¿qué sigue? De los ungidos al gabinete

La casa del jabonero
Nicolás Canto González
LIBRES, ¡POR FIN! DEL VIRUS
DE LA GABINETITIS
Concluyó la gabinetitis aguda que durante semanas
(a algunos se le hicieron años) padecieron muchas y
muchos divas y divos de la política campechana, una vez
que el gobernador Fernando Ortega Bernés descorrió el
velo del misterio gabinetófilo al dar a conocer los nombres
de quienes le acompañarán, vaya usted a saber por cuanto
tiempo o si por todo un sexenio, en el difícil quehacer de
gobernar a un pueblo tan contradictorio y tan politizado
como es, a no dudar, el de nuestro campechito retrechero
que nos enseñaron a amar.
Hubo de todo, de dulce, de chile y de manteca en el nuevo
equipo de trabajo que se estrenó el 16 de septiembre del
presente año calderoniano en plena crisis, un día después
de que Ortega Bernés tomara posesión del más importante
cargo político al que un campechano puede aspirar. Y las
sorpresas no faltaron, algunas por los nombres dados a
conocer por el gobernador. Y otras por los nombres que
omitió, y que muchos esperaban (esperábamos, dijo el
otro), que salieran del ronco pecho del pípila campechano,
también conocido en círculos políticos como el Moch
Cohuó vernáculo, protagonista estelar de la buena pelea
en contra de Iberia y papá Mouriño, el 5 de julio pasado.
No dejó de tener cierta carga de sorpresa el nombre
del primer personaje político que salió de los labios de
Fernando Eutimio para ser el jefe del gabinete: el del Secretario
de Gobierno Roberto Sarmiento Urbina, aunque
si se analiza bien no lo es tanto. Sarmiento Urbina, uno
de los miembros más jóvenes del equipo, es además una
de las gentes más cercanas a F.O.B. y también más leales
y comprometidas en todos sentidos con el mandatario
campechano desde tiempo atrás. El nuevo funcionario
viene acompañando a su jefe desde hace cerca de veinte
años y fue de los pocos que lo siguió en calidad de su secretario
particular cuando este partió a la Ciudad de México
luego de ganar la senaduría de mayoría en fórmula con
el «enfant terrible» Alejandro Moreno Cárdenas. Roberto
Sarmiento, apenas entró a la Secretaría de Gobierno se
dedicó a trabajar en el conflicto de San Antonio Ebulá y
en otros dos menores que se quedaron en la coyuntura
del cambio de poderes. Seguramente los resolverá en los
días por venir, si es que no los ha resuelto ya.
No fueron sorpresa los nombramientos de otros fernandistas
químicamente puros como Edgar Hernández,
que será junto con el Secretario de Finanzas Tirso R. de
la Gala Gómez quién maneje los asuntos del dinero de la
presente administración estatal, al bifurcarse la Secretaría
de Finanzas, de acuerdo al nuevo organigrama trazado
por Ortega Bernés. Los dos tienen un trabajo férreo por
delante tras el paso por doce años de Víctor Santiago
Pérez Aguilar que dejó profunda huella por su excelente
trabajo en lo que toca a política económica, en donde pese
a la crisis calderoniana que rasuró a la entidad en materia
de recursos, se fue sin dejar deuda pública y finanzas
saneadas, además de dinero en caja. Se habló días antes
del cambio de poderes, que Pérez Aguilar sería asesor
financiero en el equipo de F.O.B. aunque por lo que ahora
se percibe, parece que no quedarán rastros visibles del
equipo de trabajo del ex gobernador Jorge Carlos Hurtado
Valdez. Tampoco del de Antonio González Curi.
Otros nombramientos que no sorprendieron a nadie
fueron los de Miguel Ángel Sulub Caamal y Víctor Salinas
Balan, dos más de las gentes vinculadas muy cercanamente
a Ortega Bernés. Otro más, el de Juan Fernando Estrada
Abreu, amigo personal del gobernador, que tendrá
que vérselas con uno de los gremios más heterogéneos
y complicados como lo es sin duda el de los medios de
comunicación y sus representantes, que suelen además
ser en buena parte (salvo explicables excepciones), gente
pensantes y muy politizadas.
Otro más: Gabriel Escalante Castillo, ex alcalde de
Campeche y ex diputado federal en el sexenio de Jorge
Salomón Azar García pero también gente cercana a Ortega
Bernés. Si no se dan sorpresas de último momento
será el Secretario de Coordinación Política, un cargo que,
dicen los que saben, se equipararía en fuerza política a la
mismísima Secretaría de Gobierno.
En cuanto a las sorpresas, nada agradables por cierto,
en el gabinetazo fernandiano, lo fueron en primer lugar
Augusto Trejo Castro, cuyo currículum laboral conocido
es el de haber estado sentado por más de 20 años en la
silla de superintendente de la odiada Comisión Federal
de Electricidad, aplicando sin piedad la ley a secas a
amigos y enemigos, sin ninguna posibilidad de gracia.
Este tormentoso pasado de cobratario implacable de la
paraestatal no ayuda en nada al nuevo Secretario de Obras
Públicas, sobre cuyos hombros está una de las cargas más
importantes de la administración fernandiana. Suerte a
Augusto, porque de verdad la va a necesitar. Por cierto,
algunos sectores también identifican a Augusto Trejo
Hop’ Ki’n •