"Deformando Europa": la mesa redonda de los ... - Viento Sur

Y finalmente, los acuerdos han dividido al pueblo palestino y la OLP. Es Arafat
quien ha negociado los acuerdos, y no toda la dirección del Fatah; varios
dirigentes tanto del Fatah, como de la OLP, estaban en desacuerdo con él.
Sin embargo, algunos pensaban que los signos de ocupación militar israelí
directa habrían desaparecido mucho más rápidamente. Incluso algunos palestinos
de izquierda estaban convencidos de que, después de Washington, el Ejército se
habría retirado y que Arafat habría tomado el control de la Cisjordania y comenzaría
a reprimir a la oposición.
Tras los acuerdos hubo una cierta euforia entre los palestinos. El error residía en
una subestimación de la oposición, Hamas en primer lugar. Arafat no puede
suprimirla. Israel ejerce una presión constante sobre él para que desarme a Hamas.
Pero Arafat no puede hacerlo, no sólo a causa de la fuerza de Hamas, sino también
porque esta última goza del apoyo moral de la población. Mientras continúe la
ocupación, Arafat no tiene ninguna legitimidad para desarmarles, aunque es
verdad que puede contar con una parte del Fatah: hay que tener en cuenta que
20.000 militantes del Fatah son pagados por la autoridad palestina como
funcionarios o agentes de policía (¡hay 7 cuerpos diferentes de seguridad!).
Por otra parte ninguna organización representa una alternativa concreta, incluida
Hamas. Si tienen lugar elecciones, Arafat podrá conseguir el 51% de los votos que
desea. Eso no significa que el pueblo le apoya sino que la situación está
bloqueada. La ocupación continúa y la vida es mucho más difícil que antes.
P.: Concretamente, ¿en qué aspectos es más difícil
T. H-P.: Es una situación que no comprendemos completamente. Todo está aún
controlado por Israel, hasta las actividades más modestas. La vida económica está
totalmente paralizada. Se necesita de un permiso para todo: por ejemplo, si debes
renovar tu carnet de identidad en Jerusalén, debes probar que has pagado tus
impuestos; si quieres visitar a tu familia en Gaza o ir del Norte al Sur del país, no
puedes hacerlo sin un permiso; lo mismo para ir al hospital o a la escuela, etc. En
definitiva, se depende de la burocracia israelí para todos los aspectos de la vida.
Ni que decir tiene que no hay trabajo. De los 120.000 trabajadores en Israel no
quedan sino 30.000, mientras que no se ha desarrollado nada en Gaza o en
Cisjordania. En Gaza el paro alcanza al 50% de la población.
Y la tortura continúa, los arrestos continúan, las molestias en la vida cotidiana
continúan. Durante la Intifada se podía encontrar apoyo, había la red de los
comités populares, el movimiento de las mujeres de base, los sindicatos, aunque
débiles y dirigidos por Fatah y embriones de organizaciones sociales que
aseguraban un apoyo moral y material. Ahora todo está disperso, atomizado, todo
el mundo está solo. Reflexiona sobre el caso de los prisioneros: son ocho mil y no
hay ninguna presión para liberarlos, mientras que hace un año había
manifestaciones de masa en su apoyo. Estos son los motivos que hacen la
situación en Cisjordania sea aún más difícil.
Incluso en Gaza, bajo la autoridad palestina, la situación es más dura. Las
autoridades han adoptado todas las medidas de opresión de los israelíes: detienen
sin orden judicial, practican la tortura (hay ya dos o tres muertos por torturas),
cierran los periódicos sin ninguna decisión judicial. Un joven fue al local del
VIENTO SUR Número 22/Agosto 1995 33