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¿Por qué luchan los pueblos? - Biblioteca Virtual en Salud

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De nuevo recurrimos a P. Vilar: “Las mismas reflexiones pued<strong>en</strong> aplicarse a las realidades<br />

humanas de larga duración: estructura espacial de <strong>los</strong> grupos caracterizados por solidaridades<br />

muy antiguas de tipo etnográfico, lingüístico, tribal, etc. La estructura de distribución de <strong>los</strong><br />

grupos étnicos es un tipo de realidad de larga duración (...) Observamos que la perman<strong>en</strong>cia<br />

de una l<strong>en</strong>gua, de un folclore, de “prácticas” de diversos tipos, que desempeñan un papel tan<br />

importante <strong>en</strong> las “etnias”, forman parte de las estructuras m<strong>en</strong>tales de larga duración (...) El<br />

problema consiste <strong>en</strong> saber si, <strong>en</strong> las “desestructuraciones” y <strong>en</strong> las “reestructuraciones” de<br />

otro género, de un modo de producción a otro, tal o cual tipo de “estructura m<strong>en</strong>tal” refuerza o<br />

debilita la antigua estructura global, acelera o retrasa el paso a la nueva” 45 .<br />

4. EXCEDENTE SOCIAL E IDENTIDADES COLECTIVAS<br />

Antes de int<strong>en</strong>tar responder, <strong>en</strong> la medida de nuestras posibilidades, a la última interrogante<br />

planteada por P. Vilar, y por rigor metodológico, debemos dejar establecida la base sobre la<br />

que viv<strong>en</strong> esas “realidades humanas de larga duración”, de modo que una vez fijadas <strong>en</strong> la<br />

medida de lo posible, porque <strong>en</strong> modo alguno son estáticas, podremos avanzar <strong>en</strong> la<br />

respuesta. Desde el materialismo histórico, una de las mejores respuestas a la cuestión de la<br />

base económica nos la ofrece E. Mandel: “La l<strong>en</strong>ta acumulación de inv<strong>en</strong>tos, descubrimi<strong>en</strong>tos y<br />

conocimi<strong>en</strong>tos permite increm<strong>en</strong>tar la producción de alim<strong>en</strong>tos, reduci<strong>en</strong>do el esfuerzo físico de<br />

<strong>los</strong> productores. Tal acumulación constituye el primer indicio de un aum<strong>en</strong>to de la productividad<br />

del trabajo”. La capacidad de producir más bi<strong>en</strong>es con m<strong>en</strong>or tiempo y costo de fuerza de<br />

trabajo, esta capacidad mide la productividad del trabajo. Según este autor, tres son las<br />

funciones del crecimi<strong>en</strong>to de la sobreproducción social y del aum<strong>en</strong>to de la productividad del<br />

trabajo: “La función es<strong>en</strong>cial de este sobreproducto es permitir la constitución de reservas de<br />

víveres, con objeto de evitar el retorno periódico del hambre, o por lo m<strong>en</strong>os reducir ésta (...) La<br />

segunda función primitiva del sobreproducto social es permitir una división del trabajo más<br />

desarrollada (...) La tercera función primitiva del sobreproducto social consiste <strong>en</strong> permitir un<br />

más rápido crecimi<strong>en</strong>to de la población” 46 .<br />

Antes de seguir y para hacernos una idea lo más exacta posible de la importancia decisiva de<br />

lo que tratamos para la calidad de vida material y espiritual de nuestra especie, sepamos que la<br />

evolución t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cial asc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te de lo viejo y simple a lo nuevo y complejo <strong>en</strong> la naturaleza, se<br />

caracteriza, además, por la agudización de la t<strong>en</strong>sión <strong>en</strong>tre la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a la universalización y<br />

la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a la autonomización, es decir, la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a la progresiva emancipación del<br />

individuo con respecto al medio exterior 47 . Esa emancipación requiere, <strong>en</strong>tre otros factores, de<br />

información sobre la incertidumbre exterior y ahorro y eficacia <strong>en</strong> el uso de la <strong>en</strong>ergía 48 . Todo<br />

nos lleva pues inevitablem<strong>en</strong>te a la fuerza de trabajo como el único recurso exist<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el<br />

plano humano-g<strong>en</strong>érico para combatir le <strong>en</strong>tropía mediante la contradictoria interacción de la<br />

ley del mínimo esfuerzo, o sea, que por lo g<strong>en</strong>eral y a medio y largo plazo, se ti<strong>en</strong>de al ahorro<br />

de <strong>en</strong>ergía y a la economía del tiempo de trabajo, sobre todo cuando éste es p<strong>en</strong>oso, duro e<br />

indeseado; la ley de la productividad del trabajo 49 , es decir, la ley t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cial que explica que a<br />

medio y largo plazo llevan v<strong>en</strong>taja <strong>los</strong> colectivos que produc<strong>en</strong> más <strong>en</strong> el mismo tiempo, o lo<br />

mismo <strong>en</strong> m<strong>en</strong>os tiempo; y, a otro nivel, la ley del valor-trabajo <strong>en</strong> las economías mercantiles<br />

desarrolladas y sobre todo <strong>en</strong> el capitalismo 50 .<br />

Estas leyes t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>ciales, obviam<strong>en</strong>te relacionadas <strong>en</strong>tre sí, se desarrollan siempre <strong>en</strong> una<br />

dialéctica <strong>en</strong>tre las necesidades humanas y <strong>los</strong> límites medioambi<strong>en</strong>tales y ecológicos. Aunque<br />

la interacción <strong>en</strong> la realidad histórica concreta de las leyes t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>ciales citadas es decisiva<br />

45 Pierre Vilar: “Iniciación al vocabulario del análisis histórico”. Ops. Cit. Págs.: 71-72.<br />

46 Ernest Mandel: “Tratado de economía marxista”. Era. México 1977. Tomo I. Págs.: 31-34.<br />

47 Alexandr Zubov: “T<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias de evolución de la humanidad”. En “Ci<strong>en</strong>cias Siciales” de la A. C. de la<br />

URSS, Moscú 1988, nº 1, Pág.: 61.<br />

48 J.Wag<strong>en</strong>sberg y J. Agustí (edit.): “El progreso ¿Un concepto acabado o emerg<strong>en</strong>te?”. Metatemas nº 52,<br />

1998. Págs.: 259-265.<br />

49 Trotsky: “El nacionalismo y la economía”, <strong>en</strong> Escritos, Edit. Pluma. 1976. Tomo V 1933-34, Volum<strong>en</strong><br />

I, Págs.: 242-243.<br />

50 Una exposición mía más detallada de este proceso está disponible <strong>en</strong>: “Acerca de nuestra id<strong>en</strong>tidad y de<br />

nuestra cultura”, <strong>en</strong> “Euskal Herria, año 1000, año 2000”. AA.VV. Edit. Basandere, Donostia 2000,<br />

págs.: 317-383.

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