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La ultima morada. Zona Prohibida.

¡La búsqueda ha terminado! Un grupo de viajeros extraterrestres ha arribado a la Tierra con intenciones desconocidas. Maravillados por la hermosura del planeta deciden descender a investigar; mientras, en el bosque Amazónico, el comandante de operaciones John Waterstone lidera un proyecto secreto del gobierno de los Estados Unidos, pero todo sale mal para las dos partes involucradas... Por otra parte, Miguel ha confirmado el diagnostico de su enfermedad, sin saber que pronto cambiará todo en su vida. ¿Qué les depara el destino a estos seres? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Quienes son y de donde provienen? ¿Cómo y por qué cambiará la vida de Miguel?

¡La búsqueda ha terminado! Un grupo de viajeros extraterrestres ha arribado a la Tierra con intenciones desconocidas. Maravillados por la hermosura del planeta deciden descender a investigar; mientras, en el bosque Amazónico, el comandante de operaciones John Waterstone lidera un proyecto secreto del gobierno de los Estados Unidos, pero todo sale mal para las dos partes involucradas... Por otra parte, Miguel ha confirmado el diagnostico de su enfermedad, sin saber que pronto cambiará todo en su vida. ¿Qué les depara el destino a estos seres? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Quienes son y de donde provienen? ¿Cómo y por qué cambiará la vida de Miguel?

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Ioss, quizás igualable a súper héroes extraterrestres de tiras cómicas, fuerza que podía ser de él si<br />

su amiga alteraba su genoma, idea que lo emocionaba como si fuera un niño.<br />

Miguel también pensaba en su otra amiga, Daniela. Hace una semana habían discutido y no tenía<br />

noticias de ella desde ese incidente, ya que faltó a clases todo ese tiempo. Estaba deseoso de<br />

demostrarle la veracidad de sus palabras, aunque eso expusiera un poco a Imh, mas no temía a ser<br />

delatado por Daniela, sólo le preocupaba perder su amistad de forma indefinida.<br />

- Caminemos de vuelta a casa, Miguel. Debes descansar.<br />

- ¡Gracias a Dios! Pensaba que nunca dirías esas palabras. Estoy exhausto. Mira como me<br />

evaporo con tu entrenamiento – respondió el muchacho, mostrando su ropa humedecida<br />

por el sudor.<br />

- No te preocupes, estoy constantemente monitoreando tus signos vitales, para que no te<br />

mueras por sobre exigirte.<br />

- Menos mal, porque siento como si me hubieran atropellado.<br />

- Es parte del entrenamiento, mañana descansaremos para que estés fresco el lunes,<br />

cuando vayas de visita a la base militar.<br />

- Gracias, gracias… Hace tiempo que no estaba tan cansado.<br />

Miguel estaba deshecho. Su cuerpo sucumbía al entrenamiento de la joven, con ganancias<br />

aceleradas por la tensión constante de su cuerpo, que hasta ahora había pasado inadvertida para<br />

el muchacho. Caminó con dificultad de vuelta a su hogar, con las piernas temblorosas y el torso<br />

encorvado. El día domingo descansaron todos en casa, recluyéndose para evitar el caluroso sol<br />

veraniego, razón por la cual Imh relajó la musculatura de Miguel para permitirle una verdadera<br />

tregua.<br />

Y llegó el día lunes. Miguel se tomó el día libre para ir a la visita concertada, levantándose<br />

temprano para prepararle el desayuno a Mirta antes de que se despertara. Salió junto a Imh a la<br />

cita, pero se separaron en la entrada de la escuela militar. Ella esperaría en el exterior, recibiendo<br />

sin retraso lo que Miguel mirara a través de sus ojos, como si se tratara de una trasmisión<br />

televisiva.<br />

- Estoy dentro, Imh. ¿Me copias? Cambio. Kejjjjj… – trasmitió Miguel, imitando el sonido de<br />

las radios militares, como si fuera una misión secreta.<br />

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