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Una<br />
deuda<br />
Hace ahora dos años que el Consejo de<br />
Ministros celebrado en A Coruña aprobaba<br />
un plan de inversiones para Galicia, que se<br />
anunciaba con el fin de mitigar los efectos<br />
negativos que, sobre nuestra Comunidad,<br />
había tenido el trágico accidente del<br />
Prestige. En realidad, esos fondos, no sólo<br />
venían a paliar los efectos de la desgracia,<br />
si no que, aun más importante,<br />
sin nombrarlo trataban de corregir<br />
la deuda histórica que los sucesivos<br />
gobiernos centrales habían mantenido<br />
con Galicia, al dejarnos al margen<br />
de las grandes infraestructuras que se<br />
habían realizado en el resto de las<br />
Comunidades Autónomas.<br />
Con este Plan, tanto Galicia como<br />
Ourense se juegan mucho. Puede ser<br />
histórica<br />
una de las últimas oportunidades de<br />
que Galicia tome, por fin, el tren que<br />
nos transporte a la definitiva convergencia<br />
con la Europa desarrollada. Tal<br />
vez, también, la última que se nos<br />
presenta para atenuar una clara situación<br />
de desventaja y de atraso, patente en<br />
cualquiera de los indicadores de bienestar<br />
social. No pueden seguir produciéndose casos<br />
como el que se da en la distribución de<br />
fondos estructurales: sirva como ejemplo<br />
que en el período 1994-2006 se ha destinado<br />
a Galicia menos del 2% del total nacional,<br />
para una población que no sólo es el<br />
6,59% de la española, sino que se encuentra<br />
entre las de rentas más bajas y que, precisamente<br />
por ello, permite a España percibir<br />
los Fondos Estructurales Europeos.<br />
Ese Plan de Impulso y Expansión, como lo<br />
habían definido sus creadores, no se ha visto<br />
reflejado en los presupuestos para el año<br />
2005, donde las cuantías asignadas no obedecen<br />
a las necesidades reales de Galicia e<br />
impedirán que el Plan cumpla sus objetivos.<br />
Para nuestra Comunidad, dado el retraso<br />
que tenemos, son tan importantes los plazos<br />
como los importes. No nos sirve de consuelo<br />
que se hayan incrementado las dotaciones<br />
presupuestarias para Ourense y Galicia respecto<br />
a años anteriores, si no permiten realizar<br />
en plazo lo que el Gobierno de la<br />
Nación se comprometió a hacer. Nos negamos<br />
a admitir que el Plan fue una promesa<br />
electoralista hecha a “humos de paja”, de<br />
igual modo que no admitimos el eufemismo<br />
de “transporte polivalente de altas prestaciones”<br />
para denominar ahora lo que se nos<br />
había prometido como AVE. El Plan Galicia<br />
constituyó en su día un documento de compromiso<br />
de un gobierno que estaba convencido<br />
que iba a gobernar durante la ejecución<br />
del Plan, del que tomó buena nota toda la<br />
sociedad gallega. Así lo refrendó el propio<br />
Parlamento Gallego, donde no sólo fue considerado<br />
justificado y conveniente, si no que<br />
además fue tildado de escaso por la oposición.<br />
No cabe engañarse. Dado el relativo interés<br />
electoral que nuestra región tiene para las<br />
actuales políticas estatales, es preciso reivindicar<br />
nuestros justos derechos con la unión<br />
de todas las organizaciones implicadas en el<br />
desarrollo de Galicia, de las administraciones<br />
públicas y de los partidos políticos, más allá<br />
de los eventuales repartos de poder, utilizando<br />
para ello, de una forma auténtica y coherente,<br />
todas las plataformas que se estimen<br />
eficaces. Sostenemos que la sociedad<br />
gallega tomó buena nota de estos compromisos<br />
en base a nuestra propia experiencia.<br />
Esta Confederación, inmediatamente después<br />
del anuncio del Plan, solicitó y recibió<br />
de parte de la Consellería del Territorio un<br />
cuadro con las fechas claves para la realización<br />
de los diferentes proyectos que conforman<br />
el tan nombrado Plan, hasta su definitiva<br />
puesta en servicio. Este cuadro afecta tanto<br />
a las promesas del Gobierno del Estado<br />
como a los del propio Plan Galicia de la<br />
Xunta. Nosotros seremos vigilantes en los<br />
cumplimientos de los unos y de los otros. En<br />
cuanto sean fieles a sus promesas los ciudadanos<br />
debemos reconocérselo, o en caso<br />
contrario, demandárselo.<br />
Francisco Rodríguez García<br />
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