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pleno del ser humano dentro de una sociedad; constituyen
un conjunto de deberes y obligaciones, tanto para
los Estados como para los demás individuos; deben ser
reconocidos y garantizados por el orden jurídico nacional
e internacional.
En un intento por hacer nuestra propia aportación, podemos
afirmar que, además de todo lo anterior, los derechos
humanos requieren ser vivenciados para su propia
realización.
Ahora bien, una vez expuesto el concepto de los derechos
humanos, tomemos algunas líneas para referirnos
a la democracia. Durante el proceso histórico de incubación
del Estado constitucional, la democracia fue
entendida como autogobierno popular directo en una
sociedad caracterizada por la igualdad. Ideas y connotaciones
de difícil asunción por el Estado liberal finalmente
emergente de la Revolución. No obstante, el concepto
de democracia, al igual que el del propio Estado, ha ido
evolucionando a lo largo del tiempo, y hoy en día la democracia
es mucho más que procesos electorales.
Y es que la “dimensión sustancial” a la que nos referíamos
anteriormente recae sobre la propia democracia,
es decir, ahora ya no se agota en el respeto de las reglas
procedimentales de formación de la voluntad popular
propias del sistema representativo, puesto que la aludida
nueva dimensión tiene que materializarse en el contenido
de los actos del legislativo, o sea, la legitimidad
del sistema político aparece, así, condicionada a la tutela
y efectividad de los principios y derechos humanos 14 .
María José Bernal Ballesteros
Jorge Olvera García
Enrique Uribe Arzate
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Los derechos humanos en el contexto del Estado constitucional
14
Entonces sólo en una democracia puede realizarse plenamente el
Estado constitucional. La verdad del Estado de derecho, dice Pérez
Luño, es una verdad democrática. Los modelos históricos denominados
Estado liberal de derecho y Estado social de derecho,
desprendidos del elemento democrático, sólo son “de derecho”