiquetas reconocibles <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una mirada exterior<br />
Significaciones asociadas a las respectivas<br />
conceptualizaciones<br />
Reflexión teórica vinculada al caso y sus experiencias<br />
Tradiciones <strong>de</strong> resistencia cultural en las cuales se<br />
inscriben tanto las experiencias <strong>de</strong>l caso como la<br />
reflexión teórica<br />
Coor<strong>de</strong>nadas histórico – culturales en las que se<br />
inscribe el caso y las experiencias<br />
Formas <strong>de</strong> articulación social - política con otras<br />
experiencias (mediáticas o no) <strong>de</strong> la esfera pública<br />
alternativa<br />
Relación con sistema tradicional <strong>de</strong> <strong>medios</strong> (presencia/<br />
ausencia; cercanía/distancia)<br />
Fundamentación e implicancias <strong>de</strong> la apuesta por el<br />
soporte televisivo<br />
Uso y relación con otros soportes<br />
Tensión entre alternatividad y alcance masivo<br />
Relevancia <strong>de</strong> la pregunta por un lenguaje propio<br />
Temáticas cubiertas por la experiencia<br />
Formas <strong>de</strong> apropiación <strong>de</strong> la cultura popular y <strong>de</strong> la<br />
cultura masiva por parte <strong>de</strong> la experiencia<br />
Respuestas planteadas ante la problemática<br />
Concepción <strong>de</strong> la audiencia<br />
Caracterización <strong>de</strong> <strong>los</strong> emisores<br />
Circulación <strong>de</strong> roles entre emisión y recepción<br />
95
Sustentabilidad social<br />
Praxis social y<br />
discurso<br />
Organización<br />
interna<br />
Diagnóstico (social, político, cultural, económico) que<br />
guía el accionar <strong>de</strong> la experiencia<br />
El horizonte <strong>de</strong> la acción transformadora<br />
Vinculación con <strong>los</strong> procesos <strong>de</strong> hegemonía y<br />
contrahegemonía<br />
Legitimidad social <strong>de</strong> las experiencias en su contexto<br />
inmediato<br />
Relación <strong>de</strong> las experiencias <strong>de</strong>l caso con <strong>los</strong><br />
movimientos sociales y <strong>los</strong> sectores populares <strong>de</strong> su<br />
entorno<br />
Temas <strong>de</strong> gestión, li<strong>de</strong>razgos individuales y colectivos,<br />
formas <strong>de</strong> trabajo, toma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones. Estrategias<br />
exitosas y no exitosas<br />
Tecnologías y<br />
profesionalización<br />
Presencia <strong>de</strong> expertos y autodidactas, formas <strong>de</strong><br />
articulación<br />
Sustentabilidad<br />
institucional<br />
Sustentabilidad<br />
financiera<br />
Políticas <strong>de</strong><br />
comunicación en<br />
general<br />
Institucionalidad<br />
para <strong>los</strong> <strong>medios</strong><br />
<strong>de</strong>l tercer sector<br />
Digitalización<br />
Estrategias <strong>de</strong><br />
financiamiento y<br />
distribución<br />
Marco relevante <strong>de</strong> discusión y legislación obre el<br />
sistema televisivo<br />
Situación legal <strong>de</strong> las experiencias <strong>de</strong>l caso<br />
Legalidad existente para <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong>l Tercer sector<br />
<strong>de</strong> la comunicación (TSC)<br />
Conocimiento y participación en discusiones y <strong>de</strong>bates<br />
sobre políticas <strong>de</strong> comunicación<br />
Consecuencias <strong>de</strong> las políticas <strong>de</strong> comunicación sobre<br />
digitalización en <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong>l TSC<br />
Formas <strong>de</strong> financiamiento y estrategias <strong>de</strong> uso eficiente<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> recursos<br />
Apoyos <strong>de</strong> la comunidad - Trabajo voluntario y trabajo<br />
remunerado<br />
Canales <strong>de</strong> distribución<br />
Formas <strong>de</strong> articulación monetaria con otras experiencias<br />
(mediáticas o no) <strong>de</strong> la esfera pública alternativa<br />
Recientemente he culminado mi investigación doctoral. Algunos <strong>de</strong> mis hallazgos<br />
fueron <strong>los</strong> siguientes:<br />
- Las experiencias revisadas rompen por la fuerza <strong>de</strong> <strong>los</strong> hechos la imagen i<strong>de</strong>al,<br />
<strong>de</strong>formada y homogénea <strong>de</strong> la esfera pública. Ellas no sólo realizan un ejercicio <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>mocratización <strong>de</strong> la comunicación a través <strong>de</strong>l quehacer cotidiano que convierte<br />
en acción su diagnóstico: con su sola existencia muestran tanto la existencia <strong>de</strong><br />
experiencias que están pujando subterráneamente por cambiar la relación <strong>de</strong> fuerzas<br />
en el sistema comunicativo como <strong>los</strong> límites a su <strong>de</strong>mocratización real impuestos por<br />
<strong>los</strong> <strong>medios</strong> privados comerciales y el sector público gubernamental.<br />
96
- El principal insumo para la conformación <strong>de</strong> la fortaleza interna <strong>de</strong> las experiencias<br />
radica en la coherencia entre diagnóstico y acción cotidiana, incluyendo aquí la<br />
organización interna, la apertura a la comunidad y a <strong>los</strong> movimientos sociales, así<br />
como la coherencia <strong>de</strong> lo anterior con <strong>los</strong> contenidos emitidos.<br />
- La existencia <strong>de</strong> políticas <strong>de</strong> comunicación constituye el factor más importante para<br />
el establecimiento (o no) <strong>de</strong>l TSC como un espacio diferenciado <strong>de</strong> comunicación.<br />
La visibilización <strong>de</strong> las experiencias ante el Estado como un sector diferenciado<br />
con unas necesida<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>mandas específicas ha sido beneficiosa en términos<br />
generales.<br />
- La digitalización muestra cómo las nuevas tecnologías no traen por sí solas la<br />
<strong>de</strong>mocratización <strong>de</strong>l espectro e incluso están contribuyendo a su menoscabo.<br />
- La proximidad es sólo uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> componentes <strong>de</strong> un TSC. Lo comunitario -como<br />
uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> componentes <strong>de</strong>l TSC- no se agota en lo local. Y restringir el alcance <strong>de</strong><br />
las experiencias <strong>de</strong>l TSC a este espacio es restringir su potencial<br />
Perspectivas <strong>de</strong> Futuro<br />
A partir <strong>de</strong>l trabajo sistematizado en la realización <strong>de</strong> la tesis doctoral, así como<br />
con todo el background obtenido a través <strong>de</strong> mi experiencia profesional, <strong>los</strong> dos<br />
proyectos en <strong>los</strong> cuales me interesa trabajar ahora son: un observatorio sobre<br />
televisión y conflictos sociales y un catastro <strong>de</strong> televisión alternativa, ambos <strong>de</strong><br />
carácter internacional.<br />
El Observatorio estaría orientado a reunir investigaciones que se están realizando<br />
a nivel internacional en el ámbito <strong>de</strong> la cobertura y tratamiento <strong>de</strong> <strong>los</strong> conflictos<br />
sociales en la televisión, así como piezas audiovisuales que sean un contrapunto a<br />
las versiones oficiales sobre estos conflictos. Con respecto al catastro, me interesa<br />
utilizar el instrumento que he creado para comparar <strong>los</strong> casos <strong>de</strong> mi investigación<br />
doctoral, para conformar una base <strong>de</strong> datos con experiencias <strong>de</strong> televisión alternativa<br />
actuales, tanto en soporte tradicional como en internet, con el propósito <strong>de</strong> que sea<br />
usada por las mismas experiencias como espacio <strong>de</strong> confluencia y reconocimiento<br />
mutuo, así como un espacio para aunar fuerzas en la búsqueda <strong>de</strong> condiciones<br />
institucionales que contribuyan a su fortalecimiento.<br />
Este trabajo <strong>de</strong> carácter académico – profesional se complementará con mi<br />
quehacer como activista en el ámbito <strong>de</strong> la comunicación alternativa, que se<br />
expresa actualmente en mi colaboración con La Tele <strong>de</strong> <strong>los</strong> movimientos sociales <strong>de</strong><br />
Barcelona, la Red Estatal <strong>de</strong> <strong>medios</strong> comunitarios (España) y el sitio web Alterinfos:<br />
www.alterinfos.org<br />
97
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Weber, M. (1972): El político y el científico. Madrid: Alianza (3ª edición en español)<br />
98
100
5.- Alternativas metodológicas para el estudio <strong>de</strong><br />
las campañas electorales<br />
Claudio Elórtegui Gómez.<br />
101
102
1. Introducción<br />
El siguiente artículo tiene como objetivo presentar algunas metodologías para el<br />
estudio <strong>de</strong> las campañas electorales, pertinentes con <strong>los</strong> actuales escenarios en<br />
<strong>los</strong> que se <strong>de</strong>senvuelve la comunicación política y orientada a contextos como<br />
<strong>los</strong> latinoamericanos. Se propone para ello opciones que sean coherentes con la<br />
importancia y autonomía que han logrado como objeto <strong>de</strong> estudio vinculado a la<br />
comunicación.<br />
No nos interesa en esta ocasión ingresar a las metodologías <strong>de</strong> realización y diseño<br />
<strong>de</strong> una campaña, sino que distinguir la naturaleza <strong>de</strong> análisis hacia un campo <strong>de</strong><br />
observación ya establecido en la realidad. Es <strong>de</strong>cir, ¿cómo acercarse mediante<br />
alternativas metodológicas a una campaña electoral <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la comunicación<br />
política?<br />
Una sugerencia metodológica inicial será internarse <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo macro, con la finalidad<br />
<strong>de</strong> establecer las características y dimensiones más relevantes <strong>de</strong> una campaña.<br />
Este tipo <strong>de</strong> análisis permite indagar en <strong>los</strong> niveles y estrategias que fueron <strong>de</strong>cisivos<br />
en <strong>los</strong> procesos electorales, así como posibilita estudios comparados.<br />
Otra alternativa propuesta estará en la capacidad <strong>de</strong> ingresar en episodios <strong>de</strong> gran<br />
trascen<strong>de</strong>ncia en lo simbólico <strong>de</strong>sarrollados por <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación y,<br />
particularmente, la televisión. En este sentido, se presentarán metodologías para <strong>los</strong><br />
<strong>de</strong>bates políticos en la “pantalla chica” y para las entrevistas políticas televisivas.<br />
Finalmente, se <strong>de</strong>stacará la necesidad <strong>de</strong> asumir que las campañas electorales<br />
se consumen y reelaboran en el marco <strong>de</strong> lo cotidiano y en las interacciones <strong>de</strong><br />
las comunida<strong>de</strong>s, por lo que también este texto se internará en las relaciones<br />
microcomunicativas <strong>de</strong> las personas y sus percepciones hacia la política.<br />
No obstante, sugerimos que la comunicación electoral no queda recluida<br />
exclusivamente a lo micro ni a lo macro, sino que cruza diversas dimensiones<br />
individuales, grupales e institucionales en un proceso ascen<strong>de</strong>nte-<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>nte que<br />
podrá <strong>de</strong>limitarse mediante una metodología cualitativa con una perspectiva más<br />
integral, que incorpora a <strong>los</strong> sujetos, a <strong>los</strong> grupos, a <strong>los</strong> <strong>medios</strong> y a las gran<strong>de</strong>s<br />
organizaciones <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r.<br />
2. Distinguir un recorrido<br />
Durante las últimas décadas, la competitividad <strong>de</strong> <strong>los</strong> procesos políticos<br />
representados en las campañas electorales y las transformaciones en las prácticas<br />
<strong>de</strong>stinadas a alcanzar el po<strong>de</strong>r, producto <strong>de</strong> la irrupción <strong>de</strong> una sociedad mediática<br />
altamente tecnologizada que convive con <strong>los</strong> ritos propios <strong>de</strong> las culturas políticas<br />
en las que están insertas, han terminado por complejizar <strong>los</strong> escenarios don<strong>de</strong> se<br />
103
libra la batalla <strong>de</strong> lo simbólico-popular hasta límites que pocos habían proyectado<br />
en la postguerra.<br />
Las campañas electorales han <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> ser trabajos intuitivos y controlados<br />
por el parecer <strong>de</strong> un partido político <strong>de</strong> turno, para situarse como verda<strong>de</strong>ras<br />
empresas comunicacionales que <strong>de</strong>ben analizar, interpretar y crear toda una<br />
dimensión persuasiva con la finalidad <strong>de</strong> reforzar, captar o movilizar las intenciones<br />
electorales y el sufragio <strong>de</strong> votantes que no sienten mucha simpatía hacia la política<br />
o consi<strong>de</strong>ran, en un número creciente y global, que su participación no es sinónimo<br />
<strong>de</strong> fortalecimiento en el escenario <strong>de</strong>mocrático <strong>de</strong> su nación o comunidad.<br />
Los incipientes mensajes con un sentido <strong>de</strong> persuasión electoral bajo características<br />
<strong>de</strong> merca<strong>de</strong>o político y la forma <strong>de</strong> presentar<strong>los</strong> <strong>de</strong>sarrollados por la campaña<br />
<strong>de</strong> Eisenhower en 1952, fueron el inicio <strong>de</strong> sucesivos esfuerzos originados en <strong>los</strong><br />
Estados Unidos que terminaron por influir en lo que hoy conocemos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las<br />
fronteras <strong>de</strong> la comunicación política.<br />
Aunque el eslogan utilizado por Eisenhower (It’s time for a change) pue<strong>de</strong> ser similar<br />
a muchos <strong>de</strong> <strong>los</strong> que conocemos en la actualidad, incluido el empleado por Barack<br />
Obama en las primarias <strong>de</strong>l Partido Demócrata el 2008 o por Joaquín Lavín, Vicente<br />
Fox o Álvaro Uribe en Latinoamérica, <strong>los</strong> contextos <strong>de</strong> las campañas han variado<br />
y con ello obligan a la búsqueda <strong>de</strong> metodologías que sean apropiadas para cada<br />
situación en las que se <strong>de</strong>senvuelven.<br />
Las investigaciones <strong>de</strong> la comunicación política prosiguen en sus esfuerzos por<br />
<strong>de</strong>terminar el real grado <strong>de</strong> influencia <strong>de</strong> las campañas sobre las socieda<strong>de</strong>s y lo<br />
que significan para éstas al momento <strong>de</strong> ser expuestas ante coyunturas cambiantes<br />
y sensibles. Esto incluye toda la relación e interacción que se expresa en el día a día,<br />
en lo cotidiano, entre <strong>los</strong> actores involucrados en el <strong>de</strong>venir <strong>de</strong>mocrático como son<br />
<strong>los</strong> políticos, <strong>los</strong> <strong>medios</strong> y la opinión pública, entre otros.<br />
La amplitud <strong>de</strong> aspectos comunicativos que se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>n en la actualidad <strong>de</strong> las<br />
campañas electorales hace imposible generar un estándar metodológico preciso y<br />
aplicable a cada contexto y/o realidad nacional. Estas herramientas <strong>de</strong>berán ser<br />
utilizadas por <strong>los</strong> interesados en la medida que sean funcionales, explicativas,<br />
interpretativas o a<strong>de</strong>cuadas a <strong>los</strong> objetivos trazados en sus investigaciones.<br />
Un punto esencial y básico es la correcta problematización <strong>de</strong> un fenómeno<br />
político, lo que permite una mejor i<strong>de</strong>ntificación al interior <strong>de</strong> la <strong>de</strong>nsidad electoral,<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> aspectos relevantes que <strong>los</strong> investigadores han establecido en lo particular.<br />
La dimensión escogida <strong>de</strong> una campaña se convierte, por tanto, en un tópico<br />
fundamental para la respuesta o comprobación <strong>de</strong> las interrogantes y/o hipótesis<br />
sugeridas, permitiendo que previamente se formule una metodología acor<strong>de</strong> a las<br />
expectativas que <strong>los</strong> investigadores han propuesto.<br />
Antes <strong>de</strong> continuar con el aspecto estrictamente relacionado con las herramientas<br />
104
metodológicas que proponemos, es importante aclarar dos aspectos que a<br />
continuación se <strong>de</strong>tallarán en <strong>los</strong> siguientes puntos, que no son menores en la<br />
realidad <strong>de</strong> las campañas contemporáneas.<br />
La primera, distinguir metodologías coherentes con <strong>los</strong> escenarios locales que se<br />
investigan, pese a que la influencia estadouni<strong>de</strong>nse en el estudio <strong>de</strong> campañas es<br />
evi<strong>de</strong>nte. Y la segunda, diferenciar las metodologías que ofrece el marketing político<br />
para la formulación/producción <strong>de</strong> una campaña <strong>de</strong> las que otorgan las ciencias<br />
sociales para la investigación en función <strong>de</strong> las teorías <strong>de</strong> la comunicación política.<br />
3. “Americanización” <strong>de</strong> mo<strong>de</strong><strong>los</strong>, ¿y <strong>de</strong> metodologías?<br />
Un primer aspecto, entonces, que <strong>de</strong>be llamar a la reflexión es que pese<br />
a la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> algunos teóricos que se refieren a un fenómeno <strong>de</strong><br />
“americanización” para puntualizar la expansión <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> campaña electoral<br />
estadouni<strong>de</strong>nse a gran parte <strong>de</strong>l mundo (Swanson y Mancini, 1996), éste no <strong>de</strong>biera<br />
ser un factor <strong>de</strong> explicación que condiciona, limita y traslada íntegramente las<br />
metodologías empleadas en la realidad norteamericana a otras, como por ejemplo,<br />
la latinoamericana.<br />
Aunque existen aspectos que no po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>sconocer son referenciales y algunas<br />
herramientas se mantienen en sus diseños originales, ello no tendría que <strong>de</strong>terminar<br />
las técnicas a utilizar ni menos obviar las particularida<strong>de</strong>s territoriales, humanas,<br />
legales, socioeconómicas y culturales en las cuales se aplican, sean <strong>de</strong> procesos<br />
nacionales o locales, en países industrializados o en vías <strong>de</strong> serlo.<br />
Las campañas electorales pue<strong>de</strong>n reflejar las características o rasgos i<strong>de</strong>ntitarios <strong>de</strong><br />
una cultura política <strong>de</strong>terminada. Por eso la importancia <strong>de</strong> asumir que forman parte<br />
<strong>de</strong> diversas re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> comunicación, interrelacionadas con <strong>los</strong> aspectos cercanos<br />
pero también <strong>de</strong>terminadas por la influencia <strong>de</strong> escenarios internacionales.<br />
Los nuevos esti<strong>los</strong> <strong>de</strong> hacer campaña respon<strong>de</strong>n a ten<strong>de</strong>ncias que se manifiestan<br />
producto <strong>de</strong> la globalización, don<strong>de</strong> las prácticas estadouni<strong>de</strong>nses han tenido mayor<br />
capacidad <strong>de</strong> ser adoptadas a nivel occi<strong>de</strong>ntal (Negrine y Papathanassopou<strong>los</strong>,<br />
1996). No obstante, la “emulación” <strong>de</strong> las experiencias <strong>de</strong> EE.UU. no tiene mucho<br />
sentido cuando factores, por ejemplo, como <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación masivos<br />
y el mayor pragmatismo y/o <strong>de</strong>scontento <strong>de</strong>l electorado obligan a involucrarse en<br />
investigaciones con variables específicas y que pertenecen a contextos puntuales<br />
(Martín Salgado, 2002).<br />
Tampoco pue<strong>de</strong> obviarse el aspecto que nuestros países latinoamericanos<br />
mantienen todavía un fuerte componente <strong>de</strong> política territorial, “cara a cara”, tanto en<br />
lo rural como en lo urbano, <strong>de</strong>bido en parte a las re<strong>de</strong>s clientelares que marcan en<br />
muchos sectores <strong>de</strong> estas socieda<strong>de</strong>s <strong>los</strong> resultados electorales (Auyero, 2001).<br />
Esta situación es incorporada por un número no menor <strong>de</strong> campañas tanto en<br />
105
sus formas como mensajes para lograr el vínculo emocional y material con <strong>los</strong><br />
electores, lo que obliga a pensar en metodologías más orientadas a lo etnográfico,<br />
a la psicología social, a la sociología política <strong>de</strong> re<strong>de</strong>s o a la antropología política al<br />
momento <strong>de</strong> intentar un acercamiento realista y pertinente <strong>de</strong> lo micro.<br />
4. Marketing político y metodologías <strong>de</strong> formulación <strong>de</strong> campañas<br />
Otro aspecto que tien<strong>de</strong> a reducir el <strong>de</strong>sarrollo metodológico <strong>de</strong> la campaña electoral<br />
es observarla <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva dada principalmente por el marketing político<br />
y, a su vez, limitarla a las técnicas <strong>de</strong> investigación comercial para indagar en <strong>los</strong><br />
fenómenos políticos. No hay que <strong>de</strong>sconocer la capacidad que ha presentado lo<br />
electoral para sistematizar las modalida<strong>de</strong>s y estrategias comerciales <strong>de</strong> persuasión,<br />
pero presentan diferencias que pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>snaturalizar <strong>los</strong> fenómenos políticos y<br />
comunicativos que emanan <strong>de</strong> las campañas continuamente.<br />
Si bien no son pocos <strong>los</strong> que consi<strong>de</strong>ran que el marketing político es una simple<br />
aplicación <strong>de</strong> teorías y técnicas ya establecidas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo comercial (Newman y<br />
Sheth, 1985; Salazar, 1988), la planificación, mensajes y evaluaciones obe<strong>de</strong>cen a<br />
áreas muy diferentes, que respon<strong>de</strong>n <strong>de</strong> manera diversa y hasta en algunos puntos<br />
contradictoriamente entre estas manifestaciones.<br />
Los métodos <strong>de</strong> lo comercial y lo electoral pue<strong>de</strong>n ser semejantes, no obstante, las<br />
esferas <strong>de</strong> acción, observación y respuesta <strong>de</strong> <strong>los</strong> protagonistas involucrados en<br />
la dinámica política hacen muy difícil el mito <strong>de</strong> estudiar seriamente una campaña<br />
con las herramientas que posibilitaron una que vendió <strong>de</strong>tergentes o calzados, por<br />
nombrar algunos productos. Aunque suelan ser ejemplificadas como conceptos<br />
semejantes, la naturaleza <strong>de</strong> aplicación es diferente, así como el tipo <strong>de</strong> elección a<br />
<strong>los</strong> que se ven sometidos <strong>los</strong> individuos y <strong>los</strong> elementos que están en disputa.<br />
Comparar en lo metodológico una gaseosa con un candidato o situarlo en un mismo<br />
nivel <strong>de</strong> análisis, minimiza la complejidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> sistemas sociales y culturales<br />
contemporáneos, reduce y confun<strong>de</strong> la capacidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> electores <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar<br />
proyectos i<strong>de</strong>ológicos y proporciona a estas técnicas un po<strong>de</strong>r que no es tal.<br />
In<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> lo anterior, lo que importa <strong>de</strong>stacar para este texto es que el<br />
marketing político pue<strong>de</strong> facilitar una serie <strong>de</strong> metodologías que son funcionales<br />
para el trazado y materialización <strong>de</strong> una campaña, tanto en su formulación como en<br />
el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la misma (producción-difusión), no así para las investigaciones que<br />
ingresan en la complejidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> fenómenos sociopolíticos <strong>de</strong> la comunicación, que<br />
es lo que nos interesa en esta oportunidad.<br />
La dimensión metodológica vinculada con la comunicación política se distingue y<br />
se nutre <strong>de</strong> <strong>los</strong> aportes, fundamentalmente, <strong>de</strong> las ciencias sociales al momento<br />
<strong>de</strong> estudiar las campañas electorales. En tanto, <strong>los</strong> objetivos metodológicos <strong>de</strong>l<br />
marketing electoral son diferentes, pues lo que interesa para estos casos es obtener<br />
106
información estratégica <strong>de</strong> <strong>los</strong> entornos para crear un concepto comunicacional que<br />
seduzca, que logre diferenciación y posicionamiento político.<br />
Las metodologías <strong>de</strong>l marketing se orientan hacia <strong>los</strong> expertos electorales,<br />
“diseñadores” <strong>de</strong> campaña o consultores en comunicación electoral, quienes <strong>de</strong>ben<br />
traducir las inquietu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> una comunidad, la capacidad <strong>de</strong> un candidato y/o la<br />
observación <strong>de</strong> la competencia política en formatos que puedan ser consumidos a<br />
través <strong>de</strong> soportes mediáticos, publicitarios, audiovisuales y simbólicos.<br />
Para esta área <strong>de</strong> investigación, la sociología electoral posibilita una batería <strong>de</strong><br />
herramientas metodológicas, como las encuestas <strong>de</strong> intención <strong>de</strong> voto y <strong>de</strong><br />
opinión, y las entrevistas cualitativas individuales o <strong>de</strong> grupo. En tanto, <strong>los</strong> análisis<br />
estadísticos <strong>de</strong> tipo <strong>de</strong>scriptivo como <strong>los</strong> factoriales y tipológicos, el <strong>de</strong> semejanzas<br />
y preferencias, y también <strong>los</strong> explicativos como la segmentación o las medidas<br />
conjuntas, pue<strong>de</strong>n ser complementadas con mo<strong>de</strong><strong>los</strong> <strong>de</strong> simulación para la toma <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>cisiones estratégicas (Gerstlé, 2005).<br />
Explicados estos dos puntos, la <strong>de</strong>nominada “americanización” y el marketing político<br />
como aspectos que pue<strong>de</strong>n condicionar las discusiones sobre las metodologías,<br />
presentamos a continuación la perspectiva <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cual compren<strong>de</strong>mos la figura <strong>de</strong><br />
la campaña electoral y su relación con la comunicación.<br />
5. Campañas electorales y la variable comunicativa<br />
A partir <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> <strong>los</strong> ochenta la investigación <strong>de</strong> <strong>los</strong> temas electorales<br />
<strong>de</strong>muestra el sentido <strong>de</strong> “autonomización” <strong>de</strong> la campaña como objeto <strong>de</strong> estudio<br />
centrado en la variable <strong>de</strong> la comunicación (Gerstlé, 2005).<br />
Con ello se generan importantes cambios en <strong>los</strong> análisis sobre estos fenómenos,<br />
pues como <strong>de</strong>staca Gerstlé la mirada clásica se centró sobre <strong>los</strong> actores habituales<br />
<strong>de</strong>l juego político: individuos, fuerzas y coaliciones, <strong>de</strong> <strong>los</strong> que emanaban y se<br />
<strong>de</strong>scribían <strong>los</strong> dispositivos, maniobras y tomas <strong>de</strong> posición. En este sentido, se<br />
relegaba hasta entonces el contenido <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> y lo que el<strong>los</strong> significaban para<br />
la comunicación, siendo explicados con un papel limitado a la mera intermediación<br />
entre <strong>los</strong> candidatos y <strong>los</strong> electores (2005: 124), es <strong>de</strong>cir, <strong>los</strong> <strong>medios</strong> con un rol<br />
ornamental o exclusivamente instrumental, algo que hoy es difícil <strong>de</strong> imaginar o<br />
situar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva política comunicacional.<br />
Las investigaciones en la actualidad compren<strong>de</strong>n que <strong>los</strong> nuevos escenarios se<br />
encuentran dados por la interacción <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> actores, incluyendo <strong>los</strong> <strong>medios</strong><br />
(no son <strong>los</strong> únicos y muchas veces tampoco <strong>los</strong> más importantes), protagonistas<br />
todos <strong>de</strong> una dinámica política que “conduce a consi<strong>de</strong>rar las campañas como una<br />
estructura <strong>de</strong> juego caracterizada por el conflicto, la cooperación o las relaciones<br />
mixtas” (Gerstlé, 2005).<br />
Por eso se abren nuevas posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> investigación, que pue<strong>de</strong>n ingresar a una<br />
107
campaña <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus aspectos estructurales o, por el contrario, tomar algún aspecto<br />
específico para respon<strong>de</strong>r a un <strong>de</strong>terminado requerimiento. Por ejemplo, algunas<br />
perspectivas están asumiendo la importancia <strong>de</strong> las personas y sus comunida<strong>de</strong>s,<br />
así como las interacciones que se replican en <strong>los</strong> diferentes espacios simbólicos y<br />
culturales <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s, al momento <strong>de</strong> proponer metodologías.<br />
Las campañas pue<strong>de</strong>n ser el contexto para estudiar un sinnúmero <strong>de</strong> fenómenos<br />
políticos o <strong>de</strong> la comunicación política, pues se asume como un período <strong>de</strong> importancia<br />
en lo simbólico, <strong>de</strong> gran significación para las socieda<strong>de</strong>s, un espacio atractivo para<br />
monitorear percepciones u otras manifestaciones que se ven permeadas por <strong>los</strong><br />
movimientos que van marcando <strong>los</strong> procesos electorales.<br />
A<strong>de</strong>más, la observación e investigación <strong>de</strong> las campañas electorales en <strong>los</strong> <strong>medios</strong><br />
<strong>de</strong> comunicación expresan y materializan el traslado que han tenido éstas a lo<br />
masivo y virtual, con nuevos soportes como Internet y con la televisión como una<br />
gran difusora <strong>de</strong> lo político como espectáculo.<br />
Las investigaciones suelen seleccionar su corpus <strong>de</strong> estudio a partir <strong>de</strong> artícu<strong>los</strong>,<br />
crónicas o aparecimientos mediáticos y periodísticos, más allá <strong>de</strong> si se está indagando<br />
en la cobertura o tratamiento <strong>de</strong> un <strong>de</strong>terminado medio sobre <strong>los</strong> candidatos. Forman<br />
parte <strong>de</strong> un espacio público trascen<strong>de</strong>ntal, un lugar estratégico don<strong>de</strong> se traduce<br />
el <strong>de</strong>nominado “mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> competencia” (Ansolabehere, Iyengar y Behr, 1993), es<br />
<strong>de</strong>cir, la inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia entre quienes disputan la campaña en la manifestación <strong>de</strong><br />
un juego <strong>de</strong> estrategias <strong>de</strong> comunicación, las que van variando según la respuesta<br />
<strong>de</strong>l otro.<br />
6. Posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> abordaje metodológico <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo comunicacional<br />
Teniendo presente que la variable comunicativa será la que guiará nuestros<br />
referentes metodológicos hacia las campañas políticas, <strong>de</strong>sarrollaremos una serie<br />
<strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> acercamiento. La entrada pue<strong>de</strong> ser diversa, tanto como <strong>los</strong><br />
objetivos que formulen <strong>los</strong> interesados en realizar una investigación <strong>de</strong> este tipo. Por<br />
ejemplo, para este artículo se propone una <strong>de</strong> carácter estructural, más orientada<br />
a lo macro; otra <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> (específicamente televisión, a través <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
<strong>de</strong>bates y las entrevistas políticas); una micro (realida<strong>de</strong>s particulares al interior <strong>de</strong><br />
las comunida<strong>de</strong>s); y otra que plantea interacciones en varios niveles, más integral<br />
e incorporando lo micro y lo macro como un proceso dialéctico que perfila una<br />
campaña política <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la comunicación.<br />
6.1. Mirada macro-estructural<br />
Des<strong>de</strong> lo macro, con una orientación hacia lo sistémico y lo <strong>de</strong>scriptivo, existen<br />
posibilida<strong>de</strong>s metodológicas <strong>de</strong> contexto y formato que sirven para realizar análisis<br />
comparativos <strong>de</strong> procesos nacionales o internacionales. Una experiencia empírica<br />
108
es la que efectúan Frank Priess y Fernando Tuesta Sol<strong>de</strong>villa (1999), como editores<br />
<strong>de</strong>l texto “Campañas Electorales y Medios <strong>de</strong> Comunicación en América Latina”. En<br />
el mismo se estudian una serie <strong>de</strong> procesos latinoamericanos <strong>de</strong>sarrollados a fines<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> noventa, y en <strong>los</strong> cuales <strong>de</strong>stacan un número <strong>de</strong> categorías <strong>de</strong> análisis que<br />
permiten una mirada general pero no por ello menos rigurosa, <strong>de</strong> <strong>los</strong> aspectos que<br />
<strong>de</strong>terminaron <strong>los</strong> diferentes procesos.<br />
Para este tipo <strong>de</strong> metodologías es esencial tener una importante capacidad <strong>de</strong><br />
organización, un equipo humano dispuesto al trabajo <strong>de</strong> recopilación y la suficiente<br />
paciencia o programación <strong>de</strong> <strong>los</strong> tiempos para esperar respuestas que provengan<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>los</strong> comandos o <strong>de</strong> <strong>los</strong> candidatos, si se opta por entrevistas. Se requiere una<br />
observación <strong>de</strong>purada y competencias vinculadas a la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> las diferentes<br />
variables en juego.<br />
Las herramientas <strong>de</strong> recolección más usuales para esta metodología están dadas<br />
por:<br />
a) Fuentes informativas para la elaboración <strong>de</strong> archivos documentales (diarios,<br />
periódicos, revistas <strong>de</strong> actualidad y especializadas; noticieros televisivos y radiales;<br />
<strong>de</strong>bates televisivos y radiales; programas televisivos y radiales especializados);<br />
b) Documentación aportada por <strong>los</strong> partidos políticos (base <strong>de</strong> datos; <strong>medios</strong><br />
internos <strong>de</strong> comunicación, etc.);<br />
c) Documentación aportada por <strong>los</strong> comandos políticos <strong>de</strong> las candidaturas;<br />
d) Entrevistas estructuradas o semiestructuradas a candidatos, estrategas,<br />
generalísimos, asesores, expertos electorales, etc.<br />
Con la elección <strong>de</strong> las técnicas a emplear, se sugiere la construcción <strong>de</strong> una matriz<br />
<strong>de</strong> análisis que presente la capacidad para incorporar las variables <strong>de</strong> importancia<br />
que requiera la investigación, integrando al menos <strong>los</strong> siguientes elementos <strong>de</strong><br />
estudio contenidos en la propuesta <strong>de</strong> M. Francisca Ortega (1999) para las elecciones<br />
parlamentarias chilenas <strong>de</strong> 1997:<br />
1. Contexto Político <strong>de</strong> las Elecciones. 1.1 Situación <strong>de</strong>l Gobierno y <strong>de</strong> <strong>los</strong> diversos<br />
partidos políticos participantes <strong>de</strong>l proceso. 1.2 Hechos relevantes que están<br />
presentes en la discusión pública.<br />
2. Marco Legal <strong>de</strong> la campaña electoral. 2.1 Sistema electoral chileno. 2.2 Inscripción<br />
<strong>de</strong> candidatos y partidos políticos. 2.3 Acceso a <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación y<br />
normas <strong>de</strong> campaña.<br />
3. Candidaturas en competencia. 3.1 Candidatos y partidos políticos.<br />
4. Estrategias <strong>de</strong> la campaña. 4.1 Temas clave e i<strong>de</strong>as fuerza. 4.2. Publicidad<br />
política. 4.3 Medios <strong>de</strong> Comunicación.<br />
5. Propaganda electoral. 5.1 Propaganda electoral a través <strong>de</strong>l aparato partidario.<br />
5.2 Propaganda a través <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación masivos. a) Propaganda<br />
109
gratuita en <strong>los</strong> canales <strong>de</strong> televisión <strong>de</strong> libre recepción. b) Propaganda <strong>de</strong> libre<br />
contratación <strong>de</strong> <strong>los</strong> candidatos. 5.3 Lemas y eslóganes.<br />
6. Financiamiento <strong>de</strong> las campañas electorales.<br />
7. Empresas y son<strong>de</strong>os <strong>de</strong> opinión.<br />
8. Resultados electorales y su impacto sobre la representación política.<br />
Una vez dispuesta la información <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> tópicos, tendrá que iniciarse<br />
una i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> <strong>los</strong> aspectos que son <strong>de</strong> relevancia para <strong>los</strong> objetivos <strong>de</strong> la<br />
investigación <strong>de</strong>l estudiante o interesado, con el fin <strong>de</strong> <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nar un proceso<br />
<strong>de</strong>scriptivo que posibilite hallazgos y conclusiones posteriores.<br />
Si se opta por las entrevistas estructuradas o por encuestas abiertas como<br />
instrumentos metodológicos <strong>de</strong> importancia para una propuesta <strong>de</strong> esta naturaleza,<br />
se sugiere integrar una Muestra y Criterios <strong>de</strong> Selección que para el caso <strong>de</strong> Ortega<br />
(1999) estuvieron dados por el sexo y la afiliación política. En este sentido, la<br />
entrevista a <strong>los</strong> candidatos se aplicó mediante un cuestionario que tenía 18 preguntas,<br />
<strong>de</strong>bido a las características <strong>de</strong> la elección parlamentaria como objeto <strong>de</strong> estudio<br />
(véase Anexo). Lógicamente este tipo <strong>de</strong> instrumentos <strong>de</strong>ben ir acomodándose a la<br />
formulación <strong>de</strong> las interrogantes y <strong>los</strong> objetivos metodológicos planteados por cada<br />
investigación.<br />
Otra posibilidad para construir una matriz pue<strong>de</strong> estar en la incorporación <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
siguientes macro-niveles vinculados con la estructura <strong>de</strong> una campaña y sus gran<strong>de</strong>s<br />
estrategias (Elórtegui, 2009). Es una propuesta que también consi<strong>de</strong>ra un intenso<br />
trabajo <strong>de</strong> recolección <strong>de</strong> material y capacidad <strong>de</strong> observación, sistematización y<br />
contraste informativo para internarse en las numerosas categorías que emanan <strong>de</strong><br />
estos procesos:<br />
I. Marco sociopolítico: 1) Plataforma partidaria/i<strong>de</strong>ológica; 2) Contexto <strong>de</strong>mocrático<br />
particular y representaciones macro-simbólicas nacionales/culturales.<br />
II. Escenario Pre Electoral: 3) Adhesiones; 4) Interacción con organizaciones<br />
sociales/asociaciones intermedias; 5) Búsqueda <strong>de</strong>l voto popular; 6) Capitalización<br />
<strong>de</strong>l <strong>de</strong>scontento político.<br />
III. Diseño <strong>de</strong>l Trabajo Electoral: 7) Aseguramiento <strong>de</strong> <strong>los</strong> copartidarios, unión/<br />
división frente a la competencia; 8) Diseños estratégicos para regiones y zonas<br />
particulares <strong>de</strong>l país; 9) Articulación <strong>de</strong> re<strong>de</strong>s territoriales en gran<strong>de</strong>s urbes.<br />
IV. Estrategias Mediáticas: 10) Publicidad en periódicos y material <strong>de</strong> campaña<br />
escrito; 11) Publicidad en radio; 12) Estrategias televisivas: situación y marco<br />
legislativo <strong>de</strong>l país; 13) Publicidad estática.<br />
V. Contacto Personal y territorial: 14) Despliegue territorial nacional, movilizaciones<br />
<strong>de</strong> campaña; 15) Visitas personales y “puerta a puerta”.<br />
VI. Imagen <strong>de</strong> la candidatura: 16) Rechazo/Aceptación y percepción <strong>de</strong> características<br />
110
personales; 17) Flexibilidad y capacidad <strong>de</strong> ajuste ante la competencia política.<br />
VII. <strong>Discurso</strong>: 18) Carácter <strong>de</strong> las Promesas, Proyecto político y visión <strong>de</strong> sociedad;<br />
19) I<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as-fuerza y eslogan; 20) I<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> <strong>los</strong> mensajes a<br />
<strong>los</strong> diversos sectores <strong>de</strong> la sociedad; 21) Formato <strong>de</strong> <strong>los</strong> mensajes; 22) Estrategia<br />
política discursiva en <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación.<br />
6.2. Dimensión televisiva: Metodologías <strong>de</strong> la apariencia<br />
Las campañas electorales se <strong>de</strong>sarrollan cada vez más en el territorio <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
<strong>medios</strong> masivos <strong>de</strong> comunicación. De hecho, <strong>los</strong> <strong>medios</strong> son una arena don<strong>de</strong> se<br />
libra la batalla simbólica por el po<strong>de</strong>r, aparecer y existir en el<strong>los</strong> es visibilizar temas<br />
programáticos que requieren <strong>de</strong>l conocimiento, interés y comentario <strong>de</strong> <strong>los</strong> electores<br />
para un potencial sufragio. Es una <strong>de</strong> las condiciones para lograr eventualmente un<br />
éxito electoral basado en el posicionamiento y la adhesión <strong>de</strong> aquel<strong>los</strong> a <strong>los</strong> cuales<br />
<strong>de</strong>seo irradiar.<br />
Por supuesto que esto no resta la posibilidad <strong>de</strong> efectuar una labor <strong>de</strong> re<strong>de</strong>s<br />
territoriales en la transmisión <strong>de</strong> la información, pero <strong>los</strong> <strong>medios</strong> permiten una<br />
amplificación que acelera o intensifica <strong>los</strong> tiempos siempre escasos <strong>de</strong> una campaña<br />
y, a<strong>de</strong>más, pue<strong>de</strong>n facilitar la persuasión <strong>de</strong> aquel<strong>los</strong> grupos volátiles, sin ninguna<br />
i<strong>de</strong>ntificación política o interés en la contingencia <strong>de</strong> las elecciones (Grossi, 1995).<br />
Pese a que es sobredimensionado asociar la personalización <strong>de</strong> las elecciones con<br />
el surgimiento <strong>de</strong> la televisión y su relación con la política, no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>sconocerse<br />
que es uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> factores que promueve la individualización <strong>de</strong> estos particulares<br />
momentos (Cayrol, 1985).<br />
La imagen y <strong>los</strong> aspectos que forman parte <strong>de</strong> la comunicación verbal y no verbal<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> candidatos son importantes pues facilitan percepciones que construyen<br />
un <strong>de</strong>terminado perfil <strong>de</strong> li<strong>de</strong>razgo, que nace <strong>de</strong> las expectativas y <strong>de</strong>l consumo<br />
simbólico <strong>de</strong> esos “votantes televisivos”, sumado naturalmente a lo que el político<br />
intenta transmitir en el marco <strong>de</strong> un concepto comunicacional en disputa con otros.<br />
Es, por tanto, un actor que se sumerge en códigos dramáticos y que requiere<br />
manejar<strong>los</strong> con la <strong>de</strong>streza <strong>de</strong> aquel que <strong>de</strong>sea ser creíble.<br />
La dramatización política exige transmitir confianza y un conjunto <strong>de</strong> valores culturales<br />
al momento <strong>de</strong> enfrentar las diversas audiencias. Las cámaras <strong>de</strong> televisión en esos<br />
instantes <strong>de</strong>ben ser un aliado que transporte la figura <strong>de</strong>l que <strong>de</strong>sea ser observado<br />
a <strong>los</strong> espacios cercanos e incluso íntimos <strong>de</strong> <strong>los</strong> electores. Es ahí cuando el sujeto<br />
<strong>de</strong> la narración forma parte <strong>de</strong> un relato mediático y <strong>de</strong> un elenco <strong>de</strong> personajes<br />
que tienen asignados roles para intentar tomar posesión <strong>de</strong> lo que está en disputa<br />
(Borrat, 2000). Las campañas contemporáneas son una parte central <strong>de</strong> lo que hoy<br />
se conoce como la espectacularización política (E<strong>de</strong>lman, 1991).<br />
111
6.3. Debates políticos en televisión<br />
El escenario televisivo <strong>de</strong> las campañas electorales presenta una serie <strong>de</strong> rasgos<br />
dignos <strong>de</strong> ser estudiados por la comunicación política. Debido a la centralidad e<br />
importancia que revisten, <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates políticos no <strong>de</strong>berían quedar al margen <strong>de</strong> un<br />
<strong>de</strong>sarrollo metodológico.<br />
En la concepción <strong>de</strong>l espectáculo político y su dramatización, el <strong>de</strong>bate es el agon,<br />
el más importante punto <strong>de</strong> la lucha, el clímax <strong>de</strong>l conflicto. Por tanto, <strong>los</strong> errores<br />
son muy costosos y la seguridad <strong>de</strong> <strong>los</strong> planteamientos <strong>de</strong>be ir acor<strong>de</strong> con lo que se<br />
proyecta. Es uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> gran<strong>de</strong>s momentos <strong>de</strong> la estrategia comunicativa en política.<br />
Los <strong>de</strong>bates televisivos suelen:<br />
a) Sintetizar y transmitir <strong>los</strong> gran<strong>de</strong>s ejes <strong>de</strong> una campaña,<br />
b) Generar expectación en las audiencias, interesantes cifras <strong>de</strong> sintonías y comentarios<br />
posteriores en <strong>los</strong> diversos soportes mediáticos y sociales (meta-<strong>de</strong>bate),<br />
c) Asegurar el margen <strong>de</strong> votos para el triunfo en procesos muy competitivos.<br />
No es sencillo en lo metodológico analizar <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates televisivos y todos <strong>los</strong><br />
elementos que incorporan. Aunque cada vez están más dispuestos como programas<br />
estelares que buscan captar mayor interés <strong>de</strong> las audiencias y mantenerlo hasta el<br />
final para no <strong>de</strong>sproteger el rating, siguen presentando una serie <strong>de</strong> características<br />
que <strong>los</strong> hacen ser pertinentes y especiales para su estudio.<br />
Como ha sostenido Gauthier (1998), la aparición y extensión <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates por<br />
televisión contribuyeron en gran medida a hacer <strong>de</strong> la práctica política una práctica<br />
comunicacional. Los estudios sobre éstos se han <strong>de</strong>sarrollado por más <strong>de</strong> treinta<br />
años, con resultados dispares <strong>de</strong>bido a lo heterogéneo <strong>de</strong> <strong>los</strong> campos disciplinarios<br />
y a las diferencias entre las investigaciones europeas y norteamericanas. No<br />
obstante, se ha propuesto una clasificación global para el análisis <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates en<br />
cinco categorías: análisis <strong>de</strong> <strong>los</strong> efectos, análisis normativo, análisis político, análisis<br />
formal y análisis <strong>de</strong>l contenido (Gauthier, 1998).<br />
El que nos interesa en esta oportunidad es el último, <strong>de</strong>bido a su capacidad <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>limitar una serie <strong>de</strong> subgéneros que pue<strong>de</strong>n aportar en la perspectiva <strong>de</strong> la<br />
comunicación. En el análisis <strong>de</strong>l contenido encontramos el análisis lingüístico,<br />
el temático, <strong>de</strong> contenido, el retórico y el estratégico. Según Gauthier, <strong>de</strong>biese<br />
también incorporarse un sexto tipo <strong>de</strong> análisis, el argumentativo (1998), el cual será<br />
profundizado en el siguiente punto.<br />
Los diferentes análisis no tienen por qué utilizarse <strong>de</strong> forma compartimentada<br />
o aislada al momento <strong>de</strong> estudiar un <strong>de</strong>bate político televisivo en el contexto <strong>de</strong><br />
una campaña, sino que <strong>los</strong> hallazgos pue<strong>de</strong>n enriquecerse en la medida que se<br />
complementen:<br />
“(…) por ejemplo, realizar un análisis <strong>de</strong>l contenido con el fin <strong>de</strong> exponer las<br />
112
diferentes i<strong>de</strong>as o las diferentes cuestiones discutidas en ocasión <strong>de</strong> un <strong>de</strong>bate<br />
y proce<strong>de</strong>r así a realizar su análisis temático. De manera semejante, uno<br />
pue<strong>de</strong> querer analizar elementos lingüísticos <strong>de</strong> un <strong>de</strong>bate a fin <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar<br />
en él <strong>los</strong> componentes retóricos” (Gauthier: 394).<br />
6.3.1. Tipos <strong>de</strong> Análisis<br />
Revisemos entonces <strong>los</strong> diferentes análisis <strong>de</strong>l contenido para <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates políticos en<br />
televisión <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la propuesta <strong>de</strong> Gauthier (1998), quien tien<strong>de</strong> a explicar el fenómeno<br />
mediante casos europeos y puntualmente en campañas francesas emblemáticas,<br />
como las que enfrentaron en 1974 a Valéry Giscard d’Estaing y Francois Mitterrand,<br />
aunque por su origen no <strong>de</strong>sconoce <strong>los</strong> procesos canadienses (1999: 396-408).<br />
I. Análisis Lingüístico: Los <strong>de</strong>bates son estudiados como intercambios verbales, por<br />
lo que poseen como materia básica el lenguaje. Se <strong>de</strong>be distinguir en esta categoría<br />
el análisis lexicográfico, el análisis enunciativo y el análisis <strong>de</strong>l comportamiento<br />
discursivo.<br />
a) Lexicográfico: Es el estudio <strong>de</strong> las palabras empleadas en el corpus analizado<br />
y consiste en el tratamiento estadístico <strong>de</strong>l vocabulario utilizado por <strong>los</strong> candidatos.<br />
Mediante, por ejemplo, el uso <strong>de</strong> <strong>los</strong> pronombres, <strong>de</strong> <strong>los</strong> verbos modales y <strong>de</strong> las<br />
apelaciones <strong>de</strong> <strong>los</strong> políticos a <strong>los</strong> televi<strong>de</strong>ntes. La palabra es la unidad <strong>de</strong> análisis<br />
para tratar el contenido más abstracto <strong>de</strong> las intervenciones.<br />
b) Enunciativo: Se busca examinar dos series <strong>de</strong> “índices”, <strong>los</strong> pronombres que<br />
<strong>de</strong>terminan <strong>los</strong> actantes <strong>de</strong>l discurso y <strong>los</strong> verbos que estructuran el relato <strong>de</strong> ese<br />
discurso. De este análisis surgen una serie <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>raciones relacionadas con las<br />
estrategias discursivas empleadas por <strong>los</strong> candidatos. Así, por ejemplo, se pue<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>tectar con propiedad mientras uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> políticos intenta el diálogo y produce<br />
el <strong>de</strong>bate con su adversario, mientras el otro evita la confrontación y se dirige a <strong>los</strong><br />
electores.<br />
c) Comportamiento discursivo: A juicio <strong>de</strong> Gauthier, esta tercera forma <strong>de</strong> análisis<br />
lingüístico está basado en la investigación <strong>de</strong> Baldi (1979), más abstracto y amplio que<br />
<strong>los</strong> anteriores porque incorpora, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> lo sintáctico y lo semántico, la dimensión<br />
pragmática <strong>de</strong>l lenguaje, las conductas comunicativas. El objetivo es <strong>de</strong>stacar <strong>de</strong> qué<br />
forma <strong>los</strong> elementos contextuales <strong>de</strong>l <strong>de</strong>bate dan vida a la estructura <strong>de</strong> interacción.<br />
Baldi lo establece mediante tres series <strong>de</strong> normas: situacionales, conversacionales<br />
y discursivas.<br />
II. Análisis Temático: Está compuesto por dos subgéneros, el análisis <strong>de</strong> las<br />
cuestiones en juego y el <strong>de</strong> la agenda.<br />
a) Análisis <strong>de</strong> las cuestiones en juego: Busca intentar individualizar y caracterizar<br />
113
las cuestiones, problemas y puntos (issues) que se discuten durante el <strong>de</strong>bate, no<br />
se requiere necesariamente utilizar una técnica, mo<strong>de</strong>lo o estructura <strong>de</strong> análisis<br />
más que la observación. Se consi<strong>de</strong>ra la <strong>de</strong> más larga data en <strong>los</strong> estudios <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
<strong>de</strong>bates políticos televisados, y toma sentido a través <strong>de</strong> la enumeración exhaustiva<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> principales aspectos. Se pue<strong>de</strong>n distinguir entre las cuestiones generales y<br />
las temáticas, por un lado, y las restringidas y específicas por otro (Bitzer y Rueter,<br />
1980).<br />
b) Análisis <strong>de</strong> la Agenda: Se inicia el marco <strong>de</strong> análisis <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong> la Agenda<br />
Setting (McCombs y Shaw, 1972), por lo que el eje central es la jerarquización <strong>de</strong><br />
las temáticas y cómo llegan a ser prioritarias para el <strong>de</strong>bate televisivo. Se trata <strong>de</strong><br />
i<strong>de</strong>ntificar <strong>los</strong> principales hechos <strong>de</strong> la discusión pública, y estudiar las razones<br />
por las cuales sólo algunas <strong>de</strong> estas noticias alcanzan un sitial <strong>de</strong> privilegio en el<br />
espacio <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> y por tanto generan interés y comentario. Para ello lo que<br />
suele analizarse en el contexto <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates políticos son las agendas <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
periodistas, la agenda <strong>de</strong> <strong>los</strong> candidatos y la agenda <strong>de</strong>l electorado.<br />
Lo que suele provocar mayor interés <strong>de</strong> las investigaciones es la relación, según<br />
expresa Gauthier, entre la agenda <strong>de</strong> <strong>los</strong> periodistas y la <strong>de</strong> <strong>los</strong> candidatos, pues<br />
ingresa al análisis un aspecto nada menor como es el control <strong>de</strong> la agenda electoral<br />
(1998). Por eso algunos autores sostienen que <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates televisivos pue<strong>de</strong>n llegar a<br />
constituirse como una fuente informativa <strong>de</strong> mejor calidad que la publicidad política o<br />
la información periodística, la cual es muy permeable a <strong>los</strong> temas que <strong>los</strong> candidatos<br />
<strong>de</strong>sean establecer (Bechtold, Hilyard y Bylee, 1977).<br />
III. Análisis <strong>de</strong> Contenido: Es un método específico <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong>l contenido,<br />
<strong>de</strong> las diversas formas <strong>de</strong> expresión y comunicación <strong>de</strong> <strong>los</strong> mensajes que circulan<br />
en una campaña política. “Se lo pue<strong>de</strong> caracterizar globalmente como una técnica<br />
objetiva, sistemática y cuantitativa que, con ayuda <strong>de</strong> un sistema categorial, trata <strong>de</strong><br />
producir inferencias entre el texto y su contexto <strong>de</strong> producción” (Gauthier, 1998: 400).<br />
No es homogénea y experimenta variaciones en su <strong>de</strong>finición y en las características<br />
que lo i<strong>de</strong>ntifican. Para Gauthier, el original es un instrumento con el cual se intenta<br />
i<strong>de</strong>ntificar cuestiones en juego, argumentos e influencias.<br />
Tomando a Lanoue y Schrott (1991), sostiene que la ventaja está dada por lo que<br />
pue<strong>de</strong> revelar la información transmitida por <strong>los</strong> políticos, la interpretación que<br />
hacen las audiencias y la personalidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> candidatos. Mediante Jackson-Beeck<br />
y Meadow (1979) se propone un análisis orientado a un esquema <strong>de</strong> cuatro enfoques<br />
que <strong>de</strong>limita:<br />
a) las figuras <strong>de</strong> contenido conscientes, intencionales y literales;<br />
b) <strong>los</strong> aspectos no literales (la metáfora, la analogía y el resto <strong>de</strong> las formas <strong>de</strong>l<br />
sentido figurado);<br />
114
c) <strong>los</strong> problemas y dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> elocución (vacilaciones, vacíos y repeticiones);<br />
d) y <strong>los</strong> diferentes elementos <strong>de</strong>l lenguaje no verbal.<br />
IV. Análisis Retórico: Todo discurso pue<strong>de</strong> ser estudiado en esta dimensión, es<br />
<strong>de</strong>cir, con especial énfasis en su modo <strong>de</strong> presentación y <strong>de</strong> emisión. La finalidad<br />
persuasiva <strong>de</strong> un <strong>de</strong>bate televisivo se basa también en la capacidad <strong>de</strong> actuación<br />
oratoria <strong>de</strong> <strong>los</strong> candidatos en disputa. Tal como lo entien<strong>de</strong> este mo<strong>de</strong>lo que tomamos<br />
<strong>de</strong> Gauthier (1998), este análisis se dirige a <strong>los</strong> procedimientos discursivos a <strong>los</strong> que<br />
recurren <strong>los</strong> oponentes con la finalidad <strong>de</strong> transmitir <strong>de</strong> manera más efectiva sus<br />
mensajes para buscar la mayor adhesión <strong>de</strong> la audiencia.<br />
V. Análisis Estratégico: Se refiere a la capacidad para <strong>de</strong>tectar el conjunto <strong>de</strong><br />
procedimientos discursivos en la transmisión <strong>de</strong> <strong>los</strong> mensajes en función <strong>de</strong> las<br />
ventajas que <strong>de</strong>sean obtener, en ese momento <strong>de</strong> lucha, <strong>los</strong> candidatos contra<br />
<strong>los</strong> adversarios políticos, es la i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> <strong>los</strong> procedimientos discursivos<br />
que <strong>de</strong>terminan la confrontación entre <strong>los</strong> protagonistas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>bate televisivo. La<br />
naturaleza estratégica pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>finir las categorías que propone Martel (1983), es<br />
<strong>de</strong>cir, las “estrategias relacionales” vinculadas con <strong>de</strong>terminadas actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
candidatos (atacar, <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse, ignorar, justificarse, etc.); y las “sustanciales”, como<br />
la valoración <strong>de</strong> la propia personalidad, la habilidad personal, la experiencia y <strong>los</strong><br />
logros <strong>de</strong>l pasado. Todas ellas pue<strong>de</strong>n ir en conjunto <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> tácticas como<br />
“tomar la <strong>de</strong>lantera” (abordar una temática <strong>de</strong> discusión que el adversario iba a utilizar<br />
con la finalidad <strong>de</strong> a<strong>de</strong>lantarse en el efecto), o “el bombar<strong>de</strong>o” (temas múltiples con<br />
poca capacidad <strong>de</strong> respuesta <strong>de</strong>l contrincante).<br />
VI. Análisis Argumentativo: Es la sugerencia <strong>de</strong> Gauthier (1998), ante la<br />
comprensible y pertinente inquietud <strong>de</strong> que tanto la argumentación como la retórica<br />
son partes constitutivas <strong>de</strong> un discurso que preten<strong>de</strong> tener eficacia persuasiva y, por<br />
lo tanto, existe un carácter estratégico en el mismo.<br />
Consi<strong>de</strong>ra necesario distinguir<strong>los</strong> mejor (el análisis retórico y el estratégico) para<br />
llegar a realizar investigaciones más óptimas sobre el contenido <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates,<br />
proponiendo en la categoría argumentativa <strong>los</strong> procedimientos enunciativos, es<br />
<strong>de</strong>cir, no abordar las gran<strong>de</strong>s dimensiones <strong>de</strong>l discurso sino las características <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> enunciados. Este análisis, entonces, es una mirada micro en relación a lo retórico<br />
que estaría situado en una escala macroscópica.<br />
El análisis argumentativo se hace más contingente, sobre todo en formas como las<br />
falacias, seudorrazonamientos consi<strong>de</strong>rados a menudo como argumentos carentes<br />
<strong>de</strong> vali<strong>de</strong>z, <strong>los</strong> que ganan fuerza en <strong>de</strong>bates marcados por <strong>los</strong> seudohechos, las<br />
apelaciones a la emocionalidad y todos aquel<strong>los</strong> que emanen <strong>de</strong>l contexto dramático<br />
115
que entrega el soporte televisivo. Finalmente, Gauthier (1998) puntualiza que este<br />
análisis pue<strong>de</strong> ser un eje que unifique <strong>los</strong> diferentes tipos <strong>de</strong> procedimiento <strong>de</strong>l<br />
contenido en <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates políticos televisados.<br />
6.4. Entrevistas políticas televisivas y la sinceridad <strong>de</strong> <strong>los</strong> candidatos<br />
A partir <strong>de</strong> <strong>los</strong> aportes <strong>de</strong> Teresa Velázquez (1992) sobre la entrevista política<br />
en televisión, se abren también posibilida<strong>de</strong>s metodológicas para integrar estas<br />
importantes estructuras dialógicas al estudio <strong>de</strong> la comunicación política en el marco<br />
electoral.<br />
El aspecto <strong>de</strong> las estrategias comunicativas en televisión es central en las dinámicas<br />
<strong>de</strong> campañas, más aun cuando <strong>los</strong> actores políticos pue<strong>de</strong>n articular una “máscara”<br />
y una “fachada”, aquello que el individuo quiere exhibir <strong>de</strong> sí mismo como sostiene<br />
Goffman (1959), construyendo realidad en la percepción <strong>de</strong> <strong>los</strong> otros y provocando<br />
una <strong>de</strong>tección más difícil en cuanto a la sinceridad <strong>de</strong>l hablante.<br />
Para estas situaciones, Velázquez (1992: 123 - 126) propone integrar las estructuras<br />
retóricas <strong>de</strong> carácter morfo-sintácticas, operaciones básicas relacionadas con<br />
la adición, omisión, inversión, sustitución y repetición, <strong>de</strong>stacando las siguientes<br />
figuras para una metodología más propia <strong>de</strong> un análisis <strong>de</strong>l discurso que se plantee<br />
este tipo <strong>de</strong> fenómenos:<br />
I. Omisión <strong>de</strong> palabras: a) elipsis (se sobreentien<strong>de</strong>n <strong>los</strong> elementos <strong>de</strong> la frase<br />
elididos y la comprensión no se altera); b) zeugma (clase <strong>de</strong> elipsis que respon<strong>de</strong> al<br />
uso <strong>de</strong> un término en un enunciado y se eli<strong>de</strong> en el resto); c) asín<strong>de</strong>ton (se suprimen<br />
conjunciones para dar mayor agilidad y rapi<strong>de</strong>z a la frase).<br />
II. Repetición <strong>de</strong> palabras: a) anáfora (reiteración <strong>de</strong> una o más palabras al comienzo<br />
<strong>de</strong> una frase o al comienzo <strong>de</strong> diversas frases en un período); b) polípote (repetición<br />
<strong>de</strong> un nombre en varios casos o <strong>de</strong> un verbo en diversos tiempos); c) repetición<br />
dispersa (tipo <strong>de</strong> repetición que no se atiene a un or<strong>de</strong>n fijo sino que aparece<br />
dispersa a lo largo <strong>de</strong>l texto); d) epífora (repetición <strong>de</strong> una o varias palabras al final<br />
<strong>de</strong> una o varias frases); e) epímone (repetición <strong>de</strong> la misma palabra con intención<br />
enfática); f) epanadip<strong>los</strong>is (repetición <strong>de</strong>l último miembro <strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong> palabras<br />
al comienzo <strong>de</strong>l siguiente enunciado); h) complexión (combinación <strong>de</strong> anáfora y<br />
epífora); i) reduplicación (repetición <strong>de</strong> una misma palabra o <strong>de</strong> un grupo sintáctico);<br />
j) retruécano (repetición <strong>de</strong> varias palabras o <strong>de</strong> toda una oración invirtiendo el or<strong>de</strong>n<br />
<strong>de</strong> sus elementos; k) polisín<strong>de</strong>ton (se repiten conjunciones que no son necesarias<br />
con la finalidad <strong>de</strong> obtener un tono solemne y lento); l) concatenación (repetición<br />
<strong>de</strong> la última palabra <strong>de</strong> la frase como primera <strong>de</strong> la siguiente. Provoca efecto <strong>de</strong><br />
continuidad en el discurso); m) paralelismo (elementos coordinados que se refieren<br />
unos a otros en grupos y dispuestos en forma paralela); n) <strong>de</strong>rivación (combinación<br />
<strong>de</strong> varias palabras que proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la misma raíz).<br />
116
III. Por adición <strong>de</strong> palabras: a) sinonimia (acumulación <strong>de</strong> sinónimos para reiterar<br />
un concepto); b) pleonasmo (redundancia <strong>de</strong> una o más palabras <strong>de</strong> forma<br />
innecesaria con intención expresiva); c) amplificatio (amplificación <strong>de</strong> la extensión<br />
<strong>de</strong> un pensamiento); d) epíteto (repetición <strong>de</strong> palabras, procedimiento estilístico); e)<br />
expolitio (presentar un mismo pensamiento en diversos aspectos).<br />
IV. Por cambio <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n, analogía, concordancia, acci<strong>de</strong>ntes gramaticales: a)<br />
anacoluto (abandona la construcción sintáctica lógica y emplea otra más expresiva);<br />
b) silepsis (alteraciones en la concordancia); c) enálage (cambio <strong>de</strong> las construcciones<br />
gramaticales normativas por otras más expresivas); d) hipérbaton (inversión <strong>de</strong>l<br />
or<strong>de</strong>n lógico o gramatical <strong>de</strong> las palabras).<br />
Entre las estructuras retóricas <strong>de</strong> carácter semántico que se sugieren integrar al<br />
estudio <strong>de</strong> las entrevistas televisivas políticas, que para nuestro interés pue<strong>de</strong>n ser<br />
dadas en campañas electorales, Velázquez (1992) <strong>de</strong>staca las siguientes:<br />
1. Cambios semánticos o tropos: a) sinécdoque (relaciones <strong>de</strong> proximidad); b)<br />
imagen o metáfora impura (representación <strong>de</strong> un objeto por <strong>medios</strong> sensibles); c)<br />
sinestesia (mezcla confundida <strong>de</strong> sensaciones); d) metonimia (relación <strong>de</strong> causalidad<br />
o sucesión <strong>de</strong> dos términos)<br />
2. Campos semánticos o conceptuales: a) sinonimia (varios significantes con un<br />
mismo significado); b) concesión (reconocimiento no completo <strong>de</strong> que algunos <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
argumentos opuestos es verda<strong>de</strong>ro).<br />
3. Figuras retóricas lógicas: a) dubitación (fingir duda y asombro sobre cómo<br />
comenzar o proseguir); b) símil (comparación <strong>de</strong> un hecho real y uno imaginario que<br />
posee cualida<strong>de</strong>s análogas); c) oxímoron (unión <strong>de</strong> dos conceptos que se excluyen<br />
mutuamente); d) gradación (aparición en escala ascen<strong>de</strong>nte o <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> varias<br />
palabras); e) corrección (rechaza una expresión utilizada y la sustituye por otra más<br />
a<strong>de</strong>cuada); f) sustentación (cerrar un párrafo, una parte <strong>de</strong> una intervención una vez<br />
captado el interés <strong>de</strong>l interlocutor).<br />
4. Figuras retóricas <strong>de</strong>scriptivas: a) enumeración (<strong>de</strong>scripción por medio <strong>de</strong><br />
sustantivos y adjetivos para producir una visión disgregada <strong>de</strong> la realidad).<br />
5. Figuras retóricas patéticas: a) comunicación (se pregunta al interlocutor-público<br />
sobre el tema tratado pero la comunicación es ficticia); b) énfasis (expresar por medio<br />
<strong>de</strong> un contenido significativo inexacto uno <strong>de</strong>signativo más exacto); c) hipérbole<br />
(exageración <strong>de</strong> términos).<br />
6. Figuras retóricas oblicuas: a) conciliato (utilizar un argumento adverso para<br />
<strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l propio); b) perífrasis (utilización <strong>de</strong> varias palabras para expresar lo que<br />
se podría hacer con una o pocas); c) reticencia (suspensión <strong>de</strong> una frase porque<br />
se sobreentien<strong>de</strong> su contenido o i<strong>de</strong>a); d) eufemismo (ro<strong>de</strong>o para no emplear un<br />
término malsonante, grosero o que no se quiere mencionar).<br />
117
Con la finalidad <strong>de</strong> lograr una a<strong>de</strong>cuada investigación en torno a la diversidad <strong>de</strong><br />
figuras retóricas que pue<strong>de</strong>n ser incorporadas a esta metodología <strong>de</strong> estudio <strong>de</strong><br />
las entrevistas políticas televisivas, se sugiere efectuar una completa y original<br />
transcripción <strong>de</strong> las mismas, en textos enumerados en cada una <strong>de</strong> sus líneas para<br />
que en éstas luego se i<strong>de</strong>ntifiquen las categorías <strong>de</strong> análisis antes expuestas.<br />
El reconocimiento, posterior seguimiento e incluso cuantificación, permite distinguir<br />
las estrategias retóricas utilizadas por <strong>los</strong> candidatos, generando hallazgos<br />
pertinentes para la construcción <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos políticos en campaña. De esta<br />
forma, se pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>sarrollar análisis comparativos, <strong>de</strong>scriptivos o estratégicos a<br />
partir <strong>de</strong>l lenguaje político o, más específicamente, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el aporte <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong>l<br />
discurso vinculado al diálogo televisivo en tiempos electorales.<br />
A<strong>de</strong>más, se sugiere adjuntar fichas <strong>de</strong> las entrevistas para mantener un or<strong>de</strong>n y<br />
sistematización <strong>de</strong> la información que contengan lo siguiente (Velázquez, 1992):<br />
a)<br />
b)<br />
c)<br />
d)<br />
e)<br />
f)<br />
g)<br />
h)<br />
i)<br />
j)<br />
k)<br />
l)<br />
m)<br />
Nombre <strong>de</strong>l entrevistado;<br />
Nombre <strong>de</strong>l Medio <strong>de</strong> comunicación;<br />
Programa;<br />
Título o Titulares si es que lo hubiese;<br />
Día <strong>de</strong> emisión;<br />
Hora <strong>de</strong> emisión;<br />
Cargo político <strong>de</strong>l entrevistado;<br />
Entrevistador/Entrevistadores;<br />
Perfil(es) profesional(es) <strong>de</strong>l entrevistador(es);<br />
Localización/Lugar don<strong>de</strong> se efectuó la entrevista;<br />
Tipo <strong>de</strong> entrevista;<br />
Función General Temática (Información; Información-entretenimiento;<br />
Investigación; Interpretativo; etc.);<br />
Estructura Esquemática (Noticieros; Programas Especiales;<br />
Espectácu<strong>los</strong>; etc.)<br />
7. Dimensión micro-comunicativa: Metodologías <strong>de</strong> lo cotidiano<br />
La complejidad en <strong>los</strong> aspectos <strong>de</strong> interacción que emanan <strong>de</strong> las campañas<br />
electorales pue<strong>de</strong> también trasladarnos a dimensiones micro-comunicativas que<br />
siempre han existido en la política, pero que en el último tiempo han adquirido especial<br />
interés gracias a <strong>los</strong> aportes <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios culturales y <strong>de</strong> la microsociología.<br />
De acuerdo a la naturaleza que <strong>de</strong>sarrolle una <strong>de</strong>terminada investigación, es un<br />
118
imperativo internarse en la siempre difícil perspectiva <strong>de</strong> la recepción, y más aquella<br />
que se focaliza en grupos específicos o en perfiles <strong>de</strong> individuos que son importantes<br />
<strong>de</strong> estudiar. Ya sea por su condición <strong>de</strong> ciudadanos activos en la circulación <strong>de</strong> las<br />
expresiones políticas y/o porque éstos pue<strong>de</strong>n transformarse en la clave para explicar<br />
una ten<strong>de</strong>ncia, triunfo u otras señales que suelen no ser percibidas por el entorno o<br />
interpretadas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> visiones sesgadas, prejuiciosas o incluso estigmatizadoras.<br />
Por ejemplo, <strong>los</strong> estudios orientados a compren<strong>de</strong>r la manera cómo las dueñas<br />
<strong>de</strong> casa <strong>de</strong>l mundo popular se apropian <strong>de</strong> <strong>los</strong> significados <strong>de</strong> las elecciones, ha<br />
sido muy revelador en realida<strong>de</strong>s como la mexicana. Situación similar ha servido<br />
para compren<strong>de</strong>r mejor lo que emana <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el clientelismo político y su presencia<br />
imperece<strong>de</strong>ra en <strong>los</strong> procesos electorales latinoamericanos (Auyero, 2001).<br />
Por tanto, estudiar estos fenómenos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> áreas más específicas, cercanas y<br />
humanas, pue<strong>de</strong>n favorecer hallazgos que se requieren con urgencia para explicar<br />
las dinámicas <strong>de</strong>mocráticas que hoy se aprecian con perplejidad y que atraviesan por<br />
una “fatiga <strong>de</strong>l material político” que sigue acrecentando la brecha comunicacional<br />
entre las socieda<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>terminadas instituciones (Berrio, 2000).<br />
En la actualidad es posible <strong>de</strong>terminar adhesiones que cambian o se transforman<br />
en el corto plazo, conviviendo con aquellas que se mantienen férreas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un inicio<br />
o incluso antes <strong>de</strong> un proceso electoral, lo que hace que las campañas en ocasiones<br />
sean poco trascen<strong>de</strong>ntes para la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> las victorias, tal como lo concluyó<br />
Lazarsfeld junto a Berelson y Gau<strong>de</strong>t (1962).<br />
No obstante, en <strong>los</strong> tiempos mediáticos <strong>de</strong> difusión <strong>de</strong>l hiper-entretenimiento<br />
(Postman, 1994), <strong>de</strong> la crisis <strong>de</strong> la credibilidad y <strong>de</strong> la alteridad (Lluch, 1997), así<br />
como la <strong>de</strong>si<strong>de</strong>ologización a la que está sometida buena parte <strong>de</strong> la sociedad<br />
(Minc, 1995) -aunque las i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s siguen muy presentes-, <strong>de</strong>beríamos comenzar<br />
a formular metodologías que sean más acor<strong>de</strong>s con <strong>los</strong> nuevos contextos en <strong>los</strong><br />
cuales habitan <strong>los</strong> electores.<br />
Los intercambios simbólicos al interior <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s y en <strong>de</strong>terminados<br />
grupos culturales que reapropian, resignifican y reinterpretan <strong>los</strong> flujos <strong>de</strong> información<br />
que surgen en <strong>los</strong> períodos electorales, conducen a <strong>de</strong>safíos importantes para la<br />
comunicación política, entre el<strong>los</strong> no <strong>de</strong>scuidar la investigación <strong>de</strong> lo cotidiano.<br />
En este sentido, un aporte a las metodologías <strong>de</strong> investigación cualitativa es el diseño<br />
que efectuaron Durston, Duhart, Miranda y Monzó (2005), pues realizaron un trabajo<br />
<strong>de</strong> campo mediante la observación participante, junto con una serie <strong>de</strong> técnicas<br />
<strong>de</strong> registro etnográfico como la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>nsa, las entrevistas en profundidad<br />
semiestructuradas y focus group, para alcanzar interesantes conclusiones en un<br />
ámbito difícil <strong>de</strong> abordar como es el clientelismo político en zona rurales <strong>de</strong> Chile,<br />
marcadas por características como la pobreza y el indigenismo. Este trabajo se<br />
sustenta con la “Teoría Fundamentada”, metodología <strong>de</strong> carácter inductivo que<br />
119
podría ser un interesante aporte para las situaciones <strong>de</strong> percepción <strong>de</strong> las campañas<br />
electorales:<br />
“al contrario <strong>de</strong>l método experimental o semiexperimental, (la Teoría<br />
Fundamentada) insta al investigador a mantener <strong>los</strong> marcos teóricos<br />
preexistentes lo más lejos posible <strong>de</strong> la investigación en terreno. Se usan<br />
entrevistas abiertas sobre un tema simple <strong>de</strong> estudio, en vez <strong>de</strong> <strong>de</strong>limitar<br />
variables in<strong>de</strong>pendientes y <strong>de</strong>pendientes (y excluir el resto <strong>de</strong> la información<br />
<strong>de</strong>l entorno). Sin embargo, la iteración entre comparación, generación <strong>de</strong><br />
hipótesis y vuelta al terreno implica la formulación <strong>de</strong> cuestionamientos a la<br />
literatura teórica” (Durston, Duhart, Miranda y Monzó, 2005: 271).<br />
“La groun<strong>de</strong>d theory (la Teoría Fundamentada) tiene una estructura<br />
metodológica que parte con la i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> campos conceptuales más<br />
que con hipótesis <strong>de</strong> trabajo a testear; su instrumento principal son <strong>los</strong> relatos<br />
que recogen, en toda su riqueza y complejidad, la interacción <strong>de</strong> variables y<br />
planos <strong>de</strong> la vida real <strong>de</strong> una manera que no es posible en la aplicación <strong>de</strong><br />
instrumentos cuantitativos, más focalizados en unas pocas temáticas por vez.<br />
El posterior análisis <strong>de</strong> <strong>los</strong> relatos involucra ‘vaciar’ <strong>los</strong> relatos temáticamente,<br />
en torno a hipótesis <strong>de</strong> trabajo o a diagnósticos estructurales y <strong>de</strong> las<br />
dinámicas que van emergiendo <strong>de</strong> las experiencias <strong>de</strong> terreno y <strong>de</strong> <strong>los</strong> datos”<br />
(2005: 272-273).<br />
Durston, Duhart, Miranda y Monzó <strong>de</strong>stacan, entonces, varios aspectos específicos<br />
que se toman a continuación <strong>de</strong> manera íntegra <strong>de</strong>bido a la rigurosidad en la<br />
aplicación <strong>de</strong> este enfoque metodológico, tales como:<br />
1) Comparación constante: De casos similares para buscar una diversidad <strong>de</strong> tipos<br />
y variables, es <strong>de</strong>cir, “hay iteración, recopilación <strong>de</strong> información cualitativa que se<br />
analiza en contraste con nuevos datos <strong>de</strong> terreno” (2005: 271). Esto permite generar<br />
nuevas preguntas para una siguiente fase.<br />
2) Colaboración: Trabajo en grupo mediante el <strong>de</strong>bate y el intercambio dialéctico,<br />
incorporando también métodos participativos para <strong>de</strong>scubrir y registrar <strong>los</strong> datos.<br />
3) Muestreo Teórico: Se seleccionan entrevistas en función <strong>de</strong>l tema teórico,<br />
indagando en situaciones más extremas o periféricas hasta el inicio <strong>de</strong> la reiteración<br />
o redundancia <strong>de</strong> material informativo.<br />
4) Codificación: La recopilación <strong>de</strong> información se codifica a nivel <strong>de</strong>scriptivo,<br />
posteriormente a nivel jerárquico y abstracto, y finalmente en una teorización. En<br />
esta metodología, “no se parte con una lista <strong>de</strong> códigos correspondientes a un marco<br />
teórico, sino que <strong>los</strong> códigos emergen <strong>de</strong> la observación misma. Permite clasificar la<br />
información concreta en relación a conceptos abstractos” (2005: 272). Por tanto, la<br />
codificación pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong> tres tipos diferentes:<br />
120
i) Abierta (es la primera codificación <strong>de</strong> <strong>los</strong> textos <strong>de</strong> las entrevistas, <strong>de</strong> carácter<br />
<strong>de</strong>scriptivo y sustantivo, privilegiando el <strong>de</strong>talle <strong>de</strong> <strong>los</strong> mismos códigos o conceptos<br />
utilizados por <strong>los</strong> entrevistados y <strong>los</strong> sugeridos por <strong>los</strong> investigadores);<br />
ii) Axial (orientado a la i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> relaciones entre códigos con la finalidad <strong>de</strong><br />
producir categorías más abstractas);<br />
iii) Selectiva (busca relaciones conceptuales entre las categorías para llegar a otras<br />
centrales en torno a las cuales se configura una red conceptual).<br />
5) Categorización: Procesamiento <strong>de</strong> códigos en crecientes niveles <strong>de</strong> abstracción.<br />
6) Memos conceptuales: El registro <strong>de</strong> <strong>los</strong> datos se mantiene en lo <strong>de</strong>scriptivo o<br />
empírico, mientras que se separan -como memos- las interpretaciones y preguntas<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> investigadores, anotaciones personales, reflexiones, etc., las que se comparten<br />
con el resto <strong>de</strong> <strong>los</strong> miembros <strong>de</strong>l equipo.<br />
7) Emergencia <strong>de</strong> hipótesis y teoría: Surgen <strong>de</strong> la codificación <strong>de</strong>l material<br />
empírico.<br />
Las técnicas en terreno para la recopilación <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong> investigación<br />
metodológica estarán dadas por la etnografía, las entrevistas semiestructuradas,<br />
la construcción <strong>de</strong> relatos <strong>de</strong> memoria social, procesamiento <strong>de</strong>l material <strong>de</strong> las<br />
entrevistas, investigaciones grupales, clasificación y or<strong>de</strong>namiento analítico <strong>de</strong>l<br />
material cualitativo, evaluación conceptual <strong>de</strong> lo analizado y redacción <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
hallazgos.<br />
8. Pertinencia <strong>de</strong> metodologías para la comunicación ascen<strong>de</strong>nte<br />
(micro-macro)<br />
Lo que se busca con la presentación <strong>de</strong> estas alternativas es que el diseño<br />
metodológico favorezca la i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> la comunicación, permitiendo compren<strong>de</strong>r<br />
el fenómeno <strong>de</strong> las campañas electorales como una interacción que se visibiliza<br />
en <strong>los</strong> diferentes estamentos sociales. Ingresa en <strong>los</strong> marcos <strong>de</strong> referencia <strong>de</strong> las<br />
personas (micro), pero también en <strong>los</strong> procesos y escenarios que activan y dan<br />
forma al po<strong>de</strong>r y a la estructura (macro), como lo sugerimos en la primera parte <strong>de</strong><br />
este artículo.<br />
La flexibilidad <strong>de</strong> un marco metodológico integral permite ir trazando un recorrido<br />
a medida que se avanza en la investigación, pues se concibe como una acción<br />
creativa que implica una fase constante <strong>de</strong> construcción, es un proceso dialéctico<br />
entre <strong>los</strong> planos teóricos y empíricos, entre el investigador como sujeto y este objeto<br />
<strong>de</strong> estudio.<br />
Rescato también como propuesta metodológica, el mo<strong>de</strong>lo formulado por McLeod,<br />
Pan y Rucinsky (1995), que presenta tres niveles <strong>de</strong> análisis que se pue<strong>de</strong>n utilizar<br />
en este tipo <strong>de</strong> investigaciones: el individual, el grupal y el institucional, haciendo<br />
121
eferencia cada uno a distintas formas <strong>de</strong> acción social.<br />
Los tres niveles se presentan todo el tiempo relacionándose en la sociedad, y un<br />
individuo pasa constantemente <strong>de</strong> uno a otro, a su vez que participa <strong>de</strong> varios grupos<br />
sociales y está <strong>de</strong>terminado por variadas instituciones.<br />
Asimismo, <strong>los</strong> tres son cruzados por dimensiones que constituyen las particulares<br />
formas en que se <strong>de</strong>sarrollan esas acciones sociales. Generalmente, lo individual<br />
está asociado a lo cognitivo, lo grupal a lo social y lo institucional a lo sistémico.<br />
McLeod et. al. (1995) relacionan la dimensión individual con un nivel <strong>de</strong> análisis<br />
<strong>de</strong>nominado por el<strong>los</strong> “micro-micro”, para luego dar paso a lo grupal (interacción <strong>de</strong><br />
las comunida<strong>de</strong>s) y a lo “macro-macro” (<strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación).<br />
a) Lo “micro-micro”. Se refiere a las opiniones propias e individuales y cómo éstas<br />
pue<strong>de</strong>n llegar a transformarse en acciones colectivas primero, y procesos sociales<br />
estructurales <strong>de</strong>spués, afectando incluso a las instituciones. Aquí se pue<strong>de</strong> hacer<br />
referencia a que la construcción <strong>de</strong>l pensamiento individual se hace en base a lo que<br />
se recibe <strong>de</strong>l entorno (interacciones sociales y comunicación) y <strong>de</strong> las experiencias<br />
cotidianas, enseñanzas y principios propios.<br />
Muchos aspectos <strong>de</strong> la vida privada <strong>de</strong> un individuo están <strong>de</strong>terminados por<br />
situaciones <strong>de</strong> su grupo cercano, pero también <strong>de</strong> lo que la sociedad en su conjunto<br />
le transmite. Los ámbitos <strong>de</strong> lo privado y lo público son constituyentes <strong>de</strong> igual forma<br />
en una persona. Dentro <strong>de</strong>l nivel individual, <strong>los</strong> autores incluyen dos componentes<br />
esenciales: la biografía y la cognición. La biografía se refiere a la historia individual,<br />
aquella que explica al sujeto en su complejidad a partir <strong>de</strong> experiencias significativas<br />
y su itinerario <strong>de</strong> vida.<br />
Otros autores, como Boudon (1981) hacen referencia a la biografía política,<br />
entendida como el reflejo <strong>de</strong> las sucesivas etapas <strong>de</strong> socialización política en la vida<br />
<strong>de</strong> la persona, es <strong>de</strong>cir, aquellas en las que va construyendo su opinión y sus formas<br />
<strong>de</strong> socializar. Estos hechos no se dan en forma lineal, uno tras otro, sino que en<br />
forma circular y combinándose. La cognición, en tanto, está relacionada a las formas<br />
íntimas que tienen <strong>los</strong> individuos para construir su conocimiento, sin <strong>de</strong>sconocer que<br />
éste también se forma <strong>de</strong>s<strong>de</strong> cuestiones sociales. Hay un cruce entre lo psicológico<br />
y lo social, para interpretar la realidad cotidiana.<br />
b) La dimensión grupal apunta directamente a lo comunicativo porque <strong>de</strong>scribe la<br />
interacción <strong>de</strong> individuos que se relacionan entre sí, y tiene como elemento clave<br />
la formación <strong>de</strong> la opinión en grupos a través <strong>de</strong> personas que se comunican.<br />
Des<strong>de</strong> esta perspectiva comunicacional, surgen las interpretaciones <strong>de</strong>l mundo, las<br />
orientaciones <strong>de</strong> las acciones y la construcción <strong>de</strong> sentidos socialmente objetivados,<br />
<strong>los</strong> que obviamente son diferentes para <strong>los</strong> diversos grupos. Esta dimensión es<br />
<strong>de</strong> gran utilidad para esta parte metodológica, pues es en la interacción en las<br />
comunida<strong>de</strong>s don<strong>de</strong> comienza también a generarse el fenómeno <strong>de</strong> las campañas.<br />
122
c) Lo “macro-macro”. Por su parte, la dimensión institucional hace referencia a lo<br />
mediático, a lo público, a lo “macro-macro”, en palabras <strong>de</strong> McLeod et. al. (1995). Este<br />
nivel es el sistémico respecto <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s organizaciones que or<strong>de</strong>nan la vida en<br />
sociedad. De gran importancia en esta dimensión son <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación,<br />
porque <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<strong>los</strong> nace la agenda pública y en el<strong>los</strong> se hace el <strong>de</strong>bate social. Son<br />
un factor <strong>de</strong>terminante en las discusiones que se dan en <strong>los</strong> espacios públicos por <strong>los</strong><br />
miembros <strong>de</strong> una sociedad, por lo tanto, ahí se manejan <strong>los</strong> referentes comunes. En<br />
<strong>los</strong> <strong>medios</strong> se dan <strong>los</strong> discursos <strong>de</strong> <strong>los</strong> principales actores, por lo tanto es necesario<br />
integrar<strong>los</strong> para <strong>de</strong>sentrañar las opiniones y actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> aquel<strong>los</strong> que toman las<br />
<strong>de</strong>cisiones y que tienen el po<strong>de</strong>r en una sociedad.<br />
En investigaciones que toman fenómenos <strong>de</strong> la comunicación política, es importante<br />
referirse a estos niveles <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> la comunicación y la cultura popular,<br />
<strong>de</strong>bido a la mediatización <strong>de</strong> la política y a <strong>los</strong> contextos <strong>de</strong> consumo simbólico y<br />
material en <strong>los</strong> que están inmersos (lo macro). Sin embargo, es igualmente relevante<br />
en este caso, consi<strong>de</strong>rar a<strong>de</strong>más la relación <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> <strong>los</strong> grupos<br />
populares con <strong>los</strong> individuos, tanto con <strong>los</strong> pares como con aquel<strong>los</strong> lí<strong>de</strong>res sociales<br />
que intermedian con las instituciones y con la política formal y/o informal en tiempos<br />
<strong>de</strong> campaña.<br />
9. Reflexión final<br />
Proyectar un mo<strong>de</strong>lo integral para la comunicación política permite incorporar en lo<br />
metodológico las diversas dimensiones que implicaría el movimiento comunicativo<br />
electoral, y que va <strong>de</strong> lo macro a lo micro y <strong>de</strong> lo micro a lo macro, en un proceso <strong>de</strong><br />
interacción y retroalimentación continuo que se experimenta en nuestras socieda<strong>de</strong>s.<br />
Una “comunicación ascen<strong>de</strong>nte” (Bur<strong>de</strong>au, 1977) que luego <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> y reactiva <strong>los</strong><br />
intercambios y las apropiaciones <strong>de</strong> la realidad.<br />
Se hace tremendamente pertinente <strong>de</strong>sarrollar este tipo <strong>de</strong> diseños metodológicos<br />
cuando las evi<strong>de</strong>ncias son cada vez más claras en torno a que incluso <strong>los</strong> tiempos<br />
electorales se han alterado <strong>de</strong> manera radical.<br />
En la actualidad es mejor comenzar a referirse a “campañas permanentes” que no<br />
dan treguas ni <strong>de</strong>scansan, que duran todos <strong>los</strong> días <strong>de</strong>l año, in<strong>de</strong>pendiente si las<br />
fechas <strong>de</strong> una votación ya están establecidas por algún organismo electoral. Consigo,<br />
el votante construye su preferencia y su perspectiva política a cada momento, en<br />
cada mensaje que consume proveniente <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación, en cada<br />
juicio que reinterpreta <strong>de</strong> la discusión con sus pares, en cada interacción con sus<br />
re<strong>de</strong>s comunicativas.<br />
El sentido estratégico antes reseñado, el intercambio e inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
actores en juego y la competitividad que imprimen <strong>los</strong> <strong>medios</strong> como arena simbólica<br />
<strong>de</strong>l conflicto político, transformaron y seguirán modificando las campañas electorales.<br />
123
Con ello <strong>de</strong>berán surgir metodologías que respondan a las necesida<strong>de</strong>s actuales <strong>de</strong><br />
la investigación en comunicación política.<br />
124
Anexo / Entrevista Candidatos<br />
Nombre<br />
Partido<br />
Distrito/Circunscripción<br />
1. ¿Quién diseñó su estrategia <strong>de</strong> campaña? (elegir la más representativa)<br />
a) Su partido<br />
b) Un comité asesor<br />
c) Una agencia <strong>de</strong> publicidad, ¿cuál?<br />
d) Usted mismo<br />
e) Otros, ¿cuál?<br />
2. ¿Cuáles fueron las tres i<strong>de</strong>as fuerza <strong>de</strong> su campaña?<br />
a)<br />
b)<br />
c)<br />
3. Su mensaje durante la campaña se centró principalmente en (elegir la más<br />
representativa):<br />
a) diagnosticar la situación económica y social <strong>de</strong> la región/distrito<br />
b) criticar la conducción política <strong>de</strong>l gobierno<br />
c) criticar la política social y económica <strong>de</strong>l gobierno<br />
d) cuestionar las otras candidaturas<br />
e) señalar propuestas para mejorar la situación económica y social <strong>de</strong> la<br />
región/distrito<br />
f) otros, ¿cuál?<br />
4. ¿Cuál fue el eslogan <strong>de</strong> su partido en la campaña?<br />
5. ¿Cuál fue su eslogan en la campaña?<br />
6. Tomando en consi<strong>de</strong>ración la ley <strong>de</strong> gasto electoral, en términos generales<br />
usted diría que su campaña principalmente se financió con aportes<br />
provenientes <strong>de</strong> (elegir una alternativa):<br />
a) su partido<br />
b) personales<br />
c) aportes <strong>de</strong> terceros<br />
d) otros aportes ¿cuál?<br />
7. ¿Existió una estrategia electoral al interior <strong>de</strong> su partido político?<br />
a) Sí<br />
b) No<br />
c) No sabe<br />
125
8. ¿Cuáles fueron las tres líneas centrales <strong>de</strong> la estrategia electoral <strong>de</strong> su<br />
partido?<br />
a)<br />
b)<br />
c)<br />
9. Evalúe la importancia <strong>de</strong> <strong>los</strong> aportes <strong>de</strong> su partido en <strong>los</strong> siguientes<br />
aspectos:<br />
entrega materiales<br />
(folletos)<br />
infraestructura<br />
franja televisiva<br />
mensajes radiales<br />
trabajo casa a casa<br />
propuestas globales y/o<br />
sectoriales<br />
información sobre el distrito<br />
fundamental<br />
mucha<br />
importancia<br />
poca<br />
importancia<br />
ninguna<br />
importancia<br />
10. ¿Existió una coordinación entre <strong>los</strong> candidatos <strong>de</strong> su partido?<br />
a) Sí<br />
b) No<br />
126
11. Evalúe la importancia que le asignó a la realización <strong>de</strong> las siguientes<br />
activida<strong>de</strong>s durante su campaña:<br />
fundamental<br />
mucha<br />
importancia<br />
poca<br />
importancia<br />
ninguna<br />
importancia<br />
trabajo casa a casa<br />
actos colectivos<br />
trabajo con dirigentes sociales<br />
entrega <strong>de</strong> folletos, afiches<br />
marchas o caravanas<br />
visitas mercados y vecindarios<br />
visita <strong>de</strong> electores a su oficina<br />
presencia en espectácu<strong>los</strong><br />
masivos<br />
obsequio <strong>de</strong> artícu<strong>los</strong> diversos<br />
diálogo personal con<br />
ciudadanos<br />
afiches en la vía pública<br />
Gigantografías<br />
pintura <strong>de</strong> murales<br />
12. ¿Cuál diría que fue el espacio que ha privilegiado para comunicarse con<br />
su electorado? (elegir la más representativa)<br />
a) calles<br />
b) casas<br />
c) plazas<br />
d) locales públicos<br />
e) locales privados<br />
f) locales partidarios<br />
g) otros ¿cuáles?<br />
127
13. Or<strong>de</strong>ne <strong>de</strong> mayor a menor la centralidad que le asignó a <strong>los</strong> siguientes<br />
<strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación durante su campaña. Siendo el 1 el más utilizado y<br />
5 el menos.<br />
Radio<br />
Televisión<br />
Diarios<br />
Revistas<br />
Internet<br />
otros, ¿cuáles?<br />
14. Estos <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación que más utilizó eran principalmente:<br />
a) nacionales<br />
b) regionales<br />
c) ambos<br />
d) otros, especifique<br />
15. Evalúe la importancia que le asignó a la realización <strong>de</strong> las siguientes<br />
activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> prensa durante su campaña:<br />
<strong>de</strong>claraciones <strong>de</strong> prensa<br />
fundamental<br />
mucha<br />
importancia<br />
poca<br />
importancia<br />
ninguna<br />
importancia<br />
artícu<strong>los</strong> <strong>de</strong> prensa<br />
mensajes radiales grabados por usted<br />
franja política<br />
testimonios <strong>de</strong> respaldo<br />
participación en programas<br />
misceláneos<br />
conferencias <strong>de</strong> prensa<br />
inserciones publicitarias<br />
16. ¿En sus afiches y/o trípticos existía una clara i<strong>de</strong>ntificación con su<br />
partido?<br />
a) Sí<br />
b) No<br />
17. ¿Realizó una encuesta o grupo focal para el diseño <strong>de</strong> su campaña<br />
electoral?<br />
a) Sí<br />
b) No<br />
128
18. ¿Los resultados <strong>de</strong> dicha encuesta influyeron en el diseño <strong>de</strong> su<br />
estrategia <strong>de</strong> campaña?<br />
a) Sí<br />
b) No<br />
¿Cómo influyeron?<br />
Fuente: M. Francisca Ortega (1997)<br />
129
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131
132
6.- Por qué, para qué y cómo hacer Análisis <strong>de</strong>l<br />
<strong>Discurso</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación.<br />
Pedro Santan<strong>de</strong>r Molina<br />
133
134
I.- Introducción<br />
Realizar Análisis <strong>de</strong>l <strong>Discurso</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Medios (ADM en a<strong>de</strong>lante) es una clara<br />
ten<strong>de</strong>ncia en diversos ámbitos <strong>de</strong> las Ciencias Sociales y Humanas. La explicación<br />
<strong>de</strong> ello tiene que ver con la importancia teórica que han adquirido <strong>los</strong> estudios <strong>de</strong>l<br />
discurso, por un lado, y la constitución y consolidación <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación<br />
como objeto <strong>de</strong> estudio, por otro.<br />
En ese marco, el Análisis <strong>de</strong>l <strong>Discurso</strong> (AD en a<strong>de</strong>lante) se ha constituido en una<br />
útil y recurrida herramienta <strong>de</strong> análisis. Lo que no <strong>de</strong>be extrañar si consi<strong>de</strong>ramos, por<br />
una parte, el auge <strong>de</strong> trabajos que utilizan una lógica <strong>de</strong> investigación cualitativa, así<br />
como la centralidad y el estatus que ha logrado el lenguaje y, en general, el estudio<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> signos en estos tiempos. En ese sentido, la pregunta <strong>de</strong> ¿cómo se analizan<br />
textos? se ha vuelto una cuestión central para las metodologías <strong>de</strong> las ciencias<br />
sociales, tanto por la importancia teórica que ha logrado la noción <strong>de</strong> discurso, como<br />
por la toma <strong>de</strong> conciencia que se ha adquirido ante el hecho <strong>de</strong> que la mayoría<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> investigadores, tar<strong>de</strong> o temprano, se enfrentan a textos, o a signos <strong>de</strong> otra<br />
naturaleza (no necesariamente lingüísticos), pero que requieren ser leídos para su<br />
correcta interpretación.<br />
Y esto ocurre no sólo en áreas <strong>de</strong>l saber como la lingüística o la semiótica don<strong>de</strong><br />
lo anterior pareciera evi<strong>de</strong>nte y obvio. Las observaciones etnográficas, la revisión<br />
histórica <strong>de</strong> documentos, la investigación sociológica <strong>de</strong> la interacción, la sociología<br />
<strong>de</strong>l conocimiento, la psicología social, etc., se enfrentan a diálogos, a textos escritos,<br />
a entrevistas, etc., es <strong>de</strong>cir, a lenguaje. A<strong>de</strong>más, luego <strong>de</strong> la necesaria etapa <strong>de</strong><br />
recolección y confección <strong>de</strong>l corpus <strong>de</strong> análisis, <strong>los</strong> investigadores producen textos<br />
acerca <strong>de</strong> esos textos en una suerte <strong>de</strong> doble hermenéutica 1<br />
A lo anterior hay que agregar la opacidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos, hoy sabemos que el<br />
lenguaje no es transparente, <strong>los</strong> signos no son inocentes, que la connotación va<br />
con la <strong>de</strong>notación, que el lenguaje muestra, pero también distorsiona y oculta, que<br />
a veces lo expresado refleja directamente lo pensado y a veces sólo es un indicio<br />
ligero, sutil, cínico.<br />
Ante esta tricotomía constituida por la importancia <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos, la doble<br />
hermenéutica y la opacidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> signos, resulta evi<strong>de</strong>nte la necesidad <strong>de</strong> herramientas<br />
<strong>de</strong> análisis que nos ayu<strong>de</strong>n tanto epistémica como metodológicamente.<br />
Por su parte, <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación y su consiguiente estudio también<br />
han adquirido un lugar <strong>de</strong>stacado en la investigación social. Lo que parece una<br />
consecuencia lógica <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stacado rol que <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong>sempeñan hoy en diversas<br />
prácticas sociales como en la comunicación política, en las lógicas <strong>de</strong> consumo y<br />
<strong>de</strong> ocio <strong>de</strong> las personas o en la lucha i<strong>de</strong>ológica. En ese sentido, con <strong>los</strong> años <strong>los</strong><br />
<strong>medios</strong> han transitado en las ciencias sociales y humanas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un dispositivo que<br />
1 Para una aclaradora discusión y revisión <strong>de</strong> este punto recomiendo Sayago (2006, 2007).<br />
135
se miraba con cierto <strong>de</strong>sdén a un objeto <strong>de</strong> estudio digno <strong>de</strong> observar y analizar.<br />
Esta interesante y positiva ten<strong>de</strong>ncia tiene también una contraparte negativa y que se<br />
observa cuando lo mediático se transforma en el centro <strong>de</strong> toda cuestión social, como<br />
si no hubiera nada fuera <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>. Se ha llegado a extremos; por ejemplo, cuando<br />
se buscan explicaciones a fenómenos propios <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s capitalistas (que, por<br />
lo tanto, se inscriben en la lógica <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n existente) exclusivamente en el campo <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> <strong>medios</strong> o cuando hipótesis sociales se ven <strong>de</strong>splazadas por hipótesis semióticas,<br />
o cuando se cree que la principal experiencia <strong>de</strong>l capitalismo en las personas es la<br />
que experimentan a través <strong>de</strong> la televisión. A modo <strong>de</strong> ejemplo, recor<strong>de</strong>mos como<br />
cuando en EE.UU. algún sujeto dispara a mansalva en un lugar público (a menudo<br />
una universidad), <strong>los</strong> análisis rápidamente se enfocan en <strong>de</strong>scribir el consumo <strong>de</strong><br />
películas o juegos <strong>de</strong> vi<strong>de</strong>o <strong>de</strong>l victimario, buscando en dicha exposición a productos<br />
semióticos violentos la explicación <strong>de</strong> la criminal y violenta actitud. Queda así relegado<br />
a un segundo plano el análisis social, <strong>de</strong>splazado por variables semióticas<br />
Como sea, estamos ante <strong>de</strong>safíos y discusiones interesantes, así como<br />
contemporáneas, signadas por el papel que juegan <strong>los</strong> <strong>medios</strong> en nuestras socieda<strong>de</strong>s,<br />
papel, que, sin duda es <strong>de</strong> importancia, más allá <strong>de</strong> la crítica que en el párrafo anterior<br />
realicé a las visiones que, a mi modo <strong>de</strong> ver, exageran dicho rol.<br />
A su vez, la emergencia y creciente importancia <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación<br />
también ha ejercido un efecto sobre ciertas técnicas <strong>de</strong> análisis, como el Análisis <strong>de</strong><br />
Contenido (AC), el Análisis <strong>de</strong>l <strong>Discurso</strong> o a perspectivas analíticas como el Análisis<br />
Crítico <strong>de</strong>l <strong>Discurso</strong> (ACD), pues cuando surge la llamada cultura <strong>de</strong> masas, se ve la<br />
necesidad <strong>de</strong> acudir a herramientas nuevas (como el AD) o <strong>de</strong> afinar otras (como el<br />
AC) para explicar dimensiones <strong>de</strong> este campo 2 . Los practicantes <strong>de</strong> estas técnicas<br />
ocupan el discurso <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> manera preferente en sus análisis. Revistas<br />
anglo-sajonas <strong>de</strong> prestigios como Discourse Studies, Discourse and Society, Critical<br />
Discourse Studies o la hispanoamericana <strong>Discurso</strong> y Sociedad 3 así lo <strong>de</strong>muestran.<br />
Finalmente, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva más bien política, habría que agregar otro<br />
elemento explicativo respecto <strong>de</strong> la importancia que ha adquirido lo discursivo y lo<br />
mediático. Se trata <strong>de</strong>l surgimiento <strong>de</strong> aquello que Fraser (2003) llama “las luchas<br />
a favor <strong>de</strong>l reconocimiento <strong>de</strong> la diferencia” y que tienen relación con las batallas<br />
políticas que se comenzaron a dar a partir <strong>de</strong> <strong>los</strong> ’80 en torno a temas emergentes<br />
como <strong>los</strong> <strong>de</strong> sexualidad, género, etnicidad, etc. Se trata <strong>de</strong> campos en cuyo centro<br />
encontramos las nociones <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad y cultura que comienzan a <strong>de</strong>splazar otras<br />
como las <strong>de</strong> redistribución igualitaria y estructura social o la <strong>de</strong> clase. Evi<strong>de</strong>ntemente<br />
en la problemática cultural e i<strong>de</strong>ntitaria el lenguaje juega un rol central, mucho más<br />
2Esto no ocurre con otras técnicas <strong>de</strong> análisis como la observación etnográfica, la encuesta, <strong>los</strong> grupos <strong>de</strong> discusión, etc. que<br />
son anteriores.<br />
3 Esta última revista circuló <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 2000-2003 editando cuatro ejemplares al año. Del total <strong>de</strong> 64 artícu<strong>los</strong> publicados en esos años<br />
por investigadores <strong>de</strong> América Latina y España, el 38 por ciento contempló el análisis <strong>de</strong> textos <strong>de</strong> prensa. Hoy está disponible<br />
en Internet www.dissoc.org/dissoct<br />
136
prominente que en la problemática <strong>de</strong> clase social. Y en la búsqueda <strong>de</strong> explicaciones<br />
y soluciones, el discurso <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> es señalado, a menudo, como un lugar don<strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> prejuicios, estereotipos, representaciones negativas se re-producen, partiendo<br />
muchas veces <strong>de</strong> la base – a mi enten<strong>de</strong>r equivocada e ingenua- que cambiando<br />
<strong>los</strong> discursos se podrían cambiar problemáticas sociales como el racismo o el<br />
machismo.<br />
Finalmente, junto al tema i<strong>de</strong>ntitario surge también en <strong>los</strong> ’80 una corriente que<br />
se llama a sí misma “postmarxista” que rescatando ciertos elementos <strong>de</strong>l marxismo,<br />
sepultando otros y agregando i<strong>de</strong>as libe rales, pone al lenguaje en el centro <strong>de</strong> sus<br />
argumentaciones teóricas y <strong>de</strong> su armazón conceptual. Es así como se postula que<br />
lo discursivo es una dimensión crucial en el establecimiento <strong>de</strong> <strong>los</strong> víncu<strong>los</strong> y <strong>de</strong> las<br />
relaciones sociales. Exponentes <strong>de</strong> esta corriente son, por ejemplo, Laclau y Mouffe<br />
(2004).<br />
II.- ¿Por qué analizar el discurso <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>?<br />
A mi enten<strong>de</strong>r, esta es la primera y fundamental interrogante que hay que abordar<br />
antes <strong>de</strong> enfrentar analíticamente el discurso medial. Las respuestas a esta pregunta<br />
se encuentran fundamentalmente en la teoría pues en el centro <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>bates<br />
teóricos está la cuestión <strong>de</strong>l efecto <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> sobre las audiencias. Como bien<br />
lo señala Wolf (1994):<br />
“Des<strong>de</strong> cualquier perspectiva que se observe la historia <strong>de</strong> la investigación sobre<br />
<strong>los</strong> media, resulta evi<strong>de</strong>nte la importancia que en ella ha tenido y tiene el problema <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> efectos que ejercen <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación <strong>de</strong> masas sobre <strong>los</strong> individuos,<br />
sobre <strong>los</strong> grupos, sobre las instituciones, sobre el sistema social” (Wolf, 1994:15).<br />
Esa es claramente la cuestión central y en torno a la cual se plantean diversos<br />
<strong>de</strong>bates, se consolidan escuelas, ten<strong>de</strong>ncias, discusiones y no pocas posturas que<br />
no pasan <strong>de</strong> ser modas. Como sea, quien quiera realizar ADM tiene previamente que<br />
haber realizado una reflexión teórica en torno a esta cuestión que, como veremos,<br />
no concita total unanimidad.<br />
Por un lado, hay quienes como Ang (1991), Hartley (1998) argumentan a favor <strong>de</strong><br />
la irrelevancia <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>, en relación con otros factores sociales mucho más<br />
significativos en cuanto a la influencia que ejercen sobre las personas.<br />
También están aquel<strong>los</strong> que, encabezados por MacLuhan, piensan que lo central<br />
en este campo no son <strong>los</strong> mensajes que <strong>los</strong> <strong>medios</strong> ponen en circulación, sino el<br />
medio mismo. Se trata, <strong>de</strong> algún modo, <strong>de</strong> la tradicional discusión en torno a la<br />
primacía <strong>de</strong> la forma o <strong>de</strong>l contenido llevada a <strong>los</strong> <strong>medios</strong> y que nos remonta a<br />
las discusiones entre Sócrates y <strong>los</strong> sofistas. Mientras el primero es un <strong>de</strong>fensor<br />
a ultranza <strong>de</strong>l contenido y un convencido que uno pue<strong>de</strong> lograr que el interlocutor<br />
llegue a la verdad racionalmente, <strong>los</strong> segundos son unos enamorados <strong>de</strong> la forma<br />
137
<strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos y optaban por presentar la verdad seduciendo al público cuidando<br />
<strong>los</strong> aspectos formales. Volviendo a MacLuhan y <strong>los</strong> <strong>medios</strong>, este intelectual es uno<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> primeros en postular abiertamente su rechazo al Análisis <strong>de</strong> Contenido <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> <strong>medios</strong>. No son <strong>los</strong> mensajes que <strong>los</strong> <strong>medios</strong> hacen circular <strong>los</strong> que provocan<br />
efectos sobre el público, sino la manera en que <strong>los</strong> <strong>medios</strong> han modificado, alterado,<br />
influido en nuestras formas <strong>de</strong> comunicarnos, generando así nuevos patrones <strong>de</strong><br />
interacción social.<br />
Por otro lado, la tradición crítica, tanto en su vertiente <strong>de</strong> la teoría cultural crítica<br />
(Althusser, Gramsci, Hall, Horkheimer y Adorno), como <strong>de</strong> la economía política <strong>de</strong><br />
la comunicación (Mosco, 1983; Murdock y Golding, 1979), ha tomado como premisa<br />
teórica que la clase dominante necesita asegurar el control <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as para<br />
así asegurar la dominación, en ese sentido, la influencia i<strong>de</strong>ológica que se tiene<br />
sobre las personas proviene significativamente <strong>de</strong>l control que se ejerce sobre la<br />
producción <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos, por lo tanto, sobre <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación que<br />
en la actualidad sostienen el monopolio <strong>de</strong> la comunicación social y <strong>de</strong> la puesta en<br />
circulación <strong>de</strong> signos y flujos discursivos.<br />
Es <strong>de</strong>cir, la famosa premisa <strong>de</strong> Marx (1970), proclamada en La I<strong>de</strong>ología Alemana<br />
que “las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> la clase dominante son las i<strong>de</strong>as dominantes en cada época, o dicho<br />
en otros términos, la clase que ejerce el po<strong>de</strong>r material dominante en la sociedad<br />
es, al mismo tiempo, su po<strong>de</strong>r espiritual dominante”, sigue inspirando, en diversos<br />
grados, a muchos trabajos, incluyendo a muchos que estudian <strong>los</strong> <strong>medios</strong>. Para<br />
algunos investigadores, eso se traduce en una atención preferente sobre la base<br />
material <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> (estructura <strong>de</strong> propiedad, avisaje, controles legales, etc.), por<br />
encima <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos, otros, influidos, por ejemplo, por la noción <strong>de</strong> hegemonía<br />
<strong>de</strong> Gramsci o <strong>de</strong> Aparatos I<strong>de</strong>ológicos <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> Althusser (2003) ponen el foco<br />
en la diseminación <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ología dominante entre las clases oprimidas y el rol que<br />
en ello le caben al discurso <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>.<br />
Po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir entonces que, si bien en torno al tema <strong>de</strong>l efecto <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong><br />
sobre la audiencia hay discrepancias, se verifica bastante consenso respecto <strong>de</strong>l<br />
lugar don<strong>de</strong> buscar las hebras o ubicar la ruta <strong>de</strong> <strong>los</strong> efectos: el contenido <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
<strong>medios</strong>. Tanto <strong>de</strong> <strong>de</strong>recha o <strong>de</strong> izquierda, funcionalistas o críticos, en general hay<br />
acuerdo <strong>de</strong> que para indagar y compren<strong>de</strong>r <strong>los</strong> efectos se <strong>de</strong>be prestar atención<br />
a <strong>los</strong> contenidos que transmiten <strong>los</strong> <strong>medios</strong>, sus programaciones, sus mensajes.<br />
Encontramos en esa línea una larga gama <strong>de</strong> investigaciones, tanto <strong>de</strong> corte<br />
funcionalista como crítica con antece<strong>de</strong>ntes históricos <strong>de</strong> larga data. Ya Karl Marx<br />
en 1848 realizaba un análisis <strong>de</strong>l diario francés La Reforme, criticando que este<br />
medio, invocando sentimientos nacionalistas, ocultaba <strong>los</strong> diferentes intereses y las<br />
contradicciones existentes entre la burguesía y el proletariado. Otro tanto ocurre<br />
en la vereda opuesta, el funcionalismo <strong>de</strong>staca por sus aportes a <strong>los</strong> estudios<br />
138
mediológicos usando permanentemente el AC para esos fines, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Berelson<br />
(1952) hasta <strong>los</strong> estudios <strong>de</strong> Agenda Setting<br />
II.1 A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la teoría:<br />
Como vemos, la teoría presenta en torno a una misma cuestión –<strong>los</strong> efectos <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> <strong>medios</strong> – planteamientos diversos con ciertos espacios <strong>de</strong> encuentros – muy<br />
ligados a lo discursivo- y respecto <strong>de</strong> lo cual hay que tener claridad y tomar posturas<br />
conceptuales antes <strong>de</strong> realizar ADM.<br />
A ello agregaría como elemento imprescindible para acercarse al estudio <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> <strong>medios</strong> la observación empírica <strong>de</strong> la práctica. En otras palabras, observar la<br />
actividad humana que está relacionada con <strong>los</strong> <strong>medios</strong> y cómo, producto <strong>de</strong> esa<br />
actividad humana, la actividad medial se ha cristalizado en instituciones objetivas y<br />
en relaciones sociales concretas.<br />
En ese sentido, pienso que hoy cualquier estudio mediológico <strong>de</strong>bería consi<strong>de</strong>rar<br />
como parte <strong>de</strong>l contexto histórico social 4 que ro<strong>de</strong>a al campo mediático dos<br />
elementos:<br />
La retirada mutua.<br />
La concentración <strong>de</strong> la propiedad <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>.<br />
Des<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista sociológico, consi<strong>de</strong>ramos ambos elementos como<br />
circunstancias objetivas, empíricamente probadas, realida<strong>de</strong>s construidas en esta<br />
etapa <strong>de</strong> la historia humana que, como tal, constituyen constricciones objetivas<br />
sobre el campo <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> con las que tienen que lidiar la producción, circulación<br />
y consumo <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos mediales.<br />
II.1.2 La retirada mutua<br />
El concepto <strong>de</strong> retirada mutua acuñado por Mair (2007), dice relación con un<br />
hecho ampliamente <strong>de</strong>batido en la actualidad y que se refiere fundamentalmente<br />
a las relaciones que se establecen entre sociedad política y sociedad civil. Tiene<br />
que ver con que <strong>los</strong> partidos políticos ya no conectan con <strong>los</strong> ciudadanos y éstos,<br />
a su vez, son cada vez más reacios a relacionarse con el<strong>los</strong> (ya sea a través <strong>de</strong> la<br />
militancia, la participación espontánea o incluso en voto). Garretón (2007) <strong>de</strong>scribe<br />
esta situación en nuestro país señalando que se ha producido un distanciamiento<br />
entre “lo político como búsqueda <strong>de</strong> la sociedad buena <strong>de</strong> la política como actividad<br />
profesional restringida a un cierto sector, llamada la clase política”. Mair (2007) por<br />
su parte, habla <strong>de</strong> un fracaso <strong>de</strong> <strong>los</strong> partidos y una <strong>de</strong>sconfianza hacia el<strong>los</strong> que da<br />
como resultado la llamada retirada mutua.<br />
4 El análisis <strong>de</strong> textos –cualquiera sea su naturaleza – contempla necesariamente el con-texto, es <strong>de</strong>cir, aquello que viene con el<br />
texto, que es social e histórico y que, por lo mismo, constituye social e históricamente a <strong>los</strong> textos. Enten<strong>de</strong>mos en ese sentido, <strong>los</strong><br />
elementos señalados en a) y en b) como parte fundamental <strong>de</strong>l contexto que ro<strong>de</strong>a al discurso <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>.<br />
139
Según Garretón (2007), en América Latina esta ten<strong>de</strong>ncia produce una nueva<br />
politización, en tanto irrumpen en el escenario actores sociales <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera <strong>de</strong>l marco<br />
institucional, <strong>de</strong>safiando la representatividad <strong>de</strong> <strong>los</strong> actores políticos tradicionales<br />
e institucionalizados, lo que, por ejemplo, ha quedado claro en el caso <strong>de</strong> Bolivia,<br />
Venezuela, Ecuador, Argentina o México, “es este estallido lo que por primera<br />
vez permite hablar <strong>de</strong> sociedad civil como algo separado y autónomo, siempre<br />
relativamente, <strong>de</strong> la política y <strong>de</strong>l Estado” (Garretón, 2007: 49).<br />
Pero, tal vez lo más interesante <strong>de</strong> este fenómeno es que se trata <strong>de</strong> una ten<strong>de</strong>ncia<br />
transnacional. Todos <strong>los</strong> indicadores <strong>de</strong>muestran que estamos ante una ten<strong>de</strong>ncia<br />
uniforme a lo largo <strong>de</strong> las <strong>de</strong>mocracias occi<strong>de</strong>ntales, lo que llama po<strong>de</strong>rosamente la<br />
atención. Sea en Alemania, Chile, Perú, Filipinas o Inglaterra, la distancia entre <strong>los</strong><br />
partidos y <strong>los</strong> ciudadanos se amplía progresivamente, mientras la distancia entre <strong>los</strong><br />
propios partidos se reduce. En <strong>los</strong> países occi<strong>de</strong>ntales, todas las cifras <strong>de</strong>muestran<br />
una caída sostenida <strong>de</strong> las afiliaciones a <strong>los</strong> partidos, <strong>de</strong> <strong>los</strong> niveles <strong>de</strong> participación<br />
en las elecciones, <strong>de</strong> <strong>los</strong> índices <strong>de</strong> volatibilidad electoral, etc. 5<br />
“Los ciudadanos se retiran hacia su vida privada o hacia formas más especializadas<br />
<strong>de</strong> representación y <strong>los</strong> partidos se retiran hacia las instituciones. El terreno<br />
tradicional <strong>de</strong> la <strong>de</strong>mocracia <strong>de</strong> partidos, consi<strong>de</strong>rado como la zona <strong>de</strong> encuentro<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> ciudadanos con sus dirigentes políticos, está quedando abandonado”, Mair<br />
(2007:29).<br />
Como resultado <strong>de</strong> este movimiento divergente entre sociedad civil y sociedad<br />
política, <strong>de</strong> la retirada mutua, se genera una zona vacía, un espacio, antes habitado<br />
activamente por actores que hoy están ausentes o fueron <strong>de</strong>splazados, y cuyo vacío<br />
resultante, según diversas hipótesis teóricas, es hoy ocupado <strong>de</strong> manera importante<br />
por <strong>los</strong> <strong>medios</strong>.<br />
Es un proceso que se refuerza mutuamente y al que se suman activamente <strong>los</strong><br />
<strong>medios</strong>: mientras <strong>los</strong> ciudadanos pasan <strong>de</strong> ser participantes a espectadores en el<br />
marco <strong>de</strong> una vi<strong>de</strong>opolítica o <strong>de</strong>mocracia <strong>de</strong> audiencias, u optan por otras formas<br />
<strong>de</strong> participación, las elites ganan más espacio y les resulta más fácil lograr <strong>los</strong><br />
intereses que comparten. De este modo, sobre una zona abandonada <strong>los</strong> <strong>medios</strong><br />
han configurado un locus <strong>de</strong> mediación y se han convertido en una importante<br />
instancia mediadora entre la sociedad civil, la política y el Estado<br />
5 En Chile, por ejemplo, mientras en 1988 el 90 por ciento <strong>de</strong> <strong>los</strong> jóvenes estaba inscrito en <strong>los</strong> registros electorales, en 2007 está<br />
cifra es <strong>de</strong>l 30.7 %, según la V Encuesta Nacional <strong>de</strong> Juventud, 2007. Cada vez menos personas votan por <strong>los</strong> candidatos. En la<br />
última elección presi<strong>de</strong>ncial chilena (2005), por ejemplo, 4.3 millones <strong>de</strong> personas mayores <strong>de</strong> 18 años o no concurrieron a votar<br />
o votaron nulo o en blanco. Esto implica que la elección presi<strong>de</strong>ncial fue resuelta con <strong>los</strong> votos <strong>de</strong>l 49% <strong>de</strong> <strong>los</strong> adultos <strong>de</strong>l país.<br />
Por lo tanto, Michelle Bachelet, en términos reales, fue elegida sólo con poco más <strong>de</strong>l 26 % <strong>de</strong> las preferencias <strong>de</strong> <strong>los</strong> mayores<br />
<strong>de</strong> 18 años.<br />
140
II.1.3 La concentración económica<br />
Una segunda ten<strong>de</strong>ncia objetiva, uniforme y transnacional es la concentración<br />
económica <strong>de</strong> la propiedad <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación. Se trata <strong>de</strong> una realidad<br />
también ampliamente comprobada y, al igual que el anterior fenómeno, <strong>de</strong> una<br />
ten<strong>de</strong>ncia transnacional que ocurre en las <strong>de</strong>mocracias occi<strong>de</strong>ntales a lo largo <strong>de</strong>l<br />
planeta.<br />
Es interesante constatar que tanto para <strong>los</strong> países que se liberaron <strong>de</strong> dictaduras<br />
militares en América Latina (en <strong>los</strong> ‘80), como para <strong>los</strong> que en Europa <strong>de</strong>l Este se<br />
liberaron <strong>de</strong> las autocracias socialistas (también en <strong>los</strong> ‘80), la <strong>de</strong>mocracia trajo<br />
consigo –entre otros- la concentración <strong>de</strong> <strong>medios</strong>, fundamentalmente en forma <strong>de</strong><br />
oligopolios.<br />
Igualmente interesante es señalar que se trata <strong>de</strong> una ten<strong>de</strong>ncia muy po<strong>de</strong>rosa y<br />
vertiginosa; avanza rápidamente con masivas fusiones y adquisiciones, ha llevado<br />
a que emergieran en Europa lo que Dragomir (2007:73) llama “un pequeño grupo <strong>de</strong><br />
Goliats <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>”, que, a<strong>de</strong>más, surge y se consolida a pesar <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong><br />
legislaciones antimonopolio en todas las <strong>de</strong>mocracias, las que resultan inoperantes<br />
como contrapeso. Italia es uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> ejemp<strong>los</strong> más sobresalientes, aquí el grupo<br />
Mediaset perteneciente al actual Jefe <strong>de</strong> Estado, Silvio Berlusconi, es propietario <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> tres canales más importantes <strong>de</strong>l país que juntos concentran más <strong>de</strong>l 40% <strong>de</strong> la<br />
audiencia (Dragomir, 2007).<br />
Obviamente Chile no escapa a esa realidad, por el contrario, mucho se habla <strong>de</strong>l<br />
duopolio en la prensa escrita que implica no sólo una concentración <strong>de</strong> <strong>medios</strong>, sino<br />
también <strong>de</strong> la torta publicitaria 6 . Otro tanto ocurre en el ámbito radial; <strong>de</strong> hecho, el<br />
año 2008 el grupo español Prisa adquirió diez radios, lo que significa el 60 por ciento<br />
<strong>de</strong> la audiencia total. 7<br />
Lo anterior tiene, a mi modo <strong>de</strong> ver, dos importante consecuencias (al menos):<br />
junto con las lógicas culturales, comienza a primar en <strong>los</strong> <strong>medios</strong> una racionalidad<br />
económica. De este modo, <strong>los</strong> <strong>medios</strong> se convierten en un importante actor que<br />
apoya <strong>los</strong> procesos <strong>de</strong> acumulación <strong>de</strong> capital (Mastrini y Aguerre, 2007), colonizando<br />
espacios <strong>de</strong> la vida privada a <strong>los</strong> que antes no llegaba el capital –o lo hacía con<br />
dificultad.<br />
Ante este panorama se podría argumentar - siguiendo una tesis <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminismo<br />
económico- que lo importante entonces y por lo mismo, es leer la estructura <strong>de</strong><br />
propiedad <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>, y no sus discursos, e incluso proclamar la irrelevancia <strong>de</strong>l<br />
ADM. Al respecto señalaría breve y resumidamente lo siguiente. En primer lugar, la<br />
6 Es justo señalar que este duopolio no se origina gracias a la conquista <strong>de</strong> posiciones y fi<strong>de</strong>lización <strong>de</strong> público en el marco <strong>de</strong><br />
las reglas <strong>de</strong>l mercado, por el contrario, es producto <strong>de</strong> una intervención estatal directa. Después <strong>de</strong>l golpe <strong>de</strong> Estado <strong>de</strong> 1973,<br />
borrada <strong>de</strong>l mapa toda la prensa no afín a la dictadura, uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> primeros bandos <strong>de</strong> la Junta Militar permite la circulación<br />
exclusiva <strong>de</strong> La Tercera y El Mercurio, y así lo hacen - sin competencia- hasta 1987, cuando surge el Fortín Mapocho.<br />
7 Esta compra fue cuestionada por la Fiscalía Nacional Económica, pero finalmente autorizada por la Corte Suprema en diciembre<br />
<strong>de</strong> 2007.<br />
141
elación entre propiedad <strong>de</strong>l medio y control <strong>de</strong> su discurso es compleja, no lineal<br />
ni automática, sobre todo consi<strong>de</strong>rando las complejas e intrincadas estructuras <strong>de</strong><br />
propiedad actuales. En segundo lugar, es recomendable evitar <strong>los</strong> <strong>de</strong>sequilibrios<br />
entre <strong>los</strong> análisis cultural y económico, negando la importancia <strong>de</strong> uno y resaltando<br />
la primacía <strong>de</strong> otro. Es cierto que, tal como lo señalan Murdock y Golding (1979),<br />
el proceso <strong>de</strong> reproducción i<strong>de</strong>ológica en el que participan <strong>los</strong> <strong>medios</strong> –en sí<br />
fuertemente discursivo- no pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>rse plenamente sin el análisis <strong>de</strong>l<br />
contexto económico en el que tiene lugar, pero ambas dimensiones son necesarias<br />
en el análisis. La economía no es el único <strong>de</strong>terminante <strong>de</strong>l comportamiento <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
<strong>medios</strong> (lo que haría irrelevante lo discursivo), tampoco – en un sentido inverso- sólo<br />
las lógicas culturales (que ponen su foco en la dimensión discursiva), en ese sentido,<br />
estructuras económicas y lógicas culturales van <strong>de</strong> la mano.<br />
En resumen y consi<strong>de</strong>rando lo hasta ahora expuesto, po<strong>de</strong>mos calificar <strong>los</strong><br />
<strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación como un nuevo campo <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r (Garretón, 2007) <strong>de</strong> las<br />
socieda<strong>de</strong>s contemporáneas. En dicho campo se cruzan, establecen y consolidan<br />
lógicas <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, <strong>de</strong> carácter económicas y culturales, todo ello en el marco <strong>de</strong> un<br />
locus y una función social mediadora que antes ocupaban y cumplían otros actores y<br />
que hoy, en el contexto <strong>de</strong> la retirada mutua, ocupan significativamente <strong>los</strong> <strong>medios</strong>.<br />
Poseer un medio o acce<strong>de</strong>r a su discurso y lograr visibilidad, comienza a formar<br />
parte <strong>de</strong>l interés económico, político e i<strong>de</strong>ológico <strong>de</strong> agentes y <strong>de</strong> campos sociales<br />
diversos. Las características tanto económicas como culturales <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>los</strong><br />
concierten en recursos <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r tanto material como simbólico, lo que, en términos<br />
<strong>de</strong> Bourdieu (2000a) explica que a través <strong>de</strong> el<strong>los</strong> <strong>los</strong> actores intenten acumular<br />
capital <strong>de</strong> diversa naturaleza (económico, social, cultural, simbólico).<br />
III. ¿Para qué analizar el discurso <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>?<br />
La interrogante anterior, formulada en el punto II, es <strong>de</strong> naturaleza explicativa y,<br />
por lo mismo, su reflexión apuntó y giró en torno a fenómenos y ten<strong>de</strong>ncias históricocontextuales<br />
<strong>de</strong> dimensiones macro. En cambio, esta segunda interrogante respecto<br />
<strong>de</strong>l ADM es <strong>de</strong> naturaleza interpretativa, apunta a la función <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos sociales<br />
y dice relación con la utilidad general <strong>de</strong> analizar discursos y, en ese sentido, tiene<br />
que ver con la cuestión <strong>de</strong> la construcción <strong>de</strong> sentido.<br />
Analizar discursos es una ten<strong>de</strong>ncia que como indicábamos en la introducción ha<br />
logrado amplia aceptación en las Ciencias Humanas y Sociales. En lingüística se<br />
trata <strong>de</strong> un movimiento que en su origen dice relación con la necesidad <strong>de</strong> estudiar el<br />
lenguaje en uso, es <strong>de</strong>cir, emisiones realmente emitidas por <strong>los</strong> hablantes, superando<br />
el principio <strong>de</strong> inmanencia tan propio <strong>de</strong> la lingüística saussuriana, interesada en el<br />
sistema formal <strong>de</strong>l lenguaje (llamado lengua), antes que en su uso real (el habla).<br />
A ello se suma la valoración <strong>de</strong> lo que Verón (1998) y otros autores <strong>de</strong> la llamada<br />
142
segunda semiología <strong>de</strong>nominan la materialidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> signos, o sea, <strong>los</strong> efectos<br />
concretos sobre la realidad social que tienen <strong>los</strong> discursos (constituidos por signos<br />
<strong>de</strong> diferente naturaleza, no sólo lingüísticos). Por su parte, también <strong>de</strong>bido al auge<br />
<strong>de</strong> la concepción activa <strong>de</strong>l lenguaje, en <strong>los</strong> últimos 20 años el AD ha pasado <strong>de</strong> ser<br />
en la psicología social “una aproximación marginal a una perspectiva representada<br />
por un amplio espectro <strong>de</strong> revistas empíricas y teóricas” (Antaki y otros, 2003:2).<br />
En sociología, ya mencionábamos a Fraser (2003) y el <strong>de</strong>splazamiento que ella<br />
advierte <strong>de</strong> categorías sociales mo<strong>de</strong>rnas como las <strong>de</strong> clase o estructura por otras<br />
que podríamos calificar postmo<strong>de</strong>rnas, como las <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad y cultura, las que<br />
tienen mayor cercanía con lo discursivo, lo que, a su vez, influye directamente en<br />
la valorización <strong>de</strong> esta noción (la <strong>de</strong> discurso) como una categoría clave. En todo<br />
caso, esta valoración también es compartida, al menos en parte, por autores como<br />
el ya citado Garretón (2007) - cuyos análisis sociales no pue<strong>de</strong>n ser consi<strong>de</strong>rados<br />
postmo<strong>de</strong>rnos- y quien señala la importancia <strong>de</strong> analizar <strong>los</strong> discursos que circulan<br />
en y son generados por la sociedad civil, calificándo<strong>los</strong> como “una pista importante”<br />
(Garretón, 2007:48) para categorizar sociológicamente las visiones <strong>de</strong> sociedad civil<br />
que están en juego.<br />
Esta convicción <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar útil leer <strong>los</strong> discursos para leer la realidad social,<br />
se relaciona directamente con el llamado giro discursivo que plantea una perspectiva<br />
nueva y alternativa a la <strong>de</strong> la fi<strong>los</strong>ofía <strong>de</strong> la conciencia respecto <strong>de</strong> <strong>los</strong> objetos <strong>de</strong><br />
estudios y la objetivación <strong>de</strong> lo conocido. Podríamos <strong>de</strong>cir que con el giro discursivo<br />
se pasa <strong>de</strong> un paradigma que ponía las i<strong>de</strong>as y la introspección racional en el centro<br />
<strong>de</strong> la observación certera <strong>de</strong>l mundo, a otro que prioriza la observación y el análisis<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos. Esto implica un cambio epistémico radical en la mirada científica.<br />
Como bien lo aclara Ibáñez (2006), la dicotomía mente/mundo es reemplazada por<br />
la dualidad discurso/mundo. En esta visión, el lenguaje no se consi<strong>de</strong>ra un simple<br />
vehículo para expresar y reflejar nuestras i<strong>de</strong>as, sino un factor que participa y tiene<br />
injerencia en la constitución <strong>de</strong> la realidad social. Es lo que se conoce como la<br />
concepción activa <strong>de</strong>l lenguaje que le reconoce la capacidad <strong>de</strong> hacer cosas y<br />
que, por lo mismo, nos permite enten<strong>de</strong>r lo discursivo como un modo <strong>de</strong> acción.<br />
Por consiguiente lo social como objeto <strong>de</strong> observación no pue<strong>de</strong> ser separado<br />
ontológicamente <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos que en la sociedad circulan. Estos discursos,<br />
a<strong>de</strong>más y a diferencia <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as, son observables y, por lo mismo, constituyen<br />
una base empírica más certera que la introspección racional. Todo lo anterior<br />
permite afirmar que el conocimiento <strong>de</strong>l mundo no radica en las i<strong>de</strong>as, sino en <strong>los</strong><br />
enunciados que circulan. Como vemos, este paradigma le reconoce al lenguaje<br />
una función no sólo referencial (informativa) y epistémica (interpretativa), también<br />
realizativa (creativa).<br />
Dicho todo lo anterior, enten<strong>de</strong>remos por qué, bajo esta perspectiva teórica, se<br />
concibe el discurso como una forma <strong>de</strong> acción. Entonces, en ese sentido, analizar<br />
143
el discurso que circula en la sociedad es analizar una forma <strong>de</strong> acción social, por lo<br />
mismo, analizar el discurso <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> es analizar una práctica social mediante<br />
la cual se llevan a cabo acciones. No se trata <strong>de</strong> ver en <strong>los</strong> <strong>medios</strong> dispositivos que<br />
sólo transmiten información, sino, instituciones que con sus acciones tiene inci<strong>de</strong>ncia<br />
sobre la práctica social.<br />
Y volviendo al ADM, es innegable que el aspecto discursivo es un irreductible<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>. Pue<strong>de</strong>n existir discrepancias acerca <strong>de</strong> la primacía <strong>de</strong> <strong>los</strong> aspectos<br />
económicos o culturales, acerca <strong>de</strong> la naturaleza <strong>de</strong> sus efectos, o <strong>de</strong> su lugar en la<br />
lucha i<strong>de</strong>ológica -consi<strong>de</strong>rar<strong>los</strong>, por ejemplo, Aparatos I<strong>de</strong>ológicos <strong>de</strong>l Estado, como<br />
lo hace la tradición althusseriana, o diseminadores <strong>de</strong> consenso, en la vertiente<br />
gramsiciana, o como un subsistema social autónomo <strong>de</strong> acuerdo a la tradición<br />
liberal, pero lo que es innegable es el carácter críticamente discursivo <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>,<br />
lo irreductible <strong>de</strong> la circulación sígnica en la que participan. Si bien es cierto no es su<br />
único aspecto, <strong>de</strong>sprovistos <strong>de</strong> discurso, <strong>los</strong> <strong>medios</strong> se diluyen en el aire.<br />
Si a ello sumamos su relación con macro-realida<strong>de</strong>s como las señaladas en el<br />
punto II, po<strong>de</strong>mos ver que <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación pue<strong>de</strong>n ser un interesante<br />
objeto <strong>de</strong> estudio para leer parte <strong>de</strong> la realidad social y <strong>de</strong> las acciones que se<br />
realizan en ella, sobre todo si consi<strong>de</strong>ramos que se trata <strong>de</strong> un locus en el cual se<br />
entrecruzan dinámicas económicas, culturales, políticas e i<strong>de</strong>ológicas. Por eso vale<br />
la pena realizar ADM.<br />
IV. Pasos metodológicos iniciales para analizar el discurso (<strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>).<br />
Antes, una advertencia, sobre todo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> lo afirmado en torno a la concepción<br />
activa y realizativa <strong>de</strong>l discurso: no olvi<strong>de</strong>mos que también la opacidad es una parte<br />
inherente <strong>de</strong>l lenguaje y <strong>de</strong> la producción sígnica en general. Nos encontramos<br />
entonces con dos importantes consi<strong>de</strong>raciones que justifican y explican el análisis<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos que se producen y circulan en nuestra sociedad: por un lado, son<br />
una práctica social (Fairclough, 1992, 1995), es <strong>de</strong>cir, nos permiten realizar acciones<br />
y producir efectos sociales, <strong>de</strong> ahí la utilidad general <strong>de</strong> analizar discursos y, sobre<br />
su base, tratar <strong>de</strong> leer la realidad social; por otro, dada la opacidad que acompaña<br />
naturalmente dicho proceso, el análisis no sólo es útil, sino que se hace necesario.<br />
Trataremos <strong>de</strong> graficar y compren<strong>de</strong>r mejor eso <strong>de</strong> la opacidad efectuando un<br />
paralelo pedagógico con un <strong>de</strong>scubrimiento genial <strong>de</strong> Marx que si bien proviene<br />
<strong>de</strong> la economía, pue<strong>de</strong> ser aplicado (heurísticamente) a lo discursivo. Cuando este<br />
pensador alemán estudia las prácticas materiales que genera la estructura <strong>de</strong> la<br />
economía capitalista concluye lo siguiente: el carácter real <strong>de</strong> la práctica económica<br />
es ocultado por las apariencias. Esto lleva a Marx a reconocer que la relación<br />
entre i<strong>de</strong>as y realidad está mediada por el nivel <strong>de</strong> las apariencias, el cual forma<br />
parte <strong>de</strong> la esfera <strong>de</strong> las formas fenomenales. De este modo, distingue entre un<br />
144
nivel inmediatamente presente en la superficie <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s capitalistas: el<br />
<strong>de</strong> la circulación (o intercambio) <strong>de</strong> mercancías, y otro que opera bajo o <strong>de</strong>trás <strong>de</strong><br />
la superficie. En parte el verda<strong>de</strong>ro funcionamiento <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> producción se<br />
manifiesta a través <strong>de</strong>l nivel visible <strong>de</strong>l intercambio, pero, en parte muy importante,<br />
también es ocultado por este mismo nivel 8 . Es esta distinción entre dos niveles <strong>de</strong><br />
la realidad el que <strong>de</strong>spués lleva a afirmar a Zizek (2003) -siguiendo a Lacan- que es<br />
Marx quien inventa la noción <strong>de</strong> síntoma. Siendo el síntoma lo visible, y aquello que,<br />
a su vez, escon<strong>de</strong> las dimensiones no visibles que le dan forma y lo sintetizan – y<br />
que interesan al analista.<br />
¿Y eso qué tiene que ver con la opacidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos y con el AD? Es<br />
justamente siguiendo esa distinción entre las formas presentes en la superficie<br />
discursiva y <strong>los</strong> procesos opacos en el lado <strong>de</strong> la producción, entre el síntoma y el<br />
núcleo oculto que le da origen y forma, como <strong>de</strong>bemos analizar <strong>los</strong> discursos, es<br />
<strong>de</strong>cir, enten<strong>de</strong>r<strong>los</strong> como síntomas que nacen <strong>de</strong> la opacidad, no como espejos que<br />
reflejan <strong>de</strong> manera transparente la realidad social, ni <strong>los</strong> pensamientos o intenciones<br />
<strong>de</strong> las personas. Así, lo que ocurre en el nivel <strong>de</strong> la circulación <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos no<br />
es necesariamente un reflejo <strong>de</strong> lo ocurrido en el nivel <strong>de</strong> su producción, lo que<br />
quedan son huellas, pistas, hebras, síntomas que el analista <strong>de</strong>be saber <strong>de</strong>scribir e<br />
interpretar. Porque, claro, si <strong>los</strong> discursos fueran transparentes, ¿qué sentido tendría<br />
hacer análisis? Entonces bien, al enten<strong>de</strong>r la opacidad llegamos a la justificación <strong>de</strong>l<br />
análisis y al compren<strong>de</strong>r que el discurso es una forma <strong>de</strong> acción, encontramos el<br />
sentido y el propósito <strong>de</strong>l análisis.<br />
De acuerdo a lo dicho y por lo mismo, el analista <strong>de</strong>l discurso <strong>de</strong>bería asumir<br />
que el contenido manifiesto <strong>de</strong> un texto pue<strong>de</strong> en ciertas circunstancias ser un<br />
dato engañoso. En ese sentido, antes que reificarlo, a menudo hay que aceptar<br />
la relatividad <strong>de</strong>l dato discursivo (Santan<strong>de</strong>r, 2007). Distingamos, al respecto, tres<br />
situaciones fundamentales que <strong>de</strong>ben formar parte <strong>de</strong> nuestro armazón teórico que<br />
es previo al análisis: el contenido <strong>de</strong> un texto, aquello que está en la superficie <strong>de</strong><br />
la estructura textual, en ocasiones pue<strong>de</strong> resultar confuso, por ejemplo, cuando<br />
se emplean iguales estrategias lingüísticas para propósitos antagónicos (Tannen,<br />
1996); o secundario, por ejemplo, cuando el género prima sobre el contenido,<br />
situación advertida por Horkheimer y Adorno (1969) y que ocurre en el caso <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> reality o <strong>los</strong> talk shows; o distorsionador, o sea, cuando el lenguaje cumple una<br />
función <strong>de</strong> enmascaramiento <strong>de</strong> la realidad (recor<strong>de</strong>mos al respecto el lenguaje <strong>de</strong><br />
la nefasta era Bush para justificar crímenes y terrorismo <strong>de</strong> Estado en nombre <strong>de</strong> la<br />
<strong>de</strong>mocracia).<br />
Y aquí nos estamos acercando, estamos ya rozando un concepto y una dinámica<br />
que surgen a menudo en <strong>los</strong> marcos teóricos <strong>de</strong> quienes realizan AD y que se<br />
8 Para una brillante discusión y aclaración <strong>de</strong> este punto en Marx, véase Larraín (2007)<br />
145
elaciona con la práctica social y la opacidad mencionadas: la relación entre discurso<br />
e i<strong>de</strong>ología.<br />
IV.1 Un breve <strong>de</strong>svío analítico<br />
Veamos al respecto, y para mayor claridad en torno a la relación entre discurso,<br />
opacidad, i<strong>de</strong>ología y análisis un caso muy propio <strong>de</strong> la realidad nacional: el llamado<br />
“conflicto mapuche”. Este sintagma nominal forma parte <strong>de</strong>l lenguaje rutinario <strong>de</strong> la<br />
prensa chilena y es empleado permanente y sistemáticamente por <strong>los</strong> periodistas<br />
para referirse y representar esta cuestión. Como vemos, esta opción lingüística<br />
reduce a <strong>los</strong> participantes en el conflicto a un solo actor: el mapuche. De este modo<br />
no se menciona, y por lo tanto se invisibiliza, a cualquier otro actor que también<br />
pudiera formar parte <strong>de</strong>l conflicto, por ejemplo, el Estado chileno, las empresas<br />
transnacionales, Carabineros, las forestales, etc. Los mapuche se convierten así en<br />
<strong>los</strong> únicos actores referidos explícitamente. Sin embargo, sabemos objetivamente<br />
que en <strong>los</strong> últimos acontecimientos jóvenes como Matías Catrileo y Ángel Lemún<br />
fueron asesinados por personal <strong>de</strong> Carabineros <strong>de</strong> Chile, es <strong>de</strong>cir, por agentes<br />
chilenos <strong>de</strong>l Estado chileno, ¿cabe ahí hablar <strong>de</strong> conflicto mapuche? ¿O acaso no<br />
constituye el sintagma conflicto chileno-mapuche una más certera representación?<br />
No estamos ante un conflicto en el que <strong>los</strong> únicos actores son <strong>los</strong> mapuche, sin<br />
embargo, cuando sistemáticamente se emplea el sintagma mencionado, lo que se<br />
está haciendo es ocultar las contradicciones generales <strong>de</strong> la situación, cosa que no<br />
ocurriría si se hablara <strong>de</strong>l conflicto chileno-mapuche, sintagma cuyo uso hace<br />
imposible la negación o el ocultamiento discursivo <strong>de</strong> las contradicciones y que,<br />
a<strong>de</strong>más, involucra y visibiliza lingüísticamente a la otra parte <strong>de</strong>l conflicto. Como<br />
vemos, en casos como éste, todo el sentido <strong>de</strong>l análisis radica en las contradicciones<br />
históricas y en <strong>los</strong> actores sociales que el lenguaje permite invisibilizar; el lenguaje<br />
pue<strong>de</strong> ocultar contradicciones y realizar <strong>de</strong> este modo una acción i<strong>de</strong>ológica muy<br />
específica.<br />
Sigamos con el ejemplo y pasemos <strong>de</strong> la circulación (visible, fenoménica) a la<br />
producción (no visible, oculta) <strong>de</strong> esta expresión mediática. Los periodistas que a<br />
diario emplean esta emisión restrictiva e i<strong>de</strong>ológica como la señalada, ¿lo hacen a<br />
propósito? ¿están tomando partido? ¿diseminan i<strong>de</strong>ología concientemente? ¿optan<br />
por un sintagma nominal en <strong>de</strong>trimento <strong>de</strong>l otro a sabiendas? No lo sabemos,<br />
eso ya forma parte <strong>de</strong> las especulaciones y sospechas que po<strong>de</strong>mos tener. Sólo<br />
conocemos la acción que se realiza con el lenguaje, la que po<strong>de</strong>mos examinar y<br />
analizar empíricamente, en cambio, la intención <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l autor queda oculta. Sin<br />
embargo, lo que permite un AD como el que <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>mos, es señalar que lo que<br />
el nivel <strong>de</strong> la circulación <strong>de</strong> estos discursos nos muestra es parcial e insuficiente<br />
para el análisis, que se trata <strong>de</strong> expresiones i<strong>de</strong>ológicamente condicionadas, más<br />
allá <strong>de</strong> que el o <strong>los</strong> periodistas no sean concientes <strong>de</strong> ello. De este modo, damos<br />
146
un paso atrás en el proceso y po<strong>de</strong>mos llegar a firmar que en casos como éste, la<br />
producción <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos está condicionada i<strong>de</strong>ológicamente <strong>de</strong> una manera muy<br />
<strong>de</strong>terminada. Como vemos, este paso atrás nos lleva al proceso <strong>de</strong> producción, pero<br />
no a la intención <strong>de</strong> <strong>los</strong> sujetos.<br />
En ese sentido, es aconsejable distinguir categóricamente entre intención <strong>de</strong>l<br />
hablante y la acción <strong>de</strong> su discurso. Como bien lo ejemplifica Sayago (2007:47)<br />
respecto <strong>de</strong> la relación entre lo expresado y lo pensado, se pue<strong>de</strong>n dar diversas<br />
situaciones que hacen aconsejable centrar el análisis en la acción discursiva y no<br />
especular en torno a las intenciones:<br />
• El hablante expresa directamente sus creencias, es <strong>de</strong>cir, dice lo que piensa<br />
[Transparencia].<br />
• El hablante expresa algo en lo que no cree, es <strong>de</strong>cir, dice lo que no piensa.<br />
[Engaño].<br />
• El hablante no expresa sus creencias, es <strong>de</strong>cir, no dice lo que piensa<br />
[Ocultamiento/represión].<br />
• El hablante expresa creencias <strong>de</strong> cuya vali<strong>de</strong>z no está seguro, es <strong>de</strong>cir, dice lo<br />
que no sabe si piensa [Inseguridad/confusión].<br />
Como vemos, el lenguaje no es transparente, aunque para ser claros, sobre todo<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> lo dicho arriba, lo que uno piensa tampoco es transparente porque<br />
nuestros pensamientos están mediados por el lenguaje. Esa una dialéctica entre<br />
lo exterior que se internaliza y lo interior que se exterioriza y que Vygotsky (1995)<br />
analiza elocuentemente.<br />
Estas breves reflexiones analíticas nos muestran que la opacidad <strong>de</strong>l lenguaje,<br />
su capacidad <strong>de</strong> ocultar, no es un impedimento para el análisis, sino su justificación.<br />
Asimismo, que nuestro foco está puesto en la acción que se realiza discursivamente<br />
y no en la intención que <strong>los</strong> sujetos tienen al respecto<br />
IV.2 Consi<strong>de</strong>raciones metodológicas básicas.<br />
En general, el AD, por lo tanto también el ADM, se inscriben en lo que podríamos<br />
<strong>de</strong>nominar el saber cualitativo, formando parte <strong>de</strong> lo que Valles (2000) llama el<br />
paradigma interpretativo. Pienso que una muy ilustrativa cita <strong>de</strong> Ibáñez (2006: 19),<br />
nos ayuda en este momento:<br />
“Si la ley <strong>de</strong>l conocimiento cuantitativo podía <strong>de</strong>scribirse en la doble medida <strong>de</strong> lo<br />
numerable y lo numeroso, en el caso <strong>de</strong>l conocimiento cualitativo pue<strong>de</strong> encontrarse<br />
en la observación <strong>de</strong> objetos codificados que, por lo mismo, hay que traducir” 9 .<br />
Como vemos, esto tiene directamente que ver con la opacidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> signos que<br />
9 Subrayados en el original.<br />
147
hemos mencionado más arriba, <strong>de</strong> lo sintomático que pue<strong>de</strong> resultar el discurso y <strong>de</strong><br />
la asignación <strong>de</strong> sentido que realiza el analista en el proceso <strong>de</strong> lectura y traducción.<br />
Nos movemos pues en el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> <strong>los</strong> significados y sus reglas <strong>de</strong> significación<br />
(Ibáñez, 2006) y <strong>de</strong> la acción que a través <strong>de</strong> éstos se realiza.<br />
IV.2.1 Definición a<strong>de</strong>cuada <strong>de</strong>l problema y lógica <strong>de</strong> la investigación.<br />
Como en todo proce<strong>de</strong>r investigativo, la correcta y pertinente <strong>de</strong>finición inicial <strong>de</strong>l<br />
problema <strong>de</strong> investigación es clave. Se trata <strong>de</strong> algún modo <strong>de</strong>l rayado <strong>de</strong> cancha<br />
que el propio investigador se fija, por lo tanto, <strong>de</strong> <strong>los</strong> márgenes y límites <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> cuales se va a mover <strong>de</strong> cara a su objeto <strong>de</strong> estudio y al propósito general <strong>de</strong> la<br />
investigación.<br />
En el caso particular <strong>de</strong>l AD es un requisito sine qua non que el problema <strong>de</strong><br />
investigación – y por lo tanto el objeto <strong>de</strong> estudio que <strong>de</strong> éste emanará – sea <strong>de</strong><br />
naturaleza discursiva y tenga una representación sígnica. Esta cuestión pue<strong>de</strong><br />
parecer obvia, pero es crítica: si nuestro problema no tiene representación discursiva,<br />
el AD no sirve, ni es pertinente y hay que buscar apoyo en otros instrumentos<br />
metodológicos. En ese sentido, no nos olvi<strong>de</strong>mos que nos movemos en el ámbito<br />
que Vo<strong>los</strong>hinov (1992: 33) llamaba el mundo <strong>de</strong> <strong>los</strong> signos: “al lado <strong>de</strong> <strong>los</strong> fenómenos<br />
<strong>de</strong> la naturaleza, <strong>de</strong> <strong>los</strong> objetos técnicos y <strong>los</strong> productos <strong>de</strong> consumo, existe un<br />
mundo especial, el mundo <strong>de</strong> <strong>los</strong> signos 10 ”.<br />
En segundo lugar, señalar que, como en toda investigación, siempre es<br />
aconsejable iniciar el problema con una pregunta <strong>de</strong> investigación que apunte a<br />
nuestro objeto <strong>de</strong> estudio el que, como acabamos <strong>de</strong> ver, <strong>de</strong>be ser <strong>de</strong> naturaleza<br />
discursiva.<br />
De la pregunta <strong>de</strong> investigación se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>r ya sea un objetivo general<br />
o una hipótesis. Esta afirmación pue<strong>de</strong> resultar molesta e incluso equivocada<br />
para algunos, ya que muchos investigadores consi<strong>de</strong>ran incompatible el carácter<br />
predominantemente cualitativo <strong>de</strong>l AD con el planteamiento <strong>de</strong> una hipótesis. En mi<br />
opinión y <strong>de</strong> acuerdo a la experiencia, no hay tal contradicción, ni existe impedimento<br />
lógico <strong>de</strong> trabajar con hipótesis, en tanto éstas estén bien planteadas y su vali<strong>de</strong>z<br />
pueda ser probada gracias al AD 11 . Tal como lo ejemplifica Sayago (2007b I Jornadas<br />
<strong>de</strong> Investigación en Ciencias Sociales), una hipótesis <strong>de</strong>scriptiva como la que sigue<br />
es perfectamente válida e incluso requiere para su comprobación <strong>de</strong>l AD:<br />
H1: “En el ámbito <strong>de</strong>l aula, la mayoría <strong>de</strong> <strong>los</strong> actos <strong>de</strong> habla que realiza la maestra<br />
son directivos”.<br />
10 Cabe señalar que esto fue dicho a principios <strong>de</strong>l siglo 20 por Vo<strong>los</strong>hinov, en un momento en que aún no se observaba que <strong>los</strong><br />
signos mismos podrían ser objetos <strong>de</strong> consumos, “bienes simbólicos”, como <strong>los</strong> califica Thompson (1998), diferenciándo<strong>los</strong> <strong>de</strong><br />
las “formas simbólicas”.<br />
11 Por ejemplo, si la variable <strong>de</strong>pendiente es <strong>de</strong> naturaleza semiótica o lingüística, es <strong>de</strong>cir, discursiva.<br />
148
También podríamos plantear una hipótesis relacional que, en este caso, <strong>de</strong>manda<br />
el ADM para su comprobación:<br />
H2: “En un contexto <strong>de</strong> campaña electoral en el cual una candidata mujer li<strong>de</strong>ra<br />
las encuestas, <strong>los</strong> <strong>medios</strong> contrarios a su candidatura emplearán crecientemente un<br />
discurso sexista contra la candidata”.<br />
Se trata <strong>de</strong> hipótesis que van subiendo <strong>de</strong> nivel <strong>de</strong> acuerdo a su ámbito <strong>de</strong><br />
ocurrencia y a su aspiración probatoria; mientras la primera postula algo en un<br />
micronivel <strong>de</strong>l aula y se fija en la interacción comunicativa entre una maestra y sus<br />
alumnos, la segunda es <strong>de</strong> nivel intermedio y trata <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r un postulado que<br />
tiene que ver con el discurso <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> y el uso <strong>de</strong> la estigmatización sexista en<br />
ciertos contextos; ambos requieren AD. 12<br />
Como es lógico, si optamos por trabajar con hipótesis, la comprobación <strong>de</strong> la<br />
misma se convierte en nuestro objetivo general y la lógica <strong>de</strong> investigación será<br />
hipotético-<strong>de</strong>ductiva, pues se parte <strong>de</strong> la teoría para luego verificar el postulado<br />
empíricamente.<br />
Si, en cambio, se opta por una investigación que esté guiada por un objetivo<br />
general y, por lo tanto, no atada a una hipótesis, cambia la lógica <strong>de</strong> la investigación.<br />
Cuando nuestra labor está guiada por un objetivo general, ésta es menos lineal (por<br />
eso se habla <strong>de</strong> una investigación guiada y no atada), pues no queremos comprobar<br />
un postulado; ahora cumplir el objetivo general es nuestra meta. Es ese logro el que<br />
permite dar respuesta a la pregunta <strong>de</strong> investigación y - bajo la condición <strong>de</strong> que el<br />
objetivo esté bien formulado- lo que genera nuevo conocimiento (Hurtado, 2004).<br />
En este marco, el proce<strong>de</strong>r será inductivo, es <strong>de</strong>cir, antes que partir <strong>de</strong> la teoría<br />
mediante una formulación inferencial-hipotética, se proce<strong>de</strong> empíricamente guiado<br />
por una pregunta y un objetivo general y, en tanto que avanzamos, se va logrando<br />
una construcción teórica. En este caso se habla también <strong>de</strong> un proce<strong>de</strong>r emergente,<br />
pues a medida que se avanza en la investigación la teoría va emergiendo, por<br />
ejemplo, en forma <strong>de</strong> categorías <strong>de</strong> análisis nuevas, o nos vemos en la necesidad<br />
<strong>de</strong> acudir a categorías conceptuales no previstas para interpretar el corpus y volver a<br />
éste con mayor seguridad, e incluso, finalizada la labor, se pue<strong>de</strong> concluir el informe<br />
proponiendo una hipótesis en base al conocimiento levantado, y, <strong>de</strong> este modo, abrir<br />
espacio para futuras investigaciones.<br />
IV.2.2 Lógica <strong>de</strong> investigación y categorías previas o emergentes<br />
Estas consi<strong>de</strong>raciones generales planteadas hasta ahora en torno a la formulación<br />
<strong>de</strong>l problema, <strong>de</strong>ben ser tomadas en cuenta en cualquier investigación, pero tienen<br />
12 Eliseo Verón emplea a menudo la noción <strong>de</strong> hipótesis semiótica, <strong>de</strong>scribiendo así hipótesis planteadas con nociones propias<br />
<strong>de</strong> la semiótica, ver, por ejemplo, Verón (1998).<br />
149
consecuencias específicas para el AD y la manera en que llevaremos a cabo el<br />
análisis.<br />
Si optamos por un proce<strong>de</strong>r con base inferencial hipotético-<strong>de</strong>ductiva (ejemp<strong>los</strong><br />
H1 y H2), nuestro planteamiento teórico general <strong>de</strong>mandará que contemos con<br />
categorías previas que apoyen la verificación <strong>de</strong> la hipótesis. Es <strong>de</strong>cir, en este<br />
caso, ya antes <strong>de</strong> enfrentarnos empíricamente a <strong>los</strong> discursos en cuestión (textos<br />
periodísticos, habla en contextos naturales, signos audiovisuales, etc.) hemos<br />
seleccionado, <strong>de</strong> acuerdo a nuestra hipótesis, a nuestro conocimiento previo y a<br />
nuestra teoría, las categorías conceptuales y <strong>de</strong> análisis que estimamos pertinentes<br />
para confrontarlas con nuestro corpus.<br />
Cuando, en cambio, el abordaje <strong>de</strong>l objeto <strong>de</strong> estudio se realiza en un marco<br />
<strong>de</strong> relativa incertidumbre, <strong>de</strong> pregunta y objetivo general en vez <strong>de</strong> hipótesis, lo<br />
conveniente es efectuar una investigación <strong>de</strong> tipo inductivista. En este caso las<br />
categorías <strong>de</strong> análisis no son previas sino emergentes, es <strong>de</strong>cir, a medida que nos<br />
enfrentamos a <strong>los</strong> textos, van emergiendo categorías pertinentes con las cuales<br />
analizamos y conceptualizamos nuestro conocimiento obtenido. Por eso es tan<br />
importante una correcta formulación <strong>de</strong> la pregunta <strong>de</strong> investigación y <strong>de</strong>l objetivo<br />
general, pues en nuestro proce<strong>de</strong>r analítico y empírico pue<strong>de</strong>n llamarnos la atención<br />
muchos datos interesantes, pero sólo aquel<strong>los</strong> que apuntan a respon<strong>de</strong>r nuestra<br />
pregunta y que facilitan el logro <strong>de</strong>l objetivo, son <strong>los</strong> que se incorporan al análisis y<br />
que se consi<strong>de</strong>ran como emergentes.<br />
Resumamos. Llegados a este punto contamos con una correcta formulación<br />
<strong>de</strong>l problema <strong>de</strong> investigación, con una pregunta <strong>de</strong> investigación, con un objeto<br />
<strong>de</strong> estudio cuya representación teórica será <strong>de</strong> naturaleza discursiva, con una<br />
hipótesis o un objetivo general. Si es lo primero, nuestra lógica <strong>de</strong> investigación será<br />
hipotética-<strong>de</strong>ductiva, si no, inductiva. En el primer caso, las categorías <strong>de</strong> análisis<br />
serán previamente formuladas y probadas en el discurso en cuestión, en el segundo<br />
caso, éstas emergerán en la confrontación empírica con <strong>los</strong> textos.<br />
Me parece ahora importante advertir que cuando analizamos textos aparecidos<br />
en <strong>los</strong> <strong>medios</strong> no nos po<strong>de</strong>mos olvidar que nuestra motivación central es analizar<br />
el discurso <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>. Es <strong>de</strong>cir, no po<strong>de</strong>mos aislar <strong>los</strong> textos <strong>de</strong> su contexto <strong>de</strong><br />
producción y circulación, no se trata <strong>de</strong> tomar textos aisladamente y analizar para<br />
ver qué pasa en el<strong>los</strong> olvidando lo que ocurre fuera <strong>de</strong> sus contornos. Una a<strong>de</strong>cuada<br />
problematización evita, a mi modo <strong>de</strong> ver, ese riesgo.<br />
Falta una última consi<strong>de</strong>ración antes <strong>de</strong> llegar al análisis mismo: <strong>los</strong> signos que<br />
analizaremos, ¿serán <strong>de</strong> naturaleza lingüística o semiótica? Como ya a lo largo<br />
<strong>de</strong> este texto se ha dado a enten<strong>de</strong>r, la noción <strong>de</strong> discurso y, por consiguiente, el<br />
AD examinan la generación <strong>de</strong> significado –la semiosis- en términos generales y<br />
consi<strong>de</strong>ran que signos <strong>de</strong> diversa naturaleza (oral, escrita, gestual, audiovisual,<br />
150
espacial, etc.) pue<strong>de</strong>n ser leídos –no sólo <strong>los</strong> lingüísticos. Es <strong>de</strong>cir, el Análisis <strong>de</strong>l<br />
<strong>Discurso</strong> parte <strong>de</strong> la base que la lengua (escrita y oral) no es el medio exclusivo<br />
<strong>de</strong> representación y comunicación, <strong>de</strong> lo contrario, el AD no se distinguiría <strong>de</strong> la<br />
Lingüística Textual. En ese sentido, po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que las teorías discursivas se<br />
nutren tanto <strong>de</strong> la primera semiótica (también llamada semiología) que teoriza acerca<br />
<strong>de</strong>l signo lingüístico sobre la base <strong>de</strong> las propuestas estructuralistas <strong>de</strong> Ferdinand<br />
Sausure (1997) y <strong>de</strong> la segunda semiótica (o semiótica a secas) que amplía su<br />
mirada tanto a signos <strong>de</strong> otra naturaleza como a la relación <strong>de</strong> esos signos con <strong>los</strong><br />
contextos sociales, extralingüísticos.<br />
Si optamos por signos <strong>de</strong> naturaleza lingüística, realizaremos un AD <strong>de</strong> orientación<br />
lingüística; si optamos por otro tipo <strong>de</strong> material, realizaremos Análisis <strong>de</strong>l <strong>Discurso</strong><br />
<strong>de</strong> orientación semiótica; respecto <strong>de</strong> este último caso, autores como Kress y van<br />
Leeuwen (2000), prefieren hablar <strong>de</strong> semiótica discursiva.<br />
En el caso <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación pue<strong>de</strong>n ocurrir ambas situaciones: nos<br />
pue<strong>de</strong> interesar el análisis <strong>de</strong> textos en el sentido tradicional, por ejemplo, editoriales,<br />
columnas <strong>de</strong> opinión, titulares, crónicas informativas, etc. o productos semióticos<br />
como la imagen fotográfica, animación, teleseries (ver, por ejemplo, Williamson,<br />
2002 o Aimone, 2008).<br />
V. ¿Qué hacer frente a <strong>los</strong> textos y cómo comienzo a analizar?<br />
Hemos llegado a la parte más empírica <strong>de</strong>l análisis: nos enfrentamos a <strong>los</strong> textos.<br />
Esto no significa que ahora se renuncie a la teoría, <strong>de</strong> ningún modo. Como <strong>de</strong>cía<br />
Balzac, la teoría es un lente con el cual miramos la realidad, por lo mismo, sin<br />
ese lente, <strong>los</strong> textos nos parecerán <strong>de</strong>senfocados, un mar amorfo <strong>de</strong> letras, y nos<br />
per<strong>de</strong>remos o ahogaremos en él. La teoría –acerca <strong>de</strong> la cual se habló en <strong>los</strong> puntos<br />
II y III- acompaña todo análisis pues inci<strong>de</strong> en nuestro modo <strong>de</strong> enfrentar el objeto<br />
<strong>de</strong> estudio, <strong>de</strong> problematizarlo, en las categorías conceptuales y, evi<strong>de</strong>ntemente, en<br />
cómo mirar <strong>los</strong> textos.<br />
A menudo esta es la parte más difícil para quienes se inician en el análisis. Pue<strong>de</strong><br />
ocurrir que se tenga claridad acerca <strong>de</strong>l problema <strong>de</strong> investigación, <strong>de</strong> la teoría<br />
que nos sustenta, <strong>de</strong> las <strong>de</strong>cisiones muestrales, etc., y que incluso se realice una<br />
correcta recolección <strong>de</strong>l material a analizar y ahí, frente al corpus (diarios, entrevistas<br />
transcritas, archivos, documentos multimodales, etc.), surgen las dudas, ¿qué hago<br />
ahora que estoy ante el material que <strong>de</strong>bo analizar? ¿cómo lo analizo?<br />
Dos consi<strong>de</strong>raciones fundamentales que se <strong>de</strong>ben tomar en cuenta cuando se<br />
comienza a analizar textos:<br />
a) No existe la técnica para hacer el análisis. Esta afirmación pue<strong>de</strong> provocar<br />
cierta confusión o <strong>de</strong>sazón, pero es así. Lo que existe son muchas propuestas <strong>de</strong><br />
análisis <strong>de</strong> diversos autores frente a diferentes problemáticas y motivaciones. Por<br />
151
experiencia he visto que <strong>los</strong> estudiantes suelen tener la esperanza <strong>de</strong> encontrar<br />
en algún libro las indicaciones exactas que le digan cómo analizar su corpus. Sin<br />
embargo, ocurre que, en primer lugar, en <strong>los</strong> discursos –sean <strong>de</strong> naturaleza lingüística<br />
o semiótica- mucho pue<strong>de</strong> variar: lo que en un texto pue<strong>de</strong> ser muy significativo,<br />
en otro pue<strong>de</strong> ser irrelevante. En segundo lugar, el análisis es muy <strong>de</strong>pendiente<br />
<strong>de</strong> nuestro objetivo general o <strong>de</strong> nuestra hipótesis. Al estar orientado a probar la<br />
hipótesis o a cumplir el objetivo general, y cómo estos varían <strong>de</strong> caso en caso, el tipo<br />
<strong>de</strong> análisis también pue<strong>de</strong> sufrir fuertes variaciones <strong>de</strong> caso en caso.<br />
Este problema <strong>de</strong> encontrar la técnica es un constante dolor <strong>de</strong> cabeza<br />
para todas aquellas disciplinas e investigadores que trabajan y se enfrentan<br />
a discursos, incluso más allá <strong>de</strong> lo cualitativo o cuantitativo. La historia <strong>de</strong>l<br />
psicoanálisis, por ejemplo, muestra fascinantes discusiones y reflexiones al<br />
respecto. Para Freud el lenguaje es un modo <strong>de</strong> acce<strong>de</strong>r al inconciente y una<br />
<strong>de</strong> las herramientas que permite volver conciente lo inconciente. Sobre esa<br />
base lingüística se realiza un análisis interpretativo, y por lo tanto, se justifica<br />
el lenguaje como material <strong>de</strong> análisis: <strong>los</strong> juegos <strong>de</strong> palabras, las asociaciones<br />
libres y <strong>los</strong> chistes son material lingüístico con el que se trabaja y que forman<br />
parte <strong>de</strong>l método <strong>de</strong> interpretación freudiano. Método practicado por quienes<br />
ya entonces muestran la luci<strong>de</strong>z suficiente para estar alertas ante la capacidad<br />
distorsionadora <strong>de</strong> lo real que las palabras tienen. Si embargo Reich (1996),<br />
<strong>de</strong>stacado discípulo <strong>de</strong> Freud, comienza su divorcio con el maestro justamente<br />
cuestionándose y cuestionándole la falta <strong>de</strong> una sólida técnica interpretativa en<br />
la terapia que oriente el encuentro paciente-terapeuta, dinámica en cuya base<br />
está justamente el lenguaje. Este divorcio entre ambas miradas llega a tal nivel<br />
que Reich finalmente empren<strong>de</strong> un camino propio, distinto, en el cual el lenguaje<br />
verbal <strong>de</strong>l paciente juega un rol <strong>de</strong> menor importancia en la terapia, siendo<br />
<strong>de</strong>splazado por la primacía <strong>de</strong>l lenguaje corporal, <strong>de</strong> este modo, es ahora el<br />
cuerpo el que se convierte en el material sígnico, en el texto que se vuelve legible<br />
y que se interpreta como materia significante <strong>de</strong>l inconciente: “las palabras<br />
mienten, las expresiones nunca” (Reich, 1996).<br />
b) ¿Qué busco en este texto? A mi modo <strong>de</strong> ver, esta es la pregunta<br />
orientadora fundamental para cualquier analista cuando está ante sus textos.<br />
Como se señaló en el punto anterior, mucho pue<strong>de</strong> variar en el lenguaje y el<br />
análisis está en gran medida orientado por la hipótesis o el objetivo general que<br />
guían la investigación. En <strong>los</strong> textos po<strong>de</strong>mos encontrar mucha información, sin<br />
embargo, para no per<strong>de</strong>rnos, para discriminar entre aquello que interesa y aquello<br />
que no interesa (aunque llame la atención), para dirigir la mirada a<strong>de</strong>cuadamente,<br />
siempre es aconsejable preguntarse una y otra vez, sobre todo cuando surgen<br />
dudas, ¿qué estoy buscando en el texto? y recurrir para la correcta respuesta a la<br />
problematización inicial y a la pregunta <strong>de</strong> investigación que motiva mi interés.<br />
152
Dicho lo anterior, y tal como se señaló en el punto a), existen una serie <strong>de</strong><br />
propuestas e incluso mo<strong>de</strong><strong>los</strong> <strong>de</strong> análisis que es bueno y útil conocer, siempre y<br />
cuando no se olvi<strong>de</strong> que en el análisis <strong>de</strong>l discurso todo es dinámico, que lo que sirve<br />
en una circunstancia, no necesariamente sirve en otra. Sin embargo, puestos como<br />
analistas ante diferentes circunstancias, resulta <strong>de</strong> gran utilidad conocer propuestas<br />
analíticas, alguna <strong>de</strong> las cuales pasamos a mencionar.<br />
La llamada Lingüística Crítica (Fowler et al., 1983; Hodge y Kress, 1993;<br />
Fowler, 1996), por ejemplo, propone un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> análisis llamado transactivotransformacional<br />
que intenta relacionar la organización social <strong>de</strong> la comunidad con<br />
la gramática (en sentido amplio) que ésta emplea y ver cómo las pautas socialmente<br />
<strong>de</strong>terminadas <strong>de</strong>l lenguaje influyen en el comportamiento no lingüístico. Su unidad<br />
<strong>de</strong> análisis es la oración, su concepción <strong>de</strong>l lenguaje es funcionalista y su mirada<br />
social respon<strong>de</strong> al paradigma crítico. De hecho, esta corriente británica analiza<br />
tempranamente el discurso medial y lo vincula con lo i<strong>de</strong>ológico.<br />
A su vez, la Gramática Sistémico Funcional (Halliday, 1994; Halliday y Hasan, 1990),<br />
es una propuesta menos política que la anterior, aunque muy usada, por ejemplo,<br />
por quienes adscriben al ACD. También aquí la unidad <strong>de</strong> análisis es la oración, no<br />
obstante, sobre esa base se elabora una interesante y compleja propuesta llamada<br />
por alguno “contextualismo británico” que propone víncu<strong>los</strong> entre texto y contexto.<br />
Para eso se distinguen tres dimensiones <strong>de</strong> todo contexto situacional (llamadas<br />
campo, modo y tenor) las que se ponen en relación con tres metafunciones <strong>de</strong>l<br />
lenguaje (función i<strong>de</strong>ativa, interpersonal e informativa); cada una <strong>de</strong> estas funciones<br />
se expresan gramaticalmente y, por lo mismo, pue<strong>de</strong>n ser <strong>de</strong>scritas mediante<br />
recursos lingüísticos como la modalización, agencialidad, tópico y comento, etc.<br />
Fairclough (1992), sobre la base <strong>de</strong> la Gramática Sistémico Funcional (GSF) agrega<br />
una dimensión adicional a las metafunciones <strong>de</strong>l lenguaje -la función i<strong>de</strong>acional (es<br />
<strong>de</strong>cir, que el discurso contribuye a la construcción <strong>de</strong> sistemas <strong>de</strong> creencias)- y<br />
propone un mo<strong>de</strong>lo tridimensional que consi<strong>de</strong>ra tres niveles <strong>de</strong> análisis: el análisis<br />
textual, el <strong>de</strong> la práctica discursiva y el <strong>de</strong> la práctica social; siendo el primero <strong>de</strong><br />
carácter <strong>de</strong>scriptivo, el segundo interpretativo y el tercero explicativo. Para ello<br />
propone siete categorías <strong>de</strong> análisis, entre las cuales <strong>de</strong>staca la <strong>de</strong> intertextualidad<br />
que, como el mismo Fairclough señala, es la propiedad <strong>de</strong> <strong>los</strong> textos <strong>de</strong> estar<br />
constituidos con fragmentos <strong>de</strong> otros textos.<br />
Los ya mencionados Hodge y Kress amplían su unidad <strong>de</strong> análisis para incursionar<br />
en la semiótica discursiva, <strong>de</strong> la oración pasan a unida<strong>de</strong>s más amplias, para lo cual<br />
extrapolan las tres metafunciones <strong>de</strong>l lenguaje que propone la GSF a <strong>los</strong> textos<br />
icónicos.<br />
Sayago (2007), a su vez, propone un AD <strong>de</strong> cuatro niveles: textual, discursivo,<br />
acción social y estructura social. Según el nivel, éstas se nutren <strong>de</strong> teorías lingüísticas,<br />
153
teorías <strong>de</strong> medio rango y <strong>de</strong> teoría social.<br />
Y así se podría seguir con más propuestas, pero reiteramos, no existe el mo<strong>de</strong>lo<br />
<strong>de</strong> análisis, éste a veces surge <strong>de</strong>l análisis mismo, otras pue<strong>de</strong> que exista <strong>de</strong><br />
antemano y se ajuste a mis requerimientos y también pue<strong>de</strong> ocurrir que me sirva<br />
sólo parcialmente y ante las limitaciones el tipo <strong>de</strong> análisis se construya a medida<br />
que se avanza empíricamente.<br />
V.1 Coherencia entre categorías teóricas y analíticas<br />
Si bien no existe un mo<strong>de</strong>lo único <strong>de</strong> análisis, sí se pue<strong>de</strong> afirmar que toda<br />
investigación que contemple el análisis discursivo y que quiera enfrentarse<br />
exitosamente a <strong>los</strong> textos, <strong>de</strong>be mostrar siempre una coherencia rigurosa<br />
entre categorías conceptuales, categorías discursivas, categorías lingüísticas/<br />
semióticas y recursos gramaticales <strong>de</strong> base. Bordieu (2000b) hablaba <strong>de</strong> la<br />
“vigilancia epistémica” que <strong>de</strong>be tener todo análisis social; en nuestra propuesta<br />
podríamos hablar <strong>de</strong> una “vigilancia analítica” que exige que <strong>los</strong> conceptos<br />
teóricos y <strong>los</strong> analíticos clave <strong>de</strong> la investigación estén relacionados con el<br />
objeto <strong>de</strong> estudio, entre sí y que se apoyen mutuamente para la ejecución<br />
<strong>de</strong>l análisis 13 . El siguiente cuadro pue<strong>de</strong> ayudar a compren<strong>de</strong>r lo señalado:<br />
Gráfico 1:<br />
13 Para cuidar la coherencia entre la Tª social, la Tª discursivas y la Tª gramatical, hablamos <strong>de</strong> la vigilancia epistémica; para la<br />
coherencia entre categorías conceptuales, discursivas, analíticas (lingüísticas o semióticas) y las gramaticales, hablamos <strong>de</strong> la<br />
vigilancia analítica.<br />
154
Toda investigación trabaja con un número limitado <strong>de</strong> conceptos teóricos clave.<br />
Estos están en directa relación con nuestro problema <strong>de</strong> investigación, se a<strong>de</strong>cuan al<br />
mismo y forman parte <strong>de</strong> nuestro marco teórico, y son, <strong>de</strong> hecho, el sostén teórico <strong>de</strong><br />
nuestra investigación. Cuando <strong>de</strong>cimos que se “a<strong>de</strong>cuan” al problema <strong>de</strong> investigación<br />
queremos <strong>de</strong>cir que nuestra opción por <strong>los</strong> conceptos clave es totalmente racional<br />
y que en el AD <strong>los</strong> usamos como categorías conceptuales ya que i<strong>de</strong>ntificamos en<br />
el<strong>los</strong> una dimensión operativa, que es la que nos sirve para iluminar teóricamente<br />
el objeto <strong>de</strong> estudio, que –reiteramos- <strong>de</strong>be tener una representación discursiva.<br />
Po<strong>de</strong>mos suponer que buscamos algún rasgo <strong>de</strong> su expresión en <strong>los</strong> textos, es<br />
<strong>de</strong>cir, no se pue<strong>de</strong>n concebir como conceptos aislados <strong>de</strong>l análisis, ni <strong>de</strong>l corpus,<br />
sino justamente como categorías que se expresan en <strong>los</strong> textos.<br />
Es altamente probable (a menudo <strong>de</strong>seable) que ya en la formulación <strong>de</strong>l problema<br />
<strong>de</strong> investigación (lo que incluye la pregunta <strong>de</strong> investigación, objetivo o hipótesis)<br />
aparezcan y se expliciten dichos conceptos. En el ámbito <strong>de</strong>l AD, por ejemplo,<br />
nociones como las <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, estructura social, i<strong>de</strong>ología, hegemonía, etc., suelen<br />
ser empleadas con frecuencia. Y es precisamente la curiosidad por explicar el modo<br />
en que la i<strong>de</strong>ología, la estructura social, la hegemonía u otras nociones como esas<br />
se manifiestan en <strong>los</strong> textos, el interés por enten<strong>de</strong>r qué huellas <strong>de</strong>jan elementos <strong>de</strong>l<br />
afuera <strong>de</strong>l texto en la producción sígnica y cómo todo ello se interrelaciona, lo que<br />
motiva muchos análisis.<br />
Para manejar bien estas categorías sociales <strong>de</strong>bemos acudir a la teoría social.<br />
Por ejemplo, la noción <strong>de</strong> hegemonía nos lleva a Gramsci, la <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r nos pue<strong>de</strong><br />
llevar a concepciones difusas como la <strong>de</strong> Foucault o, por el contrario, más centrales<br />
como la visión leninista; en tanto, el concepto <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ología lo po<strong>de</strong>mos enten<strong>de</strong>r<br />
epistémica o funcionalmente, o tener una valoración negativa <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ología, o sólo<br />
<strong>de</strong>scriptiva, etc.<br />
Y como lo que nos interesa es hacer AD, lo que implica un recorrido que nos<br />
llevará a textos, seguiremos ese <strong>de</strong>safío y trabajaremos con conceptos analíticos<br />
que son <strong>de</strong> naturaleza discursiva, por eso hablamos <strong>de</strong> categorías discursivas. En<br />
este nivel también nos po<strong>de</strong>mos servir <strong>de</strong> la teoría social. Como ya dije, el concepto<br />
<strong>de</strong> i<strong>de</strong>ología es usado frecuentemente por <strong>los</strong> practicantes <strong>de</strong>l AD y su manifestación<br />
buscada y <strong>de</strong>scrita en textos. Pero para que ese concepto pueda ser una categoría<br />
operativa <strong>de</strong> cara a esos textos, <strong>de</strong>bemos previamente tener un conocimiento cabal<br />
<strong>de</strong>l mismo y saber qué tiene que ver con lo discursivo. Para Vo<strong>los</strong>hinov (1992) todo<br />
producto i<strong>de</strong>ológico posee una significación, <strong>de</strong> modo tal que llega a afirmar que<br />
“don<strong>de</strong> no hay signo, no hay i<strong>de</strong>ología” (Vo<strong>los</strong>hinov, 1992: 32) y que “la palabra es el<br />
fenómeno i<strong>de</strong>ológico por excelencia” (Vo<strong>los</strong>hinov, 1993: 37). Por su parte, Bourdieu<br />
(2003) consi<strong>de</strong>ra el lenguaje un instrumento <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r y <strong>de</strong> acción, antes que <strong>de</strong><br />
comunicación, y prefiere no usar la noción <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ología (o <strong>de</strong> manera muy cauta)<br />
y la reemplaza por po<strong>de</strong>r simbólico o dominación simbólica. Otros, como Foucault<br />
155
(1983), <strong>de</strong>rechamente reemplazan la noción <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ología por la <strong>de</strong> discurso.<br />
Como vemos, estamos en un nivel don<strong>de</strong> se cruzan teoría social y teoría<br />
discursiva, y esta última nos acomoda aquí para dar con las categorías discursivas<br />
pertinentes a nuestros propósitos analíticos. Para encontrar las a<strong>de</strong>cuadas miramos<br />
preferentemente a autores que han teorizado sobre el discurso, y que al hacerlo,<br />
han aportado también a la teoría social, como Bajtin, Barthes, Foucault, Eco, Pierce,<br />
Ricoeur, Rorty, Vo<strong>los</strong>hinov, etc. Las categorías que el armazón teórico <strong>de</strong> esos autores<br />
nos proporciona sirven para enfrentarnos a <strong>los</strong> textos y buscar su manifestación en<br />
<strong>los</strong> mismos, por ejemplo, nociones como las <strong>de</strong> polifonía, interdiscurso, formación<br />
discursiva, or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l discurso, géneros discursivos, etc. son rastreables.<br />
Estas categorías discursivas <strong>de</strong>ben estar muy relacionadas con lo que llamamos<br />
la necesaria representación discursiva <strong>de</strong> nuestro objeto <strong>de</strong> estudio; podríamos <strong>de</strong>cir<br />
que, por lo mismo, las categorías discursivas están atadas al objeto <strong>de</strong> estudio.<br />
En mi opinión, estos dos niveles son suficientes para producir teoría discursiva.<br />
Hay autores como Foucault, Gadamer, Ricouer o Rorty que no hacen análisis en el<br />
sentido estricto, es <strong>de</strong>cir, no necesariamente bajan a <strong>los</strong> textos para buscar en el<strong>los</strong><br />
el correlato empírico <strong>de</strong> lo que se postula teóricamente, no obstante, es innegable<br />
que sus aportes teóricos son inmensos e indispensables para el AD 14 y para cualquier<br />
labor hermenéutica.<br />
Pero nosotros estamos ante la necesidad <strong>de</strong> hacer análisis y, por lo tanto, <strong>de</strong><br />
llegar al texto. Eso nos lleva obligatoriamente a un nivel categorial lingüístico o<br />
semiótico (según sea la naturaleza <strong>de</strong>l signo que enfrentemos) que se pue<strong>de</strong> apoyar<br />
tanto en teorías discursivas como en gramaticales, o en ambas. Lo importante aquí<br />
es señalar que las categorías lingüísticas o semióticas son propieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las<br />
categorías discursivas, una especie <strong>de</strong> subconjunto que emana <strong>de</strong>l nivel anterior.<br />
Cada uno <strong>de</strong> estos niveles está más cerca <strong>de</strong>l texto mismo y su existencia teórica<br />
se aleja cada vez más <strong>de</strong>l mundo extradiscursivo y respon<strong>de</strong> más al mundo <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
signos (Vo<strong>los</strong>hinov, 1992). Por lo mismo, este nivel en el que nos encontramos ahora<br />
sólo se actualiza en la textualidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> signos. Aquí <strong>los</strong> contornos textuales se<br />
vuelven más <strong>de</strong>nsos y ya operamos sobre textos, sean <strong>de</strong> naturaleza lingüística o<br />
semiótica. Pierce, por ejemplo, propone tres categorías semióticas muy útiles para<br />
analizar textualida<strong>de</strong>s conformadas por signos no lingüísticos: índice, ícono y síntoma.<br />
Respecto <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong> signos <strong>de</strong> naturaleza lingüística, hemos ya mencionado la<br />
Lingüística Crítica o la Gramática Sistémico Funcional. Otras categorías que suelen<br />
emplearse son las <strong>de</strong> tonalización, jerarquización <strong>de</strong> la información, discurso referido,<br />
tematización, modalización, etc.<br />
Respecto <strong>de</strong>l último nivel <strong>de</strong> <strong>los</strong> recursos gramaticales al que ahora pasamos,<br />
14 De hecho, en mi opinión, la mejor y más sólida teoría discursiva ha sido aportada por autores como Foucault, Ricouer, Gadamer,<br />
Deleuze, lo que implica todo un <strong>de</strong>safío a quienes creen en la inevitabilidad e indispensabilidad <strong>de</strong>l análisis empírico. Pero esa<br />
discusión queda para otra ocasión.<br />
156
digamos dos cosas. En primer lugar que <strong>los</strong> recursos gramaticales son propiedad<br />
<strong>de</strong>l nivel anterior y, en segundo, que suelen ser lingüísticos antes que semióticos.<br />
Esto se explica porque la ciencia <strong>de</strong>l lenguaje ha <strong>de</strong>scrito la gramática, es <strong>de</strong>cir, su<br />
sistema <strong>de</strong> signos exhaustiva y formalmente, a diferencia <strong>de</strong> la semiótica que aún se<br />
encuentra en esa empresa. Nos referimos aquí a la caja <strong>de</strong> herramientas <strong>de</strong> la que<br />
hablaba Saussure, que son recursos gramaticales que nos proporciona la lengua y<br />
que están en directa relación con las categorías lingüísticas. Por ejemplo y respecto<br />
<strong>de</strong> las categorías discursivas mencionadas en el párrafo anterior: <strong>los</strong> modos verbales<br />
o el uso <strong>de</strong> formas impersonales <strong>de</strong>l verbo permiten tonalizar; la cohesión secuencial<br />
y la estructuras binarias <strong>de</strong> tema y rema <strong>de</strong> las oraciones facilitan la jerarquización<br />
<strong>de</strong> información; las citas directas e indirectas son expresiones <strong>de</strong>l discurso referido;<br />
<strong>los</strong> verbos auxiliares y <strong>los</strong> adverbios permiten a <strong>los</strong> hablantes modalizar, etc.<br />
Finalmente, cabe señalar que las categorías discursivas, las lingüístico-semióticas<br />
y <strong>los</strong> recursos gramaticales pue<strong>de</strong>n ser emergentes o previos en la investigación.<br />
Tal como distinguimos en el punto IV.2.2, las lógicas <strong>de</strong> investigación pue<strong>de</strong>n ser<br />
<strong>de</strong>ductivas o inductivas. En el AD es poco probable que las categorías conceptuales<br />
no estén <strong>de</strong>finidas <strong>de</strong> antemano, pero sí pue<strong>de</strong> ocurrir que las <strong>de</strong>más categorías<br />
emerjan a medida que vayamos haciendo el análisis o que, por el contrario, estén<br />
previamente <strong>de</strong>finidas y las pongamos a prueba en <strong>los</strong> textos a analizar.<br />
V.2 Ejemp<strong>los</strong>.<br />
Después <strong>de</strong> las <strong>de</strong>finiciones, tratemos <strong>de</strong> mostrar cómo se ha aplicado esa<br />
coherencia analítica en ejemp<strong>los</strong> concretos.<br />
Ejemplo 1:<br />
En mi tesis doctoral me interesé en el problema <strong>de</strong> cómo acce<strong>de</strong>n a <strong>los</strong> noticiarios<br />
<strong>de</strong> la televisión las fuentes periodísticas y las diferentes voces que hablan en las<br />
noticias, y el modo en que éstas son representadas por <strong>los</strong> <strong>medios</strong>. En tal caso,<br />
acceso y representación fueron dos categorías conceptuales con las que trabajé, a<br />
la que se sumó la <strong>de</strong> visibilidad. Respecto <strong>de</strong> representación, po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que<br />
hay toda una teoría <strong>de</strong> la representación que se nutre tanto <strong>de</strong> la psicología social<br />
(las representaciones sociales) como <strong>de</strong> la semiótica (cómo <strong>los</strong> signos sirven para<br />
representar). La noción <strong>de</strong> visibilidad ha sido trabajada en el ámbito <strong>de</strong> <strong>los</strong> estudios <strong>de</strong><br />
opinión pública, <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong> la esfera pública (Thompson, 1996, 1998) y a menudo<br />
vinculada a <strong>los</strong> <strong>medios</strong>. En cuanto al concepto <strong>de</strong> acceso, fue más difícil encontrar<br />
teoría específica, por lo tanto, se recurrió a variadas y diversas fuentes y se armó<br />
una propia visión al respecto. Evi<strong>de</strong>ntemente, las categorías <strong>de</strong> fuentes y voces son<br />
<strong>de</strong> naturaleza discursiva, lo que cumple con el llamado requisito discursivo ya varias<br />
veces señalado en relación con el objeto <strong>de</strong> estudio. En cuanto a las categorías<br />
discursivas, y siguiendo la vigilancia analítica, trabajé con las <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l discurso<br />
(<strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>), po<strong>de</strong>r sobre/<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l discurso (<strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong>)<br />
157
- pues aquí interesaba saber el grado <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> las voces que acce<strong>de</strong>n al<br />
discurso medial- y <strong>de</strong> polifonía –ya que se trataba <strong>de</strong> ver el rango, la multiplicidad y<br />
variedad <strong>de</strong> esas voces. La primera noción pertenece a Foucault (1983), la segunda a<br />
Fairclough (1989,1992) y la tercera a Vo<strong>los</strong>hinov (1992) -quien habla específicamente<br />
<strong>de</strong>l discurso ajeno. Las categorías lingüísticas que usé para ver eso en <strong>los</strong> textos<br />
fueron las <strong>de</strong>:<br />
<strong>Discurso</strong> referido (sirve para representación y polifonía)<br />
Jerarquización <strong>de</strong> la información (sirve para po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>ntro y sobre el discurso) 15 .<br />
Y en cuanto a <strong>los</strong> recursos gramaticales, me fijé en las citas (directas, indirectas,<br />
pseudodirectas, semánticas, etc.), en las negaciones (esta fue una categoría<br />
emergente, que no estaba contemplada previamente, pero que el análisis <strong>de</strong>mandó,<br />
pues el uso <strong>de</strong> negaciones se mostró como una forma <strong>de</strong> acceso <strong>de</strong> voces<br />
extratextuales a las noticias) y modos verbales, entre otros.<br />
Gráfico 2: Análisis <strong>de</strong> <strong>Discurso</strong> <strong>de</strong> orientación lingüística<br />
15 Basándome en la propuesta <strong>de</strong> Pardo (1986, 1996).<br />
158
Ejemplo 2:<br />
En una segunda investigación (Santan<strong>de</strong>r y Aimone, 2007) nuestro objeto <strong>de</strong><br />
estudio fue el palacio presi<strong>de</strong>ncial chileno <strong>de</strong> La Moneda, como vemos, un objeto<br />
para nada lingüístico, pero que volvimos legible en el análisis. Acá nos interesaba<br />
saber interpretar y explicar una serie <strong>de</strong> intervenciones que durante el Gobierno<br />
<strong>de</strong> Ricardo Lagos (2000-2006) se hicieron a ese edificio (se pintó <strong>de</strong> blanco, se<br />
abrió al paso peatonal, se incorporaron mujeres a la Guardia Presi<strong>de</strong>ncial, etc.).<br />
Postulábamos, a modo <strong>de</strong> hipótesis, que estábamos ante una semiosis <strong>de</strong> sanación<br />
respecto <strong>de</strong>l trauma que significó el ataque a ese edificio el día <strong>de</strong>l Golpe <strong>de</strong> Estado<br />
(11 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1973). Como vemos, la noción <strong>de</strong> trauma es una primera<br />
categoría conceptual, para trabajarla la <strong>de</strong>finimos <strong>de</strong> acuerdo a como lo hace el<br />
psicoanálisis (como una herida en la memoria). Nuestro propósito analítico era volver<br />
legible el Palacio <strong>de</strong> La Moneda, no trabajamos con un signo lingüístico, sino con<br />
una materia significante <strong>de</strong> otra naturaleza. Para ello y siguiendo a Verón (1984),<br />
conceptualizamos las intervenciones que observamos como operaciones discursivas<br />
<strong>de</strong> investidura <strong>de</strong> sentido, es <strong>de</strong>cir, cada intervención es una operación sobre el<br />
signo La Moneda que tiene y lo dota <strong>de</strong> un sentido específico. Finalmente, para<br />
analizar y compren<strong>de</strong>r dicho sentido, usamos las categorías analíticas <strong>de</strong> índice,<br />
ícono y símbolo.<br />
Gráfico 3: Análisis <strong>de</strong> <strong>Discurso</strong> <strong>de</strong> orientación semiótica<br />
En otras oportunida<strong>de</strong>s el análisis pue<strong>de</strong> seguir una lógica un tanto distinta,<br />
159
mucho más <strong>de</strong> abajo hacia arriba. Es, por ejemplo, lo que ocurrió cuando analizamos<br />
la expresión “conflicto mapuche”. En ese caso, el reiterado uso <strong>de</strong>l sintagma nominal<br />
por parte <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> chilenos llamó nuestra atención, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahí, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
el sintagma mismo fuimos teorizando hacia arriba, hasta llegar a una <strong>de</strong> las funciones<br />
<strong>de</strong>l discurso i<strong>de</strong>ológico, cual es, ocultar contradicciones y falsear la realidad.<br />
Palabras finales<br />
La pretensión <strong>de</strong> este artículo ha sido explicar por qué, para qué y cómo hacer<br />
análisis <strong>de</strong>l discurso, tanto en términos generales, como específicamente aplicado<br />
a <strong>los</strong> <strong>medios</strong> <strong>de</strong> comunicación. El <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l texto siguió ese propósito, bajo la<br />
convicción <strong>de</strong> que -junto a las ganas, el interés, la experiencia- la teoría es el mejor<br />
apoyo que cualquier analista pue<strong>de</strong> tener para el análisis y para no per<strong>de</strong>rse en <strong>los</strong><br />
textos.<br />
Esto tiene que ver, sobre todo, con dos cuestiones. En primer lugar, porque no existe<br />
un único mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> análisis que se pueda aplicar cada vez, por el contrario, siempre<br />
el análisis <strong>de</strong>l discurso varía según <strong>los</strong> intereses que motiven la investigación. Por lo<br />
mismo, este artículo entregó en el último capítulo una suerte <strong>de</strong> mol<strong>de</strong> analítico que<br />
se pue<strong>de</strong> seguir en términos generales y en el cual la teoría <strong>de</strong>termina la bajada a lo<br />
empírico. En segundo lugar, porque la teoría informa la mirada <strong>de</strong> analista.<br />
Puesto ante un mismo texto, quien cuenta con claridad conceptual verá con mayor<br />
niti<strong>de</strong>z, especulará menos y logrará relacionar <strong>los</strong> discursos con lo social.<br />
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163
164
7.- Una propuesta <strong>de</strong> análisis interpretativo<br />
<strong>de</strong> entrevistas<br />
Rodrigo Araya C.<br />
165
166
A modo <strong>de</strong> introducción<br />
La preocupación por el impacto <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> en la sociedad, se tradujo en una<br />
preocupación en el ámbito <strong>de</strong> las ciencias sociales por generar <strong>los</strong> estudios que<br />
permitieron proporcionar pistas (científicas, claro está) sobre el emergente fenómeno.<br />
Quizá la celeridad, quizá <strong>los</strong> paradigmas vigentes, quizá un excesivo entusiasmo<br />
mo<strong>de</strong>rnista y mo<strong>de</strong>rnizante, llevó a que esta urgencia por contar con un marco teórico<br />
que permitiera pensar las investigaciones, se sintetizara en una mirada sobre <strong>los</strong><br />
<strong>medios</strong> que individualizó el fenómeno <strong>de</strong> la recepción. Hasta el nombre que se le dio<br />
en Estados Unidos (mass communication research) habla <strong>de</strong> una comprensión <strong>de</strong> la<br />
audiencia atomizada y aislada: sin víncu<strong>los</strong> entre sí. Así, lo que solemos llamar <strong>los</strong><br />
padres fundadores, parten por lo tanto, <strong>de</strong>l supuesto <strong>de</strong> una recepción homogénea,<br />
porque su comprensión <strong>de</strong> la audiencia no permite sino ver eso.<br />
Recién con Lazarsfeld (1962) se produce un cambio <strong>de</strong> paradigma, por cuanto en<br />
su conocido estudio (People’s Choice, <strong>de</strong> 1940) logra mostrar que las relaciones entre<br />
las personas (las re<strong>de</strong>s sociales, diríamos hoy), tienen una influencia <strong>de</strong>cisiva en la<br />
significación que se le da a <strong>los</strong> mensajes que se reciben <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>medios</strong> (aunque<br />
no sólo a el<strong>los</strong>).<br />
Así, paulatina, pero sostenidamente, se va a generar una modificación en lo que la<br />
comunidad científica entien<strong>de</strong> como objeto <strong>de</strong> estudio: <strong>de</strong>l polo <strong>de</strong> la emisión al polo<br />
<strong>de</strong> la recepción. Esto es lo que tan claramente sintetizó Martín-Barbero en el título <strong>de</strong><br />
su (a estas alturas) clásica obra: De <strong>los</strong> Medios a las Mediaciones.<br />
El <strong>de</strong>splazamiento metodológico llevó a formularse nuevas preguntas <strong>de</strong><br />
investigación, y, en consecuencia, a requerir otros arsenales metodológicos e<br />
instrumentales, mejor preparados, y más dispuestos, a asumir <strong>los</strong> nuevos <strong>de</strong>safíos. Si<br />
conceptualmente se asume que la significación que las personas dan a <strong>los</strong> mensajes<br />
no es una externalidad al sujeto, metodológicamente no queda más salida que asumir<br />
las perspectivas cualitativas para enfrentar <strong>los</strong> estudios comunicacionales.<br />
Así, una forma <strong>de</strong> explicarse el surgimiento y posterior <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las<br />
investigaciones cualitativas en el ámbito <strong>de</strong> la comunicación 1 , como el alto número<br />
<strong>de</strong> practicantes que actualmente tienen, radica en el <strong>de</strong>seo por conocer la forma en<br />
que el estado subjetivo <strong>de</strong> las personas influye en, dicho genéricamente, el proceso<br />
<strong>de</strong> la comunicación. Esto, a<strong>de</strong>más, es coinci<strong>de</strong>nte con lo que ocurre en las Ciencias<br />
Sociales en general, don<strong>de</strong> se asume que la subjetividad es clave para compren<strong>de</strong>r<br />
<strong>los</strong> procesos y movimientos sociales, en <strong>de</strong>finitiva, la sociedad.<br />
Según Taylor y Bogdan (1986), autores <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> textos más recurridos<br />
por estudiantes universitarios en el país a la hora <strong>de</strong> hacer sus investigaciones <strong>de</strong><br />
pregrado 2 , la década <strong>de</strong> <strong>los</strong> ’70 “fue testigo <strong>de</strong> un creciente interés en el lado subjetivo<br />
1 Pero, reitero, no es sólo en esta especialidad.<br />
2 Esto, claro, en el ámbito <strong>de</strong> las Ciencias Sociales.<br />
167
<strong>de</strong> la vida social, es <strong>de</strong>cir, en el modo en que las personas se ven a sí mismas y a<br />
su mundo” (1986: 11) 3 . Tal es su entusiasmo, que incluso afirman: “La investigación<br />
cualitativa está llegando a la mayoría <strong>de</strong> edad” (1986: 11).<br />
Sin embargo, lo que no explican es a qué se <strong>de</strong>be este foco <strong>de</strong> atención. Y si no<br />
intentamos enten<strong>de</strong>r ese interés, ciertamente, quedamos don<strong>de</strong> mismo.<br />
Tarrés proporciona una pista: “El interés renovado <strong>de</strong> <strong>los</strong> científicos sociales por<br />
lo cualitativo remite en consecuencia a problemas generales, que escapan <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
objetivos <strong>de</strong> este trabajo” (2004: 14). Debe enten<strong>de</strong>rse, entonces, que esos problemas<br />
se ubican más allá <strong>de</strong> la comunidad científica. Hay que buscar<strong>los</strong> en el Mundo (en<br />
buena hora), pues, como la propia mexicana nos recuerda, “Las prácticas científicas<br />
no son ajenas a las condiciones históricas en que se <strong>de</strong>sarrollan. Estas influyen en<br />
<strong>los</strong> procesos <strong>de</strong> investigación y generación <strong>de</strong> conocimiento (…) También su tarea<br />
está influida por <strong>los</strong> conflictos que se juegan en la sociedad y la cultura” (2004: 15).<br />
El diagnóstico que hace el chileno Gabriel Salazar, permite enten<strong>de</strong>r qué hay en el<br />
contexto social que nos motiva a dar tal significado a lo cualitativo: “Estamos en una<br />
sociedad que bajo la influencia <strong>de</strong> este capital financiero, no tiene formas asociativas<br />
que puedan ser promovidas por el mismo sistema. Suce<strong>de</strong> al revés. Las formas<br />
asociativas que hoy día existen son resultado <strong>de</strong> iniciativas absolutamente privadas,<br />
personales, subjetivas o intersubjetivas” (2004: 249).<br />
Dicha afirmación me permite pensar que el interés por lo cualitativo radica en un<br />
sentimiento compartido por sectores <strong>de</strong> la comunidad académica: hay una dificultad<br />
en alcanzar capacidad explicativa sobre la sociedad sin acudir a las versiones <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> sujetos. El propio Salazar lo aclara: “las re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> raperos, las generadas por<br />
la cultura musical, las re<strong>de</strong>s juveniles, no son formas organizativas ni leninistas<br />
ni estructuralistas, ni nada que se le parezca; obe<strong>de</strong>cen a iniciativas y formas<br />
asociativas espontáneas, intersubjetivas” (2004: 249 y 250).<br />
Se requiere entonces un repertorio metodológico que permita hacer investigación<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una visión <strong>de</strong> las personas, en cuanto sujetos, como movidas por su<br />
propio interés y no sólo por fuerzas externas, atribuibles a algún tipo <strong>de</strong> estructuras.<br />
Es volver a Weber, en el entendido que la sociología es “una ciencia que preten<strong>de</strong><br />
enten<strong>de</strong>r, interpretándola, la acción social para <strong>de</strong> esa manera explicarla causalmente<br />
en su <strong>de</strong>sarrollo y efectos. Por “acción” <strong>de</strong>be enten<strong>de</strong>rse una conducta humana<br />
(bien consista en un hacer externo o interno, ya en un omitir o permitir) siempre<br />
que el sujeto o <strong>los</strong> sujetos <strong>de</strong> la acción enlacen a ella un sentido subjetivo. La<br />
“acción social”, por tanto, es una acción en don<strong>de</strong> el sentido mentado por su sujeto o<br />
sujetos está referido a la conducta <strong>de</strong> otros, orientándose por ésta en su <strong>de</strong>sarrollo”<br />
(1996: 5).<br />
3 Tarrés coinci<strong>de</strong> con la data: “la perspectiva cualitativa se pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar como parte <strong>de</strong> la tradición <strong>de</strong> las comunida<strong>de</strong>s<br />
académicas <strong>de</strong>dicadas a las ciencias sociales cuyo resurgimiento se ubica a finales <strong>de</strong> <strong>los</strong> ochenta” (2004: 6).<br />
168
Se trata, entonces, <strong>de</strong> apreciar que existe una relación entre acción social y<br />
estructura, y no hay, <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> <strong>los</strong> individuos, una pura respuesta mecánica a lo<br />
que la estructura or<strong>de</strong>na.<br />
La propuesta <strong>de</strong> Gid<strong>de</strong>ns referida a Estructuración, aporta en esta misma línea:<br />
“Los procesos <strong>de</strong> estructuración implican una interrelación <strong>de</strong> sentidos, normas<br />
y po<strong>de</strong>r. Estos tres conceptos son analíticamente equivalentes en tanto términos<br />
“primitivos” <strong>de</strong> la ciencia social, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista lógico, están implícitos<br />
tanto en la noción <strong>de</strong> acción intencional como en la <strong>de</strong> estructura: todo or<strong>de</strong>n<br />
cognoscitivo y moral es al mismo tiempo un sistema <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, que incluye un<br />
‘horizonte <strong>de</strong> legitimidad’” (2001: 193).<br />
Esto, me permite relevar una perspectiva que permite establecer una relación<br />
entre el afán por lo cualitativo y una preocupación por lo micro. Es <strong>de</strong>cir, hay un<br />
cierto ambiente <strong>de</strong> época, que nos hace pensar que la pura observación <strong>de</strong> lo macro<br />
social no nos da pistas suficientes para compren<strong>de</strong>r lo que pasa con las personas<br />
en sociedad.<br />
Alexan<strong>de</strong>r nos advierte, <strong>de</strong> todos modos, que esta no es una cuestión nueva.<br />
Expone que el propio Marx, e incluso Weber, Durkheim y Parsons, es <strong>de</strong>cir, teóricos<br />
tradicionalmente enfocados a lo macro, también se preocuparon <strong>de</strong> <strong>los</strong> niveles micros,<br />
“examinando directamente el comportamiento <strong>de</strong> unida<strong>de</strong>s más pequeñas como<br />
la personalidad individual, las experiencias individuales y la interacción individual”<br />
(1994: 353). Así, el mismo Alexan<strong>de</strong>r hipotetiza que la preocupación por lo micro no<br />
es una <strong>de</strong>cisión únicamente empírica, sino fundamentalmente teórica.<br />
Una <strong>de</strong> las formulaciones teóricas que mueve la mirada hacia lo micro, emplaza<br />
la Vida Cotidiana como un espacio don<strong>de</strong> las personas construyen <strong>los</strong> significados<br />
que les permiten dar sentido a su acción. La articulación micro-macro, entonces, no<br />
es susceptible ya <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar bajo una única prece<strong>de</strong>ncia lógica: lo macro primero,<br />
y a continuación lo micro, únicamente para confirmar la teoría.<br />
Más bien lo micro aparece como el espacio privilegiado para apreciar las formas<br />
en que las personas viven, a pesar <strong>de</strong>, y no gracias a, las condiciones objetivas<br />
externas, como la estructura.<br />
Villasante pone énfasis en esto: “Estas construcciones reticulares tienen sus<br />
propias lógicas, no tanto vinculadas a las condiciones <strong>de</strong> hábitat o <strong>de</strong> clase, sino a<br />
la reformación <strong>de</strong> las relaciones mismas <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r y la comunicación en lo cotidiano”<br />
(s/f: 12) 4 .<br />
En este mismo sentido, Coleman (1994: 192 – 194) nos previene <strong>de</strong> que no<br />
4 En su texto, Villasante cita el concepto <strong>de</strong> Holograma <strong>de</strong> Pablo Navarro (Holograma social: una ontología <strong>de</strong> la sociedad<br />
humana, Siglo Veintiuno, Madrid, 1994): “Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista holográfico, las “partes” no mimetizan el todo social, sino que lo<br />
constituyen: <strong>de</strong>l mismo modo que el genotipo <strong>de</strong> un organismo no es una “copia” <strong>de</strong> su fenotipo, sino su “original”, las conciencias<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> sujetos individuales no son imitaciones en miniatura <strong>de</strong> lo que a fin <strong>de</strong> cuentas es su producto emergente -el “or<strong>de</strong>n social”-,<br />
sino causa <strong>de</strong>l mismo. En realidad, y <strong>de</strong>bido a la reflexión característica <strong>de</strong> <strong>los</strong> niveles macro y micro, no hay un todo social, sino<br />
tantas versiones <strong>de</strong>l mismo como sujetos individuales que lo postulan”.<br />
169
asta atribuir a la simple agregación <strong>de</strong> las actitu<strong>de</strong>s u orientaciones individuales la<br />
capacidad <strong>de</strong> explicar lo macro, ya que esto no es suficiente para explicar la forma en<br />
que se combina la actitud <strong>de</strong> <strong>los</strong> individuos para dar origen a una cierta organización<br />
social. Algo así como que el todo es más que la suma <strong>de</strong> las partes.<br />
A mayor abundamiento <strong>de</strong> esta prevención, muestra el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>l mercado perfecto<br />
en la teoría económica clásica, como un resultado óptimo <strong>de</strong> la articulación micromacro.<br />
Sin embargo, repara Coleman, para ello hubo que acudir a un sistema social<br />
i<strong>de</strong>alizado, que ubica a <strong>los</strong> actores como in<strong>de</strong>pendientes, <strong>los</strong> bienes intercambiados<br />
privados, y <strong>los</strong> gustos, fijos (1994: 194). En esta línea no se avanza mucho más allá<br />
<strong>de</strong> sugerir que ante propieda<strong>de</strong>s a<strong>de</strong>cuadas, se obtiene el resultado esperado, lo<br />
cual, obviamente, no pue<strong>de</strong> aplicarse a situaciones particulares.<br />
Digámoslo <strong>de</strong> una vez: para explicarse la acción social <strong>de</strong> las personas, no hay<br />
más remedio que acudir a las propias personas. Pues, si pensamos que <strong>los</strong> puros<br />
conceptos nos permiten explicarnos <strong>los</strong> contextos, nos vamos a llevar más <strong>de</strong><br />
una sorpresa: “Por ejemplo, el conocido dilema entre estructura y agencia, entre<br />
condicionantes objetivables y construcción subjetiva <strong>de</strong> <strong>los</strong> proyectos. Aquí hay una<br />
lectura <strong>de</strong> la reflexividad que suele ser un poco simple, cuando lo que se afirma es<br />
que naturalmente la apuesta por <strong>de</strong>terminados fines y la acción consecuente hacia<br />
una <strong>de</strong>terminada construcción social ya está modificando las condiciones previas,<br />
<strong>de</strong> tal manera que <strong>los</strong> resultados nunca obe<strong>de</strong>cen <strong>de</strong>l todo ni a la lectura <strong>de</strong> la<br />
estructura hecha previamente, ni a <strong>los</strong> fines explícitamente proclamados” (Villasante,<br />
s/f: 13).<br />
La preocupación por lo cotidiano, se <strong>de</strong>be entonces, a que allí está el contexto<br />
a<strong>de</strong>cuado para enten<strong>de</strong>r por qué se da lo social, ya que, como expone Schutz, en<br />
la Vida Cotidiana a la persona se le presenta el marco presupuesto “en el cual se<br />
colocan todos <strong>los</strong> problemas que <strong>de</strong>bo resolver” (1973: 25) y a<strong>de</strong>más se ubica como el<br />
espacio don<strong>de</strong> otras personas existen también, por lo que se crea la intersubjetividad.<br />
Así, emerge un mundo circundante, común y comunicativo.<br />
De modo tal que el espacio <strong>de</strong> la vida cotidiana queda establecido como el lugar<br />
don<strong>de</strong> se da el aprendizaje <strong>de</strong> la vida social. Esto, en dos sentidos. Uno, en cuanto<br />
aprendizaje perceptivo: en ella apren<strong>de</strong>mos a ver y reconocer situaciones típicas, y<br />
dos, allí recibimos el acervo <strong>de</strong> experiencia previa que nos permite <strong>de</strong>sempeñarnos<br />
exitosamente en <strong>los</strong> <strong>de</strong>safíos que nos presenta lo cotidiano: “nuestra actitud natural<br />
<strong>de</strong> la vida cotidiana está <strong>de</strong>terminada totalmente por un motivo pragmático” (Schutz<br />
y Luckmann, 1973: 28).<br />
Y claro, habrá tantas respuestas distintas (aunque no necesariamente opuestas)<br />
como vidas cotidianas existan. Esto, por ejemplo, le permite a Maffesoli sostener<br />
que en la ciudad contemporánea, no sólo se llena <strong>de</strong> diferentes (efervescencia<br />
<strong>de</strong> la diversidad) sino que se produce ten<strong>de</strong>ncialmente la sustitución <strong>de</strong> un social<br />
170
acionalizado por una socialidad <strong>de</strong> predominio empático, <strong>de</strong> modo que “el objeto<br />
ciudad es una sucesión <strong>de</strong> territorios en <strong>los</strong> que la gente, <strong>de</strong> manera más o menos<br />
efímera, se arraiga, se repliega y busca cobijo y seguridad” (1990: 241). Y esto,<br />
obviamente se aleja <strong>de</strong> la concepción <strong>de</strong> la ciudad formada por individuos libres<br />
que tienen relaciones racionales, con lo que las megalópolis contemporáneas<br />
suscitan una multiplicidad <strong>de</strong> pequeños enclaves fundados en la inter<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y<br />
heteronomía <strong>de</strong>l tribalismo.<br />
El giro propuesto nos lleva a enten<strong>de</strong>r que “cada actor social competente es él<br />
mismo un teórico social, que como cuestión <strong>de</strong> rutina hace interpretaciones <strong>de</strong> su<br />
propia conducta, y <strong>de</strong> las intenciones, razones y motivos <strong>de</strong> otros en tanto integran<br />
la producción <strong>de</strong> la vida social” (Gid<strong>de</strong>ns, 2001:184).<br />
Esto, claro, no es sólo una cuestión teórico o epistemológica. Es también una<br />
cuestión que tiene que ver con la concepción <strong>de</strong> sujeto que está en juego. Por<br />
ejemplo, en una práctica <strong>de</strong> la Ciencia Social que busca <strong>de</strong>velar la Dominación y<br />
servir a la Liberación 5 , esto significa pensar que <strong>los</strong> sujetos que están bajo situación<br />
<strong>de</strong> Dominación no son minusválidos sociales ni <strong>de</strong> conocimiento.<br />
No están en su racionalidad las causas <strong>de</strong> su posición <strong>de</strong> menoscabo en la<br />
sociedad actual. Y por lo tanto, con Maffesoli “conviene insistir una y otra vez en<br />
este término: lo no racional no es lo irracional; es <strong>de</strong>cir, no se sitúa con relación a lo<br />
racional, sino que pone en pie una lógica distinta a la que ha venido prevaleciendo<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo <strong>de</strong> las Luces. Se admite cada vez más en la actualidad que la<br />
racionalidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> sig<strong>los</strong> XVIII y XIX no es más que uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> mo<strong>de</strong><strong>los</strong> posibles <strong>de</strong><br />
la razón operantes en la vida social. Otros parámetros, como lo afectual o simbólico,<br />
pue<strong>de</strong>n tener también su propia racionalidad” (1990: 250).<br />
La articulación cualitativo-micro que acá expongo, asume que el papel <strong>de</strong> quien<br />
investiga está en proporcionar, gracias a <strong>los</strong> métodos <strong>de</strong> <strong>los</strong> que dispone, una<br />
sistematización <strong>de</strong> lo que ocurre en una Vida Cotidiana <strong>de</strong>terminada.<br />
Ello es especialmente importante para el grupo estudiado, ya que la vida cotidiana,<br />
aunque histórica, se nos presenta como ahistórica, es <strong>de</strong>cir, la usamos irreflexivamente<br />
para que el flujo <strong>de</strong> la experiencia circule sin <strong>de</strong>tenerse. Es tan así, que una vez que<br />
se <strong>de</strong>tiene, para reiniciarlo requerimos <strong>de</strong> una nueva hipótesis: “En mi actitud natural,<br />
tomo conciencia <strong>de</strong>l carácter <strong>de</strong>ficiente <strong>de</strong> mi acervo <strong>de</strong> conocimiento únicamente<br />
si una experiencia nueva no se a<strong>de</strong>cua a lo que hasta ahora ha sido consi<strong>de</strong>rado<br />
como el esquema <strong>de</strong> referencia válido presupuesto” (Schutz y Luckmann, 1973: 29).<br />
Entonces, lo cotidiano, o el conocimiento natural, no da pautas para una reflexividad<br />
mayor sobre la propia experiencia.<br />
Pero no es importante únicamente para el<strong>los</strong>. También tiene importancia para<br />
5 No profundizo en estos conceptos. Sólo hago mención que <strong>los</strong> uso como clásicamente se han entendido en América Latina, por<br />
ejemplo, en <strong>los</strong> trabajos <strong>de</strong> Paulo Freire.<br />
171
la aca<strong>de</strong>mia. Estimar que no hay sino estudios <strong>de</strong> caso, como he venido haciendo,<br />
no equivale a renunciar a la aspiración <strong>de</strong> hacer teoría. Sin duda que se pue<strong>de</strong><br />
hacer una abstracción mayor que la escala estudiada: “Al establecer la significación<br />
que <strong>de</strong>terminados contenidos o <strong>de</strong>terminadas prácticas tienen para <strong>los</strong> actores, se<br />
muestra simultáneamente algo sobre la sociedad a la que el<strong>los</strong> pertenecen, y es<br />
posible que eso pueda exten<strong>de</strong>rse a contextos más amplios” (Kornblit, 2004: 10).<br />
Se trata en rigor <strong>de</strong> no olvidar que <strong>los</strong> conceptos están para explicar <strong>los</strong> contextos.<br />
Si lo hiciéramos, equivaldría a poner la carreta <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> <strong>los</strong> bueyes: <strong>los</strong> contextos<br />
para validar <strong>los</strong> conceptos.<br />
Emerge entonces, la importancia <strong>de</strong> las prácticas, concepto que “sirve para<br />
subrayar una dimensión cultural en la vida social -a la vez que una perspectiva<br />
holística sobre la misma-, para admitir a continuación el alcance <strong>de</strong> la intervención<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> agentes sociales y el papel <strong>de</strong>l significado en la orientación <strong>de</strong> la acción”<br />
(Jensen, 1993: 39).<br />
Y con ello evitamos caer en lo que <strong>de</strong>nuncia De Certeau, cuando se refiere a<br />
quienes estudian la vida <strong>de</strong> las personas, incluso <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva crítica, sin<br />
darse siquiera la molestia <strong>de</strong> acudir a aquel<strong>los</strong> lugares don<strong>de</strong> las prácticas tienen<br />
lugar: “Para que la coherencia fuera el postulado <strong>de</strong> un conocimiento, <strong>de</strong>l sitio<br />
que se daba y <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> conocimiento al cual se refería, se <strong>de</strong>bía poner este<br />
conocimiento a distancia <strong>de</strong> la sociedad objetivada, por tanto suponerlo extraño y<br />
superior al conocimiento que tenía <strong>de</strong> si misma. La inconsciencia <strong>de</strong>l grupo estudiado<br />
era el precio que <strong>de</strong>bía pagarse para su coherencia (<strong>de</strong>l estudio)” (1995: 65).<br />
O, dicho <strong>de</strong> otro modo, hacemos caso a lo que nos comparte Geertz: “tampoco<br />
me han impresionado las pretensiones <strong>de</strong> la lingüística estructural, <strong>de</strong> la ingeniería<br />
computacional o <strong>de</strong> alguna otra forma avanzada <strong>de</strong> pensamiento que pretenda<br />
hacernos compren<strong>de</strong>r a <strong>los</strong> hombres sin conocer<strong>los</strong>. Nada podrá <strong>de</strong>sacreditar más<br />
rápidamente un enfoque semiótico <strong>de</strong> la cultura que permitirle que se <strong>de</strong>splace hacia<br />
una combinación <strong>de</strong> intuicionismo y <strong>de</strong> alquimia, por elegantemente que se expresen<br />
las intuiciones o por mo<strong>de</strong>rna que se haga aparecer la alquimia” (1992: 39).<br />
Esta ya extensa exposición introductoria se inscribe en la sentencia contenida en<br />
un bello artículo <strong>de</strong> Jesús Martín-Barbero (1999), que está disponible en Internet:<br />
investigamos lo que nos afecta, ya que afectar viene <strong>de</strong> afecto.<br />
Tener afecto a quienes viven en situación <strong>de</strong> dominación, me parece incompatible<br />
con una visión que sostenga que su conducta se explica, únicamente, como una<br />
respuesta a <strong>los</strong> estímu<strong>los</strong> que emiten quienes ocupan las posiciones sociales <strong>de</strong><br />
privilegio, gracias a que éstos tienen una racionalidad superior.<br />
Por ello, la propuesta que sigue está pensada para aquel<strong>los</strong> estudios que buscan<br />
compren<strong>de</strong>r <strong>los</strong> sentidos que <strong>los</strong> actores ponen en sus acciones, específicamente,<br />
en compren<strong>de</strong>r las prácticas que permiten a <strong>los</strong> sujetos en condición <strong>de</strong> dominio,<br />
172
esistir a la dominación a través <strong>de</strong> darle otros significados al or<strong>de</strong>n social bajo el que<br />
han sido obligados a vivir (ver: De Certeau, La invención <strong>de</strong> lo cotidiano).<br />
La entrevista, en consecuencia, aparece como una técnica a<strong>de</strong>cuada para esta<br />
operación <strong>de</strong> rescatar al sujeto 6 .<br />
Sentido <strong>de</strong> la entrevista<br />
Lo dicho anteriormente, sirve para entrar a la parte propiamente pertinente con el<br />
curso <strong>de</strong> este trabajo: el análisis <strong>de</strong> la entrevista.<br />
Existe un grado <strong>de</strong> acuerdo alto en que la entrevista es una conversación dirigida,<br />
pero conversación al fin. Taylor y Bogdan (1986), por ejemplo, sostienen que las<br />
entrevistas cualitativas (que llaman <strong>de</strong> profundidad) no respon<strong>de</strong>n a la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />
cuestionarios estructurados, y por lo tanto, exponen que “por entrevistas cualitativas<br />
en profundidad enten<strong>de</strong>mos reiterados encuentros cara a cara entre el investigador<br />
y <strong>los</strong> informantes respecto <strong>de</strong> sus vidas, experiencias o situaciones, tal como lo<br />
expresan con sus propias palabras” (1986: 101).<br />
Detrás <strong>de</strong> una entrevista, está la intención <strong>de</strong>l investigador <strong>de</strong> hacer hablar al<br />
entrevistado en una situación <strong>de</strong> encuentro con un entrevistador. Es aquí don<strong>de</strong> la<br />
relación sujeto-sujeto adquiere su máxima expresión.<br />
Sin embargo, Ibáñez ya ha presentado objeciones serias a la entrevista como<br />
método que permite una relación sujeto-sujeto.<br />
En primer lugar, porque <strong>de</strong>ssubjetiva al entrevistado. “No es el entrevistado quien<br />
respon<strong>de</strong>. La respuesta es un producto <strong>de</strong> la interacción entre el entrevistador<br />
(sistema observador) y el entrevistado (sistema observado). Hay acciones<br />
objetivadoras por parte <strong>de</strong>l entrevistador y por parte <strong>de</strong>l entrevistado. Pero la acción<br />
objetivadora <strong>de</strong>l entrevistador está estructurada <strong>de</strong> tal forma que limita al máximo<br />
la acción objetivadora <strong>de</strong>l entrevistado. De modo que el entrevistado es más y más<br />
reducido a su papel <strong>de</strong> objeto” (1991: 149).<br />
Pero también <strong>de</strong>ssubjetiva al entrevistador: “(…) el entrevistador pue<strong>de</strong> preguntar,<br />
el entrevistado <strong>de</strong>be respon<strong>de</strong>r. El po<strong>de</strong>r está <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong>l entrevistador, el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong>l<br />
lado <strong>de</strong>l entrevistado. El po<strong>de</strong>r se reserva el azar y atribuye la norma. El entrevistador<br />
no tiene po<strong>de</strong>r propio: está sujetado por una ca<strong>de</strong>na cuyos principales eslabones<br />
están en otra parte” (1991: 149).<br />
Notificados entonces, sugiero tener presente que la finalidad <strong>de</strong> la entrevista, en<br />
consecuencia, no es obtener las respuestas que el entrevistado da a las interrogantes<br />
planteadas, sino hacer fluir el habla social <strong>de</strong> un cierto grupo sobre un tema<br />
<strong>de</strong>terminado. Y esto, en condiciones registrables <strong>de</strong> dicha habla, es <strong>de</strong>cir, mediante<br />
un lenguaje 7 . Y si no po<strong>de</strong>mos acce<strong>de</strong>r directamente a las condiciones espontáneas<br />
6 Rescate que, como se <strong>de</strong>sarrollará más a<strong>de</strong>lante, toca también al investigador.<br />
7 Hecha esta precisión, <strong>de</strong> acá en a<strong>de</strong>lante, emplearé Habla y Lenguaje indistintamente.<br />
173
en que se produce esa habla, <strong>de</strong>bemos apelar a una situación experimental, <strong>de</strong><br />
laboratorio, que llamaremos entrevista para producirla.<br />
Así, será una relación <strong>de</strong> conversación, y no <strong>de</strong> pregunta-respuesta, el mejor<br />
artificio para esta finalidad.<br />
Ibáñez construye su crítica inspirado en la Teoría <strong>de</strong> la Conversación <strong>de</strong> Gordon<br />
Pask. Para éste, la conversación, en tanto unidad mínima <strong>de</strong> la interacción social,<br />
“es compartir conceptos (…) y tiene lugar (en circunstancias favorables) entre<br />
participantes, digamos A y B, como un intercambio útil <strong>de</strong> conceptos” (1995: 533).<br />
Según Pask, lo propio <strong>de</strong> la conversación está en el carácter <strong>de</strong> <strong>los</strong> participantes:<br />
“es una colección sumamente coherente (o entretejida) <strong>de</strong> conceptos distintos, una<br />
entidad diferente o autodistinguida en sí misma, informacionalmente abierta pero en<br />
evolución” (1995: 533).<br />
Sin embargo, esta mirada no nos permite calibrar con precisión lo que implica<br />
para el investigador asumir que su entrevista es en realidad una conversación.<br />
Para <strong>de</strong>sarrollar esta distinción, tomaré el aporte <strong>de</strong> Panikkar (2002) quien nos<br />
sugiere diferenciar el diálogo dialéctico <strong>de</strong>l diálogo dialogal. El dialéctico busca<br />
convencer al otro, “esto es, vencer dialécticamente al otro; o dicho más suavemente,<br />
buscar juntos una verdad sometida a la dialéctica” (2002: 36).<br />
El dialogal, en cambio, pasa <strong>de</strong> la confianza en un campo lógico impersonal (al que<br />
le atribuye o reconoce vali<strong>de</strong>z) a “una confianza mutua en una aventura común hacia<br />
lo <strong>de</strong>sconocido, ya que no po<strong>de</strong>mos establecer a priori que vayamos a enten<strong>de</strong>rnos<br />
el uno al otro ni suponer que el hombre sea un ser exclusivamente lógico” (2002:<br />
36). Es, en <strong>de</strong>finitiva, pasar <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rlo “como la confrontación <strong>de</strong> dos logoi en un<br />
combate caballeresco, sino más bien como un legein <strong>de</strong> dos “dialogantes” que se<br />
escuchan el uno al otro. Y se escuchan para intentar enten<strong>de</strong>r lo que la otra persona<br />
está diciendo, y, sobre todo, lo que quiere <strong>de</strong>cir” (2002: 28).<br />
Entonces, nos acercamos a una comprensión <strong>de</strong> comunicación que pone su<br />
acento en la posibilidad <strong>de</strong> producir un encuentro entre dos subjetivida<strong>de</strong>s: i<strong>de</strong>ntidad<br />
y alteridad.<br />
El venezolano Antonio Pasquali (1990) ubica esta especificidad en su carácter<br />
“privativo <strong>de</strong> las relaciones dialógicas interhumanas o entre personas éticamente<br />
autónomas, y señala justamente el vínculo ético fundamental con un “otro” con quien<br />
“necesito comunicarme”; el “estado abierto” como apertura a, o <strong>de</strong>scubrimientoaceptación<br />
<strong>de</strong> la alteridad en la interlocución, y, por reflejo, <strong>de</strong> una conciencia <strong>de</strong> mí<br />
mismo” (Pasquali, 1990: 50).<br />
La propuesta <strong>de</strong> Pasquali, publicada originalmente en 1963, entien<strong>de</strong> la<br />
Comunicación o relación comunicacional como “aquella que produce (y supone a la<br />
vez) una interacción biunívoca <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong>l con-saber, lo cual sólo es posible cuando<br />
174
entre <strong>los</strong> dos po<strong>los</strong> <strong>de</strong> la estructura relacional (Transmisor-Receptor) rige una ley <strong>de</strong><br />
bivalencia: todo transmisor pue<strong>de</strong> ser receptor, todo receptor pue<strong>de</strong> ser transmisor”<br />
(1990: 49).<br />
Esto se diferenciaría <strong>de</strong> otras relaciones, como en el ámbito cibernético, en las<br />
cuales “sólo pue<strong>de</strong> haber reprocidad <strong>de</strong> informaciones-estímulo y no “diálogo”<br />
(1990: 53). Y por lo mismo, recomienda diferenciar Información <strong>de</strong> Comunicación,<br />
entendiendo a la primera como el envío <strong>de</strong> mensajes sin posibilidad <strong>de</strong> retorno nomecánico,<br />
y a la segunda, como el intercambio <strong>de</strong> mensajes con posibilidad <strong>de</strong><br />
retorno no-mecánico entre po<strong>los</strong> igualmente dotados <strong>de</strong>l máximo coeficiente <strong>de</strong><br />
comunicabilidad (1990: 53).<br />
Así, un buen comunicador no sería una persona con alta capacidad <strong>de</strong> producción<br />
<strong>de</strong> mensajes, sino quien sabe generar condiciones para producir un encuentro <strong>de</strong><br />
subjetivida<strong>de</strong>s.<br />
Esta conceptualización, nos lleva a pensar que la entrevista, en el momento <strong>de</strong><br />
su realización, es la máxima escenificación <strong>de</strong> las implicancias <strong>de</strong> la relación sujetosujeto<br />
en la investigación. Precisamente, por el alcance que tiene enten<strong>de</strong>r que en<br />
esa conversación, en ese diálogo dialógico, son dos subjetivida<strong>de</strong>s las que se ponen<br />
en contacto.<br />
El investigador tiene vedado su objeto <strong>de</strong> estudio, la subjetividad <strong>de</strong>l sujeto, por<br />
dos situaciones complementarias.<br />
En primer lugar, tiene acceso únicamente a un sucedáneo <strong>de</strong> su objeto <strong>de</strong> estudio:<br />
la revelación que el otro le obsequia <strong>de</strong> su subjetividad o interioridad. Revelación<br />
que es obsequiada gracias a la relación dialógica que se pue<strong>de</strong> producir durante la<br />
entrevista. Sí y sólo sí, claro está, el investigador es capaz <strong>de</strong> crear una situación <strong>de</strong><br />
dialogo dialógico con el entrevistado. Esta revelación adquiere la forma <strong>de</strong> lenguaje.<br />
Pero el lenguaje no es, qué duda cabe, la subjetividad <strong>de</strong>l ser.<br />
Y segundo, aunque nuestro objeto <strong>de</strong> estudio fuera observable, o aunque<br />
dispusiéramos <strong>de</strong> <strong>los</strong> dispositivos observacionales que nos permitieran observarlo,<br />
<strong>de</strong> todos modos, no tendríamos acceso a él directamente. Esto, porque nuestra<br />
observación no es pura referencialidad <strong>de</strong> lo objetivo, comprendido como lo externo<br />
al sujeto. Nuestra observación está mediada, en primer lugar, por <strong>los</strong> sentidos: sólo<br />
captamos lo que el<strong>los</strong> nos permiten captar y <strong>de</strong>l modo en que el<strong>los</strong> pue<strong>de</strong>n captar.<br />
Pero a<strong>de</strong>más, el lenguaje es también mediación, en términos <strong>de</strong> que crea un mundo<br />
conceptual que no nos conduce a lo objetivo, sino a la forma en que una <strong>de</strong>terminada<br />
comunidad <strong>de</strong> sentido capta esa externalidad.<br />
El problema metodológico <strong>de</strong> lo cualitativo, en consecuencia, consiste en asumir<br />
que trabajamos con un sucedáneo <strong>de</strong> nuestro objeto <strong>de</strong> estudio.<br />
175
A falta <strong>de</strong> pan<br />
Recapitulemos: po<strong>de</strong>mos ver la acción pero no el sentido <strong>de</strong> la acción. Para llegar<br />
al sentido <strong>de</strong> la acción <strong>de</strong>bemos entrar al mundo simbólico <strong>de</strong>l otro. Entrar al mundo<br />
simbólico <strong>de</strong>l otro es entrar a su lenguaje.<br />
“Para el investigador social el lenguaje es instrumento y objeto” (1991: 102),<br />
escribió Ibáñez. No po<strong>de</strong>mos llegar más allá <strong>de</strong>l lenguaje, pero tampoco <strong>de</strong>bemos<br />
<strong>de</strong>tenernos antes.<br />
La condición <strong>de</strong> nuestro objeto <strong>de</strong> estudio no <strong>de</strong>be inmovilizarnos: refiere a un<br />
problema metodológico, no <strong>de</strong> otro tipo, ya que tiene que ver con una cuestión<br />
ontológica <strong>de</strong> la especificidad <strong>de</strong> lo que estudiamos. Y como dificultad metodológica,<br />
requiere imaginación.<br />
Por ello, sugiero verlo como un energizante para buscar una solución.<br />
En esta línea, es iluminadora la propuesta <strong>de</strong> Chartier, quien relativiza la capacidad<br />
<strong>de</strong> la Historia <strong>de</strong> construir una referencialidad directa al pasado. “Cuando sucumbe a<br />
”la quimera <strong>de</strong>l origen”, la historia arrastra, no siempre con clara conciencia <strong>de</strong> ello,<br />
varios presupuestos: que cada momento histórico es un todo homogéneo, dotado<br />
<strong>de</strong> una significación i<strong>de</strong>al y única, presente en cada una <strong>de</strong> las realida<strong>de</strong>s que lo<br />
componen y lo expresan; que el <strong>de</strong>venir histórico está organizado como un continuo<br />
necesario; que <strong>los</strong> hechos se enca<strong>de</strong>nan y se generan en un flujo ininterrumpido,<br />
lo que permite <strong>de</strong>cidir que uno <strong>de</strong> el<strong>los</strong> es la “causa” <strong>de</strong>l otro” (1995: 116 y 117). En<br />
virtud <strong>de</strong> lo anterior, una distinción: la Historia, <strong>de</strong>be enten<strong>de</strong>rse como una actividad<br />
que se relaciona unívocamente con el pasado; la historiografía, como el resultado<br />
<strong>de</strong> la acción <strong>de</strong> un sujeto por tratar <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su propia historicidad, la<br />
historicidad <strong>de</strong> otros.<br />
Enten<strong>de</strong>r así la ciencia, nos permite, con Ibáñez, asumir que “lo que se observa<br />
es la observación. Con lo que la observación se hace reflexiva. Si la observación<br />
colapsa la virtualidad ondulatoria <strong>de</strong>l objeto es una corpuscularidad actual, el sujeto<br />
y el objeto ya no son separables” (1991: 111).<br />
Somos sujetos investigando sujetos precisamente porque nuestro objeto <strong>de</strong><br />
estudio nos es vedado, y, a través <strong>de</strong> la entrevista, generamos un, reitero la figura,<br />
sucedáneo <strong>de</strong> ese objeto <strong>de</strong> estudio: un lenguaje, un habla.<br />
La consecuencia metodológica es que estamos imposibilitados <strong>de</strong> conocer, y<br />
sólo po<strong>de</strong>mos interpretar. Siguiendo a Geertz, “Creyendo con Max Weber que el<br />
hombre es un animal inserto en tramas <strong>de</strong> significación que él mismo ha tejido,<br />
consi<strong>de</strong>ro que la cultura es esa urdimbre y que el análisis <strong>de</strong> la cultura ha <strong>de</strong><br />
ser por lo tanto, no una ciencia experimental en busca <strong>de</strong> leyes, sino una ciencia<br />
interpretativa en busca <strong>de</strong> significaciones” (1992: 20).<br />
Digámoslo ahora en términos epistemológicos, al amparo <strong>de</strong> la propuesta<br />
176
hermenéutica <strong>de</strong> Gadamer, quien sitúa el Conocer en el ámbito <strong>de</strong> la Historicidad,<br />
lo cual lo <strong>de</strong>ja liberado “<strong>de</strong> las inhibiciones ontológicas <strong>de</strong>l prejuicio científico <strong>de</strong> la<br />
verdad” (2003: 331).<br />
Así, Conocer queda propuesto como un acto <strong>de</strong> interpretar, en cuanto siempre<br />
hay un sujeto <strong>de</strong> la observación; y quien observa (o lee un texto, en términos <strong>de</strong><br />
Gadamer) lo hace siempre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un lugar y con un arsenal <strong>de</strong> observación dado<br />
por su momento histórico: “El que quiere compren<strong>de</strong>r un texto realiza siempre un<br />
proyectar. (…) La comprensión <strong>de</strong> lo que pone en el texto consiste precisamente<br />
en la elaboración <strong>de</strong> este proyecto previo, que por supuesto tiene que ir siendo<br />
constantemente revisado en base a lo que vaya resultando conforme se avanza en<br />
la penetración <strong>de</strong>l sentido” (2003: 333).<br />
Des<strong>de</strong> la vereda metodológica, una referencia similar entrega Gid<strong>de</strong>ns:<br />
“La generación <strong>de</strong> <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong> actos por <strong>los</strong> actores cotidianos no es<br />
episódica respecto <strong>de</strong> la vida social como praxis en <strong>de</strong>sarrollo, sino que<br />
integra absolutamente su producción y es inseparable <strong>de</strong> esta, puesto que la<br />
caracterización <strong>de</strong> lo que otros hacen, y más restringidamente sus intenciones<br />
y razones para lo que hacen, es lo que posibilita la intersubjetividad por la cual<br />
se realiza la transferencia <strong>de</strong>l intento comunicativo. En estos términos se <strong>de</strong>be<br />
consi<strong>de</strong>rar la Verstehen: no como un método especial <strong>de</strong> entrada en el mundo<br />
social que es peculiar <strong>de</strong> las ciencias sociales, sino como la condición ontológica<br />
<strong>de</strong> la sociedad humana como es producida y reproducida por sus miembros”<br />
(2001: 182).<br />
La pregunta metodológica, en consecuencia, se radica en cómo hacer una mejor<br />
interpretación.<br />
Una pista la encuentro en la propuesta <strong>de</strong> Geertz <strong>de</strong> diferenciar <strong>de</strong>scripciones<br />
<strong>de</strong>nsas <strong>de</strong> superficiales. A éstas, las entien<strong>de</strong> como la pura <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la acción<br />
<strong>de</strong>l otro. A las <strong>de</strong>nsas, en tanto, como “una jerarquía estratificada <strong>de</strong> estructuras<br />
significativas” (1992: 22), que les permiten a <strong>los</strong> actores producir, percibir e interpretar<br />
la acción social en su contexto cultural.<br />
El investigador, en consecuencia, llega a un mundo que le es <strong>de</strong>sconocido. Su<br />
pura observación, como ya he dicho, le sirve únicamente para <strong>de</strong>scribir lo que ve.<br />
Para dar el paso hacia la comprensión o interpretación, <strong>de</strong>be asumir que su propia<br />
carga conceptual pue<strong>de</strong> transformarse en un estorbo, a menos que sea capaz <strong>de</strong><br />
enten<strong>de</strong>rla como aquello que, simultáneamente, le permite mirar, y le <strong>de</strong>forma la<br />
mirada.<br />
De modo tal que <strong>los</strong> conceptos <strong>de</strong> <strong>los</strong> cuales disponen estén preparados para la<br />
operación hermenéutica que propone Gadamer: “El que quiere compren<strong>de</strong>r un texto<br />
tiene que estar en principio dispuesto a <strong>de</strong>jarse <strong>de</strong>cir algo por él. Una conciencia<br />
formada hermenéuticamente tiene que mostrarse receptiva <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio para<br />
177
la alteridad <strong>de</strong>l texto. Pero esta receptividad no presupone ni “neutralidad” frente a<br />
las cosas ni tampoco autocancelación, sino que incluye una matizada incorporación<br />
<strong>de</strong> las propias opiniones previas y prejuicios. Lo que importa es hacerse cargo <strong>de</strong><br />
las propias anticipaciones, con el fin <strong>de</strong> que el texto mismo pueda presentarse en su<br />
alteridad y obtenga así la posibilidad <strong>de</strong> confrontar su verdad objetiva con las propias<br />
opiniones previas” (2003: 336).<br />
De lo contrario, estaríamos en una situación como la que grafica Miquel Rodrigo<br />
al relatar la siguiente historia: “Nain-in, un maestro japonés <strong>de</strong> la era Meiji (1868-<br />
1912) recibió cierto día la visita <strong>de</strong> un erudito, profesor en la Universidad, que venía<br />
a informarse acerca <strong>de</strong>l Zen. Nain-in sirvió el té. Colmó hasta el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la taza<br />
<strong>de</strong> su huésped, y entonces, en vez <strong>de</strong> <strong>de</strong>tenerse, siguió vertiendo té sobre ella con<br />
toda naturalidad. El erudito contemplaba absorto la escena, hasta que al fin no pudo<br />
contenerse más. “Está ya llena hasta <strong>los</strong> topes. No siga, por favor”. “Como esta taza<br />
- dijo entonces Nain - in - estás tú lleno <strong>de</strong> tus propias opiniones y especulaciones.<br />
¿Cómo podría enseñarle lo que es el Zen a menos que vacíes primero tu taza?”<br />
(1999: 10).<br />
Por qué rescatar el habla<br />
La preocupación por el lenguaje no es nueva, pero ha adquirido un vigor especial<br />
en este tiempo. Tiene que ver con la emergencia <strong>de</strong> <strong>los</strong> paradigmas interpretativos,<br />
sin duda, pero tiene que ver también con la propia fi<strong>los</strong>ofía <strong>de</strong>l lenguaje.<br />
Acá sin duda que influye el trabajo <strong>de</strong> Austin y <strong>los</strong> actos <strong>de</strong> habla. En su texto clásico<br />
(Cómo hacer cosas con palabras), repara en el hecho que “durante mucho tiempo <strong>los</strong><br />
filósofos han presupuesto que el papel <strong>de</strong> un “enunciado” sólo pue<strong>de</strong> ser “<strong>de</strong>scribir”<br />
algún estado <strong>de</strong> cosas, o “enunciar algún hecho” con verdad o falsedad” (1996:<br />
41). Sin embargo, asume, que el lenguaje no sólo es usado con fines <strong>de</strong>scriptivos,<br />
sino que también sirve para hacer algo, como ocurre con <strong>los</strong> actos ilocucionarios:<br />
“A menudo, e incluso normalmente, <strong>de</strong>cir algo producirá ciertas consecuencias o<br />
efectos sobre <strong>los</strong> sentimientos, pensamientos o acciones <strong>de</strong>l auditorio o <strong>de</strong> quien<br />
emite la expresión, o <strong>de</strong> otras personas” (Austin, 1996: 145).<br />
Para po<strong>de</strong>r interpretar la Entrevista, <strong>los</strong> actos <strong>de</strong>l habla, o la pragmática <strong>de</strong> la<br />
comunicación, nos servirán únicamente como aporte teórico. Ello, por cuanto nos<br />
permiten enten<strong>de</strong>r que el entrevistado no es un vocero <strong>de</strong> su subjetividad individual,<br />
sino <strong>de</strong> una intersubjetividad, esto es, <strong>de</strong> la subjetividad social o cultural <strong>de</strong> la que<br />
participa. Así, lo trataremos como un vocero social.<br />
Esto, en el entendido que, como ya fue dicho, nuestra cultura nos prepara no sólo<br />
para percibir, también nos prepara para hablar.<br />
Como expone Del Villar, existe un régimen <strong>de</strong> lo nombrable y <strong>de</strong> lo percibible, es<br />
178
<strong>de</strong>cir, “una construcción social <strong>de</strong> taxinomias perceptivas, y taxinomias lingüísticas,<br />
que pue<strong>de</strong>n estar o no en correspon<strong>de</strong>ncia. No es el espectáculo <strong>de</strong> la vida real o<br />
el grado <strong>de</strong> iconicidad <strong>de</strong>l objeto lo que hace posible la comprensión <strong>de</strong> <strong>los</strong> objetos,<br />
es la cultura quien establece la taxinomia, incluso la diferencia entre cualida<strong>de</strong>s<br />
sustantivas (rasgos pertinentes) y cualida<strong>de</strong>s adjetivas (rasgos irrelevantes) no es<br />
absoluta, sino que es propia <strong>de</strong> la cultura blanca” (s/f: versión digital). Así, el lenguaje<br />
lingüístico es entendido como un metacódigo inteligibilizador.<br />
Y este no es producto <strong>de</strong> un puro individuo, sino <strong>de</strong> las culturas, lo cual, permite a<br />
Stanley Fish proponer el concepto <strong>de</strong> Comunida<strong>de</strong>s Interpretativas, que Mirta Varela<br />
presenta como “integradas por aquel<strong>los</strong> que comparten estrategias interpretativas no<br />
para leer sino para escribir textos, para constituir sus propieda<strong>de</strong>s, en otras palabras,<br />
estas estrategias existen previamente al acto <strong>de</strong> leer y en consecuencia <strong>de</strong>terminan<br />
la forma <strong>de</strong> lo que se lee antes que -como se cree- a la inversa” (1999: 97).<br />
De modo tal que la lectura no es acto individual, sino que tanto el texto como<br />
la cultura establecen <strong>los</strong> límites <strong>de</strong> la interpretación. “El concepto <strong>de</strong> comunidad<br />
interpretativa es la respuesta (o la prevención) a <strong>los</strong> ataques <strong>de</strong> subjetivismo y<br />
<strong>de</strong>scontructivismo radical. Frente a aquel<strong>los</strong> que temen <strong>los</strong> efectos <strong>de</strong> una teoría<br />
que piense <strong>los</strong> sujetos interpretando libremente en soledad Fish opone <strong>los</strong> límites<br />
sociales <strong>de</strong> la comunidad interpretativa” (Varela, 1999: 97).<br />
En <strong>de</strong>finitiva, se trata <strong>de</strong> ver que participar en una sociedad implica necesariamente<br />
saber reconocer el or<strong>de</strong>n simbólico que hay en ella y que le permite funcionar. Es por<br />
esto que Geertz sostiene que la cultura es pública: “aunque contiene i<strong>de</strong>as, no existe<br />
en la cabeza <strong>de</strong> alguien; aunque no es física, no es una entidad oculta” (1992: 24).<br />
Des<strong>de</strong> una perspectiva pragmática, entonces, po<strong>de</strong>mos ubicar al lenguaje como<br />
aquel dispositivo que contiene <strong>los</strong> significados que <strong>los</strong> integrantes <strong>de</strong> una cultura<br />
requieren para ser consi<strong>de</strong>rados tales. De allí la importancia <strong>de</strong>l lenguaje: “El or<strong>de</strong>n<br />
social es <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l <strong>de</strong>cir: está hecho <strong>de</strong> dictados (que prescriben caminos) e<br />
interdicciones (que proscriben caminos). (…) Las distintas perspectivas son en<br />
función <strong>de</strong> cómo use el lenguaje como instrumento y cómo lo alcance como objeto”<br />
(Ibáñez, 1991: 101 y 102).<br />
Por esto, a la sicología social construccionista le ha parecido más conveniente<br />
hablar <strong>de</strong> repertorios interpretativos que <strong>de</strong> comunida<strong>de</strong>s interpretativas, ya que<br />
es un concepto que da mejor cuenta <strong>de</strong>l aspecto productivo, y no <strong>de</strong> apropiación,<br />
que implica el lenguaje. “Los repertorios interpretativos se pue<strong>de</strong>n consi<strong>de</strong>rar<br />
como <strong>los</strong> elementos esenciales que <strong>los</strong> hablantes utilizan para construir versiones<br />
<strong>de</strong> las acciones, <strong>los</strong> procesos cognitivos y otros fenómenos. Cualquier repertorio<br />
interpretativo <strong>de</strong>terminado está constituido por una restringida gama <strong>de</strong> términos<br />
usados <strong>de</strong> manera estilística y gramaticalmente específica. Normalmente estos<br />
términos <strong>de</strong>rivan <strong>de</strong> una o más metáforas clave, y la presencia <strong>de</strong> un repertorio a<br />
179
menudo está señalada por ciertos tropos o figuras <strong>de</strong>l discurso” (Wetherell y Potter,<br />
1996: p. 66).<br />
Este constreñimiento cultural respecto al régimen <strong>de</strong> lo nombrable, <strong>de</strong> lo que<br />
po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir, es lo que justifica nuestra ubicación <strong>de</strong>l entrevistado como Vocero<br />
Social.<br />
Ya estamos en condiciones <strong>de</strong> comenzar con la estrategia <strong>de</strong> interpretación <strong>de</strong> la<br />
entrevista.<br />
Transcribo, luego ¿qué?<br />
Terminada la entrevista, y seguramente satisfechos y vueltos a confirmar en<br />
nuestra capacidad <strong>de</strong> generar empatía con nuestros entrevistados, <strong>los</strong> investigadores,<br />
o nuestros ayudantes, nos vemos en la misma tarea: transcribir la entrevista, o<br />
<strong>de</strong>scasetearla.<br />
Una vez <strong>de</strong>scaseteada, lo que tenemos como objeto <strong>de</strong> estudio son papeles<br />
escritos, en <strong>de</strong>finitiva, impresos, son textos, y empieza nuestro drama: qué hago con<br />
ese texto, y cómo me las arreglo para dar vali<strong>de</strong>z a <strong>los</strong> resultados.<br />
Partamos con una observación general. Hacer investigación cualitativa, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
la perspectiva que vengo exponiendo, <strong>de</strong>manda, inexorablemente, hacer análisis<br />
<strong>de</strong> discurso, es <strong>de</strong>cir, analizar el texto escrito en que transformamos la entrevista al<br />
transcribir la conversación. Ello, por lo ya dicho: el lenguaje aparece como nuestro<br />
verda<strong>de</strong>ro objeto <strong>de</strong> estudio.<br />
Analizar interpretativamente el texto, exige tener presente qué es lo que se busca<br />
encontrar en él. Como ya planteé, no entrevistamos para conocer las respuestas <strong>de</strong>l<br />
entrevistado a nuestras preguntas.<br />
No interesan las respuestas como dato, por tres motivos.<br />
Primero, en una relación <strong>de</strong> entrevista, la pregunta sesga. “Aunque la respuesta<br />
particular no esté sugerida, el conjunto <strong>de</strong> respuestas está <strong>de</strong>terminado por la<br />
pregunta. La pregunta es la frontera que transforma una colección <strong>de</strong> respuestas<br />
en conjunto, lo que proscribe todas las respuestas que no se ajusten a la forma <strong>de</strong>l<br />
conjunto” (Ibáñez, 1991: 151).<br />
Segundo, porque el entrevistado estará tentado a contestar lo políticamente<br />
correcto. En este sentido, ayuda la hipótesis <strong>de</strong>l silencio, que <strong>de</strong>sarrolla la alemana<br />
Noelle-Neumann: “La teoría <strong>de</strong> la espiral <strong>de</strong>l silencio se apoya en el supuesto <strong>de</strong> que<br />
la sociedad -y no sólo <strong>los</strong> grupos en que <strong>los</strong> miembros se conocen mutuamenteamenaza<br />
con el aislamiento y la exclusión a <strong>los</strong> individuos que se <strong>de</strong>svían <strong>de</strong>l<br />
consenso. (...) Este miedo al aislamiento hace que la gente intente comprobar<br />
constantemente qué opiniones y modos <strong>de</strong> comportamiento son aprobados o<br />
180
<strong>de</strong>saprobados en su medio, y qué opiniones y formas <strong>de</strong> comportamiento están<br />
ganando o perdiendo fuerza” (1995: 259).<br />
Y tercero, porque andamos buscando otra cosa. Ya se dijo que la entrevista<br />
interesa como artificio para permitir que el investigador pueda registrar el habla<br />
sobre un tema <strong>de</strong>terminado.<br />
Esta habla nos permite realizar sobre ella lo que Verón llama semiosis social, que<br />
metodológicamente se traduce en que “la posibilidad <strong>de</strong> todo análisis <strong>de</strong>l sentido<br />
<strong>de</strong>scansa sobre la hipótesis según la cual el sistema productivo <strong>de</strong>ja huellas en<br />
<strong>los</strong> productos y que el primero pue<strong>de</strong> ser (fragmentariamente) reconstruido a partir<br />
<strong>de</strong> una manipulación <strong>de</strong> <strong>los</strong> segundos. Dicho <strong>de</strong> otro modo, analizando productos,<br />
apuntamos a procesos” (1993: 124). Y aña<strong>de</strong>: “sólo en el nivel <strong>de</strong> la discursividad, el<br />
sentido manifiesta sus <strong>de</strong>terminaciones sociales y <strong>los</strong> fenómenos sociales <strong>de</strong>velan<br />
su dimensión significante. Es por ello que una sociosemiótica sólo pue<strong>de</strong> ser una<br />
teoría <strong>de</strong> la producción <strong>de</strong> <strong>los</strong> discursos sociales” (Verón, 1993: 126).<br />
El discurso que el entrevistado produjo durante la entrevista, entonces, pue<strong>de</strong> ser<br />
entendido como un discurso social, en términos <strong>de</strong> que él nos permite recuperar la<br />
información semántica con que operan <strong>los</strong> hablantes (Murillo, 2004: 370).<br />
Acá po<strong>de</strong>mos aprovechar las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> Eco respecto al Lector Mo<strong>de</strong>lo, es <strong>de</strong>cir, a<br />
la cooperación interpretativa que el autor presupone <strong>de</strong>l lector a la hora <strong>de</strong> producir<br />
su texto 8 . “Para organizar su estrategia textual, un autor <strong>de</strong>be referirse a una serie <strong>de</strong><br />
competencias (expresión más amplia que “conocimiento <strong>de</strong> <strong>los</strong> códigos”) capaces<br />
<strong>de</strong> dar contenido a las expresiones que utiliza. Debe suponer que el conjunto <strong>de</strong><br />
competencias a que se refiere es el mismo al que se refiere su lector” (1993: 80).<br />
En la propuesta interpretativa que formulo, el acento <strong>de</strong>berá estar sobre lo No<br />
Dicho: “significa no manifiesto en la superficie, en el plano <strong>de</strong> la expresión: pero<br />
precisamente son esos elementos no dichos <strong>los</strong> que <strong>de</strong>ben actualizarse en la etapa<br />
<strong>de</strong> la actualización <strong>de</strong> contenido” (Eco, 1993: 74).<br />
En consecuencia, el entrevistado es un Vocero Social en tanto ocupa <strong>los</strong> tácitos<br />
propios <strong>de</strong>l repertorio interpretativo <strong>de</strong>l grupo social al que pertenece. La labor<br />
<strong>de</strong>l analista, entonces, consiste precisamente en ser capaz <strong>de</strong> encontrar dichos<br />
tácitos.<br />
Representaciones y Mentalidad<br />
Hasta aquí he planteado que no se trata <strong>de</strong> buscar significación en la estructura,<br />
sino las huellas <strong>de</strong> subjetividad, en tanto particularida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su grupo social, que el<br />
sujeto puso en su relato.<br />
8 Si bien Eco está pensando en <strong>los</strong> textos escritos, y no en las transcripciones <strong>de</strong> entrevistas, estimo que se pue<strong>de</strong>n aprovechar<br />
sus aportes.<br />
181
Si pensamos en particularida<strong>de</strong>s, pensamos en un tipo <strong>de</strong> conocimiento que es<br />
compartido por un grupo específico. El concepto <strong>de</strong> representación social será útil<br />
en esta etapa.<br />
Jo<strong>de</strong>let (1991) expone que la representación social, en cuanto conocimiento social,<br />
“se constituye a partir <strong>de</strong> nuestras experiencias, pero también <strong>de</strong> las informaciones,<br />
conocimientos y mo<strong>de</strong><strong>los</strong> <strong>de</strong> pensamiento que recibimos y transmitimos a través <strong>de</strong><br />
la tradición, la educación y la comunicación social. De este modo, este conocimiento<br />
es, en muchos aspectos, un conocimiento socialmente elaborado y compartido”<br />
(1991: 473).<br />
Como sostiene Mora, “es una modalidad particular <strong>de</strong>l conocimiento, cuya función<br />
es la elaboración <strong>de</strong> <strong>los</strong> comportamientos y la comunicación entre <strong>los</strong> individuos.<br />
(…) es el conocimiento <strong>de</strong> sentido común que tiene como objetivos comunicar, estar<br />
al día y sentirse <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l ambiente social y que se origina en el intercambio <strong>de</strong><br />
comunicaciones <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l grupo social. Es una forma <strong>de</strong> conocimiento a través <strong>de</strong><br />
la cual quien conoce se coloca <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> lo que conoce” (2002: 7).<br />
Esta dimensión social <strong>de</strong>l conocimiento que nos propone la Representación Social<br />
“se traduce en el significado y la utilidad que les son conferidos a las representaciones.<br />
También incluye la integración cognoscitiva <strong>de</strong>l objeto representado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l<br />
sistema <strong>de</strong> pensamiento preexistente y las transformaciones que experimente”<br />
(Peña y Gonzales, 2004: 329).<br />
Las representaciones sociales, en este sentido, permiten una operación clave<br />
para la investigación social. Esta es, unir al individuo con el conglomerado mayor:<br />
“Se plantea entonces <strong>de</strong> una forma nueva la relación entre la conciencia y el<br />
pensamiento, cercana a la <strong>de</strong> <strong>los</strong> sociólogos <strong>de</strong> tradición durkheimiana, que pone<br />
el acento sobre <strong>los</strong> esquemas o <strong>los</strong> contenidos <strong>de</strong>l pensamiento que, aunque se<br />
enuncien en el modo individual, son en realidad <strong>los</strong> condicionamientos no conocidos<br />
e interiorizados que hacen que un grupo o una sociedad comparta, sin necesidad <strong>de</strong><br />
que sea explícito, un sistema <strong>de</strong> representaciones y un sistema <strong>de</strong> valores” (Chartier,<br />
1992: 151).<br />
Condicionamientos, en términos <strong>de</strong> que, según Chartier, tienen impacto sobre<br />
la acción, ya que, como afirma al estudiar <strong>los</strong> orígenes culturales <strong>de</strong> la revolución<br />
francesa, “no es en modo alguno establecer sus causas, sino más bien situar algunas<br />
<strong>de</strong> las condiciones que la hicieron posible, posible por ser pensable” (1995: 14).<br />
Es <strong>de</strong>cir, existe una cierta relación entre <strong>los</strong> paradigmas en <strong>los</strong> que nos movemos,<br />
y las acciones que efectuamos. Así, <strong>de</strong> las representaciones po<strong>de</strong>mos llegar a<br />
la práctica, y acá el concepto <strong>de</strong> Mentalidad, en Chartier, operará como aquella<br />
unidad mayor que permite englobar las distintas representaciones, y que “regula, sin<br />
explicitarse, las representaciones y <strong>los</strong> juicios <strong>de</strong> sujetos en sociedad” (1992: 23).<br />
Noción <strong>de</strong> Mentalidad, similar a la <strong>de</strong> universo simbólico que sugieren Berger y<br />
182
Luckmann. Estos autores sostienen que se requiere una función <strong>de</strong> legitimación en<br />
el conocimiento cotidiano, que “consiste en lograr que las objetivaciones <strong>de</strong> “primer<br />
or<strong>de</strong>n” ya institucionalizadas lleguen a ser objetivamente disponibles y subjetivamente<br />
plausibles” (1995: 102 y 121). Si no cumplieran la segunda, claro, el conocimiento<br />
cotidiano no nos permitiría funcionar con éxito en la vida cotidiana, es <strong>de</strong>cir, “explica<br />
el or<strong>de</strong>n institucional atribuyendo vali<strong>de</strong>z cognoscitiva a sus significados objetivados.<br />
La legitimación justifica el or<strong>de</strong>n institucional adjudicando dignidad normativa a sus<br />
imperativos prácticos” (Berger y Luckmann, 1995: 122).<br />
Y el Universo Simbólico se ubica en el mayor nivel <strong>de</strong> legitimación, por cuanto “son<br />
cuerpos <strong>de</strong> tradición teórica que integran zonas <strong>de</strong> significado diferentes y abarcan<br />
el or<strong>de</strong>n institucional en una totalidad simbólica” (Berger y Luckmann, 1995: 124).<br />
Partir <strong>de</strong> las Representaciones, para alcanzar luego la Mentalidad, o el Universo<br />
Simbólico, ofrece un itinerario para llegar a compren<strong>de</strong>r el registro que <strong>los</strong> individuos<br />
<strong>de</strong> un mismo grupo social comparten para explicarse el sentido <strong>de</strong> su acción, y por<br />
lo tanto, aquello que les permite hacer posibles ciertas cuestiones, posible porque es<br />
pensable. Y esto es lo que po<strong>de</strong>mos compren<strong>de</strong>r.<br />
Hermenéutica: una propuesta metodológica<br />
¿Cómo encontrar las marcas sociales en el discurso, es <strong>de</strong>cir, en la entrevista<br />
transcrita?<br />
La parte medular <strong>de</strong>l método <strong>de</strong>be hacerse teniendo en cuenta, como dicen<br />
Taylor y Bogdan, que el científico social cualitativo es alentado a crear su propio<br />
método: “Se siguen lineamientos orientadores, pero no reglas. Los métodos sirven<br />
al investigador; nunca es el investigador el esclavo <strong>de</strong> un procedimiento o técnica”<br />
(1986: 23)<br />
Entonces, correspon<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r que en la literatura se encontrarán referentes<br />
teóricos o conceptuales, que aportan más como una estrategia que como un método<br />
propiamente tal.<br />
En este sentido, cabe tener presente que el análisis <strong>de</strong> discurso pue<strong>de</strong> tener tanto<br />
un fin <strong>de</strong>scriptivo como un fin inferencial, y constituye una técnica eminentemente<br />
cualitativa que no está limitada al contenido manifiesto <strong>de</strong> <strong>los</strong> mensajes sino que<br />
pue<strong>de</strong> exten<strong>de</strong>rse a su contenido latente.<br />
Acá, las mayores recomendaciones las recojo <strong>de</strong> la Hermenéutica. En especial,<br />
<strong>de</strong> la insistencia <strong>de</strong> Gadamer en que cuando se analiza, “lo que uno entien<strong>de</strong> es que<br />
está comprendiendo el texto mismo. Pero esto quiere <strong>de</strong>cir que en la resurrección<br />
<strong>de</strong>l sentido <strong>de</strong>l texto se encuentran ya siempre implicadas las i<strong>de</strong>as propias <strong>de</strong>l<br />
intérprete. El horizonte <strong>de</strong> éste resulta <strong>de</strong> este modo siempre <strong>de</strong>terminante, pero<br />
tampoco él pue<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rse a su vez como un punto <strong>de</strong> vista propio que se<br />
mantiene o impone, sino más bien como una opinión o posibilidad que uno pone en<br />
183
juego y que ayudará a apropiarse <strong>de</strong> verdad <strong>de</strong> lo que dice el texto” (2003: 467).<br />
Sin embargo, esto tiene, precisamente por ubicarse únicamente en un nivel <strong>de</strong><br />
recomendación, un problema metodológico, ya que “aunque pue<strong>de</strong> pensarse que<br />
el acto <strong>de</strong> interpretación es una reducción fenomenológica que extrae una esencia<br />
textual, <strong>los</strong> pasos <strong>de</strong> la reducción con frecuencia no están explícitos. Como resultado<br />
<strong>de</strong> ello, no pue<strong>de</strong> normalmente convertirse <strong>de</strong> modo significativo en un objeto <strong>de</strong><br />
(<strong>de</strong>s)acuerdo intersubjetivo en el seno <strong>de</strong> una comunidad científica o en foro público.<br />
Lo que ocurre más bien es que la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> una interpretación <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> una<br />
confianza más universal en la pericia y la sensibilidad <strong>de</strong>l erudito, su legitimidad<br />
y su autoridad, o, quizás, <strong>de</strong> una sensación <strong>de</strong> que la interpretación es original y<br />
estimulante” (Jensen, 1993: 43).<br />
Pero por otro lado se corre el riesgo <strong>de</strong> pensar que existe un modo <strong>de</strong> objetivar la<br />
comprensión, olvidando que la comprensión siempre será comprensión.<br />
En <strong>de</strong>finitiva, la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> la interpretación seguirá radicada en dos cuestiones.<br />
Una, la calidad <strong>de</strong> la teoría que permita sustentar tanto la interpretación como<br />
el método. Esto es, tanto la comprensión <strong>de</strong>l lenguaje como espacio <strong>de</strong> mediación<br />
simbólica, como el ámbito propio <strong>de</strong> la investigación. Esto garantiza, la interpretación<br />
erudita.<br />
Sin el soporte teórico, lo analizado no respon<strong>de</strong> a un marco interpretativo que<br />
permita hacer juicios sobre su vali<strong>de</strong>z. A esto se refiere Geertz cuando expone que<br />
“el vicio dominante <strong>de</strong> <strong>los</strong> enfoques interpretativos <strong>de</strong> cualquier cosa -literatura,<br />
sueños, síntomas, cultura- consiste en que tales enfoques tien<strong>de</strong>n a resistir (o se les<br />
pue<strong>de</strong> resistir) la articulación conceptual y a escapar así a <strong>los</strong> modos sistemáticos <strong>de</strong><br />
evaluación. (…) Aprisionada en lo inmediato <strong>de</strong> <strong>los</strong> propios <strong>de</strong>talles, la interpretación<br />
es presentada como válida en sí misma o, lo que es peor, como validada por la<br />
supuestamente <strong>de</strong>sarrollada sensibilidad <strong>de</strong> la persona que la presente; todo<br />
intento <strong>de</strong> formular la interpretación en términos que no sean <strong>los</strong> suyos propios<br />
es consi<strong>de</strong>rado una parodia o, para <strong>de</strong>cirlo con la expresión más severa que usan<br />
<strong>los</strong> antropólogos para <strong>de</strong>signar el abuso moral, como un intento etnocéntrico”<br />
(1992: 35).<br />
Como se <strong>de</strong>sarrollará más a<strong>de</strong>lante, lo importante <strong>de</strong>l apoyo conceptual es<br />
alcanzar una operacionalización fundada <strong>de</strong> <strong>los</strong> conceptos, para llevar a<strong>de</strong>lante el<br />
análisis interpretativo.<br />
Y dos, la <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong> plausibilidad que podamos ofrecer <strong>de</strong> la inferencia<br />
realizada <strong>de</strong> la entrevista. Inferencia, la entiendo como “el término colectivo para<br />
toda la información implícita que pue<strong>de</strong> aprehen<strong>de</strong>rse a partir <strong>de</strong> un discurso. El<br />
término inferencia (<strong>de</strong>l latín “inferre” que significa “llevar a<strong>de</strong>ntro”) se utiliza para<br />
<strong>de</strong>notar el fenómeno <strong>de</strong> que el discurso apela a conocimientos o datos que pue<strong>de</strong>n<br />
utilizarse para compren<strong>de</strong>r la información” (Renkema, 1999: 201).<br />
184
La particularidad <strong>de</strong> la inferencia en el análisis interpretativo que propongo, está<br />
en que el investigador se ubica fuera <strong>de</strong>l repertorio interpretativo en que se mueve<br />
el entrevistado. Por lo tanto, su labor es hacer latente <strong>los</strong> contenidos implícitos <strong>de</strong>l<br />
discurso. Y así dar con aquello que permite sostener la representación social a la<br />
cual el entrevistado apela.<br />
Pereña, en un texto que sirve <strong>de</strong> homenaje a Jesús Ibáñez 9 , llama a este tránsito<br />
pasar <strong>de</strong> la significación al sentido, que lo ejemplifica sicoanalíticamente diciendo<br />
que equivale a abandonar el síntoma, para dar con el fantasma.<br />
Para graficar su propuesta, Pereña cita una anécdota que le escuchó relatar al<br />
propio Ibáñez:<br />
“He aquí un alemán <strong>de</strong> origen judío que acu<strong>de</strong> a un amigo alemán <strong>de</strong> origen ario<br />
para comunicarle su <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> abandonar Alemania. Ante la sorpresa <strong>de</strong>l amigo,<br />
que le arguye que nadie persigue a <strong>los</strong> judíos y que incluso le tilda <strong>de</strong> paranoico, el<br />
judío en cuestión le cuenta lo siguiente:<br />
- Hice un muestreo en la población y les pregunté si les parecía correcto la<br />
eliminación <strong>de</strong> judíos y farmacéuticos.<br />
En ese momento el amigo le interrumpe:<br />
- ¿Por qué <strong>los</strong> farmacéuticos?<br />
A lo que el judío respon<strong>de</strong>:<br />
- Justamente eso preguntaron <strong>los</strong> encuestados. ¿Ves entonces que <strong>de</strong>bo<br />
irme?” 10<br />
El alemán <strong>de</strong> origen judío <strong>de</strong> la anécdota realiza, sin duda, una inferencia<br />
hermenéutica <strong>de</strong> las respuestas <strong>de</strong> sus encuestados, y gracias a ella es capaz <strong>de</strong><br />
construir el tácito que permite que una cierta representación <strong>de</strong> judío se instale en<br />
esa comunidad <strong>de</strong> sentido: es factible pensar que <strong>los</strong> judíos son eliminables.<br />
Pasar <strong>de</strong>l síntoma al fantasma aporta a reconocer <strong>los</strong> tácitos, en la medida que es<br />
una táctica para i<strong>de</strong>ntificar aquello que permite al sujeto <strong>de</strong>cir lo que dice, es <strong>de</strong>cir, da<br />
cuenta <strong>de</strong> aquella parte naturalizada <strong>de</strong>l conocimiento social <strong>de</strong>l cual el entrevistado<br />
es portador. Esto es, <strong>de</strong> la representación social a la que apela para construir su<br />
discurso, y que entien<strong>de</strong> que el otro podrá llenar sin mayor complicación.<br />
Grafiquemos lo recién afirmado con un segundo ejemplo 11 . En la primera parte <strong>de</strong><br />
<strong>los</strong> ’80, Raquel Correa entrevistó para el cuerpo <strong>de</strong> reportajes <strong>de</strong> El Mercurio a la que<br />
se suponía iba a encabezar el Ministerio <strong>de</strong> la Familia que iba a crear Pinochet. A<br />
ella, Correa le pregunta su posición sobre el aborto, a lo que le manifiesta su rechazo.<br />
Ante una nueva interrogante <strong>de</strong> la periodista, afirma que jamás recomendaría a su<br />
9 Pereña, Francisco; Jesús Ibáñez: <strong>de</strong> la significación al sentido (s/f), en http://www.hartza.com/ibanez.htm<br />
(visitado el 15 <strong>de</strong> Agosto <strong>de</strong> 2003).<br />
10 Se pue<strong>de</strong> encontrar en el mismo sitio.<br />
11 No logré dar con el documento, así que lo reconstruiré <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mi memoria.<br />
185
hija practicar un aborto. ¿Ni aunque fuera fruto <strong>de</strong> una violación?, contrapregunta<br />
Correa. Y contesta: “Ni aunque la violara un negro”.<br />
Acá el tácito es muy evi<strong>de</strong>nte: el racismo es lo que a la entrevistada le permite<br />
<strong>de</strong>cir lo que dice. Con ello, obtenemos un dato adicional: <strong>los</strong> indicadores <strong>de</strong> calidad<br />
a <strong>los</strong> que el sujeto apela en la construcción <strong>de</strong> su discurso, son gran<strong>de</strong>s reveladores<br />
<strong>de</strong> tácitos, en la medida que permiten dar cuenta <strong>de</strong> esa parte naturalizada <strong>de</strong> la<br />
construcción social.<br />
Demos un nuevo paso: Barthes (1980) sugiere tratar al texto no como una sola<br />
unidad, sino por unida<strong>de</strong>s menores (lexias) que <strong>de</strong>n cuenta <strong>de</strong> su pluralidad. “Por<br />
lo tanto, las unida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> sentido (las connotaciones), <strong>de</strong>sgranadas por separado<br />
en cada lexia, no serán reagrupadas, provistas <strong>de</strong> un meta-sentido, tratando <strong>de</strong><br />
darles una construcción final (solamente podrán reagruparse, en anexo, aquellas<br />
secuencias cuya continuación haya podido per<strong>de</strong>rse por el hilo <strong>de</strong>l texto-tutor”<br />
(1980: 10).<br />
Ahora bien, cómo encontrar las lexis en la entrevista transcrita.<br />
Esto nos recuerda que el análisis interpretativo se juega en dos momentos.<br />
Primero, en la elaboración <strong>de</strong> un mapa que nos ayu<strong>de</strong> a sostener la conversación o<br />
a realizar la entrevista. Y segundo, en el tratamiento propiamente tal <strong>de</strong> la entrevista<br />
transcrita.<br />
Vamos a la planeación <strong>de</strong> la entrevista. La investigación posee objetivos generales,<br />
y objetivos específicos, <strong>los</strong> que otorgan claridad sobre <strong>los</strong> motivos para conversar<br />
con la otra persona, o dicho con menos eufemismo, pedirle que produzca, en cuanto<br />
vocero social, un discurso.<br />
Un modo útil <strong>de</strong> operacionalizar esto es levantar Dimensiones y Categorías que<br />
nos permitan diseñar el mapa completo <strong>de</strong> la conversación. Es <strong>de</strong>cir, su justificación<br />
metodológica.<br />
Usaré un juego <strong>de</strong> palabras para exponer la operacionalización. Las dimensiones<br />
son la primera operacionalización <strong>de</strong> la pregunta <strong>de</strong> investigación o, bajo otra<br />
formalización, <strong>de</strong> su objetivo general. Las dimensiones, entonces, correspon<strong>de</strong>n a<br />
<strong>los</strong> objetivos específicos: aquel<strong>los</strong> que contestados en su conjunto me permitirán<br />
abordar el objetivo general.<br />
Así, las dimensiones se pue<strong>de</strong>n operacionalizar mediante la siguiente pregunta:<br />
qué quiero saber.<br />
En el siguiente paso <strong>de</strong> la operacionalización se levantan las categorías mediante<br />
otra pregunta: qué necesito saber para saber lo que quiero saber.<br />
Y finalmente, surge el instrumento propiamente tal, es <strong>de</strong>cir, aquello que servirá<br />
para provocar la producción <strong>de</strong>l discurso por parte <strong>de</strong>l entrevistado. Para esta última<br />
etapa <strong>de</strong> operacionalización, sugiero otra pregunta: qué necesito hacer para saber<br />
186
lo que necesito saber para saber lo que quiero saber.<br />
Este juego <strong>de</strong> palabras (qué quiero saber, qué necesito saber y qué necesito<br />
hacer), nos permite construir una trama don<strong>de</strong> podremos ubicar las representaciones<br />
que sepamos inferir <strong>de</strong>l texto gracias a nuestra interpretación.<br />
Apliquemos lo dicho.<br />
Para esto acudo a una tesina reciente, en la que fui Profesor Guía, realizada en la<br />
Escuela <strong>de</strong> Periodismo <strong>de</strong> la Pontificia Universidad Católica <strong>de</strong> Valparaíso (Contreras y<br />
Rodríguez, 2006), la cual buscó “conocer y compren<strong>de</strong>r las mentalida<strong>de</strong>s que subyacen<br />
en quienes llevan a cabo la comunicación radial comunitaria en la provincia <strong>de</strong> Valparaíso,<br />
y a partir <strong>de</strong> ello, compren<strong>de</strong>r el potencial comunitario <strong>de</strong> su práctica comunicativa”<br />
(2006: 46).<br />
Una <strong>de</strong> las dimensiones propuestas fue Relación Comunicativa. Una <strong>de</strong> las<br />
Categorías para esta dimensión fue Valoración <strong>de</strong> la Comunicación (Contreras y<br />
Rodríguez, 2006: 62).<br />
De las entrevistas realizadas, extrajeron una serie <strong>de</strong> citas (lexis) referidas a dicha<br />
categoría. En un gran número <strong>de</strong> ellas, <strong>los</strong> entrevistados coinci<strong>de</strong>n en la oportunidad<br />
<strong>de</strong> transmisión que la Comunicación ofrece a <strong>los</strong> productores radiofónicos:<br />
“transmitir según lo que nosotros creemos que se va a ir organizando en la parrilla”,<br />
“instalar temas en la agenda”, “entregamos noticias que muchas veces le vienen a<br />
la gente”, “difundir cosas necesarias para la dueña <strong>de</strong> casa” (Contreras y Rodríguez,<br />
2006: 73).<br />
El tácito que las investigadoras encontraron en estas lexis se vincula con una<br />
comprensión lineal <strong>de</strong> la Comunicación, sintetizada en el conocido esquema Emisor-<br />
Mensaje-Receptor. Si <strong>los</strong> entrevistados no comprendieran así la comunicación, no<br />
habrían realizado dichas afirmaciones: es lo que les permite <strong>de</strong>cir lo que dicen.<br />
Las investigadoras contrastaron esta comprensión <strong>de</strong> <strong>los</strong> entrevistados con las<br />
corrientes <strong>de</strong> Comunicación para el Desarrollo latinoamericanas, que entien<strong>de</strong>n<br />
la comunicación como lo que permite construir significados compartidos para una<br />
acción común. Esto lo pudieron hacer gracias a la discusión teórica, que les permitió<br />
justificar la incorporación <strong>de</strong> esta categoría en el estudio.<br />
Así, en términos <strong>de</strong> producción teórica, este análisis interpretativo <strong>de</strong> entrevistas,<br />
busca aprovechar la propuesta <strong>de</strong> doble hermenéutica <strong>de</strong> Gid<strong>de</strong>ns: “Todo esquema<br />
teórico <strong>de</strong> las ciencias naturales o sociales es en cierto sentido una forma <strong>de</strong> vida en<br />
sí mismo, cuyos conceptos tienen que ser dominados como un modo <strong>de</strong> actividad<br />
práctica que genera <strong>de</strong>scripciones <strong>de</strong> tipo específicos. (…) La sociología, no obstante,<br />
se ocupa <strong>de</strong> un universo que ya está constituido <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> marcos <strong>de</strong> sentido por <strong>los</strong><br />
actores sociales mismos, y reinterpreta esos marcos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sus propios esquemas<br />
teóricos, mediante el lenguaje corriente y el técnico. Esta hermenéutica doble es<br />
<strong>de</strong> una consi<strong>de</strong>rable complejidad, porque la conexión no establece una circulación<br />
187
<strong>de</strong> sentido único; hay un continuo “<strong>de</strong>slizamiento” <strong>de</strong> <strong>los</strong> conceptos construidos en<br />
sociología, por el cual se apropian <strong>de</strong> el<strong>los</strong> aquel<strong>los</strong> individuos para el análisis <strong>de</strong><br />
cuya conducta fueron originalmente acuñados, y así tien<strong>de</strong>n a convertirse en rasgos<br />
integrales <strong>de</strong> esa conducta” (2001: 194).<br />
Es <strong>de</strong>cir, i<strong>de</strong>ntificar <strong>los</strong> tácitos a la luz <strong>de</strong> una cierta teoría permite <strong>de</strong>volver <strong>los</strong><br />
resultados a la propia sociedad investigada, <strong>de</strong> modo que puedan aprovechar<strong>los</strong><br />
para fortalecer la acción que llevan a<strong>de</strong>lante en pos <strong>de</strong> conseguir su concepto <strong>de</strong><br />
bienestar. Aplicada la acción, el grupo estará en presencia <strong>de</strong> una nueva posición<br />
que requerirá <strong>de</strong> nuevas categorías conceptuales para abordar metodológicamente<br />
la situación social.<br />
A modo <strong>de</strong> cierre<br />
La interpretación siempre será un acto <strong>de</strong> subjetividad, y por lo tanto, como expone<br />
el mismo Jensen, “aunque las categorías <strong>de</strong> análisis tienen así su razón <strong>de</strong> ser en<br />
teorías <strong>de</strong> la subjetividad y <strong>de</strong>l contexto social, el medio principal <strong>de</strong> la investigación<br />
sigue siendo la interpretación erudita” (1993: 39).<br />
Un modo <strong>de</strong> hacer rendir esta observación es asumiendo que quien interpreta lo<br />
hace siempre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> algún lugar. Así, será más obvio que Investigar es no sólo una<br />
oportunidad <strong>de</strong> introducirme a otros mundos <strong>de</strong> vida, sino también aprovechar la<br />
oportunidad <strong>de</strong> permitir a mi propio mundo <strong>de</strong> vida crecer en riqueza.<br />
Como sostiene Geertz, “la finalidad <strong>de</strong> la antropología consiste en ampliar<br />
el universo <strong>de</strong>l discurso humano. (…) se trata <strong>de</strong> una meta a la que se ajusta<br />
peculiarmente bien el concepto semiótico <strong>de</strong> cultura” (1992: 27).<br />
Para llegar a esto requiero una disposición a abrirme a <strong>los</strong> sentidos que el otro<br />
tiene para su acción, y por lo tanto, asumir que mi objeto <strong>de</strong> estudio, esa subjetividad<br />
otra, está mediada por el lenguaje, y que me permite un Conocer que no es más<br />
que un Interpretar: “operatoriamente, <strong>los</strong> sentidos que encuentro (en el texto) no son<br />
comprobados por “mí” ni por otros, sino por su marca sistemática: no hay más prueba<br />
<strong>de</strong> una lectura que la calidad y resistencia <strong>de</strong> su sistemática; en otras palabras,<br />
que su funcionamiento. En efecto, leer es un trabajo <strong>de</strong> lenguaje. Leer es encontrar<br />
sentidos, y encontrar sentidos es <strong>de</strong>signar<strong>los</strong>” (Barthes, 1980: 7).<br />
Claramente, esto pue<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rse como una limitación metodológica, pues<br />
enmarca seriamente <strong>los</strong> resultados <strong>de</strong> una investigación. Pero por otra, pue<strong>de</strong><br />
enten<strong>de</strong>rse como una subjetivación <strong>de</strong> la Ciencia, en términos <strong>de</strong> que es una actividad<br />
humanizadora por excelencia, ya que reúne, dialógicamente, dos subjetivida<strong>de</strong>s: la<br />
<strong>de</strong>l que investiga, y la <strong>de</strong>l que se obsequia para ser investigado.<br />
Y este encuentro es humanizador porque permite a ambos crecer. Al investigador,<br />
porque le ayuda a ver la utilidad <strong>de</strong> sus conceptos y dispositivos metodológicos, y<br />
188
al investigado, porque <strong>los</strong> resultados <strong>de</strong> la investigación le aportarán a generar una<br />
mayor conciencia sobre su propia situación.<br />
Aunque esto último supera con mucho las pretensiones <strong>de</strong> este trabajo.<br />
189
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