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Descargar Ilustres conocidos (pdf) - Municipalidad de Morón

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¿De qué manera se instaló su familia en Haedo?<br />

Nací en una familia fundadora <strong>de</strong> la ciudad. Mis abuelos<br />

se instalaron en Haedo en 1875, eran los famosos inmigrantes<br />

golondrina que venían <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong> Italia, oriundos<br />

<strong>de</strong> Chiavenna. Agricultores que sembraban trigo,<br />

permanecían en un lugar seis meses y regresaban a su<br />

tierra, por 500 pesos fuertes <strong>de</strong> aquella época. En uno<br />

<strong>de</strong> esos viajes mi bisabuelo vino con su mujer y se radicó<br />

en Morón, en lo que sería ahora la estación <strong>de</strong> Haedo.<br />

Morón fue una <strong>de</strong> las primeras zonas don<strong>de</strong> se sembró<br />

trigo. De ese bisabuelo nació mi abuelo Pedro, que también<br />

se instaló en Haedo, en el barrio el Fogonazo, don<strong>de</strong><br />

nació mi papá en 1897. Papá entró a trabajar <strong>de</strong> jovencito<br />

en el ferrocarril, lo mandaron a La Pampa y me contaba<br />

que le enviaba la ropa en una valija a la madre,<br />

que la iba a buscar a la estación <strong>de</strong> Haedo, la lavaba, la<br />

planchaba y se la mandaba <strong>de</strong> vuelta.<br />

Mis abuelos maternos también vinieron a Haedo y compraron<br />

las cinco esquinas más lindas <strong>de</strong>l loteo. Luego<br />

papá puso un negocio <strong>de</strong> ramos generales en Rivadavia<br />

y Reconquista, en una época en que todo era campo,<br />

lleno <strong>de</strong> perdices y quintas <strong>de</strong> verduras. Me crié en ese<br />

almacén.<br />

¿Dón<strong>de</strong> realizó sus estudios? Estudié en la época<br />

en que éramos hijos <strong>de</strong> escuela pública. Mi padre era<br />

un mo<strong>de</strong>sto comerciante que le pudo dar educación a los<br />

hijos. Estudiamos todo lo que quisimos, porque la escuela<br />

era <strong>de</strong> altísima calidad. Cursé en la Escuela N° 8<br />

<strong>de</strong> Haedo. Como en la zona no había secundario, me<br />

inscribieron en el Colegio Nacional Mariano Moreno y<br />

aprobé el examen <strong>de</strong> ingreso porque venía muy bien preparado<br />

<strong>de</strong> la primaria. Ahí hice el secundario y nunca me<br />

llevé una materia a marzo.<br />

Y con el tiempo se inclina por la medicina. Sí. Tuve<br />

una vinculación muy especial con el Dr. Jerónimo<br />

Fasola, que vivía en Haedo y era muy amigo <strong>de</strong> mi papá.<br />

Fasola era correntino y soltero, y un día vino a casa y le<br />

dijo a mi papá: “Don Pedro, ¿no me manda un chico<br />

para que me atienda el teléfono?”. Ese chico fui yo.<br />

Cuando volvía <strong>de</strong> la escuela, almorzaba y a las 3 <strong>de</strong> la<br />

tar<strong>de</strong> me iba para su casa. No sé si eso influyó en mí<br />

para <strong>de</strong>dicarme a la medicina, pero yo siempre lo acompañaba<br />

cuando visitaba a un paciente.<br />

¿Le costó ingresar a la facultad? El tema es que para<br />

entrar había que dar un examen <strong>de</strong> ingreso que era difícil,<br />

porque se <strong>de</strong>bía aprobar física, química, biología y<br />

dos idiomas, uno latino y uno sajón. En el secundario<br />

aprendimos inglés e italiano, pero yo opté por francés e<br />

inglés. Sin embargo no tuve ningún problema en el examen,<br />

y me recibí <strong>de</strong> médico en 1953. Fue una gran<br />

alegría, porque todo el proletariado quería tener<br />

un hijo profesional. Mi papá <strong>de</strong>cía que plata no<br />

hizo, que lo mejor que hizo fueron sus hijos. Arranqué<br />

como practicante, estuve cinco años yendo al hospital<br />

Fiorito en Avellaneda y al Argerich en La Boca. Quería<br />

hacer cirugía general.<br />

Finalmente pudo trabajar en el Hospital <strong>de</strong> Haedo.<br />

¿Cómo fue su carrera en ese lugar? Un día, estando<br />

en la guardia <strong>de</strong>l Fiorito, un compañero me avisa que<br />

estaban buscando médicos en el Hospital Interzonal <strong>de</strong><br />

Agudos Dr. Luis A. Güemes para el servicio <strong>de</strong> urología.<br />

Entonces me presenté, aunque la urología no era una especialidad<br />

que me atraía mucho. Pero me tocó como jefe<br />

un médico excepcional que nos regalaba libros. A los dos<br />

meses empecé a operar solo. Yo tuve suerte en la vida,<br />

porque conocí gran<strong>de</strong>s hombres que me ayudaron en la<br />

carrera. En ese momento me dije a mí mismo: empiezo<br />

en urología y <strong>de</strong>spués me paso a cirugía general, pero<br />

ese hombre me hizo amar la urología.<br />

Fui médico concurrente, <strong>de</strong>spués jefe <strong>de</strong> consultorio, jefe<br />

<strong>de</strong> sala y jefe <strong>de</strong> servicio. Teníamos un servicio <strong>de</strong> primera<br />

calidad con cuarenta camas, y operábamos todos<br />

los días. Cuando me llegó la edad <strong>de</strong> la jubilación me<br />

retiré como jefe <strong>de</strong> servicio, pero también fui director<br />

<strong>de</strong>l hospital <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1984 a 1988.<br />

¿Qué recuerda <strong>de</strong> su paso por la Dirección? Creo<br />

que hice un buen trabajo. Tenía muy buena relación con<br />

el entonces gobernador <strong>de</strong> la provincia <strong>de</strong> Buenos Aires,<br />

el Dr. Alejando Armendáriz. El hospital <strong>de</strong> Haedo llegó<br />

a ser verda<strong>de</strong>ramente un hospital interzonal <strong>de</strong> agudos,<br />

que es un hospital <strong>de</strong> <strong>de</strong>rivación. Antes no teníamos ecógrafo<br />

ni tomógrafo, todo eso lo fuimos obteniendo <strong>de</strong> a<br />

poco. Un hospital como el nuestro no podía estar privado<br />

<strong>de</strong> esos elementos. Por ejemplo, si a un paciente había<br />

que hacerle una tomografía <strong>de</strong> cerebro <strong>de</strong>bíamos mandarlo<br />

a Luján a una clínica privada. Recuerdo que en<br />

esa época Raúl Alfonsín viajó a Japón y trajo diez tomógrafos,<br />

pero ocurrió algo curioso: una mañana leo en<br />

I L U S T R E S C O N O C I D O S • 2 3

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