28.06.2014 Views

Reflexiones y criterios sobre el diagnóstico psicológico en niños

Reflexiones y criterios sobre el diagnóstico psicológico en niños

Reflexiones y criterios sobre el diagnóstico psicológico en niños

SHOW MORE
SHOW LESS

¡Convierta sus PDFs en revista en línea y aumente sus ingresos!

Optimice sus revistas en línea para SEO, use backlinks potentes y contenido multimedia para aumentar su visibilidad y ventas.

<strong>Reflexiones</strong> y <strong>criterios</strong><br />

<strong>sobre</strong> <strong>el</strong> diagnóstico<br />

psicológico <strong>en</strong> niños<br />

Rocío Peredo Videa<br />

Las características, los patrones y parámetros d<strong>el</strong> cambio humano han sido<br />

y sigu<strong>en</strong> si<strong>en</strong>do algunos de los temas y objetos de estudios más interesantes<br />

de la investigación psicológica clínica. Los aportes teóricos, de los hallazgos<br />

empíricos, cobran valor cuando se id<strong>en</strong>tifican los cambios significativos que<br />

típicam<strong>en</strong>te se pres<strong>en</strong>tan a lo largo de la vida d<strong>el</strong> individuo. D<strong>en</strong>tro de esta<br />

perspectiva, concitan especial at<strong>en</strong>ción e interés aqu<strong>el</strong>los procesos de cambio<br />

que dan cu<strong>en</strong>ta de problemas y alteraciones de la actividad humana, <strong>en</strong> cualquiera<br />

de sus dim<strong>en</strong>siones, y que obedec<strong>en</strong> a una o algunas alteraciones específicas,<br />

las cuales se trata de id<strong>en</strong>tificar y explicar a partir de sus anteced<strong>en</strong>tes<br />

y manifestaciones, de las conting<strong>en</strong>cias y consecu<strong>en</strong>cias para <strong>el</strong> individuo, su<br />

grupo de interr<strong>el</strong>ación y la comunidad <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral.<br />

Si bi<strong>en</strong> la categorización y clasificación son es<strong>en</strong>ciales para <strong>el</strong> progreso de<br />

cualquier disciplina, esto es particularm<strong>en</strong>te complejo <strong>en</strong> la psicología clínica<br />

g<strong>en</strong>eral, y mucho más <strong>en</strong> la psicología clínica infantil debido a las dificultades<br />

adicionales características d<strong>el</strong> proceso de desarrollo d<strong>el</strong> niño, que hac<strong>en</strong> especialm<strong>en</strong>te<br />

complejo <strong>el</strong> proceso diagnóstico. A causa de esto, muchas categorías<br />

diagnósticas para la niñez han sido formuladas <strong>sobre</strong> la base d<strong>el</strong> acuerdo <strong>en</strong>tre<br />

clínicos que reconoc<strong>en</strong> una equival<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre las descripciones clínicas y lo<br />

que observan y evid<strong>en</strong>cian <strong>en</strong> su propia práctica; no obstante, <strong>el</strong> conocimi<strong>en</strong>to<br />

y la d<strong>en</strong>ominación de un trastorno está, <strong>en</strong> muchos casos, limitado por la<br />

experi<strong>en</strong>cia clínica. Esto ha g<strong>en</strong>erado, con frecu<strong>en</strong>cia, una imprecisión terminológica,<br />

obstaculizando <strong>en</strong> parte <strong>el</strong> estudio de determinadas alteraciones<br />

o problemas que los niños pres<strong>en</strong>tan.<br />

En este artículo se plantean aqu<strong>el</strong>los <strong>criterios</strong> que es necesario tomar <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta<br />

cuando se realiza <strong>el</strong> diagnóstico psicológico <strong>en</strong> niños, para que puedan constituir<br />

un aporte y reflexión hacia una labor ci<strong>en</strong>tífica, responsable y ética para<br />

<strong>el</strong> profesional psicólogo que ha abierto un espacio y tiempo de su at<strong>en</strong>ción a<br />

los niños de nuestro medio.<br />

141<br />

Revista número 8 • diciembre 2000


Universidad Católica Boliviana<br />

142<br />

Revista número 8 • diciembre 2000<br />

El diagnóstico de los problemas<br />

psicológicos infantiles<br />

El estudio de cualquier tipo de f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o requiere de un sistema de organización<br />

y r<strong>el</strong>ación de sus variables intervini<strong>en</strong>tes; <strong>el</strong> estudio de un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o<br />

psicopatológico requiere no sólo de la estructura organizativa de dichas variables<br />

a niv<strong>el</strong> de <strong>criterios</strong> descriptivos de información clínica, sino también<br />

de la explicitación de las interr<strong>el</strong>aciones de factores y procesos biológicos,<br />

cognitivos, afectivos, emocionales, conductuales y sociales <strong>en</strong> su carácter<br />

funcional –o disfuncional– de acuerdo al caso.<br />

En este <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido, <strong>el</strong> diagnóstico de los problemas psicológicos <strong>en</strong> los adultos ha<br />

avanzado considerablem<strong>en</strong>te; posiblem<strong>en</strong>te, uno de los más significativos avances<br />

ha sido <strong>el</strong> surgido de los int<strong>en</strong>tos para desarrollar <strong>criterios</strong> específicos para un<br />

número determinado de trastornos (Kazdin, 1990); estos avances han promovido<br />

y realzado la investigación <strong>sobre</strong> incid<strong>en</strong>cia, preval<strong>en</strong>cia, causas, tratami<strong>en</strong>to y<br />

curso clínico de diversos problemas. Sin embargo, hasta hace poco, <strong>el</strong> estudio e<br />

investigación de los problemas psicológicos <strong>en</strong> la niñez fueron poco at<strong>en</strong>didos,<br />

tanto a niv<strong>el</strong> de los <strong>criterios</strong> como <strong>en</strong> su clasificación y difer<strong>en</strong>ciación.<br />

De acuerdo con algunos autores (Kazdin, 1990; Ach<strong>en</strong>bach, 1990; Magrag y<br />

Wohlford, 1990) este descuido puede deberse <strong>en</strong> parte a algunas complejidades<br />

típicas de la niñez, y por otra parte, a la naturaleza d<strong>el</strong> desarrollo humano, ya<br />

que <strong>el</strong> niño es un ser <strong>en</strong> cambio.<br />

En <strong>el</strong> adulto, la alteración o disfunción psicológica es g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te considerada<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> contexto de un desarrollo r<strong>el</strong>ativam<strong>en</strong>te estable <strong>en</strong> las esferas cognitiva,<br />

afectiva, biológica y social, y si bi<strong>en</strong> las fases y los cambios son cada vez más<br />

reconocidos <strong>en</strong> <strong>el</strong> proceso psicopatológico d<strong>el</strong> adulto, dichos cambios son<br />

probablem<strong>en</strong>te m<strong>en</strong>os marcados, o por lo m<strong>en</strong>os más graduales, que aquéllos<br />

evid<strong>en</strong>ciados <strong>en</strong> la niñez y la adolesc<strong>en</strong>cia.<br />

El panorama cambiante de la niñez hace que <strong>el</strong> diagnóstico de la “alteración”<br />

sea problemático, por tanto, <strong>el</strong> diagnóstico dep<strong>en</strong>de <strong>en</strong> mayor medida de la<br />

edad y de consideraciones específicas d<strong>el</strong> desarrollo humano (Kazdin, 1990),<br />

así como también de las características d<strong>el</strong> contexto socio-cultural al que <strong>el</strong><br />

niño pert<strong>en</strong>ece.<br />

El conocimi<strong>en</strong>to y compr<strong>en</strong>sión que <strong>el</strong> psicólogo infantil debe poseer <strong>sobre</strong> las<br />

variaciones y cambios <strong>en</strong> la niñez nos muestran la importancia de considerar<br />

aspectos d<strong>el</strong> desarrollo y apr<strong>en</strong>dizaje humanos <strong>en</strong> <strong>el</strong> diagnóstico y tratami<strong>en</strong>to<br />

de los problemas psicológicos, y esto implica que es necesario apr<strong>en</strong>der acerca<br />

d<strong>el</strong> desarrollo “normal” o saludable d<strong>el</strong> niño <strong>en</strong> nuestro medio, así como<br />

aqu<strong>el</strong>las variaciones que implican o no alteración.<br />

El desarrollo “normal” se pres<strong>en</strong>ta a través de un conjunto de capacidades y<br />

habilidades cognitivas, emocionales y sociales que están r<strong>el</strong>acionadas <strong>en</strong>tre sí.<br />

Las habilidades que <strong>el</strong> niño alcanza <strong>en</strong> un periodo de desarrollo le permit<strong>en</strong><br />

r<strong>el</strong>acionarse con su <strong>en</strong>torno y sirv<strong>en</strong> de base para la consecución de otras.<br />

Las nuevas habilidades que <strong>el</strong> niño va desarrollando integran también a las<br />

anteriores <strong>en</strong> nuevos esquemas de funcionami<strong>en</strong>to, La patología se puede<br />

considerar como una falta de desarrollo e integración de capacidades y habilidades<br />

(Sarason y Sarason, 1996).


Por esto, los principios teóricos acerca d<strong>el</strong> desarrollo “normal” infantil deberán<br />

estar integrados con los de la psicopatología infantil; esto permitirá, a<br />

la larga, id<strong>en</strong>tificar y categorizar aqu<strong>el</strong>los factores y procesos de cambio que<br />

dan cu<strong>en</strong>ta de alteraciones y déficits d<strong>el</strong> desarrollo y apr<strong>en</strong>dizaje infantil <strong>en</strong><br />

g<strong>en</strong>eral, haci<strong>en</strong>do posible la explicación de las causas y características de los<br />

problemas, así como de las difer<strong>en</strong>tes etapas a través de las cuales los mismos<br />

se pres<strong>en</strong>tan, y todas las implicaciones que esto repres<strong>en</strong>ta.<br />

Es evid<strong>en</strong>te, <strong>en</strong>tonces, que es fundam<strong>en</strong>tal para los psicólogos infantiles estar<br />

familiarizados con <strong>el</strong> curso y desarrollo de las difer<strong>en</strong>tes funciones (cognitivas,<br />

emocionales y conductuales, además de las biológicas) así como de su maduración<br />

e integración. Es igualm<strong>en</strong>te importante poder reconocer las variables<br />

contextuales e intraorganísmicas que pued<strong>en</strong> facilitar u obstaculizar <strong>el</strong> desarrollo<br />

y apr<strong>en</strong>dizaje, de modo que <strong>el</strong> niño pueda ser conocido y compr<strong>en</strong>dido<br />

<strong>en</strong> su totalidad (Serafica y W<strong>en</strong>ar, 1985; <strong>en</strong> S. Russ, 1990), y sus problemas<br />

puedan ser tratados de forma integral y no separadam<strong>en</strong>te.<br />

Conceptos claves para<br />

<strong>el</strong> diagnóstico psicológico infantil<br />

En este punto, para la psicopatología<br />

d<strong>el</strong> desarrollo <strong>el</strong> interés también gira<br />

<strong>en</strong> torno a la id<strong>en</strong>tificación de las<br />

etapas o períodos d<strong>el</strong> desarrollo a<br />

través de los cuales las alteraciones<br />

se pres<strong>en</strong>tan y des<strong>en</strong>vu<strong>el</strong>v<strong>en</strong>, así<br />

como a los tipos de continuidad y<br />

predictibilidad que es posible <strong>en</strong>contrar<br />

<strong>en</strong> los difer<strong>en</strong>tes períodos de<br />

vida, y <strong>sobre</strong> todo <strong>en</strong> la niñez. Para<br />

lograr esto, es necesario remitirse<br />

a la concepción de trastorno, que<br />

permita abarcar y <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der las peculiaridades<br />

y particularidades d<strong>el</strong><br />

desarrollo humano alterado.<br />

Una alteración específica, a niv<strong>el</strong><br />

físico, fisiológico o psicológico,<br />

establecida y reconocida como indicador<br />

(llamada también síntoma),<br />

Sir Lawr<strong>en</strong>ce Alma-Tadema, Mañana de domingo.<br />

puede aparecer como consecu<strong>en</strong>cia de una variación <strong>en</strong> <strong>el</strong> contexto objetivo y/o<br />

espacio subjetivo d<strong>el</strong> individuo o puede pres<strong>en</strong>tarse sin una razón “apar<strong>en</strong>te” o<br />

manifiesta que la explique (Cantw<strong>el</strong>l, 1987; <strong>en</strong> D. P. Cantw<strong>el</strong>l y G. A. Carlson,<br />

1987). El indicador con manifestación psicológica puede ser una alteración<br />

conductual, emocional o cognitiva (Calderón Jemio, 1996).<br />

Al niv<strong>el</strong> de conducta, se puede tratar de déficits, excesos, interfer<strong>en</strong>cias o<br />

transfer<strong>en</strong>cias inadecuadas conductuales. En <strong>el</strong> plano emocional pued<strong>en</strong> ser<br />

s<strong>en</strong>saciones y s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos interfer<strong>en</strong>tes o inadecuadam<strong>en</strong>te transferidos. En <strong>el</strong><br />

ámbito cognitivo, se puede tratar déficits, o inadecuación respecto al contexto<br />

o a uno mismo, tanto <strong>en</strong> la estructuración de las cogniciones y su cont<strong>en</strong>ido,<br />

143<br />

Revista número 8 • diciembre 2000


Universidad Católica Boliviana<br />

con interfer<strong>en</strong>cias o transfer<strong>en</strong>cias no proporcionales <strong>en</strong> repres<strong>en</strong>taciones<br />

m<strong>en</strong>tales, como <strong>en</strong> los procesos de dicha actividad.<br />

El indicador o alteración específica puede o no formar parte de un síndrome<br />

o de un trastorno clínico.<br />

El síndrome, <strong>en</strong> comparación al indicador, es un concepto que incluye algunos<br />

síntomas que, por lo g<strong>en</strong>eral, se pres<strong>en</strong>tan juntos. En <strong>el</strong> síndrome los indicadores<br />

no se refier<strong>en</strong> a cambios solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> un niv<strong>el</strong> o dim<strong>en</strong>sión, sino que<br />

incluye también la interr<strong>el</strong>ación de aquéllos, como ser, alteraciones psicofisiológicas<br />

o psicomotrices, o variaciones afectivo-emocionales o cognitivo-conductuales,<br />

motivacionales y/o sociales. El síndrome puede pres<strong>en</strong>tarse como<br />

un problema único o principal, pero a su vez, puede aparecer acompañando<br />

una variedad de alteraciones físicas y/o psicológicas.<br />

El concepto de trastorno posee aún connotaciones más complejas que <strong>el</strong> de<br />

síndrome. El uso d<strong>el</strong> término trastorno no sólo significa que existe un síndrome<br />

específico que es hasta cierto punto incapacitante, sino que también existe<br />

un cuadro clínico –o cont<strong>en</strong>ido sintomatológico– característico, una historia<br />

o anteced<strong>en</strong>tes característicos, una etiología <strong>en</strong> tanto causas y precipitantes<br />

específicos; unas formas de expresión -<strong>en</strong> <strong>el</strong> ámbito cognitivo, emocional,<br />

conductual, físico y/o fisiológico- específicas, un índice de gravedad e interfer<strong>en</strong>cia<br />

personal y/o social característicos, una respuesta al tratami<strong>en</strong>to característica,<br />

y también muy probablem<strong>en</strong>te determinados corr<strong>el</strong>atos familiares,<br />

contextuales, biológicos y hasta sociales y culturales (Cantw<strong>el</strong>l y Carlson,<br />

1987). Por tanto, un trastorno vi<strong>en</strong>e a ser una estructuración sindrómica y/o<br />

sintomatológica, cuantitativa y cualitativa, de difer<strong>en</strong>tes grados, formas y<br />

tipos de alteración.<br />

144<br />

Revista número 8 • diciembre 2000<br />

Manifestaciones de alteración específicas<br />

d<strong>el</strong> desarrollo y d<strong>el</strong> apr<strong>en</strong>dizaje <strong>en</strong> la niñez<br />

Los trastornos psicológicos <strong>en</strong> la niñez se caracterizan singularm<strong>en</strong>te por consideraciones<br />

d<strong>el</strong> desarrollo humano que son fundam<strong>en</strong>tales para <strong>el</strong> diagnóstico<br />

de muchos de los cuadros clínicos. Sin embargo, muchos problemas infantiles<br />

se manifiestan a través de diversos indicadores sin alcanzar la categoría de<br />

trastorno, y que también merec<strong>en</strong> la at<strong>en</strong>ción profesional d<strong>el</strong> psicólogo.<br />

Por ejemplo, algunas reacciones o manifestaciones, tales como <strong>el</strong> descontrol de<br />

esfínteres, la labilidad emocional, la obstinación o la <strong>sobre</strong>actividad, se consideran<br />

de manera difer<strong>en</strong>te de acuerdo a la edad d<strong>el</strong> niño (no es lo mismo si <strong>el</strong> niño<br />

ti<strong>en</strong>e tres años que si ti<strong>en</strong>e diez años) y <strong>en</strong> algunos casos no implican un signo o<br />

indicador clínico, sino son parte d<strong>el</strong> período específico d<strong>el</strong> desarrollo d<strong>el</strong> niño.<br />

Por otro lado, muchas manifestaciones emocionales y conductuales, tales<br />

como los miedos, la depresión, la ansiedad, la agresividad o <strong>el</strong> negativismo,<br />

pued<strong>en</strong> variar marcadam<strong>en</strong>te a través de difer<strong>en</strong>tes edades <strong>en</strong> la infancia y la<br />

adolesc<strong>en</strong>cia, y deb<strong>en</strong> ser considerados clínicam<strong>en</strong>te o no, de acuerdo al tipo<br />

de estresores psicosociales que los provocan.<br />

Más aún, los problemas y alteraciones que pued<strong>en</strong> llegar a pres<strong>en</strong>tarse <strong>en</strong> difer<strong>en</strong>tes<br />

etapas evolutivas de la niñez ti<strong>en</strong><strong>en</strong> diversas formas de pres<strong>en</strong>tación. Por<br />

ejemplo, <strong>en</strong> <strong>el</strong> caso de las alteraciones emocionales, este problema <strong>en</strong> infantes


y niños pequeños con frecu<strong>en</strong>cia llega a implicar síntomas físicos o déficits<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> desarrollo; cuando los niños son algo mayores, <strong>en</strong>tre tres y seis años de<br />

edad, sus problemas emocionales son, por lo g<strong>en</strong>eral, manifestados <strong>en</strong> forma<br />

de problemas de conducta, tales como berrinches, negativismo <strong>en</strong> la casa y<br />

actividad excesiva <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio académico pre-escolar. Este mismo problema<br />

<strong>en</strong> niños de seis a doce años de edad puede pres<strong>en</strong>tarse, a niv<strong>el</strong> académico,<br />

como dificultades de apr<strong>en</strong>dizaje escolar o problemas de conducta <strong>en</strong> <strong>el</strong> ambi<strong>en</strong>te<br />

escolar; y ya llegando a la adolesc<strong>en</strong>cia muchos niños con alteraciones<br />

emocionales se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran <strong>en</strong> alto riesgo respecto a una falta d<strong>el</strong> control de<br />

impulsos que puede implicar deserción escolar, agresividad, fugas, consumo<br />

de sustancias, abusos sexuales y otros (Magrab y Wohlford, 1990).<br />

Numerosos ejemplos pued<strong>en</strong> ser citados y todos <strong>el</strong>los sugier<strong>en</strong> interrogantes<br />

con r<strong>el</strong>ación a “dónde” <strong>el</strong> desarrollo considerado normal termina y “dónde”<br />

empieza la patología.<br />

El hecho de que muchas conductas y reacciones problema varían con <strong>el</strong> curso<br />

d<strong>el</strong> desarrollo ti<strong>en</strong>e importantes implicaciones para la evaluación y diagnóstico<br />

<strong>en</strong> la psicopatología infantil.<br />

De la misma forma, las experi<strong>en</strong>cias d<strong>el</strong> niño, que se han interiorizado por<br />

medio d<strong>el</strong> apr<strong>en</strong>dizaje, juegan un pap<strong>el</strong> c<strong>en</strong>tral respecto a cómo <strong>el</strong> niño apr<strong>en</strong>de<br />

a percibir e interpretar su realidad contextual y las formas o estrategias que<br />

desarrolla para <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tarla y responder adecuada y efectivam<strong>en</strong>te, o <strong>en</strong> su caso,<br />

simplem<strong>en</strong>te reaccionar a ésta. Esto, igualm<strong>en</strong>te determinará <strong>el</strong> apr<strong>en</strong>dizaje<br />

de patrones o esquemas adecuados o inadecuados de conducta, emoción,<br />

afectividad y p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to.<br />

Lograr la compr<strong>en</strong>sión de los cambios que pued<strong>en</strong> ser considerados parte d<strong>el</strong><br />

desarrollo “normal” permitirá la id<strong>en</strong>tificación precisa de los apr<strong>en</strong>dizajes<br />

apropiados para una edad o período específico, pero que pued<strong>en</strong> ser considerados<br />

problemáticos <strong>en</strong> otra.<br />

Las difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> <strong>el</strong> desarrollo madurativo de los niños afectan la manera <strong>en</strong><br />

que los problemas son “expresados” (Davison y Neale, 1996), y esto se refiere<br />

no solam<strong>en</strong>te a los cambios biofisiológicos sino también cognitivo-emocionales<br />

y conductuales producto d<strong>el</strong> apr<strong>en</strong>dizaje. Igualm<strong>en</strong>te, de acuerdo al tipo de<br />

apr<strong>en</strong>dizajes que <strong>el</strong> niño va logrando, gracias a la r<strong>el</strong>ación con su contexto,<br />

las difer<strong>en</strong>tes experi<strong>en</strong>cias o interacciones con <strong>el</strong> <strong>en</strong>torno pued<strong>en</strong> influir <strong>en</strong><br />

la aparición, mant<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to y gravedad de los problemas, y esto hace que la<br />

mayor parte de los trastornos <strong>en</strong> la niñez sean distintos de la psicopatología d<strong>el</strong><br />

adulto, y requieran de difer<strong>en</strong>te clasificación. Por tanto, aunque algunos cuadros<br />

compartan <strong>criterios</strong> similares, los problemas psicológicos <strong>en</strong> <strong>el</strong> niño no deb<strong>en</strong><br />

verse como una ext<strong>en</strong>sión decreci<strong>en</strong>te de la problemática <strong>en</strong> <strong>el</strong> adulto.<br />

145<br />

El contexto y la naturaleza<br />

reactiva de los trastornos infantiles<br />

Otro de los <strong>criterios</strong> específicos que debe ser tomado <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta a la hora de<br />

realizar una conclusión diagnóstica respecto a los niños es la evaluación d<strong>el</strong><br />

contexto. Un espacio muy próximo e importante de este contexto vi<strong>en</strong>e a ser<br />

la familia.<br />

Revista número 8 • diciembre 2000


Universidad Católica Boliviana<br />

Los terapeutas familiares han planteado que si los aspectos de estructuración<br />

y r<strong>el</strong>acionami<strong>en</strong>to de la familia no son tomados <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> la evaluación de<br />

los problemas, esto puede conducir a un diagnóstico poco real d<strong>el</strong> niño como<br />

paci<strong>en</strong>te. Este argum<strong>en</strong>to es particularm<strong>en</strong>te apremiante <strong>en</strong> situaciones <strong>en</strong> las<br />

que <strong>el</strong> cambio se produce al niv<strong>el</strong> de la estructura familiar y los problemas <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

comportami<strong>en</strong>to d<strong>el</strong> niño se pres<strong>en</strong>tan a partir de esa circunstancia; o, <strong>en</strong> otro<br />

caso, cuando <strong>el</strong> niño se convierte <strong>en</strong> <strong>el</strong> “c<strong>en</strong>tro” d<strong>el</strong> efecto de interr<strong>el</strong>aciones<br />

conyugales alteradas por parte de sus padres (Rapoport e Ismond, 1994).<br />

Exist<strong>en</strong> también un gran número de situaciones clínicas, m<strong>en</strong>os obvias, <strong>en</strong> las<br />

cuales la naturaleza de las interacciones al interior d<strong>el</strong> contexto familiar aparece<br />

como <strong>el</strong> aspecto <strong>sobre</strong>sali<strong>en</strong>te d<strong>el</strong> problema; de este modo, la evaluación<br />

clínica y <strong>el</strong> diagnóstico de la familia permite no sólo evid<strong>en</strong>ciar la naturaleza<br />

reactiva de un trastorno infantil, sino también la respuesta al tratami<strong>en</strong>to y<br />

los efectos de ésta con r<strong>el</strong>ación a su contexto familiar, así como la predicción<br />

de la respuesta de la familia al tratami<strong>en</strong>to y superación d<strong>el</strong> problema.<br />

Sin embargo, si bi<strong>en</strong> <strong>el</strong> núcleo familiar es uno de los espacios de pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia<br />

más importantes, no sólo para <strong>el</strong> niño sino para cualquier ser humano, exist<strong>en</strong><br />

otros contextos, <strong>en</strong> tanto espacios de interacción e interr<strong>el</strong>ación d<strong>el</strong> niño que<br />

pued<strong>en</strong> g<strong>en</strong>erar niv<strong>el</strong>es de “<strong>sobre</strong>-reactividad” si <strong>en</strong> <strong>el</strong>los están pres<strong>en</strong>tes estresores<br />

psicosociales int<strong>en</strong>sos y/o frecu<strong>en</strong>tes, por ejemplo: castigos exagerados<br />

<strong>en</strong> la escu<strong>el</strong>a, constantes abusos o ridiculización de parte de los compañeros,<br />

aislami<strong>en</strong>to o rechazo de parte d<strong>el</strong> grupo de pares, <strong>en</strong>tre otros.<br />

La importancia para <strong>el</strong> diagnóstico es poder id<strong>en</strong>tificar si un problema psicológico<br />

<strong>en</strong> la infancia corresponde a los <strong>criterios</strong> de reactividad o <strong>sobre</strong>-reactividad<br />

a situaciones sociales estresantes r<strong>el</strong>ativam<strong>en</strong>te reci<strong>en</strong>te, o si éstas ya han sido<br />

superadas <strong>en</strong> tiempo y consecu<strong>en</strong>cias y, por tanto, <strong>el</strong> diagnóstico corresponde<br />

a un cuadro clínico con mayor complejidad.<br />

146<br />

Revista número 8 • diciembre 2000<br />

Algunas dificultades <strong>en</strong> la evaluación clínica<br />

Es importante destacar también que los problemas psicológicos <strong>en</strong> la niñez<br />

difier<strong>en</strong> de los problemas <strong>en</strong> <strong>el</strong> adulto, <strong>en</strong> un aspecto c<strong>en</strong>tral para la evaluación<br />

psicológica clínica. Si bi<strong>en</strong> los adultos se id<strong>en</strong>tifican a sí mismos como “t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do”<br />

o pres<strong>en</strong>tando un problema, <strong>en</strong> la mayoría de los niños estos problemas<br />

son id<strong>en</strong>tificados por otras personas; cuando esto sucede, y <strong>el</strong> niño es remitido<br />

a consulta, se sabe que hay alguna persona que percibe al niño como “problemático”<br />

o con una alteración. En otras palabras, <strong>el</strong> niño, por lo g<strong>en</strong>eral, no es<br />

un paci<strong>en</strong>te “voluntario” y este hecho puede dificultar la evaluación ya que él<br />

mismo no posee una compr<strong>en</strong>sión cabal ni una consci<strong>en</strong>cia d<strong>el</strong> problema.<br />

La evid<strong>en</strong>cia empírica señala que si bi<strong>en</strong> <strong>el</strong> comportami<strong>en</strong>to actual d<strong>el</strong> niño<br />

juega un pap<strong>el</strong> primordial <strong>en</strong> cómo los adultos lo percib<strong>en</strong> y cómo interpretan<br />

lo que le sucede, muchos otros factores, correspondi<strong>en</strong>tes a los informantes,<br />

<strong>en</strong>tran <strong>en</strong> juego <strong>en</strong> esa percepción e interpretación (Davison y Neale, 1996):<br />

a) Los informantes:<br />

Las quejas acerca de los niños, por lo g<strong>en</strong>eral, provi<strong>en</strong><strong>en</strong> de los padres, d<strong>el</strong> colegio,<br />

de la comunidad, o de los profesionales que han observado un problema<br />

a través de algún tipo de evaluación. Como consecu<strong>en</strong>cia, <strong>el</strong> psicólogo clínico


debe evaluar al niño y, simultáneam<strong>en</strong>te, las otras fu<strong>en</strong>tes de información.<br />

El acuerdo <strong>en</strong>tre las otras fu<strong>en</strong>tes, <strong>el</strong> evaluador y los datos de la evaluación<br />

es, por lo común, mínimo. En años anteriores se había prestado considerable<br />

at<strong>en</strong>ción al acuerdo <strong>en</strong>tre fu<strong>en</strong>tes (Rapoport e Ismond, 1994). Por ahora se<br />

sabe que hay algunos trastornos, tales como la depresión, <strong>en</strong> que los reportes<br />

d<strong>el</strong> niño rev<strong>el</strong>an mayor información “positiva” que los reportes de los padres,<br />

mi<strong>en</strong>tras que otros síntomas o síndromes, especialm<strong>en</strong>te las conductas “externalizadas”<br />

son reportadas con mayor exactitud por los padres (Kashani et.<br />

al., 1985; Weiner et al, 1987; <strong>en</strong> J. L. Rapoport y D. R. Ismond, 1994). Por<br />

tanto, <strong>el</strong> problema no es tan sólo de acuerdo o desacuerdo; <strong>en</strong> muchos casos,<br />

estados subjetivos simplem<strong>en</strong>te no son observados o compr<strong>en</strong>didos por algunos<br />

de los padres, mi<strong>en</strong>tras que <strong>el</strong> niño, <strong>en</strong> otros casos, tampoco se percata de su<br />

propia problemática.<br />

De todos modos, la evaluación d<strong>el</strong> psicólogo clínico, <strong>sobre</strong> todo <strong>en</strong> períodos de<br />

“desajustes” sociales, familiares, educacionales, económicos y/o culturales debe<br />

ser cuidadosa respecto al posible “sesgo” <strong>en</strong> los reportes de los informantes,<br />

y también acerca de una disminución de los niv<strong>el</strong>es de tolerancia tanto d<strong>el</strong><br />

niño con r<strong>el</strong>ación a los problemas contextuales, como de la familia respecto<br />

a la sintomatología d<strong>el</strong> niño.<br />

b) Habilidades insufici<strong>en</strong>tes<br />

de auto-reporte d<strong>el</strong> niño<br />

La habilidad d<strong>el</strong> niño para comunicarse<br />

con <strong>el</strong> examinador puede<br />

estar limitada por su edad, su<br />

desarrollo d<strong>el</strong> l<strong>en</strong>guaje y por su<br />

habilidad conceptual. Esto ti<strong>en</strong>e<br />

particular interés cuando se evalúa<br />

la expresión de emociones, <strong>el</strong> estado<br />

de ánimo, y los esquemas afectivos<br />

<strong>en</strong> niños pequeños. También<br />

es difícil la obt<strong>en</strong>ción de reportes<br />

de inquietud motora o conductas<br />

bizarras directam<strong>en</strong>te d<strong>el</strong> niño<br />

(Rapaport e Ismond, 1994).<br />

Al respecto, se considera difer<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te<br />

<strong>el</strong> tipo de información a<br />

recabar con r<strong>el</strong>ación a las fu<strong>en</strong>tes,<br />

pero no se descartan otras fu<strong>en</strong>tes<br />

posibles de información, dando<br />

mayor credibilidad o fiabilidad a<br />

la que pres<strong>en</strong>ta mayor corr<strong>el</strong>ación<br />

con los demás datos obt<strong>en</strong>idos d<strong>el</strong><br />

paci<strong>en</strong>te. En este s<strong>en</strong>tido, la participación<br />

d<strong>el</strong> niño <strong>en</strong> <strong>el</strong> proceso<br />

Sir Lawr<strong>en</strong>ce Alma-Tadema, En mi estudio.<br />

de evaluación es fundam<strong>en</strong>tal, no solam<strong>en</strong>te al niv<strong>el</strong> de auto-reportes, sino<br />

también <strong>en</strong> <strong>el</strong> ámbito de la expresión de sus manifestaciones clínicas y su<br />

consigui<strong>en</strong>te variación.<br />

147<br />

Revista número 8 • diciembre 2000


Universidad Católica Boliviana<br />

Vulnerabilidad y resist<strong>en</strong>cia:<br />

factores prev<strong>en</strong>tivos y de riesgo<br />

Nuestra sociedad ti<strong>en</strong>de a considerar a los niños como extremadam<strong>en</strong>te vulnerables,<br />

pero simultáneam<strong>en</strong>te como sumam<strong>en</strong>te resist<strong>en</strong>tes. Debido a sus limitaciones<br />

físicas, cognitivas y sociales, debido a que están <strong>en</strong> proceso de desarrollo, se<br />

pi<strong>en</strong>sa que son muy vulnerables a las condiciones ambi<strong>en</strong>tales adversas; pero por<br />

otro lado, los niños son vistos como resist<strong>en</strong>tes y flexibles a niv<strong>el</strong> emocional y comportam<strong>en</strong>tal,<br />

<strong>en</strong> parte por los procesos que caracterizan <strong>el</strong> desarrollo infantil.<br />

En este punto surge una doble pregunta: ¿A qué se debe que los niños sean<br />

más vulnerables o estén <strong>en</strong> mayor riesgo de pres<strong>en</strong>tar problemas cognitivos,<br />

emocionales o de conducta?, y ¿por qué algunos niños se desarrollan “normalm<strong>en</strong>te”<br />

a pesar de haber experim<strong>en</strong>tado estresores ambi<strong>en</strong>tales y condiciones<br />

que produc<strong>en</strong> efectos negativos o adversos? Las respuestas a ambas preguntas<br />

no son s<strong>en</strong>cillas.<br />

Sobre la base de lo anterior se considera importante asumir una visión multivariable,<br />

r<strong>el</strong>acional e integral hacia la compr<strong>en</strong>sión de la patología infantil, <strong>en</strong><br />

la que se reconoce que diversos factores interactúan <strong>en</strong>tre sí exacerbando o<br />

disminuy<strong>en</strong>do los efectos positivos o negativos involucrados <strong>en</strong> <strong>el</strong> desarrollo<br />

humano. De acuerdo a esta postura la id<strong>en</strong>tificación de los diversos factores<br />

prev<strong>en</strong>tivos o de riesgo, así como de sus interacciones y r<strong>el</strong>aciones recíprocas,<br />

pued<strong>en</strong> convertirse <strong>en</strong> un punto c<strong>en</strong>tral de la evaluación de la fortaleza o vulnerabilidad<br />

para <strong>el</strong> diagnóstico clínico (Schroeder y Gordon, 1991).<br />

Los factores de riesgo, pres<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> las personas o <strong>en</strong> sus contextos, implican<br />

una <strong>el</strong>evada probabilidad de la aparición de una alteración o trastorno. Por <strong>el</strong><br />

contrario, los factores prev<strong>en</strong>tivos son aqu<strong>el</strong>los atributos o características de<br />

las personas, ambi<strong>en</strong>tes, situaciones o ev<strong>en</strong>tos que parec<strong>en</strong> mitigar o disminuir<br />

las predicciones de aparición de psicopatología <strong>en</strong> un niño “<strong>en</strong> riesgo”<br />

(Garmezy y Mast<strong>en</strong>, 1983; <strong>en</strong> C. Schroeder y B. Gordon, 1991).<br />

A continuación se pres<strong>en</strong>ta un listado de factores id<strong>en</strong>tificados que, directa o<br />

indirectam<strong>en</strong>te, afectan la resist<strong>en</strong>cia de un niño a los problemas (Schroeder<br />

y Gordon, 1991).<br />

148<br />

Revista número 8 • diciembre 2000<br />

Factores de riesgo<br />

Problemas médicos<br />

Alteraciones g<strong>en</strong>éticas<br />

Problemas neonatales<br />

Desarrollo irregular<br />

Baja capacidad int<strong>el</strong>ectual<br />

Déficits <strong>en</strong> <strong>el</strong> desarrollo cognitivo<br />

Retraso o trastorno d<strong>el</strong> l<strong>en</strong>guaje<br />

Niv<strong>el</strong>es extremos de actividad<br />

Falta de estrategias de afrontami<strong>en</strong>to<br />

Déficits <strong>en</strong> habilidades sociales<br />

Baja autoestima<br />

Locus de control externo<br />

Bajo desempeño académico<br />

Características d<strong>el</strong> Niño<br />

Bu<strong>en</strong> estado de salud<br />

Factores prev<strong>en</strong>tivos<br />

Desarrollo adecuado o “normal”<br />

Capacidad int<strong>el</strong>ectual <strong>el</strong>evada<br />

Desarrollo cognitivo adecuado<br />

Desarrollo d<strong>el</strong> l<strong>en</strong>guaje adecuado<br />

Niv<strong>el</strong> de actividad moderado<br />

Estrategias de afrontami<strong>en</strong>to flexibles<br />

Habilidades sociales adecuadas<br />

Autoestima alta<br />

Locus de control interno<br />

Bu<strong>en</strong> desempeño académico


Características d<strong>el</strong> ambi<strong>en</strong>te familiar<br />

El niño vive sólo con <strong>el</strong> padre o madre El niño vive con ambos padres<br />

Muchos hermanos<br />

Pocos hermanos<br />

Conflictos maritales y familiares Cohesión familiar<br />

Desacuerdos <strong>sobre</strong> la crianza<br />

Pautas de crianza consist<strong>en</strong>tes<br />

Estado de pobreza crónica<br />

Estado económico <strong>el</strong>evado<br />

Recursos financieros/materiales escasos Recursos financieros/materiales sufici<strong>en</strong>tes<br />

Desempleo o subempleo<br />

Empleo estable<br />

Bajo niv<strong>el</strong> de instrucción de los padres Alto niv<strong>el</strong> de instrucción de los padres<br />

Cuidado defici<strong>en</strong>te de los hijos<br />

Cuidado adecuado de los hijos<br />

Ev<strong>en</strong>tos de vida estresantes<br />

Bajo estrés psicosocial<br />

Características de los Padres<br />

Mod<strong>el</strong>os inconsist<strong>en</strong>tes<br />

Mod<strong>el</strong>os consist<strong>en</strong>tes<br />

Estilo de afrontami<strong>en</strong>to evitativo Estilo flexible de afrontami<strong>en</strong>to<br />

Expectativas inapropiadas d<strong>el</strong> desarrollo Conocimi<strong>en</strong>tos de desarrollo humano<br />

Disciplina excesiva o aus<strong>en</strong>te<br />

Disciplina consist<strong>en</strong>te<br />

Educación excesivam<strong>en</strong>te crítica Educación afectuosa/facilitadora<br />

Neglig<strong>en</strong>cia<br />

At<strong>en</strong>ción y cuidado<br />

El psicólogo clínico debe compr<strong>en</strong>der y explicar las complejas interr<strong>el</strong>aciones<br />

<strong>en</strong>tre los factores prev<strong>en</strong>tivos y de riesgo como parte d<strong>el</strong> diagnóstico infantil. Por<br />

ejemplo, los ev<strong>en</strong>tos estresantes están r<strong>el</strong>acionados con problemas emocionales y<br />

de conducta que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> escaso soporte social; sin embargo no se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra gran<br />

r<strong>el</strong>ación <strong>en</strong>tre estrés y problemas de este tipo <strong>en</strong> niños que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>el</strong>evado soporte<br />

social. Por otro lado, los niños que pres<strong>en</strong>tan un locus de control con ori<strong>en</strong>tación<br />

interna parec<strong>en</strong> b<strong>en</strong>eficiarse de los ev<strong>en</strong>tos estresantes, ya que a mayor estrés<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> ambi<strong>en</strong>te escolar estos niños pres<strong>en</strong>tan m<strong>en</strong>ores problemas académicos.<br />

Sin embargo, para los niños con un locus externo de control <strong>el</strong> soporte social<br />

se constituye <strong>en</strong> un factor importante, ya que a mayor soporte social pres<strong>en</strong>tan<br />

m<strong>en</strong>os problemas y una mayor autopercepción de compet<strong>en</strong>cia social.<br />

En síntesis, un grado de estrés moderado (positivo) puede mejorar <strong>el</strong> desarrollo<br />

y <strong>el</strong> uso de estrategias de afrontami<strong>en</strong>to efectivas <strong>en</strong> algunos niños; <strong>en</strong> otros <strong>el</strong><br />

mismo grado de estrés puede increm<strong>en</strong>tar la propia percepción de compet<strong>en</strong>cia<br />

personal y autoestima <strong>en</strong> un circuito de retroalim<strong>en</strong>tación positiva; mi<strong>en</strong>tras<br />

que para otros se hace necesaria una fu<strong>en</strong>te externa de soporte social para un<br />

funcionami<strong>en</strong>to adecuado.<br />

El contexto social también ti<strong>en</strong>e un pap<strong>el</strong> fundam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong> determinar la vulnerabilidad<br />

o resist<strong>en</strong>cia de los niños. Los <strong>en</strong>tornos con características adversas y ev<strong>en</strong>tos<br />

estresantes negativos afectan a los niños; sin embargo, las características personales<br />

que <strong>el</strong> niño posee pued<strong>en</strong> contrarrestar la magnitud de los efectos negativos.<br />

La adecuada id<strong>en</strong>tificación de los factores de riesgo y prev<strong>en</strong>tivos <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

diagnóstico clínico puede llegar a constituir un paso importante para una<br />

interv<strong>en</strong>ción y prev<strong>en</strong>ción efectivas. Asimismo, una mejor compr<strong>en</strong>sión de<br />

la interacción de ambos factores puede conducir al desarrollo de estrategias<br />

de interv<strong>en</strong>ción que disminuyan los efectos adversos de los factores de riesgo<br />

a partir d<strong>el</strong> aprovechami<strong>en</strong>to y fortalecimi<strong>en</strong>to de los factores prev<strong>en</strong>tivos<br />

pres<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> <strong>el</strong> desarrollo de cada niño.<br />

149<br />

Revista número 8 • diciembre 2000


Universidad Católica Boliviana<br />

150<br />

Revista número 8 • diciembre 2000<br />

A manera de conclusión<br />

Todo <strong>el</strong> espectro pres<strong>en</strong>tado con r<strong>el</strong>ación a las características específicas <strong>en</strong><br />

la labor clínica con niños permit<strong>en</strong> ubicar <strong>el</strong> marco teórico-metodológico de<br />

trabajo a niv<strong>el</strong> d<strong>el</strong> psicodiagnóstico clínico infantil hacia una interv<strong>en</strong>ción<br />

integrada.<br />

Al respecto, es importante asumir una postura y perspectiva multidim<strong>en</strong>sional,<br />

multivariable e integrada.<br />

Para la provisión de servicios de at<strong>en</strong>ción para padres y niños con alteraciones<br />

y trastornos, <strong>el</strong> psicólogo clínico infantil debe jugar un pap<strong>el</strong> fundam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong><br />

<strong>el</strong> fortalecimi<strong>en</strong>to d<strong>el</strong> desarrollo “normal” o saludable de los niños, así como<br />

<strong>en</strong> la prev<strong>en</strong>ción de problemas <strong>en</strong> las áreas cognitiva, emocional, conductual y<br />

social. Para ser efectivo, por tanto, <strong>el</strong> psicólogo debe poder explicar y manejar<br />

los difer<strong>en</strong>tes <strong>criterios</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> campo d<strong>el</strong> psicodiagnóstico, id<strong>en</strong>tificando claram<strong>en</strong>te<br />

y con precisión los factores que hac<strong>en</strong> más o m<strong>en</strong>os vulnerables a los<br />

niños a los problemas psicológicos con r<strong>el</strong>ación a las difer<strong>en</strong>tes condiciones<br />

y circunstancias d<strong>el</strong> mundo actual.<br />

Hace un tiempo atrás se p<strong>en</strong>saba que solam<strong>en</strong>te los padres eran <strong>el</strong> principal<br />

factor de influ<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la aparición de problemas psicológicos <strong>en</strong> los niños.<br />

Actualm<strong>en</strong>te, existe cons<strong>en</strong>so respecto al postulado que los propios niños<br />

juegan un pap<strong>el</strong> fundam<strong>en</strong>tal <strong>en</strong> <strong>el</strong> establecimi<strong>en</strong>to de su propio comportami<strong>en</strong>to,<br />

así como d<strong>el</strong> de sus padres, y que los factores medioambi<strong>en</strong>tales ti<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

mucha importancia <strong>en</strong> la g<strong>en</strong>eración de efectos directos e indirectos <strong>sobre</strong> <strong>el</strong><br />

desarrollo d<strong>el</strong> niño y de su patología.<br />

Por lo tanto, para que <strong>el</strong> diagnóstico clínico infantil cumpla su cometido de<br />

facilitar una adecuada interv<strong>en</strong>ción <strong>el</strong> psicólogo deberá adoptar una perspectiva<br />

amplia <strong>en</strong> la que no solam<strong>en</strong>te se evalúe <strong>el</strong> pap<strong>el</strong> o influ<strong>en</strong>cia de los padres y<br />

<strong>el</strong> ambi<strong>en</strong>te familiar, sino también la multiplicidad de factores d<strong>el</strong> niño y de<br />

su contexto socio-cultural.<br />

Asimismo, <strong>el</strong> psicólogo deberá estar cada vez más preparado para id<strong>en</strong>tificar<br />

las difer<strong>en</strong>tes manifestaciones psicopatológicas que cambian de época a<br />

época como producto d<strong>el</strong> desarrollo social, económico y tecnológico. Para <strong>el</strong><br />

trabajo de diagnóstico, <strong>en</strong>tonces, se deberán considerar las variaciones <strong>en</strong><br />

la aparición y pres<strong>en</strong>tación de los patrones de problemas d<strong>el</strong> niño, <strong>el</strong> uso de<br />

auto-reportes como una fu<strong>en</strong>te principal de información d<strong>el</strong> propio niño, las<br />

difer<strong>en</strong>tes estrategias de manejo social y personal de las que hace uso <strong>el</strong> niño<br />

<strong>en</strong> su r<strong>el</strong>ación con <strong>el</strong> <strong>en</strong>torno y la cada vez mayor influ<strong>en</strong>cia d<strong>el</strong> grupo de pares<br />

y de los medios de comunicación.<br />

El diagnóstico psicológico deberá ser una id<strong>en</strong>tificación de las múltiples necesidades<br />

de desarrollo y apr<strong>en</strong>dizaje d<strong>el</strong> niño, manifestadas <strong>en</strong> la aparición<br />

de problemas diversos y de déficits <strong>en</strong> <strong>el</strong> desempeño y r<strong>el</strong>acionami<strong>en</strong>to con<br />

<strong>el</strong> <strong>en</strong>torno.<br />

También, se deberán establecer con mayor precisión las categorías clínicas<br />

diagnósticas de los problemas psicológicos, <strong>sobre</strong> la base de conceptos revisados,<br />

actualizados y contextualizados con r<strong>el</strong>ación al ambi<strong>en</strong>te, la adaptación,<br />

<strong>el</strong> apr<strong>en</strong>dizaje y <strong>el</strong> desarrollo humano.


Finalm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> vista de la necesidad de interv<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> edades cada vez más<br />

tempranas, <strong>el</strong> diagnóstico deberá realizarse tomando <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta la noción de<br />

integralidad de funciones, estructuras y procesos intervini<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> la actividad<br />

d<strong>el</strong> niño, asumi<strong>en</strong>do una perspectiva socio-cognitiva-conductual y afectivoemocional,<br />

<strong>sobre</strong> las bases de la maduración orgánica, como factores que<br />

intervi<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>en</strong> <strong>el</strong> desarrollo d<strong>el</strong> niño.<br />

Bibliografía<br />

Ach<strong>en</strong>bach, T., Dev<strong>el</strong>opm<strong>en</strong>tal psychopathology as a conceptual framework for training<br />

in multiple settings; <strong>en</strong> P. Magrab & P. Wohlford (1990). Improving psychological<br />

services for childr<strong>en</strong> and adolesc<strong>en</strong>ts with severe m<strong>en</strong>tal disorders: clinical training<br />

in psychology. American Psychological Association, Washington, 1990.<br />

Calderón Jemio, R., Evaluación e interv<strong>en</strong>ción prev<strong>en</strong>tiva <strong>en</strong> la depresión con riesgo<br />

de suicidio <strong>en</strong> niños. Taller pres<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> <strong>el</strong> XXVI Congreso Interamericano de Psicología.<br />

Sao Paulo, Brasil, 1997.<br />

Cantw<strong>el</strong>l, D. & Carlson, G., Trastornos afectivos <strong>en</strong> la infancia y adolesc<strong>en</strong>cia. Martínez<br />

Roca, Barc<strong>el</strong>ona, 1987.<br />

Davison, G. & Neale, J., Abnormal psychology. Wiley and Sons, Inc., New York,<br />

1996.<br />

Kazdin, A., Child psychotherapy. Pergamon Press, New York, 1990.<br />

Russ, S., The integration of a dev<strong>el</strong>opm<strong>en</strong>tal perspective with training in clinical child;<br />

<strong>en</strong> P. Magrab & P. Wohlford (1990). Improving psychological services for childr<strong>en</strong> and<br />

adolesc<strong>en</strong>ts with severe m<strong>en</strong>tal disorders: clinical training in psychology. American<br />

Psychological Association, Washington, 1990.<br />

Sarason, I. & Sarason, B., Psicología Anormal. El problema de la conducta inadaptada.<br />

Pr<strong>en</strong>tice Hall, México, 1996.<br />

Schroeder, C. & Gordon, B., Assessm<strong>en</strong>t and treatm<strong>en</strong>t of childhood problems. A<br />

clinician’s guide. The Guilford Press, New York, 1991.<br />

151<br />

Revista número 8 • diciembre 2000

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!