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Sarjam [Vocablo en lengua aymara que significa ... - Hecho Histórico

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ealidad, sino también de ori<strong>en</strong>tación. Usamos los mapas como ‘guía de viaje’: ¿dónde<br />

estamos, ¿adónde vamos El trayecto nos remite a la noción de tiempo. Podemos acercarnos<br />

a la dim<strong>en</strong>sión temporal de la socio-política mediante dos t<strong>en</strong>siones. Por un lado,<br />

el tiempo socio-político se mueve <strong>en</strong> la t<strong>en</strong>sión <strong>en</strong>tre cambio y continuidad. En la sociedad<br />

moderna, volcada al futuro, la política repres<strong>en</strong>ta la construcción del mañana. Hacer<br />

el futuro es hacer algo nuevo; <strong>en</strong> consecu<strong>en</strong>cia, la política ti<strong>en</strong>de a ser id<strong>en</strong>tificada con<br />

la innovación. Simultáneam<strong>en</strong>te empero, la política ha de crear continuidad. Sólo la duración<br />

garantiza <strong>en</strong> definitiva la fuerza normativa del ord<strong>en</strong>. Mi<strong>en</strong>tras <strong>que</strong> la política se<br />

apoya <strong>en</strong> relaciones livianas y volátiles (reconocimi<strong>en</strong>to, lealtad, confianza), se espera de<br />

ella una constancia sólida. Ella ha de asegurar la persist<strong>en</strong>cia y proyección de la comunidad<br />

más allá del aquí y el ahora. El difícil equilibrio <strong>en</strong>tre innovación y duración se<br />

muestra <strong>en</strong> las incertidumbres de la democracia” (Calderón y Lechner, 1998: 59).<br />

Por otro lado, la política se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra t<strong>en</strong>sionada por la formulación de objetivos sociales<br />

y la situación de conting<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> <strong>que</strong> se toman las decisiones. De hecho, un aspecto<br />

sobresali<strong>en</strong>te de la política es la elaboración de metas <strong>que</strong> se fija una sociedad.<br />

Sobre este trasfondo resalta el actual redim<strong>en</strong>sionami<strong>en</strong>to del tiempo y su manejo político-socio-espacial.<br />

Un rasgo sobresali<strong>en</strong>te es la aceleración del tiempo. Basta p<strong>en</strong>sar<br />

<strong>en</strong> la nueva revolución tecnológica, especialm<strong>en</strong>te de la informática, para advertir el<br />

trastocami<strong>en</strong>to de nuestra dim<strong>en</strong>sión temporal. La vida social adquiere una velocidad<br />

cada vez mayor, <strong>que</strong> descompone la estructura temporal <strong>que</strong> nos era familiar. Se debilita<br />

el concat<strong>en</strong>ami<strong>en</strong>to del pasado, pres<strong>en</strong>te y futuro mediante el cual estructuramos<br />

el tiempo. Se va perdi<strong>en</strong>do la perspectiva histórica. Tanto el pasado como el futuro se<br />

desvanec<strong>en</strong>. El pasado retrocede a visiones míticas, citas lúdicas y evocaciones emocionales;<br />

sigue t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do efectos de actualidad, pero ya no está disponible como experi<strong>en</strong>cia<br />

práctica. La memoria todavía nutre a las id<strong>en</strong>tidades colectivas, pero no logra<br />

otorgarles un s<strong>en</strong>tido actualizado. Paralelam<strong>en</strong>te, también el futuro se diluye. Simple<br />

proyección del estado de cosas, el dev<strong>en</strong>ir pierde relieve y profundidad; es un acontecer<br />

plano. Sigue habi<strong>en</strong>do “tiempos nuevos”, por supuesto, pero la dificultad para p<strong>en</strong>sar<br />

lo nuevo, el rumbo y el s<strong>en</strong>tido de los cambios <strong>en</strong> curso, parece poner <strong>en</strong> duda la<br />

noción misma de futuro. Cuando el pasado y el futuro se volatilizan, no <strong>que</strong>da sino el<br />

pres<strong>en</strong>te; un pres<strong>en</strong>te omnipres<strong>en</strong>te.<br />

Las dificultades <strong>que</strong> <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ta el manejo socio-político-espacial del tiempo nos remit<strong>en</strong> a<br />

un desafío mayor: el problema de la conducción política. En la medida <strong>en</strong> <strong>que</strong> la política<br />

ya no elabora un horizonte de futuro capaz de <strong>en</strong>cauzar la aceleración y difer<strong>en</strong>ciación<br />

de la temporalidad, ¿cuál es la capacidad de conducir los procesos socio-espaciales<br />

Aquí radica, a mi <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der, un aspecto decisivo de la erosión de los códigos interpretativos.<br />

La conducción política consiste, <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a parte, precisam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> ofrecer<br />

OSAL301 [AÑO VI Nº 16 ENERO-ABRIL 2005]

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