24.06.2015 Views

12. Fundación e Imperio

Fundación e Imperio es la segunda novela del Ciclo de Trántor escrita por el norteamericano Isaac Asimov en 1952. Es el segundo libro de la Trilogía original de la Fundación.

Fundación e Imperio es la segunda novela del Ciclo de Trántor escrita por el norteamericano Isaac Asimov en 1952. Es el segundo libro de la Trilogía original de la Fundación.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

11. LOS NOVIOS<br />

EL MULO - «El Mulo» es el menos conocido de todos los personajes de comparativa<br />

importancia para la historia galáctica. Se ignora su verdadero nombre, y su vida anterior<br />

es mera conjetura. Incluso el período de su mayor renombre nos es conocido principalmente<br />

a través de los ojos de sus antagonistas, y, sobre todo, a través de los de<br />

una joven recién casada...<br />

Enciclopedia Galáctica<br />

La primera visión que tuvo Bayta de Haven no fue nada espectacular. Su marido se la<br />

señaló: una estrella opaca perdida en el vacío del borde de la Galaxia. Estaba más allá<br />

de los últimos y escasos grupos de estrellas, donde brillaban, solitarios, algunos puntos<br />

de luz. Incluso entre ellos se la veía pequeña e insignificante.<br />

Toran se daba perfecta cuenta de que, como preludio de su vida matrimonial, la Enana<br />

Roja carecía de cualidades impresionantes, y apretó los labios con timidez.<br />

-Lo sé, Bay..., no es exactamente un cambio agradable, ¿verdad? Me refiero a esto,<br />

después de la <strong>Fundación</strong>.<br />

-Es un cambio horrible, Toran. Nunca debí casarme contigo.<br />

El rostro de él se nubló momentáneamente, antes de que pudiera disimularlo, y ella le<br />

dijo con su especial tono maternal:<br />

-Anda, tonto. Ahora haz una mueca de disgusto y mírame como un patito moribundo<br />

antes de reclinar tu cabeza en mi hombro para que yo acaricie tus cabellos llenos de<br />

electricidad estática. Buscabas una mentira piadosa, ¿verdad? Esperabas que yo te<br />

dijera: «¡Contigo seré feliz en cualquier parte, Toran!», o bien, «¡Las mismas<br />

profundidades interestelares serían mi hogar, amor mío, teniéndote a mi lado!» Vamos,<br />

admítelo.<br />

Le apuntó con un dedo y lo retiró un instante antes de que él pudiera aprisionarlo con<br />

sus dientes. Toran contestó:<br />

-Si me rindo y admito que tienes razón, ¿prepararás la cena?<br />

Ella asintió, satisfecha. Horan sonrió, mirándola. Bayta no era excepcionalmente<br />

hermosa para los demás -él lo admitía-, aunque todos se volvían a mirarla. Tenía el<br />

cabello oscuro y brillante, pero era liso, y su boca un poco grande; en cambio, sus<br />

espesas y bien dibujadas cejas separaban la frente blanca y tersa de unos ojos cálidos,<br />

color caoba, eternamente risueños.<br />

Y tras una actitud firme y bien definida basada en ideas prácticas y nada románticas<br />

sobre la vida, se ocultaba un fondo de suavidad que nunca se daba a conocer si se<br />

buscaba, pero que se encontraba si se empleaba el tacto y no se daba la impresión de<br />

perseguirla.<br />

Toran ajustó innecesariamente ?os controles y decidió descansar. Quedaba un salto<br />

interestelar y luego varios milimicroparsecs «en línea recta» antes de que fuera<br />

necesario el control manual. Se inclinó hacia atrás para mirar hacía el pañol de víveres,<br />

donde Bayta elegía los recipientes apropiados.<br />

Había un poco de presunción en su actitud hacia Bayta; la satisfacción que indica el<br />

triunfo de alguien que ha estado al borde del complejo de inferioridad durante tres años.<br />

Al fin y al cabo, era provinciano, y no sólo eso, sino hijo de un comerciante renegado. Y<br />

ella procedía de la misma <strong>Fundación</strong>; y aún más: su linaje se remontaba a Mallow.<br />

Pero tras aquella presunción existía un pequeño temor. Llevarla a Haven, mundo rocoso<br />

y con ciudades cavernosas, ya era malo de por sí; pero enfrentarla a la tradicional<br />

hostilidad de los comerciantes contra la <strong>Fundación</strong> -del nómada contra el ciudadano- era<br />

todavía peor.<br />

Pese a ello... después de la cena, ¡el último salto! Haven era un rabioso fulgor carmesí, y<br />

el segundo planeta una tosca mancha de luz de bordes nebulosos y un semicírculo de<br />

oscuridad. Bayta se inclinó sobre la gran mesa visora en cuyos retículos se veía Haven II<br />

limpiamente centrado. Dijo gravemente:<br />

-Me gustaría haber conocido antes a tu padre. Si no le resulto simpática...<br />

49

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!