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La ultima morada. Zona Prohibida.

¡La búsqueda ha terminado! Un grupo de viajeros extraterrestres ha arribado a la Tierra con intenciones desconocidas. Maravillados por la hermosura del planeta deciden descender a investigar; mientras, en el bosque Amazónico, el comandante de operaciones John Waterstone lidera un proyecto secreto del gobierno de los Estados Unidos, pero todo sale mal para las dos partes involucradas... Por otra parte, Miguel ha confirmado el diagnostico de su enfermedad, sin saber que pronto cambiará todo en su vida. ¿Qué les depara el destino a estos seres? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Quienes son y de donde provienen? ¿Cómo y por qué cambiará la vida de Miguel?

¡La búsqueda ha terminado! Un grupo de viajeros extraterrestres ha arribado a la Tierra con intenciones desconocidas. Maravillados por la hermosura del planeta deciden descender a investigar; mientras, en el bosque Amazónico, el comandante de operaciones John Waterstone lidera un proyecto secreto del gobierno de los Estados Unidos, pero todo sale mal para las dos partes involucradas... Por otra parte, Miguel ha confirmado el diagnostico de su enfermedad, sin saber que pronto cambiará todo en su vida. ¿Qué les depara el destino a estos seres? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Quienes son y de donde provienen? ¿Cómo y por qué cambiará la vida de Miguel?

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- ¡Bah! No me di cuenta que vibraba… ¿Cómo puedes saber que no es de mi abuela? –<br />

preguntó Miguel, sacando el aparato del bolsillo de su pantalón.<br />

- <strong>La</strong> señal es distinta, es otro número el que llama. Contesta.<br />

Miguel contestó su teléfono, comenzando a hablar con alguien por un buen rato. Imh podría haber<br />

escuchado la conversación si hubiera querido, pero no deseaba intervenir el aparato o agudizar su<br />

oído para enterarse de lo que el muchacho hablaba, esperaría a que él le comunicara lo que<br />

hablaba con el anónimo interlocutor.<br />

- ¡No me vas a creer!, ¡Ya tenemos un comprador para las acciones! – exclamó alegremente<br />

Miguel, con una sonrisa de oreja a oreja.<br />

- ¡¿Qué?! ¿Tan pronto? ¡Lo publicamos ayer! – exclamó Imh, pasmada por la rapidez de la<br />

venta.<br />

- ¡Sí! Debemos ir al banco, ahora mismo, hay que llegar antes de que cierre.<br />

- ¿Ahora?<br />

- Sí, es mejor que corramos a toda velocidad – dijo Miguel, imitando las palabras que una<br />

vez Imh le dijera.<br />

El tiempo apremiaba. Tenían un poco más de dos horas para llegar al banco, así que Imh<br />

nuevamente liberó a Miguel de la tensión extra producida en su musculatura, permitiéndole<br />

alcanzar mucha más velocidad que la que utilizó para llegar a Melipilla. Llegaron al banco cuando<br />

faltaba media hora para que cerraran oficialmente sus puertas, no sin antes pasar por su hogar<br />

para retirar los documentos de propiedad de las acciones.<br />

- El señor se llama Sergio Palacios, le di el nombre del corredor de bolsa del banco, nos<br />

estará esperando con él, Imh.<br />

- Entremos.<br />

Sergio Palacios esperaba a los muchachos junto al corredor de bolsa hacía varias horas, tiempo<br />

perdido que le exasperaba un poco, pero que valía la pena por la gran oportunidad de negocio que<br />

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