ANA MARÍA PEPPINO BARALEjoven no practicaba”. (p. 186) Adelia, porsu parte, quería ser enterrada en una delas iglesias que ella había construido yse topaba con la prohibición establecidade tiempo atrás para tales actos. Terminadala merienda, Evita sonriente le entrególa ansiada autorización. En respuesta, LaMarquesa del Papa pidió a Ramón quealcanzara un sobre dispuesto en unaconsola cercana, era “un papel alargado,con una cifra de varios ceros y la firma conla letra rotunda, alta y aserrada de Adelia”.(p. 187) Eva lo recibió, lo abrió y comentógozosa: “Serán para la fundación”. 7El joven y ceremonioso Ramón acompañoa la salida a la pareja presidencial, lepareció que “había despedido a la historiamisma”. (p. 187) Y así era, puesto que larancia estirpe debió ceder su puesto a lasarrolladoras acciones del dúo Perón/Evita.La anciana dama dejó clara en su testamentola decisión de transformar El Duraznoen la Escuela Agrícola “AmbrosioOlmos” bajo la conducción de la ordensalesiana. De hecho, Dillon comienza labiografía de la singular mujer relatando suvisita al casco de 171 hectáreas que actualmenteha sido renovado, con su “iglesiade postal europea” y los amplios jardinesy pérgolas que seguro recuerdan elpaso de Ambrosio Olmos y Adelia MaríaHarilaos, y de las numerosas y encumbradasvisitas que acompañaron a la viuda.7La Fundación Eva Perón, funcionó desde 1948hasta el golpe de estado en 1955 que derrocó elgobierno de Perón. Su obra fue excepcional parala época: distribuía libros, alimentos, ropa, máquinasde coser, y juguetes para familias carenciadasdel país. Se encargó de construir grandescomplejos hospitalarios, casas para ancianos, paramadres solteras, para jóvenes provincianos quellegaban a la capital para continuar sus estudios.También brindó asistencia a otros países.El 15 de septiembre de 1949 se apagóla vida de Adelia, quien fue enterradacomo quería en la Iglesia del SagradoCorazón Eucarístico de Jesús, junto a latumba de su esposo.¿Sabría ella que elcadáver de Ambrosio Olmos no está dondese dice que está?, ya que su trágicofin fue encubierto por su cuñado HoracioHarilaos. Una simple lápida en las paredesde la iglesia recuerda a la pareja quelegó tantísimo dinero no sólo para su construcciónsino para otras muchas obrassimilares. Si bien ella hubiera querido unmausoleo como los que había visto en lostemplos europeos, “un túmulo románticode tiempos legendarios” como el de Felipeel Hermoso y Juana de Castilla. (p. 196)La lectura de esta obra no sólo ofrecela trayectoria de vida de una mujer y ladescripción de su clase social, sino quela inserta en un contexto histórico en elque se resalta la desigualdad que dio origenal encumbramiento de los menos yla pobreza y desesperanza de muchos.Sus páginas reflejan la mirada nada complacientede la autora quien, sin embargo,no deja de anotar las obras de unaAdelia María que trabajó incansablementepor aquello que su educación le signócomo posible y que supo romper con undestino amarrado a las decisiones de suhermano mayor y tomar las riendas deuna fortuna que la asfixiaba, para dedicarlaa fines que considero nobles. ¡Descanseen paz la Marquesa del Papa!•Ana María Peppino BaraleDepartamento de Humanidades, <strong>UAM</strong>-A.140 FUENTES HUMANÍSTICAS 39 MIRADA CRÍTICA
LOS MOVIMIENTOS OSCILANTES DE LA HISTORIOGRAFÍA CHILENADURANTE EL SIGLO XXPinto Vallejos, Julio y María Luna Argudín(Compiladores), Cien años de propuestasy combates. La historiografía chilena delsiglo XX, México, Universidad AutónomaMetropolitana, Unidad Azcapotzalco,2006, 465 pp.El texto que reseño es una interesantepropuesta de difusión de las historiografíasnacionales del siglo XX que coordina,desde hace algunos años, la historiadoraMaría Luna Argudín en la <strong>UAM</strong>, unidadAzcapotzalco, y que tiene como finalidadresponder a la necesidad de divulgarentre el público mexicano en general, yen particular entre los estudiantes universitariosde las áreas de historia y cienciassociales (tanto de licenciatura como deposgrado), otras experiencias e interpretacioneshistóricas aparentemente ajenasal modelo elaborado en México.El Dr. Julio Pinto Vallejos, destacado historiadorchileno, asumió el reto propuestopor María Luna Argudín. En una versiónpreliminar fue ofrecido, en junio del 2002,como un curso que se organizó para laMaestría en Historiografía de México dela <strong>UAM</strong>, para posteriormente, en el 2006con la introducción de algunas modificaciones,escribir dichas conferencias,brindando un balance de la historiografíaelaborada en su Chile durante el siglo XX,texto que está dedicado íntegramente ahacer un recorrido por las grandes corrienteso “líneas de tensión que este quehacerha exhibido en estos cien años”.Desde 1990, Julio Pinto, ha contribuidoa renovar los estudios de la historiografíasocial-popular. Específicamente ha centradosu agudeza analítica en las relacionespolíticas y socio-laborales del Norte Salitrero,en la formación de un ideario políticoen los obreros de la pampa y en laconfrontación de los proyectos históricospopulistas y revolucionarios durante la crisisde representación y legitimidad queenfrentó el sistema oligárquico-parlamentarioen Chile, durante los años 1900-1920.Junto con Gabriel Salazar, María AngélicaIllanes, Sergio Grez y Luis Ortega, hapuesto en marcha un revisionismo de lahistoriografía marxista que se desarrollóen Chile entre 1950 y 1973, además de lamaterialización de un proyecto teóricometodológicocristalizado en una agrupaciónvasta de historiadores que ha llevadoa cabo una serie de investigacionessobre la sociedad popular y sus proyectos141