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TerBi Nº 6Asociación Vasca de CF Fantasía y Terrorti es total, y si permito que te hagas daño siempre podré repararlo, a no ser que me cansé,supongo que sabes que los héroes valen más muertos que vivos. Como muestra de su poderLilith me mantuvo allí colgado durante las siguientes doscientas horas. Sin hablar, sinalimentarme o respirar, no descubrí que sus pequeños esclavos podían realizar todas esasfunciones para mi cuerpo hasta ese día. Permanecí durante todo ese tiempo solo con mispensamientos y en manos de la fatalidad, como un enfermo de catalepsia en un relato deterror clásico. Durante algún momento del castigo, Lilith me mostró las imágenes de laPioneer obtenidas cuando la adelantamos, no se si para distraerme o para torturarme aúnmás. No pude evitar sentirme identificado con aquella vetusta nave, un minúsculo objetoperdido en la inmensidad del espacio que viajaba sometido a fuerzas más allá de su control.Los siguientes veinte años no los recuerdo demasiado bien, y aunque lo hicieratampoco podría contar lo que viví en ese tiempo con detalle. Lilith me despertaba conprecisión matemática cada cinco años, registraba los efectos de la resaca temporal producidapor el ataúd y me dejaba deambular por la nave dos semanas exactas. Al principio pensé entrazar un plan para rebelarme, ¿pero cómo se puede vencer a un enemigo que te observacontinuamente, que no tiene debilidades, que podría destruirte con solo pensarlo y queademás conoce el futuro? La respuesta es sencilla: no se puede.Así pues, tras la fase de ira y de rebeldía fui experimentando otra más apática, almenos en lo que concernía a Lilith. Al principio ella trataba de entablar conversación, yafuera desde los sistemas de sonido interiores o desde proyecciones holográficas completas.Siempre escogía figuras de mujeres hermosas para sus avatares, pero nunca volvió a usar laforma de Aurora. Yo apenas la contestaba con algún monosílabo o una frase cortante, hastaque ella se cansó de intentar la comunicación. Pasaba casi todo el tiempo conectado alEmulador de Realidad, una máquina mucho más avanzada que las versiones comerciales ysus simples simulaciones táctiles con esos toscos trajes de neopreno. La cámara delemulador no era muy diferente del ataúd antientrópico visto desde fuera, aunque su únicafunción real era en que no me moviera demasiado durante la inmersión, ya que el ERestimulaba directamente el cerebro del usuario mediante ondas, sin incómodos cables, gafaso electrodos.Como decía antes, sería incapaz de relatar todo lo que hice en aquel tiempo: las drogasque consumí sin padecer secuela alguna, las prácticas sexuales de las que pude disfrutar sinmiedo a contraer enfermedad de ningún tipo, o las acciones violentas que cometí sin vacilar170

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