12.07.2015 Views

BCx9l5

BCx9l5

BCx9l5

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

TerBi Nº 6Asociación Vasca de CF Fantasía y Terrorestar acompañada y menos cuando se preguntaba si los saltos de regreso estarían tan bienplaneados.—Hasta Diecinueve se relaciona mejor que yo —pensó mientras se ponía unoscascos que le tapaban las cinco pirámides tatuadas en su cráneo —. Y tendré que estar conél... ellos, al menos un año. 8.764 horas.—Sí, Cásida, creo que no quieres entender las palabras de los poetas. O que lestienes miedo —la voz de Diecinueve susurraba en su sien.Se puso colorada. Ojalá Merquelly no lo hubiera oído. Le miró de reojo. Estabatecleando con una increíble velocidad sobre un panel en el que curvas y espiralescambiaban de color en función del grado de viento que representaban. Estaba absorto.Seguro que no había prestado atención al comentario de Diecinueve.Estaban solos en la sala, Marina se había ido a vigilar los tanques de sus queridasbacterias y Ura y sus chicos se habían ido a comprobar que el material en la bodegaestuviera bien sujeto. Nadie sabía qué iba a pasar cuando estuvieran en la cresta de la ola.Megído y Albakary desaparecieron con una conversación sobre la progresión deDiecinueve. Megído estaba complacido por la inclinación a la ópera que estabadesarrollando. Se les unió Buda, un perro mezcla de pastor terrícola y angada marciano,un animal listo y cariñoso que sentía especial devoción por Diecinueve.Buda solía dormirse sellando la compuerta que custodiaba los intrincados laberintosde cristales de sílice que alimentaban las nanomoléculas de que formaban la mente deDiecinueve. Cuando nació lo llevaron a esa máquina en construcción y ella se encargó dedormirle cada noche con las canciones que Ura depositaba en su incipiente memoria. ParaBuda Diecinueve era su madre. Para Diecinueve el perro era una sensación cálida que leinvitaba a cantar.Ahora paseaba moviendo la cola al lado de Megído, su segundo favorito. Le gustabaescuchar su voz. Le tranquilizaba cuando se veía sin suelo firme bajo los pies, como ahora,que estaba empezando a sentir un leve cosquilleo que le erizaba la piel. Los pájarostambién sentían algo, no escuchaba sus trinos.124

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!