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EDITORIALES<br />
- 1-<br />
Nuevamente hemos superado una nueva etapa de elaboración y construcción de éste,<br />
nuestro medio de comunicación cultural, que ha llegado a su versión nº <strong>14</strong>. Cuando decimos<br />
“nuestro” medio de comunicación, pensamos en la participación, como un universo y no una<br />
propiedad, sino como un Ágora editora y digital, como un pizarrón popular donde se van<br />
escribiendo las opiniones, los ensayos, las noticias y toda las expresiones culturales y científicas,<br />
que desde las pautas de edición aceptadas se puedan acercar y deseen publicar. Nuestra trayectoria<br />
ha estado signada por un descomunal esfuerzo y a la vez cariño por lograr una secuencia de<br />
publicaciones de la mejor calidad posible, tanto desde la difusión web como de algunas ediciones<br />
en papel, para donar a instituciones vinculadas. Como nuestra gestión como Consejo Editorial,<br />
Arbitraje y otras actividades y funciones dentro de la revista son absolutamente honorarias,<br />
también carecemos de cualquier otra forma de apoyo o financiamiento, ni público ni privado, tema<br />
en el cual estamos trabajando, para lograr, lo antes posible, una calidad material acorde con sus<br />
cometidos intelectuales, de ésta, vuestra publicación, estimados lectores que acceden a su lectura.-<br />
Enrique Echegoyen<br />
- 2-<br />
Todo cambia. Pero si no ayudamos a que cambie, cambiará, pero no para el lado correcto.<br />
Cada uno de nosotros, por ser personas, que incluyen nuestros cuerpos con nuestros órganos,<br />
células y neuronas (no en balde nuestro “saludo” principal es “salud”), y que estamos incluidos en<br />
nuestra comunidad (que también necesita su salud), nos pasamos pensando qué hacer, y hacemos,<br />
muchas veces según lo que pensamos, pero inevitablemente no en todas. Y aún, lo que sí<br />
meditamos, planificamos y proyectamos hacia el futuro, jamás se cumple perfectamente como lo<br />
pensamos, siempre tiene consecuencias de menos y de más: unas que planificamos y no se<br />
cumplieron, y otras que no planificamos y sucedieron. Encima, todo lo que hacemos no produce<br />
meramente simplistas cadenas causales, más o menos lineales, en cierta dirección, como las que<br />
esforzadamente tratamos de controlar. Cada uno de nosotros dentro de grupos pequeños dentro de<br />
grupos mayores, siempre tenemos nuestros lineamientos generales para encarar la vida, más o<br />
menos concientes, más o menos implícitos en nuestro accionar. Pero la realidad no funciona<br />
exactamente así, sucede de una manera mucho más rica, mediante con-causas, antecedentes<br />
complejos o simples, provenientes del pasado, desde la micro realidad, y desde la usual y cotidiana<br />
meso realidad, y desde la macro realidad, que se combinan naturalmente para que suceda lo que<br />
llamamos presente. Y ese efímero presente, que apenas lo conocemos ya no es realmente tal<br />
presente sino un pasado más o menos cercano, en seguida sigue su camino causal, pero no<br />
produciendo, sólo linealmente, un consecuente, sino toda una red de consecuencias, con-efectos,<br />
unos más importantes que otros (a los efectos en algo) y otros que serán más importantes en un<br />
futuro relativamente lejano, porque siempre siguen y siguen ampliándose, como una expansiva<br />
espuma concausal, produciendo casi impredecibles consecuencias a lo largo del tiempo a su<br />
alcance. Cada cual detona hechos que inevitablemente son los con-inicios de nuevas redes de<br />
hechos. No hay, ni hubo, ni habrá, ningún genio planificador que pueda saber detalladamente lo<br />
que sucederá en el futuro como consecuencia de su hacer.<br />
Pero, sí, sabemos, por teoría y experiencia, que, si muchos tiramos del carro para el mismo<br />
lado, grosso modo, quizá irá para ese lado. Y si tiramos burdamente la flecha a una manzana allá<br />
lejos, habrá magras probabilidades de acertarla. Pero si con tino tiramos el tiro a la cercana puerta<br />
de la casa, seguramente le atinaremos. En el proceso quizá nos lastimemos la mano, rompamos el<br />
arco, atravesemos inocentes hojas, quebremos la flecha, demos de ganar a los fabricantes de arcos<br />
y a los carpinteros que vengan a reparar la puerta. Y esperemos que a alguien no se le ocurra abrir<br />
la puerta justo cuando llega la flecha.<br />
En Ariel estamos haciendo algo que imaginamos que podrá hacerle algún bien la filosofía, y<br />
con ella, a la sociedad, la política, la ciencia, al país, y los seres humanos en general, siendo que<br />
son seres humanos: las personas, sus distintos componentes y su común-unidad.<br />
Seamos optimistas, quizá ayudemos a ayudarnos.-<br />
Dardo Bardier<br />
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