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31<br />

r e v is t a d e f ilo s o f ía<br />

www.revistade filosofia.com


CONSEJO DE REDACCIÓN<br />

<strong>Eikasia</strong> Revista de Filosofia<br />

www.revistadefilosofia.com<br />

Consejo de Redacción (en constitución): Dr. Fernando Pérez Herranz (Universidad de Alicante), Dr.<br />

Patricio Peñalver (Catedrático Filosofía, Universidad de Murcia), Dr. Alberto Hidalgo Tuñón<br />

(Universidad de Oviedo), Dr. Román García (Dr. en Filosofía. Director Instituto de Estudios para la Paz),<br />

Mtro. Rafael Morla (Catedrático de Filosofía, Universidad de Santo Domingo, RD.), Dr. Antonio Pérez<br />

(Universidad de la Laguna), Dr. Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina, Dr. Felicisimo Valbuena (Universidad<br />

Complutense de Madrid), Dr. Jose Antonio López Cerezo (Universidad de Oviedo), Dr. Silverio Sánchez<br />

Corredera, Dra. Alicia Laspra (Universidad de Oviedo), Dr. Pablo Huerga Melcón, D. Mariano Arias, Dr.<br />

Jacobo Muñoz (Catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid.) Dr. Félix Duque<br />

(Catedrático Historia Moderna Universidad Autonoma Madrid), Dr. Luis Álvarez Falcón (Universidad de<br />

Zaragoza).<br />

Maquetado y diseño: Francisco Fdez. Yebra.<br />

Secretaría de redacción: Noemí Rodríguez y Pelayo Pérez<br />

Director Ejecutivo: Dr. Román García.<br />

Edita: <strong>Eikasia</strong> Ediciones<br />

Bermudez de Castro 14 bajo c <strong>33</strong>011 Oviedo. España.<br />

T: +34 984 083 210 F: +34 985 080 902<br />

www.eikasia.es<br />

eikasia@eikasia.es<br />

ISSN 1885-5679


<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com<br />

INDICE<br />

Número 31 Número especial dedicado al sujeto de la Globalización<br />

Introducción: Globalización y Sujeto: ¿Qué clase de sujeto necesita la globalización?<br />

Junta directiva de la SAF: Sociedad de Filosofía, pp.1-4.<br />

Ricardo Ortíz de Urbina.<br />

Niveles de la Globalización: Ritmia y disritmia, pp.5-26.<br />

Pablo Huerga Melcón.<br />

Educación, Persona y Globalización.<br />

Edickson Minaya.<br />

Hacia una lectura ontológica de la globalización.<br />

Adolfo Vásquez Rocca<br />

Sloterdijk y el imaginario de la Globalización; mundo sincrónico y conciertos de transferencia.<br />

Alberto Hidalgo Tuñón<br />

La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización.<br />

Román García Fernández<br />

El otro fin de la historia.<br />

Fernando Miguel Pérez Herranz<br />

Sujeto expectante y globalización.<br />

Noelia Bueno Gómez<br />

Globalización, identidad y presencia.<br />

Miguel Mandujano Estrada<br />

La globalización contrahegemónica como crítica de la racionalidad.<br />

Isabel Ackerley<br />

Introducción a un paradigma en la teoría de la comunicación.<br />

Marisol Salanova Burguera (Universidad de Valencia) y Eurídice Cabanes Martínez (Universidad de<br />

Santiago de Compostela)<br />

Arte versus Globalización: Revisión Filosófica de los recursos del Arte Contemporáneo frente al proceso<br />

de Globalización.<br />

José Manuel Chillón (Universidad de Valladolid)<br />

Oportunidades y amenazas del periodismo ciudadano en la sociedad globalizada.


Resumen/Abstract<br />

Edickson Minaya.<br />

Hacia una lectura ontológica de la globalización.<br />

Resumen/Abstract<br />

Adolfo Vásquez Rocca<br />

Sloterdijk y el imaginario de la Globalización; mundo sincrónico y conciertos de transferencia.<br />

Resumen/Abstract<br />

Alberto Hidalgo Tuñón<br />

La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización.<br />

Resumen/Abstract<br />

Román García Fernández<br />

El otro fin de la historia.<br />

Resumen/Abstract<br />

Fernando Miguel Pérez Herranz<br />

Sujeto expectante y globalización.<br />

Resumen/Abstract<br />

Noelia Bueno Gómez<br />

Globalización, identidad y presencia.<br />

Resumen/Abstract<br />

Marisol Salanova Burguera (Universidad de Valencia) y Eurídice Cabanes Martínez (Universidad de<br />

Santiago de Compostela)<br />

Arte versus Globalización: Revisión Filosófica de los recursos del Arte Contemporáneo frente al proceso<br />

de Globalización.<br />

Resumen/Abstract<br />

José Manuel Chillón (Universidad de Valladolid)<br />

Oportunidades y amenazas del periodismo ciudadano en la sociedad globalizada.<br />

Resumen/Abstract


Globalización y Sujeto: ¿Qué clase de sujeto necesita la<br />

globalización?<br />

Junta Directiva de la SAF. Sociedad de Filosofía<br />

Vivimos en la era de la globalización desde el siglo XX. Pero hay que comenzar<br />

reconociendo que su concepto, aunque sea el tema de nuestro tiempo, ha cambiado en el<br />

siglo XXI y que nosotros hemos cambiado con él. Este congreso de Filosofía pretende<br />

recuperar el aliento reflexivo que por tradición siempre ha tenido a la hora de enfrentar la<br />

totalidad de los problemas que afectan a la humanidad desde Heráclito a Husserl.<br />

«Este mundo, el mismo para todos, no ha sido hecho por los dioses, ni por los<br />

hombre, sino que fue, es y será eternamente fuego, que se enciende y se extingue según<br />

medida» 1 , reza el famoso fragmento 30 del filósofo griego padre de la dialéctica. Por su<br />

parte, Husserl en La Crisis de las Ciencias Europeas, reclama que el filósofo<br />

desempeñe el papel de «funcionario de la humanidad» 2 . De hecho, en los últimos<br />

1 κοσμον τονδε [τον αυτον ′απαντων] ουτε τις θεων ουτε ανθρωπων εποιησεν, αλλην αει και εστ<br />

ιν και εσται πυρ αειζωον, απτομενον μετρα και αποσβεννυμενον μετρα (D.30) 217 Fr.30,<br />

Clemente, Strom. V. 104, 1 en Kirk G. S y Raven, J.E. y Schofield, M. (1987); Los filósofos<br />

presocráticos, Historia crítica con selección de textos, Gredos, Madrid, 2ª edición, p. 288<br />

(Versión española de Jesús García Fernández)<br />

2 E. Husserl (1937) Die Krisis der Europäischen Wissenschften (ver. Española de Jacobo Muñoz y<br />

Salvador Mas: La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental. Una introducción a<br />

la filosofía fenomenológica, Crítica, Barcelona, 1990, «La crisis de la filosofía significa, pues, en orden a<br />

ello la crisis de todas las ciencias modernas en cuanto miembros de la universalidad filosófica, una crisis<br />

primero latente, pero luego cada vez más manifiesta, de la humanidad europea incluso en lo relativo al<br />

sentido global d la vida cultural, a su «existencia» toda» p. 13. « La filosofía, la ciencia, no sería, pues,<br />

sino el movimiento histórico de la revelación de la razón universal, connatural ─ «innata» ─ a la<br />

humanidad en cuanto tal… sólo así cabría dar por decidido si la humanidad europea lleva en sí realmente<br />

una idea absoluta y no es tan sólo un mero tipo antropológico empírico como «China» o «India», como<br />

sólo así podría darse también por decidido si la europeización de todas las humanidades extranjeras<br />

anuncia efectivamente en sí el imperio de un sentido absoluto, perteneciente al sentido del mundo, y no a<br />

un sinsentido histórico mismo» p. 16. «Hemos llegado también a darnos cuenta, del modo más general,<br />

que la significación que el filosofar humano y sus resultados tienen en la existencia humana global en<br />

modo alguno se limita a los simples fines culturales privados o en algún sentido restringidos. Somos,<br />

pues, ─ ¿cómo podríamos ignorarlo?─ en nuestro filosofar, funcionarios de la humanidad. La<br />

responsabilidad enteramente personal por nuestro propio y verdadero ser como filósofos en nuestra<br />

vocación personal más íntima entraña y lleva también en si la responsabilidad por el ser verdadero de la<br />

humanidad» p. 18<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 1


«Introducción: Globalización y Sujeto: ¿Qué clase de sujeto necesita la globalización?»<br />

tiempos han sido los científicos sociales quienes han tomado el relevo a la hora de<br />

promover y gestionar los nuevos «grandes relatos», mientras la filosofía técnica, como<br />

dice Paul Kurtz con arrebato, «cojea como un fraile mendicante en un monasterio<br />

distante en una isla remota en medio de un mar vacío» 3 . Ha tenido que ser, por ejemplo,<br />

el sociólogo brasileño Octavio Ianni el primero en presentar una evaluación global de<br />

las teorías sobre la globalización subrayando que «el descubrimiento de que el mundo<br />

se volvió mundo» es el síntoma de «una ruptura drástica en los modos de ser, sentir,<br />

actuar, pensar y fabular» equiparable a la revolución copernicana 4 . Es legítimo para un<br />

sociólogo sintetizar las percepciones de Marx y Weber para avanzar en la construcción,<br />

de modo que debe ser también legítimo para los filósofos encaramarse por encima de<br />

los hombros de Husserl y de Dilthey para tratar de ver un poco más lejos. Lo hizo<br />

Ortega en su tiempo cuando andaba a la búsqueda del «tema de nuestro tiempo», que<br />

para él fueron las ciencias, mientras para nosotros en el siglo XXI ha llegado a ser el<br />

tema de la globalización. Hay una conexión profunda entre ambas cuestiones. Por<br />

mucho que se vitupere a la filosofía fenomenológica como «eurocéntrica» (Enrique<br />

Dussel o Samir Amin) y se intente desprestigiar al propio Husserl como un mal<br />

matemático dedicado a la introspección (M. Bunge), como el portavoz de la «burguesía<br />

decadente» (Theodor Adorno) o de la Europa sublime (G. Bueno) en nombre siempre de<br />

otra orientación filosófica, la confrontación entre el universalismo filosófico clásico y<br />

los discursos actuales sobre la «globalización» uniformizadora en el seno de un<br />

multiculturalismo galopante, replantea (por segunda vez) la cuestión de Occidente, de<br />

su decadencia (Spengler), de su escisión (J. Habermas) o del paisaje que sugiere nuevos<br />

y viejos pasajes hegelianos (G. Marramao), que estos y otros pensadores, adscritos<br />

todavía a la disciplina filosófica, plantearon por primera vez en el anterior cambio de<br />

siglo.<br />

La Sociedad Asturiana de Filosofía quiere retomar estas cuestiones y plantear en este<br />

congreso las siguientes preguntas:<br />

1.- ¿Basta el sujeto humano transcultural y absoluto de estirpe ilustrada, convertido por<br />

obra y gracia de la ONU en 1948, en motivo de una Declaración Universal de Derechos<br />

3 Paul Kurtz, (1991) «Not Only For Philosophers», Introducción a The Trascendental Temptation. A<br />

critique of Religión and Paranormal, Prometheus Books, New York, p. 3<br />

4 O. Ianni (1995), Teorías da Globalizaçao, Rio de Janeiro (traducción española. Teorías de la<br />

globalización, siglo XXI, México, 1998), p. 3<br />

2 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


«Introducción: Globalización y Sujeto: ¿Qué clase de sujeto necesita la globalización?»<br />

Humanos o debemos aceptar el diagnóstico estructuralista de los años 60 de que “el hombre<br />

ha muerto” y de que, en consecuencia, el reconocimiento de tales derechos a otros pueblos<br />

no es más que otra imposición etnocentrista de nuestros valores a otras civilizaciones que<br />

no tienen por qué aceptarlos? El asunto es más importante de lo que parece, porque una<br />

parte de la confusión y el desconcierto actuales proviene de la falta de rigor y del<br />

desconocimiento general que se tiene sobre las propias ideas que se manejan sobre la<br />

especie humana, la ética, la moral, la política, etc.<br />

2.- Después de que China ha reconocido legitimidad a la Declaración de los<br />

Derechos Humanos (aunque sólo sea para poder celebrar los Juegos Olímpicos de Pekín<br />

en paz), ¿qué significado y valor político han adquirido esos derechos y el sujeto que lo<br />

soporta? ¿Son la base y fundamento de un nuevo Derecho Internacional o puede<br />

identificarse con el intento de sustituir el proyecto de juridificación igualitaria de las<br />

relaciones internacionales por una etización de la política internacional, bien bajo el<br />

rótulo de una pax americana determinada por la superpotencia yanki, o bien bajo la<br />

ideología de la guerra infinita contra el mal absoluto, denominado ahora terrorismo 5 ?.<br />

3.- ¿La banalización de los productos culturales, convertidos en artículos de<br />

consumo para un <strong>número</strong> creciente de masas acomodadas, gracias a su «normalización<br />

y mediatización por los mass media», según el análisis postmoderno de Baudrillard, es<br />

el síntoma de una «deslegitimación» del sistema social, atacado en sus mismas bases<br />

por la revuelta cultural de los sesenta, en el que se concitaron el radicalismo político, la<br />

revolución estudiantil, la liberación corporal y sexual y la crítica contracultural de las<br />

ciencias o más bien la antesala de una nueva situación de interdependencia global y<br />

bienestar generalizado? ¿Significa tal «deslegitimación», como auguran los pesimistas,<br />

el abandono de la racionalidad como guía para la vida, la almoneda de la cultura clásica<br />

en el rastrillo kitsch, la derrota, en fin, del pensamiento (A. Finkielkraut), convertido en<br />

mero «valor de cambio»? ¿O es, más bien, una auténtica liberación, la extensión<br />

democrática del libertinaje practicado con anterioridad por minorías elitistas en la<br />

periferia de la vida colectiva, al centro mismo de la vida secular de las democracias<br />

5 Jürgen Habermas parece intentar recuperar esta misma línea en su (2004) Der gespaltene Western.<br />

Kleine Politische Schriften X, Suhrkamp Verlag, Frankfurt, en particular el capítulo 8: (versión española<br />

de José Luis López Lizaga, Trotta, Madrid, 2006: en particular, « ¿Tiene todavía alguna posibilidad la<br />

constitucionalización del Derecho Internacional?», pp. 113-187)<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 3


«Introducción: Globalización y Sujeto: ¿Qué clase de sujeto necesita la globalización?»<br />

organizadas, que de este modo se ven reforzadas y legitimadas por otras vías, como<br />

sugiere Lipovetsky?<br />

4.- Dejando de lado cuestiones sintácticas, semánticas y pragmáticas y muchos<br />

otros temas específicamente filosóficos y yendo al meollo del asunto, ¿es posible y<br />

pertinente reducir el asunto de la globalización al reconocimiento de la esfericidad de la<br />

Tierra como figura geométrica y al agotamiento de los recursos, como pretende<br />

Sloterdijk? ¿Qué significa apelar al criterio de la «esfera» para entender la<br />

globalización? ¿Habla Sloterdijk sólo para filósofos como una casta elegida o incluye<br />

su discurso a todos los seres humanos afectados por el proceso de globalización? Y por<br />

último, ¿cubre la demostración de Sloterdijk la pluralidad de frentes, dimensiones y<br />

aspectos que tanto desconcierta a los intérpretes del fenómeno? Por ejemplo, ¿puede<br />

despacharse la aparente preminencia que todos conceden a los aspectos económicos con<br />

el displicente comentario de que «el hecho fundamental de la edad moderna no es que la<br />

tierra gire alrededor del sol, sino más bien que el dinero dé la vuelta el mundo» 6 ?<br />

6 Sloterdijk (1999) Esferas II, pp. 51-2<br />

4 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Niveles de globalización. Ritmias y disritmias<br />

(El malestar en la globalización)<br />

Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina<br />

La globalización y su sujeto. La esfera, el esferoide terrestre y el sujeto que ha<br />

llegado a operar su reconocimiento como esa superficie topológica que llamamos esfera,<br />

y no toro, por ejemplo.<br />

Globalización en español. Globalization en inglés. Globalisation en francés.<br />

Globalisierung en alemán. La misma palabra, con ligeras variantes fonéticas para aludir<br />

a: ¿un hecho?, ¿un fenómeno?, ¿una Idea?, y: ¿qué tipo de hecho?, ¿qué clase de<br />

fenómeno?, ¿cómo es esa Idea? Tal vez todo ello, pero de modo nada claro, borroso.<br />

Pero eficaz. Como eficaz es también la percepción del mundo vivido de objetos, que<br />

también es borrosa por el coeficiente necesario de indeterminación que hay en toda<br />

percepción. Por una parte la limitación de los esquicios y, por otra, la inconcreción de<br />

las significaciones que contribuyen a configurar los objetos, junto con la actualización<br />

de lo ausente en forma de recuerdos o imágenes. Y, sin embargo, la doxa resultante es<br />

la base misma de la estabilidad de la vida normal y su inmensa capacidad de absorción,<br />

y de digestión. Y, como veremos, el mundo vivido está en la base misma de la<br />

globalización.<br />

La Sociedad Asturiana de filosofía nos plantea cuatro arduas cuestiones sobre la<br />

conexión de las Ideas de Globalización y de Sujeto, que voy a intentar afrontar desde<br />

los postulados del materialismo fenomenológico, muy lejos del Husserl escolar y<br />

simplista ad usum.<br />

Sacrificaremos a la inercia del tópico evocando en primer lugar al hombre que<br />

primero “globalizó”, circundó la esfera. Cuando vamos bajando en el pueblo de<br />

Guetaria por una calle serpenteante hacia el mar, topamos en una placita con la<br />

escultura de Elcano, en la actitud anacrónica de una especie de don Juan desafiante y<br />

romántico, que nada tiene que ver con el marino experto, primero pescador de bajura y<br />

altura en su pueblo, y después enrolado en la expedición de cinco naves que sale de<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 5


Ortíz de Urbina, Ricardo: «Niveles de la Globalización: Ritmia y disritmia»<br />

Sevilla en 1519 y regresa a Sanlúcar de Barrameda en septiembre de 1522, obteniendo<br />

una pensión de 500 ducados y el lema que rodea el globo al pie de la estatua: primus<br />

circumdedisti me. El primero que me globalizaste.<br />

¿Qué hizo exactamente Elcano? El matemático Riemann, en 1851, en su tesis<br />

doctoral que fue juzgada por Gauss como “penetrante, de gloriosa y fecunda<br />

originalidad, notable y concisa, y en algunos puntos bella. Una obra de valor sustancial<br />

que no sólo satisface las exigencias de las disertaciones doctorales, sino que las supera”,<br />

estableció claramente el criterio de la globalización, del reconocimiento de la esfera. El<br />

criterio dice así: “si al recorrer un cuerpo, trazando sobre él una línea cerrada, resultan<br />

dos trozos, el resultado es una esfera. Si no se produce la división en dos trozos, es un<br />

toro. Es indiferente que el cuerpo se deforme, porque no interesan las distancias ni las<br />

formas”.<br />

Es irrelevante la centralidad que permite la igualdad métrica del radio. No hay<br />

centro sino curvaturas. También la línea de Elcano se aceleró y demoró en los tres años<br />

de su trazado, pero al cerrarse en Sanlúcar quedó la esfera topológica dividida en dos<br />

trozos. Sin ser matemático, Elcano comprobó lo que Riemann estableció tres años<br />

después de su tesis, en 1854, en su lección magistral para conseguir la categoría de<br />

Privatdozent, también con Gauss en el tribunal (¡qué suerte!): “la geometría euclídea<br />

con validez en el nivel local (en el caso de Elcano la “localidad” de Guetaria) no sirve<br />

en el nivel global” que acaba de inaugurar, cerrando la línea. Es ese salto a otra métrica<br />

lo que produce el desconcierto, incluso malestar, y hasta rebelión, cuando los problemas<br />

locales que nos son familiares se hacen globales e inquietantes.<br />

Y no es una mera cuestión formal. Riemann no era un científico social ni físico,<br />

pero estaba convencido de que la nueva geometría explicaría la naturaleza física del<br />

universo, puesto que, pensaba, las fuerzas de la gravedad y del electromagnetismo no<br />

son sino diferencias de su geometría. El tensor de curvatura, que descubre, lo<br />

aprovechará más tarde Einstein.<br />

Me imagino que lo que ha movido a la SAF para sugerir el tema del Sujeto de la<br />

Globalización son las dos mareas globales actuales: la del virus H1N1 y la de la crisis<br />

global producida por la economía financiera especulativa. Pero claramente en la gripe A<br />

el virus no es un sujeto, y en ella el hombre es sólo un sujeto paciente. En cambio en la<br />

6 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Ortíz de Urbina, Ricardo: «Niveles de la Globalización: Ritmia y disritmia»<br />

crisis financiera sí hay sujetos, y tan poco recomendables como los virus y, por lo que<br />

parece, empiezan a volver a las andadas. La crisis se produce porque los sujetos de la<br />

economía actúan en niveles diferentes, y sus ritmos son distintos. Mientras que la<br />

Ronda de Doha se eterniza, los flujos financieros circundan el globo a la velocidad de la<br />

luz, sin trabas ni tasas. Se produce una disritmia.<br />

La cuestión de fondo es la constatación de que los niveles de experiencia son<br />

múltiples. El nivel de la economía, digamos comercial, se corresponde con el nivel de la<br />

experiencia del mundo vivido, mientras que el nivel de la economía financiera es un<br />

nivel de universalidad eidética. Pero no habría disritmia si no fuese porque en la<br />

experiencia básica del mundo vivido, la universalidad eidética es gestionada por<br />

referencia a otra universalidad, no eidética, la universalidad propiamente humana de la<br />

comunidad de singulares, no sustantivable sin embargo como especie humana, como<br />

humanidad.<br />

En lo que sigue utilizaré la matriz de que me serví, al hablar aquí mismo, hace<br />

un año, sobre el tema de la realidad virtual (ver al final). Entonces me interesaban los<br />

pliegues en vertical, ahora los despliegues, en horizontal. Con arreglo a la numeración<br />

que utilizaba, la experiencia del mundo vivido se corresponde con los niveles (4) y (5)<br />

de la matriz. Es el mundo intencional de objetos, tanto imaginados como efectivos. La<br />

universalidad no eidética se correspondería con el nivel (2), límite al que llegamos en el<br />

proceso de reducción o epojé (hiperbólica, como dice Richir). Y el nivel eidético es un<br />

nivel transversal, exterior a la matriz plana, pero que puede ser reaplicado a todos los<br />

niveles, excepto al (2), puesto que este nivel, de formación de sentidos, meramente<br />

“esquemático”, sin identidad, es un nivel puramente fenomenológico, no castrado<br />

simbólicamente, como diría Lacan (no ha ingresado en el orden simbólico), y por lo<br />

tanto no hay en él habitus ni sedimentaciones).<br />

Mientras que en mi intervención del año pasado (puede verse en Eikasía), se<br />

trataba de frentes distintos de realidad virtual que formaban diedros, pliegues con la<br />

realidad efectiva, ahora nos van a interesar los ritmos diferentes de los diversos niveles<br />

de experiencia. Cada uno de ellos con su temporalidad específica. Y voy a suponer que<br />

los ritmos diferentes y los niveles distintos de subjetividad nos ayudarán a entender el<br />

“fenómeno” de la globalización. No es lo mismo la experiencia del individuo en tanto<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 29 (noviembre 2009). http://www.revistadefilosofia.com 7


Ortíz de Urbina, Ricardo: «Niveles de la Globalización: Ritmia y disritmia»<br />

que sujeto operatorio que queda segregado, que el sujeto responsable de la epojé que<br />

resulta ser el mismo que la subjetividad a que se llega en el límite de la reducción, y que<br />

es un sujeto anónimo y agregado (no un ego) en una comunidad de singulares en<br />

interfacticidad.<br />

Y si puedo distinguir niveles de experiencia y niveles de subjetividad, habrá<br />

niveles en la globalización.<br />

Voy a empezar mi análisis utilizando como referencia un texto conocido por<br />

todos. Se trata de unas 150 páginas del libro publicado en 2005 por Gustavo Bueno, La<br />

vuelta a la caverna: terrorismo, guerra y globalización, libro escrito con ocasión de la<br />

coincidencia en el tiempo de las protestas contra la guerra (de Irak) y de las protestas<br />

contra la globalización (en Seattle, en Davos, en Porto Alegre…). Hay en esas páginas<br />

una tesis evidente, apoyada en tres supuestos polémicos.<br />

La tesis es la siguiente: la globalización no es un hecho, ni una idea clara, ni un<br />

proyecto unitario. Es un proceso fenoménico en marcha, de naturaleza enteramente<br />

oscura y confusa, resultante de la confluencia de múltiples procedimientos diferentes y<br />

contradictorios entre sí. Y los tres supuestos son: 1º, la noción de fenómeno como algo<br />

referido en exclusividad al eidos. 2º, la consideración del sujeto de la globalización<br />

como el individuo estrictamente como ciudadano enclasado, y no “cono sujeto dotado<br />

de conciencia”, Y 3º, la globalización como aquel género de existencia de la modalidad<br />

beta, cuando el sujeto no puede desentenderse de la realidad por la que se pregunta,<br />

situación ésta claramente diseñada aquí desde la situación alfa, en la que se segrega el<br />

sujeto operatorio.<br />

La oscuridad de la idea de globalización derivaría del conflicto entre dos<br />

concepciones de la misma. Por una parte el supuesto de una globalización única, cuyo<br />

referente sería la Humanidad como Idea, a su vez, supuestamente dada; y, por otra<br />

parte, la realidad de una globalización plural, que tiene lugar en el seno de categorías<br />

diferentes e involucradas entre sí: económicas, políticas, culturales…<br />

La oscuridad vendría de que tal confluencia y confusión de las dos<br />

concepciones, se ha concretado en dos supuestos: primero la atribución a la economía, y<br />

en especial a las técnicas financieras, de ser la punta de lanza y el agente configurador<br />

del proceso. Y, segundo: la creencia de que el proceso de la globalización, para ser tal,<br />

8 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Ortíz de Urbina, Ricardo: «Niveles de la Globalización: Ritmia y disritmia»<br />

global, necesita contar previamente con cierta idea u horizonte, de su cumplimiento, lo<br />

que implica, a su vez, una cierta idea sustantivada de la Humanidad. Ahora bien, no hay<br />

tal género humano dado. Tampoco hay una economía que no se involucre políticamente.<br />

La recurrencia del mercado no implica la pretensión de liberarse de la política como si<br />

fuese una traba. Economía y política se involucran. Unas veces parece que es la política<br />

la que engloba la economía, y otras la economía la que englute a la política. La razón<br />

está en que la política no es posible fuera del horizonte de la igualdad de singulares en<br />

tanto que sujetos agregados; y la economía no se entiende sino en el contexto de la<br />

igualdad de sujetos operatorios en tanto que sujetos segregados. Pero el carácter de<br />

sujeto agregado o segregado, así como el de transoperaciones que dan lugar a síntesis<br />

pasivas y el de operaciones que producen síntesis activas, hacen referencia a distintos<br />

niveles de experiencia.<br />

Tampoco la cultura podría asumir el papel unificador englobante, puesto que<br />

muchas veces la globalización exacerba los círculos culturales en lugar de anularlos,<br />

como mecanismo de defensa y refugio frente a las disritmias.<br />

Luego no hay una Idea clara de la globalización, sino algo mucho más modesto:<br />

la simple denominación de múltiples procedimientos que confluyen.<br />

Preguntemos entonces: ¿por qué hay disritmias entre las distintas<br />

globalizaciones?, ¿cuál es su ritmo diferenciado?, ¿por qué hay desastres cuando alguna<br />

de las dimensiones se impone desmesuradamente?<br />

Está claro que hay que reflexionar previamente sobre la efectividad de los<br />

niveles de experiencia que soportan las globalizaciones. Y creo que esos niveles se<br />

confunden si el fenómeno se entiende sólo como abocado a una esencia, como si fuera<br />

sólamente la antesala del eidos. Porque entonces es la propia arquitectónica de los<br />

niveles la que queda articulada eidéticamente, y los niveles de experiencia dejan de ser<br />

efectivos.<br />

La globalización, en sus ritmias y disritmias, exige la efectividad de los niveles<br />

de experiencia en la vertical, y no sólo la involucración de las categorías en la<br />

horizontal. Y habrá niveles de experiencia si hay niveles en la subjetividad en<br />

correlación con las síntesis producidas.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 29 (noviembre 2009). http://www.revistadefilosofia.com 9


Ortíz de Urbina, Ricardo: «Niveles de la Globalización: Ritmia y disritmia»<br />

Todo depende pues del modo de entender el fenómeno. Si entendemos el<br />

fenómeno exclusivamente en la vertiente de la esencia, como la existencia de algo<br />

extraño que se acaba cuando constatamos su esencia, se supone que este ajuste aporta<br />

claridad a la oscuridad y extrañeza de partida. Pero el eidos tiene también un papel<br />

uniformador y de encubrimiento. En particular, si supongo que los niveles de<br />

experiencia están articulados eidéticamente, su arquitectónica se nubla. Sólo si soy<br />

capaz de realizar previamente la epojé del eidos en el mundo vivido, podré percatarme<br />

de la efectividad de los niveles de experiencia. Porque no son sólo la metafísica y el<br />

empirismo los que destruyen los niveles. La metafísica los anula abatiéndolos sobre un<br />

supuesto ser en el límite superior (ser o noumeno como vestigio de ser). El empirismo<br />

abate los niveles sobre el límite inferior entendido como el conjunto de datos en cuanto<br />

realidades últimas, Pero ni hay tal ser o noumeno, sino materia. Ni hay tales datos de<br />

sensación como soporte último, sino que la aisthesis, el contacto con la materia, se<br />

produce en todos los niveles con arreglo a la correspondiente correlación: sujeto-hylesintesis<br />

estratificada. Ni hay articulación eidética de los niveles, como propugna el<br />

racionalismo, que los anularía.<br />

La concepción del fenómeno entendido como lo destinado al eidos en exclusiva,<br />

proviene de generalizar lo que sí ocurre en el proceso de formación de una ciencia, y<br />

resulta, a mi entender, de la concesión injustificada de un privilegio a tal tipo de<br />

conocimiento.<br />

Cuando Kepler generaliza en sus “leyes” observaciones minuciosas de los<br />

planetas ajustando las curvas resultantes como elipses, los fenómenos no son tanto las<br />

observaciones cuanto las leyes mismas, que son lo extraño y raro frente al prestigio que<br />

siempre tuvo el círculo. Newton convierte tal fenómeno en eidos demostrando que es la<br />

fuerza de la gravedad (que se comporta con arreglo a sus tres leyes) la que hace elípticas<br />

las órbitas planetarias, como puede verse paso a paso en la hermosa reconstrucción<br />

que ha hecho Feynman en su llamada conferencia perdida.<br />

Es este el fenómeno que Bueno llama helénico, cuando algo dado como aparente<br />

y sorprendente es “salvado” por la esencia que se talla a través de él. Con lo que se<br />

cierra el círculo y se puede”progresar” desde el eidos a los fenómenos de partida.<br />

10 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Ortíz de Urbina, Ricardo: «Niveles de la Globalización: Ritmia y disritmia»<br />

Habría un segundo tipo de fenómenos, que Bueno llama alemanes, cuando: 1º,<br />

se confunde el fenómeno con el hecho; 2º, el fenómeno se destaca sobre un fondo<br />

metafísico (noumeno); 3º, se corta así el progreso al fenómeno desde el noumeno; y 4º,<br />

toda esta operación la realiza un sujeto ante su conciencia.<br />

Pero cabe un tercer tipo de fenómeno, ni griego ni alemán, cuando la dialéctica<br />

fenómeno–hecho se sustituye por la dialéctica aparecencia-aparencia; cuando el fondo<br />

no es el noumeno sino la materia, permitiendo el progressus, y cuando el sujeto<br />

operatorio no es un individuo ante su conciencia, sino una intersubjetividad que implica<br />

una interfacticidad (como comunidad agregada de singulares).<br />

Si hacemos el esfuerzo de prescindir de las explicaciones eidéticas que<br />

enmascaran las cuestiones, haciéndolas planas, es decir, si practicamos la epojé, el<br />

fenómeno no será lo extraño que hay que salvar ajustándolo a una esencia, sino<br />

simplemente lo que aparece. Pero el aparecer se dice de dos maneras. En la apercepción<br />

perceptiva de objetos se aparecen los objetos, pero también se aparecen las<br />

“sensaciones”, los esquicios. Directamente yo percibo el objeto apareciente,<br />

trascendente, sin imagen mental alguna, porque, si así fuera, lo estaría imaginando. Y<br />

además está la materia que afecta las quinestesias del cuerpo-sujeto. Hay, por una parte,<br />

el fenómeno como lo apareciente, la aparecencia, y, por otra parte, el fenómeno como<br />

aparencia . Y este segundo fenómeno no está referido al eidos, a la esencia, sino a la<br />

materia (todo ello sin perjuicio de que, en la otra vertiente, el fenómeno pueda<br />

enfrentarse a la esencia).<br />

La correlación sujeto-objeto en la percepción tiene como contenido hylético el<br />

fenómeno en cuanto aparencia de la materia. Y ocurre además que, mientras que<br />

podemos distinguir niveles de experiencia que significan niveles operativos y, por lo<br />

tanto, niveles de la subjetividad, a los que corresponden las síntesis aparecientes<br />

correspondientes, también niveladas, el fenómeno como materia se mantiene el mismo<br />

en todos los niveles. La hyle afectante es igual cuando la subjetividad no es más que la<br />

singularidad anónima o aquí absoluto, que parpadea con lo sentidos in fieri, que cuando<br />

los esquicios me permiten la síntesis intencional de objetos.<br />

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Ortíz de Urbina, Ricardo: «Niveles de la Globalización: Ritmia y disritmia»<br />

Esta distinta concepción, más amplia, del fenómeno, repercute sobre las otras<br />

cuestiones aludidas. No sólo habrá que considerar como sujeto globalizado el individuo<br />

enclasado en estructuras económicas, políticas, culturales en tanto que sujeto operatorio,<br />

sino también, y previamente, el sujeto del mundo vivido de objetos. Es en este mundo<br />

compartido de objetos, sólo relativamente determinados, donde en último término<br />

refluyen todos los procesos de la globalización, tanto de índole eidética como no<br />

eidética. Y cuando en la Declaración de los Derechos humanos se dice en su artículo<br />

primero que todos los seres humanos nacen “iguales”, tal igualdad se dice de los<br />

ciudadanos enclasados en estructuras, pero también de los sujetos que viven en el<br />

mismo mundo de objetos, e implican a los singulares del nivel originario en<br />

interfacticidad.<br />

Y, con relación a las operaciones beta que se supone son las operaciones de la<br />

globalización, por cuanto que el sujeto no puede desentenderse de lo que está<br />

generando, no se podrán entender estas operaciones sólo de modo negativo o por<br />

relación a las operaciones alfa (que además también intervienen en ciertas dimensiones<br />

esenciales de la globalización y son causantes principales de las disritmias), sino<br />

positivamente, retrocediendo a aquellas “transoperaciones” de niveles superiores (o<br />

inferiores, según se mire) en las que el sujeto no puede ser cancelado y queda siempre<br />

incluido, por cuanto que las síntesis en tales niveles no son nunca objetivas.<br />

Los diferentes niveles de intersubjetivación, y por lo tanto de globalización, cada<br />

uno de ellos con su ritmo, pueden, en su conjunción, o bien provocar disritmias, o<br />

generar una idea con un inmenso poder de seducción.<br />

La Globalización podrá ser un hecho deficiente, un semi-hecho, pero cuando sus<br />

componentes son disrítmicos, provocan catástrofes que son hechos como casas. La<br />

Globalización será una idea borrosa que se realimenta proyectivamente, pero no hay día<br />

en que uno lea el periódico sin que aparezca varias veces la palabra fetiche con todo<br />

género de atribuciones.<br />

Por lo dicho hasta aquí, pueden hacerse dos afirmaciones.<br />

12 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Ortíz de Urbina, Ricardo: «Niveles de la Globalización: Ritmia y disritmia»<br />

1.-Cabe, además del análisis de la Globalización en la perspectiva horizontal, en<br />

el plano de las categorías, siempre propenso a .explicaciones meramente sociológicas,<br />

un análisis en vertical, con arreglo a los niveles de experiencia, niveles efectivos,<br />

atestables, de manera que el mundo vivido, como eje central y parteaguas, tendrá, en<br />

una vertiente, las elaboraciones eidéticas y, en la otra, los niveles de experiencia que<br />

explora la fenomenología, escalonados arquitectónicamente.<br />

2.- La efectividad y atestabilidad de tales niveles específicos, sólo es posible si<br />

se supone que no están organizados y relacionados entre sí eidéticamente, cono<br />

presupone la filosofía racionalista, sino sólo arquitectónicamente. Ello supone la epojé<br />

previa, sin perjuicio de que posteriormente pueda darse una reaplicación de la eidética a<br />

tales niveles, con excepción del nivel originario (2), estrictamente fenomenológico,<br />

fuera del orden simbólico. De hecho, tal reaplicación se da ya siempre en el mundo<br />

vivido como compensación de la indeterminación del mundo de objetos, y por eso<br />

parece necesaria.<br />

La cuestión es pues la efectividad de estos niveles, con sus “operaciones” y<br />

síntesis específicas. La cuestión es: ¿por qué esa pretensión espontánea de ignorar la<br />

profundidad y estratificación de la experiencia, y proceder casi siempre a explicaciones<br />

en un plano horizontal?<br />

Permítaseme poner un ejemplo tomado de las matemáticas. No lo hago por el<br />

prestigio de las ciencias formales, sino por su claridad. Puede parecer un caso muy<br />

lejano del asunto que traemos entre manos, pero lo traigo a colación porque manifiesta<br />

de modo evidente la efectividad y atestabilidad de los niveles diferenciados en un punto<br />

en el que la visión racionalista parecería irrebatible: cuando la eidética ha sido<br />

reaplicada a los niveles, y el formalismo produce la sugestión de un plano.<br />

Es un ejemplo tomado de la teoría elemental de <strong>número</strong>s. Los estudiantes de<br />

bachillerato aprenden lo que es el <strong>número</strong> mediante una serie de inclusiones donde se<br />

exhibe el proceso histórico de la ampliación de la idea de <strong>número</strong>:<br />

N ⊂ E ⊂ Q ⊂ R ⊂ C<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 29 (noviembre 2009). http://www.revistadefilosofia.com 13


Ortíz de Urbina, Ricardo: «Niveles de la Globalización: Ritmia y disritmia»<br />

Es decir, los <strong>número</strong>s naturales (1, 2, 3…) están incluidos en los enteros<br />

(positivos y negativos más el cero); éstos en los racionales; los que a su vez se incluyen<br />

en los reales, y éstos en los complejos.<br />

Ha habido pasos en esta serie que han costado sudores, como el paso de los<br />

racionales a los reales, desde los griegos hasta Dedekind y Cantor. O la admisión de los<br />

complejos, evidente para el zorro de Gauss, pero que no se consolidó hasta su<br />

representación en el plano como un vector, y sus aplicaciones, “mágicas” en la física.<br />

En su fascinante opúsculo de 1883, “Fundamentos para una teoría general de conjuntos.<br />

Una investigación matemático-filosófica sobre la teoría del infinito”, Cantor se quejaba<br />

de que en el caso de los reales se hubiesen admitido las ”generalizaciones del concepto<br />

de <strong>número</strong> abandonando particularidades”, y de que, en el caso de los complejos,<br />

también se hubiese hecho cuando, “tras muchos trabajos se hubo encontrado su<br />

representación geométrica por medio de puntos o segmentos en un plano” y, en cambio,<br />

los matemáticos, (encabezados por la bestia parda de Kronecker) se resistiesen a admitir<br />

sus <strong>número</strong>s transfinitos:<br />

א<br />

0 – א 1 – א 2 – א 3 … Todo parece transcurrir también aquí en un plano. Efectivamente, la inclusión<br />

múltiple N ⊂ E ⊂ Q se corresponde con el א 0 , el infinito enumerable, mientras que los<br />

reales y los complejos se albergan en el א 1 , el infinito continuo. Y, ¿por qué no seguir<br />

admitiendo el resto de los alef en un plano, hasta el infinito inconsistente (que<br />

pretendería totalizar la serie) y que éste sí rompería el plano, saltando a otro nivel? A<br />

Cantor le parecía evidente. Pero las cosas no son tan claras (la claridad del plano). Por<br />

de pronto, y sin entrar en consideraciones filosóficas, habría que hacer una objeción<br />

matemática sencilla. No está tan clara la idea de una generalización plana.<br />

N ⊂ E ⊂ Q constituyen el infinito enumerable, el א 0 , cierto, pero también los<br />

<strong>número</strong>s algebraicos (las raíces que resultan de polinomios de distinto grado) que<br />

forman parte de los reales, son enumerables. Los verdaderos responsables del infinito<br />

continuo no son pues los algebraicos, sino los <strong>número</strong>s trascendentes (como π ó e)<br />

agazapados en los reales, y que resultan de sustraer de los reales los algebraicos. Pero<br />

resulta que tal sustracción es: א 1 (reales) menos א 0 algebraicos), cuyo resultado es<br />

14 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


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א<br />

1 , y por lo tanto los <strong>número</strong>s trascendentes tienen como cardinalidad la misma que tienen los <strong>número</strong>s reales.<br />

Y, por otra parte, los <strong>número</strong>s complejos, representados en el plano de Wessel,<br />

tienen como abscisa los reales, y como ordenada los reales imaginarios. Pero esa parte<br />

imaginaria, i, raíz cuadrada de menos uno, es también un <strong>número</strong> algebraico, puesto que<br />

sale de la resolución de una sencilla ecuación de primer grado.<br />

Es decir, se ha roto el plano, aunque no se admita. Cantor acabará reconociendo<br />

tres niveles: el de los conjuntos finitos, el de los transfinitos (que incluye el enumerable,<br />

el continuo, y los supercontinuos) y el infinito absoluto, que resultaría de la totalización<br />

de todos los transfinitos. Evidentemente es éste último un infinito inconsistente, no tiene<br />

estructura de conjunto matemático, y Cantor lo remite al nivel de la teología. Yo lo<br />

asignaría a los niveles esquemáticos (1) y (2).<br />

Esto está bien. Pero lo que Cantor no se esperaba es que su querida serie también<br />

se iba a romper en dos niveles, y romperse entre el primer eslabón y el segundo. Pese a<br />

sus intentos desesperados (toda la vida) por probar lo que se llama la hipótesis del<br />

continuo, la conexión inmediata y nivelada entre los dos primeros alef, no pudo. En<br />

carta a Dedekind el 3 de agosto de 1899 confundía sus deseos matemáticos con la<br />

realidad: “ya que es posible demostrar que no hay absolutamente ningún <strong>número</strong><br />

cardinal que estuviese entre el<br />

א 0 y el א 1 ”. Como todos saben, este deseo de continuidad perfecta y conexa, basada en un<br />

teorema que nunca llegó (“un teorema que presentaré y demostraré enseguida, en el que<br />

se ve con certeza que de entre las dos potencias de las clases numéricas I y II, la<br />

segunda es en realidad la inmediata sucesora de la primera, esto es, que entre ambas<br />

potencias no existe ninguna otra”), tal continuidad, digo, fue rota definitivamente por<br />

Cohen en 1963 demostrando que la hipótesis del continuo, la nivelación de los dos<br />

primeros alef, es una proposición indecidible en el sentido de Gödel. Es indecidible en<br />

la teoría de conjuntos estándar axiomatizada. Se repite aquí lo que ocurrió con el quinto<br />

postulado de Euclides, cuando se fracturó la geometría.<br />

Lo curioso es que los científicos, acostumbrados a pensar de modo<br />

“racionalista”, en un plano eidético, no se resignan. Por ejemplo el físico Penrose sigue<br />

enrocado y dice: “sigue siendo posible que métodos de demostración más poderosos<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 29 (noviembre 2009). http://www.revistadefilosofia.com 15


Ortíz de Urbina, Ricardo: «Niveles de la Globalización: Ritmia y disritmia»<br />

que los de la teoría de conjuntos estándar, puedan ser capaces de decidir la verdad o<br />

falsedad de la hipótesis del continuo”. Penrose no admite hiatos, niveles. En cambio<br />

Gödel, matemático de temperamento filosófico como Cantor, admitió la efectividad de<br />

los niveles. En el mismo año de 1963, poco antes del descubrimiento de Cohen, escribía<br />

Gödel: “en el caso de que el problema del continuo de Cantor resultase indecidible a<br />

partir de los axiomas aceptados de la teoría de conjuntos, perdería significado la<br />

cuestión de su verdad, exactamente del mismo modo como la pregunta por la verdad del<br />

quinto postulado de Euclides carece de sentido para los matemáticos desde la prueba de<br />

consistencia de la geometría no euclídea. En cuanto a esto me gustaría señalar que la<br />

situación en la teoría de conjuntos es muy diferente de la de la geometría, tanto desde el<br />

punto de vista matemático como desde el epistemológico”. Y nada más escribir esto,<br />

tras comprobar los resultados de Cohen, y pese a sus reticencias, claramente expresadas,<br />

aceptó la efectividad del salto de niveles: “Poco después de redactar este artículo, la<br />

cuestión de si la hipótesis del continuo de Cantor es demostrable a partir de los axiomas<br />

de la teoría de conjuntos de von Neumann-Bernays (incluyendo el axioma de elección)<br />

fue decidida mediante la respuesta negativa dada por Paul J. Cohen”. Admirables la<br />

concisión y el rigor de Gödel.<br />

Perdonen el excursus. Hubiera podido poner un ejemplo tomado del arte. Pero<br />

no se suele apreciar el rigor de la obra de arte y menos el rigor de la teoría estética. Y el<br />

ejemplo matemático es transparente. Hay niveles efectivos y atestables que resultan de<br />

las hazañas de Dedekind, Cantor, Cohen y Gödel: el nivel de los conjuntos finitos; el<br />

nivel del infinito enumerable; el nivel del infinito continuo (los infinitos) y el nivel del<br />

infinito inconsistente. Que se corresponden con los niveles de experiencia que Husserl<br />

elaboraba trabajosamente en sus cursos universitarios de la primera década del siglo.<br />

Con dos excepciones. El nivel de los conjuntos finitos, el del mundo vivido, queda<br />

desdoblado en un nivel efectivo y otro imaginario. Y el nivel del infinito inconsistente<br />

se desdobla en otros dos: la materialidad esquemática fuera de lenguaje y el nivel de los<br />

sentidos esquemáticos, sentidos in fieri sin identidad, o reesquematizaciones, como dice<br />

Richir. Resultan así los niveles de la matriz que utilizo, que resulta ser así una matriz de<br />

niveles puramente arquitectónicos.<br />

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Se suele reconocer en Husserl al filósofo de la intencionalidad, de los horizontes,<br />

de la horizontal, pero siempre fue el filósofo de las disociaciones “genéticas”, verticales.<br />

Elabora primero la teoría del mundo vivido, el mundo de objetos “indeterminados”<br />

compartidos, desdoblado entre lo presente y lo presentificado, lo ausente. Es decir,<br />

distingue lo efectivo de lo meramente objetivo. Es lo que hace en el curso de 1907<br />

(niveles 4 y 5). Después explora lo que había iniciado trabajosamente en el curso de<br />

1905, la distinción de la conciencia de imagen y la phantasia (niveles 4 y 2). Y en el<br />

semestre de verano de 1908 atisbó el nivel (3), indagando lo que llamaba<br />

significaciones simples. Quedaban así diseñados todos los estratos (con la excepción del<br />

nivel implícito (1), el nivel de la materia, de la materialidad trascendental, del infinito<br />

inconsistente, del ápeiron).<br />

Al final de su vida, en la Krisis, volvió a pensar en ese estrato básico, tan<br />

próximo y tan extraño, que es el mundo vivido de objetos que, como voy a sostener,<br />

constituye la globalización primaria o globalización de fondo: la constitución de la<br />

esfera sin centro, la esfera topológica que cerró Elcano, sin la que la llamada por<br />

antonomasia globalización, la del malestar (que en realidad consiste en la disritmia de<br />

niveles) sería inexplicable. Y descubrió que si no se dejan al margen las estructuras<br />

eidéticas, los niveles se confunden. En el parágrafo 71 de la Krisis (p. 250) declara<br />

Husserl solemnemente: …la fenomenología “se abre en cuanto a su sentido a diferentes<br />

niveles, porque la reducción fenomenológica misma –y eso conforme a su esencia- no<br />

ha podido abrir su sentido, sus exigencias interiores necesarias, su alcance, sino en<br />

niveles diferenciados”. In verschiedener Stufen.<br />

Si acudimos a términos filosóficos muy sencillos para caracterizar estos niveles,<br />

yo diría: registro de la materia, registro del sentido, registro de la identidad, registro de<br />

la objetividad, registro de la efectividad. La realidad efectiva implica objetividad. Esta a<br />

su vez implica identidad. Y la identidad implica sentido. Sobre el trasfondo de la<br />

materia. Pero puede haber objetividad sin efectividad (la imaginación), e identidad sin<br />

objetividad (por ejemplo las significaciones simples de 1908, las apercepciones de<br />

lengua de Richir, los “signos” de nuestro monólogo interior, con identidad que los hace<br />

reconocibles, pero sin la objetividad que supondría la distinción de significantesignificado<br />

en la temporalidad objetiva continua).<br />

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Ortíz de Urbina, Ricardo: «Niveles de la Globalización: Ritmia y disritmia»<br />

Para designar esta implicación funcional que se da entre las correlaciones (con<br />

sus “operaciones” y síntesis) de los distintos niveles, Husserl emplea el verbo fungieren.<br />

Por ejemplo, en la percepción, aun de modo implícito y olvidado, vacío, debe seguir<br />

fungierend, “funcionando” la elaboración de sentidos. Cuando Husserl habla, en la<br />

misma Crisis, del filósofo como funcionario de la humanidad, como nos recuerda esa<br />

especie de manifiesto problemático que nos ha convocado aquí, se está refiriendo no al<br />

burócrata que hace funcionar, sino al hombre que es capaz de fungir. No es lo mismo<br />

fungir de alcalde que funcionar de alcalde, aunque las dos raíces vengan del mismo<br />

verbo latino: fungor, functus. El que deja de funcionar es un de-functus, un difunto, pero<br />

el que no funge es el que no cumple (con toda la gama de sentidos que en castellano<br />

tiene cumplir). Funktionieren y fungieren.<br />

Podemos decir que el nivel primariamente aludido cuando se habla de<br />

globalización es el del mundo vivido, el mundo intencional de objetos que supone<br />

observar, operar, recordar, imaginar…y compartir. Es un nivel compartido interobjetivamente<br />

con un ritmo temporal también objetivado, con simultaneidad y<br />

continuidad de presentes. En cierto modo ya encontramos en este nivel de globalización<br />

primaria las dos características de “la globalización”:<br />

1.- La borrosidad, es decir la indeterminación relativa que es propia de los<br />

objetos. Los objetos están simultáneamente determinados e indeterminados. Es lo que<br />

Husserl llama la típica en contraposición a la eidética.<br />

2.- el carácter de proceso ciego, sin proyecto. Efectivamente, percibimos los<br />

objetos mediante esquicios, pero los esquicios no se anticipan, se dan en intenciones<br />

vacías, sólo como un horizonte no intuitivo, que no es sino el horizonte de la materia, de<br />

la aparencia, absolutamente imprevisible y fuera de toda intuición.<br />

Y este mundo vivido constituye así la globalización primaria por su capacidad<br />

globalizante y englobante, porque es capaz de extenderse y gestionar y digerir todo lo<br />

que le echen, por eidética que sea su estructura; mundo vivido no homogéneo sino<br />

modulado con anterioridad a la diversidad de los círculos culturales, contribuyendo esta<br />

misma modulación a su capacidad englobante de absorción.<br />

Esta posición central del mundo vivido como globalización básica hace que esa<br />

configuración suya de mundo de objetos compartidos con sus operaciones, con una<br />

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universalidad borrosa típica (recuérdese que sólo hemos accedido a él, y a los niveles,<br />

mediante epojé de la eidética) equidiste, por decirlo así, de dos tipos de universalidad,<br />

nada borrosa, pero muy diferentes. Por un lado, en una vertiente, el estrato donde se<br />

elaboran los sentidos (2), el nivel específicamente fenomenológico, donde se generan y<br />

deshacen interminablemente esbozos de sentidos, donde se dan las impresiones<br />

realmente originarias, desde donde se piensa, y donde se establece la universalidad de<br />

lo humano. Dice Husserl en la Krisis (parág.53, p.183): “La intersubjetividad universal<br />

(interfacticidad, diría Richir) en la que se acaba resolviendo toda objetividad (es decir,<br />

toda síntesis), todo ser en general, no puede se manifiestamente ninguna otra más que la<br />

humanidad”. Y, por otro lado, en la otra vertiente, el nivel de lo eidético, transversal,<br />

con su universalidad in-humana.<br />

Tenemos pues la universalidad borrosa o típica de la globalización primaria,<br />

flanqueada por una universalidad humana y por otra in-humana. La universalidad<br />

humana es evidentemente la de la comunidad de singulares que, en rigor, no puede<br />

señalarse como humanidad (sustantivada). Y la in-humanidad de la universalidad<br />

eidética lo es literalmente por el hecho de que el eidos, como ha demostrado Richir,<br />

deriva directamente del esquematismo, sin elaboración por parte del lenguaje, frente a lo<br />

que pensaba Husserl con su variación de esencias.<br />

Mientras que el sentido humano es el mismo hacerse y deshacerse del lenguaje,<br />

el eidos se basa en esquematismos materiales no autocoincidentes, que sólo requieren<br />

del lenguaje para su estabilización primera.<br />

Ocurre como si el hombre dispusiese de dos sistemas de contacto con la<br />

materia, uno mediante reesquematización por el lenguaje, y otro por acceso directo y,<br />

por decirlo así, in-humano, casi sin lenguaje.<br />

¿Qué significa en el análisis de la globalización esta perspectiva vertical de<br />

niveles?<br />

Lo que en la explicación horizontal de la globalización, de la que habíamos<br />

partido, era involucración de las categorías económicas, políticas, culturales… en esta<br />

perspectiva vertical tenemos además:<br />

1.-La globalización básica del mundo vivido de objetos. Es decir la constitución<br />

de la esfera topológica descentrada, cuando los procesos compartidos que configuran el<br />

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mundo de objetos (sin eidética) con todas las modulaciones y deformaciones que se<br />

quieran (las superficies están descentradas) han cerrado el globo.<br />

2.- La capacidad de absorción, de englobamiento (distinto de globalización), de<br />

gestión y digestión por parte del sistema básico de globalización, que se pone a prueba<br />

cuando sobrevienen las disritmias. El mundo vivido de objetos se ve entonces<br />

desbordado en su capacidad de absorción por la proliferación indiscriminada de<br />

procesos eidéticos poderosos, con relación al marco de la universalidad humana. El<br />

ritmo del tiempo objetivo del mundo vivido se desajusta por la fricción con procesos<br />

atemporales sobre el fondo de la temporalización “humana” del hacerse de los sentidos.<br />

3,- El malestar de la globalización procede del desconcierto entre unos procesos<br />

eidéticos avasalladores (no englobados) y una propuesta utópica de solución, mediante<br />

una alterglobalización, que casi siempre supone una modificación imposible de la<br />

globalización de base.<br />

Necesitamos, antes de seguir adelante, volver una vez más sobre la especificidad<br />

de los niveles que van a entrar en disritmia. Si no conocemos los fundamentos de esa<br />

especificidad, se nos escaparán las razones de la disritmia (o de la ritmia)<br />

En general podemos decir que hay niveles porque la correlación que define a<br />

cada uno de ellos no está perfectamente ajustada, porque las “operaciones” conducentes<br />

a las síntesis correspondientes se orientan con arreglo a configuraciones lingüísticas que<br />

nunca se ajustan totalmente con lo sintetizado.<br />

Por ejemplo, en el nivel de la percepción de objetos, base del mundo vivido,<br />

percibimos un objeto como lo idéntico en diferentes “representaciones”, contenidos<br />

materiales, con arreglo a una intención o pretensión significativa. Las operaciones que<br />

conducen a una síntesis de identificación funcionan con arreglo a una significación de<br />

la que se dispone. Pero la significación que orienta esa experiencia actual sólo produce<br />

“determinaciones indeterminadas” (Hua. XXVJ, ap. XIX) La identificación que se<br />

produce sigue siempre abierta, porque las aportaciones hyléticas siguen fluyendo y<br />

porque la tal significación ya se ha dado en otro nivel.<br />

Si procedemos así, sistemáticamente, de lo máximamente indeterminado a lo<br />

más determinado (prescindiendo de la determinación eidética que hemos abstraído),<br />

encontraremos que en el nivel (2) no se producen sino esbozos de sentido sin identidad<br />

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ni estabilización posible. Pero tales esbozos de sentido dirigen en el nivel (3) las<br />

“transoperaciones” correspondientes para producir sentidos estabilizados. Son las<br />

“significaciones simples” del curso de 1908, meros “signos fenomenológicos o<br />

significatividades. Pero tales significatividades del monólogo interior, cuando se<br />

distinguen entre sí en la temporalidad continua de presentes de la escritura o del habla,<br />

dan lugar a las significaciones (4), las que, a su vez, contribuyen a intencionar los<br />

objetos (5), como veíamos antes. Escalonadamente los sentidos fungen (hacen<br />

funcionar) las significaciones.<br />

Las diferencias son claras. Los esbozos de sentido (2) suponen la emergencia de<br />

lo nuevo, de lo que “se nos viene a la cabeza”, como solemos decir. Sin identificación<br />

posible en un régimen esquemático de lo que se hace y se deshace, pero donde la<br />

impresión de la materia es originaria (2).<br />

La significatividad o apercepción de lengua (Richir) del nivel (3) es un hábito<br />

quinestésico que reconoce e identifica signos sin intuición alguna, en una síntesis pasiva<br />

que no necesita la operación intencional (el soliloquio). La clave de este nivel es<br />

conciliar la identidad (sedimentación y habitus) con el hecho de que el sentido heredado<br />

continúa en busca de su maduración en una temporalización sin presente, en<br />

protenciones y retenciones rapidísimas.<br />

Y así hasta la significación (5) que hace posible la correlación objetiva y<br />

efectiva. Como se ve, lo desajustes en cada nivel entre las pretensiones significativas y<br />

las síntesis conseguidas dan lugar al escalonamiento de niveles. ¿Qué pasaría si<br />

cortocircuitásemos la serie haciendo que ya el sentido se ajuste como significación al<br />

objeto, que resultaría así plenamente determinado? Pues que seríamos seres<br />

horizontales, ajustados como robots (a veces lo somos), sin necesidad además de<br />

mecanismos de “reduplicación” de sentido. Es decir, no habría necesidad ni del eidos<br />

filosófico, ni de las justificaciones mitológicas metalingüísticas que están en la base de<br />

los círculos culturales, ni el arte sería necesario…<br />

Dirijamos de nuevo nuestra mirada al estrato básico de la globalización, el<br />

mundo vivido de objetos relativamente determinado, estrato globalizado y englobante,<br />

la globalización primaria modulada. Esta Idea de mundo vivido fue el tema de los<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 29 (noviembre 2009). http://www.revistadefilosofia.com 21


Ortíz de Urbina, Ricardo: «Niveles de la Globalización: Ritmia y disritmia»<br />

últimos desvelos de Husserl. Es una idea que parece fácil, pero es extremadamente sutil<br />

y con facilidad se escora hacia lo sociológico.<br />

Si se supone que el mundo vivido es lo que resta de la operación de sustraer los<br />

procedimientos y estructuras eidéticas, especialmente las científicas, tal mundo vivido<br />

no es una idea filosófica sino un concepto sociológico, y por eso muchos análisis<br />

acerca de la globalización no son sino consideraciones de índole sociológica por muy<br />

necesarios e interesantes que sean. Esa concepción sociológica, y aun sociologista, del<br />

mundo vivido es por ejemplo la tan conocida de Schütz.<br />

Con arreglo a lo anterior, habrá que decir que el mundo vivido como idea<br />

filosófica que está en la base de la globalización, nace de la confluencia de dos<br />

procedimientos: la epojé del eidos, que es lo manifiesto en el libro in<strong>completo</strong> de<br />

Husserl, y el progressus del lenguaje, ya comentado, por el que desde el sentido<br />

llegamos a las significaciones que posibilitan la percepción de objetos de modo<br />

relativamente determinado. Sólo así el mundo vivido exhibe su peculiar configuración<br />

en esa relativa determinación, suficiente para la praxis común, y por ello globalizante y<br />

englobante, sin necesidad de mecanismos de reduplicación de sentido, sean o no<br />

eidéticos. La globalización básica muestra así su estructura, extraña por absolutamente<br />

próxima.<br />

En su Krisis inacabada Husserl subrayó que la característica fundamental del<br />

mundo vivido es su capacidad de absorción, su capacidad de englobamiento: “Engloba<br />

(in sich aufnimmt) todas las formaciones prácticas, incluso las ciencias objetivas en<br />

tanto que hechos de cultura” (p. 176)<br />

Para ejercer esta sorprendente capacidad englobante (distinta de la<br />

globalizadora), el mundo vivido dispone de una estructura que Husserl analiza<br />

pacientemente. Resumo rápidamente sus hallazgos:<br />

1.- Excluye un a priori universal previo. Es decir, no hay una ontología<br />

general, sino simplemente materia. Sería un sin-sentido (p.268).<br />

2.- Constituye una típica, no una eidética. Tipo es lo morfológicamente correcto<br />

y reconocible, coherente, familiar. Típica ligada a una praxis de enriquecimiento de<br />

sentidos (recuerdo que tipo viene de typtô; en Homero týptein es golpear con un arma y<br />

eso deja una huella…)<br />

22 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Ortíz de Urbina, Ricardo: «Niveles de la Globalización: Ritmia y disritmia»<br />

3,- Supone una doxa compartida. Es algo subjetivo-relativo, determinadoindeterminado.<br />

Pero con una objetividad que permite predicaciones no idealizadas.<br />

4.- Es un mundo de evidencias originales con un horizonte de experiencia<br />

posible, que implica una normalidad. Husserl (parág. 36) habla graciosamente de<br />

europeos normales, hindúes normales, chinos normales. Es decir, no hay todavía en este<br />

análisis partición de lo humano por mitologías en cuanto reduplicaciones de sentido,<br />

que estarían en la base de los círculos culturales en sentido estricto (no las modulaciones<br />

del mundo vivido, Heimwelten, simples variantes culturales)<br />

5.- Es una totalización sintética, con operaciones ligadas y abiertas, validaciones<br />

disponibles y renovadas (fungierenden Geltungen), con confirmaciones-denegaciones<br />

constantes. Unidad de una diversidad de experiencias infinitamente abiertas. Todos los<br />

estratos trenzados en las síntesis intencionales engranadas entre sujetos… (p.170)<br />

6.- Si bien la certeza está dada, el horizonte no está dado, ni cabe anticiparlo<br />

como proyecto. La clave está en que los esquicios de la percepción nunca están dados,<br />

“ni bajo la forma de una presentificación anticipada por intuición” (p, 181). La materia<br />

nunca está dada.<br />

7.- Es lo idéntico a aquello de que se habla: flujo de una lengua general,<br />

interpretable en la generalidad empírica.<br />

8.- Supone una espacio-temporalidad objetiva, con simultaneidad y sucesividad<br />

continua.<br />

9.- En el mundo vivido los otros sujetos son implicados intencionales de mi vida<br />

intencional original.<br />

Todos estos rasgos confluyen en esa capacidad globalizadora y englobante.<br />

Resumo: La globalización como malestar se produce:<br />

1.- Cuando la configuración del mundo vivido ha extendido su típica ciega e<br />

indeterminada por toda la esfera (globalización primaria).<br />

2,- Cuando su capacidad de absorción (englobamiento) se resiente por<br />

hipertrofia de estructuras eidéticas, in-humanas e intemporales.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 29 (noviembre 2009). http://www.revistadefilosofia.com 23


Ortíz de Urbina, Ricardo: «Niveles de la Globalización: Ritmia y disritmia»<br />

3.- Cuando, en consecuencia, la universalidad de lo humano se resiente también<br />

y se producen particiones mitológicas.<br />

4.- Cuando, como resultado de esto, se reduce a su vez su capacidad de<br />

absorción y englobamiento, en un círculo retroalimentado negativamente.<br />

La globalización resulta así ser un proceso borroso y disrítmico. Borroso en su<br />

misma base, puesto que ni siquiera cabe proyectar la percepción de un simple objeto<br />

como tal. Lo impide el fenómeno como aparencia de la materia. Y disrítmico porque es<br />

fácil desajustar los ritmos temporales de los niveles que son radicalmente diferentes:<br />

temporalización sin presente, tiempo objetivo continuo y atemporalidad.<br />

Lo verdaderamente extraño es ese carácter in-humano de lo eidético, cuya<br />

hipertrofia dispara el desajuste. ¿Por qué lo eidético es in-humano? Porque funciona al<br />

margen del lenguaje, y suponemos que el sentido (el lenguaje) es lo que define lo<br />

humano,<br />

En su último libro de 2008, Richir demuestra que la variación de esencias<br />

husserliana no puede basarse ni en la imaginación, ni en el lenguaje, como creía<br />

Husserl, sino que hace referencia directa a los esquematismos materiales fuera de<br />

lenguaje, fuera de lo humano.<br />

Si leemos una historia de las matemáticas, por ejemplo, es fácil ver que los<br />

grandes avances, de un Gauss, de un Riemann, de un Hamilton… se han logrado pese al<br />

lenguaje y pese al estrobo de la imaginación (el episodio del llamado lenguaje<br />

matemático fue sólo una pequeña perversión).<br />

Naturalmente que el invariante eidético, de contextura esquemática, necesita<br />

revestirse de lenguaje (y lo hace en la fantasía perceptiva correspondiente, en régimen<br />

de transposibilidad), pero la “variación” misma (término poco afortunado) no es por<br />

comparación o asociación en el plano del lenguaje. Es puramente esquemática, cuando<br />

los esquemas materiales infinitos y no autocoincidentes van cristalizando en identidades<br />

autocoincidentes fuera del tiempo de la presencia (del lenguaje) y del presente (sin<br />

imaginación), en tanto son operados por un yo anónimo, desencarnado (sin Leib) y<br />

segregado.<br />

24 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Ortíz de Urbina, Ricardo: «Niveles de la Globalización: Ritmia y disritmia»<br />

Curiosamente el anonimato recubre los dos niveles extremos de la subjetividad.<br />

La subjetividad como aquí absoluto singular, en parpadeo con el sentido, es anónima<br />

(no hay todavía un yo o un tú), y la subjetividad en el otro extremo de la variación<br />

eidética es también anónima, por segregada.<br />

Concluyo. La disritmia en que consiste el malestar de la globalización tiene<br />

lugar en el mundo de la vida básicamente globalizado y englobante, cuando se produce<br />

una tensión insoportable entre la universalidad no eidética de los sujetos agregados en<br />

el horizonte de la comunidad humana de singulares y la universalidad eidética de los<br />

sujetos segregados, que no comunican ya entre sí sino estructuras esenciales, quedando<br />

ellos inhumanamente cancelados.<br />

Guadarrama, 5 de octubre 2009<br />

Postscriptum<br />

A la observación planteada por Carlos Iglesias al final de mi exposición sobre<br />

la dimensión diacrónica que parece no se recoge en mi propuesta, diré que<br />

efectivamente la globalización primaria o configuración del mundo vivido, como<br />

mundo compartido de objetos, es un proceso histórico evidente, cerrado pero nunca<br />

consumado, y que las disritmias ocasionadas por los estratos eidéticos no gestionados,<br />

no englobados, también lo son. Lo que sí anularía la dimensión histórica es la actitud<br />

“racionalista” que anula los niveles de experiencia y asume una globalización<br />

meramente eidética. En tal caso, lo que se anula además es el componente materialista.<br />

El motor de la historia está siempre alimentado por la novedad infinita de la materia que<br />

realimenta sin cesar, de modo imprevisible, las operaciones humanas.<br />

Esa dimensión diacrónica sí fue puesta de manifiesto explícitamente en las<br />

ponencias de Alberto Hidalgo y de Fernando Pérez Herranz. Cuando no hay ya centro<br />

euclídeo de universales en la esfera, sino curvaturas topológicas como territorios<br />

articulados por torbellinos que pretenden imponer sus pretensiones globalizadoras<br />

eidéticas, el riesgo es que la esfera quede agujereada y resulte un toro de n asas, y eso sí<br />

que es ya otra historia.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 29 (noviembre 2009). http://www.revistadefilosofia.com 25


Ortíz de Urbina, Ricardo: «Niveles de la Globalización: Ritmia y disritmia»<br />

NIVELES<br />

(1) materia<br />

esquematismo<br />

temporización<br />

sin presente<br />

(2) sentido<br />

(3) identidad<br />

(4) objetividad<br />

orden<br />

simbólico<br />

tiempo<br />

objetivo<br />

(5) efectividad<br />

26 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Educación, Persona y Globalización<br />

Pablo Huerga Melcón<br />

(IES Rosario de Acuña) 1<br />

“Y así como del sacerdote decimos que, al perder la luz de la fe, ha perdido la<br />

razón de su oficio, así también diremos de los filósofos que al perder la pasión por<br />

lo verdadero, al perder la rigurosa voluntad de distinguir en todo momento lo que<br />

es verdadero y lo que es falso, lo que es evidente y lo que es obscuro –aunque sea<br />

en nombre de la justicia o de la felicidad- han perdido su razón de ser, porque han<br />

perdido la disciplina filosófica.” (Gustavo Bueno, “Cuestiones sobre Teoría y<br />

Práxis”, en VVAA, Teoría y práxis, Fernando Torres editor, Valencia 1977; pág.<br />

72.)<br />

“En el orden moral, la tarea máxima del presente consiste en convencer a los<br />

hombres vulgares –los no vulgares no han caído nunca en la trampa- de toda la<br />

necedad inane que encierra ese imperativo de rebelión, tan barato, tan poco<br />

exigente, y cómo, sin embargo, casi todas las cosas contra las cuales el hombre se<br />

ha rebelado merecen, en efecto, ser enterradas. La única verdadera rebelión es la<br />

creación –la rebelión contra la nada, el antinihilismo. Luzbel es el patrono de los<br />

pseudorrebeldes.” (Ortega, Misión de la universidad (1930); nota 9 al cap. IV.)<br />

“Aprender a utilizar el alfabeto es el mejor comienzo de la vida” (Menandro).<br />

“La historia de la civilización nos muestra constantemente ese curioso fenómeno<br />

de superposición: las supervivencias rezagadas de un estadio arcaico son también<br />

el germen de un desarrollo futuro.” (H. I. Marrou, Historia de la educación en la<br />

antigüedad, Akal, Madrid 1985; pág. 294.)<br />

1. Educación, Individuo e Historia<br />

1. Si afrontamos desde un punto de vista filosófico la idea de la educación, si<br />

buscamos una respuesta fundada a la pregunta ¿qué es la educación?, necesariamente<br />

debemos hacernos esta pregunta -precisamente por ser filosófica- desde el presente, esto<br />

es, en el horizonte de la globalización, en el horizonte de una sociedad industrial<br />

avanzada como la nuestra. Como siempre, desde que existe la filosofía, cuando se hace<br />

una pregunta de este tipo sobre una idea filosófica, lo que realmente se hace es indagar<br />

su destino. Éste es, pues, un ensayo sobre el destino de la educación.<br />

1 .- NOTA: El presente artículo es un extracto de nuestro libro, El fin de la educación, Eikasía, Oviedo<br />

2009, realizado como contribución al Congreso de filosofía organizado por la Sociedad Asturiana de<br />

Filosofía en el otoño de 2009, sobre “El sujeto de la globalización”.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 1


« »<br />

Pero el destino de la educación está involucrado en su historia. Para abordar<br />

desde la filosofía la idea de educación es de rigor remitirse a lo que efectivamente ha<br />

sido la educación. La respuesta que puede ofrecer la filosofía, y concretamente una<br />

filosofía de carácter materialista, no podrá alejarse mucho de lo que la propia historia<br />

nos dice, y a lo sumo buscará establecer teorías para estructurar y organizar ese océano<br />

fenomenológico en el que se realiza la idea de la educación. El enfoque filosófico<br />

materialista nos ofrece un saldo de tres teorías integradas, una sobre su esencia, otra<br />

sobre su cuerpo, y otra más sobre su curso, estructura y finalidad. El materialismo está<br />

involucrado en el ejercicio de la educación desde su origen. La propia educación es<br />

materialista. Ese carácter es el que nos ha permitido comprender mejor cómo ha sido la<br />

educación a lo largo de la historia, y por qué ha seguido el curso que ha seguido<br />

efectivamente.<br />

Por otra parte, el enfoque materialista de la educación requiere el de otras ideas<br />

filosóficas tales como la de Estado, Individuo, Persona, Historia, y otras más. Con ellas<br />

se ha dado forma a nuestra teoría. Su valor filosófico residirá en la capacidad de<br />

organización de los fenómenos, frente a otras filosofías posibles. Nada más. No hay<br />

nada intrínseco en el enfoque materialista que convierta sus conclusiones en verdades.<br />

En todo caso, para otros quedará el determinar si nuestro trabajo es verdaderamente un<br />

ensayo materialista. Lo importante no será su “adecuación” al modelo teórico propuesto<br />

por la filosofía de Gustavo Bueno, en la que efectivamente me he apoyado, sino si las<br />

teorías aquí propuestas tienen algún valor moral y gnoseológico para entender, y en su<br />

caso contribuir al debate sobre lo que debe ser la educación en España en la era de la<br />

globalización.<br />

2. Una idea materialista de la educación, por tanto, debe estar sostenida sobre<br />

una filosofía materialista de la historia, si bien entendemos que una tal filosofía de la<br />

historia no debe ser reduccionista, ni debe pretender apoderarse de leyes o devenires<br />

necesarios como destino de la Humanidad. La historia no sigue un curso<br />

predeterminado por fuerzas motrices tales como las ideas, el espíritu, o las bases o<br />

infraestructuras materiales, sencillamente porque, tal y como propone Gustavo Bueno,<br />

partimos de una concepción no dualista de la causalidad en los fenómenos históricos.<br />

2 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


« »<br />

Esto quiere decir que los acontecimientos, en su papel causal, nunca arrojan resultados<br />

deterministas, pues están en confrontación constante con otros actos causales. No hay<br />

un progreso general hacia la sociedad universal, pero sí la tendencia a la integración de<br />

las diversas partes de la Humanidad, cuando algunas de ellas asumen la<br />

“responsabilidad” efectiva de establecer un “orden universal”, momento en el que estas<br />

partes se manifiestan como imperios.<br />

La historia es, en gran medida, el proceso resultante de la confluencia, e<br />

integración, normalmente violenta, de las diversas culturas humanas. Este proceso<br />

tiende a involucrar a todas las culturas (seguramente porque unas comprometen a otras),<br />

de tal modo que el resultado se presenta como algo irrepetible, único y, en gran medida,<br />

indeterminado 2 .<br />

Tomemos la imagen de la cosmogonía atomística de Epicuro. En ella, se parte de<br />

que los átomos, antes del mundo, permanecen en un estado de “reposo relativo”, en el<br />

que “caen” paralelamente unos entre otros, hasta el momento en el que fortuitamente<br />

uno de esos átomos, sin motivo, varía su trayectoria levemente, generando con ello una<br />

serie de choques en cadena, un remolino que acaba comprometiendo la trayectoria de<br />

todos los átomos y su articulación en una unidad irrepetible. Esa unidad, el cosmos<br />

resultante, es única y fortuita, porque esa desviación (llamada ”clinamen”), es pura<br />

indeterminación. Pues, así como el cosmos es el resultado de esa desviación fortuita, la<br />

historia nace cuando en el devenir paralelo y recurrente de los átomos -las distintas<br />

sociedades humanas vistas desde la Antropología-, en su caída infinita, se desencadena<br />

el proceso de entrelazamiento irreversible y definitivo de unas culturas con otras. Así es<br />

la historia. En ella no cabe introducir leyes deterministas, por más que muchos procesos<br />

puedan ser consignados bajo estas leyes. Esta doctrina se opone, por tanto, a<br />

consideraciones tales como las del “fin de la historia” -al estilo de Fukujama-, o las del<br />

“fin de la prehistoria de la humanidad”, de estirpe marxista. En definitiva, en la Historia<br />

2<br />

Véase Gustavo Bueno, “Ensayo de una teoría antropológica de las instituciones”, en El Basilisco, 37<br />

(2005), págs. 3-52; pág. 51. Gustavo Bueno ha abordado en diversas ocasiones el tema de la filosofía de<br />

la historia. Podemos hacer referencia aquí a textos como El individuo en la historia. Comentario a un<br />

texto de Aristóteles, Poética, 1451b, Universidad de Oviedo, Oviedo 1981; ó “Estado e Historia, (en torno<br />

al artículo de Francis Fukuyama)”, El Basilisco 11, (1992); págs. 3-27. Para más referencias, véase<br />

Pelayo García Sierra, Diccionario Filosófico, en http://www.filosofia.org/filomat/<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 3


« »<br />

es posible predecir acontecimientos particulares, situaciones diversas, trayectorias, pero,<br />

desde luego, no “el destino de la Humanidad”.<br />

Los individuos, los grupos, los partidos, los imperios, actúan causalmente, pero<br />

sus actos entran en conflicto constantemente, y los acontecimientos históricos son<br />

resultados objetivos no previamente determinados –o al menos, parcialmente<br />

inesperados. Ello significa que los paralelismos históricos que se han querido ver a<br />

escala morfológica entre épocas diversas, como quería Spengler, son más bien<br />

metáforas –de gran valor hermenéutico, desde luego- de situaciones radicalmente<br />

distintas, pues los agentes históricos operan con distintas estrategias, armas, programas,<br />

fines y planes, y el conflicto alcanza actualmente proporciones nunca vislumbradas en<br />

el pasado -dicho esto, sin perjuicio de que el análisis de Spengler que entiende la<br />

Decadencia de Occidente como la realización en forma de civilización de la Cultura<br />

occidental, nos vaya a resultar absolutamente necesario en algunos de los<br />

planteamientos centrales de este ensayo.<br />

Esta concepción materialista pone a los hombres como agentes y pacientes de la<br />

historia, y elude la idea de alienación en el sentido metafísico que aun propuso Marx y<br />

toda la tradición marxista posterior, que con el tiempo sintonizó inevitablemente con las<br />

perspectivas psicoanalíticas 3 . Los hombres no viven alienados de manera permanente y<br />

necesaria, enajenados de sí mismos bajo las circunstancias de modo tal que pueda<br />

decirse que está cancelado para ellos cualquier tipo de acción histórica imprevista<br />

(“todo lo real es racional”). Las nebulosas ideológicas envolventes nunca han sido tan<br />

férreamente coherentes como para evitar en quien las acepta o las “vive”, un mínimo<br />

distanciamiento crítico y, por ello mismo, un cierto grado de complicidad, podríamos<br />

decir, con su estado. Hay muchas formas de expresar esta idea pero creo que Vasili<br />

Grossman lo dice de un modo especialmente significativo, en su impresionante obra<br />

Vida y destino –lectura necesaria para todo habitante de la aldea global-, cuando<br />

reflexiona sobre las razones que llevan a un individuo a entregar su vida al Estado<br />

totalitario:<br />

3 Véase, a este respecto, el ensayo de Gustavo Bueno, el capítulo 10 de Cuestines cuodlibetales sobre<br />

Dios y la religión, Mondadori, Madrid 1989; pags. 382 y ss. También en:<br />

http://www.fgbueno.es/gbm/gb89cc10.htm<br />

4 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


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“El destino conduce al hombre, pero el hombre lo sigue porque quiere y es libre de<br />

no querer seguirlo. El destino guía al hombre, que se convierte en un instrumento de las<br />

fuerzas de destrucción, pero cuando eso sucede no pierde nada; al contrario, gana. Éste lo<br />

sabe y va allí donde le esperan las ganancias; el terrible destino y el hombre tienen<br />

objetivos diversos, pero el camino es uno solo. Quien pronuncie el veredicto no será un<br />

juez divino, puro y misericordioso, ni un sabio tribunal supremo que mire por el bien del<br />

Estado y la sociedad, ni un hombre santo y justo, sino un ser miserable destruido por el<br />

poder del Estado totalitario. Quien pronuncie el veredicto será un hombre que a su vez ha<br />

caído, se ha inclinado, ha tenido miedo y se ha sometido. Ese hombre dirá: -¡En este mundo<br />

terrible existen los culpables! ¡Tú eres culpable!” 4<br />

Los hombres son cómplices de su destino.<br />

La alienación del esclavo no le hace totalmente inconsciente de su situación. La<br />

alienación del esclavo no le deja incapacitado para poner en marcha en su situación el<br />

cálculo de anticipaciones y estrategias del sujeto, en el que hay necesariamente una<br />

valoración hasta cierto punto correcta de sus decisiones, y del contexto de posibilidad<br />

objetiva que se tiene de alcanzar un resultado deseado. Las mejoras que introdujo Marco<br />

Aurelio en el trato a los esclavos romanos fueron recibidas con disgusto por los dueños<br />

y con agrado por los esclavos, y respondieron en gran medida a sus propias demandas<br />

dentro del marco de su modo de vida 5 . La alienación no es un estado general del<br />

individuo en su clase, en virtud de su tiempo histórico. No es una vida en el error. Nadie<br />

vive en el error de manera sistemática -lo que hace que su vida sea aun si cabe más<br />

ingrata y desgraciada, pues no se es, en absoluto, inconsciente de ella.<br />

Vivir de manera alienada significa, en gran medida, vivir ajustando de modo<br />

recurrente los fines particulares frente a los planes y programas colectivos en cuyo<br />

contexto se vive. La capacidad deliberativa de un sujeto está determinada por aquello<br />

que le es posible hacer, pero no por ajustar su conducta a esas condiciones hay que<br />

considerarle necesariamente inconsciente de esa limitación objetiva. Lo cual permite<br />

quitarse de encima la dificultad de determinar, como se le planteaba al marxismo, el<br />

momento crítico en el que la conciencia alienada sale de su “letargo”, para convertirse<br />

en “conciencia revolucionaria”. Ese despertar espontáneo no hace más que oscurecer la<br />

4 Vasili Grossman, Vida y destino, Círculo de lectores, Madrid 2007; pág. 684.<br />

5 Ernesto Renan, La filosofía en tiempos del emperador Marco Aurelio, FCE, México, ofrece una<br />

descripción muy interesante de estas cuestiones.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 5


« »<br />

evidencia de que los fines y los planes individuales se establecen en función del alcance<br />

que permite la época, las condiciones materiales, si se quiere; evidencia que ayuda a<br />

comprender que determinados cambios en esas condiciones, más que despertar las<br />

conciencias, lo que hacen es ampliar los horizontes conforme a los cuales se configuran<br />

los fines, los planes y los programas de individuos, grupos o naciones.<br />

El tema de este ensayo se asienta sobre el conflicto fundamental que tiene lugar<br />

entre el individuo, constituido por fines particulares, y los planes y programas<br />

colectivos en los que aquellos tienen que articularse. Este conflicto atraviesa la historia<br />

y adquiere en cada época características peculiares; también ahora, en la era de la<br />

globalización. Precisamente una de las tesis de nuestro ensayo es que las características<br />

de este conflicto en cada época juegan un papel esencial en el curso histórico de la<br />

educación.<br />

Así pues, el presente trabajo de investigación es, además, una indagación<br />

filosófica acerca de las raíces histórico-culturales del conflicto escolar. El punto de<br />

partida es el de entender el actual conflicto escolar como un caso particular de un<br />

fenómeno que arraiga en los propios orígenes de la escuela y de la educación como tal.<br />

Entendemos ese conflicto como la contradicción que tiene lugar cuando los fines<br />

personales y los planes que una sociedad establece para la educación empiezan a perder<br />

puntos de coincidencia.<br />

El conflicto escolar es, por lo tanto, un fenómeno constitutivo de la educación<br />

como fenómeno histórico. El conflicto escolar actual se ve determinado, por tanto, por<br />

el contexto histórico cultural que hoy prefigura nuestro presente histórico, lo que se ha<br />

dado en llamar la globalización. Y es por tanto un conflicto que puede definirse<br />

particularmente como el reto que la Educación afronta hoy por su inmersión en el marco<br />

del fenómeno de la globalización. El ensayo supone por tanto dos teorías, una que<br />

llamaríamos teoría especial del conflicto, aquel que se vive en el seno escolar entre los<br />

planes escolares y los fines personales, y otra teoría general, aquel que se vive entre la<br />

propia institución escolar y el devenir histórico.<br />

6 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


« »<br />

2. La idea materialista de la Educación: núcleo, cuerpo y curso<br />

1. Para elaborar, desde un punto de vista materialista la idea filosófica de la<br />

educación hemos tomado como modelo la teoría de la esencia genérica que ha<br />

propuesto Gustavo Bueno en El animal divino. Entendemos que solo desde un enfoque<br />

como este es posible abordar filosóficamente la cuestión de la educación en el presente<br />

histórico, remontando las aportaciones necesarias de las llamadas ciencias de la<br />

educación. Según esta teoría, algunas ideas filosóficas se pueden concebir como<br />

totalidades procesuales con desarrollo interno evolutivo. En ellas se podrá distinguir un<br />

núcleo, a partir del cual se organiza la esencia como totalidad sistemática íntegra,<br />

entendiendo que el núcleo no es la esencia, porque ésta se da sólo como género<br />

generado en su desarrollo interno -que es también un desarrollo histórico. La<br />

exterioridad del núcleo, las determinaciones de la esencia que provienen del exterior del<br />

núcleo, pero que lo envuelven a media que van apareciendo, constituye el cuerpo o<br />

corteza de la idea. El núcleo, envuelto por su cuerpo, y en razón del medio envolvente,<br />

se modifica internamente dando lugar a las fases o especificaciones evolutivas de las<br />

esencias genéricas, que afectan también al cuerpo. Esto constituye el curso de la idea.<br />

Nos proponemos, entonces, ensayar la idea de la educación sobre este formato<br />

lógico. Otros ensayos, con otros formatos podrían ser posibles, y su valor filosófico no<br />

estaría dado de antemano, sino que resultaría de la capacidad que cada uno tenga para<br />

“dar cuenta de los fenómenos”. Y es que, como dice Gustavo Bueno, “se trata, en<br />

resolución, de admitir paladinamente que la elección entre diversas alternativas en la<br />

organización de los fenómenos no es el resultado de una demostración científica, sino<br />

que constituye una filosofía que, sin necesitar ser, en modo alguno, arbitraria, o<br />

meramente subjetiva, tampoco puede pretender el rigor de una demostración cerrada<br />

científica. Su piedra de toque no reside en algún sector delimitado de los fenómenos,<br />

sino en su potencia para organizar racionalmente el conjunto de todos ellos.” 6<br />

2. El programa del trabajo de investigación es establecer cuál puede ser el núcleo de la<br />

idea materialista de la educación, para pasar después a la exposición del cuerpo de esta<br />

6 Gustavo Bueno, El animal divino, Pentalfa, Oviedo 1985; pág. 105.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 7


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idea, y del curso en sus diversas fases. El objetivo es integrar el problema del lugar de la<br />

educación en la era de la globalización en el contexto del despliegue histórico de la idea<br />

de educación, como una fase interna, esencial, de la propia idea de educación y no,<br />

simplemente, como un fenómeno de alcance sociológico y circunstancial. El objetivo<br />

final es alcanzar una respuesta filosófica, no circunstancial, al reto que la educación<br />

tiene en la actualidad ante el fenómeno de la globalización, contemplado desde una<br />

perspectiva histórico cultural.<br />

Nuestra tesis es que el núcleo de una idea filosófica materialista de la educación<br />

nos obliga a determinar que la educación como fenómeno histórico cultural nace en la<br />

Grecia clásica, y no antes, por razones precisas que trataremos de establecer más<br />

adelante. Por otra parte, esta conclusión ya fue defendida por Jaeger en su Paideia, y<br />

sobre ella hemos pretendido construir nuestro ensayo, buscando un fundamento<br />

materialista a esa conclusión histórica.<br />

3. El núcleo de la idea de educación<br />

Lo primero que nos planteamos a la hora de estudiar cuál es el núcleo de la idea<br />

de educación, es determinar los parámetros desde los que podemos diferenciar la<br />

educación como fenómeno histórico cultural, de una noción de educación en sentido<br />

genérico etológico. Los parámetros que nos permiten determinar la educación como<br />

fenómeno histórico cultural son, por un lado, las sociedades políticas, porque, como<br />

dice Jaeger en su obra, Paideia, “todo pueblo que alcanza un cierto grado de desarrollo<br />

se halla naturalmente inclinado a practicar la educación”. En nuestro ensayo analizamos<br />

las consecuencias más directas de la introducción de este parámetro. La educación<br />

contribuye a la conformación y asentamiento de una sociedad, pero también puede ser<br />

un elemento de cambio y transformación, como se ha puesto de manifiesto en la historia<br />

en diversas ocasiones. De aquí se extraen conclusiones aplicables ya directamente al<br />

actual debate sobre la introducción de la asignatura Educación para la ciudadanía en el<br />

currículo de los escolares españoles.<br />

8 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


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El otro parámetro delimitador es precisamente el individuo, en tanto que la<br />

educación está dirigida necesariamente al individuo particular. Aquí se estudian los<br />

aspectos filosóficos básicos sobre la dialéctica entre individuo y persona, con todas las<br />

consecuencias políticas, morales y éticas que derivan de ello. La perspectiva<br />

materialista aquí es expeditiva: la persona es el resultado de la educación, el individuo<br />

no nace ya persona, la persona se hace en el medio social. Es la sociedad, su lengua, su<br />

cultura, tradición, leyes, normas, principios y valores, aquello que determina la<br />

transformación del individuo en persona.<br />

Y aquí se establece el núcleo de la idea de la educación como fenómeno<br />

histórico-cultural: lo que distingue a la educación como institución histórico cultural, es<br />

precisamente el hecho de que ésta determina la transformación del individuo en<br />

persona, que es la persona el fin de la educación. Este es el núcleo materialista de la<br />

idea filosófica de educación. La idea de persona que establecemos es aquella en virtud<br />

de la cual el individuo se convierte en causa de sus propios actos, responsable último de<br />

sus acciones. Por ello, si la educación consiste precisamente en la formación de la<br />

persona, la educación es una institución esencial en la salvaguarda de la libertad. Su<br />

existencia es garantía de la libertad. Y a la inversa, una sociedad homogénea<br />

“totalitaria”, es una sociedad en la que habría dejado de existir la educación en sentido<br />

formal.<br />

Esta tesis acerca del núcleo de la idea de educación, va acompañada de otra,<br />

según la cual, el origen de la educación en sentido histórico cultural está precisamente<br />

en Grecia, tal y como advertía Jaeger en su obra Paidea. Lo que nos proponemos es<br />

explicar las razones históricas de este nacimiento sobre fundamentos materialistas, y no<br />

idealistas como los que propone Jaeger, que apela a la condición particular del griego,<br />

como causa de ese nacimiento. El punto de inflexión histórica entre la educación en<br />

sentido genérico y la educación como institución histórica está en estas frases de<br />

Píndaro. En efecto, Píndaro alaba la educación del noble que le ayuda cumplir esta<br />

máxima “sé tal como han aprendido a conocerte”; mientras que desprecia al plebeyo, a<br />

los advenedizos de la cultura “esos que sólo saben por haber aprendido”. Pues son estos<br />

precisamente los que conforman y dan nacimiento a la nueva institución histórica.<br />

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4. El cuerpo de la idea de educación<br />

Si el núcleo es la formación de personas, el cuerpo de la educación son las<br />

escuelas. Distinguimos en ellas, en tanto instituciones, tres tipos de objetivos<br />

intencionales, según la teoría de Gustavo Bueno: los fines, los planes y los programas.<br />

Los fines son los objetivos en su relación con el sujeto que los propone; los planes, los<br />

objetivos en relación con los otros sujetos a los que afecta; y los programas son los<br />

objetivos en función de sus propios contenidos. Estos tres tipos de objetivos que<br />

pueden ser a su vez particulares y universales, permiten clasificar distintos tipos de<br />

escuelas a lo largo de la historia, y permiten elaborar una teoría de las escuelas: escuelas<br />

generales, heterías soteriológicas, escuelas filosóficas, gremios, bandas, y un largo<br />

etcétera. En función de estas consideraciones podemos ya sacar diversas conclusiones<br />

acerca de la situación actual de la escuela pública en función del problema de la<br />

globalización. Porque la universalidad de las escuelas sólo puede ser real cuando se<br />

circunscribe a un estado, mientras que si la referimos a la Humanidad, es puramente<br />

intencional, debido al hecho de que la educación requiere un idioma, etc. Sin embargo,<br />

sólo la escuela pública garantiza la universalidad en el seno del estado. Los defensores<br />

de la privatización de la enseñanza como medio para contribuir a la globalización<br />

olvidan el hecho de que la empresa privada no puede afrontar inversiones no rentables a<br />

corto y medio plazo, como las que suponen las inversiones educativas.<br />

De todos los tipos de escuela, ¿cuál es aquel que consideramos verdaderamente<br />

escuela en sentido filosófico materialista? El que corresponde a las escuelas en las que<br />

los fines del grupo establecen planes universales en el radio de acción de su sociedad<br />

política. Es decir, instituciones en donde hay maestros avant la lettre, esto es,<br />

profesionales cuyo fin profesional es educar no a otros maestros o aprendices, sino a<br />

personas, y estudiantes que van a la escuela no para ser maestros, o artesanos o técnicos,<br />

sino personas. Y este fenómeno nuevo precisamente nace en Grecia, porque allí nacen<br />

las primeras escuelas cuyos planes se orientan a toda la polis y, por extensión, a toda la<br />

sociedad que habla griego (piénsese en el fenómeno de la Sofística, por ejemplo).<br />

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5. Raíces técnicas de la educación en sentido histórico cultural<br />

La tesis que defendemos es que la educación pública nace en la Grecia clásica<br />

no por razones raciales, ni por el carácter del pueblo, como se suele decir, ni por alguna<br />

ley histórica económica general, como solía hacer el marxismo reduccionista, ni por la<br />

manifestación del espíritu hegeliano. La raíz materialista del origen de la educación en<br />

Grecia está en un fenómeno cultural nuevo y extraordinario, la invención e introducción<br />

en Grecia del alfabeto fenicio. Las escuelas con planes universales aparecen<br />

simplemente porque existe algo que se puede aprender, que todo el mundo puede<br />

aprender y enseñar, y que es demandado y asequible en un período breve de tiempo.<br />

Lo que enseñan las escuelas es sencillamente a leer y escribir en griego. Una<br />

técnica sencilla, eficaz, de capacidad ilimitada, totalmente divulgable, mejorada desde el<br />

siglo VIII antes de Cristo por poetas como Simónides, que contribuye al llamado<br />

milagro griego del paso del Mito al Logos. Estudios históricos como los de Gordon<br />

Childe, Wittfogel, James Bowen, H. Marrou, M. Detiènne, J. P. Vernant, etc.,<br />

contribuyen a legitimar esta tesis que es el verdadero soporte de nuestra investigación.<br />

Ciertamente, ya existían escuelas antes de Grecia, que enseñaban a escribir, pero eran<br />

simplemente gremios, enseñanzas dirigidas a la formación de una élite determinada, y<br />

alejada de la sociedad por una complejidad técnica impresionante que les hacía<br />

poseedores de secretos inaccesibles. La palabra escrita estaba dotada de un componente<br />

de poder y misterio 7 . Con el nuevo alfabeto se abre paso una transformación cultural<br />

que propicia la democracia, la disolución de la autoridad cuasi religiosa de aquellos<br />

antiguos escribas, y la transformación de la palabra hablada y milagrosa, a la palabra<br />

escrita y democrática.<br />

Las diversas técnicas de la escritura han sido precisamente los catalizadores de<br />

las transformaciones históricas vividas en la institución de la escuela, y marcan su<br />

desarrollo. Así pues, el cuerpo de la idea de educación, las escuelas, tiene su catalizador<br />

en el procedimiento técnico de registro de la escritura y la lectura, sobre la que se basa<br />

7 Samuel Noah Kramer ofrece resultados concluyentes acerca de la situación de la escuela mesopotámica,<br />

en su obra, La histoira empieza en Sumer, Alianza ed., Madrid 2010, pág. 38. Para más argumentos, véase<br />

nuestro ensayo, El fin de la educación, Eikasía, Oviedo 2009; cap. III.<br />

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todo sistema educativo. No es de extrañar, por tanto, que el curso de la idea de<br />

educación venga mediado por las innovaciones técnicas que tienen lugar al respecto.<br />

La primera etapa se extiende a través de importantes hitos: la normalización del<br />

jónico frente al antiguo alfabeto; la normalización posterior llevada a cabo por los<br />

recopiladores y filólogos alejandrinos; el nacimiento del códice en torno al siglo II, que<br />

trae consigo la posibilidad de aumentar la información contenida en un documento, su<br />

mayor eficacia en cuanto al uso y a las citas, así como su mayor resistencia al paso del<br />

tiempo; la institución de los monasterios, con sus copistas especializados en la fijación<br />

de los textos; la invención de la escritura minúscula allá por el siglo IX, etc. Hasta la<br />

aparición de la imprenta, podemos contemplar una época, un gran período, que<br />

constituye la primera etapa del cuerpo de la idea de educación 8 .<br />

De la misma manera, la invención de la imprenta abre una nueva época, y un<br />

nuevo período histórico en el cuerpo de la educación. Un período que con sus<br />

impresionantes perfeccionamientos, hasta la invención de la máquina de escribir y sus<br />

posteriores desarrollos, termina ya bien entrado el siglo XX, cuando irrumpen ante<br />

nosotros las nuevas tecnologías de la comunicación y la información y, especialmente,<br />

el ordenador personal, e Internet. La irrupción de la tecnología digital abre, ciertamente,<br />

una nueva época.<br />

La etapa amanuense, la etapa mecánica, y la etapa cibernética, tales son los<br />

períodos que conforman el cuerpo de la educación 9 . Cada uno incorpora a los anteriores<br />

y los supera, y en su despliegue da lugar a nuevas instituciones escolares. Si el primero<br />

alcanza su cenit en la Universidad medieval, pasando por los monasterios donde los<br />

amanuenses copian los libros, el segundo tendrá su cenit precisamente en la<br />

nacionalización de la educación que supuso la masificación primero de la escuela<br />

primaria, después de la secundaria y, finalmente, de la Universidad. Sin la imprenta<br />

8 Consúltense para todas estas cuestiones, Leighton D. Reynolds, y Nigel G. Wilson, Copistas y filólogos,<br />

Gredos, Madrid 1986.<br />

9 Nótese la coincidencia de etapas con la teoría de las tres etapas de la técnica de Lewis Mumford, en<br />

Técnica y civilización, Alianza ed., Madrid 1987; en donde propone la secuenciación de la historia de la<br />

técnica en tres etapas: la etapa eotécnica, que llega hasta la revolución industrial, la etapa paleotécnica,<br />

que cubre la revolución industrial, y la etapa neotécnica, que se inicia con la electricidad.<br />

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hubiera sido imposible la aparición de proyectos universales de educación tales como<br />

los que tuvieron lugar durante el siglo XVI y XVII, ni tampoco los sistemas nacionales<br />

de educación de los siglos XIX y XX.<br />

Si la primera etapa nace con el alfabeto que supone abrir la puerta a la<br />

democracia, a la superación del mito, a la transformación de la palabra, la segunda etapa<br />

permitirá dar salida a una presión de siglos de miles de textos que son demandados por<br />

un <strong>número</strong> cada vez mayor de lectores, dando solución a un conflicto histórico que<br />

favoreció el perfeccionamiento de la técnica de impresión ya conocida en la forma de la<br />

imprenta, hasta el punto de que podríamos decir que de no haberse producido el<br />

tremendo atraso derivado de la caída del Impero romano, seguramente la imprenta como<br />

soporte técnico se hubiera puesto en marcha antes. La tercera etapa, del mismo modo,<br />

pero más específicamente, nació del conflicto generado por la propia potencia<br />

codificadora de la máquina de escribir. Si durante la Segunda Guerra Mundial la<br />

máquina Enigma podía ser decodificada por la “máquina de Turing”, esta misma<br />

tensión dio nacimiento a la etapa cibernética que abrió los horizontes de la lectura y la<br />

escritura hasta límites hoy día totalmente insospechados, y dejó un campo infinito para<br />

la educación, así como el mayor reto de su historia.<br />

6. El despliegue histórico de la escuela<br />

El cuerpo de la educación en sentido histórico cultural abre un horizonte de<br />

investigaciones concretas acerca del propio proceder metodológico de las escuelas en su<br />

afán por enseñar a leer y escribir. Aquí es donde ya necesariamente nos despojamos de<br />

todo prejuicio metodológico histórico, ya sea marxista o hegeliano. La historia de la<br />

escuela nos ha brindado la ocasión para superar prejuicios y clichés indebidamente<br />

aceptados acerca del esclavismo griego, acerca del origen medieval de la escuela, etc.<br />

No es verdad que la escuela nace en el Medievo, sino en la Grecia preclásica.<br />

Aristófanes advertía en pleno siglo V antes de Cristo que era imposible encontrar en<br />

Atenas a alguien que no supiera leer y escribir. El fenómeno del Helenismo, el propio<br />

imperio helénico hubiera sido imposible sin la base educativa que conformó a todos los<br />

habitantes de esos territorios como hablantes de griego. La escuela no es un fenómeno<br />

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extraordinario en la época antigua. En el helenismo es un fenómeno universal en todo el<br />

territorio helénico. Las ciudades gestionan la educación y lo que hoy llamamos la<br />

educación secundaria se hizo municipal. A la escuela no solamente iban, como estamos<br />

acostumbrados a creer, los niños varones ricos, o ciudadanos libres, iban también los<br />

más pobres, y también los esclavos, así como las niñas, por más prejuicios que<br />

atribuyamos al mundo helénico basándonos en las tesis aristotélicas. Es verdaderamente<br />

impresionante el fenómeno y sólo una visión estrecha del progreso de la humanidad<br />

obliga a mirar al mundo helénico como una etapa, desde el punto de vista educativo,<br />

limitada, y pobre. Ayudar a superar esas falsas ideas ya justificaría un trabajo como<br />

este. Los testimonios indirectos de Herodoto, Plutarco, Pausanias, Jenofonte, así como<br />

las conclusiones que se pueden extraer de toda la literatura griega y latina confirman<br />

estas ideas ampliamente.<br />

El mundo romano heredó el modelo griego y lo amplió. Los tratados sobre la<br />

educación como las Instituciones de retórica del hispano Quintiliano proporcionan<br />

suficientes argumentos para comprender la importancia de la educación primaria y<br />

secundaria entonces. En Roma los esclavos iban a la escuela con sus amos, y muchos<br />

manumitidos podían ganarse la vida precisamente ejerciendo la profesión de maestros,<br />

una profesión tan denostada como democrática y difundida. El mundo romano llevó con<br />

sus legiones también sus escuelas a los lugares más inesperados y recónditos. Esta<br />

tradición siguió adelante con el Cristianismo y en la época medieval fue recuperándose<br />

poco a poco de la profunda crisis producida por el derrumbamiento del Imperio romano.<br />

La aparición de la Imprenta favoreció el nacimiento de instituciones educativas<br />

internacionales tales como la de los Jesuitas, o el fenómeno de la Reforma protestante<br />

tan arraigada en una concepción estatal de la educación, hasta la aparición del fenómeno<br />

de las escuelas nacionales durante el siglo XIX.<br />

Actualmente estaríamos situados, según este despliegue, en el momento de la<br />

tercera transformación de la educación, en virtud de la introducción de las nuevas<br />

tecnologías de la información y la comunicación. Un momento histórico cuyas<br />

consecuencias es aún pronto para determinarlas, pero que están ligadas, no cabe duda,<br />

con el fenómeno cultural de la globalización. Y así como el helenismo tuvo en el nuevo<br />

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alfabeto una herramienta al servicio de la educación helénica, así la era de la<br />

Globalización tiene a su servicio las nuevas tecnologías digitales como herramienta de<br />

sus propios fines históricos.<br />

7. El curso de la educación a través de las crisis de personalidad<br />

Más allá del despliegue histórico de la escuela, y articulado en ese despliegue<br />

institucional, el curso de la educación como formación de la persona se va determinando<br />

necesariamente por los propios procesos de formación de la individualidad personal si<br />

asumimos el principio según el cual la formación de la individualidad personal carece<br />

de posibilidad y aun de contenido al margen de todo sistema de clases históricamente<br />

determinadas a las cuales pertenecen los individuos. Porque los procesos de<br />

individuación no tienen sentido sustantivo, sino que son siempre correlativos a una clase<br />

históricamente determinada. Por tanto, como los sistemas de clases han sufrido<br />

tremendos cambios a lo largo de la historia, así también el grado de individuación<br />

variará en función de la variación de esos enclasamientos. Esas variaciones,<br />

determinadas por cambios históricos las llamaremos, siguiendo a Gustavo Bueno,<br />

“crisis de la personalidad”. Estas crisis se producen cada vez que tienen lugar<br />

confluencias de clases o arquetipos contrapuestos, y no tienen que darse solamente en<br />

momentos de crisis histórica o desintegración, sino incluso en los momentos de<br />

integración imperial, y determinarán la aparición de instituciones educativas nuevas<br />

tanto en cuanto a sus fines, planes y programas, integrando, y formando parte de, los<br />

propios conflictos que dan lugar a los cambios histórico-culturales en cuyo seno se<br />

fraguan esas crisis de la personalidad.<br />

Para nuestros efectos, situaremos las siguientes crisis histórico-culturales: la<br />

crisis social que da lugar al nacimiento de la filosofía y la educación formal en Grecia;<br />

la crisis del modelo de ciudad-estado, que supone la aparición del Helenismo; la crisis<br />

del Imperio romano y la eclosión del Cristianismo; la crisis del Imperio español y la<br />

eclosión del capitalismo puritano, ilustrado; la pugna del capitalismo frente a la eclosión<br />

abortada del movimiento obrero; y la crisis de la Guerra fría y la eclosión de la<br />

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globalización. Estas situaciones habrían dado lugar, tal es nuestra tesis, a siete figuras de<br />

la persona.<br />

Estos cambios deberán dar cuenta de situaciones tales como el declive de la<br />

Academia de Platón en el Helenismo; la transformación exitosa del Liceo de Aristóteles<br />

en la Biblioteca de Alejandría; el éxito de la nueva “hetería soteriológica” del Jardín<br />

epicúreo que da respuesta al nuevo modelo histórico cultural del helenismo frente a la<br />

polis; la propia figura de Sócrates y su forma de enseñar mediante el diálogo -que se<br />

transformará pronto en el uso del libro; el nacimiento de la Iglesia como hetería<br />

soteriológica, lugar donde el individuo busca una reubicación en pleno proceso de<br />

expansión del Imperio Romano, con la confesión y la integración al estilo epicúreo; la<br />

aparición de los Monasterios en el seno del cristianismo en pleno declive y<br />

descomposición del Imperio; las Universidades medievales, su nueva metodología<br />

escolástica y su propia configuración institucional a través de la presencia del Papado;<br />

las nuevas instituciones educativas nacidas en el seno del auge del cristianismo, que<br />

abre el camino para nuevas crisis de la personalidad; la emergencia del Imperio Español<br />

y la Contrarreforma del Concilio de Trento; las nuevas órdenes militares elitistas como<br />

la de los Jesuitas, frente al protestantismo; la Ilustración como nueva forma de<br />

comprensión de los procesos educativos, pensando en la “liberación” del individuo de<br />

sus prejuicios y de las tradiciones, fruto del éxito del puritanismo como nuevo modelo<br />

histórico-cultural; la reacción del movimiento obrero que entiende la revolución como<br />

un proceso de emancipación del hombre y el verdadero camino educativo para su<br />

liberación que se da no en la asimilación de conocimientos, sino en la “acción directa”,<br />

como diría Ortega; la nueva estructura de la enseñanza pública como forma de<br />

integración de todas las masas en los nuevos procesos productivos y en las nuevas<br />

formas de organización política estatal que rigen el mundo hasta el final de la Guerra<br />

Fría; la crisis de la enseñanza pública en el seno de la Globalización y la aparición de<br />

nuevas formas de concepción de la enseñanza a través de la revolución metodológica<br />

más fundamental que ha sufrido la educación en toda su historia: la revolución de las<br />

nuevas tecnologías de la información y la comunicación, que también ha dado lugar a<br />

nuevas heterías soteriológicas y nuevas crisis de la personalidad.<br />

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8. Teoría de las siete figuras de la persona<br />

El punto de partida de nuestra teoría es que la morfología de la persona, tal como<br />

hemos visto, ha ido cambiando a lo largo de la historia en función de las<br />

transformaciones de las sociedades políticas. Pero en esas transformaciones cabría<br />

detectar la configuración de algunas figuras de la persona que aparecen como puntos de<br />

fuga de cada época, morfologías de la persona resultantes de previas crisis de<br />

personalidad.<br />

Según nuestra tesis, habrá siete figuras de la persona. Como nebulosas<br />

ideológicas, estas figuras irán impregnando los programas educativos desde las capas<br />

más altas de la educación hasta integrar y teñir con el paso del tiempo el programa de<br />

todas las etapas educativas. Las figuras de la persona no tienen un papel causal directo,<br />

ni responden a un determinismo previo, se trata más bien de configuraciones<br />

morfológicas que aglutinan las tendencias de una época, y están necesariamente ligadas<br />

a los sujetos de la historia: los Imperios. Son siete figuras históricas de la persona, que<br />

han ido impregnando los programas educativos de las instituciones escolares.<br />

Las siete figuras que consideramos, desde el nacimiento de la educación en<br />

sentido formal, son, por tanto, las siguientes: en primer lugar, la persona como<br />

ciudadano de la polis, representada en la noción aristotélica del hombre como “animal<br />

político”: el zoon politikon. En segundo lugar, situamos la figura de la persona como<br />

ciudadano del mundo: el zoon koinonikon de los estoicos, que se extiende por el Imperio<br />

romano con total legitimidad (piénsese, por ejemplo en la preocupación mostrada por<br />

Crisipo en el desarrollo de la noción de persona de tipo estoico que capitaliza toda le<br />

época helenísitica aprovechando las instituciones educativas). En tercer lugar está la<br />

figura de la persona entendida como el ciudadano de la ciudad de Dios, el hombre<br />

cristiano tal y como quedó establecido por San Agustín de Hipona. La cuarta figura de<br />

la persona corresponde con el ideal católico enarbolado por el Imperio español y<br />

proyectado por la Compañía de Jesús, etc. La quinta figura se gesta en el contexto del<br />

protestantismo, es el sujeto burgués, o capitalista, puritano, protestante, que conforma el<br />

Imperio británico, tal y como fue definido y analizado por Max Weber en su célebre<br />

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ensayo. La sexta figura queda recogida en la conformación del nuevo sujeto social, el<br />

proletariado-masa, tal como lo definió Marx y, posteriormente, desde un punto de vista<br />

más comprensivo, el propio Ortega y Gasset, inspirado por Spengler, Husserl, etc. Esta<br />

figura empañó el mundo hasta finales del siglo XX, pero a su través iba tomando cuerpo<br />

sin demora la nueva figura de la persona que predomina en el mundo globalizado<br />

presente. La séptima figura, tal es nuestra tesis, la que corresponde con la era de la<br />

globalización, es la figura del sujeto consumidor, que tiene una fisonomía propia, y no<br />

corresponde con lo que llamamos el sujeto capitalista de la quinta figura, por más que la<br />

estructura económica mundial resultante de la Guerra Fría sea el capitalismo global de<br />

las corporaciones transnacionales, y tampoco con la figura del hombre masa, aunque es<br />

su heredera.<br />

La educación, de hecho, puede seguir promocionando modelos, aun cuando<br />

históricamente hayan sido ya definitivamente superados por la historia, abundando en<br />

las contradicciones que hemos estado acostumbrados a contemplar entre los modelos e<br />

instituciones educativas y su presente histórico correspondiente. Y es natural que ocurra<br />

así, porque la institución escolar no toma de sí misma esos modelos de persona, sino<br />

que se impregna de ellos, en muchas ocasiones de modo violento y conflictivo,<br />

normalmente desde los niveles superiores de la educación.<br />

Como dice Marrou, “la enseñanza superior, reflejo inmediato de la cultura, es la<br />

primera que incorpora nuevas disciplinas, pero como su duración no puede extenderse<br />

sensiblemente, pronto se ve en la necesidad de descargarse en los grados inferiores.”<br />

Así fueron fluyendo en los programas educativos, desde los niveles más elevados,<br />

estrechamente ligados a las escuelas filosóficas en las que se fraguaba y conformaba<br />

cada ideal de persona, las nebulosas ideológicas que configuran los planes y los<br />

programas educativos cada vez más estructurados por esos ideales filosóficos e<br />

ideológicos generales.<br />

Así pues, el curso de la idea materialista de educación se ciñe al curso de la<br />

historia de las ideologías envolventes que se han fraguado en la historia, aunque las<br />

fuentes de las que se nutren esas figuras de la persona corresponden al estado del mundo<br />

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de cada época. Y de esta manera también, el conflicto escolar adquiere un significado<br />

histórico ligado a los conflictos entre programas educativos en “recesión”,<br />

sobreviviendo en el contexto emergente de las nuevas figuras de la personalidad. Hoy<br />

vivimos ese conflicto de manera particularmente nítida.<br />

9. Dinámica del despliegue de las siete figuras de la persona<br />

En el libro, El fin de la educación, ofrezco un desarrollo detallado de estas siete<br />

figuras de la persona, abundando en los aspectos institucionales e ideológicos que las<br />

definen y sus principales personajes. Partimos de la gran mutación histórica que supuso<br />

la escritura en Grecia, tal como señala Detiènne, donde nace una idea directriz de este<br />

desarrollo histórico, la de la dualidad de caminos y la de la posibilidad del hombre de<br />

elegir entre ellos. Este enfoque, que ya aparece en Hesíodo y que se tematiza de<br />

diversas maneras a lo largo de la época griega, parte del supuesto preciso de que el<br />

hombre tiene elección, y de que hay un camino correcto y otro equivocado, siendo más<br />

duro el correcto, lo que supone formación, esfuerzo, autocontrol, sometimiento de los<br />

impulsos, asunción en definitiva de una personalidad, hacerse persona, asumiendo<br />

compromisos históricos que pueden llegar a poner en duda nuestra propia existencia<br />

individual, como en el caso de Sócrates, que se sacrifica por la ciudad. El tema de los<br />

dos caminos reaparece siempre, también en Quintiliano, en San Agustín de Hipona,<br />

nuevamente en la Edad Media, y aun con Rousseau en el Emilio, etc. Se estudian los<br />

cambios de las figuras de persona, y los conflictos consiguientes, las nuevas ideas<br />

educativas emergentes, y su contexto histórico, siguiendo la pauta del punto anterior.<br />

Entre las tesis más importantes a señalar aquí están la de que el Imperio español<br />

representó una noción de persona en conflicto primero con el islamismo y<br />

posteriormente en su propio seno con el protestantismo; la de que el modelo educativo<br />

del Emilio de Rousseau es de estirpe puritana, basándonos en la interpretación del<br />

luteranismo propuesta por Max Weber. Otra de las ideas más arriesgadas es aquella en<br />

la que afrontamos la interpretación del movimiento obrero como una crisis de la persona<br />

derivada del auge del capitalismo durante el XIX, y que de ella no derivó aquello que se<br />

esperaba, el fin de la prehistoria de la humanidad. El proletariado no se convirtió en la<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 19


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nueva clase universal, sino que derivó en algo más parecido a lo que autores como<br />

Spengler, Ortega, Husserl, Freud, etc., llamaron la rebelión de las masas, una noción<br />

que tiene que ver con la masificación de la sociedad, y también con la emergencia<br />

omnipresente del Estado. El proletariado como idea metafísica escondía<br />

operatoriamente la acción histórica del llamado movimiento obrero y sindical que es<br />

quien verdaderamente actúa como sujeto histórico desde finales del XIX hasta casi el<br />

final del siglo XX, en conflicto con el capitalismo. Pero de ese conflicto surge una<br />

nueva época, una nueva crisis de la personalidad, derivada del fracaso de la Unión<br />

Soviética y de la propia derrota del movimiento obrero, la era de la globalización,<br />

modelo histórico cultural asociado al imperio norteamericano asentado sobre una nueva<br />

figura de la persona que hemos llamado la figura del individuo flotante que se<br />

manifiesta operatoriamente como sujeto consumidor.<br />

En este contexto, contraponemos las nociones educativas hiperavanzadas del<br />

equipo de Radovan Richta en el marco del socialismo “real” que, coincidiendo en su<br />

concepción de la educación con las nuevas políticas educativas que se vienen<br />

imponiendo en el seno de la globalización, son a su vez denunciadas por los nuevos<br />

críticos antiglobalización, como Nico Hirt, como políticas reaccionarias a favor de la<br />

privatización. Así ponemos de manifiesto cómo las doctrinas educativas están en efecto<br />

en función sistemática del contexto social, y cómo en relación con ese contexto una<br />

misma doctrina educativa puede aparecer como progresista o reaccionaria.<br />

10. Persona y Globalización: Consideraciones sobre la séptima figura de la persona<br />

1. Los nuevos ideales educativos, definidos por el equipo de Richta, y criticados por<br />

ejemplo por Nico Hirtt en su obra, Los nuevos amos de la escuela 10 , son los elementos<br />

que determinarán la forma de la educación en el contexto de la sociedad del<br />

conocimiento. ¿Hay algún programa, o plan, capaz de reintegrar esas biografías<br />

disgregadas que constituyen el mundo globalizado? En la época de proliferación de<br />

planes y programas alternativos, en conflicto permanente, es difícil determinar algo así.<br />

10 Hirtt, Nico, Los nuevos amos de la escuela. El negocio de la enseñanza, Editorial digital, Madrid 2003;<br />

traducido al español por Beatriz Quirós Madariaga<br />

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Durante un tiempo, los filósofos han hablado de la era de la postmodernidad,<br />

hoy los calificativos se multiplican, “hipermodernidad”, “transmodernidad”, etc., etc. Se<br />

trata de expresiones metafísicas de la crisis de identidad de los estados como ejes de los<br />

“grandes relatos” ideológicos. Hablamos de la sociedad desideologizada, pero no por el<br />

“fin de las ideologías”. Realmente lo que aparece en el horizonte es una inflación<br />

histórica sostenida de ideologías, que se neutralizan entre sí en cuanto a su alcance. Esa<br />

neutralización universal de toda ideología posible, que se consuma en la apertura<br />

infinita de posibilidades de elección en el mercado, es la ideología envolvente de nuevo<br />

milenio. Que nadie se incomode, nunca faltará un coche sostenible, un ordenador<br />

ecológico, o unas vacaciones solidarias.<br />

De la sociedad de clases tradicional, la revolución científico-técnica ha derivado<br />

en la multiplicación de las clases, en la involucración del individuo en intereses<br />

contradictorios, dando lugar a una nueva figura, la de los grupos de interés, envueltos en<br />

ideologías diferentes, totalmente respetables. El propio individuo se encuentra integrado<br />

en una red de intereses contradictorios que él mismo alimenta con sus decisiones<br />

económicas. El primer impulso educativo en la línea de la iniciación del individuo a la<br />

persona del consumidor de la nueva sociedad vino de la mano del llamado Movimiento<br />

CTS, que a través de España transmitió por América Latina los nuevos principios<br />

ideológicos inspirados por profesores e ideólogos norteamericanos y europeos. El<br />

movimiento CTS ponía todo el énfasis en el argumento de la negociación democrática<br />

entre grupos de interés distinto para resolver los conflictos de la innovación tecnológica,<br />

una ideología que no tenía mucha capacidad de convicción 11 . De hecho, su introducción<br />

en la enseñanza a través de la asignatura de Ciencia, Tecnología y Sociedad fue un<br />

fracaso, porque los profesores de esta asignatura, formados en la tradición marxista le<br />

volvieron a dar el sello de aquella potente arma teórica. Esa orientación le ha costado a<br />

esa asignatura su propia supervivencia, pues ha sido eliminada del currículo con la<br />

nueva Ley de educación. Ahora le toca el turno a la Educación para la ciudadanía, que<br />

cae ya en un terreno abonado por los mass media y los tremendos cambios producidos<br />

por la llamada Guerra contra el terrorismo internacional.<br />

11 Véase la crítica a este movimiento en Pablo Huerga Melcón, ¡Que piensen ellos!, El viejo topo,<br />

Barcelona 2003.<br />

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En virtud de la nueva ideología de los grupos de interés, los individuos y el<br />

medio envolvente de las sociedades políticas aparecen así dados en una multiplicidad<br />

irreductible, pero al mismo tiempo uniforme. Las diferentes esferas culturales, en virtud<br />

de los procesos civilizatorios de alcance universal, se convierten en grupos sociales<br />

enfrentados, grupos de interés, etc., y los conflictos, a pesar de Huntington, no serán ya<br />

entre culturas, o civilizaciones, sino conflictos globalizados en la era de la civilización<br />

total. En efecto, la globalización hace que la riqueza de los pueblos sea causa de la<br />

miseria generalizada del llamado Tercer Mundo: “la globalización es un holocausto<br />

cotidiano”. Por ello, no es extraño que en su seno nazcan ensayos de nuevas figuras<br />

personales, nuevos planes y programas capaces de integrar los fines personales, con un<br />

éxito creciente en los ámbitos del fanatismo religioso musulmán, por ejemplo, que<br />

constituyen una seria amenaza a este modo de vida flotante inventado en el Occidente<br />

gestor de la globalización económica. Por su parte, el Papa, en la última encíclica, Spe<br />

salvi, pone en marcha su propia campaña de integración de las vidas disgregadas en la<br />

nebulosa ideológica del catolicismo apelando precisamente a la necesidad de abandonar<br />

ese nihilismo flotante, tan infiel para aquellos como para estos, abundando en los<br />

consabidos argumentos de la fe y la esperanza. Ahora bien, cuando la tendencia<br />

integradora nacional tiene un alcance potencial de más de mil quinientos millones de<br />

personas, como es el caso de China, desde luego, hay que contemplar esta alternativa<br />

como una verdadera alternativa de integración, de la misma escala que la que supone el<br />

Islám, el Catolicismo o el Protestantismo anglosajón. La resultante de estas tendencias<br />

no está dada de antemano, pero en ella jugará un papel esencial, sin duda, como<br />

siempre, la superioridad tecnológica armamentística, que traerá consigo, como siempre<br />

también, el quebranto y el sacrificio de esas mismas vidas disgregadas. Ya sabemos que<br />

la occidentalización que trae consigo la globalización económica se hace por las buenas<br />

o por las malas. El dilema planteado por Huntington entre integración occidentalizadora<br />

a través de la universalización de los procesos económicos, o lucha a muerte cultural,<br />

está pendiente. Lo cierto es, sin embargo, que el modelo de individuo flotante a que ha<br />

dado lugar nuestra sociedad industrial avanzada no nace de la singularidad de<br />

Occidente, y seguramente se repetirá de manera inevitable para toda nación que<br />

desemboque en ella. Es más fácil que la occidentalización globalizada aplaque el<br />

fanatismo musulmán, que la represión y destrucción constante, independientemente de<br />

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que el fanatismo tenga como principal enemigo ese individuo flotante, ateo lo ven ellos,<br />

incapaz de someterse a una norma universal permanente. Es una amenaza histórica y<br />

circunstancial, no una amenaza nacida de la “forma innata de ser” de la cultura islámica.<br />

2 Tal vez no resulte difícil aceptar las primeras figuras de la persona, tal como las<br />

hemos propuesto, incluso, pueden parecer, hasta cierto punto, obvias para una visión de<br />

la historia racional, pero defender la idea que consideramos como séptima figura de la<br />

persona, el consumidor de la era global, es algo mucho más arriesgado. ¿Cómo definir<br />

así la figura emergente de un modelo histórico cultural como es el de la globalización<br />

actual? Es indudable que carecemos de una perspectiva histórica suficiente para<br />

comprender con claridad la cristalización de la nueva figura de la persona. Nos guiamos<br />

por la impresión producida en los procesos educativos, por los cambios legislativos, por<br />

la presión ideológica europea, y por el hostigamiento mediático. Pero la nueva sociedad<br />

tiene mucho de lo que anhelaban con candidez algunos marxistas. El individuo flotante,<br />

la desconexión de los fines individuales frente a los planes y programas colectivos,<br />

estatales, etc., puede entenderse como una simple desorientación o falta de sindéresis.<br />

Así se han interpretado ciertas manifestaciones, entre ellas, la que considera, por<br />

ejemplo, que el derribo del muro de Berlín respondía más a la ilusión consumista de los<br />

alemanes del este, hipnotizados por la propaganda que recibían en sus televisores de un<br />

mundo de fantasía capitalista. Precisamente esos ciudadanos comunistas, educados en la<br />

crítica y en el análisis marxista, hubieran tenido que ser mucho más capaces que los<br />

occidentales, sometidos a toda serie de embrujos por parte de las democracias<br />

capitalistas, de soportar esa hipnosis. Habrían debido de estar mucho más capacitados<br />

para distanciarse críticamente y soportar esos cantos de sirena. ¿Tan fuertes eran como<br />

para doblegar la resistencia no ya de un nuevo Ulises, sino del nuevo Prometeo? Este<br />

tipo de interpretaciones son reduccionistas y corresponden también a una visión<br />

metafísica de la alienación, como si en los individuos que saltaban el muro hubiera la<br />

misma fuerza de seducción que llevó a Ulises a pedir a sus compañeros, después de<br />

haberles tapado los oídos, que lo amarraran al mástil de su barco para poder oír así sin<br />

peligro los irresistibles cantos de sirena.<br />

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Otro tanto se diga de fenómenos más actuales, como el de las manifestaciones en<br />

contra de la Guerra de Irak, que tuvieron lugar en España y en otros muchos lugares.<br />

Las razones particulares en virtud de las cuales tuvo lugar aquel fenómeno son<br />

independientes del hecho de la fuerza histórica que adquirieron esas masas de<br />

consumidores satisfechos contra la guerra. Y si pudiera calificarse de falta de sindéresis<br />

esa conducta en individuos que gastan miles de euros en energía basada en el petróleo,<br />

bien es cierto también que en sus análisis estaba la perspectiva de lo que podría<br />

avecinársele a un país como Irak en caso de sufrir una agresión militar como la que<br />

efectivamente recibió. Y si por una vez masas de personas salen a la calle en contra de<br />

la política de los fines, por muy elevados que sean, de un sistema político y económico<br />

que requiere canjear cientos de miles de muertos, por un futuro discutiblemente más<br />

halagüeño para otros, eso al menos habrá que incorporarlo al análisis de lo que ocurre<br />

en la historia, como un factor más en el conjunto de tensiones y conflictos que fraguarán<br />

nuevos horizontes históricos que, en efecto, no están escritos. En cuanto a cálculos,<br />

análisis y prolepsis, no andaban muy desencaminados los que se manifestaron contra la<br />

guerra, como a la vista está. Y en cuanto a razones prudenciales, agitar un avispero en la<br />

cara no es en absoluto la mejor estrategia. Lo cual no obsta para que resulte<br />

verdaderamente chocante que masas de individuos integrados en multitud de grupos de<br />

interés diferentes, y aun contradictorios, actúen como un todo en contra de la guerra.<br />

Así se manifiesta el individuo flotante. La guerra de Irak fue un clamor universal, sin<br />

embargo, la invasión israelí en Líbano del 2006 como nos cogió en vacaciones de<br />

verano nos dejó totalmente indiferentes. No es extraño, en todo caso, que esas oleadas<br />

de revulsión social adquieran cada vez más el aspecto de rabiosas modas pasajeras.<br />

3. De entre todas las contradicciones que atenazan al nuevo individuo flotante, cuyos<br />

fines no se articulan con los planes y programas dominantes en la era de la<br />

globalización, nace la solución ocasional y recurrente del conflicto, en el acto cotidiano<br />

del consumo.<br />

La persona global, el sujeto consumidor, es un engranaje esencial del modelo<br />

productivo actual, sometido, ay, a toda clase de engaños y tergiversaciones. Las<br />

multinacionales de la salud nos dan la medida. Al igual que el salario del proletario era<br />

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el básico y necesario para garantizar su existencia y su reproducción, así, ahora el<br />

consumidor es un sujeto que debe estar sometido a todo tipo de dependencias que lo<br />

mantengan vivo solo a base de su constante sumisión a los productos. El ideal del<br />

consumo es fidelizar al consumidor. La nueva estrategia de integración de las vidas<br />

disgregadas ya no es el Estado, sino la fidelización a las marcas, que garantiza la<br />

continuidad de la empresa.<br />

La globalización no es una era civilizatoria entre otras, es la era de la civilización<br />

total, tal como diría Spengler. Todo ha sido roturado e integrado en el gran mercado<br />

mundial. No hay ni siquiera dos economías enfrentadas: comunismo frente a<br />

capitalismo, tampoco hay enfrentamiento entre la economía del campo y la ciudad. Es la<br />

era de la civilización total porque toda la vida tiende a hacerse urbana, y esto significa<br />

que el mundo de la producción queda en la fronteras, en los extrarradios, en los parques<br />

industriales y tecnológicos, y toda la ciudad es un gran mercado que abastece a sus<br />

habitantes. La ciudad es un gran espacio de distribución de bienes.<br />

La nueva visión el ciudadano, más allá de las consabidas supervivencias<br />

retóricas e ideológicas, se centra en formar al consumidor responsable. Hay toda una<br />

categorización del consumidor: compulsivo, fiel, responsable, sostenible, etc. Porque<br />

todas las responsabilidades comienzan a llover sobre él. El estudio del consumidor,<br />

realizado por el mundo de la publicidad, de la tecnología de la publicidad que integra la<br />

ciencia de la sociología, la etología, la psicología y tal vez la bioquímica, en los<br />

procesos de consumo, no ha dejado resquicio alguno al azar. Los últimos movimientos<br />

socialmente descontrolados en el occidente capitalista, inspirados en una especie de<br />

neoanarquismo, protagonizados por las masas juveniles, han quedado perfectamente<br />

absorbidos finalmente con el empuje del consumismo diversificado. En el libro Los<br />

creadores de imagen 12 , de William Meyer, se comenta cómo los publicistas hablan con<br />

absoluta frialdad de los ciudadanos compradores, catalogándolos en eficaces categorías:<br />

el realizado, el émulo, el socioconsciente, etc., todo queda programado para el<br />

publicista, la publicidad alecciona al consumidor, lo dirige, y lo educa (Ferlosio).<br />

12 William Meyers, Los creadores de imagen. Poder y persuasión en Madison Avenue, Planeta, Barcelona<br />

1988.<br />

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4. La cosmovisión del nuevo sujeto consumidor responde al formato ideológico del<br />

ocasionalismo de Malebranche. El mundo del consumo se crea a cada instante. La vida<br />

del hombre deja de entenderse como una trayectoria. La persona no se presenta como la<br />

conformación de un proyecto vital en el que las acciones contribuyen a configurar,<br />

como finalidad, una historia personal. La vida se disgrega en pulsiones ocasionales,<br />

vitales, instantáneas, ligadas a la apetencia concreta. Si con la fotografía y el cine el<br />

movimiento se descompone en instantes, planos fijos compuestos en secuencias, así<br />

también la vida de la persona comienza a manifestarse como la acumulación de<br />

momentos, los momentos en los que se realiza la satisfacción del consumo. La persona<br />

se fragmenta en el tiempo de las necesidades satisfechas por el consumo, al igual que se<br />

fragmenta en las múltiples circunstancias contradictorias que lo atraviesan. El<br />

compromiso del consumidor está en su fidelidad a la pulsión y al deseo inmediato.<br />

Lo que más importa a un partido político, a una marca, o a un producto, es<br />

generar un consumidor fiel que transmita la fidelidad a su familia, amigos, etc. Fidelizar<br />

consumidores, audiencias, votantes, es garantía, sino del éxito, sí de la supervivencia<br />

empresarial. Ahora bien, por la vía de la fidelización, la alta tecnología puede<br />

depararnos verdaderos engendros, nuevos monstruos que acosan a ese consumidor<br />

indefenso. La fidelización mediante el uso de las biotecnologías, y el profundo<br />

conocimiento de la fisiología humana, dan lugar a la aparición de técnicas productivas<br />

extrañas, medicamentos cronificadores, medicalimentos, alimentos para niños que<br />

generan dependencias, productos químicos que someten al individuo, al margen de su<br />

voluntad, etc. La estrategia del I+D+i que incorpora el ideal evolutivo en sus productos<br />

hace al consumidor fiel a esa evolución, generando la basura más cara de la historia,<br />

para satisfacer las nuevas necesidades creadas a cada instante, por la larga serie de<br />

mejoras en los productos masificados.<br />

El consumidor sostenible, también el consumidor responsable, dirige sus<br />

acciones de consumo según valores, tal es como recibe la invitación a comprar. En gran<br />

medida, cabe decir que los valores morales van incluidos en el producto, haciendo que<br />

el consumo se convierta, por sí mismo, en un acto moral: el acto moral por excelencia.<br />

Y así, un acto inmoral se compensa con otro acto moral, según los patrones vitales de la<br />

26 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


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sociedad. La mala conciencia que un consumidor socioconsciente puede tener por<br />

comprarse una todo terreno de gran cilindrada se compensará con su participación en<br />

campañas contra la guerra, o en dirigir su voto a la izquierda, o en participar en una<br />

campaña de navidad a favor del programa “un juguete, una ilusión”, etc., etc.<br />

Consumidores que, con su diversidad y variabilidad de conductas, reducen su<br />

racionalidad al punto focal desde el que nacen sus pulsiones de consumo. Consumidores<br />

que reconvierten la libertad como máxima aspiración de las sociedades socialistas, a<br />

golpe de pico hundiendo el muro de la vergüenza, para poder al menos hacerse a la idea<br />

de que la oportunidad de un Mercedes, un televisor, etc., existe, frente a un modelo<br />

proletario caduco, obsolescente y definitivamente superado por la sociedad industrial<br />

que aquel contribuyó definitivamente a crear.<br />

A su vez, los medios de comunicación de masas, integrados en grandes<br />

monopolios de la información, crean para el nuevo consumidor los miedos telúricos,<br />

diseñados también desde todas las instancias del poder financiero y político, como<br />

oleadas masivas, modas anuales basadas en argumentos estereotipados que afianzan el<br />

poder de las megacorporaciones, y apuntalan los planes globales del imperio. Hoy se<br />

habla ya de infodemias, pandemias montadas sobre la orquesta de los medios de<br />

comunicación de masas, que mantienen a la población sometida a problemas ficticios<br />

que afectan a la economía, a la política, etc.; infodemias como la del extravagante<br />

“efecto 2000”, las vacas locas, la gripe aviar, el cambio climático, etc. Proyectan sobre<br />

el nuevo consumidor argumentos basados en un horizonte impersonal, el cambio<br />

climático, o la maldad natural del hombre (tal vez del musulmán), para fortalecer<br />

estructuras de poder que la política podría deshacer si quisiera. La urgencia de la gripe<br />

aviar provocó gastos enormes en vacunas por parte de los estados, como la urgencia del<br />

cambio climático nos hará rehenes de la tecnología de fisión nuclear, cuyos costes y<br />

mantenimiento requieren estructuras centralizadas de poder 13 que hoy pueden ya<br />

gestionar las megacorporaciones desde los estados mediante el consabido embudo<br />

I+D+i.<br />

13 Véase, Langdon Winner, La ballena y el reactor, Gedisa, Barcelona 1991.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 27


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Mientras que se vislumbra algún horizonte capaz de integrar bajo planes y<br />

programas colectivos las vidas disgregadas de cada vez un mayor <strong>número</strong> de personas<br />

en el mundo de la globalización, la alfabetización como programa universal todavía es<br />

una quimera, el acceso a la información es un lujo de los países desarrollados, y los<br />

problemas básicos que las revoluciones fracasadas dejaron sin resolver siguen latiendo y<br />

merecían haber sido resueltos. Mientras se vislumbra algún horizonte, revientan, a miles<br />

de kilómetros, los terroristas suicidas en Bagdad.<br />

28 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Hacia una lectura ontológica de la globalización<br />

Edickson Minaya.<br />

Universidad Autónoma de Santo Domíngo<br />

[La globalización es un] “proceso de integración de realidades<br />

mundiales y de creciente interacción e interdependencia entre las<br />

partes del mundo” (R. Casadei, 2005: 27).<br />

El debate sobre la globalización es tratado en áreas diversas como la economía,<br />

la política y la sociología. Sin embargo, la filosofía no se queda atrás ya que solo desde<br />

las perspectivas que ofrece puede darnos distintas clave para comprender la forma en<br />

que se está configurando nuestro mundo y el nuevo sujeto que se está construyendo.<br />

Bajo este aspecto, podemos realizar una reflexión ontológica de su sentido y<br />

consecuencias partiendo del horizonte de lo humano, esto es, de los modos de vida y de<br />

convivencia, para despejar sus efectos positivos y negativos e intentando dibujar lo que<br />

llamamos “figuras de lo global”. Es decir, maneras de representarse esa globalización<br />

desde el mundo de la vida.<br />

Este trabajo pretende una “lectura ontológica” del concepto de globalización.<br />

Nos hacemos acompañar de otras ideas –ontológicas-, que para nosotros son relevantes<br />

para diseñar esa lectura que procuramos. Y que termina siendo un diálogo, que apela<br />

por lo demás al contraste, a la comparación, pero sobre todo, a la problematización y a<br />

un deseo de reconversión de la filosofía en una suerte de “impresionismo sociológico” 1<br />

y diálogo con la actualidad.<br />

Nuestro punto de partida son algunas ideas, todavía actuales, que recogemos del<br />

Manifiesto del partido comunista (1998: <strong>33</strong>-34) de la pareja filosófica Marx/Engels, y<br />

que preconizan el nuevo ordenamiento de la sociedad moderna pero que se extiende<br />

hasta nosotros:<br />

1 Uso esta expresión tal y como la emplea Vattimo (2004: 19-26): una filosofía orientada a la compresión<br />

de nuestra actualidad, de nuestro contexto histórico; cuya intención última es construir una “teoría<br />

filosófica de la modernización”, la postmodernidad y los efectos de la tecnología y la globalización.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 1


Minaya, Edickson: «Hacia una lectura ontológica de la globalización.»<br />

El descubrimiento de América y la circunnavegación de África ofrecieron a la<br />

burguesía en ascenso un nuevo campo de actividad. Los mercados de las Indias y<br />

de la China, la colonización de América, el intercambio con las colonias, la<br />

multiplicación de los medios de cambio y de las mercancías en general<br />

imprimieron al comercio, a la navegación y a la industria un impulso hasta<br />

entonces desconocido, y aceleraron, con ello, el desarrollo del elemento<br />

revolucionario de la sociedad feudal en descomposición.<br />

En esta deslumbrante y visionaria cita se pone en juego tres factores que hay que<br />

tener en cuenta, cuando analizamos el fenómeno de la globalización:<br />

1) Crecimiento descomunal de la economía capitalista. Que puede verse como<br />

“índice” que impacta en la vida humana.<br />

2) Multiplicación, expansión e intercambio de los medios del comercio y sobre<br />

todo, de los factores productivos 2 .<br />

3) La aceleración vertiginosa de cualquier “forma de vida”, motorizada por la<br />

dimensión económica, adecuada a las condiciones sociales emergentes y que dan<br />

paso a unas estrategias más agresivas de acumulación y consumo, pero también<br />

de ordenamiento y domesticación de la vida económica, cultural y social.<br />

Ontológicamente, dos preguntas nos asaltan: primero, ¿cómo se da el ser, la<br />

realidad, en estas condiciones?; segundo, ¿qué sujeto, de cara a ésta, se procura? El<br />

intento de responder a dichas cuestiones nos obliga a, por lo menos, tratar de intuir dos<br />

“estructuras universales ontológicas” que se configuran en la escena actual, que son la<br />

categoría de “mundo” y la de “vida”. Y que la vemos en una relación dinámica,<br />

vinculada a “ese sujeto” que se está diseñando. Aquel que sólo podemos percibir de una<br />

manera borrosa y escurridiza.<br />

2 Francisco Mochón en su libro Principios de economía (2005: 3) define con precisión lo que es la<br />

llamada “frontera de posibilidades de producción” (FPP) dentro de la economía capitalista: “La FPP<br />

ilustra un hecho importante y es que en una economía que cuenta con miles de productos las alternativas<br />

de elección son muy numerosas”; y luego dice: “La curva de transformación o Frontera de Posibilidades<br />

de la Producción (FPP) muestra la cantidad máxima posible de unos bienes o servicios que puede<br />

producir una determinada economía con los recursos y la tecnología de que dispone y dadas las<br />

cantidades de otros bienes y servicios que también produce”. Es a esto que se refiere el Manifiesto, sólo<br />

que desde otro horizonte histórico y teórico. Beck (2004: 72s), en relación a esto plantea: “La<br />

globalización, económicamente entendida y llevada a sus extremos, minimiza los costes y maximiza las<br />

ganancias (…). Donde suben los costes en la producción de símbolos globales utilizables, la globalización<br />

se ofrece como vía de escape y como promesa de un cercano paraíso de ganancias”.<br />

2 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Minaya, Edickson: «Hacia una lectura ontológica de la globalización.»<br />

Este sujeto aparece ligado a las necesidades, que en el transcurso de su historia,<br />

ha creado la economía capitalista “auto-propuesta” como el “único” remedio para<br />

satisfacérselas. Ella ha justificado el deseo de ese sujeto y por lo tanto, lleva a cabo la<br />

práctica de la “expansión” sin límites con el objetivo de compensarlo. Bajo esta lógica,<br />

el sujeto de la globalización no puede existir sino a condición de depender de aquellas<br />

incesantes “revoluciones” que el capitalismo contemporáneo hace de los instrumentos y<br />

de las relaciones producción, incluyendo las sociales (Marx y Engels, p.36). En este<br />

juego dialéctico, el sujeto experimenta constantemente la violencia del severo<br />

desplazamiento sucesivo, junto a su posterior olvido. Es decir, la realidad no aparece<br />

como “entidad metafísica fija”, sino como “algo” que constantemente desaparece, se<br />

desvanece y esfuma. Por eso, el mundo en que habita parece no pertenecerle sino a<br />

condición de cambiarlo drásticamente.<br />

Así, a modo general, la globalización se caracteriza por este elemento: capacidad<br />

de aniquilar “lo existente” por “otro” que resulte “mejor” para ese sujeto que ve<br />

cambiar, de manera radical, las cosas de su mundo. Y, en consecuencias, esto conduce a<br />

una inevitable sustitución del sentido vigente hasta el momento, que se traduce a cierta<br />

pérdida del sentido histórico y de sí mismo. Exactamente lo que el Manifiesto define<br />

cuando expresa que: “Una revolución continua en la producción, una incesante<br />

conmoción de todas las condiciones sociales, una inquietud y un movimiento<br />

constantes” es lo que distingue nuestra época de todas las anteriores (pp.36-37).<br />

Los Key-words o palabras clave de lo anterior son: “revolución continua” y<br />

“movimiento constantes”. En ellas podemos inferir que la globalización, y el sujeto que<br />

produce, se identifican con la velocidad, el continuo movimiento sin finalidad junto a<br />

las permutaciones rápidas de los modos de vida tradicionales. Lo que apenas iniciaba en<br />

la sociedad del s. XIX, y que Marx describe de forma dramática, es en estos momentos<br />

algo ya cumplido o acabado. En efecto, desde sus orígenes, el capitalismo a tenido la<br />

capacidad para re-inventarse, acomodarse a nuevas situaciones sociales y aparentar, con<br />

ello, crecimiento o progreso infinitos. Solapando, con estas estrategias, la explotación y<br />

el desamparo sociales. Pero, también, crea nuevas condiciones de vida social, otros<br />

mundos posibles, imaginarios y otras formas de deseos, y que en la era de la<br />

globalización se expresan por medio de la imagen con ayuda de la técnica.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 3


Minaya, Edickson: «Hacia una lectura ontológica de la globalización.»<br />

El Manifiesto vaticina la manera en que el nuevo orden capitalista construye un<br />

nuevo sujeto que depende de su sistema de producción económica: “Espoleada por la<br />

necesidad de dar cada vez mayor salida a sus productos, la burguesía recorre el mundo<br />

entero. Necesita anidar en todas partes, establecerse en todas partes, crear vínculos en<br />

todas partes” (p.37, c.n.). De lo que aquí se trata, sin dudas, es de cómo el nuevo orden<br />

mundial que empieza a deslizarse avanzado el siglo XIX, descubre la necesidad de<br />

expandirse, salir por ejemplo, de Europa, romper con “lo nacional” y “local” para<br />

pertenecer a todas las fracciones del mundo. De hecho, cada fracción es convertida en<br />

un “mundo”. Y de cómo se va haciendo, cada vez más, autoconciente de su propio<br />

despliegue histórico. Esto es, qué necesita para seguir viviendo, qué tiene que dejar de<br />

hacer… Podemos sustituir la palabra “burguesía”, empleada en el texto que seguimos<br />

aquí, y colocar el de “economía mundial capitalista” y se aclara de inmediato otras de<br />

las características de la globalización y su sujeto, consistente en “anidar”, “establecerse”<br />

y “crear vínculos” en todas las partes del planeta, tal como si fuese una gigantesca red.<br />

Todo parece que el llamado “mercado mundial” es uno de los signos más<br />

distintivos de la globalización. O bien, una de las piedras que la sostiene. Éste se ha<br />

convertido en el deslizador por el que se escurre la cultura, la vida humana, incluso el<br />

conocimiento científico 3 .<br />

La “economía mundial capitalista” ha desarrollado, de manera intencional, la<br />

estrategia de “el coste por oportunidad” (Mochón, 2006: 4) para adoptar con ello, una<br />

mejor elección de la producción –que Marx llama mercancía- con una mayor precisión.<br />

3 En la siguiente cita, el Manifiesto señala causas, efectos y características que podríamos considerar,<br />

desde nuestro horizonte epocal, como antecedentes de la globalización del siglo XXI: “Mediante la<br />

explotación del mercado mundial, la burguesía dio un carácter cosmopolita a la producción y al consumo<br />

de todos los países. Con gran sentimiento de los reaccionarios, ha quitado a la industria su base nacional.<br />

Las antiguas industrias nacionales han sido destruidas y están destruyéndose continuamente. Son<br />

suplantadas por nuevas industrias [hoy diríamos empresas], cuya introducción se convierte en cuestión<br />

vital para todas las naciones civilizadas, por industrias que ya no emplean materias primas indígenas, sino<br />

materias primas venidas de las más lejanas regiones del mundo, y cuyos productos no sólo se consumen<br />

en el propio país, sino en todas las partes del globo. En lugar de las antiguas necesidades, satisfechas con<br />

productos nacionales, surgen necesidades nuevas, que reclaman para su satisfacción productos de los<br />

países más apartados y de los climas más diversos. En lugar del antiguo aislamiento de las regiones y<br />

naciones que se bastaban a sí mismas, se establece un intercambio universal, una interdependencia<br />

universal de naciones. Y esto se refiere tanto a la producción material, como a la producción intelectual.<br />

La producción intelectual de una nación se convierte en patrimonio común de todas. La estrechez y el<br />

exclusivismo nacionales resultan de día en día más imposibles; de las numerosas literaturas nacionales y<br />

locales se forma una literatura universal” (p.37-38; c.n.). Cabe recordar que la noción de “literatura<br />

universal” surge en el siglo XIX, momento histórico para el desarrollo total del capitalismo. Cf. Mattelart<br />

(2004), pp. 18-25.<br />

4 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Minaya, Edickson: «Hacia una lectura ontológica de la globalización.»<br />

En este caso, la tecnología le permite dicha perfección agregándole, además, el<br />

elemento velocidad. Todo esto, con el objetivo de abastecer unas necesidades que son<br />

percibidas por el sujeto como vitales 4 . Y esto se hace en base a la excesiva producción<br />

con tendencia a la homogenización cultural.<br />

Por eso, para la recepción de estos productos y su eficiente circulación se tiene<br />

que crear, al unísono de las naciones, un “mercado mundial”. Similar a una gran vía de<br />

transito por que ha de pasar todo coche cargado de provisiones. Y “mercado mundial” y<br />

“libre” dice: acceso de todo el género humano a la producción por el costo determinado<br />

de la misma, siempre y cuando se tenga el medio para adquirirla.<br />

Hay facilidad, pues, para una posible expansión, es decir, dar “un carácter<br />

cosmopolita”, abierto tanto a la economía como a la política. Dicho de otro modo: la<br />

globalización “presupone una estructura de poder hegemónica y un régimen político<br />

internacional. Sólo esto garantiza, en este caso concreto, el [supuesto] carácter abierto<br />

del orden mundial” (Beck: 64). Y esto, en base a una condición única: la destrucción de<br />

la “esencia local” de las naciones y Estados, pero en virtud de una hegemonía de los<br />

gustos. Se observa que en la globalización, la tierra que habitan los humanos deja de ser<br />

redonda para convertirse en una superficie plana, de fácil deslizamiento. En estos<br />

horizontes, la categoría de “lo nuevo” pierde toda validez en sí, pues, a la hora de su<br />

aparición empieza el inicio de su desaparición.<br />

La tierra es plana. Da lugar al “intercambio universal” entre las naciones, gracias<br />

no sólo a un sistema estandarizado de finanzas, sino a los medios de comunicación que<br />

hacen más efectiva y rápida el contacto humano y comercial.<br />

Pero es un grave error entender que la globalización solo tiene que ver con la<br />

economía, las empresas o el deseo de opulencia. O que tan sólo afecta a unas cuantas<br />

culturas en el mundo, como por ejemplo la europea y norteamericana, más que eso, “se<br />

trata de cómo tú y yo vivimos nuestras propias vidas” (Martín Albrow citado por Beck,<br />

2004: 145). Es decir, la globalización nos arrastra tal como si fuese un río.<br />

La globalización, para emplear una expresión de Marx (p.38), “se forja un mundo<br />

a su imagen y semejanza”. Ya no hay provincias independientes, solo localidades en<br />

4 Como es el caso de los teléfonos celulares, los computadores personales, los perfumes, las prendas<br />

preciosas y equipos electrodomésticos, por ejemplo.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 5


Minaya, Edickson: «Hacia una lectura ontológica de la globalización.»<br />

contacto permanente. Cuyos puntos de intercepción responden a intereses múltiples y<br />

diversos. En el que acontece un “Reality Show” de entrecruzamiento de vidas, de estilos<br />

de vida tan dispares entre sí. Donde los gustos se vuelven transnacionales y suelen<br />

confundirse o mezclarse entre ellos.<br />

Desde aquí, podemos también entender que la globalización es un proceso en que<br />

la economía, la política, las finanzas y la cultura se expanden a una “real totalización<br />

compartida” creando, paradójicamente, más diferencias entre grupos e individuos; y<br />

multiplicando a su vez las posibilidades de elegir, aunque confusas; instalando, además,<br />

medios universales incongruentes o contradictorios.<br />

Aun así, se trata de la irreversible “planetización” –como le llama Heidegger-de<br />

muchos modos de vida, valores, bienes, actitudes, condicionamientos, conductas,<br />

comportamientos, procesos, conocimientos; las cuales se van asumiendo como una<br />

forma de “ser total” y homogénea, pese a la existencia del imperativo de la diferencia.<br />

A propósito de esto, por su parte, el prominente sociólogo alemán Ulrich Beck<br />

(p.29) define a la globalización como “procesos en virtud de los cuales los Estados<br />

nacionales soberanos se entremezclan e imbrican mediante actores transnacionales y sus<br />

respectivas probabilidades de poder, orientaciones, identidades y entramados varios”. Y<br />

también como “proceso… que crea vínculos y espacios sociales transnacionales,<br />

revaloriza culturas locales y trae a un primer plano terceras culturas” (p.30). En esta<br />

última definición, se toma en cuenta la manera en que la multiculturalidad también es<br />

parte del fenómeno. En el sentido de que afecta directamente la condición humana y<br />

social, modificando los estilos de vida de diversas etnias e incorporándolas a nuevas<br />

condiciones culturales.<br />

Como indica Beck (p.31): “La singularidad del proceso de globalización radica<br />

actualmente (y radicará sin duda también en el futuro) en la ramificación, densidad y<br />

estabilidad de sus reciprocas redes de relaciones regionales-globales empíricamente<br />

comprobables y de su autodefinición de los medios de comunicación, así como de los<br />

espacios sociales y de las citadas corrientes icónicas en los planos cultural, político,<br />

militar y económico”. Sin embargo, esto produce la generación de una nueva crisis<br />

social, ya que reorienta la vida hacia una aparente “homogeneidad”, contradiciendo su<br />

lucha y reclamo de sus diferencias.<br />

6 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Minaya, Edickson: «Hacia una lectura ontológica de la globalización.»<br />

De esta forma, Held y McGrew (2006: 13) plantean que: “La globalización remite<br />

a un cambio o transformación en la escala de la organización humana que enlaza<br />

comunidades distantes y expanden el alcance de las relaciones de poder a través de<br />

regiones y continentes de todo el mundo”. Mientras que John Gray (2006: 102) la define<br />

como: “la interconexión creciente entre los diversos acontecimientos mundiales creada<br />

por tecnologías que eliminan o abrevian el tiempo y la distancia”.<br />

En continuidad con esto, Paul Virilio (2005: 14-15) afirma que “las nuevas<br />

tecnologías son portadoras de un cierto tipo de accidente”, es decir, son provocadoras de<br />

un “accidente general”, pues, “afecta inmediatamente a la totalidad del mundo”. En<br />

definitiva, la era de la tecnología de punta excita a “un accidente que afecta [sic] a todo<br />

el mundo al mismo tiempo”. Y es este la dimensión semántica que contiene la noción de<br />

“riesgo” en el contexto de la globalización. No hay acción política, económica o social<br />

que no traiga un riesgo implícito, ya sea para otras naciones o en forma individual. Esto<br />

se debe, en parte, a que nuestro mundo se ha convertido en una especie de tejido<br />

bastante sensible.<br />

Esa intensidad y velocidad, de la que hablábamos, la observamos en todos los<br />

ámbitos de la vida, que en la globalización se convierte en el medio para duplicar “la<br />

tendencia de la civilización [occidental] a configurar y controlar todo” (Beck: 65). En<br />

este caso, Paul virilio ha sido el filosofo que más ha llamado la atención sobre este<br />

hecho. De acuerdo a Virilio (2005), la velocidad es fiel acompañante de la economía,<br />

pero sobre todo de la riqueza. Por lo tanto, llega a convertirse en el medio por<br />

excelencia porque aumenta progresivamente los procesos, acortando la distancia,<br />

diluyendo el tiempo real (las transacciones bancarias, son un fiel ejemplo de este<br />

fenómeno). La velocidad es usada por el sujeto de la globalización en su continuo<br />

proceso de transformación/renovación 5 . Por eso, la velocidad es poder. No sólo de<br />

gobernar, sino de manipular y controlar procesos o estrategias involucradas en la<br />

ejecución del trabajo, la economía doméstica o el simple crecimiento de la plusvalía. De<br />

esta manera, el sujeto de la globalización quiere y necesita de la velocidad, a parte de<br />

5 Virilio, a propósito de lo expuesto, plantea: “Hoy en día, la sociedad mundial está en gestación, y no<br />

puede ser comprendida sin la velocidad de la luz, sin las cotizaciones automáticas de las bolsas de Wall<br />

Street, de Tokio o de Londres”. (2005: 17).<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 7


Minaya, Edickson: «Hacia una lectura ontológica de la globalización.»<br />

que le ayuda a “moverse” en su mundo, le ofrece una nueva estabilidad, haciéndole<br />

percibir su propio mundo como un “ente puro” manipulable, a la mano y dócil.<br />

En el semestre de verano de 1935, en la Universidad de Friburgo (Breisgau),<br />

dictaba Heidegger un curso bajo el titulo Introducción a la metafísica, que luego fue<br />

publicado como libro. Marcado por la experiencia del auge de la segunda guerra<br />

mundial, el crecimiento decisivo de la técnica y el poderío de Rusia, Norteamérica y el<br />

centro de Europa, en un tono profético, visionario y dramático denunciaba:<br />

Cuando se haya conquistado técnicamente y explotado económicamente hasta el<br />

ultimo rincón del planeta, cuando cualquier acontecimiento en cualquier lugar se<br />

haya vuelto accesible con la rapidez que se desee, cuando se pueda «asistir»<br />

simultáneamente a un atentado contra un rey de Francia y a un concierto sinfónico<br />

en Tokio, cuando el tiempo ya sólo equivalga a velocidad, instantaneidad y<br />

simultaneidad y el tiempo en tanto historia haya desaparecido de cualquier existencia<br />

de todos los pueblos, cuando un boxeador se le tenga por el gran hombre<br />

de un pueblo, cuando las cifras de millones en asambleas populares se tengan por<br />

un triunfo… entonces, sí, todavía entonces, como un fantasma que proyecta más<br />

allá de todas estas quimeras, se extenderá la pregunta: ¿para qué?, ¿hacia dónde?,<br />

¿y luego qué? (2001: 42-43).<br />

Estas líneas maestras nos da que pensar. Las preguntas con que finalizan puede<br />

servirnos de guía para orientar la reflexión en torno a la globalización; esto, por dos<br />

razones. Primero, porque subsume un contexto histórico en el que el ser humano es<br />

sometido a la “banalización” de su propia vida. El ejemplo del boxeador muestra una<br />

globalización de la banalidad y un desequilibrio frente al saber tradicionalmente<br />

constituido. Segundo, porque a modo de síntesis, resalta la destrucción del tiempo como<br />

“algo” “real-metafísico” o tradicionalmente comprendido. Destrucción que da paso a la<br />

simultaneidad y con ella, a un nuevo poderío. Consistente en el control de todas las<br />

esferas de la vida, gracias al fin de la distancia.<br />

Podemos confrontar este argumento de Heidegger con el de Mark Poster:<br />

Cuando hablo directamente, o a través del correo electrónico, con un amigo de<br />

París mientras estoy sentado en California, cuando sigo la pista de sucesos<br />

políticos y culturales por todo el planeta sin salir de mi casa; cuando gobiernos y<br />

8 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Minaya, Edickson: «Hacia una lectura ontológica de la globalización.»<br />

empresas de todo el planeta emplean datos personales míos sin que yo lo sepa ni<br />

pueda impedirlo; cuando compro desde mi casa a través del ordenador… ¿dónde<br />

estoy realmente y… quien soy? (Citado por Beck, 2004: 145-146).<br />

La existencia humana experimenta un nuevo extravío, pero se encuentra con la<br />

indigencia de su propia condición, lo que muchos autores desde Husserl consideran la<br />

verdadera crisis, y otros como el problema del nihilismo occidental.<br />

Al respecto, un concepto que nos ayuda a pensar al sujeto de la globalización, es<br />

el empleado por Heidegger en su texto Meditación (2006: 29-78); me refiero al<br />

concepto de “maquinación” (Machenschaft) por sus implicaciones semánticas aplicadas<br />

al fenómeno que estamos analizando. Y que claramente aparece unido a otro término<br />

que también emplea muy a menudo, el de “planetización”, que puede equiparársele con<br />

el de globalización, cuya base como hemos venido diciendo, se encuentra en la esencia<br />

de la técnica moderna.<br />

Siguiendo a Heidegger, la “maquinación” (Machenschaft) posee tres<br />

componentes básicos: violencia, poder, señorío. Referida a la globalización, consiste en<br />

una articulación programática bien pensada, dirigida hacia un fin: “prepararse para lo<br />

hacedero de todo” (p.16).<br />

La esencia de la maquinación consiste en una “continua aniquilación” del ente o<br />

bien, de la realidad; dicha aniquilación es equiparable con la violencia. Ésta, dice<br />

Heidegger, “se desarrolla en el aseguramiento de poder”. Un “poder sujetante del ente<br />

para la organización disponible”. De ahí, que la calculabilidad de toda “maquinación”<br />

sea “pre-abarcable”. Es decir, que todo esté calculado de antemano con el objetivo de<br />

“facilitar” la acción del dominio a la que se encuentra arrojado el sujeto de la<br />

globalización. Por esta razón, la globalización se muestra como fenómeno que quiere<br />

insertarse en lo hacible del sujeto, organizando su conducta y actitud ante la propia vida.<br />

Esta vida del sujeto queda caracterizada en cinco cualidades y que Heidegger mienta en<br />

el texto que seguimos: está inmerso en “lo dinámico”, “lo total”, “lo imperial”, “lo<br />

racional”, “lo planetario”…<br />

Siguiendo estas coordenadas ontológicas, la globalización nos invita a realizar,<br />

obligatoriamente, una reflexión de nosotros mismos. Dirigida a replantear el viejo<br />

problema de la identidad y el yo; de nuestro ser en el mundo y de su historicidad de cara<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 9


Minaya, Edickson: «Hacia una lectura ontológica de la globalización.»<br />

a los nuevos procesos configurados. Invita, necesariamente, a entender acerca del<br />

posible futuro de la humanidad y del nuevo lazo social que se teje, sin soslayar la<br />

incidencia de la política, la ciencia, la tecnología y los medios de comunicación.<br />

En todas estas discusiones, la filosofía no puede quedarse rezagada.<br />

Referencias:<br />

Beck, U. (2004). ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la<br />

globalización. Barcelona: Paidós.<br />

Heidegger, M. (1999). Introducción a la metafísica. Barcelona: Gedisa.<br />

Heidegger, M. (2006). Meditación. Buenos Aires: Editorial Biblos.<br />

Held, D. & McGrew, A. (2006). Globalización/Antiglobalización. Barcelona: Paidós.<br />

Marx, C. F. Engels. (1998). Manifiesto del partido comunista. Santo Domingo:<br />

Ediciones del Partido comunista.<br />

Mattelart, A. (2006). Diversidad cultural y mundialización. Barcelona: Paidós.<br />

Mochón, F. (2006). Principios de economía. Madrid: McGraw Hill.<br />

Vattimo, G. (2004). Nihilismo y emancipación. Ética, política y derecho. Barcelona:<br />

Paidós.<br />

Virilio, P. (2005). El cibermundo, la política de lo peor. Madrid: Cátedra.<br />

10 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Sloterdijk y el imaginario de la Globalización; mundo<br />

sincrónico y conciertos de transferencia.<br />

Dr. Adolfo Vásquez Rocca<br />

Universidad Andrés Bello – Universidad Complutense de Madrid<br />

1.- Sloterdijk y el imaginario de la Globalización: origen filosófico del motivoglobo.<br />

La teoría de las esferas desarrollada por Sloterdijk es un instrumento<br />

morfológico que permite reconstruir el éxodo del ser humano de la simbiosis primitiva<br />

al tráfico histórico-universal en imperios y sistemas globales como una historia<br />

coherente de extraversiones; ella reconstruye el fenómeno de la gran cultura como la<br />

novela de la transferencia de esferas desde el mínimo íntimo, el de la burbuja dual, hasta<br />

el máximo imperial, que había que representar como cosmos monádico redondo. Si la<br />

exclusividad de la burbuja es un motivo lírico, el de la inclusividad del globo es uno<br />

épico (Sloterdijk, 2003: 71).<br />

’Burbujas’, ’Globos’ y ’Espumas’ son los títulos de los tres volúmenes que<br />

integran Esferas. El discurso de Sloterdijk se abre en múltiples direcciones, explorando<br />

los caminos más excéntricos y sugerentes hasta nuestros días para ocuparse de<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 1


Vazquez Roca, A.: «Sloterdijk y el imaginario de la Globalización; mundo sincrónico y conciertos de<br />

transferencia.»<br />

cuestiones tan inmediatas como la globalización.<br />

En Esferas II –Globos– Sloterdijk (2004: cap. 8) describe el proceso expansivo<br />

del mundo a partir del siglo XVI. Allí dedica un amplio capitulo titulado “La última<br />

esfera”, a esta época incipiente del descubrimiento de la globalización de la Tierra.<br />

La globalización terrestre (prácticamente consumada con la navegación<br />

cristiano-capitalista y políticamente implantada por el colonialismo de los estados<br />

nacionales de la vieja Europa) constituye la parte media, plenamente abarcable a simple<br />

vista de un proceso en tres faces, de cuyos inicios Sloterdijk trata pormenorizadamente<br />

en Esferas II.<br />

Allí, en el segundo tomo de su trilogía Esferas – Globos – Sloterdijk orienta su<br />

investigación hacia la macroesferología o historia de las globalizaciones. Sloterdijk<br />

narra una historia de dos mil años que se extiende desde Platón y Aristóteles hasta<br />

Leibiniz y que abarca toda la estructura del cosmos, así como la forma de<br />

representación de Dios; aquí el motivo del globo asume el cariz de una narración<br />

metafísico-cosmológica:<br />

“En un amanecer, que duró siglos, fue apareciendo la Tierra como el globo único y<br />

real, fundamento de todos los contextos de vida, mientras casi todo lo que hasta entonces<br />

valía como el cielo acompañante, lleno de sentido se fue vaciando. Este hado fatal de la<br />

Tierra, generado por prácticas humanas, acompañado de una des-realización simultánea de<br />

las esferas numinosas, antes vitales, no proporciona sólo el mero trasfondo del acontecer<br />

que hoy se llama 'globalización', sino que constituye el drama mismo de la globalización Su<br />

núcleo está en la observación de que las condiciones de inmunidad humana se transforman<br />

de raíz en la tierra descubierta, redificada, singularizada” (Sloterdijk, 2007: 21 – 22).<br />

Como se ha indicado, Sloterdijk distingue tres fases en ese acontecimiento que<br />

es la globalización: la primera, la fase metafísico-cosmológica, a la que ya hemos<br />

referido (la globalización morfológica); la segunda, la marítimo-terrestre –en la que<br />

España ocupa un lugar relevante, como protagonista de “la conquista del mundo” a<br />

través de la colonización- globalización náutica que durante un periodo de 400 años fue<br />

decisiva, con un foco en España y otro en el Reino Unido. Tan sólo al final de este<br />

periodo de la historia, se produce lo que consideramos la mundialización o<br />

globalización electrónica, la de las telecomunicaciones. Es así como en el relato de<br />

Sloterdijk se transita de la “apertura de la globalización metafísica, que se había<br />

2 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Vazquez Roca, A.: «Sloterdijk y el imaginario de la Globalización; mundo sincrónico y conciertos de<br />

transferencia.»<br />

extendido durante el intervalo de dos mil años entre Aristóteles y Copérnico, hacia la<br />

globalización terrestre y marítima que ocupa el contenido principal de los últimos<br />

quinientos años” (Sloterdijk – Heinrichs, 2004: 235).<br />

La hegemonía científica y cultural occidental 1 fue la realidad intelectual de los<br />

últimos quinientos años de globalización, desde el principio de la expansión colonial<br />

europea hasta el final del proyecto modernizador soviético (Buck-Morss, 2005: 145).<br />

Este período intermedio de quinientos años de la secuencia ha entrado en los<br />

libros de historia bajo el epígrafe de “era de la expansión europea”. A la mayoría de los<br />

historiadores les resulta fácil considerare el espacio de tiempo entre 1492 y 1945 como<br />

un complejo cerrado de acontecimientos: se trata de la era que se perfiló el actual<br />

sistema de mundo (Buck-Morss, 2005: 145). La precedió como se ha apuntado, la<br />

globalización cósmico-urania, aquel imponente primer estadio del pensamiento de la<br />

esfera, que, en honor a la predilección de la doctrina clásica del ser por las figuras<br />

esféricas, se podría llamar la globalización onto-morfológica (Sloterdijk 2007: 27).Le<br />

sigue la globalización electrónica con la que se las tienen y tendrán que ver las gentes de<br />

hoy y sus herederos. Los tres grandes estadios de la globalización se distinguen, pues,<br />

en primer término, por sus medios simbólicos y técnicos: constituye una diferencia<br />

epocal que se mida con líneas y cortes una esfera idealizada, que se dé la vuelta con<br />

barcos a una esfera real o que se hagan circular aviones y señales de radio en torno a la<br />

envoltura atmosférica del planeta. Constituye una diferencia ontológica que se piense<br />

en un cosmos que alberga en sí el mundo de esencias en su totalidad, o en una Tierra<br />

que sirve como soporte de configuraciones diversas de mundo.<br />

Es el viaje de Colón y la consiguiente reconfiguración las dimensiones<br />

extraterrestres lo que da lugar estas nuevas configuraciones de mundo, con sus diversos<br />

imaginarios e implicaciones geopolíticas y psicológico-existenciales, es a partir de aquí<br />

y del prodigio técnico del globo terráqueo que el pensamiento y representación del<br />

espacio experimenta un cambio radical de sentido. El globo terráqueo informa a los<br />

seres humanos modernos, mejor que cualquier otra imagen de su localización relativa en<br />

el mundo, dando inicio a un incipiente proceso de descentramiento antropológico –de<br />

1 Esta hegemonía –muy probablemente– no se mantenga en nuestro nuevo milenio. La era globalizada<br />

en que nos encontramos, en que la comunicación ha sustituido a la moneda como valor de cambio,<br />

impulsa a la tecnología hacia la transformación de las relaciones sociales de producción y difusión del<br />

conocimiento.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 3


Vazquez Roca, A.: «Sloterdijk y el imaginario de la Globalización; mundo sincrónico y conciertos de<br />

transferencia.»<br />

superación del etnocentrismo europeo– mediante la constatación de que en el 'espacio<br />

redondo circundado' todos los puntos valen lo mismo. Las colonias más remotas –de<br />

los mortales apegados al suelo autóctono– pierden también su privilegio inmemorial de<br />

ser cada una para sí el centro del mundo (Sloterdijk, 2007: 49).<br />

Los ciudadanos de la época moderna habrían así de acomodarse a una nueva<br />

situación en la que, con la ilusión de la posición central de su patria en el universo,<br />

desapareció también la imagen consoladora de que la tierra estaba envuelta por bóvedas<br />

esféricas a modo de cálidos abrigos celestes. Desde entonces, los seres humanos de la<br />

época moderna tuvieron que aprender a arreglárselas para existir a la intemperie,<br />

expuestos al nuevo aliento frío de fuera. El ser humano descascarado desarrolla su<br />

psicosis epocal respondiendo al enfriamiento exterior con el desarrollo de curiosas<br />

políticas de climatización.<br />

Así el monopolio, compartido con los grandes mapas y planisferios, por lo que<br />

se refiere a las vistas generales de la superficie terrestre, sólo se ha roto en el último<br />

cuarto de siglo XX con las fotografías por satélite. “En su época de dominio, el globo<br />

terráqueo no sólo se convierte en el instrumento rector de la nueva localización<br />

homogeneizadora; en el instrumento imprescindible de la cosmovisión, en manos de<br />

todos los que en el Viejo Mundo y en sus dependencias llegaron al poder y al<br />

conocimiento. Protocoliza o consigna, además gracias a continuas y progresivas<br />

enmiendas de las imágenes de los mapas, la permanente ofensiva de los<br />

descubrimientos, conquistas, colonizaciones y denominaciones, con los que los<br />

europeos en avance marítimo y terrestre se establecen en el exterior universal”<br />

(Sloterdijk, 2007: 46).<br />

“El tradicional 'vivir, tejer y ser' de los seres humanos entre atracciones, marcas<br />

y orientaciones regionales es superado por un sistema de localizaciones de puntos<br />

discrecionales en un espacio de representación homogéneo y divisible arbitrariamente<br />

(Sloterdijk, 2007: 45). Cuando el pensamiento moderno, remitido al lugar espacial,<br />

domina la situación, los seres humanos ya no pueden permanecer –como si estuvieran<br />

en casa– en sus tradicionales espacios interiores de mundo y en sus fantasmáticas<br />

dilataciones y redondeos<br />

4 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Vazquez Roca, A.: «Sloterdijk y el imaginario de la Globalización; mundo sincrónico y conciertos de<br />

transferencia.»<br />

De este modo, como se ve, a lo largo de su curso, la globalización va<br />

explosionando capa a capa las envolturas ilusas de la vida colectiva apegada al suelo<br />

patrio, enclaustrada, orientada hacia sí misma y pretendidamente salvadora de sí con<br />

medios propios: esa vida que hasta el momento la mayoría de las veces nunca estuvo<br />

con otra parte más que en ella misma y en sus paisajes natales (Sloterdijk, 2007: 49).<br />

Ahora bien, dada la monopolización del discurso de la globalización por<br />

politólogos y científicos sociales, así como el uso amateur de tales conceptos por parte<br />

del periodismo con las consiguientes sugestiones y tergiversaciones de sentido, se hace<br />

del todo necesario recordar el origen filosófico del motivo-globo, origen del discurso y<br />

el imaginario de la globalización. Éste podría comenzar con la frugal indicación de que<br />

“globo” es un sustantivo que representa una idea simple, la tesis del cosmos, y un doble<br />

objeto cartográfico, el Cielo de los antiguos y la Tierra de los modernos; de este nombre<br />

se siguen las derivaciones adjetivas al uso sobre estados de cosas “globales”, que sólo<br />

últimamente han sido elevadas a rango nominal a través del verbo anglosajón to<br />

globalize (Sloterdijk, 2007: 24). De ahí procede la híbrida figura de la “globalización”.<br />

De todos modos, dicha expresión tiene la ventaja de acentuar el matiz activo del<br />

acontecer actual del mundo: si sucede la globalización es siempre por operaciones con<br />

efectos en la lejanía.<br />

2- Provincianismo global y sociedad de paredes finas.<br />

Luego del recorrido analítico que hace Sloterdijk sobre los distintos fenómenos<br />

espaciales hasta llegar a la actual globalización, anuncia el fin del cosmopolitismo y<br />

plantea el surgimiento del ‘provincianismo global’. Esta instalación del provincianismo<br />

global caracterizado por un mundo sincronizado se caracteriza por la eliminación de la<br />

lejanía y la reconfiguración de las culturas locales.<br />

Aquí Sloterdijk establece una correlación entre el proceso de expansión espacial<br />

de la época moderna y el principio el movimiento del capital. “La globalización<br />

económica neoliberal se mantiene fundamentalmente sobre la base del fenómeno<br />

“nuevo”, natural y homogéneo de la globalización económica, financiera y tecnológica,<br />

que parece conducirnos, de la mano invisible de la economía de libre mercado, a un<br />

seductor progreso económico y a un desarrollo universal sin límites y para todos...”<br />

(Fariñas, 2005: 31 – 36).<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 5


Vazquez Roca, A.: «Sloterdijk y el imaginario de la Globalización; mundo sincrónico y conciertos de<br />

transferencia.»<br />

La locura expansionista se transforma en una razón de lucro, de modo que el<br />

desencadenamiento de estas energías visionarias desemboca en aventuras naúticas, y de<br />

los protocolos extáticos surgen los libros de viajes. Es aquí donde ve la luz una nueva<br />

interpretación del concepto de “descubrimiento” como revelación de lo hasta ese<br />

momento oculto en lo patente. Esto tiene que ver con la interpretación heideggeriana de<br />

la edad moderna como una época en la que el mundo se convierte en imagen y se<br />

conquista como imagen.<br />

El sustento que permitió esta globalización fue la enciclopedia que elimina la<br />

sensación de des-ubicación del ser humano y la necesidad de sentirse seguro, tranquilo,<br />

contemplativo. “El baldaquín bajo el que se reúnen todas las soledades de los<br />

exploradores tenía que ser un fantástico libro integral: un libro de los récords cognitivos<br />

en el que no se olvidara a nadie que hubieses destacado como aportador de experiencia<br />

y como contribuyente al gran texto de la colonización del mundo” (Sloterdijk, 2004:<br />

843). A lo que se refiere es a la Enciclopedia, la biblioteca de la globalización, como<br />

Sloterdijk la llama.<br />

En este devenir del ser humano se plantea la tarea de expandir ese conocimiento<br />

que ordena y abarca todo el saber, entonces la misión de lingüistas y etnólogos fue la de<br />

confeccionar y lograr encuentros con lenguas extranjeras, situación que inicialmente<br />

estaba impidiendo la expansión del saber de la época a los distintos espacios de la tierra.<br />

Desde esta perspectiva existían dos opciones: la imposición por medio de la fuerza y de<br />

las lenguas de los señores de los feudos y a través de la penetración de cada una de las<br />

lenguas concretas por el habla traducida de los nuevos señores.<br />

En un tercer y actual momento nos encontramos ante una sociedad de paredes<br />

finas como la denomina Sloterdijk. En "La última esfera, historia de la globalización<br />

terrestre" (Sloterdijk, 2004: cap. 8). Sloterdijk pone de manifiesto su interpretación del<br />

desarrollo de estos procesos desde la época de la colonización hasta lo que él denomina<br />

sociedades de paredes finas (Sloterdijk, 2004: 863) y que no es otra cosa que el<br />

escenario de la época actual marcada por la globalización, que debe ser entendida más<br />

allá del sentido clásico de la eliminación de fronteras, como un proceso de<br />

desterritorialización, un movimiento de descentramiento donde se produce una<br />

6 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Vazquez Roca, A.: «Sloterdijk y el imaginario de la Globalización; mundo sincrónico y conciertos de<br />

transferencia.»<br />

combinación entre lo geográfico, lo simbólico y lo disciplinario. Las fronteras se<br />

vuelven móviles, cambian dependiendo del espacio en el cual se encuentra el individuo.<br />

Este proceso marcado por el desarrollo de las nuevas tecnologías y el avance de los<br />

medios de comunicación, sobretodo lo que se refiere a Internet y las posibilidades de<br />

conexiones que esta herramienta provoca, hace que el mundo se vuelve sincrónico<br />

haciendo que se viva un presente común, la era de la llegada generalizada.<br />

La globalización no es pues, ni nunca ha sido, algo único. Globalizaciones han<br />

sido la extensión del uso del latín y, ahora, del inglés; los sistemas de comunicación; los<br />

lenguajes científicos; los sistemas de navegación; los sistemas de transporte –carreteras,<br />

ferrocarriles, rutas marítimas y – ahora– vías aéreas.<br />

La historia de la globalización es la historia de una doble conquista, la conquista<br />

de la tierra por vía marítima y la conquista de la subjetividad. Según Sloterdijk, ha<br />

llegado el momento en que ambas expansiones se han encontrado y se han fusionado en<br />

un gran espacio denominado mercado (Sloterdijk, 2007: 29). Después de la toma del<br />

medio metafísico y del medio terrestre la tercera globalización se nos aparece como la<br />

colonización del territorio interior. El mundo ha perdido la noche porque la luna y el sol<br />

ya no son los vectores del tiempo. En el mundo interior del capital siempre es de día.<br />

Esta idea es expresada por Sloterdijk a través de la imagen del Palacio de cristal,<br />

acuñada por Dostoievski en Memorias del subsuelo refiriéndose al famoso recinto de la<br />

Exposición Universal de Londres de 1851. Metáfora voyeurista de la absorción de<br />

realidad desde unas condiciones inmunológicas perfectamente estudiadas 2 .<br />

El camino hacia las sociedades de paredes finas parece inevitable. Cae así la<br />

primacía de la unilateralidad y con ella la de la globalización terrestre. Los lugares se<br />

entrelazan a la vez que confunden su propia identidad mientras las identidades se<br />

desplazan perdiendo su lugar natural. Nace, lo que Sloterdijk denomina, la posthistorie,<br />

conjunto de relatos que matizan la absorción interna que nos permite la climatización<br />

artificial.<br />

Lo que antes era historia de expediciones, aventuras e intrusiones, ahora es<br />

descubrimiento de las facultades ajenas y reacoplamiento de los flujos generados en las<br />

2 Este recinto ha encontrado recientemente su homólogo en la sociedad china: Es el caso del Water Cube<br />

de Pekín, un cubo de 6.700 toneladas de acero forrado de burbujas elásticas por las que penetra la luz<br />

solar.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 7


Vazquez Roca, A.: «Sloterdijk y el imaginario de la Globalización; mundo sincrónico y conciertos de<br />

transferencia.»<br />

dos globalizaciones anteriores. Hemos pasado de un reino de la necesidad a un reino de<br />

la libertad donde la tele-comunicación ya no es una herramienta sino un constitutivo<br />

ontológico de las relaciones sociales, un medio de descarga generalizada sobre la base<br />

del bienestar en un parlamento ficticio.<br />

8 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Vazquez Roca, A.: «Sloterdijk y el imaginario de la Globalización; mundo sincrónico y conciertos de<br />

transferencia.»<br />

3.- Ontología de las Comunicaciones: Actio in Distans.<br />

El concepto de telecomunicaciones tiene una gran seriedad ontológica, en tanto<br />

que designa la forma procesual de la densificación. La elevada densidad implica, a su<br />

vez, una probabilidad cada vez más elevada de encuentros entre los agentes, ya sea bajo<br />

la forma de transacciones, o en la de colisiones.<br />

Lo que ahora cuenta es una transferencia de pensamientos 3 des-regulada de<br />

cierta manera, y mixta, en dirección horizontal y vertical, a través de medios<br />

simultáneamente comunicativos e informativos. En este proceso, la verticalidad es<br />

desplazada cada vez más por la horizontalidad, hasta que se llega a un punto desde el<br />

cual los participantes comprenden en los juegos de sociedad que son comunicativos e<br />

informativos, que ya nada les llega desde arriba y que están, con sus cerebros, sus<br />

medios, sus equivocaciones y sus ilusiones, solos en este mundo decantado (Sloterdijk,<br />

2008: 22 – <strong>33</strong>). Están condenados a una ciudadanía mundial electrónica, cuyas<br />

categorías son dadas mediante los hechos de la densificación del mundo y de la televecindad<br />

de todos con todos. Lo que de hecho se define con la palabra<br />

telecomunicación, implica una forma de mundo tele-operativa, que es a su vez definida<br />

por actiones in distans de toda naturaleza. A ella le corresponde una conciencia que<br />

debe convencerse cada vez más de sus tareas tele-morales y políticas.<br />

Las telecomunicaciones producen una forma de mundo cuya actualización<br />

requiere diez millones de e-mail por minuto y transacciones en dinero electrónico por<br />

un monto de un billón de dólares diarios, transacciones a distancia. Tan sólo este<br />

concepto fuerte de las telecomunicaciones como forma capitalista de la actio in distans<br />

es el adecuado para describir el tono y el modo de existencia en el Palacio de Cristal 4<br />

ampliado. Gracias a las telecomunicaciones, parece haberse realizado por medios<br />

técnicos el viejo sueño de los moralistas de un mundo en el que la inhibición se<br />

3 Transferencia de pensamientos entendida como actio in distans, esto es como acciones telecomunicativas.<br />

4 El Palacio de Cristal, el de Londres en 1850, que primero albergó las Exposiciones Universales y<br />

luego un centro lúdico consagrado a la “educación del pueblo”, y aún más, el que aparece en un texto de<br />

Dostoievsky y que hacía de toda la sociedad un “objeto de exposición” ante sí misma, apuntaba mucho<br />

más allá que la arquitectura de los pasajes; Benjamin lo cita a menudo, pero lo considera tan sólo como la<br />

versión ampliada de un pasaje. Aquí, su admirable capacidad fisonómica lo abandonó. Porque, aun<br />

cuando el pasaje contribuyera a glorificar y hacer confortable el capitalismo, el Palacio de Cristal –la<br />

estructura arquitectónica más imponente del siglo XIX– apunta ya a un capitalismo integral, en el que se<br />

produce nada menos que la total absorción del mundo exterior en un interior planificado en su integridad.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 9


Vazquez Roca, A.: «Sloterdijk y el imaginario de la Globalización; mundo sincrónico y conciertos de<br />

transferencia.»<br />

imponga a la desinhibición. Sin embargo grandes regiones, los perdedores del juego de<br />

la globalización, se separan, en huelgas latentes o manifiestas, del dictado mundial del<br />

capital globalizado, dando lugar a destempladas reacciones desinhibitorias.<br />

Igualmente, como es posible constatar en muchas regiones, que sectores de población<br />

dignas de ser tomadas en cuenta le vuelven la espalda al sistema político con una<br />

indiferencia enemiga. Así, la elevada densidad de la “convivencia” mal avenida genera<br />

la resistencia de la periferia contra la expansión unilateral de los negocios, maquillada<br />

de intercambios y acuerdos políticos bilaterales de libre comercio.<br />

La transformación global de la cultura y los negocios no es progresista ni está<br />

marcada por los equilibrios. Las posibilidades tecnológicas de los nuevos media se<br />

inscriben en un marco de relaciones globales que son violentamente desiguales respecto<br />

a las capacidades de producción y distribución. Su desarrollo está sesgado por intereses<br />

económicos y militares que nada tienen que ver con la cultura en un sentido global,<br />

humano.<br />

4.- La Metáfora del Palacio de Cristal: capitalismo y globalización.<br />

Así la densidad, generada por las cercanías artificiales y artificiosas de la<br />

globalización, conduce indefectiblemente a la fase en que la praxis unilateral<br />

desinhibida se manifieste bajo una posible secuela violenta y es que dichos actores, los<br />

perdedores de la historia, han sido expulsados del jardín de Edén en el que se prometía<br />

la salvación incluso a los desplazados unilateralmente.<br />

Precisamente esta reflexión acerca del impacto que producen los influjos<br />

inhibitorios y los influjos desinhibitorios en el funcionamiento de nuestro mundo<br />

globalizado -bajo la forma de un mercado mundial- es desarrollada por Sloterdijk en su<br />

conferencia El Palacio de Cristal, pronunciada en el marco del debate Traumas urbanos<br />

-la ciudad y los desastres-, que tuvo lugar en Barcelona, en el año 2004. En esta<br />

conferencia, Sloterdijk establece una articulación entre ambos tipos de influjo y otros<br />

temas que forman parte de la meditación contemporánea en torno al capitalismo, la<br />

globalización y el terrorismo.<br />

El Palacio de Cristal de los británicos, ese invernadero gigante y lujoso<br />

construido en Londres en 1850 para la Exposición Universal, convertido por Sloterdijk<br />

en la gran metáfora y el emblema de las ambiciones últimas de la Modernidad, alcanza<br />

10 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Vazquez Roca, A.: «Sloterdijk y el imaginario de la Globalización; mundo sincrónico y conciertos de<br />

transferencia.»<br />

su concreción en las sociedades que componen el primer mundo (Europa y Estados<br />

Unidos), el objetivo es resguardarlas de las amenazas provenientes del exterior. El<br />

Palacio de Cristal Occidente ha reemplazado el mundo de los metafísicos por un gran<br />

espacio interior organizado por el poder adquisitivo. El capitalismo liberal encarna la<br />

voluntad de excluir el mundo exterior, de retirarse en un interior absoluto, confortable,<br />

decorado, suficientemente grande como para que no nos sintamos encerrados. La<br />

transparencia del Palacio genera la ilusión en los habitantes de los márgenes de poder<br />

participar de su confort y seguridad. El palacio se hace desear, se propone como ideal de<br />

desarrollo para los "perdedores de la Historia" ocultando las fronteras que los dividen,<br />

invisibilizando sus rigurosas medidas de control.<br />

Pero la distancia que media entre el Palacio de Cristal y las sociedades<br />

periféricas permite adoptar una perspectiva abierta, que en algunos puntos se asemeja a<br />

la exigida por Oswald Spengler para el estudio de las ciudades. Ubicarse fuera de los<br />

muros y meditar el fenómeno de las ciudades como si no participáramos de su poder<br />

cobijante y de su seducción. Experimentar una angustia espacial iniciática que permita<br />

testimoniar el éxtasis que produce la sensación de seguridad y cobijo. Pensar el Palacio<br />

de Cristal desde ese éxtasis libera la mirada, ofreciendo amplias posibilidades de<br />

análisis.<br />

Ahora bien, problematizar el Palacio de Cristal desde una perspectiva<br />

tercermundista, la latinoamericana por ejemplo, no tiene por objeto actualizar una<br />

filosofía del resentimiento, sino servir como estrategia de apropiación del pensamiento<br />

de Sloterdijk, en la medida que su filosofía emerge desde un espacio específico que no<br />

puede ser ignorado al momento de interpretarlo.<br />

En esta filosofía de la Historia propuesta en el texto, el capitalismo liberal<br />

buscando retirarse en un interior absoluto, confortable y decorado que excluye el mundo<br />

exterior. Ahora bien, en ese trabajo de exclusión, no solo queda afuera todo lo que la<br />

naturaleza tenga de ingobernable, sorpresiva y demoledora, sino también aquella<br />

enorme masa de individuos que tras el Fin de la Historia fueron declarados como<br />

perdedores para siempre.<br />

De este modo, enormes masas desespiritualizadas se encuentran a la intemperie<br />

“sin que jamás se les haya aclarado correctamente el sentido de su destierro.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 11


Vazquez Roca, A.: «Sloterdijk y el imaginario de la Globalización; mundo sincrónico y conciertos de<br />

transferencia.»<br />

Decepcionadas, resfriadas y huérfanas se cobijan en sucedáneos de antiguas imágenes<br />

de mundo, mientras éstas parezcan conservar todavía un hálito de la calidez de las<br />

viejas ilusiones humanas de circundación” (Sloterdijk, 2004: 35). Las paradojas<br />

termopolíticas en las que se incurren durante la construcción del gran invernadero<br />

global, instauran un nuevo diseño cartográfico que ubica al Tercer Mundo muy lejos<br />

del Palacio de Cristal y de sus fabulosos parques posthistóricos. 5<br />

Pero los perdedores de la Historia no se resisten a permanecer estáticos,<br />

iniciando un tenaz asedio al Palacio de Cristal. Por los intersticios que la<br />

macroestrucutra deja entrever, hordas de inmigrantes ingresan al Palacio en busca de<br />

una anhelada tranquilidad. Se trata del arca más vulnerable y al mismo tiempo la más<br />

esperanzada 6 Y de todas aquellas virtudes de las cuales se jactan los habitantes del<br />

Palacio, ellos buscan el plácido cobijo de la densidad y su carga inhibitoria. Maltrechos<br />

por el despliegue constante de praxis unilaterales desinhibidas y la vertiginosa mutación<br />

de escenarios, ven con muy buenos ojos la total cristalización de las condiciones de vida<br />

en el Palacio. La generalización normativa del tedio emerge como un escenario utópico<br />

tanto para los refugiados de las especulaciones financieras como para los habitantes de<br />

las miserables poblaciones urbanas de todo el continente. Se trata de un fenómeno<br />

similar al de los bárbaros que fueron permeabilizando las fronteras del Imperio<br />

Romano. Dispuestos siempre a empuñar las armas del Imperio, van a morir orgullosos<br />

con tal de acceder algún día a la "ciudadanía". Paradoja sólo comprensible si se<br />

considera la hiperbólica propaganda del Palacio y su "way of life".<br />

De este modo en la era de la globalización el terrorismo, como forma organizada<br />

de desinhibición agresiva, avanza con pasos silenciosos por las fisuras abiertas del<br />

abrumador entorno circundante. El “terrorismo” no es otra cosa que la consumación de<br />

una especie de justicia imaginaria o –si se prefiere– ajusticiamiento. Un modo de sobrereacción<br />

que encuentra en el 11 de septiembre de 2001 una de sus más potentes<br />

manifestaciones. Este hecho es, para Sloterdijk, indicativo de que el motivo de la<br />

desinhibición agresiva cayó en manos de perdedores activos, procedentes del bando<br />

5 “…los estadounidenses, paradigmáticos expatriados de la “historia”, que contribuyeron con los parque<br />

posthistóricos al palacio de cristal” en Sloterdijk, Peter: "El Palacio de Cristal", Conferencia pronunciada<br />

en el marco del debate "Traumas urbanos; La ciudad y los desastres", Centro de Cultura Contemporánea<br />

de Barcelona, CCCB. 2004.<br />

6 El arca no es tanto una estructura material cuanto una forma simbólica de cobijo de la vida rescatada,<br />

un receptáculo de esperanza.<br />

12 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


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antioccidental. Una nueva ola de perdedores de la “historia” descubrió para sí los<br />

placeres de la unilateralidad, de la agresión “espontánea” (Sloterdijk, 2007: 215). No<br />

imitan, como anteriores movimientos surgidos de los perdedores, ningún modelo de<br />

“revolución”; imitan directamente el impulso originario de las expansiones europeas: la<br />

superación de la inercia mediante el ataque arbitrario, la asimetría euforizante<br />

garantizada por la agresión pura, la superioridad indiscutible del que llega primero a un<br />

lugar y planta su estandarte antes de que lo hagan los demás. La clara primacía de la<br />

violencia agresora hiere de nuevo al mundo, pero esta vez desde el otro lado, desde el<br />

lado no occidental. Los terroristas islámicos ocupan zonas cada vez más amplias en el<br />

espacio abierto de las noticias del mundo. En él infiltran los sistemas, violan el espacio<br />

aéreo y estrellan aviones centellantes sobre las torres de Cristal que cobijan el centro del<br />

comercio mundial (Vásquez Rocca, 2008 C: 212) El hecho de que los autores de estos<br />

graves atentados reciban la consideración de héroes en extensas zonas del mundo no<br />

controladas por Occidente constituye tan sólo un aspecto secundario de su triunfo, la<br />

eficacia que ostentan y la marca que les enorgullece dice relación, más bien, con la<br />

gestión de la catástrofe (Vásquez Rocca, 2008: 159-168). Con la generación del pánico<br />

global.<br />

Sloterdijk sostiene que el terror no es más que el intento de crear molestias<br />

dentro del sistema que puedan afectar al consumismo (el terrorismo islámico sería un<br />

ejemplo de ello). "El fenómeno de la globalización nos lleva a la generalización del<br />

confort y hacia la idea de un palacio de cristal -concepto utilizado por Dostoievski para<br />

denominar el mundo occidental- que representa la vida que nos gustaría vivir, aunque<br />

mantiene una mirada hacia fuera para saber quién es su enemigo", asegura el filósofo.<br />

5.- Globalización; concentración del capital y secuestro de las imágenes.<br />

Entre los elementos más globalizados esta la circulación del dinero en tiempo<br />

real –bajo todas sus formas– y la circulación de las imágenes –iconos y objetos de<br />

representación–. El dinero y las imágenes son, probablemente, las dos cosas que<br />

circulan de manera más masiva, a mayor velocidad y que tocan más puntos en el<br />

mundo. Pero, si uno compara los resultados de la circulación de las imágenes, se<br />

encuentra con una tendencia radicalmente asimétrica o paradójica. El dinero circula<br />

concentrándose. Es decir la hipercirculación del dinero, tanto metálico como virtual:<br />

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transferencia.»<br />

acciones, cheques, transferencias, bonos, acciones, bonos de deudas, y todo lo que en<br />

virtud de su valor financiero es transable. Los intereses del capital tienen como fin<br />

primordial eliminar todas las trabas que dificulten sus movimientos y ganancias. Para<br />

este globalismo, el mundo es un indiviso de transacciones comerciales. Un gran<br />

mercado donde priman los flujos financieros y –en apariencia– todo circula, pero late<br />

en en su interior, en el mundo interior del capital, una innegable tendencia a la<br />

concentración la que, en gran medida, es responsable de los obscenos procesos de<br />

concentración de la riqueza a escala global. Concentración no sólo de unos países frente<br />

a otros, sino también la que tiene lugar en la creciente brecha de la distribución de los<br />

ingresos entre grupos sociales al interior de un mismo país o Estado.<br />

Nos encontramos ante una creciente interconexión entre las culturas mundiales y<br />

los mercados comunes, lo que determina según el crítico cultural norteamericano<br />

Fredric Jameson que “el capital internacional vaya mermado la autoridad de los<br />

Estados-nación y nos encamine hacia niveles de normalización y homogeneización<br />

global cada vez mayores” (Jameson, 1998: 54 -77). Las actividades de unas pocas<br />

grandes corporaciones multinacionales sin escrúpulos crean condiciones que llegan a ser<br />

tan intolerables que llegará el día en que se rechacen universalmente los valores<br />

capitalistas y se produzca una vuelta al socialismo. A pesar de los no escasos méritos de<br />

esta teoría que, aparentemente, demuestra la cada vez mayor interdependencia de los<br />

mercados financieros y las cada vez más monopolicas actividades del capital<br />

internacional –cambios que han provocado efectos desastrosos en la economía global–.<br />

Ahora bien, uno podría sostener que con la circulación de las imágenes pasa<br />

exactamente lo contrario, es decir que los bites de información, de imágenes, de<br />

símbolos, de íconos, etc. se distribuyen de manera equitativa, esto es, que llegan a todos<br />

lados y en forma simultánea .<br />

Bajo este supuesto se podría sostener que el acceso a la imagen en tiempo real<br />

hace que este mundo, el mundo de lo simbólico, sea hoy un mundo que se distribuye<br />

con una racionalidad radicalmente distinta al mundo del dinero. Por supuesto, ambos<br />

operarían con la lógica de la ganancia, es decir detrás de la distribución de los objetos<br />

simbólicos de las imágenes habría personas que estarían lucrando, traficando a distancia<br />

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con las imágenes de otros lugares, lo que, por lo demás, es lo propio de la<br />

Globalización (Hopenhayn, 2007: cap. 2).<br />

De este modo, parece haber una curiosa asincronía, entre democratización de las<br />

imágenes y concentración de la riqueza, donde lo simbólico se distribuye y lo material<br />

se concentra.<br />

Uno podría pensar, entonces, que una bomba de tiempo de la Globalización tiene<br />

que ver con esto porque, a medida que se distribuyen los referentes simbólicos, a<br />

medida que se distribuye la información de la imagen hacia todo el mundo, la gente<br />

también quiere participar en el tipo de mundo al cual los símbolos e imágenes hacen<br />

referencia. Y, sin embargo, a medida que se concentra la riqueza, más difícil se les hace<br />

satisfacer sus expectativas a aquellos que hoy día sí poseen información y que generan<br />

aspiraciones vinculadas con esa información. Más grande se hace la brecha entre<br />

expectativas y logros, entre aspiraciones simbólicas y posibilidades de realizarlas<br />

materialmente.<br />

Entonces, parece ser que uno de los puntos más amenazantes, inquietantes,<br />

conflictivos de la Globalización tiene que ver con esta creciente brecha entre acceso a lo<br />

simbólico y acceso a lo material.<br />

Hoy las imágenes circulan alrededor del mundo en órbitas descentradas que<br />

facilitan un acceso sin precedentes, deslizándose casi sin fricción a través de barreras<br />

idiomáticas y fronteras nacionales. Este hecho básico, tan evidente como profundo, en<br />

apariencia garantiza el potencial democrático de la producción y distribución de la<br />

imagen –en contraste con la situación económica o del flujo del capital–. La<br />

globalización ha originado imágenes de paz mundial, justicia global y desarrollo<br />

económico sostenido que no todos los habitantes del globo podrían suscribir, al menos<br />

no sin sentirse esquizoidemente escindidos entre lo que los medios testifican y lo que su<br />

realidad a escala humana puede constatar. Pese a todo el mundo-imagen es la superficie<br />

de la globalización. Es nuestro mundo compartido. Esta imagen-superficie manipulada<br />

parece ser la condición de toda experiencia compartida posible.<br />

El cerrado ajuste entre imagen e interés político-financiero dentro de la burbuja<br />

narrativa engendra el autismo colectivo de las noticias televisivas. Los significados no<br />

se negocian; se imponen. Y la imagen que se resiste a quedarse en el contexto de esa<br />

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Vazquez Roca, A.: «Sloterdijk y el imaginario de la Globalización; mundo sincrónico y conciertos de<br />

transferencia.»<br />

narración es inquietante, es un dibujo y una escritura desde el borde, signada por la<br />

disidencia que será rápidamente moderada.<br />

Sin embargo, existe una posibilidad de re-negociar los significados, signándolos<br />

de un modo diferente a partir de la centralidad que debiera ocupar la Estética –en la<br />

organización del saber y la administración de las humanidades– esto es, a partir del<br />

desarrollo de competencias específicas en las personas marginadas e impotentes, de<br />

modo tal que dispongan de las herramientas para hacer frente a la grave situación que<br />

vivencian, que puedan desarrollar respuestas inmunológicas, simbólicas e icónicas para<br />

intervenir las cargas psico-espirituales que comportan las imágenes en el contexto de la<br />

mercantilización, lo que abre la estética, la semiótica y todas las instancias de estudio de<br />

lo visual a una dimensión ética, de dignificación, de recomposición psico-social e<br />

identitaria, desde donde las imágenes mediáticas que se nos presenten como válidas –<br />

revestidas de falsa inocencia– puedan ser no sólo interpretadas, sino develadas en su<br />

sentido ideológico y mercantil latente, esto es, como una compleja interrelación entre<br />

visualidad, discurso y sistemas de seducción, de modo que a partir de este desencubrimiento<br />

podamos desarticular su dispositivo retórico mediante el instrumental<br />

semiótico que constituyen las prácticas del ver y mostrar.<br />

Es así como esta tesis de la asincronía, con todas sus implicaciones éticas y<br />

estéticas, se torna problemática o al menos discutible, sobretodo si se tiene en cuenta el<br />

fenómeno comunicacional de la manipulación de las imágenes, o la de su privatización<br />

en una operación político gubernamental operada por países como Estados Unidos, que<br />

bajo alianza estratégica con bancos de datos tan potentes y monopólicos como los de<br />

Microsoft no dejan circular ciertas imágenes que comprometen su imagen en el<br />

concierto internacional 7 .<br />

7 Es el caso de la intervención militar en Irak, en Afganistán o los campos de prisioneros en las bases<br />

militares de Guantánamo, aquí se ha producido, en el decir del artista visual Alfredo Jaar, un secuestro de<br />

las imágenes. Las mismas que el ha intentado recuperar, mediante su prolífico trabajo de documentación<br />

de catástrofes y genocidios como el acontecido en Ruanda. Jaar trabaja con la idea de la desaparición de<br />

las imágenes. En esta misma instalación encontramos la idea de la manipulación de las imágenes, su<br />

privatización y posterior desaparición. Esto obedecería a la convicción de los gobiernos acerca del poder<br />

de las imágenes, tesis refrendada históricamente por el caso de Vietnam, donde las imágenes detuvieron<br />

una guerra, jugando allí un rol preponderante los corresponsales de guerra que lograron sensibilizar a gran<br />

parte de la población civil. A esto se le teme, por ello no se deja a las imágenes circular y más bien se les<br />

secuestra.A esta lógica, esto es al aprendizaje de la lección de Vietnam, corresponde el así denominado<br />

efecto CNN., donde por medio de una gran operación mediática de maquillaje se presento una –aparente–<br />

guerra aséptica e indolora.<br />

16 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Vazquez Roca, A.: «Sloterdijk y el imaginario de la Globalización; mundo sincrónico y conciertos de<br />

transferencia.»<br />

6.- Cibercultura, globalización y deconstrucción del proyecto de museo ilustrado.<br />

En la ciudad global, en la megalópolis hiper-conectada y sus carreteras de la<br />

información –entre el flujo y la densidad de las unidades de datos– nos desplazamos<br />

entre figuras y entidades híbridas, espectros de una cultura post humana, capturadas y<br />

encapsuladas en bloques de bits.<br />

Las nuevas mega-ciudades con sus sofisticados proyectos de desarrollo urbano,<br />

basados en su prioritaria preocupación por la conexión inmediata a otras ciudades<br />

globales y el desarrollo de megaestructuras arquitectónicas multifuncionales y<br />

autosuficientes, han provocado la desertificación del entorno y gestionado el hábitat<br />

sofocado de los nuevos centros comerciales, recintos feriales y estadios cubiertos. Son<br />

los nuevos invernaderos, caparazones para una vida que apunta –en la era del<br />

capitalismo integral– a la total absorción del mundo exterior en un interior planificado<br />

en su integridad 8 .<br />

Ahora bien, en las sociedades informatizadas y globalizadas el museo ha sido<br />

desplazado en su rol hegemónico de administrador del régimen de visibilidad de una<br />

cultura, de dispositivo de verdad, para dar paso a nuevas prácticas artísticas –asociadas<br />

a la digitalización y virtualidad– de la producción simbólica de imágenes y relatos; de<br />

estrategias de reconocimiento siempre provisionales, propios de las identidades en fuga,<br />

y del tránsito constante del animal que se desplaza en asentamientos nómadas. Este<br />

activismo a la vez político y medial que propician los dispositivos digitales de<br />

interacción social generan modos de comunicación directa entre los ciudadanos, no<br />

mediados por el interés de las industria de la cultura o los aparatos del Estado.<br />

La Guerra del Golfo, con su hipocresía medial al operar la mascarada de una retransmisión de<br />

una guerra “limpia” e indolora, sin sufrimiento y en directo, inauguró una nueva época en cuanto al<br />

tratamiento de los conflictos por parte de los medios de comunicación, preparando el terreno de lo que<br />

luego sería otra operación mediática maquillada: Somalia. Desde entonces se habla del llamado “efecto<br />

CNN”, para describir la existencia de un tremendo poder de influencia de la televisión para desencadenar<br />

respuestas políticas ante determinados escenarios conflictivos, en los que el sufrimiento de las personas es<br />

retransmitido en directo. La guerra del Golfo sería el ejemplo de ello.<br />

8 Particularmente en las artes se observa un refuerzo del papel de las instituciones directamente ligado a<br />

programas de promoción de las ciudades, como la implantación de grandes museos que albergan<br />

exposiciones internacionales, inmensas edificaciones que contribuyen a la espectacularización de las<br />

ciudades y el turismo cultural, lo que conduce, a su vez, a un redimensionmiento de la producción<br />

artística concebida para esos espacios.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 17


Vazquez Roca, A.: «Sloterdijk y el imaginario de la Globalización; mundo sincrónico y conciertos de<br />

transferencia.»<br />

La introducción en el imaginario colectivo del ciberespacio abre nuevos<br />

horizontes políticos y nuevas relaciones de poder. Espacios de redefinición constante de<br />

las prácticas discursivas y ensayo de nuevas subjetividades.<br />

Así, en ausencia de patrias los hombres fijan sus huellas, y gestan imaginarios<br />

tribales –en los que reconocen filiaciones acotadas y pertenencias locales a<br />

determinados nichos comunitarios. De modo que nuestros desplazamientos en la web<br />

debieran propiciar nodos capaces de introducir en nuestra experiencia interconectada,<br />

reflexividad, interacción y diálogos mínimos en el gueto de nuestra ciudadanía<br />

internaútica.<br />

No estamos, por tanto, ante la idea de un todo simultáneo y su representación<br />

correspondiente. La idea de redes refiere a múltiples trayectos individuales –que se<br />

entrecruzan, a menudo chocan, y otras se interrelacionan– más que a la pertenencia a un<br />

conjunto homogéneo y estable. Aquí se subraya sobre todo el carácter constructivista<br />

que asume la navegación por la red.<br />

En la era digital el museo ha sido –también– objeto de una desterritorialización;<br />

con la emergencia de las galerías virtuales y la desmaterialización del arte, el tránsito y<br />

circulación de bienes culturales ha asumido nuevas formas, desarticulando el<br />

hegemónico circuito de exhibiciones, dando paso a una nueva escena artística, donde el<br />

arte puede estar en todas partes a la vez, sin centro y sin periferia.<br />

El museo es heredero del mismo programa ilustrado de la Enciclopedia.<br />

Caracteriza a los conocimientos el hecho de que se acumulen como un capital: un<br />

capital que pertenece a una humanidad ilustrada en su conjunto y que adquiere el<br />

sentido de verdad por obra de teóricos y privatizadores del saber, sobre todo, por las<br />

clases gobernantes y sus portadores de secretos. Las ciencias empíricas –con sus<br />

géneros literarios filiales se registran en el gran libro de la teoría neo-europea; fueron<br />

los franceses ilustrados los que con su característico genio práctico, ya a mediados del<br />

siglo XVIII, llevaron a cabo el proyecto de la Enciclopedia.(Sloterdijk, 2004: 841). Del<br />

mismo modo la concepción moderna del museo es un hecho relativamente reciente,<br />

también surgido con caracteres precisos de autoconciencia y de voluntad programática a<br />

partir de la mitad del siglo XVIII como parte de la afirmación y difusión de la cultura<br />

ilustrada. El paso de privado a público de las colecciones de arte transcurre de diversos<br />

18 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Vazquez Roca, A.: «Sloterdijk y el imaginario de la Globalización; mundo sincrónico y conciertos de<br />

transferencia.»<br />

modos en la Europa del siglo XVIII, relacionado con la consolidación del concepto del<br />

patrimonio artístico, como bien de la colectividad. El decreto por el cual la Asamblea<br />

Nacional transformaba las colecciones reales del Louvre en el Musee Central des Arts<br />

asume el valor de inicio de una nueva era en la historia del museo (Vásquez Rocca,<br />

2008 b: 122 – 127).<br />

BIBLIOGRAFÍA:<br />

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Complutense de Madrid, Nº 17 , 2008.<br />

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Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia, España, 2008.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 19


La dialéctica entre globalización, regionalización y<br />

territorialización<br />

Alberto Hidalgo Tuñón<br />

Universidad de Oviedo<br />

1.- PLANTEAMIENTO.<br />

Siguiendo con un planteamiento, tildado a veces de sociológico, en la que la<br />

globalización aparece más como un «fetiche» simbolizado por el globo terráqueo (sea<br />

como circunferencia o como pelota), pero que es filosófico (como lo es toda<br />

wissensoziologie), ya que apunta hacia una realidad inextricable de flujos,<br />

interacciones y redes tan tupidas que han fenomenizado el planeta Tierra como una<br />

aldea global, se trata de contextualizar el problema de la búsqueda del «sujeto de la<br />

globalización» en el argumento de una dialéctica historico-socio-cultural real, efectiva,<br />

material. Por más que la Idea de la globalización propenda hacia una ontología del<br />

continuo, la presencia de los sujetos humanos parecen venir a fragmentarla mediante<br />

discontinuidades y grietas sin cuento, que afectan más, por supuesto, a la economía<br />

monetaria que presumía de hegemónica hasta no hace mucho, que a la geometría de la<br />

esfera a la que solemos acudir los filósofos 1 .<br />

Es cierto, no obstante, como señala Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina en su<br />

ponencia inaugural, que la globalización así considerada se mantiene en el plano del<br />

mundo de la vida (Lebenswelt), en tanto que categorizado eidéticamente, mientras el<br />

sujeto instaura desde el principio una serie de rupturas internas (o descentramientos<br />

deleuzianos) que remiten a niveles o registros gnoseológicos diferenciados (pues no es<br />

lo mismo, por ejemplo, el sujeto gnoseológico que el actante). Pero, incluso en ese<br />

plano meramente descriptivo, (que subyace como supuesto de las reflexiones que aquí<br />

se esbozan), aunque en el ordo expositionis no aparezcan los datos, sino su<br />

interpretación, el asunto tiene que ver con las dos primeras cuestiones planteadas en este<br />

Congreso, (1ª) la del afianzamiento o eclipse del sujeto humano transcultural y absoluto<br />

1 Cfer. Mis artículos sobre globalización, tales como:(2000) «Estrategias y miserias del proceso de<br />

globalización», en La posibilidad de seguir soñando. Las Ciencias Sociales de Iberoamérica en el umbral<br />

del siglo XXI: Sergio Rodríguez (Editor), Gijón (2001) «La globalización como fetiche», Tiempos de Paz:<br />

Globalización y Pobreza, Núm. 60, Invierno 2001-2002, pp. 17 - 30 , Madrid , y, sobre todo, mi curso de<br />

doctorado: La globalización como Weltanschauung, (2008)<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 1


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

de estirpe ilustrada y (2ª) el reto que supone para sus promotores la admisión de este<br />

sujeto humano así definido individualmente como portador de «derechos humanos<br />

inalienables» por parte (ni más, ni menos) que de una de las regiones del mundo más<br />

recalcitrantes a admitirlo, China, cuya significatividad cuantitativa redimensiona<br />

cualquier problema.<br />

Respecto a la primera cuestión es ya tópico apuntar como sujeto de la<br />

globalización a una sociedad civil transnacional, que estaría construyéndose a través del<br />

desarrollo de redes, ONGs y nuevos movimientos sociales (ecologistas, mujeres,<br />

pacifistas, defensores de los derechos humanos, etc.), aunque con la aportación<br />

inestimable de viejos movimientos sociales (como los de los obreros y campesinos),<br />

cuya acción pretende rebasar el horizonte de las fronteras nacionales. La amplísima<br />

literatura producida en los años noventa sobre este nuevo sujeto trasnacional, no sólo<br />

en el ámbito anglosajón (Shaw, Lipshutz, Fowler, etc) o germano (Beck, Walzer, etc.),<br />

sino entre nosotros mismos (Castell, Colás, Gómez Galán, etc.) ponen el énfasis en el<br />

concepto de red (una materialización de las “relaciones”) para subrayar el aspecto<br />

dinámico, movedizo y transformacional de este nuevo sujeto 2 . Sin embargo, como<br />

veremos, los propios sociólogos y demás científicos sociales no pueden mantener su<br />

discurso en este plano puramente descriptivo y se ven obligados a problematizar la<br />

institucionalización reflexiva del Cogito en la modernidad, un asunto eminentemente<br />

filosófico. No sólo Anthony Giddens arguye que «el proyecto reflejo del yo,<br />

consistente en el mantenimiento de una crónica biográfica coherente, si bien<br />

continuamente revisada, se lleva a cabo en el contexto de una elección múltiple filtrada<br />

2 Algunas compilaciones importantes sobre el asunto son la de Archibugi Daniele y Held, David (1995),<br />

editores de Cosmopolitan Democracy. An Agenda for a New Order Models Project, The Pennsylvania<br />

State University Press, Pennsylvania, donde aparece el célebre artículo de Richard Falk sobre el papel de<br />

las instituciones de la sociedad civil; la de Clayton, Andrew (1996), editor de ONGs, Civil Society and<br />

the State, INTRAC, Oxford, con artículos de Fowler, Jorgensen, Trivedy y Acharya; y la de Fawn, Rick y<br />

Larkins, Jeremy (1996) editores de International Society after the Cold War, MacMillan, Londres, en la<br />

que aparece el de Ronnie Lipschutz. La compilación de Michael Walzer (1998) Toward a Global Civil<br />

Society, Berghanh Books, Providence, es un clásico como también lo es ya la del Manuel Castells (1997);<br />

La era de la información: Economía, sociedad, cultura. Vol. 1, La sociedad red, Alianza Editorial,<br />

Madrid. El contrapunto de vista de la regionalización que yo desarrollaré más adelante está también<br />

recogido en esta literatura descriptiva en obras como la compilación de Barbara Stallings (1995), Global<br />

Change, Regional Response. The New International Context of Development, Cambridge University<br />

Press, Camdridge o la de Bruno Podestá, Gomez Galán y otros (2000) Ciudadanía y mundialización. La<br />

sociedad civil ante la integración regional, Cideal, Madrid.<br />

2 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

por los sistemas abstractos» 3 , sino que el propio Alain Touraine nos alerta sobre los<br />

peligros que acechan al sujeto en el seno de las redes sociales que lo fagocitan: lo que<br />

reemplaza hoy a la lucha de clases, viene a decir, es «la defensa del sujeto, en su<br />

personalidad y su cultura, contra la lógica de los aparatos y de los mercados» 4 Tanto el<br />

problema gnoseológico de la reflexividad como el onto-sociológico del papel del sujeto<br />

biográfico en el mapamundi de la sociedad red y de la lucha de clases exigen una<br />

elucidación del papel trascendental del Ego desde el materialismo filosófico que no<br />

podré eludir 5 .<br />

Gustavo Bueno ha defendido, en efecto, la involucración entre la idea de<br />

mapamundi y la idea de ego trascendental, de modo, que instalados en el «reino» de las<br />

representaciones cartográficas resulta que al Ego se atribuye en el materialismo<br />

3 Anthony Giddens (1995), Modernidad e identidad del yo: el yo y la sociedad en la época<br />

contemporánea, Península, Barcelona, pp. 13-4<br />

4 Alain Touraine (1994), Qu’est-ce que la démocratie, Fayard, Paris, p.168<br />

5 A este respecto tendré en cuenta no sólo la contribución de Gustavo Bueno (2004) La vuelta a la<br />

caverna: Terrorismo, Guerra y Globalización, Ediciones B, Barcelona, sino también sus contribuciones<br />

académicas más solventes (2005) «Ensayo de una teoría antropológica de las instituciones», El Basilisco,<br />

2ª época, nº 37, pp. 3-52 y G. Bueno (2009), «El puesto del Ego trascendental en el materialismo<br />

filosófico», El Basilisco, 2ª época, nº 40, pp. 1-104, así como las contribuciones de Ricardo Sánchez Ortiz<br />

de Urbina (2008) «¿Para qué el Ego Trascendental?», Eikasía, Revista de filosofía, nº 18, mayo, pp. 13-<br />

32, que ha generado una serie de reacciones de Silverio Sánchez Corredera, Pelayo Pérez y dos artículos<br />

míos, matizando los conceptos de “materia” y de “trascendentalidad”, que pueden consultarse en la<br />

mencionada revista electrónica: www.revistadefilosofia.com (nº 19, 20 y ss.)<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 3


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

filosófico la simple «función de demiurgo del mapa filosófico» 6 Es asunto vidrioso<br />

dilucidar en qué consiste la cartografía «filosófica» del mundo, más allá de ciertas<br />

fórmula simbólicas en términos de lógica de clases. En cambio, es fácil rastrear los<br />

mapamundi geográficos que en este momento constituyen la representación típica de las<br />

distintas civilizaciones, culturas y/o poblaciones del globo terráqueo, lo que nos remite<br />

a la segunda cuestión de este congreso. En Occidente consideramos, en efecto,<br />

«natural» la representación del mapamundi político, que aparece en la Figura 1 de la<br />

página anterior. En este mapamundi consideramos a los Estados-nación, coloreados en<br />

función de sus diferentes territorios, como constituyendo atributivamente el estado<br />

“normal” del mundo, porque sobre él efectuamos una homogeneización política<br />

distributiva al suponer que los individuos humanos son considerados «iguales» bajo la<br />

figura institucional del «ciudadano». Sin embargo, una verdadera homogeneización<br />

geográfica barre las fronteras políticas, quedando únicamente los contornos de los<br />

continentes. Figura 2<br />

Esta representación no se ve amenazada por el hecho de que la globalización,<br />

por mor del mercado, trate de disolver los estados y transformar a los ciudadanos en<br />

6 G. Bueno (2009) op, cit. p. 6<br />

4 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

«consumidores». En cambio, el hecho de que China (por no hablar del BRIC – Brasil,<br />

Rusia, India y China - y su nuevo significado de potencias emergentes) se haya decidido<br />

(después de 60 años de actor y observador paciente de las políticas mundiales en el<br />

Consejo de Seguridad) a jugar sus bazas taoistas (laotsetianas, pero también<br />

confucionistas) en el ámbito de la economía monetaria, en competencia directa con la<br />

tradición de estirpe judeo-cristiana en la que se cifra el contenido último de los<br />

intercambios en la trascendencia de la idea y el concepto de salvación, ¿no cambian<br />

radicalmente los parámetros del mapamundi occidental e incluso las reglas de juego de<br />

la situación? ¿Y no obligará ese cambio a mirar de soslayo la región ontológica<br />

involucrada del ego trascendental de las distintas culturas, si nos empeñamos en<br />

asociarlo con las representaciones del mapamundi, tal como sugiere Gustavo Bueno que<br />

debe hacerse?<br />

Por lo que sabemos los chinos ya tenían un mapamundi bastante más realista que<br />

los de los europeos en 1421, lo que es un indicio, en términos de Gustavo Bueno, de que<br />

su conciencia demiúrgica era bien superior. Unas imágenes de sendos mapamundi nos<br />

enfrenta de inmediato con el reto de comparar ambas representaciones globales.<br />

Figura 3: Mapamundi chino con representación de América en 1421<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 5


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

Y no se trata sólo de que los europeos en el sigloXV ignorásemos la existencia<br />

de América, sino que nuestro sentido de la proporción tierra y agua era todavía en 1459<br />

notablemente inferior, como lo muestra el mapa de Fra Mauro:<br />

Figura 4: Mapamundi de Fra Mauro en 1459<br />

Basta, así pues, reproducir unas imágenes de distintos mapamundi para<br />

enfrentarnos de inmediato con el reto de las «representaciones» (Darstellungen, no sólo<br />

Vorstellungen) globales. Desde Estados Unidos de América el mundo se ve hoy como<br />

una enorme franja de territorio que parte dos grandes océanos, que centran sendas<br />

cosmovisiones: Oriental y Occidental. Como potencia imperial heredera de Occidente,<br />

al lindar por el Este con el Atlántico (cuya Alianza geoestratégica lidera) y al Oeste con<br />

el Pacífico, América debe cuidar de los destinos del globo, desde su privilegiada, pero<br />

vigilante, soledad norteña (The Lonely Superpower) 7 . De ahí la idea norteamericana de<br />

globalización, que convierte su territorio en el punto de mira de todas las invasiones<br />

extraterrestres (según Hollywood, claro).<br />

7 Samuel Hungtinton (1999) «The Lonely Superpower», Foreings Affairs, Marzo-Abril<br />

6 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

Figura 5: Norteamérica aislada en el planeta Tierra<br />

Ahora bien, una vez agotado el ciclo del imperialismo USA como gendarme de<br />

Occidente (y buen síntoma de ello son el auge de esas cosmovisiones geopolíticas<br />

crepusculares que anuncian, no ya como Spengler hace un siglo, «la decadencia de<br />

Occidente», sino el mismísimo «fin de la historia» (Fukuyama) o un tremendista<br />

«choque de civilizaciones» (Hungtinton), ¿no hemos entrado ya en un sombrío callejón<br />

sin salida, pero asfixiantemente poblado? 8 Por un lado, Europa avanza hacia una<br />

configuración política unitaria bajo el signo de una ampliación incesante no confiable.<br />

Los países del Pacífico asiático, aunque no han llegado a conformar una organización<br />

supranacional, se han lanzado a configurar una enorme zona de libre comercio con más<br />

de 3,000 millones de personas. Es el mapamundi asiático, centrado en el Océano<br />

Pacífico, que es lo que se enseña en las escuelas de más de la mitad de los habitantes del<br />

planeta.<br />

8 Francis Fukuyama (1992), The End of History and the Last Man, influyente libro traducido al español el<br />

mismo año en Editorial Planeta, Barcelona, amplía el artículo "¿El Fin de la Historia?", publicado en<br />

1989 en The National Interest, en el que expone la tesis del fin de la lucha ideológica tras la caída del<br />

comunismo y el fin de la Guerra Fría. Por su parte, Samuel Ph. Hungtinton (1927-2008), considerado por<br />

muchos el Spengler norteamericano, como ya había defendido la tesis de La Crisis de la Democracia en<br />

1975, lejos de pronosticar el triunfo final de la democracia liberal, pronostica en 1993 una inevitable<br />

confrontación entre Occidente y del Islam, lo que en el libro de 1996, El choque de civilizaciones<br />

(Península, Barcelona), traducido a 39 idiomas, se convirtó en la tesis de que "por primera vez en la<br />

historia", la política mundial es al mismo tiempo multipolar y multicivilizacional. La rivalidad de las<br />

superpotencias ha sido sustituida por el conflicto entre países con poblaciones pertenecientes a diferentes<br />

civilizaciones, que se están desintegrando o están soportando una fuerte tensión. De ahí el choque<br />

inevitable.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 7


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

Figura 6.- Mapamundi centrado en Océano Pacífico<br />

Y ocurre esto en una época en las que las ciencias sociales, pero también la<br />

filosofía, han entrado en un proceso de crisis galopante, no siendo las últimas crisis<br />

monetarias más que un pálido reflejo, por cuanto puede afectar a una de las causas<br />

generales del sometimiento ideológico sufrido por las clases intelectuales de Occidente<br />

al modelo imperialista dominante, es decir, su privilegiado acceso a las formas del<br />

poder en todas sus formas: monetarias, mediáticas, educativas y culturales que habían<br />

garantizado hasta ahora su influencia e impacto sociales. El papel del intelectual lacayo<br />

apenas puede quedar disimulado por los neologismos con que se intenta prestigiar su<br />

función: Los «Think Thanks» estadounidenses o europeos no pasa de ser «l’alliance<br />

précaire entre des élites politiques, économiques et culturelles, qui ont mis de côté leurs<br />

différences afin de poursuivre des intérêts politiques communs» 9<br />

La propuesta metodológica enunciada en el título de mi ponencia consiste<br />

precisamente, no en atacar la globalización metaméricamente como un todo, sino<br />

diaméricamente, a través de una de las partes, tirando del hilo “espacial”, que, aunque<br />

habitualmente se ignora, yo mismo he localizado como una dimensión relevante (entre<br />

doce). Me refiero a la dimensión geográfica desde la que se prima el concepto de<br />

«territorio», un concepto actualmente en recomposición bajo la égida de complejos<br />

9 Thomas Medvetz: (2009) «Les think tanks aux États-Unis L’émergence d’un sous-espace de production<br />

des savoirs», Actes de la recherche en sciences sociales, nº 176- 177, Le Seuil, pp. 82-93<br />

8 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

procesos políticos que el mexicano Alberto Rocha Valencia acierta a describir como una<br />

auténtica «transición histórica mundial», usando un nuevo índice de posición 10 . Por mi<br />

parte ignoro el futuro, pero en la tradición marxista las crisis son los momentos<br />

propicios para las transformaciones revolucionarias y ello hace más urgente el análisis<br />

teórico sobre el sujeto de la globalización. No hace falta suscribir las tesis de Negri y<br />

Hardt para estar de acuerdo con Daniel Bensaïd, en que «la crisis prefigura en efecto el<br />

momento de la verdad constitutiva del sujeto político» 11 . En cualquier caso, el criterio<br />

del territorio me permitirá valorar en sus justos términos «materialistas» la cerrada<br />

defensa del Ego trascendental que Gustavo Bueno ha realizado para «su» sistema este<br />

mismo año en un extenso artículo que, al margen de las discrepancias, valoramos como<br />

un retorno al ámbito de la más ambiciosa reflexión filosófica abstracta. El materialismo<br />

filosófico aporta, sin duda, una poderosa caja de herramientas para tematizar y<br />

replantear los problemas del presente desde la plataforma del Ego corpóreo, pero<br />

mientras antes de la caída del muro de Berlín se vinculaba solidariamente la<br />

construcción del socialismo con la conciencia filosófica, después de 1989 el sujeto<br />

moral del socialismo filosófico parece haber sufrido también un proceso de implosión.<br />

2.- Nudos gnoseológicos.<br />

Es preciso comenzar reconociendo que hablar de un proceso social que nos<br />

envuelve a todos obliga a ejercitar un desdoblamiento gnoseológico entre el sujeto<br />

actante y el sujeto gnoseológico, ambos operatorios. En términos sociológicos esta<br />

distinción se cruza con la que se hace entre sujetos, actores y fuerzas sociales, lo que<br />

complica enormemente de entrada saber a qué nos estamos refiriendo con la idea de<br />

“sujeto”, pues no todos los términos del campo alcanzan la categoría de sujetos. Todos<br />

los que se consideren sujetos de la historia son obviamente actores sociales, pero no<br />

todos los actores sociales son sujetos históricos.<br />

Para empezar anudando el asunto por la situación de los sujetos gnoseológicos<br />

que deben reflexionar sobre las relaciones entre globalización, regionalización y<br />

10 Alberto Rocha Valencia (2003), Configuración política de una nuevo mundo: dimensiones políticas de<br />

lo global. Lo supra-regional, lo posnacional y lo local; Universidad de Guadalajara, México<br />

11 Ver Daniel Bensaïd (1995), La Discordance des temps, Editions de la Passion, Paris; (2001)<br />

Résistances: Essai de Tauplologie Générale, Fayard, Paris; y, sobre todo, (2002), Marx for Our Times:<br />

Adventures and Misadventures of a Critique, Verso. Londres, Tradución al ingles de Gregory.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 9


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

territorio recordaré aquí un informe reciente de Heinz Dieterich Steffan, en el que<br />

leemos este apabullante diagnóstico: «Durante la llamada "guerra fría", los intelectuales<br />

universitarios encontraron su lugar sistemático en la historia, ubicándose en una de tres<br />

opciones principales: el paradigma capitalista, el paradigma socialista o el paradigma de<br />

la supuesta neutralidad de las ciencias sociales. Dentro de estas coordenadas, la<br />

orientación de espacio-tiempo daba seguridad y —de manera consciente o<br />

inconsciente— trascendencia. Con la implosión del socialismo europeo y la revitalizada<br />

brutalidad del capitalismo triunfante, gran parte de la intelectualidad se quedó en la<br />

orfandad, el cinismo, el aletargamiento o la confusión, todos estos estados mentales<br />

carentes de trascendencia. En consecuencia, su existencia profesional y subjetiva<br />

quedaba esencialmente reducida a lo banal y la rutina, sin importancia ni sentidos<br />

mayores» 12 . Obviamente desmigajados en paradigmas alternativos el grupo social de los<br />

científicos sociales no pueden ser clasificado ni como clase obrera ni como capitalistas a<br />

secas y, aunque desde el punto de vista político son actores sociales porque ejercen<br />

actividades políticas, su vaciamiento institucional era predecible en la medida en que no<br />

habían llegado a convertirse en una fuerza social constante ni determinante para las<br />

transformaciones históricas que sufrieron.<br />

Por lo que concierne a la filosofía, las cosas van todavía peor, a pesar de las<br />

pretensiones dirigistas de la filosofía marxista en los regímenes de socialismo real, en la<br />

12 Heinz Dieterich Steffan, sociólogo alemán, autor de Hugo Chávez y el socialismo del siglo XXI. Fondo<br />

Editorial "Por los caminos de América", Barquisimeto, Venezuela, 4ª ed: agosto de 2005. Dieterich<br />

ciertamente vindica de boquilla al marxismo, pero lo reinterpreta de una manera pretendidamente<br />

“científica”, relegando al proletariado como sujeto histórico al baúl de los recuerdos y colocando en su<br />

lugar, como sujeto de la globalización, “a todos los sujetos sociales que están siendo destruidos por la<br />

nueva fase de acumulación de capital globalizado [sic]”. Cito su respuesta como sintomática del<br />

desconcierto producido por la caída de la URSS entre cierta izquierda que reinterpreta lo ocurrido desde<br />

los años 90, volviendo a reiterar la vieja argumentación estalinista de la revolución por etapas, la<br />

coexistencia con el imperialismo y los "nuevos" sujetos históricos. Según Dieterich la serie de<br />

revoluciones iniciadas en 1917 tuvieron éxito porque lograron un acercamiento a la equivalencia (que<br />

algunos llaman equidad). Sin embargo, los países comunistas se detuvieron en la abolición de la propiedad<br />

privada de los medios de producción, sin transitar a una economía socialista que debería consistir en<br />

realizar el canje de mercancías por su valor real. Pero lo cierto es que ningún país ha logrado establecer<br />

una economía equivalente, ya que el principio de la equivalencia a largo plazo sólo puede realizarse a<br />

nivel mundial. La realización de este nuevo programa histórico hacia la unidad pasa por una economía de<br />

la carácter mixto [aunque no parece que Dieterich esté pensando en la economía mixta de China, sino en el<br />

proyecto regional bolivariano de Chavez]. Dos factores harán posible, según él, la coexistencia temporal<br />

de los dos tipos de economía. La expansión creciente de la economía de la equivalencia por ser<br />

objetivamente más justa (de lo que quizá la penetración de China en África pueda verse como un síntoma)<br />

y la pérdida progresiva de peso e importancia de la economía de mercado, cosa que habrá que evaluar<br />

después que pase la actual tormenta financiera (con o sin refundación del capitalismo).<br />

10 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

medida en que el Ego trascendental forma parte del acerbo cultural que permitió nuestra<br />

supervivencia (Descartes mediante) en la modernidad. No es ningún secreto que el<br />

filósofo propende a ocupar la posición del «sujeto trascendental», pues suele relacionar<br />

sus teorías con alguna realidad superior: Dios, esencias inmarcesibles, reinos<br />

celestiales, sabidurías monárquicas, leyes naturales, principios supremos, razón<br />

universal, voluntad general, leyes históricas, verdad absoluta, bien común, belleza en si<br />

o, simplemente, progreso científico o “partido”. Ahora bien, según el sociólogo alemán,<br />

asesor de Chavez: «Las discusiones sobre idealismo y realismo o materialismo<br />

adquieren cada vez más el carácter de extravagancias académicas, ante las evidencias<br />

elaboradas por la ciencia». En realidad, lo que sugiere Dieterich es que los filósofos<br />

somos unos charlatanes que nos hemos quedado sin empleo y nos dedicamos a distraer<br />

a las masas, bien sea haciendo el panegírico de los gobernantes, sean del signo que sea<br />

(y en este lote estaría incluido el propio Dieterich ), o bien planteando pseudoproblemas<br />

como los del Ego trascendental que apenas puede servir de tapadera para<br />

justificar el acaparamiento real de los bienes económicos por las clases explotadoras<br />

bajo el manto místico del acaparamiento ideal de la vida espiritual por parte de una<br />

casta especial de santos y elegidos que gracias a sus capacidades superiores o a sus<br />

métodos especiales son capaces de totalizar el Mundo en el mapamundi representado<br />

por la conciencia filosófica, una conciencia que ya no puede seguir exprimiendo más<br />

(después de la caída de la URSS interpretada como caída del marxismo judeocristiano)<br />

aquella experiencia religiosa originaria que les permitió mediar en el conflicto de<br />

intereses entre las partes desde la negatividad, es decir, desde la parte de los sin parte:<br />

«Los filósofos se han quedado, si se permite la expresión, sin objeto de investigación, es<br />

decir, prospectivamente, sin empleo. El ejemplo de los conceptos y maneras idealistas<br />

de filosofar, como Dios, la idea, el espíritu mundial, el principio o la razón como<br />

spiritus rector del ser, es muy claro al respecto».<br />

Bien leído, aunque Dieterich distingue en teoría «existencia profesional» (el<br />

sujeto gnoseológico) de «existencia personal» (el sujeto actante), en la práctica las<br />

confunde permanentemente, lo que debilita en parte su argumentación, pues uno (sea<br />

filósofo, albañil o fontanero) puede perder el empleo, pero no por ello pierde el oficio.<br />

Pero lo que acaba arruinando su argumentación es la debilidad gnoseológica de su<br />

concepto de ciencia. En efecto, la diatriba de Dieterich acaba desmayando en un<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 11


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

positivismo trasnochado cuando asume inconscientemente la metáfora del árbol de las<br />

ciencias y empieza a perderse por sus ramas al sentenciar que: «con el paradigma del<br />

Big Bang que explica y data la existencia del universo en un lejano horizonte de 16 mil<br />

millones de años; con la definición de "la vida" como el conjunto de las ADN y ARN de<br />

un sistema biológico; con la generación de la vida en el laboratorio mediante<br />

compuestos químicos y descargas eléctricas y la comprensión del pensamiento como<br />

una propiedad de la materia más altamente organizada que conocemos en la tierra (las<br />

redes neuronales), con este conjunto de conocimientos científicos, la insistencia de la<br />

prioridad de la idea en el comportamiento del universo —o como una cualidad<br />

ontológicamente separada de la sustancia— es simplemente infantil».<br />

Ya Husserl había diagnosticado como “psicologismo” esta forma de<br />

fundamentar el tema del conocimiento sobre los resultados de alguna ciencia natural. El<br />

naturalismo positivista queda enredado en un «círculo vicioso» al apoyar en los<br />

resultados de la ciencia natural los criterios que justifican precisamente que las ciencias<br />

sean ciencias en efecto. El propio Stephen Hawking que auguraba hace más de veinte<br />

años la culminación del edificio de la física teórica ha quedado enredado en el dialelo<br />

gnoseológico del «principio antrópico» sin haberlo conseguido 13 . Por nuestra parte<br />

desde el materialismo filosófico solemos insistir en la inconmensurabilidad de aplicar<br />

metodologías alfa-operatorias a los contenidos circulares de las disciplinas betaoperatorias,<br />

en particular, a los contenidos antropológicos.<br />

No obstante, esta prohibición no siempre se respeta en los debates internos entre<br />

materialistas e idealistas, ni siquiera por parte de maestros indiscutibles en nuestro<br />

campo, por lo que también tanto unos como otros caemos en las redes de la tentación<br />

trascendental. Y cuando esto ocurre llega la hora de los Dieterich. Para evitarla es<br />

preciso mantenerse firme en la posición del «sujeto corpóreo», que implica, por un lado,<br />

un pluralismo diseminado y, por otro, no poder distanciarse totalmente de las<br />

circunstancias (Ortega), estar implantado políticamente y, más profundamente, en lo<br />

que los fenomenólogos acostumbran a llamar Lebenswelt, lo que confiere al<br />

materialismo fenomenológico, sin duda, claras ventajas «operatorias» para analizar el<br />

13 Stephen Hawking (1988), Historia del tiempo. Del Big Bang a los agujeros negros, Crítica, Barcelona.<br />

12 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

asunto del sujeto 14 . Por ejemplo, al remedar los mismos argumentos idealistas de<br />

Husserl desde el materialismo filosófico, el propio Gustavo Bueno al tiempo que<br />

denuncia en Descartes y la modernidad «la plantilla misma del mito bíblico», acaba<br />

reivindicando ese mismo formato bíblico y evangélico para el materialismo en sus<br />

propias fórmulas, haciéndose reo del diagnóstico de Dieterich Según Gustavo Bueno,<br />

tras criticar a los que se desentienden de los «reinos del Mito» por estar situados<br />

ingenuamente en el reino emic del creyente, agrega, sin embargo, que «desde el punto<br />

de vista emic del materialismo, el Yo de Yahvé y el yo de Jesús hay que atribuirlo a un<br />

yo humano, pero no circunscrito a la condición de “ego diminuto psicológico”, sino<br />

ampliado a la condición de un “Yo divino”, a un yo trascendental, que se manifiesta a<br />

todos los hombres de todo el Mundo» 15 .<br />

Pero ¿no habíamos quedado en que los delirios paranoides no son más que<br />

manifestaciones de la falsa conciencia (falsche Bewutssein)? ¿O tal vez esa ampliación,<br />

al ser emic, es puramente psicológica, y, por tanto, desde una consideración etic, es<br />

decir, ontológicamente, al desarrollar las contradicciones del ortograma que instaura,<br />

por ejemplo, el dogma de la inhabitación de la Santísima Trinidad en el creyente,<br />

acabamos descubriendo su inanidad y podemos proceder a su disolución como “ilusión<br />

trascendental”? ¿No era ese el método del materialismo, tal como tan impecable como<br />

implacablemente ejercitó Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina en su célebre artículo sobre<br />

el «Ego trascedental» 16 ? Pero en los últimos tiempos Gustavo Bueno parece hacer<br />

olvidado la actitud volteriana que pretendía disolver la falsa conciencia con el arma de<br />

la crítica, (por ejemplo, cuando decía que «la Teología dogmática,..., lejos de contribuir<br />

a racionalizar los dogmas, está haciendo posible, en realidad, la manifestación de su<br />

14 Aunque en España quizá sea Javier San Martín quien más trabaja este concepto desde que edita las<br />

Actas de la II Semana Española de Fenomenología (1993) Sobre el concepto de mundo de la vida.<br />

UNED, hasta su reinterpretación de “¿Qué es filosofía? “ de Ortega en su (1998), Fenomenología y<br />

cultura en Ortega. Ensayos de interpretación, Tecnos, Madrid, pp. 146-198, aquí preferimos las<br />

aplicaciones sociológicas de Alfred Schütz y, sobre todo, el planteamiento gnoseológico de Ricardo<br />

Sánchez Ortiz de Urbina, que nos ha descubierto las brillantes aportaciones de Marc Richir y su grupo.<br />

15 Gustavo Bueno (2009), «El puesto del Ego trascendental en el materialismo filosófico», El Basilisco,<br />

2ª Ëpoca. Nº 40, p. 76<br />

16 Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina (2008) «¿Para qué el Ego trascendental?», Eikasía. Revista de<br />

Filosofia, nº 18, mayo 08, pp.13-32, Edición digital abierta http://www.revistadefilosofia.com/ En los<br />

sucesivos <strong>número</strong>s de esta revista aparecen distintos artículos polémicos sobre el planteamiento de Urbina<br />

de Pelayo Pérez, Silverio Sánchez Corredera y las respuestas parciales de Urbina a las observaciones que<br />

le hacemos<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 13


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

irracionalidad paralela» 17 ) a favor de una aceptación, demasiado sumisa, en mi opinión,<br />

no ya de las formas escolásticas (es bien sabido que la racionalidad del método no<br />

garantiza la racionalidad de sus resultados), sino de sus propios contenidos materiales:<br />

«La Trinidad dogmática –leemos en plena vorágine teológica- podría ponerse en<br />

correspondencia con la trinidad mundana, constituida por los tres géneros de<br />

materialidad M1, M2, M3. M1, en cuanto materia que incluye la materia biológica, y<br />

por tanto, contiene los cuerpos vivientes, se correspondería con el sujeto operatorio<br />

corpóreo impulsado por el “espíritu de la vida”, por la voluntad o el deseo<br />

(teológicamente, por el Espíritu Santo); M2 se correspondería con la conciencia<br />

reflexiva, es decir, con el Hijo que busca conocimiento; y M3 se corresponde con el<br />

Padre, que se manifiesta a través de M1 y M2, a los cuales “engloba”» 18<br />

Puesto que este deslizamiento teológico no es anecdótico y tampoco es una<br />

burda burla volteriana de la Teología dogmática, parecería legítimo preguntar por la<br />

coherencia interna entre estas identificaciones y las que poco atrás (pp. 74-5) hace entre<br />

el yo trascendental y sus pares teológicos (Yahvé, Jesús, etc.). ¿En qué quedamos en<br />

que Jesús de Nazareth es M2 o es E? ¿O acaso el materialismo filosófico es, en realidad,<br />

la filosofía que justifica precisamente la doble condición de Dios y Hombre que se<br />

atribuye a Jesús (el dogma cristiano por antonomasia) y entonces no es ya que el<br />

ateismo de Gustavo Bueno sea católico por razones históricas y contingentes, sino que<br />

el materialismo filosófico es necesariamente cristiano o no es materialismo y entonces<br />

nadie puede hacerse materialista, si no se hace previamente cristiano, como pretendía la<br />

secta judía antes de que San Pablo abriese la Iglesia a los gentiles?<br />

Pero lo que más me preocupa de esta deriva teológica cristiana no es que para<br />

salvaguardar la posición del Ego trascendental haya que recuperar el Cristianismo como<br />

verdadera filosofía en el sentir del materialismo filosófico, sino que haya que enmendar<br />

la plana a la filosofía griega, relegándola a la condición de un «primitivismo<br />

metafísico» 19 . Ahora bien, o mantenemos firme la conciencia crítica racionalista según<br />

17 Gustavo Bueno (1989), Cuestiones cuodlibetales sobre Dios y la religión, Mondadori, Barcelona, p.<br />

399<br />

18 Gustavo Bueno, (2009) op. cit. p. 79<br />

19 «Dicho de otro modo, habría que ver a la filosofía antigua (incluyendo a Aristóteles y Plotino) como<br />

una filosofía “aún primitiva”, como un primitivismo metafísico que aún no ha alcanzado la verdadera<br />

conciencia crítica de su alcance» en Ibid. p. 100<br />

14 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

la cual el único camino hacia la universalización del pensamiento pasa por las<br />

matemáticas y el desarrollo de la ciencias en lugar de por los “atajos teológicos” hacia<br />

un universalismo ecuménico de tipo anexionista o nos hacemos reo de las críticas<br />

disolventes del racionalismo ilustrado por mucho que lo vituperemos de ingenuo. «En<br />

términos científicos, concluye Dieterich, Dios es un placebo, producido por la angustia<br />

existencial del ser humano y en nada diferente a otras formas de autosugestión y<br />

proyección mental del homo sapiens. Que este placebo se haya convertido en un buen<br />

negocio para las burocracias teológicas que viven de él o, también, para muchos<br />

filósofos que viven del misticismo, no cambia en nada la situación». Por mucho que un<br />

placebo tenga efectos curativos en los enfermos imaginarios, su capacidad operatoria no<br />

deja de ser una «ilusión trascendental» en el ámbito de la causalidad alfa-operatoria. En<br />

este ámbito alfa-operatorio (cosmológico) hay tantas o tan pocas razones para atribuir<br />

los orígenes del ego trascendental a las representaciones teológicas del cristianismo (el<br />

dogma de la Trinidad) como al Nous de Anaxágoras o al Demiurgo de Platón.<br />

3.- El recurso al territorio como criterio material.<br />

Veamos que ocurre, sin embargo, en el plano beta-operatorio, en el que no<br />

estamos constreñidos a realizar ningún cierre categorial, ni siquiera gnoseológico.<br />

Frente a los planteamientos ideológicos de la falsa conciencia, nuestro propósito es, en<br />

primer lugar, recuperar un replanteamiento materialista de la subjetividad desde el<br />

cuerpo real o desde el “ego orgánico” por diminuto que sea. Incluso estamos dispuestos<br />

a aceptar el propio criterio que Gustavo Bueno exhibe como criterio material que<br />

antecede a sus derivas teológicas en la apretada síntesis que ofrece como «Esbozo de un<br />

“guión” para el análisis de la evolución institucional que culmina en el Ego», se supone<br />

que «trascendental». Pues bien, el paso 9 y último de este guión que simplemente exige<br />

la presencia de pronombres personales en los lenguajes, en tanto que serviría de índice<br />

de identidad y oposición entre los sujetos operatorios, culmina con la siguiente línea<br />

argumental, en la que me parece se encierra la única y más fuerte argumentación<br />

material a favor del Ego trascendental: «Si tomamos como referencia académica el nexo<br />

cartesiano entre el ego y el sum (o existo), podríamos acaso reinterpretar ese nexo en el<br />

sentido del ex-sisto, como el proceso de enfrentamiento del sujeto, como ego, con los<br />

demás sujetos del grupo que constituyen su “horizonte” (él tú, el él). Según esto el Ego,<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 15


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como institución, tiene necesariamente un origen institucional, circunscrito a un<br />

nosotros social, y al mundo entorno de su dominio; de donde se deduce que la vía de<br />

ampliación de ese ego, desbordando los límites originarios, sólo puede abrirse paso en<br />

el mismo proceso de ampliación de los horizontes de esos grupos (incluyendo a los<br />

territorios respectivos) a su dominio intencional o “aureolar”. El límite dialéctico (por<br />

catábasis o por metábasis) de estos procesos de ampliación del ego nos acercará al ego<br />

trascendental, que encontramos ejercitado (antes que representado en cuanto tal) a<br />

través de los dioses vinculados a los Imperios universales, como puedan serlo Atón,<br />

Enlil y sobre todo Yahvé, cuando dijo a Moisés: “Yo soy el que soy”. Y con esto<br />

Moisés desborda definitivamente el horizonte de la Psicología, porque el “yo soy el que<br />

soy”, interpretado (no necesariamente como Ipsum esse), sino como un dios real, no es<br />

un “contenido psíquico” » 20<br />

Hasta aquí la cita, en la que he subrayado los términos «territorio» y «dominio»<br />

con negritas. Aunque el término territorio aparece entre paréntesis, como que no quiere<br />

la cosa, en realidad el concepto de ampliación colectiva del dominio de un yo grupal (de<br />

un nosotros social, comunitario) sólo tiene sentido material sobre la base del dominio de<br />

un territorio, aunque sólo sea intencional o «aureolar». En consecuencia, ese es el único<br />

criterio material real sobre la que funda Gustavo Bueno su «deducción trascendental»<br />

del Ego, si quiere ir más allá en la ampliación de la identidad y el enfrentamiento de lo<br />

que dicta el proverbio beduino nómada: «yo contra mi hermano, yo y mi hermano<br />

contra nuestro primo, yo, mi hermano y nuestro primo contra los vecinos, todos<br />

nosotros contra el forastero». Y en este punto no puedo menos que recordar (también<br />

entre paréntesis) que el máximo argumento utilizado por Gustavo Bueno para<br />

desacreditar la Idea de «globalización» en 2004 era precisamente su carácter «aureolar»<br />

(intencional) 21 ¿No debería entonces reiterar la descalificación del «Ego trascendental»<br />

por los mismos motivos, sobre todo, después de haber reconocido discontinuidades en<br />

los contenidos del propio ego diminuto, o natural, no sólo de género, sino también de<br />

escala, lo que amenaza su unidad? ¿O es que, al ser postulado como simple<br />

«mapamundi» no se pide para el Ego otra realidad que la de un dibujo virtual, un<br />

20 G. Bueno (2009) op. cit. p.45 y 46<br />

21 G. Bueno (2004) La vuelta a la caverna. Terrorismo, Guerra y Globalización, Ediciones B,<br />

Barcelona, pp. 257 y ss.<br />

16 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

grabado, una imagen, una forma (la sombra de un sueño, la tierra prometida de un<br />

nómada esquizoide) en lugar de un dominio territorial efectivo? No es lo mismo<br />

controlar un territorio que poseer un mapa del mismo, por mucho que la realidad virtual<br />

y la cinematografía se empeñen en hacérnoslo creer así.<br />

Pero vayamos por partes. Si yo entiendo bien el texto, lo que se dice es que sólo<br />

el sujeto operatorio corpóreo, dotado de sistema nervioso central, que manipula<br />

referenciales fisicalistas (tales como aparatos, diagramas, pero también armas, plantas o<br />

animales), con competencia evolutiva lingüística, performativa, etc. puede instituirse<br />

como plataforma positiva para poder hablar de una trascendentalidad a posteriori del<br />

Sujeto. Hasta aquí no se dice nada extraordinario que no pueda admitir la<br />

fenomenología, el postestructuralismo y muchos marxismos de estirpe hegeliana, pues<br />

debemos interpretar tal sujeto como fracturado e inserto experiencialmente en campos<br />

de presencia, como se formula en la gramática de Merleau Ponty, o en espacios<br />

apotéticos, expresión que, aunque aquí no usa, es más característica de Gustavo Bueno,<br />

que los consabidos pronombres personales (yo, tu, él), pues su formato lógico obedece<br />

al propio de las estructuras n-arias [o 1 -s 1 ,o 2 -s 2 …o n -s n ], precisamente por la capacidad de<br />

intercalación diamérica que tienen entre sí y con los objetos radiales sean técnicos o<br />

construidos, aunque siempre materiales. El conocimiento beta-operatorio adquiere así<br />

connotaciones práxicas o prácticas, como bien subrayan los marxistas, de modo que no<br />

puede ser definido como la proyección de Formas o Gestalten por parte de un sujeto<br />

(metáfora idealista) ni como reflejo de los objetos de la Naturaleza (metáfora realista de<br />

la que se hace cómplice el sociólogo Dieterich sin declararlo), sino como la<br />

consecuencia de estructuras operatorias recurrentes, en la relación de diversos sujetos<br />

por mediación de objetos plurales y viceversa. El abc del pluralismo, que por lo demás,<br />

en Ensayos Materialistas se identificaba con el Socialismo como la «forma efectiva<br />

histórico universal mediante la cual el proceso de regresión- progresión se realiza de un<br />

modo necesario –y no de un modo contingente e individual» 22<br />

22 G. Bueno (1972), Ensayos Materialistas, Taurus, Madrid, p. 196. Léase a continuación la<br />

descalificación que se hace de las evidencias religiosas (cristianas, musulmanas, budistas) por ser<br />

«supraracionales», en tanto que se liga el Ego corpóreo a la filosofía por «razones morales»: «En tanto la<br />

dialéctica de la razón debe siempre pasar –regressus y progressus- por el episodio del Ego corpóreo<br />

(como sujeto de responsabilidad), será siempre necesaria la disciplina filosófica como instrumento mismo<br />

de la moral socialista» (p.197) Es curioso que mientras aquí se apelaba a centenares de Sócrates como<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 17


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

Y es este contexto en el que debemos dibujar la dialéctica que hoy se configura<br />

entre los procesos de regionalización, globalización y, sobre todo, territorialización, que<br />

es el elemento material que mediatiza los demás procesos que Gustavo Bueno mismo ha<br />

puesto en conexión con la ampliación de las esferas del ego institucional hasta el plano<br />

trascendental. En este punto, muy esquemáticamente conviene precisar el concepto de<br />

«territorio», pues hay diversos expertos en geografía con gnoseologías y conceptos<br />

diferentes, como en su día nos explicó Horacio Capel 23 . El concepto de territorio que<br />

usaré aquí ni es paisajista, ni geológico, sino el desarrollado por geógrafos del Área de<br />

Análisis Territorial de la Universidad de Oviedo, discípulos de Ramón Quirós,<br />

claramente orientados a la praxis política de la ordenación del territorio. Para Fermín<br />

Rodríguez 24 , por ejemplo, los territorios ya no puedan ser entendidos como<br />

compartimentos estancos, sino como entes vivos, que están evolucionando en función<br />

de las relaciones que se dan entre los componentes que lo conforman, tanto geográficos,<br />

faunísticos como humanos y socioculturales. Aunque no sólo hay que tener en cuenta a<br />

las personas que habitan y modifican un territorio, sino también su contexto ambiental y<br />

espacial, lo cierto es que la dinámica que moviliza su expansión afecta por lo menos a<br />

tres vertientes, la de la producción, la de la socialización y la del conocimiento.<br />

Considerados en la perspectiva globular, como organismos que varían, pero están<br />

dotados de cierta identidad, la clave política de la dialéctica entre territorio,<br />

regionalización y globalización debe cifrarse, según esto, en una dinámica<br />

característica de cada círculo territorial, en el que entran en juego las diferentes capas<br />

de cuerpo social que distingue el materialismo filosófico (basal, conjuntiva y cortical).<br />

Hay siempre una presión socio-política interna, debida al juego de fuerzas, capas y<br />

portadores del poder espiritual, en el último artículo Gustavo Bueno se ha olvidado de Sócrates en el<br />

repaso final de la filosofía griega.<br />

23 Capel, Horacio (1982), «Positivismo y antipositivismo en la ciencia geográfica. El ejemplo de la<br />

geomorfología.», en A. Hidalgo Tuñón y G. Bueno Sánchez (eds,), Actas del I Congreso de Toería y<br />

Metodología de las Ciencias, Pentalfa, Oviedo, pp. 255-313 (coloquio incluido)<br />

24 Rodriguez G., Fermin (1996), «El desarrollo local, una aplicación geográfica: exploración teórica e<br />

indagación sobre su práctica», Ería: Revista cuatrimestral de geografía, n º 39-40, pags. 57-73. Además<br />

de otros trabajos en la misma revista de los miembros del Departamento, para este enfoque ver Fermín<br />

Rodríguez Gutiérrez y, Román Rodríguez González (editores), (2005) El desarrollo local en su<br />

complejidad : diálogo entre actores locales y protagonismo del territorio : IV Jornadas del Grupo de<br />

Desarrollo Local de la Asociación de Geógrafos Españoles AGE, Lalín-Santiago de Compostela, 9-10 de<br />

diciembre de 2004, Servicio de Publicaciones, Universidad de Santiago de Compostela, 300 pp.<br />

18 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

poderes en cada sociedad política. Pero ya de partida, debido a la presión del entorno o<br />

de los vecinos inmediatos, estos enfrentamientos internos en el tejido conjuntivo pueden<br />

ser canalizados, habitualmente bajo el liderazgo de la capa cortical hacia la expansión<br />

exterior, es decir, mediante la ocupación de nuevos territorios y correspondiente<br />

apropiación de mano y obra y materias primas (y aun recursos productivos) de<br />

"terceros". Suponemos aquí que eso quiere decir G. Bueno con la expresión<br />

«ampliación de horizontes de los grupos»<br />

El materialismo filosófico sigue la tradición del estructuralismo radical marxista<br />

al utilizar modelos termodinámicos para el efecto neto de esta dialéctica interno/externo,<br />

como motor de las transformaciones, bien sea en el sentido de una neutralización de las<br />

tensiones iniciales, acompañada de apaciguamiento e incremento de la cohesión, o bien<br />

en el sentido de la generación de nuevos desajustes y tensiones interiores por razones<br />

demográficas y económicas o bien en cambios de comportamiento respecto a los<br />

grupos exteriores sometidos. Este proceso de expansión parece seguir en este esquema<br />

un recorrido bien monótono y Gustavo Bueno se precipita sin duda al dar el salto a las<br />

instituciones imperiales dotadas de poderosos mecanismos de legitimación ideológica y<br />

homologando sin contemplaciones al Yahvé nómada del desierto con los dioses de las<br />

grandes civilizaciones fluviales, sin aludir a esta tensión constitutiva. Porque el<br />

expediente de marcar una discontinuidad insalvable entre barbarie y civilización se<br />

muestra poco operativo a la hora de explicar la génesis del ego trascendental a partir de<br />

los egos colectivos institucionales plurales y dotados de lenguaje, ya que no basta aquí<br />

con acudir al material etnológico referido a los primitivos actuales para dar cuenta de la<br />

situación histórica real que se produjo en el periodo que arqueólogos y prehistoriadores<br />

llaman de “neolitización” en el que tuvo lugar la aparición simultánea (a la par) de<br />

diversas sociedades políticas o Ciudades-Estado, en principio mutuamente aisladas,<br />

pero en cuyos intersticios habitaban nómadas guerreros o pastores, cuyos mapas del<br />

territorio no son circulares, sino mucho más abiertos y flexibles. A pesar de ensalzar<br />

tanto a Yahvé como fuente teológica del Yo trascendental, nada dice Gustavo Bueno<br />

sobre la dialéctica entre «nomadismo» y «sedentarismo», que ha hecho correr tantos<br />

ríos de tinta como de sangre.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 19


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

El modelo termodinámico, tal como Juan Bautista Fuentes, (cuya ausencia en<br />

este congreso por razones personales de fuerza mayor lamentamos), lo explica a sus<br />

alumnos en Madrid, predice que, dadas diversas sociedades en semejantes procesos de<br />

expansión en torno a sus territorios y poblaciones circundantes, llegará un momento en<br />

que se encuentren, inexorablemente, debido al carácter finito del territorio, y entren así<br />

en colisión en virtud del choque de sus respectivos proyectos expansivos. Y, aunque en<br />

este modelo, el camino hacia la globalización está trazado a priori por la naturaleza<br />

esférica y finita del globo terráqueo y además, por su carácter monótono, permite<br />

fáciles asociaciones morfológicas, como las que se dan entre las esferas y los egos (un<br />

punto en el que coinciden Gustavo Bueno y Peter Sloterdijk), el argumento parece<br />

demasiado simplista, por lineal, pues pasa por alto las discrepancias y disputas por el<br />

territorio entre nómadas y sedentarios, cazadores y agricultores, etc., tal como la<br />

investigación arqueológica está documentando cada vez mejor. Además, no proporciona<br />

una explicación coherente del hecho civilizatorio por antonomasia, el surgimiento de la<br />

ciudad, de la cívitas, amurallada o no. Cualquier tribu nómada es una máquina militar<br />

embrionaria cuyo impulso consiste en combatir a otros nómadas o, si no, en atacar o<br />

amenazar la ciudad. Los israelitas huidos de Egipto bajo el mando de Moisés pronto<br />

pusieron a prueba sus habilidades bélicas asediando y destruyendo la ciudad de Jericó,<br />

la más antigua de las excavadas hoy (entre 7060 y 6640 a.C.), con 22 niveles de<br />

superposición y 11 de reconstrucción. Pero la situación es muy anterior a la hazaña<br />

israelí, como señala Bruce Chatwin: «Desde el comienzo de la historia, los colonos han<br />

reclutado a los nómadas como mercenarios... En la antigua Mesopotamia, estos<br />

“mercenarios” se trasformaron primeramente en una casta de aristócratas militares, y<br />

después en dirigentes del Estado. Puede argüirse que el Estado, como tal, nació de una<br />

suerte de fusión “química” entre el pastor y el labrador, una vez que se descubrió que<br />

las técnicas de la coerción animal se podían aplicar a una masa campesina. Los primeros<br />

dictadores no sólo desempeñaron el papel de “Amos de las Aguas Fertilizantes”, sino<br />

que se llamaron a si mismos “Pastores del Pueblo”. En verdad en todo el mundo, las<br />

palabras que designan al “esclavo” y al “animal domesticado” son las mismas. A las<br />

masas se las ha de acorralar, ordeñar, encerrar (para salvarlas de los “lobos” humanos<br />

20 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

que están fuera) y, si es necesario, encolumnar para la matanza. Por tanto, la Ciudad es<br />

un redil superpuesto a un jardín» 25<br />

Es cierto que en los años 80 Gustavo Bueno propuso una teoría sobre los<br />

orígenes de la ciudad, que Carlos Iglesias y yo mismo recogimos en Symploké, como un<br />

proceso de confluencia de distintas tribus en los márgenes de un rio al que bajaban a<br />

abrevar los pastores sus ganados. Tampoco la teoría termodinámica excluye esta salida<br />

que siempre estará disponible como alternativa a los enfrentamientos. Sin embargo<br />

estas alianzas entre capas o poblaciones distintas parecen ejecutarse en el modelo<br />

termodinámico a expensas de la expansión y el dominio, ahora conjuntos, de distintos<br />

sectores o facciones sobre nuevos territorios circundantes con sus poblaciones y<br />

recursos. Así pues, estas alianzas se interpretan como una reproducción a escala<br />

ampliada del mismo dinamismo de tensión interna liberada a expensas de la generación<br />

de nuevos desajustes y tensiones sobre "terceros". En cualquier caso así se explican la<br />

formación de las civilizaciones, es decir, de ese tejido o entramado entre ciudades, cada<br />

una de ellas "capital" de algún área de influencia, tejido y sostenido por el interés<br />

común de la dominación sobre "terceros" circundantes y absorbidos, sin perjuicio de<br />

las jerarquías, o hegemonías escalonadas, que puedan darse entre las diversas regiones<br />

(capitalizadas por distintas ciudades) de la civilización.<br />

Pero nuevamente será el carácter finito del territorio el parámetro que hará que<br />

dichas civilizaciones acaben antes o después encontrándose y enfrentándose<br />

mutuamente, reproduciéndose una vez más, a una nueva escala ampliada, la misma<br />

dinámica histórica que llegará a ser definitivamente histórico-universal en el momento<br />

25 Bruce Chatwin (1987), Los trazos de la canción, Península, Barcelona, p. 234 «Los nómadas y los<br />

agricultores son los brazos gemelos de la Revolución del Neolítico, que en su versión clásica se desarrolló<br />

alrededor del año 8,500 a. C. Sobre las laderas de la Media Luna Fértil, la bien irrigada “tierra de colinas<br />

y valles” que se extiende formando un arco desde Palestina hasta el suroeste de Irán. Allí a alturas de<br />

unos mil metros, los antepasados salvajes de nuestras ovejas y cabras ramoneaban sobre los campos de<br />

trigo y cebada silvestres. Gradualmente, a medida que se domesticaba cada una de estas cuatro especies,<br />

los granjeros se fueron diseminando hacia abajo hasta las llanuras aluviales donde se levantarían las<br />

primeras ciudades. Los pastores, por su parte, enderezaron hacia las tierras altas y fundaron su propia<br />

orden rival» (p. 221). «En sus orígenes, Yahvé es un Dios del Camino. Su santuario es el Arca Móvil. Su<br />

Morada es una tienda. Su Altar es un túmulo de piedras toscas....Les promete una tierra bien irrigada...<br />

pero les desea secretamente el Desierto... Les saca de Egipto... su fiesta la Pascua es cordero asado y<br />

hierbas amargas y un pan cocido sobre una piedra caliente... y luego se lamenta que le hayan construido<br />

un templo... los profetas Isaías, Jeremías, Amós y Oseas fueron resucitados del nomadismo que<br />

vociferaba improperios contra la decadencia de la civilización» (pp. 224-25)<br />

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Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

mismo en que, dado el carácter finito (y esférico) del planeta, se produzca la<br />

interconexión enfrentada planetaria de los bloques civilizatorios, y a través de ellos, de<br />

las diversas regiones políticas histórico-geográficas escalonadas que ellos incorporan. Si<br />

juzgamos el caso de la incorporación de los primitivos actuales (melanesios,<br />

amazónicos, etc.), este proceso apenas se habría culminado en el siglo XX. Para<br />

Gustavo Bueno, sin embargo, la construcción del Ego trascendental precede en siglos (y<br />

aún en milenios si se cuenta desde Hammurabi o Atón) a esta última situación, que de<br />

modo efectivo habría comenzado con la expansión americana de España, a partir de lo<br />

que se conoce como «Edad Moderna». 26 El problema de esta versión termodinámica<br />

repetitiva es que remeda el esquema de tensión interna/externa, explotación de<br />

«terceros» escalones antropológicos (socio-territoriales) susceptibles de dominio, hasta<br />

el agotamiento exhaustivo de todos ellos (entrópicamente), de modo que por muchas<br />

alianzas intercivilizatorias que medien, al final estas se verán abocada a un<br />

enfrentamiento mutuo incesante con el objetivo de mantener su (relativa) cohesión<br />

social interna.<br />

La globalización aparece aquí como el límite al que conduce la saturación<br />

geopolítica y su destino inexorable parece ser el muy hungtintoniano «choque de<br />

civilizaciones». En la versión buenista será preciso que los bloques civilizatorios se<br />

conciban como Imperios, como bloques en expansión dotados de un proyecto de<br />

unicidad universal en cuanto determinados a imponer su expansión sobre los demás sin<br />

limitación alguna posible. En el caso de los Imperios, pues, su «realidad» y su «idea» (o<br />

autoconcepción) son inseparables, en la medida en que el proyecto o autoconcepción de<br />

unicidad universal del que deben dotarse es un efecto forzoso de la necesidad de<br />

enfrentamiento mutuo ilimitado al que se ven sometidos. La sagacidad de Gustavo<br />

Bueno o la trampa que se oculta en el salto que se da desde los imperios territoriales al<br />

Ego trascendental, no es otra que retirar a este el papel de legitimación ideológica que<br />

acompaña a la idea de todo Imperio, sustituyéndolo por un inocuo mapamundi aureolar.<br />

Se soslaya así tener que reconocer la imposibilidad real de lograr cualquiera de los<br />

proyectos de unicidad universal asociada a los imperios. Dotar al Ego trascendental de<br />

esa función legitimadora, le obligaría a cargar sobre sus espaldas, como el Atlas<br />

26 G. Bueno, (1997) España frente a Europa, Prensa Ibérica, Barcelona<br />

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Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

Farnesio, no ya sólo la totalidad de un territorio «en el que nunca se pone el sol», como<br />

decía Felipe II, sino todos los conflictos y tensiones sociales globalmente resultantes de<br />

la victoria total que se auto-atribuye, conflictos que tenderán necesariamente a<br />

desmembrar y hacer explotar no sólo la estructura sociopolítica del hipotético Imperio<br />

victorioso, sino también la estructura del Ego.<br />

Naturalmente que antes de llegar a esta situación de saturación geopolítica de la<br />

explotación indefinida de terceros eslabones antropológicos han hecho su aparición<br />

sujetos trascendentales plurales dentro de cada círculo cultural, pero ninguno es ese<br />

Ego Trascendental dotado de unicidad. Que tal cosa ocurre desde hace más de 3.000<br />

años lo muestran las estelas funerarias de vasallos y sirvientes de esos emperadores con<br />

Ego trascendental que erigen estelas funerarias en honor de su propia alma y que han<br />

perdurado mejor que las de sus propios señores, como la que hace poco salto a la prensa<br />

de 1.700 kilos de hierro en la que aparece Kuttamuwa con un ego de parecidas<br />

dimensiones: «Yo, Kuttamuwa, siervo de Panamuwa, soy el que ha supervisado la<br />

producción de esta estela para mi mientras aún vivo. La coloqué en una cámara eterna y<br />

dispuse un festejo en esta cámara: un toro para Hadad (el dios de la tormenta), un<br />

carnero para Shamash (dios del Sol), y un carnero para mi alma que está en esta<br />

estela» 27 . Ni su señor Panamuwa, ni los reyes fenicios o israelitas coetáneos tenían un<br />

ego ni mayor ni más trascendental, que el de este siervo explotado de tercer escalón sin<br />

más posesión que su casa en los exteriores de la muralla de la ciudad. El criterio de la<br />

expansión territorial en la versión termodinámica belicista no parece amparar, así pues,<br />

la emergencia del Ego trascendental unitario definido por Gustavo Bueno.<br />

Eventualmente, incluso Gustavo Bueno debería haber reconocido a los chinos<br />

esta superioridad cronológica en el proceso de construcción del ego trascendental,<br />

asociado al de globalización, en la medida en que hubiese tomado en serio la rebuscada<br />

clasificación que el mismo propone en La vuelta a la caverna, donde reconoce como<br />

ejemplo paradigmático del modelo 6 a «China en cuanto “Imperio del Centro”, dotado<br />

de unicidad» 28 . En efecto, al tratarse de una globalización contractiva, generalizada,<br />

unilineal, pero ya cumplida territorialmente, no vale descalificarla por ser pretérita, ya<br />

27 http://www.elmundo.es/elmundo/2008/11/18/ciencia/1227028429.html<br />

28 G. Bueno (2004), La vuelta a la caverna,... op. cit. pp. 128 y ss.<br />

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Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

que no sólo sigue vigente en la actualidad, sino que su carácter centrípeto la dota<br />

precisamente de la resistencia de la que blasona, que le hace inmune incluso a las<br />

pretensiones sutilmente invasivas del American Way of Life. Cuando en la Península<br />

Ibérica colocamos el Finis Terrae en Galicia, tal caracterización territorial no tiene<br />

ningún sentido ni utilidad taxonómica para el fenecido Imperio Romano, pero en el<br />

presente, beta-operatoriamente, sí lo tiene para China, en cuyo mapamundi figuramos<br />

como el extremo occidental, ahora sí, como la reserva (espiritual o no) de Occidente.<br />

Volveré sobre este punto más adelante, pues no parece coherente la defensa cerrada del<br />

Ego trascendental con muchos de los desarrollos incoados o efectivos del materialismo<br />

filosófico.<br />

En resumen, desde la perspectiva beta-operatoria, cuando se acepta un criterio<br />

material como el territorio, para entender la ampliación de los egos plurales hasta el ego<br />

trascendental no se llega a demostrar el objetivo postulado de construir una entidad<br />

omniabarcante de estructura egoiforme. Todo lo contrario, como se auguraba en<br />

Ensayos materialistas, la conciencia crítica implica la trituración de las representaciones<br />

egológicas y la destrucción del Ego como sustancia, en tanto que el progressus hacia el<br />

único ego realmente existente, que es el fenoménico, marca el curso operatorio donde se<br />

configura mi libertad 29 .<br />

4.- Apunte sobre la versión paratética o de proximidad de Sloterdijk sobre la<br />

globalización.<br />

Cabe ensayar, sin embargo, otra interpretación alternativa del proceso de<br />

ampliación del ego y del territorio no menos interesante, y que cuenta con esforzados<br />

defensores en este foro, pues no es otra que la desarrollada por Sloterdijk en Esferas 30 ,<br />

un proyecto morfológico, que intenta reconstruir el éxodo del ser humano embrionario<br />

desde el cigoto primitivo hasta los imperios y sistemas globales, condenados bajo la<br />

cúpula del palacio de cristal a alcanzar una ciudadanía mundial electrónica en virtud<br />

de la densificación del mundo y de la tele-vecindad de todos con todos. Aunque se<br />

29 G. Bueno (1972) Ensayos Materialistas, Taurus, Madrid, p. 196<br />

30 Peter Sloterdijk (2003) Esferas II: Globos, microesferología, Siruela, Madrid, grueso volúmen de 921<br />

pp.<br />

24 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

ejecute en dirección contraria a la de Bueno, sus proyectos coinciden tanto al trazar una<br />

historia de la expansión territorial hasta los límites de la globalización, cuanto a la hora<br />

de rediseñar una historia de la filosofía a través de la aparición iconográfica de globos y<br />

esferas en distintas representaciones, incluido naturalmente el mapamundi, alter-ego del<br />

Ego trascendental de Bueno. Pero, al haber convertido al filósofo en héroe solitario de<br />

la cultura, la globalización propiamente dicha se eclipsa y, lo que es peor, las<br />

referencias a la economía, a la praxis política y a las relaciones de producción se<br />

desvanecen a favor de las formas. La ingeniosa exégesis que hace del Atlas de Farnesio<br />

puede darnos la pista, en la medida en que Sloterdijk lo interpreta como un emblema o<br />

fetiche filosófico. Pese a toda su constitución atlética, el atlante filósofo ni trabaja, ni<br />

fabrica, ni tampoco opera políticamente, con lo que desaparecen los componentes<br />

materiales de la globalización en provecho exclusivo de la forma ideal. ¿No es esto<br />

idealismo, además de hegelianismo?<br />

Sin embargo, la estrategia de Sloterdijk es más astuta cuando conecta esta<br />

interpretación, de modo paralelo a como hace Gustavo Bueno con el cristianismo. El<br />

Atlas Farnesio es homologable al San Cristóbal que porta al niño Jesús, que juega con<br />

la bola del mundo, en su hombro. La leyenda de San Cristóbal sirve para introducir la<br />

problemática cristiana de la relación entre Hombre y Dios, un largo affaire amoroso,<br />

complicado por trinidades, virginidades esféricas, esferas cristalinas sobre las que<br />

reposan dantescos órdenes celestiales, en fin, la historia misma del cristianismo, que<br />

Sloterdijk, no obstante, relativiza y humaniza a través del paralelismo que establece<br />

entre la epopeya babilónica de Gilgamés cuando pierde y llora a su amigo Chumbaba y<br />

el llanto de Agustín de Hipona por la muerte de su amigo más íntimo en el Libro IV de<br />

las Confesiones. Así se introducen los aspectos sociales: «Si la muerte es el ampliador<br />

originario de las esferas, bajo cuya acción estresante se forman las culturas o<br />

“sociedades” – cada una de ellas incluida en el círculo abierto de sus muertos cercanolejanos<br />

–, el estrés inyectado en las sociedades por la envidia y el mal actúa como<br />

consolidador de primera instancia. Con sus ritos cargados de violencia, con los que se<br />

protegen contra el mal y se aglutinan, por decirlo así, como equipos para su exclusión y<br />

expulsión» 31. Siguiendo en este punto a René Girard en una senda claramente anti-<br />

31 Ibid. p. 165<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 25


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

roussoniana reconstruye Sloterdijk los orígenes de la sociabilidad humana mediante los<br />

complejos mecanismos de transferencia mágico-religiosa. «Se podría comparar la<br />

transformación de las hordas prehumanas en comunidades humanas de ritual y sacrificio<br />

con una reacción de inmunidad de la socioesfera contra su máxima amenaza<br />

inmanente… lo que era malo ha de ser santo. Esa santidad tornasolada se manifiesta,<br />

por regla general, como divinidad étnica, con el mandato de garantizar, como vigilante<br />

de esferas y protectora de grupos, la coherencia étnica» 32.<br />

Aunque el integrismo del grupo casi-natural no está inmunizado contra las<br />

ilustraciones de la razón, el fundamento de la solidaridad en su forma inclusiva hay que<br />

buscarlo en otra parte, en lo que él llama el «socialismo térmico», del que hace un<br />

registro antropológico abundante, desde las excavaciones de construcciones circulares a<br />

los pueblos redondos de los boroboro en el Brasil. Tanto el prytaneum griego como el<br />

forum romanum albergan y custodian el fuego del hogar en su interior desde donde se<br />

irradia el calor hacia el universo. El templo de Vesta se ubicaba en el centro de Roma y<br />

sus rituales del fuego oficiados por vírgenes intactas garantizaban la inmunidad y la<br />

expansión de la casa hacia el imperio: «Del hogar estatal sale una irradiación cobijante<br />

que, como un fuego político-maternal, calienta todo el universo de alcance romano» <strong>33</strong>. Y<br />

justamente en este punto Sloterdijk se engancha del brazo de Spengler al objeto de<br />

construir una «ontología del espacio cercado» (Capítulo 3)<br />

«Es un hecho completamente decisivo y nunca apreciado en toda su importancia<br />

el que todas las grandes culturas sean culturas de ciudad. El ser humano superior de la<br />

segunda era es un animal constructor de ciudades. Este es el auténtico criterio de la<br />

«historia universal», que se desprende con toda claridad de la historia humana en<br />

general: la historia universal es la historia del ser humano de ciudad. Pueblos, Estados,<br />

política, religión, todas las artes, todas las ciencias descansan sobre un protofenómeno<br />

de la existencia humana: la ciudad. Dado que todos los pensadores de todas las culturas<br />

viven en ciudades – aunque físicamente se encuentren en el campo – no saben en<br />

absoluto qué cosa tan extraña es la ciudad» 34 .<br />

32 Ibid. p. 168<br />

<strong>33</strong> Ibid. p. 207<br />

34 Ibid. p. 231<br />

26 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


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Sloterdijk aprovecha con sagacidad ese paso atrás angustiado del morfólogo de<br />

las culturas para fijarse en las ciclópeas murallas que reflejan los destellos suicidas del<br />

sol e interpretar su significado como Bergung, como cobijo. En uno de esos momentos<br />

estelares del pensamiento Sloterdijk funde en las murallas de las ciudades la<br />

Weltanschauung como cobijo con la Weltanchauung como Haltung, que Heidegger<br />

había escindido en sus lecciones del 28: «Las primeras ciudades serían, según eso,<br />

formas procesuales de una psicosis de formato: agonías amuralladas de un espacio<br />

interior de mundo, tribal, mágicamente hermetizado, en el que el existente humano,<br />

desde tiempos inmemoriales, esta acostumbrado a cobijarse. Las ciudades se amurallan<br />

de pronto con tanta solidez, no porque sus habitantes sintieran de repente mucho más<br />

miedo antes los enemigos reales e imaginarios en la lejanía, sino porque el exterior ha<br />

entrado en ellos mismos como gran formaticidad, como pánico divino, y exige en ellos<br />

dimensión y representación; las murallas son respuestas psicopolíticas a la provocación<br />

dimensional del gran mundo emergente, al que pertenecen también dioses propios<br />

crecientes» 35<br />

Antes de proseguir con la morfología y para no entrar en la escatología de la<br />

merdocracia provocada por los detritus de las ciudades y que da lugar a un excursus en<br />

el más puro estilo de la Crítica de la razón cínica, tanto para vituperar el ejercicio<br />

xenofobo-oloroso, que ignora los malos olores de la casa propia, como para ironizar<br />

sobre la expresión Lebenswelt de Husserl, que sería anterior a la invención del<br />

desodorante 36 , volvamos sobre nuestros pasos críticos para no confundir materialismo<br />

con corporeismo. Según el materialismo histórico las relaciones de producción<br />

constituyen el verdadero núcleo de la vida social sobre el que se asientan las formas<br />

jurídicas, políticas, ideológicas. Según el materialismo filosófico la ciudad surge por la<br />

confluencia de grupos heterogéneos en torno a una fuente de abastecimiento común (por<br />

ejemplo, un río) que posibilita el intercambio de productos y habilidades. Según<br />

Sloterdijk «la ciudad surge como el proyecto de construir, con ayuda de los<br />

conocimientos de un arquitecto, el asiento de un dios avecindado: no sólo como un<br />

trono aislado, sino añadiendo a este el único mundo-«entorno» que corresponde: al<br />

35 Ibid. p. 265<br />

36 Ibid. p. 299<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 27


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

palacio, el cosmos; al rey-dios, el imperio… Para que el dios de la ciudad pueda hacerse<br />

hombre tiene que definirse por su muralla y manifestarse en ella, tanto hacia dentro<br />

como hacia afuera» 37. Parece que los dioses de Sloterdijk están siempre encarnados y,<br />

en consecuencia, son materiales, pero el problema de su categorización mística consiste<br />

precisamente en la evacuación de todo contenido numinoso: los dioses reducen su<br />

existencia al ámbito de las relaciones psicológicas circulares. El primado de lo interior<br />

es inequívoco: «Nada hay en la arquitectura que no haya estado antes en las ideas de<br />

humanidad» 38. Las sociedades o “culturas” de Sloterdijk ni siquiera son comunidades de<br />

artesanos que gestionan su entorno radial; utilizan la materia (madera) para darse calor,<br />

pero no se adiestran en nuevas técnicas, por más que la propia morfología invite a ir<br />

más allá de las analogías y fijarse en las innovaciones de la diferencia. La esfera es la<br />

autoimagen del alma, Marco Aurelio dixit.<br />

Da la impresión de que la trilogía de Sloterdijk es un remedo de la<br />

Fenomenología del Espíritu de Hegel, pero que no logra construir una auténtica<br />

Bildungsroman, pese al cambio que se hace al usar las artes plásticas más que las<br />

literarias. En realidad, Sloterdijk no necesita recurrir a un Ego trascendental que realice<br />

la doble función de la totalización y la mediación, porque halla en la filosofía griega (de<br />

modo parecido al Gustavo Bueno de los Ensayos Materialistas) la justificación íntegra e<br />

inmanente del proceso de globalización, al haber descubierto el tipo de racionalidad<br />

“identitaria” inscrita en la esfera.<br />

En efecto, la cita que sirve de frontispicio, situada en el corazón mismo del<br />

volumen II que Peter Sloterdijk dedica a demostrar el argumento ontológico de la<br />

globalización (sic), remite directamente al pensamiento mismo de la Atenas postsocrática,<br />

desde cuyo núcleo se va desarrollando la concepción metafísica que el<br />

catedrático de Kalsruhe emite (desde su ciudad circular) al mundo global para pensar el<br />

presente. Cualquiera que lo lea se preguntará ¿y qué tiene eso que ver con la<br />

globalización? ¿No es más bien un programa de aprendizaje filosófico que la<br />

experiencia de un exilio excéntrico? Se ha convertido ya en un tópico caracterizar la<br />

época actual como la era de la globalización y en este contexto polarizado P. Sloterdijk<br />

37 Ibid. p. 244<br />

38 Ibid. p. 401<br />

28 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

llama la atención sobre si para decir. No sabéis de qué estáis hablando, yo tengo el<br />

código secreto para descifrarlo: es la esfera, la forma redonda. ¿Por qué se le hace caso?<br />

¿Porque se inviste de la autoridad del sabio o porque toca la fibra más íntima del ser<br />

humano? Sin duda, tiene el acierto de retrotraerse al plácido oasis griego para rastrear<br />

los orígenes del proceso en el método geométrico. Pero ¿qué más? En esencia, el<br />

argumento de la globalización moderna es una morfología en la que se ha producido el<br />

desplome de la esfera armilar hacia el globo del centro, una degradación, un proodos<br />

neoplatónico, una procesión que se adorna con la imaginería sacra propia de la cultura<br />

occidental.<br />

«Para mantener la conexión entre hombre y Dios en la interpretación<br />

clásicamente metafísica del espacio hay abiertos esencialmente dos caminos: o bien ha<br />

de ascender el ser humano desde su mazmorra central al aire libre, por una escalera<br />

inteligible que le comunique con el mundo superior; o bien ha de descender Dios hasta<br />

los seres humanos, presumiblemente por la misma escalera, sea por medio de signos o<br />

milagros, sea por la asunción de un cuerpo. Por ello, trascendencia y encarnación son<br />

movimientos verticales simétricos; ambos tienen el sentido de mantener abierto el<br />

enlace amenazado entre el centro malo (el existente cuantitativo) y el otro centro (el<br />

existente esencial)» 39<br />

La historia de la globalización que narra Sloterdijk comienza con el capítulo V,<br />

titulado Deus sive spherae o el Uno-Todo que estalla, donde se explica por un lado el<br />

argumento cosmológico de Koyré («La burbuja del mundo tiene que hincharse antes de<br />

explotar») y, por otro, el proceso religioso concomitante de la muerte de Dios que no<br />

significa otra cosa que la muerte de la Esfera. Nietzsche aparece así como un<br />

anacrónico profeta que redescubre a Copérnico con 350 años de retraso. Pero lo más<br />

importante es el capitulo VIII, dedicado a la última esfera, la estrella errante que acaba<br />

con la representación de la esfera armilar, porque el espacio se ha hecho infinito y, en<br />

consecuencia, debe cambiar su «emplazamiento», por un lado, y, por otro, limitarse a<br />

explorar su superficie que es lo único que queda a la mano. El fracaso de la<br />

globalización urania pasa, no obstante, por la tradición hermética que está en el secreto<br />

39 Ibid. p. 367<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 29


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

y por las dos grandes religiones implicadas en el proceso: el cristianismo y el judaísmo,<br />

así como por la experiencia psicológica de la depresión, que es el infierno. No hay que<br />

pasar por alto la referencia constante a la herejía que aparece mencionada como tesis 2<br />

en el Liber XXIV philosophorum de San Buenaventura: «Deus est sphaera infinita cuis<br />

centrum est ubique, et circunferencia nusquam», porque leída junto a la tesis 1 y la 18<br />

es la fuente decisiva para diagnosticar la crisis, que aparece como una paradoja<br />

geométrica, porque por un lado «expresa una representación necesaria por lo que<br />

respecta a la teología de la luz y, sin embargo, inaprensible para la intuición sensible» 40.<br />

El elogio que se hace de la teosofía platónica como diez mil pies por arriba<br />

ontológicamente del sacerdocio y del catecismo es una de las claves que permite<br />

diagnosticar no ya la crisis de la modernidad sino el emplazamiento desde el que escribe<br />

el propio Sloterdijk y su pretensión de colocarse en la estela del Maestro Eckhart,<br />

Nicolás de Cusa, Giordano Bruno o Leibniz, cuya «forma de pensamiento todo lo fía en<br />

Dios y sólo asigna al mundo el valor posicional de un pliegue complejo en el interior<br />

del absoluto». Desde esta perspectiva el colapso de la esfera armilar es sólo la<br />

destrucción de un icono, cuyo valor no es superior a los materiales de que está hecho.<br />

En la versión sloterdijkiana de la globalización, pese a su tono aparentemente<br />

más laico e ilustrado, no falta, sin embargo, como en la buenista del Ego trascendental,<br />

una vindicación del cristianismo. Jesús de Nazareth y la tradición hacen su aparición en<br />

ambos, aunque sea con significados dioscúricamente contrapuestos. Mientras G. Bueno<br />

vindica a Jesús gnoseológicamente por proclamarse “Camino, Verdad y Vida”, el giro<br />

paulino de Sloterdijk desde el enclave judío hacia los pueblos del orbis terrarum sólo se<br />

entiende desde el análisis macroesferológico, ya que la validez objetiva de su mensaje<br />

depende de su expansión fáctica universal en el helenismo. El universalismo está a la<br />

base tanto del Ego trascendental como de la globalización. Y, aunque para Sloterdijk,<br />

«la verdad que había encarnado Jesús no era un teorema», implicaba una figura<br />

macroesférica de alianza y una oferta de relación esférica íntima que, al igual que un<br />

matrimonio, debía ejecutarse para poder consumarse. Esa era la noticia de la nueva<br />

telecomunicación apostólica, cuya acción debía ejercerse a distancia: «Ontológicamente<br />

40 Ibid. p. 467. La proposición 1 reza: «Deus est monas monadem gignens, in se unum reflectens<br />

ardorem» y la 18 «Deus est sphaera cuius tot sunt circunferentiae quot puncta»<br />

30 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

la verdad cristiana tenía la estructura de una verdad universal y, precisamente por ello,<br />

de una verdad imperial, y de ahí que, para ser válida, tuviera que hacerse presente<br />

actualmente en todo el ámbito del imperio» 41 .<br />

La diferencia entre ambos pensadores persiste, sin embargo, en relación con la<br />

tradición judía. Frente al enfoque universalistamente positivo de la Torá de Bueno, la<br />

tradición judía de la que se desgaja el mundo cristiano, entra para Sloterdijk en una<br />

espiral trágica de negaciones: «Al hecho de ser judío pertenece la plenipotencia de la<br />

negación: una postura negativa frente a todas las epifanías religiosas extrañas, así como<br />

frente a eventuales afirmaciones de presencia mesiánica en la religión propia» 42 . Entre<br />

nosotros, Gabriel Albiac ha narrado las tragedias de la sinagoga vacía a propósito de<br />

Espinosa, pero lo que le interesa a Sloterdijk es la dialéctica que implica esta negación<br />

como deslegitimación de sus orígenes para la posteridad. La respuesta cristiana es clara,<br />

la representación tiene la preeminencia. Tanto el papa de Roma, como el de Bizancio,<br />

como el emperador de Alemania cuando hablan en nombre de Dios apelan a un núcleo<br />

que está vacío. Los judíos lo saben: «Los signos, leídos al modo judío, estimulan a la<br />

discreción ontológica y significan reserva frente a profusión». Mientras Gustavo Bueno<br />

se mantiene en la Idea de una Materia Ontológico General de corte negativo, la<br />

coincidencia parece plena, pero la revelación mesiánica del Ego trascendental agota,<br />

también beta-operatoriamente, la infinita riqueza de esa negatividad.<br />

5.- Descripción de la situación actual de los debates sobre la sociedad civil como<br />

sujeto de la globalización.<br />

¿Es inevitable el escape mítico-religioso siempre que se aspira a dar cuenta de la<br />

«totalización» implicada por la globalización cuando se reclama para ella un sujeto<br />

unitario? Me parece que tanto Gustavo Bueno como Peter Sloterdijk, al tratar de<br />

operativizar el proceso de totalización involucrado en la globalización, tropiezan con el<br />

problema de tener que admitir su existencia en el plano beta-operatorio, por un lado,<br />

mientras por otro, al pensarla estáticamente como un resultado (o terminus ad quem<br />

metamérico) en el plano eidético, se ven obligados o bien a evacuar al sujeto operatorio<br />

41 ibid. p. 599<br />

42 ibid. p. 664<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 31


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

o bien a negar efectividad al proceso. Así se entiende que Gustavo Bueno haya<br />

desdeñado la idea de globalización por su oscuridad y su naturaleza «aureolar» en 2005,<br />

mientras en 2009 se aferra al Ego trascendental en el plano eidético, pese a que su<br />

oscuridad genética, podría haberle conducido al mismo tipo de argumentación<br />

disolvente.<br />

Ricardo S. Ortíz de Urbina, por su parte, atribuye en estas jornadas la oscuridad<br />

constitutiva de la globalización a la dialéctica entre unidad de la Idea y la pluralidad de<br />

las categorías. En realidad, el conflicto es más profundo. Lo que lleva a Gustavo Bueno<br />

a descartar la globalización como una idea confusa, meramente «aureolar», por un lado,<br />

mientras por otro, preserva al Ego trascendental, a pesar de ser también una idea<br />

«aureolar», no es sólo su negativa a aceptar que el proceso de la globalización, para ser<br />

global, necesite contar con cierta idea de Humanidad como horizonte para su<br />

cumplimiento (el «ortograma globalizador», que funciona como terminus ad quem de<br />

este proceso in fieri «el mismo virtual, por cuanto el proceso direccional que el pretende<br />

definir no es cíclico, reiterable, sino único, dotado de unicidad: la “globalización del<br />

Género humano”» 43 ) sino también al abandono del programa filosófico que conduce al<br />

socialismo como meta a la que se puede uno aproximar asintóticamente gracias a una<br />

colectividad de una ejército de Sócrates funcionarios dedicados a la educación cívica y,<br />

por ello capaces de instaurar una sociedad cada vez más justa. En ambos, la caída de la<br />

URSS se convierte en un dato periodológico relevante.<br />

¿Qué ventajas y qué inconvenientes nos reporta la tesis morfológica de<br />

Sloterdijk respecto al problema de la periodización? ¿Es la globalización actual una<br />

catástrofe en cúspide producida por el hundimiento de la URSS o la catástrofe había<br />

ocurrido ya con el fracaso de la globalización urania en el Renacimiento? Para<br />

Sloterdijk «el mundo globalizado es el sincronizado, su forma determinante de tiempo<br />

es el presente construido, su convergencia temática se encuentra en las actualidades» 44 .<br />

Peter Sloterdijk se hace eco así de la propuesta periodológica de Martin Albrow de<br />

considerar el periodo comprendido entre 1492 y 1945 como sinónimo de la Modernidad<br />

43 G. Bueno, (2005), op. cit. p. 218<br />

44 Sloterdijk, (1999) Esferas II, op. cit. p. 854<br />

32 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

o de la Era de la globalización y excluir de ella la Global Age del incipiente mundo<br />

postnacional, cuyos presupuestos fueron creados en la anterior fase heroica. Si se<br />

entiende la globalidad en este sentido, como resultado y hecho consumado de la<br />

globalización, salta a la vista que el futuro apunta hacia situaciones suprarregionales.<br />

Justo este es el punto en el que los datos empíricos no encajan, en la medida en que las<br />

naciones.estados parecen estar agrupándose por regiones. Es cierto que Albrow llega a<br />

exclamar: «¡Olvidad la modernidad!, resulta inaceptable, pero comprensible» 45 . Por lo<br />

que respecta al sujeto, como veremos en el epígrafe siguiente, el diagnóstico viene a<br />

coincidir así con el que ya hicieran G. Deleuze y F. Guattari en Mille Plateaux bastante<br />

antes del hundimiento de la Unión Soviética, si bien era ya una catástrofe anunciada,<br />

cuando peguntan «¿cómo hacerse un cuerpo sin órganos?», remitiendo a la fecha exacta<br />

del 28 de noviembre de 1947 46 . La humanidad desde entonces aparece en el escenario<br />

del pensamiento contemporáneo como un vago y disperso «parasujeto de una historia<br />

universal de lo contingente» 47<br />

Según esta periodización la globalización que se asienta sobre el esfuerzo de los<br />

europeos por forjar condiciones vivibles en todas las partes del globo entre 1492 y 1945<br />

se habría asentado sobre cinco baldaquines que se ilustran en el libro:<br />

• la mitología del barco;<br />

• la religión cristiana;<br />

• la lealtad para con los príncipes patrios<br />

• el registro científico del espacio exterior;<br />

• la traducción lingüística.<br />

45 Albrow, Martin (1998), Abschied vom Nationalstaat. Staat und Gessellchaft im Globalen Zeitalter,<br />

Frankfurt.<br />

46 Volveremos más tarde sobre el pensamiento de Deleuze. El tema del “corps san organes” lo toman<br />

Deleuze y Guarttari, sobre todo el primero, de Antonin Artaud como clave interpretativa para estudiar las<br />

relaciones entre capitalismo y esquizofrenia. La exégesis de Artaud se remonta a las obras que escribe<br />

Deleuze en los sesenta, donde ya defiende un “empirismo trascendental”. (1969) Logique du Sens, Ed.<br />

Minuit, Paris. La fecha hace referencia al poema de Artaud: “Para acabar con el juicio de dios”, en el que<br />

dios aparece como un virus que infecta todos los órganos del hombre: “Cuando ustedes le hayan<br />

fabricado un cuerpo sin órganos lo habrán emancipado de todos sus automatismos y habrán hecho<br />

recobrar su auténtica libertad...” El asunto se ha vuelto a poner de moda desde que se publica el libro del<br />

Papa Wojtyla (1979), Acting person, Analecta Husserliana, vol X, Dordrecht/ London, que autoriza<br />

vincular el “cuerpo sin órganos” con el cristianismo.<br />

47 Deleuze, G. y Guattari (1980), Mil mesetas, Pretextos, Valencia, 1988<br />

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Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

«Cada una de estas prácticas produjo una poética propia del espacio que en cada<br />

caso aportó lo suyo a la tarea de la época de hacer habitable el exterior para los intrusos<br />

e invasores o de disimular, al menos su integración y dominio» 48<br />

Siguiendo a Eric Voegelin y separándose en este punto de Spengler, Sloterdijk<br />

recoge aún la fundamentación metafísica de la unidad de la humanidad de la Primera<br />

Ecumene como «comunidad de problemas» o comunidad noética, por cuanto puede<br />

ayudar a superar la fundamentación biologicista de dicha unidad, pero subraya que la<br />

unidad del género humano en la segunda ecumene es una cuestión de situación que<br />

«sólo es determinable ya ecológica e inmuno-lógicamente» 49 .<br />

En cambio, lo sorprendente del libro de Gustavo Bueno de 2005, en cambio,<br />

aunque esté destinado a homologar las estructuras ideales de la guerra, el terrorismo y la<br />

globalización, es que haya concedido a la economía el papel de analogado categorial<br />

principal para definir la mundialización. En realidad, aunque después reconozca la<br />

importancia de la política, porque economía y política se involucran, la prioridad de la<br />

economía se debe a su supuesto de que la economía sólo funciona como «economía<br />

nacional». La globalización aparece entonces diaméricamente como un sistema de<br />

economías nacionales inter-relacionadas, que excluye el aislamiento o la autarquía.<br />

Como quiera que la economía política no funciona al margen del Estado, G. Bueno se<br />

resiste a reconocer cualquier realidad a la globalización cosmopolita por carecer de<br />

plataforma estatal para que pueda ejecutarse efectivamente, salvo como idea funcional<br />

dependiente de la idea negativa de dispersión. Esta limitación territorial del estadonación,<br />

no juega sin embargo para él ningún papel, por lo que respecta al Ego<br />

trascendental y esa es la principal objeción materialista que cabe levantar. Ahora bien,<br />

48 Sloterdijk, (1999), op. cit. pp. 822-4.<br />

49 «La unidad de los seres humanos en su especie diseminada se basa ahora en que todos, en sus<br />

correspondientes regiones e historias, se han convertido en los sobrepasados, sincronizados, en los<br />

afectados y humillados desde la lejanía, en los desarraigados de sí, conectados, excesivamente requeridos:<br />

en emplazamientos de su ilusión vital, en direcciones de capital, en puntos en el espacio homogéneo, a los<br />

que se retorna y que retornan a sí mismos: más vistos que videntes, más entendidos que entendedores,<br />

más atrapados que atrapadores. En el retorno a sí mismo, cada uno y cada una tiene que intentar<br />

comprender, ahora, la ventaja o deventaja de ser el que es. La «humanidad» tras la globalización: seres<br />

humanos, en su mayoría, que se han quedado en su propia piel, las víctimas de la desventaja de<br />

emplazamiento «yo»» Ibid. p. 860<br />

34 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

tanto la noción negativa de dispersión como la crítica a la alienación del Género<br />

humano que se usan en filosofía política como horizontes, apelan a la idea de la<br />

igualdad de singulares en cuanto cuerpos orgánicos o en tanto que sujetos agregados,<br />

mientras la economía se entiende más bien en el contexto de la igualdad de sujetos<br />

operatorios en tanto que sujetos segregados distributivamente. En este sentido, el<br />

procedimiento para abordar la cuestión del sujeto de la globalización no puede consistir<br />

tanto en realizar una clasificación exhaustiva de los tipos de globalización, como hace<br />

Gustavo Bueno, cuanto en distinguir los distintos niveles de experiencia en los que se<br />

ejecuta la conexión. Y en esto consistiría la superioridad del punto de vista<br />

fenomenológico. El propio Sloterdijk parece reconocerlo en el siguiente texto:<br />

«Pertenece a la naturaleza del objeto que la fenomenología de las redondeces imperiales<br />

haya de desembocar en una ginecología crítica del estado y de la Gran Iglesia:<br />

efectivamente, en el curso de la exposición llegaremos a la evidencia de que los<br />

pueblos, los imperios, las iglesias y sobre todo los Estados nacionales modernos son, y<br />

no en último lugar, ensayos político-espaciales para reconstruir, con medios imaginarios<br />

institucionales, cuerpos maternos fantásticos para masas de población infantilizadas» 50 .<br />

Pues bien, desde el punto de vista de los sujetos agregados son estas redondeces<br />

fenomenológicas las que, en lugar de dar paso al fenómeno de globalización, cuya<br />

realidad virtual no negamos ni como proyecto, ni como ideología, sugieren la presencia<br />

de otros procesos económicos y políticos no menos reales que los impulsados por el<br />

“tráfico capitalista”, pretendidamente universal. Me refiero naturalmente, al proceso de<br />

regionalización, que es la senda emprendida en el cambio de siglo prácticamente por<br />

todas las antiguas naciones-estado.<br />

Observemos, para empezar, el siguiente mapa en el que es fácil observar que la<br />

mayoría de los estados nacionales se encuentran inmersos en procesos de integración<br />

regional, siguiendo, por cierto, la senda marcada por la Unión Europea en la década de<br />

los 50.<br />

50 P. Sloterdijk (1998), Esferas I, Siruela, traducción de Isidoro Reguera, Madrid, 2003, pp. 68-71.<br />

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Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

Figura 6. Sistemas de integración regional en el siglo XXI.<br />

Aunque no hay acuerdo acerca de la naturaleza de la política y del hacer político<br />

(lucha de clases para el marxismo, amigo/enemigo para Carl Schmitt, dialéctica entre<br />

fuerza/derecho para Norberto Bobbio, Eutaxia para Gustavo Bueno, etc.), en el siglo<br />

XX parece haberse llegado al acuerdo de otorgar al Estado la capacidad de aglutinar en<br />

su estructura la forma misma del poder político. Desde esta perspectiva, la crítica al<br />

Estado, por ser demasiado grande para administrar las cosas pequeñas y demasiado<br />

pequeño para enfrentar los retos internacionales, no conduce por un salto mágico a la<br />

globalización, sino a una reordenación de la esfera de lo político en una doble tensión<br />

entre regionalización y localización. El mundo postnacional que surge después de<br />

Westfalia, centrado en la soberanía independiente del Estado-nación, no es tanto el<br />

mundo de la globalización, por más que aparezca como una tendencia ideal, cuanto el<br />

proceso de integración creciente de dos o más estados-nación, que tienden a compartir<br />

objetivos sobre la base de características específicas comunes que les permite funcionar<br />

como sistemas supranacionales, funcionalmente operativos. El caso de la Unión<br />

Europea, que comenzó en 1957 a implementar políticas económicas integracionistas de<br />

corte funcional e incluso neo-federal puede considerarse paradigmático de una<br />

tendencia que cobró una fuerza espectacular después de la caída del muro de Berlín, y<br />

que suele denominarse “regionalización”.<br />

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El hecho de que la mayor parte de los Estados Nacionales se hayan implicado en<br />

procesos de integración regional en los albores del siglo XXI (no sólo hay UE, sino<br />

también NAFTA, ALADI, CARICOM, SICA, Can, MERCOSUR, EFTA, UMA,<br />

Ecowas, CEEAC, SADC, CEI, SAAR, ASEAN, etc.) que está cambiando la definición<br />

de las fronteras y el propio sistema político internacional, más allá de las directrices<br />

emanadas por los órganos supranacionales pretendidamente globalizadores (como la<br />

ONU, el FMI, el BM, o la OMC) es un síntoma de que la redifinición política del poder<br />

asociado al territorio requiere nuevos instrumentos de análisis. Ello resulta aún más<br />

obvio si cabe, cuando ha bastado una crisis “financiera” para que muchos hayan puesto<br />

en duda o hayan dejado de hablar de globalización y se esté poniendo en boga el tema<br />

de la desglobalización.<br />

Los intérpretes de la transición histórica mundial que se produce después de la<br />

Guerra Fría suelen insistir en la idea de que EE.UU. se convierte tras la implosión de la<br />

URSS en la única potencia imperial del sistema político internacional realmente<br />

existente, al detentar, como dice Brzezinski 51 "la supremacía en los cuatro ámbitos del<br />

poder global": el militar, el económico, el tecnológico y el cultural. No es del caso<br />

analizar aquí en detalle lo sucedido estos últimos veinte años (1989-2009) para evaluar<br />

los cambios políticos más importantes que subyacen a los debates en torno a la<br />

globalización. Pero sí es relevante señalar, cuando se miran las cosas desde el punto de<br />

vista de los sujetos, marcar la diferencias entre la tendencia al multilateralismo y la<br />

multipolaridad que caracteriza la última década del siglo XX, época de gobierno<br />

demócrata de Clinton, durante el cual parece haber un retroceso del modelo soberanista<br />

westfaliano mientras cobra importancia el derecho internacional de los derechos<br />

humanos, a la par que triunfan los principios democráticos 52 frente al unilateralismo y<br />

la unipolaridad que los gobiernos de George Bush Jr. impone en los comienzos del<br />

siglo XXI, cuya obsesión neoconservadora por la seguridad fue legitimada por los<br />

ataques terroristas de 2001.<br />

51 Brzezinski, Zbigniew (1998), El gran tablero mundial. La supremacía estadounidense y sus<br />

imperativos geoestratégicos, Paidós, Barcelona. El 11 S no habría modificado la situación según este<br />

autor, si bien matiza las diferencias entre supremacía por mera dominación o fuerza, o por hegemonía,<br />

que implica cierta legitimidad y liderazgo , cfer (2005), El dilema de EE.UU. ¿Dominación o liderazgo<br />

global?, Paidos, Barcelona.<br />

52 Cfer Carlos Villán (2002) Manual de Derecho Internacional de los derechos humanos, Trotta, Madrid<br />

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La ambigüedad fundamental de la idea de globalización en este contexto es que<br />

se le atribuye la debilidad creciente del Estado-nación durante el último decenio del<br />

siglo XX por causa del poder creciente del comercio y el mercado, mientras que el<br />

fortalecimiento retrowestfaliano del Estado-nación durante el gobierno de Bush jr., que<br />

se auto-atribuye la revitalización del principio de efectividad (el poder crea derecho) no<br />

es incompatible con el proyecto de globalización imperialista estadounidense en<br />

términos políticos. Al contrario, aunque sólo sea negativamente, el horizonte del<br />

Estado-nación estadounidense en esta época consiste en combatir un fenómeno, cuyo<br />

formato es global y no está encarnado en un objeto nación: el terrorismo. El hecho de<br />

que ese proyecto "contradictorio" (que lleva la guerra a "Estados nacionales" de un<br />

ficticio "eje del mal" concebido como una red internacional) haya acelerado el declive<br />

estadounidense (al evidenciar la arbitrariedad imperialista) ¿no explicarían las actuales<br />

incertidumbres sobre su significado real del propio proceso de globalización?<br />

Ahora bien, si volvemos al criterio del territorio como parámetro, será preciso<br />

reconocer que el poder en el Sistema Político Internacional está repartido de un modo<br />

complejo, cuya evaluación obliga a tener que reconocer la influencia creciente de los<br />

procesos de regionalización y de localización. Es en este sentido, en el que parece<br />

interesante recoger aquí la clasificación del posicionamiento relativo de los Estados<br />

nacionales en el Sistema Político Internacional que han confeccionado los<br />

investigadores mexicanos Alberto Rocha y Daniel Morales 53 , en el que distinguen 27<br />

Estados centrales, una docena de Estados Semiperiféricos y una mayoría (más de 100)<br />

de Estados periféricos a partir de la media ponderada de dos indicadores, cuyos<br />

componentes resumo a continuación:<br />

A.- El Indicador de Capacidades Duras (ICD) se forma a partir de los datos del<br />

PIB de cada país y de su gasto militar, divididos por la población y multiplicado por la<br />

raíz cuadrada de su superficie. Se obtiene un <strong>número</strong> ponderado, cuando el resultado<br />

global se divide por el rango del PIB del país más el rango de intercambio comercial<br />

53 Alberto Rocha y Daniel Morales (2008) «El Sistema Político Internacional de post-Guerra Fría y el<br />

rol de las potencias regionales mediadoras. Los casos de Brasil y México» Espiral. Estudios sobre Estado<br />

y Sociedad, Universidad de Guadalajara, México, Vol. XV, nº 43, Sept-Dic, 2008, pp, 23- 75.<br />

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Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

registrados en al mismo periodo anual. Los datos utilizados provienen del Banco<br />

Mundial, del FIM y del PNUD referidos a 2.004.<br />

B.- El Indicador de Capacidades Blandas (ICB), a su vez, se construye a partir<br />

del PIB per cápita a valores de paridad de poder adquisitivo, lo que supone un<br />

numerador para la igualdad real, que dividido por el Rango del índice de desarrollo<br />

humano (IDH) y del IPH del PNUD, reordena completamente el sistema político desde<br />

la perspectiva de la participación de los sujetos en el sistema, como lo demuestra que en<br />

esta caso Noruega arroja un valor 6 veces superior al de EE.UU., que pese a su<br />

condición de "gendarme del planeta" ocupa una discreta décima posición, no sólo por<br />

detrás de varios países europeos, sino también por detrás de Canadá, Islandia y<br />

Australia, por ejemplo.<br />

La distinción entre "poder duro" y "poder blando" está sacada de Joseph Nye,<br />

quien atribuye el primero a la capacidad coercitiva de un Estado en virtud de su poderío<br />

militar y económico, mientras el poder blando se atribuye más bien a la capacidad de<br />

atraer y persuadir, una táctica que parece estar siendo masivamente utilizado por China<br />

con los países africanos y otros estados periféricos en el siglo XXI 54 . Aunque los<br />

indicadores de Alberto Rocha y Daniel Morales no miden exactamente este tipo de<br />

poder, ofrecen la ventaja de asignar valores numéricos comparables entre distintos<br />

Estados nacionales, lo que no deja de ser un dato a tener en cuenta a la hora de<br />

determinar el papel que juegan distintos estados tanto en el proceso de globalización,<br />

como en el de la regionalización. El posicionamiento estructural calculado de cada uno,<br />

cuando se tiene en cuenta la geografía desborda la distinción entre "Estados centrales" y<br />

"Estados periféricos" en la medida en que determinados estados comienzan a jugar un<br />

papel distinto, de "potencias regionales mediadoras".<br />

54 Joseph S. Nye (2003), La paradoja del poder norteamericano, Taurus, Madrid. Respecto a la nueva<br />

diplomacia china véase Rios, Xulio (2005), Política exterior china: La Diplomacia de una Potencia<br />

Emergente Bellaterra, Barcelona, y el artículo de Joshua Kurlantzick.(2007), «China: una nueva estrategia<br />

diplomática», Política Exterior, nº 117; Mayo /Junio. Esta revista que se publica desde 1987 presta un<br />

interés creciente a China (v.g. el núm. 124 de 2008 recoge dos artículos de Xulio Rios y de Mark Leonard<br />

bajo el título general de China, poder responsable).<br />

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Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

En el artículo citado anteriormente, por ejemplo, se atribuye a Brasil el papel de<br />

Potencia Regional Mediadora en Sudamérica. Ahora bien, el hecho de que cuatro de<br />

estas Potencias Regionales Mediadoras (Brasil, Rusia, India y China, el famoso BRIC)<br />

hayan forjado una alianza de cooperación independiente, al margen del G7, es un<br />

síntoma de que la transición política del Sistema Internacional está en un proceso de<br />

cambio vertiginoso, en el que la regionalización está siendo más determinante que la<br />

globalización. Probablemente es la perplejidad que produce la celeridad de estos<br />

cambios lo que ha llevado a Pérez Herranz a calificar de "expectante" al sujeto de la<br />

globalización, aunque se refiera sólo al «sujeto europeo» que, supuestamente (emic) fue<br />

sujeto de la globalización entre 1492-1945. A esta expectación debiera contribuir<br />

también el nuevo papel que la antropología ecológica está jugando en la recuperación<br />

del territorio por parte de las comunidades locales y los movimientos indígenas, que el<br />

propio proceso de globalización, lejos de haber aniquilado a favor del uniformismo,<br />

parece haber venido a revitalizar a despecho de las esferas imperiales. 55<br />

Antes de pasar a discutir el asunto del sujeto, terminaré esta descripción con un<br />

par de observaciones.<br />

En primer lugar, recordar el dato de que la crisis financiera ha acelerado la<br />

constitución del llamado G20, en el que las potencias mundiales tradicionales han<br />

dejado entrar a las llamadas "Potencias Medias Coadyuvadoras" (PMC) y a las<br />

"Potencias regionales-mediadoras" (PRM). En realidad, el G20 no es sólo un G-7<br />

ampliado en el que figuraban antes los Estados centrales con proyección mundial en el<br />

ámbito de la geopolítica y de la economía. Este grupo de potencias mundiales que<br />

estaban liderados por EE.UU. durante la Guerra Fría (Japón, Reino Unido, Canadá,<br />

Alemania, Francia e Italia) se resquebrajó por el empeño de George Bush jr. en plantear<br />

la invasión de Irak sin el respaldo del Consejo de Seguridad. En cualquier caso, a<br />

principios del siglo XXI las llamadas "Potencias Medias Coadyuvadoras" (Noruega,<br />

Australia, Suecia, España, Holanda, Bélgica, Corea del Sur e Israel), que han ganado su<br />

55 Hay una amplísima literatura al respecto. V.G. Porto Gonçalves, C. (2000) Geo-grafías. Movimientos<br />

sociales, nuevas territorialidades y sustentabilidad, Siglo XXI, México o E. Leff (coordinador), (2001),<br />

La construcción y defensa de los nuevos derechos ambientales, culturales y colectivos en las Américas,<br />

CIICH/UNAM, México<br />

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posición gracias a sus capacidades blandas y a su pertenencia a la OCDE, parecen verse<br />

obligadas a incrementar sus capacidades duras que les mantiene forzosamente relegadas<br />

a un segundo plano. Sin embargo, es obvio que si la UE sumase sus efectivos de<br />

capacidades duras (mediante una unión política efectiva) sería la primera potencia<br />

mundial de forma indiscutible (sólo la Europa de los 15 sumaría ya un valor superior a<br />

los 11.500, que no podrían ya superar la unión real del NAFTA). Justamente este mismo<br />

proceso de movilidad ascendente parece estar presionando, sobre todo, a las Potencias<br />

Regionales Mediadoras, también invitadas al G20, pero que a diferencia de las PMC,<br />

suelen destacar ya por sus capacidades duras entre sus vecinos, lo que les permite<br />

proyectarse geopolítica, geoestratégica y económicamente fuera de sus fronteras. Entre<br />

ellas (China, Rusia, India, Brasil, México, Polonia, Arabia Saudita, Argentina, Turquía<br />

y Sudáfrica) las cuatro primeras parecen aspirar a ser reconocidas como potencias<br />

mundiales en los próximos años.<br />

En segundo lugar, conviene recordar el mapa centrado en el Océano Pacífico<br />

para entender que cuando hablamos del sujeto de la globalización en términos del mapa<br />

atlántico de la OTAN estamos postulando una suerte de Ego Trascendental Occidental.<br />

Ahora bien, entre las Potencias Regionales Mediadoras se encuentra una cultura y una<br />

civilización que ha mantenido una unidad impresionante a lo largo de 3.500 años, sin<br />

que sus cambios dinásticos y de régimen, las invasiones sufridas y las modas<br />

extranjerizantes hayan modificado su escritura, ni su convencimiento de que, fueron,<br />

son y serán Zhong guo, es decir, "el país del centro": lo que llamamos China, cuyo Ego<br />

trascendental ya usaba el sistema métrico decimal 2.300 años antes de que tuviéramos<br />

noticias de él en el Occidente cristiano 56 . Entiéndase bien mi argumento. No estoy<br />

sosteniendo la superioridad real del Ego trascendental taoísta sobre, por ejemplo, el<br />

kantiano, sino que, dialécticamente, estoy negando que pueda apoyarse la necesidad de<br />

ningún Ego trascendental sobre bases territoriales.<br />

56 Needham, J. (1960- 85), Science and Civilization in China, Cabridge University Press, 25 volúmenes;<br />

(1977), Grandeza y miseria de la tradición científica china, Labor, Barcelona, etc. Para un informe<br />

<strong>completo</strong> de divulgación, VV.AA. (2002) China. El País de la Gran Muralla, Ediciones Rueda, Madrid.<br />

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6.- Análisis filosóficos materialistas y pluralistas sobre el sujeto<br />

Entiendo el término "materialismo" en el contexto de este congreso en el sentido<br />

definido tradicionalmente por Gustavo Bueno: como un "pluralismo" que se opone<br />

radicalmente a cualquier tipo de "monismo". Considero, así pues, que cualquiera que<br />

sea el sujeto que se atribuya a la globalización desde un punto de vista filosófico no<br />

parece impertinente exigirle pluralidad, corporeidad y capacidad operatoria, tanto por lo<br />

que respecta a sus acciones como a sus autoconcepciones. Limitándome a las corrientes<br />

contemporáneas de filosofía, en tanto que marcos conceptuales para pensar tal sujeto,<br />

sin excluir que haya planteamientos pertinentes en campos afines como el psicoanálisis,<br />

seleccionaré aquí tres filosofías que, en mi opinión, ofrecen bases suficientes para un<br />

estudio materialista y pluralista de la subjetividad corpórea que se constituye en la<br />

época de la globalización como protagonista: la corriente fenomenológica, la corriente<br />

post-estructuralista y la corriente hegeliano-marxista. Intento con ello dar un paso más<br />

en la dirección apuntada por Fernando Pérez Herranz al final de su reinterpretación de la<br />

polémica sobre el Ego trascendental en la que sugiere cuatro modos de llegar al Ego<br />

trascendental desde el reconocimiento de la pluralidad originaria de singulares en<br />

interfacticidad 57<br />

1.- Ya el último Husserl, el que perfila la noción de mundo de la vida,<br />

superando la dicotomía entre ego empírico/ego trascendental, entendido éste como «la<br />

condición de posibilidad de la experiencia [… y] el yo empírico en la medida en que<br />

éste es consciente de ser, para sí mismo, el lugar último de toda validez y<br />

legitimación» 58 , puede usarse como inspiración para pensar el sujeto de la<br />

57 Fernando Pérez Herranz (2009): “Del sujeto descentrado. Reflexiones en torno al materialismo<br />

fenomenológico”, Eikasía. Revista de Filosofía, año IV, nº 23, pp.18 y ss. En lugar de retrotraernos al<br />

origen de la modernidad y apelar a Vitoria, Descartes, los escépticos y las culturas anteriores, sugiero<br />

establecer el territorio de la discusión en el nivel B, de los señalados por Urbina, pues ahí se está<br />

produciendo, como el propio Pérez Herranz reconoce al analizar el tránsito en términos de teoría de las<br />

catástrofes, la constitución y la disolución de las realidades mundanas a partir de la materia ontológico<br />

general infinitamente rica y dispersa. Nos interesan sólo las filosofías que se han colocado en ese<br />

horizonte de disolución.<br />

58 No se trata aquí de hacer una exposición exhaustiva de Husserl, sino de agarrar un estribo para llegar<br />

al Lebenswelt. Por ejemplo, en Husserl, E. (1939) Erfahrung und Urteil. Editorial Academia de Praga,<br />

Praga, (p. 23-4) se establece que con antelación a cualquier actividad cognoscitiva, los objetos «se<br />

encuentran a nuestra disposición, en calidad de objetos válidos para nosotros antes del conocimiento de<br />

los mismos. El sentirse afectados por ellos es previo a su captación conceptual. Afectación que no tiene<br />

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globalización. El mundo de la vida es, en efecto, el conglomerado sociocultural que nos<br />

rodea y en el que vivimos intersubjetivamente. En términos sociológicos es el mundo de<br />

la vida cotidiana tematizado por Alfred Schütz, un mundo de personas y de cosas donde<br />

el Husserl de Die Krisis dice que «el hombre se instala, actúa, construye proyectos y se<br />

realiza como científico, como político, como creyente... donde el yo que filosofa posee<br />

una existencia consciente y en el que se inscriben las ciencias y los científicos. En ese<br />

mundo somos objetos entre los objetos y en el polo opuesto, sujetos egológicos<br />

teleológicamente referidos a ese mundo como quienes lo experimentan, valoran, se<br />

preocupan. Un reino, en fin, de valores y metas, que no es sustituible por manifestación<br />

parcial alguna del mismo, como pretende el objetivismo científico, sino que subyace<br />

como sustrato englobante de todo acontecer y de cualquier obrar» 59 . Al mundo de la<br />

vida o Lebenswelt acude, en efecto, Ricardo Ortiz de Urbina para dibujar el horizonte de<br />

metas e intereses de la globalización, porque con tal concepto funda comunitariamente<br />

la vida corpórea de los sujetos, según tres vectores: la temporalidad vivida en torno al<br />

presente, la espacialidad vivida orientada al cuerpo propio (donde se produce el nexo<br />

ineludible con el territorio) y la causalidad dada en términos interactivos de<br />

regularidades por las que encontramos semejanzas en los distintos niveles de<br />

experiencia de los sujetos.<br />

La subjetividad corpórea queda anclada aquí en un contexto indeterminado que<br />

funciona como una invariante explicativa del desarrollo del sujeto encarnado,<br />

operatorio, y semoviente en el proceso mismo de su constitución. De ahí la importancia<br />

del punto de vista genético tan bien ejemplificado por la recuperación de Juan S. Elcano<br />

en Guetaria. No obstante, la estructura relacional de este sujeto cumple el requisito de<br />

funcionar como una pluralidad n-aria, capaz de dejar atrás un modelo de ego de estirpe<br />

kantiana que ya no se empantana en la apercepción trascendental, convocada en todos<br />

los actos de conciencia, apuntando a un centro subjetivo irradiador de significación, un<br />

polo de identidad que permanece a lo largo de la multiplicidad de vivencias,<br />

lugar de modo aislado sino como acto, que surge en un contexto y bajo un interés determinado... Esa<br />

circunstancia en la que el objeto viene dada es el ámbito de la predonación pasiva». La misma idea<br />

aparece en Ideen Zur Einer Reinen Phänomenologie und Phänomenologischen Philosophie III, Nijhoff,<br />

La Haya, 1952, págs. 184-185. Sin embargo en el texto me refiero sólo a La crisis.<br />

59 E. Husserl (1937) Die Krisis der Europäischen Wissenschften (ver. Española de Jacobo Muñoz y<br />

Salvador Mas: La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental. Una introducción a<br />

la filosofía fenomenológica, Crítica, Barcelona, 1990), pp. 107, 461-484.<br />

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abstrayendo y prescindiendo de los contenidos concretos de praxis. En este registro<br />

puramente fenomenológico, donde hacen su aparición los cuerpos internos (Leib), pero<br />

carentes de conciencia, Husserl ubica las «síntesis pasivas», pero no logra evitar un<br />

salto por trasposición a un yo, que por más que lo purifica, aparece contaminado de<br />

intencionalidad eidética.<br />

Ortiz de Urbina acierta, no obstante, al criticar esta versión idealista de los<br />

universales noéticos y, al apoyarse en Marc Richir, reconstruye los niveles de<br />

experiencia de los sujetos descentrados, mostrando la contradicción constitutiva que la<br />

globalización instaura entre ellos, a causa de las dis-ritmias de los procesos que<br />

provocan el malestar actual. Mientras la globalización opera en el Mundo de la vida y<br />

resulta beta-operatoriamente realizable, lo eidético aparece, por el contrario, como lo<br />

in-humano al realizarse fuera del lenguaje: «La disritmia en que consiste el malestar de<br />

la globalización (concluye Urbina) tiene lugar en el mundo de la vida básicamente<br />

globalizado y englobante, cuando se produce una tensión insoportable entre la<br />

universalidad no eidética de los sujetos agregados en el horizonte de la comunidad<br />

humana de singulares y la universalidad eidética de los sujetos segregados, que no<br />

comunican ya entre sí sino estructuras esenciales, quedando ellos inhumanamente<br />

cancelados» 60 .<br />

Lo que plantea Ortiz de Urbina, así pues, es el problema de las relaciones entre<br />

«Ritmos y mundos», según la afortunada expresión de Jacques Garelli 61 . Lo interesante<br />

de Garelli, no obstante, es que, cuando regresa a la experiencia pre-reflexiva y protoóntica<br />

del mundo (lo que Urbina califica de pre-humano), se topa con el hecho de que<br />

los sujetos se constituyen a partir de un proceso de individuación que ocurre de espaldas<br />

al propio sujeto en el estrato B o nivel (2), en el «registro del sentido», pero en tanto que<br />

procede directamente del «registro de la materia» por trasposición o por<br />

«transducción», como dice Simondon. Dejando aquí de lado, las deslumbrantes<br />

reconstrucciones fenomenológicas de Garelli a partir de la historia de la filosofía<br />

(Descartes, Kant, Husserl, Heidegger, Merleau-Ponty) y de la epistemología (en<br />

60 Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina (2009) “Niveles de globalización. El malestar de la globalización”,<br />

Ponencia.<br />

61 Jacques Garelli (1991), Rithmes et mondes. Au Revers de l’Identité et de l’Alterité, Collection Krisis,<br />

Jérôme Millon, Grenoble, pp. 475<br />

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Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

particular de la mecánica cuántica), lo que me interesa subrayar es la forma en que<br />

critica el principio de individuación de George Simondon por cuanto nos proporciona la<br />

clave óntica de la inevitabilidad actual de la globalización y de su ambigüedad<br />

constitutiva, al aparecer como el horizonte o medio, de toda vida terrestre, no sólo<br />

humana:<br />

«L’originalité de la problématique de Simondon est de renverser radicalement la<br />

situation et de considérer l’opération d’individuation dans ce que nous dévoilerons ses<br />

rythmes temporalisateurs, comme constituant elle-même son propre principe. Ce que<br />

signifie que l’individu, loin d’être le produit achevé d’une activité individualisante<br />

antérieure, conduisan à une origine érigée en cause première, n’est autre, en ses phases<br />

de monde et en son évolution temporelle phénomenale, que l’une des modalités d’une<br />

individuation en cours, dont l’eccéité est le champ opératoire, bien qu’elle n’épuise pas<br />

totalement la zone préindividuelle co-présente à l’opération d’individuation. L’individu<br />

apparaissant comme l’acteur, mais aussi le théâtre et non le terme ou le produit d’une<br />

precessus d’individuation…. Mais il devient urgent d’autre part, de penser le couple<br />

«individu-melieu», como ce qui manifeste les traces de la co-appertenance de l’individu<br />

à une préindividualité originaire. Or, cette dimension proto-ontique afférant à l’individu<br />

n’est autre que celle du mode, à partir duquel l’individu ek-siste” 62<br />

Ahora bien, siguiendo este curso argumental el sujeto de la globalización<br />

aparecería fenomenológicamente en el momento en que emerge la conciencia ecológica<br />

individual, que se percata y toma conciencia de su condición de resonancia del medio<br />

natural en el que surge (lo que, dicho sea de paso, permite relecturas sin cuento de la<br />

literatura existencialista de la autenticidad, el Sorge, etc.). Por supuesto, que eso quiere<br />

decir que la autoconciencia (por ejemplo, la del animal individualizado que se defiende<br />

o ataca) precede a la conciencia. Este individuo «ecológico» o radialista (en términos<br />

de los ejes del espacio antropológico de Gustavo Bueno), sin embargo, no tendría<br />

62 Ibid. pp. 299-300. Y matiza que el verbo “ek-sistir” debe entenderse en el sentido clásico latino de<br />

“salir de” o “nacer de”, como cuando Lucrecio dice que «vermes de stercore existunt». De ahí sale su<br />

tesis de que ninguna actividad técnica excede el orden del mundo y su explicación de la aparición del<br />

individuo como una selección, desarrollo y amplificación de las potencialidades técnicas inscritas en la<br />

dimensión proto-óntica del mundo. De ahí que los actos técnicos sean «resonancias internas» del mundo,<br />

hasta el punto en que ellas pueden cristalizar en individualidades constituidas por un proceso de<br />

«transducción».<br />

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porqué asumir el principio de responsabilidad, desde una perspectiva eidética pues<br />

comparte con el resto de las especies animales la misma condición proto-ontica en el<br />

nivel 2. Ello explicaría, por ejemplo, que los debates entre las distintas perspectivas del<br />

problema del desarrollo sostenible se producen y ventilan en la Lebenswelt o en el nivel<br />

5. De ahí la dis-ritmia. Para la aproximación ecológica el asunto principal es la<br />

conservación (o incluso la restauración) de la biodiversidad, mientras para la<br />

aproximación social de corte circularista, el problema se convierte en una cuestión ética<br />

y/o moral: la equidad inter o intrageneracional. Por el contrario, para la ortodoxia<br />

neoclásica, que es lo que predomina entre los economistas profesionales, el asunto se<br />

limita a un problema de límites ecológicos del crecimiento económico, por lo que para<br />

ellos la crisis financiera actual, por ejemplo, no es más que un problema técnico de<br />

ingeniería financiera, que no afectará al sistema.<br />

2.- Se puede pensar también el sujeto de la globalización en términos<br />

materialistas desde el estructuralismo y el «post-estructuralismo» (sobre todo francés),<br />

cuya trabazón con la fenomenología, y las tradiciones de Durkheim y Bergson, les<br />

permite rebasar el horizonte de referentes fisicalistas. Así, por ejemplo, para Foucault la<br />

subjetividad no es una estructura esencial que surge desde el individuo hacia el mundo<br />

sino una relación desde los saberes y poderes que el individuo que se encuentra en el<br />

mundo genera como zonas de subjetivación. Los cuerpos son cosas, entidades físicas,<br />

obviamente, pero han de ser entendidos como puntos axiales, haces de relaciones, líneas<br />

de fuga, pugna de fuerzas (Nietzsche) dadas en multiplicidades compuestas de sujetos y<br />

objetos, en epistemes histórico-culturales (estructuras de relaciones n-arias), que<br />

entretejen ciencias, saberes y discursos (que son las unidades en las que habitan los<br />

enunciados o proposiciones, según una crítica pragmática que conecta con desarrollos<br />

norteamericanos, tipo Rorty, en el que se trata de superar el proposicionalismo<br />

sintáctico del neopositivismo).<br />

Desde esta perspectiva la globalización aparece, ante todo, como un proceso de<br />

multiplicación de las redes, relaciones y mecanismos de comunicación, lo que, sin<br />

duda, es un aspecto sociológicamente relevante desde McLuhan. Pero para la crítica<br />

filosófica, ya Deleuze advertía en los años 70 que los medios acarreaban efectos<br />

disolventes al convertir las ideas filosóficas, ya no en industria cultural, sino en pura<br />

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mercancía o simple marketing mediático: «Es necesario que se hable de un libro y que<br />

se haga hablar, más de lo que el libro mismo habla o tiene que decir. En última<br />

instancia, es preciso que la multitud de artículos periodísticos, de reportajes, de<br />

coloquios, de emisiones de radio o de televisión reemplacen al libro que bien podría no<br />

existir» 63 En estas condiciones, ¿no ocurrirá lo mismo con el sujeto? Como se sabe, la<br />

concepción de Deleuze es tributaria también de la teoría de la individuación intensiva de<br />

Gilbert Simondon 64 y, por eso, igual que Garelli, también él establece un paralelismo<br />

entre los procesos responsables de la emergencia de los individuos y los que<br />

corresponden a la génesis de la subjetividad. En realidad, para el empirismo<br />

trascendental no hay sujetos empíricos ni trascendentales, sino sólo relaciones de<br />

individuación y/o de subjetivación.<br />

Sin entrar en el complicado asunto de las relaciones de Deleuze con la<br />

fenomenología (a la que yo mismo he recurrido con frecuencia como contrapunto) 65 no<br />

puede negarse que también él recurre a las síntesis pasivas para explicar cómo se<br />

constituye por repetición la subjetividad en los ciclos temporales. Por ejemplo, el<br />

habitus es una síntesis disyuntiva que resulta de la contracción de fuerzas intensivas,<br />

inorgánicas, pero heterogéneas. En el habitus se forma el sujeto como producto precario<br />

de una contemplación que contrae dos series divergentes que resuenan entre sí, no como<br />

una entidad devenida, sino como un proceso en continuo devenir. A partir de las dos<br />

dimensiones constitutivas del habitus (la contracción y la pretensión) se forja la<br />

memoria como segunda síntesis pasiva que, sin embargo, ya permite el despliegue de<br />

las síntesis activas que constituyen el Ego. La sombra del Bergson de Materia y<br />

Memoria se proyecta con fuerza sobre Mnemosine. Finalmente, como se sabe, recurre<br />

Deleuze al Eterno Retorno nietzscheano como tercera síntesis para explicar la<br />

actualización del acontecimiento como absoluta novedad, cuya efectuación no permite<br />

el retorno de la identidad. Desde esta ontología platónica invertida, se perfila el sujeto<br />

como una corporeidad posicional (Da-sein o Chair, o Leib), cenestésica, manipulativa,<br />

como un adentro que se instituye al mismo tiempo que el Afuera que incluye una<br />

63 Deleuze, Gilles y Guattari, Félix (1993) ¿Qué es la filosofía? Anagrama, Barcelona<br />

64 Simondon, Gilbert (1964) L’individu et sa genèse physico-biologique, PUF, Paris.<br />

65 Uso como fuente a Beaulieu, Alain (2004), Guilles Deleuze et le Phénoménologie, Ed. Sils Maria,<br />

Bruselas, Tesis dirigida por Alain Badiou.<br />

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multiplicidad en continuo devenir que de ningún modo puede plantearse ya como una<br />

identidad.<br />

Ciertamente que desde el materialismo filosófico esta concepción del sujeto<br />

descentrado se produce a partir de la dialéctica del Mundo (Mi) con la Materia<br />

ontológico-general, un Afuera que se comporta como una materia cambiante, no<br />

petrificada, animada de movimientos peristálticos, de pliegues y plegamientos que<br />

constituyen un adentro; «no otra cosa que el afuera, sino exactamente el adentro del<br />

afuera». Deleuze parece anticipar así la disolución del sujeto frente a la globalización,<br />

no tanto porque desaparezca orgánicamente, sino porque «le corps vécu est encore peu<br />

de chose par rapport à une Puissance plus profonde et presque invivable. L’unité du<br />

rytme, en effect, nous ne pouvons le chercher que là où le rythme lui-même plonge dans<br />

le chaos, dans la nuit, et où les différences de niveau sont perpétuellement brassées avec<br />

violence» 66 . Y, aunque la concepción del sujeto como residuo a partir de la triple<br />

síntesis que las máquinas deseantes realizan en el plano de consistencia virtual y en el<br />

tiempo no sucesivo del Aión acaba transformando a los individuos así como al socius –<br />

el organismo social- en piezas de su maquinaria capitalista, la objeción ontológica del<br />

materialismo filosófico es que Deleuze no logra estabilizar al sujeto de la globalización,<br />

porque renuncia a los esquemas de identidad, justamente en el momento en que se<br />

propone invertir el platonismo.<br />

Leyendo con atención a Deleuze, sin embargo, esta objeción no se mantiene<br />

firme, ya que él distingue nítidamente entre individuación y yo, que es deudor de la<br />

forma y comparte identidad con las especies y los géneros. Tampoco está claro que,<br />

utilizando la arquitectura de niveles de Urbina, Deleuze transite directamente desde el<br />

plano eidético o nivel (3) hasta el nivel (1) de la materia ontológico-general, ignorando<br />

el nivel (2). Mi hipótesis es que toda la pelea de Deleuze con la Lógica del sentido se<br />

desarrolla en el problema que surge al transitar del nivel (3), el de la identidad, al nivel<br />

(2), que el propio Ricardo Sánchez denomina precisamente como el del sentido. Frente<br />

al despliegue de intencionalidad direccionada desde una supuesta interioridad ya<br />

constituida en el nivel (3), Deleuze regresa a un horizonte de sentido, el pliegue externo<br />

66 Gilles Deleuze (1981) Francis Bacon.- Logique de la sensation, Éditions de la différence, Paris, p. 37<br />

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de una materialidad, regida por la multiplicidad y la codeterminación, que da lugar al<br />

sujeto operatorio. La tensión se produce entre el sujeto operatorio (sea animal o<br />

humano) y la individuación como tal, que al operar sobre el fondo negativo de la<br />

materia ontológico general, no es separable de ella, sino que, o bien arrastra parte<br />

consigo al individualizarse o abre la falla del yo, por donde hormiguean las Ideas. De<br />

ahí que no sólo el Ego trascendental aparece como error al pretender ser la Cogitatio<br />

natura universalis, sino también la imbecilidad, la locura y la maldad. Por eso el animal<br />

no puede ser imbécil: «La imbecilidad no es la animalidad. El animal está garantizado<br />

por formas específicas que le impiden ser “imbécil”... (Porque) los animales se hallan,<br />

por así decirlo, inmunizados contra ese fondo mediante sus formas explícitas. No ocurre<br />

otro tanto con el Yo y el Sí mismo, minados por los campos de la individuación que los<br />

recorren, sin defensa contra el ascenso del fondo que les tiende su espejo deforme o<br />

deformante, en el que todas las formas actuales de pensamiento se disuelven» 67<br />

Así, por un lado, ocurre que el Ego no es sólo productor del Mundo, autor de su<br />

Unwelt, artífice y señor de lo que le rodea, sean objetos reales, pero, sobre todo,<br />

categoriales, en terminología del Husserl de las Meditaciones Cartesianas, sino también<br />

es al mismo tiempo un Ego reproductor de un orden ajeno, impuesto en mallas o<br />

cuadros de determinaciones históricamente sedimentadas. En definitiva, asistimos al<br />

ritmo temporal y pendular de las síntesis activas (del yo productor) y las síntesis pasivas<br />

(del yo reproductor), que Deleuze ciertamente remite (más atrás de H. Maldiney), no<br />

sólo hasta su maestro Bergson y al propio Spinoza, sino incluso a la teoría refundida del<br />

inconsciente fenomenológico. Por cierto, es Maurice Merlau-Ponty quien retrotrae al<br />

siglo XVII, lo impensado de la Naturaleza, como lo inconsciente de las explicaciones<br />

científicas; no solo hay inconsciente simbólico, el freudiano (imagen, símbolo,<br />

realidad); sino también histórico, por ejemplo el inconsciente económico (en la<br />

producción, que antecede al intercambio), el político (v.g. las clases sociales), el<br />

ideológico (en la moral, en lo religioso, etc.), conexiones que a propósito de Deleuze ha<br />

sabido sugerir con agudeza Alain Beaulieu 68<br />

67 G. Deleuze (1968) Diferencia y repetición, op. cit. pp 250-55<br />

68 A. Beaulieu (2004) op. cit. Tercera Parte pp. 135-188.<br />

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Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

3.- Finalmente hay que reconocer que el materialismo filosófico, por estirpe, se<br />

ubica más bien en la posición hegeliano-marxista cuando se trata de la<br />

construcción/deconstrucción de los contextos filosóficos y sociológicos de la<br />

globalización. Suele ubicarse el punto de arranque ontológico de la teoría crítica<br />

marxista en la Fenomenología del Espíritu, cuya estructura conceptual se explica en la<br />

Ciencia de la Lógica, definida por Hegel como la negación-superación del ser<br />

inmediato en tanto existente como mera percepción sensible, pero una superación que al<br />

mismo tiempo conserva la percepción sensible, dado que se manifiesta a través de ella,<br />

ejercitando así la Aufhebung, (negación-conservación): «el mismo conservar encierra en<br />

sí mismo algo negativo: que algo se saca de su inmediatez pero que no por ello se ha<br />

aniquilado» 69<br />

En Ensayos materialistas Gustavo Bueno realiza espléndidos ejercicios de<br />

argumentación dialéctica al estilo «estructuralista» de la época, que pueden ubicarse<br />

dignamente en esta tradición. Me refiero, por ejemplo, a la reconstrucción de «la<br />

dialéctica del amo y el esclavo» en términos de la operación «rotación lógica» 70 y, sobre<br />

todo, a la explicación del problema de la «constitución del sujeto» que emprende<br />

programáticamente sobre la plataforma de la doctrina de los Tres Géneros de<br />

Materialidad como alternativa a la doctrina espiritualista cristiana de la creación ex<br />

nihilo del sujeto como conciencia absoluta capaz de autognosis. Se trata de formular<br />

una «doctrina del Inconsciente objetivo», a la que se incorporarían tanto «la teoría de la<br />

“falsa conciencia” de Marx, como contenidos importantes del estructuralismo, tipo<br />

Lévi-Strauss y Lacan» 71 Es interesante citar el texto en extenso porque el juego que se<br />

articula entre el Inconsciente y el Ego trascendental no se compadece bien con la<br />

cerrada identificación entre E y M i que hoy defiende: «Con relación al Ego<br />

69 F. W. Hegel (1807) La Fenomenología del Espíritu, traducción de W. Roces para Fondo de Cultura<br />

Económica, México y (1816) Wissenschaft der Logik, Verlag von Felix Meiner in Leipzig, (Traducción<br />

de Rodolfo Mondolfo para Ediciones Solar, Buenos Aires, 1976) Sobre las relaciones de Hegel con el<br />

marxismo hay una amplísima literatura, cuyas obras más conocidas en español son: H. Marcuse (1970),<br />

Razón y revolución, Alianza, Madrid, Astrada, C. (1970) La dialéctica en la filosofía de Hegel, Kairós,<br />

Buenos Aires, Ernst Bloch (1985) Sujeto-Objeto. El pensamiento de Hegel, FCE, México; R. Valls Plana<br />

(1971) Del yo al nosotros, Lectura de La fenomenología del espíritu de Hegel, Barcelona; J. Hyppolite<br />

(1973) Génesis y estructura de Fenomenología del espíritu, Península, Barcelona, etc. Véanse también las<br />

Actas de La Fenomenología del Espíritu de Hegel 200 años después (2007) Eikasía, Oviedo,<br />

70 G. Bueno (1972) Ensayos materialistas, op. cit. pp. 201-<strong>33</strong><br />

71 Ibid. pp. 406-7 y cita en nota a pie de página un texto de Lacan en Écrits (1966) y un artículo de<br />

Althusser glosando la diferencia entre Freud y Lacan.<br />

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trascendental podemos establecer la tesis de que las relaciones que existen entre los Tres<br />

Géneros y el Ego (o la Materia en general) no son tales que E se identifique o<br />

conmensure con cada una de las tres materialidades, como si aquél fuese la conjunción<br />

de éstas, sino que las tres materialidades desbordan (en el sentido de la relación de<br />

inconmensurabilidad) constantemente a E, a través de M. Esta peculiar relación de<br />

inconmensurabilidad (inadecuación) entre unos Géneros de Materialidad, que<br />

constituyen al Ego, envolviéndolo, y al propio tiempo lo desbordan, es lo que<br />

denominamos Inconsciente como Idea ontológica. Podríamos expresar este concepto<br />

por medio de la relación: I = E/M i » 72<br />

Hasta donde yo sé, Gustavo Bueno no ha desarrollado las potencialidades de<br />

esta fórmula (I = E/M i ) ni las implicaciones que se desprenden en el ámbito de los<br />

fosos y los nexos que median entre el Ego corpóreo y la Materia ontológico general,<br />

cuya infinitud posibilita la ek-sistencia y constitución de todas las dimensiones de M i ,<br />

sean humanas o no, que la tradición hegeliano-marxista trata de englobar con las Ideas<br />

de totalidad y totalización. De hecho, el único uso posterior reseñable del concepto de<br />

Inconsciente objetivo lo ejecuta Gustavo Bueno en una contribución extraordinaria al<br />

XVI Congreso de Filosofos Jóvenes en 1979, donde reflexiona sobre el tema titular<br />

«Imagen, símbolo y realidad». No está de más recordar aquí que G. Bueno vincula el<br />

Inconsciente objetivo al proceso de «concienciación», es decir, a la aparición del sujeto:<br />

«Y, en general, dado que los símbolos nos remiten siempre a objetos apotéticos, que<br />

han de suponerse insertos en contextos imprecisos, por naturaleza (tanto contextos de<br />

contigüidad como de semejanza) y ellos mismos han de darse envueltos en los contextos<br />

sintagmáticos y paradigmáticos, dados en la línea de otros símbolos del sistema, podría<br />

afirmarse que los símbolos incluyen siempre la presencia del inconsciente. Porque lo<br />

«inconsciente objetivo» aparece precisamente en el proceso mismo de la<br />

«concienciación», y todo ello acaso de un modo necesario o azaroso, pero no acausal,<br />

arbitrario» 73 .<br />

72 Ibid. p. 407. Los ejemplos que pone a continuación para ilustrar los tres tipos de Inconsciente que<br />

distingue, el físico-objetivo, el subjetivo y el objetivo-esencial no son más que constructos estructurales<br />

de índole gnoseológica<br />

73 Cfer. G. Bueno en: http://www.filosofia.org/rev/bas/bas10908.htm. & 8<br />

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Sin embargo, en orden a vincular el problema de la constitución del sujeto con la<br />

tradición hegeliano-marxista, tal como directamente le planteé yo mismo en 1984 74 ,<br />

tiene mucho más interés subrayar que el Inconsciente Objetivo aparece en el momento<br />

de vincular el símbolo con la realidad, es decir, el nivel arquitectónico 1, 2 y 3 de<br />

Urbina que constituyen el orden de lo simbólico, con la materia: «En cuanto a las<br />

relaciones de los símbolos con las realidades, nos limitaremos a recordar la necesidad de<br />

tener siempre presente la idea del inconsciente objetivo. Un alegorismo positivista<br />

estrecho («la bella Oritia, cuando jugaba con Farmacia, fue arrebatada por Boreas: esto<br />

significa sólo que la arrebató un golpe de viento») es algo muy frívolo, para decirlo con<br />

las palabras de Sócrates en el Fedro. La realidad objetiva, además, genera los símbolos<br />

por caminos muy diversos, en los cuales la «voluntad», y lo que está por encima de la<br />

voluntad, sin ser objetivo (sino social, cultural), interviene tanto como el objeto. El<br />

símbolo del amor del niño observado por Mauthner, juntando y separando sus<br />

manecitas, procedía de manipulaciones anteriores con una torta que le había gustado<br />

mucho. La «danza simbólica» del oso, cuando escucha el pandero, procede de la<br />

realidad, ahora invisible, de una plancha muy caliente que los gitanos le pusieron<br />

debajo de sus plantas mientras golpeaban rítmicamente. Pero, ¿cuál es el simbolismo<br />

encerrado en la danza de la lluvia de los chimpancés observado por Goodal? ¿De qué<br />

manera los reflejos condicionados (o la realidad causalmente) se transforman en<br />

símbolos? ¿De qué manera los símbolos y las cadenas de símbolos llegan a alcanzar una<br />

eficacia causal y no sólo «ideal-racional» implicativa?» 75<br />

El texto es interesante, sobre todo, porque las preguntas que plantea al final le<br />

obligarán a abandonar las posiciones conductistas a las que todavía acude aquí, en favor<br />

de la etología, por un lado, y a plantearse, por otro, el problema de las diferencias entre<br />

hombre y animal en términos del concepto de «espacio antropológico», que construye<br />

paralelamente a su filosofía de la religión en El animal divino (1985). Hay que<br />

contextualizar esta propuesta del Inconsciente objetivo de Gustavo Bueno en los debates<br />

de finales de los setenta y principios de los ochenta, la época de la muerte del hombre y<br />

74 Cfer. Hidalgo, Alberto (1984) “Imagen símbolo y realidad de Gustavo Bueno (Del tópico mundano a<br />

la refutación filosófica)”, Los Cuadernos del Norte, nº 28, Noviembre-Diciembre. Para ver el<br />

distanciamiento respecto al marxismo véase el primer epígrafe: “El transfondo de una imagen borrosa:<br />

Marx” (pp. 30-5)<br />

75 Ibid. & 9<br />

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de la muerte del sujeto, debates que en el seno del marxismo vienen precedidos por la<br />

escisión entre la corriente estructural (más ligada al Marx maduro de El Capital) y la<br />

corriente humanista anexa al Marx hegeliano descubierto con los Manuscritos del 44.<br />

Después de la Segunda Guerra Mundial fueron aireados los crímenes de los vencidos,<br />

pero salpicaron a toda la modernidad, aunque más a los regímenes totalitarios. Si toda la<br />

tradición moderna de la centralidad del sujeto y del humanismo había llevado a<br />

Auschwitz, y si el nuevo hombre prometido por el socialismo real llevaba a Praga, a<br />

Checoslovaquia o al Archipiélago Gulag, había que denunciar al sujeto omnipotente y<br />

letal que lo generaba. De ahí el éxito de la deconstrucción (Derrida), que implica un<br />

desmigajamiento del sujeto, su descentramiento que corría parejo a la crítica del<br />

logocentrismo y de la razón.<br />

Aunque todavía no hay una vindicación sistemática del Ego trascendental, no<br />

puede excluirse una evolución de Gustavo Bueno desde un cierto personalismo<br />

humanista hasta un encastillamiento contra la postmodernidad en posiciones más<br />

estructuralistas. Así, mientras triunfaba la tesis de Foucault 76 , que proclamaba la muerte<br />

del hombre, o la de Barthes 77 anunciando la muerte del autor, o la de Derrida (único<br />

superviviente en esa época) con la muerte del sujeto 78 , Gustavo Bueno está<br />

desarrollando la idea marxista de la superación de la problemática epistemológica de la<br />

dualidad S/O mediante la multiplicación pluralista de sujetos (S 1 , S 2 , S 3 ,...S n )<br />

diaméricamente incrustados en una pluralidad de objetos (O 1 , O 2 , O 3 , ... O n ), cuya<br />

sinexión se logra mediante la fórmula algebraica del producto relativo, [R (x, y) /R (y,<br />

z)] = [R (x, z)], lo que resulta algorítmicamente productivo e interesante, pero cada vez<br />

más alejado de la aleatoriedad de los procesos políticos reales en los que se constituye el<br />

sentido. Al tiempo que asimilaba el marxismo mediterráneo, ponía el énfasis en sus<br />

deficiencias humanistas y diacrónicas, por un lado, y sus deficiencias algebraicas, que<br />

ignoraba las estructuras metafinitas. De ahí que su apelación al Inconsciente Objetivo,<br />

tal como hemos visto, puede interpretarse como un intento de conjugar al Marx<br />

hegeliano, crítico de las ideologías, con la superioridad algebraica del estructuralismo,<br />

76 Faucault, Michel (1966) Las palabras y las cosas: una arqueología de las ciencias humanas<br />

(traducción en Siglo XXI, Madrid, 1972). Muere en 1984.<br />

77 Barthes, Roland, (1968 "La muerte del autor", en El susurro del lenguaje, Paidós, Barcelona, 1987,<br />

págs. 65-71.Muere en 1980<br />

78 Derrida, Jacques (1975): La diseminación, Fundamentos, Madrid.<br />

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Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

como lo muestra la diversificación de los Inconscientes a partir de los géneros de<br />

materialidad.<br />

¿Por qué Gustavo Bueno no desarrolló la tesis del Inconsciente objetivo, que le<br />

hubiese conducido a plantear el problema husserliano de las síntesis pasivas que se<br />

producen en su seno? ¿Es su preferencia fichteana por la tesis de Goethe de que «en el<br />

principio era la acción»? ¿O, tal vez, el «reflejo del muerto» que adopta, se debe a que<br />

discrepa ya de las consecuencias del pluralismo socialista que con tanto entusiasmo<br />

había abrazado? Desde sus críticas actuales a la democracia realmente existente, quizá<br />

podría interpretarse que lo más doloroso para él habría sido constatar que los mismos<br />

iconoclastas que negaron con él las filosofías de la conciencia, que iban de Descartes a<br />

Husserl y Sartre, sacaban consecuencias políticas nada edificantes: la sociedad<br />

descentralizada era la vulgar sociedad democrática, porque la democracia surgía de la<br />

deconstrucción del totalitarismo. Pero si una democracia es un totalitarismo<br />

deconstruído, entonces la pluralidad ontológica, el disenso, la aceptación de puntos de<br />

vista diferenciados parece operar contra las pretensiones de totalización de la tradición<br />

marxista hegeliana. Sabíamos ya que la teoría crítica de Adorno y Horkheimer era<br />

disolvente y radical, pero no que al practicarla nos íbamos acercando al pensamiento<br />

político neoliberal. De esta manera la tradición hegeliano-marxista se topa<br />

acompañando críticamente a la negación del sujeto de la historia y a su sustitución por<br />

la enorme pluralidad de sujetos que pululan en la sociedad abierta, democrática, que<br />

acompaña al fin de la historia.<br />

Sin que quepa dudarlo, G. Bueno se niega explícitamente a desmontar el<br />

andamiaje del racionalismo moderno que propiciaban los textos de Adorno y<br />

Horkheimer contra el Iluminismo, por temor, en primera instancia, a que con el agua<br />

sucia tirásemos al niño de la ciencia, que con frecuencia él personificaba en Newton.<br />

Pero, aunque también desconfía, como los frankfurtianos, de la ideología ilustrada por<br />

ingenua, idealista y armonista, sus razones son profesionales, filosóficas. Y es que el<br />

marxismo (o al menos el Marx de las Tesis sobre Feuerbach), aunque no se lo<br />

representa así, practica también una suerte de epoché fenomenológica respecto a la<br />

actitud natural. Frente al positivismo decimonónico, la dialéctica marxista no considera<br />

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el mundo de los objetos como existente en sí, ni a los sujetos como partes del mundo,<br />

puesto que la praxis humana modifica el mundo. Los organismos humanos no pueden<br />

tomarse como mecanismos análogos a los mecanismos físicos, no tanto porque estén<br />

dotados de conciencia, cuanto porque su actividad está incrustada en patrones<br />

institucionales que dependen de su posicionamiento histórico. Esta relativización<br />

existencial es lo que impide la absolutización de los conocimientos, sea de forma<br />

metafísica o naturalista. La falsa conciencia consistiría, según eso, tanto en la<br />

ignorancia de los condicionamientos que pesan sobre nuestras acciones (de ahí el<br />

recurso al Inconsciente objetivo), como en la pretensión de haber alcanzado un<br />

conocimiento verdadero, inconcuso, inamovible de forma estática, lo que no parece<br />

verificarse ni en las ciencias sociales, donde la praxis está intercalada en la historia, sino<br />

sólo en ciertas franjas del mundo inorgánico, en las que hemos podido evacuar dicha<br />

praxis.<br />

Es cierto que la Dialéctica del Iluminismo demostró que el racionalismo<br />

humanista hacía de la razón un objeto de conquista, una razón instrumental que se ponía<br />

al servicio de la dominación y que ubicaba al hombre como amo de la naturaleza, pero<br />

para G. Bueno permanecía presa aún de un cierto subjetivismo naturalista porque no era<br />

capaz de evacuar sus operaciones 79 . Por eso justamente, el posmodernismo que,<br />

siguiendo esta senda, reiteraba sus críticas disolventes, lejos de disolver realmente el<br />

presente injusto, se convertía en un nuevo fundamento filosófico del capitalismo de<br />

mercado. Mantener el racionalismo significaba para G. Bueno no conceder escape<br />

alguno al misticismo ni a la utopía. Para ello era preciso reconocer la<br />

inconmensurabilidad de la realidad y la apertura del Mundo al apeiron indeterminado, a<br />

la dialéctica negativa, pero también la tensión entre individuo y sociedad en el plano de<br />

las relaciones circulares. En la polémica entre el materialismo cultural de Harris y el<br />

materialismo histórico, por ejemplo, da la razón al segundo, porque mientras el primero<br />

reduce a los seres humanos a consumidores individuales de proteínas, el segundo<br />

reconoce la real heterogeneidad de los grupos humanos que se enfrentan en el territorio.<br />

Al negar la homeóstasis, el equilibrio, niega la tesis de que la economía sea la<br />

administración de la escasez, no sólo porque las crisis consideradas globalmente pueden<br />

79 Adorno, Th y Horkheimer, M (1947) Dialéctica de la Ilustración, Akal, Madrid, 2008<br />

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ser debidas a la superabundancia, sino porque el mercado libre y plural, al estar<br />

fragmentado, rompe continuamente el equilibrio, cuando se miran las cosas desde la<br />

dialéctica.<br />

En estas condiciones ¿cuál es el sujeto de la globalización para la tradición<br />

hegeliano marxista, si exigimos para él la triple condición de corporeidad, pluralidad y<br />

operatoriedad, como hemos dicho? El reto del materialismo marxista consiste<br />

precisamente en conjugar la pluralidad constitutiva de la sociedad con la unidad de los<br />

planes, programas y proyectos que tratan de imponer a la totalidad los sujetos que la<br />

constituyen. Para ello más que volver a reiterar la tesis de la lucha de clases como motor<br />

de la historia, lo típico del marxismo en el siglo XX es recurrir a la categoría de<br />

totalidad. La Idea marxista de totalidad, cargada ontológicamente, invierte en cierto<br />

modo el empirismo trascendental de Deleuze. Por un lado, cumple la función<br />

gnoseológica de mostrar la escala holótica a partir de la cual podrá reconstruirse el<br />

conjunto de las relaciones sociales desarrolladas en una sociedad política determinada;<br />

por otro, como sistema de pensamiento, y contra las coordenadas del empirismo acepta<br />

el principio sobre el universal abstracto según el cual «lo más abstracto es lo más<br />

concreto». En esta perspectiva los hechos empíricos, los datos fisicalistas devienen<br />

fetiches, simulacros, ilusiones, una vez desconectados del resto de materialidades<br />

encarnadas en una totalidad concreta. Tal es el mensaje que se reitera en la estela<br />

hegeliana desde los Manuscritos a los Grundrisse, que G. Bueno consideró en su día el<br />

marco ontológico de El Capital: «Lo concreto es concreto —dice Marx— porque es<br />

conexión de muchas determinaciones, por consiguiente unidad de lo múltiple. En el<br />

pensamiento aparece por tanto como proceso de la conexión, como resultado, aunque<br />

no lo es, punto de arranque de la intuición y de la representación» 80<br />

Aparentemente, el concepto de globalización implica la interdependencia de<br />

todos los sujetos corporales mediante relaciones apotéticas a distancia. Por más que los<br />

80 Marx K [1953]) Grundrisse der Kritik der politischen Okonomie. 2 Vols. Verlag, Frankfurt (Hay<br />

traducción española en 1978, Siglo XXI, Madrid), p. 21. Recuérdese que con la publicación de esta obra<br />

se levantó una polémica en la que intervinieron Althusser, Colletti, Negri, Oakley A (1983) The Making<br />

of Marx's Critical Theory: A Bibliographic Analysis . Oakley, Rosdolsky o el propio G. Bueno (1973)<br />

«Sobre el significado de los Grundrisse en la interpretación del marxismo», Sistema, nº 2 (mayo 1973),<br />

págs. 15-39. Y «Los Grundrisse de Marx y la Filosofía del Espíritu objetivo de Hegel», Sistema, nº 4<br />

(enero 1974), págs. 35-46.<br />

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sujetos aparezcan descentrados, fragmentados o diseminados, los medios de<br />

comunicación de masas parecen posibilitar la conexión universal entre todos ellos<br />

¿Significa esto que la verdadera totalización en sentido marxista se ejecuta en la<br />

telépolis de Echevarría 81 o en el palacio de cristal de Sloterdijk? ¿Hay, como resultado<br />

del colapso o de la implosión de la Unión Soviética una conciencia totalizadora, que<br />

actúa como sujeto que totaliza, un nuevo sujeto centralizado que niega las diversidades,<br />

que abomina de la fragmentación y del pluralismo? Si «el medio es el mensaje», al decir<br />

de McLuhan, ¿qué significa la revolución comunicacional en la aldea global? El hecho<br />

de que la CNN trasmitiese en directo la caída del muro ¿acaso significa que son las<br />

grandes empresas comunicacionales (la Warner, la American On Line, la CNN o el<br />

imperio mediático de Murdock los verdaderos protagonistas, agentes o demiurgos de la<br />

sociedades transparentes? ¿Es el sujeto mass-mediático el que está al servicio de las<br />

fuerzas políticas, sociales y/o culturales o es más bien, al revés, y son los medios los<br />

que dominan en virtud de su necesidad instrumental y la omnipotencia creciente de la<br />

razón técnica?<br />

Pero ya Lukács en Historia y Conciencia de Clase, había prevenido acerca de la<br />

importancia de los roles sociales para entender los procesos históricos: «Las relaciones,<br />

dice Marx, no son relaciones de individuo a individuo, sino relaciones entre obrero y<br />

capitalista, entre campesino y propietario de la tierra, etc. Borren estas relaciones y<br />

habrán aniquilado toda la sociedad, y el Prometeo de ustedes no será más que un<br />

fantasma sin brazos ni piernas» 82 . De la misma forma, no se trata de colocar los medios<br />

de comunicación de masas en un continuum de unidades tecnológicas de emisión; cada<br />

medio cumple un papel diferente según el contexto en el que se ubica: Al Yazira usa la<br />

misma tecnología que la CNN, pero su papel y su función tecnológica es obviamente<br />

diferente. Ahora bien, al vindicar la categoría de totalidad en la tradición hegelianomarxista,<br />

no se trata sólo de criticar la orientación epistemológica atomista y positivista,<br />

sino también de vindicar las entidades abstractas del Espíritu Objetivo (tales como el<br />

derecho, la moralidad, la eticidad) como «contextos determinados» y materiales, en los<br />

81 Echeverría, Javier (1994), Telépolis, Destino, Barcelona<br />

82 Lukács, György (1923) Historia y conciencia de clase, Traducción de Manuel Sacristán, Grijalbo,<br />

Barcelona, 1969.<br />

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Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

que cristalizan las relaciones sociales concretas que producen el mundo «por encima de<br />

la voluntad» de los sujetos.<br />

En realidad, como señalan los sociólogos Gibson Burrell y Gareth<br />

Morgan 83 , hay dos maneras de entender estas realidades concretas desde la tradición<br />

hegeliano-marxista: la del estructuralismo radical, a la que ya hemos aludido atrás, que<br />

es la tendencia en la que tiende a encuadrarse G. Bueno, y la del humanismo radical, de<br />

la que tras el guiño hegeliano de los setenta, se va desmarcando progresivamente.<br />

Aunque hay un constante debate interno entre quienes pivotan el conflicto sobre las<br />

crisis económicas y los que ven en las crisis políticas la principal causa del cambio, los<br />

partidarios del estructuralismo radical coinciden en considerar la crisis de la sociedad<br />

contemporánea en términos de contradicciones internas entre las distintas fuerzas<br />

sociales que operan dinámicamente en su seno obedeciendo a lógicas contrapuestas, por<br />

lo que su conflicto y el cambio resultante más que voluntario o querido, es estructural<br />

(está por encima de las voluntades de los agentes sociales, frase de Marx que Bueno<br />

recita con devoción).<br />

La cita que hicimos atrás cobra significado si recordamos que Historia y<br />

conciencia de clase inauguró, según Burrel y Morgan, la línea del humanismo radical.<br />

Sólo que esta línea se caracteriza por la tesis crítica, suscrita por Bueno, de que la<br />

conciencia del hombre está dominada por superestructuras ideológicas que impiden una<br />

visión correcta del mundo social y una praxis consecuente con ella. Bien mirada, la<br />

alienación o falsa conciencia, sobre la que pivotan los análisis humanistas radicales,<br />

introduce una cuña entre el yo auténtico y la realidad «tal como es», que acaba<br />

instaurando un dualismo entre ambos, cuyo juego dialéctico consiste en un proceso de<br />

liberación de las constricciones represivas que se levantan en el ordenamiento social<br />

con el objeto de recuperar la unidad perdida. Se llama humanista a este tipo de<br />

sociología, porque tiende a ver la sociedad como una realidad abstracta, seca,<br />

antihumana y se compromete a su transformación articulando modelos en los que los<br />

83Gibson Burrell and Gareth Morgan (1979),Sociological Paradigms and Organisational Analysis,<br />

Heinemann, Londres, 1979, «We conceptualise these two broad sociological perspectives in the form of a<br />

polarised dimension, recognising that while variations within the context of each are possible, the<br />

perspectives are necessarily separate and distinct from each other» p. 19<br />

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Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

seres humanos puedan trascender los límites espirituales y liberarse de los grilletes<br />

intelectuales que los atan a la realidad presente. Bueno critica este cariz utópico, pero<br />

avala sus consecuencias por lo que concierne a los conceptos de cambio radical, modos<br />

de dominación, emancipación o desalienación o a la realización de las potencialidades<br />

humanas. Esta ambigüedad es un rasgo típico de su manera peculiar de articular la<br />

dialéctica.<br />

Por un lado, Gustavo Bueno parece un reaccionario que critica la crítica<br />

cuando se verifica bajo la sombra idealista de la conciencia subjetiva, de modo que el<br />

humanismo radical, según él, en lugar de ser materialista vendría a condescender con la<br />

hermenéutica y la fenomenología, quienes, en opinión de Bueno son siempre idealistas.<br />

Y es cierto que ambas derivan de la tradición idealista germana, sólo que al apoyar el<br />

método dialéctico, Gustavo Bueno se topa, como antes le ocurriera al joven Marx, en la<br />

tesitura de tener que invertir dialécticamente los planteamientos espiritualistas. De ahí<br />

su paradójica confrontación con Althusser y el marxismo mediterráneo en los 70 por<br />

escorar al positivismo. Ahora bien, como quiera que la recuperación dualista y<br />

dialéctica de la tradición idealista genera aquella filosofía social radical de los años<br />

veinte, cuando Lukács y Gramsci renuevan el interés por las interpretaciones subjetivas<br />

de la teoría marxista, que sufre además las influencias de la fenomenología, la arriscada<br />

posición de Gustavo Bueno genera perplejidad. Mientras él alega que su planteamiento<br />

ontológico especial de los tres géneros de materialidad permite desbloquear la dualidad<br />

Naturaleza/Cultura, Burrel y Morgan aciertan a ubicar en el humanismo radial y social,<br />

tanto la teoría crítica de la Escuela de Franckfort, como los actuales desarrollos de la<br />

teoría de la acción comunicativa de Habermas, precisamente como contradictores del<br />

positivismo.<br />

Por un lado, Gustavo Bueno no puede menos que suscribir la admonición<br />

hegeliana del Th. Adorno en Mínima Moralia contra las consecuencias políticas de la<br />

perspectiva positivista: «no mirar más allá de la realidad fenoménica, inmediata, sin<br />

estudiar los poderes ocultos que la determinan, es defender el statu quo» 84 . En realidad,<br />

84 Theodor W. Adorno: Minima Moralia. Reflexionen aus dem beschädigten Leben, Fráncfort d. M.,<br />

2001. Reimpresión de la edición original de 1951, p. 292. [Trad. cast. de Joaquín Chamorro Mielke,<br />

Madrid: Akal, 2004 (Obra completa, 4)]<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 59


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

contra Althusser, que pretendía eliminar la influencia hegeliana en Marx mediante la<br />

doctrina del «corte epistemológico», Gustavo Bueno reivindica la dialéctica, invirtiendo<br />

la teoría del corte: «Las ciencias cortan con la metafísica o con el contexto de las ideas,<br />

porque realizan cierres operatorios». Antes del corte, está el cierre categorial. Pero la<br />

historia sólo cierra fenoménicamente. No es ningún continente ignoto que se desvela<br />

cuando se rasga el velo de la ideología. También en este punto la superación del<br />

empirismo, parece seguir el mismo camino que siguen Max Hockheimer y Theodor<br />

Adorno en Las Lecciones de Sociología: «Aquel aserto de las consideraciones<br />

preliminares de la Lógica hegeliana, según el cual no hay nada en el mundo que no esté<br />

tan mediado como inmediato es, no perdura más precisamente en ninguna parte que en<br />

los hechos de que hace alarde la historiografía. Sería sin duda estúpido discutir con<br />

refinamientos epistemocríticos que, cuando bajo el fascismo hitleriano la policía llama a<br />

la puerta de un disidente a las seis de la mañana, para el individuo al que le sucede esto<br />

es más inmediato que las maquinaciones precedentes del poder y la instalación del<br />

aparato del partido en todas las ramas de la administración (…) Sin embargo, el factum<br />

brutum del asalto oficial con que el fascismo arremete contra el individuo depende de<br />

todos aquellos momentos para la víctima más remotos y por el momento indiferentes».<br />

El requerimiento empirista de acudir a los hechos fisicalistas como piedra<br />

de toque y a la lógica formal como criterio (Carnap) choca con las reconstrucciones<br />

interpretativas de las configuraciones sociales o instituciones en tanto que<br />

manifestaciones del Espíritu Objetivo. Queda censurada así la confrontación filosófica,<br />

barnizada por el empirismo lógico, entre lo que se ve y lo que no se ve (no deducible por<br />

procedimientos empíricos, y por tanto no falsable tampoco según Popper) y, tal como se<br />

argumenta en La disputa del positivismo..., queda sustituida por la diversidad dada entre<br />

lo que se ve desde una escala holótica (x) y lo que se ve desde una escala holótica (z).<br />

De ahí la noción lukacsiana de totalidad escalonada, sino la enrevesada hipercrítica de<br />

Adorno, de que «el Todo empírico es lo no verdadero» 85 . «Los positivistas vuelven a<br />

85 Adorno y otros (1969) La disputa del positivismo en la sociología alemana, Grijalbo, Barcelona, La<br />

disputa interpretativa sobre el capitalismo avanzado y la sociedad industrial, aunque formalizada<br />

previamente por Hans Albert y Jürgen Habermas, acaba en tablas con la introducción de Adorno, debido<br />

precisamente a la pretensión de los positivistas de tildar de idealistas a la posición holótica en nombre<br />

precisamente de la conciencia subjetiva individualista.<br />

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Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

apelar, sencillamente, a la observación. Pero no hacen otra cosa que cerrar los ojos»<br />

remacha Horckheimer. Y es que en el plano de las relaciones metaméricas binarias<br />

(S/O) sólo se avanza si se insertan en el plano superior, diamérico de las totalidades n-<br />

arias, sin las cuales las primeras son meras abstracciones. El proceso de reconocimiento<br />

social revela que el yo está siempre posicionado de antemano fuera de sí mismo. Como<br />

diría Sartre, precisamente desde Hegel y la fenomenología «el ego está deglutido en lo<br />

sensible». Ahora bien, la línea que arranca de la disputa del positivismo tiene, como se<br />

sabe, su representante más conocido en el paradigma comunicativo de Habermas.<br />

Suele considerarse la propuesta de Habermas como una de las teorizaciones<br />

marxistas más consecuentes de la concepción pluralista del sujeto, en la superación del<br />

paradigma kantiano y husserliano de la conciencia. No en vano, su participación<br />

mediadora en la disputa del positivismo le lleva a recoger contenidos relevantes de otras<br />

tradiciones, en particular, el contenido normativo moral que quedará fijado<br />

intersubjetiva y lingüísticamente, una vez supuesto el marco democrático como<br />

condición de posibilidad, delimitado este a través de una serie de atributos interpretados<br />

como constitutivos y no accidentales, entre los que sobresalen la ausencia de violencia y<br />

la existencia de estructuras de comunicación libres de coacción 86 . Tal vez este sea el<br />

punto de bifurcación fundamental entre la línea estructuralista radical de Bueno o<br />

Althusser y el humanismo radical de Habermas. Aunque, para los dos la idea de<br />

racionalidad sea definida como la acción propia de los organismos dotados de sistema<br />

nervioso central, la Teoría de la Acción Comunicativa sigue la estrategia de distinguir<br />

tres grandes complejos de racionalización (instrumental, práctico moral o normativo y<br />

estético erótico), mientras la Noetología que Gustavo Bueno propone en El papel de la<br />

filosofía..., acaba derivando, clásicamente en la construcción de un sistema filosófico<br />

centrado sobre el ego corpóreo como sujeto de atribución.<br />

No hay, sin embargo, ni siquiera una correspondencia entre, por una parte,<br />

la teoría del cierre categorial que G. Bueno construye y la «racionalidad cognitivo-<br />

86 Habermas, Jürgen (1981), La reconstrucción del materialismo histórico, Taurus, Madrid; (1982),<br />

Conocimiento e interés, Taurus, Madrid; (1990), Teoría de la acción comunicativa, Taurus, Madrid, Cfer,<br />

también Hidalgo, A. (1985) «La estrategia de la resistencia y Jürgen Habermas», Los Cuadernos del<br />

Norte, Julio-Agosto Nº 32, pp. 62-72<br />

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Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

instrumental» de Habermas, no ya porque dentro de ella englobe, además de las<br />

actividades científico-técnicas, las prácticas de intervención social, sino, sobre todo, por<br />

la especificidad gnoseológica de la primera frente a la genericidad de la segunda.<br />

Tampoco hay conmensurabilidad alguna entre la ontología materialista, la filosofía de la<br />

religión o la teoría del espacio antropológico de Gustavo Bueno, por un lado, y la<br />

«racionalidad práctico- moral», que para Habermas supone el Derecho y la Moral y la<br />

«racionalidad práctico-estética», que abriga tanto al Arte como al Erotismo, por otro, a<br />

pesar de que ambos ejercen una severa crítica a la semántica veritativa de Frege,<br />

Dummet o Davidson, y a la teoría logocéntrica de Husserl, concepciones ambas cuyo<br />

mínimo común denominador consiste en la suposición de que la referencia asertórica de<br />

la verdad (y la referencia indirecta a la misma, que caracteriza a las oraciones<br />

gobernadas por contextos opacos) constituye el punto de partida adecuado para la<br />

explicación del entendimiento lingüístico. Habermas introducirá, como pretensiones de<br />

validez análogas a la verdad, la veracidad subjetiva y la rectitud normativa, mientras<br />

Gustavo Bueno colocará en las identidades sintéticas las franjas de verdad construidas<br />

tanto por los sujetos gnoseológicos como por los actores políticos o morales, ambos<br />

operatorios. Y, sin embargo, por debajo de estas diferencias, hay una misma remisión a<br />

la idea marxista de praxis, porque, en un caso, enlaza entre sí el mundo de la vida y la<br />

práctica comunicativa cotidiana, y, en el otro, porque el sujeto operatorio goza de<br />

capacidad constructiva e intercalar.<br />

Por un lado, así pues, Habermas prolonga la herencia franckfurtiana por su<br />

crítica a la tecnocracia y a la razón instrumental, pero al objeto de vindicar la praxis<br />

democrática, ya que «la administración tecnocrática de la sociedad industrial convierte<br />

en superflua a la formación democrática de la voluntad colectiva» 87 , debe, por otra<br />

parte, abandonar la tradición crítica de Adorno, al distanciarse de la categoría de<br />

«totalidad» en su regreso desde Hegel a Kant. El sujeto operatorio que le interesa, no es<br />

tanto el que opera técnicamente, cuanto el que obra moralmente, aunque bajo el prisma<br />

de su teoría del discurso racional en la acción comunicativa. Las acciones<br />

instrumentales suponen el acatamiento de reglas de acción técnicas y grados de eficacia<br />

en contextos de sucesos, estados de cosas y acontecimientos. Las acciones estratégicas<br />

87 Habermas, J. (2002) Ciencia y técnica como “ideología”, Tecnos, Madrid, p. 140<br />

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Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

encubren reglas de acción racional en un marco social de oponentes racionales. Las<br />

acciones comunicativas, sin embargo, implican que los planes de acción de los actores,<br />

en plexos de estructuras comunicativas lingüísticas, no se coordinan a través de un<br />

cálculo egocéntrico de resultados, sino mediante actos de entendimiento, basados en la<br />

armonización lingüística de planes de acción diversos.<br />

En cambio, Gustavo Bueno no abandona la idea de «totalización», sino que la<br />

vindica hegelianamente, hasta el punto de afirmar que toda «globalización es una<br />

totalización en materia definida y de “segundo grado”». Ahora bien, si toda<br />

globalización es una suerte de “re-totalización”, entonces el sujeto operatorio que la<br />

ejecuta forma parte de una pluralidad constitutiva que más que hablar o comunicarse,<br />

actúa sobre otros sujetos que reobran sobre él recíprocamente en un campo determinado<br />

(político, económico, biológico) hasta llevar a efecto el sistema <strong>completo</strong> de<br />

operaciones holóticas programadas: «La globalización la interpretamos ante todo como<br />

el proceso diamérico de unas partes que codeterminan a otras, y no como el proceso<br />

metamérico de un todo que determina a las partes» 88 . De acuerdo con esto, habría tantos<br />

sujetos de globalización cuantos procesos de globalización específicos se ejecuten. En<br />

este sentido, la compleja tipología de globalizaciones que Gustavo Bueno ejecuta<br />

avanza en la dirección del pluralismo materialista operatorio que concierne a una<br />

multiplicidad de sujetos corpóreos. Esto le libra de las críticas de dualismo que Axel<br />

Honneth, por ejemplo, ha lanzado contra su maestro Habermas al considerar que la<br />

racionalidad comunicativa atribuida al Lebenswelt dualiza al mundo de la praxis y al<br />

sujeto operatorio, al quedar escindida de la racionalidad instrumental atribuida al<br />

sistema económico-político 89 . El asistente de Habermas, de vuelta a Hegel, vendría a<br />

coincidir con el reproche de Gustavo Bueno que aludiría a los tres tipos de racionalidad<br />

como esferas externas metaméricamente relacionadas las unas con las otras. La<br />

idealización de las dos esferas principales, unida a la crítica unilateral que ejecuta contra<br />

la colonización instrumental del Lebenswelt, no le permitiría a Habermas percatarse de<br />

que la penetración de la economía capitalista en el mundo de la vida no es accidental,<br />

88 Bueno, G. (2004), La vuelta a la caverna,.. op. cit. pp 163-4.<br />

89 Honneth, A. (1997) La lucha por el reconocimiento: por una gramática moral de los conflictos<br />

sociales; Crítica Grijalbo Mondadori, Barcelona, (2007), Reificación. Un estudio en la teoría del<br />

reconocimiento, Katz Barpal Editores, Buenos Aires, Madrid y (2009) Patologías de la razón: historia y<br />

actualidad de la teoría crítica (2009), Katz y también Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.<br />

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Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

sino constitutiva: «la idea de que cierta tendencia a la colonización evoluciona en un<br />

momento tardío del desarrollo capitalista no es correcta, debido a que determinadas<br />

esferas parciales se nutrieron desde el comienzo, y no estaban separadas de la manera<br />

esbozada por Habermas. Por ende, no podemos hablar de colonización, sino de formas<br />

nuevas de mezclarse e influirse mutuamente», es decir, de codeterminarse<br />

diaméricamente.<br />

No obstante, la inconmensurabilidad de los sujetos de la globalización diseñables<br />

desde los planteamientos materialistas de Gustavo Bueno y los semióticos de Habermas,<br />

podrían analizarse en términos de un cruce trasversal entre los géneros de materialidad<br />

en los que se distribuyen horizontal, pero inconmensurablemnente los diferentes tipos<br />

de sujetos categorizados (el sujeto gramatical, el jurídico, el psicológico, el orgánico o<br />

natural, el etológico o incluso el sujeto trascendental), por un lado, y los niveles<br />

gnoseológicos en los que se organizan vertical, o incluso jerárquicamente, las<br />

operaciones prácticas que acompañan su despliegue racional. En términos del<br />

materialismo fenomenológico de Ortíz de Urbina, sin embargo, los dos autores<br />

colisionarían especificamente en los niveles que afectan al orden simbólico (3, 4 y 5)<br />

por cuanto difieren profundamente en el nivel del esquematismo trascendental, donde se<br />

constituye el sentido. Es, en ese plano (2) donde acontece la temporalidad sin presente<br />

donde puede presentarse la tesis central de Honneth como un regressus y superación del<br />

orden simbólico planteado por Habermas en su teoría de la acción comunicativa. En<br />

efecto, para el actual dirigente de la Escuela de Francfurt los conflictos sociales, de<br />

acuerdo a su nueva gramática, pueden entenderse en clave hegeliana como una lucha<br />

por el reconocimiento.<br />

La novedad de la teoría que nace en Hegel, es haber superado lo que en la<br />

tradición naturalista de Maquiavelo y Hobbes había dominado, es decir, la<br />

interpretación biologicista de estos conflictos como inspirados por la ley de<br />

la autoconservación, por la pura y dura sobrevivencia. Honneth insiste en que<br />

el reconocimiento no es propiamente una alternativa a la idea de autoconservación,<br />

sino una ampliación necesaria y una superación dialéctica de tal categoría. El<br />

reconocimiento como proceso en su dimension individual, social y moral, sigue un<br />

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Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

esquema teleológico, cuyas etapas vienen marcadas por determinadas formas hegelianas<br />

tales como el amor en el ámbito familiar o privado, el derecho en el ámbito público y<br />

societal, y la solidaridad en el ámbito comunitario. No es difícil descubrir en este<br />

pensamiento dialéctico aplicaciones prácticas a las situaciones que marcan las<br />

directrices de la investigación sociológica actual. En efecto, la lucha por el<br />

reconocimiento se dirige contra la humillación en tanto que tras ella trasparecen<br />

distintas formas negativas del reconocimiento o simples negaciones de reconocimiento<br />

tales como el maltrato y la violación, la desposesión de derechos o la exclusión social,<br />

política y económica, las ofensas a la dignidad o las distintas injurias. En una<br />

fenomenología de las lesiones morales Honneth nos avisa que hay también un saber<br />

precientífico, anterior a cualquier orden simbólico, y situado, por tanto, en el plano (2)<br />

de la universalidad de lo humano donde se genera el sentido que reconoce el daño a la<br />

vida. Pero para construir una teoría no basta partir de las reflexiones desde la vida<br />

dañada (desde la hermenéutica materialista de Adorno), sino que hay que tomar en<br />

cuenta también (circularmente) los resultados, por ejemplo, de ciertas filosofías de la<br />

persona y su saber positivo.<br />

Si no es casual que Axel Honneth haya reinterpretado la figura de Adorno y su<br />

proyecto como una hermenéutica materialista más que como una teoría sociológica<br />

explicativa 90 , es porque su propia reinterpretación del sujeto corpóreo materialista de<br />

tradición hegeliano-marxista recoge ya ese regreso hacia el horizonte de constitución<br />

del sentido que caracteriza a las filosofías europeas tras la caída del muro de Berlín. Si<br />

Adorno considera la idea de imitación como eje antropológico central para explicar el<br />

desarrollo del espíritu humano, es porque en el proceso de imitación se forja el sentido<br />

de lo humano: «Lo humano se aferra a la imitación: un hombre se hace verdaderamente<br />

hombre sólo cuando imita a otros hombres» 91 . Para Adorno, en efecto, la conducta<br />

90 Axel Honneth (ed.): «La pretensión central que Adorno vinculó a su trabajo desde el principio era la<br />

de desintegrar la segunda naturaleza, cosificada, de la realidad histórica, dejando al descubierto en ella,<br />

mediante la aplicación del análisis sociológico que se indica, determinadas figuras de la acción y de la<br />

conciencia; y no habría abandonado en absoluto esta intención hermenéutica cuando más tarde, sometido<br />

a la presión de la ordenación de las disciplinas, compondría tratados sociológicos o de teoría social»<br />

Dialektik der Freiheit [Dialéctica de la libertad], que recoge las conferencias celebradas en septiembre de<br />

2003 en Francfort, con ocasión del centenario del nacimiento de Adorno (Fráncfort d. M.: Suhrkamp,<br />

2005, pp. 165-187), reeditada en el volumen Pathologie der Vernunft [Patología de la razón] (Fráncfort<br />

d. M.: Suhrkamp, 2007, pp.70-92).<br />

91 Aforismo 99 de Minima Moralia. Op, cit, Madrid: Akal, 2004, p. 160<br />

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imitativa se funda originalmente en un impulso de ayuda amorosa 92 . De ahí que<br />

Honneth pueda diagnosticar que el vínculo profundo que realiza Adorno entre la<br />

cosificación del intercambio de mercancías y la deformación de la razón se ejecute en el<br />

nivel 2 de constitución del sentido, no sólo porque aprendemos la intencionalidad de la<br />

razón imitando, sino porque por detrás de esto la propia realidad «ha sido recargada con<br />

una cantidad creciente de pretensiones, de deseos y de enfoques, que aprendemos a<br />

tomar en consideración como las causas de nuestra acción. Esta capacidad, de percibir<br />

el mundo desde «dentro», (desde el cuerpo interno), Adorno no sólo quería verla<br />

restringida al ámbito del comportamiento entre seres humanos; por el contrario,<br />

consideraba que nuestra capacidad racional fundamentada en la imitación también a los<br />

objetivos adaptativos de seres sin lenguaje (animales), e incluso a cosas, ya que, al<br />

experimentar pretensiones, desean alguna cosa según una consideración racional». Para<br />

Adorno, así pues, el proceso de cosificación o reificación que Benjamin atribuía al<br />

«inconsciente colectivo», era consecuencia más bien de la «propagación del esquema<br />

imitativo» en el que por «recentramiento» del sujeto se olvidan aquellas experiencias y<br />

deseos originarios que lo han forjado. En consecuencia la fisonomía de la forma de vida<br />

capitalista que dibuja Adorno es la de una patología social de la razón.<br />

En general, y por lo que respecta al sujeto de la globalización, Honneth muestra<br />

cómo tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial, la categoría de reificación ha<br />

perdido la posición central que tenía en la analítica crítica de la realidad política llevada<br />

a cabo por los teóricos sociales. El proyecto de examinar la reificación del sujeto en las<br />

democracias capitalistas es observado como «un síntoma de querer empecinadamente<br />

ser parte de una época cultural que ha perdido su legitimación por la posguerra, las<br />

reformas culturales y las innovaciones en la teoría» 93 . Así, la crítica filosófico-política<br />

del presente resulta ser cada vez más mestiza, al estar presidida por la búsqueda<br />

rawlsiana de la justicia, la denuncia de las insuficiencias de la democracia (usualmente<br />

tildadas de «lacras» o «déficits»), pero nunca en exclusiva por una teorización incoada a<br />

partir del uso de los «conceptos patológicos», tales como los de reificación o<br />

92 Adorno, Minima Moralia, op. cit., p. 292.<br />

93 Cfr., sobre este tema, A. Honneth (2004) «Eine soziale Pathologie der Vernunft. Zur intellektuellen<br />

Erbschaft des Kritischen Theorie», en C. Halbig / M. Quante (ed.): Axel Honneth: Sozialphilosophie<br />

zwischen Kritik und Anerkennung. Münster, 9-32.<br />

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comercialización, u otros como los que la feminista norteamericana Heidi Hartmann<br />

denomina conceptos ciegos de sexo, aquellos que no penetran en el reconocimiento de<br />

las desigualdades fundadas en la condición sexual de los agentes, nociones que suponen<br />

una crítica a las eventuales insuficiencias de nuestras sociedades políticas y/o de algunas<br />

de sus características principales 94 .<br />

No obstante, el sujeto de estirpe hegeliano-marxista mantiene su implantación<br />

crítica en el presente alimentándose no sólo de la crítica a la globalización capitalista<br />

como una suerte de patología, al estilo de Honneth, sino mestizando sus análisis con<br />

elementos provenientes de otras tendencias. Dejando de lado aquí los casos señalados<br />

por el propio Honneth como análisis efectivos de reificación (Raymond Carver, Michel<br />

Houellebecq, Martha Nussbaum, Elisabeth Anderson, etc.) me limitaré a mencionar a<br />

uno de los provocadores de izquierda en el que el marxismo se mezcla con el<br />

estructuralismo lacaniano forjando una mezcla explosiva: Slavoj Zizek 95 . Se trata de<br />

resucitar un pensamiento anticapitalista de izquierdas que ponga en jaque al binomio<br />

multiculturalismo- neoliberalismo, que son las filosofías de moda. El capitalismo, según<br />

él, seduce al sujeto con la realidad virtual de los mass-media y la tecnología, rompiendo<br />

la temporalidad, anticipando goces utópicos de futuro y manipulando ideológicamente a<br />

los individuos sin explicitar ideología alguna. El activismo de la ‘interpasividad’ crea<br />

simulaciones de aceleración externa al individuo y representa cambios que nada<br />

cambian. En la era de la post-política se simula un pluralismo a través de ideologías<br />

94 Heidi Hartmann (1987) «El infeliz matrimonio entre marxismo y feminismo» Cuadernos del Sur Nº 5,<br />

Sus informes de la situación de la mujer respecto al empleo, la sanidad, los seguros, el matrimonio, etc.<br />

son más eficaces para construir lo que se llama el feminismo materialista o marxista, que sus<br />

teorizaciones, como su definición del patriarcado “como un conjunto de relaciones sociales entre los<br />

hombres que tienen una base material, y aunque son jerárquicas, crean o establecen interdependencia y<br />

solidaridad entre ellos que los capacitan para dominar a las mujeres”. No es sólo el sistema, sino los<br />

varones como tales quienes oprimen a las mujeres. La restricción de su sexualidad, junto al matrimonio<br />

heterosexual, como formas de control sobre la fuerza de trabajo de las mujeres son elementos cruciales<br />

del patriarcado, que no descansa sólo en la en la familia, sino en todas las estructuras que posibilitan este<br />

control. En este ámbito la propia teoría crítica marxista sobre la explotación económica, laboral y del<br />

tercer mundo en la era de la globalización define un sujeto marxista que, aunque es histórico-cultural es<br />

“ciego de sexo”. Cfer. Amorós, Celia y de Miguel, Ana (Eds.) (2005): Teoría feminista: de la Ilustración<br />

a la Globalización, Minerva Ediciones, Madrid, pp. 151-62.<br />

95 Está traducido al español una parte sustancial de su obra: Zizek, S. (2000) Mirando al sesgo. Una<br />

introducción a Jacques Lacan a través de la cultura popular, Paidós, Buenos Aires. (2001) El espinoso<br />

sujeto. El centro ausente de la ontología política, Paidós, Barcelona; (2002a) El frágil absoluto o ¿por<br />

qué merece la pena luchar por el legado cristiano?, Pre-Textos, Valencia, (2002b) El sublime objeto de<br />

la ideología, Siglo XXI, México DF; (2002c) ¿Quién dijo totalitarismo? Cinco intervenciones sobre el<br />

(mal)uso de una noción, Pre-Textos, Valencia, 2002.<br />

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tenues y convergentes, que son en realidad distintos estilos de vida sujetos al mismo<br />

imperio efímero de las modas en virtud de los ciclos del mercado. Su vindicación de la<br />

ideología frente a los mecanismos de control y a las coerciones económicas como<br />

instrumentos de inclusión-exclusión o de pertenencia o no a la nómina de lo dominante,<br />

sin embargo, juega dialéctica y políticamente al desmarque, como veremos.<br />

Así, por ejemplo, aunque su crítica al «autocolonialismo», al «racismo<br />

invertido» o a la explotación subyacente en la tolerancia del «otro» resulta sugerente y<br />

alerta contra la ingenuidad, no está nada claro que su recurso a los productos de la<br />

industria cultural (literatura, cinematografía, etc.) produzcan, más allá del divertimento<br />

intelectual, liberación alguna de las cadenas estructurales que atenazan al individuo en<br />

el espacio del mercado global, bajo la burbuja de las simulaciones de realidad que<br />

escenifican la post-política. Su análisis del 11S, como una manifestación real, que<br />

confirma una faceta de la realidad virtual labrada sobre el imaginario colectivo de los<br />

norteamericanos, es sin duda brillante, pero ni explica nada, ni aclara de qué modo el<br />

«sujeto espinoso» no pasa de ser un «vacío ontológico», del mismo modo que la<br />

utilización del concepto de «totalitarismo» (sin distinguir frecuentemente las<br />

caracterizaciones principiativas de las terminativas) sea algo más que un mero<br />

espantapájaros. En esta línea destructora y nihilista, S. Zizek se ha atrevido a realizar<br />

una clasificación del tipo de respuestas progresistas al capitalismo al objeto de<br />

diferenciar su propia posición, a propósito de una reseña de un libro de Simon Critchley<br />

titulado Infinitely Demanding: Ethics of Commitment, Politics of Resistance 96<br />

En su reseña de este libro, titulada «resistencia es rendición» distingue Zizek, en<br />

efecto, los siguientes tipos de respuesta progresista al capitalismo global, que en el<br />

fondo, según él, son formas distintas de claudicar ante el capitalismo globalizador:<br />

1.- La respuesta Sociodemocrática o tercera vía europea es la concepción que<br />

acepta la hegemonía del capitalismo como un hecho, pero propone continuar luchando<br />

96 Simon Critchley (2007), Infinitely Demanding: Ethics of commitment, politics of resistance, Verso,<br />

London and New York. Además de la reseña de Zizek, S (2007) «Resistence is Surrender», London<br />

Rreview of Books, Vol 29, Núm 22, 15/Nov. Tendré en cuenta sus dos últimos libros sobre el tema de la<br />

violencia (2008ª) Violence: Six sideways reflections, Picador, New York, y S. Zizek,(2008b) In defence of<br />

lost causes, Verso, New York, 2008<br />

68 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

en el contexto actual. Aunque Zizek no lo precisa mucho, cabría atribuir esta posición al<br />

concepto de ciudadanía democrática constitucional de Habermas, que representaría el<br />

nuevo sujeto agente de la globalización. Sin embargo esta posición es más<br />

explícitamente defendida por los expertos en relaciones internacionales 97 , que<br />

consideran que el «modelo europeo», se diferencia del «modelo norteamericano» y del<br />

«modelo asiático», porque antepone la Sociedad, tanto al Estado como al Mercado, en<br />

tanto que USA pone por delante el Mercado (neoliberalismo) y el modelo asiático,<br />

representado eminentemente por China hace depender tanto el mercado como la<br />

sociedad del Estado.<br />

2.- La respuesta autonomista acepta la hegemonía capitalista como un hecho,<br />

pero llama a la resistencia desde los «intersticios». Aunque tampoco Zizek es muy<br />

explícito al respecto, en la medida en que las respuestas progresistas son concebidas<br />

como alternativas (“or..or..or...”) cabría poner en correspondencia los ocho modelos de<br />

globalización de G. Bueno con las ocho respuestas de Zizek. Según esto habría que<br />

interpretar la resistencia desde los «intersticios» la oposición individual o grupal de<br />

todos los que se oponen a la universalización del American Way of Life de forma<br />

generalizada, prepotente, unilateral y cumplida realmente, por ejemplo, con la Coca-<br />

Cola. Johann Galtung sería un buen representante de este tipo de resistencia en el marco<br />

de los movimientos pacifistas. Se trata ahora de aprovechar los déficit de esta<br />

globalización (por ejemplo, desde la superioridad de las capacidades blandas de<br />

Noruega).<br />

3.- La respuesta gnóstica, según Zizek, acepta la futilidad de toda lucha, puesto<br />

que la hegemonía es tan agobiante que contra ella nada puede hacerse, salvo esperar el<br />

desencadenamiento de una «violencia divina». Así formulada, se trataría de la<br />

aceptación resignada del cumplimiento generalizado y omnilineal del modelo 4 de<br />

globalización de Gustavo Bueno, que podría asimilarse también a lo que en su día se<br />

caracterizó desde el materialismo filosófico como «implantación gnóstica de la<br />

97 Aldecoa, Francisco y Guinea, Mercedes (2008), La Europa que viene: El tratado de Lisboa. Versiones<br />

consolidadas del Tratado de la Unión Europea y del Tratado de funcionamiento de la Unión Europea,<br />

Marcial Pons, Madrid (Prologo de Gil Robles)<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 69


Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

conciencia filosófica» y que, apurando las interpretaciones, el propio Zizek podría<br />

atribuir a su amigo Sloterdijk, si fuese capaz de discriminarla mejor de la posición 4.<br />

4.- La respuesta postestructuralista, según Zizek, se caracteriza por reconocer<br />

también la inutililidad de toda resistencia, como la gnóstica, pero, por un lado, trata de<br />

defender los remanentes del estado benefactor y, por otro, enfrenta al sistema con<br />

demandas que no puede satisfacer. Esta crítica ácida y constante no impide a sus<br />

partidarios refugiarse en la torre de marfil de la academia finalmente. No se entiende,<br />

sin embargo, porqué catalogar esta especie de fatalismo melancólico académico de<br />

«post-estructuralista», cuando ha sido tradicionalmente una característica de los<br />

académicos “realistas” del siglo XX, sean funcionalistas como Max Weber (con su<br />

«jaula de hierro») o estructuralistas como Lévi-Strauss (con sus Tristes trópicos).<br />

Incluso, pese a su pretensión de salirse de la clasificación que él mismo ha construido,<br />

sería la posición que adopta el propio Zizek, cuando trata de eludir las críticas que le<br />

hace Simon Critchley en su réplica 98 .<br />

5.- La respuesta ecologista, según Zizek, se corresponde con la crítica más<br />

radical al capitalismo, pues lo identifica directamente con el desarrollo de la tecnología<br />

y de la razón instrumental. Sin embargo, es difícil considerar hoy la alternativa<br />

ecologista como una disyuntiva real al proceso de globalización o considerar al<br />

conservacionista o al reciclador de basuras como el verdadero sujeto de la<br />

globalización, una vez que la UE lleva más de 20 años liderando la idea de<br />

sostenibilidad y después de que el propio Al Gore, desde su posición inequívoca en el<br />

corazón del sistema, se haya convertido en un factor de la conciencia colectiva del<br />

ecologismo. Es fácil, en cambio, desde la disciplina filosófica aceptar elementos del<br />

98 En http://issuu.com/lcredidio/docs/naked_punch_final_web3. En efecto, en su artículo “Violent<br />

Thoughts about Slavoj Zizek” publicado en la revista naked punch, comienza comentando los dos libros<br />

publicados por Zizek en 2008 que tienen como tema central la relación entre violencia y política.<br />

Critchley quiere analizar el recurso a una “violencia divina”, y en particular la conexión entre este y los<br />

conceptos desarrollados por Walter Benjamin en el texto Para una critica de la violencia. Usando la<br />

tipología presentada por Zizek, Critchley lo coloca dentro de la tendencia gnóstica, mientras que Zizek<br />

había afirmado en su articulo que Critchley representa la tendencia Posmodernista o ‘torremarfilista’. Por<br />

su parte, Zizek piensa que la suya es una alternativa diferente, una opción realista en oposición por los<br />

ocho tipos de escapismo identificados en su artículo.<br />

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Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

pensamiento de Heidegger o el «principio de responsabilidad» de Hans Jonas como<br />

constitutivos éticos y gnoseológicos de cualquier fórmula que tome al sujeto corpóreo,<br />

pluralista y operatorio como referencia 99 .<br />

6.- Zizek califica como respuesta utopista al rechazo de la posibilidad de una<br />

confrontación directa, y a la preferencia de la vía de la construcción de prácticas<br />

alternativas, como por ejemplo, la defensa de los territorios indígenas por parte del<br />

movimiento Zapatista en Chiapas (México). No estoy seguro, sin embargo, de que<br />

Zizek utilice adecuadamente en este contexto el término «utopía», ni de los referentes<br />

que cabe englobar bajo este epígrafe tan flexible que va desde los movimientos que<br />

Gustavo Bueno cataloga como «izquierdas indefinidas», a las que critica por su<br />

extravagancia, su divagancia o su fundamentalismo 100 , hasta el conglomerado de<br />

instituciones que genera el movimiento de «otra globalización es posible» en Porto<br />

Alegre asociado a prácticas comunitarias y políticas reales 101 . Por su carácter expansivo<br />

y especializado cuando se agrupan colectivamente podrían dar lugar más que a un<br />

movimiento antiglobalización a una forma de globalización efectiva conformada por el<br />

modelo 3 de G. Bueno.<br />

7.- Pero, quizá la que más interesa a Zizek sea la denominada respuesta<br />

posmodernista, en la medida en que su propósito básico es ubicar el libro de Simon<br />

Critchley Infinitely Demanding como un ejemplo de claudicación. En realidad, para él el<br />

énfasis puesto por el postmodernismo en la lucha anticapitalista como una lucha por la<br />

hegemonía entre las múltiples formas de la lucha político-ideológica equivoca los<br />

99 He analizado con más detalle los modelos o cánones alternativos en relación a la idea misma de<br />

desarrollo en varios trabajos, de los que el más conocido es, sin duda, Hidalgo, A (2000) «Teorías,<br />

historias y modelos de la Idea de desarrollo. Una Interpretación» El Basilisco, 2ª época, Núm. 28, Julio-<br />

Diciembre, pp. 41-64 Cfer también los dos artículos: (2007ª) «A propósito de las migraciones cabe<br />

preguntar: ¿Es lo mismo cooperación al desarrollo que co-desarrollo?»; y (2007b) «”Codesarrollo” como<br />

regla operatoria de la cooperación al desarrollo», en Codesarrollo y migraciones. El papel de la<br />

cooperación/ (Actas editadas bajo la coordinación de Alberto Hidalgo Tuñón), Eikasía, Oviedo pp.1-14<br />

y 37-62<br />

100 G. Bueno (2003) El mito de la izquierda. Las izquierdas y la derecha, Ediciones B, Barcelona, pp.<br />

236 y ss<br />

101 Para una caracterización mucho más precisa de estos movimientos desde posiciones marxistas véanse<br />

los trabajos de Francisco Erice (2001) «¿La globalización cuestionada? Críticas marxistas y radicales»,<br />

Departamento de Historia, Universidad de Oviedo. En hhtp: :www.wenceslaoroces.org/act/global/ Ver<br />

también Pastor, Jaime (2002): ¿Qué son los movimientos antiglobalización? RBA ediciones, Barcelona<br />

y, sobre todo, la excelenete bibliografía que recoge Taibo, Carlos (2007), Los movimientos<br />

antiglobalización: ¿qué son?, ¿qué quieren? ¿qué hacen?, Ediciones La Catarata, Madrid<br />

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Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

términos porque, al renunciar al control del Estado, es derrotista y sirve de refuerzo del<br />

orden existente (en este sentido su «resistencia es rendición»). Ahora bien, lo que<br />

Simon Critchley rechaza no es tanto el Estado, cuanto la estetización de la violencia<br />

como único procedimiento de cambio, que contagia al propio discurso hasta pervertir el<br />

diálogo. Frente a la frondosa proliferación de posiciones, muchas repetitivas de Zizek,<br />

simplifica la cuestión del sujeto de la globalización constatando la infinitud de la<br />

demanda del yo que obliga a perfilar un modelo ético de institución del sujeto como<br />

«dividuo», es decir, como instancia dividida entre el propio demandar ilimitado y su<br />

proyección en el otro que hace también una demanda recíproca del mismo monto<br />

ilimitado. Simon Critchley recurre al humor anglosajón y al ironismo de Rorty 102 para<br />

equilibrar ambas demandas y así llega a proponer una arquitectura dividida de la<br />

institución de lo subjetivo, no tanto entre el cuerpo interno y el cuerpo externo, cuanto<br />

en una «ética del compromiso-acuerdo» [commitment] abierta al otro. Puesto que<br />

también se reclama de izquierdas, Critchley se ve obligado a derivar una posición<br />

política de su compromiso ético, distinguiendo entre tres grandes familias de neos: la de<br />

los neoliberalismos, la de los neoleninismos, y la que llamó neoanarquismo, al que él<br />

mismo se adscribe. Las otras dos se exceden en autoconvicción y en fundamentalismo,<br />

barriendo en su actuación concreta al otro, sin obligarse a poner en cuestión el propio<br />

criterio, ni esperar a la aceptación del otro.<br />

En lo que parecen estar de acuerdo ambos izquierdistas, sea Zizek o no un neoleninista<br />

(nunca lo sabremos, porque juega al viejo despiste de la hipercrítica), es en<br />

ignorar la política socialdemócrata de la UE como alternativa al neoliberalismo del<br />

mercado. Ahora bien, la “ética del compromiso-acuerdo” con el otro, con su apertura<br />

hacia él, e incluso una efectiva “política de resistencia” que, lejos de pretender<br />

derrumbar el aparato del estado, lo pone al servicio de la sociedad civil, no parece<br />

apuntar más allá en el neo-anarquismo que en la socialdemocracia, puesto que ésta<br />

asume también una ética de la responsabilidad ecológica y humanitarista como trámite<br />

para el cumplimiento de los ideales emancipatorios o libertarios de la fraternidad. Así<br />

pues, mientras Critchley aconseja abandonar el ámbito del estado, Zizek trae como<br />

contra-ejemplo el caso de Chavez, quien se apodera del aparato del estado para hacerlo<br />

102 Richard Rorty (1998) Contingencia, Ironía y solidaridad, Paidos, Barcelona<br />

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Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

funcionar según sus propios fines: comunidades barriales, etc. Sin embargo, también<br />

para Critchley (que no es partidario de la violencia angular) la participación política<br />

puede exigir alguna violencia concreta, es decir, una violencia cuya justificación emana<br />

de la situación concreta en la cual se da, una posición que se acerca de la de Badiou 103 .<br />

8.- Por último, Zizek denomina respuesta postfordista a la de Hardt y Negri en<br />

Imperio, por cuanto postulan adaptar la ecuación tradicional marxista a las nuevas<br />

realidades posmodernas, remplazando el rol tradicional del trabajador industrial por el<br />

‘trabajador cognitivo’, y afirman que la contradicción entre el rol social de la<br />

producción y la apropiación privada de la riqueza se ha acentuado aun mas en nuestra<br />

época, haciendo posible el establecimiento de una democracia absoluta por vez primera<br />

en la historia 104 .<br />

En sus confrontaciones mediáticas, que parece ser el último espectáculo para<br />

izquierdistas en busca del sujeto de la globalización, Zizek sigue jugando al despiste<br />

dialéctico, al rechazar todas estas alternativas, y en particular la de su contendiente<br />

mediático Simon Critchley, al que tilda de posmodernista. Zizek tacha esta posición de<br />

derrotista y de refuerzo del orden existente (sin concretar a cuál de los modelos se<br />

refiere, si al USA, al de la UE o al oriental). Cuando se le pide concreción pone como<br />

contraejemplo el caso de Chavez en Venezuela, porque no funciona como un estado<br />

socialista tradicional, ni aun como un estado peronista, sino «como un vehículo para la<br />

movilización de nuevas formas de política». A su vez, el neoanarquista Critchley,<br />

cuando se le pide concreción política, recurre ambiguamente a Evo Morales, pero en<br />

ambos casos las referencias no pasan de ser abstracciones elusivas en busca de un<br />

modelo de sujeto que se desvanece en las nieblas de la controversia ideológica.<br />

7.- Para no concluir o la inconclusión de los debates.<br />

A la vista de la exposición anterior, es obvio que, desde la perplejidad, cabe<br />

decir que el sujeto de la globalización (al menos, en su formato filosófico occidental)<br />

103 Cfer. la reseña de José Luis Brea sobre la confrontación entre ambos en directo en<br />

http://salonkritik.net/06-07/2008/05/con_enemigos_asi_slavoj_zizek.php<br />

104 Hardt, M y Negri, T. (2000) Imperio, Paidós, Barcelona<br />

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Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

parece ser un sujeto expectante, como señala Pérez Herranz, en la medida en que<br />

permanezca a la espera de acontecimientos. Sin embargo, los acontecimientos han<br />

comenzado a sucederse al margen de las expectativas de los filósofos (ya se sabe que<br />

«en el principio, era la acción»). En realidad, todos los grandes bloques están moviendo<br />

fichas y muchas fichas a la vez. Esta situación nos conduce a establecer una distinción<br />

necesaria entre sujeto, actor y fuerza social del cambio. Como dije anteriormente, el<br />

término sujeto histórico es un concepto que define a un ente social que es capaz de<br />

transformar la realidad y con ello generar historia. Son considerados habitualmente<br />

como agentes o actores sociales, desde el punto de vista económico, sólo los grupos<br />

sociales que, aunque no estén ligados directamente a la producción, sin embargo<br />

cumplen funciones importantes que van desde la actividad técnico-profesional hasta su<br />

decidida contribución a la reproducción social. La actual crisis financiera provocada por<br />

operaciones especulativas (de un grupo muy reducido de instituciones sin control) está<br />

ocasionando cambios que puede sacudir estructuralmente el sistema.<br />

Ahora bien, a nivel geoestratégico los bloques que tienen un protagonismo<br />

creciente como sujetos históricos están en fieri. Por referirnos a los tres modelos<br />

alternativos que ordenan de distinta forma el Estado, el Mercado y la Sociedad Civil, la<br />

muy democrática y solidaria UE, que estaba aparentemente paralizada después de los<br />

referendums adversos de Francia y Holanda, ha comenzado a desbloquear esta<br />

situación mediante el Tratado de Lisboa, que entrará en vigor el próximo 1 de<br />

diciembre y ya se presenta como una nueva potencia política unificada. Los Estados<br />

Unidos se disponen a recuperar las posiciones perdidas con Bush II, aunque a Barak<br />

Obama, que ha comenzado a flirtear con China en busca de un nuevo G2, le costará<br />

trabajo recuperar el liderazgo. En cuanto a la actual potencia emergente, China, dejando<br />

de lado que Japón sigue a la espera también, no parece interesada en cambios radicales<br />

después de 20 años de prosperidad pacífica y con una ventajosa acumulación de<br />

reservas en dólares.<br />

No obstante, todos los grupos sociales a menor escala son susceptibles de<br />

convertirse en fuerza social, es decir, en grupos activos que participan no ya sólo en la<br />

lucha de clases, sino, de hecho, en el movimiento histórico de transformación del<br />

mundo. Aunque no esté resuelto el debate en la izquierda hegeliano-marxista acerca de<br />

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si las únicas fuerzas sociales son las clases sociales, el mestizaje creciente en los<br />

debates sobre el sujeto de la globalización ha conducido al reconocimiento de que los<br />

grupos sociales en una situación específica son capaces de producir alteraciones en la<br />

relación dominación-subordinación, en el movimiento de la sociedad, en su<br />

transformación o preservación del orden de dominación establecido (mujeres,<br />

inmigrantes, indígenas, etc. ). Como acabamos de ver en la disputa entre Zizek y<br />

Critchley, la condición de fuerza social sigue atribuyéndose en los planteamientos de<br />

izquierda a los grupos que operan en el escenario del estado nación, sin que puedan<br />

reconocer en un marco más amplio sujetos históricos que no se ajusten al formato de<br />

clase social. Pero ¿y si las clases sociales no son más que un lujo de la historia<br />

particular del occidente capitalista? Esa duda está a la base de la preocupación creciente<br />

por dar protagonismo a los compromisos subjetivos de los individuos corpóreos,<br />

vinculando a la ética y política y a los nuevos movimientos sociales que desbordan la<br />

política de partidos en un sentido tradicional.<br />

¿Tiene que ser el sujeto de la globalización un sujeto histórico o basta con<br />

exigirle las características anunciadas de corporeidad, pluralismo y operatoriedad (que<br />

es sinónimo de eficacia)? ¿Debe ser esa operatoriedad exclusivamente la de los agentes<br />

políticos, puesto que sólo estos agentes tienen relevancia histórica? ¿No es esto un<br />

círculo vicioso? Cuando Robert Cooper, Director General de Exteriores y Defensa de la<br />

UE nos advierte que «si queremos que nos tomen en serio, tenemos que ser eficaces con<br />

nuestros vecinos», está haciendo una llamada a que antes de pretender ser un sujeto<br />

relevante en la configuración del mundo, la UE tiene que demostrar sus capacidades<br />

como potencia regional. ¿Es la UE, en este sentido, un sujeto histórico o debe esperar<br />

una unificación política superior?<br />

En la presente ponencia, he recurrido al territorio como criterio operatorio para<br />

articular una dinámica realmente existente entre globalización, regionalización y<br />

localización, que permite prescindir de cualquier Ego trascendental que pretenda<br />

sobrevolar por encima de la historia. Según exponen algunos autores innovadores<br />

«progresistas» que se reúnen en Porto Alegre, la construcción de un sujeto histórico es<br />

un proceso a largo plazo de acumulación de fuerzas y de acumulación de ideasexperiencias,<br />

que implicaría el desarrollo de, por lo menos, tres estrategias colectivas:<br />

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Hidalgo Tuñón, A.: «La dialéctica entre globalización, regionalización y territorialización»<br />

Traducción, movilización y concienciación. Ahora bien, a) el trabajo de traducción,<br />

entendido como el procedimiento que hace posible dar coherencia y generar<br />

coaliciones a partir de la diversidad de luchas (según la izquierda progresista contra las<br />

diversas formas del capitalismo al modo de Sousa Santos 105 ), tropieza, según los<br />

expertos en relaciones internacionales, con una insalvable disparidad de criterios en<br />

relación con objetivos tan simples y elementales como las luchas contra la pobreza o la<br />

normalización de las relaciones con los vecinos. Por ejemplo, los Estados miembros de<br />

la UE, pese a tener los mismos intereses, parecen bloqueados a la hora de hablar con<br />

«una sola voz» con sus vecinos de los Balcanes o de Rusiay, o para definir su política<br />

de integración (que se ofrece como modelo frente a USA y China), precisamente porque<br />

al potenciar a las sociedadades civiles como protagonistas, sabotea la unidad.<br />

Por otro lado b), la necesidad de incrementar la movilización y la organización a<br />

partir de la motivación desde el aspecto subjetivo parece exigir la elevación del<br />

protagonismo de la sociedad civil hasta su transformación en el nuevo sujeto histórico<br />

Ahora bien, cuando en las sociedades europeas y occidentales se ha movilizado la<br />

sociedad civil en contra de las actividades estatales de sus elementos dirigentes en el<br />

asunto de la guerra de Irak, por ejemplo, aparentemente surge un nuevo actor que quiere<br />

un protagonismo determinante, más allá del Estado y el Mercado; pero se trata de un<br />

actor que suscita recelo, pues genera reacciones adversas entre los políticos que<br />

levantan acta sobre su significado y los ideólogos que ven tambalearse sus constructos.<br />

La pregunta que resta es si tales movilizaciones son suficientes para interpretar que un<br />

nuevo sujeto social toma las riendas: (¿podrá hacer lo mismo la sociedad civil en<br />

relación, por ejemplo, a la crisis financiera que tanto le afecta, o como se está viendo,<br />

las clases estatales dirigentes tomarán las decisiones, como siempre, en nombre del bien<br />

común?).<br />

Por último, c) la presencia de un sujeto histórico requiere la aparición de un<br />

elevado grado de conciencia colectiva capaz de desarrollar criterios analíticos nuevos<br />

105 Sousa Santos, B. (2003): Crítica de la razón indolente: Contra el desperdicio de la experiencia.:<br />

Desclée de Brouwer, Bilbao<br />

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acerca de su entorno y su acción. ¿Han aparecido nuevas ideologías aglutinadoras de<br />

colectivos en los últimos sesenta años? 106<br />

Además de esas condiciones el sujeto histórico solo es posible en función del<br />

cambio social, es decir, del cambio de la estructura de dominación. En el contexto del<br />

actual estadio de desarrollo de la sociedad contemporánea, de los procesos de<br />

globalización, regionalización y localización descritos, es evidente que la crisis ha<br />

venido a convertirse en una oportunidad para el cambio social. De ahí la urgencia con la<br />

que los aspirantes a sujetos históricos en la nueva situación están perfilando sus planes,<br />

programas y estrategias de futuro. Todo sujeto histórico se define políticamente y se<br />

moviliza socialmente en función de tres dimensiones interrelacionadas, a saber: su<br />

postura cultural, su programa político y su ideología. La principal dificultad a la hora<br />

de considerar a la sociedad civil internacional, contraria al sistema capitalista de<br />

dominación, no es ya que esté embebida de capitalismo, sino, sobre todo que, según<br />

esos análisis, el papel de actor protagonista de los cambios sociales que se avecinan<br />

sólo puede ser asumido por una agrupación que sea portadora de un proyecto de<br />

transformaciones que apunten hacia una nueva sociedad.<br />

A este respecto, tienen razón los críticos cuando consideran utópicas las<br />

pretensiones de las sociedades civiles de convertirse en el nuevo sujeto político que<br />

lidere el cambio cuando ni siquiera tiene conciencia colectiva cosmopolita, unidad<br />

interna de acción operatoria, ni tampoco un proyecto común alternativo al capitalismo.<br />

Los encomiables esfuerzos de Hardt y Negri por enunciar un nuevo sujeto histórico,<br />

denominado General Intellect o multitud intelectual, bajo el supuesto de que existe<br />

«una general precarización y fragmentación del trabajo», suele ser por la misma razón<br />

objeto de críticas de propios y extraños. Por un lado, no está claro que esto sea una<br />

ventaja o una desventaja para los nuevos trabajadores, pues ello depende sólo del grado<br />

de resistencia que se revela en la situación. Es cierto que el trabajo inmaterial, móvil<br />

flexible y precario, con su productividad, inteligencia y riqueza espiritual, es hoy el<br />

sujeto de producción; como tal es explotado. Pero el hecho de que comprenda<br />

potencialidades, fuerza constituyente, capacidad de construir algo común nuevo para<br />

106 Houtart, F. y Polet, F. (Eds.)(2001): El otro Davos: Globalización de resistencias y de luchas.<br />

Editorial Popular. Madrid<br />

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todos los trabajadores, puede ser el pilar de una nueva utopía, bajo el rótulo de la<br />

multitud y de los nuevos deseos de libertad, pero nada más.<br />

Finalmente, queda por determinar el momento de la emergencia del sujeto.<br />

Desde el pensamiento marxista tradicional se atisban síntomas de crisis hegemónica del<br />

imperialismo capitalista. James Petras 107 , entre otros, menciona tres síntomas evidentes:<br />

(1) El uso de la ciencia para incrementar las ganancias conlleva una prevalencia de las<br />

tecnologías sobre las ciencias básicas, lo que aumenta los riesgos (ecológicos, de<br />

manipulación genética, de nuevas enfermedades, etc.) (2) La reorganización<br />

internacional de la producción, que transformó grandes masas de campesinos en<br />

proletarios e hizo superfluas masas ingentes de personas desempleadas está reventando<br />

por todos lados y (3) Se está problematizando cada vez más que «la democracia<br />

burguesa sea compatible con el capitalismo», lo que está generando una escisión<br />

creciente entre los Estados y sus sociedades civiles<br />

Evidentemente, los momentos más propicios para una posible apertura del<br />

sistema y para la emergencia de un nuevo sujeto histórico son los momentos de crisis,<br />

que pueden ser coyunturales o sistémicas. Así ha sucedido en el pasado y así será<br />

siempre. Y si en algo coinciden autores con los más diversos enfoques es precisamente<br />

en la apreciación de que la crisis financiera actual ha comenzado por ser coyuntural,<br />

pero está poniendo en duda los propios fundamentos doctrinales y estructurales del<br />

sistema 108 .<br />

107 Petras, J. (2001) La izquierda contraataca. Conflicto de clases en América Latina en la era del<br />

neoliberalismo, Akal, Madrid; Petras, J. (2002) An Old Myth. The transformation of Values into prices in<br />

Marx’s Capital, Ed. Mediaprint, Roma: Petras, J., Vasapollo, L. Veltmeyer, H y Csadio, M. (2004),<br />

Imperio con Imperialismo. La dinámica globalizadora del capitalismo neoliberal, Editorial Ciencias<br />

Sociales, La Habana.<br />

108 Desarrollo un poco más esta idea en mi ponencia A. Hidalgo (2009) «Repercusiones de la crisis<br />

económica en las políticas de cooperación al desarrollo», IEPC, Oviedo, y en <strong>Eikasia</strong> 30 (2010) 247-278.<br />

78 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


El otro fin de la historia<br />

Román García.<br />

EL sentido del Hombre en el mundo y el papel que este desempeña en el mismo<br />

es un tema claramente filosófico, aunque muchas veces se oculta desde una perspectiva<br />

científica que no esconde sus intenciones ideológicas o apologéticas. Este problema,<br />

que tiene concomitancias con muchos otros, está claramente enraizado en el problema<br />

del determinismo-libre arbitrio. A lo largo de la historia de la filosofía nos encontramos<br />

con una larga tradición filosófica que trata de justificar la libertada humana. Desde el<br />

propio Epicuro rectifica la teoría de los átomos de Demócrito, con el clinámen para<br />

justificar la libertad de elección. Así mismo, contamos con una amplia tradición<br />

cristiana fundamentada en San Agustín que necesita justificar el libre arbitrio para que<br />

pueda existir el premio o castigo del cielo o del infierno, por ello, se ha intentado hacer<br />

compatible la libre elección con el determinismo de un mundo o un dios que actúa por<br />

leyes inexorables y no meramente caprichosas. Mas recientemente, y asentándose en la<br />

tradición idealista y cristiana, las concepciones liberales han tratado de rebatir el<br />

determinismo materialista y especialmente el historicismo marxista. Sin embargo, el<br />

problema es mucho mas agudo de lo que parece, pues no se puede dilucidar con una<br />

simple dicotomía en la que la libertad queda restringida al mundo del espíritu o de lo<br />

humano, mientras que las leyes deterministas quedarían para el mundo natural, solución<br />

que tiene su raíz en la distinción physis-nomos de los sofistas. Esta solución no es<br />

posible, puesto que la Historia no puede ser un cúmulo de acontecimientos sin sentido,<br />

puesto que ello la incapacitaría como ciencia.<br />

Sin embargo, propiamente hablando, y dejando al marjen antecedentes, no se<br />

puede hablar de Historia como disciplina científica hasta finales del XVIII y principio<br />

del XIX. La Historia, hasta esos momentos será un cúmulo de acontecimientos sin<br />

sentido, pero será Hegel quien en sus Vorlesungen über die Geschichte der<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 1


García, Román: El otro fin de la historia<br />

Philosophie 1 , confiera a la Historia un valor, una trayectoria y unos momentos que es<br />

preciso determinar por la filosofía. Y será a partir de la publicación de estas lecciones por<br />

Michelet, cuando se desarrolla una orientación que lleva al análisis de cada época<br />

histórica y a la comprensión de las doctrinas filosóficas dentro de la misma. “Sin<br />

embargo, -como señalará Diltey 2 - Hegel desdeñó la base rigurosa de los métodos filológicos<br />

y estableció entre los sistemas una conexión evolutiva deficiente porque se valió<br />

de relaciones lógicas completamente abstractas”. Sin embargo, la idea de que la Historia<br />

posee un trama o propósito parece del todo natural a los pensadores cristianos; la<br />

concepción cristiana de la historia humana consiste en considerarla como el desenlace<br />

de un drama de redacción divina, con un comienzo (la expulsión del Paraiso), una etapa<br />

intermedia (hasta el nacimiento de Cristo) y, en último término, el Juicio Final.<br />

Esta concepción cristiana se mantuvo en las teorías de la historia del siglo XIX,<br />

en particular en la imagen elaborada por Hegel y recientemente popularizada por<br />

Francis Fukuyama en El fin de la Historia y el último hombre. Para Hegel, la Historia<br />

era un proceso finito —como lo había sido anteriormente para Kant y lo sería más tarde<br />

para Marx—, precedido y seguido por un estadio que no formaba parte propiamente de<br />

la historia misma. Hegel superará el dilema libertad-determinismo de una manera<br />

curiosa: Con la inclusión de la libertad en el proceso determinista. La solución no es<br />

novedosa, tanto los estoicos como Espinosa consideraron que la libertad se da en el<br />

propio proceso, bien por conocimiento del mismo, bien por su asunción 3 . El propósito<br />

de la Historia era la realización de la libertad humana. Hasta que los hombres no<br />

vivieron en sociedades dotadas de sistemas políticos, de leyes y de alguna cultura<br />

literaria, les fue imposible interesarse por la libertad 4 y, por tanto, vivir una existencia<br />

plenamente histórica. Por lo mismo, una vez dio comienzo la Historia, tan sólo algunos<br />

pueblos y naciones se integraron en ella; Hegel afirma, como en general se sigue<br />

1 .- Ed. Michelet, 3 vols., 18<strong>33</strong>-1836, 1840-1843<br />

2 .- Diltey, p.11.<br />

3 .- Para Espinosa "Se llama libre a aquella cosa que existe en virtud de la sola necesidad de su naturaleza<br />

y es determinada por sí sola a obrar" (Etica 1D7), por lo que el hombre esta limitado. En términos<br />

absolutos sólo la Sustancia o Dios, sería librea (véase Etica 1P17C2)<br />

4 .- Esta tesis hegeliana esta basada en Espinosa "El hombre que se guía por la razón es más libre en el<br />

Estado, donde vive según leyes que obligan a todos, que en la soledad, donde sólo se obedece a sí mismo"<br />

(Etica 4P73)<br />

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García, Román: El otro fin de la historia<br />

afirmado hoy, la «ahistoricidad» de África, y Marx se refiere en términos muy parecidos<br />

a los imperios asiaticos (China y la India). Las luchas que habían de resultar decisivas<br />

para la consecución de la libertad humana no tuvieron lugar en esas tierras y, por ello,<br />

sucediera lo que sucediera alli, no tienen historia.<br />

Hegel ha dado una inversión al problema de libre arbitrio-determinismo, este se<br />

dá en el propio determinismo. La libertad no es anterior, o por lo menos el proceso<br />

universalizador de esa libertad- Para los Persas, dira Hegel, sólo el Emperador era libre;<br />

los griegos habrían desucbierto que algunos pueden ser libres (pero no las mujeres, los<br />

trabajadores manuales, los esclavos y los extranjeros)— y el hallazgo del mundo<br />

moderno consistente en afirmar que «el hombre, en cuanto tal, es libre», esto es, que<br />

todo ser humano puede vivir bajo el imperio de las leyes de la moralidad racional,<br />

trabajar para mantenerse y mantener una familia en el seno de una economía moderna, y<br />

tener algún tipo de reconocimiento en un sistema político moderno. De hecho Hegel<br />

creyó que se había alcanzado la libertad universal en la Prusia de su tiempo y que<br />

Federico Guillermo III era la encarnación del Espiritu Absoluto.<br />

La creencia de que la historia —o la Historia, puesto que se trata del proceso<br />

global, no de una serie de acontecimientos particulares— podría llegar a su término, o<br />

que ya lo ha hecho, constituye una variación de filósofos sobre un tema judeo-cristiano.<br />

Los griegos concibieron la historia como algo cíclico y repetitivo, en donde las grandes<br />

tendencias se repiten una y otra vez, como ocurre en el paso del buen gobierno al mal<br />

gobierno y de éste a aquél, pero sin que nada de ello posea una dirección o propósito<br />

general. Podemos encontrar en el míto de las Edades de Hesiodo el antecedente de una<br />

concepción degradadora de la Historia. Sin embargo, en la moda actual del «finalismo»<br />

no es una moda decadente y wildeana 5 , sino optimista y de carácter sociológico,<br />

vagamente hegeliana y, por encima de todo, confusa.<br />

5 .- Cf. Wilde, Oscar: El retrato de Donan Gray.<br />

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García, Román: El otro fin de la historia<br />

Puesto que la Historia era para Hegel un proceso de exploración de la idea de<br />

libertad, dicho proceso podía darse por concluido una vez que la libertad alcanzaba a<br />

verse comprendida y —al menos en principio— encarnada en las instituciones<br />

contemporáneas. Concluido ese argumento, cabía esperar ciertos cambios, mejoras y<br />

acontecimientos, en definitiva un perfeccionamiento de la la libertad racional, pero no<br />

un cambio que afectase a la Historia en sentido estricto. Podría darse toda una serie de<br />

cosas, pero no los debates fundamentales relativos a la legitimidad, el objeto y el valor<br />

del estado moderno. También aquí Marx invirtió de manera radical esta concepción. La<br />

Historia era sin duda la historia de la libertad, pero ésta no era el objetivo idealista, de<br />

una moralidad racional tal como había sido concebida por Hegel; la libertad se hallaba<br />

al término de una lucha de clases, que tendría lugar después de que la sociedad hubiese<br />

situado bajo control colectivo su vida política, económica y social y acabase con la<br />

explotación. En el fondo Marx mantiene la misma estructura de esta concepción<br />

hegeliana, aunque los mecanismo y fuerzas motrices de la Historia resultasen ser otras,<br />

y su Final fuese más lejano.<br />

Despues de Hegel y Marx<br />

han existido difenetes concepciones<br />

del final de la Historia. Así, por<br />

ejemplo, Herbert Marcuse en El<br />

hombre unidimensional propuso una<br />

desesperanzada interpretación del<br />

Final de la Historia: puesto que la<br />

Historia, en el sentido marxiano, era<br />

impulsada por la insatisfacción, la<br />

sociedad opulenta de los cincuenta<br />

parecía haber logrado la<br />

desactivación de su fuerza motriz<br />

narcotizando a sus miembros, tras<br />

proporcionarles gratificación sexual, alimento, casa y vestido, y tras haberles instruido<br />

para abstenerse de todo pensamiento que pudiese alterar la sociedad en la que vivían.<br />

Esto quedaba muy lejos de la existencia plenamente realizada que Marx había<br />

profetizado y, por tanto, muy lejos del fin de la historia tal como había sido concebido<br />

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García, Román: El otro fin de la historia<br />

por él; pero bastaba para sabotear la idea marxiana de que la historia no se detendría<br />

hasta que fuese conquistada la libertad.<br />

Por su parte, Daniel Bell en el ensayo sobre «El fin de la ideología» sostenía que<br />

la prosperidad de la postguerra había inducido a las clases obreras de Occidente a<br />

procurarse del acopio de bienes de consumo renunciando a la Utopía; por otra pare, los<br />

horrores del comunismo habían evidenciado el precio de éste. El capitalismo ofrecia<br />

evidentes beneficios.<br />

Pero también desde las concepciones liberales, se ha negado, no ya la tesis del<br />

fin de la Historia, sino la posibilidad predictiva de ésta. Popper, en La miseria del<br />

historicismo, ataca la idea de que la Historia se pueda predecir.<br />

“… ningún predictor científico -ya sea hombre o máquina- tiene la posibilidad de<br />

predecir por métodos científicos los propios resultados futuros. El intento de hacerlo sólo<br />

puede conseguir su resultado después de que el hecho haya tenido lugar, cuando ya es<br />

demasiado tarde para una predicción; pueden conseguir su resultado sólo después que la<br />

predicción se haya convertido en una retrodicción.” (Popper, k.: prologo a La miseria del<br />

historicismo.)<br />

En el prólogo, intenta resumir el libro en cinco proposiciones, de las cuales<br />

nosotros destacamos tres (la uno, dos y cuatro) por considerar el resto reiterativas.<br />

1. El curso de la historia humana está fuertemente influido por el crecimiento de<br />

los conocimientos humanos.<br />

2. No podemos predecir, por métodos racionales o científicos el crecimiento<br />

futuro de nuestros conocimientos científicos.<br />

3. Esto significa que hemos de rechazar la posibilidad de una historia teórica; es<br />

decir, de una ciencia histórica y social de la misma naturaleza que la física teórica. No<br />

puede haber una teórica científica del desarrollo histórico que sirva de base para la<br />

predicción histórica.<br />

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García, Román: El otro fin de la historia<br />

Sin embargo y a pesar de que Popper se sitúa en la defensa del liberalismo<br />

cuando señalaba que: “No podemos por tanto predecir el curso futuro de la historia<br />

humana” 6 , hace veinte años, en el verano de 1989, el director delegado del Cuerpo de<br />

Planeamiento de Política del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Francis<br />

Fukuyama (Chicago, 1952), y dentro del más ortodoxo pensamiento liberal, publicaba<br />

un artículo titulado ¿el fin de la historia?, en la revista The National Interest, seguido<br />

poco después en el libro El fin de la historia y el<br />

último hombre (1992). En vísperas del<br />

hundimiento del bloque comunista, Fukuyama<br />

pronostica el fin de la historia, tesis que a pesar de<br />

su repetición, resultaba un tanto estrambótica para<br />

los que no estuviesen familiarizados con la<br />

dialéctica hegeliana. Sin embargo, lo llamativo no<br />

fue la tesis en sí misma, sino la difusión de la<br />

misma. En el contexto de predominio ideológico<br />

liberal y particularmente neoconservador que<br />

caracterizaba la producción intelectual del<br />

momento y lejos de una crisis global del sistema<br />

capitalista, que nos asola hoy, la tesis se<br />

presentaba como poco original, aunque intrépida. Todo se había dicho de una forma u<br />

otra. Sin embargo, la tesis de Fukuyama fue acompañada del proceso de la perestroika<br />

de Gorbachov y en definitiva del desmoronamiento de los regímenes de Europa del<br />

Este, lo que significaba para occidente y el mundo, según el autor, la derrota del<br />

socialismo como alternativa política y de la victoria final del capitalismo y del<br />

liberalismo. Se trata, no sólo del triunfo del capitalismo como sistema económico, lo<br />

que quedaría demostrado por el restablecimiento de relaciones de producción capitalista<br />

en Rusia, China y Europa del Este y su inclusión en la economía de mercado, sino que<br />

además se trataría del triunfo de la idea occidental, que para Fukuyama es<br />

principalmente la cultura occidental de consumo y que representa el liberalismo como<br />

sistema político. En el capitalismo y el liberalismo el sujeto queda definido como tal, en<br />

6 .- Tesis 3 del prologo a La miseria del historicismo<br />

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García, Román: El otro fin de la historia<br />

cuanto consumidor. El sujeto universal, el denominador común, aquello que nos hace a<br />

todos iguales, es que somos consumidores. El obrero, el capitalista, el proletariado, el<br />

ingeniero, el hombre, la mujer,… todos somos consumidores. Se trata, siguiendo un<br />

esquema hegeliano, del triunfo de la idea, de la razón universal concretizada en el<br />

Estado capitalista. No importa que este régimen no esté vigente en todo el planeta, ni<br />

tampoco que se manifieste con "imperfecciones". Para Fukuyama, como para Hegel, no<br />

importa que los hechos contradigan el sistema. La victoria del fin de la historia es en el<br />

plano de las ideas y eso es suficiente, aunque no se haya dado todavía en el plano<br />

material. La victoria es en sí ideológica:<br />

"(...) en el fin de la historia no es necesario que todas las sociedades se conviertan<br />

en exitosas sociedades liberales sino que terminen sus pretensiones ideológicas de<br />

representar diferentes y más altas formas de la sociedad humana" .<br />

La tesis, en sí, tampoco es nada novedosa, no deja de ser el planteamiento<br />

tecnocrático que se ha defendido siempre desde el capitalismo: que la solución a todos<br />

los problemas se encuentra en buscar soluciones técnicas. En definitiva, es el mercado<br />

el que regula las mejores soluciones. Tanto los problemas económicos, como las<br />

preocupaciones acerca del medio ambiente y las propias satisfacciones de los<br />

consumidores se resolverán mediante procedimientos técnicos, en que la lucha<br />

ideológica y el propio pensamiento abstracto no tendrán cabida, sólo el pensamiento<br />

técnico, que será un pensamiento único. Son inútiles los miles de ejemplos en que<br />

grupos o sistemas se han impuesto a opciones tecnológicas “mejores”.<br />

Pero eso no es todo. El Fin de la Historia, no es la llegada al paraíso que<br />

comporta de una u otra manera en la tradición cristiana, hegelina o marxista. Más bien<br />

tiene un sesgo pesimista, tal y como lo tiene en Marcuse:<br />

"El fin de la historia será un tiempo muy triste. La lucha por el reconocimiento, la<br />

voluntad de arriesgar la vida de uno por un fin puramente abstracto, la lucha ideológica<br />

mundial que pone de manifiesto bravura, coraje, imaginación e idealismo serán<br />

reemplazados por cálculos económicos, la eterna solución de problemas técnicos, las<br />

preocupaciones acerca del medio ambiente y la satisfacción de demandas refinadas de los<br />

consumidores. En el período post-histórico no habrá arte ni filosofía, simplemente la<br />

perpetua vigilancia del museo de la historia humana.” (Fukuyama)<br />

Tras dos siglos de enfrentamientos ideológicos, entre el pensamiento liberal y el<br />

totalitario, el primero habría vencido y sólo tropezará en lo sucesivo con enemigos<br />

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García, Román: El otro fin de la historia<br />

menores, de origen nacionalista o religioso. la afirmación de que el marxismo —el<br />

leninismo, en realidad— está muerto tanto Bell como Marcuse ya había dicho esto tres<br />

décadas antes. Sin embargo, frente a este análisis y ese futuro desolador que nos ofrece<br />

Fukuyama: "Junto al ocaso de este universo "campista" -el de los "campos" o polos:<br />

USA vs. URSS- está emergiendo con celeridad inusitada un nuevo mundo de personajes<br />

inéditos, de "nacionalidades sin historia" -hasta ayer ignoradas y discriminadas-, de<br />

sectores y de clases sociales, viejos y nuevos, que en distintos niveles y escenarios<br />

pugnan por el derecho a ser considerados ciudadanos con plenitud de derechos. En este<br />

propicio caldo de cultivo se incuban múltiples y originales ideologías en un proceso que<br />

aparece ante nuestros ojos como un caos de partes inconexas, mezcla original de nuevas<br />

y viejas visiones del mundo" 7 . En definitiva, la historia quedaría relegada como una<br />

rémora para aquellos países que siguen apresados en conflictos ideológicos, nacionales<br />

o religiosos. La insatisfacción no surgirá, piensa Fukuyama, del fracaso en alcanzar el<br />

bienestar, sino precisamente entre quienes lo han logrado. La tensión interna en las<br />

democracias liberales no procederá de la isothymia, el deseo a un reconocimiento<br />

igualitario, sino de la megalothymia, la ambición de destacar realzando el propio valor.<br />

En definitiva, nos quedarían los quince minutos de gloria de Andy Warhol.<br />

Pero vayamos por partes, podemos sintetizar las tesis de Fukuyama de la<br />

siguiente manera:<br />

1.- Con el triunfo del capitalismo y del liberalismo se ha producido el fin de las<br />

ideologías.<br />

Está podría considerarse la tesis central, dado que el fin de las ideologías es lo<br />

que supone, en definitiva, el Fin de la Historia.<br />

Sin embargo, el propio Fukuyama señala dos peligros: la presencia de<br />

movimientos religiosos en política y el papel de los nacionalismos, que no constituyen<br />

tampoco un peligro alternativo que realmente compita con la democracia liberal<br />

triunfante, porque ambos son de hecho compatibles con el liberalismo y el capitalismo,<br />

o al menos eso piensa Fukuyama. Debemos notar que se trata de un dialelo, donde se<br />

7 .- Alberto DI FRANCO: Hacia dónde vamos ?<br />

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García, Román: El otro fin de la historia<br />

pierde el principio, producto de la falta de<br />

explicitación de los términos. También se<br />

descartan regímenes como el de Cuba que no<br />

tienen para su discurso mayor importancia, a pesar<br />

de que después de la caída del muro, regimenes<br />

como Venezuela o Bolivia y Ecuador, estén dando<br />

pasos en esta dirección. También descarta a los<br />

países del tercer mundo y afirma que el islamismo<br />

no ha constituido mayor alternativa, tanto porque<br />

la afiliación religiosa no es generalizable y se<br />

limita tan sólo a los países musulmanes. Mas aún,<br />

la religión no es generalizable a la política. Pasa<br />

por alto el <strong>número</strong> de musulmanes existentes en Estados Unidos y que en algún<br />

momento se intento vincular esta religión con la lucha racial.<br />

Lo mismo ocurre con los nacionalismos que son descartados por Fukuyama por<br />

tratarse de un fenómeno plural. Son demasiado diversas las alternativas y luchas<br />

nacionalistas y sus modelos para constituir una opción homogénea a la democracia<br />

liberal. Puesto que para Fukuyama sólo pueden ser considerados como posible<br />

alternativa a la idea liberal, los fascismo, que tendrían una idea sistemática, pero fueron<br />

derrotados ideológica y materialmente.<br />

En principio todas estas tesis son un despropósito que se basa en una<br />

homogenización de términos y sistemas. El totalitarismo en si se opone al liberalismo y<br />

no al capitalismo. El capitalismo se opone a los sistemas de producción socialista,<br />

sindicalista, de propiedad comunal o cooperativa.<br />

2.- La democracia liberal constituye «el significado de la historia»<br />

Como ha señalado Alan Ryan, el supuesto de que la democracia liberal<br />

constituye «el significado de la historia», es bastante inverosímil y supone una visión<br />

idealista o teológica, nosotros diríamos que se trata de un postulado eminentemente<br />

intencional y confuso.<br />

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García, Román: El otro fin de la historia<br />

En primer lugar se trata de una tesis intencional, puesto que no cabe pensar en<br />

evidencia alguna que permita sostener esa pretensión, ni aún en el caso de utilizar el<br />

criterio formal de democracia: existencia de dos partidos que se alternen en el poder y<br />

de dos periodicos independientes del partido de gobierno. Despues de la “democracia<br />

griega” y “la repúbica romana” se impuso una sociedad feudal.<br />

En segundo lugar, se trabaja con una idea sustancial de democracia,¿son<br />

democracias «liberales» Japón, Singapur, Corea del Sur, Afganistan, en el mismo<br />

sentido en que lo son los Estados Unidos o Gran Bretaña? O ¿podemos decir que<br />

Estados Unidos y Gran Bretaña comparten la misma idea de democracia? ¿Acaso no<br />

existen importantes diferencias entre las democracias más o menos del mundo<br />

occidental? ¿Es la democracia algo más que la ausencia de autocracia y de un régimen<br />

de partido único? Despues de la polémica Buch-Al Gore sobre las elecciones del 2000<br />

en Estados Unidos, ¿Cabe hablar de democracias consolidadas?.<br />

3.- El liberalismo como ideología cuenta con un programa comprensivo para la<br />

reorganización socioeconómica de la sociedad.<br />

No hay que ir muy lejos para adivinar detrás de esta tesis la vieja idea de que el<br />

mercado regula el mercado, o que se autorregula. La tesis en sí es una petición de<br />

principio, en la medida que se autorregula hasta el día en que deje de hacerlo. Sin<br />

embargo, existen datos históricos en contra de esta tesis tan fuertes como la crisis del<br />

’29, en la que se dejó actuar al mercado y produjo el ascenso de los denostados<br />

totalitarismos que critica el propio Fukuyama y de la IIª Guerra Mundial, como salida a<br />

la crisis. Por último, la actual crisis, ha evidenciado como se puede cambiar de teorías y<br />

aplicar una intervención del Estado, tanto dentro de casa, como fuera.<br />

4.- El fracaso de los sistemas alternativos supone el triunfo de la democracia<br />

capitalista.<br />

El primer comentario que cabe reallizar sobre esta tesis es que se refiere al<br />

fracaso del comunismo, que no del marxismo, y, en todo caso también del fascismo.<br />

Reducir las alternativas a dos resulta ampliamente simplificador y nada podemos decir<br />

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García, Román: El otro fin de la historia<br />

de teorías emergentes como el indigenismo, el islamismo, y el propio ecologísmo como<br />

ideologías políticas en formación.<br />

En segundo lugar que se haya vencido o desmoronado a un oponente no quiere<br />

decir que esté garantizada la universalización del sistema. Muchos sistemas políticos<br />

encuentran su razón de ser en la oposición a otros. Así mismo, no se contesta a las<br />

críticas que se realizan al propio sistema, inlcuso desde el propio sistema.<br />

5.- El nacionalismo y el fundamentalismo islamico no son ideologias alternativas.<br />

El fundamentalismo, en el mundo árabe e incluso en la política americana, el<br />

fundamentalismo cristiano, siguen siendo fuerzas poderosas, que si bien no tienen<br />

posibilidades en estos momentos, si las pueden tener frente a sistemas en crísis, un claro<br />

ejemplo fue el imperio romano, barrido primero por las ideas barbaras cristianas y luego<br />

por los barbaros que terminaron imponiendo el feudalismo.<br />

6.- El Fin de la Historia desde el punto de vista de las relaciones internacionales se<br />

trata de una situación que aminora o desaparece los conflictos internacionales.<br />

La hegemonía capitalista y el predominio absoluto del liberalismo harán que en<br />

la sociedad post-histórica las luchas en gran escala entre estados desaparezcan. Se trata<br />

de la "mercadización-común" de las relaciones internacionales.<br />

Sin embargo, quizás en términos más concretos y precisos, la consecuencia<br />

internacional es la división de la humanidad y los países y naciones en sociedades<br />

históricas y post-históricas. Por cierto esta última situación le corresponde a los países<br />

de Europa occidental y particularmente al régimen político norteamericano. La segunda<br />

es la de la gran mayoría de países, particularmente los del tercer mundo, limitados a<br />

condiciones que no les permiten entrar en la modernidad de la sociedad post-histórica.<br />

También podrán existir situaciones en las que las sociedades se estanquen en la historia,<br />

como la que se puede presentar en la evolución de la URSS, según el autor que<br />

comentamos, ante las amenazas del nacionalismo eslavófilo.<br />

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García, Román: El otro fin de la historia<br />

La descripción que el propio Fukuyama hace del tiempo post-histórico no<br />

puede ser mas patética: una sociedad unipolar, sin conflictos, incluso poco atractiva<br />

hasta para el mismo Fukuyama:<br />

7. El liberalismo produce el igualitarismo y los núcleos de pobreza se deben a<br />

tradiciones culturales o históricas.<br />

Para Fukuyama la cuestión de clase y las perversiones del sistema que condena a<br />

millones de sujetos a condiciones inhumanas de explotación y pobreza ha sido resuelta<br />

por el capitalismo liberal y así no tiene mayor problema en sostener que:<br />

"Las causas fundamentales de la desigualdad económica no tienen que ver con el<br />

substrato legal ni la estructura social de nuestra sociedad. (...) La pobreza negra en USA no<br />

es el producto inherente del liberalismo, sino más bien el legado de la esclavitud y el<br />

racismo que ha persistido mucho después de la abolición formal de la esclavitud".<br />

Como si la desigualdad y creciente miseria dentro del norte rico y la miseria del<br />

sur frente al norte no tuvieran que hacer solamente con las condiciones de producción<br />

capitalista a nivel mundial, sino también con las bases políticas y jurídicas que permiten<br />

la reproducción de esas mismas relaciones, es decir "el substrato legal" propio<br />

precisamente del liberalismo.<br />

En este sentido Fukuyama sigue a Kojeve, y “el igualitarismo de los Estados<br />

Unidos de hoy representa el logro esencial de la sociedad sin clases previsto por Marx".<br />

8.- El sujeto como consumidor.<br />

El sujeto es uno de los elementos de la metafísica, que cuenta con dos<br />

acepciones una lingüística y otra ontológica. En el primer sentido es el término del que<br />

se dice o predica algo; y en el segundo es la realidad fundamental que sirve de base o de<br />

sustentáculo a alguna otra realidad sustentada en aquélla. En la tesis de Fukuyama<br />

claramente nos situamos en la segunda acepción y, en principio, se tata de una<br />

proposición operatoria con un sujeto corpóreo, frente a las proposiciones<br />

eminentemente idealistas en las que se trata de un sujeto incorpóreo.<br />

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García, Román: El otro fin de la historia<br />

Se trata de una proposición<br />

ontológica, puesto que de tratarse<br />

de una proposición lingüística no se<br />

estaría diciendo nada pues la<br />

determinación de un sujeto del que<br />

se dice consumidor, se puede decir<br />

o predicar cualquier otra función.<br />

En un sentido colectivo, el atributo<br />

podría ser considerado como la<br />

esencia de este, quedando la<br />

definición de este delimitada por el<br />

atributo. En este caso nos<br />

encontramos ya en el plano<br />

ontológico. Entre los escolásticos<br />

medievales era frecuente el empleo<br />

del término sujeto en este sentido.<br />

Hablaban de sujeto de atribución o<br />

simplemente de sujeto para<br />

designar la materia o el objeto propio de una ciencia 8 .<br />

Ahora bien, Aristóteles definió al sujeto diciendo: «es aquello de lo cual se<br />

predica cualquier otra cosa, sin que él sea nunca predicado» 9 . En ese sentido, la tesis de<br />

Fukuyama implica que el sujeto no puede ser objeto de consumo. Si el sujeto se define<br />

como consumidor no puede darse que este pueda ser predicado.<br />

Al margen del esclavismo todavía practicado en algunas zonas y de situaciones<br />

límite como la producción de alfombras en la India con mano niños vendidos como<br />

esclavos. Tendríamos que responder ante el auge de la prostitución y de numerosos<br />

8 .- Así, por ejemplo, Santo Tomás, escribe: «El sujeto de una ciencia tiene con ella la misma relación que<br />

los objetos con sus respectivas facultades o hábitos. Propiamente hablando, el objeto de una potencia o<br />

hábito es aquello por lo cual las cosas dicen relación a tal potencia o hábito. Pues bien, como la Doctrina<br />

Sagrada (o Teología) lo trata todo desde el punto de vista de Dios, bien porque es el mismo Dios o porque<br />

está ordenado a Dios como principio y fin, síguese que el sujeto de esta ciencia es Dios» (Sum. Th., 1 ql<br />

a7).<br />

9 .- Metafísica, V11,3; Bk 1.028 b 36<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 13


García, Román: El otro fin de la historia<br />

programas que convierten en mercancía a los sujetos. En definitiva nada que Marx y el<br />

marxismo posterior no hayan dicho ya.<br />

Por otra parte, como tesis ontológica no creemos decir nada nuevo con que el<br />

sujeto real u ontológico hay que apelar en primer lugar a Aristóteles y a su distinción<br />

entre sustancias primeras y segundas. El sujeto en sentido ontológico es precisamente la<br />

sustancia primera, es decir, aquella realidad que existe en sí y que es como la base y el<br />

fundamento de toda otra realidad, o sea, de la realidad accidental; y esto como realidad<br />

singular y no como esencia universal. Por ello, según Aristóteles, debe cumplir los<br />

siguientes requisitos: a) ser una sustancia completa, no una parte de una sustancia; b) ser<br />

singular, no universal, pues la sustancia universal es la llamada sustancia segunda; y c)<br />

ser incomunicable, es decir, cerrado en sí mismo o sobre sí mismo. Es, por tanto, una<br />

«sustancia individual de naturaleza completa». Aristóteles dice del sujeto que es «en un<br />

sentido, la materia; en otro, la forma, y en tercer lugar, el compuesto de ambas» 10 . Sigue<br />

Aristóteles señalando, y ahí radica la importancia de la objeción a Fukuyama, que el<br />

sujeto se puede tomar en tres sentidos: pasivo, activo y en sentido integral. Suponer,<br />

algún tipo de actividad al sujeto supone una contradicción con la tesis central del Fin de<br />

la Historia, pues esa acción ella misma producirá nuevas transformaciones, que es lo<br />

que no se entiende de las metafísicas dialécticas idealistas, incluido Marx. Si la<br />

dialéctica, el método, es ontológico, porque finaliza en un momento y no se sigue<br />

reproduciendo eternamente.<br />

Por otra parte, Fukuyama esta hablando del sujeto ontológico racional o persona<br />

(humana) incluido el sujeto psicológico. En primer lugar, y al margen de otras<br />

consideraciones ontológicas, sería necesario, para definir al sujeto como consumidor<br />

que este tuviera garantizada, al menos, la subsistencia, por tanto, el tema de la pobreza y<br />

el Tercer Mundo no son problemas que Fukuyama pueda despachar tan alegremente, o<br />

en todo caso no estamos hablando de un sujeto universal, cuando tres cuartas partes de<br />

población están en los límites de la subsistencia.<br />

10 .- Metafísica, V11,3; Bk 1.029 a2<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 14


García, Román: El otro fin de la historia<br />

Pero la persona puede también considerarse operativamente, y entonces aparece<br />

como el sujeto cognoscente y como el sujeto libre o con voluntad. En este sentido el<br />

sujeto aparece como “yo” frente al objeto, que carecería de voluntad. No vamos a entrar<br />

en más profundidades, pero lo que no podrá negar el propio Fukuyama es que el<br />

consumo dista mucho de funcionar como un mero objeto, pues hoy en día este no se<br />

puede imaginar sin las campañas de marketing. Por tanto no sólo el sujeto es activo,<br />

sino que el objeto también lo es creando nuevas necesidades en el sujeto y por tanto<br />

cambiando el mundo. Por tanto el «mundo» no puede considerarse como una realidad<br />

«perfecta», ya dada, sino que la interacción con el sujeto produce nuevas realidades que<br />

no están ya dadas previamente a la constitución por parte de los sujetos y las<br />

instituciones constituidas por estos. Los objetos de consumo no contribuyen solamente a<br />

ser consumidos, como se desprende de las tesis de Fukuyama, sino que construyen<br />

nuevas realidades que no existían previamente, como los automóviles o los ordenadores<br />

alteran las relaciones entre los sujetos y dos definen con nuevos atributos (conductores,<br />

internautas, etc.). Se trata de una realidad cambiante, que no está presente, y que en lo<br />

fundamental, es creada por la propia sociedad de consumo alterando las relaciones con<br />

y en el mundo. Dicho de otra manera, de la misma forma que no se puede considerar<br />

consumidores a los hombres del Paleolítico o de la Edad de Hierro –por lo menos en la<br />

misma medida que un norteamericano- tampoco podemos a los hombres del siglo XXII.<br />

Bibliografía<br />

Elorza, Antonio: “Crónica: Ideas que muevenel mundo. El fin de la historia”, El Pais<br />

04/11/2006<br />

Fukuyama, Francis: El fin de la Historia y el último hombre (en el original, en inglés<br />

The End of History and the Last Man) es un libro de 1992 .<br />

http://www.fulide.org.bo/fulide/biblioteca/el%20fin%20de%20la%20historia%2<br />

0Fukuyama.pdf<br />

Francis Fukuyama. El Fin de la Historia (Articulo)<br />

http://eldevenirsf.blogspot.com/2009/07/francis-fukuyama-el-fin-de-lahistoria.html<br />

Ema López, José Enrique: Del sujeto a la agencia (a través de lo político)", Athenea<br />

Digital: revista de pensamiento e investigación social, ISSN 1578-8946, Nº. 5,<br />

2004<br />

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Capella, Francisco: Inteligencia y Libertad. Sujetos éticos<br />

http://www.intelib.com/Derecho_de_propiedad.htm#Sujetos_eticos<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 15


García, Román: El otro fin de la historia<br />

Pippin, Robert B.: The Persistence of Subjectivity. On the Kantian Aftermath,<br />

Cambridge University, Cambridge, 2005, 369 pp.<br />

http://www.ub.edu/astrolabio/Recensiones2/Ortiz%20de%20Landazuri%202.pdf<br />

Huguet Polo, Andrés; “Las tesis de Fukuyama sobre el Fin de la Historia”.<br />

http://huguet.tripod.com/fukuyama.htm<br />

Peña, J.: “Espinosa: proyecto filosófico y mediación política” en El Basilisco, 1 (1978),<br />

pp. 80-87.<br />

Peña Echeverría, Javier: Libertad y comunidad en Espinosa”, cuadernos del seminario<br />

de Spinoza 1, Ciudad Real 1992.<br />

http://www.uclm.es/actividades0304/seminarios/Spinoza/pdf/cuadernos/1.pdf<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 16


Sujeto expectante y globalización<br />

Fernando Miguel Pérez Herranz<br />

Universidad de Alicante<br />

Y, como se da cuenta de todo esto, permanece quieto y no se dedica más que a sus cosas, como<br />

quien, sorprendido por un temporal, se arrima a un paredón para resguardarse de la lluvia y<br />

polvareda arrastradas por el viento; y, contemplando la iniquidad que a todos contamina, se da<br />

por satisfecho si puede él pasar limpio de injusticia e impiedad por esta vida de aquí abajo y<br />

salir de ella tranquilo y alegre, lleno de bellas esperanzas. Platón, República, 497d.<br />

De aquí que unos cuantos gigantes, que debieron de ser los más robustos, que estaban dispersos<br />

por los bosques situados en las alturas de los montes, al modo como las fieras más robustas<br />

tienen allí sus cubiles, espantados y atónitos ante tan impresionante fenómeno, del que ignoraban<br />

la causa, alzaron los ojos y descubrieran el cielo. Y puesto que la naturaleza de la mente humana<br />

comporta que en tales casos atribuya al efecto su propia naturaleza, como se ha dicho en los<br />

Axiomas, y como en tal estado la naturaleza era la propia de hombres todos ellos de potente<br />

fortaleza física que manifestaban sus violentísimas pasiones aullando y rugiendo, por ello<br />

imaginaron que el cielo era un gran cuerpo animado, que por su aspecto llamaron Júpiter,<br />

el primer dios de las llamadas «gentes mayores» que mediante el silbido de los rayos y el fragor<br />

de los truenos quisiera decirles alguna cosa; y así comenzaron a practicar la curiosidad natural,<br />

que es hija de la ignorancia y madre de la ciencia, la cual engendra el asombro al abrir la mente<br />

de los hombres, como se ha explicado antes en los Elementos. G. Vico, Ciencia nueva, II, s. I,<br />

cap. 1 [377], pág. 164.<br />

El hitlerismo pretende principalmente imponer la dominación y la posesión total de cada<br />

individuo a través de la voluntad y del espíritu del Führer. La dominación y la destrucción de<br />

las conciencias tienen como objetivo a las personas y se propaga a través del discurso y por<br />

escrito. E. Faye, Heidegger. La introducción del nazismo en la filosofía. En torno a los<br />

seminarios inéditos de 19<strong>33</strong>-1935, Akal, Madrid, 2009.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 1


Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

Introducción<br />

1. El concepto de globalización<br />

a. Definición GENÉTICO-TOPOLÓGICA<br />

b. Definición EXTENSIONAL. Criterios<br />

i. La globalización MEDITERRÁNEA<br />

ii. La globalización BIFURCADA: España, Inglaterra, Holanda, Bélgica, Alemania…<br />

iii. El FIN DE LA GLOBALIZACIÓN: Norteamérica<br />

2. El concepto de sujeto<br />

a. De COGITO a STIMMUNG<br />

b. EXCURSUS SOBRE SOCIOLOGÍA Y FILOSOFÍA<br />

3. El sujeto de la globalización: «Conciencia entre conciencias»<br />

a. Sentido del término conciencia<br />

b. Fenomenología de la figura «conciencia entre conciencias»<br />

c. Modelos de la figura «conciencia entre conciencias» en los procesos de globalización<br />

i. El modelo SOCRÁTICO: El filósofo y los gobernantes<br />

ii. El modelo CIUDAD DE DIOS: Dios y las criaturas<br />

iii. El modelo IMPERIAL (NACIÓN-IMPERIO):<br />

1. Las aporías del sujeto moderno<br />

2. El colapso del sujeto moderno: el caso Heidegger<br />

3. Otros sujetos olvidados<br />

iv. El modelo FIN DE LA GLOBALIZACIÓN: «Remolinos de la globalización»<br />

4. El cuadro semiótico de los sujetos al final de la globalización<br />

a. El sujeto-«IMPERIO» de la globalización<br />

b. Los sujetos-«PLURICOLORES» de la globalización<br />

c. Los sujetos -«RESISTENTES» a la globalización<br />

d. Los sujetos-«REMOLINOS» de la globalización: China, Rusia, India, Brasil, Sureste asiático,<br />

Irán…<br />

5. Final, desde la «conciencia expectante» europea<br />

2 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

Introducción<br />

El congreso organizado por la SAF para este curso se titula El Sujeto de la<br />

Globalización. Ya de entrada, se podría negar realidad al término Sujeto y denunciar la<br />

globalización en sus perfiles más gruesos: la miseria del capital y sus consecuencias de<br />

pobreza, destrucción ambiental, corrupción política y económica…; la violencia militar<br />

y paramilitar; la ruindad del neocolonialismo, el racismo y el patriarcado; la<br />

desmoralizante racionalidad científica y la alienante técnica fordista; o la democracia<br />

insuficiente o dirigida 1 y, más aun, la violencia a la que conducen las urnas en muchos<br />

países del mundo. 2 A continuación podría reivindicarse cierta sabiduría arquetípica,<br />

exótica, pre o posmoderna, pero ya sin la obligación de confrontarnos con la idea de un<br />

sujeto que unificara toda esa experiencia. Ahora bien, si decidimos hacer caso al título y<br />

salvar la cuestión del «espinoso» Sujeto —como dice Zizek— se ha de confrontar la<br />

tesis de la trascendentalidad que acompaña al Sujeto en la filosofía académica. Y<br />

entonces no es posible soslayar la filosofía del Ser de Heidegger como piedra de toque<br />

al poner la metafísica de la subjetividad en el centro del debate filosófico. Así lo resume<br />

Álvarez:<br />

Pero nos parece que es sobre todo a partir de Heidegger cuando se plantea la discusión<br />

acerca del sujeto metafísico como un asunto central del debate filosófico (…) Heidegger<br />

interpreta la filosofía moderna como la metafísica de la subjetividad, un modo de pensar<br />

caracterizado por ese principio axial del sujeto, que el humanismo identifica con el<br />

hombre (…) A partir de ahí otra forma de pensar tendría que prescindir del sujeto y<br />

volver a la cuestión del ser de cuyo olvido se hizo responsable toda la metafísica<br />

occidental. 3<br />

Heidegger ha reemplazado el centro que ocupaba el yo de la tradición —de<br />

Descartes a Kant y de éste a Husserl— por el Dasein, que toma como campo de acción<br />

el «entorno» o «mundo circundante» (Umwelt), el suelo en el que el ser arraiga su<br />

existencia. Y como han visto sus críticos, a quienes seguimos —Farías, Otto, Faye,<br />

Quesada…—, este Dasein pone las raíces auténticas de la existencia no en la<br />

Humanidad, ni siquiera en Europa, sino en la nación alemana. 4 La existencia auténtica<br />

se realizará como destino (Geschick) y el destino está íntima y circularmente vinculado<br />

con la nación alemana. Por eso el sujeto —definido respecto de un mundo entendido<br />

1 Sheldon S. Wolin, Democracia S.A. La democracia dirigida y el fantasma del totalitarismo invertido,<br />

Katz, Barcelona, 2008.<br />

2 Cf., por ejemplo, P. Collier, Guerra en el club de la miseria, Turner, Madrid, 2009.<br />

3 E. Álvarez, “Introducción” en E. Álvarez (ed.), La cuestión del sujeto. El debate en torno a un<br />

paradigma de la modernidad, Cuaderno gris, nº 8, 2007, Universidad Autónoma de Madrid, pág. 10.<br />

4 En el caldo de cultivo de la República de Weimer que se pregunta insistentemente por las «verdaderas<br />

raíces de Europa». Véase la excelente tesis doctoral de Antonio de Murcia, Crítica, retórica e historia. La<br />

mediación humanista en el pensamiento de Ernst Robert Curtius.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 3


Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

como el horizonte finito del desvelamiento del Ser— no unifica ya nada, e incluso se<br />

entenderá separado de los otros sujetos, pues aunque todos arranquen del suelo y la<br />

sangre (Bolden und Brut), sólo quedan entrelazados por mediación del Estado que los<br />

vincula distributivamente y que no requiere de pactos ni de contratos entre ellos, sino,<br />

en todo caso, de plebiscitos. 5 No hay sujeto que unifique la experiencia ni siquiera que<br />

se con-forme con otros sujetos, sino individuos que responden todos uno-a-uno al<br />

mismo destino. 6<br />

El posmodernismo —un fenómeno cultural muy ambiguo, antifascista, pero<br />

orientado por la filosofía del propio Heidegger— ha dado un paso más y ha<br />

transformado el Dasein en un sujeto múltiple, de perfiles muy variados: «Sujeto artista<br />

neo-nietzscheano»; 7 «sujeto infantilizado e inmaduro»; 8 «corroído»; 9 «masificado»; 10<br />

«metropolitano»; 11 «saturado», 12 «modular» 13 … Un sujeto / user (usuario) que no tiene<br />

necesidad de integrar personalmente saberes o experiencias, ni de ordenarlos conceptual<br />

o narrativamente, sino que se conforma con reunir recetas de comportamiento, con<br />

acumular agregados de saberes técnicos e informaciones puntuales para satisfacer su<br />

ansiedad de consumidor compulsivo. Este sujeto no necesita ya una educación<br />

humanista en el sentido clásico, sino más bien una antropotécnica, como ha sugerido —<br />

con gran escándalo— Peter Sloterdijk, 14 mediante el uso de biotecnologías adecuadas a<br />

5 “En la ontología fundamental, la mayoría de los yoes —das Man [el uno impersonal]— evitan<br />

sistemáticamente las exigencias de autenticidad mediante las trampas de la conformidad social: el<br />

«ajetreo», la «cháchara», la «curiosidad» y lo «público». Como tal el Dasein permanecía envuelto en la<br />

esfera inferior de la autenticidad. Una consecuencia de esta descripción es que, en el esquema de<br />

Heidegger, la esfera del «Ser-con-otros» o Mitsein parece devaluada a priori. Así, en el Ser y tiempo las<br />

posibilidades de una intersubjetividad humana con sentido parecían desdeñables o inexistentes”. R.<br />

Wolin, Los hijos de Heidegger, Cátedra, Madrid, 2003, pág. 131. Véase también: E. Faye, Heidegger. La<br />

introducción del nazismo en la filosofía. En torno a los seminarios inéditos de 19<strong>33</strong>-1935, Akal, Madrid,<br />

2009, pág. 202. V. Farías, Heidegger y el nazismo, Muchnik, Barcelona, 1989. F. Duque, (comp.),<br />

Heidegger: la voz de tiempos sombríos, Serbal, Madrid, 1991. K. Jaspers, Notas sobre Heidegger,<br />

Mondadori, 1990. J. Quesada, Heidegger de camino al holocausto, Crítica, Madrid, 2008...<br />

6 Sigue valiendo como referencia intuitiva la escena de la película Cabaret de Bob Fosse, 1972, cuando,<br />

en un merendero, un joven nazi inicia el canto del himno Tomorrow belong to me, al que se van uniendo<br />

todos los que allí se encuentran «accidentalmente», excepto el viejo judío compungido; cantan sin mirarse<br />

entre sí, con la mirada puesta, por así decirlo, «en el infinito».<br />

7 Que resume el dicho de Andy Warhol: “If everybody’s not a beauty, the nobody is” (Si todo el mundo<br />

no es una belleza, nadie lo es). El límite de esta posición sería la de Annie Leibovitz, obsesionada por<br />

llevar una «vida perfecta»: Cualquiera puede ser Leibovitz; cualquiera puede suscitar universos perfectos<br />

y únicos por el ucase de su voluntad.<br />

8 F. Cataluccio, Inmadurez. La enfermedad de nuestro tiempo, Siruela, Madrid, 2006.<br />

9 R. Sennet, La corrosión del carácter. Las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo,<br />

Anagrama, Barcelona, 2000.<br />

10 W. Benjamin, “La obra de arte en la época de su reproducibilidad técnica”, Discursos ininterrumpidos,<br />

Taurus, Madrid, 1973.<br />

11 J. Echeverría, Los señores del aire. Telépolis y el tercer entorno, Destino, Barcelona, 1999.<br />

12 Véase K. J. Gergen, El yo saturado, Paidós, Barcelona, 2006.<br />

13 E. Gellner, Condiciones de la libertad: la sociedad civil y sus rivales, Paidós, Barcelona, 1996.<br />

14 M. Houellebecq, Las partículas elementales, Anagrama, Madrid, 1999; P. Sloterdijk, Normas para el<br />

parque humano, Siruela, Madrid, 2000.<br />

4 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

su novedosa función. ¿Podríamos considerar que éste es el tipo de sujeto al que se<br />

refiere el título del Congreso, el sujeto de la globalización?<br />

Respondamos con otra pregunta: ¿Podría este sujeto (más bien anti-sujeto)<br />

posmoderno hacer frente a algo tan decisivo como el inmenso proceso que es la<br />

globalización? ¿Podría hacerse cargo, responsabilizarse de la experiencia económica,<br />

política o cultural jamás experimentada, si, como veremos más adelante, globalización<br />

significa «envolver todo el planeta Tierra desde uno o varios centros»? Más bien nos<br />

parece ver en él, un sujeto desbordado, perplejo, confuso (con «mala conciencia»),<br />

provinciano, victimista y utilitarista. Así que parece que es necesario comenzar con una<br />

definición de globalización para hacernos una idea del Sujeto que —eventualmente—<br />

habría de dar unidad a los atributos que comporta un proceso tan complejo y totalizador.<br />

1. El concepto de globalización<br />

Globalización abarca un campo semántico muy complejo, que recoge conceptos<br />

de la economía, la política y la cultura, pero también de las ciencias físicas y biológicas,<br />

de las tecnologías más avanzadas e incluso de la filosofía. Pues se supone que<br />

incorpora: las finanzas intercontinentales; el mercado mundial; las instituciones<br />

jurídicas internacionales; la homogeneización de las técnicas operacionales; el uso de<br />

las tecnologías —comunicacionales, armamentísticas, farmacéuticas, musicales...— que<br />

conectan Estados y pueblos; la cultura globalizada o superposición de valores<br />

internacionales a las identidades nacionales; y aun la Humanidad como punto de<br />

referencia global de los derechos humanos. El fenómeno de la globalización pone en<br />

juego, sin duda, elementos de la economía de pueblos, naciones, clases sociales o<br />

grupos étnicos, como bienes de consumo, aranceles, acuerdos multilaterales,<br />

instituciones internacionales, política económica... 15 Y junto a estos fenómenos<br />

estudiados por sociólogos y antropólogos, aparecen por doquier ideas filosóficas de<br />

extraordinaria importancia, como Democracia, Libertad, Tecnociencia, Mundo,<br />

Imperio, Relativismo cultural, etc.<br />

15 Samir Amin, El capitalismo en la era de la globalización, Paidós, Madrid 2000. Ulrich Beck, ¿Qué es<br />

la globalización?, Paidós, Barcelona, 1998. Daniel Bell, El advenimiento de la sociedad postindustrial,<br />

Alianza, Madrid 1976. Noam Chomsky (y otros), Los límites de la globalización, Ariel, Barcelona 2002.<br />

G. de la Dehesa, Comprender la globalización, Alianza, Madrid 2000. M.J. Fariñas Dulce, Mercado sin<br />

ciudadanía. Las falacias de la globalización neoliberal, Biblioteca Nueva, Madrid, 2005. P. de<br />

Senarclens, Crítica de la globalización, Bellaterra, Barcelona, 2004. G. Soros, La crisis del capitalismo<br />

global, Debate, Madrid 2001. Joseph Stiglitz, El malestar en la globalización, Taurus, Madrid 2002.<br />

Boaventura de Sousa Santos, El milenio huérfano, Trotta, Madrid, 2005…<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 5


Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

Por eso consideramos que globalización es algo más que un fenómeno<br />

económico, es una Idea filosófica 16 que da lugar a aporías. Así: los centros de gravedad<br />

de las fuerzas económicas atraviesan los Estados, y, sin embargo, no existe un marco<br />

político, ideológico o cultural que dote de coherencia a la gestión global del sistema; de<br />

manera que se legitima la violación de los derechos de soberanía de los Estados —<br />

restricción de mercados, intervención militar directa...— , defendidos por esos mismos<br />

Estados. O bien: hay países que se hacen más ricos, pero crean millones de parados; 17<br />

son coetáneos un desarrollo económico acelerado y una no menos acelerada pobreza y<br />

represión política con millones de muertos (China, Vietcong, la Indonesia de Suharto,<br />

las dictaduras latinoamericanas…). Y aun, desde otra perspectiva: la «globalización de<br />

la riqueza» es hermana de la «globalización de la pobreza». 18 Necesitaremos, por tanto,<br />

una definición categorial previa, que nos oriente en el tratamiento filosófico del término<br />

globalización.<br />

a) Definición genético-topológica. El proceso de globalización, en su sentido<br />

descriptivo utilizado por políticos, periodistas e intelectuales en general, ha de<br />

adjetivarse con el término terráqueo. La globalización terráquea describe el proceso de<br />

intercambio fuertemente acelerado de mercancías a través de transportes rápidos —<br />

aviones, barcos, trenes…—, de símbolos e información cuasi instantáneos a través de<br />

las tecnologías de la comunicación soportadas en satélites espaciales o de mercados<br />

financieros que se aprovechan de los dos medios anteriores; tiende a la concentración de<br />

poder, apoyado en la ideología del «pensamiento único»; se incluye además el<br />

intercambio de costumbres, de formas de vida (american way life), y hasta de bacterias<br />

y virus (SIDA, A/H 1 N 1 …), etc. 19<br />

Los análisis del término globalización se hacen habitualmente desde la<br />

sociología, pero propondré criterios histórico-topológicos de análisis. La definición<br />

genética de globalización terráquea ha de ir asociada, suponemos, a la hipercategoría de<br />

ruta. 20 La globalización se hace siempre desde un lugar (espacio-temporal), que va<br />

abarcando, encerrando o incluyendo otros lugares (espacio-tiemporales); será unilineal,<br />

si se inicia en solo punto (ciudad, Estado), o multilineal, si lo hace en distintos puntos<br />

16 G. Bueno, “La nostalgia de la barbarie, como antiglobalización”, Antílogo al libro de Juan Zerzan,<br />

Malestar en el tiempo, Ikusager, Vitoria 2001. «Mundialización y Globalización» El Catoblepas, nº 3,<br />

2002. R. Safranski, R., ¿Cuánta globalización podemos soportar?, Tusquets, Barcelona, 2004. P.<br />

Sloterdijk, En el mundo interior del capital, Siruela, Madrid, 2005…<br />

17 Cf., Samir Amin, El capitalismo en la era de la globalización, Paidós, Barcelona, 1999. U. Beck, ¿Qué<br />

es la globalización?, Paidós, Barcelona, 1998...<br />

18 M. Chossudovsky, Globalización de la pobreza y nuevo orden mundial, Siglo XXI, Buenos Aires, 2002.<br />

19 Dejamos aparte el concepto más astronómico y cosmológico de globalización del universo, según las<br />

clásicas teorías griegas del cosmos como una esfera o conjunto de esferas, con una última envoltura o<br />

Primer Motor tal como lo diseñó Aristóteles. (Metafísica)<br />

20 F. M. Pérez Herranz y J. M. Santacreu, Las rutas de la humanidad. Fenomenología de las migraciones,<br />

La Xara, Simat de la Valldigna, 2006.<br />

6 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

con un mismo objetivo. 21 La expansión de la globalización será violenta, si la resisten<br />

los pueblos englobados, o pasiva, si los pueblos quedan atraídos por los beneficios<br />

previstos por el pueblo englobador; además, la expansión da lugar a un complejísimo<br />

cruce de intereses, de asimetrías profundas en el desarrollo de unas zonas u otras del<br />

planeta, una complejidad que es la materia propia de la investigación —sociológica,<br />

antropológica o filosófica— que nos concierne. (Dicho en términos gnoseológicos, la<br />

parte englobadora nunca puede replicarse a sí misma, porque no se ajusta al modelo<br />

fractal, sino al modelo topológico de conflicto entre atractores en equilibrio inestable).<br />

Haré un par de comentarios:<br />

En primer lugar, en cuanto a la violencia, un concepto perturbador y provocador.<br />

La filosofía, definida por su estructura argumentativa, no niega la violencia, sino que se<br />

encara contra ella desde su mismo origen. Epiménides de Creta, sabio de Grecia,<br />

vidente y chamán, es experto en ritos catárticos mediante los que restablece el orden y la<br />

salud, desterrados de la ciudad por los antiguos crímenes cometidos en ella. También la<br />

tradición bíblica prohíbe el asesinato: el primer pacto que establece Jahvé con los<br />

hombres exige de éstos el respeto por la vida humana; y no sólo reclamará la sangre<br />

vertida, sino que demandará incluso a quien derramare la sangre del homicida, pues el<br />

hombre ha sido creado a imagen de Dios (Génesis, 9, 5-6). Pero es Sócrates quien se<br />

enfrenta con la palabra (lógos) a los gobernantes que justifican su poder por la sola<br />

fuerza (“Es más vergonzoso cometer injusticia que recibirla” se lee en el Gorgias,<br />

489a). Sócrates —y con él la filosofía— triunfa cuando, apoyado en argumentos por<br />

absurdo (el élenchos) persuade al poder para que éste se justifique según el lógos.<br />

Platón empieza a dibujar la figura del «rey filósofo», un rey educado en las ciencias y<br />

la dialéctica para ejercer el poder. 22 Aristóteles corrige al maestro y limita la misión del<br />

filósofo a legitimar el poder a través de la razón. El cristianismo romano —herido por la<br />

letra griega— asume que el poderoso ha de dar cuenta y razón de sí mismo. San<br />

Anselmo inicia su argumento apelando a la ignorancia del necio, trasunto del soberbio<br />

Luzbel; y de las respuestas de los necios (nominalistas / realistas) se origina el<br />

humanismo cívico. Al criterio de la Razón ha de acogerse incluso el Tribunal del Santo<br />

Oficio, que emite sentencias y, en consecuencia, se obliga a dar razones. Haber<br />

convencido del deber de argumentar a quien ejerce el poder es el gran éxito de la<br />

filosofía. Pero este logro ni hace desaparecer la violencia, ni hace olvidar la violencia<br />

intrínseca (performativa) del propio lenguaje y los subterfugios que acumulan la retórica<br />

y la contra-argumentación. 23<br />

21 I. Wallerstein ha propuesto tres espacios para explicar las condiciones de explotación: centrales,<br />

semiperiféricos y periféricos. Cf. El moderno sistema mundial, Siglo XXI, Madrid, 1979.<br />

22 R. R. Aramayo, La quimera del rey filósofo, Taurus, Madrid, 1997.<br />

23 Véase, por ejemplo, S. Zizek, “Teme a tu prójimo como a ti mismo” en AA.VV., Los otros entre<br />

nosotros. Alteridad e inmigración, Círculo de Bellas Artes, Madrid, 2009.<br />

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Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

La filosofía, por tanto, encuentra su límite en la argumentación racional y lógica<br />

oral o escritural. Y si el filósofo socrático usa la palabra viva y el enfrentamiento «cara<br />

a cara», el filósofo platónico trabaja las Ideas filosóficas en la Academia indirectamente,<br />

a través de la escritura. En cualquier caso, la guerra (stásis) es siempre el límite de la<br />

acción filosófica, que sabe que el combate (pólemos) es el principio de todas las cosas<br />

(Heráclito, 53); pero también que el Poder ha de «dar cuenta y razón», si es que está<br />

sometido al lógos. Y, como Sócrates, seguimos preguntando: «Y tú, gobernante, ¿en<br />

qué fundamentas el poder del que te jactas?».<br />

El proceso de globalización, heredero de esta tradición del argumento, propone<br />

también sus estrategias argumentativas; abre espacios para pensar la relación<br />

irreductible entre la globalización, el sentido del mundo como mundo, las condiciones<br />

en las que estamos expuestos a la naturaleza y a los demás hombres, y las formas en que<br />

debemos pensar el mundo en términos de su creación (in)finita. 24 Por lo que, siguiendo<br />

a Alberto Hidalgo, 25 podemos formalizar el silogismo de la globalización:<br />

La globalización es el terreno en el que la lucha ideológica se plantea con más crudeza<br />

en este momento; quien se apropie de la idea de globalización para sus intereses, se<br />

apropia del discurso; apropiarse del discurso es apropiarse de los términos de la<br />

relación; apropiarse de los términos de la relación es apropiarse de la definición de los<br />

problemas. En consecuencia, apropiarse de la definición de los problemas es plantear<br />

previamente las soluciones, en la dirección que a uno le interesa.<br />

Y, en segundo lugar, en cuanto a la complejidad que procura el ajuste de tiempos<br />

y espacios, de creencias y religiones, de intereses económicos y tecnológicos... En el<br />

proceso de globalización, habrá zonas —Europa— favorecidas por la liberación del<br />

flujo de capitales y de la circulación del ahorro mundial; pero ese mismo flujo ha<br />

provocado turbulencias monetaristas en otras partes del mismo globo terráqueo:<br />

México (1994-5), Sureste asiático y Corea (1998), Rusia (1998), Brasil (1999), Turquía<br />

(2000), etc. Entonces se hacen inevitables algunas preguntas: ¿Cómo es posible hablar<br />

de un «orden mundial» (S. Huntington), de una «sociedad civil global» (M. Kaldor) o<br />

de una «única civilización mundial» (H. Perlmutter)? ¿No habrá, más bien, múltiples<br />

centros de globalización? ¿Qué papel juega Europa en esos procesos? ¿Cuál es la<br />

potencia (dynamis) de esos presuntos centros que parecen iniciar sus propios procesos<br />

de globalización: China, Rusia, India, Brasil, Irán…?<br />

24 J.L. Nancy, La creación del mundo o la mundialización, Paidós, Barcelona, 2003.<br />

25 A. Hidalgo, “La globalización como fetiche”. Un resumen se encuentra en Tiempos de Paz, Madrid,<br />

abril 2.001; nº 60, pp. 17-30. También, “Tercer salón del libro iberoamericano de Gijón. Estrategias y<br />

miserias del proceso de globalización”. Un silogismo que, si bien no es equivalente al teorema de Thomas<br />

(“Si los individuos definen las situaciones como reales, son reales en sus consecuencias”), considera que<br />

la conciencia que se tenga de un problema repercute en la realidad misma. Cf. R.K. Merton, Teoría y<br />

estructura sociales, FCE, México, 1964.<br />

8 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

b) Definición extensional. Criterios. Extensionalmente, globalización hace<br />

referencia al mundo que se inicia tras la Segunda Guerra Mundial, a partir de los<br />

acuerdos en julio de 1944 en Bretton Woods y el consiguiente establecimiento del<br />

Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) encargados de evitar la<br />

re-aparición de los desórdenes monetarios que tomaban como referencia el Crack de<br />

1929; continúa con las reformas de M. Thatcher y R. Reagan —inspirados por los<br />

teóricos neoliberales F. Hayek y M. Friedman—; la expansión del mercado que no sólo<br />

regula los intercambios de mercancías, sino también los servicios o la propiedad<br />

intelectual, aspectos que atañen a la salud, la educación, etc.; la incorporación de China<br />

a la Organización Mundial del Comercio (OMC), creada a partir del GATT en 1995... y<br />

concluye, por ahora, con la crisis de 2008.<br />

***<br />

Ahora bien, si globalización es un concepto en la órbita de las Rutas, hay que<br />

entenderlo como última etapa de un proceso iniciado mucho antes. En este sentido, se<br />

han propuesto diferentes criterios para su periodización y todos ellos poseen sin duda<br />

razones suficientes que los justifican. 26 Aquí propondré un criterio que se adapte a la<br />

definición genético-topológica de globalización. Si ésta es un proceso, ha de poseer un<br />

punto de salida desde el cual se realiza la operación de englobar tierras, pueblos y<br />

costumbres hasta que, en el límite, se globaliza la totalidad del planeta Tierra. A tales<br />

efectos, tres han sido los puntos de referencia que destacan con fuerza propia: Roma, la<br />

Europa cristiana y Estados Unidos (sin perjuicio de que puedan considerarse también<br />

otras globalizaciones anteriores a la romana: la de las primeras rutas paleolíticas; la de<br />

las rutas de los grandes imperios medo-persas, egipcios…; la inmediatamente anterior a<br />

Roma: la globalización de Alejandro Magno; o bien otras posteriores, como la<br />

expansión árabe islámica). Al criterio topológico de centro de expansión, añadiré un<br />

subíndice determinativo filosófico: 27 para que un acontecimiento histórico sea<br />

reconocido como singularidad histórica ha de haber sido constatado por medio de<br />

ciertos escritos (asociados a lo que llamamos filosofía de la historia), que son sus<br />

referencias canónicas. 28 Veamos:<br />

26 P. Sloterdijk habla de la globalización cósmico-urania (De Grecia a Dante); la globalización terrestre<br />

(de 1492 a 1945); la globalización electrónica (de hoy en adelante). Cfr. en P. Sloterdijk, En el mundo<br />

interior del capital, op. cit., págs. 26-27. Robertson habla de oleadas de la globalización: comercio<br />

regional (de 1500 a 1800), industrialización (de 1800 a 1945) y nuevo orden mundial (de 1945 en<br />

adelante. Cf. en R. Robertson, Tres oleadas de globalización. Historia de una conciencia global, Alianza,<br />

Madrid, 2005, pág. 18. Tilly distingue cuatro ondas de globalización: siglos XIII, XVI, XIX y final del siglo<br />

XX. Cf. en “Globalization Theatens Labor’s Rights”, International Labor and Working-Class History, 47,<br />

1995…<br />

27 Sin perjuicio del uso de otros criterios necesarios: jurídicos, políticos o económicos, que no podemos<br />

acometer aquí, aunque muchas veces se trasluzcan estos aspectos en un planteamiento de cuño filosófico.<br />

28 Cf. F. M. Pérez Herranz y J.M. Santacreu, Las Rutas de la humanidad, op. cit.<br />

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Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

i) La globalización mediterránea. La primera gran globalización es la llevada a<br />

cabo desde Roma hacia los límites sostenibles por el ejército —el limes—, que tiene<br />

como referencia el Mediterráneo; el cristianismo impele esa dinámica hacia la totalidad<br />

del mundo conocido. 29 El cristianismo piensa esta globalización, fijada por Marcos: “Id<br />

por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere<br />

bautizado se salvará, mas el que no creyere se condenará” (Marcos, 16:15); y que<br />

totaliza Pablo: “No hay ya judío o griego, no hay siervo libre, no hay varón o hembra,<br />

porque todos sois uno en Cristo Jesús. Y si todos sois de Cristo, luego sois descendencia<br />

de Abraham, herederos según la promesa” (Gálatas, 3,28). En un muy preciso libro,<br />

José Ferrater Mora muestra cómo las filosofías del imperio romano, que deberían dar<br />

cuenta de aquella globalización, se inclinan, paradójicamente, hacia la interioridad: los<br />

cínicos la resistieron con el desprecio; los hedonistas con el temor, los estoicos,<br />

resistentes del mundo por antonomasia, con la felicidad en sí mismos; los<br />

neoplatónicos, con la huida y el gnosticismo. 30 Pero los cristianos se ponen a la cabeza y<br />

tiran del deshilachado imperio romano hacia adelante; y con una fuerza inigualable se<br />

autopostulan como el verdadero Sujeto de ese imperio, que absorbe a todas las demás<br />

fuerzas sociales, políticas o económicas, hasta lograr cristianizar todos los territorios<br />

que llamamos hoy Europa u Occidente, incluyendo zonas en las que predominan las<br />

iglesias ortodoxas. 31 Con el cristianismo nace una nueva conciencia en la que cristaliza<br />

todo aquel potencial de subjetividad tanto filosófico como religioso o apocalíptico.<br />

El pensamiento que abrió la legitimidad de esta primera globalización fue san<br />

Agustín, para quien la Ciudad de Dios, aunque habría de triunfar sobre la ciudad de los<br />

hombres, no podía reemplazarla. San Agustín hace una reflexión articulada sobre la Idea<br />

filosófica de Orden cósmico o Providencia (una conciencia que está al tanto de las otras<br />

conciencias, a las que dirige u orienta) y echa por tierra la idea de un dios creador del<br />

Mal, doctrina defendida por los gnósticos, 32 lo que permite un cierto protagonismo<br />

antropológico a los seres humanos. Toda la experiencia humana se integrará en la<br />

29 Representado en mapas con forma de T.<br />

30 J. Ferrater Mora, Las crisis, Alianza, Madrid, 1983. Las escuelas filosóficas antiguas, con sus sinergias,<br />

sus técnicas del yo y sus «ejercicios espirituales» entre maestros y discípulos, no pudieron con el amor<br />

(ágape) cristiano. Véase sobre la antigüedad, P. Hadot, Ejercicios espirituales y filosofía, Siruela, Madrid,<br />

2006.<br />

31 J. G. Reale, Raíces culturales y espirituales de Europa, Herder, Barcelona, 2005. J. Orlandis, Europa y<br />

sus raíces cristianas, Rialp, Madrid, 2004. F. Oakley, Los siglos decisivos. La experiencia medieval,<br />

Alianza, Madrid, 1980, etc.<br />

32 Cf. H. Blumenberg, La legitimidad de la Edad Moderna, Pretextos, Valencia, 2008, págs. 123 y ss.,<br />

desarrolla la idea de A. v. Harnack: “El catolicismo fue construido contra Marción”. La bibliografía aquí<br />

es inmensa, y desarrollaré alguna de las múltiples cuestiones a medida que sea necesaria para el<br />

argumento.<br />

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Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

experiencia cristiana: “Cualesquiera afirmaciones correctas que hayan hecho hombres<br />

de la clase que fuesen —dice Agustín—, pertenecen a nosotros los cristianos”. <strong>33</strong><br />

ii) Globalización bifurcada: España, Portugal, Inglaterra, Holanda… La<br />

segunda gran globalización la inician portugueses y españoles, una globalización que, si<br />

bien tiene a Europa como centro genérico, se desdobla en diferentes centros con<br />

procesos de globalización paralelos: A España y Portugal se van incorporando Holanda,<br />

Gran Bretaña o Francia, y más tarde, Alemania, Bélgica, Italia…; las bifurcaciones de<br />

los diferentes estados europeos (Europa fragmentada) 34 concluye con las dos guerras<br />

mundiales y con la guerra fría, esta vez incruenta, entre EE.UU y la Unión Soviética. 35<br />

Ésta es la globalización que normalmente se tiene en cuenta y que se ve exclusivamente<br />

desde la perspectiva anglosajona, aunque a veces se menciona a los portugueses, y, casi<br />

nunca, a los españoles. Por eso, en cierta forma, sorprende que el filósofo alemán Peter<br />

Sloterdijk considere que el hecho primordial de la Edad Moderna sea “el<br />

descubrimiento real del Nuevo Mundo en toda la multiplicidad inagotable de sus formas<br />

fenoménicas insulares y continentales” y que además rechace el eurocentrismo a favor<br />

de los eurocentrismos, con diferentes centros dominantes, es decir, las nacionesimperio.<br />

Lo que implica que no pueda hablarse de Historia de Europa, sino de Historia<br />

de España, de Inglaterra, de Francia, etc. 36<br />

<strong>33</strong> San Agustín, Apología, II, xiii.<br />

34 La fragmentación se explica desde lo que he llamado el tercer hilo de la trama: los guerreros cristianos<br />

en combate permanente entre sí (los otros dos hilos son el lógos heleno y el sujeto moral hebreo). Cf. F.<br />

M. Pérez Herranz, “El tercer hilo de la trama: El guerrero cristiano medieval contemplado desde El<br />

Quijote”, Res Publica. Revista de filosofía política, nº 18, 2007, págs. 247-266.<br />

35 Cada una de estas globalizaciones puede subdividirse en etapas. Así, en esta segunda gran<br />

globalización pueden diferenciarse una primera etapa de comercialización y una segunda, de<br />

industrialización a partir del siglo XIX, como hace R. Robertson en Tres olas de globalización, op. cit.,<br />

pág. 18.<br />

36 P. Sloterdijk, En el mundo interior del capital, op. cit., pág. 104. Sloterdikj es uno de los pocos<br />

pensadores que yo conozca que habla claramente de la falsedad del eurocentrismo: nunca hubo un<br />

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Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

Las Ideas filosóficas que predominan en este estadio son las de Civilización (en<br />

una primera época), Progreso 37 (en una segunda), con la correspondiente contra-idea de<br />

Colonialismo, 38 y Perfeccionamiento de la humanidad (en la última). Sus exponentes<br />

son muy abundantes: Ginés de Sepúlveda, Bartolomé de las Casas… primero;<br />

Condorcet, Comte…, después; y bajo el símbolo del Fausto goethiano, Lenin-Stalin,<br />

Mao o el Fundamentalismo norteamericano. El Progreso deviene una categoría de<br />

origen a-cósmico, una estructura de la historia humana, no de la evolución física; y su<br />

meta, un mundo unificado por la autoridad de la ciencia en un único sistema económico.<br />

El mundo inacabado bloquea la legitimación de la acción humana predeterminada,<br />

vinculada a la naturaleza; el giro trascendental exige que el mundo haya de estar<br />

in<strong>completo</strong>, disponible como material, pues es ésta una condición que hace posible la<br />

actividad creadora de los seres humanos. El crecimiento del potencial técnico comporta<br />

la voluntad de violentar la naturaleza; y el hombre reflexiona sobre las carencias de la<br />

realidad viéndolas como acicate para su comportamiento. Se plantea entonces la<br />

cuestión de si hay ruptura (Blumenberg) o mera secularización (Schmitt) de los<br />

conceptos medievales. Sin entrar en este debate, me parece que la idea de globalización<br />

moderna rompe con la idea de globalización cristiano-medieval, porque va acompañada<br />

del capitalismo o «mundialización del dinero», 39 una figura propia de esta segunda<br />

globalización, que se inicia en las repúblicas italianas del siglo XV. La expansión<br />

capitalista, como explicó Rosa Luxemburgo, 40 necesita de un entorno no capitalista para<br />

hacerse con el valor excedente y seguir sus ciclos de acumulación; un exterior que el<br />

capitalismo considera «naturaleza», «no civilizado». No es de extrañar, entonces, que<br />

esta segunda globalización deje «agujeros» (en su sentido topológico) en las tierras por<br />

donde se expande —inexorablemente ocupados por la criminalidad organizada:<br />

narcotraficantes, mafias, prostitución…— 41 ; incluso abandone las tierras para<br />

dominarlas desde los navíos que se encuentran en el mar, como hacían ya los<br />

proyecto común europeo: “En ningún momento ha habido un plan común para la toma europea del<br />

mundo, de modo que, in actu, jamás hubo necesidad de un relato centralizado inspirante del obrar de un<br />

colectivo conquistador. Aparte del globo terráqueo y de los atlas, las potencias coloniales no poseían<br />

instancia superior de coordinación alguna; excluidos ciertos impotentes gestos universales de la Santa<br />

Sede. Por falta de coordinación sólo existía una serie abierta de proyecciones nacionales en lo total: una<br />

historia universal de España, una historia universal de Inglaterra, una historia universal de Francia, una<br />

historia universal de Portugal, quizá también una historia universal de Holanda”, (Op. cit., pág. 202).<br />

37 El Progreso no parece que tenga su núcleo categorial en la escalera (escalera de Jacob), sino más bien<br />

en el Apocalipsis y la transformación obligada de la naturaleza humana. Véase, por ejemplo, L.<br />

Kolakovski, Las principales corrientes del marxismo, Alianza, Madrid, 1995; N. Cohen, En pos del<br />

milenio, Alianza, Madrid, 1981; V. Shalàmov, Kolimá, Minúscula, Barcelona, 2007, etc.<br />

38 Cf. M. Ferro (ed.), El libro negro del colonialismo. Siglos XVII al XXI: del exterminio al<br />

arrepentimiento, La Esfera de los Libros, Madrid, 2005. Están presentes los colonialismos español y<br />

portugués, pero también el británico, el francés, el ruso, el árabe, el apartheid sudafricano, etc.<br />

39 Véase el análisis de J.E. Ruiz-Domènec, Observando la modernidad desde la edad media. Alfons el<br />

Magnànim, Valencia, 1999, a partir de la derrota de las cruzadas y la expansión por el Oriente.<br />

40 R. Luxemburgo, La acumulación del capital, Mondadori, Barcelona, 1978.<br />

41 M. Glenny, McMafia. El crimen sin fronteras, Destino, Barcelona, 2008.<br />

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Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

portugueses en el siglo XVI, o desde los aviones, en el aire. Pero la idea de Progreso se<br />

clausura con la Solución Final organizada por el naZionalismo hitleriano: ¿Cómo un<br />

país tan culto y civilizado (¡tan progresista!) como Alemania puede llegar a ese extremo<br />

de degradación? Esa pregunta no deja de soliviantar cualquier «sueño europeo» que se<br />

promueva.<br />

La filosofía que acompaña a esta globalización, sin embargo, es de lo más<br />

sorprendente: la filosofía del cogito cartesiano, que obliga a preguntarnos: ¿Es esta<br />

filosofía, con el sujeto propuesto, la apropiada para responder a la enorme aventura de la<br />

globalización? Más tarde me ocuparé de esta cuestión.<br />

iii) El fin de la globalización: Norteamérica. Tras la Segunda Guerra Mundial,<br />

los Estados Unidos de Norteamérica se han hecho cargo del mundo: estructura y articula<br />

directamente al resto del globo, y transforma los estados-nación en instrumentos que<br />

registran sus propios flujos financieros, mercantiles o migratorios. De manera que<br />

EE.UU, prácticamente, ha cerrado el proceso de globalización, un fenómeno simultáneo<br />

a los fenómenos del poscolonialismo y de la posmodernidad. 42 Una situación que<br />

provoca gran perplejidad en Europa. ¡De repente, Europa deja de ser protagonista y<br />

empieza ella misma a ser globalizada (¡Plan Marshall!). El proceso de globalización<br />

desde los EE.UU se dirige tanto a Centroamérica y Sudamérica como hacia Japón y<br />

China; tanto hacia el mundo árabe y persa como a la Europa del Este. El Viejo<br />

Continente queda en una situación intermedia —perpleja, expectante—, pues a la vez<br />

que se mantiene vinculada a EE.UU (algunos querrían hablar de dos centros de la<br />

globalización, EE.UU y Europa), 43 también es él mismo objeto de la globalización<br />

norteamericana. Una globalización que no es lineal ni triunfante, aderezada por derrotas<br />

militares —Corea, Vietnam, Irak, Afganistán…—, que la retardan si es que no la hacen<br />

fracasar en su empeño.<br />

Y aunque el proceso de esta tercera globalización es aún muy corto<br />

temporalmente, ha generado ya una literatura y una filosofía muy rica, cuya obra más<br />

celebrada fue El fin de la historia de Francis Fukuyama, 44 ha continuado con la<br />

ideología del pensamiento único 45 y con el desplazamiento de las cuestiones centrales<br />

políticas e ideológicas, hacia las culturales, según la tesis clásica de Huntington del<br />

42 F. Jameson, El posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado, Paidós, Barcelona, 1991.<br />

43 En el arranque de la caída de la Unión Soviética se habló ya de dos tipos de capitalismo: anglosajónnorteamericano<br />

y germano. Véase, por ejemplo, M. Albert, Capitalismo contra capitalismo, Paidós,<br />

Barcelona, 1991.<br />

44 F. Fukuyama, “El fin de la historia”; F.M. Pérez Herranz, “Historia e «historia»: en torno al propuesto<br />

«fin de la historia»”, Anales de la Universidad de Alicante. Historia contemporánea, n os 10-11, 1993-94,<br />

págs. 169-190.<br />

45 F.M. Pérez Herranz, “Del fin de la historia al pensamiento único”, Actas del XIII è Congrés Valencià de<br />

Filosofia, Valencia, 2001, págs. 163-176.<br />

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Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

«choque de civilizaciones». 46 La Idea filosófica que domina, me parece, es la de<br />

Derechos Humanos, conjugada con la Democracia Liberal, junto a la correspondiente<br />

contra-idea del Multiculturalismo.<br />

Excursus europeísta. Ahora bien, nosotros miramos el mundo desde Europa y<br />

seguimos presos de la tesis de Max Weber: Existe un vínculo necesario entre Europa y<br />

la modernización. Esta tesis histórica, que podría ser válida antes de la Segunda Guerra<br />

Mundial, está dejando de serlo en nuestra época. 47 Habituados a ser el centro del<br />

mundo, sufrimos ahora lo que se ha dado en llamar post-historia, que es una especie de<br />

parálisis, de recelo a colocarse en la cabeza de la transformación que piden los tiempos,<br />

permitiendo la experiencia de unilateralidad que Estados Unidos ha llevado a cabo en la<br />

Segunda Guerra del Golfo. 48 Europa está abandonando el privilegio tradicional de «ser<br />

forma», convirtiéndose en «materia» 49 que responde con los mismos mecanismos de<br />

respuesta que las demás partes materiales del Imperio norteamericano. Hasta al menos<br />

la segunda Guerra mundial el concepto de globalización habría sido una idea europea.<br />

Para Hegel, Nietzsche o Heidegger, 50 por ejemplo, los negros ni siquiera tienen historia,<br />

así que a fortiori, poca capacidad tendrían los africanos de globalizar nada si no son<br />

capaces de administrarse ni a sí mismos.<br />

También nuestro Ortega señalaba que Europa debería seguir mandando en el<br />

mundo, porque, si así no lo hiciera, caería en “la inercia moral, en la esterilidad<br />

intelectual y en la barbarie omnímoda”; pero lo grave del asunto es que nadie podría<br />

reemplazarla. 51 De manera que lo primero que habría que considerar es si Europa puede<br />

46 Samuel P. Huntington, El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial, Paidós,<br />

Barcelona, 1997.<br />

47 La separación entre capitalismo y modernidad no es una tesis reaccionaria como creen algunos<br />

políticos españoles. Véase, por ejemplo, el interesante y estimulante Boaventura de Sousa Santos, El<br />

milenio huérfano, Trotta, Madrid, 2005.<br />

48 De ahí el papel contradictorio que jugó el entonces presidente español José M. Aznar al apostar por<br />

EE.UU.<br />

49 El síntoma más evidente, desde una perspectiva filosófica, es la referencia a la libertad que se habría<br />

conseguido plenamente ¡en la URSS de Stalin!, según los análisis de J.P. Sartre en los artículos recogidos<br />

en Los comunistas y la paz, a partir de 1952.<br />

50 «La historia es lo que caracteriza al hombre» es una afirmación arbitraria. También los negros son seres<br />

humanos, pero ellos carecen de historia. Y existe también una historia de los animales, de las plantas que<br />

tiene milenios y que es, por cierto, mucho más antigua que todas las de los hombres (…) Cuando se<br />

mueven las hélices de un avión, entonces, en rigor, no «acontece» nada. Pero cuando ese avión es el que<br />

lleva al Führer hasta donde está Mussolini, entonces acaece la historia. El vuelo deviene historia y es, tal<br />

vez, cuidado en un museo. M. Heidegger, Lógica. Lecciones de M. Heidegger (semestre verano 1934) en<br />

el legado de Helene Weiss, traducción de V. Farías, Anthropos, Barcelona, 1991, págs. 39-40. Ya Kant<br />

consideraba que “Los negros de África carecen por naturaleza de una sensibilidad que se eleve por<br />

encima de lo insignificante. El señor Hume desafía a que se le presente un ejemplo de que un negro haya<br />

mostrado talento…”, Kant, Lo bello y lo sublime, Espasa-Calpe, 1972, pág. 78.<br />

51 “No importaría que Europa dejase de mandar si hubiera alguien capaz de sustituirla. Pero no hay<br />

sombra de tal. Nueva York y Moscú no son nada nuevo con respecto a Europa. Son uno y otro dos<br />

parcelas del mandamiento europeo que, al disociarse del resto, han perdido su sentido. En rigor, da grima<br />

hablar de Nueva York y de Moscú”. J. Ortega y Gasset, O.C., IV, págs. 239-240.<br />

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Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

realizar la operación de globalización, o más bien si Europa es una parte globalizada. En<br />

otra ocasión he mostrado que Europa es una parte material, más que formal del proceso<br />

de globalización que por inercia mantiene una posición privilegiada en el mundo, pero<br />

en gran medida relegada a la cultura como puso de relieve el mandatario chino Jiang<br />

Zemin (y el actual presidente Hu Jintao, su sucesor desde el 15 de marzo de 2003, es<br />

«un hombre de Jiang Zemin»), quien, en una visita en los últimos meses de su mandato<br />

a Estados Unidos, “dejó boquiabiertos a jefes de Estado y de Gobierno” —dice un<br />

cronista del momento— cuando dibujó el mundo del siglo XXI de esta manera:<br />

Europa, dijo, será el gran parque de ocio y museos del planeta; Estados Unidos la<br />

reserva científica y tecnológica y China la gran fábrica de la humanidad.<br />

Por consiguiente, no parece que sea Europa el sujeto en el que recaiga el proceso<br />

de globalización. Europa ha dejado de ser sujeto del mundo, se ha transformado en<br />

materia para otras formas, olvida los ejes que vertebran su historia, y no se atreve a informar<br />

«nuevos valores». 52 Habrá que preguntarse, por lo tanto, por la posibilidad y las<br />

condiciones del sujeto de la tercera globalización fuera de Europa.<br />

Hacia el sujeto de la globalización: La cuestión por tratar —seguramente la<br />

que nos convoca este congreso— es la de averiguar cuál(cuáles) es(son) la(s) Idea(s)<br />

filosófica(s) que atraviesa(n) nuestro tiempo de globalización y la de reconocer ahí el<br />

sujeto de ese proceso. Si en la primera globalización el sujeto se dibujaba alrededor del<br />

«cristiano» y, en la segunda, del «burgués /civilizado/ progresista», en esta tercera,<br />

parece ser el afectado por la «declaración de los derechos humanos». Pero ¿cómo<br />

recortar los diferentes sujetos que participan o se ven involucrados en la globalización<br />

recogidos en esos Derechos? Pues hay procesos que no los alcanzan y otros que los<br />

desbordan. Así, la propia conformación de la estructura cultural que debería formar el<br />

sujeto queda reducida a mercancía, por lo que no es que no se recojan o se consideren<br />

otras culturas, sino que la misma «familia de culturas» europeas —helenismo, derecho<br />

romano, humanismo cívico, ilustración, romanticismo, socialismo…— quedan<br />

banalizadas en el mercado del consumo, reducidos muchas veces a manuales de<br />

autoayuda o a la vulgaridad y la zafiedad de la telebasura, etc.<br />

O bien, el sujeto queda desbordado por valores, normas y proyectos que otras<br />

civilizaciones introducen a través de esos «agujeros-resquicios» que permite el mercado<br />

mundial: China y el confucionismo; Rusia y los ortodoxos; India y el pensamiento<br />

védico; Irán o Arabia y el islamismo; Japón y el sincretismo; Estados Unidos y el<br />

52 Podríamos decir: la reivindicación posheideggeriana de Nietzsche está recortada a medida de los<br />

artistas, de los nuevos políticos e intelectuales que son, como decía el maestro Eduardo Haro Tecglen,<br />

«izquierda de sí mismos». Cf. F. M. Pérez Herranz, “Europa: Navigare necesse est; vivere non necesse”,<br />

Pretextos, Valencia, 2010, en prensa.<br />

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fundamentalismo protestante; la Europa cristiana/agnóstica/atea…; incluso modelos hoy<br />

olvidados, si no más bien reprimidos, como el barroco hispanoportugués, que nos<br />

recuerdan Eduardo Dussel o Boaventura Santos; y aún la renovación del pensamiento<br />

hebreo, que se abre a la alteridad desde el pensamiento de Emmanuel Levinas; o la<br />

nueva conformación de los movimientos ecologistas, etc.<br />

2. El concepto de sujeto<br />

Europa, en todo caso, ha experimentado ya el sujeto de la globalización;<br />

podríamos decir que es la constitución de ese sujeto la que ha exigido la aparición de la<br />

Idea de Sujeto en Occidente (y en ese sentido podría entenderse el dictum heideggeriano<br />

de «olvido del ser»: habría sido el surgimiento del Sujeto lo que habría neutralizado el<br />

desvelamiento del Ser, el Sujeto (cristiano) que se hacía cargo de la globalización<br />

helenística y romana. Tras el proyecto heideggeriano de sustitución del yo por el suelo y<br />

la sangre (Bolden und Brut) y el destino común (Geschick), que permite pensar la<br />

existencia como «ser-en-el-mundo» y no como «conciencia entre conciencias», 53 fueron<br />

los estructuralistas quienes pusieron en jaque esta Idea de Sujeto, con tanto pedigrí de la<br />

filosofía, hasta el extremo de que Foucault llegó a pedir que sus propios libros fueran<br />

leídos por sí mismos, sin referencia al autor. 54<br />

Hay que entender la Idea de Sujeto, entonces, como un concepto unificador de<br />

variados procesos que se han ido tratando a lo largo de nuestra tradición y han conformado<br />

los contenidos de una realidad, a la vez intelectiva, volitiva y emocional. Esa<br />

representación surge de diversas demandas: del concepto heleno de la participación<br />

ético-política de la Idea (psiqué); de la búsqueda filosófico-científica de lo permanente<br />

frente a los cambios (hipokemeínon de Aristóteles); del concepto hebreo de la<br />

responsabilidad de la culpa (conciencia); del concepto romano del derecho y la<br />

propiedad privada; del concepto cristiano de persona; de los referentes gramaticales<br />

necesarios en nuestras lenguas indoeuropeas… 55 En todo caso, no parece que el<br />

concepto de «sujeto» se nos dé a la experiencia referencialmente, como se nos da<br />

«caballo», «árbol» o «mesa»; el «sujeto» no es un objeto de experiencia, sino una<br />

estructura que tiene mucho de narrativa, de construcción...<br />

53 Para Heidegger, conciencia (Betsstsein) no está vinculado a conocimiento sino a un modo de ser, a una<br />

relación con el mundo circundante; no con el pensamiento, sino con el afecto colectivo. Cfr. E. Faye,<br />

Heidegger, op. cit., págs. 105 y 224.<br />

54 Aunque, para escándalo de algunos foucaultianos, al final de su vida el filósofo francés se acerca al<br />

sujeto por medio de las tecnologías del yo y se ocupa de tres modos de objetivación que transforman a los<br />

seres humanos en objetos: de la ciencia, de la producción, de la vida, así como el estudio de las prácticas<br />

por las que el sujeto se escinde en su interior y el modo en que los seres humanos se reconocen a sí<br />

mismos como tales sujetos. M. Foucault, Las tecnologías del yo, Paidós, Barcelona, 1990.<br />

55 Para algunos de estos aspectos, véase P. Nemo, ¿Qué es Occidente?, Gota a gota, Madrid, 2006.<br />

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Así que habrá diferentes vías de acceder a ese sujeto, según los materiales con<br />

los que se construya: Por la vía de la psicología behaviorista, observando la conducta<br />

humana; de la introspección o reflexión cabe sí; del estudio de la coevolución<br />

filogenética y cultural; de la depuración de la relación sujeto–objeto hasta su reducción<br />

en la Fenomenología; de la cuantificación de los circuitos neurofisiológicos; de la<br />

mediación del análisis de ciertas experiencias creadoras de significados: sueño, mitos,<br />

cuentos y leyendas…; 56 de la extrapolación de conductas animales (etología)… Ahora<br />

bien, como es un hecho que no todas las comunidades humanas han necesitado de este<br />

concepto, es legítimo preguntarse por aquello que impulsó a ciertos grupos humanos a<br />

representar una instancia subjetiva funcional que fuera a la vez común a todos los<br />

hombres. Este proceso parece que se da en diferentes culturas: la hebrea, la hindú, la<br />

china o la griega, cuando los códigos morales vinculados a los sistemas sociales tribales<br />

de linaje y clan suponían un obstáculo para la acción conjunta en empresas en las que<br />

tenían que colaborar facciones, fratrías, tribus o parentelas. Así, lo encontramos en la<br />

Ilíada homérica: el ofuscado orgullo de Agamenón o la deslealtad de Aquiles conducen<br />

al fracaso de una empresa —la conquista de Troya—, que sólo tendrá éxito si antes no<br />

aprenden a contrarrestar el orgullo y la cólera. Heráclito otorga al término lógos un<br />

significado de razón, de medida, según la cual proceden todos los cambios: “No sabrías<br />

alcanzar los límites del alma, por lejos que te lleve tu camino. Tan profundo es el lógos<br />

que alberga” (Diels, 45); siendo el alma lo común, lo que está en todas las cosas: “Los<br />

que hablan con inteligencia deben apoyarse en lo que es común a todo, al igual que la<br />

ciudad se apoya en la ley, y con más fuerza aun, porque todas las leyes humanas se<br />

alimentan de una sola ley: la divina. En efecto, su poder se despliega tan lejos como<br />

quiere (Diels, 114). Un sujeto que se desarrolla por la vía del noûs del Fedón platónico<br />

y del noûs del De anima aristotélico.<br />

Pero es sin duda el cristianismo el que da un avance enorme en la construcción<br />

del sujeto, desde la concepción del individuo-fuera-del-mundo, en su relación-con-Dios<br />

y su reingreso en la sociedad, pero mostrando la relevancia del alma, y del amor entre<br />

los hombres por mediación de Jesucristo. El mundo no puede ser condenado sin más,<br />

como hacen los gnósticos, ni un absoluto que usurpe la dignidad de Dios, como hacen<br />

los epicúreos o hedonistas. 57 La filosofía tematiza esta idea de Sujeto por mediación de<br />

los conceptos de alma o espíritu, hasta ser fijada en el cogito cartesiano, que ya no<br />

requiere de nada ni de nadie para existir. Lo sorprendente es que el logos común se<br />

individualiza en el cogito cartesiano que, al desarrollarse en la dialéctica racionalismo /<br />

empirismo, termina configurándose como la apercepción trascendental kantiana,<br />

56 Que estudia la metaforología, en el sentido de Max Weber, A. Gehlen, N. Elias o H. Blumenberg.<br />

57 Cf. los estudios pioneros de E. Troletsch, El protestantismo y el mundo moderno, FCE., México, 1967;<br />

el estudio de L. Dumont, Ensayos sobre el individualismo, Alianza, Madrid, 1987.<br />

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autopresentada como fuente de moralidad y de dignidad humanas. La subjetividad no es<br />

ya un ejemplar distributivo del lógos, sino que es generadora del propio lógos. Dios,<br />

entonces, se vuelve superfluo, porque ya no asegura el mundo, ni hace fiable el cosmos<br />

natural, ni justifica los males. Se alcanza entonces el absoluto inmanente, una Idea que<br />

culmina Nietzsche.<br />

a) De cogito a Stimmung. No es el momento de repasar toda la ontología<br />

histórica del Sujeto, pero sí debemos recordar la crítica de Heidegger al cogito<br />

cartesiano. Heidegger ha abierto una brecha en el pensamiento filosófico, porque nos ha<br />

puesto en un atolladero terrible: lo frágil que es el sujeto ilustrado y, en consecuencia,<br />

la fragilidad ontológica esencial de los fundamentos éticos, jurídicos y políticos de la<br />

democracia. En definitiva, la fragilidad del sujeto definido por Hans Blumenberg 58<br />

como autoafirmación del hombre respecto de toda trascendencia. La idea fuerte de<br />

Heidegger es la siguiente: que el nihilismo es inherente a la subjetividad moderna.<br />

(En realidad ese es el problema de fondo de toda filosofía: ¿estamos condenados a la<br />

barbarie?). Lo que nos enseña Heidegger, en todo caso, es que no valen las salidas<br />

fáciles como el recurso a la sabiduría tradicional premoderna —cristianismo primitivo,<br />

orientalismo…—, o el abandono a la New Age o al comunitarismo medieval... Hay que<br />

enfrentarse sin temor al nihilismo metafísico extremo, a la tremenda potencia de la<br />

tecnología moderna. Que Heidegger se comprometió con el nazismo de una manera<br />

directa e interna parece fuera de toda duda, pero eso no hace que, como explica Félix<br />

Duque, 59 pueda olvidarse que Heidegger ha resuelto la aporía que arrastra la<br />

modernidad en relación con el sujeto (y de ahí la ambigüedad a la que nos referíamos<br />

anteriormente): por una parte, el sujeto lógico (cogito, sujeto trascendental...) que<br />

supervisa las proposiciones objetivas, discrimina las que poseen sentido de las que no lo<br />

poseen, asociado a la Verdad, criterio mismo del pensamiento racional; y, por otra, el<br />

sujeto vivencial, con los estratos más bajos vinculados al cuerpo, a los humores, a los<br />

fluidos, para que no se mezclen con el Sujeto racional, epistemológico... Heidegger<br />

rompe definitivamente con la columna vertebral de la metafísica occidental: estamos<br />

aherrojados a un mundo formado por tendencias humanas, demasiado humanas, de<br />

despliegues y repliegues de posibilidades: no un mundo de cosas bien determinadas,<br />

ajenas al hombre y teóricamente contempladas y ordenadas por las ciencias. Heidegger<br />

propone las Stimmungen, las tonalidades afectivas —de acuerdo con la traducción de<br />

Duque—, que guían y que acaban por confluir en algún modo; no son sucesos de un<br />

ánimo sustancialmente fijado. Los Stimmungen no pueden conjuntarse en una sola<br />

58 H. Blumenberg, La legitimidad de la Edad Moderna, Pretextos, Valencia, 2008.<br />

59 “Yo creo, fíjense ustedes, que Heidegger rompe definitivamente con esa oscilación, con esa dualidad<br />

que además se reproduciría en cada esfera: en el mundo interior del sujeto, pensamientos y afectos; en el<br />

mundo exterior de los objetos, propiedades científicas de un lado (cualidades, cantidades, relaciones) e<br />

instancias de valor por otro”, F. Duque, En torno al humanismo. Heidegger, Gadamer, Sloterdijk, Tecnos,<br />

Madrid, 202, pág. 39.<br />

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Stimmung, pues siempre habrá una tonalidad afectiva predominante. 60 El modo en que<br />

se presenta esa tonalidad es la emoción. El Dasein es llevado de un lado a otro por esas<br />

emociones, como si fuera un ente más entre los entes: es el modo más cosificante, más<br />

impropio del ser humano. Ahora bien, estos sujetos heideggerianos siguen estando<br />

recortados a escala individual y se oscurece su propuesta: pues las conciencias quedan<br />

definidas por relación a la sangre y a la tierra más que por las relaciones entre ellas (y ya<br />

se sabe cómo acabó aquel programa).<br />

Entonces, ¿estamos abocados al nihilismo posmoderno? Parece que hay una gran<br />

resistencia a asumir este destino y una necesidad de reconstruir al sujeto cartesiano por<br />

otro sujeto más cercano al del ius communicationis del padre Vitoria, de reconocer una<br />

responsabilidad en la acción intersubjetiva. Pondré tres ejemplos: Uno ontoteológico,<br />

otro, antropológico; y, en fin, otro filosófico.<br />

i) Ontoteológico. Ya Martin Buber se encontró con la necesidad de superar al<br />

cogito y recuperar al Otro, en las parejas que propone: «Yo-tú» y «Yo-Ello». El yo<br />

cartesiano, que descubre que su propia luz le permite abrirse a la sustancia infinita, es<br />

un fantasma; el yo aislado no puede ser más que un término sincategoremático; no es el<br />

mismo yo en el contexto de un tú o en el contexto de un ello; las acciones consisten en<br />

acciones lingüísticas, que abarcan en su seno toda acción, incluido el yo que es fruto de<br />

la acción lingüística primordial; es decir, cuando algo empieza a saber decir Yo es que<br />

ya ha dicho también o Tú o Ello. Se empieza a existir dialogando, hablando… 61<br />

ii) El antropólogo Roger Bartra sugiere que en los seres humanos se habría<br />

producido una mutación de manera que el habla habría sido el primer sistema de<br />

«sustitución sensorial» (con un sustrato neuronal condicionado genéticamente). La voz<br />

articulada de otro ser humano puede señalar simbólicamente la existencia de la acción o<br />

del objeto que por cualquier motivo los sentidos no pueden reconocer (la presa<br />

perseguida se ha ocultado, por ejemplo). Y así quedan integrados en un continuo los<br />

circuitos cerebrales y el espacio de redes simbólicas (distributividad) que completan las<br />

funciones cerebrales. La base de esa nueva capacidad para reconocer las acciones de los<br />

otros se encuentra precisamente en un área precursora del área de Broca. 62 El cerebro<br />

habría que entenderlo como un sistema abierto a circuitos culturales externos de los que<br />

60 Cf. el espléndido texto de Leo Spitzer, recientemente traducido al castellano, Ideas clásica y cristiana<br />

de la armonía del mundo. Prolegómenos a una interpretación de la palabra «stimmung», Abada, Madrid,<br />

2008.<br />

61 M. Buber, Dos modos de fe, Caparrós, Madrid, 1996; Gog y Magog, Ediciones EGA, Bilbao, 1993. Cf.<br />

M. García-Baró, La compasión y la catástrofe, Sígueme, Salamanca, 2007, págs. 211ss.<br />

62 R. Bartra, Antropología del cerebro: la conciencia y los sistemas simbólicos, Pre-textos, Valencia,<br />

2006, págs. 115 ss. Bartra apela al modelo lockeano, pero nos parece que es Hegel el modelo filosófico<br />

que mejor acoge esta posición. Cf. F. M Pérez Herranz, “Hegel y el cerebro: «El ser del espíritu es un<br />

hueso»”, Eikasía, nº 15, 2007, 41-98.<br />

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Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

depende, aunque parcialmente, para su funcionamiento. Ahora bien, si la evolución del<br />

cerebro se fue adaptando a los cambios tanto de la cultura como del ambiente mediante<br />

la configuración de circuitos externos estrechamente conectados a la estructura<br />

neuronal, es decir, el exocerebro, éste exige un continuo geométrico-topológico que lo<br />

sustente (la teoría unificada a la que hace referencia el propio Bartra).<br />

iii) Félix Duque después de recorrer la senda del nihilismo moderno sobre el<br />

cofre de la nada resulta que deja abierta la puerta no a un “muero porque yo muero”<br />

sino a “un yo muera por que la otra persona no se muera” y cita al poeta en los versos<br />

que siempre tuvimos como nuestros: “¿Dices que nada se crea? / No te importe, con el<br />

barro/ de la tierra haz una copa/ para que beba tu hermano…”. 63<br />

Parece, en consecuencia, que hay una necesidad de encontrar el suelo de esta<br />

relación intersubjetiva y que es una recuperación de la tesis ontológica de la «conexión<br />

de conciencias». Escribe Spinoza:<br />

Nada pueden desear los hombres que sea mejor para la consecución de su ser que el<br />

concordar en todas las cosas, de suerte que las almas de todos formen como una sola<br />

alma, y sus cuerpos, como un solo cuerpo. (Ética, IV, 18e).<br />

La cuestión interesante es que la «interconexión de las conciencias» se identifica<br />

prácticamente con el sujeto de la globalización. La cuestión es si la filosofía ofrece un<br />

método propio para estudiar esta Idea o ha de recurrir a la sociología. Tras la Segunda<br />

Guerra Mundial, la filosofía habría quedado muy debilitada para acceder a estas<br />

cuestiones ético-ontológicas, al haberse vinculado en demasía a la política real, desde el<br />

idealismo alemán —Fichte, Hegel—, pasando por Husserl, que hizo recaer la<br />

responsabilidad del mundo en la filosofía —axioma que hereda Ortega—, y concluyen<br />

Heidegger y el Diamat con resultados calamitosos. A partir de aquí la filosofía es objeto<br />

de desconfianza, relegada a ocuparse de problemas epistemológicos, y la ciudad deja de<br />

ser organizada por la filosofía, reemplazada por la sociología, la psicología y aun la<br />

publicidad. 64<br />

b) Excursus sobre sociología y filosofía. Lo que considero equívoco del análisis<br />

sociológico es la homogeneización que realiza de los múltiples conceptos de Sujeto que<br />

63 F. Duque, El cofre de la nada. Deriva del nihilismo en la modernidad, Abada, Madrid, 2006, pág. 115.<br />

64 Cf. Dominique Quesada, La era del siervoseñor, Tusquets, Barcelona, 2006.Aunque, naturalmente, el<br />

discurso de Quesada es filosófico; el problema es que la filosofía se desplaza a ser una metafilosofía, o<br />

metafilosofía de otras metafilosofías, etc. Por poner un ejemplo, el hecho de que los «monstruos de<br />

Amstetten», cada vez en mayor <strong>número</strong> y en lugares más dispares, se vinculen mecánicamente al nazismo<br />

en vez de a esquemas naturalistas o rousseaunianos, es un índice del poder de la prensa/publicidad frente<br />

a los criterios filosóficos, Cf. F.M. Pérez Herranz, “Del «monstruo de Amstetten» al «síndrome de<br />

Rousseau»”, Eikasía, nº 19, 2008, págs. 1-55.<br />

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se confrontan, la involucración de las categorías en la horizontal, como señaló Ricardo<br />

Sánchez Ortiz de Urbina en su ponencia. 65 La globalización como cualquier otra Idea<br />

filosófica, exige un planteamiento en vertical de los diferentes niveles de experiencia y<br />

de sus conflictos; por ejemplo, cómo las elaboraciones eidéticas y refinadas interfieren<br />

en el mundo vivido. Así, el proyecto de M. R. Inglehart, 66 en el que participan españoles<br />

como J. Díez Nicolás, M. García Ferrando o A. Ariño, 67 habla un lenguaje europeo muy<br />

sofisticado, se quiera o no. Las encuestas realizadas entre una muestra de población<br />

muy amplia en la que se encuentran individuos de religión islámica, cristiana, etc.,<br />

arrojan contestaciones muy semejantes a preguntas relativas al concepto de democracia.<br />

Ahora bien, democracia es un concepto político muy complejo y específico a la vez,<br />

asociado a un tipo de sujeto de cuño helenístico, agustiniano y calvinista, fijado por el<br />

modelo kantiano como condición de posibilidad, y que ya es muy difícil que sea<br />

correctamente interpretado por individuos de países católicos, cuanto más por<br />

individuos de países que constituyen sus subjetividades por medio de esquemas<br />

confucianos, budistas, islámicos… o simplemente escépticos o agnósticos.<br />

Indudablemente estas encuestas muestran que la tesis de Huttington de conflicto de<br />

civilizaciones no tiene base empírica, y da la sensación de que la única diferencia se<br />

encuentra en la opinión respecto al sexo y la familia, lo que no les parece suficiente a<br />

los sociólogos para conducir a una «guerra de civilizaciones». Lo que se olvida es que<br />

sexo y familia son parámetros fundamentales en la concepción de una democracia que<br />

se fundamenta en la autonomía de los sujetos-individuos, ellos mismos fuente de<br />

moralidad (remito a la Crítica del juicio kantiana).<br />

3. El sujeto de la globalización: «Conciencia sobre conciencias»<br />

Al definir globalización, en el sentido de un proceso (temporal) expansivo<br />

(espacial), nos permite la posibilidad de realizar un planteamiento antropológicofenomenológico,<br />

68 si las prácticas —morales, cognoscitivas o de costumbres: valores y<br />

normas…— que se adquieren para la formación de la subjetividad, 69 y a través de la<br />

65 R. Sánchez Ortiz de Urbina, “Niveles de globalización. Ritmias y disritmias”, en este mismo <strong>número</strong> de<br />

Eikasía.<br />

66 Cf. M. R. Inglehardt, La revolución silenciosa, 1977.<br />

67 Los trabajos de M. García Ferrando y A. Ariño, alrededor del proyecto Encuesta Mundial de Valores<br />

alrededor del magisterio de Ronald Inglehart. Cf., M. García Ferrando, Globalización y choque de<br />

civilizaciones, Universitat de València, 2004.<br />

68 De esta manera la antropología se acercaría a una fenomenología de la intersubjetividad, de relación<br />

entre conciencias. El enfoque antropológico considera la investigación a partir del proceso de constitución<br />

de las prácticas que configuran al objeto de estudio y al investigador como función de tales procesos.<br />

69 La «formación de la subjetividad» y la «represión» son las dos caras del proceso de dominio en una<br />

formación social dada. “Y no se trata tampoco sólo de la cuestión represiva (la única en la que los<br />

historiadores parecen fijarse), sino que se trata de algo mucho más importante. Y me refiero a la cuestión<br />

productiva, es decir, a la necesidad de producir subjetividades”, comenta J.C. Rodríguez, El escritor que<br />

compró su propio libro. Para leer el Quijote, Debate, Barcelona, 2003, pág. 252. “En realidad, las raíces<br />

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Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

cual se constituye el acceso a la realidad, remiten a un juego de conciencias que, de<br />

alguna manera, someten a otras conciencias para que «conciban» la realidad a su modo<br />

y manera. 70 Es una idea que tiene su correlato empírico en las confrontaciones<br />

ideológicas, religiosas, políticas…, 71 tanto antropológico-tribales como históricoestatales<br />

cuyo límite es, por ahora, la globalización de la cultura por parte del Estadonación<br />

«globalizador». 72<br />

Hablamos del Sujeto desde la filosofía con todas sus variaciones<br />

epistemológicas: yo biológico, psicológico, social o cultural… 73 ¿Cuál es el «sujeto de<br />

la globalización» desde una perspectiva filosófica? El sujeto englobante comporta<br />

siempre un anti-sujeto; aquel que es englobado. Por tanto, el sujeto de globalización<br />

tiene que configurarse dotado de una enorme potencia capaz de absorber a todos los<br />

sujetos que se le opongan o se le resistan. El sujeto de la globalización no puede ser un<br />

sujeto pasivo o débil, el sujeto del Orden Global Cósmico o el del armonismo universal.<br />

La cuestión es: ¿cómo vincular la operatividad de las conciencias que someten a otras<br />

conciencias desde la filosofía? Hay un lugar propio: la ontología de conciencias que se<br />

lanzan mensajes entre sí. 74 Aunque este contexto no sea originariamente ontológico,<br />

del conflicto humano son más intrincadas. Las divisiones de clase son sólo una de las causas de conflicto<br />

y rara vez la más importante. Las diferencias étnicas y religiosas, la escasez de recursos naturales y la<br />

colisión de valores contrarios constituyen constantes fuentes de división”, J. Gray, Al Qaeda y lo que<br />

significa ser moderno, Paidós, Barcelona, 2004, pág. 22.<br />

70 Es muy importante la tesis de Laureano, Luis y Miguel Ángel Castro Noriega en ¿Quién teme a la<br />

naturaleza humana?, Tecnos, Madrid, 2008. Buceando por los fundamentos de la cultura humana,<br />

establecen la figura del Homo Suadens, basado en la imitación eficiente y en la aprobación o<br />

desaprobación de la conducta. No podemos entrar ahora en el análisis de una obra tan densa, y si bien<br />

estoy de acuerdo en reivindicar la expresión de «bienestar de la cultura», me parece más radical (de raíz)<br />

la tesis de «conciencia sobre conciencias» que aquí expongo y que recoge tanto la formación de la<br />

subjetividad como la represión.<br />

71 Por ejemplo, después de la guerra del Kipur, octubre de 1973, los gobiernos árabes decidieron<br />

aumentos sucesivos e importantes en el precio del petróleo, no para ganar más dinero, sino sobre todo<br />

para obligar a EE.UU. y aliados a modificar su actitud respecto de Israel.<br />

72 A. Appadurai, La modernidad desbordada, FCE., México, 1997. R. Robertson, Tres oleadas de<br />

globalización. Historia de una conciencia global, Alianza, Madrid, 2005. H. Berman, La formación de la<br />

tradición jurídica en Occidente, FCE., 1983. Z. Bauman, La posmodernidad y sus descontentos, Akal,<br />

1992; S. Toulmin, Cosmópolis. El trasfondo de la modernidad, Península, Barcelona, 2001.<br />

73 Defenderé que no hay Sujeto, sino sujetos, definidos unos por relación a otros, definidos según muy<br />

diferentes parámetros. En etología psicológica: atracción sexual…; en psicología: imitación, relaciones<br />

familiares, edípicas, etc.; en sociología: cooperación parental, altruismo recíproco…; en economía:<br />

división del trabajo... Relaciones todas ellas que dan lugar al «envolvimiento» (lucha, atracción, placer<br />

compartido…) de unas conciencias en/sobre otras (Conciencia de hombres, mujeres, tribus, jóvenes,<br />

mayores… Conciencia religiosa, científica, filosófica…).<br />

74 Cf., el contexto M’ de la ontología general de G. Bueno, Ensayos materialistas, Taurus, Madrid, 1972,<br />

contexto en el que se hace necesario incorporar las figuras de los mensajes fallidos, pero sobre todo a las<br />

figuras del sufrimiento, del terror, del horror..., un aspecto ausente en la filosofía de Bueno, y que va<br />

mucho más allá de ajustes o desajustes en la comunicación. Por otro lado, la ontología de otras filosofías<br />

materialistas —determinísticas, cientificistas…— está bloqueada para acceder a los acontecimientos más<br />

brutales y miserables de las acciones de los hombres. Me parece que es imposible que este tipo de<br />

materialismo llegue a entender jamás que la libertad no se opone a necesidad sino a esclavismo, como,<br />

por cierto, ya sabía Spinoza, a quien (mal)interpretan y (mal)citan para defender la tesis contraria. Me<br />

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sino semántico y cuyas referencias son los conceptos de «estímulo» y «reacción<br />

semántica», puede vincularse al contexto epistemológico de simpatía de Hume, un<br />

proceso por el que se experimenta algo experimentado a la vez por otro, 75 pero sin<br />

eliminar nunca, y en cualquier caso, el contexto existencial, cuyas referencias no sólo<br />

son la «alegría», la «esperanza» o el «amor», 76 sino también el «sufrimiento», la<br />

«desesperación» o la «angustia» de los seres humanos provocados por otros seres<br />

humanos. Porque la ontología de las conciencias que se envuelven entre sí, de los<br />

mensajes que se dirigen las unas a las otras, conecta con filosofías que piensan al<br />

hombre en los límites de sus capacidades operatorias contra los otros hombres, a los que<br />

a veces reducen a máquinas, otras a animales y aun a seres divinizados, o simplemente a<br />

esclavos. Una ontología que ha sido expuesta de muchas maneras: desde el imperium in<br />

imperio hasta la biopolítica de Foucault. 77 Como experiencia más radical, partimos de<br />

una tradición muy relevante que se remonta a la convivencia de los conversos hispanos<br />

tras la expulsión de los judíos de 1492, envueltas sus conciencias (vida familiar,<br />

profesional, política...) por la conciencia de los cristianos «viejos»; una experiencia que<br />

ha marcado la historia de España y que adquiere una relevancia especial en el<br />

pensamiento judío tras la «solución final» decretada por los nazis.<br />

Me referiré al término conciencia, y no buscaré ni otro más sofisticado, ni un<br />

neologismo, porque es un concepto clásico de la filosofía:<br />

a) El sentido del término conciencia. La conciencia, estructurada<br />

lingüísticamente, incluye creencias, valores, ideologías, nematologías, perspectivas…<br />

De ahí se deriva la importancia del lenguaje, mediador característico de los seres<br />

humanos, y que las conciencias utilizan para atrapar a las otras conciencias, que va<br />

desde el grado infinito de la conciencia-Dios («la voz que clama en el desierto»), hasta<br />

el grado cero en el sentido expuesto por Primo Levi en Los hundidos y los salvados,<br />

donde narra cómo los alemanes se dirigen en lengua alemana a polacos o italianos que<br />

la desconocen y que son castigados por no obedecer las órdenes recibidas 78 (y que<br />

desborda la (amable) doctrina de los «juegos de lenguaje» de Wittgenstein). El tercer<br />

Reich utilizó el lenguaje para dominar las conciencias (manipulación), un tema tratado<br />

desmarco de ambos tipos de materialismo; por eso, para referirme a mi estudio, prefiero hablar de<br />

morfologismo filosófico.<br />

75 D. Hume, Tratado de la naturaleza humana/2, Editora Nacional, Madrid, 1977, págs. 495, 560, 632...<br />

A. Smith, Teoría de los sentimientos morales, I, I, 1. De la simpatía, Alianza, Madrid, 2004. El proceso<br />

de la simpatía ha sido justificado desde la neurobiología al encontrarse las llamadas «células - espejo».<br />

76 El «bienestar de la cultura», cf., L. Castro Nogueira, ¿Quién teme a la naturaleza humana?, op. cit.<br />

77 M. Foucault, Historia de la sexualidad, 5 vols., Siglo XXI, Madrid, 1973. Estrategias de poder, Paidós,<br />

Barcelona, 1999. Para Foucault, el ejercicio del poder pasa a través de las concreciones del cuerpo.<br />

78 P. Levi, Los hundidos y los salvados, Muchnik, Barcelona, 1989.<br />

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ya de forma clásica por V. Klemperer y a quien se añaden otros autores no menos<br />

interesantes como F. Sevillano sobre el franquismo o de A. Kovacsis sobre Irak. 79<br />

Pero conciencia incorpora, además, el concepto inverso: la conciencia-Otro que<br />

puede reconocer a la conciencia-dada en esas instituciones o grupos, aunque ella misma<br />

no sea consciente de su posición. Por ejemplo, los alemanes judíos que toman<br />

conciencia de serlo sólo cuando son denunciados como tales por los nazis. 80<br />

Las conciencias se con-forman en los grupos sociales en los que viven los<br />

individuos y la propia conciencia se identifica con la identidad común del grupo social;<br />

por eso se puede defender que las bases que sustentan la identidad social y la<br />

representación de la subjetividad son fruto de estrategias metafóricas socialmente<br />

controladas. 81 Así, las conciencias entrarán en conflicto desde el mismo momento en<br />

que cada grupo considere que su forma de conciencia es precisamente la conciencia que<br />

se identifica con lo humano. Otra vez a modo de ejemplo: es muy curioso comprobar<br />

cómo muchos pueblos —inuit, bantúes, zulúes...— se dan a sí mismos el nombre de<br />

hombres verdaderos. 82 La conciencia enfrentada a otras conciencias y vencedora<br />

considerará, siquiera eventualmente, que su propia conciencia es la universal (el criterio<br />

del valor de una filosofía, desde Hegel a Sartre o Bueno, se pondrá en la capacidad que<br />

tenga para incorporar y clasificar al resto de filosofías, es decir, de concienciasfilosóficas).<br />

Este uso del término conciencia se corrobora por el uso que hacen de él<br />

pensadores tan reconocidos como Miguel de Unamuno o José Ortega y Gasset. Escribe<br />

Unamuno:<br />

El que llegue a ser una clase, la clase militar, la encargada de velar por la ortodoxia<br />

patriótica, y definirla, y juzgar de los delitos contra la Patria, y condenar a uno por<br />

antipatriota, llegaría a ser, sin duda, causa de embotamiento del patriotismo. Podría<br />

venir un momento en que la conciencia general patriótica de España esté en desacuerdo<br />

con la conciencia militar del Ejército, como, verbigracia, si el pueblo todo estima<br />

injusta o improcedente una guerra a que quiera el Ejército lanzarse. 83<br />

Y Ortega, que habla de «conciencia española», «científica», «moral»,<br />

«universal», «individual y colectiva», «histórica» y aun «administrativa nacional»:<br />

79 V. Klemperer, La lengua del Tercer Reich, F. Sevillano, Rojos, Alianza, Madrid, 2007; A. Kovacsics,<br />

Guerra y lenguaje, Acantilado, Barcelona, 2007.<br />

80 “Los hijos de Heidegger eran judíos no judíos que descubrieron que eran judíos en medio de los<br />

traumas del antisemitismo político institucionalizado por el Tercer Reich”. R. Wolin, Los hijos de<br />

Heidegger, Cátedra, Madrid, 2003, pág. 51.<br />

81 I. Vento Villate, “Ese impresentable sujeto: cuestiones”, en Á Álvarez, E. (ed.), La cuestión del<br />

sujeto…, op. cit., pág. 261.<br />

82 Cf. E. Winkler y J. Schweikhardt, El conocimiento del hombre, Planeta, Barcelona, 1985, pág. 18.<br />

83 M. de Unamuno, “La Patria y el Ejército”, Ensayos, I, Aguilar, Madrid, 1958, pág. 782.<br />

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Todo ciudadano tiene alguna vez algo concreto, oportuno, utilizable que decir: todos<br />

oímos o vemos o leemos algo susceptible de acumularse a la troj de observaciones sobre<br />

que ha de irse formando la conciencia administrativa nacional. 84<br />

Pues bien, los fenómenos alrededor de la globalización, desde una perspectiva<br />

ontológica, pueden contemplarse como una negación y reafirmación de la Idea de<br />

«conciencia entre conciencias», el combate real y discursivo de absorción o<br />

sometimiento de una conciencia o grupo de conciencias entre sí.<br />

b) Fenomenología de la figura «conciencia entre conciencias». El arranque de<br />

la figura «conciencia entre conciencias» puede ser asociado a un concepto empíricotopológico<br />

de vecindad, 85 a cuyo campo semántico pertenecen términos del tipo:<br />

«pacto», «comercio», «saludo», guerra», «competitividad», «respecto de»…. Los dos<br />

últimos siglos, industrializados y fáusticos, nos han acostumbrado a pensar que el<br />

problema de los hombres es el control de la naturaleza, pero lo verdaderamente difícil<br />

de controlar no es la tierra, el mar, la energía o los transportes, sino el comportamiento<br />

de los otros miembros de la especie, según la hipótesis de Johanson-Lovejoy: 86 la<br />

aparición de Homo no tiene tanto que ver con el bipedismo sino con el sexo y la<br />

reproducción, es decir, con el control de los asuntos prácticos. Por eso, los seres<br />

humanos, desde niños, nos vamos convirtiendo en «psicólogos naturales» —expresión<br />

del psicólogo N. Humphrey, que muestra cómo nuestros antepasados más remotos no<br />

hubieran podido sobrevivir en ningún lugar de la tierra, si hubieran carecido de<br />

sensibilidad y capacidad de comprensión de su prójimo—. El verdadero signo distintivo<br />

de los humanos es el saber relacionarse con quienes los rodean y manejar a los<br />

compañeros. La figura de «conciencia entre conciencias» (en Neurofilosofía lo llamo<br />

«cerebros comunicantes») se despliega en una multitud de figuras que han sido muy<br />

pregnantes en la historia. 87 Repasaré algunas figuras, a modo de ilustración:<br />

· En la tradición occidental escrita, la lucha entre conciencias se inicia con los<br />

relatos de la Ilíada y la Odisea de Homero en algunos parágrafos memorables, entre los<br />

que destaca por derecho propio el del astuto Ulises engañando a Polifemo, o en el de la<br />

autorrepresión del propio Ulises frente a las sirenas, etc.<br />

· En la Biblia se encuentran otros momentos no menos espectaculares en los que<br />

la conciencia divina anda detrás de las conciencias humanas: En el Paraíso, Dios busca<br />

84 J. Ortega y Gasset, Obras completas, t. 1, Alianza, Madrid, 1987, pág. 182<br />

85 Como ejemplo, Tamar Herzog, Vecinos y extranjeros. Hacerse español en la Edad Moderna, Alianza,<br />

Madrid, 2006.<br />

86 D. Johanson y M. Edey, El primer antepasado del hombre, Planeta, Barcelona, 1987.<br />

87 Conciencia es diferente a Razón o a Inteligencia en el sentido de hábitos y disposiciones y virtudes<br />

intelectuales adquiridas a través de la educación y el ejercicio (Dewey). Certidumbre moral subjetiva;<br />

certeza moral objetiva.<br />

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a Adán a quien interpela: “¿Dónde estás?”, a lo que replica: “Te he oído en el jardín, y<br />

temeroso porque estaba desnudo, me escondí” (Génesis, 3, 9-10); y también a Caín:<br />

“¿Dónde está Abel, tu hermano? Contestóle: «No sé. ¿Soy acaso el guardián de mi<br />

hermano?»” (Génesis, 4,9), etc. El judaísmo oriental nunca perderá esta esperanza: Dios<br />

(su conciencia) nunca abandona a sus hijos (a los que envuelve). 88 Aunque el momento<br />

con más repercusión quizá sea el novotestamentario de Marcos, que resuena hoy en<br />

cualquier valla publicitaria:<br />

Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere<br />

bautizado se salvará, mas el que no creyere se condenará (Marcos, 16:15).<br />

· No menos efectivo es la conciencia envuelta por el contramodelo de Dios:<br />

Satán. Ese enfrentamiento de la conciencia del Ángel contra Dios ha dado lugar a una<br />

literatura tan abundante como sobrecogedora: En el Paraíso perdido de Milton o en el<br />

mágico prodigioso de Calderón, el demonio trata de envolver a las conciencias humanas<br />

impulsándolas hacia la soberbia, la ira, la gula, la lujuria…<br />

· Pero es sin duda Sócrates quien establece el canon occidental de la<br />

transformación de unas conciencias por otra, mediado el razonamiento: 89<br />

«Yo, atenienses, os aprecio y os quiero, pero voy a obedecer al dios más que a vosotros y,<br />

mientras aliente y sea capaz, es seguro que no dejaré de filosofar, de exhortaros y de hacer<br />

manifestaciones al que de vosotros vaya encontrando, diciéndole lo que acostumbro: Mi buen<br />

amigo, siendo ateniense, de la ciudad más grande y más prestigiada en sabiduría y poder, ¿no te<br />

avergüenzas de preocuparte de cómo tendrás las mayores riquezas y la mayor fama y los<br />

mayores honores, y, en cambio no te preocupas ni interesas por la inteligencia, la verdad y por<br />

cómo tu alma va a ser lo mejor posible?» (Apología, 29d-e).<br />

· A partir del triunfo del Dios de Pablo, que ha derrotado a los dioses helenísticos<br />

y orientales, el Dios Creador y Providencia ocupa el lugar central del Universo; a partir<br />

de ahora todos los relatos habrán de componerse a partir de las relaciones de Dios con<br />

sus criaturas. El cristianismo agustiniano desarrollado por Anselmo de Canterbury<br />

propone una divinidad que sólo encuentra satisfacción en sí misma, para la cual el<br />

hombre desempeña únicamente un papel instrumentalizado y mediatizado ad maiorem<br />

Dei gloriam; aunque con una modificación muy significativa respecto del pensamiento<br />

estoico del mundo: Dios no habría creado todo para los hombres, sino sólo para los<br />

elegidos y beneficiados de su gracia. El pensamiento escolástico alcanza cotas<br />

88 J. Roth, Judíos errantes, Acantilado, Barcelona, 2008.<br />

89 “Sócrates, quien dispuso, no ya de una herramienta teórica, sino de una verdadera tecnología de<br />

subjetivización, para transformar la conciencia del oponente; no ya sólo sobre la calidad de sus<br />

posiciones intelectuales sobre los temas debatidos, sino, y esto es lo más importante, acerca del<br />

conocimiento que ha de disponer sobre sí mismo y su vida psíquica”. I. Vento Villate, “Ese impresentable<br />

sujeto: cuestiones”, en Á Álvarez, E. (ed.), op. cit., pág. 263.<br />

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insuperables en las relaciones de Dios y los hombres. Duns Scoto afirmará que no puede<br />

surgir deber alguno de la Naturaleza, sino del consentimiento, del pacto o imposición de<br />

una voluntad superior, como es la de Dios, 90 potentia absoluta; los nominalistas sacarán<br />

las consecuencias hasta hacer de Dios pura voluntad y al hombre, pura contingencia;<br />

Hobbes transformará esa voluntad divina en la voluntad del Leviatán.<br />

* * *<br />

¿Y en el contexto de la globalización? La figura «conciencia sobre conciencias»<br />

adquiere características muy especiales:<br />

· Así, el colonialismo clásico ha absorbido la conciencia colonizada, como<br />

expone Samir Amin en un libro ya clásico. 91 Patricia Alley-Dettners, por su parte,<br />

sostiene que los europeos no sólo se inventan África, a la que reducen a música de<br />

tambores, danzas, supersticiones, ancestros desnudos y analfabetos (los filmes tipo King<br />

Kong…), sino que logran que el propio africano se presente de esa manera. La manera<br />

de «absorber» la cultura estudiada por el etnólogo pueden dar lugar a sincretismos<br />

sorprendentes, como les ocurre a los Maring estudiados por LiPuma. 92 O delirantes,<br />

como ocurre con la España del diecinueve, un invento de los franceses tras la boda de<br />

Napoleón con Eugenia de Montijo, fijado en el personaje Carmen, miscelánea de judía,<br />

mora y egipcia. 93 La literatura sobre el colonialismo es muy abundante. 94<br />

· O el proceso inverso: El mal radical del Yo es “hacer que los seres humanos<br />

sean superfluos como tales” no para la Naturaleza, sino para los otros seres humanos<br />

semejantes 95 (que es la figura inversa del excluido «libre como las aves» que<br />

representaba en el cine Charlot). Por eso, como decía Forrester 96 hay algo peor que la<br />

explotación del hombre por el hombre, a saber: la no-explotación, la marginalidad, la<br />

90 Traté algunas de estas cuestiones en F. M. Pérez Herranz, “¿Podemos cambiar? Determinismo y libre<br />

albedrío”, Eikasía, nº 13, septiembre, 2007, págs. 1-28.<br />

91 S. Amin, Orientalismo, Prodhifi, Madrid, 1980.<br />

92 “Pero LiPuma dice que cuando los Maring «absorbieron» la mencionada «lección de modernidad», lo<br />

hicieron «a través de una membrana cultural cuya forma y función (…) transformaba la justicia occidental<br />

de una manera sorprendente». La transformación hacia un campo de Derecho delimitado entre los Maring<br />

de los años ochenta se habría realizado de manera «sincrética», tanto en la manera de celebrar los juicios,<br />

como en su fin, ya que éste es usado para resolver supuestos casos de hechicería, que siempre implican la<br />

cuestión moral del grupo, más que de delitos entre individuos.” Cf. en Nicole Holzenthal, La idea del<br />

espacio antropológico. Su alcance y rendimiento en el análisis de las instituciones de los Maring de<br />

Nueva Guinea, Tesis doctoral, 2009, pág. 222.<br />

93 Véase, C. Serrano, El nacimiento de Carmen. Símbolos, mitos y nación, Taurius, Madrid, 1999.<br />

94 Como muestra, J.P. Sartre, “Orfeo negro” en Escritos sobre literatura, Alianza, Madrid, 1985; F.<br />

Fanon, Piel negra, máscaras blancas, Abraxas, Buenos Aires, 1973… En la literatura destacan algunas<br />

obras fundamentales: Céline, Viaje al fin de la noche y Conrad, El corazón de las tinieblas…<br />

95 R.J. Bernstein, El abuso del mal. La corrupción de la política y la religión desde el 11/9, Katz, Buenos<br />

Aires, 2006.<br />

96 V. Forrester, El horror económico, FCE., México, 1997.<br />

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consideración de un ser humano superfluo: sin documentos, sin tarjeta Visa, sin<br />

ordenador, sin domicilio... un hombre al que apenas si se le tolera su existencia. En el<br />

límite nos encontraríamos con las conciencias «indiferentes», según la tesis de Z.<br />

Bauman. 97 Entre ricos y pobres, entre vencedores y perdedores de la globalización no<br />

hay ningún lazo ni de dependencia ni de compasión ni de lucha. La dialéctica amoesclavo<br />

desaparece. Sería la versión posmoderna de la indiferencia de los dioses<br />

epicúreos o de la indiferencia de Jesucristo frente a Herodes (Lucas, 23, 8). Una<br />

indiferencia a la que ha contribuido el multiculturalismo al defender que las culturas han<br />

de identificarse con un tipo puro de conciencia y que han de vivir y desarrollarse sin ser<br />

envueltas por ninguna otra.<br />

c) Los modelos de la figura «conciencia entre conciencias». Toda esta<br />

profusión de figuras fenomenológicas de «conciencia entre conciencias» en el contexto<br />

de la globalización, y vistas desde Europa, pueden clasificarse en un <strong>número</strong> muy<br />

reducido utilizando dos criterios heterogéneos: Uno conceptual, si intervienen<br />

conciencias inmanentes o trascendentales; y otro histórico, si esas conciencias han<br />

experimentado o no la circunvalación del globo terráqueo. Cruzando ambos criterios<br />

obtenemos los modelos del Cuadro 1 (en su sentido orientativo, no sustancial).<br />

1)Conciencia<br />

Conciencias<br />

Conciencias<br />

2)Límites<br />

inmanentes<br />

trascendentales<br />

Límites:<br />

No hay circunvalación:<br />

(Polis, Mediterráneo…)<br />

i)<br />

Modelo SOCRÁTICO/ARISTOTÉLICO:<br />

«La conciencia del filósofo<br />

envuelve a otras conciencias »<br />

ii)<br />

Modelo CIUDAD DE DIOS:<br />

«Dios envuelve a los seres humanos»<br />

en el Mediterráneo<br />

en las polis<br />

Límites:<br />

Circunvalación<br />

iv)<br />

Modelo FIN DE LA GLOBALIZACIÓN:<br />

«Remolinos de conciencias »<br />

en el globo abordado<br />

iii)<br />

Modelo IMPERIAL (IMPERIO-NACIÓN):<br />

«Las aporías del sujeto moderno:<br />

De cogito a Stimmung»<br />

en el globo a abordar<br />

Cuadro 1. Modelos de la figura «conciencia entre conciencias»<br />

i) Modelo SOCRÁTICO-ARISTOTÉLICO. El filósofo y los gobernantes. El primer<br />

modelo se inicia con la respuesta que da Sócrates a los sofistas, desinteresados de<br />

aquellas construcciones cosmológicas que habían proliferado en la época que se conoce<br />

con el nombre de presocrática. Los sofistas se desentienden del cosmos para centrarse<br />

en el territorio más cercano del gobierno de la ciudad, de la administración de la justicia<br />

o de la declaración de la guerra; no se interesan tanto por saber de qué materia está<br />

hecho el sol, por ejemplo, como por saber si Helena fue o no culpable de provocar la<br />

97 Z. Bauman, “Schwache Staaten. Globalisierung und die Spaltung der Weltgesellshaft“ en U. Beck<br />

(comp.), Kinder der Freiheit, págs. 323-<strong>33</strong>1.<br />

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guerra de Troya (Gorgias). Los sofistas, que dominan el lenguaje, están sostenidos por<br />

la clase política; a partir de este vínculo, promueven opiniones ventajosas para sus<br />

benefactores, por ejemplo, demostrando una tesis y su contraria; de esta manera, ¿podrá<br />

ser el poder otra cosa que la «fuerza» que dirima el conflicto entre todas las opiniones?<br />

Sócrates se enfrentará a los sofistas con sus mismas armas y los obligará a reconocer sus<br />

propias contradicciones por medio de argumentos al absurdo. Y frente al relativismo<br />

sofístico, Sócrates afirmará la existencia de formas que están más allá de las<br />

subjetividades e intereses particulares, el lógos, con las que nacemos todos, y que<br />

podemos recuperar mediante anamnesis, condición misma de la vida en común. Un<br />

lógos verdadero que ha de investigarse día a día, no en la soledad sino en grupo,<br />

“juntamente con vosotros” (Gorgias, 506a). Ahora bien, el límite de la conciencia<br />

socrática se encuentra en la polis —“No me lo tomes a mal, buen amigo. Me gusta<br />

aprender. Y el caso es que los campos y los árboles no quieren enseñarme nada; pero sí,<br />

en cambio, los hombres de la ciudad” (Fedro, 230d)—. Pero la filosofía de Aristóteles<br />

se abrirá hacia los pueblos bárbaros, pues, según el estagirita, el pueblo griego está<br />

hecho para mandar y el resto de pueblos para obedecer, tesis que lleva a efecto<br />

Alejandro Magno, verdadero globalizador del helenismo. 98<br />

ii) Modelo CIUDAD DE DIOS. Dios y las criaturas. San Agustín cristaliza una<br />

sorprendente idea: que la conciencia humana está envuelta por otra conciencia que no es<br />

humana, sino divina, trascendental. Una idea cuyo núcleo estructural fue cincelado por<br />

los hebreos, que iniciaron su andadura por mediación de la «experiencia» de un pueblo<br />

nómada enfrentado a los poderosos faraones egipcios y a sus magos y dioses:<br />

Yahvé dijo a Moisés y Arón: «Cuando el faraón os diga: Haced un prodigio, le dices a<br />

Arón: Toma tu cayado y échalo delante del faraón, y se convertirá en serpiente». Moisés<br />

y Arón fueron al faraón e hicieron lo que Yahvé les había mandado. Arón arrojó su<br />

cayado delante del faraón y de sus cortesanos, y el cayado se convirtió en serpiente.<br />

Hizo llamar también el faraón a sus sabios y encantadores. Y los magos de Egipto<br />

realizaron también por sus sortilegios el mismo prodigio. Y echaron cada uno su báculo,<br />

que se convirtieron en serpientes. Pero el báculo de Arón devoró a los báculos de ellos.<br />

(Éxodo, I, 7, 8-13).<br />

En Éxodo Yahvé muestra su poder a los egipcios:<br />

Yo endureceré el corazón de los egipcios, para que entren también detrás de ellos, y<br />

haré brillar mi gloria sobre el faraón y sobre todo su ejército, sus carros y sus caballeros,<br />

98 “En cuanto a la raza helénica, de igual forma que ocupa un lugar intermedio, así participa de las<br />

características de ambos grupos, pues es a la vez valiente e inteligente. Por ello vive libre y es la mejor<br />

gobernada y la más capacitada para gobernar a todos si alcanza la unidad política”. Aristóteles, Política,<br />

1327b. Véase la sugerente exposición de E. Frutos Mejías, Leyenda y poder en torno a Aristóteles,<br />

Pórtico, Zaragoza, 1982.<br />

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y los egipcios sabrán que yo soy Yahvé, cuando el faraón, sus carros y sus caballeros<br />

hagan resplandecer mi gloria. (Éxodo, III, 14, 17-19).<br />

San Agustín presenta la doble civitas como contra-instancia política de la<br />

escisión dualista del gnóstico Marción entre la esfera de la salvación y el mundo de la<br />

creación. San Agustín se enfrenta al dualismo teológico maniqueo del bien y del mal<br />

mediante una ontología que justifica las carencias físicas de la creación como castigos<br />

justos por la maldad surgida a través de la libertad del hombre. La pecaminosidad<br />

heredada o corrupción significa una disposición a incrementar el mal en el mundo y con<br />

ello a disminuir las posibilidades de realización de lo bueno. De manera que para<br />

disminuir el mal, el hombre tendría que confiarse a sí mismo; pero dado que sus débiles<br />

fuerzas son incapaces de reducir la punibilidad de la culpa, necesita la Gracia como<br />

ayuda ineliminable.<br />

A partir de este tour de force agustiniano, la ontología de la filosofía cristiana<br />

medieval supone un cambio realmente extraordinario: la subordinación del mundo —<br />

tanto del mundo de las formas como del mundo impersonal— a una conciencia divina,<br />

personal, creadora del mundo, dator formarum, dador de las formas del mundus<br />

aspectabilis, pero también de los mundos paralelos de los ángeles y los demonios. Dios<br />

es un ser Creador y Providencial, vivificador del mundo, que llega a enviar a su propio<br />

Hijo para redimir a los hombres del pecado. Este Dios creador, al que todo está<br />

subordinado, significa la posibilidad de introducir un potente componente<br />

operacionalista: un Dios que «crea» el mundo, que opera sobre él (con barro «hace» a<br />

Adán; con una costilla «hace» a Eva...). 99 Un Dios, que en la persona de Cristo se hace<br />

mediador de todos los hombres que quedan hermanados a su través (misterio de la<br />

Trinidad). Este cambio tuvo como parámetro real de transformación la Iglesia romana,<br />

en tanto que se encontraba por encima de los distintos reinos, identificada con el<br />

Espíritu Santo o conciencia de Dios. Ahora bien, si no hay sino un solo Dios, los planes<br />

de la Iglesia, vicaria de Dios en la Tierra, habrán de ser de orden total, y afectarán a<br />

todos los seres, por lo que sus programas y dogmas estarán orientados a conseguir la<br />

cristianización de todos los hombres.<br />

iii) El modelo IMPERIAL (IMPERIO-NACIÓN). El sujeto de la globalización de<br />

Europa en su expansión hacia América es más complejo, porque hay que tener presente<br />

que en su inicio mismo hay al menos dos sujetos muy diferentes: uno, que continúa el<br />

sujeto medieval de cuño tomista, cuya referencia es el Orden Natural; y otro,<br />

desplegado por los nominalistas, el sujeto empírico, cuya referencia es el Dios voluntad,<br />

99 Mientras que en el mundo heleno, la conciencia aparece envuelta por el mundo natural. Tanto la<br />

conciencia —divina, humana o animal— como las formas —vegetales o animales— están subordinadas a<br />

realidades impersonales —Hado, Caos, Apeiron, Moira...— de las que proceden por participación,<br />

manifestación, encarnación, emanación...<br />

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Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

inconmensurable con el orden natural. Pero éste es el sujeto que triunfa y caracteriza la<br />

época moderna que Blumenberg resume como «autoafirmación humana». 100<br />

1)Las aporías del sujeto moderno. La segunda globalización comienza con el<br />

descubrimiento de América, pero entra en una aporía tremenda, en la que aún nos<br />

debatimos. Pues a la vez que hay una expansión, una globalización del mundo (las<br />

tierras y los mares de la geografía) y aun del universo (el cielo estrellado de la<br />

astronomía), hay un repliegue del sujeto hacia el pueblo elegido, hacia el hombre<br />

predestinado, un sujeto que ya había sido desbordado por el sujeto de la tradición<br />

tomista. Este singular momento es tan decisivo, que todavía hoy es objeto de disputas e<br />

incluso de punto de inflexión política para la construcción del marco europeo de<br />

convivencia. El llamado «teorema de secularización» (que engloba, por cierto, la<br />

cuestión más específica de la «inversión teológica») culmina con la genialidad de<br />

Descartes de separar res extensa y res cogitans. La cuestión podría tomar esta<br />

formulación: ¿Son capaces el cogito y luego el Ego trascendental kantiano de ocupar el<br />

lugar del Ego divino y hacerse con el peso del sujeto de la globalización? Un sujeto<br />

como poco, muy extraño, que tanto confunde. Véanse los requiebros que hace Hanna<br />

Arendt con el aporético sujeto:<br />

Más aun, incluso si admitiésemos que la Época Moderna comenzó con un súbito e inexplicable<br />

eclipse de trascendencia, de creencia en el más allá, de ninguna manera se seguiría que esta<br />

pérdida devolvió el hombre al mundo. Por el contrario, la evidencia histórica demuestra que los<br />

hombres modernos no fueron devueltos al mundo sino a sí mismos. Una de las más persistentes<br />

tendencias de la filosofía moderna desde Descartes, y quizá su contribución más original a la<br />

filosofía, ha sido la exclusiva preocupación por el yo, diferenciado del alma, la persona o el<br />

hombre en general, intento de reducir todas las experiencias, tanto con el mundo como con otros<br />

seres humanos, a las propias del hombre consigo mismo. La grandeza del descubrimiento de<br />

Max Weber sobre los orígenes del capitalismo radica precisamente en demostrar que resulta<br />

posible una enorme y estrictamente mundana actividad cuya motivación más profunda es, por el<br />

contrario, el interés y preocupación por el yo. A la alienación del mundo, y no la propia<br />

alienación como creía Marx, ha sido la marca de contraste de la Época Moderna. 101<br />

100 Rousseau mantiene su relación con Dios, aunque es uno de los primeros ilustrados en neutralizarla<br />

desde su propio «yo»: “Rousseau no sólo hace referencia al Tribunal divino como la instancia que le dará,<br />

un día, la razón; más bien toma bajo su propia dirección, en su autor revelación literaria, la revelación del<br />

hombre ante Dios. El foro de la humanidad, ante el cual él se confiesa, ocuparía no sólo provisional y<br />

metafóricamente el puesto del juez, sino que la sentencia que se pide a este tribunal sustituye la apelación<br />

al Juicio último, cuya importancia, una vez que se haya averiguado la sentencia de la que desde ahora será<br />

la última instancia objetiva, es irrelevante. Rousseau subraya expresamente que se le ha hecho indiferente<br />

el cuándo vaya a ocurrir el juicio divino, por mucho que resuene la trompeta. El conocimiento de sí<br />

mismo sería la liberación —que se adecua al conocimiento divino— del sujeto de la propia subjetividad,<br />

y su verdad se habría convertido, sin más, en la verdad por antonomasia”. H. Blumenberg, La<br />

legitimación de la edad moderna, Pre-textos, Valencia, 2008, pág. 110.<br />

101 H. Arendt, La condición humana, Paidós, Barcelona, 2005, págs. 282-283.<br />

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Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

Pues es sin duda sorprendente que triunfe una filosofía cuyo subsuelo es la<br />

globalización y en su vocabulario, como se extraña Sloternijk, no se encuentren<br />

conceptos como los de «distancia, extensión, exterioridad, baldaquinos, bárbaros,<br />

conversión en imagen, registro cartográfico…». 102 Una filosofía engolfada con el<br />

interior del individuo —yo, cogito, apercepción trascendental…—, mientras que Europa<br />

realiza una colonización basada en la suerte y la fortuna, en el crédito y la deuda, la<br />

explotación y la violencia, el mercado y las artimañas… ¿Cómo puede explicarse algo<br />

así? La conciencia humana hereda el voluntarismo de Dios y la conciencia humana<br />

operatoria (Vico: Verum est factum), dominada por la ambición y el deseo fáustico del<br />

infinito, es cada vez más resistente a ponerse límites y apela a la magia, la alquimia o el<br />

hermetismo. Un proceso que culmina con Kant: la conciencia trascendental aparece<br />

ahora definida como indisociable al mundo de los fenómenos que hereda funciones del<br />

sensorio divino —espacio y tiempo de Newton— y funciones del entendimiento divino<br />

—categorías de Galileo o Leibniz—. Un yo trascendental que se verá envuelto por lo<br />

Absoluto en Hegel; pero que, en su inestabilidad, dará lugar a múltiples sujetos<br />

contextualizados: El sujeto del orden y el progreso (Comte), de la historia (hegelianos),<br />

de la revolución (Marx), de los nacionalismos (Fichte…), del arte (Baudelaire), del<br />

sufrimiento (Benjamin), del género (Seyla Benhabid)… Pues este Sujeto trascendental,<br />

al concentrarse en la norma del imperativo categórico, estaba condenado a romperse en<br />

mil pedazos, contenía el peligro de que alguno de aquellos trozos adquiriese la densidad<br />

suficiente como para transformarse en un ego trascendental con la fortaleza de Dios,<br />

pero sólo dado a un pueblo, a una lengua, y acaso a un führer. 103 Ésta es la doctrina de<br />

Heidegger, y la aporía no podía ser más radical.<br />

2) El colapso del sujeto moderno: el caso Heidegger<br />

Me parece que después de los trabajos de Otto, Farías o Faye no se puede salvar<br />

por la vía de la universalización la filosofía de Heidegger. 104 Desde mi perspectiva de<br />

las singularidades (históricas), la filosofía de Heidegger hay que entenderla como la<br />

filosofía que conduce al límite el sujeto nacionalista, sujeto del Partido<br />

Nacionalsocialista Alemán de Trabajadores (NSDAP). A partir de la Segunda Guerra<br />

Mundial, los vencedores quieren salvar las naciones mediante organizaciones supra o<br />

transnacionales, pero superar todo el proceso de la colonización de los siglos XIX y XX<br />

102 P. Sloterdijk, En el mundo interior del capital, op. cit., págs. 74 ss.<br />

103 Entre los textos que E. Faye cita de Heidegger, leamos éste: “La voluntad del Führer comienza por<br />

transformar a los otros en una Gefolgschaft de la que surge la comunidad. De este vínculo vivo proceden<br />

su sacrificio y su sumisión, y no de la obediencia o la obligación institucional”. En op. cit., pág. 245.<br />

104 H. Ott, Martin Heidegger, Unterwegs zu seiner Biographie, Fráncfort-Nueva York, Campus Verlag,<br />

1988. V. Farías, Heidegger y el nazismo, Muchnik, Barcelona, 1989; A. Münster, Heidegger, la «science<br />

allemande» et le national-socialisme, Kimé, parís, 2002; P. Lacoue-Labarthe y J.L. Nancy, El mito nazi,<br />

Anthropos, Barcelona, 2002; E. Faye, Heidegger. La introducción del nazismo en la filosofía, Akal,<br />

Madrid, 2009…<br />

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Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

(que incorpora las colonizaciones más antiguas de España y Portugal y la primera<br />

colonización de Holanda e Inglaterra) no parece fácil y es el punto en el que nos<br />

encontramos. En todo caso, la filosofía de Heidegger es una verdadera filosofía, aunque<br />

no sea una filosofía verdadera: ha ensayado la posibilidad de un sujeto absorbente, de<br />

un sujeto que se identifica con la temporalidad, y toma la decisión de mostrarse no<br />

como un Sujeto, sino como el Ser, que eliminará todas las adherencias de los pueblos<br />

que olvidaron el Ser para imponer su minúsculo sujeto. Heidegger quiere clausurar ese<br />

cosmos y abrir su particular globalización aria, el dominio de un mundo arraigado en la<br />

tierra impenetrable en la cual el hombre habita históricamente, que resuelve la tensión<br />

entre la tierra (ambiente natural) y la forma de ser comunal del hombre, y así colapsa el<br />

sujeto que lleva a cabo la globalización en su propio tiempo.<br />

3.Otros sujetos descentrados y olvidados. Pero el caso es que las<br />

globalizaciones realizadas por los distintos imperios modernos no lograron imponer un<br />

sujeto claro y contundente y proliferaron los sujetos por todas partes. El sujeto<br />

protestante (calvinista), que tiene sus asociado en el ego trascendental kantiano, el que<br />

en última instancia resultó vencedor, se encontraba en liza no sólo contra su contradictor<br />

católico surgido de la Contrarreforma, sino también contra otros sujetos nacidos de<br />

aquella anómala situación de la que fueron protagonistas los Reyes Católicos y que irá<br />

conformando el sujeto metafísico-barroco. 105 A este sujeto imperial conformado en la<br />

corte de Carlos V con toda su complejidad, 106 hay que añadir el sujeto interrelacionado<br />

con el mundo amerindio, denunciado por Bartolomé de las Casas y culminado por<br />

Francisco de Vitoria con el principio del ius comunicationis que quedó frustrado; y<br />

también el sujeto converso, escéptico (Que nada se sabe) y «marrano» (Sólo hay que<br />

nacer y morir; todo lo demás es nadería y cosa vana), que se dispersa por todo el<br />

mundo. Los conversos, interesados por los cuerpos empíricos dados atributivamente y<br />

que sólo se acuerdan del ego trascendental cuando se trata de establecer verdades de la<br />

ciencia o defender el cuerpo como unidad básica e inviolable del ser humano. A estos<br />

sujetos que inician la globalización habría que añadir otros sujetos con/contra los que<br />

entran en contacto: los sujetos islámico, confuciano, budista…<br />

iv) El modelo FIN DE LA GLOBALIZACIÓN. Mundialización y «remolinos de la<br />

globalización». El cuarto modelo propuesto es el de la globalización actual, que se<br />

inicia después de la Segunda Guerra Mundial por el control de los recursos del globo<br />

terráqueo. ¿Cuál sería el sujeto de esta globalización, si lo pensamos desde Europa?<br />

¿Sería el sujeto posmoderno, salido de esa gran aporía de la modernidad que va desde el<br />

105 Y tan vivamente explicado por Fernando R. de la Flor en un libro cuyo título es todo un manifiesto: La<br />

península metafísica, Biblioteca Nueva, Madrid, 1999.<br />

106 Y que ha señalado con abundantes ejemplos J.L. Villañas, ¿Qué imperio?, Madrid, 2008. Un libro ya<br />

inexcusable para discutir todas estas cuestiones que se une al clásico de M. Bataillon, Erasmo y España,<br />

FCE., Madrid, 1986.<br />

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Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

cogito cartesiano al Stimmung heideggeriano y que ha incorporado sujetos no tenidos<br />

presentes como la mujer, los homosexuales, los jóvenes, los niños y aun los animales<br />

superiores? ¿O hay que entrar en la piel del sujeto imperialista norteamericano? 107 ¿O<br />

más bien habrá que buscarlos entre las civilizaciones no occidentales: árabe, irania,<br />

china…?<br />

Convendría, entonces, establecer un marco en el que plantear la cuestión del<br />

sujeto. Utilizaré la clasificación de paradigmas de la política mundial que realiza<br />

Samuel Huntington, 108 a partir de dos criterios clásicos utilizados ya por Aristóteles<br />

(Política, 1279a-b). El primero, de acuerdo con el tipo de intereses que se defienden:<br />

comunes o particulares; el segundo, de acuerdo con el <strong>número</strong> de actores en los que<br />

recae el poder: Uno, dos o muchos. (Véase el Cuadro 2).<br />

1)Intereses<br />

Comunes<br />

Particulares<br />

2)Soberanía<br />

Uno FIN DE LA HISTORIA Control de la energía<br />

Dos Países pobres / Países ricos Maniqueísmo:<br />

Buenos y malos<br />

Muchos<br />

(200 estados)<br />

Realismo político<br />

ONU<br />

Desintegración de los Estados<br />

CAOS<br />

SIETE U OCHO CIVILIZACIONES<br />

Cuadro 2. Alternativas en el modelo del «fin de la globalización»<br />

Lo interesante es que nos encontramos en un momento en el que el proceso de<br />

pluriglobalizaciones que iniciara Europa está llegando a su fin (lo que no quiere decir,<br />

desde luego que, medido en tiempo generacional, se produzca de un día para otro). Por<br />

eso se podría hablar sin menoscabo de mundialización, si es que sólo hay un mundo, y<br />

mundo significa limpio, aseado, ordenado, como lo está el ajuar de la novia en el cofre<br />

= mundus. 109 Pero ¿cuánto tiempo puede estar limpio, aseado u ordenado el globo<br />

terráqueo? El fin del proceso de globalización 110 —mundialización— es una situación<br />

de equilibrio inestable, en la que cualquier parámetro que sobrepase un cierto valor<br />

107 La formación de EE.UU, aunque arranque de Europa, es una singularidad histórica: política,<br />

económica y cultural. Véanse los análisis desde Europa que hacen Tocqueville, Weber o Adorno. Cf. C.<br />

Offe, Autorretrato a distancia, Katz, Buenos Aires, 2006.<br />

108 Samuel P. Huntington, El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial, Paidós,<br />

Barcelona, 1997, págs. 30 y ss.<br />

109 Mundus posee varias acepciones en latín: Cicerón lo utiliza como aseado, limpio. Pero también tiene el<br />

sentido de astro o de algo en relación con él. En Ovidio, mundus oculus significa sol y en Séneca, mundus<br />

eteliger, cielo. En Cicerón, mundi innumerabiles es el conjunto de cuerpos celestes y en Lucrecio mundi<br />

vigiles, los astros. En Apuleyo se recoge un significado diferente: el de tocador de mujeres; y mundus<br />

Cereris significan los canastillos sagrados de Ceres. Etc.<br />

110 Porque sólo a partir del siglo XIX, cuando se han catalogado todas las partes de la Tierra, puede<br />

afirmarse que es una esfera, un globo, y no un toro topológico, por ejemplo. Cf. Donald O’Shea, La<br />

conjetura de Poincaré. En busca de la forma del universo, Tusquets, Barcelona, 2008.<br />

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Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

provoca rupturas, singularidades. Lo significativo ahora es que las nuevas situaciones ya<br />

no pueden ser de globalización primaria, sino de respuesta, y a las que llamaré<br />

«remolinos de la globalización».<br />

Permítaseme que utilice un modelo topológico para explicar esta figura. En<br />

topología hay un curioso teorema que se ejemplifica diciendo que una superficie<br />

esférica «no puede peinarse enteramente» (o recubrirse mediante vectores): siempre<br />

habrá algún punto en el que se forme un «remolino». Por eso en la superficie de la<br />

tierra, que es topológicamente una esfera, no puede haber nunca una situación de calma<br />

completa, siempre se producirán vientos que dan origen a remolinos. Pues bien, primero<br />

con la Segunda Guerra Mundial y después con la caída del muro de Berlín, parecía que<br />

se había llegado a una calma casi absoluta. Se habló de que el fin de la historia vendría<br />

acompañada de la época del aburrimiento (Gehlen, Fukuyama…). Pero pronto<br />

comienzan a producirse «vientos» que desestabilizan múltiples zonas del globo<br />

terráqueo; algunos son tan intensos que desbordan los análisis de los expertos, tanto en<br />

economía como en conflictos militares o en la degradación de la biosfera. Y además,<br />

para sorpresa de los europeos, empiezan a surgir otros centros en lugares que antaño<br />

fueron globalizados, y que ahora inician sus procesos de re-globalización (asociados al<br />

término topológico recubrimiento). La inmigración sobre las zonas que anteriormente<br />

fueron centros de expansión —Europa o EE.UU— provocan reacciones en las antiguas<br />

metrópolis que son objeto de debates en el filo de la navaja (como este mismo congreso,<br />

pensado quizás, desde estas coordenadas). Los «remolinos» que parten de China —con<br />

su particular re-cubrimiento de Occidente—, de India, de Rusia o de Irán, son ya de una<br />

envergadura que llena de incertidumbre a los políticos occidentales. Y si el «remolino<br />

Irán» es decisivo, el «remolino Corea del Norte » puede resultar catastrófico, etc.<br />

4. El cuadrado semiótico de los sujetos en la época del fin de la globalización<br />

¿A qué sujeto recurrir, apelar, hacer entrar en razón o pedir responsabilidades?<br />

¿Cuál sería el sujeto de la globalización al que se refiere el título del congreso? Parece<br />

que habría que desechar al sujeto clásico económico visto tanto a través de la<br />

perspectiva de la acumulación de capital (liberalismo) como de la perspectiva de las<br />

fuerzas productivas (socialismo); un sujeto desbordado por nuevas experiencias<br />

humanas. El desplazamiento de los dos sujetos tradicionales confrontados —EE.UU y la<br />

URSS— conlleva el consiguiente desplazamiento de los conflictos y combates entre<br />

sujetos alternativos posibles que, al negar la tesis clásica weberiana de la equivalencia<br />

entre «occidentalización» y «modernización», ya no se articularán alrededor de<br />

intereses económico-políticos, sino de conflictos ideológico-culturales, en los que se<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 35


Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

privilegia el papel de las religiones, 111 lo que no significa que se abandonen los intereses<br />

económicos; la cuestión hay que desplazarla a las teorías que defienden o rechazan que<br />

la modernización sea equivalente a occidentalización. La cuestión se resuelve así: ¿Por<br />

qué habría de organizar la economía los Estados Unidos y no China o Irán? Este<br />

desplazamiento también se habría producido en Occidente: habríamos pasado de la<br />

lucha de sujetos materialistas, preocupados por la supervivencia y la seguridad de la<br />

razón instrumental, a sujetos posmaterialistas centrados en la consecución de «calidad<br />

de vida»; hasta que, finalmente, habríamos alcanzado la condición de sujetos<br />

posmodernos de múltiples caras, definidos por la defensa de los papeles (roles) de<br />

género, o por su actitud hacia los homosexuales o hacia los inmigrantes, etc. 112 Y<br />

entonces: ¿En virtud de qué es preferible este programa de vida al Islam, al hindú o al<br />

confucionismo? 113 El caso de la modernización de Japón dentro de instituciones<br />

tradicionales es paradigmático.<br />

Así que más que de sujeto de la globalización —me parece— hay que hablar de<br />

las diferentes posiciones que toman los sujetos del fin de la globalización con el<br />

objetivo de hacerse cargo de este acontecimiento y, por lo tanto, se ha de considerar aún<br />

la política, y no la religión, como territorio de lo posible, de los conflictos entre fuerzas<br />

contingentes. 114 Contemplado el proceso desde Europa, el método a utilizar ya no puede<br />

ser dialéctico, por cruce de criterios, sino por diferentes posicionamientos ante el<br />

acontecimiento, tanto de aquellos a los que observamos como de aquellos que nos<br />

observan. Por eso recurriré al cuadrado semiótico, que nos permite componer los<br />

diferentes sujetos en conflicto: El sujeto que pretende hacerse cargo de la totalidad (X =<br />

«sujeto-imperio») y su contradictorio, el sujeto de la antiglobalización ( = «sujeto<br />

resistente»); y los sujetos opuesto y subalterno: los sujetos que se multiplican<br />

segregados por el criterio cultural o multiculturalismo (Y = «sujeto pluricromático»); y<br />

el sujeto que se presenta como alternativa en los actuales procesos de re-globalización<br />

(Ỹ = «sujeto-remolino») (Véase el cuadro 3).<br />

X. Sujeto-IMPERIO de la globalización Y. Sujeto-PLURICROMÁTICO de la globalización<br />

111 “Las principales civilizaciones de la historia humana se han identificado estrechamente con las grandes<br />

religiones del mundo”. S. P. Huntington, El choque de civilizaciones, op. cit., pág. 47. Una tesis cada vez<br />

más aceptada. Véase, J. Gray, Misa negra. La religión apocalíptica y la muerte de la utopía, Paidós,<br />

Barcelona, 2008.<br />

112 Cf., por ejemplo, en el estudio citado de M. García Ferrando, Globalización y choque de civilizaciones.<br />

113 “Existen muchos modos de ser moderno” dice Gray. Y sigue, “Todos están convencidos de que<br />

pueden reorganizar la condición humana”. J. Gray, Al Qaeda y lo que significa ser moderno, op. cit., pág.<br />

14.<br />

114 Me separo, por tanto, de las posiciones neoliberales (Fin de la historia) y nihilistas (Destino ciego) que<br />

rechazan cualquier forma de racionalización, fundamentalmente del Estado. Así, en declaraciones a la<br />

prensa, el secretario general de la OCDE, Donald Johnston, afirmaba: “La mundialización no es<br />

ideológica, sino un proceso irresistible” (26 e agosto de 2001). Véase A. Gamble, Política y destino, Siglo<br />

XXI, Madrid, 2003, en la línea de Isaah Berlín.<br />

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Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

Imperio (neoliberalismo)<br />

Ỹ.Sujeto-«REMOLINO» de la globalización<br />

«Remolinos» de la globalización:<br />

China, India, Sureste asiático, Rusia, Irán,<br />

México, Brasil…<br />

Multiculturalismo / multipolaridad…<br />

Sujetos: género, indígena...<br />

. Sujeto-RESISTENTE a la globalización<br />

Internas<br />

Externas<br />

· Antiglobalización: Bové, Zerzam<br />

· Alterglobalización<br />

Fundamentalismos…<br />

«Otro mundo es posible»<br />

Ecologicismo…<br />

-Globalización ecológica<br />

-Globalización contrahegemónica<br />

Cuadro 3. Cuadrado semiótico para el «sujeto de la globalización»<br />

X. El sujeto-IMPERIO de la globalización se identifica con la administración<br />

norteamericana hasta el fatídico 11-S. Este sujeto se organiza alrededor del empresario<br />

y se expande por toda la sociedad como homo oeconomicus. El sistema posee una<br />

estructura compleja (combinatoria), en la que se entrelazan la Soberanía —estructura<br />

trascendente y dirección vertical— y el Capital —estructura inmanente y dirección<br />

horizontal—. El sujeto-IMPERIO se hace cargo de la economía mundial mediante<br />

programas que coordinan sus elementos dentro de un sistema (cientificista) operacional<br />

neoliberal. 115 Parte de dos axiomas: «El fundamento de la sociedad es la Economía» y<br />

«El objetivo de los individuos es el Beneficio»; y de diversas reglas de comportamiento:<br />

Des-regularización de la rigidez del mercado de trabajo; liberalización del mercado,<br />

que estabiliza la oferta y la demanda; privatización de lo socializado, siempre<br />

perjudicial o innecesario; restricciones a la regulación estatal; subordinación a las<br />

agencias de los acuerdos de Bretton Woods y confirmadas en el Consenso de<br />

Washington (década de los ochenta): BMI, FMI y OMC; defensa de los derechos de<br />

propiedad intelectual —bioingeniería, telecomunicaciones...— para las inversiones<br />

extranjeras; regulación mediante instancias jurídicas en el marco privilegiado de la<br />

propiedad, los contratos y las privatizaciones; forma política única: la democracia<br />

liberal… Este sujeto se hace cargo no solo de los intereses económicos del capitalismo<br />

norteamericano, que son los que en realidad mueven sus decisiones, 116 sino también de<br />

los principios de vida Buena, opuestos al Mal, cuyo modelo ha de servir al resto del<br />

mundo, en el que se cruzan el ingente activismo revolucionario de raíz calvinista que<br />

combate el desorden ad maiorem Dei gloriam, 117 y el fundamento epistemológico del<br />

Sel-evidence moral. De ahí se sigue un intensísimo afán misionero con el fin de<br />

115 Cfr. F.M. Pérez Herranz, “El pensamiento único”, “Del fin de la historia al pensamiento único”, Actas<br />

del XIII è Congrés Valencià de Filosofia, Valencia, 2001, págs. 163-176.<br />

116 C. Taibo, ¿Hacia dónde nos lleva Estados Unidos?, Ediciones B, Barcelona, 2004.<br />

117 “Y esta es la razón por la cual no existe contradicción alguna en una Iglesia calvinista, empeñada<br />

incluso en controlar la conducta de los no regenerados. Si su meta fuera efectuar la salvación, esto desde<br />

luego sería una insensatez. Pero éste no es el objetivo. El objetivo es más bien combatir el desorden que<br />

apesta continuamente bajo la nariz de Dios”, Ch. Taylor, Fuentes del yo. La construcción de la identidad<br />

moderna, Paidós, Barcelona, 1996, pág. 244.<br />

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Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

expandir esos valores y cuya negación sólo puede proceder de la maldad. 118 El sistema<br />

económico mantendrá el orden moral neoliberal, culminación de los tradicionales<br />

movimientos apocalípticos. 119<br />

Y. Su opuesto será el sujeto-PLURICROMÁTICO de la globalización, asociado a la<br />

ideología ilustrada de la tolerancia de las secularizadas ciudades burguesas que<br />

privatizan la religión, primer analogado del fenómeno cultural. A la ideología liberal y<br />

plural se añade el fenómeno de la multiculturalidad a partir de los flujos migratorios, la<br />

acción de ejecutivos transnacionales o el turismo. Una respuesta o modo de gestionar<br />

este fenómeno es la del multiculturalismo, cultura multipolar o multicivilizacional, en<br />

su sentido fuerte: 120 no sólo defiende el hecho descriptivo de las diferentes culturas y<br />

apela al derecho de existencia que tiene toda cultura, 121 sino que afirma la necesidad del<br />

Estado para preservar y proteger la diversidad cultural con todos los medios de los que<br />

dispone. 122 Los sujetos del multiculturalismo neutralizarían los procesos de<br />

globalización en su raíz, al eliminar la posibilidad misma de ir más allá de su espacio<br />

vital y de su conciencia (en el sentido estudiado más arriba). La base estatal de esta<br />

posición toma como referencia las constituciones de Canadá y de Australia (aunque el<br />

caso de Canadá no parece universalizable en cuanto que es un conflicto entre dos<br />

culturas que proceden de un mismo tronco cultural: francés e inglés). El<br />

multiculturalismo más universalizable surge en los años ochenta en las universidades<br />

norteamericanas con el fin de administrar la existencia de estudiantes de diversas<br />

procedencias. Hay algunas experiencias independientes, como la de los anish de Ohio y<br />

Pensilvania (EE.UU) y Ontario (Canadá) o la fallida experiencia multiculturalista del<br />

Líbano. 123 En todo caso, el sujeto pluricromático estaría perfectamente definido como<br />

agregado de todas y de cada una de las culturas hasta cumplimentar la totalidad de las<br />

que se encuentran en la tierra, que al ser un <strong>número</strong> finito podría ser contabilizado y<br />

administardo.<br />

118 En la Declaración de Independencia, parte V, se define el término Self-evidence, concepto que se<br />

encuentra en la base del universalismo unilateral de los EE.UU. “Todo aquel que no concuerde con el<br />

postulado de la evidencia en sí de los valores predominantes —comenta Claus Offe—, aparenta ser<br />

incompetente desde el punto de vista intelectual o moral, y por tanto es calificado como «malo»”. C. Offe,<br />

Autorretrato a distancia, Katz, Buenos Aires, 2006, pág. 43.<br />

119 Ver F. Fukuyama, La gran ruptura, Ediciones B, Barcelona, 2001.<br />

120 Otras respuestas o modelos de gestión de la multiculturalidad: asimilación por la cultura hegemónica;<br />

segregación (apartheid); integracionismo o melting pot (según la obra de teatro de Israel Zangwill),<br />

fusión como en un crisol de una cultura nueva a partir de la mezcla de todas las anteriores; pluralismo<br />

liberal o competencia libre entre culturas (G. Sartori).<br />

121 Otra cosa es qué entendemos por cultura. En principio aceptamos la definición vulgarizada de<br />

“conjunto de la lengua, la religión, las costumbres, la gastronomía, etc., asumido por un grupo humano”.<br />

Para un concepto crítico, el ya clásico G. Bueno, El mito de la cultura, Prensa Ibérica, Barcelona, 1996.<br />

122 Cf. W. Kymlicka, Ciudadanía multicultural, Paidós, Barcelona, 1996 y Estados, naciones y culturas,<br />

Almuzara, Córdoba, 2004. Ch. Taylor, El multiculturalismo y la política del reconocimiento, FCE,<br />

México, 1993. Un artículo delicioso sobre el asunto, M.A. Quintana Paz, “Qué es el multiculturalismo (y<br />

qué no es)”, ACTA, págs. 19-34.<br />

123 A. Maalouf, Identidades asesinas, Alianza, Madrid, 2004.<br />

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Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

Uno de los límites del multiculturalismo se encuentra en la defensa que del<br />

mosaico étnico ha de realizar el Estado. Éste, por su naturaleza, ha de ser integrador, lo<br />

que constituye un oxímoron, que conduce a la paradoja clásica russelliana del conjunto<br />

que es conjunto de todos los conjuntos. Ciertamente que se puede definir el<br />

multiculturalismo como “intercambios y comunicaciones entre actores que utilizan<br />

diferentes categorías de expresión, análisis e interpretación”, 124 pero entonces habría<br />

que atacar esos problemas por la vía de la traducción: El sujeto- PLURICROMÁTICO<br />

necesitaría de un Metasujeto —el Estado, que traduciría unos valores a otros—, lo que<br />

nos devolvería a las coordenadas de las que se quiere huir: el x-centrismo. Otro de sus<br />

límites lo hallamos en la separación de los conceptos culturales de los políticos, pues<br />

“cabe dudar de que la categoría sociopolítica de cultura o de etnicidad pueda llegar a<br />

desempeñar una función equiparable a la que en otros tiempos cumplieran las nociones<br />

de clase social o nación en la organización de la vida social”. 125<br />

. El sujeto-RESISTENTE a la globalización toma distintos perfiles según el<br />

parámetro que resalten, aunque todos ellos se definen por sus críticas al neoliberalismo<br />

imperialista que amplifica la desigualdad y la exclusión de muchas partes del globo que<br />

tendrían que caer dentro de la globalización (por ejemplo, millones de pobres que no<br />

pueden aceptar las recetas económicas impuestas por el BM o el FMI). 126 Así, la<br />

privatización del conocimiento con sistemas de competencia entre laboratorios de<br />

investigación o universidades, reguladas por un sistema férreo de control de patentes; la<br />

teoría de los derechos humanos que legitima el propio capital financiero; la<br />

identificación libertad = mercado; la nueva clase de los globalistas criminalizadora de la<br />

pobreza; el fundamentalismo liberal de cuño puritano (religioso) que privilegia el orden<br />

(ad maiorem Dei gloriam) a la justicia; denuncia de las grandes catástrofes del globo:<br />

calentamiento, residuos radioactivos, desplazamientos de poblaciones indígenas, etc.<br />

Los sujetos más exaltados se encontrarían entre el anarquizante Josep Bové, el rechazo<br />

activista de Unabomber o la crítica intelectual de Zerzan. 127<br />

Otros más radicales (que van a la raíz), no hablarán tanto de antiglobalización<br />

como de alterglobalización, cuyo axioma es: «Otro mundo es posible». 128 Destacaré,<br />

entre ellos, el sujeto ecológico y el sujeto contrahegemónico.<br />

124 A. Touraine, ¿Qué es una sociedad multicultural?”, Claves de la razón práctica, 1995, p. 15.<br />

125 J.C. Velasco, “El multiculturalismo, ¿una nueva ideología?”, en J. Alcina y M. Calés (ed.), Hacia una<br />

ideología para el siglo XXI, Akal, Madrid, 2000, pág. 162. También, G. Sartori, La sociedad multiétnica.<br />

Pluralismo, multiculturalismo y extranjería, Taurus, Madrid, 2001.<br />

126 J. Sachs, El fin de la pobreza, Debate, Barcelona, 2005.<br />

127 Unabomber (Theodor Kaczinsky), El manifiesto Unabomber, Likiniano, Bilbao. 1999; J. Zerzan,<br />

Malestar en el tiempo, prólogo de G. Bueno, Ikusager, Vitoria, 2001.<br />

128 F. Fernández Buey, Guía para una globalización alternativa. Otro mundo es posible, Byblos,<br />

Barcelona, 2004.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 39


Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

El sujeto-RESISTENTE ecológico unificaría todos los temas clásicos de las<br />

prácticas económicas en función de la totalidad de los seres humanos del globo<br />

terráqueo, articulados alrededor del equilibrio de los ecosistemas. Responde al uso<br />

inadecuado y abusivo que el sistema capitalista hace de los ecosistemas que han<br />

provocado la actual crisis ambiental mundial. Tomaría a su cargo preservar el globo<br />

terráqueo y sus ecosistemas, y considera que la crisis de 2008 está íntimamente<br />

vinculada al desarrollo insostenible. Un sujeto configurado a través de la cooperación<br />

local e internacional dirigida hacia la sostenibilidad bajo la administración de criterios<br />

ecológicos: límites biofísicos, coto a la degradación de servicios: agua dulce, presas de<br />

captura, pérdida de la riqueza de los suelos, colapsos de las pesquerías, enfermedades<br />

asociadas a estas catástrofes; cambio de la medida habitual del Producto Interior Bruto<br />

(PIB) por el Índice de Desarrollo Humano (IDH) sugerido por Amartya Sen. A partir de<br />

esta idea del premio Nobel, se han sugerido diversas medidas alternativas: La huella<br />

ecológica o impacto de la contaminación y la degradación de los recursos; el índice de<br />

progreso genuino, que añade otros criterios: el trabajo voluntario, la crianza de los<br />

hijos… y que restaría la degradación y contaminación de los recursos, el crimen…; el<br />

Well Being Index, que relaciona los índices de desarrollo y el grado de satisfacción<br />

personal; el Happy Planet Index sobre los impactos ambientales, etc. 129 El punto débil<br />

de los planteamientos ecologistas procede de la dificultad de establecer el lugar desde<br />

donde atacar el problema. Se pide que Occidente reduzca la desigualdad, pero<br />

justamente Occidente es lo que es por su capacidad expansiva y aun depredadora,<br />

desbordando todos los límites de los ecosistemas. 130 ¿Cómo resolver esta aporía?<br />

Boaventura de Sousa Santos ha propuesto el sujeto-RESISTENTE<br />

contrahegemónico para los países del Sur. 131 Más que de antiglobalización, que<br />

considera un término equivocado, habla de globalización contra-hegemónica. Desde las<br />

coordenadas de la teoría crítica frankfurtiana, y, más específicamente, del Principio<br />

Esperanza de Ernst Bloch, Santos hace una crítica a la modernidad que ha acompañado<br />

a los procesos de globalización (y, por lo tanto, no considera idénticos los conceptos de<br />

modernidad y globalización), y sus promesas incumplidas: libertad, igualdad,<br />

solidaridad y paz, para las que no parece haber soluciones. El interés que el<br />

planteamiento de Santos pudiera despertar en España es muy grande, nos parece, un<br />

país mezcla de casticismo y de posmodernidad, de defensa de las identidades locales y<br />

de asimilación de cualquier novedad con nombre anglosajón. Por la parte de la<br />

productividad, Santos defiende una globalización contra-hegemónica y biorregionalista,<br />

129 Una lúcida presentación del estado de la cuestión en F. Marcellesi y I. Palacios, “Integración de<br />

consideraciones de sostenibilidad en la cooperación para el desarrollo”, Cuadernos Bakeaz, nº 88, 2008.<br />

130 Véase la muy interesante tesis de D.S. Landes, La riqueza y la pobreza de las naciones, Crítica,<br />

Barcelona, 1999.<br />

131 Boaventura de Sousa Santos, El milenio huérfano, Trotta, Madrid, 2005.<br />

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cuyas resistencias pasarían por la promoción de las economías locales y comunitarias,<br />

economías de pequeña escala, diversificadas y autosostenibles, ligadas a fuerzas<br />

exteriores, aunque independiente de ellas. Por la parte de la racionalidad, Santos<br />

denuncia la razón indolente, la razón canónica y ortodoxa del pensamiento filosófico<br />

que ha triunfado en su línea anglosajona, y que olvida, margina o ignora muchas de las<br />

experiencias que se dan y se han dado en nuestro mundo y denuncia el desperdicio de<br />

toda esa experiencia. Me parece que los intelectuales y artistas españoles están dejando<br />

pasar esta gran oportunidad de comprender discursos como éste (enzarzados en guerras<br />

tribales y cainitas, que ya denunciara Ortega), a partir de experiencias muy importantes<br />

entre las que hay contar sin duda alguna todo el Barroco hispanoportugués (europeo y<br />

americano), así como las formas de conciencia de los conversos hispanos que inauguran<br />

la razón materialista moderna, y que ya denunciaron —a su modo, mediante la ironía, el<br />

realismo de los pícaros…— otros intentos de pensamiento único y de razón indolente.<br />

Indudablemente la piedra de toque de la teoría de Santos se encuentra en lo que<br />

llama traducción. 132 ¿Cómo es posible realizar esa traducción que permite crear la<br />

inteligibilidad entre unos y otros? Esta es la cuestión difícil y en la que todos los<br />

movimientos emancipatorios han tropezado una y otra vez; pues ¿cuáles son las<br />

referencias políticamente reales de Santos? Habla de Porto Alegre, pero parece que su<br />

mirada se dirige a Venezuela 1<strong>33</strong> o a Bolivia Y parece descartar los países de la<br />

globalización hegemónica: el capitalismo mercantil (EE.UU, Canadá, Inglaterra,<br />

Australia y Nueva Zelanda), el capitalismo meso-corporativo (Japón), el capitalismo<br />

socialdemócrata (Alemania, Suecia y Austria) y el capitalismo de Estado (Francia, Italia<br />

y España). Pero es dudoso que Venezuela o Bolivia puedan ser centros de la<br />

globalización contrahegemónica, cuando son, más bien, partes globalizadas.<br />

Ỹ. El sujeto-REMOLINO de la globalización vendría a coincidir con aquellos<br />

países o zonas de crecimiento que empiezan a asomarse a la Historia, los actantes y<br />

difusores que hemos llamado «remolinos de la globalización». En este momento en que<br />

vivimos, y que se aprecia como de transición, hay estados que toman posiciones frente<br />

a la globalización y generan desde sí mismos re-globalizaciones, aprovechando las<br />

132 Entre los contenidos de la traducción se encuentra la ciencia que, en mi opinión, es uno de los<br />

momentos más débiles del discurso de Santos; porque la ciencia tiene sus requisitos que no puede poner<br />

en paralelo a saberes míticos, etc. En este sentido, desde España hay muchos momentos de contacto con<br />

el planteamiento de Santos: experiencias sobre saberes científicos, como establecer modos de economía<br />

alternativa y solidaria, reconocimiento y denuncia del racismo y la xenofobia, y democracia participativa<br />

(Porto Alegre…), que utilizan como base de comunicación organizaciones económicas paralelas<br />

(Internet…)…<br />

1<strong>33</strong> Así lo considera J Monedero en su presentación de Santos: “Aunque Santos no lo señala, las<br />

transformaciones puestas en marcha en Venezuela desde la victoria de Hugo Chávez en 1998 apuntan en<br />

la dirección de un Estado posmoderno de oposición que cumple muchos aspectos de los sugeridos por el<br />

profesor portugués, especialmente la propuesta de apoyo a la experimentación política apoyada en la<br />

participación de organizaciones sociales…” (pág. 92).<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 41


Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

tecnologías, las energías o los propios discursos críticos construidos en Europa. Por<br />

ahora sólo se perciben algunos sujetos entre los que China, India, Irán, Rusia o Brasil<br />

son sus vanguardias; pero hay todo un continente, África, que antes o después habrá de<br />

mostrar su potencia. 134 * * *<br />

Ahora bien, este esquema no puede entenderse como algo fijo, pues está en<br />

perpetuo cambio y transformación al irse confrontándose los distintos sujetos entre sí.<br />

Hay, al menos, dos puntos de inflexión: Uno interno, la respuesta al concepto de<br />

Imperio conformado desde el posmodernismo e identificado con la Multitud, según la<br />

tesis de Negri y Hardt. La Multitud habría subvertido el poder imperial de manera<br />

pacífica y democrática; tomarse en serio una tesis como ésta, habría de producir una<br />

reacción del imperio unilateral. (No digo que la reacción de la administración Bush sea<br />

una reacción contra la obra de Negri; pero sí coincide con lo que Wolin llama<br />

democracia dirigida y totalitarismo invertido). 135 Y otro, externo, una reacción desde<br />

los posibles sujetos de la globalización, desde pactos multilaterales entre estados hasta<br />

la enérgica reacción de alguno de ellos para encabezar el proceso de globalización:<br />

China, Brasil, Rusia o Irán. (Cuadros 4a y 4b).<br />

Z. Sujeto-IMPERIO INVERTIDO de la globalización: W. Sujeto-MULTILATERAL de la globalización:<br />

Imperio de la Multitudes<br />

Ŵ.Sujeto-«TORNADO» de la globalización<br />

Multilateralidad<br />

Ž. Sujeto-UNILATERAL de la globalización:<br />

«Tornados» de la globalización:<br />

Respuesta de EE.UU en la 2ª Guerra del Golfo<br />

China, India, Sureste asiático, Rusia, Irán, México,<br />

Brasil…<br />

Cuadro 4a. Dinámica del cuadrado semiótico 3<br />

. Sujeto-RESISTENTE Ỹ.Sujeto-«REMOLINO»<br />

«Otro mundo es posible»<br />

Fundamentalismos…<br />

«Remolinos»<br />

Y. Sujeto-PLURICROMÁTICO X. Sujeto-IMPERIO<br />

Multiculturalismo<br />

Imperio<br />

Z. Sujeto-IMPERIO<br />

INVERTIDO<br />

Multitudes<br />

Ŵ.Sujeto-«TORNADO»<br />

«Tornados»<br />

Cuadro 4b. Composición de los cuadrados semióticos<br />

W. Sujeto-MULTILATERAL<br />

Multilateralidad<br />

Ž. Sujeto-UNILATERAL<br />

Guerra del Golfo<br />

134 Véase el concepto «el ascenso de los demás» utilizado por F. Zakaria, El mundo después de USA,<br />

Espasa, Madrid, 2008.<br />

135 S. S. Wolin, Democracia S.A. La democracia dirigida y el fantasma del totalitarismo invertido, op. cit.<br />

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Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

Z. El sujeto-IMPERIO INVERTIDO de la globalización se disuelve en la Multitud,<br />

que reemplazaría al sujeto clásico del marxismo, el obrero social. El Imperio, según el<br />

análisis de Negri y Hardt, 136 sería una forma de organización política, económica y<br />

cultural ineluctable (contra el indeterminismo de la lucha). De manera que aquí la<br />

Multitud confluye con la hegemonía mundial de Estados Unidos, que ya no sería<br />

heredero de los grandes imperios europeos, sino que denota características propias.<br />

Negri y Hardt consideran que las características de las sociedades más desarrolladas, las<br />

que han pasado por la modernidad (Europa Occidental y EE.UU), se distribuyen<br />

después por todo el mundo. 137 Desde una perspectiva filosófica, Negri se apoya en<br />

Maquiavelo y Spinoza, que lee en una perspectiva de defensor de la democracia<br />

absoluta, contra Hegel a quien lee desde la perspectiva de defensor del Estado<br />

totalitario. 138 Para Negri el sujeto de la globalización no puede ser el sujeto nacional,<br />

porque no puede resolver la crisis de la modernidad. 139 La división de clases cruzó los<br />

estados- nación y produjo las dos grandes guerras mundiales. Negri rechaza las críticas<br />

de intelectuales como Edward Said, porque el imperio “es una forma fundamentalmente<br />

nueva de dominio”. 140 La característica de la edad posmoderna de transición al Imperio<br />

es precisamente la desaparición de los dualismos modernos, la desaparición de las<br />

negaciones y contradicciones (externas) a la realidad social. Todo está incluido en el<br />

sistema artificial y no existe nada exterior al mercado mundial, incluyendo la propia<br />

naturaleza. “El posmodernismo es lo que queda cuando se completa el proceso de<br />

modernización y la naturaleza desaparece para siempre”. 141 El espacio de la soberanía<br />

imperial es tan uniforme, que el Imperio está a la par del imperio administrado por los<br />

Estados Unidos: “Todavía no estaríamos en posición —ni siquiera al final del libro— de<br />

indicar ninguna elaboración existente concreta de una alternativa política al imperio”. 142<br />

La fuerza laboral que antes del imperio se encontraba en el exterior del sistema<br />

(por eso el trabajador podía utilizar las armas de la resistencia: el sabotaje, la<br />

insubordinación, la rebelión o la revolución), ahora ocupa todo el terreno social. La<br />

fuerza laboral posee un poder extraordinario: es el conjunto cooperativo de cerebros y<br />

manos, espíritus y cuerpos; es tanto la no pertenencia como la difusión social creativa<br />

del trabajo vivo; es el deseo y el esfuerzo de la multitud de trabajadores móviles y<br />

flexibles y, al mismo tiempo, es la energía intelectual y la construcción lingüística y<br />

136 T. Negri y M. Hardt, Imperio, Paidós, Barcelona, 2001.<br />

137 “La lógica de dominio que de algún modo se originó en Europa y en los Estados Unidos hoy rige las<br />

prácticas de dominación en todo el planeta”, op. cit., pág. 17.<br />

138 A mi entender, Negri pasa por alto el Spinoza marrano. La defensa de Spinoza de la democracia<br />

trataría de salvar las conciencias que se encuentran dominadas por las otras conciencias…<br />

139 T. Negri y M. Hardt, Imperio, op. cit., pág. 110.<br />

140 Ib., pág. 143.<br />

141 Negri y Hardt citan a Jameson, op. cit., pág. 178.<br />

142 Ib., pág. 195.<br />

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Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

comunicativa de las multitudes que trabajan con el intelecto y los afectos. Negri remite<br />

a un proceso diferente del clásico economicista, y que nos interesa para nuestro<br />

planteamiento ontológico de «conciencias sobre conciencias»: la formación de las<br />

nuevas subjetividades a partir del New Deal norteamericano y su expansión triunfal por<br />

el mundo, las subjetividades que denunciaron Adorno y Horhkeimer, y luego Marcuse<br />

con su concepto de Hombre unidimensional. Estas subjetividades novedosas comienzan<br />

a entender que la tarea no es cómo entrar en la modernidad sino cómo salir de ella.<br />

Para Negri la crisis capitalista no sólo es interna, sino que también está causada<br />

por el conflicto proletario, por la acumulación de las luchas contra el trabajo fabril, por<br />

la lucha en la comunidad virtual, aunque no se concrete como unidad política global.<br />

Las décadas de los 60 y 70 ponían fin a la división entre Primer y Tercer mundos y la<br />

respuesta del Capital fue tanto represiva como administrativa, tratando de cambiar la<br />

composición misma del proletariado para integrar, dominar y aprovechar sus nuevas<br />

formas y prácticas. Pues el proletariado, dice Negri, es el que inventa las formas<br />

sociales y productivas que el capital está obligado a adoptar en el futuro:<br />

La respuesta estriba en gran parte, tal vez paradójicamente, no en el talento de los<br />

políticos o los capitalistas estadounidenses, sino en el poder y la creatividad del<br />

proletariado de los Estados Unidos. 143<br />

Diríamos entonces que la forma (creación) ya no la pone el Capital, sino los<br />

Trabajadores en tanto que Multitud. Así lo resume Negri:<br />

El advenimiento de una nueva subjetividad había anticipado la reestructuración de la<br />

producción, del fordismo al posfordismo, de la modernización a la posmodernización.<br />

El paso del perfeccionamiento del régimen disciplinario a la fase sucesiva de<br />

modificación del paradigma productivo fue impulsado desde abajo, por un proletariado<br />

cuya composición ya había cambiado. 144<br />

El paso del modelo fordista, en el que no hay diálogo entre la producción y el<br />

consumo, al modelo toyotista, en el que se planifica la producción de acuerdo con el<br />

estado de los mercados, lo entiende Negri de manera que la productividad ya no<br />

depende de una forma exterior, que active la fuerza del trabajo y le dé coherencia, sino<br />

que esa fuerza nace en gran parte de la interacción y la cooperación sociales. Y la<br />

sociedad civil se transforma en la verdadera fuerza mediadora. La Multitud a la que<br />

apela Negri es una estructura atributiva pura. Al negar toda dialéctica y al aceptar un<br />

planteamiento ontológico nietzscheano le permite proponer la realización de un sujeto<br />

singular y colectivo que tiene que ver con el poder de las multitudes a partir de ese<br />

143 Ib. pág. 250.<br />

144 Ib. pág. 256.<br />

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vacío que lo cubre todo y la negativa a toda participación. El poder de las multitudes ha<br />

interiorizado la falta de un lugar y un tiempo fijos. Las multitudes se caracterizan por<br />

ser móviles (nomadismo) y flexibles (mestizaje).<br />

Éstas [las multitudes] han interiorizado la falta de un lugar y un tiempo fijos; son<br />

móviles y flexibles y conciben el futuro como una totalidad de posibilidades que se<br />

ramifican en todas las direcciones. El universo imperial que se ha formado, ciego a la<br />

significación, está clamando por la totalidad variadísima de la producción de<br />

subjetividad. La decadencia no es ya un destino futuro, sino que es la realidad presente<br />

del imperio (pág. 345).<br />

Un sujeto que, si bien se origina en los EE.UU. no puede ponerse como centro;<br />

el poder imperial se distribuye en redes y las diferencias entre los Estados-nación se<br />

hacen cada vez más relativas. Estas multitudes que ocupan ese vacío, ese no lugar del<br />

imperio no es un espacio político, sino deseo que hace frente a la crisis: “El deseo<br />

aparee así como espacio productivo, como la creación de la cooperación humana en la<br />

construcción de la historia”. 145 El deseo y el trabajo de las multitudes regeneran<br />

continuamente el mundo. 146 La multitud es, pues, la forma que genera el mundo; el<br />

poder, la materia que corrompe, separa, destruye: violencia, mafia, privatización,<br />

narcotráfico, aburrimiento…, en definitiva, impedimento de la vida producida por la<br />

multitud, siendo ésta la gran paradoja del Capital:<br />

La paradoja no puede resolverse: cuanto más rico se hace el mundo, tanto más debe el<br />

imperio negar las condiciones de la producción de riqueza a pesar de basarse<br />

precisamente en esa riqueza. Nuestra tarea es investigar cómo finalmente puede<br />

obligarse a la corrupción a ceder su control a la generación. 147<br />

Ya no caben las mediaciones, y las multitudes se transforman en el sujeto que<br />

dirige las tecnologías y la producción hacia su propio júbilo y al aumento de su propio<br />

poder; un sujeto que se despliega espacialmente como ciudadano global y<br />

temporalmente como trabajador, cuyo producto se encuentra más allá de cualquier<br />

medida, que convoca un salario social y un salario garantizado para todos, mediante la<br />

reapropiación de los medios de producción, es decir, que pasa a tener libre acceso al<br />

conocimiento, a la información, a la comunicación e incluso ¡a los afectos!<br />

145 Ib, pág. 351.<br />

146 “Sin la acción, sin la capacidad de comenzar algo nuevo y de este modo articular el nuevo comienzo<br />

que entra en el mundo con el nacimiento de cada ser humano, la vida del hombre sería condenada sin<br />

salvación”. H. Arendt, “Labor, trabajo, acción”, De la historia a la acción, Paidós, Barcelona, 1995, pág.<br />

107.<br />

147 Negri y Hardt, op. cit., pág. 355.<br />

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Ž. Si los asesores de la Casa Blanca leyeron el libro de Negri y Hardt, la<br />

disposición a la unilateralidad de los EE.UU era obligada si querían evitar la<br />

desaparición del poder mismo de los EE.UU, difuminado en el imperio de las<br />

multitudes. Toda la política de Bush y su equipo: Richard Cheney, el vicepresidente;<br />

Donald Rumsfeld, el secretario de Defensa; Condolezza Rice, consejera, Gerge Kenan,<br />

que trata de convertir la fuerza militar norteamericana en derecho…, y con un tono sin<br />

duda apocalíptico, de ponerse a la cabeza de la transformación del mundo contra el «eje<br />

del Mal», se vería justificada contra la posibilidad misma de ser absorbidos por el deseo<br />

de las masas. Repito que no estoy afirmando que esta política sea una respuesta directa<br />

al libro de Negri, pero recuérdese que la política de Bush fue precisamente un ejercicio<br />

de desafío a las multitudes de todo el mundo. 148<br />

W. Contra esa unilateralidad se alzaría el sujeto multilateral, que lucha por<br />

encontrar un espacio político. Apela al reforzamiento de la sociedad civil global, como<br />

la propuesta por Mary Kaldor, 149 que tiene un gran interés, pues la referencia política es<br />

justamente la lucha contra la unilateralidad, esta vez de la Unión Soviética por parte de<br />

los países del Este, y cuyos nombres propios más conocidos son los de Václav Havel o<br />

George Konrad y el heroico filósofo Jan Patocka, hoy tan olvidado, asesinado por la<br />

violencia de los interrogatorios policiales.<br />

Ŵ. Los remolinos que se habían formado en este proceso de globalización<br />

estaría dando lugar a los sujetos-remolino que en algunos casos parecen están dando<br />

lugar ya a «tornados»: China, Brasil, Rusia o Irán, promueven sus propias maneras de<br />

encarar la vida del planeta tierra. Pero aquí ya no cabe análisis, porque es la cuestión<br />

misma de la situación del mundo actual y la lechuza filosófica remonta su vuelo al<br />

anochecer.<br />

5. Final, desde la conciencia «expectante» europea<br />

Ante esta situación estructural —contemplada desde Europa—, no se aprecia<br />

ninguna forma pregnante con entidad suficiente de formación de subjetividad, a partir<br />

de algún criterio político, económico o cultural, que pudiera hacerse cargo del proceso<br />

de globalización. La conciencia dominante europea es la de una conciencia expectante,<br />

una conciencia que cuando mira al exterior lo hace como los escolásticos realistas<br />

miraban al Deus absconditus, al Dios todo voluntad de los nominalistas: ¿Quedaremos<br />

nosotros también envueltos por alguna de esas conciencias que están cristalizando a<br />

148 Mucho antes del 11-S, en la década de los noventa, muchos trabajadores fueron sometidos a escuchas<br />

electrónicas; pasaron de 8 a 35 millones. Cf. en C. Taibo, op. cit., nota 73, pág. 296.<br />

149 M. Kador, La sociedad civil global, Tusquets, Barcelona, 2005. También John Keane, La sociedad<br />

civil global y el gobierno del mundo, Hacer, Barcelona, 2008.<br />

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Pérez Herranz, Fernando Miguel: «El sujeto expectante y la globalización»<br />

nuestro alrededor y no nos quedará más remedio que obedecer según la potentia<br />

obedientis de la que hablaba Scoto?<br />

Herederos de la conciencia materialista que surge de la confrontación de las<br />

religiones del libro y la violencia de las expulsiones y de la Shoah, Europa todavía<br />

puede presentar —frente a las tesis de Negri— dos medidas que están por encima del<br />

deseo tanto del Imperio dominante como de los que se postulan a dominar o de las<br />

Multitudes: las verdades de las ciencias, válidas exclusivamente para el ámbito en el<br />

que se dan los cierres categoriales y que, por lo tanto, no son extrapolables al universo<br />

como totalidad; 150 pues sin las ciencias, como sabía Spinoza, habría sido imposible para<br />

el hombre salir de su obediencia a los dioses. 151 Y la defensa del cuerpo en el nivel<br />

ético 152 y que es reductible tanto a la animalidad como al cibercuerpo; 153 pues, sin<br />

despreciar los órdenes animal o el cibernético, los europeos hemos de ser muy sensibles<br />

a la idea de pasar las barreras que borren los límites de lo humano y lo animal, pues en<br />

cualquier momento podemos pasar a la condición de exterminables, si esos animales<br />

(ratas, virus…) son fuente de enfermedades abominables, etc. Estos dos valores —las<br />

verdades científicas, que neutralizan las operaciones subjetivas, y el cuerpo irreductible<br />

del ser humano— conforman el Sujeto propuesto por una filosofía crítica morfologista<br />

en la época del fin de la globalización. Y en ello estamos/estoy.<br />

150 Ésta es una idea que aprendí de G. Bueno y que aprecio por encima de cualquier otra consideración<br />

ideológica y política de su filosofía, porque considero que se encuentra en la importantísima tradición<br />

materialista conversa hispana, que se resuelve en Spinoza. Véase el ensayo de R. Sennett, El artesano,<br />

Anagrama, Barcelona, 2009.<br />

151 “Y de ahí que afirmasen como cosa cierta que los juicios de los dioses superaban con mucho la<br />

capacidad humana, afirmación que habría permanecido eternamente oculta para el género humano, si la<br />

Matemática, que versa no sobre los fines, sino sobre las esencias y propiedades de las figuras, no hubiese<br />

mostrado a los hombres otra norma de verdad”. B. Spinoza, Ética, I, apéndice.<br />

152 Y ésta es la idea que me separa de la obra más reciente de G. Bueno, que apostó claramente por la<br />

prioridad moral frente a la ética. Cf. F. M. Pérez Herranz, “El sujeto diamérico: tentación epicúrea y<br />

afirmación estoica”, en Peñalver, P. (et al.), Filosofía y cuerpo. Debates en torno al pensamiento de<br />

Gustavo Bueno, Ediciones Libertarias, Madrid, 2005, págs. 67-89.<br />

153 Una tesis defendida con fuerza y entusiasmo en un reciente libro por V. Gómez Pin, Entre lobos y<br />

autómatas, Espasa Calpe, Madrid, 2006.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 47


Globalización, identidad y presencia.<br />

Noelia Bueno Gómez ∗<br />

Universidad de Oviedo<br />

Precisaré la definición de globalización en torno a la idea de interconexión.<br />

Distinguiré entre aquellos grupos donde las personas pueden expresarse y hacerse<br />

presentes (de modo que pueden conformar sus identidades individuales), de aquellos<br />

homogeneizadores cuya “identidad grupal” se basa en alguna ideología y cuyos<br />

miembros son relegados a meros defensores de esa ideología (pero sin posibilidad de<br />

expresión, desarrollo de las identidades individuales ni pertenencia a otros grupos<br />

distintos). Los últimos no proporcionan a las personas una presencia efectiva, sino una<br />

“ilusión de presencia”. Finalmente, hablaré de las mujeres esclavizadas por las redes<br />

internacionales de prostitución como ejemplo de personas a las que les es negada la<br />

identidad individual al negárseles este tipo de presencia y hasta su condición de<br />

víctimas.<br />

2. Es preciso y útil restringir el concepto de globalización a un fenómeno<br />

próximo al que apunta su etimología, es decir, a la “adquisición de una dimensión<br />

global”, la conversión de algo al plano global donde “global” se refiere al globo<br />

terráqueo y por tanto al nivel planetario. El nivel planetario no es equiparable aquí al<br />

ámbito internacional porque “internacional” presupone que los referentes de las<br />

relaciones son los Estados-nación, lo cual no siempre es válido hoy en día para las<br />

relaciones e interconexiones mundiales.<br />

Esta definición de globalización remite inmediatamente a la condición material<br />

requerida por ella: la interconexión posibilitada por los medios de transporte y<br />

comunicación. A lo largo de la historia, hombres de distintas culturas se han valido de<br />

los recursos a su alcance para realizar intercambios entre sí. La interconexión no es algo<br />

nuevo, pero el grado de interconexión alcanzado en la actualidad sí, y su carácter<br />

extremo hace pensar que tal vez en esta ocasión asistimos a un fenómeno esencialmente<br />

distinto. Más allá de la condición material de la globalización, es decir, de la<br />

interconexión, ¿es la “adquisición de una dimensión global” algo nuevo? Los expertos<br />

∗ Beca FPU-MICINN cofinanciada por el Fondo Social Europeo. Las investigaciones que han conducido<br />

a la elaboración de este trabajo se enmarcan en el Proyecto de Investigación FFI2008-06054/FISO.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 1


Bueno Gómez, Noelia: «Globalización, identidad y presencia,»<br />

no se ponen del todo de acuerdo al respecto. Algunos retrotraen los inicios de la<br />

globalización al descubrimiento de América y otros marcan como referencia un hito<br />

mucho más reciente, la caída del bloque soviético. Sobre algo no cabe duda: hoy<br />

vivimos en una dimensión global, casi siempre sin poder evitarlo y, por supuesto, salvo<br />

excepciones.<br />

Esta forma de entender la globalización se inserta en la línea de quienes ponen el<br />

énfasis en la intensificación de la interconexión, la borrosidad de los límites territoriales<br />

o su eliminación a efectos comunicativos y económicos, y a la consecuente<br />

“reordenación del tiempo y el espacio” que “ha hecho encogerse al mundo” 1 . En esta<br />

línea se sitúan Held y Habermas, tomando como referencia a Giddens 2 . Estos dos<br />

autores hacen hincapié, en el plano político, en el hecho de que los Estados nacionales<br />

ya no poseen legitimidad para resolver ciertas cuestiones que, debido a la globalización,<br />

no sólo afectan a ciudadanos de su territorio sino que llegan mucho más allá de sus<br />

límites.<br />

También Ulrich Beck va en esta línea, si bien él distingue entre globalismo (la<br />

ideología del liberalismo económico), globalidad (la sociedad mundial donde las<br />

relaciones sociales no están determinadas por ni integradas en los Estados nacionales y<br />

que se caracteriza por una pluralidad sin unidad) y la globalización (“la intensificación<br />

de los espacios, sucesos, problemas, conflictos y biografías transnacionales” 3 ). El<br />

concepto de globalización queda así vinculado al hincapié en el componente<br />

transnacional de las conexiones globales, pero no queda clara la diferencia con el<br />

concepto de globalidad 4 . De todas formas, él mismo emplea también el término<br />

“globalización” para referirse en general a la interconexión y amplía su significado con<br />

la noción, tomada de Robertson, de “glocalización”. Ulrick Beck teme la consolidación<br />

de una “sociedad del riesgo mundial”, debido a que los peligros globales, que ya no<br />

1 Held, David: “Democracia y el nuevo orden internacional”. En Del Águila, Rafael; Vallespín, Fernando<br />

y otros (eds): La democracia en sus textos, Alianza, Madrid, 1998, 506. Held cita a Giddens:<br />

Consecuencias de la modernidad, Madrid, Alianza Editorial, 1992, en este punto.<br />

2 Habermas, Jürgen: La inclusión del otro. Barcelona, Paidós, 1999, 97-98.<br />

3 Beck, Ulrich: ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización.<br />

Barcelona, Paidós, 1998, 126.<br />

4 Me parece que globalidad y globalización, en los términos de Beck, remiten al mismo fenómeno en dos<br />

de sus dimensiones, por un lado la conformación de una sociedad mundial plural al margen de los Estados<br />

y por otro lado la intensificación de las conexiones transnacionales, porque al fin y al cabo las personas<br />

(excepto los apátridas) siguen viviendo en Estados. Pienso que lo decisivo en este punto es la<br />

interconexión, al margen del papel que jueguen en ella los Estados, que obviamente poseen buena parte<br />

de la autoridad hoy en día.<br />

2 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Bueno Gómez, Noelia: «Globalización, identidad y presencia,»<br />

están limitados espacio-temporalmente, invalidan el sistema de seguridad tradicional.<br />

En cualquier caso, Beck rechaza que la globalización suponga algún tipo de<br />

homogeneización, pues piensa que “con la globalización corre pareja cada vez más la<br />

localización” 5 .<br />

Manuel Castells identifica la globalización con “un proceso objetivo de<br />

estructuración del conjunto de la economía, sociedades, instituciones, culturas” 6 y<br />

entiende que ésta constituye un desafío hacia las identidades singulares, de tal manera<br />

que ambos procesos (globalización por un lado; afirmación de las identidades singulares<br />

por otro) parecen estar en oposición 7 .<br />

Al fijar la idea de globalización como “adquisición de una dimensión global” no<br />

la considero una ideología, una forma de homogeneización (cultural o de otro tipo) ni la<br />

hago equivalente a la noción de cosmopolitismo, tal y como la toma Will Kymlicka de<br />

Condorcet y los ilustrados 8 . La mera interconexión supone un intercambio de<br />

información, una movilización de personas, productos, dinero, una expansión de<br />

manifestaciones culturales y artísticas, etc, de la que resulta una mezcla variada. Un<br />

intercambio, por sí mismo, no es una ideología ni tiene por qué tender a igualar a las<br />

personas o los pueblos. Ahora bien, esto no significa que en el mundo globalizado no<br />

existan ideologías que tratan de aprovecharse de las ventajas materiales que permiten la<br />

interconexión para procurar extenderse por todo el globo, como la ideología asociada al<br />

capitalismo.<br />

Sin embargo, pienso que hacer equivalente la globalización a la ideología<br />

asociada al capitalismo más feroz (equivalencia que explicaría el desafortunado término<br />

de los movimientos autodenominados “anti-globalización”, quizás los grupos más<br />

globalizados de todo el planeta 9 ) es errar en el blanco, porque sólo deja ver uno de los<br />

muchos resultados del proceso globalizador, dificultando además la elaboración de<br />

teorías políticas, éticas o económicas que propongan soluciones para los grandes<br />

problemas globales en estos ámbitos. Hacer equivalentes globalización e ideología<br />

5 Op. Cit., 75.<br />

6 Castells, Manuel: La era de la información. Economía, sociedad y cultura. Madrid, Alianza Editorial,<br />

2001.<br />

7 Sin embargo, la posición de Castells en este punto es más compleja, como trataré más adelante.<br />

8 Kymlicka, Will: La política vernácula. Nacionalismo, multiculturalismo y ciudadanía. Barcelona,<br />

Paidós, 2003.<br />

9 En tanto que poseen un “sentido de identidad extensiva que subyace a estas preocupaciones [que] va<br />

más allá de las fronteras de la nacionalidad, la cultura, la comunidad o la religión”, como afirma Amartya<br />

Sen en Identidad y violencia. La ilusión del destino. Katz Editores, Buenos Aires, 2006, 169.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 3


Bueno Gómez, Noelia: «Globalización, identidad y presencia,»<br />

capitalista (o capitalismo) o bien llamar “globalización” a todos los males del mundo es<br />

bastante frecuente en la literatura y los círculos no especializados en el tema 10 .<br />

Hay algunos expertos que estudian la globalización en su vertiente económica,<br />

como Samir Amin. También se refiere a la interconexión que existe hoy en día pero se<br />

centra en la forma en que está determinada por la economía mundial y la forma en que<br />

esa interconexión influye en la economía. En paralelo con lo que Held y Habermas<br />

habían explicado para el terreno político, Amin piensa que en el ámbito de la economía<br />

los poderes Estatales-nacionales se han desconectado de la nueva economía mundial.<br />

Amin observa que aunque el capitalismo siempre se ha caracterizado por ser un sistema<br />

mundial, con la globalización se produce una nueva etapa de éste caracterizada<br />

principalmente por esa pérdida de influencias de los Estados en las redes económicas.<br />

Mantiene que la falta de un Estado supranacional que controle la nueva economía<br />

mundial “es una primera causa importante del caos que la nueva mundialización ha de<br />

generar” 11 . Aboga por un socialismo progresista intervencionista que controle los<br />

excesos propios de una economía capitalista no intervenida estatalmente. Es decir, en el<br />

fondo aboga bien por la resistencia ante la interconexión para que los Estados pudieran<br />

seguir controlando la economía (algo que él mismo reconoce como extremadamente<br />

difícil, lo que lo lleva a diagnosticar un futuro “imperio del caos) o bien por la<br />

construcción de un Estado mundial que controle las redes económicas y proporcione<br />

ventajas sociales a los ciudadanos.<br />

La globalización no es tampoco una forma de cosmopolitismo. El<br />

cosmopolitismo o idea de una “ciudadanía mundial” está bastante lejos de la situación<br />

en que se encuentra hoy en día la humanidad en la Tierra. Una ciudadanía mundial<br />

10 Un ejemplo es el siguiente texto del excelente escritor recientemente fallecido Mario Benedetti: “De un<br />

tiempo a esta parte, nuestro enemigo no tiene enemigos, y en consecuencia todo lo ve global, todo<br />

absoluto. [...] Para sus malditos creadores la globalización significa la captura ad infinitum del poder<br />

omnímodo. Pero es también el sistema adicional de acabar con la humanidad. Tal vez sus gestores no<br />

advirtieron que la humanidad no sólo incluye a los seres comunes, a los intelectuales y a los<br />

menesterosos, sino también a los dueños del poder, a los fabricantes de misiles y a los empresarios de la<br />

muerte. La globalización desprecia a todo lo no global, desde el desmesurado universo hasta el grillo<br />

minúsculo y sonoro. Es la agonía sin fin de la esperanza, el futuro inundado de malogros, el desperdicio<br />

de la soledad. La globalización es un volcán sin nombre y su lava hiriente y derramada acaba con las<br />

faunas y las floras”. En Vivir adrede. Madrid, Santillana, 2009, 196-197. Cuando alude a la globalización<br />

se refiere de manera solapada a la invasión del capitalismo y la ideología que lleva asociada<br />

(consumismo, razón instrumental) así como a las luchas internacionales de poder y a sus ganadores, pero<br />

también ve en ella cierta homogeneización (“desprecia a todo lo no global”) y un ataque hacia el<br />

ecosistema.<br />

11 Amin, Samir: El imperio del caos. La nueva mundialización capitalista. Madrid, Iepala Editorial, 2008,<br />

63.<br />

4 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Bueno Gómez, Noelia: «Globalización, identidad y presencia,»<br />

requeriría una sociedad mundial y una lengua universal 12 . Lo que pretendían los<br />

ilustrados era la difusión de una cultura común, algo que no se ha producido, según<br />

explica Kymlicka. Sí habría tenido lugar sin embargo la difusión de una “civilización<br />

común”, en términos del mismo autor. Una cultura común implicaría una reducción de<br />

las identidades nacionales a una sola; una civilización común implica formas comunes<br />

de ciencia, política y formas básicas de organización social. Ahora bien, tal civilización<br />

común está construyéndose más que difundiéndose desde un solo punto. Amartya Sen<br />

explica esto de un modo totalmente convincente cuando describe cómo la democracia o<br />

la ciencia, cosas tradicionalmente consideradas “frutos” de la civilización occidental no<br />

son en realidad propiedades de algo así como “Occidente”: explica que muchos clásicos<br />

occidentales de la tradición griega sólo sobrevivieron gracias a las culturas árabes y<br />

cómo diferentes tendencias culturales consideradas como parte indispensable de la<br />

identidad de determinadas naciones tienen su origen en otros lugares. Añade que “la<br />

historia de la democracia en su carácter de participación y razonamiento públicos se<br />

extiende por todo el mundo” 13 .<br />

En resumen, la interconexión global viene generando cierta civilización global<br />

común construida sobre la base de aportaciones de multitud de culturas y grupos<br />

identitarios diversos. El origen y la historia de muchas de esas aportaciones suele<br />

ubicarse en el denominado “mundo occidental”, como la ciencia o la democracia, pero<br />

en realidad son muchas las culturas que tienen un papel en su origen y desarrollo. Esto<br />

no impide que a menudo el mapa del mundo se simplifique distinguiendo únicamente<br />

entre Occidente y el resto de las culturas, además de entender la globalización como<br />

“occidentalización”. Amartya Sen explica cómo la resistencia hacia la supuesta<br />

“occidentalización” se manifiesta a veces como el rechazo de ideas que se perciben<br />

como occidentales “aún cuando hayan nacido y florecido en muchas sociedades no<br />

occidentales, y formen parte del pasado común del mundo”. Su tesis es que “en parte,<br />

esta fijación con Occidente o con el supuesto Occidente, radica en la historia del<br />

colonialismo” 14 .<br />

12 Los ilustrados hicieron especial hincapié en la importancia de la lengua común, como señala Kymlicka<br />

en la obra citada.<br />

13 Op. Cit., 86.<br />

14 Op. Cit., 121.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 5


Bueno Gómez, Noelia: «Globalización, identidad y presencia,»<br />

2. Hasta aquí he tratado de explicar a qué fenómeno me refiero cuando empleo la<br />

palabra “globalización” y de ubicar esta definición en el mapa de las líneas explicativas<br />

vigentes. Asimismo, he intentado distinguir este fenómeno de otros que a veces se<br />

confunden con él creando, desde mi punto de vista, confusión o dificultades para<br />

proponer salidas satisfactorias a problemas globales.<br />

En paralelo con el proceso globalizador se puede constatar hoy en día una<br />

especial reivindicación de ciertas identidades grupales por parte de grupos de diversa<br />

índole, vinculados o no a tradiciones y culturas locales. En lo que sigue, me ocuparé del<br />

tipo de conexión que existe entre el proceso globalizador y esa reivindicación de<br />

identidades grupales particulares, valorando si tal conexión se puede plantear en<br />

términos de oposición, contradicción o al menos tensión o bien si, por el contrario y<br />

frente a lo que parece a simple vista, se trata de procesos coherentes entre sí e incluso<br />

mutuamente explicables.<br />

Para ello plantearé primero la siguiente cuestión: ¿Qué es lo que se globaliza, los<br />

productos de una determinada cultura, un conglomerado de los productos de varias o<br />

quizás algo construido expresamente para ser globalizado? Quienes entienden la<br />

globalización como una ideología instrumentada por alguna autoridad no visible para<br />

los hombres y mujeres de a pie pensarán que lo que se globaliza es algo construido para<br />

ser globalizado con la finalidad de manipular a quienes están inmersos en las<br />

conexiones de tal manera que reciben los productos en sus propias casas (mediante la<br />

televisión, Internet, etc). Ahora bien, si se entiende la globalización como mera<br />

interconexión y se reconoce que lo que salta al marco global son productos procedentes<br />

de lugares o culturas concretas por un lado, o productos que son el resultado de grupos<br />

más o menos virtuales conformados gracias a las interconexiones mismas, entonces se<br />

está apuntando ya hacia la coherencia entre globalización y reivindicación de<br />

identidades particulares.<br />

Por un lado, tal coherencia radica en que para tener algo que mostrar a otros<br />

pueblos, culturas o simplemente grupos, hace falta primero conocer y valorar el<br />

colectivo al que se pertenece, de tal manera que esa identidad sale reforzada. Sale<br />

reforzada al ser estudiada, acotada y luego mostrada, además de que se afirma ante<br />

otras. Por otro lado, radica en que la globalización posibilita que hombres y mujeres de<br />

todos los rincones del globo compartan virtualmente intereses, principios, empresas u<br />

6 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Bueno Gómez, Noelia: «Globalización, identidad y presencia,»<br />

objetivos, de manera que se conforman grupos de identidad no vinculados a una<br />

localidad concreta y que serían imposibles sin el actual nivel de desarrollo de<br />

tecnologías y medios de comunicación.<br />

Esta forma de entender la relación entre la globalización y los grupos identitarios<br />

particulares es coherente con la idea de “glocalización” tomada por Beck de Robertson,<br />

aunque no equivalente a ella. Beck rechaza la tesis de la “convergencia de la cultura<br />

global”, es decir, la idea de que se está produciendo una unificación de los modos de<br />

vida y cultura a nivel global. Beck piensa, como Robertson 15 , que la localización y la<br />

globalización son dos procesos parejos, combinados. La propia lógica económica haría,<br />

según Beck, que globalización implique des-localización y a la vez re-localización,<br />

puesto que “globalmente hablando nadie puede producir” 16 . Beck llega a defender que<br />

“lo local debe entenderse como un aspecto de lo global. La globalización significa<br />

también acercamiento y mutuo encuentro de las culturas locales las cuales se deben<br />

definir de nuevo en el marco de este clash of localities” 17 . E incluso habla de este<br />

proceso como de “la dialéctica de la globalización”.<br />

Pero para que hubiese una “dialéctica de la globalización” tendría que haber dos<br />

procesos opuestos entremezclados que desembocasen en un proceso distinto que los<br />

superase y contuviese a ambos, cuando interconexión y reivindicación de las<br />

identidades grupales particulares son uno y el mismo proceso. Por otro lado, pienso que<br />

sí se puede producir “globalmente hablando”. Cuando se conforma un grupo de<br />

personas de uno o varios lugares del mundo que, gracias a las conexiones posibilitadas<br />

por los avances de las tecnologías de la información y el transporte pueden entrar en<br />

contacto y comunicarse, llevan a cabo un proyecto común y generan un determinado<br />

producto que después difunden globalmente, están produciendo “globalmente<br />

hablando”.<br />

La globalización es un hecho. Y también lo es el creciente aumento de la<br />

reivindicación de identidades grupales particulares, como constatan diversos expertos.<br />

Manuel Castells aporta datos que respaldarían la persistencia de las identidades locales<br />

o regionales basándose en estudios de los noventa sobre autopercepción de la identidad.<br />

Él mantiene que algunos movimientos identitarios como el zapatista en México se<br />

15 “I maintain that what has to come to be called globalization is, in spite of differing conceptions of that<br />

theme, best understood as indicating the problem of the form in terms of which the world becomes<br />

‘united’, but by no means integrated in naïve functionalist mode (Robertson and Chirico, 1985)”<br />

Globalization. Social Theory and Global Culture. SAGE Publications Ltd, 1992, p. 51.<br />

16 Op. Cit., 75.<br />

17 Op. Cit., 79.<br />

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Bueno Gómez, Noelia: «Globalización, identidad y presencia,»<br />

oponen a “los procesos actuales de globalización en nombre de sus identidades<br />

construidas, afirmando representar los intereses de su país e incluso de la humanidad” 18 .<br />

De esta manera, estos grupos identitarios reaccionarían contra la globalización,<br />

especialmente entendida aquí como “la fantasía neoliberal de crear una nueva economía<br />

global, independiente de la sociedad, mediante el empleo de la arquitectura de redes<br />

informáticas” 19 . Por otro lado, Castells ve ciertos movimientos sociales más<br />

“proactivos” que reactivos, el ecologismo y el feminismo.<br />

Para Amartya Sen también está muy claro este renacimiento de las identidades<br />

locales y entiende que “el cultivo de la violencia asociada con los conflictos de<br />

identidad parece repetirse en todo el mundo, cada vez con mayor persistencia” 20 . Su<br />

particular tesis en Identidad y violencia es que esta violencia es espoleada por los<br />

defensores y practicantes de la denigración singularista de la identidad humana, que<br />

consiste en conceder especial relieve a la pertenencia a un solo grupo de entre los<br />

muchos con los que las personas se sienten identificadas. También Beck, Habermas,<br />

Held y otros muchos autores reconocen y estudian esta emergencia de identidades<br />

locales, aferradas a los particularismos de las culturas concretas.<br />

Ahora bien, la globalización no es un “somos iguales” frente a un “nosotros<br />

somos distintos” de los localismos o los grupos. La interconexión posibilita<br />

materialmente a los distintos mostrarse al mundo en sus diferencias y permite que esas<br />

diferencias trasciendan cualquier frontera. La mezcla es lo que caracteriza a este mundo<br />

globalizado, no la homogeneidad. No obstante, no siempre las minorías pueden expresar<br />

su sentido colectivo de pertenencia a un grupo distinto ni sus particularidades. Tampoco<br />

los medios materiales precisos para la interconexión están al alcance de todos, ni mucho<br />

menos, de manera que esos nuevos grupos que comparten proyectos o intereses aunque<br />

no compartan la pertenencia a un lugar concreto, no siempre pueden formarse. Pues<br />

aunque la globalización opera digamos que al margen de los Estados, estos continúan<br />

poseyendo altas cotas de poder sobre sus ciudadanos, y los espacios globales de<br />

expresión pública son escasos, demasiado ajenos a muchos y encima esas<br />

intervenciones carecen de legitimidad política. Hasta tal punto los Estados tienen aún<br />

autoridad que pueden incluso limitar seriamente los medios materiales que hacen<br />

18 Op. Cit., 132.<br />

19 Ibíd.<br />

20 Op. Cit., 25.<br />

8 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Bueno Gómez, Noelia: «Globalización, identidad y presencia,»<br />

posible la globalización, de forma que pueden aislar a sus ciudadanos del resto del<br />

mundo. Un ejemplo reciente es el control sobre los medios de comunicación que logró<br />

el gobierno Iraní tras las últimas elecciones celebradas el 13 de junio del presente año.<br />

Se suspendió el servicio de SMS de los teléfonos móviles, se cerraron páginas web 21 e<br />

incluso se trató de bloquear el funcionamiento de uno de los satélites que la BBC utiliza<br />

en Oriente Medio 22 . Tan importante era, en esta situación, que la información acerca de<br />

lo que estaba ocurriendo en Irán se conociese fuera del país (lo que se logró hasta cierto<br />

punto mediante filtraciones de información) como que los propios iraníes lo hiciesen,<br />

algo que no sabemos, por ahora, hasta qué punto pudo ser evitado por las autoridades<br />

del país.<br />

Muchos autores coinciden en mantener que la globalización se caracteriza por ir<br />

más allá del orden estatal en sentido moderno. Señalan que los problemas económicos<br />

ya no se pueden resolver estatalmente, de igual modo que los problemas ecológicos, los<br />

riesgos medioambientales y los causados por las tecnologías actuales y tampoco los<br />

problemas sociales como las migraciones causadas por conflictos o desastres<br />

ambientales. Un Estado toma, hoy en día, decisiones que afectan a ciudadanos de otros<br />

Estados de manera inevitable. Toda esta situación requiere a voces un cambio en los<br />

sistemas políticos tanto intraestatales como la apertura de espacios políticos globales.<br />

Pero es preciso advertir de las peligrosas consecuencias que podría conllevar la<br />

conformación de un Estado mundial que fuese efectivo a la hora de llevar a cabo este<br />

control. La experiencia de los totalitarismos en el siglo XX viene a corroborar lo que un<br />

sistema organizativo basado en una ideología extremista puede llegar a hacer con las<br />

personas; la perspectiva de que un sistema tal se extendiese a todo el planeta sin que de<br />

esa forma pudiese haber ninguna fuerza opositora exterior basta como freno de esta<br />

propuesta. Así que el problema de la conformación de un Estado mundial no me parece<br />

que esté en la anomia o falta de integración (en términos de Habermas) en la que caería<br />

un grupo semejante al de la humanidad según algunos autores. Pues pienso que la<br />

interconexión posible y a menudo efectiva e incluso el hecho de compartir riesgos y<br />

amenazas globales comunes podrían aportar un sustrato sobre en que conformar cierto<br />

sentido de la identidad a nivel global (sin hablar de una cultura común o de una<br />

21 Espinosa, Ángeles: “¿Qué ha pasado esta noche?”. En El País, 13/06/2009.<br />

22 Horrocks, Peter: “Stop the blocking now”. En BBC News website, World Service<br />

(http://www.bbc.co.uk/blogs/theeditors/2009/06/stop_the_blocking_now.html).<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 9


Bueno Gómez, Noelia: «Globalización, identidad y presencia,»<br />

homogeneización cultural, sin que esto anulara, sino que integrara a la multitud de<br />

grupos y de minorías del mundo).<br />

Otro problema de la conformación de un Estado mundial estaría en la lejanía del<br />

gobierno con respecto a los ciudadanos, en caso de que tal Estado siguiera el modelo de<br />

los Estados nación democráticos que conocemos donde la soberanía se impone de arriba<br />

abajo, pues no son los ciudadanos quienes eligen a un representante de entre ellos, sino<br />

que la clase política propone a un <strong>número</strong> reducido de candidatos de entre los que los<br />

votantes eligen. En el nivel planetario sería muy difícil conseguir una efectiva<br />

representatividad política, cuando ni siquiera muchos ciudadanos se sienten<br />

representados políticamente en el plano nacional en las democracias actuales. Por estos<br />

y otros motivos, hay partidarios de una “democracia internacional cosmopolita”<br />

(Held) 23 , de la simple conformación de autoridades supranacionales (Habermas) 24 o de<br />

un “federalismo multinacional” que respete las naciones minoritarias (Kymlicka) 25 .<br />

Pienso que un sistema político global es necesario y urgente pero también que<br />

habría de buscar una representación efectiva de los ciudadanos, las minorías, los grupos<br />

desprotegidos, etc., y además velar por el respeto a los DDHH y a la presentación e<br />

intercambio de las diferencias, nunca a la homogeneización. En este sentido, me parece<br />

decisivo distinguir entre dos tipos de grupos identitarios: homogeneizadores o<br />

conformadores de las identidades particulares.<br />

Por ahora la humanidad no es un grupo político, ni tampoco identitario. Los<br />

derechos humanos, con el panorama político internacional actual, no existen como tales.<br />

Es decir, no es verdad que por nacer humano uno posea ya unos derechos. Los derechos<br />

humanos no existen para quienes no poseen la ciudadanía o la pertenencia a un grupo<br />

político (institucionalizado o no, pero activo y efectivo) y para quienes no tienen<br />

reconocida su existencia ni su dignidad porque no tienen la presencia precisa para esto.<br />

La globalización puede contribuir a que la humanidad sea un grupo identitario: un grupo<br />

de grupos. De esta identidad podría seguirse cierto principio ético o de justicia que<br />

comprometiera las actuaciones de todos sus integrantes, un principio semejante al que<br />

apela Amartya Sen cuando reivindica, ante los conflictos o choques entre grupos<br />

identitarios excluyentes y fanáticos, la pertenencia al “grupo” de la raza humana como<br />

23 Op. Cit., 503.<br />

24 Op. Cit., 105.<br />

25 Op. Cit.<br />

10 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Bueno Gómez, Noelia: «Globalización, identidad y presencia,»<br />

una identidad que debería estar en paralelo con otras identidades (por ejemplo, la<br />

pertenencia a una determinada etnia o religión) y primar en caso de conflicto. En este<br />

sentido va también el trasfondo del principio de responsabilidad de Hans Jonas, según el<br />

cual la humanidad como tal está comprometida con el mantenimiento de la especie<br />

humana, de forma que la pertenencia a la humanidad dota de cierto sentido identitario a<br />

los individuos 26 .<br />

3. Pueden distinguirse dos tipos generales de grupos identitarios: por un lado,<br />

aquellos grupos donde las personas pueden expresarse y hacerse presentes, de modo que<br />

pueden conformar sus identidades individuales diferentes. Son grupos, por tanto,<br />

plurales. Por otro lado, aquellos grupos homogeneizadores cuya “identidad grupal” se<br />

basa en alguna ideología y cuyos miembros son relegados a meros defensores de esa<br />

ideología, sin posibilidad de expresión ni desarrollo de sus identidades individuales.<br />

Estos últimos grupos no proporcionan a las personas una presencia efectiva, sino una<br />

“ilusión de presencia”, además de la “ilusión del destino” de la que habla Amartya sen<br />

en Identidad y violencia. Se trata de una ilusión de presencia porque la persona piensa<br />

que la defienden a ella cuando sus correligionarios defienden el ideal. Y se equivoca,<br />

porque el ideal, en estos grupos, prima sobre las personas, que son su respaldo, carne de<br />

cañón. Las ideologías proporcionan a los hombres una ilusión de destino que puede<br />

conducirlos a arriesgar los medios en pro del fin cuando ninguna persona sabe a ciencia<br />

cierta lo que va a venir después de su acción.<br />

Una diferencia importante entre ambos tipos es que los grupos favorecedores de<br />

las identidades particulares no son exclusivistas: sus miembros pertenecen no a uno sino<br />

a varios grupos con los que se identifican y en los cuales pueden expresarse y estar<br />

presentes de diversas formas. Sin embargo, los grupos homogeneizadores pretenden una<br />

pertenencia y dedicación exclusiva a su causa.<br />

Esta distinción entre dos tipos de grupos identitarios nace de la consideración del<br />

carácter único de cada persona y la necesidad de un grupo donde tal carácter, la<br />

identidad irrepetible de cada uno, pueda desarrollarse y mostrarse. Hay grupos que<br />

claramente fomentan y desarrollan esta formación de la identidad individual y otros que<br />

tienden a amortiguar lo que de distinto hay en cada persona. Esta distinción nació<br />

26 Jonas, Hans: El principio de responsabilidad. Ensayo de una crítica para la civilización tecnológica.<br />

Barcelona, Herder, 2004.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 11


Bueno Gómez, Noelia: «Globalización, identidad y presencia,»<br />

también del problema, planteado por Amartya Sen en su obra mencionada arriba, de que<br />

la imposición simplista de identidades grupales donde no hay elección ni razonamiento<br />

de las personas que se adhieren a ellas, posee un extremado peligro de confrontación tal<br />

y como demuestran algunos estallidos de violencia actuales. Sen defiende la pluralidad<br />

de la pertenencia a grupos de cada persona y la importancia de no realizar<br />

reduccionismos clasificatorios ni en el sentido de lo que él llama “indiferencia hacia la<br />

identidad” (como la teoría económica actual) ni en el de lo que denomina “filiación<br />

singular” (la pertenencia en especial a una sola colectividad). Este diagnóstico que hace<br />

Sen de las clasificaciones identitarias burdas y simplistas me parece una crítica a la<br />

asunción ideológica (carente de reflexión y razonamiento propio) de unas premisas que<br />

conformarían la auto-comprensión como pertenencia a un grupo. En este tipo de<br />

clasificaciones pueden darse, desde mi punto de vista, dos circunstancias:<br />

- Que el diagnóstico sea fallido y sus repercusiones, en principio<br />

teóricas, puedan a llegar a afectar sin embargo a la conformación misma de los<br />

grupos en esos términos en que ellos los describen.<br />

- Que el diagnóstico sea acertado y que en realidad se refiera a<br />

grupos en cuyo interior prima efectivamente la homogeneidad identitaria, de tal<br />

manera que no puede darse una pluralidad y las personas que conforman estos<br />

grupos estén auto-condicionadas y condicionadas para actuar como si fuesen<br />

seres intercambiables entre sí carentes de iniciativa propia. En este caso, el<br />

diagnóstico puede tener un carácter de denuncia.<br />

En el marco de la globalización, puede parecer que la presencia de los grupos y<br />

de las identidades personales en ellos se desvanece. Los espacios públicos de los<br />

Estados-nación donde las personas pudieran mostrarse y desarrollarse no son suficientes<br />

(nunca lo fueron, pero ahora son además a menudo inservibles); se precisan lugares<br />

globales para la presencia, y esto sería posible gracias a la interconexión material. Las<br />

ansias de presencia, de aparecer ante otros también presentes, no son más que legítimas<br />

ansias de realidad. Ahora bien, para que puedan emerger grupos plurales es preciso un<br />

espacio donde esa presencia no esté mediatizada por la ideología ni la homogenización<br />

impuesta por las falsas identidades grupales que pretenden que las personas son objetos<br />

intercambiables entre sí. Sin grupos plurales, sin comunidades de algún tipo<br />

12 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Bueno Gómez, Noelia: «Globalización, identidad y presencia,»<br />

conformadas por individuos que libremente eligen formar parte de ellas, no puede haber<br />

política democrática ni deliberativa. La humanidad no sirve como grupo favorecedor de<br />

las identidades individuales porque no garantiza ninguna presencia.<br />

En el caso de los no presentes (ausentes) se dificulta o imposibilita la identidad<br />

individual y la pertenencia a un grupo identitario favorecedor. No hay posibilidad de<br />

presencia. Los pertenecientes a los grupos identitarios homogeneizadores sólo poseen la<br />

“ilusión de la presencia” porque son manipulados.<br />

4. Por último, pondré un ejemplo de personas a las que les es negada su<br />

identidad individual porque no tienen un espacio para su presencia y que a la vez<br />

padecen las posibilidades de movilidad de la globalización. Se trata de las mujeres<br />

esclavizadas por las redes internacionales de prostitución. Estas mujeres no poseen, la<br />

mayor parte de las veces, presencia ni reconocimiento social ni político. Son olvidadas y<br />

les es negada incluso la condición de víctimas, siendo así que no se respeta su<br />

personalidad; su ser personas les es negado en el atroz dominio físico y psíquico al que<br />

son sometidas.<br />

Considero una tarea especialmente importante del presente no el ser la voz de<br />

quienes no tienen presencia, sino la apertura de espacios para su presencia, y esto pasa<br />

inevitablemente, en el caso que he mencionado como en otros, por la resolución de las<br />

situaciones de injusticia radical. A quienes les es negada la posibilidad de pertenecer a<br />

grupos favorecedores de las identidades individuales les es negada también la<br />

posibilidad de desarrollar una identidad individual, de estar presentes, y con ello la<br />

posibilidad de hacer valer sus derechos.<br />

Las cifras dadas por organismos internacionales y ONGs especializadas son<br />

incoherentes entre sí. Según AFESIP (en la actualidad Enjambra) y el “Informe de la<br />

ponencia sobre la prostitución en nuestro país” 27 , cuatro millones de mujeres y niñas<br />

son compradas o vendidas en el mundo para obligarlas a prostituirse, a casarse contra su<br />

voluntad o como esclavas. Sin embargo, de acuerdo con un informe llevado a cabo por<br />

la Organización Internacional del Trabajo (OIT) 28 , aproximadamente 2,4 millones de<br />

personas son víctimas de la trata de personas en el mundo, de las que un 43% son<br />

27 (154/9), aprobada en sesión de la ponencia de 13 de marzo de 2007.<br />

28 http://www.ilo.org/global/About_the_ILO/Media_and_public_information/Press_releases/lang--<br />

es/WCMS_090<strong>33</strong>9/index.htm (11 de febrero de 2008)<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 13


Bueno Gómez, Noelia: «Globalización, identidad y presencia,»<br />

explotadas sexualmente y el 32% sufre de explotación sexual y además trabajos<br />

forzados. Las dificultades para fijar con mayor certeza estas cifras y las causas de las<br />

incoherencias parecen ser del tipo de los problemas que el último Informe de Amnistía<br />

Internacional para España sobre la materia 29 ve en los escasos estudios llevados a cabo<br />

en España 30: la ausencia de una definición de trata de personas en la legislación penal<br />

española obstaculizaría el registro y realización de estadísticas fiables.<br />

De esta manera, parece urgente que las legislaciones de los Estados (incluido el<br />

nuestro) y los organismos internacionales asuman la definición de trata dada por la<br />

ONU 31 , aunque hayan de tenerse en cuenta precisiones como las que apunta ACNUR en<br />

su “Guía anotada del protocolo para la adecuación de la definición a los códigos legales<br />

de cada país” 32 , como su falta de precisión, ambigüedad y dificultades que pudieran<br />

surgir para procesar a los implicados en este delito.<br />

Informes de referencia como la “Resolución aprobada por la Asamblea General<br />

de la ONU el 30 de enero de 2009 sobre la trata de mujeres y niñas” <strong>33</strong> , “The Viena<br />

Forum Report: A way forward to combat human trafficking” 34 o el “Informe de<br />

Amnistía Internacional” recogen la preocupación de las nuevas formas de trata de<br />

mujeres y niñas con objeto de ser obligadas a prostituirse o la esclavitud sexual en el<br />

marco de la globalización. El informe de la ONU reconoce que las nuevas tecnologías,<br />

como Internet, sirven a distintas formas de explotación sexual y constata que han<br />

aumentado las actividades de organizaciones transnacionales en la trata de personas.<br />

Asimismo, hace hincapié en la necesidad de propuestas coordinadas a un nivel global<br />

29 “Una vida sin violencia para mujeres y niñas. Las otras víctimas de violencia de género: violencia<br />

sexual y trata de personas” (julio de 2009)<br />

30 El único que se ocupa del caso de la trata de mujeres y niñas es para el año 2005-2006: “Estudio sobre<br />

la explotación sexual de las mujeres, con referencia al tráfico ilegal”.<br />

http://www.migualdad.es/mujer/mujeres/estud_inves/Explotacion_sexual.pdf. Según éste, en España unas<br />

90.000 mujeres son “víctimas de trata con fines de explotación sexual”.<br />

31 “Por "trata de personas" se entenderá la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción<br />

de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude,<br />

al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o<br />

beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de<br />

explotación. Esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras<br />

formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la<br />

esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos” Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la<br />

trata de personas, especialmente mujeres y niños, que<br />

complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional.<br />

(http://www2.ohchr.org/spanish/law/pdf/protocoltraffic_sp.pdf)<br />

32 http://www.acnur.org/biblioteca/pdf/3556.pdf<br />

<strong>33</strong> Sobre la base del informe de la Tercera Comisión (A/63/425). 63/156.<br />

34 http://www.ungift.org/docs/ungift/pdf/vf/ebook2.pdf<br />

14 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Bueno Gómez, Noelia: «Globalización, identidad y presencia,»<br />

tanto como a niveles regionales y locales. Como muchos otros problemas del mundo<br />

actual, en tanto que son globales, requieren formas de afrontarlos que sean también<br />

globales.<br />

La prostitución en que desemboca el tráfico de mujeres y niñas es una de las<br />

peores formas de violencia de género. Es una de las caras de la feminización de la<br />

pobreza y una de las muestras de las situaciones de injusticia radical que ocurren en<br />

nuestro entorno. Diversas ONGs y organismos internacionales trabajan para ofrecer<br />

soluciones a las situaciones de estos millones de mujeres. Sin embargo, muchas de ellas<br />

siguen sin tener dignidad ni presencia. Y los medios que se ponen para luchar contra<br />

esta situación de injusticia y negación de su persona a mujeres y niñas son tan<br />

insuficientes como el sencillo hecho de que la publicidad de los clubes de alterne sigue<br />

siendo legal y está presente por ejemplo en la prensa escrita en nuestro país.<br />

Además, sigue sin responsabilizarse social ni legalmente a los motores de las<br />

redes de tráfico de personas destinadas a la prostitución: los clientes. Baste como dato<br />

señalar que en España, cada día se invierten 50 millones de euros en prostitución y el<br />

6% de la población es consumidora habitual. Esto añadido al hecho de que la mayoría<br />

de mujeres que se prostituyen en nuestro país son víctimas de mafias de tráfico de<br />

personas y extranjeras 35 , conduce indudablemente a la cuestión de la responsabilidad<br />

que los clientes poseen cuando pagan por obtener sexo, en tanto que pueden estar<br />

respaldando así la trata de personas. A menudo honorables ciudadanos con<br />

representación política y cierta posición económica se desentienden de su<br />

responsabilidad en un atentado contra la dignidad humana.<br />

En el fondo, los presentes siguen aprovechándose de la no-presencia de quienes,<br />

debido a su impotencia, no pueden estar presentes. La gran mayoría de los casos de<br />

salida de esa situación desesperada para tantas mujeres y niñas se deben a la<br />

intervención externa de otras personas. Sólo quienes están presentes pueden luchar por<br />

abrir espacios para la presencia de los ausentes. A los que han sido desposeídos sólo se<br />

les ha dejado la lucha por la supervivencia.<br />

35 Datos del “Informe de la ponencia sobre la prostitución en nuestro país”. Véase nota 27.<br />

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La globalización contrahegemónica<br />

como crítica de la racionalidad.<br />

Miguel Mandujano Estrada. Universidad de Barcelona.<br />

mmandujanoe@gmail.com<br />

1. Propósito e introducción.<br />

En este texto nos proponemos presentar el proceso de globalización<br />

contrahegemónica o globalización desde abajo que la plataforma del sociólogo y<br />

filósofo del derecho Boaventura de Sousa Santos plantea. El autor portugués se inscribe<br />

en la tradición de la teoría crítica aunque desde una lectura paradigmática de la crisis<br />

moderna. En este sentido, analizaremos primero las dificultades que Santos identifica en<br />

la propia crítica posmoderna, para fundamentar después los términos,<br />

fundamentalmente epistemológicos, en que describe la crisis del paradigma moderno. A<br />

continuación, desde una postura que nuestro autor designa como posmodernismo de<br />

oposición, desarrollaremos el proceso de una globalización desde abajo que se propone<br />

contrarrestar los efectos de la globalización occidental y hacer posible una sociedad<br />

cosmopolita y multicultural.<br />

2. Las dificultades de la teoría crítica posmoderna.<br />

El trabajo de B. de S. Santos se inscribe en la tradición de la teoría crítica, no<br />

obstante, inicia con una constatación fundamental: “Viviendo en el inicio del milenio en<br />

un mundo donde hay tanto para criticar ¿por qué se ha vuelto tan difícil producir una<br />

teoría crítica?” (Santos, 2003, p. 23)<br />

En primera instancia, toda nueva crítica debe empezar por plantearse justamente<br />

este problema; en segundo lugar, la cuestión fundamental radica en que la teoría crítica<br />

ha pretendido encontrar soluciones al problema de la modernidad dentro del propio<br />

paradigma moderno. La teoría crítica moderna concibe la sociedad como un todo y<br />

propone en consecuencia una ‘alternativa total’ a la sociedad existente. Ha olvidado que<br />

la razón que critica no puede ser la misma que piensa, construye y legitima aquello que<br />

es criticable y que no hay un conocimiento en general, tal como no hay una ignorancia<br />

en general, sino que lo que ignoramos es siempre una forma de conocimiento en<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 1


Mandujano Estrada, Miguel: «La globalización contrahegemónica.»<br />

relación con una cierta forma de ignorancia. En este sentido, la antinomia de la<br />

modernidad es que no puede defenderse a sí misma de su propia voracidad, y<br />

terminamos enfrentándonos a problemas modernos para los cuales no hay, en realidad,<br />

soluciones modernas.<br />

En respuesta, Santos considera que para enfrentar esta falta de concreción del<br />

programa moderno hay que superar el dualismo que existe entre el principio científico<br />

individual, ‘productor autónomo de conocimiento’ y la totalidad de la actividad social<br />

que lo rodea. El profesor portugués sigue en esto la tradición de la Teoría crítica, pero se<br />

distingue de ella designando su posición como paradigmática, estableciendo que el<br />

‘malestar’ de la modernidad si bien es el inicio del camino del conocimiento<br />

transformador, por sí solo no puede encarar las dificultades de una etapa que es<br />

transitoria; hay que elaborarlo, identificando las frustraciones, es decir, la distancia entre<br />

las expectativas de la sociedad y los logros que realmente ha alcanzado. (Santos, 2009,<br />

pp. 36-42) Es decir, a diferencia de la teoría crítica tradicional, la elaboración santiana:<br />

i) No se reconoce como una teoría ‘subparadigmática’. Afirma que ha dejado de<br />

ser posible concebir estrategias emancipadoras en el ámbito del paradigma dominante.<br />

Por el contrario, de una crítica radical del paradigma dominante, la ‘imaginación<br />

utópica’ procurará “diseñar los primeros rasgos de horizontes emancipadores nuevos en<br />

los que eventualmente se anuncie el paradigma emergente.” (2003, p. 15)<br />

ii) No se plantea crear ‘desfamiliarización’, respondiendo a un afán ‘crítico’ de<br />

vanguardia que lo mantenga ‘centrífugo y subversivo’ respecto de lo establecido;<br />

reconoce, en cambio, que el objetivo de la vida no puede dejar de ser la familiaridad con<br />

la vida, y en este sentido establece que “no hay vanguardias sino en la cabeza de los<br />

vanguardistas”, y que “el objetivo último de la teoría crítica es transformarse, ella<br />

misma, en un nuevo sentido común, un sentido común emancipador.” (2003, p. 15)<br />

iii) No asume, sin más, la transparencia, verdad y genuinidad de lo que la teoría<br />

dice respecto de sí misma; se propone partir del presupuesto de que lo que decimos<br />

acerca de lo que decimos, “es siempre más de lo que o que sabemos acerca de lo que<br />

decimos.” (2003, p. 15)<br />

2 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Mandujano Estrada, Miguel: «La globalización contrahegemónica.»<br />

3. De la crisis del paradigma moderno al posmodernismo de oposición.<br />

El paradigma de la modernidad es complejo: tiende a la variabilidad y está<br />

predispuesto a la contradicción. En suma, dice Santos, el problema es que en la<br />

modernidad la experiencia de los grandes grupos sociales ha dejado de coincidir con sus<br />

expectativas de futuro.<br />

Por otro lado, para nuestro autor la modernidad occidental se cimienta en los<br />

pilares fundamentales de la regulación y la emancipación y es el resultado de la tensión<br />

dinámica entre ellos. Estos pilares son principios dinámicos que en su conjunto<br />

establecen una suerte de equilibrio dialéctico entre ‘la sociedad’ y ‘la sociedad buena’<br />

y/o el ‘orden’ y el ‘buen orden’. Por una parte, la regulación establece una relación<br />

‘políticamente tolerable’ entre las experiencias y las expectativas, y por la otra, la<br />

emancipación confronta y deslegitima la regulación, las normas, instituciones y<br />

prácticas que garantizan esta estabilidad. En el mismo sentido, podemos afirmar que el<br />

equilibrio se logra entre (i) la orientación a la desigualdad y la exclusión, propia de la<br />

regulación, y (ii) la igualdad y la inclusión, dirección que ejerce la emancipación.<br />

Ahora bien, la regulación está constituida por los principios del Estado, el<br />

mercado y la comunidad, mientras que el pilar de la emancipación lo forman las tres<br />

lógicas de la racionalidad de M. Weber: La lógica de la racionalidad estético expresiva,<br />

propia de las artes y la literatura, la lógica de la racionalidad cognitivo-instrumental, que<br />

pertenece a la ciencia y la tecnología y la lógica de la racionalidad moral-práctica<br />

relacionada con la ética y el ‘imperio de la ley’. La regulación privilegió el isomorfismo<br />

Estado-mercado e instauró la racionalidad cognitivo-instrumental como su única forma<br />

de producción de conocimiento. La crisis se explica, brevemente, de la siguiente<br />

manera: En la última parte de la modernidad (i) la ‘confrontación’ dialéctica de la<br />

emancipación siguió apuntando hacia la igualdad y la integridad social, y (ii) la<br />

estabilización del principio regulatorio pasó a regir los procesos de la desigualdad y de<br />

la exclusión, dos sistemas de pertenencia jerarquizada, alimentados por el desarrollo<br />

capitalista y favorecido por su confluencia con su modelo económico político. (Santos,<br />

2005b, p. 195)<br />

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Mandujano Estrada, Miguel: «La globalización contrahegemónica.»<br />

Principio Regulación Emancipación<br />

Característica Regulación Oposición<br />

Ejemplo; dirección de la<br />

tensión<br />

Orden<br />

Alteración<br />

Síntesis dialéctica<br />

Radicalización de la<br />

modernidad capitalista;<br />

rompimiento de la tensión<br />

Desigualdad<br />

Exclusión<br />

Buen orden<br />

Igualdad<br />

Integración social<br />

Resultado<br />

Crisis<br />

La afirmación fundamental santiana es que estamos en una ‘sociedad de<br />

intervalo’, en una sociedad de transición paradigmática. Esto significa que el paradigma<br />

‘sociocultural’ de la modernidad, formulado antes de que el capitalismo se constituyera<br />

como el modo hegemónico de producción, desaparecerá aun antes de que el capitalismo<br />

deje de ser dominante. (Santos, 2009, p. 29) Complementariamente, Santos afirma que<br />

entender la crisis actual de la racionalidad moderna como una crisis de paradigmas,<br />

supone que la solución moderna, es decir, la tensión dialéctica entre regulación y<br />

emancipación, ha dejado de ser viable y hace evidente la necesidad de un nuevo<br />

paradigma.<br />

Pero definir una situación histórica como una transición posmoderna no significa<br />

que se esté proponiendo una teoría para caracterizarla. Es posible, dice Santos, proponer<br />

una teoría caracterizadora sin adscribirle a ésta ningún carácter transicional. Esta es la<br />

posición más común del pensamiento posmoderno a la que el profesor de Coimbra<br />

había llamado ‘post-modernidad reconfortante’ (2003, p. 30) y ahora designa como<br />

‘posmodernismo celebratorio’. Esta postura, por supuesto, no reconoce una transición<br />

de paradigmas, ni como hecho ni como posibilidad. (2009, pp. 42-43)<br />

Por el contrario, una postura alternativa, necesita una teoría posmoderna<br />

apropiada; la visión de una ‘post-modernidad inquietante’, o ‘posmodernismo de<br />

oposición’, que considere posible y necesario pensar en la regulación social y en la<br />

emancipación más allá de los límites impuestos por el paradigma de la modernidad.<br />

(Santos, 2009, p. 43) Esta postura somete a crítica las promesas incumplidas de la<br />

4 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Mandujano Estrada, Miguel: «La globalización contrahegemónica.»<br />

modernidad, logrando comprender los errores del paradigma en crisis e identificando el<br />

potencial emancipatorio que conserva el valor de las promesas pero que sólo puede ser<br />

realizado dentro de las fronteras de la posmodernidad.<br />

4. De la globalización a la crítica de la razón indolente.<br />

Santos define la globalización como “un proceso a través del cual una<br />

determinada condición o entidad local amplía su ámbito a todo el globo y, al hacerlo,<br />

adquiere la capacidad de designar como locales las condiciones o entidades rivales.”<br />

(2009, p. 309) Este supuesto de ‘localización’ (condición local que se extiende en<br />

términos globales) ya aparece en A. Giddens, quien definió la globalización como la<br />

‘intensificación’ a escala planetaria de las relaciones sociales y la interdependencia.<br />

(2002, p. 84) En adición, Santos debe mucho de su análisis de la globalización al<br />

principio de crítica de la sociedad que realiza el sociólogo americano I. Wallerstein a<br />

través del esquema de análisis ‘moderno sistema mundo’, una estructura con fronteras,<br />

grupos, normas en tensión permanente que legitiman y dan coherencia a los sistemas<br />

sociales. (Wallerstein, 1974) En estos términos, Santos afirma que los procesos de<br />

globalización son un fenómeno multifacético donde las cuestiones económicas, sociales,<br />

políticas, culturales, religiosas y legales, están interconectadas de manera compleja.<br />

Entendida así, la globalización parece ser la otra cara de la localización y viceversa.<br />

(2006, p. 293)<br />

El proceso de globalización, pues, no es anárquico:<br />

Reproduce la jerarquía del sistema mundo y las asimetrías entre las sociedades<br />

centrales, periféricas y semiperiféricas. No existe, entonces, un globalismo<br />

genuino. Bajo las condiciones del sistema mundo moderno, el globalismo es la<br />

globalización exitosa de un localismo dado. (Santos, 2009, p. 308)<br />

Para explicar este proceso, Santos distingue cuatro formas de globalización<br />

(Santos, 2009, pp. 310-315):<br />

1) Localismo globalizado 2) Globalismo localizado<br />

Proceso por el cual un fenómeno dado se globaliza El impacto específico de las prácticas<br />

con éxito.<br />

transnacionales en las condiciones locales, de esta<br />

manera, desestructuradas y reestructuradas a modo.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 5


Mandujano Estrada, Miguel: «La globalización contrahegemónica.»<br />

Lo que Santos ha llamado con Wallerstein globalización en el ‘sistema mundo’<br />

es una ‘red’ de globalismos localizados y localismos globalizados. Las relaciones<br />

sociales constituidas por esta red se reproducen y transmiten a través de prácticas<br />

adaptativas en sentido ‘subparadigmático’, pero la intensificación de la globalización<br />

implica los otros dos procesos que invitan a una lectura más bien ‘paradigmática’ del<br />

fenómeno.<br />

3) Cosmopolitismo subalterno 4) Patrimonio común de la humanidad<br />

La defensa transnacional de intereses comunes y Surgimiento de problemas ‘tan’ globales que sólo<br />

utilización de la interacción transnacional creada se aplican a asuntos que se refieren al globo en su<br />

por el sistema mundo.<br />

integridad.<br />

En Crítica de la razón indolente. Contra el desperdicio de la experiencia (2003),<br />

Santos inicia el análisis de su trabajo fundacional –“La reinvención de la emancipación<br />

social”–, un proyecto dirigido ‘desde fuera de los centros hegemónicos de producción<br />

de la ciencia social’ mediante el que nuestro autor estudió las alternativas a la<br />

globalización neoliberal y al capitalismo global planteadas por los movimientos sociales<br />

y las ONG’s. Este trabajo le permitió determinar en qué medida la globalización<br />

alternativa podía ser efectivamente producida ‘desde abajo’ y cuáles eran sus<br />

posibilidades y límites reales. (Santos, 2005b, pp. 151-152)<br />

El estudio condujo a Santos a una reflexión epistemológica a partir de la<br />

consideración de tres ideas: 1) La experiencia social en todo el mundo es más amplia y<br />

variada de lo que la tradición científica o filosófica occidental conoce y considera<br />

importante. 2) Esta riqueza social está siendo desperdiciada. 3) De poco sirve recorrer la<br />

ciencia social tal y como la conocemos. Para combatir el desperdicio de experiencia no<br />

basta con proponer otro tipo de ciencia social, es necesario proponer un modelo<br />

diferente de racionalidad.<br />

A partir de estos supuestos, Santos construye un punto de partida, enunciado<br />

también en una afirmación triple: a) La comprensión del mundo excede la comprensión<br />

del mundo occidental. b) Esta comprensión del mundo y la forma en que crea y legitima<br />

el poder social, tiene mucho que ver con las concepciones de tiempo y temporalidad. c)<br />

La principal característica de la concepción occidental de la racionalidad es que contrae<br />

el presente y expande el futuro de manera infinita.<br />

6 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Mandujano Estrada, Miguel: «La globalización contrahegemónica.»<br />

Al concepto de ‘razón indolente’ (lazy reason) opone Santos el concepto de<br />

‘razón cosmopolita’ de donde derivará su célebre proyecto sociológico: El triple<br />

proyecto de una sociología de las ausencias, una sociología de las emergencias y el<br />

trabajo de traducción.<br />

La indolencia toma la forma de cuatro racionalidades: la razón impotente, la<br />

razón arrogante, la razón metonímica y la razón proléptica. Santos dedica su atención a<br />

las dos últimas.<br />

La razón metonímica, dice Santos, está obsesionada con la idea de totalidad en la<br />

forma de orden; se cree única, y su forma más representativa es la dicotomía, que<br />

combina la simetría, como una relación horizontal que oculta la relación vertical, y la<br />

jerarquía. Lo que se impone es que la transformación del mundo y, por tanto, su<br />

comprensión, han crecido en esta razón metonímica, obsesionada con la idea de<br />

totalidad, siempre bajo la forma de orden. De la misma manera, esta racionalidad se<br />

cree única, puesto que considera que nada fuera de la totalidad merece ser inteligible.<br />

En la dicotomía, decíamos, encuentra su forma más completa, y no acepta que la<br />

comprensión del mundo la excede; por lo tanto, no se comprende ni a sí misma. Esta<br />

razón metonímica no se inserta en el mundo por la vía de la argumentación y de la<br />

retórica, sino por la eficacia de la imposición que ha realizado por la doble vía del<br />

pensamiento productivo y el pensamiento legislativo, es decir, donde privan la<br />

productividad y la coerción legítima.<br />

Paradójicamente, la riqueza de los eventos, bajo el dominio de la razón<br />

metonímica, se convierte en pobreza, pero la pobreza de la experiencia no es la<br />

expresión de una carencia efectiva, sino –dice Santos siguiendo a Benjamin–, la<br />

expresión de una arrogancia; la arrogancia de no querer ver, la de dejar de valorizar la<br />

experiencia a nuestro alrededor, sólo porque afuera está una razón que nos permite<br />

identificarlo y valorizarlo a priori. (Santos, 2005b, pp. 158-159)<br />

Es, pues, a través de un nuevo espacio-tiempo que será posible eliminar el<br />

desperdicio de la experiencia, lo que supone otra racionalidad. Ahora bien, cuando se<br />

dice que hay que expandir el mundo a través de la ampliación del presente, no se trata<br />

de ampliar la totalidad propuesta por la razón metonímica, sino de hacerla coexistir con<br />

otras totalidades. Dicho de otro modo, habría que mostrar que cualquier totalidad está<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 7


Mandujano Estrada, Miguel: «La globalización contrahegemónica.»<br />

hecha de heterogeneidad y que las partes que la componen tienen una vida propia fuera<br />

de ella, y que su pertenencia a una totalidad es siempre precaria.<br />

4.1. Hacer presente lo ausente.<br />

Santos propone tres proyectos sociológicos que le permitan la construcción de<br />

un modelo opuesto. Este proyecto supone: Una sociología de las ausencias encargada de<br />

expandir el presente, una sociología de las emergencias que permita contraer el futuro<br />

ampliado artificialmente, y un trabajo de traducción capaz de crear una inteligibilidad<br />

mutua entre experiencias posibles y disponibles. Con esto, nuestro autor supone la<br />

ruptura con la comprensión dicotómica, empezando por la ampliación del mundo, la<br />

extensión del presente, a través de una sociología de las ausencias que enfrente a la<br />

razón metonímica que produce lo que no existe cuando se erige como la única razón<br />

posible. Sólo de esta manera es posible crear el espacio-tiempo que se necesita para<br />

conocer y valorizar la experiencia social y evitar el desperdicio de experiencia.<br />

El hecho que se enfrenta es la proliferación de los totalitarismos. Hay que<br />

mostrar, a partir de ahí, que cada totalitarismo es fabricado por una heterogeneidad y<br />

que las partes que lo comprenden tienen una vida dentro de ella, para renunciar así a la<br />

comprensión dicotómica. Si lo que no existe es producido como existente, como una<br />

alternativa increíble de que existe, hay, entonces, que favorecer el rompimiento, es<br />

decir, transformar los objetos imposibles, en posibles; lo ausente en presente.<br />

Según Santos, los modos de producción de lo que no existe, o de producción de<br />

la no existencia son cinco; abreviamos en la siguiente tabla. (Santos, 2005b, pp. 160-<br />

162)<br />

8 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Mandujano Estrada, Miguel: «La globalización contrahegemónica.»<br />

Lógicas o modos de<br />

producción de no<br />

Descripción.<br />

Forma de no existencia<br />

que produce.<br />

existencia.<br />

Monocultura y rigor del<br />

conocimiento.<br />

Convierte la ciencia moderna y la alta cultura en<br />

el único criterio de verdad y de cualidad<br />

Lo ignorante, la<br />

ignorancia o la incultura.<br />

estética.<br />

Monocultura del tiempo<br />

lineal.<br />

Entiende la historia siempre como progreso,<br />

revolución, modernización, desarrollo,<br />

globalización. Declara no-contemporáneo lo<br />

que no sea simétrico con lo declarado<br />

Lo residual; lo primitivo,<br />

tradicional, premoderno,<br />

simple, obsoleto,<br />

subdesarrollado.<br />

‘adelantado’.<br />

Monocultura de la Naturaliza las jerarquías raciales, sexuales, Lo inferior.<br />

naturalización de las<br />

diferencias. Lógica de la<br />

clasificación social.<br />

sociales, etc.<br />

Lógica de la escala Establecida la escala primordial, determina la Lo particular, lo local.<br />

dominante. Lo universal y<br />

lo global.<br />

irrelevancia de cualquier otra escala posible.<br />

Monocultura del criterio<br />

de la producción<br />

Considera que el crecimiento económico es un<br />

incuestionable objetivo racional.<br />

Lo estéril, lo no<br />

productivo.<br />

capitalista. Lógica<br />

productivista.<br />

La sociología de las ausencias identifica lo que se ausenta para liberarlo de las<br />

relaciones de producción y de ese modo hacerlo presente. Hacerlo presente significa<br />

considerar alternativas a la experiencia hegemónica y transformar el desperdicio de<br />

experiencia en experiencia social, ensanchando el mundo y expandiendo el presente;<br />

esta ampliación ocurre porque se ensancha el campo de las experiencias creíbles y<br />

porque las posibilidades futuras de experimentación social se incrementan. En la<br />

expansión del presente, pues, lo contemporáneo es aumentado.<br />

La superación se obtiene poniendo en cuestión cada una de las lógicas o modos<br />

de producción de la ausencia. Hay que considerar que dado que la razón metonímica<br />

formó las ciencias sociales convencionales, la sociología de las ausencias deberá ser<br />

necesariamente transgresiva. Contra esta hegemonización, y tratando de identificar las<br />

vías para confrontar y vencer la razón dominante, Santos se propone entonces una<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 9


Mandujano Estrada, Miguel: «La globalización contrahegemónica.»<br />

lógica contraria, la de las ecologías. A cada producción de lo no existente, corresponde,<br />

así, una lógica contraria. (Santos, 2005b, pp. 162-167)<br />

Lógica de no Ecología transgresiva.<br />

Descripción.<br />

existencia.<br />

Monocultura y rigor<br />

del conocimiento.<br />

Ecología de<br />

conocimientos.<br />

Establece que no hay ignorancia o conocimiento en<br />

general, sino que toda ignorancia lo es de un<br />

conocimiento en particular y viceversa. Es la condición<br />

de la posibilidad del diálogo epistemológico y debate<br />

entre distintos conocimientos. (Santos, coord., 2007)<br />

Monocultura del<br />

tiempo lineal.<br />

Ecología de las<br />

temporalidades.<br />

Afirma que el tiempo lineal es sólo uno entre otras<br />

concepciones del tiempo. Parte de la importancia de<br />

esta ecología radica en que las sociedades entienden el<br />

poder de acuerdo con las concepciones de tiempo a que<br />

se atienen, y las relaciones de dominación más<br />

resistentes son aquellas basadas en jerarquías entre<br />

temporalidades que reducen la experiencia social a la<br />

condición de residuo.<br />

Monocultura de la<br />

naturalización de<br />

las diferencias.<br />

Lógica de la<br />

clasificación social.<br />

Ecología del<br />

reconocimiento.<br />

Erigido contra la lógica de la clasificación que colapsa<br />

la diferencia y la desigualdad. Sousa confronta el<br />

concepto de ‘colonialización’ buscando una nueva<br />

articulación entre los principios de igualdad y<br />

diferencia comprendida en el reconocimiento mutuo.<br />

Lógica de la escala<br />

dominante. Lo<br />

Ecología de la transescala.<br />

Recupera lo que en lo local no es el resultado de la<br />

globalización hegemónica.<br />

universal y lo<br />

global.<br />

Monocultura del<br />

criterio de la<br />

producción<br />

Ecología de la<br />

productividad.<br />

Propone recuperar y valorizar sistemas alternativos de<br />

producción, organización de economía popular,<br />

cooperativas, etc. (Santos, coord., 2007)<br />

capitalista. Lógica<br />

productivista.<br />

Santos concluye que el ejercicio de la sociología de las ausencias es<br />

contrafáctica y enfrenta el sentido común científico convencional, en un ejercicio<br />

epistémico-democrático con una dimensión de-constructiva y re-constructiva.<br />

10 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Mandujano Estrada, Miguel: «La globalización contrahegemónica.»<br />

4.2. Contraer el futuro.<br />

La crítica a la razón proléptica tiene que ver con la temporalidad. Santos<br />

presenta así la segunda parte de su proyecto sociológico, la de una sociología de las<br />

emergencias.<br />

La razón proléptica es, de hecho, la parte de la razón indolente que concibe el<br />

futuro a partir de la monocultura del tiempo lineal, contrayendo el presente y dilatando<br />

el futuro. En la racionalidad moderna, la historia tiene el sentido y la dirección que le<br />

son conferidos por el progreso, y el progreso no tiene límites, sino que el futuro es<br />

infinito. No obstante, teniendo en cuenta que el futuro está proyectado en una dirección<br />

irreversible, es un tiempo homogéneo y vacío. (Santos, 2005b, p. 167) La cuestión es<br />

que el futuro es concebido así porque la razón proléptica lo hace escasear; a Santos le<br />

interesará, entonces, eliminar o disminuir la discrepancia entre la concepción del futuro<br />

de la sociedad y la concepción del futuro de los individuos, de manera que la<br />

contracción del futuro contribuya a la expansión del presente; esto se consigue por<br />

medio de una sociología de las ausencias. La contracción del futuro se obtiene a través<br />

de esta otra sociología de las emergencias.<br />

La sociología de las emergencias reemplazará el vacío del futuro de tiempo<br />

lineal con un futuro de muchas, plurales, y concretas posibilidades utópico-realistas<br />

construidas en el presente. Contraer el futuro significa, por tanto, tornarlo escaso,<br />

eliminar o contraer la discrepancia entre la concepción del futuro de la sociedad y la<br />

concepción del futuro de los individuos.<br />

Para el desarrollo de este argumento, Santos toma el concepto de Noch Nicht, o<br />

Not yet que E. Bloch elabora en confrontación con la totalidad (all, alles) y la nulidad<br />

(nothing, nichts). (2005/2007; Santos, 2005b, p. 168)<br />

La filosofía occidental es estática; se encuentra suspendida entre la totalidad (el<br />

all–alles) y la nulidad (el nothing–nichts). El Not, en cambio, indica carencia y deseo de<br />

superar esa inmovilidad; de alguna manera el Not yet es el modo en que el futuro es<br />

inscrito en el presente pero –además–, es un futuro como posibilidad, como una especie<br />

de conciencia anticipada. De esta manera, se comprende el futuro como capacidad y, a<br />

la vez, como posibilidad, es decir, es un futuro concreto y no solamente el futuro<br />

siempre imposible de la razón proléptica.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 11


Mandujano Estrada, Miguel: «La globalización contrahegemónica.»<br />

En este todavía-no hay un componente de oscuridad y otro de incertidumbre que<br />

inscribe en el presente una posibilidad incierta, posibilidad de la utopía, de la salvación,<br />

heil, o bien del desastre, de la perdición, unheil.<br />

Tenemos entonces que mientras que la sociología de las ausencias amplifica el<br />

presente añadiendo a la realidad existente lo que le fue sustraído por la razón<br />

metonímica, la sociología de las emergencias ensancha el presente, añadiendo a la<br />

realidad las posibilidades y el futuro, es decir, las expectativas que contiene. Además, la<br />

ampliación del presente implica la contracción del futuro porque el not yet, lejos de ser<br />

un futuro vacío e infinito, es un futuro concreto y posible.<br />

Es importante, por tanto, mirar el futuro; de hecho, la sociología de las<br />

emergencias trata de identificar las tendencias del futuro sobre el que es posible<br />

intervenir para maximizar la probabilidad de la esperanza frente a la de la frustración.<br />

Se actúa así sobre las ‘posibilidades’ y sobre las ‘capacidades’ sustituyendo la idea de<br />

determinación por la idea de cuidado. (Santos, 2005b, p. 170)<br />

En definitiva, la propuesta de Santos es una sociología subjetiva marcada por la<br />

conciencia cosmopolita que conduce a una relación más balanceada entre ‘experiencia’<br />

y ‘expectación’, que dilata el presente y constriñe el futuro.<br />

4.3. El trabajo de traducción.<br />

Ahora bien, ¿cuál es el campo donde este proyecto es posible? Hay campos<br />

sociales donde la multiplicidad y la diversidad se revelarán con mayor probabilidad; por<br />

ejemplo, el campo de las experiencias de conocimientos; donde existen conflictos y<br />

diálogos entre distintas formas de saber, lo mismo en materia de biodiversidad, de<br />

justicia, de agricultura que en el tratamiento del impacto ambiental y tecnológico; en el<br />

diálogo entre el conocimiento técnico y los conocimientos ‘legos’. Está también el<br />

campo de las experiencias de desarrollo, trabajo y producción; como en la consideración<br />

de formas de producción justas diferentes, como algunas formas de economía solidaria<br />

o alternativa, propuestas o prácticas de desarrollo alternativo, formas de producción<br />

eco-feministas o, por ejemplo, la estrategia swadeshi (auto-suficiencia) de Gandhi. Está<br />

el campo de las experiencias del reconocimiento; diálogos y conflictos posibles dados<br />

entre sistemas de clasificación social: ecología anticapitalista, multiculturalismo<br />

12 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Mandujano Estrada, Miguel: «La globalización contrahegemónica.»<br />

progresista, etc. Otro campo lo representan las experiencias de democracia, como en el<br />

caso del presupuesto participativo de la ciudad de Porto Alegre. Está, finalmente, el<br />

campo de las experiencias de comunicación e información, por ejemplo, en el diálogo<br />

entre los flujos de información y los medios de comunicación, o entre las redes de<br />

comunicación independiente y los media independientes alternativos.<br />

El cómo es comúnmente la parte que postergan las teorías académicas. En este<br />

caso, Santos establece, desde muy temprano, que “más que de una teoría común, lo que<br />

necesitamos es una teoría de la traducción” (2003, p.28) y más que teoría, especificará<br />

que se trata de un ‘trabajo práctico’, pragmático, capaz de crear una inteligibilidad<br />

mutua entre experiencias posibles y disponibles. El trabajo de traducción hará, pues,<br />

‘mutuamente inteligibles’ las experiencias sociales y permitirá a sus actores “conversar<br />

sobre las opresiones a las que se resisten y las aspiraciones que los animan.” (Santos,<br />

2003, p. 28)<br />

Por otra parte, la traducción de conocimientos toma la forma de una<br />

‘hermenéutica diatópica’ que consiste en la traducción ‘entre saberes’ y entre culturas.<br />

Santos reconoce algunas dimensiones en las que puede darse este trabajo de<br />

interpretación; uno de los más evidentes es el que puede existir entre dos o más culturas<br />

y que se realiza para reconocer ‘intereses isomórficos’. Por ejemplo, en cuanto al tema<br />

de la dignidad humana, Santos establece una traducción entre el concepto occidental de<br />

‘derechos humanos’, el concepto islámico de ‘umma’ y el concepto hindú de ‘dharma’.<br />

En el mismo sentido, podría estar la traducción entre el interés por la vida productiva en<br />

las concepciones capitalistas de desarrollo y el concepto de ‘swadeshi’ de Gandhi. Otro<br />

ejemplo, podría ser el que representa el interés de la sabiduría y autorización de visiones<br />

del mundo, y el concepto de ‘sagacidad filosófica’ de O. Oruka, que considera la<br />

reflexión crítica en el mundo protagonizada por una suerte de sabiduría popular.<br />

(Santos, 2005b, p. 176)<br />

Un factor importante es que en este trabajo hermenéutico de interpretación, se<br />

afirma, como punto de partida, la imposibilidad de la completad cultural, es decir, el<br />

hecho de que las culturas pueden, de suyo, ser enriquecidas.<br />

Un segundo tipo de trabajo de traducción tiene lugar entre prácticas sociales y<br />

sus agentes, que como se basan en conocimientos, son también prácticas de saber. Lo<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 13


Mandujano Estrada, Miguel: «La globalización contrahegemónica.»<br />

cierto es que el trabajo de traducción es, simultáneamente, un trabajo intelectual y un<br />

trabajo político, y, también, un trabajo emocional.<br />

Respondiendo a ‘¿qué traducir?’, Santos introduce el concepto de ‘zona de<br />

contacto’. La zona de contacto es una suerte de espacio de concurrencia entre la zona<br />

epistemológica de la ciencia o el conocimiento común y la zona ‘colonial’ del<br />

conocimiento ‘ordenado’. En este sentido, la zona de contacto cosmopolita se origina en<br />

el entendido de que hay un punto de contacto, selectivamente posible (las totalidades lo<br />

exceden), y que es más que sólo una línea de frontera. Por esto último no se puede<br />

considerar que las culturas sean monolíticas.<br />

Socialmente, siempre hay una convergencia o conjugación de sensaciones de<br />

carencia, de inconformismo o de motivación que hay que superar de una forma<br />

específica. Este es el terreno de la traducción. Por otro lado, este ejercicio práctico tiene<br />

sentido en la medida en que es realizado por grupos sociales, en particular, entre sus<br />

representantes. Por lo demás, el trabajo de traducción es un trabajo argumentativo<br />

basado en la emoción cosmopolita de compartir el mundo con quien no comparte<br />

nuestro saber o nuestra experiencia. Ciertamente, enfrenta dificultades: Las premisas de<br />

la argumentación, por ejemplo, ya que el trabajo de traslación no cuenta con topoi, sino<br />

que construye los que le son más adecuados. Igualmente, la conducción de la<br />

argumentación, ya que no hay un lenguaje común. Y los silencios. (Santos, 2005b, pp.<br />

178-184)<br />

5. Conclusión.<br />

La propuesta de B. de S. Santos nos permite desarrollar una alternativa a la<br />

razón indolente bajo la forma de la razón cosmopolita. La alternativa se basa en la idea<br />

de que la justicia social global no es posible sin una justicia cognitiva global y el trabajo<br />

de traducción es el procedimiento que nos queda para dar sentido al mundo después de<br />

haber perdido la dirección con la modernidad occidental. Los problemas que el<br />

paradigma de la modernidad procuró solucionar, continúan por resolverse, y la<br />

resolución es cada vez más urgente. En la fase de transición en que nos encontramos,<br />

nos enfrentamos a problemas modernos para los cuales no tenemos soluciones<br />

modernas. Su solución supone un trabajo con imaginación epistemológica y<br />

14 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Mandujano Estrada, Miguel: «La globalización contrahegemónica.»<br />

democrática, desde donde construir nuevas y plurales concepciones de emancipación<br />

social sobre las ruinas de la emancipación social automática del proyecto moderno.<br />

Bibliografía.<br />

Bloch, E. (2004/2007). El principio esperanza. 3 vols. [1949; 1954/1959] Felipe<br />

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<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 15


Introducción a un paradigma en la teoría de la<br />

comunicación 1<br />

Isabel Ackerley<br />

Notoriamente, no hay clasificación del<br />

universo que no sea arbitraria y conjetural.<br />

El idioma analítico de John Wilkins<br />

J. L. Borges<br />

Palabras preliminares<br />

Esta investigación se remonta a la tesis de maestría (Ackerley,1998) que trataba<br />

sobre como el capitalismo en la tercera etapa, la globalización y la última revolución<br />

tecnológica, produce una realidad donde el exceso de informaciones y el exceso de<br />

consumo asociados a la mercantilización de la existencia, actúan como anestesia,<br />

banalizando lo real, generando una nueva forma de poder llamada sociedad de control.<br />

Estudiamos como, en la actualidad, el poder se presenta sin jerarquía, caótico y<br />

complejo; en consecuencia lo real se torna ilimitado, quiere decir sin el otro a partir<br />

del cual podamos referenciarnos. La tesis concluía en que el capitalismo de mercado y<br />

las nuevas tecnologías de comunicación acaban creando una realidad donde el exceso de<br />

información y el consumo son los pilares sobre los que se sostiene la sociedad de<br />

control 2 . Los tres se reproducen “excluyendo” al ser humano del construir, pensar y<br />

habitar su propio mundo. 3<br />

En el doctorado (Ackerley,2003) dejaba por sentado que los medios de comunicación<br />

actúan como sistemas de pensamiento produciendo realidad y saber 4 . El problema<br />

continuaba siendo la construcción de la realidad, el sistema de pensamiento dentro del<br />

ámbito de la filosofía y la comunicación, analizando la sociedad de control y sus grietas,<br />

1<br />

Este artículo fue subvencionado por el Consejo Nacional de Investigaciones<br />

Científicas y Técnicas-CONICET. Agradecimientos: al Dr. Alberto Hidalgo Tuñón y<br />

al Dr. Román García. A la Universidad de Oviedo, La Universidad Abierta y la<br />

Sociedad Asturiana de Filosofía.<br />

2 Deleuze, Gilles. Negotiation. Control and Becoming. New York. Columbia University press, 1995.<br />

pág.179-184.<br />

3 Ackerley, M. Isabel. (1998).Tese maestría. Poder e novas tecnologias. Universidade Federal do Rio de<br />

Janeiro, Brasil.<br />

4<br />

Ackerley M. Isabel. (2003) Tese de doutorado. Poder e comunicação: a ética do maximal.<br />

Universidade Federal do Rio de Janeiro. Brasil. Leibniz y Borges son dos pilares de esta tesis.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 1


Akerley. Isabel: «Un paradigma en la teoría de la comunicación»<br />

resistencias. La pregunta era si es posible la re-existencia, existir de otro modo, cambiar el<br />

sistema.<br />

En esta oportunidad intentaré formular un paradigma en la teoría de la<br />

comunicación, para lo cual es necesario ahondar la relación sistemas de pensamiento y<br />

medios de comunicación (MC). En este sentido, es relevante pensar la cuestión ética a<br />

partir de esa imbricación.<br />

Para introducirnos al tema es preciso que identifiquemos, en este trabajo, la<br />

identidad cultural global como parte del sistema de pensamiento 5 que se genera por la<br />

dinámica de los medios masivos de comunicación. Por eso hablaremos de identidad e<br />

identidad cultural pero como palabras-herramientas que sirvan a nuestro discurso.<br />

1. Contexto sociocultural del paradigma buscado<br />

1.1 La referencia de Leibniz a Habermas<br />

Tomando como referencia teórica la investigación del sistema filosófico de<br />

G.W. Leibniz formulé una posible entrada a un paradigma y a un arquetipo ético en la<br />

teoría de la comunicación. Utilizar la filosofía de Leibniz es pensar a través de un<br />

filósofo que ha servido de modelo para la ciencia positiva desde la mónada como<br />

paradigma de la célula en las ciencias naturales, hasta las estructuras cibernéticas en la<br />

revolución tecnológica del siglo XX.<br />

El objetivo de crear un paradigma (en el sentido lato de Morin) en la teoría de la<br />

comunicación es obtener un esquema de análisis que resulte útil por ejemplo para<br />

analizar y evaluar mediante determinadas variables los MC 6 en un país. Un armazón<br />

5 Para constituir un sistema de pensamiento son decisivos tres componentes (aunque no determinantes):<br />

el modo de producción económico-social; las relaciones de poder; y el tipo de tecnología, especialmente<br />

la destinada a la información y a la comunicación. La primera está vinculada al tipo de poder necesario<br />

para llevar a cabo sus objetivos políticos, económicos y sociales. La segunda es la forma más amplia de<br />

decir lo que es verdadero, lo que es real y lo que se tiene que saber. La tercera define los métodos y<br />

formas de transmisión de ese poder y modifica la percepción del tiempo y del espacio. Ackerley, M.<br />

Isabel. (2003) Tese de doutorado.<br />

6 Todo y cualquier medio de transmisión masiva de comunicación. (Medios masivos de comunicación).<br />

2 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Akerley. Isabel: «Un paradigma en la teoría de la comunicación»<br />

estructural que se aplique a diferentes materialidades, de modo tal que localizando<br />

determinadas variables resulte operativo. 7<br />

El otro lado del modelo lógico es el arquetipo ético y moral, es decir<br />

determinados valores que hacen a la virtud y por lo tanto un modelo excepcional a<br />

seguir. 8 .<br />

¿Pero es posible un paradigma en la teoría de la comunicación en este contexto<br />

avasallador? ¿Podemos establecer un recorte, un límite y establecer un modelo? ¿Se<br />

puede abarcar este todo comunicacional que nos atraviesa en un paradigma? La base es<br />

pensar un mapa en red donde todo está incluido en ella, recordando que la ciencia tiene<br />

su origen en la filosofía. Pensar este paradigma de comunicación es pensar un modelo<br />

lógico, ético y moral. Es decir un modelo que tenga determinados principios<br />

comprobables a través de la práctica.<br />

En cuanto a lo relevante de un cambio paradigmático nos advierte Edgar Morin<br />

(1994):<br />

“Entrevemos con claridad, entonces, lo radical y lo amplio de la reforma paradigmática. [..] Cambiar las<br />

bases de partida del razonamiento, las relaciones asociativas y repulsivas entre algunos conceptos<br />

iniciares…modificar el concepto angular, la idea masiva y elemental que sostiene todo el edificio<br />

elemental.” 9 .<br />

Cuando Leibniz afirma que la comunicación se produce internamente y que se<br />

producen cambios a distancia significa que una acción local produce un cambio global.<br />

Entonces lo que emite un medio de comunicación produce acciones y modifica la<br />

sociedad. En este sentido, el análisis se encamina a profundizar la concepción de<br />

Leibniz sobre la comunicación intra-mónada. En el sistema de Leibniz, vemos como la<br />

comunicación es interna y se da a través de percepciones que captan los efectos<br />

7 Para analizar la totalidad utilicé un modelo de pocas variables, las asambleas, como muestra necesaria<br />

para pensar en la totalidad. En la investigación se busca un orden más reducido para poder analizar y<br />

sacar conclusiones para mayor cantidad de variables. En la práctica de la comunicación en asambleas se<br />

observa que siempre se puede agrandar el espacio de razonamiento de una sustancia y debe ser estimulada<br />

por otra acción, por eso es necesaria la educación, de manera que los que toman la palabra van rotando.<br />

En este modelo el derecho a hablar es inalienable como así también es necesaria la búsqueda de la<br />

complejidad. Debiendo tener en cuenta que aquí “necesario” es una fórmula, una ley.<br />

8 Podríamos tomar como ejemplo del desdoblamiento del paradigma en arquetipo, al significado del<br />

cuento El disco de Borges. El cuento refiere al disco de Odín, un objeto único e inconcebible, que posee<br />

un solo lado. Borges, J.L. El disco. El libro de arena. 1975. O de otra manera más simple, las dos caras<br />

de una moneda.<br />

9 Morin, Edgar. Pág.84. Y agrega: “Las fallas las fisuras, se multiplican en ese paradigma, pero siempre<br />

se mantiene”. Pág.82. "Pero no podemos, yo no puedo, yo no pretendo, sacar de mi bolsillo un paradigma<br />

de complejidad. Un paradigma, si bien tiene que ser formulado por alguien, por Descartes por ejemplo, es<br />

en el fondo, el producto de todo un desarrollo cultural, histórico, civilizacional” Pág.110.<br />

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Akerley. Isabel: «Un paradigma en la teoría de la comunicación»<br />

producidos por las otras mónadas, implicando cambios internos, que a su vez modifican<br />

toda la red. Los medios de comunicación desvían esta relación, pues actúan como<br />

productores de efectos y cambios, y constructores de la realidad. Los sentidos y las<br />

percepciones, y por lo tanto el raciocinio, quedan filtrados o contaminados, no<br />

necesariamente en forma negativa.<br />

La comunicación es aquello que produce una cultura, es decir, todo lo que hace<br />

a una sociedad y construye y constituye su sentido de ser. El paradigma que<br />

proponemos es relevante para comprender la sociedad actual y los medios de<br />

comunicación como mediadores del pensamiento construyendo identidades como<br />

objetos de consumo, las cuales imposibilitan la percepción del otro como sujeto 10 . De<br />

este modo, las relaciones se producen entre objetos. Por ejemplo el delincuente es<br />

deshumanizado y luego cuando se diserta a cerca de él, se lo hace como si fuera un<br />

objeto, el delincuente, no un sujeto constituido con derechos y obligaciones ciudadanas.<br />

Cuando el otro es banalizado y mediatizado, sucede que la alteridad es cosificada, no se<br />

ve en el otro a un sujeto con una historia, sino a un producto, una mercadería, un objeto.<br />

Hacer del otro un producto a consumir es la lógica del paradigma capitalista, ya lo<br />

expresó y explicó Marx en el Manifiesto Comunista, como también que el límite del<br />

capitalismo es el capital, no el sujeto 11 .<br />

Otro registro debe ingresar para pensar, interpretar, enunciar, armar un nuevo<br />

mapa de acontecimientos o de razones que den sentido al habitar el mundo, según la<br />

concepción de Heidegger.<br />

Jürgen Habermas 12 , en Teoría de la acción comunicativa, nos muestra el<br />

esfuerzo por conciliar a lo largo de la historia diferentes teorías, creencias, mitos y<br />

10 Es decir como un ser humano que se construyó a través de la educación y de relaciones dialécticas con<br />

lo externo, un ciudadano capaz de auto gobernarse y convivir en un territorio organizado políticamente.<br />

En este sentido podemos tomar como referencia a Hegel y también la construcción del sujeto en M.<br />

Foucault.<br />

11 “El departamento de comercio pasó a ser un centro de negocio o `alma`. (…) Corrupción aquí toma<br />

otro poder. Nosotros dijimos que los negocios tiene `alma` lo cual es la noticia más aterradora del mundo.<br />

Marketing es ahora el instrumento de control social y produce la arrogante casta de nuestros maestros.”<br />

Deleuze, Gilles. Negotiation. Postscript on Control Societies; pág.181. Traducción de la autora.<br />

12<br />

“La biografía intelectual de Habermas es un modelo de supervivencia académica. Blanco de ataques<br />

desde la izquierda y la derecha ha recorrido dialógicamente todos los escalones de la filosofía alemana<br />

actual sin afincarse en ninguno.” […] “Habermas utiliza por primera vez la fórmula de ´fascismo de<br />

izquierdas´ para caracterizar el activismo, el irracionalismo y el elitismo del movimiento estudiantil,<br />

pretendiendo denunciar con ello el peligroso juego que con sus desplantes hacen al conservadurismo y a<br />

la tecnocracia.” […] “Muestra, además, como la tradición cultural y el lenguaje forman parte de los<br />

engranajes de la dominación”[…] “La anticipación de la situación del discurso ideal tiene para todo tipo<br />

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Akerley. Isabel: «Un paradigma en la teoría de la comunicación»<br />

mitologías entre la amplia diversidad cultural con la racionalidad europea y su centro en<br />

los postulados de libertad, igualdad y fraternidad que quedaron en los papeles de la<br />

revolución francesa. A partir de esta obra piensa en la fundamentación de la ética<br />

discursiva, la defensa de la democracia deliberativa y los principios del estado de<br />

derecho. 13 En este sentido Habermas propone el entendimiento de valores y normas por<br />

encima de las diferencias, que ayuden a un entendimiento, un poner en común, en<br />

comunidad, en comunicación a las múltiples variables, y de ese modo generar un<br />

sistema de pensamiento que las convoque a todas y que entre las diferencias se pueda<br />

construir un sistema que dé cuenta de la complejidad. Incluso rechaza los intentos de<br />

crear sociologías especializadas en sectores de la sociedad, ya que para el filósofo éstas<br />

imposibilitan la comprensión de la sociedad como totalidad interrelacionada. Pensando<br />

en la Teoría de la Comunicación como base de las Ciencias Sociales, explica el rol<br />

relevante del lenguaje en la formación del sujeto (Habermas, 1987):<br />

“El lenguaje tiene una significación determinante para la forma sociocultural de la vida: “En el hombre la<br />

diferenciación funcional a través del lenguaje da lugar a un principio de organización completamente<br />

diferente que produce no solamente un tipo distinto de individuos, sino también una sociedad<br />

distinta.”” 14 .<br />

Habermas no concuerda con una teoría de la sociedad que pretenda<br />

universalidad para las categorías que utiliza y considera que el cambio social debería ser<br />

en el ámbito de la comunicación y el entendimiento humano. Luego agrega que el<br />

cambio se puede dar desde el campo del trabajo. Y esclarece (Habermas, 1987): “La<br />

teoría de la acción comunicativa puede explicar porque esto es así: es la propia evolución social la que<br />

de comunicación posible el significado de una ilusión constitutiva, que es al mismo tiempo la apariencia<br />

de una forma de vida. No podemos saber a priori si esa apariencia es un mero engaño, que como siempre<br />

resulta de las inevitables presuposiciones, o si las condiciones empíricas de actualización, aunque sólo<br />

sean aproximadas, de la supuesta forma de vida pueden prácticamente producirse. Las normas<br />

fundamentales del discurso posible que se construyen en una pragmática universal concluyen desde un<br />

punto de vista en una hipótesis práctica. De esta hipótesis, que debe desarrollarse en una teoría de la<br />

competencia comunicativa y dársele una fundamentación, emerge la teoría crítica de la sociedad”(cita a :<br />

Theorie der Gesellschaft oder Sozialtechnologie. Was Lietstet die Systemforschung.Suhrkamp, Francfort,<br />

1971”. Hidalgo Tuñón, Alberto en “Jürgen Habermas y la práctica de la comunicación”. Los Cuadernos<br />

del Norte. Revista cultural de la caja de ahorros de Asturias. Año VI N° 32, Julio-Agosto 1985. Pág. 64 a<br />

71. Finaliza Hidalgo Tuñón: “Pero en comparación con la amplia y vigorosa literatura sobre la<br />

comunicación en el ámbito de las relaciones empresariales, por ejemplo, cuyas intenciones apologéticas y<br />

legitimadoras pasan frecuentemente desapercibidas, la obra de J. Habermas es un cascarón de nuez en un<br />

océano de confusión. No seré yo quien la condene a priori en nombre de una dudosa ortodoxia marxista.<br />

13 Habermas, J. Teoría de la acción comunicativa. Tomo I y II Madrid: Taurus ediciones. 1987.<br />

14 Habermas, Jürgen. Teoría de la acción comunicativa II. Pág.11. Cita a G.H.Mead. Mind, Self and<br />

Society, University of Chicago Press, 1934. p. 244.<br />

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Akerley. Isabel: «Un paradigma en la teoría de la comunicación»<br />

tiene que generar los problemas que objetivamente abran a los contemporáneos un acceso privilegiado a<br />

las estructuras generales de su mundo de vida.” 15 .<br />

1.2. La idea de complejidad<br />

Una característica de los medios de comunicación y del sistema de pensamiento<br />

que van construyendo es la multiplicidad de variables que interactúan, que nos colocan<br />

cerca de la complejidad. (Morin, 1994) “El pensamiento complejo aspira al<br />

conocimiento multidimensional. Pero sabe, desde el comienzo, que el conocimiento<br />

<strong>completo</strong> es imposible: uno de los axiomas de la complejidad es la imposibilidad,<br />

incluso teórica, de una omnisciencia. Hace suya la frase de Adorno “la totalidad es la<br />

no verdad””.16. Recordemos que la complejidad en la física es la línea que se sitúa<br />

entre el orden y el caos, en ese espacio se presenta las infinitas variables cuya<br />

característica es la convivencia en armonía o concordancia, tanto así que se convierte<br />

en una de las características necesarias al proceso de auto-organización, es decir la<br />

posibilidad de que un sistema adopte una dirección determinada. La riqueza y<br />

diversidad de las interacciones entre las variables interdependientes permite que un<br />

sistema complejo se auto-organice. El proceso de auto-organización ocurre<br />

espontáneamente, como por arte de magia, similar al cambio en la sustancia de Leibniz.<br />

Y es el cambio el que produce la comunicación en la monadología. Estos “cambios”<br />

responden a la reflexión de las percepciones internas. Incluso la complejidad es la<br />

propia vida (Ruelle, 1991): “Lo que permite que nuestro libre albedrío sea una noción<br />

llena de sentido es la complejidad del universo, o más precisamente, nuestra propia<br />

complejidad.”17.<br />

15 Habermas, Pág. 572. Y finaliza: “Pues bien, la teoría de la modernidad cuyas líneas básicas acabo de<br />

trazar nos permite darnos cuenta de lo siguiente: En las sociedades modernas los espacios de contingencia<br />

para las interacciones desligadas de contextos normativos se amplían hasta tal punto, que tanto en las<br />

formas desinstitucionalizadas de trato de la esfera de la vida privada-familiar como en la esfera de la<br />

opinión pública acuñada por los medios de comunicación de masas “se torna verdadera en la práctica” la<br />

lógica propia de la acción comunicativa. Al mismo tiempo, los imperativos de los subsistemas<br />

autonomizados penetran en el mundo de la vida e imponen, por vía de monetarización y de<br />

burocratización, una asimilación de la acción comunicativa a los ámbitos de acción formalmente<br />

organizados, y ello aun en los casos en que el entendimiento sigue siendo funcionalmente necesario como<br />

mecanismo de la acción. Tal vez esta provocadora amenaza, un desafío que pone en cuestión las<br />

estructuras simbólicas del mundo en su totalidad, explique por qué éstas se nos han vuelto accesibles<br />

precisamente a nosotros.”<br />

16 Morin, Edgar. “Desde mis primeros libros he afrontado a la complejidad, que se transformó en el<br />

dominador común de tantos trabajos diversos que a muchos le parecieron dispersos”.Pág.23.<br />

17 Ruelle, David. Chance and Chaos, (1991) Ed. Princeton University Press. Pág. 30-31.<br />

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Akerley. Isabel: «Un paradigma en la teoría de la comunicación»<br />

Desde este lugar, pensamos que la mónada tiene la potencia de la complejidad, y que la<br />

complejidad es la condición necesaria para alcanzar la idea de mejor. Por eso<br />

utilizamos el pensamiento de Leibniz para entender la complejidad y pensar un posible<br />

paradigma. El filósofo de Leipzig es relevante para pensar la complejidad porque su<br />

sistema es complejo, ya que consiste en la convivencia de mayor cantidad de variables<br />

con mínimo esfuerzo y siempre habría que elegir la mayor cantidad de variables para<br />

que el sistema se enriquezca. Por esto que el dios de la monadología no posee libertad<br />

estando obligado a elegir el mundo donde los seres humanos sean libres, de este modo<br />

el error conduce a la riqueza y a la armonía del sistema. El bien y el mal son el juego de<br />

luces y sombras de los pliegues barrocos. Esto no significa que cada mónada o el<br />

mundo no tengan la capacidad de evolucionar hacia el bien. Todas las mónadas tienen<br />

la potencia de agrandar su grado de percepciones.18<br />

“¿Qué es la complejidad? Pregunta Edgar Morin (1994). A primera vista la<br />

complejidad es un tejido (complexus: lo que está tejido en conjunto) de constituyentes<br />

heterogéneos inseparablemente asociados: presenta la paradoja de lo uno y lo<br />

múltiple.”19.<br />

La mónada descripta por Leibniz como concepto <strong>completo</strong>, o como una<br />

proposición analítica A=A, el principio de identidad, es la que presenta la característica<br />

de los sistemas complejos. La riqueza e interacción entre la multiplicidad de variables<br />

permite a los sistemas complejos la auto-organización. Pero lo relevante aquí es como<br />

las variables al interactuar entre ellas modifican todas las otras variables del sistema.<br />

Por eso en el libro La ética de lo maximal (2005), desarrollé esta idea creando una ética<br />

18 Ackerley, M. Isabel. La ética de lo maximal. Poder, comunicación y ética. Pág.57.<br />

19 Morin, Edgar. “Al mirar con más atención, la complejidad es, efectivamente el tejido de eventos,<br />

acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares, que constituyen nuestro mundo<br />

fenoménico. Así es que la complejidad se presenta con los rasgos inquietantes de lo enredado, de lo<br />

inextricable, del desorden, la ambigüedad, la incertidumbre….De allí la necesidad, para el conocimiento,<br />

de poner orden en los fenómenos rechazando el desorden, de descartar lo incierto, es decir, de seleccionar<br />

los elementos de orden y de incertidumbre, de quitar ambigüedad, clarificar, distinguir, jerarquizar….Pero<br />

tales operaciones , necesarias para la inteligibilidad, corren el riesgo de producir ceguera si eliminan a los<br />

otros caracteres de lo complejo; y efectivamente, como ya lo he indicado, nos han vuelto ciegos.<br />

Pero la complejidad ha vuelto a las ciencias por la misma vía por la que se había ido. El desarrollo mismo<br />

de la ciencia física, que se ocupaba de revelar el Orden impecable del mundo, su determinismo absurdo y<br />

perfecto, su obediencia a una Ley única y su constitución de una materia simple primigenia (el átomo), se<br />

ha abierto finalmente a la complejidad de lo real. Se ha descubierto en el universo físico un principio<br />

hemorrágico de degradación y de desorden (segundo principio de Termodinámica)”. Pág. 32-<strong>33</strong>.<br />

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Akerley. Isabel: «Un paradigma en la teoría de la comunicación»<br />

a partir del pensamiento de este filósofo: la ética implica la responsabilidad de tener en<br />

cuenta al otro, a las otras variables, de lo contrario todo el sistema se derrumba20.<br />

1.3. La idea de paradigma según Edgar Morin<br />

Edgar Morín (1994) se sitúa en un lugar diferente al de Thomas Khun y refiere a<br />

un paradigma como: “un tipo de relación lógica (inclusión, conjunción, disyunción,<br />

exclusión) entre un cierto <strong>número</strong> de nociones o categorías maestras. Un paradigma<br />

privilegia ciertas relaciones lógicas en detrimento de otras, y es por ello que un<br />

paradigma controla la lógica del discurso. El paradigma es una manera de controlar la<br />

lógica y, a la vez, la semántica.”21.<br />

Y agrega,<br />

“Conocer es producir una traducción de las realidades del mundo exterior. Desde<br />

mi punto de vista, somos coproductores del objeto que conocemos.”22.<br />

A veces paradigma se entiende como modelo de análisis, otras veces como<br />

dirección en la que debería avanzarse. En este sentido es importante marcar las<br />

diferencias y establecer el sentido. El paradigma que se entiende como modelo de<br />

análisis es aquel que coincide con la estructura global de los medios y con el modelo<br />

estructural de la monadología donde existen infinitos puntos de comunicación e<br />

información que pueden ser simultáneos o no. En este sentido, cada punto refleja una<br />

porción del mismo universo de un modo particular, siendo el concepto <strong>completo</strong><br />

interno a otro concepto <strong>completo</strong> (mónada, sustancia, individuo), porque cada unidad<br />

es la multiplicidad, (por ello que finalmente para Leibniz dios es y está en cada<br />

sustancia). Así, la red está estrechamente interrelacionada, al punto de ser una y<br />

múltiple a la vez, por eso en ella el razonamiento es necesario para que evolucione en<br />

los cambios. Las percepciones internas son necesarias para la comunicación con los<br />

otros pero los cambios se efectúan sin conciencia de ellos, ya que las percepciones son<br />

inconscientes, por eso Leibniz advierte sobre su importancia. De este modo, por<br />

ejemplo para persuadir en los medios, las publicidades utilizan sus estudios de<br />

20 Para aproximarnos a la idea de complejidad ver en La ética de lo maximal. Poder, comunicación y<br />

ética. Pág. 62.<br />

21 Morin, Edgar. (1994) Introducción al pensamiento complejo. España: Gedisa., pág. 154.<br />

22 Idem.<br />

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Akerley. Isabel: «Un paradigma en la teoría de la comunicación»<br />

psicología, marcan las tendencias, el deseo, los sentimientos, manipula la sexualidad,<br />

manipula las percepciones, el bien, el mal, el tiempo y el espacio.<br />

El arquetipo, que significa modelo mejor, el arquetipo ético, es que en la<br />

comunicación es necesario el reconocimiento del otro, como sujeto/individuo/persona<br />

necesario. Por esto en él también es necesario aumentar el grado de percepciones,<br />

siendo que cada percepción contiene infinitas pequeñas percepciones. Leibniz coloca el<br />

ejemplo de una ola del mar, que en principio parece una unidad, pero que está<br />

constituida por multiplicidades de gotas imperceptibles.23 Esas percepciones internas<br />

contendrían la necesidad de incluir al otro cuando se va a tomar una acción, porque<br />

acarreará consecuencias a la totalidad. El arquetipo propuesto, entendido como modelo<br />

ético, se basa en la definición delineada en el ítem “Ética y medios de comunicación.”<br />

2. Los medios de comunicación como sistemas de pensamiento. Cuestiones éticas.<br />

2.1 La identidad en los medios masivos de comunicación en el contexto de la<br />

globalización.<br />

El término identidad está disperso en diversos conceptos difíciles sino<br />

imposibles de delimitar aquí. Entonces debemos comenzar estableciendo uno que se<br />

aproxime a dar cuenta del contexto de este trabajo. Como no nos referiremos sólo a la<br />

identidad de un individuo sino de una sociedad (global), en principio referiremos como<br />

“identidad cultural” ya que deja entrever el movimiento de su significado siendo que la<br />

cultura se transforma continuamente del mismo modo que un individuo. En todos los<br />

casos es una construcción social, y en el caso particular de pensar desde la<br />

comunicación debemos considerar las tecnologías de comunicación que modelan la<br />

realidad, del mismo modo que la invención del reloj modificó la relación con el trabajo<br />

23 Por otro lado, las pequeñas percepciones están relacionadas al "principio de continuidad", plenitud, que<br />

Leibniz ejemplifica mediante la naturaleza: “Cada porción de la materia puede ser concebida como un<br />

jardín lleno de plantas; y como un lago lleno de peces. Pero cada rama de la planta, cada miembro del<br />

animal, cada gota de sus humores es, a su vez, un jardín o un lago semejante.” Leibniz, “Monadología”.<br />

Nota 67.<br />

Leibniz, en parte, anticipa la noción del inconsciente como rector de la personalidad, cuando habla de<br />

estas percepciones infinitesimales. En este sentido, dice que hay que comprenderlas para entender las<br />

elecciones. Seguramente hay algo del deseo en este terreno. Como si hubiese, mas ruido en el fondo de lo<br />

que se ve en la superficie del mar.<br />

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Akerley. Isabel: «Un paradigma en la teoría de la comunicación»<br />

y facilitó la sociedad capitalista en el siglo XVII 24 . En este sentido en La ética de lo<br />

maximal (Ackerley, 2005) refería esta relación comunicación-medios-sociedadidentidad:<br />

“La comunicación es una construcción inter-social, inter-relacional, institucional, aquello<br />

que hace a una cultura, es decir, todo lo que hace a una sociedad y construye y constituye<br />

su sentido. Pero, en la sociedad actual, los MC son los mediadores de todas las formas de<br />

comunicación; están marcados por la tecnologización del pensamiento y la mercantilización<br />

de la existencia, creando una realidad gobernada por cifras y en pos de cifras, <strong>número</strong>s e<br />

información. Y así, acaban construyendo identidades como objetos de consumo, las cuales<br />

imposibilitan la percepción del otro como sujeto. De este modo, las relaciones se producen<br />

entre objetos.” 25 .<br />

La identidad del ciudadano, que está relacionada a la educación del individuo para<br />

convivir en sociedad, es construida también por los medios masivos. Román García en<br />

Una teoría de la imagen y la publicidad en Platón (1997), recorre las obras del filósofo<br />

griego para comparar la utilización de los mitos y la construcción de la ciudadanía. Y<br />

dice:<br />

El papel de la tragedia en nuestra sociedad lo cumple, salvando las distancias, el cine y la<br />

televisión. [...] Se reconocen claramente los fines ideológicos del cine –como ha estudiado<br />

Román Gubern- y de la televisión, en la época franquista, en regímenes autoritarios o en<br />

períodos de guerra. Pero en la actualidad o en sistemas democráticos nos resistimos a ello.<br />

Sin embargo: no se está realizando una educación desde determinados programas de<br />

televisión?26<br />

Luego nos recuerda la diferencia entre ser ciudadano y ser educado para tal. El<br />

ciudadano debe ser educado como pensaba Platón “ser ciudadano significa funcionar<br />

como tal, por lo que debe saber desempeñar todos los papeles que tiene que desarrollar<br />

en la vida cotidiana. Es por eso que debe pasarse por un pathos, cuya finalidad<br />

precisamente es formar un êthos propio de la ciudad y no sólo de la familia.”27<br />

Entonces ¿qué sucede cuando el ciudadano es formado, educado forjando una<br />

identidad cultural globalizada por los medios de comunicación? Cuando las<br />

instituciones, la comunidad, la familia, el Estado como educador dejan de tener el lugar<br />

primario y son reemplazados por programas de televisión o por la Internet,28 ¿qué<br />

24 Daniel.J.Boorstin. Os descobridores. Cap 8., p73.<br />

25 Ackerley, M. Isabel. La ética de lo máxima. Poder comunicación y ética. Pág.159.<br />

26 García Román. Una teoría de la imagen y la publicidad en Platón. Pág.1<strong>33</strong>.<br />

27 Idem. Pág. 134.<br />

28 No desarrollo este tema específicamente porque hay bibliografía harto suficiente sobre como los<br />

medios influyen en el ser social, entre ellas las que coloco en este trabajo. Una vez más la intención es<br />

pensar por encima de lo ya dicho por pensadores de gran prestigio desde Marx, la Escuela de Frankfurt,<br />

filósofos, comunicadores, periodistas y sociólogos de Brasil (con quienes me formé en una primera<br />

10 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Akerley. Isabel: «Un paradigma en la teoría de la comunicación»<br />

pensamiento es el que se establece? ¿Qué verdad y saber se forjan en la mente del ser<br />

humano? La respuesta no alcanzaría con una vida, porque es infinita. Sólo podemos<br />

esbozar una intuición y sobre esa intuición realizar las consideraciones éticas.<br />

El artículo Estado, TV e “opinião pública”: as disputas em torno do modelo de<br />

radiodifusão brasileiro”29 (Rocha, 2008), relata como en el ´68 la televisión,<br />

subvencionada por el Estado, se encarga de la identidad cultural en Brasil:<br />

Com a indústria cultural e a produção em massa, assentaram-se no Brasil as bases<br />

materiais para a difusão das ideologias do progresso e da segurança nacional, amplamente<br />

veiculadas pelos meios de comunicação de massa, sobretudo a TV, que teve um<br />

crescimento espantoso no período. Existiam no Brasil 2 milhões de aparelhos em 1964; 4<br />

milhões em 1969 e 9 milhões em 1974, quando a TV já estava presente em 43% dos<br />

lares.30<br />

Con el advenimiento de la democracia en el ´85 y con algunos planes a favor de<br />

las clases empobrecidas, otra vez los medios de comunicación saldrán a favor de los<br />

grandes capitales privados:<br />

A reação do grande capital veio de duas formas. A primeira delas foi o corte de<br />

investimentos, adiado até como forma de boicote ao Plano. A segunda reação do grande<br />

capital interessa-nos mais diretamente: trata-se da articulação de um discurso comum, para<br />

tentar reverter a seu favor o jogo travado em um espaço público que se transformava. Este<br />

passaria a ser o papel principal das grandes emissoras de TV a partir da<br />

redemocratização.31<br />

La identidad cultural, o mejor ya, un sistema de pensamiento se va generando con<br />

la producción audiovisual, es decir, una manera de pensar, de hablar, de decir, de actuar<br />

en la realidad y de percibirla. Gobernantes son inventados por estos medios de<br />

comunicación que son nada más que empresas multinacionales ocupadas de reproducir<br />

su capital utilizando la combinación de imagen y de sonido sin llevar en cuenta las<br />

consecuencias que se generan en las sociedades. Incluso el efecto es evitar el<br />

pensamiento propio, produciendo una masa amorfa de identidades culturales fluctuantes<br />

en un universo acotado por el capital. (Debemos aclarar que no todo lo que circula en<br />

los medios es alienante). Podemos colocar infinitos planos como ejemplo de la<br />

etapa), como también los filósofos y sociólogos mexicanos, alemanes, franceses, de Polonia, italianos,<br />

españoles y argentinos, entre otros.<br />

29 Rocha, María Eduarda. “Estado, TV e “opinião pública”: as disputas em torno do modelo de<br />

radiodifusão brasileiro”. Artigo publicado em BORGES, G.; REIA-BAPTISTA, V. (orgs). Discursos e<br />

práticas de qualidade na televisão. Lisboa: Livros Horizonte, 2008, pp. 112-132. JA<strong>MB</strong>EIRO, Othon. A<br />

TV no Brasil do Século XX. Salvador: Edufba, 2001, p. 81.<br />

31 Idem.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 11


Akerley. Isabel: «Un paradigma en la teoría de la comunicación»<br />

comunicación que se sucede como alienación. Imaginemos los medios de comunicación<br />

un día cualquiera y en simultaneo tendremos: “El Hospital de Clínicas pelea por salir<br />

de terapia intensiva. El primer ministro italiano dice que todos querrían ser como él y<br />

que por eso continúa ganando, mientras en los medios españoles se continúa luchando<br />

contra el tráfico de personas. Trabajadores, inmigrantes, deben trasladarse 32 y ser<br />

tratados como esclavos del capital. Niños y adolescentes que tienen acceso a Internet<br />

suben sus imágenes, (con el consentimiento de sus padres) <strong>33</strong> . La imagen del último<br />

cantante inventado o de los nuevos grupos de teatro, escritores, bailarines (buenos o<br />

malos). La novela mexicana nos habla sobre la infidelidad y sus horrores, luego la<br />

comedia donde todos son infieles. La eterna discusión sobre la prostitución, si es legal<br />

o no y donde deberían ejercerla; se reporta el abuso a un menor discapacitado por un<br />

miembro de una ONG, a la vez que un padre tiene 7 hijos con su hija que secuestro 20<br />

años. El último desfile de niñas, niños y mayores si es posible con escasa ropa. 30<br />

“terroristas” o “civiles” son muertos en Afganistán, entre ellos al menos 10 niños. Y se<br />

suceden denuncias de corrupción desde los presidentes hasta el “empresario” de 30<br />

años que negocia efedrina (sin que su mujer lo sepa, aunque se haya vuelto millonario<br />

en un mes). Quién ganó la copa?, (que lleva como trofeo millones por patear o golpear<br />

una pelota). Es necesaria la educación sexual (para adultos). Cientos de personas<br />

quedaron sin casa y el gobierno no tiene dinero para la infraestructura que hace<br />

décadas debería realizar. Riámonos con los entretenimientos que muestran todo lo<br />

anterior como una gracia, necesitamos más humor. Un programa de radio habla de<br />

banalidades, con entrevistas absurdas. Recibimos cincuenta reenvíos sobre la virgen<br />

maría, que hay que reenviar, sino nuestros pecados no serán perdonados y nuestro<br />

destino será destruido. Y más reenvíos de fotos del éter, y al costado de la pantalla<br />

clicke aquí, nos dice una quizá mujer. ¿Por qué está de paro otra vez el “campo”? Un<br />

cartel circular emite en la versión Internet: Ya está en video como secuestraron a una<br />

pareja y violaron a la mujer. Desnutrición en el norte argentino y en la periferia de<br />

Buenos Aires. Suiza abrirá el secreto bancario. Los banqueros, o financistas, serán<br />

condenados con una multa (por dejar a media humanidad de la noche a la mañana sin<br />

32 Podemos recordar la diferencia entre turistas y vagabundos en el texto de Bauman, Zygmunt. La<br />

globalización. Consecuencias humanas. México, DF. Fondo de cultura económica. 1999.<br />

<strong>33</strong> Todos los paréntesis son observaciones de la autora.<br />

12 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Akerley. Isabel: «Un paradigma en la teoría de la comunicación»<br />

trabajo) (no se habló más del tema). Los inmigrantes siguen llegando de manera ilegal<br />

a las costas europeas. Darwin´s impact in science, society and culture. Los cinco<br />

inventos científicos que revolucionaron al mundo en los últimos 5 años. Morirán<br />

millones de personas en todo el mundo a causa de la nueva gripe. Por la gripe, evite<br />

cualquier contacto y esté a no menos de un metro de todo ser humano. Vaya a votar a<br />

favor de la democracia. Temible y escalofriante ola de suicidios en France Telecom. En<br />

las villas argentinas y favelas brasileras las mujeres tienen 10 niños en promedio. La<br />

iglesia prohíbe el condón. Hay que incentivar el deporte. La clase media y alta no<br />

quiere tener más hijos. El campeón de ciclismo fue interceptado por la policía mientras<br />

ejercitaba en la autopista, fue golpeado y detenido unas horas. Los niños primero (los<br />

mayores, al final). Ex combatientes de Malvinas se encuentran incomodando el tránsito<br />

frente al congreso desde hace 20 días. El judaísmo debe continuar mediante la<br />

conversión en los matrimonios mixtos: pertenecemos al sector democrático, abierto y<br />

progresista, (conviértete). Obispos cenaban todas las noches con los dictadores. La<br />

ciencia sigue avanzando a favor de la humanidad, ha inventado un celular capaz de<br />

tener Internet y televisión en 5 centímetros, ahora sí te sentirás un ciudadano del<br />

mundo. Sigamos bailando por un sueño. El niño fue hallado en un sótano, su padre lo<br />

violentaba desde que nació y su pobre madre nunca lo sospechó. (¿Por qué en<br />

Argentina no hay comunicación ferroviaria?: los responsables continúan siendo los<br />

ingleses…). En “mujeres asesinas” se refleja la realidad (y con todos los detalles, así el<br />

espectador toma conciencia de lo que es una violación y también aprende). Personas de<br />

ambos sexos eran esclavizados para ejercer la prostitución. Hay que incentivar el<br />

deporte (aunque sea sin ciclo vías ni canchas). 2010 es el bicentenario argentino,<br />

(como destruir un país). El viagra revolucionó la masculinidad. La bolsa volvió a subir.<br />

Palestina. Israel. El fuego continúa avanzando en Córdoba y en Cataluña y en<br />

California. Último momento: 10 muertos por un choque múltiple en la ruta 2. El corte<br />

de árboles continúa en Brasil. Has recibido un nuevo mensaje. Los tres tipos de AVE<br />

que circulan en España -Talgo, Siemens, Alstom- pueden alcanzar los 350 kilómetros<br />

por hora o más. Más piqueteros cortan las calles y ex trabajadores quieren recuperar<br />

fábricas abandonadas. Los jóvenes ya no saben comunicarse. Argentina busca ser<br />

Argentina en un partido clave ante Paraguay. El Genocidio de Ruanda. Bélgica y<br />

Francia, sacan del país (Ruanda) a todos sus nacionales, sin preocuparse de los<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 13


Akerley. Isabel: «Un paradigma en la teoría de la comunicación»<br />

ruandeses, ni siquiera de los que trabajaban en sus empresas (1994) 34 . La modelo más<br />

cotizada del mundo visita Haití. Los narcotraficantes no dan tregua. Hay que evaluar<br />

las universidades argentinas (2009). La educación es el principal factor de desarrollo.<br />

Rio de Janeiro, a cidade maravilhosa. Los pedófilos encontrados eran todos<br />

universitarios profesionales con familia. Quedaron en libertad. Si no tienes Nike no<br />

existes. Los adolescentes son sanos porque beben agua en las creamfields. (La efedrina<br />

es un componente con que se hacen las pastillas de éxtasis que se consumen en las<br />

creamfields y por eso beben agua). La feria del libro fue un éxito. Um garoto de 9 anos<br />

matou por uns tênis. El 70 por ciento de los egresados del secundario no comprende lo<br />

que lee (Argentina, 2009). Para ser mejor y más delgada sigue mi dieta: es simple y<br />

efectiva. La OTAN reconoce que hubo muertos civiles en el último bombardeo a Irak.<br />

¿Cree que los controles de alcohol debe extenderse a fiestas privadas? (En la encuesta<br />

gana el no, parece que los supuestos padres quieren que sus hijos beban cada día más).<br />

Necesitamos más entretenimientos. Un nuevo tractor con cabina desmontable, aire<br />

acondicionado, 9 velocidades hará que tu trabajo en el “campo” parezca un Spa. No a<br />

la censura. No pierdas tu sueño, vení a Disney y luego a beber y bailar durante 15<br />

noches. Opening of the 28th Biennial of Graphic Arts in Ljubljana. Nuevo ciclo de cine<br />

en el Malva: para seguir pensando. Necesitamos una nueva Ley de Radiodifusión,<br />

porque la anterior era de la dictadura, (por eso demoramos 26 años no aplicando<br />

siquiera los artículo que dignifican la comunicación)”. El recorrido, obviamente es de<br />

carácter ilimitado, por eso nos detendremos aquí. ¿Porque no son observados los<br />

artículos de las leyes de radiodifusión referidos a la construcción de un sistema de<br />

pensamiento basado en la educación hacia la ciudadanía ni en Brasil, ni en Argentina?<br />

La respuesta es la lógica del capital: el dinero de las publicidades, de los programas, de<br />

los informativos y todo tipo de “entretenimiento” en que se ha transformado la<br />

comunicación.<br />

Como ya observaba en la tesis de maestría, el exceso de información dificulta la<br />

reflexión. El sistema es de no pensamiento. El estado de alienación, 35 no sólo de la clase<br />

34 El día 11 de abril de 1994, un comunicado de la Cruz Roja Internacional estima que decenas de miles<br />

de ruandeses han sido asesinados en tan solo unos días. Mientras tanto, la misión de pacificación de<br />

Naciones Unidas, UNAMIR no hacía nada. http://es.wikipedia.org/wiki/Genocidio_de_Ruanda<br />

35 Enajenación o extrañamiento. Circunstancia en la que vive toda persona que no es dueña de sí misma,<br />

ni es la responsable última de sus acciones y pensamientos. Para Marx es la condición en la que vive la<br />

14 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Akerley. Isabel: «Un paradigma en la teoría de la comunicación»<br />

oprimida sino de la sociedad en su conjunto es producto en gran medida de la integración de los<br />

medios de comunicación como socializador, educador 36 , como formadores de<br />

ciudadanos, a la vez que nadie controla el contenido ni proceso. Se puede y debe evitar<br />

los monopolios, incentivar la diversidad, la pluralidad, pero si no se controla el<br />

contenido respecto al escenario mundial, quedamos estancados en los intereses del<br />

capital, aparentemente plural y diverso. Lo que nos lleva a tratar de entender la<br />

distinción entre diferencia y diversidad. La pluralidad debería llenar este espacio, sin<br />

asumir que pluralidad sea sinónimo de diferencias.<br />

2.2 Pluralidad, diversidad y diferencia<br />

Recordando que Leibniz para justificar sus afirmaciones y para explicar que el<br />

tiempo y el espacio no son absolutos se vale de "el principio de identidad de los<br />

indiscernibles" dice: “No hay en la naturaleza dos seres reales absolutos que sean<br />

clase oprimida en toda sociedad de explotación, en toda sociedad que admite la propiedad privada de los<br />

medios de producción.<br />

36 “Pablo Huerga Melcón recorre la historia del sistema educativo occidental desde la Grecia antigua con<br />

la educación pública y la escritura y lectura como base técnica del conocimiento, hasta la actualidad<br />

donde al no haber más Estado no habría quien organice la educación. Equivalente a la tesis de Foucault,<br />

Huerga coloca el núcleo de la educación en la construcción del sujeto (persona). “Rousseau, en el Emilio,<br />

dice que su propuesta educativa busca formar hombres, dando por supuesto que antes de educarse los<br />

individuos aún no lo son. Y no lo son, o bien porque son esclavos de las instituciones, o de sus propios<br />

prejuicios: “un hombre lo es cuando alcanza la libertad”, etc. Kant, por ejemplo, insiste en los mismos<br />

argumentos. De hecho, es prácticamente un lugar común considerar que el fin de la educación es la<br />

formación de persona: “Contribuir a formar la propia personalidad y su capacidad de autodeterminación<br />

es el propósito y el problema más grave de la educación […] Tutelar, incrementar y desarrollar la<br />

personalidad es el propósito de la educación”. Así de rotundo lo dice Dante Morando. Manuales,<br />

programas, leyes y principios generales, todos insisten en esta idea sin excepción: ´el fin de la educación<br />

es la formación de personas´.” Huerga Melcón, Pablo. “El fin de la educación.”Pág.24-25. En este orden,<br />

“qué” ser humano se estaría formando, “cómo” por “quien”? (Cita:Dante Morando, Pedagogía. Historia<br />

crítica del problema educativo, Ed.Luís Miracle, S.A., Barcelona 1971; pág11.)<br />

Por otro camino, y como una continuidad de su pensamiento filosófico en Teoría de la acción<br />

comunicativa (1983) Jürgen Habermas, en Conciencia moral y acción comunicativa luego de realizar<br />

la división del trabajo empírico y el filosófico basándose en el ejemplo de la epistemología genética de<br />

Jean Piaget, en el capítulo final que lleva el mismo nombre del libro, utilizando la teoría moral de<br />

Lawrence Kohlberg por un lado refuerza la idea de que la filosofía es necesaria para analizar la filosofía<br />

moral “ es decir, que en el caso de la filosofía moral, por regresar a nuestra cuestión, no solamente<br />

depende ésta de las confirmaciones indirectas por parte de una psicología de la evolución de la<br />

conciencia moral, sino que depende a su vez de unos datos previos de carácter filosófico.” Pág 140. Por<br />

otro lado, al final del estudio empírico sobre la teoría moral de Kohlberg, al demostrar los problemas que<br />

surgen de universalizar el modelo, señala la necesidad de estudiar la aplicación de una teoría moral desde<br />

el punto de vista de la teoría de la comunicación. Pág.218. El centro de atención en esta nota pie de<br />

página está en la necesidad de la construcción del sujeto para habitar este mundo desde la ética y la moral<br />

conceptualizadas en esta investigación y nucleadas en la ética de lo maximal construida a partir del<br />

pensamiento de Leibniz.<br />

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Akerley. Isabel: «Un paradigma en la teoría de la comunicación»<br />

indiscernibles”. En otras palabras, todo aquello que no puede ser diferenciado, debe por<br />

lo tanto ser idéntico. 37<br />

En particular, este principio daría cuenta de la multiplicidad e individualidad de<br />

las cosas existentes. Leibniz pone como ejemplo dos hojas de árboles: que no son<br />

exactamente iguales, aunque lo parezcan. De otro modo no habría “razón suficiente”<br />

para que esté una a la izquierda de la otra, ni para distinguir entre una y otra.<br />

Lo mismo puede ser dicho respecto del espacio. Si existiese una sustancia a partir de la<br />

cual se pudieran determinar posiciones (i.e.: un espacio absoluto) sería por lo tanto<br />

susceptible a la división; sin embargo, después de la división tendríamos entonces dos<br />

porciones diferentes del espacio, una a la derecha de la otra. Por otro lado, las dos<br />

porciones serían indiscernibles una de la otra y, por lo tanto, deberían ser idénticas, lo<br />

cual conduce a una contradicción que radica en asumir la existencia de espacio<br />

absoluto. 38 Recordemos que en el mundo inteligible de Leibniz, palabra y objeto quedan<br />

identificados.<br />

En los medios de comunicación puede haber pluralidad de voces pero para ser<br />

diferentes deberían no superponerse, no decir lo mismo, aunque cambien algunos<br />

matices. Durante la guerra de Irak, la diversidad de medios que realizaba la cobertura<br />

desde EEUU remitía al discurso que requería diseminar desde la Casa Blanca. La<br />

pluralidad de medios de comunicación no contradice necesariamente al pensamiento<br />

único. El discurso del pensamiento único, salvando las distancias, quizá sería la<br />

tentación de poseer el espacio y tiempo absoluto de Newton. La multiplicidad de voces,<br />

la diversidad, la pluralidad no necesariamente es sinónimo de diferencia en el<br />

pensamiento ni en el discurso.<br />

37 El mismo tipo de argumento es utilizado por Leibniz para concluir que la sustancia carece de extensión.<br />

38 Por eso el espacio pasa a ser una proyección de propiedades internas de la sustancia, mónada. Dos<br />

sustancias aparentemente indiscernibles son diferentes por sus propiedades que son percibidas como<br />

relaciones espaciales. La localización de un objeto no es propiedad del objeto en si mismo. El espacio<br />

resulta una característica interna del concepto <strong>completo</strong> de la cosa, y no extrínseca. Así el cambio en la<br />

localización es un cambio del objeto en sí mismo. El mismo razonamiento puede ser aplicado al tiempo.<br />

En primer lugar, no hay localización absoluta ni del espacio, ni del tiempo, sino que son relativos a otros<br />

objetos y eventos. En segundo lugar, nuestras nociones de espacio y tiempo no son en si mismas reales,<br />

no son sustancias, son ideales, son fenómenos, ilusiones bien fundadas en las propiedades de las<br />

sustancias. Por esto no se debe confundir espacio-tiempo con realidad.<br />

El espacio es del orden de las coexistencias, y el tiempo pertenece al orden de los eventos sucesivos. La<br />

teoría relacional del espacio y del tiempo desmiente el valor absoluto y real de los mismos. Ackerley. M.<br />

Isabel. La ética de lo maximal. Poder, comunicación y ética. Pág. 47.<br />

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Akerley. Isabel: «Un paradigma en la teoría de la comunicación»<br />

La ética está incluida en la complejidad, siendo la rama de la filosofía que se<br />

ocupa de los principios de la vida conforme a la sabiduría filosófica, elaborando una<br />

reflexión sobre las razones de desear la justicia, la conjugación permanente (armonía) y<br />

los medios de alcanzarla. Es la convivencia de la mayor cantidad de variables con el fin<br />

de dar continuidad al universo, o en otras palabras, es la existencia en el entendimiento<br />

con el otro para que haya más vida, más mundo 39 . En este sentido el vacío ético se<br />

caracteriza por la desprotección individual y social, la falta de representación y amparo<br />

y todas las consecuencias que se producen descomponiendo el tejido social frente al<br />

flagelo de la miseria. 40 La dimensión política está ligada a la ética, porque la política<br />

estudia (o ejerce) la garantía ciudadana. En definitiva, nos enfrentamos a aquello que<br />

hace del ser humano un ser social, donde la comunicación es el eje fundamental.<br />

2.3. Ética y medios de comunicación<br />

Leibniz escribe en el prefacio de la Teodicea:<br />

“Existen dos laberintos famosos donde nuestra razón se pierde: uno se refiere a la gran<br />

cuestión de lo libre y de lo necesario, principalmente, sobre la producción y el origen del<br />

mal; el otro consiste en la discusión de la continuidad y de lo indivisible que envuelve los<br />

elementos, y donde debemos considerar el infinito. El primero concierne, sobre todo al<br />

género humano, el otro sólo incumbe a los filósofos.”41<br />

La discusión sobre la continuidad y sobre lo indivisible considerando el infinito lo<br />

desarrollé, en parte, en el libro La ética de lo maximal. Ahora referiré la cuestión de lo<br />

libre y lo necesario, la producción y el origen del mal, desde el punto de vista de la<br />

ética y la moral aclarando que dejaremos de lado gran parte de la historia ya que<br />

omitiremos la moral y ética judío-cristiana.<br />

El Dr. Alberto Hidalgo Tuñón transita largos senderos para indagar sobre<br />

significados y entendimientos respecto al tema. Nuestro objetivo es utilizar su<br />

pensamiento para establecer porque estos dos saberes que han acompañado la vida del<br />

ser humano son aún necesarios, y porque deben ser tomados en cuenta en los medios de<br />

39 Ackerley, M. Isabel. J.L. Borges y la Ética. Pág. 1.<br />

40 La venta de personas, la esclavitud está en el ranking de los cuatro negocios más rentables, muchas<br />

veces para la prostitución y/o trabajos forzados, este delito es reproducido e incentivado en los medios<br />

masivos: publicidades, propagandas, películas, revistas o diarios donde el entretenimiento se comporta<br />

como incentivo de ilícitos. Recordemos a Michel Foucault: el poder no reprime sino que incita a la<br />

acción. Microfísica del poder.<br />

41 Leibniz, “Essais de Theódicée”. Pág. 29. Traducción de la autora.<br />

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Akerley. Isabel: «Un paradigma en la teoría de la comunicación»<br />

comunicación considerando que ellos son los encargados en gran parte de la educación,<br />

sociabilidad y ciudadanía.<br />

El término ética deriva de dos palabras griegas con significados relacionados:<br />

éthos y êthos. Alberto Hidalgo Tuñón (1993) nos esclarece:<br />

Y agrega,<br />

“El primero significa “uso”, “costumbre”, “hábito” tanto en el sentido individual “de tener<br />

el hábito de trasnochar”, por ejemplo, como en el sentido colectivo, que refleja la siguiente<br />

frase: “es costumbre de esta ciudad celebrar la fiesta de su patrono con fuegos artificiales”.<br />

Claro que ambos sentidos se combinan o superponen, el individual y el<br />

social. “Êthos, en cambio significa “carácter” de una persona, su “modo de ser”, y se<br />

aplica en plural también al modo de comportarse y a la naturaleza propia de ciertas<br />

especies de animales”.<br />

“Serán los filósofos de la época clásica quienes efectuarán un cambio, casi imperceptible,<br />

pero muy significativo; comienzan a relacionar la ética, no ya con el “modo de ser” que a<br />

uno le corresponden por naturaleza (de acuerdo al viejo refrán de que “genio y figura hasta<br />

la sepultura”), sino con el éthos, los hábitos o costumbres adquiridos por educación.<br />

Platón afirma al respecto:<br />

“Toda disposición de carácter procede de la costumbre”. Y su discípulo Aristóteles, como<br />

que no quiere la cosa, remacha el clavo, asegurándonos lo siguiente: “La ética procede de la<br />

costumbre, como lo indica su nombre que varía ligeramente del de “costumbre”. De este<br />

hecho resulta claro que ninguna de las virtudes éticas se produce en nosotros por naturaleza,<br />

puesto que ninguna cosa que existe por naturaleza se modifica por la costumbre”. 42<br />

Luego hay otros desdoblamientos y la ética queda vinculada a la costumbre y/o<br />

hábito individual, y por su lado la moral es relacionada a las costumbres o hábitos<br />

sociales. La moral sería vinculada a aquello que atañe a la sociedad, al grupo, a la<br />

comunidad. El cuerpo interno y el externo. Un ejemplo de ambos, relacionado a una<br />

cultura aristocrática, mitológica pre filosofía, pero que sirve de modelo sería Aquiles y<br />

Héctor. Aquiles lucha por su cólera, por si mismo, por Patroclo, su amigo muerto.<br />

Héctor lucha por Troya, por su comunidad, por su sociedad, por su hermano y su<br />

familia.<br />

Estos ejemplos sirven para entender la relación entre medios de comunicación y la<br />

ética y la moral necesarios para forjar un carácter individual y una ciudadanía capaz de<br />

constituir una cultura donde lo mejor para todos y cada uno sea el primer principio.<br />

42 Hidalgo Tuñón, Alberto. “Que es esa cosa llamada ética”. Principales teorías. “La vida moral y la<br />

reflexión ética”. (1993) Madrid: Liga española de la educación y la cultura popular.<br />

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Akerley. Isabel: «Un paradigma en la teoría de la comunicación»<br />

Siguiendo el razonamiento encontramos que la ética construida a partir del pensamiento<br />

del filósofo de Leipzig, G. W. Leibniz 43 puede sintetizar o aunar estas dos prácticas, ya<br />

que en Leibniz la mónada es el universo, entonces lo individual y lo social estarían<br />

superpuestos de modo tal que si nombro una palabra se modifica todo el libro. Cuando<br />

Leibniz afirma que la mónada es el universo pero que conserva un lugar donde<br />

permanece en sí misma, no sólo estaría refiriendo al ser y la ilusión del mismo:<br />

Parménides y Heráclito oponiéndose y manifestándose en el universo de Leibniz, sino al<br />

cuerpo individual que permanece como ética y a la mónada conteniendo al otro, el<br />

cuerpo social, la moral. En sus palabras: “Que cada sustancia singular expresa todo el<br />

universo a su manera, y que en su noción todos sus acontecimientos están<br />

comprendidos con todas sus circunstancias y toda la serie de las cosas exteriores”. 44<br />

En otras palabras, una acción individual produciría consecuencias personales, globales o<br />

sociales. La cólera de Aquiles, su acción ética individual conduce al êthos de Héctor, o<br />

mejor ya a su actitud moral de defender la sociedad. 45<br />

2.4. Grietas<br />

En la novela de ciencia ficción de R. Silververg 46 , El Mundo Interior, se<br />

pretendía crear un mundo perfecto dentro de edificios llamados Monurbs, que toman el<br />

lugar de único mundo. Una sociedad donde la libertad es la regla. Si alguien presentaba<br />

dudas (fisuras) o si huía al “afuera” del Edificio era “condicionado” mediante<br />

psicólogos y en caso de reincidir eran conducidos al último piso ante una especie de<br />

dios que los ayudaría a aceptar el orden establecido. Si las dudas persistían amenazando<br />

el sistema, eran enviados a las Tolvas, una máquina que los eliminaba transformándolos<br />

en energía para la realimentación del sistema. Siempre surgían fisuras.<br />

El sistema, aunque global, siempre presenta fisuras. Las grietas, como en El<br />

Mundo Interior, siempre aparecen. La pregunta continúa siendo 47 , si ellas, las<br />

43 Ackerley, M. Isabel. La ética de lo maximal. Poder, comunicación y ética.(2005) Ed.Vergara: Buenos<br />

Aires.<br />

44 Leibniz. G.W. Discurso de Metafísica. Pág.74.<br />

45 Ya que el êthos, como lo comunitario, la acción colectiva, es luego reemplazado por lo que se entiende<br />

por moral.<br />

46 Robert Silverberg. El Mundo Interior.Buenos Aires: ed. Hyspamerica. Biblioteca de Ciencia Ficción;<br />

1971.<br />

47 Ackerley, M. Isabel. La ética de lo maximal. Poder, comunicación y ética.(2005)., pág. 143.<br />

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Akerley. Isabel: «Un paradigma en la teoría de la comunicación»<br />

resistencias, tienen la posibilidad de modificar la realidad, de tornarse re-existencias. En<br />

el libro La ética de lo maximal demostré entre otras grietas, el caso del “corralito”, que<br />

consistió en la confiscación por parte de los bancos del dinero de los ahorristas.<br />

Las fisuras en el sistema educativo se manifiestan en diversas partes del mundo:<br />

en Francia planean pagar a los alumnos para evitar el alto índice de ausentismo escolar;<br />

el sistema educativo argentino debe cambiar una vez más su modelo; en España se habla<br />

de reinventar el rol de los maestros.<br />

Las grietas no son algo ficticio. Las grietas detectadas por los propios MC los<br />

deslegitiman. El titular del diario El dipló, de Le monde diplomatique, de octubre, 2009<br />

dice: “Libertad de expresión vs. libertad de empresa La batalla de y por los medios de comunicación.<br />

El debate sobre la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en Argentina se inscribe en las<br />

discusiones internacionales sobre el tema desde hace más de un cuarto de siglo. El “Informe MacBride”<br />

provocó una crisis en la UNESCO, al proponer un Nuevo Orden Mundial de la Información y<br />

Comunicación. El fenómeno de explosión tecnológica, concentración mediática y caída del nivel<br />

educativo global. Crisis de la prensa escrita, responsabilidad de las empresas y los periodistas.”<br />

2.5 Crítica a los medios de comunicación como superestructura ideológica<br />

Dentro de los medios de comunicación se esparce también la llamada “doble<br />

moral”, o en otras palabras lo que se debe hacer y ser “éticamente” y lo que se debe<br />

hacer y ser “moralmente”. Por un lado justifican una condición ética individualista, y<br />

por el otro una moral de condolerse por los llamados arbitrariamente derechos humanos.<br />

Un juego continuo y perverso de irresponsabilidad cívica. Incluso es necesario tener en<br />

cuenta el rol del periodista y la responsabilidad ética profesional. 48 El periodista es el<br />

que trabaja directamente para los medios de comunicación, está dentro de su estructura,<br />

entonces hay una relación ética ya que es su ser individual el que tiene un compromiso<br />

con la sociedad, sería como el nexo entre el cuerpo individual (individuo-ética) y el<br />

externo (sociedad-moral) en el contexto de la comunicación mediática.<br />

48 Similar al Juramento Hipocrático de los médicos (de médico Hipócrates, siglo V a/c), es o debería ser<br />

la ética profesional del periodista. Según E.J.EPSTEIN “La clave para un periodismo profesional es que<br />

el periodista permanezca como un extraño: La noticia es cambio en cuanto visto por un extraño<br />

(corresponsal) a favor de otros extraños (audiencias)” Epstein, E.J.:news from Nowhere. Television and<br />

the News. New York, Random House, 1973.P.27. Cita del libro: Teoría general de la información.<br />

Teoría profesional de la actividad periodística (I), pág. 87. Felicísimo Valbuena de la Fuente (1997)<br />

Madrid: NOESIS.<br />

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Akerley. Isabel: «Un paradigma en la teoría de la comunicación»<br />

Entonces, si el estado es el encargado de regular los MC a través de un<br />

organismo autárquico como el COMFER (Comité Federal de Radiodifusión) en<br />

Argentina, y si por lo ya expuesto los medios de comunicación por un lado y el estado<br />

por el otro serían los responsables de la identidad cultural, la sociabilidad, la ciudadanía,<br />

la educación, aquí hay presente un grave problema: El COMFER, como representante<br />

de la ley y el estado como representante de los derechos de los ciudadanos funcionan<br />

como superestructura ideológica de esa “doble moral”, como una pantalla que respalda<br />

a los grandes capitales de los MC.<br />

En definitiva que se sancione una ley u otra o ninguna da igual, si ni unos ni<br />

otros se interesan en la ética y la moral en el sentido de la filosofía, o en el univoco<br />

concepto de ética de lo maximal en G. W. Leibniz. Únicos sentidos en que estas<br />

palabras tienen relevancia social en la construcción del sujeto. 49<br />

3. Elementos constituyentes del paradigma<br />

El sentido de paradigma dominante refiere a los valores o sistemas de<br />

pensamiento en una sociedad estable, en un momento determinado. En la comunicación<br />

los medios deberían propagar arquetipos diferentes a los que actualmente tienen la<br />

palabra y actúan como personajes que la sociedad imita. El paradigma establecido por la<br />

industria cultural con la subjetividad creada a partir de él, la anomia, puede ser<br />

revertido a través de políticas públicas que pongan en juego otros paradigmas. Y<br />

entendido como normativa, requeriría que los medios de comunicación a través de las<br />

leyes propagaran arquetipos diferentes a los que actualmente tienen la palabra y actúan<br />

como personajes que la sociedad toma como referentes.<br />

Utilizando el sentido de complejidad, variables y parámetros que lo constituyen,<br />

es que dejo establecido el contexto para comenzar a escribir el paradigma a través de los<br />

elementos, las relaciones y las operaciones que interactúan.<br />

49 En una entrevista sobre la “fenomenología y política”, el catedrático Ricardo Sánchez Ortiz De Urbina,<br />

responde: “Hay política cuando una parte se hace cargo de los intereses del todo. Para lo que debe<br />

inspirarse en una cierta igualdad. Pero si ese horizonte de igualdad es el de los bienes y servicios sin<br />

más, estaríamos en la política como democracia consensuada. La fenomenología al definir la humanidad<br />

como comunidad de singulares radicalmente iguales insta a un ejercicio político que no es precisamente<br />

el de los modos vigentes.” La Nueva España. 19 de mayo, 2009.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 21


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<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 23


Arte versus Globalización:<br />

Revisión Filosófica de los recursos del Arte<br />

Contemporáneo frente al proceso de Globalización<br />

Marisol Salanova Burguera (Universidad de Valencia)<br />

Eurídice Cabanes Martínez (Universidad de Santiago de Compostela)<br />

1. Introducción<br />

La globalización conlleva factores tales como una acelerada internacionalización<br />

de los procesos económicos, un creciente uso de nuevas tecnologías de información y<br />

nuevas formas de producción, que parecen haber hecho de la cultura un producto. La<br />

impresión de que la globalización del mercado del arte restringe la subjetividad del<br />

artista y lo aboca a una producción seriada y orientada a los gustos del coleccionista está<br />

ligada a la inserción de la producción artística en ese mercado. Sin embargo, las<br />

tecnologías digitales han conseguido ampliar las posibilidades de que cualquier persona<br />

con acceso a ellas participe en esta creación cultural.<br />

Consideramos que el propio uso de las nuevas tecnologías en el arte (a través del<br />

Net.Art, Performance, Instalaciones) está provocando una rebelión contra los citados<br />

aspectos negativos de la globalización con armas que ésta misma proporciona, como<br />

son Internet o la accesibilidad a los avances tecnológicos. Tal rebelión se da a través de<br />

un arte de valiosa carga social y una forma nueva de cultura que se extiende, afecta a<br />

diversos ámbitos y ha de ser revisada desde la Filosofía, esta es; la Cibercultura.<br />

2. El proceso de globalización en el ámbito artístico.<br />

2.1. Globalización, Cibercultura y Arte.<br />

Existen diversas maneras de definir Cibercultura. Tomaremos como punto de<br />

partida la de autores como Lévy y Kerckhove, que la entienden como “la tercera era de<br />

la comunicación, en la que se habría configurado un lenguaje todavía más universal que<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 1


Cabañes Martínez, Eurídice /Salanova Burguera, Marisol: «Arte versus globalización»<br />

el alfabeto: el lenguaje digital. Una era que habría seguido a las de la oralidad y la<br />

escritura”1. Nos interesan especialmente las tres características establecidas por<br />

Kerkchove que facilitarán la labor de comprender la Cibercultura, estas son: la<br />

interactividad, la hipertextualidad y la conectividad. 2<br />

Si tenemos en cuenta que el arte, en ningún momento puede existir aislado del<br />

contexto cultural y social que las rodea, y nuestro contexto actual es el de la<br />

Cibercultura, resulta lógico que el arte se vea afectado por este cambio de paradigma<br />

cultural, que parece no poder escapar a las condiciones socio-económicas que la<br />

globalización impone.<br />

La globalización responde a una concepción del mundo que trata de instaurar un<br />

cierto orden de legalidades y legitimidades capaces de arbitrar el comportamiento de la<br />

sociedad frente a los desafíos y conflictos propios de su desarrollo, intentando<br />

regularizar la interactividad y las conexiones sociales y económicas de esa sociedad que<br />

es cada vez más multicultural y que recibe nuevas informaciones e influencias<br />

constantes.<br />

En el ámbito económico, la globalización muestra lo que consideramos un claro afán<br />

por construir un mercado único organizado por el dominio de las redes telemáticas de la<br />

información, orientadas, aparentemente, a favorecer el tiempo de reproducción del<br />

capital a través de los intercambios de consumo, buscando unificar los campos de<br />

producción y reproducción material de la vida.<br />

Por su parte, la globalización del mercado del arte parece que, en primera<br />

instancia, disminuye la libertad para expresar la subjetividad y los principios del artista,<br />

al ver éste su creatividad supeditada a la comercialización. Tanto el espectador como el<br />

coleccionista o “consumidor de arte” ejerce hoy un papel que crea cierta controversia,<br />

pues el artista actual, ante el mercado globalizado, depende del cliente, y si no responde<br />

a la demanda del mercado corre el riesgo de quedar relegado. De este modo, la libertad<br />

creativa se enfrenta al peligro de verse mermada, incluso anulada, respondiendo a la<br />

producción de arte como un tipo de creación en serie, a expensas de un consumo<br />

estandarizado y, por ello, poco crítico y original.<br />

1 Inteligencias en conexión. Hacia una sociedad de la Web<br />

http://www.javeriana.edu.co/relato_digital/r_digital/cibercultura/cibercultura.html<br />

2 Ver Inteligencias en conexión. Hacia una sociedad de la Web<br />

http://www.javeriana.edu.co/relato_digital/r_digital/cibercultura/cibercultura.html<br />

2 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Cabañes Martínez, Eurídice /Salanova Burguera, Marisol: «Arte versus globalización»<br />

Sin embargo, ante este problema, el arte no deja de buscar otros caminos en el<br />

cambiante mundo globalizado, consolidándose como un mecanismo más en la dinámica<br />

cultural actual de intercambio internacional, pero convirtiéndose en un lenguaje común<br />

que refleja y critica las cambiantes condiciones políticas actuales.<br />

La Cibercultura surge de la mano de la globalización y rescata el elemento<br />

tecnológico como valor positivo de la misma. A través de la tecnologización del mundo<br />

el arte encuentra una vía de escape para no someterse a los aspectos negativos del<br />

mercado globalizado y aprovechar los avances en informática y tecnologías aplicadas<br />

como herramientas para el desarrollo de la creatividad del artista y su comunicación con<br />

los “consumidores de arte”. De este modo las nuevas tecnologías suponen una doble<br />

herramienta para los creadores de arte. Por un lado, forman parte de la obra, que pasa a<br />

ser dinámica, haciendo posible una absoluta interactividad entre la obra y el mundo, o<br />

entre la obra y el espectador, y por otro permiten que muchas más personas puedan<br />

crear y compartir sus obras sin necesidad de intermediarios.<br />

Con respecto a esta primera faceta de la tecnología como parte de la obra de arte,<br />

nos parece que no será necesario ahondar en el gran avance que trajo consigo la<br />

aparición de tecnologías aplicadas al arte tales como la fotografía o el cine. Pero si que<br />

nos interesa recordar que en los albores del desarrollo la imagen era analógica; es decir,<br />

fija e inmodificable. Así pues, la gran revolución en el arte viene de la mano de la<br />

información digital. Ésta, al contrario que la analógica, puede ser manipulada con<br />

libertad, convirtiendo, imagen o sonido, en sistemas dinámicos, y de este modo, ambos<br />

se han vuelto variables, todo “un mundo de acontecimientos controlado por el<br />

contexto”3, que ha alterado radicalmente nuestra forma de concebir el arte o la estética<br />

en sí misma.<br />

La posibilidad de información digital, unida a recursos tales como Internet, han<br />

generado la posibilidad de un nuevo arte que, de la mano de la tecnología, ha pasado de<br />

ser estático, dirigido a un sujeto pasivo que no puede hacer otra cosa que contemplarlo y<br />

/ o adquirirlo, a ser un arte interactivo, en el que el espectador se convierte en parte de la<br />

obra.<br />

3 Weibel, P: El mundo como interfaz, Elementos, 40, 20. 23-<strong>33</strong>. Weibel, P: “El mundo como<br />

interfaz” En: Revista El Paseante. Nº 27-28. Ediciones Siruela, Madrid, 1998,<br />

Pág. 110.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 3


Cabañes Martínez, Eurídice /Salanova Burguera, Marisol: «Arte versus globalización»<br />

Además, y ahora prestamos atención a la segunda faceta de la tecnología que<br />

mencionábamos antes, las tecnologías digitales han conseguido ampliar las<br />

posibilidades de que cualquier persona con acceso a ellas participe en la creación<br />

cultural y pueda difundir sus obras con gran facilidad y sin necesidad de intermediarios.<br />

No obstante, esto tiene aspectos que algunos consideran negativos a modo de efectos<br />

colaterales: el surgimiento y auge de la piratería, la controversia sobre los derechos de<br />

autor, el acceso desigual a la tecnología en la población, etc.<br />

El legado de esta cultura digital también es un tema controvertido pues la<br />

información en Internet puede considerarse efímera; algunas Webs aparecen y<br />

desaparecen rápidamente, cambian de servidor o ubicación, caducan etc. Así que no se<br />

puede esperar que las mismas obras de arte continúen ahí igual de accesible el día de<br />

mañana, pues los cambios se suceden de forma vertiginosa en esta aldea global en la<br />

que vivimos.<br />

2.2. Recursos del Arte frente a la Globalización.<br />

Filósofos como Adorno y Horkheimer, proponen el término industria cultural<br />

para hacer referencia a una “parte” del capitalismo tardío que consiste en la fabricación<br />

de productos en serie (mercantilización del arte) favoreciendo la desdiferenciación de<br />

los productos, es decir, que los mismos se convierten en mercancías para un mercado<br />

(un público) determinado, segmentado y con efectos predecibles. Por lo tanto, “cuanto<br />

más sólidas se tornan las posiciones de la industria cultural, tanto más brutalmente<br />

puede obrar con las necesidades del consumidor, producirlas, guiarlas, disciplinarlas, y<br />

suprimir incluso la diversión. Para el progreso cultural no existe aquí ningún límite” 4 .<br />

Una industria cultural que se desarrolla como una sociedad de mercado convierte al<br />

hombre en un mero consumidor.<br />

Ya Walter Benjamin en 1936 con su artículo “La obra de arte en la época de su<br />

reproductibilidad técnica” 5 apuntó hacia que la función artística podría llegar a ser<br />

4 Horkheimer, M. y Adorno, T. (1979). Dialéctica del iluminismo. Buenos Aires, Sur.<br />

5 Benjamin, Walter, “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica”, en<br />

Discursos interrumpidos I , Taurus, Madrid, 1973, prólogo, traducción y notas de Jesús<br />

Aguirre, pp. 15-57.<br />

4 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Cabañes Martínez, Eurídice /Salanova Burguera, Marisol: «Arte versus globalización»<br />

accesoria, según el camino que estaba tomando, a medida que aparecían más métodos<br />

de reproducción técnica y las posibilidades de exhibición de la obra de arte crecían y<br />

variaban. 6<br />

Los cambios culturales han acompañado los episodios derivados del intercambio<br />

comercial generando ciertas controversias. La aceleración económica, así como los<br />

últimos avances tecnológicos y la rapidez en la transmisión en los medios de<br />

comunicación han dado paso a grandes mercados consiguiendo la expansión y<br />

aceleración del intercambio comercial entre diferentes naciones. Dicha aceleración<br />

económica ha sido criticada desde diversos puntos de vista, revelando una creciente<br />

preocupación por la cuestión de en qué medida afecta a la cultura. De este modo, tal y<br />

como afirma Thrift, “la acelerada internacionalización de los procesos económicos; el<br />

uso de nuevas tecnologías de información y nuevas formas de producción con<br />

transferencia no solo tecnológica sino también cultural, han hecho de la cultura un<br />

producto y un factor de producción” 7 .<br />

Aún cuando los movimientos de resistencia a estas políticas neoliberales<br />

conforman un variado espectro social y cultural la criticada globalización obedece, por<br />

su parte, a la revolución de la era digital, la Cibercultura y la comunicación mediante las<br />

tecnologías.<br />

Las tecnologías de la información y la comunicación juegan un papel<br />

protagonista en la forma en que las sociedades se enfrentan a la globalización.<br />

Entendemos que la apropiación tecnológica por parte del Arte es una forma de<br />

resistencia dentro del contexto de la globalización. Según el Profesor Fernando<br />

Martínez de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de La República (Montevideo,<br />

Uruguay): “El arte como representación, termina por revelar la no objetividad del<br />

mundo, su condición ilusoria, y sólo nos deja de sí, entonces, aquello que es presencia.<br />

Como la globalización se hace posible a expensas de la re-presentación y en tanto el arte<br />

deviene en presentación, en presencia y en tanto la presencia es principio y fin de todas<br />

6 Desde las primeras líneas, La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica deja<br />

meridianamente clara su intencionalidad política, en función de la cual se instrumentaliza el<br />

análisis de la superestructura estética. Para Benjamin, la reproducción técnica de la obra de<br />

arte corresponde exactamente a la reproducción técnica de las mercancías, lo que significa,<br />

metodológicamente, la ubicación del análisis en el plano radicalmente materialista de las<br />

condiciones de producción.<br />

7 Thrift, N.: "A Hyperactive World” en Geographies of global change. Oxford UK &<br />

Cambridge USA, Blackwell, 1995.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 5


Cabañes Martínez, Eurídice /Salanova Burguera, Marisol: «Arte versus globalización»<br />

las cosas, más que un vehículo de la globalización, el arte, es su solvente, su plena<br />

resistencia.”<br />

Un ejemplo de dicha resistencia lo encontramos en el Net.Art. El concepto “Net.Art”<br />

designa a la producción artístico-simbólica realizada ex profeso en y para la red. Se trata<br />

de una de las formas de arte interactivo habilitadas por los soportes digitales, y las<br />

prácticas comunicativas generadas por ellos. La denominación Net punto Art designa<br />

las prácticas artísticas que apuntan a una experiencia estética específica de Internet<br />

como soporte de la obra, y señalan o desarrollan un lenguaje característico. Este tipo de<br />

arte se halla sujeto a la fugacidad de todo cuanto aparece en el ciberespacio, por lo<br />

tanto, aunque puede documentarse, no hay forma de apresarlo, no podemos congelar la<br />

red. Es por esto que el Net.Art desafía al mercado del arte, en tanto que su<br />

comercialización va más allá de las comunes reglas del consumo. La mayoría de obras<br />

online ni siquiera son comercializables, la interactividad con ellas es gratuita o no están<br />

orientadas expresamente a su venta, escapando así al mercado. El Net.Art, lleva en su<br />

propia esencia su surgir y su desvanecerse, como un espejo que refleja la realidad de un<br />

momento, pues entendemos que en Internet nada es fijo, el arte no es estático, cambia y<br />

se modifica, constantemente surgen nuevas páginas, nuevas creaciones.<br />

A margen de su difícil comercialización, la oposición a la globalización de<br />

muchas obras de Net.Art se hace explícita en sus propios contenidos; muchas de ellas<br />

apuntan hacia la crítica social, política, económica, etc. Pese a que no sería posible el<br />

propio concepto de Net.Art sin globalización, sin Internet y sin la libertad de<br />

comunicación, a través del mismo también se critica la política neoliberal y los aspectos<br />

negativos del proceso de globalización. “Turista Fronterizo” (2005) es un proyecto<br />

Net.Art de la artista newyorkina Coco Fuscó 8 en forma de juego bilingüe en línea que<br />

traza un mapa sobre los movimientos de varios grupos sociales que habitan en la<br />

frontera de EEUU y Méjico. Se presenta con una interfaz similar a la del juego de la<br />

oca, con el escenario de la frontera como tablero de juego y con opciones de elegir<br />

personajes estereotipados mejicanos y americanos. Tal proyecto nos sirve de ejemplo<br />

por tratarse de una propuesta cargada de ironía que señala ciertas paradojas de la<br />

sociedad contemporánea. Incluso la actitud de crítica y denuncia se ve inevitablemente<br />

envuelta en la maquinaria de producción capitalista.<br />

8 Acceso gratuito al juego: http://www.thing.net/%7Ecocofusco/StartPage.html<br />

6 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Cabañes Martínez, Eurídice /Salanova Burguera, Marisol: «Arte versus globalización»<br />

En España el colectivo Derivart ha desarrollado proyectos como “Casas tristes”,<br />

que consiste en un mapa Web en el que todo el mundo puede añadir casas vacías o<br />

abandonadas. Tal como reza su propio eslogan, esta obra constituye una serie de<br />

“herramientas para la visualización para una vivienda digna”. Dentro de la misma<br />

temática se haya el Burbujómetro, una visualización interactiva del precio de la<br />

vivienda en la que encontramos, burbujas de diferentes tamaños que al ser explotadas<br />

por el usuario muestran el precio de la vivienda de las diferentes provincias a tiempo<br />

real. Obviamente, la obra hace referencia a la burbuja inmobiliaria y las dinámicas<br />

socioeconómicas. Constituye una reflexión sobre la subida del precio de la vivienda en<br />

España, la cantidad de casas que se compran únicamente para especular, y que,<br />

enlazando con el proyecto anterior de Derivart, se encuentran vacías y cerradas,<br />

mientras que los jóvenes pasan apuros para encontrar casas en alquiler con un precio<br />

razonable.<br />

También es interesante su creación “Spread Player”, que mediante el empleo de<br />

la sonificación nos muestra el “sonido de los mercados”. En una sala oscura podemos<br />

ver en una pantalla diferentes logotipos de empresas españolas sobre una interfaz de<br />

radar cuya posición nos muestra su valor en la bolsa. La pantalla es táctil y nos permite<br />

desplazar los logotipos de las empresas al centro del radar, lo que hará que se escuche<br />

una melodía en la sala. La melodía es la sonificación de los datos bursátiles<br />

correspondientes a las diferentes empresas que configuran el Ibex35. De este modo<br />

Derivart redefine el concepto tradicional de visualización financiera.<br />

Pero no sólo las obras de Net.Art pueden ser subversivas. También dentro de las<br />

múltiples vertientes del arte de acción, es abundante la que se orienta hacia la crítica del<br />

poder, hacia reflexiones en torno a lo social, lo político. Por su parte, el performance<br />

nos parece que, con sus herramientas críticas, diluye las barreras entre el arte y la vida.<br />

La palabra “performance” empezó a utilizarse especialmente para definir ciertas<br />

manifestaciones artísticas a finales de los años sesenta. Performance se ha difundido en<br />

las artes plásticas a partir de la expresión inglesa performance art, con el significado de<br />

arte en vivo. Se encuentra ligado al arte conceptual, a los happenings y al body art, y<br />

surge como experiencia que no se deja atrapar por los instrumentos metodológicos<br />

tradicionales.<br />

Una nueva generación de artistas está recuperando esta forma de arte que<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 7


Cabañes Martínez, Eurídice /Salanova Burguera, Marisol: «Arte versus globalización»<br />

realmente no había desaparecido desde los años setenta pero, con la frenética<br />

revalorización de la pintura y el objeto en la década de los ochenta había sido relegado a<br />

un segundo plano dada su dificultad de comercialización. Hoy está volviendo con<br />

ímpetu a la escena artística en las galerías de arte, en las calles y en Internet. De hecho,<br />

actualmente, los artistas visuales están tomando el performance como una extensión del<br />

conjunto de su práctica artística que puede abarcar la pintura, el video y las<br />

instalaciones.<br />

Los estudios del performance se desarrollan a partir de la necesidad de abrir<br />

campos de estudio que respondan a una realidad cada vez más compleja: permiten el<br />

abordaje de nuevos fenómenos socio-culturales, el análisis de nuevas identidades, su<br />

modo de actuar y de representarse en distintos contextos, entre otras cosas. El<br />

performance además permite estudiar desde nuevos ángulos los fenómenos socioculturales<br />

derivados de la globalización.<br />

Así, por ejemplo, la obra del artista indonesio Iwan Wijono apunta hacia una<br />

crítica a la globalización y a la expoliación de los países productores por las grandes<br />

multinacionales, desde un enfoque humorístico cargado de ironía. Wijono incluye en su<br />

performance muchas referencias económicas y políticas (incluso ritualistas) de su país.<br />

Su objetivo es poner el dedo en una de la llagas más purulentas de la sociedad: la<br />

situación de los indigentes y su supresión como personas pasando a ser tratados como<br />

objetos.<br />

En Chile, el artista Alexander del Re, realiza proyectos de performance cuya<br />

temática gira en torno a la problemática de la percepción del "otro" en una sociedad<br />

global cada vez más dependiente de la mediación tecnológica; utilizando habitualmente<br />

en sus performances, instalaciones sonoras y elementos multimediales, así como su<br />

propio cuerpo. Dicho artista responde con sus obras al hecho de que la esencia del arte<br />

de performance está en su ser efímero, no reproducible, pues su existencia está en<br />

relación al espectador, por lo cual es una forma de arte que se presenta para desaparecer,<br />

difícilmente es comercializable.<br />

3. Conclusiones.<br />

Hemos visto la amenaza que representa la globalización neoliberal, entendida en<br />

8 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Cabañes Martínez, Eurídice /Salanova Burguera, Marisol: «Arte versus globalización»<br />

términos de mercado, para el mundo del arte, que puede verse fagocitado por ésta,<br />

convirtiéndose sus obras en meras mercancías, en simples productos de transacciones<br />

económicas. Y hemos propuesto el Net.Art y la performatividad como formas de crítica<br />

y resistencia a dicho proceso.<br />

“Si las comunicaciones de masas reúnen armoniosamente y a menudo<br />

inadvertidamente el arte, la política, la religión y la filosofía con los anuncios<br />

comerciales, al hacerlo conducen estos aspectos de la cultura a su común denominador:<br />

la forma de mercancía” 9 . Esto puede verse a diario, en la producción en serie de<br />

llaveros, ceniceros y demás merchandising con la cara del Che Guevara, las camisetas<br />

con eslóganes subversivos como “Fuck and Destroy” o “Si el capitalismo te quema,<br />

prende fuego al capitalismo” que han pasado de poder comprarse en las tiendas de ropa<br />

contracultura, a ser vendidas en los grandes centros comerciales. De este modo el<br />

capitalismo convierte la rebeldía y el desafío en un eslogan publicitario más.<br />

“Tal como las metáforas pierden su carácter metafórico a medida que, con el<br />

paso del tiempo, cuajan como conceptos, así las prácticas subversivas corren siempre el<br />

riesgo de convertirse en clichés adormecedores a base de repetirlas y, sobre todo, al<br />

repetirlas en un cultura en la que todo se considera mercancía, y en la que la subversión<br />

porta un valor de mercado” 10<br />

Las formas previas de arte, salvo quizá el dadaísmo (que firmó su propia muerte<br />

antes de que fuera demasiado tarde), no pueden escapar de esta fagocitación,<br />

precisamente por su formato mercantilizable, pero ¿La performatividad o el Net.Art<br />

pueden realmente escapar a las fuerzas de reciclaje y concentración del sistema<br />

capitalizador y objetivador? ¿Porqué habrían de ser diferentes?<br />

Una posibilidad de escapar a la condena de la mercantilización, es la fugacidad;<br />

parece que únicamente lo efímero puede quedar fuera de ese entramado de relaciones<br />

comerciales, de la producción en masa. De este modo, para una crítica de la<br />

globalización que no pueda ser integrada en su proceso, sólo nos quedan actos fugaces,<br />

efímeros que capten la realidad de un momento, y después desaparezcan, dejando la<br />

crítica y la reflexión en manos de los espectadores, o más bien, participantes de la obra.<br />

La relación directa, no mediada, entre artista y público y la fugacidad del momento, son<br />

las claves con las que cuentan tanto el Net.Art como el Performance Art para la<br />

9 Marcuse, Herbert. El Hombre Unidimensional, Ariel, Barcelona, 2001. Pág. 78.<br />

10 Judith Butler, El género en disputa , Paidós, 1990. Pág. 21.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 9


Cabañes Martínez, Eurídice /Salanova Burguera, Marisol: «Arte versus globalización»<br />

resistencia.<br />

Pero un acto efímero, que sucede en un lugar concreto del globo y tan sólo llega<br />

a quienes están ahí para presenciarlo nos parece que no tiene la suficiente fuerza crítica,<br />

es por ello que no sólo estas características son suficientes. El tercer elemento clave del<br />

Net.Art y el uso de las nuevas tecnologías en el arte (a través también de instalaciones,<br />

performance y videoarte), es precisamente su empleo de los nuevos medios de<br />

comunicación e Internet.<br />

Los nuevos medios de comunicación, con Internet a la cabeza, permiten no sólo<br />

que la acción artística traspase fronteras, llegando a personas muy distantes entre sí<br />

geográficamente, constituyendo así una importante herramienta para la difusión<br />

cultural, sino que también son instrumentos muy valiosos para la creación, la educación<br />

y para la comprensión intercultural e incluso para otro tipo de actividad comercial. Por<br />

ello nos parece que la globalización, tal como podría entenderse en términos no<br />

capitalistas, tiene aspectos positivos, y hemos tratado, a lo largo del presente artículo de<br />

hacer un breve recorrido que contemplase esta cuestión del mismo modo que la crítica a<br />

la globalización neoliberal.<br />

Defendemos, por lo tanto, que al igual que la globalización neoliberal asume e<br />

integra en su seno las formas de subversión o rebeldía, la crítica a la globalización<br />

neoliberal desde la creación artística, puede integrar, a su vez, las herramientas propias<br />

de ésta para la creación de espacios críticos de reflexión.<br />

Bibliografía:<br />

Benjamin, Walter, “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica”, en<br />

Discursos interrumpidos I , Taurus, Madrid, 1973.<br />

Butler, J.: El género en disputa, Paidós, Madrid, 1990.<br />

Foucault, M.: Tecnologías del yo y otros textos afines, Paidós, Barcelona, 1990.<br />

Horkheimer, M. y Adorno, T.: Dialéctica del iluminismo. Sur, Buenos Aires, 1979.<br />

Lévy, P.: La cibercultura, ¿el Segundo diluvio? UOC-Proa, Barcelona, 1998.<br />

Marcuse, H.: El Hombre Unidimensional, Ariel, Barcelona, 2001.<br />

Thrift, N.: "A Hyperactive World” en Geographies of global change. Oxford UK &<br />

Cambridge USA, Blackwell, 1995.<br />

10 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Oportunidades y amenazas del periodismo ciudadano<br />

en la sociedad globalizada<br />

José Manuel Chillón 1<br />

Universidad de Valladolid<br />

1. El estado de la cuestión: ¿Qué es el periodismo ciudadano? Tipos y problemas<br />

El periodismo ciudadano, como reclamación de un nuevo periodismo que<br />

transforma radicalmente las estructuras de los medios de comunicación para hacerlas<br />

más democráticas y descentralizadas, comienza a tener cobertura teórica a partir de la<br />

obra de Dan Gilmor: We the media: Grassroots Journalism by the people, for the<br />

people 2 . Puede definirse tal fenómeno contemporáneo, en nuestra opinión, como la<br />

necesidad ciudadana de participar en la construcción de la realidad social 3 , mediante la<br />

incorporación de las opiniones de los ciudadanos a las informaciones construidas<br />

profesionalmente o a través de la creación de espacios distintos y alternativos a las<br />

fórmulas tradicionales. Incorporación, creación o participación facilitada y<br />

exponencialmente incrementada por la aparición de las nuevas tecnologías de la<br />

información y del periodismo electrónico ante las cuales los ciudadanos dejan de ser<br />

consumidores de productos electrónicos en una gran telemercado global –en palabras de<br />

1 Es Doctor en Filosofía por la Universidad de Valladolid en la que es profesor de Ética y deontología de<br />

la Comunicación. Ha publicado el libro (2007), Periodismo y Objetividad: entre la ingenuidad y el<br />

rechazo. Esbozo de una propuesta, Madrid, Biblioteca Nueva, además de numerosos artículos en revistas<br />

especializadas.<br />

2 “Grassroots journalism is part of the wider phenomenon of citizen−generated media—of a global<br />

conversation that is growing in strength, complexity, and power. When people can express themselves,<br />

they will. When they can do so with powerful yet inexpensive tools, they take to the new−media realm<br />

quickly. When they can reach potentially global audience, they literally can change the world” escribe el<br />

autor al comienzo de su libro: GILMOR, D. (2006), We the media: Grassroots Journalism by the people,<br />

for the people, Sebastopol, O’ Reilly Media, 15.<br />

3 Esta reivindicación del acceso de la ciudadanía al proceso de producción de las noticias, “afecta de<br />

modo directo a diferentes campos de la actividad periodística: la naturaleza del periodismo, la<br />

capacitación profesional del reportero, la labor con las fuentes de información, la estructura y<br />

organización de la empresa informativa, la preceptiva de los géneros periodísticos y la deontología<br />

periodística” MACIÁ BARBER, C. (2007), “No todos somos ya periodistas. Un análisis de la utopía del<br />

periodismo ciudadano desde la perspectiva del reportaje interpretativo” en Estudios sobre el mensaje<br />

periodístico 13, 123. Estas transformaciones que afectan a la configuración del periodismo informativo,<br />

cree Maciá, “afectan al periodista que aprenderá que es un sillar en la construcción de la noticia y que los<br />

lectores, oyentes y telespectadores empiezan a ser Partes significativos del proceso informativo” 126<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 1


Chillon José: «Información periodística y globalización: algunos retos éticos»<br />

Javier Echevarría 4 - a ser ciudadanos del tercer entorno. ¿No es el periodismo ciudadano<br />

expresión de esta ciudadanía del tercer entorno?<br />

Que la sociedad actual es la sociedad de la información, es una calificación de<br />

Daniel Bell que ya nadie discute. De la misma manera, parece evidente que los<br />

ciudadanos actuales pueden encontrar en la información y en los mecanismos de<br />

producir información, más que nunca a disposición inmediata, cauces a través de los<br />

cuales asumir los retos contemporáneos para ejercer una ciudadanía activa. ¿Es síntoma<br />

de esta ciudadanía activa el periodismo ciudadano? ¿Se trata simplemente un fenómeno<br />

actual fruto de la ubicuidad de Internet o es la respuesta a algunas carencias del<br />

periodismo profesional? En este sentido, ¿declara periclitada una forma de hacer<br />

periodismo informativo, o más bien puede comprenderse en términos de<br />

compatibilidad? Así plantean el tema Salvat y Paniagua:<br />

Quizá haya que entonar en primer lugar un mea culpa para analizar las causas de esa<br />

reacción que puede tener su origen, en cierta medida, en la dejación, por parte del<br />

periodismo clásico, de unas funciones básicas e irrenunciables que tienen que ver con su<br />

responsabilidad social. El periodismo como cuarto poder, como garante insustituible de la<br />

democracia, como freno a los abusos de los otros tres… son nociones que quizá ha llegado<br />

el momento de revisar, aunque también, en honor a la verdad, debemos decir que nunca han<br />

dejado de estar en el ojo del huracán o, mejor dicho, que nunca han debido de dejar de estar<br />

sujetas a revisión. El periodismo ciudadano nace, en efecto, como un afán del público de<br />

participar activamente en la conformación de la realidad que a diario realizan los medios 5<br />

La aclaración de estas preguntas exige una primera aproximación al fenómeno del<br />

periodismo ciudadano, muy diverso en sus manifestaciones y en sus soportes. Nosotros<br />

proponemos aquí distinguir entre el periodismo ciudadano, como dinámica de<br />

participación propuesta por los medios de comunicación, y el periodismo ciudadano<br />

cuya participación corre por cuenta de los ciudadanos, independientemente de las<br />

empresas informativas, de sus canales o de sus soportes 6 . Con respecto a la primera,<br />

4 ECHEVARRÍA, J. (2003), “Tecnociencia de la información y participación ciudadana” en Isegoría 28,<br />

73-92. Y es que, como él mismo recoge, el desafío consiste en organizar, civilizar, humanizar y, en su<br />

caso, democratizar el nuevo espacio social , de ahí la conveniencia de introducir regulaciones para,<br />

desarrollar las diversas modalidades de participación ciudadana.<br />

5 “Como antecedente cabe citar la mayor interacción entre medios y público que trajo consigo la<br />

aparición de los medios on line durante la década pasada. La información deja de fluir en un sentido<br />

unidireccional, como teníamos asumido desde Laswell, para pasar a ser una comunicación bidireccional<br />

e incluso multidireccional” SALVAT MARTINREY, G. – PANIAGUA SANTAMARÍA, P. (2007),<br />

“¿Es esto periodismo ciudadano?” en Estudios sobre el mensaje periodístico 13, 227<br />

6 Otras clasificaciones posibles pueden verse en SALVAT-PANIAGUA (2007) 237ss; También MACIÁ<br />

(2007) 128ss toma de Steve OUTING once estratos que, en importancia creciente, pueden estructurar las<br />

aportaciones periodísticas de la ciudadanía, y estos van desde los comentarios del destinatario en relación<br />

2 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Chillon José: «Información periodística y globalización: algunos retos éticos»<br />

aquella en la que son los medios los que ofrecen un espacio al ciudadano, podemos<br />

distinguir a su vez:<br />

- Las formas tradicionales de hacerlo: cartas al director, artículos de opinión,<br />

interpelaciones al defensor del lector, participación en tertulias, programas<br />

específicos de ciudadanos que exponen públicamente sus cuestiones…<br />

- Las formas típicamente contemporáneas: comentarios inmediatos a una noticia<br />

en la web del medio, blogs personales a los que se accede desde la página de la<br />

cabecera…Es lo que Gillmor y Varela 7 han llamado periodismo digital<br />

desarrollado en tres fases: una primera en la que las grandes cabeceras editan sus<br />

contenidos digitalmente, una segunda en la que la especificidad del soporte<br />

digital obliga a transformar los contenidos desde el estilo de redacción hasta la<br />

estructura propia del hipertexto, y una tercera fase, más importante para entender<br />

este fenómeno ciudadano, que es el llamado Periodismo 3.0., donde asistimos a<br />

un periodismo que implica diálogo y conversación, en definitiva, socialización<br />

de la información. Fase que, por cierto, Salvat-Paniagua califican como la gran<br />

fórmula:<br />

Detrás de los profesionales de la información, la gran fórmula llegó cuando los<br />

medios informativos comienzan a ofrecer espacios para la participación ciudadana<br />

dentro de sus propios sitios, los medios de comunicación digitales. De esta manera se<br />

establece una relación de la cual se benefician mutuamente. En primer lugar el medio<br />

informativo ofrece un espacio de credibilidad muy difícil de conseguir en el entorno<br />

digital si no está avalado por una cabecera rigurosa en soporte digital o una ya<br />

establecida en los medios tradicionales de la información. Es aquella creencia en el<br />

al mensaje o la adición de contribuciones ciudadanas que complementen un relato elaborado por el<br />

periodista, pasando por el blog ciudadano incardinado en una sección o a título personal o la confección<br />

de un portal independiente confeccionado por <strong>completo</strong> por el reportero-ciudadano o con noticias<br />

elaboradas por la comunidad, hasta el curioso periodismo wiki en el que cualquier persona escribe un<br />

relato y cualquiera puede modificarlo. Además, este mismo artículo recoge las aportaciones del libro de<br />

Shayne BOWMAN y Chris WILLIS donde se distingue entre periodismo participativo y periodismo<br />

ciudadano. Mientras que el primero se define como el papel activo del ciudadano en el proceso de<br />

recogida, análisis y difusión de noticias e información, la esencia del segundo consistiría más bien en la<br />

formación de la opinión pública mediante la intervención de los actores sociales en el proceso de la<br />

información. (cfr. 128) Es una distinción interesante aunque, como vamos a ver, el juicio sobre la validez<br />

o no de tales prácticas como profesionales del periodismo, tiene, en nuestra opinión, el mismo veredicto<br />

7 Puede verse en VARELA, J. (2005), “El asalto de los medios sociales” en Cuadernos de periodistas 0,<br />

18-32<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 3


Chillon José: «Información periodística y globalización: algunos retos éticos»<br />

medio lo que nos permite confiar en la veracidad de la información, y para eso se<br />

necesita mucho tiempo, para ganarse la confianza, para identificarse 8<br />

Pero no sólo existe la participación propuesta por los medios, sino también la<br />

participación alternativa de los ciudadanos por medio de soportes mediáticos y sin el<br />

aval de ninguna cabecera de reconocido prestigio. Este tipo de periodismo ciudadano<br />

puede dividirse también en dos subtipos:<br />

- La forma tradicional de hacerlo mediante fanzines, panfletos, publicaciones<br />

ciudadanas, revistas de asociaciones, oenegés… Todas ellas son formas de<br />

informar a los ciudadanos y también de denunciar abusos, corrupciones…<br />

- La forma típicamente contemporánea que tiene que ver, fundamentalmente, con<br />

la proliferación de las informaciones recogidas en blogs particulares o en otras<br />

herramientas sociales on-line como son foros, podcast, wikis, web TV o<br />

agregadores.<br />

Todas ellas plantean retos muy importantes al periodismo. Con respecto a las<br />

primeras, el que se propongan y se mantengan programas como Tengo una pregunta<br />

para usted o se acepten las llamadas telefónicas entrantes a Las mañanas de Cuatro o<br />

cualquiera pueda escribir en la sección de Cartas de ‘El Mundo’ o comentar su<br />

impresión de una noticia en www.lavanguardia.es o votar a favor o en contra de la Ley<br />

del aborto en la página web de Cadena SER, es un síntoma de que los medios sirven<br />

para mediar, para que se haga oír la voz de todos. El que cabeceras de tanta influencia<br />

recojan la opinión de cualquier ciudadano y la publiquen o dejen grabada la pregunta al<br />

político de turno que ha pasado por la redacción para chatear con los navegantes que así<br />

lo deseen, hace que la profesión informativa, además de demostrar que sirve a la<br />

ciudadanía, esté siempre enriquecida por ese caudal fluido, y a veces inabarcable, como<br />

es la opinión de los ciudadanos particulares.<br />

El reto fundamental, a nuestro modo de ver y sobre todo en relación a la<br />

información digital, depende de que estos mecanismos tengan la vocación de dotar de<br />

8 SALVAT-PANIAGUA (2007) 239. Por cierto que, este entorno tecnológico en el que se va a desarrollar<br />

el periodismo ciudadano no es algo circunstancial para el propio fenómeno, según explican, sino que<br />

constituye la misma infraestructura. En esta realidad tecnológica y en las circunstancias psicológicas y<br />

sociológicas específicas de esta era se apoya esta tendencia de, “una mayor cantidad de usuarios<br />

dispuestos a convertirse en periodistas” 2<strong>33</strong>. Pues bien, lo realmente inquietante de esta cuestión,<br />

concluyen los autores es decidir si, “es periodismo o no” 244.<br />

4 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Chillon José: «Información periodística y globalización: algunos retos éticos»<br />

dinamismo a la vida política, depende de que se mejoren esos canales para que sirvan<br />

más eficazmente a las instituciones democráticas siempre pendientes de estar más cerca<br />

de los problemas de la sociedad. Pero también, depende de que los públicos reconozcan<br />

la necesidad que tienen de similares plataformas para poder ponerle voz a todas sus<br />

preocupaciones o denuncias y encontrar ahí una respuesta inmediata de los responsables<br />

políticos.<br />

La ampliación de estos espacios de participación y el que no estén sometidos a<br />

una férrea censura previa, al menos en el aspecto de orientación ideológica, puede ser<br />

un revulsivo para la actividad de la ciudadanía y para la credibilidad del mismo medio<br />

informativo al incorporar a su contenido visiones críticas con su propio proceder o con<br />

sus tesis editoriales 9 . En este sentido, parece fundamental apuntar que el periodismo<br />

ciudadano no sólo puede ser un acicate para una permanente revitalización de la<br />

democracia, sino de la propia profesión expuesta continuamente a la crítica de los<br />

ciudadanos, recordemos, en buena medida responsables, también, de hacer cambiar las<br />

erróneas praxis informativas. Desde aquí, ya sí se puede afirmar que cada sociedad tiene<br />

la calidad informativa que se merece.<br />

Más complicado parece la tarea de emitir un juicio siquiera provisional del<br />

periodismo ciudadano con soporte en las nuevas tecnologías. La rapidez vertiginosa con<br />

la que Internet y las redes sociales evolucionan, apenas nos dan tiempo a analizar las<br />

oportunidades ricas e inagotables para la comunicación humana, no digamos ya para<br />

advertir de sus amenazas. Cualquier manual sobre el funcionamiento de las nuevas<br />

redes e incluso cualquier intento de legislación sobre licencias, contenidos o derechos<br />

de propiedad intelectual, por poner algunos ejemplos, están condenados a ser meros<br />

acercamientos epidérmicos nunca agotadores de las cuestiones ni de la problemática de<br />

Internet. ¿Y si se nos esté escapando de las manos?<br />

9 Un buen ejemplo de esta incorporación de la crítica lo recoge el artículo de la defensora de ‘El País’,<br />

Milagros Pérez Oliva titulado: “Cartas, censura y misteriosa desaparición” (12/4/2009) donde la autora se<br />

hace eco de la protesta de un ciudadano que explica: “Los defensores sin mando no suelen servir para<br />

nada (...) pero más inútil es todavía la labor de enviar cartas de opinión a EL PAÍS, al menos para mí".<br />

Pérez Oliva recoge además multitud de testimonios de ciudadanos que ven cómo sus cartas nunca se<br />

publican. La autora, después de consultar a la responsable, reconoce que tales problemas sólo tiene que<br />

ver con la falta de espacio. Un problema, por cierto, que no existe en Internet, aunque aquí haya otros<br />

muchos. Sea como sea la respuesta, creemos que el incorporar las críticas a la propia publicación es una<br />

manifestación extraordinaria de esa actitud falibilista que está siempre en disposición de mejorar.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 5


Chillon José: «Información periodística y globalización: algunos retos éticos»<br />

La red –se pregunta Lee Siegel- ¿está concediendo poder a nuevas voces o realmente está<br />

ahogando las voces disidentes en aras de la libertad de expresión? ¿Es un servicio a la<br />

democracia? ¿O se están pervirtiendo los valores democráticos con el abuso de los<br />

principios democráticos? 10<br />

Aceptar la cuestión como riesgo no es poco. Internet y las redes sociales son en sí<br />

mismas todo un reto que pensar, que legislar, que determinar y que, casi seguro, limitar.<br />

La democracia juega con este toma y daca de oportunidades y de límites. La red no<br />

puede ser una excepción. Por tanto, parece claro que, si Internet supone un reto a la<br />

democracia participativa y a la información (el ya histórico discurso del presidente<br />

Obama en el Cairo 4/06/2009 ha sido seguido por millones de cibernautas en tiempo<br />

real), la propia democracia globalizada, los poderes públicos y los ciudadanos tienen<br />

también un reto probablemente tan difícil como urgente, no siendo que las garantías de<br />

las libertades ciudadanas, garantizadas en los espacios públicos tradicionales, puedan<br />

quedar sometidas por la dejación de responsabilidades tan altas en las nuevas ágoras de<br />

la red.<br />

Es una ventaja poder disponer de espacios públicos más amplios donde caben<br />

todos, donde se hacen más evidentes las plurales características de nuestras sociedades<br />

posmodernas y donde hay siempre un lugar para una nueva opinión o para<br />

problematizar cualquier afirmación, en definitiva, para la crítica. El lenguaje, esta vez<br />

con las características peculiares del hipertexto, vuelve a ser el vehículo de<br />

comunicación más fértil entre ciudadanos inscritos en países distintos, en culturas<br />

distintas, con convicciones religiosas distintas, con ideologías distintas. Todos tienen su<br />

lugar y esto es una conquista innegable de los nuevos tiempos. Optimismo que rezuman<br />

las palabras de Bill Gates:<br />

La red permitirá un acceso igual a la información y a la comunicación instantánea con cualquier<br />

persona del mundo. Abrirá nuevos mercados y oportunidades de negocios de todas las<br />

dimensiones. Trascenderá las fronteras nacionales y hará posible una economía global sin<br />

fricciones. Permitirá que los trabajadores sean más eficientes y productivos, y tendrá el potencial<br />

de hacer que el trabajo resulte más estimulante y satisfactorio. Concederá a las naciones en<br />

desarrollo la oportunidad de pasar por alto la época industrial y avanzar directamente hacia la era<br />

de la información 11<br />

10 SIEGEL, L. (2008), El mundo a través de una pantalla. Ser humano en la era de la multitud digital,<br />

Barcelona, Tendencias Editores, 20. Y es que, “como todas las tecnologías reveladoras, Internet es una<br />

bendición evidente y una maldición no tan palpable” 28<br />

11 Citado por SIEGEL (2008) 34<br />

6 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Chillon José: «Información periodística y globalización: algunos retos éticos»<br />

Pero quizá haya que profundizar algo más, no siendo que la ampliación de<br />

espacios públicos de forma tan indiscriminada como la que supone la red, precisamente<br />

en el ámbito periodístico, no sea tanto un síntoma de libertad cuanto una permanente<br />

amenaza a la misma. Los estados constitucionales garantizan la libertad de expresión<br />

siempre que las informaciones se atengan a dos condiciones legales como son la<br />

veracidad y el interés público. Y aceptando que la veracidad y el interés público no son<br />

el resultado de un conjunto de condiciones, seguidas o cumplidas las cuales el periodista<br />

tenga asegurada la legitimidad de su misión 12 , se puede reconocer que ambas<br />

condiciones están sometidas a un control democrático, al menos desde el momento en el<br />

que los afectados pueden reclamar el amparo constitucional que valorará el nivel de<br />

cumplimiento de tales premisas. Con Internet esta tarea de control, hoy por hoy, es casi<br />

imposible.<br />

Los propios periódicos contratan a agencias que, a posteriori (aunque ‘El País’<br />

declara que es a priori y por eso no publica ninguna información que se salte las normas<br />

de estilo), liman o, en el extremo, eliminan aquellos comentarios lesivos de derechos<br />

fundamentales de quienes ocultan la comisión del delito mediante el anonimato. La<br />

obligación de tener que dar el DNI para poder publicar una Carta al Director y hacerse<br />

responsable de su contenido ha desaparecido en los nuevos soportes, e Internet ha hecho<br />

que todos, siendo sujetos de una libertad de expresión prácticamente ilimitada, seamos<br />

también posibles candidatos a ser objetivo de informaciones lesivas de nuestros<br />

derechos fundamentales. Lesivas porque nadie puede comprobar la veracidad y el<br />

interés público de las mismas 13 .<br />

12 Sino que son actitudes profesionales en las que se basa el compromiso del periodismo informativo con<br />

la verdad. De hecho, el derecho a una información veraz, en la medida en que veraz sólo puede serlo el<br />

sujeto, resulta garantizado cuando el periodista construye el relato informativo desde la veracidad. Por<br />

tanto, y esto es lo importante y lo que da cuenta de la tremenda responsabilidad cedida por los estados de<br />

derecho a los periodistas, de la toma en consideración de tales actitudes depende que los públicos tengan<br />

satisfecho uno de sus derechos fundamentales. Hemos tratado más ampliamente estas cuestiones en<br />

CHILLÓN, J. M. (2010), “Verdad informativa y veracidad informadora. ¿Puede hacer algo el periodismo<br />

por la verdad?”, en Estudios Filosóficos Vol. LIX, 43-68<br />

13 “¿Qué me hubiera dicho usted, si yo le hubiera contado hace diez años que pronto llegaría un<br />

momento en el que cualquiera que tuviera algo que decir, no importa lo vulgar, insultante o calumnioso<br />

que fuese, lo podría transmitir de forma impresa a millones de personas? (…) ¿Y si le hubiera dicho que<br />

cualquiera que critique un aspecto u otro de esa situación es inmediatamente acusado de ser un<br />

antidemocrático y un elitista, así como alguien amenazado por el cambio y patéticamente regresivo? (…)<br />

Lo que estaba describiendo es el mundo surrealista de la Web 2. 0, en el que la retórica de la<br />

democracia, la libertad y el acceso es a menudo una tapadera para una oratoria antidemocrática y<br />

coercitiva; un mundo en el que las ambiciones comerciales se disfrazan con la piel de borrego de los<br />

valores humanistas, y en el que, irónicamente, la tecnología ha dado la vuelta al reloj para pasar del<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 7


Chillon José: «Información periodística y globalización: algunos retos éticos»<br />

Todavía esta situación se agrava mucho más cuando los comentarios vía web no<br />

tienen siquiera el control a posteriori. ¿Cómo garantizar entonces los derechos de los<br />

ciudadanos? ¿De qué derechos profesionales, necesarios para un correcto proceder<br />

periodístico, goza el autor periodista o aficionado? 14 Son cuestiones pendientes de<br />

soluciones interdisciplinares que exigen de la comparecencia del derecho, del<br />

periodismo y de la ética profesional y que exceden el contenido de este artículo.<br />

2. Algunas orientaciones para el análisis del fenómeno periodístico<br />

En primer lugar, el periodismo ciudadano, en la medida en que convoca a los<br />

públicos a formar parte del proceso de producción de la información, tiene ya la<br />

oportunidad de conocer la disposición, los intereses y las respuestas de los receptores<br />

tan importantes para hacer una reflexión completa del fenómeno de la comunicación<br />

masiva desde sus tres componentes básicos: emisor, medio y destinatario. Que el<br />

receptor conozca la intención del emisor y actúe en consecuencia y que el emisor tenga<br />

constancia de tal repercusión, es una constatación de éxito comunicativo 15 . Pero es que,<br />

disfrute desinteresado del arte superior y popular a una cultura primitiva de intereses personales burdos<br />

y avaros” SIEGEL (2008) 139-140<br />

14 La mayor integración del sujeto universal como parte activa en la comunicación social provoca la<br />

cuestión de, “qué tipo de responsabilidad se le puede exigir sobre sus actos comunicativos. ¿Es una<br />

responsabilidad semejante a la de los profesionales de los medios? ¿Es una responsabilidad que puede<br />

ser asumida por quien dirige el medio o el programa en el que interviene?” AZURMENDI, A. (2001),<br />

Derecho de la Información: guía jurídica para los profesionales de la comunicación, Pamplona, Eunsa,<br />

95. Una responsabilidad que según la legislación y jurisprudencia españolas, afecta al autor directo del<br />

daño en el caso de los medios tradicionales y en Internet donde, en la medida de lo posible, se siguen los<br />

mismos criterios. Lo que sucede es que Internet, como hemos visto antes, favorece el anonimato en, por<br />

ejemplo, los comentarios a noticias publicadas o en opiniones transmitidas en foros, y eso parece, en<br />

principio, más difícil de regular.<br />

15 Las filosofías del lenguaje ancladas en el paradigma epistémico de la conciencia han insistido en<br />

presentar la comunicación precisamente desde este punto de vista de la intencionalidad del emisor. Así, el<br />

éxito del intercambio comunicativo depende de que la intención comunicativa de este sea captada por el<br />

receptor en virtud de la cual haga aquello que el hablante desea. Parecía que autores como Grice accedían<br />

a comprender el intercambio comunicativo no solo desde el postulado de la intencionalidad sino también<br />

desde la constatación de la influencia del hablante en su interlocutor . Es evidente la importancia de esta<br />

comprensión analítica para el análisis mediático: las publicaciones con testimonios e investigaciones<br />

avezadas pretenden transformar las convicciones y creencias de los públicos pero también reforzarlas,<br />

como veremos que advierten las teorías de la opinión pública. Sin embargo el proceso queda in<strong>completo</strong><br />

hasta que no se compruebe la correlación entre los efectos propuestos y los efectos producidos.<br />

Probablemente para el primer análisis nos sirven las informaciones publicadas y las investigaciones<br />

realizadas. Mas para ese segundo camino de vuelta, los estudios mediáticos tendrán que acceder a la<br />

interdisciplinariedad de trabajos sociológicos o psicológicos y al diseño de mecanismos de participación<br />

de los públicos como es el periodismo ciudadano. El especialista francés Charaudeau, a este respecto de<br />

tratar de comprender la adaptación entre los efectos pretendidos y los realmente conseguidos, reconoce<br />

que los medios deberían examinar tal grado de satisfacción planteándose las siguientes preguntas: “¿Qué<br />

efecto se busca cuando se quiere informar y a qué tipo de destinatario se dirige este acto?(...) ¿de qué<br />

medios dispone el informador para conocer estas características del receptor?¿Tendrá una información<br />

8 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Chillon José: «Información periodística y globalización: algunos retos éticos»<br />

además, que el periodismo ciudadano esté en auge puede reflejar una tendencia de<br />

cambio en la valoración social de la información como bien público y, qué duda cabe,<br />

tal reconocimiento puede redundar en el bien mismo de la profesión. Y es que, el<br />

periodismo ciudadano, la participación de la sociedad en el proceso de información y la<br />

interactividad presupuesta, son fenómenos avalados constitucionalmente por el derecho<br />

fundamental, recordemos, no sólo a recibir sino también a difundir información veraz.<br />

Una capacidad para ser productores activos de información que no sólo la tienen los<br />

medios de comunicación, sino también los ciudadanos. He aquí la pretendida apoyatura<br />

legal de tal fenómeno contemporáneo. Decimos pretendida porque es fácil distinguir<br />

entre el protagonismo merecido de quienes son los destinatarios de la información y el<br />

hecho de que su participación comunicativa sea, de por sí, un ejercicio profesional 16 . He<br />

aquí la cuestión.<br />

Por otro lado, los canales alternativos al quehacer tradicional del periodismo<br />

informativo pueden ser aprovechados como fuente de informaciones o como pautas para<br />

investigaciones periodísticas, como de hecho ha sucedido, por ejemplo, con los<br />

informes de Amnistía Internacional sobre Guantánamo. Pero quizá sea demasiado<br />

hablar de estos como alternativa y sea mejor tomarlos en cuenta como medios<br />

complementarios.<br />

Además, internet y la red son probablemente el lugar más idóneo para el diálogo<br />

a múltiples bandas tan necesario y enriquecedor de la democracia. Las nuevas<br />

tecnologías facilitan el acceso a la información y la respuesta inmediata de los<br />

el mismo efecto cuando se inscribe en un dispositivo privado como lo es la información confidencial que<br />

cuando se inscribe en uno público? ¿Se controla una información cuando es recibida, recuperada y<br />

luego retransmitida fuera del dispositivo inicial (lo que se conoce con el nombre de filtraciones) y no se<br />

producirán en ese caso efectos no previstos de rumor?” CHARADEAU, P. (2004), El discurso de la<br />

información, Barcelona, Gedisa, 46<br />

16 Porque periodista no es sinónimo de comunicador. Porque el acceso a los documentales, o el colgado<br />

de material multimedia producido por uno mismo, no convierte al ciudadano en director de cine, o en<br />

publicista o en documentalista... Puede verse una crítica muy fundamentada a los eslóganes propios del<br />

periodismo ciudadano así como una apuesta por el periodismo profesional, el de titulación y colegialidad,<br />

en REAL RODRÍGUEZ, E.-AGUDIEZ CALVO, P.- PRÍNCIPE HERMOSO, S. (2007), “Periodismo<br />

ciudadano versus periodismo profesional: ¿somos todos periodistas?” en Estudios sobre el mensaje<br />

periodístico 13, 189-212. Especialmente 190-193. Pueden verse también las aportaciones de MARTÍNEZ<br />

SOLANA, Y. (2007), “Luces y sombras del periodismo ciudadano: actitud frente a un fenómeno<br />

imparable” en Estudios sobre el mensaje periodístico 13, 145-155.<br />

Quede claro que, cuando hablamos de periodismo ciudadano y de sus retos, no pueden considerarse como<br />

tal los llamados diarios gratuitos, porque aunque compartan con el fenómeno del periodismo ciudadano el<br />

ser reacciones a las formas tradicionales de periodismo, los diarios gratuitos, en general, están dirigidos<br />

por profesionales. El reto de estos últimos tiene más que ver con la gratuidad de la información de prensa<br />

y con un nuevo concepto de rentabilidad para las empresas informativas.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 9


Chillon José: «Información periodística y globalización: algunos retos éticos»<br />

ciudadanos. La amplitud del espacio, de alguna manera espacio público, y la inmediatez<br />

e instantaneidad juegan a favor de las dos grandes coordenadas de nuestras sociedades<br />

deseosas, por un lado, de más campo de juego para la libertad, y por otro, de<br />

satisfacciones hic et nunc. Pero el riesgo ante la imposibilidad de un arbitraje en campo<br />

tan inmenso 17 , lo sabemos, va contra el propio juego. Y la rapidez de las reacciones en<br />

tiempo real, constitutivas como diría Vattimo de la deshistorización de la experiencia 18 ,<br />

tampoco favorecen la reflexión y la ponderación tan constitutivas de la deliberación<br />

democrática.<br />

Por ello, el periodismo informativo puede ser un alumno aventajado en la materia<br />

Internet 19 por su grado de aprovechamiento y por los límites que se auto-impone.<br />

Estos ciberperiodistas –según López- están familiarizados con las<br />

tecnologías digitales, navegan por la red y realizan el papel de mediadores<br />

en los nuevos medios que se difunden a través de Internet. Su misión reside<br />

en elaborar información mediante la preceptiva periodística, teniendo en<br />

cuenta las características de los soportes, las herramientas actuales y los<br />

lenguajes propios para estos medios de última generación. Son, pues,<br />

mediadores de nuevo cuño que trabajan en un contexto digital, con la<br />

hipertextualidad, la multimedia y la interactividad como compañeras de<br />

viaje, un viaje en el que hay algo de experimentación y mucho de rutina 20<br />

Es un beneficio para los ciudadanos el conocer con una instantaneidad apabullante<br />

lo que sucede así como el poder estar informado permanentemente, el disponer de<br />

archivos y de hemerotecas a un solo click y el poder encontrar, en las páginas de las<br />

cabeceras más importantes, un sitio para la opinión de cualquier ciudadano. La amplitud<br />

17 La mejor forma de controlar la red, escribirá Castells, es no entrar en ella. Para los retos así como para<br />

una reflexión sobre las amenazas de Internet, sigue siendo útil como aproximación a tal fenómeno la obra<br />

de CASTELLS, M. (1997), La era de la información. Economía, sociedad y cultura, Madrid, Alianza.<br />

18 Claro que cuando Vattimo escribe esto está pensando sólo en el auge de la TV: “Todo, mediante el uso<br />

de los nuevos medios de comunicación, sobre todo la televisión, tiende a achatarse en el plano de la<br />

contemporaneidad y de la simultaneidad, lo cual produce la deshistorización de la experiencia”<br />

VATTIMO, G. (1987), El fin de la modernidad, Barcelona, Gedisa, 17<br />

19 Y ahí están algunas de las más importantes innovaciones de los últimos años que tratan de vehicular<br />

esta participación ciudadana: La sección Yo periodista en la página web de ‘El País’, Ciudadano M en ‘El<br />

Mundo’ (aunque más bien como periodismo participativo) Periodismo Ciudadano en ‘El Correo Gallego’<br />

o Cámara abierta en La 2<br />

20 LÓPEZ, X. (2007), “Gestión de vías de participación en el periodismo” en Estudios sobre el mensaje<br />

periodístico 13, 113. Jay Rose, profesor de periodismo en la Universidad de Nueva york, es quizás el<br />

impulsor más voluble del ‘periodismo ciudadano’, al que considera la consumación de la promesa de la<br />

blogosfera social. Rosen ha emprendido una iniciativa al estilo blog llamada Asignación Cero, en la que<br />

cualquiera, periodista o no, puede publicar un artículo de investigación. Rosen llamó a esto ‘suministro<br />

masivo’. Cfr. SIEGEL (2008) 132 ss.<br />

10 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Chillon José: «Información periodística y globalización: algunos retos éticos»<br />

del espacio y la apertura a comentarios diversos puede ser una expresión contemporánea<br />

del, ‘un hombre, un voto’ considerado algo más que un principio básico de los Estados<br />

de derecho democráticos e igualitarios 21 . Pero, porque el ciudadano participa del<br />

proceso de producción de las noticias, debe también estar sujeto a las mismas normas<br />

reguladoras de ese quehacer y garantizadoras de los derechos públicos. Ampliar los<br />

códigos y recoger en los Estatutos de Redacción este fenómeno contemporáneo puede<br />

contribuir a hacer del ciberperiodismo y de la participación ciudadana que le es<br />

consustancial, sencillamente, otra forma de periodismo informativo y no un peligro para<br />

la supervivencia del mismo. Más optimista se muestra González Reigosa:<br />

El periodismo electrónico, en contra de lo que creen algunos recelosos, está<br />

destinado a devolver y ampliar espacios de libertad y de democracia que<br />

habían sufrido peligrosos repartos en el pasado. Su llegada desafiante, y<br />

todavía desordenada, hará crujir la cuaderna maestra de las estructuras<br />

tradicionales y les hará cambiar, pero no las arrasará o destruirá (en contra<br />

de lo que vaticinan flamígeros gurús iluminados y apocalípticos, extraviados<br />

en algún agujero negro de los nuevos tiempos). No es, pues, que se vaya a<br />

dividir el espacio mediático entre todos, es que se va a multiplicar porque en<br />

esto consiste el sino de los nuevos tiempos 22<br />

Y es que, ser periodista es mucho más que recoger y editar noticias. Es mucho<br />

más que conocer una técnica y ejercitarla. Es mucho más que traer y llevar contenidos.<br />

Es praxis y no sólo poiesis y acertar en una reducción a la inversa, según Habermas, es<br />

un síntoma del proceso colonizador del mundo de la vida propio de las sociedades<br />

21 Juan VARELA recoge en su blog algunas de las oportunidades de un periodismo así considerado que<br />

resumimos en las siguientes: Refleja la necesidad de un nuevo periodismo más participativo y con criterio<br />

social. Se trata de medios abiertos para una economía del enlace que genere más valor del que captura. El<br />

periodismo y los medios se comprenden así como un proceso informativo, personal y social para la<br />

ciudadanía 3.0 y para las identidades de dominio público más allá del producto acabado y cerrado. Se<br />

dispone así de medios distribuidos en negocios distribuido. Es un síntoma del fin de la centralización y de<br />

cómo los contenidos se independizan de su soporte. Se precisan redacciones más pequeñas y eficientes,<br />

orgánicas, flexibles, conectadas, abiertas y multimedia. De esta manera se requerirán nuevos periodistas<br />

con las habilidades imprescindibles de siempre y las nuevas (tecnología, gestión participación,<br />

multimedia, transparencia, etc.) Los medios son considerados como plataformas, como herramientas<br />

donde la información se use y procese por el público. Aparecen así, nuevas formas de propiedad<br />

centradas en la responsabilidad social y el dominio público. Se trata, otra vez, del modelo de la influencia<br />

de Philip Meyer y del modelo de transmisión ritual de James Carey fortalecido por el software libre y por<br />

la cultura participativa de Internet. Para identificar nuevos modelos de rentabilidad, de la gratuidad y del<br />

periodismo como servicio. Puede verse en: http://periodistas21.blogspot.com/2008/10/un-nuevo-modelode-negocio-para-la.html<br />

o más ampliamente en su artículo anteriormente citado (2005) 18-32 o en<br />

(2005b), “Ciberdiarios de opinión” en Cuadernos de periodistas 5, 27-32<br />

22 GONZÁLEZ REIGOSA, C (2007), “La actualidad contra el periodismo” en Cuadernos de Periodistas<br />

9, 27-28<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 11


Chillon José: «Información periodística y globalización: algunos retos éticos»<br />

tecnificadas contemporáneas. Y es que, quitarle el periodista al periodismo cuenta como<br />

una de las más peligrosas estrategias para acelerar la anunciada muerte de la tarea<br />

informativa. Por el contrario, insistir en la inevitable constitución profesional de la<br />

misión informativa puede resultar una eficaz maniobra de resucitación 23 . Es preciso<br />

poner el acento en el profesional como el soporte de los bienes profesionales<br />

garantizados por la puesta en funcionamiento de sus virtudes. Conciencia moral, norma<br />

profesional y derechos que apuntalan una tarea mayor que exige formación por parte del<br />

ejerciente y reconocimiento por parte de las sociedades 24 . Por ello, el ejercicio<br />

netamente profesional se rige por unos cánones difícilmente compatibles con blogs<br />

particulares de periodistas autónomos o con dinámicas de inclusión libre de<br />

informaciones o comentarios. Así lo suscriben Elena Real et alia:<br />

Las bitácoras, que han venido a destronar a los periódicos tradicionales en la<br />

red, no son en su mayoría periodísticas (no hay que confundir fondo con<br />

formato). Poseen una carga de opinión muy alta y las noticias que contienen<br />

suelen estar tomadas de otros lugares de la red o proceden de la prensa<br />

escrita, la radio o la televisión (son de segunda o tercera mano). No<br />

procuran información propia por falta de fuentes y recursos. Los ciudadanos<br />

no poseen el tiempo suficiente para investigar aunque ahora tengan más<br />

capacidad para difundir. Este déficit social fue la razón primera que antaño<br />

supuso la aparición y necesidad del Periodismo y de los periodistas en las<br />

sociedades democráticas, para actuar al servicio del derecho a la<br />

información de los ciudadanos. Y vuelve a ser la causa que refuerza y<br />

prolonga su existencia. Porque aunque los usuarios hayan ganado un<br />

merecido protagonismo en el proceso informativo–comunicativo, no pueden<br />

desbancar la actuación de un profesional que actúa recordémoslo a favor del<br />

bien común 25<br />

23 “En la concepción del periodismo–profesión, el periodista ya no puede seguir cimentando<br />

la conquista de su condición por la simple realización de la práctica profesional. El<br />

periodista ya no es el que hace esto o lo otro, sino el que está capacitado para hacer<br />

esto o lo otro, el que se ha preparado convenientemente para el ejercicio profesional del<br />

Periodismo…, esté o no desempeñando cualquiera de los actos propios que lo<br />

caracterizan. La cuestión de la formación adquiere así un peso fundamental en el<br />

proceso de profesionalización del Periodismo” REAL-AGUDIEZ-PRÍNCIPE (2007)<br />

202<br />

24 Esto no sólo significa abogar por la colegialidad de los periodistas y exigir con ello la titulación<br />

universitaria. Ahí están las críticas a estos requisitos de quienes los han considerado como exigencias<br />

reguladoras que suponen altas dosis de recorte de la libertad de expresión, por ejemplo Víctor de la Serna<br />

o algunos editoriales (‘El Mundo’ o ‘Libertad Digital’) a raíz de las propuestas del Colegio Estatal de<br />

Periodistas.<br />

25 REAL-AGUDIEZ-PRÍNCIPE (2007) 197<br />

12 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Chillon José: «Información periodística y globalización: algunos retos éticos»<br />

Que estas nuevas redes sociales, a través de las cuales se presentan las nuevas<br />

formas de expresión, de opinión y de enriquecimiento del debate público tengan que ser<br />

tenidas en cuenta por el periodismo informativo porque reflejan no sólo tendencias de la<br />

opinión pública (como las encuestas) sino argumentos que las sostienen, parece<br />

inobjetable. Que esos nuevos mecanismos signifiquen algo así como la<br />

desprofesionalización del quehacer periodístico informativo porque, de alguna manera,<br />

todos ya podemos ser periodistas, es más bien un despropósito 26 .<br />

Conclusión<br />

Los aspectos relacionados con el periodismo ciudadano al menos pueden<br />

considerarse como revitalizadores del proceso periodístico, enriquecedores de la<br />

información y por tanto como singulares activos democráticos. La virtud cívica, en esta<br />

sociedad de la información y de la globalización, también consiste, no sólo en hacer<br />

gala del derecho a la información sino en preocuparse de la autenticidad y de las<br />

garantías del mismo. La virtud que compromete al ciudadano con lo público, situada en<br />

este nuevo escenario, debe insistir en la mejora de los mecanismos de información, así<br />

como en la crítica a los poderes mediáticos, muchas veces más coartadores que garantes<br />

26 “En el supuesto de que el periodismo profesional siga gestionando la información, seleccionando los<br />

contenidos, editándolos y publicándolos bajo una línea editorial determinada estaríamos frente a un<br />

auténtico periodismo. De ciudadano, en cambio, mantendría muy poco (...) En el mejor de los casos, lo<br />

que llevan a cabo los ciudadanos son actos puntuales de periodismo, siendo en la mayoría de las<br />

ocasiones recogida de informaciones sin otra relevancia que la de convertirse en fuente. La profesión<br />

periodística se beneficia de los ciudadanos y los convierte en herramientas del periodismo” SALVAT-<br />

PANIAGUA (2007) 244-245. Parece paradigmático el caso de Ohmynews diario electrónico en línea de<br />

Corea del Sur fundado en el año 2000 por el periodista Oh Yeon Ho. El proyecto, que tiene ediciones en<br />

inglés, coreano y japonés, es considerado uno de los hitos de este periodismo participativo, periodismo<br />

ciudadano y que incluso se ha llegado a llamar periodismo democrático, y se encuentra entre los sitios de<br />

Internet más visitados de su país. La idea central de este medio de comunicación es que los propios<br />

lectores sean los autores de las noticias. Para ello, OhmyNews tiene desarrollado un sistema de registro<br />

que le brinda al lector la posibilidad de enviar y leer sus noticias. Ahora bien, el diario cuenta con un<br />

equipo de redacción llamado "News Guerilla" que revisa, edita, y en caso necesario, pide complementar e<br />

incluso rechaza las colaboraciones enviadas por los periodistas ciudadanos (nombre que el proyecto les<br />

da a los lectores registrados). La utopía va tomando tierra desde el momento en que hay un filtro<br />

profesional que da salida, completa o corta la difusión pretendida. Al menos ese instrumento de control<br />

no está controlado por los propios ciudadanos, sino por periodistas que vuelven a poner en juego su<br />

criterio profesional para otorgar carta de ciudadanía periodística, y nunca mejor dicho, a las<br />

contribuciones de los actores sociales. Pueden verse algunos artículos sobre este portal como una<br />

plataforma de periodismo ciudadano en su propia web, en concreto en la siguiente dirección:<br />

http://english.ohmynews.com/english/eng_section.asp?article_class=8<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com 13


Chillon José: «Información periodística y globalización: algunos retos éticos»<br />

del derecho a la información. ¿Por qué no considerar entonces, al menos como una nota<br />

de la virtud cívica, el compromiso con la información o el deber de estar informado? 27<br />

27 Una referencia a esta necesaria educación cívica en la comunicación mediática puede verse en TUCHO,<br />

F.(2007), “La educación en la comunicación: la formación crítica de la ciudadanía frente a la<br />

manipulación” en APARICI, R. - DÍEZ, A.-TUCHO, F. (coords.), Manipulación y medios en la sociedad<br />

de la información, Madrid, Ediciones de la Torre, 213-237<br />

14 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010). http://www.revistadefilosofia.com


Hacia una lectura ontológica de la globalización.<br />

Erickson Minaya,<br />

Universidad Autónoma de Santo Domíngo.<br />

Este artículo intenta realizar una reflexión ontológica sobre el ser de la<br />

globalización y los "instrumentos" que desde ella se aplican en la construcción de un<br />

"nuevo" sujeto, el suyo. Dicha reflexión pretende una crítica desde su interior, por lo<br />

que resalta su carácter de "dominación" y despliegue en su impulso por "homogeneizar"<br />

o "estandarizar" distintas culturas, a pesar de las diferencias marcadas entre ellas. Este<br />

impulso se convierte en una de sus contradicciones fundamentales y además en un<br />

factor de desestabilización frente a los ideales de los grupos que habitan en una sociedad<br />

fragmentada.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010) . http://www.revistadefilosofia.com


Sloterdijk y el imaginario de la Globalización; mundo<br />

sincrónico y conciertos de transferencia 1 .<br />

Dr. Adolfo Vásquez Rocca<br />

Universidad Andrés Bello – Universidad Complutense de Madrid<br />

Resumen:<br />

A partir de la descripción de los sucesivos<br />

procesos de globalización se muestra como<br />

este fenómeno –la globalización– tiene<br />

lugar por operaciones con efectos de<br />

lejanía e implicaciones psico-morfológicas.<br />

Se examina cómo el motivo épico de la<br />

inclusividad del globo da lugar a la locura<br />

expansionista europea, transformada en una razón de lucro, desencadenante de<br />

las energías visionarias que desembocan en aventuras naúticas. La globalización<br />

electrónica posterior da lugar al fenómeno del provincialismo global, esto es, a<br />

un proceso de densificación que implica una probabilidad cada vez más elevada<br />

de encuentros entre los agentes que actúan en el espacio, ya sea bajo la forma de<br />

transacciones o en la de colisiones.<br />

Palabras Clave:<br />

Globalización, mundo, comunicaciones, capital, imágenes, sincronía<br />

Abstract:<br />

From the description of the successive processes of globalization is the<br />

phenomenon, as globalization takes place-from operations to remote and effects<br />

1 Ponencia leída en el Congreso “El sujeto de la Globalización” Organizado por la SAF Sociedad<br />

Asturiana de Filosofía, Gijón - España. Octubre 2009<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010) . http://www.revistadefilosofia.com


of psycho-morphological implications. Considers how the reason epic<br />

inclusiveness of the globe leads to madness expansionist Europe, transformed<br />

into a rate of profit, triggering energy visionary leading to nautical adventures.<br />

Globalization gives rise to the electronic post provincialism global<br />

phenomenon, ie a process that involves a densification increasingly high<br />

probability of encounters between the actors in the space, whether in the form of<br />

transactions or in the collisions.<br />

Keywords:<br />

Globalization, world, communications, capital, images, synchrony<br />

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LA DIALÉCTICA ENTRE GLOBALIZACIÓN,<br />

REGIONALIZACIÓN Y TERRITORIALIZACIÓN<br />

ALBERTO HIDALGO TUÑÓN<br />

UNIVERSIDAD DE OVIEDO<br />

Resumen<br />

¿Puede sostenerse que el sujeto de la globalización es el “ciudadano universal”,<br />

como sujeto de derechos humanos, que promociona Occidente a través de la ONU o,<br />

más bien, que los sujetos históricos capaces de cambiar el mundo deben tener el<br />

formato lógico de una clase social? Se muestra aquí que el constructo ontológico<br />

subyacente bajo la “ciudadanía universal”, el “Ego trascendental”, sólo tiene existencia<br />

real si es corpóreo, plural y operatorio. Para desenredar el nudo existente entre sujeto<br />

gnoseológico y sujeto actante, se adopta el territorio como criterio material, antes que<br />

su representación en un mapamundi. Sobre esta base beta-operatoria de ampliación<br />

simultánea del ego y del territorio, el materialismo filosófico nos obliga a ejercer una<br />

crítica disolvente que afecta no sólo a la idea de globalización (como concepto<br />

termodinámico límite, pero “aureolar”), sino también a todas las representaciones<br />

egológicas que se soportan sobre un Ego sustancial. La misma crítica vale para la<br />

esferología abstracta de Peter Sloterdijk, cuyo proyecto morfológico de reconstruir el<br />

éxodo del ser humano embrionario desde el cigoto primitivo hasta los imperios y<br />

sistemas globales desemboca en una ciudadanía mundial electrónica en virtud de la<br />

tele-vecindad actual.<br />

Ahora bien, cuando reparamos en los datos geopolíticos reales, la reconfiguración<br />

geoestratégica que los procesos de regionalización y localización traen<br />

aparejados, por debajo de la globalización mentada, debemos advertir que el Sistema<br />

Político Internacional, lejos de avanzar hacia una “totalización” orientada por un sujeto<br />

unitario (v.g. EE.UU.), se encamina hacia una regionalización creciente cuyos actores se<br />

reparten territorialmente en función de fuerzas centrípetas y centrífugas que dependen<br />

de los sumatorios de capacidades duras y blandas asociadas a distintos conjuntos. En la<br />

coyuntura actual, no sólo se presentan como sujetos históricos nuevas potencias<br />

regionales mediadoras (como las del famoso BRIC), sino que los propios mercados<br />

obligan a centrar el mapamundi en torno al Pacífico. De ahí la impresión de sujeto<br />

expectante (Pérez Herranz) que parece revestir la conciencia filosófica. Sin embargo,<br />

dado la incesante actividad de los sujetos actantes operatorios que no cesan de construir<br />

nuevas redes interregionales, es preciso reconocer que la principal consecuencia para el<br />

sujeto gnoseológico (de índole filosófica) es el creciente mestizaje entre aquellas<br />

filosofías que se articulan a principios del siglo XXI con capacidad de dar cuenta de ese<br />

sujeto corpóreo, fragmentado por discontinuidades (pluralista, por tanto), pero<br />

operatorio. Es el reconocimiento de la pluralidad originaria de singulares en<br />

interfacticidad lo que, en mi opinión, está produciendo una creciente mestizaje entre<br />

filosofías contemporáneas tan aparentemente alejadas como la fenomenología<br />

materialista de Ricardo Sánchez Ortíz de Urbina, el estructuralismo de estirpe<br />

deleuziana y el marxismo de filiación hegeliana y orientación criticista (de Adorno a<br />

Zizek, pasando por Gustavo Bueno).<br />

EIKASIA. REVISTA DE FILOSOFÍA, AÑO V, 31 (MARZO 2010) . HTTP://WWW.REVISTADEFILOSOFIA.COM


Palabras clave: Sujeto, territorio, globalización, regionalización, Ego<br />

trascendental, potencias regionales mediadoras, sujetos actantes operatorios,<br />

pluralidad originaria de singulares en interfacticidad<br />

Abstract<br />

Could it be stated that the globalization’s subject is the "universal citizen", as<br />

subject of human rights, who promotes the West by means of the UN or, rather, that the<br />

historical subjects capable of changing the world must obey the logic of a social<br />

class? Here it is shown that the underlying ontological construct under the "universal<br />

citizenship", the "transcendental ego", only has real existence if it is corporeal, plural<br />

and operative. To untangle the knot between epistemological subject and actant subject,<br />

territory as a material criterion is adopted, rather than its representation on a world<br />

map. On this beta-operative base of simultaneous enlargement of the ego and the<br />

territory, the philosophical materialism urges us to exert a solvent criticism which<br />

affects not only the idea of globalization, but also to every egological representations<br />

supported on a substantial ego. The same criticism applies to Peter Sloterdijk’s abstract<br />

esferology, whose morphological reconstruction of the human embryo exodus from the<br />

primitive zygote to the empires and global systems’ draft results in an electronic world<br />

citizenship under the current tv-neighborhood.<br />

Now, when we take into account the real geopolitical data, the geo-strategic<br />

reconfiguration that the regionalization and localization processes bring with, under the<br />

referred globalization, we have to note that the international political system, far from<br />

moving towards a "totalization" oriented by a unitary subject (e.g. USA), it is heading<br />

for a growing regionalization whose actors are divided territorially based on centripetal<br />

and centrifugal forces that depend on the sums of hard and soft skills associated to<br />

different sets. At the current situation, not only historical subjects are presented as new<br />

regional powers mediators (such as the famous BRIC), but the markets themselves<br />

force to set the world map around the Pacific. Hence, the impression of expectant<br />

subject, which appears to be the philosophical consciousness. However, given the<br />

never-ending activity of the operative actants subjects who never stop building new<br />

inter-regional networks, it needs to be acknowledge that the main consequence for the<br />

epistemological subject (of philosophical nature), is the increasing mixing between<br />

those philosophies that are articulated in the early century with capacity to account for<br />

that individual item, fragmented by discontinuities (pluralistic, therefore), but operative.<br />

It is the recognition of the plurality of singular native interactants which, in my opinion,<br />

is producing a growing mixture between contemporary philosophies so obviously<br />

remote as the materialist phenomenology of Ricardo Sanchez Ortiz de Urbina, the<br />

structuralism of Deleuzian lineage and the Marxism of Hegelian affiliation and critical<br />

orientation (from Adorno to Zizek, passing through Gustavo Bueno).<br />

Key words: Subject, territory, globalization, regionalization, Ego trascendental,<br />

mediating regional potency, operative actants subjects, original plurality of singular in<br />

interfacticity<br />

EIKASIA. REVISTA DE FILOSOFÍA, AÑO V, 31 (MARZO 2010) . HTTP://WWW.REVISTADEFILOSOFIA.COM


El otro fin de la historia<br />

Román García.<br />

Presidente de la Sociedad Asturiana de Filosofía.<br />

Se parte de la polisemia del la palabra “fin” y se analiza las deudas y las implicaciones<br />

teóricas de la noción de Fin de la Historia basada en una concepción del sujeto como<br />

consumidor. Se establece el carácter metafísico de la tesis del Fin de la Historia que tendría sus<br />

orígenes en Aristóteles y se desarrollaría ampliamente en el mundo cristiano secularizandose<br />

con Herder y la Filosofía de la Historia.<br />

Así mismo, las concepciones que se han mantenido en la Filosofía de la Historia sobre<br />

el sujeto se deben a estructuras que no permiten la universalización. El sujeto pensante, el<br />

sujeto como espíritu, el sujeto como proletario y finalmente el sujeto como consumidor no<br />

permiten la universalización, porque el mismo concepto de sujeto se sustantiviza<br />

impidiéndolo. Se trata de la dialéctica entre sujeto atributivo y sujeto distribuitivo.<br />

La Historia y el mismo sujeto son entidades dinámicas, diacrónicas, frente a las<br />

concepciones teológicas o metafísicas en las que el mundo está prefigurado, por tanto, no<br />

cambia, pues va a ser lo que ya era. El sujeto tiene que ser operatorio y por tanto s1, s2, s3...<br />

configuran los objetos que en este sentido no son dados sino resultados, pero esos mismos<br />

resultados son los que los hacen objetivos y es desde ahí, desde donde se puede reconstruir<br />

una concepción de sujeto dialéctica y operatoria.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010) . http://www.revistadefilosofia.com


Sujeto expectante y globalización<br />

Fernando Miguel Pérez Herranz<br />

Universidad de Alicante<br />

Resumen. El sujeto de la globalización, desde el descubrimiento de América hasta la Segunda<br />

Guerra Mundial, ha sido el hombre europeo en su condición de productor, mercader y militar;<br />

un sujeto plural asociado a las naciones-imperio: España, Holanda, Inglaterra, Francia,<br />

Alemania, etc. Tras el gran conflicto bélico, desplazados por los Estados Unidos a la vez que<br />

beneficiados por un desarrollo económico auspiciado por los propios Estados Unidos (plan<br />

Marshall), los europeos se han instalado en la perplejidad del espectador más que en la osadía<br />

del actor. Europa ha dejado de ser el centro del proceso de globalización, relegada a constituir<br />

una parte globalizada, si bien con carácter preferencial. Los intelectuales europeos justifican con<br />

argumentos ideológicos la falta de compromisos internacionales que puedan poner en jaque su<br />

bienestar; y observan con expectación (sujeto expectante), tanto la unilateralidad de las<br />

decisiones que toman los EE.UU como la pujanza de los nuevos centros surgidos como<br />

«remolinos» en distintas partes de ese globo terráqueo globalizado: China, Rusia, India, Irán,<br />

Brasil… En esta ponencia se tratarán estas cuestiones desde una perspectiva filosófica: la<br />

«ontología de las conciencias que se envuelven entre sí».<br />

Introducción<br />

1. El concepto de globalización<br />

a. Definición GENÉTICO-TOPOLÓGICA<br />

b. Definición EXTENSIONAL. Criterios<br />

i. La globalización MEDITERRÁNEA<br />

ii. La globalización BIFURCADA: España, Inglaterra, Holanda, Bélgica, Alemania…<br />

iii. El FIN DE LA GLOBALIZACIÓN: Norteamérica<br />

2. El concepto de sujeto<br />

a. De COGITO a STIMMUNG<br />

b. EXCURSUS SOBRE SOCIOLOGÍA Y FILOSOFÍA<br />

3. El sujeto de la globalización: «Conciencia entre conciencias»<br />

a. Sentido del término conciencia<br />

b. Fenomenología de la figura «conciencia entre conciencias»<br />

c. Modelos de la figura «conciencia entre conciencias» en los procesos de globalización<br />

i. El modelo SOCRÁTICO: El filósofo y los gobernantes<br />

ii. El modelo CIUDAD DE DIOS: Dios y las criaturas<br />

iii. El modelo IMPERIAL (NACIÓN-IMPERIO):<br />

1. Las aporías del sujeto moderno<br />

2. El colapso del sujeto moderno: el caso Heidegger<br />

3. Otros sujetos olvidados<br />

iv. El modelo FIN DE LA GLOBALIZACIÓN: «Remolinos de la globalización»<br />

4. El cuadro semiótico de los sujetos al final de la globalización<br />

a. El sujeto-«IMPERIO» de la globalización<br />

b. Los sujetos-«PLURICOLORES» de la globalización<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010) . http://www.revistadefilosofia.com


c. Los sujetos -«RESISTENTES» a la globalización<br />

d. Los sujetos-«REMOLINOS» de la globalización: China, Rusia, India, Brasil, Sureste asiático,<br />

Irán…<br />

5. Final, desde la «conciencia expectante» europea<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010) . http://www.revistadefilosofia.com


Globalización, identidad y presencia"<br />

Noelia Bueno Gómez<br />

Universidad de Oviedo. Departamento de Filosofía<br />

Precisaré la definición de globalización en torno a la idea de interconexión.<br />

Distinguiré entre aquellos grupos donde las personas pueden expresarse y hacerse<br />

presentes (de modo que pueden conformar sus identidades individuales), de aquellos<br />

homogeneizadores cuya “identidad grupal” se basa en alguna ideología y cuyos<br />

miembros son relegados a meros defensores de esa ideología (pero sin posibilidad de<br />

expresión, desarrollo de las identidades individuales ni pertenencia a otros grupos<br />

distintos). Los últimos no proporcionan a las personas una presencia efectiva, sino una<br />

“ilusión de presencia”. Finalmente, hablaré de las mujeres esclavizadas por las redes<br />

internacionales de prostitución como ejemplo de personas a las que les es negada la<br />

identidad individual al negárseles este tipo de presencia y hasta su condición de<br />

víctimas.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010) . http://www.revistadefilosofia.com


Arte versus Globalización:<br />

Revisión Filosófica de los recursos del Arte<br />

Contemporáneo frente al proceso de Globalización<br />

Marisol Salanova Burguera (Universidad de Valencia)<br />

Eurídice Cabanes Martínez (Universidad de Santiago de Compostela)<br />

Resumen:<br />

Este trabajo repasa, desde un enfoque filosófico, el proceso mediante el cual la<br />

crítica a la globalización neoliberal a partir de la creación artística obtiene las<br />

herramientas para la creación de espacios críticos de reflexión que combaten los<br />

aspectos negativos de la propia globalización.<br />

Abstract:<br />

This paper revises, from a philosophical approach, the process by means of<br />

which the critique to the neoliberal globalization from the artistic creation obtains the<br />

tools for the creation of critical spaces of reflection that attack the negative aspects of<br />

the own globalization.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010) . http://www.revistadefilosofia.com


Oportunidades y amenazas del periodismo ciudadano<br />

en la sociedad globalizada<br />

José Manuel Chillón 1<br />

Universidad de Valladolid<br />

Resumen<br />

La sociedad de la información es uno de los más fecundos vástagos de la<br />

posmodernidad que nos ha convertido en navegantes anónimos por el insondable<br />

océano de la globalización. Esta sociedad es hija, heredera y promovedora de las<br />

grandes marcas de esta posmodernidad curiosamente consistentes en multiplicar y<br />

globalizar las identidades y someterlas, a la vez, a un proceso insustancial de<br />

vaciamiento. El periodismo ciudadano, como fenómeno típicamente contemporáneo y<br />

posmoderno, se alimenta de esta tendencia que gusta de no distinguir tejidos. Se abren<br />

las puertas y todos pueden ser periodistas porque, qué son los periodistas sino<br />

ciudadanos. La herramienta de la difusión masiva es el nuevo don prometeico a los<br />

públicos que creen no necesitar del protagonista de la construcción informativa, del<br />

periodista. El periodismo, tan identificado con sus canales, soportes, mecanismos e<br />

instrumentos, ha obviado el quién que está detrás de toda información. Que esta<br />

apertura del todos a todo sea un síntoma de la llamada ‘democracia informativa’,<br />

cuando la democracia, al menos hasta ahora, ha necesitado tanto de garantías como de<br />

límites, está por ver. Mientras tanto, la prudencia obliga a aprovechar las oportunidades<br />

que suponen los públicos periodísticamente activos, pero también a extremar las<br />

precauciones ante una posible degradación de la misión profesional y, por tanto, del<br />

periodismo informativo.<br />

Palabras clave: periodismo, ciudadanía, democracia, globalización<br />

1 Es Doctor en Filosofía por la Universidad de Valladolid en la que es profesor de Ética y deontología de<br />

la Comunicación. Ha publicado el libro (2007), Periodismo y Objetividad: entre la ingenuidad y el<br />

rechazo. Esbozo de una propuesta, Madrid, Biblioteca Nueva, además de numerosos artículos en revistas<br />

especializadas.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 31 (marzo 2010) . http://www.revistadefilosofia.com


actividades y congresos<br />

I CONGRESO INTERNACIONAL DE FILOSOFÍA HERMENÉUTICA.<br />

A CINCUENTA AÑOS DE VERDAD Y METODO 20, 21 y 22 DE MAYO DE 2010.<br />

Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino. Facultad de Humanidades. Tucumán- Argentina.<br />

Presentación de Resúmenes de Ponencias hasta el 15 de febrero de 2010.<br />

12 Congreso Internacional de Filosofía de la Educación. INPE Bogota, Colombia 28 al 31 de Julio<br />

2010.<br />

Congreso de Filosofía Joven XLVII - "Filosofía y Crisis a comienzos del siglo XXI"<br />

Murcia 28, 29 y 30 de Abril de 2010.<br />

Sexto Congreso de la Sociedad Española de Filosofía Analítica (SEFA 2010)<br />

Universidad de La Laguna 14-16 de octubre de 2010<br />

Llamada a la participación (fecha límite para presentaciones: 30 de abril de 2010)<br />

FILOSOFÍA COMO UNIVERSAL ANTROPOLÓGICO" octubre 2010<br />

San Sebastián/Barcelona Departamento de Filosofía. Universidad del País Vasco (España).<br />

Avenida Tolosa / Tolosa Hiribidea 70. 20018 Donostia-San Sebastian. (++34) 943 31 10 56<br />

Llamada a la participación (fecha límite para presentaciones: 30 de abril de 2010).<br />

Links<br />

Revista Cubana de Filosofía<br />

Teoria rivista di filosofia<br />

Revista de filosofía La lámpara de Diógenes<br />

Revista Observaciones Filosóficas


31<br />

r e v is t a d e f ilo s o f ía<br />

www.revistade filosofia.com

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