69_J_L_Tieck_El_blondo_Eckbert_El_gato_con_botas_1965
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FISCHER (aparte): A él también habría que agarrarlo<br />
por las orejas.<br />
BOTTICHER: Y el susto que se llevó cuando el águila<br />
fue a posarse sobre su cabeza. ¡De qué manera<br />
quedó paralizado por el temor! No se movió nada;<br />
ninguna descripción podrá expresar esto.<br />
MüLLER: Va usted muy al fondo del asunto.<br />
BOTTICHER: Me jacto de ser un poco <strong>con</strong>ocedor, 10<br />
cual seguramente no es el caso de todos ustedes.<br />
Es, pues, necesario que profundicen un poco. 31<br />
FISCHER: Se esfuerza usted demasiado.<br />
BOTTICHER: Oh, cuando uno ama el arte como yo,<br />
el esfuerzo es agradable. Acaba de ocurrírseme un<br />
pensamiento muy profundo a propósito de las<br />
<strong>botas</strong> del <strong>gato</strong>, y este pensamiento me hace admirar<br />
aun más el genio del actor. Vean ustedes:<br />
al principio es un <strong>gato</strong>, y tiene que abandonar su<br />
aspecto natural para adoptar el disfraz adecuado.<br />
Ahora debe aparecer exclusivamente como cazador.<br />
Infiero esto de que todos lo llaman así, y no hay<br />
nadie que se asombre de su traza. Un actor poco<br />
experimentado se habría vestido como cazador,<br />
pero entonces ¿en qué vendría a parar nuestra<br />
ilusión? Quizás habríamos olvidado que es ante<br />
todo un <strong>gato</strong>, y habría sido muy incómodo para<br />
31 Alus ión a la seudo -erudición de Bortiger (véase<br />
nota 9).<br />
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