Primeras Páginas de Piratas en El Callao - Alfaguara Infantil

–¡Bajen yao se quedancastigados en el ómnibus!–dijo la maestra.Los alumnos bajamos yformamos una fila. Fuimosrecibidos por un viejo oficial,que sería nuestro guía.

El guía ingresó a la fortalezaseguido por la maestra y portodos nosotros. Caminábamos en filaa través de los lúgubres pasadizos del torreón,iluminados por antorchas colgadas en lasparedes. Avanzamos lentamente y lasantorchas disminuían. En la penumbra,entramos a un laberinto.

Confundido, sin saberdónde estaba, me dicuenta de que me habíaapartado del grupo. Empecéa caminar a tientas porun pasadizo que se ibaangostando y oscureciendocada vez más, hasta que ya noveía casi nada. Iba con los brazosestirados, tocando arriba, abajo ya los lados. Daba pasos muy cortospor si tropezaba con una escalera.En eso, me encontré con una piedraque sobresalía de la pared.Me colgué de ella y no pasó nada,pero cuando la jalé todo seestremeció. Retrocedí y...

Se abrió el piso a mis espaldas y caí por el hueco. Caí y caí...Sólo veía una luz al fondo. Caí primero rápidamente y luego más despacioy más despacio hasta que, creo, quedé dormido mientras caía…¡Señor, se leesta cayendo un moco!Y nada… Fue así como comprobéque era invisible.

Desperté en unaplaya, donde había unahilera de casas viejas.Algo aturdido, me levanté y,de pronto, descubrí en el mar, frentea mí, un maravilloso barco conmuchas velas. Quedéboquiabierto.

Súbitamente sonó un cañonazoy aparecieron muchas personasvestidas a la antigua, corriendoy gritando desesperadas:–¡Piratas! ¡Los holandeses estánen la bahía! ¡Sálvese quienpueda! ¡Hay que ir al fuerte!¡Dios nos ampare!¡Los holandeses!