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Sección coordinada por Luis Gutiérrez Jodra y José Cobián<br />
Chorros de nitrógeno líquido cortan y limpian cualquier cosa<br />
D i v u l g a c i ó n<br />
Chorros finos de nitrógeno líquido a altas presiones produciendo una corriente supersónica<br />
cortan cualquier objeto desde vigas de acero y losas de hormigón a reses<br />
muertas y pilas de tela sin que pierdan el filo o se mellen como otros medios de<br />
corte.<br />
Este procedimiento surgió en el Laboratorio Nacional de Ihaho (INEL) como<br />
un medio no dispersivo de cortar bidones de residuos combustibles. La<br />
empresa Trutech adquirió la licencia y transformó el prototipo de INEL en un<br />
producto vendible.<br />
El chorro se hace salir por toberas especiales de una pistola manual o robótica<br />
y corta el material expuesto porque el líquido a alta presión entra en las<br />
grietas y rugosidades de la superficie y al expandirse con gran rapidez rompe y<br />
abre el material creando nuevas superficies donde se repite el proceso. La eficacia<br />
<strong>del</strong> proceso depende de la presión empleada (de 400 a 4.000 atmósferas), la<br />
temperatura (de unos 150°C a -180°C) y la distancia entre el chorro y el objeto.<br />
El empleo de las presiones más bajas favorece la limpieza de las superficies de cualquier revestimiento<br />
sin dañar el material de fondo por <strong>del</strong>icado que sea. El nitrógeno se volatiliza y desaparece<br />
sin residuo y los residuos <strong>del</strong> corte se pueden aspirar por vacío en los puntos donde incide el chorro.<br />
La NASA emplea este proceso para limpiar algunas partes de la lanzadera espacial donde otros<br />
métodos como el chorro de agua u otros sistemas de abrasión no podrían utilizarse. Otros organismos<br />
y empresas que lo emplean son la Armada americana, algunas empresas aeronáuticas, de semiconductores,<br />
pinturas, plásticos y mataderos.<br />
El único inconveniente es su precio, más alto que el de otros procedimientos, entre 200.000 y<br />
300.000 dólares para equipos de baja presión y 450.000 dólares para una de alta.<br />
La hipnosis altera el estado de la mente<br />
Scientific American, marzo 2004<br />
Investigadores ingleses <strong>del</strong> Imperial College de Londres afirman que la hipnosis cambia<br />
la forma de funcionar de la mente, alterando la respuesta de la parte <strong>del</strong> cerebro,<br />
q u e<br />
detecta y responde a errores. Utilizando una imagen funcional <strong>del</strong> cerebro, se ha<br />
comprobado<br />
que esta área afectada en los procesos de hipnosis es la que controla<br />
la toma de decisiones. Esto explica por qué la gente hipnotizada hace cosas<br />
disparatadas que no haría en condiciones normales. Las investigaciones<br />
en las que se basan estas afirmaciones han permitido concluir que<br />
existe un mecanismo biológico que sustenta la experiencia de la<br />
hipnosis.<br />
Para investigar este fenómeno, los investigadores <strong>del</strong> Imperial<br />
College seleccionaron 24 personas, 12 con alta susceptibilidad a la<br />
hipnosis y otros 12 con baja. Tomaron mediciones de la actividad <strong>del</strong><br />
cerebro de estas personas en ambas situaciones: normal y bajo hipnosis<br />
y se observó que los miembros de cada grupo mostraban una actividad<br />
cerebral parecida con independencia <strong>del</strong> estado en el que se encontraban,<br />
y que en estado normal, antes de ser hipnotizados, ambos grupos mostraban también<br />
parecido nivel de actividad. Después de ser hipnotizados, sin embargo, se observó que el<br />
nivel de actividad en las circunvoluciones intermedias <strong>del</strong> cerebro era mucho más alto en el<br />
grupo de mayor susceptibilidad. Éste mostró también una mayor actividad en la parte izquierda de<br />
la corteza prefrontal <strong>del</strong> cerebro.<br />
Se concluyó que en estado hipnótico, estas áreas <strong>del</strong> cerebro tenían que trabajar más en el grupo<br />
más susceptible para obtener los mismos resultados cognitivos.<br />
Se han realizado también pruebas clínicas de hipnosis en pacientes de cáncer observándose que<br />
al ser hipnotizados experimentaban mucho menos dolor al aplicárseles el tratamiento contra el<br />
cáncer.<br />
New Scientist, 15 septiembre 2004<br />
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R e v i s t a S N E