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CAJAL Y UNAMUNO,<br />
DIVERSOS PERO COMPLEMENTARIOS<br />
JOSÉ RAMÓN ALONSO<br />
Catedrático de Biología Celular<br />
Santiago Ramón y Cajal<br />
nació el 1 de mayo de<br />
1852 y falleció el 17 de<br />
octubre de 1934. Miguel<br />
de Unamuno y Jugo nació<br />
el 29 de septiembre 1864<br />
y murió el 31 de diciembre<br />
de 1936. Los dos fueron<br />
por tanto coetáneos;<br />
los dos fueron catedráticos<br />
de Universidad (Cajal en Valencia, Barcelona<br />
y Madrid y Unamuno en Salamanca); los<br />
dos tuvieron amplias familias (Cajal tuvo seis<br />
hijos y Unamuno nueve), los dos fueron intensos<br />
grafómanos, escribiendo numerosos libros,<br />
artículos periodísticos y un amplio epistolario;<br />
los dos vivieron décadas de política convulsa<br />
con cambios no solo de gobiernos, sino de regímenes;<br />
los dos fueron figuras incuestionables<br />
de la vida pública española siendo<br />
considerados dos de los intelectuales más valiosos<br />
y respetados de su tiempo.<br />
También son numerosas las diferencias:<br />
Unamuno fue decano, vicerrector, rector y rector<br />
vitalicio de la Universidad de Salamanca<br />
mientras que Cajal no tuvo ninguno de estos<br />
puestos académicos en las tres universidades<br />
en las que trabajó, pero fue presidente de la<br />
Junta de Ampliación de Estudios desde su creación<br />
hasta su muerte. Unamuno se implicó en<br />
la lucha política, ingresando en la Agrupación<br />
Socialista de Bilbao y abandonando el Partido<br />
Socialista en 1897 y se presentó como candidato<br />
a concejal en las elecciones del 12 de<br />
abril de 1931 por la Coalición Republicano-Socialista.<br />
Cajal fue senador, primero en representación<br />
de la Universidad Central y luego<br />
como senador vitalicio. Aceptó el nombramiento<br />
por ser un cargo no remunerado y con<br />
la condición de mantener su independencia y<br />
no tener que adherirse a ningún partido. Cajal<br />
rechazó por dos veces la cartera ministerial de<br />
Instrucción Pública (Educación) y presume en<br />
sus memorias del «asombro de varios politicastros<br />
al saber que rechazaba tan codiciada<br />
prebenda». En un artículo publicado en la revista<br />
España de Buenos Aires, Unamuno le<br />
daba su apoyo escribiendo: “Tiene otro modo<br />
de servir, y hasta de servirla políticamente a su<br />
patria. Una de las cosas más perniciosas de<br />
nuestro ambiente público es la tendencia a impulsar<br />
hacia la política a cualquier espíritu<br />
que se señale y se distinga en un campo<br />
cualquiera de la cultura humana”.<br />
Unamuno clamaba contra los «papanatas»<br />
que estaban bajo la fascinación de Europa<br />
mientras que Cajal, profundamente patriota por<br />
otro lado, pensaba que «en ciencia debemos internacionalizarnos»<br />
y «España debe desarrollar<br />
su genio propio, su personalidad original, en<br />
arte, literatura, filosofía, hasta en el modo de<br />
consolidar la vida… hay escuelas filosóficas, literarias,<br />
artísticas, pero solo hay una ciencia:<br />
la cultivada desde Galileo a Pasteur y Claudio<br />
Bernard. Todo nos urge, pero sobre todo la ciencia<br />
que es de lo que vamos peor».<br />
Fue también diferente la forma en que los<br />
dos convivieron con la dictadura. Mientras que<br />
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