14.07.2014 Views

Intensificaciones de un alma extasiada

Este poemario es una mirada arrobadora, un destello sumamente curioso, tan curioso, por cierto, como lo son las más escandalosas intensificaciones de nuestras almas. Pero no solo eso, este poemario es también una melodía de párpados de mujer coqueta, o, si no, por lo menos sí como un rocío de caricias, o como una pasión de suave crepitar, o como los secretos y cristalinos susurros que trae consigo la brisa. Es la felicidad escondida entre las olas, es el brillo de unos ojos con vocación de sueño, pero, más que ello, es también, de igual forma, el color deslucido de la nostalgia, de la tristeza, de los objetos que nunca caerán del cielo hacia nosotros. Sí, este poemario es como el aroma de lo desvanecido y, a su vez, como una gran galería de colores y emociones y sentencias que han surgido, cómo no, del alma humana, como cualquier otra poesía suave e intensificada.

Este poemario es una mirada arrobadora, un destello sumamente curioso, tan curioso, por cierto, como lo son las más escandalosas intensificaciones de nuestras almas. Pero no solo eso, este poemario es también una melodía de párpados de mujer coqueta, o, si no, por lo menos sí como un rocío de caricias, o como una pasión de suave crepitar, o como los secretos y cristalinos susurros que trae consigo la brisa. Es la felicidad escondida entre las olas, es el brillo de unos ojos con vocación de sueño, pero, más que ello, es también, de igual forma, el color deslucido de la nostalgia, de la tristeza, de los objetos que nunca caerán del cielo hacia nosotros. Sí, este poemario es como el aroma de lo desvanecido y, a su vez, como una gran galería de colores y emociones y sentencias que han surgido, cómo no, del alma humana, como cualquier otra poesía suave e intensificada.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Intensificaciones</strong> <strong>de</strong><br />

<strong>un</strong> <strong>alma</strong> <strong>extasiada</strong><br />

Miguel Ángel Guerrero Ramos


Del texto: Miguel Ángel Guerrero Ramos<br />

Mail <strong>de</strong>l autor: migue-guerrero_@hotmail.com<br />

Diseño <strong>de</strong> portada: La Lluvia <strong>de</strong> <strong>un</strong>a Noche<br />

Primera edición: 2013<br />

Seg<strong>un</strong>da edición: julio <strong>de</strong> 2014


Contenido<br />

Parte 1. En el interior <strong>de</strong> las cosas intangibles<br />

A lo que se ama se observa para siempre<br />

Tus ojos, como el dulce abreva<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> los ángeles<br />

Una mirada en su plenitud es <strong>un</strong>a sonrisa<br />

Las flores convertidas en sueño<br />

Bajo <strong>un</strong>a l<strong>un</strong>a ver<strong>de</strong> y enhebrada en ausencias<br />

Ojos con vocación <strong>de</strong> sueño<br />

Rocío <strong>de</strong> caricias<br />

La arquitectura cristalina <strong>de</strong> <strong>un</strong> susurro<br />

Hasta hacer evi<strong>de</strong>nte el vértigo <strong>de</strong> <strong>un</strong>a caricia<br />

La dulce y aureada canción <strong>de</strong> los murmullos<br />

Soledad<br />

Infinitud<br />

Esencia <strong>de</strong> vida<br />

Los espejismos que le dan sentido al corazón<br />

La noche lo sabe


Parte 2. Los secretos escándalos <strong>de</strong>l <strong>alma</strong><br />

El lugar en el que nacen las olas<br />

Cada minuto <strong>un</strong>a mirada<br />

Cada minuto <strong>un</strong>a mirada (I I)<br />

Los arpegios cautivantes y secretos <strong>de</strong> la luz<br />

Bajo el pétalo <strong>de</strong> <strong>un</strong> clavel<br />

Es en los ojos en don<strong>de</strong> se iluminan los anhelos<br />

El aroma <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>svanecido<br />

Esa pequeña partícula <strong>de</strong> eternidad<br />

Una pasión <strong>de</strong> suave crepitar<br />

Las dulces seudolevitaciones <strong>de</strong> la flor<br />

De la existencia <strong>de</strong>l amor<br />

Los secretos escándalos <strong>de</strong>l <strong>alma</strong><br />

Un sublime y almibarado morir a la luz <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong><br />

Dibujos en la transparencia <strong>de</strong>l cielo<br />

Razones para atesorar <strong>un</strong>a primavera<br />

No se pue<strong>de</strong> viajar sin hacer <strong>un</strong>a promesa<br />

Cercanía psiquiátrica


Parte 3. Objetos que n<strong>un</strong>ca caerán <strong>de</strong>l cielo como <strong>un</strong>a lluvia <strong>de</strong> adioses<br />

Objetos que n<strong>un</strong>ca caerán como <strong>un</strong>a lluvia <strong>de</strong> adioses<br />

Sinopsis <strong>de</strong>l presente poemario<br />

Sobre el autor <strong>de</strong>l presente poemario<br />

Sobre esta edición


Parte 1. En el interior <strong>de</strong> las cosas<br />

intangibles


A lo que se ama se observa para siempre<br />

Lo que se ama ha <strong>de</strong> perdurar <strong>de</strong> forma intensa,<br />

<strong>de</strong> forma arrolladora,<br />

como la infrangible, bella y apetecible<br />

caricia <strong>de</strong> <strong>un</strong> <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> placer,<br />

o como la <strong>de</strong>senfrenada presencia <strong>de</strong> lo omnipotente<br />

y sus <strong>de</strong>tonantes <strong>de</strong>slizamientos<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> nosotros.<br />

Sí, lo que se ama ha <strong>de</strong> perdurar.<br />

Ha <strong>de</strong> perdurar a<strong>un</strong> en la ausencia.<br />

Porque lo que se ama, dicen las flores,<br />

y dice la brisa,<br />

se ha <strong>de</strong> observar para siempre.


Tus ojos, como el dulce abreva<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> los ángeles<br />

Esta, es <strong>un</strong>a <strong>de</strong> esas mañanas matutinas en las que suelo<br />

pensar en los renaceres <strong>de</strong> la aurora,<br />

y en todas esas certezas que nos llegan<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los distintos espejismos <strong>de</strong> la vida.<br />

Pero, más que nada, esta también es <strong>un</strong>a <strong>de</strong> esas<br />

sedosas y sosegadas mañanas en las que suelo pensar<br />

en tus ojos, vida mía,<br />

bajo el místico recuerdo <strong>de</strong> la eclosión <strong>de</strong> la noche,<br />

el toque <strong>de</strong> la diana, y <strong>un</strong> tierno <strong>de</strong>rroche<br />

<strong>de</strong> caricias presentidas.<br />

Hoy, vida mía, reconozco que tus bellos ojos <strong>de</strong> aguamar,<br />

no son sino el dulce abreva<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> los ángeles.<br />

Sí, <strong>un</strong> abreva<strong>de</strong>ro en cuyas aguas encrespadas<br />

se refleja <strong>un</strong> hermoso cielo nimbado <strong>de</strong> vida<br />

y todas esas férvidas y pulsantes palabras<br />

que n<strong>un</strong>ca fueron dichas por el <strong>alma</strong>.<br />

Ahora, ¿que cómo lo sé? ¿Que cómo sé que tus bellos<br />

ojos <strong>de</strong> aguamar son el dulce abreva<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> los ángeles?<br />

Bueno..., <strong>un</strong>a fluida luz <strong>de</strong> l<strong>un</strong>a con su pálida<br />

y liviana ingravi<strong>de</strong>z, y <strong>un</strong>a rosa emblanquecida<br />

y muy campante y tierna bajo el sol, me lo han dicho.<br />

Me han dicho que tus ojos son el dulce abreva<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> los ángeles.<br />

Claro, ahora que me pongo a pensar con más <strong>de</strong>talle,<br />

y quizá <strong>un</strong> poco con la emoción <strong>de</strong> recordar tu cuerpo fragoroso,<br />

veo que tus ojos son la vívida representación<br />

<strong>de</strong> <strong>un</strong> sentimiento <strong>de</strong> amor,<br />

que exhalan perennes bocanadas <strong>de</strong> luz circ<strong>un</strong>scritas


a la piel <strong>de</strong> la pasión,<br />

y que poseen la libido sinuosa <strong>de</strong> los besos más prof<strong>un</strong>dos.<br />

Entonces, ¿cómo no <strong>de</strong>cir que ellos<br />

son el dulce abreva<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> los ángeles?<br />

Cómo no <strong>de</strong>cir que en ellos gira <strong>un</strong>a bella espiral<br />

que arrastra <strong>un</strong> vértigo <strong>de</strong> seg<strong>un</strong>dos trascen<strong>de</strong>ntes,<br />

que son <strong>un</strong>a invitación a explorar <strong>un</strong>os sentidos<br />

<strong>de</strong>masiado intensos,<br />

o que son <strong>un</strong> grávido fuego <strong>de</strong> parpa<strong>de</strong>ante eternidad,<br />

y que ellos, y solo ellos,<br />

saben modular la voz única <strong>de</strong>l <strong>alma</strong>.<br />

Cómo no <strong>de</strong>cirlo, si ellos c<strong>alma</strong>n mi sed,<br />

y la sed insospechada <strong>de</strong> los ángeles,<br />

al ser ellos <strong>un</strong>a intrincada geometría <strong>de</strong> sueños<br />

y <strong>un</strong>a plácida fuente en cuyas aguas se insinúa<br />

sin ningún rubor el más palpitante <strong>de</strong> los infinitos.


Una mirada en su plenitud es <strong>un</strong>a sonrisa<br />

Sentía pánico ante la sola i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> volver a caer en la nada,<br />

<strong>de</strong> volver a quedar aniquilado.<br />

No obstante, <strong>un</strong>a sonrisa, complaciente y luminosa,<br />

como ning<strong>un</strong>a otra sonrisa, lo salvó.<br />

Claro, no por nada es que la brisa dice, <strong>de</strong> cuando en cuando,<br />

en los más abiertos parajes o en los más frondosos bosques,<br />

que la vida, sí, la vida, bien pue<strong>de</strong> ser<br />

todo <strong>un</strong> infinito vacío que contenga <strong>un</strong>a sola sonrisa,<br />

es <strong>de</strong>cir, <strong>un</strong>a sola gota <strong>de</strong> <strong>un</strong>a inmensidad sublime y eternizada.<br />

La sonrisa <strong>de</strong>l mar, por ejemplo, bien pue<strong>de</strong> ser <strong>un</strong>a ola,<br />

<strong>un</strong>a ola <strong>de</strong> vida, mientras que la sonrisa <strong>de</strong>l cielo,<br />

para los que no lo saben,<br />

bien pue<strong>de</strong> estar escondida, leve y dulcemente escondida,<br />

en el brillo <strong>de</strong> alg<strong>un</strong>a mirada.<br />

De <strong>un</strong>a mirada que añore sonreír.


Las flores convertidas en sueño<br />

Ese paisaje lleno <strong>de</strong> susurros<br />

en el que danzan mil fragancias distintas<br />

y al que se le antoja suspirar<br />

<strong>un</strong>a reminiscente y perpetua primavera,<br />

es <strong>un</strong> paisaje en el que suele<br />

ondular, <strong>de</strong> cuando en cuando,<br />

en la tranquilidad <strong>de</strong> su aire,<br />

el vértigo sereno <strong>de</strong> <strong>un</strong> aroma eléctrico y palpitante.<br />

Se trata <strong>de</strong>l aroma eléctrico y<br />

palpitante <strong>de</strong> las flores.<br />

Un aroma que pue<strong>de</strong> convertirse<br />

en <strong>un</strong>a sucesión <strong>de</strong> embriagueces,<br />

que pue<strong>de</strong> mezclarse con los sabores<br />

<strong>de</strong>l tiempo<br />

y que advendrá a la luci<strong>de</strong>z <strong>de</strong> la<br />

memoria, cada vez que ellas,<br />

que las hermosas y dulces damas<br />

<strong>de</strong> la primavera,<br />

opten por convertirse en el recuerdo<br />

<strong>de</strong> <strong>un</strong>a fragancia, es <strong>de</strong>cir,<br />

en <strong>un</strong> cálido y táctil sueño.


Bajo <strong>un</strong>a l<strong>un</strong>a ver<strong>de</strong> y enhebrada en ausencias<br />

Tenía que caminar por los renglones<br />

que surcan la respiración <strong>de</strong> la brisa<br />

y que suelen escribir las mariposas con su vuelo,<br />

y seguir el rastro <strong>de</strong> las flores<br />

que retoñan en la espesura <strong>de</strong>l olvido,<br />

para dar con la asesina <strong>de</strong> los ojos ver<strong>de</strong>s.<br />

Tenía que organizar los dígitos <strong>de</strong>l caos<br />

para buscarla a ella,<br />

entre la opulenta vibración <strong>de</strong> la muerte<br />

y el río arterial <strong>de</strong> la oscuridad.<br />

Tenía que dar con su mirada<br />

inquietante e inconmovible,<br />

<strong>de</strong> esencias nítidas e incorpóreas al acecho,<br />

presta a lanzarse en <strong>un</strong> escape furtivo<br />

hacia la l<strong>un</strong>a,<br />

para encontrarla a ella tras <strong>un</strong>a <strong>de</strong> sus típicas<br />

y acostumbradas masacres.<br />

Tenía que seguir la estela<br />

<strong>de</strong> su energética y maligna presencia,<br />

fluyendo entre las sombras <strong>de</strong> la ciudad,<br />

para dar con su mirada ver<strong>de</strong><br />

y enhebradora <strong>de</strong> l<strong>un</strong>as,<br />

<strong>de</strong> las l<strong>un</strong>as más bellas<br />

que puedan llover sobre <strong>un</strong>a piel <strong>de</strong>seosa,<br />

para preg<strong>un</strong>tarle por qué,<br />

por qué cuando aprendí el arte <strong>de</strong> la confesión<br />

que es el arte <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar el corazón <strong>de</strong>snudo,


ella utilizó el arte <strong>de</strong>l crimen,<br />

<strong>de</strong>l crimen <strong>de</strong> clavar sus agujas,<br />

como a otros tantos,<br />

en mi <strong>de</strong>cidido e ilusionado corazón.


Ojos con vocación <strong>de</strong> sueño<br />

J<strong>un</strong>to a los bor<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l silencio,<br />

<strong>un</strong>os ojos con vocación <strong>de</strong> sueño<br />

se sumergen en las aguas<br />

don<strong>de</strong> las horas florecen<br />

sin los pétalos fugaces <strong>de</strong> los seg<strong>un</strong>dos.<br />

El infinito se congela entonces<br />

mientras <strong>un</strong>a memoria hecha<br />

con la materia líquida <strong>de</strong> la l<strong>un</strong>a<br />

busca los besos dulces y sedantes<br />

<strong>de</strong> <strong>un</strong>a flor <strong>de</strong> fuego.<br />

Luego, aquellos ojos con vocación <strong>de</strong> sueño,<br />

que hemos mencionado con anterioridad,<br />

se mezclan con <strong>un</strong>a noche apasionada<br />

y <strong>de</strong>lirante mientras ellos flamean<br />

royendo la luz<br />

y anticipando dulcemente la eternidad.<br />

Ellos flamean en <strong>un</strong> brillo impasible<br />

y en medio <strong>de</strong> <strong>un</strong> frugal e impertérrito silencio.<br />

Ellos flamean y yo me doy cuenta,<br />

<strong>de</strong> que cuando lo hacen,<br />

<strong>de</strong> que cuando yo miro con aquellos ojos<br />

con vocación <strong>de</strong> sueño,<br />

<strong>un</strong> abismo inmaterial e intangible se precipita<br />

irremediablemente hacia mi ser.


Rocío <strong>de</strong> Caricias<br />

A veces, el soplo exquisito <strong>de</strong> <strong>un</strong> <strong>de</strong>seo,<br />

o el anhelo <strong>de</strong> <strong>un</strong>a chispa incan<strong>de</strong>scente <strong>de</strong> pasión,<br />

suelen llevar a mil caricias intensas,<br />

que obtienen el brillo <strong>de</strong>l amago <strong>de</strong> la noche,<br />

y se adivinan en los ojos <strong>de</strong>l amante.


La arquitectura cristalina <strong>de</strong> <strong>un</strong> susurro<br />

La arquitectura <strong>de</strong> <strong>un</strong> susurro<br />

está diseñada con el lápiz<br />

utilizado para escribir en las nubes,<br />

con la sustancia sucesiva <strong>de</strong> la nada,<br />

el vago rumor <strong>de</strong> <strong>un</strong> color blanco ceniciento<br />

y el terciopelo perlado <strong>de</strong> tu l<strong>un</strong>a.<br />

La arquitectura, lúcida<br />

y cristalina <strong>de</strong> los susurros,<br />

es amiga <strong>de</strong> la brisa,<br />

y posee la fragancia serena <strong>de</strong> los bosques.<br />

Está diseñada para invocar a los besos,<br />

llamar a las caricias<br />

y precipitar las confesiones.<br />

La arquitectura <strong>de</strong> los susurros<br />

es sublime y encantadora,<br />

pues, al fin <strong>de</strong> cuentas,<br />

no es sino otra <strong>de</strong> las texturas <strong>de</strong> tu tersa<br />

y <strong>de</strong>seosa piel.


Hasta hacer evi<strong>de</strong>nte el vértigo <strong>de</strong> <strong>un</strong>a caricia<br />

La suya no es sino <strong>un</strong> ansia infinita <strong>de</strong> pertenecer, <strong>de</strong> entregarse,<br />

<strong>de</strong> que la haga mía a toda costa. Un ansia que arroba por completo<br />

a aquella hermosa sílfi<strong>de</strong> <strong>de</strong> ojos <strong>de</strong> aguamar,<br />

a aquella sílfi<strong>de</strong> lujuriosa, serenísima y coqueta<br />

que abre sus muslos con <strong>un</strong>a sonrisa a flor <strong>de</strong> labios<br />

y con el único objetivo <strong>de</strong> soliviantar vidas y <strong>de</strong> sopesar<br />

alg<strong>un</strong>os cuantos perfumes pasionales.<br />

Sí, la <strong>de</strong> ella es <strong>un</strong> ansia verda<strong>de</strong>ramente única<br />

tal y como lo pue<strong>de</strong> ser el ansia <strong>de</strong> sus senos,<br />

o la <strong>de</strong> sus pezones indiscretos,<br />

<strong>un</strong>os pezones que no <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> señalarme con su mirada,<br />

<strong>un</strong>os pezones ligeramente endurecidos bajo el tacto <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo<br />

y ligeramente robustecidos bajo el tacto <strong>de</strong> mis manos expeditivas.<br />

Un ansia que, cabe <strong>de</strong>cir, también se encuentra en su lengua juguetona,<br />

<strong>un</strong>a lengua que persigue mi sexo erguido y firmemente recostado<br />

en la lascivia que ella y la esencia <strong>de</strong> su propio ser ella inspira.<br />

Sí, <strong>un</strong>a lascivia, <strong>un</strong>a entrega, <strong>un</strong> ansia <strong>de</strong> emoción,<br />

la <strong>de</strong> ella, la <strong>de</strong> la lúcida, la evi<strong>de</strong>nte, la <strong>de</strong> hoy, la <strong>de</strong> ayer,<br />

la <strong>de</strong> aquella misteriosa y lúbrica sílfi<strong>de</strong> que habla <strong>un</strong> lenguaje <strong>de</strong> caricias<br />

que <strong>de</strong>stiñe letras <strong>de</strong> placer y alg<strong>un</strong>o que otro <strong>un</strong>iverso multicromático.


Aquella hermosa sílfi<strong>de</strong> que se abre sobre mí<br />

y me propone inventar los latidos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>leite. Aquella bellísima musa <strong>de</strong> la<br />

entrega<br />

que me propone acariciarla por aquí, o por allá, o por <strong>de</strong>ntro, o por fuera,<br />

hasta hacer evi<strong>de</strong>nte el vértigo <strong>de</strong> <strong>un</strong>a piel llevada al límite<br />

y la misma intensidad pulsátil <strong>de</strong> las orgías <strong>de</strong>l <strong>alma</strong>,<br />

que son y no <strong>de</strong>jarán <strong>de</strong> ser n<strong>un</strong>ca, las orgías más intensas <strong>de</strong> la vida.


La dulce y aureada canción <strong>de</strong> los murmullos<br />

El sol cae incesante. Camina por los surcos <strong>de</strong>l <strong>alma</strong>, por el anhelo <strong>de</strong>l tiempo<br />

y por el umbral aureado <strong>de</strong> los sueños. Él, en medio <strong>de</strong> <strong>un</strong>a <strong>de</strong> sus más suaves<br />

y fervorosas <strong>de</strong>mostraciones <strong>de</strong> cali<strong>de</strong>z, traspasa las hojas <strong>de</strong> los árboles… De<br />

hecho, él las ama, las acaricia, juega con ellas y las <strong>de</strong>sea. Y no solo eso, el<br />

sol también se mezcla con los murmullos <strong>de</strong>l viento, con el trinar <strong>de</strong> las aves<br />

enamoradas y con otras canciones no exentas <strong>de</strong> vívida magia. Otras<br />

canciones no exentas <strong>de</strong> la máxima y más intensa plenitud <strong>de</strong>l existir.<br />

A veces, sólo el sol sabe escuchar <strong>un</strong>a buena ópera o <strong>un</strong> buen compás <strong>de</strong><br />

murmullos naturales o <strong>un</strong>a buena <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong>l místico <strong>de</strong>ambular <strong>de</strong> la<br />

existencia.<br />

Claro, lo que suce<strong>de</strong>, es que a veces sólo el sol y la naturaleza saben cómo<br />

amar… cómo amar <strong>de</strong> verdad y cómo estar enamorados, mientras que<br />

nosotros sólo nos sentamos a esperar a que ellos nos enseñen. A que ellos se<br />

com<strong>un</strong>iquen con nosotros.


Soledad<br />

Es nuestra propia <strong>alma</strong> la habitación que preferimos para escon<strong>de</strong>r la soledad.


Infinitud<br />

La infinitud que resulta <strong>de</strong> nuestros abismos combinados, traspasa la infinitud<br />

que tejen los hilos <strong>de</strong>l olvido.


Esencia <strong>de</strong> vida<br />

De cuando en cuando <strong>un</strong>a esencia se vuelve insostenible en el aire y<br />

<strong>de</strong>scien<strong>de</strong> a los recuerdos.


Los espejismos que le dan sentido al corazón<br />

Un corazón tan in<strong>de</strong>fenso que no pue<strong>de</strong> huir <strong>de</strong> sus propias reminiscencias, se<br />

aletarga <strong>un</strong> poco ante <strong>un</strong> atar<strong>de</strong>cer que segrega palabras, se aletarga <strong>un</strong> poco<br />

ante <strong>un</strong> ligero aroma <strong>de</strong> teoremáticos fulgores. Un corazón valiente, por su<br />

parte, <strong>de</strong>smenuza poco a poco las esencialida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la nada. Las <strong>de</strong>smenuza<br />

hasta encontrar algo, hasta encontrar los espejismos que le dan sentido, que le<br />

dan sentido a su propio ser él <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las circ<strong>un</strong>voluciones <strong>de</strong>l sentimiento.


La noche lo sabe<br />

La noche lo sabe, reapren<strong>de</strong>r el fuego es <strong>un</strong>a tarea <strong>de</strong>stinada al corazón <strong>de</strong>l<br />

ser humano. Ella lo sabe, porque la noche es <strong>un</strong> vocablo absoluto en don<strong>de</strong><br />

parpa<strong>de</strong>an no solo los símbolos <strong>de</strong>l silencio o los más finísimos brillos <strong>de</strong>l<br />

misterio, sino la más sinérgica y sedosa música <strong>de</strong> la existencia. De esta<br />

existencia que crepita con la llama <strong>de</strong>nsísima <strong>de</strong>l tiempo.


Parte 2. Los secretos escándalos <strong>de</strong>l <strong>alma</strong>


El lugar en el que nacen las olas<br />

La dulzura <strong>de</strong> <strong>un</strong>a tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> sol alegre<br />

a<strong>un</strong>que a p<strong>un</strong>to <strong>de</strong> abandonar el horizonte,<br />

me reveló que el lugar en el que nacen las olas<br />

se mueve con ellas.<br />

Me reveló, <strong>de</strong> igual forma,<br />

que el lugar en el que nacen las olas<br />

es como la mirada, es <strong>de</strong>cir,<br />

siempre sigue aquello que cree<br />

que es su <strong>de</strong>stino.


Cada minuto <strong>un</strong>a mirada<br />

Siempre estamos viendo lo ausente por <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la mirada.


Cada minuto <strong>un</strong>a mirada (I I)<br />

Se necesita que algo caiga en <strong>un</strong> abismo para que este pierda su virginidad, y<br />

<strong>un</strong>a mirada sumamente intensa para astillar al silencio.


Los arpegios cautivantes y secretos <strong>de</strong> la luz<br />

Los sueños galopan<br />

en <strong>un</strong> bosque lleno <strong>de</strong> trinos<br />

y manantiales esfumados.<br />

El amor, que aparece <strong>de</strong> repente<br />

con sus ropas tornasoladas,<br />

se inocula entonces en los corazones<br />

y en su <strong>de</strong>licuescente andar<br />

<strong>de</strong> belleza ensoñadora.<br />

Un aluvión <strong>de</strong> l<strong>un</strong>a recorre luego la mirada<br />

y <strong>un</strong> viento céfiro,<br />

o quién sabe si algún otro <strong>de</strong> los doce vientos,<br />

juega a amar intensamente a la piel<br />

mientras se mezcla en <strong>un</strong>a extraña<br />

y diversa amalgama <strong>de</strong> fragancias discontinuas.<br />

Sí, enamorarse es así.<br />

Es como <strong>un</strong>a dulce ablución <strong>de</strong>l <strong>alma</strong>,<br />

como <strong>un</strong>a almoneda cósmica,<br />

o como los arpegios cautivantes<br />

y secretos <strong>de</strong> la luz.<br />

Enamorarse, en realidad,<br />

no es entregarse a <strong>un</strong>a sola y única cosa<br />

sino el acto sublime y sempiterno<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>scansar cada noche<br />

en <strong>un</strong> sueño distinto.


Bajo el pétalo <strong>de</strong> <strong>un</strong> clavel<br />

Las ramas <strong>de</strong> los árboles pintan el aire<br />

<strong>de</strong> trasparencia,<br />

<strong>un</strong> sinfín <strong>de</strong> sueños con la forma<br />

primorosa <strong>de</strong> <strong>un</strong> rocío <strong>de</strong> flores<br />

cae sobre la pra<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> las ilusiones<br />

y las gotas <strong>de</strong>l paisaje aman ardientemente.<br />

Una sombra mística se rasga entonces<br />

y acaricia el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> <strong>un</strong> <strong>alma</strong>,<br />

y todo el <strong>un</strong>iverso <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> amar intensamente<br />

mientras que yo <strong>de</strong>jo mi último trozo <strong>de</strong> amor,<br />

no marchito aún,<br />

bajo el pétalo suave y dulce <strong>de</strong> <strong>un</strong> clavel.


Es en los ojos en don<strong>de</strong> se iluminan los anhelos<br />

Es en los ojos en don<strong>de</strong> se iluminan los anhelos y <strong>de</strong> seguro que en ese íntimo<br />

e imperece<strong>de</strong>ro instante, en los míos, se estaban arremolinando <strong>un</strong> millón <strong>de</strong><br />

ellos a la vez. Ella, entretanto, me miraba. Ella, por cierto, se veía hermosa.<br />

Ella no llevaba nada sobre su piel. Ella estaba a p<strong>un</strong>to <strong>de</strong> ingresar, así, como<br />

estaba, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l concepto más puro <strong>de</strong> belleza. De repente, ella me soltó <strong>un</strong><br />

“qué esperas”, como con cierto retintín <strong>de</strong> que yo no <strong>de</strong>bía per<strong>de</strong>r el tiempo.<br />

Pero yo no dije nada. Yo no contesté nada. Claro, cómo explicarle a ella que<br />

los seg<strong>un</strong>dos se habían <strong>de</strong>sdibujado <strong>de</strong> mi ser, que se habían <strong>de</strong>sdibujado por<br />

el simple y sencillo hecho, <strong>de</strong> que ning<strong>un</strong>a <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z <strong>de</strong>ja correr el tiempo<br />

sobre ella.


El aroma <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>svanecido<br />

El <strong>alma</strong> se <strong>de</strong>svanece.<br />

El ser se <strong>de</strong>svanece.<br />

Ojalá fuéramos como el mar, o<br />

siquiera como las olas.<br />

Claro, todas las mariposas saben,<br />

todas las olas saben,<br />

y todas las brisas saben,<br />

que n<strong>un</strong>ca se ha <strong>de</strong>svanecido la<br />

respiración mística e infinita <strong>de</strong>l mar.<br />

N<strong>un</strong>ca se ha <strong>de</strong>svanecido <strong>de</strong>l más rítmico<br />

y perenne ir y venir <strong>de</strong> la vida.


Esa pequeña partícula <strong>de</strong> eternidad<br />

Un fantasma inconmensurable<br />

que lleva el <strong>alma</strong> rota<br />

se ve sanado a sí mismo<br />

ante <strong>un</strong>a dulce sucesión <strong>de</strong> ritmos sublimes<br />

que provienen <strong>de</strong>l hemisferio más místico <strong>de</strong>l <strong>un</strong>iverso<br />

y toma la forma <strong>de</strong> <strong>un</strong> recuerdo que se envuelve<br />

sucesiva y regularmente en los socavones <strong>de</strong>l <strong>alma</strong>,<br />

es <strong>de</strong>cir, allí, en ese mismo y exacto lugar en don<strong>de</strong> dicen que<br />

también se encuentra el secreto terraplén <strong>de</strong>l infinito.<br />

Es entonces cuando nace la vida,<br />

como <strong>un</strong> soplo <strong>de</strong> ternura o <strong>un</strong> ciclón cósmico <strong>de</strong> suspiros.<br />

La vida, esa extraña materia que siempre ha sido inspiración<br />

<strong>de</strong> futuras y ligeras reminiscencias.<br />

Esa esencia <strong>de</strong> flujo torrencial y arrobador<br />

que pue<strong>de</strong> tener el vago aroma <strong>de</strong> <strong>un</strong> otoño lejano<br />

o la cali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> <strong>un</strong>a primavera presente.<br />

Sí, la vida, o en las palabras <strong>de</strong> la naturaleza,<br />

esa forma suave, y a veces <strong>de</strong>masiado agitada y turbulenta,<br />

en la que se <strong>de</strong>spliegan los susurros <strong>de</strong> la brisa,<br />

el presente y fin último <strong>de</strong> los frutos <strong>de</strong> los sueños errantes,<br />

o, sencillamente,<br />

los ojos espejeantes en los que brillan las huellas<br />

<strong>de</strong> <strong>un</strong>a noche nupcial y dulcificada<br />

<strong>de</strong> rebosante <strong>de</strong>scubrimiento.<br />

La vida, esa que se reconoce en <strong>un</strong>a mariposa que bate sus alas,<br />

en el hondo murmullo <strong>de</strong> <strong>un</strong> <strong>alma</strong> alegre<br />

o en las voces <strong>de</strong> <strong>un</strong> paisaje soñador.<br />

La vida, esa insospechada propiedad <strong>de</strong>l <strong>un</strong>iverso


que con bastante frecuencia tien<strong>de</strong> a quedar convertida<br />

en simples e intensos momentos pretéritos<br />

y en jubilosas tar<strong>de</strong>s <strong>de</strong> nostalgia.<br />

Sí, todo eso es la vida,<br />

todo eso e incluso más,<br />

pues la vida también es como la <strong>un</strong>ión <strong>de</strong> <strong>un</strong>os labios ansiosos<br />

o <strong>un</strong> coctel <strong>de</strong> sabores inciertos y a<strong>un</strong> así pre<strong>de</strong>stinados.<br />

Pero, a<strong>un</strong> cuando la vida tienda a tornarse<br />

meramente como <strong>un</strong> abordaje <strong>de</strong> sentimientos<br />

que subyuga la existencia en general,<br />

hay que <strong>de</strong>cir que cuando ella lleva sus mejillas encendidas<br />

y <strong>un</strong>a sonrisa a flor <strong>de</strong> labios,<br />

siempre se podrá adivinar en ella <strong>un</strong>a pasión vibrante y sobrecogedora.<br />

De esta forma, ella siempre cantará, porque ella,<br />

en gran parte, no es sino el fondo <strong>de</strong> <strong>un</strong> océano <strong>de</strong> música.<br />

Y así, y a<strong>un</strong> cuando aquel fantasma inconmensurable<br />

que llevaba el <strong>alma</strong> rota,<br />

se vea obligado a cruzar esa senda que po<strong>de</strong>mos hallar<br />

entre el <strong>de</strong>sasosiego <strong>de</strong> <strong>un</strong>as ansias tempestuosas<br />

y las ingentes transfiguraciones <strong>de</strong> la nostalgia,<br />

lo cierto es que cuando aquel fantasma<br />

que es <strong>un</strong> escultor <strong>de</strong> aire y <strong>de</strong> luz diáfana,<br />

se encuentre <strong>de</strong> repente con la primera luz <strong>de</strong> la mañana,<br />

esta le dirá, con la inflexión más dulce<br />

que pueda tener <strong>un</strong>a voz en esta tierra,<br />

que la vida,<br />

sí, la vida que ha <strong>de</strong>cidido caer sobre el tiempo<br />

para luego saltar abruptamente <strong>de</strong> él,<br />

no es, a <strong>de</strong>cir verdad, sino la partícula más pequeña y sublime<br />

<strong>de</strong> la eternidad.


Una pasión <strong>de</strong> suave crepitar<br />

Una pasión <strong>de</strong> suave crepitar<br />

y <strong>de</strong>l altivos y resonantes latidos<br />

es como <strong>un</strong>a abertura intangible en la piel,<br />

allí, en ese pequeño rincón<br />

virgen don<strong>de</strong> el cielo,<br />

alg<strong>un</strong>a vez, se partió.<br />

Es como los motivos que tiene <strong>un</strong> espejo<br />

para reflejar la hermosura <strong>de</strong> <strong>un</strong>a joven dama,<br />

o como el hálito dulce <strong>de</strong> <strong>un</strong>a l<strong>un</strong>a enamorada,<br />

o como <strong>un</strong> lago <strong>de</strong> recuerdos que ondulan<br />

en los sedosos cabellos <strong>de</strong>l tiempo.<br />

Sí, todo ello es <strong>un</strong>a pasión tal.<br />

No obstante, <strong>un</strong>a pasión con tales matices sublimes<br />

en su suave crepitar, es mucho, mucho más.<br />

Es como el ligero sabor <strong>de</strong> <strong>un</strong>a medianoche mística,<br />

como el viaje <strong>de</strong> <strong>un</strong>a lluvia susurrante<br />

o el <strong>de</strong> <strong>un</strong>a nube nómada<br />

que se cuela entre los párpados<br />

con la magia <strong>de</strong> <strong>un</strong>a sonrisa advenediza.<br />

Es el trasluz <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong> cariño<br />

o el intervalo dulce y eterno<br />

<strong>de</strong> las caricias <strong>de</strong> <strong>un</strong>a mano que escribe<br />

con el fuego <strong>de</strong> los ojos.<br />

De <strong>un</strong>os ojos llameantes que <strong>de</strong>stellan<br />

la fragancia <strong>de</strong> <strong>un</strong> suave y sublime crepitar.


Las dulces seudolevitaciones <strong>de</strong> la flor<br />

Cómo se musicaliza <strong>un</strong> paisaje dulce, inquieto y soñador,<br />

preg<strong>un</strong>ta la brisa,<br />

y estas sencillas y fragantes urdimbres poéticas,<br />

apostadas dulcemente en la piel <strong>de</strong>l infinito,<br />

le respon<strong>de</strong>n con cierta ternura y comprensión,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, que ello solo se pue<strong>de</strong> conseguir a través,<br />

y solo a través, <strong>de</strong> <strong>un</strong>a cándida y bella flor.<br />

Sí, porque solo en las espectaculares formas <strong>de</strong> <strong>un</strong>a flor,<br />

cubiertas estas por el rocío más brillante que ha salido<br />

<strong>de</strong> <strong>un</strong> cielo irreal,<br />

o quizá solo en los rizomas <strong>de</strong> sus dulces sueños,<br />

o en la suavidad <strong>de</strong> sus fragantes pétalos,<br />

o quién sabe si en su arrobador aroma,<br />

el cual trae consigo a veces ligeras reminiscencias,<br />

y con ellas, ciertas y extrañas levitaciones <strong>de</strong>l ser,<br />

pue<strong>de</strong> llegarse a la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> la felicidad.<br />

A la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> la felicidad<br />

como <strong>un</strong> estado único y sublime,<br />

por no <strong>de</strong>cir que natural,<br />

en el que <strong>un</strong>o se sabe completamente libre.


De la existencia <strong>de</strong>l amor<br />

Nada posee <strong>un</strong>a existencia más nouménica que el mismo amor.<br />

Nada tiene <strong>un</strong>a existencia más irreal y compleja que el amor,<br />

y a<strong>un</strong> así no lo creemos por completo.<br />

No lo creemos por completo<br />

cuando creemos verlo, o cuando nos hace sentirnos a<br />

nosotros mismos, o cuando nos hace sentir nuestra propia <strong>alma</strong>.<br />

Cuando nos hace sentirla a través <strong>de</strong> lo amado.<br />

Cuando nos hace sentirla más que a nada,<br />

o más que a cualquier otra cosa en el <strong>un</strong>iverso.<br />

Pero <strong>un</strong> beso, a diferencia <strong>de</strong>l amor, es real.<br />

Es real para la piel.<br />

Pero la piel <strong>de</strong>l <strong>alma</strong>, que se sepa, también siente.<br />

Por eso, a veces, solo a veces, en la irrealidad <strong>de</strong> todo lo irreal,<br />

<strong>un</strong>a mirada es el único beso posible<br />

para el tacto <strong>de</strong>l <strong>alma</strong> humana.


Los secretos escándalos <strong>de</strong>l <strong>alma</strong><br />

Cuando el <strong>alma</strong> sale <strong>de</strong> su escondite subcutáneo,<br />

se disemina <strong>de</strong> inmediato sobre el aroma <strong>de</strong> la vida<br />

y sobre el <strong>de</strong>slumbrante <strong>de</strong>stello <strong>de</strong> <strong>un</strong>a confesión <strong>de</strong> amor.<br />

Un <strong>de</strong>stello este, por cierto, sumamente curioso.<br />

Tan curioso como <strong>un</strong>a pasión que no <strong>de</strong>sgasta<br />

sino que engran<strong>de</strong>ce el <strong>alma</strong>,<br />

o como el fugaz parpa<strong>de</strong>o <strong>de</strong> <strong>un</strong>a<br />

existencia que n<strong>un</strong>ca quiso eternizarse,<br />

o como la inopinada rareza<br />

<strong>de</strong> <strong>un</strong>a brisa dulcemente perfumada<br />

en <strong>un</strong>a habitación vacía y con sus ventanas abiertas.<br />

Sí, las intensificaciones <strong>de</strong>l <strong>alma</strong>,<br />

son como el <strong>de</strong>stello <strong>de</strong> <strong>un</strong>a confesión <strong>de</strong> amor.<br />

Un <strong>de</strong>stello <strong>de</strong> proporciones solares.<br />

Porque las intensificaciones <strong>de</strong>l <strong>alma</strong>,<br />

solo se presentan en los más secretos<br />

e íntimos escándalos <strong>de</strong>l existir.


Un sublime y almibarado morir a la luz <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong><br />

(Poma finalista concurso Atiniense <strong>de</strong> poesía 2012)<br />

Un ave con pensamiento <strong>de</strong> estrella y voz <strong>de</strong> milagro<br />

nos dijo (a ella y a mí)<br />

que <strong>un</strong>a ignota gota <strong>de</strong> vértigo estelar<br />

se había colado en este m<strong>un</strong>do<br />

para darle forma a <strong>un</strong> nuevo atar<strong>de</strong>cer.<br />

Después <strong>de</strong> ello, aquella curiosa ave<br />

con alas <strong>de</strong> horizonte migratorio y premonitorio,<br />

se marchó.<br />

Y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ello, por extraño que parezca,<br />

fue cuando mi amada y yo,<br />

con nuestros ojos alborozados y nuestras <strong>alma</strong>s tiernas,<br />

supimos a qué sabe con exactitud<br />

<strong>un</strong> borbotón <strong>de</strong> eternidad,<br />

cómo se pue<strong>de</strong>n incendiar las sombras<br />

y cómo calcular la prof<strong>un</strong>didad<br />

<strong>de</strong> la gruta eflorescente <strong>de</strong> la vida.<br />

Después <strong>de</strong> ello, fue cuando ambos supimos<br />

que la soledad se pue<strong>de</strong> dilatar en <strong>un</strong>a mirada,<br />

qué tramo exacto <strong>de</strong> la vida anochece<br />

cuando amanece el otoño<br />

y cómo prodigar las más suspirantes<br />

y avezadas caricias.<br />

Y finalmente, tanto para ella como para mí,


fue <strong>un</strong> atar<strong>de</strong>cer inolvidable. Un atar<strong>de</strong>cer inolvidable<br />

y <strong>un</strong> sublime y almibarado morir <strong>de</strong> tintes transparentes.<br />

Porque siempre hay <strong>un</strong> atar<strong>de</strong>cer.<br />

Sí, siempre hay <strong>un</strong> atar<strong>de</strong>cer, porque el atar<strong>de</strong>cer,<br />

con todo y sus colores <strong>de</strong> ensueño,<br />

se ha fugado más allá <strong>de</strong> esta vida.


Dibujos en la transparencia <strong>de</strong>l cielo<br />

Ar<strong>de</strong>, en la transparencia <strong>de</strong>l cielo,<br />

en la mirada <strong>de</strong> vida y <strong>de</strong> melindrosa belleza<br />

<strong>de</strong> aquel estanque<br />

en don<strong>de</strong> sueñan los relámpagos,<br />

en el fulgor <strong>de</strong> <strong>un</strong>a dulce y ensober<strong>de</strong>cida nube<br />

inventada con música <strong>de</strong> auroras,<br />

y en la cada vez más precipitada lozanía y cali<strong>de</strong>z<br />

<strong>de</strong> <strong>un</strong>a primavera que se retrae visiblemente<br />

ante la luz malteada<br />

<strong>de</strong> <strong>un</strong>a l<strong>un</strong>a sedosamente enamorada,<br />

todos los dibujos, acrílicos, antiefímeros, aluviales,<br />

que el mar, y sus olas enfebrecidamente<br />

enfermas, y arrulladas, <strong>de</strong> amor y <strong>de</strong> vida,<br />

han trazado sobre la esencia perenne y lustrosa <strong>de</strong>l amanecer.


Razones para atesorar <strong>un</strong>a primavera<br />

Mi bebé lleva horas durmiendo en su c<strong>un</strong>ita como <strong>un</strong> ángel. Afuera, entretanto,<br />

la primavera trascurre bastante rápida, bastante sedosa, bastante llena <strong>de</strong><br />

fragancias incoloras. Una primavera que va a 200 km por hora por las vías <strong>de</strong><br />

<strong>un</strong>os sueños realmente suaves y cristalinos. Una primavera, <strong>de</strong> esas, que te<br />

miran con <strong>un</strong>a mirada sumamente golosa y suspicaz. Mi bebé, por cierto,<br />

todavía ignora que se pue<strong>de</strong> gozar <strong>de</strong> <strong>un</strong>a primavera como esta. Por ello, es<br />

que voy a tratar <strong>de</strong> atesorar esta y alg<strong>un</strong>as otras primaveras más en mi mirada,<br />

no sea que algún día, por alg<strong>un</strong>a u otra razón, cuando él me pida algún<br />

consejo, se me ofrezca com<strong>un</strong>icárselas <strong>de</strong> alg<strong>un</strong>a forma.


No se pue<strong>de</strong> viajar sin hacer <strong>un</strong>a promesa<br />

No se pue<strong>de</strong> viajar al otro lado <strong>de</strong>l m<strong>un</strong>do con <strong>un</strong>a persona, así como así y<br />

como si nada, sin hacerle a dicha persona <strong>un</strong>a promesa. Hoy, por cierto, he<br />

prometido bajar la l<strong>un</strong>a. Esa es <strong>un</strong>a tarea muy difícil, <strong>un</strong>a tarea sumamente<br />

ardua, <strong>un</strong>a tarea que <strong>de</strong>linea los contornos <strong>de</strong> <strong>un</strong> ligerísimo y espléndido<br />

infinito. Por fort<strong>un</strong>a, mañana podré <strong>de</strong>scansar <strong>un</strong> poco. Podré <strong>de</strong>scansar<br />

mientras veo <strong>un</strong>a gran obra en <strong>un</strong> gran anfiteatro. Una obra maestra. Claro, no<br />

se le pue<strong>de</strong> bajar la l<strong>un</strong>a a <strong>un</strong>a persona, así como así y como si nada, sin<br />

prometerle a dicha persona el más bello espectáculo <strong>de</strong> la vida.


Cercanía psiquiátrica<br />

Mucho me temo que vienen a rescatarme. Algo me dice, <strong>de</strong> hecho, que ya<br />

están bastante cerca. Tanto así, que no puedo <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> oír sus voces, sus<br />

pasos, esos murmullos con los que preten<strong>de</strong>rán transpórtame a otras orillas <strong>de</strong><br />

la realidad, a otros confines <strong>de</strong> <strong>un</strong> pensamiento <strong>de</strong>masiado <strong>de</strong>nso para mí. Ya<br />

los puedo sentir, vienen preparados. Vienen con los esquemas más rigurosos y<br />

reflexivos a refrenar los vapores <strong>de</strong> mi inconciencia. Pero no me importa. Yo no<br />

les haré caso. Yo soy Cristóbal Colón y <strong>de</strong> seguro que en máximo diez días<br />

llegaré a las Indias Orientales, o quién sabe si a algún extraño rincón <strong>de</strong><br />

ultramar en don<strong>de</strong> podré ser yo mismo para siempre.


Parte 3: Objetos que n<strong>un</strong>ca caerán <strong>de</strong>l cielo<br />

como <strong>un</strong>a lluvia <strong>de</strong> adioses


Objetos que n<strong>un</strong>ca caerán <strong>de</strong>l cielo como <strong>un</strong>a lluvia <strong>de</strong> adioses<br />

I<br />

Infelizmente cautivo en el reino <strong>de</strong> los olvidos imposibles, los objetos <strong>de</strong> la<br />

soledad y el silencio llegan a él como <strong>un</strong> viento céfiro que se abre paso entre<br />

los árboles y la piel <strong>de</strong> la vida natural. Es más, él se los encuentra en cada<br />

esquina que bor<strong>de</strong>a el viento, en cada ola <strong>de</strong> <strong>un</strong> mar nostálgicamente<br />

enamorado <strong>de</strong> la l<strong>un</strong>a y en cada mirada <strong>de</strong> estrella albeada. Se los encuentra,<br />

por aquí o por allá, flotando como si nada sobre <strong>un</strong>a <strong>de</strong> las lágrimas <strong>de</strong>l<br />

amanecer y en todos los místicos reflejos que han alimentado <strong>un</strong> espejo <strong>de</strong><br />

agua. Se los encuentra, cada día, cada mañana y cada noche, entre la<br />

erracidad <strong>de</strong> lo fugaz y la inexistente culpabilidad <strong>de</strong>l tiempo.<br />

Se los encuentra, sin falta, en el <strong>alma</strong> que ayer se fugó <strong>de</strong> su cuerpo.<br />

I I<br />

Los objetos <strong>de</strong> la soledad y el silencio buscan <strong>alma</strong>s otoñadas, el juego<br />

matutino <strong>de</strong> la brisa entre el césped, esos instantes alucinados en los que no<br />

hay l<strong>un</strong>a pero la noche sueña con ella, alg<strong>un</strong>os cuantos aromas <strong>de</strong> belleza<br />

furtiva y alg<strong>un</strong>a que otra sábana hecha con el dulce y apetalado cuerpo <strong>de</strong> <strong>un</strong>a<br />

flor.<br />

En suma, los objetos <strong>de</strong> la soledad y el silencio buscan los rítmicos hechizos <strong>de</strong><br />

las olas <strong>de</strong> la vida, los buscan con el único fin <strong>de</strong> hacerse eternos mientras<br />

sumen a la vida en <strong>un</strong>a espesa bruma. Los buscan para configurar su propia<br />

<strong>alma</strong> sobre el estrecho parquet sobre el que reposa el más <strong>de</strong>sesperado <strong>de</strong> los<br />

infinitos.<br />

Sí, su <strong>alma</strong>, es <strong>de</strong>cir, el <strong>alma</strong> <strong>de</strong> los objetos <strong>de</strong> los que hemos estado hablando,<br />

es el <strong>alma</strong> que surge tras la más tierna calcinación <strong>de</strong> <strong>un</strong> sueño.


I I I<br />

Son muchos y muy variados los objetos <strong>de</strong> la soledad y el silencio (<strong>un</strong>os<br />

objetos que como bien se pue<strong>de</strong> suponer, n<strong>un</strong>ca caerán <strong>de</strong>l cielo). El Piano <strong>de</strong><br />

la incertidumbre, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, es <strong>un</strong>o <strong>de</strong> ellos.<br />

El Piano <strong>de</strong> la incertidumbre, por cierto, es <strong>un</strong> enorme piano <strong>de</strong> cola y teclas <strong>de</strong><br />

marfil con mirada <strong>de</strong> nostalgia. Un piano con el cual se pue<strong>de</strong>n tocar esas<br />

lívidas y sórdidas melodías tan propias <strong>de</strong> esos espacios vacíos que se<br />

encuentran entre <strong>un</strong>a estrella y otra.<br />

Por eso, bajo <strong>un</strong> cielo <strong>de</strong> ámbar y <strong>un</strong>a l<strong>un</strong>a nacaradamente hermosa, la música<br />

<strong>de</strong> aquel viejo piano bien pue<strong>de</strong> arreglárselas para incrustar <strong>un</strong>a prof<strong>un</strong>da y<br />

abismada tristeza en forma <strong>de</strong> <strong>un</strong> océano lirico y lacrimal <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> mí.<br />

IV<br />

Un diario viejo e inacabado, <strong>un</strong>a gafas que ya no le sirven a nadie, <strong>un</strong>a muñeca<br />

<strong>de</strong> trapo que ha perdido sus ojos o alg<strong>un</strong>a que otra carta <strong>de</strong> amor que n<strong>un</strong>ca le<br />

será entregada a nadie, entre muchos otros objetos <strong>de</strong> similar silencio, no son<br />

sino olvidos que <strong>de</strong> cuando en cuando miran al pasado.<br />

Son la suma <strong>de</strong> todas las noches que han bañado <strong>un</strong>a sola soledad.<br />

Son los objetos <strong>de</strong> la soledad y el silencio, que están ahí, es <strong>de</strong>cir, en la<br />

existencia, para que el infinito no pa<strong>de</strong>zca <strong>de</strong> inanición.<br />

V<br />

Pero no hablemos tan solo <strong>de</strong> los objetos <strong>de</strong> la soledad y el silencio. Hablemos<br />

también <strong>de</strong> la poesía.<br />

Recor<strong>de</strong>mos que la poesía bien pue<strong>de</strong> ser como <strong>un</strong>a espada <strong>de</strong> luz, <strong>un</strong>a


espada que pue<strong>de</strong> llegar a cualquier parte <strong>de</strong>l corazón y cortarlo.<br />

Digamos que en medio <strong>de</strong>l ballet <strong>de</strong> <strong>un</strong>a niebla vertiginosa, ella, es <strong>de</strong>cir, la<br />

poesía, bien pue<strong>de</strong> darle voz a algún objeto que se resiste a <strong>de</strong>cirnos adiós y<br />

pue<strong>de</strong> hacer que dicha voz se vaya en las faldas <strong>de</strong> alg<strong>un</strong>a serpenteante y<br />

coqueta brisa.<br />

Sí, <strong>de</strong> vez en cuando <strong>un</strong>a brisa serpenteante nos trae voces <strong>de</strong> personas que<br />

nos llaman, que nos llaman con todo su corazón, a<strong>un</strong> cuando dichas personas<br />

no nos conocen.<br />

De vez en cuando, mientras la noche aletea en medio <strong>de</strong>l silencio, nos<br />

tropezamos con alg<strong>un</strong>a cosa que nos recuerda a alguien que n<strong>un</strong>ca estuvo con<br />

nosotros. Alguien que se pudo disfrazar <strong>de</strong> recuerdo. Alguien que no<br />

permanece con nosotros en forma <strong>de</strong> persona. Alguien que n<strong>un</strong>ca caerá <strong>de</strong>l<br />

cielo pero que <strong>de</strong> alg<strong>un</strong>a u otra forma pue<strong>de</strong> estar viajando a través <strong>de</strong> él.


Sinopsis <strong>de</strong>l presente poemario<br />

Este poemario es <strong>un</strong>a mirada arrobadora, <strong>un</strong> <strong>de</strong>stello sumamente curioso, tan<br />

curioso, por cierto, como lo son las más escandalosas intensificaciones <strong>de</strong><br />

nuestras <strong>alma</strong>s. Pero no solo eso, este poemario es también <strong>un</strong>a melodía <strong>de</strong><br />

párpados <strong>de</strong> mujer coqueta, o, si no, por lo menos sí como <strong>un</strong> rocío <strong>de</strong> caricias,<br />

o como <strong>un</strong>a pasión <strong>de</strong> suave crepitar, o como los secretos y cristalinos<br />

susurros que trae consigo la brisa. Es la felicidad escondida entre las olas, es<br />

el brillo <strong>de</strong> <strong>un</strong>os ojos con vocación <strong>de</strong> sueño, pero, más que ello, es también,<br />

<strong>de</strong> igual forma, el color <strong>de</strong>slucido <strong>de</strong> la nostalgia, <strong>de</strong> la tristeza, <strong>de</strong> los objetos<br />

que n<strong>un</strong>ca caerán <strong>de</strong>l cielo hacia nosotros. Sí, este poemario es como el aroma<br />

<strong>de</strong> lo <strong>de</strong>svanecido y, a su vez, como <strong>un</strong>a gran galería <strong>de</strong> colores y emociones y<br />

sentencias que han surgido, cómo no, <strong>de</strong>l <strong>alma</strong> humana, como cualquier otra<br />

poesía suave e intensificada.


Sobre el autor <strong>de</strong>l presente poemario<br />

Miguel Ángel Guerrero Ramos: Sociólogo <strong>de</strong> la Universidad Nacional <strong>de</strong><br />

Colombia. Ha trabajado como estudiante pasante en el Comité Departamental<br />

Para la Lucha Contra la Trata <strong>de</strong> Personas <strong>de</strong> la Gobernación <strong>de</strong><br />

C<strong>un</strong>dinamarca y como docente pre<strong>un</strong>iversitario. Como escritor, ha sido<br />

ganador <strong>de</strong> los Premios Limaclara <strong>de</strong> Ensayo 2013 y finalista en múltiples<br />

certámenes literarios internacionales.<br />

Ha publicado, asimismo, microrrelatos, poemas y ensayos en alg<strong>un</strong>as páginas<br />

y blogs <strong>de</strong> Internet, en alg<strong>un</strong>os compilados <strong>de</strong> poesía colombiana y en alg<strong>un</strong>as<br />

revistas digitales, así como también varios artículos <strong>de</strong> investigación científica y<br />

académica <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> las ciencias sociales. También ha publicado,<br />

para la fecha, <strong>un</strong> libro <strong>de</strong> ensayos: La inmediatez <strong>de</strong> las emociones al estar<br />

<strong>de</strong>snudas, varias novelas cortas como Cuando el <strong>de</strong>monio ama, alg<strong>un</strong>os libros<br />

<strong>de</strong> poesía y alg<strong>un</strong>os libros académicos.


Sobre esta edición:<br />

En esta seg<strong>un</strong>da edición <strong>de</strong> esta obra, me he propuesto hacer <strong>un</strong> rediseño<br />

realmente consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong> la misma. La primera edición fue fruto <strong>de</strong> mis<br />

primeros esfuerzos por escribir algo <strong>de</strong> poesía, <strong>un</strong>os primeros esfuerzos<br />

cargados con la energía y la motivación con la que se empieza en las letras,<br />

pero también con alg<strong>un</strong>os <strong>de</strong> sus más clásicos errores. Debido a ello, en esta<br />

edición no sólo se encuentran alg<strong>un</strong>os poemas que no se hallaban presentes<br />

en la primera, sino la corrección gramatical <strong>de</strong> alg<strong>un</strong>o que otro lapso<br />

<strong>de</strong>sprevenido o <strong>de</strong> alg<strong>un</strong>o que otro error <strong>de</strong> principiante. Claro, aún sigo<br />

consi<strong>de</strong>rándome principiante en esto <strong>de</strong> las letras, y creo que así será por<br />

siempre, pero hoy por hoy hay <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> mí <strong>un</strong>o que otro rayo que ilumina <strong>un</strong><br />

poco mejor que ayer. De modo que <strong>de</strong>jemos que esos rayos traten <strong>de</strong><br />

convertirse en magia, que traten <strong>de</strong> convertirse en magia mientras se<br />

trasforman en literatura y, claro, en poesía. Una poesía que ilumine el diario<br />

<strong>de</strong>ambular <strong>de</strong> las <strong>alma</strong>s que <strong>de</strong>sean sentir <strong>de</strong> otras formas distintas la realidad.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!