01.09.2014 Views

Untitled

Untitled

Untitled

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

El león, temiendo por su vida, retrocedió. Lo que en<br />

ningún momento le llegó a pasar por la cabeza es que<br />

todo aquel alboroto, en realidad, lo producía un solo<br />

animal: la hiena que todavía no había aprendido a reír.<br />

Bueno…, ella y las dos enormes ramas que no paraba<br />

de restregar por el suelo como enloquecida.<br />

Y, de un modo u otro, su estratagema resultó. El<br />

león, creyendo que iba a estar en inferioridad numérica,<br />

desistió de su propósito y se alejó. Pero antes de irse,<br />

giró la cabeza hacia su victima y dijo:<br />

—Vas a seguir con vida porque tus amigas han acudido<br />

en tu ayuda… Ya tendremos otra ocasión de vernos<br />

las caras, y cuando eso ocurra, no cuentes con salir<br />

ilesa. Para ti profetizo un final mucho menos feliz que<br />

del que has tenido hoy.<br />

Y rió enérgicamente, mostrando sus afilados dientes.<br />

Cuando se hubo marchado, la hiena que aún no sabía<br />

reír, asomó finalmente la cabeza y se acercó de<br />

puntillas a su compañera.<br />

—Menos mal que todas estabais rondando por estos<br />

parajes —dijo la hiena malherida, cuando ya pudo dejar<br />

de temblar y notó por fin que la voz le salía de la<br />

garganta—. Porque de otro modo ahora no lo contaría.<br />

La otra, la miró a los ojos, casi apiadándose de ella<br />

y, seria —como sólo una hiena que todavía no ha<br />

22

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!