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Meningitis Bacteriana.pdf - Centro de Información de Actividades ...

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<strong>Meningitis</strong> <strong>Bacteriana</strong>: Enfermedad <strong>de</strong> GlässerLa enfermedad <strong>de</strong>scrita por Glässer en 1910, cuyo agente etiológico es Haemophilus parasuis, hasido diagnosticada prácticamente en todo el mundo y representa en la actualidad uno <strong>de</strong> losprincipales problemas emergentes <strong>de</strong>l ganado porcino. El cerdo es el único hospedador <strong>de</strong> estabacteria, que presenta como hábitat habitual las fosas nasales. H. parasuis se transmite porcontacto directo entre los animales a través <strong>de</strong> la vía aerógena.La enfermedad <strong>de</strong> Glässer se manifiesta <strong>de</strong> forma esporádica, asociada al estrés y en relación conanimales jóvenes, especialmente a los dos meses <strong>de</strong> vida. Su prevalencia se ha incrementadodurante los últimos años <strong>de</strong> forma espectacular, asociada al incremento <strong>de</strong>l síndrome respiratorioy reproductor porcino (PRRS).INTRODUCCIÓNEn la mo<strong>de</strong>rna industria porcina, algunos procesos <strong>de</strong> origen bacteriano cursan con inflamación <strong>de</strong>las meninges. Especialmente, Streptococcus suis y Haemophilus parasuis son, por este or<strong>de</strong>n, lascausas principales. Otros microorganismos, como Escherichia coli, Actinobacilluspleuoropneumoniae Salmonella cholera suis pue<strong>de</strong>n ser aislados, ocasionalmente, <strong>de</strong>l mismolugar.Se consi<strong>de</strong>ra, en la actualidad, uno <strong>de</strong> los problemas emergentes porcinos <strong>de</strong> mayor interéseconómico y científico, asociado a <strong>de</strong>terminadas prácticas <strong>de</strong> manejo ligadas a explotacionescalificadas como "excelentes" <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista sanitario, incluyendo explotaciones SPF(libres <strong>de</strong> patógenos específicos) o, simplemente, <strong>de</strong> alto estatus sanitario. En este tipo <strong>de</strong> granjasla enfermedad aparece <strong>de</strong> forma fulminante, con muertes súbitas que, en ocasiones, adquierenniveles preocupantes. Probablemente, la coinci<strong>de</strong>ncia con nuevos síndromes respiratorios en losque se implican otras bacterias o virus ha contribuido <strong>de</strong> modo <strong>de</strong>cisivo al incremento <strong>de</strong> laprevalencia y gravedad <strong>de</strong> la enfermedad.Fué <strong>de</strong>scrita en 1910 por Glässer como una inflamación fibrinosa <strong>de</strong> las articulaciones <strong>de</strong> cerdosjóvenes, en los tres primeros meses <strong>de</strong> vida, asociada a situaciones <strong>de</strong> estrés (traslados y cambiosen el manejo), que cursaba con alta mortalidad. Hjärre y Wramby (1943) (citados por Rapp-Gabrielson, 1999) i<strong>de</strong>ntificaron el agente como H a e m o p h i l u s suis. Durante años se pensóen la implicación conjunta <strong>de</strong> Mycoplasma hyorhinis y Haemophilus suis, pero en 1962 Switzerreprodujo la enfermedad mediante la inoculación intranasal <strong>de</strong> cepas <strong>de</strong> Haemophilus suis aisladas<strong>de</strong> animales enfermos con procesos típicos en la meningitis porcina causada por Haemophilusparasuis.ETIOLOGÍAHaemophilus parasuis ha recibido a lo largo <strong>de</strong> los años diversas <strong>de</strong>nominaciones. Como se haseñalado ya, fue i<strong>de</strong>ntificado inicialmente como Haemophilus suis y como Haemophilus influenzasuis por Lecce en 1960. Las investigaciones <strong>de</strong> Biberstein y White (1969) y <strong>de</strong> Kilian (1976)justificaron el cambio <strong>de</strong> <strong>de</strong>nominación a H. parasuis, al observar su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l factor X <strong>de</strong>coagulación <strong>de</strong> la sangre (hemina u otras porfirinas). La posición taxonómica <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la familiaPasteurellaceae es aún incierta, <strong>de</strong>bido a la falta <strong>de</strong> homología a nivel <strong>de</strong>l ADN con otras bacterias<strong>de</strong>l género Haemophilus (Morozumi et al., 1986). Aunque fenotípicamente las cepas clasificadascomo H. para s u i s suelen ser homogéneas (Kilian, 1976), se ha observado una consi<strong>de</strong>rableheterogeneidad interna <strong>de</strong> la especie, con dos tipos <strong>de</strong> cepas agrupadas en torno a las <strong>de</strong>referencia, <strong>de</strong> los serotipos 4 y 5 respectivamente (Dewhirst et al., 1992).


Fig. 1.- Morfología microscópica <strong>de</strong> Haemophilus paras u i s. Microscopio óptico (x100). Tinción <strong>de</strong>Gram.Microscópicamente, son pequeños bacilos o cocobacilos pleomórficos (incluso ca<strong>de</strong>nasfilamentosas), <strong>de</strong> longitud variable, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1 a 7 mm <strong>de</strong> largo y 0,2 a 2 mm <strong>de</strong> ancho,gramnegativos (fig. 1), que manifiestan la presencia <strong>de</strong> cápsula en cultivos in vitro y que precisan<strong>de</strong>l factor V <strong>de</strong> coagulación <strong>de</strong> la sangre (NAD) para su crecimiento. La <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> este factorse resuelve mediante la adición directa <strong>de</strong> NAD (0,025%) a los medios <strong>de</strong> cultivo, enformulaciones que incorporan sangre calentada (ágar chocolate) o mediante el satelitismoalre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> colonias <strong>de</strong> Staphylococcus aureus o S. epi<strong>de</strong>rmidis. Al cabo <strong>de</strong> 2448 horas a 37°C,en atmósfera aerobia o mejor en microaerofilia (en aislamientos primarios, fundamentalmente),dan lugar a colonias pequeñas, <strong>de</strong> 12 mm <strong>de</strong> diámetro, traslúcidas y no hemolíticas (en ágar con5% <strong>de</strong> sangre <strong>de</strong> caballo).Poseen actividad catalasa, oxidasa y reducen los nitratos a nitritos. Carecen, sin embargo, <strong>de</strong>actividad ureasa; no producen indol ni <strong>de</strong>scarboxilan la ornitina, lisina y arginina. Producen ácido<strong>de</strong> la glucosa, manosa, maltosa y sacarosa, pero son negativos sobre la xilosa, lactosa, manitol,ramnosa y arabinosa. Existen variaciones, <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> la cepa, respecto <strong>de</strong> la producción <strong>de</strong>ácido <strong>de</strong>l inositol y <strong>de</strong>l sulfuro <strong>de</strong> hidrógeno; en cualquier caso, la limitación <strong>de</strong> los estudiosmetabólicos resi<strong>de</strong> en la dificultad <strong>de</strong> diferenciar entre cepas patógenas y apatógenas.Utilizando electroforesis en geles <strong>de</strong> poliacrilamida (SDS-PAGE) se han puesto <strong>de</strong> manifiesto dosperfiles o patrones proteicos diferentes <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> H . parasuis (Nicolet- et al., 1980; Morozumi yNicolet, 1986). La gran mayoría <strong>de</strong> las cepas que se aíslan <strong>de</strong> casos <strong>de</strong> enfermedad <strong>de</strong> Glässer sonmuy homogéneas y se integran <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l biotipo II, que se caracteriza por la presencia <strong>de</strong> unabanda <strong>de</strong> un peso molecular en torno a 37 kDa, aunque las diferencias <strong>de</strong> patogenicidad entrecepas son, realmente, muy marcadas, mientras que los aislados <strong>de</strong> fosas nasales <strong>de</strong> cerdos sanosse integran en el perfil I, que se caracteriza por la presencia <strong>de</strong> grupos <strong>de</strong> bandas con pesosmoleculares por encima <strong>de</strong> 68 kDa y entre 23 y 40 kDa. La relación <strong>de</strong> este procedimiento con elpo<strong>de</strong>r patógeno <strong>de</strong>l microorganismo no se encuentra, sin embargo, cuando se aplica un métodosimilar a las bacterias sonicadas, con el propósito <strong>de</strong> estudiar los perfiles <strong>de</strong> las proteínas <strong>de</strong>membrana externa (Rapp- et al., 1986), método por el que han llegado a diferenciarse hasta 18patrones distintos, lo que <strong>de</strong>muestra, en suma, una gran variedad interna <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la especie,que podría <strong>de</strong>parar reagrupaciones en los próximos años.En algunas cepas se han <strong>de</strong>mostrado estructuras filamentosas, semejantes a fimbrias, que sepier<strong>de</strong>n <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l subcultivo (Munch et al., 1992) y también una capa <strong>de</strong> glucocálix. Ambasestructuras permiten, en algunos patógenos, la adherencia a la superficie <strong>de</strong> las células epitelialesy la colonización consiguiente.SEROTIPOSLa existencia <strong>de</strong> serotipos fue i<strong>de</strong>ntificada, en primer lugar, por Bakos et al., en 1952 (citados porRapp-Gabrielson, 1999), cuyo primitivo esquema <strong>de</strong> clasificación reconocía los serotipos A a Dmediante una prueba <strong>de</strong> precipitación. Este esquema original se transformó por el progresivoincremento <strong>de</strong>l número <strong>de</strong> serotipos <strong>de</strong>mostrado por diversos investigadores (Schimmel et al.,1985; Morozumi y Nicolet, 1986; Kielstein et al., 1991). En cualquier caso, es <strong>de</strong>stacable laheterogeneidad antigénica <strong>de</strong> este microorganismo, que origina no pocos problemas para suclasificación.En la actualidad se reconocen un total <strong>de</strong> 15 serotipos (1 al 15) (Kielstein y Rapp-Gabrielson,1992), basados en una técnica <strong>de</strong> inmunodifusión con antisueros específicos producidos en conejo,originalmente <strong>de</strong>scrita por Morozumi y Nicolet (1986) y validada recientemente (Rafiee y Blackall,2000). Consiste en la <strong>de</strong>tección <strong>de</strong> un antígeno polisacárido termoestable, resistente a laproteolisis enzimática, presumiblemente <strong>de</strong> origen capsular o lipopolisacárido (con todaprobabilidad un polisacárido ácido, aunque en algunas cepas no se excluye una composicióndiferente -Morozumi y Nicolet, 1986-). El uso <strong>de</strong> SDS-PAGE e immunoblotingcon anticuerposmonoclonales ha puesto <strong>de</strong> manifiesto la heterogeneidad <strong>de</strong>l L P S .Hay que <strong>de</strong>stacar, sin embargo, que un porcentaje elevado <strong>de</strong> cepas i<strong>de</strong>ntificadas como H.parasuis (en ocasiones, hasta el 30% e incluso más) no son tipificables, lo que pue<strong>de</strong> significartanto que algunos aislamientos no expresan suficiente cantidad <strong>de</strong> antígeno como que puedantratarse <strong>de</strong> otros serotipos aún por i<strong>de</strong>ntificar.No es un suceso infrecuente el que varias cepas o serotipos estén presentes en el mismo animal oen la misma explotación, como se ha <strong>de</strong>mostrado en varias ocasiones (Rapp-Gabrielson, 1992,1993).FACTORES DE VIRULENCIA


Se ha <strong>de</strong>mostrado una relación entre algunos serotipos y la virulencia, como se verá mása<strong>de</strong>lante, aunque ésta última se vea influida por otros factores, entre ellos, patrones específicos<strong>de</strong> proteínas. Sin embargo, estas observaciones no se ratifican cuando se repiten los experimentos<strong>de</strong> virulencia con diferentes cepas <strong>de</strong> un mismo serotipo. Es posible que la razón no sea otra quela falta <strong>de</strong> homogeneidad interna <strong>de</strong> los serotipos, en cuyo caso <strong>de</strong>bería hablarse <strong>de</strong> unaasociación <strong>de</strong> la virulencia con la cepa, más que con el serotipo, aunque tampoco pue<strong>de</strong>n<strong>de</strong>scartarse otras explicaciones.Poco se conoce, por el momento, sobre la razón <strong>de</strong> la virulencia <strong>de</strong> algunos serotipos <strong>de</strong> H.parasuis, que justificaría la morbilidad y mortalidad <strong>de</strong> algunos casos <strong>de</strong> enfermedad. Losserotipos 1, 5, 10, 12, 13 y 14 se asocian, por lo general, con casos agudos, capaces <strong>de</strong> producirla muerte <strong>de</strong>l animal en un periodo <strong>de</strong> cuatro días, mientras que los serotipos 2, 4 y 15<strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nan la forma crónica <strong>de</strong> la enfermedad, con graves lesiones <strong>de</strong> poliserositis y artritis. Elserotipo 8 se califica <strong>de</strong> virulencia ligera, mientras que los serotipos 3, 6, 7, 9 y 11 no serelacionan con signos clínicos (Kielstein y Rapp-Gabrielson, 1992).Determinados estudios, llevados a cabo con los siete primeros serotipos mediante la inoculaciónintratraqueal en cobaya (Rapp-Gabrielson et al., 1992), permitieron observar diferencias claras,pues mientras que los serotipos 1 y 5 fueron los más invasivos, ocasionando la muerte <strong>de</strong> losanimales a dosis altas (1,3 x 1010 UFC en el caso <strong>de</strong>l serotipo 1 y <strong>de</strong> 4,2 x 109 UFC en el <strong>de</strong>lserotipo 5) o una septicemia persistente a dosis más bajas (1,3 x 108 UFC en el caso <strong>de</strong>l serotipo1 y <strong>de</strong> 4,2 x 107 UFC en el <strong>de</strong>l serotipo 5), sin embargo, los serotipos 2 y 6 resultaron menosvirulentos, aunque en algunos casos también produjeron bronconeumonía y muerte; por otraparte, los serotipos 3, 4 y 7 solamente indujeron signos clínicos transitorios y lesiones mínimas.Estos datos ponen <strong>de</strong> manifiesto una cierta similitud con los resultados <strong>de</strong>scritos en el hospedadornatural, lo que indica su valor como mo<strong>de</strong>lo para estudios experimentales relacionados con lavirulencia.La capacidad para aglutinar en acriflavina así como el perfil <strong>de</strong> péptidos obtenido en SDS-PAGE(tipo II) (Morozumi y Nicolet, 1986) permite sugerir una cierta asociación con estructurasrelacionadas con la virulencia, por el momento sin <strong>de</strong>finir.Las diferencias <strong>de</strong> patogenicidad en H. parasuis se han asociado también a la presencia <strong>de</strong> cápsulay a la <strong>de</strong> proteínas <strong>de</strong> membrana externa. La presencia <strong>de</strong> proteínas receptoras <strong>de</strong> hierro yreguladas por este elemento ha sido objeto <strong>de</strong> controversia por parte <strong>de</strong> los microbiólogos. Mortony Williams (1989) <strong>de</strong>tectaron la producción <strong>de</strong> si<strong>de</strong>róforos, atribuyéndoles la captación <strong>de</strong> hierro apartir <strong>de</strong> la transferrina, lo que posteriormente se <strong>de</strong>mostró erróneo: los propios autorescuestionaban la coherencia <strong>de</strong> su observación. Charland et al., (1995) obtuvieron las primerasevi<strong>de</strong>ncias concluyentes <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> proteínas receptoras <strong>de</strong> transferrina sérica porcina:trabajando con dos cepas <strong>de</strong> H. parasuis comprobaron que estos microorganismos adquirían hierrounido a transferrina porcina (pero no bovina, ni lactoferrina) por un mecanismo in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>si<strong>de</strong>róforos, en el que se implicaban, según la cepa, uno o dos polipéptidos, <strong>de</strong> 96 kDa y <strong>de</strong> 94 y60 kDa, respectivamente, a quienes responsabilizaban la condición <strong>de</strong> receptores <strong>de</strong> latransferrina. La cuestión, hasta la fecha abierta, ha sido recientemente resuelta por nuestro grupo,pues utilizando sondas específicas hemos clonado y secuenciado los genes tbpA y tbpB,<strong>de</strong>mostrando así, <strong>de</strong> forma directa, la existencia <strong>de</strong> proteínas <strong>de</strong> captación <strong>de</strong> hierro en estaespecie (t b p A y t b p B) (De la Puente et al., 2000).La explicación más probable supone, por tanto, que H. parasuis, que como otros microorganismosnecesita para su crecimiento pequeñísimas concentraciones <strong>de</strong> hierro (<strong>de</strong> 0,4 a 4 µM) (Finkelsteinet al., 1983), dispone <strong>de</strong> la doble capacidad <strong>de</strong> captar hierro tanto mediante si<strong>de</strong>róforos comomediante proteínas t b p. Estas proteínas posiblemente <strong>de</strong>sempeñen un papel <strong>de</strong>cisivo en elmantenimiento <strong>de</strong> la infección en el hospedador natural, pues en él la presencia <strong>de</strong> hierro libredisponible en los fluidos corporales pue<strong>de</strong> alcanzar valores tan bajos como 10 1 8 M o tiene lugaren condiciones inaccesibles <strong>de</strong> forma directa, formando complejos con otras moléculas o unido aproteínas transportadoras (transferrina o lactoferrina) (Bullen, 1981).Aunque se han <strong>de</strong>scrito estructuras semejantes a fimbrias, su papel en la adhesión aún no ha sido<strong>de</strong>finido <strong>de</strong> forma concluyente (Münch et al., 1992) y respecto <strong>de</strong>l LPS, hasta la fecha suspatrones moleculares no se han asociado tampoco con la virulencia (Zucker et al., 1996).Recientemente, Lictensteiger y Vimr (1997) se han referido a la <strong>de</strong>tección <strong>de</strong> una enzima,neuraminidasa (sialidasa), cuya presencia se hace evi<strong>de</strong>nte al final <strong>de</strong> la fase <strong>de</strong> crecimientologarítmico, que se asocia a las células y que no requiere Ca++ para su actividad. Su función en labiología <strong>de</strong> H. parasuis p o d r í a estar relacionada con la supervivencia intracelular.EPIDEMIOLOGÍAComo en el caso <strong>de</strong> algunos otros patógenos porcinos, el cerdo es el hospedador exclusivo <strong>de</strong> H.parasuis, <strong>de</strong> cuyas fosas nasales se recupera, en ocasiones sin relación con cuadro clínico alguno,


hasta el punto <strong>de</strong> representar una <strong>de</strong> las especies bacterianas más prevalentes en el caso <strong>de</strong>lechones <strong>de</strong> una semana <strong>de</strong> edad, a los que, a<strong>de</strong>más, colonizan precozmente (Kott, 1983). En elcaso <strong>de</strong>l pulmón, el aislamiento <strong>de</strong> H . parasuis tiene lugar, <strong>de</strong> ordinario, a partir <strong>de</strong> cuadrosneumónicos.Fig. 2.- Enfermedad <strong>de</strong> Glässer: peritonitis fibrinosa.Fig. 3.- Enfermedad <strong>de</strong> Glässer: líquido seroso y <strong>de</strong>pósitos <strong>de</strong> fibrina en la cavidad torácica.Fig. 4.- Enfermedad <strong>de</strong> Glässer: líquido seroso en la articulación coxofemoral.


Fig. 5.- Enfermedad <strong>de</strong> Glässer: forma respiratoria. Aspecto pulmonar.La enfermedad <strong>de</strong> Glässer ha sido consi<strong>de</strong>rada, tradicionalmente, una enfermedad esporádicaasociada al estrés, característica <strong>de</strong> los animales jóvenes, <strong>de</strong> entre dos semanas y cuatro meses<strong>de</strong> edad, con especial inci<strong>de</strong>ncia alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> los dos meses <strong>de</strong> vida. El problema surge, sinembargo, en explotaciones <strong>de</strong> animales SPF o con altos estándares sanitarios, en don<strong>de</strong> laintroducción <strong>de</strong> H. parasuis pue<strong>de</strong> ser causa <strong>de</strong> un proceso generalizado, con altas tasas <strong>de</strong>morbilidad y mortalidad, capaz <strong>de</strong> afectar a animales <strong>de</strong> cualquier edad y en cualquier fase <strong>de</strong>producción.El problema <strong>de</strong> la infección por H . p a r a s u i s es particularmente problemático sobre el aparatorespiratorio. Como se ha repetido ya, la presencia <strong>de</strong> H. parasuis en las fosas nasales, a las quecoloniza, no implica la existencia <strong>de</strong> un proceso morboso y, por lo general, tiene lugar en animalesprotegidos inmunitariamente. En el caso <strong>de</strong>l pulmón se comporta, habitualmente, como un invasorsecundario, oportunista, que produce enfermedad asociado con otros agentes bacterianos(Actinobacillus pleuropneumoniae, Mycoplasma hyopneumoniae, M. hyorhinis) o víricos (virus <strong>de</strong>la enfermedad <strong>de</strong> Aujeszky, virus <strong>de</strong>l PRRS, virus influenza, coronavirus porcinos, etc.) ocoincidiendo con una falta <strong>de</strong> inmunidad protectora específica, lo que da lugar a lesionespulmonares que recuerdan las <strong>de</strong> la neumonía enzoótica. Ocasionalmente se ha podido <strong>de</strong>mostrarsu condición <strong>de</strong> agente etiológico respiratorio primario, especialmente en casos <strong>de</strong>bronconeumonía fibrinosupurativa. En cualquier caso, parece claro que el tracto respiratorio actúacomo puerta <strong>de</strong> entrada <strong>de</strong>l microorganismo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el que en ocasiones se produce la infecciónsistemática generalizada y, por tanto, la enfermedad clínica.El potencial patógeno <strong>de</strong> H. parasuis constituye también un factor importante que condiciona lagravedad y progresión <strong>de</strong> la enfermedad sistémica. Se han <strong>de</strong>scrito asociaciones entre casos <strong>de</strong>poliserositis y <strong>de</strong>terminados serotipos y recientemente se han <strong>de</strong>mostrado diferencias en lavirulencia <strong>de</strong> sus serotipos mediante la inoculación <strong>de</strong> cerdos SPF o CDCD (obtenidos por cesáreay privados <strong>de</strong> calostro), observándose un gradiente que oscila <strong>de</strong>s<strong>de</strong> alta virulencia hastaavirulencia. Parece seguro, sin embargo, que a la virulencia potencial <strong>de</strong> las cepas pue<strong>de</strong>ncontribuir otros factores (Rapp-Gabrielson et al., 1992).La enfermedad <strong>de</strong> Glässer constituye hoy en día uno <strong>de</strong> los problemas más graves <strong>de</strong> lasexplotaciones porcinas, en particular cuando se llevan a cabo mezclas <strong>de</strong> animales proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>diferentes explotaciones o coincidiendo con la entrada <strong>de</strong> nuevos lotes <strong>de</strong> animales. La prevalencia<strong>de</strong> la enfermedad ha aumentado consi<strong>de</strong>rablemente durante los últimos años, especialmente comoconsecuencia <strong>de</strong> la situación epizootiológica <strong>de</strong>l síndrome respiratorio y reproductor porcino(PRRS), al que suele acompañar. En estas condiciones, la mortalidad por la enfermedad pue<strong>de</strong>llegar a alcanzar valores <strong>de</strong> hasta el 50% y superiores.


Como se ha señalado, la enfermedad suele presentarse en animales <strong>de</strong> entre uno y cuatro meses<strong>de</strong> edad y con más frecuencia entre las cinco y ocho semanas, aunque en granjas <strong>de</strong> altosestándares sanitarios cualquier edad pue<strong>de</strong> verse afectada, aun sin la habitual concurrencia <strong>de</strong>situaciones <strong>de</strong> estrés.La enfermedad ha sido diagnosticada prácticamente en todo el mundo. En América <strong>de</strong>l Norte,Australia y Japón los serotipos más frecuentes son el 4, 5 y 13 (Blackall et al., 1995, 1996;Morikoshi et al., 1990; Rapp-Gabrielson y Gabrielson, 1992), situación que coinci<strong>de</strong> también conlas observaciones realizadas en Alemania (Kielstein y Rapp-Gabrielson, 1992); en España seincorpora, a<strong>de</strong>más, el serotipo 2 con cierta importancia (Rúbies et al., 1999). En cualquier caso,parece <strong>de</strong>ducirse que coinci<strong>de</strong> la mayor prevalencia con los serotipos más virulentos.El conocimiento directo o indirecto <strong>de</strong> la inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la enfermedad en una zona o región enparticular proce<strong>de</strong>, por lo general, <strong>de</strong> los estudios <strong>de</strong> aislamiento y tipificación <strong>de</strong> los serotipos, asícomo <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> los anticuerpos específicos, a partir <strong>de</strong> las muestras obtenidas directamenteen las explotaciones porcinas o <strong>de</strong> las recogidas en mata<strong>de</strong>ro. Los primeros han puesto <strong>de</strong>manifiesto que el nivel <strong>de</strong> portadores nasales en muchas granjas pue<strong>de</strong> llegar al 32% <strong>de</strong> losanimales, aunque la gran mayoría correspondan a serotipos avirulentos (Kruger et al., -citados porSegales, 1996-). Los estudios en el mata<strong>de</strong>ro han ofrecido informaciones similares (30%),mientras que los aislamientos <strong>de</strong> pulmón o tonsilas representan niveles muy bajos (12%). En loque se refiere a los datos serológicos, se observa que entre el 40 y el 85% <strong>de</strong> los animalessacrificados en el mata<strong>de</strong>ro son positivos serológicamente, aunque su relación con el aislamientoes muy baja, pues solo uno <strong>de</strong> cada tres resulta positivo en este último (Moller et al., 1993).H. parasuis se transmite <strong>de</strong> modo directo, por contacto entre los animales enfermos y los sanos através <strong>de</strong> la vía aerógena, aunque la capacidad <strong>de</strong> difusión parece que pue<strong>de</strong> alcanzar algunadistancia vehiculado por el aire. La infección <strong>de</strong> una granja sin contacto previo con el agentesupone el comienzo <strong>de</strong> un brote, por lo general en forma aguda, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un periodo <strong>de</strong>incubación <strong>de</strong> 14 días aproximadamente, con muertes súbitas, mientras que los casos <strong>de</strong>rivados<strong>de</strong> reinfecciones posteriores ya manifiestan el cuadro clínico típico <strong>de</strong> la enfermedad <strong>de</strong> Glässer.Cuando a este tipo <strong>de</strong> granjas ya infectadas acce<strong>de</strong>n animales proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> otras <strong>de</strong> altasanidad, solo éstos <strong>de</strong>sarrollan la enfermedad.Fig. 6.- Colonias <strong>de</strong> Haemophilus parasuis sobre agar PPLO.


Fig. 7.- Diversas especies <strong>de</strong> la familia Pasteurellaceae, <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> NAD. Crecimientos sobreágar TSA al que se han incorporado discos impregnados con el citado factor. Obsérvese lain<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l NAD en el caso <strong>de</strong> Actinobacillus suis.Fig. 8.- Termociclador empleado en la técnica <strong>de</strong> PCR.


Fig. 9.- Técnica PCR para la <strong>de</strong>tección <strong>de</strong> Haemophilus parasuis basada en la amplificación <strong>de</strong> losgenes t b p.PATOGÉNESISLos datos disponibles sobre la patogénesis <strong>de</strong>l proceso proce<strong>de</strong>n, por lo general, <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>losexperimentales <strong>de</strong> infección, casi siempre cerdos CDCD inoculados intranasalmente con cepasvirulentas <strong>de</strong> H. parasuis. En estas condiciones, a las 12 horas <strong>de</strong> la inoculación se aísla el agente<strong>de</strong> la cavidad nasal y <strong>de</strong> la tráquea, mientras que a las 36 horas ya se recupera <strong>de</strong> la sangre.Entre las 36 y 108 horas posteriores se recupera con carácter sistémico. Mediante procedimientosinmunohistoquímicos y por microscopia electrónica se ha comprobado la colonización precoz <strong>de</strong> laporción media y caudal <strong>de</strong> la cavidad nasal y <strong>de</strong> la tráquea, que se asocia con rinitis purulenta,pérdida <strong>de</strong> cilios y dilatación <strong>de</strong> las células <strong>de</strong> la mucosa nasal y traqueal. H. parasuis colonizapreferentemente la cavidad nasal y la tráquea, pero no las tonsilas (al contrario que A.pleuropneumoniae), lo que se relaciona con la capacidad para aislar este microorganismo <strong>de</strong> lasfosas nasales pero no <strong>de</strong> las tonsilas o <strong>de</strong> los pulmones sanos, a partir <strong>de</strong> las muestras <strong>de</strong> cerdosen el mata<strong>de</strong>ro (Moller et al., 1993). Contrariamente, mediante inmunohistoquímica y microscopiaelectrónica se ha <strong>de</strong>scrito la presencia <strong>de</strong> antígeno en las tonsilas, pero no en la cavidad nasal(Amano et al., 1994).El daño en la mucosa nasal facilita la invasión <strong>de</strong> H. parasuis. En cualquier caso, como ya se haindicado, se <strong>de</strong>sconocen los factores que se implican en la infección sistémica, aunque resulta muy<strong>de</strong>stacable la virulencia <strong>de</strong> algunas cepas, capaces <strong>de</strong> producir enfermedad generalizada y muerteen cerdos CDCD con tan solo 100 UFC inoculadas por vía intranasal. En los animales sometidos aestas condiciones, la bacteriemia resulta ya evi<strong>de</strong>nte en las primeras etapas <strong>de</strong> la infección.Utilizando animales que no habían mantenido contacto previo con el microorganismo (SPF, CDCDo proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> <strong>de</strong>stete precoz medicado) ha sido posible reproducir la enfermedad medianteinoculación <strong>de</strong> H. parasuis por distintas vías (intranasal, intratraqueal, intraperitoneal eintravenosa), comprobándose una cierta relación entre la dosis y la vía <strong>de</strong> inoculación utilizadarespecto <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> lesiones encontradas y su extensión. Con carácter general, las inoculacionesintranasal o intratraqueal dieron lugar a los cuadros respiratorios con afectación <strong>de</strong>l pulmón (fig.1).CUADRO CLÍNICOEn la nave infectada, los signos que se manifiestan incluyen fiebre y apatía, seguidos <strong>de</strong>inapetencia y anorexia. Los primeros signos pue<strong>de</strong>n presentar tos, disnea, pérdida <strong>de</strong> peso,cojeras y enrojecimientos. Pue<strong>de</strong>n apreciarse, igualmente, manifestaciones <strong>de</strong> dolor al caminar,hinchazón <strong>de</strong> las articulaciones, cojera, escalofríos y temblores, así como incoordinación, cianosis,reclinación y, por último, pue<strong>de</strong> sobrevenir la muerte <strong>de</strong>l animal. Son visibles secuelas <strong>de</strong> losprocesos agudos, tanto en las hembras reproductoras (en forma <strong>de</strong> abortos y cojeras crónicas)como en los verracos o en los animales en crecimiento, en los que pue<strong>de</strong> ser manifiesta unamenor tasa <strong>de</strong> engor<strong>de</strong> (Rapp-Gabrielson, 1999).El cuadro clínico <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la localización <strong>de</strong> las lesiones inflamatorias. Según esto, Hoeffling(1994) <strong>de</strong>scribe cuatro formas clínicas: la enfermedad <strong>de</strong> Glässer propiamente dicha o poliserositisfibrinosa, la septicemia (sin lesiones <strong>de</strong> poliserositis), la miositis aguda (en los músculosmaseteros) y la enfermedad respiratoria.


Las lesiones macroscópicas primarias consisten en la presencia <strong>de</strong> un exudado serofibrinoso ofibrinopurulento en las superficies mucosas, <strong>de</strong> forma localizada o en presencia múltiple,incluyendo el peritoneo, el pericardio y la pleura, así como las superficies articulares (figs. 2, 3 y4), particularmente en el carpo y tarso. La presencia <strong>de</strong> neumonía no es un suceso habitual,incluso aunque el microorganismo haya sido aislado <strong>de</strong> los pulmones. Según algunos autores, lasdiferencias en la capacidad para producir neumonía (fig. 5) pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>berse a las diferencias en elmodo <strong>de</strong> infección, en las dosis infectantes y en el potencial patógeno <strong>de</strong> las cepas implicadas, almenos según se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> los datos <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> infecciones experimentales: por ejemplo, losserotipos 1, 4 y 5 no se distinguen por su capacidad para producir neumonía (Amano et al., 1994).Ocasionalmente se han <strong>de</strong>scrito, también, fascitis, miositis y rinitis purulenta.En los casos septicémicos se observa la presencia <strong>de</strong> petequias y equimosis en el hígado, riñón ymeninges, <strong>de</strong>tectándose también altos niveles <strong>de</strong> endotoxinas en el plasma, así como trombos <strong>de</strong>fibrina en muchos órganos (Amano et al., 1994). La replicación subsiguiente <strong>de</strong>l microorganismoen las superficies serosas produce las poliserositis, poliartritis y meningitis que se observan en loscasos <strong>de</strong> campo típicos. Con menor frecuencia, pue<strong>de</strong> observarse un proceso septicémico agudoque incluye cianosis, e<strong>de</strong>ma subcutáneo y pulmonar y muerte, todo ello en ausencia <strong>de</strong> los típicossignos inflamatorios <strong>de</strong> las mucosas.Las meninges son una <strong>de</strong> las localizaciones <strong>de</strong> inflamación más frecuentes <strong>de</strong> la enfermedadllegando, en ocasiones, a presentarse en el 80% <strong>de</strong> los animales enfermos. En los casos muygraves pue<strong>de</strong> apreciarse meningitis, opacidad <strong>de</strong> las membranas <strong>de</strong>l cerebro (región occipital) ycerebelo. Habitualmente se produce un aumento <strong>de</strong>l líquido cefalorraquí<strong>de</strong>o, que presenta unaspecto lechoso <strong>de</strong>bido a la abundancia <strong>de</strong> glóbulos blancos. Ocasionalmente, se ha <strong>de</strong>scritomeningoencefalitis trombótica, con <strong>de</strong>pósitos <strong>de</strong> fibrina en meninges y vasos sanguíneos y, otrasveces, e<strong>de</strong>ma mo<strong>de</strong>rado (Segales, 1996). Asimismo, se ha <strong>de</strong>scrito una gran cantidad <strong>de</strong>neutrófilos y, en menor número, macrófagos.DIAGNÓSTICOGeneralmente, se basa en la historia clínica, síntomas, lesiones y otros datos epi<strong>de</strong>miológicos. Elaislamiento <strong>de</strong> H . p a r a s u i s en el laboratorio resulta necesario para la confirmación. Debido ala naturaleza "fastidiosa" <strong>de</strong> estas bacterias, su fragilidad y los complejos requerimientosnutritivos necesarios para su crecimiento, no siempre es posible realizar el aislamiento. A todo ellose suma que la presencia <strong>de</strong> otros microorganismos <strong>de</strong> más fácil supervivencia y recuperación enlas muestras clínicas, colabora a enmascarar la enfermedad, por lo que algunos autores hanestimado que la verda<strong>de</strong>ra tasa <strong>de</strong> inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la misma pue<strong>de</strong> llegar a ser hasta más <strong>de</strong> diezveces mayor que la que se <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> los datos <strong>de</strong> laboratorio.Los mejores resultados en este caso se obtienen cultivando material proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> variassuperficies serosas o <strong>de</strong> exudados, incluyendo líquido cerebroespinal y sangre <strong>de</strong>l corazón, auncuando no se observen lesiones; también se pue<strong>de</strong> utilizar líquido ascítico, torácico, pericárdico oarticular, hisopos nasales y traqueales, así como parénquima pulmonar. H. parasuis pue<strong>de</strong>recuperarse, asimismo, a partir <strong>de</strong> los fluidos contaminados si se utiliza un medio <strong>de</strong> transportea<strong>de</strong>cuado hasta su llegada al laboratorio (Mén<strong>de</strong>zTrigo y Trigo, 1996).Entre los medios <strong>de</strong> cultivo se recomienda el uso <strong>de</strong> un medio base para ágar sangre con un 5%<strong>de</strong> sangre <strong>de</strong> caballo <strong>de</strong>sfibrinada y triptosa, utilizando una estría <strong>de</strong> estafilococos para aportar elNAD necesario; se pue<strong>de</strong> utilizar también agar chocolate u otras opciones, como los medios PPLO(fig. 6), Levinthal o Gilbri<strong>de</strong> y Rosendal (tripticasa-soja enriquecida con suero <strong>de</strong> caballo, extracto<strong>de</strong> levadura y NAD, en las proporciones habituales; a<strong>de</strong>más, se pue<strong>de</strong> hacer selectivo añadiendolincomicina y bacitracina). Las condiciones <strong>de</strong> aislamiento precisan el cultivo durante 2448 horas a37°C en atmósfera microaerófila (5% <strong>de</strong> CO2 ). Los aislamientos han <strong>de</strong> diferenciarse <strong>de</strong> otrosmicroorganismos próximos <strong>de</strong> la familia Pasteurellaceae, también NAD-<strong>de</strong>pendientes (A.pleuropneumoniae, A. minor, Haemophilus taxón C, A. porcinus y A . i n d o l i c u s) (fig. 7),algunos <strong>de</strong> los cuales pue<strong>de</strong>n estar presentes en gran número en la cavidad nasal, en las tonsilaso en los pulmones aunque, con la excepción <strong>de</strong> A . p l e u r o p n e u m o n i a e, carecen <strong>de</strong>significado patogéno. Aun así se <strong>de</strong>be incidir, una vez más, en que el aislamiento no siempre seconsigue. La serotipificación <strong>de</strong> H. parasuis solamente se realiza en laboratorios <strong>de</strong> referencia o enlos especialmente capacitados para el trabajo con este microorganismo.La aplicación <strong>de</strong> técnicas inmunohistológicas <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la calidad <strong>de</strong> los anticuerpos utilizados(policlonales o monoclonales). Se utilizan sobre tejidos fijados en formol e incluidos en parafina yse basan en el sistema avidina-biotina.Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista pasivo, se pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>tectar anticuerpos en el suero <strong>de</strong> los animalesenfermos, con la limitación <strong>de</strong> no po<strong>de</strong>rse diferenciar el serotipo implicado en la infección. Se hautilizado fijación <strong>de</strong>l complemento, ELISA e inmunofluorescencia. El ELISA indirecto es el


procedimiento más utilizado en la actualidad. Se basa en el uso <strong>de</strong> un antígeno obtenido a partir<strong>de</strong> un serotipo virulento, con el que se consiguen niveles aceptables <strong>de</strong> sensibilidad yespecificidad, aunque existan reacciones cruzadas entre serotipos y no discrimine (como se señalóantes) el serotipo implicado (Segalés, 1996).Consi<strong>de</strong>rando cuanto se ha dicho acerca <strong>de</strong> que en un mismo animal pue<strong>de</strong>n aislarse diferentesserotipos <strong>de</strong> H. para s u i s, tan solo la recuperación <strong>de</strong>l microorganismo a partir <strong>de</strong> las lesionesmacroscópicas o <strong>de</strong> distintos órganos (si la enfermedad adquiere carácter septicémico)proporciona cierta seguridad <strong>de</strong> que el aislamiento obtenido se relaciona con la enfermedad.Recientemente hemos <strong>de</strong>sarrollado una PCR que permite la <strong>de</strong>tección e i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> la especieH. para s u i s, tanto a partir <strong>de</strong> muestras clínicas como en cepas ya aisladas en el laboratorio(figs. 8 y 9). El fundamento técnico <strong>de</strong>l método <strong>de</strong>sarrollado radica en las peculiarida<strong>de</strong>sobservadas en los genes tbp <strong>de</strong> las cepas <strong>de</strong> este microorganismo, respecto <strong>de</strong> otros patógenosporcinos próximos como Actinobacillus suis y A. pleuropneumoniae. El método permite discriminarun positivo a H. parasuis <strong>de</strong> un positivo a A. pleuropneumoniae y, lo que es más importante, otrascepas no patógenas <strong>de</strong> la familia Pasteurellacea presentes en el cerdo (Actinobacillus minor, A.porcinus y A. indolicus) ofrecen resultados negativos. El producto PCR obtenido en una reacciónpositiva pue<strong>de</strong> ser sometido a restricción con nucleasas (AvaI, TaqI y RsaI), clasificando la cepaen 28 tipos diferentes, lo que, sin duda, constituye una interesante alternativa al sistematradicional <strong>de</strong> tipificación (fig. 10) (<strong>de</strong> la Puente et al., datos sin publicar).TRATAMIENTOEn los brotes graves <strong>de</strong> la enfermedad <strong>de</strong> Glässer, el uso <strong>de</strong> antibióticos tanto con finesterapéuticos como preventivos posee un valor escaso, <strong>de</strong>biéndose administrar parenteralmentedosis altas <strong>de</strong> los productos más convenientes (por lo general, penicilina, aunque se han <strong>de</strong>scritoresistencias) al comienzo <strong>de</strong> la infección, cuando empiezan a manifestarse signos clínicos; se <strong>de</strong>betratar, a<strong>de</strong>más, la totalidad <strong>de</strong>l grupo, sin esperar a que manifiesten signos o síntomas. Lamayoría <strong>de</strong> las cepas son también sensibles in vitro a la ampicilina, las fluoroquinolonas, lascefalosporinas, la gentamicina, la espectinomicina y las sulfamidas potenciadas. Por el contrario,existe un gran número <strong>de</strong> resistencias a las tetraciclinas, la eritromicina, otros aminoglucósidos yla lincosamida (Trigo et al., 1996).CONTROL Y PREVENCIÓNComo consecuencia <strong>de</strong> que la mucosa nasal <strong>de</strong> los lechones pue<strong>de</strong> estar colonizada antes <strong>de</strong> unasemana <strong>de</strong> edad, no se consigue la eliminación <strong>de</strong> H. parasuis mediante el <strong>de</strong>stete precoz (fig.11). Clark et al. (1994) (citados por Rapp-Gabrielson, 1999) evaluaron varias estrategias <strong>de</strong><strong>de</strong>stete precoz medicado para la eliminación <strong>de</strong> H. para suis y han observado que solo se consigueeste propósito a través <strong>de</strong> la administración oral o parenteral <strong>de</strong> dosis altas <strong>de</strong> antibióticos a loslechones, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> otras medidas sanitarias.Fig. 10.- Tipos obtenidos tras la digestión con TaqI <strong>de</strong> los productos PCR proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> diversascepas <strong>de</strong> Haemophilus parasuis.


Fig. 11.- A diferencia <strong>de</strong> otras enfermeda<strong>de</strong>s, el <strong>de</strong>stete precoz <strong>de</strong> los lechones no parece<strong>de</strong>sempeñar un papel fundamental en la eliminación <strong>de</strong> la infección producida por Haemophilusparasuis.En cualquier caso, en opinión <strong>de</strong> muchos expertos, la eliminación <strong>de</strong> H. parasuis <strong>de</strong> la explotaciónpue<strong>de</strong> no ser un objetivo <strong>de</strong>seable, puesto que como consecuencia <strong>de</strong> la mezcla <strong>de</strong> cerdos <strong>de</strong>distintas eda<strong>de</strong>s con otros que albergan H . parasuis durante las últimas etapas <strong>de</strong> la producción,pue<strong>de</strong> darse lugar a un brote <strong>de</strong> enfermedad con efectos <strong>de</strong>vastadores <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vistaeconómico. Por esta razón, la introducción <strong>de</strong> nuevos lotes con diferentes estados <strong>de</strong> salud <strong>de</strong>be iracompañada <strong>de</strong> periodos <strong>de</strong> aislamiento y aclimatación suficientemente largos para que se<strong>de</strong>sarrolle inmunidad protectora, por vacunación o por exposición natural al agente.La inmunidad natural y/o materna constituyen factores críticos para el control <strong>de</strong> la enfermedad<strong>de</strong> Glässer. Los cerdos expuestos con anterioridad a cepas avirulentas <strong>de</strong> H. parasuis <strong>de</strong>sarrollanresistencia a la exposición con cepas virulentas (Nielsen, 1993). La vacunación <strong>de</strong> las cerdasgestantes proporciona una inmunidad materna en los lechones, que se prolonga por un periodo <strong>de</strong>hasta cuatro semanas frente al mismo serotipo contenido en la bacterina (Solano et al., 1998).En relación con la importancia <strong>de</strong> la inmunidad natural se ha observado la asociación <strong>de</strong> cepasvirulentas con títulos bajos <strong>de</strong> anticuerpos protectores, como resultado <strong>de</strong> la falta <strong>de</strong> exposición<strong>de</strong>l microorganismo en granjas SPF. La ten<strong>de</strong>ncia a mantener poblaciones aisladas con un altoestatus sanitario reduce las oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> adquirir inmunidad natural a través <strong>de</strong> la exposición,incrementándose con ello el riesgo <strong>de</strong> infección.De hecho, la capacidad para inducir experimentalmente la enfermedad <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>l título <strong>de</strong>anticuerpos maternos en los cerdos. Al contrario que la inmunidad cruzada (natural) que aparececomo respuesta a H. parasuis, la inmunidad postvacunal parece <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l serotipo (incluso <strong>de</strong>la cepa) que forma parte <strong>de</strong> la bacterina (Rapp-Gabrielson et al., 1997).Existen numerosos informes acerca <strong>de</strong>l control, con éxito, por vacunación con bacterinascomerciales o autovacunas; en otras ocasiones, los resultados han terminado en fracaso,probablemente <strong>de</strong>bido a la falta <strong>de</strong> protección cruzada para los serotipos implicados en el procesoclínico. En cualquier caso, no se ha investigado suficientemente el papel <strong>de</strong> la inmunidad maternainducida por bacterias en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la infección. Recientemente, -Aguilar et al. (1999) haninmunizado madres con una bacterina comercial que incluía los serotipos 4 y 5, <strong>de</strong> modo que loscerdos nacidos resistieron el <strong>de</strong>safío. Los anticuerpos maternos no interferían con la vacunación ala primera y tercera semanas <strong>de</strong> edad. La protección frente a otras cepas virulentas no siempreresulta evi<strong>de</strong>nte en los mo<strong>de</strong>los experimentales. Aunque la protección cruzada es un objetivoprimario <strong>de</strong> las vacunas comerciales, las autovacunas pue<strong>de</strong>n per<strong>de</strong>r eficacia si están presentesmás <strong>de</strong> una cepa o serotipo, o ha tenido lugar recientemente la introducción <strong>de</strong> un nuevo serotipoen la explotación. Todo ello permite concluir que se mantiene la duda <strong>de</strong> que los antígenosprotectores puedan ser distintos <strong>de</strong> los factores <strong>de</strong> virulencia y/o los antígenos específicos <strong>de</strong>serotipo (Rapp-Gabrielson et al., 1997). Rapp-Gabrielson et al. (1996, 1997), utilizando unabacterina que contenía los serotipos 4 y 5, han <strong>de</strong>mostrado la eficacia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>safío con diferentescepas <strong>de</strong>l mismo serotipo, así como protección cruzada frente a otros serotipos heterólogos,aunque en ningún caso la protección fue completa frente a todos los serotipos, ni tan siquierafrente a los más comunes en América <strong>de</strong>l Norte.


Los programas <strong>de</strong> control pue<strong>de</strong>n incluir vacunación y tratamientos antibióticos, sin <strong>de</strong>scuidar lasprácticas <strong>de</strong> manejo que tanta inci<strong>de</strong>ncia poseen en la creación <strong>de</strong> situaciones <strong>de</strong> estrés sobre losanimales.BIBLIOGRAFÍAAmano H, Shibata M, Kajio N, Morozumi T. 1994. Pathologic observations of pigs intranasallyinoculated with serovar 1,4, and 5 of Haemophilus parasuis using immunoperoxidase method. J.Vet. Med., Sci., 56:639644.Biberstein EL, White DC. 1969. A proposal for the establishment of two new Hae mophilus species.J. Med. Microbiol., 2:7578.Blackall PJ, Pahoff JL. 1995. Characterisation of porcine haemophili isolated from Australian pigsbetween 1988 and 1992. Aust. Vet. J., 72:1, 1821.Blackall PJ, Rapp-Gabrielson VJ, Hampson DJ. 1996. Serological characaterization of Haemophilusparasuis isolates from Australian pigs. Aust. Vet. J., 73: 9 3 9 5 .Bullen JJ. 1981. The significance of iron in infection. Rev. Infect. Dis., 3:11271138.Cano G. 2000. Enfermedad <strong>de</strong> Glässer. Nuestr. Cabaña, 299: 4649. Charland N, D'Silva CG,Dumont RA, Niven DF. 1995. Contact<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nt acquisitionof transferrinbound iron by two strains of Haemophilus parasuis. Can. J. Mi crobiol., 41(1):7074.De la PuenteRedondo VA, García <strong>de</strong>l Blanco N, GutiérrezMartín CB, Navas Mén<strong>de</strong>z J, RodríguezFerri EF. 2000. Detection and serotype i<strong>de</strong>ntification of Actino -bacilluspleuropneumoniae strains by PCRRFLP analysis of the t b p A and t b p B genes. Res. Microbiol (enprensa).De la PuenteRedondo VA, García <strong>de</strong>l Blanco N, GutiérrezMartín CB, Navas Mén<strong>de</strong>z J, RodríguezFerri EF. 2000. Datos sin publicar.Dewhirst FE, Paster BJ, Olsen I, Fraser GJ. 1992. Phylogeny of 54 representative strains of speciesin the family Pasteurellaceae as <strong>de</strong>termined by comparison of 16S RNA sequences. J. Bacteriol.,174:20022013.Finkelstein RA, Sciortino CV, McIntosh MA. 1983. Role of iron in microbehost interactions. Rev.Infect. Dis., 5: S759S777.Hoefling DC. 1994. The various forms of Haemophilus parasuis. Swine Health Prod, 2:1Kielstein P, Rosner H, Müller W. 1991. Typing of heat stable soluble Haemophilus parasuis antigenby means of agargel precipitacion and the dotblot procedure. J. Vet. Med., B 38:315320.Kielstein P, Rapp-Gabrielson VJ. 1992. Designation of 15 serovars of Haemophilus parasuis basedon immunodiffusion using heatstable antigen extracts. J. Clin. Microbiol., 30:862865.Kilian M. 1976. A taxonomic study of the genus Haemophilus, with the proposal of a new species.J. Gen. Microbiol., 93: 962.Kott BE. 1983. Chronological studies of respiratory disease in baby pigs. M. S. Thesis. Iowa StateUniversity. Ames. Iowa.Lichtensteiger CA, Vimr ER. 1997. Neuraminidase (sialidase) activity of Haemophi lus parasuis.FEMS Microbiol Lett., 152:2, 269274.Mén<strong>de</strong>zTrigo AV, Trigo E. 1996. Viability of Haemophilus parasuis in tissues, exudates and pureculture swabs. Proc. Int. Congr. Pig Vet. Soc., 14:314.Moller, K, An<strong>de</strong>rsen LV, Christensen G, Kilian M. 1993. Optimizatrion of the <strong>de</strong>tection of NAD<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>nt P a s t e u r e l l a c e a e from the respiratory tract of slaughterhause pigs. Vet.Microbiol., 36:261271.Morikoshi T, Kobayashi K, Kamino T, Owaki S, Hayashi S, Hirano S. 1990. Characterization ofHaemophilus parasuis isolated in Japan. Jpn. J. Vet. Sci., 52:3, 6 6 7 6 6 9 .Morozumi T, Nicolet J. 1986. Morphological variations of Haemophilus parasuis strains. J. Clin.Microbiol., 23:138142.Morton DJ, Williams P. 1989. Utilization of transferrinbound iron by H a e m o p h i l u s species ofhuman and porcine origins. FEMS Microbiol. Let., 65:123128.Münch S, Grund S, Krüger M. 1992. Fimbriae and membranes on Haemophilus para suis. ZentralblVeterinarmed B, 39:5964.Nicolet J, Paroz Ph, Krawinkler M. 1980. Polyacrylami<strong>de</strong> gel electrophoresis of whole- cell proteinsof porcine strains of Haemophilus. Int. J. Syst. Bact., 30:1, 6976.Nielsen, R., 1993. Pathogenicity and immunity studies of Haemophilus parasuis serotypes. ActaVet. Scand., 34:193198.Rafiee M, Blackall PJ. 2000. Establishment, validation and use of the KielsteinRapp-Gabrielsonserotyping scheme form Haemophilus parasuis. Aust. Vet J., 78:3, 172 174.


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