Control adicional de las zonas protegidas en aguas superficiales de ...

Garganta de Cuartos en Losar de la Vera, Cáceres.
El control de la calidad de las aguas en el medio natural es, además de una
exigencia normativa, una necesidad social, ambiental y también económica.
Esto ha quedado de manifiesto en la gran cantidad de normas comunitarias y estatales relacionadas con la
protección y mejora del medio ambiente acuático que se han aprobado en las últimas décadas.
Inicialmente, el principal objetivo de estos textos se centraba en fijar estándares de calidad en función de los
usos a los que estaban destinadas esas aguas. Ejemplos de este enfoque serían, entre otras, la Directiva
75/440/CEE, relativa a la calidad requerida para las aguas superficiales destinadas a la producción de agua
potable, la Directiva 76/160/CEE de aguas de baño o la Directiva 78/659/CEE de vida piscícola.
Asimismo, otra corriente paralela a esta se centró en atender a las fuentes de contaminación en su origen.
Así se desarrollaron directivas sobre aguas residuales, contaminación por nitratos de fuentes agrarias, etc.
La aprobación de la Directiva Marco de Aguas (Directiva 2000/60/CE, del Parlamento Europeo y del
Consejo, de 23 de octubre de 2000) (DMA en adelante) supuso un cambio de enfoque y un importante
impulso a la protección de las aguas, tanto superficiales como subterráneas.
La Directiva Marco es una norma básica sobre la gestión del agua común a toda Europa. Su propósito es
proteger todas las aguas superficiales continentales, las de transición, las costeras y las subterráneas, para
prevenir su deterioro y promover su uso sostenible mediante la protección a largo plazo.
Es decir, trata de resolver de manera integrada y sistemática los problemas relacionados con la calidad del
agua en Europa. Para ello establece un marco para la planificación integral del agua, marco que, si bien
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