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Revista "Este de Madrid (1991-2009) - Archivo de Arganda del Rey ...

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42<br />

Firmas<br />

Sueño <strong>de</strong>l 16 <strong>de</strong> septiembre<br />

(Propiedad: Capítulo once)<br />

Como una manzana con gusto; muerdo una vez y<br />

otra; carne blanco-verdosa, nítida; una manzana<br />

limpia y jugosa. Exquisita... Me miro en el espejo<br />

mientras la mastico y veo mi cara y mis manos llenas<br />

<strong>de</strong> gusanos...<br />

Despierto sobresaltado. Imagino la manzana –en el<br />

sueño que ya no está– cayendo como a cámara lenta...,<br />

salta en mil pedazos al impactar contra el suelo.<br />

(Sueño <strong>de</strong>l dieciséis <strong>de</strong> septiembre)<br />

En España invertimos en torno al 20 % <strong>de</strong> nuestros<br />

ingresos en alimentación. El resto, abundante<br />

cantidad, queda disponible para otros gastos. En la mayoría<br />

<strong>de</strong> los países en <strong>de</strong>sarrollo, más o menos pobres, las familias tienen<br />

que emplear entre el 70 y el 85 % <strong>de</strong> sus ingresos en ese mismo cometido.<br />

Apenas les queda dinero para otros menesteres.<br />

¿Por qué una manzana cuesta lo mismo provenga <strong>de</strong> Chile, África<br />

<strong>de</strong>l Sur, la costa oeste <strong>de</strong> los Estados Unidos o <strong>de</strong> Albacete? ¿Por qué<br />

traemos productos importados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tierras tan lejanas si nuestros<br />

agricultores los cultivan aquí? ¿Por qué disponemos en los supermercados<br />

<strong>de</strong> los mismos productos durante todo el año?<br />

En Europa –y en este país– los agricultores <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los subsidios<br />

(las PAC) y se llega en (muchas) ocasiones a la escandalosa situación<br />

<strong>de</strong> subvencionar para no producir ciertas cosechas o incluso <strong>de</strong>struirlas<br />

<strong>de</strong>bido a las exigencias <strong>de</strong>l mercado (*). Y aún así el reparto no<br />

es nada equitativo: el cuatro por ciento <strong>de</strong> los empresarios agrícolas<br />

–propietarios <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s explotaciones– recibe más <strong>de</strong>l cuarenta<br />

por ciento <strong>de</strong> esas ayudas. Los pequeños agricultores se las ven y se las<br />

<strong>de</strong>sean para sobrevivir ante la presión legal y la competencia <strong>de</strong> las importaciones<br />

y las políticas gubernamentales. Para colmo <strong>de</strong> males, unas<br />

pocas compañías controlan todo el cotarro intermediario <strong>de</strong> distribución<br />

<strong>de</strong> estos productos. Dichas macro-empresas imponen los precios<br />

y plazos <strong>de</strong> pago. Los productos que importamos <strong>de</strong>l Tercer Mundo<br />

son mucho más baratos en buena parte <strong>de</strong>bido a las injustas condiciones<br />

a las que se somete a los agricultores <strong>de</strong> esas tierras lejanas. A los<br />

consumidores tampoco nos <strong>de</strong>jan mucha elección. En España, cuatro<br />

<strong>de</strong> cada cinco personas compramos los alimentos en los hiper o macro-centros<br />

comerciales. Entre menos <strong>de</strong> diez compañías se manejan<br />

más <strong>de</strong>l ochenta por ciento <strong>de</strong> los productos <strong>de</strong> consumo alimentario,<br />

lo cual les da un po<strong>de</strong>r para fijar precios, calida<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>cidir que tipo <strong>de</strong><br />

productos se comercializan. (Nosotros nos creemos<br />

otra cosa.) La propaganda hace el resto. Bajo la<br />

presión insoportable <strong>de</strong> las multinacionales, el pequeño<br />

comercio va siendo injustamente arrinconado.<br />

En los países tercermundistas la cosa es mucho<br />

peor, imagínense. Las políticas <strong>de</strong> las instituciones<br />

<strong>de</strong> los países ricos (léase sobre todo las llevadas<br />

a cabo por sus manos ejecutoras: el Fondo Monetario<br />

Internacional o FMI y el Banco Mundial) y la liberalización<br />

<strong>de</strong>l mercado (el diabólico plan que los países<br />

po<strong>de</strong>rosos han <strong>de</strong>nominado “Tratado <strong>de</strong> Libre<br />

Comercio”) están llevando a la ruina a los campesinos<br />

y a la indigencia y la subalimentación a una<br />

buena parte <strong>de</strong> la población mundial. Sin remordimientos;<br />

sin ningún tipo <strong>de</strong> pudor. Después, la Bolsa <strong>de</strong> Nueva York y<br />

todos sus lacayos: las bolsas <strong>de</strong> los países ricos, juegan al Monopoly<br />

con los alimentos y los suben y bajan a capricho: simplemente para enriquecerse.<br />

Un ejemplo: el arroz subió un 74 % el año pasado (datos <strong>de</strong><br />

la FAO). Es el sustento <strong>de</strong> millones <strong>de</strong> seres humanos en el mundo<br />

sub<strong>de</strong>sarrollado. No pue<strong>de</strong>n pagarlo. Se hun<strong>de</strong>n más en la pobreza.<br />

Con los beneficios los ricos se compran corbatas <strong>de</strong> alta costura y se<br />

dan algún que otro capricho.<br />

En estos tiempos que corren, la alimentación se ha convertido en<br />

un valor <strong>de</strong> mercado; en uno más; uno como otro cualquiera. Con eso<br />

se juega en todas las bolsas <strong>de</strong>l mundo. También en España. No importan<br />

las repercusiones sociales. El beneficio económico es nuestro dios.<br />

Ésta es la sociedad que estamos creando. No damos para más...<br />

(*) Yo mismo doy fe <strong>de</strong> esta aseveración: en 1979 (esto viene <strong>de</strong><br />

atrás, ya ven) vi tirar camiones enteros <strong>de</strong> plátanos en Valencia (sí, sí,<br />

en Valencia, no era en las Canarias). Estaban en perfectas condiciones<br />

(los plátanos). Toneladas. Se pudrieron en medio <strong>de</strong>l monte. Pregunté...,<br />

era para “mantener el precio <strong>de</strong> mercado”, me respondieron.<br />

Anexo: En realidad se pue<strong>de</strong> luchar contra esto. Hay soluciones. Se<br />

las podría contar... pero... ¿realmente estamos interesados?<br />

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