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cuando suplantamos a las masas en su
tarea revolucionaria.
Una segunda desviación aparece en la
construcción del nuevo poder, del poder
popular, cuando se desarrollan
manifestaciones de corrupción en la
política, o se ejerce la autoridad más con
la fuerza que con la sabiduría y en el
desgaste de las disputas entre hermanos.
A propósito, nunca debemos olvidar la
injusta e innecesaria muerte del Mariscal
Sucre, precisamente a causa de disputas
entre hermanos de lucha.
Los extravíos anteriores son una copia de
la conducta que aprendemos en esta
vieja sociedad y se presentan por la
poca capacidad que demostramos para
desarrollar medios alternativos que los
reemplacen.
La tercera pérdida del rumbo correcto
ocurre en el proceso de transformación
social en que estamos empeñados, se
manifiesta cuando no sabemos asimilar
bien las experiencias de lucha de otros
pueblos y además no le damos una
valoración precisa a los hechos de la
realidad propia en la que luchamos.
‘Aprender en cabeza ajena’
En esta marcha de búsqueda de una
nueva sociedad afortunadamente
contamos con bastantes compañeros de
camino, de sus avances y sus desatinos
también debemos aprender. Acudo a
este método porque uno siempre ve
mejor la basura en el patio ajeno que en
el propio.
Rusia y China los gigantes socialistas del
siglo pasado tienen hoy caminos distintos
el uno del otro. La República Popular
China se alió con países capitalistas para
aprender sus tecnologías y recibir sus
inversiones, mientras que la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas sufrió un
colapso interno que dio por terminado su
intento de construir un modelo de
mercado mundial alterno al del
capitalismo.
Ambas experiencias significaron avances
enormes de humanización para miles de
millones de personas, pero allí se tomaron
prestados mecanismos capitalistas de
construcción social, a sabiendas del
daño que esto produce, cuyos efectos
hasta el momento han sido más
mortíferos para Rusia que para China.
Pasemos a la cálida tierra caribe para
hablar de Cuba, “La dignidad de
América”. Su error fue no haber
desarrollado mejor sus propias
potencialidades en el periodo en el que
recibía la valiosa solidaridad de los países
socialistas. Al tiempo que su gran valor
reside en que ha mantenido la
movilización y participación del pueblo
en la desigual lucha que libra con el
imperio gringo.
Ahora metámonos dentro de nuestras
fronteras patrias para aprender de otros
dos proyectos históricos de la
insurgencia, como son el Ejército Popular
de Liberación y el Movimiento 19 de Abril.
Del EPL aprendimos a valorar mejor las
enseñanzas heredadas de otras
revoluciones, mientras que del M-19
recogemos su audacia política y su
capacidad para innovar la acción
revolucionaria.
Como todo en la vida, los extremos son
viciosos y terminan por generar
desviaciones. En el EPL se quebró la
dirección intelectual y moral de su
proyecto, mientras que en el M-19 el
apego excesivo a los resultados
inmediatos terminó por dejar los
principios revolucionarios como un
asunto de menor importancia. Tales
problemáticas llevaron al debilitamiento
estratégico de ambos proyectos
insurgentes.
Para terminar quiero una vez más
recordar al Mariscal Sucre, porque
gracias a su ingenio se pactó en 1820
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