6 CONCLUSIONES 6.1 Factores principales para un desarrollo ...
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espacio de interacciones sociales a causa del juego que se organiza alrededor de esos objetos” (según<br />
la expresión utilizada por Bertacchini, 2004).<br />
Dos ejes permiten comprender cómo este “sistema de actores” se estructura y se articula, con más o<br />
menos coherencia frente a los desafíos globales y locales.<br />
Se trata en primer lugar de <strong>un</strong> eje sectorial, que <strong>un</strong>e, de buen grado o por la fuerza, los actores<br />
políticos a los actores económicos y sociales. De anclajes territoriales distintos y dotados de recursos<br />
muy desiguales –la riqueza de alg<strong>un</strong>os actores económicos frente a grupos com<strong>un</strong>itarios pobres, por<br />
ejemplo- parece difícil pensar que esta constelación de posiciones pueda llevar a <strong>un</strong>a verdadera<br />
concertación territorial, y menos aún a la implementación de <strong>un</strong>a política que comprometa a los<br />
actores en <strong>un</strong>a coordinación a largo plazo.<br />
El seg<strong>un</strong>do eje de comprensión de las desarticulaciones entre actores locales y regionales gira<br />
alrededor de la noción de frontera entre lo local y lo global –o lo endógeno y lo exógeno. En efecto,<br />
tenemos por <strong>un</strong>a parte, en todos los sectores que componen estas sociedades, grupos organizados que<br />
sumergen su legitimidad en la historicidad del lugar. A<strong>un</strong>que puedan estar en conflicto sobre<br />
numerosas cuestiones y en lucha por espacios de poder, ellos obtienen su legitimidad de su<br />
apropiación identitaria y espacial. Del otro lado del espectro, encontramos los “colonos” (por retomar<br />
la expresión comúnmente utilizada) que no se componen únicamente de migrantes atraídos por los<br />
empleos creados recientemente, sino que están también y primordialmente constituidos por los<br />
“políticos” quienes, frente a las estrategias de gobernancia local, tenderán a defender los intereses del<br />
Estado central. Además están representados sobre todo por nuevos empresarios <strong>para</strong> quienes lo local<br />
es <strong>un</strong>a “base de trabajo” y no <strong>un</strong> ambiente de vida al cual deben adaptarse e integrarse.<br />
Una vez más debemos insistir sobre la mixtura de los intereses en cuestión, puesto que los <strong>principales</strong><br />
actores económicos están provistos de objetivos que superan ampliamente la estrategia de <strong>desarrollo</strong><br />
local y regional. Es esta dimensión “glocal” que perturba toda iniciativa estrictamente territorial, ya<br />
que el objetivo de tales actores es el de obtener <strong>un</strong> beneficio máximo de inversiones exógenas, <strong>para</strong> las<br />
cuales lo local no es otra cosa que <strong>un</strong> recurso indispensable en la creación de esta plusvalía. Frente a<br />
estos empresarios “globalizados”, encontramos <strong>un</strong> actor político institucionalizado que conserva, <strong>para</strong><br />
lo esencial, sus prerrogativas de urbanizador y quien toma las decisiones públicas, a<strong>un</strong>que sus recursos<br />
financieros siguen siendo escasos y su legitimidad a veces sea cuestionada. El actor social,<br />
fuertemente localizado por su apego a <strong>un</strong> medio ambiente espacial y cultural, también esta en vías de<br />
desagregación –por lo menos de individualización- y ya no representa, en verdad, <strong>un</strong> socio colectivo<br />
capaz de dominar el devenir de su territorio. La afirmación es particularmente cierta <strong>para</strong> los actores<br />
sociales urbanos, mal organizados y a menudo mal arraigados, porque se han establecido<br />
recientemente; en cambio, esta misma afirmación se debe moderar mucho en lo que se refiere a las<br />
poblaciones rurales, desde el momento que se las asimila a las com<strong>un</strong>idades indígenas, en su mayoría<br />
fuertemente organizadas y que han llevado el debate de la desigualdad socio-étnica al nivel político.<br />
e. Las relaciones urbano-rurales<br />
Tal como hemos dicho en la introducción de nuestro trabajo, las<br />
transformaciones globales de la economía tienen impactos en la<br />
reconfiguración de las regiones. Los procesos de reconversión<br />
productiva asociados a estas transformaciones han provocado, en<br />
diversos países, fuertes impactos en términos de reprimarización de<br />
la economía y de debilitamiento de los procesos de<br />
industrialización. El estudio realizado en Ecuador confirma estas<br />
afirmaciones. Las zonas rurales dedicadas a la producción primaria<br />
adquieren <strong>un</strong> gran dinamismo económico relacionado con estas<br />
nuevas f<strong>un</strong>ciones, mientras que los centros urbanos regionales se<br />
identifican mayormente a centros de prestación de servicios y al<br />
comercio. En este marco, el interés de nuestro trabajo ha sido<br />
Producción de cacao en Naranjal<br />
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