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Cómo convivir con adolescentes - TresW

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Cómo<strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong><strong>adolescentes</strong>Una guía para que padres e hijosse entiendan en el día a día durante la adolescencia.


AutoraMarisa Magaña Loarte.Licenciada en Psicología Clínica. Experta en educación infantil.Profesora del Centro de Humanización de la Salud.Dirección CreativaMi Querido Watson. / equipocreativo.FotografíasLaura Algíbez.EditaDirección General de Familia, Comunidad de Madrid.ImprimeB.O.C.M.Deposito Legal: M-00.000-2007


ÍndiceIntroducciónSer yo, ser padreTipos de padres, efectos sobre los hijosLos perfeccionistas, exigentes, rígidos.Los despreocupados, pasotas, permisivos.Los ambivalentes, inestables, cambiantes.Los equitativos, democráticos y firmes.Los culpabilizadores, chantajistas, manipuladores.Los miedosos, protectores, alarmistas.Ejercicio: identificación de la respuesta espontánea.Adolescentes, padres: ¿sómos tan distintos?Los “padres de antes”.La clave: adaptarse a los cambios.Los “padres de ahora”.Ejercicio: <strong>con</strong>statando las diferencias.Principales características de los <strong>adolescentes</strong>Importancia de los cambios fisicosEstrenando cuerpo. Territorio corporal, asunto propio.Yo quiero ser (como) tú.Cómo podemos ayudarles.Ejercicio: “en el pueblo en donde yo nací”.Aspectos psicoafectivosEjercicio: “la marea”.Búsqueda de la identidad. Pienso <strong>con</strong> las ideas de otrosluego no existo.Libertad... protegida. Miedo a ser libre.El egocentrismo adolescente.Ejercicio: “mi hija es como una veleta”.La socialización del adolescenteLa importancia de los amigos.Ejercicio: testimonios “los amigos en las diferentes etapas”.El papel de la familia.Ejercicio: testimonios “mi familia y yo”.Otros agentes socializadores.La comunicación <strong>con</strong> los <strong>adolescentes</strong>;cuanto menos, <strong>con</strong>flictiva¿por qué no me lo cuentan? principales causaspor las que los <strong>adolescentes</strong> no hablan <strong>con</strong> sus padresEjercicio: buscando excusas.Algunos testimonios de <strong>adolescentes</strong>.Ejercicio: identificar la dificultad de comunicación.Habilidades de comunicación <strong>con</strong> los hijosUna buena escucha vale más que mil palabras.La empatía; descubriendo al adolescente que llevamos dentro.Ejercicio: el relato de Miriam.Ejercicio: el enfado de Andrés.Con asertividad suena mejor.Ejercicio: el grado de asertividad.El diálogo es posible. Del monólogo al diálogo.Ejercicio: <strong>con</strong>struyendo el diálogo.Cuadro de habilidades.71011111314141517182626282931323334343536363738394042424345464848505151535354555656586061636366


¡No sé qué me pasa!; la alfabetización emocionalBaja autoestima, fuente de <strong>con</strong>flictosEjercicio: valorarse no siempre es fácil.Cómo se fomenta la autoestima.Cuándo hay un problema de autoestima.¿Cómo podemos fomentar la autoestima del adolescente?La sexualidad en la adolescenciaLas primeras experiencias.Testimonios de <strong>adolescentes</strong>.Cómo hablar de sexo <strong>con</strong> un adolescente.Informar, ¿hasta dónde?Ejercicio: testimonios “lo que mis padres me han <strong>con</strong>tado”.Cómo manejar situaciones relacionadas <strong>con</strong> la sexualidad<strong>con</strong> nuestros hijos.Ejercicio: Mis dificultades para hablar de sexo <strong>con</strong> mis hijos.Las <strong>con</strong>ductas de riesgo en la adolescencia¿Cómo pueden los padres facilitar recursos a sus hijos?Ejercicio.Conductas de riesgo: ¿prohibir o moderar?¿Qué pueden hacer los padresante las <strong>con</strong>ductas de riesgo?Testimonio.La necesidad de educar en los límites y las normas¿Por qué son tan necesarios los límites y las normas?Relato.Cómo establecer normas de forma eficazLa flexibilidad de las normasEjercicio.Qué hacer cuando no cumplen las normasEl problema del castigo.Cómo <strong>con</strong>seguircambios de <strong>con</strong>ducta en <strong>adolescentes</strong>Métodos para modificar <strong>con</strong>ductas sencillasNegociaciones.El <strong>con</strong>trato.Resolución de problemas; enseñando a pensar.Sistema de incentivos por puntos o fichas.Cómo modificar <strong>con</strong>ductas complejasEjercicio.Cómo identificar pensamientos irracionales.A modo de <strong>con</strong>clusión68696970737475767677787979818283858688909293949596979899101102102102103104104106107108


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.Introducción.Autora: Marisa Magaña Loarte.Licenciada en Psicología Clínica. Experta en educación infantil.Profesora del Centro de Humanización de la Salud.Educar en valores implica irremediablementeponer en tela de juiciolos propios. Hablar de toleranciasignifica interrogarnos sobre ella;plantearnos si hay coherenciaentre la propia forma de pensary de vivir, entre los pensamientosy los sentimientos. Educar a losmenores en la paz, por ejemplo, vamucho más allá de transmitir el<strong>con</strong>cepto. Hablar de paz nos exigevivir cotidianamente en la paz.Intentar enseñar a los nuestrosque es positivo quererse a unomismo y valorarse en lo bueno,está modulado por su percepciónde cómo nosotros nos valoramos,nos respetamos y nos hacemosrespetar.En definitiva, educar en valoresrequiere o debería requerir muchomás de lo que a simple vistapodría parecer. Inculcar en losjóvenes -como reza el currículoeducativo- normas, valores y actitudes,exige de nosotros algo muchomás <strong>con</strong>tundente que aprendera enseñar. Nos demanda, antetodo, aprender a ser.La familia, como todos sabemos,<strong>con</strong>stituye la piedra de toque dela educación. Desde los primerosmomentos de vida del niño, el entornofamiliar influye de maneraincesante en el desarrollo de supersonalidad, así como en la formaciónde actitudes y valores.La escuela también es otro agentesocializador de importancia, perola realidad es que cuando llegana ella los niños y niñas ya llevan<strong>con</strong>sigo unos esquemas de actuacióny comportamiento determinados,fruto, sin lugar a dudas,de las experiencias y aprendizajesvividos.Es por esta razón, que la familia,independientemente del tipo quesea, debería <strong>con</strong>stituir un espaciovital equilibrado fundamental parael desarrollo óptimo de la personalidaddel niño.La educación en valores, pues, nodebe quedar circunscrita al ámbitoescolar. Sino que familia y sociedadson espacios sociales fuertementecomprometidos <strong>con</strong> estaresponsabilidad.Siguiendo este hilo <strong>con</strong>ductor <strong>con</strong>sideramosapropiado destacar elpapel de los padres en dicha laboreducativa.“Educar en valores requiereo debería requerir mucho másde lo que a simple vistapodría parecer”Nos guste o no, los padres <strong>con</strong>stituimosel principal anclaje de nuestroshijos en la sociedad, de talmodo que el comportamiento queestos chicos, futuros hombres ymujeres, plasmarán en su entornosocial, será producto en gran medidade lo que se les haya sabidoinculcar en sus años de infancia yadolescencia.7


Introducción.Cualquier situación reiterada quese dé dentro del hogar, será <strong>con</strong>sideradacomo normal por partede la infancia, de ahí que una piezaclave a la hora de trasmitir valoressea la vivencia de la igualdad;igualdad en el trato que se desarrollaen las relaciones familiares,de padres a hijos, entre hermanoso en la pareja.Igualdad de oportunidades, esdecir, que no se discrimine en la<strong>con</strong>vivencia diaria por razones desexo, de capacidad intelectual,etc.En definitiva, la igualdad, en todassus acepciones debe ser un valoren alza, que como venimos diciendosólo puede ser legado medianteel proceso de “ósmosisvivencial”, es decir, absorbido einteriorizado a partir de la propiaactitud del que lo trasmite.Muchos de los <strong>con</strong>flictos que actualmentese producen en el senofamiliar radican en desigualdadesestructurales basadas en diferenciacionesde trato, de responsabilidad,de desarrollo.“Es bueno hacer reflexionara los nuestros <strong>con</strong> preguntasque les enseñen a ponerse enel lugar de los otros”Una equivocada resolución de<strong>con</strong>flictos podría desembocar enviolencia familiar. Nuestra posiciónsobre la violencia, en cualquierade sus manifestaciones: física, psicológica,social, e<strong>con</strong>ómica, etc.,es, pues, de tajante rechazo,puesto que vulnera los DerechosHumanos y las libertades fundamentales.La educación en y para la paz, essin lugar a dudas, la única formade prevenir la violencia. Comodecíamos más arriba, educar enla paz significa buscarla de formaactiva. Evidentemente no es lomismo estar en <strong>con</strong>tra de la guerraque a favor de la paz.Otra palabra clave en la ardua,aunque gratificante tarea de la<strong>con</strong>vivencia en valores es la solidaridad.Es necesario ser y hacer<strong>con</strong>scientes a nuestros hijos deque el reparto de la e<strong>con</strong>omía, dela cultura y de la salud es desigual,y que un reparto desigual de bienesdebe empujar indiscutiblementea la capacidad de compartir(otro valor importante) nuestrodinero, nuestra experiencia, nuestros<strong>con</strong>ocimientos, porque haymucho por educar en todas lasedades. La austeridad, enseñar ano despilfarrar y a no vivir por encimade nuestras posibilidades. Noser egoísta y acaparar más de loque necesitamos para vivir, etc.,son algunos caminos.Es bueno hacer reflexionar a losnuestros <strong>con</strong> preguntas que lesenseñen a ponerse en el lugar delos otros, como por ejemplo: si envez de nacer aquí hubieses nacidoen Ruanda ¿qué le dirías a unchico como tú?Irremediablemente hablar de ponerseen el lugar del otro nos provocael encuentro <strong>con</strong> otro valorque debería estar altamente cotizadopero que por desgracia estáen desuso: la tolerancia.Ser tolerante podría definirse comola capacidad de aceptar al otrotal y como es. Pero no podemoseducar en la tolerancia si antes nohemos enseñado a nuestros hijos8


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.a tener espíritu crítico, es decir,hacerles ver que no todo es tolerable,y que es importante que noacepten como válida cualquieridea o manifestación de opiniónque vaya en <strong>con</strong>tra de los principioshumanos, como por ejemplola violencia.Una manera relativamente sencillade enseñar a los más jóvenes adiferenciar entre ser crítico y serintolerante es trasmitirles la ideade que todas las personas por elhecho de serlo, independientementede su sexo, raza, credo o<strong>con</strong>dición, deben ser respetadas,pero lo que esa persona dice ohace sí puede ser puesto en telade juicio y rechazado llegado elcaso.Cada familia tiene su propia manerade trasmitir valores a lossuyos. Desafortunadamente hayocasiones en que el noble sentidodel valor se ve desvirtuado por sertrasmitido de forma errónea; laseveridad disfrazada de disciplina,la <strong>con</strong>fianza impuesta y no generada,la comunicación unidireccionalpresentada ante el hijocomo diálogo, etc.Sabemos que educar, en muchasocasiones no es fácil, los padrespercibimos cómo nuestros hijospequeños nos miran <strong>con</strong> un sentimientode admiración similar alque profesan hacia los héroes yheroínas de sus cuentos infantilesy nos sentimos aterrados. Nosabemos si estaremos a la altura,si sabremos acertar <strong>con</strong> el gesto yla palabra, si podremos a fin decuentas ayudar a esas “pequeñas”personas que tenemos delante aser el día de mañana hombres ymujeres honestos y felices.Con nuestro sincero deseo de poderapoyar a estos padres y madresque, como nosotros mismos,a veces se sienten sobrepasadospor la gran responsabilidad que hanadquirido, hemos escrito esta guía.Consta de siete capítulos queafrontan estos temas: “ser yo, serpadre”, principales característicasde la adolescencia, la comunicación<strong>con</strong> los <strong>adolescentes</strong>, la alfabetizaciónemocional, las <strong>con</strong>ductas deriesgo en la adolescencia, la importanciade las normas y los límites.Así mismo, <strong>con</strong>tiene ejercicios ytestimonios que podrán utilizarseindividualmente o en grupo.9


Ser yo, ser padre.Ser yo, ser padre.“Para poder vivir y crecer<strong>con</strong> nuestros hijos,necesitamos primero,aprender a vivir <strong>con</strong>nosotros mismos”10


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.Cuando padres, madres, profesoradoy, en definitiva, personas responsablesdel cuidado de los <strong>adolescentes</strong>recurren a determinadosprofesionales preocupados por sueducación, casi siempre planteansus inquietudes tomando comoreferencia la <strong>con</strong>ducta de los menores:“es un chico muy rebelde”,“va a lo suyo y no escucha a nadie”,“sólo le importan sus amigos”, etc.En <strong>con</strong>tadas ocasiones, los adultosresponsables se cuestionan siestas “malas” <strong>con</strong>ductas tendránalgo que ver <strong>con</strong> sus propios comportamientos,por no hablar de susactitudes o expectativas. “¿Quétiene que ver que yo piense que mihija no sirve para estudiar <strong>con</strong> queella llegue tarde a clase?” Probablementemucho. Cuando los hijosse sienten minusvalorados por suspersonas de referencia, intentanllamar su atención <strong>con</strong> <strong>con</strong>ductasque suelen provocar enfado ypreocupación. Es evidente, cuandola valoración no se da de formavoluntaria, hay que provocarla.Ser padres nos obliga a definir elsentido de la vida que queremosofrecerles. Para poder vivir y crecer<strong>con</strong> nuestros hijos, necesitamosprimero, aprender a vivir <strong>con</strong>nosotros mismos, porque nadiepuede ser mejor padre o madreque persona.Por todo esto, antes de comenzara leer sobre ellos, vale la penareflexionar unos minutos sobre unomismo: ¿qué tipo de persona soyyo?, ¿soy un padre honesto?,¿soy coherente a la hora de dary recibir cariño?, ¿me <strong>con</strong>ocen mishijos tal como soy?, ¿y yo a ellos?Tal vez los siguientes párrafos leayuden a <strong>con</strong>testarse.Tipos de padres,efectossobre los hijosAntes de describir pautas para larelación <strong>con</strong> los hijos, es oportunocomprenderse a uno mismo en elrol de padre o educador.Algunos sentimientos frecuentesen los padres son los siguientes:Miedos: “¿qué le pasará allídonde yo no puedo <strong>con</strong>trolarle?”(sexo, drogas, violencia...).Sentimientos de culpa: “no lohice suficientemente bien”, ¿quéhe hecho mal?Sentimientos de inutilidad: “yano nos necesitan como antes, yano me cuenta sus cosas, ya no esmi bebé”.Sentimientos de desesperación:“¿cuándo dejará de ser un crío yse comportará de forma responsable?”,“¡qué paciencia hay quetener!”, “¡no lo entiendo, no sécomunicarme <strong>con</strong> él!”.Existen diferentes clasificacionesde tendencias en el ejercicio deesta responsabilidad. Presentamosa <strong>con</strong>tinuación una descripciónque puede sernos útil para comprenderdiferentes dinámicas, asícomo para re<strong>con</strong>ocerse más enalguna de ellas que en otras.Los perfeccionistas,exigentes, rígidos (A)Son aquellos padres que nuncatienen bastante, imponen normasrígidas e inflexibles a sus hijos sindar lugar a la argumentación o a la11


Ser yo, ser padre.manifestación de cualquier tipo dediscrepancia.Suelen ser personas <strong>con</strong> unafuerte percepción de falta de<strong>con</strong>trol sobre su vida en general,tratando de compensar dicha falta<strong>con</strong> gritos e imposiciones amenazantes.Valoran por encima detodo el cumplimiento de las normas,creen que sus hijos debenobtener el mejor rendimiento delque son capaces, aunque paraello deban sacrificar su tiempode ocio y descanso.Por lo general, son padres “evitadores”,no queriendo <strong>con</strong>ocer enabsoluto las <strong>con</strong>secuencias emocionalesque sus exigencias producenen sus hijos. Les cuestamucho empatizar <strong>con</strong> éstos, impidiendoel acercamiento emocional,ya que esto les supondría <strong>con</strong>ocerel gran malestar que sienten sushijos ante la situación y los sentimientosen<strong>con</strong>trados que experimentanhacia ellos.“Los hijos de padresmuy rígidos y severosguardan sentimientosreprimidos de rabia y rencorhacia ellos”A este tipo de padres, les cuestaaceptar la crítica tanto de sus hijoscomo de sus iguales.Los hijos de padres rígidos y exigentesaprenden a ser dependientes,irresponsables y pocorazonadores. No hacen las cosaspor sus <strong>con</strong>secuencias positivassino por evitar el castigo. Estadesmotivación intrínseca fomentaque sólo obedezcan en presenciade la figura de autoridad.En términos generales los hijos depadres muy rígidos y severosguardan sentimientos reprimidosde rabia y rencor hacia ellos.Dichos sentimientos suelen sermanifestados a través de <strong>con</strong>ductasde rebeldía cuando están<strong>con</strong> sus iguales en ausencia defiguras de autoridad.Carta de un padre a su hijoEra una mañana como cualquierotra. Yo, como siempre, me hallabade mal humor. Te regañéporque estabas tardando demasiadoen desayunar, te grité porqueno parabas de jugar <strong>con</strong> loscubiertos y te reprendí porquemasticabas <strong>con</strong> la boca abierta.Comenzaste a refunfuñar y entoncesderramaste la leche sobretu ropa. Furioso te levanté por loscabellos y te empujé violentamentepara que fueras a cambiarte deinmediato. Camino del colegio nohablaste. Sentado en el asiento delcoche llevabas la mirada perdida.Te despediste de mí tímidamentey yo sólo te advertí que no teportaras mal. Por la tarde, cuandoregresé a casa después de undía de mucho trabajo, te en<strong>con</strong>tréjugando en el jardín. Llevabaspuestos unos pantalones nuevos yestabas sucio y mojado. Frente atus amiguitos te dije que debíascuidar la ropa y los zapatos, queparecía no interesarte mucho elsacrificio de tus padres paravestirte. Te hice entrar a la casapara que te cambiaras de ropay mientras marchabas delantede mí te indiqué que caminaraserguido. Más tarde <strong>con</strong>tinuastehaciendo ruido y corriendo portoda la casa. A la hora de cenararrojé la servilleta sobre la mesay me puse de pie furioso porqueno parabas de jugar. Con un golpe12


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.sobre la mesa grité que no soportabamás ese escándalo y subía mi cuarto. Al poco rato mi iracomenzó a apagarse. Me di cuentade que había exagerado mipostura y tuve el deseo de bajarpara darte una caricia, pero nopude. ¿Cómo podía un padre,después de hacer tal escena deindignación, mostrarse sumiso yarrepentido? Luego escuché unosgolpecitos en la puerta. “Adelante”dije adivinando que eras tú. Abristemuy despacio y te detuviste indecisoen el umbral de la habitación.Te miré <strong>con</strong> seriedad y pregunté:¿Te vas a dormir?, ¿vienes a despedirte?No <strong>con</strong>testaste. Caminastelentamente <strong>con</strong> tus pequeñospasitos y sin que me loesperara, aceleraste tu andar paraecharte en mis brazos cariñosamente.Te abracé y <strong>con</strong> un nudoen la garganta percibí la ligerezade tu delgado cuerpecito. Tusmanitas rodearon fuertemente micuello y me diste un beso suavementeen la mejilla. Sentí quemi alma se quebrantaba. “Hastamañana, papito” me dijiste. ¿Quées lo que estaba haciendo?,¿porqué me desesperaba tanfácilmente? Me había acostumbradoa tratarte como a una personaadulta, a exigirte como si fuerasigual a mí y ciertamente no erasigual. Tú tenías unas cualidades delas que yo carecía: eras legítimo,puro, bueno y sobre todo, sabíasdemostrar amor. ¿Por qué mecostaba tanto trabajo?, ¿por quétenía el hábito de estar siempreenfadado?, ¿qué es lo que meestaba sucediendo? Yo también fuiniño. ¿Cuándo fue que comencéa <strong>con</strong>taminarme? Después de unrato entré a tu habitación y encendíuna lámpara <strong>con</strong> cuidado. Dormíasprofundamente. Tu hermoso rostroestaba ruborizado, tu boca entreabierta,tu frente húmeda, tu aspectoindefenso como el de unbebé. Me incliné para rozar <strong>con</strong>mis labios tu mejilla, respiré tuaroma limpio y dulce. No pude<strong>con</strong>tener el sollozo y cerré los ojos.Una de mis lágrimas cayó en tupiel. No te inmutaste. Me puse derodillas y te pedí perdón en silencio.Te cubrí cuidadosamente <strong>con</strong>la manta y salí de la habitación.Si vives muchos años, algún díasabrás que los padres no somosperfectos, pero sobre todo, ¡ojaláte des cuenta de que, pese atodos mis errores, te amo másque a mi vida!Los despreocupados,pasotas, permisivos (B)Estos padres se caracterizan porla falta de proposición o de negociaciónde normas. Llegan a<strong>con</strong>cretar únicamente un mínimoque garantice la <strong>con</strong>vivencia sin<strong>con</strong>flictos.A estos, no les suponen ningúnproblema los comportamientosdesadaptativos de los hijos, siempreque no alteren el orden <strong>con</strong>vivencial,y en pocas ocasionescorrigen <strong>con</strong>ductas.Su pasividad se manifiesta no solamenteen la ausencia de normas.La falta de apoyo a la hora deresolver problemas cotidianos,13


Ser yo, ser padre.escolares, e<strong>con</strong>ómicos, de horarios,también se hace patente.Ofrecen un escaso soporte emocionaly expresan de forma neutrasus emociones. Existe una falta deinterés explícito por <strong>con</strong>ocer losgustos y valores de sus hijos.Tienden a evitar, de esta manera,la espontaneidad de ideas o sentimientosasí como los diálogosy <strong>con</strong>versaciones familiares, tannecesarios en la infancia y adolescenciapara formar el auto<strong>con</strong>ceptoy la valía personal.Estas actitudes en los padres, danlugar a hijos egocéntricos y desobedientes.Propician niños caprichosos,a los que les cuesta compartir<strong>con</strong> los demás sus cosas,puesto que nunca se les a enseñadoa hacerlo. Los <strong>adolescentes</strong>que crecen en este tipode ambientes, lo hacen <strong>con</strong> sentimientosambivalentes, que se debatenentre la sensación positivade poder hacer lo que quieran y elsentimiento de falta de proteccióny cariño que genera el no tenerlímites a los que aferrarse.A veces ocurre que ante padresexcesivamente permisivos los hijossuelen buscar sustitutos en amigoso hermanos mayores.Los ambivalentes,inestables, cambiantes (C)Este tipo de padres, son aquellosque, dependiendo de su estadode ánimo, fluctúan de la represióny el castigo al diálogo y la permisividad.No tienen un esquemamental claro de lo que quierentrasmitir a sus hijos, por lo quese dejan llevar por el sentimientodel momento sin <strong>con</strong>siderar las<strong>con</strong>secuencias que su comportamiento<strong>con</strong>llevará.Son padres que un día imponenuna norma básica de comportamientoy al día siguiente no danninguna importancia al incumplimientode ésta.Producen gran des<strong>con</strong>cierto ensus hijos por la variabilidad delnivel de exigencia hacia ellos.Propician inestabilidad emocionale inseguridad y dificultan el procesodel <strong>con</strong>ocimiento de sí mismos,quedando muy poco definidos loslímites, normas y sobre todo lo quese espera de ellos.Por lo general, los hijos no suelentomar en serio a este estilo depadres, por lo que ni son temidossus castigos ni valorados suselogios.Los hijos educados en este entornocrecen inseguros, puestoque al no tener como modelo referenteuna <strong>con</strong>ducta estable, nocrean hábitos de comportamiento,ni esquemas mentales precisos ni<strong>con</strong>ocimiento de las expectativasde los padres hacia ellos.Los equitativos,democráticos y firmes (D)Por lo general, estos padres intentanpedir a sus hijos en función delas posibilidades que perciben enellos.A la hora de implantar normasy límites, están abiertos a negociacionesy <strong>con</strong>tra argumentaciones.Son flexibles e intentantener en cuenta intereses, opinionesy necesidades de sus hijos.14


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.Potencian en ellos el sentido crítico,el espíritu de colaboración yla lógica de la argumentación. Sueducación en el valor de la autonomíales genera actitudes y comportamientosde responsabilidad yesfuerzo.No huyen de las situaciones <strong>con</strong>flictivas,sino que las afrontan desdeel diálogo y la comunicaciónasertiva. Inculcan a sus hijos laimportancia de respetar opiniones<strong>con</strong>trarias a las propias.Suelen ser padres <strong>con</strong> altogrado de <strong>con</strong>trol emocional,teniendo facilidad para expresaradecuadamente susemociones.Son poco proteccionistasy animan a sus hijos aafrontar sus problemasde forma autónoma,estandodisponiblespor si losnecesitan.Las normas o límitesque son innegociables, no son impuestas“porque sí” o “porque no”,sino que se argumenta y razona laimportancia de su cumplimiento.Los hijos de padres democráticosreciben un modelo de <strong>con</strong>ductaequilibrado y justo, lo cualles otorga seguridad y equilibrioemocional.El hecho de que estos padrespidan opinión a sus hijos y lavaloren positivamente es de vitalimportancia, pues a través dela valoración de los padres, referentespara los hijos, es comoestos aprenden a valorarse a símismos, a quererse, a respetarsey hacerse respetar y en generala ir formando una sana autoestima.Otro legado importante de estetipo de padres es el ejemplo, através de su propio comportamiento,del <strong>con</strong>trol de emociones.Saben encauzar esos primerosimpulsos de rabia, agresividad odesesperanza que puede provocarel no <strong>con</strong>seguir lo que desean.Son padres que tratande hacer entender asus hijos que las cosasdeben hacerse por elpropio placer de hacerlasy que no surgenporque sí, sino como<strong>con</strong>secuencia de susactos.Losculpabilizadores,chantajistas,manipuladores (E)Algunos padres, cuando se sientenincapaces de <strong>con</strong>seguir quesus hijos realicen alguna <strong>con</strong>ductao se comporten como ellos desean,utilizan de forma recurrenteel chantaje, el pequeño soborno, oincluso la culpabilización.En términos de eficacia, podríamosdecir que recurrir a estas alternativas,por lo general “les funciona”;es decir, el niño suele realizar la<strong>con</strong>ducta requerida por los padres,pero a nadie la pasará inadvertidoel hecho de que tan importante comolo que uno hace, es el por quélo hace, puesto que ese “por qué”va a determinar en gran medidacomportamientos futuros que <strong>con</strong>tribuirána la estabilidad emocional.15


Ser yo, ser padre.El niño que obedece a sus padresy ejecuta una <strong>con</strong>ducta, que enúltima instancia ni siquiera entiende,por sentimientos de culpao porque <strong>con</strong> ello <strong>con</strong>seguirásalirse <strong>con</strong> la suya en otro ámbito,no está aprendiendo, en ningúnmodo, el sentido del respeto.No se le ayuda así a descubrir elbeneficio intrínseco ni el sentimientode valía que implica realizar untrabajo bien hecho.Muy al <strong>con</strong>trario, cuando un padrese comunica <strong>con</strong> sus hijos entérminos culpabilizadores, (“noquieres venir <strong>con</strong> nosotros deviaje porque ya no nos quieres,nos has abandonado por tus amigos…”),o en términos de chantajey manipulación, (“si hoy eresbueno y no me molestas, mañanano vas a clase de inglés”), no estátrasmitiéndoles en absoluto unaprendizaje educativo.“los hijos deben percibir lossentimientos de cariñoprovenientes de sus padrescomo algo sólido, establee in<strong>con</strong>dicional”La manipulación del comportamientode los hijos mediante el“chantaje emocional”, les transfiereun mensaje erróneo y <strong>con</strong>tradictorio:“si no me obedeces es porqueno me quieres”, “me porto mejor<strong>con</strong> tu hermano porque no mehace sufrir tanto como tú”, dandolugar a la transmisión implícita deque el cariño, y en general los sentimientos,son comerciables y quepueden usarse como moneda decambio para <strong>con</strong>seguir lo que unoquiere.Otra <strong>con</strong>secuencia importante derivadade este estilo de comunicación,es la <strong>con</strong>notación moralque los hijos hacen de este hecho.Tal y como venimos diciendo, en lainfancia y preadolescencia, el principalmodelo de referencia para loshijos son los padres. Es de esperar,por tanto, que el niño queescucha a sus padres hablar enestos términos, entienda que sonargumentos válidos y los incluyaen su escala de valores dentro dela categoría de lo bueno y positivo.Por último, debemos tomar <strong>con</strong>cienciade que comentarios de estecalibre dan lugar a una percepciónabsolutamente voluble de los sentimientos,sujetos a preferencias ycaprichos, pudiendo cambiar de undía para otro, en función de cosastan superfluas como hacer o no lacama, por ejemplo.Todas estas circunstancias hacenque se vaya desarrollando en eladolescente un gran sentimientode falta de <strong>con</strong>trol.Como veremos más adelante, loshijos deben percibir los sentimientosde cariño provenientes de suspadres como algo sólido, establee in<strong>con</strong>dicional, requisito fundamentalpara que se sientan segurosy valorados.Como en cualquier estilo depadres, aquellos <strong>con</strong> tendenciasculpabilizadoras y proclives alchantaje, no sólo las manifiestanen la relación <strong>con</strong> sus hijos, másbien suelen mantenerlas presentesen todos los ámbitos de su vida,en el trabajo, <strong>con</strong> los amigos, en lapareja, etc. Este hecho, sin duda,potencia aún más la transmisiónde dicho estilo.La falta de disposición para cambiarde actitud suele ser un <strong>con</strong>ti-16


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.nuo en los padres dados a utilizareste tipo de manipulación. El motivode la <strong>con</strong>tundencia de estoshábitos de <strong>con</strong>ducta suele estaren el poder de persuasión que, porlo general, tienen sobre los hijos,<strong>con</strong>siguiendo de ellos de formainmediata o a muy corto plazo loque se desea. Esta <strong>con</strong>secuenciaes vivida de una forma tan positivapor los padres que suele prevalecersobre las potenciales desestabilidadespsicoafectivas que podríandesarrollar sus hijos en unfuturo.Los miedosos,protectores, alarmistas (F)Cuando sentimos temor ante algunasituación, resulta difícil no transmitírseloa quienes más queremos.Esta dificultad sueleacrecentarsecuando esaspersonas queridasson percibidascomo responsabilidadabsolutamente nuestra.Si a este hechole añadimos sus pocosaños, junto <strong>con</strong> la faltade experiencia que esto<strong>con</strong>lleva, podremos entenderla imposibilidadde algunos padres parano caer en la sobreproteccióny el alarmismo.Cualquier persona que tengapánico a las alturas, habrápercibido en más de unaocasión la sensación que se experimentacuando ve a alguien alborde de un acantilado o asomadoal ático de un enormerascacielos. El miedo se siente deuna forma tan intensa que escasi como si lo estuviéramosviviendo en la propia piel.Es cierto que el miedo es un sentimientofácil de transferir, pero esono debe hacernos perder la objetividadde las situaciones. No haynada de malo en que un padrese preocupe por la seguridad desus hijos y les intente advertir sobrelos posibles peligros a los quepueden verse expuestos.El problema aparece cuando esaprotección empieza a <strong>con</strong>vertirseen algo recurrente y desmedido,casi <strong>con</strong> tintes obsesivos, cuandolos padres transfieren miedos desmesuradosa situaciones o cosasque en términos reales no son ensí peligrosas.Resumiendo, la protección se trasformaen sobreproteccióny la preocupaciónlógica enalarmismo cuandolos padres tienenla incapacidademocional de afrontarhechos <strong>con</strong>sumadoscomo que los hijosse caigan de la bicicleta,se pongan enfermos ofumen a es<strong>con</strong>didas uncigarro.Las personas sobreprotectoras,tienden a legitimarsus <strong>con</strong>ductas amparándolasbajo el abrigo delcariño; “lo hago por tu bien”,“algún día me lo agradecerás”,“si te pasara algo me moriría”,etc.Las <strong>con</strong>secuencias de estas actitudestemerosas, trasmitidas porlo general de abuelos a padresy de éstos a sus hijos, suelen tener17


Ser yo, ser padre.sobre el adolescente repercusionesimportantes.Los seres humanos necesitamosexperimentar, ponernos a prueba<strong>con</strong>stantemente para comprobarlo que podemos hacer por nosotrosmismos, y es así, enfrentándonosa situaciones nuevas, comovamos adquiriendo las estrategiasnecesarias para ir desenvolviéndonosen la vida.Si por exceso de protección privamosa nuestros hijos de enfrentarsea estos <strong>con</strong>flictos ordinarios,ante la inevitable aparición de éstos,probablemente se bloquearáno desarrollarán <strong>con</strong>ductas de evitación(no afrontamiento de losproblemas).Como resultado de esta <strong>con</strong>catenaciónde sobreprotecciones tendremosa un adolescente al queno se le ha dado la oportunidad decomprobar su valía, hecho que, sinduda, repercutirá en la formaciónde su auto<strong>con</strong>cepto.El escritor F. Zorn relata de formaelocuente las <strong>con</strong>secuencias dehaber sido excesivamente protegidodurante su infancia: “Durante mijuventud he estado alejado siemprede casi todas las pequeñasdesgracias y especialmente detodos los problemas. Para decirlo<strong>con</strong> más precisión: nunca tuveproblemas, en realidad no tuveproblemas en absoluto. Los queme evitaban en mi infancia nofueron el dolor o la desgracia, sinolos problemas en sí, y <strong>con</strong> ellostambién la capacidad de afrontarlos.[…] Yo no crecí en un mundoinfeliz sino en un mundo mentiroso.Y si algo es mendaz, la desgraciano se hace esperar mucho; vienepor sí sola, naturalmente.”Ejercicio:Identificación dela respuesta espontáneaEl siguiente ejercicio tiene comofinalidad ayudar a identificarse <strong>con</strong>la tendencia más arraigada en unomismo. Para ello se presentan a<strong>con</strong>tinuación diferentes casos osituaciones que nos podemosen<strong>con</strong>trar y posibles respuestas acada uno. Se trata de elegir aquella<strong>con</strong> la que espontáneamentenos identificamos más.Caso 1Marta, 16 años, acaba de informara sus padres de que Raquel, unade sus mejores amigas, tiene problemas<strong>con</strong> las drogas.1 Me asustaría mucho, porquesi su amiga se droga, a lo mejortambién ella estaría tonteando ypodría tener el mismo problema.Intentaría por todos losmedios que mi hija se alejara desu amiga cuanto antes paraevitar la tentación. Y, por supuesto,estaría muy pendiente deella por si veo algo sospechoso.2 La escucharía, pero evidentemente,si su amiga tiene unproblema <strong>con</strong> las drogas, esalgo que tiene que resolver ella<strong>con</strong> sus padres. Yo no tengopor qué meterme en ese asunto.3 La escucharía y trataría de entenderde qué manera le estáafectando esta situación. Porsupuesto, si decide ayudar asu amiga, le apoyaría en lo quepudiera. Es una situación propiciapara saber lo que piensami hija sobre la droga y susefectos.18


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.4 Le haría ver que si le pasara lomismo que a su amiga, no sólodestrozaría su vida, sino la detoda su familia, para ver si así selo piensa dos veces antes dehacer una locura.5 Realmente no sé cómo reaccionaría.Depende un poco delo que mi hija me cuente, de laimportancia que ella dé al asunto.No me gustaría darle másimportancia de la que tiene,pero tampoco quiero que mihija piense que no le prestosuficiente interés.6 Le reprocharía que no hubiera<strong>con</strong>fiado antes en mí; le diríaque lo mejor que puede haceres decirle a su amiga que hable<strong>con</strong> sus padres, y a ella ledejaría claro que lo que debehacer es alejarse de su amigauna buena temporada.3 En primer lugar, valoraría elesfuerzo que ha hecho parasacar esas calificaciones. Despuéshablaría <strong>con</strong> él sobre la<strong>con</strong>veniencia de sacarse o noel carné de moto.4 Le diría que si quiere perder asu madre-padre de un ataqueal corazón, que se suba en unamoto, porque, desde luego, enel momento en que le vea enuna, me muero.5 Saque las notas que saque,mientras dependa de mí, mi hijono tiene moto. Las motos sonmuy peligrosas y yo no voy a<strong>con</strong>tribuir a que se mate.6 Me parece bien que si se loha ganado elija su premio, perosiempre que no sea ni moto nicoche ni nada que yo valorepeligroso.Caso 2Sacarse el carné de moto es loque Bruno, de 17 años, ha pedidoa sus padres tras haber aprobadoel curso <strong>con</strong> buenas notas.1 Con 17 años ya debe entenderque sacar buenas notas es suobligación y, por cumplir <strong>con</strong> eldeber, no hay que pedir algo acambio. Si quiere sacarse elcarné de moto, que trabaje paraello y empiece así a darse cuentade lo que significa ganarsela vida.2 Bueno, supongo que si estáempeñado en tener una moto,tarde o temprano lo hará. Prefieropagarle yo el carné y evitarque haga tonterías para <strong>con</strong>seguirel dinero.Caso 3Después de todo el día llegas acasa y descubres que tu hija adolescenteestá <strong>con</strong> un grupo deamigas y tiene todo bastante desordenado.1 Probablemente empezaría agritar desde que entre por lapuerta y vea aquello. En segun-19


Ser yo, ser padre.do lugar le diría a sus amigasque se fueran para que sepusiera a ordenar todo.2 Ante situaciones así, no siemprereacciono de la misma manera.Sinceramente depende delmomento en que me pille. Si hetenido un día duro de trabajoreaccionaría <strong>con</strong> mayor hostilidadque si ha sido bueno.3 Esperaría a que sus amigas semarchasen y entonces le explicaríaque mantener cierto ordenen casa es una norma básicade <strong>con</strong>vivencia de obligadocumplimiento.4 En realidad, después de estartodo el día sin ver a mis hijos,no me apetece regañarles nadamás llegar. Probablemente loterminaría recogiendo yo.5 Llamaría a mi hija a mi habitacióny le echaría una buenabronca. Le diría que se pusieraa recoger todo inmediatamentey que como pierde el <strong>con</strong>trolcuando está <strong>con</strong> sus amigas,que se olvidara de invitar a susamigas a casa.6 Me sentiría fatal. Le preguntaríasi es esa la manera que ellatiene de agradecer que supadre/madre se esté matandoa trabajar para sacarlos adelante.Si una hija hace eso a suspadres que vienen agotados detrabajar todo el día, es porquela importa bastante poco suesfuerzo.Caso 4Cuatro suspensos y una amonestacióndel director es demasiadopara cualquier padre y los deGuillermo, de 16 años, debentomar una decisión cuanto antes.1 Ante grandes problemas, grandessoluciones. Para empezar,le prohibiría salir <strong>con</strong> sus amigosel resto del curso. Le suprimiríatodas las actividades extraescolaresy reservaría plaza en uninternado. Si al final del curso, lasituación no ha mejorado, lematricularía en él.2 Con 16 años ya sabe lo quehace y las <strong>con</strong>secuencias quepuede tener. Es evidente que sino quiere estudiar, por muchoque yo le obligue, no lo va ahacer. El decide.3 Le diría lo que realmente pienso,que no es un buen hijo, queestá abusando de la <strong>con</strong>fianzaque le hemos dado y que, porsupuesto, va a tirar por la bordael gran esfuerzo que estamoshaciendo sus padres para sacarloadelante.4 Es evidente que ese comportamientoes sintomático de unproblema de fondo. Por eso,antes de nada, le daría la oportunidadde que expresara loque le está pasando. Independientementede esto, le explicaríaque su mala <strong>con</strong>ducta leha traído una serie de <strong>con</strong>secuenciasque ha de cumplir.5 Para mí los estudios son muyimportantes y objetivamente creoque semejante situación se mereceun castigo ejemplar, perocuando intento ser duro <strong>con</strong> mihijo y le veo sufrir, me vengoabajo y termino perdonándole.6 Si mi hijo hace algo así, medaría uno de los disgustos más20


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.grandes de mi vida. Hablaríainmediatamente <strong>con</strong> su tutor yel director y buscaría la ayudade un buen profesional para versi aún estamos a tiempo dehacer algo por nuestro hijo.5 Pensaría que está metido enalgún problema que, por supuesto,debe ser aclarado inmediatamente.Me enfadaría<strong>con</strong> él por no haberlo <strong>con</strong>tadoantes. En cuanto a las <strong>con</strong>ductasagresivas, se las quitaría <strong>con</strong>una buena dosis de disciplina.6 Hablaría seriamente <strong>con</strong> él;que se diera cuenta de que <strong>con</strong>ese mal comportamiento y esaagresividad nos está provocandomuchísimo sufrimiento atoda la familia; que piense que -si le llamamos la atención esporque queremos lo mejor paraél.Caso 5¿Qué pensaría si su hijo menor(14 años) lleva varios meses comportándosede forma extraña, casisiempre distante y <strong>con</strong> reaccionesagresivas ante sus llamadas deatención?1 Pensaría que son comportamientospropios de la adolescenciay que <strong>con</strong> el tiempo se iríannormalizando.2 Me preocuparía muchísimo. Simi hijo se comporta así, seguroque es porque tiene algún problemaserio: drogas, malas compañías,etc.3 Pensaría que tal vez está pasandopor un mal momento e intentaríamanifestarle que estoyahí para escucharle y ayudarlesi me necesita.4 Hay días en que los comportamientosraros de mis hijos me alarmanmuchísimo. Sin embargo,cuando oigo a otros padres comentarque les ocurre lo mismo,me relajo y me olvido del tema.Caso 6Claudia, de 13 años, es una chica<strong>con</strong> buenas dotes para la música.Lleva 3 años recibiendo clases depiano, pero cada vez debe dedicarlemás tiempo y apenas si tieneun minuto libre para relajarse, porlo que cada día está menos motivadapara seguir.1 La obligaría a seguir. Los hijosdeben entender que si se comprometen<strong>con</strong> algo, deben llevarloa cabo hasta el final,aunque eso les suponga unesfuerzo. Es bueno enseñarlesa exigirse a sí mismos desdepequeños.2 Me preocuparía mucho por mihija, porque seguramente elpiano le está causando bastanteestrés y estas cosas si sedejan pueden ir a más y <strong>con</strong>vertirseincluso en depresión oalgo peor. Estas situaciones hayque atajarlas cuanto antes.3 Lo que mi hija decida hacer ensus ratos libres es cosa suya.21


Ser yo, ser padre.Mientras no abandone los estudios,que haga lo que quiera. Alfin y al cabo no es más que unaextra-escolar.4 Hablaría <strong>con</strong> ella, intentaría entendercómo se siente al notener tiempo libre y juntos buscaríamoslo más satisfactorio.Las actividades extra-escolaresson importantes, pero debenser elegidas por los <strong>adolescentes</strong>porque les gusta.5 No lo sé. Supongo que mi reaccióndependería de lo que mihija me <strong>con</strong>tara, de lo que amí me interese la música o demi estado de ánimo en esemomento.6 Le haría comprender a mi hijaque sus padres hemos puestonuestro esfuerzo y nuestras ilusionesen que llegase a tocarbien el piano y que no es justoque ahora porque tiene que esforzarseun poco más vaya atirar todo por la borda.Caso 7Son las cinco de la madrugada yPedro aún no ha llegado. Aunqueúltimamente se está desmadrando,sólo tenía permiso hasta lascuatro.1 Me volvería loco/a. A partirde las cuatro y diez me hubiesepuesto a llamarle a su móvil; aél y a todos sus amigos, a lospadres de sus amigos y si asíno le localizo, me hubiera ido abuscarle a la calle. Si veo quesigue sin llegar, seguramente llamaríaa la policía para ver sisaben algo de él.2 Cuando llegase a casa, le dejaríaque me explicase todo loque ha pasado y actuaría enfunción de la responsabilidadque hubiera tenido en el retraso.Por supuesto, le haría entenderque avisar cuando va a llegartarde es algo necesario quedebe cumplir a toda costa.3 En una ciudad grande, una horade retraso tampoco es paraalarmarse. Probablemente pensaríaque ha perdido el autobúso algo así. Supongo que <strong>con</strong>tinuaríadurmiendo porque aunqueesté levantado no va a llegarantes.4 Una hora de retraso es algo queno se puede <strong>con</strong>sentir <strong>con</strong> o sinexcusas. Si mi hijo me hacealgo así, no pisa la calle en untiempo. Y así no hay problemasde autobús ni de volver solo. Ensituaciones como éstas, el castigoes lo único que funcionapara que obedezcan.5 En estos casos, mi reacción dependemucho del momento; sino me despierto esa noche yme entero al día siguiente, mireacción sería más tranquila. Lepreguntaría qué le había pasadoe intentaría razonar <strong>con</strong> élpara que no volviese a hacerlo.Pero si me despierto y sufro laespera, probablemente seríamás violento; le amenazaría <strong>con</strong>un buen castigo.22


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.6 Que mi hijo llegue <strong>con</strong> unahora más de retraso y no meavise sabiendo que me desvivopor él y que me pongo enferma/ocada vez que llega tarde,significa ni más ni menos quees un egoísta y que le importanbastante poco mis sentimientos.Caso 8María, de 12 años, está cursando6º de primaria y su profesora haa<strong>con</strong>sejado a los padres que empiecena darles alguna informaciónsobre sexo para complementarla educación sexual que estáempezando a dar en el colegio.1 Si dan educación sexual en elcolegio, no creo que necesitemás información. Además, deesas cosas se va uno enterando<strong>con</strong> la edad.2 Es curioso; si un amigo me hicieraesta pregunta le diría sinlugar a dudas que hablara <strong>con</strong>su hija. Opino que cuanta másinformación, menos riesgo. Perocuando es la mía, la cosacambia. ¿Cómo se le habla auna niña de 12 años de sexo?¿Hasta dónde hay que llegar?¿Y si no está preparada? Nosé; creo que la situación mesupera.cosas como son, los riegos perotambién los aspectos positivos.Estar bien informados les ayudaa saber decidir y también aevitar problemas.4 Mi hija sabrá lo que tengaque saber cuando yo comopadre lo decida, y no cuando lodiga su profesora. Los padressomos los que <strong>con</strong>ocemos verdaderamentea los hijos y sabemossi están preparados o nopara hablar sobre sexo.5 Tal y como están las cosas,lo más importante, y sobre todosiendo tan pequeños, es informalesde la cantidad de riesgosque hay en la calle. Un embarazoes ya casi lo de menos, lopeor es si coge el sida o cualquierotra cosa. Hoy en díatener hijos <strong>adolescentes</strong> es unapreocupación <strong>con</strong>stante.6 Claro que hay que hablar <strong>con</strong>los hijos de sexo y que entiendanla responsabilidad quetienen, decirles que antes dehacer las cosas que piensen enlas <strong>con</strong>secuencias, que no solamentese destrozan la vidaellos, también te la destrozan ati porque a esa edad tu medirás quién se hace cargo delos problemas, pues sus padres.3 Creo que es necesario dialogar<strong>con</strong> los hijos, y <strong>con</strong>tarles las23


Ser yo, ser padre.Caso 9La mala suerte ha querido queCarla celebrara sus 15 años en lacama de un hospital. El mismo díade su cumpleaños se cayó de lamoto de un amigo que iba algobebido; el diagnóstico: una piernarota, un mes de reposo y la moralpor los suelos.1 Los hijos hacen las cosas a loloco sin pensar en las <strong>con</strong>secuenciasy luego nos toca a lospadres pasarlo mal y cargar <strong>con</strong>los problemas. ¡Madre mía, unmes sin poder moverse! Paraella, desde luego, es un fastidio,pero tiene que darse cuenta delo que supone también paranosotros.2 Mi hija sabe que tiene totalmenteprohibido montar en moto ymás si es <strong>con</strong> alguien que estábebido. Por mucha pierna rotaque tenga, el castigo no se loquita nadie. Que aproveche eltiempo de reposo sin salir parareflexionar la tontería que hahecho y darse cuenta de lo quele ha traído desobedecerme.3 Verdaderamente, romperse unapierna a los 15 años debe seralgo bastante traumático. Si mihija está desmoralizada por lasituación, intentaría ofrecerleapoyo no sólo físico sino tambiénemocional. No creo quesea el mejor momento parareprochar su comportamiento.Más adelante hablaríamos delas <strong>con</strong>secuencias que éste hatenido.4 Sus padres no podemos hacer yanada por evitar lo que le ha ocurrido.Tendrá que pasarlo comopueda. A los 15 años uno se recuperaenseguida de estas cosas.5 Parándome a pensarlo, creoque si mi hija se rompe unapierna por montarse en unamoto <strong>con</strong> un chico bebido, esevidente que se merece unabuena regañina, pero el hechoes que aunque se haya portadomal, verla sufrir me puede.6 ¡Pobrecita, romperse una piernaen su cumpleaños! Bastantetiene la pobre <strong>con</strong> lo que laespera para que encima meenfade yo <strong>con</strong> ella. Todo lo <strong>con</strong>trario,la cuidaría lo mejor quepudiera e intentaría que sufrieralo menos posible y, por supuesto,que no se culpabilizara porlo que pasó.Caso 10La <strong>con</strong>vivencia entre Alicia y sumarido es cada vez peor, discuten<strong>con</strong>tinuamente y al final ella terminallorando, en muchas ocasionessus hijos de 13 y 15 años son testigosde sus discusiones. ¿Cómoactuar?1 En un caso así les diría a mishijos que a veces la vida no esfácil y que hay que asumirlacomo viene, que <strong>con</strong> esa edaddeben ser lo suficientementemayores como para afrontarque sus padres tienen problemasy están pasando por unmal momento por lo que debenponer de su parte.2 En primer lugar les pediría perdónpor hacerles presenciarnuestras discusiones, despuésintentaría dialogar <strong>con</strong> ellos parasaber cómo se sienten y cómoles está afectando esta situación.3 No creo que a esa edad debamoscargar a nuestros hijos <strong>con</strong>24


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.nuestros problemas, les diríaque hemos discutido por algúnmotivo pero que todo se va aarreglar para evitar que ellosvivan angustiados <strong>con</strong> tan pocosaños.4 Les hablaría de los problemasentre nosotros, les diría quetenemos dificultades para entendernospero que lo estamosintentando por ellos para queno tengan que pasar por la separaciónde sus padres, supongoque así verían que aunquediscutamos a ellos les queremosmucho.5 Es difícil saber lo que les diríaen un caso así, supongo quedependería de muchas cosas,de cómo estuviera yo de tocado/a,de cómo les viera a ellos,si están muy afectados intentaríaquitarle hierro al asunto, siles veo más fuertes les hablaría<strong>con</strong> más claridad.6 Intentaría no discutir delante deellos pero a veces es inevitable.De todas formas todos hemosvisto discutir a nuestros padresen casa y no por eso hemostenido traumas.Escribir en cada recuadro el númerode la reacción elegida comola más parecida a la que ustedhabría tenido normalmente en larelación <strong>con</strong> el adolescente.Caso 1:Caso 2:Caso 3:Caso 4:Caso 5:Caso 6:Caso 7:Caso 8:Caso 9:Caso 10:Hacer la propia gráfica marcando<strong>con</strong> un círculo los números puestosen los cuadros de anteriores.Caso 1Caso 2Caso 3Caso 4Caso 5Caso 6Caso 7Caso 8Caso 9Caso 10A6151514421B2242133146C5625455255D3334342332E4463666614F1516221563Contar en sentido vertical elnúmero de círculos y ponerlo enla casilla correspondiente a cadaletra y donde dice: “puntuación”.Su estilo de respuesta es aquelque más puntuación haya obtenido.Sería deseable que predominaranlas respuestas “D”, quese corresponden <strong>con</strong> el estilo depadres equitativos, democráticosy firmes. Re-lea el comentario decada uno de los estilos según elresultado que usted haya obtenido.RespuestaABCDEFPuntuaciónTipo de respuestaEstilo dominante25


Ser yo, ser padre.Adolescentes,padres; ¿sómostan distintos?Los “padres de antes”“Antes había más respeto”. ¿Lesuena? Probablemente sí. Y noes extraño pues <strong>con</strong>testacionescomo estas o similares son, <strong>con</strong>diferencia, las mayormente referidaspor los padres al ser cuestionadospor las principales diferenciasentre su propia adolescenciay la de sus hijos.Efectivamente, este tipo de afirmaciones,más por uso que porcertidumbre, se han <strong>con</strong>vertido enuna especie de comodín, que afalta de argumentos o de ganas degestarlos, se acuñan como razónante cualquier comportamientoinapropiado del adolescente.Curiosamente cuando se les preguntaa estos mismos padres loque entienden ellos por respeto, lasituación varía y se rompe el<strong>con</strong>senso incluso entre la propiapareja. Para muchos, el respeto essinónimo de obediencia, de cumplimientode normas. Algunos<strong>con</strong>sideran que tiene más que ver<strong>con</strong> cariño, admiración… Otros,sin embargo, opinan que respetares pensar y entender las cosasde forma similar, y aún podríamosnombrar definiciones mucho máscuriosas y variopintas. No es deextrañar, por tanto, que un términoentendido de formas tan disparessea echado en falta por uno u otromotivo.Pero, ¿realmente antes había másrespeto? Después de escucharnumerosos testimonios sobre cómofue la adolescencia y la educaciónde estos padres reivindicadores,aún a riesgo de parecerpresuntuosos, nos atreveríamos a<strong>con</strong>siderar que ciertamente anteslos hijos obedecían más, perodicha obediencia no siempre era<strong>con</strong>secuencia del respeto.Conversación mantenida <strong>con</strong> unpadre en un curso de comunicación<strong>con</strong> los <strong>adolescentes</strong>:Padre: Desde luego los <strong>adolescentes</strong>de ahora nada tienen que ver<strong>con</strong> los de antes. Antes había unosvalores, un respeto por los adultos;ahora no hay respeto por nada.Ps: Mario ¿cómo eran las cosascuando tú eras adolescente?Padre: De entrada, la relación queyo mantenía <strong>con</strong> mis padres nadatenía que ver <strong>con</strong> la que tiene mihijo <strong>con</strong> su madre y <strong>con</strong>migo.Ps: Crees que tú tuviste una mejorrelación <strong>con</strong> tus padres. ¿Cómoera?Padre: Pues para empezar, cuandomi padre decía algo no se meocurría en absoluto discutir <strong>con</strong> él;le obedecía y punto.Ps: Mario ¿y si no estabas deacuerdo <strong>con</strong> lo que él decía?Padre: Es que no era cuestiónde estar de acuerdo <strong>con</strong> él ono, era cuestión de respeto. Simi padre decía, por ejemplo: “estefin de semana vamos al puebloa ver a los abuelos”, pues el finde semana se iba al pueblo, y nia mi hermana ni a mí se nos ocurríadecir: “yo no voy que tengootros planes”, como me <strong>con</strong>testami hijo a mí.26


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.Ps: Sí, imagino que no debe ser fácilaceptar una <strong>con</strong>ducta tan distintaa la que a ti te enseñaron. Mario,y si le hubieras llevado la <strong>con</strong>traríaa tu padre, ¿qué habría pasado?Padre: Si le hubiera dicho, porejemplo, que no quería ir al pueblo,que prefería quedarme, me habríaobligado a ir de cualquier manera.Desde luego si le hubiera <strong>con</strong>testadocomo <strong>con</strong>testan ahora loschavales me hubiera dado unabofetada, sin lugar a dudas.Ps: ¿Tenías mucho miedo a lasrepresalias de tu padre?Padre: Re<strong>con</strong>ozco que mi padreenfadado me imponía bastante.Ps: ¿Crees, que tal vez, a parte depor respeto, obedecías a tu padretambién por miedo?Padre: Sí, es cierto que el temora que nos diera una bofetada oincluso a recibir una bronca eragrande.Ps: Supongo que esto no te haríasentir muy bien: ¿En aquellos añostenías una buena relación <strong>con</strong> tupadre?, ¿hablabas <strong>con</strong> él de tuscosas?cercana. De hecho pensándolobien creo que discutimos porquehablamos de todo.Ps: ¿Quieres decir que tu hijo tieneuna libertad para expresarse quetú no tuviste?Padre: Sin duda, y soy <strong>con</strong>cientede que eso es bueno, pero talvez ahí he sido demasiado permisivoporque a veces es bastantedescarado.Ps: A lo mejor, Mario, más quecomparar a tu hijo <strong>con</strong>tigo seríabueno compararle <strong>con</strong>sigo mismo,es decir, trabajar <strong>con</strong> él esa hostilidadque a veces tiene sin quepierda la libertad de expresar susopiniones como te paso a ti.Padre: Es lo malo de comparar:que tienes que hacerlo tanto paralo bueno como para lo malo. Estoyde acuerdo en que es mejortomarle a él mismo de referenciaque compararle <strong>con</strong> nadie; además,sinceramente no me gustaríaque mi hijo se sintiera tan cohibidocomo me sentía yo <strong>con</strong> mi padre.Ps: Estupendo, me parece unbuen punto de partida.Padre: No existía una relaciónde <strong>con</strong>fianza, si es a lo que terefieres. Tanto mi hermana comoyo estábamos bastante distanciadosde él, incluso de mimadre. Yo intimé algo más <strong>con</strong>mi padre cuando me hice mayor,pero tampoco demasiado.Ps: Tu relación <strong>con</strong> tu hijo esdistinta, ¿verdad?Padre: Por supuesto; en esesentido es bastante mejor, más27


Ser yo, ser padre.La clave:adaptarse a los cambiosA la hora de establecer diferenciasentre los <strong>adolescentes</strong> de antes ylos de ahora, la primera referenciaque debemos tomar, siendo rigurosos,es la sociedad en la que lesha tocado vivir.Costumbres, hábitos, comportamientosy el propio estilo educativode cada padre va a estar, sinduda, delimitado por la sociedaden la que se halla inmerso. Vistodesde esta perspectiva, a la horade <strong>con</strong>statar dichas diferenciasresultaría casi más revelador interrogara los padres por las característicasde la sociedad en la quevivieron.Haciendo memoria histórica, podremosrecordar, unos por vivenciay otros por referencia, losenormes cambios a los que hubieronde hacer frente <strong>con</strong> sushijos, los padres, ya abuelos, nacidosen la posguerra. IgnacioElguero describe muy elocuentementeesta situación en sulibro “Los padres de Chencho”:“Nacieron en los duros años de laposguerra y vivieron una época enblanco y negro llena de ideología ydisciplina… Crecieron pensandoque los hombres no lloran, que lalarga mili les hacia madurar, que eltrabajo dignificaba, (eso sí, desdeniños) y que la mujer era el “descansodel guerrero” según leshabían enseñado”.Es cierto que “los padres deantes”, en términos generales,eran severos, y como acabamosde leer, no fomentaban la expresiónde opiniones entre los miembrosde la familia. Quizás estofuera demasiado pedir para hombresy mujeres que hubieron deforjar su libertad <strong>con</strong>jugando entodas sus acepciones la primerapersona del verbo “deber”. No obstante,lo que sí hemos de re<strong>con</strong>ocerlesa estos padres abnegadoses su capacidad para adaptarse alos cambios que les fue deparandola vida, evitando, como diceElguero, “el desencuentro <strong>con</strong> sushijos”. “Ellos se adaptaron a loscambios que iban llegando…Vieron cómo los valores en los quese habían educado se transformabana ritmo de libertad, y nosotros,sus hijos, nos distanciábamos delos comportamientos arcaicos deuna sociedad pasada. Quisieronaplicar la disciplina heredada…,pero el tiempo y los cambios lesquitaron poco a poco la razón ysupieron rectificar a tiempo.Cambiaron el cachete por el premioe intentaron que sus hijos ehijas estudiasen y fueran lo queen numerosos casos, no habíanpodido ser ellos. Son la últimageneración de padres severos: encasa, <strong>con</strong> los hijos, <strong>con</strong> la mujer,<strong>con</strong> los estudios, <strong>con</strong> la disciplina…y también la primera encomprender los cambios.” 11 Cfr. http://www.elmundo.es/suplementos/magazine/2006/337/1142005167.htm28


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.Presentamos a <strong>con</strong>tinuación elsiguiente “problema matemático”en tono de humor, que viene a ilustrarla necesidad de adaptarse alos cambios:La enseñanza en EspañaEnseñanza de 1960Un campesino vende un saco depatatas por 1.000 ptas.Sus gastos de producción se elevana 4/5 del precio de la venta¿Cuál es su beneficio?Enseñanza moderna de 1970Un campesino cambia un <strong>con</strong>juntoP de patatas por un <strong>con</strong>junto Mde monedas. El cardinal del <strong>con</strong>juntoM es igual a 1.000 ptas, ycada elemento vale 1 pta.Dibuja 1000 puntos gordos querepresenten los elementos del <strong>con</strong>juntoM.El <strong>con</strong>junto F de los gastos de produccióncomprende 200 puntosgordos menos que el <strong>con</strong>junto M.Representa el <strong>con</strong>junto F comosub<strong>con</strong>junto del <strong>con</strong>junto M, estudiacuál será su unión y suintersección y da respuesta a lacuestión siguiente:Los “padres de ahora”A primer golpe de vista podríamos<strong>con</strong>siderar que las cosas han cambiadomucho hoy en día <strong>con</strong> respectoa tiempos pasados. Sin embargo,tomando como referencialo hasta ahora expuesto, sería máscoherente no dejarnos llevar poresta primera impresión y pararnosa reflexionar.Teniendo en cuenta lo que lessupuso a anteriores generacionesde padres adaptarse a los distintosritmos de vida. ¿No podríamospensar, que se trata más bien deun proceso de adaptación quetiende a repetirse de generaciónen generación entre padres e hijospara que exista un buen equilibrioentre la evolución y la permanenciade los valores? Pues todoparece indicar que sí.El problema generacional surgecuando los padres, por miedo aperder estos valores que les fuerontransmitidos, o por temor a no seraceptados por sus hijos se posicionanen los extremos: autoritarismoo excesiva permisividad,ambas igualmente perniciosas.¿Cuál es el cardinal del <strong>con</strong>junto Bde los beneficios?(Dibuje B <strong>con</strong> color rojo)L.O.G.S.EUn agricultor vende un saco depatatas por 1.000 ptas. Los gastosde producción se elevan a 800ptas. y el beneficio es de 200 ptas.Actividad: subraya la palabra“patata” y discute sobre ella <strong>con</strong> tucompañero…”¿Por qué percibimos tan diferentesa los <strong>adolescentes</strong> de hoy de losde épocas pasadas?29


Ser yo, ser padre.Principalmente por dos motivos:el primero tiene que ver <strong>con</strong> elvertiginoso avance tecnológico alque estamos asistiendo a partirde los últimos años del siglo XX.Dicho avance sin precedentesha hecho aumentar de manera<strong>con</strong>siderable las diferencias entrepadres e hijos.Ignasi de Bofarull, en su artículo“Nuestros hijos y las nuevas tecnologías”lleva estas diferenciastecnológicas al extremo:“Si no profundizamos lo suficiente,podemos caer en lo que ya sedenomina en algunos estudioscomo “ciberfractura” generacional.Es decir: el crecimiento de un abismogeneracional que supone quenuestros hijos no nos entiendanporque no hablamos su idioma.Un abismo que señala que nosabemos por dónde van, qué lesinteresa ni qué les pasa por lacabeza.”El segundo motivo está relacionadosin duda <strong>con</strong> el tipo de educaciónrecibida por los padres.Como decíamos anteriormente, elproblema en la educación denuestros hijos venía cuando lospadres nos posicionábamos enlos extremos. Los múltiples cambiosque ha experimentado la sociedaden las últimas décadas, sinduda, han traído <strong>con</strong>sigo una nuevamanera de educar. El hecho devivir en una sociedad de bienestar,una mayor renta per cápita, etc.,implica que los padres permanezcanfuera de casa muchas horaspor motivos de trabajo. Los hijosen tanto, en el mejor de los casos,crecen siendo carne de extraescolares,cuando no permanecensolos en casa hasta altas horasde la tarde que empiezan a llegarsus padres: los llamados “niñosllave”.Bien, pues este hecho de no pasardemasiado tiempo <strong>con</strong> los hijos,<strong>con</strong> su correspondiente grado deautoculpabilización unido a un intentopor no ejercer la disciplina deuna forma tan autoritaria como viohacer a su padre, podría desembocaren un exceso de permisividadque daría pié a la crianzade niños caprichosos, <strong>adolescentes</strong>rebeldes y <strong>con</strong>secuentemente,adultos insatisfechos.Evitarlo es una tarea exigente, requierefirmeza y sobre todo unagran dosis de <strong>con</strong>stancia, y prestaratención a los pequeños detallesdel día a día. ¿Cómo enfrenta mihijo los problemas?, ¿en cuántasocasiones le doy lo que me pideaunque <strong>con</strong>sidere que no es lomás oportuno?, ¿le suelo permitircomportamientos indebidos por notener problemas <strong>con</strong> él?, etc., sonalgunas cuestiones que nos puedensurgir.Educar no siempre es fácil. Muchospadres de <strong>adolescentes</strong> comentanen los cursos la <strong>con</strong>veniencia decambiar el pan que dicen traer loshijos debajo del brazo por un manualde instrucciones. Afortunadamentela personalidad humana estan rica que no tendría cabida enningún manual del mundo.La educación de un hijo es una “labor”diaria, como dormir o comer.Si un día se come mal no pasa nada,lo importante es la <strong>con</strong>tinuidad.Recuerde que para crear un buenhábito nunca es tarde. Aunque suhijo ya no sea un niño y usted sesienta “mayor”, todavía hay muchotiempo, ¿o acaso no es hoy elprimer día del resto de sus vidas?30


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.Ejercicio:<strong>con</strong>statando las diferencias¿Qué diferencias existen entre mihijo y yo hoy?¿Qué diferencias existían entre mipadre y yo adolescente?1:2:3:4:5:¿Qué cambios debieron afrontar mispadres para entenderme mejor?¿Qué cambios tendría que afrontaryo para entender mejor a mi hijo?1:2:3:4:5:31


Principales características de los <strong>adolescentes</strong>.Principales característicasde los <strong>adolescentes</strong>.“El intervalo temporalen el que transcurre laadolescencia comenzará alos 11-12 años y se extenderíahasta los 18-20 años”32


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.La adolescencia, del latín adolescere-crecer, desarrollarse-, no es sólouna fase en el desarrollo psíquicodel individuo hacia una supuestamadurez, sino también una transformaciónen algo nuevo que <strong>con</strong>llevaen sí lo antiguo. Nunca desaparecela infancia, así como nuncase accede a una madurez absoluta.La adolescencia, como etapa detransición, se caracteriza por unaserie de cambios físicos, psíquicosy sociales, vividos de una formatan significativa que incluso algunosautores no han dudado enhablar de la adolescencia como unperiodo diferenciado del ciclo vitalhumano. Por esta razón, resulta devital trascendencia, a la hora de<strong>con</strong>ocer las características másdeterminantes del adolescente,empezar por definir el periodo temporalen el que se encuadra.El intervalo temporal en el quetranscurre la adolescencia comenzaríaa los 11-12 años y se extenderíahasta los 18-20. Antes de estaedad de comienzo, hablamosde pre-adolescencia en torno alos 9-10 años y después de los20 años estaríamos refiriéndonos ala post-adolescencia (20-22 años)y a la edad adulta a partir de los22 años.Asimismo, dentro del periodo de laadolescencia, en<strong>con</strong>traríamos tressubdivisiones:Pubertad: cambios físicos ytemperamentales (11-12 años).Adolescencia media: aislamiento/importanciadel grupo (13-15años).Adolescencia tardía: inicio delfinal (15-18 años).Sabemos entonces que la adolescencia<strong>con</strong>lleva una elaboraciónnueva del esquema corporal: sepasa de un cuerpo infantil a unoadulto y esto provoca gran inquietuden el adolescente ante la dudade cómo lo verán los demás. Seva formando la identidad personal,se requiere marcar diferencia <strong>con</strong>los adultos (ropa, lenguaje, etc.)y se produce una rebelión antelas normas. Más adelante veremoscómo podemos abordar dicharebelión. Asimismo, se producencambios <strong>con</strong> las personas adultasy, en especial, <strong>con</strong> los padres.En definitiva; buscar la propiaidentidad, establecer un sistemade valores propio, satisfacer la necesidadde pertenecer, <strong>con</strong>formarla necesidad de independencia,etc., son algunas de las “tareas”<strong>con</strong> las que se enfrenta el adolescenteen este momento evolutivo.Los padres podemos estar junto aellos, ofreciéndoles las mejoresposibilidades, pero es importantetener muy presente que son elloslos que deciden.Importancia delos cambios fisicosComo acabamos de señalar, dentrodel periodo de la adolescencia,el menor pasa por un proceso especialmenteintenso en el que sucuerpo se enfrenta a bruscos cambiosfísicos: la pubertad.Estos cambios madurativos, comotodos sabemos, no se producenen todos los <strong>adolescentes</strong> a lamisma edad. El lapso de tiempoes amplio y dependerá del ritmobiológico de cada persona. Estavariabilidad provoca que algunas33


Principales características de los <strong>adolescentes</strong>.chicas de 12 años tengan un cuerpode mujer absolutamente definidoy otras <strong>con</strong> 14 aún estén enproceso de desarrollo. Dicho procesose puede alargar en el casode los chicos incluso hasta los 15ó 16 años.Mientras que ellas viven un desarrolloprecoz como algo violento yperturbador, a ellos les encanta laidea de parecer el más “macho”de la clase o de la pandilla. Comodice Alejandra Vallejo Nájera ensu libro “La edad del pavo”, “Ellosquieren ser como toros, ellas noquieren ser como vacas”. 2Estrenando cuerpo. Territoriocorporal, asunto propioAlgunos de los cambios propiosdel desarrollo físico que más preocupana los púberes, suelen serlos siguientes:En las chicas, la aparición de suprimera menstruación y el desarrollomamario. Estos son dosaspectos en los que las <strong>adolescentes</strong>suelen compararse <strong>con</strong> sugrupo de amigas. ¿Seré la últimaen tener la regla? ¿Tengo menospecho que mis amigas?, etc.Los chicos también se sienten preocupadospor cómo son vistos porlos demás: el cambio de voz, laaparición del bello facial, o el aumentode la masa muscular suelenser motivo de frustración u orgulloal ser comparado <strong>con</strong> el grupo deiguales. Las poluciones nocturnas,en cambio, no son vividas ni porlos <strong>adolescentes</strong> ni por sus padres<strong>con</strong> la expectación <strong>con</strong> que seacoge su versión femenina: lamenstruación.Yo quiero ser (como) túEl hecho de que todos estos cambiossean tan visibles a los demásy que además sean <strong>con</strong>temporáneos<strong>con</strong> el momento de la rupturadel fuerte lazo familiar, provoca queel adolescente viva esta etapa <strong>con</strong>una gran dosis de inseguridad.El grupo de iguales le atrae, peroal mismo tiempo echa de menos lasensación de seguridad que leofrecía su familia. La opinión desus padres se empieza a relativizardando prevalencia a la evaluacióndel grupo.Aparición del acné, dentadurasaprisionadas en antiestéticos brackets,brazos y piernas de dimensionesdesproporcionadas al restodel cuerpo, son algunos trastornostransitorios que suelen acompañaral adolescenteen estemomento y quefacilitan la apariciónde unaimagen corporal no correspondida<strong>con</strong> el cuerpo diez que soñabanpara sí mismos. Por esta razón,muchos púberes suelen hacer susídolos a cantantes, modelos odeportistas <strong>con</strong> los que identificansu yo ideal.2 VALLEJO NAJERA A., “La edad del pavo. Consejos para lidiar <strong>con</strong> la rebeldía de los <strong>adolescentes</strong>”,Temas de hoy, Madrid 2005.34


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.Son diversas las estrategias queutilizan los <strong>adolescentes</strong> para intentarcompensar esta percepciónde inseguridad y, en algunoscasos, incluso de infravaloración.Rastas, pelos de colores, piercing,forma de vestir personalizada,pertenecer a tribus urbanas-punkies, skins, heavys- transgredirnormas por el simple placerde no ajustarse al resto, etc., sonllamadas de atención sobre supersona que ponen de manifiestosu deseo de sentirse mejor.Evidentemente, cuando uno sesiente peor que el resto, intenta sermejor siendo diferente.Cómo podemos ayudarlesEs mucho lo que los adultos-padres, hermanos mayores, educadores,etc.- podemos hacer paraque los <strong>adolescentes</strong> aumenten laseguridad en sí mismos durante lapubertad.En primer lugar, es necesario ser<strong>con</strong>scientes de que es precisamenteen este momento evolutivocuando el menor se presenta másvulnerable a caer en determinadas<strong>con</strong>ductas de riesgo. La obsesiónpor la delgadez puede llegar aderivar en un trastorno de la alimentación;una excesiva timidezpuede pretender ser corregida,a falta de otras habilidades, bebiendoalcohol o tomando algúnotro tipo de droga que permita ladesinhibición. Desear ser aceptadopor el grupo cuando se tienepoca <strong>con</strong>fianza en uno mismo,puede empujar a cometer comportamientosdisruptivos impensablesen otras circunstancias.Mas que alarmarse cuando loshijos llegan a la adolescencia, setrata de entender el hecho de que,aún siendo ésta una edad en laque la probabilidad de <strong>con</strong>ductade riesgo es mayor, esto no significaque nuestros hijos tengannecesariamente que pasar porello como si se tratara de la pruebade acceso a la adolescencia. Nimucho menos. Es normal quelos <strong>adolescentes</strong> beban, fumen, oincluso flirteen <strong>con</strong> algún tipo dedroga ilegal, pero lo habitual esque no lleguen a más.Una actitud adecuada de lospadres hacia este tipo de comportamientopasa por evitar el alarmismo,es decir, tratar <strong>con</strong> naturalidadlos pequeños altercados quepuedan surgir. En cierta ocasión,un educador de un programa dedesintoxicación comentaba quealgunas veces se en<strong>con</strong>traba <strong>con</strong>padres de <strong>adolescentes</strong> que acudíanal Centro muy alarmados porhaber en<strong>con</strong>trado en la habitaciónde su hijo una libreta de “papelillos”.En el capítulo 5 desarrollaremoscómo abordar algunas<strong>con</strong>ductas de riesgo.Otro aspecto fundamental a tenermuy presente <strong>con</strong> el púber en estemomento tan crucial es el refuerzode todos los aspectos positivos,tanto físicos como psicológicosque en<strong>con</strong>tramos en nuestro hijo.Resulta sorprendente comprobarcómo <strong>adolescentes</strong> que han vivido35


Principales características de los <strong>adolescentes</strong>.reforzados por sus padres y formadoparte de familias en la queel aspecto físico, la estética corporal,no han primado por encima deotros valores como la creatividad,el respeto al otro, la espontaneidady, en general, aspectos más psicoafectivos,se perciben físicamentea sí mismos de manera muchomás positiva que aquellos a losque se les ha valorado más en funciónde sus cualidades físicas.Ejercicio:“en el pueblo en dondeyo nací”El siguiente relato fue <strong>con</strong>tado porun joven de 19 años en un taller deautoestima:“En el pueblo donde yo nací y enel que viví hasta los 17 años, todoera muy fácil. Salíamos en pandilla,chicos y chicas. Yo me llevababastante bien <strong>con</strong> la mayoría.Llegué a salir <strong>con</strong> una o dos chicasdel grupo. Mis amigos me llamabanel gallito porque mi padre erael veterinario del pueblo. Allí casitodos teníamos mote. No nos fijábamossi uno era gordo o delgado,rubio o moreno; no le dábamosimportancia. Verdaderamenteyo me sentía uno más, igual queellos. Cuando llegué a Madrid,hace un par de años, cambiaronmucho las cosas. Aquí fue dondepor primera vez me llamaronenano; pero no en broma o enplan cariñoso. Enano de canijo.A partir de entonces, empecé asentirme distinto, bajito. Aún sabiendoque no era alto, en mipueblo nunca me sentí ridículamentebajo como me siento aquí.Afortunadamente no me he sentidobajo hasta los 17 años. Esome ha permitido vivir plenamentemi infancia y mi adolescencia. Megustaba a mí mismo y supongoque por eso gustaba a los demás.Ahora me pregunto: ¿realmentemis amigos no veían que yo erabajo? En cualquier caso, siempreles agradeceré que me llamaranel gallito”.Preguntas para la reflexiónindividual o en grupo:Para aceptarse a uno mismo¿qué <strong>con</strong>sideras que es más importante:cómo uno se siente ocómo uno es?Ante los defectos de nuestroshijos ¿de qué manera podemosactuar para que no se vea afectadasu autoestima?AspectospsicoafectivosComo venimos definiendo a lolargo de este capítulo, la adolescenciaes una etapa de cambios,de decir adiós a muchas cosas yprepararse para dar la bienvenidaa otras.El adolescente, una vez alcanzadala pubertad, se descubre distinto.Haber desarrollado la función reproductivay experimentar el estímulosexual <strong>con</strong> gran fuerza lesepara indefectiblemente del niñoque fue y le empuja a “despreciar”todo aquello que suene a infantil.Sabe que no es un niño porqueno siente lo que sentía cuando eraun niño.A medida que el menor se va separandode la influencia de sus36


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.padres, su necesidad de búsquedase hace perentoria. Búsquedade su propio yo, distinto al yo ideadopor sus padres, búsqueda desu propio criterio, diferente al criterioestablecido por sus progenitores.En definitiva, busca ser lomás disímil posible a lo que antesera.permanece tranquilo y podemosdisfrutar de su calma. Pero llegaun momento en que la marea subey arrasa <strong>con</strong> todo lo que se encuentrapor delante. Necesita demostrarsu potencia, su inmensidad.Echamos entonces de menoscuando la marea estaba baja ypodíamos disfrutar de ello. A veces,esa nostalgia nos empuja apretender <strong>con</strong>tenerla, a ponerdiques que repriman su fuerza.Chocamos entonces, una y otravez, <strong>con</strong>tra las olas, sin darnoscuenta de que mientras luchamos<strong>con</strong>tra la marea, nos estamosperdiendo la grandiosa transformaciónque se está produciendoen el mar.Preguntas para la reflexiónindividual o en grupo:Los padres asistimos a este des<strong>con</strong>ciertoemocional de la adolescencia<strong>con</strong> incertidumbre y recelo.El hecho de que nuestros hijos“decidan” romper bruscamente <strong>con</strong>todo aquello que desde pequeñosles hemos inculcado como mejorsabíamos, nos hace sentir metafóricamentecomo cuando llevábamostoda la tarde haciendo ungran castillo de arena en la playay de repente sube la marea y unaola se lleva por delante toda nuestraobra.Reflexionar sobre la propia experienciade relación <strong>con</strong> los<strong>adolescentes</strong> <strong>con</strong>statando hastaqué punto se están produciendocambios.¿En qué medida las dificultadesque generan tales cambios provocanperderse lo mejor?¿Es el mejor modo de afrontarlos cambios levantar “diques de<strong>con</strong>tención”?Ejercicio:“La marea”La vida de nuestros hijos es comola marea. Mientras está baja, todo37


Principales características de los <strong>adolescentes</strong>.Búsqueda de la identidad.Pienso <strong>con</strong> las ideas de otrosluego no existo.“Comprender a un adolescente nosólo implica re<strong>con</strong>ocerle lo que es.También requiere aceptarle en loque aún no es”Marisa MagañaSegún el doctor Etcheberry 3 , laidentidad es característica de cadaperiodo de la vida y se modificasegún el momento evolutivo. Lameta es el logro de la individuación,es el <strong>con</strong>ocimiento de unomismo, es la posibilidad de seruno mismo en medio de los otros.Las personas adultas, disponemosde cierta perspectiva a la hora de<strong>con</strong>statar las diferencias entre laniñez, la adolescencia y la adultez.Tenemos <strong>con</strong>ciencia de sentirnoscomo adultos porque nos hemossentido niños y <strong>adolescentes</strong>.Los <strong>adolescentes</strong> como tales,carecen de esta perspectiva. Porun lado apenas si han abandonadola niñez, por lo que perciben loslímites de esta etapa muy difusos,y por otro, nunca han sido adultos,por lo que no saben si lo que sientenpuede identificarse <strong>con</strong> esteestado. Erich Fromm lo expresa deesta manera: “si no soy otra cosaque los demás suponen que deboser, ¿quién soy yo realmente?” 4más que manifestar, exhibir que yano son los de antes, que ya nosienten como sentían antes y queya no piensan como antes pensaban,porque ahora disponen “deideas propias”.Hasta aquí todo parece estar enregla. Resulta lógico que cualquierpersona, adolescente o no, luche<strong>con</strong> legítimo derecho por en<strong>con</strong>trarsu lugar en el mundo. El <strong>con</strong>flictosurge cuando después de escuchar<strong>con</strong> mayor o menor composturatodas las quejas y negativasde los <strong>adolescentes</strong> hacia las normasy argumentos que damos lospadres, descubrimos que toda esaclaridad se ofusca cuando se lespide que razonen y argumentenpor qué se oponen a todo lo establecido,y sobre todo, qué otrasalternativas ofrecen.Los adultos, desde nuestra mayoramplitud de miras, estamos en disposiciónde entender que cuandolos <strong>adolescentes</strong> proclaman suoposición a ideas, normas y valores,cuando se definen diferentes,están manifestando un deseo, unanecesidad de ser ellos mismos.Pero esto no quiere decir que ya lohayan logrado.No es extraño, por tanto, que sesientan como verdaderos apátridasde identidad en incesante búsquedade ellos mismos. Por eso, parapoder en<strong>con</strong>trar su propio yo, susentido de mismidad, necesitan3 Cfr. ETCHEBERRY J.B., et. al., “Problemas en la adolescencia, en:http://www.maristas.com.ar/champa/poli/derecho/adol.htm4 FROMM E., “Miedo a la libertad”, citado en COLEMAN J.C., “Psicología de la adolescencia”, Morata,Madrid 19943.38


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.Es importante no perder de vistaque ellos están en un procesode <strong>con</strong>strucción, saben lo que noquieren casi por instinto, porqueno les hace sentir bien, pero aúnno tienen claro lo que sí desean.Por eso prueban por ensayo yerror hasta descubrir lo que necesitanpara sí mismos.Si los padres no permitimos quenuestros hijos <strong>adolescentes</strong> experimenten,que se equivoquen, aúna costa de pasar por malos momentos,podríamos propiciar unbloqueo en el proceso de identidadque dificultaría a su vez elproceso de madurez emocional,provocando que el menor viva estaetapa de transición <strong>con</strong> sentimientosde culpa e inseguridad.Los <strong>adolescentes</strong> no son adultos<strong>con</strong> granos y espinillas. Es necesariopermitirles manifestarse nosólo tal como son, sino tambiéncomo no son. No pretendamosque expongan sus opiniones ycriterios <strong>con</strong> la misma claridad <strong>con</strong>la que lo hacen los adultos, porqueellos aún no los tienen establecidos.Permítase <strong>con</strong>ocer su des<strong>con</strong>ocimientoporque ni él mismosabe aún quién es.Libertad... protegida.Miedo a ser libreA lo largo de toda la etapa dela adolescencia, el menor se debateentre el deseo de ser librey el temor a no saber afrontar sulibertad. “El adolescente quierela libertad de tomar sus propiasdecisiones, pero al mismo tiempoquiere permanecer seguro y protegidoal amparo de viejos hábitosy que sea otro el que tome lasdecisiones”. 5“Que los <strong>adolescentes</strong> vayancambiando la manera deafrontar su independenciadepende, en parte, de lo quehagamos los padres”Buscar su identidad, le requieremostrarse a sí mismo que ya puedepensar sin necesidad de quesus padres le guíen sus pensamientos.Ser fiel a este sentimiento,de alguna manera le obliga atener opiniones <strong>con</strong>trarias, ya quecualquier parecido <strong>con</strong> las de suspadres, es percibido como unaclaudicación y, en ocasiones, casicomo una derrota.Esta actitud tan radical se iráhaciendo cada vez más dúctil amedida que el adolescente vayacreciendo y ganando <strong>con</strong>fianza ensu persona. Cuando ya no necesitedemostrarse a sí mismo ni alos demás que lo que él piensay dice es válido, probablementeentonces no necesitará oponersea las decisiones paternas y enjuiciaráde manera más objetiva ymenos emotiva sus acuerdos ydiscrepancias.Los adultos que <strong>con</strong>viven <strong>con</strong>hijos <strong>adolescentes</strong>, han de tomar<strong>con</strong>ciencia de que esta actitudoposicionista y desafiante, estafalta de argumentación y de sentidocrítico, tiene un porqué: ir desarrollandosu propia identidad. Yaunque ciertamente la manerade hacerlo no es la más ortodoxa,sí es la que ellos entienden comoválida.5 ETCHEBERRY J.B., et. al., art. cit.39


Principales características de los <strong>adolescentes</strong>.Que vayan cambiando la manerade afrontar su independencia depende,en parte, de lo que hagamoslos padres.Estos son algunos aspectos importantesque pueden allanar aladolescente el camino de aprendizajeen el desarrollo de supersonalidad:Intente no transmitir un sentimientode caos y des<strong>con</strong>cierto<strong>con</strong> comentarios que magnifiquenla falta de estabilidad emocional deladolescente.Permítale <strong>con</strong>tradicciones y cambiosbruscos de opinión. Entiendaque aún está descubriendo suideología.Aunque a veces sus comportamientosno sean lo más acertados,evite ridiculizarle o dejarpatente que no sabe de lo queestá hablando. Provocaría su retraimientoe inseguridad a la horade expresar opiniones en público.Cuando su hijo cometa errores,aún anunciados por usted, nocaiga en la tentación de reprochárselos.Enséñele a aceptarloscomo forma de aprendizaje.Otórguele pequeñas responsabilidadesque sabe puede llevara cabo. Si la situación le abruma,probablemente se desentenderáde ella. Si la realiza <strong>con</strong> éxito, aumentarásu sentido del deber.Recuerde que el hombre o lamujer que su hijo será mañanadependerá, en gran manera, de loque viva hoy <strong>con</strong> usted.El egocentrismo adolescenteCon el comienzo de la adolescencia,tomando como referencia ladistinción establecida por Piaget 6 ,el menor empieza a <strong>con</strong>seguir ellogro del pensamiento de las operaciones<strong>con</strong>cretas. Entre los 7y 11 años, el niño comienza adesarrollar hipótesis y aplicacionesacerca de a<strong>con</strong>tecimientos <strong>con</strong>cretos.Es decir, el pre-adolescenteformula una hipótesis siempre apartir de datos, no desde su interior,desde lo real; nunca desde loposible.Algunos años más tarde (en tornoa los 15-16), el adolescente empiezaa ser capaz de desplazar elacento en el pensamiento de loreal hacia lo posible. Hablamosentonces de las operaciones formales.Busca la solución a losproblemas formulando hipótesisy deduciendo soluciones. 7Partiendo de este hecho, somoslos padres los que debemos tenerpresentes estas limitaciones en suforma de razonar para no exigirlemás de lo que puede dar. Sabemosque a los 10 u 11 años, elniño no es capaz de argumentardiferentes puntos de vista sobre6 Cfr. PIAGET J., “Psicología del niño”, Morata, Madrid 1984 12 .7 Cfr. COLEMAN J.C., op. cit.40


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.algún tema en particular; únicamentese centra en el suyo, en loque él piensa sobre ese asunto,mostrándose en desacuerdo <strong>con</strong>el resto porque no coincide <strong>con</strong> sumanera de entenderlo. Es decir,sólo ve una cara de la moneda y lecuesta entender que algunos veanotra distinta.En cambio, en torno a los 14, 15años, el adolescente tiene mayorcapacidad para ser <strong>con</strong>sciente delos diferentes argumentos que sepueden dar sobre cualquier <strong>con</strong>cepto.Su punto de vista ya no estan radical y es muy probable quesi se le razona adecuadamenteentienda como posible el punto devista de los demás.Sería lógico <strong>con</strong>siderar entoncesque una vez alcanzado el pensamientode las operaciones formales,el adolescente experimentaseuna mayor facilidad paraentender cómo piensan y cómosienten los demás. Sin embargo,según Elkind, 8 es precisamenteesta capacidad de darse cuenta delpensamiento del otro lo que estaríaen la base del egocentrismo adolescente.Al adolescente le resultacomplicado distinguir entre lo quelos demás están pensando y suspropias preocupaciones. Cree quesi a él le preocupa extremadamentesu aspecto físico, por ejemplo,también los demás estarán muypendientes de él. Elkind <strong>con</strong>sideraque el adolescente siente que losdemás le critican o le admiran deidéntica forma a como él mismo secritica o se admira. En base a esto,según van influyendo y variando lospensamientos sobre sí mismo, vacambiando su percepción de cómole ven los demás.Esta forma de entender su vidapropiciará ese tipo de comportamientosque a veces a lospadres nos cuesta comprender,como pasar horas encerrado en elbaño o en su habitación, observarmeticulosamente su aspecto en elespejo en búsqueda de posiblesáreas de mejora o, por el <strong>con</strong>trario,vestirse incluso <strong>con</strong> la luz apagadapara <strong>con</strong>templar lo menos posibleuna realidad que no le gusta enabsoluto.Debido posiblemente a esta percepciónde ser centro y atenciónde los que le rodean, el <strong>adolescentes</strong>e siente como un ser especial,único, lo que le lleva a fantasearsobre sí mismo imaginandoque es protagonista de las másinverosímiles historias. Estas fantasíasno deben ser reprimidas,pues forman parte de los mecanismosde defensa que el adolescenteutiliza para sentirse mejor<strong>con</strong>sigo mismo, <strong>con</strong>trolando todoaquello que en la vida real seescapa a su <strong>con</strong>trol y <strong>con</strong>formandocaprichosamente un mundoa su medida.8 Citado en COLEMAN J.C., ibidem.41


Principales características de los <strong>adolescentes</strong>.Ejercicio:“mi hija escomo una veleta”Este fragmento fue recogido deuna <strong>con</strong>versación mantenida <strong>con</strong>una madre en un curso de comunicación<strong>con</strong> los <strong>adolescentes</strong>.“Sinceramente, yo, a mi hija Marta,que tiene ahora 14 años, cuandome viene <strong>con</strong>tando que está hechapolvo, que ha discutido <strong>con</strong> unaamiga, que ya no la habla o cosaspor el estilo, la verdad es que no lehago demasiado caso. ¿Para qué?,si es como una veleta; tan prontoes la persona más feliz del mundocomo la más desgraciada, y <strong>con</strong>sus amigas, hoy una es su mejoramiga y mañana ya no la habla.Así que yo he decidido no implicarme.Lo mejor es que esetipo de asuntos se los resuelvaella. Yo cuando veo que tiene undía raro intento no discutir y quedarmeal margen. Total tú te llevasel disgusto y al día siguiente ellaestá como si no hubiera pasadonada”.Preguntas para la reflexiónindividual o en grupo:Por lo que ya sabemos sobreestilos de padres, ¿cómo deffiniríamosa esta madre?¿Crees que está actuando bien<strong>con</strong> respecto a su hija?Emocionalmente ¿cómo crees quese debe sentir Marta ante el comportamientode su madre?¿Cómo actuarías tú en situacionessimilares?La socializacióndel adolescenteUn aspecto importante que seespera del niño cuando empiezaa trasformarse en adolescente, esque aprenda a socializarse. Entendemospor sociabilidad la capacidad,la aptitud que permite al individuovivir <strong>con</strong> los demás y elgrupo, y es fruto de comprensiónhacia el otro, de posibilidad, desimpatía y empatía.Efectivamente, podemos pensar,y estaremos en lo cierto, que elproceso de socialización, es decir,la adquisición de la experienciasocial que permite al ser humanointegrarse a la vida en sociedad,transcurre y se va formando a lolargo de toda la vida, a través de lafamilia, la escuela, los amigos…Pero también es una certezaque es en los años propios de laadolescencia, cuando todos estosagentes socializadores adquierenuna serie de peculiaridades especialespor lo decisivas que puedenllegar a ser en la formación de lapersonalidad del ser humano.En las últimas décadas, la socializacióndel adolescente estáadquiriendo tintes distintivos. Algunosautores como Origlia yOvillón han puesto de manifiesto elretraso que están experimentandolos <strong>adolescentes</strong> <strong>con</strong>temporáneosen su proceso de inserción social. 9Tomando como referencia antiguascivilizaciones romanas, donde a los14 años el joven vestía la toga virilo la Edad Media, en la cual a esamisma edad los varones erannombrados caballeros y los reyesproclamados mayores de edad,9 Cfr. Gran Larousse Universal, Plaza & Janés, Tomo I, voz: “adolescencia”, 1985.42


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.evidenciamos cómo en nuestra sociedadoccidental el adolescenteha ido retrasando progresivamentesu rol social adulto en cuanto a serpartícipe de los derechos, deberesy poderes propios de los adultos.Sin lugar a dudas, esta prolongaciónde la dependencia porparte del joven, tiene aspectospositivos: mejor preparación paraejercer una profesión u oficio ymayor estabilidad e<strong>con</strong>ómica. Perotambién tiene su parte negativa:menor grado de autonomía yresponsabilidad,de resoluciónde <strong>con</strong>flictosy decapacidad defrustración.En este aspectojuega unpapel crucialel grupo deamigos, pueses a través delvalor de la amistad como el adolescentepasa de establecer relacionesdependientes como labiológica o institucional a otrasmás libres y personales.La importanciade los amigosEl ser humano, desde un punto devista sociológico, desde que va entrandoen los primeros años de laadolescencia, busca de forma paulatinasu emancipación. Esta incursiónprogresiva en la vida socialviene sin duda, de la mano de susiguales, los compañeros y amigos.Aunque los padres suelen observar<strong>con</strong> cierto recelo el sin parprotagonismo que van adquiriendolos amigos durante estos añospara sus hijos, nadie duda ya delimportantísimo papel que éstoscumplen en el desarrollo de lapersonalidad del menor.Algunos de los efectos beneficiososque aportan los amigos aladolescente, son recogidos a <strong>con</strong>tinuación:En primer lugar, el adolescenteexperimenta intensamente y<strong>con</strong> plena <strong>con</strong>ciencia lo quesignifica una relación recíprocaen la que elotro es comoél, ni su maestroni su padre,por lo que nosiente la necesidadde sublevarse,sinomás bien todolo <strong>con</strong>trario, esdecir, <strong>con</strong>statarhasta quégrado él y elotro son semejantes.En segundo lugar, el adolescente,para ir <strong>con</strong>solidando eseproceso de emancipación queacabamos de mencionar, necesitair desvinculándose de la fuerteinfluencia que durante la infanciahan estado ejerciendo sobre élsus padres. Este hecho evolutivopuede representar para el adolescenteuna pérdida, un vacíoemocional que, sin duda alguna,ayudará a llenar su grupo deamigos.En tercer lugar, podría decirseque el grupo ejerce un efectoterapéutico sobre la adolescencia.Como si se tratara de ungrupo de ayuda mutua, cada unode los chicos que lo forman,43


Principales características de los <strong>adolescentes</strong>.chicos que lo forman, comparte<strong>con</strong> el resto las dificultades queexperimentan en la relación <strong>con</strong>sus padres, sus angustias y discusionescomunes por la restricciónde horarios de vuelta a casa o deasignación semanal…De este modo, el adolescenteencuentra en el grupo su propiomicromundo de comprensión yaceptación. Y sobre todo, le proporcionael apoyo y la seguridaden sí mismo que tanto necesita enestos momentos en que la faltade autoestima y la pobre percepciónde habilidades y capacidadespropias puede hacer mella en laformación de su personalidad.La evolución del grupoSi pretendemos <strong>con</strong>ocer en profundidadel verdadero significadode la amistad en la adolescencia,es necesario tener en cuenta unavariable determinante de la maneraen que el menor va entendiéndola.Nos estamos refiriendo a la edad.A medida en que el menor vaadentrándose en la adolescencia,su significado de amistad se vatransformando, porque sus necesidadestambién van cambiando. Enopinión de Anderson, las amistadesse van haciendo más organizadasy diferenciadas segúnavanza la edad del individuo, <strong>con</strong>cluyendoal finalizar sus estudiosque el grupo de los compañerosresulta más eficaz para motivarcomportamientos, así como másinfluyentes para determinar actitudesy valores en función de laedad.Podemos diferenciar tres momentosevolutivos del adolescente <strong>con</strong>patrones de comportamiento biendiferenciados:La adolescencia temprana: 11,12 y 13 años. A esta edad, lasrelaciones de amistad entre los<strong>adolescentes</strong> se caracterizan porlo siguiente:Suele aparecer el amigo íntimo,el cual aportará seguridad paraenfrentarse al mundo exterior.Se <strong>con</strong>forma un grupo de amigosdel mismo entorno: barrio,colegio, que se agrupa <strong>con</strong>frecuencia.El grupo suele ser del mismo sexoy de edades muy próximas.Son grupos reducidos, de 3 ó 4amigos, bastante cerrados, queno suelen dejar que otros entrenen el grupo.Están muy centrados en la actividad:hacen deporte, inventanjuegos, etc.Aunque buscan entre sí apoyoy seguridad, aún no está demasiadoarraigado el sentimientode afecto entre los amigos.El adolescente empieza a definirsu identidad sexual.La adolescencia media: 14, 15y 16 años. A esta edad, las relacionesde amistad se caracterizanpor:Empiezan a formarse los gruposmixtos, pandillas más numerosasde chicos y chicas.Ya no salen tan frecuentemente.Suelen reunirse los fines desemana.44


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.Se da una importancia extremaa la lealtad y la <strong>con</strong>fianza.Existe una gran obsesión por lavaloración especialmente del líder.El adolescente se identifica <strong>con</strong>sus amigos de forma casi especular:se ve reflejado en ellos.A esta edad, principalmente entrechicas, se comparten <strong>con</strong>fidenciassentimentales: los chicosque les gustan, etc.El menor se vuelca y <strong>con</strong>fía plenamenteen sus colegas. Por esola traición es vivida <strong>con</strong> tintes detragedia.Surgen las primeras relacionesde pareja.La adolescencia tardía: 17, 18 y19 años. A esta edad, las característicasde la amistad son:La gran pandilla empieza a desintegrarseen grupos más reducidos,<strong>con</strong> miembros de personalidadesmás afines.Ya no hay tanta preocupaciónpor la valoración de los demás,aunque sí se busca compartirpreocupaciones y <strong>con</strong>fidencias.Empiezan ya a dibujarse lasdiferencias individuales de cadamiembro. Ya no se pretende serigual que los demás.Se van <strong>con</strong>solidando las relacionesentre las parejas formadas,por lo que se relativiza laimportancia de los amigos delmismo sexo.El miedo a ser rechazado porel grupo disminuye y se vivela amistad de una forma másrelajada.En términos generales, podemos<strong>con</strong>siderar, como dice el grupoANAR 10 , que tener amigos, es unindicador de un buen equilibriopersonal, ya que las relacionesde amistad favorecen un adecuadodesarrollo psicológico y socialpor varios motivos: posibilita elaprendizaje y puesta en prácticade habilidades sociales y de lacomprensión del punto de vistadel otro, favorece el auto<strong>con</strong>ocimiento,proporciona apoyoemocional ante las dificultadese información práctica pararesolver determinados problemaspara los que no piden la ayuda delos adultos.Ejercicio:Testimonios “los amigosen las diferentes etapasEjemplo adolescencia temprana:“Si tuviera un problema, seguroque acudiría a mi mejor amiga,porque ella tiene mi misma edad yentiende mejor que mis padres loque me está pasando: cómo son10 Cfr. Fundación ANAR y Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, “Educar para crecer;cuadernos de apoyo para familias”, Fundación ANAR, Madrid 2004.45


Principales características de los <strong>adolescentes</strong>.los chicos, etc. Seguro que lo queella pudiera decirme me ayudaríamás que mis padres diciéndome:“eres muy joven, olvídate de esastonterías, y cosas así” (13 años).Ejemplo adolescencia media:“Mis colegas son lo más. Estánahí siempre y yo por ellos igual.Aunque tenga que fastidiarmeyo para que sus padres no lesrayen: que si vuelve pronto, queno vuelvas solo, etc. No sé; nosapoyamos entre nosotros, es algoasí como un código. No sé…somos colegas” (15 años).El papel de la familiaCon la llegada de la adolescencia,principalmente entre los 13 y 15años, las relaciones entre padres ehijos cobran un nuevo rumbo. Lospadres ya no son percibidos porlos hijos como los poseedores dela verdad a la que hay que obedecerpor encima de todo. Ahora eladolescente tiene ideas propias,producto, sin duda, de los profundoscambios cognitivos que estáexperimentando y que le van irpermitiendo entender las realidadesdesde otra perspectiva.Ejemplo de adolescencia tardía:“Los amigos son muy importantes.Sin ellos la vida sería un muermo ysí hay cosas que compartes mejor<strong>con</strong> ellos que <strong>con</strong> tus padres. Peroeso no tiene nada que ver. Paramí mis padres son imprescindiblesy, aunque re<strong>con</strong>ozco que noles cuento demasiado sobre mivida, necesito saber que están ahí”(18 años).Preguntas para la reflexiónindividual o en grupo:Refflexionar sobre los testimonioscitados e identifficarse <strong>con</strong> aquellosaspectos que se experimentan másrelacionados <strong>con</strong> la propia experiencia.Compartir sobre cómo se abordanlas relaciones <strong>con</strong> los hijos enrelación al modo como viven ellos laamistad: los puntos positivos y lospuntos negativos.Refflexionar sobre cómo se vive elhecho de que a veces los <strong>adolescentes</strong>valoren más a los amigos quea sus padres.El que sus opiniones no coincidan,o incluso sean por lo generalopuestas a las de sus progenitores,no obedece, como algunospadres llegan a pensar, a un sentimientode rencor hacia estos.Su falta de <strong>con</strong>senso está másrelacionada <strong>con</strong> su necesidad deser diferente, de tener identidadpropia.De alguna manera, el adolescenteasocia ser niño <strong>con</strong> obedecer asus padres, <strong>con</strong> pensar igual queellos porque no se tiene capacidadpara generar ideas propias y, engeneral y de forma más instintiva,<strong>con</strong> que no se tiene la valentíanecesaria -por supuesto una valentíamal entendida- para hacerfrente a los padres <strong>con</strong>tradiciendosus normas.46


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.En ocasiones presenciamos cómo<strong>adolescentes</strong> de 14 ó 15 años sejactan delante de sus grupos deamigos de haberse enfrentadoa su padre por haberle puestouna hora de vuelta absolutamenteridícula, según su <strong>con</strong>sideración.Otro factor que influye <strong>con</strong>siderablementeen las relaciones <strong>con</strong>los padres durante la adolescenciaes el hecho de que el menor, alentadopor la buena posición dela que disfruta entre su grupo deamigos, pueda pretender extrapolara las relaciones familiares suspretensiones de igualdad, sin ser<strong>con</strong>sciente de que, por suerte paraél, los <strong>adolescentes</strong> y los padresno son iguales.“Con la llegada de laadolescencia, principalmenteentre los 13 y 15 años, lasrelaciones entre padres e hijoscobran un nuevo rumbo”En este sentido, se hace necesarioun intento de explicar al adolescentelas razones por las quepadres e hijos no podemos seriguales y que esto no significa queunos sean peores que otros.A veces también el ansia delibertad que experimentan los<strong>adolescentes</strong> les puede empujara intentar forzar las situacionestransgrediendo normas y haciendocaso omiso de las prohibicionesimpuestas por los padres.Más adelante trataremos sobredónde poner los límites a estassituaciones y cómo explicar a losmenores la diferencia entre libertady libertinaje.Los padres,a pesar de todo, insustituiblesA pesar de todo lo expuesto hastaahora, múltiples estudios realizadoshasta el momento, ponende manifiesto que, en <strong>con</strong>traposicióna la opinión popular, los hijos<strong>adolescentes</strong> no <strong>con</strong>sideran teneruna mala relación <strong>con</strong> sus padres.Más bien, y a pesar de roces yrestricciones, re<strong>con</strong>ocen sentirse agusto en el hogar paterno, siendouna minoría los que <strong>con</strong>sideran insoportablela <strong>con</strong>vivencia familiar.Según un estudio llevado a cabopor la Dra. Castellana Rosell 11 , los<strong>adolescentes</strong> <strong>con</strong>sideran que padresy amigos son las dos grandes fuentesde influencia a lo largo de laadolescencia, afirmando que larelación que mantienen <strong>con</strong> ambosno son rivales, sino complementarias.Continúa el estudio poniendode relieve que para los <strong>adolescentes</strong>padres e iguales no sonsustituibles, pues cada relación lesenriquece de diferente manera.Re<strong>con</strong>ocen que, aunque pasenmás tiempo <strong>con</strong> sus amigos, larelación <strong>con</strong> los padres es másduradera, estable y sólida, por loque <strong>con</strong>trarresta la menor frecuenciadiaria de interacción.11 CASTELLANA ROSEL M., “El adolescente y sus personas significativas” ,ROL Enf .2005: 28(9), p. 24.47


Principales características de los <strong>adolescentes</strong>.Antes de que crezcanLos hijos crecen demasiado rápido¿o nosotros vamos demasiadorápido por la vida...? Nos pasa queun día los <strong>con</strong>templamos y nosasombramos de la estatura denuestros hijos... o los escuchamoshablar sin parar... y allí el recuerdonos emociona...Recordamos el primer día que loscobijamos en nuestros brazos, losprimeros pasos, la primera palabraque dijeron así de improviso, lacarita de sorpresa cuando se abrióla puerta del colegio el primer díade clase... Tratamos de darles lomejor, pero tal vez no nos dimoscuenta de que ellos necesitabanalgo más... Entonces nos damoscuenta de que lo que dimos no fuesuficiente y los vemos partir llenosde emoción...No esperemos ese momento, elmomento es ahora... el mimo, lacaricia, el abrazo, el beso, el diálogo...nos necesitan, a pesar deque en algunos momentos creemosque no, porque hay una etapaen que nos ven como seresanticuados o desactualizados. Somosimportantes para ellos, la calidadde lo que les damos es loimportante... nuestro tiempo, nuestraprotección, nuestra compañía,nuestro <strong>con</strong>sejo... Nuestro amor.Graciela Heger A.Como reflexión última, nos gustaríaplasmar brevemente algunas <strong>con</strong>sideracionesvertidas por un grupode <strong>adolescentes</strong> <strong>con</strong> los que mantenemosun frecuente trato comoproducto de nuestra profesión.“Al final, los que van a estar ahíson tus padres, que son a losque verdaderamente les importas.Los amigos, para lo buenomuy bien, pero cuando tienesproblemas…” (Vanessa 17 años)“No, si yo me llevo bien <strong>con</strong> mispadres, pero no te creas que losaguanto mucho. Todo el día <strong>con</strong>ellos me rayo mucho; tengo quesalir”. (Pablo, 16 años)“Los padres son los padres, yes absurdo que pretendan ir decoleguitas, porque no; ni de broma.A mí mis padres me vieneny me dicen que si cuéntame, quesi tus amigos… y les mando alcuerno”. (María, 15 años)Preguntas para la reflexiónindividual o en grupo:Comentar las frases anteriores yla experiencia semejante o divergente.Refflexionar sobre el modo en quela relación <strong>con</strong> los propios hijos ysobre qué postura de los ejemplosse identiffica más la relación <strong>con</strong> suhijo.¿Cómo reaccionaría si su hijo lehablase como se expresan los testimonios?Ejercicio:Testimonios “mi familia y yo”Otros agentes socializadoresEn último lugar, cabría <strong>con</strong>siderarbrevemente algunos otros agentessocializadores que en los últimostiempos y de una manera untanto alarmante están sustituyendoa las fuentes de socialización tradicionales:familia, escuela, etc. Nos48


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.estamos refiriendo a los medios decomunicación, principalmente televisióne Internet.A través de ellos, el adolescenterecibe la influencia de miles demensajes auditivos y visuales queirán modelando de manera muypoderosa su forma de pensar,sentir y manifestarse.No envano, el adolescentepasa unamedia de doshoras diarias delantedel televisor,llegando aser la actividadde ocio en laque emplea lamayor parte deltiempo libre, superando incluso eltiempo que dedica a estar <strong>con</strong> susamigos. 12En cuanto al otro gran persuasorde masas, Internet, los datos actualessacan a la luz un porcentajeelevadísimo de <strong>adolescentes</strong>que han sustituido el diálogo familiarpor la navegación informática yel impersonal chateo. Y si bien escierto que no es fácil <strong>con</strong>trolar losmensajes que nuestros hijos <strong>adolescentes</strong>reciben a través de latelevisión, mucho más ardua sehace la tarea de tratar de filtrar lainformación que les llega a travésde la pantalla de su ordenador.Ante esto, los adultos hemos deejercer nuestra responsabilidad<strong>con</strong>trarrestando el efecto nocivoque puedentener sobre elmenor algunosde estos mensajes<strong>con</strong>tra-atacando<strong>con</strong> elmismo arma: unabuena dosis deinformación, sóloque en estecaso, sin adulterar;es decir,correcta y apropiada no sólo a suedad, sino a la mentalidad y formaciónque presente el adolescenteen ese momento.Pero, a nadie la sorprenderá quepara poder orientar correctamente,para llegar de verdad a ellos,los padres debemos formarnosen el mundo de los lenguajes, símbolosy habilidades que suponenel manejo de estas nuevastecnologías.12 MACIÁ ANTON D., “Un adolescente en mi vida”, Pirámide, Madrid 2002, pp. 85-86.49


La comunicación <strong>con</strong> los <strong>adolescentes</strong>;cuanto menos, <strong>con</strong>flictiva.La comunicación <strong>con</strong>los <strong>adolescentes</strong>; cuantomenos, <strong>con</strong>flictiva.“La falta de habilidadesde comunicación esla principal causa de lasmalas relaciones entrepadres e hijos”50


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.La resolución de cualquier problemapasa necesariamente por unabuena comunicación. Por eso, noes extraño que en las familias enlas que el diálogo entre padres ehijos no fluye <strong>con</strong> natural libertado incluso llega a ser inexistente,los problemas, por pequeños quesean, terminen magnificándose ycreando situaciones difíciles.¡En mi casa no nos entendemos!¡Es como si mi hijo y yo no hablásemosel mismo idioma! ¡Cualquier<strong>con</strong>versación termina siempre enbronca! Expresiones como éstas,son manifestadas cotidianamentetanto por padres <strong>con</strong> hijos en laadolescencia como por hijos queestán pasando por ella. Dejándonosllevar por estas referenciasde “progenie incomunicada”podríamos llegar a preguntarnos¿pero, qué tiene la adolescenciaque cortocircuita las comunicaciones?Reflexionemos un momento. Realmente¿el problema está en laadolescencia? Porque si es así, lasolución puede ser tan sencillacomo esperar a que pase y serestablezca de nuevo la comunicación.Evidentemente no es tansencillo.La falta de habilidades de comunicaciónes la principal causa de lasmalas relaciones entre padres ehijos, y el hecho de que éstos esténatravesando la etapa de la adolescencia,<strong>con</strong> su <strong>con</strong>sabida reivindicaciónde derechos e incumplimientode deberes, propicia, sinduda, un excelente caldo de cultivopara la manifestación de dichodéficit.A lo largo de este capítulo abordaremosel desarrollo de estashabilidades de comunicación tanimportantes para mantener el buenclima familiar. Dichas habilidadesserán vistas siempre desde el prismade las peculiaridades del adolescente.¿Por qué nome lo cuentan?principales causaspor las que los<strong>adolescentes</strong>no hablan <strong>con</strong> suspadresExisten numerosas causas por lasque los <strong>adolescentes</strong> experimentandificultad a la hora de entablaruna comunicación saludable <strong>con</strong>sus padres. A <strong>con</strong>tinuación presentamosun ejercicio que <strong>con</strong>tribuiráa entender los problemasde comunicación a partir de lapropia experiencia de cada uno.El ejercicio <strong>con</strong>siste en identificar,a partir de un hecho <strong>con</strong>cretoproblemático, el sentimiento quese cree que se experimentaría.“Por estas fatídicas casualidadesde la vida, el mismo día que ustedtiene la graduación de su hijo, sujefe ha <strong>con</strong>vocado una reunión decarácter extraordinario <strong>con</strong> motivode la visita de unos potencialesinversores de la empresa dondeusted trabaja. Ambos compromisosson extremadamente importantes,y después de mucho pensar,usted toma la decisión de quedebe hablar <strong>con</strong> su jefe y plantearlesu justificada ausencia en lareunión. Esta situación le abruma,pues para su jefe este tipo de51


La comunicación <strong>con</strong> los <strong>adolescentes</strong>;cuanto menos, <strong>con</strong>flictiva.a<strong>con</strong>tecimientos son catalogadoscomo ineludibles”.Imagínese la noche anterior a la<strong>con</strong>versación que debe mantener<strong>con</strong> su jefe.¿Cuáles serían sus principalestemores?¿De qué posibles maneras creeque puede reaccionar su jefe?¿Cómo lo afrontaría?Después de realizar estas reflexionessobre nuestros temores ala hora de comunicar una informaciónque no sabemos cómo va aser recibida, seguramente costarámenos entender las razones porlas que algunos <strong>adolescentes</strong> aveces -y otros casi siempre-, decidenno compartir sus vivencias<strong>con</strong> los adultos.Retomando el caso del jefe, posiblementeuna de las principalescausas por las que muchos adultosalbergaríamos resistencias paraenfrentarnos a comunicar la noticiasería:Por temor a las <strong>con</strong>secuencias,es decir, nuestro jefe, dolido pornuestro comportamiento, puededecidir tomar represalias quepuedan afectar a nuestra integridadlaboral;Alguna otra persona podríapensar que el jefe no va a entenderla situación o que incluso aúnentendiéndolo, sus sentimientosde frustración sean tan fuertesque anulen cualquier atisbo decomprensión.A parte de todo esto, y yacentrándonos más en la personadel adolescente, podríamos añadircomo poderoso motivo para no<strong>con</strong>tar sus preocupaciones a lospadres el sentimiento de vergüenza,propiciado sin duda por la faltade <strong>con</strong>fianza establecida <strong>con</strong> losprogenitores.Como podemos observar, las causaspor las que, en ocasiones, evitamoso nos sentimos reticentes acomunicarnos <strong>con</strong> otras personas,son numerosas e incluso podríamosdecir que casi todas estaríanjustificadas. Pues bien, salvandolas diferencias, (“los padres y loseducadores no somos los jefesaunque a veces somos percibidoscomo tales”), los menores encuentrandificultades muy similares ala hora de comunicarse <strong>con</strong> losadultos. La gran diferencia estribaen que ellos sí pueden elegir entre<strong>con</strong>tarlo o no.Porque, aunque a veces las <strong>con</strong>secuenciasde no <strong>con</strong>tarlo seannefastas, en la adolescencia, loque prima es el efecto inmediato.Si nuestra relación <strong>con</strong> él es máscercana, es probable que la preocupaciónviniese propiciada sobretodo por lo mal que noshace sentir saber que vamosa defraudarle; pudiera serque se sintiera decepcionadopor nuestro comportamientoy pensara que leestamos fallando;52


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.No debemos olvidar que la percepcióntemporal de los <strong>adolescentes</strong>nada tiene que ver <strong>con</strong>la nuestra. En su vocabulario, laexpresión “<strong>con</strong>secuencias a cortoplazo” significa: “de momento mehe librado, y mañana ya se meocurrirá algo” y, a largo plazo, seregistra <strong>con</strong> la misma sensaciónde cercanía como: “en otra vida”.Es decir, “<strong>con</strong>secuencias a largoplazo” es sinónimo de “no hay<strong>con</strong>secuencias”.No es extraño pensar, entonces,que los <strong>adolescentes</strong> vayanretrasando la comunicación “deuna mala noticia” hasta que éstacaiga por su propio peso.Algunos testimoniosde <strong>adolescentes</strong>Hemos preguntado a un grupo de<strong>adolescentes</strong> sobre las dificultadesque encuentran a la hora decomunicarse <strong>con</strong> sus padres y apartir de lo que nos han referidoplanteamos el siguiente ejercicio:Identifica la dificultad de comunicaciónde cada uno de los testimoniosexpuestos.“Yo creo que no <strong>con</strong>tamos lo quenos pasa a los padres porquesabemos que de una manera o deotra nos va a caer la charla. A lomejor en el momento no nos dicennada pero tienen ya esa informacióny nos lo echan en cara encuanto hay oportunidad…” (María,17 años)Dificultad:“Supongo que a muchos chicosles pasará como a mí, que nohablan <strong>con</strong> sus padres para queno se metan en tu vida. Si lescuentas tus cosas al final te acabandirigiendo la vida y te <strong>con</strong>trolandemasiado y eso hay queevitarlo.” (Manuel, 16 años)Dificultad:“Yo personalmente no hablo <strong>con</strong>mis padres porque, para empezar<strong>con</strong> mis padres no se puedehablar. El habla y todos tenemosque escucharle pero cuando habloyo, pasa de escucharme, sólo leinteresa que llegue pronto y queno me drogue, parece que lodemás le importa poco”. (Belén,15 años)Dificultad:“Si yo tuviera que <strong>con</strong>tar a mispadres lo que hago por ahí y lo queme pasa por la cabeza, me moriríade vergüenza. Yo nunca he hablado<strong>con</strong> mis padres de mis cosaspersonales y sería un cortazo hablarde si salgo <strong>con</strong> este o el otro.Nosotros nos <strong>con</strong>tamos lo justito, elfin de semana me voy al pueblo deuna amiga y cosas así. Sin entrar endetalles.” (Alba, 17 años)Dificultad:“Mis padres creen que soy superformal; me ponen de ejemplo parami hermano que está medio loco,yo no soy tan loca como mi hermano,pero tampoco soy comomis padres se creen. Me daríamucha pena que se enteraran dealgunas cosas y cambiaran suopinión sobre mí.” (Jara, 15 años)Dificultad:“A mí mis padres no me han escuchadoen la vida y ahora que heempezado a salir lo quieren saber53


La comunicación <strong>con</strong> los <strong>adolescentes</strong>;cuanto menos, <strong>con</strong>flictiva.todo; <strong>con</strong> quien voy, a dóndevoy… y ahora no me da la gana amí <strong>con</strong>társelo, si antes pasaban demí que a lo mejor yo también losnecesitaba, pues ahora soy yo elque pasa de ellos.” (Raúl, 15 años)Dificultad:“Yo pienso que los <strong>adolescentes</strong>no <strong>con</strong>tamos las cosas alos padres porque ellos no suelenentenderlo, habrá algunos que sípero lo normal es que no lo entiendany se monten su propia película.Por ejemplo si tú le dices a tumadre que el sábado te fumasteun porro <strong>con</strong> tus amigos, lo másseguro es que ella se ponga agritar; ¡Dios mío mi hijo es drogadicto,qué vamos a hacer <strong>con</strong> él! yse lo diga a tu padre y se arme, ytú sabes que eso no es así y queno significa nada, pero ¿cómo selo haces comprender a ellos?”(Juan, 16 años)Dificultad:Habilidades basicaspara una buenacomunicación <strong>con</strong>los hijosnoble y respetuoso <strong>con</strong> los demás,o emocionalmente fuerte y segurode sí mismo, que fuera sensible alsufrimiento ajeno y supiera expresarafecto… Probablemente la listasería interminable. Cada padrepediría para su hijo aquellas cualidadesque <strong>con</strong>sidera le harían másfeliz.Pues bien, tenemos dos noticiasque darle, una buena y otra mala;la mala es que es muy poco probableque se le aparezca en sucasa un hada a <strong>con</strong>cederle deseos.La buena es que no le hacefalta el hada para nada. Proporcionara su hijo las herramientasnecesarias para que sea una personasegura de sí misma, adaptaday competente depende en granmedida de usted mismo.Como muchos estudios ponende manifiesto, los padres que semuestran más competentes paracomunicarse <strong>con</strong> sus hijos suelenpercibir en ellos una mayor facilidadpara expresar lo que sienten,piensan o necesitan; resuelvenadecuadamente sus <strong>con</strong>flictos y,en definitiva, disfrutan de una mayorcalidad en sus relaciones interpersonales.“Decídmelo y lo olvidaré, enseñádmeloy lo recordaré, implicadme ylo entenderé, apartaos y actuaré.”(Proverbio chino)Si por cualquier extraña razón, austed se le presentara en su casaun hada madrina y le diese laoportunidad de atribuir a su hijo lascualidades que usted más valora,¿qué pediría? Tal vez que fuera54


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.Un padre es competenteen la comunicación<strong>con</strong> su hijo cuando:Consigue fomentar su autoestimaa través del diálogo, mostrandointerés por sus preocupacionesy necesidades.Escucha atentamente el significadoque éste da a sus vivenciassin intentar <strong>con</strong>frontarlo <strong>con</strong> elsuyo.Acepta sus discrepancias enformas de sentir y entender losa<strong>con</strong>tecimientos cotidianos sin juzgarleo inhibirle.Aporta un espacio privado paracompartir sentimientos, opinioneso dudas.Afronta situaciones <strong>con</strong>flictivassin agresividad, fomentando actitudesde serenidad y respeto.En definitiva, un buen entendimientoentre adultos, ya sean padreso educadores, y <strong>adolescentes</strong>,debe pasar, cuanto menos,por el entrenamiento de algunashabilidades básicas de comunicación.A <strong>con</strong>tinuación vamos a desarrollarestas habilidades teniendo encuenta en cada una de ellas dosaspectos:Uno personal, como adultocomprometido <strong>con</strong>sigo mismoy <strong>con</strong> su entorno, que busca sucrecimiento psíquico, afectivo ysocial.Otro como mediador, responsablede la educación de un menor,hijo o alumno, al que intenta ayudaren el desarrollo de su personalidad,enseñándole a expresarsus sentimientos y acomprender los de los demás.Una buena escuchavale más que mil palabrasLo miremos por donde lo miremos,escuchar a nuestros hijos <strong>adolescentes</strong>trae <strong>con</strong>sigo un ampliocatálogo de ventajas.Ventajas de la escuchapara los <strong>adolescentes</strong>:Se sienten valorados y entendidospor los adultos.Se sienten más seguros a lahora de expresar opiniones e ideaspersonales.El interés percibido les hace sermás comunicativos y <strong>con</strong>tar aquelloque en otras circunstancias nohubieran <strong>con</strong>tado.Aprenden a escuchar a losdemás y a comprender el beneficiosoefecto que produce serescuchados.Aprenden a respetar las opinionesajenas y a <strong>con</strong>trolar la impulsividadde manifestar las propias.Fomentan el desarrollo de suatención y comprensión significativa,evitando la superficialidad yla proyección de prejuicios que<strong>con</strong>lleva la falta de información.Ventajas de una buenaescucha para los adultos:Nos adiestramos en el arte de laacogida, lo que nos ayudará no55


La comunicación <strong>con</strong> los <strong>adolescentes</strong>;cuanto menos, <strong>con</strong>flictiva.sólo <strong>con</strong> los <strong>adolescentes</strong>, sino<strong>con</strong> todas las personas <strong>con</strong> lasque nos relacionamos.Nos ayuda a acercarnos a nuestroshijos y a <strong>con</strong>ocerlos mejor,saber lo que sienten, piensan, etc.Con nuestro ejemplo, enseñamosa los <strong>adolescentes</strong> la habilidadde escuchar al otro.Escucharles sin juzgar facilitaque el adolescente se abra y revelemás información.Favorecemos que nuestros hijosnos escuchen porque se sientenescuchados.Es cierto que muchas personastienen la capacidad de poderhacer varias cosas a la vez, comoescuchar y leer, pero entendamosque centrarse sólo en la escuchano se hace por falta de habilidad,sino por respeto al otro. No olvidemosque tan importante comoque yo escuche es que el otro sesienta escuchado.Otro aspecto importante es aquelloque hacemos mientras escuchamos.Postura y mirada dirigidos ala persona que habla, expresión dela cara acorde <strong>con</strong> lo que nosestá <strong>con</strong>tando y asentimientos deltipo “ya”, “claro”, etc., son algunosde los aspectos formales de la escuchaque nos pueden ayudar aenfatizar el mensaje de que estamosatentos y entendiendo lo quenos comunican.Por último y como colofón paradejar bien patente que se ha captadoel mensaje <strong>con</strong> cada uno desus detalles y puntos de atención,es importante devolver la informaciónresumida, despojándola deprejuicios, interpretaciones o ironíasy marcándola <strong>con</strong> nuestroacento personal de cercanía, entendimientoy comprensión.¿Qué implicauna buena escucha?Lo primero que ha de tenerse encuenta cuando nos ponemos aescuchar a un adolescente es precisamenteeso: “que nos ponemosa escuchar” y no hacemos otracosa que no sea eso. Es decir, nocompletamos la escucha leyendoel periódico, preparando la cena oviendo la televisión.La empatía; descubriendoal adolescenteque llevamos dentroEl siguiente relato fue <strong>con</strong>tadopor Miriam, alumna de Bachillerato,en un encuentro de relación deayuda. En él se pone de manifiestolo dañino que puede llegar aser el aislamiento emocional entrepadres e hijos.Mis padres se separaron hace tresaños. Recuerdo aquellos meses56


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.como algo traumático, aunquere<strong>con</strong>ozco que al final nos unióbastante a mi padre y a mí. Conmi madre no tuve problemas, lascosas eran mucho más fáciles.Yo tenía 16 años y lo viví muy mal.Ahora entiendo mejor lo que sentía,pero entonces creo que no era<strong>con</strong>sciente de lo que me pasabapor dentro.Estaba muy dolida, siempre habíasido la niñita de papá y ahora élse iba, me abandonaba… Era tanagresiva <strong>con</strong> él que a veces inclusole oía llorar en su habitacióny compartir <strong>con</strong> mi madre susentimiento de padre y maridofracasado.Me sentía tremendamente culpable.Hubiese preferido que lascosas fuesen de otro modo,decirle que le quería, que paranada había fracasado como padre,que estaba sufriendo, pero nuncale dije nada, no sabía cómohacerlo.Estoy segura de que mi padretambién entendía por lo que yoestaba pasando, pero en mi casalos sentimientos se vivían en privado;nos resultaba muy vergonzosomanifestarlos públicamente.¡Ojalá no hubiese sido así! ¡Noshabríamos evitado tanto dolor!Llegar a ser comprendido es unade las principales aspiraciones delser humano. Solamente a partir detener satisfecha esta necesidad escomo la persona puede <strong>con</strong>solidarsus relaciones <strong>con</strong> los demás.Cuando un hijo demanda a supadre: “¡entiéndeme!”, por ejemplo,¿a qué tipo de comprensiónsuponemos que se está refiriendo?¿A la comprensión cognitiva delos hechos, o bien al significadode sus palabras, es decir, al re<strong>con</strong>ocimientode su mundo afectivo,de sus emociones y sentimientos?Esto significa que habitualmentedeseamos ser comprendidos internamente,no sólo que entiendanlos datos, las cosas que nos suceden,sino el modo <strong>con</strong>creto comolas experimentamos y el significadoque tienen para nosotros.Sin lugar a dudas, las dos comprensionesson importantes. Comola mayoría de los autores afirman,una verdadera comprensión empáticaes aquella actitud que,como suele decirse popularmente,nace del “ponerse en lugar deladolescente”, “caminar <strong>con</strong> suszapatos”. En el fondo, la empatía<strong>con</strong>siste en hacer el esfuerzo porcomprender de la manera lo másprecisa posible lo que las cosassignifican para el adolescente, y<strong>con</strong>seguir comunicar el <strong>con</strong>tenidode esta comprensión.Preguntas para la reflexiónindividual o en grupo:¿Por qué crees que Miriamno le cuenta a su padre cómo sesiente realmente?Si hubiese habido una mayorcomunicación de sentimientos ¿quéhabría cambiado?57


La comunicación <strong>con</strong> los <strong>adolescentes</strong>;cuanto menos, <strong>con</strong>flictiva.Pero vayamos más allá, supongamosahora que efectivamente elpadre ha <strong>con</strong>seguido ponerse enel lugar de su hijo y ha entendidosus pensamientos, actitudes y emociones.¿Podríamos <strong>con</strong>cluir queentre ambos se ha establecido unabuena relación empática?Para <strong>con</strong>testar a esta preguntarecordemos el caso de Miriam. Ensu relato hemos podido comprobarcómo ella comprendía los sentimientosde su padre y probablementesu padre los de ella. Perono llegaron a compartirlos, nuncalo habían hecho.Llegamos entonces a completar eltrípode sobre el que se sustenta laverdadera comprensión empática:la comprensión de los hechos, enprimer lugar; hacerse cargo delos significados a nivel afectivo, ensegundo lugar; y la manifestaciónde lo que hemos comprendido porúltimo.Pongamos un ejemplo. Un padre,después de escuchar a su hijolamentarse por haber discutido<strong>con</strong> un amigo, le puede trasmitirsu comprensión devolviéndole lossentimientos de tristeza y frustraciónque le ha manifestado durantela <strong>con</strong>versación.¡Estoy hasta las narices de Teo.Continuamente se está metiendo<strong>con</strong>migo, diciéndome lo que tengoque hacer como si él fuera perfecto.Es un mierda el tío!Padre o Madre: ¡Caramba Andrés!Debe ser difícil aguantar a unamigo diciéndote <strong>con</strong>tinuamente loque debes hacer.Andrés: Pues sí, pero cualquier díale mando…Padre o madre: Veo que te duelemucho lo que te hace Teo. Supongoque eso significa que le tienescariño. Estarás muy decepcionado<strong>con</strong> él.Andrés: Era un buen colega perocada día le aguanto menos. Yo nosé qué le pasa al pibe éste.Padre o Madre: Andrés, ¿has pensadoque tal vez le hayas hechoalgo sin ser <strong>con</strong>sciente y esté dolido<strong>con</strong>tigo? A veces uno se llevasorpresas cuando habla <strong>con</strong> unamigo.Andrés: ¡Pues que me lo diga ydeje de tocarme la moral!Padre o Madre: Te veo <strong>con</strong> ganasde arreglarlo, sería bonito volvera ser tan amigos como antes¿verdad? ¿Crees que a ti te seríafácil hablar <strong>con</strong> Teo? ¿A lo mejorél no sabe cómo hacerlo? Tú parecestener las cosas más claras.Preguntas para la reflexiónindividual o en grupo:¿Crees que los padres de Andréshan sabido captar los sentimientosde su hijo?¿Qué tipo de beneficio, paraAndrés, puede tener este tipo de<strong>con</strong>versación?Crea tu propio diálogo <strong>con</strong>Andrés.Como puede apreciarse en estediálogo entre padres e hijos, la diferenciageneracional se pone muyde manifiesto. Distinto vocabulario,diferente enfoque de resolucióndel <strong>con</strong>flicto, etc. No obstante,parece ser que estas diferenciasson salvadas por la intención58


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.común de reducir el malestar quesiente Andrés.Así es, los padres no debemoscaer en el error de intentar hacernoslos “coleguitas” de nuestroshijos utilizando su mismo vocabularioo intentando dar argumentacionessimilares a las suyas.Empatizar no es eso, nuestro hijono va a sentirse más entendidosi usamos su lenguaje y sus razonamientos.Todo lo <strong>con</strong>trario, eladolescente necesita <strong>con</strong>statar lasdiferencias entre él y sus padres yel hecho de hablarle de sentimientoscuando él no lo hace, de utilizarpalabras cultas que ni siquieratiene registradas, de argumentarposibilidades no percibidas porél, no sólo es bueno sino que ademáses educativo. En el capítulo Vampliaremos esta reflexión.Como señala J. Chalifour 13 lacomunicación o exposición al otrode lo comprendido no tiene por quéser siempre verbal. Hay muchasotras manifestaciones no verbales:un guiño de complicidad, unasonrisa, apretar suavemente elhombro, etc. Estas pueden dara entender igualmente nuestracomprensión.Algunas clavespara fomentar la empatíason las siguientes:Ser un buen modelo: los hijosaprenden mucho mejor aquelloque ven en los padres. Entiendenmejor lo que ven que lo que escuchan.Si los padres expresansus sentimientos de forma cotidianaentre ellos, <strong>con</strong> sus hijos,etc., es muy probable que elchico/la chica entienda de formanatural la comunicación de sussentimientos.Valorar sus opiniones y actitudes:cuando se comunica <strong>con</strong> eladolescente, es oportuno escucharprimero sus opiniones, respetarlasy valorarlas por ser de él, dejarleexpresarse y asegurarse de haberleentendido. Aun no estando deacuerdo <strong>con</strong> sus ideas, es buenoevitar <strong>con</strong>vencerle o demostrarsuperioridad. Así el adolescenteentenderá la importancia de respetaropiniones distintas a laspropias.Ser honesto al expresar sentimientos:los mensajes que semandan a los <strong>adolescentes</strong> debenser <strong>con</strong>gruentes <strong>con</strong> los comportamientosque manifestamos. Sise intenta educar a un hijo en laexpresión de sentimientos, es importantecompartir <strong>con</strong> él los propios,así como las preocupacionesy alegrías. Evitar en todo momentojuzgar las expresiones emo-13 Cfr. CHALIFOUR J., “La relación de ayuda en cuidados de enfermería. Una perspectiva holísticay humanista », SG Editores, Barcelona 1994.59


La comunicación <strong>con</strong> los <strong>adolescentes</strong>;cuanto menos, <strong>con</strong>flictiva.cionales de los hijos es una buenapista para ayudarles. Esta actitudpodría provocar vergüenza o rabiaen el joven y promover comportamientosrepresivos.Manifestar el bienestar por sentirsecomprendido. Es importanteque el adolescente entienda quesu comportamiento sobre los otrostiene <strong>con</strong>secuencias positivas onegativas. Cuando se sienta escuchadoy comprendido por su hijoes <strong>con</strong>veniente decírselo abiertamente,igual que cuando el comportamientosea hiriente.Ayudar a interpretar emociones.A menudo, la intensidad <strong>con</strong> laque viven los <strong>adolescentes</strong> susemociones, les dificulta entenderqué es lo que están sintiendo ypor qué. Lo indicado es ayudarlea interpretar sus sentimientos, apensar y reflexionar juntos sobrequé le ha hecho sentirse así.Tomar <strong>con</strong>ciencia sobre los propiossentimientos facilita entendercómo se sienten los demás antecircunstancias parecidas.Con asertividad suena mejorLa sabiduría popular, casi siemprebastante certera, dispone de múltiplesexpresiones que claramenteevidencian la enorme importanciaque tiene la forma en quelos seres humanos noscomunicamos: “mano dehierro <strong>con</strong> guante de terciopelo”,“se cazan másmoscas <strong>con</strong> miel que <strong>con</strong>hiel”, “tan importante como loque se dice es cómo se dice”,etc.de sus exitosos libros, una fraseabsolutamente ilustrativa del poderque puede llegar a tener el lenguaje:“El dardo en la palabra”.Si nos ponemos a pensar, sonmuchas las situaciones en las quenos hemos sentido víctimas de comentarioshirientes hacia nuestrapersona. Sinceramente ¿en cuántasocasiones nos hemos quedado<strong>con</strong> ganas de responder anteuno de estos comentarios y nolo hemos hecho por temor a serdemasiado agresivos y provocaruna discusión? Y puestos a recordar,seguramente sabemos cómonos sentimos al reprimir la respuestaque nos hubiese gustadodar: “seguramente no muy bien”.¡Qué difícil! ¿Verdad que seríaestupendo en<strong>con</strong>trar ese punto deinflexión entre hacer valer nuestrosderechos y no herir a los demás,entre la agresividad y la represión?Bien, pues a ese punto medio sele llama asertividad.¿De qué manera puede ayudarmela asertividad? Como siempre, lamejor manera de entenderlo esaplicarlo a las situaciones cotidianasque vivimos <strong>con</strong> los <strong>adolescentes</strong>.Incluso el <strong>con</strong>ocido escritor LázaroCarreter, utilizó como título de uno60


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.Ejercicio:Elige la respuesta <strong>con</strong> la que, sinceramente,más te identificas.Situación 1:Tu hija de 16 años se quiere ponerun piercing en el ombligo y tú noestás de acuerdo.Respuesta 1: “Mira, Marta, ¡comome entere yo de que te has taladradoel ombligo, te doy la bofetadamás grande de tu vida!Respuesta 2: “Allá tú; es tu cuerpo.Si tienes problemas, yo noquiero saber nada”.Respuesta 3: “Marta, entiendoque te apetezca llevar un piercingcomo lo llevan algunas de tus amigas.Si yo no estoy de acuerdoes por miedo a que puedas teneralguna complicación. Me gustaríaque las dos nos informásemos delos riesgos que tiene ponérseloen el ombligo. Tal vez sea menospeligroso en otra parte”.Situación 2:Raúl lleva más de dos horas sentadodelante de los libros. Cuandote acercas a su escritorio, descubresque apenas ha empezado ahacer los deberes. Raúl está cansadoy deprimido.Respuesta 1: “¡Me tienes harta!Todos los días la misma historia.Raúl, ¡eres un vago! No me extrañaque suspendas”.Respuesta 2: “Raúl, tenemosque buscar una solución paraver cómo puedes aprovechar mástu tiempo de estudio. De esta manera,ni disfrutas del tiempo libreni vas a clase <strong>con</strong> los debereshechos. ¿No crees que esta situaciónno tiene ninguna ventaja?Podríamos intentar hacer un plande estudio. Tú, ¿cómo lo ves?”Respuesta 3: “Raúl, vamos acenar, que es muy tarde; ya terminaráslos deberes”.Situación 3:Ángela quiere salir este fin de semana.Tiene 17 años y <strong>con</strong>sideraque ya es lo suficientemente mayorcomo para llegar a casa a las2 de la mañana. A ti te parece unahora excesiva.Respuesta 1: “Ángela, es verdadque ya no tienes 15 años y temereces algo más de libertad parallegar a casa. Si quieres, intentamosllegar a un acuerdo entre losdos, pero sinceramente, a las 2 dela madrugada no puedes llegar.Me resulta excesivo”.Respuesta 2: “Ángela, tú sabráslo que haces, que ya eres mayorcita.Pero eso sí, no hagas ruidocuando llegues que los demás notenemos la culpa”.Respuesta 3: “En esta casano se llega más tarde de las 12porque lo digo yo y <strong>con</strong> eso tedebería bastar”.Dentro de la asertividad, otro problema<strong>con</strong> el que se suelen en<strong>con</strong>trarpadres y educadores al tratar <strong>con</strong>los <strong>adolescentes</strong>, surge a la horade tener que decirles que no a suspropuestas.Resultados:Situación 1: respuesta 1 = agresiva; respuesta 2 = pasiva; respuesta 3 = asertiva.Situación 2: respuesta 1 = agresiva; respuesta 2 = asertiva; respuesta 3 = pasiva.Situación 3: respuesta 1 = asertiva; respuesta 2 = pasiva; respuesta 3 = agresiva.61


La comunicación <strong>con</strong> los <strong>adolescentes</strong>;cuanto menos, <strong>con</strong>flictiva.Algunas clavespara fomentar la empatíason las siguientes:1 Di “no” sin ser agresivo, pero <strong>con</strong>firmeza. Evita titubear o mostrarteindeciso. Si lo haces, el adolescentepensará que no estás segurode lo que estás diciendo y seguiráinsistiendo: “Fernando, mañana nopuedo acompañarte”.Es evidente que, cuando realmentetenemos argumentos para decir“no”, no suele crearnos tanto desasosiego.Decimos, por ejemplo:“no te puedo acompañar al cineporque tengo que ir al médico”. Elproblema surge realmente cuandono tenemos a<strong>con</strong>tecimientos quepudiéramos <strong>con</strong>siderar inevitables,sino que simplemente nos apetecehacer otros planes alternativos.Por supuesto, no nos sentimosigual diciendo “no te puedo llevaral partido porque tengo que llevarel coche al taller” que “no te puedollevar al partido porque me apetecequedarme en casa y desayunartranquilo el único día que tengolibre”. Probablemente, cuando damosuna respuesta de este tipo,aparecen los sentimientos de culpa.Como si realmente estuviésemoshaciendo algo mal; inclusonos podemos llegar a calificarde “mal padre” o “mala madre”.¿Pueden evitarse estos sentimientos?Dependerá, en gran medidade mi manera de decir “no”.No es lo mismo espetar “no” quehacer entender de forma asertivapor qué no lo hacemos.2 Da tus razones de forma clara y<strong>con</strong>cisa. No te pierdas en las explicaciones:“No puedo acompañarte,porque mañana es el únicodía que tengo para descansar ylo necesito”.3 Habla en clave de sentimientos.Dile que entiendes cómo se debesentir él ante la negativa, pero tambiénexpresa las razones emocionalesque tienes tú para hacerlo:“Entiendo que puedas sentirtefrustrado por no poder <strong>con</strong>tar <strong>con</strong>migo,pero me gustaría que comprendierasque me apetece descansardespués de una semana deduro trabajo”.4 Busca <strong>con</strong> él otras alternativasque puedan solucionar su problemapara que no crea que te desentiendes:“Podemos buscar el autobúsque te deje más cerca”.5 Déjale claro que, aunque esta vezle dices que no, puede seguir <strong>con</strong>tando<strong>con</strong>tigo para otras ocasiones:“Fernando, esta vez te he dicho queno porque necesito realmente descansar,pero en otra ocasión intentaréayudarte aunque me supongaun esfuerzo”.6 No te disculpes como si estuvierashaciendo algo malo. Entiendeque decir “no” a tu hijo es un derechoque tiene todo padre.62


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.7 Si tu hijo intenta <strong>con</strong>vencerte medianteel chantaje emocional, utilizael disco rayado, es decir, repite unay otra vez las razones emocionalespor las que dices “no” y hazle entenderla diferencia entre un favor y unaobligación: “Es verdad que hoy te hedefraudado, pero te repito que mesiento realmente agotado”.8 No intentes justifficar y racionalizartu negativa inventando excusasfalsas. Probablemente tu hijo se enteraráy quedarás ante él como unfarsante.9 Es necesario que durante todo elproceso pienses lo importante quees para tu hijo aprender a aceptarel “no”, siempre que se le diga deforma razonada, <strong>con</strong> respeto y cariño.10 Si un adolescente no puedeaceptar una negativa y necesitasalirse siempre <strong>con</strong> su voluntad, nodesarrollará su capacidad de frustracióny tolerancia al fracaso, yreaccionará <strong>con</strong> violentas rabietas ehisterismos propios de los niñosmás pequeños.Recuerda: aceptar un “no” significamadurar.El diálogo es posible.Del monólogo al diálogoSomos <strong>con</strong>scientes de que frecuentementelos chicos, sobre todoen los primeros años de su adolescencia,se muestran bastanteesquivos no ya a mantener una<strong>con</strong>versación <strong>con</strong> sus padres, sinosimplemente a permanecer delantemientras estos hablan.este problema tomando como referenciaal adulto.¿Qué podemos hacer los padrespara que ellos quieran, o al menosacepten, hablar <strong>con</strong> nosotros? A<strong>con</strong>tinuación exponemos algunastácticas de aproximación que nosólo ayudarán a que nos escuchen,sino incluso facilitarán queintervengan en la <strong>con</strong>versación.Ejercicio:Construyendo el diálogoTras leer los distintos casos, intentacompletar las frases encabezadaspor el SI, <strong>con</strong> frases que ejemplifiquenlo expuesto en el texto quele sigue.Identificar algunas otras situacionescomplejas donde el diálogotiende a <strong>con</strong>vertirse en monólogoy reflexione sobre cómo podríamejorarlas.NO: “Hijo, me gustaría que hablásemossobre las drogas. Estoymuy preocupado por ti…”Aunque parece sensato hacerlo,evite anunciar la intención de hablar<strong>con</strong> su hijo. Con ello lo único que<strong>con</strong>sigue es que este se ponga enalerta y empiecen a aflorar en sumente todos los prejuicios que hacosechado sobre las charlas delos adultos. Posiblemente, su hijointentará evitarlo achacando lasexcusas más socorridas que enese momento encuentre.Sí:Como estamos <strong>con</strong>virtiendo en costumbre,vamos a intentar abordar63


La comunicación <strong>con</strong> los <strong>adolescentes</strong>;cuanto menos, <strong>con</strong>flictiva.Aproveche un programa de televisiónque están viendo juntos, uncomentario de un adolescente respectoa un tema que le preocupa.Recuerde que cuanto más privadao comprometedora sea la informaciónque quiere que su hijo comparta<strong>con</strong> usted (por ejemplo ¿quéopina sobre las relaciones sexualessin protección?), más imparcialdebe percibirle este y más casualdebe parecerle su inicio.NO: “Mira, hijo, cuando yo tenía tuedad…”Todos hemos sufrido en mayor omenor medida, las soporíferas batallitasde algún familiar (abuelo,padre, tío), bienintencionado, quepretendía acercarse a nosotrosrevelándonos su “rollo”. Aunquecomo hemos dicho, la intención esbuena, el adolescente suele percibirlocomo una arenga sobre lasbuenas costumbres, <strong>con</strong> una visiónabsolutamente desfasada de lageneración actual.Sí:Mientras <strong>con</strong>versa <strong>con</strong> su hijo,puede suceder que éste se muestredudoso o <strong>con</strong>fundido sobrealgún aspecto o incluso quieracomentar algo que hizo mal y nose atreve por miedo a defraudarloo a que se lo reprochen. Esta seríauna buena oportunidad para hablarlede usted, de cómo era cuandotenía su edad. Pero no hable asu hijo haciendo alarde de su sensatezy responsabilidad. Háblelede lo que en ese momento puedeacercarle a él: de sus dudas, delas veces en las que se equivocó yde cómo aprendió de sus errores,etc. De ese modo, su hijo sentiráque puede equivocarse sin culpabilizarsepor ello y, sobre todo, sintemor a defraudarle.NO: “¡estas loco! Pero cómo puedespensar esas barbaridades…”Si durante la <strong>con</strong>versación descubrieraque su hijo tiene ideas erróneaso peligrosas sobre algúntema importante, evite corregirlebruscamente <strong>con</strong> descalificativoso <strong>con</strong> un tono de voz severo. Esaactitud provocará que de formainstintiva su hijo intente defendersede lo que está percibiendo comouna agresión. El sentimiento deautodefensa y de cólera hacia elproveedor de la agresión impediráque pueda tomar <strong>con</strong>ciencia delos riesgos que puede tener suforma de pensar o actuar.Sí:La mejor manera de que el adolescentetome <strong>con</strong>ciencia de las<strong>con</strong>secuencias que pueden tenersus comportamientos u opinioneserróneas, es, en primer lugar, <strong>con</strong>tinuarla <strong>con</strong>versación <strong>con</strong> la mismanaturalidad mantenida hastael momento. Escuche hasta el finalla exposición de su hijo y, <strong>con</strong> untono de voz relajado, intente mediantepreguntas y supuestos, queél mismo caiga en la cuenta y entiendaque posiblemente esa no esuna buena forma de actuar. Unavez que su hijo ha tomado <strong>con</strong>cienciade la posibilidad de en<strong>con</strong>trarmejores opciones, ayúdele abuscarlas y que sea él mismoquien decida, sopesando pros y<strong>con</strong>tras, lo que quiere para sí mismo.Si el adolescente no percibeuna opinión como suya, podrá acatarla,pero no la aceptará.64


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.NO: “Hijo, no tienes ni idea de loque estás hablando, escúchame amí que se lo que digo…”Recuerda que cuando dos personas<strong>con</strong>versan, especialmente siuna de ellas es adolescente, lamayoría de los comentarios que sehacen responden a la categoría deopiniones, que como tales, suelenser fruto del sentido común, deideas transmitidas de boca a boca.Por tanto, no las desprecie por suescaso rigor científico y aprovechepara <strong>con</strong>ocer mejor a su hijo, puesen cada una de sus opiniones nosdesvela parte de su personalidad,de su modo de entender y deenfrentarse a la vida.Sí:Cuando quiera establecer una <strong>con</strong>versación<strong>con</strong> su hijo, intente posicionarsede igual a igual <strong>con</strong> él.No pretenda llevar las riendas dela <strong>con</strong>versación dirigiéndola <strong>con</strong>sus argumentaciones y preguntas.Si su hijo se da cuenta de ello,perderá el interés y probablementepermanecerá callado.NO: “Hija, estoy preocupadísimaporque me ha <strong>con</strong>tado tu tía quetu primo bebe mucho y …”Evidentemente, no es buena táctica.En cuanto su hijo escucha laspalabras mágicas “preocupadísima”y “beber mucho”, entenderáque se le avecina el gran interrogatorio:¿Y tú bebes?, ¿y québebes?, ¿y tus amigos seguro quefuman porros?, etc. El adolescente,llegado a este punto, sueleoptar por una de estas dos opciones:o bien responde de formaagresiva <strong>con</strong> una de esas frasesprototípicas: “mamá, deja de rayarmeya”, o bien miente diciendolo que su madre quiere oír. Ambasson formas de defenderse de unasituación incómoda y comprometidaque puede tener unas <strong>con</strong>secuenciaspoco favorables.Sí:Si el tema que quiere tratar <strong>con</strong> suhijo le alarma bastante, por ejemploporque usted intuye que suhijo oculta algo, o tal vez porquesabe que varios amigos suyosbeben demasiado, etc., y sospechaque probablemente no vaa mantener una actitud serena,¿cómo proceder? Le invitamosa reflexionar sobre lo que hemosbautizado <strong>con</strong> el nombre “efectoreo”: cuando una persona cometealguna falta <strong>con</strong>tra la ley, ¿cuálcree usted que será su reacciónespontánea? Evidentemente, ocultarsu delito, porque sabe que las<strong>con</strong>secuencias pueden ser nefastaspara él. Pero supongamos quele han descubierto y debe ser juzgado;de todas las personas querodean al reo, ¿a quién cree ustedque <strong>con</strong>tará la verdad? ¿A quiéntratará de ocultársela? Evidentementese sincerará <strong>con</strong> su abogadodefensor porque el detenido<strong>con</strong>sidera que es la única personaque tiene intención de ayudarleen sintonía <strong>con</strong> sus expectativas.Cuando el adolescente es pillado“in fraganti”, realizando un comportamientoque va a tener represalias,reaccionará intentando evitarlas <strong>con</strong>secuencias, ocultándolo,mintiendo o incluso agrediendo. Esentonces cuando debemos hacerde abogado defensor. No se tratade justificar sus comportamientosy ponernos del lado del “delito”,65


La comunicación <strong>con</strong> los <strong>adolescentes</strong>;cuanto menos, <strong>con</strong>flictiva.sino del lado de la persona, <strong>con</strong>intención clara y sincera de ayudarlea salir de ésta. Usted elige:regañarle severamente y ponerleun castigo ejemplar sin llegar asaber lo que su hijo hizo ni por quélo hizo o reprimir insultos y amenazasdándole la oportunidad deque manifieste qué le ha llevadoa esta situación. Reflexione sobrelas <strong>con</strong>secuencias de ambos comportamientosy sobre el mejor modode llegar a la raíz del problema.Técnica del sándwichSe utiliza cuando tenemos quehacer una crítica a nuestro hijo ohija.Consiste en disminuir la carga negativade lo que decimos diciendotambién la parte positiva o incorporandola empatía de la siguienteforma.“Pero quedamos en que ibas ahacer tu cama por las mañanas”.“Con lo bien que está tu habitación,si haces la cama quedaráperfecta”.Ejemplo 2:“Ya sé que no te apetece venir ala comida familiar; entiendo quete aburras, no estás <strong>con</strong> tus amigos.Sabes que no todos los díasquedamos para estas celebraciones”.“No me gusta que protestes tanto.Creo que los abuelos no se merecenque estés serio toda la comida”.“Tus abuelos tienen muchas ganasde verte; sabes que te quierenmucho. Además, la abuela ha preparadotarta de chocolate parapostre”.Ejemplo 1:“Tu habitación ha quedado preciosa,me encanta como la hasdecorado”.Cuadro de habilidades básicas de comunicación<strong>con</strong> los <strong>adolescentes</strong>...Escucha y observaciónQué es...demostrarle que nos interesa lo que dice, lo que siente, lo que le ocurre.Sirve para:Que nuestro hijo nos escuche porque se siente escuchado.Conocer a nuestro hijo y saber realmente lo que siente, lo que ha ocurrido...Qué hacemos...Les preguntamos por sus cosas, amigos, preocupaciones, intereses...Les miramos mientras hablamos.Asentimos o usamos expresiones: “ya, ya, claro...”Resumimos la información del otro: “Así que me cuentas que…”Sólo escuchamos.66


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.EmpatíaQué es...ponerse en el lugar de ellos, su mentalidad, necesidades... aunque nonos guste o no estemos de acuerdo.Sirve para:Posibilitar y mejorar la comunicación y las relaciones ya que favoreceque <strong>con</strong>fíe en los padres.Controlar la alteración emocional de nuestro hijo.Qué hacemos...Pensamos la etapa por la que pasa nuestro hijo.Usamos expresiones: “Te comprendo”, “te entiendo”, “lo siento mucho”,“sé que te sientes...”Los gestos acompañan lo que decimos de forma sincera.En un primer momento no corregimos ni damos <strong>con</strong>sejos.RefuerzoQué es...manifestar valoraciones positivas hacia los aspectos correctos, quenos gustan de ellos, sus esfuerzos...Sirve para:Favorecer que se repitan determinadas <strong>con</strong>ductas en los hijos.Favorecer el aprendizaje de <strong>con</strong>ductas nuevas.Mejorar nuestras relaciones y la comunicación.Qué hacemos...Observar los aspectos positivos de las <strong>con</strong>ductas de nuestros hijos.Expresárselo en un momento adecuado: por ejemplo, a los <strong>adolescentes</strong>no les gusta que les digan ciertas cosas delante de la gente.Ser sincero y expresivo.Lenguaje¿Cómo debemos usar el lenguaje en la comunicación?Mensajes yo:yo prefiero, yo siento, quiero, he decidido, me gusta...Lenguaje emocional:me encanta, disfruto, es precioso, me incomoda, etc.Ir al grano, ser directo y sincero:evitar los rodeos y las justificaciones.Evitar el uso de términos peyorativos y las exageraciones:“pareces una guarra”, “eres un inocente”, “eres un mocoso...”Ser <strong>con</strong>creto:Me gusta mucho tu forma de vestir, es original, no me gustaque no lleves la ropa sucia a la lavadora.Buscar lo positivo incluso de los aspectos negativos:“no has aprobado matemáticas pero he de re<strong>con</strong>ocer que te has esforzado”67


¡No sé qué me pasa! La alfabetización emocional.¡No sé qué me pasa!La alfabetizaciónemocional.“No se puede evitarsentir miedo cuando ellossalen <strong>con</strong> sus amigospor primera vez”68


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.El nacimiento de un hijo implica,sin lugar a dudas, un revolucionariocambio en el guión de nuestravida. Alegría, miedo, orgullo e incertidumbreson sólo el prólogo dela vorágine de sentimientos a losque habremos de dar cobijo duranteel resto de nuestros días.Como si se tratara de un sello deestampación, cada uno de estossentimientos marcará, para bien opara mal, la personalidad <strong>con</strong> laque nuestros hijos se enfrentaránal mundo, a su mundo.Ciertamente esto nos puede llevara pensar que, puesto que los sentimientosno pueden elegirse, nuestroshijos están predestinados arecibir, irremediablemente, el postigode nuestras emociones. Nadamás lejos de la realidad. No sepuede evitar sentir miedo cuandoellos salen <strong>con</strong> sus amigos porprimera vez; des<strong>con</strong>fianza ante sus<strong>con</strong>tinuas promesas de mejora; oincluso cólera cuando descubrimosque nos han mentido de nuevo.Pero de lo que sí podemos serdueños es de cómo vivimos esemiedo o esa incertidumbre y, sobretodo, de qué manera vamos acompartirlo <strong>con</strong> ellos.Hoy en día, resulta inimaginablepensar que un padre no se preocupede escolarizar a su hijo paraque este desarrolle su capacidadintelectual. Llegado el caso, inclusole acusaríamos de desnaturalizado,pero ¿y para desarrollar lainteligencia emocional?, ¿a dóndehay que llevarlo? Tal vez, en un futuropróximo, empiecen a surgirescuelas para trabajar emocionesy los <strong>adolescentes</strong> aprendan a<strong>con</strong>trolar su rabia, canalizar suangustia o expresar su pena <strong>con</strong>la misma naturalidad <strong>con</strong> la queaprenden a sumar, a cepillarse losdientes o a atarse los cordones delos zapatos. Pero mientras esperamosa que esto ocurra, no estaríade más que nos fuéramosplanteando la siguiente cuestión;¿nos sentimos capacitados paraeducar emocionalmente a nuestroshijos?Baja autoestima,fuente de <strong>con</strong>flictosPodemos entender por autoestimala capacidad que cada uno denosotros tiene para valorarse así mismo en distintos aspectos desu vida.La autoestima, como una dimensiónmás de nuestra personalidad,tiene que ver <strong>con</strong> lo que sentimos,pensamos y manifestamos sobrenosotros mismos 14 .Esta capacidad de poder <strong>con</strong>siderarseválido en distintos ámbitosde nuestra vida no es algo quesurja espontáneamente al alcanzaruna etapa como la adolescenciao la adultez. La autoestima se vaformando desde que nacemos.Desde que venimos al mundo estamosexpuestos a los comentariosvalorativos de los demás. Y esprecisamente de esta manera cómolos seres humanos vamos interiorizando“cuán valiosos somoso cuánto no lo somos”.En ocasiones, los padres olvidamoslo enormemente vulnerables14 Fundación ANAR y Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid,“Educar para crecer; cuadernos de apoyo para familias”, Fundación ANAR, Madrid 2004.69


¡No sé qué me pasa! La alfabetización emocional.que son nuestros hijos a nuestrasvaloraciones y caemos en latentación de etiquetarlos; “eres undesastre”, “eres un vago”, etc., sindarnos cuenta de que cuanto másles repitamos este tipo de descalificativos,mayor es el riesgo quecorremos de que se <strong>con</strong>viertan enrealidad. Incluso en el caso de queya fuese una realidad, el descalificativoreiterado reafirma su <strong>con</strong>diciónde vago, desastre, etc., haciéndolamás sólida y difícil de corregir.Según el llamado “efecto Pigmalión”cuando a una persona, especialmentesi aún es un niño, lerepites de forma <strong>con</strong>tinuada uncalificativo, es muy probable, sobretodo si éste es peyorativo, quedicha persona termine comportándoseen <strong>con</strong>sonancia <strong>con</strong> el calificativorecibido. Es decir, se terminacreyendo que realmente es un“vago” y se comporta como tal.Lamentablemente aún existen centroseducativos que lejos de prevenirlas pésimas <strong>con</strong>secuenciasque <strong>con</strong>lleva el clasificar a los alumnossegún su nivel intelectual ode esfuerzo, <strong>con</strong>tinúan incidiendoen ello.En varias ocasiones hemos podidoescuchar cómo se lamentabanpadres de <strong>adolescentes</strong> y pre<strong>adolescentes</strong>,por el trato discriminatoriodel que estaban siendo víctimassus hijos en la propia aula ypor parte del profesor.“Ya sé que parece increíble peroen la clase de mi hija existe elgrupo de los tontos y el de loslistos. Cuando un alumno suspendemuchas, pasa a formar partede los tontos y le ponen en las últimasfilas, si saca buenas notas leponen de los primeros y formaparte de los listos. El profesor diceque así se motivan a trabajar más,a mí me parece una barbaridad.”¿Cómo se formala autoestima?Son muchos los factores que intervienenen el proceso de formaciónde la autoestima. Algunos de losmás destacables, por el grado deinfluencia que ejercen sobre la personalidad,serían los siguientes:1 La familia, fuente por excelenciade autoestima. El niño va recibiendode cada miembro de sufamilia un trato <strong>con</strong>creto que vapredeterminando su posición enla misma. Es decir; se siente máso menos querido, respetado, apoyadoen sus problemas, etc. Deeste modo, el menor podrá percibirseo bien muy valorado por sufamilia, lo que ayudará a fomentarsin duda un buen clima familiar:comunicación, cumplimiento denormas, expresión de opiniones…o poco valorado por su familia, encuyo caso no se establecerá unvínculo afectivo entre él y suspadres o hermanos, no fomentarála permanencia en el hogar nise asimilará la importancia de la<strong>con</strong>vivencia.2 Los amigos, principalmente enla adolescencia, influyen de maneramuy poderosa en la formaciónde la autoestima. El adolescente,cuando entra a formar parte deun grupo de iguales pretende sercomo mínimo eso, igual al resto.Comienza entonces un proceso devalidación de pensamientos, sentimientosy formas de comportarsemedidos únicamente por el raserode la comparación.70


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.“Mario descubrió alarmado quesu hijo Jorge llevaba varios díassin lavarse, cuando le preguntópor qué había decidido romper<strong>con</strong> el saludable hábito de laducha diaria; éste respondió: “esque ninguno de mis amigos selava, dicen que ahora lo que molaes ir de guarrillo, no voy a ser yoel único que se lave.”De este modo, el grupo va a <strong>con</strong>tribuiral proceso de formación deautoestima de dos maneras decisivas:Primera: <strong>con</strong> la propia evaluaciónque de sí mismo hace elpropio adolescente al compararsus cualidades y defectos <strong>con</strong>los de los demás.Segunda: <strong>con</strong> la evaluación quehace el grupo, encabezado porsu líder, de cada uno de losmiembros que lo forman. Si unode ellos destaca del resto, porser mucho más tímido, por estarmás reprimido a la hora de realizarun comportamiento queentrañe cierto riesgo o en <strong>con</strong>tinuodesacuerdo <strong>con</strong> lo establecidopor la mayoría, probablementeno tendrá una buenavaloración por parte del grupo.Críticas, descalificativos, retiradasde atención (vacío), suelenser algunos de los comportamientosque utiliza dicho grupopara demostrar la dis<strong>con</strong>formidadhacia uno de sus miembros.3 La escuela. El papel que ejercela escuela en la formación de laautoestima viene definido por cómose siente el menor en su rol dealumno. Es decir; si se ve capazde satisfacer las expectativas intelectuales,físicas y emocionales quele demanda el estar escolarizado.El ser reforzado por los profesorescuando hace bien sus tareas, noser humillado <strong>con</strong> descalificativoso castigos severos delante de loscompañeros cuando no cumple<strong>con</strong> las tareas exigidas, etc., ayudaráal alumno a no sentirse incapacitadopara estudiar.Como todos sabemos existen muchosniños y <strong>adolescentes</strong> que notienen el rendimiento académicoque a sus padres les gustaría.Cuando estos padres piden ayuday son orientados para que, apartede hablar <strong>con</strong> sus hijos y <strong>con</strong>ocerel por qué de sus malas calificaciones,les motiven si es necesariode forma extrínseca, es decir <strong>con</strong>refuerzos externos (beso, elogio,película de cine…), cualquier pequeñamejora que el menor vaya<strong>con</strong>siguiendo, algunos de ellossuelen <strong>con</strong>siderar más “educativo”que realicen el esfuerzo por el valorintrínseco de las cosas, es decir;que entiendan que la mayor satisfacciónes el trabajo bien hecho.Evidentemente, esta forma de pensares muy elogiable y sería la deseable,puesto que la motivaciónpor la tarea estimula la creatividad,la iniciativa y la capacidad de resoluciónde problemas. No obstante,la experiencia nos dice que enalgunas ocasiones, no en todas,hay que recurrir al refuerzo externo(no material) para propiciarlo. Lasposibilidades de <strong>con</strong>seguir que elniño o adolescente desmotivado71


¡No sé qué me pasa! La alfabetización emocional.se implique en la tarea, a vecesson más altas si éste recibe unrefuerzo inmediato y tangible.“El adolescente se sienteextremadamente sensible asus a<strong>con</strong>tecimientos diarios,lo que le lleva a magnificarlos estados de ánimo queestos le provocan”En muchas ocasiones, aunque enprimera instancia el menor realizael esfuerzo por la <strong>con</strong>secucióndel refuerzo, comprobar que realmentees capaz de hacer un buentrabajo y ver los efectos positivosque tendrá en sus profesores,padres e incluso algunos compañeros,etc., le producirá una sensaciónde bienestar y de <strong>con</strong>trolque propiciará el encuentro <strong>con</strong>el valor intrínseco de los logros.Como pone de manifiesto MartinSeligman en su obra “La auténticafelicidad”, cuando se <strong>con</strong>sigue realizaruna tarea a partir de la puestaen práctica de fortalezas y virtudesen vez de formulas rápidas, sevive como genuino y <strong>con</strong> sentimientosde autenticidad y gratificaciónpersonal. 15Evidentemente, no tiene el mismopoder de “seducción” que te “persuadan”a sentirte satisfecho porhacer bien tu trabajo, que experimentardicha satisfacción de formadirecta.3 El auto<strong>con</strong>cepto es otro factorque <strong>con</strong>tribuye a formar la autoestima,entendido éste como larepresentación mental que unapersona tiene de sí mismo en unmomento <strong>con</strong>creto.Cada uno de nosotros llevamos acabo una serie de comportamientosa lo largo de nuestros días.Las personas que nos rodean noshacen saber de una manera u otralo que opinan sobre estos comportamientos,a veces de formadirecta y <strong>con</strong>sciente <strong>con</strong> comentarios<strong>con</strong>cretos o frases alusivas,y en otras ocasiones in<strong>con</strong>scientementesus propios comportamientosdejan traslucir lo que piensansobre nosotros. Pues bien, todaesta información que recibimosde los demás es recogida pornosotros mismos y en funciónde lo positiva o negativa que seala evaluación que hagamos deella iremos <strong>con</strong>figurando nuestraautoimagen.Si coincide como a mí me gustaríaser <strong>con</strong> la percepción real quetengo de cómo soy, es decir, mi yoideal <strong>con</strong> mi yo real, la valoraciónque realizaré sobre mí mismo serápositiva, lo que me ayudará, sinduda, a mantener alta mi autoestima.Si mi yo real no coincide enabsoluto <strong>con</strong> mi yo ideal, es decir,me percibo opuesto a como megustaría ser, tendré una imagennegativa de mí mismo lo que tambiénhabrá de incidir en mi nivel deautoestima, en este caso haciéndoledescender.“En cierta ocasión mi hijo pequeñome preguntó, -¿Tú crees que yosoy guapo?Yo le <strong>con</strong>testé: tienes unos ojosgrandes del color del caramelo,el pelo rubio y rizado, una narizpequeña y la carita redonda. Sí, amí me pareces guapo. ¿Por quéme lo preguntas? Le dije yo. Y élme <strong>con</strong>testó; porque como nunca15 SELIGMAN, M.E.P., “La auténtica felicidad”, Vergara Grupo Zeta, Barcelona 2003. p. 24.72


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.me habías dicho que era guapoyo creía que era muy feo”.¿Cuándo hayun problema de autoestima?Una opinión bastante generalizadaque se suele tener sobre la adolescencia,es la de relacionar dichaedad <strong>con</strong> la diversión <strong>con</strong>tinua,“vivir a tope la vida”, salir de fiesta,bailar, beber, viajar <strong>con</strong> los amigos.No hay responsabilidades, nohay problemas, etc., Sin embargo,las estadísticas vienen a chocarfrontalmente <strong>con</strong> tan popular pensamiento.Después de los accidentes de cochey moto, el suicidio es la segundacausa principal de muerteentre los jóvenes a partir de los14 años. 16Alrededor del 14% de los suicidiosse cometen entre los 15 y 24años, y algunos estudios encuentrantasas entre 15-20% de <strong>adolescentes</strong><strong>con</strong> ideación suicidaacompañada de sentimientos dedesesperanza e indefensión.Con estos datos no pretendemosinducirles a pensar que los <strong>adolescentes</strong>están en su mayoría deprimidosy sin ganas de vivir, nadamás lejos de la realidad. Sencillamente,entendemos que referenciastan inquietantes como éstasnos pueden ayudar a entendercuán tan a flor de piel están lossentimientos en esta etapa de lavida.Como comentamos anteriormente,el adolescente se siente extremadamentesensible a sus a<strong>con</strong>tecimientosdiarios, lo que le llevaa magnificar los estados de ánimoque estos le provocan; su rabiase <strong>con</strong>vierte en ira, su alegríaen euforia y su tristeza en desesperación.¿Falta de <strong>con</strong>trol sobresus emociones? Por supuesto, perono solamente.Sin obviar el gran riesgo que <strong>con</strong>llevapara la autoestima del adolescentedejarse “arrastrar” por susemociones, hay otros factoresimportantes que nos pueden darla pista para entender que elmenor posee o está adquiriendoun problema de autoestima.Un adolescente <strong>con</strong> baja autoestimasuele tener un perfil <strong>con</strong>cretode comportamientos y actitudes:1 Tiende a hacer una valoraciónnegativa de sí mismo potenciandosus limitaciones y defectos y descalificandotodo aspecto positivo.2 Percibe su imagen real muydistinta a la imagen ideal que legustaría tener.3 Su escasa <strong>con</strong>fianza en sí mismole incapacita para expresaropiniones <strong>con</strong>trarias y hacer valersus derechos asertivamente, pormiedo a no ser aceptado por losdemás.16 Ministerio de Sanidad y Consumo. Datos estadísticos. Análisis de la situación de la juventud española.73


¡No sé qué me pasa! La alfabetización emocional.4 Posee poca o nula motivaciónpara la acción. Su autoexigenciaexcesiva unida a sus expectativasde fracaso le impiden emprenderproyectos novedosos o manifestarinterés por los ya comenzados.5 Es extremadamente sensible ala crítica y a la valoración de losotros.descifrar sus emociones, saber lascosas que le gustan, potenciar sushabilidades para que tenga<strong>con</strong>fianza en sí mismo ypueda superar los fracasosy las dificultades,etc.6 En sus relaciones sociales semuestran retraídos y poco comunicativos.7 Percibe la realidad en términosde todo o nada, haciendo usoexcesivo de generalizaciones yetiquetas.8 Su estado de ánimo en términosgenerales es de abatimiento y tristezay suele caer fácilmente ensentimientos de culpa.9 Sus razonamientos carecen amenudo de argumentos lógicosmagnificando y dejándose llevarpor sus sentimientos y emociones.10 Utiliza frecuentemente las imposicionesy los mandatos “debesde” <strong>con</strong>sigo mismo y <strong>con</strong> los demás.¿Cómo podemos fomentar laautoestima del adolescente?El mejor legado que los padrespodemos dejar a nuestros hijos eshaber <strong>con</strong>tribuido a formar esapersona que él ha deseado ser sinhaber hecho de él lo que nosotrosquisiéramos que fuera.Para poder <strong>con</strong>seguir tan generosapretensión es fundamentalempezar por facilitarle el <strong>con</strong>ocimientode sí mismo. Ayudarlea en<strong>con</strong>trar sus puntos fuertes,Por nuestra parte algunas sugerenciasson éstas:Controlar el nivel de exigencia.Distinguir entre caprichos del adolescente,necesidades de su etapaevolutiva o características personales,y limitaciones o dificultadesque tenga para cumplir lo que leexigimos.Reforzar y valorar los aspectospositivos y los intentos de comportamientosadecuados. Si le trasmitimosla <strong>con</strong>fianza en su personay las expectativas de éxito que tenemossobre él, aumentaremos sumotivación aunque sólo sea por eldeseo de no defraudarnos.Usar críticas <strong>con</strong>cretas y relacionadas<strong>con</strong> la situación y noglobales y generalizadas a otrassituaciones. Cuidando siempre ellenguaje.Ponernos en el lugar de unapersona de su edad, comprenderlo que le hace enfadar, lo que lehace disfrutar, lo que le avergüenza,lo que le divierte, etc. No reírse74


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.de él, ridiculizarle, juzgarle o quitarimportancia a sus sentimientos.Estimular que realice actividadesgratificantes o aquellas en lasque el adolescente destaque y lehagan sentir bien.Evitar compararle <strong>con</strong> otras personasmás capaces, hermanos,primos, amigos. Reforzarle su “sentimientode identidad propia” trasmitirlela percepción de que él es ély eso le hace ser único y distintoal resto.Demostrarle <strong>con</strong>tinuamente quesu cariño y su respeto es in<strong>con</strong>dicional,y está por encima de incapacidades,fallos, o fracasos, igualque el de las personas que realmentele quieren.Con el comienzo de la pubertadaparece también el deseo sexual.Es un deseo diferente a todos losque hasta ese momento se habíaexperimentado. El deseo sexualdirige la atención y la <strong>con</strong>ductahacia otras personas, provocandola necesidad de <strong>con</strong>tacto, de comunicación,de <strong>con</strong>ocimiento mutuo.Esta nueva adquisición serála principal responsable de quealgunos <strong>adolescentes</strong> decidan iniciarseen <strong>con</strong>ductas propiamentesexuales, antes de estar preparadospara encajar emocionalmentelo que estas suponen.La sexualidaden la adolescenciaLa adolescencia es una etapade nuevas experiencias <strong>con</strong> losdemás, y sin duda dichas experienciasestán delimitadas por laaparición de una nueva forma devivir y expresar la sexualidad. Eldeseo que siente el adolescentede ser independiente y su mayordesarrollo intelectual le lleva aquerer resolver sus propios problemassin solicitar ayuda aunque,a veces, no tenga las aptitudessuficientes para hacerlo y estopueda tener implicaciones parasu sexualidad. Pero, al mismotiempo la adolescencia es tambiénuna etapa de retrocesos dondeel menor puede aparecer comola persona más dependiente ydesvalida del mundo. Todo ello<strong>con</strong>figura el rasgo definitorio de los<strong>adolescentes</strong>: la inseguridad.Las características de la <strong>con</strong>ductasexual de esta etapa son diferentesde las de periodos anteriores.Se trata de una <strong>con</strong>ductade mayor intensidad y más impulsiva.Los chicos y chicas puedenempezar a salir en pareja, iniciarseen besos y caricias de índolesexual, autoestimularse, tener fantasías,etc. Todos estos comportamientosson naturales tanto en<strong>adolescentes</strong> como en adultos yes importante que el adolescenteno se sienta culpable, ya que <strong>con</strong>stituyeel primer avance de lo quemás adelante será una sexualidadbien desarrollada.75


¡No sé qué me pasa! La alfabetización emocional.Curiosidad, aprendizaje, acceder almundo de los adultos, intercambiode afectos. De alguna forma estassensaciones y deseos posibilitandesarrollar relaciones y vínculosmás allá del hogar paterno lo cuales necesario para el proceso desocialización del adolescente.El desarrollo adecuado de habilidadesde comunicación y deresolución de problemas; saberdecir que no, expresar opiniones<strong>con</strong>trarias, pedir cambios y negociar<strong>con</strong> otras personas, ser capacesde establecer un grupo deamigos, <strong>con</strong>seguir citas, vencer latimidez, saber resolver sus sentimientosy expresarlos correctamente...son herramientas básicasen esta etapa para manejar los<strong>con</strong>flictos que en torno a la sexualidadse les van planteando.Las primerasexperienciasNos guste o no a los padres, laadolescencia es la etapa dondemuchos de los chicos tienen susprimeras experiencias sexuales.En general, las características delentorno social influyen en queestas primeras experiencias sexualessean cada vez más precoces.Dicha precocidad lleva <strong>con</strong>sigouna serie de dificultades añadidaspor varios motivos. En primer lugarse suelen dar en un momento evolutivoen el que el resto de capacidades,cuyo desarrollo debe irparejo al de la sexualidad, no sehan completado. Este hecho implicaque el adolescente no sepagestionar los sentimientos y emocionesque una relación tan íntimale pueden producir.Al mismo tiempo, la inexperienciay la inmadurez así como la ausencia,en muchos casos, de una educaciónsexual adecuada, o muymediatizada por tópicos, lleva acreencias erróneas, mitificaciones,información parcial y ambigua,miedos, dudas... que en muchoscasos no superan la presión delgrupo de iguales y puede desembocaren <strong>con</strong>tagio de enfermedades,relaciones ajenas a un<strong>con</strong>texto afectivo, miedos, tensiones,problemas sexuales futuros,baja autoestima, embarazosno deseados, etc.“Nos hacemos cargo de queno siempre es fácil hablar<strong>con</strong> los hijos sobre sexo”Testimonios de <strong>adolescentes</strong>:Para mayor comprensión de lospadres y darles a <strong>con</strong>ocer diferentesposiciones de los <strong>adolescentes</strong>,transcribimos una serie detestimonios.“Cuando tengo relaciones sexuales<strong>con</strong> mi novio, siempre lo hago <strong>con</strong>cuidado y <strong>con</strong> precaución, por esosriesgos que hay. Mi prioridad es elcariño, los sentimientos, y no hacerlopor hacerlo. También me importamucho el respeto”. (Raquel, 18 años)“La verdad es que todavía notengo relaciones <strong>con</strong> nadie, perocuando las tenga, tengo claro quelo que más me importará, seránlos sentimientos”. (Laura, 17 años)“El amor en las relaciones sexualescreo que no existe. Es puro interéspor ambas partes. Es bonitopensar que algún día en<strong>con</strong>trarás76


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.a tu príncipe azul y que <strong>con</strong> éltodo será diferente, pero tambiénes irreal”. (Paula, 17 años)“En una relación mi prioridad esque estemos los dos enamoradosy yo note que me quiere. Yo no creoen el sexo sin amor”. (Lucía, 16 años)“Dependiendo del significadoque tenga para mí la otra persona,doy prioridad a una cosa u otra. Sino estoy enamorada de él, la prioridades pasarlo bien. Si es la personaa la que quiero, la prioridades sentir ese amor en su máximaexpresión”. (María 17 años)Cómo hablar de sexo<strong>con</strong> un adolescenteProhibir las relaciones sexualesno suele funcionar en esta etapadonde los motivos son marcar diferencias<strong>con</strong> respecto a los adultos.Es a<strong>con</strong>sejable dar informaciónadecuada (métodos anti<strong>con</strong>ceptivos,enfermedades de transmisiónsexual, normalización de las reaccionesfísicas y dificultades, posibilidadesde embarazo, <strong>con</strong>secuencias...)y mantener una actitud derespeto por parte de los adultos.Este tipo de <strong>con</strong>secuencias desafortunadastenderán a evitarse enmayor medida si se propicia en los<strong>adolescentes</strong> una buena informaciónsobre la sexualidad, fomentandoel hecho de no tener prisapara tener relaciones sexuales.Es importante asimilar que la educaciónsexual de los hijos no seimprovisa, no es cosa de un día.Quien más quien menos ha sido“víctima” de la charlita de papá ymamá encabezada casi siemprepor el violento titular de “hija, creoque hay determinadas cosas quetienes que saber porque ya noeres una niña…”En una encuesta realizada <strong>con</strong><strong>adolescentes</strong> españoles entre 14y 19 años, sólo el 18,8% habíanobtenido la información sexual fundamentalmentede su padre o desu madre, la mayoría de ellos casiel 65% se habían informado preferentementede sus amigos 17 .“Es importante asimilarque la educación sexual delos hijos no se improvisa, noes cosa de un día”La realidad es que no existe o nodebería existir una edad <strong>con</strong>cretapara hablar sobre sexualidad <strong>con</strong>los hijos. No hay que esperar a laadolescencia para tener el primerencuentro comunicativo <strong>con</strong> ellos.Probablemente a esa edad los hijosdisponen ya de un alto porcentajede información, como decíamosantes, adulterada y equívoca.Este hecho pone de manifiestola poca <strong>con</strong>fianza que ponen losjóvenes en la familia como fuentede educación sexual. La mayoríaprefiere informarse a travésde otros canales extrafamiliarescomo pueden ser libros, revistas,Internet, televisión o incluso lapropia experiencia.Nos hacemos cargo de que nosiempre es fácil hablar <strong>con</strong> los hijossobre sexo. En muchas oca-17 WEBBER, Ch, DELVIN, D. “La información sobre sexualidad en la adolescencia”,en: http://www.netdoctor.es/XML/verArticuloMenu.jsp?XML=000223.77


¡No sé qué me pasa! La alfabetización emocional.siones los padres se sienten abrumadosante la expectativa de tenerque informar de “determinadascosas” a sus hijos menores, razónesta por la que muchos de ellosreciben <strong>con</strong> alivio las negativas desus hijos “a hablar de algo que ya<strong>con</strong>ocen de sobra”.Obviamente, que a los padres lesresulte violento hablar de sexo <strong>con</strong>sus hijos, no les exime de hacerlo,de ejercer su responsabilidadcomo formadores. Pensando enestas limitaciones, no tanto de índoleintelectual como emocional,proponemos a <strong>con</strong>tinuación unaserie de pautas que pueden facilitary orientar esta compleja laborde los padres.Informar, ¿hasta dónde?Cuando un/a chico/a llega a laadolescencia debe tener ya determinadainformación sexual, comopor ejemplo:Saber que la sexualidad es unaforma de relación entre personas.Saber que el cauce natural paratener hijos es la relación hombremujer.Tener <strong>con</strong>ocimientos básicossobre los aspectos fisiológicos delaparato reproductor y los caracteressexuales que diferencian alhombre y a la mujer.Saber lo que es la autoestimulacióny la función que cumple.Ir tomando <strong>con</strong>ciencia de la importanciade implicar los sentimientosen la experimentación dela sexualidad.Ya en la adolescencia nuestra formade comunicación <strong>con</strong> los hijosdeberá ser más clara y específica.Hay que tener en cuenta que adiferencia de la niñez ahora sí vana tener la oportunidad de poner enpráctica la información que reciben.Al llegar a la adolescencia el menordebería ser informado como mínimode los siguientes temas:Es habitual el inicio de ciertotipo de relaciones sexuales en laadolescencia, que son <strong>con</strong>secuencialógica del deseo sexualque se comienza a sentir.Cualquier adolescente puedenegarse a mantener relacionessexuales: es su derecho. Recuerdea sus hijos que tienenderecho a decir NO a cualquierrelación sexual que no deseen ya pedir ayuda si alguien no respetaesa decisión.La posible identidad homosexual.Hablar sobre la homosexualidad<strong>con</strong> normalidad.La sexualidad asociada a lossentimientos y al amor adquiereotra dimensión.Con las relaciones sexuales puedentransmitirse enfermedadesinfecciosas más o menos graves(enfermedades de transmisiónsexual), por lo que es precisotomar medidas preventivas. Busqueun momento adecuadopara hablar <strong>con</strong> su hijo sobrecuáles son las enfermedadesde transmisión sexual y cómoprevenirlas.La percepción de riesgo de embarazopor parte de los adoles-78


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.centes, no es como la de losadultos. Es a<strong>con</strong>sejable buscarun momento adecuado parahablar <strong>con</strong> su hijo/a sobre las<strong>con</strong>secuencias de tener un embarazono deseado y sobre lasformas de prevenirlo.El aborto no es un sistema de<strong>con</strong>trol de embarazos no deseados.Un aborto suele sermuy traumático, incluso cuandolas personas se acojan a él enlos supuestos que permite la ley.Las relaciones sexuales habitualmentevan acompañadas desentimientos complejos, en lamedida que supone mayor intimidadfísica.Es importante a<strong>con</strong>sejar a loshijos/as a esperar a ser lo bastantemayores y responsablespara tener relaciones sexualesplenas.Cuéntele a sus hijos mayorescómo se enamoró por primeravez, qué sentía, lo que hacíapara que se fijara en usted...Testimonios: “lo que mispadres me han <strong>con</strong>tado”“Cuando yo nací mis padreseran bastante mayores y el temadel sexo siempre ha sido un pocotabú. Alguna vez, mi madre me haintentado decir algo de forma unpoco irónica, pero una charla, nunca.Mi padre, desde luego, que nilo ha intentado. También porqueyo he puesto un muro protectorpara que no se metan en mi vida ypara que no tengan demasiada<strong>con</strong>fianza. Por suerte, a pesar deque mis padres no me han dichoqué tengo o qué no tengo quehacer, en ese aspecto no me hedejado llevar por nada ni pornadie”. (Paula, 17 años)“Con mis padres apenas hehablado de sexo. Ahora hablo algomás <strong>con</strong> mi madre, pero tampocomucho ni muy explícito. Con mipadre sólo recuerdo la típicacharla de: “cuando llegue elmomento, ten mucho cuidado”.(María, 17 años)“Sí, suelo hablar de sexo <strong>con</strong>mis padres. Sobre todo desde queentré en la adolescencia. Siemprehe tenido mucha <strong>con</strong>fianza, y mihermana también. Yo sí les cuentomis problemas, porque ellossaben”. (Natalia, 16 años)“Realmente mis padres siempreevitan hablar de sexo; o cuandoles pregunto algo, me cambian detema. Yo creo que creen que soyuna niña y no quieren ver queestoy creciendo”. (Lucía, 16 años)“Mi padre y yo no hablamos. Conmi madre, algo más. Sobre todo,<strong>con</strong> la que hablo de sexo es <strong>con</strong> mihermana mayor”. (Ana, 15 años)Cómo manejar situacionesrelacionadas <strong>con</strong> la sexualidad<strong>con</strong> nuestros hijosCuestionar los propios miedos ytabúes.Recoger información. A veces,aunque seamos adultos, estamos<strong>con</strong>fundidos <strong>con</strong> algunas cuestiones,nos falta información.Pensar en nuestra infancia yadolescencia y en lo que hemosechado de menos en nuestrospadres en temas de sexualidad.79


¡No sé qué me pasa! La alfabetización emocional.Ser un buen modelo en cuestionesde sexualidad: mostrar respetoy hacerse respetar por lapareja, expresar afectos delante delos hijos, hablar <strong>con</strong> naturalidad detemas de sexualidad, aceptar elpropio cuerpo...Conocer a nuestros hijos: susmiedos, sus motivaciones, susnecesidades...Apoyarles en los errores, paraque salgan adelante. No es a<strong>con</strong>sejable“castigar” el hecho deque re<strong>con</strong>ozcan un error o noscuenten un problema <strong>con</strong>fiandoen nosotros.Elogiar y valorar las <strong>con</strong>ductassexuales <strong>con</strong> un motivo afectivoy de intercambio y respeto y elhecho de que deseen tomarsetiempo para el sexo.Comunicarnos <strong>con</strong> nuestroshijos: escucharles y atender susdemandas, establecer <strong>con</strong>tactofísico <strong>con</strong> ellos (caricias, besos,achuchones...)Comprender a nuestros hijos,entender que se sienten insegurosy curiosos al mismo tiempo y expresárselo(“entiendo por lo queestás pasando”...)Responderles <strong>con</strong> naturalidad ydirectamente si nos preguntan <strong>con</strong>información correcta y clara, sinjuzgar.Aprovechar situaciones cotidianasque den pie a hablar de sexo.Por ejemplo, ante la pregunta denuestro hijo sobre los riesgos delas prácticas sexuales sin protección...,intentando no sacar el temaen un momento inoportuno o si noviene a cuento.Dar nuestro punto de vista sinimponer y dar alternativas <strong>con</strong>cretaspara ayudarles a resolver demanera clara, <strong>con</strong>creta y directa,anticipando las <strong>con</strong>secuenciaspositivas y negativas de su comportamientosin coacción, “chantajeemocional”, ironía. No imponerni prohibir sin más.“La realidad es que noexiste o no debería existiruna edad <strong>con</strong>creta parahablar sobre sexualidad<strong>con</strong> los hijos. No hay queesperar a la adolescenciapara tener el primerencuentro comunicativo<strong>con</strong> ellos. Probablementea esa edad los hijosdisponen ya de un altoporcentaje de información,como decíamos antes,adulterada y equívoca”80


Ejercicio:Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.Mis dificultades parahablar de sexo <strong>con</strong> mis hijosDescribe las principales dificultadespara hablar sobre sexualidad<strong>con</strong> tus hijos.Intenta descubrir el porqué decada una de esas dificultades.81


Las <strong>con</strong>ductas de riesgo en la adolescencia.Las <strong>con</strong>ductas de riesgoen la adolescencia.“Saber que el riesgoforma parte de la vidade nuestros hijos es unarealidad que ningúnpadre ignora”82


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.Saber que el riesgo forma parte dela vida de nuestros hijos es unarealidad que ningún padre ignora.Entender y asimilar además quelos <strong>adolescentes</strong> tienen una mayortendencia, por una serie de circunstancias,a caer en <strong>con</strong>ductasde riesgo es difícil de digerir peroabsolutamente necesario para poderayudarles.Es precisamente este estado de<strong>con</strong>ciencia, ser <strong>con</strong>ocedores deque nuestros hijos no son inertesal riesgo, lo que debería propiciarel empleo de las formas máseficaces de ayuda.Con el fin de generar un mejorentendimiento por parte del lector<strong>con</strong>sideramos oportuno abordaresta cuestión diferenciando entreel riesgo no elegido, es decir, esassituaciones de peligro a las queestamos expuestos todos en el díaa día, y el riesgo elegido, lo que sellama propiamente <strong>con</strong>ductas deriesgo.Haciendo referencia a esta primeraclase de riesgo, el no elegido, podríamoscomenzar diciendo quela clave de una buena educaciónestá en propiciar actitudes.Desde que nuestros hijos son pequeños,los padres somos <strong>con</strong>cientesde los “mil peligros” alos que están expuestos. Muchosde estos padres, ante tal realidadoptan por intentar proteger a sushijos de estos “mil peligros” sinapenas discriminar unos de otros.Evidentemente, este comportamientotiene una parte positiva; esmuy probable que a su hijo no leocurra nada de lo que tener quepreocuparse, y claro está, otranegativa, la cual se irá haciendopatente a medida que el niño vayacreciendo, y es que el menor noentenderá lo que es el riesgoporque apenas lo ha sentido y portanto tampoco sabrá evitarlo.Con todo lo expuesto no pretendemosdecir que haya que dejarque los niños corran peligro paraque lo identifiquen; está claroque llegar a tal comportamiento nosería normal. No obstante, sí nosgustaría trasmitir la idea de que lasobreprotección <strong>con</strong>tinuada evitaque el menor adquiera una seriede habilidades absolutamente necesariaspara poderse enfrentar asituaciones complejas.La sobreprotección<strong>con</strong>tinua puede propiciarque el menor:No adquiera la capacidad paragenerar ideas que puedan ayudarlea resolver situaciones problemáticas.No aprenda a ejercer un <strong>con</strong>trolsobre sus emociones que le evitebloquearse o “perder los nervios”en momentos críticos.Inhiba su capacidad de reacciónpara poder evitar el posibledaño.No genere los sentimientos devalía y gratificación que supone resolverpor uno mismo un <strong>con</strong>flicto.¿Cómo pueden lospadres facilitarrecursos a sus hijos?Una buena manera de empezarsería sencillamente asimilando la83


Las <strong>con</strong>ductas de riesgo en la adolescencia.idea de que no todos los riesgosson iguales. Dicho entendimientoimplicaría permitir que el menor seenfrente (bajo nuestra supervisión)a situaciones que <strong>con</strong>lleven un nivelde riesgo que pueda ser asumido.Por ejemplo; si su hijo quiere aprendera patinar, usted puede decidirno permitírselo por temor a que secaiga y se haga daño o bien puede<strong>con</strong>siderar dejar que su hijo aprendaa patinar. En el caso de que sehaya inclinado por esta segundaopción es evidente que no lequedará más remedio que asumirlas caídas que su hijo pueda tener.A cambio, éste, después de habersufrido varias caídas entenderáque está realizando un comportamientoque entraña un riesgo,pero poco a poco irá descubriendoque existen determinados movimientos,que él puede hacer paraevitar caerse, lo cual reducirá <strong>con</strong>siderablementesu sensación deriesgo y aumentará su percepciónde <strong>con</strong>trol y seguridad.En definitiva, dejar que nuestroshijos experimenten por sí mismoscierta sensación de riesgo, les ayudaa desarrollar las estrategias yhabilidades que algún día necesitaránponer en práctica.Otro aspecto fundamental quelos padres no deben ignorar es elhecho de comprender que, delmismo modo que el menor debeirse aprovisionando de estas habilidades,también deberá forjar lasuficiente <strong>con</strong>fianza en sí mismocomo para percibirse capacitadopara enfrentar situaciones de riesgo.Dicho de otro modo, tan importantecomo ser válido es creerseválido.El docente se enfrenta <strong>con</strong> asiduidada alumnos <strong>adolescentes</strong> queaún <strong>con</strong> sobrada capacidad paraenfrentar situaciones <strong>con</strong>flictivas,se vienen abajo y se perciben a símismos incapaces y sobrepasadospor los a<strong>con</strong>tecimientos. Enmuchas ocasiones una generosadosis de <strong>con</strong>fianza en uno mismo,mostrándoles <strong>con</strong> pruebas de realidadque están sobradamentecapacitados para resolver sus <strong>con</strong>flictos,suele ser el “empujón” quenecesitan para decidir “tomar lasriendas” de la situación.Para fomentarla valía de los <strong>adolescentes</strong>es importante:De esta manera, cuando estemismo chico decida o tenga queaprender algún otro deporte, sabráre<strong>con</strong>ocer el proceso que debeseguir para minimizar el riesgo ypotenciar su destreza sin dejarseabatir por el miedo o aumentar supeligrosidad por la osadía que, aveces, <strong>con</strong>lleva la ignorancia.Permitirles que, a través desu propia experiencia, tomen <strong>con</strong>cienciade sus comportamientos yreacciones ante una situación deriesgo.Concederles la oportunidad decomprobar que son capaces deresolver exitosamente las dificultadesa las que se enfrentan.84


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.Evitar hacer hincapié en losactos fallidos que no desembocanen la resolución del problema, ayudándolesa interpretarlos comoparte del aprendizaje y no comofracasos por falta de capacidad.Reforzar cada intento de resoluciónde una situación difícil, potenciandocada uno de los logros<strong>con</strong>seguidos y de las habilidadesempleadas en ello.Generar en el menor el sentimientode capacidad compartiendo<strong>con</strong> él nuestras expectativasde éxito ante cada situación quehubiera de afrontar.Hacerle participe de que entendemoslas dificultades que puedeestar experimentando ante unasituación compleja.Ejercicio:Marian esperaba <strong>con</strong> impacienciasu 18 cumpleaños para podersacarse el carné de <strong>con</strong>ducir. Perosu ilusión se fue transformando enfrustración y rabia, pues aunquepasó la prueba teórica a la primera,es ya la tercera vez que suspendeel examen práctico. Marianno solamente se siente incapaz deaprobar el examen, sino que últimamenteni siquiera se cree capazde enfrentarse a él.Recabando informaciónsobre la forma en quesus padres están viviendoesta situación, descubrimosque los díasprevios a la temida pruebala <strong>con</strong>versación entreellos y su hija sueletener un guión similar aéste:- Marian, supongo que recuerdasque pasado mañana te examinasotra vez del coche…- Sí, papá, no hace falta que melo recuerdes porque por desgracialo tengo bastante presente.- Si ya me imagino, pero tenerlopresente no te va a ayudar a aprobar.Como suspendas otra vez yono sé de dónde vamos a sacar eldinero.- Ya lo sé pero ¿qué quieres quehaga? Desde luego ya no voy adar más clases. ¡Total, para lo queme sirven!- Pero hija, por Dios, piensa unpoco en lo que haces mal porqueno es normal suspender tantasveces un simple examen de <strong>con</strong>ducir.- Pues no, no es normal, debeser que yo soy más tonta que elresto del mundo. Según el profesor<strong>con</strong>duzco bien en las clasespero luego en el examen no séqué me pasa que no acierto una.- Pues, Marian, eso sí que es unproblema porque sin examen nohay carné. Hija no te martiricesmás. Si esto se va a <strong>con</strong>vertir enun problema, pues lo dejas y punto.Mira, tu madre no tiene carnéy siempre ha ido dondeha querido. Tampoco esuna tragedia; hay cosasmás importantes quetener un carné de <strong>con</strong>ducir.- Ya pero a mí me hacemucha ilusión.- Ya, hija. pero así esla vida.85


Las <strong>con</strong>ductas de riesgo en la adolescencia.Preguntas para la reflexiónindividual o en grupo:De qué manera crees que puedeestar influyendo el padre deMarian en su dificultad para aprobarel examen.Re<strong>con</strong>struye tu propia <strong>con</strong>versación<strong>con</strong> Marian de manera quepotencie su autoestima.Conductasde riesgo: ¿prohibiro moderar?“Mi hijo Hugo de 15 años ha cambiadode amigos. Antes salía <strong>con</strong>un grupito de chicos muy formales,llegaban a casa temprano, hacíanmucho deporte. En fin, a mí metranquilizaba mucho que mi hijofuera <strong>con</strong> ellos, pero hace unoscuantos meses, Hugo empezó adecir que le caían muy bien loschavales del otro grupo, que noeran lo que yo pensaba, etc. Asíque poco a poco empezó a salir<strong>con</strong> estos otros y para mí seacabó la tranquilidad porque yo séque estos chicos beben, fuman ysabe Dios que más harán. Ademásvan <strong>con</strong> una pinta tremenda.Tengo mucho miedo de que mihijo empiece a hacer cosas queantes no hacía, pero ¿qué puedohacer para evitarlo?, ¿le prohíboque salga <strong>con</strong> ellos?, ¿le dejo yque le pase algo? ¡Estoy hecha unlío!”Inquietudes como las que expresala madre de Hugo en este relatoson una <strong>con</strong>stante entre lospadres que comparten el extenuantereto de educar hijos <strong>adolescentes</strong>.Se hace obvio pensar que lasrespuestas a estas incertidumbresno son fáciles. ¿Y si tomo la decisiónequivocada? La responsabilidades mucha; el cariño también,y para colmo las <strong>con</strong>secuenciaspueden ser fatales, la mezcla nopuede ser más explosiva; suficientecomo para desvelar a la <strong>con</strong>cienciamás laxa que se puedaen<strong>con</strong>trar.Por <strong>con</strong>ducta de riesgo entendemostodo comportamiento queentraña en sí mismo un potencialpeligro para el que lo realiza. Yasea por no ajustarse a pautas ynormas sociales o por el propiogrado de peligrosidad que <strong>con</strong>llevasu desarrollo.La adolescencia es una etapa proclivea experimentar <strong>con</strong> el riesgo.Las principales <strong>con</strong>ductas de riesgo,y a su vez las más temidas porlos padres, son las siguientes: 181 Consumo de drogas ilegales.Alrededor de un 36% de <strong>adolescentes</strong>entre14y18años<strong>con</strong>sumecannabis, habitualmente(<strong>con</strong>ocido como “porro”, “canuto”,“peta”). El resto de sustancias:cocaína, éxtasis, anfetaminas,heroína, etc., no superan el 4%.El uso de drogas en estas edadessigue estando bastantevinculado al ocio y al fin desemana, siendo su <strong>con</strong>sumoocasional como forma de experimentarnuevas sensaciones.18 DEL PUEYO B., PERDES A., “¿Y si mi hijo se droga? Claves prácticas para prevenir y actuar”,Grijalbo, Barcelona 2005, pp. 31 y 32.86


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.2 Consumo de alcohol. Sigueteniendo los porcentajes máselevados entre los <strong>adolescentes</strong>seguido del tabaco. Casi un30%, <strong>con</strong> una edad de inicioen torno a los 13 ó 14 años.3 Conductas que asocian vehículosmotorizados y <strong>con</strong>sumode sustancias, lo que suponeademás un gran factor de riesgopara la seguridad vial.Los datos obtenidos del ObservatorioEuropeo sobre Drogasponen de manifiesto que casiuna cuarta parte de los jóvenesre<strong>con</strong>oce haber sido pasajerode vehículos de motor<strong>con</strong>ducidos por alguien bajolos efectos del alcohol y másdel 7% haber <strong>con</strong>ducido bajolos efectos de éste.Como ya dijimos en anteriorescapítulos los accidentes detráfico son, desgraciadamente,la primera causa de muerte entrelos jóvenes.4 Prácticas sexuales sin protección,que pueden derivar en embarazosno deseados o enfermedadesde transmisión sexual (ETS).Según el Ministerio de Sanidad yConsumo Español, 19 el 12% de lasjóvenes <strong>con</strong> edades entre 14 y 15años, han mantenido relacionessexuales alguna vez.A partir de los años 80, Españapresentó un acusado descenso deembarazos en <strong>adolescentes</strong>, coincidiendo<strong>con</strong> el aumento en el usode <strong>con</strong>traceptivos. Actualmente elporcentaje de embarazos en <strong>adolescentes</strong>es de un 30%.En cuanto a las ETS su incidenciamayor se da en los grupos deedades entre 20 y 24, seguidosdel grupo de 15 a 19.Enseñar a los menores desde queson pequeños a postergar los refuerzos-recompensas- puede serfundamental en sus futuras <strong>con</strong>ductassexuales. En ocasiones los<strong>adolescentes</strong>, aun siendo <strong>con</strong>cientesdel riego que corren, se dejanllevar por susimpulsos,porque lescuesta muchísimoaplazar lasatisfacción,quesaben pueden<strong>con</strong>seguir.5 Ser víctima de acoso o maltratopor su estilo de personalidad, sus<strong>con</strong>ductas inhibidas o sumisasante sus iguales. (Bullying) SegúnDíaz-Aguado Jalón 20 , psicólogaexperta en el estudio de la violencia,en las escuelas españolas, entreun 30 y un 40% de los alumnosmanifiestan recibir insultos y motesde sus compañeros, quedarse almargen y no participar en las actividadeso juegos cotidianos y serrechazados en general.19 ISSLER J.R., “Embarazo en la adolescencia”, en:http://med.unne.edu.ar/revista/revista107/emb_adolescencia.html20 Video<strong>con</strong>ferencia titulada: “La violencia entre iguales en la escuela y en el ocio” publicados por el Institutode la Juventud del Ministerio de Trabajo y Asunto Sociales, 1996. Y en: “El acoso escolar y la prevención dela violencia desde la familia”, publicado por la Dirección General de Familia de la Comunidad de Madrid, 2006.87


Las <strong>con</strong>ductas de riesgo en la adolescencia.¿Qué puedenhacer los padresante las <strong>con</strong>ductasde riesgo?La mayoría de los padres <strong>con</strong>sideraque es bastante poco o inclusonada lo que ellos puedenhacer para evitar que sus hijosrealicen <strong>con</strong>ductas de riesgo.Esta <strong>con</strong>sideración no es del todocierta. Existen determinadas <strong>con</strong>ductasde riesgo que los padrespodemos moderar y algunas inclusoevitar.El problema surge por la importanteinclinación que tenemos los padresa <strong>con</strong>siderar que si nuestros hijosno <strong>con</strong>siguen <strong>con</strong>trolar el 100% sus<strong>con</strong>ductas de riesgo, directamenteno podemos <strong>con</strong>trolarlos.Cambiar esta forma de percibir el<strong>con</strong>trol sería un acertado punto departida para <strong>con</strong>seguir algunoslogros <strong>con</strong> los <strong>adolescentes</strong>, pues,ciertamente, es muy poco probableque los padres podamos llegara evitar o suprimir el 100% de las<strong>con</strong>ductas que puedan generar unriesgo para nuestros hijos. Estosería tan inalcanzable como quedejara de existir el peligro en elmundo.Ciertamente la presión es grandey ejerce un poderoso influjo sobrecada uno de sus miembros difícilde suprimir, pero posible depaliar.Partiendo, por tanto, de esta realidad,centrémonos entonces enaquello que sí podemos hacerpara, si no evitar, sí amortiguar losefectos negativos de las <strong>con</strong>ductasde riesgo.1 Educar en el valor de la responsabilidad.Mientras nuestros hijosson pequeños, somos los padreslos que debemos protegerles paraque no realicen comportamientosque les puedan hacer daño. A medidaque los niños van creciendodeberíamos ir sustituyendo nuestraprotección por su responsabilidad.De este modo, los menorescomprenderán que existen determinadas<strong>con</strong>ductas que puedentener <strong>con</strong>secuencias dañinas, yque la forma más eficaz de evitardichas <strong>con</strong>secuencias es no realizandolos comportamientos quepueden provocarlas.¿Cómo se fomenta la responsabilidaden los menores?Cuando los menores llegan a ciertaedad deben empezar a asumirdeterminadas responsabilidadespara las que, en muchas ocasiones,no están preparados.Los padres, ante tal incompetencia,recurren casi siempre a la habitualestrategia de “echarles lacharla” o directamente aplicar castigosdesproporcionados, ambasmuy poco efectivas.Algunas pautas alternativas queayudarán al adolescente a irse88


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.involucrando en la adquisiciónde responsabilidades son lassiguientes:a) Inclúyale en los problemasque surgen en la familia (losapropiados para su edad) haciéndolepartícipe de las posiblesdecisiones que se puedantomar.b) Plantéele distintas alternativas<strong>con</strong>cretas para que el adolescentepueda elegir entre algunade ellas.c) Ayúdele a argumentar los prosy <strong>con</strong>tras ante circunstanciasque el adolescente no quieraasumir.d) Evite caer en los extremos. Aveces es más sensato educar almenor en la moderación que enla prohibición. Recuerde que “loprohibido se desea más”.e) Intente que el <strong>adolescentes</strong>alga ganando en algo. A veceses bueno buscar una alternativaque acepte o el acceso aalgún privilegio.2 Adquirir la formación suficientepara poder educar al menor <strong>con</strong>una información correcta y adecuadaa su nivel de comprensión,<strong>con</strong>siderando tanto los aspectosnegativos como los positivos, encaso de que los hubiera, y evitandocaer en el dramatismo. Esto ledará mayor credibilidad ante sushijos. De esta manera, el adolescenteentenderá que cuando a suspadres les preocupa que se fumeun “porro” no se están dejando llevarpor la ignorancia o el alarmismo,sino que es una preocupaciónlegítima sustentada en sus <strong>con</strong>ocimientoscompartidos <strong>con</strong> él deque el cannabis dificulta la coordinaciónpsicomotora, puede generaren ocasiones ataques deansiedad, mezclado <strong>con</strong> alcoholpuede aumentar el riesgo de lipotimia,etc.Por otra parte, el hecho de queel menor, tenga una informaciónveraz sobre determinados aspectoscomo los efectos de las drogas,sexo sin protección, etc., leayuda a tomar <strong>con</strong>ciencia de loque se “juega” y a lo que seexpone si “cae en ello”.3 Enséñele las habilidades socialesque necesitará para poder manifestarsus opiniones, haciendo especialhincapié en estrategias denegociación (ver capítulo VII) y enaprender a decir NO sin sentirseculpable cuando se sienta presionadopor el grupo a realizar algúncomportamiento que realmente noquiere hacer.Obviamente, tendrá muchas másprobabilidades de dejarse llevarpor el grupo, un adolescente alque no le han enseñado a negarsede forma asertiva a realizar uncomportamiento que puede <strong>con</strong>llevarun riesgo o que simplementeno desea hacer, cuando la mayoríalo hace. Entendiendo, además,que aquel que sabe decir no, denotauna personalidad maduray equilibrada y un buen nivel deautoestima que puede generarsentimientos de admiración por suacto de valentía en algunos de suscompañeros.Si además le ayudamos a reflexionarque el motivo del rechazo, podríaser la falta de seguridad enuno mismo, sentimientos de rabiay envidia por poner en evidencia suincapacidad para hacer lo que89


Las <strong>con</strong>ductas de riesgo en la adolescencia.hace él, etc., le estaremos evitandoque caiga en generalizacioneserróneas del tipo; “no caigo bien amis amigos”, “me rechazan porquecreen que soy un cobarde”.Por último, se debería tener encuenta que “entrenar” a los menoresen habilidades sociales requieretiempo y mucha práctica. Probablementenadie sería capaz dedecir NO ante un grupo de amigos,si antes no lo ha hecho enrepetidas ocasiones y ha asimiladolas reacciones del otro y las suyaspropias.3 Ayudarle a valorarse a sí mismofomentando su autoestima y suauto<strong>con</strong>cepto. (ver capítulo VI)Es lógico pensar que cuando unadolescente tiene un sentimientode sí mismo de poca valía y de inferioridad<strong>con</strong> respecto al resto desus iguales, ya sea por su aspectofísico, su mayor o menor capacidadintelectual, o su <strong>con</strong>ductaintrovertida, hará todo lo posiblepor demostrar a sus amigos que élvale tanto como los demás. Y sipara lograrlo tiene que beber o fumarmás que ninguno, lo hará.Otro motivo para fomentarles desdeque son pequeños lo valiososque son.En definitiva, un adolescente al quese le ha inculcado el valor de la responsabilidad,que ha sido informadode manera adecuada sobre losdistintos riesgos a los que puedeestar expuesto, al que se le hadado la oportunidad de poder comunicarse<strong>con</strong> padres y hermanosde forma asertiva y que ademása sido valorado por ser comoes, nos atreveríamos a decir quehabrá disminuido significativamentela probabilidad de tenerproblemas severos durante suadolescencia.TestimonioVirginia es una adolescente de 17años que en su niñez sufrió malostratos por parte de sus compañerosde clase. Actualmente creetener superado este penoso episodio,pero cada vez que intentarelatarlo, la luz de sus grandes ojosnegros, se torna afilada, transmitiendola agresividad propia de unanimal herido.Su triste historia comenzó cuandosuelen comenzar las peores y lasmejores cosas de nuestra vida: enla infancia, cuando Virginia llegónueva a un colegio de barrio obrero,donde la rebeldía y la indisciplinacampaban a sus anchas.El delito de Virginia no podía sermás agraviante, pues ofendía nosólo a la capacidad intelectual desus compañeros, sino también ladel propio profesor, un hombre sinmuchos recursos, motivado únicamentepor el escaso sueldo querecibía a fin de mes. Por eso, cuandovio una mañana que la mayoríade sus alumnos agredían sin escrúpulos,<strong>con</strong> insultos e incluso<strong>con</strong> papeles, lápices y todo lo quetenían a mano, a la pobre Virginia,prefirió no hacer nada. Se quedócallado y sumergió su cabeza dentrodel libro de texto tal y como siquisiera comérselo.Este hecho, sin duda, es lo que másle duele a Virginia. ¿Cómo es posibleque él no hiciera nada? Además,lamenta <strong>con</strong> impotencia, cuando losalumnos comprobaron que nadieles detenía, ya no tuvieron límite.“Me pegaban en clase, en el recreo,90


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.de camino a mi casa… Era unaauténtica pesadilla”.Virginia se fue despertando deeste mal sueño -como ella mismadefine-a medida que se iba haciendomayor. La niña creció, ymucho. Esto hizo que las agresionespararan, pero el mal yaestaba hecho y el dolor enraizado.Virginia pasea su relato casi comoun estandarte: algo para olvidar,pero que ella no quiere; el dolorle hace estar prevenida: “a mí yano me toca nadie un pelo”, “porsupuesto que no”. Virginia, siempre<strong>con</strong> “v” de “víctima”, pero desdehoy, “V” de “Victoria”.91


La necesidad de educar en los límites y las normas.La necesidad de educaren los límites y las normas.“La mayoría de los<strong>adolescentes</strong> se resistena que se les ponga límitesa sus comportamientospero al mismo tiempolos necesitan.”92


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.Cuando los niños llegan a la adolescenciaempieza a manifestarseen ellos de manera muy procelosael deseo de <strong>con</strong>struir, como ya dijimos,su identidad personal. Estoles empuja a desplazar sus centrosde interés de sus padres a sugrupo de iguales. A partir de estemomento, las situaciones de <strong>con</strong>flictofamiliar se multiplicarán, puesel adolescente, en un primer momento,percibirá las restricciones yobligaciones que los padres lesaplican como un impedimentopara la <strong>con</strong>quista de su ansiadalibertad.Siendo <strong>con</strong>ocedores de esta realidad,los padres habrán de ir <strong>con</strong>siguiendode manera progresivaromper esas primeras resistenciaspara lograr un posible entendimientoentre el respeto a la libertadde su hijo y la necesidad dehacerle respetar las normas.Como primer paso para la <strong>con</strong>secuciónde dicho logro sería <strong>con</strong>venientecomenzar por comprenderen toda su dimensión qué son lasnormas y los límites, y por qué sontan importantes.Entendemos por normas 21 aquellasinstrucciones claras y directassobre unos comportamientos <strong>con</strong>cretosque queremos modificar omantener en los demás, en estecaso en los hijos.Los límites nos ayudarán a marcarhasta dónde se podrá llegar <strong>con</strong>un comportamiento determinado.Por ejemplo, unos padres puedeninstaurar la norma de que sus hijossólo podrán jugar <strong>con</strong> la video<strong>con</strong>solauna vez que hayan terminadode hacer todos sus deberes,eso no quiere decir que puedanestar jugando toda la noche, semarcaría entonces un límite. Porejemplo, se podrá jugar comomáximo 40 minutos.No es fácil fijar normas y límitescuando los hijos ya no son niñospequeños. La mayoría de los <strong>adolescentes</strong>se resisten a que seles ponga límites a sus comportamientospero al mismo tiempolos necesitan.Porqué son tan necesarioslos límites y las normasLos límites y normas son fundamentalespara los <strong>adolescentes</strong>porque:1 Aún no tienen competenciaspara responsabilizarse de todassus acciones ni para ser totalmenteindependientes.2 Los límites que marcan los padresotorgan al adolescente sentimientode seguridad y protección.3 Los límites marcados ayudan almenor a dar sentido a lo que estadentro de ellos.4 Los hijos necesitan saber que elcariño que los padres sienten porellos requiere que les demandendeterminadas actividades y les prohíbanotras que pueden amenazarsu salud o su seguridad.5 Los <strong>adolescentes</strong> suelen tenerdificultades para regular sus emocionesy sentimientos, lo que les21 Fundación ANAR y Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid,“Educar para crecer; cuadernos de apoyo para familias”, Fundación ANAR, Madrid 2004.93


La necesidad de educar en los límites y las normas.lleva a no <strong>con</strong>trolar tampoco suscomportamientos. Las normas ylos límites les ayudan a regularde forma externa lo que aún nopueden <strong>con</strong>trolar internamente.6 Mediante las normas los menoresvan creando sus propios referentes,y van adquiriendo unas pautasde lo que es y no es válido, locual les ayudará a ir <strong>con</strong>formandosu propia escala de valores.7 Los límites y las normas ayudana lograr una <strong>con</strong>vivencia más organizadae inculcan sentido delrespeto hacia los demás y haciauno mismo.8 Normas y límites preparan al adolescentepara la vida en una sociedadque se rige por restricciones yobligaciones que deberá cumplirpor el bien de todos.9 Poner restricciones y límites alcomportamiento de nuestros hijos,les ayuda a generar de forma progresivatolerancia a la frustración,es decir, capacidad para poderasimilar el sentimiento de frustraciónque le provocará que no lesalgan las cosas como le gustaría.RelatoEn cierta ocasión, trabajando <strong>con</strong>un grupo de chicas <strong>adolescentes</strong><strong>con</strong> problemas de autoestima, tuvela oportunidad de comprobar lastrágicas <strong>con</strong>secuencias que puedetener en los hijos ser “educados” enla permisividad y la carencia absolutade normas.Un a<strong>con</strong>tecimiento signifficativo delo que estoy diciendo, lo protagonizóuna adolescente de 17 años queformaba parte de dicho grupo. Comoacostumbraba a hacer, una tardepregunté al grupo qué era aquelloque menos les gustaba tanto de sumadre como de su padre. Una poruna las chicas empezaron a hacercomentarios sobre sus padres. Lamayoría de ellas coincidía en queestos se mostraban demasiado autoritarios,incluso rivalizaban entreellas por ver quién tenía que sufrir alos padres más severos, demasiadasexigencias, normas injustas, etc.Mientras las chicas del grupo hablaban,me llamó poderosamente laatención, como una de ellas, <strong>con</strong>tradiciendosu carácter alegre, permaneciócallada y mostrando unsemblante triste durante toda lasesión.Al ffinal de la tarde, increpada porsus compañeras y persuadida pormí para que nos hiciera partícipede lo que le estaba atormentano,rompió a hablar, y <strong>con</strong> sorprendentelocuacidad nos dijo: Siempre lo habíasospechado, pero ahora estoy segura,mis padres no me quieren, almenos no como a vosotras, como ala mayoría. Mientras os escuchabaquejaros de vuestros padres medaba cuenta de que ellos son severos<strong>con</strong> vosotras porque os quierenproteger, como el que protege untesoro valioso para él.94


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.A mí mis padres nunca me han exigidonada, tampoco me lo han prohibido,supongo que les daba igual.Yo no siento que haya crecido libre,siento que he crecido sola.La crudeza y la gran lucidez <strong>con</strong>que aquella casi niña compartió <strong>con</strong>nosotros sus sentimientos de abandononos sobrecogió a todas, especialmentea mí que me hizo tomar<strong>con</strong>ciencia de lo mucho que podemosaprender de los demás,tengan la edad que tengan”.Cómo establecernormas de forma eficazLas normas y los límites familiarestienen diferentes repercusiones enlos hijos dependiendo de la maneraen que los padres los apliquen.Una misma norma será percibidapor el adolescente de un modocompletamente distinto si es impuestade forma autoritaria que sise establece democráticamente.Partiendo de la relevancia quetiene este hecho, nos adentraremosde forma detallada en lasventajas que puede entrañar ejercer<strong>con</strong> nuestros hijos una disciplinaadaptada a cada uno deellos.2 Estimular más la intención quela perfección, en un principio, paraevitar en la medida de lo posiblela expectativa de fracaso.3 Proporcionar privilegios y elogiospor llevar a cabo estas <strong>con</strong>ductas.Premiar la <strong>con</strong>ducta adecuada.Aprovechar también paraenseñarle, como antes mencionábamos,a postergar el refuerzo-recompensa-.4 No esperar a que salga deellos; dar instrucciones <strong>con</strong>cretasde lo que tienen que hacer, marcarlestiempos razonables.5 Plantearle “cuando hayas hecho...entonces podrás...” y serfirmes; no anticipar nunca los privilegios.Tampoco levantarle uncastigo porque “nos da pena” o“nos hemos pasado <strong>con</strong> el castigo”.Antes de castigar debemospensar si ese castigo es proporcionadoo no.6 Potenciar el aprendizaje de laautonomía: estudiar solo, hacerdeterminados recados solo, queaprenda que no puede <strong>con</strong>seguirlo que quiere, enseñarle a resolverlos <strong>con</strong>tratiempos pero no resolverlospor él, no hacer por él loque él pueda hacer por sí mismo,etc.Algunas pautas para establecernormas son:1 La asunción de responsabilidadesdebe ser una tarea sencilla,empezando por <strong>con</strong>ductas fácilesde llevar a cabo, para que el <strong>adolescentes</strong>e sienta capaz de realizarlasy esto le motive a ir adquiriéndolascada vez mayores.95


La necesidad de educar en los límites y las normas.La flexibilidad de las normasNo todas las normas que se establecen<strong>con</strong> los hijos son igualmenteimportantes. Existen algunasque aun siendo deseables,en momentos puntuales y bajocircunstancias <strong>con</strong>cretas puedenser “manejadas” <strong>con</strong> cierta flexibilidad.Pretender dar el mismo rigora todas las normas que se instauran<strong>con</strong> los hijos es, en términosgenerales, no hacer un buen usode ellas, pues dar márgenes deacción ante determinados comportamientos,ayuda al menor aaprender a discriminar y a entenderque cuando sus padres sonrígidos en el cumplimiento de unanorma <strong>con</strong>creta es porque realmentees importante por lasrepercusiones que pueda teneren él.Suelen establecerse tres gruposde normas:Fundamentales: son obligatorias.Responden a valores básicos.Es necesario que sean pocas yclaras. No son negociables. Ejemplo:no <strong>con</strong>sentir la agresión físicao verbal a alguna persona.Importantes: Están relacionadas<strong>con</strong> los hábitos, pautas decomportamiento, vestido, horarios,alimentación, estudio, orden, higiene...Podemos tener cierta flexibilidadsegún las situaciones, por loque son negociables. Deben serpocas y claras. Ejemplo: En generalno sale entre semana por estudiospero el día del cumpleaños desu mejor amigo le dejo salir.se cumplan pero aquí la flexibilidades mayor. Son las más negociables.Ejemplo: que el <strong>adolescentes</strong>e organice por su cuenta paratener su habitación recogida.Los hijos <strong>adolescentes</strong>, en general,deben participar en lanorma. Esto facilita que la asumancomo propia.Nunca deben <strong>con</strong>vertirse ennormas las cuestiones de gustos,opiniones o intereses personales.Es posible que a ustedpueda horrorizarle el aspecto“estético” elegido por su hijoadolescente pero este hechosalvo “el mal rato que pasemoscuando bajemos <strong>con</strong> los vecinosen el ascensor” posiblementeno tendrá repercusionestrágicas para su futuro. Démosle,por tanto, la importanciaque realmente tiene.Los padres tienen que mostrar<strong>con</strong> su comportamiento, esdecir, siendo buenos modelos,lo que pretenden de sus hijos.No es honesto exigir a loshijos cosas que nosotros mismosno somos capaces decumplir.Accesorias: Son más numerosasy aunque son importantesno son esenciales para la <strong>con</strong>vivenciafamiliar. Es necesario que96


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.Ejercicio:a Jaimeno le dejan hacersus planesJaime es un adolescente de 14años que está pasando una malaracha. Siempre ha sido un chicotímido, incluso algo retraído, yaunque esto no parecía preocuparledemasiado, ahora las cosashan cambiado.Desde hace unas semanas, variaschicas del colegio se han incorporadoa su grupo de amigos, estánjuntos durante el recreo y cuandosalen de clase se quedan un ratohablando en algún parque.Jaime y sus amigos nunca anteshabían salido <strong>con</strong> chicas y estánrealmente entusiasmados. El problemaes que la timidez de Jaimele impide hablar <strong>con</strong> ellas, especialmente<strong>con</strong> Eva, de la que estáprofundamente enamorado desdecasi el día que la <strong>con</strong>oció. Jaimeno sabe qué hacer para llamar suatención y cada vez que algunode sus compañeros habla un rato<strong>con</strong> ella lo pasa tremendamentemal.Hace unos días, sus amigos lepropusieron formar un equipo defútbol y echar un partido algunossábados por la mañana. Por supuesto,las chicas irían a verles.Aunque Jaime no se re<strong>con</strong>ocemuchas cualidades a sí mismo,sabe que es buen jugador, estáseguro de que si Eva le ve jugarse fijará en él.Apenas come ni duerme, estáabsolutamente ilusionado <strong>con</strong> laidea del partido.Ha estudiado cada uno de losdetalles, incluso ha pedido dineroprestado a su hermana mayorpara comprarse un equipo quele siente realmente bien.En su cabeza ha imaginado una yotra vez lo que Eva le dirá al verle;está seguro de que a partir de estepartido todo irá rodado, su vida vaa dar un gran giro. Jaime no puedeestar más feliz.Sólo hay un problema: sus notasno son nada buenas y sus padresle tienen prohibido cualquier actividadextraescolar, pero es tan importantepara él que <strong>con</strong>fía enpoder <strong>con</strong>vencerles. Un día, el diálogo<strong>con</strong> su madre tiene lugarasí:- Mamá, mañana por la mañanajugamos un partido mis amigos yyo. (Jaime no se atreve a decir asu madre que también irán chicasa verles).- Jaime, ¿por qué te comprometes<strong>con</strong> tus amigos si sabesque hasta que no apruebes todono puedes hacer esas cosas?- Por favor, mamá, te juro quesi me dejas jugar mañana alfútbol voy a estudiar un montón,“me salgo de notas”, te lo juro.- Sí, ya, igual que me lo jurasteel trimestre pasado y fue peor queel anterior. Lo siento, Jaime, perono puede ser.- Todos mis amigos van y algunoshan suspendido más que yo.Siempre igual, ¡estoy harto!- Bueno, pues si a sus padres noles importan las notas de sus hijosallá ellos.97


La necesidad de educar en los límites y las normas.- Sí les importa, pero no son tanhistéricos como tú. Como no medejes jugar, me largo de casa.- Pero, ¡dónde se ha visto, eresun descarado, no estudias, no ayudasen casa y encima insultas a tumadre! Cuando llegue tu padre tevas a enterar, no sales de casa enun mes.- (Llorando compulsivamente) ¡Nosoporto ni un minuto más en estacasa! ¡Os odio!- ¡Dios mío! ¿que hemos hechomal <strong>con</strong> este hijo? (llora <strong>con</strong> des<strong>con</strong>suelo).Jaime pasó la peor noche de suvida. Al día siguiente no pudo resistirloy se escapó de casa parajugar el partido. Sus padres estánmuy preocupados. Jaime nuncahabía hecho nada parecido. Nosaben qué hacer <strong>con</strong> él; tal vezmeterle interno.Jaime lleva un mes sin salir <strong>con</strong>sus amigos, se siente absolutamenteincomprendido por suspadres, ya no tiene ilusión pornada.Preguntas para la reflexiónindividual o en grupo:¿Elaborar hipótesis sobre por quéJaime no <strong>con</strong>tó a su madre lo quesignificaba aquel partido para él?Preguntarse cómo es posibleque la madre de Jaime tuvieratanto des<strong>con</strong>ocimiento del mundointerior de su hijo.¿Cómo puede un padre llegara entender el verdadero significadoque da su hijo a los a<strong>con</strong>tecimientosque le rodean?Qué hacer cuandono cumplen las normasOcurre a veces, que por más quenos esforzamos en aplicar unasnormas justas y equilibradas anuestros hijos, éstos, de manerareiterada las incumplen. ¿Cómoactuar entonces?Por supuesto todo incumplimientovoluntario e injustificado de lasnormas debe tener unas <strong>con</strong>secuencias.Si su hijo debe estar en casa a las12 y usted sabe que deliberadamenteha retrasado su llegada unahora o más, de forma inmediata,éste debe ser <strong>con</strong>ciente de quedicho comportamiento va a tenerunas <strong>con</strong>secuencias determinadas,y usted como padre responsabley coherente que es, deberávelar celosamente para que dichas<strong>con</strong>secuencias se lleven a término.A estas alturas y si ha leído <strong>con</strong>cierta atención los capítulos anteriores,usted ya se estará temiendoque seguramente, tambiénexistirá una manera más eficaz queotras para aplicar estas <strong>con</strong>secuencias.A ciencia cierta, el efecto que va acausar en su hijo el cumplimientode “la penalización” impuesta, vaa variar bastante según sea aplicada.En este caso tan importantecomo el “qué” es el “cómo”.El problema del castigoEn los últimos años se ha creadocierta discrepancia en torno a laeficacia del castigo. ¿Es adecuadoaplicar un castigo a nuestros hijoscuando se portan mal?98


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.Pues aunque la polémica estáservida, nuestra opinión, igual quela de otros muchos autores, esque un castigo puede tener ciertogrado de eficacia si se usa deforma correcta.El problema reside en que pocasveces se <strong>con</strong>sigue aplicar de estamanera. Por lo general, se sueleemplear a destiempo, <strong>con</strong> ciertaindiferencia a saber si ha sidocomprendido o no por partedel que lo sufre, y por si fuerapoco, <strong>con</strong> una durezaque, en la mayoríade los casos,excede en gran medidala magnitud delagravio.Si su hijo ha estadollegando tarde durantemeses y ustedse lo ha permitido,no sería justo hacerle“pagar” por susmeses de desobediencia<strong>con</strong>sentidaun día que por determinadomotivo le<strong>con</strong>testa mal.El castigo no debe tener “carácterretroactivo” ni ser usado comovenganza.Cuando se hace un mal uso delcastigo, éste puede servir inclusopara incrementar las <strong>con</strong>secuenciasno deseadas en lugar deestimular las deseables.El castigo excesivo, en últimotérmino, podría servir para adiestrarcomportamientos, (“recojo laropa para que mi padre no mepegue” pero no para educar:“recojo la ropa porque es miresponsabilidad”.Cuando el adolescente recibeun castigo excesivo, en lugar delamentar su mala <strong>con</strong>ducta ytomar <strong>con</strong>ciencia de las malas<strong>con</strong>secuencias que ha traído sucomportamiento, se llena de rencor,agresividad y fantasías devenganza hacia el que le haimpuesto el castigo; porque alpercibir tan desproporcionadas las<strong>con</strong>secuencias de su comportamiento,se instala en el rol devíctima y <strong>con</strong>sidera que estáncometiendo <strong>con</strong> él una injusticia.Concretando, el maluso o el abuso delcastigo provoca en elmenor un efecto<strong>con</strong>trario al deseado,porque le priva delimportante procesointerno de enfrentarsea sus propioserrores.¿Cómo aplicar elcastigo para quesea efectivo? Seacualquiera el castigoa utilizar, debenseguirse una seriede reglas o principios para que seaefectivo (Moles, 1994). Estas son:1 Debe informarse al menor decuál o cuales van a ser específicamentelas <strong>con</strong>ductas a castigarse.2 Debe igualmente informárselede cuál será el castigo a la <strong>con</strong>ductaen cuestión.3 Una vez cumplidos los puntosanteriores, se ofrecerá el castigoen la primera oportunidad que elniño-adolescente emita la <strong>con</strong>ductay cada vez que lo haga.Esto implica que se debe castigarsiempre y no a veces.99


La necesidad de educar en los límites y las normas.4 El castigo debe ser <strong>con</strong>tingentea la <strong>con</strong>ducta y, por lo tanto, aligual que el reforzamiento, debetener una latencia corta. Es decir,la aplicación del castigo debe serlo más próximo posible (en tiempo)a la emisión de la <strong>con</strong>ducta encuestión.6 Al igual que <strong>con</strong> los refuerzos,no se debe generalizar el castigo.Debe ser individualizado y dependeráde las características de cadasujeto.5 El castigo debe ser siempre dela misma intensidad y no dependerdel estado emocional de quien loaplica.100


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.Cómo <strong>con</strong>seguircambios de <strong>con</strong>ductaen <strong>adolescentes</strong>.“Enseñarles a pensar esfundamental para queaprendan a defenderse solos”101


Cómo <strong>con</strong>seguir cambios de <strong>con</strong>ducta en <strong>adolescentes</strong>.Son muchas las preguntas que sehacen los padres de <strong>adolescentes</strong>interesados en cómo cambiar elcomportamiento de sus hijos demanera permanente. Cansados decomprobar una y otra vez cómolas charlas, sermones y reprimendasno surten en éstos el efectoesperable, buscan <strong>con</strong> cierto gradode des<strong>con</strong>fianza “algún otrométodo que sea eficaz”.“La negociaciónes la estrategia estrella<strong>con</strong> los <strong>adolescentes</strong>”Como acostumbramos a responderlas personas que trabajamos<strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>, para bien opara mal, no existen recetas paraeducar a los hijos. Lo que porsuerte sí existe son algunos métodosque, cuando son llevadosa cabo <strong>con</strong> rigor y persistencia,pueden llegar a ser bastanteeficaces.Nos estamos refiriendo a métodosde cambios de <strong>con</strong>ductas comola negociación, el <strong>con</strong>trato, la e<strong>con</strong>omíade puntos, enseñar a pensar,etc. Estas “formas” de trabajarlos comportamientos <strong>con</strong>siguengeneralmente fomentar la repeticiónde <strong>con</strong>ductas positivas:recoger la habitación, respetar unhorario de llegada, incrementar eltiempo de estudios; o bien inhibirotras negativas: no pelearse <strong>con</strong>sus hermanos, no fumar en casa,etc.Es importante, no obstante, complementarel método utilizado <strong>con</strong>argumentaciones lógicas sobre porqué <strong>con</strong>sideran los padres quees necesario producir o inhibir determinadoscomportamientos.Métodos paramodificar <strong>con</strong>ductassencillasA <strong>con</strong>tinuación presentamos cadauno de estos métodos <strong>con</strong> algunassugerencias para lograr sumayor eficacia.NegociacionesLa negociación es la estrategiaestrella <strong>con</strong> los <strong>adolescentes</strong>. Lesayuda a ser partícipes en la soluciónde los <strong>con</strong>flictos y les enseñaun modelo de diálogo y cooperación,de reflexión y de aprenderque las cosas que desean tienenun coste que hay que asumir.Para negociar, es importante:1 Establecer un diálogo entre lasdos partes donde expongan susintereses y motivos, los pros y los<strong>con</strong>tras.2 Usar estrategias de comunicación:escucha, empatía, refuerzo ylenguaje.3 Buscar alternativas que satisfagana las dos partes.El <strong>con</strong>tratoCumple las mismas funciones queel sistema de puntos pero se tratade una estrategia distinta. Tambiénse usa <strong>con</strong> frecuencia para cambiar<strong>con</strong>ductas inadecuadas como<strong>con</strong>testar a los padres incorrectamente,faltar el respeto a lospadres o hermanos, no cuidar lascosas ajenas...Se establece un diálogo <strong>con</strong> eladolescente donde puede participardando su opinión y donde los102


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.padres no deben mostrar actitudesde exigencia o presión. Se tratade llegar a la <strong>con</strong>clusión de quela <strong>con</strong>vivencia implica ceder enalgunos aspectos y cumplir determinadasnormas. Por ello, se haráun listado de las cosas que molestana los padres de su hijo yun listado de lo que molesta alhijo de los padres.A partir de ahí se elegirán pocosobjetivos (fáciles de asumir ycoherentes <strong>con</strong> lo que queremosenseñar al hijo): Lo que los padrescambiarán y lo que los hijoscambiarán.Y se establece una penalizaciónpara cada parte por el incumplimientodel <strong>con</strong>trato. Penalizaciónacordada por ambas partes.Pasos a seguir a la hora de establecerun diálogo:1 Preguntas encaminadas a recogerinformación sobre el suceso,la tarea, la situación.¿Qué ocurrió? ¿Qué hiciste tú?¿Cuál es la situación que hasde enfrentar...?¿Quiénes estaban allí cuando...?¿Dónde...?2 Preguntas encaminadas a plantearselas <strong>con</strong>secuencias de la<strong>con</strong>ducta propia o de otros.¿Qué pasó cuado tú...?¿Si haces....qué crees que pasaría?¿Y si no lo haces?¿Cuáles son las ventajas o losin<strong>con</strong>venientes de...?3 Preguntas orientadas a identificarobjetivos, necesidades, deseos,intereses.¿Por qué? ¿Qué pretendes?¿Para qué?¿Qué te interesa <strong>con</strong>seguir?¿Qué te interesa de modo inmediato?¿Y a largo plazo?Resolución de problemas;enseñando a pensarEnseñarles a pensar es fundamentalpara que aprendan a defendersesolos, a decir no a determinadassituaciones de riesgo, atomar decisiones positivas, a enfrentarsea las dificultades...4 Preguntas orientadas a identificarlas reglas de una situación yvalorar la validez de los objetivos.A tu juicio, ¿qué debería hacerseen...?¿Para lograr... qué crees másapropiado hacer? ¿Por qué?103


Cómo <strong>con</strong>seguir cambios de <strong>con</strong>ducta en <strong>adolescentes</strong>.5 Preguntas orientadas a identificarincoherencias o <strong>con</strong>tradiccionesentre actuaciones y objetivoso entre objetivos entre sí.Tú pretendes... ¿Haciendo... odiciendo... lo lograrás?6 Cuestiones para desmontar etiquetasy prejuicios.¿Qué quiere decir eso? ¿Mepones un ejemplo?¿Es siempre así? ¿No hay excepciones?Sistema de incentivospor puntos o fichasEs un procedimiento para <strong>con</strong>seguirinstaurar y mantener determinadas<strong>con</strong>ductas que facilitan laasunción de responsabilidades. Esuna estrategia adecuada si queremosque el adolescente aprenda ademorar las recompensas de susactos y a comprender que los objetivosse <strong>con</strong>siguen <strong>con</strong> <strong>con</strong>stanciay persistencia. Puede ser útilpara facilitar el hábito de estudio,el cuidado de su habitación, la colaboraciónen las tareas de casa...La técnica <strong>con</strong>siste en reforzarcomportamientos o aproximacionesa los mismos mediante tarjetascanjeables por puntos que a suvez son canjeables por privilegios.Pueden ser puntos que se vanacumulando y que el adolescentetiene en un corcho que ve a diariopor el cumplimiento de una seriede <strong>con</strong>ductas prefijadas. O puedeusarse también un sistema de gráficosdonde se vean reflejados losprogresos o retrocesos, etc.El incumplimiento puede ser penalizadoeliminando puntos <strong>con</strong>seguidosaunque al principio <strong>con</strong>vieneque no sea así, especialmenteen personas poco motivadasy <strong>con</strong> tendencia a obtenerinmediatamente los beneficios.Las <strong>con</strong>ductas deben ser específicasy muy <strong>con</strong>cretas.Empezar primero por una odos <strong>con</strong>ductas e ir aumentandoen la medida que se <strong>con</strong>siguenobjetivos.Los privilegios a canjear por lospuntos se deben establecer previamente,así como la cantidad depuntos necesaria para obtener losmismos.Como modificar<strong>con</strong>ductas complejasHasta ahora hemos visto métodossencillos para poder modificarcomportamientos también sencillos,pero ¿qué ocurre cuandoel problema no es tan simple, esdecir, cuando el comportamiento<strong>con</strong>flictivo en cuestión es la manifestaciónde una serie de pensamientosdistorsionados y sentimientosdañinos.Es evidente que en estos casos,pretender cambiar sólo la <strong>con</strong>ductano resolvería en absoluto el104


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.malestar. Sería algo así como tapar<strong>con</strong> una tirita una herida infectadapara que no sangre. Obviamente elproblema sigue dentro.En esta ocasión, se haría necesarioir al fondo del problema, paraidentificar cuáles son estos pensamientoserróneos que estángenerando tanto malestar.Según el psicólogo Gaja Jaumeandreuy tomando como referenciael modelo ABC de Albert Ellis 22 ,“Las creencias, valores, actitudesy expectativas que modelan nuestras<strong>con</strong>ductas, no son fruto delas emociones (…), sino que sonfruto de los pensamientos. El llanto,la carcajada… el abatimientoo la dicha, como la frustración, laculpa o la tristeza, son <strong>con</strong>secuenciasdel pensamiento, no suscausantes”.El autor <strong>con</strong>tinúa:“Detrás de sentimientos negativos,como la ansiedad, la depresión(…) o la ira, siempre hay un pensamientonegativo. El pensamientodistorsionado y no el hechoobjetivo, es el causante de los estadosanímicos dolorosos, de ahíque para poder acabar <strong>con</strong> lasemociones negativas, sea precisocorregir el pensamiento”.Resumiendo, si ante un a<strong>con</strong>tecimiento,usted hace una interpretaciónracional, es decir, verificabley real, desarrollará una emociónpositiva o negativa dependiendodel a<strong>con</strong>tecimiento, también racional,es decir, apropiada y ajustadaa la situación.Pero si ante el mismo a<strong>con</strong>tecimientousted realiza una interpretaciónirracional, que no se puedeverificar <strong>con</strong> la realidad, entoncesdesarrollará una emoción igualmenteirracional, inapropiada ydesajustada al a<strong>con</strong>tecimiento.Pongamos un ejemplo práctico:Imaginemos que nuestro hijo adolescente,cada vez que sale <strong>con</strong>sus amigos, vuelve a casa tristey enfadado porque se siente despreciadopor éstos. ¿Cómo podríamosayudarle?En primer lugar, habríamos dedelimitar <strong>con</strong> el adolescente, lasituación en la que se produceel problema. En el caso que nosocupa, ésta sería cada vez que sereúne <strong>con</strong> sus amigos.Sigamos el modelo ABC en elanálisis.ASituación(Reunido <strong>con</strong> sus amigos)A <strong>con</strong>tinuación le ayudaríamos aidentificar el pensamiento o pensamientosnegativos que le producela situación A. Estas frasesinternas podrían ser: “no sé dequé hablar”, “siempre me pasaigual”, “nadie me hace ningúncaso”, “nadie me habla”. Lógicamentedebemos hacer <strong>con</strong>scienteal adolescente de que este tipode pensamientos obedecen a unaforma irracional de entender la realidad:“Los demás deben centrarsu atención en mí, independientementede lo que yo haga y cómome comporte”.22 GAJA JAUMEANDREU R., “Bienestar, autoestima y felicidad”, Plaza & Janés, Barcelona 1996,pp. 39-40 y 48.105


Cómo <strong>con</strong>seguir cambios de <strong>con</strong>ducta en <strong>adolescentes</strong>.BPensamientos irracionales(“No me hace caso nadie”; “nadieme habla”)Estos pensamientos son generadospor la creencia irracional:“los demás deben centrar su atenciónen mí independientementede lo que haga o de cómo mecomporte”.Después se identificarán las <strong>con</strong>secuenciasnegativas que <strong>con</strong>llevaeste tipo de pensamiento; porejemplo: “debo ser muy pocoatractivo socialmente”, “es horriblesentirse así”, “me hundeemonalmente”, “me siento tristey rabioso”.CConsecuencias negativas(“Debo ser poco atractivo socialmente”,“es horrible sentirse así”,“estoy hundido emocionalmente”,“me siento triste, rabioso”).Luego, se le pediría al menor quebuscase un pensamiento, peroesta vez racional; es decir, real,alternativo al que estaba pensandoirracional. Por ejemplo: “si yono hablo, es difícil que los demáscentren su atención en mí”, “sesuele atender a la gente cuandoésta habla”.DPensamiento racional alternativo(“Si yo no hablo, probablementeno centrarán la atención en mí”,“se atiende a la gente cuandohabla”).no interese”, “no me siento tanmal”, “tengo ganas de intentar sermás participativo <strong>con</strong> mis amigos”.EConsecuencias positivas(“No me miran porque no intervengo,no porque no interese”,“siento ganas de ser más participativo”,“ya no siento rabia”).Ejercicio:A <strong>con</strong>tinuación aparecen variasdemandas hechas por padres quedesean un cambio en sus hijos.Decide, según lo hasta ahoraexpuesto, qué método aplicar encada caso y de qué manera.“Mi hijo de 10 años nuncaquiere arreglar su cuarto; dice quea él no le molesta el desorden”.“A mi hija pequeña le cuestamucho madrugar por las mañanasy luego tiene que ir a toda prisa”.“A Jaime no le gusta estudiar;estudia lo imprescindible y hayevaluaciones que no <strong>con</strong>sigueaprobar”.“Estoy preocupada por mi hija.Desde que tiene marcas de acnéen la cara apenas sale de casa yestá <strong>con</strong>stantemente discutiendo<strong>con</strong> todos”ASituaciónPor último, el adolescente analizarálas <strong>con</strong>secuencias positivasque tiene pensar de esta maneraracional y real: “no me miranporque no intervengo, no porque106


Cómo <strong><strong>con</strong>vivir</strong> <strong>con</strong> <strong>adolescentes</strong>.BPensamientos irracionalesCómo identificarpensamientos irracionalesSon pensamientos irracionales aquellosque presentan las siguientescaracterísticas:CConsecuencias negativasDPensamiento racional(alternativo)EConsecuencias positivas1 Producen un sentimiento-emociónnegativa, de fuerte intensidady larga duración. Intente identificarcuándo aparece este tipo de emociones,sus propias auto-verbalizacionesy regístrelas.2 Todos los pensamientos queexageran las <strong>con</strong>secuencias negativasde una situación o a<strong>con</strong>tecimiento.Los a<strong>con</strong>tecimientos quevan acompañados de palabrascomo: “horrible”, “terrible”, “insoportable”,etc.3 Aquellos que reflejan demandasy obligaciones no reales sobreuno mismo o los demás. Lospensamientos como: “debe ser”,“tiene que”, etc.4 Las creencias y pensamientossobre las necesidades que sonrequeridas para ser feliz o sobrevivir.Confundir deseos <strong>con</strong> necesidades.5 Los pensamientos excesivamentegeneralizadores y absolutistas.Pensamientos que van acompañadosde palabras como: “todo”,“nada”, “nunca”, “siempre”.107


A modo de <strong>con</strong>clusión.A modo de <strong>con</strong>clusiónNos gustaría tener hijos buenos,buenísimos; listos, listísimos. Queno nos dieran problemas, que nonos retaran ni pusieran a pruebanuestra paciencia, que no noshicieran tener la sensación de que“sobrevivir” a su adolescencia yaes suficiente.Sin embargo, la adolescencia, comotodo momento de la vida, esuna oportunidad para crecer. Nosólo el adolescente, sino tambiénlos padres y educadores, quepodemos ver en ellos reclamosa nuestra humanidad, a nuestracapacidad de escuchar y comprender,de caer y levantarnos, de<strong>con</strong>frontar y caminar juntos.Caminar juntos es una metáforaestupenda para quienes no entiendenla vida como algo ya cerrado;para quienes no se perciben a símismos como personas ya formadas,<strong>con</strong> una identidad sin necesidadde ser cuestionada.Quizás así lo entendía Sócrates,que, <strong>con</strong> su método mayéuticoprovocaba en el interlocutor el<strong>con</strong>ocimiento mediante el diálogo.La idea básica del método socráticode enseñanza <strong>con</strong>siste en queel “maestro” no inculca al alumnoel <strong>con</strong>ocimiento, pues rechaza quesu mente sea un receptáculo ocajón vacío en el que se puedanintroducir las distintas verdades.Para Sócrates, el discípulo esquien extrae de sí mismo el <strong>con</strong>ocimiento,gracias a la fecundidaddel diálogo y a la <strong>con</strong>fianza enlas capacidades del individuo paraalcanzar el saber.Al evocar la mayéutica socrática,queremos mostrar nuestra <strong>con</strong>fianzaen que realmente, poniendosabiamente el corazón en larelaciones entre padres y <strong>adolescentes</strong>,puede humanizarse laeducación, cualificándola de esasabiduría nacida de una visiónpositiva que se espera de cadapersona el milagro de un nuevoser en evolución, de una nuevapersona para <strong>con</strong>tribuir a la <strong>con</strong>strucciónde un mundo mejor.Esperamos que estas páginas<strong>con</strong>tribuyan a sacar también lomejor de los educadores y padrespara humanizar la educación delos <strong>adolescentes</strong>.108

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