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06. En la Arena Estelar

En la arena estelar, publicada por primera vez en 1951, con el título original de The Stars, Like Dust (Las estrellas, como polvo) es una novela de ciencia ficción de Isaac Asimov. Su título alude al polvo interestelar que impide la visión de las estrellas en la Nebulosa Cabeza de Caballo, región de la Vía Láctea donde tiene lugar la mayor parte de la historia.

En la arena estelar, publicada por primera vez en 1951, con el título original de The Stars, Like Dust (Las estrellas, como polvo) es una novela de ciencia ficción de Isaac Asimov. Su título alude al polvo interestelar que impide la visión de las estrellas en la Nebulosa Cabeza de Caballo, región de la Vía Láctea donde tiene lugar la mayor parte de la historia.

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ciencias perdidas, y siempre hay esas gentes que hacen un culto de primitivismo y dan<br />

atribuciones ridícu<strong>la</strong>s a <strong>la</strong>s civilizaciones prehistóricas de <strong>la</strong> Tierra.<br />

—Sin embargo —dijo Rizzet—. el ranchero era un hombre sensato. Nos dijo<br />

específicamente que era el documento más peligroso Que conocía. Recuerde sus<br />

pa<strong>la</strong>bras: puedo citar<strong>la</strong>s: «Es una cuestión de muerte para los tyrannios, y de muerte<br />

también para nosotros; pero representaría vida definitiva para <strong>la</strong> ga<strong>la</strong>xia».<br />

—El ranchero, como todos los seres humanos, pudo equivocarse.<br />

—Piense, señor, que no tenemos idea de <strong>la</strong> naturaleza de tal documento.<br />

Podrían, por ejemplo, ser <strong>la</strong>s notas de <strong>la</strong>boratorio de alguien, que no hubiesen sido<br />

nunca publicadas. Podría ser algo que se refiriese a una arma que los terrestres no<br />

hubiesen nunca reconocido como tal; algo que en apariencia no fuese una arma,<br />

—Tonterías. Usted es un militar, y debería saberlo. Si hay una ciencia que ha<br />

sido constantemente estudiada por el hombre, y con éxito, es <strong>la</strong> tecnología militar.<br />

Ninguna arma militar hubiese permanecido sin realizar durante diez mil años. Creo,<br />

Rizzet, que volveremos a Lingane.<br />

Rizzet se encogió de hombros. No estaba convencido.<br />

Ni mucho menos lo estaba Jonti. Había sido robado, y eso era importante.<br />

¡Había valido <strong>la</strong> pena robarlo! Alguien de <strong>la</strong> ga<strong>la</strong>xia lo tenía ahora.<br />

Involuntariamente se le ocurrió <strong>la</strong> idea de que quizá lo tuviesen los tyrannios. El<br />

ranchero había sido de lo más evasivo en esta cuestión. Ni siquiera había confiado<br />

suficientemente en el mismo Jonti. El ranchero había dicho que llevaba consigo <strong>la</strong><br />

muerte; no se podía utilizar sin que se convirtiese en una arma de dos filos. Los <strong>la</strong>bios<br />

de Jonti se cerraron con furia. ¡Aquel necio y sus estúpidas insinuaciones! Y ahora<br />

había caído en manos de los tyrannios.<br />

¿Qué sucedería si un hombre como Aratap estuviese ahora en posesión de tal<br />

secreto, como muy bien pudiera ser? Aratap. Era el único hombre, ahora que había<br />

desaparecido el ranchero, que seguía siendo imposible de predecir, el más peligroso de<br />

todos los tyrannios.<br />

Simok Aratap era un hombre pequeño; algo patizambo y de ojos estrechos.<br />

Tenía el aspecto rechoncho, y los gruesos miembros del tyrannio medio, pero a pesar<br />

de que se enfrentaba con un ejemp<strong>la</strong>r excepcionalmente robusto y bien muscu<strong>la</strong>do de<br />

los mundos dominados, era completamente dueño de si mismo. Era el heredero<br />

confiado (en <strong>la</strong> segunda generación) de aquellos que habían dejado sus ventosos y<br />

áridos mundos y se habían desparramado por el vacío para capturar y encadenar los<br />

populosos y ricos p<strong>la</strong>netas de <strong>la</strong>s Regiones Nebu<strong>la</strong>res.<br />

Su padre dirigió un escuadrón de pequeñas y rápidas naves que atacaban y<br />

desaparecían, y luego atacaban de nuevo, hasta aniqui<strong>la</strong>r a <strong>la</strong>s grandes y pesadas<br />

naves titánicas que se les habían opuesto.<br />

Los mundos de <strong>la</strong> Nebulosa habían combatido a <strong>la</strong> manera antigua, pero los<br />

tyrannios aprendieron una nueva forma. Cuando <strong>la</strong>s grandes y resp<strong>la</strong>ndecientes naves<br />

de <strong>la</strong>s armadas rivales intentaron combatir en solitario, se encontraron atacando al<br />

vacío y desperdiciando sus reservas de energía. Los tyrannios, en cambio,<br />

abandonando el uso de <strong>la</strong> fuerza por sí so<strong>la</strong>, acentuaron <strong>la</strong> velocidad y <strong>la</strong> cooperación,<br />

en tal forma que los Reinos rivales cayeron sucesivamente uno tras otro; cada uno de<br />

ellos había esperado (casi alegrándose de <strong>la</strong> derrota de sus vecinos), falsamente<br />

seguros tras <strong>la</strong>s defensas de sus naves de acero, hasta que les llegaba el turno.<br />

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