MEMORIA - Abogacía Española

Abogacía Española | Memoria 2011 INFORME DE LAS ACTIVIDADES DE LOS ÓRGANOS DE GOBIERNO | 26
Jesús María Alemany y Carlos Carnicer
Alemany, que recibió el premio muy emocionado de manos
del presidente del CGAE, al que conoce desde hace muchos
años, señaló que “en nuestro camino de búsqueda para la
paz, hemos aprendido que hay que desmilitarizarla. La paz no
debe buscarse por miedo a la guerra, sino porque es lo verdaderamente
humano, es un derecho humano síntesis”.
“El camino hacia la Paz con mayúsculas está empedrado de
paces con minúsculas, que son las únicas que nos hacen llegar
a nuestro objetivo final”, destacó.
Para Alemany “la protección jurídica de las personas está consagrada
en la Constitución”, pero “vivimos en una cultura del
miedo que aconseja dejar libertades para poder tener seguridad,
como si esto fuera una alternativa válida”, denunció. Por
eso, animó a los asistentes a seguir luchando por conseguir
la Paz, pero sin renunciar a la libertad y a la búsqueda de la
verdad.
El último de los Premios entregados fue el de la categoría de
Instituciones, que recayó en la Asociación Madres de Srebre-
nica, por su lucha desde 1995 para encontrar los cuerpos de
los desaparecidos en la matanza de Srebrenica, honrar y dignificar
su memoria y conseguir que los asesinos comparezcan
ante el Tribunal Internacional de La Haya. El decano del
Colegio de Abogados de Girona, Carles Mac Cragh, realizó
un completo repaso de la trágica historia de la Asociación,
representada por su presidenta, Munira Subasic, y por una
de sus miembros, Zumra Sehomerovic. Durante la laudatio,
destacó su lucha por sostener el pueblo de Srebrenica tras la
matanza, que las dejó prácticamente sin ningún hombre mayor
de 14 años, así como su incansable empeño en llevar a los
culpables ante los tribunales y mostrar al mundo la barbarie
de esta guerra salvaje.
Munira Subasic tomó la palabra tras recibir un sonoro aplauso
del público de la sala puesto en pie, y después de recoger el
premio de manos del presidente del CGPJ, Carlos Dívar, agradeciendo
el reconocimiento a su trabajo. Recordó que “7.500
hijos se quedaron sin alguno de sus padres” debido al genocidio
de Srebrenica, pero “hemos educado a todos para que
sean buenas personas y respeten a los diferentes”, para evitar
que se pueda volver a repetir.
“El genocidio sucedió bajo bandera de la ONU y bajo la protección
de las tropas de los Países Bajos, a los que hemos denunciado
porque queremos saber por qué permitieron la masacre”,
señaló, al tiempo que reconoció que “la cooperación
con la corte de La Haya es buena, pero tiene aún por delante
la tarea de un reconocimiento que no se ha conseguido”, porque
“queremos que todos los criminales tengan nombres y
apellidos, al igual que nuestros muertos”.
Por ello, señaló que “tenemos miedo a que (el general) Ratko
Mladic se muera antes de ser juzgado, porque si ocurre
se acabará la posibilidad de hacer Justicia, como sucedió con
Milosevic, que aunque murió podrían haberlo juzgado para
declararlo culpable”. “Necesitamos que se haga Justicia para
Carlos Dívar entrega el Premio a las Maderes de Srebrenica
que la gente que aún cree que son héroes sepan la verdad”,
y para que al final se cumpla su objetivo: “vivir todos juntos
como antes en Bosnia y dejar un futuro mejor a nuestros nietos”.
Los encargados de poner el broche final a la Conferencia fueron
el presidente del CGPJ y el Tribunal Supremo, Carlos Dívar
y el presidente del CGAE, Carlos Carnicer.
Durante su intervención, Carnicer aseguró a los premiados
que “estáis muy por delante de la sensibilidad de de los Derechos
Humanos”, porque “aunque los abogados luchamos
cada día en la defensa de los más desfavorecidos y vemos todos
los días papeles que haban de violaciones de los derechos
humanos, necesitamos sacudidas como la de esta noche para
encontrar ese compromiso y ese empuje para dar la aportación
para luchar por un mundo mejor”.
“Tenemos crisis también de derechos humanos”, porque “las
razones que se dan para explicar y luchar contra la crisis económica
son casi siempre para reducir derechos, nunca para