El-Peregrino-15

Los ministeriosNo es posible hacer una reconstrucciónhistórica exacta de la organización de lascomunidadescristianas creadas por sanPablo, pero sí es posible seguir las grandeslíneas de su proceder y de sus convicciones.Los ministerios son para dar cohesión a lacomunidad.Por eso dirige sus cartas a toda la comunidady no a los responsables (excepto en elcaso de las Pastorales).Las comunidades aparecen con una estructurasocial del grupo, con un alto sentido decohesión interna, con unas relacionesinterpersonales profundas marcadas por laconfianza mutua, la intimidad, la fraternidad.A veces se expresa en términos de familia,con acentos de ternura y de cariño (Cfr. 1Tes 2,11-12; 3,22; 4,9-10; Fil 1,7-9).Las comunidades tienen a alguien quedirige, no son espontáneas o anárquicas.Hay un reconocimiento de la existencia deautoridad. Basta recordar las mismasintervenciones de Pablo en las diferentescomunidades: hay mucha gente trabajandopero Pablo nunca pierde su papel de coordinador.Es digno de hacer notar la actitud de respetoque Pablo inculca hacia quienes son consideradoscomo las «columnas» de la“ekklesía”: los Doce. (Cfr. Gal 1,18-2,9). Ysobre todo hacia “los apóstoles, profetas ymaestros” puestos “en la Iglesia” (1 Cor12,28). Las comunidades no son anárquicas,orientadas espontáneamente por elEspíritu Santo, como querían los Corintios.Son grupos orgánicos dirigidos por«responsables» o “presidentes” (Rom 16,2;1 Tes 5,12; 1 Cor 16,15,18). “Epíscopos” y“Diáconos” (Fil 1,1; Rom 16,1).Se les nombra con términos que expresanservicio.En la terminología para definir los misteriosha elegido Pablo, palabras que expresanmás que los oficios y cargos, aquellas queexpresan funciones, responsabilidades,actividades o condiciones de vida como;apóstol, profeta, maestro, catequista, evangelizador.Ha elegido términos que expresan«servicio» (diaconías). Todos los dirigentesde los grupos y de la ekklesía son ante todo«diáconos», de Dios, de Cristo y de loscreyentes (Cfr. Rom 13,4; 1 Cor 3,5; 2 Cor3,6; 6,4; 11,23).Para evitar la vanidad que ocasionan loscarismas espectaculares.En los capítulos 12 al 14 de la Primera Cartaa los Corintios, san Pablo expone clarasindicaciones sobre los carismas para evitarque los corintios busquen los más llamativosy espectaculares. Allí se propone respondera tres preguntas; ¿Cómo distinguir los auténticoscarísimas en la comunidad? ¿Cuál es suorden o jerarquía? ¿Cómo ejercitarlos ya enuna comunidad concreta?El Espíritu Santo suscita los ministros que lacomunidad necesita.La afirmación paulina fundamental es que“hay diversidad de ministerios” (1 Cor 12,3).Todos se destinan a hacer actual, visible ypresente el servicio salvador de Cristo. Todosson también “manifestaciones del mismoEspíritu para el bien de todos” (1 Cor 12,7).Todos son para la edificación de la únicacasa (Cfr. 1 Cor 14,3-26), el único cuerpo delSeñor (Cfr. Rom 12,4-8). ¿Qué quiere deciresto? Que el Espíritu del Resucitado suscitapermanentemente respuestas para lasnecesidades que surgen en el ancho campode la evangelización y de la edificación de lacomunidad eclesial. Necesidades de todotipo, servicios que incluso a veces pareceninsignificantes como escribir las cartas delApóstol o en su nombre (Cfr. Rom 16,22).Esta variedad indica que el Espíritu dota atodos los miembros de la comunidad demúltiples capacidades, de «carismas» y dedones. Hay que descubrir esa riqueza ministerialy carismática de cada comunidad.El obispo,fuente de comunión.“El Obispo es fuente de comunión” y por lomismo, no puede sino caminar junto a supueblo. A veces adelante, a veces en medio,a veces atrás. Se necesita que esté, y quesea como el Señor Jesús; el punto de referenciapara el caminar de la Diócesis.Jesús acoge a la Magdalena, a Zaqueo, a laSamaritana, a Mateo, a la Niña que resucita.Acoge con especial amor a los niños, a losabandonados, a la madre viuda. La acogidacrea cercanía y crea comunión; por eso, lapersona acogedora cuida sus gestos: abiertos,diáfanos, sinceros... También la personaacogedora cuida su palabra, lo que dice,cómo lo dice, porque en el diálogo se creauna nueva relación.Recordemos: como Jesús sabe mirar, tocar,sentir, escuchar, bendecir y al hacerlo, crea yfortalece la comunión. Jesús no excluye anadie, pero privilegia a algunos. No hay dudaque Juan era el más amado, pero amabatambién a Pedro, a Santiago, eran sushombres de confianza. Lázaro y sus hermanas,así como María Magdalena, gozaban desu amistad entrañable. Eso esperamos denuestro Arzobispo: abierto, amplio, concreto,singular, acogedor.Lo que hay que evitar son las exclusiones ylos rechazos. Esta forma de amar se aprendepreferentemente de los padres, de lasmadres, que no pueden amar de igual formaa cada uno de sus hijos, pero son capacesde establecer una relación singular, distintacon cada uno, sin mermar la calidad de amor.(Cfr. P. CRISTIAN PRECHT BAÑADOS, Op cit.Pag 52-54)