YO QUIERO SER - Uruguay Educa

YO QUIERO SER
Iniciamos nuestro curso con la canción “A la sombra del ceibal” de Jorge Drexler.
Diego Finozzi, cantante de nuestro departamento, nos ayudó a organizar el coro de
voces que se requiere para interpretar el tema. Disfrutamos de cada encuentro de
ensayo. Deleitamos a toda la comunidad escolar al cantarla en el acto de inicio
oficial de cursos.
Fundamentos de esta propuesta desde nuestro programa…
“El enfoque pedagógico supone una propuesta curricular adecuada a la naturaleza
del aprendizaje, centrada en la experiencia del niño y en la interacción de éste con el
lenguaje de la música”.
“La clave de la Educación Musical consiste en promover activamente la participación
de los niños en experiencias integrales que les permita movilizar su cuerpo, sus
sentidos, su afectividad, su inteligencia y su capacidad expresiva y de comunicación”
(Hemzy de Gainza, V. 1977)”.
Sextos años “A” y “B” de escuela N· 1 de tiempo completo. Maestras, Isabel Silva,
María Daniela Devincenzi, marzo de 2009.
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Desde la canción a la poesía: propuesta llevada a cabo por niños de sextos años
“A” y “B” de Escuela N·1 de Tiempo Completo. Docente responsable: María Daniela
Devincenzi.
“Incluir la literatura en el Área del conocimiento de Lenguas no solamente pretende
la formación de lectores sino de niños productores de textos. Para motivar a los
alumnos hacia la elaboración de textos más creativos, no deben considerarse en
primer lugar los aspectos técnicos y gramaticales de la Lengua, sino que deben
incluirse algunos matices diferenciales con respecto a la expresión en general.
Desde este punto de vista la creación literaria se focaliza en el desarrollo de la
creatividad, en lo lúdico y en lo estético”.
YO QUIERO SER…
En este año escolar
Yo quiero ser campintera.
Mi clase será un mundo todo de madera.
Llevaré en el baúl, clavos, tornillos,
serruchos y martillos.
Construiremos muñecos, autitos
hamacas y toboganes.
Los pasillos serán alfombras
donde armar, jugar y crear.
Yo quiero ser vendedor.
Mi clase será un gran kiosco
donde comprar golosinas.
Los bancos de chocolate,
y las sillas de gelatina.
Las gomas serán de cerezas.
Los lápices de caramelo.
Todo eso en mi salón,
para poder saborear,
un dulce año escolar.
Yo quiero ser maquinista
y armar un tren volador.
Que tenga muchos vagones.
Un vagón será una cancha
donde jugar a la pelota.
El otro será de música
con una pista de baile.
Delante irán las maestras
ideando caminos.
Detrás iremos los niños
siguiendo nuestro destino.
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Yo quiero ser un pintor,
para que este año escolar,
sea un gran arcoíris.
Llevaré en mi mochila,
pinceles, tintas y trapos.
Iré con mis compañeros
por el camino del sol.
Pintaremos lindos cuadros,
en cada entrada de escuela.
Con mágicos personajes,
que se puedan animar
y que te inviten a jugar.
Yo quiero ser buscador.
Me gustaría encontrar, para todos algo lindo.
Un perrito perdido, para quien se sienta solo.
Un chanchito alcancía, para comprar fantasía.
Un amigo, un maestro, para quien quiera aprender.
Una cajita con sueño, para quien se sienta triste.
Una lámpara de arcoíris, para quien no pueda dormir.
Una sonrisa permanente para quien no quiera reír.
En todo este ciclo escolar
he sido una niña escritora.
Cada clase, cada grupo,
cada maestra, una historia..
Hoy casi en el final de mi libro
quisiera combinar las letras
para armar los mejores palabras.
Se me ocurren alegría, amistad,
color y juego,
travesuras, cuentos, risas,
chistes, bromas, convivencia.
Yo quiero ser una artista…
Viajar por un mar de pinturas.
Remar con pinceles y brochas,
Con velas de papeles y trapos.
Llevaré como equipaje, mi imaginación.
Iré con aquellos que aprecien mi arte,
apreciando lo que otros realicen.
En este sexto año quiero que me ayuden a pintar.
Usaremos el verde para todo lo natural,
El rojo para el amor,
El celeste para el cielo.
Pintaré una ventana con mis compañeros y maestros,
en la cual se refleje, el amarillo del sol.
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Yo quiero ser caminante…
Que este año sea un camino.
No quiero caminar solo.
Caminaré con amigos.
Mi clase será un destino
que se verá como un campo.
Allí encontraremos un lago
de aguas multicolores,
para todos zambullirnos
y salirnos coloridos.
Yo quiero ser constructor.
Construir muchas escuelas
con paredes trasnparentes,
Para que en ellas se refleje
la luz del sol.
Que todos los colores
inunden cada lugar.
Y que en cada túnica blanca
se vuelvan a juntar.
Realizamos murales
Recitado de poesías con murales
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Del poema al cuento
Hace algún tiempo atrás mi salón que era un
quiosco se volvió un planeta de dulzura.
Yo era su vendedora y recorrí junto a mis
compañeros del último año escolar cada uno de sus
senderos. Encontramos muchas cosas ricas como
árboles de chocolate, bancos de cerezas, gomas y
lápices de caramelo.
Todos estábamos muy felices allí hasta que
llegaron los chocolates amargos y se dedicaron a
ocupar todo el planeta con su amargura. Ya nada era lo mismo, todo estaba
desapareciendo. De tanta dulzura sólo quedaban unos tristes chupetines a los que
la amargura aún no había alcanzado.
Para impedir que chocolates amargos invadieran a chupetines decidimos esconder
a estos dulces en algún lugar secreto donde no pudieran encontrarlos.
Soñábamos con combatir la amargura y esparcir chupetines dulces por todas
partes para que volviera la alegría a ese mágico lugar.
Así fue, los chocolates amargos se fueron pero no necesitamos combatirlos. Sin
saber de los chupetines, se dieron cuenta de que ya no había más nada que dejar
amargo. Ni bien se fueron, sacamos del escondite a los chupetines que en una
danza sin fin se volvieron en un instante miles. Eugenia Flores
Había una vez en un pueblo un niño llamado Juan
que quería ser buscador. Juan soñaba encontrar
para todos algo lindo, pero no dejaba de
preguntarse cómo lograrlo.
Se le ocurrió ir casa por casa preguntando ¿Les
hace falta algo Desde cada casa contestaron ¡Sí!
Un perrito perdido, un chanchito alcancía, una
lámpara, un león guardián…
A la lámpara la encontró en un baúl, al chanchito en una vieja repisa, al perrito
solo en un bosque, al león en un cajón.
Luego de tanto andar a cada casa regresó y al niño aburrido le dio el perrito
perdido, a la niña de la casa humilde la entregó el chanchito alcancía, a la
señora con miedo le regaló el león guardián y al señor callejero que nunca estaba
en su casa le entregó la lámpara.
Y así muy contento a su casa regresó.
Lucas Rolón
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Había una vez una niña que quería ser artista. A
ella le gustaba pintar el despertar del sol en el río.
Pintaba con acuarelas, pinceles, brochas y trapos.
Un día dejó sus cuadros secar al sol y empezó a
llover. La lluvia todo desvaneció y la niña
entristeció.
De pronto grandes gotas de lluvia caen
suavemente en su ventana dejando una gran
mancha de colores. La niña sorprendida recoge la lluvia para volver a pintar. Las
gotas eran de diferentes colores, algunas eran rojas, otras amarillas, gotas
verdes, marrones. Como no siempre llovía guardó muchas gotas como su mejor
mercancía. Diego Almada
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