Nº 4, Junio 1996 - Facultad de Ciencias Sociales - Universidad de ...
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Nº 4, <strong>Junio</strong> <strong>1996</strong><br />
¿Qué es EXCERPTA<br />
Victoria Castro y Varinia Varela:Ceremonias <strong>de</strong> tierra y<br />
agua<br />
Rolf Foerster:Jesuitas y mapuches. 1593-1767<br />
Edison Otero: Juegos reflexivos sobre epistemología
Andrés Recasens S.:Diagnóstico antropológico <strong>de</strong> las<br />
Barras bravas y <strong>de</strong> la violencia ligada al fútbol<br />
EXCERPTA © version HTML, diagramación y gráficos: Oscar Aguilera F.
¿Qué es EXCERPTA<br />
Del latín excerptum = selección; plural<br />
excerpta...<br />
Es una publicación electrónica que presenta selecciones <strong>de</strong> trabajos<br />
publicados por académicos <strong>de</strong> nuestra <strong>Facultad</strong>, así como trabajos originales<br />
que constituyen pre-publicaciones o son parte <strong>de</strong> investigaciones en curso.<br />
De esta manera preten<strong>de</strong>mos dar a conocer la producción científica <strong>de</strong><br />
quienes laboran en el complejo y vasto ámbito <strong>de</strong> las <strong>Ciencias</strong> <strong>Sociales</strong>.<br />
Editor: Oscar Aguilera F.<br />
oaguiler@abello.dic.uchile.cl<br />
EXCERPTA<br />
ÍNDICE
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
Victoria Castro Rojas; Varinia Varela Guarda;<br />
Leonor Adán Alfaro; Claudio Mercado Muñoz,<br />
Mauricio Uribe Rodríguez<br />
editoras Victoria Castro y Varinia Varela<br />
Ceremonias <strong>de</strong> Tierra y Agua<br />
Ritos Milenarios Andinos<br />
© 1994<br />
ISBN 956-272-115-9<br />
Portada: Nacientes <strong>de</strong>l río Toconce a los pies <strong>de</strong>l volcán Linzor<br />
en la puna <strong>de</strong>l altiplano intermontano <strong>de</strong> la región. Antigua zona<br />
<strong>de</strong> pastoreo <strong>de</strong> camélidos <strong>de</strong> los toconceños<br />
El libro presenta textos e imágenes <strong>de</strong> la<br />
Ceremonia <strong>de</strong> Limpia <strong>de</strong> Canales en la<br />
región <strong>de</strong> Antofagasta, en el norte <strong>de</strong><br />
Chile. A través <strong>de</strong> un conjunto <strong>de</strong> relatos,<br />
fotos e ilustraciones se dan a conocer<br />
expresiones culturales poco conocidas <strong>de</strong><br />
esta zona <strong>de</strong>l país que forman parte <strong>de</strong><br />
una visión <strong>de</strong>l mundo diferente, que<br />
integra los aspectos económicos, sociales<br />
y ecológicos en la trama <strong>de</strong> una<br />
religiosidad tejida por costumbres<br />
ancestrales y elementos <strong>de</strong> la criatiandad.<br />
El trabajo y la celebración son partes indisolubles en esta ceremonia <strong>de</strong> origen prehispánico -la<br />
limpia <strong>de</strong> acequias-. Esta festividad fue <strong>de</strong>scrita por cronistas <strong>de</strong> los siglos XVI y XVII para los<br />
territorios <strong>de</strong> tierras alto andinas que hoy han quedado segmentados en los países <strong>de</strong> Perú,<br />
Bolivia, Noroeste argentino y Norte Gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> Chile. Las comunida<strong>de</strong>s indígenas <strong>de</strong> precordillera<br />
y altiplano aún la practican <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su complejo calendario anual (económico, social y religioso
al mismo tiempo), con variantes locales e incorporando elementos <strong>de</strong>l catolicismo, porque estos<br />
son parte <strong>de</strong> su religiosidad. Aun así, subyace una estructura que <strong>de</strong>scansa en las costumbres<br />
heredadas <strong>de</strong> sus ancestros. Como tras expresiones culturales, la fiesta compren<strong>de</strong> las<br />
continuida<strong>de</strong>s y transformaciones que son propias <strong>de</strong> los procesos históricos <strong>de</strong> cualquier nación.<br />
Los <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> los pueblos originarios integran en sus costumbres y en su transcurrir<br />
cotidiano, todas las esferas <strong>de</strong> la realidad, <strong>de</strong> modo que las lecturas <strong>de</strong> estos textos son múltiples.<br />
Pue<strong>de</strong>n ser significativas para educadores, teólogos, antropólogos, ecólogos y tantos otros<br />
estudiosos, pero también para las personas sensibles que aspiran a un <strong>de</strong>sarrollo humanizado que<br />
cui<strong>de</strong> el planeta en que existimos. Por sobre todo, la gente se acercará a la comprensión y respeto<br />
<strong>de</strong> los pueblos indígenas y al entendimiento <strong>de</strong> una parte <strong>de</strong> nuestras raíces.<br />
El libro fue publicado con el apoyo <strong>de</strong>l Fondo <strong>de</strong> Desarrollo <strong>de</strong> la Cultura y las Artes,<br />
FONDART, Ministerio <strong>de</strong> Educación y Fundación An<strong>de</strong>s.<br />
Selección<br />
ÍNDICE<br />
EXCERPTA © version HTML, diagramación y gráficos: Oscar Aguilera F.
Rolf Foerster<br />
Jesuitas y mapuches: 1593-1767<br />
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
Rolf Foerster<br />
Jesuitas y Mapuches. 1593-1767<br />
© <strong>1996</strong><br />
ISBN 956-11-1221-3<br />
Portada: Araucanos. Atlas <strong>de</strong> Claudio Gay<br />
Editorial Universitaria, Santiago <strong>de</strong> Chile<br />
Este libro trata documentadamente <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> evangelización <strong>de</strong>l pueblo mapuche por la Compañía <strong>de</strong> Jesús entre 1593 y 1767, bajo la<br />
i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que dicha empresa no sólo iluminó la manera como se articuló parte importante <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> la principal raza indígena chilena,<br />
sino que la i<strong>de</strong>ntidad chilena misma.<br />
El libro aborda uno <strong>de</strong> los procesos aculturativos más persistentes y sistemáticos vividos por el pueblo mapuche, esto es, su evangelización.<br />
Selección<br />
EXCERPTA © version HTML, diagramación y gráficos: Oscar Aguilera F.
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
Edison Otero Bello<br />
De revista Occi<strong>de</strong>nte Nº 357, (ISSN 0716-2782)Año LII Nº 357<br />
Enero-Febrero-Marzo 1966, pp.10-17<br />
Juegos Reflexivos Sobre Epistemología<br />
Es propio <strong>de</strong> la epistemología el estar en una peculiar condición. Su objeto <strong>de</strong>clarado es <strong>de</strong>sarrollar una reflexión sobre la ciencia. Se trata <strong>de</strong><br />
una reflexión <strong>de</strong> segundo or<strong>de</strong>n, puesto que la ciencia es, evi<strong>de</strong>ntemente, pensamiento ella misma. Las teorías, hipótesis, programas, leyes, son<br />
productos <strong>de</strong>l pensamiento que aspiran a la comprensión y explicación <strong>de</strong> sus objetos.<br />
La reflexión sobre la epistemología es que no pue<strong>de</strong> ser, ella misma, una ciencia. Si lo pretendiéramos, caeríamos en una regresión argumental<br />
inatacable. La ciencia <strong>de</strong> las ciencias <strong>de</strong>bería, ella también, ser objeto <strong>de</strong> otra ciencia todavía mayor y más abarcadora, y así sucesivamente.<br />
Tradicionalmente, se sostenía que esa superciencia era la filosofía. En este punto, la reflexión se tropieza con sus propios pies. Si creemos que la<br />
filosofía es una ciencia, no habría cómo <strong>de</strong>tener la conclusión <strong>de</strong> que <strong>de</strong>be tratarse <strong>de</strong> una ciencia más, una entre muchas otras. Si sostenemos<br />
que se trata <strong>de</strong> una ciencia por <strong>de</strong>finición superior a todas las otras existentes, ¿cuál es, entonces, la concepción <strong>de</strong> ciencia que manejamos Si lo<br />
que <strong>de</strong>cimos es que la filosofía es un conocimiento superior al <strong>de</strong> la ciencia, no tiene sentido que trate, ella misma, <strong>de</strong> <strong>de</strong>finirse como ciencia.<br />
Pero los dilemas no paran aquí. Si sostenemos que todo lo que es conocimiento es ciencia, entonces la filosofía -si es que es conocimiento- sería<br />
una ciencia. Si no es ciencia, entonces la filosofía no es conocimiento. Si afirmamos, por el contrario, que la filosofía es conocimiento y no es<br />
ciencia, entonces no todo conocimiento es ciencia.<br />
¿Cubre la ciencia todo el conocimiento posible Esta sola pregunta supone salirse <strong>de</strong>l ámbito <strong>de</strong> la ciencia misma para incorporar la reflexión en<br />
una dimensión más amplia. Sería la dimensión propia <strong>de</strong> la filosofía y, más específicamente, <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong>l conocimiento.<br />
Pero, no está <strong>de</strong>cretado que la filosofía tenga la responsabilidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollar tal reflexión. Nada que no sea cierta tradición mandaría el<br />
<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> semejante reflexión. Pero, más que un <strong>de</strong>ber, la cuestión es si el filósofo, el <strong>de</strong> nuestra época, está en condiciones <strong>de</strong> llevarla a cabo.<br />
Se trata <strong>de</strong> un problema <strong>de</strong> idoneidad intelectual, no <strong>de</strong> <strong>de</strong>finiciones previas. Jean Piaget estuvo convencido <strong>de</strong> la incompetencia intelectual <strong>de</strong> los<br />
filósofos profesionales para generar tal reflexión sobre la ciencia. En lo sustantivo, cuestionaba una epistemología <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera <strong>de</strong> la ciencia,<br />
traída por un oficio supuestamente portador histórico <strong>de</strong> un saber superior. Por ello creía en la epistemología interna <strong>de</strong> cada ciencia, generada<br />
por los propios científicos. Pruebas al canto: Einstein, Heisenberg, Von Weisäcker, Schrödinger, Eddington, Merton, etc.; epistemología <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
física, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la biología, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la sociología, etc. La propia tradición filosófica sería otra prueba al canto: Descartes, Leibniz, Spinoza, hacen<br />
teoría <strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las matemáticas o la geometría. No se parte <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la filosofía, sino que se llega a ella <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la ciencia.<br />
La fractura ocurre en nuestra época: el filósofo profesional preten<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollar teoría <strong>de</strong> la ciencia no proviniendo <strong>de</strong> ciencia alguna, sin pasar
por la condición científica propiamente tal. Epistemología <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera, importada. ¿Con qué <strong>de</strong>recho, ¿sobre qué fundamento, ¿con qué<br />
competencia La referencia a la madre <strong>de</strong> las ciencias no pasa <strong>de</strong> ser un anacronismo. Sostener semejante pretensión significa, lisa y llanamente,<br />
suponer como dato firme lo que precisamente está en cuestión: que la filosofía constituya un saber más alto, integrador y universal que la<br />
ciencia. Y la cuestión no es tanto si la filosofía es o no ese saber más alto, integrador y universal sino si acaso lo es hoy. No es problemático<br />
afirmar que eso fue así con Platón, Aristóteles, Descartes, Hume o Leibniz. Pero resulta claramente problemático sostener que ello ocurra en<br />
nuestra época con Hei<strong>de</strong>gger, Popper y Rorty o Derridá. En suma, no se trata <strong>de</strong> un asunto <strong>de</strong> <strong>de</strong>finiciones esenciales, previas, ni siquiera una<br />
cuestión <strong>de</strong> principio sino una cuestión <strong>de</strong> hecho, para usar la terminología <strong>de</strong> Hume, luego rescatada por Alfred Ayer, por ejemplo.<br />
Por lo <strong>de</strong>más, hay un antece<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> nuestra condición actual que marca una diferencia sustantiva: la explosión <strong>de</strong>l saber. Ha sido dicho y<br />
redicho, que no hay modo que un pensador único pueda reunir y siquiera enterarse <strong>de</strong> la multiplicidad <strong>de</strong> los <strong>de</strong>sarrollos <strong>de</strong>l pensamiento <strong>de</strong><br />
hoy. La condición enciclopédica ya no es posible, no al menos en el sentido <strong>de</strong> un saber diverso reunido e integrado en una sola mente individual.<br />
Pero, si esto imposibilita al filósofo, ¿por qué no habría <strong>de</strong> imposibilitar al científico, siempre adscrito a una ciencia particular o a un área<br />
especializada <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una ciencia, o a un área <strong>de</strong> tangencia <strong>de</strong> varias ciencias La tesis piagetana <strong>de</strong> que cada ciencia <strong>de</strong>sarrolla su propia<br />
epistemología, plantea el problema <strong>de</strong> cómo se produce la integración <strong>de</strong> esas diversas epistemologías específicas en una epistemología general<br />
que permita compren<strong>de</strong>r el fenómeno global <strong>de</strong> la actividad científica. Un problema, entre otros, <strong>de</strong> esa integración supuesta, radica en el<br />
etnocentrismo <strong>de</strong> muchas disciplinas. La interdisciplina, en muchos temas, no es un hecho sino una aspiración. Lo real parece ser, por el<br />
contrario, la superespecialización. Nos lo ha recordado hace algún tiempo René Thom: "Se pue<strong>de</strong> afirmar que el 90% <strong>de</strong> la producción científica<br />
contemporánea no hace sino aportar datos <strong>de</strong> exploración, siendo raro que <strong>de</strong> ellos se extraigan conclusiones para teorías generales o para<br />
estudiar las relaciones con fenómenos cercanos" (1992, 108-109). En el mismo texto, un poco más a<strong>de</strong>lante, Thom es todavía más taxativo: "Me<br />
puse a consultar las gran<strong>de</strong>s revistas <strong>de</strong> biología, como Nature o Science. Y en ellas me di cuenta, con gran sorpresa, <strong>de</strong>l carácter eminentemente<br />
parcelario que tiene casi todo trabajo <strong>de</strong> biología mo<strong>de</strong>rna. Casi siempre consistían en la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> un proceso eminentemente local <strong>de</strong>l<br />
metabolismo, como la actividad catalítica <strong>de</strong> una enzima, estudiado mediante un formalismo cuantitativo cuya utilidad, con frecuencia, no<br />
conseguía encontrar. Casi nunca aparecía un artículo que trata un problema general o un análisis conceptual un poco refinado. Los biólogos<br />
nunca llegarán a creer que una ciencia como la semiótica, que estudia el sentido <strong>de</strong>l lenguaje y <strong>de</strong> los signos, pueda tener algo que <strong>de</strong>cir sobre la<br />
estructura <strong>de</strong>l metabolismo. La biología no se ocupa prácticamente nunca <strong>de</strong> problemas teóricos; en general, sus experiencias son motivadas por<br />
un interés clínico, farmacéutico o agrobiológico... Así, pues, lo verda<strong>de</strong>ro, perseguido en toda su extensión hasta el menor <strong>de</strong>talle, parece<br />
<strong>de</strong>svanecerse en la insignificancia.<br />
Es claro, pues, que la tesis <strong>de</strong> la epistemología interna implica un supuesto fundamental: que los hombres <strong>de</strong> ciencia mismo conocen, y son<br />
lúcidos respecto <strong>de</strong> todos los factores y variables que intervienen en su actividad. No haría falta que alguien venga <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera a <strong>de</strong>círselos, a<br />
hacérselos presente. Ciertamente, éste es el punto crucial. Y lo es porque, sin necesidad <strong>de</strong> inspirarse en una postura escéptica sobre la materia,<br />
resulta problemático sostener que haya habido, o haya, una comunidad humana perfectamente lúcida respecto <strong>de</strong> su propia condición. No sería<br />
temerario sostener, en función <strong>de</strong> lo anterior, que ha <strong>de</strong> haber variables en juego que escapen a la conciencia <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong> ciencia, afirmación<br />
que con toda certeza no será admitida por ninguna postura cientifista, en la medida en que una postura tal razona a partir <strong>de</strong> la convicción <strong>de</strong><br />
que la ciencia es el más alto saber posible. Como afirmaba K. Jaspers: "Ahora bien, sería casi imposible <strong>de</strong>sconocer el valor <strong>de</strong> la ciencia si la<br />
ciencia se bastara a sí misma. Pero ni siquiera la elección <strong>de</strong> los objetos <strong>de</strong> investigación es comprensible tan sólo a partir <strong>de</strong> la ciencia. Tampoco<br />
es la ciencia la que fundamenta su propio sentido, lo que <strong>de</strong>be ser. No se apoya en sí misma. Cuando lo intenta cae en un sinfín <strong>de</strong> precisiones<br />
superficiales. La investigación científica siempre se encuentra con un acto originario que es un supuesto <strong>de</strong> la ciencia, no ella misma..." (Jaspers<br />
1950).<br />
En relación con ello, es razonable traer a colación el tema <strong>de</strong> la unidad <strong>de</strong> las ciencias, tema explícitamente planteado por una variedad <strong>de</strong>
filósofos tradicionales <strong>de</strong> la ciencia, incluso con inspiraciones teóricas <strong>de</strong> distinto cuño. En efecto, la <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong>l objeto <strong>de</strong> una ciencia<br />
particular implica siempre un proceso <strong>de</strong> abstracción, el cual suspen<strong>de</strong> la relación que ese objeto, tema o campo guarda necesariamente con<br />
otros. De no guardarlo, la <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong>l objeto <strong>de</strong> una disciplina específica constituiría un episodio rigurosamente arbitrario. De este modo,<br />
la <strong>de</strong>sconexión contextual <strong>de</strong>l objeto, con vistas a su estudio, se fundamentaría en una necesidad temporal <strong>de</strong> carácter metodológico sin<br />
implicaciones metafísicas. A menos <strong>de</strong> sostenerse que el objeto particular, examinado a fondo, contiene <strong>de</strong>ntro suyo todas las <strong>de</strong>terminaciones<br />
que lo caracterizan y explican, más temprano que tar<strong>de</strong> habría que restituir la interrelación con los otros objetos, reconstruyendo las conexiones,<br />
recuperando la unidad rota. La abstracción tendría que ser superada necesariamente. De lo contrario, los saberes acuñados en las disciplinas<br />
particulares estarían con<strong>de</strong>nados a jamás enlazarse entre sí, a nunca ten<strong>de</strong>r puentes entre unos y otros. El resultado sería una realidad<br />
quebrada, dispersa. Dicho <strong>de</strong> otro modo: las epistemologías internas piagetanas tendrían que terminar por rendir cuentas a una epistemología<br />
general.<br />
Hay otra consi<strong>de</strong>ración en favor <strong>de</strong> tales afirmaciones. La actividad científica no se <strong>de</strong>sarrolla en el aire, <strong>de</strong>sarraigada <strong>de</strong> todo contexto o <strong>de</strong> todo<br />
escenario más amplio que ella misma. Sus protagonistas (las comunida<strong>de</strong>s científicas, diría Kuhn) no son sujetos individuales aislados y<br />
autónomos sino grupos organizados. Esta dimensión social <strong>de</strong> la actividad científica tiene dinámicas que no se explican por el apego a los<br />
procedimientos estrictamente metodológicos y disciplinarios. Este es el punto <strong>de</strong> arranque <strong>de</strong> un sinnúmero <strong>de</strong> <strong>de</strong>bates, en los que difícilmente<br />
pueda todavía llegarse a algún tipo <strong>de</strong> acuerdo. La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que la dimensión estrictamente intelectual que caracteriza a la actividad científica<br />
pueda ser influida por variables no intelectuales o extralógicas, tiene antece<strong>de</strong>ntes poco contables. El más <strong>de</strong>sconfiable <strong>de</strong> todos es, por supuesto,<br />
la simplista y burda tesis marxista <strong>de</strong> la <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> la superestructura por la infraestructura económica. La propia literatura <strong>de</strong> esa<br />
sociología <strong>de</strong>l conocimiento está enrarecida <strong>de</strong> giros lingüísticos y conceptuales ad hoc, <strong>de</strong>stinados a salvar el naufragio <strong>de</strong> la hipótesis <strong>de</strong> base:<br />
reflejo, causa, influencia, sobre<strong>de</strong>terminación, correlación, etc.<br />
Bastante más razonable resulta la postura <strong>de</strong> Kuhn. A la filosofía (le la ciencia -responsable <strong>de</strong> un cierto relato sobre lo que la ciencia es- le<br />
vendría bien un intercambio intelectual con la historia <strong>de</strong> la ciencia. Esta última, afirma Kuhn, no confirma el relato <strong>de</strong> la epistemología <strong>de</strong> los<br />
filósofos profesionales. Esta afirmación, a su vez, es una hipótesis por confirmar, puesto que el propio Kuhn ha admitido que el estudio histórico<br />
sistemático <strong>de</strong> la ciencia (el examen acucioso <strong>de</strong> muchos episodios) está todavía por hacerse. Y, por supuesto, no pue<strong>de</strong> eludirse el argumento <strong>de</strong><br />
I. Lakatos en el sentido <strong>de</strong> que no hay modo <strong>de</strong> hacer una historia <strong>de</strong> la ciencia sin concepciones previas, en suma sin una filosofía <strong>de</strong> la ciencia.<br />
Sin duda, la conciencia teórica <strong>de</strong> nuestra época ya ha madurado la admisión <strong>de</strong> que la ciencia es un fenómeno social, un hecho social, y no<br />
exclusiva y únicamente, una actividad intelectual. Pero, resulta claro que no será alguna clase <strong>de</strong> sociologismo la que resuelva el problema. Se<br />
requiere <strong>de</strong> elaboraciones más finas y sutiles, alejadas <strong>de</strong> esquemas monoexplicativos. Sería sensato consi<strong>de</strong>rar que las oleadas <strong>de</strong> interpretación<br />
sociologista <strong>de</strong> la ciencia constituyen extremos <strong>de</strong> otro extremo: la larguísima tradición <strong>de</strong> interpretación exclusivamente internalista <strong>de</strong> la<br />
ciencia.<br />
Sería necesario ahondar en el sentido <strong>de</strong> estas distancias por ahora irreductibles y poner a la vista la perversidad <strong>de</strong> muchas argumentaciones.<br />
De la crítica <strong>de</strong> diversas dimensiones <strong>de</strong>l alegato antiexternalista no se infiere la prueba automática <strong>de</strong> las razones <strong>de</strong>l externalismo mismo.<br />
Una dimensión poco explicitada <strong>de</strong>l rechazo <strong>de</strong> todo tipo <strong>de</strong> externalismo es el prejuicio subestimatorio <strong>de</strong>l status <strong>de</strong> las ciencias sociales. Pero,<br />
incluso en un autor que tan abiertamente proclama su enfoque como sociológico o <strong>de</strong> psicología social, como es Kuhn, toda su ejemplificación<br />
relativa a las crisis, los períodos <strong>de</strong> ciencia normal o las anomalías, proviene principalmente <strong>de</strong> la fisica. Pero don<strong>de</strong> el asunto es más claro y<br />
explícito es en Popper y, en particular, en ese texto con el que participa en el Coloquio <strong>de</strong> Londres, en 1970, en el que examina críticamente las<br />
i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> Kuhn: "La Ciencia Normal y sus Peligros". Por sobre todas las cosas, Popper reprocha a Kuhn construir su interpretación <strong>de</strong>l progreso<br />
científico basándose en la psicología y la sociología, a las que consi<strong>de</strong>ra disciplinas espúreas, cruzadas por <strong>de</strong>bates confusos y tergiversadores; en
suma, un fundamento <strong>de</strong>masiado precario como para resultar confiable. ¿Qué es lo que Popper tiene en mente cuando formula su severa<br />
afirmación Tal vez, la fecha <strong>de</strong>l coloquio nos ponga en camino. Si bien está fuera <strong>de</strong> discusión el hecho <strong>de</strong> que las ciencias sociales han<br />
experimentado <strong>de</strong>sarrollos menos relevantes que las ciencias fisicas y biológicas, a fines <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los '60 este hecho pue<strong>de</strong> haberse vuelto<br />
más ostensible y categórico por la hiperi<strong>de</strong>ologización sufrida por las diferentes disciplinas durante ese período. La saturación retórica <strong>de</strong><br />
inspiración marxista y freudiana <strong>de</strong>bió dar fuerza a la impresión <strong>de</strong> una situación lamentable. No es por azar que Popper escogiera<br />
precisamente al marxismo y al psicoanálisis como casos ejemplares <strong>de</strong> pseudociencia. Sin embargo, la saturación retórica a que nos referimos<br />
parece haber sido un fenómeno más superficial y menos universal <strong>de</strong> lo que se cree habitualmente. El exceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>clamación i<strong>de</strong>ológica pudo<br />
ocultar el trabajo <strong>de</strong> fondo, menos publicitario, que <strong>de</strong> hecho está ocurriendo y que es la base <strong>de</strong> lo que conocemos hoy. Como sea, <strong>de</strong>bió ser<br />
dificil discriminar lo que había <strong>de</strong> meramente episódico en todo ello. De todos modos, la <strong>de</strong>scalificación popperiana <strong>de</strong> la psicología y la<br />
sociología no <strong>de</strong>scartaba, por sí misma, la vali<strong>de</strong>z teórica <strong>de</strong> los enfoques no extremos <strong>de</strong> sociología <strong>de</strong> la ciencia.<br />
El caso <strong>de</strong> Lakatos es más claro, en lo que se refiere a la dimensión prejuiciosa <strong>de</strong> que hablamos. Cuando examina la <strong>de</strong>scripción kuhniana <strong>de</strong> las<br />
crisis y el cambio <strong>de</strong> paradigma, Lakatos no tiene reparos en hablar <strong>de</strong> conversiones místicas, <strong>de</strong> psicología <strong>de</strong> masas o <strong>de</strong> hipnosis colectiva. Sin<br />
solución <strong>de</strong> continuidad, pasamos <strong>de</strong>l positivismo a la psicología <strong>de</strong> Gustave Le Bon y Sigmund Freud. Pero Kuhn no está pensando en esos<br />
autores ni en entida<strong>de</strong>s como las masas (por lo <strong>de</strong>más, <strong>de</strong> dudosa realidad); está hablando <strong>de</strong> psicología social y <strong>de</strong> comunida<strong>de</strong>s científicas, <strong>de</strong><br />
sociología <strong>de</strong> grupos y <strong>de</strong> percepción social. Lakatos, matemático <strong>de</strong> origen y un neopopperiano en materia <strong>de</strong> epistemología, no capta esa<br />
diferencia porque tiene en sus registros intelectuales una visión prejuiciosa y atrasada <strong>de</strong> las ciencias sociales. De este modo, el <strong>de</strong>bate privilegia<br />
los monólogos autorreferenciales.<br />
Menos explicable es, sin embargo, que 30 años <strong>de</strong>spués Popper no mostrara signos <strong>de</strong> revisión <strong>de</strong> su diagnóstico. Otra vez pesa la hipótesis <strong>de</strong>l<br />
prejuicio. Dicho prejuicio era compartido por Lakatos; cuando éste trata <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r la teoría <strong>de</strong>l cambio <strong>de</strong> paradigma <strong>de</strong> Kuhn, se le<br />
vienen a la mente expresiones como conversión religiosa o psicología <strong>de</strong> masas, traducción sumamente injusta si se piensa que Kuhn se plantea<br />
explícitamente en términos <strong>de</strong> psicología social <strong>de</strong> grupos. Esa referencia disciplinaria es la que le da sentido al concepto <strong>de</strong> comunidad<br />
científica, que habría sido central (y no el concepto <strong>de</strong> paradigma) en una segunda versión <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> Kuhn, según él mismo lo ha <strong>de</strong>clarado.<br />
Una referencia a nuestro medio: una variedad <strong>de</strong> quienes enseñan materias <strong>de</strong> epistemología en nuestras universida<strong>de</strong>s se manejan con una<br />
ejemplificación temática que siempre proviene <strong>de</strong> las ciencias naturales; rara vez las referencias provienen <strong>de</strong> las ciencias sociales. A estas<br />
alturas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> tales disciplinas, ello constituye lisa y llanamente la expresión <strong>de</strong> una tradición prejuiciosa.<br />
Como es fácil <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r, Popper estaba previamente inclinado a no consi<strong>de</strong>rar cualquier argumento externalista. En esta medida se pue<strong>de</strong><br />
afirmar que el diagnóstico <strong>de</strong> C.P. Snow sobre las dos culturas continúa vigente. Las disciplina sociales, miradas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista<br />
científico, tendrían que ver más con las humanida<strong>de</strong>s que con la ciencia propiamente tal. Su status problemático tendría que ver con su<br />
indisimulable vulnerabilidad a la influencia <strong>de</strong> variables no intelectuales. Pero una puesta al día acerca <strong>de</strong> la situación actual <strong>de</strong> las ciencias<br />
sociales podría limar diferencias y estrechar distancias, introduciendo matices en las posiciones <strong>de</strong>masiado rígidas.<br />
Un esfuerzo en esta última dirección es la obra <strong>de</strong> Gerald Holton. En lo fundamental, Holton <strong>de</strong>sarrolla lo que él mismo <strong>de</strong>nomina un enfoque<br />
temático <strong>de</strong> la ciencia, entendiendo por tal un análisis que preten<strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar las adhesiones subyacentes <strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong> ciencia a ciertas<br />
visiones <strong>de</strong> realidad que no son resultado <strong>de</strong>l trabajo científico mismo. Estas adhesiones temáticas generalmente no figuran explícitamente en las<br />
comunicaciones y publicaciones formales <strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong> ciencia, sino que <strong>de</strong>ben ser rastreadas en fuentes <strong>de</strong> tipo diferente; por ejemplo, la<br />
correspon<strong>de</strong>ncia personal. Un ejemplo <strong>de</strong> ello estaría en el famoso intercambio <strong>de</strong> cartas entre Max Born y Albert Einstein, en una <strong>de</strong> las cuales<br />
Einstein rechaza las implicaciones in<strong>de</strong>terministas <strong>de</strong> la física cuántica sobre la base <strong>de</strong> afirmar que Dios no pue<strong>de</strong> jugar a los dados con el
universo. Evi<strong>de</strong>ntemente, la variable que permite a Einstein tomar cierto partido en la discusión no resulta <strong>de</strong> verificaciones empíricas,<br />
contrastaciones o algún procedimiento. Ella proviene <strong>de</strong> preconcepciones temáticas que, en general, no sufren modificaciones en largos períodos<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la ciencia.<br />
Según Holton "las discusiones tradicionales... se centran principalmente en el contenido empírico y en el contenido analítico, es <strong>de</strong>cir, los<br />
fenómenos repetibles y las proposiciones que conciernen a la lógica y a las matemáticas. Yo he sugerido, por medio <strong>de</strong> una analogía muy<br />
rudimentaria, que esos dos elementos sean consi<strong>de</strong>rados como las coor<strong>de</strong>nadas X e Y <strong>de</strong> un plano en el que parece <strong>de</strong>sarrollarse<br />
primordialmente la discusión...". Los temas, por su parte, estarían situados en una dimensión ortogonal al plano X-Y, como tan eje que se eleva<br />
a partir <strong>de</strong> ese plano. Agrega Holton: "Aunque el plano X-Yes realmente suficiente para la mayoría <strong>de</strong> las discusiones <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la ciencia como<br />
actividad pública y consensual, el espacio tridimensional (XYZ) es necesario para un análisis más completo -sea éste histórico, filosófico o<br />
psicológico- <strong>de</strong> los enunciados, los procesos y las controversias científicas". El apego a la simplicidad, la creencia en la uniformidad <strong>de</strong> la<br />
naturaleza, estarían entre otros tantos temas que Holton examina y que, a su juicio, son los que dotan <strong>de</strong> continuidad a la actividad científica.<br />
Esa es la respuesta a un conjunto <strong>de</strong> preguntas sustantivas que el propio Holton formula: "¿Qué permanece constante en la siempre cambiante<br />
teoría y práctica <strong>de</strong> la ciencia ¿Qué es lo que la hace una empresa con continuidad, a pesar <strong>de</strong> los aparentemente radicales cambios <strong>de</strong> <strong>de</strong>talle y<br />
centros <strong>de</strong> interés ¿Cuáles son los elementos cuyo valor permanece en la ciencia mucho <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que hayan sido <strong>de</strong>scartadas las teorías en<br />
que estaban englobados ¿Cuáles son las fuentes <strong>de</strong> energía necesarias para mantener vivos durante décadas ciertos <strong>de</strong>bates científicos ¿Por<br />
qué los científicos -y por la misma razón también los historiadores, filósofos y sociólogos <strong>de</strong> la ciencia- con buen acceso a la misma información<br />
llegan a mantener con frecuencia mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> explicación fundamentalmente diferentes ¿Por qué algunos científicos se adhieren, con enormes<br />
riesgos, a un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> explicación o un principio sagrado, cuando está <strong>de</strong> hecho siendo contradicho por los elementos <strong>de</strong> juicio experimentales<br />
¿Por qué los científicos reconocen con frecuencia, en forma privada, que no existe dicotomía entre el contexto <strong>de</strong> verificación y el contexto <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>scubrimiento y, sin embargo, en público aceptan la diferencia..., ¿Qué es lo que está <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> las elecciones evi<strong>de</strong>ntemente cuasiestéticas que<br />
hacen algunos científicos, por ejemplo, al rechazar como simple hipótesis ad hoc lo que a otros científicos les pue<strong>de</strong> parecer doctrina necesaria<br />
¿Están las bases <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las que se hacen estas elecciones incluidas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l terreno <strong>de</strong>l pensamiento científico o se extien<strong>de</strong>n más allá <strong>de</strong> él ... ".<br />
Parece razonable afirmar que la querella 'historia interna-historia externa' (logicismo irrestricto versus historicismo irrestricto, según J. Losee)<br />
en la medida en que se la <strong>de</strong>sarrolla en función <strong>de</strong> planteamientos extremados, no aportará esclarecimientos sustantivos. Este <strong>de</strong>bate cae<br />
íntegramente en el universo <strong>de</strong>l estilo <strong>de</strong> pensamiento que Hegel llamaba entendimiento reflexivo, ese modo <strong>de</strong> pensar que abstrae, separa y<br />
persiste en sus separaciones, y que se expresa acabadamente en la forma <strong>de</strong> antítesis, antinomias o distinciones rígidas insalvables. Con todo, es<br />
necesario rescatar el hecho <strong>de</strong> que la existencia misma <strong>de</strong> la querella significa un paso a<strong>de</strong>lante respecto <strong>de</strong> cualquier visión ingenua sobre la<br />
ciencia. El camino lógico es el intento <strong>de</strong> reducir el antagonismo a través <strong>de</strong> planteamientos integrativos, como el propuesto, por ejemplo, por L.<br />
Laudan. En lo sustantivo, Laudan cree posible seleccionar un conjunto <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollos progresivos <strong>de</strong> la ciencia (consi<strong>de</strong>rados generalmente<br />
como tales) y usarlos como casos estándar, como referentes en cuya reconstrucción racional se pongan en juego las diversas teorías <strong>de</strong>l progreso<br />
científico. La elección <strong>de</strong> esos casos estándar recaería en las manos <strong>de</strong> la élite científica reconocida <strong>de</strong> una época dada. Losee ha comentado que<br />
"dado un consenso sobre los casos estándar <strong>de</strong> racionalidad científica, pue<strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r que una teoría <strong>de</strong>l progreso científico emerja como<br />
ganadora <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> evaluación. Pero su victoria será provisional. Los juicios <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> la élite científica <strong>de</strong>l año 2000 pue<strong>de</strong>n ser<br />
muy distintos. Y si cambian las intuiciones dominantes, también cambiará la evaluación <strong>de</strong> las teorías <strong>de</strong>l progreso científico". Exactamente el<br />
bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l relativismo que él mismo rechaza, Laudan parece quedarse con una solución pragmatista convencional <strong>de</strong>l problema <strong>de</strong>l status <strong>de</strong> los<br />
criterios <strong>de</strong> evaluación.<br />
Al tiempo que resulta insostenible cualquier epistemología sociologista, existe una verda<strong>de</strong>ra tradición intelectual que se contrapone a cualquier<br />
versión <strong>de</strong>smedidamente internalista <strong>de</strong> la ciencia; un caso significativo lo constituye el pensamiento <strong>de</strong> Alexandre Koyré. Historiador <strong>de</strong> la
ciencia, Koyré estuvo interesado en poner a la vista la influencia <strong>de</strong> la filosofía en la evolución <strong>de</strong>l pensamiento científico. Sin ce<strong>de</strong>r al<br />
internalismo, Koyré rechazaba <strong>de</strong> plano todo externalismo: "...evi<strong>de</strong>ntemente es bastante claro que la obra <strong>de</strong> Faraday no se explica por su<br />
adhesión a la oscura secta <strong>de</strong> los san<strong>de</strong>manianos más que la <strong>de</strong> Gibbs por su presbiterianismo, que la <strong>de</strong> Einstein por su judaísmo o la <strong>de</strong> Louis<br />
<strong>de</strong> Broglie por su catolicismo (aunque sería temerario negar toda influencia; ¡los caminos <strong>de</strong>l espíritu son tan extraños e ilógicos!); y es muy<br />
posible que muy a menudo las afirmaciones filosófico-teológicas <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s científicos <strong>de</strong> los siglos XVII y XVIII no tengan más valor que las<br />
afirmaciones análogas <strong>de</strong> nuestros contemporáneos al afirmar que han encontrado la luz en el materialismo dialéctico o en las geniales obras <strong>de</strong>l<br />
gran Stalin".<br />
Y lógicamente, hay otros temas y problemas que en esa querella, en la medida en que es mantenida sólo en el nivel <strong>de</strong> las formulaciones<br />
generales, quedan ocultos o, cuando menos, subvalorados. Entre otros, por ejemplo, el <strong>de</strong> las relaciones entre ciencia y tecnología. Hay al<br />
respecto, al menos, dos subtemas que tienen relevancia para la reflexión epistemológica. De una parte, está la crítica <strong>de</strong> la visión convencional<br />
que ve la tecnología como ciencia aplicada; autores como J. Ziman o G. Basalla han elaborado interpretaciones en las que la relación cienciatecnología<br />
opera en ambas direcciones, poniendo a la vista el hecho significativo <strong>de</strong> que diversas disciplinas y saberes científicos han sido<br />
precedidos en el tiempo por prácticas tecnológicas. A resultas <strong>de</strong> estas nuevas interpretaciones, surge una comprensión <strong>de</strong> dichas relaciones<br />
como un fenómeno bastante más complejo y multidireccional.<br />
Complementariamente, y en función <strong>de</strong> dichos enfoques, se vuelve posible arrojar nueva luz sobre la medida en que la disponibilidad <strong>de</strong> ciertas<br />
tecnologías abre la posibilidad <strong>de</strong> nuevos saberes o, al menos, <strong>de</strong> nuevos ámbitos <strong>de</strong> investigación. Los casos <strong>de</strong>l telescopio y la astronomía, el<br />
microscopio y la biología, el acelerador <strong>de</strong> partículas y la física atómica, son algunos <strong>de</strong> los más obvios. Pero se pue<strong>de</strong> hilar más fino e hipotetizar<br />
que la relación entre el astrónomo y su objeto vía telescopio <strong>de</strong>bió poner las bases o dar fundamento para la concepción <strong>de</strong> la observación<br />
neutral como rasgo esencial y característico <strong>de</strong> la actitud científica. En el mismo sentido pue<strong>de</strong> asociarse la ruptura <strong>de</strong> esta tradición con el<br />
<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l microscopio electrónico, tal como lo ha hecho ver explícitamente Werner Heisenberg.<br />
Un ejemplo específico en el que po<strong>de</strong>mos hilar reflexiones <strong>de</strong>l tipo que hemos bosquejado en los párrafos anteriores, se halla en la teoría <strong>de</strong> la<br />
comunicación. Amén <strong>de</strong> las características disputas acerca <strong>de</strong> si se trata <strong>de</strong> una disciplina o <strong>de</strong> un área temática multidisciplinar, la teoría <strong>de</strong> la<br />
comunicación es un caso típico <strong>de</strong> pobreza teórica y escasa penetración epistemológica. En la literatura pertinente hay una reiterada ten<strong>de</strong>ncia a<br />
enfrentar los problemas que requieren explicación ya sea por la vía <strong>de</strong> un empirismo sumamente ingenuo o por el camino <strong>de</strong> la adhesión acrítica<br />
a una orientación interpretativa general; en el segundo caso, el ejemplo más común es la teoría crítica <strong>de</strong> la sociedad. Como <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong> lo<br />
primero pue<strong>de</strong>n señalarse los centenares <strong>de</strong> experinientos menores <strong>de</strong> laboratorio a los que se atribuye la facultad <strong>de</strong> dirimir <strong>de</strong>finitivamente las<br />
disputas y probar sin espacio a dudas <strong>de</strong>terminadas hipótesis. Lo que no se ha hecho seriamente es abordar el área o la disciplina <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto<br />
<strong>de</strong> vista <strong>de</strong> los supuestos conceptuales o teóricos con los cuales ha trabajado tradicionalmente.<br />
Ello significaría, inevitablemente, toparse con la predominancia <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo causal <strong>de</strong> pensamiento, responsable <strong>de</strong> la concepción <strong>de</strong> efectos <strong>de</strong> la<br />
comunicación. Ello pue<strong>de</strong> conducir a i<strong>de</strong>ntificar muchas hipótesis y mo<strong>de</strong>los como versiones inferidas <strong>de</strong>l supuesto básico <strong>de</strong> los efectos.<br />
Mientras la teoría <strong>de</strong> la comunicación no <strong>de</strong>sarrolle una reflexión epistemológica seria sobre la influencia <strong>de</strong>l pensamiento causal en sus<br />
conceptos, estará con<strong>de</strong>nada a girar in<strong>de</strong>finidamente en torno <strong>de</strong> los mismos callejones sin salida. Algo exactamente idéntico pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse <strong>de</strong> la<br />
concepción <strong>de</strong> una sociedad <strong>de</strong> masas, la que ha sido el correlato perfecto <strong>de</strong> la concepción <strong>de</strong> los efectos. Por otra parte, el área pue<strong>de</strong> ser<br />
abordada, fecundamente también, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los planteamientos al estilo <strong>de</strong> Ziman o Basalla acerca <strong>de</strong> las relaciones entre ciencia y tecnología. Es<br />
clarísimo, históricamente hablando, que las prácticas tecnológicas comunicacionales son anteriores a la aparición <strong>de</strong> la reflexión sistemática<br />
sobre el tema y a su institucionalización en las universida<strong>de</strong>s estadouni<strong>de</strong>nses a través <strong>de</strong> la creación <strong>de</strong> proyectos y centros <strong>de</strong> investigación. Este<br />
hecho permitiría enten<strong>de</strong>r cómo las concepciones <strong>de</strong> sentido común asociadas necesariamente a esas prácticas sociales se transmitieron al campo
<strong>de</strong> la investigación. Así, las creencias acerca <strong>de</strong> un po<strong>de</strong>r transformacional ilimitado <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> comunicación jugaron un papel sustantivo,<br />
y sus principales propulsores y divulgadores fueron los periodistas y los publicistas. De allí que pueda <strong>de</strong>cirse, sin forzar los hechos, que la<br />
tensión entre creencia e investigación es un rasgo característico <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong>l fenómeno.<br />
Ello es todavía más ostensible cuando se consi<strong>de</strong>ra que, <strong>de</strong> manera generalizada, la investigación nunca ha podido allegar la evi<strong>de</strong>ncia básica<br />
para <strong>de</strong>mostrar la hipótesis <strong>de</strong> los efectos po<strong>de</strong>rosos. Más aún, para algunos autores recientes ese mo<strong>de</strong>lo nunca ha existido en la investigación<br />
misma. Claro está, todo <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> a qué ten<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> pensamiento se incluye bajo el rótulo investigación. En una incursión amplia, podría<br />
<strong>de</strong>cirse que al menos hay una orientación teórica que ha asumido el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> los efectos po<strong>de</strong>rosos en todas sus implicaciones: la teoría crítica<br />
<strong>de</strong> la sociedad. Hilando más fino, tal vez sea la única. Lo sustantivo es, pues, que la reflexión en teoría <strong>de</strong> la comunicación está requerida <strong>de</strong><br />
profundizaciones epistemológicas, las que podrían conducir a abordar sin ro<strong>de</strong>os las relaciones entre creencia e investigación y las relaciones<br />
entre práctica tecnológica prece<strong>de</strong>nte y <strong>de</strong>sarrollo disciplinario ulterior. Resulta claro que un enfoque estrictamente interno <strong>de</strong> la disciplina no<br />
podría revelarnos estas cuestiones fundamentales ni el sentido <strong>de</strong> sus crisis actuales.<br />
Habitualmente, calificamos como <strong>de</strong>scriptivas las epistemologías <strong>de</strong> Kuhn y Holton y como prescriptivas las <strong>de</strong> Popper y Lakatos. Estamos<br />
suficientemente adiestrados en algún tipo <strong>de</strong> constructivismo como para aceptar la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> una epistemología estrictamente <strong>de</strong>scriptiva. Estamos<br />
convencidos y acostumbrados a la sospecha <strong>de</strong> que no es posible <strong>de</strong>scribir sin trasuntar concepciones previas. Por otra parte, también estamos<br />
hechos a la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que es pretencioso venir a <strong>de</strong>cirle a la ciencia cómo <strong>de</strong>be <strong>de</strong>sarrollarse, según preten<strong>de</strong>ría Popper (ingenuamente, <strong>de</strong> acuerdo<br />
a Lakatos). Reconociendo que hay eso que Kuhn llama ciencia normal, Popper no trepida en expresar que no le gustan esos períodos. Pero<br />
pensándolo mejor, acaso hay en Popper más razón <strong>de</strong> la que se supone. Traigamos a Paul Feyerabend a escena, por contradictorio que pudiera<br />
parecer. Feyerabend sostiene que no <strong>de</strong>beríamos olvidar que la ciencia es obra humana, incluyendo los severos estándares que se autoimpone. A<br />
partir <strong>de</strong> esta reconsi<strong>de</strong>ración básica, nada ni nadie pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cretar para siempre una fisonomía o un formato único <strong>de</strong> hacer ciencia. Las<br />
ciencias pue<strong>de</strong>n adoptar tantas formas como sus practicantes así lo <strong>de</strong>terminen y asuman, incluyendo la imposición <strong>de</strong> un conjunto <strong>de</strong> normas<br />
específicas como condiciones genéricas. Esta i<strong>de</strong>a fue explícitamente formulada por Sir James Frazer, en el epílogo <strong>de</strong> su obra clásica. Lo que el<br />
<strong>de</strong>bate epistemológico expresa, a nuestro juicio, es que resulta connatural a la actividad científica la tensión entre <strong>de</strong>mandas intelectuales y<br />
necesida<strong>de</strong>s comunitarias o institucionales. Cuando pensamos en un genio individual (más comunes en el pasado que hoy en día), las <strong>de</strong>mandas<br />
intelectuales tienen más campo abierto; pero <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> tenerlo, y muchas veces severamente, cuando las <strong>de</strong>mandas son institucionales, esto es,<br />
expresadas por grupos organizados, con celosas normativas profesionales. Kuhn ha puesto a la vista esta relación entre <strong>de</strong>mandas institucionales<br />
y la práctica convergente y hasta dogmática <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> una comunidad científica. El que esto sea así, no <strong>de</strong>saloja la pregunta <strong>de</strong> si acaso<br />
es conveniente que lo sea: eso es Popper.<br />
En tanto grupo social, ninguna comunidad científica es diferente <strong>de</strong> otro grupo social: experimenta los mismos fenómenos <strong>de</strong> ten<strong>de</strong>ncia a la<br />
uniformidad, conformismo, cohesión por i<strong>de</strong>ntificación, apego a normas, li<strong>de</strong>razgos, castigo <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sviación, etc. Es dificil hallar una comunidad<br />
científica <strong>de</strong>dicada sistemáticamente a su propia auto<strong>de</strong>strucción. Si así fuera, los sociólogos levantarían estatuas a Sorokin y a Andreski, por sus<br />
<strong>de</strong>nuncias <strong>de</strong> impostura intelectual en el área; y los psicólogos adorarían a Eysenk por sus <strong>de</strong>nuncias <strong>de</strong> lo que hay <strong>de</strong> palabrería en su<br />
disciplina; asimismo, los filósofos profesionales tendrían a Piaget entre sus pensadores preferidos. Como se sabe, Piaget niega a la filosofía su<br />
pretensión <strong>de</strong> ser conocimiento y le conce<strong>de</strong> la <strong>de</strong> ser un camino a, la sabiduría. Ahora bien, tal vez sea necesario retrotraer la reflexión. Tal vez<br />
<strong>de</strong>beríamos rescatar con fuerza un hecho que es básico: la actividad científica es, ante todo, actividad intelectual. En esta exacta medida, tiene<br />
sentido preguntarnos en qué grado la práctica científica institucionalizada, convencional, se <strong>de</strong>sarrolla precisamente <strong>de</strong> modo <strong>de</strong> obstaculizar<br />
una mayor expresión <strong>de</strong> esa dimensión intelectual. En suma, en qué medida la ciencia ha podido llegar a renegar <strong>de</strong> su vocación originalmente<br />
intelectual y teórica. Los científicos tienen la piel dura, dice Lakatos. En términos nietzcheanos quiere <strong>de</strong>cir que ce<strong>de</strong>n al ídolo <strong>de</strong> la Verdad y se<br />
autoproclaman sus <strong>de</strong>tentadores. En esa exacta medida, renuncian a la ciencia como actividad intelectual abierta, nunca clausurada, siempre
provisional. Se trata <strong>de</strong> una tensión entre exploración e institución. Cualquier epistemología digna <strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong>be poner a la vista estas<br />
dimensiones reales <strong>de</strong> la ciencia.<br />
A menos <strong>de</strong> alcanzar más vuelo intelectual y encarar la variedad <strong>de</strong> los problemas que le competen, la epistemología experimenta la tentación<br />
escolástica, volviendo rígidos los temas y anquilosándolos en una conceptualización exagerada. A estos vicios se refirió en duros términos Paul K.<br />
Feyerabend, calificando a la filosofía <strong>de</strong> las ciencias como una ocupación con un gran pasado pero sin ningún futuro.<br />
ÍNDICE<br />
EXCERPTA<br />
EXCERPTA © version HTML, diagramación y gráficos: Oscar Aguilera F.
Andrés Recasens Salvo<br />
LAS BARRAS BRAVAS<br />
LIBROS ELECTRONICOS<br />
<strong>Facultad</strong> <strong>Ciencias</strong> <strong>Sociales</strong><br />
<strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> Chile<br />
Segunda Edición © 1999 Revisada y<br />
Ampliada <strong>de</strong><br />
"Diagnóstico Antropológico <strong>de</strong> las Barras<br />
Bravas<br />
y <strong>de</strong> la Violencia Ligada al Fútbol".<br />
Inscripción 87.451/1993<br />
Santiago <strong>de</strong> Chile.<br />
ANTECEDENTES<br />
El presente trabajo es el resultado <strong>de</strong><br />
una investigación realizada con el fin <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>tectar los factores que inci<strong>de</strong>n en la<br />
violencia generada antes, en y <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> los partidos <strong>de</strong>l fútbol profesional. El<br />
estudio se ocupó principalmente <strong>de</strong> dos<br />
barras señaladas por los medios <strong>de</strong><br />
comunicación como «bravas»: la <strong>de</strong><br />
Los <strong>de</strong> Abajo <strong>de</strong>l club <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong><br />
Chile, y la <strong>de</strong> La Garra Blanca <strong>de</strong>l<br />
club Colo Colo.<br />
Cabe señalar la existencia <strong>de</strong> un<br />
<strong>de</strong>sequilibrio en la información<br />
obtenida, ya que el hecho <strong>de</strong> haberse<br />
iniciado el estudio antropológico en el<br />
período en que la barra <strong>de</strong> La Garra<br />
Blanca había sido expulsada <strong>de</strong> su club,<br />
hizo que fuese más dificultoso obtener<br />
información sobre ésta que sobre la <strong>de</strong>l<br />
club <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> Chile.<br />
Para llevar a cabo el estudio arriba<br />
señalado, se utilizaron métodos y<br />
técnicas cualitativos propios <strong>de</strong> la<br />
antropología. Des<strong>de</strong> esta perspectiva, se<br />
buscó la información <strong>de</strong> primera mano,<br />
<strong>de</strong> una parte, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l contexto mismo<br />
<strong>de</strong> los eventos –estadios en don<strong>de</strong> se
jugaban los partidos <strong>de</strong> fútbol<br />
profesional–, mediante el uso <strong>de</strong> una<br />
observación participante, con<br />
observadores naturales (estudiantes <strong>de</strong><br />
antropología que, a<strong>de</strong>más, eran hinchas<br />
o barristas <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los dos clubes<br />
indicados) y observadores artificiales<br />
(yo y algunos ayudantes que no eran ni<br />
hinchas ni barristas); y, <strong>de</strong> otra parte, a<br />
través <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> entrevistas en<br />
profundidad a miembros <strong>de</strong> las barras<br />
<strong>de</strong> ambos clubes. Agregado a lo<br />
anterior, se recurrió a historias sobre<br />
aspectos puntuales <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong><br />
barristas, que contemplaban el lapso<br />
comprendido entre su primera asistencia<br />
al estadio, su incorporación a una barra<br />
<strong>de</strong>terminada y la fecha <strong>de</strong> la entrevista.<br />
De tal modo que el fenómeno <strong>de</strong> la<br />
violencia ligada al fútbol profesional<br />
fue observado también «<strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro»,<br />
pues la información se obtuvo <strong>de</strong> parte<br />
<strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> las «barras bravas»,<br />
quienes entregaron sus propias<br />
vivencias y su forma <strong>de</strong> percibir el<br />
fenómeno que estudiábamos.<br />
El presente documento lo he dividido en<br />
tres partes: –la primera parte,<br />
correspon<strong>de</strong> a un proceso <strong>de</strong><br />
sistematización, or<strong>de</strong>namiento, análisis<br />
e interpretación <strong>de</strong> la información<br />
obtenida mediante los métodos y<br />
técnicas anteriormente señalados; –la<br />
segunda parte es un relato etnográfico,<br />
correspondiente a una observación<br />
directa realizada por mí sobre la barra<br />
<strong>de</strong> Los <strong>de</strong> Abajo, durante un partido <strong>de</strong><br />
fútbol jugado por la <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong><br />
Chile. En este relato <strong>de</strong>jo ver que en la<br />
experiencia <strong>de</strong> mi observación <strong>de</strong>bí<br />
asumir el fenómeno tal como lo<br />
"sentía", <strong>de</strong>jándome envolver en un
«campo intersubjetivo» <strong>de</strong><br />
insospechada fuerza y emotividad; y la<br />
tercera parte, correspon<strong>de</strong> a un análisis<br />
<strong>de</strong> algunos aspectos que atañen a la<br />
juventud.<br />
Aprovecho esta oportunidad, para<br />
agra<strong>de</strong>cer a mis ayudantes y alumnos <strong>de</strong><br />
la carrera <strong>de</strong> Antropología, su<br />
importante colaboración en la obtención<br />
<strong>de</strong> parte <strong>de</strong> la información <strong>de</strong> primera<br />
mano utilizada en este estudio. Por<br />
or<strong>de</strong>n alfabético: Luis Campos, Gabriel<br />
Cantarutti, Gastón Carreño, Lino<br />
Contreras, Eugenio Devoto, Andrés<br />
Gomez, Nicolás Gissi, Walter Imilán,<br />
Marcelo Matthey, Felipe Maturana,<br />
Luis Perillán, José L. Piña y Rodrigo<br />
Valenzuela. A mi Ayudante Andrés<br />
Gómez Seguel, su <strong>de</strong>dicación y tiempo<br />
en darle forma computacional <strong>de</strong>finitiva<br />
al texto.<br />
Diseñado por Francisco Osorio | Programa <strong>de</strong> Informática | Fotografía © Revista Don Balón
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
Victoria Castro Rojas<br />
Una pequeña historia <strong>de</strong> los pueblos <strong>de</strong> Ayquina y<br />
Toconce<br />
En la precordillera <strong>de</strong> la región <strong>de</strong> Antofagasta corre el río Salado, principal afluente <strong>de</strong>l<br />
río Loa. Allí Ayquina se escon<strong>de</strong> en la quebrada a 3.000 metros <strong>de</strong> altitud y Toconce se<br />
yergue sobre la la<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l cerro a los 3.600 metros. Impresionan sus terrazas para el cultivo<br />
que en Ayquina son regadas con las aguas dulces <strong>de</strong> una vertiente y en Toconce con el agua<br />
<strong>de</strong>l río <strong>de</strong>l mismo nombre. Sus territorios para el pastoreo <strong>de</strong> camélidos y ovinos son<br />
extensos e incluyen la vegetación <strong>de</strong> vegas, riberas <strong>de</strong> ríos, los tolares <strong>de</strong> planicies y<br />
quebradas y las plantas <strong>de</strong>l cerro.<br />
Los orígenes <strong>de</strong> ambos<br />
pueblos son uno sólo.<br />
Des<strong>de</strong> el siglo XVI,<br />
Ayquina aparece en los<br />
registros coloniales como<br />
pueblo y Toconce como<br />
un caserío <strong>de</strong> estancias<br />
para el pastoreo. La<br />
historia posterior la<br />
cuentan sus pobladores.<br />
Eran uno sólo, con un<br />
alcal<strong>de</strong>, un cementerio y<br />
una iglesia. Con el<br />
tiempo, Toconce fue nucleándose más, con aportes poblacionales <strong>de</strong> Ayquina, <strong>de</strong> las<br />
De izquierda a <strong>de</strong>recha los cerros Panire, Echao, León o Puma Orko y Toconce o<br />
Potrero. Cuentan que al Echao, el lnka le voló su cabeza <strong>de</strong> un hondazo, por avaro.<br />
Estos cerros son <strong>de</strong>ida<strong>de</strong>s tutelares <strong>de</strong> Ayquina y Toconce, y se invoca su po<strong>de</strong>r<br />
benéfico para otorgar bienestar, salud, agua, multiplicación <strong>de</strong>l ganado.<br />
estancias alto andinas <strong>de</strong> Linzor, Inacaliri y otras y <strong>de</strong> gentes <strong>de</strong> varias localida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Lipez,<br />
como Colcha y Alota. Incluso hay al menos dos pobladores <strong>de</strong> Toconce que tiene abuelos<br />
originarios <strong>de</strong> Cochabamba. Construyeron la capilla para el patrono San Santiago y cerca<br />
<strong>de</strong> mediados <strong>de</strong> este siglo, tuvo su propio cementerio. Pero hasta el presente, este origen<br />
común se manifiesta en fuertes lazos <strong>de</strong> parentesco y reciprocidad.
Cuentan las señoras <strong>de</strong> Ayquina que la Virgen <strong>de</strong> Guadalupe patrona <strong>de</strong> la comunidad, se le<br />
apareció a un niño que estaba jugando en el lugar don<strong>de</strong> hoy está la iglesia. La llevaron a<br />
Chiuchiu, a Turi, a Paniri, pero siempre volvía a aparecer en Ayquina, hasta que le hicieron<br />
su iglesia. La imagen era chiquitita, como San Santiago <strong>de</strong> Toconce, pero un retocador<br />
(pintor <strong>de</strong> imaginaría) venido <strong>de</strong> Bolivia, "pintándolas las hizo crecer", y así pudieron<br />
vestirlas bien para que habitaran en sus iglesias.<br />
Santiago santo patrono <strong>de</strong> Toconce, tiene el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />
producir lluvias. "Y este chulla es Santiago, para que<br />
haga llover, para que sirva todos los carnpos, para el<br />
ganado. Es aire <strong>de</strong> agua, vertiente <strong>de</strong> agua, ojo <strong>de</strong> agua.<br />
Chulla hay que <strong>de</strong>cir para tata Santiago. Es como<br />
oración. Chulla, chulla San Santiago, que nos haga llover<br />
que nos haga milagros. Entonces sale el agua clarita,<br />
igual que lluvia". (Juan Ayavire, Toconce 1986).<br />
Virgen <strong>de</strong> Guadalupe, patrona <strong>de</strong> Ayquina celebrada<br />
íntimamente por el pueblo el 12 <strong>de</strong> diciembre. En<br />
septiembre recibe la visita <strong>de</strong> gran cantidad <strong>de</strong><br />
promesantes, siendo la segunda fiesta religosa <strong>de</strong> mayor<br />
magnitud <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la Virgen <strong>de</strong> La Tirana.<br />
Los abuelos Natividad y Víctor Berna Ansa, me contaron varias veces que Toconce fue creciendo<br />
porque en tiempos <strong>de</strong> guerra, gente originaria <strong>de</strong> Lípez (Bolivia), habilitó más y más trechos <strong>de</strong><br />
canales <strong>de</strong> regadío. En su recuerdo, la sabiduría y las capacida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Agapito Ansa y Cecilio<br />
Cruz, hicieron posible estas obras ingenieriles y los evocan como verda<strong>de</strong>ros héroes culturales.<br />
Fue este último personaje quien construyó también la primera capilla para San Santiago en medio
<strong>de</strong> una al<strong>de</strong>a prehispánica en Toconce (las chullpa <strong>de</strong> los "abuelos"), <strong>de</strong>positando allí la pequeña<br />
imagen <strong>de</strong>l patrono. Cuando San Santiago creció por los oficios <strong>de</strong>l pintor, necesitaron construirle<br />
su iglesia don<strong>de</strong> se encuentra actualmente. En <strong>de</strong>finitiva el proceso <strong>de</strong> formación <strong>de</strong> Toconce<br />
como pueblo se remonta a fines <strong>de</strong>l siglo pasado, consolidándose hacia 1920.<br />
Entre ambas comunida<strong>de</strong>s existe al mismo tiempo, un sentimiento <strong>de</strong> unión y <strong>de</strong> competencia. Por<br />
un lado dicen "somos todos uno", pero por otra parte, distinguen muchas pequeñas diferencias.<br />
Hacen notar por ejemplo, que en Ayquina sólo cantan en castellano y en Toconce en quechua y<br />
cuentan los abuelos <strong>de</strong> este último pueblo que los ayquineños les <strong>de</strong>cían ¡"vicuñas, guanacos"!.<br />
De sí mismo cada pueblo dice en relación al otro que produce los mejores músicos, que son<br />
mejores canteros, que trabajan más, que conservan más las costumbres. Sin embargo,<br />
reconociendo que cada vez hay menos resi<strong>de</strong>ntes en ambos lugares, piensan volver a unirse como<br />
en el pasado, para po<strong>de</strong>r elegir su presi<strong>de</strong>nte.<br />
Estas comunida<strong>de</strong>s han vivido enfrentadas a un proceso <strong>de</strong> españolización <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo XVI y<br />
luego al proceso <strong>de</strong> chilenización <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo XIX. No obstante, en este largo camino <strong>de</strong> crisis,<br />
han logrado ir recreando sus i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> un modo más o menos exitoso, para seguir<br />
reconociéndose diferentes entre ellos y frente al Estado.<br />
Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista económico, la actividad tradicional es agrogana<strong>de</strong>ra y <strong>de</strong> recolección, con<br />
una movilidad que compren<strong>de</strong> distancias cortas y largas. Ello genera una forma <strong>de</strong> habitar los<br />
lugares que incluye un núcleo central -el pueblo y asentamientos dispersos en estancias que<br />
pue<strong>de</strong>n ser <strong>de</strong> ocupación más o menos permanente. Estas activida<strong>de</strong>s se <strong>de</strong>sarrollan <strong>de</strong> acuerdo a<br />
tecnologías ancestrales que combinan con trabajos <strong>de</strong> manufactura textil y alfarería. Junto a esta<br />
economía tradicional, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la colonia los lugareños <strong>de</strong>sarrollan algunas activida<strong>de</strong>s vinculadas<br />
con la economía mercantil. Primero fue, por ejemplo, el tráfico <strong>de</strong> pescado <strong>de</strong> Cobija a Potosí,<br />
trabajos esporádicos en la minería y a partir <strong>de</strong>l siglo XVII la arriería fue una actividad esencial.<br />
Des<strong>de</strong> comienzos <strong>de</strong> este siglo una <strong>de</strong> las inserciones más frecuentes ha sido en la minería. A<br />
través <strong>de</strong>l tiempo, la plata <strong>de</strong> Caracoles, el auge <strong>de</strong>l salitre, el trabajo en las azufreras, las obras<br />
<strong>de</strong>l ferrocarril y las aducciones <strong>de</strong> agua han sido espacios ocupados laboralmente por los<br />
pobladores <strong>de</strong> El Loa, con el objeto <strong>de</strong> obtener el circulante necesario para subsistir. Este sistema<br />
económico está permanentemente en tensión, sea por la falta <strong>de</strong> agua para las activida<strong>de</strong>s<br />
tradicionales, sea por la escasez <strong>de</strong> trabajos remunerados. Pero <strong>de</strong> una u otra manera, a través <strong>de</strong><br />
innumerables mecanismos las familias <strong>de</strong> estos pueblos han logrado arreglos que les permiten<br />
seguir existiendo vinculados a sus lugares <strong>de</strong> origen. No obstante, la mayoría <strong>de</strong> las familias<br />
poseen casas en Calama, fundamentalmente para que residan sus hijos que estudian en la ciudad.<br />
En el plano social, cada pueblo tiene una Asamblea Comunal constituida por el conjunto <strong>de</strong><br />
comuneros que son los que poseen tierras cultivables en el lugar; éstas pue<strong>de</strong>n obtenerse por<br />
nacimiento, matrimonio o por petición a la Asamblea Comunal, que dirime <strong>de</strong>mocráticamente
cualquier asunto <strong>de</strong> interés común. Con mucha flexibilidad, han podido mantener sus propias<br />
autorida<strong>de</strong>s que los representan ante los organismos estatales y frente a las otras comunida<strong>de</strong>s. Un<br />
elemento muy propio <strong>de</strong> estos pueblos son un conjunto <strong>de</strong> jerarquías indígenas -los cargos- que<br />
están estrechamente ligados a sus costumbres, tanto originarias como <strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong>l catolicismo.<br />
Las costumbres, en su propio concepto, son aquellas prácticas ceremoniales y rituales que vienen<br />
<strong>de</strong> los "abuelos", <strong>de</strong> los ,,antepasados", <strong>de</strong> los "antiguos". A estas costumbres, <strong>de</strong>ben agregarse las<br />
formas propias y profundas con que practican la cristiandad. No es extraño que a nivel ritual, los<br />
aspectos católicos y las costumbres ancestrales formen una sola red, pero a nivel <strong>de</strong> pensamiento,<br />
priman las concepciones heredadas <strong>de</strong> sus antepasados las que se manifiestan principalmente en<br />
sus relatos y en la vida cotidiana.<br />
La población originaria es poseedora <strong>de</strong> una ciencia que categoriza y or<strong>de</strong>na los espacios<br />
naturales y sus recursos. Pero a diferencia <strong>de</strong> la ciencia occi<strong>de</strong>ntal, esta ciencia indígena es<br />
también una filosofía. Es un saber que integra los distintos aspectos <strong>de</strong> la vida cotidiana, una<br />
forma <strong>de</strong> pensar, sentir y percibir el mundo comprendiendo inseparablemente aspectos<br />
económicos, sociales y religiosos. El participar <strong>de</strong> esta tradición, que contiene todas las esferas <strong>de</strong><br />
la realidad, marca una <strong>de</strong> las diferencias fundamentales con la sociedad mayor.<br />
Estos valores compartidos se perciben nítidamente en sus ceremonias. Sin duda muchas <strong>de</strong> ellas<br />
tiene un origen prehispánico y no son privativas <strong>de</strong> estos pueblos, sino parte <strong>de</strong> lo que<br />
genéricamente llamamos el mundo andino. La particularidad estará dada por los matices que le<br />
otorga cada comunidad, aspecto que pue<strong>de</strong> observarse por ejemplo en la Limpia <strong>de</strong> Canales que<br />
cuenta con especialistas llamados cantares en Socaire -Salar <strong>de</strong> Atacama- y purikamani en la<br />
subregión <strong>de</strong> río Salado. Aunque en ambos pueblos se invoca a los cerros tutelares, las plegarias y<br />
la lengua difieren, así como también los bailes.
En Quebrada Seca, cerca <strong>de</strong> Toconce, los gentiles grabaron en la roca terrazas y canales.<br />
Dicen que en este lugar canta "el sereno", personaje mítico asociado a la música y el agua<br />
y que pue<strong>de</strong> hablarle a los yatiri, como en sueños.<br />
La Limpia <strong>de</strong> Canales es una compleja ceremonia que dura seis días y en la cual participan las<br />
familias <strong>de</strong> cada pueblo, visitas y forasteros. Al menos en la subregión <strong>de</strong> río Salado cada<br />
comunidad recibe las visitas <strong>de</strong> gente <strong>de</strong> otras al<strong>de</strong>as y en el transcurrir <strong>de</strong> las diferentes fases <strong>de</strong><br />
esta ceremonia -como prácticamente en todas las costumbres- se invoca a los "abuelos", a los<br />
cerros tutelares o mallku y a la pachamama o "santa tierra pachamama". Hay en ellas, una carga<br />
simbólica muy fuerte que se <strong>de</strong>nota en los gestos <strong>de</strong>l chuspanear -el acto recíproco <strong>de</strong> invitar a<br />
coquear intercambiando las chuspa-, en la música, en la danza y en la conducta <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong><br />
autorida<strong>de</strong>s, especialistas, principales y familias <strong>de</strong> comuneros que participan en las ofrendas.<br />
Todo ello remite sin duda a un pasado prehispánico activo en el presente y que va dirigido a pedir<br />
por la abundancia <strong>de</strong>l agua. Entre un pueblo y otro la estructura es básicamente la misma, con
diferencias locales que pue<strong>de</strong>n apuntar a reafirmar microi<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s por parte <strong>de</strong> los actores <strong>de</strong><br />
cada lugar.<br />
Justamente es en estas ocasiones <strong>de</strong> reuniones colectivas, cuando las personas <strong>de</strong> cada comunidad<br />
marcan las diferencias. Por ejemplo, en el transcurrir <strong>de</strong> las “ramadas" <strong>de</strong> la Limpia <strong>de</strong> Canales en<br />
Ayquina en septiembre <strong>de</strong> 1990, sus comuneros repetían reiteradamente "no estamos ni ahí con el<br />
kunza", aquí, "puro castellano no más". "No somos atacameños, somos ayquineños". "Los <strong>de</strong><br />
Toconce cantan en quechua, nosotros, no". Y la gente <strong>de</strong> Toconce, <strong>de</strong> visita en Ayquina, insistían<br />
en no ser atacameños, sino toconceños, diciendo: "los <strong>de</strong> San Pedro son los atacameños y a todos<br />
nos quieren <strong>de</strong>cir igual". Esta discusión hay que apreciarla en su contexto; en esos momentos y<br />
ahora, prácticamente es una obligación apelar al nombre <strong>de</strong> "atacameños" para toda la gente<br />
indígena <strong>de</strong> la Provincia <strong>de</strong> El Loa; <strong>de</strong> otro modo no es posible ser representados y reconocidos<br />
por la Corporación Nacional <strong>de</strong> Derecho Indígena (CONADI).<br />
Existen otras ceremonias que practican todas estas comunida<strong>de</strong>s y en las que siempre se reafirman<br />
sus i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s en forma persistente. Con ocasión <strong>de</strong> un análogo hispano -Todos los Santostambién<br />
se recuerda a los difuntos <strong>de</strong> acuerdo a antiguas costumbres. En esta ceremonia tiene un<br />
rol sustancial el yatiri -especialista religioso que sabe las costumbres-, junto a los "principales" <strong>de</strong><br />
cada pueblo y a los retadores, que son personas que tienen sus libretas con rezos católicos<br />
especialmente escogidos para esta ocasión y que formando cuadrillas van <strong>de</strong> casa en casa y al<br />
cementerio. En esta conmemoración actúan juntas las prácticas indígenas prehispánicas y los<br />
elementos <strong>de</strong> la cristiandad. Como en la Limpia <strong>de</strong> Canales, cada movimiento y cada palabra<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l ritual, está normado. En Toconce, funciona especialmente para Todos los Santos la<br />
división entre "arribeños" y "abajeños" <strong>de</strong>l pueblo, circulando la gente por mita<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> acuerdo a<br />
una estricta estructura dual; sólo el último día, para concluir la ceremonia, las mita<strong>de</strong>s confluyen.<br />
Por el contrario, en Ayquina la comunidad funciona como un todo, sin ninguna alusión a mita<strong>de</strong>s.<br />
Es significativo constatar que la estructura dual no siempre está explícita, sino sólo en<br />
<strong>de</strong>terminadas ocasiones.<br />
Cada una <strong>de</strong> estas y otras ceremonias, tienen necesariamente diversas clases <strong>de</strong> ofrendas, "mesas"<br />
y/o quemas rituales. En ellas, la comunidad participa como colectivo para lograr sus propósitos: la<br />
fertilidad, la salud, la abundancia, el bienestar <strong>de</strong>l pueblo. Todas estas ceremonias <strong>de</strong>mandan una<br />
inmensa cantidad <strong>de</strong> trabajo por parte <strong>de</strong> las familias, especialmente en la provisión <strong>de</strong> comida y<br />
bebida, necesaria para hacer posible la conmemoración que activa los lazos <strong>de</strong> reciprocidad<br />
internos y con las otras comunida<strong>de</strong>s.<br />
La misma intensidad <strong>de</strong> trabajo requieren las<br />
festivida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los santos patronos que son celebrados<br />
durante varios días. En algunos casos es muy claro el<br />
vínculo entre una comunidad y otra a través <strong>de</strong> sus
santos. La Virgen Guadalupe <strong>de</strong> Ayquina es llevada en<br />
andas a Toconce para la celebración <strong>de</strong> San Santiago y<br />
recíprocamente, Santiago baja a Ayquina para la<br />
celebración <strong>de</strong> la Guadalupe. Hay santos sin embargo,<br />
que tienen una dimensión más regional y que<br />
específicamente son celebrados por algunas<br />
comunida<strong>de</strong>s. Es el caso <strong>de</strong> San Antonio "llamero",<br />
patrono <strong>de</strong> los llamos, conmemorado en Conchi y en<br />
Toconce y <strong>de</strong> Santa Cecilia la patrona <strong>de</strong> los músicos,<br />
celebrada por caspaneños y toconceños, aún cuando<br />
prácticamente todos los pueblos tiene sus propios<br />
músicos y bandas <strong>de</strong> bronces o <strong>de</strong> sicu, que están bajo su<br />
advocación.<br />
Esta forma <strong>de</strong> vivir en apariencia tranquila y armónica<br />
también sufre crisis. Frente a ellas hasta ahora, hay<br />
arreglos creativos que surgen en el seno <strong>de</strong> las propias<br />
comunida<strong>de</strong>s y que tocan al problema <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s,<br />
<strong>de</strong>mostrando su dinamismo y flexibilidad. Un ejemplo,<br />
Chiuchiu fue en el pasado colonial asiento <strong>de</strong> la doctrina<br />
y un lugar <strong>de</strong> tránsito entre la costa y las tierras altas.<br />
Conservaba hasta la década <strong>de</strong> los 70 una población<br />
originaria resi<strong>de</strong>nte en el lugar, que paulatinamente se<br />
<strong>de</strong>splazó hacia Calama quedando muy pocas familias<br />
Juan Ayavire yatire <strong>de</strong> Toconce. Contaba que los<br />
antiguos o gentiles tenían mucha fe y oraciones<br />
para conversar con todo. Conversaban con el<br />
agua, con la tierra, con el aire. Porque el mundo<br />
está vivo, como nosotros.<br />
que conservaron sus tierras. Progresivamente el pueblo fue recibiendo distintos aportes <strong>de</strong><br />
población. En la década <strong>de</strong> los 80, llegaron grupos <strong>de</strong> la precordillera <strong>de</strong> la primera región,<br />
especialmente <strong>de</strong> Cariquima, que se instalaron en sus bor<strong>de</strong>s, arrendaron tierras para cultivar y<br />
realizaron sus costumbres separados <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> los resi<strong>de</strong>ntes. Mientras tanto y hasta el presente,<br />
comuneros <strong>de</strong> Caspana, Toconce y Cupo al menos, fueron adquiriendo por distintas vías tierras en<br />
Chiuchiu sin abandonar sus pueblos <strong>de</strong> origen, sino ampliando sus posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> subsistencia.<br />
De la misma manera, Lasana a ocho kilómetros <strong>de</strong> Chiuchiu, <strong>de</strong> ser una localidad <strong>de</strong> estancias, ha<br />
ido poblándose aglutinadamente con gentes proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> las tierras altas <strong>de</strong> El Loa en don<strong>de</strong> la<br />
crisis por la falta <strong>de</strong> agua para los bofedales fue haciéndose cada vez más dramática.<br />
Las comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Ayquina y Caspana tienen una existencia como pueblo documentada a partir<br />
<strong>de</strong>l siglo XVI. Des<strong>de</strong> ese tiempo, han <strong>de</strong>mostrado una capacidad para seguir existiendo no exenta<br />
<strong>de</strong> crisis, pero que hasta ahora han afrontado con éxito manteniendo entre ambas lazos <strong>de</strong><br />
reciprocidad y <strong>de</strong> competencia como es propio en las socieda<strong>de</strong>s andinas. Incluso en algún<br />
momento <strong>de</strong> su historiasen el siglo XVII, Ayquina y Caspana probablemente tuvieron al menos<br />
una autoridad compartida, lo que pudo significar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una situación <strong>de</strong> patrón dual con una
i<strong>de</strong>ntidad generada a partir <strong>de</strong> viejas estructuras, una situación coyuntural surgida durante la<br />
colonia o encubrir otra posibilidad no conocida. Sin embargo, los habitantes <strong>de</strong> Caspana son<br />
percibidos como diferentes por la gente <strong>de</strong> Ayquina y Toconce.<br />
Los ayquineños sostienen que los caspaneños "<strong>de</strong>scien<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los gentiles" -los antepasados<br />
prehispánicos más remotos y no bautizados-. De hecho para el observador foráneo, a pesar <strong>de</strong> los<br />
muchos elementos <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad, los caspaneños se acercan más en algunos aspectos a las gentes<br />
<strong>de</strong>l Salar <strong>de</strong> Atacarna; por ejemplo ellos interactúan bastante con los pobladores <strong>de</strong> Machuca y<br />
Río Gran<strong>de</strong> y también a principios <strong>de</strong> siglo acudían a asentamientos en el noroeste argentino. Es<br />
curioso que teniendo a Toconce -uno <strong>de</strong> los dos centros productores <strong>de</strong> cerámica a pocas horas a<br />
pie-, los caspaneños prefieran obtener estos objetos en Río Gran<strong>de</strong>. A<strong>de</strong>más, para la Limpia <strong>de</strong><br />
Canales aún recuerdan fragmentos <strong>de</strong> las invocaciones en lengua kunza y el baile principal <strong>de</strong> esta<br />
festividad en Caspana se llama Chau chau, que imitaría el sonido <strong>de</strong>l agua.<br />
Ayquina y Toconce tuvieron por largo tiempo una misma autoridad indígena por turno. Un año su<br />
Alcal<strong>de</strong> era originario <strong>de</strong> Ayquina, al año siguiente lo era <strong>de</strong> Toconce y siempre han mantenido<br />
estrechos vínculos; aún así, los ayquineños fluctúan en su i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad con la gente <strong>de</strong><br />
Toconce y <strong>de</strong> Cupo, reconociendo que Toconce es un pueblo <strong>de</strong> excelente canteros y "productor<br />
<strong>de</strong> buenos yatiris"<br />
En el ámbito macroregional, las comunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l<br />
curso superior <strong>de</strong>l río Loa siguen relacionándose con<br />
poblaciones bolivianas sea para intercambios<br />
económicos, para contratar a un maestro <strong>de</strong> música<br />
que entrene a la banda <strong>de</strong>l pueblo, sea para contar<br />
con un "médico <strong>de</strong> los yunga" cuando el yatiri local<br />
no pue<strong>de</strong> solucionar algún problema y un sinnúmero<br />
<strong>de</strong> otras situaciones que encubren distintos grados <strong>de</strong><br />
intimidad .<br />
Manuel Natividad Berna Ansa tatai (sabio)<br />
Los pueblos <strong>de</strong> la cuenca <strong>de</strong>l Salado poseen un<br />
código común <strong>de</strong> configuraciones que los i<strong>de</strong>ntifica<br />
en lo general con el mundo andino, no<br />
necesariamente aymara, no siempre atacameño.<br />
Como dice Juan Yufla <strong>de</strong> Toconce, somos<br />
mezclados: "Un poco <strong>de</strong> quechua, un poco <strong>de</strong><br />
aymara, un poco <strong>de</strong> kunza, un poco <strong>de</strong> español". Pero<br />
también es cierto que cada uno tiene su propia<br />
historia particular que los hace diferentes y que juega<br />
un rol fundamental a la hora <strong>de</strong> plantear sus
toconceño. En su tiempo, él y su hermano Víctor<br />
también fueron prestigiosos yatiri.<br />
afectando su sociedad y sus recursos naturales.<br />
<strong>de</strong>mandas. Porque sin duda, sus transformaciones y<br />
crisis están indisolublemente ligadas a los diferentes<br />
niveles <strong>de</strong> dominio que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace 502 años han ido<br />
En el momento actual, estas poblaciones están viviendo y se ven enfrentadas a dos racionalida<strong>de</strong>s<br />
diferentes, la una <strong>de</strong>l Estado y la otra tradicional. Hasta ahora las han ido conjugando a su modo y<br />
posiblemente esa sea la vía más positiva para su existencia, <strong>de</strong> manera que ellos son los llamados<br />
a proponer sus aspiraciones.<br />
Trabajo y fiesta. La Limpia <strong>de</strong> Canales<br />
ÍNDICE<br />
EXCERPTA © version HTML, diagramación y gráficos: Oscar Aguilera F.
Rolf Foerster<br />
Jesuitas y mapuches: 1593-1767<br />
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
Introducción<br />
La preocupación histórico-antropológica por el quehacer jesuita en la Araucanía se relaciona con nuestro interés en abordar uno <strong>de</strong> los<br />
procesos aculturativos más persistentes y sistemáticos vividos por el pueblo mapuche: nos referimos a su evangelización. Perseguimos <strong>de</strong>scribir<br />
comprensivamente el impacto que tuvo el accionar misionero <strong>de</strong> la Compañía <strong>de</strong> Jesús -entre 1593 y 1767- en el seno <strong>de</strong> este pueblo, porque<br />
pensamos que dicho proceso ilumina la manera cómo se articuló no sólo la i<strong>de</strong>ntidad mapuche sino que también la nacional.<br />
La experiencia adquirida en el estudio sobre la cultura mapuche nos motivaba para tratar <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r algunos hechos que nos parecían<br />
sorpren<strong>de</strong>ntes. Por un lado, la gravitación que tiene el bautismo en su vida y <strong>de</strong>terminados ritos agrarios y, por otro, la emergencia a lo largo <strong>de</strong><br />
todo este siglo, <strong>de</strong> organizaciones mapuches (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> las cuales salen sus primeros diputados en 1920), que tenían como casi único fin el tema <strong>de</strong><br />
una ley indígena que los reconociera como pueblo. Estos dos "hechos" comenzaron a tornársenos comprensibles cuando optamos por revelar el<br />
accionar jesuita entre las dos socieda<strong>de</strong>s.<br />
Los mapuches se transformaron en lo "otro" <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la rebelión general <strong>de</strong> fines <strong>de</strong>l siglo XVI. La vinculación <strong>de</strong> la sociedad hispano-criolla<br />
con ese universo quedó signada por un or<strong>de</strong>n que hoy <strong>de</strong>nominamos como "espacio fronterizo". La constitución <strong>de</strong> la Frontera supuso poner fin<br />
a la guerra gracias al establecimiento <strong>de</strong> relaciones interétnicas cuya máxima expresión fue el sistema <strong>de</strong> los parlamentos, en el cual la acción<br />
mediadora <strong>de</strong> los jesuitas jugó un papel esencial.<br />
¿Cómo enten<strong>de</strong>mos ese <strong>de</strong>venir ya mencionado El proceso <strong>de</strong> evangelización, en general, es una actividad humana que tiene como fin dar a<br />
conocer una verdad relativa al misterio <strong>de</strong> lo sagrado; una verdad, la católica, que para el caso <strong>de</strong> los mapuches era, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la óptica <strong>de</strong> la época<br />
(y <strong>de</strong> la nuestra), totalmente nueva. Dicha verdad se institucionaliza en un cuerpo místico, la Iglesia, la que se visibiliza sobre todo en su<br />
dimensión sacramental (1). Este proceso requiere a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> algo absolutamente complementario a la nueva verdad: un comportamiento, un<br />
estilo <strong>de</strong> vida acor<strong>de</strong> a la "ley <strong>de</strong>l evangelio". En el siglo XVI y XVII se le conoce o se le <strong>de</strong>fine como "vivir en pulicía".<br />
Para los agentes <strong>de</strong> la evangelización el caso mapuche representaba un enorme <strong>de</strong>safío, pues en el seno <strong>de</strong> esta cultura lo sagrado (o en un<br />
sentido más amplio: lo numinoso) se abordaba y se constituía en una actividad ritual, que no pudo ser <strong>de</strong>slegitimada por la Conquista, como<br />
ocurrió con las poblaciones indígenas <strong>de</strong> las áreas andinas y mesoamericanas. Éste es un punto <strong>de</strong> crucial importancia: el éxito <strong>de</strong> los mapuches<br />
en la guerra fue antes que nada un éxito <strong>de</strong> su admapu, <strong>de</strong> sus dioses y antepasados divinizados. En otras palabras, <strong>de</strong> la efectividad <strong>de</strong> su<br />
"Iglesia", <strong>de</strong> su comunidad ritual. Las divinida<strong>de</strong>s y la congregación que se articulaba en torno a ellas mantuvieron su legitimidad toda vez que<br />
los mapuches no sufrieron el trauma <strong>de</strong> la Conquista. Será esta realidad la que <strong>de</strong>finirá, incluso hasta el día <strong>de</strong> hoy, una buena parte <strong>de</strong>l proceso<br />
<strong>de</strong> evangelización.
Recor<strong>de</strong>mos también que la resistencia mapuche a lo largo <strong>de</strong> todo el siglo XVI,<br />
especialmente en las parcialida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Arauco y Tucapel, se transformó en rebelión<br />
general <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1598 a 1602. Este acontecimiento, <strong>de</strong> graves consecuencias para el Reino<br />
<strong>de</strong> Chile, generó un mayor consenso para el establecimiento <strong>de</strong> una frontera militar en el<br />
Bío Bío, como también la evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que la guerra ofensiva estaba <strong>de</strong>stinada al<br />
fracaso. Sin embargo lo que se mantuvo inalterado fue la opinión <strong>de</strong> esclavizar a los<br />
mapuches, juicio que fue unánime <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> los sucesos <strong>de</strong> 1598, y que sólo se resolvió<br />
en 1680 con la eliminación <strong>de</strong> la cédula que legalizó dicho proceso. Naturalmente, la<br />
esclavitud "cobriza" impedía crear un clima <strong>de</strong> paz en la región y contra<strong>de</strong>cía <strong>de</strong> algún<br />
modo la política <strong>de</strong> los parlamentos (instaurada por el marqués <strong>de</strong> Bai<strong>de</strong>s). Una relativa<br />
calma se comenzó a vivir en las cuatro últimas décadas <strong>de</strong>l siglo XVII Y en el siglo<br />
siguiente, configurándose un "espacio fronterizo" (S. Villalobos, J. Pinto) que signará el<br />
carácter <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong> ambas socieda<strong>de</strong>s en contacto. Las rebeliones <strong>de</strong> 1722-3 y la<br />
<strong>de</strong> 1765 no lograron romper ese or<strong>de</strong>n (al contrario, son su reposición), y ponen <strong>de</strong><br />
manifiesto que la alteridad mapuche y su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> "autonomía", permanecían vigentes.<br />
En este complejo contexto se <strong>de</strong>sarrolló la obra evangelizadora <strong>de</strong> la Compañía <strong>de</strong> Jesús. Las misiones en la frontera, entre los "indios amigos" y<br />
en el interior <strong>de</strong> la "tierra", quedaron en sus manos. Los misioneros jesuitas fueron uno <strong>de</strong> los actores más activos <strong>de</strong> ese espacio fronterizo,<br />
ayudando a conformarlo con sus acciones e influencia. Su quehacer se <strong>de</strong>splegó temporalmente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fines <strong>de</strong>l siglo XVI (1593), hasta su<br />
expulsión en la segunda mitad <strong>de</strong>l siglo XVIII (1767).<br />
Los jesuitas tuvieron una compleja tarea por hacer. Tenían conciencia <strong>de</strong> que la cristianización <strong>de</strong> los agregados mapuches era un proceso que<br />
suponía no sólo el conocimiento y aceptación <strong>de</strong> las verda<strong>de</strong>s cristianas (inseparables <strong>de</strong> la dimensión sacramental), sino también transformar su<br />
admapu, sus costumbres ancestrales, al menos en lo que más se contra<strong>de</strong>cía con las "normas" cristianas, es <strong>de</strong>cir, la poligamia y la<br />
"borrachera". Comprendieron asimismo que para hacer posible ese proyecto era necesario superar el "Flan<strong>de</strong>s indiano", es <strong>de</strong>cir, se requería<br />
<strong>de</strong> un clima <strong>de</strong> paz, <strong>de</strong> tolerancia entre las partes; <strong>de</strong> allí que <strong>de</strong>dicaran un buen tiempo <strong>de</strong> su quehacer a la búsqueda <strong>de</strong> los medios para<br />
establecerla. Es notable, al respecto, la obra <strong>de</strong>l padre Luis <strong>de</strong> Valdivia. Su primera propuesta <strong>de</strong> paz data <strong>de</strong> 1605; la segunda, en el marco <strong>de</strong> la<br />
"guerra <strong>de</strong>fensiva," entre 1612 y 1620. Nuestra hipótesis es que si bien la guerra <strong>de</strong>fensiva fracasó en un primer momento, veinte años <strong>de</strong>spués
(1640) se expresará positivamente en la política <strong>de</strong> los parlamentos. Con ello se generó un vínculo interétnico (una relación triangular) que<br />
perdurará hasta el día <strong>de</strong> hoy.<br />
Evangelización y política se confundían igualmente más allá <strong>de</strong> la<br />
"frontera”: <strong>de</strong>bían lograr la "civilización" <strong>de</strong> los mapuches, que aceptaran el "suave yugo <strong>de</strong>l Evangelio" y "aprendieran pulicía". En otras<br />
palabras, los jesuitas <strong>de</strong>bían integrar a los mapuches a la cristiandad. Lo novedoso <strong>de</strong>l asunto era que si en el pasado ello no se había logrado ni<br />
por las armas ni por el régimen <strong>de</strong> encomienda, ahora tenía que alcanzarse exclusivamente por la potencia <strong>de</strong>l Evangelio. Éste era el <strong>de</strong>safío que
cargarían sobre sus hombros los misioneros jesuitas. Apremiados por el Rey y sus autorida<strong>de</strong>s -sobre todo porque los fondos y recursos para su<br />
quehacer provenían directamente <strong>de</strong> la Corona- y por más <strong>de</strong> una or<strong>de</strong>n religiosa celosa, se abocaron <strong>de</strong> lleno a "salvar", por los medios más<br />
sutiles, a una población "perdida en la apostasía" o en el pecado. Salvar implicaba, entonces, instaurar no sólo una "economía <strong>de</strong> salvación" sino<br />
también un or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> relaciones que hiciera <strong>de</strong>l indígena un súbdito <strong>de</strong> la Corona. En este complejo terreno sembraron las primeras semillas <strong>de</strong><br />
la Iglesia en el corazón <strong>de</strong> la Araucanía.<br />
La evaluación <strong>de</strong> esta obra realizada por los franciscanos en el siglo XVIII y XIX (Ascasubi, Sors), por historiadores <strong>de</strong> inspiraciones diversas<br />
(Barros Arana, Encina, Villalobos, Pinto) o por antropólogos (Leiva, Faron), ha sido en general negativa: los mapuches lograron resistir o<br />
fueron inmunes a la prédica <strong>de</strong> los misioneros; en otras palabras, no se cristianizaron, permaneciendo fieles a sus tradiciones religiosas.<br />
Des<strong>de</strong> nuestra manera <strong>de</strong> conceptualizar el proceso <strong>de</strong> evangelización jesuita sostenemos una posición distinta. La hipótesis central es que la<br />
acción jesuita <strong>de</strong>be ser entendida como la búsqueda <strong>de</strong>l "tercer incluido", es <strong>de</strong>cir, la búsqueda por generar un sistema <strong>de</strong> mediación entre los<br />
hispano-criollos y los mapuches. Este sistema tendría dos polos: uno es eclesial, don<strong>de</strong> la evangelización es entendida ahora como la constitución<br />
<strong>de</strong> una iglesia que logra establecerse en el seno <strong>de</strong>l pueblo mapuche gracias al sacramento bautismal; la aceptación <strong>de</strong> dicho rito <strong>de</strong>be ser<br />
entendida en las coor<strong>de</strong>nadas <strong>de</strong>l ex opere operato (es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> un significante cuyo significado <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong> las tradiciones <strong>de</strong> las partes) y no en<br />
la coor<strong>de</strong>nada <strong>de</strong>l ex opere operantis (2) . El otro es más político, y apunta a una manera diferente <strong>de</strong> interpretar el sistema <strong>de</strong> los parlamentos<br />
(régimen que se impone en las relaciones interétnicas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mediados <strong>de</strong>l siglo XVII). Nuestra hipótesis es que esta política es generada por la<br />
Or<strong>de</strong>n -se remonta al padre Luis <strong>de</strong> Valdlvia- y es mantenida por ella a lo largo <strong>de</strong> dos siglos. Los parlamentos surgen como una manera <strong>de</strong><br />
superar el estado <strong>de</strong> "la guerra <strong>de</strong> todos contra todos", es la emergencia <strong>de</strong> la "política" como posibilidad "reflexiva" <strong>de</strong> establecer el vínculo, el<br />
nexo social en las relaciones interétnicas. De este modo los dos polos son complementarios, se requieren mutuamente, <strong>de</strong> allí la importancia <strong>de</strong><br />
ser vistos en conjunto en la evaluación <strong>de</strong>l accionar jesuita.<br />
El peso cultural <strong>de</strong> este sistema <strong>de</strong> mediación se logra percibir en la "larga duración", no sólo en lo relativo al sacramento, sino que sobre todo<br />
en la fuerza que se le otorga al Estado como instancia <strong>de</strong> resolución <strong>de</strong> conflictos y <strong>de</strong> carencias. Los estudios <strong>de</strong> Sergio Villalobos sobre los tipos<br />
fronterizos <strong>de</strong>muestran el grado <strong>de</strong> injerencia que ellos tenían en el seno <strong>de</strong> la sociedad mapuche, y Osvaldo Silva, en un breve trabajo sobre la<br />
guerra y el trueque, <strong>de</strong>scribe con claridad la relevancia <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> los parlamentos para los mapuches:<br />
"Ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer parlamento, celebrado a instancias <strong>de</strong>l padre Luis <strong>de</strong> Valdivia, los nativos percibieron estas reuniones como<br />
equivalentes a las prácticas ancestrales <strong>de</strong>stinadas a vivir en paz <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un generalizado ánimo <strong>de</strong> 'guerra <strong>de</strong> todos contra<br />
todos'. Sin los parlamentos habría sido imposible el establecimiento <strong>de</strong> relaciones fronterizas porque, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el prisma aborigen, no<br />
existía un medio <strong>de</strong> asegurarse la voluntad <strong>de</strong> relaciones pacíficas en la integración <strong>de</strong> grupos antagónicos tanto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong><br />
vista étnico como sanguíneo" (3).<br />
El sistema <strong>de</strong> parlamentos afectó, según la hipótesis que sustentamos, no sólo las relaciones intraétnicas sino que también las interétnicas; más<br />
aún, gracias a las segundas es que son posibles las primeras. Lo que estaba en juego, para los mapuches, era nada menos que el problema <strong>de</strong>l<br />
"reconocimiento", cuestión que el parlamento satisfacía plenamente (4).<br />
Pensamos, a<strong>de</strong>más, que el sistema <strong>de</strong> parlamentos prefigura al sistema estatal, al Leviatán, que está presente como sistema <strong>de</strong> mediación<br />
contractual, como sistema <strong>de</strong> negociación <strong>de</strong> la paz entre las autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l Reino y las autorida<strong>de</strong>s mapuches. Estas últimas, los lonkos, ven
favorecida su autoridad gracias a la transformación interna que sufre su sociedad a través <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> la gana<strong>de</strong>ría y el comercio (5). Por<br />
tanto, se pue<strong>de</strong> sostener que el emergente Estado en Chile tuvo como "aparato" no sólo al ejército profesional (Real Situado) sino que también<br />
una "Instancia" <strong>de</strong> encuentro y <strong>de</strong> negociación: el parlamento.<br />
La importancia cultural y simbólica <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> parlamentos tanto para los mapuches como para los hispano-criollos, merece ser <strong>de</strong>stacada,<br />
porque a través <strong>de</strong> ellos po<strong>de</strong>mos compren<strong>de</strong>r los modos como en Chile se ha tratado al "otro". Estimamos que en Mesoamérica el mundo indio<br />
quedó integrado gracias a la síntesis ritual (el culto guadalupano) que es inseparable <strong>de</strong> lo nacional y estatal (6); en el mundo andino ni la síntesis<br />
nacional ni la estatal fue posible, lo serrano y lo costeño no lograron articularse en un todo (7); en Chile la síntesis es por sobre todo estatal.<br />
Según Alberto Edwards la Monarquía "reposaba sobre fuerzas espirituales heredadas <strong>de</strong> la cultura española, especialmente en el hábito<br />
tradicional <strong>de</strong> la obediencia y en el sentimiento jerárquico". (8) Esto es justamente lo que trataba <strong>de</strong> imponerse bajo la férula <strong>de</strong> la política <strong>de</strong> los<br />
parlamentos: obediencia y subordinación <strong>de</strong> los lonkos mapuches a la autoridad <strong>de</strong>l Rey. No obstante, los mapuches entendían la política <strong>de</strong> los<br />
parlamentos como un sistema <strong>de</strong> representación entre iguales; los hispano-criollos como representación que a la vez instalaba la hegemonía<br />
política hispánica en el seno <strong>de</strong> la sociedad indígena (9). Este cruce epistémico marca hasta el día <strong>de</strong> hoy nuestra situación interétnica.<br />
Esta peculiar integración <strong>de</strong> lo mapuche hace que la imaginería hispano-criolla lo haya transformado en un "fantasma", objeto <strong>de</strong> temores y <strong>de</strong><br />
sobresaltos, los que sólo se aplacaban con la mediación política (10) .<br />
Des<strong>de</strong> este horizonte se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que la obra jesuítica jugó con ambos niveles. Establecida la política <strong>de</strong> los parlamentos, se abocaron a la<br />
unidad espiritual y para ello la cuestión sacramental fue central; el bautismo fue el primer paso. Cuando se logró tuvieron la esperanza <strong>de</strong><br />
profundizar el proceso, pero para ello era necesario que la integración política se modificara, <strong>de</strong> allí que se propusieran, a mediados <strong>de</strong>l siglo<br />
XVIII, la reducción <strong>de</strong> los mapuches a pueblos. No obstante, las condiciones no estaban dadas y el intento fracasó.<br />
Otro punto que abordaremos es que para enten<strong>de</strong>r a los jesuitas es necesario remitirse al Barroco, en especial para el siglo XVII, y a la<br />
Ilustración Católica, en el siglo XVIII inseparable <strong>de</strong> lo que se conoce como "las reformas borbóni cas" (11). Con esto queremos <strong>de</strong>cir que hay<br />
un substrato -la triangulación político-ritual- que adquiere distintos énfasis cuando se pasa <strong>de</strong> un universo a otro, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> la "religión" a la<br />
"política".<br />
Evaluar la obra misionera <strong>de</strong> los jesuitas en la Araucanía es tarea difícil y compleja, tanto por el esfuerzo analítico que se requiere como por lo<br />
precario <strong>de</strong> la documentación (12) . Los resultados <strong>de</strong> esta obra fueron cuestionados, como ya lo señaláramos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fines <strong>de</strong>l siglo XVII, y siguen<br />
siéndolo hasta el día <strong>de</strong> hoy. Sin embargo es preciso no <strong>de</strong>sconocer este pasado, con todas sus secuelas para mapuches y chilenos, puesto que él<br />
gravita en la comprensión <strong>de</strong>l siglo XIX y <strong>de</strong>l XX.<br />
Otras consi<strong>de</strong>raciones teóricas<br />
ÍNDICE<br />
EXCERPTA
EXCERPTA © version HTML, diagramación y gráficos: Oscar Aguilera F.
Ayquina<br />
Ayquina tiene un diseño arquitectónico que dataría <strong>de</strong>l siglo XVI o XVII. La iglesia abajo al centro y subiendo las la<strong>de</strong>ras<br />
<strong>de</strong> la quebrada, hileras <strong>de</strong> casas contiguas, cuyos techos tocan las calles <strong>de</strong> la cota siguiente, en don<strong>de</strong> hay más hileras <strong>de</strong><br />
casas.<br />
Foto Victoria Castro ©
Toconce<br />
Toconce fue constituyéndose paulatinamente como pueblo. En el sector alto llamado Pueblo Toconce se emplaza la<br />
iglesia. El otro extremo hacia el norte recibe el nombre <strong>de</strong> Katunmarka y un tercer núcleo a la entrada <strong>de</strong>l pueblo lo<br />
llaman Quito o El Chaco.<br />
Foto Victoria Castro ©
Terrazas <strong>de</strong> Toconce<br />
Las terrazas en Toconce se construyeron en el talud sur <strong>de</strong>l río. Por el camino que llega al<br />
pueblo, lo primero que se divisa son an<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> diferentes tamaños. Amplios y<br />
monumentales algunos y otros pequeños que dan la impresión <strong>de</strong> colgarse en el acantilado.<br />
Des<strong>de</strong> la iglesia, aguas arriba <strong>de</strong>l pueblo hay kilómetros <strong>de</strong> terrazas, muchas <strong>de</strong> ellas<br />
prehispánicas.<br />
Foto Victoria Castro ©
An<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> cultivo <strong>de</strong> Ayquina<br />
Regadas con agua<br />
dulce <strong>de</strong> vertiente, los an<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> cultivo <strong>de</strong> Ayquina tienen mucho menos pendiente que<br />
las <strong>de</strong> Toconce, se emplazan a una altitud <strong>de</strong> 3000 metros don<strong>de</strong> el cañón <strong>de</strong>l río Salado es<br />
más abierto.<br />
Foto Victoria Castro ©
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
Victoria Castro R.; Varinia Varela G.; Mauricio Uribe R.; Leonor Adán A.; Claudio<br />
Mercado M<br />
Trabajo y fiesta. La Limpia <strong>de</strong> Canales<br />
"Si la pachamama me pi<strong>de</strong> que cante, cantaré"<br />
JUEVES DEL SANTO WAKI.<br />
LA VÍSPERA.<br />
Limpiando caminos<br />
En la mañana <strong>de</strong> este día, unos pocos comuneros que permanecen en el pueblo durante todo el año junto a<br />
otros que han subido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Calama, comienzan a <strong>de</strong>spejar los sectores en don<strong>de</strong> se realizarán las<br />
ceremonias colectivas <strong>de</strong> la festividad durante los días viernes y sábado.<br />
El grupo está compuesto por personajes como el presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la Junta <strong>de</strong> Vecinos <strong>de</strong>l pueblo, el o los<br />
purikamani y otros "principales" cuya presencia es indispensable en la ceremonia, porque encarnan la<br />
tradición ("saben las costumbres").<br />
También les acompañan algunos muchachos <strong>de</strong>l pueblo, que suben <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Calama a "ayudar a sus<br />
familias", como ellos dicen.<br />
Bor<strong>de</strong>ando el camino que corre a lo largo <strong>de</strong>l canal y usando la pala y el fuego, el grupo ha ido retirando<br />
los pastos y musgos que lo han cubierto durante el año. Van restaurando las partes en don<strong>de</strong> el canal se ha<br />
<strong>de</strong>teriorado y preparando los lugares don<strong>de</strong> se ofrecerán las comidas comunales <strong>de</strong>l día sábado y las áreas<br />
<strong>de</strong> cocina. Durante el recorrido se hacen algunos <strong>de</strong>scansos.
El purikamani. Las comunida<strong>de</strong>s elijen para este prestigioso cargo a una persona que sepa<br />
las costumbres <strong>de</strong> los antepasados y esté dispuesta a oficiar la ceremonia. Pue<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>sempeñarse por un tiempo ilimitado si lo hace bien, tiene interés, voluntad y<br />
posibilida<strong>de</strong>s para ejercerlo, siempre que lo apruebe la Asamblea Comunal.<br />
Al mediodía, todo el grupo vuelve al pueblo, ya que el "verda<strong>de</strong>ro trabajo" será al día siguiente. Se retiran<br />
a sus hogares para almorzar, ayudar en los preparativos <strong>de</strong> los días siguientes y esperar la ceremonia <strong>de</strong>l<br />
Santo Waki que se realizará al anochecer.<br />
Los cántaros para el Waki<br />
ÍNDICE<br />
EXCERPTA © version HTML, diagramación y gráficos: Oscar Aguilera F.
Rolf Foerster<br />
Jesuitas y mapuches: 1593-1767<br />
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
NOTAS<br />
<strong>de</strong> la Introducción<br />
(1) Una <strong>de</strong> las mayores dificulta<strong>de</strong>s que ha habido para compren<strong>de</strong>r el proceso <strong>de</strong> evangelización es la<br />
reducción <strong>de</strong> la Iglesia a su dimensión institucional, pues con ello se pier<strong>de</strong> lo más relevante. De allí que<br />
insistamos en la imagen <strong>de</strong> "cuerpo místico", que apunta a la radical novedad evangélica que se expresa<br />
en un juego simbólico en el plano <strong>de</strong>l ritual.<br />
(2) Esta distinción es crucial. Los jesuitas compren<strong>de</strong>n a cabalidad la importancia que tiene la "forma"<br />
sobre el "significado". Un párrafo De procuranda indorum salute, <strong>de</strong>l padre José <strong>de</strong> Acosta, nos pue<strong>de</strong><br />
ayudar a la comprensión <strong>de</strong> esta distinción: "Será también muy útil poner la máxima diligencia en los<br />
ritos, señales y todo culto externo, porque con ellos se <strong>de</strong>leitan y entretienen los hombres embrutecidos<br />
hasta que poco a poco se vayan olvidando y perdiendo el gusto <strong>de</strong> las cosas antiguas. Ésta fue la única<br />
causa por la que Moisés mantuvo ocupado con multitud <strong>de</strong> sacrificios y ceremonias a un pueblo tan<br />
acostumbrado a los ritos <strong>de</strong> los egipcios, pues no es primero lo espiritual, sino lo animal. Después cuidará<br />
<strong>de</strong> ir, progresivamente y con cautela, <strong>de</strong>struyendo los monumentos conmemorativos <strong>de</strong> su antigua<br />
superstición, a fin <strong>de</strong> que lleguen a olvidar completamente sus ídolos, guacas y todas sus oraciones, y en<br />
vez <strong>de</strong> ellas frecuenten obras piadosas y cristianas... En fin, hay que curar el veneno <strong>de</strong> la perversa<br />
costumbre con el antídoto <strong>de</strong> otra costumbre, a fin que <strong>de</strong> verdad se vistan <strong>de</strong> Cristo" (1984, T. I, 377).<br />
(3) Silva, 1990:89, el <strong>de</strong>stacado es nuestro. Jorge Pinto -uno <strong>de</strong> los estudiosos más prolíficos en lo referente<br />
a la evangelización <strong>de</strong> los mapuches-, nos da cuenta <strong>de</strong>l peso y relevancia que tiene la política <strong>de</strong> los<br />
parlamentos, tanto para mapuches como para jesuitas. Para él "<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la última gran rebelión<br />
mapuche <strong>de</strong> 1655, los misioneros pudieron actuar con entera libertad, sosteniendo un contacto con el<br />
indígena no violentado como antes por el soldado, encomen<strong>de</strong>ro o esclavista; pero, sin contar con el apoyo<br />
<strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s civiles y militares, <strong>de</strong>bido a que la región había <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> interesarles" (1991:8).<br />
Nuestra tesis permite <strong>de</strong>cir que los misioneros pudieron actuar con cierta libertad en la Araucanía porque<br />
la política <strong>de</strong> los parlamentos lo permitía (la que era complementaria con las instituciones <strong>de</strong> los<br />
"capitanes <strong>de</strong> amigos", "comisario <strong>de</strong> naciones", etc.). Y, asimismo, es esta política la que recibe todo el<br />
interés y apoyo por parte <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s españolas y criollas.<br />
(4) Nuevamente el problema <strong>de</strong>l reconocimiento tiene que ser leído <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la óptica <strong>de</strong> la triangulación<br />
(Girard): los lonkos tienen po<strong>de</strong>r por el reconocimiento interno gracias a que son reconocidos por lo<br />
externo (este punto ha sido tratado extensamente por Leonardo León).<br />
(5) Ver las obras <strong>de</strong> Bengoa (1985) y León (1990).<br />
(6) Ver la obra <strong>de</strong> Jacques Lafaye Quetzalcóatl y Guadalupe, México, 1977.
(7) Pue<strong>de</strong> consultarse la obra <strong>de</strong> José Carlos Mariátegui Siete ensayos <strong>de</strong> interpretación <strong>de</strong> la realidad<br />
peruana y más recientemente el texto <strong>de</strong> Alberto Flores Galindo Buscando un inca. I<strong>de</strong>ntidad y utopía én<br />
los An<strong>de</strong>s. Editorial Horizonte, Lima, 1994.<br />
(8) La fronda aristocrática, Editorial Universitaria, Santiago, 1989, p. 280.<br />
(9) En la doctrina <strong>de</strong>l Estado, propia a los siglos XVI y XVII, la potestad pública es entendida como un<br />
pacto <strong>de</strong> sumisión, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> la "posesión radical <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r por la república, la cual, al no po<strong>de</strong>r<br />
ejercerla por sí misma colectivamente, la ce<strong>de</strong> a un príncipe, a varios magnates o a magistrados elegidos<br />
por el mismo pueblo". El pacto <strong>de</strong> sumisión es, por tanto, un contrato bilateral, "por el cual el príncipe se<br />
obliga a servir al bien común y, a veces, a cumplir condiciones especiales, variables según los<br />
pueblos" (Góngora, 1951:31).<br />
(10) La sociedad nacional manifiesta este doble estándar, el doble bind, con los mapuches en cuestiones<br />
como la canción nacional, el nombre <strong>de</strong> calles, <strong>de</strong> equipos <strong>de</strong> fútbol, <strong>de</strong> grupos políticos, etc.<br />
(11) En ambos universos culturales los jesuitas tuvieron un papel central. El padre Alonso <strong>de</strong> Ovalle es<br />
señalado por más <strong>de</strong> un autor como la figura más <strong>de</strong>stacada <strong>de</strong> nuestro Barroco. Los estudios <strong>de</strong> Mario<br />
Góngora y Gabriel Guarda sobre la Ilustración Católica en Chile mencionan, <strong>de</strong> forma reiterada, a los<br />
padres Ignacio Molina, Joaquín Villarreal, Gómez <strong>de</strong> Vidaurre y Manuel Lacunza. Recientemente<br />
Jocelyn- Holt ha señalado que los jesuitas "habían hecho serios esfuerzos para conciliar", durante los<br />
siglos XVI y XVII, la "mo<strong>de</strong>rnidad y la tradición": "Junto con propiciar un or<strong>de</strong>namiento orgánico<br />
patrimonial escolástico medieval, se adscribieron a la i<strong>de</strong>a imperial en su versión nacional, sentaron las<br />
bases <strong>de</strong> un <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> gentes que ha sido calificado como mo<strong>de</strong>rno, apoyándose en una visión<br />
iusnaturalista, conciliaron sistemas <strong>de</strong> producción comunitarios con enfoques empresariales altamente<br />
eficientes permitiéndoles participar en el comercio intercolonial y, por último, se mostraron relativamente<br />
abiertos al nuevo pensamiento ilustrado. Este intento <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>rnización <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva todavía<br />
tradicional fue, sin embargo, abruptamente cortado. Con posterioridad a 1767 sólo cupo armonizar la<br />
continuidad y el cambio <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un contexto conceptual mo<strong>de</strong>rnizante" (1992:107).<br />
(12) Al respecto reconocemos que este trabajo sería imposible sin las obras <strong>de</strong> historiadores como Henrich,<br />
Lozano, Hanisch, Villalobos, Pinto, León, Astrain, Bengoa, Zapater, Casanova, Silva y <strong>de</strong> numerosas tesis<br />
<strong>de</strong> doctorado y licenciatura como la <strong>de</strong> Casanueva, Mén<strong>de</strong>z, Korth, Bravo.<br />
(13) Hinkelammert, 1987:152.<br />
(14) Borges, 1986 :237.<br />
(15) Cousiño, 1990 :11-12.<br />
(16) Paz, 1982:80.<br />
(17) Orozco, 1981:50.
(18) Morandé, 1984:144 y ss.<br />
(19) Ricard, 1986:21.<br />
(20) Cazeneuve, 1971:15.<br />
(21) Dättwyler, 1990:14-15.<br />
(22) Dättwyler, 1990:15-18.<br />
(23) Dättwyler, 1990.<br />
(24) Dättwyler, 1990:21.<br />
(25) Astrain, T.II:437.<br />
(26) Por eso dice la Escritura, que "Es mejor la obediencia que no los sacrificios", porque según San<br />
Gregorio, "Por otros sacrificios mátase carne ajena; mas por la obediencia sacrificase la voluntad<br />
propia" (Carta).<br />
(27) Mario Góngora comenta positivamente una afirmación <strong>de</strong> Pedro Morandé -los jesuitas como<br />
antepasado <strong>de</strong> los Desarrollistas hispanoamericanos- en los siguientes términos: "Aparentemente sería<br />
todo lo contrario: los jesuitas son eminentes representantes <strong>de</strong>l Barroquismo, y trataron <strong>de</strong> atraer,<br />
mediante Congregaciones y fiestas fervorosas, a criollos, indios, mulatos y negros; custodian los cantares<br />
indígenas, etc. En el siglo XIX, continúan, en formas diferentes, pero con el mismo sentido, sus<br />
concepciones y activida<strong>de</strong>s. Pero, yo diría, confirmando la observación <strong>de</strong>l autor, que todas esa tareas y<br />
activida<strong>de</strong>s eran <strong>de</strong>masiado "planificadas", <strong>de</strong>masiado calculadas según una psicología ya "mo<strong>de</strong>rna", un<br />
Renacentismo aplicado (como lo es su Ratio Studiorum), una técnica <strong>de</strong> la voluntad; la Compañía, a mi<br />
juicio, carece <strong>de</strong>l trasfondo contemplativo y metafísico <strong>de</strong> las ór<strong>de</strong>nes medievales" (1985:130). Nosotros<br />
compartimos estos juicios.
Rolf Foerster<br />
Jesuitas y mapuches: 1593-1767<br />
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
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Jesús Rector <strong>de</strong>l Colegio <strong>de</strong> Castro", en Furlong "Vida apostólica y glorioso...", 1945 (en esta edición<br />
Furlong atribuye como autor al padre Alemán, pero en su texto <strong>de</strong> 1963 "Nicolás Mascardi", aclara que la<br />
autoría pertenece a Rosales).<br />
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1614 "Señor. Por la información que ha embiado a V.M. el Padre Luys <strong>de</strong> Valdiuia hecha ante el<br />
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Chilena, T.II:120-123.<br />
1615 "Señor. El Padre Gaspar Sobrino <strong>de</strong> la Compañía <strong>de</strong> Iesus, propone a V.Magestad algunas razones,<br />
que prueuan a la eficacia <strong>de</strong> los medios resueltos cerca los negocios <strong>de</strong>l dicho Reyno", en Biblioteca<br />
Hispano-Chilena, T.II:140-154.<br />
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1613 "Señor. Fray Pedro <strong>de</strong> Sosa <strong>de</strong> la Or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> S. Francisco. Guardian <strong>de</strong>l convento <strong>de</strong> S. Francisco <strong>de</strong> la<br />
ciudad <strong>de</strong> Santiago en el Reyno <strong>de</strong> Chile, dize, que el dicho Reyno le embia...", en Biblioteca Hispano-<br />
Chilena, T.II:132-135.<br />
1614 "Señor. Fray Pedro <strong>de</strong> Sosa <strong>de</strong> la Or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> S. Francisco, Predicador y Guardian <strong>de</strong>l Covento <strong>de</strong> la<br />
misma Or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Santiago, Reyno <strong>de</strong> Chile, dize...", en Biblioteca Hispano-Chilena, T.II:135-140.<br />
1616a "Señor, Fray Sosa Guardian <strong>de</strong>l Convento <strong>de</strong> S.Francisco <strong>de</strong> Santiago, <strong>de</strong>l Reyno <strong>de</strong> Chile, dize: que<br />
con la obediencia <strong>de</strong> su superior, y por bien espiritual y temporal <strong>de</strong> aquellas Provincias, salio <strong>de</strong> ellas<br />
para estos Reynos con cartas <strong>de</strong> la Real Audiencia, po<strong>de</strong>res, y recaudos <strong>de</strong>l Gobernador, Ejército militar y<br />
ciuda<strong>de</strong>s", en Biblioteca Hispano-Chilena, T.II:155-158.<br />
1616b "Memorial <strong>de</strong>l peligroso estado espiritual y temporal <strong>de</strong>l Reyno <strong>de</strong> Chile", en Biblioteca Hispano-<br />
Chilena, T.II:158-193.<br />
1616c "Señor. Fray Pedro <strong>de</strong> Sosa, <strong>de</strong> la Or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> San Francisco. Dize, que ha hecho cuanto ha sido <strong>de</strong> su<br />
parte, porque V.M. sea satisfecho, <strong>de</strong> cuan nocivos han sido los medios que se han executado en el Reyno<br />
<strong>de</strong> Chile" en Biblioteca Hispano- Chilena, T.II:193-208.<br />
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1593c Carta <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1593, en Monumenta Peruana, Vol.V, pág.:471-474.<br />
1606 Arte y Gramática <strong>de</strong> la lengua que corre en todo el reyno <strong>de</strong> Chile, con un vocabulario y confesionario...<br />
que examinaron y aprobaron los dos Reverendíssimos Señores Obispos <strong>de</strong> Chile cada cual <strong>de</strong> su Obispado,<br />
Lima. Usamos la edición facsimilar <strong>de</strong> Julio Platzmann, Leipzig, Teubner, 1887.<br />
1607 "Copia <strong>de</strong> una carta <strong>de</strong>l Padre Luys <strong>de</strong> Valdiuia para el Señor Con<strong>de</strong> Lemos Presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Indias,<br />
fecha en Lima a 4 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1607. En que da particular relacion <strong>de</strong> lo tocante a sucedido en la guerra, y<br />
pazes <strong>de</strong> la prouincia <strong>de</strong> Chile, adon<strong>de</strong> le embió el Virrey <strong>de</strong>l Piru, y <strong>de</strong> lo particular que allá hizo" en<br />
Biblioteca Hispano- Chilena, T.II:49-56.<br />
1609 "Señor. El Padre Luis <strong>de</strong> Valdiuia, <strong>de</strong> la Compañía <strong>de</strong> Iesus, dize: Que el Virrey <strong>de</strong>l Pirú ha escrito a<br />
V.M. en esta flota <strong>de</strong> 1609, su parecer cerca <strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong> Chile: y para lo que se durare sobre el, y<br />
pon<strong>de</strong>rar su importancia le embió a estos Reynos. Y en razon <strong>de</strong>sto suplica a V.M. man<strong>de</strong> se vea en sus<br />
Consejo el dicho parecer: y visto, se lean los apuntamientos siguientes, que importa mucho para su<br />
intiligencia", en Biblioteca Hispano-Chilena, T.II:57-60.<br />
1610 "Señor. El Padre Luis <strong>de</strong> Valdiuia <strong>de</strong> la Compañia <strong>de</strong> Iefus, Digo, que siendo V.M. informado, <strong>de</strong> la<br />
importancia gran<strong>de</strong> cortar la guerra <strong>de</strong> Chile, que ha durado cincuenta y ocho años con tantos daños y fin<br />
efeto <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>racion...", en Biblioteca Hispano-Chilena, T.II:60-93.<br />
1612a Carta <strong>de</strong>l Padre Luis <strong>de</strong> Valdivia, Lebu, diciembre <strong>de</strong> 1612, en Blanco 1937:523-525.<br />
1612b "Relación <strong>de</strong> lo que sucedió en la jornada que hicimos el Señor Presi<strong>de</strong>nte Alonso <strong>de</strong> Ribera...", se<br />
encuentra en la "Relación..." <strong>de</strong> 1614, en Biblioteca Hispano-Chilena, T.II:109-117 y en Gay T.II:281-294.
1613a "Carta <strong>de</strong>l Padre Valdivia a su Majestad (septiembre 1 <strong>de</strong> 1613)", en Blanco 1937:541-550.<br />
1613b "Carta <strong>de</strong>l Padre Valdivia a su Majestad, Fuerte <strong>de</strong> la Esperanza, febrero 20 <strong>de</strong> 1613", en Blanco<br />
1937:551-561.<br />
1613c "Memorial al Rey <strong>de</strong>l Padre Luis <strong>de</strong> Valdivia sobre la guerra <strong>de</strong> Chile", en Blanco 1937:563-565.<br />
1614 "(Un IHS). Relacion <strong>de</strong> lo qve svcedio en el Reyno <strong>de</strong> Chile, <strong>de</strong>spues q el el Padre Luys <strong>de</strong> Valdiuia,<br />
<strong>de</strong> la Compañia <strong>de</strong> Iesvs, entró en el con sus ocho compañeros Sacerdotes <strong>de</strong> la misma Compañia, el año<br />
<strong>de</strong> 1612", en Biblioteca Hispano-Chilena, T.II:94-120.<br />
1616a Carta a Consejero <strong>de</strong> Indias, datada en Concepción a 5 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1616, J.T. Medina "Manuscritos<br />
para la Historia <strong>de</strong> Chile", Vol.115, Nº1972.<br />
1616b Carta a un Consejero <strong>de</strong> Indias, datada en Concepción a 20 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1616, J.T. Medina<br />
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1621 Nueve Sermones en lengua <strong>de</strong> Chile, Impreso en Valladolid, y reimpreso en Santiago <strong>de</strong> Chile en la<br />
Imprenta Elsevariana, 1897.<br />
1622 "Señor. El Padre Luys <strong>de</strong> Valdiuia Viceprouincial <strong>de</strong> la Compañia <strong>de</strong> Ieus en el Reyno <strong>de</strong> Chile.<br />
Digo, que la mayor parte <strong>de</strong> mi vida, he gastado en la conuercion y pacificacion <strong>de</strong>l dicho Reyno, adon<strong>de</strong><br />
fuy embiado por mis superiores 29 años ha, y aprendi y exercite las lenguas que alli corren, y hize Artes<br />
por don<strong>de</strong> los <strong>de</strong>mas <strong>de</strong>prendiesen, etc.", en Biblioteca Hispano-Chilena, T.II:220- 239.<br />
1647 "Vida <strong>de</strong>l padre Martín <strong>de</strong> Aranda Valdivia, que murio por Cristo", en padre Ivan Eusebio<br />
Nieremberg Vidas ejemplares y venerables memorias <strong>de</strong> algunos claros varones <strong>de</strong> la Compañía <strong>de</strong> Jesús, T.<br />
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Jesuitas y mapuches: 1593-1767<br />
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
Otras consi<strong>de</strong>raciones teóricas<br />
Respon<strong>de</strong>r a<strong>de</strong>cuadamente a la pregunta que abre la presencia jesuita en el seno <strong>de</strong> la sociedad mapuche, obliga a<br />
ciertas precisiones teóricas. La primera tiene que ver con los efectos no esperados <strong>de</strong> la acciones intencionales, o si se<br />
quiere consecuencias no previstas <strong>de</strong> acciones racionales hechas con los mejores propósitos. Las consecuencias que se<br />
<strong>de</strong>rivan son importantes: "La estructura como algo objetivamente dado impone límites a las acciones humanas<br />
intencionales, lo que hace que estas acciones siempre conlleven consecuencias que no resultan <strong>de</strong> las intenciones<br />
directas <strong>de</strong> los actores; por lo tanto, tampoco pue<strong>de</strong>n ser explicadas por las intenciones <strong>de</strong> estos actores. Estos efectos nointencionales<br />
<strong>de</strong> las acciones intencionales pue<strong>de</strong>n ser incluso <strong>de</strong>structores y contraproducentes, transformando las<br />
intenciones <strong>de</strong> la acción precisamente en su contrario. En consecuencia, al consi<strong>de</strong>rar las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> éxito <strong>de</strong> las<br />
acciones intencionales, es preciso consi<strong>de</strong>rar estos efectos en la estructura y los posibles efectos no-intencionales <strong>de</strong> la<br />
acción intencional. Como estos efectos no-intencionales no se <strong>de</strong>ben simplemente a intenciones <strong>de</strong> los actores, no pue<strong>de</strong>n<br />
ser modificados por un cambio en estas intenciones, sino solamente por un cambio <strong>de</strong> las estructuras <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las<br />
cuales actúan” (13).<br />
Estas consi<strong>de</strong>raciones son relevantes porque, como veremos, las acciones <strong>de</strong> los jesuitas <strong>de</strong>ben ser analizadas en esa doble dimensión (teniendo presente<br />
el "ámbito estructural"). Esto a<strong>de</strong>más nos separa <strong>de</strong> las lecturas tradicionales, hechas por los historiadores, que sólo ponen atención a los motivos y<br />
efectos <strong>de</strong> las acciones intencionales emprendidas por la Or<strong>de</strong>n. Ejemplos <strong>de</strong> esto los veremos cuando abor<strong>de</strong>mos los asuntos <strong>de</strong> la guerra y <strong>de</strong> la<br />
esclavitud, <strong>de</strong> la política sacramental, <strong>de</strong>l apoyo y gestión <strong>de</strong> los parlamentos, etc.<br />
Otra cuestión tiene que ver con los juicios éticos que se emitan. La historiografía liberal opera habitualmente con la ética <strong>de</strong> los imperativos categóricos<br />
(Kant), es <strong>de</strong>cir, con una ética <strong>de</strong> las buenas intenciones. Des<strong>de</strong> ese horizonte la evaluación <strong>de</strong> la evangelización (tarea prioritaria <strong>de</strong> la or<strong>de</strong>n misionera
jesuita) es hecha <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los efectos (no esperados), los que sirven para poner en cuestión o en entredicho las buenas intenciones. Así se pasa por alto la<br />
mediación estructural y con ello el misionero siempre podrá aparecer como un sujeto perverso, que escon<strong>de</strong> tras sus buenas intenciones las malas<br />
(entendidas como las verda<strong>de</strong>ras).<br />
La segunda precisión teórica tiene que ver con el problema <strong>de</strong> la totalidad. Pensamos que la obra misionera jesuita requiere, para su justa comprensión,<br />
<strong>de</strong>l conocimiento a<strong>de</strong>cuado <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados procesos históricos y <strong>de</strong> un conjunto <strong>de</strong> coor<strong>de</strong>nadas culturales (ambas nos aproximan a la mediación<br />
estructural) que configliran una totalidad significativa. Sólo si se tiene a la vista esa totalidad pertinente, las partes adquieren todo su valor. Mucho se ha<br />
avanzado en ello (J. Pinto, H. Zapater), no obstante, la dimensión antropológica, la menos consi<strong>de</strong>rada hasta el momento, aporta elementos fundamentales<br />
al sistema. Enunciemos las más relevantes.<br />
1. EL UNlVERSALISMO / PARTICULARISMO<br />
El proyecto misionero <strong>de</strong> la or<strong>de</strong>n jesuita está tensionado por su presencia en distintos y variados contextos políticoculturales: América, Africa, Asia,<br />
Japón, etc. Incluso José <strong>de</strong> Acosta al referirse a América se ve obligado a distinguir una diversidad <strong>de</strong> situaciones.<br />
La emergencia <strong>de</strong>l universalismo no pue<strong>de</strong> ser atribuida exclusivamente a los jesuitas, ya que a mediados <strong>de</strong>l siglo XVI se hace presente en toda América.<br />
Pedro Borges precisa que "esta corriente <strong>de</strong> hispanización <strong>de</strong>l indio parece difuminada como i<strong>de</strong>al civilizador <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la década <strong>de</strong> 1530 en a<strong>de</strong>lante, para<br />
<strong>de</strong>jar paso a un concepto <strong>de</strong> civilización más amplio, insinuado ya por los obispos <strong>de</strong> Nueva España al hablar en 1537 <strong>de</strong> 'españoles y naciones cristianas'.<br />
El cambio <strong>de</strong> mentalidad parece haber coincidido con el paso <strong>de</strong>finitivo <strong>de</strong> la evangelización <strong>de</strong> las Antillas al continente y con la toma <strong>de</strong> la iniciativa<br />
por las gran<strong>de</strong>s ór<strong>de</strong>nes religiosas, <strong>de</strong> espíritu más universalista" (14). Pensamos que es justamente la or<strong>de</strong>n jesuita la que mejor encarna en los hechos ese<br />
nuevo espíritu.<br />
Esta dimensión, a<strong>de</strong>más, es la que permite sustentar la hipótesis <strong>de</strong> la mediación y <strong>de</strong> la emergencia <strong>de</strong> relaciones triangulares.
2. LOS JESUITAS COMO EXPRESlÓN DE LA CONTRARREFORMA.<br />
EL BARROCO<br />
Esta realidad permite visualizar con más precisión el tema <strong>de</strong>l universalismo. Aquí existen dos situaciones: por un lado, el concepto <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad, ya sea<br />
por oposición o por pertenencia; por otro, los <strong>de</strong>bates en torno al rito (lo que se traduce en el papel <strong>de</strong> la Iglesia). Ambas problemáticas son hoy tratadas<br />
bajo el concepto <strong>de</strong>l Barroco. El Barroco tiene como centro al rito y éste se constituye a partir <strong>de</strong>l principio <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad por pertenencia. La i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>l<br />
sujeto -su lugar, su nombre, su rostro- no se constituiye en la dialéctica <strong>de</strong> la negación <strong>de</strong>l otro, sino por el <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> vínculos <strong>de</strong> pertenencia<br />
compartida.<br />
Recor<strong>de</strong>mos que en el Concilio <strong>de</strong> Trento se <strong>de</strong>finió que el sacrificio <strong>de</strong> la misa es el memorial y la representación <strong>de</strong>l sacrificio <strong>de</strong> la cruz, con el mismo<br />
sacrificador y la misma ofrenda; los dos sacrificios no se diferencian más que en la forma <strong>de</strong> otorgar la ofrenda. Lo mismo es válido para los sacramentos:<br />
ellos son un signo eficaz por sí mismo. El peso que con esto adquiere el ritual es innegable. El ritual dominará el espacio <strong>de</strong> lo público.<br />
Las consi<strong>de</strong>raciones <strong>de</strong> Carlos Cousiño son pertinentes respecto a lo señalado. Ellas resumen en parte los aportes <strong>de</strong> Pedro Morandé: "América Latina<br />
nace mo<strong>de</strong>rna, mas no en un sentido ilustrado sino en uno barroco". Este dato sería fundamental e implica dos cosas: primero, que "la lógica <strong>de</strong> su<br />
or<strong>de</strong>namiento social no está marcada por el intercambio mercantil"; y segundo, "que el medio sobre el que <strong>de</strong>scansa su vida cultural no es el texto<br />
escrito". En el Barroco "se encuentra expresado el intento <strong>de</strong> armonizar el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> estructuras universales con el respeto a la particularidad <strong>de</strong> las<br />
culturas. Tal posibilidad <strong>de</strong>scansa sobre la capacidad <strong>de</strong> constituir un espacio <strong>de</strong> encuentro entre personas que dé lugar a una eticidad no reducible a la<br />
lógica estructural. En tal sentido, se trata <strong>de</strong> reivindicar la relevancia <strong>de</strong>l espacio público como lugar <strong>de</strong> la 'cultura', en contraposición a la re<strong>de</strong>finición que<br />
hace la Iluistración <strong>de</strong> ese espacio como esfera 'social', es <strong>de</strong>cir, como ámbito <strong>de</strong> la interacción entre individuos privados orientados por la búsqueda <strong>de</strong><br />
sus intereses partictilares y articulados por la lógica <strong>de</strong>l Estado y <strong>de</strong>l mercado. El fundamento barroco <strong>de</strong> América Latina ha permitido que el espacio<br />
público no haya sido aún <strong>de</strong>l todo re<strong>de</strong>finido en términos mercantiles y políticos, evitando así el proceso <strong>de</strong> radical privatización <strong>de</strong> aquellas respuestas<br />
que conciernen a las preguntas en torno al sentido <strong>de</strong> la existencia humana, y que se encuentra en el núcleo <strong>de</strong> la cultura <strong>de</strong> los pueblos" (15). No cabe<br />
duda <strong>de</strong> que esta línea teórica nos permite compren<strong>de</strong>r o captar una parte <strong>de</strong>l sentido <strong>de</strong> los parlamentos.<br />
Existiría, a<strong>de</strong>más, una relación inseparable y fecunda entre el espacio público barroco y el hombre barroco. Lo que domina, en ambos niveles, es la<br />
imagen visual. La poesía barroca queda <strong>de</strong>finida por las "invenciones <strong>de</strong>l ingenio", don<strong>de</strong> las metáforas y paradojas "<strong>de</strong>scubren las correspon<strong>de</strong>ncias<br />
secretas que unen a los seres y a las cosas entre ellos y consigo mismo". Así, el Barroco "aspira a dominar al objeto, pero no por el equilibrio sino por la<br />
exasperación <strong>de</strong> las contradicciones" (16). Alma y cuerpo, cielo y tierra, trascen<strong>de</strong>ncia e inmanencia, marcan el impulso <strong>de</strong>l alma barroca: "El hombre <strong>de</strong>l<br />
Barroco se encuentra entre dos fuerzas o impulsos que lo mueven, no en esa sola línea ascensional, que lo levanta, como se sintió mover el hombre <strong>de</strong> la<br />
Edad Media. Su ansia <strong>de</strong> lo infinito se la ha avivado la espiritualidad contrarreformista, las próximas y abundantes experiencias <strong>de</strong> los místicos, los<br />
vivientes ejemplos <strong>de</strong> la santidad. Pero al mismo tiempo se siente animado <strong>de</strong> otro impulso que lo mueve en sentido horizontal hacia lo terreno, hacia la<br />
concreta realidad que le ro<strong>de</strong>a: hacia lo humano hacia la naturaleza, cuyas bellezas externas y algo <strong>de</strong> sus secretos ha <strong>de</strong>scubierto el Renacimiento. Esa<br />
atracción <strong>de</strong> la realidad toda -hacia todo en lo que alienta la vida o se proyecta lo humano-, le hace recrearse sensorial y hasta sensualmente en la<br />
concretez y finitud <strong>de</strong> todos sus halagos corporales. No es extrano, aunque sí paradójico, el que el artista resalte con vigor lo infinito y concreto <strong>de</strong> toda la<br />
realidad visible, al mismo tiempo que <strong>de</strong>scubre, como nunca, su relación y <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> lo eterno” (17).
Sin duda que el espíritu <strong>de</strong>l Barroco era el más a<strong>de</strong>cuado para que el "nuevo mundo" lo hiciera suyo, pues podía unir (contradictoriamente) lo alto con lo<br />
bajo, lo vulgar con lo sublime, lo ajeno con lo propio, al español con lo indio. Es este espíritu el que dominará en América, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fines <strong>de</strong>l siglo XVI, y el<br />
que permitirá superar la política <strong>de</strong> "tabla rasa" <strong>de</strong> las décadas anteriores.<br />
3. EL TEMA DEL SACRIFICIO Y DEL RITO<br />
De relevancia también es <strong>de</strong>finir el ámbito <strong>de</strong> lo religioso, o mejor dicho, ver cómo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la experiencia cultural-religiosa se tematiza el problema <strong>de</strong>l<br />
límite (oposición naturaleza/cultura). Los estudios antropológicos (Girard) y sociológicos (Morandé) abordan esta cuestión a través <strong>de</strong>l sacrificio,<br />
distinguiendo al menos dos o más universos diferentes (culturas <strong>de</strong> la "palabra", culturas <strong>de</strong>l "rito"). Estos elementos nos permiten aproximarnos a los<br />
puntos <strong>de</strong> encuentro/<strong>de</strong>sencuentro entre jesuitas y mapuches.
En este punto asumimos las tesis <strong>de</strong> Pedro Morandé: l. La síntesis cultural latinoamericana tiene fecha <strong>de</strong> nacimiento: el encuentro ocurrido en el siglo<br />
XVI entre las culturas hispanolusitana, aborígenes y negras. 2. Tal síntesis se produce por relaciones asimétricas entre los tres componentes, puesto que se<br />
da en un contexto específico <strong>de</strong> conquista, dominación y esclavitud. Sin embargo, esta dominación, lejos <strong>de</strong> impedir la síntesis, la posibilita, puesto que<br />
todos se ven obligados a re<strong>de</strong>finir sus categorías culturales para aceptar la presencia <strong>de</strong>l otro (sea en carácter <strong>de</strong> siervo, <strong>de</strong> señor, <strong>de</strong> mestizo, <strong>de</strong><br />
comerciante, etc.). 3. La comunicación entre estos tres elementos <strong>de</strong> la síntesis se produce antes en el plano <strong>de</strong>l ritual que en el plano <strong>de</strong> la palabra,
aunque por cierto esta última también jugó su papel. La razón <strong>de</strong> ello es que las culturas aborígenes, a pesar <strong>de</strong> sus ricas mitologías, no habían<br />
<strong>de</strong>sarrollado sistemas filosóficos comparables a los europeos, y su principio <strong>de</strong> cohesión y síntesis social residía en el rito antes que en el logos. La<br />
cultura hispano-lusitana era una cultura <strong>de</strong>l logos (como se mostró en las primeras orientaciones milenaristas <strong>de</strong> la evangelización), pero a partir <strong>de</strong>l<br />
Barroco tri<strong>de</strong>ntino se muestra cada vez más como una cultura <strong>de</strong>l rito, <strong>de</strong>l sacramento o, si se quiere, <strong>de</strong>l logos hecho carne. Des<strong>de</strong> este punto <strong>de</strong> vista el<br />
encuentro <strong>de</strong>l siglo XVI también fue para los españoles un tito. La hipótesis al respecto es que sólo don<strong>de</strong> logró reconocerse la "eficacia simbólica" <strong>de</strong> los<br />
rituales -y el caso latinoamericano fue uno <strong>de</strong> ellos- se sentaron las bases para una nueva síntesis entre la cultura cristiana europea y las distintas culturas<br />
aborígenes (18).<br />
4. LA IGLESIA COMO CONCEPTO.<br />
LA RELEVANCIA DE LA DIMENSIÓN RITUAL<br />
La literatura, sobre todo liberal, reduce la Iglesia a su papel institucional, i<strong>de</strong>ntificando en casi todos los casos al clero con la Iglesia. También la literatura<br />
eclesiológica cae en la misma i<strong>de</strong>ntificación, <strong>de</strong> allí que la historia <strong>de</strong>l "cuerpo <strong>de</strong> Cristo" que<strong>de</strong> subsumida en una simple enumeración cronológica <strong>de</strong><br />
obispos y <strong>de</strong> sus obras, <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las diócesis, <strong>de</strong> los resultados <strong>de</strong> la evangelización en términos sacramentales, etc. Nosotros estimamos que el<br />
concepto <strong>de</strong> Iglesia <strong>de</strong>be ampliarse e incluir al "pueblo creyente", a su "religiosidad popular". En esta línea nos parece central la argumentación <strong>de</strong> Ricard:<br />
"... el fin esencial <strong>de</strong> la misión entre los infieles no es la conversión <strong>de</strong> los individuos sino, ante todo, el establecimiento <strong>de</strong> la Iglesia<br />
visible, con todos los órganos e instituciones que implica esta expresión <strong>de</strong> Iglesia visible".<br />
Ricard compren<strong>de</strong> que aquí se ubica la especificidad <strong>de</strong>l catolicismo frente a las misiones protestantes, para las cuales:<br />
"...lo que queda en primer término es la conversión individual, y pienso, por lo <strong>de</strong>más, que esta concepción encaja también <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la<br />
línea lógica <strong>de</strong>l espíritu <strong>de</strong> la Reforma" (19) .<br />
Una <strong>de</strong> las formas más prístinas <strong>de</strong> visibilidad <strong>de</strong> la Iglesia es su dimensión sacramental. Ahora bien, lo que nos interesa <strong>de</strong>stacar es que esa dimensión es<br />
antes que nada ritual. Es en este plano don<strong>de</strong> se produce el encuentro entre las tradiciones católicas hispanas y las tradiciones indígenas.<br />
Todo esto nos lleva a valorar los estudios sobre la ritualidad y sus simbolismos.<br />
La tercera precisión teórica se relaciona con la contingencia y el sujeto histórico: La función simbólica <strong>de</strong> la cultura.<br />
El antropólogo (enfrentado a la cultura) observa como "los hombres ejecutan acciones no sólo susceptibles <strong>de</strong> merecer el calificativo <strong>de</strong> inútiles por parte<br />
<strong>de</strong> quien las juzga <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el ámbito <strong>de</strong> la pura positividad, sino a menudo embarazosas, perjudiciales, a veces dolorosas, hasta crueles" (20). Si la<br />
exigencia <strong>de</strong> la totalidad es imperiosa, el análisis <strong>de</strong>be incluir entonces "aquellos comportamientos sociales que... no se explican por las finalida<strong>de</strong>s preplanificadas<br />
atribuidas a ellos, ya sea por los actores mismos o por un observador que quisiera realizar un cálculo <strong>de</strong> costo-beneficio. Éstos son,
genéricamente, los comportamientos propiamente culturales presentes en toda sociedad, que aun cuando la investigación empírica ha mostrado que<br />
también pue<strong>de</strong> tener una dimensión <strong>de</strong> utilidad, no pue<strong>de</strong>n ser reducidos a ella ni a cualquier función <strong>de</strong> la estructura social" (21).<br />
Gracias a los aportes <strong>de</strong> la antropología simbólica (Lévi-Strauss) y <strong>de</strong> la sociología <strong>de</strong> la cultura (Alfred Weber) es posible aproximarse al concepto <strong>de</strong><br />
cultura como "un conjunto <strong>de</strong> acciones cuya eficacia es, al menos en su parte sustancial, <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n simbólico y no organizasional", o el modo "como cada<br />
pueblo vivencia su existencia histórica, otorgándole un sentido a las <strong>de</strong>terminaciones que tanto la naturaleza como los entes sociales le imponen a su<br />
existencia. Este sentido se expresa tanto en las acciones sociales como en las obras que expresan su capacidad creativa: la arquitectura, las Bellas Artes, la<br />
literatura, la religiosidad" (22).<br />
La fuerza y especificidad <strong>de</strong> la dimensión simbólica implica que los símbolos son contingentes en su significación, sujetos a una permanente<br />
interpretación. De allí entonces que el símbolo sea "un elemento disruptivo que re<strong>de</strong>fine un sistema <strong>de</strong> significación... [que] opere como comunicador<br />
entre un nivel <strong>de</strong> significación y otro... [que juegue] el papel <strong>de</strong> comunicador constante entre los distintos niveles <strong>de</strong> significación <strong>de</strong>l lenguaje". Des<strong>de</strong><br />
esta perspectiva "El lenguaje <strong>de</strong>l rito, como todo lenguaje simbólico, está abierto a una ilimitada interpretación bajo distintas subordinaciones <strong>de</strong> sentido,<br />
pero no se agota jamás en una sola <strong>de</strong> estas interpretaciones, ni pue<strong>de</strong> ser consecuentemente reducido a una <strong>de</strong> ellas" (23).<br />
Abordar la contingencia, el problema <strong>de</strong>l límite, pue<strong>de</strong> ser realizado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> dos horizontes: el <strong>de</strong> la acción social o el <strong>de</strong> la cultura. En el primer caso, "la<br />
in<strong>de</strong>terminación se presenta como oposición entre las conductas socialmente pautadas y el or<strong>de</strong>n espontáneo, entendido como un or<strong>de</strong>n no estructurado<br />
por las funciones sociales sino por las contingencias <strong>de</strong> los sujetos". En el segundo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cultura, "más que un problema <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n o <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n, la<br />
contingencia remite el análisis <strong>de</strong>l sentido <strong>de</strong> la presencia y pertenencia <strong>de</strong>l sujeto histórico, <strong>de</strong> su libertad frente al or<strong>de</strong>n social, y <strong>de</strong> su manera <strong>de</strong><br />
expresar la vivencia <strong>de</strong>l material existencial que las circunstancias le suscitan" (24).<br />
De más está señalar la importancia <strong>de</strong> estas consi<strong>de</strong>raciones para el tratamiento <strong>de</strong> la evangelización, <strong>de</strong>l encuentro entre ambas culturas, <strong>de</strong> la<br />
constitución <strong>de</strong> los sujetos, etc. Hechas estas precisiones po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>splazarnos con más claridad hacia nuestro asunto.<br />
La Compañía <strong>de</strong> Jesús y el jesuita<br />
ÍNDICE<br />
EXCERPTA<br />
EXCERPTA © version HTML, diagramación y gráficos: Oscar Aguilera F.
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
Los cántaros para el Waki<br />
En Toconce, durante la tar<strong>de</strong>, uno <strong>de</strong> los purikamani se encarga <strong>de</strong> retirar los cántaros <strong>de</strong><br />
cerámica que él ha fabricado para esta ocasión y que se utilizarán como ofrenda para el<br />
Un alfarero en Toconce ha trabajado varias semanas para producir cerámica con<br />
motivo <strong>de</strong> la ceremonia. El par <strong>de</strong> jarros será usado en el Santo waki.<br />
Santo Waki. Entre las cenizas <strong>de</strong>l fuego <strong>de</strong> la cochura, el artesano extrae con <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za un gran<br />
número <strong>de</strong> tiestos y separa cuatro cántaros y dos vasijas pequeñas <strong>de</strong> forma arriñonada, los<br />
tinkeros, que <strong>de</strong>posita en una caja. Los cántaros se disponen uno al lado <strong>de</strong>l otro y los tinkeros<br />
sobre las bocas <strong>de</strong> dos <strong>de</strong> ellos. Un par <strong>de</strong> cántaros y su tinkero <strong>de</strong>ben ser elegidos por los
purikamani para usarlos en la "mesa' ritual <strong>de</strong>l Santo Waki <strong>de</strong> esta noche y se nombrarán así: uno<br />
para los hombres y otro para las mujeres, uno para los "antiguos" y uno para las "almas".<br />
Fogón tapado. El lugar <strong>de</strong> cochura está<br />
siempre cerca <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong>l alfarero. Ha<br />
preparado un círculo <strong>de</strong> piedras y en la<br />
superficie interna ha dispuesto fragmentos <strong>de</strong><br />
cerámica y arena. Durante la noche ha<br />
vigilado varias veces que el encendido <strong>de</strong>l<br />
fogón sea el óptimo para una buena cocción.<br />
Al mediodia se vuelve al fogón cuando las<br />
vasijas ya estan cocidas y toman el nombre <strong>de</strong><br />
loza. Una vez frías, se prueba con un golpeteo<br />
<strong>de</strong> uñas si la cochura fue buena. "Cuando<br />
tiene buen sonido como campanita ¡tan-tan!,<br />
está buena. Cuando está sorda suena ¡toj-tojtoj!,<br />
está mala".<br />
El Santo Waki<br />
ÍNDICE<br />
EXCERPTA © version HTML, diagramación y gráficos: Oscar Aguilera F.
Rolf Foerster<br />
Jesuitas y mapuches: 1593-1767<br />
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
La Compañía <strong>de</strong> Jesús y el jesuita<br />
Es conveniente, antes <strong>de</strong> abordar los acontecimientos, introducirnos en una dimensión generalmente silenciada por los historiadores y estudiosos<br />
<strong>de</strong> los jesuitas. Se trata <strong>de</strong>l "espíritu" que animaba a la Or<strong>de</strong>n y que le permitió, en gran medida, ser lo que fue y ahora es.<br />
El mejor material con que se cuenta para este objetivo son las Reglas <strong>de</strong> la Compañía <strong>de</strong> Jesús y los Ejercicios Espirituales <strong>de</strong> San Ignacio. Nos<br />
valdremos aquí sólo <strong>de</strong> las Reglas.<br />
Las Reglas, elaboradas por San Ignacio, recibieron una versión más acabada por San Francisco <strong>de</strong> Borja en 1567; pero "la principal y<br />
<strong>de</strong>finitiva", fue realizada por el padre Aquaviva en 1582 (25).
Se trata, como su nombre lo dice, <strong>de</strong> un conjunto <strong>de</strong> reglas cuyo formato está dado por: un Sumario (49 párrafos); Reglas <strong>de</strong> la Mo<strong>de</strong>stia (12
párrafos); Sobre la Instrucción para dar cuenta <strong>de</strong> la conciencia (14 párrafos) y Las Reglas <strong>de</strong> los peregrinos (12 párrafos). A<strong>de</strong>más, el Catálogo<br />
<strong>de</strong> las Oraciones que se han <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir; la Carta <strong>de</strong> San Ignacio; los Avisos Generales que pertenecen a la dirección espiritual (22 párrafos); Reglas<br />
<strong>de</strong>l procurador <strong>de</strong> la casa profesa (19 párrafos); Reglas <strong>de</strong> los hermanos coadjutores (11 párrafos); Reglas <strong>de</strong>l sotoministro (7 párrafos); Reglas<br />
<strong>de</strong>l sacristán (24 párrafos); Reglas <strong>de</strong> comprados (4 párrafos); Reglas <strong>de</strong>l enfermo (16 párrafos); Reglas <strong>de</strong>l que visita <strong>de</strong> noche las cámaras (2<br />
párrafos); Reglas <strong>de</strong>l portero (17 párrafos); Reglas <strong>de</strong>l guardarropa (12 párrafos); Reglas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>spensero (7 párrafos); Reglas <strong>de</strong>l cocinero (10<br />
párrafos); Reglas <strong>de</strong>l refitolero (15 párrafos); por último, el Regulae.<br />
Las Reglas <strong>de</strong>l Sumario son un resumen <strong>de</strong> las Constituciones y "pertenecen a la espiritual institución <strong>de</strong> los nuestros y todos las <strong>de</strong>ben<br />
observar". En el Sumario, se precisa con respecto a su observancia: "Todos tengan estas reglas y las <strong>de</strong> sus oficios, y las entiendan y se las hagan<br />
familiares, y refresquen la memoria <strong>de</strong> ellas, leyéndolas u oyéndolas cada mes" (Nº 49).<br />
La lectura <strong>de</strong> estas Reglas nos permite tomar conciencia <strong>de</strong> que nos enfrentamos a una or<strong>de</strong>n religiosa don<strong>de</strong> prima la total obediencia <strong>de</strong> sus<br />
miembros a sus superiores, con vista a constituir un todo orgánico, cuyo horizonte es el "divino servicio":<br />
"Dejarán todos al Superior libre la disposición <strong>de</strong> sí mismos y <strong>de</strong> sus cosas en verda<strong>de</strong>ra obediencia, no le teniendo cosa cerrada, ni<br />
aun la conciencia propia, sin repugnancia, ni contradicciones, o <strong>de</strong>mostraciones algunas <strong>de</strong> parecer contrario; porque con la unión<br />
<strong>de</strong> un mismo sentir y querer, y la <strong>de</strong>bida sumisión, mejor se conserven y pasen a<strong>de</strong>lante en el divino servicio" (Sumario, Nº 32).<br />
La carta <strong>de</strong> San Ignacio, contenida en las Reglas, en su integridad está dirigida a tratar la virtud <strong>de</strong> la obediencia: "Y aunque en todas virtu<strong>de</strong>s y<br />
gracias espirituales os <strong>de</strong>seo toda perfección, es verdad (como habréis <strong>de</strong> mí oído otras veces), que en la obediencia, más particularmente que en<br />
ningtina otra, me da <strong>de</strong>seo Dios nuestro Señor <strong>de</strong> veros señalar".<br />
San Ignacio precisa que el cultivo <strong>de</strong> esta virtud es lo que <strong>de</strong>berá distinguirlos frente a las otras ór<strong>de</strong>nes: "En otras religiones po<strong>de</strong>mos sufrir que<br />
nos hagan ventaja en ayunos, y vigilias, y otras asperezas que, según su instituto, cada una santamente observa; pero en la puridad y perfección<br />
<strong>de</strong> la obediencia, con la resignación verda<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> nuestras volunta<strong>de</strong>s y abnegación <strong>de</strong> nuestros juicios, mucho <strong>de</strong>seo, Hermanos carísimos, que<br />
se señalen los que en esta Compañía sirven a Dios nuestro Señor, y que en esto se conozcan los hijos verda<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> ella; nunca mirando la<br />
persona a quien se obe<strong>de</strong>ce, sino en ella a Cristo nuestro Señor, por quien se obe<strong>de</strong>ce".<br />
La obediencia, para que sea tal, <strong>de</strong>be ser "un holocausto, en el cual el hombre todo entero, sin dividir nada <strong>de</strong> sí, se ofrece en el fuego <strong>de</strong> la<br />
caridad a su Criador y Señor por mano <strong>de</strong> sus ministros" (26). La entrega a ese todo, la Compañía, pasa entonces por una mediación<br />
transformada <strong>de</strong>l ser, gracias a la imitación <strong>de</strong> Cristo: "Quí dimiserit patrem, etc., haga cuenta <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar el padre y la madre, y hermanos y<br />
hermanas y cuanto tenía en el mundo... Y así, <strong>de</strong>be procurar <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r toda la afición carnal, y convertirla en espiritual con los <strong>de</strong>udos,<br />
amándolos solamente <strong>de</strong>l amor que la caridad or<strong>de</strong>nada requiere, como quien es muerto al mundo y al amor propio, y vive a Cristo nuestro<br />
Señor solamente, teniendo a él en lugar <strong>de</strong> padres y hermanos, y <strong>de</strong> todas las cosas" (Sumario, Nº 8).<br />
Entrado en la Or<strong>de</strong>n: "Haga cuenta cada uno que viven en la obediencia que se <strong>de</strong>ben <strong>de</strong>jar llevar y regir <strong>de</strong> la divina Provi<strong>de</strong>ncia por medio <strong>de</strong>l<br />
Superior, como si fuese un cuerpo muerto, que se <strong>de</strong>ja llevar don<strong>de</strong> quiera y tratar como quiera" (Sumario, Nº 36).<br />
En los Ejercicios Espirituales po<strong>de</strong>mos captar el sentido "sociológico" <strong>de</strong> la obediencia: si se ha aceptado el seguimiento e imitación <strong>de</strong> Cristo,<br />
necesariamente <strong>de</strong>be darse obediencia al vicario <strong>de</strong> Cristo en la tierra: al Papa. Y la obediencia a éste pasa por la obediencia a los superiores <strong>de</strong>
la Or<strong>de</strong>n. Esto posibilita a los jesuitas mirar el mundo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un centro, Roma, que no es político sino religioso. La "misión" pue<strong>de</strong> gozar así <strong>de</strong><br />
una mayor autonomía frente a los po<strong>de</strong>res locales (el jesuita da cuenta <strong>de</strong> su quehacer, en última instancia, al superior que es el Papa y no a los<br />
reyes).<br />
La forma <strong>de</strong> entrega a ese todo permite compren<strong>de</strong>r a la Compañía como un cuerpo fuertemente cohesionado y orientado a un fin: es como<br />
"compañía" (<strong>de</strong> Jesús), en el doble sentido <strong>de</strong> la acepción: la <strong>de</strong> acompañar y la <strong>de</strong> sociedad (RAE).<br />
Pero si bien la entrega tiene una dimensión que po<strong>de</strong>mos llamar mística, tiene otra que es profundamente racional, don<strong>de</strong> los medios son<br />
constantemente vistos y sopesados en su relación con el fin:<br />
"El fin <strong>de</strong> la Compañía es, no solamente aten<strong>de</strong>r a la salvación y perfección <strong>de</strong> las ánimas propias con la gracia divina, mas con la<br />
misma intensamente procurar <strong>de</strong> ayudar a la salvación y perfección <strong>de</strong> los prójimos" (Sumario, Nº 2).<br />
"Nuestra vocación es para discurrir y hacer vida en cualquier parte <strong>de</strong>l mundo, don<strong>de</strong> se espera mayor servicio <strong>de</strong> Dios y ayuda <strong>de</strong><br />
las ánimas" (Sumario, Nº 3).<br />
Veamos ahora los medios. Se pue<strong>de</strong>n distinguir planos, por ejemplo, la ayuda recíproca: "Sea asimismo cada uno <strong>de</strong> ellos contento <strong>de</strong> ayudar a<br />
corregir y ser corregido, <strong>de</strong>scubriendo el uno al otro con <strong>de</strong>bido amor y caridad para más ayudarse en espíritu, mayormente cuando le sea<br />
<strong>de</strong>mandado u or<strong>de</strong>nado por el Superior que <strong>de</strong> ellos tuviere cuidado, a mayor gloria divina" (Sumario, Nº 10). Otro es la perfección personal, la<br />
que tiene sus grados.<br />
Pero, lo más significativo -y que marca todos los posibles niveles que podamos distinguir es que los medios son objeto <strong>de</strong> un control racional (27).<br />
Esto está presente en casi todos los párrafos <strong>de</strong> las Reglas. El primero <strong>de</strong>l Sumario da la tónica: "Aunque la suma sapiensa y bondad <strong>de</strong> Dios<br />
nuestro Creador y Señor es la que ha <strong>de</strong> conservar, y regir y llevar a<strong>de</strong>lante en su santo servicio esta mínima Compañía... y <strong>de</strong> nuestra parte,<br />
más que ninguna exterior constitución, la interior ley <strong>de</strong> caridad y amor, que el Espíritu Santo escribe e imprime en los corazones... porque la<br />
suave disposición <strong>de</strong> la divina provi<strong>de</strong>ncia pi<strong>de</strong> cooperación <strong>de</strong> sus criaturas... tenemos por necesario se escriban Constituciones, que ayu<strong>de</strong>n para<br />
mejor proce<strong>de</strong>r, conforme a nuestro instituto" (los <strong>de</strong>stacados son nuestros).<br />
El discernimiento <strong>de</strong> espíritu recibe en las Reglas un principio clarificador a través <strong>de</strong> la oposición interior versus exterior. Demos algunos<br />
ejemplos: "Todos los <strong>de</strong> la Compañía se <strong>de</strong>n a las virtu<strong>de</strong>s sólidas y perfectas, y a las cosas espirituales; y se haga <strong>de</strong> ellas más caudal que <strong>de</strong> las<br />
letras y otros dones naturales y humanos; porque aquellas intetiores son las que han <strong>de</strong> dar eficacia a estos exteriores para el fin que se<br />
preten<strong>de</strong>" (Sumario Nº 16). En lo relativo a la “refección corporal se tenga cuidado que la templanza, honestidad y <strong>de</strong>cencia interior y exterior se<br />
observe en todo" (Sumario Nº 30). En la obediencia al Superior <strong>de</strong>be tenérsele "interiormente reverencia y amor. Y no solamente en la exterior<br />
ejecución <strong>de</strong> lo que manda" (Sumario Nº 3l).<br />
Este predominio <strong>de</strong> lo interior sobre lo exterior, se pue<strong>de</strong> graficar con las Reglas <strong>de</strong> la Mo<strong>de</strong>stia, don<strong>de</strong> se habla <strong>de</strong>l "hombre exterior" y <strong>de</strong>l<br />
modo cómo <strong>de</strong>be comportarse su cuerpo:<br />
l. Lo que <strong>de</strong>ben obsenar los <strong>de</strong> la Compañía en el andar público, en general se pue<strong>de</strong> brevemente <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> nuestros Hermanos, que<br />
en todo el hombre exterior se vea en ella mo<strong>de</strong>stia, humildad y madurez religiosa, y edificación en todos los que los miran; pero,
viniendo al particular, se observen las cosas siguientes.<br />
2. No se vuelva ligeramente la cabeza acá ni allá; sino, cuando acaeciese, con madurez religiosa; y siendo menester, se tenga<br />
<strong>de</strong>recha, como mo<strong>de</strong>rada inclinación <strong>de</strong>l cuello hacia la parte anterior, y no hacia un lado o al otro.<br />
3. Los ojos se tengan comúnmente bajo, sin mucho alzarlos a una parte a otra; y hablando con personas, máxime <strong>de</strong> estado, no les<br />
miren fijamente a la cara, mas comúnmente abajo.<br />
4. Las arrugas en la frente se <strong>de</strong>ben evitar, pero mucho más en la nariz, <strong>de</strong> manera que por la serenidad <strong>de</strong> fuera se conozca la <strong>de</strong><br />
a<strong>de</strong>ntro.<br />
5. Los labios ni muy cerrados ni muy abiertos.<br />
6. Todo el rostro muestre una alegría mo<strong>de</strong>sta antes que tristeza o algún otro afecto menos or<strong>de</strong>nado.<br />
7. Los vestidos estén limpios y compuestos con religiosa mo<strong>de</strong>ración.<br />
8. Las manos, si no se ocupan en alzar la ropa, se tengan en modo <strong>de</strong>cente y quieto.<br />
9. Sea el andar mo<strong>de</strong>rado, sin notable prisa, si la necesidad no fuese urgente, guardando el <strong>de</strong>coro que se podrá.<br />
10. Todos los movimientos y acciones finalmente sean tales, que muestren humildad, y muevan a <strong>de</strong>voción a los que los miran.<br />
El hombre exterior <strong>de</strong>be así transparentar al hombre interior, con vista no sólo a la edificación <strong>de</strong> todos, sino también a su <strong>de</strong>voción.<br />
Por último, si lo exterior es el cuerpo, éste <strong>de</strong>be ser tratado <strong>de</strong> un modo tal que no "ahogue el espíritu". Más aun, "La castigación <strong>de</strong>l cuerpo no<br />
<strong>de</strong>be ser inmo<strong>de</strong>rada ni indiscreta en abstinencia, vigilias y otras penitencias exteriores y trabajos que dañen e impidan mayores<br />
bienes" (Sumario Nº 48).<br />
Teniendo presente todo lo anterior po<strong>de</strong>mos pasar al otro nivel <strong>de</strong> la Compañía: su dimensión <strong>de</strong> sociedad. El principio mayor es: hágase todo,<br />
siempre y cuando vaya en beneficio <strong>de</strong> la Compañía (<strong>de</strong> Jesús).<br />
Para el jesuita "su mayor y más intenso oficio <strong>de</strong>be ser buscar en el Señor nuestro su mayor abnegación y continua mortificación en todas cosas<br />
posibles" (Sumario Nº 12). La traducción <strong>de</strong> este principio en las cosas <strong>de</strong> la vida: "Cuanto a los oficios bajos y humil<strong>de</strong>s, <strong>de</strong>be prontamente<br />
tomar aquellos, en los cuales hallare mayor repugnancia, si le fuere or<strong>de</strong>nado que los haga" (Sumario Nº 13). La mortificación lo <strong>de</strong>be llevar a su<br />
i<strong>de</strong>ntificación con lo pobre, la pobreza ("como firme muro <strong>de</strong> la religión"):<br />
"Amen todos la pobreza como madre; y según la medida <strong>de</strong> la santa discreción, a sus tiempos sientan algunos efectos <strong>de</strong> ella; y<br />
ninguno tenga el uso <strong>de</strong> la cosa propia; y estén aparejados para mendigar ostiatim cuando la obediencia o la necesidad lo
pidiese" (Sumario Nº 24).<br />
"El comer, vestir y dormir será como cosa propia <strong>de</strong> pobres; y a cada uno se persuada que será para él lo peor <strong>de</strong> la casa, por su<br />
mayor abnegación y provecho espiritual" (Sumario Nº 25).<br />
Pobreza propia, <strong>de</strong> todos, lo que se traduce en la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> la Compañía.<br />
El jesuita es un contemplativo en la acción, su mística se <strong>de</strong>senvuelve en el quehacer en el mundo, <strong>de</strong> allí que se califique al ocio como el origen<br />
<strong>de</strong> todos los males:<br />
"Todos en sanidad tengan en que enten<strong>de</strong>r cosas espirituales o exteriores, porque el ocio, que es origen <strong>de</strong> todos los males, no tenga<br />
en casa lugar en cuanto fuere posible" (Sumario Nº 44).<br />
La perfección se opone al ocio: el jesuita se forma también en el estudio sistemático, <strong>de</strong> larga duración. Las 24 cátedras que todo miembro <strong>de</strong>bía<br />
pasar, que incluían todas las ciencias vigentes (filosofía, lógica, fisica, matemática, astronomía, teología, etc.) nos permiten enten<strong>de</strong>r el peso que<br />
asumía el valor <strong>de</strong> la perfección.<br />
Tenemos así a un sujeto que se subordina obediente e incondicionalmente a un todo, que sabe <strong>de</strong> forma racional y espiritual discernir (entre<br />
diferentes medios, entre lo interior y lo exterior), y que controla su cuerpo y alma en un quehacer mortificante por la Compañía. Su presencia en<br />
el mundo, para "mayor gloria <strong>de</strong> Dios", no podía pasar inadvertida.<br />
Los encuentros iniciales: una mirada<br />
ÍNDICE<br />
EXCERPTA<br />
EXCERPTA © version HTML, diagramación y gráficos: Oscar Aguilera F.
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
El Santo Waki<br />
El purikamani echa al agua unos cantaritos con chicha, un poco <strong>de</strong><br />
coca, maíz tostado. Un Waki. Así se van en el agua <strong>de</strong>l canal esas chullas<br />
amigas. (N. Berna, Toconce, 1981).<br />
Esta ceremonia se realiza en la "casa <strong>de</strong>l purikamani", la más antigua <strong>de</strong>l pueblo según los<br />
comuneros y que se encuentra ubicada en los sectores "altos", río arriba <strong>de</strong>l poblado hacia el<br />
noreste, cerca <strong>de</strong> la iglesia La disposición <strong>de</strong> estas casas son este-oeste en Ayquina y norte-sur en<br />
Toconce. La larga pieza con poyos o bancas <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra adosadas a sus murallas laterales más<br />
largas, actúa como espacio sagrado. En el extremo oeste en Ayquina y nor-oeste en Toconce, se ha<br />
dispuesto una mesa <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra sobre la cual se arma la "mesa" ritual, mirando hacia el sureste o<br />
sur.<br />
Los actores principales <strong>de</strong> la mesa, son el presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la Junta <strong>de</strong> Vecinos, uno o dos purikamani,<br />
dos "capitanes", uno <strong>de</strong> hombres y otro <strong>de</strong> mujeres; el vicepresi<strong>de</strong>nte y el secretario <strong>de</strong> la Junta <strong>de</strong><br />
Vecinos, y otros "principales", como los comuneros mayores <strong>de</strong> gran prestigio entre su gente.<br />
Todos ellos se sientan presidiendo la mesa. Ocupan los lugares centrales los purikamani, el<br />
presi<strong>de</strong>nte y los "capitanes" pero estos últimos sólo "cuando van a recibir sus cargos".<br />
Al atar<strong>de</strong>cer, toda la gente se dirige a la "casa <strong>de</strong>l<br />
purikamani" y entran por una puerta cuyo vano está<br />
orientado hacia los cerros que circundan la localidad. Aquí<br />
se van sentando los participantes, siguiendo un<br />
or<strong>de</strong>namiento por sexo, edad y prestigio <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la<br />
comunidad: las mujeres y sus niños pequeños al lado<br />
izquierdo <strong>de</strong> la mesa y los hombres a la <strong>de</strong>recha, frente a<br />
ellas; más cerca <strong>de</strong> la mesa los "principales". Más alejados,<br />
los jóvenes <strong>de</strong>l pueblo y los invitados, visitas y forasteros.<br />
Los hombres y mujeres <strong>de</strong> la comunidad traen sus chuspa,<br />
llenas <strong>de</strong> coca y las tinka, botellas con vino tinto para el<br />
ritual; los purikamani y el presi<strong>de</strong>nte llevan la chuspa<br />
colgando <strong>de</strong> sus cuellos y las señoras en la mano. Antes <strong>de</strong><br />
sentarse, <strong>de</strong>jan sus tinka todas juntas sobre alguno <strong>de</strong> los<br />
costados <strong>de</strong> la mesa y <strong>de</strong>positan hojas <strong>de</strong> coca <strong>de</strong> sus chuspa,<br />
sobre un pañuelo puesto por los "principales" en el centro
<strong>de</strong> la mesa, <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> los cántaros. Ellos ahora, instalan la<br />
"mesa" ritual: al centro los cántaros que trajo el purikamani<br />
al iniciarse la ceremonia; cada uno está envuelto en una<br />
lliclla <strong>de</strong> colores rojo y ver<strong>de</strong> que actúa como "mesa" para<br />
los cántaros. A los lados <strong>de</strong> éstos se <strong>de</strong>positan pares <strong>de</strong><br />
papas, choclos y harinas <strong>de</strong> quínoa y maíz, <strong>de</strong> colores negro<br />
y blanco. En el lado izquierdo, la harina clara <strong>de</strong> maíz para<br />
las "almas" y en el <strong>de</strong>recho, la harina oscura <strong>de</strong> quinoa para<br />
los "antiguos". Al frente <strong>de</strong> los cántaros, una vela en la<br />
palmatoria y entre ellos el tinkero. Detrás, el pañuelo con las<br />
hojas <strong>de</strong> coca que el presi<strong>de</strong>nte ha situado <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> su<br />
puesto y <strong>de</strong>l purikamani. Ahora pren<strong>de</strong>n la vela y se<br />
inaugura la ceremonia.<br />
Adrián Berna fue el 'capitán" <strong>de</strong><br />
mujeres en Ayquina en 1990. Aunque<br />
Adnán vive y trabaja en Calama y es<br />
lí<strong>de</strong>r sindical, nunca ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong><br />
concurrir y participar en su pueblo <strong>de</strong><br />
origen.
Santiago Berna, "capitán" <strong>de</strong> hombres <strong>de</strong> Toconce, fue criado por su abuelo<br />
Natividad y conoce bien las costumbres antiguas.<br />
El presi<strong>de</strong>nte inicia su<br />
discurso invocando la<br />
tradición, pidiendo a<br />
"Dios y a la Virgen<br />
por el buen<br />
<strong>de</strong>sempeño y término<br />
<strong>de</strong> la festividad".<br />
Luego <strong>de</strong> sus palabras,<br />
el purikamani se<br />
levanta para<br />
continuar el discurso y<br />
con su mano <strong>de</strong>recha<br />
toma hojas <strong>de</strong> coca <strong>de</strong>l<br />
pañuelo asperjando<br />
algunas sobre los<br />
cántaros y el tinkero;<br />
el resto se las lleva a la<br />
boca y las mastica.<br />
Luego repite los<br />
mismos gestos con su<br />
mano izquierda.<br />
Finalmente, con su<br />
mano <strong>de</strong>recha, toma<br />
una tinka, sirve vino<br />
en un vaso, le convida<br />
primero a la "santa<br />
tierra pachamama " y<br />
luego reitera con el<br />
vino el mismo rito que<br />
hiciera con la coca.<br />
Agra<strong>de</strong>ce con fuerza a<br />
los presentes diciendo:<br />
"¡Pai'señores (Dios se<br />
lo pague), pai'señoras,<br />
pai'presi<strong>de</strong>nte,<br />
pai'vice, pai'purikamani, pai'secretario y todo el acompañamiento !" y bebe un poco <strong>de</strong> vino <strong>de</strong>l<br />
vaso.<br />
El purikamani asperja la "mesa" murmurando palabras que no escuchamos y <strong>de</strong>spués pasa la<br />
tinka a la persona que está a su <strong>de</strong>recha. Comienzan a correr las tinka en un círculo que forman<br />
los integrantes <strong>de</strong> la mesa, entre los que se encuentra una señora sentada al lado izquierdo y<br />
nombrada como "la presi<strong>de</strong>nta" o "alcal<strong>de</strong>sa". Todos repiten el rito <strong>de</strong>l purikamani. En un<br />
momento <strong>de</strong> la ceremonia los "principales" inician el intercambio <strong>de</strong> sus chuspa; las besan
suavemente en el bor<strong>de</strong> y luego la ofrecen y entregan a una persona <strong>de</strong>l núcleo principal, la que<br />
también le of rece la suya. Al iniciar esta fase <strong>de</strong>l rito, las tinka se entregan al resto <strong>de</strong> la gente que<br />
se encuentra sentada en las bancas. Cada uno <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong>be pararse <strong>de</strong> su lugar, dirigirse a la mesa<br />
y frente a ella, realizar el mismo rito que los "principales", intercambiando también sus chuspa<br />
con ellos y con las personas que se acercan a la mesa. El acto comienza por la <strong>de</strong>recha, es <strong>de</strong>cir,<br />
por el lado <strong>de</strong> los hombres y una por una las personas <strong>de</strong>ben aproximarse a la mesa. A partir <strong>de</strong><br />
este momento y hasta el término <strong>de</strong> la fiesta, es preciso dar los agra<strong>de</strong>cimientos, con voces muy<br />
fuertes: "¡Pai'señores, pai'señoras...!". Por el lado <strong>de</strong> las mujeres, la "alcal<strong>de</strong>sa" comienza el<br />
intercambio y salvo excepciones, los jóvenes que se encuentran al fondo <strong>de</strong> la habitación no se<br />
acercan a la mesa.<br />
Los "principales" examinan la realización <strong>de</strong>l rito, el que <strong>de</strong>be <strong>de</strong>sarrollarse estrictamente<br />
primero por el lado <strong>de</strong>recho y <strong>de</strong>spués por el izquierdo, "pagando a los antiguos y a las almas"<br />
respectivamente. Sólo el yatiri <strong>de</strong>berá asperjar y tinkar con ambas manos. El resto <strong>de</strong> la<br />
concurrencia pue<strong>de</strong> hacer este rito solo con su mano <strong>de</strong>recha en la Limpia <strong>de</strong> Canales.<br />
Al transcurrir esta fase, llega un instante en que los cántaros ya rebalsan su contenido y las tinka<br />
están casi vacías. Entonces, el purikamani se levanta y envuelve los cántaros en las lliclla, tomando<br />
las puntas contrarias <strong>de</strong>l tejido para atarlas sobre la boca <strong>de</strong> cada jarra. A continuación junto con<br />
el presi<strong>de</strong>nte y quienes asumirán pronto como "capitanes", pi<strong>de</strong>n permiso, salen <strong>de</strong> la habitación<br />
con los bultos y se dirigen a realizar una ceremonia privada. Nos cuentan que en la intimidad, ellos<br />
vierten el contenido <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los cántaros en la "mesa" ritual que se encuentra <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la<br />
iglesia y al lado <strong>de</strong>l canal en Toconce. El otro cántaro se <strong>de</strong>ja enterrado ahí, hasta el término <strong>de</strong> la<br />
Limpia <strong>de</strong> Canales. Los encargados regresan con el cántaro vacío y se quedan acompañándolo<br />
durante toda la noche en la "casa <strong>de</strong>l purikamani", coqueando y asperjando <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> terminada<br />
toda esta ceremonia.<br />
En Ayquina, nos cuentan que el "caso", como se nombra esta fase <strong>de</strong>l ritual, es algo diferente.<br />
Abdón Saire nos relata que<br />
cuando empieza el primer día, la noche <strong>de</strong>l jueves, se llama el Waki.<br />
Hacen la costumbre, el pago que se da a la madre pachamama. Ahí se<br />
trabaja con vino, harina, cántaros así, izquierda y <strong>de</strong>recha, se usa la<br />
coca, la hojita. Fé <strong>de</strong> coca, se llama. Después <strong>de</strong> eso se hace el pago a los<br />
abuelos y luego se continúa el trabajo.<br />
Ese día se junta toda la gente <strong>de</strong> todo el pueblo hacen una cuestión,<br />
ponen unos cántaros ahí. En los cantaritos echan a la izquierda y<br />
<strong>de</strong>recha harina, uno pa' los abuelos y otro pa' las almas, izquierda pa'<br />
las almas, la <strong>de</strong>recha pa' los abuelos, y todos los interesados llevan ahí<br />
como un litro <strong>de</strong> vino; se reparte a toda la gente que hay. Se está más o<br />
menos como hasta las doce o una <strong>de</strong> la mañana. Después ya se completa
el turno, y el que está haciendo el cargo, el purikamani, nombra a unas<br />
personas que se van a hacer el pago. El pago lo hacen allá. Arriba.<br />
Nombran a gente que tenga i<strong>de</strong>a para eso; no nombran a cualquier<br />
persona; ¿ha visto dibujada una peña Ahí. Ahí es don<strong>de</strong> reparten a los<br />
que están ahí, a los antiguai. Llevan un vaso como mate <strong>de</strong> greda.<br />
Después vuelven y como digo, llegan saludando a todos como si no<br />
hubieran estado, recién llegando. De ahí empieza a salir ya, todos a<br />
<strong>de</strong>scansar, ya sale ya, entonces los capitanes tocan los cachos.<br />
Virginia Panire nos cuenta que<br />
en la noche <strong>de</strong>l jueves ahí hacen el Waki, ¿escuchaste sonar el putu ahí<br />
afinan el arpa, ahí tienen que ir todos los interesados, llevan su tinka,<br />
harina y coca y ahí lo hacen. Después el purikamani va a botar el Waki y<br />
luego se van todos para la casa"...<br />
En Ayquina, el domingo <strong>de</strong>ben ir a buscar el cántaro que <strong>de</strong>jaron el jueves como ofrenda (pago).<br />
Mientras están ausentes los encargados <strong>de</strong>l Waki, la ceremonia continúa en la "casa <strong>de</strong>l<br />
purikamani", guiada por los "principales", hasta que una media hora <strong>de</strong>spués ellos regresan<br />
ocupando nuevamente sus puestos. Los acompañan los "capitanes" que se sientan con los<br />
encargados frente y al centro <strong>de</strong> la mesa, dispuestos a recibir sus cargos. Entonces, por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />
los "principales" el "capitán" <strong>de</strong> hombres va a buscar los dos putu, instrumentos musicales y <strong>de</strong><br />
mando hechos <strong>de</strong> cuernos <strong>de</strong> buey y que los "capitanes" tocarán a partir <strong>de</strong> este momento durante<br />
toda la festividad. Los putu son puestos en el centro <strong>de</strong> la "mesa" con sus bocas anchas mirando a<br />
los "capitanes" y encerrando el cántaro vacío como <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un paréntesis. El putu <strong>de</strong> hombres<br />
es más gran<strong>de</strong> y <strong>de</strong> sonido más grave que el <strong>de</strong> las mujeres. En medio o encima <strong>de</strong> ambos, son<br />
puestas las waska <strong>de</strong> cuero enrolladas y se inicia entonces la aspersión con hojas <strong>de</strong> coca y vino<br />
sobre los instrumentos. Cuando ya están bien regados, para que "suenen bonito", y acabadas las<br />
tinka, se entregan los instrumentos a cada "capitán". Ellos se levantan y poniéndose frente a la<br />
"mesa" comienzan a tocar en medio <strong>de</strong> expresiones <strong>de</strong> alegría y agra<strong>de</strong>cimientos ("pai' señores"),<br />
diciendo al final una frase que se repetirá con frecuencia en estos días: "señores. Hemos hecho<br />
nuestras costumbres".<br />
Así se da por inaugurada la festividad. Ya se han cumplido los primeros pagos a la "santa tierra<br />
pachamama", a los "antiguos" y a las "almas" . Luego que los putu se han tocado unas cuantas<br />
veces, el presi<strong>de</strong>nte o el purikamani termina la ceremonia, dando la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> respetar la tradición<br />
y <strong>de</strong> ir a dormir, pues el trabajo comienza temprano mañana por la mañana. Los presentes alegres<br />
<strong>de</strong> haber "pagado" con hojas y vino <strong>de</strong> acuerdo a las costumbres, se encaminan tranquilos hacia<br />
sus casas cuando ya ha pasado la media noche.
Viernes: Primer día <strong>de</strong> trabajo <strong>de</strong> la Limpia <strong>de</strong> Canales<br />
ÍNDICE<br />
EXCERPTA © version HTML, diagramación y gráficos: Oscar Aguilera F.
Rolf Foerster<br />
Jesuitas y mapuches: 1593-1767<br />
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
CAPÍTULO 1<br />
Los encuentros iniciales: una mirada sobre el otro<br />
(1593-1601)<br />
"...y yo hice <strong>de</strong> la necesidad virtud, ofreciendo mi vida por la conversión <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong> Arauco" (carta <strong>de</strong>l padre Luis <strong>de</strong> Valdivia,<br />
6 abril <strong>de</strong> 1594)<br />
1.1. EL DESEO DE LA CONVERSIÓN DE TODOS LOS INDÍGENAS<br />
La evangelización <strong>de</strong> los indígenas fue el principal motivo <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong> los jesuitas a América (1). En 1566, a pocos años <strong>de</strong> fundada la Or<strong>de</strong>n,<br />
los encontramos en Florida-Cuba-México, dos años más tar<strong>de</strong> hacen su entrada en el Perú (2). Su fama como misioneros y educadores fue al<br />
poco tiempo conocida en Chile, sin embargo, el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> que pasaran a estas tierras sólo se pudo concretar años más tar<strong>de</strong>.<br />
En Perú la Or<strong>de</strong>n había crecido enormemente, es así como ya el Catálogo <strong>de</strong> 1583 menciona a 136 sujetos. Entre ellos <strong>de</strong>staca la figura <strong>de</strong>l padre<br />
José <strong>de</strong> Acosta, no sólo por el papel que le cupo como teólogo consultor en el III Concilio Provincial Limense (1582-1583), sino que también por<br />
su reflexión -inseparable <strong>de</strong> los aportes <strong>de</strong> Vitoria- sobre el mejor modo <strong>de</strong> llevar a<strong>de</strong>lante la tarea <strong>de</strong> la evangelización <strong>de</strong> los pueblos<br />
americanos. Gracias a su obra po<strong>de</strong>mos aproximarnos a la manera cómo los jesuitas tematizaron, en ese momento histórico marcado por una<br />
crisis general <strong>de</strong>l proyecto evangelizador, su tarea entre los pueblos "bárbaros" (3) y el lugar que tenían entre esos los araucanos. Su diagnóstico<br />
<strong>de</strong> la situación indiana parte <strong>de</strong> la constatación <strong>de</strong> la diversidad <strong>de</strong> pueblos existentes, "tanto por el clima, regiones y modo <strong>de</strong> vestir como por su<br />
ingenio, costumbres y tradiciones... a<strong>de</strong>más la situación indiana apenas goza <strong>de</strong> consistencia y estabilidad y cada día ofrece traza nueva y<br />
distinta", <strong>de</strong> allí que resulte "poco menos que imposible establecer en esta materia normas fijas y dura<strong>de</strong>ras". También, al hablar sobre un<br />
pueblo o un asunto "admite un tratamiento que no tiene por qué ser único e idéntico en todos sus aspectos". Todo esto exigía a la Iglesia y a la<br />
Corona "una administración distinta según los casos".<br />
Ahora bien, "por numerosas que sean las provincias, naciones y estirpes <strong>de</strong>
los bárbaros... son tres las clases, por así <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> bárbaros, con gran<strong>de</strong>s<br />
diferencias entre sí, a los que se pue<strong>de</strong>n reducir casi todas estas naciones<br />
indianas". La primera clase, "es la <strong>de</strong> aquellos que no se apartan gran cosa<br />
<strong>de</strong> la recta razón y <strong>de</strong> la práctica <strong>de</strong>l género humano. Estos son ante todo los<br />
que tienen régimen estable <strong>de</strong> gobierno, leyes públicas, ciuda<strong>de</strong>s fortificadas,<br />
magistrados <strong>de</strong> notable prestigio, comercio próspero y bien organizado y, lo<br />
que más importa, uso bien reconocido <strong>de</strong> las letras". La segunda clase, está<br />
compuesta por "aquellos bárbaros que, aunque no han conocido el uso <strong>de</strong> la<br />
escritura ni las leyes escritas, ni la ciencia filosófica o civil, tienen, sin<br />
embargo, sus magistrados bien <strong>de</strong>terminados, tienen su régimen <strong>de</strong><br />
gobierno, tienen asentamientos frecuentes y fijos en los que mantienen su<br />
administración política, tienen sus jefes militares organizados y un cierto<br />
esplendor <strong>de</strong> culto religioso; tienen, finalmente, su <strong>de</strong>terminada norma <strong>de</strong><br />
comportamiento humano". No obstante, estos pueblos “están todavía muy<br />
lejos <strong>de</strong> la recta razón y <strong>de</strong> las prácticas propias <strong>de</strong>l género humano". De la<br />
tercera clase <strong>de</strong> bárbaros' "es imposible <strong>de</strong>cir el número <strong>de</strong> pueblos y<br />
regiones <strong>de</strong> este Nuevo Mundo que compren<strong>de</strong>. En ella entran los hombres<br />
salvajes, semejantes a las bestias, que apenas tienen sentimientos humanos.<br />
Sin ley, sin rey, sin pactos, sin magistrados ni régimen <strong>de</strong> gobierno fijos,<br />
cambiando <strong>de</strong> domicilio <strong>de</strong> tiempo en tiempo y aun cuando lo tienen fijo,<br />
más se parece a una cueva <strong>de</strong> fieras o a establos <strong>de</strong> animales".<br />
Acosta ubica en la primera clase a los chinos, los japoneses y a una buena<br />
parte <strong>de</strong> las provincias <strong>de</strong> la India Oriental. La segunda clase "compren<strong>de</strong>...<br />
imperios, como lo fue el <strong>de</strong> los incas, y a<strong>de</strong>más reinos menores y principados,<br />
como son los que tienen muchos <strong>de</strong> los caciques, magistrados públicos<br />
creados por la propia república, como es el caso prácticamente <strong>de</strong> los<br />
araucanos, tucapalenses y los <strong>de</strong>más chilenos. Todos ellos tienen <strong>de</strong> común<br />
que viven en ciuda<strong>de</strong>s y no andan errantes como las fieras, y que también<br />
tienen juez y jefe <strong>de</strong>signados y a cada uno se les respetan sus <strong>de</strong>rechos". A la<br />
tercera clase “pertenecen en primer lugar todos aquellos que los nuestros<br />
llaman caribes".<br />
Para cada una <strong>de</strong> estas clases habrá una distinta manera <strong>de</strong> adaptación al<br />
Evangelio. Los pertenecientes a la primera clase, "aunque en realidad sean<br />
bárbaros y disientan en múltiples cuestiones <strong>de</strong> la recta razón y ley natural,<br />
han <strong>de</strong> ser llamados a la salvación <strong>de</strong>l Evangelio casi <strong>de</strong> la misma manera<br />
como lo fueron en otros tiempos griegos y romanos por los apóstoles, así<br />
como los <strong>de</strong>más pueblos <strong>de</strong> Asia y Europa que <strong>de</strong>stacan por su capacidad y<br />
su no <strong>de</strong>spreciable sabiduría, y es sobre todo por su propia razón, con la<br />
actuación interior <strong>de</strong> Dios, como se ha <strong>de</strong> lograr la victoria sobre ellos y su<br />
Fray Diego <strong>de</strong> Ocaña. El Gobernador Martín García <strong>de</strong> Loyola
sumisión al Evangelio. Si nos empeñamos en someterlos a Cristo por la<br />
fuerza y el po<strong>de</strong>r, no conseguiremos más que apartarlos totalmente <strong>de</strong> la ley cristiana".<br />
En relación a los pueblos <strong>de</strong> la segunda clase "como en sus costumbres, ritos y leyes se hallan tantas <strong>de</strong>sviaciones monstruosas y tanta<br />
permisividad para ensañarse con los súbditos que, <strong>de</strong> no mediar una fuerza y autoridad <strong>de</strong> gobierno superiores, a duras penas recibirían, al<br />
parecer, la luz <strong>de</strong>l Evangelio y llevarían una vida digna <strong>de</strong> hombres honrados o, una vez recibida, se prevé que difícilmente perseverarían en<br />
ella; con razón la situación misma exige y la autoridad <strong>de</strong> la Iglesia así lo establece que, a quienes <strong>de</strong> ellos hayan dado el paso a la vida cristiana,<br />
se les ponga bajo la autoridad <strong>de</strong> príncipes y magistrados cristianos. Pero <strong>de</strong> tal suerte que se les ha <strong>de</strong> permitir el libre uso <strong>de</strong> sus bienes y<br />
fortunas y <strong>de</strong> las leyes que no son contrarias a la naturaleza y al Evangelio".<br />
A quienes pertenecían a la tercera clase "es preciso darles instrucción humana, para que aprendan a ser hombres, educarlos como a niños. Y si<br />
con halagos se <strong>de</strong>jan espontáneamente promocionar, tanto mejor; <strong>de</strong> no ser así, no se les ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar a su suerte: si se resisten con terquedad a su<br />
propia regeneración y <strong>de</strong>svarían contra sus propios maestros y médicos, hay que obligarles por la fuerza y hacerles alguna conveniente presión<br />
para que no pongan obstáculos al Evangelio, y hay que hacerles cumplir sus obligaciones; y convendrá hacerles fuerza para que se trasla<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />
la selva a la convivencia humana <strong>de</strong> la ciudad y entren, aunque sea un poco a regañadientes, en el reino <strong>de</strong> los cielos" (4).<br />
Es posible que esta manera <strong>de</strong> pensar, <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nar los hechos indianos y <strong>de</strong> proyectar la obra evangélica, haya sido compartida por una buena<br />
parte <strong>de</strong> los jesuitas <strong>de</strong>l Perú. De allí que cuando los primeros misioneros arribaron a estas tierras ya tenían en mente el "lugar" o los "lugares"<br />
don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>bía posicionar a los indígenas.<br />
En 1590 el rey Felipe II <strong>de</strong>spachó las cédulas reales necesarias para que un<br />
grupo <strong>de</strong> siete miembros <strong>de</strong> la Compañía, a cargo <strong>de</strong>l padre Juan Román,<br />
fueran a "enten<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la conversión y doctrina <strong>de</strong> los indios" <strong>de</strong> Chile (5).<br />
Pero será sólo en 1593, por resolución <strong>de</strong>l Provincial <strong>de</strong> la Compañía, que<br />
fueron enviados a Chile seis padres y dos hermanos coadjutores.<br />
Como superior y "caudillo <strong>de</strong> este pequeño ejército, que había <strong>de</strong><br />
combatir la ceguedad, e idolatría chilena" (6) iba el padre Baltasar <strong>de</strong><br />
Piñas, -un "venerable anciano" <strong>de</strong> sesenta y siete años, que había sido<br />
Provincial y que introdujo la Or<strong>de</strong>n en los reinos <strong>de</strong> Cer<strong>de</strong>ña y Quito.<br />
Bajo su mando estaban los padres Luis <strong>de</strong> Valdivia (oriundo <strong>de</strong> Granada,<br />
treinta y dos años, profesor <strong>de</strong> filosofía, maestro <strong>de</strong> novicios y misionero<br />
en el Cuzco y Juli), Hernando <strong>de</strong> Aguilera, Juan <strong>de</strong> Olivares (ambos <strong>de</strong><br />
treinta años y nacidos en la ciudad <strong>de</strong> la Imperial, Chile), Luis <strong>de</strong> Estella<br />
(también llamado Santillán, limeño, <strong>de</strong> veinticinco años) y Gabriel <strong>de</strong> la<br />
Vega (<strong>de</strong> Dos Barrios, diócesis <strong>de</strong> Alcalá, veintinueve años); por último, los<br />
hermanos coadjutores: Miguel <strong>de</strong> Teleña, Fabián García Martínez y Martín<br />
<strong>de</strong> Garay (7).<br />
La llegada <strong>de</strong> los jesuitas había sido soñada algunos años antes por
Ragumilla, también conocida como la Madre Constanza. Era una "india<br />
auca y esclava" <strong>de</strong> origen, hija <strong>de</strong> un cacique mapuche <strong>de</strong> las "fronteras<br />
<strong>de</strong> Arauco", "que vivió y murió", según el padre Diego <strong>de</strong> Rosales, "con<br />
nombre y obras <strong>de</strong> santa en el Convento <strong>de</strong> las monjas Agustinas" (8),<br />
"honrola Dios con algunos prodigios" (9). Destacaremos dos <strong>de</strong> ellos que<br />
tienen relación con nuestros asuntos. El primero, tiene que ver con los<br />
sueños <strong>de</strong> la madre <strong>de</strong> Ragumilla, la que al entregar a su hija señaló que<br />
"tiene presagio <strong>de</strong> llegar a ser una princesa en la corte <strong>de</strong>l gran Afo (rey).<br />
Porque cuando ella nació soñé que entraba jovencita ya a la sala <strong>de</strong>l gran<br />
Afo, vestida <strong>de</strong> riquísimo traje blanco, coronada <strong>de</strong> copihues albísimos y<br />
llevando en la mano una hermosa flor parecida al copihue, pero <strong>de</strong> una<br />
fragancia extraordinaria, y oí que <strong>de</strong>cían: 'Tú eres ahora esposa <strong>de</strong>l gran<br />
Afo’” (10). El segundo, es que "<strong>de</strong>seosa" la madre Constanza, "<strong>de</strong> tener<br />
algún Padre espiritual que la gobernase su espíritu y se afligiese (porque<br />
entonces había pocos religiosos) <strong>de</strong> no tener alguno según su <strong>de</strong>seo, y lo<br />
tratase con las <strong>de</strong>más monjas, un día saliendo <strong>de</strong> su oración dijo: 'Ya,<br />
Señoras, me ha consolado Nuestro Señor, que me ha dado a conocer que<br />
presto vendrán unos religiosos muy espirituales que a mí y a todo este<br />
convento nos consolarán y enseñarán con su doctrina y santo espíritu'. Y<br />
luego que llegó la Compañía fue el Padre Baltazar <strong>de</strong> Piñas al Convento, y<br />
se hablaron y dijo ella: 'Ya Nuestro Señor me ha enviado lo que nos<br />
prometió en estos santos y espirituales varones <strong>de</strong> la Compañía <strong>de</strong><br />
Jesús"' (11).<br />
De estos primeros jesuitas, el padre Luis <strong>de</strong> Valdivia -confesor al poco<br />
tiempo <strong>de</strong> la Madre Constanza (12) -será la figura señera, la más<br />
<strong>de</strong>stacada y emblemática en el quehacer con el mundo indígena. Las tres<br />
primeras décadas <strong>de</strong> la Compañía en Chile estarán marcadas por su obra<br />
y estilo misionero, <strong>de</strong> allí que en estas primeras páginas su presencia sea<br />
casi omnipresente (13).<br />
Gobernaba Chile, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1592, Martín García Óñez <strong>de</strong><br />
Loyola. El estado <strong>de</strong>l Reino era "a sazón tan miserable y el estado <strong>de</strong> las<br />
cosas <strong>de</strong> la guerra tan caído, que por no po<strong>de</strong>r sustentarlas había salido<br />
don Alonso Sotomayor <strong>de</strong>l reino yendo a la ciudad <strong>de</strong> los Reyes <strong>de</strong>l Perú, a<br />
pedir socorro <strong>de</strong> gente, munición y ayuda <strong>de</strong> costa para que no cayesen <strong>de</strong><br />
todo punto" (14).<br />
Este <strong>de</strong>sánimo, don<strong>de</strong> todo parecía <strong>de</strong>rrumbarse, era en gran parte fruto<br />
<strong>de</strong> una guerra larga y cruenta con los mapuches; guerra que trastocaba su<br />
Fray Diego <strong>de</strong> Ocaña: India araucana
sentido y que rompía el espejo <strong>de</strong> lo memorable, la figura <strong>de</strong>l héroe<br />
caballeroso y noble:<br />
"La mucha sangre <strong>de</strong>rramada ha sido<br />
(si mi juicio y parecer no yerra)<br />
la que <strong>de</strong> todo en todo ha <strong>de</strong>struido<br />
el esperado fruto <strong>de</strong> esta tierra;<br />
pues, como modo inhumano han excedido<br />
<strong>de</strong> las leyes y términos <strong>de</strong> guerra,<br />
haciendo en las entradas y conquistas<br />
cruelda<strong>de</strong>s enormes nunca vistas" (15).<br />
Y si en la década <strong>de</strong> 1540 Pedro <strong>de</strong> Valdivia podía no escuchar el clamor <strong>de</strong> los mapuches cuando les cortaba manos, narices y senos, ahora ese<br />
clamor comenzaba a sentirse:<br />
"la sangre, que en arroyos ya corría<br />
por las abiertas grietas <strong>de</strong> la sierra,<br />
las lástimas, las voces y gemidos<br />
<strong>de</strong> los míseros bárbaros rendidos" (16).<br />
La muerte <strong>de</strong> los mapuches en estas circunstancias salpica, mancha el cuerpo y la conciencia:<br />
"Estando yo mirando los excesos<br />
<strong>de</strong>l lúgubre espectáculo y oscuro,<br />
me salpicó la cara con los sesos<br />
<strong>de</strong> Quelén, que mató <strong>de</strong> un golpe duro" (17).<br />
Óñez estaba casado con la princesa inca Doña Beatriz Clara Coya, un premio, según algunos autores, por haber capturado y aprisionado a la<br />
familia <strong>de</strong>l Inca Tupac Amaru. Para la Crónica <strong>de</strong> Mariño <strong>de</strong> Lovera -"reducida a nuevo método y estilo", por el jesuita Bartolomé <strong>de</strong> Escobar-,<br />
"esta hija <strong>de</strong> los reyes indios <strong>de</strong>l Perú... le pareció al comendador que podría ser esto <strong>de</strong> algún efecto para que los indios se allanasen viendo que<br />
una <strong>de</strong> su nación era mujer <strong>de</strong>l que gobernaba la tierra" (18). Para los jesuitas, Óñez y Loyola representaba esto y algo más, era "<strong>de</strong>udo muy<br />
cercano <strong>de</strong> Nuestro Padre, y muestra serlo en su cristiandad, buen celo y <strong>de</strong>voción particular que tiene a la Compañía; al que Nuestro Señor<br />
ayudado mucho en el gobierno <strong>de</strong> aquel Reino, porque tiene en mejor punto que ningún gobernador <strong>de</strong> los pasados, las cosas <strong>de</strong> la guerra, la<br />
cual se tiene por cierto se acabará <strong>de</strong> concluir <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> muy poco tiempo (19) ; atribuye este caballero estos favores <strong>de</strong>l cielo a las oraciones <strong>de</strong><br />
los <strong>de</strong> la Compañía acá en la tierra y en el cielo a la intercesión <strong>de</strong> su santo tío" (20).<br />
El viaje <strong>de</strong> los jesuitas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Lima a Coquimbo se hizo por mar, en una nave que, para la época, "no es otro que un ataúd anticipado" (21).<br />
Zarparon <strong>de</strong>l Callao el 9 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1593. Los pormenores <strong>de</strong> esta travesía <strong>de</strong> 39 días fueron relatados por el padre Luis <strong>de</strong> Valdivia en carta<br />
fechada en Coquimbo a 28 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1593. Su lectura nos pue<strong>de</strong> servir como una primera aproximación al rico universo simbólico <strong>de</strong> la
Or<strong>de</strong>n y a cómo la evangelización <strong>de</strong> los mapuches quedó sellada, al menos para el padre Luis <strong>de</strong> Valdivia, por un compromiso con Dios, por<br />
haberlo salvado a él y a toda la tripulación <strong>de</strong> la muerte:<br />
"En el mar tuvimos <strong>de</strong> todos tiempos, un tercio <strong>de</strong> próspera navegación, otro <strong>de</strong> calmas, y a la postre, otro <strong>de</strong> tormenta <strong>de</strong>secha. El matolaje no<br />
alcanzaba más <strong>de</strong> a ocho días <strong>de</strong> cuaresma, que pensábamos que duraría el viaje, pero las pasas y bizcochos nos sustentó tres semanas más, y<br />
unos pescados que Dios nos dio un día, que en la facilidad con que se pescaban, parecía que nos enviaba Dios para nuestra recreación y sustento.<br />
"Predicose en el navío tres veces cada semana, confesose la gente dos veces, tuvimos dos recios temporales y la postrera tormenta duró tres<br />
noches y tres días. Yo, como nuevo en ellas, no <strong>de</strong>bería <strong>de</strong> ser creído, pero el piloto había hecho diez y ocho viajes, y <strong>de</strong>cía que nunca se había<br />
visto en tanto peligro. Víspera <strong>de</strong> S. Gregorio [11 <strong>de</strong> marzo], en la noche, estando en treinta y tres grados antes más que menos, vino un<br />
<strong>de</strong>sgarrón que levantaba las olas dos lanzas sobre la gavia, que cada una parecía nos había <strong>de</strong> undir, y como el navío era muy pequeño, traíanle<br />
la mar y los vientos como una calabaza; acrecentaba el temor la oscuridad <strong>de</strong> la noche y ver el navío lleno <strong>de</strong> agua <strong>de</strong> que le entraba por encima,<br />
porque él <strong>de</strong> suyo estaba tan estanco que no hacía gota <strong>de</strong> agua. Esto nos valió para que nos anegásemos, echamos agnus, reliquias [una reliquia<br />
<strong>de</strong> S. Matías], agua bendita e hicimos exorcismos sobre el mar. Movió a todos a que hiciésemos algunos votos, el Padre Rector, movido <strong>de</strong>l<br />
ejemplo <strong>de</strong>l piloto y marineros, que lo hicieron <strong>de</strong> ir <strong>de</strong>scalzos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el puerto <strong>de</strong> Coquimbo, hacia don<strong>de</strong> ya íbamos volviendo las velas.<br />
"Ofrecimos ayunos, disciplinas, Misas y otras cosas. Escribiose todo; con todo esa aquella noche la mano <strong>de</strong> Dios nos tocó cierto <strong>de</strong> veras.<br />
Cantaba el santo viejo [el superior Piñas] letanías y el respon<strong>de</strong>rle era con lágrimas, por el afecto con que llamaba a Dios encendía los Nuestros,<br />
animábamos la <strong>de</strong> la divina presencia, el fin <strong>de</strong> nuestra misión, la fuerza <strong>de</strong> la obediencia y las oraciones <strong>de</strong> V. Reverencia y <strong>de</strong> todos los <strong>de</strong> la<br />
Provincia, y disponíamos a morir con contento en esta <strong>de</strong>manda. A medianoche, estando bien fatigados <strong>de</strong> tantas noches sin sueños, flacos con el<br />
poco comer, quebrantados con el mucho temor, <strong>de</strong> repente oímos <strong>de</strong>cir al que tenía el timón <strong>de</strong>s<strong>de</strong> nuestra estancia en alta voz: Jesús, Padres; y<br />
luego vimos entrar gran cantidad <strong>de</strong> agua, continuamente, por encima <strong>de</strong> nosotros y parose y trastornose el navío <strong>de</strong> un lado; no sabíamos la<br />
causa ni reparamos en ella más <strong>de</strong> que ya tragamos la muerte. Don<strong>de</strong> experimenté cuan diferente es consi<strong>de</strong>rarla o verla al ojo. Llamamos con<br />
ansías a Jesús, y yo hice <strong>de</strong> la necesidad virtud, ofreciendo mi vida por la conversión <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong> Arauco" (22).<br />
Un universo cargado <strong>de</strong> sacralidad, una naturaleza <strong>de</strong>sbocada pone a los hombres en situaciones límites, allí "la mano <strong>de</strong> Dios" interviene<br />
misteriosamente; los hombres, en ese universo, actúan ya sea para morir a<strong>de</strong>cuadamente o para evitar una muerte prematura, en este último<br />
caso, con un conjunto <strong>de</strong> medios "sobrenaturales": plegarias, ayunos, misas y actos rituales (como el uso <strong>de</strong> las reliquias). Es también el<br />
momento en que los hombres renuevan o establecen nuevos compromisos con su Dios, como el padre Valdivia que ofrece su vida por la<br />
"conversión <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong> Arauco".<br />
Salvados al fin, <strong>de</strong>sembarcaron en la pequeña villa <strong>de</strong> Coquimbo. Allí permanecieron por algunos días. Posteriormente se encaminaron a<br />
Santiago, llegando un "lunes santo... madrugando, a medianoche". Era el 12 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1593. Las palabra <strong>de</strong>l superior Baltasar Piñas <strong>de</strong>scriben<br />
así el primer encuentro con la comunidad hispano-criolla <strong>de</strong> Santiago:<br />
"Hemos sido recibidos con extraordinario contento <strong>de</strong> todos, sin que nadie nos haya hecho alguna contradicción. En ninguna parte <strong>de</strong> cuantas<br />
me he hallado y visto tanto aplauso y muestras <strong>de</strong> amor como en esta ciudad y todo el Reino” (23).<br />
Pasada la Pascua <strong>de</strong> Resurrección se reunieron con el Cabildo <strong>de</strong> Santiago, en la Iglesia mayor, allí el superior explicó el sentido <strong>de</strong> su presencia:
"...les dije que antes que <strong>de</strong>l Perú saliésemos, sabíamos bien cuán pobre y gastada estaba la tierra, y que así veníamos bien prevenidos para<br />
trabajos, y que ésta había <strong>de</strong> ser una misión, mientras la ciudad no diese traza que obligase a otra cosa y que la misión no era <strong>de</strong> duración sino<br />
por algunos años. Reclamaron todos que ya estábamos acá y que no había que tratar <strong>de</strong> misión ad tempus, sino <strong>de</strong> asentar para siempre, que<br />
ellos nos querían perpetuar, haciendo lo posible, como lo veríamos" (24).<br />
Des<strong>de</strong> sus primeras pláticas y sermones en la Catedral y en la iglesia <strong>de</strong> Santo Domingo manifestaron que su mayor <strong>de</strong>seo era la conversión <strong>de</strong><br />
los indígenas, <strong>de</strong> "santificarlos a todos; y cómo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces ellos tendrían una parte principal en sus ministerios, así para satisfacer sus<br />
propias inclinaciones y los afectos <strong>de</strong> su corazón, en que todos los padres los tenían grabados, como para concluir las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> sus superiores<br />
mayores y las insinuaciones <strong>de</strong>l Virrey y <strong>de</strong> su real Majestad, que las habían recomendado encarecidamente la ilustración y conversión <strong>de</strong> los<br />
naturales" (25).<br />
La Crónica anónima <strong>de</strong> 1600 es muy precisa en clarificar el carácter que la Compañía <strong>de</strong>seaba tener en Chile, ser misionera y especialmente con<br />
los "indios":<br />
"...el fin a que nos enviaban nuestros Sup., era a misión, mas no a haber asiento por modo <strong>de</strong> colegio. La ciudad [Santiago] sintió esto mucho, y<br />
todos a una instaron en que habíamos <strong>de</strong> hacer asiento, porque la mayor necesidad que sentían era la crianza <strong>de</strong> sus hijos y doctrina <strong>de</strong> sus<br />
indios. El P. Piñas como quien tenía las cosas presentes, consi<strong>de</strong>ró el estado <strong>de</strong>l reino y peligros <strong>de</strong>l, juzgó que era lo más conveniente asentar en<br />
esta ciudad y que en ella se hiciese un seminario <strong>de</strong> don<strong>de</strong> <strong>de</strong>spués saliesen a misiones por las <strong>de</strong>más ciuda<strong>de</strong>s, y adon<strong>de</strong> por algunos años se<br />
cobrase luz y experiencia <strong>de</strong> las cosas <strong>de</strong> este reino, por haber muchas en él <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>ración, por ser los indios <strong>de</strong> servicio personal, y en el trato<br />
<strong>de</strong> ellos haber muchas dificulta<strong>de</strong>s, que pedía consulta <strong>de</strong> espacio <strong>de</strong> todos nosotros juntos, y porque la lengua con más comodidad se aprendiese,<br />
y en ella se entablasen las cosas que para a<strong>de</strong>lante fuesen necesarias <strong>de</strong> Arte, Catecismo, Vocabulario y Sermonario" (26).<br />
De inmediato los padres se abocaron a evangelizar a los distintos estamentos que conformaban el precario "reino" <strong>de</strong> Chile en su área central.<br />
El padre Gabriel Vega a los "morenos" y negros; el padre Luis <strong>de</strong> Estella les enseñaba el catecismo a los niños en una pequeña escuela que se<br />
fundó para ese propósito; los padres Piñas, Olivares y Aguilera se "ejercitaban" con los españoles; el padre Luis <strong>de</strong> Valdivia, en tanto, tomó a su<br />
cargo a los indios, "la gente más <strong>de</strong>svalida", llegando a ser "obrero <strong>de</strong> indios" (27).<br />
La población indígena <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Santiago fue calculada por los mismos padres en unos 4.000 (28). Esta cifra refleja con toda claridad el<br />
drama <strong>de</strong>mográfico y social <strong>de</strong> las poblaciones autóctonas. Recor<strong>de</strong>mos algunos datos. A comienzo <strong>de</strong> la Conquista se calcula en un millón a los<br />
habitantes <strong>de</strong> Chile; en 1590, en 600.000 (420.000 los indios <strong>de</strong> paz en encomienda y 120.000, los rebelados). El proceso se había acelerado entre<br />
los años 1588 y 1590 por las pestes <strong>de</strong> sarampión, viruela y tabardillo, las que afectaron <strong>de</strong> manera brutal a los indígenas (29). Por otro lado, la<br />
miseria <strong>de</strong> los indígenas era extraordinaria. Un informe <strong>de</strong> 1594 señala: "...las haciendas <strong>de</strong> los dichos indios, que solían ser ricos, están tan<br />
disipadas, gastadas y <strong>de</strong>struidas con la continua distribución que han hecho <strong>de</strong> ella para el sustento <strong>de</strong> la guerra que ni aun con qué curarlos en<br />
sus enfermeda<strong>de</strong>s no tienen los miserables indios" (30). Una parte <strong>de</strong> la población indígena, asentada en la zona central, provenía <strong>de</strong> la<br />
ultracordillera, <strong>de</strong> Cuyo: eran los guarpes. Los informes <strong>de</strong> los jesuitas los califican <strong>de</strong> "indios <strong>de</strong> gran compasión", por ser "la gente más<br />
miserable y <strong>de</strong>samparada que yo he visto en<br />
mi vida" -son palabras <strong>de</strong>l padre Luis <strong>de</strong> Valdivia (31) .
Por otro lado, la situación económica general <strong>de</strong>l Reino era extremadamente precaria. La guerra con los mapuches había <strong>de</strong>bilitado a tal punto<br />
la naciente colonia que "no sólo era incapaz <strong>de</strong> absorber al pueblo mapuche, sino aun <strong>de</strong> sostener frente a él algunos años, sin el continuo<br />
socorro <strong>de</strong> soldados y <strong>de</strong> recursos venidos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> España o <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Perú. Se había producido un círculo vicioso: la colonia era <strong>de</strong>masiado<br />
embrionaria para sostener frente al pueblo mapuche; y era <strong>de</strong>masiado embrionaria, porque la guerra <strong>de</strong> Arauco consumía su vitalidad" (32).<br />
El conocimiento <strong>de</strong>l Evangelio que tenían los indígenas <strong>de</strong>l área central, según estas primeras fuentes jesuitas, era muy débil, por no <strong>de</strong>cir nulo:<br />
"Era tan gran<strong>de</strong> la ignorancia que había en los indios bautizados <strong>de</strong> muchos años, que no sabían el misterio <strong>de</strong> la Trinidad y <strong>de</strong> la<br />
Encarnación" (33).<br />
Abocados en este contexto al trabajo misionero, Luis <strong>de</strong> Valdivia aprendió "la lengua chilena con increíble tesón, y provecho". El mismo cuenta,<br />
en carta <strong>de</strong>l 19 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1593, las circunstancias <strong>de</strong> este proceso y la importancia que se le daba:<br />
"...nos dimos a la lengua, la cual comenzamos <strong>de</strong> propósito un día <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Pascua Resurrección [18 <strong>de</strong> abril], y hemos aprovechado en ella y<br />
con ella a los indios y edificado a este pueblo. Con los principios que allá aprendí, a los trece días comencé a confesar y a los veinte y ocho<br />
prediqué en ella en Santo Domingo sermón compuesto <strong>de</strong> mi mano, y <strong>de</strong> la misma iglesia, el segundo domingo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Pascua [2 <strong>de</strong> mayo],<br />
comenzamos la doctrina, juntando muchos indios y haciendo una muy solemne procesión... Fue en la plaza don<strong>de</strong> yo les hice el catecismo, que no<br />
les espantó poco verme hablar <strong>de</strong>senvuelto en lengua ajena...<br />
Hay aquí unos indios <strong>de</strong> la sierra, los más <strong>de</strong> ellos infieles; he comenzado a apren<strong>de</strong>r su lengua que me parece fácil, aunque le he <strong>de</strong>jado hasta<br />
enterarme más en la lengua general [la mapuche]" (34).<br />
La Crónica Anónima <strong>de</strong> 1600 aporta más antece<strong>de</strong>ntes:<br />
"El domingo siguiente predicó en S. Domingo a los indios el P. Luis <strong>de</strong> Valdlvia, con admiración y espanto así <strong>de</strong> los indios como <strong>de</strong> todos los<br />
españoles, por ver predicar en una lengua tan dificultosa <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r y pronunciar a un padre que no había un mes que la aprendía, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
entonces hasta ahora se ha continuado este ejercicio <strong>de</strong> las doctrinas, saliendo en procesión cada domingo, y predicándoles siempre en la<br />
lengua” (35).<br />
Abramos un pequeño paréntesis para tocar el tema <strong>de</strong> la importancia <strong>de</strong>l conocimiento y manejo <strong>de</strong> las lenguas indias para la tarea<br />
evangelizadora. Quien mejor expone esta necesidad es el más <strong>de</strong>stacado jesuita <strong>de</strong>l siglo XVI, José <strong>de</strong> Acosta:<br />
"Tres cosas hay que procurar en todo ministro <strong>de</strong> Cristo que ha <strong>de</strong> cuidar <strong>de</strong> la salvación <strong>de</strong> los indios: integridad <strong>de</strong> vida, suficiencia <strong>de</strong><br />
conocimientos y dominio <strong>de</strong>l idioma... no hay duda <strong>de</strong> que es conveniente que domine el idioma el que se encarga <strong>de</strong> enseñar. Por lo cual no envió<br />
Cristo a sus Apóstoles a enseñar a las naciones, antes <strong>de</strong> que por don <strong>de</strong>l Espíritu Santo hablasen sus lenguas. Porque la fe, sin la cual nadie<br />
pue<strong>de</strong> salvarse, sigue al mensaje y el mensaje es el anuncio <strong>de</strong> Dios. Depen<strong>de</strong>, pues, la salvación <strong>de</strong> las naciones <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios, que<br />
ciertamente no pue<strong>de</strong> llegar a los oídos humanos, si no se anuncia con palabras humanas” (36).<br />
Efectivamente, para los jesuitas el conocimiento <strong>de</strong> la lengua y el po<strong>de</strong>r vaciar en ella los contenidos <strong>de</strong> la fe hacía que el indígena manifestara,
en la mayoría <strong>de</strong> los casos, una habilidad <strong>de</strong>sconocida en la evangelización. Pero éste era el primer paso, el segundo fue buscar una fórmula<br />
a<strong>de</strong>cuada en el plano ritual:<br />
“...empezaron a entablar el salir por las calles cantando la Doctrina en Lengua <strong>de</strong> los Indios; y llegados a la Plaza, se les explicaban los Misterios<br />
<strong>de</strong> nuestra Fe, <strong>de</strong>spués que en forma <strong>de</strong> Diálogo la habían repetido, causando a todos no menos ternura, que admiración esta función sagrada<br />
por su novedad, y por los efectos maravillosos, que se experimentaban en la mudanza <strong>de</strong> las costumbres <strong>de</strong> aquella gente. Lo que causaba<br />
particular contento a los españoles, era ver la expedición, con que los indios respondían a todas las preguntas" (37).<br />
El padre Luis <strong>de</strong> Valdivla da cuenta a sus superiores <strong>de</strong> cómo este proceso comenzaba a tomar forma y <strong>de</strong> las dificulta<strong>de</strong>s que existían:<br />
"...sería <strong>de</strong> consuelo para V. R. contar una cosa que me pasó el día <strong>de</strong> Corpus [en 1593, el 17 <strong>de</strong> junio]: hubo gran borrachera <strong>de</strong> los indios toda<br />
aquella tar<strong>de</strong> en la plaza don<strong>de</strong> se juntaron más <strong>de</strong> dos mil, y aunque <strong>de</strong>seé ir allá a estorbarles, no juzgó el Padre Rector que convenía, pero el<br />
domingo infraoctavam, que fue la fiesta <strong>de</strong> S. Francisco, como renovaron las danzas, quisieron renovar la borrachera; a mí me dio cierto muy<br />
gran pena, y dándome licencia fui allá a las doce <strong>de</strong>l mediodía, y el padre Gabriel <strong>de</strong> Vega y yo fuimos con nuestras cañas en las manos a<br />
conquistar diez mil indios que estaban repartidos en dos bailes, todos muy galanos y subidos los que bailan dos estados en alto en unos palos, <strong>de</strong><br />
ancho <strong>de</strong> un pie y <strong>de</strong> largo que cabían en cada palo una docena. Algún recelo llevábamos <strong>de</strong> cómo nos saldría, por ser la primera vez y<br />
estorbarles lo que tanto gustan, porque tenían gran cantidad <strong>de</strong> botijas <strong>de</strong> vino <strong>de</strong> maíz presentes. Pero ayudonos el Señor notablemente: fuese<br />
cada uno a su baile, yo me quité mi manteo y tomé el pendón en la mano, hincándome <strong>de</strong> rodillas, sin <strong>de</strong>cirles nada, comencé a cantar en su<br />
lengua el Padrenuestro. Ellos estuvieron abobados, que ya la mitad no bailaba, mirándome, y causoles reverencia el verme <strong>de</strong> rodillas,<br />
comenzáronse a hincar ellos y a respon<strong>de</strong>rme y todo se bajaron luego. Conquistado este baile, luego comencé a cantarles para alegrarles unas<br />
coplitas en la lengua, que yo les he hecho <strong>de</strong> los artículos, y díjeles, cuando estaban ya más quietos, que yo y ellos habíamos <strong>de</strong> conquistar todo<br />
aquel ejército, y el Padre Vega había ya hecho lo mismo y le envié a <strong>de</strong>cir que se estuviese quedo, llevé allá mi baile, y así fuimos juntando todos<br />
los bailes, y juntos dimos la vuelta a casa... En casa los entré y tuve dos horas ya cantando, ya catequizando y rezando" (38).<br />
Veremos más a<strong>de</strong>lante cómo el rito se transforma en cofradía, en baile o danza en la región fronteriza <strong>de</strong> la Araucanía. En esta esfera la acción<br />
jesuita se consolidó prontamente en Santiago. El padre Alonso <strong>de</strong> Ovalle <strong>de</strong>scribe así las procesiones <strong>de</strong> indios: "Hacen la suya los indios la<br />
mañana <strong>de</strong> Pascua <strong>de</strong> Resurrección, dos horas antes <strong>de</strong>l amanecer, a que acu<strong>de</strong>n todos los cófra<strong>de</strong>s y cófradas con sus hachas <strong>de</strong> cera blanca,<br />
todos bien vestidos y aliñados. Compónese la procesión <strong>de</strong> muchos pendones y andas que llevan muy bien a<strong>de</strong>rezados <strong>de</strong> muchas flores<br />
artificiales <strong>de</strong> seda, plata y oro, y en ellas al niño Jesús con su cabellera y vestido a la usanza <strong>de</strong> indio; a la Virgen Santísima, vestida <strong>de</strong> gloria y<br />
ricamente adornada, y otras imágenes <strong>de</strong> <strong>de</strong>voción; todo esto con mucha música y danzas y varios instrumentos <strong>de</strong> cajas, pífanos y clarines...<br />
Habiendo vuelto esta procesión a nuestra iglesia, se canta la misa con mucha solemnidad y sermón, y a su tiempo llegan al altar los cófra<strong>de</strong>s y<br />
cófradas con sus hachas encendidas a comulgar, que es una acción <strong>de</strong> gran<strong>de</strong> edificación y ejemplo, porque la hacen estos nuevos cristianos con<br />
tanta <strong>de</strong>voción y recogimiento, que pue<strong>de</strong>n dar ejemplo y enseñanza en esto a muchos cristianos viejos” (39). Recor<strong>de</strong>mos, ahora, que para los<br />
jesuitas "la misma procesión con sus cantos y diálogos queda transformada en un recurso para predicar y apren<strong>de</strong>r la doctrina” (40).<br />
También, ante una población <strong>de</strong>spojada <strong>de</strong> la subsistencia, los estipendios y la beneficencia forman parte <strong>de</strong> la misma evangelización:<br />
"...y para asentarlos más el padre Valdlvia alababa sus entendimientos, y premiaba con algunos donecillos a los que entre los <strong>de</strong>más<br />
aventajaban... vivían tan ansiosos <strong>de</strong> enterarse <strong>de</strong> los Misterios <strong>de</strong> la Fe, que sin la menor diligencia acudían <strong>de</strong> suyo los días señalados para la<br />
doctrina, y hubo muchos, que en media hora se hicieron capaces, y aprendieron a rezar el Rosario <strong>de</strong> nuestra Señora. De los más aprovechados
se señalaron dos, que fuesen como Capitanes, y Tribunos <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más; y éstos corrían <strong>de</strong> casa en casa juntando a sus compatriotas, para<br />
ejercitarse en los Misterios <strong>de</strong> la Fe, y Doctrina Cristiana" (41).<br />
La Iglesia se construye, el "cuerpo <strong>de</strong> Cristo" toma carne en esos "laicos" indígenas más aventajados que serán "Capitanes y Tribunos <strong>de</strong> los<br />
<strong>de</strong>más". El entusiasmo <strong>de</strong>l padre Valdivia por el trabajo con los indígenas queda reflejado en su carta <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1593:<br />
"Lo <strong>de</strong> los indios crece cada día y en todos los Padres la caridad para con ellos. De mí, que soy el más para poco, sé <strong>de</strong>cir a V.R. que no pensé<br />
verme en toda mi vida tan aficionado a ellos como me veo, y no tengo pena sino <strong>de</strong>l rato que me ocupo en cosa fuera <strong>de</strong> esto. Gasto todo el día<br />
con ellos" (42).<br />
De ese modo justificaba hechos como los siguientes: "tienen tanto amor y<br />
reverencia a los Padres que, en viéndonos entre ellos, todos se nos vienen, y<br />
este día traje más <strong>de</strong> mil indios a casa y les hice sermón en la iglesia, traté<br />
<strong>de</strong>l infierno, y en acabando, se vino un indio a mi llorando, pidiéndome le<br />
confesase; díjele que me esperase, que luego volvería y abrazándome dijo en<br />
su lengua: A, Padre porque no vaya a ese fuego, confiésame luego, que<br />
muchos padres he visto por acá, pero no como tú. Luego lo confesé, y<br />
porque vea V.R. el afecto que traía, yo le preguntaba las cosas que me<br />
parecían necesarias anticipándome a lo él quería <strong>de</strong>cir, y me dijo el indio<br />
con gran<strong>de</strong> sentimiento en su lengua: Padre, déjame a mí, que yo quiero<br />
<strong>de</strong>cirte mis pecados sin que tú me lo preguntes, pues yo los hice, yo los<br />
quiero <strong>de</strong>cir, que tú no los hiciste, y no <strong>de</strong>scansaré si no lo digo yo" (43).<br />
Los jesuitas, en especial el padre Luis <strong>de</strong> Valdivia, <strong>de</strong>seaban fervientemente<br />
ir a las tierras <strong>de</strong>l sur, al mundo mapuche. Esto ya se anunciaba en el relato<br />
<strong>de</strong>l viaje <strong>de</strong> Lima a Coquimbo, así como el compromiso que tomó con Dios.<br />
Ahora, po<strong>de</strong>mos añadir otro antece<strong>de</strong>nte. En su carta <strong>de</strong>l 19 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong><br />
1593 cuenta que ha abandonado el estudio <strong>de</strong>l Guarpe para abocarse a la<br />
"lengua general", es <strong>de</strong>cir, el mapuche y aña<strong>de</strong> a continuación:<br />
"Un indio <strong>de</strong> los <strong>de</strong> Arauco he catequizado y bautizado, me ha cobrado<br />
gran amor y díceme que, si voy con él, que no <strong>de</strong>jará que me maten".<br />
La imagen que se ha formado <strong>de</strong> la sociedad mapuche, en ese momento, es<br />
terrible, amenazadora, por eso teme ser muerto (sacrificado, comido) por<br />
los mapuches alzados:<br />
"Son éstos <strong>de</strong> Arauco y Tucapel los que han sustentado y sustentan la<br />
guerra contra los españoles, están muy encarnizados en ello y cuando cogen<br />
algunos, les beben la sangre y les comen el hígado y corazón y beben en la
calavera <strong>de</strong>l que matan, <strong>de</strong> puro coraje y rabia".<br />
Y sobre las creencias religiosas aña<strong>de</strong>: "Éstos no creen en cosa alguna ni<br />
piensan que hay más <strong>de</strong> vivir y morir” (44).<br />
Posiblemente es a partir <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong> experiencia con el mundo indígena<br />
que misioneros como el padre Valdivia se empecinaron en "...un ardiente<br />
<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> reducir a toda la Nación, sin exceptuar a los más rebel<strong>de</strong>s: y fue<br />
Fray Diego <strong>de</strong> Ocaña. Indio <strong>de</strong> la ciénaga <strong>de</strong> Purén<br />
labrando tanto, que le hizo atropellar casi imposibles, por conseguir tan<br />
santo intento... y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego se empezó a mostrar Padre tan amoroso, que<br />
en las ocasiones don<strong>de</strong> más experimentaban el rigor, ya justo, ya injusto <strong>de</strong> sus amos, se acogían a él, para que los <strong>de</strong>fendiese, como único<br />
protector" (45).<br />
Lo expuesto pue<strong>de</strong> resumir los primeros pasos <strong>de</strong>l trabajo jesuita con los indígenas, como también las proyecciones y esperanzas en la futura<br />
labor evangélica entre los "más rebel<strong>de</strong>s".<br />
Naturalmente "el mo<strong>de</strong>lo" evangelizador que ellos aplicaban en la cristianización <strong>de</strong>l indio -su objetivo fundamental- había sido probado con<br />
relativo éxito en el Perú. En esa zona los jesuitas habían logrado superar en parte "el principal problema teórico-práctico con que tropezaban<br />
para cumplir su cometido... la incompatibilidad entre las doctrinas, el método fundamental utilizado hasta entonces en el Perú para evangelizar<br />
indios, y las regulaciones y modo <strong>de</strong> ser interno <strong>de</strong> la Compañía" (46). El método resultante fue una "dialéctica" entre doctrinas-Instituto y cuya<br />
síntesis "se vislumbra en Juli y logra su plenitud en las reducciones <strong>de</strong>l Paraguay" (47). En Chile comenzaba una experiencia que exigiría, por la<br />
peculiaridad <strong>de</strong>l mundo indígena, un estilo misionero que mantendrá sus diferencias y semejanzas con las otras áreas a que se abocaban los<br />
jesuitas.<br />
Los primeros encuentros. ni oro, ni plata, sólo sus almas<br />
ÍNDICE<br />
EXCERPTA<br />
EXCERPTA © version HTML, diagramación y gráficos: Oscar Aguilera F.
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
Viernes:<br />
Primer Día <strong>de</strong> Trabajo <strong>de</strong> la Limpia <strong>de</strong> Canales<br />
Al día siguiente <strong>de</strong> la víspera, se inaugura el trabajo para limpiar los canales. Des<strong>de</strong> muy<br />
temprano -al alba- se escucha el profundo sonido <strong>de</strong> los putu llamando a los comuneros. Mujeres,<br />
hombres y niños <strong>de</strong>spiertan para iniciar la jornada. Son los "capitanes" que llaman <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la "casa<br />
<strong>de</strong>l purikamani" ubicadas en ambos pueblos en "partes altas". En Toconce este lugar se conoce<br />
con el nombre <strong>de</strong> Pueblo Toconce y correspon<strong>de</strong> a la mitad <strong>de</strong> arriba.<br />
Los palire (los que limpiarán con palas) van presentándose poco a poco hasta reunirse todos, cerca<br />
<strong>de</strong> las nueve <strong>de</strong> la mañana. Se les ve llegar cargando su pala, una tetera con "el caliente" (vino<br />
tinto con té), su tinka (una botella <strong>de</strong> pisco con vino tinto) y en algunos casos con una chuspa don<strong>de</strong><br />
llevan las hojas <strong>de</strong> coca.<br />
Durante este primer día los hombres inician la limpia <strong>de</strong> los canales y las mujeres con sus niños<br />
preparan las comidas para el almuerzo y cena comunal <strong>de</strong>l sábado. Anocheciendo se inician "las<br />
preguntas", cuando los "capitanes" y sus ayudantes, van visitando cada casa y preguntando con<br />
picardía a las señoras qué cocinarán para el día siguiente. Este es un momento lleno <strong>de</strong> alegría.<br />
Más tar<strong>de</strong> en la noche, los "capitanes" y el purikamani junto con otros principales inauguran la<br />
primera "ramada" en la "casa <strong>de</strong>l purikamani".<br />
El trabajo <strong>de</strong> los hombres<br />
ÍNDICE<br />
EXCERPTA © version HTML, diagramación y gráficos: Oscar Aguilera F.
Rolf Foerster<br />
Jesuitas y mapuches: 1593-1767<br />
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
CAPÍTULO 1: NOTAS<br />
(1)" ... hablando más en general, el principal intento con que la Compañía pasa al Perú es precisamente para emplearse en la evangelización <strong>de</strong><br />
los naturales, más que en la <strong>de</strong> los españoles" (Albó, 1966:261).<br />
(2) Albó, 1966:258.<br />
(3) Acosta <strong>de</strong>nomina "indios a todos los bárbaros <strong>de</strong>scubiertos en nuestros días por los españoles y portugueses que con sus flotas han surcado el<br />
dilatadísimo océano", y "bárbaros son aquellos que se apartan <strong>de</strong> la recta razón y <strong>de</strong> la práctica habitual <strong>de</strong> los hombres".<br />
(4) Todas las citas provienen <strong>de</strong>l proemio a la obra De procuranda indorum salute (Acosta, 1984:55-71). Acosta repite este mismo esquema en su<br />
obra más tardía: Historia natural y moral <strong>de</strong> las Indias.<br />
(5) Cédulas <strong>de</strong> 12 y 19 <strong>de</strong> septiembre y 3 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1590.<br />
(6) Lozano, T.I:120.<br />
(7) Información <strong>de</strong>l Catálogo <strong>de</strong> la Provincia <strong>de</strong>l Perú, en Monumenta Peruana, Vol. V, p. 782. Enrich menciona sólo a los dos primeros<br />
hermanos coadjutores y no al hermano Martín <strong>de</strong> Garay, <strong>de</strong> acuerdo a la licencia <strong>de</strong> la Inquisición (T.I:14).<br />
(8) Rosales, 1877, T.11:278.<br />
(9) Ovalle, 1969:390.<br />
(10) En Muñoz Olave, Lectura <strong>de</strong> historia nacional, citado por Cano, 1955:68.<br />
(11) Rosales, 1877, T.11:278.<br />
(12) Según Ovalle "Confesábase con el P. Luis <strong>de</strong> Valdivia... con su consejo y dirección iba cada día creciendo en virtud. Llegó un día a<br />
confesarse y dijo a su confesor que se hallaba muy <strong>de</strong>sconsolada porque no sabía leer y así no podía tener lección espiritual. El padre la<br />
respondió que aprendiese y pidiese a la Virgen Santísima que la enseñase. Hízolo así, y cuando menos lo pensaba, comenzó a enten<strong>de</strong>r los libros<br />
y a escribir como si hubiera andado muchos años a la escuela" (1969:389). Véase también Aguirre, 1994:14.
(13) Sobre el padre Luis <strong>de</strong> Valdivia pue<strong>de</strong>n consultarse las obras <strong>de</strong> Louis De Armond (1950), Armando <strong>de</strong> Ramón (1961), Eugene Korth<br />
(1968), Jaime Concha (1987), Jorge Pinto (1988b), Max Salinas (1991) y Horacio Zapater (1992). Sobre sus aportes al estudio <strong>de</strong> la lengua<br />
mapuche pue<strong>de</strong> verse los trabajos <strong>de</strong> Medina (1970a; 1970b; 1970c).<br />
Agreguemos algunos datos más sobre su biografía. Andaluz, aunque nacido en Granada hacia 1562, procedía <strong>de</strong> la provincia <strong>de</strong> Castilla, en<br />
cuyo noviciado <strong>de</strong> Villagarcía <strong>de</strong> Campos ingresó el 2 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1581. El año 1584 aparece en el colegio <strong>de</strong> Logroño y en el <strong>de</strong> Valladolid <strong>de</strong><br />
1587; en ambos se le estimó como muy inteligente y juicioso, muy dotado para la predicación, estudios y gobierno, pero <strong>de</strong> "complexión<br />
sanguínea y colérica, que <strong>de</strong>clina a melancolía". Llegó al Perú el 29 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1589 en la octava expedición <strong>de</strong> 16 jesuitas que condujo el<br />
P. Hernando <strong>de</strong> Mendoza. En Lima enseñó filosofía y fue Maestro <strong>de</strong> novicios en el colegio <strong>de</strong> San Pablo <strong>de</strong> 1591 a 1593 (información en<br />
Monumenta Peruana, Vol. VIII, p. 556, nota l).<br />
(14) Mariño <strong>de</strong> Lovera, 1865:440-441.<br />
(15) Ercilla, La Araucana, Canto XXXII, p. 750.<br />
(16) Ercilia, Canto XXVI, p. 639.<br />
(17) Arias <strong>de</strong> Saavedra, Purén indómito, verso 1882.<br />
(18) Mariño <strong>de</strong> Lovera, 1865:442.<br />
(19) Posiblemente estas apreciaciones se basan en la serie <strong>de</strong> medidas tomadas por el Gobernador para mejorar la situación indígena, en<br />
especial la "Or<strong>de</strong>nanza que <strong>de</strong>ben guardar los administradores <strong>de</strong> los bienes <strong>de</strong> los pueblos <strong>de</strong> indios" y "La instrucción y or<strong>de</strong>nanza <strong>de</strong> lo que<br />
<strong>de</strong>ben guardar los protectores <strong>de</strong> indios", fechada ambas el 4 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1593 (en CDIHCH 28, T. IV:259-267 y 267-273). Y <strong>de</strong> especial<br />
relevancia son: l. La "Provisión <strong>de</strong>l Gobernador acerca <strong>de</strong>l buen tratamiento que se ha <strong>de</strong> dar a los indios", <strong>de</strong>l 20 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1593, don<strong>de</strong><br />
observamos una cierta influencia <strong>de</strong> estos primeros padres jesuitas. Ejemplo <strong>de</strong> ello es la siguiente argumentación: "la experiencia ha mostrado<br />
que los indios naturales que están alzados y revelados en este dicho reino, la principal causa ha sido los malos tratamientos que se les han hecho,<br />
así las justicias <strong>de</strong> este reino como todas las <strong>de</strong>más personas que entre ellos andan y a sus pueblos acu<strong>de</strong>n a la poca justicia que se les ha<br />
guardado en la poca satisfacción que han tenido <strong>de</strong> los agravios que se les han hecho, lo cual viendo los <strong>de</strong> guerra pa<strong>de</strong>cer a los <strong>de</strong> paz han<br />
estado y están tan rebel<strong>de</strong>s en dar la obediencia a Su Majestad" (en CDIHCH 28, T. IV:334). 2. "Provisión sobre la libertad <strong>de</strong> los naturales"<br />
<strong>de</strong>l 17 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1593 (CDIHCH 28, T.IV:369-371). 3. "Requerimiento y capitulaciones <strong>de</strong> paz que hizo el Gobernador Martín García <strong>de</strong><br />
Óñez y Loyola con algunos caciques <strong>de</strong> los indios <strong>de</strong> guerra", <strong>de</strong>l 22 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1593 (en CDIHCH 28, T.IV:376-381).<br />
(20) De la relación <strong>de</strong>l padre Hernando <strong>de</strong> Aguilera (1597), en Monumenta Peruana, Vol.V, p, 329.<br />
(21) Baltasar Gracián.<br />
(22) En carta <strong>de</strong>l padre Pablo J. <strong>de</strong> Arriaga al padre Claudio Aquaviva, en Monumenta Peruana, Lima, 6 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1594, Vol.V, pp. 458-459.
(23) Carta <strong>de</strong>l padre Baltasar Piñas, en Monumenta Peruana, Vol.V, p. 463. Barros Arana, el más "ilustrado" <strong>de</strong> nuestros historiadores, al<br />
relatar la llegada <strong>de</strong> los jesuitas señala un conjunto <strong>de</strong> hechos "milagrosos", como los acaecidos <strong>de</strong> la navegación, para <strong>de</strong>cirnos a continuación:<br />
"Del po<strong>de</strong>r sobrenatural que se atribuía a esos religiosos <strong>de</strong>bía esperarse la cesación <strong>de</strong> todos los males horribles que afligían a la Colonia, <strong>de</strong> la<br />
guerra interminable <strong>de</strong>l Sur y <strong>de</strong> la miseria general <strong>de</strong>l país. Así se compren<strong>de</strong> que los vecinos <strong>de</strong> Santiago hicieran gran<strong>de</strong>s preparativos para<br />
acoger a los jesuitas con un recibimiento digno <strong>de</strong> los beneficios que esperaban <strong>de</strong> su presencia" (T.III:216).<br />
(24) Monumenta Peruana, Vol.V, p. 464.<br />
(25) Enrich, T.I:21.<br />
(26) 1944:352.<br />
(27) La expresión "obrero <strong>de</strong> indios", proviene <strong>de</strong>l "Catálogo <strong>de</strong> la Provincia <strong>de</strong>l Perú", en Monumenta Peruana, Vol.V, p. 782.<br />
(28) Habrá aquí en la ciudad cerca <strong>de</strong> cuatro mil indios... tienen lindos naturales, alegres, agra<strong>de</strong>cidos, tratables, es más gusto que tratar<br />
españoles, lindos entendimientos", carta <strong>de</strong>l padre Luis <strong>de</strong> Valdivia, <strong>de</strong>l 19 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1593, en Monumenta Peruana, doc. 112, Vol.V, p. 467.<br />
(29) Antece<strong>de</strong>ntes en Mellafe, 1959:217-219.<br />
(30) Se trata <strong>de</strong>l informe <strong>de</strong> Miguel <strong>de</strong> Olaverría (en CDIHCH 2S, T.IV:406). Respecto <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Santiago, Olaverría dice: "...tendrá esta<br />
ciudad [Santiago] hasta 4.000 indios naturales y tenía cuando se pobló más <strong>de</strong> 60.000; han venido en tanta disminución por ser los indios más<br />
trabajados que hay en aquel reino y los que más han acudido con sus personas y haciendas al sustento <strong>de</strong> la guerra y cargas <strong>de</strong> ella" (p. 391). Un<br />
investigador contemporáneo confirma las causas "...gran parte <strong>de</strong>l esfuerzo bélico contra los indios rebel<strong>de</strong>s estaba basado, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> los<br />
recursos humanos <strong>de</strong> los <strong>de</strong> paz, en sus recursos materiales" (Jara, 1958:180).<br />
(31) En Monumenta Peruana, Vol.V, p. 472.<br />
(32) Encina, 1983, T.III:95<br />
(33) Crónica Anónima <strong>de</strong> 1600, p. 354.<br />
(34) En Monumenta Peruana, Vol.V, p. 466.<br />
(35) Pp. 352-353.<br />
(36) 1984, T.II:47.
(37) Lozano, T.I: 160.<br />
(38) En Monumenta Peruana, Vol.V, pp. 469-470.<br />
(39) Ovalle, 1969:365.<br />
(40) Albó, 1966:265. Es pertinente citar en este contexto la reflexión <strong>de</strong> Gruzinski sobre el tipo <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad "macro" que generó en América la<br />
cofradía: "Creadas en principio según las formas, dotadas <strong>de</strong> constituciones escritas y colocadas bajo el control eclesiástico, es <strong>de</strong>cir español, las<br />
cofradías se multiplicaron en el transcurso <strong>de</strong>l siglo XVII... Funcionarios, barrios, caseríos, simples indios piadosos, <strong>de</strong>cidieron consagrar una<br />
parte <strong>de</strong> sus recursos al culto <strong>de</strong>l santo <strong>de</strong> su predilección. Muy pronto, el cerrado tejido <strong>de</strong> sus obligaciones y <strong>de</strong> sus agrupaciones terminó por<br />
estructurar lo esencial <strong>de</strong> la vida colectiva y <strong>de</strong> la sociabilidad al aportar nuevas señales a los miembros <strong>de</strong> los grupos" (1986:426). Recor<strong>de</strong>mos<br />
que en el área central <strong>de</strong> Chile los españoles juntaron poblaciones indígenas diversas, <strong>de</strong> allí que la cofradía pudo haber permitido <strong>de</strong>sarrollar<br />
una nueva i<strong>de</strong>ntidad.<br />
(41) Lozano, T.I:160. Posiblemente Lozano tenga presente lo señalado por el padre Luis <strong>de</strong> Valdivia en sus cartas <strong>de</strong>l año 1593: "en media hora<br />
me aprendieron cinco indios los quince misterios <strong>de</strong>l rosario <strong>de</strong> Nuestra Señora" (en Monumenta Peruana, Vol.V, p. 467).<br />
(42) En Monumenta Peruana, Vol.V, p. 471.<br />
(43) En Monumenta Peruana, Vol.V, p. 47l.<br />
(44) En Monumenta Peruana, Vol.V, pp. 467-468. El informe <strong>de</strong> Olaverría dice sobre los mapuches <strong>de</strong>l "estado <strong>de</strong> Arauco, Tucapel y Purén":<br />
"Son muy presuntuosos, enemigos <strong>de</strong>l trabajo y mucho más <strong>de</strong> los españoles y finalmente han sustentado la guerra 50 años con gran valor en<br />
oposito <strong>de</strong> nación tan terrible como la española, sin que jamás hayan estado dos años <strong>de</strong> paz <strong>de</strong>spués que mataron el gobernador Valdivia<br />
[1554]. Son gran<strong>de</strong>s y sutiles ladrones, hombres fornidos y para mucho trabajo. Usan mucho andar a caballo y en conclusión son los que solos<br />
sustentan la guerra <strong>de</strong> Chile y los que no se acuerdan para continuarla <strong>de</strong> pérdidas <strong>de</strong> cien mil indios que los han muerto y preso los españoles,<br />
ni <strong>de</strong> una cantidad innumerable <strong>de</strong> mujeres e hijos que han perdido, ni <strong>de</strong> tanta suma <strong>de</strong> hacienda, armas y caballo y gran suma <strong>de</strong> comida que<br />
se les ha talado, quemas e incendios <strong>de</strong> casas e infinitas pérdidas" (CDIHCH 28, T.IV:397).<br />
(45) Lozano, T. l: 160-162.<br />
(46) Albó, 1966:263.<br />
(47) Albó, 1966:263. Las razones por las cuales los jesuitas <strong>de</strong>l Perú evitaban tomar doctrinas eran: "1. Peligra la vida religiosa <strong>de</strong>l individuo,<br />
<strong>de</strong>bido sobre todo a la soledad y a la libertad. En concreto todos subrayan los peligros para la castidad. Los padres Martínez y López insisten<br />
también mucho en la <strong>de</strong>sazón y amarguras que engendra la vida <strong>de</strong>l doctrinero. 2. Los camaricos y otras ofrendas <strong>de</strong> los indios, prácticamente<br />
inherentes a la noción <strong>de</strong> doctrina, incitan a la codicia o al menos a la apariencia <strong>de</strong> ella, con la subsiguiente merma apostólica. 3. Se <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> a)<br />
<strong>de</strong> los gobernadores, al recibir la asignación o "sínodo" con que vivir; y b) <strong>de</strong>l Obispo, que querrá hacer la visita pastoral e inquirir sobre la<br />
vida privada <strong>de</strong> los religiosos. Ambas interferencias dificultan la libertad <strong>de</strong> movimientos requerida para el funcionamiento <strong>de</strong> la comunidad
jesuítica y el gobierno <strong>de</strong> los superiores. 4. Los Padres que tienen experiencia tanto <strong>de</strong> las misiones no-fijas como <strong>de</strong> las doctrinas fijas apuntan<br />
también la objeción <strong>de</strong> que el fruto es poco y forzado: los indios se hastían <strong>de</strong> tratar siempre al mismo doctrinero y entonces sólo actúan por<br />
miedo a la vara, lo cual no suce<strong>de</strong> con las misiones volantes. 5. Añádanse finalmente otras razones extrínsecas y fundadas en último término en<br />
las prece<strong>de</strong>ntes, como la prohibición <strong>de</strong> las Constituciones <strong>de</strong> la Compañía para tomar cura ordinaria <strong>de</strong> almas, o la insistencia con que<br />
religiosas pru<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> otras ór<strong>de</strong>nes aconsejaban a los jesuitas no aceptar tal sistema <strong>de</strong> evangelización" (Albó, 1966:277-278).<br />
(48) "Según un documento <strong>de</strong> 1585... había una proporción <strong>de</strong>l 37,50% para los indios que habían sido traídos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera <strong>de</strong>l distrito <strong>de</strong><br />
Santiago, específicamente <strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong>l sur. La misma coinci<strong>de</strong>ncia encuentro en los datos <strong>de</strong> la visita <strong>de</strong>l oidor Celada... que da una<br />
proporción <strong>de</strong> naturales <strong>de</strong> Arauco <strong>de</strong>l 35,71% en el total <strong>de</strong> indios que vivían en Santiago en 1609" (Ramón, 1992:49).<br />
(49) En Lozano, T.I:164. Es la carta fechada en septiembre <strong>de</strong> 1593, la que se encuentra en Monumenta Peruana, Vol.V, pp. 471-474.<br />
(50) Barros Arana, T.III:240.<br />
(51) Crónica Anónima <strong>de</strong> 1600, p. 364.<br />
(52) Mariño <strong>de</strong> Lovera, 1865:445.<br />
(53) Lozano, T.1:169. Posiblemente sus manuscritos, sobre la lengua <strong>de</strong> Chile, fueron la base para la Gramática <strong>de</strong>l padre Luis <strong>de</strong> Valdivia<br />
(Barros Arana, T.IV:46, nota 4). Medina menciona tres obras <strong>de</strong>l padre Vega: Gramática, Diccionario <strong>de</strong> la Lengua chilena y Observaciones para<br />
apren<strong>de</strong>rla con mayor facilidad y elegancia. Señala a contintiación: "Se ha dicho que alguno <strong>de</strong> estos trabajos <strong>de</strong>l padre Vega vio la luz pública, y<br />
no falta quien asevere que aún se conservan sus manuscritos; pero, aquella afirmación es errónca a todas luces, ni es posible comprobar esto<br />
último <strong>de</strong> una manera fehaciente". Para Medina, al igual que para Barros Arana, el padre Valdivia "<strong>de</strong>bió aprovecharse para la publicación <strong>de</strong><br />
su obra <strong>de</strong> los manuscritos <strong>de</strong> su colega" (1970b:406-407).<br />
(54) Enrich, T. I:,56. Cita para ello la Carta Anua <strong>de</strong> 1596.<br />
(55) P.357.<br />
(56) Carta <strong>de</strong>l 25 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1569, en CDIHCH 28,T, 1:165.<br />
(57) CDIHCH 28,T.II, "Testimonio sobre el patronazgo real <strong>de</strong>l obispado <strong>de</strong> La Imperial, 19 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1575", pp. 190-200.<br />
(58) El informe <strong>de</strong> Olaverría, 1594, precisa que Osorno "tendrá 10.000 indios <strong>de</strong> paz, abunda <strong>de</strong> muchos y abundantes<br />
mantenimientos" (CDIHCH 28,T.IV:394)<br />
(59) “Des<strong>de</strong> el dicho tiempo <strong>de</strong> don Alonso goza <strong>de</strong> paz en toda su comarca. Sírvenla 4.000 indios escasos" (informe <strong>de</strong> Olaverría en (CDIHCH<br />
28, T.IV:394).
(60) El ya tan citado Olaverría nos dice que la ciudad <strong>de</strong> La Imperial "ha sido frontera opuesta a los indios <strong>de</strong> Tucapel y tierra <strong>de</strong> Purén... Están<br />
todos los indios que sirven... reducidos en reductos y fuertes <strong>de</strong> empalizadas y canas, fosadas y así se pue<strong>de</strong>n sustentar <strong>de</strong> los ímpetus <strong>de</strong> los<br />
contrarios, aunque costándole cada día muchas muertes y pérdidas <strong>de</strong> sus mujeres e hijos y haciendas y no llegan a 3.500 los indios que sirven a<br />
esta ciudad". En otro lugar nos señala que "los indios <strong>de</strong> La Imperial a<strong>de</strong>lante son <strong>de</strong> la misma calidad que los <strong>de</strong> los términos <strong>de</strong> Santiago, <strong>de</strong><br />
poco vator y no buenos para la guerra" (CDIHCH 28,T.IV:393 y 397).<br />
(61) “Al presente [1594] sirven tres o cuatro mil indios que la mayor parte <strong>de</strong> ellos son reducidos <strong>de</strong> pocos años a esta parte que así están tan<br />
neutrales, sin apremiarles a ninguna causa <strong>de</strong> servicio más <strong>de</strong>l que ellos quieren hacer y no sacan ningún oro en toda la comarca <strong>de</strong> esta ciudad<br />
aunque hay mucho" (Olaverría, CDIHCH 28, T.IV:393).<br />
(62) CDIHCH 28, T.VI:126-127. El informe <strong>de</strong> Olaverría precisa que "los naturales <strong>de</strong> la comarca que la sirven no llegan a 2.000<br />
indios" (CDIHCH 28, T.IV.:392)<br />
(63) Carta <strong>de</strong> Diego <strong>de</strong> Me<strong>de</strong>llín al Rey, <strong>de</strong>l 18 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1585. Lozano, T.I:22-32.<br />
(64) CDIHCH 28, T. II: 190-200.<br />
(65) Carta <strong>de</strong> Me<strong>de</strong>llín, en Lozano, T.I:35-39<br />
(66) En Monumenta Peruana, Vol.VI, pp. 323-353.<br />
(67) Pp. 331. Este parlamento remite necesariamente a los "Requerimientos y capitulaciones <strong>de</strong> paz que hizo el gobernador Martín García <strong>de</strong><br />
Óñez y Loyola con algunos caciques <strong>de</strong> los indios <strong>de</strong> guerra" el 22 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1593, don<strong>de</strong> se estipuló una paz bajo las siguientes<br />
condiciones: "Primeramente, que se les <strong>de</strong>jen sus mujeres, hijos, casas y haciendas sin que reciban daño alguno. Item, que se les <strong>de</strong>jen sus<br />
bebe<strong>de</strong>ros y les <strong>de</strong>jen holgar sus fiestas. Item, que se les dé favor y ayuda contra los indios <strong>de</strong> guerra que están en la otra parte <strong>de</strong>l Bío Bío. Item,<br />
que las pagas que dan los caciques a los que dan servicio para sus encomen<strong>de</strong>ros lo paguen ellos y no los caciques, pues es el servicio para sus<br />
encomen<strong>de</strong>ros. Item, que las minas <strong>de</strong> oro que tienen en su tierra no se les man<strong>de</strong> labrar a ellos hasta asegurar esta provincia <strong>de</strong> los indios <strong>de</strong><br />
guerra. Que la labor <strong>de</strong> las minas las hagan al presente los indios <strong>de</strong> paz y que ellos por ahora no labren sino para sus rescates, porque están<br />
ocupados en hacer sus casas y sementeras y darán sus mitas ordinarias. Item, que no sean maltratados por las justicias, capitanes ni<br />
encomen<strong>de</strong>ros y que si alguna persona los maltratara, los castiguen y les <strong>de</strong>n sus pagas según sus costumbres" (en CDIHCH 28, T.IV:378).<br />
La lectura <strong>de</strong> las dos crónicas jesuitas <strong>de</strong>l siglo XVII, la <strong>de</strong> Ovalle y la <strong>de</strong> Rosales, permite formarse una imagen <strong>de</strong> estos acuerdos <strong>de</strong> paz.<br />
Para el primero, la política <strong>de</strong> Óñez y Loyola "le dio nueva vida y alientos [a Chile], por los buenos dictámenes con que entró, <strong>de</strong> acabar aquella<br />
conquista, valiéndose para ello <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> suavidad y buena traza, más que los <strong>de</strong> la fuerza y rigor" (1969:266). Para Rosales los acuerdos<br />
<strong>de</strong> paz tenían mucho <strong>de</strong> "ardid": "Viendo el Gobernador tan encendida la guerra y cuan poca gente tenía para hacerla contra enemigo tan<br />
valiente y tan <strong>de</strong>terminado, se <strong>de</strong>terminó, luego que llegó a Concepción, con parecer <strong>de</strong> los más entendidos, <strong>de</strong> usar <strong>de</strong> ardid y no mostrar<br />
flaqueza, y procurar vencer al enemigo más como halago y maña que con fuerza... Y así esparció como venía enviado <strong>de</strong>l Rey para <strong>de</strong>sagraviar<br />
a los indios, y les envió embajadores por varias partes convidándoles con la quietud o con la guerra, y que su <strong>de</strong>seo era agasajarles y hacer que
todos les hiciesen muy buen tratamiento" (1877, T.II:270). Un juicio contemporáneo, el <strong>de</strong> Encina y muy acor<strong>de</strong> al espíritu militar <strong>de</strong> la década<br />
<strong>de</strong> 1980: "La candi<strong>de</strong>z <strong>de</strong>l mandatario aserró con esta política el último pilar que sostenía el peligroso edificio que recibiera <strong>de</strong> su antecesor: el<br />
prestigio basado en la justicia y el temor a los duros escarmientos... Cada halago al indio era un estímulo a la revuelta sembrada en su cabeza.<br />
Su sicología primitiva veía en la bondad <strong>de</strong>l gobernador una manifestación <strong>de</strong> impotencia y <strong>de</strong> cobardía" (1983, T.III:106).<br />
(68) P. 332.<br />
(69) P. 333.<br />
(70) T.I:335.<br />
(71) P. 334.<br />
(72) P. 334.<br />
(73) P.346.<br />
(74) Pp. 335-336.<br />
(75) También llamada Santa Cruz <strong>de</strong> Coya y/o Santa Cruz <strong>de</strong> Loyola. Según Riso Patrón dicha ciudad "fue fundada el 8 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1594, a<br />
unos 300 metros <strong>de</strong> la orilla <strong>de</strong>recha <strong>de</strong> la parte superior <strong>de</strong>l riachuelo <strong>de</strong> Rele, en un sitio elevado, <strong>de</strong>scubierto y escaso <strong>de</strong> agua, a unos diez<br />
kilómetros <strong>de</strong> la orilla <strong>de</strong>l río Bío Bío" (1924:822). El rango <strong>de</strong> ciudad lo obtuvo el 1 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1595 (Barros Arana T.III:210).<br />
(76) P. 338.<br />
(77) P. 336.<br />
(78) La ciudad <strong>de</strong> Angol tiene su origen en la antigua ciudad <strong>de</strong> Los Confines, fundada a principio <strong>de</strong> 1553, la que fue <strong>de</strong>struida poco tiempo<br />
<strong>de</strong>spués por los mapuches. Repoblada por García Hurtado <strong>de</strong> Mendoza en 1560, hacia el noreste <strong>de</strong> su primer asiento, con el nombre <strong>de</strong> San<br />
Andrés <strong>de</strong> Angol, la que se llamó también ciudad <strong>de</strong> Los Infantes (Riso Patrón, 1924:34 y 247).<br />
(79) Pp. 339-340.<br />
(80) Las razones que entrega Rosales son que "Los indios <strong>de</strong>l distrito <strong>de</strong> la Imperial fueron<br />
muchos, dóciles y <strong>de</strong> buenos naturales, nobles <strong>de</strong> condición y no tan guerreros como los <strong>de</strong>más, y el ser su tierra más <strong>de</strong>scubierta y no tan<br />
poblada <strong>de</strong> montaña como <strong>de</strong> la cordillera, los ha hecho más domésticos, por tener las poblaciones más juntas y no tener tanta montaña don<strong>de</strong><br />
hacerse fuertes para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse y hacer guerra. La multitud <strong>de</strong> indios en aquellos principios <strong>de</strong> la conquista fue gran<strong>de</strong>, y tanta que no cabían<br />
en la tierra, y aunque algunos autores dicen que había 300.000 indios y otro menos, colegirase la multitud <strong>de</strong> las encomiendas que dio el
Gobernador Valdivia, porque repartió los indios <strong>de</strong>l distrito <strong>de</strong> la ciudad entre 27 vecinos, dando a unos 10.000 indios, a otro 12.000 y a otros<br />
20.000 indios <strong>de</strong> encomienda, <strong>de</strong> que hubo con el tiempo tan gran consumo, que en la última visita, cuando se alzaron no había ya más <strong>de</strong> 30.000<br />
indios. Y el año <strong>de</strong> 1648, que volvieron a dar la paz y se pobló el fuerte <strong>de</strong> Boroa, que dominaba la Imperial, no se hallaron más <strong>de</strong> 1.000 indios,<br />
porque las pestes, las guerras civiles, las borracheras, y sus odios y guerras civiles, los han consumido" (Rosales, 1877, T.I:456).<br />
(81) P. 342.<br />
(82) Pp. 342-343.<br />
(83) Pp. 344-345.<br />
(84) Lizárraga, 448.<br />
(85) Veamos la <strong>de</strong> Rosales: "Comenzó con gran pujanza esta ciudad y enriquecieron en breve los vecinos, acrecentándose con otros moradores<br />
que a la fama acudieron a ella: fue cabeza <strong>de</strong> obispado, y en primer obispo el Ilustrísimo don Fray Antonio <strong>de</strong> San Miguel... el cual luego que vio<br />
tan gran mies y tantos indios bárbaros, les comenzó a predicar el Santo Evangelio, repartiendo clérigos y religiosos por los pueblos para que los<br />
doctrinasen, con tanto fruto, que como hallaron a los naturales <strong>de</strong> los indios tan dóciles, tan humil<strong>de</strong>s" (Rosales, 1877, T.I:456).<br />
(86) P. 346.<br />
(87) Fundada en abril <strong>de</strong> 1552, abandonada en 1554, fue repoblada cinco años <strong>de</strong>spués por García Hurtado <strong>de</strong> Mendoza.<br />
(88) P. 348.<br />
(89) Lozano, T.I:169.<br />
(90) T.I:58.<br />
(91) Enrich, T.I:55.<br />
(92) Teleña era oriundo <strong>de</strong> Abim, <strong>de</strong> la diócesis <strong>de</strong> Oviedo en Asturias, tenía treinta y cuatro años (Catálogo <strong>de</strong> la Provincia <strong>de</strong>l Perú, 1595, en<br />
Monumenta Peruana, Vol.V, p. 782).<br />
(93) Informe <strong>de</strong> Hernando <strong>de</strong> Aguilera, en Monumenta Peruana, Vol.VI, pp. 350-351.<br />
(94) Enrich, T.I:65.<br />
(95) En el Catálogo <strong>de</strong> la Provincia <strong>de</strong>l Perú, <strong>de</strong>l año 1595, obtenemos los siguientes antece<strong>de</strong>ntes sobre este misionero: "Padre Joán <strong>de</strong> Olivares
<strong>de</strong> la Imperial, <strong>de</strong> Chile, treinta años, buenas fuerzas, once años en la Compañía, dos años <strong>de</strong> artes, cuatro <strong>de</strong> Teología, lector <strong>de</strong> Gramática,<br />
predicador <strong>de</strong> indios, no es graduado, votos <strong>de</strong> escolar" (en Monumenta Peruana, Vol.V, p. 782).<br />
(96) Pp. 352-353.<br />
(97) En el Catálogo <strong>de</strong> la Provincia <strong>de</strong>l Perú se dice <strong>de</strong> este misionero: "Padre Luis <strong>de</strong> Santillán, Lima, veinticinco años, buenas fuerzas, ocho<br />
años <strong>de</strong> Compañía, dos años <strong>de</strong> arte, cuatro <strong>de</strong> Teología, lector <strong>de</strong> Gramática, predicador, no es graduado, votos <strong>de</strong> escolar" (Monumenta<br />
Peruana, Vol.V, p. 782).<br />
(98) Carta <strong>de</strong>l P. Pablo J. <strong>de</strong> Arriaga al P.C. Aquaviva, en Monumenta Peruana, Vol.VI, pp. 703-704. La frase latina dice "que conviertan las<br />
lanzas en poda<strong>de</strong>ras", cita <strong>de</strong>l profeta Miqueas, 4:3 (Biblia <strong>de</strong> Jerusalem).<br />
(99) Crónica Anónima <strong>de</strong> 1600, p. 362.<br />
(100) "Haciéndose la cuenta <strong>de</strong> la gente que murió en la conquista <strong>de</strong>l Perú y Nueva España, dicen no llegar las muertes <strong>de</strong> españoles en ambos<br />
reinos al número <strong>de</strong> los que en esta ocasión han parecido en solo el <strong>de</strong> Chile a manos <strong>de</strong> los indios" (Crónica Anónima <strong>de</strong> 1600, p. 366). Mellafe<br />
calcula en 500 a los cautivos "<strong>de</strong> los cuales un 90% eran mujeres y niños" y, aña<strong>de</strong>: "esta última es la cifra importante, pues apuró un mestizaje<br />
<strong>de</strong> proporciones y privó <strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s maternas a un buen sector <strong>de</strong> la población blanca" (1959:221). Véase también a Guarda (1987), quien<br />
estudia 178 casos <strong>de</strong> estos cautivos.<br />
(101) Rosales, 1877, T.II:297-298.<br />
(102) Rosales, 1877, T.II:303. Arias <strong>de</strong> Saavedra, testigo <strong>de</strong> la época, precisa en una acotación a su poema Purén indómito que "los españoles que<br />
pasaron <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>l dicho gobernador enterraron los huesos <strong>de</strong> los muertos <strong>de</strong> la batalla <strong>de</strong> Curalaba, y los indios enemigos los<br />
<strong>de</strong>senterraban todas las veces que pasaba algún campo <strong>de</strong> españoles por allí; y visto por el maestro <strong>de</strong> campo Diego Flórez que lo hacían por<br />
refrescar la memoria <strong>de</strong> su victoria, y que ponían los huesos y cabezas en palos que hincaban para el propósito, hizo una cosa memorable, que<br />
fue recoger todos los huesos y cabezas que así estaban enastados como los que estaban sembrados por el suelo, y, juntos, cargó <strong>de</strong> ellos todos sus<br />
caballos, y, trayéndolos a la ciudad <strong>de</strong> San Elifonso <strong>de</strong> Arauco, los hizo enterrar honoríficamente a su costa, con que el enemigo perdió la<br />
costumbre que solía tener <strong>de</strong> <strong>de</strong>senterrarlos" (1984:168, nota 84g).<br />
(103) Mellafe resume así las consecuencias económicas <strong>de</strong> la rebelión: "l. Pérdida <strong>de</strong> casi el 80% <strong>de</strong> la producción <strong>de</strong> oro <strong>de</strong>l Reino. 2. Supresión,<br />
en su etapa formativa, <strong>de</strong>l complejo económico austral, que quedó por muchos años representado por el comercio <strong>de</strong> sólo uno o dos barcos<br />
anuales cargados con ma<strong>de</strong>ras y cecinas <strong>de</strong> Chiloé. 3. La reducción <strong>de</strong> aproximadamente el 50% <strong>de</strong> la población indígena que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ese<br />
momento quedó fuera <strong>de</strong> posible usufructo y bajo la categoría <strong>de</strong> indios rebelados y 4. Por efectos <strong>de</strong>l fenómeno anterior, la merma y<br />
posteriormente casi el <strong>de</strong>saparecimiento <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> créditos basados en los sesmos <strong>de</strong> oro" (1975:125).<br />
(104) En Monumenta Peruana, Vol.VIII, pp. 297-304 (lo que correspon<strong>de</strong> al Colegio <strong>de</strong> Chile).<br />
(105) Monumenta Peruana, Vol.VIII, pp. 298-299.
(106) En Errázuriz, l908a, T.I.:29, nota 21.<br />
(107) Monumenta Peruana, Vol.VIII, pp. 299-300.<br />
(108) En Errázuriz, l908a, T.I:405.<br />
(109) Monumenta Peruana, Vol.Vlll, pp. 300-301.<br />
(110) En Errázuriz, l908a, T.I:86.<br />
(111) Hay que tener presente que algunos hispano-criollos cuestionaron la guerra como política. Así lo hizo el dominico fray Gil González <strong>de</strong><br />
San Nicolás, miembro <strong>de</strong> la expedición <strong>de</strong> García Hurtado <strong>de</strong> Mendoza (1557). Fray Gil pue<strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>rado como el primer sacerdote que<br />
reclamara una conquista justa y pacífica (Hanke, 1977:I,IX-I,X). De todos modos, nos parece que la guerra contra el pueblo mapuche fue una<br />
modalidad que no estuvo en cuestión, por las circunstancias en que se <strong>de</strong>senvolvía. En este sentido es <strong>de</strong> gran interés la opinión <strong>de</strong>l tercer obispo<br />
<strong>de</strong> la Imperial Reginaldo <strong>de</strong> Lizárraga -dada a fines <strong>de</strong>l siglo XVI, por tanto, al calor <strong>de</strong> los sucesos ocurridos entre 1598-1602- sobre cómo<br />
había sido tratada esta cuestión en Chile y Perú por el Rey y sus "asesores religiosos": "Que hasta la fecha nadie <strong>de</strong>l clero, <strong>de</strong> las religiones y <strong>de</strong><br />
las autorida<strong>de</strong>s doctas en Chile a puesto en duda lo legítimo <strong>de</strong> la guerra. Así en el tiempo <strong>de</strong> Pedro <strong>de</strong> Valdivia y <strong>de</strong> García Hurtado <strong>de</strong><br />
Mendoza ... en esta ciudad nunca se trató en los púlpitos ser la guerra injusta, la cual, si por injusta se tuviera, el arzobispo <strong>de</strong> loable memoria<br />
fray Jerónimo <strong>de</strong> Loaysa ni las religiones <strong>de</strong>jaran <strong>de</strong> predicar contra ella". También nadie ha dudado en el Perú, asiento <strong>de</strong> los visorreyes: "...<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el gobernador Castro hasta Vuestra Excelencia, han enviado socorros <strong>de</strong> soldados y municiones contra los indios rebelados, sin que<br />
ningún hombre docto, clérigo ni religioso, haya dicho ser la guerra injusta". Por último, tampoco duda el rey y sus asesores religiosos "..según<br />
me informaron, el gobernador don Alonso <strong>de</strong> Sotomayor, dudando en Madrid <strong>de</strong> la justicia <strong>de</strong> esta guerra, lo consultó con el doctísimo y<br />
religiosísimo el padre maestro fray Diego <strong>de</strong> Chávez, confesor <strong>de</strong> la majestad real, y le respondió no tenía qué dudar, sino que hiciese lo que Su<br />
Majestad le mandaba, <strong>de</strong> suerte que no se pue<strong>de</strong> dudar ser justa la guerra por nuestra parte". Esta opinión está contenida en el "Parecer acerca<br />
<strong>de</strong> si contra los indios <strong>de</strong> Arauco es justa la guerra que se les hace y si pue<strong>de</strong>n dar por esclavos, dada por fray Reginaldo <strong>de</strong> Lizárraga" (en<br />
CDIHCH 28, T.V:43-48). El perecer <strong>de</strong>l obispo <strong>de</strong> la Imperial, fray Reginaldo <strong>de</strong> Lizárraga, fue redactado ante la consulta <strong>de</strong>l virrey sobre el<br />
Tratado <strong>de</strong> Cal<strong>de</strong>rón. Tiene como fecha el 16 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1599.<br />
(112) El documento en CDIHCH 28, T.V:23-43. En a<strong>de</strong>lante lo citaremos como Tratado.<br />
(113) Álvaro Jara ha analizado <strong>de</strong>talladamente este documento en su obra Guerra y sociedad en Chile (1971:192-202) precisando que fue<br />
"redactado y aprobado al calor <strong>de</strong> la conmoción producida por la muerte <strong>de</strong> Óñez <strong>de</strong> Loyola", es <strong>de</strong>cir, en 1599. En torno a lo consensual nos<br />
dice: "Errázuriz se explica esta unanimidad como "un vértigo causado por la sangre y los horrores; vértigo momentáneo, que diestramente<br />
supieron aprovechar cuantos pensaban lucrar con esa medida, para hacer apoyar la petición por hombres tan respetables por la ilustración<br />
como por sus virtu<strong>de</strong>s". Pero vértigo o no, la unanimidad existía en ese momento y la petición suscrita por tanta gente eminente <strong>de</strong>l reino tenía<br />
enorme fuerza" (pp. 192 y 193). Confirma esta aseveración el hecho <strong>de</strong> que la "Real cédula que los indios <strong>de</strong> guerra <strong>de</strong> las provincias <strong>de</strong> Chile<br />
sean dados por esclavos, no reduciéndose al gremio <strong>de</strong> la Iglesia antes <strong>de</strong> venir a manos <strong>de</strong> las personas que los tomaron", <strong>de</strong>l 26 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong><br />
1608, se vale <strong>de</strong> los argumentos <strong>de</strong>l Tratado <strong>de</strong> Cal<strong>de</strong>rón para justificar la esclavitud <strong>de</strong> los mapuches rebelados.
(114) Tratado, pp. 34-35.<br />
(115) Tratado, p. 37.<br />
(116) Tratado, pp. 37-38.<br />
(117) Tratado, p. 48.<br />
(118) Tratado, p. 38.<br />
(119) “Estos naturales no tuvieron voluntad <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r los sagrados misterios <strong>de</strong> nuestra fe santa, porque quisieron dárselos a enten<strong>de</strong>r con<br />
rigores y malos ejemplares; luego, fueron sus acciones ninguna en sí, y el uso que tuvieron, <strong>de</strong> ningún efecto, por haber sido forzados y oprimidos<br />
a fuerza <strong>de</strong> armas y <strong>de</strong> malos tratamientos, y con peores obras adicionales" Pineda y Bascuñán, 1863:332, el <strong>de</strong>stacado es nuestro).<br />
(120) Recuér<strong>de</strong>se la participación jestuta en numerosas juntas con los caciques <strong>de</strong> la Araucanía, en la entrada que hicieron entre 1595-1597, y<br />
cómo se sorprendieron <strong>de</strong> "ver entre indios gente tan discreta, y cómo llevaban su razón tan enhilada". Las “razones" indígenas <strong>de</strong>l Tratado nos<br />
parecen una articulación <strong>de</strong> un doble saber: por un lado, lo que los mapuches alegaban y, por otro, una traducción <strong>de</strong> esos argumentos a los<br />
términos jurídicos <strong>de</strong> la guerra justa (Vitoria, Soto).<br />
(121) Ovalle, 1969:272-273.<br />
(122) Ovalle, 1969:274, el <strong>de</strong>stacado es nuestro.<br />
(123) Rosales, 1877, T.II:273, el <strong>de</strong>stacado es nuestro.<br />
(124) Rodríguez, 1984:101-102. Jaime Concha en su artículo "Observaciones acerca <strong>de</strong> La Araucana" (1964), <strong>de</strong>staca justamente el "lascasismo<br />
ercillesco", el que se expresa, entre otras cosas, por la visión <strong>de</strong>l Dios cristiano que castiga a los españoles a través <strong>de</strong> los mapuches:<br />
"pero el Padre <strong>de</strong>l Cielo soberano<br />
atajó este camino, permitiendo<br />
que aquél a quien él mismo puso el yugo<br />
fuese el cuchillo y áspero verdugo" (Ercilla).<br />
(125) Triviños, 1994:51.<br />
(126) Tratado, p. 23.<br />
(127) Tratado, p. 24.
(128) Tratado, P. 25. En la "Recomendación <strong>de</strong>l Consejo <strong>de</strong> Indias sobre que los indios <strong>de</strong> Chile puedan ser esclavos", <strong>de</strong>l 17 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong><br />
1607, la redacción es más clara sobre las consecuencias espirituales, al eliminar el término "acci<strong>de</strong>ntalmente": "Que a los mismos indios<br />
rebelados, que fuesen dados por esclavos se les seguirá gran bien espiritual pues serán instruidos y enseñados en la fe" (en Jara, 1965:214).<br />
(129) La Petición <strong>de</strong> Vascones no tiene fecha, pero no se pue<strong>de</strong> dudar que fue realizada en los primeros años <strong>de</strong>l 1600. Se encuentra en la<br />
CDIHCH 28, T.V:40-60, la cita correspon<strong>de</strong> a p. 57.<br />
(130) Tratado, p. 4 l.<br />
(131) Así ocurrieron las cosas. La Respuesta <strong>de</strong> Felipe III a la Recomendación <strong>de</strong>l Consejo <strong>de</strong> Indias sobre que los indios <strong>de</strong> Chile puedan ser<br />
esclavos fue: "Consejo <strong>de</strong> Indias, a 17 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1607. Sobre que se puedan y <strong>de</strong>ben dar por esclavos los indios que se cautivasen en la<br />
guerra <strong>de</strong> Chile. En lo que más se pue<strong>de</strong> fundar en dar a éstos por esclavos es en haber ellos negado la obediencia dada a la iglesia, como aquí se<br />
dice y así se or<strong>de</strong>ne, que entretanto que durare su pertinacia <strong>de</strong> negar la obediencia a la Iglesia sean dados por esclavos" (en Jara, 1965:214-215).<br />
(132) CDIHCH 28, T.V:42.<br />
(133) CDIHCH 28, T.I:251-254.<br />
(134) CDIHCH 28, T.I:323-327.<br />
(135) CDIHCH 28, T.I:443-448.<br />
(136) Según Enrich (T.I:73) el número <strong>de</strong> sacerdotes muertos fue <strong>de</strong> 200, cifra que nos parece exagerada a la luz <strong>de</strong> las pocas estadísticas <strong>de</strong> la<br />
época.<br />
(137)CDIHCH 28, T.V.:59.<br />
(138)CDIHCH 28, T.V.:59, los <strong>de</strong>stacados son nuestros.<br />
(139)CDIHCH 28, T.V:45.<br />
(140)CDIHCH 28, T.V:45.<br />
(141) Rodríguez, 1984:103.<br />
(142) CDIHCH 28, T.V: 24, el <strong>de</strong>stacado es nuestro.
(143) En Jara, 1965:213-215.<br />
(144) Errázuriz, l908a, T.I:404.<br />
(145) Veremos más a<strong>de</strong>lante cómo el jesuita Diego <strong>de</strong> Rosales encaró dicha realidad.
Rolf Foerster<br />
Jesuitas y mapuches: 1593-1767<br />
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
1.2. LOS PRIMEROS ENCUENTROS. NI ORO, NI PLATA, SÓLO SUS ALMAS<br />
El primer acercamiento con los mapuches no se producirá en sus propias tierras, sino en Santiago bajo la condición <strong>de</strong> prisioneros <strong>de</strong> guerra y<br />
como esclavos (48). Con ellos, señala el padre Luis <strong>de</strong> Valdivia:<br />
"Hemos entablado, que vengan dos días cada semana los Infieles, que cada día traen <strong>de</strong> la guerra, para catequizarlos. Comencé esta ocupación<br />
hará dos meses, y se han convertido algunos cada día, y siempre hay que hacer esto. Fuera <strong>de</strong> estos días, me llevan sus confesiones, y doctrina los<br />
Domingo, que ellos se vienen a Casa, sin buscarlos: antes <strong>de</strong> salir por la tar<strong>de</strong> con las procesiones, les hago en Casa una hora <strong>de</strong> Catecismo, y en<br />
la Plaza una Plática, al que doy principio con un Acto <strong>de</strong> Contrición, hincados todos <strong>de</strong> rodillas, diciéndole yo con un crucifijo en la mano, y<br />
respondiendo todos" (49).<br />
Después <strong>de</strong> algunos meses en Santiago se encaminaron a las regiones <strong>de</strong>l sur, a la tierra mapuche: un escenario convulsionado por la guerra, la<br />
violencia y la crueldad. Pocos territorrios estaban pacificados, el temor a la rebelión indígena era la tónica. En el Perú la imagen <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong><br />
Chile era elocuente, en 1596 "cuando se levantó la ban<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> enganche, y cuando el tambor llamaba a los voluntarios, las gentes abandonaron<br />
los pueblos huyendo <strong>de</strong>l servicio militar, y, sobre todo, negándose a servir en un país cuya guerra <strong>de</strong> cerca <strong>de</strong> medio siglo, infundía por todas<br />
partes el <strong>de</strong>saliento y el terror" (50). En el aire flotaba la creencia <strong>de</strong> que las causas <strong>de</strong> tal circunstancia era la política compulsiva e intolerante<br />
<strong>de</strong> la clase encomendara para con los indígenas. Con la llegada <strong>de</strong>l gobernador Martín García Óñez <strong>de</strong> Loyola se había intentado cambiar la<br />
situación, introduciéndose algunas reformas, lográndose así tener "la guerra en tan buen punto <strong>de</strong> paz y esperanzas <strong>de</strong> total pacificación" (51) .<br />
La Crónica <strong>de</strong> Mariño <strong>de</strong> Lovera también refleja ese estado: "por la singular pru<strong>de</strong>ncia con que procedía en todas las cosas, vinieron los indios<br />
<strong>de</strong> las riberas <strong>de</strong> Bío Bío, <strong>de</strong> una y otra banda, a dar la paz, cosa que nunca se había visto en estas tierras <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los tiempos <strong>de</strong> García <strong>de</strong><br />
Mendoza" (52).<br />
Los primeros misioneros que recorrieron la Araucanía fueron los padres Hernando <strong>de</strong> Aguilera y Gabriel <strong>de</strong> la Vega. Ambos conocían el idioma<br />
<strong>de</strong> los mapuches; el primero, por ser natural <strong>de</strong> Chile y, el segundo, por "el tesón con que se había <strong>de</strong>dicado a su estudio" (53).<br />
Salieron <strong>de</strong> Santiago el 1 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1595. En la ciudad <strong>de</strong> Santiago quedaba el padre Valdivia como Rector, quien el año anterior había<br />
asumido tal cargo ante la ausencia <strong>de</strong> Baltasar Piñas. En los primeros días <strong>de</strong> 1596 cruzaron el Bío Bío, no obstante, antes <strong>de</strong> partir, "hicieron en<br />
el catecismo con que se enseñaba la doctrina a los indios <strong>de</strong> Santiago las variaciones que requerían los modismos usuales en la Araucanía" (54).<br />
El objetivo <strong>de</strong> esta visita no fue doctrinera sino más bien vinculada a ver <strong>de</strong> qué forma se implementaría la obra jesuita en el área. La Crónica<br />
Anónima <strong>de</strong>1600 la califica <strong>de</strong> una "misión larga" (55) y con justa razón porque duró 16 meses.
La primera iglesia en la Araucanía<br />
La Araucanía contaba con su propia diócesis, La Imperial, fundada en 1560. Su estado en 1569, era, según su primer obispo, el franciscano<br />
Antonio <strong>de</strong> San Miguel, un:<br />
"...reino perdido... por estar los indios <strong>de</strong> guerra y lo más principal porque ni hay religioso ni sacerdotes clérigos que poner en doctrinas ni a los<br />
indios les está predicada la ley <strong>de</strong> Dios ni aún las leyes <strong>de</strong> Vuestra Majestad" (56).<br />
Sin embargo, en 1575 las cosas parecen haber mejorado algo:<br />
"...gran falta que hay <strong>de</strong> doctrina, porque habiendo en este dicho obispado siete pueblos <strong>de</strong> españoles en que hay más <strong>de</strong> doscientos<br />
repartimientos <strong>de</strong> encomiendas <strong>de</strong> indios, no hay en todos los dichos repartimientos más que cuatro sacerdotes clérigos y dos religiosos <strong>de</strong> la<br />
or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Nuestra Señora <strong>de</strong> la Merced y otro <strong>de</strong> la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> San Francisco que actualmente estén en las doctrinas" (57).<br />
Quince años más tar<strong>de</strong> se produjo un aumento consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong> clérigos y religiosos. Así en diciembre <strong>de</strong> 1590 el obispo Cisneros -quien<br />
reemplazó a Antonio <strong>de</strong> San Miguel- informaba al Rey sobre la situación <strong>de</strong> su diócesis y <strong>de</strong> sus doctrinas (cada una <strong>de</strong> ellas con un promedio <strong>de</strong><br />
"800 indios"):<br />
Osorno: trece doctrinas, "tres tienen frailes <strong>de</strong> la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Santo Domingo y <strong>de</strong> San Francisco y <strong>de</strong> Nuestra Señora <strong>de</strong> las Merce<strong>de</strong>s; las <strong>de</strong>más<br />
tienen clérigos, los seis sacerdotes hijos <strong>de</strong> conquistadores y los <strong>de</strong>más <strong>de</strong> Castilla” (58) .<br />
Valdivia: cinco doctrinas, una por un franciscano y otra por un mercedario; los restantes clérigos (dos hijos <strong>de</strong> conquistadores) (59).<br />
Ciudad Rica (Villarica): tres doctrinas, "la una tiene frailes dominicos y las tres clérigos naturales <strong>de</strong> la tierra y la una clérigo <strong>de</strong> Castilla".<br />
Imperial: tres doctrinas, "la una tiene los frailes franciscanos y la otra el un clérigo <strong>de</strong> la tierra y la una un clérigo <strong>de</strong> Castilla" (60).<br />
Angol: dos doctrinas, una "<strong>de</strong> 300 indios y tiene los frailes franciscanos con poco salario y otra, junto al pueblo <strong>de</strong> 400 indios sírvela el cura" (61).<br />
San Bartolomé (Chillán): dos doctrinas, "la una tiene fraile dominico y la otra el cura y vicario <strong>de</strong> la ciudad".<br />
Concepción: hay dos doctrinas, "la una tiene un fraile dominico y la otra, que es <strong>de</strong> pocos indios, el cura y vicario, quise <strong>de</strong>cir que la primera<br />
tiene un clérigo natural <strong>de</strong> la tierra" (62).<br />
Según Noggler, el territorio mapuche "...fue subdividido como si se tratara <strong>de</strong> una cura <strong>de</strong> almas ordinaria y no <strong>de</strong> una primera evangelización.<br />
De esta manera fue erigida la diócesis <strong>de</strong> Imperial en la Araucanía, fueron fundadas parroquias y, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l dominio español, los nativos fueron
obligados a bautizarse, asistir a Misa y a la Doctrina; para este fin, los encomen<strong>de</strong>ros tenían que <strong>de</strong>jar libre el tiempo necesario a los que estaban<br />
bajo su mando. Pero esta manera <strong>de</strong> evangelizar, por falta <strong>de</strong> evangelizadores, quedaba limitada a las cercanías <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Imperial,<br />
Valdivia, Villarica y Osorno; si la distancia era muy gran<strong>de</strong> sólo se bautizaba".<br />
La enseñanza se reducía a conocer las principales verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la religión cristiana: la Ssma. Trinidad, la Re<strong>de</strong>nción por Jesucristo y su<br />
nacimiento <strong>de</strong> la Virgen María, Madre <strong>de</strong> Dios. Una vez que estas verda<strong>de</strong>s estaban suficientemente inculcadas, <strong>de</strong> manera que cada uno las<br />
sabía <strong>de</strong> memoria, el "catecúmeno" recibía el bautismo. Si era casado, su matrimonio recibía la bendición <strong>de</strong> la Iglesia.<br />
Los curas doctrineros gozaban <strong>de</strong> un sueldo pagado por la Corona<br />
el que <strong>de</strong>pendía <strong>de</strong>l monto que gozaba cada doctrina. Para el<br />
obispado <strong>de</strong> Santiago el salario no ascendía <strong>de</strong> los setecientos veinte<br />
pesos oro anuales y no <strong>de</strong>scendía más allá <strong>de</strong> los cuarenta pesos<br />
(63). Para la diócesis <strong>de</strong> Imperial "las doctrinas <strong>de</strong> este obispado<br />
tienen <strong>de</strong> salario a 300 pesos, los 200 en oro y los 100 en cosas <strong>de</strong> la<br />
tierra" (64). Para muchos religiosos era un sueldo insuficiente lo<br />
que hacía que “pocos preten<strong>de</strong>n perpetuarse en ellas, si no es<br />
cualquiera" (65).<br />
Es en este contexto y horizonte que los dos padres jesuitas<br />
inauguran el trabajo misionero entre los mapuches. A través <strong>de</strong> la<br />
relación que hizo el padre Hernando <strong>de</strong> Aguilera po<strong>de</strong>mos conocer<br />
con cierto <strong>de</strong>talle el primer encuentro entre jesuitas y mapuches<br />
(66).<br />
En la ciudad <strong>de</strong> Concepción lograron percatarse, por voz <strong>de</strong> las<br />
mismas autorida<strong>de</strong>s indígenas, <strong>de</strong> las causas y motivos <strong>de</strong> la tan<br />
dilatada guerra. La ocasión fue que "una docena <strong>de</strong> caciques <strong>de</strong> los<br />
más principales que se habían acabado <strong>de</strong> reducir, y el más<br />
principal <strong>de</strong> todos era el <strong>de</strong> Arauco, llamado Quintuhuen, id est.<br />
Miro Arriba, que aun en sus nombres muestran arrogancia. Nos<br />
envió a llamar el gobernador [Martín García <strong>de</strong> Óñez y Loyola]<br />
para que nos hallásemos presentes al razonamiento que aquellos le<br />
querían hacer; fue muy ver el estilo <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir sus razones, fue el que<br />
tienen <strong>de</strong> ordinario cuando han <strong>de</strong> tratar algún grave negocio <strong>de</strong><br />
guerra; tomó el araucano la insignia, que era una flecha en la<br />
mano, y propuso a los <strong>de</strong>más que se habían juntado allí para<br />
ofrecerse a su señoría a la conquista <strong>de</strong> los más rebel<strong>de</strong>s, que no<br />
atendiendo a la clemencia <strong>de</strong> tal gobernador, perseveran en su<br />
rebelión, y tomando la corrida <strong>de</strong> atrás, comenzaron a referir los<br />
agravios que todos los gobernadores pasados les habían hecho
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Valdivia hasta su inmediato pre<strong>de</strong>cesor. Contaron cruelda<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> españoles inauditas, los cuales les habían obligado a no sujetarse<br />
hasta entonces que veían en él tan diferente modo <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>r, no a<br />
fuego y a sangre, como sus pre<strong>de</strong>cesores, quitándoles las mujeres,<br />
<strong>de</strong>sterrando sus hijos, cortándoles a unos los pies, a otros las<br />
narices, empalando a muchos, y en todos ejecutando mil<br />
cruelda<strong>de</strong>s, sino con blandura, amor y tratamiento, y que esto les<br />
Prodigio visto por los indios que presagiaba la necesidad <strong>de</strong> su sujeción a los<br />
españoles y al Rey.<br />
había cautivado y no las armas, porque aunque su señoría era valeroso capitán, bien sabían que ningún gobernador había tenido menos gente y<br />
armas que él tenía" (67).<br />
Los padres jesuitas se sorprendieron <strong>de</strong>l modo en que los mapuches problematizaban su situación, sobre todo al compararlos con los indios <strong>de</strong>l<br />
Perú:<br />
"Yo había oído <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> estos razonamientos, mas no formado el concepto que cobré cuando lo oí. Me admiró ver entre indios gente tan discreta,<br />
y cómo llevaban su razón tan hilvanada, y lo otro la velocidad con que hablan, que es cual jamás he oído. Admirados nosotros <strong>de</strong> ver razones tan<br />
bien dichas y <strong>de</strong> la ventaja que aquella gente hace a la <strong>de</strong>l Perú" (68).<br />
En esta misma "parla" fueron presentados los dos jesuitas a las autorida<strong>de</strong>s mapuches. El Gobernador los calificó <strong>de</strong> enviados <strong>de</strong>l Rey, con la<br />
misión no sólo <strong>de</strong> evangelizar sino que también como reformadores <strong>de</strong> los "malos tratamientos" recibidos en el pasado. Como era <strong>de</strong> esperar,<br />
esto ayudó a los padres en sus futuros contactos con otros indígenas:<br />
"De lo que en la Concepción se hizo fue corriendo la voz por todo el Reino y el fruto <strong>de</strong> una ciudad iba preparando para el que se había <strong>de</strong> coger<br />
en la siguiente, y esta fama corría no sólo entre españoles, mas también entre indios. Ayudó mucho para esto en los indios lo que el gobernador<br />
dijo a los doce caciques... dióles a conocer la Compañía, que eran los <strong>de</strong> ella gente muy diferente <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, que no buscábamos oro ni plata,<br />
sino sólo sus almas, y que para esto habíamos venido <strong>de</strong> España enviados por el Rey nuestro Señor para su enseñanza en lo espiritual y para<br />
favorecerles en lo temporal; se alargó en <strong>de</strong>cir que, siendo el Rey informado <strong>de</strong> los malos tratamientos que les hacían los gobernadores y <strong>de</strong>más<br />
españoles, enviaba a nosotros para reformación <strong>de</strong> esto; dijo mucho en <strong>de</strong>cir esto" (69).<br />
El jesuita e historiador <strong>de</strong> la Or<strong>de</strong>n, Pedro Lozano, opina que "con este razonamiento, aceptaron gustosos los Araucanos los misioneros, y les<br />
<strong>de</strong>jaron penetrar al interior <strong>de</strong>l país, para que evangelizaran el Reino <strong>de</strong> Dios" (70). Digamos, por nuestra parte, que la lectura <strong>de</strong> la relación <strong>de</strong>l<br />
padre Aguilera nos evi<strong>de</strong>ncia su intuición <strong>de</strong> lo que sería la futura labor <strong>de</strong> los jesuitas en la Araucanía: una evangelización sólo posible si se<br />
alteraban las condiciones y el trato que se le daba al indígena.<br />
Los dos misioneros recorrieron la tierra por espacio <strong>de</strong> año y medio (en <strong>de</strong>terminados momentos incluso sin escolta militar) visitando las<br />
ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l sur: Cañete, Imperial, Valdivia, Osorno, Villarrica, Angol y Santa Cruz <strong>de</strong> Coya o <strong>de</strong> Óñez.<br />
En el "estado <strong>de</strong> Arauco" permanecieron por espacio <strong>de</strong> 19 días o más. Su primera experiencia fue al cruzar el Bío Bío, don<strong>de</strong> "tuvimos noticias<br />
que estaba cerca <strong>de</strong> allí un indio a la muerte, fuimos a él y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> buen rato consintió en que le bautizásemos, tenía dos mujeres y acabamos<br />
con él que se casase con la una y <strong>de</strong>jase la otra con tener hijos con ambas. Se bautizó la que escogió por mujer y un hijo habido en ella". Aguilera<br />
aña<strong>de</strong> que éste "fue un acto heroico" <strong>de</strong>l moribundo, por la sencilla razón <strong>de</strong> "la mayor dificultad para la conversión <strong>de</strong> esta gente es tener que
<strong>de</strong>jar las mujeres que tienen a tres y cuatro y más, las cuales les cuestan sus dineros, porque les son esposas y esclavas, y así el indio que tiene<br />
muchas hijas está rico, porque se las pagan muy bien, y la respuesta que dan, cuando les persua<strong>de</strong>n a que <strong>de</strong>jen las mujeres, es que les ha<br />
costado su hacienda".<br />
Si fue una sorpresa escuchar a los caciques <strong>de</strong> Arauco, ahora los dos padres se enfrentaron a uno <strong>de</strong> los mayores problemas en la evangelización<br />
<strong>de</strong> los mapuches: la poligamia. El mapuche que renunciaba a tan inveterada costumbre sería calificado por los misioneros <strong>de</strong> héroe, punto <strong>de</strong><br />
vista no compartido por las mujeres indígenas, <strong>de</strong> allí que:<br />
"Fue gran<strong>de</strong> la cólera y enojo <strong>de</strong> la mujer repudiada, no consintió que su hijo se bautizase por mucho que se lo persuadía el padre <strong>de</strong>l<br />
muchacho, que era el enfermo” (71).<br />
El padre Aguilera tematizó la poligamia mapuche antes que nada como un asunto económico. Así lo informó a su superior:<br />
"Acerca <strong>de</strong> este punto escribimos al Padre Rector (el padre Luis <strong>de</strong> Valdivia) y creo a V. Reverencia si bastaría para bautizar a esta infi<strong>de</strong>lidad<br />
un propósito <strong>de</strong> no tener más una mujer y las <strong>de</strong>más que se las quedasen en casa por esclavas, porque el fin principal <strong>de</strong> tener muchas es servirse<br />
<strong>de</strong> ellas para sus sementeras y <strong>de</strong>más servicio" (72).<br />
La respuesta fue: "No hubo resolución en esto y así no osamos abrir puerta, si no era en caso <strong>de</strong> enfermedad grave". No obstante, el problema<br />
siguió penándoles, más aún cuando visitaron la ciudad <strong>de</strong> Osorno, don<strong>de</strong> hay tanto clérigo doctrinero", y a pesar <strong>de</strong> ello, "está tan entablada la<br />
mala costumbre <strong>de</strong> tener muchas mujeres como <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la infi<strong>de</strong>lidad". Al regresar a Concepción le expusieron el asunto al gobernador y "<strong>de</strong>l<br />
remedio <strong>de</strong> este abuso, ofreció uno bueno, y fue dar a la gente principal tantas viejas como criadas como les quitaban mujeres, <strong>de</strong>jándoles sólo la<br />
legítima mujer. Como no volvimos allá, no sé si se puso en ejecución, aunque sí entiendo se pondría, porque el gobernador es celosísimo <strong>de</strong>l<br />
honor <strong>de</strong> Dios" (73) .<br />
La <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l área <strong>de</strong> Arauco y en particular <strong>de</strong> su fuerte (presidio)<br />
nos da una imagen <strong>de</strong> la presencia hispana y <strong>de</strong> lo que era posible en tarea<br />
<strong>de</strong> evangelización:<br />
"Consoláronse mucho los soldados <strong>de</strong> nuestra llegada, compa<strong>de</strong>cimos <strong>de</strong> ver<br />
gente tan pobre, que a muchos <strong>de</strong> los soldados faltaba a unos la camisa, a<br />
otros el calzado, a otros el sombrero y capa, y a todos la mediana<br />
comodidad; no me confundí poco en ver gente que con tan extrema pobreza<br />
y trabajos sirviese a Rey temporal, sin ningún premio ni esperanza <strong>de</strong> él, y<br />
muchos en pago <strong>de</strong> veinte y más años <strong>de</strong> servicio <strong>de</strong> guerra tomaron una<br />
licencia para salir <strong>de</strong>l Reino, lo cual no se les conce<strong>de</strong>... Con todo estuvimos<br />
diez y nueve días en este fuerte y <strong>de</strong> él salimos a visitar todos los pueblos <strong>de</strong><br />
los araucanos, previniéndoles para que estuviesen todos juntos en un sitio<br />
para el día que les habíamos <strong>de</strong> ir a ver, y era menester hacer esta diligencia<br />
porque no tienen poblaciones juntas; visitábamos un día un cacique y otro<br />
día otro, que son muchos. Esperábanos con mucha fiesta <strong>de</strong> ramadas,
comida, danzas, etc. Dímosles en sus pueblos y los que nos iban a ver el<br />
fuerte sólo una general noticia <strong>de</strong> los preceptos <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> los misterios <strong>de</strong><br />
la fe, sin <strong>de</strong>clararles las obligaciones que tenían, sí se habían <strong>de</strong> hacer por<br />
no (... ), y así nos los había dicho el gobernador, porque no entendiesen era<br />
quererles quitar las mujeres y en (... ) pasados; y como se les predicaba<br />
clemencia y buen tratamiento se intentaba esto por color <strong>de</strong> cristiandad.<br />
Nos pareció buen aviso, y en efecto no estaba la gente dispuesta para<br />
predicarles bautismo y las obligaciones que traía; nos tomaron muchos<br />
amor” (74).<br />
Uno <strong>de</strong> los asuntos más interesantes <strong>de</strong> este pasaje se refiere a la tolerancia<br />
que manifiestan las autorida<strong>de</strong>s civiles frente a la poligamia (veremos más<br />
a<strong>de</strong>lante que también frente a otras costumbres) y que los misioneros<br />
respetarán, aunque con dolor. Dicha tolerancia tiene su explicación no en sí<br />
misma, sino por la sencilla razón <strong>de</strong> que la exigencia <strong>de</strong> poner fin a dicha<br />
práctica habría significado la rebelión indígena, o al menos el rechazo a<br />
toda colaboración económica y/o militar con los españoles.<br />
En "Santa Cruz <strong>de</strong> Óñez, (75), don<strong>de</strong> se encontraba el Gobernador con su<br />
campo, los misioneros oyeron una nueva "parla" <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s<br />
indígenas y observan, por primera vez, una actividad ritual asociada a<br />
dichos eventos:<br />
"Aquí en Sancta Cruz oímos otro parlamento como el <strong>de</strong> Concepción;<br />
añadiose a él matar muchas reses <strong>de</strong> la tierra usando <strong>de</strong> una ceremonia<br />
cruel; daban un golpe al carnero en la cabeza y aturdido, en tierra, le<br />
sacaban el corazón vivo y palpitando y sangriento, llegaban a chupar <strong>de</strong> la<br />
sangre y untaban con ella una flecha; todo en significación <strong>de</strong> lo que habían<br />
<strong>de</strong> usar con el enemigo para don<strong>de</strong> estaban <strong>de</strong> partida" (76).<br />
Dicha área <strong>de</strong> "veinte leguas sola", estaba <strong>de</strong>nsamente poblada, unos<br />
"veinte mil indios que tomaban lanza, a esta cuenta sería la chusma <strong>de</strong><br />
mujeres y niños <strong>de</strong> arriba <strong>de</strong> ocho años dos veces más" (77).<br />
Los dos misioneros se trasladan ahora a "Engol", "ciudad <strong>de</strong> españoles y<br />
frontera <strong>de</strong> enemigos" (78). Visitaron dos pueblos indígenas cercanos a<br />
Angol (a cuatro leguas), los que no habían admitido ser doctrinados, a pesar<br />
<strong>de</strong> estar "reducidos a pueblo cercado, porque los indios <strong>de</strong> guerra les<br />
molestan a menudo por haber dado la paz". Según Aguilera "No vi en todo<br />
lo que anduve reducción como en estos dos pueblos; al mayor <strong>de</strong> ellos<br />
Padre Bernardo Havestad. Mapa <strong>de</strong> la distribución geográfica <strong>de</strong> los indios<br />
chilenos.
fuimos dos veces; la primera les propusimos el fin a que veníamos, y el capitán <strong>de</strong> la ciudad y <strong>de</strong> estos dos pueblos <strong>de</strong> indios, que había ido con<br />
nosotros por asegurarnos el camino por don<strong>de</strong> anda gente <strong>de</strong> guerra <strong>de</strong> ordinario, les habló y dijo algunas <strong>de</strong> las razones que el gobernador<br />
había dicho a otros indios en la Concepción. A éstos, como a gente que había más estaba <strong>de</strong> paz, aunque no admitido doctrina y todos ellos<br />
infieles, nos pareció ofrecerles el bautismo y para esto les hice un largo sermón, estando todo el pueblo junto, dándoles noticia <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> los<br />
medios para nuestra salvación. La respuesta fue, lo primero, <strong>de</strong>cirnos que admiraban <strong>de</strong> que hubiese gente española que entrase a su tierra a<br />
buscar otra cosa que oro, aunque fuesen Padres; lo segundo nos dijeron que lo consultarían mientras nosotros comíamos. Juntó el cacique la<br />
gente principal a parte y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> larga consulta, nos respondió que holgaban sumamente <strong>de</strong> nuestra venida y <strong>de</strong> que hubiese quien los amase<br />
e intentase volver por ellos; que lo que se les había predicado les parecía muy bien; mas que antes <strong>de</strong> tratar <strong>de</strong> bautismo ni introducir catecismo<br />
en su pueblo, hablásemos primero con dos caciques principales que estaban cerca <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> españoles, como quien tenía más noticia <strong>de</strong><br />
ellos por haber más tiempo que se habían reducido y vivido entre españoles, y que si éstos admitían enseñanza <strong>de</strong> doctrina cristiana y bautismo,<br />
que ellos harían lo propio, y que por hablarnos con verdad, ellos se recelaban mucho no fuese esta doctrina medio para los agravios, que con el<br />
mismo medio <strong>de</strong> doctrina se les habían hecho años atrás, juntándolos so color <strong>de</strong> doctrinas y <strong>de</strong> ella tomando sus hijos para su servicio, y a ellos<br />
llevándolos a minas, y que cuando no acudían a la doctrina, con tizones les quemaban la boca. Esto repitieron muchas veces" (79).<br />
Los motivos que estos dos pueblos aducían para no ser doctrinados refleja la situación real e insoportable en que se encontraba el pueblo<br />
mapuche. La doctrina era i<strong>de</strong>ntificada <strong>de</strong> forma casi inmediata con el trabajo en minas o encomiendas, instituciones marcadas por el "agravio"<br />
y la violencia, <strong>de</strong> allí que el solo hablar <strong>de</strong> ellas produjera toda suerte <strong>de</strong> rechazo en las poblaciones indígenas. Los españoles no contaban<br />
a<strong>de</strong>más con el po<strong>de</strong>r suficiente para imponer compulsivamente las doctrinas en el territorio araucano. La conquista era aún allí una quimera, un<br />
proyecto en curso.<br />
De Angol, los padres Aguilera y Vega se trasladaron a La Imperial (fundada en marzo <strong>de</strong> 1551); entre ambas mediaba una distancia <strong>de</strong> "veinte<br />
leguas <strong>de</strong> camino, las cuales se pasan con escolta <strong>de</strong> soldados por el temor a los indios". La situación <strong>de</strong> los indígenas era, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto<br />
evangélico, distinta ya que "no hay indios infieles, o muy pocos, mas viven como tales, rastro <strong>de</strong> conocimiento <strong>de</strong> Dios no lo tenían, y aunque hay<br />
doctrinas, no se les enseñaba en su lengua... trabajase en esta ciudad muy bien, porque hubo muchas confesiones <strong>de</strong> indios y españoles".<br />
Los misioneros pudieron constatar el <strong>de</strong>rrumbe <strong>de</strong>mográfico <strong>de</strong> los mapuches <strong>de</strong>l área y las razones <strong>de</strong> la <strong>de</strong>clinación:<br />
"Era esta ciudad cabeza <strong>de</strong>l Reino entre indios, había suma <strong>de</strong> ellos cuando se conquistó, sólo los vecinos <strong>de</strong> una calle <strong>de</strong> cuatro cuadras tenían<br />
cien mil indios <strong>de</strong> encomienda, que se cuenta en Chile por gran<strong>de</strong>za. Mas unos años <strong>de</strong> hambre los acabó a todos, porque como se ocupaban en la<br />
guerra, <strong>de</strong>scuidáronse <strong>de</strong> sembrar este año, y así les faltó el ordinario mantenimiento, ha quedado muy poca gente" (80).<br />
No obstante:<br />
"...teníamos auditorios en las doctrinas y sermones <strong>de</strong> dos mil que venían a sus pueblos <strong>de</strong> a dos y cuatro leguas" (81).<br />
Gracias a una invitación <strong>de</strong> los caciques <strong>de</strong> Toltén los misioneros pudieron ir a esa región. Como veremos a lo largo <strong>de</strong> esta historia, Toltén tenía,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> esos años, una peculiaridad que la hacía diferente <strong>de</strong> otras áreas <strong>de</strong> la Araucanía. Los motivos que llevaron a las autorida<strong>de</strong>s indígenas<br />
locales a tener dicho gesto era "la fama y buen olor que <strong>de</strong> la Compañía había llegado a aquellos pueblos... porque era gran<strong>de</strong> el <strong>de</strong>seo que <strong>de</strong><br />
vernos y oírnos tenían, y que si no fuese posible... que les enviásemos las oraciones en su lengua". Fueron esperados por los indígenas y por el<br />
cura, "con la doctrina <strong>de</strong> los niños que salieron a la embarcación con cruces, nos llevaron a la iglesia, hablamos a los caciques aquella noche y les
dijimos que nos juntasen toda la gente en los pocos días que hubiésemos <strong>de</strong> estar allí, porque las aguas que iban entrando nos obligaban a llegar<br />
con tiempo a Osorno y a Valdivia. Juntaríanse, a mi parecer, aquí arriba <strong>de</strong> tres mil almas a la doctrina y sermón que acudieron <strong>de</strong> toda la<br />
comarca con tanto afecto y <strong>de</strong>voción que nos le pegaba a nosotros... Es toda esta gente <strong>de</strong> Toltén muy puesto en policía y término españolado,<br />
regaláronnos mucho, mas el regalo <strong>de</strong> este pueblo y <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más gastábamos en el camino" (82).<br />
En la ciudad <strong>de</strong> Valdivia, fundada en febrero <strong>de</strong> 1553 (casi <strong>de</strong>struida en el terremoto <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1575), los dos padres ejercieron sus<br />
"ministerios como en otras partes, y verda<strong>de</strong>ramente iba creciendo en cada pueblo la <strong>de</strong>voción y afecto a la Compañía". Se relata un solo hecho,<br />
que se inserta <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> esa lógica tan característica <strong>de</strong> los jesuitas, <strong>de</strong> la lucha contra el <strong>de</strong>monio:<br />
"Una india topé aquí que, viniéndose a confesar, me dijo cómo estando enferma se había ido a curar con una hechicera, y estando en su caso oyó<br />
que la hechicera invocó al <strong>de</strong>monio, el cual se le apareció en figura <strong>de</strong> gallo, y preguntando no respondía, instado dijo que no hablaría hasta que<br />
aquella cristiana se fuese fuera. Díjome la india que con el miedo <strong>de</strong>cía y repetía: Jesús" (83).<br />
En Osorno, fundada en 1553, esperaban a los jesuitas "con mucho <strong>de</strong>seo". A diferencia <strong>de</strong> La Imperial la población indígena era numerosa, a tal<br />
punto que los lleva a <strong>de</strong>cir "es este pueblo <strong>de</strong> más indios que otro alguno <strong>de</strong> todo el Reino, y <strong>de</strong> número <strong>de</strong> españoles, el segundo". Calculados en<br />
nueve o diez mil los indígenas tributarios, sólo pudieron visitar seis doctrinas, <strong>de</strong> las trece existentes.<br />
Comparativamente, sorpren<strong>de</strong> el número <strong>de</strong> doctrinas en el área <strong>de</strong> Osorno y posiblemente esto explique la aseveración <strong>de</strong>l obispo y cronista<br />
Lizárraga sobre el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la cristiandad en aquel lugar: "<strong>de</strong> mucha y muy buena gente... cuando se pobló era abundante la comarca <strong>de</strong><br />
naturales que fácilmente, al parecer, recibieron la fe y comenzaron a recibir la pulicía humana, vistiéndose como nosotros y acudiendo a las<br />
iglesias en sus pueblos con algún cuidado" (84).<br />
Frente a los indios <strong>de</strong> la zona <strong>de</strong> Imperial existen opiniones más o menos semejantes (85).<br />
El trabajo evangélico es resumido por Aguilera en los siguientes términos: "<strong>de</strong> este pueblo... hízose, al Señor gracias, fruto, aunque no me<br />
pareció esta gente <strong>de</strong> tanta razón como las <strong>de</strong>más. Aquí, don<strong>de</strong> hay tanto clérigo doctrinero, está tan entablada la mala costumbre <strong>de</strong> tener<br />
muchas mujeres como <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la infi<strong>de</strong>lidad... Predicamos <strong>de</strong> ordinario contra este vicio afeándolo como es razón, y aunque sabíamos no había<br />
<strong>de</strong> haber enmienda, si no era en cual o cual, a lo menos entendiesen no se les permitía por lícito. Aunque no particularizó el fruto que en estas<br />
seis doctrinas <strong>de</strong> pueblos <strong>de</strong> indios se cogió, fue no pequeño" (86).<br />
La última ciudad que visitaron fue la "Ciudad Rica" (87). El resumen <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s es escueto:<br />
"Hízose en esta ciudad no menor fruto en españoles e indios que en Osorno".<br />
Y aña<strong>de</strong>n a continuación un caso que, según ellos, ejemplicaba esos frutos:<br />
"...levantáronse unos indios ocho leguas <strong>de</strong> la ciudad y cortaron la cabeza a un español; tocado a armas, fue el castigo y pacificación casi toda la<br />
ciudad, habían <strong>de</strong> hacer justicia <strong>de</strong> más culpados, que fueron media docena. Pidió el capitán fuese uno <strong>de</strong> nosotros a catequizarlos y bautizarlos;<br />
fue el Padre Vega. En toda la misión no nos hallamos solos sino estos cuatro días, no acababan todos <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir el afecto y <strong>de</strong>voción con que todos
murieron, refiriendo las palabras que <strong>de</strong>cían. Hízoles muy <strong>de</strong> nuevo ver en indios y más en infieles tan cordial <strong>de</strong>voción” (88).<br />
Aquí nos encontramos con uno <strong>de</strong> los temas más centrales <strong>de</strong> la evangelización: la relevancia total que tiene la salvación <strong>de</strong> las almas por sobre la<br />
salvación <strong>de</strong> los cuerpos, don<strong>de</strong> lo que importa no es la muerte (física), sino bajo qué condición se muere (el estado <strong>de</strong>l espíritu). Ésta será una <strong>de</strong><br />
las materias que abordaremos más a<strong>de</strong>lante en un capítulo especial.<br />
El balance que hizo el historiador Pedro Lozano <strong>de</strong> esta primera visita a las tierras <strong>de</strong> la Araucanía es el siguiente:<br />
"Era increíble el concurso <strong>de</strong> los Españoles a oír sus pláticas y doctrina, y no menor el <strong>de</strong> los indios al catecismo, atraídos <strong>de</strong> la suavidad<br />
elocuente con que la explicaban en su idioma nativo, y se juntaban comúnmente a la doctrina cuando menos 1.500, y las más veces pasaban <strong>de</strong><br />
dos mil: cosa hasta entonces jamás vista en el país; y para que el ministerio fuera permanente, mandó, por auto, el venerable prelado Don<br />
Agustín Cisneros, Obispo <strong>de</strong> la Imperial, que se practicasen todos los párrocos <strong>de</strong> su diócesis este ejercicio <strong>de</strong> catecismo en aquella lengua, con<br />
utilidad notoria <strong>de</strong> los indios que habían vivido ajenos al conocimiento <strong>de</strong> Dios, y conociéndole por este medio, le empezaron a servir con<br />
fervor" (89).<br />
Enrich nos dice, por su parte, que a los mapuches les administraron el bautismo en especial a los párvulos, a los ancianos y a los enfermos, y que<br />
por el manejo <strong>de</strong> la lengua aborigen:<br />
"...corrió veloz la fama <strong>de</strong> su elocuencia... y fue tal la emoción, que asistían a los sermones mil doscientos, mil quinientos y a veces dos mil<br />
personas, a pesar <strong>de</strong> vivir repartidos por los valles y la costa, sin formar un solo grupo <strong>de</strong> doce ranchos o chozas” (90).<br />
Esta primera incursión <strong>de</strong> los misioneros jesuitas en tierra mapuche ha sido calificada <strong>de</strong> más política que misionera. El gobernador quería<br />
aprovecharse <strong>de</strong>l prestigio ganado por los jesuitas en los territorios <strong>de</strong>l norte en su trato con los indígenas y así "<strong>de</strong>terminaron servirse <strong>de</strong> ellos,<br />
para aquietar a los alzados y afianzar la paz en el país. Cuarenta años <strong>de</strong> guerra sangrienta, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Valdivla, habían<br />
<strong>de</strong>mostrado la ineficacia <strong>de</strong> las armas, para rendir una nación valiente y resuelta como la araucana; por lo cual la corte <strong>de</strong> Madrid resolvió<br />
tentar otros arbitrios en or<strong>de</strong>n a conseguir el mismo fin" (91). A <strong>de</strong>cir verdad, esta última afirmación <strong>de</strong> Enrich tendrá más sentido en los años<br />
posteriores.<br />
A fines <strong>de</strong> 1597 la obra misionera en la Araucanía fue apoyada por el padre Luis <strong>de</strong> Valdivia -recor<strong>de</strong>mos que había asumido como Rector en<br />
1594- y el hermano Miguel <strong>de</strong> Teleña (92); en tanto el padre Vega volvió a Santiago. El objetivo era<br />
" ... ver si había comodidad para asentar alguna resi<strong>de</strong>ncia o en Santa Cruz don<strong>de</strong> pedía el gobernador, o en Osorno, o no habiendo comodidad,<br />
si se proseguiría con la misión que prometía más fruto aún <strong>de</strong>l que se había cogido... Anduvo el Padre Rector todas las ciuda<strong>de</strong>s que nosotros,<br />
excepto Arauco y Valdivia... y aunque el Padre Rector iba <strong>de</strong> paso por las ciuda<strong>de</strong>s por llevar el blanco puesto en Osorno, más en poco hacía<br />
mucho, porque la brevedad <strong>de</strong>l tiempo suplía con el fervor, celo y <strong>de</strong>voción, que todo es en perfecto grado" (93).<br />
Los misioneros se aplicaron con tal celo a su quehacer que, según Enrich:<br />
"Setenta mil indios, entre párvulos y adultos... recibieron el santo bautismo en los siete meses que... emplearon en evangelizar aquellos infieles. A
muchos <strong>de</strong> ellos administraron, a<strong>de</strong>más, el santo matrimonio" (94).<br />
En la ciudad <strong>de</strong> Osorno, el padre Valdivia inició la construcción <strong>de</strong>l colegio y llamó al padre Juan <strong>de</strong> Olivares para que se hiciera cargo (95).<br />
Posteriormente visitó la ciénaga <strong>de</strong> Purén, "un inexpugnable castillo", allí "vio dos reencuentros que tuvieron los indios y españoles, estando a la<br />
mira <strong>de</strong>l gobernador" (96).<br />
Dos padres permanecieron en Osorno durante el año <strong>de</strong> 1598, posiblemente Juan <strong>de</strong> Olivares y Luis <strong>de</strong> Santillán (97). La labor <strong>de</strong> estos<br />
misioneros entre los huilliches la conocemos gracias a un documento publicado en la Monumenta Peruana.<br />
Vivían los dos padres en una "casilla con una capilla bien acomodada que la ciudad les había hecho, estuvieron este año ejercitando nuestros<br />
ministerios con mucho provecho así <strong>de</strong> españoles como <strong>de</strong> indios, saliendo los unos y los otros <strong>de</strong> muchas ignorancias y enmendando<br />
notablemente sus vidas; salían <strong>de</strong> cuando en cuando a los pueblos comarcanos, haciendo el mismo fruto".<br />
La documentación <strong>de</strong>staca los siguientes acontecimientos: el primero, "fue notable cosa, que un muchacho, que en nuestra casa había aprendido<br />
la doctrina, le comunicó Nuestro Señor tanto <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> enseñarla, que andaba <strong>de</strong> un pueblo en otro ocupándose en esto y por su medio vinieron<br />
muchos a la confesión, tomando Nuestro Señor por instrumento para la justificación <strong>de</strong> las almas a un muchacho e indio". El segundo tiene que<br />
ver con el bautismo a los moribundos: "Fue llamado el Padre para que fuese a una confesión <strong>de</strong> un indio enfermo fuera <strong>de</strong>l pueblo: fue<br />
caminado toda aquella tar<strong>de</strong> por un camino muy áspero, pasando un río caudaloso con harto peligro, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber hecho su confesión,<br />
permitió Nuestro Señor que a la vuelta perdiese el camino para remedio <strong>de</strong> dos almas; yendo <strong>de</strong> esta manera <strong>de</strong>scaminados toparon en unos<br />
montes una choza don<strong>de</strong> estaba un indio enfermo muy al cabo, confesole y dispusole para morir con mucho consuelo <strong>de</strong> entrambos. Pasó<br />
a<strong>de</strong>lante y halló también en el monte otra india muy enferma, que también confesó y consoló, y si el Padre no perdiera el camino quizá perdieran<br />
estas almas el <strong>de</strong> su salvación. Yendo otra vez caminando llegó a un pueblo don<strong>de</strong> le avisaron que cerca <strong>de</strong>l camino por don<strong>de</strong> había venido,<br />
estaban dos indios muriéndose muy al cabo, y que quizá si se daba prisa, hallaría alguno <strong>de</strong> los dos vivo. Volvió el Padre corriendo y halló al<br />
indio que apenas podía hablar, confésole y luego murió, y <strong>de</strong>spués confesó al otro que estaba también en mucho peligro. Fue esta misión <strong>de</strong><br />
gran<strong>de</strong> servicio a Nuestro Señor en el bien que se hizo a los indios y no fue menos para los españoles". Por último, se da cuenta <strong>de</strong> un bautizo <strong>de</strong><br />
una niña que era criada en pueblos <strong>de</strong> indios y <strong>de</strong> cómo allí el padre se encontró con un "indio que tenía pacto expreso con el <strong>de</strong>monio,<br />
aparecíasele muchas veces en horrible figura y hablábale y tratábale familiarmente, y para hablarle se salía al campo y le llamaba, y cuando no<br />
quería venir, sangrábase y punzábase hasta <strong>de</strong>rramar sangre, especialmente se sangraba <strong>de</strong> la lengua y hacía otros martirios. Teniendo este<br />
indio a su mujer muy mala, salió a llamar al <strong>de</strong>monio que la sanase. Vino, habiendo tenido más tardanza <strong>de</strong> venir que nunca, y díjole que no la<br />
podía sanar; quedó <strong>de</strong>scontento el indio <strong>de</strong> ver cuan poco podía su <strong>de</strong>monio y en esta ocasión oyó un sermón con que se acabó <strong>de</strong> <strong>de</strong>sengañar y se<br />
vino al Padre a darle cuenta <strong>de</strong> toda su vida".<br />
El informe o relación <strong>de</strong> estos trabajos -redactado posiblemente por el padre Luis <strong>de</strong> Valdivia- concluye con una serie <strong>de</strong> observaciones y juicios<br />
sobre el estado en que se <strong>de</strong>senvolvían las relaciones interétnicas y <strong>de</strong> cómo la muerte <strong>de</strong>l Gobernador, en manos <strong>de</strong> los mapuches capitaneados<br />
por los lonkos Pelantaro y Anganamón, tornaba necesario y urgente dar un giro radical en esas relaciones:<br />
"El mayor impedimento que en este Reino hay para la conservación <strong>de</strong> la gentilidad es la continua guerra que 40 años ha sustentan los indios<br />
contra los españoles con gran tesón. Este año [1598], especialmente por el mes <strong>de</strong> Diciembre, viniendo el gobernador [Martín García Óñez <strong>de</strong><br />
Loyola] con hasta 40 soldados <strong>de</strong> una ciudad a otra, vio sobre él <strong>de</strong> una parte una gran multitud <strong>de</strong> indios y los mataron a todos y entre los<br />
<strong>de</strong>más a cuatro frailes franciscanos. Perdió esta tierra a este caballero un gran gobernador y la Compañía un gran<strong>de</strong> amigo. Era uno <strong>de</strong> los
parientes más cercano que al presente había <strong>de</strong> nuestro padre Ignacio, <strong>de</strong> gloriosa memoria, nieto <strong>de</strong> un hermano mayor suyo. Se han hecho con<br />
este suceso tan soberbios los indios que, vestidos unos <strong>de</strong> los hábitos <strong>de</strong> los frailes, otros con la cruz <strong>de</strong> la encomienda <strong>de</strong> Calatrava <strong>de</strong>l<br />
gobernador en el pecho, y los <strong>de</strong>más vestidos <strong>de</strong> otros <strong>de</strong>spojos, dieron en otro capitán que iba a castigarlos y le mataron con su gente".<br />
Esa atmósfera marcada por cuarenta años <strong>de</strong> guerra -que ponía <strong>de</strong> manifiesto la incapacidad militar <strong>de</strong> la hueste hispana para doblegar a los<br />
mapuches- llevó al informante a sugerir lo que va a ser el carácter <strong>de</strong> la Compañía a posteriori:<br />
"Quiera Dios que a los que no ha podido sujetar la espada <strong>de</strong> las armas, rinda el cuchillo <strong>de</strong> su palabra ut convertant lanceas in bomeres” (98) .<br />
A pesar <strong>de</strong> todos los "frutos" antes señalados, los misioneros recibieron ór<strong>de</strong>nes terminantes <strong>de</strong> su Provincial para retirarse lo antes posible <strong>de</strong>l<br />
sur, por el temor <strong>de</strong> la guerra, salvándose así provi<strong>de</strong>ncialmente <strong>de</strong> la muerte:<br />
"Nro. Señor que traza las cosas mirando a los futuros sucesos, or<strong>de</strong>nó que el permanecer aquellos padres no tuviese efecto, enviándolo a or<strong>de</strong>nar<br />
así el P. Provincial, por la falta <strong>de</strong> sujetos, y así se volvieron todos a Santiago" (99).<br />
El primer alzamiento general <strong>de</strong> los mapuches había comenzado en Curalaba (Lumaco) con la eliminación <strong>de</strong>l gobernador Óñez y Loyola y<br />
cuarenta y ocho soldados que lo acompañaban (el 23 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1598); todos ellos pertenecían a la Compañía <strong>de</strong> Reformados y en su<br />
mayoría eran vecinos <strong>de</strong> Santiago. La rebelión, encabezada por Pelantaro, sólo "concluiría" en 1602 con la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> todas las ciuda<strong>de</strong>s al<br />
sur <strong>de</strong>l Bío Bío, con la muerte <strong>de</strong> un número importante <strong>de</strong> españoles y con cientos <strong>de</strong> mujeres y niños cautivos (100).<br />
Una serie <strong>de</strong> "avisos y señales <strong>de</strong>l cielo precedieron a la muerte" <strong>de</strong>l Gobernador. El padre Diego <strong>de</strong> Rosales los <strong>de</strong>scribe <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> consultar<br />
"muchas relaciones":<br />
"...portentos espantosos... a las tres <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, estando el cielo <strong>de</strong>spejado y el viento sereno, se vieron volar por los aires con mucho ruido una<br />
bandada muy gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> cornejas y <strong>de</strong> otras aves nocturnas que no suelen parecer <strong>de</strong> día. Y no fue esto lo más, sino que <strong>de</strong> repente se apareció<br />
una horrenda visión obscureciendo con unos espantosos humos la claridad <strong>de</strong>l sol. Era una nube negra que hacía el movimiento <strong>de</strong>l círculo como<br />
un remolino moviéndose con gran velocidad y dando muchas vueltas. Partíose luego en dos partes y formó la una en el aire un escuadrón <strong>de</strong><br />
gente bárbara, en que habían hombres horribles con sus armas, puestos a punto <strong>de</strong> pelea. Y en la otra parte se formó un navío con todas sus<br />
velas, jarcias y gente que navegaba en él por el ancho piélago <strong>de</strong>l aire. Y acometiendo el escuadrón a los <strong>de</strong>l navío pelearon por gran rato,<br />
haciendo sus acometimientos y viéndose manchas coloradas como <strong>de</strong> sangre, hasta que se vieron <strong>de</strong>shacer estos monstruos, que ni les <strong>de</strong>bemos<br />
tener por imposibles ni por nuevos" (101).<br />
La suerte corrida por Martín García <strong>de</strong> Loyola, llamado en la crónica <strong>de</strong> Rosales "el Nuevo Jesuita", fue el ser <strong>de</strong>capitado su:<br />
"...cabeza fue el mayor triunfo y el estandarte que guardó Pelantaro y conservan sus <strong>de</strong>scendientes y le sacan para todos los alzamientos, que es<br />
como sacar el estandarte real para que todos los sigan. Y en las fiestas gran<strong>de</strong>s la sacan, y beben su chicha en el casco solamente los caciques y<br />
personas gran<strong>de</strong>s, y se guarda como vínculo <strong>de</strong> mayorazgo" (102).
"No son los indios; son nuestros pecados los que nos hacen la guerra"<br />
Bibliografía<br />
ÍNDICE<br />
EXCERPTA<br />
EXCERPTA © version HTML, diagramación y gráficos: Oscar Aguilera F.
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
El trabajo <strong>de</strong> los hombres<br />
Los primeros comuneros en llegar al lugar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong> los "capitanes" llaman haciendo sonar sus<br />
putu son los "principales". Los (o el) purikamani, el presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l pueblo y los comuneros más<br />
antiguos y reconocidos, acompañados <strong>de</strong> los "capitanes" instalan la "mesa" con que se dará<br />
comienzo a la faena.<br />
En Toconce, estas personas se ubican en el costado sur <strong>de</strong>l canal; la "mesa" ritual como siempre,<br />
mira hacia el este directamente hacia los cerros por don<strong>de</strong> va apareciendo el sol muy temprano en<br />
la mañana. Los palire con los "principales" se disponen en forma <strong>de</strong> media luna mirando hacia el<br />
noroeste. La "mesa" se arregla sobre el suelo en un pañuelo que extien<strong>de</strong> el purikamani o el<br />
presi<strong>de</strong>nte y que se llena con hojas <strong>de</strong> coca, al tiempo que algunos principales <strong>de</strong>jan allí sus<br />
chuspa. Alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l pañuelo se disponen las tinka, que antes se han presentado al purikamani o<br />
al presi<strong>de</strong>nte. Entretanto se comienza a beber "el caliente". La ronda se suce<strong>de</strong> hacia la <strong>de</strong>recha<br />
<strong>de</strong>l comunero que sirve su tinka. E1 "servidor" realiza este acto siguiendo normas precisas en la<br />
forma <strong>de</strong> hacerlo: siempre toma la tetera con la mano izquierda y el chullero -jarrita miniatura <strong>de</strong><br />
greda-, o en su reemplazo un jarrito enlozado, lo toma con la <strong>de</strong>recha y con esta misma mano lo<br />
ofrece al trabajador.<br />
En la orilla opuesta <strong>de</strong>l canal, los "capitanes" no <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> tocar sus putu avivando los<br />
agra<strong>de</strong>cimientos <strong>de</strong> los palire.
Los jóvenes palire, iniciando los trabajos <strong>de</strong> limpieza <strong>de</strong> las acequias, aguas abajo <strong>de</strong>l<br />
pueblo <strong>de</strong> Toconce.<br />
Se está llamando a los "interesados" -los comuneros que tienen intereses <strong>de</strong> tierra y agua en la<br />
comunidad- a poner sus chuspa sobre el pañuelo para iniciar el ritual. El presi<strong>de</strong>nte o el<br />
purikamani toma una tinka y echa el vino al canal; luego con la mano <strong>de</strong>recha toma hojas <strong>de</strong> coca<br />
asperjándolas también al canal, mientras murmura palabras <strong>de</strong> reverencias y peticiones para el<br />
bienestar <strong>de</strong> la comunidad. Las tinka y agra<strong>de</strong>cimientos sobre el canal continúan sucediéndose<br />
hacia la <strong>de</strong>recha <strong>de</strong> los participantes.<br />
Cuando se han acabado las tinka y se ha dado cumplimiento a la tradición, han transcurrido ya un<br />
par <strong>de</strong> horas. Los "principales" or<strong>de</strong>nan a los "capitanes" empezar el trabajo: se inaugura así el<br />
primer día <strong>de</strong> la Limpia <strong>de</strong> Canales.<br />
La limpieza <strong>de</strong>l canal consiste en remover el barro, los pastos y el musgo que han crecido durante<br />
el año y que impi<strong>de</strong>n el buen curso <strong>de</strong>l agua. En Ayquina los canales son en todo su trayecto <strong>de</strong><br />
tierra y en Toconce se encuentran cementados en algunos sectores. En ambas comunida<strong>de</strong>s esta<br />
labor la efectúan sólo hombres; la caminata por el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l canal es or<strong>de</strong>nada y los palire<br />
mientras limpian mantienen siempre la misma ubicación. Las mujeres comuneras que han<br />
quedado viudas o las que poseen tierras por <strong>de</strong>recho propio suelen emplear un peón -amigo o<br />
pariente- que para este caso representa al comunero.
En Toconce luego que el secretario pasa la lista <strong>de</strong> los comuneros presentes, los "capitanes" pi<strong>de</strong>n<br />
a los hombres que tomen sus palas y se ubiquen en el canal formando una larga fila que mira<br />
hacia el oeste, río abajo y en un or<strong>de</strong>n que se respetará mientras dure el trabajo. El "capitán" <strong>de</strong><br />
mujeres encabeza la fila y el <strong>de</strong> hombres va al final. El purikamani, algunos antiguos comuneros y<br />
hombres sabios <strong>de</strong> otros pueblos caminan aún más a<strong>de</strong>lante oficiando otros actos <strong>de</strong> relevancia<br />
para la fiesta. E1 sonido <strong>de</strong> los putu <strong>de</strong> los "capitanes" anuncia el inicio <strong>de</strong> los trabajos y así cada<br />
palire limpia con alegría, a fuerza y pala, el tramo <strong>de</strong>l canal que le correspon<strong>de</strong>. Terminado su<br />
sector, el último palire avanza <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l primero y así sucesivamente el resto, cubriendo otro<br />
terreno más. Por tramo cada trabajador limpia cerca <strong>de</strong> un metro <strong>de</strong>l canal. Los "capitanes"<br />
mantienen enérgicos el ritmo y la constancia <strong>de</strong>l trabajo.<br />
Cada cierto trecho se realizan "<strong>de</strong>scansos" o "paradas" en lugares específicos acondicionados<br />
para la ocasión. En Toconce durante la mañana, algunos <strong>de</strong>scansos fueron en los sectores <strong>de</strong> Punta<br />
Mayo, El Estanque y San Agustín. Durante estas paradas los agra<strong>de</strong>cimientos se ofrecen junto a<br />
una "mesa" similar a la <strong>de</strong>scrita; algunas mujeres llegan a estos lugares llevando chicha <strong>de</strong> maíz<br />
en gran<strong>de</strong>s jarras enlozadas <strong>de</strong> color blanco, especiales para este líquido. Sobre la "mesa" y el<br />
canal se asperja coca y se beben las tinka.<br />
Cerca <strong>de</strong>l mediodía, los "principales" dan por terminada la jornada <strong>de</strong> la mañana. Los comuneros<br />
van a almorzar a sus casas y los peones son invitados a almorzar al hogar <strong>de</strong> quienes han<br />
solicitado sus servicios, comiendo con el jefe <strong>de</strong> familia en la cocina-comedor. Allí, la señora o la<br />
hija, que han estado preparando los alimentos para las comidas <strong>de</strong>l día siguiente, les sirven<br />
cazuela como primer plato y luego, un segundo plato seco <strong>de</strong> arroz con guiso <strong>de</strong> carne y verduras.<br />
Terminado el almuerzo, se escucha nuevamente el sonido <strong>de</strong> los putu llamando a reiniciar el<br />
trabajo.<br />
En la comunidad <strong>de</strong> Toconce antes <strong>de</strong> comenzar la jornada <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, se eligen los "capitanes" y<br />
sus reemplazantes para el año siguiente. En esta reunión a campo abierto en que participan<br />
hombres y mujeres, se discute la multa en dinero que <strong>de</strong>ben pagar los "fallos" -los comuneros que<br />
sin aviso han faltado al trabajo comunal- y luego se proce<strong>de</strong> a la elección. Las pocas mujeres<br />
presentes eligen a su "capitán" y los hombres al suyo, con sus respectivos reemplazantes. Los<br />
"capitanes" actuantes y los recién electos se felicitan y se "cargan" entre ellos. Hombres y mujeres<br />
felicitan a sus nuevos "capitanes". En esta ocasión las señoras acompañadas <strong>de</strong> algunos niños<br />
ofrecen chicha <strong>de</strong> maíz que se toma junto con las tinka. Cada señora posee su chuspa con coca que<br />
ofrendan en un pañuelo situado al centro <strong>de</strong>l espacio ocupado. Hombres y mujeres dan los<br />
agra<strong>de</strong>cimientos y ofrendas en "mesas" ceremoniales separadas. Agra<strong>de</strong>cen con sus "Dios<br />
pai" (Dios se lo pague) y echan vino y coca en un hueco en la tierra.<br />
En Ayquina, la elección <strong>de</strong> los<strong>de</strong> los "capitanes" y la confirmación <strong>de</strong>l purikamani se realiza en<br />
una reunión previa a la fecha <strong>de</strong> la Limpia.<br />
El trabajo <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> se organiza y <strong>de</strong>sarroIla <strong>de</strong> igual manera que el matinal. Cerca <strong>de</strong> las cinco,
se hace el último <strong>de</strong>scanso y la gente regresa al pueblo alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> las seis.<br />
El trabajo <strong>de</strong> las mujeres<br />
ÍNDICE<br />
EXCERPTA © version HTML, diagramación y gráficos: Oscar Aguilera F.
Rolf Foerster<br />
Jesuitas y mapuches: 1593-1767<br />
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
1.3. "NO SON LOS INDIOS; SON NUESTROS PECADOS LOS QUE NOS HACEN LA GUERRA".<br />
LA REBELIÓN DE 1598<br />
La frase "la ruina <strong>de</strong> las siete ciuda<strong>de</strong>s" ha servido a los historiadores para simbolizar y con<strong>de</strong>nsar los efectos más visibles <strong>de</strong> la rebelión<br />
mapuche (103).<br />
Realizaremos una aproximación <strong>de</strong> cómo fueron <strong>de</strong>scritos y valorados los hechos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva jesuita e hispano-criolla. Lo que estaba en<br />
juego era un asunto <strong>de</strong> interpretación <strong>de</strong> la guerra indígena mapuche y <strong>de</strong> los modos <strong>de</strong> enfrentarla. Para este propósito, utilizaremos en primer<br />
lugar, la Carta Anua <strong>de</strong> 1602 (104).<br />
"Derribaron, consumieron y talaron en ellas la habitación <strong>de</strong> las casas, la honra <strong>de</strong> sus templos, la <strong>de</strong>voción y fe que resplan<strong>de</strong>cía<br />
en ellos, la hermosura <strong>de</strong> sus campos. Y el mayor daño que se pa<strong>de</strong>ció fue que con estas victorias crecieron los ánimos <strong>de</strong> los indios<br />
y tomaron avilantez para mayores robos, incendios, asolamiento, sacos y <strong>de</strong>strucciones <strong>de</strong> ciuda<strong>de</strong>s y monasterios" (105).<br />
"El mayor daño", según este testimonio, no se localiza en la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> lo material sino en el aumento y crecimiento <strong>de</strong> los "ánimos" <strong>de</strong> los<br />
indígenas, que amenazaba como un caos la presencia hispano-criolla. Una carta escrita por numerosos religiosos <strong>de</strong> la sitiada ciudad <strong>de</strong> Valdivia,<br />
en septiembre <strong>de</strong> 1599, da pistas <strong>de</strong> cómo <strong>de</strong>bía encararse la situación:<br />
"...estas adversida<strong>de</strong>s no <strong>de</strong>ben sentir tanto como otras mayores que se esperan, resultantes <strong>de</strong> un temor <strong>de</strong>sconsi<strong>de</strong>rado que reina<br />
en los corazones <strong>de</strong> muchos con plática ajena <strong>de</strong> la nación española, es <strong>de</strong>cir, que ya los indios son tan buenos como los españoles,<br />
razón por cierto abominable, y que se <strong>de</strong>be <strong>de</strong>sterrar, pues el enemigo no es más <strong>de</strong> lo que se sabía ni tiene más fuerza <strong>de</strong> la que<br />
españoles le han dado por mal gobierno" (106).<br />
Hacia 1602 todavía se sustentaba la ciudad <strong>de</strong> Osorno y los indígenas que la acosaban eran imaginados y representados como poseídos por una<br />
hibris:<br />
"Hicieron estudio en sus malas mañas y artificiosos engaños, cercaron a la ciudad <strong>de</strong> Osorno y gastando las fuerzas a los españoles,<br />
fuéronlos retirando a un fuerte, a don<strong>de</strong> los han tenido casi con continuo cerco sustentándose los asediados con unas semillas <strong>de</strong><br />
yerbas y con solas hojas <strong>de</strong> nabos y esto no lo alcanzaban todos, sino a muy buenas lanzadas. En uno <strong>de</strong> los cercos que ha tenido<br />
esta ciudad, le llevaron la custodia con el Santísimo Sacramento, que sólo imaginarlo hace estremecer y temblar; quebraron el
sagrario y quemaron las imágenes <strong>de</strong> Nuestro Señor y Nuestra Señora y <strong>de</strong> los santos con infinita paciencia <strong>de</strong> Dios y por su<br />
invencible clemencia, pues no faltó po<strong>de</strong>r para el castigo, sino sobró bondad para tolerarlo y sufrirlo. En el último cerco que<br />
hicieron los indios a este fuerte sin ser sentido <strong>de</strong> los españoles, mataron al centinela y a su salvo lo entraron y apo<strong>de</strong>rándose <strong>de</strong> él<br />
con inhumanidad <strong>de</strong> bárbaros; pasaban a cuchillo todas las criaturas, maniatando todas las mujeres y monjas queriéndolas llevar<br />
por sus cautivas; pero estando codiciosos con sus <strong>de</strong>spojos, ocupados en ellos y <strong>de</strong>sbaratados dando prisa a recogerlos y a<br />
guardarlos, tuvieron lugar <strong>de</strong> reforzarse los ánimos <strong>de</strong> los españoles y revolviendo sobre sus enemigos, fue Dios servido <strong>de</strong> dar a los<br />
nuestros tan buena mano, que quitándoles la presa <strong>de</strong> las mujeres y religiosas, aunque con pérdida <strong>de</strong> algunas pocas que llevaron<br />
consigo, los retiraron y ahuyentaron" (107).<br />
En los actos que se <strong>de</strong>scriben, la "iconoclastia" mapuche ocupa un lugar central. Melchor <strong>de</strong> Cal<strong>de</strong>rón, tesorero <strong>de</strong>l Cabildo eclesiástico <strong>de</strong><br />
Santiago, en una <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1600, refiere que:<br />
"El nombre <strong>de</strong> Nuestro Señor Jesucristo no se nombra entre ellos y tienen or<strong>de</strong>nado los enemigos que el indio que lo nombrare<br />
muera por ello. Así había sucedido que echó un bando un capitán <strong>de</strong> los enemigos que ningún indio nombrase el nombre <strong>de</strong> Cristo,<br />
porque moría por ello y, como los más <strong>de</strong> los dichos indios han sido cristianos, yendo marchando con el dicho capitán, había<br />
tropezado un indio y dijo ¡Jesús! Y por que le habían nombrado, el dicho capitán le había luego mandado matar" (108).<br />
En la caída <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Villarrica, el 7 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1602, se vuelve a repetir esa hibris, con la agravante <strong>de</strong> que ahora las mujeres quedaron<br />
cautivas y:<br />
"...con mucha sangre <strong>de</strong> españoles <strong>de</strong>rramada. Los enemigos le pegaron fuego por cuatro partes, mataron todos los religiosos <strong>de</strong><br />
Santo Domingo, San Francisco y Nuestra Señora <strong>de</strong> la Merced y a los clérigos que allí estaban, llevaron cautivas todas las mujeres,<br />
que eran muchas y muy principales, con que se dio remate a una ciudad tan rica y un fin tal, con tan infeliz suerte, a 4 un lugar por<br />
su conocida nobleza tan ilustre" (109).<br />
La suerte corrida por las mujeres era ya anticipada por los religiosos <strong>de</strong> Valdivia. En su carta <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1599 expresan:<br />
"Pues que será ver mujeres tan nobles y <strong>de</strong>licadas, don<strong>de</strong> ellas recogidas, monjas <strong>de</strong> gran santidad <strong>de</strong>snudas e infamadas y<br />
ultrajadas <strong>de</strong> la más cruel, torpe y mala nación <strong>de</strong>l mundo y entregadas a su perpetua servidumbre; qué dolor pa<strong>de</strong>cerán las<br />
míseras madres, que por <strong>de</strong>sdicha parieron, cuando vean los patios <strong>de</strong> sus casas, sus tocas y vestidos regados con sangre <strong>de</strong> sus<br />
inocentes hijos, que por serlo pensaron hallar remedio en el regazo <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>sdichadas madres, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> serán con brevedad<br />
<strong>de</strong>spojados y a sus ojos <strong>de</strong>spedazados" (110).<br />
La respuesta inmediata <strong>de</strong> los hispano-criollos a la rebelión fue, como era <strong>de</strong> esperar, la <strong>de</strong> intensificar la guerra para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r todo aquello que<br />
se podía sustentar. No obstante, el problema radicaba en encontrar los medios materiales para continuarla y también los modos <strong>de</strong> justificar una<br />
lucha don<strong>de</strong> la esclavitud <strong>de</strong>bía tener un peso tan gravitante (111). Junto a ello estaba el escollo, no menos importante, <strong>de</strong> explicitar las razones<br />
que hacían comprensibles la guerra y la violencia <strong>de</strong>l pueblo mapuche.<br />
La documentación <strong>de</strong> 1598-1604 nos evi<strong>de</strong>ncia que aquellos que eran críticos al uso <strong>de</strong> la violencia y que reconocían una cierta legitimidad a la<br />
resistencia mapuche, <strong>de</strong>bieron claudicar momentáneamente frente a las posiciones opuestas. En este sentido el Tratado <strong>de</strong> importancia y utilidad
que hay en dar poir esclavos a los indios rebelados <strong>de</strong> Chile, presentado por el licenciado Melchor Cal<strong>de</strong>rón (112) y aceptado por las autorida<strong>de</strong>s<br />
más <strong>de</strong>stacadas <strong>de</strong>l Reino -entre ellas el padre Luis <strong>de</strong> Valdivia, quien a<strong>de</strong>más leyó el Tratado en la Catedral <strong>de</strong> ,Santiago- nos parece una síntesis<br />
transigente, que reúne ambas posturas para resolver consensualmente por aquella <strong>de</strong> la guerra y <strong>de</strong> la esclavitud <strong>de</strong>l pueblo mapuche (113).<br />
El Tratado presenta, en forma indirecta las razones que los mapuches dieron como justificación <strong>de</strong> la guerra y la manera como se tematizaron.<br />
El poema épico <strong>de</strong> Diego Arias, Purén indómito, obra escrita aproximadamente en 1603, nos permite también observar una <strong>de</strong> las tantas<br />
variantes <strong>de</strong> ese consenso sobre los motivos mapuches.<br />
"Contra la primera razón <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l rey, nuestro Señor. Lo primero, pue<strong>de</strong>n alegar los indios rebelados, que al principio dieron esta obediencia<br />
al rey con temor, porque la entrada primera <strong>de</strong> los españoles en Chile no fue con el modo que el Papa y el rey <strong>de</strong>sean, proponiéndoles las cosas<br />
<strong>de</strong> la fe, para que las tomen o las oigan, y amparando con armas a los predicadores, sólo atendieron a su codicia <strong>de</strong> sacar oro, y para esto<br />
entraron sujetando per fas ver per nefas; y dado caso que <strong>de</strong>spués, <strong>de</strong> buena gana, consintieron los indios en sujetarse y reconocer al rey y pagarle<br />
su tributo, juntáronse con esto tales agravios que los españoles les hacían, como sacar oro, sin diferencias a gran<strong>de</strong>s y pequeños, varones y<br />
mujeres, y eso sin tasa ni concierto en el tiempo ni el cuánto; como la codicia era sin tasa, cargábanlos como a caballos y caminaban cargados<br />
muchas leguas; servíanse <strong>de</strong> ellos sin discreción y tomábanles sus mujeres e hijos y ninguna cosa tenían más en olvido que enseñarles el<br />
conocimiento <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> su ley, y si alguna vez se les rezaba el Ave María era para darles allí juntos las bateas <strong>de</strong> sacar oro, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> les quedó<br />
mucho tiempo con temor al rezar porque les parecía que no era más <strong>de</strong> disposición para enviarlos a sacar oro, y aún dicen hoy día los rebelados<br />
que tras el Ave María vienen las bateas y el servicio personal" (114).<br />
Continuación<br />
Bibliografía<br />
ÍNDICE<br />
EXCERPTA<br />
EXCERPTA © version HTML, diagramación y gráficos: Oscar Aguilera F.
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
E1 trabajo <strong>de</strong> las mujeres<br />
Las comidas comunales son parte fija <strong>de</strong> la ceremonia y se realizan el sábado, que es el segundo<br />
día <strong>de</strong> trabajo.<br />
Cada unidad doméstica se provee <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> alimentos<br />
que <strong>de</strong>mandan una buena cantidad <strong>de</strong> dinero, viajes a Calama<br />
y abandono <strong>de</strong> algunas activida<strong>de</strong>s cotidianas en los días<br />
anteriores a la celebración para po<strong>de</strong>r cumplir <strong>de</strong> buena<br />
forma con los alimentos ceremoniales. Los alimentos que se<br />
sirven en el almuerzo y cena son preparados con mucho<br />
cuidado y <strong>de</strong>dicación; algunos <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong>ben estar listos antes<br />
<strong>de</strong> la víspera. Así es como los hornos <strong>de</strong> la comunidad y las<br />
cocinas <strong>de</strong> cada casa bullen <strong>de</strong> actividad antes y durante la<br />
ceremonia, con un ritmo veloz el día viernes.<br />
Existe una secuencia en la<br />
preparación <strong>de</strong> algunos<br />
alimentos. Con<br />
anticipación se preparan<br />
las palomitas <strong>de</strong> maíz o pisingalla y la chicha <strong>de</strong> maíz; también<br />
el carneo <strong>de</strong> animales <strong>de</strong>be efectuarse antes <strong>de</strong>l primer día <strong>de</strong><br />
trabajo. Durante el viernes se amasa y hornea el pan, se hacen<br />
las churrascas -sopaipillas <strong>de</strong> gran tamaño- y las empanadas.<br />
Al día siguiente se prepara la cazuela, se limpian las ollas que<br />
<strong>de</strong>ben brillar -ojalá se puedan estrenar ollas nuevas- y se<br />
disponen las "mesas", en este caso, un mantel blanco <strong>de</strong><br />
Generalmente en cada familia hay más <strong>de</strong> una mujer que sabe<br />
cocinar; la madre, las hijas y la parentela. Cuando no es así, es<br />
posible que el jefe <strong>de</strong> familia contrate un peón para las faenas<br />
en los canales, con el fin <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r ayudarle a su señora. Este<br />
hecho <strong>de</strong>nota la importancia <strong>de</strong> los alimentos que se<br />
compartirán con la comunidad, visitas, forasteros y peones, y<br />
la significación <strong>de</strong> la imagen <strong>de</strong> la unidad doméstica en estos<br />
aportes.
aproximadamente un metro por un metro, bordado con hilos<br />
<strong>de</strong> fuertes colores y con diseños <strong>de</strong> aves, especialmente gallos,<br />
flores y frutos. En este mantel, se <strong>de</strong>positarán el día sábado,<br />
algunos alimentos que cada comunero o peón recibirá <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> su casera y que compartirá con<br />
otros en las comidas comunales. Estos alimentos consisten en palomitas <strong>de</strong> maíz, churrascas,<br />
empanadas, huevos duros y asado <strong>de</strong> llamo. Una vez que esta "mesa" individual está llena, se<br />
cierra atando las puntas opuestas <strong>de</strong>l mantel.<br />
El trabajo <strong>de</strong> las mujeres durante el día viernes se compren<strong>de</strong><br />
relatando las labores que realizó Nicolasa Yufla Copa.<br />
Nicolasa es toconceña, tiene menos <strong>de</strong> 35 años y sus hijos son<br />
pequeños, <strong>de</strong> modo que su esposo don Francisco Saire ha<br />
empleado un peón para que lo reemplace en las faenas <strong>de</strong>l<br />
canal y así po<strong>de</strong>r ayudarla.<br />
Cerca <strong>de</strong> las diez <strong>de</strong> la mañana, Nicolasa ya<br />
tiene preparada la masa para el pan que<br />
horneará más tar<strong>de</strong>. Ha amasado diez kilos<br />
<strong>de</strong> harina que repletan una batea <strong>de</strong> metal<br />
que ha cubierto con un mantel listado <strong>de</strong><br />
azul y blanco. La masa necesita calor, así es<br />
que pone la batea al sol. Al mismo tiempo, prepara la cazuela para la familia y<br />
el peón; servido el almuerzo baja a la casa en don<strong>de</strong> está el horno y que es<br />
propiedad <strong>de</strong> su esposo y <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong>l primer matrimonio, pues don Pancho<br />
enviudó hace 20 años. Don Francisco ha calentado el horno con leña <strong>de</strong> dos<br />
clases. Ella hace los panes ayudada por una<br />
<strong>de</strong> nosotras, terminando cerca <strong>de</strong> las tres<br />
<strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> cuando vuelve a casa a<br />
preparar las empanadas. Ya oscureciendo va hacia el alto <strong>de</strong>l<br />
pueblo, don<strong>de</strong> están los corrales, para alimentar a sus<br />
animales que hoy no han ido a pastar. Vuelve y comienza a<br />
preparar las churrascas mientras don Francisco acondiciona<br />
una pieza <strong>de</strong> su casa para ofrecer la primera "ramada". Ya es<br />
<strong>de</strong> noche y Nicolasa aún no ha terminado <strong>de</strong> bordar el mantel<br />
(la "mesa" individual) para el día siguiente y su trabajo<br />
continúa hasta <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> las "preguntas".<br />
El día sábado las mujeres continuarán trabajando en sus<br />
cocinas <strong>de</strong> la casa y <strong>de</strong>l campo durante todo el día, preparando<br />
las tinka y sirviendo el almuerzo y la cena.
Las preguntas<br />
ÍNDICE<br />
EXCERPTA © version HTML, diagramación y gráficos: Oscar Aguilera F.
Rolf Foerster<br />
Jesuitas y mapuches: 1593-1767<br />
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
En Purén indómito estos juicios son planteados así por el anciano cacique Pailamacho, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>l Gobernador:<br />
180 "No les <strong>de</strong>tiene más a esos hispanos<br />
Que la codicia gran<strong>de</strong> <strong>de</strong>l tributo<br />
que cobran <strong>de</strong> los míseros villanos<br />
sin trabajo ninguno y a pie enjuto;<br />
no pecharan jamás a los humanos<br />
si nuestra ley guardaran y estatuto;<br />
fueran como nosotros caballeros,<br />
y no villanos, pobres y pecheros;<br />
181 "mas con buenas palabras y doctrina<br />
los tiene el español así sujetos,<br />
diciendo que su fe santa y divina<br />
se guarda como guar<strong>de</strong>n diez preceptos,<br />
y entiendo que es más esto golosina<br />
con que cebas a aquesos indiscretos,<br />
porque ellos jamás hacen lo que dicen<br />
y en <strong>de</strong>cir y hacer se contradicen".<br />
El Tratado <strong>de</strong> Cal<strong>de</strong>rón continúa esta primera razón con la referencia a la Tasa <strong>de</strong> Santillán y las reformas que produjo, <strong>de</strong>stacando que en ésta<br />
"todavía estaba concertado con <strong>de</strong>sigualdad, mirando a lo que a los españoles les estaba bien y no lo que a los indios"; a la época <strong>de</strong> Martín<br />
García <strong>de</strong> Loyola los rebelados aducen que el trato dado a los <strong>de</strong> paz "no lo remedia ningún gobernador, ni Martín García <strong>de</strong> Loyola, paréceles,<br />
con razón, que lo mismo se hará con ellos; y así dicen que justamente niegan la sujeción al rey y a españoles que así los han <strong>de</strong> tratar, y que no<br />
hay ley divina ni humana que les obligue a esta sujeción, ni nación en el mundo con quien rey cristiano tal haga ni permita, y que así, justamente,<br />
se han <strong>de</strong>fendido y <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>n hoy día y pelean... Y que, supuesto que su <strong>de</strong>fensa es justa, usaron <strong>de</strong> su <strong>de</strong>recho en matar al gobernador, pues iba<br />
a juntar gente y venía <strong>de</strong> juntarla para hacerles guerra a ellos y sujetarlos a yugo tan duro e inhumano, para evitar el cual tienen <strong>de</strong>recho<br />
natural a juntarse con cualquier nación" (115).<br />
En Purén indómito esos motivos se expresan <strong>de</strong>l siguiente modo:<br />
190"La causa cada cual tome por propia,<br />
que propia es y justísima la causa,<br />
y ninguno la tenga por impropia<br />
ni ponga dilación, punto ni pausa;<br />
pues tenemos <strong>de</strong> gente tan gran copia
y nos ofen<strong>de</strong> el híspero sin causa,<br />
pongamos manos todos en la obra,<br />
pues la razón y el ánimo nos sobra".<br />
Continúa así el Tratado: "Contra la segunda razón <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l reino. Pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>cir los indios que a ellos les han muerto todos sus caciques<br />
antiguos y cien veces más son los indios muertos por los españoles que al contrario, y así tienen ellos una letanía <strong>de</strong> agravios que han recibido<br />
que la saben <strong>de</strong> memoria los niños suyos para provocarse a la guerra; porque las cruelda<strong>de</strong>s que se han usado con ellos son increíbles,<br />
empalándolos, ahorcando los niños <strong>de</strong> los pechos <strong>de</strong> sus madres muertas; y que ellos no sólo en los caminos pero en sus casas no están seguros,<br />
porque en malocas y en trasnochadas los cogen cada día los castellanos <strong>de</strong> los fuertes, y que los <strong>de</strong>stierran y cortan pies y manos, y que así andan<br />
ellos por los montes, sin lugar fijo, al agua, frío, nieve y soles, siempre temiendo.<br />
Y que como a los españoles les es forzoso quedarse en Chile y acabar la guerra, así a ellos les es forzoso <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse y no sujetarse al modo que<br />
están los <strong>de</strong> Santiago, pues es casi esclavonía, y que ellos son más cuerdos que nosotros, pues vista su justicia en <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse, hace días que están<br />
<strong>de</strong>terminados <strong>de</strong> matarnos, pudiendo, y que si halláramos tener tanta justicia como ellos para pelear, entonces podíamos hacer lo mismo con<br />
ellos, que ellos con nosotros: mas, que no es justa nuestra guerra, mientras que ellos vieren esta sujeción en lo <strong>de</strong> paz, tan inhumana, la cual<br />
pru<strong>de</strong>ntemente temen ver en sus personas; mas, que si los <strong>de</strong> paz fuesen tratados como hombres libres y mo<strong>de</strong>rados en sus trabajos y pagados,<br />
entonces será justo pedirles con guerra la paz, y si no la dieren, hacerles esclavos, pero antes no será justo" (116).<br />
En Purén indómito, en primer lugar, las palabras <strong>de</strong>l cacique Pallamacho Y, posteriormente, las <strong>de</strong>l cacique Millategua (20 y 21):<br />
183 "alegan que a ninguno no se mate<br />
y a todos nuestros <strong>de</strong>udos nos han muerto,<br />
que no hay ninguno, no, que bien los trate,<br />
maltratándolos siempre sin concierto;<br />
20 "<strong>de</strong> nuestro sudor sólo se alimentan<br />
siguiéndonos en llano, monte y sierra;<br />
así con todas veras procuremos<br />
que <strong>de</strong> tantos agravios nos venguemos;<br />
21 "que si a todos aquestos <strong>de</strong>gollamos<br />
quedará nuestra patria redimida,<br />
y nuestra libertad la restauramos<br />
que <strong>de</strong>llos tanto tiempo es oprimida;<br />
los hijos y mujeres rescatamos,<br />
gozaremos <strong>de</strong> larga y quieta vida,<br />
librándonos <strong>de</strong> aquésta trabajosa<br />
y <strong>de</strong> gente a nosotros tan odiosa".<br />
El Tratado prosigue: "Contra la tercera razón <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> la Iglesia. Pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>cir que aunque la Iglesia tenga <strong>de</strong>recho justo contra ellos porque
<strong>de</strong>fien<strong>de</strong>n los apóstatas <strong>de</strong> la fe y estorban la salvación <strong>de</strong> los bautizados y la predicación a los infieles: mas, que ellos tienen <strong>de</strong>recho natural a no<br />
sujetarse a rey que los agravia yno admitir predicadores, <strong>de</strong> los cuales, aunque se les seguirá bien espiritual a las almas, pero también se les<br />
seguirá <strong>de</strong> la paz dura servidumbre en que los tendrán, y que para <strong>de</strong>fensa procuran atraer a los bautizados, y a veces se vienen ellos huyendo su<br />
vejación. Pues la misma ley <strong>de</strong> Dios no permite semejantes vejaciones ni agravios <strong>de</strong> los príncipes a sus vasallos, como tienen los indios <strong>de</strong> paz<br />
siendo libres" (117).<br />
Veamos algunas <strong>de</strong> estas elucubraciones en la "parla" <strong>de</strong>l cacique Pailamacho:<br />
182 "dicen que a su Dios <strong>de</strong> ellos que le amemos,<br />
y nunca jamás vemos que ellos le aman,<br />
y que su santo nombre no juremos,<br />
y ellos solos le juran y disfaman;<br />
el día santo manda que guar<strong>de</strong>mos,<br />
y para trabajar ellos nos llaman,<br />
a nuestro padre y madre que les honremos,<br />
y a los suyos honrarles nunca vemos;<br />
184 "manda su ley católica y or<strong>de</strong>na,<br />
según ellos continuo nos predican,<br />
que no se tome alguna cosa ajena,<br />
y aquesto por verdad lo certifican;<br />
la ley la tengo yo por santa y buena,<br />
y por buena ellos todos la publican,<br />
mas son <strong>de</strong> nuestra sangre chupadores<br />
y <strong>de</strong> nuestras haciendas usurpadores;".<br />
El Tratado vuelve a informarnos: "Contra la segunda cabeza <strong>de</strong> la servidumbre que son <strong>de</strong>litos. Dirán que los suyos no son <strong>de</strong>litos, sino <strong>de</strong>fensas<br />
naturales <strong>de</strong> su patria y <strong>de</strong> su libertad y venganzas que han hecho <strong>de</strong> agravios que les hemos hecho... Los <strong>de</strong>más <strong>de</strong>litos <strong>de</strong> matar sacerdotes y<br />
violar los ornamentos, cálices y aras, ellos no saben qué es Dios, ni Cristo, nuestro Señor, ni misa, y así no es gran <strong>de</strong>lito, como se nos representa<br />
a los cristianos que sabemos estimar esto. Y aunque es harta inhumanidad comer carne humana y no perdonar la vida <strong>de</strong> ningún español que<br />
toman; mas, que lo primero es <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong> que no tienen odio gran<strong>de</strong> y que son fieros y bestiales, y lo segundo, es astucia, supuesta su justa<br />
<strong>de</strong>fensa y procurar que los enemigos sean menos” (118).<br />
Purén indómito aborda indirectamente estos motivos tras la figura <strong>de</strong>l falso testimonio y <strong>de</strong> la estigmatización:<br />
185 "y veis que en otra cosa nunca entien<strong>de</strong><br />
esa gente cruel, nuestra enemiga,<br />
sino es en levantarnos testimonios<br />
llamándonos <strong>de</strong> perros y <strong>de</strong>monios".
Años más tar<strong>de</strong>, en la obra <strong>de</strong> Pineda y Bascuñán, encontramos expuestos estos últimos juicios casi bajo los mismos términos en que son<br />
presentadas por el Tratado <strong>de</strong> Cal<strong>de</strong>rón (119).<br />
Nosotros tenemos la impresión que estas "razones", que permiten pensar las motivaciones mapuches (120), son razones que constituyen, en el<br />
discurso <strong>de</strong>l hispano-criollo, a los mapuches como un pueblo. Ahora bien, ésta es una postura que hará suya la or<strong>de</strong>n jesuita, que consi<strong>de</strong>ró esos<br />
móviles dignos <strong>de</strong> ser tomados en cuenta. Argumentamos esto al conocer cómo la Or<strong>de</strong>n actuará en la búsqueda <strong>de</strong> una política distinta a la que<br />
se imponía (la guerra ofensiva), especialmente la que sustentará el padre Luis <strong>de</strong> Valdivia en los años siguientes (la guerra <strong>de</strong>fensiva). Otro<br />
"hecho" que justifica nuestra lectura es cómo los jesuitas interpretaron "teológicamente" los acontecimientos acaecidos entre 1598-1602. Alonso<br />
<strong>de</strong> Ovalle nos cuenta al respecto:<br />
"...la causa <strong>de</strong> la pérdida <strong>de</strong> estas ciuda<strong>de</strong>s... la cual no fue otra que los pecados y vicios que ocasionó la prosperidad... que provocó<br />
la ira <strong>de</strong> Dios y le obligó a hacer en ellas tan ejemplar y duro castigo. Y lo que a mi ver enojó más a Dios, fue la codicia (que, como<br />
dicen, rompe el saco); y el hambre <strong>de</strong>l oro, que por ironía llamó sagrada el poeta" (121).<br />
La avi<strong>de</strong>z y el hambre <strong>de</strong> oro <strong>de</strong>l hispano-criollo oprimieron al pueblo mapuche, su clamor, al no ser escuchado en la tierra -según Ovalle- será<br />
al fin oído por Dios y tendrá un efecto divino:<br />
"Bien clara y manifiesta está en este texto la causa que... obligó a Dios a jugar con tanto enojo la espada <strong>de</strong> su saña y furor, que fue<br />
la licencia y libertad con que el vicio <strong>de</strong> la sensualidad, que fomentan las riquezas y prosperidad, se enseñoreaba y corría <strong>de</strong> mar a<br />
mar sin castigo por la tierra, y sobre todo, los clamores <strong>de</strong> los pobres indios que, mal pagados y oprimidos con <strong>de</strong>masiado trabajo,<br />
pa<strong>de</strong>cían agravios sin resistencia, porque estando ya sujetos y rendidos, no podían hacerla. Estos clamores, para los cuales no había<br />
oídos en la tierra, llegaron a los <strong>de</strong> Dios, y admitido el memorial <strong>de</strong> sus quejas en su divino consistorio, salió tan bien<br />
<strong>de</strong>spachado" (122).<br />
Por su parte Diego <strong>de</strong> Rosales, cuando relata los últimos días <strong>de</strong>l gobernador Martín García Óñez <strong>de</strong> Loyola, inserta el siguiente juicio:<br />
"...las razones que los araucanos le dieron <strong>de</strong> su rebeldía [al gobernador] y tesón en hacer la guerra a los españoles y por las quejas<br />
<strong>de</strong> sus agravios, que tenían muy impresas en el alma y las repetían siempre, que la causa más legítima <strong>de</strong> la guerra y <strong>de</strong> su duración<br />
eran nuestras culpas, diciendo que no era posible sino que por ellas permitiese Dios que unos bárbaros <strong>de</strong>scalzos, con poca policía,<br />
sin armas ventajosas y sin socorro <strong>de</strong> gente <strong>de</strong> fuera ni <strong>de</strong> otra nación, hiciese tan cruda guerra y tan valiente oposición a una<br />
nación como la española, hecha a vencer y a dominar <strong>de</strong> tantas gentes y tan valerosas; y así lo <strong>de</strong>bemos creer, que no son indios, no,<br />
sino pecados nuestros los que nos hacen la guerra, y que como a los <strong>de</strong> su pueblo les <strong>de</strong>jaba Dios algunos gentes que no podían sujetar<br />
para que cuando pecasen les sirviesen <strong>de</strong> azote, así permite Dios que siempre haya entre estos indios algunas provincias rebel<strong>de</strong>s a<br />
quienes la potencia española no pueda sujetar para que la sirva <strong>de</strong> instrumento <strong>de</strong> Dios para su castigo” (123).<br />
Esta exégesis que hacen los jesuitas <strong>de</strong> la guerra coinci<strong>de</strong>, punto por punto, con las conclusiones <strong>de</strong> Mario Rodríguez en su estudio <strong>de</strong>l poema<br />
épico Purén indómito: "No hay en el Purén indómito una conciencia feliz <strong>de</strong> la guerra -rasgo propio <strong>de</strong>l verosímil épico-, sino una conciencia<br />
moralista que interpreta las guerras <strong>de</strong>l reino como un castigo divino a las <strong>de</strong>sviaciones éticas <strong>de</strong> los españoles. Si es cierto que tal comprensión<br />
se insinúa en La Araucana y en el Arauco domado, no asume las proporciones radicales que <strong>de</strong>tenta en Purén indómito, tan magnificadas que<br />
transforman la naturaleza propia <strong>de</strong>l relato épico. La guerra, en el Purén, ya no es el lugar don<strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong>spliegan su naturaleza heroica,
don<strong>de</strong> se enfrentan los leales a Dios con los <strong>de</strong>sleales al Señor, don<strong>de</strong> los actos <strong>de</strong> bravura, magnanimidad y clemencia borran o mejor dicho,<br />
revisten <strong>de</strong> i<strong>de</strong>alismo la brutalidad <strong>de</strong>l combate. La guerra es <strong>de</strong>sdichada, cruel, pavorosa, castigo <strong>de</strong> Dios a los pecados <strong>de</strong> los españoles. Aquí no<br />
hay lugar para el mito épico. El choque inicial <strong>de</strong> cristianismo y paganos, <strong>de</strong> adoradores <strong>de</strong> Dios y adoradores <strong>de</strong>l Pillán, ha cedido paso, entre<br />
los cristianos, a una pugna <strong>de</strong> intereses políticos. Se pelea por el po<strong>de</strong>r, que como siempre trae aparejada la riqueza. Según la óptica <strong>de</strong>l<br />
narrador, se ha constituido una sociedad <strong>de</strong>sviada <strong>de</strong> la virtud cristiana" (124). Gilberto Triviños señala que incluso la obra <strong>de</strong> Mariño <strong>de</strong><br />
Lovera -"reducida a nuevo método y estilo por el padre Bartolomé Escobar, <strong>de</strong> la Compañía <strong>de</strong> Jesús"- se pue<strong>de</strong> leer en dicha clave: "verda<strong>de</strong>ra<br />
prefigura <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s narraciones <strong>de</strong>l siglo XVII que muestran el <strong>de</strong>svanecimiento <strong>de</strong>l espejismo heroico <strong>de</strong> la conquista <strong>de</strong> Chile, la<br />
metamorfosis <strong>de</strong> la gloriosa hazaña, epopeya o feliz suceso en calamidad, polilla o sobrehueso” (125).<br />
Veamos someramente cómo el Tratado <strong>de</strong> Melchor Cal<strong>de</strong>rón respondió a las razones indígenas y lo que se resolvió. Podremos así observar la<br />
distancia entre los juicios <strong>de</strong> los jesuitas y lo que se acordó en ese momento histórico.<br />
En primer lugar, se justificó la esclavittid <strong>de</strong>l pueblo mapuche en los siguientes términos:<br />
"...dar por esclavos a estos indios rebelados, porque siendo esto lícito, pareció ser éste el medio más importante, Y aún casi el<br />
último (moralmente hablando, según están las cosas <strong>de</strong> España, y <strong>de</strong>l Perú y <strong>de</strong> Chile), para concluir con brevedad la guerra" (126).<br />
En otro acápite <strong>de</strong>l Tratado se opina sobre el "efecto" <strong>de</strong> la esclavitud:<br />
"...los mismos indios rebelados viendo que les sacaban <strong>de</strong>l reino a sus hijos y mujeres, y que esta codicia <strong>de</strong> llevar esclavos trae a<br />
tanta gente forastera y que con sus mismas personas se hace la paga <strong>de</strong> la guerra, más presto se rendirían a dar la paz con las<br />
condiciones que su majestad mandase" (127).<br />
De manera más explícita da cuenta cómo un mal (la esclavitud) se transforma en un bien (la conversión):<br />
"...a los indios rebelados acci<strong>de</strong>ntalmente se les seguirá su bien espiritual, porque si se juzgase por lícito darlos por esclavos,<br />
podrían ser enseñados en la fe, y todos la tomarían, como lo muestra la experiencia, cuando hay sobre ellos imperio" (128).<br />
Esta lógica se expone más completamente en las apreciaciones <strong>de</strong> Juan Vascones, Vicario Provincial <strong>de</strong> la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> San Agustín, en su Petición<br />
en <strong>de</strong>recho para el Rey con el fin <strong>de</strong> que los "rebel<strong>de</strong>s enemigos <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Chile sean <strong>de</strong>clarados por esclavos" :<br />
“... si por semejantes <strong>de</strong>litos en que todos los rebel<strong>de</strong>s están comprometidos o casi todos, pue<strong>de</strong>n justísimamente ser ahorcados y<br />
<strong>de</strong>scuartizados, a fortiori pue<strong>de</strong>n ser esclavos, que es pena menor, pues como dice Soto en su libro De justitia et iure, <strong>de</strong> los daños<br />
que el rendido enemigo pue<strong>de</strong> recibir <strong>de</strong> su contrario el menos riguroso es más misericordioso, y siendo <strong>de</strong> mucho mayor estima la<br />
vida que la libertad, mucha merced y misericordia es la que se le hace a quien sólo se quita la libertad pudiendo con justo título<br />
quitarle la vida. A lo cual añado yo que realmente aquellos bárbaros en nuestro po<strong>de</strong>r viven mejor vestidos y mantenidos que en<br />
sus tierras, y al fin todos o casi todos los que viven entre nosotros vienen a ser cristianos y puestos en 2 camino <strong>de</strong> salvación, que es<br />
lo <strong>de</strong> más estimación" (129).
Frente a la argumentación <strong>de</strong> los "agravios" recibidos, el Tratado <strong>de</strong> Cal<strong>de</strong>rón introduce una lógica que invierte el sentido <strong>de</strong> la responsabilidad<br />
y <strong>de</strong> la “culpa”, tan presente en la visión jesuita:<br />
“De ambas partes ha habido agravios notables, y cada parte ha excedido, así a ellos como a nosotros, pero por ventura tienen ellos<br />
la culpa <strong>de</strong> todos sus agravios, porque no hay gobernador que no haya <strong>de</strong>seado con medios eficaces y suaves ganarlos y traerlos a la<br />
razón y ofreciéndoles buenos partidos... Y no se les pi<strong>de</strong> ni ha pedido sujeción, como están los <strong>de</strong> Santiago, sino muy suave yugo,<br />
que es con mo<strong>de</strong>rado tributo y no esclavonía, y así esta su <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> no sujetarse, no es justa, como ni tampoco la que tiene<br />
en matarnos a los españoles, y durando en su <strong>de</strong>terminación injusta, nos es forzoso <strong>de</strong>terminamos más justamente que ellos a<br />
hacerles la guerra, no sólo como a rebelados, sino como a enemigos <strong>de</strong> Dios y nuestros, y enemigos al cristianismo, cuyo <strong>de</strong>seo es no<br />
<strong>de</strong>jar cristiano vivo, y los <strong>de</strong> paz, sabiendo el rey como están trabajados, sin duda los mandará poner en razón y enviará persona <strong>de</strong><br />
valor que los ampare y <strong>de</strong>sagravie, como tiene obligación” (130).<br />
Al concluir con las diversas causas, las últimas, que justifican la guerra y la esclavitud <strong>de</strong> los mapuches el Tratado sostiene:<br />
“...el rey, en nombre <strong>de</strong> la Iglesia, les hace justa guerra, cuando no hubiera probabilidad en lo <strong>de</strong>más (131), y si tanto amaban su<br />
libertad bestialmente, no se bautizaran ninguno <strong>de</strong> ellos, ni tampoco habían <strong>de</strong>jar bautizar a los niños; pero pues ya se bautizaron y<br />
apostataron, aunque más <strong>de</strong>recho tengan a no sujetarse al rey, no le tienen los bautizados a no sujetarse a la iglesia y entregarle los<br />
hijos <strong>de</strong> ella que lo son más hijos nuestros que suyos, y no se han <strong>de</strong> alzar con ellos. Y pues tenemos este justo título para hacerles la<br />
guerra, haremos con ellos lo que hacen con nosotros, que es matarlos y cautivarlos, y esta razón hace más probable, sin duda, esta<br />
parte <strong>de</strong> que es lícito darlos por esclavos sino entregan los apóstatas y los niños bautizados” (132).<br />
El calificativo <strong>de</strong> apóstatas merece un comentario. La evangelización <strong>de</strong> la Araucanía se consi<strong>de</strong>raba en parte realizada, a fines <strong>de</strong>l siglo XVI, en<br />
la medida que la gran mayoría <strong>de</strong> los agregados <strong>de</strong>l pueblo mapuche habían sido bautizados. No obstante, como muchos <strong>de</strong> éstos persistían en su<br />
actitud rebel<strong>de</strong> hacia la Corona y <strong>de</strong> no obediencia a la Iglesia, comenzaron a ser calificados como apóstatas. A los no bautizados, en cambio, se<br />
los <strong>de</strong>finía como "Idólatras rebel<strong>de</strong>s".<br />
3<br />
Así, el término apóstata fue usado tempranamente como queda confirmado en una carta, <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1569, <strong>de</strong> Melchor Bravo <strong>de</strong> Saravia al<br />
Rey (133). Dos años más tar<strong>de</strong>, en un documento <strong>de</strong> la Audiencia <strong>de</strong> Lima sobre la guerra <strong>de</strong> Chile se nombraba a los mapuches alzados <strong>de</strong><br />
“bárbaros infieles y apóstatas” (134). 4 En 1572 el virrey Toledo lo usó para referirse a los mapuches (135).<br />
Lo interesante <strong>de</strong> esta <strong>de</strong>nominación está en el hecho <strong>de</strong> que es formulada por las autorida<strong>de</strong>s civiles o militares y no por las eclesiásticas. Nunca<br />
encontramos en los documentos y cartas <strong>de</strong> los obispos dicha calificación. Para estos últimos, las rebeliones indígenas carecen <strong>de</strong> la dimensión <strong>de</strong><br />
impugnación <strong>de</strong> la Iglesia y <strong>de</strong>l Evangelio.<br />
Con todos estos antece<strong>de</strong>ntes no nos po<strong>de</strong>mos sorpren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la manera en que se comprendió la rebelión <strong>de</strong> 1598-1602. La <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> las<br />
ciuda<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> sus templos, la muerte <strong>de</strong> cientos <strong>de</strong> españoles y <strong>de</strong> un buen número <strong>de</strong> sacerdotes (136) y el cautiverio <strong>de</strong> cientos <strong>de</strong> mujeres y<br />
niños, produjo un fuerte clima anti-indígena, en el que la Iglesia consi<strong>de</strong>ró a los mapuches como apóstatas y como rebel<strong>de</strong>s a ella.
En este horizonte es pertinente ubicar el Parecer <strong>de</strong> fray Juan <strong>de</strong> Vascones; en él se señala que los mapuches bautizados, que se habían<br />
incorporado al bando rebel<strong>de</strong>, "son los más perniciosos enemigos, pido que se haga el mismo juicio que <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, porque aunque es verdad<br />
que un cristiano no pue<strong>de</strong> en la guerra ser cautivo <strong>de</strong> otro cristiano, como el mismo Bartholus <strong>de</strong>clara, esto, dice Covarrubias, Vitoria y otros, se<br />
entien<strong>de</strong> cuando no haya apostatado <strong>de</strong> la fe, o negado la obediencia a su Rey. Muy contados son los que se han nuevamente rebelado en Chile,<br />
que no hayan hecho ambas cosas, por don<strong>de</strong> quedan justamente tan sujetos al dicho cautiverio como los <strong>de</strong>más" (137).<br />
Concluye la petición <strong>de</strong> Vascones con ubicar a los mapuches en el contexto global <strong>de</strong>l mundo para señalar que ellos tienen un lugar especial, que<br />
los diferencia <strong>de</strong> los negros <strong>de</strong> Guinea, <strong>de</strong> todas las naciones indias <strong>de</strong> América y <strong>de</strong> los moriscos <strong>de</strong> Europa, por tanto merecen un trato especial:<br />
"De manera que si bien se mira esta causa se hallará que ni los negros <strong>de</strong> Guinea, recibidos generalmente por esclavos, ni otra<br />
nación <strong>de</strong> indios, por indómitos que hayan sido y maliciosos <strong>de</strong>clarados por tales, ni en los moriscos <strong>de</strong> Granada, contra quienes se<br />
dio esta misma sentencia, concurren tantas causas justas y culpas juntas como en esta gente terrible, para que se <strong>de</strong>ba mandar hacer lo<br />
propio” (138).<br />
La petición <strong>de</strong>l obispo Lizárraga para esclavizar a los mapuches, que hemos citado en nota, tiene un punto que merece <strong>de</strong>stacarse. Distingue, al<br />
igual que Vascones, a los bautizados, es <strong>de</strong>cir, los ya cristianos <strong>de</strong> los "indios rebel<strong>de</strong>s". Esta realidad exige que el Rey no pueda <strong>de</strong>spoblar las<br />
ciuda<strong>de</strong>s amenazadas <strong>de</strong> Chillán, la Concepción, Angol, Imperial, Ciudad Rica y Chiloé, sino que <strong>de</strong>ba enviar predicadores <strong>de</strong>l Evangelio:<br />
“... por los muchos indios que hay cristianos <strong>de</strong>ntro y fuera <strong>de</strong> ella ... y si estas ciuda<strong>de</strong>s se <strong>de</strong>spoblasen, los indios se volverían a su<br />
infi<strong>de</strong>lidad. Luego no es lícito <strong>de</strong>spoblarlas". Y los que "impidiesen el paso <strong>de</strong> los caminos para lo susodicho, les pu<strong>de</strong> hacer<br />
justísimamente guerra” (139).<br />
La mantención <strong>de</strong> esa cristiandad y el peligro <strong>de</strong> per<strong>de</strong>rla exige la intervención, ya que:<br />
"...estos indios rebelados hacen guerra e inquietan a los pacíficos bautizados, para que se levanten y rebelen" (140).<br />
Para el obispo <strong>de</strong> la Imperial, entonces, la cristiandad mapuche sólo podía sostenerse con una iglesia misionera que contara con el apoyo <strong>de</strong> las<br />
armas. Si se agrega el hecho <strong>de</strong> que los mapuches <strong>de</strong>bían ser esclavizados porque, en palabras <strong>de</strong>l Tratado <strong>de</strong> Cal<strong>de</strong>rón, "a los indios rebelados<br />
acci<strong>de</strong>ntalmente se les seguirá su bien espiritual", se configura un paradigma don<strong>de</strong> la guerra "ya no funda un mundo, fundación que presupone<br />
la <strong>de</strong>strucción, conversión o conquista <strong>de</strong> otro mundo distinto y siempre inferior, sino que marca un tipo <strong>de</strong> sociedad generada y estructurada<br />
por el sino <strong>de</strong> la praxis bélica inacabable" (141).<br />
Este punto nos restituye el sentido <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Álvaro Jara, Guerra y sociedad en Chile. Por otro lado, la afirmación sobre la transformación <strong>de</strong><br />
la guerra en un asunto <strong>de</strong> "praxis bélica inacabable", con el fin <strong>de</strong> obtener esclavos, pue<strong>de</strong> ser verificada en el mismo Tratado <strong>de</strong> Cal<strong>de</strong>rón, don<strong>de</strong><br />
se expone con toda claridad la "importancia sea dar estos indios por esclavos":<br />
"Lo primero, ha mostrado la experiencia en cuarenta y seis años, que ni socorros, <strong>de</strong>fensa así <strong>de</strong> gente como <strong>de</strong> hacienda real, ni los<br />
gastos continuos y <strong>de</strong>rramas que han cargado a los vecinos y moradores <strong>de</strong>l reino, hasta quedar en suma pobreza, no han faltado<br />
para acabar esta guerra, por causa <strong>de</strong> que los que más militan en ella quedan sin premio y sirven sin sueldo, y habiendo venido
tanta gente, se huyen fácilmente <strong>de</strong>l reino porque se ven los soldados metidos en fuertes, <strong>de</strong>snudos y hambrientos y sin interés <strong>de</strong><br />
sus trabajos. Y es cosa cierta que si a estos indios los diesen por esclavos, acudirían <strong>de</strong> buena gana los <strong>de</strong> fuera <strong>de</strong>l reino, por llevar<br />
esclavos, y cesaría el tener la gente por fuerza, como en cárcel, y los reinos irían <strong>de</strong> buena gana por traer servicio para sus chácaras<br />
haciendas y familias, y se ahorraría mucha hacienda real, pues con los esclavos que por Su Majestad se cogiesen, o con la parte que <strong>de</strong><br />
cada esclavo cupiese a Su Majestad se echasen a las minas, se sacaría oro para ayudar”.<br />
Si esta argumentación beneficia a los hispano-criollos, otra lo hace con los indígenas <strong>de</strong> "paz":<br />
"Lo segundo, a los indios que ahora son libres y <strong>de</strong> paz, les será esto gran<strong>de</strong> bien, porque serán aliviados <strong>de</strong>l servicio personal en<br />
gran parte, porque habiendo esclavos, cesa la razón que había para hacerlos servir como sirven” (142).<br />
No po<strong>de</strong>mos olvidar que la "Recomendación <strong>de</strong>l Consejo <strong>de</strong> Indias sobre los indios <strong>de</strong> Chile puedan ser esclavos", <strong>de</strong> 1607, se valió <strong>de</strong> estos<br />
mismos juicios, incluso <strong>de</strong> las mismas palabras, haciendo <strong>de</strong>saparecer todas las "razones" <strong>de</strong> los indios (143).<br />
El siglo XVI concluye así con un saldo <strong>de</strong>sastroso tanto para la Corona -la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> las siete ciuda<strong>de</strong>s- como para la Iglesia -pérdida <strong>de</strong> la<br />
"nueva cristiandad". El proyecto misionero jesuita en la Araucanía, establecerse en el área con misiones para fundar la Iglesia <strong>de</strong> Cristo, <strong>de</strong>bió<br />
esperar un tiempo. Era imposible, en el contexto <strong>de</strong> la guerra interétnica, po<strong>de</strong>r erigir esa Iglesia. Por otro lado, en el seno <strong>de</strong> la comunidad<br />
hispano-criolla, don<strong>de</strong> predominaba el binomio guerra-esclavitud -sustentado por figuras como Vascones, Lizárraga y Cal<strong>de</strong>rón- emergió una<br />
postura que veía a los mapuches como sujetos con razones justificadas y vale<strong>de</strong>ras para hacer la guerra; razones que <strong>de</strong>bían ser tomadas en<br />
cuenta si se <strong>de</strong>seaba cambiar el sentido <strong>de</strong> las relaciones entre ambas "naciones". Lo anterior era una cuestión básica para la creación <strong>de</strong> un<br />
espacio en el cual se <strong>de</strong>sarrollara la acción apostólica.<br />
En la representación hispano-criolla el mundo mapuche adquiría también otra dimensión: la crisis interna <strong>de</strong> la sociedad colonial <strong>de</strong>bía<br />
resolverse con su esclavitud. De allí que al mapuche se le responsabilizara <strong>de</strong> agravios, transformándolo en un "tercer excluido". Éste era otro<br />
punto que el proyecto evangelizador <strong>de</strong>bía superar. No se pue<strong>de</strong> dudar <strong>de</strong> que "buscar en la <strong>de</strong>sgracia <strong>de</strong> los indios chilenos el bien <strong>de</strong> esta<br />
colonia" (144) era una realidad que repugnaba a la conciencia jesuita (145), como a muchas otras.<br />
Bibliografía<br />
ÍNDICE<br />
EXCERPTA<br />
EXCERPTA © version HTML, diagramación y gráficos: Oscar Aguilera F.
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
A veces, las señoras se juntan para hornear el pan que se consumirá y distribuirá en las<br />
comidas <strong>de</strong>l día sábado.<br />
Foto© Victoria Castro
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
La masa ha reposado mediodía y ya el pan está listo para hornearse. Los paños <strong>de</strong> colores<br />
rojo y blanco siempre acompañan las ban<strong>de</strong>jas en don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>posita el pan crudo durante<br />
esta ceremonia.<br />
Foto© Victoria Castro
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
En Toconce, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> las diez <strong>de</strong> la mañana, las señoras suben alegres por el bor<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>l canal hacia el sector en don<strong>de</strong> se realizará el almuerzo.<br />
Foto© Victoria Castro
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
En las lliclla que usan las mujeres en estos dias, predominan las tonalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l color rojo.<br />
La fiesta hace necesario que el vestuario femenino privilegie las tonalida<strong>de</strong>s rosa y azules y<br />
también el blanco. Todas ellas usan sus mejores prendas, las mas nuevas, coloridas y limpias.<br />
Foto© Victoria Castro
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
Días antes se cocina chicha para las ofrendas. La<br />
masa <strong>de</strong> maíz se prepara en un wirke, vasija que<br />
mi<strong>de</strong> entre 33 a 44 centimetros <strong>de</strong> altura.<br />
Foto© Victoria Castro
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
Las señoras han trabajado intensamente durante la semana, pero en sus rostros la<br />
alegría es manifiesta. Toda la gente tiene que estar con ese ánimo para que los<br />
"pagos" a la tierra y al agua sean bien recibidos.<br />
Foto© Victoria Castro
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
Las preguntas<br />
En la tar<strong>de</strong> <strong>de</strong>l viernes, luego que regresan los hombres <strong>de</strong> las faenas <strong>de</strong> limpieza <strong>de</strong> los canales, se<br />
inicia la ronda <strong>de</strong> "las preguntas". Cada familia recibirá en su casa o en otro hogar que elijan al<br />
purikamani, los "capitanes" y el acompanamiento.<br />
Des<strong>de</strong> la casa en don<strong>de</strong> vive el purikamani, se inicia la ronda <strong>de</strong> las "preguntas" y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquí los<br />
"capitanes" o sus ayudantes irán casa por casa preguntando a las senoras qué cocinarán para el<br />
día siguiente.<br />
En cada hogar hay una pieza preparada para la ceremonia, don<strong>de</strong> se ha dispuesto una mesa <strong>de</strong><br />
ma<strong>de</strong>ra en el lado oeste y sobre ella, un pañuelo extendido con hojas <strong>de</strong> coca, que actuará como<br />
centro <strong>de</strong> la "mesa" ritual. A los costados <strong>de</strong>l pañuelo hay pares <strong>de</strong> choclos <strong>de</strong> diferentes colores,<br />
harinas y/o papas, un jarro con flores y una vela que encien<strong>de</strong>n al llegar la comitiva. Todo este<br />
conjunto <strong>de</strong> objetos está orientado hacia el este. Los "capitanes" con el permiso <strong>de</strong>l purikamani<br />
saludan a los dueños <strong>de</strong> casa, pi<strong>de</strong>n porque tengan "buenos choclos, buenas chacras..." y<br />
continúan tocando sus putu, mientras la familia ofrece vino en una ban<strong>de</strong>ja con cuatro vasos. Esta<br />
visita <strong>de</strong> "las preguntas" es la primera "ramada" <strong>de</strong> la fiesta; en ella no se baila ni se toca música.<br />
En Toconce, hechas las preguntas uno <strong>de</strong> los "principales" se levanta ceremonioso <strong>de</strong> la mesa, se<br />
para frente a ella, coquea y asperja hojas ante el presi<strong>de</strong>nte y el purikamani; luego toma una jarra<br />
con vino que se halla sobre una ban<strong>de</strong>ja en un costado <strong>de</strong> la mesa y hablando algunas palabras en<br />
quechua lanza el contenido hacia el techo <strong>de</strong> la pieza.<br />
Una vez visitado todo el pueblo y completada la ronda, la gente vuelve a sus casas para continuar<br />
con los preparativos y esperar el segundo día <strong>de</strong> la Limpia.<br />
En Ayquina antes <strong>de</strong> "las preguntas" un encargado <strong>de</strong>be vaciar el agua <strong>de</strong> la kocha principal para<br />
que al mediodía <strong>de</strong>l sábado pueda limpiarse y se realicen <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ella un rito fundamental.<br />
Sábado <strong>de</strong> trabajo, comida, canto y baile<br />
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EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
Sábado <strong>de</strong> Trabajo, Comida, Canto y Baile<br />
El <strong>de</strong>spertar <strong>de</strong>l día<br />
Los rayos <strong>de</strong>l sol aparecen encima <strong>de</strong> los cerros cuando se escuchan fuertemente los putu. El<br />
sonido es aumentado por la resonancia que producen los inmensos cajones <strong>de</strong> estas quebradas.<br />
Hoy, es el segundo día <strong>de</strong> la Limpia <strong>de</strong> Canales y el más trabajoso y compartido <strong>de</strong> la festividad. El<br />
sonido <strong>de</strong> los putu da aviso a los comuneros que es hora <strong>de</strong> levantarse y trabajar. Es una or<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />
los "capitanes" que <strong>de</strong>be ser obe<strong>de</strong>cida, porque el agua hay que merecérsela, hay que pedir y<br />
agra<strong>de</strong>cer por ella a los cerros y a la "santa tierra pachamama". Hay que "pagar" con hojas <strong>de</strong><br />
coca, vino, chicha, trabajo, música, bailes y mucha alegría.<br />
Así, poco a poco, <strong>de</strong>l mismo modo como el sol va apareciendo en la montaña, los<br />
comuneros se van levantando y saliendo <strong>de</strong> sus dormitorios. Se dirigen a la cocina, don<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
tempranas horas se encuentra la mujer haciendo los últimos preparativos para las comidas<br />
comunales <strong>de</strong> este día. Toda la familia viste sus mejores ropas o estrena algo nuevo, las más<br />
coloridas y limpias. Es día <strong>de</strong> fiesta. El vestuario <strong>de</strong> las mujeres privilegia alguna prenda <strong>de</strong><br />
tonalida<strong>de</strong>s rojas.
El sonido <strong>de</strong> los putu retumba con intensidad en las tierras altas <strong>de</strong> Toconce.<br />
En la cocina está prendido el fogón don<strong>de</strong> hierve la tetera y se cuece la cazuela <strong>de</strong> cor<strong>de</strong>ro o llamo.<br />
Junto a la casera o dueña <strong>de</strong> casa se encuentran las hijas y parientas colaborando en las labores,<br />
mientras los niños pequeños toman su leche o juguetean. Llega el esposo pidiendo permiso para<br />
entrar a este espacio femenino, saluda y se sienta en la mesa que como el fogón, se encuentra junto<br />
a una <strong>de</strong> las pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la habitación. Su señora le sirve el <strong>de</strong>sayuno, un té con pan amasado,<br />
churrascas o empanadas hechos el día anterior y que se han guardado en sacos blancos o en algún<br />
mueble. El hombre toma su <strong>de</strong>sayuno solo o acompañado por los niños más pequeños. Mientras,<br />
conversa con su mujer sobre las ofrendas que llevará al punto <strong>de</strong> reunión <strong>de</strong> los comuneros que<br />
participan en la Limpia.
Una vez terminado su <strong>de</strong>sayuno, marido y mujer preparan juntos la tinka <strong>de</strong> vino y "el caliente"<br />
que se lleva en una tetera. Cuando ambas bebidas están listas, se manda a un niño varón a buscar<br />
la pala y dos chuspa. Las chuspa se las entrega a la mujer quien las llena con hojas <strong>de</strong> coca; una es<br />
<strong>de</strong> su esposo y la otra es <strong>de</strong> ella. La mujer cuelga en el cuello <strong>de</strong> su esposo una chuspa y la propia la<br />
lleva en la mano <strong>de</strong>recha al salir <strong>de</strong> la casa. En seguida, el comunero o su peón se dirige al lugar <strong>de</strong><br />
reunión cargando la tetera, tinka, chuspa y pala, cuando el sol ya se ha levantado casi<br />
completamente sobre los cerros. Los putu no han <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> tocar esperando la llegada <strong>de</strong> todos los<br />
comuneros. Las mujeres se quedan en sus casas terminando sus labores y armando los bultos que<br />
han <strong>de</strong> trasladar a los lugares <strong>de</strong>l almuerzo.<br />
La entrega <strong>de</strong> las ofrendas<br />
ÍNDICE<br />
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EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
Se reúnen comuneros y palire: la entrega <strong>de</strong> las ofrendas<br />
Los comuneros se reúnen en el mismo sector <strong>de</strong>l canal don<strong>de</strong> se terminaron los trabajos <strong>de</strong>l<br />
primer día <strong>de</strong> Limpia y don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>jaron las palas. En Ayquina este lugar se ubica en el fondo <strong>de</strong><br />
la quebrada, inmediatamente al sur <strong>de</strong>l pueblo enfrentando unas terrazas <strong>de</strong> cultivo a cuyos pies<br />
corre la acequia. En Toconce, se juntan en el sector <strong>de</strong> San Isidro Labrador a unos 300 metros al<br />
frente <strong>de</strong> la iglesia, don<strong>de</strong> los afloramientos rocosos que miran al este forman una pared natural<br />
por la que pasa el canal; llaman a este punto, El Barranco. En este lugar los "capitanes" se paran<br />
a tocar sus instrumentos, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber recorrido todo el pueblo <strong>de</strong>spertando a los hombres.<br />
Los primeros en llegar son el purikamani y el presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l pueblo, ubicándose a un costado <strong>de</strong>l<br />
canal mirando hacia el noreste, mientras los "capitanes" los enfrentan <strong>de</strong>l otro lado <strong>de</strong> la acequia.<br />
Frente al purikamani y al presi<strong>de</strong>nte se dispone el pañuelo como "mesa" don<strong>de</strong> <strong>de</strong>positan las hojas<br />
<strong>de</strong> coca, uno o dos jarritos o chulleros y las tinka que los comuneros y peones van <strong>de</strong>positando al<br />
llegar. Nadie pue<strong>de</strong> pasar sobre la "mesa", porque inmediatamente es acusado por los<br />
"principales" a los "capitanes" que con sus waska golpean levemente al culpable en un tono <strong>de</strong><br />
broma y sanción al mismo tiempo. De a poco el lugar se va repletando <strong>de</strong> personas que se or<strong>de</strong>nan<br />
en forma <strong>de</strong> medialuna alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> los "principales", todos mirando hacia el noreste. En<br />
Toconce uno <strong>de</strong> los jóvenes asistentes se sienta en las rocas cerca <strong>de</strong> los "principales" y toca el<br />
clarín. En Ayquina ya no se usa este instrumento.<br />
Llegando, los hombres se acercan a los "principales" y se dirigen con voz respetuosa al presi<strong>de</strong>nte<br />
y/o purikamani presentándoles sus ofrendas. "El caliente" como las "gracias" <strong>de</strong>l hombre y la<br />
tinka como el "pago" <strong>de</strong> la mujer. Ellos aceptan los "pagos" con una sonrisa y un movimiento <strong>de</strong><br />
sus cabezas e invitan al hombre a coquear juntos. El comunero ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la "mesa", su<br />
botella, la tetera y la chuspa que colgaba <strong>de</strong> su cuello. Entonces, ceremoniosamente recibe un<br />
jarrito o chullero con vino <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> un "servidor", lo toma con su mano <strong>de</strong>recha, luego lo pasa<br />
a su mano izquierda y toma con la <strong>de</strong>recha un puñado <strong>de</strong> hojas <strong>de</strong>l pañuelo. Echa algunas al canal<br />
y mastica otras pocas, toma nuevamente con su <strong>de</strong>recha el vaso y asperja vino sobre la<br />
Pachamama y el canal. Recién entonces pue<strong>de</strong> beber <strong>de</strong>l vino, previo agra<strong>de</strong>cimiento: "pai'<br />
señores, pai'señoras, pai'presi<strong>de</strong>nte, purikamani, vice, secretario y ¡too el acompañamiento!". De<br />
esta manera se aprueba su participación.
Visitas y forasteros comparten con alegría la festividad. Como la Limpia <strong>de</strong> Canales se realiza<br />
primero en Caspana, luego en Cupo, <strong>de</strong>spués en Ayquina y finalmente en Toconce, este último<br />
pueblo recibe la mayor cantidad <strong>de</strong> visitas.<br />
Ahora está en condiciones <strong>de</strong> tomar su tetera con "caliente" y compartir la bebida. Con su mano<br />
<strong>de</strong>recha saca <strong>de</strong>l pico <strong>de</strong> la tetera un jarrito enlozado que cuelga <strong>de</strong> él y le sirve primero a los<br />
"principales", comenzando también la repartición por la <strong>de</strong>recha <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte y purikamani;<br />
<strong>de</strong>spués continúa con los "capitanes" y el resto <strong>de</strong> los asistentes. Terminada la corrida, vuelve a la<br />
<strong>de</strong>recha y sigue sirviendo hasta que el contenido se acaba. Durante toda la festividad es preciso<br />
hacer todos estos movimientos rituales por la <strong>de</strong>recha. Sólo un yatiri, pue<strong>de</strong> iniciar los<br />
movimientos por la izquierda durante la Limpia, cuando ofrenda el "pago" para las "almas" (los<br />
parientes difuntos), que se evocan siempre en las ceremonias.
Algunos comuneros traen botellas con "cola <strong>de</strong> mono" en vez <strong>de</strong> vino tinto o bien, chicha <strong>de</strong> maíz<br />
para repartir; en este último caso, son señoras (quizás las viudas). Una pocas mujeres vienen más<br />
tar<strong>de</strong> a buscar las teteras o trayendo más tinka. Después <strong>de</strong> "el caliente" -la "gracia" <strong>de</strong>l hombrese<br />
reparten las tinka una por una, haciéndose cargo uno o dos "servidores"<br />
<strong>de</strong>signados por los "principales". Mientras en la "mesa" se coquea y asperja, los "capitanes" no<br />
paran <strong>de</strong> tocar sus putu. Cuando el vino está por acabarse, se comienza a tomar lista a los<br />
comuneros presentes o a sus reemplazos (los peones). Entonces, el secretario <strong>de</strong> la Junta <strong>de</strong><br />
Vecinos saca su cua<strong>de</strong>rno y comienza a leer los nombres:<br />
secretario: ¡tomen atención! Los peones, todo.<br />
otro: ¡tomen atención todo!<br />
secretario: Tomás Cruz<br />
T.C.: aquí<br />
secretario: Félix Berna<br />
F.B.: aquí<br />
secretario: Petronila Berna<br />
otro: ahí está<br />
secretario: Toribio Salvatierra<br />
T.S.: aquí estamos<br />
secretario: Juan Yufla<br />
J.Y.: presente<br />
secretario: Crescencio Ansa<br />
C.A.: presente (... sigue).<br />
Anotada la asistencia, los "principales" or<strong>de</strong>nan a los "capitanes" dar inicio al trabajo; éstos<br />
respon<strong>de</strong>n con un toque a la par <strong>de</strong> los putu : "ya es hora".<br />
En Ayquina este momento es diferente. Antes <strong>de</strong> comenzar se canta el "Alabado" (cántico<br />
católico) por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l purikamani. Él pronuncia un discurso sobre el respeto por las costumbres<br />
<strong>de</strong> los antepasados y el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la ceremonia; luego el presi<strong>de</strong>nte reitera las recomendaciones<br />
para que la gente atienda a las visitas y tenga buen comportamiento durante la festividad.<br />
Es el momento en que cada uno retira su chuspa <strong>de</strong> la "mesa" para ir a trabajar. Enseguida, el<br />
presi<strong>de</strong>nte, el purikamani y otros "principales" levantan la "mesa". Recogen todo y se retiran<br />
varios metros más a<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la fila <strong>de</strong> los palire, a veces, acompañados <strong>de</strong> ayudantes que<br />
colaboran transportando los objetos.
Se inicia el trabajo <strong>de</strong> la mañana<br />
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EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
Se inicia el trabajo <strong>de</strong> la mañana<br />
Ahora, los palire toman sus palas y se alinean a lo largo <strong>de</strong>l canal en un sentido este-oeste. Los<br />
"capitanes" se ubican al comienzo y al final <strong>de</strong> la larga fila <strong>de</strong> comuneros; a<strong>de</strong>lante el <strong>de</strong> hombres<br />
en Ayquina, mientras en Toconce el <strong>de</strong> mujeres ocupa este lugar. Al toque <strong>de</strong> los putu<br />
se da comienzo a la limpieza. Los hombres sacan el<br />
lodo y las plantas que han crecido en las orillas <strong>de</strong>l<br />
canal, mientras son vigilados por los "capitanes"<br />
que van revisando que la parte <strong>de</strong> cada palire que<strong>de</strong><br />
bien limpia y si no es así que la repase, gritando<br />
"¡bien limpiecito! ¡bien limpiecito!". Los que<br />
terminan primero se quedan en sus puestos hasta<br />
que el último también acabe; recién entonces,<br />
pue<strong>de</strong>n continuar con el siguiente tramo.<br />
En Toconce, algunos "principales" ayudan a los<br />
palire en las partes más duras <strong>de</strong> la faena cuando<br />
agobia el calor. Unos tragos y algunas hojas <strong>de</strong> coca<br />
alivian el trabajo agotador y dificil porque el canal<br />
bor<strong>de</strong>a un pronunciado talud en la mayoría <strong>de</strong> sus<br />
tramos.<br />
En el trayecto se realizan tres "<strong>de</strong>scansos" para los<br />
palire. Durante estas "paradas" se cumple con un<br />
"pago" similar al <strong>de</strong>l inicio <strong>de</strong> la jornada, pero más<br />
corto, sin "el caliente" pero con vino tinto o chicha<br />
<strong>de</strong> maíz, que llevan algunas mujeres <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
pueblo. Las mujeres también presentan sus<br />
ofrendas a los "principales" y beben y coquean con<br />
Acompañan a las "caseras" sus hijos, sus nietos<br />
y sus ayudantes si tiene, colaborando en el<br />
transporte <strong>de</strong> leña, ollas y vajilla.<br />
ellos. Luego reparten la bebida y cada hombre les agra<strong>de</strong>ce con un "pai señores", con picardía y<br />
humor. Otras pasan por los "<strong>de</strong>scansos" caminando hacia los lugares don<strong>de</strong> se hará la comida<br />
comunal, cargando en sus espaldas las lliclla con sus guaguas o bultos con leña o alimentos y<br />
llevando ollas en las manos. La mayoría va acompañada por sus hijos, parientes y visitas. Los<br />
"capitanes" las obligan a saludar, pero ellas escondiendo sus caras sonríen queriendo pasar<br />
rápidamente, aún cuando las mayores, se <strong>de</strong>tienen y tinkan en la "mesa". Los asistentes las llenan<br />
<strong>de</strong> bromas graciosas manifestando la alegría <strong>de</strong> la celebración: "...¡saludando, saludando!...", les
gritan los "capitanes".<br />
Con mucho esfuerzo y animados, los palire limpian la kocha en Ayquina.<br />
Cada una <strong>de</strong> las "paradas" tiene un nombre preciso, referido a alguna característica <strong>de</strong>l lugar o el<br />
<strong>de</strong> un santo cristiano. En Toconce los sectores son El Médano, El Guindo, San Isidro Labrador y<br />
Canal Toconce. En la última "parada" <strong>de</strong> la mañana, el presi<strong>de</strong>nte o el purikamani llama a<br />
terminar la faena antes <strong>de</strong> pasar a la "mesa" <strong>de</strong>l almuerzo comunal; una vez limpiado el tramo, se<br />
escucha al presi<strong>de</strong>nte o al purikamani <strong>de</strong>cir a viva voz: "...señores, hemos hecho nuestras<br />
costumbres...".<br />
La limpia <strong>de</strong> la kocha en Ayquina<br />
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EXCERPTA © version HTML, diagramación y gráficos: Oscar Aguilera F.
EXCERPTA No.4, junio <strong>1996</strong><br />
La limpia <strong>de</strong> la Kocha en Ayquina<br />
En Ayquina la "mesa" para las comidas comunales se encuentra en el costado sur <strong>de</strong> la kocha<br />
principal, la que almacena la mayor cantidad <strong>de</strong> agua para los canales y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong> se "larga" el<br />
agua. La noche anterior ha empezado a vaciarse y antes <strong>de</strong>l almuerzo comunal esta kocha <strong>de</strong>berá<br />
estar limpia. En ella es don<strong>de</strong> se realizan las ceremonias más intensas y largas <strong>de</strong>l día.<br />
Los palire más jóvenes inician la limpieza<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un <strong>de</strong>scanso esperando que se vacíe<br />
completamente. Limpian <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la caída <strong>de</strong> la<br />
vertiente, don<strong>de</strong> sale con fuerza el agua dulce por<br />
las grietas <strong>de</strong> la roca, hacia el extremo sur <strong>de</strong> la<br />
kocha. La cantidad <strong>de</strong> lodo en el fondo <strong>de</strong>l<br />
estanque es enorme y los jóvenes hacen un<br />
inmenso esfuerzo por sacarla fuera, porque es<br />
extenso y en su parte más honda alcanza cerca <strong>de</strong><br />
los cuatro metros. Incluso en el lado más bajo,<br />
ubicado en el costado noroeste, existe una<br />
escalera para bajar.<br />
Cuando los jóvenes prácticamente han<br />
terminado su labor, todos los varones<br />
comienzan a bajar al estanque reuniéndose en<br />
torno a la "peña", una roca <strong>de</strong> más <strong>de</strong> un metro<br />
<strong>de</strong> alto que los ayquineños llaman "mesa" y que<br />
se encuentra en el lado norte <strong>de</strong> la kocha, frente a<br />
la caída <strong>de</strong> la vertiente; sobre ella van<br />
<strong>de</strong>positando las tinka que les pasan sus mujeres u Las mujeres en Ayquina ofrendando hojas <strong>de</strong> coca en<br />
otros familiares <strong>de</strong>s<strong>de</strong> arriba <strong>de</strong>l estanque. Las<br />
la kocha antes <strong>de</strong>l almuerzo comunal.<br />
mujeres no pue<strong>de</strong>n entrar a la kocha, a excepción <strong>de</strong> algunas viudas que se retiran una vez que<br />
han presentado sus ofrendas al purikamani. La peña que representa al Mallku Panire, el principal<br />
cerro-tutelar <strong>de</strong> la comunidad, se va repletando <strong>de</strong> tinka y chuspa en su costado suroeste.<br />
La ceremonia se inicia cuando el purikamani sube la peña por una pequeña escalera tallada en la<br />
roca y se sienta en el centro; le siguen inmediatamente el presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l pueblo que se sienta a su<br />
<strong>de</strong>recha y el presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la comunidad <strong>de</strong> Toconce, que ha sido invitado, a su izquierda. Los tres
tienen sus chuspa y el purikamani extien<strong>de</strong> la "mesa" ritual con las hojas <strong>de</strong> coca sobre la roca.<br />
Sobre la peña que representa al mallku Panire, se han sentado (<strong>de</strong> izquierda a <strong>de</strong>recha) el<br />
presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la comunidad <strong>de</strong> Toconce, el presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Ayquina y el purikamani . Los<br />
"capitanes" tocan sus putu, esperando que lleguen todas las tinka que se ofrendarán en el<br />
nacimiento <strong>de</strong>l agua.<br />
Entretanto el resto <strong>de</strong> los hombres se agrupa alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la peña formando una medialuna; los<br />
comuneros a<strong>de</strong>lante y atrás los jóvenes. Los "capitanes" tocan sus putu frente a los "principales"<br />
y entonces el purikamani se pone <strong>de</strong> pie reiterando su discurso sobre el cumplimiento <strong>de</strong> las<br />
tradiciones, el respeto y los agra<strong>de</strong>cimientos. Después comienza a coquear y tinkar invitando a los<br />
presi<strong>de</strong>ntes a que lo hagan con él y luego intercambian sus chuspa. Enseguida las tinka comienzan<br />
a correr entre el resto <strong>de</strong> los comuneros, peones, visitas y forasteros. En la mitad <strong>de</strong> la ceremonia<br />
los comuneros se acercan junto a los "capitanes" a la pequeña cascada, y uno por uno, ro<strong>de</strong>ando<br />
la peña por la <strong>de</strong>recha, asperjan vino y hojas <strong>de</strong> coca a la caída <strong>de</strong> agua mientras los putu no <strong>de</strong>jan<br />
<strong>de</strong> sonar. Los "capitanes" aprovechan aquí <strong>de</strong> dar vino y hojas a sus instrumentos por la boca más<br />
ancha <strong>de</strong> éstos.<br />
Después <strong>de</strong> estos "pagos", el "capitán" <strong>de</strong> mujeres sube fuera <strong>de</strong>l estanque y reúne en el lado oeste<br />
<strong>de</strong> la kocha a las mujeres que han estado observando la tinka <strong>de</strong> los hombres. Pi<strong>de</strong> que sirvan vino,
se extien<strong>de</strong> un pañuelo con hojas <strong>de</strong> coca y or<strong>de</strong>na a las mujeres que asperjen mirando hacia "la<br />
peña", animándolas a que agra<strong>de</strong>zcan con voz fuerte y clara. Este momento está cargado <strong>de</strong><br />
alegría y los hombres sonrientes les gritan que agra<strong>de</strong>zcan: "¡más fuerte!. ¡No se escucha!." Ellas<br />
también intercambian sus chuspa.<br />
Agotado el contenido <strong>de</strong> las botellas y en medio <strong>de</strong>l vigor y alegría <strong>de</strong> los comuneros, el purikamani<br />
toma la palabra primero seguido por los presi<strong>de</strong>ntes; los discursos pi<strong>de</strong>n por el feliz término <strong>de</strong>l<br />
trabajo agra<strong>de</strong>ciendo a todos los que han participado. Las autorida<strong>de</strong>s se bajan <strong>de</strong> la peña dando<br />
por terminada la ceremonia, pero antes <strong>de</strong> pasar a comer todos los comuneros se congregan<br />
alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> ella. El purikamani posa sus manos en la peña reverenciándola. Hace una imposición<br />
con las manos, primero la <strong>de</strong>recha, luego la izquierda y besa la roca como a una chuspa, en un<br />
gesto <strong>de</strong> mucho recogimiento. Mientras, el resto <strong>de</strong> los hombres se han abrazado en hilera.<br />
Concluído el acto, los comuneros se dan la mano, se abrazan y agra<strong>de</strong>cen entre sí; entonces ya se<br />
pue<strong>de</strong> pasar a la "mesa" don<strong>de</strong> esperan las mujeres para servir la comida. Con alegría, se<br />
escuchan los "pai'señores" y el fuerte sonido <strong>de</strong> los putu.<br />
Realizadas las ofrendas y mientras la gente almuerza, el agua <strong>de</strong> vertiente llenará nuevamente<br />
el estanque limpio y purificado ritualmemte.
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