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Salvador, donde ha hecho y hace, hasta el<br />

día de hoy, una inmensa labor social. Y supongo<br />

ahora en qué medida pudo influir, en<br />

el cambio que dio su vida, aquella lectura<br />

temprana de El Cristo de Velázquez de Unamuno.<br />

Pienso también que el espíritu luchador<br />

e indomable unamuniano tiene mucho<br />

que ver con el permanente espíritu religioso<br />

y social de mi amigo.<br />

En aquel inesperado conjunto de libros de<br />

la casa de mis padres apareció otro que también<br />

había dejado en mí una huella poderosa.<br />

Me refiero a la Vida de Don Quijote y Sancho.<br />

Como tantas veces sucede con el iniciarse en<br />

la novela de Cervantes, yo poseía un conocimiento<br />

parcial y epidérmico de la misma.<br />

Fue precisamente el libro de Unamuno el que<br />

me abrió a la primera lectura, completa y fundamentada,<br />

de esta novela; me abriría también<br />

a otras lecturas cervantinas que han perdurado<br />

en mí hasta el día de hoy, cuando anualmente<br />

siempre releo alguna de sus obras.<br />

Vemos de qué manera aquellos libros de<br />

Unamuno me habían llevado, tan temprana<br />

como decisivamente, a leer a este autor.<br />

Ahora, el hallazgo refrendó mi interés primero.<br />

Pero aquí no iba a quedar la presencia de<br />

Unamuno en mi vida, y diré por qué. En aquellos<br />

años de ávidas lecturas había comenzado<br />

naturalmente a escribir, e incluso a publicar.<br />

Mi primer artículo lo publiqué en 1964, a mis<br />

18 años, en el semanario de mi ciudad natal.<br />

Acababa de morir el poeta Leopoldo Panero<br />

y, con este motivo, escribí un largo artículo<br />

que se publicó a lo largo de tres entregas, de<br />

tres semanas; artículo que me serviría también<br />

para dar mi primera “conferencia” a mis compañeros<br />

y profesores del “Aula de Literatura<br />

Dintel”, que teníamos en mi colegio.<br />

Pero, no mucho tiempo después, escribí<br />

otro de mis tempranos artículos, precisamente<br />

sobre Unamuno, titulado “Un hombre del 98” 1 .<br />

No sé ahora si aquel artículo apasionadamente<br />

unamuniano era el resultado de mis fervorosas<br />

lecturas de entonces o de que en 1964 se celebraba<br />

el centenario del nacimiento de Don<br />

Miguel. El caso es que el artículo nació encendido<br />

y, a la vez, con naturalidad. Yo lo abría<br />

nada menos que con esta frase: “Unamuno, sin<br />

lugar a dudas, es la máxima figura de nuestra<br />

literatura contemporánea”. Y lo cerraba con su<br />

tierno verso “Méteme Padre eterno en tu<br />

pecho, misterioso hogar…”.<br />

Lo que yo no me esperaba es que la semana<br />

después y, de manera anónima, bajo el<br />

seudónimo de Juan Gutiérrez Beitia, alguien<br />

iba a contestar a mi<br />

artículo con otro furibundo<br />

en el que<br />

no sólo se criticaba<br />

mi afecto por la figura<br />

de Unamuno<br />

sino que se lanzaba<br />

sobre éste y su obra<br />

una serie de acusaciones,<br />

al hilo, todo<br />

hay que decirlo, de<br />

las lamentables críticas<br />

y reservas que el<br />

obispo Pildain mostró<br />

contra el rector<br />

salmantino.<br />

Que el ataque a<br />

mi artículo sobre<br />

Unamuno se materializase<br />

sobre todo<br />

en una serie de preguntas<br />

que el anónimo<br />

crítico me<br />

hacía directamente<br />

a mí, armaron un<br />

buen revuelo en mi<br />

casa y en la ciudad,<br />

aunque hoy sólo<br />

nos hagan sonreír.<br />

Algunas “joyas” de<br />

aquel ataque a Unamuno<br />

y a mi fervor<br />

por este autor, y que cito literalmente, eran<br />

del tipo de: “¿Unamuno sentía como católico?,<br />

¿Su doctrina, su filosofía es ortodoxa?<br />

¿Su obra es recomendable? ¿Sus principios<br />

son modelo de patriotismo y de fe?” Y terminaba<br />

este artículo con esta inconcebible aseveración<br />

del Dr. Pildain: “A estas preguntas<br />

yo respondería con un rotundo NO, pues<br />

considero a Unamuno hereje máximo y<br />

maestro de herejías`” 2 .<br />

16<br />

1. Antonio Colinas, «Un hombre del 98», El Adelanto Bañezano, 3 de octubre de 1964, p. 2.<br />

2. «Cara abierta a Don Antonio Colinas sobre Unamuno», ob. cit., 17 de octubre de 1964, p. 2.

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