libres de Bullying

FORMACIÓN EN NEUROSICOEDUCACIÓN: Sistema Línea de Cambio
¿Cómo afecta el bullying en el rendimiento escolar
El niño o adolescente que sufre del bullying o es un bully es un joven estresado; y por ende un
joven con bajo rendimiento intelectual.
El estrés crónico es sinónimo de desequilibrio físico, mental o emocional. El mismo ocurre
cuando sus mentes y cuerpos no encuentran respuestas adaptativas a determinadas
circunstancias del medio percibidas como peligrosas, dolorosas o amenazantes para su
supervivencia. El estrés crónico es uno de los grandes enemigos de los LPF, tutores de la
cognición, el razonamiento, la creatividad y la ética.
El estrés crónico causa desorden en cuatro áreas
bien conectadas: psicológica, neurológica,
inmunológica y endocrina. Los jóvenes manifiestan
angustia, depresión o fracaso. El funcionamiento de
su cuerpo y cerebro decae; el sistema inmune se
debilita y son más propensos a enfermarse; la
memoria declina; las emociones negativas invaden;
la irritabilidad y la agresividad aparecen como
formas del desorden nervioso.
Se pone a prueba los recursos individuales para lidiar con estresores psicológicos, físicos,
ambientales o sociales. El bullying puede incluir uno o más de estos causantes. Depende de la
genética, la personalidad, la edad, el estatus social o la cultura que lo rodea, un joven puede
lograr el control de una situación de acoso o caer victima de la misma. La mayoría de las veces,
la segunda respuesta es la mas común. ¿La razón La proporcionalidad edad/ control
emocional: cuanto mas joven, más vulnerable.
Cualquier estimulo peligroso sea real: “Me dijo que me iba a dar una paliza a la salida de la
escuela” o imaginario: “Me miro como si me quisiera pegar a la salida del colegio” produce una
activación inmediata de la amígdala cerebral que actúa como un pequeño sensor del peligro.
Ante un estresor, se produce en el cerebro un desbalance químico importante. Existen ciertos
químicos vitales que llevan mensajes a las neuronas quienes se mantienen en continua
comunicación. Están los mensajes felices o positivos enviados por los mensajeros alegres
como son la serotonina, la dopamina y la noradrenalina. Y también hay mensajes sombríos
enviados por los mensajeros tristes como la corticotropina. Estos últimos son los segregados
en el cerebro ante un estresor verdadero o abstracto, a la vez que se escucha la sirena de
alarma de la amígdala.
En contados segundos, la amígdala grita “¡Emergencia!” al eje formado por tres glándulas del
sistema neuroendocrino: El hipotálamo, la hipófisis y las glándulas adrenales quienes liberan
hormonas; y activan de inmediato al sistema nervioso.
Es de esta manera que los mensajes tristes desde distintas estructuras del cerebro inundan el
cuerpo y lo preparan para defenderse: “huir o luchar”.
Cuando ser victima del bullying es frecuente en la rutina diaria de un niño o “teen” tendrá el
mismo efecto que los grandes y prolongados estresores. Sus mentes y cuerpos pasan de
defenderse y resistirse, a descompensarse y agotarse. Sus organismos se derrumban y sus
capacidades cognitivas se manifiestan extenuadas.
MONOGRAFÍA FINAL / Diciembre 2011 / ANA MARIA CERDÁ